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4. VIVIR LA COHERENCIA CARDACA5. Ron era lo que en la jerga mdica se denomina un "intensivista" -un especialista de cuidados intensivos de reanimacin- en el hospital donde yo era jefe del servicio de psiquiatra. Me llam a la consulta una figura del consejo de administracin de treinta y dos aos que haba sufrido un infarto haca dos das.

La gravedad de la depresin de ese joven resultaba inquietante: quera que le examinase lo antes posi-ble, pues saba que segn la literatura cientfica los enfermos que se hunden en la depresin cuentan con escasas opciones de sobrevivir. Por otra parte, este paciente tena una variabilidad de frecuencia cardaca muy dbil, seal suplementaria de la gravedad de su estado. En esta cuestin no saba ni qu recomendar, ni a quin dirigirse. Por aquella poca, yo tampoco.

Como suele ocurrir en este tipo de situaciones, su paciente no tena ningn deseo de hablar con un psiquiatra. Rechaz todos mis intentos de evocar las circunstancias de su infarto o de su vida afectiva, que yo saba era dolorosa. Sigui mostrndose muy evasivo en cuanto a sus condiciones de trabajo. Para l, el estrs formaba parte de su entorno; despus de todo, sus compaeros estaban sometidos a las mismas presiones que l y no haban sufrido infarto alguno. De todas manera, no le corresponda a un psiquiatra que no haba estudiado, como l, en Harvard, decirle cmo deba vivir su vida...A pesar de este difcil primer contacto, haba algo frgil, casi infantil, en la expresin de su rostro. Tambin me conmovi la inmensa ambicin que albergaba en l desde la infancia y que ahora le aplastaba, junto con su corazn. Me daba cuenta de que en l radicaba una gran sensibilidad, tal vez un sentido artstico, un amor por el color o la msica que nunca se haba expresado y que se debata tras aquella fachada dura y fra.

Sali del hospital al da siguiente, en contra de la recomendacin de su cardilogo, para regresar a su despacho, que le "esperaba". Me sent realmente desolado cuando Ron me dijo al cabo de seis meses que el paciente haba muerto vctima de un segundo infarto, y que en esta ocasin no haba tenido tiempo de llegar al hospital, y sin haber dispuesto de tiempo para abrirse a su propia sensibilidad. Tambin me sent apesadumbrado por no haber sabido ayudarle. En aquellos das, ni mi colega niyo sabamos que exista un mtodo, simple y eficaz a la vez, para aumentar la variabilidad de los latidos del corazn y conseguir que entrasen en coherencia.

Las diferentes etapas de este mtodo han sido desarrolladas y comprobadas por el HeartMath Institute de California, un centro consagrado al estudio y la aplicacin de la coherencia cardaca.' Como sucede en la tradicin del yoga, de la meditacin, y de todos los mtodos de relajacin,

la primera etapa del ejercicio consiste en dirigir la atencin hacia el interior de s mismo.

La primera vez que se practica es necesario en primer lugar abstraerse del mundo exterior y aceptar apartar toda preocupacin durante unos minutos. Aceptar que nuestras preocupaciones pueden esperan un poco, el tiempo necesario para que el corazn y el cerebro recuperen su equilibrio, su intimidad.

La mejor manera de lograrlo es comenzar realizando dos respiraciones lentas y profundas. De entrada estimulan el sistema parasimptico e inclinan ligeramente el equilibrio del lado del"freno" fisiolgico.

Para lograr un efecto mximo, habr que permitir que la atencin acompae el aliento al principio de la espiracin y realizar una pausa de algunos segundos antes de que se desencadene por s misma la siguiente inspiracin. De hecho, hay que dejarse llevar por la espiracin hasta el punto en que se transforma de manera natural en una especie de dulzura y ligereza.*Los ejercicios orientales de meditacin sugieren continuar con esta prctica centrada en la respiracin todo el tiempo posible, manteniendo el espritu vaco.

Pero para maximizar la coherencia cardaca es necesario que, al cabo de diez o quince segundos de esta estabilizacin, se lleve conscientemente la atencin a la regin del corazn, en el pecho. Para esta segunda etapa, lo ms sencillo es imaginar que se respira a travs del corazn (o de la regin central del pecho, si todava no se siente directamente el corazn). Se contina respirando lenta y profundamente (pero con naturalidad, sin forzar), y se visualizan -sintindolas- cada inspiracin y espiracin, atravesando esta zona tan importante del cuerpo.

Imagine que la inspiracin le proporciona, al pasar, el oxgeno que necesita, y que la espiracin le permite deshacerse de los residuos que ya no necesita. Imagine los movimientos lentos y flexibles de inspiracin y espiracin, que permiten que el corazn se lave en ese bao de aire puro, clarificador y tranquilizante. Aproveche ese regalo que le est ofreciendo.

Tambin puede imaginarse el corazn como un nio en un bao de agua tibia, donde flota y disfruta, a su ritmo, sin restricciones ni obligaciones. Como un nio al que usted ama y que juega, sin pedirle nada ms que ser l mismo, en su elemento natural, y usted le mira simplemente, observa cmo se las compone a su manera, mientras contina aportndole aire dulce y tierno.

La tercera etapa consiste en conectarse a la sensacin de calor o de expansin que se desarrolla en el pecho, y acompaarla y animarla con el pensamiento y la respiracin.

Al principio acostumbra a ser tmida, y a manifestarse discretamente. Tras aos de maltrato emocional, el corazn a veces se comporta como un animal en estado de hibernacin desde hace mucho tiempo, al que los primeros rayos del sol primaveral molestan. Entumecido e inseguro, abre un ojo, despus el otro, y no acabar de despertarse hasta que est seguro de que la clemencia del tiempo no es un accidente temporal. Un mtodo eficaz para animarle es evocar directamente un sentimiento de reconocimiento o de gratitud y permitir que invada el pecho. El corazn se muestra en especial sensible a la gratitud, a todo sentimiento de amor, sea hacia un ser, una cosa, o incluso a la idea de un universo benevolente. Para muchas personas, basta con evocar el rostro de un nio al que se ama y que les ama, o incluso el de un animal familiar. Para otras, lo mejor es una escena de paz en la naturaleza, que provoca gratitud interna. Y para otras, la sensacin aparecer con un recuerdo de felicidad en la accin, como un descenso de esqu, un buen golpe de golf, un vuelo en parapente... Durante este ejercicio, a veces se constata que una sonrisa acude dulcemente a los labios, como si naciese en el pecho y desembocase en el rostro. Es una seal muy simple de que se ha establecido la coherencia.

En un estudio publicado en el American Journal ofCardiology, unos investigadores del HeartMath Institute demostraron que el simple hecho de evocar una emocin positiva relacionada con un recuerdo o incluso una escena imaginaria, induce rpidamente una transicin de la frecuencia cardaca hacia unafase de coherencia.2 Esta coherencia del ritmo de los latidos del corazn repercute con gran rapidez en el cerebro emocional, al que notifica, aportndole estabilidad, que en la fisiologa todo est en orden. El cerebro emocional responde a este mensaje reforzando la coherencia del corazn. Este vaivn produce un crculo virtuoso que permite, con un poco de prctica, mantener este estado de coherencia mxima durante treinta minutos o ms. Esta coherencia entre el corazn y el cerebro emocional estabiliza el sistema nervioso autnomo, el equilibrio simptico-parasimptico. Una vez alcanzado este estado de equilibrio, nos hallamos en situacin ptima para hacer frente a todas las eventualidades.

Podemos acceder simultneamente a la sabidura del cerebro emocional -su "intuicin"- y a las funciones de reflexin, de razonamiento abstracto, y de planificacin del cerebro cognitivo.Cuanto ms se practica esta tcnica, ms fcil resulta entrar en coherencia. Una vez que se est familiarizado con este estado interior se puede uno comunicar, por as decirlo, con supropio corazn.

Al igual que Celeste, que hablaba con el hada que habitaba en su corazn, se le pueden hacer preguntas como: Le amo de verdad, desde el fondo de mi corazn?. Una vez entrados en coherencia, basta simplemente con hacerse la pregunta y observar con atencin la reaccin del corazn. Si ste provoca una oleada suplementaria de calidez interior, de bienestar, significar que al menos desea mantener el contacto. Si, por el contrario, parece retirarse un poco, si disminuye la coherencia, es que prefiere apartarse y consagrar su energa a otra cosa. Pero eso no indica necesariamente que sea la solucin: despus de todo, son muchas las parejas que atraviesan perodos en los que el corazn de cada uno querra estar en otro lugar, al menos de manera temporal, antes de reconciliarse y de hallar una felicidad duradera en la relacin.

No obstante, es importante ser consciente de las preferencias del corazn en cada momento de la vida, porque influye enormemente en el presente. Imagino que en este verdadero dilogo interior el corazn es como un puente tendido hacia nuestro "yo visceral", un intrprete para el cerebro emocional, abierto de repen-te a una comunicacin casi directa.

Ahora bien, resulta esencial saber si el cerebro emocional empuja en otra direccin distinta de la que se ha elegido racionalmente. Si ese fuera el caso, habra que esforzarse en darle seguridad mediante otros planes para que eso no provoque un conflicto con el cerebro cognitivo, el sabotaje de nuestras capacidades de reflexin y, a fin de cuentas, el caos fisiolgico y su ltima consecuencia, la prdida crnica de energa.

El programa informtico que mide la frecuencia del corazn permite visualizar al segundo la influencia de nuestros pensamientos sobre la coherencia y el caos. Cuando se concentra la atencin sobre el corazn y el bienestar interior, se ve que se opera un cambio de fase y que la coherencia aumenta de intensidad bajo la forma de ondas regulares y suaves. Por el contrario, cuando uno se permite distraerse en pensamientos negativos, preocupaciones -la tendencia normal del cerebro librado a s mismo-, en pocos segundos se percibe la disminucin de la coherencia, siendo sustituida por el caos. Si uno se abandona a la clera, entonces el caos aumenta de manera explosiva e inmediata, y la lnea sobre la pantalla dibuja un horizonte montaoso, casi amenazante. Este programa informtico de retroalimentacin permite visualizar de manera instantnea el nivel de coherencia y as acelerar el aprendizaje. No obstante, siempre han existido formas de alcanzar la coherencia sin ordenadores. A menudo he constatado, por ejemplo, que mis pacientes o mis conocidos que practican yoga entran fcilmente en coherencia cuando les he sometido a alguna prueba con el programa informtico. Es como si su fisiologa estuviese ya modificada en parte gracias a sus ejerciciosregulares.

En otro registro, cuando realizaba una demostracin de este mtodo a un amigo con una vida espiritual muy intensa, apenas lograba superar el 35% de coherencia ptima. Me pregunt si, en lugar de seguir mis instrucciones, poda simplementerezar como lo haca de costumbre. Saba que cuando rezaba de esa manera senta una sensacin de calidez y bienestar en el pecho que le pareca corresponda a lo que yo le describa. En pocos instantes, su coherencia ascendi al 80%. Contra toda evidencia, mi amigo haba hallado por sus propios medios la manera de equilibrar su fisiologa, sumergindose en el sentimiento de estar vinculado a un universo todopoderoso y benevolente. En cambio, para otras personas, la oracin no induce coherencia alguna. A veces incluso sucede lo contrario. Ah es donde el programa informtico de retroalimentacin puede resultar til: permite calibrar la manera personal ms eficaz de alcanzar la coherencia de la fisiologa, sobre todo al principio.