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uenta Heródoto una anécdota que refleja algu- nas de las peculiaridades del ejército espartano. Cuando, en verano de 480 a.C., el rey persa Jer- jes invadía Grecia para convertirla en una más de sus satrapías, envió a un jinete en misión de es- pionaje porque le habían informado que un ejército grie- go estaba esperándole en el desfiladero de las Termópilas. Lo que el espía se encontró al alcanzar el angosto paso fue un reducido grupo de espartanos que, ajenos a toda pre- ocupación, habían dejado sus armas por el suelo y se de- dicaban a realizar ejercicios atléticos, untarse el cuerpo con aceite y peinar distraídamente sus largas cabelleras. Pues bien, ante tales noticias, Jerjes se rió divertido y pre- guntó a Demarato, un antiguo rey espartano exiliado, sobre tan curiosa actitud. Éste contestó: «majestad, esos indivi- duos están ahí para enfrentarse a nosotros por el control del C GUERREROS DE ESPARTA La formación de combate más temible del mundo antiguo estaba compuesta por guerreros con armamento pesado: los hoplitas. Ellos cimentaron el poderío de la belicosa Esparta LA MEJOR INFANTERIA GRIEGA ´ POR ANTONIO PENADÉS NOVELISTA HISTÓRICO PATRONO DEL INSTITUTO VALENCIANO DE ESTUDIOS CLÁSICOS Y ORIENTALES CASCO hoplítico del tipo llamado corintio (arriba), fechado en torno al año 500 a.C. ELVASO CHIGI (izquierda) contiene la primera representación conocida de hoplitas.Museo deVilla Giulia,Roma. CORBIS DAGLI ORTI / ART ARCHIVE HN_37_ESPARTA 28/12/06 17:52 Página 2

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uenta Heródoto una anécdota que refleja algu-nas de las peculiaridades del ejército espartano.Cuando, en verano de 480 a.C., el rey persa Jer-jes invadía Grecia para convertirla en una más desus satrapías, envió a un jinete en misión de es-

pionaje porque le habían informado que un ejército grie-go estaba esperándole en el desfiladero de las Termópilas.Lo que el espía se encontró al alcanzar el angosto paso fueun reducido grupo de espartanos que, ajenos a toda pre-ocupación, habían dejado sus armas por el suelo y se de-dicaban a realizar ejercicios atléticos,untarse el cuerpo conaceite y peinar distraídamente sus largas cabelleras.

Pues bien, ante tales noticias, Jerjes se rió divertido y pre-guntó a Demarato,un antiguo rey espartano exiliado, sobretan curiosa actitud. Éste contestó: «majestad, esos indivi-duos están ahí para enfrentarse a nosotros por el control del

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GUERREROSDEESPARTA

La formación de combate más temible delmundo antiguo estaba compuesta por guerreros

con armamento pesado: los hoplitas. Elloscimentaron el poderío de la belicosa Esparta

LA MEJORINFANTERIA GRIEGA´

POR ANTONIO PENADÉSNOVELISTA HISTÓRICO

PATRONO DEL INSTITUTO VALENCIANO DE ESTUDIOS CLÁSICOS Y ORIENTALES

CASCO hoplítico del tipo llamadocorintio (arriba),fechado en tornoal año 500 a.C.

ELVASOCHIGI(izquierda)contienelaprimera representaciónconocidadehoplitas.MuseodeVillaGiulia,Roma.

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paso y se están preparando con ese pro-pósito;pues,entre ellos, rige la siguien-

te norma: siempre que van a arriesgar lavida se arreglan la cabeza.Y entérate bien:

si consigues someter a aquellos y a los que sehan quedado en Esparta, no habrá en todo elmundo ningún otro pueblo que se atreva aofrecerte resistencia. En estos instantes vasa luchar contra el reino más glorioso y contralos más valerosos guerreros de Grecia».

Jerjes no le dio mayor importancia y con-tinuó su marcha hacia el sur.Días después co-menzó en las Termópilas una de las más gran-diosas batallas de la historia de la humanidad.Tras varias jornadas de intensa lucha, los per-sas consiguieron dar muerte a los trescientoshoplitas espartanos que habían defendido eldesfiladero con su rey Leónidas al frente. Jer-jes obtuvo la victoria gracias a que un trai-dor le mostró un camino que conducía a laretaguardia griega y, aun así, las pérdidas enel ejército persa fueron más de 20.000, mu-chos de ellos tropas de élite.Terminada labatalla, el gran rey mostró a Demarato su es-tupefacción por el arrojo de aquellos griegos,y éste le aseguró que en Esparta había 8.000hombres que poseían el mismo valor que lostrescientos héroes de Leónidas,y que, además,esperaban su ocasión de luchar contra él.

ESPARTA: LEYENDA Y REALIDAD¿Qué hay de cierto en la imagen que nos hallegado acerca del ejército espartano? ¿Inspi-raba tanto temor para que Esparta se permi-tiera el lujo de no estar defendida por mura-llas? ¿Fue realmente un ejército tan singular?La respuesta es sí, al menos en época clásica.

Como siempre que hablamos de la antiguaEsparta, debemos superar el escollo de la fal-ta de fuentes: existen escasísimas inscripcio-nes y ningún documento político o judicialde origen espartano y de época clásica,de mo-do que casi todo lo que conocemos acerca desu sociedad procede de testimonios escritospor griegos de otras regiones.La informaciónque disponemos acerca del ejército se encuen-tra en cinco magníficas obras de autores fo-ráneos: la Historia del griego de Caria Heródo-to, la del atenienseTucídides, La República de loslacedemonios del ateniense y filoespartano Jeno-fonte, la Política del estagirita Aristóteles y lasVidas paralelas del beocio Plutarco dedicadas allegislador Licurgo y al rey Agesilao. H

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OLIMPIA era un espacio sagrado,aunque los festivales religiosos quese celebraban daban ocasión areuniones de carácter político, comola que celebraron Esparta y susaliados para deliberar sobre eldesarrollo delaguerra contra Atenas.

A través de estos textos sabemos que, enépoca clásica, Lacedemonia estaba totalmen-te dominada por los espartiatas, clase socialdescendiente de los inmigrantes dorios lle-gados del norte durante el siglo XII a.C.,y quela sociedad se dividía en tres grupos princi-pales: homoioi, periecos e hilotas. Los homoioi(«iguales») eran hijos de espartiatas mayo-res de treinta años que gozaban de plenos de-rechos políticos y civiles. Los periecos («ha-bitantes de la periferia»),distribuidos en pe-queñas ciudades y aldeas de Laconia, teníanderechos civiles pero no políticos. Los hilo-tas, por su parte, eran esclavos comunitariosque habitaban la subyugada región de Mese-nia. En los hilotas encontramos la clave de laextrema especialización de los guerreros es-partanos, pues desde que Esparta invadió lavecina Mesenia –a finales del sigloVIII a.C.–,sus ciudadanos dispusieron de una abundan-te mano de obra que les permitió dedicarseen exclusiva a los menesteres militares.

Para llegar a ser un homoios se debía superarun duro y largo período de adiestramiento(agogé),proceso que comenzaba a los siete añosde edad y cuya pretensión era inculcar en losjóvenes una extremada disciplina, obedien-cia y combatividad.Terminado este períodode aprendizaje, los nuevos homoioi se inte-graban en el ejército y accedían a un lote detierra (klêros) que cultivarían sus hilotas. Pos-teriormente, se casarían con una mujer de sumisma condición social para procrear el má-ximo número de hijos posible, siempre quefueran sanos. Cuando nacía un varón, el pa-dre lo presentaba a los ancianos de la tribupara que procedieran a su examen. Si el bebéera enclenque o deforme era arrojado por unasima de la cercana sierra delTaigeto. Esta erauna de las leyes del semi-mítico Licurgo pa-ra conseguir que todos los ciudadanos espar-tanos se convirtieran en perfectos guerreros,como consecuencia de las guerras mesenias.

En realidad, deberíamos referirnos al ejér-cito lacedemonio y no al ejército espartano,ya que éste estaba formado no sólo por espar-tiatas,sino también por periecos.Desde la gue-rra del Peloponeso, los espartiatas recurrierontambién a hilotas liberados (conocidos comoneodamodes,«nuevo pueblo»),que fueron inte-grados en el ejército pero no adquirieronla ciudadanía, convirtiéndose en una nuevaclase social con un estatuto cercano al de los

UN HOPLITAREPRESENTADOEN EL INTERIOR DELA COPA DE SIANA.SIGLO VI A.C.

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730-660 a.C.

Guerras de Mese-nia. Esparta sojuzgaa los mesenios y losconvierte en hilotas.

480 a.C.

En el desfiladero delas Termópilas, 300hoplitas espartanos,ayudados de uncontingente tespio y tebano, causan másde 20.000 bajas enen el ejército persa.

479 a.C.

El ejército espartanocontribuye decisiva-mente a la derrotafinal persa en Platea.

405 a.C.

Los espartanosinfligen a Atenasuna derrota decisivaen Egospótamos.

LAS GUERRASDE ESPARTA

GUERRERO DEESPARTA ENVUELTOEN SU CAPA PÚRPURA.

371 a.C.

Tebas derrotaa Esparta en

Leuctra y learrebata lahegemoníasobre Grecia.

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CORINTO fue aliada deEsparta durante la guerra delPeloponeso, pero más tarde serebeló (395-391 a.C.) contra lahegemonía espartana. En lafotografía, el templo de Apoloen la acrópolis de Corinto.

cial la labor de los trompeteros que marcha-ban detrás de la falange transmitiendo lasórdenes por encima del polvo, del griterío yde la confusión.Actuaban también mensaje-ros y estandartes para conseguir que todas lassecciones de la falange supieran siempre có-mo actuar.Se trataba,en definitiva,de mante-ner hasta el final la disciplina colectiva. Si unhoplita era alcanzado durante el combate, elde detrás debía pasar por encima de su cuer-po y ocupar su lugar lo más rápidamente po-sible, y si un oficial o incluso el rey resultabamuerto en la batalla –uno de los dos reyesde Esparta solía comandar las expediciones–,todo seguía igual,e incluso esta circunstanciaservía para encorajinar a sus subordinados.

En las batallas hoplíticas, la dinámica eramucho más parecida a una mêlée que a la de loscaóticos enfrentamientos a los que nos tieneacostumbrados el cine histórico.Se trataba,enmuchos casos, de realizar una demostraciónde empuje entre ambos bandos, y en el mo-mento en que una de las falanges provocaraen la otra suficientes bajas y se mostrara capazde romper su formación, la batalla se daba por

esclavos libertos. Por ello, el símbolo que ex-hibían estos guerreros en sus escudos no erala letra sigma de Esparta, sino la lambda de La-cedemonia.Eso sí, la unidad fundamental delejército lacedemonio era la formación com-pacta de combate denominada falange, inte-grada por hoplitas (equipados con armamen-to pesado) mayoritariamente espartiatas.

A diferencia de las batallas narradas por Ho-mero, en las de época clásica no eran impor-tantes los combates individuales. Para el ho-plita no resultaba esencial la habilidad en elmanejo de armas cortas, sino la coordinaciónen maniobras tácticas de la falange tales comomarchar en columna y desplegarse en líneaspara repeler una ofensiva,extender un ala pa-ra alcanzar un flanco del enemigo,duplicar laprofundidad de las filas que sufrieran un ata-que más intenso o girar noventa grados al uní-sono para proteger el ala derecha de la forma-ción –normalmente,más expuesta a las agre-siones–.Estos movimientos debían realizarsecon gran precisión y coordinación,pues de locontrario la unidad podría perder su cohesióny, con ella, su eficacia.Para ello resultaba esen-

LAS GUERRAS DE ESPARTA

EGOSPÓTAMOS

Esta victoria naval espar-tana del año 405 a.C. ponetérmino a la agotadoraguerra del Peloponeso.

PLATEA

En 479 a.C. el rey espartanoPausanias derrota brillante-mente a un ejército persadirigido por Mardonio.

LEUCTRA

En 371 a.C. el general teba-no Epaminondas logra unaresonante victoria sobrelas tropas espartanas.C

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ESPARTAESTUVO EN GUERRA prác-ticamente durante toda su historia,siendo un Estado que concebía la acti-vidad militar como el centro de la vidaciudadana.El ejército espartano obtu-vo notables éxitos militares, como el

triunfo sobre los persas en Platea o lavictoria definitiva sobre su eterna rival,Atenas, en la guerra del Peloponeso.Tambiénhuboheroicas derrotas,comola del paso de las Termópilas. Otrasbatallas,en cambio,significaron el final

del poderío militar espartano. Éstoscayeron derrotados por los tebanosen Leuctra y más tarde por los mace-donios. La falange hoplítica había lle-gado a su fin.Era el turno de los ejérci-tos deFilipo II y su hijo,AlejandroMagno.

Si un hoplitaresultaba heridoen combate,el de detrásdebía pasar porencima de sucuerpo y ocuparsu lugar lo másrápidamenteposible

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GUERRASDEMESENIA

Entre los siglos VIII y VII a.C.los espartanos derrotana los habitantes de Mese-nia, sojuzgándolos.

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les eran desechados si chocaban con los delcolectivo.El código de honor inculcado con-sideraba lo más vergonzoso ser señalado co-mo un cobarde, algo que sucedía, por ejem-plo, cuando un hoplita regresaba con vida trasuna batalla perdida.De ahí proviene la expre-sión de las mujeres espartanas, bastante máslibres y enérgicas que las del resto de la Hé-lade, cuando ordenaban a sus hijos regresarde la batalla «con su escudo o sobre él».

El hoplita que huía en un combate era ta-chado de cobarde para siempre y, por tanto,se le cosían parches de colores sobre su capapúrpura, se le rechazaba en los banquetes co-munitarios (sysitia), se le retiraban sus dere-chos cívicos y perdía toda esperanza de ca-sarse con la hija de un homoios.De hecho, cuan-do llegaba a Esparta la noticia de una derro-ta militar, los familiares de los hoplitas de-seaban fervientemente que su hijo o su espo-so no volviera con vida y que su honor, portanto, quedara salvaguardado.Ante este pa-norama, el miedo a la muerte de los guerre-ros espartanos era ínfimo y,por tanto, su fie-reza en combate resultaba arrolladora.

Los hoplitas espartanos solían llevar con-sigo algunos de sus hilotas durante las cam-pañas militares para que ayudaran a los ani-males de carga en el transporte de su pesadapanoplia y del avituallamiento. De paso, estamedida servía para mantener vigilados a loshilotas más conflictivos y evitar insurreccio-

El hoplita quehuía en uncombate eratachado decobarde parasiempre y se le cosíanparches decolores sobre sucapa púrpura

finalizada. Se recogía a los muertos y heridosy, si esta era la causa del enfrentamiento, se es-tablecía una nueva delimitación entre las ciu-dades contendientes. Eso sí, en las batallas enque Esparta se enfrentó a los persas,o cuandode lo que se trataba era de fijar su hegemo-nía sobre las demás ciudades griegas, los re-sultados fueron bastante más cruentos.

EL TERROR DE GRECIAEsparta, como en tantas otras materias, pre-sentaba multitud de peculiaridades que con-virtieron a su falange en la más temida de laHélade. Resultaba esencial el hecho de quetodo espartiata que hubiera superado la ago-gé era, por definición, un hoplita. La pano-plia, su magnífico armamento, lo procurabael Estado a los ciudadanos, a diferencia delresto de las ciudades griegas de la época, don-de sólo la conseguían aquellos que la podíancostear. Pero, sobre todo, los hoplitas espar-tanos destacaban por su magnífica prepara-ción física y mental. Dado que el trabajo delos hilotas les mantenía, los espartiatas sededicaban a tiempo completo a realizar ejer-cicios gimnásticos, practicar el manejo de lasarmas, ensayar los movimientos de las falan-ges y a preparar las estrategias bélicas.

Con la agogé se conseguía una total identi-ficación entre los objetivos de la ciudad y losdel hoplita. Su vida estaba entregada al servi-cio a la comunidad, y sus intereses persona-

LANZA

Era el arma ofensi-va más importante.Hecha de madera,con el pie y la puntade hierro,medía dedos a tres metros.

CORAZA

Los hoplitas espar-tanos protegían supecho medianteuna coraza confec-cionada en cuero oen lino acolchado.

GREBAS

También conocidascomo canilleras,estas proteccionespara las espinillasse confeccionabande bronce.

CASCO

Fabricado de bron-ce, era de tipo co-rintio y se acoplabasobre un gorro defieltro que evitabael roce del metal.

ESCUDO

El hoplon estabahecho de madera yreforzado con unalámina de broncey un borde delmismo metal .

ESPADA

La espada de hierrose usaba en casode que se quebrarala lanza y el hoplitatuviera que lucharcuerpo a cuerpo.

ELHOPLITA, término que procede de ta hopla y significa «hom-bre armado», se integraba en la falange y se protegía con elhoplon,unescudode unos 90 cmdediámetroconel quecubríala parte izquierda de su cuerpo y la derecha del compañero deal lado. La falange, la formación hoplítica, estaba formada porcolumnas compactas de hoplitas, que debían ser tan numero-sas como para dotar a la unidad de la anchura y la profundidadnecesaria; en todo caso, contaban con ocho filas de fondo.

EL EQUIPO MILITARDE UN HOPLITA ESCUDO.

Representaciónvotiva de un escu-do hoplítico.Museo Oliveriano,Pesaro.

COMBATE

entre hoplitas.Cerámica fechadaen el siglo VI a.C.Museo de BellasArtes, Lille.

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ESPARTA fue destruida por los visigodos en el siglo IV d.C.,y son escasos los restos que se conservan, como losdel teatro (en la imagen).

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ATENAS, la gran rival de Espartaen la guerra del Peloponeso, tuvoque ver cómo en el año 404 a.C. losespartanos victoriosos derruían,al son de las flautas, las murallas que la unían a su puerto, El Pireo.En la imagen, la Acrópolis ateniense.

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nes en Mesenia que aprovecharan la ausenciade los espartiatas.En la batalla,estos hilotas ac-tuaban como tropas con armamento ligeroque apoyaban a la falange,servían como agua-

dores, reponían las lanzas rotas y retira-ban a los heridos.Durante la guerra

del Peloponeso, los hilotas fue-ron utilizados como remeros.

El ejército espartano, noobstante, tuvo dos puntosdébiles que no supo sol-

ventar. En primer lugar, a pesar de ser el me-jor en tierra, su flota era más débil que la desus rivales, principalmente los atenienses.Y, por otra parte, los condicionamientos re-ligiosos de la sociedad lacedemonia merma-ron en gran medida la operatividad de sustropas. Incluso Heródoto,un hombre de pro-fundas convicciones religiosas, se sorprendía

por la piedad y los escrúpulos que los es-partanos mostraban hacia los dioses.Los

dos reyes espartanos,que eran sacerdotes per-manentes de Zeus,debían dedicar sacrificiosa este dios y a sus hijos Cástor y Pólux antesde emprender una expedición militar. Unavez en campaña, era preciso sacrificar uno ovarios animales antes de cualquier ataque,quedando el plan paralizado (aun estando en-frente mismo de la línea enemiga) hasta queel examen de las entrañas resultara favorable.

Otro ejemplo de extrema religiosidad lo en-contramos en las fiestas dedicadas aApolo Car-neo, que se celebraban en Esparta cada vera-no.Dado que se consideraba impío interrum-pirlas por cualquier motivo,en agosto de 490a.C. los hoplitas espartanos atendieron tardelos ruegos de los atenienses y, cuando llega-ron a la llanura de Maratón,no pudieron sinofelicitar a éstos por su victoria sobre los per-sas.Por supuesto,muchos pensaron que aque-llo no fue sino una treta.Diez años más tarde,el rey Leónidas necesitó una dispensa especialque le permitió llevar consigo a las Termópi-las tan sólo una escolta de trescientos hoplitaspara intentar detener al ejército más numero-so jamás reunido, el del rey persa Jerjes.

Pero, sin duda, el problema más grave alque tuvo que enfrentarse Esparta fue el de lafalta de hombres (oliganthropía),de causas muyvariadas: la situación de guerra casi conti-nuada era una de ellas, pero también el te-rrible seísmo del año 464 a.C. –es posibleque la mitad de los espartiatas murieran enel terremoto–, las prácticas de endogamia y

de eugenesia, los matrimonios tardíos, la ex-tendida homosexualidad tanto en hombrescomo en mujeres y la ausencia de relacionesheterosexuales hasta el matrimonio. Una vezcasados, los esposos mantenían una separa-ción casi permanente de sus mujeres –pasa-ban más tiempo en campaña o en el campa-mento que en casa–, y los encuentros entrelos cónyuges eran lo más parecido a unaserie de violaciones esporádicas. En definiti-va, el sistema político y social espartano re-sultaba incompatible con una reproducciónsuficiente e impedía la renovación genera-cional, por lo que los espartiatas se fueronextinguiendo poco a poco.

EL FINAL DE ESPARTAEn el siglo IV a.C., los periecos debían for-mar codo con codo con los hoplitas parapoder completar las filas de las falanges. Perofue la batalla contra Tebas en Leuctra, en371 a.C., lo que supuso el golpe definitivopara Esparta. Más de la mitad de los hopli-tas lacedemonios que lucharon en la llanu-ra beocia murieron a manos de un ejércitotebano magistralmente comandado por Epa-minondas y dotado de infantería pesada(hoplitas), de una ágil infantería ligera (pel-tastas) y de un poderoso cuerpo de caba-llería. La rigidez del sistema de falangeespartano no fue capaz de superar los avan-ces tácticos que implantaron sus rivales.

A partir de ese momento, la escasez de hom-bres en Esparta fue tan acusada que se llegó aotorgar potestad a las mujeres para desempe-ñar ciertas funciones políticas.Tras la derrotade Leuctra quedaron tan sólo unos mil espar-tiatas con vida,hombres humillados por la de-rrota y rechazados por la colectividad.Trein-ta y tres años después, cuando Lacedemoniaya comenzaba a recuperarse demográficamen-te, la emergente Macedonia de Filipo II y desu hijo Alejandro terminarían para siemprecon la Esparta que todos recordamos. ■

El problemamás graveal que tuvo queenfrentarseEsparta fueel de la falta dehombres, por lo que losespartiatas se fueronextinguiendopoco a poco

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PARA SABER MÁS

ENSAYOEspartaC.Fornis.Crítica,Barcelona,2002NOVELA HISTÓRICAEl hombre de EspartaA.Penadés.Edhasa,Barcelona,2005

Puertas de fuegoS.Pressfield.Editorial Grijalbo,Barcelona, 1999INTERNETwww.larevelacion.comwww.artehistoria.com

HOPLITA. BRONCEPROCEDENTEDE DODONA. SIGLOVI A.C. MUSEOSESTATALES, BERLÍN.

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