22 Mesa Redonda 1965.Desbloqueado

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1 Mesa redonda: “Ideología y psicología concreta” (1965) Fuente: Cuadernos de Psicología Concreta, año I, Nº 1, 1969, p. 11-41. Las correcciones al texto original figu- ran entre corchetes. La Mesa Redonda que publicamos a continuación, por primera vez en nuestro país, jerar- quiza un diálogo, plantea una problemática, replantea toda una serie de interrogantes. In- tenta dar respuestas a otras. Más que tomar partido a priori por alguna de las posturas que poco a poco se van perfi- lando, es nuestro objetivo brindar la posibilidad de repensar los conceptos aquí vertidos. Ciencia y conciencia; criterios de operatividad y criterios de verdad; concepciones de sa- lud y enfermedad; métodos y técnicas eficaces recuperadas por quien y para quienes; no son, desde ya, planteos simples. Esquematismos o respuestas difusas y vagas, suelen ser pobres pero tentadoras salidas. Quienes no conformes con eso, hagan de la búsqueda y el cuestionamiento su “modus vivendi” encontrarán aquí un punto de partida. Reiniciar un diálogo, actualizarlo, constituye una apertura. Es nuestro propósito. El pre- sente trabajo se publica con la autorización de los participantes. Salvo contadas excepciones no se le ha dado a la Psicología Concreta la trascendencia que tiene y que se manifiesta en problemas tales como el que da nombre a esta mesa: “Ideología y Psicología Concreta”; que incluye como temas posibles a desarrollar: - Psicología Concreta y Psicología. - Psicología Concreta y Ciencia. - Psicología Concreta y psicólogo comprometido a nivel del quehacer profesional. Esperamos que esta mesa redonda, en relación con los problemas que la Psicología como ciencia y el país como candente realidad que a todos nos preocupa, sea intérprete de las expectativas existentes al respecto, así como paso hacia la solución de esos pro- blemas. La mesa fue coordinada por el Dr. Guillermo Ferschtut, y se realizó en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires en el año 1965. Dr. Ferschtut: Lo más difícil en este tipo de situación es poder encuadrar cabalmente la situación. Como psicólogos, si no podemos encuadrar una situación, difícilmente vamos a poder operar en ella. Quiero avisarles que hubo diferentes inconvenientes que en todo caso podrían ser to- mados como emergentes de esta situación, a través de los cuales esta mesa se convierte de mesa redonda en mesa cuadrada para dejar de ser una mesa rectangular, para trans- formarse según decisión de los integrantes, en un grupo operativo. Grupo operativo que va a tener como finalidad comenzar a encuadrar una tarea que ya al reunirnos hoy por primera vez y ver la dimensión del problema que vamos a tratar, hace bastante difícil en realidad pensar que al final de esta reunión vamos a sacar soluciones muy concretas y definidas. Entiendo, en todo caso, que vamos a cambiar información acerca del significa- do y sentido de la Psicología Concreta. Este término acuñado por Politzer, es una síntesis a través de la cual este autor in- tentó, en función de la situación dramática interrelacionar lo interno y lo externo, lo sub- jetivo y lo objetivo. Asimismo también se ocupa del grado de compromiso que tiene el psicólogo frente a su teoría científica. Entiendo también que el sentido de la investigación de hoy tiene a su vez otro: la finalidad práctica con [que] el psicólogo o el aprendiz de psicólogo puede ubicarse dentro de la realidad, no de la realidad actual del conocimiento psicológico, sino dentro de la realidad social en la cual le toca operar. Voy a comenzar por darle la palabra al Dr. Pichon-Rivière.

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    Mesa redonda: Ideologa y psicologa concreta (1965) Fuente: Cuadernos de Psicologa Concreta, ao I, N 1, 1969, p. 11-41. Las correcciones al texto original figu-ran entre corchetes.

    La Mesa Redonda que publicamos a continuacin, por primera vez en nuestro pas, jerar-quiza un dilogo, plantea una problemtica, replantea toda una serie de interrogantes. In-tenta dar respuestas a otras.

    Ms que tomar partido a priori por alguna de las posturas que poco a poco se van perfi-lando, es nuestro objetivo brindar la posibilidad de repensar los conceptos aqu vertidos.

    Ciencia y conciencia; criterios de operatividad y criterios de verdad; concepciones de sa-lud y enfermedad; mtodos y tcnicas eficaces recuperadas por quien y para quienes; no son, desde ya, planteos simples. Esquematismos o respuestas difusas y vagas, suelen ser pobres pero tentadoras salidas. Quienes no conformes con eso, hagan de la bsqueda y el cuestionamiento su modus vivendi encontrarn aqu un punto de partida.

    Reiniciar un dilogo, actualizarlo, constituye una apertura. Es nuestro propsito. El pre-sente trabajo se publica con la autorizacin de los participantes. Salvo contadas excepciones no se le ha dado a la Psicologa Concreta la trascendencia

    que tiene y que se manifiesta en problemas tales como el que da nombre a esta mesa: Ideologa y Psicologa Concreta; que incluye como temas posibles a desarrollar: - Psicologa Concreta y Psicologa. - Psicologa Concreta y Ciencia. - Psicologa Concreta y psiclogo comprometido a nivel del quehacer profesional. Esperamos que esta mesa redonda, en relacin con los problemas que la Psicologa

    como ciencia y el pas como candente realidad que a todos nos preocupa, sea intrprete de las expectativas existentes al respecto, as como paso hacia la solucin de esos pro-blemas. La mesa fue coordinada por el Dr. Guillermo Ferschtut, y se realiz en la Facultad de

    Filosofa y Letras de Buenos Aires en el ao 1965.

    Dr. Ferschtut: Lo ms difcil en este tipo de situacin es poder encuadrar cabalmente la situacin. Como psiclogos, si no podemos encuadrar una situacin, difcilmente vamos a poder operar en ella. Quiero avisarles que hubo diferentes inconvenientes que en todo caso podran ser to-

    mados como emergentes de esta situacin, a travs de los cuales esta mesa se convierte de mesa redonda en mesa cuadrada para dejar de ser una mesa rectangular, para trans-formarse segn decisin de los integrantes, en un grupo operativo. Grupo operativo que va a tener como finalidad comenzar a encuadrar una tarea que ya al reunirnos hoy por primera vez y ver la dimensin del problema que vamos a tratar, hace bastante difcil en realidad pensar que al final de esta reunin vamos a sacar soluciones muy concretas y definidas. Entiendo, en todo caso, que vamos a cambiar informacin acerca del significa-do y sentido de la Psicologa Concreta. Este trmino acuado por Politzer, es una sntesis a travs de la cual este autor in-

    tent, en funcin de la situacin dramtica interrelacionar lo interno y lo externo, lo sub-jetivo y lo objetivo. Asimismo tambin se ocupa del grado de compromiso que tiene el psiclogo frente a su teora cientfica. Entiendo tambin que el sentido de la investigacin de hoy tiene a su vez otro: la finalidad prctica con [que] el psiclogo o el aprendiz de psiclogo puede ubicarse dentro de la realidad, no de la realidad actual del conocimiento psicolgico, sino dentro de la realidad social en la cual le toca operar. Voy a comenzar por darle la palabra al Dr. Pichon-Rivire.

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    Dr. Pichon Rivire: En una prolongada entrevista con los miembros del grupo organiza-dor de esta Mesa Redonda, les insist reiteradamente que el xito (medido en grados de operatividad) est muy relacionado con el encuadre o en trminos ms vulgares con el escenario desde el cual van a actuar los miembros responsables de esa tarea. En los ltimos aos los investigadores sociales han repartido su tarea en el estudio tanto del texto como del contexto de las reuniones ya que entre ambas existe una relacin dialcti-ca permanente que da la posibilidad a la aparicin de emergentes significativos, verdade-ros momentos creadores que retomados en este proceso de espiral ya sealado realimen-tan progresivamente las estructuras dinmicas ya aparecidas. Desgraciadamente esto no fue realizado. 1) La sala era inadecuada. Haba un perma-

    nente murmullo provocado por el hecho de que muchos de los asistentes no conseguan ver a los oradores, no existan micrfonos, situacin muy grave que crea subgrupos, al-gunos de los cuales reciben informacin y otros no y pueden producir conflictos serios que vienen a reforzar los conflictos caractersticos del aprendizaje. 2) Tambin habamos insistido en la necesidad de disponer del tiempo no menor de

    tres horas ya que como lo hemos probado muchas veces el aprendizaje comienza a los 45 minutos y este debe ser retrabajado utilizando tcnicas de grupos operativos. 3) El da de la entrevista me fue entregado un manifiesto del Movimiento Argentino de

    Psicologa (Bases, mtodos y objetivos) que inclua la ms extensa heterogeneidad donde al fin de cuentas se planteaban problemas polticos, campo en el cual el psiclogo social se siente atrado porque empieza a comprender y utilizar medios instrumentales para lo-grar superar el obstculo principal de toda tarea, que es la resistencia que se da ante el cambio. Es bien sabido por ustedes que nuestra filosofa concreta tanto en su faz de in-vestigacin como de operacin que en realidad son procesos coincidentes en el tiempo y el espacio, estn fundamentalmente alrededor de cuatro direcciones: a) el aprendizaje; b) la comunicacin; c) la resistencia al cambio, y d) la evaluacin, dimensin sta ltima que constituye en la actualidad nuestro mayor

    inters ya que al descubrir mtodos de evaluacin acompaados de posibilidades de pre-diccin configuran definitivamente la psicologa como ciencia por su mtodo y contenido. 4) Un elemento importante en las reuniones de este tipo es que todo el auditorio que

    participa ya sea activa o pasivamente (nunca es indiferente) debe conocer los trminos del encuadre o texto a tratar. Experiencias en otros campos han demostrado que lo fre-cuente es la atomizacin de algn texto distribuido con anterioridad. Slo reledos juntos quedan ya abiertas vas de comunicacin. En sntesis, lo esencial es disponer de un am-biente fsico adecuado, de buenos canales de comunicacin, de la explicitacin de la ta-rea, tiempo suficiente para una tcnica acumulativa, evaluacin inmediata de la tarea en trminos de emergentes significativos que servirn de encuadre para la prxima reunin siguiendo un proceso en espiral. De no cumplirse estas tareas podemos caer en el vicio habitual o enfermedad de las mesas redondas que no son redondas y finalmente dejan cuadrada la mente del auditorio. Configurando el escenario podemos ahora hacer entrar los personajes verdaderos,

    "portavoces" de ideologas cientficas diferentes.

    Dr. Ferschtut: Le voy a conceder la palabra al Dr. Rozitchner.

    Dr. Rozitchner: Previamente vamos a tratar de preguntarnos por la relacin que une a los trminos del problema planteado. Nos referimos a la relacin que existe entre la ideo-loga y la psicologa concreta. La psicologa concreta comprenda el carcter ms particu-lar, ms singularizado de una conducta. En este sentido aparecera aqu contrapuesta a la ideologa, que se refiere a los caracteres ms generales que la encuadran. Ideologa se-ria la expresin conceptual o en ltima instancia conciente, de los lmites ms amplios dentro de los cuales se halla encuadrada una determinada clase o un determinado grupo

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    humano. Ideologa sera el marco racional en el cual una clase o un grupo humano toma conciencia de s misma. Por lo tanto, la comprensin psicolgica de la conducta concreta de un individuo sin-

    gular, depender naturalmente de este campo ms amplio de ideas dentro del cual la psicologa, como estudio parcial frente a esa ms amplia generalidad, se inscribe. Pero nosotros sabemos que las ideologas son mltiples, tambin se dice: el error es mltiple, la verdad es una. Si deseamos mantener los dos extremos que definen el problema plan-teado: el que por una parte se refiere a la ideologa, es decir al carcter ms general que da sentido a una accin, y por otra parte la compresin de un fenmeno individual en lo que ste tiene de ms especfico, se plantea entonces un nuevo problema. Este nuevo problema consiste en determinar si ese contexto en el cual se inscribe la conducta indi-vidual que es aquello que la psicologa concreta quiere estudiar es verdadero o falso. Hay aqu dos maneras diversas de considerar entonces la significacin de una conduc-

    ta dentro del marco ms amplio del contexto ideolgico que la encuadra. Podemos tratar meramente de comprender, en tanto psiclogos y dentro de una determinada concepcin psicolgica, cmo una conducta es coherente respecto de la ideologa del actor. En este caso no nos estaramos refiriendo al campo de la verdad de la ideologa: no nos pregun-tamos cmo la conducta individual asume su significacin dentro del proceso histrico. La consideramos meramente referida al campo de coherencia dentro del cual esta psico-loga se inscribe, adecundose o no a la ideologa que le dio lugar, en la que permanece sin ponerse en duda y a la cual pertenece. Pero si en cambio, tratamos de comprender el problema de la verdad en la relacin que el hombre mantiene con el mundo a travs de la ideologa, ya no podemos dejar de plantearnos otro tipo de relacin. Esta nueva relacin ya no se refiere entonces a la que media entre la psicologa y la ideologa, sino entre la psicologa y la verdad de la ideologa. Por lo tanto lo que tendramos que debatir no sera la posible coherencia que existe entre la psicologa y la ideologa. Previamente tendramos que discernir como esa ideologa, en tanto teora del mundo, da cuenta del proceso hist-rico que engendra el sentido de las conductas y cmo contiene, si contiene, la necesaria modificacin de la estructura material, concreta, histrica de la cual esa concepcin ide-olgica pretende dar cuenta. Si la verdad de la psicologa se encuentra en la verdad de la ideologa, su campo es en-

    tonces ms amplio de aqul al cual, en tanto ciencia, se pretende limitarla. Pero enton-ces la designacin de ideologa para ese marco ms amplio -que esconde un pluralismo neutral- tendra que dejar sitio a la filosofa, en la cual se debate la verdad de la ideo-loga. El camino de la verdad cientfica se extiende as hasta abarcar, como contenido en su propio campo, el de la verdad de la relacin del hombre con el mundo. Por lo tanto trataremos ahora de pasar a comprender cmo, segn creemos, debe situarse la psico-loga dentro de este contexto de la "mxima conciencia" que el hombre toma de s mismo. Como punto de partida deberemos sealar lo siguiente: lo "concreto" no es algo ya da-

    do, sino fruto de un proceso, de un trabajo, y por lo tanto lo concreto debe ser constitui-do. La constitucin de lo concreto entraa hacer converger en lo ms singular sus co-nexiones con lo ms universal. Y lo ms universal, una vez ms, que da sentido a lo sin-gular, ser en cada caso el marco de ideas en el cual se descubre la tarea del psiclogo. Tendramos entonces que acudir a la respuesta que da Marx a este problema. Para Marx "lo concreto es la sntesis de las mltiples determinaciones" que constituyen cada objeto, es "la unidad de lo mltiple". Como ustedes ven est el trabajo de sintetizar las mltiples determinaciones, de unificar lo diverso en la unidad de una relacin o de un objeto. Que-remos decir: concretizar es todo aquello que hace que un objeto, que aparece ante noso-tros, pueda recibir todas esas relaciones que lo constituyen, pueda hacerse el receptcu-lo significativo de todas las relaciones que lo entrecruzan, que llevan a una conducta a ser conducta concreta, a un objeto a ser concreto. Concretizar significa as integrarlo al orden del mundo del cual recibe su verdadera significacin. Por lo tanto, cuando enfo-camos a partir de esta descripcin el problema de la psicologa concreta, se nos plantea la necesidad de saber si las sntesis a las cuales llegamos son efectivamente sntesis con-cretas. No toda sntesis puede alcanzar el grado de concreta. En el nivel que nos move-mos tanto el psicoanalista como el psiclogo sintetizan, unifican, para comprender. Pero

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    en la medida en que esas sntesis y esas significaciones no dan cuenta de su relacin con la totalidad del campo en el cual esa conducta analizada se inscribe, dejan de contener en esa sntesis el carcter de verdad que slo lo adquieren en tanto aparecen referidas a toda la estructura. En la medida en que esa sntesis no d cuenta de todo ese proceso en el cual la conducta singular se constituy, esa sntesis a la que llega no podra ser lla-mada sntesis concreta. Con esto queremos sealar la necesidad de que aqul que formula una teora psicol-

    gica, aqul que inscribe su saber necesariamente en el campo ms amplio en el que esa teora aparece (puesto que an implcitamente realiza en l su actividad terica y prcti-ca en tanto tcnico que se apoya en una teora), ese hombre debe necesariamente poner en evidencia tericamente tambin ese campo ms amplio, el campo ms amplio forma parte, o debe necesariamente formar parte, de la teora psicolgica. Si no, esa teora no podra llegar a sntesis concretas. Esto plantea el problema de la cura. El psiclogo o el psicoanalista es quin, formando

    parte de la misma estructura social que el enfermo, tiene que ser el sintetizador de la conducta anormal del otro. Debe por lo tanto convertir la conducta disgregada, carente de un sentido unitario, en conducta concreta. El poseedor de la teora es quien est en-cargado, por lo tanto, dentro del proceso de aplicacin de la ciencia, de producir lo con-creto para la conducta del otro. Ahora bien: nosotros nos preguntamos hasta que punto aqul que est encargado de

    ejercer la sntesis en la conducta del otro puede llegar a ejercerla verdadera, concreta-mente, si previamente no ha introducido dentro del campo en el cual el ejerce su tarea el problema de su propia sntesis, de su propio llegar a ser concreto entre los hombres? Aparece por lo tanto aqu el problema de llegar a ejercer una psicologa concreta. Esta

    no consiste meramente en recurrir al "Drama" en tanto entendemos comnmente como drama la recuperacin de una densidad que comnmente est encubierta a nuestro al-rededor. Se trata de una sntesis que no es cualquier sntesis: se trata de una densidad verdadera y de una sntesis verdadera. Por lo tanto el marco desde el cual se debe partir para efectuar una sntesis tiene necesariamente que estar comprendido en la actividad terica de aquel que pretende ejercer la actividad sinttica en beneficio de otro. Debe comprender entonces la anormalidad del otro como formando parte del propio desequili-brio. El terico mismo, en tanto forma parte del mismo contexto histrico y social, es l tambin, en tanto profesional y terico, el resultado de ese contexto. Por lo tanto va a te-ner que hacerse cargo de su propio desequilibrio como formando parte, necesariamente, de la condicin social en la cual emerge el desequilibrio del otro. Esto quiere decir que el terico o profesional de la psicologa no puede pretender solucionar, concretizar la con-ducta del otro, arreglarle la vida a ese otro, hasta tanto su propia vida no haya sido puesta en evidencia dentro de ese campo ms amplio que le revelar la comn pertenen-cia al mismo. Esto seala, creo la necesidad de ejercer una tarea que no puede provenir, como ve-

    mos, solamente del campo terico, puesto que lo terico, en las ciencias del hombre ad-quiere su sentido desde el campo de la praxis histrica. Viene por lo tanto desde ms all del campo terico, iluminando el sentido mediante el cual la tarea terica tendr que ser comprendida. Si el terico reconoce que el determinismo que pesa sobre la conducta del otro es producto de una estructura social de la que forman parte los anormales y las conductas anormales que l analiza, se produce esta otra evidencia: necesariamente tendr que comprender de qu manera l mismo est encadenado forzosamente, en su tarea de comprensin de la realidad humana, a la tarea de modificar toda la estructura que lo produjo, a l en tanto desequilibrado, y al otro en tanto anormal. Como ustedes ven, entonces, esta tarea no puede ser emprendida slo a partir del

    marco terico de la ciencia convencional, esa que corresponde a la divisin del trabajo capitalista, puesto que la ciencia aqu entra a revelar su propio sentido de verdad en tan-to se inscribe dentro de esta modificacin histrica, puesto que estos desequilibrios humanos son producidos por una forma social cuyo sentido es perseverar en el desequi-librio y justificarlo. Por lo tanto, una vez ms, la decisin de alcanzar una teora verdade-ra de la realidad requiere necesariamente introducirse dentro del campo concreto y ma-

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    terial de la poca, comprender su sentido que se revela en las luchas de clase de su pro-pia comunidad para esbozar desde all el modo mediante el cual los desequilibrios que esa estructura suscita pueden ser resueltos. Estos desequilibrios, de los cuales participa tanto el anormal como el psiclogo, los asume desde el ngulo de la modificacin global posible que tiene que introducir dentro de todo el contexto. Si el psiclogo no asume esta decisin que lo conecta con su propio desequilibrio y no acepta la aparicin de desequili-brios como producidos por una estructura comn que los provoca, creer, al ejercer su profesin, que est ayudando a superar los determinismos que pesan sobre el otro. Pero en lo que a l se refiere permanecer sin asumir los determinismos que restringen su ptica cientfica tanto como su propia vida. Su vida profesional estar completamente determinada por una estructura social que, en el mejor de los casos por el "status" que le concede y por los privilegios que le proporciona, le permitir gozar de una "libertad" apa-rente que no es sino otra de las formas de la enfermedad social. La sociedad en la que el cientfico o profesional de la psicologa se encuentra colocado es una sociedad que ms bien mira hacia el lado analtico que al sinttico de los procesos humanos. Digo analtico porque es una sociedad cuya estructura se encuentra fundada en una divisin que conspira contra la sntesis verdadera, por lo tanto contra el llegar a ser concreta de s misma: divisin del trabajo social en compartimentos estancos, incomunicados los unos de los otros. De esta manera el sentido de toda la estructura no puede aparecer para ca-da uno de los individuos que forman parte de ella: los condena a la disociacin, a la abs-traccin y a la soledad. Si el terico o el profesional acepta la trampa de esta propuesta para "ganar su vida",

    lo ms probable es que pierda en el sentido humano: lo har a travs del privilegio asu-mido que lo condena a no poder hacer ya la teora de todo el contexto, no podr com-prender la estructura a la que pertenece. Romper el privilegio, hacer, crearse o darse la posibilidad de una verdadera teora significar justamente asumir lo concreto de su si-tuacin, su ser poltico, su ser histrico, su ser afectivo y su ser psicolgico dentro de una misma estructura personal. Slo de all podr derivar su ser terico o profesional. En fin, todo esto quiere plantear un punto de partida, y sealar solamente que la teor-

    a que se aplica al otro debe contener necesariamente dentro de ella la propia teora del sujeto que se dedica a curar la conducta de otro. En este sentido, vuelvo a sealarles, no toda sntesis es concreta. Solamente ser concreta aquella que volviendo a Marx, seala que lo concreto es la unidad de las mltiples determinaciones que constituyen el objeto, la sntesis de lo diverso. Es decir, en ltima instancia, la sntesis de las mltiples refe-rencias que ligan al investigador con su mundo.

    Dr. Ferschtut: Tiene la palabra el Dr. Bleger.

    Dr. Bleger: El tema es muy vasto y yo no tengo una idea muy formada de por donde to-marlo, pero pienso que vale la pena que veamos un poco la perspectiva del mismo. Creo que debe ser la primera mesa redonda o el primer acto pblico en el mundo donde se hable de psicologa concreta desde hace muchos aos, en el sentido que aqu nos reuni-mos, fundamentalmente en funcin del trmino y de la acepcin introducida por Politzer. El libro fundamental de Politzer, donde se habla de psicologa concreta ha sido escamo-teado. Desde el ao 28 no se ha vuelto a publicar y los que s se han vuelto a publicar son aquellos en los cuales Politzer est en su segunda etapa. Ustedes saben que Politzer pas dos etapas: una, el perodo de los aos 28 y 29, donde se dedic mucho a la psico-loga y escribi varias obras, luego pasa a un perodo en el cual empieza una lucha to-talmente ideolgica, reniega de la psicologa, se vuelve contra ella, la ve intil, se vuelca a un economicismo grosero, pensando que la notificacin de las condiciones econmicas, el estudio de la economa poltica, rebasaba la necesidad de una psicologa. Este segundo perodo es el que Lefevbre llama el perodo de "automutilacin" de Politzer, el perodo en que se automutil no slo como psiclogo, sino que yo creo en cierta medida, como ser humano tambin. Esto no quita los mritos de Politzer como idelogo y los mritos de Po-litzer como combatiente; supo vivir y supo morir en el primer perodo como en el segundo perodo, pero evidentemente tenemos que sacar algunas enseanzas de todo eso.

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    La obra de Politzer, ntegra en castellano, toda la parte psicolgica empieza a ser pu-blicada ahora; yo soy el encargado de la revisin, del prlogo, de los apndices, de la ac-tualizacin, es decir, toda una obra de la cual el primer tomo sale seguramente en sep-tiembre, octubre. Va a ser la primera vez que se publica la obra psicolgica de Politzer ntegramente, desde que l muri, an antes, desde que l reneg de toda la Psicologa. Hace muchos aos ustedes no pueden posiblemente tener una idea de cul es el pa-

    norama o cual era el panorama de la Psicologa entre nosotros. Hace 25 aos, nosotros, a la edad de ustedes, poco ms o menos, queramos estudiar psicologa y no sabamos que estudiar; as, estudiamos economa, neurofisiologa, estudibamos sociologa, estudi-bamos sistema nervioso, estudibamos cerebro, estudibamos endocrinologa, estudi-bamos de todo pero no sabamos qu era la Psicologa. A m, personalmente, fue Politzer, el que me ense hace 25, 30 aos lo que era la Psicologa. Lo nico que se conoca de Politzer en aquel entonces en castellano, eran las confe-

    rencias que dict en la Universidad Obrera, publicadas con una Introduccin a la Filosof-a Marxista, que sigue siendo un libro de introduccin muy ptimo y muy provechoso. Era, en aquella poca, lo nico que se conoca de Politzer. De todas las personas con quienes intent hablar de Politzer, el nico que conoca su obra psicolgica era Pichon Rivire, uno de los pocos que saba que Politzer haba escrito varias obras de Psicologa, y era el nico que las conoca y valorizaba en aquel entonces. Qu plantea Politzer? Politzer, ya en aquella poca, hizo un estudio muy desarrollado,

    muy actual de la Psicologa clsica, que no es ese tipo de estudio ideolgico, que estamos acostumbrados a ver mucho en los ltimos aos, donde con decir "reaccionario" ya est todo dicho; con decir que no conoce la dialctica est enterrado; con decir cualquiera de esos rtulos ya se dictamin ideolgicamente sobre una psicologa. Cuidado con eso. Po-litzer no es un ejemplo de eso. Politzer no hace esa rotulacin absurda donde se estudia una doctrina y se dice: "fulano era pequeo burgus, luego toda su Psicologa es reaccio-naria". Todo este tipo de razonamientos Politzer no los hace. Politzer nos da un ejemplo de como se trabaja con la ideologa en un campo cientfico.

    El conecta, hace la mediacin entre la ideologa y el campo cientfico, utiliza lo que hoy llamamos modelos conceptuales (los supuestos implcitos en el campo cientfico determi-nado) y no saca el problema del campo cientfico, donde primero tiene que ser discutido para volcarlo a una sntesis que todava no se puede hacer porque no est desarrollado el conocimiento bsico con el cual se hace una sntesis: las sntesis que se pretenden, des-de el punto de vista ideolgico son extremadamente prematuras. No se desarrolla el campo cientfico y tenemos que saber que la ideologa y el desarrollo cientfico se han hecho en gran proporcin en base al desarrollo, no slo de sntesis especulativas sino de campos cientficos, que con todos sus errores, sin embargo, han preparado el terreno y han modificado nuestros esquemas y nuestra manera de comprender muchas cosas. Po-litzer entendi que contra la Psicologa tradicional, la Psicologa comprometida con de-terminados intereses de clase, haba tres corrientes revolucionarias: una el Psicoanlisis, la otra la Gestalt y la otra el Conductismo. El estudi, bastante detalladamente, en parte el Conductismo, en parte la Gestalt, pero un poco ms el Psicoanlisis. En cada una de esas tres corrientes, l vea una revolucin de la Psicologa tradicional y la posibilidad de estudiar al hombre, de estudiar a ese hombre que haba desaparecido de la Psicologa. En la Psicologa se estudiaban atencin, memoria, funciones, pero el hombre como tal no estaba. El psicoanlisis lo trajo de vuelta; y eso es lo que Politzer aprecia dentro del Psi-coanlisis: la devolucin del drama, la inclusin del hombre en la Psicologa, la posibili-dad de comprenderlo, entenderlo, de elaborar hiptesis sobre su comportamiento, sobre su personalidad, sobre su manera de accionar, etc. Politzer, sin embargo, tambin estudia el compromiso con la psicologa tradicional de

    cada una de estas 3 corrientes, es decir, cmo esas 3 corrientes no fueron totalmente consecuentes con el movimiento revolucionario que significaban. Esos fueron los libros de Politzer que a m me decidieron, en ese momento, a dejar de ser psiclogo en el aire para pasar a estudiar seriamente una disciplina cientfica determinada. Me decid por el Psicoanlisis. En aquel entonces, hace muchos aos, lo fui a ver a Pichn y le dije todo esto que pensaba y le dije tambin las reservas que tena y me contest algo que fue muy

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    importante y que sigue siendo vlido: aqu se le va a ensear Psicoanlisis y lo que Ud. haga con eso es cosa suya. Perfecto, y as fue, se me ense y muy bien Psicoanlisis y nadie me pregunt lo que yo estaba haciendo con eso fuera del campo del Psicoanlisis o, inclusive, dentro del campo del Psicoanlisis. Es decir, para mi, la Psicologa concreta tiene no solamente una historia, sino una his-

    toria personal que no viene mucho al caso, pero s viene desde el momento en que hablo yo y los sucesos generales estn ligados siempre a sucesos particulares. Hay dos cosas que quiero subrayar todava. Una es la diferencia entre Psicologa con-

    creta y Psicologa abstracta. No hay una Psicologa concreta ya hecha y no va a haber nunca. No la va a haber nunca porque lo concreto es un proceso dialctico. Es como pre-tender llegar a una convivencia perfecta, cuando un da lleguemos a convivir con feli-cidad y perfectamente, ese da se termin la evolucin y el desarrollo. No puede ser. Lo concreto es algo que se va construyendo, se va destruyendo, se va reformando, se va transformando, se va haciendo y nosotros tenemos que seguir a ese concreto a travs de sus modalidades culturales con nuestros mtodos, procedimientos y teoras cientficas. Lo concreto es algo que se va dando y se va construyendo, quiere decir que cuando el psicoanlisis introduce el drama en la Psicologa individual en ese momento es lo ms concreto que puede haber en Psicologa, quiere decir que en ese momento estamos en lo ms concreto que podemos en el campo cientfico. Avalamos lo que desde el punto de vis-ta de la ideologa podemos decir, pero es insuficiente, todava no es una Psicologa, no toma la totalidad y la sntesis. Pero estamos trabajando a dos puntas, desde la ideologa vemos una cosa, pero desde el campo cientfico tenemos un desarrollo que tambin te-nemos que respetar. Hay una praxis del campo cientfico que tiene que ser respetada, sino resultan psiclogos automutilados, psiclogos deteriorados, en una palabra que no son psiclogos y tampoco son idelogos. Porque adems, para ser idelogos, para traba-jar con una ideologa no hay que trabajar con la ideologa hablando y con la especulacin preparando cosas utpicas sino en relacin con una realidad. Una de esas realidades puede ser la Psicologa y puede no serla. Tambin hay una especie de abstraccin en que es suficiente hablar de clases o de reaccin para ser concreto y para estar en la realidad; no es as. Hay una dialctica de lo concreto, una dialctica de la relacin abstracto-concreto en la cual se va pasando de un mayor grado de abstraccin a un menor grado de abstraccin y a una concretizacin de nuestros objetivos. Y as como en un momento dado fue totalmente positiva y concreta la Psicologa totalmente individual, introducido por el Psicoanlisis, despus lo fue la Psicologa del grupo, despus la Psicologa institu-cional, la Psicologa de la comunidad, vamos pudiendo adelantar con determinados mtodos, tcnicas, procedimientos y teoras cientficas y encuadrando y correlacionando cada vez ms con la comprensin ideolgica global, pero enriquecindola a su vez. Quiere decir que lo que tenemos que tener en cuenta, el segundo punto, es la diferencia entre abstraccin y abstraccionismo. Lo concreto necesita de lo abstracto; en lo que est en contra Politzer no es en la abstraccin lgica sino contra el abstraccionismo psicolgico, es decir, partir de ciertas categoras generales, generalizadas y abstractas y querer cons-truir la realidad sobre esas formulaciones, generalizadas y no partir de los hechos mis-mos y de la correlacin entre los hechos y la teora y la praxis y la correlacin entre la posicin filosfica ideolgica general y el trabajo concreto en un campo definido de traba-jo. Para concluir, por lo menos en esta intervencin de comienzo, hay que tener en cuenta

    que estamos trabajando a dos puntas y que hay que saber cundo estamos trabajando en cada una de esas dos puntas y no mutilarnos. Con el enorme respeto, con el enorme cario y con la enorme veneracin que tengo por

    Politzer eso no me impide decir lo que dice Lefevbre de l: que es una lstima que se haya mutilado, se ha mutilado como psiclogo en funcin de una ideologa, cosa que otros idelogos, tan poderosos como l, no han hecho; un ejemplo es Wallon. Wallon supo se-guir dentro de la Psicologa y Wallon supo tener su posicin ideolgica; pero jams se dej atropellar, jams se dej anular como psiclogo frente a las posiciones economistas o a las posiciones sociologistas o a las posiciones ideologistas o a las posiciones aberran-tes que pretenden borrar del todo a la Psicologa. Yo no digo que la Psicologa sea la cien-

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    cia fundamental de todo el universo, de todo lo que existe; lo que digo es que es una de las tantas ciencias con las cuales tenemos que manejar la realidad y si no adelantamos en el conocimiento cientfico de la Psicologa vamos a tener un vaco enorme para cons-truir un humanismo para comprender al hombre e inclusive para construirlo dentro de una ideologa coherente. (Aplausos)

    Dr. Ferschtut: Bueno, probablemente en la mente de todos ustedes est la idea de lo que tan bien dicho por el Dr. Bleger ya constituye una sntesis. Lo que dijo el Dr. Bleger todava no es una sntesis si vamos a ser fieles a lo que dijo el Dr. Pichn Rivire y lo que dijo el Dr. Rozitchner. No modifiquemos el ambiente, sigamos escuchando a los oradores, porque despus vamos a hacer un repaso a travs de la mesa redonda y el propsito es que Uds. tambin participen. En todo caso, podemos tomar como inferencia: no hagamos sntesis precoces, dejemos las cosas as, porque si no, no vamos a poder integrar una co-sa con la otra.

    Dr. Ferschtut: Vamos a iniciar la discusin entre las personas que componen la mesa redonda. Tiene la palabra el Dr. Pichn Rivire.

    Dr. Pichn Rivire: He escuchado con placer la intervencin del doctor Bleger. Voy a tomar algunos puntos de cada uno de los concurrentes a esta mesa redonda que ya em-pieza a trabajar. En cuanto a la intervencin de Rozitchner, me parece muy importante el encuadre ge-

    neral que dio, por su propia formacin filosfica. l no proviene de la Psicologa sino de la Filosofa, y su acercamiento reciente a la Psicologa puede ser de extrema utilidad para la construccin de lo que nosotros llamamos nuestro esquema referencial, conceptual dentro de la ciencia. Decimos de nuestra escuela, que la misin de una escuela privada o de una universi-

    dad, es vender un pequeo aparato que se llama E.C.R.O. que es la sigla de "esquema referencial, conceptual y operativo" con el cual se puede pensar sobre una cosa determi-nada. El esquema referencial incluye, por supuesto, la ideologa y el anlisis del esquema referencial de cada psiclogo o psicoterapeuta o cada psiquiatra. Es fundamental, porque es el anlisis del instrumento de trabajo. Es decir, que los que estudian Psicologa son aprendices, en el sentido comn de la

    palabra y cuyo instrumento de trabajo debe ser permanentemente evaluado, ratificado a travs de experiencias concretas, donde teora y prctica estn en constante interjuego, es decir, en una praxis dinmica. Pero hay una Psicologa abstracta y una Psicologa concreta? Cuando a m me fueron

    a ver, para esta mesa redonda, me sorprendieron al proponerme el tema de la Psicologa concreta y dije: hay otra? En realidad an el psiclogo de silln (como dicen los ingle-ses), aunque tambin el psicoanalista trabaja en el silln, pero en un campo determi-nado, tiene un esquema referencial determinado que incluye su ideologa. El problema es tambin no incluir o tener un insight perfecto de las bases inconscientes de su ideologa: Entonces nosotros hicimos una investigacin sobre los aspectos concientes e inconcien-tes de ese aparatito que se llama E.C.R.O. Est construido, en su parte conciente, por los conocimientos adquiridos y por la parte inconciente por fantasas que cada uno tiene de acuerdo a su historia personal sobre tres situaciones bsicas que son: las fantasas de enfermedad, de curas y las fantasas del anlisis. Quiere decir entonces, que el instrumento de trabajo debe ser analizado sistemtica-

    mente. Este problema es ms serio an, en los casos de anlisis didcticos donde se des-cuida el anlisis del instrumento de trabajo y en cuanto uno empieza a trabajar sobre ese tema descubre que cada aprendiz de psiclogo tiene 4, 5, 6 esquemas referenciales que provienen de su analista individual, de dos analistas de control, de los profesores del instituto, de las discusiones que escucha, etc. y que cuando va a interpretar tiene una verdadera neurosis de duda y no sabe que vector tomar (risas). De ah, favoreci much-simo esta cuestin la primera etapa del anlisis, la etapa silenciosa, donde se nos acon-sejaba que si el paciente quedaba en silencio que se quedara todo el tiempo as, acom-

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    pandolo en su silencio. El enfermo que est en silencio y que contina su silencio, ahora hay una manera completamente distinta en que el dilogo es ininterrumpido, qui-ralo o no el terapeuta o el analista. Est en un dilogo que tiene tres dimensiones, tres reas: mente, cuerpo, mundo, donde puede estar internalizado el analista y estar en di-logo con el ser que est en silencio. Se ven muchos casos de aprendices de psicoanalistas que se extraan mucho cuando vienen al control y dicen: "hace dos meses que el pacien-te no habla y la familia dice que est mucho mejor" (risas). En realidad, el proceso psico-teraputico se realiza como heteroanlisis durante una hora, 3, 4 5 horas por semana, y durante las 23 horas siguientes se realiza un autoanlisis, donde la imagen del ana-lista internalizado est operando permanentemente en l, y esta es una dimensin que cambia fundamentalmente el planteo de ciertos problemas: el considerar que dentro de nosotros existe un grupo interno; en broma a veces digo que hay una cancha interna, el partido se juega adentro y no se juega afuera, que es cuando se trasmite por TV. Entonces, la fantasa inconciente, concepto que tanto se maneja en Psicoanlisis, no

    es nada ms que la suma e interaccin de vnculos entre los objetos del grupo interno, que representa una imagen ms o menos distorsionada del grupo externo debido a situa-ciones particulares. Despus centramos todo en la teora del vnculo que tiene de diferen-te de la teora de Freud de relaciones de objeto, que en esta no aparece claramente la in-teraccin. Una de las conspiraciones ms organizadas es la conspiracin del grupo inter-no de cada uno de nosotros contra los procesos de cambio, y trabajamos nosotros en la actualidad sobre el aprendizaje, sobre la comunicacin, sobre la ansiedad frente al cam-bio y sobre la evaluacin, teniendo en cuenta los procesos de insight y elaboracin. La ansiedad ante el cambio que ha sido muy estudiada por los socilogos, es un proceso in-ternalizado en el sujeto de todo lo que Freud llama resistencia, es una ansiedad o una resistencia al cambio, es decir que podemos trasladar el modelo social al modelo indivi-dual, teniendo en cuenta que en el individuo hay un grupo interno y que hay una dialc-tica interna, que tiene un proceder y algunas caractersticas muy particulares que es re-flejo de la dialctica externa pero que en el manejo de los objetos tambin sufre una dis-torsin ya que la comunicacin, el proceso dialctico y la manifestacin de la contradic-cin se hace en base a procesos de comunicacin y aprendizaje. La neurosis es un proce-so fundamentalmente ligado a la perturbacin del aprendizaje de la realidad, de la lectu-ra de la realidad, junto con procesos de perturbaciones de la comunicacin, sin estable-cer, digamos, cual es lo primero; a veces digo que la comunicacin es el riel del aprendi-zaje, y a veces que el aprendizaje es el riel de la comunicacin. Pero en realidad el apren-dizaje es de vnculo, donde estn incluidos un sujeto, donde est incluido el yo y el otro, donde estn incluidos dos aparatos trasmisores y receptores, que Uds. conocen por teor-a de la comunicacin, es decir que los procesos de codificacin en el sujeto estn con-dicionados por el grupo interno que enva mensajes a travs de canales diferentes al te-rapeuta para que decodifique; el que enva es un telegrafista que maneja el alfabeto Mor-se, el otro tambin lo aprendi y decodifica el telegrama con la diferencia que en vez de enviarlo por escrito, lo llama por telfono y le dice el contenido del telegrama; la interpre-tacin es entonces la decodificacin del mensaje codificado por el paciente y transforma-do en interpretacin. Y tambin decimos que la interpretacin, que es el instrumental bsico de trabajo de la tarea analtica, es la fantasa que el terapeuta hace de la fantasa del analizado. Es la hiptesis que el terapeuta hace, de los contenidos inconcientes del analizado. Esto nos lleva a un problema importante a considerar ya que Psicologa Con-creta, a construir una unidad de trabajo que est dada por tres elementos que ustedes pueden analizar tomando cualquier trabajo de Psicoterapia y Psicoanlisis y sealar el error donde est. El primer elemento es el existente de ese momento, emergente de una situacin interna pero que llamamos existente en este momento. La interpretacin cae sobre el existente y de la relacin entre existente e interpretacin, surge el tercer elemen-to, que el "yo emergente", sobre el cual vamos a intentar elaborar criterios de evaluacin sobre la variacin de los nuevos emergentes, para valorizar la operatividad de la interpre-tacin. No usamos criterios de verdad, sino operacionales, y son criterios en cuanto a la operacin, criterios instrumentales; y en cuanto a la preparacin para la instrumenta-cin, utilizamos niveles que se llaman estrategia, tctica, tcnica, logstica. Es muy fre-

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    cuente encontrar trabajos en Psicoterapia donde est la interpretacin, pero no est el emergente nuevo, elemento fundamental porque el terapeuta toma el nuevo emergente y vuelve a interpretar y el proceso teraputico es un proceso que tiene la forma o configu-racin de una espiral permanente donde se van resolviendo las contradicciones, las ideo-lgicas como principales, dentro de ese proceso permanente de praxis, donde el sujeto, a travs de su tarea, trata de transformar la cosa en s, que sera existente, en la cosa para s, que sera el nuevo emergente y la experiencia analtica. Rozitchner nos introdujo en el mbito de la Psicologa al criterio de la verdad en contra

    de los criterios operacionales. Para nosotros, los criterios que estamos elaborando, estn relacionados con dos elementos que rigen toda la Patologa mental y toda la conducta del ser normal que es la manera como se elaboran dos miedos bsicos universales: que son el miedo a la prdida de objeto y el miedo al ataque al yo; una es la ansiedad depresiva y otra es la ansiedad paranoide. Toda la patologa se puede comprender en esos trminos y en la medida que valoramos la disminucin de las ansiedades depresivas y paranoides, el yo necesita instrumentos para lograr una adaptacin no alienada a la realidad que se ca-racteriza porque en la medida que se modifica, modifica el ambiente, se modifica l, es decir una nueva espiral: hay espirales por todos lados. Cuando se plantea en trminos de espiral todo el proceso teraputico y los criterios que forman el criterio de operatividad se pueden observar diferentemente o se puede comenzar ya una reconexin de lazos que van a servir para elaborar criterios dentro de la operacin analtica y van a transformar al mtodo analtico realmente en un mtodo cientfico. Ser as en la medida en que el conocimiento de los nuevos emergentes evaluados en trminos de operatividad da la po-sibilidad de hacer predicciones de nuevos procesos. Cumplidas esas consignas el mtodo psicoanaltico termina por ser un mtodo cientfico de lo ms concreto posible donde la abstraccin y lo concreto podemos analizarlo. Lo abstracto es una aberracin y es un vnculo, no hay pensamiento anobjetal, todo pensamiento es con o contra, todo lo que nos encontramos dentro del pensar mismo y que nos impide muchas veces pensar algo es lo que Gastn Bachelard llam obstculos epistemolgico, es decir que en trminos de la teora psicoanaltica es el tercero (3), ya que el conocimiento primitivo del nio es la exploracin, por ejemplo, del cuerpo de la madre. La presencia del 3: el padre, impide la exploracin. Como final, sostenemos que la teora del vnculo que podramos desarrollar tantas

    horas como miembros de este pblico hay, es siempre la relacin teraputica, o la rela-cin aparentemente entre dos personas; es bicorporal pero tripersonal, donde siempre est la presencia del 3; no existe vnculo de dos y el 90 % de los trabajos sobre la rela-cin madre-nio estn equivocados. Por qu? Han olvidado al padre; esto no es reivindi-car el rol del padre sino que se ve en la transferencia, las resistencias, los tipos de trans-ferencia positiva y negativa, y sus relaciones estn dados por la operacin del 3 que est operando permanentemente. Si Freud hubiera formulado su teora en trminos de situa-cin triangular hubiera tenido menos dificultades con la gente, porque la gente crea que Freud descubri el complejo de Edipo en la leyenda de Edipo. Lo que descubri es la si-tuacin triangular y encontr el prototipo en la situacin edpica. Pero piensen siempre en situacin triangular, en trminos de vnculo y en trminos de 3 y la terapia es buscar al 3 que puede estar en cualquier rea.

    Dr. Ferschtut: Le corresponde hablar ahora al Dr. Rozitchner.

    Dr. Rozitchner: Bueno, en principio tengo que agradecerle al Dr. Pichn Rivire el que haya adelantado con sus palabras una disculpa que yo iba a esbozar aqu: la de no ser psiclogo. Entre tantos psiclogos pienso que deben sentir que mi tarea queda un tanto descolocada de aquello que aqu se ha estado ofreciendo: lo concreto a nivel de la psico-loga. Pero yo estoy buscando tambin lo concreto y lo hago en la filosofa. No creo que ustedes puedan reprocharme entonces que el campo en el cual yo busco lo concreto no sea el mismo campo en el cual aparentemente ustedes lo estn buscando. En principio querra sealarles que mi concreto, en cuanto proviene de la filosofa co-

    mo el campo ms amplio de significacin para todo objeto, trata de conectarse con el de

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    la psicologa para convertirse en efectivamente ms concreto. Por lo tanto ese reproche, de serme dirigido, podra ser invertido si ustedes osaran decir que yo no hago psicologa concreta, y quitaran de ese modo validez a mis afirmaciones Yo tambin podra decirles o preguntarles a mi vez por qu ustedes no hacen filosofa concreta si quieren hacer psico-loga concreta. Por lo tanto quiero que limitemos estos campos que no son opuestos sino que se concilian el uno con el otro, y pasara entonces a contestar las preguntas implci-tas que aparecieron en la exposicin del Dr. Bleger, y las explicitas que aparecieron en la del Dr. Pichn Rivire. Creo que el hecho de que mi exposicin haya precedido a la del Dr. Bleger me permiti

    comprender que en su exposicin la ma haba obrado como "resto diurno". Quiero decir que de alguna manera haban en la suya consideraciones que estaban referidas a mi ex-posicin, y el Dr. Bleger habl aqu diciendo que la psicologa estaba en lo concreto y en el mximo de concreto posible. Yo no dudo de ello slo que desde el punto de vista filos-fico me tengo que apoyar necesariamente en la tozudez de la filosofa para insistir en al-gunos aspectos de mi exposicin. Primero el Dr. Bleger seal, del mismo modo que lo seal yo antes, la tensin entre lo universal y lo individual, lo singular, y que de esa tensin estaba justamente hecho el proceso de aplicar o constituir una psicologa concre-ta. Pero el problema no es el de manifestar que se apunta hacia lo universal, que se apunta hacia la ideologa. Lo que yo quera manifestar desde un comienzo es que la ideo-loga debe estar explcitamente expuesta, tematizada en el campo terico en el cual se realiza la tarea psicolgica. Y que si no aparece explcitamente expuesta en ese campo terico, la tensin que lleva desde lo psicolgico individual hacia la mxima amplitud del sentido que no estar entonces verificada en ese proceso de aprendizaje de la realidad. Insisto nuevamente: los objetivos globales, esos que aparecen como apuntando hacia lo concreto de cada poca, tienen que estar explcitamente formulados en la teora del psiclogo. Si no aparece explcitamente formulado puedo pensar entonces, en tanto fil-sofo, en tanto individuo que se dedica a la filosofa, que la cosa no est todava tan con-cientemente trabajada como para poder ser formulada a nivel de la teora. El problema ideolgico forma parte del campo del anlisis y tiene que aparecer en la definicin misma del objeto de la psicologa. En este sentido creo que aqu el problema reencontrara la pregunta que plante el Dr.

    Pichon Rivire. El seal que la verdad de la ideologa no forma parte del campo del an-lisis psicolgico, en la medida en que la tarea es teraputica. Creo que aqu aparece un problema que est dado por la diferencia que existe entre la concepcin de psicologa de la cual parte el Dr. Pichn Rivire y otra concepcin de psicologa de la cual parte por ejemplo, Hegel. En las definiciones que uno puede leer de la psicologa se trata de com-prender la conducta; se refieren al modo mediante el cual esta se organiza la repeticin, la creacin- para acercarse a la satisfaccin de una necesidad, y tratan entonces de comprender de qu manera se dirige el sujeto hacia su objetivo. Eso es lo que dice el Dr. Pichn Rivire, y es lo que desde el punto de vista filosfico yo no podra sostener con Hegel y con Marx. Porque Hegel o Marx no hacen aparecer a la psicologa restringida so-lamente a la obtencin de un objetivo definido en el campo ms cercano. Para Hegel, por ejemplo, la Psicologa estudiara el proceso mediante el cual, en el se-

    no de una individualidad biolgica, animal, se efecta el trnsito hacia la formacin de modalidades cada vez ms racionales (pasando por la intuicin, la representacin, el en-tendimiento), hasta que el sujeto, alcanzando el concepto de s, logra encontrar el pasaje desde su propia racionalidad a la racionalidad del mundo. Por lo tanto habra una ver-dad de la conducta, puesto que la racionalidad de todo el campo forma parte de la racio-nalidad del sujeto. Por lo tanto necesariamente el sentido de toda conducta humana, en tanto aspira a ser verdadera, no puede quedar meramente referida al objetivo ms prximo, sino que este objetivo prximo est al mismo tiempo referido a cmo se inscribe en el todo el proceso de la situacin global.

    Pichon Rivire: Yo ya me refer al grupo interno.

    Rozitchner: S, el grupo interno. Pero ahora lo que pasa es que el grupo interno aparece

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    como un smbolo, por lo tanto es un smbolo no explcito. Quiero decir: tendra que expli-citar todo el proceso terico en el cual el grupo interno aparece situado.

    Bleger: Me gustara que me aclarase un poco como es eso de una ideologa explcita en el campo de trabajo, porque si no me quedo en ayunas sobre el alcance de esa existencia. Como existencia estoy de acuerdo.

    Rozitchner: Claro. Puesto que yo no soy psiclogo no creo que pueda contestarle al Dr. Bleger con la exactitud que l quisiera...

    Bleger: Es suficiente. Eso para mi es ya una respuesta.

    Rozitchner: ... pero todava tengo algo que decir al respecto, y es lo siguiente: Me refer a la "relacin objetal", a la que se refirieron todos. Desde el punto de vista de una concep-cin que no sea meramente psicolgica, los objetos con los cuales el sujeto se conecta, son, al mismo tiempo que objetos, tambin mercancas. Tienen por lo tanto, un valor de uso y un valor de cambio. Sucede que si yo los considero meramente como objetos y analizo la relacin inme-

    diata, desde el ngulo que vengo considerndolo, ese objeto solo aparecer como "valor de uso" en la medida en que posee nicamente una significacin relativa al sujeto, muy especfica. Pero dejar fuera de esta significacin lo que Marx considera como valor de cambio. Es decir, dejar fuera de consideracin el modo como ese objeto se inserta y se inscribe en las categoras que lo produjeron como objeto mercanca dentro de un cam-po ms amplio que engloba la totalidad del proceso social. Creo que si bien esto no re-suelve el problema, habra que sealar de qu modo se realiza ese pasaje, aparece all al menos, en una situacin concreta, la necesidad de ampliar la significacin del valor de uso, al que queda restringida la psicologa, hasta englobar la racionalidad del valor de cambio. Y analizarlo en la conducta individual. Esto en lo que se refiere a la pregunta que me hizo el Dr. Bleger. Yo querra ahora to-

    mar un ejemplo, continuar mejor dicho el ejemplo que tom el Dr. Bleger cuando habl de Politzer, porque me pareci muy significativo. Politzer, como ustedes saben, dej la psicologa, y fue enormemente lamentable que un hombre tan dotado como l, dejara la psicologa. Pero habra que agregar que Politzer dej la psicologa por la economa, y que dej al mismo tiempo la psicologa para pasar a descubrir la necesidad de relacin con el mundo a partir de ese mbito ms global. Que si bien se desentendera momentnea-mente del nivel de lo psicolgico, se comprometi a nivel de una tarea que l tal vez des-cubriera como ms urgente que la del drama psicolgico. Quiero decir que descubri la necesidad, en el momento crucial por el que pasaba Europa, de dedicarse al anlisis de los procesos econmicos y a la militancia poltica. Yo creo que en ese sentido, desde el exclusivo ngulo de la psicologa si se le puede reprochar a Politzer el haberla abandona-do. Pero si la comprendiramos ahora desde el ngulo filosfico, (y se es el privilegio de la filosofa), podramos comprender tambin que la eleccin que realiz Politzer la hizo a partir de los anlisis que l tom del psicoanlisis. El descubri tal vez los lmites del anlisis individual en el estudio, en la profundizacin de la teora que l aprendi en Freud. Por eso el lapsus mo (haber dicho Freud cuando corresponda decir Politzer) tambin vale como una sealacin de este pasaje. Pero les quera sealar que cabra pre-guntarse desde el ngulo de filosofa: Para qu tantos psiclogos? en una situacin en la cual, tal vez, el momento concreto por el que estamos pasando requiera no tanto la dedi-cacin al problema de la individualidad y la solucin de los problemas individuales sino la consideracin de los problemas ms amplios, ms generales. Eso es al menos lo que descubri en su hora Politzer y es lo que realiz Marx cuando el campo de la cura, des-pus de haber analizado la alienacin individual, lo transfiri al plano de lo poltico. Quiere decir que si nosotros considerramos el problema desde este ngulo, tendramos que comprender la validez misma de la investigacin psicolgica que aparece relativizada en jerarqua de los problemas concretos de cada poca (aplausos).

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    Dr. Ferschtut: Le pedira al Dr. Caparrs, ahora que trate de integrar brevemente como piensa l que las otras actividades de un psiclogo pueden incluirse dentro del propio campo de trabajo, porque ya le ped al doctor Bleger que trate de ubicarnos en lo que piensa l que debe ser la funcin del psiclogo en la sociedad actual.

    Dr. Bleger: Tengo que ser necesariamente muy breve. Evidentemente que a medida que vamos hablando van surgiendo nuevas cosas en las cuales se va creando un comn de-nominador sobre el cual tenemos que centrar la atencin. Cuando yo habl antes, pre-sent mi sntesis personal hasta ese momento, pero yo tengo una especie de cartel para mi mismo que siempre dice "en construccin", es decir yo siempre tengo una sntesis personal pero en construccin y a veces est desparramada, a veces est desorganizada, a veces se viene abajo todo el edificio, es decir siempre en construccin; quiere decir que lo que yo present no era la ltima palabra definitiva, ni ma ni para los dems. Posiblemente tenga que centrar todo lo que pueda decir ahora alrededor de la mutila-

    cin de Politzer. Yo creo que lo de Politzer fue una automutilacin, no porque l pas a la economa. No, yo creo que en la actualidad se impone que todo psiclogo conozca el mundo en el que se est moviendo y conocer economa, y conocer poltica y conocer filo-sofa, no es un lujo sino que es imprescindible para el psiclogo que quiere estar bien ubicado. Yo creo que Politzer entr en la automutilacin cuando rechaz la Psicologa por inne-

    cesaria, entonces no fue a la economa sino a un economismo grosero. Ese es el proble-ma que est planteado. Politzer, como opinin personal, no reneg del stalinismo, Polit-zer reneg de la Psicologa a la manera clsica del stalinismo. Sus dos ltimos artculos: "El fin del Psicoanlisis" y "Una polmica con Jean Audard" son dos artculos dentro del neto corte de la mutilacin stalinista del humanismo, a mi entender. Es decir, que Polit-zer no se automutil porque pas a la economa sino porque rechaz la Psicologa y entr en un economismo queriendo explicar todo con la economa poltica. Y sus dos ltimos artculos, para m son muestras candentes de lo que estoy diciendo. Pienso que se sigue planteando todava como un problema urgente el problema de la automutilacin; eviden-temente es muy difcil hacer sntesis e integrar, y hay que trabajar, como momentos dife-rentes, dentro de la ideologa y dentro del campo concreto de trabajo. Yo pienso que entre la ideologa y el campo concreto de trabajo hay mediadores conceptuales que tienen que ser utilizados. La ideologa general, formulada en trminos generales no nos sirve para las categoras necesarias dentro del campo cientfico e imprescindiblemente ligadas a las posiciones ideolgicas y filosficas, pero particularizadas, concretizadas, sino nos segui-mos moviendo en lo abstracto o ms bien en el abstraccionismo. Politzer, la urgencia del momento poltico que le toc vivir probablemente se impona: militancia en el trabajo de la Resistencia. El trabajo poltico, la creacin y la movilizacin de las masas a travs de la Universidad Obrera y a travs de la revista que l ayud a pensar y fundar, "La Pens-e" y que todava se sigue editando, etc., etc. El problema reside en que hay urgencias en todas las pocas porque tambin podemos

    plantearnos que en esta poca tambin hay urgencia; entonces, seores, cerremos las puertas de todas las escuelas de Psicologa porque tenemos que dedicarnos a la econom-a y a la militancia. Es decisin personal del que quiera hacerlo por supuesto pero yo pienso que hay otro camino que es mucho ms correcto y ms concreto. Porque no se trata de sacrificar la Psicologa, se trata de si sacrificamos o no al hombre dentro de una revolucin econmica. Por lo que llevo visto, en la medida de mis posibilidades, yo pienso que el problema

    tambin debe ser revisado y no podemos sacar dos o tres frmulas muy sintticas. La pequea burguesa, la clase media se ha volcado a la Psicologa, las grandes corrientes necesitadas de consolidar posiciones de privilegio, tambin se han volcado a la Psicolog-a. Es decir, hay un terreno comn en el cual se ha volcado todo el mundo, pero por ne-cesidad nicamente de contradicciones de la clase media? Yo creo que mucho ms que eso. Adems no es tan peyorativo el asunto, porque si vamos a fijarnos, grandes idelo-gos han salido de la clase media; hay que ver si la clase media, por vivir ms esas con-tradicciones, no es una clase apta para dar ciertos idelogos para todas las clases socia-

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    les, y para todos los intereses y para todos los privilegios o no privilegios. Tambin puede salir gente bien ubicada que comprenda perfectamente bien qu es lo que se hace con la psicologa o qu es lo que debe hacerse con la psicologa. Yo pienso que una modificacin radical de estructuras econmicas no liquida de ma-

    nera radical la necesidad de la Psicologa y de la comprensin del hombre; al revs, por lo que llevamos visto hasta ahora, es posible que necesitemos la Psicologa mucho ms que nunca en el momento en que determinadas contradicciones y determinados problemas econmicos hayan sido resueltos por lo menos bsicamente o en gran proporcin, porque entonces es cuando van a aparecer mas agudamente una cantidad de problemas y ten-siones sobre la relacin interpersonal que hoy aparecen como relaciones econmicas. Qu tiene que hacer el psiclogo?: a mi entender, pienso que tiene que ver la socie-

    dad en la cual vive, comprendiendo su dinmica tratando de insertar su campo cientfico y su campo profesional dentro de lo que est ocurriendo en el mundo y en el mundo so-cial a la que l le interesa ligarse o plegarse como cientfico o como psiclogo. Pienso que el primer paso que tenemos que dar ahora, es pasar de la Psicologa de la

    terapia a la Psicologa de la Psicohigiene, de la Psicoprofilaxis, de la curacin a la Psico-loga del aprendizaje tenemos que pasar de la Psicologa individual a la Psicologa insti-tucional y la Psicologa de la comunidad, tenemos que llevar a la Psicologa a la vida coti-diana, no esperar que la gente se enferme para ir a intervenir. Yo he repetido muchas veces algo que cuando el estudiante no comprende bien, se es-

    candaliza. Yo he dicho y sigo diciendo como verdad: si la carrera de Psicologa se ha creado para formar psicoterapeutas, la carrera de Psicologa es un fracaso y no nos sirve para nada.

    Dr. Pichon Rivire: O para formar enfermos.

    Dr. Bleger: O para formar enfermos. Yo pienso que tenemos que volcar a los psiclogos hacia otra cosa, pero cuando queremos volcar a los psiclogos hacia otra cosa nos en-contramos con que tenemos que construir tambin categoras conceptuales, teoras e instrumentos, estamos frente a una tarea mproba pero una tarea nueva, que tenemos que enfrentar porque va a ser muy necesaria e imprescindible. Pienso que hay que dife-renciar, (Marx utiliza dos palabras diferentes pero como sinnimos), hay que diferenciar entre alienacin y enajenacin. Pienso que lo que se puede resolver es la enajenacin, en trminos psicolgicos, la identificacin proyectiva masiva. No me voy a extender sobre esto, ni sobre el trmino en s mismo, pero el concepto de alienacin yo no creo que se pueda resolver la alienacin en ninguna sociedad porque es un proceso de disociacin. Lo que tenemos que hacer es que la disociacin sea dinmica, es decir que esa disocia-cin sea instrumental y se haga la sntesis ulterior. Disociacin y contradiccin no son malas palabras ni en esta sociedad ni en ninguna otra. Lo que es mala palabra utilizando entre comillas es quedarse con la disociacin de la contradiccin, no movilizarla, no ins-trumentarla, no sintetizarla, no hacer un pasaje, una superacin dialctica de ese proce-so. Posiblemente soy de los que creen que gradualmente podamos ir a tener una sola ciencia del Hombre en vez de tener diferentes ciencias que tienen fragmentado al ser en-tre s, como Sociologa, Psicologa, Economa. Antropologa, una ciencia que pueda cubrir la totalidad del ser humano, pero por el momento son aspiraciones, no nos queda ms por el momento que trabajar dentro de lo que podemos, dentro de la disociacin, dentro de la alienacin, con un esfuerzo mprobo, permanente y constante de sntesis, que tiene que aparecer en todo los campos, pero hay momentos en los cuales la disociacin tiene que ser respetada, porque es un proceso de profundizacin y discriminacin. Si se queda en eso se perturba la tarea, hay que utilizarlo como un momento, es decir que de lo ge-neral a lo particular, de lo particular a lo universal, tiene que ser un proceso permanen-temente en interjuego. Quiere decir que la ideologa tiene que ser utilizada como un ins-trumento e instrumentalizada en cada campo de trabajo y no como un garrote para limi-tarse al pensamiento, para limitarse la tarea, para limitarse el trabajo. No se si digo mu-cho o poco, pero en todo caso s que lo digo muy a vuelo de pjaro puede ofrecerse a muchas contradicciones y a muchos malos entendidos. Quisiera dentro de lo posible,

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    que dentro de la brevedad de lo que dije, todo esto pueda ser comprendido lo mejor posi-ble y que no acte a manera de un sueo diurno o a manera de pesadilla. En sntesis hay dos integraciones a realizar: una, la de la actividad ideolgica con la

    actividad cientfica; otra, la de la praxis del campo cientfico en s mismo. Todo esto, in-tegrado, sintetizado, es la psicologa concreta.

    Dr. Ferschtut: Sigue el Dr. Caparrs, ahora.

    Dr. Caparrs: La pregunta que me hace el Dr. Ferschtut, en sus rasgos generales, est incluida en mi primera intervencin. Detallarla sera fundamental, pero es un claro ejemplo de lo que es imposible en una de estas Mesas Redondas y la causa por la que propicio una serie de encuentros orgnicos, para abordar a fondo estos problemas. Por ello ahora me limitar a una cierta sntesis, dejando para la prxima ocasin un trata-miento ms a fondo de lo que desde ya propongo sea el tema central de la reunin inme-diata. (A continuacin se transcribe toda la segunda intervencin tal cual aparece en el texto mimeografiado) Yo iba a comenzar planteando lo mismo que plante Rozitchner al final, es decir, retomar el anlisis de Politzer. En cuanto a su automutilacin yo creo la automutilacin fue mucho tiempo la automutilacin de Lefevbre, l si se automutil en una permanencia en el campo del culto de la personalidad, en una permanencia en el stalinismo que evidentemente l acept y adopt (aunque despus haya salido de ella). No as Politzer. El problema de que puede estar equivocado Politzer, como deca Rozitch-ner, en cuanto a haber dejado la Psicologa, sera muy dudoso y muy difcil saberlo, pues evidentemente l no dej la Psicologa para abstenerse de toda actividad. La cambi, y eso es legtimo por otra rea de conocimiento donde l se senta ms valioso, ms tras-cendente, ms importante, para lo que se jugaba en ese momento. El fue uno de los fun-dadores y directores de la Universidad Obrera y uno de los primeros fusilados por los na-zis en Francia. No creo que eso sea un automutilamiento de nadie. Por otra parte se planteaba cmo integrar esas tareas, yo dira cmo integrar al psiclogo. Quisiera decir que no slo debemos ocuparnos de cmo se integra la Psicologa en el

    quehacer del hombre, de cmo integra el psiclogo sus otras tareas sino tambin de co-mo integra la Psicologa al hombre que hace Psicologa. Y entonces ya se dan dos cam-pos: aquel campo en el cual el hombre acta ya en el campo psicolgico y aquel en que acta fuera del campo psicolgico. Por as decirlo, fuera del campo psicolgico pero con una unidad entre estas tareas y su tarea cientfica Porque de lo contrario en la medida en que como psiclogo es una persona y como hombre es otra, denuncia su propia alie-nacin. No basta con ser psiclogo hace falta ser hombre, como hombre hace falta asu-mir su momento, su tiempo, su etapa histrica y militar segn determinados objetivos. Y como psiclogo hay que ser un militante que hace psicologa. Y para ello aparte de hacer-lo lo ms a fondo posible en su disciplina cientfica, descubrir a fondo todas las impli-cancias de esta disciplina. Tiene evidentemente, que plantearse tanto reflexionar sobre la finalidad de su tarea como sobre los mtodos que usa, como sobre los medios que em-plea, acorde a la forma explicitada de su ideologa, esto s me parece fundamental. Es decir, pienso que no puede ser psiclogo de empresa, o sea aquel que busca la manera de aumentar la explotacin, el que se llama un psiclogo marxista o simplemente un psiclogo popular. Pienso que en todo tratamiento teraputico hay que tener presente a qu sociedad vamos a reintegrar a un hombre y en base a eso realizar el tratamiento. To-das estas cosas no se pueden decir en un momento, pero debemos cuestionarnos sobre hasta qu punto puede llegar una interpretacin, si a lo genrico individual y mantenerse ah o hasta lo genrico ms global y social; llegando hasta sus ltimas consecuencias. Creo que todo esto podra ser objetivo de estos seminarios o simposyum que les he pro-puesto antes, que podran ser multidisciplinarios o de psiclogos solamente. Que creo que nos hacen mucha falta porque no crean que todos lo tenemos resuelto ni mucho menos, la mayor parte debemos dilucidar estos problemas muy ampliamente an. En esencia yo los dira que en el nivel humano hay que distinguir por lo menos dos ni-

    veles de anlisis, dos escalones; el nivel genrico individual y el nivel social. Sin embargo hay que ver que esa totalidad que es la Sociedad tiene una funcin fundamental como

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    totalidad, que es que la parte o sea el hombre es su objetivo esencial, pero que al mismo tiempo la parte o sea el hombre no tiene sentido si no es integrado en esa totalidad, en esa suma integrada que es la sociedad, es decir al hombre no lo podemos comprender si no es comprendiendo a la sociedad simultneamente.

    Dr. Ferschtut: Para hacer una primera sntesis, recin ahora est el clima para que po-damos comenzar. Ya lo haba predicho Pichon Rivire, quiz en todo aprender, que la obligacin del psiclogo sera la de responder primero con la comprensin y despus con la accin, sin excluir de la accin, por supuesto, que tenemos que encontrar tcnicas de abordaje para asumir las propias contradicciones internas en el campo de trabajo, sin descuidar ningn elemento del encuadre sobre el que estamos trabajando. Que no po-demos hablar de psicologa concreta si esta es esttica, y si no se tiene en cuenta la in-terrelacin entre los factores integrativos y desintegrativos, tanto del individuo como so-ciales, que a su vez van a influir en la propia ideologa. Solo as vamos a tener la co-herencia necesaria para llegar a la verdad del hecho que estamos estudiando. Hay que tener la capacidad de modificar la propia estructura, de poder salir de ella, de poder to-mar distancia frente al pensamiento que est influyendo en nosotros, que nosotros in-fluimos sobre l; esa es la dialctica interna de que hablaba Pichon Rivire, esa es la lec-tura de la realidad. El psiclogo en s mismo, puede ser tomado como sntesis de este punto. Como primera sntesis de esta mesa, es el psiclogo el propio instrumento sobre el

    cual opera y su vez esta realidad la tiene que ir modificando as como su propia capaci-dad de instrumentarse a s mismo. Quizs uno de los puntos ms importantes en que podramos entrar ahora, es dnde empieza la postura psicolgica, y dentro de la postura psicolgica, donde empieza la postura poltica. Habra que entender si el pensamiento psicolgico es contemporneo o posterior al fin poltico. Habra que ponerse de acuerdo sobre este tema, tratar de entender si la psicologa preside o decide los hechos, en todo caso y aqu voy a dar opinin personal. No creo que la haya podido extraer totalmente de lo que pasa en la mesa; la psicologa en todo ms vale preside, encuadra, enjuicia y mo-difica prcticamente los hechos, en cambio la postura poltica creo que no solamente preside y condiciona sino que est actuando sobre los hechos. Doy esto como un emergente, simplemente como un intento de poder deslindar y darle

    a cada una el encuadre especfico. Dnde estara la postura psicolgica del psiclogo y cmo poder combinar esto e integrarla con su postura poltica? No creo que vayamos a tener tiempo de poder responder a todos los interrogantes al respecto. Yo me enter aqu hoy que esta es la primera vez que en una mesa redonda se hacia

    un tipo de encuadre, o un tipo de estudio sobre una personalidad tan importante como la de Politzer. En todo caso y por supuesto, que queda aqu planteada la invitacin para seguir en todas las mesas redondas que sea posible, que nosotros podamos y que uste-des puedan continuar en este tema. Por el momento slo podemos decir que empezamos a empezar.

    Dr. Caparrs: Retomando lo que deca el Dr. Bleger me parece til que consideremos a esta mesa rectangular tan slo como inicial. Digo esto como consecuencia de lo que per-sonalmente sent en el proceso de ser invitado primero y acudir despus a la mesa. En efecto, cuando se me inform del proyecto consider que era una gran idea de los organi-zadores. Sin embargo, sin dejar de pensarlo, cuando intent escoger la temtica que habra de exponer sent una cierta frustracin, porque tom conciencia de la imposibili-dad de expresar toda la gama de problemas que podran tematizarse respecto a "Ideologa y Psicologa Concreta". Y como no tena ms remedio que elegir alguno, haba de renun-ciar a los dems. Y como pasa en estos casos, supona que habran de ser los aspectos ms importantes los que dejase fuera en mi exposicin de hoy. As pues, vine sin nada estrictamente definido respecto a aquello sobre lo que hablara. Esto involucraba otras dos decisiones: en primer lugar plantear la necesidad de que, tal cual deca, esta mesa sea un primer contacto nada ms, en forma tal que los organizadores puedan continuar-la en otras similares o bien con formas organizativas diferentes como podran ser simpo-

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    sia, seminarios o lo que resultare ms adecuado, donde se puedan discutir ms profun-damente y adems con otros integrantes, puntos concretos sobre Psicologa concreta y no solo estas obligadas generalidades que son lo habitual e inevitablemente ineludible en este tipo de reuniones. En segundo trmino, pensaba no intervenir al principio de manera tal de recoger y, si

    me era posible, aportar algo a las cuestiones que surgieran como emergente ms caracte-rizado de otras exposiciones. En efecto, en lo que llevamos realizado de esta mesa no ca-be duda que en sus grandes rasgos todos los que me han precedido han coincidido en la temtica elegida en sus exposiciones. La misma es pues, sin duda, la que est preponde-rantemente en el ambiente y creo til insistir sobre esos mismos puntos, que adems se insinan como controvertidos en las intervenciones que hemos escuchado de Bleger, Ro-zitchner y Pichon. Permtanme insistir una vez ms que tenemos que limitarlos a lo ms general y no podemos llegar a caracterizaciones ms acabadas de puntos especficos co-mo sera de desear para una precisin mayor de la Psicologa Concreta. En sta, lo fun-damental, en mi opinin, es lo que podramos llamar el hecho humano. Pero el hecho humano puede interpretarse desde cualquier ngulo y ha sido utilizado como expresin por idealistas, materialistas, etc., etctera. Como ya se ha esbozado previamente hemos de comprenderlo como algo netamente diferenciado de la captacin emprica, en el senti-do estricto de la expresin, de lo puramente fenomnico, exterior, que impacta elemen-talmente nuestros sentidos y que luego se integrara como percepciones en una sntesis a partir de las sensaciones habidas, lo que vaciara de sus mltiples significados ese hecho humano observado. Tampoco debe ser entendido el hecho humano como una pura ge-neralizacin carente de basamento emprico, de un basamento fctico, puesto que en ese caso sera una mera abstraccin sin realidad verdadera. Lo fundamental es tomar bsi-camente la correlacin existente entre el hecho humano percibido y sus mltiples deter-minantes generales significativos. Caer en cualquiera de los dos extremos o aspectos dis-ociados (lo emprico y lo general abstracto) lo que es muy frecuente como reflejo de nues-tra sociedad alienada, nos lleva a las dos formas tpicas de abstraccionismo estril. Lo emprico aislado sin sus determinantes generales es una abstraccin; lo general, como por ejemplo tomar lo ideolgico sin un sustrato en el cual tome forma de existir tangible, es otra abstraccin que desde luego nos saca, nos desmonta completamente de cabalgar sobre la Psicologa. Lo fundamental, insisto, es tomar la correlacin existente entre lo percibido y sus mltiples determinantes generales. Pero correlacin que no es compara-cin, que no es suma, que no es el resultado de dos procesos que confluyen y se integran en un momento dado, sino que es una sntesis ab initio de manera que lo percibido lo es en cuanto incluidas sus significaciones generales y las significaciones generales sola-mente son halladas en los hechos que se perciben sensorialmente o que son elaborados mentalmente a partir de aquellas percepciones iniciales. Insisto, no es pues una adicin de los dos extremos, no es una confluencia de ambas lneas sino una sntesis desde el momento mismo en que surge la capcin del fenmeno. Cuando Bleger planteaba el problema de la ciencia y de la metodologa en el trabajo en

    Psicologa sin duda que formulaba un principio fundamental pero que en su aplicacin debemos andar al mismo tiempo con pies de plomo. Desde luego estamos en el campo de la Psicologa y como psiclogos tenemos que trabajar en Psicologa y hacer Psicologa. Es-to hasta aqu es de perogrullo; pero la Psicologa si es una faceta del enfoque del estudio del hombre (y concreto por ende) no puede ser disociada en ningn momento de la ideo-loga. Desde luego esto no ocurre solamente con la Psicologa, pero es particularmente importante en ella. Una ideologa que no debe, insisto, restringirse a una formulacin global puesto que en nuestra disciplina ello no es lo adecuado, sino que debe verse como aparece en la conducta de cada hombre; y eso s es clave capital en el estudio de la Psi-cologa. Una Psicologa que no se adentre en la comprensin de la ideologa de cada con-ducta, del "hecho humano" observado, estar amputando a ste del significado tal vez ms profundo que tenga. Puesto que profundo no es solamente el ms inconciente -lo que de paso tambin suele darse para el sentido ideolgico de una conducta-, sino sobre todo aquello que modela y motiva ms en el fondo, ms en los fundamentos que cual-quier otra cosa, cualquier conducta. Y ese es el caso de la ideologa. Deca Marx que: "Por

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    mucho que el hombre sea un individuo particular y es precisamente su particularidad lo que le hace individuo y un verdadero ser social, es tambin la totalidad -la totalidad ide-al- la existencia subjetiva de la sociedad, pensada y experimentada presente para s" (Manuscritos de1844). Creo que en esta expresin se puede resumir todo lo que implica la relacin entre ideologa y sujeto, su indisolubilidad. Esta totalidad pensada, presente para s, del todo social idealmente vivido, es la ideologa que en cada sujeto fundamenta en ltima instancia su conducta y que se debe a la elaboracin individual de la estructu-ra del mundo y de s mismo lograda a travs de la praxis y que, insistimos, se intercala como factor codeterminante prevalente del comportamiento. Esta ideologa puede ser conciente o inconciente para cada hombre. Claro que si nos quedamos en el estudio de la ideologa en general, estamos dejando de lado la ideologa de "este hombre concreto", es-taramos haciendo abstracciones en Psicologa. Pero si no tomamos en consideracin la ideologa de "este hombre" en relacin a la estructura material y a la superestructura ideolgica y a las paraestructuras de la sociedad -y todo ello en funcin de las circuns-tancias especiales de la vida de dicho individuo- tambin haremos una Psicologa abs-tracta; es decir que cada acto singular, cada conducta es la concrecin de varios signifi-cados integrales; y que los rasgos ms generales y particulares de la ideologa de un indi-viduo estn determinando su conducta de manera esencial, como uno de los significados que, insistir en mi opinin, es l ms profundo y determinante de todos; al mismo tiem-po que, es cierto, dichos rasgos ideolgicos toman tan slo en ese momento existencia real y concreta, en esa conducta que siempre es un momento social y psicolgico -o sea genrico e individual-, simultneamente. Pero eso no basta; adems es preciso que sepamos en cuanto psiclogos cul es nues-

    tra propia ideologa en general y adems cul es la que subyace en nuestra prctica psi-colgica (el carcter ideolgico de la praxis psicolgica que realizamos). Esto es, que al actuar como psiclogos hemos de tener clara conciencia de que nuestra propia ideologa es un factor que modela nuestro trabajo de campo as como el campo de nuestro trabajo. Y esto es esencial porque de la misma manera que se exige -con razn- que todo terapeu-ta haga su propio anlisis para poder realizar un buen trabajo personal, es indispensable tambin y con el mismo ttulo o mayor an, que todo terapeuta, que todo psiclogo en su sentido ms amplio alcance de la conciencia lcida de su ideologa si quiere manejar re-almente y en profundidad una psicologa concreta y un hombre concreto. Pero eso impli-ca dos derivaciones esenciales: 1) Que es preciso realizar el examen de los significados ideolgicos de la situacin del trabajo de campo del psiclogo tanto en su actitud, como en cuanto al vnculo, como en su parte instrumental; y 2) que ser necesario que la in-terpretacin de la ideologa del paciente se incluya al mismo ttulo que cualquier otra in-terpretacin basada en otros parmetros (y sin embargo en la actualidad prcticamente jams se trabaja as). Y esto es hacer por parte de los analistas una teraputica abstracta que desconoce al hombre en totalidad. Que adems lo escinde en un tratamiento. PRO-FUNDIZA SU ALIENACION, a travs del intento de la cura analtica tal cual se viene haciendo hasta el presente. Pero creo que ni siquiera con esto basta porque la ideologa ser tambin abstracta si

    es un enunciado verbal y disociado de la conducta general del psiclogo tanto en el mo-mento de su trabajo especfico como fuera de l, es decir, si no va unida a una actitud militante consecuente a esa ideologa que abarque por ende en unidad de significacin el campo concreto de la especialidad y toda la actividad que desarrolle fuera del mismo. Mantenerse solamente en el campo de la especialidad y de la ciencia en general es frag-mentarse como hombre, es alienarse como individuo. Pero pretender hacer slo anlisis ideolgico -aunque hoy por hoy no lo hace casi nadie todava- es tambin una parcela-cin sino va acompaado de una actitud consecuente en todos y cada uno del resto de los actos del individuo fuera de su actividad profesional. Tenemos que hacer ciencia, s, es fundamental, pero como hombres. Ser psiclogo es una faceta de ser hombre y si la parte (ser psiclogo), se impone al todo (ser hombre), es una inversin alienante y aliena-da de la conducta de ese hombre nicamente cuando la parte es propiamente tal, es de-cir un momento del todo, podr tenderse a una cierta integracin medianamente satis-factoria. En otro caso, ni siquiera ya podremos hablar de parte ni de totalidad, sino de

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    suma de momentos, aqu, s, escindidos eminentemente (y ms que por ningn otro me-canismo) en la conducta del individuo. Bleger citaba el ejemplo de Wallon. Wallon ha sido, en efecto, uno de los ms extraor-

    dinarios psiclogos de nuestro tiempo; pero con todo su prestigio, trabajo y saber, tuvo una militancia que fue pionera entre los intelectuales de su pas; y cuando lleg el mo-mento de la ocupacin alemana se incorpor sin vacilar a las fuerzas de la Resistencia, al maquis; y luch por la misma causa por la que fue fusilado Politzer. En esa tarea Wallon nos da ejemplo, hasta un extremo increble, si no fuera por la magnitud de su figura. Porque Wallon al mismo tiempo que desarrollaba su praxis principal en las actividades del maquis, escriba en los ratos de descanso lo que haba de ser uno de sus libros ms frtiles: "Del Acto al Pensamiento". E, inclusive, cuando no tena otra misin que cum-plir, se acercaba clandestinamente a su laboratorio para recoger algunos datos para lo cual haba de entrar sigilosamente por la noche en l (y quedaba junto al cuartel de la SS). Evidentemente, es muy difcil templar el espritu hasta el nivel de una personalidad de esta naturaleza. Pero su proyeccin militante no fue solamente la explosin en un momento crtico, puesto que, como decimos, haba comenzado ya muchos aos antes y se prolong tambin al terminar la guerra, ya que no deben olvidar que fue ministro de Educacin y luego diputado por Pars durante diez aos hasta el accidente que le costase su invalidez casi completa. Todo ello prueba, en primer lugar que no se oponen ni exclu-yen la actividad militante y la cientfica; pero si en un momento dado se excluyeran, la mi-litante es la actividad del hombre, la cientfica la del especialista. Y es preciso elegir entre ser hombre y ser especialista; es decir es preciso elegir la actividad militante que nos une con el todo social o la cientfica que nos diferencia del mismo por mucho que implique algn aporte a la sociedad. Aporte que, si no somos nosotros quienes lo realizamos otros podrn hacerlo cuando creemos las condiciones necesarias para que muchos puedan in-tentarlo. Pero adems es que sin esa praxis militante, no se puede efectivizar una com-prensin y una prctica verdaderamente concreta de la psicologa, puesto que si nosotros nos parcelamos y escindimos hasta tal punto, es imposible que entendemos correcta-mente la conducta de los dems; y por ende, consideraremos que la conducta escindida, parcelada, es la conducta sana y no la enferma. Y as mismo, sin la experiencia vivida de asumirse como hombre concreto, es decir, histrico, social y particular simultneamente, tampoco podremos comprender cuando los dems se asumen as, integralmente o por el contrario se disocian profundamente, error grave que es, debemos reconocerlo, tan fre-cuente en un tratamiento analtico. Letamendi deca que el mdico que slo sabe medicina ni siquiera sabe medicina. Pa-

    rafrasendolo, yo dira que el psiclogo que solamente hace ciencia psicolgica ni siquie-ra hace ciencia psicolgica.

    Garanta necesaria, la militancia, desde luego, pero no suficiente si adems hemos de entrar en el campo de la psicologa. Si alguien elige la militancia como su actividad total, tendr que prepararse para ella, pero si alguien adems aspira a realizar una tarea es-pecfica en un campo cientfico concreto, la militancia le dar la base general imprescindi-ble; pero slo militando tampoco hacemos Psicologa. Claro es que slo viviendo tampoco -hacemos Psicologa, pero sin vivir intensamente es imposible entender a nuestros seme-jantes. La forma ms alta de vivir es participar en la transformacin de nuestra sociedad, es decir, es militar. La militancia no basta; sin la militancia es imposible realizar una ver-dadera comprensin y teraputica de hombre alguno. Fjense Uds. la mayor parte estamos trabajando en terreno clnico y cabe preguntarse

    una cosa fundamental: por qu ha ocurrido ese magnfico auge que ha tenido la Psico-loga Clnica en nuestro tiempo? Personalmente creo que est claramente determinado por la estructura de nuestra so-

    ciedad en un momento histrico dado, particularmente por el desarrollo de las capas medias en determinadas poblaciones. Debido al surgimiento de las capas medias (de la llamada clase media) es que se ha desarrollado o se ha posibilitado que se desarrolle la Psicologa Clnica. Por qu? Porque evidentemente en nuestra estructura alienada esa capa media esta tremendamente conflictuada, y conflictuada sobre todo a nivel de lo que he llamado la deuteroalienacin. Es decir la alienacin a nivel de las costumbres, de los

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    ideales, a nivel de la superestructura y de la paraestructura. Deuteroalienacin que exige a estas capas medias mantenerse dentro de estrictos y rgidos encuadres dados por los prejuicios, las costumbres, etc. que son los tentculos con los que las clases dominantes mantienen a los individuos de estas capas medias sujetos a las necesidades que les im-ponen de continuo. Y al mismo tiempo todo ello sustentado por la mutua necesidad de destruirse competitivamente los individuos entre si, puesto que recibiendo todo, segn creen, de la clase poseedora , a ella no dirigen sus ataques, sino que tratan de llegar has-ta la misma, destruyndose entre s en el camino. Y ello va concretizado a travs de los ms diversos procedimientos; fjense, simplemente la opinin crtica y (en general sola-pada) sobre el otro es no solamente el arma clave de destruccin de unos individuos por otros, sino el mejor procedimiento que tiene la clase dominante para que cada individuo sea un gendarme a su servicio que controle la actividad de todos los dems, en su afn de sustituirlos o de impedir que alcancen el status que l ha alcanzado. Por ello esta crtica, que es el arma ms temida y ms empleada, nunca se utiliza francamente sino siempre a hurtadillas, a escondidas, de manera que se mantenga su fuerza sin posibili-dad alguna de ser enfrentada. Y esta situacin, como dije, es mantenida a toda presin por los estratos dirigentes que necesitan de estas capas medias para que les proporcio-nen los tcnicos y administradores que necesitan y que han de tener normas muy estric-tas y adecuadas para el buen cumplimiento de los planes de beneficio de los dueos del capital. Sus roles han de ser ejercidos con toda "honestidad" pese a la tentacin continua de hacer lo contrario (y de los ejemplos continuos que en ese mismo sentido ofrecen las clases dominantes), porque es la nica manera de poder ser gratificados por dichas ca-pas dominantes. La Alienacin es mucho ms brutal y directa a nivel de las condiciones de vida y tra-

    bajo en la clase trabajadora, desde luego; es decir en su aspecto material, infraestructu-ral, no hay punto de comparacin. Es decir, en este plano que he llamado la protoaliena-cin, la clase obrera sufre infinitamente ms las condiciones del rgimen que las capas medias. Pero en esta es mucho ms dura en el plano de las normas, valores, etc. ya que al obrero, excepcin hecha de ser "cumplidor", "bueno" y "honesto" trabajador, no se le pide ms ni en plano de su vida personal ni fuera de ella. Todo lo que en cambio, s, se le exige a esta pequea y mediana burguesa que toma como modelo las apariencias que le ofrece la clase dominante, en su intento de llegar a incluirse en ella. Es esa clase media que tiene sus pies hundidos en el sustrato de las capas trabajadoras sobre las que se apoya, pero que tiene su corazn elevndose permanentemente a los poseedores. Adems, en estas capas medias en que el llegar es siempre individual, tambin el fracaso es vivido como una incapacidad personal, individual. Se le prometen grandes cosas a es-tas capas medias, a este sector terciario y cuaternario de la produccin pero pocas veces es factible que lo lleguen a conseguir. Y por eso la pequea y mediana burguesa, al de-clinar la "belle epoque" del ascenso capitalista, entra en un disconfort de no-realizacin que le suscita una desadaptacin al medio, un inconformismo que no pueden resolver intentando cambiar radicalmente su sociedad -nos referimos a la capa media en su con-junto y no a excepciones inclusive numerosas- porque ello significara negarse a s mis-ma como clase y como una clase privilegiada aunque sea en sus ntimas estribaciones. Tiene as la necesidad de compaginar ambos aspectos: intentar salir del disconfort indi-vidual y mantener su status de clase con posibilidades hipotticas de ascender aun ms todava. Y es en ese momento en que se recurre explosivamente a la Psicologa (a la Psi-coterapia en principio sobre todo) como solucin. Y as surge como emergente Freud, que naturalmente esta condicionado adems, por

    el desarrollo de la ciencia psicolgica y la ms general, as como por sus dotes persona-les. Y Freud es indudablemente el primer psiclogo concreto. Freud, no obstante, aborda lo individual pero sin poder sobrepasar las limitaciones de esta consideracin individual que asla al individuo de su inclusin de clase; (en tanto que Marx aborda lo genrico y puede elevarse de la parcelacin, para integrarse en la totalidad, en la clase-totalidad.) Es decir, que las circunstancias que hemos visto tendan a estimular y fomentar el

    surgimiento de una psicologa que tratase el drama huma