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    MCLAREN, P.; SCATAMBURLO D’A NNIBALE, V.; SUORANTA, J. & JARAMILLO, N.: ADIÓS AL “REBAÑO DESORIENTADO”NÓMADAS24

    * Profesor de Educación, Univers idad de Cal i fornia, Los Ángeles , EE.UU. E-mail :[email protected]

    ** Profesora Asociada, Jefa del Programa en Comunicación y Justicia Social, Departa-mento de Estudios de la Comunicación, Universidad de Windsor, Ontario, Canadá.E-mail: [email protected]

    *** Profesor de Educación de adul tos , Univers idad de Joensuu, F inlandia. E-mai l : Juha .Suora nt a@ urova. fi

    ** ** Estudiante Doctorado de Educación, Universidad de California, Los Ángeles, EE.UU.E-mail: [email protected]

    *****Licenciada en Idiomas de la Universidad Nacional de Colombia.

    En este artículo los autores examinan, desde la obra dePaulo Freire, la comunicación en la sociedad actual y pro-

     ponen constituir una comunicación revolucionaria dialógica

    como una fuerza necesaria contra el imperialismo y para elhumanismo. Esta propuesta se realiza en un contexto impe-rial mundial, donde la mayoría de los medios de comunica-ción favorecen la guerra permanente y la acumulación decapital. Evalúan los medios alternativos en América Latinay los movimientos sociales para dar a conocer nuevos mé-todos de comunicación en el espíritu de Paulo Freire e ima-

     ginar un público más allá del “rebaño desorientado”.Palabras clave: comunicación, dialógica revoluciona-

    ria, Paulo Freire, medios alternativos, imperialismo.

    In this paper the writers analize, from Paulo Freire’s work,communication in present day society, and propose theconstitution of a revolutionary dialogic communication as an

    esssential way of figthing against imperialism and in favor of humanism. This proposal is done in an imperial world context,where the everlasting war and the accumulation of capital aresupported by most of the mass media. Centered in the creationof new communication methods based on Paulo Freire’s ideas,the authors of this article evaluate alternative media and socialmovements in Latin America, and imagine an audiencebeyond the “bewildered herd”.

    Key words: communication, revolutionary dialogics,Paulo Freire, alternative media, imperialism.

     ADIÓS AL “REBAÑO

    DESORIENTADO

    1

    ”:LA COMUNICACIÓN DIALÓGICA DEPAULO FREIRE EN LA ERA DE LA GLOBALIZACIÓN CORPORATIVA 

    Peter McLaren*, Valerie Scatamburlo-D’Annibale** Juha Suoranta***, Nathalia Jaramillo****

    Traducción del inglés: Ana Rita Romero*****

    ORIGINAL RECIBIDO: 28-V-2004 – ACEPTADO: 01-VII-2004

    PÁGS.: 24-37

    NÓMADAS24

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    Introducción

     A bomba: A terrivel bomba atomica;E a radio-atividade; Significam terror;

    Ruina e calamidade. Se acabassem coma Guerra; E tudo ficasse unido; O nosso

    mundo de hoje; Nao seria destruido2.

    En estos tiempos de guerra pre-ventiva, declarada unilateralmentepor George W. Bush y Dick Cheney–los dos han sido apropiadamentedescritos como “eminencias de lamafia imperial” (Blum, 2004)–, enflagrante violación de las leyes in-ternacionales, nos sentimos obliga-dos a comenzar con el anteriorpoema incluido por Paulo Freire

    (1973: 76-77) como parte del ma-terial de estudio en sus campañasde alfabetización en Brasil en la dé-cada de 1960. El motivo del poe-ma –el deseo de un mundo unido,sin guerra– podría parecer una fan-tasía utópica dado el mundo resuel-tamente distópico quehabitamos. Pero, en me-dio de la carnicería pro-ducida por los percances

    imperialistas alrededordel planeta, estamos deacuerdo con la afirmación de StudTerkel (2003) de que “la esperanzaes lo último que muere”. Confian-do en ese sentimiento y al mismotiempo reconociendo su fragilidad,estamos animados por el perdura-ble legado de Paulo Freire y las lec-ciones que aún podemos acopiar desu obra vital. Su voz y su mensaje,como aquellos del autor del poe-

    ma (un trabajador del campo), confrecuencia son arrasados por lassuperautopistas de información dela acumulación del capital que, ensu mayor parte, son usadas para pro-mulgar el programa del neolibe-ralismo y la hegemonía corporativaglobal en interés de la elite gober-nante y en detrimento de aquellos

    que se ven forzados a vender su fuer-za de trabajo para sobrevivir. Y aúncuando resuenan contra la deca-dencia actual y el fraude de lo quese llamaba “progreso” hacia un

    mundo pacífico y humano, nos re-cuerdan sin embargo, como lo ha-cen los ecos provenientes de PuertoAlegre y en todas partes, que “esposible un mundo diferente”.

    Freire encontró duras realidadesa lo largo de su existencia y fue tes-tigo del sufrimiento y opresión demuchos. La urgencia de su proyec-to pedagógico no le permitió vivirsu vida dando

    rienda sueltaa ilusionesutópicas.

     No obstante, su trabajo estuvo ani-mado siempre por el principio dela esperanza, independientementede las circunstancias personales ohistóricas. A diferencia de algunos

    “radicales” teóricos sin experiencia,que gozan impresionando a sus co-legas intelectuales con su dominiode una jerga académica incom-prensible y que se deleitan en pro-ducir teorías abstractas como un finen sí mismo, Freire fue un pedago-go apasionado y un activista quetomó seriamente el nexo entre la

    teoría y la práctica. Más aún, su en-tendimiento dialéctico del mundosocial, de lo subjetivo y lo objeti-vo, de la cultura de la vida diaria yde las matrices más amplias de la

    organización capitalista y la econo-mía política, merece mencionarseespecialmente puesto que muchoshan buscado esconder la realidadobjetiva bajo la prioridad de los sig-nificados, discursos y textos. El tra-bajo de Freire nos recuerda que lapopularización de la riqueza y de lapobreza rampante, la explotación,la alienación, la miseria y la muer-te producidas por los estragos delcapitalismo y la guerra globales

    (para no mencionar la doctrina deBush de la “guerra preventiva”) sonrealidades históricas brutales cuyaexistencia material y objetiva difí-

    cilmente pueden negarse. Este esel espíritu del trabajo de Freire,

    que le dice la verdad alpoder en un clima in-telectual donde las ex-ploraciones críticas delimperialismo han sido

    marginadas con demasia-da frecuencia y donde elverdadero concepto de cla-

    se ha sido bombardeado por loseruditos conservadores quefanfarronean perpetuamente conla honradez estructural del capi-

    talismo, y finalmente enterrado jun-to con las víctimas de la perversaunión del capitalismo y el milita-rismo en el imperialismo3.

    Creemos que el trabajo de Frei-re sobre la comunicación y la edu-cación dialógicas revolucionariaspuede usarse como vehículo paradesarrollar globalizaciones alterna-tivas socialistas y democráticas.Esto es crucial si los educadoresnorteamericanos y otros van a te-ner un impacto en impedir la cons-

     La cinematografía, como técnica, es unasuma de inventos del S. XIX. Linterna

    Mágica del S. XVIII (grabado).

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    tante devastación de Latinoaméricay otras regiones por parte del capi-talismo neoliberal y el imperialis-mo estadounidense. En resumen,nunca ha habido mejor ocasión de

    traer de nuevo a Freire desde elgabinete de cera del hall de la famaeducativa y dar a sus ideas una mi-rada renovada y una posicióncentral en el frente revolu-cionario de los estudiossobre comunicación y edu-cación. En los años recien-tes el imperialismo (términoque alguna vez produjo es-tremecimientos en la co-rriente dominante), ha sido

    reintroducido orgullosa ydescaradamente en el lé-xico del gobierno y losmedios estadounidenses(Mahajan, 2003: 181). Da-do este contexto y el hechode que ese imperialismo dehoy en día es “particular-mente agresivo y atroz”(Wallerstein, 2003: 23),necesitamos reavivar el tra-

    bajo de Freire, remateria-lizarlo (esto es, enfatizar susdimensiones materialistas)y usarlo para retar al impe-rialismo de hoy que abas-tece el orden capitalistamundial.

    La dominaciónde amplio espectroen la cultura mediática

    Rahul Mahajan (2003:181)anota que ya está pasado de modadecir que la política exterior de laadministración Bush es una formade nuevo imperialismo, una fraserepetida recientemente por Arund-hati Roy (2004:11) quien concedeque “el nuevo imperialismo”, aun-

    que es una versión remodelada yactualizada de lo que fue antes, está“ya sobre nosotros”. Desde luego,la historia del imperialismo estado-unidense es larga y tortuosa. Lo que

    es importante reconocer es que,según Roy, por primera vez en lahistoria un imperio único, con unarsenal de armas que podrían arra-

    sar el mundo en una tarde, tiene

    una hegemonía económica y mili-tar completa y unipolar (Roy, 2004:11). Curiosamente, pocos estado-unidenses tomarían en considera-ción “la idea de que su naciónpretende algo distinto que finespacíficos, democráticos y humani-tarios”, pero la incómoda realidad“difícilmente encaja con esta clase

    de mitología caprichosa” (Boggs,2003: 1); y, contrario a la retóricabenevolente defendida por Bush–especialmente que Estados Unidostiene la obligación de defender “las

    esperanzas de toda la humanidad”–estos son los días oscuros y repug-nantes del Imperio.

    La actual campañahacia el “imperio norte-americano” tal vez noconstituya un misión impe-rial clásica para el controlde otros territorios y el de-seo de establecer un con-junto de colonias alrededor

    del globo, pero refleja eluso del poder político ymilitar en nombre de unaideología –un fundamen-talismo de libre mercadoradical, pro-corporativo,antigubernamental–, queacumula plusvalía en nom-bre de la elite capitalistaglobal. Si bien el nuevoimperialismo usa diferen-

    tes armas para quebrantardiferentes mercados (po-líticas de comercio enalgunos casos, bombas enotros) “no hay un país so-bre esta tierra de Dios queno esté capturado en lasredes de los proyectilesestadounidense y la che-quera del Fondo Moneta-rio Internacional” (Roy,

    2004: 11). Hoy en día, el rasgo del

    militarismo permea la economía, lasinstituciones políticas y la culturaestadounidenses y, según Boggs, “se-ría difícil que fuera de otra mane-ra, dada la posición de EstadosUnidos como única superpotenciaque queda, como el país hegemó-nico no desafiado del mundo”(2003:2). No existen centros riva-

     Linterna mágica del S. XVIII.

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    les de poder o fuerzas militares quele hagan contrapeso –o que proba-blemente vayan a existir en un fu-turo predecible–, que puedancontener a este monstruo que cru-

    za a grandes trancos y arrogan-temente el escenario mundial.Enmarcado por su imperativo fun-damental de dominancia de amplioespectro, el nuevo militarismo estápresenciando cambios trascenden-tales en las fuerzas armadas de Es-tados Unidos y en su papel en losasuntos mundiales. Mahajan (2003:27-28) va más lejos,cuando dice que Esta-dos Unidos

    ha alcanzado un nuevocenit de dominio polí-tico, capaz de mofarsede los deseos expresosde una inmensa masade personas y de la vas-ta mayoría de las na-ciones, obligándolosincluso a asimilarsedentro de sus estructu-ras de control, que seexpanden continua-

    mente. Ya no puedepretenderse que Esta-dos Unidos no es unimperio; más aún, unimperio repugnante.

    Dada la historia victoriosa delas operaciones propagandísticasde Estados Unidos durante el úl-timo siglo (Snow, 2002), no pue-de subestimarse el papel actual delos medios dominantes en repro-

    ducir y perpetuar la cultura delmilitarismo dentro de EstadosUnidos, ni en apoyar y favorecerla propaganda y las intervencio-nes militares de Estados Unidos enel exterior. La acumulación denoticias sobre la reciente guerraen Irak ilustran claramente cómolos medios norteamericanos se

    transformaron en cámaras de re-sonancia que gozosamente valo-rizaron el poderío militar deEstados Unidos y un irreflexivo“patriotismo” y sirvieron como

    ejemplo de la forma como losmedios occidentales de la elitecumplen una función de propa-ganda adhiriéndose a la ideologíaimperialista y legitimando las in-cursiones intervencionistas enga-ñosas y malintencionadas deEstados Unidos (Scatamburlo-D’Annibale, en preparación).

    Es un panorama dominado prin-cipalmente por el complejo militar-industrial-mediático, cuya principalfunción es ofrecer espectáculos querefuercen el maniqueísmo (el biencontra el mal) favorecido por laactual administración Bush4 . Este

    aparato conduce a una visión mun-dial muy particular e ideológica-mente recargada que sugiere, entreotras cosas, que el capitalismo dellibre mercado es el mejor sistemaeconómico en la historia mundial,que el logro de ganancias econó-micas y beneficios privados sonobjetivos centrales de la vida, que

    las fuerzas militares de Estados Uni-dos están dirigidas únicamente ha-cia propósitos buenos y metasloables, que las fuerzas armadasestadounidenses habrían sido, y

    continúan siendo, una fuerza “civi-lizadora” para el beneficio de losdesposeídos y de las personas pri-vadas de los derechos civiles alre-dedor del mundo, que disentir esapoyar a los esbirros del terrorismoperverso, y que la única alternati-va es abrazar la lógica maníaca delcapitalismo imperialista estadouni-

    dense disfrazada conuna pátina de perogru-lladas “democráticas”.

    Semejantes suposicio-nes ideológicamenteencubiertas son partede las “ilusiones nece-sarias” requeridas parael “control del pen-samiento” en las so-ciedades democráticas(Chomsky, 1989). Sonsuposiciones constan-temente reforzadas en

    los llamados “mediosde información” así como en el reino delos medios de entrete-nimiento. Como ha

    señalado James Petras (2003: 19):“El estado, los medios masivos y elmundo corporativo estimulan lafalta de mentalidad, el compromi-so pasivo en el entretenimiento delespectador masivo... y refuerza lavisión mundial del imperio de ‘bue-

    nos’ y ‘malos’, donde los ‘tipos bue-nos’ vencen a los ‘malhechores’ através de la violencia y la destruc-ción”. Es dentro de este contextoque las administraciones guberna-mentales han demostrado su cre-ciente entendimiento de los mediosy han aprendido a hacer “la luchaideológica tan importante para sus

    El quinetoscopio de Edison fue terminado en 1891, 24 años después de haberinventado el fonógrafo.

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    operaciones como la lucha military económica” (McChesney &Foster, 2003: 1).

    El escenario preferido para esa

    lucha ideológica es, indudablemente,la cultura mediática. John McMur-try (2002: xii) nos recuerda que “losmedios masivos, que pertenecendominantemente a las corporacio-nes de la industria militar y de en-tretenimiento educativo”, están enel negocio de promulgarun conjunto de ideas y unsistema de valores específi-cos que ocultan cualquiercosa que pueda revelar un

    “desorden en el sistema degobierno existente”. Esteconjunto de ideas es un‘efecto’ ideológico queobra como una narrativaque a su vez oculta el “des-orden en el sistema de va-lores” existente en elcorazón del imperio nor-teamericano, incluyendo“el apoyo logístico y finan-

    ciero de Estados Unidos alos escuadrones de lamuerte, las redes terroris-tas” y otras prácticas simi-lares que han fomentadosistemáticamente el caosalrededor del mundo mu-cho antes del 11 de sep-tiembre (McMurtry, 2002: xiii-xiii).Es la narrativa que llamamos“pedagogía”.

    Aunque Estados Unidos ha sidosiempre una nación altamente mi-litarizada, usamos la expresión “pe-dagogía Hummer”5  para referirnosa la militarización cada vez más pro-gresiva y escandalosa de la socie-dad norteamericana posterior al 11de septiembre, manifestada en lamultidimensional y multifacética

    narrativa que ha permeado los cam-pos de la educación, la política, laciencia, la tecnología, los medios yla cultura popular. La pedagogíaHummer se refiere también en gran

    parte a la ‘Schwarzeneggerización’de las políticas interior y exteriorde Estados Unidos –es una situa-ción donde el poder equivale alderecho, donde las tácticas de in-trusión e intimidación se valorancomo manifestaciones de la forta-

    leza moral y donde la reverenciapasada de moda al “rojo, blanco yazul” substituye el discurso políti-co racional–. Es quizá más insidio-

    so que en el mundo de la pedagogíaHummer, la imagen y el spin6   ma-tan a la ‘realidad’. Testigo de elloes el reciente esfuerzo de James M.Infohe, senador republicano porOklahoma, quien intentó aplacar latormenta pública resultante deldescubrimiento de las fotografías ydescripciones de las torturas y abu-

    sos cometidos contra los prisione-ros en la prisión de Abu Ghraib enIrak, sosteniendo que los prisione-ros tenían las manos manchadas desangre norteamericana y que el ré-

    gimen de Sadam Hussein fue mu-cho más brutal que el de GeorgeW. Bush. La pedagogía Hummerdesanima a las personas a pensar, ahacer demasiadas preguntas y a vermás allá de la superficie de las imá-genes manufacturadas que moldean

    la opinión pública. Nego-cia con poderosas herra-mientas de ficción, enimágenes que a la vezcomplacen y engañan. Es

    un mundo de efectosvisuales dramáticos, desueños artificiales, deemociones falsificadas yde espontaneidad pre-concebida. Es un mundodonde las apariencias seprefieren a la realidad ydonde la “verdad” es loque se vende, es decir, sila gente lo “compra”, es

    correcto y verdadero. Enese contexto, la “granmentira” circula muchomás libremente, a menu-do sin controversia. En sudiscusión sobre el “nuevototalitarismo”, McMurtry(2002: 88-89) señala que

    la gran mentira –en el sentidode mentira que todo lo penetra–es difundida por doquier, por los

    múltiples medios controladoscentralmente y distribuidos enel mundo entero... la mentiraomnipenetrante opera a travésde un aparato de condicio-namiento total... El colapso dela distinción entre verdad yficción abre el camino a la ocu-pación totalitaria de la concien-cia... En la antigua cultura

    “Anabela la bailarina” (Annabelle Withford Moore),tomada por el cinetoscopio de Edison (1893).

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    totalitarista de la Gran Mentira,la verdad está oculta. En el nue-vo totalitarismo, no hay límiteentre la verdad y la falsedad queponga en aprieto las mentiras. Laverdad es lo que el pueblo pue-

    da ser condicionado a creer. Enun campo cultural, donde do-minan los símbolos y roles cor-porativos, las comodidades, losartículos de primera necesidad,los anuncios y campañas de re-laciones públicas, lo que antesse llamaban “mentiras” ya no sonun problema. Ronald Reagan esun icono cultural de esta políti-ca de fin de siglo. Los triunfosmediáticos de Reagan duranteocho años prepararon el escena-rio de la nueva cultura de nolímites entre la verdad y la false-dad. El postmodernismo enton-ces puso en escena su reflexiónteórica inconsciente.

    Podríamos agregar que la admi-nistración de Bush hijo, discutible-mente, ha llevado tales prácticas aun nivel inimaginable hasta paralos más entendidos doctores en spin

    de Reagan. Claro está que cuandoel actual gobierno de la Casa Blan-ca se percató de que era tiempo dedirigir la marea creciente del‘antiamericanismo’ alrededor delglobo, contrató “uno de los admi-nistradores de marca mayor deMadison Avenue” en la forma deCharlotte Beers, quien fue comisio-nada para “llevar a cabo un reacon-dicionamiento de la imagen deEstados Unidos” (Klein, 2002:

    184). El objetivo final de la cam-paña –repleta de las indispensablespalabras resonantes ‘libertad’,‘democracia’, etc.– era vender la‘marca Estados Unidos’ al mundo.La mayoría de los ciudadanos de lacomunidad global, especialmentelos que han experimentado de pri-mera mano las medidas brutales y

    autoritarias del poder de EstadosUnidos o aquellos que han padeci-do las políticas de globalizaciónneoliberal guiadas por los norte-americanos, no la “compraron”

    pero funcionó bien con el vulgolocal, cuya mayoría se ha mostradosatisfecha de sumergirse en el remo-lino de las banderas plásticas, laparafernalia de las barras y estrellas,y el coro belicoso “Estados Unidoses el número 1”, aun cuando se ol-vidaba de las maquinaciones delgobierno norteamericano, las cor-poraciones multinacionales y lasdecepciones de la política domés-tica y exterior de nuestro Chico

    Emperador y su Guardia Pretorianaen la Casa Blanca y el Departamen-to de Defensa.

    El reciente filme “Matrix Reloa-ded” nos ofrece una analogía útilpara quienes intentan comprenderel abismo que se ha abierto entre“lo que es real y lo que los norte-americanos perciben como real”,aquello que Robert Parry apoda la

    “matrix norteamericana”. SegúnParry (2003: 1), algunos de los queviven en la matrix norteamericanaparecen estar simplemente abstraí-dos a lo que “está sucediendo másallá de la superficie” de las imáge-nes presentadas, o demasiado ocu-pados o aburridos para investigar.Otros, afirma Parry, son una remi-niscencia de Cipher (un personajede la película original) y parecenbastante satisfechos de preferir los

    “falsos placeres de Matrix en vez delo que Morpheus llama ‘el desiertode lo real’” (Ibid.). Como sea, pa-rece que los “manejadores de per-cepciones” y maestros en fábulasempleados por la administraciónBush han capitalizado tales tenden-cias, ya que la mayoría de los nor-teamericanos parece disfrutar las

    Técnicamente el cine es “la ilusión dever pasar el tiempo, el movimiento,

     por med ios fotográficos”.

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    imágenes reales de las operacionesmilitares de Estados Unidos y, enel caso de la intervención en Irak,haber desarrollado un apetito por“una guerra de Thomas Kinkade,

    embellecida, romantizada, glorifi-cada” (Goldsborough, 2003: 1). Enla matrix norteamericana, la ima-gen mata la realidad.

    Aunque algunos sectores de lapoblación norteamericana se hanvuelto más escépticos sobre la gue-rra en Irak, dadas las revelacionessobre la inteligencia falsa, los costosfinancieros de la ocupación militar,el creciente número de desastres y,

    más recientemente, las comprome-tedoras y brutales fotografías de losprisioneros iraquíes siendo tortura-dos, una mayoría considerable to-davía se aferra a la creencia de quela guerra fue “justa” y que se tratabade sembrar las semillas de la “demo-cracia” y la “libertad” en el MedioOriente. Desde luego, esta retóricaes demasiado familiar a las personasde otras partes del mundo, particu-

    larmente de Latinoamérica, dondela “democracia” al estilo norteame-ricano frecuentemente ha estadoacompañada de miserias y muerte.Aún así, la mitología de una Norte-

    américa benevolente persiste entregrandes sectores de la población deEstados Unidos. Para entendercómo circulan esos mitos, es nece-sario retomar el concepto de “reba-ño desorientado”.

    El ‘rebañodesorientado’

     y la subversiónde la democracia

    La frase “rebaño desorientado”es derivada desde luego del traba-jo de Walter Lippmann, en parti-cular de su bien conocida obra El

     público fantasma, publicada en 1925(un libro que en muchos aspectosfue una secuela de un libro ante-rior escrito en 1922, La opinión pú-blica). Aunque Lippmann coqueteóbrevemente con la política socia-

    lista progresista durante su períodoeducativo en Harvard, sus puntosde vista políticos sufrieron un girodramático hacia la derecha duran-te el curso de su vida. Este giro se

    ejemplificó en las publicacionesantes mencionadas, que expresaronconsiderables dudas acerca de laposibilidad de establecer una ver-dadera democracia en la sociedadmoderna. Como el filósofo LeoStrauss, cuyos trabajos han influen-ciado visiblemente las intrigas de loshalcones que sirven como círculoíntimo de Bush hijo, Lippmann creíaque ‘el pueblo’ debía ser controladoy manipulado por las elites, por lossocios políticos, que pueden moldearlas opiniones conducentes a mante-ner el control y el status quo7.

    Lippmann estaba bastante sin-tonizado con el hecho de que enlas mentes de las personas estaba elmundo “outside” y las “imágenes”.Para Lippmann, era responsabilidadde los miembros de privilegio ma-nipular y formar estas imágenes y

    Cosmoramaen el que varios

    espectadores podíanver una cinta

    de 15 metros.

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    en consecuencia controlar el flujode comunicación. Las cuestionesque preocupaban a Lippmann –esdecir, cómo pensar en “el público”y “el pueblo”, la naturaleza y fun-

    ción de la “opinión pública” y las“relaciones públicas”–, son cuestio-nes que continuaron interesandodurante el siglo pasado a los inves-tigadores y eruditos en los camposde la comunicación y la educación.En el modelo de comunicación pre-ferido por Lippmann (al que a me-nudo se refiere como el paradigmadominante), un número restringi-do de personas “responsables” tie-nen el poder y la capacidad de

    moldear las percepciones de lo quees “bueno” y “correcto”. De hecho,según Lippmann, en una verdade-ra democracia esta pequeña elite es-taría en posición de asumir unpapel de liderazgo en la sociedad.Ellos conducirían el público o el“rebaño desorientado”.

     No es difícil ver cómo una de-mocracia que “funciona adecuada-

    mente” querría necesariamenteasegurar y aprovechar las divisio-nes de clase. Primero, están quie-nes tienen un papel activo en lostemas comunes. Consisten en unaclase especialista o coordinadoraque enseñaría, analizaría, ejecuta-ría y dirigiría los asuntos económi-cos, políticos e ideológicos. Luegoestá la mayoría del pueblo, que seespera que obedezca. Ellos formanel grueso del “rebaño desorientado”

    y se espera que cumplan una fun-ción muy específica en una socie-dad democrática, especialmentecomo espectadores a quienes de vezen cuando se les permite “prestarsu apoyo en las elecciones a uno uotro miembro de la clase especiali-zada” (Chomsky, 2002:17). Comoanota Chomsky (Ibid), hay una ló-

    gica dominante que anima talescreencias y, según él, tales creen-cias constituyen un principio mo-ral “forzoso”: el de que la masa delpúblico es simplemente demasiado

    estúpida para poder entender lascosas. Si tratan de participar en elmanejo de sus propios asuntos, sólovan a causar problemas. Siguiendoesa lógica, es en el propio interésde todos  los interesados si las cues-tiones relativas a las condiciones detrabajo, derechos civiles, hegemoníade las corporaciones, explotación’capitalista, guerras imperialistas ysimilares sean marginadas o enmar-cadas en formas particulares por los

    miembros de privilegio, “los erudi-tos” y “las elites”. Cualquiera queesté familiarizado con el trabajo deChomsky y con las ideas revolu-cionarias de Freire sobre la partici-pación y el aprendizaje podríadifícilmente encontrar convincen-te esta “obligación” moral y sinembargo, estaría presto a recono-cer el papel desempeñado por losmedios corporativos, la cultura po-

    pular y las instituciones educativasen fabricar consentimiento al do-minio capitalista y de clase. Talesinstituciones culturales actúan comomáquinas pedagógicas, cargandonuestra conciencia con sus materia-les “de estudio” y dando destino anuestra existencia social. Esto esverdad en cuanto el pensamiento yla conciencia están enraizados y pro-ceden de nuestras interacciones dia-rias con el mundo material.

    Podemos llevar el concepto de“rebaño desorientado” un poco másallá para examinar las maquinacio-nes imperialistas de Estados Unidosya que no es suficiente domesticarel rebaño desorientado en el corralpolítico de la toma de decisionesdomésticas. Realmente, las aspira-

    ciones de hegemonía global necesi-tan domesticar las “masas” del mun-do entero por los medios que seannecesarios. En este contexto, el tra-bajo de Freire puede ayudar a en-

    tender precisamente cómo ellenguaje belicoso del imperialismonorteamericano resulta del paradig-ma dominante de la comunicación(Servaes, 2001; Nain, 2001). Esteparadigma tiene una óptica unipolarsimilar a las liturgias de patriotismoy a las homilías al capital celebradaspor los clérigos del imperio de laCasa Blanca. Tanto el tono evangé-lico como la lógica dominante deeste mensaje sugiere, entre otras co-

    sas, que Estados Unidos de Améri-ca sabe qué es lo mejor para elmundo; que los mandatos expedi-dos por el imperio norteamericanodeben ser “obedecidos” si ha de flo-recer la democracia; que la “desobe-diencia” no será tolerada y que secastigará por medio de un ataquemilitar, del patrocinio a los golpesde estado (como en Haití, Venezuelay dondequiera), y de otras activi-

    dades diseñadas para sofocar el pen-samiento crítico y disidente. Talpostura es claramente evidente enIrak. La administración Bush, pro-bablemente empeñada en “demo-cratizar” a Irak, juzgó convenientesuspender los periódicos locales queno estaban promulgando la líneapropagandística estadounidense.Para “informar” al pueblo iraquí, elgobierno de Estados Unidos ha fun-dado un nuevo periódico (Al-

    Sabah) y una estación de televisión(Al-Iraqiya) entre otros medios, di-rigidos por Harris Inc., una compa-ñía de comunicaciones con sede enLa Florida que ganó un contrato delPentágono por 96 millones de dóla-res para “desarrollar” los medios enel país destrozado por la guerra. Tales la naturaleza de la estrategia

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    mediática “democrática” favorecidapor el actual gobierno de EstadosUnidos.

    Una forma de resaltar las dife-

    rencias radicales entre el paradigmadominante de Lippmann y otrosreferidos anteriormente, y que lla-maremos comunicación dialógicarevolucionaria de Freire, es estudiarbrevemente las raíces filosóficas deeste último. Es evidente que laprincipal evidencia que anima el pa-radigma dominante es una interpre-tación conservadora de derecha dela filosofía de Platón8 . En contraste,las raíces de Freire son más eclécticas,

    y su inspiración proviene de variasfuentes. Como señala Godonoo(1998: 31): “la posición filosófica deFreire tiene un rico menú  de  recetasocio-humana intelectual, capaz depermitir las diferentes necesidades deespacio de la humanidad” (en itáli-ca en el original). En el verdaderonúcleo de su manifiesto educativoestá la convicción de que la educa-ción debe enlazarse y eventualmen-

    te conducir a la liberación política.También creía Freire, desde el co-mienzo hasta el final de su peregri-nación educativa, que los cambiospolíticos de larga duración no pue-den ser hechos por las elites sino porel pueblo9.

    Esencial para un entendimien-to amplio de las ideas centrales deFreire sobre la educación de la con-ciencia crítica y real es su ensayo

    La educación como práctica de la li-bertad (1973), en el cual desarrollólos conceptos básicos que luego for-maron un marco de referencia parala famosa Pedagogía de los oprimidos.En sus propias palabras, Freire(1973: 44) buscaba ofrecer “al pue-blo los medios por los cuales pue-dan reemplazar su percepción

    mágica o ingenua de la realidad poruna predominantemente crítica,para que pudieran asumir posicio-nes apropiadas al clima dinámicode la transición”. Freire enseñaba

    que para lograr un buen entendi-miento del orden mundial capita-lista actual, de las ideas de losestudiantes y de sus conciencias ycomunicaciones cotidianas, eraimperativo para un maestro críticosalir de la soledad de su aula de clasey encontrar el vecindario, las calles(y nos gustaría extender esto a lascrecientes comunidades virtualesde Internet). Como anota Freire(1973: 41):

    He experimentado –y abandona-do– varios métodos y procesos decomunicación. Sin embargo,nunca he abandonado la convic-ción de que sólo trabajando conla gente puedo lograr algo autén-tico por ellos. Nunca he creídoque democratizar la cultura sig-nifique vulgarizarla o simple-mente dictaminar a la genteprescripciones formuladas en la

    oficina del maestro.

    Tal formulación destaca la par-ticipación política activa, compro-metida e informada, algo que estáen total contraste con el consumopasivo de espectáculos mediáticosy las declaraciones breves y llama-tivas fomentados por los modelosde comunicación dominantes y lasconcepciones del “rebaño desorien-tado”. Freire reconocía perfecta-

    mente bien la predilección de laselites por mantener al pueblo su-mergido en la seudo-realidad ydesanimar el optimismo crítico ins-pirado por la comunicación dia-lógica revolucionaria entre la gentedel común. De hecho, si la gentecomún comenzara a cuestionar suscircunstancias, como sería el caso

    en una fase crítica de la sociedad(aún no cumplida), la elite privile-giada encontraría necesario “con-gregarse en defensa propia” (Freire,1973: 14). Esto es similar al análi-

    sis de Lippmann de las elites, sóloque desde la dirección opuesta.Como escribe Freire (Ibíd.):

    La elite defiende una democra-cia sui generis, en la cual la genteestá ‘indispuesta’ y requiere ‘me-dicinas’ –siendo que de hecho sualimento es el deseo de hablar envoz alta y participar–. Cada vezque el pueblo trata de expresarsepor sí mismo libremente y actuar,es un signo de que continúa

    enfermo y por tanto necesita me-dicina. En esta extraña interpre-tación, la salud es sinónimo desilencio e inacción del pueblo.Los defensores de esta ‘democra-cia’ hablan a menudo de la nece-sidad de proteger a la gente de loque ellos llaman ‘ideologíasforáneas’, esto es, cualquier cosaque pueda contribuir a la presen-cia activa del pueblo en supropio proceso histórico. Demanera similar, etiquetan como

    ‘subversivos’ a todos aquellosque entran en la dinámica de latransición y se convierten en susrepresentantes.

    Durante décadas, una de lasmedicinas más fuertes ha sido losmedios corporativos que celebranel mito irracional de su propia crea-ción, juegan ‘juegos patrióticos’para extraer excelentes beneficiosdel complejo militar-industrial en

    tiempos de guerra, objetivan la au-diencia y paradójicamente tratande reducirla a participantes activa-mente reflexivos aunque ideológi-camente cómplices, a través de suconstrucción de imagen aparentedemocrática, aunque a menudoexagerada y falsa. Es importante,por tanto, ver cómo se fabrican los

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    discursos particulares en la presen-te era del terrorismo de Estado. Porejemplo, cuando las bombas mata-ron veintenas de personas en losataques a los trenes en Madrid, los

    medios occidentales cubrieron elincidente como un trauma nacio-nal y pan-europeo. Y cuando elpartido socialista obtuvo una vic-toria escandalosa en la elecciónsubsiguiente, los medios sostuvie-ron que los ataques fueron el factordecisivo para despojar del gobiernoal Primer Ministro José María Aznar.En la televisión estadounidense, losllamados “expertos” lamentaron losresultados de las elec-

    ciones y sugirieron repe-tidamente que el votodel pueblo  había estadomal dirigido y serviríapara envalentonar nue-vamente a los terroris-tas. La implicación fueque el populacho espa-ñol había sido de algu-na manera infectadocon una enfermedad.

    Tal ‘análisis’ no mencio-nó que una mayoríade los españoles habíaestado criticando algobierno de Aznar du-rante bastante tiempo,tachándolo de derechis-ta y amigo de las corpo-raciones, así como superversa camaradería con el señorBush. Para entender este y otros in-cidentes en el escenario global, es

    beneficioso entender cómo traba-jan los medios corporativos y dequé lado están. En el caso del mun-do tras el ‘9/11’ y 911 días despuésen Madrid, no puede haber dudaacerca de las lealtades de los me-dios. Como argumenta Roy (2004:11): “es importante entender quelos medios corporativos no sólo

    apoyan el proyecto neoliberal. Sonel proyecto neoliberal. No es unaposición moral que han decididotomar, es estructural. Es intrínsecaa la economía de la forma como tra-

    bajan los medios masivos”.

    La comunicacióndialógica por lahumanidad y contrala globalizacióncorporativa neoliberal

    En muchos aspectos, el legadode la obra de Freire es un recor-

    datorio constante del vínculo exis-tente entre la comunicación, la pe-dagogía y la política. La pregunta

    importante que surge se puede for-mular de la siguiente manera: ¿Quédirección pedagógica debemos to-mar? Esto nos enfrenta inevitable-mente al espinoso problema de laorganización, problema que han tra-bajado tanto la izquierda revolucio-naria como la izquierda progresistapor más de un siglo. Max Elbaum

    afirma que las organizaciones soncruciales en la lucha por la justiciasocial. Escribe que “sin formas co-lectivas es imposible preparar cua-dros, debatir teorías y estrategias,

    difundir la información y el análi-sis, o comprometerse completa-mente con las luchas apremiantesde hoy. Únicamente a través de laorganización los activistas socialespueden maximizar su aporte a lasluchas en proceso y tomar posiciónen los eventos de mayor influenciacuando surjan nuevas oportunida-des y levantamientos colectivos”(2002: 335). Al reflexionar sobre

    sus propias experiencias,

    explica que si un movi-miento se convierte enun “mundo auto-conte-nido” que hace énfasisen la disciplina y en lasolidaridad de grupo,con frecuencia puedecaer en la supresión dela democracia interna.Los problemas inevita-blemente nacen cuando

    se emplea la “más purafidelidad a las antiguasortodoxias”.

    Es bajo esta pers-pectiva como el con-cepto de comunicacióndialógica revolucionariade Freire puede ser más

    instructivo. Freire consecuente-mente advierte contra los peligrosde aplicar una praxis uniforme y

    dogmática. Aún más, nos recuerdaque un “proyecto verdaderamenterevolucionario... al que le es con-natural una dimensión utópica, esun proceso en el cual el pueblo asu-me el papel de sujeto en la aventu-ra precaria de la transformación yrecreación del mundo” (Freire,1985: 82). Así que, en vez de obrar

    Escenografía de “La desgracia de Mary Jane” (1901) de G.A. Smith,quien en 1908 inventó el filmacolor.

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    de acuerdo con los modelos de co-municación rígidos y verticales, quecon frecuencia han caracterizado alos movimientos obreros y a las or-ganizaciones de partido, la praxis

    dialógica de Freire apoya sistemashorizontales de comunicación. Espues axiomático para el desarrollopermanente de la comunicacióndialógica revolucionaria y la peda-gogía crítica que se base en una vi-sión alternativa de lasociabilidad humana,que opera fuera del uni-verso social del capitaly que reta al complejomilitar-industrial-me-

    diático y su modelo decomunicaciones con-comitante.

    Uno de los aspectosmás notables de algunasorganizaciones activistasrecientes (especialmen-te aquellas relacionadascon la ‘antiglobaliza-ción’) ha sido la pode-

    rosa integración de losmovimientos con el de-sarrollo de medios ‘alter-nativos’. En muchosaspectos, los activistasinvolucrados en movimientos socia-les contemporáneos han atendido elllamado de los Zapatistas de ‘con-vertirse en medios’ y cultivar redesde comunicación alternativa, másque apoyarse en formas y organiza-ciones de medios establecidas. En

    este sentido, las fronteras “que se-paran a los activistas populares delos productores de los medios radi-cales” paulatinamente se están dilu-yendo (Dowing, 2001: 206). Através de redes ‘alternativas’ de me-dios, quienes están involucrados enlos movimientos sociales pueden,cada vez con mayor frecuencia, “ha-

    blar por” sí mismos, articular y do-cumentar directamente su propiaexperiencia (Dyer-Witheford, 1999;Kellner, 2001; Perlstein, 2001).

    Un ejemplo de esto se puedeencontrar en Argentina, donde es-tamos siendo testigos de nuevas for-mas de lucha organizada comoresultado del colapso económicoreciente del país. Nos referimos

    aquí a las protestas callejeras de los piqueteros   (los desempleados) quese desarrollan actualmente y queaparecieron por primera vez haceunos cinco años en las empobreci-das comunidades de provincia. Endirecta relación con este movimien-

    to se han desarrollado formasrevolucionarias y creativas de co-municación. La cooperativa demedios Grupo Alavio inauguróhace muy poco la “TV-piquetera”,una estación de noticias que tras-mite señales de TV piratas en vivodurante bloqueos de vías y desdebarrios obreros marginales. (Trigo-

    na, 2004). Las formas de comuni-cación alternativa y revoluciona-ria han permitido a las mujerespiqueteras participar más a caba-lidad en el movimiento, ofrecién-

    doles un medio para trasmitir susluchas de género. Más reciente-mente, han aparecido nuevasasambleas de barrio, fuera de lasprotestas callejeras.

    El carácter anti-je-rárquico, descentraliza-do y democrático delmovimiento menciona-do antes se refleja enuno de los más grandes

    conductos de medios in-dependientes: Indyme-dia, el cual, con todarazón, es uno de losejemplos más dinámicosdel modelo de comu-nicación dialógica revo-lucionaria. Desde suinicio, Indymedia ha es-tado animada por lacreencia de que un pro-

    yecto político o de me-dios innovador tieneque involucrar más que“un sitio para crear y dis-tribuir contenido pro-

    gresista” (Perlstein, 2001: 335).Mejor aún, los fundadores del mo-vimiento Centro de Medios Inde-pendientes (IMC por sus siglas eninglés) –Indymedia– quisieroncrear espacios físicos y virtualespara la interacción, el diálogo y la

    movilización política. Esto se debióen gran manera al compromiso deIndymedia de distribuir gratuita-mente el software, compartir y con-tinuar con el desarrollo de losrecursos tecnológicos, tener una fi-losofía de “publicación abierta” quepermitiera niveles sin precedentesde interactividad, y a una estruc-

    Charles Chaplin: “uno de los pocos que pudo conservar su personalidaden un medio sometido a las leyes de la industria”.

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    tura organizativa participativa nojerárquica.

     No hay duda de que el movi-miento IMC propuso un reto creativo

    e importante a las formas de pensa-miento establecidas acerca del mo-delo de comunicación comúnmenteempleado aún por los más progresis-tas canales de los medios “alternati-vos”. Ese modelo, conocido como el“modelo de transmisión”, se definecomo aquel en el que una instituciónde medios única o “una gran entidadenvía sus mensajes a una audienciatan amplia como sea posible”(O’Connor, 1999: 4). A diferencia

    de este modelo donde la representa-ción tiende a ser controlada o mane-jada desde el centro, el modelo decomunicación abierta de Indymediacoloca los “medios de producción” ydiseminación en más manos que nun-ca antes y permite experimentar conun modelo de red multimedia nue-vo, de múltiples puntos y en unaforma de comunicación más parti-cipativa. Las voces, aunque distintas,

    están sin embargo unidas por su com-promiso de construir un “mundomejor, a pesar de las distorsiones delos medios de comunicación, y su ne-gativa a registrar los esfuerzos por li-berar a la humanidad” (http://www.indymedia.org)10 .

    Dado el éxito de Indymedia, nopodemos subestimar el significadopresente y futuro de Internet comouna fuerza comunicativa y organiza-

    tiva, o como “el otro super-poder”en manos de la gente, especialmen-te de la generación más joven. Tam-bién es imperativo reconocer quela “línea divisoria digital” entre laspersonas de un mundo basado enla lógica capitalista, es profunda ycreciente. Por lo tanto debe hablar-se de ella cuando se discute el po-

    tencial democrático de Internetporque separa a las naciones desa-rrolladas de las subdesarrolladas, yestratifica el acceso a Internet conclasificaciones económicas, raciales

    y de género (Milberry, 2003: 81).Vale la pena anotar también quemenos del diez por ciento de la po-blación mundial tiene acceso aInternet. No obstante, aún necesi-tamos investigar y ser curiosos so-bre las posibilidades comunicativasy revolucionarias de Internet comoun nuevo tipo de fuerza que ha sidousada ya en la organización de pro-testas a nivel mundial contra laglobalización corporativa y las gue-

    rras actuales.

    Adicionalmente, de Freire po-demos tomar otras enseñanzas, yaque el problema del acceso aInternet no se define exclusiva-mente por la disponibilidad de unprograma, un equipo y una co-nexión. Más bien es una cuestiónde capacidad de leer y entenderlos medios y de habilidades comu-

    nicativas (Ford & Gil, 2001). Eneste sentido es necesaria una pe-dagogía que dé énfasis a la lec-tura y comprensión de los mediosy es esencial que promueva el usoprogresivo de la capacidad comu-nicativa de las “comunidadeslocales”. Los maestros revolucio-narios y críticos deben trabajar, enla tradición de Freire, para cons-truir relaciones más profundas conlos medios alternativos que in-

    volucran a la comunidad, las uni-versidades y pequeñas estacionesde radio, apoyando proyectos demedios impresos y capacitandopoblaciones indígenas de todo elmundo en el uso de diferentes tec-nologías de comunicación. Aquí recordamos el profundo compro-miso de Freire con la comunica-

    ción en sus múltiples y variadasformas. Él escribe que el ser huma-no “no puede ser verdaderamentehumano separado de la comunica-ción, porque es esencialmente una

    criatura comunicativa. Impedir lacomunicación es reducir el hom-bre a la calidad de ‘cosa’ –y éste esel trabajo de los opresores, no delos revolucionarios–” (Freire,1970: 123).

    Hablar a los muertos es, obvia-mente imposible pero su presenciase puede sentir a través de su capa-cidad de influir sobre la vida. Siestuviera vivo, creemos que Freire

    se animaría por las progresivas coa-liciones comunicativas y los mo-vimientos sociales que se estánforjando en el ámbito mundial. Sinembargo, probablemente diría tam-bién que los movimientos socialesactuales necesitan ser armónicoscon las lecciones del pasado. Suhumanismo revolucionario sugeri-ría la necesidad de sobrepasar elreformismo y proyectar una alter-

    nativa positiva al capitalismo y alimperialismo para así evitar la ten-dencia de las revoluciones y losmovimientos radicales a convertir-se en sus opuestos (Cf. Hudis,2004).

    El humanismo radical de Freireadvierte constantemente que elproyecto de humanidad, en su sen-tido más profundo, permanece in-concluso. El compromiso de Freire

    con la liberación de la humanidady la extensión de la dignidad hu-mana, la libertad y la justicia so-cial para todas las personas, nosrecuerda que debemos seguir de-dicados a la lucha por el socia-lismo. A la luz de las actualescircunstancias históricas mundia-les, marcadas, como están, por las

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    aventuras imperialistas, la guerra yel control corporativo

     

    sobre la ma-yoría de los aspectos de la “vida pú-blica”, los maestros críticos debendedicarse de nuevo a la comunica-ción dialógica revolucionaria y tra-bajar para mostrar el carácter nodemocrático de la corriente mayo-

    ritaria de los medios contemporá-neos, los modelos dominantes decomunicación y el capitalismo en sí mismo. Deben señalar el potencialdel desarrollo de formas de comuni-cación existentes y por nacer y delos movimientos sociales y, sobretodo, deben imaginar un públicomás allá del “rebaño desorientado”.

    Citas

    1 Bewildered herd: [rebaño, hato, grey] [des-orientado, aturdido, azorado, perplejo] N.de T.

    2 La bomba, la terrible bomba atómica / yla radiactividad / significan terror, / ruinay calamidad. / Si acabara la guerra / ytodo siguiera unido, / nuestro mundo /no sería destruido.

    3 Nos referimos a este clima intelectual que,en gran parte, está enamorado de la cultu-ra, pero generalmente ciego a la economíapolítica. El actual romance con la culturaen un amplio sector de la izquierda educa-tiva y la ignorancia concomitante acercade las condiciones políticas y económicashan contribuido al avance de la impor-tancia de la identificación cultural, espe-cialmente para los constituyentes margi-

    nados, pero, al mismo tiempo, han con-fundido las raíces políticas y económicasde la marginación (Scatamburlo -D’Annibale & McLaren, 2003). El enfo-que en los círculos educativos de izquier-da continúa centrado en una especie depolítica de identidad y una crítica a lospatrones de la historia por su eurocen-trismo, sexismo, racismo, etc. Estas críti-cas han sido especialmente importantespara centrar la atención en los muchosprejuicios de las formulaciones anteriores-incluyendo las de la obra de Freire. Dehecho, durante las décadas de 1980 y1990, Freire comenzó a tratar estos aspec-tos en su propio trabajo pero siempre re-conoció los peligros del imperialismo y elcapitalismo y la importancia de la clase,aunque no actuó dentro de un marco pu-ramente marxista.

    4 Aunque sería visiblemente injusto atri-buir toda la culpa a la actual administra-ción Bush, considerando los muchos re-veses sufridos por Estados Unidos desdepor lo menos la Guerra Fría, la naturale-za del unilateralismo de Bush y la estrate-

    gia de la guerra preventiva no tienen pre-cedentes en la historia moderna.

    5 Pedagogía Hummer se refiere a las mani-festaciones predatorias evidentes en lacultura y en los discursos de los EstadosUnidos. El término tiene su origen en laprevalencia del automóvil “Hummer”, elcual se usa en la milicia.

    6 Spin: en la jerga usada en los medios, un

    punto de vista o sesgo particular. N. de T. 7 El historiador Herbert Aptheker dijo al-

    guna vez lo siguiente sobre WalterLippmann: “Todas sus actividades polí-ticas y esfuerzos intelectuales desde 1913han estado dirigidos hacia la preserva-ción del capitalismo monopólico y aaportar a los ricos conceptos responsa-bles aparejados a sus intereses, instigán-dolos a un acercamiento ‘razonable’ yatacando los conceptos y prácticasdemocráticas. Mr. Lippmann, exceptoen su lejana juventud, siempre ha sidoantidemocrático”.

    8 Paradójicamente, tal interpretación dePlatón se muestra claramente en la ma-quinación straussiana de la actual admi-nistración Bush en el uso que hace de losmedios para velar la arremetida no de-mocrática de sus políticas interior y exte-rior. Bleifuss (2004:15) anota que LeoStrauss invocó “la necesidad que tiene laelite bien informada de conspirar paraguiar la política pública”. Para Strauss,las masas vulgares no están hechas parala verdad y la libertad. Sin embargo, pues-to que las masas del vulgo tienen los nú-

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    meros de su lado, no merecen ser ignora-das. Por tanto se hace necesario com-prometerse en un programa activo demanipulación –Strauss fue, después detodo, “un gran creyente en la eficacia yutilidad de las mentiras en la política–”(Bleifuss, 2004:15).

    9 Esta convicción se desarrolló parcialmen-te a partir de sus experiencias en el cam-po en la década de 1950 y 1960, y enparte de sus vastas lecturas de la literatu-ra revolucionaria durante ese período.

    10 Para un examen más profundo deIndymedia, ver Scatamburlo-D’Annibale& Chehade, 2004.

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