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Escultura barroca
CLAVES DE HISTORIA DEL ARTE
1º. GRADO ESPAÑOL: LENGUA Y LITERATURA
Curso 2012-2013
Javier Muñoz de Morales Galiana
Laura Alba Canales Muñoz
Marta Poblador Lizcano
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ÍNDICE
Introducción…………………………………………………………………..3
1. Definición de Barroco y contexto histórico………………………...…..3
2. Características generales del arte en el Barroco…...………………….5
2.1_Características de la escultura barroca…….…………………..…7
3. La escultura barroca en España…………………………………….…8
3.1_Escuela Andaluza………………………………………………….9
3.2_Escuela castellana………………………………………………....11
4. La escultura barroca en Italia……………………………………….…13
5. La escultura barroca en Francia………………………………………. 17
5.1_Características………………………………………………….…17
5.2_Autores relevantes y obras……………………………………….18
6. La escultura barroca en otros países………………………………...…25
6.1_Inglaterra…………………………………………………………..25
6.2_Alemania…......................................................................................26
6.3_Países Bajos…………………………………………………….….27
Conclusiones…………………………………………………………………27
Bibliografía…………………………………………………………………..28
3
Introducción
El presente trabajo pretende llevar a cabo un análisis de la escultura barroca, con
el objetivo de desarrollar toda la información fundamental sobre este asunto. Para ello,
comenzamos definiendo el período artístico conocido como Barroco e ilustrando su
contexto histórico, para luego sintetizar las características de la escultura y finalmente
hacer un recorrido por los distintos países en los que se dio con el siguiente orden:
España, Italia, Francia y resto de Europa, tratando tanto los autores de mayor relevancia
como sus obras más destacadas. A su vez, con el afán de ilustrar todos los
conocimientos aquí presentes, hemos incorporado una serie de imágenes de las obras
más importantes tratadas.
1. Definición del Barroco y contexto histórico
El Barroco es un período histórico que hace referencia a un movimiento cultural
y artístico desarrollado a lo largo del siglo XVII y cuyo origen se encuentra en Italia,
donde es denominado Seicento, a finales del siglo XVI, a partir de lo cual se extendió
por toda Europa occidental y parte de Hispanoamérica. Aunque teóricamente el Barroco
comprende el siglo XVII, en realidad surge en el XVI y se extiende hasta el XVIII.
El término Barroco tuvo un sentido peyorativo durante mucho tiempo
identificándolo con la ostentación, el recargamiento, el engaño… que se dio en
comparación con la claridad del Renacimiento, período anterior, y cuya máxima era la
imitación de los estilos clásicos grecolatinos. Existen varias creencias en torno al origen
del término Barroco, puesto que algunos aseguran que esta palabra proviene del griego
baros que significa pesadez; para otros, procede del florentino barochio y significa
engaño. Sin embargo, la idea más extendida es que hace referencia a la palabra
portuguesa barocco, que significa “perla irregular y deforme”. Posteriormente fue
revalorizado a finales del siglo XIX por Jacob Burckhardt y, en el XX, por Benedetto
Corce y Eugenio D’ors.
Históricamente responde a la decadencia política, económica y social del siglo
XVII, puesto que a la expansión social y cultural propia del siglo XVI le sigue una
época de retroceso y crisis. Por otro lado, el Barroco surge ligado a los países
contrarreformistas en una época de grandes tensiones religiosas debido precisamente a
la contrarreforma, la cual dio lugar a numerosas guerras entre las que destacan la guerra
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de los 30 años que asoló Europa y diezmó en gran medida a la población alemana. Se
reafirma el absolutismo monárquico de las potencias europeas, justificado
teológicamente al ser considerado el rey lo era “por la gracia de Dios”, y jurídicamente
por el derecho romano que cree que el rey es “Ley Viviente”. Hobbes y Bossuet serán
los defensores teóricos del absolutismo. Cabe destacar la tensión política creada por la
Guerra de Sucesión Española al morir sin descendencia el monarca Carlos II.
Económicamente fue un período de depresión tras la expansión y el
florecimiento del siglo anterior, provocado por las malas cosechas, las hambrunas, el
estancamiento del comercio en el área mediterránea… esta situación se agravó con la
epidemia de peste que se extendió por Europa a mediados del siglo XVII. Tras conocer
toda esta situación, no es de extrañar la gran pobreza y depresión en la que vivía la
mayoría, llegando a alcanzar el número de pobres y mendigos la cuarta parte de la
población en algunos países.
Ideológicamente el Barroco se identifica con una nueva sensibilidad ajena al
mundo platónico e idealizado de los humanistas para volverse a plantear los eternos y
angustiosos problemas del ser humano. Por un lado, el Renacimiento buscaba plasmar
la realidad idealizándola, mientras que el Barroco trata de reflejar el mundo con todas
sus fracturas, contradicciones y penurias. Los sermones religiosos dados por los clérigos
del barroco ahondaban en la necesidad de que el hombre se centrara y conformara con
su destino, rechazando ideas vanas y falsas ilusiones. El hombre barroco se mueve así
entre la desesperanza y la rebeldía frente el mundo que debe vivir.
Es necesario destacar el concepto de desengaño barroco, el cual se refiere al
proceso por el que el hombre adquiere un conocimiento de sí mismo y de la realidad sin
imposturas, renunciando a la idea de que las cosas pueden ser positivas y sin dejarse
engañar por la aparente afabilidad del mundo.
Por otro lado, se identifica la vida como un sueño, algo pasajero e inconsistente,
lo que es consecuencia de la depreciación de la realidad ya mencionada y provoca la
duda entre la ensoñación y lo real. Es frecuente la introspección hacia el interior del
hombre, así como la meditación sobre la muerte.
Por último, cabe destacar que el modelo de hombre barroco es el estoico, es
decir, aquel que rechaza las ilusiones engañosas del mundo, lo cual oscila con la idea
del gozo de la vida al comprender que todo es ilusión y que hay que aprovechar el
momento. Este último punto se refleja en la literatura a través de tópicos como Carpe
Diem, memento mori…
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A lo largo de este período encontramos una gran producción en numerosos
campos: literatura, arquitectura, pintura, danza, ópera, teatro… nosotros nos
centraremos en la escultura.
2. Características generales del arte en el Barroco.
El artista barroco tiene en cuenta las
figuras e ideales del Renacimiento y,
partiendo de ellos, se aleja hacia un punto de
vista más subjetivo para tratar de crear
caracteres propios y definidos. Para lograr
esta creación del propio estilo se trata de
innovar, de buscar la originalidad, lo
sorprendente para excitar la sensibilidad y la
inteligencia. Para lograr esta innovación, el artista emplea imágenes brillantes,
novedades estilísticas, ideas ingeniosas… un ejemplo sería el uso ilusionista de los
efectos ópticos que trataban de llamar la atención. Este hecho nos sugiere el por qué el
arte se volvió más recargado, decorativo y ornamentado. El Barroco puede representarse
como un opuesto al Renacimiento, puesto que se abandona la mesura clasicista para dar
paso al exceso característico de esta época, dándose una adaptación de los modelos
empleados en el Renacimiento.
Por otro lado, el arte Barroco es un arte de
contrastes, puesto que en este período se nos
presenta una fisionomía completamente
heterogénea al presentar de igual manera belleza y
fealdad, lo común y lo original, la luz y la sombra,
lo hermoso y lo grotesco, lo grandioso y lo
cotidiano… por otro lado también encontramos un
gran contraste temático entre la vida y la muerte.
Así, la ausencia de normas provoca una visión unilateral de la realidad que provoca su
idealización hasta la belleza absoluta o su deformación hasta el envilecimiento
degradante, provocando una vez más los ya nombrados contrastes y tendiendo a la
exageración en la búsqueda de la realidad y del estilo propio y original.
Altar de San Luís de los franceses
Susana y los viejos
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Ideológicamente el Barroco
concibe el mundo como una realidad
engañosa que trata de confundirnos
para lograr nuestra ignorancia y que se
mueve y transforma constantemente.
Ante este hecho el hombre se resigna
con pesimismo y concibe su alrededor
como un profundo caos lleno de
desorden y confusión que se encuentra
en movimiento en el que sólo cabe esperar a la muerte. La vida es un mero tránsito,
encontrando aquí la idea de la fugacidad del tiempo y la brevedad de la existencia de
donde, a su vez, surge la necesidad de aprovechar la vida y el momento. Así, ante la
idea del mundo como mudanza y cambio constante produce la idea de dinamismo y
movilidad en el arte. En ocasiones para huir de este mundo ilusorio se buscaba la
creación de una realidad alternativa a través de la ilusión y la ficción, encontrando su
máxima expresión en las fiestas y la celebración lúdica.
Otra característica que es necesario
resaltar es el profundo naturalismo que se da
en esta época, puesto que, al contrario que
había ocurrido anteriormente, las figuras no
se representan como meras imágenes
idealizadas y en un conjunto unitario, sino
que tratan de desarrollar una personalidad
propia y de aspecto específico, tratando de
dejar al margen los cánones y representando
de forma realista a la persona. De igual
manera, los artistas buscaban representar los sentimientos interiores, las pasiones, los
temperamentos, magníficamente reflejados en los rostros de sus personajes tanto en
pintura como en escultura, tratando así de
conferir movilidad y personalidad a la obra.
Por último, cabe destacar el carácter
ilusorio y artificioso en el que predomina el
gusto por lo efímero y lo visual, por lo que el
Las Meninas
Cristo yacente
Lección de anatomía
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hombre debía realizar un esfuerzo para lograr comprender el arte, creyéndose que el
receptor disfruta más del arte cuanto más compleja se le muestre. Se produce un gran
desarrollo del teatro moderno especialmente en Inglaterra y España. El Barroco
defiende la idea de que la vida es una mera obra de teatro y que los hombres son
actores, resaltando de nuevo la ilusión que es la realidad y la poca importancia de la
vida. De igual manera se teatralizan el resto de las artes, especialmente la arquitectura,
mostrándose las cosas de manera idealizada en lugar de cómo realmente son.
2.1_Características de la escultura barroca.
La escultura barroca cumplió un papel decorativo de gran importancia tanto en
la arquitectura externa como interna, empleándose para ello el mármol blanco, el
bronce, la madera… Al igual que la arquitectura, buscaba la exaltación del poder, ya
fuera este de la Iglesia o el Estado, y se encuentra omnipresente en fachadas, retablos,
monumentos públicos… Parte del sustrato renacentista y procura la ruptura total con el
equilibrio clásico.
Por un lado se produce la tendencia a la representación de la figura humana desde un
punto de vista sumamente objetivo, lo que podría
asociarse al naturalismo ya mencionado anteriormente. Al
contrario que los renacentistas, en el Barroco se trata de
representar figuras tal y como son y, por tanto, se rompe
con los modelos o cánones clásicos que trataban de
idealizar las figuras representadas. De este modo, se
produce una gran veracidad al encontrar imágenes
vulgares, cotidianas, bellas… Por otro lado, los rostros
poseen una vivacidad plena puesto que se representan con
dramatismo y por tanto ayudan a conmover al espectador a través de los sentidos. Por
tanto, la escultura barroca expresa las pasiones del alma, llegando incluso a exagerarse
algunos gestos, actitudes…
Se realizan composiciones libres del geometrismo, lo que provoca el contraste
con respecto al Renacimiento donde predominaba la proporción equilibrada. De este
modo, la escultura barroca se proyecta dinámicamente hacia fuera, manifestándose esta
inestabilidad en la inquietud de los personajes, en las escenas y en la amplitud y
ampulosidad del ropaje. Igualmente se produce la acentuación de los juegos de luces y
Busto de Luis XIV
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sombras a través del movimiento de los ropajes, lo que provoca la sensación de
movilidad en las esculturas, lo que se convierte en la auténtica obsesión de los artistas
barrocos. Los personajes son siempre captados en plena acción, siempre hacia fuera en
composiciones en las que sobresalen las ropas o las extremidades, provocando de nuevo
esa sensación de movimiento. Desaparece la simetría y se multiplican los pliegues de
las ropas, los contrastes lumínicos, los
puntos de vista…
Se produce una representación del
desnudo en su estado puro, como una
acción congelada, conseguido gracias a la
asimetría y al predominio de las
diagonales, los cuerpos sesgados y oblicuos, la técnica del escorzo y los contornos
difusos e intermitentes que dirigen la obra hacia el espectador con gran expresionismo.
Se da gran importancia al desnudo, creando grupos compositivos que permiten la
contraposición de las mujeres al incidir la luz sobre las superficies de las esculturas…
La temática de la escultura barroca es fundamentalmente religiosa debido al
contexto histórico al que pertenece. Así, nos encontramos en la época de la
contrarreforma, en la que se buscaba la vuelta al origen espiritual de la Iglesia. Por lo
tanto, no es de extrañar la frecuente presencia de ángeles, arcángeles, cristos, vírgenes,
santos… También podemos observar la existencia de una temática mítica.
3. La escultura barroca en España
En España, los temas relacionados con la mitología desaparecerán de la
escultura barroca, al igual que todos aquellos que no tengan una estricta relación con la
religión. Las únicas excepciones que encontramos al respecto están en el ámbito de la
Corte, donde se realiza la escultura monumental. Además, se realizarán distintos
retablos en los que aparecerán figuras exentas y en bajorelieve. Así, debido al
predominio de la escultura religiosa, la imaginería — especialidad del arte de la
escultura, dedicada a la representación plástica de temas religiosos— tendría que ser
Torso de ninfa
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destacada. Dichas esculturas fueron creadas con el fin de permanecer en iglesias, en
conventos y en las procesiones de Semana Santa.
El material más utilizado fue la madera, como prolongación de la tradición
hispana. Las técnicas más empleadas en este tipo de obras son el estofado y la
policromía, consistentes la primera en labrar a manera de bordado, rellenando con
algodón o estopa el hueco o medio entre dos telas, formando encima algunas labores y
perfilándolas para que hagan relieve; y la segunda, en aplicar diversos colores a las
esculturas. Las esculturas pasarán a adquirir un tono mucho más realista que lo
anteriormente logrado, además de lo cual serán adornadas con hermosas vestiduras, un
cabello de lograda naturalidad y lágrimas de cristal, todo ello llevado a cabo con el
objetivo de causar una profunda emoción religiosa en el espectador.
Dentro de la escultura barroca podemos diferenciar dos grandes escuelas, la
escuela andaluza y la escuela castellana.
3.1_La escuela andaluza
Los intercambios comerciales con América habían hecho de Andalucía la zona
más próspera de la época, pasando a ser Sevilla y Granada los más grandes focos
artísticos del siglo XVII. Así, encontramos en la escuela andaluza la presencia de
grandes autores, entre los que destacan Juan Martínez Montañés (1568-1649) y su
discípulo Juan de Mesa (1586-1627), Alonso Cano (1601-1667), Pedro de Mena (1628-
1688)y Fernando Ortiz (1717-1771).
La obra de Martínez destaca por la
búsqueda de la belleza mediante la serenidad y el
sosiego, lo cual se refleja en su talla notablemente
modelada y sus grandes paños. Por esta misma
razón su policromía es muy equilibrada, a
diferencia de la policromía de la escuela castellana.
Tales características pueden ser apreciadas en El
Cristo de la Clemencia (1603), en el que recrea la
figura de Jesucristo de forma muy humanizada, con
apenas notas sangrientas. Otra de sus más
destacables obras es Inmaculada (1628-31) de la Catedral de Sevilla, que representa a
El Cristo de la Clemencia
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una joven ingenua, serena y melancólica, llena de dulzura. No podemos olvidar el
interés de Martínez por el tema del Niño Jesús, puesto que consiguió una muy lograda
imagen de tal figura, que se encuentra en la Iglesia del Sagrario de Sevilla, de la que se
realizaron varias réplicas. En todas sus obras podemos observar características más
clasicistas y manieristas que barrocas, a pesar de que al final de su carrera optase por un
estilo más barroquizante. El lenguaje sereno y clásico que le distingue influyó en toda la
Escuela Andaluza, suponiendo un gran contraste con el dramatismo de la escuela de
Valladolid. La finalidad de sus religiosas esculturas era, o bien la participación en
procesiones, o bien la decoración interior de una Iglesia.
Juan Martínez Montañés tuvo varios discípulos, como Juan de Mesa, que
comenzó su carrera como imaginero en 1615 con una escultura
de San José con el Niño. Más adelante llevó a cabo su
escultura Cristo del Amor, que inauguraría una serie de diez
crucificados. No menos destacable fue el Cristo del Buen
Ladrón, de 1,92 metros de altura, obra en la que se alejó del
estilo de Martínez Montañés en pos de aumentar los
claroscuros y darle a la obra una mayor fuerza pasional. Otra
de sus obras, también cargada de sensacionalismo barroco, fue
el Señor del Gran Poder, un muy logrado reflejo de las secuelas del sufrimiento
humano en un rostro que se muestra cansado y envejecido como causa de los daños
soportados.
En cuanto a Alonso Cano, la hondura expresiva de
sus obras es superior a las de Martínez Montañés, al igual
que el dinamismo de las mismas. Su mayor obsesión es la
búsqueda de la perfección mediante la idealización de sus
modelos, dotándolos de una increíble serenidad. Por otra
parte, fue el primer escultor andaluz que abandonó la
técnica de estofado. Una buena representación de todas
estas características es El retablo de Santa María Lebrija
(1628-38). Otras obras dignas de mención son
Inmaculada del Facistol, San Diego de Alcalá y los
bustos de San Pablo, Adán y Eva. Su discípulo más destacado fue José de Mora (1642-
1724), que llegó a ser escultor del rey Carlos II. Este escultor llevó a cabo imágenes de
San José, San Antonio y la Inmaculada.
Señor del Gran Poder
Inmaculada del Facistol
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Pedro de Mena, por su parte, optó por una vía más realista y directa, recayendo
su atención en la transmisión de estados
de ánimo. Sus obras son reconocibles por
los rostros y rasgos alargados de sus
figuras, así como por las ropas
policromadas con colores en fuerte
contraste, trabajadas con unos perfiles
muy finos. Abordó, así, temas tales como
el dolor, como podemos ver en la
Magadalena Penitente, el San Francisco y
los bustos de la Dolorosa y el Ecce Homo. La Magdalena Penitente representa a una
mujer joven que se encuentra demacrada por la penitencia, con la cara ovalada, cuyo
sentimiento y espiritualidad son reforzados por la nariz afilada, la boca pequeña
entreabierta y la mirada triste. El dramatismo se aprecia en la mano derecha abierta
sobre su pecho y siguiendo la mirada de la imagen hacia el crucifijo que sostiene en la
mano izquierda. Muestra la influencia de la escultura castellana.
En lo que respecta a Fernando Ortiz, La escultura de San Francisco de Asís
(1738) supuso el inicio de la búsqueda de un estilo
mucho más personal. Más adelante su estética adoptaría
una clara influencia Italiana, como podemos ver en el
San José de la Catedral de Málaga, en la Inmaculada del
Museo del Patrimonio Municipal de Málaga y en el San
Sebastián de la Iglesia de Teba. Otra de sus obras más
importantes fue llevada a cabo en 1756, titulada Jesús en
la Oración en el Huerto, de gran calidad técnica y
artística.
3.2_La escuela castellana
Centrada en Valladolid y Madrid, presenta una escultura claramente realista,
identificable por la talla completa, el dolor y la crueldad con abundancia de sangre,
profundo dinamismo, caricaturización de los personajes malvados, intenso modelado y
unos rostros con fuerte expresividad. A esta escuela pertenecen los vallisoletanos
Magdalena Penitente
San Francisco de Asís
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Francisco del Rincón (1567-1608), Gregorio Fernández (1576-1636) y Luis Salvador
Carmona (1708-1767); y el madrileño Juan Sánchez Barba (1602- 1673).
Francisco del Rincón fue el creador de la escena procesional de La Elevación de
la Cruz, encargada por la cofradía de La Pasión para la Semana Santa de Valladolid en
1604. Rincón también llevó a cabo obras
de imaginería, como el Cristo de las
batallas y el Cristo de los carboneros.
Su estilo es reconocible por la mesura de
su manierismo. Su principal aportación a
la escultura hispana es la creación del
paso procesional barroco, que hasta la
generación posterior no alcanzaría su
mayor esplendor.
Gregorio Fernández, de origen
gallego, se caracterizó por emplear un
realismo un tanto recio que, lejos de
resultar vulgar o morboso, puede ser
apreciado en la honda expresión de los
rostros, en la forma de destacar las
partes más significativas y en los
elementos postizos —tales como ojos
de cristal, uás y dientes de marfil,
coagulos de sangre simulados con corcho o lágrimas de resina— añadidos para dar
mayor autenticidad. A él se le atribuyen obras tan importantes de la barroca española
como los Cristos yacentes y La piedad. En cuanto a los Cristos yacentes, Fernández
recogió un tema iconográfico que ya había aparecido en la escultura medieval y
renacentista, renovándolos mediante un nuevo tratamiento, más verista y patético. La
piedad, por su parte, representa a Cristo bajado de la cruz en el regazo de su madre. Tal
conjunto es humanizado y vuelto más monumental, puesto que se insiste en la
gestualidad algo teatral de la virgen, los plegados de los mantos y la anatomía de Cristo.
En lo referido a Luis Salvador Carmona, se centró sobre todo en la imaginería.
En sus primeros años de trabajo, Carmona realizó diversas obras en piedra en templos
madrileños y participó en la serie de reyes del Palacio Real de Madrid (1750-53). En la
Elevación de la cruz
La piedad
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corte madrileña alcanzó el cargo de Escultor de Cámara. Si
bien sus obras pueden considerarse claramente barrocas,
también se perciben en ellas ciertas tendencias neoclásicas.
Una de las más importantes es un busto titulado La fe.
Juan Sánchez Barba se especializó en la talla de
imágenes para retablos o
exentas, primordialmente en madera. Trabajó en las
decoraciones efímeras para la entrada de la reina
Mariana de Austria, en el grupo de la Virgen del
Carmen entregando el escapulario a San Simón
Stock y en los bultos de San Andrés Corsino y San
Pedro Tomás, destinados a ocupar los nichos del
retablo mayor de la iglesia del Carmen Calzado. También llevó a cabo una serie de
esculturas de la Pasión de Cristo que le darían fama en Madrid a mediados del siglo
XVII. Otra de sus más destacables obras es el Cristo yacente conservado en la iglesia
parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Navalcarnero, en Madrid.
4._La escultura barroca en Italia
Si hay un escultor barroco italiano claramente destacable frente a los demás es,
sin duda, Gian Lorenzo Bernini, hijo del manierista Pietro Bernini. Se caracteriza por
representar las figuras de sus obras desnudas y en los momentos de más alta tensión,
por su teatralidad compositiva resuelta en escenas y por el constante empleo del escorzo
y las posiciones violentas y desequilibradas, todo ello con el fin de conmover. En su
obra, a su vez, queda reflejado su claro apoyo a la Contrarreforma católica mediante la
glorificación de la Iglesia. También tiene ciertas influencias
de la grecia antigua. Bernini no sólo cultivó la escultura,
sino también otro tipo de artes como la arquitectura, en
servicio de la cual puso gran parte de sus esculturas.
Dentro de sus composiciones religiosas, habría que
destacar el Éxtasis de Santa Teresa de 3,5 metros de altura,
está compuesto por dos figuras principales realizadas en
mármol blanco, salvo los rayos de sol, que están tallados en
La Fe
Cristo yacente
Éxtasis de Sta, Teresa
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bronce. Es una obra muy representativa del barroco, ya que posee una fuerte
expresividad y está notablemente recargada, como podemos advertir en el desorden de
las figuras y en el pliegue del manto de la santa. El realismo y la sensación de
misticismo del conjunto quedan acentuados al haber pintado Bernini la capilla en la que
está ubicado.
No menos importante fue el David, estatua que
representa a dicho rey de los judíos. La peculiaridad de
la escultura de Bernini frente a otras estatuas del mismo
personaje, como la de Miguel Ángel, es que refleja una
serie de cualidades paradigmáticas propias del Barroco,
como la emoción y el dinamismo, puesto que retrata a
David en el instante en el que se dispone a arrojar la
piedra contra Goliat, con los dos pies apoyados y el
cuerpo medio girado. De esta forma la figura está en
tensión, estando implícitos en ella el movimiento y la
potencia. El rostro muestra concentración, con el ceño fruncido, mordiéndose el labio
inferior, rasgos que le hacen dejar de ser un guerrero perfecto e idealizado,
confiriéndole una gran humanidad. Detrás de la figura podemos ver varias armas que
han sido descartadas, recordatorio de que el triunfo de David no se debe a un
armamento superior sino a su esfuerzo físico. El arpa tallada a sus pies supone un
recordatorio de que David se convertirá en poeta.
No obstante, Bernini no sólo abordó temas religiosos en sus obras, sino que
también se interesó por la mitología, como prueba su gran obra Apolo y Dafne. En ella
la transformación de Dafne se muestra con intensa emoción, mostrando las distintas
etapas de sus cambios, dotando a la escultura de gran volumen: así, vista desde la
espalda de Apolo, la figura de Dafne queda oculta, mostrándonos sólo el árbol en que se
transforma, de tal modo que si giramos alrededor de la estatua podemos presenciar la
metamorfosis de la estatua en tiempo
real. La composición se lleva a cabo en
plano-relieve, dotándola de dinamismo y
difuminación. Un enorme contraste de
sentimientos, algo típico del barroco, nos
es mostrado mediante el grito de horror
David
Apolo y Dafne
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de Dafne y la expresión de sorpresa de Apolo. La composición empleada por Bernini es
abierta, con una gran línea diagonal que aporta a la escultura un cierta sensación de
movimiento y dinamismo, lo cual está presente en los ropajes de Dafne, ondeantes, al
igual que su cabello. Por otra parte, las líneas curvas y paralelas le confieren a la obra
una enorme inestabilidad, especialmente en los ropajes ondeando, al igual que el
cabello.
Bernini también llevó a cabo diversos retratos, de entre los cuales cabría destacar
el busto de Luis XIV, realizado por Bernini durante su visita a Francia. A través de este
retrato Bernini nos muestra la moda de la época, caracterizada principalmente por las
grandes pelucas utilizadas. Los numerosos pliegues que podemos ver en ella aportan un
enorme dinamismo. El gesto es altanero y lleno de dignidad, reflejo su elevada posición
como soberano de los franceses, mientras que sus rasgos muestran un sentimiento de
distanciamiento e imperturbabilidad.
El principal rival de Bernini fue otro
autor italiano de gran importancia, Alessandro
Algardi, de estética más clásica. Su primera obra
de gran relevancia fue un monumento funerario
para el papa León XI. Tal monumento está
compuesto por una escultura central hierática del
papa sentado con todos sus atributos y
bendiciendo con la mano. A sus pies, dos
estatuas femeninas alegóricas custodian su
tumba: Magnanimidad y Liberalidad cuya
dignidad es impasible y etérea.
Otra de sus más importantes obras fue La Degollación de San Pablo, consistente
en un grupo de esculturas que recrean, como el
título indica, la ejecución de San Pablo: tales
esculturas representan a San Pablo, arrodillado y
resignado, y al verdugo preparado para acabar con
la vida del santo. Tanto en esta escultura como en el
monumento funerario, Algardi denota cierta
serenidad de la que las obras de Bernini carecen.
Movimiento funerario para el
papa León XI
La degollación de San Pablo
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No menos importante fue su obra El
papa San León deteniendo a Atila, un
enorme y dramático panel en alto relieve de
mármol. En esta obra podemos apreciar dos
figuras principales: el papa, sereno y
valeroso; y Atila, alterado y aterrorizado.
Tales figuras sobresalen del centro hacia las
tres dimensiones y contemplan a los
guerreros angelicales que acuden a ayudar al
papa.
Otro
autor de gran relevancia fue Nicolo Fumo,
considerado uno de los mayores exponentes de la
estatuaria napolitana en madera. Entre sus obras más
famosas se cuenta la Caída de Cristo camino del
Calvario de la Iglesia de San Ginés de Madrid; y la
Asunción de la Virgen, ubicada en el altar mayor de la catedral de Lecce. Nicolo llevó a
cabo también una serie de esculturas en madera para la iglesia de San Giovanni de
Napolés, en las que queda plasmado el estilo ligero y de amplio efecto barroco que lo
caracteriza.
No podemos olvidar mencionar al autor
Giuliano Finelli, muy meticuloso en la talla de
pequeños detalles para así poder observar la carga
emocional de la que impregna sus obras, de las cuales
podríamos destacar el retrato del cardenal Scipione
Borghese. Dicho cardenal ya había sido retratado por
Bernini, pero la obra de Finelli se diferencia por ser
más sobria. Finelli realizó la imagen del Cardenal
Giulio Antonio Santorio alrededor de 1630 para la
Archibasílica de la catedral de San Juan. En la catedral de Nápoles llevó a cabo trece
estatuas que le dan gran fama.
El Papa San León deteniendo a Atila Caída de Cristo camino del
Calvario
Cardenal Scipione Borghese
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Finalmente, cabría mencionar al autor Pietro Tacca, de inicios manieristas, cuyo
inacabadas del escultor Giambologna, comenzando por Fernando I de Toscana, un
monumento ecuestre tallado en bronce
en el que había participado desde los
modelos de terracota al proceso de
fundido y el acabado. Otra de sus más
grandes obras es el Porcellino,
inspirada en Il Cinghiale, una copia en
mármol de un jabalí helenístico. El
objetivo del Porcellino era superar a su
obra inspiradora, representando de
nuevo un jabalí. No obstante, la que
está considerada como su obra maestra se titula Los cuatro moros, que representa a
cuatro esclavos encadenados en la base del monumento a Fernando de Toscana
realizado por Baccio Bandinelli. El monumento está formado por la estatua de Fernando
sobre un pedestal, el cual es levantado por los esclavos ya mencionados. Dichos
esclavos constituyen la parte más importante del trabajo, puesto que las torsiones
acentuadas y las muecas de dolor representan las condiciones de encarcelamiento de los
temas con gran realismo y elegancia. Tacca también colaboró en una estatua ecuestre
de Giambologna de Cosme de Médicis,construyendo los paneles en bajorrelieve de la
base. Para París acabó la estatua ecuestre que había iniciado Giambologna de Enrique
IV. También ejecutó el bronce ecuestre de Felipe III para Madrid.
Su último y más arduo trabajo fue un monumento ecuestre dedicado a Felipe IV
de España, para el cual tomó como
modelo el cuadro de Velazquez. Dicho
monumento supone la primera estatua
ecuestre con el caballo erguido y
sostenido sobre las patas traseras. Este
logro se debe a un truco técnico: al ser
hueco el bronce, salvo la mitad inferior,
se posibilita que este fenómeno tenga
lugar.
Porcellino
Felipe IV de España
Porcellino
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5. La escultura barroca en francia
5.1_ Características.
El barroco francés se reconoce por su carácter cortesano, mitológico y decorativo.
Aunque también hay escultura religiosa, su importancia es menor. La misma razón que
hace que en Francia el barroco sea un arte palaciego hará que la escultura se dirija,
principalmente, a complacer a los poderosos. Predominan los bustos, los retratos, las
estatuas ecuestres, las alegóricas y la escultura funeraria. Tiene cierta tendencia al
clasicismo.
La escultura francesa tuvo por encima de todo carácter oficial y cortesano, en que
prevaleció la exaltación del soberano y de los grandes artífices de la monarquía
francesa. La obra religiosa pasó a un segundo plano y fue sustituida por retratos,
estatuas o monumentos funerarios que perpetuaban la labor del soberano y las
principales personalidades de la Francia del Barroco. Además, la floreciente
arquitectura palaciega demandó de la escultura numerosos encargos para la decoración
interior y de los inmensos parques y jardines que rodeaban los principales edificios. Por
lo que se aprecia claramente una integración de la escultura en la arquitectura.
De esta manera, las muestras del Barroco francés manifestarán los extremos definidos
por las composiciones equilibradas, con un carácter casi geométrico. Se fomentó un arte
clasicista en el que dominó la monumentalidad y la grandeza.
5.2_Autores relevantes y sus obras.
Dos creadores serán los que ejemplifiquen con sus obras las líneas de expresión que la
escultura seguirá en su proceso de creación: François Girardon, representante de una
tendencia caracterizada por una elegancia clasicista muy depurada, al servicio de las
clases altas, y Antoine Coysevox, de una mayor expresividad y dramatismo, no siendo
posible olvidar tampoco a Pedro Puget, cuyas obras estarán en la línea del Barroco
considerado más puro. Girardon y Coysevoz surgen en la época de Luis XIV en torno a
la decoración de Versalles. Ambos conocen bien la escultura romana, y aunque admiran
a Bernini, se inspiran en los dibujos y esquemas compositivos de su compatriota el
pintor Poussin, a la vez que estudian la escultura antigua y el clasicismo de Algardi.
19
François Girardon: es el escultor más significativo, ya que tiene un gusto clásico
y fue uno de los maestros de la escultura decorativa y monumental. .
Girardon se formó en Roma, fue un gran admirador de Bernini, aunque su obra
es más rígida, ya que no logra dar el dramatismo del maestro italiano.
Trabaja principalmente sobre asuntos mitológicos que resuelve con serenidad
aún clásica pero con ese acabado de superficies delicado y perfecto propio del
siglo XVIII. En ese sentido su mejor obra es el grupo del Apolo y las Ninfas,
para Versalles.
Girardón se inspiró en el
Apolo de Belvedere al
hacer esta obra. Los
grandiosos jardines de
Versalles sirvieron de
escenario perfecto para el
conjunto alegórico de la
fábula de Apolo. La
secuencia se iniciaba con
el nacimiento del dios en
el estanque de Latona que culminaba en la Gruta de Tetis con el auxilio de las
ninfas. Es considerada una de las obras cumbres de la escultura francesa, de
sofisticada composición en forma abierta y bajo un concepto paisajístico
próximo al helenismo. Es una obra clasicista perfectamente adaptada a los
ideales estéticos propugnados y defendidos
por Le Brun, como queda patente en el
tratamiento individualizado de cada figura,
así como en la relación espacial entre todas
ellas. El material que utilizó fue el mármol.
Se encuentra situada en Versalles.
La ortodoxia clasicista promovida desde la
Academia tuvo en la obra de François
Girardon a su más directo exponente.
Apolo y las ninfas
El sepulcro del Cardenal Richelieu
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Hizo también el Sepulcro del Cardenal Richelieu, compuesto con serena
perfección en la cual prescinde de toda integración con la arquitectura a favor
del efecto teatral. Entre 1675 y 1677 esculpe el Monumento a Richelieu de la
iglesia de la Sorbona de París, primer ejemplo de tumba de altar exenta, en la
que la figura recostada del cardenal es sostenida por la Religión y tiene a la
Ciencia a sus pies. Posee una equilibrada composición que está contrarrestada
por una teatralidad y magnificencia que procede del gusto de Charles Le Brun,
que fue quien la diseñó, y al que Girardon se adaptaba perfectamente. En esta
escultura, el cardenal Richelieu se halla colocado sobre el sarcófago, rebosante
de dignidad y acompañado por otras figuras, mientras que a sus pies la Doctrina
Cristiana (vistiendo complicados ropajes de luto) cierra un ideal triángulo del
dolor.
También preparó una estatua ecuestre de Luís XIV,
destruida en la Revolución Francesa, en el cual
prescinde de toda integración con la arquitectura a
favor del efecto teatral. El material es el bronce y la
técnica la fundición. El caballo, de caminar sereno,
avanza sobre un pedestal que reproduce un
prado. Se hizo en 1685. Fundida con gran calidad,
destaca la precisión de los detalles de la estatua,
especialmente en los motivos ornamentales. En su
obra sigue los pasos de Bernini y en ella se percibe la
influencia de la antigua escuela de Fontainebleau. Es
el primero que sienta las bases de la escultura clasicista. La aparición de nuevas
corrientes artísticas hace que a partir de 1690 esté alejado de los encargos
oficiales. Va a caballo y está ataviado con un traje de estilo romano.
Antoine Coysevox: Desde muy joven producía estatuas de considerable
mérito. Fue contratado para decorar gran parte de Versalles y más tarde para el
Palacio Marly, con la misma facilidad y éxito que el anterior. Entre sus obras de
Marly está la ecuestre Fama (1702) y Neptuno, trasladados en 1719 a
los Jardines de las Tullerías.
Apolo y las ninfas
Estatua ecuestre de Luis XIV
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Se le considera un gran retratista, inspirado por Bernini y de mayor fuerza
creativa que Girardon. Gran retratista que en sus esculturas de retratos tuvo gran
éxito reflejando la semejanza con los modelos y recurre
con frecuencia a lo que era la moda de Francia, retratar
a los personajes como seres mitológicos. El más
interesante de estos retratos míticos es el de María
Adelaida de Saboya como Diana Cazadora. Hizo
retratos en busto de la mayor parte de los hombres
célebres de su tiempo, incluyendo a Luis XIV y a Luis
XV en Versalles.
El Retrato de Luis XIV, su obra más original y
naturalista son los bustos y retratos, como este de Luis
XIV, de honda captación
realista, pudiéndose
comparar con los antiguos retratos romanos; aparte
destaca la libertad de movimientos y la aparente
improvisación de la composición.
Además de las obras antes mencionadas, hizo una
docena de monumentos funerarios. De estos
mausoleos, destaca La tumba del del Cardenal
Mazarino, hoy conservado en el Louvre, en el que
«recoge la inspiración teatral italiana y la interpreta
de modo más clásico en sus alegorías». Coysevox murió en París el 10 de
octubre de 1720.
Pierre Puget: al margen de París, está el
más genial de los escultores franceses, que
es, además, el más auténticamente barroco,
amigo del dramatismo, de la tensión y de la
violencia formal, por lo que sus obras son
rechazadas en Versalles. Quedó muy
impresionado al conocer la escultura de
Adelaida de Saboya como
Diana cazadora
Retrato de Luis XVI
Tumba del Cardenal Mazarino
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Bernini, labrando en este mismo lenguaje sus primeras obras como el San
Sebastián de Génova. Ya en Francia madura su estilo tornándolo más
escultórico y acentuando el realismo sin olvidar un cierto énfasis clásico. Logró
enviar obras a Versalles, y una de ellas, el Milón de Crotona, (1671-1683,
Louvre) obra tensa, inspirada en el Laooconte, gustó mucho y fue aceptada con
elogios, aunque otras obras suyas no tuvieron tanto éxito por su barroquismo
extremado. Su pose en contraposto junto con su intensa expresividad emotiva
constituyen un ejemplo de la estética barroca, a menudo esta obra ha sido
comparada también con el David de Bernini; sus anatomía se halla también en
tensión incontenible, organizándose las figuras en una unión casi
perfecta, sobre todo la mano de Milón y el árbol en que se apoya.
Está claramente influido por Bernini: Milón de Crotona.
Pese a ser denostado por el Clasicismo dominante en Francia será el
más barroco de los escultores franceses de todos los tiempos. Pierre
Puget trabajó fuera del círculo cortesano. Formado en Roma. Otra
de las esculturas más notables de Puget son las puertas del
ayuntamiento de Tolón. Puget influyó en los escultores posteriores
del rococó francés del siglo XVIII.
Como he mencionado anteriormente, ya en el
siglo XVIII destacan escultores, de gusto
rococó, como:
François Dumont: este autor suele utilizar, entre
otros materiales el mármol y la priedra para la
realización de sus esculturas como podemos
observar por ejemplo en la del Titan golpeado
(1712), ubicada
en el Museo del
Louvre.
San Sebastián de
Génova
Milón de Crotona
Titán Golpeado.
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Edme Bouchardon: fue un escultor, grabador y pintor de
estilo clásico antiguo dedicado a la creación de estatuas
metálicas, fuentes, piletas, esculturas religiosas y
mitológicas en mármol. Su obra resistió a la tendencia
barroca de la época y permaneció fiel a los principios
del clasicismo. Antes de ser reconocido en su país estudió y
esculpió en Roma por más de 10 años donde recibió la
influencia que muestra en sus obras. De padre y hermano
escultores, Bouchardon simbolizó la corriente artística que
retomaba la forma y pureza del estilo italiano antiguo en contraposición del
recargado Rococó reinante.
En 1722 recibe un premio denominado el Premio de
Roma por su obra titulada Gèdèon que escoge a sus
soldados observando su manera de beber. Fue
designado escultor del rey en 1732. En1746 hace su
primera obra maestra, el Cupido fabricando su arco
con la maza de Hércules (1750), en el Museo del
Louvre. Otra de sus obras es la fuente en la Rue de
Grenelle, en París. Quizá, su mejor obra fuese la
estatua ecuestre de Luis XV, que fue considerada la
mejor obra de su género en Francia, aunque el
escultor sólo pudiese finalizar su modelo, falleciendo antes de realizarla en el
material definitivo, Jean-Baptiste Pigalle fue el encargado de terminar la obra,
Fuente de la Rue de Grenelle Fontaine des quatre saisons
Estatua ecuestre de Luis XV
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que fue destruida en la Revolución francesa. También hay que destacar su obra
Fontaine des quatre saisons en el Museo Mailloln.
Jean-Baptiste Lemoyne: también obtuvo el Premio
de Roma de escultura en 1725. Este autor
representaba la tradición de la escultura francesa.
Debido a eso, fue el retratista oficial del rey Luis
XV y de su estatuaria monumental. Fue una gran
figura de su tiempo, tan pronto recibía críticas o
denuncias como aplausos por su obra. En su obra
podemos observar carencia de firmeza y de
aprehensión intelectual de los principios más
grandes de su arte, que lo desfavorecen ante las críticas. Las obras más
destacadas del artista han sido destruidas o han desaparecido ya que fueron
centro de la violencia. La composición de La hija de Pierre Mignard, Mme
Feuquières, arrodillada ante el busto de su padre (el busto era obra de
Coysevox),un ejemplo de lo explicado anteriormente y es una muestra de la
misma violencia por la cual el monumento ecuestre de Bouchardon de Luis XIV
fue destruido. Sólo los paneles han sido conservados. En sus bustos, los indicios
de su imaginación revolucionaria casi desaparecen, y tenemos una serie de
retratos destacables, de los cuales los dedicados a las mujeres. Lemoyne fue
quizás el más destacado en su capacidad de captar visualmente los detalles y
transferirlos a su obra. Una de sus obras más destacadas es Vertumno y
Pomona,(1760) grupo, piedra, París, museo del Louvre.
En cuanto a los retratos de carácter funerario destacan: Simón
Guillain con su Tumba de Charlotte-
Catherine de la Tremoille, y Jacques Sarrazin
con La prudencia.
Vertumno y Pomona
Tumba de
Charlotte-
Catherine de
la Tremoille
La prudencia
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Por último mencionar a Jean-Baptiste Pigalle, escultor francés
cuya obra se caracteriza por la unión de corrientes barroca y
neoclásica. Muchas de sus esculturas, de natural elegancia e
inspiración barroca, se encuentran en las iglesias de París. Su
obra más popular es la estatua de Voltaire desnudo (1776),
Amor, amistad, beso, Diderot, El niño en la jaula, Autorretrato
y Mercurio.
6. La escultura barroca en otros países
6.1_Inglaterra.
a) Características.
La escultura recibió influencias, igualmente, de los estilos italiano y flamenco.
En Inglaterra se continúa con una cierta aversión a la representación icónica
típica del anglicanismo, por lo que casi se reduce a los motivos funerarios en los
templos, que se convierten en panteones de personajes ilustres. Se trata de
representaciones ostentosas creadas para glorificar e inmortalizar la fama del
“gran hombre”.
Voltaire desnudo
Autorretrato Amor, amistad, beso Mercurio
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b) Autores y obras.
Destacan escultores como Nicholas
Stone (1586/87-1647) que trabajó como
escultor y sobre todo realizó
monumentos funerarios.
Stone poseía un taller en Londres donde
a menudo solía recibir encargos para
esculturas de los jardines, incluyendo las esculturas en la gruta de Isaac de
Caus en la Abadía de Woburn, que han sido recientemente atribuidas a este
autor. También esculpía artículos domésticos, como puertas y chimeneas. La
gran mayoría de las esculturas de efigie de Elizabeth, Lady Carey Stone que
han sobrevivido son monumentos funerarios, y a partir de ellos se juzga la
calidad de su escultura hoy. Stone estuvo
fuertemente influenciado por la nueva moda
clasicista para el arte, y esto se refleja en dos de
sus obras, ambos en la Abadía de Westminster, el
memorial a Sir John Holles y su hermano Francis,
ambos vestidos con armaduras Romanas
trasluciendo la influencia clásica , algo nuevo para
la Inglaterra de la época. Su gusto por el realismo,
en parte producto de su formación en los Países
Bajos, está presente en La tumba de suelo de
Sir William Curle (fallecido en 1617) de la iglesia
de Hatfield, Herefordshire; Sir William es esculpido tumbado en su tumba
vestido , con las rodillas flexionadas en su última agonía. El monumento de
Stone para el Dr John Donne de 1631, en la Catedral de San Pablo de
Londres se ha considerado como el más notable. Representa el poeta, de pie
sobre una urna, vestido con un sudario, pasando por el momento del juicio.
Esta descripción, idea de Donne, fue esculpida a partir de una pintura para la
que el poeta había posado. Otra de las mejores obras de Stone es la efigie de
Elizabeth, Lady Carey en la parroquia civil de las Nueve Iglesias
de Stowe, Northamptonshire, es considerada una de sus piezas maestras.
Además otros ejemplos conservados de sus monumentos a los muertos son
los dedicados a: el monumento de pared de Sir Augustine Nicolls (1616) en
Tumba de suelo de Sir William
Efigie de Elizabeth
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el Victoria and Albert Museum de Londres. De la escultura no funeraria de
Stone queda muy poco : una chimenea, de 1616, en el Priorato de
Newburgh que representa deidades mitológicas de pie en bajorrelieve, dos
estatuas arruinadas del jardín en Blickling Hall y una colección de estatuas
en buen estado en Wilton House. Las estatuas de Wilton House, como las de
Woburn, indican la estrecha relación de trabajo que Stone tuvo tanto con
Iñigo Jones como con Isaac de Caus, ambos trabajaron en el diseño de
Wilton.
6.2_Alemania
a) Caracteríticas.
En Alemania la escultura barroca encuentra un clima muy apropiado
para su desarrollo. Predomina el estilo de Bernini, que llega a sus
más altas cotas. Se caracteriza por el movimiento exaltado y
espontáneo, la representación en el acto, es decir, la captación del
instante. Logra una gran variedad de puntos de vista y un efectismo
escenográfico (teatralidad y monumentalidad en las composiciones).
b) Autores y obras.
Destacan Andreas Schlüter con su retrato ecuestre del Gran Elector
y Baltasar Permoser con su Apoteosis del príncipe Eugenio.
Los mejores ejemplos de la teatralidad del rococó en Alemania se
encuentran en las ornamentadas obras de Egid Quirin Asam. Su obra más conocida es la
profusa decoración de la iglesia de San Juan Nepomuceno (1733-1746) de Munich.
6.3_Países Bajos
a) Características.
En los Países Bajos los temas escultóricos alcanzaron cierta relevancia,
muy lejos de la pintura. Encontraron su hueco dentro del retrato, el busto y
la decoración de tumbas.
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En el siglo XVII, casi todo el mundo en los Países Bajos era protestante. En lugar de la
Iglesia, los artistas dependían de los encargos que les encomendaban los nobles, los
adinerados comerciantes y otros clientes. El arte barroco holandés es principalmente
laico y en él abundan los retratos de personas que están ocupándose de sus
actividades cotidianas.
Conclusiones
Podemos concluir, por tanto, afirmando que la escultura barroca supuso un
reflejo de la forma de ver el mundo característica de este movimiento, presente en los
distintos contrastes, en la exaltación de las emociones, en el recargamiento de las
figuras, etc. Floeció en España, donde destacaron la escuela castellana y la escuela
andaluza; en Italia, donde sobresalió Bernini; en Francia, donde los más importantes
autores fueron Coysebox y Girardon; y en el resto de países, especialmente en
Inglaterra, Alemania y Holanda. En el presente trabajo se ha hablado de la escultura
barroca en todas estas naciones, haciendo especial hincapié en los más relevantes
autores y sus mejores obras, logrando desarrollar toda la información fundamental sobre
este asunto, tal y como pretendíamos al comienzo de este documento.
Bibliografía
Barroco [en línea], disponible en <http://es.wikipedia.org/wiki/Barroco> [consulta
14/4/2013].
Escultura barroca [en línea], disponible en
<http://es.wikipedia.org/wiki/Escultura_barroca> [consulta 14/4/2013].
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