Adiós al magisterio

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Adiós, con una mirada atrás, mientras me alejo para siempre

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Adiós,con una mirada atrás,

mientras me alejo para siempre

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En 1973 empecé a impartir clases en el

colegio donde había estudiado, el

Paideuterion, en Cáceres. Fue una

enorme satisfacción reencontrarme 13

años más tarde frente a los

pupitres que había ocupado en la

misma aula donde me senté por

primera vez como alumno.

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En el 74 y 75 impartí clases, primero a los reclutas del CIR Santa Ana, de

Cáceres, y después a los soldados del Rgto. de Artillería “San Juan del Viso”

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Riolobos(Cáceres)

1-2-1975

Esta fue la plaza que me asignaron, pero como estaba cubriendo el

servicio militar nunca la ocupé. Se trata de un

pueblecito entre Cáceres y Plasencia, que por cierto

no conozco, que consta en mi hoja de servicios del 1-

2-1975 a octubre del mismo año, cuando me

licencié.

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Escurial(Cáceres)

10-10-197530-12-1975

En este pueblo, de 500 vecinos, estuve un

trimestre. Fue mi primer y único contacto con

Educación Infantil. Pese a que no había agua

corriente y con tan pocos habitantes, llegué a

contabilizar, a mi marcha, más de treinta niños de tres a cinco años, pero,

aunque preparada, fue un experiencia gratificante.

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Navalmoral de la Mata(Cáceres)

7-1-197630-6-1976

Aquí me tocó estrenar este colegio, “Campo de

Arañuelo”, y un repescado grupo de sexto de EGB, los “intocables” de otros dos grupos, a los que, pese a

las adaptaciones curriculares de la época

que les preparé, suspendí en un 100%, lo que supuso todo un escándalo para el

colegio, a juicio de la directora.

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Colegio Francisco de Goya(Bilbao)

1-9-197630-6-1980

Mi primer contacto con Bilbao, adonde vine

forzoso hasta que el amor me atrapó, fue en

Otxarkoaga, donde ejercí y viví cuatro años. Colegio

difícil donde los haya, supuso para mí un giro

radical en mi vida docente y personal, pero donde

conocí a Elena y a Nieves, mi patrona gallega, que se portó como una segunda

madre conmigo

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Colegio Magraner(Valencia)

1-9-198030-6-1982

Estando en este colegio, del pueblo valenciano de Tavernes

de la Valldigna, me casé y en Valencia nació Cristina. Impartí

6º, 7º y 8º de EGB a tres grupos numerosos con los que

no sólo fui maestro, sino compañero. Sé que celebraron

el 25 aniversario de su paso por 6º, donde era tutor, pero no pude ir. Asistí a la boda de

un alumno, Eugenio Tur, y tengo contacto con varios de ellos. De nuevo mi intención

de hacer cambios se topó con la incomprensión y

malentendido de buena parte del Claustro.

¡Siempre a contracorriente!

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Una buena parte de mis tutelados, aunque faltan cinco

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Colegio Ingeniero José Orbegozo(Bilbao)

1-9-198230-6-2001

Pero si tuviera que decir cuál fue mi colegio diría que este,

porque aquí fui tutor, especialista, director 17 años, jefe de estudios, secretario, fundador y encargado del comedor, conferenciante,

jefe de seminario, autor de proyectos de innovación,

articulista, redactor-cofundador de un periódico, profesor de profesores y un largo historial de actividades

que en medio de muchos problemas me enseñaron a

desconfiar de la Administración y sobre todo a

conocer al género humano.

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Esta fue mi primera tutoría a mi vuelta de Valencia

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CEPA Irala(Bilbao)

1-9-200330-6-2005

Aquí, impartiendo clases de adultos a primeros lectores, ESO

y sobre todo a Acceso a la Universidad para mayores de 25 años, me consideré maestro de verdad, lejos de las reiteradas llamadas de atención con las que tanto tiempo se pierde, llegué a dar clases de más de

una hora sin que me interrumpiera nadie y tuve la

satisfacción de que mi materia la aprobó el 83% del alumnado

que se presentó. Lo dejé porque el horario me impedía ver a mi familia, que siempre ha sido mi

prioridad.

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Colegio Zurbaranbarri(Bilbao)

1-9-200531-8-2014

Y este ha sido mi último destino, en Comisión de Servicios, ocupando la

biblioteca para no tener que volver a la dirección. Ha habido de todo,

pero, lo más destacable, que ha sido un centro de investigación al quedar libre de la enseñanza directa, donde

he podido desarrollar actividades destinadas a que el alumnado

aprenda por propia convicción. De aquí me llevo, sobre todo, el

reconocimiento del alumnado, a quien voy a echar mucho de menos, y la experiencia de tanto proyecto

llevado a cabo. Ha sido el culmen con el que cierro mi carrera docente

consciente de que nadie es profeta en su tierra, con la satisfacción de lo llevado a cabo y la frustración de lo que no pudo ser, aunque lo intenté.

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Aquí me encuentro otra vez, con las niñas crecidas y licenciadas, mirando a la jubilación desde tan alta edad y mayor experiencia, creyendo haber hecho de todo: profesor, asesor, jefe de seminario, secretario, jefe de estudios, tutor, director, conferenciante, profesor de profesores, corrector, consultor, autor de artículos, gestor, bibliotecario y ahora, desde lo alto del monte, observando el ocaso a la salida del colegio, desde el ocaso de mi vida profesional, aún con ganas, más bien deseos, de ilusión, de esa ilusión que sólo te da la sonrisa de un niño en el trato diario; cuando estás de vuelta de todo, cuando tanta renovación te desborda y no puedes seguirla; cuando tampoco crees en tanto cambio, pero tampoco puedes cambiar nada, ni a ti mismo; cuando te refugias en ti, cuando abres otros horizontes y los encuentras en la combinación entre una escuela que es tu modus vivendi y las labores de una casa que se ha quedado sola porque las dos hijas trabajan y pasan todo el día fuera de casa y a tu mujer le ha surgido un trabajo que sin saber por qué ha aceptado. En cambio te sientes útil, porque haces la compra, ordenas, preparas la comida… estás activo aunque solo y esa soledad te la han compensado los niños, con quienes has tratado de forma distendida sin el corsé de la obligatoriedad que te exige una tutoría. Y de este modo, haciendo de maestro, confidente, amigo, ayudante, colaborador y a veces de padre y madre, vuelves a tus mejores años de productividad aunque sin la energía ni fecundidad de entonces, recordándote cada día que tu vida es la de una persona normal, ni más ni menos; una persona que por contar las cosas como cree que han pasado y pasan se siente eso, persona; lejos de hechos grandilocuentes que sólo ocurren en las películas; ciudadano de a pie, y nunca mejor dicho, porque todo lo sigo haciendo andado; héroe de diario que ha sacado adelante una familia sin más bienes que lo conseguido trabajando, que sufre y alegra, siente y padece, trabaja y quiere descansar, disfruta y se disgusta y que sobre todo se alegra de haber estado allí donde mis hechos me llevaron y de seguir aquí hasta llegar adonde mi vida me depare, con sus pros y sus contras y con el discernimiento para disfrutar de los buenos momentos y relativizar sobrellevando los menos buenos.

¡Y que todos sigáis ahí como yo estuve allí!