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América Latina y Palestina, análisis

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  • Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofa, Poltica y Humanidades, ao 14, n 28. Segundo semestre de 2012. Pp. 111131.

    Amrica latina y la cuestin palestina (1947-2012)

    Cecilia BaezaUniversidad de Brasilia (UNB)

    ResumenEl inters de Amrica Latina por la cuestin palestina se ha hecho visible a

    nivel internacional slo recientemente con la ola de reconocimientos del Estado palestino entre diciembre de 2010 y marzo de 2011. La incorporacin de esta te-mtica en las polticas exteriores de los Estados latinoamericanos no es nueva, sin embargo. Si bien Amrica Latina nunca desempe un papel sustancial en la me-diacin internacional del conflicto en el Medio Oriente, la centralidad del tema en las Naciones Unidas y la necesidad para Israel como para los palestinos de diver-sificar sus alianzas internacionales, hizo que los Estados latinoamericanos fueran regularmente convocados para tomar partido. Proponemos analizar las posiciones latinoamericanas a lo largo de los sesenta y cinco ltimos aos (1947-2012).

    Palabras-clave: Inmigracin Palestina Dispora palestina Poltica Ex-terior Naciones Unidas Amrica Latina

    Abstract Even thought Latin American interest on the Palestinian issue was quite ob-

    vious when countries of this region recognized the Palestinian state between De-cember 2010 and March 2011, this issue is not new in the Latin American foreign policies agendas.

    According to this article, the importance of the Palestinian question during the last decades in the United Nations and is diplomatic importance put it in the agenda of Latin American countries. This process is analyzed in the period 1947-2012 by considering the negotiations and votes of the countries of this re-gion when the Israeli-Palestinian was considered in the United Nations different b odies.

    Key-words: Immigration Palestine Palestinian Diaspora Foreign Poli-cy United Nations Latin America

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    Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofa, Poltica y Humanidades, ao 14, n 28. Segundo semestre de 2012. Pp. 111131.

    Introduccin

    El inters de Amrica latina por la cuestin palestina se ha hecho visible a nivel internacional slo recientemente con la ola de reconocimientos del Estado palestino entre diciembre de 2010 y marzo de 2011. La incorporacin de esta temtica en las polticas exteriores de los Estados latinoamericanos no es nueva, sin embargo. Si bien Amrica latina nunca desempe un papel sustancial en la mediacin internacional del conflicto en el Medio Oriente, la centralidad del tema en las Naciones Unidas y la necesidad para Israel como para los palestinos de diversificar sus alianzas internacionales, hizo que los Estados latinoamericanos fueran regularmente convocados para tomar partido.

    Retomando como punto de partida 1947, ao de los primeros grandes debates en las Naciones Unidas sobre la cuestin de Palestina, proponemos ana-lizar las posiciones latinoamericanas1 a lo largo de los sesenta y cinco ltimos aos (1947-2012). Cmo se situaron los pases latinoamericanos con respecto al conflicto rabe-israel? Cules fueron las evoluciones de sus polticas exteriores al respecto, y qu factores las determinaron?

    El anlisis detallado de la diplomacia de cada pas muestra que no ha existido una orientacin latinoamericana coherente sobre la cuestin palestina. Extraer tendencias regionales a lo largo de estas dcadas constituye por lo tanto un ejercicio delicado, con necesarias simplificaciones. Nos enfocaremos a me-nudo sobre la inclinacin de los Estados latinoamericanos hacia la parte palestina, porque al ser considerada ms polmica por las grandes potencias, sta nos parece constituir una variable particularmente expresiva de las polticas exteriores lati-noamericanas.

    En el periodo 1947-1990 (I), las polticas exteriores latinoamericanas fue-ron elaboradas en el contexto determinante de la Guerra Fra. De la equidistancia a la tentacin de la polarizacin sobre el conflicto palestino-israel, la relacin con los Estados Unidos fue un parmetro primordial, aunque veremos cmo, caso por caso, las diplomacias tuvieron tambin que lidiar con otros factores domsticos y transnacionales. Desde la dcada del 1990, el orden internacional se encuentra en una recomposicin, con una transicin de la unipolaridad hacia una multipo-laridad balbuceante. El periodo 1990-2012 (II) revela de qu manera los Estados latinoamericanos normalizaron su relacin con Israel y los palestinos, y hoy de-muestran un compromiso mayor con la resolucin del conflicto, llevados por un Brasil con ambiciones globales.

    1 Usaremos para este estudio una definicin estricta de la Amrica latina, incluyendo solamente a los diecinueve pases de habla hispana y portuguesa del sub-continente: Argentina; Bolivia; Brasil; Chile; Colombia; Costa Rica; Cuba; Ecuador; El Salvador; Guatemala; Honduras; Mxico; Nicara-gua; Panam; Paraguay; Per; Repblica Dominicana; Uruguay y Venezuela.

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    I. Amrica latina y la cuestin palestina en el contexto de la Guerra Fra (1947-1990)

    El tratamiento del conflicto palestino-israel en el mbito de las Naciones Unidas as como el establecimiento de relaciones bilaterales con Israel y/o poste-riormente con la Organizacin de Liberacin de Palestina (OLP), fueron los vec-tores histricos a travs de los cuales los pases latinoamericanos se vincularon con la problemtica palestina.

    1.1) 1947-1974: Latinoamrica en busca de la equidistancia entre las causas rabe y juda

    La importancia de la cuestin de Palestina en las Naciones Unidas llev los Estados latinoamericanos, miembros fundadores de la organizacin (1945), a desarrollar tempranamente un inters hacia el tema.

    Las diplomacias latinoamericanas desempearon, en particular, un papel decisivo en la resolucin 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) sobre la particin de Palestina en dos Estados, uno judo y otro rabe (nov. 1947). El peso numrico de los Estados latinoamericanos (un tercio de los miembros) y el rol central de la AGNU otorgaron a los representantes latinoa-mericanos una responsabilidad histrica en uno de los problemas ms espinosos que ha tenido que tratar la comunidad internacional. En los debates previos al voto, los embajadores Pedro Zuloaga de Venezuela, Jorge Garca Granados de Guatemala, Enrique Rodrguez Fabregat de Uruguay y Oswaldo Aranha de Brasil este ltimo como Presidente de la AGNU fueron particularmente activos en la defensa de la creacin del Estado judo2. El alineamiento con los Estados Unidos y el poder de convencimiento de una diplomacia sionista que se apoy en las comunidades judas locales para convencer a los Latinoamericanos3, fueron las principales razones de este compromiso. El resultado fue conforme a su empeo: trece de los treinta y tres votos de la AGNU a favor de la Particin provinieron de votaciones latinoamericanas4. Por cierto, seis Estados latinoamericanos se abs-tuvieron (Argentina, Chile, Colombia, El Salvador, Honduras y Mxico) y uno se opuso (Cuba). Pero a diferencia de los representantes favorables al estableci-miento de un hogar nacional judo en Palestina, los diplomticos de estos pases

    2 Glick, Edward, Latin America and the Palestine Partition Resolution, Journal of Inter-Amer-ican Studies, 1(2), 1959, p.211. Sobre la posicin de Uruguay, miembro de la Comisin Especial de las Naciones Unidas para Palestina (UNSCOP) con dos otros pases latinoamericanos (Guatemala y Per), ver Perazza, Federico, Uruguay y el conflicto en Medio Oriente, Revista Mexicana de Pol-tica Exterior, nov.-feb. 2007-2008, n82, p.165-180. Sobre la posicion de Brasil, ver Vigevani Tullo, Kleinas Alberto, Brasil-Israel: da Partilha da Palestina ao reconhecimento diplomtico (1947-1949), Cadernos Cedec (So Paulo), n68, 1999, 40 p.

    3 Glick, Edward, Zionist and Israeli Efforts to Influence Latin America: A Case Study in Diplo-matic Persuasion, Political Research Quarterly, 9(2), 1956, p.329-343

    4 En anexo, ver Tabla de las principales resoluciones de la AGNU sobre la cuestin palestina (1947-2011).

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    no aportaron contribuciones significativas para sustentar su posicin. Su dbil compromiso ideolgico con la no-particin de Palestina se explica en parte por el hecho de que su voto fue ms motivado por una Real Poltica interna (balancear los intereses de las comunidades judas y rabes nacionales) y/o externa (mante-rabes nacionales) y/o externa (mante- nacionales) y/o externa (mante-ner buenas relaciones con los pases rabes)5, que por cuestiones de valores y principios6. Este primer voto revelaba, en todo caso, los parmetros que guiaran hasta el da de hoy las polticas exteriores latinoamericanas: el posicionamiento del Estado en el sistema internacional, la movilizacin de las disporas judas y rabes-palestinas para defender causas transnacionales y el voluntarismo indivi-dual de los actores polticos latinoamericanos.

    Cualquiera haya sido su voto en la resolucin 181, los Estados latinoameri-canos buscaron en los aos siguientes mantener una equidistancia entre las partes rabes y judas en Palestina. Trece pases latinoamericanos se pronunciaron a favor de la resolucin 194 de la AGNU (dic. 1949), primer texto en exigir al nuevo Estado de Israel el retorno de los refugiados palestinos expulsados de su territorio. Es inte-resante observar que las posiciones consideradas como pro-israeles y pro-rabes en la resolucin 181 fueron casi completamente invertidas en esta votacin: la mayora de los que aprobaron la creacin de Israel reclamaron el derecho de los palestinos, mientras que Chile, Mxico y Cuba hicieron lo contrario. Slo Bolivia, Guatemala y Costa Rica mantuvieron su postura firmemente pro-israel, poltica que confir-maran en las dcadas siguientes, junto con Repblica Dominicana7.

    En mayo de 1949, diecisiete Estados latinoamericanos aprobaron la re-solucin 273 de la AGNU para la entrada de Israel como miembro pleno de las Naciones Unidas, con la notable excepcin de Brasil y del Salvador, quienes se abstuvieron. En el caso de Brasil, como lo subraya Joo Vicente Pimentel, fue el no-respecto del estatus especial de Jerusaln y de los Lugares sagrados, tal como lo exiga la Resolucin 181, que hizo inclinar su votacin por la abstencin8. Cabe mencionar, sin embargo, que Brasil y el Salvador ya haban unilateralmente recono-cido Israel algunos meses antes9. De hecho, a principios de la dcada del 1950, toda Latinoamrica haba iniciado formalmente relaciones diplomticas con el Estado judo.

    5 Sobre el anlisis de las abstenciones, para el caso argentino: Botta, Paulo, La diplomacia argen-tina y la particin de Palestina desde el punto de vista de sus protagonistas, ANMO: frica del Norte y Medio Oriente, Vol. 1, No. 1, Otoo 2011, p.5-27; y el caso mexicano: Magaa Duplancher, Arturo, Presiones y decisiones en poltica exterior: dos momentos de Mxico ante el conflicto rabe-israel, Relaciones Internacionales (Madrid), nm. 17, junio de 2011, GERI UAM, p.123-152

    6 Aunque segn Edward Glick, el voto de Colombia y de Mxico hubiera sido tambin motivado por su experiencia traumtica de particin, con la prdida de Panam en el primer caso, y de Cali-fornia y Nuevo Mxico en el segundo. Glick Edward, op.cit., 1959, p.217

    7 Sharif, Regina, Latin America and the Arab-Israeli Conflict, Journal of Palestine Studies, 7(1), Otoo 1977, p.103

    8 Pimentel, Joo Vicente. O padro de votao brasileiro na ONU e a questo do Oriente Mdio, en Dupas, Gilberto, Vigevani, Tullo (Orgs.). Israel-Palestina: a construo da paz vista de uma pers-pectiva global. So Paulo: Ed. UNESP, 2002, p.289

    9 Brasil: 7 de febrero de 1949 y El Salvador: 11 de septiembre de 1948

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    En un contexto de radical rechazo de la existencia de Israel por parte de los palestinos y otros rabes, las posiciones latinoamericanas adoptadas entre 1947 y 1967 pueden por lo tanto ser consideradas como ms bien favorables a Israel10, y eso a pesar de la retrica pro-equilibrio y pro-imparcialidad de la mayora de ellos. La escasez de relaciones con los pases rabes, la simpata por la causa sionista tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial y la cercana con el bloque occidental con la excepcin de Cuba a partir de 1959 son los factores destacados por Joel Barromi y Carlos Feldman para explicar esta tendencia11.

    Algunos cambios comenzaron a surgir, sin embargo, a mediados de los aos 1960. La entrada masiva de pases descolonizados de frica y Asia en las Naciones Unidas as como el auge del movimiento de los no-alineados, se tradu-jo por un apoyo mucho ms fuerte a favor de la causa palestina en las instancias multilaterales12. En este contexto, las posiciones latinoamericanas evolucionaron tambin, aunque con menos radicalidad que las del bloque afro-asitico.

    Las discusiones que precedieron la resolucin 242 del Consejo de Seguridad permiten apreciar esta evolucin. En junio de 1967, el conflicto rabe-israel conoci un nuevo episodio de violencia con la guerra de los Seis Das, en la cual Israel termin arrebatando la Pennsula del Sina y la Franja de Gaza a Egipto, Cisjordania y Jerusaln Este a Jordania y los Altos del Goln a Siria, tras responder a la agresin de sus vecinos rabes. En julio de 1967, varios pases latinoamericanos y caribeos presentaron un borrador de resolucin en la AGNU reclamando una retirada completa de todos los territorios ocupados, afirmando por lo dems que la adquisicin de territorios por la fuerza era inadmisible y no deba ser reconocida13. La resolucin, al igual que otra propuesta redactada por los no-alineados, no pudo ser aprobada porque recibi una mayora simple y no los dos-tercios requeridos. Algunos meses ms tarde, en noviembre de 1967, el texto servira de base para la redaccin de la resolucin 242 en el Consejo de Seguridad. Apoyado por Argentina y Brasil14, entonces miembros no-perma-nentes, el proyecto latinoamericano encontr una fuerte oposicin estadouni-dense e israel, y fue finalmente descartado a favor de una versin presentada por el Reino Unido, aprobada por la totalidad de los miembros del Consejo de Seguridad.

    10 Ver el balance en: GLICK, Edward, Latin America and the Palestine problem, New-York: The-odor Herzl Foundation, 1958, 199 p.

    11 Barromi, Joel, Feldman, Carlos, Latin American Voting on Israeli Issues in the U.N. General Assembly, 1947-1968, Jewish Social Studies, Vol. 36, No. 2 (Apr., 1974), p. 147

    12 Barromi, Joel, Feldman, Carlos, op.cit., p.48; SHARIF, Regina, op.cit., p.9913 Los pases patrocinadores fueron: Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa

    Rica, Repblica Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, Jamaica, Mxico, Nicaragua, Panam, Paraguay, Trinidad y Tobago, y Venezuela. Cf. General Assembly, A/L.523/Rev.1, 4 July 1967, Fifth emergency special session, Agenda item 5

    14 Aunque, segn Michael Lynk, el texto no circul por iniciativa de Brasil y de Argentina, sino por la de India. Lynk, Michael, Conceived in Law: The Legal Foundations of Resolution 242, Journal of Palestine Studies, Fall 2007, vol.37, n1, p.11

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    Tras este episodio, los Estados latinoamericanos reanudaron con sus posiciones ms favorables a Israel. Fuera de Cuba y puntualmente del Chile de Salvador Allende (nov. 1970-sept.1973), los pases de la regin sistemticamente se negaron o se abstuvieron a la hora de reconocer los derechos nacionales pa-lestinos y denunciar las violaciones de los derechos humanos en los territorios ocupados. En el caso particular de Venezuela, hay que leer su abstencin como una relativa neutralidad para no alterar sus relaciones con sus socios rabes de la Organizacin de Pases Exportadores de Petrleo (OPEP), fundada en 196015.

    1.2) 1974-1990: Hacia una polarizacin de Amrica latina sobre el conflicto palestino-israel

    En 1974, los pases latinoamericanos ya no representaban ms que el 13% de los miembros de las Naciones Unidas16, y la tonalidad de la AGNU ya era francamente anti-colonialista y pro-palestina. En octubre de 1973, la OPEP tom la decisin de no exportar ms petrleo a los pases que haban apoyado a Israel durante la guerra del Yom Kippur, que enfrentaba entonces a Israel con Siria y Egipto.

    En este contexto, algunos pases latinoamericanos optaron pragmtica-mente por un acercamiento con la causa palestina para evitar el embargo petro-lero, y eventualmente atraer petrodlares para financiar inversiones. Brasil, par-ticularmente dependiente de sus importaciones de petrleo a los pases rabes, fue l ms asiduo de la regin en aplicar esta nueva orientacin diplomtica17. A partir de 1974, el pas empez a aprobar regularmente las resoluciones de la AGNU favorables a los derechos palestinos. Bajo la presin de Iraq18, fue tam-bin el segundo Estado latinoamericano despus de Cuba en acoger una Oficina de Informacin de la Organizacin de Liberacin de Palestina (OLP) en abril de 1976. Argentina intent tambin seguir esa estrategia, pero la fuerte oposicin de la comunidad juda impidi que esta poltica siguiera desarrollndose, llevando el pas a adoptar finalmente posiciones ms moderadas en relacin con Israel19. El Chile del General Pinochet, tras una postura radicalmente anti-rabe como reaccin a la poltica del gobierno de Allende, fue el tercero en adoptar, a partir de 1975, un discurso pro-palestino para mejorar sus relaciones con los pases rabes productores de petrleo. Las declaraciones del rgimen militar a favor de la causa

    15 Sharif, Regina, op.cit., p.11816 A partir de 1960, con la descolonizacin, el nmero de Estados miembros fue aumentando rpi-

    damente (+38 entre 1960 y 1968; +25 en el primer semestre de 1970), disminuyendo la proporcin relativa de los Estados latinoamericanos. La fragmentacin del bloco sovitico en la dcada de 1990 participar nuevamente de la expansin del nmero de los Estados miembros (+25 miembros).

    17 Ver la contribucin de lodie Brun en este nmero. 18 Fares, Seme Taleb, O pragmatismo do petrleo, as relaes entre o Brasil e Iraque, Revista

    Brasileira de Poltica Internacional, 50(2), 2007, p.13419 Sharif, Regina, op.cit., p.116-117

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    palestina empezaron a multiplicarse, pero las posiciones de Chile en la AGNU fueron ms vacilantes. Los vnculos de la OLP con la oposicin chilena a la dic-tadura as como la necesidad creciente de importar armas a Israel terminaran definitivamente en 1979 con la postura pro-palestina del Chile de Pinochet20.

    La resolucin 3379 de la AGNU asimilando el sionismo a una forma de racismo (nov. 1975) fue probablemente la principal prueba de fuego para los pases latinoamericanos en esta tentativa de acercamiento con la causa palestina. En efecto, el carcter altamente polmico de la resolucin converta la aprobacin del texto en un gesto de fuerte contenido poltico. Pocos fueron los que se atre-vieron por lo tanto a dar el paso: si el voto positivo de Cuba era de esperar, los de Brasil y de Mxico sorprendieron a la comunidad internacional.

    Como lo mencionamos, el voto de Brasil fue motivado por intereses econmicos indirectos; el voto mexicano, en cambio, se inscriba en una poltica activa de acercamiento hacia el Medio Oriente, destinada a otorgar a Mxico un papel ms relevante en el escenario internacional as como ganar el apoyo de los pases rabes para la candidatura del Presidente Luis Echeverra al puesto de Secretario General de las Naciones Unidas21. Algunos meses antes, Echeverra se haba reunido personalmente en Alejandra (Egipto) con Yasser Arafat, lder de la OLP, aprovechando la ocasin para anunciar el reconocimiento de Mxico a la OLP como nica representante legtima del pueblo palestino. Durante su visita, Echeverra tambin destac la necesidad de la retirada completa de Israel de todos los territorios rabes ocupados, y defendi el derecho del pueblo pales-tino a tener una patria propia. En diciembre de 1976, la OLP abri una Oficina de Informacin Palestina en la ciudad de Mxico. Sin embargo, el voto de la resolu-cin 3379 tuvo un importante impacto econmico para Mxico, debido al boicot turstico organizado por la comunidad juda estadounidense en contra del pas. Estas consecuencias obligaron el gobierno a revisar su discurso, dando garantas a Israel que sus relaciones no seran afectadas22. Brasil padeci tambin de las crti-cas estadounidenses, aunque en menor medida, lo cual lo llev tambin a mitigar sus posiciones. De manera significativa, durante el voto de la resolucin 31/20 sobre los derechos palestinos a un Estado (nov. 1976), el representante brasileo prefiri ausentarse23 mientras que Mxico se abstuvo.

    A pesar de estos importantes matices, a finales de los aos 1970, la cues-tin palestina pareca dibujar cada vez ms una lnea de fractura entre los go-biernos conservadores y/o autoritarios que beneficiaban de la ayuda militar y al

    20 Baeza, Cecilia, Brun, lodie, La diplomacia chilena hacia los pases rabes: entre posicio-lodie, La diplomacia chilena hacia los pases rabes: entre posicio-, La diplomacia chilena hacia los pases rabes: entre posicio-namiento estratgico y oportunismo comercial, Estudios Internacionales, n171, enero-abril 2012, p.63-64

    21 Galindo, Alejandra, Mexicos Elusive Foreign Policy towards the Middle East: between indif-ference and engagement, Contemporary Arab Affairs, 4, 3 (2011), p.341-359

    22 Magaa Duplancher, Arturo, op.cit., p.146-14723 Breda Dos Santos, Norma, As posies brasileiras nas Naes unidas com relao ao Oriente

    Mdio (1945-2002): eqidistncia, pragmatismo e realismo, Cena Internacional, 5(2), 2003, p.14

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    desarrollo de Israel24 Chile, Paraguay, Nicaragua, Guatemala, Costa Rica y El Salvador por un lado, y por otro, los gobiernos ms afines a las posiciones ter-cermundistas, a la cabeza de los cuales se encontraba Cuba. En 1973, el rgimen de Fidel Castro decidi romper las relaciones diplomticas con Israel, para conde-nar la entrada de las tropas de Tsahal al territorio egipcio. Pero es en Nicaragua, tras la revolucin sandinista de 1979, que la OLP encontr su ms fiel aliado en Centroamrica. Siguiendo el ejemplo cubano, el gobierno rompi las relaciones con Israel y permiti en 1980 la apertura de una Oficina de Informacin Palestina, la cual contara luego con el mayor nmero de delegados en Amrica latina25. A principios de los aos 1980, los antagonismos centroamericanos se reflejaban casi perfectamente en el posicionamiento de cada uno de los actores frente al conflicto palestino-israel26, alcanzado un grado de polarizacin que no se vio en Sudamrica27.

    El 30 de julio de 1980, Israel decret una ley fundamental proclamando Jerusaln como capital eterna e indivisible del pas. En agosto del mismo ao, el Consejo de Seguridad rechaz esta decisin porque ratificaba la anexin de la parte oriental de Jerusaln y llam los trece Estados que todava mantenan repre-sentaciones diplomticas en Jerusaln a moverlas a Tel Aviv (resolucin 478). Casi todos estos pases eran latinoamericanos, y el llamado fue inmediatamente respetado por nueve de ellos (Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Panam, Uruguay, Venezuela). Repblica Dominicana y Guatemala se demoraron hasta 1982 para aplicar la resolucin. El mismo ao, Costa Rica y El Salvador decidieron al contrario restablecer sus misiones en Jerusaln, en total discrepancia con el resto de la comunidad internacional.

    Los ltimos aos de esta dcada del 1980 fueron marcados por el inicio de la primera Intifada en los territorios ocupados palestinos en diciembre de 1987 y la proclamacin del Estado palestino por la OLP en Argel (Argelia) en noviembre de 1988. ltimo smbolo de la divergencia de visiones en Amrica latina, la reso-ltimo smbolo de la divergencia de visiones en Amrica latina, la reso-ltimo smbolo de la divergencia de visiones en Amrica latina, la reso-lucin 43/177 de la AGNU (dic. 1988) que reconoci esta declaracin de inde-pendencia fue aprobada por diez de los diecinueve pases de la regin (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Ecuador, Mxico, Nicaragua, Panam, Per). No obstante, slo Nicaragua y Cuba reconocieron formalmente el Estado pales-tino, junto con una centena de otros pases, principalmente rabes, africanos y de Europa oriental.

    24 A partir de 1974, en la medida en que la mayora de los Estados africanos haban roto su relacin con Israel, Amrica latina se convirti en la primera beneficiaria de los programas de ayuda israel, enfocados a la modernizacin agrcola. A nivel militar y de venta de armas, ver: Bahbah, Bishara, Israel and Latin America: The Military Connection, London: Macmillan and the Institute for Palestine Studies, Beirut, 1986, 210 p.

    25 En Amrica del Sur, la organizacin palestina instal oficialmente una Oficina de Informacin en Per en 1979, en Bolivia en 1982, en Argentina en 1985.

    26 Para un balance, ver: Fernandez, Damin J. (org.), Central America and the Middle East: the Internationalization of the Crisis, Miami: Florida International University Press, 1990, 247 p.

    27 Para el caso argentino, ver Klich, Ignacio, Arms for the Middle East and Argentinas efforts at a balanced approach to the Arab world and Israel, Diplomacy & Statecraft, vol. 7, n3, 1996, p.704

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    2. Amrica latina y el conflicto palestino-israel frente a la reconfigu-racin del orden mundial (1990-2012)

    2.1. 1990-2003: La normalizacin de las relaciones con Israel y la Auto-ridad Palestina

    Tres factores a principios de los aos 1990 modificaron la relacin de los Estados latino-americanos con el conflicto en el Medio Oriente: el fin de la Guerra Fra y la emergencia de una nuevo orden unipolar en 1990; la estabi-lizacin democrtica de todos los pases de la regin; y finalmente, el proceso de paz palestino-israel y la creacin de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Combinados, estos factores participaron de cierta normalizacin de las relaciones de los Estados latinoamericanos tanto con Israel como con la nueva Autoridad Palestina.

    Las democratizaciones y el proceso de paz palestino-israel tuvieron, en particular, un efecto convergente: por un lado, los pases aislados durante su periodo autoritario buscaban reinsertarse internacionalmente con una progresiva universalizacin de sus relaciones exteriores, mientras que para las nuevas insti-tuciones palestinas, era importante ganar respetabilidad internacional mediante la expansin de sus relaciones diplomticas. El resultado fue la apertura oficial de misiones diplomticas palestinas (como delegaciones especiales) en los pases latinoamericanos a lo largo de la dcada: 1992 en Chile, 1993 en Brasil, 1995 en Mxico, 1996 en Argentina y Colombia, 1998 en Per.

    Chile fue l que lider este proceso de normalizacin con Palestina, bajo el impulso de los parlamentarios y de la colectividad rabe-palestina. El 17 de di-ciembre de 1992, una ceremonia de apoyo a la OLP fue organizada en el Congreso Nacional. Era la primera vez que representantes de la comunidad palestina se reunan oficialmente con diputados y senadores. El Presidente de la Cmara de Diputados, Jos Antonio Viera Gallo, pidi el reconocimiento diplomtico de la oficina de la OLP en Chile. La firma de los Acuerdos de Oslo 13 de septiembre 1993 aceler el proceso. En diciembre de 1993, la delegacin especial en Santiago fue la primera en verse otorgar todas las inmunidades y privilegios equivalentes a los de una embajada, gesto que fue replicado por Brasil en 1998. En junio de 1995, Chile firm con la OLP un Memorndum de Entendimiento relativo a la Cooperacin Cientfica, Tcnica, Cultural y Educativa Chileno-Palestina, y en abril de 1998, abri la primera representacin diplomtica latino-americana en Ramallah, sede de la Autoridad Palestina. Sin dudas, el clima optimista en cuanto al proceso de paz permiti que Chile estrechase sus vnculos con Palestina sin daar sus buenas relaciones con Israel.

    Con el fin de la Guerra Fra, las tensiones agudizadas por el enfrentamien-to indirecto de los dos superpoderes empezaron a aflojarse. En Centroamrica, esta nueva configuracin permiti el desenlace de las guerras civiles en la primera mitad de los aos 1990. El conflicto palestino-israel perdi en la regin su sen-

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    Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofa, Poltica y Humanidades, ao 14, n 28. Segundo semestre de 2012. Pp. 111131.

    tido ideolgico: la Nicaragua post-sandinista de Violeta Chamorro (1990-1997) reanud las relaciones diplomticas con Israel en 1992, sin suspender la presencia diplomtica palestina.

    Este relativo equilibrio en las relaciones diplomticas bilaterales fue contrabalanceado, sin embargo, por una estructura mundial ms bien favorable a Israel. Simblicamente, el 16 de diciembre de 1991, todos los Estados latinoame-ricanos menos Cuba votaron as la revocacin de la resolucin 3379 equiparando el sionismo a una forma de racismo (resolucin 46/86). La emergencia de un orden unipolar regido por la hiperpotencia estadounidense llev algunos Estados latinoamericanos a buscar un alineamiento con la poltica exterior de Estados Unidos, en particular en las cuestiones relativas al Medio Oriente. Las dos presi-dencias de Carlos Menem en Argentina (1989-1999) fueron caractersticas de esta dualidad: por un lado una simblica de equidistancia vale recordar que Carlos Menem ofreci su mediacin en el conflicto rabe-israel mientras que por otro, se estrecharon los vnculos con Israel, que se convirti en el primer pas de la regin visitado oficialmente por el presidente Menem28. Esta poltica exterior responda a los lineamientos del realismo perifrico, teora del alineamiento con las grandes potencias ideada por Carlos Escud, entonces consejero de la Cancillera argentina.

    En Brasil, el gobierno de Fernando Collor (1990-1992) sigui una poltica exterior ms o menos similar a la de la Argentina de Menem. Las presidencias siguientes Itamar Franco (1992-1994) y Fernando Cardoso (1995-2003) ate-nuaron algunos rasgos de esta diplomacia, pero como lo subrayan Andr Luiz Reis da Silva y Bruno Pilla, la dcada del 1990 en Brasil fue sobre todo marcada por un relativo desinters por el Medio Oriente, y por ende por la cuestin pales-tino-israel29.

    2.2. 2003-2012: Un nuevo compromiso con la causa palestina

    La dcada del 2000 introdujo un verdadero cambio en las polticas exte-riores de Amrica latina hacia el conflicto palestino-israel. La eleccin de gobier-nos de izquierda y centro-izquierdas30 y el auge de las relaciones econmicas

    28 La no-votacin de Argentina para la resolucin 47/172 (dic. 1992) deplorando los asentamien-tos israeles en territorios ocupados palestinos es tambin caracterstica de esta poltica. Argentina, Uruguay, Republica Dominicana y El Salvador fueron los nicos latinoamericanos en no aprobar la resolucin. Para un anlisis detallado de la poltica exterior de Argentina, ver: Giaccaglia, Clarisa, Las mil y una noches del gobierno argentino. Repercusin de los atentados terroristas de 1992 y 1994 en la poltica exterior del pas, en Contra Relatos desde el Sur. Apuntes sobre frica y Medio Oriente, ao II, n2, junio 2006;

    29 Reis Da Silva, Andr Luiz y Pilla, Bruno, O Oriente Mdio na poltica externa brasileira (1947-2011): aproximao, distanciamento e engajamento, Cincias & Letras (Porto Alegre), n. 51, jan./jun. 2012, p.121

    30 Cabe recordar que muchos grupos de izquierda hoy partidos de gobierno tuvieron relaciones histricas con la OLP. El PT brasileo del presidente Lula, los Tupamaros uruguayos del presidente Jos Mujica y los Sandinistas nicaragenses del presidente Daniel Ortega son ejemplos de aquello.

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    Sur-Sur favorecieron la emergencia de diplomacias latinoamericanas en busca de ms autonoma con respecto a los Estados Unidos, mediante principalmente la diversificacin de sus socios comerciales y polticos. En este marco, un mayor compromiso con la cuestin palestina pudo aparecer para algunos pases como una herramienta para posicionarse en el escenario internacional.

    Para Brasil, potencia emergente candidata a un puesto de miembro per-manente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el Medio Oriente constituye una regin clave para acceder al estatus de global player. Bajo la pre-sidencia de Luis Incio Lula da Silva (2003-2010), Brasil demostr as un inters indito por la situacin en Israel y Palestina. Logr expresar una mayor sensi-bilidad por las preocupaciones palestinas, sin comprometer fundamentalmente sus relaciones con Israel. En diciembre de 2003, durante la primera visita oficial del presidente Lula da Silva a Egipto, los representantes brasileos tuvieron un encuentro con Nabil Shaat, el Ministro de Relaciones Exteriores de la Autoridad Palestina, reunin en la cual surgi la idea de que Brasil podra crear una oficina de representacin en Ramallah. La sugerencia se concret en 2004, seis aos despus de la apertura de la misin chilena, pero en el contexto mucho ms tenso de la segunda Intifada. La decisin de Brasil fue seguida por Mxico en 2005, por Argentina en 2008 y por Venezuela en 2009.

    Otro momento importante para las relaciones Brasil-Palestina ha sido la organizacin en Brasilia de la primera Cumbre ASPA (Amrica del Sur-Pases rabes) en mayo de 2005. La cumbre permiti a Brasil consolidar sus vnculos con la ANP, y recprocamente al presidente palestino Mahmud Abbas de activar su diplomacia en Amrica del Sur31. Los Jefes de Estado y de Gobierno presen-tes aprobaron la Declaracin de Brasilia, un documento elaborado al final de la cumbre y que respaldaba, en particular, las reivindicaciones palestinas de un Estado sobre la base de las fronteras de 196732.

    La diplomacia brasilea manifest desde entonces su disponibilidad para servir de mediador en el conflicto palestino-israel33. En noviembre de 2007, Brasil fue convidado, junto con los otros miembros del Foro de dilogo IBAS (India, Brasil, frica del Sur), a la Conferencia de Annapolis (Estados Unidos) por la paz en el Medio Oriente. Tal invitacin constitua un hito para los pases emergentes, sin embargo, la administracin estadounidense se impuso como la principal mediadora, dejando a los otros actores, inclusive los del Cuarteto para el Medio Oriente (Naciones Unidas, Rusia, Unin Europea), un rol de simple

    Ver Barrata, Robert Thomas, The PLO in Latin America, en Norton Augustus R., Greenberg Martin H. (org.), The International Relations of the Palestine Liberation Organization, Southern Illinois Uni-versity Press: Carbondale/Edwardsville, 1989, p.166-195

    31 El Presidente Abbas aprovecho de la Cumbre ASPA en Brasil para seguir su viaje a Chile, en una histrica visita donde se encontr con los miembros de la colectividad palestina-chilena, estimada por sus organizaciones a unos 350.000 personas.

    32 Declaracin de Brasilia, 10 -11 de mayo de 2005, punto 2.8.33 Ver Reis Da Silva, Andr Luiz y Kunrath, Bruna, O Brasil como mediador da paz no Oriente

    Mdio, Meridiano 47, n116, mar. 2010, p.18-20

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    Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofa, Poltica y Humanidades, ao 14, n 28. Segundo semestre de 2012. Pp. 111131.

    observador de las discusiones. La experiencia reforz la idea del presidente Lula da Silva en cuanto a la necesidad de abrir las negociaciones palestinas-israeles a nuevos actores, y el mandatario brasileo reiter su buena disposicin ante ambas partes en un viaje histrico a Israel y los Territorios Palestinos en marzo de 2010.

    Al ser mantenida al margen de las grandes instancias de decisin, la diploma-cia brasilea decidi usar la cooperacin y la ayuda como su principal instrumento de soft power. En marzo de 2009, Argentina, Brasil, Chile, Mxico y Venezuela participaron en la Conferencia Internacional en Apoyo de la Economa Palestina para la Reconstruccin de Gaza, que convoc en Sharm El-Sheikh (Egipto) a dele-gaciones de ms de 60 pases y representantes de las principales organizaciones internacionales. Brasil hizo una contribucin de US $10 millones, equivalente a potencias como Rusia34. En el plano bilateral, la Agencia Brasilea de Cooperacin (ABC) firm cuatro acuerdos con la ANP en 2010. Bajo la presidencia de Lula da Silva, los territorios palestinos se convirtieron de hecho en el primer receptor de la ayuda humanitaria enviada por Brasil, con casi US $ 20 millones de donacin (o 12,84% de este programa)35. El gobierno de Dilma Rousseff ha seguido hasta ahora el mismo camino, firmando por ejemplo en mayo de 2012 un aporte de US $ 7,5 millones a la Oficina de las Naciones Unidas para la Ayuda a los Refugiados Palestinos (UNRWA) en Gaza36. La cifra representa un aumento de casi 700% en comparacin con la donacin brasilea de 2011, haciendo de Brasil el mayor donante entre los pases que forman parte de los BRICS (Rusia, India, China y Sudfrica).

    En comparacin, los otros pases latinoamericanos ofrecen relativamente poco a los Territorios Palestinos. El Centro Hispano-Palestino de Ramallah que abri sus puertas en 2009 gracias a la cooperacin espaola tuvo as que suspender sus actividades en mayo de 2012 debido a la falta de aportes financieros por parte de Chile, Venezuela, Mxico y Argentina. Con todo, Chile se destaca el rea de la salud, con el envo de delegaciones mdicas a territorio palestino desde 2006, y con la firma en 2008 de un Memorando de Entendimiento entre el Ministerio de Salud de Chile y el Ministerio de Salud de la ANP, en virtud del cual se facilit el tras-lado a hospitales palestinos, de mdicos chilenos pertenecientes al Programa de Cooperacin Mdica Chile-Palestina. Esta iniciativa, de financiamiento privado, ha posibilitado el envo de material quirrgico y la realizacin de operaciones de alta complejidad en recintos asistenciales palestinos37.

    Si Venezuela no ha sobresalido por su contribucin financiera, el gobierno levant fuertemente la voz para defender simblica y polticamente la causa pales- fuertemente la voz para defender simblica y polticamente la causa pales-fuertemente la voz para defender simblica y polticamente la causa pales-

    34 Reis Da Silva, Andr Luiz y Pilla, Bruno, op.cit., p.12635 Brun, Elodie, Do Latin American countries still dream about Arab investment? The case of

    Brazil and Chile, Presentation for the III Gulf Research Meeting, Cambridge (UK), 10-14 de julio de 2012

    36 Brazil contributes $7.5 million to UNRWA in Gaza, 14 de mayo de 2012, http://www.unrwa.org/etemplate.php?id=1345

    37 Palestina: caractersticas polticas y relacin bilateral con Chile, Asesora Tcnica Parlamen-taria (Congreso Nacional de Chile), 25/02/2011

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    Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofa, Poltica y Humanidades, ao 14, n 28. Segundo semestre de 2012. Pp. 111131.

    tina en el escenario internacional. Junto con la cuestin nuclear iran, la cuestin palestina ha permitido al presidente Chvez liderar a nivel latinoamericano una diplomacia contestara38 y anti-imperialista. Frente a la dura ofensiva israel en la Franja de Gaza en diciembre de 2008, Venezuela anunci el 14 de enero de 2009 la suspensin de sus relaciones diplomticas con Israel. Su decisin fue inmedia-tamente seguida por Bolivia, y un ao ms tarde, en junio de 2010, por Nicaragua, ambos pases siendo parte del bloque ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra Amrica). Esta tentativa de radicalizacin de Latinoamrica sobre la cuestin palestina no ha encontrado, sin embargo, mucho eco. Brasil, Argentina y Chile buscan en particular balancear cada gesto a favor de los derechos pales-tinos con declaraciones recordando el derecho de Israel a vivir en seguridad. Los pases del Mercosur firmaron en 2007 un Tratado de Libre Comercio (TLC) en Israel que entr en vigencia en 2011, seguido pocos meses despus por un TLC con la Autoridad Palestina.

    Los grandes y medianos pases no han sido los nicos en Amrica latina en encontrar en la cuestin palestino-israel un nuevo motivo de inters. Otros pe-queos pases desarrollaron con bastante audacia una diplomacia activa al respecto. Costa Rica, histricamente uno de los ms slidos aliados de Israel en el conti-nente, fue sorpresivamente el primero de ellos. En agosto de 2006, el pas decidi transferir su embajada de Jerusaln a Tel Aviv, restaurando una norma internacional que slo Costa Rica y El Salvador no respetaban. La decisin fue confirmada, a pesar de las presiones israeles y fue seguida el mismo mes por El Salvador. En febrero de 2008, Costa Rica fue tambin pionero en Amrica latina en reconocer el Estado palestino39. Esta nueva poltica exterior fue una iniciativa personal del presi-dente Oscar Arias, motivado por el deseo de ampliar las fronteras diplomticas del pas, fomentar los negocios con los rabes y ganar apoyo para entrar al Consejo de Seguridad en el 2008 4040, como lo confirmaran los informes confidenciales envia-dos a Washington y revelados por Wikileaks en 2011. Para Arias, los resultados fueron efectivamente positivos: el pas estableci nuevas relaciones con siete pases rabes y fue electo en el Consejo de Seguridad para el perodo 2008-2009.

    En julio de 2009, el presidente de la Repblica Dominicana Leonel Fernndez decidi tras reunirse con las autoridades palestinas en la XV Cumbre del Movimiento de Pases No Alineados en Sharm el-Sheikh (Egipto), unirse a la decisin de Costa Rica de iniciar relaciones diplomticas con la ANP y reconocer el Estado palestino. El presidente Fernndez comparte la opinin de Oscar Arias segn la cual Amrica Latina podra desempear un papel mediador en el Medio Oriente. Las fundaciones creadas por ambos presidentes organizaron de hecho en marzo de 2011 en San Jos (Costa Rica) una Conferencia para la Paz en el Medio Oriente con personalidades del mundo rabe y de Amrica latina.

    38 Badie Bertrand, Le Diplomate et lIntrus, Fayard, Paris, 2008, 430 p.39 Con la excepcin de Cuba y Nicaragua, como lo vimos en la primera parte40 Nexo tico con rabes tuvo en vela a diplomticos de Israel y EE.UU., La Nacin (San Jos),

    11 de Marzo de 2011

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    Alentado por las decisiones dominicana y costarricense, Mahmoud Abbas realiz una segunda gira por Latinoamrica en noviembre de 2009, visitando. Brasil, Chile, Argentina, Paraguay y Venezuela. La cuestin del reconocimiento del Estado palestino fue el motivo principal de este viaje. El presidente Chvez acepta y ratifica la peticin palestina. Pero la diplomacia palestina, la decisin clave provendra de Brasil41, en razn de su influencia sobre la regin sea porque genera competencia o suscita adhesin. Fue de hecho el anuncio de Brasil el 3 de diciembre de 2010 que dio el impulso para que el resto de la regin se alineara sobre esta decisin. En apenas cuatro meses, Argentina, Bolivia, Ecuador, Chile, Guyana, Per, Paraguay, Surinam y Uruguay se unieron al reconocimiento del Estado palestino42. La discusin en Chile fue particularmente animada, las organi-zaciones de la comunidad palestina temiendo que el nuevo gobierno de Sebastin Piera altere la lnea seguida por los anteriores gobiernos de la Concertacin. El gobierno finalmente aprob la decisin el 7 de enero de 2011, aunque sin men-cionar explcitamente las fronteras de 1967 como lo haban hecho hasta entonces los otros pases. Como prueba de su compromiso por la paz, el presidente Piera anunci una visita oficial histrica a Israel y a los territorios ocupados palestinos, la cual se realiz en marzo de 2011.

    Conclusin

    Las Naciones Unidas otorgaron tempranamente a Amrica latina un papel en la resolucin del conflicto palestino-israel, pero es slo en la ltima dcada que algunos pases de la regin han asumido un mayor protagonismo, comprometindose ms firmemente con los derechos palestinos, sin dejar nunca de cuidar sus relaciones con Israel. Los gestos polticos en esa direccin han sido cada vez ms numerosos, pero sus resultados sobre las negociaciones pa-lestino-israeles son por el momento bastante escasos. El proceso de media-cin sigue siendo cerrado y el rol de los Estados Unidos preponderante. Por lo dems, ni Brasil, ni la regin en su conjunto, han sido capaces de poner sobre la mesa una propuesta innovadora para hacer avanzar las negociaciones, como lo haban hecho por ejemplo Turqua y Brasil en mayo de 2010 acerca del pro-blema nuclear iran.

    41 Ver por ejemplo la entrevista de M. Abbas: Abbas destaca liderana do Brasil na Amrica do Sul,Folha de So Paulo (So Paulo), 11 de mayo de 2005

    42 En agosto de 2011, Honduras y El Salvador se unieron tambin al reconocimiento del Estado palestino, dejando slo Colombia, Guatemala, Mxico y Panam fuera de la decisin. En septiembre de 2011, una resolucin fue presentada en la UNESCO para considerar Palestina como miembro de pleno derecho de la organizacin. Fue aprobada por casi todos los Estados latinoamericanos, menos Colombia y Mxico que se abstuvieron, y Panam que se opuso. Sin embargo, en diciembre de 2011, todos los pases latinoamericanos sin excepcin aprobaron la resolucin 66/146 de la AGNU recor-dando el derecho inalienable de los palestinos a un Estado.

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    Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofa, Poltica y Humanidades, ao 14, n 28. Segundo semestre de 2012. Pp. 111131.

    El estudio de las posiciones latinoamericanas sobre la cuestin palestina entrega finalmente interesantes enseanzas sobre la determinacin de sus pol-ticas exteriores. La evolucin de la estructura de las relaciones internacionales desde la bipolaridad hacia una multipolaridad creciente permite sin dudar explicar las tendencias a grandes rasgos (segn el posicionamiento estratgico del Estado en el sistema internacional y el tamao del pas y su margen de maniobra en trminos polticos y econmicos), pero no permite apreciar la complejidad de las decisiones a nivel nacional: la voluntad individual de sus Presidentes as como la movilizacin de comunidades judas y rabes-palestinas, son factores que tam-bin contribuyeron a moldear los comportamientos de los Estados latinoamerica-nos sobre la cuestin palestina.

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    Anexo Votos de pases de Amrica Latina en Naciones Unidas ante la cuestin palestina

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