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    LOC WACQUANT

    Anlisis de la cuestin racial en Estados UnidosNo una, sino varias instituciones peculiares [peculiar institutions] hanfuncionado con xito para definir, confinar y controlar a los afroamerica-nos a lo largo de la historia de Estados Unidos. La primera es la esclavi-tud en rgimen de pertenencia personal [chattel slavery] como pivote dela economa de plantacin y matriz de incentivacin de la divisin racialdesde la poca colonial hasta la guerra civil. La segunda es el sistema deJim Crow de discriminacin y segregacin impuestas por ley desde la

    cuna hasta la tumba, que apuntal la sociedad predominantemente agra-ria de los Estados sureos desde el fin de la Reconstruccin hasta la revo-lucin de los Derechos Civiles, revolucin que ech abajo este sistema unlargo siglo despus de la abolicin. El tercer dispositivo especial deEstados Unidos para contener a los descendientes de los esclavos en lasmetrpolis industriales septentrionales es el gueto, que se correspondecon la urbanizacin y proletarizacin conjuntas de los afroamericanosdesde la Gran Migracin de 1914-1930 hasta la dcada de 1960, en la quela transformacin concurrente de la economa y del Estado y la protesta

    en aumento de la poblacin negra contra la exclusin de casta continua-da, que alcanz su clmax con las explosivas revueltas urbanas narradasen el Informe de la Comisin Kerner, lo volvieron en parte obsoleto1.

    El cuarto, sostendr aqu, es el novedoso complejo institucional formadopor los restos del gueto oscuro[dark ghetto]2y por el aparato carcelariocon

    1Vase, respectivamente: Kenneth STAMPP, The Peculiar Institution: Slavery in the Ante-BellumSouth, Nueva York, 1989 [1956]; Ira BERLIN, Many Thousands Gone: The First Two Centuries ofSlavery in North America, Cambridge, MA, 1998; C. VANN WOODWARD, The Strange Career ofJim Crow, Oxford, 1989 [1957]; Leon LITWACK, Trouble in Mind: Black Southerners in the Ageof Jim Crow, Nueva York, 1998; Allan SPEAR, Black Chicago: The Making of a Negro Ghetto,1890-1920, Chicago, 1968; KERNER COMISSION, 1968 Report of the National Advisory Commis-sion on Civil Disorders, Nueva York, 1988 [1968].2 El gueto es oscuro tanto por los procesos de degradacin que lo aquejan, propios de lasreas urbanas en declive, como por la tez oscura de sus moradores. Este doble sentido (con

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    ENCARCELAMIENTO MASIVO

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    el que el autor juega cuando escribe en el texto dark ghetto) resulta ms evidente en el ori-ginal ingls. [N. de la T.]

    CUADRO I Las cuatro instituciones peculiares y su fundamento

    Institucin Forma de mano Ncleo de la Tipo social de obra economa dominante

    Esclavitud Mano de obra fija De plantacin Esclavo(1619-1865) no libre

    Jim Crow Mano de obra fija Agrario y extractivo Aparcero(Sur, 1865-1965) libre

    Gueto Mano de obra De manufactura Trabajador de baja(Norte, 1915-1968) mvil libre industrial categora

    segmentada

    Hipergueto y crcel Mano de obra De servicios Destinatario de la(1968) excedente fija postindustriales asistencia social

    polarizados y delincuente

    Desproporcionalidad racial en la encarcelacin estadounidenseTres crudos datos sobresalen y dan una medida del impacto grotescamente des-proporcionado del encarcelamiento masivo sobre los afroamericanos. En pri-mer lugar, la composicin tnica de la poblacin reclusa de Estados Unidosprcticamente se hainvertido en los ltimos cincuenta aos, pasando de cercade un 70 por 100 blanco(anglo*)justo a mediados de siglo a menos de un 30por 100 hoy da. En contra de la percepcin comn, el predominio de negrosentre rejas no constituye una pauta que venga de antiguo, sino un fenmenonovedoso y reciente que tiene 1988 como punto de inflexin: se trata del ao enel que el entonces vicepresidente George Bush pas su infame anuncio Willie

    Horton durante la campaa por la presidencia, que presentaba siniestras im-genes del violador negro de una mujer blanca como emblema del problema de

    el que ste ha quedado unido a travs de una relacin concertada de sim-biosis estructural y subrogacin funcional. Esto sugiere que la esclavitud

    y el encarcelamiento masivo estn genealgicamente ligados y que no sepuede comprender ste sus tiempos, su composicin y su poco conflic-tiva aparicin, as como la ignorancia o aceptacin calladas de sus efec-tos nocivos sobre aquellos a quienes afecta sin volver sobre aquella

    como punto de partida histrico y equivalente funcional.

    Considerada sobre el teln de fondo de toda la trayectoria histrica de ladominacin racial en Estados Unidos (resumida en el Cuadro I), la des-proporcionalidad creciente y manifiesta en el encarcelamiento que hanpadecido los afroamericanos durante las ltimas tres dcadas puedeentenderse como resultado de las funciones extracriminolgicas con lasque el sistema penitenciario ha venido a cargar a raz de la crisis del gueto

    y de la persistencia del estigma que sufren los descendientes de los escla-

    vos en virtud de su pertenencia a un grupo privado constitutivamente dehonra tnica (el Massehrede Max Weber).

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    delincuencia contemporneo, as como del ao despus del cual los hombresafroamericanos empezaron a proveer la mayora de los ingresos en prisinpara el pas en su conjunto**.

    En segundo lugar, mientras que la diferencia entre las tasas de detencin deblancos y negros se ha mantenido estable, con una oscilacin del porcentaje denegros entre los aos 1976 y 1992 entre el 29 y el 33 por 100 del total de dete-

    nidos por delitos contra la propiedad y entre el 44 y el 47 por 100 del de dete-nidos por delitos de violencia***, el desequilibrio de encarcelamiento blancos-negros ha crecido rpidamente en el ltimo cuarto de siglo, saltando de 1 porcada 5 en 1985 a 1 por cada 8 hoy da. Esta tendencia resulta an ms sor-prendente al darse en un perodo durante el cual un nmero significativo deafroamericanos ha ingresado en la polica, los tribunales y la administracinpenitenciaria y ascendido desde los rangos inferiores de estas instituciones, yen el que las formas ms patentes de discriminacin racial que eran monedacomn en estos cuerpos hasta bien entrada la dcada de 1970 se han reduci-do en gran medida, si no erradicado por completo****.

    Por ltimo, la probabilidad cumulativa a lo largo de una vida de cumplir con-dena[doing time] en una penitenciaria estatal o federal, basada en los ndi-ces de encarcelacin de principios de la dcada de 1990, es de un 4 por 100para la poblacin blanca, de un 16 por 100 para la poblacin latina y de unasombroso 29 por 100 para la poblacin negra*****. Dado el gradiente de clasedel encarcelamiento, este porcentaje parece indicar queuna mayora de afroa-mericanos de status(sub)proletario se enfrenta a una condena de uno o variosaos (y, en muchos casos, a varias condenas) en algn momento de su vidaadulta, con todas los trastornos familiares, profesionales y legales que esto supo-ne, incluido el recorte de derechos sociales y civiles y la prdida temporal o per-

    manente del derecho a voto. A partir de 1997, en el mbito nacional, prcti-camente uno de cada seis hombres negros estaba excluido de las urnas debidoa una condena penal y ms de un quinto de ellos tena prohibido dar su vo-to en Alabama, Connecticut, Florida, Iowa, Mississippi, Nuevo Mxico, Texas,Washington y W yoming ******. Treinta y cinco escasos aosdespus de que el movimiento por los Derechos Civiles consiguiera por fin elacceso efectivo de los afroamericanos a la cabina electoral, un largo siglo des-pus de la Abolicin, el sistema penal est retirando este derecho a travs de dis-posiciones legales de dudosa validez constitucional y que en muchos casos vio-lan (en particular, en el de la privacin del derecho a voto de por vida)convenciones internacionales de derechos humanos ratificadas por Estados

    Unidos.

    * En los Estados Unidos, personas de origen britnico o norte-europeo. [N. de la T.]** David ANDERSON, Crime and the Politics of Hysteria, Nueva York, 1995.

    *** Michael TONRY, Malign Neglect, Oxford, 1995, p. 64.**** Alfred BLUMSTEIN, Racial Disproportionality of US Prisons Revisited, University of

    Colorado Law Review, vol. 64, 1993, pp. 743-760; pero vase tambin la poderosacontraargumentacin que ofrece David COLE, No Equal Justice, Nueva York, 1999.

    ***** Thomas BONCZARy Allen BECK, Lifetime Likelihood of Going to State or Federal

    Prison, Bureau of Justice Statistics Special Report, Washington, BJS, marzo de1997, p. 1; para una anlisis Estado por Estado,vase Marc MAUER, Racial Dispa-rities in Prison Getting Worse in the 1990s, Overcrowded Times 8, 1 (febrero de1997), pp. 9-13.

    ****** John HAGANy Ronit DINOWITZER, Collateral Consequences of Imprisonment forChildren, Communities, and Prisoners, en Michael Tonry y Joan Petersilia, eds.,Prisons, Chicago, 1999, pp. 121-162; y Jamie FELLNERy Marc MAUER, Losing theVote: the Impact of Felony Disenfranchisement in the US, Washington, 1998.

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    No la delincuencia, sino la necesidad de apuntalar una divisin de castasque se estaba erosionando, as como de reforzar el rgimen emergente detrabajo asalariado desocializado al que la mayor parte de la poblacinnegra se ve condenada en virtud de su falta de capital cultural comercia-lizable y al que los ms desfavorecidos dentro de ella se resisten huyen-do hacia la economa informal ilegal, constituye el principal mpetu tras

    la extraordinaria expansin del Estado penitenciario de Estados Unidos enla era poskeynesiana, tras su poltica de facto de accin carcelaria afir-mativa hacia los afroamericanos3.

    Extraccin de trabajo y divisin de castas

    Las tres primeras instituciones peculiares de Estados Unidos, la esclavi-tud,Jim Crowy el gueto, tienen una cosa en comn: todas ellas consti-

    tuyeron instrumentos para la extraccin de trabajoy la condena al ostra-cismo socialconjuntas de un grupo marginado juzgado inasimilable en

    virtud del triple estigma indeleble que todava hoy porta. Los afroameri-canos llegaron bajo cautiverio a la tierra de la libertad. En consecuencia,se vieron privados del derecho a voto en la autoproclamada cuna de lademocracia (hasta 1965 en el caso de los residentes de los Estados meri-dionales). Y, debido a una falta de afiliacin nacional reconocible, queda-ron despojados de honra tnica, lo cual significa que, en lugar de situarsesimplemente en el ltimo peldao de la ordenacin jerrquica del presti-

    gio grupal en la sociedad estadounidense, se vieron excluidos de ella abinitio4.

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    3 Vase mi Crime et chtiment en Amrique de Nixon Clinton, Archives de politique cri-minelle, vol. 20, pp. 123-138; yLes Prisons de la misre, Pars, 1999, pp. 71-94.4 Entre los grupos comnmente considerados inasimilables, el pueblo negro [ the Negro peo-ple] constituye, con mucho, el grupo ms numeroso. Los negros [the Negroes] no tienen,como los japoneses y los chinos, una nacin polticamente organizada y una cultura esta-blecida que les sean propias a las que recurrir fuera de Estados Unidos. A diferencia de lo

    que sucede con lo oriental, pertenece a lo negro [Negro] una memoria histrica de esclavi-tud e inferioridad. A los negros [Negroes] les resulta ms difcil responder a un prejuicio conotro prejuicio y, como puedan hacer los orientales, considerarse a s mismos y a su historiasuperiores a los estadounidenses blancos y a sus recientes logros culturales. Ellos no dis-ponen de este tipo de fortificaciones de amor propio. Se encuentran aprisionados, conmenos posibilidades de salida, en su condicin de casta subordinada, una casta de gentejuzgada carente de un pasado cultural y supuestamente incapaz de un futuro cultural,Gunnar MYRDAL, An American Dilemma: The Negro Problem and Modern Democracy, NuevaYork, 1962 [1944], p. 54; cursiva aadida. [Las palabras inglesas NegroyNigger, ambas dederivacin hispano-portuguesa y utilizadas especficamente para designar a la poblacinnegra, tienen una clara connotacin racista, por su evidente etimologa colonial y esclavis-

    ta, a diferencia del trmino Black(que significa negro como color, en sentido laxo, y quees el que la propia comunidad afroamericana y el movimiento por los derechos civiles reto-maron, operando sobre l una poderosa resignificacin y convirtindolo en sea de identi-dad dentro de un proceso de autovalorizacin). Dado que resulta imposible conservar estadiferencia (polticamente importante) en la traduccin al castellano, cuando, a lo largo deltexto, se emplee, para referirse a la comunidad negra, Negroo Niggeren lugar de Black, losealaremos apropiadamente (N. de la T.).]

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    1. La esclavitud (1619-1865). La esclavitud es una institucin sumamen-te maleable y verstil que se puede utilizar para diversos propsitos, peroque en la versin americana de propiedad-en-persona estaba orienta-da a la provisin y al control de mano de obra5. Su introduccin en elsiglo XVII en las regiones de Chesapeake, Atlntico Medio yLow Countryde Estados Unidos sirvi para reclutar y regular la mano de obra no libre

    importada a la fuerza de frica y de las Antillas para que se ocupara desu economa de tabaco, arroz y agricultura mixta. (A los braceros europeoso indios nativos que trabajaban bajo coaccin a tiempo determinado[indentured labourers] no se les esclavizaba debido a su mayor capacidadde resistencia y porque su servidumbre hubiera obstaculizado la futurainmigracin, as como agotado rpidamente una oferta limitada de manode obra.) Hacia finales del siglo XVIII, la esclavitud haba empezado areproducirse a s misma y se haba extendido a la frtil medialuna delinterior meridional que va desde Carolina del Sur hasta Louisiana, donde

    suministr una organizacin del trabajo sumamente rentable para la pro-duccin de algodn y la base para una sociedad de plantacin caracteri-zada por una cultura, una poltica y una psicologa de tipo feudal6.

    Un subproducto imprevistode la esclavizacin y deshumanizacin siste-mticas de los africanos y de sus descendientes sobre suelo norteameri-cano fue la creacin de una lnea de casta racial que separaba lo que mstarde pasara a calificarse de negros y blancos. Tal y como ha demos-trado Barbara Fields, la ideologa estadounidense de la raza, como

    supuesta divisin biolgica sostenida por la aplicacin inflexible del prin-cipio de una gota [one-drop rule]7 junto al principio de hipoascendencia,cristaliz para resolver la contradiccin flagrante entre el cautiverio huma-no y la democracia8. La creencia religiosa y pseudocientfica en la dife-rencia racial reconciliaba la cruda realidad de la mano de obra no librecon una doctrina de la libertad que tena los derechos naturales comopremisa, reduciendo al esclavo a la condicin de propiedad viva tresquintos de hombre segn las sagradas escrituras de la Constitucin.

    2. Jim Crow (Estados sureos, 1865-1965). La divisin racial fue una con-secuencia, no una condicin previa, de la esclavitud estadounidense,pero una vez que estuvo instituida, se deslig de su funcin inicial yadquiri una potencia social propia. La emancipacin cre pues un dile-ma doble para la sociedad blanca del sur: cmo asegurar de nuevo el tra-bajo de los antiguos esclavos, sin los cuales la economa de la regin sedesplomara, y cmo sostener la distincin capital de statusentre blancos

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    5 Seymour DRESCHERy Stanley ENGERMAN, A Historical Guide to World Slavery, Oxford, 1998.6 Gavin WRIGHT, The Political Economy of the Cotton South, Nueva York, 1978; Peter KOLCHIN,American Slavery: 1619-1877, Nueva York, 1993.7 Viejo principio racista segn el cual bastaba una simple gota de sangre negra (o de cual-quier otra minora racial) para ser considerado miembro de esa raza. [N. de la T.]8 Barbara FIELDS, Slavery, Race and Ideology in the United States of America, NLR 1, 181(mayo-junio de 1990).

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    y personas de color, es decir, la distancia social y simblica requeridapara evitar el horror del amalgamamiento con un grupo consideradoinferior, desarraigado y miserable. Despus de un prolongado interregnoque dur hasta entrada la dcada de 1890, durante el cual la histeria blan-ca inicial dio paso a un relajamiento parcial, aunque contradictorio, de lasconstricciones etno-raciales, cuando finalmente se permiti a los negros

    votar, ocupar un cargo pblico e incluso mezclarse con los blancos hastaun punto en consonancia con el tipo de intimidad intergrupal promovidapor la esclavitud, la solucin vino bajo la forma del rgimen de JimCrow9. ste consista en un conjunto de cdigos sociales y legales queprescriban la completa separacin de las razas y restringan severamen-te las oportunidades de vida de los afroamericanos, al mismo tiempo queles ataban a los blancos dentro de una relacin de sumisin impregnan-te respaldada por la coaccin legal y por la violencia terrorista.

    Importado desde el norte, donde se haba experimentado dentro de lasciudades, este rgimen estipulaba que los negros viajaran en trenes ytranvas separados y tuvieran salas de espera separadas; que residieran enlos barrios bajos de la ciudad oscura [darktown]10 y recibieran su edu-cacin en colegios separados (en caso de recibir educacin alguna); queutilizaran centros de servicios separados y usaran sus propios baos yfuentes; que rezaran en iglesias separadas, se divirtieran en discotecasseparadas y se sentaran en galeras de negros [nigger galleries] separa-das en los teatros; que recibieran atencin mdica en hospitales separa-

    dos y exclusivamente de personal de color; y que se les encarcelara enceldas separadas y enterrara en cementerios separados. Pero lo ms cru-cial de todo era el modo en el que las leyes se unan a las costumbres ala hora de condenar el crimen incalificable del matrimonio, la cohabitacino el mero encuentro sexual entre razas a fin de sostener la ley supremade autopreservacin de las razas y el mito de la superioridad blancainnata. A travs de la propiedad blanca continuada de la tierra y de lageneralizacin de la aparcera y del peonaje como va de amortizacin delas deudas, el sistema de plantaciones se mantuvo prcticamente intacto,mientras los antiguos esclavos se convertan en un campesinado depen-diente y desprovisto de propiedades, nominalmente libre pero atrapadopor la pobreza, la ignorancia y la nueva servidumbre del arrendamientode la tierra11. Al mismo tiempo que la aparcera ataba a la mano de obraafroamericana a la hacienda, un rgido cdigo de conducta aseguraba que

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    9 El trmino proviene de un nmero de canto y baile, Jumping Jim Crow [Jim Crow, el sal-tarn], representado por primera vez en 1828 por Thomas Dartmouth Rice, un actor popu-

    lar itinerante considerado el padre del minstrel showen blanco y negro [el minstrel showes un espectculo donde los artistas, pintados de negro, cantan canciones, bailan danzas ytocan una msica aparentemente de origen negro; la palabra minstrelhace referencia a losjuglares y bufones medievales (N. de la T.)]; vase C. Vann Woodward, Strange Career ofJim Crow, cit.10 Vase nota 2. [N. de la T.]11 Neil MCMILLEn, Dark Journey: Black Mississippians in the Age of Jim Crow, Urbana, 1990.

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    blancos y negros nunca interactuaran en un plano de igualdad, ni siquie-ra sobre la pista de atletismo ni sobre el ringde boxeo (un decreto-leyde Birmingham de 1930 ilegaliz el que blancos y negros jugaran juntosa las damas o al domin)12. Cada vez que se infringa, o incluso que serozaba, la barrera racial [the colour line], se desataba un torrente de vio-lencia bajo la forma de progromos peridicos, asaltos del Ku Klux Klan y

    de justicieros, flagelaciones pblicas, asesinatos tumultuarios y lincha-mientos, estando este tipo de homicidio de casta ritual concebido paramantener a los negros engredos [uppity niggers] en el lugar que se leshaba asignado. Lo que hizo todo esto posible fue la rpida y casi totalprivacin del derecho a voto que sufrieron los negros, as como la apli-cacin por parte de los tribunales del derecho negro [Negro law], queconceda a estos ltimos menos salvaguardas legales efectivas de las quehaban disfrutado los esclavos anteriormente a fuerza de ser a un mismotiempo propiedades y personas.

    3. El gueto (Estados septentrionales, 1915-1968). La absoluta brutalidadde la opresin de casta en el Sur, el declive del cultivo del algodn acausa de las inundaciones y del gorgojo de cpsula y la apremiante esca-sez de mano de obra en las fbricas septentrionales provocada por elestallido de la Primera Guerra Mundial crearon el impulso para la emi-gracin en massede los afroamericanos a los florecientes centros indus-triales del mediooeste y del noreste (alrededor de un milln quinientosmil partieron en 1910-1930, seguidos de otros tres millones en 1940-1960).

    Pero cuando los emigrantes desde el Mississippi hasta las Carolinas lle-gaban en tropel a las metrpolis del norte, lo que descubran all no erala tierra prometida de igualdad y plena ciudadana, sino otro sistema decercamiento racial [racial enclosure], el gueto, que, pese a ser menos rgi-do y temible que aquel del que haban huido, no era menos atosigante yconstrictivo. Con toda seguridad, tanto el mayor grado de libertad para ir

    y venir en lugares pblicos y para consumir en establecimientos comer-ciales normales, como la desaparicin de los humillantes letreros queindicaban que el lugar de los de color era por aqu y el de los blancospor all, como el nuevo acceso a las urnas y la renovada proteccin porparte de los tribunales, adems de la posibilidad de un cierto progresoeconmico, y la ocasin de liberarse de la sumisin personal y del terrora la omnipresente violencia blanca, hacan la vida en el norte urbanoincomparablemente preferible al peonaje continuado en el sur rural: eramejor ser una farola en Chicago que Presidente de Dixie, como bien selo expresaran los emigrantes a Richard Wright. Pero los convenios res-trictivos obligaron a los afroamericanos a congregarse en un cinturn

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    12 La asamblea legislativa de Mississippi lleg a proscribir la defensa de la igualdad socialentre negros y blancos. Una ley de 1920 condenaba a una multa de quinientos dlares y aseis meses de crcel a todo aquel declarado culpable de imprimir, publicar o hacer circu-lar argumentaciones a favor de la igualdad social o del matrimonio mixto: Neil MacMillen,Dark Journey, cit., pp. 8-9.

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    negro que rpidamente se sobrepobl, se vio infraatendido y empeza degradarse a causa de la delincuencia, las enfermedades y los procesosde ruina de los edificios, mientras que el techo laboral los confinaba alas ocupaciones ms peligrosas, peor pagadas y ms degradantes tanto enla industria como en el servicio personal. Por lo que se refiere a la igual-dad social, entendida como posibilidad de hacerse miembros de las

    camarillas, iglesias y asociaciones de voluntariado de los blancos o deemparentarse con sus familias, qued firme y definitivamente negada13.

    Los negros se haban incorporado a la economa industrial fordista, a laque aportaron una fuente esencial de mano de obra abundante y baratadispuesta a surcar sus ciclos de expansin y recesin. Sin embargo,siguieron vindose bloqueados en una posicin precaria de marginalidadeconmica estructural y consignados a un microcosmos apartado ydependiente, con sus correspondientes efectos de divisin del trabajo,

    estratificacin social y organismos de expresin colectiva y de represen-tacin simblica internos y especficos: una ciudad dentro de la ciudadamarrada a un complexusde iglesias y prensa, negocios y prcticas pro-fesionales y logias fraternales y asociaciones comunales negras que pro-porcionaban tanto un entorno en el que los estadounidenses negrosimbuan [o podran imbuir] sus vidas de significado como un baluartepara proteger el Estados Unidos blanco del contacto social con losnegros [Negroes]14. La hostilidad de casta sostenida desde fuera y una afi-nidad tnica renovada desde dentro convergieron para crear el gueto

    como tercer vehculo para extraer trabajo negro y, simultneamente, man-tener a los cuerpos negros a una distancia segura, para provecho mate-rial y simblico de la sociedad blanca.

    La era del gueto como mecanismo sumo de dominacin etno-racial sehaba inaugurado con las revueltas urbanas de 1917-1919 (en St. LouisEste, Chicago, Longview, Houston, etc.). Y se cerrara con una oleada deenfrentamientos, saqueos e incendios que sacudi cientos de ciudadesestadounidenses de costa a costa, desde la sublevacin de Watts de 1965hasta las revueltas de ira y dolor desencadenadas por el asesinato deMartin Luther King el verano de 1968. A decir verdad, hacia finales de ladcada de 1960, el gueto estaba a punto de volverse funcionalmenteobsoleto o, para ser ms exactos, cada vez ms inadecuadopara cumplircon la doble tarea histricamente confiada a las instituciones peculiaresde Estados Unidos. Desde el punto de vista de la extraccin de trabajo,el cambio de una economa industrial urbana a una economa de servi-cios suburbana y la dualizacin aneja de la estructura ocupacional, juntocon el fuerte aumento de la inmigracin de trabajadores desde Mxico, elCaribe y Asia, supusieron que amplios segmentos de la mano de obra

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    13 St. Clair DRAKEy Horace CAYTON, Black Metropolis: A Study of Negro Life in a Nothern City,Nueva York, 1962 [1945], vol. 1, pp. 112-128.14 Ibid., vol. 2, p. XIV.

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    contenidos en los cinturones negros de las metrpolis septentrionalessencillamente ya no hicieran falta. Desde el punto de vista de la clausu-ra etno-racial, la movilizacin de los afroamericanos durante varias dca-das contra el dominio de casta consigui finalmente, en la favorablecoyuntura poltica de crisis desencadenada a raz de la guerra de Vietnam

    y del malestar social concomitante, obligar al Estado federal a desmante-

    lar la maquinaria legal de exclusin de casta. Una vez garantizados el votoy los derechos civiles, los negros eran, por fin y a la postre, plenos ciu-dadanos que ya no toleraran las maniobras dirigidas a relegarlos al mundoseparado e inferior del gueto15.

    Pero mientras que los blancos, en teora, aceptaban a regaadientes laintegracin, en la prctica se esforzaban por mantener un abismo social

    y simblico insalvable con sus compatriotas de ascendencia africana.Abandonaron los colegios pblicos, rehuyeron el espacio pblico y esca-

    paron a millones hacia las zonas residenciales de la periferia urbana paraevitar mezclarse y conjurar el espectro de la igualdad social en la ciu-dad. Se volvieron luego contra el Estado de bienestar y contra aquellosprogramas sociales de los que ms dependa el progreso colectivo de losnegros. Al contrario, dieron un apoyo entusiasta a las polticas de segu-ridad ciudadana que juraban reprimir con firmeza los desrdenes pbli-cos connaturalmente percibidos como amenazas raciales16. Tales polticasapuntaban a otra institucin especial ms, capaz de confinar y controlarsi no a toda la comunidad afroamericana, por lo menos a sus miembros

    ms perturbadores, malfamados y peligrosos: la crcel.

    El gueto como crcel, la crcel como gueto

    Para comprender el estrecho parentesco entre el gueto y la crcel, queayuda a explicar cmo el declive estructural y la superfluidad funcionalde uno condujo al ascenso inesperado y al crecimiento asombroso de laotra durante el ltimo cuarto de siglo, es preciso caracterizar primero elgueto con exactitud17. Pero aqu nos topamos con el fastidioso hecho de

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    15 ste era el significado de la Campaa por la Libertad de Martin Luther King del verano de1966 en Chicago: pretenda aplicar al gueto las tcnicas de movilizacin colectiva y de deso-bediencia civil empleadas con xito en el ataque contraJim Crowen el Sur con el objeto deponer de manifiesto y protestar contra la vida a la que los negros se vean condenados enlas metrpolis septentrionales. La campaa para hacer de Chicago una ciudad abierta se viorpidamente aplastada por la tremenda represin, que tuvo como punta de lanza a cuatromil guardias nacionales. Stephen OAKES, Let the Trumpet Sound: A Life of Martin Luther King,

    Nueva York, 1982.16 Thomas Byrne EDSALLy Mary EDSALL, Chain Reaction: The Impact of Race, Rights and Taxeson American Politics, Nueva York, 1991; Jill QUADAGNO, The Colour of Welfare: How RacismUndermined the War on Poverty, Oxford, 1994; Katherine BECKETT y Theodore SASSON, ThePolitics of Injustice, Thousand Oaks, 2000, pp. 49-74.17 Hasta 1975, el nmero de reclusos de Estados Unidos haba venido disminuyendo a unritmo constante durante cerca de dos dcadas, hasta alcanzar un suelo de 380.000 presos.

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    que las ciencias sociales no han conseguido desarrollar un concepto ana-ltico slido del gueto; en cambio, se han contentado con adoptar lacorriente conceptual populacheradel discurso poltico y popular de cadapoca. Esto ha causado mucha desorientacin, a medida que el gueto seha ido combinando sucesivamente y confundiendo con el distritosegregado, el barrio tnico, el territorio de intensa pobreza o de degra-

    dacin de la vivienda e, incluso, en el perodo ms reciente, con el desa-rrollo del mito, ligado a determinada poltica, de la infraclase, mera acu-mulacin de las patologas urbanas y de las conductas antisociales18.

    Una sociologa comparativa e histrica de los barrios reservados a losjudos en las ciudades de la Europa renacentista y de la Bronzeville esta-dounidense en las metrpolis fordistas del siglo XX19 revela que un guetoes, en esencia, un dispositivo socioespacial que, en un escenario urbano,permite a un grupo de statusdominante condenar al ostracismo y explo-

    tar simultneamente a un grupo subordinado dotado de un capital sim-blico negativo, es decir, de una propiedad encarnada que se consideraque vuelve el contacto degradante, en virtud de lo que Max Weber deno-mina juicio social negativo de la honra. Dicho de otro modo, constituyeuna relacin de control y clausura etno-racial construida a partir de cua-tro elementos: (i) estigma; (ii) constriccin; (iii) reclusin territorial; y (iv)encajonamiento institucional. La formacin resultante es un espaciodife-renciado, que contiene a unapoblacintnicamente homognea, la cualse encuentra obligada a desarrollar dentro de l un conjunto de institu-

    cionesinterconectadas que copia la estructura organizativa de la sociedadms amplia de la que este grupo ha sido expulsado y provee los anda-miajes para la construccin de su estilo de vida y de sus estrategiassociales especficas. Este nexo institucional paralelo proporciona al gruposubordinado cierta proteccin, autonoma y dignidad, pero al precio deencerrarlo en una relacin de subordinacin y dependencia estructurales.

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    Los analistas ms destacados de la cuestin penal, de David Rothman a Michel Foucault ya Alfred Blumstein, predecan entonces unnimemente la marginalizacin inminente de lacrcel como institucin de control social o, en el peor de los casos, la estabilizacin de lareclusin penal en un nivel histricamente moderado. Nadie previ el crecimiento desen-frenado que ha ido cuadruplicando la cifra de presos hasta llegar a ms de dos millones en2000, aun cuando los niveles de delincuencia han permanecido estancados.18 Vase mi Gutting the Ghetto para una recapitulacin histrica de los significados delgueto en la sociedad y en las ciencias sociales estadounidenses, que conduce a un diag-nstico de la curiosa expurgacin de la raza de un concepto expresamente acuado paradenotar un mecanismo de dominacin etno-racial, lo cual lo ata a los intereses cambiantesde las elites estatales con relacin al nexo entre pobreza y etnicidad en las metrpolis. Loc

    WACQUANT, Gutting the Ghetto, en Malcolm Cross y Robert Moore, eds., Globalization andthe New City, Basingstoke, 2000.19 Bronzeville (literalmente, villa del bronce) es un barrio afroamericano depauperado delSouth Side de Chicago, smbolo de la segregacin racial urbana en Estados Unidos (hastatal punto que, en muchos textos, aparece como sinnimo de gueto). Gwendolyn Brooks,poetisa afroamericana que naci y se cri en l, lo inmortalizara en su primer libro, A Streetin Bronzeville(1945). [N. de la T.]

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    El gueto, en suma, funciona como crcel etno-racial: enjaula a una catego-ra deshonrada y restringe severamente las posibilidades de vida de susmiembros en apoyo de la monopolizacin de los bienes u oportunidadesideales y materiales por parte del grupo de statusdominante que habita asus alrededores20. Recuerden que los guetos de la Europa moderna estabantpicamente delimitados por altos muros, con una o ms puertas que se

    cerraban con llave por la noche y a cuyo interior los judos tenan que regre-sar antes del anochecer so pena de un severo castigo, y que su permetrose vea sujeto a un control continuo por parte de autoridades exteriores21.

    Adviertan, a continuacin, las homologas estructurales y funcionales con lacrcel conceptualizada como gueto judicial: una prisin o penitenciaria es,en realidad, un espacioen reserva que sirve para confinar a la fuerza a unapoblacinlegalmente denigrada y donde esta ltima desarrolla sus institu-ciones, su identidad mancillada y su cultura especficas. Est formada, pues,de los mismos cuatro componentes fundamentales estigma, coaccin, cer-

    camiento fsico y paralelismo y aislamiento organizativo que componen ungueto, y concebida para cumplir fines semejantes.

    De un modo muy similar a como el gueto protege a los residentes de laciudad de la contaminacin de las relaciones [intercourse] con los cuer-pos infectos pero necesarios de un grupo marginado, a la manera de uncondn urbano, tal y como lo expresara grficamente Richard Sennet ensu descripcin del miedo al contacto en la Venecia del siglo XVI22, la cr-cel purifica el cuerpo social de la mancha eventual de aquellos de sus

    miembros que han cometido delitos, es decir, siguiendo a Durkheim,individuos que han violado la integridad sociomoral de la colectividadirrumpiendo en estados firmes y fuertes de la conciencia colectiva.Estudiosos de la sociedad reclusa, de Donald Clemmer y Gresham Sykesa James Jacobs y John Irwin, han observado una y otra vez cmo losencarcelados desarrollan sus propios roles de argot e intercambian siste-mas y criterios normativos, ya sea como respuesta adaptativa ante losdolores de la encarcelacin o a travs de la importacin selectiva de

    valores de grupos de delincuentes y de clases bajas del exterior, de unmodo muy semejante a como los residentes del gueto han elaborado ointensificado una subcultura diferenciada para hacer frente a su enclaus-tramiento socio-simblico23. Por lo que se refiere al segundo objetivo delgueto, facilitar la explotacin de la categora recluida, se trata de un puntoclave del casa de correccin, antecesor histrico directo de la crcel con-tempornea, y que ha desempeado peridicamente un papel funda-mental en la evolucin y funcionamiento de esta ltima24. Finalmente,

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    20 Max WEBER, Economy and Society, Berkeley, 1978, p. 935.21 Louis WIRTH, The Ghetto, Chicago, 1928.22 Richard SENNET, Flesh and Stone: The Body and the City in Western Civilization, NuevaYork, 1994.23 St. Clair Drake y Horace Cayton, Black Metropolis, cit., vol. 2, p. XIII.24 En su descripcin del Bridewell de Londres, de la Zuchthaus de Amsterdam y del Hpitalgnral de Pars, Georg Rusche y Otto Kirschheimer demuestran que el principal propsito

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    tanto la crcel como el gueto constituyen estructuras de autoridad cargadasde una legitimidad inherentemente dudosa o problemtica, cuyo mante-nimiento est asegurado por el recurso intermitente a la fuerza externa.

    As, pues, a finales de la dcada de 1970, cuando la violenta reaccinracial y de clase contra los avances democrticos conquistados por los

    movimientos sociales de la dcada precedente cogi pleno bro, la crcelvolvi abruptamente al primer plano de la sociedad estadounidense y sepresent como solucin elemental y universal a todas las clases de pro-blemas sociales. Entre estos problemas, destacaba la crisis del ordensocial en la inner city25, eufemismo acadmico y poltico para la inca-pacidad manifiesta del gueto oscuropara contener a una poblacin des-honrada y supernumeraria, en lo sucesivo considerada no slo desviada

    y perversa, sino realmente peligrosa, a la luz de las violentas revueltasurbanas de mediados de la dcada de 1960. Cuando los muros del gueto

    se sacudieron y amenazaron con venirse abajo, los muros de la crcel seextendieron, ampliaron y fortalecieron proporcionalmente, y la reclusinde diferenciacin, dirigida a mantener a un grupo aislado (significado eti-molgico de segregare), gan primaca sobre la reclusin de seguridad

    y la reclusin de autoridad por emplear la distincin propuesta por elsocilogo francs Claude Faugeron26. Pronto el gueto negro, convertidoen un instrumento de exclusin desnuda a causa del cercenamiento con-currente del trabajo asalariado y de la proteccin social, y desestabiliza-do adems por la creciente penetracin del brazo penal del Estado,

    qued ntimamente unido a la prisin y al sistema penitenciario por unatriple relacin de equivalencia funcional, homologa estructural y sincre-tismo cultural, de tal suerte que ahora stos constituyen un nico conti-nuo carcelario que atrapa a una poblacin remanente de hombres (y,cada vez ms, mujeres) negros muy jvenes que circulan en circuitocerrado entre sus dos polos, en un ciclo autoperpetuador de marginali-dad social y legal con consecuencias personales y sociales devastadoras27.

    Ahora bien, el sistema carcelario haba funcionado ya como institucinsecundariapara la preservacin de la casta y para el control de la mano

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    de la casa de correccin era hacer socialmente til la fuerza de trabajo de las personas pocodispuestas obligndolas a trabajar bajo estricta supervisin, con la esperanza de que, unavez puestos en libertad, engrosaran voluntariamente el mercado laboral. Georg RUSCHE yOtto KIRSCHHEIMER, Punishment and Social Structure, Nueva York, 1939, p. 42; para la crcelcontempornea, vase Pieter SPIERENBURG, The Prison Experience, New Brunswick, NJ, 1991.25 Aunque inner citysignifica literalmente algo tan neutro como ciudad interior, debido alproceso de degradacin de los centros urbanos y de xodo de las clases medias a las peri-

    ferias residenciales que se ha dado en todo Estados Unidos, se ha convertido en sinnimode zona cntrica degradada y en calificativo del tipo de comunidades, formas de vida y acti-tudes que crecen en este tipo de reas urbanas. [N. de la T.]26 Claude Faugeron, La drive pnale, Esprit215 (octubre de 1995).27 Una discusin ms completa de esta simbiosis mortfera entre el gueto y la crcel en laera pos derechos civiles viene proporcionada en mi Deadly Symbiosis, Punishment andSociety3, 1, pp. 95-134.

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    de obra en Estados Unidos durante la transicin previa entre el rgimen dedominacin racial pivotador alrededor de la esclavitud y el rgimen deJimCrow impuesto en los Estados sureos. Al da siguiente de la Emanci-pacin, las crceles meridionales vieron como se llenaban de poblacinnegra de la noche a la maana, cuando miles de ex esclavos fueron dete-nidos, juzgados y condenados por actos que antes se haba encargado de

    castigar slo el amo y por negarse a comportarse como siervos y a seguirlas reglas degradantes del cdigo de conducta racial. Poco despus, losantiguos Estados confederados introdujeron el arrendamiento de presi-diarios, en respuesta al pnico moral ante la delincuencia negra [Negrocrime], que ofreca la doble ventaja de generar fondos ingentes para lasarcas del Estados y de proveer abundante mano de obra coaccionadapara labrar los campos, construir los diques, poner las vas ferroviarias,limpiar los pantanos y cavar en las minas de la regin en condicioneshomicidas28. De hecho, los trabajos forzados, bajo la forma de arriendo

    de presidiarios y de su heredera, la cadena de presos [the chain gang],desempearon un papel principal en el progreso econmico del NuevoSur durante la Era progresista, al reconciliar la modernizacin con la con-tinuacin de la dominacin racial29.

    Lo que hace que la intercesin racial del sistema carcelario sea diferentehoy en da es que, a diferencia de la esclavitud, Jim Crowy el gueto demediados de siglo, sta no cumple una misin econmica positiva de re-clutamiento y disciplinamiento de la mano de obra: sirve nicamente de

    depsito de las fracciones precarias y desproletarizadas de la clase obre-ra negra, ya sea porque no pueden encontrar empleo debido a una com-binacin de dficits de habilidades, discriminacin patronal y competenciade los inmigrantes, o porque se niegan a someterse a la humillacin deun trabajo que carece de las mnimas condiciones en los sectores perif-ricos de la economa de servicios, sistema que los residentes de los gue-tos frecuentemente tachan de trabajos de esclavo. Pero, actualmente,existe una presin financiera e ideolgica cada vez mayor, as como uninters poltico renovado, para conseguir que se relajen las restriccionesa los trabajos forzados con el objeto de (re)introducir el trabajo descuali-ficado masivo para empresas privadas en el interior de las crceles esta-dounidenses: poner a trabajar a la mayora de los presos contribuira arebajar la factura carcelaria del pas, as como a extender de manera efi-

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    28 sta no es una figura retrica: la tasa de mortalidad anual de los presidiarios alcanzaba,en la dcada de 1880, el 16 por 100 en el Estado de Mississippi, donde ni un solo presi-diario arrendado lleg jams a vivir lo suficiente como para cumplir una condena de diez o

    ms aos. Cientos de nios negros, muchos de apenas seis aos de edad, fueron arrendadospor el Estado a beneficio de propietarios de plantaciones, hombres de negocios y financierospara trabajar en condiciones que hasta a algunos sudistas patricios les resultaban vergonzosasy una mancha en nuestra hombra. Vase David OSHINSKY, Worse Than Slavery: ParchmanFarm and the Ordeal of Jim Crow Justice, Nueva York, 1996, p. 45.29 Alex LICHTENSTEIN, Twice the Work of Free Labour: The Political Economy of Convict Labourin the New South, Londres y Nueva York, 1999, p. 195.

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    caz a los pobres recluidos las exigencias del workfare30 ahora impuestasa los pobres libres como requisito de la ciudadana31. La prxima dcadadir si la crcel sigue siendo un apndice del gueto oscuroo lo sustituyepara montrselo por su cuenta y convertirse en la cuarta institucin pecu-liar de Estados Unidos.

    Construccin de la raza y muerte social

    La esclavitud, el sistema de Jim Crowy el gueto son instituciones deconstruccin de la raza, lo cual quiere decir que no se limitan a proce-sar una divisin etno-racial que de algn modo existira fuera y de formaindependiente de ellas. Por el contrario, cada una de estas institucionesproduce(o co-produce) esta divisin (de nuevo), a partir de demarcacio-nes y disparidades heredadas de poder grupal, y la inscribe, en cada

    poca, en una constelacin caracterstica de formas materiales y simbli-cas. Y todas estas instituciones han racializado constantemente la fronte-ra arbitraria que apartaba a los afroamericanos de todo el resto en EstadosUnidos, negando activamente el origen cultural de esta frontera en la his-toria y adscribindola, en cambio, a una necesidad ficticia de la biologa.

    La concepcin sumamente particular de la raza que Estados Unidos hainventado, prcticamente nica en el mundo en su rigidez y en su signi-ficacin, constituye un resultado directo del choque decisivo entre la

    esclavitud y la democracia en tanto que modos de organizacin de la vidasocial despusde que el cautiverio se hubiera instituido como forma prin-cipal de leva y control de la mano de obra en una colonia poco poblada,escenario de un sistema de produccin precapitalista. El rgimen deJimCrowreelabor la frontera racializada entre esclavo y hombre libre, con-

    virtindola en una rgida separacin de castas entre blancos y negros[Negros] categora que inclua a todas las personas de conocida ascen-dencia africana, por muy mnima que fuera, que infectaba cada resqui-cio del sistema socialpostbellumde los Estados sureos. El gueto, por suparte, grababa esta dicotoma sobre la composicin espacial y sobre los

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    30 Sistema introducido en la reforma del Estado del bienestar estadounidense de 1996 porel cual los beneficiarios de las ayudas sociales estn obligados a hacer determinado tipo detrabajo para acceder a estas ayudas. La idea de una asistencia social sin contraprestacionescomo derecho social inalienable en casos de necesidad se ve reemplazada por una idea delciudadano como contribuyente individual, susceptible de recibir ayudas pero siempre acambio de trabajo. Algunos autores analizan la implantacin del workfarecomo introduc-cin de una nueva forma de esclavitud, al imponer un trabajo coaccionado a las capas ms

    desfavorecidas a cambio de unas ayudas cuyo importe no alcanza siquiera el salario mni-mo interprofesional. [N. de la T.]31 Vase mi Les Prisons de la misre, cit., pp. 71-94. El testimonio experto presentado a lasComisiones Internas sobre Poder Judicial y Delincuencia durante la discusin de la PrisonIndustries Reform Act[Ley de Reforma de las Industrias Penitenciarias] de 1998 ligaba expl-citamente la reforma del Estado del bienestar a la necesidad de aumentar el trabajo reclusoen beneficio del sector privado.

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    esquemas institucionales de la metrpolis industrial. Hasta tal punto que,tras las revueltas urbanas de la dcada de 1960, que en verdad fueronsublevaciones contra la interseccin de las subordinaciones de casta y declase, urbano y negro se convirtieron casi en sinnimos, tanto en el dise-o de las polticas a seguir como en el lenguaje cotidiano. Y la crisis dela ciudad pas a representar la contradiccin permanente entre el tenor

    individualista y competitivo de la vida americana, por un lado, y el apar-tamiento sostenido de los afroamericanos de ella, por otro32.

    En los albores de un nuevo siglo, depende de la cuarta institucin pecu-liar, nacida de la contigidad del hipergueto con el sistema carcelario, laremodelacin del significado y la importancia social de la raza de acuer-do con los dictados de la economa desregulada y del Estado poskeyne-siano. Ahora bien, el aparato penal ha servido durante mucho tiempo decomplemento de la dominacin etno-racial, ayudando a estabilizar un

    rgimen atacado o a tender un puente para salvar el lapso entre dos reg-menes sucesivos: as, los Cdigos Negros [Black Codes] de la Reconstruc-cin sirvieron para mantener a la mano de obra afroamericana en su lugartras la desaparicin de la esclavitud, mientras que la criminalizacin delas protestas por los derechos civiles en los Estados sureos durante ladcada de 1950 se proponan retrasar la agona deJim Crow. Pero el papelde la institucin carcelaria hoy da es diferente, en el sentido de que sta,por primera vez en la historia estadounidense, se ha elevado al rango demquina principal de construccin de la raza.

    Entre los mltiples efectos del ensamblaje de gueto y prisin para formaruna malla carcelaria ampliada, quiz el ms importante sea la revivifica-cin prctica y la solidificacin oficial de esa asociacin secular de lanegritud con la criminalidad y la violencia perversa. Junto con el retornode mitologas estilo Lombroso sobre el atavismo de los delincuentes y laamplia difusin de metforas bestiales en el campo periodstico y polti-co (donde las menciones de superdepredadores, manadas de lobos,animales y similares son frecuentes), el encarcelamiento masivo y sobre-dimensionado de los negros ha proporcionado una poderosa justificacin

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    32 Dos indicadores bastan para iluminar la condena permanente al ostracismo de los afroa-mericanos en la sociedad estadounidense. Por un lado, estos constituyen el nico grupo alque se ha hipersegregado, sometindolo a un aislamiento espacial que se ha desplazado alo largo del siglo del macronivel del Estado y del condado al micronivel de la municipali-dad y el barrio, con el objeto de minimizar los contactos con los blancos. Vase DouglasMASSEYy Nancy DENTON, American Apartheid, Cambridge, 1993; Douglas MASSEYy Zoltan

    HAJNAL, The Changing Geographic Structure of Black-White Segregation in the UnitedStates, Social Science Quaterly76, 3 (septiembre de 1995), pp. 527-542. Por otro lado, seles sigue prohibiendo la exogamia hasta un punto desconocido para cualquier otra comu-nidad, pese al reciente crecimiento de las denominadas familias multirraciales, con menosde un 3 por 100 de mujeres negras en matrimonios mixtos frente a una mayora de mujereshispanas y asiticas. Kim DA COSTA, Remaking the Colour Line: Social Bases and Implicationsof the Multiracial Movement, Berkeley, tesis de doctorado.

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    racional para emplear el color como poder de la peligrosidad33. En losltimos aos, los tribunales han autorizado sistemticamente a la policaa utilizar la raza como seal negativa de riesgo incrementado de crimi-nalidad y los estudiosos del derecho se han apresurado a respaldar esteproceder considerndolo una adaptacin racional a la demografa deldelito, puesta de relieve y confirmada, por as decirlo, por el incremen-

    to de los individuos negros entre la poblacin reclusa, pese a que seme-jante prctica suponga contradicciones graves desde el punto de vista delderecho constitucional. En todo el sistema penal urbano, en estos mo-mentos, la frmula joven + negro + varn se identifica abiertamente conla causa probable que justifica la detencin, el interrogatorio, el cacheo

    y la reclusin de millones de varones afroamericanos cada ao.

    En la era de las polticas de seguridad ciudadana con objetivos racializa-dos y de su adltere sociolgico, el encarcelamiento masivo con sesgo

    racial, la imagen pblica reinante del delincuente ya no es simplemente lade un monstruumun ser cuyos rasgos resultan inherentemente diferen-tes a los nuestros, sino la de un monstruo negro, en la medida en que loshombres afroamericanos jvenes de la inner city han pasado a personifi-car la mezcla explosiva de depravacin moral y violencia criminal. Lafusin de negritud y delincuencia en la representacin colectiva y en lapoltica gubernamental (con la fusin de negritud y asistencia social comootra cara de la ecuacin) reactiva, pues, la raza, dando una salida legtimaa la expresin de inquina antinegra bajo la forma de vituperio pblico de

    delincuentes y presos. Tal y como seala el escritor John Edgar Wideman:

    Resulta respetable emplumar a delincuentes, ser partidario de echar elcandado de la celda y tirar la llave. No es racista estar contra la delin-cuencia, aunque el delincuente arquetpico que aparece en los mediosde comunicacin y en la imaginacin pblica tenga casi siempre la carade Willie Horton. Paulatinamente, urbano y gueto se han convertidoen palabras en clave para lugares terribles donde slo residen los negros.La crcel se est viendo rpidamente relexificada de acuerdo con lamisma pauta de segregacin34.

    De hecho, cuando ser un hombre de color de una clase econmica y deun entorno determinados equivale para la opinin pblica a ser un delin-cuente, ser procesado por el sistema penal equivale a ser hecho negro,

    y cumplir condena [doing time] entre rejas es, al mismo tiempo, marcarla raza [marking race]35.

    Al asumir un papel central en el gobierno poskeynesiano de la raza y lapobreza en la encrucijada constituida por un mercado laboral desregu-

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    33 Randall KENNEDY, Race, Crime and the Law, Nueva York, 1997, pp. 136-167.34 John Edgar WIDEMAN, Doing Time, Marking Race, The Nation(30 de octubre de 1995).35 Ibid.

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    lado de bajos salarios y por un aparato renovado de welfare-workfarediseado para sostener el empleo temporal y los vestigios del gueto, elsistema carcelario hipertrofiado de Estados Unidos se ha convertido, porderecho propio, en un motor fundamental de la produccin simblica. Noslo constituye la institucin preeminente de significacin e imposicinde la negritud, de un modo muy semejante a como lo fue la esclavitud

    durante los tres primeros siglos de la historia estadounidense. Exacta-mente igual que el cautiverio llevaba a efecto la muerte social de loscautivos africanos importados y de sus descendientes sobre suelo ameri-cano, el encarcelamiento masivo induce tambin la muerte civil de aque-llos a quienes atrapa, expulsndoles del pacto social36. Los reclusos dehoy da son, pues, objeto de un triple movimiento de clausura exclusi-

    vista:

    (i) A los presos se les niega el acceso al capital culturalvalorado:

    justo en el momento en el que los ttulos universitarios se estnconvirtiendo en un prerrequisito para el empleo en el sector(semi)protegido del mercado laboral, se expulsa a los reclusos dela educacin superior, quitando el derecho a las Becas Pell [PellGrant]37, primero, en 1988, a los procesados por delitos de dro-gas, luego, en 1992, a los presidiarios condenados a muerte o acadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional y, paraterminar, en 1994, a todos los presos estatales y federales restan-tes. Esta expulsin se vot en el Congreso con el nico propsi-

    to de acentuar la falla simblica entre delincuentes y ciudadanosobservantes de la ley, pese a las pruebas abrumadoras de quelos programas educativos en la prisin reducen drsticamente elndice de reincidencia, as como contribuyen a mantener el ordenen la crcel38.

    (ii) A los presos se les excluye sistemticamente de la redistribucinsocialy de las ayudas pblicas, en una poca en la que la inse-guridad laboral vuelve el acceso a este tipo de programas ms

    vital que nunca para quienes habitan las regiones inferiores delespacio social. Hay leyes que niegan los subsidios de la seguridadsocial, la ayuda al ex combatiente y los bonos de subvencin ali-mentaria [food stamps] a cualquiera que haya estado detenido porms de sesenta das. La Work Opportunity and Personal Respon-sibility Act[Ley sobre Oportunidad de Empleo y Responsabilidad

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    36 Orlando PATTERSON, Slavery as Social Death, Cambridge, MA, 1982.37 La Federal Pell Grant, junto a la Federal Supplemental Educational Opportunity Grant[Beca Federal Suplementaria de Oportunidades Educativas], ambas del gobierno federal yreservadas a los estudiantes ms necesitados, forman los dos programas ms importantes deayudas para estudios universitarios de Estados Unidos. [N. de la T.]38 Josh Page, Eliminating the Enemy: A Cultural Analysis of the Exclusion of Prisioners fromHigher Education, ensayo de posgrado, Departamento de Sociologa, Universidad de Cali-fornia, Berkeley.

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    Personal] de 1996 veda, adems, a la mayor parte de ex presidia-rios del Seguro contra la Enfermedad [Medicaid], de la viviendapblica, de los programas de vivienda subvencionada y de otrasformas de asistencia relacionadas. La primavera de 1998, el pre-sidente Clinton denunci como un fraude y un abuso intolera-bles, cometidos contra las familias trabajadoras que siguen las

    reglas, el hecho de que algunos presos (o sus hogares) siguie-ran recibiendo subsidios pblicos debido a la aplicacin buro-crtica negligente de estas prohibiciones. Y puso en marcha conorgullo una cooperacin federal, estatal y local sin precedentes,as como nuevos e innovadores programas de incentivacin queutilizaban las ltimas herramientas al-tec para borrar de sus lis-tas a todo recluso que recibiera todava ayudas (vase el recua-dro a continuacin), incluido el pago de recompensas a los con-dados que entregaran de inmediato informacin identificatoria

    sobre sus detenidos en prisin a la Administracin de la Segu-ridad Social.

    (iii) A los presidiarios se les impide laparticipacin polticaa travsde la privacin penal del derecho a voto [criminal disenfran-chisement] llevada a cabo a una escala y con un vigor no conce-bido en ningn otro pas. Todos los miembros de la Unin salvocuatro deniegan el voto a los adultos con plenas capacidadesmentales detenidos en centros penitenciarios; 39 Estados proh-

    ben a los presidiarios en libertad vigilada a prueba [probation]ejercer sus derechos polticos y 32 Estados se lo prohben a losque disfrutan de libertad condicional [parole]. En 14 Estados, seprohbe a los ex delincuentes votar, incluso cuando ya no estnbajo la supervisin de la justicia penal, y en diez de estos Esta-dos, esta prohibicin es de por vida. El resultado es que cerca decuatro millones de estadounidenses han perdido temporal o defi-nitivamente la posibilidad de echar su papeleta en la urna elec-toral, entre los cuales, un milln cuatrocientos setenta mil que yano estn entre rejas y otro milln trescientos noventa mil que

    ya cumplieron su condena completa39. Apenas 25 aos despusde acceder al pleno derecho al voto, uno de cada siete hombresnegros a escala nacional se ve excluido de la cabina electoral atravs de la privacin penal del derecho a voto [penal disenfran-chisement] y siete Estados niegan el voto de manera definitiva ams de un 25 por 100 de sus residentes varones negros.

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    39 Jamie Fellner y Marc Mauer, Losing the Vote, cit.

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    Clinton toma con orgullo enrgicas medidas contra el fraudey el abuso de los reclusos

    Buenos das. Esta maana me gustara hablarles de una de las vas en las queestamos trabajando para restituir la fe de los estadounidenses en nuestrogobierno nacional, en nuestros esfuerzos por reforzar la Seguridad Social yotras ayudas fundamentales tomando enrgicas medidas contra el fraude y elabuso.

    Durante ms de sesenta aos, la Seguridad Social ha significado algo ms queun mero nmero de identificacin sobre un impreso fiscal, incluso ms que untaln mensual en el buzn. Ha reflejado nuestros valores ms profundos, lasobligaciones que tenemos hacia nuestros padres, uno hacia otro, hacia nues-tros hijos y nietos, hacia aquellos a los que golpea la desgracia, hacia quienesmerecen una vejez decente, hacia nuestro ideal de una Amrica.

    He aqu el motivo por el que me preocup tanto descubrir hace algn tiempo

    que muchos presos, excluidos, por ley, de la obtencin de la mayor parte deestas ayudas federales, venan en realidad cobrando talones de la SeguridadSocial mientras se encontraban entre rejas. Los reclusos estaban, de hecho, atenor de nuestra ley, cometiendo impunemente fraude, ante todo porque eraextremadamente difcil reunir informacin actualizada de los delincuentes delas ms de 3.500 prisiones de nuestra nacin. Pero gracias a una cooperacinfederal, estatal y local sin precedentes, as como a nuevos e innovadores pro-gramas de incentivacin, ahora estamos poniendo fin a esta situacin.

    La Administracin de la Seguridad Social ha creado una base de datos per-manentemente actualizada que ya cubre ms del 99 por 100 del total de pre-

    sos, la lista ms completa de la historia de nuestra poblacin reclusa. Y, lo quees ms importante, la Administracin de la Seguridad Social est empleandoesta lista con grandes resultados. Para finales del ao pasado, habamos reti-rado las ayudas a ms de 70.000 presos. Esto significa que, durante los prxi-mos cinco aos, ahorraremos a nuestros contribuyentes 2.500 millones dedlares nada menos que 2.500 millones de dlares que irn a servir a esasfamilias nuestras que trabajan tan duro.

    Ahora nos vamos a basar en el xito de la Administracin de la SeguridadSocial en ahorrarles a los contribuyentes el fraude de los reclusos. Dentro deunos breves instantes, voy a firmar una nota ejecutiva que ordena a losMinisterios de Trabajo, Asuntos de los Ex combatientes, Justicia, Educacin yAgricultura utilizar la experiencia y las herramientasal-tec de la Administra-cin de la Seguridad Social para mejorar sus propios esfuerzos por borrar desus listas a todo recluso que est recibiendo ayudas al ex combatiente, bonosde subvencin alimentaria[food stamps] o cualquier otro tipo de ayuda fede-ral denegada por ley.

    Esperamos que estas exhaustivas batidas efectuadas por nuestros organismosnos permitan ahorrar a los contribuyentes millones y millones ms de dlares,adems de los miles de millones que ya hemos ahorrado gracias a nuestras

    enrgicas medidas contra el fraude a la Seguridad Social. Aseguraremos queaquellos que han cometido delitos contra la sociedad no tengan la ocasin decometer tambin delitos contra los contribuyentes.

    El pueblo estadounidense tiene derecho a esperar que su gobierno nacional estsiempre en guardia contra todo tipo de despilfarro, fraude o abuso. Es nuestraobligacin emplear todo nuestro poder y todas nuestras herramientas para eli-

  • 7/28/2019 Wacquant - De La Esclavitud Al Encarcelamiento Masivo

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    A travs de esta triple exclusin, la crcel y el sistema penal contribuyen,en trminos ms generales, a la reconstruccin en curso de la comuni-dad imaginada de los estadounidenses en torno a la oposicin polarentre las loables familias trabajadoras implcitamente blancas, residen-tes en la periferia residencial urbana y potenciales receptores de ayudaspblicas y la despreciable infraclase de criminales, gandules y sangui-juelas, una hidra antisocial de dos cabezas personificada, del lado feme-nino, por la disoluta madre adolescente que vive de las ayudas sociales[teenage welfare mother] y, del lado masculino, por el peligroso viola-dor en banda de la calle [street gang banger] ambos, por definicin, depiel oscura, urbanos y no aptos para recibir las mencionadas ayudaspblicas. A las primeras, se las ensalza como viva encarnacin de losautnticos valores americanos, del autocontrol, del aplazamiento de lasatisfaccin y de la subordinacin de la vida al trabajo; a los segundos, selos vitupera como odiosa personificacin de su profanacin abyecta, lacara oscura del sueo americano de opulencia y oportunidades paratodos, que, segn se cree, emana de la moral anclada en la conyugalidad

    y en el trabajo. Y, cada vez ms, lo que traza, material y simblicamente,la lnea que divide a unas y a otros es la crcel.

    Al otro lado de esta lnea, yace un marco institucional sin igual. Basn-

    dose en su clebre anlisis de la Antigua Grecia, el historiador de la pocaclsica Moses Finley ha introducido una provechosa distincin entresociedades con esclavos y autnticas sociedades esclavistas40. En lasprimeras, la esclavitud no es ms que uno entre varios modos de controlde la mano de obra y la divisin entre esclavo y hombre libre no es niimpermeable ni axial para el orden social en su conjunto. En las segun-das, el trabajo esclavizado constituye el epicentro tanto de la produccineconmica como de la estructura de clases y la relacin amo-esclavo pro-porciona la pauta conforme a la cual todas las dems relaciones sociales

    se construyen o distorsionan, de tal suerte que no deja intacto ni un solorecoveco de la cultura, la sociedad o el yo. El astronmico exceso derepresentacin de los negros en los centros de reclusin penal y el engra-

    ARTCULOS

    40 Moses FINLEY, Slavery, en International Encyclopaedia of the Social Sciences, Nueva York,1968.

    minar este tipo de fraude. Nuestro deber para con el pueblo estadounidense noscompromete a garantizar que sus contribuciones a la Seguridad Social y otrosdineros de la recaudacin fiscal estn beneficiando nicamente a quienes tra-bajaron duro, siguieron las reglas y tienen derecho, por ley, a recibir este dine-ro. Esto es exactamente lo que estamos intentando hacer.

    Gracias por escuchar.

    Discurso radiofnico de los sbados del Presidente Clinton, 25 de abril de 1998.Disponible en el sitio webde la Casa Blanca.

  • 7/28/2019 Wacquant - De La Esclavitud Al Encarcelamiento Masivo

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    naje cada vez ms estrecho del hipergueto con el sistema carcelario sugie-re que, debido a la adopcin por parte de Estados Unidos del encarcela-miento masivo como extraa poltica social diseada para disciplinar a lospobres y para contener a los deshonrados, los afroamericanos de clasebaja habitan ahora, no una sociedad con crceles como sus compatriotasblancos, sino laprimera autntica sociedad carcelariade la historia.

    ARTCULOS