Agatha Christie - Cartas Sobre La Mesa

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(CARTAS SOBRE LA MESA AGATHA CHRISTIE INDICE "GUÍA DEL LECTOR 4 4ADVERTENCIA DE LA AUTORA 5 HCAPíTULO PRIMERO EL SEÑOR SHAITANA 6 `CAPíTULO II COMIDA EN CASA DEL SEÑOR SHAITANA 10 JCAPíTULO III UNA PARTIDA DE BRIDGE 16 DCAPíTULO IV ¿EL PRIMER ASESINO? 22 DCAPíTULO V ¿EL SEGUNDO ASESINO? 29 DCAPíTULO VI ¿EL TERCER ASESINO? 34 FCAPíTULO VII ¿EL CUARTO ASESINO? 38 @CAPíTULO VIII ¿CUÁL DE ELLOS? 41 @CAPíTULO IX EL DOCTOR ROBERTS 48 \CAPíTULO X EL DOCTOR ROBERTS (CONTINUACIóN) 55 BCAPíTULO XI LA SEÑORA LORRIMER 61 :CAPíTULO XII ANNE MEREDITH 66 JCAPíTULO XIII EL SEGUNDO VISITANTE 71 FCAPíTULO XIV EL TERCER VISITANTE 78 >CAPíTULO XV EL MAYOR DESPARD 84 VCAPíTULO XVI EL TESTIMONIO DE ELSIE BATT 89 ZCAPíTULO XVII EL TESTIMONIO DE RHODA DAWES 93 HCAPíTULO XVIII TÉ EN EL ENTREACTO 99 :CAPíTULO XIX DELIBERACIÓN 104 dCAPíTULO XX EL TESTIMONIO DE LA SEÑORA LUXMORE 114 BCAPíTULO XXI EL MAYOR DESPARD 119 TCAPíTULO XXII LAS PRUEBAS DE COMBREACE 123 xCAPíTULO XXIII EL TESTIMONIO DE UN PAR DE MEDIAS DE SEDA 125 `CAPíTULO XXIV ¿ELIMINACIÓN DE TRES ASESINOS? 130 RCAPíTULO XXV LA SEÑORA LORRIMER HABLA 133 6CAPíTULO XXVI LA VERDAD 136 JCAPíTULO XXVII TESTIGO PRESENCIAL 141 8CAPíTULO XXVIII SUICIDIO 144 6CAPíTULO XXIX ACCIDENTE 151 4CAPíTULO XXX ASESINATO 156 LCAPíTULO XXXI CARTAS SOBRE LA MESA 160 GUÍA DEL LECTOR êEn un orden alfabético convencional relacionamosa continuación los principales personajes queintervienen en esta obra jASTWELL: Asistenta de las señoritas Meredith y Dawes. ÎBATT (Elsie): Doncella que fue de la señora Luxmore, viuda de un conocido botánico, supuesto asesinado. BATTLE: Superintendente y uno de los mejores elementos de Scotland Yard. xBURGUESS: Agraciada muchacha, secretaria del doctor Roberts. zDAWES (Rhoda): Amiga íntima de Meredith, con la cual convive. zDESPARD (John): Mayor del ejército, joven, alto, distinguido. ~LORRIMER: Mujer elegante, sexagenaria, inteligente y muy culta. ÎMEREDITH (Anne): Hermosa muchacha de veinte años, de posición modesta, que vive a costa de Rhoda Dawes. <O'CONNOR: Sargento de policía. ªOLIVER (Ariadne): Autora de novelas policíacas, mujer elegante y furibunda feminista. JRACE: Coronel del «Servicio Secreto». |ROBERTS (Goffrey): Notable doctor y verdadero hombre de mundo. ŠSHAITANA: Hombre enigmático, rico y que es asesinado en su domicilio. 0ADVERTENCIA DE LA AUTORA Page 1 ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

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  • (CARTAS SOBRE LA MESA AGATHA CHRISTIE

    INDICE "GUA DEL LECTOR 44ADVERTENCIA DE LA AUTORA 5HCAPTULO PRIMERO EL SEOR SHAITANA 6`CAPTULO II COMIDA EN CASA DEL SEOR SHAITANA 10JCAPTULO III UNA PARTIDA DE BRIDGE 16DCAPTULO IV EL PRIMER ASESINO? 22DCAPTULO V EL SEGUNDO ASESINO? 29DCAPTULO VI EL TERCER ASESINO? 34FCAPTULO VII EL CUARTO ASESINO? 38@CAPTULO VIII CUL DE ELLOS? 41@CAPTULO IX EL DOCTOR ROBERTS 48\CAPTULO X EL DOCTOR ROBERTS (CONTINUACIN) 55BCAPTULO XI LA SEORA LORRIMER 61:CAPTULO XII ANNE MEREDITH 66JCAPTULO XIII EL SEGUNDO VISITANTE 71FCAPTULO XIV EL TERCER VISITANTE 78>CAPTULO XV EL MAYOR DESPARD 84VCAPTULO XVI EL TESTIMONIO DE ELSIE BATT 89ZCAPTULO XVII EL TESTIMONIO DE RHODA DAWES 93HCAPTULO XVIII T EN EL ENTREACTO 99:CAPTULO XIX DELIBERACIN 104dCAPTULO XX EL TESTIMONIO DE LA SEORA LUXMORE 114BCAPTULO XXI EL MAYOR DESPARD 119TCAPTULO XXII LAS PRUEBAS DE COMBREACE 123xCAPTULO XXIII EL TESTIMONIO DE UN PAR DE MEDIAS DE SEDA 125`CAPTULO XXIV ELIMINACIN DE TRES ASESINOS? 130RCAPTULO XXV LA SEORA LORRIMER HABLA 1336CAPTULO XXVI LA VERDAD 136JCAPTULO XXVII TESTIGO PRESENCIAL 1418CAPTULO XXVIII SUICIDIO 1446CAPTULO XXIX ACCIDENTE 1514CAPTULO XXX ASESINATO 156LCAPTULO XXXI CARTAS SOBRE LA MESA 160 GUA DEL LECTOR En un orden alfabtico convencional relacionamosa continuacin losprincipales personajes queintervienen en esta obra jASTWELL: Asistenta de las seoritas Meredith y Dawes.BATT (Elsie): Doncella que fue de la seora Luxmore, viuda de un conocidobotnico, supuesto asesinado.BATTLE: Superintendente y uno de los mejores elementos de Scotland Yard.xBURGUESS: Agraciada muchacha, secretaria del doctor Roberts.zDAWES (Rhoda): Amiga ntima de Meredith, con la cual convive.zDESPARD (John): Mayor del ejrcito, joven, alto, distinguido.~LORRIMER: Mujer elegante, sexagenaria, inteligente y muy culta.MEREDITH (Anne): Hermosa muchacha de veinte aos, de posicin modesta, quevive a costa de Rhoda Dawes.

  • Existe la idea, bastante generalizada, de que una novela policaca tienecierto parecido a una carrera de caballos, pues como sta, toman la salida undeterminado nmero de participantes, igual que hacen los caballos y susjinetes. Pueden ustedes apostar por el que prefieran. Pero, de comn acuerdo,el favorito suele ser precisamente el opuesto al que lo sera en dichascarreras. En otras palabras: es un personaje completamente extrao a lacuestin. Localicen a quien parezca haber tenido oportunidades de cometer elcrimen y, en el noventa por ciento de los casos, habrn acertado. Como no quiero que mis fieles lectores desechen este libro con disgusto,prefiero advertirles de antemano que la novela que van a leer no es de laclase a que antes me refiero. Solamente hay en ella cuatro participantes,cada uno de los cuales, con arreglo a determinadas circunstancias, pudo habercometido el asesinato. Esto elimina, por fuerza, el factor sorpresa. Sinembargo, puede existir, segn creo, pues cada una de ellas ha delinquido ya yes capaz de realizar nuevos crmenes. Se trata de cuatro caracterescompletamente diferentes. El motivo que los impulsa al asesinato es inherentea la forma de ser de cada uno de ellos y, en consecuencia, tambin lo es elmtodo empleado. Por lo tanto, las deducciones que se hagan deben sertotalmente psicolgicas; pero tal cosa no deja de ser interesante, pues unavez que todo est dicho y hecho, es la mente del criminal lo que reviste mayorimportancia.P Debo decir, como argumento adicional en favor de esta novela, que fue uno delos casos favoritos de Hrcules Poirot. No obstante, su amigo, el capitnHastings, lo encontr muy insustancial cuando el detective se lo relat. Meagradara saber con quin de los dos estarn de acuerdo mis lectores.

    BCaptulo primeroEL SEOR SHAITANA :Mi apreciado monsieur Poirot! Era una voz suave y acariciadora; una voz usada deliberadamente comoinstrumento. En ella no haba nada impulsivo e impremeditado. Hrcules Poirotdio media vuelta. Se inclin y estrech ceremoniosamente la mano que le tendael otro.R En los ojos del detective se reflej una expresin extraa. Poda decirseque aquel encuentro casual haba despertado en l una emocin experimentada enraras ocasiones.D-Mi estimado seor Shaitana -dijo.NAmbos callaron. Parecan dos duelistas en garde. Alrededor de ellos se arremolinaba, con sosiego, una masa de londinenseslnguidos y bien vestidos. Se oa el murmullo de las voces.:-Precioso...! Exquisito...!J-Son divinas, no te parece, querida?H Se encontraban en la exposicin de cajas de rap que se celebraba en laWessex House. El precio de la entrada, una guinea, se destinaba a loshospitales de Londres. -Qu agradable verle de nuevo! -dijo el seor Shaitana-. Escasea eltrabajo de colgar o guillotinar a la gente? Decae la actividad del mundocriminal... o va a ocurrir aqu un robo esta misma tarde...? Sera estupendo. -Siento decepcionarle, monsieur -contest Poirot-; pero mi presencia en estaexposicin se debe a motivos puramente particulares.h La atencin del seor Shaitana recay, de momento, sobre una AdorableJovencita que llevaba unos apretados rizos en un lado de su cabeza y trescucuruchos de paja negra en el otro. -Pero, cmo no vino a mi ltima fiesta? -pregunt el seor Shaitana-. Fuemaravillosa! Gran cantidad de gente habl conmigo. Psmese! Hasta una seorame dijo: Cmo est usted?, Adis y Muchsimas gracias; pero la pobreera provinciana, desde luego.f Mientras la Adorable Jovencita contestaba adecuadamente a estas razones,Poirot estudi con detenimiento el hirsuto adorno que campeaba sobre el labio

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  • superior del seor Shaitana.Era un buen bigote; muy elegante. Tal vez nico bigote que en Londres podacompetir con el de monsieur Hrcules Poirot.Pero no es tan exuberante -dijo para s mismo-. No; no hay duda de que esinferior en todos los aspectos. Tout de mme &llama la atencin.t Toda la persona del seor Shaitana llamaba la atencin, pues tal era laintencin del propio interesado. Quera que su aspecto fuera lo msmefistoflico posible. Era alto y delgado, de cara larga y melanclica en laque resaltaban unas cejas fuertemente acentuadas y negras como el azabache.Llevaba un bigote con las puntas engomadas y una perilla negra. Sus ropas eranobras de arte; de correctsimo corte, aunque con cierto aire grotesco.\ Todo buen ingls, cuando topaba con l, senta un ardiente deseo de darle unpuntapi. Y decan para su capote con una singular falta de originalidad: Ahviene ese maldito dago [1] de Shaitana.0 Las esposas, hijas, hermanos, tas, madres y hasta las abuelas de talesingleses, si bien variaban las palabras de acuerdo con su propia generacin,solan decir tambin frases parecidas a sta: Ya lo s, querida. Tiene unaspecto algo tremebundo, desde luego. Pero es rico...! Y, da unas fiestastan magnficas...! Adems, siempre tiene alguna cosa divertida y maliciosa quecontarte acerca de la gente. Nadie saba si el seor Shaitana era sudamericano, portugus, griego o decualquier otra de las nacionalidades despreciadas por los britnicos.VPero tres hechos eran ciertos por completo.dViva lujosamente en un costoso piso de Park Lane.Daba fiestas de todas clases: grandes, pequeas, macabras, respetables yextravagantes.PEra un hombre a quien casi todos teman. Esto ltimo era difcil de expresar con palabras concretas. Tal vez eradebido a que daba la sensacin de saber muchas cosas ms de las convenientesacerca de todo el mundo. Y a esto una un especial sentido del humor.La gente intua que era mejor no arriesgarse, ofendiendo al seor Shaitana.Aquella tarde, su humor le incitaba a fastidiar al hombre de aspectoridculo, llamado Hrcules Poirot. -De modo que un polica tambin necesita distraerse? -observ-. Se interesausted por el arte a una edad demasiado avanzada, monsieur Poirot.(El detective sonri.-Ya he visto que envi usted tres cajas de rap a la exposicin -dijo.jEl seor Shaitana agit una mano con gesto de excusa. -Algunas veces me dedico a comprar bagatelas. Deba usted venir un da pormi casa. Tengo algunas piezas interesantes. Pero no me limito a ningn perodoen particular ni a objetos determinados.h-Sus gustos son ortodoxos -coment Poirot sonriendo. -Exactamente.De pronto, los ojos del seor Shaitana brillaron, levant las comisuras delos labios y sus cejas se arquearon.-Hasta le puedo ensear varias cosas relacionadas con su profesin, monsieurPoirot -anunci.T-Acaso tiene un Museo negro particular? -Bah! -el seor Shaitana chasque los dedos con desdn-. La taza queutiliz el asesino de Brighton, las herramientas de un clebre ladrn... todoeso son chiquilleras absurdas. Yo no me preocupo por esa basura. Me gustacoleccionar lo mejor de cada caso. -Y hablando artsticamente, qu objetos considera usted mejores en elcrimen? -pregunt Poirot a la espera impaciente de la respuesta.El seor Shaitana se inclin y apoy los dedos sobre el hombro del detective.Contest con acento dramtico y voz sibilante:f-Los seres humanos que lo cometen, monsieur Poirot.PLas cejas de ste se levantaron un poco.-Aja! Le he sorprendido -exclam el seor Shaitana-. Mi estimado amigo, ustedy yo consideramos estas cosas desde diferentes puntos de vista. Para usted, el

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  • crimen es una mera rutina: un asesinato, una investigacin, una pista y, porltimo, el descubrimiento del asesino, pues indudablemente usted es un expertoen la materia. Pero esas trivialidades no me interesan! No me atraen losejemplares de poco valor. Y un asesino descubierto es, necesariamente, algoque tiene un defecto. Algo de segunda clase. No; yo considero el asunto desdeel punto de vista artstico. Slo colecciono lo mejor!L-Y qu es lo mejor? -pregunt Poirot. -El que ha logrado escapar. El que ha tenido xito! El criminal quedisfruta de una vida agradable y sobre el cual no se tiene ni la ms mnimasospecha. Debe usted admitir que mi distraccin es muy divertida.-Estaba pensando en otra palabra... y no era precisamente divertida.. -Una idea! -exclam Shaitana sin hacer caso de la observacin de Poirot-.Una pequea reunin! Una comida para que tenga la oportunidad de conocer micoleccin! Ha sido una ocurrencia divertida, de veras. No s cmo no pensantes en ella. S... s; eso... exactamente. Dme un poco de tiempo... laprxima semana no podr ser, digamos la siguiente. No tendr ningncompromiso? Qu da podemos elegir?-Si es dentro de dos semanas, cualquier da me conviene -respondi Poirotinclinndose. -Bien... entonces pongamos el viernes. El viernes, da dieciocho. Lo anotaren mi agenda. Desde luego, la idea me satisface enormemente.$ -Pues yo no estoy tan seguro de ello -replic Poirot con lentitud-. Noquiero decir con eso que desprecie su amable invitacin... no; no es eso...0Shaitana le interrumpi.< -Pero ha quedado conmovida su sensibilidad burguesa, verdad? Amigo mo,debe usted desembarazarse de las limitaciones que impone la mentalidad de unpolica.-Realmente, tengo un concepto absolutamente burgus acerca del asesinato-replic el detective.Z -Pero, por qu? Cuando se trate de un asunto estpido, vulgar,sanguinario... s; estoy de acuerdo con usted. Pero el asesinato puede ser unarte! Y el asesino un artista. -Lo admito.Z-Entonces, qu? -pregunt el seor Shaitana.V-De todos modos, no deja de ser un asesino. -Estoy convencido, monsieur Poirot, de que el hacer una cosa extremadamentebien, constituye en s una justificacin. Usted, dejando a un lado de todaimaginacin, quiere coger el asesino, esposarle, encerrarle en la crcel, yfinalmente hacer que le rompan el cuello en las primeras horas de la maana.En mi opinin, un asesino realmente afortunado debiera tener derecho a que elEstado le pagara una pensin, y yo no tendra inconveniente en invitarle acomer.:Poirot se encogi de hombros. -No soy tan indiferente al arte en el crimen, como usted supone. Puedosentir admiracin hacia el asesino perfecto... como podra admirar tambin aun tigre... que es una fiera esplndida. Pero lo admirara desde el exteriorde la jaula. No entrara en ella, a no ser que mi deber me obligara. Porque,como usted sabe, seor Shaitana, el tigre puede saltar y...(Su interlocutor ri.:-Comprendo. Y el asesino...?P-Puede matar -coment Poirot gravemente.-Pero qu alarmista es usted! Entonces, no quiere venir a ver mi coleccinde... tigres?D-Al contrario. Tendr mucho gusto. -Qu intrpido!^ -No me ha entendido usted del todo, seor Shaitana. Con mis palabras queraprevenirle. Quiso hacerme admitir que su idea de coleccionar asesinos eradivertida. Le dije que, en lugar de divertida, poda emplear otra palabra.Peligrosa, dira yo. Creo, seor Shaitana, que su distraccin puede serlo.REl otro lanz una risotada mefistoflica.

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  • `-Le espero, pues, el da dieciocho; de acuerdo?6Poirot hizo una reverencia.@-Puede usted esperarme ese da. &Mille remerciments.-Arreglar una pequea reunin -dijo Shaitana, como si hablara consigomismo-. No se olvide. A las ocho.pDurante unos momentos, Poirot contempl cmo se alejaba.vDespus sacudi lentamente la cabeza con aspecto pensativo.

    XCaptulo IICOMIDA EN CASA DEL SEOR SHAITANA La puerta del piso que ocupaba el seor Shaitana se abri silenciosamente.Un mayordomo de cabellos grises se apart para que pasara Poirot. Cerrdespus con tanto cuidado como abri y ayud eficientemente al invitado a quese despojara del abrigo y sombrero.-A quin anuncio, por favor? -pregunt con voz baja e inexpresiva.8-A monsieur Hrcules Poirot.Un rumor de conversaciones se difundi por el vestbulo cuando el mayordomoabri una puerta y anunci:4-Monsieur Hrcules Poirot. Shaitana se adelant para recibirle, llevando un vaso de jerez en la mano.Iba inmaculadamente vestido, como acostumbraba. Su aspecto mefistoflico habacrecido de punto aquella noche y sus cejas parecan ms acentuadas debido a laexpresin burlona que las levantaba.~-Permtame que le presente... conoce usted a la seora Oliver?La teatralidad que haba en l qued satisfecha al ver el pequeo gesto desorpresa que hizo Poirot.La seora Ariadne Oliver pasaba por ser una de las principales escritoras denovelas policacas y otros asuntos sensacionales. Escriba de forma amena,aunque no muy gramaticalmente, artculos que aparecan en diversas revistasrelacionadas con el crimen y sus problemas. Era tambin una furibundafeminista y cuando algn asesinato famoso ocupaba la atencin de la Prensa,poda darse por sentado que se publicara una entrevista con la seora Oliver,en la que dira: Ah; si una mujer estuviera al frente de Scotland Yard!Crea firmemente en la intuicin femenina.Por lo dems, era una mujer agradable, de mediana edad, que vesta conelegancia, aunque de una forma bastante desaliada. Tena bonitos ojos,hombros erguidos y una gran cantidad de pelo gris, con el que continuamenteestaba haciendo experimentos. Unos das su aspecto era altamente intelectual,pues se peinaba con el pelo recogido en un moo sobre la nuca. En otrasocasiones, la seora Oliver apareca de repente con el pelo ondulado, estiloMadonna, o con gran cantidad de rizos revueltos. Aquella noche llevabaflequillo.Con su agradable voz de tono profundo salud a Poirot, a quien ya haba sidopresentada anteriormente en una comida literaria.-Y al superintendente Battle, conocido de usted sin duda alguna -prosiguiShaitana. Un hombre corpulento y macizo, de rudas facciones, se adelant. Elsuperintendente, no slo daba la impresin a quien lo viera de que estabatallado en madera, sino que se esforzaba en patentizar que la madera encuestin era de una dureza extraordinaria. Battle tena fama de ser uno de los mejores elementos de Scotland Yard,aunque su aspecto fue siempre estlido y un tanto estpido.H-Ya conozco a monsieur Poirot -dijo.Su rgida cara se distendi en una sonrisa y luego volvi a tomar laapariencia inexpresiva de antes.H-El coronel Race -continu Shaitana. Poirot no haba sido presentado con anterioridad al coronel Race, pero sabaalgo acerca de l. Era un hombre enigmtico, elegante, profundamente bronceadopor el sol y de unos cincuenta aos de edad. Por lo general, podaencontrrsele en cualquier lugar remoto del Imperio... sobre todo si por all

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  • se fraguaba algn disturbio. Servicio Secreto es un trmino melodramtico,pero con l se puede describir llanamente y con exactitud la naturaleza yalcance de las actividades del coronel Race. Poirot entendi entonces y valor adecuadamente el significado especial quecontenan las intenciones humorsticas de su anfitrin. -Los dems invitados se han retrasado -dijo el seor Shaitana-. Tal veztenga yo la culpa, pues creo que los cit para las ocho y cuarto.vEn aquel momento se abri la puerta y el mayordomo anunci:&-El doctor Roberts. El hombre entr en la habitacin con los modales rpidos que los mdicosutilizan cuando visitan a sus enfermos. Era un individuo jovial, de rostroencarnado y edad mediana. Tena ojos pequeos y brillantes, ciertos indiciosde calvicie, tendencia al embonpoint y un aspecto general de mdico bienlavado y desinfectado. Sus maneras eran alegres y resueltas. Daba la sensacinde que los diagnsticos que formulara tenan que ser necesariamente correctos;sus tratamientos agradables y prcticos... quizs un poco de champaa durantela convalecencia. Un hombre de mundo, en todos los aspectos.-Espero que no habr llegado tarde -dijo el doctor Roberts cordialmente.Estrech la mano del anfitrin y fue presentado a los dems invitados.Pareci particularmente satisfecho de conocer a Battle. -Caramba! -exclam-. Usted es uno de los peces gordos de Scotland Yard,verdad? Muy interesante! Ya s que es mala cosa hacerle hablar de suprofesin ahora, pero le advierto que tratar de que lo haga. Posiblemente nosea muy conveniente para un mdico, pero siempre me ha interesado el crimen.No debo confesarlo a mis pacientes nerviosos... Ja, ja!6La puerta volvi a abrirse.(-La seora Lorrimer.t Era una mujer elegantemente vestida, de unos sesenta aos. Sus faccionesestaban firmemente diseadas; llevaba arreglado con mucho gusto el cabellogris y tena una voz clara e incisiva.-Supongo que no me habr retrasado -dijo, avanzando hacia el seor Shaitana.fLuego salud al doctor Roberts, a quien ya conoca.*El mayordomo anunci:$-El mayor Despard.2 El recin llegado era un joven alto, delgado y distinguido. Una cicatriz enla sien le desfiguraba algo la cara. Despus que fue presentado gravitnaturalmente hacia donde estaba el coronel Race y pronto estuvieron los doshablando de deportes y comparando sus experiencias en el safari.rPor ltima vez se abri la puerta y el mayordomo anunci:,-La seorita Meredith., Era una muchacha de poco ms de veinte aos. De mediana estatura y aspectogallardo, unos rizos castaos le caan sobre el cuello y sus ojos erangrandes, aunque un tanto separados. Llevaba la cara empolvada, sin rastro demaquillaje. Hablaba con lentitud y un poco tmidamente.L-Dios mo! -exclam-. Soy la ltima?8 El seor Shaitana se apresur a recibirla con un vaso de jerez y unarespuesta adornada y galante. Hizo las presentaciones con mucha formalidad yceremonia. La seorita Meredith qued por fin al lado de Poirot, bebiendo su vaso dejerez.-Nuestro amigo es muy puntilloso -observ el detective sonriendo.(La muchacha asinti.l -Desde luego. La gente no se preocupa actualmente de las presentaciones. Selimitan a decir Espero que ya conocer a todos, y te dejan en mitad de lareunin, sin ms aclaraciones.d-Tanto si conoces a los dems como si no, verdad?-Eso es. Algunas veces se siente una confusa... pero creo que el sistema delseor Shaitana infunde mucho ms temor.HTitube un momento y luego pregunt:X-Aqulla es la seora Oliver, la novelista?

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  • En aquel momento se oy sobre los dems la voz grave de la aludida, quehablaba con el doctor Roberts.-No puede usted ignorar el instinto de una mujer, doctor. Las mujeres conocenesas cosas.Olvidndose de que no iba peinada con el pelo sobre la nuca, trat dealisarlo hacia atrs, pero se lo impidi el flequillo.V-S; sta es la seora Oliver -dijo Poirot.$-La que escribi 6Un cadver en la biblioteca ? -La misma.TLa seorita Meredith frunci el entrecejo.-Y ese hombre de cara de palo... dijo el seor Shaitana que es unsuperintendente?,-S; de Scotland Yard. -Y usted? -Y yo?-Le conozco muy bien, monsieur Poirot. Fue usted quien en realidad descubriel misterio de la Gua de ferrocarriles.V-Me llena usted de confusin, mademoiselle.^La seorita Meredith volvi a juntar las cejas.-El seor Shaitana... -empez a decir, pero call-. El seor Shaitana...:Poirot coment sosegadamente: -Pudiera decirse que est obsesionado por el crimen. Al menos, lo parece. Nohay duda de que desea or cmo disputamos entre nosotros. Ya est incitando ala seora Oliver contra el doctor Roberts. Ahora discuten sobre los venenosque no dejan rastro.BLa joven tembl un poco al decir:
  • cristal irlands. En la penumbra, sentado en la cabecera de la mesa, el seorShaitana tena un aspecto ms diablico que nunca. Pidi disculpas con elegancia, sobre el nmero desigual de seoras ycaballeros. La seora Lorrimer tom asiento a su derecha y la seora Oliver a laizquierda. La seorita Meredith se sent entre el superintendente Battle y elmayor Despard, y Poirot entre la seora Lorrimer y el doctor Roberts. -No vamos a permitir que acapare durante toda la noche a la nica chicabonita que tenemos. Ustedes los franceses no pierden el tiempo, verdad?L-No lo s. Soy belga -contest Poirot.-Tanto da por lo que se refiere a las mujeres -coment el mdico alegremente.f Despus, bajando el tono jocoso y adoptando el profesional, empez a hablarcon el coronel Race acerca de los ltimos descubrimientos en el tratamiento dela enfermedad del sueo. La seora Lorrimer se volvi hacia Poirot e inici la conversacin hablandosobre las ltimas obras teatrales estrenadas. Sus juicios eran sensatos, ascomo las crticas que formul. Derivaron luego al tema de los libros y por final de la poltica mundial. Poirot apreci en ella una mujer instruida y muyinteligente. En el lado opuesto de la mesa, la seora Oliver estaba preguntando al mayorDespard si conoca algunos venenos exticos o poco comunes.8-Pues... el curare -dijo l. -Eso es vieux jeu, querido amigo! Ha sido empleado centenares de veces.Me refiero a algo completamente nuevo!>El mayor contest con sequedad:$ -Las tribus primitivas estn algo chapadas a la antigua. Prefieren utilizarlos materiales que sus abuelos y bisabuelos emplearon antes que ellos.B -Qu aburridos son! -dijo la seora Oliver-. Yo crea que estabanconstantemente haciendo experimentos con hierbajos y cosas parecidas. Quoportunidad para los exploradores! Cuando volvieran a casa podran matar atodos los tos ricos, con alguna nueva droga de la que nadie oy hablar. -Eso debe usted buscarlo en los medios civilizados y no en las selvas-coment Despard-. En un laboratorio moderno, por ejemplo. Cultivos degrmenes, en apariencia inofensivos, que pueden producir enfermedadesartificiales tan mortales como las genuinas.> -Eso no interesa a mis lectores. Adems, los nombres de esos bichos seprestan a confusin..., estafilococos, estreptococos... Muy complicados paraque los escriba correctamente mi secretaria y, de todos modos, resultan algoaburridos, no cree? Qu opina usted, superintendente Battle?^ -En la vida real la gente no se busca tantas complicaciones -dijo elinterpelado-. Generalmente utilizan el arsnico porque es ms eficiente y noresulta difcil de conseguir. -Tonteras -replic la seora Oliver-. Eso lo dice simplemente porque hayuna infinidad de crmenes que ustedes, los de Scotland Yard, nunca podrndescubrir. Pero si tuvieran all una mujer...:-Puede decirse que tenemos... -S; esas horribles mujeres polica que llevan un gorro ridculo y molestana la gente en los parques. Yo me refiero a una mujer que ocupara un altocargo. Las mujeres saben mucho acerca del crimen.V -Por regla general, son criminales con mucha suerte -dijo elsuperintendente-. No pierden la cabeza y es divertido verlos cmo mantienencon toda desfachatez sus mentiras.BEl seor Shaitana ri suavemente.-El veneno es un arma femenina -observ-. Deben de existir muchasenvenenadoras que nunca fueron descubiertas.-Claro que las hay -contest la seora Oliver, sirvindose un generoso(mousse de foie gras.-Un mdico tambin tiene oportunidad de ello -prosigui el seor Shaitana conaspecto pensativo.-Protesto -dijo el doctor Roberts-. Cuando envenenamos a nuestros pacientes

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  • es por puro accidente -ri de buena gana. -Pues si yo estuviera decidido a cometer un crimen... -El seor Shaitana sedetuvo y hubo algo en su pausa que llam la atencin de los dems.LTodas las caras se volvieron hacia l. -Creo que lo llevara a cabo con la mayor sencillez posible -sigui-.Siempre existe la posibilidad de que ocurre un accidente... que se dispare unarma sin querer, por ejemplo... o algn accidente de tipo domstico.\Se encogi de hombros y cogi su copa de vino.-Pero quin soy yo para decir estas cosas... con tantos expertos como hayaqu...?$ Levant la copa y al beber, la luz del candelabro reflej una mancha rojasobre su cara, el bigote engomado, la perilla y las fantsticas cejas...hHubo un momento de silencio y la seora Oliver dijo:-Qu hora marca el reloj? Est pasando un espritu... No tengo los piescruzados... debe ser un espritu malo!

    BCaptulo IIIUNA PARTIDA DE BRIDGE Cuando los invitados volvieron al saln, encontraron preparada una mesa de bridge. ^Se sirvi el caf y el seor Shaitana pregunt:"-Quin juega al bridge? Que yo sepa, la seora Lorrimer y el doctorRoberts. Juega usted, seorita Meredith?0-S, aunque no muy bien.-Excelente. Y el mayor Despard? Bien. Qu les parece si ustedes cuatrojugaran aqu?-Menos mal que habr partida -dijo la seora Lorrimer en un aparte a Poirot-.Soy una de las ms fervientes partidarias del bridge h que existen. Es innatoen m. No acepto ninguna invitacin si s que no vamos a jugar despus de lacomida, pues me duermo irremediablemente. Estoy avergonzada de eso; pero esas.Eligieron las parejas. La seora Lorrimer la form con Anne Meredith y elmayor Despard con el doctor Roberts.b -Mujeres contra hombres -dijo la primera cuando tom asiento y empez abarajar las cartas con manos expertas-. Las cartas azules, no le parece,compaera? Soy algo caprichosa.J -Procuren ganar -dijo la seora Oliver poniendo de manifiesto sus tendenciasfeministas-. Demuestren a los hombres que no siempre pueden hacer lo que lesd la gana.\ -Las pobrecitas no tienen la menor posibilidad de ello -observ el doctorRoberts mientras barajaba el otro paquete de cartas-. Creo que le toca dar austed, seora Lorrimer.El mayor Despard se sent lentamente. Miraba a la seorita Meredith como siacabara de descubrir que era verdaderamente bonita.v-Corte, por favor -dijo la seora Lorrimer con impaciencia.Y el mayor, con un sobresaltado gesto de excusa, cort la baraja que leofrecan.La seora Lorrimer empez a repartir las cartas con gesto prctico.-Tenemos preparada otra mesa en la habitacin contigua -dijo el seorShaitana.( Abri una puerta y los cuatro invitados restantes le siguieron hasta unsaloncito confortablemente amueblado en el que haba dispuesta otra mesa de bridge.`-Tendremos que sortearnos -dijo el coronel Race. -Yo no juego -anunci el dueo de la casa moviendo negativamente la cabeza-.El ,bridge no me divierte. Los otros protestaron, manifestando que siendo as, preferan no jugar, peroShaitana sostuvo con firmeza sus propsitos y, por fin, tomaron asiento.Poirot y la seora Oliver contra Battle y Race. El anfitrin los estuvo observando durante un rato. Sonrimefistoflicamente cuando vio con qu cartas declaraba la seora Oliver un

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  • dos sin triunfo y luego pas silenciosamente a la otra habitacin. Encontr a los dems jugadores con las caras serias, embebidos en los lancesdel juego. La subasta se haca con gran rapidez: Un corazn. Paso. Trestrboles. Tres picos. Cuatro diamantes. Doblo. Cuatro corazones.El seor Shaitana observ el juego durante un momento, con la cara sonriente. Luego cruz la habitacin y se sent en un gran silln, al lado de lachimenea. En una mesilla contigua tena una bandeja con botellas. Elresplandor del fuego se reflejaba en los protectores de cristal colocados anteel hogar.^ Como siempre fue un perito en el arte de la iluminacin, el seor Shaitanala haba dispuesto de tal forma en aquella estancia, que pareca alumbradasolamente por las llamas del fuego. Una lamparita con pantalla, colocada allado de su silln, le permita leer si lo deseaba. Discretas luces indirectasdaban al saln una luz ms viva sobre la mesa de juego, en torno a la cualseguan oyndose las mismas exclamaciones montonas.tUna sin triunfo. Claro y decisivo... La seora Lorrimer.Tres corazones. Una nota agresiva en la voz... el doctor Roberts.VPaso. Una voz tranquila... Anne Meredith.R Siempre se produca una pausa antes de que hablara Despard. No era lavacilacin del hombre que piensa con lentitud, sino la del que quiere estarseguro antes de hablar.&Cuatro corazones. Doblo.Con la cara coloreada por las llamas vacilantes, el seor Shaitana sonri.Y sigui sonriendo, mientras los prpados le temblaban un poco...dAquella fiesta le estaba resultando muy agradable.

    * * * $-Cinco diamantes. Game y Rubber 6 -dijo el coronel Race-. Ha jugado muybien, compaero -se dirigi a Poirot-. No cre que pudiera hacerlo. Hemostenido suerte al no dejarles jugar su pico. -No me parece que hubieran variado mucho las cosas -replic elsuperintendente Battle, pues era un hombre de benvola magnanimidad.N Haba cantado picos. Su compaera, la seora Oliver, tena ayuda a estepalo, pero algo la haba movido a salir con un trbol... y los resultadosfueron desastrosos.

  • prometa ser interesante.LEl superintendente Battle la acompa.pRace fue hacia donde estaba Shaitana y Poirot lo sigui.L-Nos vamos, Shaitana -dijo el coronel. El interpelado no contest. Tena la cabeza inclinada sobre el pecho ypareca haberse dormido. Race dirigi una mirada de extraeza a Poirot y seacerc un poco ms. De pronto, lanz una exclamacin ahogada y se inclinhacia delante. Poirot se coloc inmediatamente a su lado y mir lo quesealaba el coronel... algo que poda ser un botn de camisa... pero que no loera...p El detective se inclin a su vez, tom una de las manos del seor Shaitana yla dej caer. Hizo un signo afirmativo al ver la mirada interrogante de Race yste levant la voz y llam:t-Superintendente Battle; un momento, acrquese, por favor.El superintendente se acerc a ellos, mientras la seora Oliver quedabaviendo cmo se jugaban los cinco triunfos, doblados.

    No obstante su aspecto estlido, Battle era un hombre gil. Levant las cejasy pregunt en voz baja, cuando lleg junto a los otros: -Ocurre algo?Con un ademn de cabeza el coronel Race seal la silenciosa figura delsilln.| En tanto que Battle se inclinaba, Poirot contempl pensativamente la caradel seor Shaitana. Ahora pareca una cara inocente, con la barbilla cada...sin la expresin diablica de antes...DHrcules Poirot sacudi la cabeza. El superintendente se incorpor. Haba examinado, sin tocarle el objeto quepareca un botn de la camisa del seor Shaitana... pero que no lo era. Battlelevant tambin la flccida mano y la dej caer.Luego qued rgido, insensible, capaz, marcial... dispuesto a hacerse cargoeficientemente de la situacin.:-Un momento, por favor -dijo. Su voz tena un tono oficial, tan diferente al que haba empleado durante lanoche, que se volvieron hacia l todos los que estaban jugando. La mano deAnne Meredith qued sobre el as de picos que iba a recoger del juego delmuerto.-Siento comunicarles -dijo Battle- que nuestro anfitrin, el seor Shaitana,ha fallecido. La seora Lorrimer y el doctor Roberts se levantaron. Despard frunci elentrecejo y la seorita Meredith dio un ligero respingo.(-Est usted seguro?El doctor Roberts, dominado por su instinto profesional, cruz el saln conpaso rpido.rEl superintendente Battle impidi que siguiera avanzando.-Un momento, doctor Roberts. Puede decirme, primero, quin entr y sali dela habitacin desde que comenz la velada?4Roberts lo mir fijamente.N-Entr y sali? No le entiendo. Nadie.VBattle dirigi la vista hacia el otro lado.:-Es cierto, seora Lorrimer? -Desde luego.V-Ni el mayordomo ni alguno de los criados?-No. El mayordomo trajo esa bandeja cuando nos sentamos a jugar y no havuelto desde entonces.El superintendente mir a Despard y ste asinti sin proferir palabra.RAnne Meredith, casi sin aliento, asegur:&-S..., s, eso es.-Qu pasa aqu? -pregunt Roberts con impaciencia-. Deje que le reconozca.Puede haber sido sencillamente un mareo. -No ha sido ningn mareo y siento decirles... que nadie deber tocarlo hasta

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  • que venga el mdico-forense. El seor Shaitana ha sido asesinado.-Asesinado? -un suspiro horrorizado e incrdulo lanzado por Anne.VUna mirada fija, desconcertada, de Despard.ZUn agudo Asesinado? de la seora Lorrimer.FUn Dios mo! del doctor Roberts. Battle hizo un lento signo afirmativo. Tena en aquel momento el aspecto deun mandarn de porcelana china. Su expresin era desconcertante.j-Apualado -dijo-. As ha ocurrido. Le han apualado.FLuego formul una pregunta general.t-Alguno de ustedes se ha levantado de la mesa esta noche?Vio cuatro expresiones vacilantes... confundidas. Miedo... indignacin...congoja... horror; pero nada que le pudiera ayudar. -Y bien? -dijo.n Sigui un momento de silencio, y luego el mayor Despard, que se habalevantado y qued firme como un soldado, con su cara de aspecto sensato vueltahacia Battle, dijo tranquilamente: -Creo que cada uno de nosotros abandon la mesa en varias ocasiones durantela velada; bien para preparar unas copas o para aadir lea al fuego. Yo hicelas dos cosas. Cuando me acerqu a la chimenea, Shaitana estaba durmiendo enel silln. -Durmiendo? -Eso cre... s. -Pudo estarlo -dijo Battle-. O pudo estar ya muerto. Lo averiguaremos dentrode poco. Les ruego que pasen a la habitacin contigua -se dirigi a la inmvilfigura que segua a su lado-. Tal vez querr usted acompaarlos, coronelRace?xEl coronel hizo seguidamente un rpido gesto de comprensin.:-De acuerdo, superintendente.0Los cuatro jugadores de bridge Dsalieron lentamente por la puerta.La seora Oliver se sent en una silla al otro lado de la habitacin y empeza sollozar calladamente.Battle descolg el receptor del telfono y habl durante unos minutos. Luegose dirigi a los dems: -La polica vendr en seguida. La Jefatura ordena que me haga cargo delasunto. El forense llegar dentro de un momento. Qu tiempo dira usted queha transcurrido desde que lo mataron, monsieur Poirot? Yo opino que ms de unahora.@ -Eso me parece. Es una lstima que no puedo ser uno ms exacto... quepudiera decir: Este hombre muri hace una hora, veinticinco minutos ycuarenta segundos.JBattle asinti con aspecto abstrado. -Estaba sentado justamente frente al fuego. Eso influye un poco. Sobre unahora... no ms de dos y media; es lo que dir el forense, estoy seguro. Ynadie vio ni oy nada. Es asombroso! Qu albur tan arriesgado ha corrido elasesino! La vctima pudo gritar.-Pero no lo hizo. Al criminal no le fall la suerte. Como ha dicho usted, mon ami, :fue un asunto muy arriesgado.-Tiene usted alguna idea, monsieur Poirot, de cul fue el motivo? Algunasospecha sobre ello?:Poirot contest con lentitud:-S; tengo algo que decir al respecto. No le insinu el seor Shaitana landole de reunin a que bamos a asistir esta noche?vEl superintendente Battle lo mir con acentuada curiosidad.v-No, monsieur Poirot. No me insinu nada. Por qu lo dice?rUn timbre son distante y se oy el aldabn de la puerta.-Ah estn los nuestros -dijo Battle-. Ir a abrirles. Ya me contar eso mstarde. Empecemos ahora por el trabajo rutinario. Poirot asinti.TEl superintendente sali de la habitacin.NLa seora Oliver continuaba sollozando.

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  • : Poirot se acerc a la mesa de juego y, sin tocar nada, dio una ojeada a loscarnets en que los jugadores anotaron los tantos. Sacudi la cabeza variasveces.-Estpido! -murmur-. Estpido hombrecillo...! Disfrazarse de diablo ytratando de asustar a la gente... $Quel enfantillage! Se abri la puerta y entr el forense llevando un maletn en la mano. Lesegua el inspector de la divisin, que vena hablando con Battle, y despusentr el fotgrafo. En el vestbulo montaba guardia un agente.xHaba empezado la rutina para el esclarecimiento del crimen.

  • :Poirot se encogi de hombros.&-Nunca lo sabremos. -El doctor Roberts! -repiti la seora Oliver tenazmente-. Un hombre muycordial. Los asesinos lo son a menudo... para disfrazar su verdaderacondicin! Si estuviera en su lugar, superintendente, lo arrestara enseguida.< -Es posible que lo hiciera, si una mujer estuviera al frente de ScotlandYard -dijo Battle, mientras un destello brillaba en sus ojos impasibles-. Peroya comprender que, siendo hombres los que se ocupan de ello, debemos tenermucho cuidado. Deberemos ir despacio, sin precipitaciones. -Hombres... hombres -suspir la novelista, mientras en su pensamientocompona varios artculos periodsticos sobre el particular.-Ser mejor que los hagamos pasar ahora -dijo el superintendente-. No quierotenerlos esperando demasiado tiempo.El coronel Race hizo un movimiento como si fuera a incorporarse.@-Si quiere usted que salgamos... Battle dud un instante al ver la elocuente mirada que le dirigi la seoraOliver. Estaba perfectamente enterado de la posicin oficial que ocupaba elcoronel Race, y en cuanto a Poirot, haba trabajado con la polica en diversasocasiones. El nico tanto dudoso era decidir si la novelista poda quedarse.Pero el superintendente era un hombre comprensivo. Record que la seoraOliver haba perdido tres libras y siete chelines y que haba soportado laprdida sin enfadarse. -Por m, pueden quedarse todos -dijo-. Pero no quiero que me interrumpan-mir a la seora Oliver-. Y no quiero que se haga ninguna referencia a lo quemonsieur Poirot nos acaba de contar. Era el secreto de Shaitana y, a todos losefectos, ha muerto con l. Entendido?L-Perfectamente -dijo la seora Oliver.Battle se dirigi hacia la puerta y llam al agente que montaba la guardia enel vestbulo.-Vaya al saloncito. Encontrar a Anderson y a los cuatro invitados. Dgale aldoctor Roberts que haga el favor de venir. -Yo lo hubiera guardado para el final -dijo la seora Oliver-. Si hubierasido en una novela, quiero decir -aadi como excusndose.f-La vida real es un poco diferente -coment Battle.-Ya lo s -replic la novelista-. En ella todo est muy mal dispuesto.El doctor Roberts entr, amortiguando un tanto la viveza de sus movimientos. -Oiga, Battle -dijo-. Esto es un asunto endiablado! Perdone, seora Oliver,pero es as. Hablando profesionalmente, casi no lo puedo creer. Apualar a unhombre a pocos pasos de otras tres personas... -sacudi la cabeza-. Cspita!No me hubiera gustado hacerlo! -Una ligera sonrisa levant las comisuras desus labios-. Qu es lo que debo hacer o decir para convencerle de que yo nofui?n-Bueno... podemos considerar el motivo, doctor Roberts.@El mdico asinti enfticamente. -Esto est claro. No tena ni el ms ligero motivo para desembarazarme delpobre Shaitana. Lo que es ms, no le conoca a fondo. Me diverta, era un tipomuy fantstico. Tena cierto aire oriental. Como es lgico, investigarndetenidamente mis relaciones con l al menos, as lo espero. No soy tonto.Pero no encontrarn nada. No tena ninguna razn para matar a Shaitana y no lomat.4Battle asinti gravemente.b -Eso est muy bien, doctor Roberts. Investigar ese aspecto, como supone.Usted es un hombre razonable. Y ahora, qu puede decirme acerca de sus otrostres compaeros de juego? -Temo que no s muchas cosas de ellos. A Despard y a la seorita Meredithlos he conocido esta noche por vez primera. Tena referencias de Despard...le su libro de viajes, que por cierto me pareci un bonito cuento chino.X-Saba usted que l y Shaitana se conocan? -No. Shaitana nunca me habl de l. Como le he dicho, haba odo hablar de

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  • Despard, pero no le conoca personalmente. A la seorita Meredith no la habavisto nunca. Sin embargo, conozco a la seora Lorrimer.&-Qu sabe de ella?
  • para ello. Quin asegura que no mirara nadie precisamente en el momentocrtico?, -S -convino el superintendente-. Corri un gran riesgo. El motivo debi sermuy fuerte. Me gustara saber cul fue -aadi, mintiendo descaradamente.

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  • -Supongo que ya lo averiguarn -asegur Robert-. Revisarn sus papeles ydems efectos. Seguramente entre ellos encontrarn una pista.T-As lo esperamos -dijo Battle hoscamente.VDirigi una aguda mirada a su interlocutor.-Le quedara muy reconocido, doctor Roberts, si me diera usted su opininpersonal... de hombre a hombre. -Claro que s.L-Cul de los tres cree usted que fue?@El mdico se encogi de hombros. -Eso es fcil. As, de pronto, yo dira que Despard. Es un hombre de nerviosbien templados y est acostumbrado a una vida llena de peligros en la que hayque estar dispuesto a obrar con presteza. No hubiera dudado en correr unriesgo. Estimo que las mujeres no tienen nada que ver con este asunto, pues,segn creo, se necesita cierto vigor fsico para ello.`-No tanto como se imagina. D un vistazo a esto.T Obrando con la ligereza de un prestidigitador, Battle sac de pronto uninstrumento de metal reluciente, largo y afilado, de cabeza redonda cubiertade piedras preciosas.El doctor Roberts se inclin, cogi aquel objeto y lo examin con eldetenimiento de un profesional. Toc la punta y silb. -Vaya herramienta!... Vaya herramienta! Un juguete hecho ex profeso paramatar. Puede penetrar en cualquier cuerpo con la misma facilidad con queatravesara un trozo de mantequilla. Supongo que lo llevara consigo elasesino.2Battle sacudi la cabeza.

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  • -No -dijo-. Era propiedad del seor Shaitana. Estaba encima de la mesasituada cerca de la puerta, entre gran cantidad de cachivaches.-Entonces, el criminal se aprovech de las circunstancias. Tuvo suerte deencontrar por casualidad un utensilio como ste.-Bueno... es una forma de considerar el asunto -coment Battle con lentitud.r-Desde luego; no fue tanta suerte para el pobre Shaitana. -No me refera a esto, doctor Roberts. Quera decir que existe otro punto devista respecto a la cuestin. Me figuro que la vista de este pual despert laidea del asesinato en la mente del criminal.t -Opina usted que fue una inspiracin momentnea... que el asesinato no fuepremeditado? Que concibi la idea una vez estuvo en la casa? Ejem... hayalgo que le sugiera esa suposicin?>Mir a Battle escrutadoramente.-Es solamente una idea -dijo el superintendente con aire impasible.z-Bien; pudo ser as, desde luego -asinti Roberts lentamente.PBattle tosi para aclararse la garganta.-No quiero entretenerle ms, doctor. Muchas gracias por su colaboracin.Har el favor de facilitarme su direccin?-Naturalmente. 200 Gloucester Terrace, W. 2. El nmero de mi telfono es,Bayswater 23896.z-Muchas gracias. Seguramente tendr que verle dentro de poco.0 -Me encantar hablar con usted cuando guste. Espero que la Prensa no darmucha publicidad al asunto. No quiero que se preocupen mis enfermos nerviosos.bEl superintendente se volvi hacia Poirot y dijo: -Perdone, monsieur Poirot. Si desea hacer usted alguna pregunta, estoyseguro de que el doctor no tendr inconveniente en contestar. -Claro que no. No faltaba ms. Soy un gran admirador de usted, monsieurPoirot. Las pequeas clulas grises... el orden y el mtodo. Estoy enterado detodo ello. Presiento que habr usted pensado en hacerme una preguntaverdaderamente intrigante:Hrcules Poirot extendi las manos con un ademn de pura raz latina.-No. No. Slo necesito fijar con claridad en mi pensamiento todos losdetalles. Por ejemplo, cuntos rubbers jugaron?-Tres -respondi Roberts rpidamente-. bamos a terminar el primer game Fdel cuarto cuando llegaron ustedes.8-Y quin jug contra quin? -En el primero, Despard y yo contra las seoras. Nos dieron un buen vapuleo,por cierto. No pudimos hacer nada, pues no cogimos ninguna carta que valierala pena. En el segundo, la seorita Meredith y yo, contra Despard y la seoraLorrimer -prosigui-, y en el tercero, la seora Lorrimer y yo, contra laseorita Meredith y Despard. Sorteamos cada vez, pero sali la cosa de formaque en cada rubber cambiamos de compaero. En el cuarto volv a jugar con laseorita Meredith.$-Quines ganaron?L-La seora Lorrimer gan en todos los rubbers. La seorita Meredith gan en el primero y perdi en los dos siguientes. Yogan un poco y la muchacha y Despard debieron perder algo.,Poirot dijo sonriendo: -Nuestro buen amigo el superintendente le ha preguntado acerca de su opininsobre sus compaeros de juego, como probables asesinos. Ahora le ruego que mediga cul es la que ha formado de ellos como jugadores de bridge.L -La seora Lorrimer es una jugadora de primera categora -replic Robertssin titubear-. Apuesto cualquier cosa a que obtiene unos buenos ingresosanuales jugando al bridge. Despard es tambin un buen jugador... lo que yollamo un jugador cabal... un individuo que sabe emplear la cabeza. A laseorita Meredith se la puede describir como una jugadora muy segura. Nocomete equivocaciones, pero sus jugadas no revisten brillantez alguna.J-Y qu opina de usted mismo, doctor?>Los ojos de Roberts chispearon.-Me gusta cargar la mano un poco, segn dicen. Pero me he dado cuenta de que

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  • siempre da buenos resultados. Poirot sonri.:El doctor Roberts se levant.:-Alguna cosa ms? -pregunt.HEl detective hizo un gesto negativo.T -Bien, entonces, buenas noches. Buenas noches, seora Oliver. Debiera tomarnota de lo que ha ocurrido. Es mucho mejor que esos venenos que no dejantraza, no le parece?El mdico sali de la habitacin, caminando otra vez con su habitualvivacidad.Cuando la puerta se cerr tras l, la seora Oliver coment con sorpresa: -Tomar nota...! Tomar nota! Hay que ver la poca inteligencia que tiene lagente. Si quiero, puedo inventarme cada da un asesinato mucho mejor quecualquier crimen real. Nunca me han faltado ideas. Y mis lectores prefierenlos venenos que no dejan huella!

  • -Supuse que me lo preguntara y he estado recapacitando sobre ello. Melevant una sola vez, cuando haca de muerto. Me acerqu al fuego. El seorShaitana estaba vivo todava y le hice observar unos instantes lo bonito queresultaba ver un buen fuego de lea. -Le contest?T-S. Me dijo que aborreca los radiadores.D-Oy alguien ms su conversacin?-No lo creo. Baj la voz para no molestar a los que estaban jugando.*Con tono seco aadi:-Al fin y al cabo, tiene usted mi palabra, tan slo, de que el seor Shaitanaestaba vivo y habl conmigo.El superintendente no opuso ninguna objecin y prosigui con sus preguntasmetdicas y sosegadas.2-A qu hora ocurri eso?t-Haca poco ms de una hora que habamos empezado a jugar.:-Y qu me dice de los dems?v -El doctor Roberts me trajo una copa. Se sirvi otra para l... pero eso fuemas tarde. El mayor Despard tambin se levant para beber... alrededor de lasonce y cuarto, poco ms o menos.4-Slo se levant una vez? -No... creo que dos. Los caballeros estuvieron yendo y viniendo por lahabitacin, pero no me di cuenta de lo que hicieron. La seorita Meredith selevant una sola vez y dio la vuelta a la mesa para ver el juego de sucompaero.0-Y no se alej de all?^-No puedo decrselo. Es posible que lo hiciera. Battle asinti.D-Todo esto es muy vago -refunfu. -Lo siento.Una vez ms, el superintendente actu como un prestidigitador y sac el largoy delgado estilete.b-Quiere usted verlo, seora Lorrimer? -pregunt.>La mujer lo tom sin inmutarse.8-Lo haba visto alguna vez? -Nunca.Z-Sin embargo, estaba sobre la mesa del saln.$-No me fij en l. -Tal vez se dar cuenta de que con una arma como sta una mujer podra llevara cabo un asesinato tan fcilmente como un hombre.T-Supongo que s -dijo ella bajando la voz.jSe inclin para devolver a Battle el delicado objeto. -Pero, as y todo -agreg el polica-, esa mujer deba estar en un verdaderocallejn sin salida. Era muy peligroso el riesgo que deba correr.lAguard un minuto, pero la seora Lorrimer no replic.-Sabe usted algo acerca de las relaciones entre los otros tres y el seorShaitana?.Ella sacudi la cabeza.(-Nada absolutamente.-Tendra inconveniente en darme su opinin sobre cul de ellos podra ser elculpable?*La mujer se enderez.-Me parece muy inconveniente el hacer una cosa as. Y, adems, consideroaltamente impropia esa tajante pregunta.El superintendente pareci un chiquillo avergonzado, a quien su abuelaacababa de reprender.-Quiere darme su direccin, por favor? -murmur, mientras coga su libro denotas.L-Ciento once, Cheyne Lane, en Chelsea.:-Y el nmero de su telfono? -Chelsea, 45632.

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  • jugadores. En sta, los nmeros son bastante extravagnates. Los tanteos nollegaron a la altura del rubber precedente. Ello fue debido, con seguridad,a que el doctor jugaba con la seorita Meredith y sta es una jugadorabastante tmida. Si hubiera lanzado ms faroles, corra el riesgo de que ellajugara con ms timidez todava. Tal vez creern ustedes -termin Poirot- que las preguntas que hago sontonteras. Pero no lo son. Necesito conocer el carcter de los cuatrojugadores y cuando ven que solamente les pregunto acerca del bridge, ^todosestn dispuestos a contarme lo que saben.N -Nunca cre que sus preguntas fueran disparatadas, monsieur Poirot -dijoBattle-. Ya he tenido ocasin de ver cmo trabaja usted. Cada cual tiene susmtodos, lo s. Tengo por costumbre que mis inspectores gocen de la libertaden este aspecto. De tal forma, cada uno de ellos tiene ocasin de saber qumtodo cuadra mejor a sus aptitudes. Pero ser preferible que dejemos estopara otro rato. Haremos que pase la muchacha.Anne Meredith pareca bastante trastornada. Se detuvo en el umbral de lapuerta, respirando con dificultad. Los instintos paternales del superintendente Battle se pusieroninmediatamente de manifiesto. Se levant y dispuso una silla para la joven, enngulo ligeramente diferente, para que no se sentara frente a l. -Tome asiento, seorita Meredith, por favor. Vamos, no se alarme. Ya s quetodo esto parece algo terrible, pero en realidad no lo es tanto.0 -No creo que haya cosas peores -dijo ella con un hilo de voz-. Es tanhorroroso... tan horroroso... pensar que uno de nosotros... que uno denosotros...< -Djeme que sea yo quien haga esas reflexiones -dijo Battle con amabilidad-.Bien, seorita Meredith, qu le parece si nos diera su direccin antes quenada?@-Wendon Cottage, en Wallingford..-No vive en la ciudad?P-Paro en mi club durante un par de das.(-Y cul es su club?F-El Naval y Militar para seoras.-Muy bien. Y ahora, seorita Meredith, conoca mucho al seor Shaitana?j-No muy bien. Siempre cre que era un hombre temible. -Por qu?-Pues... porque lo era! Tena una sonrisa espantosa! Y aquella forma deinclinarse sobre una como si fuera a comrsela...H-Haca mucho tiempo que lo conoca?-Cerca de nueve meses. Me lo presentaron en Suiza, mientras practicaba losdeportes de invierno.-Nunca hubiera credo que le gustaran tales deportes -dijo Battlesorprendido.-Slo patinaba. Era un patinador estupendo. Haca gran cantidad de figuras yfiligranas.-S; eso cuadraba mejor con su carcter. Y lo vio muchas veces despus?-Pues... bastantes. Me invit a varias reuniones y fiestas que dio. Todasellas fueron un tanto extravagantes.@-Pero a usted no le gustaba l?b-No. Lo consideraba como un hombre escalofriante.:Battle pregunt con suavidad:^-No tena ninguna razn especial para temerle?
  • fLas mejillas de la muchacha enrojecieron de pronto.h-No... no. Creo que di una vuelta por la habitacin. -Bien. Perdone, seorita Meredith: trate de contarnos la verdad. Ya s queest nerviosa y cuando uno se encuentra as, es capaz de... bueno, de contarlo sucedido como intentaba usted hacerlo. Pero eso no da ningn resultado.Quedamos, pues, en que dio una vuelta por la habitacin. Se dirigi haciadonde estaba el seor Shaitana?rLa joven guard silencio durante un momento y luego dijo:R-De verdad... de verdad... no me acuerdo.-Est bien; consideraremos que pudo hacerlo. Sabe usted algo acerca de losotros tres?.Anne sacudi la cabeza..-Nunca los haba visto.-Qu opina usted de ellos? Le parece que alguno pudo ser el asesino? -No lo puedo creer. No puedo. El mayor Despard no pudo sen Y no creo quefuera el mdico... al fin y al cabo, un mdico puede matar a cualquiera de unamanera mucho ms fcil. Una droga... o algo parecido.z-Entonces, de ser alguien, fue la seorita Lorrimer, verdad?-No. Estoy segura de que no lo hizo. Es tan encantadora... y tan amablecuando se juega al bridge con ella. Es una gran jugadora y, sin embargo, nohace que una se ponga nerviosa, ni le reprende por las equivocaciones quecometa.|-No obstante, dej usted su nombre para el final -dijo Battle.-Fue slo porque el apualar a una persona no me parece cosa de mujer.-Battle volvi a repetir el juego de manos y Anne Meredith inici unmovimiento de retroceso.J-Oh, qu horrible! Debo... cogerlo?8-Me gustara que lo hiciera. La observ mientras ella coga el estilete con repugnancia. La cara de lamuchacha se contrajo, demostrando la aversin que senta.R-Con esta cosa tan pequea... con esto...-Penetra cualquier cosa como si fuera mantequilla -coment Battle con tono desatisfaccin-. Un nio lo puede hacer.D -Quiere usted decir... quiere decir... -la joven lo mir con ojos abiertosy aterrorizados-, que yo pude hacerlo? Pero yo no lo hice. Por qu tena quehacerlo? -Eso es precisamente lo que deseamos saber -dijo el superintendente-. Culfue el motivo? Por qu alguien quera matar a Shaitana? Era un individuobastante pintoresco, pero, por lo que s, no era peligroso.Hubo una ligera interrupcin en la respiracin de la muchacha... unarepentina elevacin de todo su pecho. -No era un chantajista, por ejemplo, ni cosa parecida -prosigui Battle-. Detodas formas, seorita Meredith, no parece ser usted el tipo de joven queesconde gran cantidad de secretos criminales.lPor primera vez sonri ella, ganada por su afabilidad.-No; desde luego, no los tengo. Ni de stos, ni de otra especie.8 -Entonces, no tiene usted por qu preocuparse. Tal vez tendremos que vernosde nuevo para hacerle unas cuantas preguntas, pero slo ser una cosarutinaria.$Battle se levant.< -Puede usted marcharse. El guarda le llamar un taxi. Y procure pasar lanoche sin dar vueltas en la cama, preocupndose por esto. Tmese un par deaspirinas.La acompa hasta la puerta y cuando volvi, el coronel Race en voz baja yacento divertido dijo:-Qu consumado embustero es usted, Battle! Ese aire paternal es insuperable.n -No poda perder el tiempo con ella, coronel Race. La pobre chica podaestar mortalmente asustada... en cuyo caso obrar de otra forma hubiera sidocrueldad. Y no soy, ni nunca fui cruel. O poda ser una actriz consumada, conlo que no hubiramos adelantado un paso, por ms que la interrogramos toda la

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  • noche.H La seora Oliver suspir y se pas la mano por el flequillo de manera que lodescompuso, dando a su cara un aspecto alegre, como si hubiera tomado una copade ans. -Sepa usted que estoy por creer que lo hizo ella. Suerte que esto no ocurreen una novela. La gente no quiere que la culpable sea una muchacha joven ybonita. De todos modos, creo que ella lo hizo. Qu opina usted, monsieurPoirot?D-Acabo de hacer un descubrimiento.F-En las hojas del carnet otra vez?-S. La seorita Meredith dio la vuelta a la suya, traz unas lneas yutiliz el dorso.,-Y qu significa eso?-Significa que est acostumbrada a la estrechez, o bien que tieneinstintivamente el sentido de la economa.-Pues el vestido que lleva es de los caros -observ la seora Oliver.z-Que pase el mayor Despard -orden el superintendente Battle.

    >Captulo VIIEL CUARTO ASESINO? El mayor Despard entr en la habitacin con paso rpido y elstico... unpaso que hizo que Poirot se acordara de alguien o de algo.( -Siento mucho haberle hecho esperar todo este tiempo, mayor Despard -seexcus Battle-. Pero quera que las seoras pudieran marcharse cuanto antes.V-No hace falta que se excuse. Lo comprendo.`Tom asiento y mir inquisitivamente al polica.r-Conoca usted bien al seor Shaitana? -pregunt Battle.h-Lo haba visto en dos ocasiones -respondi Despard. -Slo en dos? -Eso es.B-Y cules fueron esas ocasiones?-Hace cosa de un mes estuvimos comiendo en la misma casa. Entonces me invita un combinado que daba una semana despus. -En este piso? -S.l-Dnde se celebr? En esta habitacin o en el saln?6-En todas las habitaciones.R-Vio este pequeo objeto en algn sitio?HBattle sac una vez ms el estilete.jLos labios del mayor Despard se curvaron ligeramente.-No -respondi-. No tom nota de l para utilizarlo en otra ocasin.-No hay necesidad de que se adelante a lo que diga yo, mayor Despard.d-Le ruego que me perdone. La deduccin era lgica.Hubo un momento de silencio y luego Battle reanud sus preguntas.x-Tena usted algn motivo para aborrecer al seor Shaitana? -Muchos.`-Eh? -El superintendente pareci sobresaltarse." -Para aborrecerlo... no para matarlo -dijo Despard-. No tena el menor deseode matarlo, pero creo que me hubiera gustado darle un buen puntapi.d-Por qu quera darle un puntapi, mayor Despard?0-Porque era uno de esos dagos que lo estn pidiendo a gritos. Cada vez quelo vea senta una comezn extraa en la punta de mi zapato.z-Sabe usted algo de l...? Que lo desacredite, quiero decir.-Iba demasiado bien vestido... llevaba el pelo demasiado largo.., y ola aperfume.-Y, sin embargo, acept su invitacin para cenar -apunt Battle.2 -Si cenara solamente en las casas cuyo dueo es de mi completo agrado, temoque no saldra mucho de noche, superintendente -replic Despard con sequedad.-Le gusta a usted la vida de sociedad, pero no la aprueba, verdad? -sugiriel otro.

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  • B -Me gusta, pero por perodos cortos. S; me gusta volver de la selva paraencontrar habitaciones iluminadas, mujeres vestidas con ropas encantadoras;para comer bien, bailar y rer... pero slo por poco tiempo. Luego, lainsinceridad de todo me produce nuseas y quiero marcharme otra vez.-Debe ser una vida muy peligrosa la que lleva usted, mayor Despard,recorriendo parajes tan apartados.hEl joven se encogi de hombros y sonri ligeramente.-El seor Shaitana no llevaba una vida peligrosa... y, sin embargo, hamuerto, mientras yo estoy vivo.-Puede ser que fuera ms peligrosa de lo que usted cree -dijo Battleintencionadamente.&-Qu quiere decir?t-El difunto seor Shaitana era una especie de metomentodo.BDespard se inclin hacia delante.-Quiere dar a entender que se entrometa en la vida de los dems... quedescubra...? A qu se refiere?-Quiero decir que, tal vez, era un hombre de los que gustan entrometerseen... ejem... bueno... en la vida de las mujeres.Despard se reclin en la silla y lanz una risotada divertida aunqueindiferente.t-No creo que las mujeres tomaron en serio a tal charlatn.\-Quin cree usted que lo mat, mayor Despard? -Pues no lo s. La seorita Meredith no fue. Y no puedo imaginarme a laseora Lorrimer haciendo tal cosa... me recuerda a una de mis tas mstemerosas de Dios. Queda, por lo tanto, el caballero mdico.-Puede describirme lo que hicieron usted y sus compaeros durante la velada?-Me levant dos veces. Una de ellas para coger un cenicero y atizar el fuego.Y despus para servirme una copa.-Qu ocurre? -pregunt Battle.0 -Nada -contest el detective-. Se me ha ocurrido que Despard camina como untigre... s, eso es... elsticamente, con suavidad, como se mueve esa fiera.-Hum! -refunfu Battle-. Bien... -mir a sus tres compaeros-. Cul deellos lo hizo?

    8Captulo VIIICUL DE ELLOS? L Battle mir a la cara de cada uno de los circunstantes. Slo uno de elloscontest la pregunta. La seora Oliver, siempre dispuesta a dar su parecer,empez a hablar.2-La muchacha o el mdico. El superintendente mir inquisitivamente a los otros dos. Pero ambos no

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  • parecan dispuestos a formalizar ninguna declaracin. Race sacudi la cabeza yPoirot alis cuidadosamente las hojas del carnet.L -Uno de ellos lo hizo -comenz Battle con aspecto pensativo-. Uno de ellosest mintiendo descaradamente-. Pero, cul? ste no es un asunto fcil... no;no es fcil.VCall durante unos momentos y despus dijo: -Si hemos de fiarnos de lo que nos han dicho, el mdico cree que Despard esel culpable; Despard cree que lo hizo el mdico; la muchacha piensa que fue laseora Lorrimer... y sta no quiere decir nada. En resumen, ningn indicio queaclare la cuestin.2-Tal vez no -dijo Poirot.HBattle le dirigi una rpida mirada.h-Cree usted que hay algo en lo que nos han contado?DPoirot hizo un ademn con la mano.-Es el matiz de las declaraciones... nada ms. Nada sobre lo que se puedansacar definitivas conclusiones.8El superintendente continu:-Por lo visto, ustedes dos, caballeros, no quieren decir lo que piensan deesto...T-No existen pruebas -dijo Race brevemente.-Oh! Hombre! -suspir la seora Oliver, como si despreciara tal reserva enuna opinin.-Examinemos las posibilidades en trminos generales -observ Battle.$Medit un momento. -Yo pondra al mdico en primer lugar -dijo al fin-. Es un sospechosobastante plausible. Sabe el punto exacto donde introducir un pual. Peroaparte de ello, no tenemos nada ms contra l. Despus est Despard; un hombrede nervios bien templados. Acostumbrado a tomar decisiones rpidas y a dejarsu hogar para acometer empresas peligrosas. La seora Lorrimer? Tambin poseebuenos nervios y es una mujer de las que pueden tener un secreto en su vida.Da la impresin de saber lo que son las desgracias. Por una parte, yo diraque es lo que podramos llamar una mujer de buenos principios... una mujer quepodra ser directora de un colegio de seoritas. Es difcil imaginrselaapualando a una persona. Realmente, no creo que lo haya hecho ella. Y, porfin, tenemos a la pequea seorita Meredith. No conocemos sus antecedentes.Parece una muchacha corriente, de aspecto atractivo, aunque algo tmida. Pero,como ya he dicho, no sabemos nada ms acerca de ella.-Sabemos que Shaitana estaba enterado de que cometi un asesinato -observPoirot.-La mscara angelical ocultando el demonio -musit la seora Oliver.-Nos conduce esto a algn lado, Battle? -pregunt el coronel Race.-Cree usted que son especulaciones sin ningn valor, seor? En un caso comoste, es natural que se hagan suposiciones.-No sera mejor investigar todo lo que se relacione con esa gente? Battle sonri.-No se preocupe. Dedicaremos a ello nuestro mejor inters. Creo que usted nospodra ayudar.*-Claro que s. Cmo?^ -Respecto al mayor Despard. Ha pasado mucho tiempo en el extranjero. EnSudamrica, en el este y sur de frica... tiene usted medios de reunirinformacin acerca de ese joven. Race asinti. -Oh! -exclam la seora Oliver-. Tengo un plan. Somos cuatro... cuatrosabuesos, como ha dicho usted... y ellos tambin son cuatro. Qu pasara sicada uno de nosotros nos encargramos de uno de ellos? Sigamos nuestrainspiracin. El coronel Race que se encargue del mayor Despard; elsuperintendente Battle del doctor Roberts; yo me ocupar de Anne Meredith, ymonsieur Poirot de la seora Lorrimer. Que cada uno de nosotros siga supropia pista!dBattle movi negativamente la cabeza con decisin.

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  • -No podemos hacer eso, seora Oliver. Tiene que darse cuenta de que esto esun asunto oficial y yo estoy encargado de l. Debo investigar todas laspistas. Me parece muy bien eso de seguir nuestra propia inspiracin. Pero dosde nosotros pueden sentir la misma. El coronel Race no ha dicho que sospechabadel mayor Despard. Y monsieur Poirot tal vez no apueste por la seoraLorrimer.FLa seora Oliver exhal un suspiro.~-Era un plan tan estupendo! -dijo con pesadumbre-. Tan claro!XLuego cobr un poco ms de nimo y pregunt:-Pero usted no tendr inconveniente en que yo efecte unas cuantasinvestigaciones por mi cuenta, verdad? -No -respondi Battle-. No puedo oponerme a ello. Despus de haber asistidousted a esta reunin, est en libertad de hacer lo que su curiosidad o intersle sugieran. Pero deseo advertirle, seora Oliver, que ser preferible tengacuidado." -Ser la discrecin en persona -dijo la mujer-. No se me escapar unapalabra acerca de... de nada -termin la frase como si le faltara decisin.Z -No creo que el superintendente Battle se refiera a eso precisamente-observ Hrcules Poirot-. Quiere decir que posiblemente trate usted con unapersona que segn suponemos, ha cometido ya dos asesinatos. Una persona, porlo tanto, que no dudar en matar por tercera vez... si lo considera necesario.La seora Oliver lo mir con aspecto pensativo. Luego sonri; con una sonrisasimptica parecida a la de un nio descarado.

    -QUEDA USTED ADVERTIDA -cit-. Muchas gracias, monsieur Poirot. Tendrcuidado con lo que haga, pero no pienso abandonar este caso.DPoirot hizo una ligera reverencia.-Permtame que le diga que tiene usted un espritu deportivo, madame.| -Supongo -dijo la seora Oliver irguindose y hablando con los ademanes queempleara en la reunin de un comit feminista- que toda la informacin queconsigamos se facilitar a los dems... es decir, que nadie guardar para slo que sepa. Nuestras propias deducciones e impresiones podremos retenerlas,desde luego.6El superintendente suspir.-Esto no es una intrigante novela de detectives, seora -observ. Race intervino.-Como es natural, todos los informes deben ser entregados a la polica.6 Y despus de haber dicho esto, con el tono que empleara al dar una orden enla sala de banderas, aadi, mientras un ligero destello brillaba en sus ojos: -Estoy seguro de que jugar limpio, seora Oliver. El guante manchado; lashuellas digitales en el vaso de los cepillos de dientes; el fragmento de papelquemado... todo esto lo entregar a Battle.~-Rase usted -dijo la mujer-. Pero la intuicin de una mujer...`Hizo un vigoroso gesto afirmativo con la cabeza. Race se levant.-Har que investiguen todo lo referente a Despard. Se necesitar un poco detiempo. Puedo hacer algo ms? -No lo creo. Muchas gracias, seor. No tiene usted alguna sugerencia quhacer? Apreciara cualquier cosa que me dijera en este aspecto.. -Hum! Bueno... yo prestara una especial atencin a los disparos, a losvenenos y a los accidentes; pero me parece que ya habr pensado usted en ello.B-S; ya lo tengo presente, seor. -Muy bien, Battle. No necesita que yo le ensee lo que debe hacer. Buenasnoches, seora Oliver. Buenas noches, monsieur Poirot.Y haciendo una final inclinacin de cabeza a Battle, el coronel Race salidel comedor.N-Quin es? -pregunt la seora Oliver. -Tiene una excelente hoja de servicios en el ejrcito -contest Battle-. Haviajado mucho. Habr pocos rincones del mundo que l no conozca.@ -Del Servicio Secreto, supongo -contest la mujer-. Ya s que no puede usted

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  • decrmelo; pero si no fuera as, no le hubieran invitado esta noche. Loscuatro asesinos y los cuatro sabuesos... Scotland Yard, Servicio Secreto,Investigacin Privada y Literatura Policaca. Una idea genial.2Poirot sacudi la cabeza.-Est usted en un error, madame. Fue una idea estpida. El tigre se alarmy... salt..-El tigre? Qu tigre?n-Al decir tigre, me refiero al asesino -exclam Poirot.8Battle pregunt bruscamente: -Cul es su opinin sobre la mejor lnea de conducta a seguir, monsieurPoirot? Eso por una parte. Tambin me gustara saber qu es lo que piensarespecto a la psicologa de esas cuatro personas. Est usted muy prctico eneso. Poirot, que segua alisando las hojas de carnet, replic: -Tiene ustedrazn..., la psicologa es muy importante. Sabemos qu clase de asesinato seha cometido y la forma en que se llev a cabo. Si tenemos una persona que,desde el punto de vista psicolgico, no pudo cometer este tipo particular deasesinato, podemos desecharla de nuestros clculos. Tenemos unos pocosantecedentes sobre esas cuatro personas. Hemos sacado nuestra propia impresinsobre ellas y conocemos la lnea de conducta que ha elegido cada cual. Sabemosalgo acerca de sus mentalidades y sus caracteres por lo que nos han dichorespecto a sus cualidades como jugadores y por lo que hemos deducido alestudiar su escritura en estas hojas de carnet. Pero por desgracia, no esfcil dar una opinin definida. Este crimen requera audacia y sangre fra...una persona que no dudara en correr un riesgo. Bien; tenemos al doctorRoberts... un farolero... un hombre que confa por completo en susfacultades para salir con bien de cualquier riesgo. Su psicologa encajaperfectamente en este asesinato. Puede decirse entonces que ello eliminaautomticamente a la seorita Meredith. Es tmida; se asusta de forzar lamano; es cuidadosa, econmica, prudente y carece de seguridad en s misma. Lapersona menos indicada para dar un golpe temerario y arriesgado. Pero unapersona tmida puede matar si est asustada. Una persona nerviosa y asustadallega a la desesperacin y puede revolverse como una rata acorralada. Si laseorita Meredith cometi un crimen en el pasado y crea que el seor Shaitanaestaba enterado de ello y dispuesto a entregarla a la justicia, pudoenloquecer de terror... y decidirse a realizar cualquier cosa, sin ningnescrpulo, con tal de salvarse. Tendramos, pues, el mismo resultado, aunqueproducido por una reaccin diferente... nada de sangre fra ni atrevimiento,sino pnico desesperado. Consideremos despus al mayor Despard. Un hombre fro y de muchos recursos,que no dudara en arriesgarse si lo creyera absolutamente necesario. Pudopesar los pros y los contras y decidir que exista una posibilidad, aunqueleve, a su favor. Es un tipo de hombre que prefiere la accin a lainactividad; que nunca desdear seguir un camino peligroso, si cree que hayuna oportunidad razonable de xito. Tenemos finalmente a la seora Lorrimer.Una mujer de cierta edad, pero en plena posesin de su juicio y facultades.Una mujer serena, de cerebro matemtico. Posiblemente tiene el mejor cerebrode los cuatro. Confieso que si la seora Lorrimer cometiera un crimen, yo nodudara de que se trataba de un crimen premeditado. Puedo verla en miimaginacin planeando un asesinato, despacio y con toda clase de cuidados,asegurndose de que no hay ningn fallo en su proyecto. Por dicho motivo, meparece ella menos sospechosa que los dems. Sin embargo, tiene unapersonalidad dominadora y cualquier cosa que emprenda la llevar a cabo sinuna imperfeccin. Es una mujer eficiente en extremo, sin duda. Hizo una pausa. -Como ya ven ustedes, esto no sirve de gran ayuda. No... slo hay un caminoque seguir en este crimen. Debemos volver al pasado. Battle suspir.8-Usted lo ha dicho -convino. -Segn opinaba el seor Shaitana, cada uno de ellos haba cometido un

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  • crimen. Tena pruebas? O eran suposiciones? No podemos decirlo. Me parecedifcil que pudiera tener pruebas fehacientes de los cuatro casos...-Estoy de acuerdo con usted en eso -dijo Battle asintiendo con la cabeza-.Sera demasiada coincidencia. -Supongo que ocurrira as... Se mencion un asesinato o cierta forma deasesinato y el seor Shaitana sorprendi un gesto extrao en la cara dealguien. Era muy rpido en interpretar la expresin de un rostro. Le divirtihacer un experimento... sondear con mucho tiento en el curso de unaconversacin insustancial, al parecer... vigilar cualquier sobresalto,cualquier silencio, cualquier deseo de cambiar de tema... No es difcil haceruna cosa as. Si se sospecha un secreto, nada es tan fcil como confirmar losrecelos que se puedan tener. Cada vez que una palabra da en el blanco, serecibe uno de ellos... si se est esperando que ocurra tal cosa.-S; sa es una clase de juego que hubiera gustado a nuestro difunto amigo-asinti Battle.: -Podemos conjeturar, por lo tanto, que tal fue el procedimiento utilizado enuno o ms casos. Pudo encontrarse tambin con alguna prueba, e investigar losucedido. Pero en un supuesto u otro, dudo que tuviera en su poder lossuficientes datos fehacientes como para acudir a la polica. -O pudo no haber sido de ese modo -dijo Battle-. Muy a menudo nosencontramos con asuntos que no parecen claros... sospechamos que ha existidojuego sucio, pero no podemos probarlo. De todos modos, el procedimiento aseguir no ofrece dudas. Debemos investigar los antecedentes de esa gente ytomar nota de cuantas muertes puedan tener alguna significacin respecto aellos. Supongo que se dara cuenta, como ha hecho el coronel, de lo queShaitana dijo mientras cenbamos.t-El espritu malo -murmur entre dientes la seora Oliver. -Se refiri ligeramente a los venenos, a los accidentes, a las oportunidadesque puede tener un mdico y a los disparos casuales. No me sorprendera que alpronunciar esas palabras firmara su propia sentencia de muerte.-Hizo una pausa verdaderamente desagradable -coment la seora Oliver. -S -dijo Poirot-. Aquellas palabras dieron en el blanco; por lo menos, enuna persona. Y esa persona crey que Shaitana estaba enterado de mucho ms delo que saba en realidad. Crey que tales palabras eran el principio delfin... que la reunin era una diversin dramtica organizada por Shaitana, locual culminara con un arresto por asesinato. S; como dijo usted, firm susentencia de muerte cuando hostig a sus invitados con dichas insinuaciones.8Hubo un momento de silencio.-ste ser un asunto largo -suspir Battle-. No podemos encontrar en uninstante lo que nos interesa... y debemos ser cuidadosos. Ninguno de loscuatro debe sospechar lo que estamos haciendo. Todas nuestras preguntas einvestigaciones deben tener la apariencia de que estn relacionadas con esteasesinato en particular. No podemos dejar que sospechen que tenemos ciertaidea sobre el motivo del crimen. Y lo malo del caso, es que nos vemosobligados a investigar el pasado de cuatro posible asesinos, en vez de unosolo. Poirot objet:-Nuestro amigo el seor Shaitana no era infalible. Posiblemente pudo estarequivocado.0-Respecto a los cuatro?R-No. Era demasiado inteligente para ello.f-Entonces pongamos slo en el cincuenta por ciento.-Ni an eso. Yo dira que estaba equivocado respecto a uno de los cuatro. -Un inocente y tres culpables? Sigue sin gustarme. Lo malo de esto es queaunque lleguemos a saber la verdad, no nos servir de nada. Aunque alguientirara por la escalera a su ta en 1912, de poco nos valdr saberlo ahora. -S, s. De algo nos aprovechar -anim Poirot-. Usted lo sabe tan bien comoyo.4Battle asinti lentamente.t-Ya s a qu se refiere -dijo-. La misma marca de fbrica.

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  • -Quiere decir que la primera. vctima fue apualada tambin por un estilete?-pregunt con tono de extraeza la seora Oliver. -No tanto como eso -contest Battle, volvindose hacia ella-. Pero no dudoque ser un crimen del mismo tipo. Los detalles podrn ser diferentes, pero suparte esencial ser idntica. Es extrao, pero un criminal se delata siemprepor ello.~-El hombre es un animal de costumbres -coment Hrcules Poirot. -Pues las mujeres son capaces de variar constantemente. Yo misma, nocometera dos veces seguidas el mismo crimen -dijo la seora Oliver.-No escribi nunca, por dos veces consecutivas, el mismo argumento?-pregunt Battle. -*El misterio del Loto $-murmur Poirot-. 8La pista de la gota de cera.P -Es usted muy listo... s; verdaderamente listo. Porque, desde luego, latrama de esas dos novelas es la misma... aunque nadie se ha dado cuenta deello. En una se trata del robo de ciertos documentos, durante una reuninfamiliar del Gabinete; y la otra se refiere a un asesinato ocurrido en el bungalow Jde un cosechero de caucho, en Borneo. -Pero el asunto esencial sobre el que giran ambas historias es el mismo-observ Poirot-. Uno de sus trucos ms esmerados. El cosechero de cauchoprepara su propio asesinato y el ministro organiza el robo de sus propiosdocumentos. Aunque en el ltimo instante aparece una tercera persona queconvierte en realidad lo que iba a ser ficcin. -Me gust mucho su ltima novela, seora Oliver -dijo el superintendente conamabilidad. Aqulla en que todos los comisarios de polica caen heridossimultneamente por los disparos de los otros. Se equivoc usted slo una odos veces en ciertos detalles de carcter oficial. Ya s que cuida usted muchode los ms mnimos detalles y por eso me pregunto si...@La seora Oliver le interrumpi: -Pues se da el caso de que no me importa un comino la exactitud. Quin esexacto en nuestros das? Nadie. Si un periodista escribe que una preciosamuchacha de veintids aos ha muerto porque abri la llave del gas,despus de contemplar el mar por la ventana y de dar un beso de despedida asu setter n favorito, llamado Bob, cree usted que alguien organizar unalboroto porque la muchacha tuviera en realidad veintids aos; la habitacinno diera vista al mar y el perro fuese un terrier D

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  • que atendiera por Bonnie? Si un periodista puede hacer eso, no veo ningunadificultad en que yo confunda la graduacin de los policas y diga revlvercuando se trata de una automtica; y dictgrafo cuando quera decir fongrafoy utilice un veneno que permite a la vctima decir tan slo una frase antes demorir y nada ms. Lo que realmente importa es que haya muchos cadveres! Siacaso decae la accin, un poco de sangre vuelve a reanimar. Sucede en todosmis libros, si bien bajo diferentes aspectos, como es natural. Y a la gente legusta los venenos que no dejan huella; los inspectores de polica tontos y laschicas atadas y amordazadas en un stano que va llenndose lentamente de gas ode agua, aunque esto ltimo es un forma bastante complicada de matar a lagente. Y finalmente, un hroe que, sin ayuda de nadie, vence a todos losmalvados, bien sean tres o siete. Llevo escritos treinta y dos libros... y,desde luego, todos son iguales, como parece haber comprendido monsieurPoirot... Pero nadie ms se ha dado cuenta de ello. Slo me pesa una cosa...haber hecho que mi detective sea finlands. Porque, en realidad, no conozconada de Finlandia y estoy recibiendo constantemente cartas desde all,sealndome algunas cosas que mi hroe no pudo decir o hacer por serimposibles. Parece que en Finlandia se leen muchas novelas policacas ysupongo que ser debido a que los inviernos son muy largos y la luz del dadura poco. En Bulgaria y Rumania, por el contrario, no leen nada, por lo quese ve. Debiera haber hecho que mi detective fuera blgaro. La mujer call. -Lo siento mucho -agreg tras una pausa-. Estoy hablando de mis asuntos yaqu se ha cometido un asesinato real -su cara se anim-, Qu cosa tanestupenda sera si ninguno de ellos lo hubiera hecho! Si los hubiera invitadoa todos y luego, calladamente, se hubiera suicidado, slo por la diversin deorganizar un buen jaleo...^Poirot movi la cabeza con gesto de aprobacin.$ -Una solucin admirable. Tan clara... tan irnica... Por desgracia, el seorShaitana no era un hombre de esa clase. Tena muchos deseos de vivir.-No creo que fuera muy escrupuloso -coment la seora Oliver con lentitud.\ -No; no lo era -respondi Poirot-. Pero estaba vivo... y ahora ha muerto. Ycomo le dije en cierta ocasin, tengo un concepto burgus del asesinato. Locondeno, por completo.4Y luego aadi suavemente:-Por lo tanto... estoy dispuesto a entrar en la jaula del tigre.

    8Captulo IXEL DOCTOR ROBERTS @ Buenos das, superintendente Battle. El doctor Roberts se levant del sillny alarg una mano grande y sonrosada que ola a una mezcla de jabn y cidofnico,@-Cmo van las cosas? -pregunt.Battle dio una ojeada a la confortable sala de consulta antes de contestar.-Pues ver, doctor Roberts; hablando con propiedad, no van. Estn paradas.-Los peridicos no se han ocupado mucho del caso. Me alegro de que haya sidoas. -S; slo aquello de: Fallece repentinamente el conocido seor Shaitana, enuna reunin que se celebraba en su propio domicilio. Lo hemos dejado as, demomento. Se ha hecho la autopsia y he trado el informe... por si pudierainteresarle...-Ha sido usted muy amable... me interesa... hum... hum... S, muyinteresante.$Devolvi el papel. -Nos hemos entrevistado con el abogado del seor Shaitana para enterarnos delas disposiciones de su testamento. No hay nada de particular en l. Por lovisto, tiene unos parientes en Siria. Despus, como es lgico, hemosinvestigado todos sus documentos particulares.Fue una ilusin o una realidad, aquella cara ancha y bien afeitada pareciestirarse un poco, endurecindose sus rasgos.

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  • X-Y qu han encontrado? -pregunt el mdico.b-Nada -replic Battle sin apartar la vista de l.$ No hubo ningn suspiro de alivio. Nada tan llamativo. Pero toda la personade Roberts pareci descansar un poco ms confortablemente en el silln.D-Y por lo tanto, acude usted a m."-Ni ms ni menos.Las cejas del mdico se levantaron ligeramente y sus astutos ojos se fijaronen los de Battle.|-Quiere dar un vistazo a mi documentacin privada, no es eso? -Tal es mi idea.:-Trae una orden de registro? -No. -Bueno; de todas formas puede usted procurarse una fcilmente. No quierocrear dificultades. No es muy agradable ser sospechoso de asesinato, perosupongo que no puedo echarle las culpas a usted por llevar a cabo lo queindiscutiblemente es su deber.6 -Muchas gracias, seor -replic el polica verdaderamente agradecido-.Aprecio muchsimo su actitud y espero que los dems sern tan razonables comousted.-Lo que no puede curarse debe sufrirse -dijo el mdico con jovialidad.^ -Ya termin mi consulta aqu y estaba a punto de salir para empezar lasvisitas. Le dejar las llaves y avisar a mi secretario. Despus puede ustedrevolver cuanto le plazca.-Es usted muy amable -dijo Battle-. Pero antes de que se vaya, quisiera haceralgunas preguntas.r-Sobre lo de la otra noche? Creo que ya se lo dije todo.:-No. Referente a usted mismo.L-Muy bien; pregunte. Qu desea saber?-Slo un ligero bosquejo de su vida. Dnde naci; cundo se cas y cosas porel estilo.| -Eso servir para que se refieran a m en el Quin es quin -dijo elmdico con sequedad-. Mi carrera ha sido perfectamente recta. Nac en Ludlow,en el Shropshire. Mi padre practicaba la medicina all. Muri cuando yo tenaquince aos. Me eduqu en Shrewsbury y estudi medicina, como hizo mi padreantes. Pertenezco a la Facultad de San Cristbal... pero supongo que todosestos detalles relativos a mi profesin los habr recogido usted ya.-S; ya me inform, seor. Es usted hijo nico, o tiene otros hermanos?V -Fui hijo nico. Mis padres murieron y yo no me he casado. Tiene esto algoque ver con lo que tratamos? Vine aqu y me asoci con el doctor Embery. Seretir hace unos quince aos y ahora vive en Irlanda. Le dar su direccin silo desea. Vivo en esta casa con una cocinera, una doncella y una criada. Misecretario viene a diario. Tengo buenos ingresos y solamente mato a un nmerorazonable de mis pacientes. Qu le parece?LEl superintendente hizo un leve gesto. -Un bosquejo bastante amplio, doctor Roberts. Me alegro de que no hayaperdido el sentido del humor. Y ahora, voy a preguntarle sobre otra cosa.-Soy un hombre de tica profesional muy rigurosa, superintendente. -No quera referirme a eso, no; solamente quera preguntarle si puede usteddarme los nombres de cuatro amigos que le conozcan ntimamente desde hacetiempo. Una especie de referencia, como comprender.-S, ya s. Djeme recordar. Prefiere usted gente que viva ahora en Londres?-Eso facilitar las cosas; pero no importa que vivan en otros sitios. El mdico recapacit durante unos momentos y luego escribi cuatro nombres ydireccin en una hoja de papel que entreg a Battle.-Valdrn stos? Son los mejores en que he podido pensar de momento., El superintendente ley con atencin la lista, hizo un gesto aprobatorio desatisfaccin y se guard el papel en un bolsillo interior de la americana.-Como se habr dado cuenta -dijo-, esto es solamente cuestin de ir eliminandosospechosos. Cuanto ms pronto consiga eliminar a uno de ellos como tal, yempezar a investigar el siguiente, mucho mejor para todos los interesados.

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  • Ahora tengo que asegurarme definitivamente de que usted no estaba indispuestocon el seor Shaitana; que no tena relaciones ni negocios privados con l yque, con anterioridad, no le ocasion ningn perjuicio por el cual pudierausted guardarle rencor. Yo puedo creerle cuando me dice que slo lo conocaligeramente... pero no es cosa de que yo crea o no. Tengo que estarcompletamente seguro de ello. -Le comprendo perfectamente. Tiene usted que pensar que todos son unosmentirosos, hasta que cada cual pruebe que est diciendo la verdad. Aqu tienelas llaves, superintendente. stas son de los cajones de la mesa; stas delbur y... esta pequea, es del armario donde guardo los venenos. Cuide decerrarlo bien. Tal vez ser preferible que avise a mi secretaria.PApret un botn que haba sobre la mesa.Casi inmediatamente se abri una puerta y apareci una joven de aspectoeficiente.,-Llam usted, doctor?-sta es la seorita Burguess... El superintendente Battle, de Scotland Yard.La seorita Burguess dirigi una fra mirada al polica. Pareci decir:Dios mo! Qu clase de bicho es ste? -Le agradecer, seorita Burguess, que conteste a cualquier pregunta que lehaga el superintendente Battle y le ayude en lo que necesite.6-Como usted ordene, doctor.\-Bueno -dijo Roberts levantndose-. Me marcho.Ha puesto la morfina en el maletn? La necesitar en el caso Lockaert.Continu hablando mientras sala de la habitacin y la seorita Burguess losigui.fAl cabo de un rato volvi a entrar la joven y dijo:N-Cuando me necesite, apriete ese botn.Battle le dio las gracias y le asegur que as lo hara. Luego se puso atrabajar. Su bsqueda fue cuidadosa y metdica, aunque no tena grandes esperanzas deencontrar nada importante. La rpida aquiescencia de Roberts daba motivo paracreerlo as. El mdico no era tonto y poda haber previsto aquel registro ytomar las medidas oportunas. Exista, sin embargo, la ligera esperanza de queBattle pudiera dar con un indicio de la informacin que realmente buscaba,puesto que Roberts no conoca el objetivo verdadero del detenido registro. El superintendente Battle abri y cerr cajones; escudri casilleros;repas un libro de cheques; cont por encima el importe de las facturaspendientes de pago y anot sus conceptos. Revis el pasaporte de Roberts,revolvi sus historiales clnicos y, por fin, no dej documento escrito sinrevisar. El resultado fue pobre en extremo. Despus ech una ojeada al armariode los venenos; tom nota de las firmas que los vendan al mdico y delsistema que segua ste para controlarlos. Cerr el armario y dedic suatencin al bur. El contenido de este ltimo era de una naturaleza mspersonal, pero Battle no encontr nada relacionado con su bsqueda.Sacudi la cabeza, tom asiento en el silln de Roberts y apret el botn dela mesa.jLa seorita Burguess apareci con encomiable rapidez. Battle le rog cortsmente que se sentara y una vez que la muchacha lo hizo,la contempl durante un momento, antes de decidir la forma en que laabordara. Se haba dado cuenta inmeditamente de su hostilidad y no saba siprovocarla, para que hablara irreflexivamente, incrementando dicha hostilidado utilizar un mtodo ms suave de aproximacin.-Supongo que estar enterada de la causa de todo esto, seorita Burgess -dijoal fin.-Me lo ha dicho el doctor Roberts -contest la joven con presteza.X-Es un asunto muy delicado -contest Battle. -De veras?F -S; algo desagradable. Cuatro personas son sospechosas y una de ellas debicometer el crimen. Necesito saber si vio usted en alguna ocasin a ese seorShaitana.

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  • -Nunca.T-Y no oy hablar de l al doctor Roberts? -Tampoco... No, espere. Estoy equivocada. Har cosa de una semana, el doctorRoberts me dijo que anotara una cita para comer en su libro de visitas. Elseor Shaitana, a las ocho y cuarto del da dieciocho.z-Y sa fue la primera vez que oy hablar del seor Shaitana? -S.-Nunca vio su nombre en los peridicos? A menudo apareca en las Notas deSociedad.-Tengo otras cosas mejores que hacer, en lugar de perder el tiempo leyendoNotas de Sociedad.J -No lo dudo, no lo dudo -dijo el superintendente dcilmente-. Bueno-prosigui-. Eso es lo que hay. Cada una de esas cuatro personas admite queslo conoca al seor Shaitana muy superficialmente. Pero una de ellas loconoca lo bastante para matarlo. Y mi trabajo consiste en desenmascararlo.h Se produjo una pausa. La seorita Burguess pareca no tener ningn intersrespecto a la forma en que el superintendente deba llevar a cabo su trabajo.El suyo se reduca a obedecer las rdenes de su jefe, oyendo lo que el policatuviera que decirle y contestando cuantas preguntas le hiciera directamente. -Comprndame usted, seorita Burguess -el superintendente se dio cuenta deque era una empresa ardua, pero persever-. Dudo que llegue a hacerse cargo nide la mitad de las dificultades que encontramos en nuestro trabajo. Porejemplo, la gente dice cosas. Pues bien; no podemos creer ni una palabra, perodebemos tomar nota de ello. Esto es ms susceptible en un caso como el que nosocupa. No quiero decir nada contra su sexo, pero no hay duda de que una mujer,cuando empieza a hablar, es capaz de dejar que su lengua se desmande