Post on 22-Nov-2015
UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
ESTRUCTURALISMO Y POSTESTRUCTURALISMO EN LAS DISCIPLINAS EN
LAS CIENCIAS SOCIALES
BERNARDO RENGIFO LOZANO1
(DOCUMENTO DE CIRCULACIN RESTRINGUIDA)
Bogot, septiembre de 2007
1 Bernardo Rengifo Lozano. Estudi filosofa en las universidades de los Andes y Pars VIII. Ha sido profesor de
filosofa contempornea en las universidades Javeriana y de los Andes. Dict el Seminario de estructuralismo y
postestructuralismo durante cuatro aos en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Externado.
Tambin es autor de Naturaleza y etnocidio. Relaciones de saber y poder durante la conquista de Amrica.
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NDICE
PRLOGO
PARTE I
LA NOCIN DE ESTRUCTURA
Formas
Atributos estructurales
RASGOS TOTALIZANTES DEL ANLISIS ESTRUCTURAL
DOS DEFINICIONES
1. Elementos
2. Sistema
EL PARADIGMA FUNDADOR
Saussure
LA DEDUCCIN
APLICACIONES INICIALES
Gestalt
Piaget
Propp
LO SIMBLICO EN EL MODELO ESTRUCTURAL
Implicaciones
EL PROBLEMA DEL HOMBRE
DUMZIL
Antecedentes
Las tres funciones
Tuertos y mancos
ESTRUCTURALISMO Y CIENCIAS SOCIALES
PLATONISMO Y ESTRUCTURALISMO
EL MTODO: LVI-STRAUSS
ESTRUCTURAL-FUNCIONALISMO
EL MARXISMO
Althusser
3
LACAN Y EL PSICOANLISIS
BRAUDEL Y LA HISTORIA
RESUMEN
Postulados principales
Crticas
PARTE II
POSTESTRUCTURALISMO
UN CASO DE PROBLEMAS DE MTODO
Clifford y los mtodos etnogrficos
El trabajo de campo
Consecuencias
DERRIDA
La desconstruccin
La diffrance
FOUCAULT
Arqueologa
Genealoga
Subjetivacin
DELEUZE
Capitalismo y esquizofrenia
Una teora del sentido: el acontecimiento
El sentido y los efectos de superficie
LYOTARD
Modernidad y proyectos sociales
Cada de los proyectos de emancipacin social
Lo social sin sociedad?
PARTE III
SITUACIONES
De la mitognesis a la disolucin de los signos
APNDICE I
MITOGNESIS DEL LENGUAJE
Lenguaje y mito
Naturaleza y lenguaje
4
Rasgos formales
El ascenso de la palabra
APNDICE II
HACIA UNA TEORA DE LA ALTERIDAD EN LOS SIGNOS
Fugas del lenguaje
Profetas
Sibilas
Magos
Lenguaje e indeterminacin
BIBLIOGRAFA
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El hombre es solamente un permutador de signos, a travs del
cual el mundo efecta un intercambio consigo mismo.
Jean-Franois Lyotard, Los indios no cortan las flores.
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PRLOGO
Esta exposicin est dividida en tres secciones. En la primera parte, se exponen las caractersticas
ms relevantes de la nocin de estructura, algunas definiciones bsicas y los rasgos principales del anlisis
estructural. A continuacin, se muestra la importancia histrica de Saussure como referente fundador de las
investigaciones estructuralistas, y algunas aplicaciones inaugurales en los campos de la psicologa y la
literatura. La evaluacin de las propiedades fundamentales del modelo estructural, y el examen de lo que se
conoci como el problema del hombre, son seguidos por un ejemplo comprensible de los estudios comparativos y estructurales sobre el mito (Dumzil). Despus de observar un marco histrico de las
ciencias sociales frente al desafo estructuralista, y las relaciones del estructuralismo con el platonismo, se
consideran algunos problemas e implicaciones de su mtodo en la etnografa (Lvi-Strauss), y se analizan
sumariamente los principios estructuralistas que tuvieron mayor impacto en la sociologa, el marxismo, el
psicoanlisis y la historia. Esta primera parte concluye con un resumen de los principales postulados de las
escuelas estructuralistas y las crticas que recibieron.
La segunda parte est dedicada a mostrar un horizonte crtico del grupo de movimientos que se
conoce como postestructuralismo, con las corrientes que iniciaron rupturas con los modelos y el llamado
rgimen de la significacin. Se exponen los principales argumentos sobre los que convergen sus representantes, para analizar a continuacin un caso de problemas de mtodo en el terreno actual de los
estudios etnolgicos (Clifford), que contrasta con las formulaciones metodolgicas estructuralistas
analizadas en la primera parte. Luego se abordan algunos principios fundamentales del pensamiento de
Derrida, Foucault, Deleuze, y Lyotard.
La tercera parte incluye dos breves apndices que muestran horizontes interrogativos donde
convergen varios problemas enunciados a lo largo de este recorrido.
* * *
Las diversas adaptaciones de modelos estructuralistas en las disciplinas sociales incorporaciones que se produjeron desde mediados de la dcada de 1950 hasta los aos setenta presentan numerosos matices que, en conjunto, podran tornar difcil la comprensin de la categora de estructura. A nuestro
parecer, dos condiciones principales incrementan los obstculos para alcanzar una intuicin clara de esta
nocin en ese contexto epistmico:
-En primer lugar, el impacto que represent la incitacin estructuralista para las ciencias sociales y
humanas, que incluso puede autorizar el calificativo de revolucin metodolgica si se tiene en cuenta el radical relevo terico que supuso, en su momento y frente al predominio de la fenomenologa y el
historicismo especialmente: cmo adaptaron las disciplinas de lo humano un modelo proveniente
especialmente de la lingstica estructural? [adopcin de un modelo lingstico para el anlisis social].
-En segundo lugar, la complejidad de las aplicaciones e implicaciones analticas y descriptivas del
estructuralismo presenta acentos variables que divergen no slo entre las distintas ciencias sociales sino
tambin entre los investigadores pertenecientes a una misma disciplina. Pero el problema no termina all,
porque tambin hay que considerar las correcciones de los modelos, las revisiones y reformulaciones
parciales, e incluso los distanciamientos por parte de los autores mismos a lo largo de su propia experiencia
investigativa [ausencia de unidad de uso].
Resulta imposible compendiar en los lmites de esta exposicin el arduo y en ocasiones difuso
panorama de estos dos rdenes de problemas, sus relaciones y consecuencias, especialmente cuando tal
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vez se puede extraar aqu un tercer nivel de dificultad, que no por abstracto resulta menos significativo y
que proviene de la naturaleza misma de la dimensin estructural:
-El orden simblico, que como se ver goza de un estatuto muy particular, con todas sus implicaciones en
los niveles lingstico y lgico-matemtico [lo simblico].
En resumen, se asiste aqu al problema de la adaptacin indita de un modelo analtico proveniente de un campo eminentemente lingstico al orden de lo social, modelo que carece de unidad de uso entre los estructuralistas y presenta grados de abstraccin en virtud de los numerosos matices que engloba su difcil
dimensin constitutiva de lo simblico, cuya naturaleza a su vez posee un estatuto poco comn desde el
punto de vista de las aplicaciones tradicionales de modelos empricos, fenomenolgicos o dialcticos en los
estudios sociales.
Frente a tan intrincado mbito de problemas, nos limitaremos a tratar de hacer visibles, de manera
introductoria, los principales desafos de las propuestas estructuralistas desde la perspectiva de su
importancia o resonancia para las ciencias sociales en general. El horizonte es sin duda laberntico, y esta
mirada retrospectiva slo presenta una de las posibles formas de recorrerlo. Como en tantas situaciones
similares, la historia constituye una estrategia insuperable para abordar una tarea que, por lo dems, otros
han cumplido muy satisfactoriamente en detalle2.
2 Podemos mencionar tres recorridos sobre las corrientes estructuralistas, que muestran los pormenores de los problemas
esenciales fruto de los intentos por aplicar modelos estructurales en la investigacin social: el libro clsico de JEAN VIET, Los
mtodos estructuralistas en las ciencias sociales (1970), donde recoge los principales problemas metodolgicos en los campos de
varias disciplinas; otro texto rico en ilustraciones y debates es el compendio de trabajos recogidos por GEORGES LANTERI LAURA,
Introduccin al estructuralismo (1969); por ltimo, la introduccin de JEAN MARIE AUZIAS, El estructuralismo (1969), centrada
en los hitos histricos fundamentales.
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PARTE I
LA NOCIN DE ESTRUCTURA
Desde un primer referente estrictamente etimolgico, el sentido de la voz latina structura remite
inmediatamente al sustantivo construccin. En segundo lugar, alude a dos categoras hermanas de cualquier
proceso con caractersticas de ndole constructiva: la distribucin y el orden. En tercer trmino, denota la
armadura o disposicin articulada de elementos en un cuerpo o un conjunto. Estas acepciones semnticas
ofrecen ya los contenidos fundamentales del concepto, por cuanto remiten a la especificidad de fondo que
caracteriza a sus diversos usos. En efecto, una estructura es siempre un constructo, no visible inmediatamente desde experimentaciones o estrategias cognoscitivas tradicionales o convencionales. Las
categoras de distribucin y orden tambin sirven como indicios de un carcter esencial de la estructura,
puesto que invocan una disposicin siempre presente en toda articulacin de elementos. Una de las
propiedades inherentes a todo constructo es que no resulta necesariamente visible, lo que nos sita de entrada en un panorama complejo (si en algo han insistido desde siempre la filosofa y la ciencia, es sobre la
complejidad consustancial a la naturaleza no visible de muchos fenmenos)*. Los mejores ejemplos para
comprender estos primeros atisbos se encuentran en el campo del lenguaje, que abordaremos ms adelante.
Formas
Desde un punto de vista ms delimitado, se aplica un criterio formal para definir un sistema o
estructura. Los estructuralistas coincidan en que siempre se trata de una composicin de elementos de
cualquier clase, pero lo que convierte a los elementos en algo inmanente a la estructura es justamente la
manera como operan en ella [criterio funcional]* y, desde luego, el lugar que ocupan [criterio topolgico]
3. As, en trminos todava muy corrientes, una estructura ha sido definida como la forma bajo la
cual se relacionan los elementos que la componen en un dominio particular de objetos (Sazbn, 1969: 9). Lo
que se privilegiar en el anlisis estructural es precisamente ese patrn (pattern) de acuerdo con el cual los
elementos u objetos de cualquier tipo se articulan o se combinan con las relaciones en un campo no
especificado.
Atributos estructurales
La plasticidad del concepto de estructura dio pie para llegar a considerar que casi cualquier cosa poda ser objeto de estructura o bien una estructura misma: un conjunto de elementos, una serie de nmeros,
una figura geomtrica, un juego cualquiera, etc. Lo mismo vale para la categora de sistema, en este
contexto, sinnimo de estructura: se habla de sistemas (o estructuras) sociales, de estratificacin econmica,
lingsticos, polticos Pero, en el terreno de las ciencias humanas, el margen de atribucin estructural se reduce a campos limitados: estructuras lingsticas o simblicas, sociales, psicolgicas, en dominios particulares de objetos: los lenguajes y la lgica, la sociedad, el psicoanlisis En todos los casos, la
* Esto sin descartar que, en ocasiones, la invisibilidad tambin pueda abrir espacios para supuestos teleolgicos que permean la
textualidad bajo su clausura en una discursividad metafsica. * Como se ver, algunos movimientos estructuralistas buscaron una unidad entre el valor operatorio de lo funcional y el carcter
explicativo de lo estructural. 3 Este segundo criterio es desarrollado por GILLES DELEUZE, A quoi reconnait-on le structuralisme? (1973: 304 ss.), texto en el
cual ofrece un conjunto de definiciones centrales del trabajo estructuralista, que incluye a las estrategias diferenciales y seriales
tan caractersticas de las investigaciones en ese campo, al igual que la interesante categora de lugar vaco.
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estructura constituye un sistema en el cual los elementos se encuentran distribuidos o articulados siguiendo
lgicas de conjunto y relaciones matemticas que pueden ser objeto de formalizacin. No obstante, la
lingstica sincrnica de De Saussure ofreci recurrentemente el modelo para todas las estrategias y
aplicaciones estructuralistas. Es decir, en los campos que nos ocupan, todos los sistemas que constituyen
una estructura se conciben como lingsticos, pero no porque posean un carcter verbal sino porque se basan en el modelo de la lengua como sistema, aportado por Saussure (1998). En una frase, las escuelas
estructuralistas plantearon la posibilidad de describir, interpretar y clasificar la realidad humana mediante un
mtodo general inspirado en la aplicacin del modelo saussuriano de la lengua a los fenmenos sociales. Por
supuesto, no se trat de un empleo directo de la nocin: las diferentes aplicaciones metodolgicas no se actualizaron en la investigacin social sin experimentar importantes mediaciones. Las adaptaciones de los
modelos presentan un carcter diferenciado: para traducir los modelos se utilizaron estrategias metodolgicas diversas, como las formalizaciones lgico-matemticas
4, los modelos relacionales, las reglas
combinatorias, los mecanismos de sustitucin, los lenguajes seriales, etc. (Viet, 1970: 11 ss.).
RASGOS TOTALIZANTES DEL ANLISIS ESTRUCTURAL
Hoy se sabe que no existen teoras ni mtodos en ciencias sociales que no impliquen supuestos
ontolgicos de determinacin de las realidades humanas. Los aportes epistemolgicos de Kuhn (1971) y
Popper (1990), entre otros, anticiparon suficientemente las condiciones y efectos de los relevos
paradigmticos y la falsabilidad sobre la investigacin cientfica: no existen explicaciones neutras, y tampoco verdaderas, por ms que algunas prcticas de investigacin lo pretendan (de ah los extendidos usos prudentes de categoras como verosimilitud, verificabilidad, validez contextual...). Sin duda, la eleccin de teoras es subjetiva, pero stas no dejan de aspirar a plantearse como verdaderas respecto a las dems, como soluciones que deben dar cuenta de totalidades (herencia del idealismo platnico). No obstante, hoy tambin se sabe que el valor de una interpretacin no radica tanto en sus contenidos de
verdad como en sus posibilidades de uso, y tampoco hay que olvidar que las teoras no dejan de ser visiones parciales del mundo o, como afirmara Michel Foucault, cajas de herramientas.
Pues bien, el estructuralismo no fue ajeno a esa pretensin. Como toda teora, no es neutra ni
inocente, porque tambin parte de la postulacin de supuestos ontolgicos. Por ejemplo, presupone que: la
esencia o verdad de lo humano y de lo social es estar siempre estructurados, las relaciones lgicas en los sistemas intelectuales son inconscientes, los sistemas priman sobre los individuos y llegan a condicionarlos de maneras definitivas, existe una necesidad de privilegiar lo sincrnico sobre lo diacrnico en la explicacin de los fenmenos sociales
En cuanto teora, el estructuralismo aspira a convertir el mundo en algo completamente estructurado.
Por ms que esta afirmacin parezca redundante, resulta claro que si se aplica un prisma estructuralista
sobre el mundo, el mundo obedecer con notable docilidad al orden relacional del significado. Pero la
relevancia de esta suerte de tautologa cobra un sentido crtico, y especialmente problemtico, cuando se
trata de justificar las pretensiones que buscan validar el uso de modelos estructuralistas para explicar de
manera total la existencia humana. Pero ya volveremos sobre este punto. Como se anticip, los dominios de objetos que se pueden traducir como campos empricos o
regiones de conocimiento tambin han empleado el concepto de estructura con diferentes significados y
4 Desde mucho antes del auge estructuralista, las matemticas venan utilizando modelos de sistemas definidos como leyes
relacionales de dependencia entre los elementos (el mtodo axiomtico o las estructuras algebraicas de BOURBAKI, por ejemplo).
La nocin misma de conjunto, obliga a suponer que sus elementos se relacionan mediante leyes diversas (correspondencias, reglas de signos, simetras, composicin). Algo similar ocurre con la lgica, que constituye otra cantera para los anlisis estructuralistas. Al respecto, puede verse MARC BARBUT, Sobre el sentido de la palabra estructura en matemticas, en JEAN POUILLON (Ed.), Problemas del estructuralismo (1967: 94 ss.).
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matices que no ocultan la pretensin de abarcar ntegramente universos de sentido, hasta el punto de utilizar
trminos afines como totalidad, sistema, configuracin o forma, composicin, conjunto, interconexin,
patrn, grupo y hasta funcin (Radcliffe-Brown, 1960: 228; Viet, 1970: 73-74).
DOS DEFINICIONES
Qu queda de toda esa dispersin de matices y usos? Dos definiciones sintticas conservan, a pesar de los
sesgos, convergencias importantes.
1. Elementos
Se puede entender una estructura como el orden de un grupo de elementos interrelacionados o
articulados de manera funcional (sin que esto signifique que todo estructuralismo pueda reducirse a una especie de funcionalismo de sistema, como s fue el propsito de las escuelas anglosajonas que promovieron un estructural-funcionalismo: ver Parte II). Aqu se insiste en anteponer el valor operativo (relacional) de los objetos bajo un orden, siendo consecuentes con las primeras definiciones del sistema en
Saussure. De ah que otro lugar comn en las teoras estructuralistas fue considerar que los elementos de la estructura son miembros mas que partes, y que el conjunto o grupo de elementos es un todo ms que una
suma (Piaget, 1968: 13; Viet, 1970: 236). Aclaracin importante, porque obliga a leer de otro modo las relaciones entre los objetos en un sistema. En efecto, es caracterstico de un elemento poseer propiedades (Piaget, Ibid.), de manera que un miembro se diferencia de una parte por la actividad o funcin que puede
llegar a ejercer; de la misma manera, una totalidad estructural no puede reducirse a una simple sumatoria
neutra de objetos inertes. Pero de aqu se deriva una condicin ms esencial: si las relaciones entre los
elementos de un sistema no son aleatorias y menos aun indiferentes, eso slo puede significar que estn
determinadas, y esa determinacin posee un modo de ser, o cuando menos una tendencia, de cuyo establecimiento puede depender la eficacia investigativa de un modelo estructural. En otras palabras, no
existe libertad en los campos de objetos estructurales; por definicin, los elementos estructurales no son autnomos. Nada expresa mejor esto que uno de los ejemplos de Saussure: el juego de ajedrez (Ibid., 51,
128). Ninguna de las piezas es autnoma, incluyendo al rey y a la reina, quienes al contrario dependen
solidariamente de las dems piezas. Adems, el autntico espacio del juego de ajedrez definitivamente no es
el tablero material sino un espacio ms profundo donde tiene lugar una combinatoria de lugares (Deleuze, 1973: 307)
5. Entonces, hablar de sistema es ya aceptar que no existe autonoma en los elementos que lo
componen. A pesar de lo indudable que pueda sonar eso, se trata de un aspecto fundamental para el
estructuralismo. Desde luego, podra llegar a hablarse de cierta independencia relativa de un elemento en una estructura en particular y bajo condiciones determinadas (la reina en el ajedrez puede llegar a
encontrarse en condiciones de autonoma relativa, pero lo mismo puede decirse de cualquier pieza del juego dependiendo del contexto); sin embargo, desde la perspectiva estructural, esa autonoma estara dada por el sistema mismo. En todo caso, resultara muy extrao que un elemento de la estructura alcanzara
una autonoma absoluta (as se establece, por lo menos en los postulados de las escuelas estructuralistas que
estamos considerando)6.
De manera que los elementos estructurales siguen reglas particulares, puesto que sin duda se encuentran en condiciones de determinacin mutua. Es ese horizonte relacional normativo el que confiere
5 Segn DELEUZE, el espacio estructural es inextenso, preextensivo, puro spatium constituido de prximo en prximo como
espacio de vecindad, donde la categora de vecindad tiene precisamente un primer sentido ordinal y no un significado en lo
extensivo (Ibid., 305). 6 Quiz se deben excluir contextos propios de las teoras sobre sistemas acentrados, carentes de una organizacin arborescente y
que rechazan al autmata centralizador, como lo mostraron ROSENSTIEHL y PETITOT en Automate asocial et systmes acentrs (1974). Lo mismo puede valer para los casos de algunas disposiciones fractales.
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un valor operacional y regulado a las estructuras, que de hecho resulta constituyente del modo de ser que
agota en esencia el orden que las define. Esto nos conduce a la segunda definicin.
2. Sistema
Una estructura tambin puede ser definida simplemente como un sistema o un conjunto de
subsistemas. Se trata ahora de concentrarse ms en ese modo de ser de la estructura que en los elementos que la componen, aunque tanto elementos como sistema conformen, no hay que olvidarlo, una unidad. De
nuevo, el conjunto de reglas estructurales no es nunca azaroso, siempre est mediado cuando no plenamente
constituido por relaciones lgicas que, no obstante su invisibilidad, pueden traducirse en conductas particulares. Lo propio de un sistema es poseer leyes (Piaget, Ibid.) o reglas, las cuales permiten el establecimiento de comparaciones entre modelos y traducciones de las condiciones de estabilidad estructural en virtud de su semejanza normativa o regulada.
Pues bien, es necesario tener en cuenta que algunos estructuralistas privilegian la primera definicin
y otros la segunda (ambas en diferentes versiones); en todos los casos se trata de estructuralismo, pero los
horizontes se alteran a posteriori. Por supuesto, la concepcin sistmica de la estructura presenta una mayor complejidad, dado que sirvi para remontarse hasta juegos de comparacin y transformacin estructural en diversos dominios de objetos y con el fin de verificar una pretensin implcita: todo el mundo
humano y social puede ser ledo e interpretado estructuralmente.
EL PARADIGMA FUNDADOR
Saussure
Saussure emprendi el proyecto de fundar a la lingstica como una nueva ciencia de todas las manifestaciones del lenguaje humano (Saussure, 1998: 30 ss.). A principios del siglo XX, los postulados de Saussure confieren un giro inesperado a los estudios tradicionales sobre el lenguaje, centrados hasta
entonces en la descripcin, la clasificacin exclusiva o los rasgos puramente fonticos en la historia de las
lenguas. Estos anlisis no se haban ocupado de dos aspectos esenciales descubiertos por Saussure: en
primer lugar, la naturaleza precisa del objeto de estudio de la lingstica como ciencia (con las leyes generales que tal designio poda implicar); en segundo lugar, el carcter propio del signo lingstico y del sistema de la lengua (Ibid., 33 ss.).
Saussure diferencia por una parte los actos de habla (parole) o uso individual de la lengua, y por otra
parte, la lengua como tal (langue) o el sistema de signos usados por una comunidad de hablantes. En efecto,
mientras el habla es individual y en cierto modo voluntaria, la lengua en cambio es social y no supone jams premeditacin (Ibid., 40) ni reflexin consciente. Esta distincin resulta esencial, en la medida en que contribuye decisivamente a fundar a la lingstica moderna como ciencia (entindase aqu: poseer un objeto propio de estudio, un orden metodolgico, la posibilidad de anticipar relaciones y seguir leyes generales). Pero hay otras categoras que completan este breve resumen de los postulados de Saussure y contribuyen eficazmente para alcanzar una mejor comprensin de su aporte y la consolidacin de su
programa.
El signo lingstico no relaciona simplemente un nombre con un objeto, sino que al interior del
sistema de la lengua, el signo une un concepto (significado) con su imagen acstica (significante). Ahora
bien, la relacin entre los componentes del signo es arbitraria, esto significa que no hay un nexo natural entre significante y significado; lo que, dicho de otro modo, implica que no hay correspondencia natural o
analoga entre la imagen acstica y el concepto. La esencia del significado se constituye, desde el punto de
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vista lingstico, gracias a las diferencias fonemticas* que gozan de una naturaleza opositiva (la lengua
como sistema de diferencias: Saussure, Ibid., 169 ss.; Auzias, 1969, 35 y 37; Sazbn, Ibid., 12). Por otra parte, en el sistema de la lengua los signos se combinan de manera inconsciente para el hablante, quien se
encuentra sometido a leyes que escapan a su conciencia. La nocin de sistema resulta de nuevo aqu definitiva: se trata nada menos que del cumplimiento de la solidaridad interna en una totalidad estructural (la
lengua)7, cuyos elementos sufren modificaciones gracias a la permeabilidad del sistema mismo, que
garantiza la conservacin del orden de sus relaciones de oposicin bajo una lgica estricta que no es
consciente. En el Curso de lingstica general, Saussure lo establece claramente: la lengua, en su calidad de
sistema, est establecida pero evoluciona, es al mismo tiempo actual y un producto del pasado, es eminentemente social y autnoma, adems de convencional; es un todo, un principio de clasificacin (1998: 34-35, 124).
Adicionalmente, Saussure establece que desde una perspectiva sincrnica la lingstica debe analizar
el funcionamiento del sistema en sentido estricto, mientras que desde una perspectiva diacrnica debe
estudiar su evolucin histrica (Ibid., 118 ss.). Pero tambin insiste en la necesidad de concentrarse en el
carcter sincrnico del sistema si es que se quiere conservar la unidad necesaria para constituir una
lingstica realmente cientfica.
En resumen, los descubrimientos de Saussure introducen cuatro aspectos, entre muchos otros, decisivos para
el estructuralismo lingstico:
1. Es posible fundar una ciencia de los signos en sentido estricto (la lingstica), a partir de la lengua como
sistema.
2. El signo lingstico posee un estatuto exclusivo y ms complejo de lo que se crea hasta entonces:
articulacin diferencial entre significante y significado.
3. Las relaciones de oposicin interna entre los elementos del sistema de la lengua se cumplen de manera
inconsciente.
4. Existe un doble principio de la temporalidad que resulta significativo en extremo para la lingstica: se
trata de la sincrona (simultaneidad) y la diacrona (sucesin). Tenemos entonces lo que resulta cardinal para la lingstica estructural moderna: el carcter de
sistema (o estructura) de la lengua; la naturaleza del signo lingstico (articulacin significante/significado),
que en su materialidad ltima emerge de relaciones diferenciales de oposicin entre fonemas; el valor
inconsciente de la actualizacin del sistema de la lengua por parte del hablante; la posibilidad de concebir al sistema de la lengua en sincrona o por fuera de los rdenes del uso y el tiempo. Si se observa bien, se comprobar que la concepcin general del lenguaje en Saussure siempre pasa por oposiciones duales o
relaciones de tipo binario (significante/significado, lengua/habla, colectividad/individuo, sincrona/
diacrona) (Sazbn, Ibid., 10 ss.; Auzias, Ibid., 31), principio que el estructuralismo llevar hasta sus ltimas
consecuencias a travs del uso de las oposiciones entre dos trminos como relacin lgica explicativa
privilegiada (Lvi-Strauss, por ejemplo).
Es el carcter de sistema, consustancial a la lengua, lo que representa el fundamento original para la cientificidad perseguida durante tanto tiempo por las disciplinas sociales; sistema cuyas constantes en medio de las variaciones sern la materia prima referencial para componer los mtodos estructuralistas
desarrollados desde los aos cincuenta del siglo XX. La llamada lingstica estructural que nace con Saussure concibe al sistema de signos de una lengua como un conjunto estructurado de relaciones de
* Los fonemas son unidades fonolgicas mnimas que se oponen a otros fonemas, determinando contrastes con significacin al
interior del sistema de la lengua; por ejemplo, en las vocales de tan y ten. 7 hay que situarse desde el primer momento en el terreno de la lengua y tomarla por norma de todas las dems manifestaciones
del lenguaje, SAUSSURE (1998: 35).
13
oposicin que siguen rdenes lgicos. Se puede descomponer el sistema de la lengua (entindase su
estructura) definiendo las reglas y relaciones fonemticas como el soporte ltimo del valor comunicativo del lenguaje. Esta lnea de investigacin de la lingstica estructural se prolong y evolucion por su cuenta
gracias a los aportes de numerosos autores, que la condujeron a experimentar importantes
replanteamientos8.
Entre todas estas afirmaciones, es importante retener una distincin definitiva establecida por
Saussure: el hablante est condicionado y determinado por las relaciones lgicas propias del sistema de la
lengua, que lo trascienden en la medida en que debe permanecer sujeto a ellas y no puede modificarlas a su
antojo (son inconscientes). Por supuesto, los dinamismos lingsticos son activos y los sistemas de las
lenguas cambian continuamente, pero Saussure reserv el anlisis de esos cambios (diacrona) para la
lingstica histrica (1998: 118 ss., 130 ss., 195-243) y conserv el examen del funcionamiento de la lengua en s misma (como sistema) para la lingstica sincrnica.
LA DEDUCCIN
Si, como se ha observado, se insiste en que las estructuras son realidades que participan de un
carcter simblico, relacional e inconsciente, resulta claro que no pueden ser objeto de experimentacin con
los mismos instrumentos inductivos usados en otras prcticas investigativas. Los estructuralistas estuvieron
de acuerdo en considerar que las estructuras presentan un carcter eminentemente hipottico-deductivo.
Desde el punto de vista metodolgico, las estructuras seran predominantemente principios explicativos en un sistema.
APLICACIONES INICIALES
Gestalt
Un antecedente importante de la aplicacin de modelos estructurales provino de la psicologa de la
gestalt (forma). Esta escuela consider que el ncleo esencial de la conciencia no era un elemento autnomo
o un hecho (concepciones propias del atomismo en la psicologa del siglo XIX) sino una totalidad formal irreductible a sus componentes (Parain-Vial, 1972: 84; Viet, 1970: 40 ss.). Por eso, hablaba de campos o
configuraciones psicolgicas que deban ser consideradas estrictamente en su funcionalidad solidaria.
Las distinciones fenomenolgicas sobre la percepcin y las modalidades existenciales de los objetos ya flotaban en el ambiente. Husserl haba emprendido su revisin de las relaciones entre las
representaciones psicolgicas del pensamiento, y la lgica y objetividad de las representaciones
matemticas9. Los anlisis de la gestalt se inscriben en esa inquietud del momento, especialmente centrada
en las modalidades de la percepcin cuyos estudios abarcaban desde el punto de vista prctico temas como la msica, la inteligencia animal, el cine y el arte, o el aprendizaje infantil, entre muchos otros. En este contexto preciso, se trataba de introducir un modelo ms inspirado en la biologa que en la lgica, (el
campo orgnico, con las consiguientes crticas a la concepcin clsica del reflejo); pero si esas aplicaciones resultaban fructferas, pareca tentador vincular incluso a las ciencias exactas al proyecto de
componer una especie de teora estructuralista del conocimiento (de cuyos progresos podran ser muestras
8 Como las formulaciones de NOAM CHOMSKY, para citar un caso ejemplar, inscritas en el propsito de explicar las lenguas
mediante una gramtica generativa; al igual que sus oportunas distinciones entre estructura profunda y estructura superficial (desdobladas en competence y performance respectivamente). Cf. CHOMSKY (1977, 1999). 9 Cf. Investigaciones lgicas (1995). Por su parte, MEINONG haba planteado una distincin primordial entre los puros datos
sensoriales, a los que llam objetos elementales o inferiores, y las formas organizadas estructuralmente, a las que denomin objetos superiores. Para MEINONG, los segundos fundan a los primeros desde el punto de vista de la composicin de formas de la percepcin. La gestalt se concentra especialmente en esa segunda clase de objetos. Cf. G. REALE y D. ANTISERI (1995: 764).
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emblemticas las indagaciones sobre el antiguo problema husserliano del presente vivo en el lenguaje, emprendidas por Merleau-Ponty; o a la topologa de Lewin, por ejemplo).
En todo caso, los psiclogos de la escuela se atuvieron al anlisis de las organizaciones psquicas
como totalidades, en medio de su compromiso radicalmente crtico respecto al asociacionismo y a toda
interpretacin de los hechos de la conciencia como agregados de tomos. Entre sus principales representantes figuraban Kohler, Koffka y Wertheimer, quienes plantearon la categora de totalidad psquica como mecanismo perceptual compuesto por formas o disposiciones espacio-temporales. Para la escuela de la gestalt, la experiencia perceptiva humana no era resultado de una sumatoria de elementos
aislados sino que siempre se presentaba organizada bajo totalidades de carcter estructural.
Piaget
Los elementos de una estructura se encuentran pues subordinados a una totalidad, cuyas propiedades
a su vez la diferencian de los primeros. Como se anticip a propsito de la deduccin, las estructuras
resultan inaccesibles a la observacin porque no son resultado de inducciones y no gozan del mismo estatuto
de los objetos empricos de conocimiento, aunque de ellas pueda predicarse una naturaleza objetiva. En esa perspectiva, la definicin de Piaget represent una aclaracin importante:
Una estructura es un sistema de transformaciones, que implica leyes como sistema (por oposicin a
las propiedades de los elementos), y que se conserva o se enriquece por el juego mismo de sus
transformaciones, sin que stas lleguen ms all de sus fronteras o recurran a elementos exteriores.
En una palabra, una estructura comprende, de ese modo, los tres caracteres de totalidad,
transformaciones y autorregulacin (Piaget, 1968: 10).
Para Piaget, estos tres caracteres resultan definitivos para todo estructuralismo, pero especialmente el
de autorregulacin, sin el cual no puede hablarse con propiedad de un anlisis que aspire a ese nombre. Las estructuras se regularan a s mismas bajo condiciones de conservacin de sus lmites: slo engendran elementos que siempre pertenecen a la estructura y conservan sus leyes (Piaget, Ibid., 17). Cualquier modificacin de una estructura o su inclusin en otra, no alteran las condiciones iniciales de la totalidad,
sino que permiten su ajuste interno o en una nueva configuracin; en especial, las estructuras biolgicas
poseeran una naturaleza autorregulada bajo ritmos () y operaciones que pueden presentarse a nivel interno o bajo su integracin como subestructuras de otras (Piaget, Ibid., 19). Las estructuras pueden
entonces formar conjuntos que se interrelacionan sin que eso signifique que pierdan su carcter de sistemas
compactos autorregulados.
Propp
En 1928, la publicacin de Morfologa del cuento, de Vladimir Propp, constituy un acontecimiento
importante para el formalismo ruso, desarrollo que posteriormente incidira sobre los movimientos
estructuralistas, especialmente franceses. En dilogo permanente con las escuelas que se concentraron en el
anlisis del relato folclrico desde el siglo XIX, Propp se pregunta sobre las cualidades especficas de los
cuentos maravillosos tradicionales especialmente del norte de Asia y de Europa, tema hasta entonces objeto de controversias en torno a las tipologas clasificatorias para agruparlos (mticos, de costumbres, morales, de caracteres o personajes; la lista era bastante extensa, especialmente si se incluan las subcategoras). Por ejemplo, los intentos de la escuela finesa, entre otros (como los de Wundt, Veselovski y
Bdier), se acercaban consistentemente a una clasificacin por tipos, como el ndice de Aarne, que
estableca un ordenamiento de los relatos folclricos segn si se trataba de narraciones sobre: 1. Animales,
2. Cuentos propiamente dichos, 3. Ancdotas (Propp, 1972: 22 ss.).
15
Pero la inquietud respecto a las caractersticas formales de los relatos provena de una serie de
preguntas: por qu existe una constante similitud entre los cuentos folclricos de todo el mundo? Por qu
existen tantas semejanzas e invariantes entre los cuentos y relatos de sociedades que nunca tuvieron
contactos comprobados? Es que existira una lgica universal (estructura) del relato folclrico que conducira a creer que todas las sociedades humanas simbolizan de la misma manera?
Para Propp, el problema con las clasificaciones que trataban de responder a estas preguntas consista
en que continuaban sometidas a una especie de ley de permutacin con variantes muy numerosas, donde las
categoras y los temas sufran vaivenes que no restituan mayor coherencia a las clasificaciones, por cuanto
se confera a los momentos fuertes un valor estructural que no posean o bien se atribua a los motivos un fundamento que posteriormente se deshaca (Propp, Ibid., 23). En resumen, no exista un criterio
adecuado para la divisin y clasificacin precisa de los relatos, y es entonces cuando Propp observa que
existe una constante solidaria que tiene que ver con el orden de los elementos al interior de la secuencia
narrativa, que es la estructura: Si existen tipos, no es al nivel en que Aarne los sita, sino en el de las particularidades estructurales de los cuentos que se parecen entre s (Ibid.).
Para Propp, el anlisis del cuento debe ser una morfologa, es decir una descripcin de los cuentos segn sus partes constitutivas y las relaciones de estas partes entre ellas y con el conjunto (Ibid., 31). En todos los relatos existen paradigmas del tipo:
1. El rey da un guila a un valiente. El guila se lleva a ste a otro reino.
2. Su abuelo da un caballo a Sutchenko. El caballo se lleva a Sutchenko a otro reino.
3. Un mago da una barca a Ivn. La barca se lleva a Ivn a otro reino (Ibid., pp. 31-32).
La unidad sintagmtica del orden del relato acusa una objetividad que puede observarse y descomponerse en
detalle. En estos ejemplos de enunciados que se repiten hay constantes y variables:
Lo que cambia son los nombres (y al mismo tiempo los atributos) de los personajes; lo que no
cambia son sus acciones, o sus funciones. Se puede sacar la conclusin de que el cuento atribuye a
menudo las mismas acciones a personajes diferentes. Esto es lo que nos permite estudiar los cuentos
a partir de las funciones de los personajes (Propp, Ibid., 32).
All est planteado claramente un proyecto interpretativo de inspiracin estructuralista, en la medida
en que el anlisis comprueba la existencia de una constante objetiva en la repeticin de las funciones en
todos los cuentos maravillosos (en otro ejemplo: salvar al mundo, salvar a la princesa, salvar al reino): Por funcin, entendemos la accin de un personaje definida desde el punto de vista de su significacin en el desarrollo de la intriga (Ibid., 33). Para Propp, la funcin goza de un estatuto exclusivo, al ser una especie de constante con valor variable, pero su cantidad est limitada y es posible establecer su nmero en el relato, en la medida en que las preguntas claves respecto a los cuentos no deben girar sobre el
quin o el cmo de las intrigas sino justamente sobre qu hacen los personajes (Propp, Loc. cit.). Las funciones de los relatos no son muy numerosas, mientras que los personajes s llegan a serlo, y este carcter
especial les otorga un valor esencial a las primeras, hasta convertirlas en las partes constitutivas fundamentales del cuento (Ibid., 33). Por otra parte, la sucesin de las funciones en los cuentos contina Propp siempre es idntica. Desde el punto de vista lingstico, observamos que Propp introduce sintagmas* narrativos en la segmentacin de las funciones estructurales del relato, cuyas secuencias pueden resumirse
mediante frases breves, por ejemplo, del tipo: el reino cay en manos de un malvado, el rey pide ayuda a un hroe, el hroe acude a un mago, el mago da una espada al hroe, hasta restablecer la secuencia sintagmtica lineal del relato en su totalidad, y que sin duda es propia de toda narracin de esta clase. Del
mismo modo, Propp presenta relaciones opositivas o binarias entre las funciones de los cuentos
* Los sintagmas constituyen sucesiones de elementos que alcanzan unidades aislables en la oracin.
16
maravillosos, como: carencia/reparacin, prohibicin/transgresin, que recuerdan el carcter diferencial del signo lingstico, tan mencionado y elevado a principio por parte de Saussure.
Por tanto, si para Propp las funciones resultan esenciales, si su sucesin es semejante y su nmero se
puede establecer, entonces es posible aislarlas o abstraerlas en su pura significacin sin tener en cuenta a los
personajes. Se tratara de una seleccin inspirada en la delimitacin de un eje tendencialmente sincrnico.
Una vez aisladas las funciones, se podr tener un mismo tipo de cuentos (ndice de tipos), ya no basado en
temas o personajes sino sobre propiedades estructurales especficas (Ibid.). De aqu deriva Propp una conclusin: todos los cuentos maravillosos pertenecen al mismo tipo en lo que concierne a su estructura (Ibid., 35).
A continuacin, Propp se dedica a realizar el inventario de las 31 funciones que supone existen
siempre de acuerdo con su organizacin sintagmtica en los cuentos maravillosos (Ibid., 37 ss.), agrupndolas en secuencias hasta reconstruir el orden de su sistema de significacin. Esto incluye la
delimitacin de las esferas de accin de los personajes, mediante una combinatoria que resume las leyes que regiran la morfologa del cuento y su canon: el cuento maravilloso suele presentar un desarrollo
narrativo que se inicia con una fechora o una carencia (alteracin inicial del orden del mundo), pasa por la mediacin de una serie de funciones intermedias y situaciones de conflicto y lucha (agonstica), hasta
desembocar en un equilibrio final donde se restablece el orden alterado (desenlace), secuencia que culmina
bien sea con el matrimonio, la recompensa al hroe, la recuperacin de lo perdido, etc.
Por supuesto, el intento de Propp debe situarse y conservarse en su contexto histrico, condicionado
por el formalismo. En un artculo memorable, Lvi-Strauss hace una crtica sobre los alcances del mtodo
de Propp, sin dejar de reconocer el valor anticipatorio de su intento (Lvi-Strauss, 1969: 130). Adems de
rescatar esfuerzos como la delimitacin de una situacin inicial, la referencia a una matriz mitolgica, la lectura horizontal y vertical, los conceptos de grupo de transformaciones y sustituciones, y las oposiciones en Propp (Ibid.), Lvi-Strauss valora el postulado sobre la existencia de un solo cuento (desde el punto de vista estructural), y la consecuencia que se deriva: tener que concebir todos los cuentos
como variaciones de un tipo nico, esquema explicativo que l mismo aplicar al mito en sus estudios10. El mayor aporte de Propp consisti en demostrar la existencia de una estructura narrativa especfica
en los relatos, que poda ser aislada a partir de un modelo hipottico-deductivo como unidad discursiva
autnoma, cuya forma de organizacin sirvi como inspiracin para otros anlisis literarios (con nuevas propuestas analticas y tericas) propios del estructuralismo de los aos sesenta
11.
LO SIMBLICO EN EL MODELO ESTRUCTURAL
Fue especialmente en la Francia de la segunda postguerra donde se expandi con mayor alcance la
aplicacin del modelo estructural. En una Europa dominada por el existencialismo, el marxismo y la
fenomenologa, el modelo estructuralista renueva el panorama intelectual al revalorizar como nunca antes el
horizonte de lo simblico (Deleuze, 1973: 300 ss.). La vieja distincin real-imaginario cede su lugar a una tercera dimensin o, en palabras de Deleuze, tercer reino:
10
Un poco ms adelante, en este mismo artculo, LVI-STRAUSS afirma: el mitgrafo advierte casi siempre que, en forma idntica o transformada, se encuentran los mismos relatos, los mismos personajes y los mismos motivos en los mitos y en los
cuentos de una poblacin (1969: 131); argumento ya haba expuesto en Antropologa estructural (1994 [edicin francesa de 1958]: Cap. 11, pp. 229 ss.), y tema al que consagrar su serie Mitolgicas. 11
Como el clsico trabajo de ROLAND BARTHES, Introduccin al anlisis estructural de los relatos, en ROLAND BARTHES et alt., Anlisis estructural del relato (1970), donde recupera las relaciones establecidas por PROPP entre funcin y accin como elementos fundamentales en todo relato; el exhaustivo esfuerzo de ROMAN JACOBSON y LVI-STRAUSS, Les chats de Charles Baudelaire (1962), fruto de su encuentro en Estados Unidos; la reveladora lectura de La Cenicienta, por MICHEL SERRES en La comunicacin, Hermes I (1996: 260 ss.); o bien como la magistral restitucin ya en un contexto distinto de la cadena significante por parte de JACQUES LACAN en su Seminario sobre La carta robada, en Escritos I (1971: 5 ss.).
17
lo simblico como elemento de la estructura y situado al principio de una gnesis: la estructura se encarna en las realidades y en las imgenes siguiendo series determinables; e incluso ms, las
constituye al encarnarse, pero no se deriva de ellas pues es ms profunda que ellas, subsuelo para
todos los suelos de lo real como para todos los cielos de la imaginacin. Inversamente, catstrofes
propias del orden simblico estructural dan cuenta de aparentes problemas tanto de lo real como de
lo imaginario (Ibid., 302)
Pero hay ms. Adems de introducir ese nuevo tipo de objeto, que resulta irreductible tanto a lo real como a lo imaginario pero, no obstante, es ms profundo
12, el estructuralismo abre las puertas a un
nuevo modo de ser del sentido: tanto las cosas, como el lenguaje o los procesos sociales poseeran sentido, siempre y cuando se lo conciba en trminos posicionales. La dificultad propia del orden inherente al sentido, desde el punto de vista topolgico, radicara en dos condiciones principales: no resulta
inmediatamente visible y sus relaciones son naturalmente complejas pero inteligibles. Para el anlisis
estructural, existen relaciones simblicas en cierto modo pregnantes, que gozan de un estatuto perteneciente al orden de lo inconsciente, tal como en la lengua existen relaciones efectivas que no ingresan
en la conciencia del hablante porque participan del mismo estatuto. Con este modelo analtico, el
estructuralismo intenta explicar el sentido de un elemento o la naturaleza de un fenmeno a partir del lugar
que ocupa en el sistema del que se trate (tal como en la lengua los sonidos se rigen por relaciones de
oposicin o asociacin que siguen un orden predominantemente lgico).
Implicaciones
Entre los postulados principales del estructuralismo se encuentran la supresin de la autonoma del
sujeto y la desvalorizacin del papel de las experiencias histricas sobre la realidad social. Esto se explica
desde las perspectivas de la preponderancia del modelo estructural con respecto a la libertad del individuo y
la preeminencia de la sincrona (carcter analtico del corte sincrnico) sobre las evoluciones en el tiempo.
Si se asume que existe una primaca del orden del sistema sobre los elementos (un significante cualquiera
nunca es autnomo en el sistema de la lengua al que pertenece) y si se acepta que la unidad del sistema slo
se alcanza cuando se lo retira del eje de la diacrona (ni la historia ni el habla seran, propiamente hablando, objetos cientficos para el estructuralismo sincrnico), hay que reconocer que ese estructuralismo no poda aceptar la autonoma o libertad de los individuos, ni tampoco estaba en condiciones de incluir aspectos histricos en el orden estructural de un sistema concebido sincrnicamente.
Algo similar ocurre con los conceptos de cambio o de causalidad. Para el estructuralismo los cambios no son inteligibles y las relaciones causales deben concebirse bajo la perspectiva de la significacin y no como realidades objetivas. Lo mismo se aplica a los individuos y su subjetividad. En
estos postulados residen los principales motivos para sospechar sobre un platonismo latente en el estructuralismo, por cuanto se atiene al carcter sincrnico (formaciones sincrnicas) como una esencia
ideal y rechaza de plano la comprensin del carcter fenomnico de los cambios, excepto cuando forman parte de un sistema considerado diacrnicamente.
EL PROBLEMA DEL HOMBRE
El estructuralismo reduce al sujeto a un resultado de la determinacin de esquemas lgicos universales porque slo as puede aspirar a una comprensin sistemtica de lo que presupone es el verdadero ser de los individuos concretos: carne de estructura. De ah que categoras como conciencia, subjetividad, persona, individualidad, autonoma, libertad, tan significativas y trascendentales
12
Ni forma sensible ni figura imaginaria, aade DELEUZE (Ibid., 303).
18
para los humanismos contemporneos (autnticos fundamentos de su discursividad), se vieron devaluadas
por el estructuralismo pues representaban estorbos conceptuales para el empeo de constituir una verdadera ciencia de lo social sobre un objeto de estudio que, como el hombre en su facticidad, no poda resultar tan variable e impredecible.
Para lograr ese propsito, resultaba imperativo desmontar los supuestos humanistas vigentes en las
teoras sociales. En general, las escuelas estructuralistas coincidieron en que no exista algo semejante a una
voluntad humana consciente y libre, instancia originaria y decisiva de la vida del hombre y, adems, depositaria racional de la evolucin de las sociedades. Para el estructuralismo, el hombre no sera el amo absoluto de su propia historia ni el autntico motor del sentido de su experiencia social, porque estara
afectado y determinado por sistemas inconscientes y preexistentes, los cuales representaran la verdadera
fuerza que finalmente decidira sus formas de existencia y su destino. All, en ese fondo esencial invisible exterioridad de la conciencia, se resolvera realmente la vida individual y social, y no desde un supuesto sujeto libre y responsable, que se encontrara en el centro del universo e investido del poder para actuar con una voluntad plenamente consciente, pretendidamente liberada de las determinaciones de esas voces secretas que hablan en las estructuras (como se dijo entonces, el hombre no habla sino que es hablado y no acta sino que es actuado por las estructuras).
A propsito de esta fractura del antropocentrismo, Freud (1985: 181-184) sostuvo que en la historia
se pueden constatar tres grandes heridas narcisistas que resumimos as: el postulado de Coprnico, donde
sostiene que la Tierra no es el centro del universo (Ibid., 181); la tesis de Darwin, que postula un nuevo
descentramiento al afirmar que el hombre no es ms que otra especie en el planeta (Ibid., 182); y la hipotesis
del psicoanlisis, que plantea la existencia de un inconsciente que disloca a la conciencia como instancia
racional rectora de la vida individual (Ibid., 183-184).
As, inspirado especialmente en la ltima de estas tesis, el estructuralismo establece que la existencia
humana discurre bajo determinaciones que, como disposiciones formales de sistemas inconscientes, impiden
seguir creyendo que el sujeto sea una instancia soberana. Bajo esa perspectiva, algunos postulados
estructuralistas llegaron a enmarcarse en lo que se concibi como una suerte de antihumanismo, aunque en realidad pretendan establecer una distancia de los residuos de subjetividad que podran malograr el proyecto de conferir un estatuto cientfico a las disciplinas sociales.
Pero en esta encrucijada crtica respecto al humanismo ausente o al antihumanismo latente en los
principios estructuralistas, algo resulta innegable: la relatividad de estas categoras muestra las
sorprendentes connotaciones que pueden alcanzar bajo otras lecturas, hasta llegar a desplazar las cargas de
significado implcitas en sus diversas formulaciones. Por ejemplo, cuando Lvi-Strauss afirma (en medio de
las crisis del colonialismo europeo) que todos los hombres enfrentan en todas partes problemas similares, y
cuando tratan de resolverlos siempre llegan a soluciones semejantes (1964, 1981); cuando niega el menor
reconocimiento a las falacias tanto morales como cientficas del racismo13, o cuando sostiene la tesis sobre la existencia de un espritu humano universal (1994), se puede pensar que estas afirmaciones sean antihumanistas? A nuestros ojos, estaba denunciando explcitamente a la deshumanizacin propia del
colonialismo que imperaba entonces y al etnocidio sistemtico de las culturas sin Estado por parte de
Occidente. En esas circunstancias histricas precisas, Lvi-Strauss insista en que el hombre es hombre sin
importar cul sea su especificidad tnica o cultural. Desde Tristes trpicos, toda su obra gravita alrededor
del propsito de superar el etnocentrismo. Si bien el estructuralismo deba suprimir los ruidos de la conciencia (y del antiguo enunciado que conceba al hombre como medida de todas las cosas), en stas y muchas otras formulaciones de Lvi-Strauss aparece manifiesta una voluntad de negar los supuestos y
diferenciaciones cosificantes del colonialismo, y adems repudiar otro tipo de deshumanizacin
13
Tesis expuestas en el conocido artculo Raza e historia (1952), que a pesar de las diversas reformulaciones de carcter biolgico que postula luego en Raza y Cultura (1983), conservan su rechazo hacia toda teora que pretenda establecer criterios de diferenciacin genrica en la especie humana.
19
experimentada muy recientemente en la propia Europa las atrocidades del nazismo todava estaban muy presentes en el ambiente, que radic en pretender que slo cierto tipo de hombre poda plantearse como el nico modelo para el reconocimiento de la verdadera humanidad de todos los otros14.
Al aislar al hombre del resto de la creacin, al definir demasiado estrechamente los lmites que lo
separan, el humanismo occidental, heredero de la Antigedad y del Renacimiento, lo priv de una
muralla protectora, y la experiencia del ltimo y del presente siglo lo prueba. Lo expuso, sin defensa
suficiente, a los asaltos fomentados dentro de su misma fortaleza. Permiti que sean rechazadas
fuera de las fronteras arbitrariamente trazadas fracciones cada vez ms prximas de una humanidad a
la cual se podra tanto ms fcilmente negar la misma dignidad que al resto, que se haba olvidado de
que si el hombre es respetable, lo es en primer lugar como ser viviente ms que como seor y dueo
de la creacin (1983: 139).
Bajo esta ptica, resulta visible que el distanciamiento de las categoras humanistas se refera al
discurso cientfico de las ciencias humanas (unas ciencias humanas sin el hombre?, como se cuestion crticamente al estructuralismo en la poca; pero hay que recordar, ya desde nuestra distancia retrospectiva,
que se trataba de la ausencia de un hombre postulado como amo absoluto de s mismo y del mundo). Por lo
dems, tampoco hay que olvidar que el siglo XX quiso justificar muchos delirios y violencias en nombre de
los humanismos de todo pelambre que azotaron su historia. Entonces, esas acusaciones de antihumanismo
pueden desdoblarse dependiendo de las condiciones de enunciacin donde se sitan; desde estas lecturas de
Lvi-Strauss, el hombre aparece en un escenario primordial, donde sus determinaciones y diferencias
particulares se ven ciertamente desdibujadas bajo una instancia que muestra y ratifica su unicidad como
especie. No podemos albergar dudas al respecto; este principio es, a fortiori, el fundamento tico y
filosfico ms importante para todo autntico humanismo.
Sin embargo, estas conclusiones tampoco excusan la pretensin de reducir a ultranza las diferencias
y la singularidad, bajo el designio de fundar unas nuevas disciplinas sociales que humanistas o no crean resolver el viejo problema del positivismo al escamotear la pluralidad y complejidad de lo humano, so
pretexto de albergarlo en el tranquilizador cielo cientfico de las estructuras.
DUMZIL
Retornemos a la descripcin breve de otros interesantes resultados de anlisis estructuralistas, bajo la
premisa mencionada anteriormente: las teoras como visiones de mundo, que pueden alcanzar la capacidad
de hacer emerger nuevas lecturas ms all del valor cientfico o no cientfico de sus referentes epistmicos.
En la perspectiva de lo que se podra llamar un estructuralismo comparativo aplicado a los mitos
indoeuropeos, las investigaciones de Georges Dumzil pueden considerarse como uno de los mejores
ejemplos (aunque ms desconocidos) del anlisis estructural*. Se trata, en primer lugar, de una lectura del
mito inmersa especficamente en el orden de la lengua, en perfecta disposicin sincrnica, que adems
abarca un periodo de ms de 2000 aos en distintas sociedades. En segundo lugar, son anlisis que se
apoyan en testimonios escritos y eventos histricos. En tercer lugar, se remiten a una estructura singular que
abarca niveles lingsticos, polticos, estticos, culturales, filosficos, sin equivalentes tan delineados en
ningn otro sistema mtico-religioso y plurilocal. Por ltimo, hay que aadir que se trata de un anlisis
14
Cf. LEOPOLDO ZEA (1976). Tambin puede verse FRANTZ FANON (1963). * Como varios inspirados por el estructuralismo, DUMZIL tambin se resisti a la inclusin de sus trabajos en el cerrado
firmamento de sus escuelas. En realidad, como en los casos de FOUCAULT, ALTHUSSER y LACAN, sus investigaciones no se
comprometen con las coerciones de la intencionalidad cientifizante que distingui al movimiento, y se enmarcan en desarrollos muy propios y autnomos.
20
completamente separado de un proyecto cientfico propio de las ciencias naturales, donde la estructura
resulta esencial en razn de su carcter de sistema autnomo constituido estrictamente por las relaciones
entre sus elementos.
Antecedentes
Desde mediados del siglo XIX, las escuelas acadmicas encargadas del anlisis del mito, las
religiones y las lenguas, se preguntaban con inquietud sobre la naturaleza precisa de lo que se conoca como
civilizacin indoeuropea. Exista una dispersin considerable de suficientes indicios, conjuntos de signos y testimonios no slo de prcticas religiosas, sino de epopeyas e historias que conducan a aceptar la
existencia de un tipo de sociedad especfica, con atributos muy peculiares en regiones como la India, Irn,
Rusia, el norte de frica (especialmente Egipto), Grecia, Italia y los actuales pases escandinavos. Cmo
culturas y sociedades tan diversas y lejanas podan conservar una unidad ms all de los rasgos comunes a
las sociedades estatales?15
Las tres funciones
Dumzil encuentra que en esas sociedades existe una constante que ha trascendido los siglos y las
diferencias: en todas ellas subsisten las tres funciones de soberana, guerra y produccin (sacerdotes-juristas/guerreros/campesinos), articuladas solidariamente como un esquema equilibrado16. La importancia de este hallazgo radica en que adems de resolver a fondo el viejo problema de la unidad de lo indoeuropeo estas tres funciones no slo se encuentran en los mitos (culturas no indoeuropeas pueden poseerlas indistintamente) sino que tambin estn presentes en la dimensin humana, y ste podra
considerarse como un ndice suplementario que ofrece mayor especificidad a esa sociedad. Es decir, la
persistencia del esquema trifuncional, rasgo inconfundible de la sociedad indoeuropea, coexiste bajo la
superposicin de lo divino con lo humano, lo teolgico con lo pico (Dumzil, 1971: 16 ss.): en Roma se observa una divisin social (pretores, bellatores, laboratores) articulada con un eje teolgico, el mismo
que milenios antes se practicaba entre los hindes vdicos y los iranios, y que se expresaba en la reparticin
de tres niveles sociales en brahmana, ksatriya y vaisya (Dumzil, 1999: 13). En otras palabras, y
resumiendo bastante la hiptesis de Dumzil, la cultura indoeuropea sera aquella que comparte el hecho de
contar con estructuras mtico-religiosas que poseen el mismo sistema trifuncional, articulado solidariamente
con la organizacin de la sociedad.
Sociedad indoeuropea India Roma Escandinavia
Primera funcin Soberana Mitra-Varuna Jpiter Odn
Segunda funcin Guerra Indra Marte Thor
Tercera funcin Produccin Gemelos Nsatya Quirino Freyr
Las tres funciones de la sociedad indoeuropea en tres casos, segn Dumzil.
Esta tabla ilustra las relaciones entre las tres funciones a nivel mtico en algunas sociedades, pero
cmo se articulan con lo social? En el mundo humano, y en el caso de Roma por ejemplo, Rmulo y Numa
encarnaron la primera funcin, como lo hicieron otros reyes histricos en otras sociedades indoeuropeas. Se
trata frecuentemente de reyes magos o sacerdotes, que presiden relaciones con la palabra y con los contratos: Rmulo funda los auspicia y Numa los sacra (Dumzil, 1999: 169 ss.). Los auspicia pertenecen
15
Deberan percibirse, por tanto, vestigios ms o menos considerables de una misma concepcin del mundo, tanto del visible como del invisible, de un lado al otro del inmenso territorio conquistado, en los dos ltimos milenios anteriores a nuestra era, por
hombres que daban el mismo nombre al caballo, al rey, a las nubes y a los dioses. DUMZIL (1977: 9). 16
MILE BENVENISTE agrupa las correlaciones terminolgicas y lingsticas de las tres funciones en Vocabulario de las
instituciones indoeuropeas (1983: 183 ss.).
21
al nivel de la interpretacin de los signos divinos (ojo del dios) y los sacra encarnan las negociaciones y las ofrendas de los hombres (contratos). Por su parte, Tulio Hostilio ensea e impone en Roma el arte de la guerra, mientras Anco Marcio deja un legado relativo al crecimiento y enriquecimiento de la sociedad
(Ibid., 167). Los trazos distintivos de estas figuras encuentran correlatos sorprendentemente similares en
otros personajes histricos de distintas culturas indoeuropeas, pero quizs el valor de las oposiciones
radique ms bien en lo que inauguran como relacin de poder y soberana en el nacimiento del Estado.
Deleuze-Guattari conciben la relacin de las figuras en la primera funcin como una verdadera mquina
ancestral (rey-mago/sacerdote-jurista), fundadora del aparato de captura y sus polos:
La soberana poltica tendra dos polos, el emperador terrible y mago, que opera por captura, lazos,
nudos y redes, el rey sacerdote y jurista, que procede por tratados, pactos, contratos (la pareja
Varuna-Mitra, Odn-Tyr, Wotan-Tiwaz, Urano-Zeus, Rmulo-Numa) una funcin de guerra es exterior a la soberana poltica y se distingue tanto de un polo como del otro (Indra o Thor, o Tulio
Hostilio) (Deleuze-Guattari, 1988: 433).
Tuertos y mancos
Dumzil encuentra numerosos casos de articulacin entre lo divino y lo humano, pero quizs una de
las ms impactantes personificaciones de la primera funcin en el plano mtico se encuentre en dos figuras
fascinantes que aparecen en la triada: Odn y Tyr son respectivamente tuerto y manco17
, pareja mutilada que
encuentra su analoga en dos mutilados histricos de Roma, elevados a la condicin de hroes durante
sucesos guerreros entre las primeras tribus fundadoras: Horacio Cocles* el tuerto y Mucio Escevola
** el
manco (Dumzil, 1996b: 265 ss.; 1999: 201 ss. y 209 ss.):
El rey etrusco Porsena ataca a Roma y se dispone a tomarla al asalto, cuando Horacio Cocles la
salva. Este hroe debe su cognomen a que se volvi ciego con ocasin de una campaa anterior, o
bien a una extraa disposicin de sus cejas que le daba la apariencia de tener un solo ojo.
Apostndose delante del puente que abre el acceso a la ciudad y por el que el ejrcito romano se ha
retirado desordenadamente, mantiene a distancia a los etruscos gracias a las terribles miradas que les
lanza y, tambin, a la suerte extraordinaria que supone el que, solo contra todos, no sucumba ni caiga
herido. De esta forma proporciona el tiempo suficiente a sus compaeros para que corten el puente y
se une a ellos a nado, sano y salvo segn unos, alcanzado en la pierna, segn otros Porsena se ve obligado entonces a sitiar la ciudad. Roma va a morir de hambre, cuando Mucio la
salva. Disfrazado, penetra en el campamento del rey etrusco para asesinarlo, se equivoca de vctima
y apuala al secretario en lugar de al jefe. Conducido ante el tribunal, logra en el espritu del rey lo
que no ha conseguido en su cuerpo. Declara que no es ms que el primero de trescientos jvenes,
longus ordo, que han jurado matarle. La revelacin es falsa, pero por poco que el rey la crea tomar
conciencia del riesgo que corre y pactar. Para que d crdito a sus palabras, Mucio tiende su mano
derecha, la mano de los juramentos, de la fides, sobre un brasero y deja que se queme: de ah su
sobrenombre, Scuola. El rey no duda ya de una palabra corroborada por tal accin y, lleno de
17
Tuertos que emiten con un nico ojo los signos que capturan, que ligan a distancia Mancos que levantan su nica mano como elemento del derecho y de la tcnica, de la ley y de la herramienta, DELEUZE-GUATTARI (1988: 433-434). * Del latn cyclops (gr. kyklps), cclope.
** Del latn scvus (gr. skais), izquierdo, zurdo.
22
admiracin por una ciudad que produce cientos de hombres como ste, enva emisarios que
elaborarn un pacto de amistad. (Dumzil, 1977, 405).
Podra decirse que la funcin de soberana pasa en estas sociedades por un arquetipo ojo-mano, smbolo de una pareja mutilada que encarna la articulacin entre una epifana divina (el ojo terrible) y la
nocin de pacto (la mano de la fides), cuyos correlatos histricos siguen siendo materia de investigacin.
Dumzil encuentra la contraparte divina y mtica de esta pareja entre los escandinavos:
Los noruegos paganos, en unas condiciones comparables, nos muestran tambin a un tuerto y un
manco () sus mutilaciones se remontan a un tiempo sin fecha, al gran tiempo de los mitos. Uno de estos dioses, Odin, es el mago por excelencia: su poder, que no tiene lmites en ningn
dominio, proviene de esta cualidad central. En las batallas de los hombres, en particular, no combate,
pero decide la victoria, inmovilizando, paralizando a los que ha condenado. Ahora bien, esta ciencia
mgica que sobrepasa a toda ciencia, la ha adquirido gracias a un sacrificio, a una mutilacin: ha
depositado uno de sus ojos carnales en un manatial maravilloso, en compensacin de lo cual ha
logrado los poderes de vidente. Pero lleva consigo la desgracia compensadora: en una saga, de Saxo
Gramtico, cuando se ve aparecer al personaje ein-eygr de un solo ojo, al anciano altero orbus oculo, todo el mundo sabe que se trata de Odin y que van a suceder grandes cosas: inmediatamente o
al final, el enemigo ser vencido.
El otro, Tyr, es un dios complejo; es en particular el patrn () de la asamblea plenaria donde son llevados los litigios y donde se desarrollan los rituales del derecho. En estrecha relacin con esta
cualidad, tambin l ha aceptado una mutilacin, ha sacrificado su mano derecha en una gesta
herica. Otrora, advertidos de que el pequeo lobo Fenrir, grande ya, causara su prdida (y en
efecto, el fin del mundo, se zafar de sus cadenas y, asocindose a otros monstruos, realizar su
funesto oficio), los dioses deciden encadenarlo mediante engao; hacen fabricar una cuerda delgada
como la seda, pero de una solidez a toda prueba, y proponen al lobato, en forma de juego, que se
deje atar con aquel hilo inofensivo. Desconfiado, el lobo acepta, pero poniendo como condicin de la
sinceridad del juego que uno de los dioses coloque la mano en sus fauces. Los dioses se miran entre
s, desconcertados. Slo Tyr, para la salvacin comn, presta su mano. Naturalmente, cuando
comprende que ha sido engaado, el animal muerde; los dioses se salvan, pero Tyr queda manco,
ein-hendr.
() el vidente fascinante y el garante de los acuerdos () son expresin sensible del teologema que fundamenta la coexistencia de los dioses ms altos, a saber, que la administracin soberana del
mundo se divide en dos grandes provincias: la de la inspiracin y el encantamiento, la del contrato y
el pleito; dicho de otra forma, la magia y el derecho (Dumzil, 1977, 406-407).
Las peculiaridades estructurales de las tres funciones componen una superficie ideolgica (pero ideologa aqu no tiene nada que ver con el sentido marxista-althusseriano del trmino). Para Dumzil, la
ideologa tripartita consiste en una composicin de valoraciones e ideas con efectos sociales, que resulta visible mediante el anlisis comparativo entre los textos (y desde luego sus rdenes de significacin) y el
juego de oposiciones o correspondencias entre hroes, dioses y seres humanos (Dumzil, 1977: 16-22). En
el complejo tejido que forman estas relaciones, subsiste la constante de los tres rdenes. En el mundo
indoeuropeo, el mito no se encontrara aislado de la organizacin social sino que, antes bien, la justificara en la medida en que expresa las imgenes e ideas que organizan y sostienen el conjunto (Dumzil, 1977: 10). No obstante, los diversos mitos indoeuropeos no guardan una semejanza tangible, que llegue a dar
cuenta de una lgica que se pueda localizar a simple vista. Es un hecho que las lenguas de la familia
indoeuropea conservan, como todas, una fuerza de transmisin de elementos simblicos recurrentes; pero el
horizonte es complejo y aqu es donde alcanza su justificacin y valor el mtodo comparativo, que logra
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restituir el sentido constante de las tres funciones en diversos niveles y relaciones del mito con los hechos
histricos.
ESTRUCTURALISMO Y CIENCIAS SOCIALES
La postguerra de mediados del siglo XX constituy un periodo de reformulacin de las experiencias
sociales y polticas globales. Las ciencias humanas fueron impactadas por una vieja inquietud general que al calor de las brutales manifestaciones de deshumanizacin emprendidas por los fascismos se actualiz como pregunta esencial del momento y multiplic sus cuestionamientos: Era necesario replantear el
sentido de lo humano que se tena hasta entonces? Por qu los humanismos y la democracia no pudieron contener la fuerza de tan profunda deshumanizacin, e incluso llegaron a aceptarla y promoverla? Qu
nuevo papel deberan asumir las ciencias humanas en el futuro?
El inestable estatuto cientfico de las disciplinas sociales careca de los suficientes criterios objetivos de validez para darse a s mismas el nombre de ciencias a justo ttulo (por lo menos, se pensaba, bajo las mismas condiciones que las exactas), razn por la cual a mediados del siglo XX
continuaban inmersas en la pretensin positivista decimonnica de copiar los mtodos y modelos de las
ciencias naturales para aplicarlos con la misma efectividad en el mundo social. Pretensin que no dej de
estar latente hasta fines del sigo XX (ya por fuera del viejo debate con el positivismo) en los intentos por
adquirir el estatuto de legitimidad cientfica que crean necesitar con tanta urgencia.
Bsqueda reiteradamente infructuosa, dada la persistente irreductibilidad de lo humano a las leyes y predicciones con aroma de cientificidad. No que la ciencia deba situarse en una exterioridad de lo humano
(cosa muy distinta, que por cierto ha provocado devastadoras tragedias), sino que la existencia humana
pueda ser objeto de medicin y prediccin en la misma forma en que pudo hacerse con la materia
(desidertum de algunos sectores de las ciencias sociales). Pues bien, en medio de esa situacin tan
inconfesada como latente, el modelo lingstico de Saussure pareca ofrecer ese estatuto epistmico tan
deseado: si el sistema de la lengua posea, de acuerdo con Saussure, un carcter de objeto cientfico en virtud de las relaciones lgicas de oposicin cuya regularidad se configuraba como una totalidad discernible, y si los sistemas de signos resultaban inherentes a la actividad intelectual de la especie humana,
entonces el paradigma de la lingstica estructural que ya haba mostrado su efectividad en el campo del lenguaje poda ser utilizado por las ciencias humanas para fundamentar el anlisis, esta vez cientfico, de lo social. As, las ciencias sociales asumieron un nuevo corolario: los seres humanos y sus diversos modos
de agrupamiento y conducta (que siempre se haban mostrado tan radicalmente inconmensurables) podan
concebirse ahora, gracias al modelo lingstico, como objetos estructurales semejantes y correlativos a los sistemas de signos, cuyas posibilidades de traduccin definan adems todo un nuevo campo terico que
obligaba a abandonar de plano buena parte de los mtodos empleados con anterioridad.
Esta situacin se configura como una especie de revitalizacin de las ciencias sociales, en momentos en que su validez (y valor) se encontraban muy desdibujados. Para usar una metfora
comprensible: el estructuralismo fue la ltima gran fiesta de las ciencias sociales, que se entregaron a una danza frentica con los modelos matemticos mientras, sin el menor pudor, expulsan a su antigua aliada la
filosofa por la puerta trasera de la casa; ella no estaba invitada a ese baile, pero en realidad tampoco quera
asistir (con la excepcin del platonismo, siempre seducido por todo tipo de modelos. Adems, las ciencias sociales olvidaron que, por exceso o por defecto, toda fiesta es inevitablemente platnica: cielo y caverna;
basta recordar El banquete). Despus de una ardua historia de bsquedas estriles de modelos propios para explicar la realidad tan irreductible de lo humano (sin tener que tomar prestados los mtodos de las ciencias exactas, cuya legitimidad hasta entonces no tena por qu ser justificada), el estructuralismo
lingstico viene a ofrecer, eureka, el modelo adecuado para una ciencia de lo social en tanto se conciba al
hombre como ser del lenguaje y, por eso, ser de significados; comprendiendo al significado como un producto de las relaciones entre los signos en un sistema. En otras palabras, el modelo de la lingstica
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estructural, fundado en la matriz objetiva del sistema o estructura de la lengua, poda aplicarse en anlisis
antropolgicos, literarios, psicoanalticos, histricos, sociolgicos, econmicos Fue as como se dio inicio a una serie de traducciones o aplicaciones del modelo estructural de la
lingstica al anlisis de la sociedad, mediante el uso de correlaciones de diversa naturaleza pero todas
marcadas con el sello indeleble del orden y la distribucin propias de todo sistema. Pero, resolva en
realidad esta estrategia los problemas propios del estatuto de cientificidad de las disciplinas sociales?
PLATONISMO Y ESTRUCTURALISMO
Siempre en el espritu de alcanzar una comprensin filosfica del estructuralismo, si se reflexiona un
poco sobre los grandes sistemas de pensamiento que puedan englobar mejor sus principios, inmediatamente
hay que remitirse al platonismo. La racionalidad argumental platnica instaur en Occidente un
pensamiento polarizado entre la verdad (las ideas) y el error (lo sensible), cuya historia puede escribirse al seguir las huellas de la repeticin de lo mismo en los grandes sistemas filosficos (Nietzsche)18. En esa discursividad hegemnica, arraigada en el ascencionismo contemplativo hacia el modelo de las ideas puras, subyace la pretensin originaria de liberarse de los avatares de lo fenomnico y del devenir, a travs
de la garanta representada por la fidelidad al pensamiento de sistema como lugar de la verdad (la metafsica).
En general, los sistemas occidentales de pensamiento han permanecido signados por la herencia
platnica de la polaridad verdad-error, y las postulaciones que sostienen sus diversas formas de inteligibilidad suprema: las Ideas, Dios, el Cgito, el Espritu, la Dialctica, la Materia, el Hombre La tradicin metafsica enuncia y recompone su vocacin totalitaria cada vez que erige un modelo de
pensamiento caracterizado por la racionalizacin absoluta del mundo y de la vida, mediante la resignificacin negativa de los residuos que escapan a cada nuevo sistema: lo sensible, la subjetividad, el cambio, el azar, la alteridad
En efecto, la exaltacin de lo inteligible (lo verdadero) cree superar la inherente problematicidad del mundo y de paso la irreductibilidad de la experiencia humana a travs de la promocin de una bsqueda sistemtica de la verdad como presupuesto indeclinable para consagrar al saber como
conocimiento. Esta voluntad idealista no slo instaura esa especie de verticalidad en los discursos (que orienta la reflexin hacia el imperativo de permanecer indisolublemente atada al logos por mediacin de las
ilusiones de la certeza), sino que decide al mismo tiempo los espacios propios del abismo del pensamiento: lo fenomnico, el devenir, los sentidos, la experiencia, la diferencia...
Pero la verticalidad significante de la metafsica platnica no es otra cosa que la prctica de un
poder: el ejercicio de una lgica de la representacin que se distribuye estratgicamente en la tradicin
filosfica y cientfica de Occidente (Ver Parte II: Derrida). Se trata de un pensamiento alentado por los
simulacros de la circularidad y la horizontalidad (los giros dialcticos), que en realidad se desplaza
recurrentemente por los distintos relevos filosficos de los lmites del mundo y del lenguaje, generados por
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NIETZSCHE fue el antecesor de la crtica a la metafsica platnica. El pensamiento de DERRIDA prolonga y actualiza la voluntad
desconstructiva de NIETZSCHE bajo la crtica al logocentrismo filosfico, Cf. especialmente Mrgenes de la filosofa (1989a) y La
escritura y la diferencia (1989b). Tanto FOUCAULT como DELEUZE compartieron decididamente su desconfianza hacia la
sistematicidad del platonismo y su clausura en el mundo-lenguaje, Cf. FOUCAULT-DELEUZE, Theatrum Philosophicum (1995). Por
su parte, FOUCAULT se orient hacia la perspectiva genealgica de NIETZSCHE en sus relaciones con la historia (Cf. especialmente
Microfsica del poder, 1992), mientras DELEUZE se concentra en las aventuras del concepto de diferencia (Cf. Diferencia y
repeticin, 2002b). Tambin pueden verse los textos de DELEUZE: Apndice I de Lgica del sentido (1989, 255 ss.) y Nietzsche y la filosofa (1971, passim). En este contexto, la propuesta de FRANOIS LARUELLE basada en la doble vertiente NIETZSCHE-
DELEUZE / HEIDEGGER-DERRIDA, es otro camino para comprender las rupturas de la Diferencia como concepto central de la
filosofa contempornea, Cf. Les philosophies de la diffrence (1986). En RICHARD RORTY se observa una preocupacin
correlativa, ms referida al problema de la visin platnica inherente a la teora del conocimiento, Cf. La filosofa y el espejo de la naturaleza (1989).
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el logocentrismo y su acumulacin de una plusvala de la verdad. La influencia decisiva de esta suerte de
esquematismo de lo verdadero alcanza tal importancia, que compromete tambin a las dimensiones sociales y culturales de Occidente.
En su entusiasmo cientifizante (caracterizado por un notorio distanciamiento de la filosofa), el estructuralismo no reconoci hasta qu punto estaba siendo influido por el platonismo, y tampoco pudo
problematizar a fondo esa velada e inestable dependencia. Hay que decirlo: el estructuralismo no slo se
encontraba prximo al platonismo sino que fue uno de sus productos, actualizado estratgicamente bajo la
postulacin de una esencia inteligible (la estructura) y la creacin de dispositivos de discurso marcados por
distancias respecto a los rdenes del cambio, la subjetividad, la experiencia histrica y, en general, de todo
aquello que escapara al totalitarismo de su propio sistema de validacin terica.
La indeleble herencia platnica funda constitutivamente al episteme occidental en la escritura
arquetpica de sus formas trascendentales de representacin, definidas por la cristalizacin permanente de la
oposicin inteligible-sensible y sus desdoblamientos discursivos. Si se observa con atencin, se ver que tambin en Saussure el signo lingstico mismo goza de una naturaleza asimilable a esa dicotoma
fundacional del platonismo (Derrida), pues se constituye sobre una escisin al tiempo que una articulacin
entre, por una parte, el concepto (significado), que se podra asimilar (con las debidas precauciones) a lo
inteligible o ideal, y por otra parte el significante, que conserva sin duda un carcter ms sensible, o bien ms emparentado con lo accidental y defectivo. Esta misma polaridad se puede constatar entre el valor
inteligible y necesario que presenta el sistema de la lengua, por oposicin a la naturaleza subjetiva y contingente del habla. Existira la posibilidad de acceder a una concepcin no platnica del lenguaje y del mundo? Creemos que el siglo XX, y en especial las inquietudes propias del postestructuralimo, no
dejaron de girar alrededor de esta cuestin: cmo construir una teora no metafsica del signo? Tal fue, en
particular, una de las preguntas que inspiraron el pensamiento de Derrida y Deleuze (ver Parte II). Debemos
recordar que no toda la filosofa ha estado al servicio de esa fundacin epistmica virtualmente religiosa de
Occidente, que es el platonismo. Desde la misma Grecia hasta la contemporaneidad, se han producido
muchas filosofas que resisten a esa dominacin del pensamiento y no se inscriben en los cielos ideales postulados por las voluntades de sistema.
EL MTODO: LVI-STRAUSS
Quiz los ms notables ejemplos de aplicacin metodolgica del estructuralismo en las ciencias
sociales se encuentran en los trabajos de Lvi-Strauss. Fiel a los postulados generales de la lingstica
estructural, Lvi-Strauss observ que la estructura ofreca inmediatamente un carcter de sistema: agrupa
elementos tales que la modificacin de cualquiera de ellos implica la modificacin de los dems, sin que la
estructura pierda su estabilidad (Lvi-Strauss, 1994: 301). Al interrogar especialmente a los sistemas de
parentesco y los mitos, Lvi-Strauss inaugura una verdadera etapa de positividad para el anlisis de las sociedades sin Estado. En los estudios etnogrficos tradicionales prevaleca una perspectiva descriptiva que
an no resolva satisfactoriamente, por ejemplo, el problema de la diversidad de reglas de prohibicin del
incesto. Lvi-Strauss propone una hiptesis sustentada en el modelo de la lingstica estructural: la
multiplicidad de reglas de interdiccin del matrimonio son soluciones diversas para una constante, que
consiste en asegurar la circulacin de las mujeres en otros clanes, resolviendo as tanto la prohibicin del
incesto como las alianzas con otros grupos (Lvi-Strauss, 1981). El intercambio obedece as a una regla
general de ndole estructural, mediante la cual se definen comunicaciones restringidas entre clanes al tiempo
que se cumple con la norma fundadora de la cultura: la prohibicin del incesto.
Segn esto, toda sociedad no estatal estara anclada en una serie de esquemas conceptuales, fruto de procesos cognoscitivos inconscientes que constituyen sistemas. El estructuralismo etnolgico busc
determinar las dinmicas de esas estructuras en los procesos mentales de las sociedades para codificarlas
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como lenguaje. As, las reglas de parentesco, los sistemas de intercambio econmico o las traducciones de
significados en los mitos guardaran relaciones de interdependencia. Entonces, si la explicacin de todo sistema subyace en un orden estructural no visible, resultara
necesario reconstruir deductivamente, mediante modelos lgico-matemticos, las relaciones, reglas y
funcionamientos de esa organizacin concebida sincrnicamente. El investigador estructuralista puede
sentirse autorizado, a partir de ese supuesto metodolgico, para abordar el cuerpo social sin considerar que
la experiencia humana constituya lo real (o lo verdadero). En cierto sentido, en lo social se verificara el cumplimiento inconsciente de series de encadenamientos lgicos intelectuales, cuyas formas (constantes,
invariantes) debern ser restituidas mediante el modelo estructural. En las diferentes costumbres, instituciones o creencias subyaceran estructuras inconscientes correlacionadas (actividad inconsciente del espritu), lo que demostrara una universalidad de la naturaleza humana en sus maneras de imponer formas a los contenidos (Lvi-Strauss, 1994: 28). Se concluye que la investigacin social estructuralista ya
no debe preocuparse tanto por los criterios de objetividad o desprejuiciamiento, en la medida en que asume
la garanta de situarse en el terreno lgico-matemtico. Puesto que los sistemas de esquemas intelectuales ejerceran juegos de sentido cuyas frmulas reapareceran ratificando la existencia de un
espritu19 siempre idntico (estructurado), Lvi-Strauss insiste en sealar que los hombres siempre experimentan las mismas necesidades y las