VOCERRANTE 5 - Los misterios

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1 VOCERRANTE (5) Apertura (Sobre “White ManSleeps II”, por KronosQuartet): (Andante tranquilo) “Las palabras vagan, yerran, buscan. Van y vienen por ahí hasta que encuentran un refugio. En las manos, en los ojos, en cualquier cosa que las rescate del olvido.” (Raúl) Este es el quinto programa de VOCERRANTE. Bienoídos sean todos. Esta noche es el misterio. Es decir, lo que de acuerdo con la tradición, no puede decirse. La tradición, o el modo de hacerte pensar hacia atrás. ¿Lo que no puede decirse o no puede nombrarse?

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Quinto programa de la serie "Vocerrante". Emitido el 2 de julio de 2015.El ciclo va todos los jueves a las 23:00 en vivo por arinfoplay

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24VOCERRANTE (5)

Apertura(Sobre White ManSleeps II, por KronosQuartet):(Andante tranquilo)Las palabras vagan, yerran, buscan. Van y vienen por ah hasta que encuentran un refugio. En las manos, en los ojos, en cualquier cosa que las rescate del olvido.

(Ral) Este es el quinto programa de VOCERRANTE.Bienodos sean todos.

Esta noche es el misterio. Es decir, lo que de acuerdo con la tradicin, no puede decirse.La tradicin, o el modo de hacerte pensar hacia atrs.Lo que no puede decirse o no puede nombrarse?Sin embargo, el misterio puede vivirse. Es de aquellas cosas cuya realidad no se aprecia en las medidas ni en los laboratorios, sino que slo pueden vivirse.Y si puede vivirse, puede narrarse.Si puede ser atravesado por la experiencia, puede ser narrado.

Pero hubo un tiempo en que narrar pas a ser disciplina de la mentira, y decir, disciplina de la verdad, por una curiosa usurpacin de la experiencia vital por la de los modelos de laboratorio, y por una consecuente reduccin del tiempo de las personas a la crnica diaria, de la crnica diaria a los datos objetivos y de los datos objetivos al ms penoso y deficiente hecho del lenguaje: La noticia.As que empezamos a apartarnos de la posibilidad de decir. Y nos quedamos con la de clasificar, ordenar, indicar, medir y designar. Una palabra para cada cosa y una cosa para cada palabra.De modo tal que el misterio tambin desapareci de nuestro pensamiento. El misterio como tal, no ya como mera ocupacin o pasatiempo.Lo que no pueda decirse es el misterio, en el sentido de aquello que no puede designarse. Como es un misterio el prximo segundo que suceda, al cual an no podemos atribuir ningn significado.De forma tal que la prdida del misterio se acompaa de una despedida del futuro. Ya que el futuro no, no est ah, para designarlo. El futuro es un misterio, mas, en su afn de control, tambin intentamos demorarlo en dos o tres variables. Y lo obligamos a seguir nuestras afanosas estadsticas.Hemos patrimonializado el futuro. Aparece ahora tambin l en la cuenta de nuestras pertenencias. Calculamos las ganancias que reporte o las prdidas que irrogue. Hemos naturalizado la nocin de religin, y separado la vida de la muerte, en distintos nichos de mercado.Y hemos sustituido el silencio mstico de los templos, por el silencio abastecido de las bvedas bancarias.Y a travs de todos estos procederes creemos haber detenido el misterio.Un da, sin embargo,descubrimos una desconocida y olvidada habitacin del palacio. Ingresando por ella, se accede a toda otra ciudad dentro del palacio. Con otro poder, otros sentidos, otra historia.Podrn coexistir ambos reinos en el mismo palacio?Slo si se vuelve a cerrar la puerta de la habitacin.

Con candados de nueve miedos, con cerrojos de siete conmociones, con tumbas abiertas y cuerpos vacos, y sombras enclavadas. Y sin embargoY sin embargoY sin embargo hay un reino del deseo, de la voluntad, del sueo colectivo, que no es pulsin adolescente, ni vana pretensin ni fantasa.Y que una vez que tocamos con los ojos, los odos o la lengua, ya nunca ms desaparece. Pero en cuyo derredor, se han colocado nubes y temores, terrores y miserias, para que nadie se acerque.

Dedicamos este programa a todos los tenaces sin embargo, que meten el pie adentro para que la puerta no cierre.

Primer tema. Cloudy Evening, de y por Aziza Mustafa Zadeh (2:20)Sobre las campanas del final del tema:Escuchamos Cloudy Evening, de y por Aziza Mustafa Zadeh.

Los lmites.RalLos presagios, un pequeo pueblo de la pennsula de Enjundia, en el norte de Cachir, no protegan sus ciudades con murallas, ejrcitos ni fronteras naturales. Les bastaba con slo hacer circular historias terribles sobre lo que ocurra en ellas.Estas historias daban cuenta de terribles suplicios padecidos por sus pobladores y amenazaban con desesperados arrepentimientos a todo aquel que se atreviera a cruzar sus demarcaciones.Por esta razn, se conoce muy poco, o casi nada de los presagios, ya que son escasos los pueblos o los hroes que se atrevieron a ingresar en su poblado. Una estela de basalto, del imperio de Sargn II, reza todava: No atravesars el reino de los presagios. No hay pueblo ms triste, ni corazones ms agobiados. No hay cantos ms penosos que los que all se entonan, ni caminos ms tortuosos u oprimentes.Entre las pocas seas de los presagios, se tiene, por ejemplo, la brevsima incursin de Marmedn, caballero gins, en oportunidad en que tuvo que llegar a ellos con el nico e inevitable objeto de pedir su auxilio.

DanielMarmedn, el gentil caballero gins, haba llegado a la puerta de la ltima posada abierta, y mostr su herida, y la de su caballo. All le ofrecieron alcohol, emplastos y unas vendas, pero le aconsejaron que se fuera de inmediato.Marmedn jur retirarse en cuanto pudiera hacerlo. Pero la herida y los aceites aplicados sobre ella le infirieron tanto dolor que cay desmayado en el suelo.Al otro da se encontr en una cama mohna, y lo despert una muchacha, que delicada y suavemente le dioa beber una reconfortante infusin.Ha estado mucho tiempo inconsciente le dijo ella. Ya lleva tres das con nosotros. Antes que se cumpla el sptimo, tendr que irse.Marmedn, admirado de la belleza de la joven, multiplicada para l seguramente, por su estado de salud, le contest:Una vez que se ha visto vuestro rostro, no habr fuerza, para al hombre que se precie de tal,que pueda apartarlo de l.La muchacha call durante un buen rato, bajando dulcemente su mirada, y luego insisti, nerviosa:Debe irse. Al sptimo da ya no debe estar aqu. Es el lmite.Marmedn le respondi con una sonrisa incrdula, casi burlona e inconscientemente seductora, que la incomod, obligndola a retirarse, sin apenas saludarlo o dirigirle ningn otro gesto o palabra.l se incorpor en la cama y mir a su alrededor. Estaba en una suerte de hospital cerrado. Otras tantas personas estaban acostadas all. Algunas dorman, otras temblaban con los ojos desbordados hacia fuera, y otras se abrazaban a s mismas, ateridas de fro.Marmedn pregunt al que tena ms cerca, un hombre enjuto, seco y de huesos prominentes, con la mirada vaca enfrentada a la pared:Cunto hace que est usted aqu?Ya van con este siete das. No me he podido levantar en todo este tiempo. Una gangrena espantosa y aguda me est pudriendo las piernas le contest, sin mirarlo, ni mirarse.Le han dicho a usted tambin lo de los siete das? qu deba irse?Ah S, s - le respondi el hombre, tranquilamente. Yo soy de aqu. No es posible quedarse ms de siete das.Pero Qu pasa luego? - quiso saber Marmedn Los incineran? Los desaparecen? Qu pasa con los enfermos de ms tiempo?Siete das es el lmite de la piedad. Explic con la misma resignada tranquilidad con la que aguantaba sus dolores, dando cuenta de que se trataba de una norma intransigible Transcurridos esos siete das, nos abandonan a nuestra suerte. A pesar de eso, algunos sobreviven y hasta ha habido quienes se curaron y pudieron regresar a su anterior vida.Marmedn subi su tono indagatorio: - Pero cmo sobreviven si no reciben ayuda?El hombre entonces respir un buen rato, mir hacia un lado, y seal unas camas vacas con el dedo: Mientras usted dorma, hubo aqu un feroz enfrentamiento. Un leproso, en su dcimo da quiso robarle las ropas a una mujer que ya haba dejado de moverse. Alguien cercano a ella, en su noveno da, lo impidi, alegando motivos de pudor. Luego se supo que noche a noche le quitaba parte de su anatoma para comerla, y no quera que nadie le disputara su cena. Fue espantoso. Otro hombre, herido por una bala de can, quiso robarse el cuerpo de la muerta. Forcejearon. Entre los tres se llev a cabo una golpiza, en la que no hubo quien pudiera considerarse victorioso. Si alguien lo hubiera sido, sera el sobreviviente. A partir de maana, luego de que haya transcurrido este sptimo y ltimo da de piedad, estar en la misma condicin que la de ellos, la deslo velar por m mismo.Acabando de decir esto, el hombre call y volvi a su postura rgida e inmutable.Al cuarto da, Marmedn ya se senta mejor. Esperaba levantarse a la maana siguiente. Durante toda la tarde haba odo historias terribles de quienes haban superado triste y resignadamente la barrera de los siete das.En la noche del cuarto al quinto da en ese hospital, Marmedn vio ingresar, empapada en sudores, vctima de una altsima fiebre, a la mujer que lo hubiera despertado. En homenaje a su belleza, se prometi aguardar los tres das que le restaban, junto a ella. Para ver si acaso mejoraba.Pero no haba mejora. La noche del sexto al sptimo da la pas Marmedn en vela, imaginando ya el rescate de la muchacha. Evidentemente, ella padeca una dolencia que no iba a curarse en una semana, as que decidi llevrsela, antes que la libraran a su suerte, transcurrido el plazo inexorable de piedad.Marmedn cumpla su sptimo da, pero la muchacha se agravaba. A la fiebre se le haban agregado unas manchas en el rostro y unos temblores espantosos que le recorran todo el cuerpo.Marmedn estaba decidido a irse con ella. As que prepar su caballo para dos personas. Apenas disminuidas las luces del atardecer, se acerc a su cama y levant a la muchacha cuidadosamente, colocndola como pudo en el lomo de su montura.Antes de trasponer la frontera, se les apareci el hombre enjuto, seco y de huesos prominentes, repuesto ya de su gangrena y bien afirmado sobre sus pies, que el que con la misma mirada vaca que fijaba en la pared de su camastro, le seal la muchacha a Marmedn.Esa mujer nos pertenece. Todava puede curarse. le dijo.Ustedes la dejarn morir respondi Marmedn, desafiante, espoleando a su caballo.Usted no entiende nada alz ese hombre enjuto, seco y de huesos prominentes su largo brazo y unos cinco jinetes se dispararon detrs de los fugitivos.Haba comenzado a llover y la muchacha empeoraba notablemente.Marmedn consigui refugiarse en una gruta. Ella, desde el interior de unos ojos hundidos y oscuros, pareca querer hablarle, advertirle de algo que l desconoca. Como no poda emitir palabras, se limitaba a mover su cabeza en signo negativo en forma resignadamente desesperada.Marmedn le dio de comer y beber. Ella comenz a sentir el fro de la noche y la distancia. l cubri con todo lo que pudo, viendo la necesidad de ir en bsqueda de medicinas, por lo que la cubri con todo lo que pudo, en el lugar ms resguardado, y asegurando un rescoldo tibio que la mantuviera caliente sin quitarle el aire, y le asegur que volvera a la maana siguiente.Buscan a una pareja a caballo. Echar un bulto en las ancas y maana mismo estar aqu con ungentos y medicinas para curarte. Aqu estars segura y en paz. No vendrn por t, te lo aseguro le dijoElla respondi con una sonrisa apagada. Ese escape frentico y los golpes que haba sufrido sobre los huesos del caballo la haban desmejorado visiblemente, por lo que ni siquiera pudo alzar su mano en seal de despedida.A la maana siguiente, Marmedn regres a la gruta, con ungentos, medicinas y otra montura para llevarse a la muchacha. Pero ella ya no estaba donde la haba dejado. En su lugar, slo hall un rastro de sangre.Marmedn nunca supo si ella haba muerto por culpa de su maniobra desesperada para sacarla de all, si tuvo que sufrir de regreso a su espantosa ciudad la agona de los das que hubieran seguido al sptimo, que l haba querido evitarle O si, como tratara de explicarle vanamente la muchacha, y el hombre enjuto, seco y de huesos prominentes, aquellas cosas que l haba odo decir a todos en su pueblo, como ese asunto de los lmites de la piedad, no eran ms que historias, slo historias para amedrentar a los extraos y seguir viviendo solitaria y apartadamente, felices, y ajenos, durante todos los das de sus vidas.

RalEl terror, el verdadero terror, no consiste en el miedo al mal que pueda sucedernos. El terror, el verdadero terror, es el de provocar un dao habiendo hecho lo correcto.El terror, el verdadero terror, es el de poder daar a otro simplemente por haber querido ayudarlo.El pavor, el verdadero pavor, no es que las cosas no continen como hasta ahora, sino que nunca puedan cambiarse.Y el mal, el verdadero mal, es la naturalizacin de la impotencia.

Segundo tema. In darkness let me dwell de John Dowland, por John Potter, tenor (04:20)Acabamos de escuchar In darkness let me dwell, de John Dowland, en la versin de John Potter, tenor, Stephen Stubbs, en lad, John Surman en clarinete bajo, Maya Homburger, en violn barroco y Barry Guy en Doble Bajo.

DanielCualquiera te puede acabar. El hombre que envasa un producto en condiciones antihiginicas. El conductor del vehculo que no te ve. El que descuida las mediciones de una central elctrica. El que tira sus desperdicios al ro. El que viene a robarte, armado e inseguro. El buen polica que yerra el disparo, que te da en la frente. El comerciante honesto que vende contaminantes. El ingenuo campesino que abona con fertilizantes de dudosa salubridad. El que te incluye en una lista de deudores. El que te equivoca con otro al que odia. El que te odia. El que puede lanzar una bomba sobre tu barrio. El que pone una estacin de servicio en tu esquina. El guardabarrera que no ha dormido bien. El taxista que quiere llegar temprano a su casa. El dueo de tu empresa, que te despide para preservar la fuente de trabajo. El patrn exigente, que te ordena trabajar a costa de los pulmones. Tus compaeros de oficina, que en los das de invierno y con las ventanas cerradas, fuman ansiosamente. El ingeniero que examina los costos razonables para hacer tu casa, que se inunda. El amigo farmacutico que te vende un remedio a punto de cruzar su vencimiento. El vecino previsor que echa veneno en la calle, donde te cas. El abogado incorruptible que te desaloja. La familia acogedora, que te ayuda en el desprecio. El amigo piola que te obliga a divertirte. El primo diligente que, con buenos modos, te da una mala noticia. El que te da la direccin de la calle, donde te desplomars.Todos ellos, que slo nos generan desconfianza, debieran inducirnos ternura. Y una profunda e insondable solidaridad.Unidos, nosotros, los mortales, en el riesgo mutuo de acabarnos.

RalNadie te reconoce cuando ests solo. Nadie te reconoce cuando tu nombre no existe. Nadie sabe quin o cmo eres en el silencio. En el interior de tus ojos. En el prpado de tus sueos. Nadie te reconoce cuando slo ests contigo. Eres una suerte de monstruo en la intimidad. Un misterioso animal, replegado y temible. Nadie te reconoce cuando no te exhibes. Nadie sabe cmo eres cuando no saben dnde ests. Nadie te ha visto en el secreto de tu llanto. Nadie te reconoce cuando no ests en tu lugar. Nadie te reconoce cuando slo ests en ti. Nadie te reconoce cuando eres francamente un cuerpo, y tu alma no lo esconde todava en laberintos de palabras. Nadie te reconoce cuando ests rotundamente suelto, una raz en el aire, un deseo en el lugar de la herida.

Durante la ltima requisa, ya que todos iban a ser trasladados a otro penal, alguno de los presos se descarg del celular que utilizaba para mantenerse comunicado con la parte de afuera de su continuidad. El celular fue arrojado a una canaleta.Un angel, de espaldas,confiado seguramente en el secreto de sus palabras, protegido en el secreto de esos pesados muros y esas puertas imposibles, las dej salir de s, demorndose en lo que apenas fuera para l un solo suspiro.Su voz, qued registrada en ese aparato celular, cado entre las canaletas. Dijo:

DanielNo hay ms que Eternidad,Inmensidad,Omnipotencia? Esto es todo?Todo es todo?No hay otros hechos que los reales,Otra realidad que la verdadera,Otra verdad que la inefable?No hay otras voluntades que las necesarias,Otros Universos que la Infinitud,Otro momento que la perpetuidad,Otra necesidad que la absoluta?esto es todo?Todo es todo?.

RalUna expedicin de gelogos y agrnomos que haba partido en busca de una fuente de agua, a fin de sealar el lugar para realizar las actividades de poceado, hall en el interior de un ranchero desarmado, una caja conteniendo catorce o veinticinco cassettes, que por curiosidad juntaron y llevaron a su campamento.Los espritus o nimas, son muy voltiles. Alcanzan grandes distancias en muy poco tiempo, ya que no rigen para ellos las mismas leyes de desplazamiento y gravedad que para los slidos. De all que se hayan discutido largamente las experiencias medimnicas, en cuanto suponen que una misma entidad permanece en un mismo lugar (para ms datos, por lo general oscuro, ttrico y desagradable) durante largas horas.As que, o de lo que se trata en esas extensas sesiones es de la sucesiva sustitucin de diferentes entidades, o ni siquiera existe con veracidad la convocatoria de ninguna de ellas. En cambio, si se pudiera disponer de diferentes grabaciones, esperando a distancias ms o menos equidistantes unas de otras, para calcular posteriormente los movimientos de las entidades cuyos sonidos se quieren registrar, analizando las grabaciones y estableciendo el orden adecuado, quizs se pueda recoger un discurso ms o menos homogneo de una sola y misma entidad.Los cassettes recuperados por estos investigadores, estaban ordenados. Indicaban minuto a minuto, segundo a segundo sus cortes y continuidades. Ensamblndolos de acuerdo a esas instrucciones, y sometidos a un proceso de digitalizacin y disminucin de ruidos, pudo tomarse debida nota del contenido de ese discurso, cuya traslacin leemos a continuacin:

DanielNada aqu que all no.Nada. Abrazo imposible. Intensa soledad.Nada. Ni antes ni despus, slo Ahora. Y el ahora es inmensamente mezquino.Como el resto de una sobremesa.Mera duracin, como un canal de televisinDetenido en una extensa propaganda.Suspendido e inmenso.Sin fuera ni adentro.Todo ajeno, como el ruidoDe la lluvia detrs de una ventanaQue no se moja.Sin la tibio proteccinDe melancola.

RalJaime tena muchos enemigos. En el gobierno, en el Estado, en el poder, en los negocios y en la prensa. Jaime y Elena se queran. Desde haca mucho tiempo. Los padres de Elena sospechaban de esa relacin, y merced a un razonable ofrecimiento de los servicios de seguridad,y con la intencin de separarlos, indagaron y delataron un posible lugar de encuentro.Elena lleg primero y la atraparon. Jaime, a dos cuadras, lo frenan sus propios compaeros. Si se verificaba el amoro, ni l ni ella tendran buen final.Ella estuvo prisionera en su propia casa durante una semana. Esperaban seales de l. No las hubo.Evidentemente para quienes tenan el manejo de la ley, de las armas y del dinero (tales son a veces, la misma cosa), Jaime era ms importante que Elena. De modo tal que la prisin de ella pas a ser una celda en un cuartel, cosa que se ocuparon de que Jaime supiera.Lo esperaban a l. Pero todo estaba roto y traicionado. Ella conoca de su tremenda bastarda. Bastaba que l llegara para matarlos a los dos. Ella slo era un medio para dar con l.Jaime no poda acercarse a ella, pero tampoco poda quedarse quieto. Le aconsejaron esperar, pero no hay verbo ms perverso, daino y tortuoso.Soltaron la voz de que ella haba muerto. Y entonces Jaime apareci, en mitad del supuesto entierro. Elena pudo ver desde una ventana, cmo lo fusilaron con una salva de balazos a traicin.

Daniel No hay terror ms grande que el de la lgica.No hay palabra ms cruel que la que no se grita.El mal, el verdadero mal, es la naturalidad de la impotencia.

Tercer tema.Andante et Allegretto, de Gyorgy Ligeti, por el Cuarteto de Cuerdas Arditti. (06:35)Acabamos de escuchar Andante et Allegretto, de Gyorgy Ligeti, por el Cuarteto de Cuerdas Arditti.

Daniel (Con la misma voz que la del fantasma)Dnde ests ahora?.Si los gritos no desaparecen, entonces en algn sitio siguen resonando.Dnde ests ahora?Busco mi propia voz, ahora que ya no tengo, a fin de recogerme en esta asiduidad confusa, este enjambre de sonidos.Dnde ests?, pregunto, como si no fuera todava. Como si ya hubiese sido.Desgranado, como una suerte de llovizna o temblor o esparcimientoEncuentro mi voz adherida a una memoria que no es la ma.

RalEn la Iglesia Burchardi, de Halberstadt, construida en el ao 1050, tiene lugar un concierto que comenz el 5 de septiembre de 2001 y continuar hasta el 5 de septiembre de 2640. Se trata de una composicin de ocho pginas escrita en 1985 por John Cage, originalmente para piano, y posteriormente transcripta para rgano, y cuyo ttulo en ingls es As low as possible, tan lento como sea posible.Consiste sencillamente en estirar cada acorde, cada silencio, cada nota suelta, cada inflexin de sonidos, para que la obra entera (que ha podido ejecutarse en el lapso de 75 minutos) ocupe el total de los 639 aos, el lapso mximo de sobrevivencia hasta hoy, de un rgano de iglesia.Los primeros compases son un par de silencios. Por tal motivo, hasta el 2003 no se oy sonido alguno. Luego, el 5 de febrero de 2003 tuvo lugar el primer acorde, que se sostuvo hasta el 5 de julio de 2004, el cual fue sustituido en su duracin por el acorde siguiente, el 5 de enero de 2006 que se mantuvo hasta el 5 de mayo de 2006, para dar lugar al siguiente, el 5 de julio de 2008, que dur hasta el 5 de noviembre del 2008, que son constante hasta el 5 de febrero de 2009, que vibr hasta el 5 de julio de 2010, que permaneci hasta el 5 de febrero de 2011, cuando fue sustituido por el nuevo acorde que inund las naves de la iglesia hasta el 5 de agosto de 2001, cuando son el siguiente, que se expandi hasta el 5 de julio de 2012, sucedido por el siguiente que se sostuvo hasta el 5 de octubre de 2013, en el que comenz a sonar el acorde que en este momento est sonando, y continuar sonando hasta el 5 de septiembre de 2020, cuando dar lugar al prximo. En la pgina web del proyecto (www.aslsp.org) puede escucharse el acorde actual (Aktueller klang, en alemn), que es exactamente el fondo que percibimos en este momento.

DanielQu es una voz?. Una voz es un compuesto. Es la historia de millones de aos de evolucin que dieron forma a nuestro aparato fonador. Es la historia de miles de aos de cultura que adoptaron ciertas y determinadas articulaciones de la lengua. Es la historia de tus aos de vida que le dieron carcter, color e intensidad. Una voz tambin es el sentido de la escucha. Los odos que la fueron conformando. Una voz es un acorde, multiplicado en los acordes que resuenan por simple vibracin y simpata.La meloda no canta, el ritmo no baila, el timbre no suena, si no hay garganta, cuerpo, viento, y odo que lo hagan.El cosmos tiene movimiento porque hay piernas y pies y versos y palabras para abrirle paso.RalEsos acordes que permanecen sonando a lo largo de hasta 71 largos aos, no slo estn componiendo una meloda estirada, inaudible en su tiempo real por ninguna persona viva; no slo son parte, como nuestra vida es parte, de una historia mayor y ms extensa. Esos acordes resuenan, siguen sonando, como sigue abrigndote el abrazo que te dieron esa vez; como sigue vibrando ese beso en el que coincidiste con ella o con l; como sigue pulsando esa mirada en tu pecho. Esos acordes nos envuelven y acompaan. Son al mismo tiempo el todo y la parte de la obra musical, que puede escucharse completa en poco ms que apenas una hora. Imagen del recuerdo, precepto de la memoria. Cada acorde tiene el signo del que ya se ha ido y del que est por venir. Cada acorde clama por el pasado y el futuro. Y logra que las piedras de una olvidada catedral se conmuevan en cualquier parte del planeta.

RalA finales del siglo XX y principios del XXI, nos interesa la clonacin. Nos interesa la prolongacin de nuestra persona en nosotros mismos. Nos interesa la multiplicacin de lo mismo. Egosmo mezquino e ignorante, que no busca vibrar sino slo producir sonido.Quines somos? Se preguntan perplejos las miradas del espejo. Este hombre que entr a la crcel por un delito de hace veinte aos, es el mismo que lo cometi?. Esta mujer que hablaba contigo hace quince aos, es la misma que hoy te cruzas por las calle?. Hasta dnde la continuidad de nuestros cuerpos nos obliga a permanecer en ellos, en su lgica de macho y hembra, homnido, con tales y tales aos encima, con tales y tales preferencias?.Hay quienes toman decisiones basados en las estadsticas. Si siempre dije que ira a ver a tal o cual banda de msica, luego, estoy obligado por mis dichos a ir a verla. Pero eso es mero anlisis, simple forma de coherencia o simetra. Somos lo que hacemos. Por lo tanto este sonido. Por lo tanto la cuerda que suena y cada lugar que esa misma cuerda ocupa mientras est vibrando. Encima, por debajo, afuera o adentro, detrs o delante de nosotros.

DanielSiglo XXIX, planeta Tiresias.Cientficos de la Pluriversidad de Sontec descubren el modo de cambiar de cuerpo. Y con el cuerpo, de sexo, especie y horizontes. Se producen fuertes controversias respecto de las aplicaciones de tal descubrimiento.Mientras tanto, se levanta una ola de reclamos y apetencias. Exigen la distribucin de esa nueva tecnologa. Nios con ventosas en los pies piden poder convertirse en peces, madres con problemas de sociabilidad exigen poder ser habitantes del desierto, muchos reclaman volar, otros solamente ser ms bellos.La tecnologa de Sontec se expande, y empiezan a comercializarse algunos modelos estandarizados. A algunas franjas de la poblacin se les restringe la posibilidad de elegir entre un nmero limitado de categoras. A algunas profesiones se les obliga a tomar determinadas estructuras o anatomas durante el ltimo ao de sus carreras. Se crean registros y postulan seguimientos. Y slo se indican como perseguibles aquellos que ocupan la piel que no les est permitida o asignada.Slo se consideran monstruosos a los modelos fuera de comercio.RalCuando podamos despojarnos de estos yo indivisos, estirados, lerdos, dependientes, y encontrarnos en cada una de las notas de nuestro acorde. Cuando dejemos de pulsar esa nica cuerda, para pasar a vibrar en ella y con ella en cada sitio donde sea recibida.Cuando seamos no un sexo, ni un gnero, ni una nacionalidad, ni una profesin, ni una gastronoma, ni un santo y sea, sino la imprecisa oscilacin de todos los verbos en todos los cuerpos, en todas las formas.Cuando podamos reconocernos en la inflexin de la voz, en cierto ritmo o meloda de la accin de la palabra. De la palabra en accin, lanzada en el viento como otro viento.Entonces el espejo no har falta. Cuando slo podamos encontrarnos en el abrazo.

Sobre Spheres, Primer Movimiento (07:40), de y por Keith Jarret.

DanielRoberto deambula concentrado en escenas fragmentadas, repeticiones de s mismo a cada paso. Alguien le pregunta por la calle Resiliencia. No sabe que en ese barrio ya no existe. Alguien recoge del suelo una medalla. No sabe que qued enterrada en el asfalto. Alguien busca una casa demolida. Alguien roba las flores de un jardn que fue tapiado. Alguien apuntala un rbol seco y mitad podrido. Alguien mira desde balcones que ya fueron derrumbados. Alguien sonre ante saludos que se abandonaron. Alguien limpia una vereda con el agua de la lluvia de hace aos. Alguien reparte correspondencia a personas que ya se han ido. Cualquiera de nosotros contempla una estrella que ya no est. Roberto cierra los ojos, como si fuera a dormirse caminando. Piensa: Me duele este lugar en el que alguna vez encontrarn mi cuerpo. Hay vestigios, rasgos, huellas, vestes,Desbordados ecos de las cosas idas,En el aire leve, en la gota nimia, En cada fina y gruesa arruga de la frente.

Hay dudares extraviados por los muros,Estampada en las aceras la agona de un desgarro.Hay retazos de llorar vertidos en los arbustos,Y en los tiznes de una hoja los de un nombre pronunciado.

Hay una palabra estancada en el viento,Pincelada una ronda en el patio de una casa.Ruegos de cenizas atraviesan la enramadaY de un risco se distiende el manto de un consuelo.

Hay un rastro de sangre por la va,Una huella de dolor aferrada a los portales.Hay un grito sordo atrapado en las esquinas.Y andan, laten, ruedan verbos desgranados por las calles.

RalTodo tiene tu nombre ahora. Desde el granizo que cae sobre las calles, hasta la escoba que barre las esquinas. Desde el silencio hasta el grito. Desde el diluvio hasta el desierto. Y todo tiene tu nombre porque todo te est llamando. Todo te nombra desde el instante que das cuenta de tu absoluta pluralidad.

Sigue Shpheres, Primer Movimiento, hasta el final.

De vez en cuando, Daniel:

Acorde de palabrasAcorde de miradasProgresin de manos, modulacin de manos.Cruce de sombras.Huellas superpuestas.

Escuchamos Shperes, Primer Movimiento, improvisacin en rgano barroco de Keith Jarret.

Cierre(Sobre Linverno Segundo Movimiento Antonio Vivaldi, por IlGiardinoArmonico):(Lento - Grave)Siguen vagando las palabras, criaturas del aire, harinas de tiempo, hurgando por las cuerdas, y los labios y la boca, para vibrar de nuevo.

En el prximo programa de Vocerrante, el jueves prximo, de 23:00 a 00:00, nos ocuparemos de los vaticinios y las profecas. Criaturas del tiempo, vagas y mviles, imprecisas y temerosas, audaces y sapientes. Cunto de lo porvenir ya est muerto? Cunto de lo muerto ha de por venir?.En qu medida el vaticinio condiciona el silencio?Cmo se deshace un orculo? Cules son sus tcnicas y sus artefactos?Hay profecas rotas desde su origen?Pueda una adivinacin prever su propio incumplimiento?Cmo se internan las mancias en las piedras, las entraas, las palabras o el vuelo de las aves?Cmo se alojan los abigarrados futuros en un mazo inverosmil de 78 arcanos, o en los hexmetros lineales de un antiguo verso?Cmo se articula en el desierto una promesa?