V. 6 Correo de las Culturas 58

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    Mural de la iglesia de San Juan Bautista en el ro Jordn que muestra el nacimiento de Jesucristo

    [email protected]

    d e l a s C u l t u r a s d e l M u n d o

    C

    O

    R

    R

    EOVol. VI, nmero 58, 15 de marzo de 2010. CEDICULT Director: Leonel Durn Sols

    Restaurar y conservar el patrimonio cultural,

    una misin difcil e indispensable de los estados

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    Carta de Atenas Carta de Venecia

    Carta de Cracovia Textos Europeos

    Textos sobre Cascos Histricos Textos sobre Jardines Histricos

    Bienes muebles y Turismo Cultural Patrimonio Arqueolgico y subacutico

    Instituciones

    Recomendaciones Internacionales para la

    Conservacin y la Restauracin

    Alo largo del siglo XX se han redactado numerosos textos que pretendan norma-

    lizar la actividad restauradora y de conservacin del patrimonio histrico.

    El antecedente a este tipo de documentos lo encontramos en la Carta de Rafael a

    Alejando VI para la restauracin y el cuidado de los monumentos romanos. Tras esta carta

    sern muchos los textos que se preocupen por este problema. Encontramos as textos tandiversos como el Decreto de la Convencin Nacional del II ao de la I Repblica Francesa

    (1774), o en las teoras de Ruskin o Violet-le-Duc, enunciadas a lo largo del XIX, pero el

    ms influyente de todos ellos ser el discurso de Camillo Boito (1836-1914) durante el

    Congreso de Ingenieros y Arquitectos Italianos de 1883. Todos estos textos recogen los

    principios con los que se inicia la actividad restauradora en el siglo XIX.

    Pero este tipo de documentos y publicaciones se mostraron insuficientes al acercarse

    a la realidad histrica de la primera mitad del siglo XX, en la que dos guerras mundiales

    provocaron la destruccin, y posterior restauracin, de gran cantidad del patrimonio

    europeo. Estos hechos, junto a la base terica existente, mostraron la necesidad de

    Patrimonio

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    redactar una serie de textos normativos a escala internacional que se ocupasen

    del patrimonio, su conservacin y los cambios en su concepto y definicin.

    Carta de Atenas

    El primero de estos documentos fue la Carta de Atenas de 1931. Aprobada por

    la Oficina de Museos, dependiente de la Sociedad de Naciones. Transcurrido

    un decenio desde el final de la I Guerra Mundial que destruy o da muchos

    monumentos, se abri un profundo debate entre los numerosos especialistas

    que asistieron a esta Conferencia. En sus conclusiones se pretenda unificar

    los criterios de intervencin en el patrimonio arquitectnico. A lo largo de sus

    diez artculos se plantean pautas de intervencin, se seala la importancia de laconservacin, la educacin, y se proponen vas de colaboracin internacional.

    El texto, pese a tener un carcter normativo, no consigui ser aprobado por

    todos los pases, pero s tuvo una fuerte influencia en el mbito Europeo,

    especialmente en pases como Italia, en las Cartas de Restauro Italianas de 1932

    y 1972, o en Espaa, con la Ley del 13 de Mayo de 1933 sobre la defensa,

    conservacin y acrecentamiento del patrimonio histrico-artstico espaol. La

    Carta de Atenas no slo sirvi de base para las Cartas de Restauro italianas

    o la legislacin patrimonial de algunos pases, sino para otros documentos

    internacionales, especialmente la Carta de Venecia y la Carta de Cracovia.

    Carta de Venecia

    La Carta de Venecia de 1964 fue redactada durante el II Congreso Internacional

    de Arquitectos y Tcnicos de Monumentos Histricos, y en ella se puede

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    advertir perfectamente la influencia de la actividad restauradora que se

    produjo tras la Segunda Guerra Mundial, guiada ms por motivos espirituales

    y culturales que por los criterios cientficos por los que se abogaba en la Carta

    de Atenas. La preocupacin reflejada en este documento sigue centrndose en

    lo arquitectnico, pero ya amplia su mbito de actuacin del edificio a todo el

    conjunto histrico.

    Carta de Cracovia

    As como la Carta de Venecia surge como revisin de la Carta de Atenas, en los

    ltimos aos se ha pretendido actualizar este documento con la redaccin de la

    Carta de Cracovia del 2000. Esta nueva Carta surge impulsada por el proceso deunificacin Europea y la entrada del nuevo milenio, a fin de actualizar la Carta

    de Venecia y adecuarla al nuevo marco cultural. En su texto se incorporan nue-

    vos elementos como es la multidisciplinaridad de la conservacin y restauracin,

    la necesidad de incluir en la misma nuevas tecnologas y estudios cientficos

    al realizar cualquier proyecto de restauracin y tambin aporta un glosario de

    trminos en los que se definen conceptos como monumento, identidad, restau-

    racin, a la luz de los nuevos mtodos e investigaciones.

    Textos Europeos

    Estas Cartas han servido de base para documentos con carcter continental,

    como los elaborados por el Consejo de Europa. Entre los textos elaborados

    por este organismo destacan la Carta Europea de Patrimonio Arquitectnico,

    redactada en Bruselas en 1975 con motivo del Ao Europeo del Patrimonio

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    Arquitectnico y que incluye ya conceptos como el de Conservacin Integrada.

    El otro documento es la Declaracin de msterdam, redactada el mismo ao

    que el documento anterior, que ratifica los valores de la Carta Europea de

    Patrimonio y hace especial hincapi en la idea de rehabilitacin, con una espe-

    cializacin de estas labores y en la necesidad de una conservacin integral de

    estos monumentos, teniendo en cuenta los factores sociales.

    Cascos Histricos

    La preocupacin por el monumento ha ido amplindose paulatinamente,

    pasando del edificio a su entorno. Estos cambios en el concepto de patrimonio

    se han plasmado en diversos documentos especficos que debatan los criteriosde conservacin de las ciudades histricas y sus cascos urbanos. El primero de

    estos documentos fue la Carta de Quito de 1967, en la cual se pone un gran

    inters en la problemtica de los cascos histricos y en las relaciones econmicas

    y sociales de los mismos.

    Tras la Carta de Quito se van analizando las distintas problemticas

    vinculadas a los cascos histricos, ya que los factores implicados en estos

    anlisis han ido amplindose para incluir elementos como el entramado social

    que habita estas zonas, los problemas de uso, el componente econmico y

    comercial, etc. Algunos de estos factores aparecen ya desarrollados en 1976

    en la Recomendacin de Nairobi, relativa a la Salvaguardia de los Conjuntos

    Histricos y su Funcin en la Vida Contempornea, o en la Carta de Toledo o

    Carta Internacional para la conservacin de las Ciudades Histricas. Esta ltima es

    fruto de la reunin organizada por el Comit espaol del Consejo Internacional

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    de Monumentos y Sitios (ICOMOS) y celebrada en la ciudad de Toledo en 1986.

    En ella se complementan los principios expuestos en la Carta de Venecia y se

    desarrolla de forma ms pormenorizada la proteccin y conservacin de los

    centros histricos. Algunos autores la denominan Declaracin de Washington.

    Debido a la complejidad del problema, se continuarn redactando diversos

    textos como la Carta de Noto, acuerdo internacional de 1986 que se centra,

    de forma especial, en la recuperacin de los centros histricos y su aplicacin al

    territorio italiano. Ah se hace especial referencia a la importancia de la forma-

    cin de los especialistas en el mbito de la conservacin y restauracin y en la

    multidisciplianaridad de todos los proyectos de conservacin y restauracin.

    La Carta de Veracruz, ciudad de Mxico, 1992, es un ejemplo de cmo ha

    continuado el debate sobre este tipo de cuestiones adaptndolas a proble-

    mticas especficas como es el caso de los centros histricos iberoamericanos,

    teniendo en cuenta el desarrollo urbanstico de muchas de sus ciudades.

    Jardines Histricos

    Los cambios en la definicin de la Unesco de bien cultural no slo planteaba

    la sensibilizacin hacia otro tipo de bienes, sino tambin la necesidad de

    enfrentarse a las problemticas de los mismos como recogen diversos textos.

    Uno de stos textos en la Carta de Florencia o Carta de los Jardines Histricos.

    El 21 de mayo de 1981 se reuni el Comit Internacional de Jardines Histricos

    (ICOMOS-IFLA) y elabor una carta para la conservacin de los jardines histricos

    que tomar el nombre de la ciudad donde se celebr dicha reunin.

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    Cultura ibrica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

    Bienes muebles y Turismo Cultural

    Uno de los aspectos ms olvidados en las Cartas de Atenas y Venecia es el que

    se refiere al Patrimonio Mueble y los criterios de Conservacin y Restauracin

    del mismo. Esto fue subsanado con documentos como la Nueva Carta del

    Restauro, de la Conservacin y Restauracin de los Objetos de Arte y Cultura,

    de 1987, que incluye una serie de principios bsicos para la restauracin de

    libros y documentos, y la Carta de Pava, del mismo ao. Es interesante sealar

    cmo la Ley espaola de Patrimonio, de 1933, ya recoga estas cuestiones.

    Lo mismo ocurra con otros temas vinculados indirectamente tanto a los

    bienes muebles como a los inmuebles, como es el caso del Turismo Cultural.

    En los aos setenta se abre un debate sobre la conservacin del patrimonio ysu explotacin como fuente de riqueza cultural. Fruto de ste encontramos

    la Carta de Turismo Cultural, de mbito internacional. Este documento fue el

    resultado de una reunin celebrada en Bruselas en 1976 y fue adoptado por

    ICOMOS en noviembre de ese mismo ao. En ella se constata la importancia del

    turismo, su fuerte crecimiento en el futuro y su incidencia en los monumentos.

    Patrimonio arqueolgico y subacutico

    El patrimonio arqueolgico y el patrimonio subacutico, muy vinculado al

    primero, tambin han sido tratados en diversos documentos como la Carta

    Internacional para la Gestin del Patrimonio Arqueolgico que fue adoptada

    por el ICOMOS en 1990, en la que partiendo de la importancia de la arqueo-

    loga para el conocimiento y la comprensin de los orgenes y del desarrollo de

    las sociedades humanas, se analizan los modos de conservacin e intervencin

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    en el mismo. Para tratar problemas ms especficos se redact, seis aos des-

    pus, la Carta Internacional para la proteccin y gestin del Patrimonio Cultural

    subacutico. En esta carta, tambin de mbito internacional y adoptada por

    el ICOMOS, se detallan los mtodos y tcnicas para conservar el patrimonio

    arqueolgico sumergido, la importancia de la proteccin y difusin del mismo

    as como la necesidad de contar siempre con una cooperacin internacional en

    este mbito del patrimonio arqueolgico para evitar su prdida. En cualquier

    caso esta Carta ha sido incorporada como Anexo al Convenio de Proteccin de

    Patrimonio Arqueolgico Subacutico , por lo que cuando este convenio entre

    en vigor la Carta de ICOMOS tendr efectos jurdicos.

    Instituciones

    Por ltimo se debe sealar la existencia de instituciones como la UNESCO, que

    ha realizado convenciones peridicas redactando y ampliando la definicin

    de patrimonio, o el ICOMOS que ha redactado y recopilado documentos

    con problemticas tan diversas como la arqueologa, los jardines histricos, el

    patrimonio subacuatico, entre otros.

    Fuente:www.cret.es

    D l i

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    Cultura ibrica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

    II Congreso Internacional de Arquitectos y Tcnicos de Monumentos Histricos,

    Venecia 1964. Aprobada por ICOMOS en 1965.

    Cargadas de un mensaje espiritual del pasado, las obras monumentales de

    los pueblos continan siendo en la vida presente el testimonio vivo de sus

    tradiciones seculares. La humanidad, que cada da toma conciencia de la

    unidad de los valores humanos, los considera como un patrimonio comn, y

    de cara a las generaciones futuras, se reconoce solidariamente responsable

    de su salvaguardia. Debe transmitirlos en toda la riqueza de su autenticidad.

    Por lo tanto, es esencial que los principios que deben presidir la conservacin

    y la restauracin de los monumentos sean establecidos de comn y formula-

    dos en un plan internacional dejando que cada nacin cuide de asegurar su

    aplicacin en el marco de su propia cultura y de sus tradiciones.

    Dando una primera forma a estos principios fundamentales, la Carta deAtenas de 1931 ha contribuido al desarrollo de un vasto movimiento inter-

    nacional, que se ha traducido principalmente en los documentos nacionales,

    en la actividad del ICOM y de la UNESCO y en la creacin, por esta ltima, de

    un Centro internacional de estudios para la conservacin de los bienes cultu-

    rales. La sensibilidad y el espritu crtico se han vertido sobre problemas cada

    Carta de Venecia

    Declaracin

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    vez ms complejos y ms sutiles; tambin ha llegado el momento de volver a

    examinar los principios de la Carta a fin de profundizar en ellos y de ensan-

    char su contenido en un nuevo documento. En consecuencia, el II Congreso

    Internacional de Arquitectos y de Tcnicos de Monumentos Histricos, reuni-

    do en Venecia del 25 al 31 de mayo de 1964, ha aprobado el siguiente texto:

    DEFINICIONES

    Artculo 1 - La nocin de monumento histrico comprende la creacin arqui-

    tectnica aislada as como el conjunto urbano o rural que da testimonio de

    una civilizacin particular, de una evolucin significativa, o de un aconteci-

    miento histrico. Se refiere no slo a las grandes creaciones sino tambin alas obras modestas que han adquirido con el tiempo una significacin cultural.

    Artculo 2 - La conservacin y restauracin de monumentos constituye una

    disciplina que abarca todas las ciencias y todas las tcnicas que puedan con-

    tribuir al estudio y la salvaguarda del patrimonio monumental.

    Artculo 3 - La conservacin y restauracin de monumentos tiende a salva-

    guardar tanto la obra de arte como el testimonio histrico.

    CONSERVACIN

    Artculo 4 - La conservacin de monumentos implica primeramente la cons-

    tancia en su mantenimiento.

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    Artculo 5 - La conservacin de monumentos siempre resulta favorecida por

    su dedicacin a una funcin til a la sociedad; tal dedicacin es por supuesto

    deseable pero no puede alterar la ordenacin o decoracin de los edificios.

    Dentro de estos lmites es donde se debe concebir y autorizar los acondicio-

    namientos exigidos por la evolucin de los usos y costumbres.

    Artculo 6 - La conservacin de un monumento implica la de un marco a su

    escala. Cuando el marco tradicional subsiste, ste ser conservado, y toda

    construccin nueva, toda destruccin y cualquier arreglo que pudiera alterar

    las relaciones entre los volmenes y los colores, ser desechada.

    Artculo 7 - El monumento es inseparable de la historia de que es testigo y

    del lugar en el que est ubicado. En consecuencia, el desplazamiento de todo

    o parte de un monumento no puede ser consentido nada ms que cuando

    la salvaguarda del monumento lo exija o cuando razones de un gran inters

    nacional o internacional lo justifiquen.

    Artculo 8 - Los elementos de escultura, pintura o decoracin que son parte

    integrante de un monumento slo pueden ser separados cuando esta medida

    sea la nica viable para asegurar su conservacin.

    RESTAURACIN

    Artculo 9 - La restauracin es una operacin que debe tener un carcter

    excepcional. Tiene como fin conservar y revelar los valores estticos e

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    histricos del monumento y se fundamenta en el respeto a la esencia antigua

    y a los documentos autnticos. Su lmite est all donde comienza la hiptesis:

    en el plano de las reconstituciones basadas en conjeturas, todo trabajo de

    complemento reconocido como indispensable por razones estticas o tcnicas

    aflora de la composicin arquitectnica y llevar la marca de nuestro tiempo.

    La restauracin estar siempre precedida y acompaada de un estudio

    arqueolgico e histrico del monumento.

    Artculo 10 - Cuando las tcnicas tradicionales se muestran inadecuadas, la

    consolidacin de un monumento puede ser asegurada valindose de todas las

    tcnicas modernas de conservacin y de construccin cuya eficacia haya sidodemostrada con bases cientficas y garantizada por la experiencia.

    Artculo 11 - Las valiosas aportaciones de todas las pocas en la edificacin

    de un monumento deben ser respetadas, puesto que la unidad de estilo no es

    un fin a conseguir en una obra de restauracin. Cuando un edificio presenta

    varios estilos superpuestos, la desaparicin de un estadio subyacente no se

    justifica ms que excepcionalmente y bajo la condicin de que los elementos

    eliminados no tengan apenas inters, que el conjunto puesto al descubierto

    constituya un testimonio de alto valor histrico, arqueolgico o esttico, y que

    su estado de conservacin se juzgue suficiente. El juicio sobre el valor de los

    elementos en cuestin y la decisin de las eliminaciones a efectuar no pueden

    depender nicamente del autor del proyecto.

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    Artculo 12 - Los elementos destinados a reemplazar las partes inexistentes

    deben integrarse armoniosamente en el conjunto, distinguindose claramente

    de las originales, a fin de que la restauracin no falsifique el documento

    artstico o histrico.

    Artculo 13 - Los aadidos no deben ser tolerados en tanto que no respeten

    todas las partes interesantes del edificio, su trazado tradicional, el equilibrio

    de su composicin y sus relaciones con el medio ambiente.

    LUGARES MONUMENTALES (CONJUNTOS HISTRICO-ARTSTICOS)

    Artculo 14 - Los lugares monumentales deben ser objeto de atencionesespeciales a fin de salvaguardar su integridad y de asegurar su saneamiento,

    su tratamiento y su realce. Los trabajos de conservacin y de restauracin que

    en ellos sean ejecutados deben inspirarse en los principios enunciados en los

    artculos precedentes.

    EXCAVACIONES

    Artculo 15 - Los trabajos de excavaciones deben llevarse a cabo de acuerdo

    con las normas cientficas y con la Recomendacin que define los principios

    internacionales a aplicar en materia de excavaciones arqueolgicas adoptada

    por la UNESCO en 1956.

    El mantenimiento de las ruinas y las medidas necesarias para la conservacin

    y proteccin permanente de los elementos arquitectnicos y de los objetos

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    descubiertos deben estar garantizados. Adems, se emplearn todos los

    medios que faciliten la comprensin del monumento descubierto sin

    desnaturalizar su significado.

    Cualquier trabajo de reconstruccin deber, sin embargo, excluirse a priori;

    slo la anastilosis puede ser tenida en cuenta, es decir, la recomposicin de

    las partes existentes pero desmembradas. Los elementos de integracin sern

    siempre reconocibles y constituirn el mnimo necesario para asegurar las

    condiciones de conservacin del monumento y restablecer la continuidad de

    sus formas.

    DOCUMENTACIN Y PUBLICACIN

    Artculo 16 - Los trabajos de conservacin, de restauracin y de excavacin

    irn siempre acompaados de la elaboracin de una documentacin precisa,

    en forma de informes analticos y crticos, ilustrados con dibujos y fotogra-

    fas. Todas las fases del trabajo de desmontaje, consolidacin, recomposicin

    e integracin, as como los elementos tcnicos y formales identificados a lo

    largo de los trabajos, sern all consignados. Esta documentacin ser deposi-

    tada en los archivos de un organismo pblico y puesta a la disposicin de los

    investigadores; se recomienda su publicacin.

    Restauracin

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    Proyecto de restauracin

    por Pedro Paz Arellano,Coordinacin Nacional de Monumentos Histricos (INAH)

    1PROYECTO DE RESTAURACIN.

    El proyecto de restauracin es la unidad terica y metodolgica para intervenir

    fsicamente un monumento histrico, su elaboracin da cuenta del

    conocimiento interdisciplinario ms preciso que se tiene de la microhistoria y

    del estado de conservacin de la finca, antes de iniciar la obra. Est expresadoen conceptos escritos, imgenes que demuestran el fundamento de las

    explicaciones y los clculos que confirman las probabilidades econmicas y

    tcnicas de su ejecucin.

    El proyecto de restauracin es el contexto de significacin donde cualquiera

    de las fases de la accin en curso adquiere su sentido y permite el anlisis de lo

    imprevisto, expresa, documenta y ordena las acciones a realizarse durante el

    proceso de intervencin al inmueble, el cual puede dividirse esquemticamente

    en tres etapas fundamentales: diagnstico, pronstico y tratamiento, aunque

    esta subdivisin vara de acuerdo al estado de conservacin, la dimensin de

    la obra, la calidad de la intervencin y los recursos disponibles.

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    I) En la fase de diagnstico se efecta el levantamiento arquitectnico de

    materiales, fbricas, deterioros y alteraciones, contrastado por la historia

    documental del edificio.

    II) Pronstico, establecidas las causas de los procesos de deterioro, se

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    elabora una gama de posibilidades para atender cada uno de los problemas

    planteados.

    III) El tratamiento est determinado en el esquema de intervencin queespecifica las operaciones de liberacin, consolidacin, reestructuracin,

    reintegracin, integracin; tambin incluye el esquema de adecuacin de usos

    a los espacios y un planteamiento inicial del calendario de mantenimiento. La

    obra restauracin slo existe cuando tiene por fundamento un proyecto para

    sus acciones.El proyecto inicia con la compilacin documental y material de referencias

    histricas del inmueble: edificacin, usos, transformaciones a travs del

    tiempo, materiales empleados, procedimientos constructivos y estado de

    conservacin. El estado de conservacin del inmueble se determina luego

    de registrar sistemticamente materiales, procedimientos constructivos,

    alteraciones y deterioros. Este diagnstico es la base para hacer las pruebas y

    los diversos anlisis que permiten establecer un pronstico de donde resultan,

    entre otras cosas, el establecimiento de las prioridades de la intervencin al

    inmueble, as como las dimensiones aproximadas de la obra de acuerdo al

    conjunto de problemas a resolver. De aqu surge el proyecto de intervencin

    que con fundamento en informacin documental y material, establece lasreas trabajo y se especifican los procedimientos a ejecutar. Todo esto con la

    intencin de dimensionar cuantitativa y cualitativamente las especificaciones y

    procedimientos tcnicos a emplearse para liberar de agregados que alteran la

    expresin histrica y espacial del inmueble o daan su estructura. Consolidar

    para mantener o recuperar las caractersticas originales de trabajo de loselementos arquitectnicos deteriorados. Reestructurar para restablecer la

    transmisin de cargas y esfuerzos conforme al diseo original del inmueble

    o mantener la estabilidad de la estructura del edificio al eliminar las causas

    de alteracin y deterioro. Reintegrar los elementos faltantes del inmueble,

    siempre y cuando sean evidentes tanto sus caractersticas como su ubicacin.Integrar nuevos elementos arquitectnicos resultantes de las intenciones de

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    uso, manteniendo su carcter reversible, su integracin arquitectnica, la

    posibilidad de diferenciarse y de no daar las partes originales. Y adecuar el

    inmueble en su conjunto al uso contemporneo mediante acciones menores.

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    Sin duda guiar la intervencin fsica sobre un monumento histrico y controlar

    tcnicamente su desarrollo es una labor profusamente compleja. Se trata de la

    ejecucin del proyecto de restauracin, que mientras ms elaborado y precisoes, en esa misma medida puede preverse conservacin de su autenticidad.

    La obra de restauracin como proceso institucional, significa la aplicacin

    prctica del conocimiento ms especfico en sus trminos tericos y tcnicos

    respecto de un inmueble histrico.

    Fuente: INAH, 24 de noviembre de 2009.

    Museos

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    Museo Nacional de Afganistn, Kabul

    Dentro de los mltiples atropellos culturales llevados a cabo por los Talibn,

    se encuentra igualmente la destruccin, saqueo y expolio del Museo Nacional

    de Afganistn en Kabul llevado a cabo por unos vndalos obedeciendo un

    decreto islmico o fatwa, de 26 de febrero de 2.001 del conocido Mul Omar,quien orden la destruccin de todos los monumentos y obras de arte figura-

    tivas en territorio afgano. Esta fatwa fue dictada para dar cumplimiento a la

    prohibicin cornica de crear imgenes de humanos y de otros seres vivos. Al

    es el nico creador de imgenes, hacer una es querer imitar a Al. Por igual

    motivo se arrancaron de los libros las lminas de los seres vivos. Esta decisinsin precedentes suscit una unnime reaccin internacional. De nada sirvi.

    Es poco conocida la riqueza cultural y arqueolgica de Afganistn, consecuen-

    cia de su estratgica situacin as como del transcurso de miles de aos siendo

    cruce de rutas comerciales desde Irn hasta la India y Asia Central. La ruta dela seda transitaba por las desrticas llanuras as como por los pasos casi infran-

    queables del Hindu Kush en Afganistn. La campaa de Alejandro Magno

    dej su huella, -el nombre de Kandahar proviene de Iskandar que es Alejandro

    en persa-. Gengis Khan conquist Afganistn y los mongoles lo ocuparon

    durante cinco siglos. Herat es una de las ciudades ms antiguas del mundo

    con 5.000 aos de existencia, que comparados con los 3.000 de Cdiz, nos

    da idea de su remoto pasado. Consecuencia de todo ello, han sido hallados

    autnticos tesoros arqueolgicos de innegable valor artstico y cultural.

    Desde 1919, el Afganistn independiente invit a arquelogos extranjeros a

    realizar excavaciones en su territorio y a formar arquelogos afganos a cambio

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    Cultura ibrica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

    de acuerdos sobre el reparto de los hallazgos muchos de ellos posteriormente

    expuestos en el Museo Nacional de Afganistn en Kabul.

    El Museo de Kabul se convirti en el mayor museo histrico y cultural de

    toda Asia Central. Numerosas piezas son prehistricas, habiendo albergado

    la Coleccin de Bagram que contena 1,800 piezas procedentes de la India,

    Roma, Grecia, Egipto y Asia Central. Tambin dispona de una gran coleccin

    de monedas procedentes de Grecia y Roma encontradas cerca de Kabul. Lacoleccin contena 40,000 monedas de diferentes civilizaciones datadas desde

    el siglo VIII a.C. hasta el XIX d.C.

    Todo ello qued arrasado y destruido como consecuencia de las sucesivas

    guerras, pero la fatwa del Mul Omar fue la puntilla, y durante aos el Museo

    ubicado frente al palacio de Darul Aman, -ambos en ruina, testigos mudos

    del desastre afgano-, ha estado olvidado esperando pacientemente su recons-

    truccin.

    Del periodo preislamico no quedaron en el ruinoso museo nada ms que unas

    antiqusimas e interesantsimas estatuas de madera del Nuristn, al Este deKabul, ltimo reducto budista de Afganistn, entre las que destaca necesaria-

    mente para un oficial de Caballera, la figura de madera de un jinete a caballo

    de mas de dos metros de altura. Algunas piezas tenan ms de 12,000 aos

    de antigedad.

    En el reconstruido museo se exhibe lo poco que ha quedado. En su sala cen-

    tral se exponen las figuras erguidas acfalas de Kanishka y un noble Kushana,

    la inscripcin y el altar del fuego de Surkh Kotal, varias figuras de Buda de

    esquisto, el Boddhisattva sedente de terracota procedente de Tepe Marandjan,

    la enorme pila de mrmol negro de Kanhahar y poco ms.

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    Subiendo por la escalera principal al segundo piso se ven dos cajas con varias

    estatuas de Boddhisattvas de los siglos IV al VI de nuestra era, sentados y

    representados en la actitud budista de la iluminacin, todava protegidos conplsticos. En el primer saln, detrs de una puerta cerrada, se encuentra un

    cuarto atestado de estatuas de madera tallada de Nuristn. Dos figuras, un

    hombre y una mujer firmemente entrelazados, hablan del rico pasado artstico

    afgano y, tal vez, de su futuro. Buena parte de las vitrinas estn vacas.

    No obstante hubo posibilidad de salvar algunas piezas que se han conservado

    en el denominado Museo Afgano en el exilio ubicado en Bubendorf en

    el cantn suizo de Basilea, y que recientemente se ha decidido su regreso a

    casa. Esta operacin retorno ha sido organizada por el actual Ministerio de

    Informacin y Cultura de Afganistn y se ha financiado con la ayuda de la

    Comisin Nacional Suiza para la UNESCO y el Departamento de Relaciones

    Exteriores de Suiza. Del transporte de los objetos se ha encargado el Ministerio

    de Defensa Alemn.

    La obsesin de los Talibn por destruir toda muestra de arte preislamico, es

    otra prueba mas de su fanatismo, que debera hacernos reflexionar sobre laconveniencia cultural de destruir las obras de arte creadas en un tiempo pol-

    tico anterior. Los revolucionarios soviticos no cometieron el mismo error que

    los Talibn y respetaron las obras de arte zaristas en San Petersburgo. Gracias

    a ese respeto cultural podemos visitar hoy da el Museo del Hermitage y toda

    la monumental ciudad con todo su esplendor artstico.

    El retorno de parte del patrimonio cultural de Afganistn salvado de la

    accin destructiva de los Talibn, forma parte del proceso de reconstruccin

    de Afganistn que por mandato de la ONU, se est llevando a cabo bajo la

    proteccin de la fuerza multinacional ISAF, de la que Espaa forma parte yque desgraciadamente nos ha costado cerca de cien dolorosas muertes en

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    acto de servicio. Estoy profundamente de acuerdo con lo manifestado por

    Shigeru Aoyagi, director de la oficina de la UNESCO de Kabul: La cultura es

    fundamental para el desarrollo de una democracia pacfica.

    Foto: Thierry Ollivier, Museo Guimet

    Patrimonio

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    El desafo de la preservacin

    del patrimonio

    por Eusebio Leal Spengler, historiador de la Habana, Cuba

    Les confieso que fuimos formados como intelectuales puros, como expertos

    que, desde nuestros gabinetes o laboratorios, nos ocuparamos preferen-

    temente de los museos, monumentos y sitios arqueolgicos... La vida, sin

    embargo, nos llev a considerar y hoy lo afirmamos resueltamente que

    en nuestros pases, poseedores de un vasto legado patrimonial, es imposible

    actuar en los campos de la preservacin si ello no conlleva una vocacin de

    desarrollo social y comunitario.

    En este sentido, me enorgullece pensar que ya Simn Bolvar, discpulo de

    los insignes humanistas hispanoamericanos Andrs Bello y Simn Rodrguez,

    supo prescindir de las diferencias entre el humanismo doctrinal y las urgen-

    cias ms intensas del conjunto de naciones que se gestaban en el continente.Esto se palpa en la palabra viva del Libertador, en sus textos y proyectos: ese

    sentido realista que no margina ni aparta lo excepcional de la vida cotidiana y

    que es hoy nuestra suprema aspiracin.

    Luchar por el patrimonio tangible o impalpable nos lleva ante el dilema de

    lo activo o lo contemplativo. Nos atrevemos a decir que el camino de la verdad

    consiste en identificar lo uno y lo otro, sin negar la excepcin, lo extraordina-

    rio... Se trata de asumir el patrimonio en su totalidad y como bien activo que

    puede contribuir a su propia sustentabilidad, sin que esto signifique privatizarlo

    o someterlo al espolio de la especulacin y el lucro.

    En el orden estrictamente personal, me hallo comprometido con la obra

    de restauracin de un Centro Histrico, para la cual hace ya bastante tiempo

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    dibujamos un esquema de trabajo que nos impuso la renuncia a las cosas

    elaboradas o preconcebidas desde arriba. Nos hemos comprometido con un

    empeo de desarrollo cultural basado en el compromiso social con la comu-nidad que habita en la Habana Vieja, pues no podemos ignorar el concepto

    latino del papel participativo del pueblo.

    Si bien se ha aceptado que el turismo es un fenmeno portador de las

    complejidades de la globalizacin, nos hemos atrevido a levantar las bande-

    ras de la singularidad y a conducir el proceso de renovacin social y urbanocreando mecanismos de sustentacin propios enteramente originales.

    Esta autonoma econmica, llammosle as, permite dar continuidad a la

    obra de rehabilitacin an en medio de una dificilsima coyuntura econmi-

    ca; obra que no slo comprende la recuperacin de los edificios, sino que

    implica y va dirigida principalmente a los habitantes de la Habana Vieja y de

    la ciudad toda.

    Las nuevas circunstancias locales, nacionales y mundiales exigen una

    mayor eficiencia en el aprovechamiento de los recursos, una mejor organi-

    zacin dirigida a multiplicar y promover nuevas energas que garanticen la

    sostenibilidad de los procesos.

    Para alcanzar esta premisa, es necesario desarrollar una estrategia localfundamentada en la diversidad de la base econmica y en la multiplicidad de

    las fuentes de financiamiento que, basadas en funciones compatibles con el

    Centro Histrico, sean ms independientes de modas y tendencias que pro-

    vocan fluctuaciones en el mercado. Ello posibilitara una recuperacin estable

    y creciente del patrimonio asentada principalmente en los recursos que, conuna explotacin eficiente, el territorio puede producir y atraer hacia s.

    Se requiere potenciar un procedimiento econmico-financiero capaz de

    negociar gilmente y bajo las condiciones previstas por el Plan; se requiere

    fomentar la recuperacin edilicia y urbana, sobre todo de aquellos proyectos

    que generen suficiente ganancia como para asegurar una parte de la subven-cin necesaria al sistema del hbitat.

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    Por otra parte, al fin de lograr un eficaz proceso de rehabilitacin urbana

    incluido el mantenimiento posterior es imprescindible una rehabilitacin

    social y econmica de los residentes. La mejora de las condiciones del hbitatdebe ir indisolublemente unida a una reactivacin econmica local que posi-

    bilite a los vecinos incrementar sus ingresos y disponibilidad de recursos como

    base fundamental para su participacin en el rescate del Centro Histrico.

    Se trata entonces de crear una base econmico-social local, autosustentable

    en el tiempo, vinculada al carcter cultural del territorio, al rescate de sustradiciones y al proceso de recuperacin de sus valores con la consiguiente

    generacin de empleos.

    Hallar pues un mecanismo propio que, sin desestimar la cooperacin inter-

    nacional, nos diese las aportaciones suficientes para la restauracin y puesta

    en valor de la Habana Vieja, ha sido y es nuestra delicada y ardua tarea.

    La nacin otorg amplias facultades a nuestra oficina: un alto grado de

    autonoma en su gestin, personalidad jurdica, derecho a poseer patrimonio

    y a generar e invertir capital para la restauracin. Le permiti el cobro de un

    impuesto a la gestin de las empresas y entidades pblicas y privadas; le cedi

    terrenos y edificios en el rea delimitada...

    A estas iniciativas, que podramos denominar esenciales, sucedieron otrascomo la creacin de empresas constructivas cuyos fondos pudieron ser situa-

    dos por nuestra propia entidad. Se constituy un grupo multidisciplinario de

    estudio para la redaccin de un plan maestro; se pudo realizar el censo de

    poblacin y viviendas, y se consider insdispensable asistir, con igual mpetu,

    al desarrollo social y comunitario.Nuestra experiencia de abrir los museos a las escuelas de educacin pri-

    maria rompi con prejuicios francamente elitistas. La creacin de aulas en

    ellos las llamadas aulas-museos signific una revolucin cuya consecuencia

    inmediata ha sido consagrar el principio de apropiacin de los bienes cultura-

    les, en primersimo lugar, para la infancia.

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    Hasta hoy hemos tenido resultados alentadores, por lo que seguiremos con

    las manos extendidas, haciendo verdad el mandato bblico de Pedid y se os

    dar. Pero puedo asegurarles que lucharemos rabiosamente por aumentar

    nuestros propios medios, conscientes de que el patrimonio no debe ser una

    loza pesada sobre las espaldas de los pueblos pobres. Igualmente, nos nega-

    mos a aceptar que para preservarlo deba ser vendido o privatizado, arre-

    batando no solamente el cuerpo, sino tambin el alma de nuestras naciones.

    EPLOGO

    Hemos logrado salirnos de la trampa y hoy al establecer no ya una compa-

    racin, sino una valoracin de la situacin por la que atraviesan las ciudades

    histricas en Iberoamrica podemos afirmar que es posible trazar una estra-tegia capaz de impedir que algo tan amado por nuestros pueblos sucumba

    a la vulgarizacin o pase a ser mera vitrina de curiosidades pintorescas. Entre

    ellas, claro est, habra un espacio para nosotros mismos.

    Vayamos a la raz, asumiendo el ancestral proverbio oriental: El rbol ms

    grande y frondoso vive de lo que tiene debajo.www.cnmh.inah.gob.mx/ponencias/690.html

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    Directorio

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    INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGA E HISTORIA

    DIRECTOR GENERAL

    ALFONSO DE MARIA Y CAMPOS CASTELL

    SECRETARIO TCNICO

    MIGUEL NGEL ECHEGARAY

    SECRETARIO ADMINISTRATIVO

    LUIS IGNACIO SAINZ CHVEZ

    COORDINADORA NACIONAL DE MUSEOS Y EXPOSICIONESMIRIAM KAISER

    DIRECTOR DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS

    Y DEL CORREO DE LAS CULTURAS DEL MUNDOLEONEL DURN SOLS

    STA ES UNA PUBLICACIN DELCENTRO DE ESTUDIOS SOBRE LA DIVERSIDAD CULTURAL (CEDICULT)

    DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS

    EDITORMARIANO FLORES CASTRO

    [email protected]

    TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS POR LOS RESPECTIVOS AUTORES

    DE LOS ARTCULOS, NOTAS Y FOTOGRAFAS.

    MXICO, D.F., 15 DE MARZO DE 2010.