Post on 02-May-2018
TESIS DOCTORAL
2014
LOS ESCRITOS DE GADAMER SOBRE PLATN:
UN DIAGNSTICO DE VERDAD Y MTODO
DILOGO Y DIALCTICA
EN LA EXPERIENCIA HERMENUTICA
Cristina Garca Santos
Licenciada en Filologa Clsica
D.E.A. en Filosofa
Departamento de Filosofa
Facultad de Filosofa
UNED
Directora: Teresa Oate Zuba
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Departamento de Filosofa
Facultad de Filosofa
UNED
LOS ESCRITOS DE GADAMER SOBRE PLATN:
UN DIAGNSTICO DE VERDAD Y MTODO
DILOGO Y DIALCTICA
EN LA EXPERIENCIA HERMENUTICA
Cristina Garca Santos
Licenciada en Filologa Clsica
D.E.A. en Filosofa
Directora: Teresa Oate Zuba
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AGRADECIMIENTOS
Deseo expresar mi gratitud hacia todas aquellas personas que, de un modo u otro, han
acompaado y animado el trabajo de esta tesis. En primer lugar, agradezco al profesor Luis Garagalza
(UPV) sus extraordinarias clases de filosofa, gracias a las cuales pude introducirme, hace ya muchos
aos, en el campo de la hermenutica filosfica. Sin aquella iniciacin nunca hubiera surgido la idea de
cursar un doctorado en filosofa. La profesora Teresa Oate (UNED) acept con entusiasmo la
direccin de esta investigacin, y me regal preciosas experiencias de pensamiento, discusin y trabajo
filosficos, las cuales han sido decisivas en mi evolucin intelectual. Por otra parte, debo
agradecimiento hacia la profesora Carmen Segura (UCM), por haberme invitado a participar en varios
seminarios que fueron sumamente enriquecedores para m y por haber estado siempre dispuesta a
ayudarme. Una mencin muy especial se merece el profesor Quintn Racionero (UNED), quien me
prest un apoyo vital durante los ltimos aos de elaboracin de esta tesis, supervisando mis escritos,
ofrecindome su orientacin y velando incluso por las cuestiones prcticas.
Adems, quiero mostrar mi agradecimiento hacia los profesores Franco Volpi (Universidad de
Padua), Jean Grondin (Universidad de Montreal) y Mario Jorge de Almeida (Universidad de Lisboa),
los cuales actuaron como anfitriones de sendas estancias de investigacin. Los colegas de la Sociedad
Ibrica de Filosofa Griega han alentado en todo momento este largo viaje; en particular, los profesores
Juan de Dios Bares (UV) y Jos Mara Zamora (UAM) me han brindado su amable ayuda en
importantes gestiones finales. A Kyriak Christofordi y a Elktra Voulgri les agradezco su
imprescindible colaboracin a la hora de preparar la presentacin de esta tesis doctoral en griego
moderno. Tambin deseo recordar aqu a mis compaeros y compaeras del grupo Palimpsestos, con
algunos de los cuales tuve la ocasin de compartir las inquietudes, las fatigas y las ilusiones de este
tiempo de tesis.
En otro orden de cosas, esta tesis doctoral se la debo a mi familia. A mis padres, Julio y Alicia,
quienes han confiado siempre en mi trabajo y lo han apoyado incondicionalmente, con todos los
recursos que estaban en su mano. A mi abuela Cristina y a mi ta Elosa, que han aportado en todo
momento su presencia alentadora. A mis hermanas, Alicia y Beln, y a mis cuados, igo y Julin;
ellas y ellos se han preocupado constantemente por los matices que tomaba mi existencia mientras
estaba embarcada en este viaje, y me han elevado los nimos siempre que ha sido necesario.
Por ltimo, pero en primer lugar, debo manifestar mi profundo agradecimiento hacia la persona
que ms de cerca ha seguido los pasos de esta tesis: Alejandro, compaero de camino. En el apoyo que
me ha brindado, los aspectos intelectuales y los afectivos se suman a partes iguales. Pues, por un lado,
ha proporcionado a esta investigacin una orientacin filosfica y documental sumamente valiosa; y,
por otro lado, ha actuado como receptor atento y comprensivo de cada uno de los mojones de esta
trayectoria. En l he encontrado, adems, un modelo de trabajo filosfico, apasionado y sereno al
mismo tiempo, con el sabor de la buena artesana. Y permtaseme mencionar finalmente a un pequeo
ser que, aunque no vaya a darse por aludido con esta mencin, ciertamente ha acompaado, una a una,
todas las horas de esta tesis: la gata Palmira.
Nota: Esta tesis doctoral ha sido financiada por una beca predoctoral (FPI) concedida por la
Comunidad de Madrid.
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N D I C E S I N P T I C O
INTRODUCCIN
PRIMERA PARTE
DILOGO SOCRTICO Y DIALCTICA PLATNICA
CAPTULO I. Bases de la lectura gadameriana de Platn
CAPTULO II. Fenomenologa del dilogo: acuerdo, justificacin e investigacin
de la verdad
CAPTULO III. Dialctica frente a sofstica (1): genuinas y adulteradas maneras
de argumentar y persuadir
CAPTULO IV. Dialctica frente a sofstica (2): phrnesis y tchnai ante el saber
del bien
CAPTULO V. La hiptesis de los ede y la huida a los lgoi: el modelo del
saber matemtico como chorisms entre lo sensible y lo inteligible
CAPTULO VI. Razonar, definir, dividir, recordar: la hiptesis del edos en la
prctica dialgica
CAPTULO VII. Ideas y nmeros ante la unidad de lo mltiple: la dialctica infinita
de lmite e ilimitado
CAPTULO VIII. El bien entre lo universal y lo singular, entre la teora y la praxis
SEGUNDA PARTE
DILOGO, DIALCTICA Y HERMENUTICA
CAPTULO I. Planteamiento: aspectos dialgicos y dialcticos de la
comprensin
CAPTULO II. Rasgos bsicos para una teora de la experiencia hermenutica
CAPTULO III. Un diagnstico de Verdad y mtodo
Bloque A: Dialctica de las mltiples comprensiones finitas y la totalidad
infinita de lo comprensible
Bloque B: Acontecimiento, pertenencia, mtodo
Bloque C: Universalidad o regionalidad de la hermenutica
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFA
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N D I C E A N A L T I C O
Sistema de citacin y abreviaturas utilizadas
INTRODUCCIN
1. Presentacin de la investigacin
2. Por qu conviene hacer un diagnstico de Verdad y mtodo?
2.1. Propuestas para un balance y una reconversin de la hermenutica filosfica
2.2. El proyecto de una ontologa general del comprender
2.3. Cuatro tesis imprescindibles y sus indicios de disolucin
3. Por qu conviene enfocar el diagnstico desde la obra de Gadamer dedicada a Platn?
3.1. El dilogo y la dialctica en el centro del laberinto
3.2. Los escritos de Gadamer sobre Platn y sus recepciones
4. Notas del cuaderno de bitcora de este viaje
PRIMERA PARTE
DILOGO SOCRTICO Y DIALCTICA PLATNICA
5. Presentacin de la Primera Parte
CAPTULO I. BASES DE LA LECTURA GADAMERIANA DE PLATN
6. Contextos hermenuticos
6.1. Entre el viejo (Schleiermacher) y el nuevo (Escuela de Tubinga-Miln) paradigma
de Platn
6.2. Hegel y el neokantismo de Marburgo
6.3. El Platn poltico y existencial de la Alemania de entreguerras
7. Cmo leer los dilogos platnicos
7.1. Armona de lgos y rgon: lectura mimtica
7.1.1. Argumentacin a travs de los personajes y las situaciones dramticas
7.1.2. El retrato de Scrates y sus diversas funciones
7.1.3. Un saber que reposa en la unidad de lgos y thos
7.2. Irona platnica e irona socrtica
7.3. El papel de los mitos
7.4. La crtica de la poesa mimtica en la Repblica
7.5. El papel de la utopa
8. La filosofa (platnica) como camino entre la palabra y el concepto
CAPTULO II. FENOMENOLOGA DEL DILOGO: ACUERDO, JUSTIFICACIN E
INVESTIGACIN DE LA VERDAD
9. La tesis de Platos dialektische Ethik sobre el origen dialgico de la ciencia griega
9.1. Caractersticas particulares de esta obra de juventud y relevancia de su
planteamiento
9.2. Formas de saber y su principio fctico
9.3. Formas de comportamiento y modalidades de habla
9.4. El dilogo cientfico
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NDICE ANALTICO
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9.5. El dilogo socrtico
10. El anlisis del preguntar ofrecido en Verdad y mtodo
11. Recapitulacin y consideraciones prospectivas
11.1. Elaboracin de la nocin de dilogo acuada en Platos dialektische Ethik
11.2. Inscripcin del dilogo socrtico en la nocin de dilogo acuada
11.3. La nocin de dilogo acuada y el anlisis del preguntar ofrecido en
Verdad y mtodo
11.4. Herramientas e hiptesis de trabajo
CAPTULO III. DIALCTICA FRENTE A SOFSTICA (1): GENUINAS Y
ADULTERADAS MANERAS DE ARGUMENTAR Y PERSUADIR
12. Introduccin
13. Frente a un falso arte de la discusin
13.1. Desvirtuacin del dilogo, de acuerdo con la nocin de dilogo acuada
13.2. Desvirtuacin del dilogo, de acuerdo con la hiptesis del edos
14. Frente a un falso arte de la persuasin
14.1. La reconversin de la retrica sofstica llevada a cabo en el Fedro
14.1.1. El entendimiento mutuo como raz comn de la retrica y la
dialctica en Platos dialektische Ethik
14.1.2. Incisiones sobre el Fedro en la obra posterior de Gadamer
15. Recapitulacin y consideraciones prospectivas
15.1. Dialctica platnica y erstica sofstica
15.2. La reconversin platnica de la retrica sofstica
CAPTULO IV. DIALCTICA FRENTE A SOFSTICA (2): PHRNESIS Y TCHNAI
ANTE EL SABER DEL BIEN
16. Introduccin
17. Definicin del saber del bien mediante su confrontacin con la acepcin
ordinaria de saber
17.1. Clave de la lectura gadameriana en este punto
17.2. El modelo negativo de los saberes especializados
17.3. El modelo negativo de la tcnica sofstica de la educacin
17.4. Dialctica platnica en tanto saber prctico
18. Saber del bien y saber del edos
19. Recapitulacin y consideraciones prospectivas
CAPTULO V. LA HIPTESIS DE LOS EDE Y LA HUIDA A LOS LGOI: EL
MODELO DEL SABER MATEMTICO COMO CHORISMS ENTE LO SENSIBLE Y LO
INTELIGIBLE
20. Introduccin
21. Sentido de la hiptesis platnica de los ede: la separacin de Ideas y fenmenos,
de razn y experiencia
21.1. Lingisticidad del pensar y presupuesto eidtico del lenguaje
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NDICE ANALTICO
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21.2. La matemtica como modelo del saber
21.3. Un paralelismo entre razn pura platnica y razn pura ilustrada
22. Sentido de la dialctica platnica: la participacin de las Ideas entre s
22.1. El tejido eidtico como problema central de la filosofa platnica
22.2. Mmesis y mthexis: participacin vertical y participacin horizontal
22.3. El falso problema de la individuacin
22.4. Una fase aportica en la teora de las Ideas?
22.5. Ambigedad de la relacin entre Ideas y fenmenos, y de la propia
existencia separada de las Ideas
22.6. La posicin de Gadamer a la luz del Platn de Marburgo
23. Recapitulacin y consideraciones prospectivas
CAPTULO VI. RAZONAR, DEFINIR, DIVIDIR, RECORDAR: LA HIPTESIS DEL
EDOS EN LA PRCTICA DIALGICA
24. Introduccin
25. Sentidos de dialctica ligados a la obra platnica y el problema de su relacin
25.1. Dilogo socrtico, dialctica eletica y dialctica platnica
25.2. Excurso I: una interpretacin bsica de la dialctica griega
26. La teora dialctica platnica y la prctica dialgica
26.1. Teora dialctica: descripcin o prescripcin?
26.2. Edos, anmnesis, snopsis y diaresis como principios del dilogo
26.3. La anmnesis, en particular
26.4. La snopsis y la diaresis, en particular
27. La hiptesis del edos como principio del dilogo
27.1. Ubicacin de la pregunta a la que responde la hiptesis del edos
27.2. La hiptesis del edos como condicin de posibilidad del examen y la
justificacin dialcticos
27.3. Significado del trmino hiptesis
27.4. La hiptesis del edos en Fedn 100a-101e
27.5. Excurso II: una interpretacin del mtodo de las hiptesis (Menn, Fedn,
Repblica)
CAPTULO VII. IDEAS Y NMEROS ANTE LA UNIDAD DE LO MLTIPLE: LA
DIALCTICA INFINITA DE LMITE E ILIMITADO
28. Introduccin
28.1. El nmero como modelo de la explicacin ontolgica: factores en juego
28.2. El punto de partida: la supuesta contradiccin entre lo uno y lo mltiple
en el lgos
29. Ideas y nmeros ante la unidad-multiplicidad del lgos
29.1. Semejanzas y diferencias entre las Ideas y los nmeros en tanto unidades
de lo mltiple
29.2. La generalidad del conocimiento y la estructura numrica del lgos
29.2.1. La coexistencia de lo uno y lo mltiple en la mthexis
29.2.2. Una totalidad que no equivale a la suma de sus partes (Teeteto)
29.2.3. La estructura numrica del lgos ousas
29.2.4. Los nmeros ideales: lgos como relacin formal
30. La nocin de causalidad ontolgica: Ideas y gneros supremos
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NDICE ANALTICO
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31. El entrelazamiento del ser y el no ser como condicin de la unidad-multiplicidad
del lgos (Sofista)
31.1. Identidad-diversidad, unidad-multiplicidad, ser-no ser
31.1.1. Excurso III: apuntes sobre la coexistencia del ser y el no ser en
Platn
31.2. Ser por s, ser en relacin a otro
31.2.1. De la relatividad de las sensaciones a la relatividad de los ede
31.2.2. La nocin aristotlica de substancia: un lgos sin categoras?
31.3. Parmnides de Elea en la gigantomaquia del Sofista
31.4. Falsedad, verdad y mera apariencia
32. El Uno y la Dada indefinida o la dialctica de la finitud infinita
32.1. La totalidad como soporte del lmite y lo ilimitado
32.2. Infinitud y finitud del discurso dialctico
32.3. La doctrina de los cuatro gneros del Filebo
32.3.1. Platn y el pitagorismo
32.3.2. De nuevo la mthexis vertical
33. Recapitulacin y consideraciones prospectivas
CAPTULO VIII. EL BIEN ENTRE LO UNIVERSAL Y LO SINGULAR, ENTRE LA
TEORA Y LA PRAXIS
34. Introduccin
34.1. La Idea del bien en el centro de la encrucijada
34.2. Planteamiento del problema: la universalidad del saber dialctico ante el
saber del bien
35. El bien en tanto principio ontolgico de unidad
36. Trascendencia e inmanencia del bien
36.1. Ms all de la ousa (Repblica VI)
36.2. El bien se refugia en lo bello (Filebo)
37. La Idea del bien y el dilogo dialctico
37.1. De las hiptesis al principio anhipottico
37.2. El bien en s como criterio de cuestionamiento y justificacin
37.3. Crisis, crtica y utopa
38. El bien entre el saber prctico, el saber terico y el saber tcnico
38.1. Saberes secundarios y saber primario
38.2. La no-separacin platnica entre teora y praxis
38.3. Significado de la teora en el interior de la prctica
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NDICE ANALTICO
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SEGUNDA PARTE
DILOGO, DIALCTICA Y HERMENUTICA
39. Presentacin de la Segunda Parte
CAPTULO I. PLANTEAMIENTO: ASPECTOS DIALGICOS Y DIALCTICOS DE LA
COMPRENSIN
40. Dilogo y dialctica en Verdad y mtodo
40.1. Qu significa aqu dilogo o dialctica?
40.2. De qu fenmenos son exponentes el dilogo y la dialctica?
40.3. Contra qu se yergue esta concepcin dialgica del comprender?
40.4. A partir de qu referentes histricos principales quedan perfiladas las
nociones de dilogo y dialctica?
CAPTULO II. RASGOS BSICOS PARA UNA TEORA DE LA EXPERIENCIA
HERMENUTICA
41. Estatuto de la teora del comprender esbozada por Gadamer
42. Condiciones del comprender y factores del proceso comprensivo reflejados en
Verdad y mtodo
43. La circularidad del comprender y el problema de los prejuicios
44. Comprensin consciente de la historia y acontecer histrico: fusin de horizontes
45. Comprensin como aplicacin
46. Carcter dialctico de la experiencia hermenutica
47. Dialctica de pregunta y respuesta
48. Acontecer y comprender: la experiencia hermenutica como movimiento
especulativo
49. Recapitulacin
CAPTULO III. UN DIAGNSTICO DE VERDAD Y MTODO
50. Enfoque y sentido de nuestro diagnstico
BLOQUE A: DIALCTICA DE LAS MLTIPLES COMPRENSIONES FINITAS Y LA
TOTALIDAD INFINITA DE LO COMPRENSIBLE
51. Presentacin del Bloque A
52. De la totalidad del texto a la totalidad del acontecer histrico
53. El dilogo dialctico como modelo de la experiencia hermenutica
53.1. Planteamiento: toda comprensin es dialgica?
53.2. Un posible marco de contraste: incgnita, problema, apora, negociacin,
controversia
53.3. Suspensin de los prejuicios e hiptesis de la cosa en s
53.4. La primaca de la pregunta y el imperio de lo hipottico-indeterminado
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NDICE ANALTICO
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54. Lingisticiadad: de nuevo la dialctica de las partes finitas y el todo infinito
BLOQUE B: ACONTECIMIENTO, PERTENENCIA, MTODO
55. Presentacin del Bloque B
56. Planteamiento: valencias de la nocin de acontecimiento en Verdad y mtodo
57. Acontecimiento e historicidad: nivelacin dialctica de la comprensin ordinaria
y su crisis
57.1. Continuidad del desarrollo histrico y cortes epocales
57.2. Historicidad de la comprensin y comprensin de la historia
57.3. En torno a la nocin hegeliana de experiencia
57.4. Comprensin, incomprensin e interpretacin
57.5. En torno a la diferencia ontolgica y a la estructura algo como algo
58. Pertenencia: una mediacin dialctica entre quien comprende y lo
comprendido?
58.1. Una lectura dialctica del a priori de correlacin
58.2. Comprensin y reflexividad: el problema del sujeto como fundamento
59. Sentido y validez: del mtodo cartesiano al mtodo dialctico?
59.1. Verdad y mtodo en Verdad y mtodo
59.2. La hermenutica como reflexin crtica sobre los prejuicios
BLOQUE C: UNIVERSALIDAD O REGIONALIDAD DE LA HERMENUTICA
60. Presentacin del Bloque C
61. La filosofa prctica de Aristteles como modelo de la hermenutica
62. Saber global y originario frente a saberes parciales y derivados? Naturaleza y
espritu?
62.1. Tesis de Gadamer
62.2. Rplica
CONCLUSIONES
63. La recepcin gadameriana de Platn y su reflejo en Verdad y mtodo
63.1. Principios e influencias de la lectura gadameriana de Platn
63.2. El dilogo socrtico-platnico como mtodo de conocimiento
63.3. La dialctica de lo uno y lo mltiple como estructura ontolgica
63.4. La dialctica platnica como saber del bien
64. En busca de una ontologa del comprender en Verdad y mtodo
64.1. Estatuto de esta teora ontolgica
64.2. El dilogo dialctico en la descripcin del comprender
64.3. Historicidad y acontecimiento
64.4. La pertenencia como mediacin dialctica
64.5. Verdad y mtodo
64.6. Universalidad o regionalidad de la hermenutica
65. Semillas y futuros campos de cultivo
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NDICE ANALTICO
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BIBLIOGRAFA
1. Fuentes principales
1.1. Gadamer
1.1.1. Repertorios bibliogrficos
1.1.2. Gesammelte Werke
1.1.3. Obras utilizadas no incluidas en las Gesammelte Werke
1.1.4. Traducciones consultadas
1.2. Autores antiguos
2. Interpretaciones de Platn (y de otros filsofos griegos)
3. Estudios sobre la recepcin gadameriana de Platn (y de otros filsofos griegos)
3.1. Recensiones
3.2. Monografas y artculos
4. Estudios sobre la hermenutica filosfica de Gadamer y temas afines
5. Otras obras utilizadas y citadas
DOCUMENTACIN DOCTORADO EUROPEO
:
.
1.
2.
2.1.
2.2. -
2.3.
2.4.
3.
3.1.
3.2.
3.3. (Geschehen)
3.4.
3.5.
3.6.
4.
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SISTEMA DE CITACIN
En la citacin de las fuentes documentales de esta tesis hemos observado los siguientes criterios. En primer
lugar, hemos optado por verter todos los pasajes citados al espaol, y por no reproducirlos en sus idiomas
originales, salvo alguna mencin espordica de trminos o frases conflictivas o especialmente difciles. Esta
decisin se debe, por un lado, a que uno de los cometidos de este trabajo es presentar la obra de Gadamer sobre
Platn a los lectores hispanfonos, y por tanto no podamos eximirnos de la tarea de elaborar las traducciones
pertinentes; y por otro lado, a la circunstancia de que los originales referidos son por lo general de fcil acceso.
Todas las citas de obras extranjeras que hayan sido traducidas al espaol respondern a tales versiones, excepto
cuando hagamos notar lo contrario, mientras que los textos para los que no disponemos de ediciones castellanas
(los trabajos de Gadamer dedicados a Platn, en su inmensa mayora) sern expuestos de acuerdo a traducciones
nuestras. Los ttulos de obras de Gadamer traducidas al espaol sern mencionados en espaol, y los de aquellas
obras que no hayan sido traducidas a nuestro idioma se consignarn en su lengua original.
Para facilitar la consulta tanto de las fuentes originales como de sus traducciones al castellano, anotaremos
en los escritos de Gadamer y siempre que nos sea posible la correspondencia entre ambos lugares, mencionando
la edicin espaola en primer lugar slo cuando estemos citndola expresamente. Nuestro estudio parte, en todo
caso, de una consideracin de las obras de Gadamer en su lengua original. Por otro lado, puesto que la inmensa
mayora de las obras aludidas son de Gadamer, evitaremos explicitar, en la referencia a pie de pgina de todas
ellas, el nombre del autor, entendiendo que ste queda claro por nuestro discurso en el cuerpo del escrito. Las
fechas entre parntesis que siguen a menudo a la mencin de los ttulos de obras indican siempre el momento de
publicacin original de dichas obras, y no necesariamente el de la edicin que estamos citando. Por ltimo, en la
reproduccin de trminos griegos combinaremos la transliteracin al alfabeto latino y el alfabeto griego: la
primera, en palabras como lgos o phrnesis, que forman parte de nuestra lengua filosfica comn; el
segundo, en vocablos griegos menos extendidos y en locuciones largas.
ABREVIATURAS UTILIZADAS
GW Hans-Georg Gadamer, Gesammelte Werke, Mohr Siebeck, Tubinga, 1985-1995.
GW 1 Hermeneutik 1 (Wahrheit und Methode. Grundzge einer philosophischen Hermeneutik), 1986.
GW 2 Hermeneutik 2 (Wahrheit und Methode [II]: Ergnzungen. Register), 1986.
GW 3 Neuere Philosophie I (Hegel. Husserl. Heidegger), 1987.
GW 4 Neuere Philosophie II (Probleme. Gestalten), 1987.
GW 5 Griechische philosophie I, 1985.
GW 6 Griechische Philosophie II, 1985.
GW 7 Griechische Philosophie III (Plato im Dialog), 1991.
GW 8 sthetik und Poetik I (Kunst als Aussage), 1993.
GW 9 sthetik und Poetik II (Hermeneutik im Vollzug), 1993.
GW 10 Hermeneutik im Rckblick, 1995.
VyM I Hans-Georg Gadamer, Verdad y mtodo I, traduccin de A. Agud Aparicio y R. de Agapito, Sgueme,
Salamanca, 1977.
VyM II Hans-Georg Gadamer, Verdad y mtodo II, traduccin de M. Olasagasti, Sgueme, Salamanca, 1992.
16
17
INTRODUCCIN
19
INTRODUCCIN
1. Presentacin de la investigacin
Esta investigacin obedece a dos objetivos. Por un lado, se trata de interpretar, organizar y
exponer conjuntamente el contenido de los numerosos escritos de Gadamer dedicados a la
filosofa platnica; por otro lado, se trata de elaborar un diagnstico de Verdad y mtodo
tomando como clave la imagen del pensador ateniense reivindicada en dichos escritos.
Hasta cierto punto, la primera de tales tareas constituye un fin independiente. Su
oportunidad puede justificarse partiendo de la situacin en que se encuentran los estudios en
castellano acerca de la recepcin gadameriana de Platn. A diferencia de lo que ocurre en
otras lenguas europeas, en nuestro idioma no son demasiado abundantes las publicaciones
sobre este campo, y mucho menos los trabajos que abordan de forma global y sistemtica esta
elaboracin del pensamiento platnico (vid. infra, 3.2). A ello se aade la circunstancia de
que slo una parte nfima de la obra de Gadamer al respecto (recogida en su casi totalidad en
los tomos 5, 6 y 7 de sus Gesammelte Werke) se encuentra traducida al espaol, lo que
constituye un obstculo insalvable para no pocos lectores de nuestro mbito idiomtico.
Adems, la estructura rapsdica de este corpus textual pues, a excepcin de dos grandes
obras, se compone de multitud de artculos breves y salteados a travs de un largo tiempo
reclama el esfuerzo de rastrear y articular las lneas de fuerza en las que pueda residir su
aportacin unitaria y singular. Pero si nuestro trabajo en torno a la lectura gadameriana de
Platn posee una cierta autonoma en el conjunto de esta tesis, ello se debe, ante todo, al
inters que dicha lectura presenta por s misma, como contribucin a la exgesis y a la
renovacin contempornea del universo abierto por el ms eminente de los herederos de
Scrates.
El impacto de la hermenutica filosfica en el pensamiento actual ha dejado en un
segundo plano los trabajos de Gadamer consagrados a la filosofa griega, a los que rindi una
dedicacin constante a lo largo de su vida y que l mismo consideraba como la parte mejor y
ms original de su obra1. De hecho, sus reflexiones sobre el dilogo y la dialctica platnicas
son recordadas entre los investigadores de la hermenutica con mayor frecuencia que entre los
platonistas. Pues bien, aunque la balanza de los tiempos ya haya decidido cul es la
aportacin mejor y ms original del discpulo de Heidegger, esto no obsta para que merezca
la pena prestar una atencin especfica al perfil de Platn que l nos leg. Hay un ltimo
motivo del todo punto obvio por el cual el primero de los objetivos mencionados resulta
1 Prefacio a la edicin italiana de H.-G. Gadamer, Studi platonici, Marietti, Casale Monferrato, 1983, p. XI; vid. tambin
Platos dialektische Ethik beim Wort genommen (1989), GW 7, p. 121.
INTRODUCCIN
20
irreductible al segundo: por muy importante que llegue a mostrarse el legado socrtico-
platnico para la apreciacin de Verdad y mtodo, por muchas orientaciones y advertencias
que podamos recibir hoy de dicho legado, en todo caso el marco problemtico que motiv la
filosofa de Platn es simplemente otro si se lo compara con los precisos retos en los que la
hermenutica filosfica tiene su razn de ser. Por eso los dos factores del presente estudio por
necesidad mantendrn anchos mrgenes de desbordamiento mutuo, aun cuando formen parte
de una nica indagacin.
Pero, visto desde la meta global que gua nuestros pasos, y sin descontar las razones
antedichas, el cometido de resear la recepcin gadameriana de Platn es principalmente un
medio para otro fin. Esta investigacin no nace de interrogantes suscitados por algn punto
concreto del pensamiento platnico, sino de un conjunto de dificultades surgidas a propsito
de Verdad y mtodo; si para abordar dichas dificultades nos proponemos partir de los estudios
platnicos de Gadamer es porque en virtud de su proximidad y tambin de su distancia
respecto de esta teora hermenutica creemos que pueden proporcionar una perspectiva
ptima para enfocarlas. Por tanto exponer el planteamiento, la finalidad y los supuestos
iniciales de nuestro trabajo equivale a responder a estas dos preguntas:
Por qu nos parece necesario hacer un diagnstico de Verdad y mtodo, es decir, distinguir sus hallazgos ms prometedores de aquellas derivas que quizs amenacen
con arruinarlos? Qu indicios tenemos, de entrada, para sospechar que el desarrollo de
esta obra se encuentra por debajo del potencial implcito en ella? Como qu va a
ser tomado aqu Verdad y mtodo (de entre los mltiples campos filosficos que se dan
cita en sus pginas)? A qu futuro saludable se encamina, por seguir con la
metfora, esta denuncia de los sntomas de la enfermedad?
Por qu la interpretacin gadameriana de la dialctica y el dilogo platnicos promete ofrecer una perspectiva incisiva para llevar a cabo el programa propuesto? Qu
conexiones evidentes existen entre ambas partes de la produccin de Gadamer? Y qu
puede aportar a la comprensin de Verdad y mtodo la imagen de Scrates y de Platn
defendida por su autor fuera de esta obra?
Procuremos, pues, despejar estos interrogantes. Para ello precisamos un recorrido largo, en el
que, al tiempo que concretamos las bases de la presente investigacin, tendremos ocasin de
perfilar el estado actual de las quaestiones implicadas en ella.
2. Por qu conviene hacer un diagnstico de Verdad y mtodo?
2.1. Propuestas para un balance y una reconversin de la hermenutica filosfica
Verdad y mtodo ha cumplido ya los cincuenta aos de edad. Medido desde el tiempo
propio de las obras clsicas un tiempo de dimensiones casi astronmicas, si se lo compara
con la existencia de los mortales, este perodo de cinco dcadas tal vez parezca una nimiedad,
apenas la infancia de una vida que podra extenderse a lo largo de siglos. Pero si se tiene en
cuenta que dicho perodo recoge el proceso definitorio por el que esta creacin ha llegado a
convertirse en una referencia sealada del pensamiento contemporneo, y si se tiene en cuenta
que ninguna produccin cannica puede mantener esa condicin si no se certifica y se renueva
INTRODUCCIN
21
su actualidad ao a ao, entonces el espacio que va desde 1960 hasta nuestros das se
presentar como un tiempo respetable y significativo. Como dira el propio Gadamer, el paso
de los aos ha ido atenuando aquellos factores slo coyunturales que pudieron sostener
inicialmente la relevancia de esta obra, dejando aparecer, como contrapartida, motivos ms
profundos de inters hacia ella, en los que se decide su capacidad de constituir un reclamo
para diversas pocas y contextos, es decir, su capacidad para devenir un clsico1.
Prcticamente desde el momento mismo de su nacimiento y a lo largo de estos cincuenta
aos, la hermenutica articulada por el filsofo de Marburgo ha cosechado un xito
indiscutible2. Su recepcin ha generado abundantes y variados frutos, y ha sido protagonista
de candentes polmicas3. No slo en el campo de la ontologa se ha dejado sentir esta voz
renovadora, sino tambin y quizs sobre todo en las reflexiones tericas de una enorme
diversidad de disciplinas: en la esttica y en la crtica literaria, en la teologa, la jurisprudencia,
la sociologa, la psicologa y la psiquiatra, as como en la epistemologa y en la teora de la
ciencia. Adems, estas repercusiones sobrepasan los crculos de los saberes especializados
hasta llegar a impregnar el ambiente cultural de nuestra poca: por doquier se oye hablar hoy
de hermenutica y de interpretacin en un sentido que sera impensable sin la concreta
elaboracin y difusin que Gadamer prest a estos dos trminos de races nietzscheanas y
1 Cf. VyM I, pp. 367-369 (GW 1, pp. 302-304). 2 Un exponente de dicho xito es el hecho de que Verdad y mtodo haya sido traducido a trece lenguas (segn la informacin
aportada por D. di Cesare, Gadamer, Il Mulino, Bolonia, 2007, p. 9). J. Recas Bayn estima que la sonora presencia de la
hermenutica en la actualidad puede explicarse por una confluencia de factores de muy diversa ndole, entre los cuales se
encontraran las siguientes circunstancias favorecedoras: (a) el agotamiento del modelo fundamentacionista de
racionalidad, tan caracterstico de la modernidad; (b) la demanda de un concepto de verdad no reductible a los cnones
cientificistas; (c) la consolidacin de una concepcin lingstica de la racionalidad; (d) la rehabilitacin de la retrica y
el reconocimiento de las valencias del lenguaje cotidiano frente al pensar puramente lgico-conceptual; (e) el inters de
la gran mayora de los desarrollos hermenuticos posgadamerianos en el psicoanlisis, teniendo en cuenta que ste ha sido
una de las claves culturalmente ms poderosas del siglo XX; (f) el inters por la historia como tema y como marco de la
reflexin actual; y (g) la capacidad de la hermenutica para integrar, complementar o mediar otras teoras (J. Recas Bayn,
Hacia una hermenutica crtica, Biblioteca Nueva, Madrid, 2006, pp. 133-135).
A un elenco de estas caractersticas habra que aadir una consideracin del inmediato contexto filosfico (y poltico) en el
que Verdad y mtodo hizo su aparicin. As, debera enfocarse la situacin seguramente no demasiado boyante de la
filosofa alemana a comienzos de la dcada de los sesenta del siglo pasado. Y al mismo tiempo, convendra valorar la
significativa circunstancia de que Gadamer decidiese entroncar expresamente su planteamiento con el legado de Heidegger,
cuya imagen en aquel momento an no se haba recuperado de sus anteriores connivencias con el rgimen nazi. Tal y como
seala Q. Racionero, muchos de los primeros receptores de Verdad y mtodo advirtieron que el ltimo y definitivo
propsito de esta obra era rescatar la herencia de la filosofa alemana, brusca e injustamente sometida al silencio por los
resultados de la guerra; pero esto no obsta para que dicha propuesta fuese recibida como una aportacin nueva y original,
capaz de suministrar respuestas a los retos filosficos del momento. Finalmente concluye Racionero, el valor histrico de
la obra de Gadamer se cifr, sobre todo, en este punto: en que en muchos mbitos filosficos fue considerada como el inicio
de una reaccin de un ajuste de cuentas y, eventualmente, de una superacin respecto de lo que haba sido la tendencia
dominante al trmino de la II Guerra Mundial, es decir, respecto de la filosofa analtica (Ms all de la hermenutica,
entrevista de S. Royo a Q. Racionero, en T. Oate et al., Hans-Georg Gadamer: ontologa esttica y hermenutica, Dykinson,
Madrid, 2005, pp. 163-200; aqu: pp. 163-164). Sobre este mismo punto, vid. tambin, por ejemplo: Q. Racionero, Heidegger
urbanizado (Notas para una crtica de la hermenutica), Revista de Filosofa, 3. poca, volumen IV (1991), nmero 5, pp.
65-131, aqu: pp. 65-68; otro enfoque interesante del inquietante papel de Verdad y mtodo como sutura entre el antes y el
despus de la II Guerra Mundial es el ofrecido por A. Gmez Ramos, Continuidad, ruptura y memoria: efectos y
desafectos en la Wirkungsgeschichte, en J. J. Acero, J. A. Nicols et al. (eds.), El legado de Gadamer, Universidad de
Granada, 2004, pp. 407-421. 3 Verdad y mtodo ha despertado polmicas de muy diversa ndole: con la hermenutica normativa de E. Betti, o con
tericos de la ciencia cono H. Albert. Pero el debate de mayor repercusin fue el que se estableci entre la hermenutica y la
crtica de las ideologas J. Habermas y K.-O. Apel, un debate que, si bien tuvo su punto lgido entre 1967 y 1971,
representa posiciones de una controversia an vigente. Por otra parte, resulta relevante el desencuentro protagonizado por
Gadamer y J. Derrida en torno a 1981. Todas estas discusiones han tenido su reflejo en la produccin gadameriana posterior a
1960, especialmente en los artculos recogidos bajo el ttulo de Verdad y mtodo II.
INTRODUCCIN
22
heideggerianas. A la vista de su extraordinaria expansin y de su poder de convocatoria sobre
sistemas filosficos muy diferentes entre s, G. Vattimo calific a esta hermenutica de cuo
gadameriano como la lingua franca, como la koin de la cultura de hoy1. J. Greisch se ha
referido a esta misma eclosin en trminos una edad hermenutica de la razn2, y J.
Grondin afirma que la virtual omnipresencia del fenmeno de la interpretacin puede
elevar a la hermenutica al estatus de una prima philosophia de nuestro tiempo3. En fin, se
ha hablado de un giro hermenutico obrado por buena parte de la filosofa del siglo XX, el
cual, al igual que el giro lingstico, habra tenido la virtualidad de trazar algunos puentes
entre la tradicin continental y la tradicin analtica4.
Sin duda todas estas expresiones comportan ciertas dosis de exageracin. Probablemente
suponer que pueda haber un idioma comn a todas las corrientes filosficas actuales implique
minusvalorar las diferencias de hondo calado que por suerte existen entre ellas, o bien
reducir a un terreno muy superficial sus posibilidades de comunicacin mutua. Quizs sea ms
acertado considerar la hermenutica como una de las respuestas ofrecidas ante un problema de
suyo complejo y multipolar, al cual remiten de un modo u otro todos los planteamientos del
pensamiento contemporneo, pero desde posiciones irreductibles entre s. Nos referimos a la
larga crisis de la Modernidad, cuyos primeros brotes se hacen sentir ya desde finales del
siglo XIX y de la que, en cierto modo, todava no hemos salido5. Desde esta ptica, cabe decir
1 G. Vattimo, tica de la interpretacin, traduccin de T. Oate, Paids, Barcelona, 1991, p. 9 (edicin original: Etica
dellinterpretazione, Rosenberg and Sellier, Turn, 1990); vid. tambin Hermenutica: nueva koin, en ibid., pp. 55-71,
donde el filsofo italiano afirma que la hermenutica ha llegado a adquirir, en la cultura de los aos ochenta del siglo pasado,
un papel de lengua comn semejante al que desempe el marxismo durante los aos cincuenta y sesenta, y el estructuralismo
durante los aos setenta. Leemos all: Decir que la hermenutica sea tal koin sostiene slo, desde el punto de vista de la
descripcin factual, que as como en el pasado gran parte de las discusiones filosficas, o de crtica literaria, o de metodologa
de las ciencias humanas, tenan que rendir cuentas al marxismo o al estructuralismo, sin que por ello tuvieran que aceptar sus
tesis, como suceda a menudo, as hoy la hermenutica parece haber asumido esa misma posicin central. En el momento de
la publicacin de Verdad y mtodo de Gadamer (1960), hermenutica era un trmino especializado, que designaba an, para la
cultura comn, una disciplina particular ligada a la interpretacin de textos literarios, jurdicos o teolgicos; hoy el trmino ha
adquirido, sin embargo, un significado filosfico mucho ms amplio [] que designa ya sea una disciplina filosfica especial,
ya una determinada orientacin terica, ya simplemente una corriente; pero en todos estos sentidos y no sin una cierta
ambigedad, por otra parte inevitable se reconoce, de hecho, a la hermenutica una centralidad, que se testimonia por la
presencia misma del trmino, de las temticas hermenuticas, y de los textos que las exponen, en los debates, en la enseanza,
en los cursos universitarios, y hasta en aquellos terrenos tales como la medicina, la sociologa y la arquitectura, por sealar
algunos que buscan establecer con la filosofa un nuevo vnculo (ibid., pp. 55-56). 2 J. Greisch, Lge hermneutique de la raison, Le Cerf, Pars, 1985. 3 J. Grondin, Der Sinn fr Hermeneutik, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, Darmstadt, 1994, p. XII. 4 Seala Gadamer en este orden de cosas: Como es bien sabido, en este siglo hemos realizado una especie de linguistic turn,
un viraje hacia la lingisticidad. Esto es lo que sucedi en Inglaterra cuando uno de los discpulos mejor dotados de
Bertrand Russell, Ludwig Wittgenstein, demostr nuevo inters por el ordinary lenguaje, por el uso del lenguaje, por la forma
en que hablamos al comunicarnos unos con otros. El nombre de Wittgenstein es hoy uno de los grandes nombres de la
filosofa de nuestro siglo. Un segundo proceso, correlativo al anterior, ha tenido lugar en nuestra tradicin alemana. Me
refiero a la transicin del neokantismo a la fenomenologa, y en particular a la evolucin ulterior de la fenomenologa de
Husserl, que desemboca en el giro hermenutico introducido por Heidegger (La diversidad de las lenguas y la comprensin
del mundo [1990], en Arte y verdad de la palabra, Paids, 1993, p. 118 [Die Vielfalt der Sprachen und das Verstehen der
Welt, GW 8, p. 343]). 5 Tal es la ubicacin de la hermenutica en el panorama filosfico contemporneo que se desprende del anlisis ofrecido por
L. Sez Rueda (Movimientos filosficos actuales, Trotta, Madrid, 2009 [2001], pp. 17-26). A su juicio, las corrientes actuales
de pensamiento ni son homogeneizables (puesto que contienen elementos irrepetibles y generan heterogeneidades), ni son
inconmensurables (por cuanto es posible descubrir, al menos, hilos conductores, motivos permanentes, que inflexionan y se
cruzan) (ibid., p. 18). Uno de esos hilos conductores sera la conciencia de una modernidad en crisis (id. loc.).
Ciertamente, sobre esta crisis existen lecturas diametralmente opuestas entre s: desde quienes consideran que la Ilustracin
debe ser reconstruida desde nuevas bases (cuyos antepasados comunes podran situarse en el Adorno y el Horkheimer de La
dialctica de la Ilustracin) hasta quienes defienden la necesidad de una alternativa radical a lo que conciben como una suerte
de enfermedad incurable (por ejemplo, Heidegger o el llamado pensamiento de la diferencia).
INTRODUCCIN
23
que Verdad y mtodo tiene muchos ms de cincuenta aos: el doble, e incluso el triple. En
efecto, su motivacin primera se encuentra en la quiebra de la fe moderna en la omnipotencia
de la ciencia y el progreso, una quiebra que tras la I Guerra Mundial alcanza un punto de
irreversible madurez en la cultura europea1. Por lo que respecta al mbito filosfico, dicha
quiebra est paradigmticamente representada por la figura de Heidegger. En los aos veinte
del siglo pasado, l logr socavar el entonces dominante imperio del neokantismo,
cuestionando su reduccin de la filosofa a una teora del conocimiento cientfico y abriendo
un campo inslito de investigacin, que se centraba ahora en la pregunta por el ser y
reclamaba su inscripcin en la facticidad de la vida humana. No hace falta insistir en que la
obra de Gadamer nace bajo el signo de esta revolucin impulsada por su maestro, pues l
mismo ha dejado constancia de ello en numerosos apuntes autobiogrficos, y la importancia de
este discipulado es recordada a menudo por la bibliografa al respecto2. El impetus de Verdad
y mtodo se cifra justamente en la necesidad de recusar el carcter modlico, absoluto y
excluyente que ha llegado a adquirir la racionalidad cientfica en nuestra civilizacin, y en la
consiguiente reivindicacin del valor especfico que poseen las formas de experiencia y de
saber relegadas por ese canon: el arte, la historia, el comportamiento moral y poltico y, en
general, el mundo de la vida, del espritu y de la cultura. Esta obra arranca de una defensa
de la singularidad de las ciencias del espritu frente a las ciencias de la naturaleza, algo
que la conecta con lo que parece ser el sntoma ms antiguo de la crisis de la Modernidad: la
evidencia, destapada en el ltimo tercio del siglo XIX, de que la fundamentacin del
conocimiento en las ciencias empricas proporcionada por la filosofa del momento no se
poda aplicar a todos los lugares del saber.
Ahora bien, que la propuesta de Gadamer deba su gnesis a esta precisa urgencia
histrica, no significa que sus efectos inspiradores tengan que agotarse en ella. Si tales efectos
an nos alcanzan, habiendo sido disparados hace ms de una centuria, ello no puede deberse a
que el ocaso de la Modernidad se encuentre en un punto de estancamiento, en el que todos sus
ingredientes, remotos o cercanos, resultaran igualmente vigentes porque, por as decirlo, rien
ne va plus. Por el contrario, parece dudoso que pueda hoy suscribirse en bloque el anlisis
filosfico que Gadamer hiciera insistimos: en parte con cartas heredadas de un planteamiento
decimonnico a propsito de la concepcin moderna del saber y de la racionalidad, as como
tampoco las alternativas esbozadas a partir de este anlisis. Muchas de las claves que l
barajaba remiten a la zona epidrmica de una situacin que, por su propia evolucin histrica,
ha lanzado ya a la superficie sus componentes ms profundos. Adems, el propio hecho de que
la hermenutica se haya popularizado hasta poder representar un punto de partida obvio y
ampliamente secundado, no indica ya que su horizonte y su meta son necesariamente
diferentes de los que guiaron la apertura de este camino? Si esto es as, entonces habr que
arar de nuevo el suelo donde las semillas plantadas por el discpulo de Heidegger puedan
seguir fructificando, o incluso crecer en otra direccin.
1Sobre esta crisis de la cultura europea, as como sobre la posicin que adopta en ella la hermenutica filosfica de Gadamer,
resultan interesantes las primeras pginas del artculo de L. Garagalza Hermenutica del lenguaje y simbolismo, en T.
Oate et al., Hans-Georg Gadamer: ontologa esttica y hermenutica, Dykinson, Madrid, 2005, pp. 241-254. 2 Son muchos los lugares donde Gadamer reconoce que su filosofa hermenutica constituye en parte una continuacin del
programa heideggeriano; vid., por ejemplo, Eplogo a VyM I, p. 642 (Nachwort zur 3. Auflage [1972], GW 2, p. 450), y
Autopresentacin de Hans-Georg Gadamer, VyM II, pp. 390-391 (Selbstdarstellung Hans-Georg Gadamer, GW 2, pp.
495-496).
INTRODUCCIN
24
De hecho, unas cuantas voces han alertado sobre la necesidad de llevar a cabo un balance
de la hermenutica filosfica, un discernimiento entre su haber y su debe que oriente el
futuro de sus posibilidades germinales, ya sea mediante un desarrollo y una afinacin de las
tesis afirmadas por ella, o ya sea mediante la rectificacin y el enderezamiento de amplias
facetas de su programa. Vamos a perfilar a continuacin cuatro propuestas destinadas a este
fin: [1] el diagnstico trazado por G. Vattimo en algunos puntos de sus obras tica de la
interpretacin (1990) y Ms all de la interpretacin (1994); [2] las observaciones de J.
Grondin en su libro Qu es la hermenutica? (2006); [3] la imagen de la hermenutica
contempornea que incluye J. Recas Bayn bajo el ttulo de Hacia una hermenutica crtica
(2006); y, por ltimo, [4] el balance de Verdad y mtodo ofrecido por Q. Racionero en su
artculo Heidegger urbanizado (Notas para una crtica de la hermenutica) (1991), as como
en la entrevista publicada con el rtulo Ms all de la hermenutica (2005). Esta seleccin,
aunque no agota el plexo completo del estado de la cuestin, tiene la virtud de representar a
cuatro posiciones filosficas sumamente dispares entre s, que van desde la adhesin declarada
al universo gadameriano (Grondin), o al menos desde la procedencia gentica de su
planteamiento respecto de aquel (Vattimo), hasta perspectivas que, o bien desde el campo de
la hermenutica reivindican desarrollos de la misma exteriores al de Gadamer (Recas Bayn),
o bien contemplan el tema en cuestin desde una distancia y con una independencia an
mayores (Racionero).
[1] G. Vattimo, el inventor del clebre epgrafe de la koin hermenutica, ha sido
tambin uno de los primeros en denunciar el peligro de vaguedad y desdibujamiento que
acecha a esta corriente filosfica, justo por efecto de su extraordinaria difusin. En el prefacio
a tica de la interpretacin, cuya gestacin se remonta a la segunda mitad de los aos
ochenta, advierte:
La hermenutica parece constituir la koin de la cultura de hoy. Ello entraa el riesgo de una serie de
equvocos, plantea problemas, y obliga a que la hermenutica se precise y radicalice, en orden a evitar,
por un lado, la interpretacin demasiado cmoda y superficial que la convierte en una mera apologa
de la multiplicidad irreductible de los universos culturales, y por otro lado a impedir que pueda ser
reconducida a una nueva metafsica, por mucho que sta se fundamente slo en lo trascendental de la
comunicacin (tal como sucede en las teoras de Apel y Habermas)1.
Tambin en Ms all de la interpretacin, publicado en 1994, su autor comienza por
manifestar una cierta incomodidad ante la fisonoma ecumnica, si bien un tanto
genrica y vaga, que la hermenutica ha ido asumiendo en la filosofa contempornea,
llevndola a borrar sus concretos perfiles2. La expansin de la hermenutica piensa Vattimo
parece que se ha realizado al precio de una disolucin de su originario significado
filosfico3. As, su imprecisin roza, y a veces supera, las fronteras de la vacuidad y
obviedad, hasta llegar a dar la impresin de estar realizando un trabajo deliberado para
exorcizar su aportacin filosfica4.
1 G. Vattimo, tica de la interpretacin, op. cit., pp. 9-10. 2 G. Vattimo, Ms all de la interpretacin, traduccin de P. Aragn Rincn, Paids, Barcelona, 1995, p. 35 (edicin original:
Oltre linterpretazione, Laterza, 1994). En particular aade el discpulo de Heidegger cada vez es ms difcil decir lo que
significa la hermenutica para los problemas de los que ha hablado tradicionalmente la filosofa problemas como el de la
ciencia, la tica, la religin, el arte (id. loc.). 3 Ibid., p. 37. 4 Ibid., p. 41.
INTRODUCCIN
25
Desde esta ptica, la hermenutica necesita encontrar una orientacin ms radical y
precisa, slo en virtud de la cual le esperara un futuro vigoroso, e incluso la posibilidad de
dar muchos ms frutos de cuantos haya dado hasta ahora1:
Este primer paso qu se expresa en la actualidad de la hermenutica? precede a un segundo: aquel
que se pregunta hacia dnde apunta y qu orientacin seala el inters por la hermenutica. Ni la
primera ni la segunda pregunta, con sus respectivas respuestas, son tericamente irrelevantes para los
contenidos y los desarrollos de la hermenutica misma: el hecho de haberse convertido en idioma
comn, si no hegemnico, plantea plausiblemente a la hermenutica unas exigencias y objetivos que son
nuevos con respecto, por ejemplo, al plan gadameriano de 1960; en relacin a estas exigencias y
objetivos es comprensible que la hermenutica deba redefinirse, reduciendo la indeterminacin en la
que, justo en cuanto koin, ha llegado a encontrarse []2.
A juicio de Vattimo, el objetivo central de Gadamer reivindicar la legitimidad de una
experiencia extrametdica de la verdad: la verdad del arte, de la tradicin que vive en la
lengua; y la constitutiva lingisticidad de la experiencia ya ha sido logrado, y por ello
resulta cada vez ms claro que la hermenutica no puede pararse aqu3. Ya no habra de
tratarse slo de defender un modelo clasicista de verdad contra el objetivismo del mtodo
cientfico erigido en nico criterio de lo verdadero, ni de reconocer que se da una verdad
extrametdica junto con la verdad cientfica4.
Qu es lo que propone Vattimo para conjurar esta trivializacin de la hermenutica?
Omitiremos el ncleo de su iniciativa, cifrada en una ontologa nihilista, para recoger otras
indicaciones suyas, que nos parecen de gran valor5. Antes conviene advertir que el filsofo
italiano define la hermenutica como la filosofa que se desarrolla en el eje Heidegger-
Gadamer; esto no significara que la hermenutica del siglo XX se reduzca a ellos (pues bajo
este rtulo se enclavan otros nombres, como el de Ricoeur o Pareyson), pero indicara que
dichos pensadores representan los polos de una tensin, los lmites extremos de un marco en
el que, ms o menos cercanos unos a otros, se sitan los dems autores que se inscriben
generalmente en esta corriente6. Pues bien, Vattimo sostiene que la hermenutica debe
retomar los hilos conductores del pensamiento heideggeriano, lo cual implicara, ante todo,
explorar a fondo su componente ontolgico, y hacerlo en la direccin de una crtica de la
metafsica7. Y es que en Gadamer advierte ciertos trminos centrales en Heidegger parecen
parecen desaparecer totalmente, comenzando por el distanciamiento de la metafsica como
olvido del ser8. Lo que al primero de ellos le interesa es limitar las pretensiones dogmticas
de las ciencias y la tcnica a favor de la racionalidad social, y para ello no parece tener
ninguna necesidad de apartarse demasiado de la metafsica occidental, sino que antes bien se
1 G. Vattimo, Ms all de la interpretacin, op. cit., p. 38. 2 G. Vattimo, tica de la interpretacin, op. cit., p. 57. 3 Ibid., pp. 65-66. 4 Ibid., p. 66. 5 En su obra El retorno griego de lo divino en la postmodernidad (Alderabn, Madrid, 2000), T. Oate ofrece, desde un
planteamiento que recoge algunas de las iniciativas vattimianas, una interesante e incisiva discusin de esta ontologa
nihilista. 6 G. Vattimo, Ms all de la interpretacin, op. cit., p. 39. 7 Afirma Vattimo: [] para atender realmente a tales exigencias, que se han ido explicitando a medida que se ha convertido
en koin, la hermenutica debe redefinirse de manera ms coherente y rigurosa, retomando su propia inspiracin originaria
(esto es, la meditacin hedieggeriana sobre la metafsica y su destino) (tica de la interpretacin, op. cit., p. 61). 8 G. Vattimo, Ms all de la interpretacin, op. cit., p. 39.
INTRODUCCIN
26
coloca con respecto a ella en una relacin de sustancial continuidad [...]1. El pensador italiano
menciona un flagrante exponente de la precariedad ontolgica en la que se encuentra la
hermenutica contempornea: todos aquellos que participan de esta koin aceptan que no hay
experiencia de verdad sino como acto interpretativo [], pero las implicaciones que comporta
esta tesis en el plano de la concepcin del ser son menos generalmente reconocidas2.
El siguiente pasaje de tica de la interpretacin da buena muestra de este planteamiento:
Enfrentada a tales requerimientos que se hacen explcitos justo a medida que deviene koin, la
hermenutica debera determinarse a rendir cuentas con sus propias bases y sobre todo con la herencia
heideggeriana. En la urbanizacin a la cual (segn la conocida expresin de Habermas) Gadamer ha
sometido el heideggerismo, ha venido a perderse (o de todos modos ha pasado a un segundo plano) una
parte suya esencial: la concepcin heideggeriana de la metafsica como historia del ser. Gadamer, como
es sabido, no comparte, en efecto, la condena pronunciada por Heidegger contra la metafsica griega;
para l lo que se trata de criticar a la luz de una fenomenologa de la experiencia vivida [] es la
reduccin de la verdad al mbito del mtodo cientfico-positivo, reduccin que ha tenido lugar a lo largo
de los siglos XVIII y XIX (y en la cual el kantismo ha desempeado un papel decisivo). Coherentemente
con estas premisas, Verdad y mtodo resulta, en conclusin, demasiado poco radical a la hora de
concebir la situacin de la civilizacin tecnocientfica moderna []3.
Importa aclarar que, al decir esto, Vattimo no quiere proponer un retorno a Heidegger contra
la urbanizacin gadameriana, pues considera decisiva [] la experiencia de urbanizar en
muchos sentidos (hasta el encuentro con el neopragmatismo de Rorty) el pensamiento de
Heidegger4. Ahora bien puntualiza, tal urbanizacin ser cierta precisamente si no se
olvida el aspecto ontolgico, ms especficamente heideggeriano, del discurso5.
[2] De las numerosas aportaciones de J. Grondin al campo de la hermenutica, nos vamos
a referir nicamente a las pginas iniciales y finales de uno de sus ltimos libros: Qu es la
hermenutica?, publicado en su lengua original en 2006. La introduccin del mismo lleva un
ttulo que, al menos en su sentido lato, conecta con uno de los hilos conductores del anlisis
vattimiano: Lo que la hermenutica puede ser6. El punto de mira de Grondin se sita en las
connotaciones relativistas que acompaan a la hermenutica actual en su acepcin ms
divulgada:
Verdaderamente, uno de los posibles sentidos del trmino hermenutica puede ser el de designar un
espacio intelectual y cultural en donde no hay verdad, ya que todo es cuestin de interpretacin. Esta
universalidad del dominio de la interpretacin ha encontrado su primera expresin en el verbo explosivo
de Nietzsche: No hay hechos, sino interpretaciones7. De esta hermenutica relativista ha podido decir
Gianni Vattimo que era ella la koin, la lengua comn, de nuestro tiempo8.
Justo en tal situacin se cifra la tarea que el investigador canadiense reclama para el futuro de
esta tradicin filosfica. A su juicio, una simple renuncia a la verdad no sera en absoluto
1 G. Vattimo, El final de la modernidad, Gedisa, Madrid, 1987, p. 126. 2 G. Vattimo, Ms all de la interpretacin, op. cit., p. 41. 3 G. Vattimo, tica de la interpretacin, op. cit., p. 68. 4 G. Vattimo, Ms all de la interpretacin, op. cit., p. 40. 5 Id. loc. 6 J. Grondin, Qu es la hermenutica?, Herder, Barcelona, 2008, p. 13 (edicin original: Lhermneutique, Presses
Universitaires de France, Pars, 2006). 7 Nota de J. Grondin: F. Nietzsche, Voluntad de poder, N 41. 8 J. Grondin, Qu es la hermenutica?, op. cit., p. 14.
INTRODUCCIN
27
coherente con dicha tradicin; por el contrario, se impone la exigencia urgente de elaborar una
teora de la verdad modulada desde coordenadas hermenuticas. Aade a continuacin del
comentario que acaba de citarse:
Y sin embargo, como no nos cansaremos de recordar, esta concepcin se sita en las antpodas de lo que
siempre ha querido ser la hermenutica, a saber, una doctrina de la verdad en el dominio de la
interpretacin. La hermenutica clsica ha querido, efectivamente, proponer reglas para combatir la
arbitrariedad y el subjetivismo en las disciplinas que tienen que ver con la interpretacin. Una
hermenutica consagrada a la arbitrariedad y al relativismo encarna, por pura consecuencia, el ms claro
contrasentido. No obstante, el recorrido que lleva de esta concepcin clsica a la hermenutica
posmoderna no est desprovisto de lgica. Transcurre por caminos paralelos a una cierta ampliacin
del mbito de la interpretacin, pero que no necesariamente conducen al relativismo posmoderno1.
Grondin distingue tres acepciones posibles de la hermenutica, que son tambin tres
estadios del curso histrico descrito por esta disciplina hasta convertirse en una ontologa del
comprender: en primer lugar, la hermenutica clsica, en tanto arte de interpretar
correctamente los textos cannicos; en segundo lugar, la hermenutica como reflexin
metodolgica sobre la pretensin de verdad y el estatuto cientfico de las ciencias del
espritu, ligada sobre todo a la figura de Dilthey; y por ltimo, la hermenutica que equivale a
una filosofa universal de la interpretacin, la cual se remontara a Nietzsche, al ltimo
Dilthey y a Heidegger, y habra sido desarrollada especficamente por Gadamer, Ricoeur y sus
epgonos2. Este ltimo giro obedece a un motivo bien conocido: el descubrimiento de que la
comprensin y la interpretacin no son nicamente mtodos que es posible encontrar en las
ciencias del espritu, sino procesos fundamentales que hallamos en el corazn de la vida
misma3. De modo que, al adoptar la forma de una filosofa universal de la comprensin, esta
esta hermenutica acaba abandonando el terreno de una reflexin sobre las ciencias del
espritu y elevndose a una pretensin universal4.
Esta universalidad de la hermenutica es retomada en la conclusin del libro que
estamos comentando. Se tratara de un tema que presenta plurales declinaciones en el seno de
esta koin contempornea: en cuanto filosofa, la hermenutica pretende poner el dedo sobre
un componente universal de nuestra experiencia del mundo, pero esta universalidad puede
comprenderse de muy distintas maneras5. Grondin distingue siete propuestas al respecto,
cada una de las cuales refleja una concepcin de la tesis todo es asunto de interpretacin,
tesis que expresa, a su juicio, el nivel ms elemental de la universalidad de la hermenutica6.
Este recorrido le sirve para reforzar su planteamiento inicial: la disolucin de la nocin de
verdad en el mero perspectivismo y la total arbitrariedad tendra consecuencias fatales para la
hermenutica. Frente a ello, l ha reivindicado una definicin de la verdad como
correspondencia o adecuacin de la comprensin a las cosas mismas. Se trata de una
iniciativa desplegada por su parte en otros trabajos, y que en este escrito, de carcter
1 Ibid., p. 15. 2 Ibid., pp. 17-19. 3 Ibid., pp. 18-19. 4 Ibid., p. 20. Por cierto: Grondin advierte un poco de pasada que tanto Gadamer como Ricoeur, aun situndose en la
estela de Heidegger, no han seguido su va directa de una filosofa de la existencia, y en cambio han preferido reanudar el
dilogo con las ciencias del espritu (ibid., p. 19). 5 Ibid., p. 161. 6 Ibid., pp. 161-167.
INTRODUCCIN
28
introductorio y divulgativo, slo se deja entrever1. La hermenutica debe su universalidad
concluye Grondin al hecho de que vivimos en el elemento infranqueable del sentido; y
este sentido es siempre el de las cosas mismas, de lo que ellas quieren decir, un sentido que
sobrepasa ciertamente nuestras pobres interpretaciones y el horizonte limitado, pero, a Dios
gracias, siempre extensible de nuestro lenguaje2.
[3] Tambin J. Recas Bayn, en su obra Hacia una hermenutica crtica (2006), comienza
por destacar la enorme fecundidad de la corriente filosfica que nos ocupa, haciendo hincapi
en la diversidad de las versiones que ha llegado a desarrollar y en las polmicas suscitadas
entre ellas:
Desde 1960, fecha de la publicacin de Verdad y mtodo, el paradigma hermenutico no ha dejado de
enriquecerse con innumerables propuestas y buena prueba de ello son los importantes debates que se
produjeron en la dcada posterior, as como las incesantes aportaciones actuales que han hecho de la
hermenutica un referente filosfico contemporneo inexcusable en constante ebullicin terica. Las
crticas, objeciones, propuestas de prolongacin y complementacin, y un sinfn de desarrollos en
distintos registros, desde diversas perspectivas y variados propsitos, est conduciendo a la
hermenutica por sendas inexploradas e inesperadas3.
Pero el investigador madrileo denuncia al mismo tiempo, como lo hiciera Vattimo, el efecto
de banalizacin, vaguedad y dispersin que ha trado consigo esta efervescencia del fenmeno
hermenutico, justo por haberse convertido en una moda terica4:
Mucho se habla en la actualidad de la hermenutica, aunque bien puede suceder que pese a su
omnipresencia estuviramos, a la par, ganando ambigedad, superficialidad y oscurecimiento. Y ello
porque nos encontramos en la paradjica situacin de que nuestra mayor sensibilidad hermenutica
epocal corre paralela a una comprensin espesa o incomprensin, incluso del propio sentido
contemporneo de la hermenutica. Pero esto no slo por la naturaleza polismica del concepto, sino
tambin por la ambigedad y laxitud con que frecuentemente hoy se expresa. Tras la eclosin post-
gadameriana en una multiplicidad de usos, tendencias, conexiones disciplinarias y perspectivas se hace
necesaria, como una de las tareas ms perentorias de la hermenutica filosfica contempornea, su
propia clarificacin conceptual, evitando la propensin a una cierta trivialidad y a los lugares
comunes5.
La innegable eclosin filosfica acaecida desde los aos 60 del siglo XX en el seno del propio
paradigma hermenutico es un factor que, lejos de clarificar, ha aadido, igualmente, complejidad. Han
surgido mltiples perspectivas con criterios, incluso opuestos, sobre el sentido, la tarea y el alcance de la
hermenutica, han aflorado numerosas cuestiones pendientes, y se han expresado importantes crticas y
objeciones cruzadas entre los diferentes modelos hermenuticos, etc. Aun reconociendo, obviamente, el
valor cultural de estos hechos, no podemos, sin embargo, quedarnos ah, sino que es necesario asimismo
un esfuerzo de clarificacin conceptual que nos aleje de lo que podramos calificar como tendencia
1 Sobre dicha iniciativa, vid., por ejemplo, sus trabajos: Hermneutique et relativisme, en Communio, vol. 5, N 12
(Septiembre-octubre 1987); Hermeneutische Wahrheit? Zum Wahrheitsbegriff Hans-Georg Gadamers, Belz Athenum,
Weinheim, 1994; Introduccin a Gadamer, Herder, Barcelona, 2003, pp. 140-141; La fusion des horizons. La version
gadamrienne de ladaequatio rei et intellectus?, en Archives de philosophie 68 (2005), pp. 401-418 (artculo disponible en:
http://jeangrondin.files.wordpress.com/2010/05/fusion-des-horizons-2005.pdf); as como las dos obras a las que el propio
Grondin remite al final del libro que estamos comentando para esclarecer esta cuestin de la concepcin hermenutica de la
verdad: Luniversalit de lhermneutique (P.U.F., Pars, 1993) y Du sens de la vie (Bellarmin, Montreal, 2003). 2 J. Grondin, Qu es la hermenutica?, op. cit., p. 167. 3 J. Recas Bayn, Hacia una hermenutica crtica. Gadamer, Habermas, Apel, Vattimo, Rorty, Derrida y Ricoeur, op. cit., pp.
22-23. 4 Ibid., p. 32. 5 Ibid., pp. 31-32.
INTRODUCCIN
29
panhermenutica: parece que por el simple hecho de llevar a cabo una interpretacin (que luego, tal
vez, ni siquiera llega a serlo autnticamente) sobre cualquier asunto, hubiramos forjado una
hermenutica. Con demasiada frecuencia adjetivamos como hermenuticos puntos de vista tericos,
aspectos analticos o de procedimiento, sin ms certificacin que su remisin a ciertos lugares comunes
sobre la comprensin, el lenguaje o la historicidad1.
Naturalmente, este diagnstico no se clausura en el orden de las lamentaciones, sino que
procura contribuir a la mejora de semejante estado de cosas. Entre otras propuestas de
clarificacin, Recas distingue tres grandes lneas en el panorama hermenutico actual: la
hermenutica metodolgica (Betti, Hirsch), la hermenutica ontolgica (Heidegger, Gadamer)
y la hermenutica crtica (que, a su juicio, estara representada por autores tan dispares como
Apel, Habermas, Derrida, Ricoeur, Rorty o Vattimo, entre otros)2. A partir de esta
clasificacin, los debates surgidos en el campo de la multiforme hermenutica quedan
conceptuados o bien como controversias dentro de una misma de estas lneas (por ejemplo, en
el mbito de la hermenutica ontolgica, las divergencias entre Heidegger y Gadamer sobre
la valoracin de la tradicin occidental), o bien como polmicas que enfrentan a diversas
lneas entre s (tal sera el caso de la disputa entre Gadamer y Betti sobre la naturaleza
descriptiva o normativa de la hermenutica)3. El inters especfico del autor de esta obra se
sita, como queda claro por el ttulo de la misma, en la hermenutica crtica. Entre los
variopintos suscriptores de esta ltima tendencia, detecta Recas una escisin bsica: por un
lado, quienes postulan la necesidad de una fundamentacin racional de todo proceso de
otorgamiento de sentido (grupo al que pertenecen, paradigmticamente, Habermas y
Apel); por el otro, quienes no slo no ven tal necesidad, sino que pugnan por el desmontaje
de la tradicin funtamentacionista misma en la que se inscribe el discurso occidental (en este
grupo figuraran autores como Derrida, Ricoeur, Rorty o Vattimo4.
Terminaremos esta resea del libro Hacia una hermenutica crtica citando la siguiente
afirmacin contenida en l: [] slo en el dilogo con Gadamer pueden entenderse, por
razones sistemticas e histricas, los desarrollos de la hermenutica crtica5. Una afirmacin
que resulta tanto ms significativa cuanto que se refiere a una lnea de la hermenutica
contempornea diferente a la que correspondera, segn este planteamiento, al propio
Gadamer.
[4] El diagnstico de la hermenutica que construye Q. Racionero es notablemente ms
elaborado y radical que los anteriores. Su artculo Heidegger urbanizado, escrito en 1991,
trae a la palestra aquello que Vattimo llama el eje Heidegger-Gadamer. Racionero se
pregunta si la urbanizacin de la provincia heideggeriana llevada a cabo por Gadamer
(segn la expresin que instituyera J. Habermas6), con toda su indudable capacidad generativa
1 Ibid., p. 32. 2 Vid. ibid., p. 25 y pp. 140-154. Se trata de una clasificacin que, hasta cierto punto, puede resultar obvia. No es difcil
encontrarla en otras panormicas de la hermenutica actual, por ejemplo en J. Bleicher, Contemporary Hermeneutics,
Routlege and Kegan Paul, 1980 (citado por G. Sansonetti, Il pensiero de Gadamer, Morcelliana, Brescia, 1988, p. 19, nota
33). 3 J. Recas Bayn, Hacia una hermenutica crtica, op. cit., p. 137. 4 Ibid., p. 154. 5 Ibid., p. 25. 6 Cf. J. Habermas, Urbanisierung der Heideggerschen Provinz. Laudatio auf Hans-Georg Gadamer, en H.-G. Gadamer, Das
Das Erbe Hegels. Zwei Reden aus Anla der Verleihung des Hegel-Preises 1979 der Stadt Stuttgart an Hans-Georg Gadamer
am 13. Juni 1979, Suhrkamp, Frncfort del Meno, 1979, pp. 9-31 (traduccin espaola de M. Jimnez Redondo,
INTRODUCCIN
30
generativa sobre numerosos campos de la filosofa, comporta una continuacin productiva de
aquel legado, o si se realiza al precio de un giro que traiciona y diluye las mejores iniciativas
de Heidegger:
Como lo dice otra vez Habermas, una vez producida esta imbricacin, esta prolongacin de Heidegger
en el marco interpretativo de Gadamer, la hermenutica filosfica se ha dejado sentir en la teora de la
ciencia, en las ciencias sociales y en las ciencias del espritu []; ha mostrado sus coincidencias con el
anlisis lingstico del segundo Wittgenstein y con la teora postempirista de la ciencia de Th. Kuhn, as
como se ha fundido con los planteamientos fenomenolgicos, interaccionistas y etnometodolgicos de la
sociologa comprensiva []; ha contribuido, en fin, a la clarificacin del pensamiento metdico, a la
liberacin de la comprensin en la ciencia e incluso a la matizacin y diferenciacin de la prctica de la
investigacin1. Habra podido prever Heidegger, desde su cabaa de Todtnauberg, que era posible
poner pie en un tan vasto imperio con slo un refinamiento de modales? La pregunta que pretenden
plantear estas pginas (y que se formula, a lo que creo, por primera vez, es si la hermenutica
filosfica, tal como ha sido desarrollada a partir de Gadamer, constituye una autntica prolongacin de
Heidegger o si, puesto que tal prolongacin comporta un desplazamiento, no encierra necesariamente un
extravo respecto del legado heideggeriano fundamental2.
A travs de un anlisis largo y minucioso (en el que interviene no slo el eje antedicho, sino
tambin otros ingredientes filosficos implicados en el contexto de la hermenutica, tales
como Wittgenstein y la tradicin analtica, o Habermas y Apel), este ensayo elabora una
conclusin que puede resumirse as: la propuesta de Gadamer, en lugar de imprimir un giro
ontolgico en la hermenutica, como anuncia el ttulo de la tercera parte de Verdad y mtodo,
efecta un giro gnoseolgico de carcter regresivo. Y dicho giro estara abonado por la
combinacin inestable de estos dos factores: por un lado, el retorno a un esencialismo de
races platnicas, modulado ahora en clave lingstica; por otro lado, el retorno a una
metafsica del sujeto, bajo la forma de un tibio idealismo humanista. Por este camino la
hermenutica no estara insistiendo y profundizando en la crtica de la Modernidad impulsada
por Heidegger, sino que estara alentando, justo al contrario, una reconciliacin con ella.
Reproduzcamos algunos de los argumentos que avalan esta conclusin. Respecto al viraje
que Gadamer habra operado desde la ontologa hasta la teora del conocimiento, afirma
Racionero:
Para Heidegger el giro hermenutico significaba un giro ontolgico: para la hermenutica posterior, un
giro gnoseolgico. Este diagnstico, que constituye el arranque de la urbanizacin de Heidegger, no
se modifica en absoluto por el hecho de que Gadamer presente su obra como una ontologa
hermenutica. Es verdad que la tesis bsica que se deriva del planteamiento heideggeriano al menos,
tal como ste se formula en Sein und Zeit aparece recogida formalmente por Gadamer. Tambin para
ste vivimos en el lenguaje, nuestra experiencia es una experiencia lingstica, y en ella y slo en ella
construimos intersubjetivamente el mundo. Pero si la realidad se constituye, as, lingsticamente, la
pregunta ontolgica es qu quiere decir ser cuando lo que subyace es lenguaje; no cmo accedemos a
una interpretacin en que se nos da el lenguaje originario el lenguaje no sujeto a distorsiones en que
finalmente se desvela el ser. La sustancia de esta segunda pregunta se consuma en la respuesta al
problema de cmo en las coordenadas del giro hermenutico cabe recuperar, con todo, un saber tan
seguro como bajo las categoras del juicio. Y esto es lo que significa aqu interpretacin: anlisis de
las condiciones no reductoras, pero no por ello menos determinantes del conocimiento verdadero. Es
Urbanizacin de la provincia heideggeriana, en J. Habermas, Perfiles filosfico-polticos, Taurus, Madrid, 1975, pp. 346-
354). 1 Cita de Q. Racionero: J. Habermas, Perfiles filosfico-polticos, op. cit., p. 352. 2 Q. Racionero, Heidegger urbanizado (Notas para una crtica de la hermenutica), op. cit., pp. 67-68.
INTRODUCCIN
31
claro, por tanto, que la ontologa hermenutica de Gadamer recubre en realidad un discurso
gnoseolgico y que lo que implica la urbanizacin de Heidegger, antes que nada, es el regreso a una
teora del conocimiento1.
Este retroceso hasta una hermenutica de corte gnoseolgico se debera, fundamentalmente, a
la circunstancia de que la concepcin gadameriana del leguaje y de la interpretacin remitira a
un mundo de significaciones esenciales2:
Apelar al sentido per se del lenguaje, en el que se cumple la totalidad de los sentidos acuados en las
tradiciones, o a la situacin lingstica ideal, que exige la anticipacin del bien futuro de la vida
buena, no constituye, en estas coordenadas, ninguna alternativa fuerte. Ambas formulaciones
comportan, en realidad, una renovacin del platonismo ms estricto, puesto que suponen apelar a un
modelo, a un paradigma de los paradigmas, no consumado ciertamente en cada una de las concreciones
histricas del sentido, pero slo en cuya participacin reciben tales concreciones la forma que les es
propia y la cuota de legitimidad que les corresponde. Esta renovacin del platonismo es, a mi juicio, la
clave ltima de lo que, con relacin a Heidegger, y en uso de su terminologa, hemos calificado como
regreso, como reconciliacin de la hermenutica con el programa filosfico de la modernidad3.
Y en Verdad y mtodo, dicho esencialismo platonizante se encontrara imbricado con la
recuperacin de rasgos propios del subjetivismo moderno. As, las ideas de dilogo,
intercambio de pregunta y respuesta y experiencia del t no esconderan aqu ms que la
remisin del comprender al presunto fundamento de un sujeto humano y de un lenguaje en
s. Advierte Racionero: Es, en definitiva, en el horizonte de esta reconstruccin de la
filosofa del sujeto ah y no en otros constructos argumentales: en el horizonte, por lo tanto,
de la forma moderna de la filosofa donde la hermenutica sita el paradigma del habla
racional y donde se halla en condiciones de reponer el fundamento del significado: la
referencia (a su modo) del lenguaje a algo permanente y verdadero de suyo que no es
relativo a nosotros ni depende de nosotros y que no se alza ni se abate segn el capricho de
nuestra imaginacin, sino que es en s segn su propio ser y en conformidad con la naturaleza
(Platn, Crtilo 386d-e)4.
A partir de este anlisis, el balance final de la urbanizacin gadameriana no deja lugar a
dudas: si se aceptan las claves aportadas por Heidegger a propsito de la crisis de la
Modernidad, si se concibe esta crisis como un agotamiento de la metafsica y se es consciente
de que la teora del conocimiento es uno de los nombres de la metafsica, entonces resulta
obvio que la filosofa de Heidegger es, de suyo, incompatible con la evolucin seguida por la
hermenutica filosfica5. Salvo que se denieguen las mencionadas premisas, el panorama se
presenta bien crudo: o se consigue reformar profundamente la hermenutica de Gadamer,
preservando sus logros, o simplemente se la abandona.
Casi quince aos ms tarde, en la entrevista de S. Royo a Q. Racionero titulada Ms all
de la hermenutica, esta problemtica es retomada desde un marco de consideraciones en
parte diferente. Aqu slo daremos cuenta de unos pocos aspectos de este trabajo: los que
resultan ms significativos en el contexto de nuestra bsqueda. Tras seleccionar y reconocer
1 Ibid., p. 127. 2 Ibid., p. 128. 3 Ibid., 129. 4 Id. loc. 5 Ibid., p. 128.
INTRODUCCIN
32
los principales mritos de la hermenutica de cuo gadameriano, Racionero identifica de este
modo los dos riesgos que la acechan:
Estos dos peligros, por decirlo rpidamente, remiten a la posibilidad de que lo que identificamos como
paradigma o quizs siquiera slo como actitud hermenutica caiga o bien en la trivializacin o
bien, al revs, en un rearme de carcter estrictamente metafsico. De estos dos peligros, estimo que el
peor, aunque ciertamente resulte menos enojoso a la hora de convivir con l, es el de la trivializacin1.
A su juicio, las diversas formas de trivializacin hermenutica tendran un denominador
comn, a saber:
[] la consideracin de que no hay ninguna teora de la racionalidad general que sea susceptible de
sobreponer las aporas surgidas en el interior de la razn cientfica moderna y de que, por tanto, hay que
conformarse con habitar los fragmentos que esta situacin ha trado consigo, con expreso abandono del
compromiso de seguir explorando caminos para la verdad. Este es un punto importante, porque supone
una renuncia explcita de la filosofa Rorty lo sostiene as, como sabes a seguir cumpliendo su papel
tradicional en la historia; pero tambin es un punto trivial, porque no hace sino reproducir la mentalidad
naturalista para la que una tal situacin se traduce meramente en la prctica de un crudo relativismo,
que o bien resulta ya indiscernible del escepticismo o bien, al revs, se torna crdulo ante cualquier
promesa de redencin. Una renuncia como sta hay que decirlo claramente no tendr nunca, con todo,
verdadera importancia terica, porque, precisamente por romper los vnculos con la investigacin
emprica o con la discusin en torno a las grandes opciones axiolgicas, ni le es dado tener eco en los
centros de produccin de ideas ni tampoco defenderse de la expansin de las ideologas. Creo, en todo
caso, que esta es la razn que explica el otro peligro que acecha a la hermenutica, el del rearme
metafsico, un peligro ste que tal vez podra describirse en trminos de horror vacui. Todo pasa aqu, en
efecto, como si, despus de haber puesto en marcha la crtica de la modernidad y de los grandes mitos de
la razn total, el pnico al vaco debiera conducirnos a recuperar, por otras vas, los mismos objetivos y
programas de una y otra. Gadamer cay, creo, en este peligro, probablemente porque vio las
consecuencias que podran seguirse de que se pusiera un nfasis excesivo en la historicidad de la
comprensin []2.
Por otro lado, Racionero detecta en la koin hermenutica una equivocidad que no resultara
nada beneficiosa. Concretamente se refiere a las versiones gadameriana y postanaltica
(Davidson, por ejemplo) de la hermenutica, las cuales deberan ser profundamente revisadas
en un futuro prximo, para ajustar y hacer justicia al factor que, segn todas las apariencias,
al mismo tiempo las acerca y las separa; y ese factor comn, diversamente elaborado por
una y otra sera el pragmatismo3.
Al igual que suceda, de un modo ms o menos explcito, con los dems autores que
hemos trado a colacin, tambin este diagnstico va acompaado de un programa de
recuperacin frente a la enfermedad en cuestin. As, el anlisis ontolgico que Racionero
disea aqu a propsito de los procesos de constitucin del sentido incluye un importante
componente hermenutico, que aparece presentado as:
El valor de la hermenutica consiste, en mi opinin, en revelar, bajo las formas que ocultan la
construccin concreta del sentido, el juego mltiple y virtualmente no agotado de las posibilidades
puestas en cada momento en obra; quiero decir: de la entidad real de las vigentes, del carcter provisorio
1 Ms all de la hermenutica, entrevista de S. Royo a Q. Racionero, en T. Oate et al., Hans-Georg Gadamer: ontologa
esttica y hermenutica, op. cit., pp. 163-200; aqu: p. 176. 2 Ibid., pp. 177-178. 3 Ibid., pp. 168-169.
INTRODUCCIN
33
de las desechadas y del papel que cumple su abandono, as como, en fin, de los restos an no explorados
y, con todo, susceptibles de realizacin. Que su medio sea el lenguaje entendiendo por tal, no el
lenguaje pleno, fantasmal, de Gadamer, sino los lenguajes histricos efectivos y que su, por as decir,
lugar de efectuacin sea la memoria lo que guardan los textos, los discursos, los monumentos de las
diversas culturas es algo que se desprende directamente de este punto de vista; pues, en verdad, slo en
el lenguaje, no en el mundo (y qu podra ser ste sin aqul?) se hallan registradas las trazas de los
actos de sentido que pueblan la memoria y, con sta, las de sus propias renuncias tambin: las
sombras recurrentes de sus otras combinaciones virtuales1.
Hasta aqu llegan las muestras prometidas acerca de la situacin actual de la hermenutica
filosfica. A pesar de las importantes diferencias que los separan (las cuales se agudizaran en
una exposicin pormenorizada), estos cuatro diagnsticos convergen en unos cuantos puntos
significativos. Para empezar, ninguno de ellos concibe la hermenutica de cuo gadameriano
como algo asentado y consolidado, sino ms bien como un magma de posibilidades
germinales, a menudo atravesadas por tensiones in