ANLISIS DE LA CONDUCTA DE LOS STAKEHOLDERS EN … · anÁlisis de la conducta de los stakeholders...

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ANÁLISIS DE LA CONDUCTA DE LOS STAKEHOLDERS EN SITUACIONES DE CRISIS EMPRESARIAL. APLICACIÓN A LA PYME CASTELLANO- MANCHEGA. Montserrat Manzaneque Lizano Profesor Colaborador Departamento de Administración de Empresas Universidad de Castilla-La Mancha. Avda. de los Alfáres, 44. 16002 Cuenca. e-mail: [email protected] Regino Banegas Ochovo Catedrático de Universidad. Departamento de Administración de Empresas Universidad de Castilla-La Mancha e-mail: [email protected] Alba María Priego de la Cruz Profesor Ayudante Departamento de Administración de Empresas Universidad de Castilla-La Mancha e-mail: [email protected]

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ANÁLISIS DE LA CONDUCTA DE LOS STAKEHOLDERS EN SITUACIONES DE CRISIS EMPRESARIAL. APLICACIÓN A LA PYME CASTELLANO-

MANCHEGA.

Montserrat Manzaneque Lizano Profesor Colaborador

Departamento de Administración de Empresas

Universidad de Castilla-La Mancha.

Avda. de los Alfáres, 44.

16002 Cuenca.

e-mail: [email protected]

Regino Banegas Ochovo Catedrático de Universidad.

Departamento de Administración de Empresas

Universidad de Castilla-La Mancha

e-mail: [email protected]

Alba María Priego de la Cruz Profesor Ayudante

Departamento de Administración de Empresas

Universidad de Castilla-La Mancha

e-mail: [email protected]

1. INTRODUCCIÓN.

El gobierno corporativo socialmente responsable pretende y persigue activamente la

satisfacción no sólo de los accionistas, sino de los grupos de interés (stakeholders) de la

coalición empresarial, garantizando una posición de diálogo y el establecimiento de

relaciones con todas las partes, siendo su objetivo esencial asociar la creación de valor

económico con el compromiso social de la actividad empresarial (AECA, 2004, p. 48).

Así pues, la gran empresa moderna se ha configurado hasta llegar a su formato actual en

una dialéctica de confrontación de los “stakeholders”.

Entre los factores críticos del éxito de la empresa, se encuentran la especialización

gerencial y la competitividad de la propia empresa, fundamentada en las competencias y

capacidades de sus recursos humanos y en la existencia de unas relaciones

“equilibradas” con sus stakeholders en general, que conduce a la excelencia en el

desarrollo de su cadena de valor y a su adecuado posicionamiento en el entorno

socioconómico en el que desarrolla su actividad (Carbonell, 2006).

Poniendo especial énfasis en las relaciones “equilibradas”, cabría señalar que, la

consecución de los objetivos empresariales, como el de supervivencia, se encuentra

sometida a la existencia de diversos agentes socioeconómicos relacionados con la

empresa (accionistas, empleados, clientes, proveedores, entidades financieras, sociedad

en general) cuyos intereses y objetivos difieren entre sí. Éstos son los denominados

grupos de interés o, en terminología anglosajona, “stakeholders”.

En este sentido, y como señala Suárez (2007), se produce una dependencia mutua entre

la empresa y los stakeholders, dado que: a) el Estado depende de las organizaciones

empresariales como fuentes de recursos que le permiten desarrollar sus políticas de

gasto, reportando a las mismas seguridad y condiciones políticas, económicas y sociales

adecuadas, que facilitan el desarrollo de su actividad y su supervivencia; b) mientras los

proveedores reportan insumos vitales para la producción de bienes o la prestación de

servicios, su estabilidad depende, en gran parte, de la capacidad de la empresa para

cumplir con sus compromisos de pago; c) la dependencia mutua de clientes se

manifiesta en que éstos son la fuente principal de ingresos de la empresa como

consumidores de bienes o servicios, dependiendo, a su vez, de la capacidad de ésta para

atender sus necesidades y seguir operando; d) los acreedores financieros, como

suministradores de capital financiero, asumen el riesgo de que la empresa no sea viable

económicamente y no pueda hacer frente a la devolución del principal y de los intereses;

e) los empleados aportan trabajo, capacidades, conocimientos y experiencia al

desarrollo del objetivo empresarial y asumen el riesgo de que la empresa no tenga

liquidez suficiente para hacer frente al pago de sus nóminas o el mantenimiento de sus

puestos de trabajo; y f) los accionistas, potenciales o actuales, asumen el riesgo de una

gestión inadecuada de la empresa.

De cualquier forma, la dependencia mutua entre la empresa y los diferentes stakeholders

implica determinados conflictos que vienen derivados de los efectos positivos y

negativos que los procesos y actuaciones de las corporaciones empresariales infringen a

éstos, y que no pueden ignorarse ni obviarse, ya que se traducen en los incentivos

recibidos de la organización.

Desde un punto de vista doctrinal, la teoría de los stakeholders ha puesto de manifiesto

la necesidad de conseguir un normal y armónico equilibrio entre los grupos de interés

de la empresa, a fin de adaptarse con rapidez a los continuos cambios que se producen

en su entorno y, así, conseguir su supervivencia en el tiempo. No obstante, y aunque

esta perspectiva teórica ha sido habitualmente utilizada a tenor de la actuación social de

los diferentes stakeholders relacionados con la empresa, y para el desarrollo de las

diferentes propuestas orientadas a la elaboración y presentación de memorias de

sostenibilidad, también cabría un enfoque distinto que aproxime los intereses (la

relación) de los citados stakeholders y el valor generado por la empresa (Carbonell,

2006)

De acuerdo con lo antedicho, puede significarse que, mientras los intereses y objetivos

de cada uno de estos stakeholders se encuentren alineados y equilibrados, sus

actuaciones serán de tipo cooperativo, produciéndose relaciones eficientes en beneficio

de los propios objetivos empresariales. Por el contrario, si en un momento determinado

las aspiraciones de algún stakeholders difieren a las del resto, pueden surgir conflictos

de intereses que fomenten el desarrollo de comportamientos oportunistas, provocando

tensiones que pongan en peligro el cumplimiento de los objetivos generales de la

empresa. Esta situación es más evidente en procesos de crisis empresarial, debido a que

la supervivencia de la propia empresa depende, en gran medida, de los acuerdos y

cesiones que se produzcan entre todas las partes implicadas, de tal modo que los

stakeholders con mayor capacidad y poder de negociación acabarán instaurando sus

condiciones frente al resto.

Figura 1: Influencia de los Stakeholders en los objetivos empresariales.

Fuente: Guerras y Navas (2007, p. 83).

En efecto, ante situaciones de crisis económico-financiera, como la actual, muchas

empresas se ven obligadas a negociar con los stakeholders, a fin de lograr su

supervivencia en el futuro más próximo. En este contexto, se intensifican los incentivos

de los stakeholders para actuar en interés propio, generando conductas no cooperativas,

que afectarán negativamente a las posibilidades de recuperación de las empresas

fracasadas, agravándose a medida que se agudiza y profundiza en la situación de crisis

(Fernández del Pozo, 2001). Cabe mencionar, a título ilustrativo, el estrangulamiento

crediticio llevado a cabo por las entidades financieras sobre el mundo empresarial

durante los últimos años, que ha paralizado la actividad de inversiones rentables,

lastrando las posibilidades de supervivencia de las empresas y la recuperación de la

economía en general, y originando falta de liquidez e incremento del riesgo de crédito y

deuda.

A los efectos de este fenómeno, se manifiestan algunos estudios relativos al análisis de

las causas del fracaso empresarial. Así, Ooghe y Waeyaert (2004) señalan la interacción

con los stakeholders (ambiente inmediato) como una de las causas de fracaso. No

obstante, la mayoría de los análisis realizados entorno al fracaso empresarial han

definido a este fenómeno conforme a una perspectiva de comportamiento racional de los

stakeholders, ignorando las aspiraciones particulares que, cada uno de ellos, puedan

ostentar en relación a la supervivencia de la empresa.

En el ámbito de la dirección estratégica, algunos de sus estudios han manifestado que, el

diferente comportamiento de los stakeholders, ante problemas en la organización, puede

incidir en la elección de la solución más efectiva (Mitroff, 1983 y Jennings y Beaver,

1995). No obstante, estos estudios han prestado menor atención a qué clase de

stakeholders influye en mayor medida en estos momentos de dificultad empresarial y

cómo deben controlarse (Pajunen, 2006).

De lo anterior, se deduce la importancia de definir indicadores que permitan identificar

el comportamiento de los diferentes stakeholders en los momentos de crisis empresarial,

puesto que facilitaría a la empresa tomar decisiones estratégicas que entronquen con

estos comportamientos, en orden a evitar un empeoramiento de su situación económica-

financiera.

En definitiva, este trabajo parte de la idea de que la inmersión en una situación crítica de

fracaso de una empresa, y su posterior recuperación, depende no sólo de su capacidad

de gestión, sino también de su capacidad de relación, porque, ante dificultades, la

colaboración de los stakeholders resulta especialmente relevante para superarlas. Cabría

hablar pues de “corresponsabilidad de los stakeholders en situaciones de crisis

empresarial”, dado que el comportamiento de cada uno de éstos podría afectar al resto y,

en última instancia, a la supervivencia de la empresa.

Por este motivo, el trabajo, que se presenta, tiene como objetivo esencial la aportación

de evidencia empírica respecto a la incidencia de los diferentes stakeholders en los

procesos de fracaso empresarial, recurriendo a la capacidad de la información

económico-financiera emanada de los estados contables para explicar dichos

comportamientos.

En realidad, los resultados de este estudio pretende contribuir al debate sobre la

participación de los diferentes stakeholders en el incremento o no del riesgo

empresarial, resultando especialmente útil para juzgar las decisiones estratégicas

acometidas con el objetivo de que las empresas, que sufren procesos de crisis

empresarial, controlen la posible incidencia de éstos en la delimitación de su riesgo

global.

2. EFECTOS SOBRE EL RIESGO DE INSOLVENCIA DE LA ACTUACIÓN DE LOS STAKEHOLDERS.

De esta serie de argumentos, puede extraerse que, el nivel de dependencia de la empresa

respecto de los stakeholders, puede incidir en su poder de decisión y actuación ante

cambios imprevisibles, haciéndola más vulnerable a situaciones de riesgo. No obstante,

no todos los grupos de interés tienen la misma influencia sobre el riesgo de insolvencia

de la empresa.

En esta línea de pensamiento, se sitúa la clasificación que Clarkson (1995) realiza,

distinguiendo entre stakeholders “primarios” y “secundarios”, según su capacidad de

influencia sobre las posibilidades de supervivencia de la empresa fracasada. A estos

efectos, define, como “Stakeholders Primarios”, a las personas o grupos sin cuya

incesante participación, la empresa no puede continuar su actividad (accionistas e

inversores, empleados, clientes, proveedores y la sociedad en general); y como

“Stakeholders Secundarios”, a aquellos individuos o grupos que pueden incidir en la

política o programas que desarrolla la empresa, o en las expectativas y necesidades de

los stakeholders primarios, pero no son esenciales para su supervivencia (entidades

financieras, auditores, etc).

Asimismo, Guerras y Navas (2007) hablan de stakeholders “internos” y “externos” en

función de su posición respecto de la propia empresa.

Figura 2. Principales stakeholders en la empresa

Stakeholders externos

Trabajadores

Directivos

Accionistas

Stakeholders internos

Fuente: Guerras y Navas (2007), con algunos términos diferentes.

Desde esta perspectiva, y en contextos de crisis, si los “stakeholders internos”

(accionistas, directivos y empleados) entran en conflicto, el nivel de deterioro de la

empresa aumentará, y si los “stakeholders externos” (proveedores, clientes, acreedores

financieros) suspenden su apoyo a la empresa, ésta desaparecerá. En otras palabras, a

mayor crisis mayor tensión en la estructura organizacional de la empresa (Bacharach,

2001; Sutton y D´aunno, 2001)1.

En este sentido, trabajos previos han revelado que, la aparición de conflicto de intereses

entre las partes implicadas en situaciones de crisis empresarial, contribuye a la

formación de coaliciones entre los diferentes stakeholders, provocando que los acuerdos

adoptados en estos contextos sólo satisfagan a una parte, y no a todos ellos como un

único conjunto (Gilson, John y Lang, 1990; Indro, Learch y Lee 1999; Andrade y

Kaplan, 1998; Chatterjee, Dhillon y Ramírez, 1996; y López y Torre, 2002).

Así pues, cuando los diferentes stakeholders entran en conflicto, el nivel de deterioro de

la empresa aumentará, puesto que éstos pueden suspender su apoyo a la misma (Flint,

2008) y actuar en interés propio. A título de ejemplo, sirvan los escenarios en los que,

mientras la empresa incurría en una situación de quiebra técnica, los directivos inflaban

artificialmente los beneficios a fin de elevar sus retribuciones (Ingley y Walt, 2005),

detrayendo así riqueza al resto de stakeholders.

Ooghe y Prijcker (2008) convienen que, en los procesos de fracaso empresarial, la

reacción de proveedores, accionistas e instituciones crediticias tienden a declinar su

cooperación con la empresa, lo que acelera las dificultades para evadir el citado proceso

de fracaso.

Por tanto, puede decirse que la viabilidad de una empresa estará condicionada, en gran

medida, por su dependencia de clientes, proveedores, acreedores, empleados, directivos

e inversores, stakeholders que mantienen criterios diferentes, al decidir el destino de la

misma.

Tabla 1: Estudios sobre costes de agencia y conflicto de intereses en situaciones de crisis empresarial.

Stakeholders Factores indicativos de

actuaciones ante conflictos de intereses

Estudios

Reducción de ventas

Baxter (1967); Jensen y Meckling (1976); Altman (1984); Titman (1984); Weiss (1990); Opler y Titman (1994); Chen, Cheving y Merville (1997); Branch (2002).

Clientes

Cantidad de crédito a clientes Tomás, Amat y Esteve (2002) 1 Tomado de: Flint (2008, p. 21).

Calidad del crédito a clientes Van Hemmen (2000); Tomás, Amat y Esteve (2002)

Proveedores Deterioro de la relación con proveedores

Miller (1977); Bowen, Daley y Huber (1982); Weiss (1990); Chatterjee, Dhillon y Ramírez (1996); Van Hemmen (2000)

Otros Acreedores (Entidades financieras) Racionamiento del crédito

Miller (1962); Altman (1984); Bradley, Jarrel y Kim (1984); Myers y Majluf (1984); Moreno Luzón (1985).

Empleados Costes laborales Jensen y Merckling (1976); Kim (1978); Scherr (1983); Weiss (1990); Padilla y Requejo (1996 y 2000).

Fuente: Elaboración propia a partir de López, C. (2005).

Desde el punto de vista doctrinal, la teoría de la agencia pone de manifiesto la existencia

de costes indirectos derivados de los procesos de fracaso empresarial, entendidos como

los costes de oportunidad dimanantes de la anticipación efectuada por los stakeholders,

al considerar el perjuicio que pueden sufrir como consecuencia de las decisiones

adoptadas por el resto.

En situaciones de crisis empresarial, algunos de los stakeholders pueden anticipar el

deterioro de la empresa, actuando a la defensiva de sus intereses, con un endurecimiento

de las condiciones en sus relaciones (p.e.: incremento de tipos de interés de los

prestamistas, exigencia de pagos adelantados por parte de los proveedores, búsqueda de

nuevos proveedores por parte de los clientes). De este modo, cuando los stakeholders

son conscientes de las dificultades de la empresa, la falta de legitimidad y la

desconfianza pueden acelerar el proceso de fracaso empresarial (Kale and Arditi, 1998).

Entre los costes indirectos posibles de generar el proceso de fracaso empresarial, la

literatura precedente recoge los siguientes:

- Costes indirectos derivados de la relación con clientes.

- Costes indirectos derivados de la relación con proveedores.

- Costes indirectos derivados de la relación con proveedores de financiación

ajena.

- Costes indirectos derivados de la relación con empleados.

- Costes indirectos derivados de la relación con inversores o propietarios.

Esto nos conduce a desarrollar de manera mas detallada cada uno de estos aspectos y su

relación con las probabilidades de insolvencia de la empresa.

2.1. Clientes e insolvencia empresarial.

Las situaciones de insolvencia afectan a la imagen de la empresa y, por tanto, a la

percepción que los clientes actuales pudieran detentar de ella. En efecto, ante la

percepción de potenciales problemas operativos, especialmente en productos que

requieran un servicio post-venta o cuyo suministro se realice a través de sistemas de

cobro anticipado, los clientes optarán por empresas alternativas para satisfacer sus

necesidades (Altman, 1984; Weiss, 1990). Por diversos motivos, es probable que los

clientes muestren un comportamiento menos cooperativo, que se traduzca en una

reducción de la cifra de negocios de la empresa (Opler y Titman, 1994), revelándose

como uno de los costes de oportunidad asociados a procesos de insolvencia empresarial.

Otro aspecto importante, en relación con los clientes, y a efectos de determinar su

incidencia en el riesgo de insolvencia de una empresa, es la cantidad y calidad del

crédito, configurándose estos aspectos como el riesgo de impago de los clientes (Tomás,

Amat y Esteve, 2002). En efecto, no puede obviarse que un mayor crédito a clientes

supone a su vez la asunción, por parte de la empresa, de un mayor riesgo de crédito,

puesto que los problemas de insolvencia de aquéllos pueden agravar la propia situación

de ésta, más aún si el volumen de crédito concedido es elevado.

Van Hemmen (2000) sostiene que la existencia de grandes proporciones de créditos

incobrables favorece la liquidación de la empresa, sustentándolo en tres motivos: a) la

mala gestión de la cartera de clientes de la empresa; b) el hecho de que se trate de crisis

económicas que afecten también a los clientes de la empresa; y, c) que las expectativas

de desaparición de la empresa motiven a los clientes a no efectuar sus pagos.

Así pues, la dependencia de clientes puede ser un factor clave en la contribución al

agravamiento de las dificultades de insolvencia de las empresas en crisis. En

consecuencia, se plantea que la suspensión del apoyo de clientes (p.e.: reducción de las

ventas o del precio dispuestos a pagar, mayores créditos concedidos o una peor calidad

de éstos), esté asociado con mayores niveles de insolvencia de la empresa.

H1: Una reducción del nivel de ventas por debajo de la media del sector incrementa el

riesgo de insolvencia de la empresa (suspensión del apoyo de clientes).

H2: Un mayor volumen de clientes sobre ventas en relación con la media del sector

incrementa el riesgo de insolvencia de la empresa (cantidad de crédito a clientes).

H3: Un mayor riesgo con clientes incide en un mayor riesgo de insolvencia de la

empresa (calidad del crédito a clientes).

2.2. Proveedores e insolvencia empresarial.

El riesgo de insolvencia de la empresa dependerá fundamentalmente de la exigibilidad

de la deuda y de las posibilidades de negociación con los proveedores, siendo estos

aspectos, a su vez, dependientes de la forma de pago y del volumen de la misma.

Miller (1977) y Bowen, Daley y Huber (1982) sostienen que los proveedores tenderán a

mostrar un comportamiento menos cooperativo, cuando la empresa manifieste signos de

dificultad financiera e, incluso, exigirán el pago adelantado para la realización del

suministro habitual. Por tanto, los proveedores pueden contribuir a la generación de

conflictos operativos, y financieros, en el funcionamiento de la fase de

aprovisionamiento de la empresa (Miller, 1977).

Asimismo, Chatterjee, Dhillon y Ramírez (1996) manifiestan que, éste grupo de

acreedores, es con el que resulta más difícil establecer negociaciones, pudiendo incidir

negativamente en las posibilidades de reestructuración empresarial. Van Hemmen

(2000) atribuye esta cuestión, al menor conocimiento que los proveedores detentan de la

empresa en relación con otros stakeholders, como empleados y entidades financieras.

En cualquier caso, es importante determinar el grado de dependencia de los

proveedores, dado que el riesgo asumido, por la empresa respecto a éstos, está

relacionado con la capacidad de negociación con ellos. Este autor se aproxima al

problema, partiendo de la información contenida en las cuentas abreviadas y utilizando,

como magnitud representativa del peso de proveedores, los consumos de explotación.

En este sentido, se prevé que, mayores consumos de explotación, incrementarán el

riesgo de insolvencia de la empresa, al ser este aspecto indicativo de un menor poder de

negociación de la misma frente a los proveedores.

H4: Mayores consumos de materiales implican una superior dependencia de

proveedores y, en consecuencia, un incremento en el riesgo de insolvencia de la

empresa (deterioro de la relación con proveedores).

2.3. Acreedores financieros e insolvencia empresarial.

Los problemas de insolvencia dificultan, con frecuencia, el acceso a nueva financiación

externa e, incluso, soportando un mayor coste financiero (Moreno, 1985). Esto se

presenta como un aspecto perjudicial para la supervivencia de la empresa insolvente, ya

que no será capaz de obtener liquidez suficiente para hacer frente al pago de las

obligaciones contraídas (Miller, 1962; Altman 1984).

La mayor parte de la financiación ajena obtenida por las empresas españolas procede de

las entidades financieras, no existiendo unanimidad de criterio en la literatura

precedente respecto a su efecto sobre la insolvencia empresarial. Así pues, mientras

autores, como Diamond (1993) y Gestner y Scharfestein (1991), argumentan que, la

prioridad en el cobro que suelen gozar este tipo de acreedores, reduce sus incentivos

para llegar a acuerdos, suponiendo, la realización de éstos, una transferencia de riqueza

al resto de acreedores; otros, como Indro, Leach y Lee (1999), James (1995), Berlin,

John y Saunders (1996), Gilson, John y Lang (1990) o Van Hemmen (2000)

manifiestan que los acreedores financieros disponen de mayor nivel de información en

relación al deudor, lo que facilita la reestructuración y propicia la participación del resto

de acreedores en la negociación, reduciendo los problemas de asimetría de dicha

información. En este sentido, si el acreedor bancario participa en la negociación para

llegar a un acuerdo, los demás seguirán sus actuaciones.

Por su parte, autores como Rajan (1992) opinan que la deuda bancaria también puede

originar costes para la empresa en caso de necesidad de fondos adicionales. Ante estas

circunstancias, la entidad financiera puede amenazar con no renovar el préstamo o

solicitar el pago de un mayor interés, apropiándose de parte de la riqueza generada por

las inversiones empresariales. Por otro lado, esta amenaza puede trascender al resto de

acreedores e influir en el apoyo que pudieran brindar a la empresa.

Sin embargo, otros autores señalan que este aspecto generará desventajas, derivadas de

la barrera de salida o el riesgo de contagio (Cuervo 1991, Canals, 1996), de modo que

las entidades financieras pueden apoyar a empresas no viables económicamente por el

simple hecho de no perder el capital invertido, transmitiendo una percepción errónea al

resto de stakeholders.

Así pues, de los argumentos expresados, y desde la óptica del conflicto de intereses, se

deduce una relación positiva entre la financiación bancaria (préstamos) y las

posibilidades de supervivencia empresarial, puesto que ésta reduce las asimetrías de

información entre la empresa y el resto de stakeholders. Por el contrario, si prima el

efecto proveniente de las barreras de salida y el riesgo moral, la relación entre la

financiación bancaria y la supervivencia de la empresa se mostrará negativa.

Teniendo en cuenta la información disponible en las PYMES, cuyo formato de cuentas

anuales abreviado no contiene explícitamente datos relativos a la financiación bancaria,

Van Hemmen (2000) realiza una aproximación a este problema desde la perspectiva del

peso de los gastos financieros corrientes sobre los recursos generados. Así pues,

argumenta que la reducción de gastos financieros en empresas que acaban sufriendo

procesos de liquidación podría ser “reflejo y consecuencia del escaso crédito concedido

por los bancos en las etapas anteriores a la entrada en el sistema concursal”. Siguiendo

esta orientación, se prevé que las empresas insolventes experimenten una disminución

de los gastos financieros sobre los recursos generados como consecuencia de la

suspensión del apoyo de las entidades financieras a ésta, planteando las hipótesis

siguientes.

H5: Mayores gastos financieros sobre los recursos generados son indicativos de la

percepción de un superior riesgo de insolvencia por parte de las entidades financieras

que exigen un incremento de la retribución por los recursos prestados (Mayor coste

financiero).

H6: Una reducción de los gastos financieros sobre los recursos generados es indicativa

de una suspensión del apoyo de las entidades financieras y en consecuencia,

incrementa el riesgo de insolvencia (Suspensión del apoyo de entidades financieras) .

2.4. Empleados e insolvencia empresarial.

Cuando las empresas experimentan situaciones adversas, éstas articulan estrategias

orientadas a mitigar los problemas a los que se encuentra sometida, como, por ejemplo,

la renegociación de los contratos con los empleados, en un intento por obtener

concesiones temporales que palien los problemas de insolvencia en que éstas pudieran

incurrir (Kane, Velury and Ruf, 2005).

A este respecto, Padilla y Requejo (2000) y Van Hemmen (2000) sostienen que existe

una relación directa entre el tamaño de la plantilla y el riesgo de insolvencia. Conforme

a esta hipótesis, se supone que, mayores gastos salariales sobre el total de ingresos de

explotación, implican un mayor peso de la plantilla en la empresa, disminuyendo las

probabilidades de reestructuración empresarial. En concreto, cabría plantear que una

mayor dependencia de los empleados causa un mayor riesgo de insolvencia empresarial.

Algunos autores proponen dos posibles explicaciones a esta relación: 1) los empleados

con habilidades abandonarán la empresa en crisis, dificultando la reestructuración

(D’Aveni, 1989; Weiss, 1990; Baker III y Mone, 1994;); y, 2) una mayor plantilla y de

mayor antigüedad dificultará la reestructuración empresarial, puesto que originaría más

costes de redimensionamiento laboral (Tomás, Amat y Esteve, 2002). Estos argumentos

nos llevan a plantear la hipótesis número 7:

H7: Una mayor dependencia de empleados genera una superior probabilidad de

liquidación de la empresa y, en consecuencia, un incremento del riesgo de insolvencia.

2.5. Inversores o propietarios e insolvencia empresarial.

Los accionistas también juegan un papel importante en el proceso de insolvencia, ya que

pueden detraer riqueza a los acreedores, a través del desarrollo de determinadas

acciones, como: a) la aceptación de proyectos no rentables o con valor actual neto

negativo de elevado riesgo (problemas de sobreinversión), habida cuenta que el

resultado de los mismos será transferido a los acreedores; b) el rechazo de proyectos

rentables cuando no incrementan el riesgo de la empresa, dado que sus beneficios irían

destinados a los acreedores (problemas de subinversión); y, c) el pago de dividendos

derivados de la contratación y adquisición de nueva deuda o la liquidación de activos

(Franks, 1996 y Fernández, 2000). En este sentido, la dependencia de los accionistas

incrementaría el riesgo de insolvencia y reduciría las probabilidades de reestructuración

empresarial.

Desde la perspectiva de los costes de agencia, los accionistas están bien informados

acerca de los problemas por los que atraviesa la empresa y es difícil mantener relaciones

estables con los mismos. La falta de legitimidad externa (Kale and Arditi,1998) y la

desconfianza de los accionistas puede acelerar el proceso de fracaso (Tomado de Ooghe

y De Prijcker 2008). En este sentido se platea la última de las hipótesis:

H8: Una mayor dependencia de inversores o propietarios está asociada a un superior

riesgo de insolvencia de la empresa.

En definitiva, los hechos y circunstancias experimentadas recientemente han suscitado

un gran interés en la determinación de cuáles son las características de la estructura de

relaciones de dependencia entre los diferentes stakeholders y la empresa, y su influencia

en las probabilidades de insolvencia de la misma. Y, tratando de contribuir a este

debate, en este trabajo se trata de contrastar las hipótesis que se han enunciado

previamente.

3. METODOLOGÍA.

En este orden de ideas, en esta parte del trabajo se trata de probar si las variables

obtenidas de los estados contables, y representativos de la dependencia mutua entre la

empresa y los Stakeholders, resultan significativas en la explicación del riesgo de

insolvencia y determinar cuál es el sentido de dicha relación.

Para contrastar las hipótesis planteadas, se ha tomado una muestra de 112 PYMES de

Castilla-La Mancha, que, considerando los datos contenidos en la base de datos SABI y

en las estadísticas de la Dirección General de Política de la Pequeña y Mediana

Empresa de esta Comunidad Autónoma, representan una proporción adecuada de los

sectores económicos presentes en la misma.

Tabla 2. Representatividad sectorial de la muestra para el contexto geográfico de Castilla-La Mancha.

PYME de Castilla-La Mancha

Agricultura Industria Construcción Comercio Servicios

Número total de

empresas N % N % N % N % N %

Muestra 112 4 3,57% 30 26,79% 30 26,79% 24 21,43% 24 21,43%

SABI 26.840 1.295 4,82% 11.653 43,42% 2.208 8,23% 6.334 23,60% 5.350 19,93%

Dirección General de política de la PYME 137.751 13.901 10,09% 28.333 20,57% 35.738 25,94% 59.779 43,40%

Fuente: Elaboración Propia.

Los datos económico-financieros se han obtenido de la base de datos SABI para el

período 2005-2007, al objeto de considerar un periodo amplio.

Así pues, y partiendo de las hipótesis planteadas, se proporcionan una serie de análisis

univariantes que tratan de aproximar las relaciones entre las variables representativas

del comportamiento de los stakeholders y el riesgo de insolvencia de la empresa,

entendido como la probabilidad de ser liquidada.

Inicialmente, también se ha identificado el concepto de fracaso empresarial a utilizar

para evidenciar la influencia de la dependencia de los stakeholders en el riesgo de

insolvencia de la empresa. En general, la definición utilizada por los investigadores ha

dependido de la naturaleza de los datos disponibles (Watson y Everett, 1996), y aunque

en la literatura precedente existe un amplio catálogo sobre la definición y delimitación

de este concepto, no existe una posición clara sobre qué situación de la empresa se debe

considerar como fracaso.

En nuestro caso particular, se considera como subrogado el fracaso legal, consagrado

previamente, entre otros, en los estudios de Lopucki (1983); Hong (1983); Casey, et al.

(1986); Campbell (1983, 1996), Van Hemmen (1998); Abad, et al. (2004); Pastena y

Ruland (1986); y, Barniv et al. (1997), dado que la objetividad de este criterio y su

amplia utilización nos permitirá compararlo con otros estudios y extender las

conclusiones a muestras diferentes a las de estimación. Respecto a este criterio, se han

tomado las empresas que, a lo largo del año 2008, se han visto envueltas en alguna de

las circunstancias siguientes: concurso de acreedores, extinción o disolución2, a fin de

recoger procesos que conducen a la liquidación, ya sea a través de un proceso judicial o

privado.

Seleccionada la muestra de empresas fracasadas, se ha optado por emparejarla con una

de empresas sanas (activas), a fin de realizar posteriores contrastes que permitieran

discernir los comportamientos de empresas fracasadas y no fracasadas en los años

previos al fracaso. Siguiendo trabajos precedentes, los criterios seleccionados de

emparejamiento han sido el tamaño de la empresa, medido por el activo total, el sector y

2 Concurso de acreedores: Regulado por la ley 22/2003 de 9 de julio que trata de solucionar los problemas de insolvencia a través de un proceso judicial que reúna las garantías suficientes para proteger a todas las partes implicadas en dicho proceso. En este sentido puede derivar en el inicio de un procedimiento tendente a lograr un convenio entre la empresa y sus acreedores para satisfacer los pagos pendientes o en liquidación de la sociedad insolvente. Disolución: Es el proceso que persigue la desvinculación de los socios de la sociedad, y en determinados casos, utiliza el proceso de liquidación del patrimonio dando lugar posteriormente a la extinción de la personalidad jurídica de la sociedad.

el número de empleados. A este fin, se ha obtenido una muestra total de 224 PYMES3

castellano-manchegas.

Respecto a la restricción del estudio, centrado en las PYMES, se justifica porque se

trata de las organizaciones empresariales más habituales en el territorio castellano-

manchego y, en consecuencia, las conclusiones del estudio pueden resultar de gran

utilidad en este contexto4. En cualquier caso, ha de manifestarse que las conclusiones,

que pudieran derivarse de los análisis realizados, se ajustarán a las particularidades

propias de este tipo de empresas.

Para el análisis descriptivo de los comportamientos de los stakeholders, se han tomado

los datos de los tres años anteriores al fracaso, concretamente el período que abarca los

años 2005, 2006 y 2007, práctica que se ha utilizado ampliamente en el ámbito del

análisis empírico del fracaso empresarial.

En relación a la definición y presentación de las variables utilizadas, para medir la

dependencia de la empresa respecto a los diferentes stakeholders, se han tomado las

que se definen en la tabla 3.

Tabla 3. Variables cuantitativas explicativas. RATIOS RELACIONADOS CON EL PODER DE LOS DIFERENTES AGENTES ECONOMÍCOS EN EL PROCESO DE

NEGOCIACIÓN

Suspensión del apoyo de clientes

Tasa de variación de los ingresos de explotación de la empresa/ Tasa de variación media de los ingresos de explotación del sector al que pertenece la empresa.

C1

Tasa de variación de los ingresos de explotación en relación a la variación media del sector. (Ingresos de explotación n – ingresos de explotación n-1) (Altman, 1984)

Cantidad de crédito a clientes

(Volumen de clientes/Ingresos de explotación)/ media del sector del ratio (Volumen de clientes/Ingresos de explotación)

C2 Dependencia de clientes Clientes

Calidad del crédito a clientes

Variación de provisiones por operaciones de tráfico y pérdidas de créditos incobrables/ Ingresos de Explotación

C3 Importancia de los clientes de dudoso cobro sobre los ingresos de explotación (Van Hemmen, 2000)

Proveedores Consumos de materiales/ Ingresos de Explotación P1 Importancia de los proveedores comerciales

en la empresa (Van Hemmen, 2000).

Otros acreedores (Entidades financieras) Gastos financieros / Recursos generados A1

Peso de los gastos financieros sobre los recursos generados o cash flow (Van Hemmen, 2000).

Empleados Gastos de personal / Ingresos de Explotación E1 Peso del personal en la empresa (Van Hemmen, 2000)

Inversores o propietarios Fondos propios / Pasivo total I1 Importancia de los accionistas en relación a los acreedores externos (Van Hemmen, 2000)

Fuente: Elaboración propia a partir de Van Hemmen (2000)

3 Se han considerado como PYMES aquellas que presenta cuentas abreviadas a fin de contar con formatos homogéneos respecto a la presentación de los estados contables que permitan calcular las variables objeto de estudio en la segunda parte de este trabajo. 4 Un análisis detallado de la importancia y evolución de la PYME en Castilla-La Mancha puede verse en la página de la Dirección General de Política de la Pequeña y Mediana Empresa.

Dependencia de clientes: La dependencia de clientes se ha medido a través de tres

variables: 1) La tasa de variación de los ingresos de explotación en relación a la de

variación media del sector (Altman, 1984); 2) cuantía del crédito a clientes en relación

con la media del sector; 3) calidad del crédito a clientes (Van Hemmen, 2000).

Las medias sectoriales se han calculado a partir de los datos disponibles en la base de

datos SABI para una agrupación de dos dígitos, según la clasificación nacional de

actividades económicas (CNAE) de 1993.

Dependencia de proveedores: Este factor se ha medido en virtud de la relación entre

los consumos de aprovisionamientos efectuados en el periodo y los ingresos de

explotación expedidos, siguiendo a autores como Van Hemmen (2000).

Dependencia de acreedores financieros: El peso de otros acreedores financieros en la

financiación de la empresa, se ha medido a través de la participación de los gastos

financieros respecto a los recursos generados (Van Hemmen, 2000). Esta variable

constituye una aproximación a la reacción de las entidades financieras ante el riesgo de

insolvencia, puesto que, en el modelo de balance abreviado, no es posible obtener

información relativa al detalle de la financiación bancaria frente al resto de otras fuentes

financieras.

Dependencia de empleados: Representada por el ratio gastos de personal sobre

ingresos de explotación (Van Hemmen, 2000).

Dependencia de inversores o propietarios: Medida por el peso del patrimonio neto en

el total de la estructura financiera de la empresa.

4. RESULTADOS.

Los resultados del análisis univariante, desarrollado sobre las variables consideradas, se

muestran en la tabla 4.

Tabla 4. Resultados del análisis univariante de las variables.

No fracasadas Fracasadas Contrastes de

Sig. Media Desv.

típ. Mínimo Máximo Media Desv. típ. Mínimo Máximo Prueba

T U-Mann Whitney

C1 2007 0,338 1,510 -6,630 7,670 -0,168 1,179 -4,710 3,000 0,006 ,0092006 0,269 0,866 -1,540 4,350 0,679 6,517 -3,470 67,340 0,511 ,067

2005 1,133 4,622 -4,660 31,860 1,027 7,195 -6,110 71,670 0,896 ,591

Prueba T (2007-2005) 0,077 0,064

Wilcoxon (2007-2005) 0,523 0,002

C2 2007 1,266 5,583 0,000 54,286 2,676 10,168 0,000 87,307 0,200 0,334

2006 0,612 1,524 0,000 14,998 1,060 2,280 0,000 13,583 0,085 0,095

2005 0,699 1,707 0,000 15,404 1,209 3,078 0,000 22,177 0,126 0,021

Prueba T (2007-2005) 0,135 0,294

Wilcoxon (2007-2005) 0,376 0,174

C3 2007 0,068 0,240 0,000 1,000 0,038 0,075 0,001 0,251 0,485 0,937

2006 0,010 0,008 0,000 0,028 0,007 0,010 0,000 0,030 0,824 0,767

2005 0,012 0,015 0,001 0,053 0,006 0,008 0,000 0,029 0,336 0,089

Prueba T (2007-2005) 0,415 0,217

Clientes

Wilcoxon (2007-2005) 0,884 0,104

P1 2007 0,889 5,206 0,000 53,971 1,739 7,376 0,000 53,971 0,320 0,391

2006 0,372 1,085 0,000 9,957 0,644 2,446 0,000 24,756 0,283 0,114

2005 0,296 0,649 0,000 4,456 0,728 2,832 0,000 25,060 0,117 0,063

Prueba T (2007-2005) 0,101 0,227

Proveedores

Wilcoxon (2007-2005) 0,626 0,408

A1

2007 1,622 7,269 -2,286 59,516 -,109 4,201 -24,176 11,407 0,030 0,010

2006 0,378 1,040 -1,774 7,263 0,723 1,910 -0,956 16,518 0,095 0,553

2005 0,235 0,901 -6,058 3,752 0,697 2,404 -1,786 18,618 0,058 0,524

Prueba T (2007-2005) 0,087 0,043

Acreedores Financieros

Wilcoxon (2007-2005) 0,866 0,019

E1

2007 0,260 0,208 0,000 0,890 0,278 0,252 0,000 1,097 0,566 0,992

2006 0,281 0,213 0,000 0,875 0,289 0,252 0,000 1,020 0,815 0,757

2005 0,286 0,225 0,000 1,066 0,339 0,525 0,000 5,146 0,327 0,959

Prueba T (2007-2005) 0,204 0,076

Empleados

Wilcoxon (2007-2005) 0,303 0,147

I1 2007 0,050 1,810 -18,189 1,000 0,253 0,553 -1,789 1,000 0,258 0,567

2006 0,016 1,836 -18,612 0,995 0,259 0,443 -1,847 1,000 0,174 0,264

2005 0,009 1,653 -16,695 0,995 0,224 0,470 -2,263 1,000 0,186 0,270

Prueba T (2007-2005) 0,350 0,164

Inversores o propietarios

Wilcoxon (2007-2005) 0,075 0,000 Fuente: Elaboración Propia.

En cuanto a la dependencia de clientes, los datos muestras un comportamiento

diferenciado respecto a las empresas fracasadas y no fracasadas, para los diferentes años

considerados. Para el año 2006, es decir, dos años antes del fracaso empresarial, las

empresas fracasadas incrementan sus niveles de ingresos de explotación por encima de

la media del sector, probablemente, en un intento por mejorar sus cuotas de mercado y

sus flujos de liquidez.

De acuerdo con los desarrollos teóricos previos, en esta circunstancia los clientes

adquieren la fuerza necesaria para forzar a una bajada de precios, lo que incidirá

negativamente en el riesgo de insolvencia de la empresa (efecto presión de clientes) que

puede llegar a realizar ventas por debajo del precio de coste.

Para el año 2007, sin embargo, la proximidad del fracaso, y la percepción sobre un

agravamiento de la situación de la empresa, evidencia el “efecto suspensión del apoyo

de los clientes”, dado que, mientras las empresas activas venden por encima de la media

del sector, las fracasadas experimentan un descenso significativo en el nivel de ventas.

Así pues, los clientes perciben un riesgo en el suministro de los productos o servicios y

deciden cambiar de suministrador, suspendiendo el apoyo a las empresas en situación de

dificultad.

Gráfico 1: Evolución de las tasas de variación de los ingresos de explotación en

relación a la media del sector (C1)

-0,4

-0,2

0

0,2

0,4

0,6

0,8

1

1,2

2005 2006 2007

Activas Fracasadas

En relación con la segunda de las variables seleccionadas, la cuantía del crédito a

clientes, se evidencia, en todo momento, la primacía de las empresas fracasadas en el

volumen de crédito concedido a sus compradores, respecto a la media del sector, lo que

supone, a su vez, que están asumiendo un mayor riesgo respecto a la propia insolvencia

de éstos.

Gráfico 2: Volumen de crédito a clientes sobre la media del sector (C2)

,0000

,5000

1,0000

1,5000

2,0000

2,5000

3,0000

2005 2006 2007

Activa Fracasada

Aunque cabría esperar que los resultados anteriores derivarán en una mayor

constitución de provisiones por parte de las empresas fracasadas, los resultados

obtenidos evidencian el comportamiento opuesto, revelando la escasa previsión

realizada de créditos insolventes por las empresas fracasadas, pese a que, como se

expuso, éstas conceden mayor volumen de crédito y, en principio, se encontrarían

sometidas a un mayor riesgo de insolvencia de sus clientes.

Gráfico 3: Variación de provisiones por operaciones de tráfico y pérdidas de créditos incobrables sobre ingresos de explotación (C3).

,0000

,0100

,0200

,0300

,0400

,0500

,0600

,0700

,0800

2005 2006 2007

Activa Fracasada

Estos resultados confirman las hipótesis 1 y 2 sobre la dependencia de los clientes en el

riesgo de insolvencia de la empresa, y hacen rechazar la hipótesis 3, constatando que la

magnitud seleccionada no es eficiente para medir la calidad del crédito a clientes, puesto

que las empresas fracasadas constituyen provisiones en menor medida, pudiendo venir

motivado por la intención de no empeorar sus resultados de explotación a través del

reconocimiento de pérdidas previsibles o por una peor gestión de la cartera de clientes

(Van Hemmen, 2000).

Respecto al comportamiento de los proveedores, los resultados vienen a confirmar la

hipótesis 4. En este sentido, las empresas fracasadas presentan una gran dependencia de

los proveedores, ya que los gastos por aprovisionamiento suponen una mayor

proporción respecto a los ingresos de explotación.

Gráfico 4: Aprovisionamientos sobre ingresos de explotación (P1).

,0000

,2000

,4000

,6000

,8000

1,0000

1,2000

1,4000

1,6000

1,8000

2,0000

2005 2006 2007

Activa Fracasada

En línea con lo manifestado teóricamente, esta situación dificultaría la realización de

negociaciones futuras para la recuperación de la empresa, como consecuencia de las

asimetrías de información percibidas por estos acreedores frente al resto de

stakeholders. En consecuencia, podría decirse que, el apoyo de los proveedores para

iniciar procesos de reestructuración, depende de su volumen y capacidad de

negociación.

Asimismo, cabe comentar, de la gráfica anterior, que se están realizando ventas por

debajo de costes justamente un año antes de declarar la situación de insolvencia, quizá

en un intento de captar liquidez para atender algunas de sus necesidades financieras.

En referencia a la dependencia de otros acreedores o entidades financieras, los datos

revelan un doble efecto, en consonancia con las hipótesis planteadas. Por un lado, en los

años 2005 y 2006, las empresas insolventes soportan mayores gastos financieros sobre

recurso generados, pudiendo venir dado por la percepción de riesgo que poseen las

entidades financieras sobre la empresa, exigiendo una mayor retribución sobre el capital

prestado (mayor coste financiero). Estos resultados vienen a confirmar la hipótesis 5.

Durante el ejercicio 2007, el peso de los gastos financieros es menor, lo que podría

indicar un abandono o suspensión del apoyo de los acreedores financieros a las

empresas insolventes ante el empeoramiento de las expectativas relativas a su

recuperación (Suspensión del apoyo de las entidades financieras). En este sentido, las

entidades financieras podrían negarse a renovarán los préstamos o conceder nueva

financiación para superar los problemas de insolvencia. Estos resultados son

consistentes con los obtenidos por Van Hemmen (2000) en relación a las posibilidades

de reestructuración empresarial.

Gráfico 5: Gastos financieros / Recursos generados (A1).

-,2000

,0000

,2000

,4000

,6000

,8000

1,0000

1,2000

1,4000

1,6000

1,8000

2005 2006 2007

Activa Fracasada

Respecto al comportamiento de los empleados, se confirma la hipótesis planteada,

puesto que los resultados evidencian que las empresas fracasadas soportan más gastos

de personal respecto a los ingresos de explotación. No obstante, no se evidencia

diferencias significativas entre ambos tipos de empresas, probablemente porque este

estudio se ha restringido a PYMES en las que, habitualmente, el peso de la fuerza

laboral no suele ser elevado.

Gráfico 6: Gastos de personal sobre ingresos de explotación (E1).

,0000

,0500

,1000

,1500

,2000

,2500

,3000

,3500

,4000

2005 2006 2007

Activa Fracasada

En último lugar, respecto al comportamiento de los inversores, se evidencia que las

empresas, cuya participación de los propietarios en la financiación es mayor, disponen

de un superior riesgo de insolvencia, viniendo a corroborar la hipótesis H8, que plantea

la posible extracción de riqueza por los propietarios, frente al resto de stakeholders, ante

situaciones de crisis.

Gráfico 7: Fondos propios sobre pasivo total (I1).

,0000

,0500

,1000

,1500

,2000

,2500

,3000

2005 2006 2007

Activa Fracasada

5. CONCLUSIONES.

Los resultados de este estudio contribuyen al debate sobre la participación de los

diferentes stakeholders en el incremento del riesgo de insolvencia de la empresa,

resultando especialmente útil para juzgar las decisiones estratégicas a llevar a cabo, con

la pretensión de que, las empresas que sufren procesos de crisis empresarial, controlen

la posible incidencia de los agentes relacionados con la misma en su propio riesgo.

El objetivo de este estudio ha sido el de corroborar, a través del funcionamiento de

determinados ratios contables, la posible incidencia del comportamiento de los

diferentes stakeholders en el riesgo de insolvencia de un grupo de 112 PYMES

castellano-manchegas, que se encontraban inmersas en un proceso de fracaso a lo largo

del año 2008.

Los resultados obtenidos de un análisis univariante, a lo largo del período 2005-2007,

confirman las hipótesis que se habían planteado sobre la base de estudios teóricos

previos vinculados con la teoría de los stakeholders y, más concretamente, con los

costes indirectos sufridos por los distintos stakeholders en procesos de insolvencia

empresarial. En este sentido, cabe manifestar que la dependencia de los diferentes

stakeholders puede hacer más vulnerable a la empresa, ante situaciones de riesgo de

insolvencia, dado que, cada uno de ellos, presionará en post de sus propios intereses.

Un análisis sintético de los factores representativos de la incidencia de los stakeholders

en el riesgo de insolvencia de las empresas en crisis se ha sintetizado en la figura 3.

Figura 3: Factores representativos de la incidencia de los stakeholders en el riesgo de insolvencia de empresas en crisis.

Fuente: Elaboración propia.

Cooperación vía reducción de percepciones

Influencia en el comportamiento del resto de acreedores

(Problemas de información asimétrica)

PROPIETARIOS EMPLEADOS

CLIENTES

Cooperación en negociaciones

Presión vía precios Disminución del nivel de ventas

PROVEEDORES

PYME EN PROCESO DE INSOLVENCIA EN CONTEXTOS DEL

FRACASO EMPRESARIAL

ACREEDORES

FINANCIEROS

Reducción de asimetrías de información

Incremento de gastos financieros

Así pues, entre los factores inter-relacionales, que pueden complicar las situaciones de

insolvencia, se encuentran: a) la presión de clientes, a través de una reducción de los

precios o del nivel de compras a realizar; b) la escasa predisposición la colaboración de

proveedores, entidades financieras o empleados, a través de una reducción en las

percepciones recibidas o un incremento del crédito concedido; y, c) la propensión de los

propietarios o inversores a extraer riqueza al resto de stakeholders.

Por ello, y ante situaciones de crisis económica nacional e internacional, como la actual,

muchas empresas pueden encontrar una causa de su fracaso particular en sus relaciones

con los stakeholders. En este sentido, es importante la creación de círculos de confianza

que comprendan: conjunto de empresas, clientes, proveedores, …, que mantienen

políticas comunes y con financiación solvente, que permitan resolver situaciones de

dificultad.

En concreto, puede significarse que el riesgo de insolvencia de la empresa depende de

los stakeholders como elementos clave en el proceso de generación de riqueza de la

empresa, siendo de vital importancia para su supervivencia, controlar la dependencia de

los mismos, especialmente, en los momentos de crisis económica-financiera. Por tanto,

debe fomentarse el suministro de información relacionada con el nivel de dependencia

de los stakeholders, en orden a evaluar el riesgo de insolvencia de la empresa y el

manejo de las relaciones con éstos.

Conforme a esta consideración, se cree conveniente incluir el análisis de las variables

que condicionan estos comportamientos y relaciones en los modelos de predicción del

fracaso empresarial, y en el análisis de riesgos.

En definitiva, este trabajo aporta evidencia en este campo de investigación sobre el

riesgo de insolvencia en el contexto del fracaso empresarial, contribuyendo con una

visión diferente, al introducir la problemática específica del comportamiento particular

de los stakeholders en situaciones de crisis económica-financiera, y abre la puerta al

futuro desarrollo de una línea de investigación más extensa que trate de aportar luz

sobre este problema. Asimismo, se plantea la necesidad de detectar indicadores que

midan los factores que afectan a la percepción, por los diferentes stakeholders, sobre las

empresas en crisis y su diferente comportamiento, a fin de que sirvan de apoyo a la

toma de decisiones estratégicas en estos contextos.

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