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UNA IMPORTANTE CONTRIBUCIÓN A LA HIDROGRAFÍA DE LA GUAYANA VENEZOLANA Conferencia leída ante el Colegio de Ingenieros, en la Universidad Central de Venezuela el día 25 de abril de 1931 por ALFRE DO JAHN Vengo a comunicar hoy al Colegio de Ingenieros de Venezuela una importante contribución recientemente hecha a la Hidrografía de nuestra Guayana, pero séame permitido, antes de abordar el tema, exponeros de una manera muy suscinta, el aspecto y carácter general de esa porción de nuestro territorio que distinguimos con el nombre de Guayana. La Guayana Venezolana, o sea el territorio comprendido entre el Río Orinoco por el Norte y Oeste y nuestras fronteras con la Guayana Británica por el Este y con el Brasil por el Sur, ocupa una superficie de 365.000 kilómetros cuadrados y es sin duda la parte menos conocida del territorio nacional. Esta constituida por un altiplano ligeramente inclinado hacia el Orinoco y tiene su mayor elevación en nuestra frontera meridional. Colinas y pequeñas serranías de poco más o menos 500 metros de elevación ocupan el espacio entre el Orinoco y el séptimo paralelo. En esta línea se nota un como escalón a la altura de 270 a 280 metros sobre el mar que imprime un cambio notable a la dirección de los ríos. Hasta el sexto paralelo la altura del altiplano, sobre el cual descansan las montañas, se mantiene entre 3 y 400 metros y de este limite hacia el Sur comienza la irregular superficie montañosa con su mayor inclinación. Geológicamente considerado, el territorio guayanés es una prolongación setentrional de la placa o escudo arcaico del Brasil, que se compone de gneiss y esquistos, sobre los cuales se formaron en el periodo cretáceo poderosos sedimentos de areniscas. El ininterrumpido trabajo erosivo del tiempo ha hecho desaparecer la mayor parte de esta cubierta sedimentaria, dejando a descubierto el basamento arcaico, con sus combas graníticas y sus intrusiones eruptivas. De aquella potente cubierta sedimentaria solo restan en la actualidad algunos trozos que forman las mesetas de las altas montañas, algunas de 20 y más kilómetros de extensión como son las del Roroima y Maraguaca, que se alzan hasta 2.600 metros sobre el mar y la del Duida y del Jáua que culminan con 2.400 metros la primera y 1.500 la última. Nuestro geólogo Dr. Guillermo Zuloaga describe así el paisaje de la región oriental de Guayana por el visitada: “Por lo general el paisaje guayanés es desierto y árido. Los bosques que van a unirse con la gran Selva del Amazonas no aparecen sino muy al Sur, cerca de la Guayana Inglesa y hacia las cabeceras del Caroní. Algunas regiones pequeñas tienen selvas, sobretodo a lo largo de los ríos, pero por lo general la región se parece físicamente a la de Los Llanos.” El carácter de la región oriental descrita por Zuloaga prevalece en toda la región Norte de nuestra Guayana, a partir del quinto paralelo. Más al Sur aumenta la superficie cubierta de

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UNA IMPORTANTE CONTRIBUCIÓN A LA HIDROGRAFÍA DE LA GUAYANA VENEZOLANA

Conferencia leída ante el Colegio de Ingenieros, en la Universidad Central de Venezuela el

día 25 de abril de 1931 por ALFRE DO JAHN

Vengo a comunicar hoy al Colegio de Ingenieros de Venezuela una importante contribución recientemente hecha a la Hidrografía de nuestra Guayana, pero séame permitido, antes de abordar el tema, exponeros de una manera muy suscinta, el aspecto y carácter general de esa porción de nuestro territorio que distinguimos con el nombre de Guayana. La Guayana Venezolana, o sea el territorio comprendido entre el Río Orinoco por el Norte y Oeste y nuestras fronteras con la Guayana Británica por el Este y con el Brasil por el Sur, ocupa una superficie de 365.000 kilómetros cuadrados y es sin duda la parte menos conocida del territorio nacional. Esta constituida por un altiplano ligeramente inclinado hacia el Orinoco y tiene su mayor elevación en nuestra frontera meridional. Colinas y pequeñas serranías de poco más o menos 500 metros de elevación ocupan el espacio entre el Orinoco y el séptimo paralelo. En esta línea se nota un como escalón a la altura de 270 a 280 metros sobre el mar que imprime un cambio notable a la dirección de los ríos. Hasta el sexto paralelo la altura del altiplano, sobre el cual descansan las montañas, se mantiene entre 3 y 400 metros y de este limite hacia el Sur comienza la irregular superficie montañosa con su mayor inclinación. Geológicamente considerado, el territorio guayanés es una prolongación setentrional de la placa o escudo arcaico del Brasil, que se compone de gneiss y esquistos, sobre los cuales se formaron en el periodo cretáceo poderosos sedimentos de areniscas. El ininterrumpido trabajo erosivo del tiempo ha hecho desaparecer la mayor parte de esta cubierta sedimentaria, dejando a descubierto el basamento arcaico, con sus combas graníticas y sus intrusiones eruptivas. De aquella potente cubierta sedimentaria solo restan en la actualidad algunos trozos que forman las mesetas de las altas montañas, algunas de 20 y más kilómetros de extensión como son las del Roroima y Maraguaca, que se alzan hasta 2.600 metros sobre el mar y la del Duida y del Jáua que culminan con 2.400 metros la primera y 1.500 la última. Nuestro geólogo Dr. Guillermo Zuloaga describe así el paisaje de la región oriental de Guayana por el visitada: “Por lo general el paisaje guayanés es desierto y árido. Los bosques que van a unirse con la gran Selva del Amazonas no aparecen sino muy al Sur, cerca de la Guayana Inglesa y hacia las cabeceras del Caroní. Algunas regiones pequeñas tienen selvas, sobretodo a lo largo de los ríos, pero por lo general la región se parece físicamente a la de Los Llanos.” El carácter de la región oriental descrita por Zuloaga prevalece en toda la región Norte de nuestra Guayana, a partir del quinto paralelo. Más al Sur aumenta la superficie cubierta de

bosques, interrumpida sin embargo por pequeños espacios abiertos de sabanas, pero al llegar al cuarto paralelo, se confunde con la inmensa Selva Amazónica, la hylaea de Humboldt.

Indio Shirianá blanco del Río Emecuni

Al igual de las capas superpuestas de las formaciones geológicas, ha evolucionado el elemento étnico de nuestra Guayana, como el de todo Venezuela y del Continente en general, por estratos sucesivos. Del más antiguo estrato arcaico de la primitiva población autóctona quedan apenas escasos restos que a mi juicio están representados en nuestra Guayana por los Guaraunos del Delta y por los Guajaribos, Shirianá y Guaicas de las fuentes del Orinoco. Son gentes, las de las dos últimas tribus, de escaso vocabulario y de la más rudimentaria cultura, que vagan completamente desnudos por las selvas de la Parima, sin siquiera haber llegado a conocer el arte de navegar para aprovecharse de las vías fluviales, ni construir casas. Están del todo desprovistos de instrumentos de hierro y de telas, cuya rudimentaria industria desconocen, hostilizan y aterrorizan a las tribus vecinas y hacen una resistencia heroica a los blancos que intentan penetrar en sus dominios. Sobre este estrato arcaico que en muy lejanos tiempos prehistóricos debió cubrir todo el territorio y acaso gran parte de nuestro Continente meridional, se extendió más tarde la invasión de los Aruacos, que probablemente vino del Sur y cubrió con sus numerosas falanges las llanuras desde Bolivia hasta Venezuela y Las Antillas y en nuestro país tuvo representantes muy conspicuos en la formidable nación de los Caquetios. Los Aruacos fueron gentes sedentarias y agricultoras que llegaron a poseer una cultura bastante avanzada como lo demuestran las riquísimas colecciones de objetos de piedra y cerámica que ha logrado reunir el doctor Requena en Maracay. Poco tiempo antes del descubrimiento de América, tal vez un siglo o poco mas, arribaron del Brasil las huestes guerreras de los conquistadores caribes. En Guayana se apoderaron de una parte del Orinoco y de algunos tributarios como el Caroní, el Paragua, el Caura y el Ventuario, pero el arribo de los conquistadores españoles, en quienes encontraron apoyo los pacíficos Aruacos, puso fin al avance de los Caribes. De esta suerte quedaron fuertes contingentes de la familia aruaca en el Orinoco, el Atabapo, el Casiquiare y el Río Negro, donde aún subsisten con los nombres de Banibas, Barés y otros. Los Shirianá, Guajaribos y Guaicas debieron refugiarse en aquella parte

menos accesible de las montañas, que todavía ocupan entre el Orinoco y el Parime. De igual modo el otro grupo arcaico de los Guaraunos, eligió las tierras inundadas, cubiertas de exuberante vegetación en el Delta del Orinoco. En estas guaridas han resistido ambos al empuje de los Aruacos primero, de los Caribes después y se defienden hoy con igual fiereza, por lo menos los Guaicas y Guajaribos, contra el invasor blanco. Una exploración recientemente hecha en la parte mas difícil del territorio que acabo de reseñaros y los resultados que ella aporta a la Geografía del país, son el tema de esta conferencia. Las cuatro quintas partes del vasto territorio de nuestra Guayana habían permanecido inexploradas hasta hoy. A excepción de los trabajos más o menos precisos que exploradores nacionales y extranjeros han efectuado a lo largo del Orinoco y del curso inferior de algunos afluentes del mismo; de los que las Comisiones Mixtas venezolano-británica llevaron a cabo para demarcar nuestra frontera con la Guayana Inglesa en 1905 y de los realizados por Roberto Schomburgk en 1838-1839 y por el profesor Koch Grünberg en 1912, en sus memorables viajes desde el río Uraricuera en el Brasil al Merevari, que es el curso superior del Caura y de allí pasando el primero por el Padamo al Orinoco y el segundo por el Ventuario a San Fernando de Atabapo, ningún esfuerzo se había hecho para conocer el curso superior del Orinoco y de sus poderosos tributarios. El viaje del francés Chaffanjon en 1886 y su pretendido descubrimiento de las fuentes del Orinoco, resultó falso en este último particular, como ya lo he demostrado en otra ocasión y no aportó, por lo demás, los frutos que nuestra Geografía debía esperar de su energía y recursos.

India Maquiritare confeccionando una mosá

Fue el renombrado explorador americano Hamilton Rice quien inició la labor de completar de una manera científica el conocimiento hidrográfico y geográfico del Orinoco y del Amazonas, recorriendo y levantando en 1907 a 1908 el curso del Vaupés pasta su ingreso en el Río Negro y en 1912 a 1913 los del Guaviare e Inirida que desaguan en el Orinoco y del Apaporis que se dirige al Amazonas por vía del Yapura. Su tercer viaje, realizado en

1919 y 1920 ha sido el más provechoso para la hidrografía de nuestra Guayana. En efecto, su minucioso levantamiento del Río Negro, del Caño Casiquiare y del Alto Orinoco desde su bifurcación pasta el raudal de los Guajaribos, basados todos en determinaciones astronómicas con longitudes obtenidas por recepción de señales radiotelegráficas, esclarecieron definitivamente la hidrografía de aquella interesante región, pero desde entonces se hacia sentir mas aún la absoluta carencia de similares trabajos en los cursos medio y superiores de los grandes tributarios del Orinoco, los que siguen representándose en nuestros mapas en la misma forma fantástica en que fueron trazados hace cerca de un siglo, siguiendo las inseguras informaciones de los indígenas y exploradores de balata. Esta deficiencia ha sido en buena parte subsanada por los traba os de exploración que un joven marino español, el señor Mix Cardona, ha llevado a cabo por insinuación mía con perseverancia y valor poco comunes. La nacionalidad del señor Cardona es circunstancia tanto más plausible, cuanto que, desde que el Gobierno español en a los ingenieros Iturriaga y Solano, a mediados del siglo XVIII para demarcar la frontera de sus Colonias con las de Portugal, ningún español había participado en el esclarecimiento geográfico de nuestro país. El joven Cardona había acompañado en 1927 al señor Mundó en un viaje de exploración por el Caroní, en que se perseguían fines industriales. Gracias al interés desplegado por Cardona en una segunda exploración realizada por la misma región en 1928, pudo aportar a nuestra hidrografía el conocimiento del curso del río Carrao, que es el más importante afluente del Caroní, arriba de su unión con el Paragua. A propósito debo deciros que el nombre de aquel río, famoso por sus yacimientos de oro y diamantes no es Caroní, como generalmente se dice, sino Caróni, derivado de un árbol resinoso que los indios Arecunas designen con este nombre. En aquella época conocí a Cardona y desde entonces me pareció un hombre capaz de mayores empresas. Acogió con entusiasmo mis insinuaciones de explorar el Paragua, el Caura, y si posible el Orinoco desde su origen hasta los raudales de Atures y Maipures, con el principal objeto de levantar sus respectivos cursos y determinar astronómicamente sus principales confluencias y sitios poblados. Aunque la hostilidad de los indios Guaicas frustro en parte nuestro programa, en cuanto a la exploración de las fuentes del Orinoco, se hizo la de los ríos Paragua, Caura y sus afluentes, que fue completada con la del río Ventuario y el curso del Orinoco entre la bifurcación del Casiquiare y el raudal de Maipures. Constituían el equipo instrumental de Cardona un buen sextante con nonio que permite la lectura de 10 segundos de arco; horizonte artificial, cronómetro de bolsillo, un buen aneroide Naudet, modelo grande, dos pequeños alemanes, algunos termómetros y un aparato de radio de un solo tubo con baterías y de alcance suficiente para oír las señales de la estación de Arlington, la cual trasmite todas las noches la hora correspondiente al meridiano 75 al Oeste de Greenwich. Todos los aparatos, excepto el aneroide grande, regresaron en buen estado al punto de partida. A su regreso a esta, puso Cardona su diario de viaje en mis manos para su examen y para calcular de sus observaciones astronómicas, las coordenadas geográficas que debían constituir el fundamento de los mapas y entre las cuales debían acomodarse los levantamientos de los ríos hechos a rumbo y distancia, o a la estima, como dicen los navegantes.

Indios Shirianá del Auarí-Labarejuri

Las observaciones astronómicas que he calculado, comprenden alturas meridianas y alturas circunmeridianas de estrellas. Como ustedes saben, el primer método es aceptable cuando se observa con el sextante, pero el segundo es más exacto, sobretodo si se practica con estrellas situadas al Norte y al Sur del zenit. Las que se hicieron, empleando el método de alturas meridianas, las hemos controlado en dos puntos en que disponíamos de latitudes determinadas con el teodolito por otros observadores y mediante un gran número de alturas de estrellas a ambos lados del zenit. Estas comparaciones son: Ciudad Bolívar, que según la Comisión astronómica del Plano Militar está en la Latitud 8° 8’ 52” y según mis propias observaciones en 8° 8’ 48”, se encontró por altura meridiana de épsilon de la osa mayor 8° 8’ 53”, y por la zeta de la misma constelación 8° 8’ 33”. La Latitud media de 8° 18’ 43”, que he adoptado, solo difiere en 7” de la que resulta promediando la determinación del Plano Militar y la mía. La otra comprobación se hizo en San Antonio, en el Alto Orinoco, ya para concluir el viaje. Una altura meridiana de alfa Perseo, medida en este lugar, dió la Latitud 3° 30’ 7”, siendo la más exacta, determinada por la expedición Dickey con un teodolito de gran tamaño, 3° 30’ 19”. En este caso la diferencia es de 12”. Estas comparaciones nos revelan que las latitudes de Cardona, cuando se ha empleado el método de alturas meridianas, es decir, en el caso más desfavorable, pueden estar afectadas de un error de 10 segundos. Este error representa solo un milímetro en la escala de 1: 300.000 y se reduce a un tercio de milímetro en la carta al millonésimo. En cuanto a las longitudes que, como sabéis, son más delicadas, el error será sin duda mayor, sobretodo cuando las recepciones nocturnas de la hora de Arlington distan mucho de la determinación de la hora local, es decir, cuando se ha medido esta por alturas solares en la mañana, pues la marcha del cronómetro de bolsillo no es en estos casos lo suficiente regular. Su marcha que en la estación de Chanaro, estando en ropso, fué de 2,83 segundos de adelanto por día, llegó a ser de 9,26 en las fuertes jornadas del viaje, durante las cuales el instrumento estaba expuesto a golpes y sacudidas inevitables e incontrolables. Es por esta

razón que en algunos trayectos, como entre Chanaro y Cacaro, en los ríos Caura y Erebato y en el trayecto final del Ventuario entre Yakuray y la desembocadura, he preferido la localización resultante de la estima a la que se obtuvo por transporte cronométrico. Pueden darnos una idea de la confianza que merecen las longitudes obtenidas, la que se determine en Catisiminya v por construcción se transporte a la desembocadura dcl Aiquini en el Merevari. Este punto se halla en la Longitud Occidental 63° 47’ 48”, según la determinación radiotelegráfica de Hamilton Rice, cerca de la boca del Aracasa, en el Uraricuera, transportada al Aiquini por construcción del itinerario de Koch-Grunberg. La Longitud hallada aquí es la de 63° 48’ 7” y merece bastante confianza, porque está basada en horas locales deducidas por alturas de Spica y Arcturus, 3 horas antes de la recepción radiotelegráfica. El acuerdo de estas dos longitudes es sin duda mayor de lo que podíamos esperar, dados los procedimientos que se han empleado en una y otra. En los casos en que se emplearon alturas solares alejadas 12 y más horas del momento de comparación con Arlington, no debe, a mi juicio, sorprendernos un error de un minuto de arco, que equivale a 6 milímetros en la escala de 1: 300.000 y a poco menos de 2 en la del millonésimo. Esto se ve claramente en la longitud obtenida por alturas solares en Ciudad Bolívar y señales de Arlington el día 27 de abril, que resultó 63° 31’ 39” o sea un minuto treinta y ocho segundos de arco menor que la encontrada por la Comisión Astronómica del Plano Militar, mediante el intercambio de señales telegráficas con el Observatorio Cajigal de Caracas. Para la construcción de la estima, o sea del itinerario, observó Cardona los rumbos y tiempos navegados. Se dibujaron luego estos poligonales en una escala arbitraria, suponiendo un milímetro para un minuto de navegación y como luego debía la construcción obligarse dentro de dos puntos astronómicos, se deducía la verdadera escala, la cual necesariamente variaba en los diferentes trayectos según la velocidad y dificultades del viaje. Finalmente fueron reducidos todos estos pianos a la escala 1: 300.000 de los mapas que acompañan este informe. Para la reducción de la estima entre San Fernando de Atabapo y la bifurcación del C:asiquiare disponíamos de las muy exactas coordenadas de ambos extremos: las de San Fernando, determinadas por la Comisión de Límites con Colombia, cuya Latitud es casi idéntica a la mía y cuya Longitud obtuvo aquella por la vía radiotelegráfica y la de la bifurcación del Casiquiare, determinada por Hamilton Rice, empleando los mismos métodos. La exactitud de nuestra construcción de este trayecto pudo comprobarse del modo mis satisfactorio en la estación intermedia de San Antonio, fijada astronómicamente y en la boca del Ventuario, ligada a las coordenadas del cercano Yacuray. De igual manera se procedió en la construcción del curso del Orinoco entre San Fernando y Maipures. La Latitud de este último punto apenas difiere en 2” de la que había sido determinada por mi y en cuanto a la Longitud se adoptó la resultantes de la triangulación hecha por el doctor Santiago Aguerrevere para el trazado de la carretera entre Puerto Ayacucho y Sanariapo. Esta triangulación ligaba además y mis propias observaciones de Puerto Ayacucho, que antes se denomino Perico, a una Longitud radiotelegráfica determinada en el paso de Cataniapo, cerca del pequeño pueblo de Atures, que, según información de Cardona, ha sido abandonado.

La marcha de los barómetros aneroides durante el viaje ha sido bastante satisfactoria, especialmente la del Naudet, que quedó inutilizado, a causa de un accidente en el Merevari. He calculado por mis tablas altimétricas las alturas sobre el nivel del mar de los puntos más importantes del itinerario, según las observaciones anotadas en el diario de Cardona. Las que él hiciera en la Bifurcación del Casiquiare, San Femando de Atabapo, Puerto Ayacucho y la Boca del Meta, donde tenía mis propias alturas medidas con barómetros de mercurio, sirvieron para verificar el estado de los dos aneroides pequeños de fabricación alemana en el final del viaje. La diferencia resultante, de poco menos de un milímetro fué aplicada a las observaciones del trayecto recorrido, después de desechado el aneroide Naudet, el cual había sido comparado en la estación meteorológica de Ciudad Bolívar antes de emprender el viaje. De esta suerte se ha obtenido la altitud de muchos puntos importantes con una precisión que en algunos casos puede diferir 15 o 20 metros de la altura verdadera.

Salto Aredemuni en el Alto Merevari

En resumen, el trabajo realizado por el señor Cardona, del cual estos mapas son el resultado, representa una valiosa contribución a la hidrografía de nuestra Guayana y como veréis más adelante ha rectificado la monstruosa deformación que nuestra frontera con el Brasil exhibe en los mapas existentes, con perjuicio del territorio nacional. Sería muy conveniente, y así me permito insinuarlo, que el Gobierno Nacional adquiriera estos mapas y comisionara al señor Cardona para completar la hidrografía guayanesa con el levantamiento de los ríos Caroní, Alto Paragua, Aro y Caura desde su confluencia con el Erebato hasta el Orinoco. Concluida esta parte, podría continuarse igual trabajo en los ríos Suapure, Sipapo, Wanapiare, Siapa y en la parte aun inexplorada de las fuentes del Orinoco. El siguiente extracto del diario de viaje del señor Cardona os dará una idea de la extensión de su recorrido y de las privaciones y peligros que fué menester afrontar.

EXTRACTO DEL DIARIO DE VIAJE DE F. CARDONA

Acompañado de su hermano Julio, salió el señor Félix Cardona de Caracas el 11 de Abril de 1930, manejando su propio automóvil por la vía del Llano, pasando por Villa de Cura, El Sombrero, Valle de la Paecua y Zaraza, para llegar a Soledad y Ciudad Bolívar el día 17 del mismo mes. Después de comparar los barómetros aneroides con los de la Estación Meteorológica de aquella ciudad, se dirigió Cardona por tierra a los renombrados Saltos del Caroní, a pocos kilómetros de San Félix. De regreso en Ciudad Bolívar, se hicieron algunas series de observaciones solares para determinar la hora local y por comparación con la de Arlington, recibida por radio, se dedujo la Longitud de aquella Capital en 63° 31’ 39” al Oeste de Greenwich y por alturas meridianas de epsilon y ceta de la osa mayor se obtuvo la Latitud Norte 8° 8’ 43”. Terminadas las operaciones de Bolívar, dirigióse el viajero al pueblo de La Paragua donde lo esperaban sus indios y donde se organizó definitivamente la expedición para emprender la exploración de los ríos Paragua y Caura. El 5 de mayo se determinó la posición de este pequeño pueblo, encontrando para su Latitud, por alturas meridianas de alfa Perseo 6° 50’ 29” y por alturas solares a las 3 p. m. y recepción de la hora de Arlington en la misma noche, se halló la Longitud 63° 18’ 12” al Oeste de Greenwich.

Salto Ekenkua en el Río Ventuario

El pueblo de La Paragua se encuentra emplazado sobre una calzeta de sabana a 286 metros sobre el nivel del mar y 12 metros sobre el nivel del río, cuando este se halla pleno. Consta de unas 30 o 40 casas y cuenta 200 habitantes en poblado y 300 fuera de él, dedicados a la cría de ganado y a la explotación de oro en yacimientos cercanos, recientemente descubiertos. El río tiene una anchura de 700 a 800 metros y corre en dirección al Este y Noreste para unirse con el Caroní 60 kilómetros más abajo.

El 10 de mayo partió la expedición en una falca de 70 quintales y 6 curiaras indígenas. Como anteriormente habíase hecho el levantamiento del río a rumbo y distancia hasta su confluencia con el Caroní, se continuó igual trabajo en el viaje aguas arriba, calculando la distancia por minutos de navegación. La dirección del río que al principio era al Suroeste, entre las sabanas vergareñas al Norte y las de Guerrero al Sur, cambió en la mañana del segundo día hacia el Sur y conservó esta dirección hasta la isla de Pareponá donde se acampó la segunda noche. Debe esta isla su nombre a las circunstancias de haber dado allí muerte los indios a un sacerdote. La selva que cubre las orillas y la isla, en esta parte del río, es frondosa y abunda en palmeras, como la cucurito (Maximiliana Regia) que los indios Arecunas llaman Abadéc y la palma Seje que llaman cuñé (Oenocarpus bataua). La primera es un alimento muy solicitado de los indios que cuecen las semillas ricas en aceite. El día 14 se pasó la boca del río Oris, que cae por la margen izquierda y tiene su origen en una serranía que avistaron dos días después y se hace notable por un pico agudo llamado El Papelón de Oris. El día 15 fué necesario abandonar la embarcación grande y arrastrar las curiaras por sobre las rocas para embarcar nuevamente arriba del salto de Uraima donde se encontró una falca de los indios. Este salto y sus raudales deben su origen a los cerros de igual nombre que estrechan el río. A continuación de los cerros de Uraima se observa sobre la margen izquierda la serranía de Arutaní y en seguida la de Maripatepuy, que equivale en la lengua caribe de los Arecunas a Serranía de Murciélago. La Sierra de Arutani ha conservado el nombre de una tribu indígena que allí habitó antiguamente y que hoy ha desaparecido totalmente. El 17, después de pasar frente a la boca del caño Tonoro, que entra por la derecha, se continuó remontando hacia el Sur y el día 19 se pasó frente a los cerros, de Aradantepuy que demoran por la margen derecha. Existe en esta serranía una caverna muy renombrada entre los indios, quienes cuentan que en tiempos remotos habitaba allí un descomunal murciélago que se mantenía de la sangre de los indios, de los cuales sacrificaba cada noche 2 o 3 hasta que varios indios Karinatong (Arinagotos) lograron darle muerte, velándolo a la entrada de la caverna y flechándolo con cumaraguá (curare). El día 22 se llegó al raudal de Carapo, cerca de la boca del caño de igual nombre, que es un afluente, de la derecha, de 30 metros de anchura. Los raudales que abundan en este trayecto, obligaron a Cardona a transportar sus cargas por tierra en un espacio de dos kilómetros y vueltos a embarcar continuó remontando el río hacia el Suroeste que es su dirección general desde la serranía Pelona que demora sobre la banda izquierda y por donde se pasó el día 21. En la desembocadura del río Carung, afluente de 90 metros, tan voluminoso como el mismo Paragua, vuelve a cambiar la dirección del río que en lo adelante se dirige al Suroeste hasta recibir las aguas del caño Marí, donde nuevamente tuerce hacia el Sur. La boca del caño Marí se alcanzó al primero de junio y remontando su curso se hizo alto el día siguiente en la desembocadura del pequeño caño Guaína, que le es tributario. Esta estación fué astronómicamente fijada por observaciones estelares para la Latitud y solares para la hora local, que comparada con la de Arlington, dió la Longitud 63° 39’ 36” al Oeste de Greenwieh. Alturas meridianas de la delta, eta, gama y zeta de la osa mayor dieron la Latitud Norte 51° 12’ 13”.

El día 8 se continuó remontando el caño Guaina durante medio día y luego su afluente Muné por 4 horas más. Fué menester abandonar parte de las embarcaciones y arrastrar las pequeñas por tierra por unos 3 kilómetros para llegar al embarcadero del caño Cupapaicá que se dirige al río Caura por vía del Sabarú o Chanaro, cuya desembocadura se alcanzó el 12 de junio, después de dos días y una noche de navegación y se instaló el campamento en el punto de la Ceiba, a orillas del río Caura, 2 kilómetros abajo de la desembocadura del Chanaro. En este punto, que hemos marcado con el nombre de campamento Chanaro, vióse obligada la expedición a permanecer durante un mes en espera del mañoco, o sea el pan de yuca que se mandó solicitar, enviando indígenas al Alto Merevari. Las observaciones astronómicas hechas en este campamento en los días 24 y 25 de junio dieron por alturas meridianas de eta y zeta de la osa mayor una Latitud media de 59° 22’ 53” y una Longitud de 64° 7’ 45” por alturas solares.

Salto y Raudal Ekenkua – Río Ventuario

Según los informes obtenidos, el río Caura es fácilmente navegable desde su desembocadura en el Orinoco hasta el Salto de Para, trayecto que los indios designan con el nombre de Carájui. Del Salto de Para hasta la desembocadura del Canaracuni lo llaman Uadaima y de allí hasta su origen Merevari. El día 15 de julio partió nuevamente la expedición, remontando el río Caura hacia su fuente y levantando a rumbo y distancia su curso. Venciendo innumerables chorreras y cataratas, en las que fué necesario arrastrar las embarcaciones por las rocas, se llegó a Catisiminya el día 29 de julio. Catisiminya es un sitio de indios Maquiritares, situado sobre la orilla derecha del Merevari a unos ocho kilómetros de la desembocadura del Aiaquini o Aia-keni. Alturas circunmeridianas de Vega dieron para Catisiminya la Latitud Norte 41° 4’ 55” y por recepción de la hora de Arlington comparada con la local, obtenida de 5 alturas de sol, se dedujo la longitud 63° 51’ 50” al Oeste de Greenwich. Apoyándome en esta posición de

Catisiminya, obtuve por construcción de la estima la de la desembocadura del caño Aiquini, a fin de compararla con la de Koch-Grünberg. El resultado fué 4° 5’ 0” Latitud Norte y 63° 48’ 7” Longitud occidental de Greenwich. Este mismo punto, según el itinerario de Koch-Grünberg, a partir de la Boca de Aracasá en el Urarícuera y basándonos en la posición de esta última, según las observaciones de Hamilton-Rice, tendría Latitud Norte 4° 2’ 15” y longitud 63° 47’ 48”. Como puede observarse la diferencia es bastante pequeña, si se tienen en cuenta los métodos empleados. Siendo relativamente corto el itinerario de Cardona entre Catisiminya y Aiquini y bastante más largo, por lo menos 12 veces más, el de Koch, debemos tener como más seguro el del primero. Los días del 2 al 18 de agosto fueron empleados en hacer una primera exploración del curso superior del Merevari hasta el sitio de Yerichanya. Fué necesario una nueva parada de 28 días en el sitio de Catisiminya, para hacerse de víveres, especialmente del mañoco, sin el cual no es posible asegurarse el acompasamiento de los indios. El 16 de setiembre, ya provisionada, salió la expedición nuevamente hacia el Alto Merevari, aprovechando el conocimiento del terreno ya adquirido y las picas y trochas abiertas en la primera exploración. Llegados nuevamente a Yerichanya se incorporó un grupo de unos veinte indios Shírianá-Guajaribos o Sirisana según Cardona. Abandonando el Merevari se tomó el caño Emecuni y por él se ascendió hasta el sitio de Sartacunya, donde se obtuvo una buena Latitud por alturas circunmeridianas de Vega, pero una Longitud poco satisfactoria, debido al estado atmosférico. En cambio en Yerichanya se logro determinar con bastante precisión la hora local por muchas alturas solares y en la noche del mismo día se oyeron las señales de Arlington que dieron la Longitud 64° 19’ 3”. Por construcción del itinerario se obtuvieron diferencias de Longitud y Latitud entre una y otra localidad, según las cuales demora Sartacunya 4’ 25” al Oeste de Yerichanya y esta ultima 5’ 9” al Norte de la primera. Combinando estas operaciones resulta: Long. de Ycrichanya 64° 19’ 3” Lat. de Sartacunya 4° 11’ 44”. 4,25” 5’ 9”. Long. de Sartacunya 64° 23’28” Lat. de Yerichanya 4°16’53”. La construcción del mismo itinerario desde Yerichanya dio para la desembocadura del Emecuni en el Merevari 49° 15’ 4” de Latitud Norte y 64° 17’ 50” de Longitud al Oeste de Greenwich. En el caño Mamenu, que cae al Emecuni poco más arriba de su boca, halló Cardona un grupo de indios Sirisana-Guajaribos que llamaron su atención por el color azul verdoso de los ojos, el color blanco de la tez, cabellos color castaño y caras que recuerdan fisonomías europeas, algunas con rastros de barba. Hablaban la misma lengua de los que acompañaban a Cardona, pero se mostraron muy rehacios para dejarse llevar y tratar. El día 29 de setiembre se llegó a Sartacunya, sitio habitado por indios Maquiritares, algunos de los cuales recordaban al explorador Koch. El primero de octubre continuó Cardona la exploración del río Emecuni y luego el de su afluente principal Curacuni hasta las propias fuentes, situadas en el cerro de Ariñajidi, cuya cumbre se ascendió el 9. Encontró que la boca del Curacuni se halla en Latitud Norte 4° 11’ 20” y Longitud Occidental de Greenwich 64° 27’ 41” y la cumbre de Ariñajidi en 4° 2’ 38” de Latitud Norte y 64° 37’ de Longitud, siendo su altura, según observaciones barométricas, la de 1.051 metros sobre el nivel del mar. Entraba en el plan de Cardona continuar de Ariñajidi hacia el Sur, aprovechando un camino que los indios Shirianá o Guajaribos tienen establecido sobre el

dorso mismo de la sierra que divide las aguas del Orinoco y del Amazonas y el cual se extiende hasta las cabeceras del Orinoco y del Siapa, pero la subita irrupción de algunas docenas de indios Guaicas o sean los Guaches de los Maquiritares o Sabutaris de los Guajaribos, frustraron este intento. Estos indios, cuyo gentilicio Sabutari, a juicio de Cardona, significa en la lengua Shiriana gente de la montaña, son efectivamente habitantes exclusivos de la sierra donde tienen su origen el Orinoco y el Parime, en la parte que los Maquiritares llaman Farurutey, que en su lengua significa Sabana del Plátano. Son gentes de color blanco, ojos claros en su mayoría, de estatura regular y delgada y ligeramente barbados los mayores. Ambos sexos andan completamente desnudos y llevan como ínico ornamento un delgado trozo de caña pintada, atravesada por el septum de la nariz los hombres, y las mujeres colgantes de dientes de animales, trozos de piel de mono u hojas en las orejas. Tanto los indios Maquiritares como los Guajaribos que venían en compañía de Cardona tienen un miedo terrible a estos Guaches o Guaicas, quienes aprovechándose de esta circunstancia, desvalijaron prontamente a los de la expedición y los pusieron en fuga. Cardona y su hermano, viéndose solos y abandonados tuvieron que huir y ocultarse, valiéndose del camouflage de falsos campamentos nocturnos con hogueras encendidas, con lo que lograban desorientar a sus perseguidores.

Raudal Buka de Sode – Río Merevari

Son los Guaicas agilísimos corredores y trepadores de árboles, lo que favorece su poca corpulencia, y desconocen completamente, al igual de los Shirianás de la Sierra, la navegación de los ríos, en que son tan expertos sus vecinos los Maquiritares, Macus y otros. En rápido descenso por la misma vía del Curacuni y Emecuni se llegó de regreso a Sartacunya el día 11 a media noche, para continuar al día siguiente, descendiendo por el Merevari, trasponiendo los innumerables saltos del trayecto superior hasta Catisiminya. Schomburgk y Koch-Grünberg, los únicos exploradores que habían penetrado en esta región antes de Cardona, el primero en 1838 y el segundo en 1912, temiendo a las grandes dificultades que el río ofrece en esta parte, habían descendido desde la boca del Aiquini o Aiaquini hasta la boca del Camaracuni y ascendido por este afluente para luego descender por el pequeño caño Uidá al trayecto superior del Maraveri arriba de los saltos, donde la navegación es relativamente fácil. De este modo la exploración de Cardona ha venido a recorrer y dar a conocer este trayecto hasta ahora inexplorado. Para nuestro mapa se ha utilizado el levantamiento del Canaracuni hecho por Koch-Grünberg hasta el sitio de Motocurunya, partiendo de la posición de la boca, que según la construcción del itinerario

de Cardona resulta en 4° 28’ de Latitud Norte, 63° 57’ 7” de Longitud y 384 metros de elevación. De idéntico modo se dedujo para Motcurunya la posición 4° 22’ 30” Latitud Norte y 64° 4’ 38” de Longitud Occidental de Greenwich. La Latitud de este sitio concuerda bien con la hallada por Koch-Grünberg astronómicamente, a saber 4° 23’ 10”. No son comparables las longitudes, porque desgraciadamente no las pudo obtener Koch. La marcha de sus relojes era muy irregular y como entonces no se disponía del método inalámbrico, estaba forzado a trasportes difíciles e inseguros de sus cronómetros. Es por esta razón que el profesor Ambronn, quien calculó las observaciones de Koch, prescindió de sus longitudes y solo considero las latitudes1. Las fuentes de los ríos Curacuni, Yaniaká, Emecuni, Camaracuni y Merevari se situaron por intersecciones a las montañas donde ellos se originan. El 29 de octubre se hallaba la expedición de nuevo en el campamento de Chanaro, donde permaneció hasta el 19 de noviembre y aprovechóse esta estadía para comprobar la marcha del cronómetro, mediante recepciones inalámbricas de señales de Arlington. Se continuó río Caura abajo hasta la boca del Erebato, que es su principal afluente por la izquierda y la cual se alcanzó el día 21 de noviembre en la tarde. Las condiciones atmosféricas no permitieron fijar este punto astronómicamente, pero la construcción de la estima entre el campamento de Chanaro y la confluencia del Cácaro con el Erebato, ambos astronómicamente determinados, dio para la boca del Erebato la posición 6° 13’ 2” Latitud Norte y 64° 27’ 53” Longitud Oeste Greenwich. Seguidamente se emprendió la remontada del río Erebato, llegando el día 23 de noviembre al lugar de su unión con el río Cácaro, afluente de la derecha que tiene su origen en el cerro Jáua y debiera considerarse como fuente del Erebato, ya que es más voluminoso que éste. Cardona estimo la anchura del Cácaro en 200 metros y la del Erebato en 150. Las observaciones astronómicas hechas en la confluencia de estos dos ríos permitieron establecer su posición así: Latitud Norte por alturas meridianas de delta de Casiopea = 5° 54’ 33” y Longitud occidental, por transporte cronométrico desde Chanaro, 64° 36’ 40”. En la continuación del viaje Erebato-arriba, menudean los saltos y raudales que entorpecen la navegación, pero vencidas estas dificultades, se arribo a la boca del río Cucurital, otro afluente de la derecha del Erebato, el día 29 de noviembre, y el primero de diciembre al sitio de Cucurital, compuesto de una media docena de casas habitadas por indios Maquiritares. El estado atmosférico permitió aquí buenas observaciones astronómicas que se practicaron el día 2 de diciembre. Alturas meridianas de estrellas situadas al Norte y al Sur del Zenit dieron las siguientes Latitudes:

gama Casiopea al Norte 4°44’31” alfa Eridani al sur 4°43’53” Latitud Norte Media 4°44’12”

1. Mitteilungen der Geographischen Gesellschaft in München. Bd. XII. Heft. 1, 1917.

Para la Longitud se midieron alturas solares a las nueve y media a. m. y en la noche se recibió por radio la hora de Arlington, resultando una Longitud de 4 h. 18 m. 46,6 s. o sean 64° 42’ 45”, siendo la altura sobre el mar 440 metros. Como la altura hallada en la boca del Erebato fué de 251 metros, resulta que se habían ascendido 189 metros en 12 días, lo que puede dar una idea de la corriente del río y de los saltos que interceptan su cause. El día 3 de diciembre se reanudo la navegación aguas arriba del Cucurital, que allí se denomina Uasay y abandonando este el día 5 de diciembre, se penetró por el Uidá que le cae por la banda de la izquierda y más arriba por el Abádu, afluente del primero por la misma margen izquierda. El día 6 de diciembre cesó la navegación del Abádu, ya reducido a un torrente de 4 metros de anchura, y se emprendió la marcha a pie al cerro de Uemachu en la división de las hoyas hidrográficas del Venturio y del Erebato. Por construcción de la estima se fijo el sitio de Firinya en 4° 38’ 45” de Latitud Norte y 64° 38’ 32” de Longitud al Oeste de Greenwich. Por intersección de los rumbos tornados en Cucurital y Firinya pudo situarse la punta septentrional y aparentemente más elevada del cerro Jáua, que es el mismo Paua o Paba que figura en los mapas de Schomburgk y Koch. Según esta operación, sus coordenadas son: Latitud Norte 4° 40’ 22” y Longitud Occidental 64° 33’ 32”. Por ángulos tomados con el sextante, pudo estimarse su altura relativa en poco menos de 1.000 metros, lo que da como elevación absoluta 1.500 metros sobre el nivel del mar y concuerda con la estimada por Koch-Grunberg.

Indios Sapa del Alto-Paragua

La información suministrada por los indígenas hace ver que, al igual del Roroima y el Duida, tiene el Jáua una extensa meseta superior, cuyos extremos orientales, llamados por los balateros cerro Aragua, cerro Aresi y cerro Pao, fueron aproximadamente fijados desde el río Caura entre Taniminya y Guatisiminya y su altura estimada en 1.200 metros sobre el

nivel del mar. En esta elevada meseta cuyas dimensiones, según la construcción de nuestro mapa, serían aproximadamente de 40 kilómetros de SO. a NE. y de unos 20 de Norte a Sur, tienen su origen los ríos Cácaro por el Norte, Aragua, Arasi y Pao por el Noreste, Merevari par el Sur y Cucurital, que es la vertiente principal del Erebato, por el Oeste. Al Sur del cerro de Jáua se deprime la sierra hasta la cumbre Uemachu que fue fijada por itinerario en 4° 31’ 20” de Latitud Norte y 64° 35’ 46” de Longitud y cuya altura barométrica sobre el mar resultó 737 metros. Esta montaña dista 16 kilómetros de Jáua y en ella se desprende hacia el Oeste y Noroeste la sierra de Uasadi-jidi, que divide las aguas del alto Ventuario o Antabare y las del Erebato. La sierra principal continua al Sur, manteniéndose entre 800 y 900 metros de altura y al llegar al cerro de Masivari, que dista 26,7 kilómetros de Uemachu, vuelve a ramificarse. La rama que de esta montaña se dirige primero al Oeste y luego al Suroeste, separa la hoya hidrográfica del Ventuario de la del Padamo y del Orinoco superior y adquiere su mayor desarrollo en la montaña de Maraguaca, al NNE. de Esmeralda, donde culmina con 2.614 metros de elevación y termina en la famosa meseta del cerro Duida, que ha sido explorado por la expedición americana Tyler de 19292. El Masivari es el mismo Mashiadi que Schomburgk ha introducido en nuestra carta como vértice de aquel agudo ángulo entrante que desde entonces figura en nuestra frontera con el Brasil y que se observa en el mapa dibujado por la Comisión Brasilera de 1879 a 18833 y aún en el mapa físico y político oficial de 1928, no obstante haber sido denunciado por Koch en 1917 como erróneo. La exploración de Cardona ha venido a confirmar la rectificación enunciada por el explorador aleman Koch-Grünberg y que se lee en la pagina 276 de su famosa obra “Del Roroima al Orinoco” (Berlín, 1917), así: “El Mashiadi desempeña un papel importante en los mapas. Se le representa como punto mas septentrional de una lengüeta de territorio brasilero que penetra en el de Venezuela. Según mis experiencias, esto no es exacto. La posición de esta montaña nunca ha sido determinada, porque Roberto Schomburgk pasó mucho mas al Sur en su travesía al Occidente y ningún blanco, después de él, ha vuelto a estas regiones. En nuestra marcha hacia la hoya del Ventuario, no hemos cruzado ningún curso de agua que se dirige al Auari, o sea hacia la hoya del Amazonas y de ello se desprende que el Auari, que es tributario del Uraricuera más avanzado al Noroeste, no puede tener su origen en el Mashiadi, como supone el mapa de Schomburgk y copiando éste el de la Comisión de Límites de 1882, sino mas bien, según los informes de los indígenas, en una sierra que demora más al Sur y es paralela a la primera. Por la falda occidental del Mashiadi se precipita el Fewete, fuente meridional del Ventuari por sobre rocosas escarpar. Como según todas !as regulaciones de esta frontera, las aguas que corren al Orinoco corresponden a Venezuela, y al Brasil las que se hacen tributarias del Amazonas, es claro que el Mashiadi se halla del todo en territorio venezolano y la frontera debe moverse mas al Sur”.

2. Geographical Review, New York, enero 1930. 3. Relatorio presentado a la Asamblea Legislativa por el Ministro de Relaciones Exteriores. Río de Janeiro 1884.

Sierra Guanacoco desde el Río Caura

Este criterio de Koch ha sido plenamente confirmado por los trabajos de Cardona, como puede verse en el mapa que hoy presentamos. En efecto, continuando del Masivari al Sur por las alturas de Yaniaká y Kaderejede se llega al cerro Ihani, que según Cardona dista del Masivari 10 kilómetros. Koch-Grünberg estuvo en su cima y estima en unos 750 metros su altura sobre el sitio de Mauarunya, donde tenia su campamento. Esto daría una altura absoluta de 1.470 metros, que según Cardona es exagerada.

El vértice de nuestra frontera, donde su dirección Este-Oeste tuerce hacia el Sur, vértice que erróneamente se había situado en el Masivari, se halla sobre la cumbre de Ariñajidi que fué visitada por Cardona y medido barométricamente en 1.051 metros de elevación. Su posición, según la construcción del itinerario, es de 4° 2’ 38” Latitud Norte y 64° 37’ Longitud Occidental de Greenwich. El divortia aquarum de la sierra que separa más adelante las hoyas del Orinoco y del Parime-Uraricuera, fuente del río Branco que se dirije al Amazonas por vía del río Negro, tiene al principio una dirección al Sur franco y es conocida entre los indios Maquiritares con el nombre de Faruru-judi, que quiere decir extremo o límite del Platanal. Al decir de estos mismos indios, siguiendo por la pica que los Guajaribos y Guaicas mantienen abierta sobre el propio dorso de la Cordillera se llega a 2 jornadas de marcha de Ariñajidi a Farurú-tey, que equivale a Sabana del Plátano o Platanal y donde tienen su origen el Orinoco y a poca distancia el Siapa, que desemboca en el Casiquiare. Toda esta Cordillera, al menos en la parte vista por Cardona, es bastante plana en su vértice, e. d. que carece de picos y cumbres prominentes y es muy estrecha, con faldas precipitadas de ambos lados, que hacen difícil su ascenso. Habíamos dejado la expedición Cardona en el cerro de Uemachu. Ella se dirigió el día 6 de diciembre del pasado año hacia el Oeste y Suroeste, bajando al pequeño caño de Ariama, el cual solo tiene agua en la época lluviosa. En esta marcha fue necesario trasportar desde el caño Abadu, que corre al Erebato, una de las curiaras grandes por sobre la cumbre de Uemachu, para utilizarla en la navegación del Ventuario, que se halló con el nombre de Antabare en la desembocadura del Ariama, donde se agregaron 4 conchas, o sea ligeras embarcaciones hechas de la corteza de ciertos árboles. En rápido descenso por aguas del Antabare, que nace al Sureste de Uemachu, y que en el punto de embarque media 18 metros de ancho, se llegó el día 8 de diciembre a la desembocadura de Fewete o Jeuéte, afluente de la izquierda de 16 metros de anchura, por donde había descendido Koch-Grünberg a fines de 1912, viniendo del alto Merevari por vía del Emecuni y Yaniaká. En el mapa que acompaña la obra de Roberto Schomburgk4, aparece el río Ventuario naciendo en una hoya montañosa que demora al Norte y al Este del cerro de Jáua, representación completamente falsa que ha contaminado la carta de Codazzi y que lastimosamente se ha conservado en la edición oficial del mapa Físico y Político de Venezuela de 1928, por ignorancia de los trabajos de Koch en 1912. El mapa que hoy presentamos, como resultado de los trabajos de Cardona, confirmando los de Koch, revela claramente que el Ventuario tiene su origen unos 20 kilómetros al Sur del cerro Jáua, lo que obliga a mover el curso del Ventuario en los antiguos mapas 50 kilómetros al Sur en todo su trayecto superior. La hoya que en ellos figura como fuente del Ventuario, corresponde en realidad, en parte a la meseta del Jáua, y en parte a las cabeceras de los ríos Aragua, Aresi y Pao. 4. Reisen in Guiana and am Orinoko. Leipzig 1841.

El mapa publicado por Koch-Grünberg y que acompaña su citada obra, nos presenta el curso del río Ventuario desde la desembocadura del Fewete hasta el Orinoco y su comparación con el que hemos dibujado con los levantamientos de Cardona, revela una sorprendente similitud, que es prueba de la escrupulosidad y cuidado con que han sido ejecutados ambos trabajos. El 10 de diciembre arribó la expedición al Salto de Uraca (o del Mono), después de haber vencido un sinnúmero de raudales y cataratas, que dificultan en extremo la navegación. En este último punto se cambió la tripulación en parte por nuevos y expertos maquiritares, moradores del Ventuario y sus afluentes y abandonando las embarcaciones pequeñas hasta aquí traídas, se tomaron otras mayores para la continuación del viaje. En la noche del mismo día se llegó a la desembocadura del Ueseto, afluente de la izquierda, que fue visitado por Koch y donde este determino la latitud astronómica del sitio Castanya, que dista pocas horas aguas arriba. Esta posición y el itinerario de Koch entre Castanya y la boca del Ueseto, nos han permitido deducir la de este último punto y comprobar en él la construcción de estima de Cardona. En el trayecto que media de Ueseto hasta El Oso se hallan algunos sitios habitados por indios, que como todos los del río Ventuario, pertenecen a la numerosa tribu de los Maquiritares, y según Koch se apellidan Ihuruaná y constituyen una subtribu de la primera. Su actual jefe Antonio Yaracune, es el degenerado yerno del antiguo cacique Aramare, cantado por nuestro poeta Abelardo Gorrochotegui. La civilización, que ya empieza a abrirse paso en aquellas regiones, ha ejercido una funesta influencia entre los aborígenes, quienes más pronto que a sus conquistas morales se apegan a los vicios de sus zapadores. Los malos hábitos e instinto de Yaracune se diferencian ya mucho de la hombría de bien y de la respetabilidad del viejo Aramare. Después de pasar el día 11 a las 4 p. m. el sitio de Rajunya sobre la margen izquierda, se acampó a las 5 y 30 p. m. en el sitio de Uasarinya o Uacharinya, en las extensas sabanas de la orilla derecha y en 12 horas de navegación se llegó el día siguiente a las 6 p. m. al sitio de El Oso de la margen izquierda, donde tiene establecida su estación el venezolano Pedro González, hermano del renombrado Chicho y socio de este en sus empresas de explotación de balata. En la noche del mismo día 12 se midieron en El Oso alturas meridianas de alfa Perseo para deducir la Latitud Norte 4° 59’ 32” y alturas de Sirio y Rigel al Este para obtener la hora local y la Longitud por comparación con la de Arlington, recibida por radio y que resulto 65° 24’ 35” al Oeste de Greenwich.

Una marcha de hora y media por tierra, para salvar los saltos de Oso y Murciélago, conduce a la expedición al embarcadero, donde se toman nuevamente las curiaras y se navega durante 5 horas para alcanzar el renombrado Salto de Tenque como figura en los mapas de Kosh a quien este hombre le fue dado por los indios, en cuanto que la voz Tencue, anotada por Cardona de boca de los criollos, parece una corrupción de la indígena. Este salto es el más importante de todo el río Ventuario. Por sobre grandes rocas que cruzan el cauce, se precipita todo el volumen del río desde una altura de 20 metros más o menos y continua luego con chorreras de suma violencia por espacio de un kilómetro más, para tornarse después en un río de apacibles aguas que reflejan las imponentes siluetas de los cerros vecinos. La Latitud Norte de 5° 2’ 30” que el profesor Koch-Grünberg obtuvo en la parte baja del Salto de Ekenkua por medio de alturas circunmeridianas de 3 estrellas al Norte y 2 estrellas al Sur, solo se diferencia en 12” de la que resultó de la construcción del itinerario desde El Oso, que había sido astronómicamente determinado. Después de 4 días más de navegación, siguiendo las aguas mansas del Ventuario, se arribó el 18 de diciembre al sitio de Yakuray, donde el señor Chicho González tiene establecido desde largos años su cuartel general, que los balateros han bautizado con el nombre de Las

Carmelitas. La determinación astronómica de ambas coordenadas de este punto permitió controlar la larga construcción de estima del río Ventuario desde El Oso hasta aquí. Las alturas meridianas de alfa Perseo dieron la Latitud 4° 8’ 51” y las alturas de Sirio tomadas la misma noche del 19 de diciembre permitieron conocer el estado absoluto del cronómetro con respecto a la hora local y la comparación de esta con la de Arlington, recibida por radio, dió la Longitud 66° 32’ 48” al Oeste de Greenwich. De Yakuray a la boca del Ventuario viajó la expedición una pequeña parte en curiara y el resto en una lancha de gasolina y habiendo salido el día 20 de diciembre en la mañana, se llegó en la tarde al caño del Desecho, situado en el Delta que el Ventuario forma, dividido por muchas islas, en su unión con el Orinoco. Antes de emprender su viaje el señor Cardona, habíale recomendado el levantamiento del curso del Orinoco desde los raudales de Maipures hasta la bifurcación del Casiquiare, para completar la carta hidrográfica de nuestro gran río, de la cual estaban ya levantados el curse inferior hasta el mar y la parte comprendida entre el raudal de los Guajaribos y la bifurcación. Este trabajo fue cuidadosamente ejecutado por el señor Cardona haciendo un levantamiento a rumbo y distancia en una pequeña lancha, que ofrecía la ventaja de una marcha a velocidad más constante que las de las embarcaciones a remo y palanca. El 23 de diciembre llegó la expedición a San Antonio, pequeño poblado de una veintena de casas, situado a orillas del caño Sarbinacure, sobre la margen izquierda del Orinoco. Allí puso término a sus trabajos astronómicos el señor Cardona, porque se le ofrecía la ocasión de confrontarlos con los de la expedición Dickey de 1930, la cual halló las siguientes coordenadas: Longitud Occidental de Greenwich 66° 43’ 50”. Latitud Norte 3° 30’ 19”. La Latitud obtenida por Cardona mediante una altura meridiana de alfa Perseo dió 3° 30’ 7”, o sean 12” menos que las de los americanos. El día 25 de diciembre continuo Cardona la remontada del Orinoco hasta la Bifurcación, descendiendo luego por el caño Casiquiare hasta el sitio de Solano, donde encontró parte del personal subalterno de la Comisión Venezolana de Límites con el Brasil, la cual regresaba a Ciudad Bolívar por haber quedado en suspenso los trabajos. Cardona se incorporó a ellos y aprovechando la marcha uniforme de la lancha a motor, en que viajaban, hizo un buen levantamiento del curso del Orinoco desde la Bifurcación del Casiquiare, donde pasaron el 5 de enero del presente año, hasta la estación de Sanariapo, en el raudal de Maipures, donde comienza la carretera que conduce al puerto de Ayacucho. El día 9 de enero desembarcó en Sanariapo y el 11 embarcó nuevamente en Puerto Ayacucho para llegar el día 13 a Ciudad Bolívar, punto de partida de su expedición.

A. JAHN.