Un resumen completo de el capitalismo diego guerrero

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El Resumen que el lector tiene ensus manos es el primero en español,y quizá en cualquier lengua, queabarca los tres libros completos deEl capital de Marx. A diferencia deotros libros que se inspiran en estaobra, pero que no siguen suestructura o bien se limitan alvolumen I, el presente resumen escompleto y ofrece, capítulo acapítulo, una síntesis precisa yrigurosa del contenido que Marxtrata en cada uno de ellos.

La utilidad principal del libro es

facilitar la lectura completa de laobra original de Marx. Para unamejor comprensión de la misma, serecomienda al lector que lea cadacapítulo de El capital seguido delcorrespondiente capítulo delResumen (o a la inversa). Laposibilidad de contrastar ambasversiones es un buen recurso paraavanzar en la comprensión de Marxy el marxismo. El resumen puedetambién leerse de un tirón, sinnecesidad de enfrentarse deentrada con la intensidad ycomplejidad de los varios miles depáginas de la obra original.

El libro incluye una Introducción conuna sugerente interpretación de Elcapital y de Marx, así como cuatroutilísimos apéndices: “El recorridode Marx hasta El (inacabado)capital”, “Resúmenes previos de Elcapital”, “Bibliografía sobre Marx ymarxismo” y “Revistas marxistas yotros recursos en internet”.

Diego Guerrero

Un resumencompleto de ElCapital de Marx

ePub r1.0

Rusli 27.10.13

Diego Guerrero, 2008

Editor digital: RusliePub base r1.0

INTRODUCCIÓN:«ECONOMÍA Y

FILOSOFÍA EN ELCAPITAL DE MARX:

LA TEORÍALABORAL DEL

VALOR»

A los proletarios que no saben que loson.

Y, sobre todo, a los que sí lo saben… ysaben

que saber es bueno contra el capital.

I. Mi lectura de Elcapital

Decía su amigo Engels que Marx(1818-1883) fue ante todo unrevolucionario. Y es cierto. Pero hayque añadir: un revolucionario muyespecial. Por una parte, el socialismo yel comunismo son hoy y para siempreideas inseparables del pensamiento deMarx, para quien “la emancipación de

los trabajadores debe ser obra de lospropios trabajadores”. Pero, por otra,Marx es un revolucionario muy especialporque, aunque su figura es inseparablede su actividad política práctica en elmovimiento obrero y la I Internacional,además filosofó y analizó teóricamentelas condiciones sociales de larevolución presente y, a nuestro juicio,lo hizo con más profundidad y visiónque ningún otro pensador, obrero o no.Desde Marx sabemos por qué elcapitalismo no puede ser eterno, por quées el propio desarrollo de este sistemasocial lo que engendra el comunismo ypor qué este cambiante estado de cosas

no altera una verdad esencial: quemientras haya capitalismo surgirán,surgiremos, continuamente nuevoscomunistas.

Como filósofo y estudioso de lasociedad Marx llegó pronto a construiru n sistema teórico revolucionario, almismo tiempo que en su vida prácticatomaba el camino de la revolución. Essabido que tuvo vocación de carrerauniversitaria, pero, dado el ambienteideológico reinante, no pudo ingresar enella y tuvo que ganarse la vida comoperiodista y escritor en las difícilescondiciones sociales de lo que siemprefue: un exiliado apátrida que fue

expulsado sucesivamente de variospaíses por la actividad políticaanticapitalista que combinó durante todasu vida con su trabajo de estudioso de lasociedad. El enfoque materialista quedio a su filosofía ya desde la juventud—es decir, la idea de que es la realidadsocial la que engendra y explica laconciencia social, y no a la inversa— lollevó a preocuparse por la “base real”del mundo de las ideas, y ese principioanalítico que siempre llevó a la prácticaterminó convirtiéndolo, casi a su pesar,en un “economista”. Pero economista, noen el sentido de esos estrechos“sicofantes del capital” que él mismo

denunciara largamente en su obra —esoscientíficos chatamente positivistas quedesprecian la metafísica, esa metafísicaque ignoran—, sino en el sentido de unbuen metafísico necesitado y capaz deun a radical concreción de las ideasespeculativas y su conversión en unsistema coherente y unitario decategorías destinadas a revelar lo másprofundo de la realidad socialcontemporánea (contemporánea suyapero también contemporánea nuestra,como veremos), mediante la crítica[1]

del pensamiento existente. Y ello,mediante los métodos de la mejorelaboración científica, expuesta siempre

por tanto a las mejores y habitualesformas de contrastación teórica, crítica yempírica.

Aunque pensó al principio que eldominio de las cuestiones económicasapenas le llevaría un corto espacio detiempo, la verdad fue que la lectura detantos hechos y autores en este campo(que siempre remitían a nuevos autores yhechos) y la creciente conciencia de lanecesidad de lidiar con la base materialde la vida social para entender estarealmente, terminaron haciéndolo bregarla mayor parte de su vida con laeconomía (su “economía”) y loseconomistas. Esto no le hizo olvidar

nunca las otras esferas que estudió, puessiempre fue consciente de que eleconómico no es ningún ámbito aisladosino una parte de la realidad social y ala vez de la ciencia y el pensamiento engeneral. Las discusiones sobre si Marxfue más economista que historiador ofilósofo…, y otras contraposiciones porel estilo (como la omnipresente cuestiónde si fue más un revolucionario que uncientífico, o la inversa), pierden tantomás sentido cuanto más se profundiza ensu obra. Si uno la estudia a fondo,comprende finalmente que todo lounificó en el terreno de las ideas, a todole dio coherencia con su pensamiento y,

también, que todos los hechosimportantes de su vida sólo puedenentenderse una vez puestos en íntimaconexión con su pensamiento, del quenacían y al que daban vida ellosmismos.

Como otros autores, Marx escribiómuchísimo pero sólo publicó una partede lo escrito. Su obra fundamental es sinninguna duda la que aquí nos ocupa, Elcapital: Crítica de la Economíapolítica, de la que sólo vio publicada envida el primero de los 3 o 4 volúmenesde que constaba. El primero (1867) sepublicó antes de su muerte, mientras queel II y III los editó y publicó Engels en

1885 y 1894, respectivamente, y el IV(conocido como Teorías sobre laplusvalía) Kautsky en 1905-10, todos apartir de manuscritos inacabados. Y estoes un motivo más que suficiente paraprestar una especial atención alvolumen I[2], que él mismo pudo revisar,corregir y pulir para la imprenta (sobretodo su 2ª ed. alemana, de 1873, que fuela última que nos dejó), y del que pudover varias ediciones publicadas (lafrancesa de 1872-75 tenía un valorcientífico “independiente”, según supropia opinión). Pero también es ciertoque el lector tendrá una idea máscompleta del significado de la obra de

Marx si profundiza en la multitud deborradores inacabados que sepublicaron posteriormente en los siglosXIX y XX (¡y hasta XXI!: véase el AnexoI), empezando por los libros II y III deEl capital. Ésta es la razón de quepresentemos aquí un resumen completode esta obra, lo cual es, que nosotrosconozcamos, una novedad absoluta enlengua española (y probablemente encualquier lengua).[3]

Pero, antes de dar paso al “puro”resumen de lo que Marx dejó escrito,haremos en esta Introducción un“resumen interesado” de nuestro propioresumen, en el que expondremos

libremente la particular lectura queproponemos de esta obra. Como diceMarzoa, hay muchas lecturas posibles decualquier obra de pensamiento, comotambién ocurre con El capital de Marx,interpretaciones potencialmenteinfinitas…; pero debe quedar claro quetambién hay lecturas que sonsencillamente imposibles. Esperamosque el lector, tras leer la nuestra, pienseque no sólo es una lectura posible sinoademás útil y sugerente.

II. Marx filósofo,

revolucionario,economista-sociólogo

Filósofo, periodista, político…:como todo el mundo sabe, Marx fuemuchas cosas. Y descubrió muchas,importantísimas, a lo largo de su vida[4].No siempre es fácil fechar y clasificarcada uno de sus descubrimientos, pero,en esencia, la filosofía de Marx y sueconomía son una misma cosa (y ambasson, como veremos, su teoría delvalor). Si se quiere, la primera es elpunto de partida de la segunda pero locierto es que la sociedad capitalista es

ese tipo de sociedad —¡ésta!— en laq u e todo se ha convertido ya enmercancía. Esta idea de Marx esprimero una “ontología de la sociedadmoderna”[5], en efecto; una metafísicarealista y verdadera: “buena”metafísica[6], por cierto; pero de alguienque es a la vez moralista y científico,más concretamente: cuya filosofía es almismo tiempo la base moral[7] de sulabor científica. Pues ¿cómo se puedes e r libre en una sociedad donde unomismo se ha convertido en unamercancía, donde nuestra (de todos)capacidad vital y humana para trabajar eintervenir en el mundo, de expresarnos

como hombres activos, se ha vuelto algocondicionado, sólo una posibilidadlimitada y determinada por lascondiciones del mercado, y dondeincluso la minoritaria “voluntad” dequienes buscan su propio interés enforma de beneficio monetario está tansometida a las leyes del sistema como lageneral “ausencia de voluntad” a la quela primera condena a las demáspersonas?

El antiliberalismo de Marx es supunto de partida teórico (como suanticapitalismo lo es en el terreno de lapráctica): su conciencia profunda ytemprana de que liberal es el que

defiende sólo una libertad falsa, la“libertad” de la burguesía que proclamala Revolución francesa, con suscorrespondientes (falsa) igualdad y(falsa) fraternidad pero sobre todo consu (verdadera) propiedad (esta sí:auténtica), productos todos de unasociedad capitalista que, además decrear esa libertad y a esos liberales,todo lo invierte y lo muestra al revés. Lafilosofía tiene que mundanizarse yvolverse real, la sociedad son hechos yactos humanos verdaderos, estructurasreales y relaciones del mundo exteriorque existen por debajo de donde brotanlas ideas y antes que estas… Y esa

realidad material básica consistecotidianamente, sobre todo y antes quenada, en aquello que para la mayoríasignifica más tiempo de vida: sutrabajo.

La sociedad tiene que ganarse lavida antes de poder vivirla y disfrutarla,y la economía no es otra cosa que eldespliegue histórico de esta realidadsocial y sociológica primaria[8]. Loeconómico específico —ese campo delo social que hay que analizar en surealidad histórica precisa y no de formaabstracta— es un ámbito concreto quedebe ser objeto de estudiopormenorizado y desprejuiciado y

someterse a análisis riguroso más que ala especulación vaga de algunos“filósofos”. Pero se trata de un análisisliberado también de las teorías burdas yapologéticas de muchos “economistas”,esos asalariados indirectos del capital,esos torpes científicos positivistasincapaces de pensar que hay algo másallá de, y más determinado que, elabstracto homo economicus…

El primer análisis económico deMarx, previo y todavía ajeno a la Teoríalaboral del valor, e impregnado aún deperspectivas “historicistas”[9], diopronto paso a su estudio cada vez másespecializado de los economistas, en los

que fue descubriendo el mismo tipo dematerialismo analítico que élreclamaba. Como hemos dicho, lo queen un principio le pareció un necesario ycorto excursus en el marco de susestudios de la sociedad se convirtió enel campo teórico al que terminódedicando en su vida y al que consagrósus obras más importantes. Esto es defundamental importancia hoy, pues ¡nosexige estudiar economía para entendera Marx! No basta con comprender sufilosofía ni con simpatizar con suepistemología dialéctica[10]. No essuficiente con compartir su posiciónpolítica ni sus impulsos revolucionarios.

Insistimos: revolucionarios ha habidomuchos en la historia, anónimos o no,pero este revolucionario en concreto hahecho historia precisamente gracias a supotentísima teoría y su práctica teóricasingular. El capital no es simplementeu n Manifiesto comunista más largo ydetallado; no es tampoco un libro delque baste decir que “hay que leer” (paraluego no leerlo: Althusser), ni un libropara no leer (puesto que, supuestamente,uno ya puede sentirse marxista antes deleerlo: Korsch). Es un libro para leer yestudiar una y otra vez. Y precisamentesu no práctica, la ausencia de costumbredel trabajo teórico, convierte a la

mayoría de los marxistas en ese génerode “marxistas” al que el propio Marx noquería pertenecer[11].

Marx nos transmite la convicción deque hay que revolucionar también lamanera de estudiar y comprender lasociedad, hasta hacer posible, por partede cada uno, una comprensión cada vezmayor, una conciencia del sentido denuestra vida y de los intereses por losque debemos luchar: esto es la mejorforma de contribuir a una lucha efectivapor la revolución social de todos[12]. Ycon El capital él pretende contribuir adicho conocimiento en la medida de suscapacidades. Y por eso su economía y

su filosofía confluyen en la Teoríalaboral del valor que se encierra en estelibro y lo resume. Porque hay que crearun sistema de categorías que dé cuentapor completo de la esencia socialmoderna, y de eso arranca dicha teoría:

Todo es mercancía, en efecto, todosnos comportamos como mercancías y,lamentablemente, no tenemos otroremedio en esta sociedad que queremoscambiar… Pero para transformaradecuadamente esta sociedad hay queentender y explicar qué son lasmercancías y cómo se comportan: cuáles su necesidad. En primer lugar, lasmercancías tienen un precio (¿por qué?),

y un precio distinto cada una: ¿por quéson los que son y no otros distintos?Esto exige una teoría de los preciosmercantiles y Marx se pone a ello: losp r e c i o s normales de los bienesreproducibles —que son la inmensamayoría de esas “cosas con precio” queson las mercancías, pero no todas—expresan fundamentalmente la cantidadde trabajo social que requiere cada unade ellas (cada tipo de ellas) para serreproducida en condiciones técnicas ysociales normales. Pero esta primera yclara afirmación requiere una serie demediaciones que no se pueden explicaren pocas páginas. El capital “produce”

las mercancías con trabajo, trabajo tantovivo como muerto, pero tambiéncompite cada capital con otros capitalesy la competencia entre todos exige quelos precios no sean exactamenteproporcionales a dichas cantidades detrabajo. Más aun: hay mercancías que nohan sido producidas con trabajo —porejemplo, la tierra— pero sí tienenprecio, y estas anomalías debenexplicarse por sí mismas (aparte deporque su incidencia sobre el casogeneral es cada vez más importante…).Tanto la competencia como la renta dela tierra exigen cientos de páginas paraser comprendidas: no basta con decir

que el valor lo da el trabajo (¡cómo siMarx se limitara a repetir lo quesimplemente postularon Smith oRicardo!).

Pero luego hay que aplicar dichateoría del valor a la mercancía humana:¿qué sale de ello? Nada menos que lateoría de la explotación. Ante todo, laexplotación no es un fenómeno moral nisu análisis puede reducirse a una críticapolítica; es una categoría dentro de unsistema teórico y tiene un significadopreciso que hay que describir con laexactitud de un científico y contrastarcon la realidad como hacen loscientíficos. La explotación del trabajo

por el capital se produce porquedominan determinadas condicionessociales que hacen posible que elconjunto de los trabajadores(“trabajadores = asalariados” en el puro“modo capitalista de producción” que seusa en El capital como punto de partidaanalítico) trabaje demasiado. Trabajande más y con ello producen:

1) no sólo la fracción del productosocial que ellos mismos consumen en suvida y basta para reproducirlos a sunivel habitual (es decir, a su nivel desubsistencia, pues con él no puedenhacer otra cosa que sobrevivir comoasalariados y seguir vendiendo su

fuerza de trabajo como mercancía una yotra vez),

2) sino también el producto querepone los medios de producciónconsumidos y, en tercer lugar,

3) el que requieren los beneficiariosdel sistema para su propio consumo ypara la formación de nuevo capital enlas empresas que poseen (el beneficio, oexpresión monetaria del plustrabajo).

Precisamente porque lareproducción del trabajo será posible deotra manera en la forma social quesustituya al capitalismo, la teoría delvalor y el precio de la fuerza de trabajoes, además de una teoría del salario, una

teoría del comunismo. En elcapitalismo, cuando la sociedad aúndebe contar mezquinamente el trabajosegún el coste (monetario) que tienepara los propietarios (los capitalistasmismos y su francmasónica sociedadanónima de propietarios), las personasse reproducen y tienen que reproducirsecomo personas desiguales, que cuestanmás o menos dinero según los casosporque consumen una porción mayor omenor del dinero (recursos en últimotérmino) creado por esta sociedad. Peroen la sociedad de iguales —cuandotodos juntos y asociados puedanrecuperar la dignidad del trabajo igual,

la propiedad igual y la libertad auténtica— reproducir a cada miembro de lasociedad, a cada ciudadano —comotarea colectiva de la ciudadanía—,costará lo mismo en todos los casos sine x c e p c i ó n : todos “costaremos”simplemente una fracción idéntica delcoste global de autorreproducción de lasociedad. De la misma manera en que yahoy nos parece mezquino cargar unprecio diferente a un billete de autobússegún se vaya a realizar un trayecto desólo 2 paradas, o bien de 5 ó 10 paradasmás, la sociedad futura decidirá entérminos que ya habrán superado la leycapitalista del valor. Y, por tanto, es

cierto que sustituirá el valor por el valorde uso, pues el valor de uso principal dela nueva sociedad, de la ciudad libre eigual, es permitir materialmente a cadauno ser para la sociedad igual que losdemás: poder colaborar en la vidasocial como un igual (igual a todos losdemás) en la obra colectiva de laconstrucción de la libertad, y tambiénen su resultado, que entre todos sedisfrutará también por igual.

En cambio, ser hoy mercancía tienemás consecuencias para el simpleposeedor de fuerza de trabajo. Aparte dequedar al albur del mercado general,que exigirá que el desempleo aumente o

disminuya según los casos y que elpauperismo de ciertas capas socialesvaya en aumento —todo lo cual será másevidente en las épocas de crisis a lasque nos referiremos luego—, no tienemás remedio que estar cada vez másexplotado. Dado que la productividaddel trabajo social será cada vez mayor(tendencialmente) —porque losprogresos de la ciencia y la técnica asílo harán posible—, cada unidad demercancía tenderá a tener un valor cadav e z más pequeño. Eso significa quereproducir el consumo global habitualde una unidad familiar tenderá a costaru n a fracción decreciente del trabajo

total que realiza esa familia en sujornada laboral.

La clase obrera puede organizarse yluchar para intentar mantener (oaumentar) para su propio consumo lamisma proporción del producto creado;pero podría también conformarse conuna menor —y, en todo caso, siempreestará tentada a hacerlo— si gana unsalario real creciente y tiene acceso auna cantidad mayor de bienes yservicios (aumento en su nivel de vida“absoluto”). Puede también ser capaz,en ciertos momentos, de reducir sujornada laboral de forma que la fracciónimpagada de su jornada descienda, y

compensar así hasta cierto punto ladisminución inmediata del salario“relativo” que genera la productividadcreciente (el aumento en el grado deplusvalor). Pero si ello es posible, yhasta potencialmente duradero en tantoperdure la expansión de la acumulaciónde capital, las tornas cambiaránnecesariamente cuando la acumulaciónentre en crisis, y el creciente desempleoy la mayor competencia entre lospropios asalariados-mercancía les hagaperder el terreno que a duras penaspudieron conservar en la época de vacasgordas.

Esta caída de la parte del producto

social que los trabajadores tienden adisfrutar a largo plazo es una auténtica einevitable depauperación relativa quemantendrá potencialmente viva larebeldía del trabajo frente al capital,pues nunca los trabajadores podránllegar a ser completamente inconscientesde la brecha creciente que abre eldesarrollo capitalista entre su nivel devida y el de los propietarios. Y estedoble efecto de las leyes del capital esla base de la dialéctica social ypsicológica más básica en que seencuentra sumida hoy la clase obreraasalariada. Pues si la caída del salariorelativo la hace cada vez más rebelde y

“exterior” al sistema del capital, elaumento del salario real tiende a locontrario, “integrándola” cada vez másen el sistema y aumentando su sumisiónante el capital (subsunción formal, realy política). Sobre la base espontánea deestas leyes del capital, de estasantitéticas fuerzas, centrífuga ycentrípeta, se desarrolla la lucha declases, lucha que naturalmente estáabierta —¡si no, no sería posible laesperada superación del capitalismo!—pero también sometida a los efectos deesa ley, que le impone estrictos límites yla regula de forma nada arbitraria nialeatoria. Es precisamente el

descubrimiento de estas leyes otendencias necesarias, piensa Marx, loque debe ser objeto de atencióncolectiva, y por eso la lucha tambiéncolectiva por la revolución no puedehacerse sin ayuda de la ciencia (eso nosignifica que cada uno tenga queconvertirse en un científico), y por esoEl capital, al ayudar a construir esaciencia de forma consciente, es almismo tiempo una piedra al servicio dela revolución (un “obús dirigido alestómago de la clase capitalista”, lollamó Marx una vez). Nada más vulgarque pensar que el científico puedesustraerse a las ideologías políticas:

tiene que tenerlas por necesidad, ¡sóloque, según los casos, sus preferenciasirán hacia un tipo de sociedad u otro!

Pero precisamente la ciencia y latécnica marcan el destino de laproducción capitalista y con ella elcontenido básico de la evolución socialmoderna. La ciencia, al transformar elmodo de trabajo y desarrollar suproductividad por medio de lacooperación del trabajo en el tallerartesanal primero, y en la manufacturadespués, al permitir finalmente fundarsobre la máquina y la mecanización (=“maquinización”) la producción de la“Gran industria moderna” —ese

auténtico “sistema automático demáquinas” en realidad—, hace posibleque el modo de producción en ellabasado, el capital, supere y domine alresto de modos de producción hasta elpunto de desplazarlos progresivamentede la escena histórica. Esta revoluciónproductiva —triple revolución, pues la“Revolución Industrial” es unarevolución en los medios de trabajo, la“Acumulación Originaria de capital”una revolución en las relaciones deproducción, y la “Revolución burguesa”una revolución en la superestructurasocial— aumenta por tanto laconversión de los trabajadores de cada

país en puros asalariados, en la nuevaclase social que el capital necesita (peropuros asalariados con un nivel de vida yconocimiento cada vez mayores). Y estacreciente subsunción formal del trabajoen el capital —hecha posible en últimotérmino por la disciplina que impone elhambre sobre esta masa de expropiadosque ahora sólo puede sobrevivir si sed e j a esclavizar por el capital ycondiciona su posibilidad de trabajo alobjetivo de la ganancia de éste— va dela mano de su subsunción real. Es decir,el sometimiento “productivo” que lesirve de base, por el cual el trabajo vivose somete, también desde el punto de

vi s ta técnico, a la disciplina de lamáquina, por una parte; y, por otra parte,a la disciplina política y militar delcapataz que le obliga a cumplir la leydel capitalista individual y colectivo.

Pero, al mismo tiempo que aumentaeste doble sometimiento del trabajo alcapital, aumenta la conversión deltrabajo de la sociedad entera en trabajocapitalista y con ello aumenta laproletarización social (y tienden adisminuir, correlativamente, las capas ysegmentos sociales que vivían y vivenen el espacio intermedio situado entrecapitalistas y asalariados). El proletarioes, para Marx, el simple asalariado.

Para serlo no hace falta estar entre losmás pobres de los trabajadores ni ser delos más revolucionarios ni siquiera tenermás conciencia de clase ni concienciapolítica. Esto dependerá de múltiplescircunstancias adicionales que sepueden dejar de lado al considerar porprimera vez y en forma pura lasconsecuencias directas delfuncionamiento del capital. Pero ladefinición del proletario es la delasalariado, y a ellos se refiere Marx alhablar de proletarización. Todas lasteorías críticas (también entre losmarxistas: Bernstein, por ejemplo) quesurgieron inmediatamente poniendo

énfasis en uno u otro segmento de losasalariados, y olvidando el conjunto, noson sino teorías interesadas enconfundir, o temerosas de lasconsecuencias sociales de laproletarización social[13].

Entre otras consecuencias, esatendencia que Marx prevé en El capitaly muestran hoy todas las estadísticas delmundo real con toda evidencia: que cadavez son más, en términos absolutos yrelativos, y en todos los países, quienescuentan como asalariados en lapoblación activa, de forma que prontola figura del proletario y del ciudadanocoincidirán, haciendo cada vez más

factible la identificación de los interesessociales globales con los de la actualclase asalariada. Pero si la tendenciasocial es a que los propietarios seancada vez menos y los trabajadores cadavez más, y al mismo tiempo que losprimeros acaparen una parte crecientede la riqueza social y del ocio y tiempolibre colectivos, es cada vez másprobable que cualquier rebelión —orevolución, ¿por qué no?— puedatriunfar haciendo tambalear el estado decosas presente.

Pero el desarrollo científico (de las“fuerzas productivas” todas, enrealidad) tiene todavía más

consecuencias. Su uso en la producción,donde se incorpora en los elementosmateriales del capital constante (esdecir, en las máquinas en primer lugar),requiere un empleo más queproporcional de los medios de trabajo(en relación con la fuerza de trabajo y eltrabajo mismo). Y esta mecanizacióncreciente de la producción acarrea sucapitalización progresiva, es decir, elaumento de valor del capital constantenecesario (el que, por destinarse acomprar medios de producción, nopuede crear valor nuevo aunque sícontribuya a la riqueza) en relación conel capital variable que se necesita (los

salarios, que hacen posible que la fuerzade trabajo trabaje y cree por tantovalor). Por tanto este aumento de la“composición en valor del capital” —que, en cuanto viene directamentedeterminada por el tipo de cambiotécnico mencionado, Marx llama“composición orgánica del capital”—sólo refleja la sustitución progresiva demano de obra directa por máquinas,contribuyendo así de forma directa aldesarrollo contradictorio del sistema.

Vemos que, puesto que funcionacomo un vampiro que chupa la sangredel trabajador y se alimenta sólo de ella,único medio de conseguir expandir el

plustrabajo que sustenta al plusvalor y laganancia, este sistema tiene que avanzary desarrollarse aplicando métodosproductivos que disminuyenrelativamente la cantidad de trabajo queun cierto capital, de magnitud dada,puede emplear. Pero esto significa queel sistema tiende a matar continuamentea su gallina de los huevos de oro, y estees el origen de sus problemas: que sus“relaciones” de producción —es decir,las relaciones sociales que hacen que elproceso de trabajo sea sólo posible si secondiciona su producción al beneficio yse somete a los trabajadores al mandode los capitalistas— entran en

contradicción creciente con el métodoque el capital se ve obligado a emplear.Significa que el progreso exige eldesarrollo sin límite de las fuerzasproductivas mediante la mecanización,pero a la vez el uso de esas fuerzasproductivas exige sustituirprogresivamente la fuente de la ganancia(que es la cantidad de trabajo, y portanto de plustrabajo, de los trabajadoresal servicio del capital), obstaculizandoasí el desarrollo mismo.

Pero no se trata sólo de que laciencia y el desarrollo de laproductividad exijan capitalizar cadavez más la producción, y por tanto

convertir la acumulación de simples“medios de producción” en algo más —en concreto, en acumulación de “mediosde producción que han de comportarsecomo capital” o acumulación de capitala secas—, sino que exigen hacerlo cadavez más rápida y compulsivamente. Nose trata sólo tampoco de que por mediode la máquina y el ritmo creciente de unsistema automático de máquinas cadavez más acorde con este compulsivofuncionamiento del capital, someta cadavez más y mejor al trabajo doblegandosu posible resistencia o rebeldía. Sino,también, de que la competencia entrelos múltiples capitalistas se encarga de

recordarles a cada paso que estánpermanentemente en peligro de que susrivales se les adelanten introduciendocualquier mejora técnica que permita aesos rivales abaratar antes su productoy poner así la base para arrebatarlesparte de la propia cuota de mercado dela que hasta entonces disfrutaban.

Este miedo permanente hace que lainversión (formación de capital) globaldel sistema —fragmentaria eindependientemente decidida por unsinnúmero de capitalistasdescoordinados y hostiles entre sí—tienda a ser la máxima posible, es decir,excesiva. Se consigue así que la

acumulación de la clase capitalistacomo un todo sea, además decompulsiva, desequilibrada y, al podery deber cada decisión individualcontradecir a las demás, resultesometida a los albures del devenircotidiano de la producción y elmercado, con sus fluctuaciones, ajenos atodo control y planificación colectivos.Y, en efecto: veremos que todo ello haceque tarde o temprano la acumulación decapital se convierta ensobreacumulación de capital, con sudoble momento: el inadvertido y elexpreso.

Porque en tanto la acumulación

siempre renovada y creciente sigueimpulsando la demanda de medios deproducción junto a la cantidad detrabajo necesaria y el producto socialresultante, todo parece ir bien. Es más:precisamente cuando la acumulaciónadquiere un ritmo vertiginoso y excesivoy el crecimiento parece no tener fin, escuando parece ser el mejor momento yla mejor oportunidad para hacerganancia, y más grande la compulsiónpara aprovechar esa edad de oro. Peroesta es la sobreacumulaciónsubterránea, la fase en la que segeneran los efectos que sólo estallanmás tarde, saliendo a la luz

repentinamente, cuando el proceso desobreacumulación llega a undeterminado punto. Entender la crisiscapitalista como “crisis desobreacumulación” (vid. Grossman[14]),y su momento, requiere analizar endetalle sus mecanismos, y esto Marx lolleva a cabo mediante el análisis de la“ley de la tendencia descendente de latasa de ganancia”.

Como él mismo explica, esta ley esde naturaleza “dual”, o más bien triple,y deriva íntegramente del citado sesgoque impone al sistema el desarrollo dela productividad del trabajo generadopor el progreso científico-técnico. Por

una parte, la creciente acumulación ycapitalización —que además adopta laforma de creciente concentración ycentralización del capital, que refuerzanlo anterior— hace subir sin límites lacomposición en valor del capital[15]; portanto, a pesar de los aumentos limitadosde la tasa de plusvalor, crea unatendencia a la baja de la rentabilidad otasa de ganancia (g). Pero al mismotiempo la productividad crecientedesarrolla contratendencias que, unidasa la creciente explotación, frenan lacaída de g (o incluso la detienen oinvierten en ciertos casos y momentos),de manera que la ley se manifiesta, más

que en forma de caída lineal, como unmovimiento cíclico cuya apariencia velas u caída tendencial. Una de lascontratendencias básicas es la propiacrisis de sobreacumulación que, aldetener momentáneamente la alocadacarrera colectiva hacia la acumulación,hace crecer repentinamente eldesempleo y quebrar o desaparecer alos capitalistas menos preparados paracontinuar en la carrera de los beneficios(en último término son menos eficienteslos que consiguen menores beneficios ypor tanto menos posibilidades de crecermediante la acumulación). De esta formaparte del capital creado en exceso

durante la sobreacumulación oculta osubterránea se destruye y desaparece encuanto valor, ya se produzca o no almismo tiempo la destrucción o desechoreal de sus elementos materiales.

El capital que sobrevive y al mismotiempo sale reforzado y crecido de esacrisis tiene que volver a empezar denuevo. Y así, uno tras otro, cada ciclohace que los desequilibrios,compulsiones, crisis y derrumbesperiódicos de la acumulación, serepitan cada vez a una escala mayor ymás elevada, en un movimiento sin fin yen espiral lleno de contradicciones quesólo puede hacer cada vez más cercano

el final del sistema. Como escribe Marx,“el propio capital se convierte en elprincipal obstáculo del capital”: el fin yobjeto del capital, su crecimiento a basede nuevas y crecientes cantidades detrabajo expropiado, se ve contradichocada vez más por el medio que utiliza ensu crecimiento: la expulsión del trabajocreador valor y su sustitución pormáquinas que no lo crean.

III. La TeoríaLaboral del Valor

(TLV) antes y despuésde Marx

Muchos marxistas se opusierondesde el principio a la teoría del valorde Marx —es decir, a su teoría—, y esoles ocurrió tanto a los que tuvieronrelevancia política (Bernstein, porejemplo) como a los que no, y tanto enel pasado como hoy en día (por ejemplo,los “marxistas analíticos”). Por otraparte, hubo defensores de la TLVanteriores a Marx que no erannecesariamente revolucionarios ocríticos del sistema: aunque algunos de

los discípulos de Smith o Ricardo sí lofueron, ellos mismos no lo eran. Smithfue un académico y profesor, un analistarealista (incluso materialista) de lasociedad de su tiempo pero liberalconvencido y partidario de la economíacapitalista. Ricardo fue especulador enBolsa, diputado y terrateniente. Perodeberíamos imitar a Marx en susreiteradas consideraciones sobre ladistancia que suele mediar entre lasideas políticas y las teóricas de unamisma persona: él mismo alabó lahonradez científica de Ricardo y loimitó, pues, por ejemplo, estando muchomás cercano políticamente del socialista

Sismondi, prefería a la de este lainterpretación que hacía Ricardo delfuncionamiento del mercado en relacióncon su capacidad total de absorción (loque luego se ha llamado universalmentela “ley de Say”).

Smith heredó una tradición (Locke,Hume, Franklin, etc.) que, como algonatural, veía en el trabajo el origen delvalor mercantil. Pero pensaba en unaTLV que era más propia de la épocaprecapitalista que capitalista (pues enésta, pensaba, el principio del trabajo seentremezclaba con otros que, comomostró luego Marx, eran incompatiblescon el primero). Pero Smith aportó ideas

importantes para la TLV, como lasistematización de la diferencia entrevalor de uso y valor de cambio; elconcepto de un precio “real”subyacente, de mayor interés analíticoque el precio monetario aparente; lasdiferencias entre el fluctuante preciocotidiano, dependiente delcomportamiento de la oferta y lademanda de mercado, y el más estableprecio natural o normal que le servíade base y regulador; o la concepción delas relaciones económicasinternacionales como ámbito reguladopor la ventaja absoluta, principiocoherente con la TLV al que luego

renunció Ricardo (quien, con menoscoherencia, lo sustituyó por la ventajacomparativa).

Por su parte, Ricardo fue en generalmucho más allá de Smith y, sobre todo,tras dejar claro que el ámbito de la TLVse extendía al mayoritario mundo de lasmercancías industrialmentereproducibles (lo cual dejaba fuera unapequeña minoría de bienes raros, cuyoprecio se regula por otros principios),estableció la decisiva diferencia entrevalor y riqueza, que tantísimaimportancia tuvo luego para Marx.Inspirado en un economista matemáticocomo William Petty, e inspirador a su

vez de un marginalista no utilitaristacomo fue Cournot, esta diferencia laalzó Ricardo contra Say y todosaquellos que, al prescindir de ella,divulgan una falsa “opinión” que es la“fuente de muchos errores”, aunque sehaya convertido “casi en un axioma enEconomía política”.

Marx arranca de este punto paradesarrollar lo que él mismo considera laesencia de su TLV y de todo su análisis:l a dualidad de los fenómenos sociales(y de las categorías que los representanteóricamente) hace necesario distinguirentre su contenido material genérico ysu forma social específica. No se trata

sólo de la tradicional diferencia entrevalor de uso y “valor” (en Marx esvalor, no valor de cambio) sino sobretodo de las que introduce él comonovedad, como la diferencia entretrabajo concreto y abstracto y muchasotras que derivan de ella: entre mediosde producción y capital; fuerzasproductivas y relaciones de producción;riqueza y valor… o, lo que nos interesaahora especialmente, “factoresproductivos de riqueza” y “factoresproductivos de valor”. Porque,entiéndase bien: la riqueza la producentodos los factores conjuntamente y en sucreación participan inseparablemente

tanto la fuerza de trabajo como losmedios de producción. Pero el valor esel producto exclusivo de un únicofactor: el trabajo. Marx se empeña endemostrar y probar esto por partidadoble (atendiendo a lo que puedeobservarse tanto en la producción comoen el consumo) y efectivamente loconsigue, lo que es un signo distintivomás de su TLV respecto a la de susprecedentes.

I. Marx arranca del mismo principioo caso general que admiten todos loseconomistas: que en el mercado dominae l intercambio de equivalentes; y

razona que, al igual que el valor se creaconjuntamente con el valor de uso,también tiene que extinguirse aldestruirse este último o desaparecer.Pues bien, con esas premisas el análisisde la producción conducenecesariamente a la conclusión de quesólo el trabajo puede ser el creador delvalor. Veamos. El proceso capitalistaes:

D-M…P…M’-D’Como el dinero (D) que pone en

marcha el proceso es la misma cantidadde valor que tienen los medios deproducción y fuerza de trabajocomprados (D = M), y como asimismo

las mercancías producidas se cambian,al venderse, por una cantidad de dineroigual a su valor (M’ = D’), se tiene queel incremento de D a D’, igual alincremento de M a M’, sólo puedehaberse producido en “…P…”. Ahorabien en “…P…” sólo hay y estánpresentes dos tipos de mercancía y unaactividad: el trabajo mismo. Por tanto:

1) El conjunto de medios deproducción usados desaparece en elproceso de producción al integrarse enel producto, y por tanto su valor total setransfiere íntegramente al producto(tanto el del capital circulante como delfijo[16]).

2) Por otra parte, la mercancíafuerza de trabajo no desaparece sinoque, tras un descanso suficiente, serecupera y reproduce continuamente, porlo que su valor de uso se mantieneinalterable y no puede transferir su valora ninguna parte.

3) Sólo queda el trabajo. Luego lacreación de valor nuevo, lo que haceque D se transforme en una cantidadmayor, D’, tiene que ser obra delproceso de trabajo mismo, la íntegraactividad laboral en que consiste laproducción, que no es otra cosa que“transformación de fuerza de trabajoen trabajo”.

II. En la observación de lo queacontece en el mercado tenemos lasegunda prueba de que sólo el trabajopuede producir valor. Si vemos que enel mercado real se forma una relaciónestable que equipara el valor medio decantidades determinadas de cualquiertipo de mercancías, por ejemplo: 1ensalada (E) vale igual que 3 copas devino (V) o 6 periódicos (P)… y asísucesivamente, esto parece mostrar que:

1 E = 2 V = 6 P = …Pero sabemos que, en cuanto valores

de uso, cada tipo de mercancía difierede los demás, por tanto: E ≠ V ≠ P ≠ y,por supuesto, cualquier múltiplo de ellas

conlleva la misma desigualdad, incluidonuestro ejemplo: 1 E ≠ 2 V ≠ 6 P ≠… Enrealidad lo que tendremos en el casogeneral es:

xE ≠ yV ≠ zP ≠,donde las mayúsculas designan a losdiferentes valores de uso y lasminúsculas representan cualesquieracantidades o coeficientes numéricos quese desee. Por consiguiente, lo que elmercado iguala tiene que ser otra cosa,algo adicional pero real que han detener todas las mercancías. Si usamosminúsculas para representar la cantidadde “ese algo” que tiene o porta cada unode los valores de uso representados por

las respectivas mayúsculas, y losl l amamos valores, escribimos paranuestro ejemplo:

1 e = 2 v = 6 p = …,lo cual nos permite representar el casogeneral como:

x·a = y·b = z·c = …, [1]d o nd e x, y, z… son determinadosnúmeros, y a, b, c… son los “valores”de las mercancías A, B, C…, siendo portanto los cocientes a/b, a/c… losv a l o r e s relativos (o “valores decambio”) de A respecto a B, respecto aC… Pues bien, el razonamiento de Marxes que, necesariamente, esos valorestienen que ser un algo o propiedad real

de las mercancías, una propiedadcaracterizada necesariamente por ser:

1) diferente de las propiedades que,en cuanto valores de uso, tienen losvalores de uso que la poseen (o sea: a ≠A, b ≠ B…);

2) algo que está universalmentepresente en todas las mercancías, sinexcepción (incluidos los servicios); y

3) algo de magnitud determinada ypor tanto cuantificado y cuantificable;por ejemplo, se desprende de [1] que elvalor de cambio de A respecto a B(vcab) que aparece en el mercado real(= y/x) es un número exactamente igualal cociente de otros dos números (= a/b)

que representan las cantidades de esapropiedad que contienen lasmercancías:

vcab = y/x = a/b.Ahora bien: lo único que está

presente en todas las mercancías,incluidos los servicios, y por tanto loúnico que puede ser a y b, etc., es lapropiedad de ser cada mercancíaproducto de un proceso humano detrabajo, donde se ha consumido unacierta cantidad o fracción de todo eltrabajo social nuevo realizado (junto altrabajo materializado en los medios deproducción utilizados). Puede que hayamás propiedades en común (como la

utilidad abstracta de la que hablaba eleconomista austriaco, luego ministro deHacienda, E. Böhm-Bawerk) peroninguna es cuantificable ni poraproximación y por tanto ninguna puedeservir de base a la exacta igualdad quese observa en el mercado.

Todos los críticos de la TLV durantemás de un siglo han ignorado esta dobledemostración de Marx, pero también susdefensores se han mostradoinconscientes de los argumentosmarxianos.

Digamos brevemente que dos hansido las teorías principales que se han

propuesto como pretendidasalternativas a la TLV, lo cual se hahecho no sólo por razones teóricas sinosobre todo políticas (en variossentidos). Son teorías nacidas con unsesgo clara o veladamente anti-marxistao bien (más recientemente)supuestamente postmarxista, pero enambos casos tienen algo en común. Susdefensores, o bien no aceptan lasconsecuencias sociales de admitir comoconclusión de la TLV que el trabajo estáexplotado por el capital (y que el capitalno es sino trabajo impagado ypreviamente expropiado a lostrabajadores, cuya devolución material

estos reclamarán algún día mediante unarevolución social); o bien no estándispuestos a pagar el precio personal alque se arriesgan al defenderpúblicamente esta teoría revolucionariay poner así en peligro su puesto detrabajo o su carrera profesional. En esteúltimo caso, lo que suele suceder alautor típico es que empieza ocultando enpúblico la TLV; al cabo de un tiempo deno usarla comienza a olvidarla (si esque alguna vez la aprendió en serio);continúa leyendo cada vez a los críticosde la TLV, siempre más académicos, ypoco a poco leyendo sólo a suscríticos… y termina defendiendo una

teoría distinta y contraria a la TLV.Veamos la primera propuesta de

alternativa: la Teoría utilitarista delvalor. Es obvio que la utilidad existe yes algo objetivo y a la vez subjetivo.Aceptar esto no tiene ningunaconsecuencia negativa para la validez dela TLV y es perfectamente asumible porun defensor de la TLV. Pero los críticosde esta han pretendido ir mucho más alláy afirman que el precio es la expresiónmonetaria de la utilidad marginal delas mercancías. Nunca, jamás, halogrado ningún economista dar unaexplicación o prueba científica de estaafirmación, que es tan descabellada

como pretender deducir de laincontrovertible existencia objetiva ysubjetiva del amor, el odio, la rabia… ocualquier otro sentimiento ¡susrespectivas derivadas matemáticas! (yno otra cosa es la utilidad marginal sinola derivada de la utilidad). Lo único quepueden demostrar es que, si se abandonael camino de la introspección y se dejade definir la utilidad como un fenómenopsicológico, “es posible afirmar” que uncomportamiento “optimizador” delconsumidor (es decir, dirigido aminimizar el coste de adquisición decualquier cesta de consumo que leconvenga, o bien a maximizar lo que

pretende conseguir al gastar su renta,sea esto lo que sea) es compatible[17]

con la “ley de la demanda” (la relacióninversa entre precio y cantidaddemandada). Pero esto no puede nisiquiera pretender ser una teoría delprecio sino que, como mucho, podríaaspirar a ser una teoría de la cantidadconsumida (cuya crítica hacemos enotro lugar[18]).

Por otra parte, se da el curiosofenómeno de que el segundo grupo decríticos de la TLV han sido previamente,en su mayoría, sus defensores, y ademáscríticos con la teoría utilitarista queacabamos de criticar, pero han

terminado encontrando más “útil”imaginar una teoría distinta de esas dos.Se trata de la que podríamos llamarteoría excedentista[19] del valor, cuyabase filosófica es parecida al“hipermaterialismo” que ya criticaraMarx. Argumentan estos autores que hoyes posible, gracias a la metodología delas tablas de insumo-producto,cuantificar la cantidad de cualquierrecurso productivo (insumo) utilizado“ d i r e c ta o indirectamente” en laproducción de cualquier mercancía. Ypor ello mismo creen que si Marx“definía” el valor como la cantidad det r a b a j o directa (trabajo vivo) e

indirectamente (trabajo materializadoen los medios de producción) consumidaen la producción de la mercancía, esigualmente posible “definir” n valoresdistintos de cada mercancía,identificando cada uno de ellos con lacantidad de insumo xi (con i = 1…, n)directa o indirectamente empleado en suproducción. No hay razón teórica, en suopinión (a lo sumo la habría de índolepolítica), para dar primacía a la teoríadel trabajo sobre la que se podríaconstruir en términos de “cualquier otrofactor productivo” o mercancía.

Estos autores sencillamente olvidanla sensatez. Olvidan que si bien son

muchos los factores que intervienendirecta “o” indirectamente en laproducción de las diferentes mercancías,sólo hay uno que interviene directa “e”indirectamente en su producción. Aligual que a los primeros utilitaristas-subjetivistas les vino muy bien el“marginalismo” del primer cálculodiferencial que se popularizaba porentonces (con su amplia gama deproblemas de optimización a los queaplicarlo), a estos modernos autores quese consideran herederos de la tradiciónclásico-objetivista del valor (es decir,no neoclásicos pero también nomarxistas) les ha fascinado el álgebra

matricial que el análisis input-output seencargó de popularizar varias décadasmás tarde. Con un enfoque tanatemporal e irrealista como el de losutilitaristas, a estos autores les resultaindiferente saber si algo funciona comomedio de producción o como producto(resultado). Debido a la similitudformal de la solución matemática deambas cuestiones, les pareceequivalente plantearse el problemapráctico y real de, por ejemplo, cuántostomates necesita (la sociedad) paraproducir una determinada cantidad degazpacho que el absurdo problema,especulativo e irreal, de saber cuánta

cantidad de gazpacho necesitan (ellos)“directa o indirectamente” para producir(en sus cabezas) cierta cantidad detomates (se necesita sólo“indirectamente”, claro, pues nadie usarealmente gazpacho para sembrartomates ni recolectarlos, y sólo se puedehablar de su uso “indirecto” en lamedida en que los que producentomates, o insumos necesarios para laproducción de tomates, o para laproducción de esos insumos, etc.,consumen gazpacho como parte de sudieta, etc.).

En serio: les parece equivalente, ypor eso pretenden calcular el valor-

gazpacho del tomate en relación con elvalor-gazpacho del recipiente degazpacho.

Y como esta teoría del valor-gazpacho, existen otras mil… comopodrá imaginar el lector. Allá ellos.

IV. Crítica de otraslecturas de Marx

Decía Bertolt Brecht que “se haescrito tanto sobre Marx que éste haacabado siendo un desconocido”, a lo

que podemos añadir que siempre ha sidoun desconocido para los marxistas, queen su mayoría prefirieron leer a otrosmarxistas que a Marx. Mientras que losmarxistas han sido en realidad (sobretodo) lassallianos partidarios de un“socialismo de estado” incompatiblecon las ideas de Marx, este es el creadorde las ideas maduras del comunismo ydel anarquismo (a este respecto tambiénse equivocan la mayoría de losanarquistas). No podemos desarrollaraquí este punto, pero sí es cierto que“Marx fue un crítico del marxismo” yque, por tanto, “Rubel tenía razón”[20].

Pero hay otra forma de “desconocer”

e incluso traicionar a Marx que, comohemos insinuado y se hacehabitualmente, es relegar su aportacióneconómica al papel de mero apéndice desu trabajo de filósofo, político y/orevolucionario. Por eso, nuestrainterpretación de la obra teórica deMarx —que sin duda muchosconsiderarán “economicista”— es, alcontrario, una crítica del “enfoquehiperpolítico del pensamientomarxiano” que utiliza la mayoría de losmarxistas. Para Marx el objeto primariode análisis es el impersonal sistemacapitalista, donde los sujetos, incluidoslos propios capitalistas, son figuras, es

decir, criaturas de las leyes del sistema,tanto como los trabajadores que lospadecen (a ellas y a ellos). Para lamayoría de los marxistas, en cambio, elproblema parece ser la alianza entre“malvados” capitalistas con nombre yapellidos (y sobre todo sus monopolios)y el Estado que los apoya, personificadoen su Gobierno. Para estos laexplotación es una consecuencia de laviolencia política que precede y limitael funcionamiento económico[21], y paraMarx la primera violencia de nuestrotiempo, la específica y definitoria denuestro sistema, es la propia existencia ydominio de las leyes económicas del

capital, empezando por la primera: quee l hambre amenaza y fuerza a lasumisión a quien, en un mundo demercancías, no tiene otra cosa quevender que su propia fuerza de trabajo.En estas violentas leyes del capitaldescansan, entre otros, el Estadocapitalista y su Gobierno; por tanto, esla violencia económica la que limita ydefine el funcionamiento político, y noal revés.

Para Marx, la lucha entre loscapitalistas adopta la forma (económica)de una competencia creciente y sincuartel, y las crecientes concentración ycentralización del capital no son

sinónimos de monopolización de laeconomía; es decir, el único monopolioque domina la economía es el de lapropiedad privada. Pero para losmarxistas el monopolio se presentacomo una categoría política que de factoanula las categorías económicas deMarx (desde la competencia al valor),al presentarse como un sinnúmero deacuerdos monopolistas que entorpecenlas bondades de la competencia yeliminan las leyes descubiertas porMarx. Leyes que supuestamente sóloserían válidas para su época, pero nopara la fase “actual” del capitalismo,caracterizadas por Lenin como

“capitalismo monopolista” o“imperialismo”[22] (ideas muy similaresa las de los economistas burgueses detodos los tiempos, sostenidas inclusopor no economistas anteriores a él,como Mazzini o Buchez, porultraliberales actuales como MiltonFriedman y sus discípulos, o ¡inclusopor los economistas franquistas![23]).

Y aunque es verdad que “en el sigloXXI se seguirá leyendo a Marx” —y selo seguirá leyendo, “si es que algo selee”, porque “estará claro, como lo estáhoy, que Marx es un clásico”[24]—, a lamayoría de los marxistas se les puedehacer la crítica de no haberlo leído (y

mucho menos, estudiado): “El destinodel Capital como obra científica es, ensu conjunto, nada envidiable. Si fueramenos alabado y menos denunciado ymás ampliamente leído, habría existidomenor número de ideas falsas sobre él, yla economía habría hecho progresos másrápidos”[25]. Pero también:“Frecuentemente, y en especial enAmérica Latina, muchos estudiantes,profesionales, militantes intentanpenetrar el pensamiento de Marx, en unafán de poseer un marco teórico para suacción política o sus investigaciones. Loque les acontece es que se enfrentan a‘manuales’ —como los de Politzer o

Marta Harnecker, que han cumplido unagran función— que, en realidad, losconducen a ciertas ‘interpretaciones’ delpensar de Marx, pero no a Marxmismo.”[26]

Desde luego, hay que leer y estudiara Marx, pero no sólo eso. Pues todavíaqueda mucho por desarrollar, más alláde Marx, si se quiere avanzar desde elsocialismo inmaduro y utópico al“científico” (Marx prefería llamarlo“materialista crítico”). Pero tampocoserá posible esto si para “modernizar” aMarx se le traiciona o se desconoce suobra o se piensa que esta puedeutilizarse a beneficio de inventario, por

ejemplo prescindiendo de su principalcontenido: la TLV. Hay marxistas que,por creer que la TLV está superada,llegan incluso a afirmar que “en laactualidad, la economía marxista, conpocas excepciones, está intelectualmentemuerta”[27]. Dicen eso pero siguenconsiderándose marxistas.

Otro problema es que hay quienesdeslegitiman al Marx científico por sucompromiso político explícito.Simplemente, no han entendido que,aunque la ciencia no tiene más remedioque terminar siendo objetiva, su procesode construcción es el producto directod e subjetividades, de personas que no

son cosas objetivas sino sujetospensantes que, por muy científicamenteque investiguen en su campo, tienenideas políticas generales y posicionesmorales que en parte explicannecesariamente su propia actividadcientífica. Quienes denuncian como uncaso especial la “tensión entre un Marxcientífico y un Marx revolucionario”[28]

ignoran que esa tensión subjetivo-objetivo está presente en la laborcreativa de cualquier científico, yademás no saben hasta qué punto elespecial compromiso ético de Marx leobligaba precisamente a ser lo menosmoralista posible en su estudio

objetivo de la realidad capitalista (loque, por cierto, lo obligó muchas vecesa enfrentarse a la mayoría en todos lospartidos y organizaciones en los quemilitó). Hasta el punto de que Marx, elteórico máximo del proletariado, llega adecir (y así consta en las actas de lasesión del Comité central de la Liga delos Comunistas del 15-9-1850) que“siempre me he opuesto a la opiniónmomentánea del proletariado”; y es esemismo Marx, al que se suele acusar decatastrofista y permanente predicador dela revolución a la vuelta de la esquina,quien afirma en esa reunión:

“Nos debemos a un Partido que, por

su propio bien, todavía no debealcanzar el poder. Si el proletariadoocupara el poder, tomaría unas medidasclaramente pequeñoburguesas, pero noproletarias. Nuestro Partido sólo podráhacerse cargo del gobierno cuando lasituación permita que lleve a la prácticasus puntos de vista. Louis Blanc nosofrece el mejor ejemplo de lo queocurre cuando se alcanza demasiadopronto el poder”[29] (cursivas añadidas:DG).

Hay, por último, multitud de“intérpretes” de Marx que,intencionadamente o no, deforman elsentido revolucionario de su TLV (o de

otras de sus teorías que derivan de ella).Muchos, porque creen hablar desde el“posmarxismo” y “no ven qué puedaganarse” en la lucha por el socialismocon “el intento de utilizar en esta tareamateriales tomados del viejo edificiolevantado por Marx”[30]. Otros, porqueniegan la posibilidad de “cambiossustanciales en el sistema capitalista”que operen en “un sentidorevolucionario, tal como Marx loconcebía”, y creen sólo posibles loscambios “en un plano reformista”[31].Muchos, porque tergiversan la teoríacomunista de Marx contraponiendo, porejemplo, democracia y dictadura del

proletariado en la transición desde elcapitalismo al comunismo[32]. Algunos,porque incomprensiblementecaracterizan a Marx como un simple“progresista” de esos que comparten el“convencimiento de que la humanidad semovía a través de una senda lineal eilimitada de avances”[33], o nocomprenden que predecir el surgimientodel comunismo a partir del capitalismono es una forma de “mesianismo” ni unaversión de la teoría de la“predestinación” ni encierra “fatalismomecanicista” alguno, sino una aplicaciónde la idea de que la marcha de lassociedades está sometida a leyes que

condicionan y restringen la libertad delos individuos.

Marx piensa, en concreto, en una leyparecida a la de la gravitación natural:de hecho fue quien con más claridadexpuso por qué el capitalismo dará pasoal (o se transformará en) comunismo,afirmación arriesgada y al mismo tiemposimilar a la que sostiene que el agua delluvia que cae sobre la tierra tiene queterminar bajando hasta el nivel del mar(o, lo que es lo mismo, que no puedesubir, salvo para remontarexcepcionalmente algún obstáculopasajero). Marx no se limitó a eso,desde luego, ni esa tesis significa que

pueda predecirse con exactitud pordónde va a transcurrir cada nuevotorrente de agua que vengan a descargarlas tormentas de la historia, ni cuánto vaa durar su viaje hasta el mar. Pero no sepuede pasar por alto la importancia quetiene afirmar que, aunque la manzana delcapitalismo se moverá necesariamenteen dirección al suelo, haríamos mejoren cogerla y comérnosla ya —puestoque tenemos hambre y la manzana es enrealidad nuestra— sin esperar a que esoocurra.

Los autores que se enmarañan en lasdudas sobre el “marxismo como cienciay como crítica” se preguntan: “si en

verdad el capitalismo está gobernadopor regularidades que lo condenan a sersuplantado por una nueva sociedadsocialista (cuando hayan madurado lasinfraestructuras necesarias), entonces,¿por qué insistir en que ‘lo necesario escambiarlo’? ¿Por qué tomarse tantotrabajo para preparar el funeral delcapitalismo si su defunción estágarantizada por la ciencia?”[34]. Parecenno entender que, aunque ellos vivanbien, perfectamente adaptados a lasociedad capitalista y disfrutando de lasventajas que esta reserva a las minorías,hay inmensas mayorías de la poblaciónque necesitan darle muerte cuanto antes

si quieren salvaguardar sus propiosintereses y recuperar la dignidad. Comoha afirmado uno de los principalesestudiosos de Marx en el siglo XX:

“No cabe hablar de contradicción(…) Marx concibe el advenimiento delsocialismo a la vez como unaposibilidad económica y una necesidadética. Cuando presenta, tanto en ElCapital como en el ManifiestoComunista, la caída de la burguesía y eltriunfo del proletariado como‘igualmente ineluctables’, no hace otracosa que enunciar una hipótesisracionalmente válida, fundada en elanálisis científico de las leyes del

movimiento económico del capitalismoy en la percepción directa de la luchaque opone a los dos clases principalesde la sociedad moderna (…) Lapredicción del socialismo no es comotal una predicción científica sino unjuicio de valor apuntalado por unaconvicción y una actitud éticas que senutren de un conocimiento objetivo delos datos materiales, económicos ehistóricos, capaces de conducir a unarevolución total de la sociedad actual yal nacimiento de la ‘humanidad social’(Décima tesis sobre Feuerbach).Resumiendo: la tesis de laineluctabilidad del socialismo pertenece

al dominio de las verdades que, paravolverse ‘objetivas’, imponen laparticipación activa, el compromisoético (Segunda tesis sobre Feuerbach)(…) Posibilidad objetiva y exigenciaética: el propio Marx distinguióclaramente el ‘dualismo’ de su mensaje,dualismo que sus críticos consideranirreductible y que sus discípulos menosinteligentes se empeñan en negar portodos los medios (…)”[35].

V. El estudio de Elcapital

Marx repitió muchas veces su otraconsigna revolucionaria: “¡estudiar,estudiar, estudiar!”, y sin duda habríasuscrito las palabras de MaxHorkheimer: que “el que no se esfuerzaen lograr un conocimiento mejor se hacevulnerable para el conocimiento peor, eincluso desarrolla una propensión aadherirse a lo primero que se lepresenta”[36]. Los marxistas se cansaronpronto de leer a Marx (si es que algunavez lo hicieron). Hasta hoy, se hanlimitado en su mayoría a leer a otrosmarxistas sin leerlo directamente a él(normalmente porque es más sencilloleerlos a ellos, o porque les bastaba

pensar que estos eran más “modernos”,es decir, posteriores en el tiempo). Poreso abunda el revolucionario marxistaque se cree un hombre “práctico” (esdecir, antiteórico y mal estudiante, másque cansado ya de estudiar) que, comoen las superficiales lecturas habitualesde la 11ª tesis de Marx sobreFeuerbach, contrapone “interpretar” a“cambiar”, y cree que hay que dejar yade teorizar para “pasar a la acción”[37].No sorprende por tanto que un nomarxista que estudie acierte, en lainterpretación de Marx, más que muchosmarxistas (lo cual debería servirles decura de humildad). Nada menos que

Isaiah Berlin, uno de los teóricosliberales más importantes del siglo XX,comprendía perfectamente por qué fueMarx un revolucionario muy especial:por su comprensión del papel de laciencia y la racionalidad humana, puespara Marx:

“Sólo es racional aquel hombre quese identifique con la clase progresiva,esto es, la que está en ascenso (…)Marx, después de identificar la claseascendente en las luchas de su tiempocon el proletariado, dedicó el resto desu vida a planear la victoria de aquellosa cuya cabeza había decidido colocarse(…) Su posición es, por lo tanto, la de

un comandante en el campo de batalla(…); la única tarea del comandanteconsiste en derrotar al enemigo, y todoslos otros problemas son académicos,basados en condiciones hipotéticas queno se han dado y, por lo tanto, estánfuera de lugar (…) Todo lo que importadurante la guerra es el cabalconocimiento de los propios recursos yde los del adversario, para lo cual esindispensable conocer la historiaanterior de la sociedad y de las leyesque la gobiernan”[38].

Ya vimos que Engels dijo ante latumba de Marx que este fue un granteórico pero sobre todo un

revolucionario. Pero no hace faltarecurrir a un amigo para eso, sinoinsistir en por qué fue un revolucionarioespecial y “durante toda su vida” unafigura “extrañamente aislada entre losrevolucionarios de su época, igualmenteantipático hacia sus personas, susmétodos y sus fines”, debido a que,“creyeran o no en la revolución violenta,la gran mayoría en último análisis,apelaban explícitamente a normasmorales comunes a toda la humanidad”,mientras que “Marx jamás tuvo simpatíapor esta actitud, común a la granmayoría de revolucionarios yreformadores de todos los tiempos”[39].

Lo cual no contradice cuantollevamos dicho, ya que es fácilcomprobar que Marx tuvo un sentidomoral muy desarrollado, pero, en sucrítica teórica y práctica, renunció atodo “moralismo”[40] porque basó ambasen el estudio, el estudio siempreinacabado:

“Estaba convencido de que lahistoria humana está gobernada porleyes que no pueden ser alteradas por lamera intervención de individuosempujados a la acción por tal o cualideal. Creía en efecto que la experienciainterior (…) tiende a veces a engendrarmitos e ilusiones (…[y]) los mitos

encarnan todo aquello en que loshombres, en su miseria, desean creer;bajo su traidora influencia, los hombresinterpretan mal la naturaleza del mundoen que viven, comprenden mal su propiaposición en él y, por consiguiente,calculan mal la amplitud de su podertanto como el de los otros (…) Laverdadera aprehensión de la naturaleza yde las leyes del proceso histórico ha deesclarecer, sin la ayuda de las normasmorales conocidas independientemente(…) cuál es el rumbo más enconsonancia con los requerimientos delorden al que pertenece.Consecuentemente, Marx no ofrecía a la

humanidad una nueva ética o un nuevoideal social; no pedía un cambio desentimientos (…); apelaba (…) a larazón, a la inteligencia práctica,denunciando nada más que el errorintelectual o la ceguera (…) Marxdenunciaba el orden existente apelandono ya a los ideales, sino a la historia; lodenuncia no como injusto o desdichado,o engendrado por la maldad o locurahumanas, sino como efectos de leyes dedesarrollo social[41]”.

VI. Conclusión

El resultado principal del estudio deMarx durante toda su vida, el fruto de suminucioso trabajo artesanal de científicopráctico que vivió siempre, además,como un revolucionario práctico, es laobra cuyo resumen presentamos aquí, Elcapital. Pues bien, insistamos una vezmás:

“Das Kapital intenta suministrar esteanálisis [científico de la sociedadcapitalista]. La casi completa ausenciaen él de argumentos explícitamentemorales, de apelaciones a la concienciao a principios (…) deriva de laconcentración de la atención en losproblemas prácticos de la acción.

Recházanse, por considerárselasilusiones liberales, la concepción de losderechos naturales y de la concienciacomo inherentes a cada hombre conabstracción de su posición en la luchade clases. El socialismo no formulaapelaciones sino exigencias; no hablade derechos sino de la nueva forma devida, libre de estructuras socialescoactivas (…) Esta diferenciafundamental de perspectiva (…) es loque distingue netamente a Marx de losradicales burgueses y los socialistasutópicos a quienes, para desconcertadaindignación de éstos, combatió ydenostó salvaje e implacablemente

durante más de cuarenta años (…) Noofreció ni pidió concesiones de ningúntipo y no entró en ninguna alianzapolítica, puesto que no admitía ningunaforma de transigencia o transacción. Losmanifiestos (…) que suscribió apenascontienen referencias al progreso moral,la justicia eterna, la igualdad de loshombres, los derechos de los individuoso las naciones (…) las considerabajerga falta de valor, reveladora deconfusión de pensamiento e ineficacia enla acción. La guerra debe librarse entodos los frentes (…)”[42].

¿Qué podemos concluir? Algunosautores, como Mészáros[43] oBalibar[44], han insistido con muchafuerza en la plena actualidad de Marx.En nuestra opinión, no es que Marx seatan actual en el presente como lo era ensu tiempo, sino que es más actual amedida que pasa el tiempo (tiempo decapitalismo, por desgracia) y que laestructura económica real de nuestrassociedades se parece cada vez más a laque sólo él supo ver con claridad,anticipándose como nadie a la auténticaevolución real de nuestro sistema[45]. Si

decíamos que Marx elaboró laontología de la sociedadcontemporánea, no nos estamosrefiriendo a aspectos más o menosrelevantes y parciales de una u otraforma de los capitalismos históricosconcretos, sino a su esencia ydefinición. Si afirmamos que éldescubrió las leyes esenciales de estesistema, decimos que desarrolló loesencial para la comprensión de la vidasocial del siglo XX, del XXI y del quesea… mientras sigamos estando en estesistema. Sólo que ¡ojalá que este sea elúltimo!

Estudiemos pues El capital si

queremos acabar con el capital.Hagamos buena ciencia como científicosy valorémosla como revolucionarios,pues ambas cosas son un sine que nonde la revolución.

II PARTE:RESUMEN DE EL

CAPITAL DE MARX:LOS TRES LIBROS

Lo que hoy en día se conoce comoEl capital se divide en un total de 17secciones que se distribuyen así entrelos tres libros[46] que componen la obra(el primero, publicado por Marx, en1867; el II y el III, editados por Engels,tras la muerte de Marx, en 1885 y 1894,respectivamente):

Libro I: EL PROCESO DEPRODUCCIÓN DEL CAPITAL

Sección Primera: Mercancía ydinero

Sección Segunda: La transformacióndel dinero en capital

Sección Tercera: La producción delplusvalor absoluto

Sección Cuarta: La producción delplusvalor relativo

Sección Quinta: La producción delplusvalor absoluto y del relativo

Sección Sexta: El salarioSección Séptima: El proceso de

acumulación del capital

Libro II: EL PROCESO DECIRCULACIÓN DEL CAPITAL

Sección Primera: Las metamorfosisdel capital y el ciclo de las mismas

Sección Segunda: La rotación delcapital.

Sección Tercera: La reproducción ycirculación del capital social global

Libro III: EL PROCESO GLOBALDE LA PRODUCCIÓN CAPITALISTA

Sección Primera: La transformacióndel plusvalor en ganancia y de la tasa deplusvalor en tasa de ganancia

Sección Segunda: La transformaciónde la ganancia en ganancia media

Sección Tercera: Ley de la bajatendencial de la tasa de ganancia

Sección Cuarta: Transformación decapital mercantil y de capital dinerarioen capital dedicado al tráfico demercancías y al tráfico de dinero(capital comercial).

Sección Quinta: Escisión de laganancia en interés y gananciaempresarial. El capital que devengainterés.

Sección Sexta: Transformación de laplusganancia en renta de la tierra.

Sección Séptima: Los réditos y susfuentes.

En este resumen tomaremos las 17secciones como la unidad más adecuadaal tamaño del mismo, y encabezaremoscada uno de los epígrafes que componennuestras “secciones” con unas pocaspalabras en negrilla que indican elnúmero y el título de los capítulosoriginales resumidos en ellas.

Digamos, por último, antes deempezar con la lectura propiamentedicha, que invitamos al lector a seguir lasugerencia que hace Enrique Dussel ensu comentario a los Grundrisse, elmanuscrito de Marx que sirvió de largapreparación para El capital:

“Unas aclaraciones externas conrespecto al texto que sigue.Recomendamos al lector seguir eladecuado orden en la lectura. En primerlugar, leer un parágrafo de esta obra(por ejemplo, el 1.1). De inmediato, y ensegundo lugar, leer en los Grundrisse[aquí debemos sustituir ese título por Elcapital] las páginas correspondientesescritas por Marx mismo. En tercerlugar, volver nuevamente a nuestroparágrafo para retener el asunto.”(Dussel, 1985, p. 26).

Libro I: ELPROCESO DE

PRODUCCIÓN DELCAPITAL

Sección Primera: Mercancíay dinero

El libro I de El capital se componede siete secciones, que tratan,respectivamente, de la mercancía y eldinero, la transformación del dinero encapital, el plusvalor absoluto, el

relativo, la relación entre ambos, elsalario y la acumulación de capital. Laprimera sección se compone, a su vez,de tres capítulos, el primero de loscuales —titulado “La mercancía”— fueseñalado muchas veces por Marx comoel más importante y difícil de toda laobra. Ésta es la razón de que el resumende este capítulo sea también el máslargo de todo el libro. Los otros dostratan sobre el proceso del intercambioy sobre el dinero.

I. La mercancía.En este primer capítulo, el punto de

partida es el siguiente: puesto que en lasociedad moderna, actual, capitalista,toda la riqueza aparece en forma de unmontón o cúmulo de mercancías, elanálisis debe empezar también con “lamercancía”. Lo más importante de lamercancía es su carácter dual, o doble,su naturaleza bifacética, que llega adesarrollar una antítesis interna que mástarde se expresará, en la circulaciónmercantil, como una antítesis externa. Lamercancía es, por una parte, una simplecosa, y por otra parte una cosa que tieneprecio. Ser cosa —o bien, un objetoexterior— es lo mismo que tener “valorde uso”, es decir, consiste en su

cualidad o conjunto de propiedadesnaturales que se manifiestan en suutilidad, aunque dichas propiedades“naturales” estén al mismo tiempodeterminadas históricamente. Por otraparte, su precio no es sino una forma detener “valor de cambio”, algo que tieneuna dimensión cuantitativa inmediata,que se puede y debe medir (aunque esasmedidas se desarrollen también deforma históricamente cambiante).

Por tanto, el valor de uso de lamercancía es la “corteza natural” de lamercancía, su “cuerpo”, y constituye lariqueza material o el “contenidomaterial de la riqueza”, por lo que

debería ser el objeto de una disciplinaespecial, la merceología. Por su parte,el valor de cambio de la mercancíaparece una contradicción (contradictioin adiecto, dice Marx) porque enrealidad lo que se ve es que lamercancía no tiene uno sino múltiplesvalores de cambio. En efecto, cuando sedice que una unidad de la mercancía Xequivale a una cantidad a de lamercancía Y, o a una cantidad b de lamercancía Z, etc., salta a la vista quetodos estos valores de cambio no sonsino “formas” de un contenidodiferenciable, expresiones de un algoque es común, que es igual, algo de la

misma magnitud presente a la vez en lasdos cosas que se comparan en cadacaso. Pero ese algo no puede ser unapropiedad corpórea o sensible de lamercancía en cuanto cosa, porque todaslas propiedades de este tipo quecaracterizan a los distintos bienes sólosirven para distinguirlos entre sí, nop a r a igualarlos. Por consiguiente, siabstraemos de los diferentes valores deuso todas esas propiedades, y nodejamos ni un ápice o átomo de valor deuso, a las mercancías sólo les puedequedar una cosa en común: la propiedadde ser todas ellas producto del trabajo.

Ahora bien, el trabajo que es común

a todas las mercancías es el trabajohuma no indiferenciado, el trabajoabstractamente humano. Por tanto, lasustancia que se manifiesta en losvalores de cambio es algo distinto delvalor de cambio: es “el valor” de lamercancía. Y el valor de cadamercancía, este valor mercantil quesubyace a los valores de cambio, es unasustancia social, la cristalización de esasustancia social común. No es por tantouna sustancia natural sino supranatural,abstracta, suprasensible, y hace de cadamercancía no la mera cosa que es sinotambién una gelatina homogénea detrabajo, una crisálida social general con

una objetividad espectral.Pero en esta sustancia generadora de

valor lo esencial es lo cuantitativo: la“magnitud” de su valor. Y esta magnitudviene determinada por la “cantidad detrabajo”, que a su vez se mide por laduración o tiempo de trabajo, expresadaen las unidades habituales de tiempo(día, hora, año, etc.). Sin embargo, no escualquier trabajo lo que se mide, sino eltrabajo “de la misma fuerza humana detrabajo”, el trabajo requerido por cadamercancía como parte del realizado porel “conjunto de la fuerza de trabajo de lasociedad”, de forma que cada fuerza detrabajo individual se toma sólo con el

carácter de una “fuerza de trabajo socialmedia”, que opera exclusivamente con“el tiempo de trabajo socialmentenecesario” en cada caso. Porconsiguiente, la creciente fuerzaproductiva de cada trabajo concretotendrá como consecuencia que lamagnitud de valor de la mercancíaresultante sea decreciente.

Es muy importante entender que todolo anterior significa que, absolutamentesiempre, cada mercancía se toma comosimple “ejemplar medio de su clase”,así como el trabajo que se gasta en ella,de forma que si un tejedor manual detelas continuara trabajando manualmente

mientras que el resto de los productoresde tela lo hicieran mecánicamente, pormedio de una máquina que modifica elproceso social de producción, o modode producción de la mercancía, ocurriríalo siguiente: este productor continuaríanecesitando x horas por unidad de tela,pero la sociedad, que ahora usa telaresde vapor, sólo requeriría x/2 horas, deforma que también la mercancía de esteproductor individual pasará a contenersólo el trabajo gastado en x/2 horas.

Si bien esta dualidad de lamercancía es muy importante para Marx—debe tenerse en cuenta que, desdeAristóteles a Adam Smith y Ricardo,

muchos autores distinguieron entre valorde uso y valor de cambio, pero ningunoentre valor de uso y valor, como hizo él—, este señala que era esencialmenteconocida por los economistas que leprecedieron. Sin embargo, Marxreivindica enérgicamente haber sido élel primero, en la historia de la economíapolítica, en aclarar además la dualidadcontenida en el trabajo representado enla mercancía, aspecto tan importante quepara él constituye el eje sobre el quegira toda la economía.

El trabajo que crea la mercancía esante todo “trabajo útil”, una actividadproductiva específica condicionada por

la división social del trabajo tal comoha sido desarrollada históricamente.Esta actividad específica nos muestra elcómo y el qué del trabajo, es lo que losingleses llaman “work”, y es lo que,junto a la tierra (es decir, la naturaleza),crea la riqueza que resulta de todo loproducido. Marx suscribe aquí lasfamosas palabras de William Petty: quela riqueza tiene “un padre” y “unamadre”: la hand (la mano, el trabajo)del trabajador y la land (tierra onaturaleza que se trabaja). Pero eltrabajo es a la vez “labour”, es decirtrabajo humano del que nos interesasaber sobre todo su cantidad, el cuánto.

En este segundo sentido, el trabajo estan sólo gasto de fuerza de trabajohumana, gasto productivo de cerebro,músculo, mano, órganos sensibles…humanos. No es trabajo específico desastre o de tejedor, sino “trabajohumano puro y simple”.

Marx insiste en este trabajo a partirde la siguiente analogía fundamental. Deigual forma que un mismo hombre puedetrabajar al mismo tiempo como sastre ycomo tejedor, repartiendo su tiempo detrabajo entre los dos tipos de tareas,otro tanto ocurre con el “hombre social”cuando la sociedad desarrolla lascondiciones para esta transformación.

Pero en la sociedad moderna,capitalista, cuando la evolución de lademanda exige que el organismo socialen su conjunto transfiera trabajo humanodesde la labor de tejer a la de sastrería,o a la inversa, ocurre como en el casodel individuo anteriormente señalado.Por consiguiente, el trabajo resultante estambién trabajo humano en general, oindiferenciado, cierta cantidad deltrabajo medio simple que puede realizarcualquier hombre común y corriente encuanto actividad normal de la vida. Y esprecisamente este trabajo simple elúnico cuya cantidad le va a interesar aMarx en todo El capital, como él mismo

se encarga de advertir aquíexpresamente.

Por supuesto, no todos los trabajosson simples, también hay trabajocalificado o complejo, pero este quedareducido a trabajo simple cuando lo queimporta es medir la cantidad de trabajo.En esos términos, el trabajo complejosólo es trabajo simple “potenciado, omejor multiplicado”, y esta reducción esalgo que se produce constantemente enla práctica por medio de un procesosocial que no por quedar a espaldas delos productores deja de ser menos real.Por consiguiente, Marx es muy claroaquí porque quiere evitar cualquier

posible confusión: el trabajo del sastre oel trabajo del tejedor sólo son sustanciadel valor chaqueta o del valor lienzo entanto que ambos poseen la mismacualidad: la de ser simple trabajohumano, y consistir en puro gastofisiológico del organismo de loshombres sociales.

Este carácter bifacético del trabajoes de fundamental importancia paraentender, además, lo siguiente: es bienposible, y de hecho necesario, queaumente la riqueza material que se creacon el trabajo y que al mismo tiempodisminuya la magnitud de valor creadopor él. Esto es posible porque dada

cierta cantidad, x, de trabajo, éstasiempre será responsable, como hemosdicho, de la creación de la mismacantidad de valor; pero la mayor omenor productividad del trabajo útil yconcreto en el que se manifiesta eltrabajo humano puede hacer aumentar odisminuir el volumen de valores de usopor unidad de tiempo que resultan delproceso de la producción.

Tras el carácter doble de lamercancía y del trabajo mismo, Marxpasa a una tercera cuestión central deeste capítulo I: la “forma de valor”, o elvalor de cambio, a la que dedica laparte más extensa de su exposición (de

hecho, en la edición de siglo XXI seincluye como apéndice al libro I laprimera versión de lo que Marxescribiera sobre la forma de valor, nopublicada en su momento). Aquí tambiénse muestra el autor orgulloso de suaportación personal, como descubridorde la génesis de la forma dinero graciasa su análisis de la forma de valor,análisis que consiste precisamente en sudesarrollo, que, como dirá más tarde,coincide con el propio “desarrollo de laforma mercancía”. En el desarrollo de laforma de valor, Marx escoge cuatrofases, y por esa razón divide en cuatroapartados el largo epígrafe que le

dedica, a saber: las formas “simple”,“total”, “general “y “de dinero”.

A. La forma simple o singular devalor contiene, en realidad, “todo elsecreto”. Esta forma es simplemente:

x A = y B (1)Las dos mercancías que se igualan

así no desempeñan el mismo papel, sinoque A tiene un papel activo, mientrasque B interpreta un papel pasivo. Másen particular, la forma de valor tiene dosingredientes: la “forma relativa” (A) yla “forma de equivalente” (B). Peroestos ingredientes son en realidadextremos excluyentes y contrapuestos,

son dos “polos” de la misma expresiónde valor. Por eso, se analizansucesivamente, por separado, antes devolverlos a reunir en un análisis deconjunto.

En la forma relativa de valor, hayque distinguir su “contenido” de su“carácter cuantitativo” determinado, yMarx señala que hay que procederempezando por el primero, y no, comosucede habitualmente, a la inversa. Elcontenido de esta forma de valor essencillamente A = B, que es el“fundamento” de la ecuación (1), oecuación de valor. Esto quiere decir quela dualidad intrínseca entre valor de uso

y valor se manifiesta ahora como unaantítesis externa: la figura del valor deuso A manifiesta su valor por medio deotra mercancía, la B, que figura aquísólo como valor, o “espejo de valor”,de A. Esto tiene la mayor importanciapara Marx. Ya que no se trata sólo de lacreación de valor por medio deltrabajo. Es verdad que el trabajohumano crea valor, pero no es valor,dice Marx. Para expresar el valor comogelatina de trabajo humano, hay queexpresarlo en cuanto objetividad, esdecir, en una cosa distinta. Por tanto, Bes, en la relación de valor querepresenta A = B, un valor, mientras que

fuera de dicha relación, cuando seconsidera a B por sí misma, esa cosa essimplemente, como en todas lasmercancía, una “portadora de valor”.

Por eso es tan importante losiguiente: en la relación de valor, en la“equiparación” de A con B, en surelación de intercambio, se va más alláde la pura abstracción de valor. Comohemos dicho, B es valor, y en cuantovalor A es igual a B, tiene su mismoaspecto, por lo que adopta de esta formauna forma distinta de su forma natural:su forma de valor. Esta forma relativa orelacional quiere decir que el cuerpo deB hace de espejo de valor de A, de la

misma forma que Pablo puede ser paraPedro tan sólo la “forma en que semanifiesta el genus hombre” para él.

Pero, además del contenido, está ensegundo lugar el “carácter determinadocuantitativo” de la ecuación de valor,pues la forma de valor no sólo expresa“valor en general” sino unadeterminada magnitud o cuantía delmismo. Esto quiere decir algo esencial:q u e se hace posible que el valorrelativo varíe aunque su valor (sucontenido en trabajo humano) sigasiendo el mismo; o bien lo contrario:que el valor relativo puede mantenerseigual a pesar de haberse modificado el

valor que subyace al valor relativo.En cuanto a la forma de equivalente,

sucede lo contrario: no contiene ningunadeterminación cuantitativa del valor.Para Marx, su función es triple:

1) El valor de uso se convierte en laforma de manifestación de su contrario:el valor. Para entenderlo mejor, recurreal ejemplo del trozo de hierro, que seutiliza como pesa en la “relaciónponderal” (de peso). O sea: aunque sucuerpo férreo tiene, por sí mismo, peso,y además un cierto peso, en cuanto polode la relación ponderal esta pesa dehierro sólo es “figura de la pesantez”, yen toda la relación viene ya presupuesto

que las dos cosas que se comparantienen peso.

2) El trabajo concreto se convierteen la forma de manifestación de sucontrario: el trabajo abstractamentehumano.

3) El trabajo privado se convierte enla forma de manifestación de suc o nt r a r i o : trabajo bajo formadirectamente social.

Y una vez considerados los dospolos de la forma simple o singular devalor (se entenderá luego mejor por quéliga Marx el adjetivo “simple” a laforma relativa, mientras que “singular”se vincula a la forma de equivalente),

pasa a considerar la forma en suconjunto. Rinde primero homenaje algenio de Aristóteles, que supo ver queen esta forma se contiene la igualdad delas cosas que se comparan; peroseñalando al mismo tiempo la raíz de lalimitación de su análisis: no pudo llegara descubrir el contenido del valor apartir del análisis de la forma de valorporque su contexto social se lo impedía.Para hacer posible este descubrimientohabría hecho falta que la Grecia clásicaconociera lo que sólo ocurrió en lasociedad capitalista moderna: laconversión de todos los hombres en“poseedores de mercancía” y su

igualación por medio de las leyes de lamercancía. Hubiera hecho falta, no ladesigualdad humana y de las fuerzas detrabajo que existía en la sociedadesclavista de su época, sino la igualdadhumana actual (en cuantotrabajadores) que genera elcapitalismo, hasta hacer de ella unaverdad aceptada con el carácter de unauténtico “prejuicio popular”.

B. La forma total o desplegada devalor se expresa en una fórmulamercantil modificada:z A = u B = v C = w D = x E = etc. (2)

Marx llama ahora a la forma relativa

(z A) “forma relativa desplegada”, yconsidera que la forma de equivalente(el resto de la fórmula) se descomponeen tantas “formas particulares deequivalente” como miembros aparecenen la ecuación, razón por la cualconsidera que esta forma total essiempre incompleta y deficiente, ynecesita su “inversión” en la forma queestudia a continuación: la “general”. Unaparticularidad de esta forma total esque, según Marx, hace evidente que es lamagnitud de valor la que regula lasrelaciones de intercambio, y no al revés,puesto que ahora la pluralidad devalores de cambio de A aparecen todos

directamente en la fórmula. Porconsiguiente, basta con invertir la totalpara obtener la general.

C. La forma general de valor esgeneral sencillamente porque es simpley común (unitaria):

Cada uno de los miembros de laizquierda son ahora una “forma relativasocial general (o unitaria)”, y todos seexpresan en lo que es el “equivalentegeneral” (la mercancía A, cuya forma

relativa propia, en caso de quenecesitáramos expresarla, sería la formatotal, a diferencia de lo que ocurre conlas demás mercancías). Marx aprovechaaquí para recordar que el desarrollohistórico de la forma de equivalente esun resultado del desarrollo histórico dela forma relativa de valor, y que en lamedida en que ambas se desarrollan sedesarrolla asimismo la antítesis queexpresan. Por consiguiente, es posibleahora conectar cada una de esas formascon su momento histórico: la formasimple se corresponde con el momentoen que los intercambios son fortuitos,ocasionales, excepcionales; la forma

total sucede cuando se ha vueltohabitual el intercambio de algún tipoparticular de mercancía, por ejemplo,las reses; mientras que cuando domina laforma general podríamos decir que “latarea de darse una forma de valor” seconvierte en una obra común, y no en unasunto privado, del mundo de lasmercancías.

La forma general requiere, por tanto,que la relación social se hagaomnilateral, o multilateral, que seconvierta en una “forma socialmentevigente”. Por tanto, sólo cuando la formaequivalente se circunscribe a una claseespecífica de mercancías adquiere esta

forma su “consistencia objetiva”, su“vigencia social general”, y se ponen lascondiciones para que esta forma sedesarrolle, a su vez, en dirección a lasiguiente (la forma dinero), y para quela mercancía que hace de equivalentegeneral “devenga mercancía dinero”, esdecir, funcione realmente como dinero.

D. La forma de dinero, cuyo germenexiste ya realmente en la forma simple,no es sino una modificación de laanterior:

Por esta razón, estamos ahora anteuna variación que, a diferencia de lasdos anteriores, no es esencial, sino degrado, dada por la práctica social yconsuetudinaria que hace que unamercancía específica —por ejemplo, eloro— que antes fue, como todas, sólo unequivalente singular y particular, hayapasado a convertirse en un equivalenterealmente general.

En la fórmula anterior, se puedensustituir los y gramos de oro porcualquiera de sus denominacionesmonetarias nacionales, por ejemplo, lalibra esterlina, de forma que ya noresulta misterio alguno la comprensión

de la “forma de precio”. La forma deprecio adoptada por el valor de unamercancía (por ejemplo, v C = 2 £) será,pues, la forma relativa simple de esamercancía (expresada) en la mercancíadineraria.

Una vez acabado el repaso de lasdiferentes formas de valor, y antes depasar a los otros dos capítulos quecomponen la primera sección de Elcapital —que en realidad puedenentenderse como una explicación másdetallada de esta última “forma dedinero”—, Marx hace una interesantedigresión por uno de sus temasfavoritos, al que volverá más tarde una y

otra vez: “el carácter fetichista de lamercancía, y su secreto”.

Este carácter fetiche de la mercancía—“fetichista”, “fantasmal”,“fantasmagórico”, “enigmático”,“misterioso”, “mágico”, “místico”,“fantástico”, “ilusorio”, “neblinoso”…son algunos de los adjetivos que usapara designarlo— se reduceesencialmente a algo simple: basándoseen la apariencia, los mercaderes,hombres prácticos, y los economistas,sus teóricos o sicofantes, concedencarácter social a lo que sólo es lonatural de la mercancía (por ejemplo,llaman capital a lo que sólo es un medio

de producción); y, a la inversa, tomanpor natural lo que no es sino su ladosocial y nada natural (por ejemplo, quela mercancía tenga precio se considerauna propiedad natural más de la cosa—mercancía). El famoso “fetichismo” sereduce por tanto a este doble quid proquo, que surge, no del cuerpo de lamercancía, que es fácil de comprender,sino de su forma, su propia formamercantil, debido a la “peculiar índolesocial del trabajo que las produce”, esdecir, debido a que los trabajosprivados e independientes que lasproducen sólo se vuelven sociales, partedel todo al que realmente pertenecen,

por medio del intercambio y el mercado.Pero la escisión de la mercancía en

cosa y valor sólo se produce realmentecuando, ya desde el momento de suproducción, el producto del trabajo seconvierte en mercancía, y el trabajoprivado en doblemente social: ha decumplir su parte en la división socialdel trabajo como algo natural, y ha dematerializarse en una mercancía quep u e d a realizar su valor. Losproductores no saben lo segundo; o másprecisamente, “no saben” que alequiparar en el mercado sus productosheterogéneos están reduciendo a trabajohumano homogéneo sus trabajos

específicos, “pero lo hacen”, y estecarácter particular de ser valor loconciben como algo universal. Sinembargo, un repaso de las distintasformas posibles de sociedad nosconvencerá de lo específico de la formamercantil.

También en una sociedad reducida aun solo individuo —la economía “deRobinsón Crusoe”— existe la necesidadde distribuir el trabajo social entre lasdistintas necesidades que debencubrirse. Pero aquí las relaciones entreRobinsón y las cosas son “sencillas ytransparentes”, por lo que el trabajototal se distribuirá directamente como

algo social. Igualmente, en la sociedadmedieval europea, la particularidad delos diferentes trabajos naturalesindividuales es compatible con sudistribución social directa, de formaque las relaciones entre personas comoproductores se identifican con lasrelaciones sociales de tipo personal enqué consiste el feudalismo. Otro tantosucede con el trabajo colectivo de lafamilia en la forma productiva basada enla producción familiar: el gasto de cadatrabajo individual está determinadosocialmente de forma directa comoparte del conjunto natural del trabajosocial de la unidad familiar. Y lo mismo

sucederá en el cuarto caso alternativoanalizado: en la sociedad colectivaglobal, o asociación de hombres libres ,la distribución planificada del trabajosocial será al mismo tiempo ladistribución de los trabajoscualitativamente determinados de cadauno.

Por el contrario, sólo en laproducción mercantil de tipo capitalista—pues Marx considera que las formasde producción mercantil anteriores alcapitalismo sólo tuvieron un papelsubordinado en el marco de modos deproducción distintos que las dominaban(antiguo, asiático, etc.)— aparece el

precio de las mercancías en laconciencia burguesa como unanecesidad natural. Y ello porque “laapariencia objetiva de lasdeterminaciones sociales del trabajo” sepresenta como apariencia de unarealidad que sus agentes no comprenden—quienes, por cierto, tienen la mismaactitud hacia las formas socialesanteriores que cada religión respecto alas demás: sólo la propia se consideraverdadera por ser la natural, mientrasque las otras se creen falsas porque sonartificiales—. Por ello es imposible quese planteen correctamente la preguntacrucial: ¿por qué? Más en concreto:

¿por qué adopta la producción en elcapitalismo la forma mercantil o devalor?

Al no entender eso, los economistaspiensan que el valor es un “atributo delas cosas”, mientras que el valor de usoles parece un “atributo del hombre” (lautilidad les parece sólo algo subjetivo,que implica al individuo que consume)que no depende tanto de sus propiedadescomo cosas; es decir: todo parece justoal revés.

II. El proceso del intercambio.Recordemos que cuando Marx habla de

personas o individuos en el planoteórico se trata siempre depersonificaciones de relacioneseconómicas reales, o máscaras(“figuras”) de las auténticas categoríaseconómicas. Así ocurrirá luego con “elcapitalista” y “el asalariado”, y asísucede ahora con las primeras personasque aparecen en El capital: losposeedores de mercancías, personas quese reconocen entre sí como propietariosprivados y establecen entre ellos unarelación jurídica voluntaria. Pero estarelación presupone una relacióneconómica según la cual las mercancíasintercambiadas son para sus poseedores

valores sin uso, pero sí son valores deuso para los no-poseedores (por esoquieren ambas partes cambiarlas delugar). Por tanto, las mercancías debenrealizarse como valores antes de quepuedan realizarse como valores de uso.

Esto es así históricamente porque, enla medida en que los productos (P) sevan convirtiendo en mercancías (M), seestá produciendo la escisión completa,se está completando “el desdoblamientode la mercancía”: en mercancía, por unaparte, y dinero por otra. Marx señalaque existió primero un intercambiodirecto de productos, que, más que porla relación M-M, debería representarse

como P-P, en la cual la fórmula no seríatodavía x A = y B, sino tan sólo x valorde uso A = y valor de uso B, siendo“fortuita” la proporción cuantitativa enque se cambian. Sólo cuando larepetición convierte a este intercambioen un proceso social regular, estaproporción pasa a depender de suproducción, convirtiéndose así en valor.

Pero el otro paso, el de la fórmulaM-M a la forma más actual de M-D-Mse hace con la intermediación de M-M-M, en la que el papel central lo ocupa lamercancía que está convirtiéndose ya endinero pero aún no lo es, ya se trate deimportantes artículos de cambio

provenientes del exterior, o de losobjetos que forman la propiedad localenajenable (nunca la tierra). Laspropiedades naturales de ciertasmercancías —como la calidad uniformey divisibilidad de los metales preciosos— hacen que el oro adquiera poco apoco un papel creciente, hastaconvertirse finalmente en la mercancíageneral, pero este equivalente generaltiene tan poca determinación cuantitativacomo cualquier otro. Y como el valor nolo confiere el intercambio sino laproducción, el valor del oro sedetermina exactamente igual que el delresto de las mercancías, y sólo puede

expresar su magnitud de valor en otrasmercancías diferentes, como en losdemás casos. Por tanto, el enigma queencierra el “fetiche del dinero” no essino el desarrollo del enigma que yavimos que encerraba el “fetiche de lamercancía”.

III. El dinero, o la circulación demercancías. En este tercer capítulo,Marx desarrolla el análisis del dinerorepasando sus distintas funciones en laeconomía mercantil, y en particular elcarácter o aspecto específico con queinterviene cuando cumple cada una de

esas funciones. El primer epígrafe sededica a su función fundamental como“medida de los valores”, partiendo yadel supuesto permanente (salvoexcepción expresa) de que la mercancíadineraria es el oro, y por tanto la formade valor el dinero áureo. Una vez dichoesto, el oro se convierte en la forma demanifestación necesaria de la medidadel valor inmanente a las mercancías: eltiempo de trabajo. Pero como todaforma de valor, la forma oro también esuna forma “ideal o figurada” —y losvalores se transforman en cantidades de“oro figurado” o magnitudes de lamisma “denominación”—, de modo que

el cuerpo material del oro no se requiererealmente para desempeñar esta primerafunción del dinero.

Ahora bien, su segunda función,como “patrón de los precios”, es algomuy diferente: si la función de medidadel valor la desempeñaba el oro como“encarnación social del trabajohumano”, y por tanto como algo quepuede variar de valor, el patrón de losprecios lo ejerce como “peso metálicofijo”, como medida exacta de esacantidad particular de oro. Esto exigefijar un determinado peso en oro comola unidad de medida de ese patrón, yesta segunda función no se ve afectada

por el cambio de valor del oro. Laconfusión entre ambas funciones esespecialmente grande en inglés ya que,como señala Marx, a la primera funciónse le llama en esta lengua measure ofvalue, y a la segunda standard of value.

En el análisis histórico de la formade precio hay que tener en cuentaademás que los nombres de las monedasson al principio directamente“ponderales” (o sea, dados a partir de lapropiedad “peso” del oro) y luego sedivorcian crecientemente de ella hastaconvertirse en simples denominaciones“dinerarias” o “de cuenta”, en las queapenas queda rastro de la propia

relación de valor. El precio esactualmente sólo esta denominacióndineraria del trabajo objetivado en lamercancía. Además, la forma de precioadmite una “incongruencia cuantitativa”,o divergencia, con la magnitud delpropio valor, pero también una“contradicción cualitativa”, hasta elpunto de que algunas cosas que no tienenvalor —como la tierra virgen y demásbienes naturales, es decir, los bienespuestos directamente por la naturalezasin intervención humana— pueden“tener formalmente precio sin tenervalor”, con lo que la forma de precio sevuelve aquí puramente “imaginaria”.

La tercera función del dinero tieneque ver con la metamorfosis de lasmercancías y es su función como “mediode circulación”. Se trata de que en elproceso M-D-M se asiste a “dosmetamorfosis contrapuestas”: primero sevende una mercancía por dinero, ydespués se usa el dinero para una nuevacompra (el lema adecuado para laoperación total podría ser “vender paracomprar”). El primer paso, la venta,exige que el estómago del mercado seacapaz de absorber la cantidad total quelos vendedores pretenden convertir endinero —que de hecho cuenta como un“artículo único” del que las piezas

individuales sólo son “partesalícuotas”—; y si no es así sucede comocuando los productores individualesgastan más tiempo de trabajo delsocialmente necesario: ha habido unexceso de producción. Esta necesariatransformación del producto del trabajoen dinero hace conscientes a losproductores de mercancías de que sucomportamiento privado comoproductores independientes no anula sudependencia de un sistema social deproducción que funciona más allá de susvoluntades individuales.

Pero si se analiza M-D-M seobserva que la primera metamorfosis

(M-D), por ejemplo lienzo que secambia por dinero, es a su vez lasegunda metamorfosis, contrapuesta, deotra mercancía (salvo que elpropietario de dinero lo haya obtenidodirectamente de la producción de oro):por ejemplo, de la venta de trigo.Asimismo, la metamorfosis final (D-M,por ejemplo, el vendedor de lienzo usael dinero para comprar una biblia) esuna suma de primeras metamorfosis deotras mercancías. Esto significa que lasdos metamorfosis del “ciclo de unamercancía” (en nuestro caso, el lienzo)constituyen a la vez metamorfosisparciales de otras dos mercancías (el

trigo y la biblia), es decir, que el ciclode cada mercancía “se enreda”necesariamente con los ciclos de otrasmercancías en el seno del procesoconjunto de la circulación mercantil.Así que, aunque sea verdad que nadiepuede vender sin que otro compre,“nadie necesita comprar inmediatamentepor el solo hecho de haber vendido”:precisamente por esto la circulación demercancías supera las barreras y límitesque se oponían a la mera circulación deproductos y, al mismo tiempo, alescindir la venta y la compra, acarrea la“posibilidad de una crisis”.

Por el contrario, el “ciclo del

dinero” no existe, sino que existe su“curso”, su constante alejamientorespecto a su punto de partida perosiempre dentro de la esfera de lacirculación. Aunque el movimiento deldinero sólo expresa la circulación demercancías, ésta se presenta en élinvertida, “como mero resultado delmovimiento dinerario”. Para poner enclaro esta inversión hay que desvelarcuánto dinero exige la esfera de lacirculación en su conjunto. Aquí Marxrecurre, sin escribirla, a la ecuación deldinero: P · Q = M · V, y argumenta que,con la explotación de los nuevosyacimientos americanos (siglos XVI-

XVIII), los precios (P) subieron enEuropa, no porque aumentara la cantidadde oro (M), sino debido a que bajó suvalor (por el aumento de productividaden su extracción), tras lo cual la masa demedios de circulación aumentó “enproporción directa al precio de lasmercancías”.

Por tanto, la auténtica relación deestas dos variables con las otras dos (Q,índice de la cantidad física del productosocial, y V, velocidad de circulaciónmedia del dinero) se expresa en ladependencia de M respecto de (P·Q)/V.De esta forma, si se supone dada V,cualquier masa de mercancías (Q)

exigirá tanto más dinero (D) cuantomayor sea su precio (P). Esta “ley” sepuede expresar también diciendo que laidea opuesta —es decir, que los preciosde las mercancías están determinadospor la masa de los medios decirculación— es una “ilusión”, unailusión basada en la doble confusión deque en el proceso de circulación entran“mercancías sin precio” y a la vez“dinero sin valor”.

De esta tercera función del dinerosurge también su figura monetaria: suaparición como “moneda”, es decir,como pieza áurea acuñada por el Estadonacional, ese “uniforme” nacional que la

caracteriza en la esfera de la circulacióninterna (por oposición a su figura de oroen lingotes característica del “mercadomundial”). Pero como las monedas segastan, siempre está latente laposibilidad de sustituir el dinerometálico por “signos” o “símbolos dedinero” (de valor, es decir del oro alq u e representan), ya sea monedafraccionaria en metales menos nobles(plata, cobre), ya “papel moneda estatalde curso forzoso”. Este último no debeconfundirse con los billetes de banco nicon el dinero crediticio en general, queexigen históricamente condicionescapitalistas más desarrolladas que la

simple circulación mercantilconsiderada en este capítulo: mientraslos otros corresponden a la función deldinero como medio de pago, aún noestudiada, el papel moneda del Estadosurge de su función como medio decirculación y sólo requiere la “vigenciasocialmente objetiva” que le confiere el“curso forzoso estatal” en la esfera de lacirculación interna.

Ahora bien: cuando la circulación demercancías se interrumpe, se inmovilizatambién el curso del dinero, que deja deser moneda para convertirse en dinero.El dinero como fin en sí mismoconstituye el “tesoro”; y su busca por el

atesorador es el “atesoramiento”. Estabúsqueda tiene sentido porque, si todamercancía tiene valor de uso y es unelemento de la riqueza material, eldinero es valor y por tanto el medio dela “riqueza social” de su poseedor, yaque este puede acceder con él a todoslos elementos de la primera. Y aunque eldinero está siempre limitado encantidad, cualitativamente es ilimitado,siendo esta carencia de límites lo quehace que el atesorador “sacrifique alfetiche del oro sus apetitos carnales”.Es ta cuarta función del dinero comotesoro proporciona a la circulación uncolchón de seguridad que permite que la

masa de dinero que necesita refluya yafluya constantemente a ella en caso denecesidad.

La quinta función del dinero —y lasegunda del “dinero como dinero”, yaque las tres primeras eran más bienfunciones del dinero “como mercancíaespecífica”— es la de servir de “mediode pago”. Al separarsecronológicamente la venta de lamercancía de su realización en el precio(mediante el sistema de compra aplazos), el vendedor se convierte enacreedor del comprador, quien seconvierte en su deudor al realizar lasegunda metamorfosis de la mercancía

antes que la primera, es decir, “antes dehaber transformado la mercancía endinero, vuelve a convertir el dinero enmercancía”. Y aunque la autonomizaciónde esta función permite cancelar ycompensar numerosos pagos (el dinerosólo funciona aquí idealmente), lospagos efectivamente realizados sí quesuponen trabajo social materializado. Lacontradicción que estalla en la fase de“crisis dineraria” que ocurre durante lascrisis de producción y comercialesprovoca una hambruna o “hambre dedinero efectivo”. Asimismo, el “dinerocrediticio” surge de esta función, pueslos propios certificados de deuda

circulan como medio de transferir lospropios créditos. Por último, con eldesarrollo de la sociedad burguesatiende a desaparecer el atesoramientocomo forma autónoma paradesarrollarse como “fondo de reservaconstituido por medios de pago”.

Finalmente, en su última función ysólo en el mercado mundial, el dinerofunciona como dinero mundial, es decir,en forma de lingotes, como la mercancíaoro que realmente es.

Sección Segunda: Latransformación del dinero

en capital

IV. Transformación del dinero encapital. En esta sección, que secompone de un único capítulo, el cuarto,Marx arranca de la afirmación de que lacirculación de mercancías es el punto departida del capital, pero el capital esalgo más que la simple circulación demercancías. Dicho de otra manera: el“dinero en cuanto dinero” y el “dineroen cuanto capital” se distinguen entre sípor su distinta forma de circulación. Laforma que corresponde al capital es D-M-D (la inversa de la vista hasta ahora),que se resume en el lema “comprar para

vender”, y sería un proceso “absurdo yfútil” (por ejemplo en comparación conel atesoramiento) si no redundara en unacantidad de dinero al final mayor que alprincipio. Por tanto, se trata en realidaddel ciclo D-M-D’ (donde D’ > D). Si enM-D-M el dinero corría y se alejaba desu punto inicial, en D-M-D’ sucede locontrario: refluye siempre a su punto departida, y en este ciclo el “motivoimpulsor y su objetivo determinante esel valor de cambio mismo”. Como D’ =D + ΔD, este incremento de dinero es unplusvalor, y el movimiento que logenera es lo que transforma al dinero encapital.

Al no tratarse ahora de un objetivoexterno (como era el consumo en M-D-M), el proceso ya no tiene término:aunque 100 libras se conviertan en 110,siguen siendo una cantidad limitada, y loque distingue al capital del tesoro esquerer “valorizar su valor”permanentemente, tender intrínsecamentea la “riqueza absoluta” mediante uncrecimiento cuantitativo siemprerenovado. Como vehículo consciente deeste movimiento, el poseedor de dinerose convierte en “capitalista”, queidentifica así su fin subjetivo con elcontenido objetivo de la circulación decapital, haciendo “racional” la

irracionalidad del atesorador. Pero elauténtico sujeto es el valor, que pasaalternativamente por las formas dedinero y mercancía. De esta forma elvalor se vuelve “valor en proceso”, odinero en proceso, es decir, se conviertee n capital, y ello sucede en todas lasclases de capital que encierra su fórmulageneral, D-M-D’: el industrial, elcomercial y el “capital que rindeinterés”.

Mas lo que caracteriza a lacirculación de capital no es la inversiónrespecto a M-D-M, sino el plusvalorque se obtiene. Éste no puede tener suorigen en la circulación, ya que ésta,

mediante las metamorfosis delintercambio, sólo produce un cambioformal de la mercancía, pero no en sumagnitud de valor. Es verdad que elcomprador gana utilidad al cambiar sudinero por la mercancía, así como elvendedor tampoco la vendería si eldinero no fuera para él de una utilidadmayor. Pero se supone siempre que en lacirculación se da un intercambio deequivalentes, no un aumento de valor,que no se produce por mucho queaumente la utilidad de quienesintercambian. Tanto el capital comercialcomo el que rinde interés son formas“derivadas”, y al mismo tiempo

“anteriores”, a la forma básica delcapital, que es el capital productivo. Enefecto, el plusvalor nace de laproducción y el poseedor de mercancíassólo puede “crear valores por medio desu trabajo, pero no valores que seautovaloricen”. El secreto está en la“compra y venta de fuerza de trabajo”,que junto a un intercambio mercantilencierra otro tipo de intercambio . Peroveámoslo en detalle.

El cambio en la magnitud de valorno puede operarse en el dinero mismo.Tampoco en el segundo acto decirculación. Tiene que operarse portanto en la mercancía que se compra,

pero no en su valor sino en su valor deuso, es decir, en su consumo . Tiene quetratarse de una mercancía que posea elespecial valor de uso de ser fuente devalor, y esa mercancía específica es la(capacidad o) fuerza de trabajo, esdecir, el conjunto de facultades físicas ymentales que existen en la personalidaddel ser humano. Pero se deben darciertas condiciones históricas, nonaturales, para que esta fuerza de trabajose haya convertido en una mercancía y elpropietario del dinero pueda encontrarlaen el mercado en forma de “obrero otrabajador libre”. Este obrero debe serlibre o estar “liberado” en un doble

sentido: debe disponer de su fuerza detrabajo como mercancía propia , y almismo tiempo debe carecer de otrasmercancías que él mismo pudiera venderpara ganarse la vida o para gastar enellas su fuerza de trabajo.

Pero esta mercancía tiene un valor,como las demás, que se determina porlas mismas leyes, es decir, por eltiempo de trabajo necesario para sureproducción. Pero como la fuerza detrabajo sólo existe en el “individuovivo”, y sólo pervive en el tiempo siéste puede asegurar la “procreación” desu descendencia, la reproducción de lafuerza de trabajo consiste en la

reproducción del trabajador y sudescendencia. Su valor es, por tanto, elvalor de los medios necesarios para lafamilia, es decir, de los medios deconsumo con que satisface esta susnecesidades naturales (en el sentido“histórico”, es decir, de formacambiante en el tiempo, pero en cuantíadada para cada sociedad y momentodeterminados), incluyendo las normas desalud y de formación o educaciónrequeridas en cada caso. Se trata de unamedia diaria, que puede calcularsemediante la fórmula:

(donde A son los gastos diarios, B lossemanales, C los trimestrales, etc.).Transitoriamente, esta fuerza de trabajopuede reproducirse con una cantidadinferior de bienes de consumo, peroentonces lo hará de forma “atrofiada”(en la sección III, Marx ilustra conmúltiples ejemplos históricos ingleses larealidad de esta reproducción atrofiadade la fuerza de trabajo, que no puedesostenerse a largo plazo).

Como en todas las demásmercancías, su valor se determina antesde entrar en la circulación —aunque esel obrero quien realmente “adelanta” oabre crédito al capitalista, ya que este le

paga al terminar el periodo contratado—, pero su valor de uso consiste en laexteriorización posterior de esa fuerza.Una vez comprada, la mercancíapertenece por completo, como todas, alcapitalista, quien la consume. Pero esteproceso de consumo es al mismo tiempoe l proceso de producción de lamercancía y del plusvalor, exterior a laesfera de la circulación y el mercado.Tenemos pues, ahora, comoprotagonistas de la circulación decapital, no a simples poseedores demercancías, sino a dos nuevos actores:el “capitalista” y su “obrero”. Yestamos ya en condiciones de abordar la

sección tercera.

Sección Tercera:Producción del plusvalorabsoluto

Esta sección, compuesta por cincocapítulos, comienza por la distinciónclave entre “Proceso de trabajo yproceso de valorización” (cap. 5), y suconsecuencia: la distinción entre“Capital constante y capital variable”(cap. 6). Y termina con la cuestión de lamedida de la plusvalía (cap. 7: “La tasade plusvalor”; y cap. 9: “Tasa y masa de

plusvalor”) y su relación con “LaJornada laboral” (el largo cap. 8, concasi cien páginas de ilustracioneshistóricas en apoyo de la exposición).

V. Proceso de trabajo y proceso devalorización. El vendedor de la fuerzade trabajo es también quien trabaja, perono debe confundirse la “capacidad detrabajar” con “el trabajo mismo” (comotampoco se confunden capacidad dedigerir y digestión): la primera sóloexiste en potencia (potentia), pero lasegunda existe de forma efectiva (actu)y consiste en la “fuerza de trabajo que se

pone en movimiento a sí misma,obrero”. Por tanto, el proceso deconsumo de la fuerza de trabajo en laproducción es dos cosas a la vez; y,como la mercancía y el trabajo mismo(vid. el capítulo I), tiene una naturalezatambién dual:

Por una parte, es un proceso“natural” entre el hombre y la naturaleza—un metabolismo o transformación enel que el primero transforma a lasegunda y, al mismo tiempo, setransforma a sí mismo—, proceso quepodemos llamar, si reservamos eltérmino trabajo para la especie animalhumana, “proceso de trabajo”. Los

elementos simples (o “abstractos”) deeste proceso laboral, analizado“cualitativamente”, son la actividadorientada a un fin —que es el trabajomismo—, junto al “objeto de trabajo”(los bienes naturales vírgenes, que unavez trabajados se convierten en“materias primas” de los procesos deproducción) y los “medios de trabajo”,que sirven de vehículo y ayuda a laacción del trabajo sobre su objeto(fundamentalmente, los instrumentos detrabajo). Benjamín Franklin dio tantaimportancia a éstos últimos que definióal hombre como el toolmaking animal(animal que fabrica instrumentos), y

Marx se muestra de acuerdo ya que, enefecto, lo que diferencia una época delas demás no es lo que en ella se hacesino cómo se hace. Tanto el objeto comolos medios son las condiciones ofactores objetivos (o materiales) de laproducción —y en esa medida ambosconstituyen los “medios deproducción”—, mientras que la fuerzade trabajo es su factor subjetivo (opersonal). Y el resultado conjunto deesta actividad —que por eso mismollamaremos “trabajo productivo”— esel producto o valor de uso de lamercancía.

A su vez, estos productos pueden

reingresar (como condiciones deexistencia) en un nuevo proceso deproducción en forma de materias primaso auxiliares, productos semielaboradoso intermedios, o nuevos instrumentos detrabajo. Pero en todo caso la únicamanera de conservar y realizar su valorde uso es arrojarlos a la producción “encontacto con el trabajo vivo”. O sea,consumirlos productivamente medianteel trabajo. Se trata de un proceso detrabajo que se lleva a cabo en elcapitalismo bajo el control delcapitalista y en un contexto en que todole pertenece a éste. Sin embargo, encuanto proceso natural, y antes y

después de transformar el capital elmodo de producción mismo, lo únicoque ocurre materialmente es que elcapitalista “incorpora la actividadlaboral misma, como fermento vivo, alos elementos muertos que componen elproducto”.

Pero, en segundo lugar, el procesoes al mismo tiempo un “proceso devalorización”, y como tal debeanalizarse desde un punto de vista“cuantitativo”, porque ahora sólo seproducen valores de uso en la medida enque sirven de “sustratos materiales” o“portadores materiales” del valor. Esdecir, lo que quiere el capitalista es

producir una mercancía para que suvalor sea superior al de las mercancíasque usa en su producción. Es decir,quiere el plusvalor. Si hablamos demercancías simples, su proceso deproducción es a la vez proceso laboral yproceso de “formación de valor”; sihablamos de mercancías capitalistas,es a la vez proceso laboral y “procesode valorización”.

Tenemos ya los dos componentes delproceso de producción globalcapitalista. Pero si, desde el punto devista del valor de uso, se puedenconsiderar los diversos procesosparticulares de trabajo como “fases

sucesivas del mismo proceso laboral”,en el que unos trabajos son máspretéritos que otros, desde el punto devista del valor, todos esos trabajos son“idénticos” porque constituyen “partesdel mismo valor global”. Así, en elproceso de producción de hilado, porejemplo, cultivar el algodón, hacerhusos o hilar, sólo difieren entre sí “enlo cuantitativo”, interesando sólo contary sumar el total como simple trabajosocial medio, ya que sólo cuenta comoformador de valor el trabajosocialmente necesario. Esto esextremadamente importante, ya quecualquier medio de producción —por

ejemplo, la materia prima— sólocuenta, en el proceso de valorización,como materia que “absorbedeterminada cantidad de trabajo” vivo,sin que tenga importancia alguna si esacantidad de materia es mayor o menor,pues sólo se tiene en cuenta de cuántamaterialización o concreción de trabajosocial estamos hablando en cada caso(es decir, como cuánto trabajo cuentacada medio de producción). Es decir,las mercancías que ingresan en elproceso de trabajo no cuentan como“factores materiales”, sino como“cantidades determinadas de trabajoobjetivado”.

Para que se entiendan bien todasestas determinaciones, Marx analizaluego el proceso de formación de valoren dos pasos: primero, suponiendo queno se genera plusvalor; después,suponiendo que sí. Si el valor delproducto fuera sólo igual al del capitaladelantado —el dinero para pagar losmedios de producción más los salarios—, no habría nada parecido alplusvalor, por mucho que el capitalista osus profesores de economía política asueldo quieran convencernos de que hayque remunerar su “servicio” en cuanto“abstinencia”, “renuncia”, o “trabajopropio” —no trabajo de su “overlooker

[capataz] y su manager [gerente]”, quesí trabajan realmente.

Para entender de dónde nace elplusvalor hay que partir de la diferenciaentre el trabajo pretérito “encerrado enla fuerza de trabajo” y el “trabajo vivoque ésta puede ejecutar”, o sea entre su“costo de mantenimiento” y su propio“rendimiento”. Esta diferencia es tenidamuy en cuenta por el capitalista cuandoadquiere fuerza de trabajo, aunque quiense la vende no comprenda que “realizasu valor de cambio” y a la vez “enajenasu valor de uso”. Si el mantenimientode la mercancía sólo cuesta mediajornada de trabajo, pero el rendimiento

es la jornada completa, eso no es “enabsoluto una injusticia” contra elvendedor, dice Marx, sino una “suerteextraordinaria” para el comprador (elcapitalista), que se aprovecha de que elproceso laboral se prolongue más alládel coste de reproducción de la fuerzade trabajo. De esta manera, el dinero seha transformado en capital sin que sehaya infringido ninguna de las leyes delintercambio de las mercancías.

Tenemos como resultado neto denuestro análisis que todo esto ocurre a lavez dentro y fuera de la esfera de lacirculación. La transformación deldinero en capital significa, por tanto,

que la formación de valor se ha“prolongado” más allá del punto clave,y su proceso simple se ha convertido enproceso de valorización. Si laproducción mercantil consiste en launidad de proceso de trabajo y deformación de valor, ahora añadimos quela “forma capitalista” de la producciónde mercancías es la unidad de trabajo yvalorización.

VI. Capital constante y capitalvariable. Vemos, pues, que no todos loselementos o factores del proceso laboralse comportan igual de cara a la

valorización. El obrero adicionadeterminada cantidad de trabajo y, almismo tiempo, con esa misma actividad,consigue que el valor de los medios deproducción se conserve mediante sutransferencia desde su cuerpo al de lamercancía. Esta dualidad surge de ladualidad del trabajo mismo: con sut r a b a j o concreto (cualitativo)“conserva” el valor de los medios deproducción, y con su trabajo abstracto(cuantitativo) “crea” el valor nuevo.Sólo que no trabaja dos veces: sutrabajo tiene las dos dimensionessimultáneamente. Por consiguiente, siun invento multiplica la fuerza

productiva del trabajo, éste adicionaráahora la misma cantidad de valor nuevopero transferirá mucho más valor desdelos medios de producción. Con un modode producción dado, en cambio, laconservación y transferencia de valorserá proporcional a su agregado.

Esta transferencia de valor sólo esposible en la medida en que los mediosde producción pierden su propio valor,lo cual puede ocurrir de golpe (como enel caso de las materias primas yauxiliares y la energía usada) o bien porpartes, fraccionadamente, mediante eldesgaste progresivo de los medios detrabajo. Pero ningún medio de

producción puede transferir al productomás valor del que él mismo tiene; e,incluso, si se trata de bienes naturales(la tierra, el viento, el agua, etc.), notransfieren valor alguno ya que ellosmismos no tienen valor. Por su parte, elobrero no puede crear valor nuevo niañadir trabajo nuevo sin conservar almismo tiempo valores antiguos. Éste essu “don natural”. El trabajo consigueque el valor de los medios deproducción “reaparezca” en el valor delproducto (aunque no lo reproduzcarealmente), pero al mismo tiemporeproduce realmente el valor gastado enla compra de fuerza de trabajo, que se

reemplaza con valor nuevo.Al prolongar la creación de valor

más allá del valor de la fuerza detrabajo, el plusvalor es el excedente devalor del producto por encima del valorde los factores consumidos en laproducción, pero todo el excedente escreado por el trabajo. Vemos ahora quela parte del capital adelantado que setransforma en medios de producción nomodifica su valor; de ahí su nombre decapital constante. Por el contrario, laparte que se gasta en comprar fuerza detrabajo sí lo modifica, y por eso sellama capital variable. Pero, a pesar desu nombre, el capital constante no

excluye que sus elementos puedancambiar de valor: dichos cambiostendrán su origen en cambios en el modode producción de dichos elementos(objetos y medios de trabajo), pero noen el proceso de producción yvalorización del producto, que es lo quese considera aquí. Por eso, aunquedichos cambios puedan generar un“efecto retroactivo”, es decir, queretroactúen sobre el valor mismo delproducto que se considera, ese capitalseguirá siendo constante.

VII. La tasa de plusvalor. Si

llamamos C al capital total adelantado,hemos visto en el capítulo anterior quesus dos componentes son el capitalconstante (c) y el variable (v). Enrealidad, los medios de trabajo duranmás de un ciclo de producción, por loque nos referiremos primero al capital“consumido” a lo largo de un únicociclo de producción. Tenemos entoncesun capital inicial C = c + v, y un capitalfinal de C’ = c + v + p, donde elplusvalor (p) aparece como resultadodel cambio de valor en v, que pasa a serv + p = v + Δv. Esto queda oscurecidopor el hecho de que, al crecer el capitalvariable, aumenta todo el capital

adelantado, lo cual exige una aclaraciónen dos pasos: 1) primero, un análisis“puro” del proceso de valorización (enel que, para no enturbiar el análisis,supondremos = cero el capitalconstante); 2) segundo, el análisiscompleto, en el que la presencia de uncapital constante ≠ 0 modifica loanterior.

Este doble análisis tiene unaimportancia realmente crucial, ya que,cuando c = 0, la “tasa de ganancia” (p /[c+v]) —elemento básico del libro IIIde El capital— coincide con la tasa deplusvalor (p/v), pero precisamente su nocoincidencia en un análisis ulterior

exige estudiar en el libro III lasmodificaciones de las primerasconclusiones del análisis “puro”. Noestará de más recordar las dos analogíascon que Marx justifica este proceder(acorde, por lo demás, con elprocedimiento general de las tareascientíficas). Se refiere en primer lugar alas Matemáticas, y su argumento sería:puesto que la derivada (respecto a x) deuna suma en la que uno de sus sumandoses constante (digamos: a + 3x) esindependiente de éste, podemosanalizarla mejor —o sea, analizar (a +3x)’ = 3— si nos olvidamos delelemento constante (a) y nos centramos

en el variable (3x, cuya derivadacoincide con la del total: 3). Y susegundo ejemplo, tomado de la Química,se entiende por sí mismo con sólocitarlo: “La circunstancia, sin embargo,de que para efectuar un proceso químicose requieran retortas y otros recipientes,no obsta para que en el análisis hagamosabstracción de las retortas”.

Por consiguiente, para el análisispuro de la valorización —y Marx defineaquí la creación de valor como“conversión de fuerza de trabajo entrabajo”—, la naturaleza de la “materiaa la que debe fijarse la fuerza líquidacreadora de valor”, es decir, la

naturaleza de los medios deproducción, es tan indiferente como suvalor: sólo cuenta la masa de dichosmedios, porque es ella la que absorbemás o menos trabajo y, por tanto, más omenos valor nuevo creado. Porconsiguiente, de momento hacemos c =0, y si la valorización la expresamos entérminos “relativos” o“proporcionales”, escribiremos la tasade plusvalor como p/v. Si llamamostiempo de trabajo necesario a la partede la jornada laboral en que sereproduce el valor de la fuerza detrabajo, y tiempo de plustrabajo al restode la jornada, obtenemos, por una parte,

que p/v = plustrabajo/trabajo necesario—siendo la tasa de plusvalor laexpresión exacta del “grado deexplotación de la fuerza de trabajo”—;y, por otra, que el plusvalor sólo es el“coágulo” u “objetivación” del tiempode plustrabajo. Pues bien: lo quedistingue entre sí a las diversasformaciones sociales o socio-económicas es la forma en que seexpolia ese plustrabajo en cada tipo desociedad, y es interesante señalar que,en una nota a la segunda edición dellibro I, Marx incluye un cálculo de latasa de plusvalor real gracias a lainformación de “un fabricante de

Manchester” que no es otro queFederico Engels (la tasa en lafabricación textil es un 153.8%, y en laproducción agrícola inglesa asciende aun 100.3%).

A continuación, dedica Marx unepígrafe a la “Representación del valordel producto en partes proporcionalesdel producto mismo”, idea que lepermite criticar la llamada “Última horade Senior”. La idea en sí es muysencilla: si la producción de 20 kilos dehilado contiene un valor de 30 chelinesque se descompone en c = 24, v = 3, p =3, esto significa que los 20 kilos puedendescomponerse en la misma proporción,

de forma que corresponden 16 kilos a c,2 a v y 2 a p (o sea, 80%, 10% y 10%respectivamente). Para Marx, “es algotan sencillo como importante” puespermite desmontar los argumentos de loscapitalistas y sus representantesteóricos, como el inglés Nassau Senior,defensores de la imposibilidad derebajar la jornada laboral en 1 horaporque esa última hora de la jornadalaboral es supuestamente la que contienela ganancia del capitalista.Sencillamente, esto es falso. Si fueraverdad que en una jornada de 10 horasse reproducen los valores de c (8horas), v (1 hora) y p (1 hora), esto no

significa que su rebaja a 9 horaseliminaría la ganancia. Los obrerostrabajan sólo 2 horas en este ejemplo,una para ellos mismos, la otra para supatrón (tasa de plusvalor del 100%),pero “el producto de valor” de 10 horasde trabajo de hilar es igual al “valor quealcanza el producto” de 2 horas de hilar;y, por tanto, el “producto de valor” de 5horas, igual al “valor del producto” deuna hora. Por consiguiente, si la jornadacayera a 9 horas, la tasa de plusvalorbajaría de 100% (= 5/5) al 80% (= 4/5),pero no desaparecería; igualmente, si seprolongara una hora no se duplicaríapero subiría al 120% (= 6/5).

Por consiguiente, el “plusproducto”así obtenido no debe medirse enrelación con el resto del producto total,sino sólo con la parte del producto enque se representa el trabajo necesario.

VIII. La jornada laboral. Se partede que la fuerza de trabajo se vende y secompra siempre a su valor. Con ello,definimos la “parte necesaria de lajornada laboral” (ab en la figura), de laque sólo sabemos que será siempre una“fracción” de la jornada total (ac). Perono sabemos a cuánto ascenderá laprolongación de la misma por encima de

su parte necesaria (bc):

Es decir, la jornada laboral es“determinable, pero en sí y para síindeterminada”, pues de la naturalezadel intercambio mercantil no sedesprende ningún límite para ésta. Si laprolongación bc fuera cero, estaríamosante un “límite mínimo”; pero en lasociedad capitalista éste seránecesariamente mayor, ya que la partenecesaria es sólo una fracción de latotal. Existe también un “límitemáximo”, ya que la jornada nunca podrásuperar la barrera “física” de las 24horas aunque se superen antes sus

barreras “morales”. Como el capital es“trabajo muerto” y sólo se reanima,como los vampiros, al “chupar trabajovivo”, siempre procurará llevar almáximo posible esa prolongación.Ahora bien, una cosa es la “utilización”de la fuerza de trabajo, y otra muydiferente su “expoliación”: si sesobreexplotara al trabajador y seconsumiera su capacidad laboral —enprincipio apta para durar 30 años— entan sólo 10, su reproducción no seríanormal sino “atrofiada”. Esto sirve deayuda al obrero en su lucha “en torno alos límites de la jornada laboral”, basehistórica a su vez de toda la regulación

pública, estatal, de la jornada.El resto del capítulo contiene

numerosos ejemplos de las luchas realesen torno a esta regulación, que pruebanla “hambruna de plustrabajo” mostradasiempre por la clase capitalista. Antesdel capitalismo también existíaplustrabajo, y en todas las sociedadesde clase la diferencia de clases mismase ha basado en la expropiación delplustrabajo de la clase más numerosapor la (más) pequeña clase dominante.Que “el capital no ha inventado elplustrabajo” lo muestra el ejemplo delboyardo, el señor feudal ruso queexplota al campesino valaco (de los

valles del bajo Danubio) o moldavo: eneste caso tenemos una separación“espacial” (el trabajo necesario y elplustrabajo tienen lugar en espaciosfísicamente diferentes) y las numerosasmañas de los propietarios para aumentaral máximo la explotación, cuya tasacalcula Marx en un 67% (inferior a lacapitalista). A continuación, señalaMarx que las leyes fabriles inglesas noson sino una “limitación coactiva” de lahambruna capitalista de plustrabajo —pues “los átomos de tiempo son loselementos de la ganancia”—, que es másaguda aun que la precapitalista y tieneefectos indeseados para la clase

capitalista, cuya “rapacidad” semanifiesta también en fenómenos como“las epidemias periódicas” o la“estatura decreciente de los soldados”.

El resto de los epígrafes de estecapítulo (más de 70 páginas) se divideen los siguientes títulos: “Ramosindustriales ingleses sin limitacioneslegales a la explotación”; “Trabajodiurno y nocturno: el sistema derelevos”; y tres más dedicados a “Lalucha por la jornada normal de trabajo”,que tratan sucesivamente de las “leyescoercitivas para la prolongación de lajornada laboral de mediados del sigloXIV a fines del XVII”, la “limitación

legal coercitiva del tiempo de trabajo”en la legislación fabril inglesa de 1833-1864, y la “repercusión de la legislaciónfabril inglesa en otros países”. Se tratade una lectura utilísima paracomplementar la reflexión teórica quenos ocupa con ilustraciones históricasrelevantes, reflexión que puedereducirse aquí a un par de apuntes.

Por ejemplo, las luchas inglesasmuestran cómo se ha visto siempre alobrero como “puro tiempo de trabajo”,considerándose “pamplinas” cosascomo el tiempo para la “educación” o el“desenvolvimiento intelectual”. O cómola prolongación “antinatural” de la

jornada laboral, al acortarartificialmente la vida del obrero, hahecho necesario un “reemplazo másrápido” de las fuerzas desgastadas. Ocómo, antes de la legislación tendente arecortar la jornada, existieron muchosintentos legales de extenderla, ya que losobreros del periodo de transición —recién expulsados de la sociedad noasalariada de la que procedían— seconformaban, una vez asegurada susubsistencia normal, con trabajar 5, 4 o3 días a la semana (en vez de los 6posibles). Se ilustra también que lo queun economista recomendaba en 1770—“casas del terror” para hospedar y

obligar a trabajos forzados a los pobres— pronto se quedó corto, pues la“fábrica” capitalista demostró que “loideal resultó pálido comparado con loreal”. Y se muestra, por fin, cómoanalizar las leyes inglesas sobre eltrabajo de adultos, niños y mujeres(1833, 1844, 1847, 1850, 1853, etc.),tanto generales como sectoriales, cuandoen esa “guerra civil” entre trabajo ycapital uno se coloca inequívocamentedel lado del primero.

IX. Tasa y masa de plusvalor. Estebreve capítulo muestra las relaciones

cuantitativas entre la tasa y la masa deplusvalor y explica las posiblesvariaciones (aumento o disminución) delas magnitudes en que se descompone la“masa del plusvalor” (P). Así:

donde p y v son el plusvalor y el capitalvariable diarios; V, la suma total decapital variable; t’ y t, el plustrabajo yel trabajo necesario diarios; f el valorde una fuerza de trabajo media; y n elnúmero de obreros utilizados. Marxenfatiza que no se puede suplir el

crecimiento de n o V mediante unaumento constante de p’ (= p/v), quepresenta “límites infranqueables”. Ytambién —algo en verdad importante—que “el trabajo que el capital total deuna sociedad pone en movimiento díapor día, puede considerarse como unajornada laboral única” de la sociedad.Asimismo, es importante saber quédebemos entender por un capitalista (poroposición al “pequeño patrón”, que esuna figura “híbrida” entre capitalista yobrero): debe tener un nivel de vidasuficientemente superior a la de unobrero común y ser capaz de reconvertiren capital una parte importante del

plusvalor obtenido, y todo ello “sinparticipar directamente en el proceso deproducción”.

Como el capital tiene el “mando”sobre el trabajo, al que impone una“relación coactiva”, se convierte en elmejor “productor de laboriosidad ajena”y “succionador de plustrabajo”, lo cualserá aun más cierto cuando cambie elm o d o técnico de producción,sustituyéndose la situación en la que elobrero es quien emplea los medios deproducción por su contraria, en la que“son los medios de producción los queemplean al obrero”.

Sección Cuarta: Laproducción del plusvalorrelativo

Las secciones IV y V del libro Itienen que ver con el plusvalor relativo,pero mientras la IV presenta esteplusvalor por oposición al plusvalorabsoluto, la V los presentaconjuntamente. La sección IV contienecuatro capítulos, el primero dedicado al“Concepto del plusvalor relativo” (cap.X), y los tres siguientes a los distintos“procedimientos particulares” para suobtención: “Cooperación” (cap. XI),“División del trabajo y manufactura”

(Cap. XII), y “Maquinaria y granindustria” (el larguísimo capítulo XIII).

El plusvalor relativo tiene que vercon el hecho de que la fracción nopagada del trabajo puede aumentarincluso si “la jornada laboral semantiene constante”. Así, podemosrepresentar esquemáticamente estaposibilidad advirtiendo que, con unaduración ac constante, el plusvaloraumenta cuando baja el valor de lafuerza de trabajo (el trabajo necesario),desplazando el segmento ab hacia laizquierda (hasta ab’):

Esto no se consigue normalmentereduciendo el salario por debajo delvalor de la fuerza de trabajo —aunquetambién puede ocurrir—, sino medianteun aumento de la “fuerza productiva”, oproductividad, del trabajo; que a su vezse consigue revolucionando el modo deproducción en cuanto tal (es decir,desde el punto de vista técnico, encuanto proceso laboral). Este aumentode la productividad debe darse en lossectores que producen los elementos delcapital variable (abaratamiento directodel consumo obrero) o del constante(pues su abaratamiento redunda enmedios de consumo más baratos), pero

no tiene este efecto cuando se trata debienes que entran sólo en el consumo delos capitalistas. Cuando se abarata unelemento del capital, su valor“individual” —dicho entre comillaspues el auténtico valor es siempre unvalor “social”— baja en relación con suvalor social (en el sentido de “medio”);y esta diferencia constituye para elcapitalista individual un “plusvalorextra”, que existirá incluso cuando elprecio de venta individual, aun estandopor encima de ese valor individual, sesitúa por debajo del valor y el preciosocial. Esto significa que ese trabajo defuerza productiva excepcional opera

como “trabajo potenciado”, que generamás valor por unidad de tiempo que eltrabajo social medio. Esto hace que, enun primer momento, el capitalista queusa el nuevo método de producciónreciba una fracción mayor de la jornadadel obrero como plusvalor. Pero algeneralizarse ese método —y lacompetencia se impondrá siempre atodos los productores del sector comouna necesidad o “ley coactiva”—, elplusvalor extra desaparecerá.

El valor de las mercancías, y portanto también el de la fuerza de trabajo,evolucionará en razón inversa alaumento de productividad, mientras que

el plusvalor relativo lo hará, por tanto,en razón directa. O sea: la tendenciaintrínseca del capital es alabaratamiento de la mercancía y, por sumedio, al abaratamiento del obrero ,pero y no debe interpretarse que la“economización de trabajo” hechaposible por la creciente productividadtiene por objeto la reducción de lajornada laboral. En el capitalismo, suúnico objetivo es la disminución deltiempo necesario del obrero mismo; poreso, a veces se alcanza este resultadosin la mediación del abaratamiento de lamercancía.

XI. Cooperación. Para entendermejor la industria capitalista moderna—que Marx llama “gran industria” ydefine simplemente como “industriamecanizada” o “maquinizada”— hay quedistinguirla adecuadamente de sus dosprecedentes históricos inmediatos: laindustria “gremial” (el “taller delmaestro artesano”) y la “manufacturera”.Entre estas dos últimas no sólo hay uncambio cuantitativo —que lo hay, yaque la manufactura amplía el volumen yla escala de la producción, poniendo asílas bases para la producción capitalistaque, desde el principio, exige un númerogrande de obreros—, sino cualitativo. Y

ello por dos razones. En primer lugarporque, al aumentar el número detrabajadores, facilita que la “magnitudmedia” que es el trabajo social seobtenga como “promedio de muchas ydiversas magnitudes individuales”, deforma que ahora la “jornada laboralconjunta” dividida por el número deobreros es “en sí y para sí una jornadade trabajo social medio”, y lasdivergencias individuales se reducen asimples “errores” estadísticos. Lajornada individual es ahora realmenteu n a parte alícuota (por ejemplo, undoceavo) de la jornada conjunta. Y parael productor individual la “ley de la

valorización” sólo existe realmentecuando pone en movimiento desde elprincipio este trabajo social medio. Ensegundo lugar, los medios de producciónse consumen ahora colectivamente —esdecir, se convierten en condiciones detrabajo “social”, o condiciones“sociales” de trabajo—, de forma queestas economías de escala permitenrebajar el consumo de capital constantepor unidad de producto y, por tanto, elvalor unitario de las mercancías.

Marx lo define así: “la forma deltrabajo de muchos que, en el mismolugar y en equipo, trabajanplanificadamente en el mismo proceso

de producción o en procesos deproducción conexos, se denominacooperación”. Este conjunto, quecoopera en una “operación indivisa”,“crea” en realidad una nueva fuerzaproductiva: la “fuerza de masas”, quesurge de la “fusión” de fuerzas y laemulación características del hombrecomo animal “social”. Por otra parte, elcapital paga las fuerzas de trabajoindividuales que componen el “obrerosocial”, pero no la fuerza “social” del“organismo laborante” combinado, de laque se apropia gratuitamente. Este“obrero colectivo”, o “combinado”, o“cooperativo”, logra acortar las fases

del proceso de producción —eliminando interrupciones,simultaneando varias en el tiempo— y,con ello, permite que cada obrero sedespoje de sus “trabas individuales” ydesarrolle su capacidad laboral “encuanto parte de un género”. Porsupuesto, ello exige que aumente lamagnitud del capital que contrata a esosobreros, de forma que la “concentraciónde masas mayores de medios deproducción en manos de los capitalistasindividuales” se convierte en condición“material” (no sólo “formal”) para lacooperación de los asalariados.

La cooperación de muchos exige

ahora una “dirección”, un “mando” —como en una orquesta—, y susometimiento a la valorizacióncapitalista genera una “resistencia”mayor por parte de esta masa detrabajadores, que debe ahora“controlarse” y “doblegarse” por elcapital. Esta dirección es por tanto“dual”: no sólo “planifica” la actividad,sino que la somete a su “autoridaddespótica”, para lo que se vale de un“ejército” de oficiales (managers) ysuboficiales (capataces) que contribuyea asegurar el “mando supremo” delcapital. Esta fuerza “social” aparececomo fuerza productiva del capital,

como forma “específica” del proceso“capitalista” de producción que, frente alos “trabajadores independientes” y los“pequeños patrones”, permite avanzarhacia la subsunción “real” del trabajobajo el capital. Sin embargo, debetenerse en cuenta que, “en su figurasimple” —es decir, en cuanto a sucontenido de “producción en granescala”—, esta cooperación “simple”existe en todas las formas socialesprecapitalistas (pueblos cazadores,Egipto clásico, etc.), así como, ya en elcapitalismo, en los “comienzos aúnartesanales de la manufactura” y en la“agricultura en gran escala” del periodo

manufacturero.

XII. División del trabajo ymanufactura. Más allá de lacooperación simple tenemos la“cooperación fundada en la división deltrabajo”, típica de la manufactura, o“periodo manufacturero” delcapitalismo (desde mediados del sigloXVI al último tercio del XVIII). Lamanufactura surge de dos maneras. Laprimera, reuniendo en un taller, bajo elmando de un capitalista, a trabajadoresde “oficios artesanales diversos eindependientes”, como, por ejemplo, en

la manufactura de coches y carrozas. Uncambio esencial es el proceso de“unilateralización” del trabajo, por elque los antiguos artesanos pierden pocoa poco su capacidad de realizar suantiguo trabajo en toda su amplitud, y seconvierten en simples “obrerosparciales” que forman parte de la nuevaasociación. Se trata, por tanto, de la“combinación de oficios artesanalesautónomos que pierden su autonomía”.La segunda forma sigue el caminoinverso (por ejemplo, en la producciónde agujas): muchos artesanos queproducen lo mismo o algo similar sonutilizados simultáneamente por un

mismo capital en un mismo taller,aunque sigan trabajando en principio ala manera artesanal (haciendo lamercancía íntegra), hasta que poco apoco se origina su “disgregación” odivisión sistemática de su trabajo dentrode esa cooperación. En ambos casos, setrata de un “mecanismo de produccióncuyos órganos son hombres” (no mediosobjetivos), y en ambos la base técnicasigue siendo artesanal, una base“estrecha” que depende de la “destreza”o “virtuosismo” individuales (por la“índole semiartística de su labor”).

Este mecanismo vivo de lamanufactura —el obrero colectivo—

aumenta la productividad respecto a laartesanía independiente: cierra los“poros” de la jornada laboral individualque antes necesitaba interrumpirse alpasar de una actividad a la siguiente;incrementa la intensidad del trabajo; yconsigue aumentar, gracias a la creciente“perfección de las herramientas” detrabajo, la productividad laboral (por sumayor “diferenciación” y“especialización”, que las simplifica,mejora y multiplica, poniendo así labase material de las futuras máquinas).

La manufactura puede organizarse dedos formas: como manufactura“heterogénea”, basada en el

“ensamblamiento” (caso de la industriarelojera), o como manufactura“orgánica”, o secuencial (secuencia deprocesos consecutivos, como en lafabricación de agujas de coser). Enambos casos, sigue siendo necesariotransportar continuamente el artículo deunas manos a otras y de un proceso aotro —esto sólo se superará con la granindustria—, pero ahora la“interconexión” o “interdependenciadirecta” de la producción hace que cadaobrero “ocupe directamente” alsiguiente, por lo que el mecanismo de lamanufactura “obliga a cada individuo ano emplear para su función más que el

tiempo necesario”, base “técnica” delincremento de la intensidad de trabajo.Esto supone un nuevo cambio“cualitativo” (subdivisión creciente delas tareas) y a la vez “cuantitativo” (lasproporciones exactas adecuadas paraformar grupos de trabajo, tanto“individuales”, como grupos de“talleres” en una misma manufactura, ygrupos o “combinaciones” de diversasmanufacturas). De aquí surge el periodomanufacturero, ya basado en el“principio consciente” de la “reduccióndel tiempo de trabajo”.

Si el periodo artesanal nos legócuatro grandes inventos —brújula,

pólvora, imprenta y reloj automático;todos sucesores del molino hidráulicoheredado del Imperio Romano—, laherencia del periodo manufacturero essu “maquinaria específica”: el obrerocolectivo mismo, obligado ya, por lainterconexión del mecanismo total, a“funcionar con la regularidad inherente ala pieza de una máquina”. En esteperiodo, el grado de adiestramientonecesario baja en muchos casos —losobreros “calificados” requieren menostiempo de formación que los artesanos— o incluso desaparece —en los“obreros no calificados”—, y surge la“jerarquía” o “separación” entre ambos,

con la consiguiente “escala de salarios”.En todos los casos, esta“desvalorización” de la fuerza detrabajo es un medio para la mayorvalorización del capital.

Pero no debe confundirse la división“manufacturera” del trabajo (en eltaller) con su división “social” (la queexi s te fuera del taller, ya sea ensectores, ramas o esferas de actividad,divisiones por razones fisiológicas, odebidas a la separación entre la ciudad yel campo, etc.). La diferencia no es sólode grado sino esencial: mientras que lasegunda hace, por ejemplo, que elganadero, el curtidor o el zapatero se

relacionen como productores de“mercancías” distintas (piel, cuerocurtido, zapato), los obreros parcialesde la manufactura no producenmercancía alguna, y sólo su productocolectivo se transforma en mercancía.Si en la segunda dominan la anarquía dela producción y la competencia, en laprimera rigen el plan y la autoridad.Pero se trata de diferencias (Marxdesarrolla algunas más) típicas delcapitalismo, pues en formas socialesanteriores o posteriores puede ser alrevés, estando la división socialplanificada, mientras la manufacturerapuede estar muy limitada (gremios) o no

existir. La división manufacturera es,pues, una creación típicamentecapitalista.

El carácter capitalista de lamanufacturera se expresa también en elaumento del “mínimo” de capitalnecesario para operar como capitalistaindividual, pues la divisiónmanufacturera exige, técnicamente, unnúmero creciente de obreros y, portanto, un volumen creciente de capitalvariable y constante para emplearlos atodos. Además, la unilateralidad deltrabajo parcial del obrero ya no lepermite vender su fuerza de trabajofuera de la “concatenación” que existe

en el taller del capitalista, del cual se haconvertido en mero “accesorio”. Estotransforma la cooperación basada en ladivisión manufacturera del trabajo, dealgo espontáneo y natural, en forma“consciente, planificada y sistemática”del modo capitalista de producción, quebusca la “mutilación” del obreroindividual y logra, por esa vía, el“medio para una explotación civilizaday refinada” del trabajo. Como elmecanismo colectivo es subjetivo, y noposee aún el “esqueleto objetivo” típicode la gran industria, el capital debeluchar contra la insubordinación eindisciplina de los obreros. Por otra

parte, uno de sus resultados másimportantes fue el “taller para laproducción de los propios instrumentosde trabajo… aparatos mecánicos ymáquinas”, de forma que, aldesarrollarse, su propia base técnicaartesanal “entró en contradicción con lasnecesidades de producción generadaspor ella misma”, cayendo así, poco apoco, las barreras que existían para eldesarrollo de la industria mecanizada.

XIII. Maquinaria y gran industria.(Los diez epígrafes en que se divide estecapítulo serán señalados simplemente

con números arábigos, sin título aparte).1. Si en la manufactura la revolución

del modo de producción se basaba en lafuerza de trabajo, en la gran industria sebasará en el medio de trabajo,transformado ahora de “herramienta” en“máquina”. Entre ambas hay unadiferencia esencial, pues es incorrectover la herramienta como una “máquinasimple”, o la máquina como “unaherramienta compleja”. También esincorrecto poner el énfasis en elprimero de los tres elementos quecomponen la “maquinaria desarrollada”(el “mecanismo motor”, el de“transmisión” y la “máquina-

herramienta” o máquina de trabajo). Elimportante es el tercero , el mecanismoque, una vez puesto en marcha, “ejecutacon sus herramientas las mismasoperaciones que antes efectuaba elobrero con herramientas análogas”.Como el número de herramientas de lamáquina ha superado la “barreraorgánica” que limitaba la herramientadel obrero, es ahora cuando se hacerealmente necesaria la “revoluciónindustrial”. La máquina de vapor(inventada a finales del siglo XVII) no espues la responsable de ésta, sino que“fue, a la inversa, la creación de lasmáquinas-herramientas lo que hizo

necesaria la máquina de vaporrevolucionada”.

Ahora bien, la máquina —y lafábrica no es sino el “taller fundado enel empleo de la máquina”— se puedepresentar de diversas formas. En primerlugar, está la máquina como “elementosimple” de la producción mecanizada.En segundo lugar, la máquina que yarequiere un mecanismo motor másvoluminoso y una fuerza motriz máspoderosa que la humana. El propioinventor de la máquina de vapor deefecto doble, James Watt, al presentarlacomo “agente general de la granindustria”, y no como un invento para

fines especiales, nos da la clave de estepaso: “ahora una máquina motriz podíaaccionar muchas máquinas de trabajo”.Por tanto, en tercer lugar, se hacenecesario distinguir dos cosasdiferentes: la simple “cooperación demuchas máquinas similares” y el“sistema de máquinas”. En el primercaso, simplemente reaparece lacooperación simple, ahora “comoconglomeración espacial de máquinas-he r r ami entas” homogéneas, comoórganos homogéneos de un mismomecanismo motor (por ejemplo, latejeduría). Por contra, el sistema demáquinas hace que el objeto de trabajo

recorra “una serie conexa de procesosgraduales y diversos, ejecutados por unacadena de máquinas heterogéneas perocomplementarias entre sí”, es decir,máquinas “específicas” constituidasahora en “órganos particulares” delsistema (por ejemplo, la hilandería).

E l sistema de máquinas es ya un“autómata”, tanto más perfecto cuantomás “continuo” sea su proceso total. Ycomo puede ejecutar “sin el concursohumano” —o sólo con su “asistenciaulterior”— todos los movimientosnecesarios para elaborar la materiaprima, tenemos ya el “sistemaautomático de máquinas”, como en la

“moderna fábrica de papel”.Hemos dicho que mientras la propia

producción de máquinas fuesimplemente manufacturera, eldesarrollo de la gran industria estuvoentorpecido. Luego, la producciónmecanizada entró en conflicto con estabase artesanal, y sólo mediante la“producción de máquinas (máquinas-herramientas y motores) por medio demáquinas” —es decir, mediante lacreación de su base técnica adecuada—fue posible obtener los productos másacabados de la gran industria (la“moderna prensa de imprimir”, porejemplo). Esta última revolución en el

modo de producción tenía que trastocarla producción en todas las esferasparticulares, así como en las“condiciones generales”, de laproducción: los “medios decomunicación y de transporte”(ferrocarril, vapores fluviales ytransoceánicos, telégrafo) adaptados a lagran industrial y su mercado: elmercado mundial.

Sólo en cuanto maquinaria, elmedio de trabajo reemplaza la fuerzahumana por las fuerzas naturales, larutina por las ciencias naturales, y laorganización puramente subjetiva delproceso social de trabajo por “un

organismo de producción totalmenteobjetivo” que el obrero encuentra comocondición “preexistente y acabada”.Sólo ahora el carácter cooperativo delproceso de trabajo es una necesidadtécnica impuesta por el propio medio detrabajo.

2. Una vez analizado este“desarrollo de la maquinaria”, veamoscómo transfiere su valor al producto. Lamáquina, como la herramienta, no creaningún valor pero transfiere su valor alo producido: como todo medio detrabajo, ingresa “íntegramente” en elproceso de trabajo (su uso), pero sóloparcial o “fraccionadamente” en el de

valorización (su desgaste); y estadiferencia entre uso y desgaste se elevaa un “máximo” por la mayor duración dela vida útil de la maquinaria. Por tanto,una vez contados sus “costos diariosmedios”, ahora una cantidad “ínfima” o“mínima” de valor, la fuerza productivade la máquina opera, como las fuerzasnaturales (tierra virgen, viento, etc.), deforma gratuita para el capitalista. Y unavez dada esta proporción diaria, lamagnitud de valor transferida dependeráde la magnitud de valor de la propiamáquina. El análisis empírico muestraque, cuando se producen máquinas pormedio de máquinas, el valor de la

mercancía se reduce en relación conotros modos de producción, y enparticular “el componente de valordebido al medio de trabajo aumentarelativamente, pero en términosabsolutos decrece”.

Como medio para el abaratamientodel producto, el “límite” para su uso lofija el que “cueste menos trabajo que eltrabajo que desplaza su empleo”; perocomo medio específicamente“capitalista”, el límite es inferior aun,debido a que sólo una parte del trabajorequerido es trabajo pago. Esto explicapor qué máquinas que se inventan enalgunos países no se usan allí, y sí

donde los salarios son más altos (porejemplo, en Estados Unidos y no enInglaterra, igual que los ingleses usabanen el siglo XVIII máquinas francesas, ylos holandeses en el XVI y XVII máquinasalemanas). O por qué sus efectos (porejemplo, la “superabundancia detrabajo”) se manifiestan en otros países.

3. Esto permite analizar otrosefectos de la industria mecanizada —yen particular, del “sistema de máquinas”que es la “fábrica”— sobre el obrero.Al hacer prescindible la fuerza muscularsubjetiva, la máquina permite usar lamano de obra “femenina e infantil” queno permitía la industria gremial, y, por

tanto, al distribuir el trabajo total entretoda la familia, permite la“desvalorización” de la fuerza detrabajo —aunque incrementa también loscostes monetarios de reproducción de lafamilia, al sustituir por mercancías lostrabajos que exigía el antiguo consumofamiliar. Esto significa “ampliar elmaterial humano de explotación” asícomo el grado de dicha explotación,además de otros efectos adicionales,como son: convertir al varón adulto, enmuchos casos, en simple “tratante deesclavos” respecto del resto del trabajofamiliar; aumentar la mortalidad infantil;degradar moral e intelectualmente a los

nuevos tipos de trabajadores; o quebrar“la resistencia que en la manufacturaofrecía aún el obrero varón aldespotismo del capital”.

Por otra parte, la máquina permiteprolongar la jornada laboral. Ello es asíporque su desgaste no depende sólo desu uso (o no uso, en ocasiones), sino queen condiciones capitalistas hay tambiénun “desgaste moral” que le hace perdervalor si algún competidor utiliza otra“mejor”: esta amenaza dedesvalorización impulsa a reproducir elvalor de la máquina en el menor tiempoposible, “y cuanto más prolongada seala jornada más breve será dicho

periodo”. Al mismo tiempo, al hacercaer el valor individual por debajo delsocial, o convertir el trabajo en trabajopotenciado, esto proporciona plusvalorextra a quien produce con máquinasantes de su generalización. Sin embargo,el resultado general de este impulso seráuna “contradicción inmanente” puescada uno de los dos factores queexplican la magnitud de plusvalor quegenera un capital dado apuntará en unadirección contraria (aumenta el grado deexplotación, pero disminuye el númerode obreros que puede contratar cadacapital). Y ello conducirá a intentarsuperar esa contradicción mediante el

aumento de la jornada laboral.En tercer lugar, si la jornada legal

fue al principio una reacción contra elplusvalor absoluto creado por la simpleprolongación de la jornada, ahora estalimitación se convierte en estímulo paral a intensificación del trabajo. Laintensidad acrecentada (aumento de lavelocidad de la máquina, ampliación dela “escala de la maquinaria que debevigilar el mismo obrero”, etc.) requiere“mayor gasto de trabajo en el mismotiempo” (mayor “condensación” odensidad del trabajo), de forma que 10horas de trabajo más intenso puedencontener más trabajo y valor que 12

horas de trabajo normal. Por esa razón,es la intensificación del trabajo el factorque más empuja hacia una nuevareducción de la jornada laboral.

4. La fábrica —la fábricaautomática— no es sólo su “cuerpo”sino que en su forma más desarrolladase presenta como “el conjunto de lafábrica” o “sistema fabril”. Se trata deun “autómata” que es a la vez un“autócrata” y donde el virtuosismo y ladestreza en el trabajo se han transferidoy a desde el obrero a la máquina ,aboliéndose así la divisiónmanufacturera del trabajo. Pero aunquese ha remplazado la jerarquía de los

obreros especializados por “laequiparación o nivelación de lostrabajos”, la “división” reaparece ahoracomo “distribución de obreros entre lasmáquinas especializadas”. Estadistribución o asignación no es“permanente”, o consolidada, comoresultado de la máquina en sí, perodebido a su uso capitalista se convierteen la “especialidad vitalicia” que obligaa cada obrero a “servir a una máquinaparcial”, consumando así sudesvalimiento y “tortura”, cual Sísifomoderno a quien la máquina no libera detrabajo pero sí del “contenido” de sutrabajo. Ahora son las condiciones de

trabajo las que emplean al obrero —noal revés—, y a la subordinación técnicade éste a la marcha de la máquina se unesu sometimiento a la “disciplinacuartelaria” (capataces, supervisores,obreros) que impone el “régimen fabril”y se expresa en el “código fabril” del“legislador privado”: el capitalista.

5. En este régimen es, pues, esenciall a lucha entre el obrero y la máquina ,tan antigua como el propio capitalismo.El movimiento “ludista” y otrosprecedentes mustran que “se requiriótiempo y experiencia antes que el obrerodistinguiera entre la maquinaria y suempleo capitalista”. La máquina

capitalista “compite” con el obreroporque la autovalorización del capitalque se produce gracias a ella esproporcional al número de obreros“cuyas condiciones de existenciaaniquila”. El medio de trabajo“asesina”, pues, al trabajador y loconvierte en “superfluo”, en especial alos obreros expulsados de los modos deproducción aún no mecanizados. Yademás, el capital se habitúa a usar lamáquina como “potencia hostil alobrero”, arma para “reprimir” revueltasy huelgas, etc.

6. La falsa “teoría de lacompensación” de los economistas

clásicos, según la cual toda maquinaria“libera” el capital adecuado para darempleo a un número de obreros igual alos que desplaza su uso, debe rechazarseporque, en vez de liberación, produce locontrario: “sujeción” de ese capital bajouna forma distinta, pues deja de servariable para convertirse en constante.Bajo la figura de la máquina, el capitalque antes se pagaba como salariorepresenta ahora: 1) el valor de losmedios de producción de la máquina; 2)los salarios de esos obreros; 3) elplusvalor de su capitalista. Por tanto,tampoco se liberan los medios desubsistencia de los trabajadores;

simplemente se desvía la demanda haciamercancías de otro tipo. Aunqueaumente la ocupación en los ramos queproducen máquinas, no habrácompensación puesto que, precisamente,si la producción mecanizada es másbarata, lo es por ser el tiempo total detrabajo empleado en la producción demáquinas inferior al tiempo trabajadopor los obreros desplazados. Laproducción mecanizada “aumenta ladiversidad productiva, impulsa ladivisión social del trabajo, abre nuevoscampos de trabajo”, y eleva el pesorelativo de los medios de producción(pero también, al aumentar la parte no

pagada del trabajo, de los bienes delujo). Por último, el enorme incrementode la productividad permite elevar elempleo de los “trabajadoresimproductivos” y de las clases“domésticas”.

7. Repulsión y atracción de obrerosal desarrollarse la industriamaquinizada. El progreso del modo deproducción basado en la máquinadesplaza ante todo obreros “artesanos” y“manufactureros” (precapitalistas), queson menos productivos. En la fase detransición hacia el capitalismo puro quees la Revolución Industrial —ese“periodo inicial fermental y de

turbulencia” en que se introduce por vezprimera la maquinaria— la composiciónglobal del capital se dispara en lamedida en que se sustituyen las formaspretéritas de trabajo, sin que elloobstaculice el aumento absoluto delnúmero de obreros. Pero también esposible que a la elevación de lacomposición le sucedan “lapsos dereposo” o estancamiento. Sin embargo,en su “madurez”, cuando la producciónde máquinas mediante máquinas es lanorma, la capacidad de expansión es unacapacidad “súbita” y “a saltos” que seenfrenta sólo a las barreras de la materiaprima y del mercado, haciendo nacer

una “nueva división internacional deltrabajo” que divide al mundo en dospartes: el “campo de la producciónagrícola” y el de “la producciónindustrial por excelencia”.

Esta capacidad de expansión y sudependencia del mercado mundialgeneran las cinco fases del cicloindustrial, cuyo “flujo y reflujo”, quepasa por “animación mediana,prosperidad, sobreproducción, crisis yestancamiento”, hace más “insegura einestable” la situación vital del obrero.La lucha competitiva entre las nacionesestimula la reducción del salario pordebajo del valor de la fuerza de trabajo,

cuyas “vicisitudes” revela el caso de laindustria algodonera: mientras que en1770-1815 (cuando Inglaterra ejercía un“monopolio mundial”) sólo hay “cincoaños de crisis y estancamiento”, en elsegundo periodo, de 48 años (1815-1863) (cuando la industria inglesacompite con las de otros países),aparecen “28 años de depresión yestancamiento”.

8. Revolución operada por la granindustria en la manufactura, laartesanía y la industria domiciliaria.Tras recordar el famoso ejemplo deAdam Smith, en La riqueza de lasnaciones, sobre cómo se multiplicaba la

productividad del trabajo en lamanufactura de “agujas de coser” (hasta48.000 agujas diarias con sólo diezhombres), dice Marx que, 90 añosdespués, “una mujer o una muchacha”vigila máquinas que pueden producir“600.000” de esas agujas. Esto pone enclaro que, salvo excepciones, lasindustrias pasan por el régimenartesanal, el manufacturero y la granproducción industrial, y esa evolución,de la mano del “trabajo barato” de niñosy mujeres, se da también en la industriadomiciliaria —convertida ahora “en eldepartamento exterior de la fábrica, dela manufactura o de la gran tienda”—,

que sufre una explotación aun mayor y“más desvergonzada” por la“disgregación” de sus obreros,“dispersos por las grandes ciudades ypor la campaña” y sin “capacidad deresistencia”.

Marx menciona diversos ejemplostanto de manufactura como de industriadomiciliaria “modernas”, así como “unaabigarrada maraña de formas detransición” hacia la gran industria. Tantoen las dos primeras (imprentas, talleresde encuadernación, tejares, sastrerías,por una parte, y clavos, encaje debolillos, confección de puntillas y pajatrenzada, por otra) como en las terceras

(producción de indumentaria), loscapitalistas “economizan lascondiciones de trabajo” de los obreros ydesarrollan el “martirologio de losproductores”: falta de aire, espacio,salud, educación… y exceso deenfermedades, degradación ycompetencia… En todas ellas secombinan “todas las monstruosidadesdel sistema fabril pero no los aspectospositivos de su desarrollo”, todo lo cualse acelera y refuerza por la competenciasocial resultante de las leyes fabriles.

9 . Legislación fabril. (Cláusulassanitarias y educacionales.) Sugeneralización en Inglaterra. Al

resaltar la distancia entre la letra de lasleyes fabriles, que proclaman “laenseñanza elemental, como condiciónobligatoria del trabajo”, y la realidadcapitalista inglesa, Marx reivindica elpapel del socialista “utópico” RobertOwen, quien supo ver que del sistemafabril “brota el germen de la educacióndel futuro, que combina para todos losniños, a partir de cierta edad, el trabajoproductivo con la educación y lagimnasia” —y ello porque este sistema,mitad trabajo y mitad escuela,“convierte a cada una de las dosocupaciones en descanso yesparcimiento con respecto a la otra”.

Por otra parte, el principio de la granindustria creó “la ciencia modernísimade la tecnología”, lo que sirve pararecordar la “contradicción absoluta”entre su base técnica, continuamenterevolucionaria, y su uso capitalista, queimplica “el cambio de trabajo, la fluidezde la función, la movilidad omnifacéticadel obrero” convertidos en “hecatombe”de la clase obrera, “despilfarro” defuerza de trabajo y “anarquía social”.

1 0 . Gran industria y agricultura.En la agricultura, la máquina no producelos “perjuicios físicos” que tiene para elobrero fabril, pero sí convierte a losobreros agrícolas en supernumerarios

(sin resistencia, por su mayordispersión). En esta esfera, altransformar al campesino, “baluarte dela vieja sociedad”, en asalariado, lagran industria es más revolucionaria queen ninguna. Pero en ella no sólo “seesquilma” al obrero sino también elsuelo, es decir, “los dos manantiales detoda riqueza: la tierra y el trabajador”.

Sección Quinta: Laproducción del plusvalorabsoluto y del relativo

XIV. Plusvalor absoluto y relativo .

Son tres los capítulos de esta sección, yen el primero se repasan las formasespecíficas del “plusvalor relativo”. Asícomo la mano y el cerebro forman unaunidad “natural”, en el proceso laboraltambién operan juntos, hasta que seseparan finalmente en una “antítesisradical”. El producto es ahoraplenamente “social”, no individual, yello obliga a modificar la concepcióndel “trabajo productivo” (la actividadque opera con los medios y el objeto detrabajo): para trabajar productivamente“ya no es necesario hacerlo directa ypersonalmente; basta con ser órgano delobrero global , con ejecutar cualquiera

de sus funciones particulares”; por tanto,la definición es la misma “pero ya no esaplicable a cada uno de sus miembros,tomado singularmente”. Esto amplía laesfera del trabajo productivo, pero a lavez la restringe pues ya no basta conproducir cosas, sino que hay queproducir “plusvalor para el capitalista”,es decir, producir “directamentecapital” o “servir a la autovalorizacióndel capital”.

En las secciones anteriores, sepresentaron ambas formas de plusvalorcomo típicas de épocas distintas ysucesivas (si bien no debe olvidarse queel plusvalor relativo es absoluto, y el

absoluto es relativo). En efecto: laproducción de plusvalor absoluto sólopresupone la “subsunción formal” deltrabajo en el capital (o conversión delobrero en asalariado) mediante procesosreales que son comunes a todas lasformas de explotación del trabajo “sinintervención del capital”. Por elcontrario, la producción de plusvalorrelativo presupone ya “un modo dep r o d u c c i ó n específicamentecapitalista”, surgido sobre la base de lasubsunción formal pero másdesarrollado, hasta convertirse ensubsunción real.

¿Existe una “base natural del

plusvalor”? Marx responde a esto que la“benignidad” de las condicionesnaturales del hombre sólo brinda “laposibilidad”, nunca la “realidad”, delplustrabajo (en realidad, de “tiempolibre”). Pero la patria del capital no esel clima tropical, sino las zonastempladas; y no es la “fertilidadabsoluta” del suelo, sino su“diferenciación”, así como “ladiversidad de sus productos naturales”,lo que constituye el fundamento naturalde la división social del trabajo, puesesa diversidad hace que “la misma masade trabajo” satisfaga “diferentes masasde necesidades” en países diferentes, y

por tanto que el tiempo de trabajonecesario sea diferente.

XV. Cambio de magnitudes en elprecio de la fuerza de trabajo y en elplusvalor. Este capítulo se desarrolla apartir de un doble supuesto: 1) lasmercancías se venden a su valor; 2) elprecio de la fuerza de trabajo puedesubir, pero no bajar , del valor de lafuerza de trabajo. Se ve entonces que lasmagnitudes relativas del plusvalor y elprecio de la fuerza de trabajo puedencambiar debido a tres factores:duración, intensidad y productividad de

la jornada laboral. Marx analiza primeroel caso en que los dos primeros factoresson fijos y el tercero variable (y luegotres casos más: el segundo, variable; elprimero, variable; y variacionessimultáneas en los tres), pues Ricardo yadescubrió “tres leyes” para dicho caso:1ª: “Una jornada dada siempre serepresenta en el mismo producto devalor”; 2ª: el valor de la fuerza detrabajo y del plusvalor “varían siempreen sentido opuesto”; 3ª: la variación delplusvalor es siempre consecuencia,nunca causa, de un cambio en el valor dela fuerza de trabajo. Pero el análisis deRicardo presenta dos defectos: concibe

las condiciones capitalistas comouniversales, y no analiza el plusvalorpor separado y de forma pura,confundiendo sus leyes con las de laganancia. Luego reclama Marx su propiaaportación: el salario real puedeaumentar al mismo tiempo que la tasade plusvalor. Pues si el precio de lafuerza de trabajo disminuye comoproporción del producto de valor, y almismo tiempo baja el valor de lasmercancías de consumo obrero, puedeaumentar la masa de las que puedecomprar con un precio menor de sufuerza de trabajo. En el segundosupuesto del capítulo, tendríamos, pues,

un valor de la fuerza de trabajoconstante en términos absolutos ydescendente en cuanto proporción; unatasa creciente de plusvalor; y unaumento del salario real.

Por último, entre las “variacionessimultáneas” de los tres factores, eligeMarx dos casos de especial“importancia”: a) “fuerza productivadecreciente del trabajo y prolongaciónsimultánea de la jornada laboral”(ejemplo del encarecimiento de losproductos agrarios por la “esterilidadcreciente del suelo”); y b) la “intensidady fuerza productiva del trabajocrecientes y reducción simultánea de la

jornada laboral”. Tras lo cual precisaque también habrá plustrabajo en lasociedad postcapitalista: “Una vezdadas la intensidad y la fuerzaproductiva del trabajo, la partenecesaria de la jornada social de trabajopara la producción material será tantomás corta, y tanto más larga la parte detiempo conquistada para la libreactividad intelectual y social de losindividuos, cuanto más uniformementese distribuya el trabajo entre todos losmiembros aptos de la sociedad”. Esdecir, la tasa de plustrabajo crecerá.

XVI. Diversas fórmulas para latasa de plusvalor. Este breve capítulorepite simplemente que la formacorrecta de dicha tasa es p/v o t’/t (lossímbolos significan lo que en el capítuloIX), y que es incorrecto suponer quep/(v+p) o t’/(t+t’) son equivalentes aellas (aunque es cierto que dichasfórmulas “pueden siemprereconvertirse” en las correctas).

Sección Sexta: El salario

XVII. Transformación del valor (o,en su caso, del precio) de la fuerza detrabajo en salario. Este capítulo tratade deshacer dos equívocos. El primero,aclarando que cuando se habla del“valor de la fuerza de trabajo” no setrata nunca del “valor del trabajo”(expresión absurda porque el trabajo “esla sustancia y la medida inmanente delos valores, pero él mismo no tienevalor ninguno”). Pero el segundo puedepasar desapercibido si se piensa que elsalario es sólo el precio de la fuerza detrabajo. El valor de una mercancía es la“forma objetiva del trabajo socialgastado en la producción de la misma”,

pero no se trata de la cantidad de trabajo“efectivamente objetivado” en ella, sinola “cantidad de trabajo vivo necesariopara su producción”. Así, si por algunainvención una mercancía requiere lamitad de tiempo que antes (digamos, 6horas en lugar de 3), “también el valorde la mercancía ya producida se reducea la mitad”.

A continuación, se hace unareflexión sobre los precios (valoresexpresados en dinero), recordando quelos clásicos ya vieron claro que unacosa es el “precio natural” (“precionecesario” en los fisiócratas), y otra losprecios “accidentales” u “oscilaciones

de los precios del mercado” en torno alos primeros (con los cuales coincidensólo en su magnitud “media,promedial”). Pero, en tercer lugar,tenemos aquí el salario, que no es sinola “forma transmutada” del valor y elprecio de la fuerza de trabajo, una forma“irracional” que “borra toda huella dedivisión” de la jornada laboral entretrabajo pago e impago, mostrando todocomo trabajo pago. Así, si el trabajonecesario es la mitad de la jornada (6 de12 horas), el “valor del trabajo” (o suprecio, el salario) parece el doble delvalor de la fuerza de trabajo (o suprecio). En esta forma de manifestación

“se fundan” las nociones “jurídicas”(mistificadas, ilusorias, apologéticas)del obrero y el capitalista.

XVIII. (El salario por tiempo);XIX. (El pago a destajo). Estoscapítulos analizan sucesivamente las dosformas básicas del salario. La distinciónentre el valor de la fuerza de trabajo y lamasa de los medios de subsistenciaaparece trasmutada en una nueva pareja:salario “nominal” y salario “real”. Elprimero es la expresión monetaria delprecio del trabajo, que se obtienedividiendo el valor diario de la fuerza

de trabajo por el número de horas quecomponen la jornada laboral: el “preciode la hora” se convierte, así, en launidad de medida del salario portiempo. Este precio podría caer pordebajo de su nivel normal si seprolongara la jornada más allá de sumagnitud habitual. En segundo lugar, elsalario o pago a destajo, formatrasmutada del primero, es tan irracionalcomo aquel pero no expresa ya ningunarelación de valor. Además de contribuira aumentar la intensidad y la duración dela jornada —lo que va en interésinmediato del propio obrero—, elsalario a destajo permite medir

rigurosamente dicha intensidad, ademásde hacer superflua en gran medida lavigilancia del trabajo (como en laindustria domiciliaria moderna) ypermitir usar auxiliares, dando paso asía la explotación de otros obreros por elobrero. Por ello, esta forma es “la másadecuada al modo de produccióncapitalista”, una palanca para alargar lajornada e, indirectamente, rebajar elsalario.

XX. Diversidad nacional de lossalarios. Esta diversidad estádeterminada por: la diversidad de

valores nacionales de la fuerza detrabajo (a su vez, basados en diferenciasen el volumen de las necesidades vitalesy de su precio, costos de la educación,etc.); la longitud relativa de las diversasjornadas nacionales; los diferentesniveles nacionales de intensidad media—que difieren y deben por tantorecucirse a jornadas de intensidad“media del trabajo universal”—; losdiferentes niveles nacionales deproductividad del trabajo, que secomputan como más intensos cuando sonmayores; y, por último, los diferentesniveles nacionales de precios (y salariosnominales, pero inversamente las tasas

de plusvalor), tanto mayores cuanto másdesarrollado sea un país. Por tanto, allídonde los salarios monetarios son máselevados, por ejemplo en Inglaterra,suelen ser más bajos los salarios “enproporción al producto”. Pero eso nosignifica que los salarios seanestrictamente proporcionales a laproductividad, como pretende Carey,pues hay que tener en cuenta todos losfactores señalados, y no uno sólo.

Sección Séptima: El procesode acumulación del capital

Antes de comenzar esta sección,última del libro I de El capital, hay yauna remisión a los siguientes libros quecomponen la obra. Por una parte, elproceso de acumulación de capital“supone su proceso de circulación”, yesto se estudia en el libro II. Por otraparte, el plusvalor “se escinde” envarias partes (ganancia, interés, margencomercial, renta de la tierra, etc.) y estas“formas trasmutadas” del mismo seestudian en el libro III. Pero Marxafirma que es preciso, antes, estudiar laacumulación “en términos abstractos”,es decir, como mera fase del procesoinmediato de la producción. Esta

sección consta de 5 capítulos. En el XXIse estudia la “reproducción simple”, enel XXII la “transformación del plusvaloren capital”, en el XXIII la “ley generalde la acumulación capitalista”, en elXXIV la “llamada acumulaciónoriginaria”, y en el XXV “la teoríamoderna de la colonización”.

XXI. Reproducción simple. Todoproceso social de producción es unproceso “continuo” y por tanto de“reproducción”: esa continuidad es laesencia de la reproducción. Y la formacapitalista de este proceso hace que la

reproducción se convierta en simplemedio de “reproducir como capital elvalor adelantado”. La mera continuidad,“reiteración” o “repetición” del procesole imprime características nuevas.Como incremento “periódico”, elplusvalor asume la forma de “rédito”del capital. El capital variable apareceahora como forma histórica particulardel “fondo de medios de subsistencia”(medios de consumo), o “fondo detrabajo” que el trabajador requiere(universalmente) para su reproducción,y que él —cuando se considera elproceso capitalista de producción “en lafluencia constante de su renovación”, en

su “fluencia interconexa” o“interdependencia”— “adelanta” alcapitalista (pues lo produce antes de serpagado con el salario). Por último, elvalor del capital adelantado“desaparece” por completo, una vezdividido por el número de años en quelo consume el capitalista —es decir, porel número de “periodos dereproducción” de ese capital—, por másque éste lo interprete al revés y pienseque conserva su capital y consumeplusvalor.

Por tanto, la simple continuidad delproceso —la reproducción “simple”—permite ver la importante realidad de

que todo capital no es sino “plusvalorcapitalizado” (o “capital acumulado”),es decir, todo capital se convierte, tardeo temprano, en “valor apropiado sinequivalente” y concreción material detrabajo impago. Los medios deproducción son ahora “medios devalorización”; el obrero sale de laproducción tal como entra: como fuentepersonal de la riqueza, como productorde la “riqueza objetiva como capital”,pero empobrecido y reproducido—“perpetuado”— como asalariado; y suproducto no sólo se transforma enmercancía sino en capital. Lareproducción hace que la diferencia

entre el consumo individual y elconsumo productivo desaparezca hastacierto punto, en la medida en que losmedios de consumo del obrero seconvierten ahora en “meros medios deconsumo de un medio de producción”, yel propio obrero se convierte en el“medio de producción másindispensable” para el capitalista.

Asimismo, al comprar fuerza detrabajo el capitalista “mata dos pájarosde un tiro”: valoriza su capitalconvirtiendo una parte en capitalvariable, y al mismo tiempo reconviertelos medios de subsistencia en “nuevosobreros”, de forma que “la clase obrera,

también cuando está fuera del procesolaboral directo, es un accesorio delcapital”, un “accesorio móvil de lafábrica”, un “esclavo” sujeto a supropietario por “hilos invisibles”, envez de por cadenas. El procesocapitalista reproduce así,constantemente, la “escisión entre fuerzade trabajo y condiciones de trabajo”, esdecir, las “condiciones de explotación”del obrero, que se ve continuamentearrojado al mercado como “vendedor desu fuerza de trabajo” y como alguien que“en realidad pertenece al capitalista aunantes” de venderse a él. Reproduce larelación capitalista misma: “por un lado

el capitalista, por la otra el asalariado”.

XXII. La transformación deplusvalor en capital. Estatransformación, su empleo oreconversión en capital, es la“acumulación” de capital. Este procesose da en una escala “ampliada” (o“progresiva”) que, en primer lugar,convierte las leyes de la propiedad enleyes de la “apropiación capitalista”.Veamos. El plusvalor es transformableen capital sólo porque el plusproductocontiene ya los elementos materialesdel nuevo capital. Pero “el pluscapital

nº 1”, que es ya simple plusvalorcapitalizado, “reitera” la compra defuerza de trabajo con una parte de esepluscapital, y lo mismo ocurre con el“pluscapital nº 2” generado por el nuevociclo; hasta que, finalmente, “todo elvalor de capital adelantado setransforma en plusvalor capitalizado”.Por consiguiente, bajo la “apariencia”de una relación de intercambio entrecapitalista y obrero, se ve ahora sucontenido real: “el capitalista cambiasin cesar una parte del trabajo ajeno yaobjetivado, del que se apropiaconstantemente sin equivalente, por unacantidad cada vez mayor de trabajo vivo

ajeno”. Por tanto, la propiedad delcapitalista aparece ahora como “elderecho a apropiarse de trabajo ajenoimpago”, y se manifiesta para el obrerocomo “la imposibilidad de apropiarsede su propio producto”. Dondeaparentemente había “identidad” entrepropiedad y trabajo, lo que hayrealmente es una “escisión”.

Los economistas clásicos,empezando por Smith y Ricardo,conciben “erróneamente” todo elplusvalor capitalizado como “meraconversión del mismo en fuerza detrabajo”, como si sólo existiera capitalvariable, cuando en realidad se

distribuye entre éste y el nuevo capitalconstante. Pero peor aun es el dogma dela economía vulgar: la “teoría de laabstinencia” (Senior y otros). Enrealidad el plusvalor ni se consumeíntegramente (como se supuso en elcapítulo XXI) ni se acumula totalmente(como en este capítulo hasta aquí): unaparte se consume como “rédito”, y laotra se acumula como capital. Como“capital personificado”, o “fanático dela valorización”, el capitalista constriñea la humanidad a “producir porproducir”, poniendo así las bases deuna formación social “superior”.Además, la competencia, que se le

impone como “ley coercitiva externa”,lo obliga a “expandir continuamente sucapital para conservarlo”. Ambosimpulsos le presentan su propioconsumo como si fuera “un robo”, perotambién se ve empujado al consumo ydisfrute de su riqueza: dos almas hay ensu pecho, y una quiere divorciarse de laotra, se da en él un “conflicto fáusticoentre el afán de acumular y el dedisfrutar”. Se impone finalmente elprimero, el imperativo de acumular; poreso, para los clásicos, “el proletariosólo era una máquina destinada aproducir plusvalor”, y el capitalista otra“máquina dedicada a la transformación

de ese plusvalor en pluscapital”. Loseconomistas burgueses quieren sacarprovecho de la “abstinencia” deldisfrute, olvidando que “todo actohumano” es una “abstinencia del actocontrario” (Marx recuerda queMacCulloch, que “patentó su ‘salariodel trabajo pretérito’ mucho antes queSenior obtuviera la patentecorrespondiente al ‘salario de laabstinencia’”).

A continuación se examinan las“circunstancias que, independientementede la división proporcional delplusvalor en capital y rédito, determinanel volumen de la acumulación”. La

primera es el grado de explotación dela fuerza de trabajo. Marx comenta que,aunque en teoría el precio de la fuerzade trabajo coincide con su valor, en lapráctica tiende a caer por debajo. Si loscapitalistas critican hasta su propioconsumo, ¿cómo no van a considerar“superfluidades” muchos elementos queintegran el consumo obrero? Su objetivoy “misión histórica” (en Inglaterra, porejemplo) es “rebajar el salario inglés alnivel del francés” —de hecho, citandoa l Times, puntualiza: “No los salarioscontinentales, oh no, sino los salarioschinos: he ahí el objetivo queactualmente se ha fijado el capital”—.

La segunda es la crecienteproductividad del trabajo, que permiteaumentar la masa de bienes que entranen la parte consumida del plusvaloraunque no se modifique la tasa deplusvalor (y aunque aumente también elsalario real). La tercera es el incrementode la “magnitud del capital adelantado”—y, aunque esta esté dada, la fuerza detrabajo, la ciencia y la “tierra” (es decir,todos los bienes “naturales”) son“potencias elásticas del capital” que ledan a éste un margen de actividadindependiente de su magnitud. Y, porúltimo, la “diferencia creciente entre elcapital empleado y el consumido”.

Finalmente, Marx atribuye la idea dela supuesta “fijeza” del “llamado fondode trabajo” a Jeremy Bentham, Malthusy otros autores que lo usaron con fines“apologéticos”. De esa manera, loconvertían en una parte especial de lariqueza social. Pero Marx arguye que loque es constante, o técnicamente dadaen cada momento, es la “masa detrabajo vivo” que ha de poner enmovimiento los elementos del capitalconstante, pero “no el número deobreros que se requiere para poner enacción” esa masa de trabajo, ni tampocoel precio de su fuerza de trabajo. Estafalsa teoría sólo pretende justificar que

los obreros queden al margen de ladistribución del producto social, salvoen situaciones excepcionalmentefavorables.

XXIII. La ley general de laacumulación capitalista. Este capítuloesencial investiga “la influencia delacrecentamiento del capital sobre lasuerte de la clase obrera”, destacandolos cambios en la “composición delcapital” como su factor más importante.Esta puede concebirse como unarelación “técnica” —la “composicióntécnica”—, o como una relación de

valor —“composición en valor”—,pero existe un tercer concepto que captala “correlación” entre ambas. De formaque esta última, la “composiciónorgánica del capital”, la que se usarásalvo advertencia expresa, coincide conla composición en valor “en tanto sedetermina” por la técnica y refleja susvariaciones.

Hemos visto que la acumulación decapital es crecimiento del capital en unpolo y “aumento del proletariado” en elotro polo. Los clásicos erraban alsuponer que todo nuevo capital eracapital variable, pero tenían clara laimportancia del trabajo productivo para

“la riqueza de las naciones”, así como lanaturaleza “polar” de la relacióncapitalista. Discutían cuál era la mejorsituación de los trabajadores: Bellersdecía que “el trabajo de los pobres es lamina de los ricos”; Mandeville exigía un“salario moderado” pensando que “lariqueza más segura consiste en unamultitud de pobres laboriosos”, pues “esnecesario que la gran mayoría sigasiendo tan ignorante como pobre”; yEden creía que “lo que conviene a lospobres no es una situación abyecta oservil, sino una relación de dependenciaaliviada y liberal”. Pero a los críticoscomo Linguet no se le escapaba que “el

espíritu de las leyes” (de Montesquieu)no es nada más que “la propiedad”.

Las condiciones más favorables dela acumulación requieren unacomposición orgánica inalterada, pues,si no, cabe la posibilidad —y luego lanecesidad— de que la “demanda deobreros supere su oferta” y los salariosaumenten. En ese caso, la “dependencia”de los obreros aumenta sólo “enextensión”: su fondo de consumoaumenta, pesando “sus cadenas de oro”un poco menos. Sin embargo, lareproducción seguiría enfrentando a estepolo obrero con el capital, conindependencia de su salario, y a lo más

que se llegaría es a una “merma” deltrabajo impago que no pondría “enpeligro seriamente” el caráctercapitalista de la producción. Porque, unade dos: o bien el alza salarial no impideque la acumulación continúe, o bien sí la“perjudica”, en cuyo caso la reacción —e l freno mismo de la acumulación—hace bajar los salarios propiciando quedesaparezcan las causas del problema.Son, pues, los movimientos de laacumulación los que se reflejan en lamasa de fuerza de trabajo, no al revés:mientras que los primeros son lavariable “independiente”, la magnituddel salario es la variable “dependiente,

no a la inversa”. Y esto es la ley de laacumulación capitalista, que “excluyetoda mengua en el grado de explotación”que pueda amenazar seriamente larelación capitalista. Así, le ocurre alobrero lo que a cualquier hombre con lareligión: este se deja dominar “por lasobras de su propio cerebro”, y elasalariado, “por las obras de su propiamano”.

Pero el proceso avanza más allá dee s t a fase de composición técnicaconstante, hasta hacer de losincrementos de “productividad” lapalanca más poderosa de laacumulación. Esta creciente

productividad se expresa en la cantidadcreciente de “medios de producción”(maquinaria como “condición” ymaterias primas y auxiliares como“consecuencia”) que un obrerotransforma en producto por unidad detiempo, es decir, en la disminución delfactor subjetivo del proceso laboral afavor del objetivo. Y “de maneraaproximada”, el aumento de lacomposición técnica hace subir tambiénla de valor (aunque en menorproporción, pues baja también el valorde los elementos individuales delcapital constante, y se economiza su uso)y esto implica una acumulación

“acelerada” de capital que expande elmodo de producción específicamentecapitalista.

En él, por una parte crece cadacapital individual, pero estaconcentración del capital se velimitada por el crecimiento de la riquezasocial y el número de capitalistas, quese repelen entre sí. Pero junto a este“fraccionamiento” opera una fuerzacontraria, de “atracción”, que es lacentralización del capital, ya sea por“anexión” (absorción) o “fusión”. Esdecir, la concentración de capitales “yaformados” es una redistribución delcapital global mediante la “expropiación

del capitalista por el capitalista”, enparticular del grande por el pequeño o,mejor, de los menos competitivos yproductivos por los que lo son más. La“competencia” y “el crédito” seconvierten en las dos palancas máspoderosas de esta centralización, lacual, junto a las “sociedades poracciones”, que concentran “mediosdispersos por la superficie de lasociedad”, sirve para completar la obrade la acumulación y elevar aun más laescala de operación del capital. Perocomo la creciente composición delcapital hace que todo capital“suplementario” atraiga cada vez a

menos obreros, a la vez que el capitalantiguo repele a un número creciente deellos, esto produce la “sobrepoblaciónrelativa” típicamente capitalista.

Al igual que el modo de producciónespecíficamente capitalista, estasobrepoblación o “ejército industrial dereserva” crece más deprisa que lapropia acumulación de capital. Se“acortan” los periodos o “intervalos” deestancamiento de la composición decapital; y la sobrepoblación relativa ,que crece por esta “ley de la poblaciónpeculiar” al capitalismo, se convierte enuna nueva palanca de la acumulación.No sólo eso: se vuelve una “necesidad”

o “condición de existencia” del sistema,que, en su ciclo “decenal” (“diez u onceaños”), pasa por las fases de “animaciónmedia, producción a toda marcha, crisisy estancamiento”. Es decir, ante lanecesidad de hacer frente a expansionesy contracciones “súbitas”, debe superarlas barreras naturales del simplecrecimiento demográfico, que al ser máslimitado y lento —se requieren “16 ó 18años” para llevar al mercado a unanueva generación de trabajadores—,exige el colchón de seguridad que eseste ejército de reserva para el capital.Esta “liberación de obreros” osobrepoblación relativa es más rápida

aun que el cambio técnico, pues elcapital pone no sólo la demanda deobreros sino también, mediante esteejército, su oferta creciente; así, aumentala competencia entre los trabajadores,que a veces sufren el “ocio forzoso” deldesempleo, y otras veces (cuando estánocupados) el “exceso de trabajo”.

Sin embargo, la proporción entre elejército “activo” de trabajadores y el“de reserva” es variable: depende delc i c l o económico, no de un ciclodemográfico presuntamente reguladopor el nivel salarial, “dogma” (deMalthus y otros) que el simple uso“bélico” de la maquinaria de los

capitalistas se encarga de desmentir.Esta “ficción” apologética es fruto de laconfusión de la ley general con lasoscilaciones “locales” o sectoriales delmercado de trabajo, que obedecen amovimientos redistributivos del capitalde una a otra esfera. Pues en el mercadoglobal “los dados están trucados”porque el capital opera a la vez en“ambos lados” —oferta y demanda— deforma que esta ley de la oferta y lademanda “completa” su despotismomientras los economistas, “sicofantes”del capitalista, predican que lossindicatos, al intentar paliar sus efectosnegativos, obstaculizan el libre juego de

dicha ley.La sobrepoblación relativa adopta

tres formas principales de existencia:“fluctuante, latente y estancada”. Lafluctuante, típica de la industria, haceque aumente la ocupación femenina yque el obrero de edad mediana estépronto “desgastado y caduco” y deba serreemplazado por otro más joven. Lalatente, típica de la agricultura, es eseexceso de población rural “siempre apunto de convertirse” en proletariadourbano o manufacturero. La estancadaes sobre todo el empleo “irregular” dela economía “negra o sumergida”,entonces la “industria domiciliaria”,

caracterizada por condiciones de vida“por debajo del nivel medio normal”.Junto a estas tres capas, o por debajo, seencuentra el “sedimento” inferior queforman los “pobres” —la esfera del“pauperismo”—, compuesto a su vezpor tres categorías: los que aún puedentrabajar, los incapacitados (viejos,mutilados, degradados, etc.); y los“huérfanos e hijos de indigentes”; y, enquinto lugar, el lumpenproletariadopropiamente dicho: vagabundos,delincuentes, prostitutas. Con elincremento de la riqueza capitalista,aumenta no sólo la proporción delproletariado que integra el ejército

laboral de reserva y el pauperismo, sinosu “miseria” y “precariedad”: esta es la“ley general, absoluta”, de laacumulación capitalista. Esta“acumulación de miseria”, queacompaña a la de riqueza en el otropolo, es independiente de que el salariosea alto o bajo y tiene ese carácter“antagónico” mostrado por loseconomistas (Ortes, Townsend, Storch,Sismondi, Destutt de Tracy).

Marx dedica más de 80 páginas a“ilustrar” esta ley con experienciasreales de la Inglaterra e Irlanda deentonces, denunciando a los economistasy políticos, como Gladstone, que

pretenden demostrar lo contrario —que“los pobres, en todo caso, se han vueltomenos pobres”—, de forma que “lasestadísticas oficiales se convierten en uníndice cada vez más engañoso”. Pasaluego revista a múltiples e interesantessegmentos de la población: las capas“mal remuneradas” de la industria(algodoneros, etc.), comparando su dietadeficiente con el consumo “excesivo” y“dilapidador” de los ricos, o suscondiciones de vivienda y alquiler y deacceso a la beneficencia; la población“nómada” (drenaje, ferrocarril…); la“aristocracia” obrera (siderúrgicos,astilleros…); el proletariado agrícola,

que desde la edad de oro del siglo XIV“ha empeorado de maneraextraordinaria” (aquí el detalledesciende a una “docena de condados”,incluido un análisis exhaustivo delsistema de “cuadrillas” que enriquece a“los grandes arrendatarios”); …y, porúltimo, el caso irlandés, convertido ensimple “distrito agrícola de Inglaterra”tras la hambruna de 1846 y consiguienteemigración y caída demográfica (no deriqueza ni de producción), donde lasobrepoblación relativa “hoy es tangrande como antes de 1846”.

XXIV. La llamada acumulaciónoriginaria. Este capítulo, penúltimo dellibro I, se compone de siete epígrafes,pero según la interpretación delmarxólogo francés Maximilien Rubel,que explicaremos más tarde, el 7ºepígrafe debería intercambiar suposición con el capítulo XXV (“Teoríamoderna de la colonización”), quepasaría a ser el último epígrafe delcapítulo XXIV, de forma que el libro Iterminaría entonces con la “Tendenciahistórica de la acumulación capitalista”.

El capítulo comienza con “el secreto

de la acumulación originaria” (o“primitiva” o “previa”), es decir:anterior a la acumulación capitalistapropiamente dicha. El origen de laescisión o polarización que presuponela relación capitalista no es el “idilio”de derecho y trabajo que cuentan los“optimistas” economistas, sino la“violencia” de la historia real: es decir,“la conquista, el sojuzgamiento y elhomicidio motivado por el robo”, basede la “escisión entre productor y mediosde producción”. Aunque esto es la“prehistoria” del capital propiamentedicho, lo que se analiza es “la eracapitalista” en Europa occidental, que

data del siglo XVI (y “esporádicamente”en los siglos XIV y XV). Se trata deprocesos históricos de naturaleza “dual”que cubren “toda la historia deldesarrollo de la moderna sociedadburguesa” tal como surge de laestructura de la sociedad feudal y resultaen la doble liberación del trabajo: 1)respecto de la servidumbre feudal y lacoerción gremial, 2) pero tambiénrespecto a sus antiguos medios deproducción.

El fundamento de todo el proceso esla “expropiación” del campesino o“productor rural” (en su triple forma decampesino independiente, asalariado y

siervo de la gleba), al que se le“despoja” de la tierra (Marx analiza elcaso inglés, con algunas indicacionessobre los casos francés, alemán oitaliano). Su “preludio” fue ladisolución de las mesnadas feudales, ysu acto principal consistió en la“expulsión violenta” de los campesinosde la tierra. Varios factores influyeronaquí: 1) el florecimiento de lamanufactura de lana flamenca empujóa la transformación de la tierra de laboren pastos, dando lugar a la situacióndescrita por Tomás Moro en su Utopía,en la que “las ovejas devoran a loshombres”; 2) la Reforma permitió la

expoliación colosal de los bieneseclesiásticos, suprimió monasterios yarrojó a sus moradores al proletariado;3) la restauración de los Estuardospermitió que los terratenientesabolieran el régimen feudal yreivindicaran la propiedad moderna, loque se favoreció con el “robo de tierrasfiscales” (bienes de la corona), del quetambién se aprovecharon los capitalistasburgueses; 4) las propias leyes “para elcercamiento de la tierra comunal”permitieron que los campesinosindependientes (yeomen) fueranexpulsados y remplazados por pequeñosarrendatarios; 5) por último, el

“despejamiento de las fincas” hizoposible la expulsión y el desarraigo delos campesinos, la destrucción eincendio de sus aldeas —sólo laduquesa de Sutherland se apropió así demás de 3.000 km2 de tierra—, y el usode la tierra primero para pastos y luegopara cotos de caza, siendo esto últimouna “transformación usurpatoria,practicada con el terrorismo másdespiadado, de la propiedad feudal yclánica en propiedad privada moderna”(un cambio según el cual un rey deInglaterra podría arrogarse, “con elmismo derecho”, la facultad de echar asus súbditos al mar).

Esto se consiguió además con una“legislación sanguinaria” contra losexpropiados que, al no poder serabsorbidos a ese ritmo por lamanufactura, no podían adaptarserápidamente a su situación y tuvieronque hacerse “mendigos, ladrones yvagabundos”. Desde el siglo XVI sedictaron leyes contra la “vagancia” porlas que se encerraba, marcaba, convertíaen esclavo y ejecutaba a estos “vagos”;de forma que, mediante esta legislación“terrorista y grotesca”, y a fuerza delatigazos, hierros candentes y tormentos,la población expropiada fue obligada asometerse a la “disciplina” del nuevo

sistema del trabajo asalariado.Esto le merece a Marx una reflexión

de largo alcance. Una vez que la clasetrabajadora, “por educación, tradición yhábito, reconoce las exigencias delmodo capitalista de producción comoleyes naturales, evidentes por símismas”, deja de hacer falta la coerción,porque las “leyes naturales de laproducción”, es decir, la “dependenciadel capital” y el hambre, se encargan dedisciplinar al obrero por sí mismas,usándose la violencia directa sólo“excepcionalmente”. Pero “durante lagénesis histórica” de este modo deproducción, la burguesía “necesita y usa

e l poder del estado” para “regular” elsalario, “prolongar” la jornada laboral ymantener al trabajador en esa“dependencia”. Y esto no sólo ocurrióen el campo: también en las ciudades seusó el Estado para desafiar laorganización gremial, prolongar lajornada, aumentar el número detrabajadores permitidos, impedir lascoaliciones obreras, etc.

En cuanto a la génesis del“arrendatario capitalista”, el antiguobailío se convierte primero enarrendatario libre a quien provee elpropietario, luego en aparcero omedianero de éste, y finalmente en

arrendatario propiamente dicho. Se vaenriquecido, primero, por la inflaciónque siguió a la desvalorización del oroque acarreó el descubrimiento yconquista de América, que permitía unaganancia tanto frente a los trabajadorescomo frente a los propietarios (contratosde alquiler fijo por 99 años). Y,después, por la “revolución agrícola” yla creación del “mercado interno” parael capital industrial, pues el arrendatariopodía vender ahora como mercancía loque antes se consumía como mediosdirectos de subsistencia, llegando esto asu apogeo con la gran industriamecanizada.

Por su parte, el capitalistaindustrial nace del “pequeñocapitalista” —a su vez procedente delos maestros y artesanos independientesde la industria gremial, e incluso dealgunos asalariados— y del capitalusurario y comercial que ya existían enel régimen feudal. Pero a partir del sigloXVII se desarrolla gracias al “sistemacolonial”, “la deuda pública y elmoderno sistema impositivo” y el“sistema proteccionista”, que son todosmétodos que “recurren al poder delestado, a la violencia organizada yconcentrada de la sociedad, parafomentar como en un invernadero el

proceso de transformación del modo deproducción feudal en modo deproducción capitalista”.

Hicieron falta todos esos esfuerzospara “asistir al parto” de las leyes“eternas” capitalistas, ironiza Marx, ypara obtener ese producto “artificial” dela historia moderna que es la polaridadcapital-asalariados. Pero así fue comovino al mundo el capital: ¡“chorreandosangre y lodo por todos los poros, desdela cabeza a los pies”!

XXV. La teoría moderna de lacolonización. [Saltamos el último

epígrafe del capítulo XXIV para insertarprimero el capítulo XXV: la crítica dela teoría de la colonización, deWakefield. La razón es que, comoafirma Rubel, Marx parece haberinvertido conscientemente el ordennatural de su discurso para engañar a lacensura (a la que tuvo que lidiar desdesu época de periodista), haciéndolecreer que el libro terminaba comoempezaba (con la misma dificultad decomprensión), de forma que pudierapasar desapercibida la “tendenciahistórica de la acumulación capitalista”,en la que se retomaban, e incluso secitaban expresamente, las mismas

expectativas revolucionarias delManifiesto Comunista].

La idea del capítulo sobre lacolonización es que la experiencia delos Estados Unidos le debería servir aWakefield o a cualquiera paracomprender que el capital es una“relación social”, y por ello lascondiciones coloniales son las opuestasde la expropiación que allana el caminodel desarrollo capitalista, ya que “laesencia de una colonia libre” es que enella “la mayor parte del suelo es todavíapropiedad del pueblo”. Como no se dioallí la escisión, el obrero pudoapropiarse de una parte importante del

producto y convertirse fácilmente encapitalista. Y esta indisciplina es lo quemolesta a Wakefield. Sencillamente: elmodo de producción y acumulación y lapropiedad privada capitalista“presuponen el aniquilamiento de lapropiedad privada que se funda en eltrabajo propio”, o sea, la expropiacióndel trabajador.

Conclusión del libro I de Elcapital: la Tendencia histórica de laacumulación capitalista. Acabamos dever que la acumulación originaria seresuelve precisamente en la “disolución

de la propiedad privada fundada en eltrabajo propio”. La “pequeña industria”del artesano y del campesino, aldesarrollarse, genera los mediosmateriales “de su propia destrucción”, ysu propiedad es desplazada por lapropiedad capitalista. Pero asimismo elcapital, al “socializar” el trabajo y losmedios de producción, al centralizarse,expropia permanentemente a muchoscapitalistas por parte de unos pocos, y ala vez “disciplina, une y organiza” a laclase obrera, cuya rebeldía aumenta. Lacentralización de los medios de trabajoy la socialización del trabajo alcanzanun punto en que se vuelven

“incompatibles” con su cortezacapitalista, y esto implica la “negaciónde la negación”: no se restaurará lapropiedad privada, sino “la propiedadindividual, pero sobre la base de laconquista alcanzada por la eracapitalista: la cooperación y lapropiedad común de la tierra y de losmedios de producción producidos por eltrabajo mismo”. Y esta segundatransformación será más sencilla que laprimera porque sólo se tratará de la“expropiación de unos pocosusurpadores por la masa del pueblo”.

Libro II: ELPROCESO DE

CIRCULACIÓN DELCAPITAL

Marx advierte que en todo el libro IIse supone siempre que las mercancías sevenden a su valor y, en segundo lugar,que no hay variaciones en el valor delas diferentes mercancías. Este Libro secompone de tres secciones. En laprimera se analizan las metamorfosis delcapital y el ciclo de las mismas. En la 2ªsección se trata de la rotación del

capital. Y en la Sección Tercera, de lareproducción y circulación del capitalsocial global.

Sección Primera: Lasmetamorfosis del capital yel ciclo de las mismas

La primera sección se compone deseis capítulos: los tres primeros serefieren a cada uno de los tres ciclos delcapital (dinerario, productivo,mercantil), el cuarto revisa las tresfiguras en conjunto, y los capítulos 5 y 6se dedican al tiempo y a los costes de la

circulación, respectivamente.

I. El ciclo del capital dinerario.Desde cierto punto de vista, este cicloD-M.…P.…M’-D’ ya se estudió en ellibro I. En su primera “fase”, tenemos lacirculación D-M, que nos interesa ahorapor su contenido material, es decir, encuanto la M son, por una parte, mediosde producción (MP) y, por otra, fuerzade trabajo (FT); por tanto, tenemos

, aunque junto a la relacióncualitativa tenemos también una relacióncuantitativa, una determinadaproporción en la que se tienen que

presentar los dos componentes, materialy personal, de la producción. En estafase, el “factor característico” es D-FT,por ser ésa la “condición esencial” paraque el valor adelantado se transformerealmente en capital. Lo característicodel capitalismo es que la fuerza detrabajo aparezca como mercancía, locual ocurre porque FT ya está en estadode “separación” respecto de sus mediosde producción. Es decir, porque sesuponen dados los procesos históricosque configuran esa especial“distribución” capitalista y, por tanto,que la circulación de mercancías es yadominante y la producción capitalista

está ya desarrollada. Por eso el ciclodel capital dinerario presupone ya laforma del ciclo del capital productivo.

La segunda fase es la producción:“…P.…”, donde los puntos suspensivosindican que se suspende o interrumpe lacirculación. El capital dinerario se hatransformado en capital productivo yadopta una “forma en especie” bajo lacual no puede circular, sino que tieneque ingresar en el consumo, en este caso“consumo productivo”. Al mismotiempo, el proceso de producción setransforma en una “función del capital”,y éste lo convierte, gracias alperfeccionamiento de la técnica y la

organización del trabajo, en el mediopara revolucionar la estructuraeconómica de la sociedad. A la vez, elproducto no es sólo mercancía, sinomercancía “fecundada con plusvalor”.

La tercera fase es M’-D’, y en suforma mercantil el capital tiene quecumplir “función de mercancía”. M’expresa una “relación de valor” encuanto que M’ = M + m, es decir, encuanto que expresa la composición de suvalor como “formado por valor decapital y plusvalor”. Pero para cadacomponente, M’-D’ es algo diferente:p a r a m (que nació en “…P.…”)significa la primera circulación, pero no

lo es en el caso de M, que simplemente“retorna” a —o se reconvierte en dineropara— el capitalista. M’ y D’ son sólodos formas distintas, mercantil ydineraria, del “valor de capitalvalorizado”.

Resumiendo, la forma“desarrollada” del capital dinerario sepresenta como:

que en el caso particular de laproducción de material dinerario, esdecir, de oro, se convierte en:

Analizando el ciclo globalmente, la

consecuencia principal es que el cambiode valor “pertenece exclusivamente” ala metamorfosis “real” del capital, quees …P.… frente a las dos metamorfosis“meramente formales” en que consistela circulación. Al mismo tiempo, encada una de las tres fases el valor delcapital se encuentra en una “figura”distinta, a la que corresponde una“función” diferente y especial que deberealizar antes de pasar a la siguientefase. Por su parte, el capital que realizaeste ciclo es el capital “industrial” (enel sentido teórico), es decir, el decualquier rama de la producción“explotada en forma capitalista”, ya se

trate de una rama productora de“productos objetivos nuevos”, ya deotras cuyo efecto útil consista ensimples “cambios de ubicación” (o“existencia modificada espacialmente”:transporte, correos…, en cuyo casotendríamos la misma fórmula que en laproducción de oro) o en “servicios” (enlos que la producción y el consumocoinciden en el tiempo y lugar). Porúltimo, el capital dinerario y el capitalmercantil, anteriores históricamente alcapital industrial, se convierten ahora,en cuanto “ramos especiales de losnegocios”, en simples “formasfuncionales que el capital industrial ora

adopta, ora abandona, dentro de lacirculación”.

Comparando este ciclo del capitaldinerario (también llamado “forma I”)con los de capítulos posteriores(“formas II y III”), lo característico en éles que la producción aparece comosimple “medio para la valorización” y elenriquecimiento, y por tanto el plusvaloraparece como “el alfa y omega” delproceso. Es por tanto la figura delproceso de valorización y acumulación.

II. El ciclo del capital productivo.Este ciclo es P.…M’-D’-M.…P, y

comparado con el anterior es la figurade la “reproducción” (en vez de lavalorización), “reproducción periódicadel plusvalor”, razón por la cual seresumen aquí algunos resultados de lasección tercera. En él, todo el procesode (doble) circulación aparece como“interrupción” de la producción, y a lainversa que en el ciclo de D (es decir,como circulación mercantil simple: M-D-M, en vez de D-M-D). En lareproducción simple, la circulación deM’ “se separa totalmente” en M-D-M ym-d-m, pues mientras que la primeravuelve a ingresar en el movimiento delcapital, la segunda pasa a ser la

“circulación del rédito” del capitalista(su dinero como dinero para gastar,consumir, no para adelantar nuevocapital). La forma desarrollada de esteciclo o forma II es por tanto:

En la reproducción ampliada, hayque formar un capital dinerario “latente”antes de que el capitalista pueda ampliarla escala de su producción, ya que,como se vio en el libro I, la condiciónpara la conservación del capital es elaumento de su capital constante.Supongamos que se acumula todo elplusvalor. La fórmula debería ser P.…

P’, en vez de P.…P, donde P’ expresaahora, no que se produjo plusvalor, sinoque el plusvalor producido “secapitalizó”, es decir, que se acumulócapital. La P, o P’, final expresa no elproceso de producción sino “laexistencia renovada del capitalindustrial” en su forma de capitalproductivo. Pero esta acumulaciónimplica también la “acumulación dedinero”, la formación de un “tesoro”temporal, dinero temporalmente retiradode la circulación y destinado a financiaren su momento la reposición del capitalfijo. Se trata de un fondo de acumulaciónde dinero —o capital dinerario

latente— que sirve como “fondo dereserva”.

III. El ciclo del capital mercantil.Tiene como fórmula general M’-D’-M.…P.…M’ (o M’’ si hay reproducciónampliada), y se caracteriza por que aquíla circulación “inicia el ciclo”, de formaque M’ se presenta no sólo comoproducto sino también como “supuestode los dos ciclos anteriores” (inclusocuando el ciclo se repite a la mismaescala, ya que M’ se presenta como M +m). El rasgo distintivo de esta forma IIIes que sólo ahora aparece el “valor

valorizado de capital” como punto departida. Además, aparece como puntode transición y punto final, y “por esoestá siempre presente”. Por otra parte,M’…M’ presupone, dentro de sudesenvolvimiento, otro capital industrialen la forma M, por lo que esta forma IIIpuede considerarse también, aparte deindividual, como la forma en que semueve “el capital global de la clasecapitalista”, un movimiento en el quecada capital individual sólo es unafracción del total, “entrelazada” con lasdemás. Esta forma también permite verque la reproducción ampliada sólo esposible cuando el plusproducto ya

contiene los elementos materiales del“capital productivo adicional”; por eso,acertó Quesnay al plantear de esta formasu Tableau Économique.

IV. Las “tres figuras del procesocíclico”. Llamando Cc a la circulación,podemos escribir:

I) D-M.…P.…M’-D’II) P.…Cc…PIII) Cc…P (M’)Común a las tres es la valorización

como objetivo, y que el proceso globalaparezca como la unidad de losprocesos de producción y circulación.

Pero en realidad cada capital industrialindividual “se encuentra al mismotiempo en los tres ciclos” porque lostres se verifican continuamente “uno allado del otro”. Aunque la “sucesión” delas partes está condicionada por su“yuxtaposición” (la división delcapital), esta es a la vez resultado deaquélla. Por eso, todo estancamiento dela primera “desordena” la segunda. Porotra parte, cada fase no sólo trae lasiguiente “sino que al mismo tiempo laexcluye”: el proceso cíclico es“interrupción permanente”. Todo estoes decisivo: el capital, como valor quese valoriza, no sólo es una relación de

clases, sino también “un movimiento, unproceso cíclico”, y por eso no se lopuede concebir “como cosa estática”. Esalgo que pasa por distintas fasessucesivas, no “coexistentes”, ocurre ensucesión “temporal”, y sólo puede ser,por tanto, capital si se mantiene en ellasidéntico a sí mismo y se comparaconsigo mismo.

El proceso sólo discurre “con totalnormalidad” cuando las relaciones devalor son constantes —algo que en larealidad no sucede, pero que suponemosen la teoría—. Los cambios en el valorgeneran “perturbaciones” y exigenaumentar el capital dinerario dedicado a

hacerles frente y abordar los procesosde “liberación” o “fijación” de capitalque producen. Otro rasgo real es que elproceso del capital industrial “seentrecruza” de hecho, en su forma decapital dinerario o mercantil, con los“modos sociales de producción másdiversos” (esclavitud, entidadescomunitarias, producción estatal,cazadores…), que lo condicionanaunque el primero tienda a convertirlotodo en mercancía. Otra simplificacióndel libro II es la consideraciónexclusiva del dinero “metálico”,dejando de lado el dinero crediticio y elfiduciario. Pero si no hay crédito, el

capitalista debe acumular reservas dedinero, no sólo para hacer frente a lasoscilaciones de precios y a la necesidadde incorporar los adelantos técnicos a suequipo productivo, sino para formar“tesoros”.

Y esto es especialmente importanteporque cada capitalista ofrece más de loque demanda, pues D’ es superior a D.En la reproducción simple, la diferenciase compensa con la demanda que hace élmismo con su rédito (como consumidorprivado, no como capitalista); peropresuponer la reproducción simpleequivale a no presuponer el capitalismoreal, donde el objetivo no es el consumo

sino la acumulación y elenriquecimiento, y la acumulación exigela formación previa de tesoros. Puesbien, “mientras dura el atesoramiento, lademanda del capitalista no aumenta” y eldinero está inmovilizado. Esteimportante punto se analizará con detalleen la sección III.

V. El tiempo de circulación . Eltiempo global que requiere el transcursodel ciclo completo —lo que en lasección II se llama “tiempo derotación”— es, pues, la suma del“tiempo de producción” (que incluye el

“tiempo de trabajo”) y del “decirculación”, que se excluyenmutuamente. La diferencia (el exceso)entre tiempo de producción y de trabajose debe a que no todo el tiempo en queel capital permanece en la esfera de laproducción está de hecho en el procesolaboral, sino que hay “pausas” en elproceso de trabajo (interrupcionesnocturnas, por ejemplo) e “intervalos enlos que se abandona el objeto de trabajoa la acción de procesos físicos”(fermentación, secado, maduración, etc.)que operan sin intervención de trabajohumano, intervalos en los que el capitalproductivo está sólo “latente” o “en

barbecho”. En estas interrupciones eintervalos no se crea valor ni plusvalorporque los medios de producción noabsorben mientras tanto ni trabajo niplustrabajo: por eso la tendencia es aacortar en lo posible el exceso citado.Igualmente, “durante su tiempo decirculación el capital no funciona comocapital productivo”, y por ende noproduce valor ni plusvalor: ese tiempode circulación “limita” su tiempo deproducción (aunque los economistasconciban esta influencia negativa como“positiva”, debido a las apariencias).

Aunque en la producción mercantillos “agentes de la circulación” son tan

necesarios como los de la producción,no son iguales, pues los primeros debenser pagados por los segundos, nitampoco deben confundirse lasfunciones del capital mercantil ydinerario con las del productivo. Eltiempo de circulación está formado porel tiempo de compra (D-M) y el tiempode venta (M-D, que es más importante ynormalmente más difícil).

VI. Los costos de circulación. Eneste capítulo se distingue entre loscostos de circulación “propiamentedichos”, los “de conservación” y los “de

transporte”. Entre los primeros está enprimer lugar “el tiempo de compra y deventa”, o sea, la parte del tiempo en queel capitalista hace negocios, “compra yvende, se mueve en el mercado”, sepone de acuerdo con otros capitalistas,etc. Este tiempo, dedicado a la purametamorfosis formal de las mercancíasy el dinero, no crea ningún valor, nicuando lo consume directamente elcapitalista ni cuando lo hacen susasalariados o comerciantesespecializados (que lo más que puedenconseguir es acortar ese tiempo graciasa la especialización de tareas: ésta es suutilidad). Pero es siempre una “función

improductiva” del proceso dereproducción, uno de los gastos “varios”(o “generales”) de la producción, quehay que pagar con “una parte del capitalvariable” e implican un desembolsoadicional (como si se tratara de unamáquina que sirviera para esa función).También es un costo de este primer tipoel tiempo (vivo y objetivado) gastado enla “contabilidad” capitalista, queincluye la determinación o “cálculo” delos precios y el “cobro y pago” dedinero (función de bancos y cajeros):son también una reducción del tiempopotencial de producción, aunque sean(tendencialmente, con la socialización

del trabajo) una proporción decrecientedel trabajo total. En tercer lugar,también es un coste de circulaciónmantener sólo en la esfera de lacirculación determinadas mercancías: eldinero, que es un producto que no es nibien de consumo ni de producción(aunque asimilado a estos en la secciónIII), y por tanto los costes a él asociadossurgen de la forma social mercantil ocapitalista de la producción. Estos trestipos de costes de circulación purosdeben, pues, reponerse “a expensas delplusproducto”.

En cuanto a los costes deconservación y transporte, son ya “de

otra naturaleza”. En los deconservación, hay que distinguir entre“formación de acopio en general” y“acopio de mercancías propiamentedicho” (Smith confunde la “forma delacopio” con el acopio mismo). Elprimero se refiere al intervalo que va dela producción del producto a suconsumo (ya sea improductivo oproductivo), que requiere trabajo (vivou objetivado) para almacenamiento,protección contra el deterioro, etc. Perolas necesidades aumentadas de acopiode capital mercantil, productivo odinerario por causas puramentecapitalistas (inseguridad en los

suministros, demoras en la realización,“estancamiento de la circulación” ydemás “formas involuntarias”) hacen deestos acopios un costo de circulación“pura”. Por último, en cuanto a loscostes de transporte (y clasificación,embalaje, etc.) la circulación puedeproducirse sin “movimiento físico” y, ala inversa, puede haber desplazamientossin circulación. Lo que sirve para moverel “título de propiedad” es trabajo queno crea valor; pero el trabajo detransporte propiamente dicho estrabajo de producción, un “ramoautónomo” de esta como otro cualquiera,aunque consista en la “continuación” de

la producción “dentro del proceso decirculación”.

Sección Segunda: Larotación del capital.

Esta sección es la que más páginas ycapítulos (concretamente, 11: del VII alXVII) ocupa dentro del libro II.

VII. Tiempo de rotación y númerode rotaciones. Este breve capítulo detransición se limita a repasar ideas de lasección anterior. Así, el “tiempo de

rotación” (tr) comprende todo el ciclode un capital, desde su “adelanto” hastasu “retorno” —es decir, su valorizacióny recuperación—, y es por tanto igual ala suma del tiempo de producción y deltiempo de circulación. En cuanto a lastres formas del ciclo, la III (del capitalmercantil) no se puede usar para elanálisis de la rotación; las otras dos sonmás adecuadas, especialmente la I parael análisis del plusvalor, y la II para eldel producto. Ahora bien: lo nuevo esque el ciclo, en cuanto “periodo” o“proceso periódico”, no como actoaislado sino como repetición, es la“rotación”. Para analizar ésta ya no

usamos la jornada laboral, sino el“año”. Y si a éste lo llamamos TR,entonces el “número de rotaciones” es n= TR/tr.

VIII. Capital fijo y capitalcirculante. Los “medios de trabajo”,debido a su función, nunca abandonan laesfera de la producción. Por eso, partedel capital adelantado está “fijada” ahí:en cada elemento de este capital “fijo”,su valor va disminuyendo a medida quetranscurre su vida útil y va transfiriendovalor al producto en cuya producciónparticipa. El capital que no está fijo de

esta manera, sino que es “fluido”, es elcapital “circulante”, y su valor entraíntegramente, de golpe, en el producto(por ejemplo, la materia prima), inclusoen los casos en que su valor de uso noentra “materialmente” en el productomismo (por ejemplo, alguna “materiaauxiliar”, energética, que sirve parahacer funcionar un medio de trabajo). Ladiferencia “fijo/circulante” no debeconfundirse con la distinción“constante/variable” del libro I: laprimera sólo tiene que ver con “el modopeculiar en que circula el valor” de losdiferentes medios de producción, modoque depende de la índole particular de

su “función”. Sólo los medios detrabajo (puros, o asimilados: porejemplo, las “condiciones generales detrabajo”, como los locales en que selleva a cabo la producción) son capitalfijo; y los demás (los “objetos detrabajo”: materia prima, materiaauxiliar, productos semielaborados…)son capital circulante. Es la función, nosu movilidad o inmovilidad físicas, loque les da ese carácter; por ejemplo, elganado para engorde es materia prima, yel ganado de labor es medio de trabajo.

La parte del valor del capitalproductivo —ya que sólo éste puededividirse en fijo y circulante— que se

desembolsa en fuerza de trabajo (no estani sus medios de subsistencia) estambién capital circulante. Por otraparte, como la máquina y demás mediosde trabajo se desgastan poco a poco a lolargo de años, se precisa acumulardinero en un “fondo de reserva” paracuando llegue el momento de reponerlaen especie (in natura). Este desgaste nosólo se produce por su uso —o su nouso, en ciertos casos—, sino tambiénpor el desgaste “moral” debido a lacompetencia (en particular, las crisisobligan a su renovación prematura). Elfondo dinerario de reserva sirve tantopara “ampliar el negocio” como para

introducir una “máquina perfeccionada”;es decir, para una reproducciónampliada tanto de tipo “extensivo” (seamplía el “campo de producción”) como“intensivo” (se aumenta la eficacia delmedio de producción). El mantenimientode estos equipos, su limpieza, lasreparaciones o arreglos de desperfectos,y otros gastos varios generales de estetipo, calculados sobre una base media opromedial en el espacio y en el tiempo,también deben computarse entre loscostes del producto, aunque no seanparte estricta del “fondo deamortización” que requiere el desgasteantes citado.

IX. La rotación global del capitaladelantado. Ciclos de rotación. Estarotación global es la rotación media desus diversas partes constitutivas (loselementos del capital fijo y circulante,con su velocidad específica de rotacióncada uno). Para reducirlas todas a unaforma “homogénea”, hay que usar elciclo I (D.…D’), y no el II (P.…P). Elcapital que rota en un año —o capital“rotado”— puede no coincidir —y engeneral no lo hará— con el capital“adelantado”. Por tanto, la rotación “delvalor” se separa de la reproducción“real”, o tiempo real de rotación de sus

elementos constitutivos, aunque siguehabiendo un fundamento “material” de laprimera, como demuestran las crisisindustriales decenales, ligadas a lareposición física concentrada en eltiempo de muchos equipos de largaduración. Por último, la ganancia debecalcularse en relación con el periodomedio de rotación de todo el capital.

X y XI. Teorías sobre el capitalfijo y el circulante. Los fisiócratas yAdam Smith (X). Ricardo (XI). Estosdos capítulos, juntos, forman uninterludio de 50 páginas dedicado al

repaso de las doctrinas económicassobre esta cuestión. Sin embargo, adiferencia de las Teorías de laplusvalía, aquí domina el análisissistemático, no el histórico, por lo quelas referencias a estos autores sirvenpara reforzar y completar ideasdesarrolladas en capítulos precedentes,y adelantar otras de los siguientes.

Marx considera que, en este terreno,Smith dio un paso atrás respecto a losfisiócratas (en particular, Quesnay),quienes hablaron, más que de “capital”(salvo Turgot), de los “adelantos” (o“avances”) que hace el arrendatariocapitalista, distinguiendo entre adelantos

“originarios” (en capital fijo) y“anuales” (en capital circulante). Smithgeneralizó a la “industria” (o sea, alcapital productivo en general) lascategorías que ellos usaron sólo para laagricultura, pero su exposición es “muyinferior”. El principal problema es queSmith confunde el capital circulante conel “capital de circulación” (suma delcapital mercantil y el dinerario), y Marxdedica muchas páginas a mostrar lossinsentidos y limitaciones de estaconfusión (y de paso ilustrar otrosdeSmith). El origen de la confusiónestriba en creer que la diferenciafijo/circulante depende de la “figura”

del elemento del capital “en cuantocosa”, y no de su “función”. Esto lleva aSmith a no incluir la compra de fuerzade trabajo dentro del capital circulante oa olvidar que sólo el capital productivopuede ser fijo o circulante, y de ahí lalarga tradición que sustituye la“determinación esencial”(constante/variable) por la “secundaria”(fijo/circulante), ligando estaconcepción con la doctrina errónea delfondo de trabajo como “magnitud dada”.

A Ricardo le agradece Marx,implícitamente, que sólo se ocupe delproblema en relación con aspectos delvalor que en El capital se relegan al

libro III, pero mientras que Ricardoidentifica correctamente capital fijo conmedios de trabajo, iguala erróneamente(y también Stuart Mill) capital circulantey “capital desembolsado en trabajo”.Esto lo lleva a dejar fuera el capitalconstante circulante (que no aparece enninguno de los polos) y a confundir ladeterminación principal con lasecundaria (como Barton o Ramsay), sinentender que la creación de valor no esmás que la “fuerza de trabajo enactividad”, o “trabajo que se estáobjetivando”.

XII a XIV. Periodo de trabajo,tiempo de producción, tiempo decirculación. La distinción fijo/circulanteno tiene nada que ver con la “duración”mayor o menor de los procesos deproducción, o con que el producto tenganaturaleza “discreta” (por ejemplo, elhilado, cuyo proceso comienzadiariamente) o “continua” (unalocomotora que insume tres meses). Estosólo significa diferencias en el tiempo (yvelocidad) de rotación, o de reflujo,condicionadas por la duración del“periodo de trabajo”, que es el número

de “jornadas laborales conexas” que serequiere para terminar una unidad demercancía. En todos los casos, el valorse va depositando en el producto “porcapas”, pero este sólo es “producto sinterminar”, no mercancía, hasta que estáterminado. Conforme se desarrolla laproducción social, la tendencia históricaparece ser el aumento del periodo detrabajo medio, pues aunque el aumentode productividad tienda a acortarlo poruna parte, exige, por otra, desembolsoscrecientes de capital fijo.

Ya vimos que la naturaleza delproducto puede exigir interrumpir o“suspender” la duración del periodo

laboral en muchos casos, debido aprocesos o modificaciones “físicas,químicas, fisiológicas”. (Precisamente,la divergencia entre tiempo de trabajo ytiempo de producción fue la basematerial para unificar las actividadesindustriales rurales y agrícolas.) Elmosto necesita reposar; los productos dealfarería o las hormas de madera paracalzado necesitan secarse; las pieles,curtirse… y nada cambia porque enparte estos procesos “se entrecrucen oimbriquen”. En el valor hay que sumartodo gasto de trabajo por pequeño quesea, tanto vivo como objetivado, queocasione ese exceso del tiempo de

producción sobre el laboral (por tanto,ya se use “productiva” o“improductivamente” para estos fines).

En el tiempo de circulación cuentamucho el “tiempo de venta”, que enparte se determina a su vez por la“distancia” —o “periodo migratorio”—que hay desde el lugar de producción alde mercado. El desarrollo de los mediosde comunicación y transporte (y su pesocreciente en la producción global) tienemucho que decir sobre el recorte de esetiempo, pero la “mundialización” de losmercados opera en sentido contrario. Encuanto al “tiempo de compra”, hará faltapara afrontar los gastos de ese periodo

un capital que funcionepermanentemente (aunque su magnitudfluctúe) como dinerario.

XV. Efecto del tiempo de rotaciónsobre la magnitud del adelanto decapital. En este capítulo y el siguiente,que suman unas 80 páginas, se analiza lainfluencia del tiempo de rotación sobrela valorización del capital, valiéndosede un ejemplo numérico en el que eltiempo de producción y trabajo son 9semanas; el de circulación, 3 semanas(12 semanas, por tanto, el tiempo derotación); y el desembolso semanal

asciende a 100 libras (900 en total).Puesto que la producción “se paraliza”durante 3 semanas, sólo se puedeasegurar su continuidad de dos maneras:o bien reduciendo su escala, de formaque las 900 libras basten para cubrirproducción y circulación, o bien“mediante un capital circulantesuplementario” que permita lacontinuidad de la producción a partir dela décima semana. Tras comparar esteejemplo con otros en que el tiempo deproducción coincide o es inferior al decirculación, Marx concluye que lonormal es que los movimientos delcapital originario y del suplementario

“se entrecrucen” ya desde el segundoperiodo de rotación, haciendo posible la“sucesión ininterrumpida de losperiodos de trabajo” y el funcionamientoconstante, como productivo, de una parteigual del capital anticipado. Se crea asíla apariencia de que el tiempo decirculación se ha “esfumado”, pero enrigor sólo parte del capital puedefuncionar en el proceso de producción(como capital productivo), mientras otrafracción debe encontrarse “siempre enel periodo de circulación” (como capitaldinerario o mercantil).

A continuación se analizan los trescasos posibles, sus resultados y el

efecto que sobre el conjunto tienen loscambios de precio. 1) Si ambosperiodos (producción y circulación) soniguales, los capitales originario (I) yadicional (II) —que pueden analizarsecomo si fueran autónomos eindependientes— se alternan, sinsuperponerse. Si se suponen 51 semanasen el año, el I rotará 5.͡6 veces (es decir,5 rotaciones de 9 días + sólo 6 días dela 6ª rotación), y el II, que sólo empiezaa rotar a partir de la cuarta semana ymedia, 5.1͡6 veces: esto da una media de5.41͡6 x 900 = 4.875 libras, una vezpromediado el total a un “año derotación unitario”. 2) Si el periodo de

trabajo es mayor que el de circulación(por ejemplo, 6 y 3 semanas,respectivamente), los capitales seentrecruzan y al mismo tiempo seproduce una “liberación” de capital (alfinal de cada periodo de trabajo, e igualal capital II): aquí el capital I rota 5.͡6veces, y el II, que es sólo de la mitad detamaño que I, rota 5 veces, con unamedia ponderada de 5. ͡4 x 900 = 4.900libras. 3) Si el periodo de trabajo esmenor que el de circulación (porejemplo, 3 y 6 semanas,respectivamente), se requerirán trescapitales de 300, que rotarán,respectivamente, 5. ͡6, 5. ͡3 y 5 veces, lo

que da un total de 5.͡3 x 900 = 4.800libras. Aquí también se da la liberaciónde capital si el periodo de circulaciónno es un múltiplo del laboral.

Al resumir los resultados, Marxresalta que “la liberación de capitalconstituye necesariamente la regla”, y lamera alternancia, la excepción. Portanto, una parte “considerable” delcapital liberado —como mínimo igual alcapital variable, y como máximo sutotalidad— estará siempre “bajo laforma de capital en disponibilidad”, unaforma del capital dinerario, y será tanimportante como el que libera “elreflujo paulatino del capital fijo”.

Ambos serán un fundamento del sistemacrediticio.[47]

Por último, en el epígrafe dedicadoa los efectos de un cambio de precio,Marx distingue entre un cambio deprecio de los materiales (por ejemplo,una baja vuelve “superflua” una fraccióndel capital anterior, que quedaría, comocuando se acorta el periodo decirculación, “a la búsqueda deinversión”, es decir, como “un nuevocomponente del mercado dinerario”) yun cambio en el precio del propioproducto, que tendría un “efectoretroactivo”, como elemento deproducción, en otros procesos de

producción.

XVI. La rotación del capitalvariable. Antes de analizar eso, desde elpunto de vista del capital individual y elsocial, se dedica un epígrafe a la “tasaanual del plusvalor”, para mostrar losiguiente. Si un capital circulante, A, de500 libras, rota en 5 semanas, en un año(de 50 semanas, suponemos) rotará 10veces. Supongamos que todo elcirculante es capital variable, y que elplusvalor es el 100% de éste. Entonces,A crea un plusvalor de 5.000, mientrasque otro capital variable (B), de 5.000

libras, que sólo rotara una vez al año,creará el mismo plusvalor. La tasa anualde plusvalor será de 1.000% en elprimer caso, y de 100% en el segundo, ysin embargo el capital variable semanales de 100 libras en ambos casos (seexplota la misma cantidad de fuerza detrabajo): ¿cómo es posible esto? Se creala apariencia de que la circulacióntambién afecta a la explotación. Pero lasolución real es sencilla: los capitalesvariables “utilizados” —y“efectivamente actuantes”— en elproceso de trabajo son los mismos en Ay en B, pero los capitales variables“adelantados” son absolutamente

desiguales. La “ley de la producción deplusvalor” consiste en que, a igual tasadel plusvalor, “masas iguales de capitalvariable actuante generan masas igualesde plusvalor”. Lo que ocurre es que elcapital adelantado por A es sólo 5 vecesmayor que el que se emplea “de maneracontinua”, mientras que el de B es 50veces mayor. Por tanto, si PV’ es la tasaanual de plusvalor, y pv’ la tasaefectiva, tenemos PV’ = pv’·n , donde nes el número de rotaciones[48].

Lo anterior puede verse tambiénatendiendo a la rotación del capitalvariable individual. En A, lo que segasta en salarios son 5.000 libras,

aunque se haga “paulatinamente”: esdecir, cuando se consume, o gasta, elprimer capital de 500 (a las 5 semanas),hay que “reponerlo” con otro “reciénproducido”. En cambio, en B, el“producto de valor” que repone elcapital variable adelantado y agregaplusvalor “no reviste la forma” bajo lacual que puede circular de nuevo comocapital productivo, porque su “forma devalor” (su forma dineraria) no se harenovado hasta el final del año. Portanto, la conversión “más temprana omás tardía” en dinero es “indiferente” ensí misma para la producción deplusvalor, pero “modifica la magnitud

del capital dinerario” que hay queadelantar, y por esta vía influye en latasa anual de plusvalor. Por otra parte,desde el punto de vista “social”,tenemos: en A, lo que el obrero retira dela circulación al gastar su salario es a lavez “la forma dineraria del producto devalor” que crea; pero no ocurre lomismo en B: aquí el obrero entregadinero al vendedor de sus bienes deconsumo, pero “no una mercancía” quepueda comprar dicho vendedor.

Por último, dos comentariosadicionales. Por una parte, es una“contradicción” capitalista que losobreros “como compradores de

mercancías” sean “importantes para elmercado”, mientras que, comovendedores, la sociedad capitalistatienda a “reducirlos al mínimo deprecio”. En segundo lugar, la duracióndel periodo de rotación global dependesobre todo del periodo laboral, que a suvez depende de las condiciones“materiales” de producción en las quese incorporan “las diversas inversionesde capital”.

XVII. La circulación del plusvalor.Por tanto, en A y en B se produce elmismo plusvalor en los mismos lapsos,

pero no se realiza el mismo plusvalor:veamos la “frecuencia” de estarealización. A muestra cómo una partedel capital adelantado originariamentepuede ser también puro plusvalorcapitalizado, y no sólo el capitalacumulado. Ya en el capítulo XVemparejó Marx esta cuestión con la delcapital fijo: en ambos casos, antes de laacumulación “efectiva” se hace precisoacumular dinero como capital dinerario“latente” o capital “en ciernes” (in spe),cuya forma más simple es el “tesoro”(oro, signos de valor, títulos). Tambiénen la reproducción simple será precisoque una parte del plusvalor esté

constantemente en dinero, y Marx sepregunta de nuevo por el origen deldinero que permite reconvertir elplusvalor en capital (cuestión diferentede la del origen del plusvalor), ya quelos capitalistas como conjunto “vuelcanen la circulación” más capital mercantildel que retiran como capital productivo(o sea, más oferta que demanda). SegúnMarx, ni siquiera Tooke supo resolvereste problema.

Para empezar, el problema coincidecon otro más “general”: de dóndeprocede el dinero requerido para “hacercircular la masa mercantil” de un país(cuestión independiente de que dicha

masa contenga o no plusvalor, ocontenga más o menos, pues la variaciónde la tasa de plusvalor no afecta a la“masa de dinero en circulación”). Siesta desciende, aumentará la demandade productos “necesarios” y disminuirála de “suntuarios”, de forma que elcapital social se redistribuirá oreequilibrará entre los sectores(aumentará también el precio de losproductos donde “predomina el capitalvariable”, y bajará en los demás). Esfalso que un aumento salarial vayanecesariamente seguido por unaelevación de los precios: si estoestuviera al alcance del capitalista, lo

estaría siempre. Esta apariencia se debea que, al analizar las relaciones entrecantidad de dinero y nivel de precios, seconfunde el efecto con la causa. Comoya escribiera Marx en el capítulo II, esla propia clase capitalista la que lanzael dinero necesario para realizar elexceso de oferta, pero no como capitals i no como rédito (como “medio decompra para su consumo individual”).Entran aquí en juego los capitalistas queproducen oro, ya que si los demás“succionan” de la circulación másdinero del que arrojan a ella, con estesector de la “producción áurea” ocurrelo contrario (tanto si es nacional como

extranjero).Tampoco la reproducción ampliada

altera esto, aunque el dinero adicionalque se requiere para la acumulación lovuelcan ahora los capitalistas comocapital dinerario, no como rédito. Eldinero suplementario se obtiene comosiempre: “economizando en más altogrado la masa dineraria circulante” obien “haciendo pasar dinero de la formatesáurica a la forma circulante”. Enambos casos, se reduciría la “gravosapartida” —la “quita”— que supone eldinero para la producción social (quedeja, por su causa, de producir una partede sus medios de producción y consumo

potenciales); por eso, el sistemacrediticio, al hacer esto posible,contribuye a aumentar directamente la“riqueza capitalista”.

Sección Tercera: Lareproducción y circulacióndel capital social global

XVIII. Introducción. Esta últimasección del libro II se abre recordandoque el proceso de reproducción delcapital, o ciclo global de su rotaciónabarca tanto el “proceso directo deproducción” (a la vez proceso de

trabajo y de valorización) como las dosfases de la circulación. Se enfatiza quecada capital “singular” o individual —únicos analizados en las secciones I y II— debe entenderse sólo como una“fracción autonomizada” del capitalsocial global, por lo que en la secciónIII se analiza su circulación en cuanto“partes” de este último.

Hay luego nuevos recordatorios delpapel del capital dinerario, a pesar deque su lugar es el “final de estasección”. Por ejemplo: la escala de laproducción no depende sólo delvolumen del capital dinerario enfunciones, ya que ciertos factores

naturales, la velocidad de circulación olos adelantos científicos, tambiéncondicionan dicha escala. El aumento dela productividad, al aumentar la “masa”de productos en que se materializa unadeterminada cantidad de valor nuevo, esmuy importante también, ya que aumentala masa de medios de producción quesirven a la reproducción ampliada.Asimismo, la duración del periodo deproducción —y su tendencia a largoplazo— es esencial, yendo su influenciamás allá incluso del modo deproducción capitalista.

XIX. Exposiciones anterioresacerca del mismo objeto. Nuevamentelos fisiócratas y Smith ocupan loesencial de esta exposición“comparada”, con una breve referenciaa sus “continuadores”. Y nuevamenteelogia Marx a Quesnay por hacer la“primera exposición sistemática” de laproducción “capitalista”, cuyo carácterdemuestran sus críticos no capitalistas(el reaccionario Linguet, el socialistaMably y los “defensores de la pequeñapropiedad libre de la tierra”). Y criticael “paso atrás” que supone el “dogma”

de Smith, según el cual cada mercancíay el “producto anual total” sedescompone sólo en rentas (v+pv), deforma que c sólo aparece mediante unrodeo, como diferencia entre el ingreso“bruto” y el “neto”.

Lo esencial ya estaba en la secciónanterior, pero Marx insiste en: laslimitaciones de Smith. Por ejemplo: 1)sus “demostraciones” consisten sólo en“repetir la misma afirmación”; 2) suerror es equiparar, por sudesconocimiento del carácter “dual” deltrabajo, “el valor del producto del año”con el “producto del valor anual”, puessi el segundo resulta del trabajo “útil”

gastado en el año, el primero representatodo el trabajo humano (directo oindirecto) en forma de “fuerza de trabajogastada”, es decir, “trabajo,prescindiendo aquí del carácter útilparticular de este trabajo”; 3) nodistingue Smith entre capital y rédito: lafuerza de trabajo es “mercancía” enmanos del obrero, no capital, pero enrealidad “funciona dos veces”, primerocomo mercancía, en la venta del obreroal capitalista, y segundo como “capital”,en cuanto funciona, en poder delcapitalista, para la producción; 4) porúltimo, no hay tres “partes constitutivas”del valor mercantil, sino que este “se

resuelve” en tres partes.En cuanto a los continuadores,

Ricardo “reproduce casi literalmente” lateoría de Smith, con la diferencia de queelimina la renta de la tierra como parteconstitutiva del valor, y toma éste comoel prius, o sea, la suma de valor comopunto de partida de sus partes. Por otraparte, ni Sismondi ni Mill aportan nadaaquí; y en cuanto a Barton, Ramsay yCherbuliez, “fracasan” en su intento deir más allá de Smith, al no ver lasdiferencias entre la contraposicióncirculante/fijo y la deconstante/variable.

XX. Reproducción simple. Estecapítulo, el más largo de toda la seccióny del libro II (unas 120 páginas), secompone de 13 epígrafes diferentes quecomienzan por el “planteamiento delproblema”: desde el punto de vistasocial, el producto anual incluye dospartes: la que repone capital y la quecorresponde al “fondo de consumo”;dicho de otra manera, lo que se producepara consumo “productivo” e“improductivo” (“individual”). Elproducto social debe reproducir lasclases obrera y capitalista, así como elcarácter capitalista del proceso. Y estoexige analizar la figura III (M’…M’) en

sus partes; o bien “el proceso deconsumo mediado por la circulación”doblemente: como “valor” y como“materia” (en las secciones I y II estoera indiferente, al tratarse sólo decapitales individuales). Aunque, dentrodel capitalismo, la reproducción simplees una abstracción o suposición“peregrina”, es con todo un elementointegrante o “factor real” de todoproceso de acumulación de capital.

En la producción social hay dos“sectores”: el que produce “medios deproducción” (I: destinados al consumoproductivo) y el que produce “mediosde consumo” (II: destinados al consumo

individual). En ambos, el capital es c+v,y el valor del producto c+v+pv (sesupone provisionalmente que no existela parte de desgaste de capital fijo encuanto éste no se repone en el año) y seexpone el siguiente ejemplo numérico(para un valor global de 9.000):

4.000c + 1.000v + 1.000pv = 6.000en medios de producción

2.000c + 500v + 500pv = 3.000 enmedios de consumo

Se analiza en tres epígrafes (3, 4, 6)el intercambio: 1) entre los dos sectores(o sea, I(v+pv) por IIc); 2) dentro delsector II; y 3) dentro de I (y en medio seincluye el epígrafe 5 sobre la mediación

de la circulación dineraria en todo esto).El primero, el “gran intercambio”, no esun intercambio en especie entre los dossectores, sino una conversión recíproca“mediante una circulación dineraria” (enel ejemplo, una circulación demercancías de 4.000 libras, con unacirculación de dinero de 2.000), dondesuponemos “ciertas reservas de dinero”para gastos de capital y de rédito. Enparticular, los 1.000v que loscapitalistas de I pagan a sus obreros, losconvierten estos en medios de consumode II por valor de 1.000, y con esedinero los capitalistas de II puedencomprar a I 1.000 en medios de

producción. Si suponemos que loscapitalistas de ambas sectores adelantanla mitad del resto que hace falta paracompletar el intercambio —elporcentaje es lo de menos—, elresultado es que los capitalistas secompran finalmente entre sí otras 1.000libras de los productos del otro sector.Resultado global: I(v+pv) ha de ser iguala IIc.

Seguidamente, se analiza elintercambio dentro de II, y en particularentre los medios de subsistencia(consumo) necesarios y suntuarios, esdecir, entre los dos “subsectores” (a yb) de II; en los dos, los capitalistas

compran bienes de consumo de ambostipos en la misma proporción (porejemplo, 3/5 de tipo a, y 2/5 de tipo b).Si los 500v + 500pv del sector II losdividimos en “a) 400v + 400pv y “b)100v + 100pv”, eso significa que loscapitalistas de a tendrán que gastar el40% de 400 (es decir, 160) en bienes detipo b; y los de b, el 60% de 100 (esdecir, 60) en bienes de tipo a. Por suparte, los obreros de a gastan el salarioque reciben (400) en su propiosubsector, y los de b lo gastan (100) ena. Se debe intercambiar, entre los dossubsectores, un total de 160 de cada uno(160 que compran los capitalistas de a

por 100+60 que compran lostrabajadores y capitalistas de b).

Se trata de algo “análogo” al “granintercambio”, y esto implica dos cosas.Primero, la existencia y reproducción dela parte de la clase obrera ocupada enIIb está “condicionada por el derrochede la clase capitalista”, lo que nosrecuerda que, en la medida en que lareproducción simple forma parte real dela ampliada, también el motivo de ésta,la producción por la producción misma,“va acompañado del móvil delenriquecimiento”, típico de la primera,que al mismo tiempo “se le contrapone”.Segundo: decir que las crisis provienen

de “la carencia de consumidoressolventes” es una “tautología cabal”,aunque parezca profundo afirmar que laclase obrera recibe una parte“demasiado exigua” del producto total,o argumentar que la crisis se remediaría“no bien recibiera aquélla una fracciónmayor”. Marx critica ambasafirmaciones —típicas por cierto delmoderno pensamiento de Keynes y loskeynesianos de izquierda y kaleckianos— pues “bastará con observar” laexperiencia histórica de que las crisisvienen preparadas por un periodo en quelos salarios suben absoluta yrelativamente, siendo “esta prosperidad

relativa” de la clase obreranecesariamente “momentánea” y“anuncio” de la crisis.

Tras repasar la “mediación de losintercambios por la circulacióndineraria”, se llega a la cuestión del“capital constante del sector I”, que es“todo sencillez” pues, como todo elproducto mercantil de I “se compone demedios de producción”, sólo tenemos elconsumo de una parte del producto innatura, que “reingresa directamente” ensu propia esfera o “cambia deubicación”, mediante “intercambiosrecíprocos”, hacia otras esferas delmismo sector de medios de producción.

En cuanto al “capital variable yplusvalor” y “el capital constante” delos dos sectores, lo más importante esque, en la reproducción simple, “elvalor global de los medios de consumoproducidos anualmente es igual alproducto anual de valor”. El “enigma”de por qué el producto de valor de todala jornada laboral puede resolverse env+pv si, por ejemplo, 2/3 de esa jornadase gasta en medios de producción, seexplica sencillamente así: 2/3 del valordel producto II son, en cuanto valor, “elproducto de 2/3 de una jornada laboralsocial transcurrida con anterioridad aeste año”. Sólo en cuanto valor de uso,

es la suma del producto I y II productodel trabajo concreto de este año. Pero encuanto valor, el producto globalcontiene “tres jornadas laboralessociales de un año”, cada una de lascuales se expresa en 3.000; en I, 4/3; yen II, 2/3, de jornadas laboralestranscurrieron “antes” del proceso deproducción cuyo producto analizamos.Toda la dificultad se supera, pues,distinguiendo adecuadamente entre los“componentes de valor” y los“componentes materiales” del productosocial.

A continuación, nueva “ojeadaretrospectiva a Adam Smith, Storch y

Ramsay” para recordar otra vez “eldaño infligido” por Smith al “soterrar ladiferencia” entre el par capitalfijo/circulante, por una parte, y capitalconstante/variable, por otra. Luego, unlargo epígrafe sobre las diferenciasentre “capital y rédito: capital variable ysalario”, es decir: el capital variablefunciona como capital en manos delcapitalista, y como rédito en manos delasalariado, del mismo modo que, paraéste, su fuerza de trabajo no es su“capital” sino simplemente su“patrimonio”. O más exactamente: no esque el capital variable se conviertaluego en rédito para alguien (el obrero),

sino que el capitalista el que “retiene ensus manos” el capital variable todo eltiempo: primero, como “capitaldinerario”, luego como “elemento de sucapital productivo” (en el proceso detrabajo), después como “parte del valorde su capital mercantil”, y finalmente denuevo como dinero. Lo que se convierteen rédito del obrero es sólo el “valor,transformado en dinero” de su fuerza detrabajo.

Y nuevamente reaparece la“reposición del capital fijo”, que no es“mero intercambio recíproco, nomediado”, sino un fenómeno en el que“el dinero desempeña aquí un papel

específico”. Por eso, se vuelve adistinguir la reposición “en formadineraria” de la parte correspondiente aldesgaste anual, de la reposición del“capital fijo in natura”. En la primera,surge la “dificultad” de que, en elintercambio de I(v+pv) por IIc, el valor deI(v+pv) no puede intercambiarseíntegramente ya que una parte “debeprecipitarse siempre en dinero” parahacer frente al desgaste citado. Portanto, con el resto, digamos 1.800 de las2.000, sólo se puede comprar 1.800 enmedios de consumo. ¿De dónde saleentonces el dinero que hace falta paracomprar las 200 restantes de II? Se trata

de un problema que “hasta ahora loseconomistas no han examinado enabsoluto”, por lo que hay que analizardiversas “soluciones posibles” en unproceso nada sencillo. En primer lugarse descarta que este dinero sea“adelantado por I”, pues lo excluye la“ley” de que todo dinero adelantado enla circulación debe retornar a su puntode partida. Con lo cual queda sólo lahipótesis, “en apariencia aun másabsurda, de que sea el propio II” quienlo adelante. Pero este absurdo es sólo“aparente”.

Hace falta dividir el sector II en dossubsectores pues, como se verá al final,

lo que ocurre es que el dinero refluyetambién a II, “pero no a las mismasmanos”, sino redistribuyéndose desde“una parte de la misma a otra”: 1) elprimer subsector es el de los capitalistasque deben reponer este año capital fijoin natura y necesitan dinero para podercomprar; 2) el segundo, los capitalistasque atesoran dinero para el desgaste. Elprimer subsector compra los nuevoselementos del capital fijo, y con esedinero el sector I compra, a su vez,medios de consumo al segundosubsector de II. Esto exige, comocondición previa, “que este componentefijo del capital constante II” (o sea el

renovado en el subsector I) sea “igual aldesgaste anual del otro componente fijodel capital constante II” (subsector II).¿Qué ocurre si no son iguales? Si elprimer componente es mayor, habrá unexcedente de dinero y al final seránecesario importar; si es menor, habráun déficit de dinero que se cubrirá conexportaciones.

Surge de aquí la posibilidad de una“crisis”, una crisis “de producción”,pese a tratarse de la reproducciónsimple (escala invariada). Si aumenta(respecto al año anterior) la fracción delcapital fijo que hay que reponer enespecie, disminuye consecuentemente la

fracción que se desgasta. Esto tiene dosconsecuencias: 1) en el sector I, si unaparte de su producto anual, la queforman los elementos del capital fijo,tiene que aumentar para atender esamayor demanda, la parte del capitalcirculante debe ser menor; y no seentiende bien cómo puede serlo si laproducción de II es la misma y necesitalos mismos insumos de materias primas,etc. 2) Si con la demanda de nuevosequipos fijos llega más dinero a I, la“masa mercantil de IIc, portadora de lareposición del valor correspondiente aldesgaste” tendrá que disminuir enproporción, y con ella el dinero con el

que podría contar I para reponer unaparte de Ipv. Por consiguiente, habrácrisis si no hay “una proporciónconstante entre el capital fijo que seextingue” y el que “sigue operando en suforma natural”, desproporción que, paralos economistas, es un “desequilibrio enla producción de capital fijo y capitalcirculante”.

El penúltimo epígrafe de estelarguísimo capítulo vuelve a la“reproducción del material dinerario”(el oro, que es, como los metales engeneral, parte de I), y la dificultad, queni siquiera Tooke resolvió, de que en lacirculación nunca “vemos” al capitalista

“cuando vuelca dinero” para consumirel plusvalor (su rédito), pareciendo que“paga” con ese dinero un plusproductoque en realidad “nada le cuesta”. Lasolución del problema es que mientraslos demás capitalistas “retiran de lacirculación más dinero” del que arrojana ella, los capitalistas del sector queproduce oro “no hacen más que volcardinero” nuevo en la circulación.Finalmente, en el epígrafe sobre “lateoría de la reproducción, según Destuttde Tracy”, critica su “ofuscaciónlógica” por ver en la circulación elorigen de las “ganancias”.

XXI. Acumulación y reproducciónampliada. El análisis de la acumulaciónen el sector I (donde se analiza elatesoramiento y luego el capitalconstante y el variable “adicionales”),en el II y, sobre todo, la “presentaciónesquemática de la acumulación” reposasobre dos supuestos iniciales. Primero,que todo el plusvalor se acumula, siendoesa suma suficiente para la expansióndel capital en funciones o para instalaruna nueva empresa industrial (cosa queno siempre es cierta, porque se requieremás tiempo). Segundo, que ya antes dela acumulación “se ha verificado unaproducción en escala ampliada”, que

“potencialmente” existe “en suselementos” materiales antes de hacerseefectiva (y esta posibilidad misma“existe sin necesidad de dinero”, que noes, en sí mismo, un elemento de lareproducción real).

Tras recordar que el atesoramientono es producción, y que la cantidad dedinero en una sociedad es mayor que la“inmersa en la circulación activa” —unafracción variable según lascircunstancias—, analiza primero elcapital constante. No se puede pasar dela reproducción simple a la ampliada sien la producción de I no aumenta laproporción de elementos destinados a I

(y disminuye, por tanto, los que van aparar a II). Esto significa que “dentro dela reproducción simple se produce elsustrato material de la reproducciónampliada”. Pero no basta con que loscapitalistas A, A’, A’’, etc., del sector Iaumenten la producción; hace falta queotros capitalistas —B, B’, B’’…—hagan funcionar el plusproducto de losprimeros “efectivamente como capitalconstante adicional”. Respecto al capitalvariable, se supone que “la parte delcapital dinerario recién formado a laque es posible transformar en capitalvariable siempre encuentra,preexistiéndola, la fuerza de trabajo”.

Pero la acumulación en el sector II exigeque los B, B’, B’’, etc., pertenezcan a II,y también que una parte de las ventas deI a II sean “unilaterales”, es decir, quese vuelva “invendible” una parte “de lasmercancías de B (II)”, lo cual entorpecela reproducción. Por tanto, tenemos:“subconsumo” en I, desde el punto devista de II, y “sobreproducción relativa”en II; y al mismo tiempo “capitaldinerario excedentario en I y déficit enla reproducción de II”.

Los esquemas de la reproducciónampliada se presentan por partes. Enprimer lugar, un par de ejemplospreliminares para evidenciar que la

escala ampliada “no tiene nada que ver”con la magnitud absoluta del producto,sino con un “ordenamiento diferente”del mismo, una “determinación funcionaldistinta” de sus elementos, lo cualequivale a una producción “practicadacon mayor inversión”. Por tanto, no es lacantidad lo que importa, sino ladeterminación cualitativa de esoselementos. A continuación, hay unepígrafe, titulado “primer ejemplo”, enel que se compara el esquema de lareproducción simple:

4.000c + 1.000v + 1.000pv = 6.0002.000c + 500v + 500pv = 3.000,

que suma 9.000, con el correspondiente

a la reproducción ampliada en su estadoinicial (que también suma 9.000), quellamaremos (1a):

(1a)4.000c + 1.000v + 1.000pv = 6.0001.500c + 750v + 750pv = 3.000.En primer lugar, aquí tenemos 1.500

IIc < 2.000 I(v+pv), y no 2.000 IIc = 2.000I(v+pv), donde lo que importa es eldistinto signo. Si reordenamos el últimoesquema, a efectos de la acumulación,suponiendo que se acumula la mitad delplusvalor y que el capital nuevo tiene lamisma composición que el originario,tendremos:

(1b)

4.400c + 1.100v + 500pv (FC) =6.000

1.600c + 800v + 600pv (FC) = 3.000.(donde FC significa “fondo deconsumo”). Esto deriva: 1) de que lamitad de 1.000pv se acumula, y lo haceen la proporción 4:1 en nuevo c y nuevov; 2) lo anterior significa que la partedel producto I que se convierte enréditos que habrán de cambiarse por IIha subido a 1.600(v+pv), y por tanto serequieren 1.600 en IIc, o sea, unincremento de 100; y, para respetar laproporción entre c:v, se requieren ahora50 más de v, con lo que el incrementototal de capital en II (150) tendrá que

salir de una disminución de 150 en pv.A continuación, si se opera laacumulación “real” tendremos:

(2a)4.400c + 1.100v + 1.100pv = 6.6001.600c + 800v + 800pv = 3.200

(Total, 9.800).En una segunda tanda, tendríamos:(2b)4.840c + 1.210v + 550pv (FC) =

7.2601.760c + 880v + 560pv (FC) = 3.520

(Total, 10.780);(3a)4.840c + 1.210v + 1.210pv = 7.260

1.760c + 880v + 880pv = 3.520(Total, 10.780).

Y así sucesivamente. En un “segundoejemplo”, se supone una nuevacomposición o relación c:v igual a 5 (envez de 4), y esto obliga a modificartodas las cifras. Por último, comoconclusión general para la acumulación,resulta que hay que tener en cuenta, antetodo, su “tasa”. De modo que I(v+pv)puede ahora no ser igual a IIc; perotendremos siempre, llamando 1/x a lafracción de plusvalor que se acumula,que Iv+(pv/x) “será siempre menor queII(c+pv)”, y además “precisamente menor

en la parte de IIpv que la propia clase delos capitalistas II tiene que consumir seacomo fuere”, lo que quiere decir que Iv+

(pv/x) = IIc+(pv/x).

Libro III: ELPROCESO GLOBAL

DE LAPRODUCCIÓNCAPITALISTA

El libro Tercero se compone de 7secciones agrupables en tressubconjuntos diferentes. Las dosprimeras tratan, respectivamente, de latransformación del plusvalor enganancia y la transformación de laganancia en ganancia media. La secciónIII analiza los distintos aspectos de la

ley de la baja tendencial de la tasa deganancia. Por último, las secciones IV aVII tratan, sucesivamente, del capitalcomercial, el que “devenga interés”, larenta de la tierra y los réditos.

Sección Primera: Latransformación delplusvalor en ganancia y dela tasa de plusvalor en tasade ganancia

En los libros I y II, que trataban delos procesos de producción y

circulación del capital, se hicieronalgunas “reflexiones generales” sobre launidad de ambos en el proceso globalde la producción capitalista. En el libroIII se trata más bien de las “formasconcretas” que surgen de este último ensu movimiento “real”. Esto significapasar del “capital en general” (comorelación que lo “enfrenta” polarmente altrabajo asalariado) a “la acciónrecíproca de los diversos capitales entresí” (el “capital con el capital”, o“relación consigo mismo”), paraaproximarse así a la realidad aparente,en la que aparecen los “múltiplescapitales” y su “competencia” mutua, tal

como se refleja en la conciencia de lospropios “agentes de la producción”.

I. Precio de costo y ganancia. Unprimer paso lo constituye el “precio decosto” (pc), que es sólo “lo que lecuesta la mercancía al capitalista” (esdecir, pc = c+v, el trabajo pagado) y nolo que “realmente cuesta suproducción”, que es su valor o “preciode coste verdadero” (c+v+pv, o pc +pv, es decir, todo el trabajo, sea pagadoo no). El primero es el gasto “decapital”, el segundo es el gasto “detrabajo”. Los dos componentes del

precio de costo “aparecen” como pagode elementos “materialmentediferentes”; pero la forma precio decosto no revela que son también“funcionalmente diferentes”, ya que unohace que su valor “retorne”, mientrasque el otro “crea” nuevo valor. Portanto, el plusvalor aparece como unexcedente por encima del precio decosto, como (c+v) + pv —tendiendo elcapitalista a considerar el precio decosto como el verdadero “valorintrínseco”—, más que como lo que es:c + (v+pv). Por tanto, “parece” provenirpor igual de sus diversos elementos devalor, por lo que en realidad se

convierte en “ganancia” (g), y el valore n pc + g. Aparece pues la ganancia,que “es lo mismo que el plusvalor”,como forma “mistificada” de éste; igualque en el libro I aparecía el salariocomo forma mistificada del valor de lafuerza de trabajo. El plusvalor parecesurgir de la propia venta, y el capitalistacae en la “ilusión” de verlo como“excedente por encima del precio decosto”, como hacen también Torrens oProudhon.

II. La tasa de ganancia. Puesto queel plusvalor se transforma en ganancia,

la tasa de plusvalor (pv/v) se ha detransformar en “tasa de ganancia” (pv/C,c o n C = c+v), ya que, aunque laganancia del capitalista proviene de que“tiene para vender algo por lo cual no hapagado nada”, esto queda “encubierto”,apareciendo como un excedente “porencima del capital global adelantado”,que procede de la circulación. Y esto estanto más “real” para el capitalistacuanto que es en la competencia endonde se “realiza” su ganancia. Por esolos economistas atribuyen al capital encuanto “cosa”, y con independencia desu “relación social con el trabajo”, sucualidad de ser fuente “autónoma” del

plusvalor. Esto es sólo un paso más enel proceso de “inversión de sujeto yobjeto” que ya vimos en la producción(libro I), por el que las fuerzasproductivas “subjetivas” del trabajo sepresentan y aparecen como “fuerzasproductivas del capital”. Pero sin la tasade plusvalor no se puede entender latasa de ganancia, porque no existe una“relación interna y necesaria” entre(c+v) y pv, ya que el valor de losmedios de producción es “totalmenteindiferente” en el proceso devalorización (en este sólo cuenta la“relación técnica” entre los medios deproducción, como cantidad física, y la

cantidad física de trabajo vivo quepueden absorber). Estos fenómenos deinversión serán más frecuentes a medidaque progresemos; y así, en la sección II,la ganancia parecerá inclusocuantitativamente diferente delplusvalor.

IV. Influencia de la rotación sobrela tasa de ganancia. Engels recuerdaaquí que, debido al tiempo que exige larotación del capital, no es posible quetodo él esté en la producción, sino queuna parte ha de estar “en barbecho”(como capital dinerario o mercantil).

Por supuesto, si se acorta el tiempo deproducción debido al “progreso de laindustria” (por inventos y cosas así), oel de circulación —gracias a las“mejores comunicaciones”, donde se haproducido una revolución “sólocomparable” a la revolución industrial“de la segunda mitad del XVIII”—, latasa de ganancia “deberá aumentar”, yaque entre ella y el tiempo de rotaciónexiste una “relación inversa”. Al mismotiempo, recordando que la tasa anual deplusvalor es PV’ = pv’·n , se obtiene unatasa anual de ganancia = pv’·n·v / C. Porúltimo, en un ejemplo de cómo secalcula el número de rotaciones del

capital circulante (constante y variable),se ve que una pv’ de 154% quivale a unaPV’ de 1308%.

V. Economía en el empleo delcapital constante. En este capítulo y elsiguiente analiza Marx los cambios queafectan a la tasa de ganancia en segundainstancia, partiendo del supuesto —paraevitar “complicaciones inútiles”— deque la masa y la tasa de plusvalor estándadas. Puede haber, en primer lugar,“economías en las condiciones deproducción”, es decir, en el “empleo delcapital constante”, gracias a la

producción en gran escala típicacapitalista, es decir, a la “concentraciónde los medios de producción” y a suaplicación masiva; o bien, por la“reconversión de deyecciones ydesechos de la producción”, quetambién es resultado del trabajo social agran escala. En ambos casos, aumentarála tasa de ganancia. En segundo lugar,puede aumentar la rentabilidad en unarama como consecuencia del desarrollode la productividad del trabajo “en otrasramas” (en “talleres ajenos”, no en los“propios”): se trata de economías no enel empleo sino en la producción delcapital constante, que abaratan sus

elementos (en términos absolutos orelativos), y por tanto su “onerosidad”para los capitalistas que los compran.Pero en ninguno de los dos casos se tratade una “relación orgánica”, porque noafecta a la relación del “obrero con elcapitalista”; y ello a pesar de que labúsqueda del abaratamiento, que en elcapitalismo se convierte en “avidezfuriosa” de ganancia, conlleva incluso la“dilapidación de la vida y salud delobrero”, pues la “tacañería” capitalistaes enormemente “derrochadora” de“material humano”.

Tras estas “consideracionesgenerales”, siguen 4 epígrafes

específicos. Primero, el “ahorro en lascondiciones de trabajo a expensas de losobreros”, donde salta a la vista la“omisión de los desembolsos másnecesarios” —con el beneplácito de losjueces de paz, “ellos mismos fabricanteso amigos de éstos”— para evitaraccidentes y enfermedades, así comootros exponentes de la falta de “justiciasanitaria” predominante. En segundolugar, la “economía en la generación ytransmisión de fuerza motriz y enmateria de construcciones”, así como enla “maquinaria de trabajo”. Tercero, el“aprovechamiento de las deyecciones enla producción” y en el consumo (por

ejemplo, en la agricultura), es decir: sureutilización o su reducción mediantemáquinas mejores. Por último,“economías mediante inventos”, pues laexperiencia del trabajo colectivopermite a los empresarios “posteriores”(aunque los pioneros, en muchos casos,“quiebren”) aprovechar plenamente susventajas.

VI y VII. Influencia de los cambiosde precios. En el capítulo VI se analiza,en dos apartados, la influencia de esoscambios, primero sobre el capitalcirculante y luego sobre el fijo, con un

tercer apartado como “ilustracióngeneral: la crisis algodonera de 1861-65”. Y en el capítulo VII se añaden“consideraciones complementarias”. Enel primer caso se trata sobre todo de lamateria prima: si su precio baja en d, latasa de ganancia aumentará porquetendremos ahora pv/(C-d). Esto significaque se afecta más al valor del productoque con el capital fijo; un aumento de suprecio puede llegar a “cercenar o inhibirtodo el proceso de reproducción”; deahí, la importancia también para lospaíses industriales de los aranceles a laimportación de estas materias. Eldesarrollo capitalista hace que el valor

de la materia prima forme uncomponente “constantemente enaumento” del valor del producto; y comoel descenso de la parte que representa eldesgaste de capital fijo será inferior,resultará un aumento de la fracción“c/(c+v+pv)” y un descenso de lafracción complementaria:“(v+pv)/(c+v+pv)”.

En cuanto al capital fijo, su aumentode valor o su desvalorización significan,respectivamente, “vinculación oliberación de capital”. La vinculaciónconsiste en que “determinadasproporciones dadas” de c+v+pv debenreconvertirse en los elementos de c+v si

la producción “ha de seguir en suantigua escala”; mientras que laliberación significa que un porcentajede lo que hasta ahora se tenía quereconvertir en c+v queda “disponible yexcedentario” en esas mismascondiciones. Por tanto, la primerasignifica un aumento, y la segunda unadisminución, del cociente(c+v)/(c+v+pv). Una subida (descenso)del precio de la materia prima (porejemplo, el algodón) se comunica alprecio del producto (por ejemplo, elhilo de algodón) debido a que el tiempode trabajo que hay en éste ahora “seconvierte, retroactivamente, en la

expresión de más tiempo de trabajo”, ypor tanto aumenta C (lo que cuenta es eltrabajo “socialmente” necesario, por loque las condiciones de producciónpueden volverse diferentes de las“originarias” debido a estas influenciasindirectas).

Ello puede ocurrir de la noche a lamañana, ocasionando “violentasoscilaciones” (subidas seguidas desúbitos colapsos) y “catástrofes” y“convulsiones” en la reproducción(especialmente, en el caso de lasmaterias primas “orgánicas”, como lasagrícolas, vegetales y animales, a lasque podríamos sumar hoy el petróleo, en

cuyo caso también la demanda crece“más rápidamente que su oferta”). Yestas serán tanto más frecuentes cuantomás se consolide la tendencia capitalistaa la “sobreproducción relativa demaquinaria” (frente a la“subproducción” relativa de materiasprimas) y más se dé la “alternanciaconstantemente repetida entre unencarecimiento relativo y la posteriordesvalorización”. El “mayor ejemplo”de esto se ve en la “interrupción delproceso productivo por escasez yencarecimiento de la materia prima” enel caso de la Guerra Civilnorteamericana (1861-64) y la llamada

cotton famine (escasez de algodón) aque dio lugar.

En cambio, la parte del precio querepone el desgaste del capital fijo sóloentra “idealmente” en el cómputomientras la maquinaria siguefuncionando. En cualquier caso, tantopara el capital circulante como fijo, loesencial es distinguir la tendencia“orgánica” —que tiene que ver con larelación técnica entre trabajo vivo yobjetivado— de las “oscilaciones” de latasa de ganancia “independientes” deesos “componentes orgánicos”.

Sección Segunda: Latransformación de laganancia en ganancia media

VIII. Diferente composición de loscapitales en diversos ramos de laproducción, y consiguiente diferenciaentre las tasas de ganancia. Yademostró Adam Smith que las tasas deplusvalor en las diferentes esferas deproducción tienden a “nivelarse” (queno es tanto como igualarse). Aunque lossalarios del trabajo simple y delcomplejo sean diferentes, también loserá el plusvalor que crean, de formaque, con el desarrollo capitalista, dicha

nivelación será cada vez mayor. Esteanálisis deja de lado las diferencias“internacionales”, porque el objetivo esla formación de una tasa de ganancia“nacional” o “general dentro de unpaís”, y sólo tiene en cuenta la diferentecomposición “orgánica” (es decir, elfactor más importante de la composiciónen valor) y la diferente rotación de loscapitales de las distintas esferas en suvalor normal (no fortuito).

La composición “técnica” delcapital es el fundamento de la de valor,y es simplemente la relación entremedios de producción y trabajo vivo.Siendo esta relación la misma, la

relación en valor puede ser distinta si enuna esfera se usa hierro y en otra cobre(como medio de producción). Por tanto,a la composición en valor, “en tantoresulta determinada por su composicióntécnica y la refleja, la denominamos lacomposición orgánica del capital”. Esdecir, si, en la relación en valor (C/v),se toma v como “mero” índice de“determinada cantidad de fuerza detrabajo” —o “masa de trabajo vivo”, esdecir: como índice “no sólo del trabajocontenido en el mismo” sino también del“plustrabajo”—, tenemos lacomposición orgánica (que por tanto semide como C/(v+pv)). Lo importante es

ver que capitales de igual magnitudgeneran “ganancias desiguales” debido asu diferente composición, ya que uncapital de 100 generará un plusvalor de90 si es = 10c+90v, y sólo de 10 si =90c+10v (con pv’ = 100% en amboscasos). Por su parte, las diferencias derotación y las diferencias entre lacomposición del capital en términos decapital fijo o circulante no afectan paranada, “en sí y para sí”, a la tasa deganancia, aunque, históricamente, eldesarrollo del capital fijo “expresa” unaproducción en mayor escala y por tantoun predominio del capital constante.

IX. Formación de una tasa generalde ganancia (tasa media de ganancia)y transformación de los valoresmercantiles en precios de producción.Como la composición orgánica es unarelación de valor, no sólo depende de larelación técnica sino también del preciode los medios de producción. Parasimplificar, supongamos primero quetodo el capital fijo rota en un año (loque equivale a suponer que sólo haycapital circulante), y relajemos luegoese supuesto. Si en la tabla siguienteimaginamos que los cinco capitales son“diversas secciones” de un capital“único”, se obtiene sin dificultad la tasa

de ganancia media (el 22%) resultantede la tasa de plusvalor común del 100%.

Los “precios de producción” sonsimplemente los precios que se originan“extrayendo el promedio de las diversastasas de ganancia” y agregándolo a losprecios de costo. Son por tanto una“forma trasmutada del valor”. Pero estatasa “media” de ganancia se desarrolla“a partir del valor de la mercancía”, yluego las diferentes tasas sectoriales son“niveladas por la competencia”. Por

tanto, cada capital retira el valor delcapital que ha consumido, pero no“rescata” el plusvalor o gananciaproducido, sino una cantidad pro rata, oproporcional, al capital globalinvertido, una “parte alícuota” de éste,una “enésima ava parte” de ese total,como si fueran “meros accionistas deuna sociedad por acciones”. Por tanto,mientras su precio de costo esespecífico, su ganancia es un simplepromedio. El precio global de lasmercancías, su suma, es “igual” a suvalor global, pero no ocurre igual conlos precios y valores individuales.

Ahora bien, como en c también

entran los precios de sus insumos, éstosno serán ya exactamente proporcionalesal trabajo que contienen (es decir, noserán sus valores sino sus precios deproducción, de manera que los preciosde costo ahora tienen esta “significaciónmodificada”). De forma que la ley seimpone como tendencia dominante sólode manera “intrincada y aproximada”,como un promedio de “perpetuasoscilaciones que jamás puedeninmovilizarse”; y es posible porconsiguiente “un error” (aunque se tratede un error “pasado”, una premisa, unresultado, y el capitalista sea indiferentea eso de cara a su producción). Lo

importante es que el precio deproducción será mayor, menor o igualque el valor, en función de que lacomposición en valor del capital delsector sea mayor (“alta”), menor(“baja”) o igual (“media”) que la mediade la economía. Pero ya no es (y si loes, será una “casualidad”) la suma detrabajo pago e impago de la mercancía,sino del trabajo pago “más una cantidaddeterminada de trabajo impago” (= pc +pc·g’, es decir, pc(1+g’)).

A pesar de esta modificación“cuantitativa” —obsérvese que, hastaahora, el paso de plusvalor a gananciaera sólo “cualitativo”—, la ley del valor

se sigue cumpliendo, como demuestra elhecho de que los precios de producciónsólo pueden variar, en último término,como consecuencia de cambios en elvalor. Y eso ocurre tanto si se modificala tasa media de ganancia —“obra muytardía de una serie de oscilaciones”, querequieren “mucho tiempo” y no cambiantodos los días, pues los movimientos enlas distintas esferas se “compensan” y“neutralizan” recíprocamente—, como sicambia el precio de costo. Se hadesvelado entonces la conexión entre la“apariencia” de estos precios y su“determinación interna” por los valores;y cómo la ganancia que entra en los

primeros está “mediada por laexplotación global del trabajo por partedel capital global”. Se comprende asípor qué para cada capitalista un “mayorempleo de trabajo inanimado” (sucapital constante, que obtiene de lacirculación) es una “operacióntotalmente correcta”, lo que, no sólo nocompromete la tasa media de ganancia,sino que parece la “fuente” de unamayor rentabilidad.

X. Nivelación de la tasa general deganancia por la competencia. Preciosde mercado y valores de mercado.

Plusganancia. Acabamos de ver que lasuma de las ganancias coincide con lasuma de los plusvalores, y que lacompetencia sólo nivela o redistribuyeese total entre las distintas esferas segúnel capital invertido en cada una. En loscapitales de composición “media”, elprecio coincidirá “aproximadamente”con el valor, y la tasa general deganancia con la de estos capitalesmedios. Nada cambia si suponemos que,por cualquier motivo, algunos capitalesde algunas esferas “no están sometidosal proceso nivelador”. Lo importante esver que la tasa media se impone comotasa “general”. Si fueran los

trabajadores los que produjeranmercancías con sus propios medios, nohabría tendencia a la igualación de lasrentabilidades sectoriales porque su“diversidad” les sería “indiferente”.Pero en el capitalismo las mercancías noson simples mercancías sino “productode capitales”, y esto hace que cadacapitalista exija una “participación en lamasa global del plusvalor” proporcionala la magnitud de su capital. Por tanto,los valores deben estudiarse antes quelos precios de producción, no sóloporque son un prius lógico o “teórico”,sino también anteriores desde un puntode vista “histórico” (no hay nivelación

con los “campesinos propietarios” y“artesanos”: y los valores sólo exigenque el intercambio deje de serpuramente “casual u ocasional”).

Por otra parte, el “valor demercado” es el valor medio social enuna esfera (ya se trate de su valor o desu precio de producción); pero dentro deella puede haber valores “individuales”que no coincidan con aquél. Sinembargo, el “precio de mercado” sólopuede ser “uno”, “uniforme”, para cadatipo de mercancía, debido a lacompetencia; y normalmente coincidirácon el precio al que la obtiene elproductor que está en las condiciones de

p r o d uc c i ó n medias. La presióncompetitiva fuerza a los diversosvendedores del producto a sacar almercado entre todos la cantidaddemandada; si el valor baja (sube), seamplían (se contraen) en promedio las“necesidades sociales”, entendiendo porestas las “necesidades con capacidad depago”, únicas que cuentan en elcapitalismo (es decir, tal como estánsocialmente “condicionadas” por la“relación recíproca entre las diversasclases”, y “principalmente” por la tasade plusvalor). Aun así, podemosdistinguir tres casos. En primer lugar, siel “grueso” de mercancías de un sector

se produce en condiciones sociales“normales”, supondremos que secompensan y anulan las que lo hacen encondiciones extraordinarias (mejores ypeores, respectivamente). Pero sepueden dar otras dos situaciones: si lasque se producen en peores condicionesdan “la tónica”, los restantesproductores obtendrían un valorindividual inferior al valor de mercado(y superior, si la tónica la dan losmejores).

En la realidad, intervienen lascondiciones de demanda por medio dela competencia entre los compradores.Si la cantidad ofrecida es mayor o

menor que la demandada, habrá“divergencias del precio de mercadocon respecto al valor de mercado”; deforma que si se produce demasiadopoco, éste vendrá regulado por el valorde quien produce en peores condiciones,y si se produce en exceso, por el dequien produce en las mejorescondiciones. La “parte de la sociedad”que trabaja en producir esas mercancíastiene que “obtener un equivalente”mediante el trabajo social querepresentan sus mercancías. Y si estaparte aplica demasiado trabajo enrelación con lo que reclama la sociedad,el exceso relativo de mercancías de ese

tipo provocará que sean quienesproducen en mejores condiciones losque regulen (a la baja) el precio en esascondiciones, y que se “malvendan” o nose vendan las de los otros productores.Si, al contrario, aplican demasiado pocotrabajo, lo regularán (al alza) losproductores “peores”. Por otra parte, lacantidad demandada no es fija, sino“elástica y oscilante”, de forma que sibaja el precio aparece una “mayor‘necesidad social’” (tanto de losconsumidores individuales comoproductivos), ya que esta “necesidad demercancías representada en el mercado—o sea la demanda— difiere

cuantitativamente de la necesidad socialreal”.

Si demanda y oferta coinciden, “seanulan mutuamente” y dejan de explicar“nada”. Entonces se comprueba que elintercambio de las mercancías “a suvalor” es lo racional y la esencia de su“equilibrio” de mercado; sin que estoimplique que coincidan la oferta y lademanda cada día sino en “promedio”,considerando “el conjunto en un lapsomayor o menor”. Por tanto, la relaciónentre oferta y demanda sólo explica “lasdivergencias” de los precios respecto alos valores, siendo estos los que“determinan la oferta y la demanda”. Y

esos valores vienen dados por la“cantidad global de trabajo social quese emplea para la masa global” de cadatipo de mercancía cuando estacorresponde a las “necesidades socialessolventes”. Además, el valor esimportante porque el dinero sólo puededesarrollarse conceptualmente “a partirde este fundamento”, y el precio, comoconcepto, sólo es el valor “en formadineraria”.

Por tanto, la oferta y la demanda“suponen la transformación del valor envalor de mercado”, y en el capitalismoya suponen la forma precio deproducción de este último, así como el

trabajo asalariado, que es indiferente al“carácter específico” de su trabajo y“puede dejarse lanzar de una esfera dela producción a otra” según lasnecesidades oscilantes del capital. Lanivelación es por consiguiente tanto másrápida cuanto más móviles sean elcapital y la fuerza de trabajo, y cuantomás desarrollado esté el sistemacrediticio. La existencia de “pequeñoscampesinos” y otras esferas nocapitalistas de producción, que “seinterpolan” entre las empresascapitalistas, obstaculizan dichanivelación. Pero en cada esferacapitalista, los capitales constituyen una

verdadera “cofradía francmasónica”frente a la totalidad de la clase obrera, ytodos están interesados en aumentar elgrado de explotación del “trabajo totalpor el capital global”. Por último, elprecio de producción no es sino elprecio “necesario” de los fisiócratas, el“natural” de Smith, o el precio o costede producción de Ricardo, que no essino la condición, “a la larga”, de “laoferta”, o de la reproducción de cadamercancía.

XI y XII. Efectos de lasoscilaciones generales del salario

sobre los precios de producción.Consideraciones complementarias. Elbreve capítulo XI demuestra con unejemplo numérico que un aumentosalarial que rebaje la tasa de plusvalordeja “inalterado” el precio deproducción de las mercancías decomposición media —y la suma total deprecios de producción—, mientras quelo eleva o lo baja en las mercancías concomposición baja o alta. Con ladisminución del salario, ocurre justo locontrario.

A esto se añaden dosconsideraciones. Por una parte, elprecio de producción puede cambiar

aunque no lo haga el valor que le sirvede base, pero en ese caso debe habercambiado el valor de otras mercancías.Es decir: si la tasa media no cambia,sólo puede cambiar el precio si hacambiado el valor. En segundo lugar, laigualación tendencial de las tasas deganancia de los diferentes sectores no esinmediata ni rápida, sino que se produce“en cierto ciclo de años”, por lo que elcapital “pronto aprende a contar conesta experiencia”.

Sección Tercera: Ley de labaja tendencial de la tasa de

ganancia

XIII. La ley en cuanto tal. El puntode partida es un ejemplo numérico quemuestra que a una misma tasa deplusvalor (por ejemplo, 100%) lecorresponde una tasa de ganancia cadavez menor a medida que aumenta lacomposición orgánica del capital. En elejemplo, con un v = 100, la tasa deganancia que corresponde a un capitalconstante de 100, 200, 300 y 400 sería,respectivamente, de 50%, 33.3%, 25% y20%. En realidad, las composiciones envalor del ejemplo se toman comoíndices de la composición orgánica, y

por tanto esa evolución significa que el“mismo número de obreros” pone enmovimiento “una masa constantementecreciente de medios de trabajo” (la serie“hipotética” refleja la “tendencia real”).Este crecimiento de la composiciónorgánica es “expresión” del aumento dela productividad social del trabajo. Y,por tanto, aunque la tasa de plusvaloraumente tendencialmente —tendenciatan real que es “absurdo” explicar labaja de g’ por un “aumento en la tasa delsalario”—, lo anterior se manifiestacomo un descenso de la tasa de ganancia(ya que el numerador crece máslentamente que el denominador en la

expresión g’ = pv’/cvc , donde cvcsignifica “composición en valor delcapital”). Para Marx, dicho descenso noes “absoluto” sino una “tendencia haciauna baja progresiva”, y debe estudiarseantes de la “escisión” de la ganancia ensus partes componentes. Esta dimensióndiacrónica de la ley se complementa conuna dimensión sincrónica: a los paísesmás desarrollados les corresponderáuna tasa de ganancia más baja que a losmenos desarrollados, aunque esta leygeneral puede “revertirse” en ciertoscasos por causas que afectan a la tasa deplusvalor de forma no orgánica.

Aunque la ley parece “muy

sencilla”, la economía política aún no lahabía descubierto. Esta ley significa enprimer lugar que cualquier “capitalsocial medio” (de 100) tenderá aemplear cada vez más medios de trabajoy relativamente menos trabajo vivo, porlo que podrá absorber “cada vez menosplustrabajo”. Pero como la ley no es“absoluta sino relativa”, ello no impideque las cantidades absolutas de trabajo yplustrabajo crezcan. De hecho, estas nosólo “pueden” sino que, “al margen defluctuaciones transitorias”, “deben”aumentar, pues cualquier valor dado setraducirá ahora en más valores de uso yesa masa creciente de medios de

producción tenderá a absorber mástrabajo vivo que antes (lo que supone unnuevo punto de partida para larepetición del proceso, puesto que laacumulación acelerada por este motivosignifica un nuevo aumento de laproductividad).

Por tanto, la ley implica una dobletendencia “simultánea”: “una masaabsoluta de ganancias en aumento y unatasa de ganancia en disminución”. Osea: es una ley “bifacética” que producepor “las mismas causas” dos efectos queson una “contradicción aparente”.“Aparente” porque el capital socialglobal tiene que aumentar por la misma

razón, y por ello la ley significatambién, en tercer lugar, requerimientoscrecientes de capital para poner enmovimiento una cantidad dada de fuerzade trabajo y, por tanto, una tendencia aque el capital crezca más deprisa que lapoblación activa, generando unasobrepoblación obrera permanente (opoblación “relativamentesupernumeraria”). De hecho, para que lamasa de ganancia aumente, el capitaldebe aumentar más deprisa y “en mayorproporción de lo que disminuya la tasade ganancia”. Dicho de otra manera, el“efecto dual” de esta ley sólo puederepresentarse en un crecimiento del

capital global “más veloz” que laprogresión a la baja de g’, lo que sólosignifica que las mismas causas“estimulan la acumulación” y laformación de nuevo capital como“acumulación acelerada del capital”.Por consiguiente, es “superficial” y“erróneo” ver en la disminución de g’una “consecuencia” del aumento delcapital. Es algo similar, e igual de“tosco”, que ver en la ganancia unsimple margen arbitrariamente añadidopor encima del valor de las mercancías.

Pero la ley también se manifiesta enuna “baja” del precio de las mercancíasy un aumento de la parte que representa

en él el plusvalor (aumento depv/(c+v+pv)); o sea, un “aumentorelativo” de la ganancia que contiene(sin embargo, ese aumento de la parte depv coincide con un descenso mayor dela parte de v, y por tanto un descenso de(v+pv) y un aumento de la parte de c).Esto contradice la idea popular de queel margen de ganancia se rebajavoluntariamente y se compensa con unvolumen vendido mayor (masa mercantilcreciente), que procede del concepto deJ. Steuart de “ganancia por elintercambio (upon alienation)”,derivada de su concepción del capitalcomercial.

XIV. Causas contrarrestantes . Ladificultad no está, para Marx, enexplicar por qué baja g’, sino “por quéesa baja no es mayor o más rápida”. Larazón es que operan influencias queinterfieren y anulan sus efectos,dejándola en una “baja tendencial” quesólo se manifiesta “de formacontundente” en determinadascircunstancias y “en el curso deperiodos prolongados”.

Estas “contratendencias” son: 1) enprimer lugar, la “elevación del grado deexplotación del trabajo”: se puedeaumentar la duración o intensidad de la

jornada laboral sin que aumente lacomposición orgánica (por ejemplo,mediante una mayor “velocidad de lamaquinaria” o cualquier otra vía paraaumentar la producción sin aumentar elcapital). El aumento del plusvalorrelativo también cuenta, aunque seconsigue normalmente medianteincrementos de la composición orgánicadel capital que producen efectoscontrarios. 2) En segundo lugar, la“reducción del salario por debajo de suvalor” es una causa muy real (pero sedeja fuera del análisis teórico, comootras cosas, por no corresponder al“análisis general del capital”). 3) Lo

tercero es el “abaratamiento de loselementos del capital constante”, quehace que la composición en valor nocrezca tan rápidamente como la técnica(“desvalorización” del capitalconstante). 4) En cuarto lugar, la“sobrepoblación relativa” permite queafluya gente constantemente hacianuevos “ramos” de la producciónrefractarios a la mecanización, o queusan más trabajo vivo que ninguno. 5)En quinto lugar, el “comercio exterior”puede abaratar los elementos de c y dev, mientras que la inversión en elextranjero, en especial en las“colonias”, puede arrojar una mayor

rentabilidad. 6) Por último, el “aumentodel capital accionario” permite dejarfuera de la nivelación a muchosahorradores que si fueran capitalistas nose conformarían con este “dividendo”inferior.

XV. Desarrollo de lascontradicciones internas de la ley. Estec a p í t u l o esencial, queincomprensiblemente suele dejarse delado, comienza con la idea del capítuloXIII: que la baja de la rentabilidad y la“acumulación acelerada” sólo son“diferentes expresiones del mismo

proceso”. Por una parte, la acumulaciónacelera el descenso de g’; pero, porotra, la baja de g’ “acelera” laconcentración y centralización delcapital, expropiando así a los últimosproductores directos no capitalistas (esdecir, elevando la “escisión” originariaa una segunda potencia, mediante la“descapitalización” de muchos) yvolviendo “más lenta la formación denuevos capitales autónomos”. Como yavio Ricardo, perplejo, la mismaacumulación se convierte entonces enuna “barrera”: pero le faltó añadir quela misma demuestra que el modo deproducción capitalista no puede ser

absoluto sino “transitorio” o “relativo”.La “creación” de plusvalor no tiene

más obstáculos que la población obreray su grado de explotación (el objetivode la producción capitalista es esteplusvalor, nunca el disfrute de losmedios de consumo). Pero su“realización” requiere condicionesadicionales que, no sólo tienen que vercon la “proporcionalidad” entre ramasproductivas y la “capacidad deconsumo” de una sociedad de clases“antagónicas”, sino que está limitadaademás por el propio “impulso deacumular” y la consiguiente necesidadde “expandir constantemente el

mercado”. Todo esto conlleva intentarsuperar la “contradicción interna”ampliando el “campo externo” de laproducción. Por ello, se hace avanzar lacorriente del capital, no en relación conel nivel de g’, sino con la “pujanza queya posee” ese capital, es decir, enproporción a su propio volumen yaacumulado. Lo cual provocaría, a lalarga, el “colapso” del sistema si, juntoa la fuerza centrípeta primaria, nooperase el “efecto descentralizador” delas fuerzas contrarrestantes.

Tenemos por tanto un conflicto entre“expansión de la producción” y“valorización”, o sea, los dos

componentes del proceso directo deproducción estudiados en el libro I, yque es mucho más que un problema en lacirculación. El desarrollo de laproductividad social del trabajoproduce, pues, dos efectos antagónicos:el aumento de la magnitud de las fuerzasproductivas ya producidas, y la relativaexigüidad del trabajo vivo en cadacapital. Ambos movimientos correnparejos como “manifestaciones de unamisma ley”, pero influyen “en sentidoopuesto” sobre g’; el primero elevandopv’, el segundo disminuyendo el númerode obreros. Pero la compensación de losegundo con lo primero se enfrenta a

“límites insuperables”; por tanto, puedeobstaculizar la baja de g’ pero “noanularla” en ningún caso. Además, cadafactor se enfrenta a los demás no en una“calma yuxtaposición”, sino implicandouna “contradicción”; las fuerzasimpulsoras antagónicas “operan a la vezunas contra otras”. Esto se manifiesta“ora de manera yuxtapuesta en elespacio, ora de manera más sucesiva enel tiempo”, pero tiene que desahogarsesiempre “periódicamente mediantecrisis”, que no son sino “solucionesviolentas momentáneas” de lascontradicciones existentes.

La forma más general de esta

contradicción es, pues, la siguiente. Elmodo capitalista de producción implicauna tendencia al “desarrollo absoluto delas fuerzas productivas”. Pero, comodesea la “valorización” más rápida y“acelerada” posible, el “método”empleado contradice en la práctica esatendencia, al incluir la baja de g’, perotambién la desvalorización periódicadel capital ya existente para conteneresa baja. Todo lo cual “perturba” lacirculación y reproducción del capital yprovoca necesariamente paralizacionesy “crisis del proceso de producción”.Por tanto, el capital tiendeconstantemente a “superar los límites”

que le son inmanentes, pero sólo loconsigue con medios que vuelven alevantar de nuevo “esos mismoslímites”, sólo que a mayor escala.

De forma que “el verdadero límite”,el auténtico problema, es el “propiocapital”. O sea, el hecho de que suautovalorización sea el punto de partiday llegada de todo el proceso; o que laproducción sea sólo “producción para elcapital”, y no a la inversa. Por tanto,nada menos que los límites(expropiación, empobrecimiento…)entran siempre en contradicción con losmétodos de producción; y el medio(desarrollo de la productividad), con el

objetivo limitado de este sistema (lavalorización).

Lo anterior se refleja en el absurdode que haya a la vez “exceso de capitalcon exceso de población”. Al aumentarel umbral mínimo de inversión, los“pequeños capitales fragmentarios”, trasarriesgarse en la “aventura”(especulación, estafas, crisis y demásmanifestaciones de la “plétora delcapital”), terminan en manos de loscapitales centralizados. Pero la“sobreproducción absoluta de capital”(la caída a cero de la inversión, o almenos el cese del crecimiento delvolumen absoluto de plusvalor) significa

para estos se verificará con una nuevabaja “intensa y repentina” de g’,motivada ahora por la subida salarial,que a su vez obedece a la excesiva tasade crecimiento del capital. Lasobreproducción absoluta de capitalsignifica que lo que acompaña ahora a labaja de g’ es, no ya la subida, sino lacaída de pv.

Se abre entonces una nueva fase,más intensa aun, en la “luchacompetitiva”, en la que los rivales seresisten a desvalorizar al ritmo querequeriría su interés común. La razón esque la “cofradía práctica” de la clasecapitalista funciona relativamente bien

sólo cuando se puede repartiradecuadamente el “botín colectivo”;pero cuando aparecen las pérdidas, y lapérdida es inevitable para la clase, lalucha se convierte en una lucha entre“hermanos enemigos”, y aparece elantagonismo entre “el interés de cadacapitalista individual y el de la clase”,lo que exige, como única soluciónposible, “aniquilar” todo el capitaladicional, o al menos una parte de éste.Esta aniquilación es en parteaniquilación de la “sustancia material”misma del capital, como consecuenciade su auténtica “paralización funcional”.Pero la destrucción “principal” atañe

sobre todo a los “valores de capital”,incluida la desvalorización de títulos yla caída de precios del capital mercantily productivo; de forma que seinterrumpe, “en cien puntos” distintos, lacadena global de las obligaciones depago, con el consiguiente “colapso delsistema crediticio” en su conjunto, y conlas “violentas y agudas crisis” queacompañan entonces a todo el procesode reproducción.

Ahora bien: así se consigue quecomiencen a operar “otras fuerzasimpulsoras”. Por ejemplo, el crecientedesempleo obligará a muchos obreros a“tolerar una rebaja” del salario; o la

crisis impulsará a usar “nuevasmáquinas” y métodos de trabajo; apartede que la desvalorización masivacontribuirá también a elevar g’. Sevuelve a una situación en la que serecorre de nuevo “el mismo círculovicioso” de antes, a escala “ampliada”.Pero la sobreproducción absoluta decapital no es nunca sobreproducciónabsoluta de medios de producción. Estan sólo sobreproducción de medios deproducción en cuanto estos “funcionancomo capital”, es decir, que “puedanactuar como capital” y “explotar trabajocon un grado de explotación dado”. Noes que se produzca demasiado en

general ¡Al contrario!: se producen“demasiado pocos” medios desubsistencia para “satisfacer decente yhumanamente al grueso de lapoblación”. Tampoco demasiadosmedios de producción: ¡al contrario! Poruna parte, se produce demasiadapoblación incapaz de trabajar, o capazde hacerlo sólo en condicionesmiserables “dentro de un modomiserable de producción”; y, por otra,“no se producen suficientes medios deproducción como para que toda lapoblación capaz de trabajar puedahacerlo”. Y a la vez, se produce“periódicamente” un exceso de medios

de producción capaces de explotar“obreros a determinada tasa deganancia”.

La limitación del modo capitalistade producción se manifiesta, pues, enque el desarrollo de las fuerzasproductivas genera una ley que “encierto punto” se opone frontalmente aldesarrollo ulterior de aquéllas, y sólopuede superarse mediante “crisis”.También, en que es la ganancia la quedecide si “expandir o restringir” laproducción, en vez de determinarse estapor la relación “entre la producción ylas necesidades sociales”.

Por último, añade Marx

“consideraciones complementarias” denotable interés. En primer lugar, unejemplo que demuestra que “para elcapital” la ley del incremento de lafuerza productiva “no tiene validezincondicionada”, ya que sólo si seeconomiza “en la parte paga del trabajovivo” se introduce una nueva máquinasuperior; pero nunca si se economizatrabajo vivo “en general”, cosa que parael capitalista es en sí misma “unaestupidez”. Esto es un freno aldesarrollo de la productividad social.Otra razón de que g’ no baje másrápidamente es que parte de laproducción se expande “sobre la base

del antiguo método de producción”,habiendo sectores (por ejemplo, laagricultura) en que el descenso deltrabajo vivo no es sólo relativo sinotambién absoluto. En tercer lugar, losnuevos métodos de producción no seemplearán “voluntariamente”, por másque eleven la explotación, si conllevanuna baja neta en la rentabilidad. Pero laganancia extraordinaria que se obtieneal innovar impulsa primero al queinnova; y luego, al segundo, el tercero,etc. Sólo cuando la competencia ha“generalizado” el método,convirtiéndolo en nueva “ley general”,les parecerá a muchos excesiva la

innovación y consiguiente inversión,iniciándose necesariamente la caídageneral de g’ con independencia de la“voluntad” de los capitalistasinvolucrados.

Sección Cuarta:Transformación de capitalmercantil y de capitaldinerario en capitaldedicado al tráfico demercancías y al tráfico dedinero (capital comercial).

XVI. El capital dedicado al tráficode mercancías. Aquí se trata delprimero de los dos tipos de capitalcomercial (o “de comercio”), que nodebe confundirse con el capital“mercantil” del libro II ni con lasfunciones “reales” del capital invertidoen “transporte, conservación ydistribución de mercancías”, que sóloson “procesos de producción quepersisten dentro del proceso decirculación”. Se trata del comercio demercancías “en forma pura”; o funcióndel capital comercial en cuanto“comerciante”, que, una vezindependizado y autonomizado del

productor, realiza las operaciones que“deben realizarse para transformar elcapital mercantil del productor endinero”. Se analiza el capital mercantilque se ha de transformar en dinero, peroel M-D del productor se transforma enel D-M-D’ del comerciante. Ésta es una“valorización especial” que realiza un“agente diferente” surgido de la divisiónsocial del trabajo y que, como capital“mercantil actuante”, “adelanta” supropio capital dinerario (en realidad,una parte es capital mercantil), quesustituye la antigua “reserva dineraria”del capital industrial para ese fin. El D-M del capital comercial es al mismo

tiempo el M-D del capitalista industrial—cuyo proceso de metamorfosis es así“abreviado”—, pero sólo el M-D delcomercial, esa “segunda venta”, es lar e a l i za c i ó n efectiva del capitalmercantil en dinero.

Aunque el capital que requiere lasociedad para este fin es “menor” que elque requerirían los industrialespersonalmente “a cargo de la partecomercial de su empresa”, pues elcapital mercantil global rota ahora “másrápidamente”, el desarrollo de laproducción capitalista puede exigir quesu magnitud absoluta sea mayor. Comocapital que actúa “dentro de la esfera de

la circulación”, no tiene nada que vercon la creación o modificación de valor,sino que “constituye una limitación a lacreación de valor”; de forma que susgastos son “costos necesarios pararealizar el valor de la mercancía”, paratransformarlo de mercancía en dinero, oviceversa.

XVII. La ganancia comercial. Portanto, el capital dedicado al tráfico demercancías, despojado de funcionesproductivas como el “almacenamiento,transporte, distribución,fraccionamiento”, tal como aparece en

el “comercio mayorista”, no crea valorni plusvalor, pero tiene que participaren la “ganancia anual media”, o“nivelación del plusvalor” que seconvierte en ganancia media. Y no lohace mediante un “recargo” sobre elvalor —pura apariencia— sinomediante la apropiación de una parte delvalor ya creado que él sólo ayuda arealizar. De forma que, si el comercianteaporta 10 al capital adelantado por elindustrial (90), una tasa de gananciabruta del 20% (= 18) se convierte en un18% para ambos y al capitalista queexplota directamente le parece “menorde lo que es en realidad”. O sea: el

precio de producción que carga elindustrial al comerciante es menor queel precio de producción “real”, formadoahora por pc + g + gc (donde gc es laganancia comercial). Y este margencorresponde a todo el capital que seadelanta (variable y constante): paracompraventa, “cálculo”, “contabilidad,mercados, correspondencia”, y costosde circulación “puros” adicionales.Todos pueden realizarlos “agentescomerciales directos del capitalistaproductivo” (compradores, vendedoreso viajantes), en cuyo caso el capitalistaindustrial será “su propio comerciante”y pagará a esos empleados “una parte de

la ganancia” (como salario o comoparticipación en la ganancia).

Los “asalariados comerciales” delcomerciante son parte de su capitalvariable, pero sus ganancias no sonplusvalor creado por ellos —que no loproducen, aunque realicen “trabajoimpago” para él permitiéndole la“apropiación de” o “participación en” elplusvalor—, sino una parte delplusvalor (creado por los trabajadoresproductivos del industrial) que elcomerciante no paga a éste, pero éste “letransfiere”. Ahora bien, la concentraciónen el “taller comercial”, que es diferentede la “oficina” comercial de la empresa

industrial, no sólo es grande sino“anterior” a la del taller industrial. Su([K + B (mías) + b (v)](1+g)) disminuyesocialmente. El problema es v (1+g),que se parece al capital constante. Susalario es superior al medio porque es“trabajo calificado”, pero tiende a bajarrelativamente por la “generalización dela instrucción pública” y la mayor“competencia” entre estos trabajadores.

XVIII. La rotación del capitalcomercial. Los precios. Son 3 lospuntos fundamentales. Primero, lamagnitud de la ganancia comercial no

depende de la masa de mercancías quehace rotar sino de la “magnitud delcapital dinerario” adelantado para ello.Segundo, la velocidad de rotación delcapital comercial influye decisivamenteen los precios, y parece un recargomayor cuanto menor sea el número derotaciones, pues una masa de gananciadada (función de la tasa general y delcapital comercial adelantado) equivale,por ejemplo, a un margen del 15% siestá rota sólo una vez, pero del 3% sirota 5 veces al año. Esto crea el“prejuicio popular” del monopolio,aunque es sólo una cuestión técnicaexigida por la igualdad (tendencial) de

l a s tasas de ganancia sectoriales.Tercero, sólo se pueden comprender losmárgenes y tasas de ganancia reales si“los límites del valor y del plusvalorestán dados”. Si no, no hay manera deexplicar por qué “la competencia reducela tasa general” a un “15% en lugar del1.500%”; a lo sumo podría “reducirla aun nivel”, pero sin posibilidad de“determinar ese propio nivel”.

XIX. El capital dedicado al tráficode dinero. Una parte del capital globalse separa y autonomiza del capitalindustrial y del dedicado al tráfico de

mercancías para llevar a cabo las“operaciones”, funciones, o“movimientos puramente técnicos” quelleva a cabo el dinero en la circulación.Las operaciones de “pago”, “cobro”,“cálculos de balance”, “actos decompensación”, “conservación deltesoro”, “manejo de cuentascorrientes”… son también un “costo decirculación” y no un trabajo que creavalor —su ganancia es una “deduccióndel plusvalor”—; y también se loabrevia socialmente cuando lo realiza untipo “específico de agentes”. Las formasmás antiguas del “comercio dinerario”son el “negocio cambiario” y el

comercio de lingotes, y tienen que vercon las funciones del dinero comomoneda nacional y mundialrespectivamente. El dinero como“tesoro” (fondo de reserva y capital enbarbecho) se ahorra mediante eldesarrollo del comercio dinerario, yeste llega al máximo al comerciar con el“crédito” (aunque en esta sección no setiene en cuenta el crédito sino elcomercio dinerario “en forma pura”).Para este capital, no existe ninguna delas formas particulares de lacirculación, aunque diremos que se llevaa cabo D-D’, que no se refiere aquí a los“factores materiales” de la

metamorfosis, sino sólo a sus “factorestécnicos”. Igualmente, una parte de estafunción la llevan a cabo, sin división deltrabajo, los propios industriales ycomerciantes.

XX. Consideraciones históricassobre el capital comercial. Es absurdopresentar los dos tipos de capitalcomercial como un “tipo particular decapital industrial”, “rama” o “esferaparticular de inversión”, pues todocapital industrial desempeña esasfunciones. Pero esto se explica por latendencia “apologética” a presentar

producción y producción capitalistacomo una misma cosa. El capitalcomercial es de hecho más antiguo queel modo capitalista de producción. Esincluso un supuesto histórico de éste,pues sirve de medio para “concentrar elpatrimonio dinerario”, aparte de que laproducción capitalista es producción“para el comercio”. Pero su desarrollo“autónomo” es inversamenteproporcional al desarrollo social, comomuestra el “comercio intermediario” deciertos pueblos comerciantes(venecianos, genoveses, holandeses)basado, no en el “intercambio deequivalentes”, sino en “comprar barato

para vender caro” y en el “saqueo”. Poreso, en los primeros estadios de lasociedad capitalista sucede al revés queahora: el comercio domina a laindustria. El comercio, por otra parte,tiene una acción “disolvente” sobre losmodos de producción en los que seinserta (aunque su efecto depende de la“firmeza y estructura interna” de éstos);por eso en la antigüedad dio lugar a laeconomía esclavista y sólo en la eramoderna, que tiene como base el“mercado mundial”, da el modocapitalista de producción. Los primerosteóricos del modo de producciónmoderno —los mercantilistas— sólo

analizaron el fenómeno “superficial” dela circulación; pero la ciencia requierepasar de ella al análisis del “proceso deproducción”.

Sección Quinta: Escisión dela ganancia en interés yganancia empresarial. Elcapital que devenga interés.

XXI. El capital que devengainterés. Ya sabemos que el capitalobtiene la ganancia media tanto si estáinvertido “industrialmente” como“comercialmente”. El valor de uso del

dinero como “capital potencial” o mediopara producir ganancia lo convierte enuna mercancía específica y sui generis.Ahora, el “capital como capital” seconvierte en otra nueva mercancía, quese vende de modo peculiar: se prestacapital, de forma que se duplica eldesembolso y el reflujo y tenemos: D-D-M-D’-D’. En el “movimiento real”, elcapital sólo aparecía como capital en laproducción (explotación de fuerza detrabajo). Pero el carácter específico deeste “capital que devenga interés”(mejor sería decir capital a interés) esque es un préstamo de capital (sólo seanalizará el capital dinerario

“propiamente dicho”, pero tambiénpodría ser un préstamo de capital fijo ocirculante).

Frente al caso general (industria) —en que se entrega la propiedad delobjeto vendido pero no su valor, que elcapitalista conserva siempre en susmanos—, aquí se entrega tanto el valorde uso como el valor. Y con esta cesión(sin equivalente) se inicia,independientemente de éste, el proceso“real” de reproducción del capital. Poreso, el retorno aparece ahora como“forma exterior” o “reintegro” separadodel valor prestado. El prestamista, A,entrega el dinero; pero sólo B, el

prestatario, lo convierte realmente encapital, y precisamente esto último es el“supuesto” (presupuesto) del préstamode dinero como capital. Por tanto, lopeculiar es que el valor y el valor deuso (la ganancia) de esta mercancía, elcapital, “no sólo se conservan, sino quese incrementan”. Por ello se paga unprecio, que es el “interés”, que es laparte de la ganancia que corresponde alprestamista pero aparece bajo la forma“irracional” de “precio” del capitaldinerario. No obstante, el valor deldinero (o las mercancías) prestado comocapital no se determina por su valor encuanto dinero (o mercancías), sino por

“la cantidad de plusvalor que producenpara su poseedor”. Y la consiguientedivisión de la ganancia entre interés y lodemás se produce por la competencia,“la oferta y la demanda”: es algo“arbitrario” (“casual”, puramente“empírico”, “fortuito”) y sin “ley” quelo explique; no hay por tanto una tasa“natural” de interés.

XXII. División de la ganancia. Tipode interés. Tasa “natural” del interés .El “límite máximo” del interés es lapropia ganancia (una vez descontadoslos “salarios de supervisión”, que se

explican luego), mientras que su límitemínimo es “absolutamenteindeterminable”. Su nivel es“inversamente proporcional” aldesarrollo industrial y viene “regulado”por la tasa general de ganancia (perosólo su máximo, sin que laproporcionalidad inversa sea estricta).El tipo de interés (i) alcanza su“máximo” durante las crisis industriales,pero también hay una tendencia a la bajad e i “independiente” de lasfluctuaciones de g: primero, porquecada vez hay más “rentistas” que pueden“vivir de los intereses” de capitalesacumulados por sus antepasados; y,

segundo, por el desarrollo yconcentración creciente del sistemacrediticio, que presiona a la baja. Adiferencia de g, que es “relativamenteconstante” y sólo “cambia a la larga”y como resultado de un movimiento de“nivelación” de muchas tasas“par ticulares”, i es más bien“constantemente fluctuante”, comoresultado de una contraposición“global” en el “mercado dinerario” (sinposibilidades de nivelación) entre lamasa de “todo el capital prestable” y la“masa de capital funcionante” (comocapital industrial “colectivo, en sí, de laclase”). De ahí resulta una “tasa de

mercado del interés” directa einmediatamente determinada por la“relación entre oferta y demanda”, entre“prestamistas y prestatarios”.

XXIII. El interés y la gananciaempresarial. El interés lo crea pues lacompetencia entre “ambas variedades decapitalistas”, y la división “cuantitativa”de la ganancia es también “cualitativa”porque “enfrenta realmente” a ambostipos de capitalistas. El interés “es unarelación entre dos capitalistas”: elcapital “en cuanto propiedad” y elcapital “en cuanto función”. En

contraposición (o “antítesis”) al interés,el resto de la ganancia es la “gananciaempresarial”. Ésta “aparece” —aun másporque lo prestado puede usarse tambiénpara el consumo, como rédito— comoresultado de la propia “actividad” delcapitalista “activo” (industrial ocomerciante) “en contraste con lainactividad” del prestamista, que pareceganar un interés sin necesidad de unempleo productivo del capital. Laganancia empresarial “se le presenta”pues al empresario como resultado desus funciones como “trabajador” (pero“trabajador como capitalista, es decir,como explotador”), como “salario de

supervisión”, ocultando que son dospartes del mismo plusvalor. Además,como ambas parecen venir “de dosfuentes esencialmente diferentes”, ladivisión surge también cuando elempleador trabaja con “capital propio”.Pero si todo el capital se hallara enmanos de los industriales, no habríainterés ni i. También el interés esanterior al modo capitalista deproducción.

Por otra parte, el trabajo de“supervisión y dirección” es tambiéndual: en cuanto que lo requerirácualquier modo de producción, es“productivo”, pero en cuanto necesidad

del “antagonismo entre el trabajador y elpropietario”, no lo es: hay pues una“relación de dominación y servidumbre”entremezclada con la otra función. Estetrabajo de los modernos “managers”asalariados, “calificado” por cierto, seve “deambulando por las calles”, y susalario relativo se reduceprogresivamente. Las cooperativasmuestran que, en cuanto “funcionario”de la producción, el capitalista es“superfluo”. El salario “administrativo”de los directores industriales ycomerciales —una clase ya“numerosa”— aparece “separado” de laganancia no sólo en las cooperativas

sino también en las sociedadesanónimas, donde el “salario deldirector” es una parte más del capitalvariable. Esto supone una “estafa” de la“serie de consejeros de administración ysupervisión” para quienes estasfunciones sólo son un “pretexto paraesquilmar a los accionistas” yenriquecerse.

XXIV. Enajenación de la relaciónde capital bajo la forma del capitalque devenga interés. En esta forma, larelación de capital muestra su forma“más enajenada y fetichista”, donde todo

aparece borrado en D-D’, con D’ = D +D·i. El capital aparece como fuente“misteriosa y autogeneradora” delinterés; es la “cosa” o “atributo”, o“fetiche automático”, de una cosa (eldinero) consigo misma, así como lo esdel “peral producir peras”. Es, pues, elcolmo de la “cosificación” o“inversión” de las relaciones deproducción. El capital, como “autómata”que crece en la progresión “geométrica”del interés compuesto: s = c (1+i)n,oculta que el valor sólo se conserva “encontacto con el trabajo vivo”; y esto lepermite a Price decir que “un penique,colocado a un interés compuesto de un

5% cuando nació nuestro Redentor, yahabría aumentado al presente a una sumamayor que la contenida en 150 millonesde Tierras, todas de oro macizo”.

XXV y XXVI. Crédito y capitalficticio. (XXVI). La acumulación delcapital dinerario y su influencia sobreel tipo de interés. Dejando de lado elcrédito “público”, hay dos ramas delsistema crediticio: el crédito“comercial” (centrado en las “letras decambio” como representación del dinerocomercial) y el “bancario” (los billetesde banco, originalmente letras del banco

contra sí mismo y al portador). Elprimero surge de la función del dinerocomo medio de pago en la relación entreproductor y comerciante. El segundo, dela administración centralizada yespecializada, por parte de los bancos,del capital que devenga interés.[49]

En el capítulo XXVI se citan lasdeclaraciones de Norman y LordOverstone, dos de los principalesbanqueros partidarios del principio del a currency. Como editor del libro,Engels “se permite interpolar aquí unaobservación” que ilustra la posición delos capitalistas industriales frente a losbanqueros, extraída de su propia

experiencia como fabricante: “Y puestoque especialmente el señor Loyd-Overstone sólo en casos rarísimos solíaadelantar sus fondos sin coberturaalguna (fue banquero de mi firma enManchester), resulta igualmente claroque sus bellas descripciones de lasmasas de capital que los generososbanqueros adelantan a los fabricantescarentes de capital, son un tremendoembuste”.

XXVII. El papel del crédito en laproducción capitalista. Según Engels,este capítulo resume las observaciones

de Marx sobre el sistema crediticio“hasta el presente”:

1) Su mediación necesaria en lanivelación de la tasa de ganancia.

2) Su contribución a la “reducciónde los costos de circulación”: seeconomiza dinero al omitírselo enmuchas transacciones reales, acelerarsesu circulación o sustituirlo por papel,acelerando así la metamorfosismercantil mediante el crédito.

3) Las sociedades por acciones: a)expanden la escala de producción; b)tienen carácter “social” más queprivado; c) transforman al capitalistaactivo en mero “administrador de

capital ajeno” enfrentado a “todos losindividuos realmente activos en laproducción, desde el director hasta elúltimo jornalero”, lo cual supone elpunto de “transición” para lareconversión del capital en “propiedadde los productores”; d) los dividendosque pagan son “un mero interés” que: noparticipa en la nivelación de la tasageneral de ganancia, sirve decontratendencia que “detiene” la baja deg, y “constituye la abolición” del modocapitalista de producción dentro de suspropios límites, siendo una transiciónhacia una “nueva forma de producción”.

4) El capitalista puede disponer del

“trabajo social” gracias a lacentralización de fondos que permite elcrédito, y arriesgar, no “su” propiedad,sino una “propiedad social”, lo queextiende la expropiación a los“pequeños y medianos capitalistas”.

5) El sistema crediticio tiene“características bifacéticas”: contribuyeal desarrollo material de las fuerzasproductivas, pero a la vez “acelera” los“estallidos violentos”, las crisis y los“elementos de disolución” del antiguomodo de producción.

XXVIII. Medios de circulación y

capital. Concepción de Tooke yFullarton. Para Marx, los críticos delprincipio de la currency sonintelectualmente superiores a susdefensores, pero también confundendiferentes aspectos del medio decirculación en cuanto “dinero”, “capitaldinerario en general” y “capital quedevenga interés”. En el primer caso, eldinero funciona como “moneda”, comoal consumir rédito (aunque al mismotiempo reponga el capital del vendedorde la mercancía comprada con él). En elsegundo caso, lo adelanta el compradorcomo capital. En ambos casos, funcionacomo “medio de circulación”. Pero

estos autores conciben la diferenciaentre ambos —la forma dineraria delrédito y la del capital— como diferenciaentre “circulación” (o circulante:currency) y “capital”. Además mezclanesto con otros dos problemas: lacantidad de dinero que circulaconjuntamente, y la proporción en que sellevan a cabo las dos funciones.

Tooke ve la diferencia en elbanquero que emite sus propios billetes:en cuanto tal, este circulante se distinguede su capital (propio más ajeno: losdepósitos). En relación con la “masacirculante”, lo dicho en el libro I es deplena aplicación aquí. Y en cuanto a las

proporciones: en “tiempos deprosperidad”, aumenta la parte que sirvepara gastar rédito (“circulación nº 1”), yla circulación de dinero aparece“colmada”. Los reflujos reales sonrápidos y su apariencia persiste cuandolos reflujos puramente “crediticios”empiezan a tomar el relevo de losprimeros. Pero en tiempos de crisis,sucede lo contrario: la circulación nº 1“se contrae”, y en la “nº 2”, al disminuirel crédito, “aumenta la necesidad depréstamos de dinero”.

Fullarton la ve como una diferenciaentre demanda de “medios decirculación adicionales” y demanda de

“capital a préstamo”. Pero esto no escorrecto: no es que crezca la segunda enperiodos de estancamiento, sino que esmás “difícil”; y por tanto el crédito sevuelve “escaso”. A Fullarton le pareceparadójico que disminuya el monto debilletes en circulación cuando al mismotiempo aumentan las securities (letras yotras formas de crédito), pero ello seexplica “muy simplemente” porque elbanco puede conceder crédito pormedios puramente contables, abriéndoleal cliente A un “crédito en sus libros”del que puede disponer mediantecheques que luego se compensarán concheques de otros bancos en la clearing

house. Por tanto el crédito puedeaumentar aunque “permanezca constanteo disminuya el volumen global de losmedios de circulación”. En cuanto a lacontroversia sobre si en tiempos de“estrechez” lo que falta es capital odinero, Marx piensa que sobra capitalmercantil (invendible) a la vez quefaltan medios de pago (dinero).

XXIX. Partes constitutivas delcapital bancario. El activo de losbancos se compone de la “reservadineraria” (“dinero en efectivo, oro obilletes”) más “títulos y obligaciones”

(letras y títulos públicos). En el pasivoestán el capital “invertido por el propiobanquero” y el “capital prestado” o“depósitos” (además de los billetes deemisión propia en el caso de los bancosautorizados). Por otra parte, cualquierrédito “aparece” como “interés de uncapital” de determinada magnitudaunque realmente no provenga de él,como ocurre con la deuda pública o elsalario. El capital que recibe interesesde esa deuda pública es un capital“ficticio” —un “déficit” que aparececomo capital— que ya ha sidoconsumido o gastado por el Estado(aparte de que nunca estuvo destinado a

gastarse como capital). Y es ficticio pormucho que se multipliquen lastransacciones que se realice con esostítulos. Simplemente se forma mediante“capitalización” de las rentas regularesfuturas esperadas.

Por tanto, dado que el capital noexiste “de dos maneras”simultáneamente, también los títulosprivados (es decir, lo que hoyllamaríamos “activos financieros” frentea los “activos reales”) son capitalficticio (o “imaginario”, o“inexistente”). Y, como tal, no se puedesumar al otro capital (que es la “riquezade la nación”): no es capital adicional,

pues los títulos son simples “réplicas depapel del capital real”, y éste, el aportede los activos reales que representanesos títulos, ya ha sido contabilizado. Suvalor de mercado no se calcula, pues,como el del capital “real”, sino que esen parte “especulativo”, pues, como“rendimiento capitalizado” que es,dependerá de las “entradas esperadas,calculadas por anticipado”. Y estas“pompas de jabón” (las famosasburbujas de nuestros días) crecen y porsupuesto “estallan”. Pero lo anteriorsignifica que la mayor parte de losactivos bancarios son puramente“ficticios” en el sentido señalado, y algo

“constantemente cambiante” o volátil.Por tanto, “el banking departmentpodría quebrar, como en 1847, aunqueen el issue department” haya unaenorme cantidad de reservasrespaldando los billetes en circulación.La mayor parte de estos activos ypasivos bancarios, diríamos hoy, sons ó l o activos financieros (riqueza ydeuda al mismo tiempo), pero noconstituyen auténtica riqueza neta delpaís.

XXX-XXXI-XXXII. Capitaldinerario y capital real. Según Marx,

sólo hay dos problemas difíciles. Enprimer lugar, ¿es siempre la “plétora” o“sobreoferta” de capital dinerarioprestable un indicio de exceso de capitalreal (productivo y mercantil)? Ysegundo: ¿es su “estrechez” reflejo deuna escasez real de capital, o más biende medios de circulación? Los títulos,esas réplicas del capital real, “cotizan”y tienden a subir de valor debido a labaja tendencial de i (reflejo a su vez dela de g), por lo que el “patrimonioimaginario” de dinero alcanzaproporciones crecientes. Son otra formade prestar dinero, pero no son el dineroque se precisa en el crédito comercial o

bancario. Prescindiendo de éste, lasletras se conceden con una mano y sereciben con otra, y su saldo(“saldamiento”) dependerá del reflujode capital o de su “fluidez dereproducción” (proceso de producción yconsumo). Pero el sistema crediticio noelimina la necesidad de pagos “enefectivo” (salarios, impuestos, etc.).Este crédito comercial crece con elcapital industrial, y lo que se presta enél es parte del capital que está en suproceso de reproducción, no “capitalocioso”. El máximo de crédito equivaleentonces a la “ocupación más plena delcapital industrial”. En cuanto se produce

una “paralización”, aparecen excedentesde capital industrial, mercantil, fijo; y elcrédito se contrae por ese mismo atasco,y por la disminución de la confianza y lapropia demanda de crédito. Se vuelvedifícil. En la crisis, este capital sevuelve “ocioso” porque hay exceso decapital productivo. El crédito bancario(o dinerario “propiamente dicho”) nocambia nada de esto, por mucho queOverstone y Tooke creyeran,“justamente un mes antes de queestallara la crisis” de agosto de 1857,que los negocios eran muy sólidos.

Por tanto, no todo aumento de capitalprestable indica una ampliación de la

verdadera reproducción. Puede ser sólosíntoma de que antiguos tesoros seconvierten en créditos gracias a la“difusión del sistema bancario”. Lacoincidencia en la abundancia de capitalprestable y real se da en dos momentosdiferentes del ciclo: 1) “después de lacrisis”, cuando comienza la mejoría y laconfianza y el tipo de interés están“bajos” pero “por encima del mínimo”(basta entonces el crédito comercial casipor sí solo); 2) cuando i “alcanza sunivel promedio”, entre el mínimo y elmáximo del ciclo. Por el contrario, al“comienzo” del ciclo coinciden “bajotipo de interés” y “contracción”; y a su

“término” altos tipos de interés ysuperabundancia de capital industrial.Por supuesto, ninguna legislaciónbancaria puede “eliminar” la crisis.

Pero en las relaciones entre capitalprestable y real hay que distinguir entrela transformación de: 1) “dinero encapital de préstamo”; y 2) “capital orédito en dinero” en capital prestable.En cuanto a la primera, en la fase I (delas 4) el “excedente” de capitalprestable no es expresión de laacumulación de capital sino de locontrario, mientras que en la IIcoinciden “pero no es su causa”. Porotra parte, la masa de capital prestable

no sólo no coincide con la masa deldinero circulante sino que no dependede ésta, ya que en los paísesdesarrollados está en forma de“depósitos”. En cuanto a lo segundo, sepuede dar un “aflujo extraordinario” deoro, como en 1852-53, debido a las“nuevas minas de oro australianas ycalifornianas”. Por todo ello, unaplétora de capital dinerario en sí “noexpresa necesariamente unasobreproducción”, y sólo significa queel “dinero se precipita como dineroprestable”. Además, aunque todo capitalpasa por la forma dineraria o de capitaldinerario, no por ello se convierte en

capital dinerario prestable. Por último,en época de crisis, el capital demandadoes básicamente dinero “para pagar” (no“para comprar”, como en la expansión yreanimación) y, si comerciantes yproductores ofrecen buenas garantías, essimple demanda “de dinero”: sólo encaso contrario se transforma en demandade “capital dinerario”.

XXXIII. El medio de circulaciónbajo el sistema crediticio. Aunque el“gran regulador” de la velocidad decirculación del dinero es el crédito, esteno impide que la masa de dinero siga

“determinada por los precios”, con o sinbilletes. No son los bancos emisores losque regulan la masa de billetes“circulantes”: esta depende, como la deletras, de las “necesidades delcomercio”, de forma que cada billetesuperfluo retorna de inmediato a suemisor. De los billetes en manos delpúblico, una “parte” circula realmente yotra está “desocupada” como reservabancaria. La proporción entre ambas“varía constantemente”: si aumenta lasegunda “abunda el dinero”, y en casocontrario “escasea”. El tipo de interésno depende de la cantidad del dinerocirculante, sino de la evolución de esta

proporción durante el ciclo. En la crisis,la circulación de letras “se paraliza”precisamente porque a nadie le sirvenentonces simples “promesas de pago”.La emisión de billetes más allá de su“respaldo” real —el “tesoro metálico”en los sótanos del banco emisor— escapital “ficticio”. Por otra parte, entiempos de “gran estrechez”, el Bancode Inglaterra tiene poder para“determinar” el i de equilibrio. Elsistema crediticio otorga así a “estabanda” o “clase parasitaria”, que nadatiene que ver con la producción, un“fabuloso poder”.

XXXIV. El principio de la currencyy la legislación bancaria inglesa de1844. Este capítulo, elaboradobásicamente por Engels, incluyebastantes pasajes de la Contribución ala crítica de la economía política, deMarx (1859), y comienza atribuyendo aRicardo la idea de que, aunque el valordel dinero se determina por el “trabajoobjetivado” en su producción, será así“sólo mientras” conserve unaproporción correcta con las mercancíaspuestas en el mercado. Su depreciaciónen caso contrario es, según Marx, uno delos principales “inventos de Ricardo”que Overstone usó gracias a la

“legislación bancaria de Sir Robert Peelpromulgada en 1844 y 1845”. Elobjetivo de estas leyes era “la elevacióndel tipo de interés”, para lo que sedividió al Banco de Inglaterra en un“departamento de emisión de billetes” yun “departamento bancario”; y sufuncionamiento se basó en la“circulación ideal de papeloverstoniana”. Supuestamente, estopermitiría seguir las leyes de la“circulación metálica”, destinadas a“imposibilitar las crisis a perpetuidad”;pero al “ditirambo” de Overstone ante lacomisión parlamentaria en julio de 1844“le respondió la antistrofa del 12 de

noviembre” por la que el “gobiernosuspendía la milagrosa ley de 1844 a finde salvar lo que aún quedaba porsalvar”. Algo parecido creía también el“ecléctico” Stuart Mill, que afirmaba,cuatro meses antes (junio de 1857) deque “estallara la crisis”, que esta ley“contuvo la sobreespeculación”. Marxargumenta con estadísticas que laevolución de los precios es “totalmenteindependiente del flujo y reflujo áureosy del tipo de interés”, aunque entre estossí existe una “estrecha vinculación”. Dehecho, la relación directa entre masa deoro monetario circulante y nivel de losprecios mercantiles es una “vieja

patraña”, pues la reducción de lacantidad de oro “sólo acrecienta el tipode interés”.

XXXV. Los metales preciosos y eltipo de cambio. La afluencia de oro a unpaís alimenta la “reserva metálica de losbancos”, pero no en proporción “exacta”pues una parte es “absorbida por lacirculación interna” y otra se dedica al“empleo suntuario del oro y la plata”.Además, dicha reserva no es lo únicoque “regula la magnitud del tesorometálico”, que puede crecer también“por mera paralización de las

operaciones internas y externas”. Laimportación de oro se produceprincipalmente en dos momentos delciclo: “en la primera fase del tipo bajode interés que sigue a la crisis”, ycuando “aumenta pero aún no haalcanzado su nivel medio”. Pero el“perfeccionado sistema crediticio ybancario” genera una“hipersensibilidad” de todo elorganismo económico a estasfluctuaciones cíclicas. No bien “seconmueve el crédito”, toda riqueza real“debe transformarse súbita yefectivamente en dinero”. En cuanto a labalanza de pagos y los tipos de cambio,

no sólo cuenta el comercio: también la“exportación de capital” y los reflujosde “ulteriores réditos anuales”. Todoello hace que aunque el oro quede ensegundo plano cuando se analiza elcapital en general, se convierta en el“capital par excellence” al tratar delsistema bancario. Por eso, el sistemamonetarista es “esencialmente católico”,y el crediticio “protestante”. Pero, asícomo el protestantismo “no se emancipade los fundamentos del catolicismo”,tampoco lo hace el sistema crediticio de“su base, el sistema monetarista”.

XXXVI. Condicionesprecapitalistas. El capital que devengainterés en su “forma antigua, el capitalusurario”, pertenece, como el capitalcomercial, a las “formas antediluvianasdel capital”. Sus dos formas típicas eran“la usura por préstamo de dinero anobles dilapidadores, fundamentalmentea terratenientes”, y la usura “al pequeñoproductor”; y ambas provocaron la“ruina” de los primeros y la“expoliación” de los segundos. Por eso,el capital usurario “causa la miseria”del modo de producción en que opera y

“paraliza” sus fuerzas productivas,como lo hizo “socavando y destruyendola riqueza y la propiedad antiguas yfeudales”, pero no en el modo deproducción capitalista porque lascondiciones de producción y losproductores “ya están separados”. Pesea la “aversión popular” contra la usura,ésta cumple una función“revolucionaria” como “uno de losmedios de formación” del nuevo modode producción, y es, “frente a la riquezaconsumidora”, un proceso de“surgimiento de capital” que media,junto al capital comercial, un patrimoniodinerario “independiente de la

propiedad de la tierra”.El capital usurario posee “el modo

de explotación” del capital sin su modode producción, es decir: como elcomercio, “explotan un modo deproducción dado, pero no lo crean, secomportan exteriormente respecto almismo”. Por eso, el desarrollo delsistema crediticio es en realidad una“reacción contra la usura” y por esovemos a sir Josiah Child, el “padre de labanca privada normal inglesa” y de la“especulación bursátil”, declamar encontra del “monopolio de los usureros”y “en nombre de la libertad decomercio”. Por eso lanzaron “alaridos

de rabia” contra el Banco de Inglaterra“todos los orfebres y prestamistaspignoraticios” pues su creaciónmostraba la adaptación y“subordinación” del capital que devengainterés a las “condiciones ynecesidades” del modo capitalista deproducción. El prestatario se haconvertido ya en una figuracompletamente distinta, al que se dacrédito en su “carácter de capitalistapotencial”.

Sección Sexta:Transformación de la

plusganancia en renta de latierra

XXXVII. Introducción. El punto departida es el arrendatario capitalista dela agricultura, que se comporta como elgran fabricante industrial. Se supone,pues, que el modo capitalista deproducción y sus condiciones dominanen todas las esferas: “libre competenciade los capitales, transferibilidad de losmismos de una esfera de la producción aotra, igual nivel de la ganancia media,etc.”. La forma “moderna” de propiedadd e la tierra (o “el agua, etc., en lamedida en que tenga un propietario”) se

transforma al contacto con la inversiónde capital en la agricultura. Por eso, eltratamiento de la renta se centra “enpaíses de producción capitalistadesarrollada”, pero vale tanto para losproductos de origen vegetal y animal(por ejemplo, el trigo, etc.) como para laminería o “la utilización del suelo comoterreno para la construcción”. Lapropiedad presupone el “monopolio deciertas personas sobre determinadasporciones del planeta”, y se trata de la“valorización de este monopolio” sobreuna “base capitalista”, cuando el nuevomodo de producción, al encontrar lapropiedad de la tierra en una forma que

al principio no se adapta a él, tomaposesión de ella. La “racionalización dela agricultura” por el capitalistaarrendatario y la “reducción de lapropiedad de la tierra ad absurdum”son los grandes méritos del modocapitalista de producción. Losagricultores son ahora “asalariados”. Yla “renta de la tierra” (o “del suelo”) esla forma en que se valoriza supropiedad: lo que paga el arrendatarioal propietario “por el uso de la tierra encuanto tal” (aparte del posible interéspor el capital incorporado a la misma,que aparece también como “arriendo”,“tasa” o “tributo” por el uso del

monopolio). Por cierto, que JamesAnderson, agrónomo y arrendatario, esel verdadero descubridor de la teoríamoderna de la renta.

La renta puede confundirse con elinterés porque “la renta capitalizada dela tierra se presenta como precio o valorde la tierra”, pero justificar lapropiedad de la tierra por el coste deadquisición para su dueño sería comojustificar la esclavitud por la mismarazón. A diferencia de otras formas depropiedad, la de la tierra se presentacomo “nociva” y “superflua” inclusodesde el punto de vista del modocapitalista de producción. Por eso,

liberales como John Bright se oponen aella y son conscientes de que, en sudenuncia, se le “acusará de comunismo”.Originalmente el trabajo industrial y elagrícola están unidos, “no se hallanseparados entre sí”; y las demás cosas“que no tienen un valor intrínseco”(porque “no son el producto del trabajo”o “no pueden ser reproducidas medianteel trabajo, como las antigüedades, lasobras de arte de determinados maestros,etc.”), son como la tierra: se les aplicala teoría de la renta de la tierra.

Los tres principales errores enrelación con la renta son: 1) la confusiónentre sus formas, correspondientes a

diversas fases de desarrollo de laproducción; 2) el olvido de que todarenta es plusvalor, producto deplustrabajo; 3) y la inconsciencia de quesu monto “no está determinado en modoalguno por la intervención de sureceptor”, sino por el desarrollo deltrabajo social y el mercado para losproductos de la tierra, y por elcrecimiento de la población no agrícolay su demanda. Por tanto, lo “propio” delcapitalismo es que “éste reduzca decontinuo la población consagrada a laagricultura en proporción”, ya que“disminuye de manera absoluta elcapital variable que se requiere para la

explotación de una porción determinadade terreno”. Asimismo, “se desarrolla lacapacidad de la propiedad de la tierrade interceptar una parte creciente” delplusvalor, y por tanto de “acrecentar elvalor de su renta y el propio precio dela tierra”.

Por último se incluye en estecapítulo una afirmación de largo alcancepara toda la obra de Marx: “Ningúnproductor, tanto industrial comoagrícola, considerado aisladamente,produce valor o mercancía. Su productosólo se convierte en valor y mercancíaen determinado contexto social. Enprimer lugar, en tanto aparezca como

una manifestación de trabajo social, esdecir en tanto su propio tiempo detrabajo aparezca como una parte deltiempo de trabajo social en general; ensegundo lugar, ese carácter social de sutrabajo se presenta como un caráctersocial impreso a su producto, en sucarácter de dinero y en suintercambiabilidad general, determinadapor el precio.”

XXXVIII. La renta diferencial:Consideraciones generales. Partiendode que los productos agrícolas omineros se venden a sus precios de

producción (es decir, el “precio demercado”, con sus oscilaciones, vieneregulado por el precio “medio”, “precioregulador de mercado” o “precio deproducción de mercado”), la primerapregunta es cómo puede “desarrollarseuna renta” en ese supuesto. Paraexplicarlo, compara Marx los efectosque tiene sobre la producción de unarama el uso (habitual) de máquinas devapor, frente al uso excepcional poralgún productor de una “caída de aguanatural”. Éste obtendrá unaplusganancia pues su capital funciona“bajo condiciones excepcionalmentefavorables”. ¿Por qué? En primer lugar,

una fuerza natural “no es producto deltrabajo, y por ende no tiene valor”, no“cuesta” nada. Pero también quien usa lamáquina aprovecha fuerzas naturalesgratuitas (aunque en menor proporción:la capacidad del agua “de transformarseen vapor (…) la elasticidad del vapor,etc.”). Por tanto, tiene que haber algomás: “deben intervenir otrascircunstancias modificadoras”. Enefecto: en el caso general, cuando uncapital industrial logra una superioridadproductiva, “la reducción del precio decosto y la plusganancia” derivan “de lamanera en la cual se invierte el capitaloperante”, emanan “del propio capital

(lo cual comprende el trabajo…)”. Peroen el caso de la tierra, no emana delcapital ni del trabajo, sino “de la mayorfuerza productiva natural del trabajo,vinculada a la utilización de una fuerzanatural” que es “monopolizable”,“monopolizada” y “sólo se encuentra deuna manera local en la naturaleza”,ligada a “determinadas condicionesnaturales de determinadas partes delsuelo”, de forma que nada cambia ennuestro ejemplo si “el propio capitalistafuese el propietario de la caída deagua”.

Por tanto, es ésta una renta“diferencial”, pero la fuerza natural

“no es la fuente de la plusganancia”porque “el valor de uso en general es elportador del valor del cambio, pero nosu causa”. Por tanto, la propiedad de latierra no crea esa parte de valor que esel renta, pero “capacita al terrateniente”para que “la plusganancia abandone losbolsillos del fabricante y vaya a parar alos suyos”. La renta capitalizada yconvertida en el precio de este recursonatural no entra en el precio deproducción general de la mercancíasino sólo en el precio de costoindividual de este fabricante. Por eso, silos fabricantes que usan máquinasconsiguieran usar una nueva para

producir con los mismos costos que elpropietario del salto de agua,“desaparecería la plusganancia (…) ycon ella la renta, y por ende el precio dela caída de agua”.

XXXIX. Primera forma de la rentadiferencial (Renta diferencial I). Encuanto a esta RD I, Marx sigue aRicardo en que “la renta es siempre ladiferencia entre el producto obtenidomediante el empleo de dos cantidadesiguales de capital y trabajo”, aunqueagregando: “en una misma cantidad deterreno”. De hecho, es cierto que “todo

cuanto haga disminuir la desigualdad enel producto (…) tiende a disminuir larenta” (RD I), y no se trata sólo de lascausas “generales (fertilidad yubicación)” del suelo, sino otras comola “distribución impositiva”, el“diferente desarrollo” en diversas partesdel país, o la desigualdad en que se“distribuye el capital entre losarrendatarios”. Marx resalta “lasparticularidades” de su propio análisis“a diferencia del de Ricardo”. Primero,trata las diferencias o “resultadosdesiguales” nacidos de “cantidadesiguales de capital aplicadas a tierrasdiferentes de igual extensión”. Hay dos

causas generales de estas diferencias: lafertilidad y la ubicación (esencial éstaen las colonias). La diferente “fertilidadnatural” depende básicamente dediferencias “en la composición químicade la superficie”, que es también unafertilidad “económica” condicionadapor el nivel de la “fuerza productiva deltrabajo” y presupone cierto nivel dadode “desarrollo de la agricultura”.Supongamos que, como resultado de unasecuencia histórica, existen ahora 4tipos diferentes de suelo, que el preciode un quintal de trigo son 3 libras (= 60chelines), y que tenemos toda lainformación del cuadro I.

Marx aclara que la secuenciahistórica que muestra el cuadro puededarse de hecho en sentido “descendente”(¡ojo: de D a A!), “ascendente” (de A aD) o “de manera alternada”. En elprimer caso (de D a A), suponiendo queel precio puede que hubiera subido de15 a 60 chelines, puede que no bastenlos 4 quintales de la tierra D, en cuyocaso se necesita que pase a producirtambién la tierra C, luego la B, etc. Eneste caso, con el precio “aumentaría la

renta y disminuiría la tasa de ganancia”.Marx no dice expresamente que estárazonando como si a la situación delcuadro I se hubiera llegado a través delos tres pasos intermedios que muestran,por este orden, los cuadros I’’’, I’’ y I’:

Puede comprobarse que la tasa deganancia neta en conjunto (definida aquícomo = (G-R)/Q) pasa de coincidir conla del arrendatario D en I’’’ (es decir,1/6 = (2/3)/4); a ser luego 1/7 en I’’ (= 1(=½ + ½) / 7 (4+3)); luego, 1/9 en I’ (=1 (=1/3 + 1/3 + 1/3) / 9 (=4+3+2)); y,finalmente, 1/15 en I (= 2/3 (=1/6 + 1/6+ 1/6 + 1/6) / 10 (= 4+3+2+1)).

A continuación, el texto se hace muyengorroso. Primero, analiza Marx la

secuencia inversa; luego añade nuevoscuadros en los que en vez de 4 aparecenmás tierras…; finalmente, desarrollatoda una casuística numérica de la quepodemos prescindir tras aclarar que entodos los casos puede formarse la rentadiferencial. Lo que le importa es acabarcon el supuesto erróneo que domina elanálisis de Ricardo (y Malthus y West):“que presupone necesariamente unavance hacia suelos cada vez peores, ouna fertilidad constantementedecreciente de la agricultura”. Es decir,para Marx, lo único que se requiere paratener RD I es “la desigualdad de lostipos de suelo”, ya sea esta

(dinámicamente) constante, creciente odecreciente en el tiempo.

Otro aspecto general importante esque el valor de mercado de losproductos del suelo “se halla situadosiempre por encima del precio globalde producción de la masa deproductos”. En el cuadro I, por ejemplo,el segundo suma 240 chelines, mientrasque el primero asciende a 600 (portanto, cada quintal se vende a 60, que esun 250% del precio de producción de24). Otro es la influencia de la“proporción” que guardan entre sí: (1)las cantidades de las distintas tierras, y(2) sus calidades relativas: de sentido

contrario en cada caso. Asimismo, Marxdefine la “tasa media de renta”, quepuede aumentar o disminuir, como elcociente entre la renta total obtenida y elcapital global empleado. También varía“el nivel relativo de la renta media poracre”, que no debe confundirse con latasa. Por último, 3 afirmaciones más: 1)el precio del suelo no cultivado de cadacalidad está determinado por el preciode las tierras cultivadas de la mismacalidad y ubicación (en ambos casos lofijan las rentas “futuras” esperadas); 2)el avance hacia suelos de peor calidadsólo puede resultar de un aumento en losprecios, es decir, será en cualquier

modo de producción resultado delaumento de la “necesidad”; 3) laextensión del cultivo a superficies deterreno mayores no presupone unaumento de precios, pues “también en laagricultura se verifica constantemente”la sobreproducción relativa, que “de porsí es idéntica a la acumulación”.

XL. Segunda forma de la rentadiferencial (Renta diferencial II).Hasta aquí el paso a cultivos más“extensivos” del suelo; ahora (en RD II)se analiza la “intensificación” delcultivo, o empleo de mayor cantidad de

capital por unidad de superficie. Lasplusganancias y sus tasas se formanigual en ambos casos, pero no sutransformación en rentas del suelo, y seestudia RD II sobre la base histórica deRD I. Hay que contar ahora con lasdiferencias en la distribución de capitaly capacidad de crédito de losarrendatarios. El que los pequeñoscampesinos desarrollen mucha cantidadde trabajo permite a los arrendatarios,que explotan sus tierras con asalariados,apropiarse de una parte de laplusganancia. No obstante, RD II“coincide intrínsecamente” con RD I, y ala vez la presupone. Pero su

combinación puede ser“complicadísima”, y es un error deRicardo tratar esto “en forma totalmenteunilateral y como una cuestión sencilla”,analizando un solo caso (en que laproductividad decreciente del capitalposterior conduce a un aumento delprecio de producción, un descenso de latasa de ganancia y una RD más elevada).Marx señala “otros tres casos posibles”cuyo análisis en los 3 capítulossiguientes desvela “una diferenciaesencial” entre RD I y RD II.

XLI, XLII, XLIII. [Los tres casos

de] la renta diferencial II: 1) Precio deproducción constante; 2) decreciente;3) creciente. Resultados. Marxdesarrolla este análisis a lo largo de 60detalladas páginas repletas de cuadros ynúmeros.

En el caso 1, son posibles variossubcasos: a) que el capitalsuplementario invertido en B, C o Dproduzca lo mismo que el A (en cuyocaso no hay efectos sobre la renta); b)que en cada tipo de suelo se obtengaproductos suplementarios“proporcionales a su magnitud”; c) queel aumento no sea “en proporción”, sino“con una tasa decreciente” (en este caso,

la tasa de plusganancia disminuye, perosu magnitud absoluta aumenta, como enla sección 3ª de este libro); d) ídem,pero con una tasa “creciente”.

El caso 2 comprende otros tressubcasos, según que el precio deproducción descienda con unaproductividad constante, a la baja o alalza.

En el tercer caso, el texto íntegro esde Engels (con 24 nuevos cuadrosincluidos); y en ese capítulo, antes deque Marx exponga los “resultadosgenerales” de la RD, sólo aparece esteapunte (casi mnemotécnico): “Losrubros bajo los cuales debe tratarse la

renta son los siguientes: A) Rentadiferencial (concepto… RD I.… RDII… influencia de esta renta sobre latasa de ganancia), B) Renta absoluta, C)Precio de la tierra, D) Consideracionesfinales”. Y en efecto, este es el ordenseguido hasta ahora y en lo sucesivo. Encuanto a los resultados, destacan 3: 1)Mientras los capitales suplementariosgeneren “plusproductividad” (aunquesea decreciente), “aumenta la rentaabsoluta en grano y en dinero por acre,aunque disminuya relativamente enproporción al capital adelantado”; 2) siesa plusproductividad es cero, no sealteran los niveles de plusganancia ni de

renta; 3) si es negativa, estas inversionesacercarán progresivamente “el preciomedio individual del producto globaldel suelo mejor al precio de produccióngeneral”, de forma que “cada vez entrauna parte mayor de lo que constituyó laplusganancia o la renta en la formaciónde la ganancia media”.

XLIV. La renta diferencialtambién en el suelo peor cultivado.Hay tres posibilidades de que finalmentegenere renta diferencial incluso lallamada tierra A (que hasta ahora no lohacía)… Pero el resultado es siempre el

mismo: “es el precio de producciónmedio individual del quarter [nuestroquintal: DG] en la producción global (oel desembolso global del capital) lo quedecide”.

XLV. La renta absoluta (RA).Hasta ahora se ha supuesto que el suelode peor calidad no abona renta. Pero lasleyes de la RD son independientes deeste supuesto. No es cierto que el preciode producción del producto de la tierraA (que llamaremos P) sea el precioregulador final; más bien será P + r(donde r, que será en general distinta de

cero, es la renta que abona el suelo A).Sin embargo, la RA no elimina las leyesde la RD estudiadas, y por tanto lasmagnitudes de RD (I y II) serán lasmismas que antes. Obsérvese que elmonopolio de la propiedad de la tierraya estaba presupuesto en la RD; pero lapropiedad de la tierra “en cuantobarrera persiste inclusive allí donde larenta desaparece en cuanto rentadiferencial”. Por tanto, aunque la mera“propiedad jurídica” del sujeto no creauna renta para el propietario del suelo,“sí le da poder de sustraer su tierra a laexplotación hasta tanto las condicioneseconómicas permitan una valorización

de la misma que arroje un excedentepara él”, lo que ocurre tanto en laagricultura como en “edificaciones,etc.”.

De lo anterior se sigue que el preciode estos productos es un “preciomonopólico en el sentido corriente deltérmino”, y que la renta se ingresa “a lamanera de un impuesto”; por tanto esteingresa en el precio del producto “comoun elemento independiente de su valor”.Por tanto, aunque el precio de estosproductos supere su precio deproducción (P + r), todavía podría serinferior a su valor (en ciertos casos) siP es inferior al valor (ocurre en los

sectores con una composición delcapital inferior a la media). Por tanto, siesto sucede en la agricultura —que enlos países avanzados no se hadesarrollado hasta ahora tanto como laindustria—, este “exceso”, r, no bastapara explicar la existencia de una RA.Se ha supuesto siempre que “no haybarrera alguna, o a lo sumo algunabarrera accidental y temporaria, queimpida a la competencia de loscapitales” reducir los valores a losprecios de producción. Pero si el capitalse topa con “un poder ajeno” —como lapropiedad de la tierra, que no permite“nuevas inversiones” sin percibir “un

gravamen”—, a P se sumará una r quepodrá ser mayor o menor que ladiferencia entre P y el valor,dependiendo “por completo del estadode la oferta y la demanda”. En cualquiercaso, los productos agrícolas siempre sevenden a un precio monopólico, esdecir, “no nivelado” al precio deproducción, lo que no “ocurre con losprecios industriales”. Por tanto, en estecaso “el encarecimiento del producto noes causa de la renta, sino que la renta escausa del encarecimiento del producto”.

Las dos formas de renta estudiadas,RD y RA, son “las únicas normales”.Fuera de ellas sólo existe un “precio

monopólico propiamente dicho”,determinado exclusivamente por “lasnecesidades y la solvencia de loscompradores”. Si la composición decapital en la agricultura fuera la misma omayor que en la industria,“desaparecería” esta RA (como algo ala vez diferente de RD y del preciomonopólico puro). Por otra parte, comoen la agricultura y la minería “no se tratasólo de la productividad social, sinotambién de la productividad natural deltrabajo”, el aumento de la productividadsocial podría ser sólo el suficiente paracompensar, o ni siquiera eso, unadisminución en su productividad

natural. Por último, la renta agrícola, encuanto RA o precio monopólico (cuyacausa es la no nivelación que introducela propiedad de la tierra), sólo puedeser “pequeña”, y. En cambio, en laminería (o “industria extractiva”), dondepredomina necesariamente la bajacomposición de capital, debido a que lamateria prima “se halla ausente porcompleto”, esta RA “desempeña unpapel más importante”; y “se requierencondiciones de mercado favorables engrado sumo para que las mercancías sevendan a su valor” (como en las“pesquerías, canteras, bosquesnaturales, etc.”).

XLVI. Renta de solares, Rentaminera. Precio de la tierra. Pero hayque generalizar lo que podría parecer unfenómeno sólo agrícola: “en todas partesdonde las fuerzas naturales seanmonopolizables y le aseguren alindustrial que las emplea unaplusganancia”, el propietario de losrecursos interceptará esta plusgananciaal “capital actuante”. Por ejemplo, en“la tierra con fines de edificación” lainfluencia preponderante es “laubicación”, como ocurre en la“viticultura” y en “los solares de lasgrandes ciudades”. En todos los casos

tenemos: 1) la “total pasividad” delpropietario; 2) el “predominio delprecio monopolista”; 3) “la másdesvergonzada explotación de lamiseria” (pues la miseria es para losalquileres, escribe Marx adelantándosesiglo y medio a nuestra época, “unafuente más lucrativa de lo que jamás lofueron para España las minas dePotosí”); y 4) el “poder descomunal queconfiere esa propiedad de la tierracuando, unida en unas mismas manoscon el capital industrial”, permite queuna parte de la sociedad reclame a laotra “un tributo a cambio del derecho dehabitar la tierra”.

El incremento de la población y eldesarrollo del capital fijo son factoresque elevan esta “renta edilicia”. Y enesto Marx “suena” especialmentecontemporáneo: “En las ciudades enrápido progreso, en especial allí dondela edificación se practica, como enLondres [léase Madrid, por ejemplo, ytendremos a un Marx asombrosamentecercano], a la manera fabril, es la rentadel suelo y no el propio edificio lo queconstituye el objeto básico propiamentedicho de la especulación inmobiliaria”.

Tras repetir que la “renta minerapropiamente dicha” se determina comola agrícola, distingue los casos en que

“existe un precio monopólico de losproductos” o “del mismo suelo”. Porejemplo, un vino que sólo puedaproducirse en cantidades muy exiguas(en relación con su demanda solvente)tiene en sí mismo un precio monopolista;en este caso, es el precio monopolista elque “crea la renta”. El caso contrario seproduciría, por ejemplo, “si los cerealesse vendiesen no sólo por encima de suprecio de producción, sino por encimade su valor”. Por su parte, la rentacapitalizada, o precio del suelo, haceque este pueda ser vendido comocualquier otro artículo comercial. Aquien ha comprado la tierra, la renta le

parecerá el “interés” que genera sucapital, lo mismo que “a un esclavistaque ha comprado un negro”. En amboscasos, el título debe existir previamente,y lo que lo crea son “las condiciones deproducción”. Por eso, “desde el puntode vista de una formación económico-social superior, la propiedad privadadel planeta en manos de individuosaislados parecerá tan absurda como lapropiedad privada de un hombre enmanos de otro hombre. Ni siquiera todauna sociedad, una nación o, es más,todas las sociedades contemporáneasreunidas, son propietarias de la tierra.Sólo son sus poseedoras, sus

usufructuarias, y deben legarlamejorada, como boni patres familias[buenos padres de familia], a lasgeneraciones venideras”.

Por último: “no es posible deducirsin más de un aumento del precio de latierra, un aumento de la renta, ni que deun aumento de la renta, que siempre traeaparejado un aumento del precio de latierra, pueda concluirse sin más unaumento de los productos agrícolas”.

XLVII. Génesis de la rentacapitalista de la tierra. Veremos 3cosas: el origen de este excedente sobre

la ganancia media; la transformación dela “renta en trabajo” en “renta enproductos” y de ésta en “renta endinero”; y el régimen de aparcería de latierra. Para Petty, Cantillon y otrosautores de la época feudal no existía elprimer problema porque identificaban larenta como la forma general delplusvalor. El punto de vista “correcto”de los fisiócratas —que toda producciónde plusvalor se basa en “laproductividad del trabajo agrícola”—;no es cierto porque el trabajo industrialno sea productivo, sino porque “unaproductividad del trabajo agrícola queexceda las necesidades individuales del

trabajador es la base de toda sociedad”.La renta en trabajo, es la forma

originaria del plusvalor y coincide conél en forma “visible y palpable”. Parahacer “posible” la renta, el productordirecto debe “poseer suficiente fuerzade trabajo” y “las condiciones naturalesde su trabajo”. Pero esta posibilidad nocrea la renta, sino la “coerción” queobliga al trabajo a comportarse de ciertamanera y “convierte la posibilidad enrealidad”. Su transformación en “rentaen productos” no altera “en absoluto” laesencia de la renta; sólo supone un nivelcultural superior y menor separación enel tiempo y el espacio de la proporción

de su trabajo que el productor dedica así mismo y a su terrateniente. En cuantoa la renta “en dinero”, es una “meratrasmutación formal” pero modifica “elcarácter de todo el modo deproducción” pues, aunque la base sea lamisma, se vuelven decisivos “larelación de los costos de producción” y“el excedente”. Esta última forma derenta es, a la vez, la forma de su“disolución”, porque ya no es casi lomismo que la ganancia, sino unexcedente por encima de ella. Porúltimo, se estudia una “forma detransición” entre la forma histórica“originaria” de la renta y la “renta

capitalista”: la “aparcería” o“medianería”.

Sección Séptima: Losréditos y sus fuentes

En esta última sección, Marx ofreceuna visión de conjunto de mucho de loexpuesto en El capital. Y este paso deldetalle a la visión general —véase unesfuerzo de síntesis parecido en losmanuscritos de 1863, publicadosmodernamente con el nombre de“Capítulo sexto (inédito) de Elcapital”— hace especialmente valiosas

algunas de las reflexiones yconclusiones de esta sección.

XLVIII. La fórmula trinitaria . Conesta expresión, Marx se burla del dogmacuasirreligioso de la “trinidad” defactores creadores de valor. La fórmula“capital-ganancia, suelo-renta de latierra, trabajo-salario” (mejor aun, si sesustituye ganancia por interés, para dejar“afortunadamente eliminada laganancia”, que aún recuerda algo alplusvalor) le parece tan coherente comounir los “aranceles notariales, lasremolachas y la música” (es decir: “una

incongruencia uniforme y simétrica”).Pero el capital no es una cosa, no sonlos medios de producción en sí, sino larelación social que hace de ellos algo“monopolizado por determinada partede la sociedad” que presupone ciertaforma específica de antagonismo. Porotra parte, y puesto que todo valor estrabajo —transformación de fuerza detrabajo en trabajo—, el plusvalor, quees una parte de él, “no puede ser tierra”.En cuanto al trabajo sin más, “eximidode toda sociedad”, sólo es malaabstracción.

Lo que deberían decir estostrinitarios es que tanto el trabajo

asalariado como el capital y la renta dela tierra son “formas socialeshistóricamente determinadas”; y, másespecíficamente: “la una lo es deltrabajo, la otra del globo terráqueomonopolizado, y ambas, por cierto, sonformas correspondientes al capital ypertenecientes a la misma formacióneconómico-social”. Decir que “latierra” (o los otros dos) “actúa comoagente de producción en la creación deun valor de uso, de un producto material,del trigo”, sí sería correcto, pero esto notiene “nada que ver con la producciónd e l valor del trigo”. Los defensores“vulgares” de esta trinidad ni siquiera

se dan cuenta de que, al decir capital-interés, dicen el “absurdo” de “un valordesigual a sí mismo”, ya que es“imposible que 100 táleros sean 110táleros”. Y ya se vio en el libro I que laexpresión “precio del trabajo” es tanirracional como la de “logaritmosamarillos”.

Hay en este capítulo hermososejemplos de algunas de las tesis másconocidas de Marx. Por ejemplo, queproducir es tanto producir “lascondiciones materiales de existencia dela vida humana” como reproducir, a lavez, las relaciones sociales que segeneran con ello: precisamente “la

totalidad de esas relaciones con lanaturaleza y entre sí” es “la sociedad,considerada según su estructuraeconómica”. O que el plustrabajo siguesiendo plustrabajo y trabajo “forzado”también en la sociedad burguesa, pormucho que “aparezca como resultado deun libre convenio contractual”, y aunquesea “uno de los aspectos civilizadoresdel capital” que se “arranque eseplustrabajo” en condiciones “másfavorables” (“para el desarrollo de lasfuerzas productivas”) que las de lassociedades esclavista, servil, etc.Además, esto conducirá a una nueva faseen que la coerción misma desaparecerá,

pues así se crearán “las condicionesmateriales y el germen” de lasrelaciones que permitan ligar elplustrabajo social con una “mayorreducción del tiempo dedicado altrabajo material en general”, pues la“reducción de la jornada laboral es lacondición básica” para todo ello. Encierto sentido, la producción para lasatisfacción de necesidades seguirásiendo aún el reino de la necesidad, yno de la libertad, que sólo puedeaparecer “más allá de la esfera de laproducción material propiamentedicha”; pero, por otra parte, “la libertaden este terreno sólo puede consistir en

que el hombre socializado, losproductores asociados, regulenracionalmente el metabolismo social conla naturaleza poniéndolo bajo su controlcolectivo, en vez de ser dominados porél como por un poder ciego”, y también,en que “lo lleven a cabo con el mínimoempleo de fuerzas y bajo lascondiciones más dignas y adecuadas asu naturaleza humana”.

Hemos visto que el terratenienteextrae del capitalista una parte delplusvalor que este extrae del obrero. Siel capitalista funciona como “unaperenne máquina extractora deplustrabajo”, el suelo es un “perenne

imán” que le succiona al primero unaparte del mismo. Pero, como se vio en ellibro I, el único “formador de valor” esel trabajo; y para nada cambia esto quese distribuya el valor entre los distintosperceptores de rentas. Los capitalistas ylos economistas no entienden estoporque se dejan llevar por lasapariencias de la economía: 1) Elprimer factor de “distorsión” o“encantamiento” sucede en el “procesodirecto de producción”, pues las“conexiones sociales del trabajoaparecen en el proceso laboral directocomo desplazadas del trabajo alcapital”, que empieza a transformarse en

un “ente místico”. 2) Luego se interponeel “proceso de circulación”, con sus dosinfluencias que parecen incidir en lacreación de valor: las “ganancias por elintercambio” y el “tiempo decirculación”. 3) En tercer lugar, influye“el proceso real de producción comounidad” de los dos anteriores: esto semanifiesta en la transformación delplusvalor en ganancia, de la tasa deplusvalor en tasa de ganancia, y de losvalores en precios de producción; contodo ello, la influencia del trabajo en losprecios se manifiesta en su“movimiento” y no directamente en sumagnitud. Además se realiza una

ganancia “divergente” de la gananciamedia, por varias razones, y entre ellasporque “se ubica la renta de la tierracomo límite de la ganancia media”.

En la mistificación trinitaria seamalgaman sin sentido “relacionesmateriales de producción con sudeterminación histórico-social”. Y es unmérito de la economía clásica habersuperado “parcialmente” esta “religiónde la vida cotidiana”; sólo parcialmente,porque, aunque superen la “traduccióndidáctica” de los intereses burguesesque hacen los economistas vulgares,sigue prisionera de contradicciones einconsecuencias. Estas mistificaciones

eran menores en formas económicasprecapitalistas, porque en ellas sólo seveía afectado el limitado ámbito deldinero y del capital a interés.

XLIX. Para el análisis del procesode producción. Al analizar el capitalsocial global, no cuenta la distinciónentre valores y precios de producción.Por eso prescinde Marx de ella y seocupa sólo de una dificultad. Sisuponemos que no hay acumulación ytodos los réditos se consumen, ladificultad es doble: 1) el valor en el quese consumen los réditos incluye una

parte de capital constante (C), que no esun rédito: ¿cómo es posible que s + g +r (salario + ganancia + renta) puedacomprar s + g + r + C?; o, dicho de otramanera: “¿quién ha de pagar, y conqué?”; 2) además, todo el C que seconsume en la producción hay quereponerlo in natura y en valor: ¿quiénejecuta el trabajo que se necesita parareponer ese valor?

A continuación hay variasdigresiones antes de volver a esaspreguntas. Tras volver al dogma deSmith y los esquemas de lareproducción, afirma que loseconomistas no comprenden la conexión

del proceso de reproducción global; nila “relación fundamental entre capitalconstante y variable”; ni que el trabajo,además de crear valor, “conserva elantiguo valor en forma nueva”; ni que no“se modifica la ley del valor” por quelos precios de producción diverjan delos valores.

En cuanto a la solución positiva delproblema, “una parte del valor delproducto” no es “ningún producto deese trabajo nuevo agregado, sino capitalconstante preexistente y consumido”. Laparte de los productos en que serepresenta esa parte de valor “tampocose transforma en rédito sino que repone

in natura los medios de producción”; yla parte de valor nuevo agregado “no seconsume in natura como rédito, sinoque repone el capital constante en otraesfera”. Dicho de otra manera: lo que setransforma en capital no es la gananciaen cuanto tal, pero expresarlo así quieredecir “que el plusvalor y elplusproducto no son consumidosindividualmente como rédito por elcapitalista”.

L. La apariencia de lacompetencia. Prescindiendo ahora de laparte C, es cierto que el valor nuevo “se

resuelve” siempre en salario, ganancia yrenta (o que éstos son “partes” deaquél), pero sería “falso” a la inversa:“que el salario, la tasa de ganancia y latasa de renta forman elementosconstitutivos autónomos de valor”. Portanto, la magnitud del total es previa e“independiente de su descomposición”.Tampoco la transformación de valor enprecio modifica nada de esto pues “elrecargo del 20%” que, por ejemplo,constituye la tasa de ganancia —y esto,siendo fundamental, no suelencomprenderlo tampoco losexcedentistas modernos, herederos delas teorías clásicas objetivas del valor

— “está determinado a su vez por elplusvalor que genera el capital socialglobal y por su proporción con el valordel capital, y por eso es del 20% y nodel 10 o del 100” (énfasis mío: DG). Asu vez los precios de mercado puedenoscilar por encima o debajo de estosprecios de producción, pero los “límitesrelativamente estrechos de lasdivergencias” son “sorprendentemente”pequeños, limitándose a la RD y la RA,los precios monopólicos, etc. Por tanto,“la competencia sólo puede nivelardesigualdades en la tasa de ganancia”,pero para nivelarlas la “ganancia debeexistir ya como elemento del precio

mercantil”; es decir, “la competencia nola crea”. Y por dos veces vuelve Marx apreguntar por qué esa ganancia es del20% en vez del 10% o del 100%, y porqué el precio es 10, 20 ó 100, etc.Además, aunque fuera un “recargo”, porqué ese recargo es de esa magnitud, yno otra.

Para Marx, “la competencia debeencargarse de explicar todas las faltasde lógica en que incurren loseconomistas, mientras que, por elcontrario, son los economistas los quetendrían que explicar la competencia”.Los economistas ven ciertas conexionesy recurren a la simple experiencia, pero

“lo que no muestra la experiencia es lacausa oculta de esa conexión”: noentienden que “la causa puedepresentarse como efecto, y el efectocomo causa”. El secreto último de porqué lo que es una simpledescomposición del valor entre partesaparece, o se representa, como unaadición, estriba en esto: la reproduccióndel sistema es constante, y esto hace que“sus presupuestos” aparezcan como “susresultados”.

LI. Relaciones de distribución yrelaciones de producción. Para la

concepción habitual, las relaciones dedistribución aparecen como “naturales”.Para un punto de vista más evolucionado(por ejemplo, Stuart Mill), lasrelaciones de distribución son“históricas”, y las relaciones deproducción “naturales”. Para Marx, lasdos posiciones son criticables puesambos tipos de relaciones son“históricas”, y “las relaciones dedistribución son esencialmente idénticasa esas relaciones de producción”: sóloson su “reverso”. El mero hecho de queexista capital ya presupone “unadistribución: la expropiación a losobreros de las condiciones de trabajo”,

y su concentración y propiedadexclusiva en la clase capitalista. Pero elpropio “capital” significa a su vez doscosas: 1) “que ser mercancía es elcarácter dominante y determinante de suproducto”; 2) que la producción deplusvalor es “el objetivo directo ymotivo determinante de la producción”,y sólo esto conlleva la tendenciaacuciante a reducir el trabajo necesarioa un mínimo.

Por tanto, el trabajo asalariado no esel determinante del valor directamente,sino “en la medida en que sólo sobreesta base la producción mercantil seconvierte en la forma general de la

producción”; ahora bien, en ladeterminación del valor, de lo que setrata es del “tiempo social del trabajo engeneral, de la cantidad de trabajo quetiene a su disposición la sociedad engeneral y cuya absorción relativa por losdiferentes productos determina, en ciertamedida el respectivo peso social deéstos”. Todo el problema procede deconfundir e identificar el proceso deproducción “social” con el proceso“simple de trabajo, tal cual debieraejecutarlo también un hombreanormalmente aislado”. Esto impidecomprender el “conflicto entre eldesarrollo material de la producción y

su forma social”. Impide comprenderque precios y producciones funcionancomo lo que los matemáticoscontemporáneos llaman un problemadual, y que “todo el proceso deproducción capitalista, además, estáregulado por los precios de losproductos”. Y que a su vez —y esto loha desarrollado Rubin mejor que nadie apartir de Marx— “los precios deproducción reguladores están reguladospor la nivelación de la tasa de gananciay la distribución del capital,correspondiente a ella, en las diferentesesferas de la producción social”. Estosignifica, por tanto, que la ganancia no

es un factor principal “de ladistribución”, sino “de la producciónmisma” (énfasis mío: DG), y ello “comofactor de distribución de los capitales ydel trabajo mismo en las diferentesesferas de la producción” (es decir, loque modernamente se llama “elmecanismo de asignación económica”).

XLII. Las clases. El manuscrito deMarx se interrumpe a los pocos párrafosde iniciar este capítulo 52 y último de Elcapital. En él, tras afirmar que las tresclases principales señaladas por loseconomistas clásicos —asalariados,

capitalistas y terratenientes— no searticulan de forma pura “ni siquiera enInglaterra”, se hace una pregunta quedeja al lector con una tremendacuriosidad: “La próxima pregunta aresponder es ésta: ¿qué forma unaclase?”. ¿Por qué son las tres citadas las“tres grandes clases sociales” (tres,pero reducidas en realidad a dos, en elmodelo teórico que se incluye en Elcapital)? Piense el lector en todo lodicho a lo largo de este libro yencontrará realmente la respuesta; y, sino la respuesta completa, al menos elcamino correcto hacia donde dirigir lamirada y la introspección en busca de

esas respuestas…

Anexo I: ELRECORRIDO DEMARX HASTA EL

(INACABADO)CAPITAL

El resumen de Rosdolsky, centradoen los Grundrisse, sigue siendo muyadecuado para una perspectiva global deeste recorrido teórico: desde una 1ª fase,en la que Marx se propone una crítica dela economía política (EP) y la políticapero también del derecho, la moral y la

filosofía, pasa a una 2ª, en que suobjetivo son sólo la EP y la política; yuna 3ª, en que “abandonó su plananterior de incluir también una ‘críticade la política’ en su obra”, para realizar[desde ff. 1851] “un ‘ajuste de cuentas’con la EP anterior y los sistemassocialistas” (Rosdolsky, 1968, p. 30;citado infra en el Anexo III, 2.A: A-III/2.A). En Mandel (1967; vid. A-III/2.A) puede leerse otro específico“estudio genético” de este tipo. Rubel(1956, 1960: A-I, punto 7) contiene unaexhaustiva bibliografía de las obras deMarx, actualizada en la completísimaEnciclopedia de Draper (pero véase el

punto 7, infra), donde se encuentra eldetallado apéndice (1985/86, vol. I, pp.292-7: A-I, punto 7) que inspira estecuadro cronológico. Distinguimos entotal 6 etapas (a las que añadimos unapartado, el 7, sobre la bibliografía ylas ediciones de la obra de Marx).

1) París: oct. 1843 - febr. 1845.Febr. 1844 : se publica en los

Anuarios Franco-alemanes el art. deEngels (E) “Esbozo (o delineación) deuna crítica de la economía política”(Umrisse), que lleva a Marx (M) a leery extractar a los economistas ingleses.

Mar.-jun.: primera “obra”

económica de M: los extractos de losElementos de James Mill.

Abr.-mayo: primero de losManuscritos de París; que dejainacabados en ag.

Sept.-nov.: escribe con E Lasagrada familia y comienza sucorrespondencia: ya en su 1ª carta (oct.),E ve necesario difundir el trabajo“teórico” de M en Alemania y lereclama que acabe su proyectado librode EP.

Dic. 1844-en. 1845: estudio de EPhasta su expulsión de París (3-febr-1845), justo después de firmar contratocon Leske para publicar una Crítica de

la política y la economía política (2vols.).

2) Bruselas (febr. 1845 - mzo.1848)

Febr.-dic. 1845 : 10 cuadernos connotas de EP.

Marzo: crítica inacabada de la EPde List (El sistema nacional de EP),negociada infructuosamente con Leske,quien propone a M, E y Hess una“Biblioteca” de grandes obras deautores socialistas y comunistas.

Mayo: E publica en Leipzig suCondición de la clase obrera enInglaterra (2ª ed… 1848), que ejerció

también una influencia decisiva sobreM.

Jul.-ag.: viaja con E a Londres yManchester, para contactar con elmovimiento obrero inglés y estudiar EP.

Oct.: planea escribir con E sobre lacuestión arancelaria y el debateproteccionismo - librecambio (ed.Campe).

Nov.: escribe, con E, La ideologíaalemana, que trata de EP sólo depasada. 1ª defensa de la teoría laboraldel valor.

Jul. 1846-febr. 1847 : proceso deruptura con Leske por incumplimiento defechas.

Dic. 1846: lee La filosofía de lamiseria de Proudhon, y responde con suMiseria de la Filosofía, que publica enBruselas en jul. 1847.

Sept. 1847: se le impide hablar enel Congreso Internacional deEconomistas; a partir de sus notaspublica “Los proteccionistas, loslibrecambistas y la clase obrera”(Atelier Démocratique, Bruselas) y elDiscours sur la question du libreéchange.

Dic. 1847: clases de EP en laAsociación de Trabajadores Alemanesde Bruselas, luego (febr. 1848)preparadas como “Salarios”. Plan de

charlas quincenales libres sobre “temassociales” (M, E y Schapper).

1848: la revolución interrumpe sustrabajos de EP.

Abr. 1849 : aparece (incompleto) en5 números de la Nueva Gaceta Renana(Colonia, de la que es director) Trabajoasalariado y capital [publ. en 1880como panfleto en Breslau, sinconocimiento de M, y en 1884 conprefacio de E]. Lo interrumpe por suviaje por Alemania (movimiento obrerode Colonia, trabajo educativo de laAsociación de Trabajadores deColonia).

3) Londres d. ag. 1849 h. losGrundrisse

Nov. 1849-sept. 1850: charlas deEP y sobre el Manifiesto comunista enl a German Workers EducationalAssociation (GWEA). Cursos intensivospara activistas de la Liga Comunista, ensu casa de Soho.

Marzo 1850: nº 1 de la NRZ-Revue(proyectada continuación de la NuevaGaceta Renana de Colonia)

Jun.: obtiene el carnet de laBiblioteca del Museo Británico. Seconcentra en el estudio de la EP por el“fin de la situación revolucionaria” y la

vuelta a la prosperidad económica y lareacción política.

Sept.: cierra una etapa: escisión dela Liga de los Comunistas, fin de laNRZ-Revue y dimisión de la GWEA.

1851 (h. golpe de estado de L. N.Bonaparte): escribe 14 cuadernos deEP. Planea terminar la EP en “5semanas” y busca ya editor. Cottarechaza la idea. Löwenthal (Frankfurt) lepropone publicar algo diferente y pronto(lo que apoya E). M lo rechaza. Lassallepropone crear una compañía poracciones en Alemania para financiar laobra.

Mzo. 1852: 18 Brumario.

Ag. 1852: comienzan suscolaboraciones en el New York DailyTribune; pregunta a Weydemeyer por uneditor en EE. UU.

Abr. 1853: abandona de facto la EP,y en sept. (Guerra de Crimea) pareceque no piensa ya en retomarlos.

1854-57: colaboraciones en elNYDT y la Neue Oder Zeitung(Breslau, vía Lassalle)

Nov. 1854-en. 1855: folleto“Dinero, crédito, crisis” (conreferencias a Tooke, Thornton, Mill,Fullarton, etc.), que luego usa en losGrundrisse y El capital.

1856-1857: atención a la nueva

crisis económica (crisis financiera,Crédit Mobilier, crisis europea…)

4) Los Grundrisse, la Contribucióny “El capital indiferenciado”

1857-58: Redacción del manuscritode los Grundrisse, con 2 secciones: a)la principal (764 pp.) contiene 2 partes:“Introducción” (Einleitung, 31 pp.) y 7cuadernos (I a VII) agrupados en 2caps… “Dinero” y “Capital”. b) El restoes un suplemento con 6 documentos [vid.los “Apéndices” de OME, nº 22, ed.Sacristán (pp. 285-509; vid. A-I, punto7)]. Estos manuscritos, publicados por1ª vez en 1939-41 en Moscú (2 vols.),

en ed. rarísima en Occidente (Rosdolskyla trabaja en 1948), y luego en Alemania(1953), son una “obra esencial” paraentender a M, en la que “el lector noadvertido será conducido por M mismo,con su propia mano de pedagogo, a susdescubrimientos centrales,fundamentales, con sus propias palabras,conceptos, categorías, y en el orden queél mismo fue descubriendo en su‘laboratorio’ teórico” (Dussel, 1985, p.11: A-III, 1º).

Mayo-jun. 1858: interrumpe losGrundrisse.

Ag. 1858: redacción del primerlibro de la Contribución a la crítica de

la economía política (CCEP, publ. enjun. 1859 en Berlín: 1000 ejs.), como 1ªparte de un trabajo más amplio sobre “elcapital” (CCEP I). Son 2 caps.(“Mercancías” y “Dinero”), dejándoseel “Capital” para un volumen posterior(CCEP II). “Conspiración de silencio”de la prensa alemana; M teme que sea“excesivamente teórico para el públicode la clase obrera”. En sept. 1859planea publicar el resto en inglés yhacerlo más “popular hasta ciertopunto”.

Otoño 1859: clases privadas sobreel libro a un grupo de 20 ó 30trabajadores, incl. antiguos miembros de

la Liga de los Comunistas.1860: el asunto Vogt interrumpe lo

q ue entonces era su EP [= CCEP II,sobre “capital en general” = final dellibro I de los 6 proyectados entonces].

Ag. 1861-jul. 1863: retoma la EPcon el mismo título de 1859 (CCEP): 23cuadernos manuscritos. Comienza apreocuparse por el editor (Brockhaus,que no se compromete hasta ver elmanuscrito).

Dic. 1861: quiere hacerlo máspopular, sin que el “método” se notetanto.

1862: progresa mucho ese año ycomienza las Teorías sobre la plusvalía

(TP), parte histórico-crítica de la obra.A ff. año abandona el plan de CCEP yc o nc i b e El capital como trabajoindependiente (no como continuación deCCEP I).

En. 1863: termina la redacción delcuerpo de las TP. Planea las partes I yIII (libros I y III) de El capital.

1863 (1ª mitad): cuando cree estarterminando, vuelve a empezar (ag.) parahacerlo más “popular”.

1863 (mediados): comienza elmanuscrito “Resultados del procesoinmediato de producción”: publicado enel siglo XX como Capítulo sexto,inédito, de El capital.

1864: continúa trabajando en Elcapital.

Mayo-jun. 1865: Debate conWeston en el Consejo General de laInternacional (sobre luchas sindicales ysalarios). Publica más tarde su posiciónen el folleto Salario, precio y ganancia.

Oct.: rechaza tajantemente la ofertade Bismarck (vía Lothar Bucher) deescribir artículos mensuales de EP parala Preussische Staats-Anzeiger.

1865 (ff.): acaba el manuscrito dedonde saldrán los 3 primeros libros deEl capital.

5) Volumen I de El capital: 1866-

67Febr. 1866 : comienza el borrador

final del vol. INov.: envía las primeras páginas al

editor (Meissner).En. 1867: redacta el capítulo sobre

“La ley general de la acumulacióncapitalista”.

Abril: Kugelmann lo convence paraque escriba una versión más didácticade la “forma de valor”, lo que hace parala 2ª ed. Al recibir las galeradas,escribe un suplemento con unaexposición más popular de la “forma devalor”, que envía en julio junto alprólogo.

Ag.: Corrección de las galeradasdefinitivas.

14 sept. 1867: publicación (1000ejs.), y aparición inmediata de reseñasen Zukunft, el Stuttgart Beobachter y elBee-Hive. [La 1ª trad. españolaaparecerá en el periódico La Repúblicaen 1886-87, a partir de la ed. francesade 1872-73].

6) Después de 1867E comienza a escribir recensiones y

hacer publicidad. “Conspiración desilencio” a su pesar. Dühring publica uncomentario a pp. 1868, que a M leparece “decente” pero lleno de errores.

Sept.: En el Congreso de laInternacional (Bruselas), Lessnerexplica la cuestión de la maquinaria. Ecree necesario un resumen breve paratrabajadores, y M le propone escribirlo.

Jun. 1871: comienza a recibir librosy artículos en ruso de Danielson; estudialas formas de tenencia de la tierra enRusia, fisiología, agroquímica…

1877: manuscrito final del cap.primero del libro II.

1878: informado por Kovalevsky deldebate en la prensa rusa sobre Elcapital.

1879: escribe que ciertos problemasteóricos retrasan la continuación del El

capital…

7)… Y más allá de El capitalTodavía es útil el repertorio

“completo” de las obras de M quedejara Maximilien Rubel en dos de suslibros: (1956): Bibliographie desoeuvres de Karl Marx. Avec unappendice un repertoire des oeuvres deFriedrich Engels, Paris: LibrairieMarcel Rivière; y (1960): Supplement àla bibliographie des oeuvres de KarlMarx, Paris: Librairie Marcel Rivière.Más actualizada (y útil para todo lorelativo a la obra y vida de Marx) es laexcelente y completísima Enciclopedia

de Draper, Hal (1985/86) (y Center forSocialist History): The Marx-EngelsCyclopedia, New York: Schocken (3vols… I: The Marx-Engels Chronicle.A Day-by-Day Chronology of Marx andEngels’ Life and Activity , 1985; II: TheMarx-Engels Register. A CompleteBibliography of Marx and Engels’Individual Writings, 1985; III: TheMarx-Engels Glossary. Glossary to theChronicle and Register, and Index tothe Glossary, 1986. Para Draper, “lafuente principal de información incluidaen esta Cyclopedia es la produccióncientífica del Instituto de Marxismo-Leninismo (IML) de Moscú, junto a las

instituciones precedentes ycolaboradoras de éste. El másimportante precedente es el Institutooriginal Marx-Engels-Lenin fundado porD. Riazánov; su colaborador actualprincipal es el IML de Alemania delEste. Estos institutos, con sus editorialesfiliales y asociadas, han llevado a caboun trabajo prodigioso durante años. Almismo tiempo, como todo el trabajo deinvestigación en el mundo de losEstados comunistas colectivistas-burocráticos, este trabajo se ha hechobajo restricciones políticas bienconocidas que no tienen por quépreocuparnos salvo para explicar que la

producción del IML tiene que sersometida a un control constante.Además, el material extraído de lasfuentes del IML debe compararse ycompletarse con información disponiblea partir de otras fuentes, en la medida delo posible.”

Las fuentes principales de Draper,como del IML y de los estudiososcontemporáneos, son las siguientesediciones de la obra de M y E:

1. Las Marx-Engels Werke (MEW),publicadas en Alemania del Este (enalemán), que eran la única edicióncompleta de la obra de M y E (o casi

completa) hasta hace muy poco. ParaDraper, “sus notas y apéndices son unamina de información”.

2. La ed. inglesa de las llamadas“Obras Completas de Marx y Engels”(Collected Works, MECW), organizadasen tres grupos: (1) obras filosóficas,históricas, políticas, económicas y deotro tipo, en orden cronológico; (2) Elcapital junto a versiones preliminares ytrabajos directamente relacionados conél, en particular los Grundrisse; (3)cartas de M y E. Draper señalaba que“anda por un poco más de la cuarta partede sus 50 vols. previstos, que quizás seacaben también en el próximo siglo” y,

en efecto, hoy está recién completa estaobra o, mejor, el proyecto editorialresultante de la colaboración entre laseditoriales Progreso (Moscú), Lawrenceand Wishart (Londres) e InternacionalPublishers (N. York). Porque, comoWikipedia se encarga de aclarar, no esrealmente una colección completa: esposible obtener en Internet (vid.http://www.marxists.org/archive/marx/works/cw/index.htmobras no incluidas en las MECW, comopor ejemplo los “Manuscritosmatemáticos” de M.

3. La llamada MEGA —nombrehabitual de la antigua y original Marx-Engels Gesamtausgabe (1927-35)—

todavía es útil para algunas cosas;aunque sólo cubría hasta 1848 e inclusopara dicho periodo ha sido ampliamentesuperada.

4. La nueva MEGA, o “MEGA2” —en realidad es un proyecto independientey no una continuación de la viejaMEGA¸ pero el IML le dio el antiguonombre de Gesamtaussgabe— comenzóen 1975 y ahora sabemos que Draperacertó al escribir en 1985 que “puedeque no se completen hasta después de2001”. Esta obra tuvo que interrumpirsetras la caída del muro de Berlín, y su 3ªépoca, la actual, está todavía lejos deacabarse. Continúan apareciendo sin

cesar nuevas obras, artículos, cartas,etc., de las que no se tenía noticiapreviamente. Uno de los editorescontemporáneos de la aún “inacabadaobra de Marx”, Marcello Musto, escribe[en (2006): “Karl Marx: la indiscretafascinación de lo inacabado”,Cuadernos Nuevo Sur Sudaca, n.º 21-22] que la nueva MEGA tuvo que ser“reiniciada en 1998 después de lainterrupción que siguió al colapso de lospaíses socialistas, la intensa fase deorganización de las directivaseditoriales (Richard Sperel, Edition aufhohem Nibeau. Zu den Grundsätzen derMarx-Engels-Gesamtausgabe (MEGA),

pp. 215, E 12, 90, Argument, Hamburg2004) y el cambio de su dirección hacial a Berlin-Brandenburgische Akademieder Wissenschaften. De los 114volúmenes previstos, de los cuales cadauno consta de dos tomos, con el texto ysu aparato crítico, acaba de aparecer,recientemente, la entrega del volumen nº50, el décimo de la reiniciada empresa.”(Vid.http://pom.bbaw.de/mega/start.html).

5. Pero hoy en día tenemos enInternet el MIA (Marxists InternetArchive o, también, “Marxists.org”:http://www.marxists.org/; vid. también,en español, http://www.marxismo.org/),

obra de una labor internacional devoluntariado comenzada en 1990, en laque trabajan 62 voluntarios activos de33 países, y se expresa hoy en unos 50idiomas, algunos de los cuales son muycompletos. De la “sección china” afirmaWikipedia que “tiene las obrascompletas de Marx, Engels y Lenin”; yse ha extendido a otros 600 autores.Según MIA, hoy se descargan por estavía unos 20 millones de archivos al mes.

6. Dos buenas colecciones de obrasde M son la de S. Padover (Nueva York,1971-7), y la de la editorial Penguin. Laprimera son 7 vols. centrados en losaspectos histórico-políticos: On

Revolution (1971), On America and theCivil War (1972), On the FirstInternational (1973), On Freedom ofthe Press and Censorship (1974), OnReligion (1974), On Education, Womenand Children (1975) y On History andPeople (1977). La 2ª consta de 8 vols.(Harmondsworth, 1973-1981): losPrimeros escritos, editados por L.Colletti en 1974; 3 volúmenes máseditados por D. Fernbach sobre temaspolíticos (1973-79); más los Grundrisse(ed. M. Nicolaus, 1973) y los 3 librosd e El Capital, editados por E. Mandel(1976-81: A-III/3º). La introducción deMandel está traducida al español como

libro independiente (vid. Mandel, 1976-81). En D. McLellan (2000): KarlMarx: Selected Writings (Oxford:Oxford University Press, 2nd ed.) puedeverse una lista de 20 selecciones más de“Obras escogidas” de M (sin o con E), yotra con 30 recopilaciones temáticas.

7. En español, destaca la laboreditorial de Manuel Sacristán que, en1975 proyectó “OME” (Obras de M yE), una edición crítica (en Grijalbo) dela obra completa de M y E en 68 vols…del que sólo aparecieron 12, entre elloslas traducciones que él mismo hizo delos libros I y II de El capital y del Anti-Duhring.

Anexo II:RESÚMENES

PREVIOS DE ELCAPITAL

Tras el inacabado resumen (sólo los4 primeros caps.) que hizo E de Elcapital en 1868, los 3 primerosresúmenes del libro I publicados en vidade M fueron hechos por socialistasmarxistas convertidos luego en“anarquistas” (no olvidemos que elpropio Bakunin tradujo el libro I al

ruso), y sólo el 4º corrió a cargo delguesdista francés G. Deville (quien porcierto se hizo marxista en parte porinfluencia de José Mesa, antiguobakuninista y editor de Laemancipación, seminariointernacionalista y marxista español queen 1872-73 publicó los primerosfragmentos de El capital en nuestralengua).

El resumen de E (1868) se publicócomo “Synopsis of Capital” enFortnightly Review y puede verse hoyen:http://www.marxists.org/archive/marx/works/1867-

c1/1868-syn/index.htm; y enhttp://www.marxists.org/archive/marx/works/download/Engels_Synopsis_of_Capital.pdf)

En 1873 (1876, 2ª ed.) aparece elprimer resumen, a cargo de JohannMost: Kapital und Arbeit: Das Kapitalin einer handlichen Zusammenfassungvon Marx und Engels selbst revidiertund uberarb (Frankfurt am Main:Suhrkamp, 1972). 105 p. [Capital ytrabajo, 2ª ed. española: EditorialExtemporáneos, México, 1977, quesigue la 3ª edición de Nueva York(1890: International Library, nº 2, IssuedQuarterly by John Mueller)]. Existe

edición electrónica:http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/filosofia/capital/indice_most.htmlen la Biblioteca anarquista virtual, ed.Chantal López y Omar Cortés. Lospropios M y E trabajan en la correccióndel texto que publica finalmente Most,aunque M decide que no figure sunombre en él. En dic. 1877, el LaborStandard de N. York comienza apublicar una trad. inglesa (deWeydemeyer) del resumen de Most. Yen ag. 1878 se publica una ed. inglesadel resumen de Most en folleto sinfirma.

En julio de 1879, M escribe a Carlo

Cafiero que está de acuerdo, en líneasgenerales, con su resumen reciénpublicado en Milán. Se trata de Ilcapitale di Carlo Marx, brevementecompendiato. Milán, 1879 [vid.También: Il Capitale di Carlo Marxbrevemente compendiato. Con cennibiografici e appendice di JamesGuillaume, seconda edizione, «IlPensiero», Firenze, 1913 (170 pp.)], delque existe ed. española en El capital deKarl Marx: síntesis, Oikos-Tau, 1977,con prólogo de James Guillaume [y Elcapital: al alcance de todos, CarloCafiero, Carlos Díaz, James Guillaume.Ed. Júcar, 1978, que está en:

http://dialnet.unirioja.es/servlet/extaut?codigo=749844].

En 1880, apoya M el proyecto de unresumen en holandés por parte de F.Domela Nieuwenhuis, luego “socialistalibertario”, aunque no puede revisarlopor desconocimiento de la lengua. Estetexto se publica en 1881 (2ª ed. 1889),como Karl Marx: Kapitaal en Arbeid[capital y trabajo], Den Haag, Holanda.

Finalmente, en 1882, GabrielDeville escribe un resumen en francésque discute parcialmente con M en unviaje de éste a París y publica en 1883:Le Capital de Karl Marx. Résumé

accompagné d'un aperçu sur lesocialisme scientifique. Flammarion.Paris. 1945 (324 pp.) [Carlos Marx: Elcapital. Desarrollo de la produccióncapitalista; resumido por GabrielDeville. -Buenos Aires: Claridad, 1930(201 pp.); con una “Semblanza deCarlos Marx”, por R. Wilbrandt, y“Juicios sobre los valores”, por PabloLafargue]. Este resumen (traducido porA. Atienza y aparecido en El Socialistaen 1887), se convirtió “para muchoslectores en el sustituto del complejolibro I de la magna obra original deMarx” (P. Ribas, 1981: Aproximación ala historia del marxismo español

(1869-1939). Madrid: Endymión, pp.33, 41). Recientemente, Michel Hussonha escrito un prólogo a este libro con eltítulo de “Leer hoy El Capital de Marx”,en Los libros de la frontera, Barcelona,2007.

Otros autores de resúmenesimportantes de El capital, publicados ono con este nombre, son Kautsky,Aveling, Bordiga, o McLellan. KarlKautsky, el editor del “libro IV” de Elcapital (o Teorías de la plusvalía ) en1905-10, es el autor de (1887, 2ª ed…1892): Karl Marx’ ökonomische Lehren(Las doctrinas económicas de Karl

Marx), Stuttgart (vid.http://www.marxists.org/archive/kautsky/1903/economic/index.htmel yerno de M, Edward Aveling escribió( 1 8 9 2 ) : The Student’s Marx: anIntroduction to the Study of KarlMarx’s Capital, L: Swan Sonneschein &Co… el primer secretario general delPCI (luego expulsado poranarcosindicalista), Amadeo Bordiga,publica en 1929 (en la revista milanesaPrometeo, nº 5-14): Elementos de laeconomía marxista. Bilbao: Ed. ZeroZyx. 1977 (165 pp.); y el marxólogobritánico David McLellan (1995):Capital: An abridged edition, Oxford:Oxford U. P. (XXXII + 499 pp.).

Anexo III:BIBLIOGRAFÍA

SUCINTA SOBREMARX Y

MARXISMO

Esta bibliografía comenzó siendo unconjunto de sugerencias de lectura conun breve comentario sobre el contenidode los libros citados, que pertenecíansólo al campo de la EP[50]. Pero como Elcapital es algo más que un texto de EPhemos querido complementarla con

referencias (menos numerosas, encualquier caso) a otros campos, de losque no somos especialistas. En todos loscasos, ni que decir tiene que se trata deuna selección personal, a gusto del autorde este libro, quien simplemente esperaque también el lector la encuentre deinterés. Por supuesto, como principiogeneral, es aconsejable leer a Mdirectamente, método correcto ademáspara discriminar entre los marxistas quevalen la pena y los que no. Pero estaselección, al igual que el resumen de Elcapital que es el cuerpo de este libro,van dirigidos a servir de complemento ala lectura del libro de M.

Dividiremos esta bibliografía en tresapartados: 1º Algunos textosintroductorios recientes de EP; 2ºalgunos textos para profundizar en la EP(por temas); 3º textos que desarrollanotros aspectos de la teoría de Mdistintos de la EP (por temas). En todoslos casos, citaremos en primer lugar lostextos en español, aunquefrecuentemente son más interesantes losque no están en nuestra lengua. Y entodos los casos usaremos las siguientesiniciales para referirnos a las ciudadesde edición: Madrid (M), Barcelona (B),México (Mx), Buenos Aires (BA),Nueva York (NY), Londres (L), París

(P).

1º ALGUNOS TEXTOSINTRODUCTORIOS RECIENTES DEECONOMÍA

en español:

Gouverneur, Jacques (2005 ) : Losfundamentos de la economíacapitalista. Una introducción alanálisis económico marxista delcapitalismo contemporáneo(http://www.i6doc.com/doc/a5economiaExcelente texto introductorio,claramente expuesto por un autor que

lleva décadas escribiendo manuales deEP marxista. La versión en papel, que noes fácil de encontrar, es un “textopedagógico con resúmenes yejercicios”.

Vygodsky, Vitaly (1976 ): ¿Por quéno envejece El Capital de Marx?, M:Villalar, 1978 . Excelente introducciónque resalta las principales aportacionesde la teoría económica de M. Tambiéndifícil de encontrar en librerías ybibliotecas.

Foley, Duncan (1986) : Paraentender El Capital. La teoríaeconómica de Marx, Mx: F. C. E.,1989. Compendio de los temas más

importantes de la obra económica de M,este libro breve se ha convertido en unpequeño clásico.

Harvey, David (1982, 2007): Loslímites del capitalismo y la teoríamarxista, Mx: F. C. E., 1990 . Unaperspectiva profunda, escrita por unprestigioso geógrafo que, no sóloplantea muy adecuadamente la cuestióndel espacio en la obra de M, sino elconjunto de su teoría económica.

Mattick, Paul (1969): Marx yKeynes: Los límites de la economíamixta. Mx: Era, 1975. La mejor críticade las ilusiones keynesianas de controlary/o suprimir, mediante la política

económica, los efectos de las leyes delcapital reveladas por M. De este autorvéase también una versión previa y enartículo de este libro enhttp://www.marxists.org/archive/mattick-paul/1955/keynes.htm, y también:Mattick, P. (1974): Crisis y teoría delas crisis, B: Península, 1977 (en inglés,enhttp://www.marxists.org/archive/mattick-paul/1974/crisis/index.htm).

Gill, Louis (1996): Fundamentos ylímites del capitalismo, M: Trotta,2002. Volumen extenso que pasa revistacon gran rigor a las principalescuestiones de la teoría económica de M,

así como a la historia fundamental de losdebates posteriores.

Guerrero, Diego (1997): Historiadel pensamiento económicoheterodoxo. M: Trotta (ed. argentina:2008, Buenos Aires: Ed. Razón yRevolución). Un complemento del librode Howard y King (vid. infra), pero quedefiende la teoría marxista del valor yhace una incursión por otras escuelaseconómicas no marxistas.

Albarracín, Jesús ( 1 9 9 1 ) : Laeconomía de mercado, M: Trotta, 2ªed. 1994. Buen resumen introductorio dealgunos conceptos marxistas, centradosen la idea de mercado.

en otras lenguas:

Howard, Michael; King, John(1989; 1992): A History of MarxianEconomics (Vol. I: 1883-1929; vol. II:1929-1990), Princeton: Princeton U.P. Estos 2 vols. en inglés, aunqueescritos desde un enfoque crítico con laTLV, siguen siendo imprescindiblescomo la mejor panorámica general delpensamiento económico marxista. Parael campo teórico complementario, esrecomendable Mátyás, A. (1985):History of Modern Non-MarxianEconomics, L: Macmillan.

Fine, Ben; Saad-Filho, Alfredo

(2003) : Marx’s Capital, L: PlutoPress. Se trata de la 4ª ed… revisada yampliada, de un libro que publicóinicialmente Fine en 1975, con el mismotítulo, el primero de los clásicoscontemporáneos en este campo.

Duménil, Gérard; Lévy, Dominique( 2 0 0 3 ) : Économie marxiste ducapitalisme, P: La Découverte. Libroreciente de dos autores que hantrabajado largos años sobre numerosascuestiones teóricas y aplicadas de laeconomía marxista.

Wolff, Richard D. y resnick, S. A.(1987): Economics: Marxian versusNeoclassical, Baltimore: The Johns

Hopkins U. P. Excelente análisiscomparativo entre la economíaconvencional y la marxista, hecho con unenfoque didáctico para estudiantesuniversitarios.

Guerrien, Bernard (2002):Dictionnaire d’analyse économique,P: La Découverte, 1ª éd. 1997. Ampliarecopilación de conceptos de laeconomía convencional analizadosdesde un punto de vista afín almarxismo. Para la microeconomía,véase también, del mismo autor, (2008):Microeconomía, Madrid: Abada.

Otros textos que sirven de buena

introducción general a la economía de Mson, en español: Luxemburgo, Rosa(1907, 1925): Introducción a laeconomía política, M: S. XXI, 1974;Sweezy, P. M. (1942): Teoría deldesarrollo capitalista, Mx: F. C. E.,1945; el (más crítico) de Robinson,Joan (1942): Introducción a laeconomía marxista, Mx: Siglo XXI,1968; o los de Kühne, K. (1972/1973):Economía y marxismo (4 vols.), B:Grijalbo, 1977; Eaton, J. (1966):Economía política. Un análisismarxista, BA: Amorrortu, 1971; yGuillén Romo, Héctor (1988):Lecciones de economía marxista, Mx:

F. C. E. Véanse también los de Postone,Moishe (1993): Tiempo, trabajo ydominación social: unareinterpretación de la teoría crítica deMarx, M: Marcial Pons, 2006;Harrison, J. (1978): Economíamarxista para socialistas. Una críticadel reformismo, B: Grijalbo; Horowitz,David, ed. (1968): Marx y la economíamoderna, B: Laia, 1973; el primer vol.(I: Iniciación a la economía marxista)de Vidal Villa, J. M. (1973): Estructuray organización económicainternacional, B: Laia; y los que recogeen español Vegara, Josep M., ed.( 1 9 8 2 ) : Lecturas sobre economía

política marxista contemporánea, B:Antoni Bosch. Más críticos y/ocomplejos son los libros de Desai, M.(1977): Lecciones de teoría económicamarxista, M: Siglo XXI; Morishima,Michio (1973): La teoría económica deMarx. Una teoría dual del valor y elcrecimiento, M: Tecnos, 1977; y elcapítulo correspondiente deSchumpeter, J. A. (1938): Diezgrandes economistas de Marx aKeynes, M: Alianza, 1971. IanSteedman (1977): Marx, Sraffa y elproblema de la transformación, Mx:FCE, 1985, y en gran medida losanteriormente citados, siguen las críticas

originales de Tugán-Baranowsky,Mikhail (1905): Los fundamentos delmarxismo, M: Hijos de Reus Editores,1915; a su vez sigue (o copia) aSteedman el ex ministro socialista AbelCaballero (1982): La crisis de laeconomía marxista, M: Pirámide; yotras críticas de interés pueden verse enel ex marxista Manuel Castells (1978):La teoría marxista de las crisiseconómicas y las transformaciones delcapitalismo, M: S. XXI; en el jesuitaMéndez Ureña, Enrique (1977): KarlMarx, economista. Lo que realmentequiso decir. M: Tecnos; en el ambiguolibro de C. Berzosa y M. Santos

(2000): Los socialistas utópicos. Marxy sus discípulos, M: Síntesis; o en elclásico librito de Bernis, Francisco(1912): Carlos Marx, M: Ed. BibliotecaSocialista de la ‘Escuela Nueva’,Imprenta de Felipe Peña Cruz.

Entre los no traducidos, destacan:Becker, James F. (1977): MarxianPolitical Economy: an outline,Cambridge: Cambridge U. P., que estátraducido al francés, pero no al español;Heilbroner, Robert (1980): Marxism:for and against, L: W. W. Norton; y laque McLellan considera una de lasmejores introducciones breves al Marx

economista: Dobb, M. (1943): Marx asan Economist, L: Lawrence andWishart. Véanse también los libros deSalama, Pierre, y Tran Hai Hac( 1 9 9 2 ) : Introduction a l’economiemarxiste. P: La Découverte; Sloan, P.( 1 9 7 3 ) : Marx and the OrthodoxEconomists, Oxford: Blackwell;Lindsay, A. D. (1925): Karl Marx’sCapital : an Introductory Essay, L:Oxford U. P.; Albritton, Robert (2007):Economics Transformed: DiscoveringThe Brilliance of Marx, L: Pluto Press;Sowell, Thomas (1986): Marxism:Philosophy and Economics. L: UnwinPaperbacks; y Dunne, P., ed. (1991).

Quantitative Marxism, Cambridge:Polity Press. Véanse asimismo losnumerosos artículos recogidos enEatwell, J., M. Milgate y P. Newman,eds. (1990): Marxian Economics, NY:W. W. Norton (extraída del NewPalgrave) ; King, J. E., ed. (1990):Marxian Economics, 3 vols. (411, 432 y495 pp.), Aldershot: E. Elgar; y Wood,J. C., dir. (1988): Karl Marx’sEconomics: Critical Assessments, L:Croom Helm, 4 vols. (599, 265, 1.104 y348 pp.). Entre los críticos, aparte deobras más conocidas de los marxistasanalíticos John Roemer y Jon Elster(pero véase una crítica de estos en:

Roberts, Marcus (1996): AnalyticalMarxism. A Critique. L: Verso) y otroscomo Arun Bose, George Catephores,Marco Lippi y Gérard Maarek, véanselos libros de Jean Marchal (1955):Deux essais sur le marxisme, P: Génin;Rojo, Luis Ángel y Víctor Pérez Díaz(1984): Marx. Economía y moral, M:Alianza; y los de dos historiadores delpensamiento económico: Mark Blaug(1980): A Methodological Appraisal ofMarxian Economics, Ámsterdam:North-Holland; y Henri Denis (1980):L’ Économie de Marx. Histoire d’unéchec, P: PUF.

2º ALGUNOS TEXTOS PARAPROFUNDIZAR EN LA ECONOMÍA(POR TEMAS)

a) Sobre la formación delpensamiento económico de Marx:

Mandel, Ernest (1967): Laformación del pensamiento económicode Marx (de 1843 a la redacción de Elcapital: estudio genético), M: S. XXI,1968. De él es también recomendable su(1962): Tratado de economía marxista,Mx: Era, 1969; y la Iniciación a laeconomía marxista, disponible eninternet

(http://www.ernestmandel.org/es/escritos/pdf/iniciacion%20ª%20la%20economia%20marxista.pdfRosdolsky, Roman (1968): Génesis

y estructura de El Capital de Marx(estudios sobre los Grundrisse), Mx:S. XXI, 1978. Fue el primer trabajoimportante sobre los Grundrisse, elantecedente inmediato de El Capital,por parte de uno de los primeros autoresque pudo manejar la obra en Occidente.En muchos sentidos, sigue siendocompletamente actual.

Dussel, Enrique (1985): Laproducción teórica de Marx. Uncomentario a los Grundrisse, Mx: S.XXI. Aunque el autor mantiene unaposición discutible sobre la aplicación

de la obra de M al mundolatinoamericano, la interpretación de losGrundrisse en sí parece muy digna deconsideración, en línea con lo aportadopor Rosdolsky. Véase también: Dussel,E. (1988): Hacia un Marx desconocido.Un comentario de los Manuscritos del61-63, Mx: S. XXI.

b) Sobre la teoría laboral del valor:

Rubin, Isaak Illich (1923): Ensayosobre la teoría marxista del valor, BA:Pasado y Presente, 1974 (ed. inglesaenhttp://www.marxists.org/archive/rubin/value/index.htmRubin sólo empezó a conocerse en

Occidente en los años 70, cuando, entreotros idiomas, se tradujo este libro alinglés y al español. Más que a los“rubinianos” que han aparecido luego,no siempre fieles a la interpretación desu maestro, el lector interesado deberíaleer directamente este libro excelente.

Martínez Marzoa, Felipe (1983):La filosofía de ‘El Capital’, M:Taurus. Síntesis estupenda delcontenido de la ley del valor en M, a lavez como una filosofía (ontología de lasociedad contemporánea como el mundodonde todo es ya mercancía) y como EP,donde todo está encadenado. Suinterpetación del valor es, a nuestro

juicio, una de las más clarividentes encualquier idioma, y enlaza bien con lasde Rubin y Bródy. Marzoa pertenece ala tradición de quienes insisten en lasdiferencias teóricas entre M y elmarxismo, como Mondolfo, R. (1960):Marx y marxismo. Estudios histórico-críticos, Mx: F. C. E.; McLellan, David( 1 9 7 9 ) : Marxism After Marx: anintroduction, L: Macmillan; Lichtheim,George (1961): El marxismo, B:Anagrama, 1964; o Galcerán,Monserrat (1997): La invención delmarxismo, M: IEPALA.

Bródy, András (1970):Proportions, Prices and Planning. A

Mathematical Restatement of theLabor Theory of Value , Budapest:Akademiai Kiadó. Entre lasexposiciones de la teoría del valor de Mllevadas a cabo desde el punto de vistamatemático, ésta es la más fiel. Planteasoluciones analíticas que en época de Mno eran posibles dado el inferiordesarrollo de las técnicasinstrumentales. No está traducido, peroes imprescindible para el nivelavanzado.

Duménil, Gérard (1980): De lavaleur aux prix de production. Uneréinterprétation de la transformation,P: Économica. El libro que, junto al

trabajo de Duncan Foley, dio origen a lallamada “nueva interpretación” delproblema de la transformación. Muyrecientemente, ambos autores han escritoconjuntamente dos interesantes artículospara la nueva ed. del New Palgrave: aDictionary of Economics (2008, Eds.Steven N. Durlauf and Lawrence E.Blume, Palgrave Macmillan): “TheMarxian Transformation Problem” y“Marx’s Analysis of CapitalistProduction”.

Kliman, Andrew (2006):Reclaiming Marx’s “Capital”: ARefutation of the Myth ofInconsistency, Lanham, MD:

Lexington Books. Un enfoquealternativo al de Duménil y Foley, queresume la aportación de la llamada“Temporal Single Systeminterpretation”. El libro pionero de esteenfoque fue la recopilación de AlanFreeman y Guglielmo Carchedi, eds.(1996) : Marx and Non-EquilibriumEconomics, L: E. Elgar. Más sobre estetema puede verse enhttp://www.dreamscape.com/rvien/Economics/Essays/LTV-FAQ.html y http://www.iwgvt.org/.

Saad-filho, Alfredo (2001, 2002):The Value of Marx: PoliticalEconomy for ContemporaryCapitalism. L: Routledge. Interesante

lectura de la TLV, que difiere por igualde las dos anteriores. Para otrosenfoques, véanse los diversos ensayosen E. Mandel y Alan Freeman, eds.(1984): Ricardo, Marx, Sraffa. TheLangston Memorial Volume , L: Verso;y Garegnani, P. et al. (1978): Debatesobre la teoría marxista del valor, Mx:Cuadernos de Pasado y Presente.

c) Sobre acumulación, evoluciónde la tasa de ganancia y crisis:

Grossman, Henryk (1929): La leyde la acumulación y del derrumbe delsistema capitalista, Mx: S. XXI, 1979.Es un clásico sobre la cuestión de la

crisis económica, la tendencia alderrumbe, la tendencia a la baja de latasa de ganancia, sus contratendencias ylas contradicciones internas de la ley deM; así como una crítica excelente demuchas interpretaciones vulgarizadorasy tergiversadoras de su obra (la ed.inglesa puede verse enhttp://www.marxists.org/archive/grossman/1929/breakdown/index.htmUna buena valoración de la obra de esteautor, el economista más destacado (ydisidente) de la escuela de Frankfurt, esKuhn, Rick (2007): Henryk Grossmanand the Recovery of Marxism, Urbana:University of Illinois Press [y para unavaloración de dicha escuela en su

conjunto, vid. Jay, M. (1973): Laimaginación dialéctica. Historia de laEscuela de Frankfurt y el Instituto deInvestigación Social (1923-1950), M:Taurus, 1986].

Shaikh, Anwar (1990): Valor,acumulación y crisis, Bogotá: TercerMundo Editores. Lástima que estaestupenda recolección de artículos estédiscutiblemente traducida. Aun así,merece la pena leer este libro.

Aglietta, Michel (1976):Regulación y crisis del capitalismo. Laexperiencia de los Estados Unidos,M:, S. XXI, 1979. Se trata del libroclásico del enfoque “regulacionista”.

Duménil, Gérard; Lévy, Dominique(1993): La dynamique du capital. Unsiècle d’économie américaine, P:PUF, 1996 . Una buena actualizaciónreciente de los mismas temas tratados enGillman, y también en el libro de Shaikhy Tonak que se cita infra.

Gillman, Joseph (1957): TheFalling Rate of Profit: Marx’s Lawand its Significance to TwentiethCentury Capitalism, NY: CameronAssociates. Todavía es recomendableleer al clásico en este terreno de la leyde la tendencia descendente de la tasade ganancia. Véase, en su línea, eltrabajo de Moseley, Fred (1991); The

Falling Rate of Profit in the PostwarUnited States Economy, NY: St.Martin’s Press.

Otros trabajos interesantes en estecampo son los de Antón Pannekoek(http://www.marxists.org/archive/pannekoe/1934/collapse.htmMichael Bleaney, Simon Clarke, ChrisHarman, Lucio Colleti y ClaudioNapoleoni, Stephen Cullenberg, F. R.Hansen, David Laibman, PavelMaksakovsky y Michael Perelman.

d) Sobre la cuestión del trabajoproductivo e improductivo:

Shaikh, Anwar; Tonak Ertugrul(1994) : Measuring the Wealth of

Nations. The Political Economy ofNational Accounts, Cambridge: C. U.P. Muy recomendable para medidasempíricas del trabajo productivo y delvalor nuevo creado desde el punto devista de la teoría laboral del valor, asícomo sobre cuestiones de distribución,rentabilidad y crisis.

Nagels, Jacques (1974): Travailcollectif et travail productif dansl’évolution de la pensée marxiste,Bruselas: Éditions de l’Université deBruxelles. Recomendable comocomplemento del tratamiento dado eneste libro de Gouverneur, en especialpara la cuestión de la “circulación en el

interior de la producción” y susdiferencias con la “circulación pura”.

Delaunay, Jean-Claude (1984):Salariat et plus-value en Francedepuis la fin du xixe siècle, P: Pressesde la Fondation Nationales desSciences Politiques. Como el de Shaikhy Tonak, pero más centrado en lacuestión de las diferentes posiblesmedidas de la tasa de explotación.

Guerrero, Diego (2006): Laexplotación. Trabajo y capital enEspaña (1954-2001), B: El ViejoTopo. Intento de cuantificación, para elcaso español, de algunas de lasprincipales categorías económicas de la

economía de M.

e) Sobre socialismo, planificacióny mercados:

Kantorovich, Leonid V. (1976):Essays in Optimal Planning (ed. LeonSmolinsky), NY: International Artsand Sciences Press. Lo primero que hayque leer en este campo son lasexcepcionalmente importantesaportaciones de este premio Nobelsoviético.

Ollman, Bertell; Lawler, James;Schweickart, David; Ticktin, Hillel(1998): Market Socialism: The DebateAmong Socialists, L: Routledge. Este

debate es el mejor repaso actualizadosobre las cuestiones del socialismo quetienen que ver con el papel del mercado,el plan, etc., en la futura sociedadpostcapitalista; la aportación del propioOllman es especialmente recomendable.

Cockshott, W. Paul; Allin F.Cottrell (1993): Towards a NewSocialism, Nottingham: SpokesmanBooks (disponible enhttp://www.puk.de/download/New_Socialism.pdfa punto de publicarse en español enVenezuela, como se publicó, con elmismo título, el del alemán Dieterich,Heinz (2001): El Socialismo del SigloXXI, en

http://www.rebelion.org/dieterich/dieterich070802.pdfBettelheim, Charles (1970):

Cálculo económico y formas depropiedad, M: S. XXI, 1973. Libroclásico en esta materia, en especialsobre la cuestión de la pervivencia delas relaciones sociales de mercado ycapitalistas en el interior de ciertasformas “socialistas”.

Otros trabajos interesantes sobre eltema son los del clásico Alec Nove, defiliación menchevique (como Rubin):(1983): La economía del socialismofactible, M: S. XXI, 1987; el de T.Bottomore (1990): La Economíasocialista. Teoría y práctica , M:

Sistema, 1992, recomendable por susencillez y claridad expositiva; y,también en español, el clásico deMarcuse, H. (1961): El marxismosoviético, M: Alianza, 1971; y losconocidos de E. Mandel (1992): Elpoder y el dinero. Contribución a lateoría de la posible extinción delEstado, Mx: S. XXI, 1994; ySchweickart, David (1993): Más alládel capitalismo, Santander/B: SalTerrae/Cristianisme i Justície, 1997.Entre los no publicados en españoldestacan el excelente libro deChattopadhyay, Paresh (1994). TheMarxian Concept of Capital and the

Soviet Experience. Essay in theCritique of Political Economy, L:Praeger; los más recientes deZarembka, Paul, ed. (2001): Marx’sCapital and Capitalism; Markets in aSocialist Alternative, NY: State Univ. ofNY; Katz, Claudio (2005): El Porvenirdel Socialismo, BA: Eds. Herramienta -Eds. Imago Mundi; y Desai, Meghnad( 2 0 0 2 ) : Marx’s Revenge . TheResurgence of Capitalism and theDeath of Statist Socialism, L: Verso; ylos también clásicos de Brus, W. yLaski, K. (1981): From Marx to theMarket. Socialism in Search of anEconomic System, Oxford: Clarendon

Press; Chavance, B. (1980): Le capitalsocialiste, P: Sycomore; y Daum,Walter (1990): The Life and Death ofStalinism. A Resurrection of MarxistTheory, NY: Socialist Voice PublishingCo.

f) Sobre otros temas de economía:

Arteta, A. (1993): Marx: valor,forma social y alienación, M: Ed.Libertarias; Astarita, R. (2004): Valor,mercado mundial y globalización, BA:Ed. Cooperativas; Botwinick, H.(1993): Persistent Inequalities. WagesDisparity Under CapitalismCompetition, Princeton: Princ. U. P.;

Braverman, H. (1974): Trabajo ycapital monopolista, Mx: NuestroTiempo, 1975; Godelier, Maurice(1966): Racionalidad e irracionalidaden Economía, Mx: S. XXI, 1967;Brenner, R. (2002): The Boom and theBubble. The US in the World Economy .L: Verso; Carchedi, G. (1991).Frontiers of Political Economy. L:Verso; Di Ruzza, R. & Halevi, J.(2003) : De l'économie politique àl'ergologie. Lettre aux amis , P:L'Harmattan; Edward Fullbrook, ed.(2004): A Guide to What’s Wrong withEconomics, L: Anthem Press; Itoh, M.;C . Lapavitsas (1999): Political

Economy of Money and Finance, L:Macmillan; Lapides, Kenneth (1987,ed.): Marx and Engels on the TradeUnions, NY: International Publishers;Perelman, Michael (2000): TheInvention of Capitalism: The SecretHistory of Primitive Accumulation,Durham: Duke U. P.; Varoufakis, Y.(1998): Foundations of Economics. ABeginner’s Companion , L: Routledge;Weeks, John (1981): Capital andExploitation. New Jersey: Princeton U.P. Citemos, por último, algunas obrasdestacadas en un campo que ha florecidomucho en los últimos tiempos, como esla Ecología: Foster, John Bellamy

(2000): Marx’s Ecology: Materialismand Nature, NY: Monthly ReviewPress, y en la misma editorial, EcologyAgainst Capitalism (2002); JoanMartínez Alier y K. Schlüpmann(1991): La ecología y la economía, Mx:F. C. E., México; O’Connor, James(1998) : Natural Causes: Essays inEcological Marxism, NY: Guilford.

3º TEXTOS QUEDESARROLLAN OTROS ASPECTOSDE LA TEORÍA DE MARXDISTINTOS DE LA ECONOMÍA(POR TEMAS)

Introducciones a Marx o a Elcapital, apreciaciones de conjunto,diccionarios, biografías…

Una excelente introducción a los 3libros de El capital es la que hizo E.Mandel para Penguin Books-New LeftReview, publicada en español como: ElCapital: cien años de controversias entorno a la obra de Marx, Mx: S. XXI,1985. La obra de Rosenberg, David I.(1930): Comentarios a los tres tomosde El Capital (2 vols.), La Habana:Ciencias Sociales, 1979, es de unaayuda enorme en muchos casos. Haytambién útiles introducciones

individuales, como, por ejemplo, enespañol, Lefebvre, H. (1976): Síntesisdel pensamiento de Marx, B: NovaTe r r a ; Sorel, Georges (1892): Elmarxismo de Marx, M: Talasa, 1992; E.Reiss (1996): Una guía para entendera Marx. M: S. XXI, 2000; Haug,Wolfgang Fritz (1974): Introducción ala lectura de El Capital (Leccionesintroductorias a un estudio colectivode El Capital), B: Materiales, 1978;Bobbio, Norberto (1977): Ni con Marxni contra Marx, Mx; FCE, 1999;Kohan, Néstor (2005): El Capital:Historia y Método (Una Introducción),BA: Univ. Popular Madres de Plaza de

Ma yo ; Íñigo Carrera, Juan (2003,2007): Conocer el capital hoy. Usarcríticamente El Capital (Vol. 1: Lamercancía, o la conciencia libre comoforma de la conciencia enajenada),BA: Imago Mundi; Rafael Jerez (1994):Marx (1818-1883), M: Eds. del Orto;Fernández Buey, F. (1998): Marx (sinismos), B: Viejo Topo; o FernándezLiria et al. (1995): Marx desde cero(materiales), M: Marx Madera(policopiado). Hay también interesantesrecopilaciones de trabajos sobre Elcapital, como las de Dobb, M. et.al.(1976): Estudios sobre El Capital, M:S. XXI; o de trabajos propios como los

de Sacristán, Manuel (1983): Panfletosy materiales, I: Sobre Marx ymarxismo, B: Icaria. O biendiccionarios, como el de TomBottomore (dir.): Diccionario delpensamiento marxista, M: Tecnos,1984; así como introducciones a otrasobras de M: Tom Bottomore yMaximilien Rubel (1967): K. Marx:Sociología y filosofía social, B:Península (véasehttp://plusloin.org/rubel/); JacoboMuñoz (1988): Marx. Antología, B:Península; Tierno Galván, Enrique(1972): Antología de Marx. M: Edicusa;Bermudo de la Rosa, Manuel (1982):

Antología sistemática de Marx,Salamanca: Sígueme; o Rubio Llorente,F. (1968): “Introducción” a Karl Marx:Manuscritos: economía y filosofía, M:Alianza. Hay también vulgarizacionescomo la introducción de EnriquePalazuelos a El capital: “El Capital, acasi siglo y medio de distancia”, M:Akal, 2000; el libro de MartaHarnecker (1974): El Capital:conceptos fundamentales, M: S. XXI; ola curiosa introducción en forma detebeo del dibujante mexicano Rius(Eduardo del Río) (1975): Marx paraprincipiantes. Mx: Debolsillo, 2007(http://rius.com.mx/filosofiafla.html).

Entre los no traducidos, puedecomenzarse por el video de DavidHarvey “Reading Marx's Capital withDavid HarveyA Close Reading of theText of Volume One of Marx’s Capital”(enhttp://mrzine.monthlyreview.org/harvey150608.htmly seguir con: Ollman, Bertell (1991):Marxism: An UncommonIntroduction, New Delhi: Stirling;Brewer, Anthony (1984): A Guide toMarx's Capital, Cambridge: C.U.P.;Kamenka, Eugene, ed. (1983): ThePortable Karl Marx. Harmondsworth:Penguin; Wolff, Jonathan (2002): WhyRead Marx Today? , Oxford: Oxford U.

P.; el reciente Shapiro, Stephen (2008):How to Read Marx's Capital, L: PlutoPress; Singer, Peter (2000): Marx: AVery Short Introduction , L: OxfordPaperbacks. Pero el lector interesadodebería acudir, en francés, a losdiccionarios de Georges Labica y G.Bensussan, eds. (1982): Dictionnairecritique du marxisme, P: PUF (1999, 4e

ed.), o Bidet, Jacques; EustacheKouvelakis (2001): Dictionnaire Marxcontemporain, P: PUF; o a monografías,tanto sobre los primeros escritos de M(son muy útiles los trabajos de H. P.Adams, C. Arthur, L. Colletti, J.Maguire y D. McLellan), como sobre

l o s Grundrisse (Musto, Marcello, ed.( 2 0 0 8 ) : Karl Marx’s Grundrisse:Foundations of the Critique of PoliticalEconomy 150 years later, L: Routledge;y también: A. Lallier, M. Nicolaus, H.Uchida y T. Carver, y P. Walton y S.Hall) o sobre El capital: los de C.Arthur, R. Bellofiore, A. Campbell, M.Lebowitz, I. Mészáros, F. Moseley, C.Napoleoni, A. Oakley, G. Pilling(http://www.marxists.org/archive/pilling/works/capital/index.htmN. S. Ranganayakamma, T. Smith, R.Wolff y J. Zeleny.

Especial atención merecen hoy endía los trabajos disponibles en Internet,

muchos para uso docente, como Arthur,C. (1992) Marx’s Capital: A StudentEdition, L: Lawrence and Wishart; M.Eldred y M. Roth (1978): Guide toMarx's Capital, L: CSE Books (Vid.http://www.marx101.blogspot.com/);Ehrbar, Hans (2008): Annotations toMarx's Capital, Salt Lake City: Univ. ofUtah(http://www.econ.utah.edu/~ehrbar/akmc.htmo “Louis Proyect: The UnrepentantMarxist”(http://louisproyect.wordpress.com/2008/01/27/introduction-to-karl-marxs-capital/).

Dos recomendables biografías

recientes son las de McLellan, D.(1973): Karl Marx. Su vida y sus ideas,B: Crítica, 1977; y Wheen, F. (1999):Karl Marx, M: Debate, 2000, másactualizada [no es tan recomendable elúltimo libro de Wheen (2006): Lahistoria de El capital de Marx, B:Debate, 2007]. Pero acaba de aparecer,en español e inglés, un libro inédito deEl Che que es una corta biografía de M yE y que seguro suscita ya el interés demuchos lectores: Guevara, Ernesto Che(2008): Marx y Engels. Una síntesisbiográfica, 96 pp… Ocean Press yCentro de Estudios Che Guevara (véasetambién, en la misma editorial, Hart,

Armando (2008): Marx, Engels y lacondición humana. Una visión desdeLatinoamérica, Ocean Press). Entre lasclásicas, las mejores son las delsocialista de la II Internacional FranzMehring (1918): Carlos Marx, B:Grijalbo, 1967; la del excelente editorsoviético de M, David Riazanov:(1927): K. Marx hombre, pensador yrevolucionario. B: Grijalbo, 1976[también su Marx y Engels, un conjuntode conferencias para el curso demarxismo de la Academia socialista en1922, M: Comunicación, 1975]; la delcomunista crítico del bolchevismo KarlKorsch (1936): Karl Marx, B: Ariel,

1975; la de los rusos B. Nicolaievsky yO . Maenchen-Helfen (1933): La vidade Carlos Marx, M: Ayuso, 1973,centrada en las actividades políticas deM; o la del marxista y marxólogo MaxBeer (1918): Carlos Marx, su vida, suobra, BA: Efecé, 1927. Vid. tambiénRühle, Otto: Carlos Marx, Santiago(Chile): Ercilla, 1934. Una excelentebiografía escrita desde un punto de vistacrítico es la del importante pensadorliberal Isaiah Berlin (1938): Karl Marx.Su vida y su entorno, M: Alianza, 2000;y asimismo Rubel, M. (1957): KarlMarx.- Ensayo de biografía intelectual,BA: Paidós, 1970. Son de fácil lectura

las opiniones de y sobre M recogidas enH. M. Enzensberger (ed.) (1973):Conversaciones con Marx y Engels, B:Anagrama, 2 vols… 1975, y el materiald e Blumenberg, Werner (1970): KarlMarx en documentos propios ytestimonios gráficos, M: Edicusa, 1970.Y necesaria para comprender mejor anuestro autor la correspondencia editadapor el sucesor de Riazanov: Adoratski,V. (1934): Carlos Marx y FedericoEngels: Correspondencia, BA: Cartago,1973. Pueden verse también la Crónicade Marx. Datos sobre su vida y su obra(B: Anagrama, 1972), de Hal Draper; labiografía novelada de Juan Goytisolo

(1993): La saga de los Marx, B:Mondadori, o la estupenda colecciónfotográfica dehttp://images.google.com/images?svnum=10 hl=en lr q=Karl+MarxbtnG=Search. Para biografías de otrosnumerosos autores marxistas, véaseGorman, Robert A., ed. (1986):Biographical Dictionary of Marxism,Greenwood Press (parcialmentedisponible enhttp://www.questia.com/read/14727803?title=Biographical%20Dictionary%20of%20Marxism

b) Selección de obras de otros

campos: política, sociología, historia,filosofía y otros:

1. PolíticaEn español, destaca sobre todas un

artículo de Hal Draper (1960, 2ª ed.1968) que debería ser de lecturaobligatoria para todos los marxistas ysocialistas en general: Las dos almasdel socialismo, publicado en IniciativaSocialista nº 15 (1991) y disponible eninternet:http://members.xoom.com/enlucha. Muyimportantes, y también desconocidos,nos parecen Rubel, M.; Janover, L.(1973): Marx anarquista, B: Roselló

Impressions, 1977, 65 pp… y M. Rubel(1977): El Estado visto por Karl Marx,B: Roselló Impressions, 40 pp. (vid. lapágina de los editores de estos textos,Etcétera, correspondencia de la guerrasocial enhttp://www.sindominio.net/etcetera/PUBLICACIONES/critica_de_la_politica/critica_de_la_politica.htmlVéanse además, sobre distintos temas,los libros de Pierre Ansart (1969):Marx y el anarquismo, B: Barral, 1972;Guérin, Daniel (1969): Por unmarxismo libertario, M: Júcar, 1979;Dunayevskaya, Raya (1958):Marxismo y libertad, Mx: Juan PablosEditor, 1990; Holloway, John (2002):Cambiar el mundo sin tomar el poder.

El significado de la revolución hoy, B:Viejo Topo; Löwy, Michael (1970): Lateoría de la revolución en el jovenMarx, M: S. XXI, 1973; Miliband,Ralph (1977): Marxismo y política. M:S. XXI; Negri, A. (1998): Marx másallá de Marx. Cuaderno de trabajosobre los Grundrisse, M: Akal, 2001;Avineri, Shlomo (1968): Pensamientosocial y político de Carlos Marx. M:Centro de Estudios Constitucionales,1 9 8 3 ; Bloom, Solomon (1941): Elmundo de las naciones. El problemanacional en Marx, M: S. XXI, 1975;Cerroni, U. et.al. (1969): Marx, elDerecho y el Estado, B: Oikos-Tau;

Cole, G. D. H. (1953/60): Historia delpensamiento socialista (6 vols.), Mx: F.C. E., 1980; P. Vranicki (1971):Historia del marxismo, 2 vols. (I: DeMarx a Lenin; II: De la TerceraInternacional a nuestros días),Salamanca: Eds. Sígueme, 1977;Kelsen, H. (1924): Socialismo yEstado. Una investigación sobre lateoría política del marxismo, Mx: S.XXI, 1982; Haupt, Georges, M. Lowy,y C. Weill (1974): Los marxistas y lacuestión nacional. La historia delproblema y el problema de la historia ,B: Fontamara, 1980; Plamenatz, J.(1975): Marx y su filosofía del hombre,

Mx: F.C.E., 1986; Claudín, F. (1975):Marx, Engels y la revolución de 1848,M: S. XXI; y también críticos comoRoselli, C. (1930): Socialismo liberal,M: Fundación Pablo Iglesias, 1983, aquien todo discípulo de Bernsteindebería leer; Besteiro, Julián (1935):Marxismo y antimarxismo, B: Júcar,1 9 8 0 ; Popper, K. R. (1945): Lasociedad abierta y sus enemigos, B:Paidós, 1990; y Pérez Díaz, Víctor(1978): Estado, burocracia y sociedadcivil. Discusión crítica, desarrollo yalternativas a la Teoría de K. Marx, M:Alfaguara.

Y entre las no traducidas, larecopilación M, E & Lenin (1975): OnCommunist Society: a Collection.Moscow: Progress; Draper, H. (1977-2 0 0 5 ) : Karl Marx’s Theory ofRevolution, NY: Monthly Review Press(5 vols.): vol. I (1977): State andBureaucracy; vol. II (1978): ThePolitics of Social Classes; vol. III( 1 9 86 ) : The ‘Dictatorship of theProletariat’; vol. IV (1989): Critique ofOther Socialisms; vol. V (2005, con E.Haberkern) : War and Revolution ;Draper, Hal (1987): The “Dictatorshipof the Proletariat” from Marx to Lenin,

NY: Monthly Review Press; Mattick,Paul (1983): Marxism. Last Refuge ofthe Bourgeoisie?, ed. P. Mattick, Jr…NY: Sharpe; Jessop, B. (1982): TheCapitalist State: Marxist Theories andMethods, Oxford: Robertson;Callinicos, A. (1995): TheRevolutionary Ideas of Karl Marx, 2nd

edn., L: Bookmarks; Chang, Sherman(1931; 1965): The Marxian Theory ofthe State, Philadelphia: privatelyprinted; Hunt, R. (1975, 1984): ThePolitical Ideas of Marx and Engels,Pittsburgh: Univ. of Pittsburg Press: Vol.1 : Marxism and TotalitarianDemocracy 1818-1850; Vol. 2:

Classical Marxism, 1850-1895; Levin,M. (1989): Marx, Engels and LiberalDemocracy, L: Macmillan; Maguire, J.(1978): Marx’s Theory of Politics ,Cambridge: C. U. P.; Tucker, R.(1969) : The Marxian RevolutionaryIdea, NY: Norton; Therborn, G. (2008):From Marxism to Post-Marxism, L:Verso. También pueden encontrarse enInternet muchas obras importantes deautores marxistas y filomarxistasclásicos, como Anton Pannekoek(http://www.marxists.org/francais/pannekoek/index.htmW i l l i a m Morris(http://www.marxists.org/archive/morris/N o a m Chomsky

(http://www.chomsky.info/), etc.

2. SociologíaEn español: Wright, E. O. (1985):

Clases, M: S. XXI, 1994 (pero tambiénWright et al. (1989): Debates onClasses, L: Verso); Bottomore, T.(1976): La sociología marxista, M:Alianza; De Giovanni, Biagio (1982):La teoría de las clases en El capital deMarx, Mx: S. XXI; Fernández Enguita,Mariano, ed. (1986): Marxismo ysociología de la educación, M: Akal;Gurvitch, Georges (1957): El conceptode las clases sociales de Marx anuestros días, BA: Ed. Nueva Visión -

Ga l a te a ; Lefebvre, Henri (1968):Sociología de Marx. B: Península,1 9 7 7 ; Nicolaus, Martin (1967):“Proletariado y clase media en Marx:coreografía hegeliana y dialécticacapitalista”, en M. Nicolaus: El Marxdesconocido, B: Anagrama, 1972;Parkin, F. (1979): Marxismo y teoríade clases. Una crítica burguesa, M:Espasa-Calpe, 1984; Del Río, Eugenio(1986): La clase obrera en Marx, M:Revolución; Wright Mills, C. (1962):Los marxistas, Mx: Era. Y de las notraducidas, vid.: Gamble, A. et al.(1999): Marxism and Social Science,Basingstoke: Macmillan; y Carver, T.

(1982): Marx’s Social Theory , Oxford:O. U. P.

3. HistoriaEn español, destacan dos por encima

de las demás: la del prestigioso PerryAnderson, impulsor de la New LeftReview, que ofrece sus acertadas( 1 9 7 6 ) : Consideraciones sobre elmarxismo occidental, M: S. XXI, 1979[que puede complementarse con su( 1 9 8 3 ) : Tras las huellas delmaterialismo histórico, M: S. XXI,1986]; y el muy influyente libro delmarxista analítico Gerald Cohen, cuya(1978): La teoría de la historia de Karl

Marx. Una defensa, M: Siglo XXI,1986, es ya todo un clásico sobre larelación entre las categorías económicasde M y sus conceptos sobre la historia yel materialismo (¡lástima que el autor noacepte la TLV!). Son tambiénimportantes el libro del historiadoringlés Eric Hobsbawn, ed. (1979):Historia del marxismo, B: Bruguera; eldel francés Pierre Vilar (1974):Historia marxista, historia enconstrucción. Ensayo de diálogo conAlthusser, B: Anagrama; el del alemánFleischer, Helmut (1969): Marxismo ehistoria, Caracas: Monte Ávila, 1969;la recopilación de Shanin, Teodor

(ed… 1983): El Marx tardío y la víarusa. Marx y la periferia delcapitalismo. M: Revolución, 1990; y los3 vols. de Rossi, M. (1971/1974): Lagénesis del materialismo histórico (I:La izquierda hegeliana, 1971; II: Eljoven Marx, 1971; III: La concepciónmaterialista de la historia, 1974), M:Comunicación.

Obras no traducidas son: Rader,Melvin (1979): Marx’s Interpretationof History, NY: O. U. P.; Wetherly, P.(1992): Marx’s Theory of History: TheContemporary Debate, Aldershot:Ave bur y; Ferraro, Joseph (1992):

Freedom and Determinism in HistoryAccording to Marx & Engels, NY:Monthly Review Press; Wood, EllenMeiksins (2002): The Origin ofCapitalism: A Longer View , L: Verso,rev. ed. Pueden verse asimismo diversasrevistas en internet: el HistoryWorkshop Journal (enhttp://hwj.oxfordjournals.org/);http://www.revolutionary-history.co.uk/;http://www.socialisthistorysociety.co.uk/welcome.htmo los trabajos dehttp://www.londonsocialisthistorians.org/links.html#Anchor-Histor-35119.

4. Filosofía y otros

Aparte de la colección de M, E &Lenin: On Historical Materialism: aCollection, Moscow: Progress, 1972, yd e Labriola, Antonio (1896): Delmaterialismo histórico, Mx: Grijalbo,1969, deben citarse en primer lugar, enespañol, varias de las obras de losmarxistas más influyentes del siglo XX,como Lukács, G. (1923): Historia yconciencia de clase. Estudios dedialéctica marxista, Mx: Grijalbo, 1969[vid. también su (1971): Marx y elproblema de la decadencia ideológica,Mx: S. XXI; y, de un discípulo,Mészáros, István (1970): La teoría dela enajenación en Marx, Mx: Era, 1978

(http://www.marxists.org/archive/meszaros/works/alien/index.htmKorsch, Karl (1923): Marxismo yfilosofía, Mx: Era, 1971 [vid. en ingléssu Introducción a El capital (1932) enhttp://www.marxists.org/archive/korsch/19xx/introduction-capital.htm]; o Marcuse, H. (1969):Marx y el trabajo alienado, BA: C.Pérez ed. Más recientemente, la muyinfluyente de los marxistas francesesLouis Althusser y É. Balibar (1965):Para leer El Capital. Mx: S. XXI, 1968[vid. del primero su Guía para leer Elcapital enhttp://www.elortiba.org/althus2.html, yd e Balibar (1993): La filosofía deMarx, BA: Nueva Visión, 1993] y del

italiano L. Colletti (1958): El marxismoy Hegel, Mx: Grijalbo. 1977. Y tambiéndiversos libros importantes que hanligado la reflexión filosófica con otrosaspectos de la ciencia social y lashumanidades, desde el psicoanalistaE r i c h Fromm (1961): Marx y suconcepto del hombre, Mx: F. C. E.,1962; a críticos literarios comoRaymond Williams (1977): Marxismo yLiteratura: B: Península, 1980 (o losmás recientes de L. Baxandall & S.Morawski (2006): Karl Marx andFrederick Engels on Literature and Art,UK: Critical and CulturalCommunications Press, y Hemingway,

A. (2006): Marxism and the History ofArt: From William Morris to the NewLeft, L: Pluto Press); pasando por librossingulares como los de (en español)Heller, Agnes (1974): Teoría de lasnecesidades en Marx, B: Península,1978; Kosik, K. (1963): Dialéctica delo concreto, Mx: Grijalbo, 1978;Axelos, Kostas (1961): Marx, pensadorde la técnica, B: Fontanella, 1969;Schmidt, Alfred (1971): El concepto denaturaleza en Marx, M: S. XXI, 1977;López Aranguren, José Luis (1968): Elmarxismo como moral, M: Alianza; yMarkus, Gyorgy (1971): Marxismo yantropología, B: Grijalbo; o (en otras

lenguas) los de Bidet, J. (2004):Explication et reconstruction duCapital, P: PUF; Geras, Norman(1983) : Marx and Human Nature:Refutation of a Legend, L: Verso; Sève,Lucien (1980): Une introduction à laphilosophie marxiste, P: Éd. Sociales;Dupré, Louis (1966): The PhilosophicalFoundations of Marxism, NY:Harcourt, Brace & World; McLellan, D.(1987): Marxism and Religion, NY:Harper & Row; Torrance, John (1995):Karl Marx’s Theory of Ideas ,Cambridge: C. U. P. Una colección detextos sobre problemas de Ética puedeverse en

http://www.marxists.org/subject/ethics/index.htm

El filósofo español ManuelSacristán ha estudiado en profundidad larelación entre ciencia y filosofía en M.En M. Sacristán (1980): “El trabajocientífico de Marx y su noción deciencia”, Mientras Tanto , nº 2, y en(1983): “Karl Marx como sociólogo dela ciencia”, Mientras Tanto , nº 16-17,desarrolla algunas de las ideasesbozadas por Labriola, Antonio(1898) : Socialismo y filosofía, M:Alianza, 1969 [vid. de su discípuloFernández Buey, F. (1984):Contribución a la crítica del marxismo

cientifista, B: Ed. Universitat deBarcelona]. P. Murray (1988): Marx’sTheory of Scientific Knowledge, NY:Humanities Press, ha profundizado enuna dirección similar; y, por su parte,A l v i n Gouldner (1980): Los dosmarxismos, M: Alianza, 1980, sepreocupa de la relación entre ciencia yrevolución en M. Véase, por último,Bueno, Gustavo (2008): “La vuelta delrevés de Marx, en El catoblepas, nº 76,junio.

Anexo IV: REVISTASMARXISTAS Y

OTROS RECURSOSEN INTERNET

Dejando de lado las numerosasrevistas y publicaciones vinculadasorgánicamente a partidos y agrupacionespolíticas marxistas, comunistas,anarquistas y de izquierda en todo elmundo, podemos citar las siguientes, demucho mayor alcance y difusión.

a. En Estados Unidos, se publican

numerosas revistas de repercusiónmundial, como:

Monthly Review. An IndependentSocialist Magazine(http://www.monthlyreview.org/):publicada desde 1949 en Nueva York,fundada por Paul Sweezy y editadaademás, entre otros, por Harry Magdoff,Leo Huberman, Ellen Meiksins Wood y,actualmente, John Bellamy Foster, es lamás influyente de todas, conaportaciones habituales de Samir Amin,Noam Chomsky, etc. Se editaactualmente una versión española enBarcelona (“Selecciones encastellano”), como ya se hiciera entre

1978-1982.Science & Society. A Journal of

Marxist Thought and Analysis(http://www.scienceandsociety.com/):revista trimestral publicada desde 1936en Nueva York, editada por DavidLaibman, y decana de nuestra selección.

Research in Political Economy(http://ourworld.compuserve.com/homepages/Pzarembka/homepage.htmeditada en Nueva York, desde 1977, porPaul Zarembka.

Review of Radical PoliticalEconomics(http://rrp.sagepub.com/archive/):editada desde 1969 por la Union forRadical Political Economics

(http://www.urpe.org/), fundada en 1968por economistas radicales inicialmenteinfluidos por el marxismo (Bowles,Gintis, Weisskopf, Reich…). Algunosmiembros de URPE militan en laAssociation for Social and EconomicAnalysis, que publica también, desde1988, la revista Rethinking Marxism. AJournal of Economics, Culture &Society(http://www.tandf.co.uk/journals/titles/08935696.aspo en la International Association forFeminist Economics, que publica lar e v i s t a Feminist Economics. Otra“revista radical interdisciplinaria deteoría y política”, esta británica, es

Economy and Society(http://www.tandf.co.uk/journals/journal.asp?issn=0308-5147 linktype=1).

b. En el Reino Unido:Capital and Class

(http://www.cseweb.org.uk/): publicadaen Londres cada cuatrimestre por laConference of Socialist Economists(CSE), se presenta como portavoz de“25 años de teoría marxistaindependiente”, aunque funciona enrealidad desde 1977 (desde 1971aparecía como Bulletin of theConference of Socialist Economists).

Historical Materialism. Research

in Critical Marxist Theory(http://mercury.soas.ac.uk/hm/): editadapor la School of Oriental and AfricanStudies de Londres (SOAS, Universityof London), es la benjamina de las aquícitadas.

New Left Review(http://www.newleftreview.org/):publicada bimestralmente en Londres,desde 1960, por la editorial izquierdistaVerso, ha entrado en 2000 en una 2ªépoca de la mano de Perry Anderson yun consejo editorial en el que participantambién Tariq Ali, Robin Blackburn oRobert Brenner. NLR se publica tambiénen español desde 2000 (ed. Carlos

Prieto, Akal, Madrid), en portugués (enBrasil) y en turco.

Socialist Register(http://socialistregister.com/epublish/8),londinense también, reclama ser “elreferente intectual de la izquierdainternacional desde 1964”.

Critique, Journal of SocialistTheory(http://www.tandf.co.uk/journals/titles/03017605.aspcuatrimestral editado por Hillel Ticktine impulsado por el Centre for Study ofSocialist Theory and Movements de laUniversidad de Glasgow (UK).Publicada por Routledge desde 1973.

c. En Francia, España y otrospaíses:

La lista sería interminable, por loque sólo mencionaremos unas pocas atítulo de ejemplo. Actuel Marx(http://netx.u-paris10.fr/actuelmarx/) sepresenta como una “revistainternacional” publicada por la editorialPresses Universitaires de France (PUF)con el apoyo de la Universidad deParís-X y el Centre National de laRecherche Scientifique (CNRS); celebracada 3 años el Congreso MarxInternational y regularmente unSeminario de Estudios Marxistas. Sus

impulsores publican también unacolección de libros —Actuel MarxConfrontations— codirigida por J.Bidet, J. Texier y G. Duménil, yadministran en Internet una genérica“Bibliografía Marx”, más otraespecíficamente económica(“Economarx”) más una lista de páginasweb de gran utilidad, con informaciónsobre otras revistas (http://netx.u-paris10.fr/actuelmarx/indexb.htm),editoriales, etc. Otras revistas delmismo cariz son: Socialist Voice.Marxist Perspectives for the 21stCentury (Canadá,http://www.socialistvoice.ca/);

Marxismo Oggi. RevistraQudrimestrale di Cultura e Politica,publicada por la Associazione CulturaleMarxista(http://www.assculturalemarxista.org/index_file/Rivista.htmItalia); Marx Centouno y su sucesoraAlternativE per il socialismo (Italia,http://www.alternativerivistatest.it/);Revista da Sociedade Brasileira deEconomia Política(http://www.sep.org.br/pt/home.php,B r a s i l ) ; Política y Cultura(http://polcul.xoc.uam.mx/presentacion.htmlMéxico); Proteo, Rivista a caratterecientífico di analisis delle dinamicheeconomico-produttive e di politiche del

lavoro (http://www.proteo.rdbcub.it/,I t a l i a ) ; Ensayos de Economía(http://nemesis.unalmed.edu.co/public/ensayos/ensayos.htmlColombia); Herramienta, revista dedebate y crítica marxista(http://www.herramienta.com.arg/,Ar genti na ) ; Razón y Revolución(http://www.razonyrevolucion.org/HTML/revista.htmlA r g e n t i n a ) ; Marx ahora(http://www.cubaliteraria.cu/revista/sitio_ma3/pages/suscript.htmlCuba)… Otras referencias de interés, noestrictamente marxistas, son laHeterodox Economics Newsletter(http://l.web.umkc.edu/leefs/htn23.htm);l a Post-Autistic Economic Review(http://www.paecon.net/, con una

pequeña sección en español), que sedeclara a favor de una economíaheterodoxa y el pluralismo en Economía;y muchas otras. Varias revistasespañolas (en particular, El viejo topo:http://www.elviejotopo.com/web/revistas.phpViento Sur :http://www.nodo50.org/viento_sur/ yMientras Tanto :www.icariaeditorial.com) forman partede l Proyecto K para crear, junto conotras de otros países, una “red europeade publicaciones marxistas críticas”(http://www.vientosur.info/proyectoK/).Otras con orientación parecida son Elbasilisco. Revista de filosofía, ciencias

humanas, teoría de la ciencia y de lacultura(http://www.filosofia.org/rev/bas/index.htmFilosofía, Política y Economía en elLABERINTO (http://laberinto.uma.es/);El revolucionario(http://www.elrevolucionario.org/rev.php?autor26) ; Nómadas, Revista crítica deciencias sociales y jurídicas(http://www.ucm.es/info/nomadas/12/acamejo.htmlo El catoblepas. Revista crítica delpresente (http://www.nodulo.org/ec/).

Por último, también hay revistasvirtuales. Véase, sobre todo, laHeterodox Economics Web(http://www.orgs.bucknell.edu/afee/hetecon.htm

que contiene, aparte de revistasespecializadas, amplia informaciónsobre asociaciones (el HeterodoxEconomics Portal:http://www.hetecon.com/), otraspublicaciones, institutos, grupos dediscusión, noticias, recursos docentes,etc. Pero también InterMarx, rivistavirtuale di analisi e critica materialista(http://netx.u-paris10.fr/actuelmarx/indexb.htm), etc.

d. Otros recursos:Aparte de las revistas, existen otros

espacios cibernéticos que dan cabidaparcial al pensamiento marxista, como

Rebelión (http://www.rebelion.org/),Kaosenlared(http://www.kaosenlared.net/),InSurGente(http://www.insurgente.org/) , SinPermiso (http://www.sinpermiso.info/)… y también numerosas asociacionesque difunden el pensamiento marxistateórico, como Espai Marx(http://www.espaimarx.org/); la RedNodo 50 (“Contrainformación en lar e d ” , http://www.nodo50.org/); laBiblioteca de autores socialistas (BAS),editada en la Universidad Complutensede Madrid(http://www.ucm.es/info/bas/es/biblioteca.htm

las páginas del Instituto de Estudiosmarxista-leninistas(http://www.marxismo-leninismo.es/Secciones/instituto.htm) ode la Fundación Federico Engels(http://www.engels.org/enlaces.htm); oincluso algunas librerías(http://www.lamalatesta.net/libros-marxismo-c-21_95.html, etc.).

En el extranjero, son más numerosas.De especial importancia es el ya citadoMarxists Internet Archive(http://marxists.org/), que contiene lamayoría de los textos de Marx y Engelsasí como de muchos otros marxistas(con una importante sección en español:

http://www.marxists.org/espanol/m-e/);pero destacan también el importanteInternacional Institute of SocialHistory de Amsterdam(http://www.iisg.nl/) y la Marx/EngelsInternet Library(http://www.marx2mao.com/M&E/Index.htmlVéanse asimismo los trabajos de InDefence of Marxism(http://www.marxist.com/); de la JohnGray Web Site(http://www.geocities.com/~johngray/indx1.htmdel portal Communism dentro deWikipedia(http://en.wikipedia.org/wiki/Portal:Communismde la Biblioteca de Textos marxistas

(http://www.geocities.com/CapitolHill/senate/3035/del Colectivo de edición deinencontrables del movimiento obrero(http://www.collectif-smolny.org/mot.php3?id_mot=96); de laMarx and Philosophy Society(http://www.marxandphilosophy.org.uk/bk.htmy otras llamadas “Recent books on Marxand philosophy”; “A MarxBibliography”(http://www.sussex.ac.uk/Users/sefd0/bib/marx.htmo varias de tendencia anarquista(http://www.spunk.org/library/intro/sp000281.html“an online anarchist library andarchive”; http://ytak.club.fr/index.html;http://flag.blackened.net/daver/anarchism/

yhttp://www.antorcha.net/index/biblioteca/politica.htmlcomunista consejista(http://www.geocities.com/cica_web/consejistas/indice.htmcomunista de izquierdas(http://www.left-dis.nl/home.htm), etc.

Por último, y pensando sobre todoen los estudiantes interesados, hagamosmención a algunas de las pocasuniversidades en el mundo donde sepuede estudiar marxismo, en especialEconomía, y a otras instituciones delámbito académico que colaboran en ladifusión de ideas marxistas. Entre lasprimeras, y aparte de los cursos deEconomía política que se imparten en

diversos países latinoamericanos,señalemos en primer lugar la NewSchool University(http://www.newschool.edu/), de NuevaYork, que, aunque hoy deja mucho quedesear respecto a lo que era en los años70, da vida a un centro, el CEPA(Center for Economic Policy Análisis),que alberga un estupendo buscador deInternet sobre temas de economíamarxista y heterodoxa (“The History ofEconomic Thought Website”:http://cepa.newschool.edu/het/); enLondres radica la School of Oriental andAfrican Studies (SOAS:http://www.soas.ac.uk/), que edita la

revista Historical Materialism; y otrospuntos de interés son la Universidad deUtah (http://www.utah.edu/), en EstadosUnidos, el programa de doctorado deEconomía de la Universidad de Atenas(UADPhilEcon:http://www.uadphilecon.gr/UA/content/en/Root.aspx?office=17)… y poco más.

Entre las demás institucionesacadémicas, citemos (en español) a laAsociación de Estudiantes Carlos Marx(http://www.nodo50.org/carlosmarx/);Estudiantes por una Economía crítica(http://www.sindominio.net/economiacritica/que bajo el lema de Joan Robinson (que“la razón fundamental para estudiar

economía es evitar ser engañados porlos economistas”) son muy preferibles alas Jornadas de Economía Crítica quepromueven sus profesores(http://www.jornadaseconomiacritica.blogspot.com/y otras similares, como la Enciclopediay Biblioteca Virtual Eumednet (yEconomía: EMVI), de Málaga(http://www.eumed.net/), que publicalibros gratuitos en Internet; sin olvidar lalabor del Centro argentino para laInvestigación como Crítica Práctica(CICP), con su Taller de lectura críticad e El Capital de Carlos Marx(http://www.cicpint.org/cicp/talleres/Taller%20El%20Capital.htmCitemos también a la Sociedad

Latinoamericana de economistaspolíticos, SEPLA(http://sepla.icidac.org/SEPLA.htm); almarxista francés Michel Husson, queadministra una completa red de“recursos de economía crítica” enhttp://hussonet.free.fr/ecocriti.htm; y aRalph Dumain y su Marx and MarxismWeb Guide , enhttp://www.autodidactproject.org/guidmarx.htmlJerry Levy mantiene una lista dediscusión marxista internacional enhttp://ricardo.ecn.wfu.edu/~cottrell/ope/archive/en Italia, http://www.countdownnet.info/da acceso a páginas de diversoseconomistas marxistas; los economistas

japoneses cuentan con:http://marxists.catbull.com/subject/japan/y con la colección de e-textos de MichioAkama (http://www.cpm.ll.ehime-u.ac.jp/AkamacHomePage/Akamac_E-text_Links/Akamac_E-text_Links.html);y también están, en inglés, Marx Myths& Legends(http://marxmyths.org/index.php), dondecolaboran muchos de los autores citadosen estos anexos; o las páginas deSocialists for Free Access(http://www.freewebs.com/socialistcommonwealth/la completa (no sólo marxista)http://www.generation-online.org/other/reference.htm; o la más

especializada (Historia) dehttp://www.phillwebb.net/History/TwentiethCentury/Continental/Marxism/Marx/Marx.htmetc.

Notas

[1] Crítica, en efecto, desde un doblepunto de vista: interno (de economista aeconomista, podríamos decir), perotambién externo (crítica de la economíamisma, como análisis empobrecido,unilateral y superficial de la realidadsoci a l ) : vid. Karl Korsch (1932):“Introducción a El capital” enhttp://www.marxists.org/archive/korsch/19xx/introduction-capital.htm. <<

[2] Martínez Marzoa, Felipe (1983): Lafilosofía de ‘El Capital’, Madrid:Taurus. <<

[3] El libro de David I. Rosenberg(1930, en ruso): Comentarios a los trestomos de El Capital (2 vols.), LaHabana: Ed. Ciencias Sociales, 1979,tan importante y completo como es, nopuede contarse como un resumen de estetipo, aparte de ser demasiado extensocomo para servir a este fin. <<

[4] El 17 de julio de 2005, el programade la BBC In Our Time organizó unavotación entre los espectadores paraelegir al mayor filósofo de la historia, yéste fue el resultado: 1. Carlos Marx27,93%; 2. David Hume 12,67%; 3.Wittgenstein 6,80%; 4. Nietzsche6,49%; 5. Platón 5,65%; 6. ImmanuelKant 5,61%, etc. (vid.http://www.antorcha.org/galeria/marx-1.htm). <<

[5] Y por eso fue también un “intelectualpuro”: Martínez Marzoa, op. cit., pp. 34,10. <<

[6] Bunge, Mario (1985): Economía yfilosofía, Tecnos, Madrid. <<

[7] M. Rubel (1970): Páginas escogidasde Marx para una ética socialista,Buenos Aires: Amorrortu, 1974,desarrolla de forma excelente lasiguiente idea de Antonio Labriola, unode los mejores discípulos de Marx: “Laética y el idealismo de ahora en adelanteconsisten en esto: en poner elpensamiento científico al servicio delproletariado. Si esta ética no les parecelo suficientemente moral a lossentimentales, que, además, la mayoríade las veces son fatuos y estánhistéricos, que vayan a pedirle prestadoaltruismo al sumo pontífice Spencer”

( e n Saggi sul materialismo storico,citado en P. Vraniski (1971): Historiadel marxismo, Salamanca: Eds.Sígueme, 1977, vol. I, p. 231). <<

[8] Entendida como conjunto de resgestae y a la vez como historia rerumgestarum; o, si se quiere, como“economía” real y a la vez como“disciplina económica” (o “Economía”).Sobre la importancia relativa de losdiversos factores que explican laevolución histórica real, aunque sabidoes que para Marx “la historia es laeconomía en acción”, ténganse en cuentalas siguientes palabras de Engels: “Elque los discípulos hagan a veces máshincapié del debido en el aspectoeconómico, es cosa de la que, en parte,tenemos la culpa Marx y yo mismo.

Frente a los adversarios, teníamos quesubrayar este principio cardinal que senegaba, y no siempre disponíamos detiempo, espacio y ocasión para dar ladebida importancia a los demás factoresque intervienen en el juego de lasacciones y reacciones. Pero, tan prontocomo se trataba de exponer una épocahistórica y, por tanto, de aplicarprácticamente el principio, cambiaba lacosa, y ya no había posibilidad de error.Desgraciadamente, ocurre con hartafrecuencia que se cree haber entendidototalmente y que se puede manejar sinmás una nueva teoría por el mero hechode haberse asimilado, y no siempre

exactamente, sus tesis fundamentales. Deeste reproche no se hallan exentosmuchos de los nuevos ‘marxistas’ y asíse explican muchas de las cosasperegrinas que han aportado…” (cartade Engels a J. Bloch, de 21.IX.1890, enAdoratski, V. (1934): Carlos Marx yFederico Engels: Correspondencia,Buenos Aires: Cartago, p. 381 (versiónd e http://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e21-9-90.htm). <<

[9] Cuando no antiteóricas, y similares ala que encerraba la críticacontemporánea que su compatriota Listdirigía al cosmopolitismo universalistade los economistas clásicosanglosajones, en nombre de un supuestoanálisis político “nacional” y “estatal”.Vid. Ernest Mandel (1967): Laformación del pensamiento económicode Marx (de 1843 a la redacción de Elcapital: estudio genético), Madrid:Siglo XXI, 1968. <<

[10] Pero téngase en cuenta que, comoescribiera Lenin, “Marx y Engelsentendían por método dialéctico, enoposición a metafísico, no otra cosa queel método científico de la sociología(…)”, citado en Korsch, Karl: “Elmétodo dialéctico en El capital”, en Laconcepción materialista de la historiay otros ensayos, Barcelona: Ariel,1980, p. 216. <<

[11] Como percibió pronto GeorgesSorel, la separación entre elpensamiento de Marx y el marxismo eranotable y creciente, razón por la cualescribió que Labriola y Croce “hicieronuna gran aportación al demostrar que lasideas de Marx no tenían el más lejanoparecido con las de sus discípulos másruidosos” (1892: El marxismo de Marx,Madrid: Talasa, 1992, p. 53). <<

[12] “No nos enfrentamos al mundo enactitud doctrinaria, con un nuevoprincipio: ¡Ésta es la verdad,arrodíllense ante ella! Desarrollamosnuevos principios para el mundo a basede los propios principios del mundo. Nole decimos al mundo: termina con tusluchas, pues son estúpidas; te daremosla verdadera consigna de lucha. Noslimitamos a mostrarle al mundo por quéestá luchando en verdad, y la concienciaes algo que tendrá que asimilar, aunqueno quiera” (carta de Marx a Ruge, sept.1843, enhttp://www.marxists.org/espanol/m-

e/cartas/m09-43.htm). <<

[13] Temor que en muchos casos no esmenor en el ámbito izquierdista que enel derechista, como el que sentía eleconomista, entonces franquista, JuanVelarde en 1953, al abogar desde unpunto de vista falangista por una“reforma auténtica de la propiedadagraria (…) mediante la creación deauténticas clases medias campesinas”( e n El nacionalsindicalismo cuarentaaños después, Madrid: EditoraNacional, 1972, p. 274). <<

[14] Grossman, H. (1929): La ley de laAcumulación y del Derrumbe delsistema capitalista, Siglo XXI, México,1979. <<

[15] Es cierto que la capitalizacióncreciente, al abaratar cada unidad demedios de producción tanto como la demedios de consumo (tendencialmente),limita el crecimiento de la “composiciónen valor” en relación con la“composición técnica”; pero la cantidadde medios de producción tiende a crecermás deprisa que la de medios deconsumo, pues en lo primero consiste lariqueza del capitalista mientras que losegundo es el soporte del salario realdel trabajador. Sólo en un absurdosistema capitalista donde los capitalistasestuvieran sometidos a los trabajadores

cabría imaginar una bajada oestancamiento de la composición envalor del capital. <<

[16] Identificamos la duración delproceso con el tiempo de duración delcapital fijo <<

[17] Compatible, sí; pero en ningún casonecesario. Simplemente “compatible”,como también lo es un comportamientono optimizador o “irracional” delconsumidor. <<

[18] Guerrero, Diego (2005): Utilidad ytrabajo. Una confrontación entre lasdos principales teorías del valor. Enhttp://pc1406.cps.ucm.es/. <<

[19] Al igual que es preferible llamar a laanterior teoría utilitarista, nomarginalista, tampoco debe llamarsematricialista a esta nueva teoría, ya quees posible usar el álgebra matricial ydefender a un tiempo la TLV. <<

[20] Fernández Buey, F. (1998): Marxsin ismos, Barcelona: Viejo Topo (pp.11, 15) cita a M. Rubel (1974): Marx,critique du marxisme: essais, Paris:Payot. Pero véanse, además, comoapoyo de nuestra tesis, los trabajos dePierre Ansart (1969): Marx y elanarquismo, Barcelona: Barral, 1972;M. Rubel (1977): El Estado visto porKarl Marx, Barcelona: Roselló; Rubel,M.; Janover, L. (1977): Marx,anarquista, Barcelona: Roselló; Guérin,Daniel (1969): Por un marxismolibertario, Madrid: Júcar, 1979; Kelsen,H. (1924): Socialismo y Estado. Una

investigación sobre la teoría políticadel marxismo, México: Siglo XXI, 1982.<<

[21] Para Lenin, “lo típico en la ‘fasecontemporánea de desarrollo delcapitalismo’” son “las relaciones dedominación y la violencia ligada a dichadominación” (p. 395). Pero Engels eramás fiel a las ideas de Marx al criticarlas de Dühring, para quien el valor es lacantidad de trabajo más un“suplemento” que el capitalista carga“‘con el puñal en la mano’; dicho deotro modo: el valor hoy imperante es unprecio de monopolio” para Dühring,mientras que para Marx esos precios demonopolio son sólo “excepciones ycasos especiales” [Engels, F. (1877): La

subversión de la ciencia por el señorEugen Dühring (Anti-Dühring),Barcelona: Grijalbo, pp. 196-7]. <<

[22] Para Marx, en cambio, elimperialismo es sólo una forma deEstado: “la forma más prostituida y almismo tiempo la forma última de aquelPoder estatal que la sociedad burguesadel feudalismo y que la sociedadburguesa adulta acabó transformando enun medio para la esclavización deltrabajo por el capital” (Marx, K., 1871:La guerra civil en Francia, M: Ayuso,1976, p. 65). <<

[23] Como el hoy Premio Rey JuanCarlos de Economía, Juan Velarde, que,haciéndose eco hace medio siglo deltemor de Pigou a los monopolios, y traspropugnar “una fuerte escala impositivasobre las grandes fortunas (…)disminuyendo, por tanto, laconcentración de la propiedad en gruposmuy reducidos, pero dotados de unfuerte poder económico”, recordaba que“en las conclusiones de estudioaprobadas por el I Congreso Nacionalde la Falange, con el refrendo delCaudillo, y el clamor popular deChamartín” se abogaba por la

“desarticulación de los gruposmonopolísticos” (en op. cit., pp. 274-276). <<

[24] Sacristán, M. (1983): “¿Qué Marx seleerá en el siglo XXI?”, Mientras Tanto ,nº 16-17, p. 127. <<

[25] Bródy, A. (1970): Proportions,Prices and Planning. A MathematicalRestatement of the Labor Theory ofValue, Budapest: Akademiai Kiadó, p.67. Téngase en cuenta que, según elsocialista Luis Araquistáin “España esel país europeo donde menos se ha leídoy escrito sobre marxismo, quizá con laúnica excepción de Portugal” (1957,citado en Ribas, (1981): Aproximacióna la historia del marxismo español(1869-1939). Madrid, Endymión, pp.96-97). El propio Ribas documenta esaidea y señala que la 1ª edición españolade los 3 libros de El capital data tan

sólo de 1931 (a cargo de ManuelPedroso, para la editorial Aguilar); porcierto, que su precio equivalía, alparecer, al salario medio de 6 meses(Ribas, op. cit., p. 88). Véase más sobrela edición de Marx en español, en GaschGrau. E. (2001): “Etapas y escritos en larecepción de Marx”, en E. FuentesQuintana, Dir. (2001): Las críticas a laeconomía clásica (Economía yEconomistas españoles, nº 5),Barcelona: Galaxia Gutemberg/Círculode Lectores, pp. 815-833. Gaschconcluye que “se sigue leyendo a Marxen España, aunque se siga leyendo lomismo que hace un siglo, el Manifiesto

del partido comunista” (op. cit., p.825). <<

[26] Dussel, Enrique (1985): Laproducción teórica de Marx. Uncomentario a los Grundrisse, México:Siglo XXI, p. 11. <<

[27] Elster, J. (1986): Una introduccióna Karl Marx, Siglo XXI, Madrid, 1991,p. 62. <<

[28] Gouldner, Alvin (1980): Los dosmarxismos, Madrid: Alianza. <<

[29] Citado en Enzensberger, H. M., ed.(1973): Conversaciones con Marx yEngels, Barcelona, Anagrama, 1999;vol. I, pp. 156-7. Estas críticas de Marxal partido “en el sentido contingente” (esdecir, los grupos comunistas realmenteexistentes en los que él participó comomilitante o dirigente) fueron persistentestoda su vida, así como su sentido depertenencia al “auténtico” partidocomunista, identificado comomovimiento transformador que surgedel seno mismo de la sociedadcapitalista. Por ejemplo, en 1846 leescribe a Annenkov: “En cuanto a

nuestro partido, no se trata sólo de quees pobre, sino que también está enojadoconmigo por oponerme a sus utopías y asus declaraciones” (en Adoratski, ed…1934, p. 23), por lo que hay que“eliminar el equívoco de que por‘partido’ entiendo una Liga muerta haceocho años o la redacción de unperiódico que se disolvió hace doceaños. Cuando hablo de ‘partido’ merefiero al partido en el amplio sentidohistórico del término” (citado en F.Buey, op. cit… p. 177). <<

[30] Paramio, L. (1988): Tras el diluvio.La izquierda ante el fin de siglo.Madrid: Siglo XXI, p. 30. <<

[31] Berzosa, C. y M. Santos (2000): Lossocialistas utópicos. Marx y susdiscípulos, Madrid: Síntesis, pp. 200-201. <<

[32] Harnecker, M. (1999): La izquierdaen el umbral del siglo XXI. Haciendoposible lo imposible (Madrid: SigloXXI, p. 316), siguiendo ahora la prácticade Santiago Carrillo y otros “maestros”à la mode como M. Castells. <<

[33] Palazuelos, Enrique (2000): “ElCapital, a casi siglo y medio dedistancia”, en Karl Marx: El Capital,Madrid: Akal, 2000, p. viii. <<

[34] Gouldner (1980), op. cit., p. 45. <<

[35] Rubel, op. cit., vol. 1, pp. 33-34. <<

[36] En “Sobre el concepto de libertad”,citado en E. Palazuelos, ed. (1986): Laseconomías capitalistas durante elperiodo de expansión, 1945-1970,Madrid: Akal, p. 11. <<

[37] Como si estudiar y teorizar no fueranacciones y en cambio el pensar como éllo hace, sí. Se acerca más a Marx otralectura de esa tesis: “La mayoría de losfilósofos alemanes con los que estoydiscutiendo (incluido Feuerbach) —vendría a decir Marx— se han limitadoa interpretar el mundo de diversasmaneras; lo que yo propongo es mejoraresa comprensión del mundo y llamar laatención sobre la necesidad decambiarlo” (Fernández Buey, op. cit…p. 133). Pero yo añadiría algo más,porque hay que “llamar la atención…”,sí, pero también “luchar” para

cambiarlo. <<

[38] Berlin, I. (1939): Karl Marx. Suvida y su entorno, Madrid: Alianza,2000, pp. 29-33 (énfasis añadido: DG).<<

[39] Ibid. (énfasis añadido: DG). <<

[40] Como muestra del “antimoralismo”de Marx, podemos atender a un conceptoclave de El capital como es laexplotación. Ésta no consiste en una“sustracción o un ‘robo’ cometidoscontra el obrero”: esto es una verdadvul gar, superficial. Para Marx, sucontribución científica es haberdesvelado que en el trabajo del obrerohay una parte que “el capitalista puedeapropiarse ‘legalmente’, es decir, sininfringir el derecho que corresponde alcambio de mercancías” (K. Marx, 1880,Notas marginales al Tratado deEconomía Política de Adolph Wagner ,

Pasado y Presente, México, 1982, pp.36-37). Es la verdad profunda lo quecuenta, no la moralina fácil. Por eso,también: “La circunstancia de que elmantenimiento diario de la fuerza detrabajo sólo cueste media jornadalaboral, pese a que la fuerza de trabajopueda operar o trabajar durante un díaentero, y el hecho, por ende, de que elvalor creado por el uso de aquélladurante un día sea dos veces mayor queel valor diario de la misma, constituyeu n a suerte extraordinaria para elcomprador, pero en absoluto unainjusticia en perjuicio del vendedor.”(K. Marx, 1867: El Capital, Siglo XXI,

Madrid, 1978, vol. I, p. 235; énfasisañadido: D. G.). <<

[41] Berlin, I. (1939), op. cit. (énfasisañadido: DG). <<

[42] Ibid. (énfasis añadido: DG). <<

[43] Mészáros, István (1995): BeyondCapital, Merlin Press, London. <<

[44] Balibar, Étienne (1993): La filosofíade Marx, BA: Nueva Visión, 1993. <<

[45] Periódicamente, desde hace más deun siglo, los medios de comunicaciónredescubren la actualidad de Marx, y noes extraño que vuelvan a hacerlo ahora,en medio de una crisis económica deestas dimensiones. En el nº 924 (julio2008) de la revista no marxista CourierInternacional, titulado “Marx, leretour”, tenemos un ejemplo reciente.No sólo se presenta a Marx como“pensador del siglo XXI” y se habla del“poder de seducción en aumento” deeste “eterno incomprendido”, sino quese cita al mismo Financial Times paradecir que “la obra del filósofo alemán

quizás sea más pertinente hoy que en suépoca” (pp. 28-31). <<

[46] Se suele llamar “libro IV de Elcapital” al editado por Kautsky en1905-10, con el título de Teorías sobrela plusvalía, a partir de la masa demanuscritos inacabados que Marx dejócomo materia prima de su magnumopus. <<

[47] Engels matiza esto en una nota: “Losresultados inseguros de este fatigoso,interminable calcular han inducido aMarx a atribuir una inmerecidagravitación” a la cuestión de laliberación de capital, que a él le parecen“de poca relevancia”, ya que “tanto daque una parte de este dinero refluido seao no excedentaria con respecto alperiodo laboral en curso, y en quémedida lo sea”. En su opinión, lofundamental es que una parteconsiderable del capital industrial “hade existir siempre bajo la forma dedinero”, y una porción aun mayor debe

revestir “temporariamente” dicha forma.<<

[48] Téngase en cuenta que en los librosII y III cambia la notación del libro I,donde se llamaba p (y no pv) alplusvalor, y p’ (no pv’) a la tasa deplusvalor. <<

[49] A partir de aquí, la mayoría de estalarguísima Sección V —¡qué comprendepor sí sola más de 350 páginas!—consiste en meros extractos comentadosde obras de Economía monetaria ybancaria de la época e informes degobernadores del Banco de Inglaterra yotros banqueros (para comisionesparlamentarias, etc.). Se observa queesta parte de El capital está muchomenos acabada que las demás, y que elmaterial editado por Engels provienecasi directamente de cuadernos escritospor Marx años antes, pero aún sinordenar ni redactar. Por ello sólo

entraremos en la discusión del CurrencyPrinciple y sus críticas, eludiendo otrasideas fáciles de encontrar hoy en losmanuales de Economía financiera. <<

[50] Versiones reducidas de estabibliografía aparecieron sucesivamenteen 3 libros citados infra: J. Gouverneur(2005: A-III/1), apéndice; Guerrero(2006: A-III/2.d); y Guerrero (1997: A-III/1º.a; ed. argentina: 2008). <<