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GPS GUÍA PARA SALIR Viernes 10.06.11 La Cueva de los Franceses, en el norte de la provincia de Palencia, ofrece un paseo subterráneo de sugerente belleza [P2 A 5] Lo que esconde el páramo Interior de la Cueva de los Franceses. :: JAVIER PRIETO GALLEGO

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GUÍAPARASALIR LaCuevadelosFranceses,enelnortede laprovinciadePalencia,ofreceunpaseo subterráneodesugerentebelleza [P2A5] InteriordelaCuevadelosFranceses. :: JAVIER PRIETOGALLEGO Viernes 10.06.11

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GPSGUÍA PARA SALIR

Viernes10.06.11

La Cueva de los Franceses, en el norte dela provincia de Palencia, ofrece un paseosubterráneo de sugerente belleza [P2 A 5]

Lo que escondeel páramo

Interior de la Cueva de los Franceses. :: JAVIER PRIETO GALLEGO

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PLANES Viernes 10.06.11EL NORTE DE CASTILLAGPS2

Hacer el recorrido por la Cue-va de los Franceses es comometerse en las tripas de un di-nosaurio de cuento. A la queuno se descuida, en lugar depasar revista a la hermosa va-riedad de formaciones roco-sas que el agua y la cal se hanido trabajando durante millo-nes de años gota a gota, laimaginación desbocada colo-ca al visitante en el interiorde un animal prehistórico, dedimensiones gigantescas.

Y como en los cuentostodo es posible, en vez decomo aprendiz de geólogouno se imagina más comouna especie de Pinocho alque se hubiera tragado unaenorme ballena. Entonces,en lugar de salas repletas deestalactitas y estalagmitas,de coladas, de columnas, desimas, de grandes bloquesfracturados… lo que uno veson misteriosos órganos des-colgándose del techo a losque la humedad propia de lacueva otorga el aspecto caside vísceras monumentales,mientras que la iluminaciónartificial, que cambia de in-tensidad y de color, les haceparecer latientes, incluso cá-lidos.

Así, con miedo de desper-tar al monstruo, hablando ba-jito y casi de puntillas, el in-truso camina por la pasarelahúmeda que lo recorre de lacabeza a los pies imaginandolo terrible que sería desper-tarlo, lo dramático que resul-taría tan sólo rozar un milí-metro de su sensible piel in-terior. Incluso reprime la ex-citación que le provoca el pasoante el único agujero que daafuera: la entrada natural de

la cueva que, abierta como unpozo en el suelo del páramo,desde dentro luce como el si-fón por el que resoplan las ba-llenas. Es lo que tienen losviajes al centro de la Tierra,que todo es posible si se miracon ojos de niño.

Pero la visita a la Cueva delos Franceses no solo excitala imaginación de los niños.O la de quienes no paran deencontrar similitudes entrelas formaciones rocosas: quesi allí un mono, que si poraquí un enano, que si allí unperrito guardián...

También para quienes gus-tan de comprender las razo-nes científicas de todo cuan-to existe, el recorrido por lacueva brinda un indudableinterés. De hecho, se revelaimprescindible para quienesya sienten curiosidad tan sóloa la vista de la magnitud y ho-rizontalidad del páramo en elque se asienta, La Lora de Val-divia, un inhóspito y desar-bolado paisaje que se extien-de de este a oeste como unatirita que cosiera las provin-cias de Palencia y Burgos.

Así, para comprender comose debe la existencia de esteuniverso subterráneo anteshay que forzar la imaginaciónmucho más allá de lo que exi-gen los cuentos. Hace unos215 millones de años estas lla-nuras rocosas constituían elfondo plano de un enormeocéano continental que lo

inundaba casi todo. Su natu-raleza caliza actual está direc-tamente relacionada con laacumulación, durante mu-chos millones de años, de se-dimentos marinos –conchasy restos óseos, principalmen-te– que al compactarse fue-ron transformándose en rocacaliza.

Pero lo más sorprendentees que estos páramos, situa-dos a una altitud de entre1.000 y 1.377 metros, eleva-dos y con dominio visual so-bre los valles circundantes,eran en aquel tiempo el fon-do de una depresión marinarodeada de montañas. Y asífue hasta que, ironías deltiempo geológico, la erosiónhizo tanta mella en las mon-tañas que acabo por disolver-las para convertirlas en vallesmientras que el fondo mari-no acabó convertido en bal-cón desde el que asomarse enderredor.

Una auténtica esponjaEs la facilidad de los suelos ca-lizos para disolverse con elagua procedente de la lluvialo que convierte este páramoen una auténtica esponja:todo cuanto cae del cielo esinmediatamente absorbidopara iniciar su camino por elinterior de la tierra. Y así, bajoel aparente manto rocoso queel viento bate a placer, el aguabusca caminos que el ojo hu-mano no ve: horada cavida-

des, abre túneles, forma ríos,derrumba barreras… Y un día,como por casualidad, se abreun agujero en la tierra que vaa dar al interior de una cuevarepleta de salas y estalactitas.

Eso es lo que pasó en laCueva de los Franceses, cuyaúnica entrada natural fue,hasta el comienzo de su ex-plotación turística, un peli-groso agujero abierto hacia

una oscuridad misteriosa conmás de 6 metros de profun-didad. Una oscuridad tene-brosa que la propia tradiciónoral, para justificar el porquéde su nombre –o puede queal revés–, rellenó con los hue-sos de los soldados caídos enun enfrentamiento entre lastropas napoleónicas y undestacamento de HúsaresCántabros durante la Guerra

Gota a gotaLa Cueva de los Franceses,en el norte de Palencia, ofreceun recorrido subterráneo llenode fantasía y belleza

JAVIERPRIETO

RUTAS CON ENCANTOLA CUEVADE LOSFRANCESES

Pasarelas de madera y miradores en el espacio natural de Covalagua.

Un grupo de visitantes observan las estalactitas y estalagmitas de la Cueva de los Franceses

Bordes del páramo en la Lora de Valdivia.

Hace 215 millonesde años estasllanuras rocosaseran el fondo deun enorme océano

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de la Independencia.Pero la historia más cerca-

na de esta cavidad tiene quever con el estudio y divulga-ción realizados por LucianoHuidobro, sacerdote, erudi-to y vecino de la zona, en1904. Y también con el co-mienzo de su explotación tu-rística en 1974. Las reformasrealizadas en la cavidad en esemomento, que requirió la

apertura de un túnel para fa-cilitar el acceso, modificó detal forma las condiciones dehábitat del interior de la ca-vidad que a punto estuvieronde parar en seco todo su pro-ceso de formación.

Tras una posterior reformaen 1981 para reconducir la si-tuación del interior al mo-mento previo a su aperturaal público, la cueva ha sido so-

metida a unas nuevas obrasde acondicionamiento en elaño 2009 y 2010. Ahora se re-cibe al visitante –más de 6.000entre febrero y junio de esteaño– en un centro de recep-ción que pone al tanto de loque se verá a continuación.Más abajo, un sistema depuertas permite que la cuevapueda mantener una tempe-ratura constante de 10º y unahumedad de en torno al 95%.Tras el pasillo artificial co-mienza el recorrido por la ca-vidad, que discurre de Este aOeste a una profundidad má-xima de 21 metros y una cotasuperficial de –cuatro metrosen algunos puntos. Las últi-mas obras han ampliado el re-corrido anterior permitiendoatravesar dos grandes salas na-turales en las que predomi-nan los restos de derrumbesdel techo de la cueva. De loscerca de sus 900 metros tota-les, en la actualidad son visi-tables casi 500. Pero no eter-namente: dentro de unos cin-co a diez millones de años laerosión habrá trabajado lo su-

ficiente para que, gota a gota,el techo de la Cueva de losFranceses se haya venido aba-jo dejando al descubierto ungran cañón calcáreo.

Pero la cueva no es el úni-co punto de interés en esteentorno natural tan marcadopor los fenómenos geológi-cos. La pista que conduce has-ta la cueva finaliza en el mi-rador de Valcabado, un impre-sionante balcón sobre el va-lle cántabro de Valderredible.Desde él parte el corto paseoseñalizado que lleva hasta elpozo de los Lobos, una tram-pa utilizada en el pasado paracazar a estos depredadores. Aun kilómetro de la cueva seencuentra el menhir de Can-to Hito, un trozo de roca pues-to por el hombre hace 3.000años con alguna función hoydesconocida. Y en el mismocamino de acceso a la cuevaun desvío permite adentrar-se en el valle de Covalagua,un pliegue de verdor que pa-rece contradecir la aridez in-mediata de la paramera.� [email protected]

�En marcha. La Cueva delos Franceses se localiza enel extremo nororiental de laprovincia de Palencia. Elacceso se puede realizardesde Aguilar de Campoopor la N-627 en dirección aBurgos. Cinco kilómetrosdespués, un ramal conducea Pomar de Valdivia yRevilla de Pomar. Desdeesta última la carreteracontinúa hasta la entrada ala cueva y finaliza en elmirador de Valcabado.

�La cueva. Abre de martes adomingo, de 10:30 a 15:00 yde 16:00 a 20:00 h.Información y reservas: 65994 99 98. www.lacuevadelosfranceses.es. Las visitasse realizan a las horas enpunto y tienen una duraciónaproximada de 55 minutos.La temperatura en elinterior de la cueva es de 10ºcentígrados y, por lahumedad, el suelo puedeestar algo resbaladizo.

�Comer y dormir. Puedenlocalizarse alojamientoscercanos en www.castillayleonesvida.com

Un detalle del techo de la cueva.

desde la pasarela que recorre el interior de la cueva. :: REPORTAJE GRÁFICO DE JAVIER PRIETO

Interior de la Cueva de los Franceses.

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