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Entre junio y agosto, los pobladores de Jesús María redujeron su consumo de “sanguchón power”, ante su evidente incremento de peso.

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Unos chicos de una universidad cercana comenzaron a investigar este fenómeno de consumo, que ya se estaba replicando en otros distritos.

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Nadie sabía con certeza quién fue el creador del sanguchón y la salsa power

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aunque los primeros locales que comenzaron su venta se ubicaban en los alrededores del colegio Fanning y con el tiempo se extendieron a las cafeterías y quioscos ambulantes de la avenida

Garzón y demás zonas del distrito, llegando inclusive a la zona residencial de San Felipe.

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Un vecino recordó que hace algunos años, el local de la calle Sánchez Cerro anunció que ellos tenían la receta original de la salsa power, pero nadie les creyó y “su producto era pésimo”.

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Sin embargo, los que viven en Jesús María saben que los sanguchones del restaurante de la calle Dominicana con Garzón son “bravazos” en sabor.

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Por eso, el chino Juan, propietario del negocio, puede cobrar precios mayores que la competencia sin perder clientes.

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Uno de los primeros pasos de la investigación de los alumnos de la universidad era identificar plenamente a los consumidores del sanguchón, así como sus hábitos de

consumo:

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Jóvenes estudiantes entre 12 y 25 años, de nivel socio económico medio bajo, que no necesariamente viven en Jesús María, pero transitan por el distrito ya sea porque

estudian o laboran en él.

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El horario de mayor consumo se da por las tardes y la noche, cuando los chicos salen de estudiar o trabajar.

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La mayoría destacaba del producto la “contundencia” de su tamaño y el sabor de la salsa power, la cual inclusive algunos lo tomaban como un “energético”.

rechazar”

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En el último año se incrementó la presencia de mayor público adulto, entre 25 y 50 años. Inclusive, familias enteras concurrían por las noches a consumir el sanguchón.

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Cuando, los chicos comenzaron a realizar su investigación, efectivamente se había producido un descenso en la demanda, explicada por el sobrepeso evidente de los

consumidores.

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Ante ello, los comerciantes lanzaron nuevas promociones para no perder clientes y bajaron su precio de S/.3 a S/.2.5, sacrificando ganancias.

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En setiembre, un restaurante lanzó la promoción del sanguchón power light: S/.5 por un sanguchón más una gaseosa light. La gente respondió y volvió a comprar el sanguchón. Los

demás negocios también lanzaron la misma promoción.