Un príncipe con falta de amor - Astrid Díaz Reyes

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1 Un príncipe con falta de amor Autora: Astrid Díaz Reyes.

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Un príncipe con falta de amor

Autora:

Astrid Díaz Reyes.

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Acuarela, el personaje diferente.

Hace una semana aproximadamente, una persona se me acercó y me preguntó "¿Por qué

el personaje de Acuarela Zimbert, en mi cuento actúa de esa forma?

Lo hice por un solo motivo y era tratando de imaginar, cómo se siente una persona con

"Fobia Social".

No soy experta o psicóloga (si piensan eso), había escuchado de muchas conductas

humanas y me encontré con la Fobia Social entre la listas de muchas conductas

humanas que conseguí, me llamó la atención, me enfoqué y decidí hacer a el personaje

de "Acuarela Zimbert" con ciertas características de cómo se sentirá una persona con

Fobia Social, tras haber socializado y los síntomas que les llega a generar.

Tomé 2 o 5 de las características de la Fobia Social.

Quizás esto ayude a muchas personas a sentirse identificados con Acuarela o saber de la

existencia de la fobia social.

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Sinopsis

Lohan Carpell, es el príncipe de pueblo solitario, un chico humilde y de buen

corazón, está comprometido con Lizmari Tross, la princesa de pueblo luz, ella no le da

el amor suficiente que él espera y piensa que ella solo lo ama por su dinero. Una noche

que asaltan pueblo solitario, Lohan visita el lugar en busca de encontrar sobrevivientes y

ayudar a las personas que sufrieron graves daños; entre las sombras logra ver una figura

que no se distingue y va en busca de esa figura, deduciendo que es el atacante. Al

encontrarse con el atacante, le ha confundido con una dulce y tímida chica llamada

Acuarela Zimbert.

Él le pide a ella que sea su mucama dentro del palacio Odridrep, Lohan y Acuarela se

hacen buenos amigos a medida que transcurre la historia, su amabilidad con ella es

diferente al resto de las personas, y es Majoreck su mayordomo, quién observa de

manera distinta la amabilidad que él expresa hacia ella, Lohan se ha enamorado. Él ha

sido el único que ha logrado ver más allá de la apariencia física de ella, Acuarela no es

una chica común, es pura e inocente.

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Personajes

Lohan Carpell: Es el príncipe de pueblo solitario, tiene veinte tres años, extrovertido,

de buen corazón y noble, está comprometido con la princesa de pueblo Luz, Lizmari

Tross; él ayuda mucho a los pobres, desea tener un amor suficientemente grande para

poder sentirse lo que es que alguien te quiera por quién eres y no por ser rico, pero ella

no se lo da.

Acuarela Zimbert: Es una granjera de dieciocho años, quién vive detrás de las colinas

para ir a los dos pueblos. Es una chica tímida, introvertida, taciturna de pocos amigos y

detallista, sus padres son pobres; conoce al príncipe Lohan cuando esté la confundió con

el ladrón del pueblo.

Lizmari Tross: Es la princesa de pueblo Luz y tiene veintitrés años. Fanfarrona, egoísta

y de mal genio, piensa que el pueblo solitario “no merece ayuda” y que los pobres “no

deberían existir”. Está enamorada perdidamente enamorada de su prometido Lohan,

pero se ve amenaza al conocer a Acuarela.

Graciela Kelop de Carpell: Es la madre de Lohan. Viuda, su esposo murió cuando

Lohan tenía tres años; es una señora estricta, a menudo se le ve con una taza de té para

calmar sus nervios.

Majoreck: Es el mayordomo de la casa, torpe y testarudo, pero leal a la familia

Carpell. Es muy amigo del príncipe Lohan, desprecia a la princesa Lizmari y considera

a Acuarela distinta a muchas chicas de su edad.

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Robo y desastres

La noche de aquel día miércoles frío, un príncipe llamado Lohan Carpell, de cabello

rubio, ojos marrones, traje azul marino, rodeado de un cinturón de oro, estaba en su

balcón del gran palacio Odidrep, ubicado detrás de un bosque en el que nadie se atrevía

a entrar; calle Shustang, número 48 de pueblo solitario, contemplaba desde arriba la

ciudad pequeña, las luces se apagaban de manera instantánea en cada casa durante esa

noche fría y silenciosa, mientras su mirada seguía fija en la ciudad, su mente estaba

preguntándose “¿Por qué todos apagan las luces?, ¡Algo no anda bien!”.

Su gato, Tunkenbull, pasaba su enorme cola negra por las piernas de él, esperando

que este le acariciara como de costumbre, la puerta detrás se abrió de golpe y se

escuchaban muchas voces venir de la parte de abajo del palacio, el mayordomo venia

entrado, cansado y sudando, como si hubiera hecho mucho ejercicio, una mano en su

corazón, tomó aire y se sujeto de la silla dorada que estaba en frente, mientras tomaba

aire y Lohan se reía.

— ¿Qué sucede?—Inquirió Lohan sonriendo tranquilamente.

— ¡La reina!, ¡Su madre!, la señora ordena que baje de inmediato, príncipe Carpell.

— ¿Por qué tanto escándalo?, Majoreck, a veces me angustia tu manera buscarme.

—La señora Graciela quiere que usted baje pronto, ¡Es urgente!.

Bajó rápidamente las escaleras, los guardias fueron entrando rápidamente también y

en orden a la sala de reunión; dentro del palacio todo era hermoso, los cuadros de

diferentes tamaños con su marco color dorado, muebles estilo canapé color vinotinto,

numerosas lámparas de arañas y el piso blanco brillante de cerámica, el techo color

blanco y las cortinas color azul opaco.

Su madre estaba en frente de todos con sus ojos cerrados y con ambas manos juntas

en posición de rezo, las mucamas tenían las caras bajas y rezaban entre dientes, mientras

los guardias seguían de pie parados a los lados en silencio; Lohan llegó contemplando el

silencio que estaba presente.

—Lohan, ¡Tenemos problemas! —Exclamó su madre, su voz era de locutora y alto.

—¿Qué sucedió?, ¿Por qué tanto apuro en que bajara?.

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—Pueblo solitario ha sido atacado por unos guardias y la persona misteriosa de siempre,

muchas personas han caído—Contestó caminando firme hacia él— Necesitan de tu

ayuda.

La puerta de atrás se abrió de golpe, eran dos guardias, estaban llenos de barro, los

otros guardias los llamaba “torpes”, trataron de cruzar la puerta al mismo tiempo y se

cayeron bruscamente, varios guaridas apretaron la boca para no reírse, al ver al príncipe

frente a sus pies, se levantaron con vergüenza.

—Príncipe Lohan, legendario ayudante de los pobres, el pueblo solitario esta grave,

todo está destruido—Le dijo uno con voz de tonto, era el más chiflado de los dos.

—Muchos negocios han sido saqueados, todo está en un completo y silencioso dolor—

Explicó el otro.

—Debo ir rápidamente para allá—Dijo volteándose y viendo a su madre— ¡Me

necesita!

—Hijo, ayudas a los pobres, pero esa gente está sin dinero, ¡qué vayas solo es un

peligro!, debes ir acompañado—Señaló e indicó a cinco guardias que fueran con él —

Ellos irán contigo. ¡Ten cuidado!.

En el camino junto a su caballo negro y la gran carroza que los llevaba camino a

pueblo solitario, los otros guardias estaban observando el cielo y mientras las enormes

gotas caía sobre ellos; todo el pueblo estaba en un total silencio, personas desmayadas,

heridas, otros ayudando a sus amigos, Lohan sentía una gran nostalgia dentro de su

corazón, mientras observaba todo en silencio y sus labios resecos, el pueblo estaba

destruido por completo, un desastre total.

El aullido de los lobos genera que la persona desconocida estaba aún presente,

muchas personas habían visto a esa persona sin corazón, pero nunca decían como se

llamaba, vestía, rostro, nada en lo absoluto, nadie sabía quién era y los que lo sabían

tenían miedo de ser castigados o asesinados, inclusive, perder su familia.

—Parece que todo estaba mal—Musitó uno de los guardias.

—Vayamos a la tienda “dulce y más dulce” —Les pidió Lohan tomando su cadena

dorado y observándola—Necesito ir para allá.

El lugar favorito de él desde pequeño era “dulce y más dulce”, constantemente iba a

comer grandes golosinas que habían, bombones, algodón de azúcar, manzana

acaramelada, entre otras variedades; la señora de esa tienda le había regalado esa

pequeña cadena dorada cómo símbolo del mejor cliente.

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Al llegar al sitio, sus ojos quedaron en un mar de tristeza y apatía, el lugar había sido

también saboteado, los vidrios rotos, las paredes golpeadas, todo estaba dañado, bajó

rápidamente junto a dos guardias; al llegar no había nada más que escombros, un niño

que estaba a un lado tirado en el piso, lo observó con lágrima en los ojos.

—¡Príncipe Lohan!, la señora Camterbille….ella…ella—Balbuceó tapándose la cara—

ella…no sé…..cómo decirlo.

—¡Oh vamos niño!, habla de una buena vez—Exigió un guardia histéricamente.

Lohan le pidió paciencia.

—Ella…!se ha ido!.

—¿Ido?.

Él niño lo miró fijamente y él comprendió.

Lohan se llevó la mano para ver la cadena de nuevo, su cabeza se lleno de una risa de

niño pequeño, los guardias entraron para examinar el lugar, el dinero había sido robado

también; de pronto escucharon unos pasos pisaron un charco que estaba cerca de ellos,

no se veía quien era por la oscuridad del lugar, la persona retrocedió, corrió y él corrió

también sacando su espada.

Subió las colinas perdidas que daban al otro lado de una ciudad más alegre, el pueblo

de los ricos llamado Luz; al llegar hasta arriba, la persona desconocida, había caído en

la grama al tropezar con una piedra que no logró ver, él al escuchar sus llantos era la

voz de una chica, se guardó su espada, subió lentamente y se acercó para ayudarla.

—Ven, déjame ayudarte—Le ofreció.

La chica estaba toda sucia, llevaba un vestido blanco lleno de mucho barro, ella se

sentó encima de la grama con la cabeza baja, su cabello liso negro azabache le tapaba el

rostro.

—¿Te encuentras bien?—Preguntó tratando de verle la cara.

—Sí…solo me ha dolido…la caída—Respondió con una voz dulce y cálida.

La chica había levantado el rostro y él quedó paralizado al verlo, tenía unos ojos muy

hermosos, achinados, color violeta, la cara angelical hacia verla una persona inocente e

indefensa, Lohan seguía viéndola sin parpadear, hasta que ella bajo de nuevo la cabeza

apenada.

—Fui a pueblo solitario porque tenía mucha hambre, escuche que la persona misteriosa

había atacado el lugar.

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—¡Ah…. Sí! vine…a ver qué había pasado—Explicó sonriendo, le tocó el rostro y se lo

alzó lentamente—¿Cómo te llamas?.

—Acuarela—Contestó sonriendo de lado—Acuarela Zimbert. Vivo en estas colinas

perdidas.

—Muy bien Acuarela, te acompañaré hasta tu casa.

En el camino fueron hasta una pequeña casa sola que estaba en la punta de la colina,

había gallinas afuera y cerdos, junto a un perro doberman durmiendo, los dos entraron

en silencio y riéndose a la vez; a continuación, sus padres habían salido de la nada con

unos sartenes en las manos y ella se puso en el medio de Lohan.

—¡Padres!, ¡Cálmense! —Les pidió—Es el príncipe Lohan.

—¿Príncipe Lohan? —Gritó y soltó el sartén—¡Ay por Dios!, perdonemos usted.

—Descuide, señor Zimbert, yo también hubiera hecho lo mismo, al ver a mi hija con un

hombre desconocido.

—Pase y siéntese—Dijo la señora Zimbert—Le traeré un poco de chocolate caliente.

Lohan paso una fría y oscura noche con esa hermosa gente, era un lugar agradable, le

comentaron que ellos son pobres, el señor Zimberth iba a el pueblo Luz a vender

artículos de segunda mano, era extraño cuándo alguien deseaba comprarle, era gente

que aceptaba por lo general artículos de primera mano.

La señora Zimbert, preparaba montañas de dulces para venderlas en las tiendas

donde pedían cierta cantidad, mientras que Acuarela ayudaba a su madre e iba a el

pueblo todos los fines de semana a limpiar la tienda de “dulce y más dulce”, pero

debido a que estaba todo perdido, ya no tenía trabajo; él admiraba a esa chica, su belleza

para era indiscutible.

—Acuarela, si lo deseas, puedes trabajar en nuestro palacio—Pidió sonriendo, sus

padres sonrieron al oír la noticia—Hace falta una persona que nos de otra segunda

mano. Ya tenemos muchas, pero me gustaría que estuvieras con nosotros.

—¿De verdad?.

—No juego con la alegría de las personas, mañana mismo puedes comenzar—Aseguró

viendo por la ventana que la lluvia había parado—Debo irme, ya es tarde. En casa

deben estar preocupados.

—Gracias por su visita, espero verlo pronto por aquí otra vez—Admiró la señora

Zimbert.

Lohan asintió, le sonrió a Acuarela y se fue a su hogar.

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Al llegar al palacio abrió la puerta, su madre estaba caminando de un lado a otro con

una taza de té, al bajar su mirada a la mesa se rió, al parecer se había tomado una

docena de tazas de té, las mucamas se paralizaron al verlo, su madre levantó

rápidamente el rostro, lo miró demostrando mucha angustia, como si hubiera muerto

alguien.

—¿!En dónde estabas, Lohan Carpell!?, ¡Los guardias te han buscado por todos lados y

no aparecías! — Regañó golpeándole el pecho—¿A dónde has ido?, ¿Por qué te fuiste

de ese modo?, ¿Sabes lo preocupada que estaba?.

—¡Calma mujer!, estaba visitando a una amiga.

—¿Visitando?, ¡Lohan!, estas no son horas de visitar a nadie y menos como se

encuentra el pueblo solitario—Intuyó inclinando las cejas—¿No tienes compasión por

esas personas?, ¡han perdido todo!.

—Eso lo sé, madre, mañana iremos a ayudarlos, esa gente volverá a tener todo—Dijo

sonriendo —¡Lo prometo!.

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El más allá de Acuarela

En el palacio Carpell, el sol estaba hermoso e iluminaba el lugar, Lohan se había

cambiado su uniforme a color blanco, estaba acomodándose el cabello frente al espejo,

las mucamas entraban y salían llevando ropa, el mayordomo entró a toda prisa y se

tropezó con el gato que estaba pasando en ese momento, llevaba un pergamino bajo su

brazo.

—Muy buenos días, príncipe Lohan—Saludó sonriendo—Su madre Graciela me mando

a entregarle esto.

Estrechó la mano y le mostró el pergamino.

—¿Ahora qué dirá esté pedazo de papel?.

Lohan desenredo el lazo rojo y abrió el pergamino:

Estimado Príncipe Lohan Felipe Carpell Kelop

El pueblo solitario a caído, sentimos condolencia por las personas que fallecieron

ayer en la noche, por ordenes de mi persona, el gobernador Carlos, damos la grata

ayudado a las personas que ayer perdieron muchas pertenecías por la causa y

desconocida persona misteriosa. Ayudar a cada persona para que tenga de nuevo un

trabajo y así llevar la paz para ellos.

Se colocaran más guardias para que no vuelva a suceder de nuevo

Con todo respeto me despido con un gran saludo

Gobernador Carlos Azuleth

Primera división del pueblo Solitario

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Lohan bajó las escaleras y caminó hacia afuera, al ver a los guardias chiflados pasar

riéndose, él fue hasta ellos gritándoles, buscaron la forma de ponerse frente a él de

manera seria y sin risas.

—¡Idiotas!, venga conmigo—Propuso viéndolos—Vamos al pueblo solitario.

—Si, príncipe Lohan, usted sabe que nosotros somos sus fieles seguidores.

—¡Cállate, Juan Carlos! —Gritó el otro.

—¡Cállense los dos y vengan!.

Se escuchó una trompeta sonar a las afuera del palacio Odidrep, los guardias salieron

en orden y se colocaron a los lados de la entrada al palacio, la enorme fuente no dejaba

ver que era lo que estaba sucediendo; una carroza color negro había llegado y

estacionado, la cara de Lohan reflejaba no tener ánimos de ver a esa persona que estaba

dentro, la puerta del carruaje se abrió y bajó un señor vestido de monje, sus ojos virolos

y la enorme verruga que tenía en su cara, era una persona torpe y estúpida.

Extendió su mano para que bajará una mujer hermosa, cabello castaño claro enrulado,

cara pálida y lisa, su vestido grande de color verde agua y rosado, hacia que su belleza

resaltara; en sus manos tenía una gata de color miel de ojos enormes color verde, la gata

nunca se llevo bien con su gato Tunkenbull, caminó lentamente hacia donde la señora

Graciela.

—Buenos días, familia Carpell—Saludó esa mujer con voz fría y serena.

—¡Qué alegría ver a la que será la futura esposa de mi hijo!—Le saludó también y la

abrazó.

Esa mujer no toleraba los abrazos.

—Nos enteramos que pueblo solitario fue atacado… ¡Qué horror! —Expresó llevándose

la mano al corazón y suspiró—Deben estar sufriendo esas personas.

—¿Desde cuándo sientes compasión por los pobres? —Le preguntó Lohan desafiante.

Ella sonrió irónicamente y caminó hasta él.

—Querido, sé que nunca muestro mis sentimientos—Contestó acariciándole el rostro,

pero él se mantuvo firme—Pero mi corazón sabe lo que sienten.

—El gobernador Carlos nos ofreció ayuda para ellos—Informó entregándole el

pergamino.

—¡Oh por Dios!, esa gente está desesperada, debemos ayudarlos y….

Detrás de ellos había mucha bulla, todos voltearon a ver qué era lo qué sucedía, había

alguien presente y los guardias no le dejaban pasar.

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—¡Príncipe Lohan!, aquí hay alguien que dice conocerle —Gritó un guardia—Pero su

vestimenta es evidente de no ser por aquí.

—Dice que se llama Acuarela—Informó otro guardia.

Él sonrió alegremente.

—¡Acuarela! —Musitó aún sonriendo y dejando a un lado a aquella mujer—Déjenla

pasar.

La chica entró con la cabeza baja, llevaba unas botas marrones de tela, pantalón azul

oscuro roto en algunos lados y una camisa blanca larga, llevaba en sus manos un

maletín negro sucio y un sombrero de antonia, al llegar a la entrada al palacio, alzó su

mirada; Lohan adoraba los ojos de esa pequeña chica, no solo su color, sino la inocencia

que trasmitían.

—Buenos días, príncipe Lohan

—Buenos días, Acuarela—Saludó sonriendo y volteó hacia su madre—Ella es Acuarela

Zimbert.

Ella sonrió levemente y gesticulo rápidamente.

—La conocí en pueblo solitario—Explicó y la miró—Por casualidad de la vida nos

conocimos, también conocí a sus padres. Le ofrecí trabajo dentro de nuestro hogar,

trabaja en la tienda dulce y más dulces, pero el lugar fue atacado.

—Bienvenida, Acuarela—Expresó la señora Graciela sonriendo—Ella es la princesa del

pueblo Luz, Lizmari Tross.

—¿Acuarela Zimbert?, ¡Sé quién eres!, tu padre a menudo ha tenido el valor de ir a mi

palacio a visitar—Gruñó mirándola con desprecio—¡Bien sabe él qué no compro

porquerías!.

Todos se quedaron en silencio, Majoreck deseaba escupirle la cara.

—Miguelina, ¡enséñale a Acuarela su trabajo! —Ofreció a la mucama.

—Gracias—Agradeció ella sonriendo con tímidez—Con permiso.

—Muy bien, Lohan, tenemos que ir al pueblo, será mejor que nos vayamos de una

buena vez —Dijo Lizmari bajando las escaleras con cuidado.

El pueblo estaba todavía solo, algunas personas limpiando todo el desastre que

estaban presentes, eran pocas las tiendas que habían sido saboteadas pero importantes,

el primer lugar donde irían era a dulce y más dulce; al llegar, estaba un señor sentado

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tomando café, al verlo recordó quién era ese señor, el dueño de la tienda, bajó y caminó

hasta él.

—Buenos días….

—¿Quién es usted?, ¿Qué quiere de mí?.

—¡Tranquilo!, soy el príncipe Lohan.

—¡Perdóneme!, estoy desesperado—Expresó bajando la mirada, Lohan le tocó el

hombro, mientras este se secaba las lágrimas—Sin mi amada señora, nuestra tienda es

un desastre. Todo nuestro dinero se ha ido, no tenemos nada.

—Descuide, he venido aquí a ayudar a todos a que vuelvan a tener sus pertenencias.

—¿De verdad!, ¡Muchas gracias!.

Lizmari bajó detrás, el señor desvió su mirada hacia ella y la observó con terror; él

solo se hecho hacia atrás lentamente, sus ojos se llenaron de lágrimas y salió corriendo,

los guardias y Lohan quedaron perplejos al ver cómo abandonaba el lugar.

—¿Qué le sucedió? —Se preguntó así mismo Lohan.

—Quién sabe, en este pueblo los pobres se vuelven loco.

—¡Princesa Lizmari, esta gente está desesperada! —Replicó molesto y viéndola

¿Puedes entender eso?.

—Claro que lo entiendo, mejor vamos por otro lado—Propuso—Luego comenzaremos

aquí.

Pasaron por cada tienda entregando bolsas de mucho dinero para que pudieran obtener

de nuevo su trabajo, también escasas personas de pueblo luz, invirtieron su dinero en

ayudar a las personas; y sobre todo poder construir las tiendas que quedaron destruidas.

A la princesa Lizmari no le agradaba que Lohan ayudara a esas personas, su

pensamiento siempre era que si esas personas son pobres, es porque quisieron que su

vida fuera así.

Al regresar al palacio, el sol estaba por ocultarse, el cielo naranja sin una sola nube

que le tapara reflejaba la bella tarde, en las escaleras estaba su madre observando el

cielo, estaba en silencio y disfrutando el aire fresco, era muy amante de la naturaleza;

Lohan al verla caminó hasta ella con una enorme sonrisa.

—Listo, madre—Le aseguró—Todas las personas de pueblo solitario estaban contentas

de poder empezar a trabajar de nuevo.

—¡Que alegría escuchar eso!.

Sonrió y miró hacia los lados.

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—¿Y Acuarela?.

—Está en la parte trasera, es una gran chica, trabaja muy bien—Le confesó, él sonrió al

escuchar esa noticia—Le pedí que descansará.

Lohan caminó hasta la parte trasera, el pateo lleno de mucho césped y flores de

diferentes colores, a lo lejos estaba Acuarela, sentada sobre el césped bajo un árbol

enorme, habían muchas ardillas a su alrededor, las mariposas que la rodeaban y en sus

piernas estaba durmiendo Tunkenbull; él tomó una flor azul, las que estaban cerca de la

enorme fuente de agua.

—Mi madre me comentó que trabajas muy bien, Acuarela—Dijo, ella lo miró, sonrió y

continuó acariciando al gato—Parece que eres la única persona que le agrada a

Tunkenbull, no se lleva bien con nadie, ni con mi madre.

—Es un lindo…. gato, me gustan los animales, sobre todo los gatos—Expresó sin

mirarlo, estaba roja y la voz le temblaba—Tienen….algo especial.

—¿Algo especial?.

—Sí, los gatos son tan delicados y tiernos, tienen un espacio tan personal para ellos que

cuando los invades, se asustan—Le explicó sacando de su bolso una nuez y dándoselo a

una ardilla—Así me siento muchas veces, necesito el calor y seguridad de una persona,

pero cuando me veo invadida mucho, huyo.

—¡Qué linda expresión!, eres una chica delicada y única—Admiró tomándole la mano y

entregándole con la otra la rosa azul—¿Quieres comer conmigo ésta noche?.

—Me da pena—Musitó temblándole la mano y con la otra secándose el sudor—Más

con usted.

—Tranquila, confía en mí, no te sucederá nada—Aseguró y la miró sonriendo—No

invadiré tu espacio.

Los dos se rieron.

En el camino dentro del carruaje, cruzaron por el río que daba en dirección pueblo

luz, todo estaba en silencio y solo el sonido del agua sonar, Acuarela no había dicho una

sola palabra al salir en todo el camino, él había detallado un hábito en ella, se comía

mucho las uñas y movía mucho la pierna derecha.

Estaba contemplando las montañas en silencio, Lohan quería conversar con ella, pero

se dio cuenta que es tímida y rara vez desea conversar; él levantó su mirada hacia una

pequeña plaza abandonada, estaba t rodeada césped y estaba cerrada, siguió con su

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mirada puesta en ese lugar tan silencioso, no recuerda haber pasado alguna vez por ahí,

y si lo hizo, estaría muy pequeño, ella miró hacia donde él veía también.

—Ese lugar es bonito, aunque está muy abandonado—Espetó ella en voz baja.

—Tengo muchos años que no paso por aquí—Dijo y la miró, ella evitó su mirada—

Hasta ahora sé de la existencia de esa plaza.

—Bueno, siempre ignoramos lo que tenemos a nuestro alrededor—Le dijo viendo hacia

el otro lado— Así sea muy pequeño el detalle.

De pronto vieron un letrero que decía “Calle Kithert, número 52 del pueblo Luz” y

entraron a ese lugar por entre las rejas mientras el carruaje seguía; había muchos

negocios bien adornados, personas entrando y saliendo de hacer sus compras, en otros

lugares apostaban el dinero entre bebidas y risas.

Acuarela se llevó la mano al corazón y sentía que le faltaba el aire, comenzó a mover

más la pierna y sus músculos se tensaron, su cara demostraba que algo le estaba

molestando, quizás el lugar en donde estaba no le agrada estar, sobre todo al saber que

era el pueblo de los ricos.

—¿Te encuentras bien, Acuarela? —Inquirió viéndola preocupado—Si

quieres…podemos salir otro día.

—No, todo está bien, solo que cuando hay mucha gente me incomodo—Explicó

suspirando y echándose aire, sentía calor—La gente a veces es escandalosa, hacen

mucho ruido. Odio el ruido.

—Si quieres salimos otro día—Intuyó de nuevo.

—No te preocupes, yo sé adaptarme a las situaciones.

Llegaron a un restaurante de mucho lujo y pequeño llamado “Lo mejor de la comida

para ti”, entraron, había pocas personas riéndose y disfrutando sus conversaciones,

otros apostando dinero jugando cartas, la mente de Acuarela dijo “siempre sucede esto

cuando uno va a un restaurante de lujo, la gente ama mucho el dinero y no entiendo el

porqué”.

Se sentaron y llegó el mesonero con unas cartillas para ambos, mientras les servía

agua, ella estaba nerviosa y tomó rápidamente, mientras veía la cartilla, nunca le agradó

la idea de comer con personas desconocidas, por eso quería escoger lo más sencillo, una

pizza, Lohan le encantaba comer mucho, pediría un plato enorme de arroz con pollo.

Dejó la cartilla y desvió su mirada a Acuarela, quién estaba con la cabeza baja y en

silencio, seguía callada y su mirada serena, él la estaba detallado fijamente, era una

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chica que en más allá de su apariencia física tenía un don, la tolerancia y aceptación; él

sonrió y ella levantó su mirada apenada, sin entender por qué sonreía de esa manera.

—Cuéntame, Acuarela—Conversó—¿Tienes muchos amigos?.

—No muchos, solo unos cinco, trabajan en diferentes negocios de pueblo solitario—

Contestó en voz baja—No me apetece tener tantos amigos, no hay suficiente confianza

entre los seres humanos.

—Tienes mucha razón.

—Todos deseamos tener un amigo, pero pocos conocen el significado de esa palabra.

—Si deseas postre, puedes escoger.

La gente a un lado seguía jugando y de pronto gritaron, al ver que uno de los hombres

había apostado cierta cantidad enorme y ganó, mientras bebían whisky, la cara de

Acuarela hizo un gesto de desagrado y continuó viendo la cartilla, Lohan notó su

incomodidad, deseaba conversar más con ella, pero su mirada demostraba no querer

hablar mientras se encontraban esas personas ahí presentes.

Estuvieron en silencio ambos, él no sabía que decirle o comunicarle, mientras ella

seguía viendo la cartilla, llevaba desde hace diez minuto viéndola, pero su mirada estaba

ausente a veces, el mesero venía desde el fondo con una canasta de panes y mantequilla.

—¿Que desean pedir? —Preguntó el mesonero viéndolos.

—Pediré esto—Indicó señalando para que anotara y luego la miró a ella—¿Y tú,

Acuarela?.

—Sencillo, una pizza, por favor.

—¿Nada mas eso? —Inquirió Lohan viéndola—¿Segura no deseas algún postre?.

—No, gracias.

Bajó su mirada y comenzó a jugar con la servilleta, escucharon a otras personas

entrar, estaba elegantes, los hombres con sus costosos esmoquin y relojes, mientras las

mujeres llevaban vestidos largos rojo y vino tinto; voltearon su mirada al ver a Lohan.

—¡Oh!, pero si es el joven príncipe Lohan, ayudante de los pobres—Saludó el más vieo

con voz chillona. Era un hombre de mucho dinero.

—Buenas noches, señor Pertilk—Saludó también extendiendo su mano—¡Qué

agradable verlo a usted por aquí!.

—El placer es nuestro, ella es mi futura esposa—Dijo presentándole a la chica rubia, era

muy joven para él—Ellos son los hermanos.

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—Mucho gusto—Les sonrió y volteó hacia Acuarela—Ella es Acuarela, vive a las

arribas de las colinas escondidas.

Ellos la miraron apáticamente, ella solo les sonrió y bajó su mirada de nuevo.

—¿Una chica pobre entre nosotros? —Protestó con desprecio aquel hombre, Lohan

inclinó las cejas—¡Lohan!, que desperdicio.

—Sí, eres un chico que merece estar con los de tus iguales—Propuso la chica rubia y la

miró—No con otro tipo de clases.

Acuarela miró hacia otro lado, tratando de no escuchar lo que decían.

—¡Basta!—Gruñó viéndolos fríamente— Acuarela es mi amiga, trabaja para nosotros a

en el palacio cómo mucama.

—¡Es una limpia piso!—Expresó el otro chico riéndose.

Todos se rieron, Acuarela se levantó rápidamente y corrió hacia el baño.

—Creo que se nos pasó la mano—Musitó la chica y lo miró—Ve a consolarla, es muy

rara esa chica.

—Los raros son ustedes.

Todos levantaron ambas cejas sorprendidos.

—Lo importante es que alguien te quiera o amé, no por tu dinero—Musitó con voz fría

y serena, ellos tragaron saliva y estaban pálidos—Cuándo ustedes mueran, todo se

esfumará de sus manos. Con permiso.

Ellos siguieron de largo, mientras Lohan se sentó sin ánimos de nada, habían

humillado a Acuarela frente a él y no pudo hacer más nada, solo expresar su

incomodidad referente a sus comentarios peyorativos, por su culpa ella está llorando

dentro del baño y tampoco puede buscarla ahí dentro.

A los pocos segundos ella venia saliendo del baño, se sentó frente a él sin decir una

sola palabra, él no quería levantar su mirada, se sentía apenado con todo lo que había

pasado, no sabía cómo preguntarle si deseaba irse e ir a otro sitio.

—Perdóname, ellos suelen ser así, no fue mi intención hacerte sentir mal….

—Descuida, para mí las palabras son un aire que pasa—Dijo interrumpiéndolo—Al

final todos somos iguales, solo que con diferentes pensamientos y corazones.

Él levantó las cejas impresiona, ella estaba jugando con los cubiertos mientras

esperaban la comida; el mesonero llegó, él comenzó a comer primero, pero ella esperó

que él se distrajera y no la observará comer, su mirada se desvió en sus pensamientos y

comió tranquila.

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Al terminar, los dos salieron de ese lugar que se llenaba cada vez más de personas,

en el camino para subir la larga colina, la acompañó hasta su casa, no había dicho una

sola palabra durante la subida, intentó buscar un tema de conversación antes de entrar a

su casa.

—Acuarela… ¿puedo preguntarte algo?.

—Sí, claro.

—¿Tu eres así de callada? —Preguntó curioso—¿Tímida?.

—No soy una persona que sepa hablar o de que conversar—Explicó viéndolo—

Digamos que me gusta estar en un total silencio, siempre estoy en una laguna de mis

pensamientos.

—¿Puedo saber que son esos pensamientos?.

—Es complejo de explicar, son míos, no quiero compartirlos con nadie—Pidió

desviando la mirada—A menos que esa persona me trasmita confianza.

—¡Admiro tu manera de pensar!.

—No me admires, soy así, es mi personalidad—Dijo llegando a la puerta de su casa—

Hasta aquí nos trajo el viento. Gracias por la cena.

—Espero verte mañana—Exclamó sonriendo—Me encantaría verte de nuevo.

—Hasta mañana, príncipe Lohan.

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3

No hay diferencia, todos somos iguales

En la mañana del día siguiente, Lohan despertó por los lamidos que le estaba dando

Tunkenbull en su rosto, estaba medio dormido, se despertó al ver que el reloj de su

cama daban las 7:42AM; se arregló para bajar a desayunar y su madre estaba leyendo el

periódico, donde salía lo que había pasado hace días en el pueblo solitario.

Se sentó en silencio, a su madre no le gustaba que la interrumpieran mientras leía,

Majoreck estaba a su lado con un carrito colocando la comida sobre la mesa, su madre

soltó lo que leía bruscamente y se llevó la mano a la boca rápidamente.

—¡Hijo! —Expresó—¿En qué momento llegaste?.

—Estabas concentrada y no te diste cuenta que estaba aquí presente.

—Lo siento.

—¿Acuarela no ha llegado?.

—¿Se te olvida que ella entra a las nueve?.

Lohan sonrió y su madre levantó una ceja.

El día era húmedo y frio, el cielo amenazaba lluvia, se paseó por la parte trasera de su

pateo, a su lado estaba Tunkenbull, Juan Carlos y Fernando al verlo sonrieron

chorreándoseles en la ropa una taza de chocolate caliente, de pronto escuchó varias

voces venir del palacio, salió corriendo hasta el lugar y en frente estaba Acuarela

llegando.

—Buenos días, príncipe Lohan.

—Acuarela, buenos días—Le saludó alegre—Me da mucho gusto verte.

—¿Qué debo hacer hoy?.

—Ven conmigo, te diré cual será tu trabajo.

Los dos subieron, era la primera vez que ella subía, estaba detallando los otros

cuadros que tenía la casa, por un momento casi chocaba con una mesa que estaba a un

lado, llegaron a la habitación de él, todo estaba arreglado, solo lo que estaba

desordenado era el armario.

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—Cómo eres mi amiga, te dejare lo más sencillo, solo tienes que limpiar la parte de

abajo.

—De acuerdo.

—Te dejo entonces.

Estuvo todo el día ocupado, había hecho muchos papeles para ver quiénes continuar

ayudando a las personas que aún necesitaban ayuda y darles un fondo de ahorro, por si

acaso volviera a suceder nuevamente, luego salió a pueblo luz más ayuda, pero muchos

se negaron, escasos decidieron dar donaciones y una de las personas principales que se

negó, fue Lizmari.

Todo el día lo tuvo agitado y estresado, solo puedo descansar a la hora del almuerzo,

su madre le insistía que “se relajara”; pasó varias veces a donde se dirigía Acuarela para

verificar que estaba bien y en casa, por otro lado Majoreck estaba ayudándolo con todo

lo que podía, varias veces se le cayeron los papeles de las manos cada vez que bajaba

las escaleras, eran demasiados.

A las seis en punto, por fin pudieron descansar para ir mañana a entregar copias a las

personas de los negocios, Lohan en casa había pedido un profiterol dentro de caja y fue

hasta la parte trasera, ahí estaba Acuarela, de nuevo sentada bajo el árbol con

Tunkenbull, mientras ella le daba vueltas a una flor.

—Supuse que te encontraría aquí.

—Solo estoy descansando, me gusta este lugar.

—¿Estar siempre sentada debajo de un árbol?.

—Sí, me da paz y tranquilidad—Afirmó sin verlo—Es muy bonito y silencioso estar

aquí.

—¡Te traje esto! —Dijo entregándole el dulce—Espero te guste.

—Gracias.

Ella lo aceptó mientras seguía dándole vueltas a la flor, estaba callada, Lohan se sentó

al lado de ella, viendo como las aves pasaban por el cielo, pero el silencio le estaba

incomodando.

—¿Por qué siempre tan callada?.

—Siempre soy así.

—Lo sé, solo que a veces me incomoda.

Ella seguía dándole vueltas a la flor, su mirada estaba fija.

—Te gustan mucho las flores.

Page 21: Un príncipe con falta de amor - Astrid Díaz Reyes

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—Las pequeñas más que todos, las grandes igual, pero las pequeñas me encantan.

—Si quieres mañana…puedes podar las flores que están allá—Dijo señalando el jardín

de flores—Ni siquiera las mucamas les gustan las flores, dicen que es un trabajo

delicado. Sobre todo las pequeñas.

—Bueno, por eso me gustan las rosas pequeñas, son delicadas, así suelo ser yo, muy

delicada

Lohan se quedó en silencio.

—Ya debo irme, se hace tarde—Dijo ella levantándose.

—Si quieres te puedo acompa….

—No gracias, estoy bien—Agradeció sonriéndole—Nos vemos mañana.

Los dos se despidieron en la entrada del palacio y ella caminó con paso suave

mientras se iba alejando, él esperó qué ella cruzara, se dio media vuelta y frente a él

estaba Majoreck, quién lo miraba con picaría y sonreía de medio lado.

—¡Majoreck! —Exclamó molesto—¿Por qué apareces como un fantasma?.

—Últimamente estás muy pendiente de todo lo que hace la joven, Acuarela.

—Es mi amiga—Intuyó—Cualquiera se preocuparía.

—Amigo, soy mayor que tú, sé lo que sucede en ti—Dijo mirándolo y colocando su

mano en el hombro de Lohan—Te gusta Acuarela.

—Eres mi amigo, pero no puedes reconocer mis sentimientos—Replicó sonriendo

levemente—Es mi amiga y no creo que una chica tan hermosa y dulce cómo ella, se fije

en alguien como yo.

—¿Pero tú sí en ella?.

—No—Insistió—Deja de pensar cosas que no son.

—Bueno…esa chica, Acuarela, es rara.

—Es tímida, es todo—Le aclaró molesto, detestaba que la ofendieran en su cara—Deja

de pensar cosas entre nosotros. Solo hay una bonita amistad.

El lunes en tarde, Lohan fue a pueblo solitario a entregar más papeles y dinero a

quienes aún estaba en la espera, estuvo una hora ayudando y recomendando cómo

construir los negocios, ya otros negocios habían construido y estaban listos para abrir; al

regresar a su hogar, se anunció la fecha del día de la boda junto a su prometida, Lizmari

Tross, todos estaban felices y contentos, la única persona que no le apetecía estar ahí

presente, era Acuarela.

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Pasaron los días y el viernes por la mañana había mucha gente abajo en el palcacio,

todos estaban arreglándole el vestido de novia a la princesa Lizmari; la boda seria

dentro de un mes; Majoreck desde un lado se reía al verla con ese vestido, parecía una

fantasma con tantos adornos blancas qué llevaba encima, Lohan no podía entrar, así qué

se fue a la cocina a buscar agua, al observar por la ventana, estaba Acuarela arreglando

las flores, pero estaba siendo molestada por Juan Carlos y Fernando, él salió verificar

qué sucedía, esos dos idiotas no suelen tratar bien a nadie, al salir, solo escuchaba la risa

estúpida de aquellos dos.

—¿Qué le están haciendo a Acuarela?.

—Nada, príncipe Lohan—Respondió Fernando—Usted sabe qué nosotros respetamos a

las mucamas.

Él sacó su espada y se la puso a Fernando en el cuello.

—Si llego a saber que alguno de ustedes la están molestando—Gruñó apretándole el

cuello—Júrenlo que ésta espada se las clavare en la boca. A ambos.

—No hace falta que los amenace—Calmó Acuarela, ella lo tomó de la mano y bajó la

espada—No les hago casos a personas absurdas.

—¿Está viendo? —Inquirió Fernando molesto—¡Ella no le hace caso a nuestras

palabras!.

—Pero estaban molestándola—Gruñó y lo soltó del cuello—Ahora, cuento hasta tres y

no los veo aquí. Van dos y medio.

Los dos corrieron rápidamente perdiéndose en el palacio.

—Acuarela, discúlpame—Le dijo desanimado y guardándose la espada—Ellos no

suelen ser así, no sé para qué te molestan. Si vuelve a suceder, tú solo…

—No te preocupes, como te dije, todos somos iguales, solo que con corazones y mentes

diferentes—Dijo cerrando la reja y sonriéndole—Me da igual lo que ellos pudieran

decir de mí, no veo diferencia entren nosotros los seres humanos, solo que la gente no

es tolerante.

—Tienes razón.

—No tengo razón, es la realidad, siempre es así—Replicó caminando hacia el palacio—

¿Cuándo es la boda?.

—Dentro de un mes, si te soy sincero, la verdad….no me quiero casar con Lizmari, ella

no tiene lo que yo busco—Confesó yéndose con ella—Necesito amor, seguridad,

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cariño, quiero a alguien que me entienda y sepa aceptar las diferencias; no a alguien que

se cree superior a las demás personas.

—Es muy difícil encontrar a una persona que te acepte por ser diferente y te entienda,

como te dije, las personas no son tolerantes, es raro encontrar a alguien—Intuyó

llegando a la entrada—Eres un príncipe con falta de amor.

—Sí—Afirmó suspirando y la observó—¿Cómo lo sabes?.

—Porque todos necesitamos amor—Respondió dándose media vuelta y mirando el

piso—Recuerda esto, la belleza no está en el físico, sino en el corazón de la persona, en

el alma pura que trasmiten sus ojos. La belleza reside desde adentro, no desde afuera.

Lohan quedó en silencio y sonrió.

—Eres muy diferente al resto de las personas—Admiró—Con un corazón y mente

diferente.

—Así dicen mucho, pero nadie ve más allá de mí, solo lo que sus ojos piden ver—

Replicó viéndolo a los ojos y sonrió—Hasta el lunes, príncipe Lohan.

—Llámame solo Lohan, por favor—Pidió sonriéndole y le besó la mano—Hasta el

lunes.

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4

Una noche en el que el príncipe, encuentra a su verdadera princesa

Venían entrando a palacio Lohan y Lizmari, los dos vestidos de novios, se pararon

frente a la fuente mientras el padre daba las oraciones, al culminar se dieron un pequeño

beso, entre vivas y aplausos todos celebraban el nuevo matrimonio, de pronto una luz

blanca apareció, dos ojos se abrieron rápidamente, eran los de Lohan, había tenido un

sueño; estaba sudado y su reloj marcaba las ocho en punto, se levantó rápidamente de la

cama y bajó a desayunar.

Su madre estaba marcando una lista grande de todo lo que necesitarían para la boda y

lo que no, Majoreck por otro lado, le proponía lo que necesitaban como segunda opción,

él estaba en silencio escuchándolos y escuchó la voz de Acuarela afuera, quién había

llegado y empezaría a trabajar; su mente le daba vueltas con lo que le dijo Majoreck “Te

gusta Acuarela”.

Él no pensaba que le gustara, admiraba a esa chica por su pureza y delicadeza que

trasmitía, eran solo amigos, tenía una curiosidad atrapada en su mente que no quería que

saliera, porque era saber si ella tenía a alguien a su lado, así que se dirigió a la parte de

arriba a preguntarle y ahí estaba ella limpiando unos adornos, su mirada demostraba

estar en sus pensamientos.

—¡Acuarela! —Le saludó contento—!Qué alegría verte aquí!.

—Buenos días—Respondió sin voltear.

—Qui…quisiera preguntarte algo—Tartamudeó—¿Puedo?.

No volteó, continuó limpiando.

—Continuaré—Dijo y suspiró—¿Tú…estás con alguien?.

Ella seguía limpiando.

—Disculpa si…

—No, tranquilo, no eres el primero que me pregunta esos temas directamente.

—Si te molestó….

—No, no tengo a nadie—Contestó ella rápidamente viéndolo—Es muy difícil encontrar

a alguien que te quiera por quien eres, y sobre todo te acepte.

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—No todas las personas somos así.

—Lo sé, pero es difícil, ¿no crees?.

No se había percatado qué Acuarela llevaba su cabello recogido, su larga cola de

caballo la hacía ver más hermosa y preciosa de lo que es, se acercó a ella con paso

suave, pero frenó al ser interrumpido por los gritos de su madre en la parte de abajo.

Ella se desvió hacia otra mesa y él dio otra vista a su cabello por última vez; bajó

rápidamente y su madre estaba dando sermones, le molestaba que hiciera eso, parecía

un perro atacando a un desconocido.

—¿Qué sucede?.

—Ay hijo, es que acaban de informarnos que la pastelería del pueblo Luz no podrá

hacernos el pastel—Informó desanimada—Tienen muchos por hacer.

—Podemos pedirles a pueblo solitario que lo haga—Propuso Majoreck.

Todos voltearon hacia él.

—¡Buena idea! —Le admiró Lohan.

—El problema es que quizá cómo ellos están empezando, no tendrán muchas cosas que

ofrecernos—Replicó su madre sin ver esperanzas.

—No importa, lo que importa es tener todo para el día de la boda, quedan pocas

semanas—Les recordó Majoreck—¡Debemos apurarnos!.

Mientras los demás comentaban en susurros lo que esperarían para el día de la boda,

Lohan fue a hablar con Majoreck.

—También tenemos que hacer el cumpleaños de mi madre—Le susurró al oído—

Podemos darle una cantidad extra a nuestros amigos.

—La pastelería Larureram, es la mejor de pueblo solitario—Comentó y comenzó a

chuparse los dedos—Sobre todo, las exquisitas galletas de chocolate que preparan.

—Iremos para allá entonces.

Los dos montaron a caballo para pueblo solitario, en el bosque escucharon una

carroza pasar a toda velocidad, no pudieron reconocer quién era, quizás alguien que

estaba perdido, pero nadie se perdía por esos lados, incluso un malhechor sabría

reconocer ese lugar; pensaron en perseguirlo, pero se estarían arriesgando mucho.

Al llegar, ya todo estaba en mejores condiciones, la pastelería se encontraba al final

de la calle, se detuvieron, se bajaron y entraron, varias personas saludaron con alegría a

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Lohan, pidieron todo lo que querían para el día de la boca, a él le incomoda saber

cuándo que se acercaba el día y no le apetecía ni deseaba un futuro al lado de Lizmari.

Siempre su mente decía “ella no, ella no”, salieron de nuevo directo al palacio, en un

lado estaba una carroza, una mujer con vestido azul agua, parece que le estaba

regañando a alguien, al verla de perfil, era su prometida, se detuvieron por un momento

y escuchaban a un señor decirle “por favor, princesa de Luz, entiéndanos”.

—¿Qué sucede?.

—Esta gente que les estoy insistiendo en qué deben apurarse con este lugar y dicen que

tardaran varios meses—Gruñó mirando al señor con desprecio—Debería darles

vergüenza. ¡Mucha gente aquí ha empezado a montar sus negocios!.

—Debe entendernos—Intuyó el señor con serenidad—Las joyas y cadenas de oro

vienen de afuera. Eso toma tiempo.

—¿Tiempo?, ¡Se nota qué no es exigente!—Replicó el virolo que siempre estaba con

ella. Hablaba por la nariz.

—¡Espero que dentro de tres días estén listo! —Recalcó furiosa y escupiendo saliva—A

pesar de que este pueblo mugroso y vil es súper pobre, parece ser el único lugar que

venden las mejores joyas y cadenas.

—Está echando espuma por la boca—Susurro a un lado Majoreck.

—¡Princesa Lizmari, suficiente!—Regañó Lohan bajándose del caballo y caminó hacia

la ventana—Dales tiempo, para todo se necesita tiempo.

—Muy bien, de todas formas el sábado es la fiesta de mi suegra—Dijo mirando desde

su hombro a ese hombre—Espero que para el viernes, tenga unas buenas joyas.

Lizmari bajó la cortina y se fue dejando un aire de calor y malas energías.

—¡Me molesta que ella haga eso!

—A mí siempre me ha molestado, sobre todo cuando habla—Replicó Majoreck

riéndose—Parece una gallina cacareando.

A la hora del almuerzo, Lohan invitó a Acuarela a comer con ellos, ella solo quiso

comer arroz y carne, no le apetecía comer todo lo que había en la mesa, su madre

miraba a su hijo y calificaba tanta amabilidad de su hijo hacia ella anticuada, él no quiso

que ésta tarde ella trabajara, pero estuvo mostrándole la cantidad de obejtos que tenía en

su habitación.

Todo lo que había era de mucho lujo, reloj, camas, ropa, lámparas, hasta el peine era

de alto valor, en la tarde a las cuatro, él había pedido mucho postre y los dos comieron

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en el balcón, Lohan siempre buscaba la manera de conversar con ella, pero ella siempre

respondía de manera clara y corta; después de haber terminado, Tunkenbull vino

corriendo hacia donde ella y se acurrucó en sus piernas.

—Que gracioso, Tunkenbull se encariñó contigo.

—Sí, así es.

—¿Te gustó la tarde?.

—Sí, gracias.

—¿Las cosas que te mostré?.

—Sinceramente no.

Él quedó petrificado.

—¿Puedo saber el por qué?

—Lo material no es nada, lo qué vale más dura menos, y digamos que a mí los objetos

de tanto valor no me gustan para nada—Aclaró acariciando a el gato—Tampoco me

gustan las cosas monótonas. Conversaciones vacías.

—Bueno…las personas de pueblo Luz, tienen conversaciones vacías—Musitó

viéndola—Dinero, política y lujos. Así giran sus vidas.

—Sí, siempre es así.

—Ya es hace tarde—Dijo mirando su reloj—¡Te acompañaré!, y no acepto un no cómo

respuesta.

La carroza partió, desde su habitación, la señora Graciela estaba viéndolos alejarse,

en el camino solo el sonido de los grillos se escuchaba, Lohan estaba viendo hacia el

cielo quién sonaba con los truenos, pronto caería una gran lluvia; Acuarela solo estaba

viendo el piso, al llegar caminaron hasta la pequeña casa, ella iba a entrar pero esté la

tomo rápido del brazo y ella volteó asustada.

—¡Disculpa!, no quise hacerte daño, solo quería decirte que estas invitada al

cumpleaños el sábado de mi madre—Informó escondiendo las manos detrás de su

espalda —Pueden venir tus padres.

—Gracias por la invitación—Dijo, abrió la puerta y lo miró—Hasta mañana.

—Cuídate, buenas noches.

Ella cerró la puerta, él se quedó viendo la puerta fijamente y en su mente recorrió un

mar de pensamientos y momentos que ha vivido con Lizmari y de pronto otro mar de

pensamientos pero con Acuarela, pegó un brinco al sentir que su corazón latía con

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mucha fuerza, se llevó la mano directamente a él y su mente repitió una y otra vez “Te

gusta Acuarela”

Cada vez que repetía eso, su corazón pegaba contra el pecho y cómo si quisiera salir,

parece que Majoreck estaba en lo cierto; caminó hasta la carroza en silencio, con una

mirada serena sin decir nada, el señor del carruaje pensó que algo le había sucedido, las

enormes gotas comenzaron a pegar sobre el vidrio, entró y se volvió a llevar la mano al

corazón, mientras su mente susurro “Creo… que he encontrado a la princesa que

siempre he estado esperando…Acuarela”.

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5

Cumpleaños de la señora Graciela y el anillo de oro robado

Los días fueron pasando, Lohan se acercó a Acuarela con detalles pequeños, una

cartera en forma de sapo, una libreta, una flor, enormes bombones, su madre había

notado esos detalles sin que él se percatara, su mente dijo “Creo que aquí no habrá

boda”, ella dejaba de hacer sus deberes porque él se lo pedía, aunque ella le insistía en

que “su trabajo debe cumplirlo”.

El sábado en la mañana a las ocho, llegaron muchos carruajes de lujos, de otros

pueblos más lejanos, Clareck, Lurmath, Kimkorelup, Ortopira, y otros más, muchos

mesonero y otros carruajes trayendo todos los pedidos, el enorme pastel debieron

llevarlo con cuidado, media dos metros; todo el jardín quedo lleno, Lohan recibió a

todas las personas con un cálido abrazo y enorme sonrisa, Majoreck se aprovechaba d

comerse los dulces cuándo todos se distraían.

Cuando estaba afuera probando un majar, observó desde lo lejos una chica entrar,

parce que llevaba una ropa normal al resto de la personas, quienes criticaban su

vestimenta en susurros, al observar bien, era Acuarela, llevaba una camisa roja sin

mangas, pantalones azul celeste y unos zapatos marrones, él sonrió y caminó

rápidamente hacia ella.

—Buenos días, Acuarela.

—Buenos días, Majoreck.

—Pensé que vendrías con tus padres.

—No, ellos iban hoy a visitar a mis tíos.

—Que lastima, la señora Graciela quería conocerlos—Dijo colocando su mano en el

hombro de ella—Vamos, entremos.

Todos estaban reunidos en el salón grande, con copas en las manos, las mujeres con

vestidos amarillos, rojos y azules bordados en diamantes, los hombres con esmoquin

azules, negros y marrones; Acuarela al entrar llamó la atención de todos, se quitaban del

camino al verla para murmurar “¿Esa chica quién es?”, “No lo sé, pero no es de nuestro

clase”.

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Ella se llevó la mano al corazón, tenía mucha taquicardia y las voces de la gente

murmurando también le estaban aturdiendo la cabeza, respiro hondo para calmarse,

mientras Lohan estaba conversando con los padres de Lizmari, volteó su mirada y al

verla sonrió, fue hasta donde ella y ella al verlo, se calmó, se sentía segura con él

estando ahí presente.

—Señores Tross, ella es Acuarela Zimbert—Los llamó—Vive a las arribas de las

colinas.

—Mucho gusto, soy Mireyi Salp—Se presentó la mujer de cabello hondulado y señaló

al señor de piel pálida—É es mi esposo, Ángel Tross.

—Mucho gusto—Gesticuló ella sonriendo levemente.

—¿Tus padres? —Preguntó la señora Graciela detrás.

—Fueron a donde unos tíos, espero me disculpe.

—¿Quieres alguna bebida? —Preguntó Majoreck ofreciéndole una copa.

—No gracias, no suelo beber.

Las personas se acercaron a alguien que venía entrando, era Lizmari quién había

llegado, a su lado estaba el gobernador Carlos Azulet, un señor mayor de cabello color

nieve, con una enorme nariz y llevaba lentes puestos,caminaron hasta donde se

encontraba reunida la familia Carpell y Tross.

—Buenos días a todos—Saludo el señor Carlos.

—¡Qué hermosa mañana!, perfecta para este día—Dijo Lizmari tomando una copa—No

lo crees, querida suegra.

Cuándo iba a tomar, casi se ahoga con el vino, su mirad se clavó en Acuarela, quién

estaba viendo el piso distraída.

—¿Qué hace ella aquí?.

—Yo la invité—Replicó Lohan.

—Acuarela, ¡Qué gusto verte!—Expresó el gobernador sonriéndole—Siempre que iba a

dulce y más dulces, te observaba acomodar los estantes. Eres muy trabajadora.

—Parece ser que no tenías nada de dinero o que ponerte—Criticó Lizmari sonriendo

sarcásticamente—La manera en que viniste, te hacia fácil objeto para la vista de ojos

expertos.

Todos miraron mal a Lizmari, inclusive sus padres.

—Acuarela, ven conmigo, hay postres en aquella mesa—Pidió Majoreck yéndose con

ella.

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—¿Qué es lo que te pasa?—Preguntó Lohan, estaba rojo de ira—¿Por qué la tratas así?.

—Se lo merece, y tu culpa sobre todo al haberla invitado—Contestó con ironía y

mirándolo—No tiene por qué estar aquí entre nosotros.

—¿Por qué no?.

Los dos se miraron fríamente, ella sonrió y se fue hacia otro lado.

La señora Graciela indico a diez guardias que vigilaran la parte de arriba, los

mesoneros subían a llevarles postres y bebidas, y en la parte de abajo otros diez más al

igual que afuera, un señor a un lado tocaba música suave en el piano, todos estaban

conversando, pero eran esas pláticas vacías; Acuarela estaba paseando de un lado a otro

y su mente dijo “Parece que no tienen otra cosa de que hablar, hablan de muchos temas,

no se profundizan en uno solo”.

Tunkenbull pasó rápidamente escapando de la gata de Lizmari, ella se preocupó y

salió corriendo llamando la atención de algunos; durante todo el día las personas

estuvieron conversando, comiendo, bebiendo, era repetitiva la escena, Lohan buscó con

la mirada a Acuareka, pero no daba con el paradero de ella, parece que se hubiera

desaparecido o quizá se fue al sentirse incomoda con toda esa gente.

Él salió a buscarla, pero no estaba, su única idea fue encontrarla debajo del árbol en

la parte trasera y al salir aceptó; ella estaba ahí, pero parece que estaba haciéndole algo,

caminó y estaba Tunkenbull en sus piernas, rasguñado en una pata y se agachó

preocupado.

—¡Oh no! —Expresó triste—¿Qué le sucedió a mi gato?.

—La gata de Lizmari lo atacó, salí corriendo a que lo dejara tranquilo—Informó

sonriendo y mostrándole un brazo rasguñado—Salimos los dos lastimados.

—Esa gata nunca me ha gustado—Exclamó sentándose—¿Cómo sabias que lo iba a

atacar?.

—Soy cómo los gatos, huyo cuándo siento el peligro.

—Comprendo—Dijo observando que Tunkenbull se estaba quedando dormido—

Disculpa por el mal carácter que tuvo mi prometida contigo. No sé porque esa actitud de

ella.

—Descuida, como te dije una vez, las personas no toleran las diferencias.

—¿Quieres comer o tomar algo?, si quieres después nos devolvemos.

—Sí, tengo sed.

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Los dos entraron y escuchó otra familia entrar, eran los Parkecthop, eran los más rico

de pueblo luz, los que más tenían dinero y una bañera repleta de tanto dinero, al

terminar ambos de tomar jugo, él les presentó a esas personas a Acuarela, eran los

únicos que no la criticaron, aceptaban y admiraban que trabajará dentro del palacio;

Lizmari desde un lado estaba observando la escena y estaba echando chispa por los

ojos.

En la tarde era el banquete, Acuarela solo fue a almorzar y volvió al árbol, todo el

día estuvieron los dos afuera conversando a gusto; la noche fue cayendo y el pastel

grande fue sacando, todos se colocaron en círculo, comenzaron a cantar y aplaudir,

cuándo todo culminó la señora Graciela sopló la vela.

Muchos aplausos se escucharon, de pronto unas trompetas sonaron afuera, algo

estaba o había sucedido, venían entrando los guardias en filas, Juan Carlos y Fernando

bajaron rápidamente, se tropezaron en un escalón y cayeron rodando, lo cual resultó un

espectáculo de risas.

—¿Por qué tanto alboroto? —Inquirió Lohan viéndolos.

—Nos acaban de informar nuestros compañeros de afuera que han robado aquí dentro—

Respondió el guardia de la trompeta.

Todos murmuraban “¿un ladrón aquí?”.

—¿Qué se han robado?—Preguntó la señora Graciela con la mano en el corazón.

—Se han robado el anillo de oro que le dio su esposo cuando se casaron—Contestó

Fernando.

—¿Quién puedo haber entrado?, ¿Ustedes no estaban vigilando? —Preguntó el señor

Tross.

—¡Yo sé quién fue y estoy segura!—Gritó Lizmari colocando su copa sobre la mesa y

desvió su mirada hacia una persona—Fue la mugrosa de Acuarela.

Todos voltearon hacia ella.

—¡Un momento!, ¿cómo puedes estar segura? —Desafió Lohan molesto.

—No puedes juzgar sin pruebas—Replicó Majoreck.

—¡Tú cierra la boca! —Gruño Lizmari viéndolo con desprecio.

—¡Gruñona sangrona! —Susurró en sus labios Majoreck.

—Fue la que estaba excluida de aquí, estuvo casi siempre en la parte trasera.

—Entonces igual soy un ladrón, porque yo estuve con ella varias veces—Replicó Lohan

defendiéndola.

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—Igual yo—Dijo Majoreck, Lohan lo miró y levantó una ceja—Bueno, muy poco.

—Querido, no la sigas defendiendo—Insistió y la señaló—Guardias, revísenla.

Los guardias, revisaron sus bolsillos y efectivamente estaba el anillo de oro.

—¡Esperen un momento!, aquí hay un error—Intuyó Lohan, pero Lizmari lo

interrumpió.

—No hay ningún error, ahí está la prueba—Dijo sonriendo irónicamente—Saca tu

lógica, querido, una chica de pobre en medio de tanta gente rica, ¿para qué nuestros

iguales necesitarían algo de tanto valor?. ¡Tenemos dinero!.

—Pero….se…..señora Graciela—Musitó temblando Acuarela y viéndola—¿Para qué

querría yo su anillo?.

—¡GUARDÍAS!, ¡LLEVENSELA! —Bramó Lizmari feliz.

Los guardias se la llevaron, Lohan gritó quó no se la llevaran, Majoreck lo tomó del

brazo rápidamente y todas las personas susurran lo que había pasado, entre voces y

voces se escuchaba “!es una ladrona!”; todos se despidieron sintiendo vergüenza por lo

que había sucedido, otros gritaban que no la dejarán libre y otros que la ejecutarán.

Los escasos pidieron que la dejarán libre y que todo esto ha sido un error, los

carruajes se fueron yendo poco a poco, Lohan espero que todos se fueron y entró

furioso, pateó todo lo que tenía a la vista, golpeando y lanzando, su madre le gritaba que

controlará sus impulsos, nunca lo había visto tan molesto.

—¡LOHAN CARPELL!, ¡CÁLMATE! —Bramó su madre molesta—Deberías darle las

gracias a tu futura esposa, porque sin ella…

—Madre, ¡Deja de defenderla!—Gritó volteándose hacia ella, estaba rojo cómo un

tomate—NO ME VOY A CASAR CON LIZMARI, NO QUIERO A ESA MUJER A

MI LADO. ES UNA VIBORA.

—Pensamos igual—Musitó Majoreck.

—Hijo, ¿has escuchado lo qué acabas de decir? —Regañó su madre sorprendida—

¡Desprecias a una mujer que nos ha salvado!.

—¡MADRE, DEJA LA NECEDAD! —Bramó molesto, las mucamas se asustaron.

Su madre respiró y le mandó una cachetada.

—¡No me vuelvas a alzar la voz, Lohan Felipe!—Gruñó con la mano en la cabeza y

comenzó a caminar hacia otro lado—Quiero té, ¡rápido!.

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Todos salieron, excepto Majoreck, Lohan estaba echando chispas, sentía un vapor

salirle desde la punta de los pies hasta la cabeza, Majoreck caminó hasta la mesa, sirvió

whisky y se lo entregó, pero Lohan no quería nada, estaba lleno de ira e indignación.

—Amigo, tengo un presentimiento—Dijo Majoreck alejándose para evitar un golpe—

Lizmari tiene que ver con todo esto. La joven Acuarela, sí, es una chica rara, poco

sociable por lo que demuestra, pero nunca sería capaz de cometer semejante acto, cómo

dijiste hace un momento y tienes razón, aquí hay un error.

Lohan no respondió, estaba mirando hacia afuera y suspirando lentamente.

—Lizmari no me agrada para nada, parece una serpiente escupiendo veneno cada vez

que abre esa boca—Intuyó riéndose—La joven Acuarela, es inocente, de eso estoy muy

seguro porque…

—Pienso lo mismo que tú, Majoreck—Interrumpió y lo miró—Acuarela es inocente y

hay que salvarla. No voy a permitir que la lastimen.

—Estamos juntos en esto, Lohan.

—Mañana iremos a rescatarla, como me llamo Lohan Carpell—Aseguró y miró

fijamente por la ventana—No voy a permitir que Lizmari quede como la buena de esta

historia.

Page 35: Un príncipe con falta de amor - Astrid Díaz Reyes

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6

Salvando a una chica inocente

En la mañana la señora Graciela estaba tomando té, llevaba cinco tazas, aún estaba

nerviosa por el acontecimiento que sucedió ayer en la noche, las mucamas estaba en

silencio y hacían todo lo que ella exigía o pidiera, para no recibir un castigo; se escuchó

la trompeta sonar y ella brincó en el mueble.

Se levantó rápido y caminó en dirección hacia la salida del palacio, habían dos

personas reclamando a los guardias y empujándolos, ella caminó con preocupación, sin

entender quienes eran esas dos personas, estaban furiosos y el señor intentó golpear a

uno de los guaridas.

—¿Por qué tanto escándalo aquí afuera? —Inquirió molesta desde atrás llegando a la

escena.

—¡Vieja cretina!, exijo ver a mi hija—Gritó el padre de Acuarela yéndosele encima y

su esposa lo contuvo.

—Su hija está presa—Demostró con desprecio—Me robó mí anillo de oro.

—¡Están en un completo error!, nuestra hija no es así—Replicó la madre de Acuarela.

—Mire, señora….pulida rica con dientes de oro—Le criticó el señor Zimbert

enfrentándosele—Nosotros podremos ser pobres, pero somos honestos; nuestra hija fue

criada con educación y valores, y no aceptaré qué una desconocida la califique de

ladrona. Nosotros no necesitamos de joyas y objetos de valor para ser felices, basta con

el amor que tenemos como familia.

Todos se quedaron en silencio.

—Señor, le pido…

—¡Le pido yo a usted, ver a mi hija! —Insistió secándose sus lágrimas que no permitió

que recorrieran su cara.

—¡Señora Graciela! —Gritó una mucama corriendo por las escaleras—El príncipe

Lohan, se ha ido, junto a Majoreck. Dejó ésta nota.

Ella tomó la nota y la abrió.

Page 36: Un príncipe con falta de amor - Astrid Díaz Reyes

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Madre, ¡te desobedeceré por primera vez!, aquí hay un error, Acuarela es inocente y

no voy a permitir que le hagan daño. Buscaré al culpable de todo esto, ¡Eso te lo juro!,

Así que no intentes detenerme, Majoreck está conmigo.

Te quiere tu hijo

Lohan

Respiró hondo y para sorpresa de todos, ella se desmayó.

Lohan estaba montado en su cabello, en dirección al bosque para ir a un lugar

llamado Bingert, Majoreck estaba montado en la parte de atrás, tenía mucho miedo,

nunca había montado a caballo; llegaron a un pequeño castillo, que estaba construido

por bloques de argamasa y conchas de moluscos.

Era el lugar donde las personas estaban prisioneras, se detuvieron y ambos bajaron en

silencio, la grama fresca pisar y los dos viéndose con temor, dos guardias estaban en

frente protegiendo la seguridad y ellos dos continuaron sin temor.

—Buenos días, príncipe Lohan—Saludó el guardia.

—Buenos días—Musitó viéndolos y colocando su mano en la espada—Vengo a llevar a

Acuarela.

—Lo sentimos, sin las órdenes del gobernador Carlos, no podemos acceder a su

petición.

Él suspiró y sacó su espada, los otros dos también.

—¡Hagan los que les digo! —Intuyó molesto y en voz alta—Porque si no, les clavaré

ésta espada.

—Inténtelo.

Los atacó en dos movimientos rápidos, dejándolos inmóviles en el piso a ambos,

sonrió y entró, Majoreck seguía petrificado de lo hábil que fue, se aclaró la garganta y

entro detrás; corrieron buscándola por varios sitios, un lugar frío y poco iluminativo por

las antorchas, ratas huyendo al sentirlos venir.

Había más guardias dentro y ellos se escondían para evitar ser visto, recorrieron un

largo pasillo solo y en la última celda estaba Acuarela, estaba sentada, temblando y con

la cabeza baja; no podían entrar, necesitaban una llave, dos guardias estaban pasando

Page 37: Un príncipe con falta de amor - Astrid Díaz Reyes

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ene se momento, los vieron y corrieron hacia ellos, Lohan se enfrentó, los noqueó y les

quitó las llaves, abrió la puerta y ella lo abrazó.

—Lohan, tenía mucho miedo—Expresó ella llorando—¡Por favor créeme!, yo no he

robado nada.

—Te creo—Musitó secándole las lágrimas—Ahora debemos salir de aquí.

Los tres salieron corriendo y evitando de nuevo a algunas guardias, corrieron ambos

pasillos en diferentes dirección y por fin llegaron a la salida, al salir, en frente estaban

Fernando y Juan Carlos, y ellos al verlos se quedaron petrificados.

—¿Ustedes que hacen aquí? —Preguntó desafiante Lohan—¿Mi madre los envió?.

—No, pero la princesa Lizmari sí—Respondió Juan Carlos sacando su espada.

—¿Qué sucede, príncipe Lohan? —Desafió Fernando riéndose—¿Tiene miedo?.

—¡Sabía que estos dos idiotas tenían algo que ver!—Protestó Majoreck protegiendo a

Acuarela.

—¿Pensaron que éramos torpes como creían? —Inquirió Juan Carlos con valentía.

—Debí suponerlo—Gruñó entre dientes Lohan—Ustedes son amigos de ella.

—Claro que lo somos, obedecemos órdenes de nuestra hermosa, Lizmari—Confesó

Fernando—Nuestra orden fue hacerla pasar por ladrona y matarla.

—¡Son unos traicioneros! —Gritó Acuarela molesta.

—¡Vamos! —Le desafió Juan Carlos sonriendo con frialdad—Te demostraremos que

somos mejor de lo que aparentamos.

Lohan se enfrento a esos dos villanos y para su gran sorpresa, ambos eran excelentes

con las espadas, jamás pensó que tuvieran tanta práctica, los dos se reían cada vez que

esquivaban sus golpes; él no sabía a quién atacar, pero comenzó primero con Fernando

que era el que más detestaba.

Bloqueó el golpe de Fernando, lo tomó del brazo y lo lanzó al piso, se acercó y le

clavó la espada en la mano, mientras esté gritaba de dolor y rabia, se alejó observándolo

lo estúpido qué se veía chillando, Juan Carlos intentó atacarlo, pero Majoreck lo

empujó, agarró un enorme tronco y se lo pegó en la cabeza.

—Gracias, amigo.

—De nada—Le dijo tomando aire—Aunque en el fondo, estaba asustado.

—Debemos irnos rápido—Apresuró Lohan guardándose la espada—Informaremos lo

que sabemos al gobernador Carlos.

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Fueron a pueblo solitario en dirección a la última calle, un congreso pequeño,

entraron buscando desesperadamente al gobernador, pero no daban con su paradero, se

sentaron a esperar y a los minutos, estaba saliendo de su despacho con varias personas.

—¡Príncipe Lohan!, que sorpresa, estaba en una reunión—Le saludó mirando atrás que

estaba Acuarela—¿!Que hace ella aquí!?.

—Cálmese, gobernador, aquí hay un error—Insistió él viéndolo—Acuarela es inocente,

ella no cometió ningún robo ayer. Fue la princesa Lizmari.

—¿Su prometida? —Preguntó asombrado—¡Ay por favor!, la princesa de pueblo Luz

es la mejor persona que he conocido, debería estar agradecido que ella supo quien había

robado.

—Nos acabamos de encontrar a los dos guardias de ella atacándonos, confesaron todo—

Expresó Majoreck.

—¡Eso es imposible!.

—No tendríamos que venir para acá a mentir y hacerle perder su tiempo, gobernador—

Replicó Lohan.

El señor Carlos hizo un traslado de papeleos sacando a Acuarela de la cárcel, fue un

proceso largo, ya qué los guardias estaban alterados a ver que ella no se encontraba,

tuvo deudas Lohan con la gobernación por haber atacado a los guardias de la entrada,

pero él pagó todo.

Estuvieron la mitad del día esperando que aprobaran los demás subsecretarios la

libertad de ella, el sol estaba por ocultarse; cuándo estaban afuera con sus ojos cerrados,

descansando, la puerta del despacho se abrió.

—Tenemos la respuesta sobre la joven Acuarela—Anunció el gobernador.

—¿Estará en libertad? —Inquirió Lohan agotado.

—Primero rompieron la ley, la sacaron sin haber pedido permiso, y por último, deben

pagar cierta cantidad de oro a los soldados que atacaron—Les informó, Lohan asintió la

responsabilidad—La joven Acuarela…en realidad…..

Lohan y Majoreck estaba impacientes.

—Ella…

—¡Hable de una buena vez! —Gritó Majoreck.

—Está en libertad.

Lohan abrazó muy fuerte a Acuarela, ella se sintió cómoda y lo intentó abrazar.

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—¡Qué emoción!, tú inocencia fue aceptada—Expresó Logan alegre.

—Gracias, Lohan.

—Pero aun así tienen problemas con la ley—Intuyó el gobernador—Debieron

primero….

A continuación, se escuchaban gritos venir de pueblo solitario, todos voltearon y

salieron, habían muchas llamas en varios negocios, gente corriendo con baldes de agua

a apagar el fuego, pasaron rápido guardias sobre sus caballos y se detuvieron a ayudar,

mientras ellos corrían a verificar lo que había sucedido.

Al salir, venía desde el otro lado unos guardias y se bajaron rápidamente atacando a

varias personas, al reconocerlos, sus trajes eran de pueblo Luz, Lohan corrió hacia la

tienda de dulces y más dulces, para sorpresa de él, la tienda había sido otra vez

saboteada, sacó su espada al sentir que alguien lo intentó atacar y no pudieron hacerle

daño.

Logró visualizar al esposo de la señora Canterbille correr colinas arribas, los cuatro

se fueron con cuidado a perseguirlo y el gobernador sonó su silbato, para que salieran

los guardias de la alta gobernación a atacar, corrieron entre las personas quienes

gritaban en diferentes direcciones y fueron en dirección a al colina.

Se detuvieron y ellos se bajaron buscándolo con la mirada, lo observaron tirado al

lado de una piedra, corrieron hacia él, estaba herido en la pierna y estómago, Lohan

pidió ayuda, el gobernador se quitó su abrigó y apretó con fuerza la herida en la pierna,

Acuarela estaba preocupada y Majoreck le ayudaba a sentarse; estaba agotado y pálido.

—¿Qué ha pasado? —Musitó viéndolo Lohan con lágrimas en los ojos.

—Prin…príncipe…. Lohan…ella…fue ella, quién nos invadió por segunda vez.

—¿Quién?, ¿Quién fue?.

—Ella…con su cara tapada—Balbuceó tosiendo—Ella fue…su prometida…..la

princesa, Lizmari Tross.

Todos se miraron.

—¿Dónde está ella? —Preguntó Majoreck.

—Huyó…hacia el río.

El señor no pudo seguir, sus ojos se fueron cerrando lentamente y cayó, Majoreck se

persignó, los otros tres se quedaron en silencio y el gobernador suspiró.

—¿Por qué la princesa Lizmari haría eso? —Se preguntó así mismo el gobernador.

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—Por un solo motivo—Contestó Lohan en voz baja y apagada—Ella desprecia a los

pobres.

—Jamás pensé que fuera ella quién hizo estos desastres.

—Debemos encontrarla y arrestarla, gobernador—Le exigió Lohan.

—Lo dejo en tus manos, Lohan—Pidió con voz seca y levantándose—Ella debe pagar

las consecuencias. Tráela viva.

—Majoreck, tú vendrás conmigo—Pidió, él asintió y Logan miró a Acuarela—

Gobernador, llévele a mi casa y dígale a todos lo que ha pasado

—De acuerdo, enviaré a unos guardias para ayudarle cuándo esté allá—Aseguró—

Suerte, príncipe Lohan.

Corrieron sigilosamente río abajo, no había nada, ni casa, ni cueva, solo el rio pasar y

del otro lado sobre las montañas, estaba pueblo Luz, buscaron en todo su alrededor y no

encontraban nada; entraron a esa pequeña plaza abandonada, solitaria y escalofriante,

los cuervos solo paseaban el lugar y la neblina que les tapaba los pies.

Había una estatua de los dos ex fundadores de los dos pueblos, buscaron y buscaron,

pero no había nada, se dividieron para buscar mejor, recorrieron en círculo el lugar, al

encontrarse en la entrada, solo consiguieron comida descompuesta tirada, al igual que

la plaza estaba rodeada de hojas caduca, continuaron investigando y se encontraron

consigo mismos en el lugar donde comenzaron.

—¿Será que no se fueron río abajo? —Preguntó dudoso e insistente Majoreck—

¿Continuarán en el pueblo escondidos?.

—No, él dijo claramente que fuéramos río abajo—Intuyó mirando el suelo fijamente, su

mirada estaba pensativa—¿Qué podría ver aquí?.

—¿Y si hay algo oculto debajo del río?.

Lohan lo miró de reojo.

—Amigo, a veces deseo golpearte.

—Pero es que no hemos encontrado nada—Replicó Majoreck—Lo único que hay, es

esta pequeña plaza.

Lohan contemplo el lugar, quizás el señor estaba equivocado, quizá por aquí no

estaba el escondite de ella, su mente se desvió en Acuarela y recordó cuando fueron a

comer aquella noche, la frase que ella le dijo “siempre ignoramos lo que tenemos a

nuestro alrededor, así sea muy pequeño el detalle”; su reaccionó en la última palabra

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“sea muy pequeño el detalle”, se lo dijo una y otra vez así mismo, incluso lo repetía en

voz alta.

Caminó alrededor de la estatua y para sorpresa de él había una puerta de cerámica

con candado, era una entrada muy camuflada, la golpearon con los pies y no funcionó,

sin la llave no podrían entrar, quizás ahí estaba Limzari, necesitaban la llave para poder

entrar.

—¿Quiénes son ustedes? —Preguntó un guardia detrás de ellos.

—Tranquil, amigo…somos…. —Dijo Majoreck temblando, no le podía ver la cara.

El hombre sacó su espada y caminó hasta ellos apuntándolos.

—Príncipe Lohan, ¡qué sorpresa verlo por aquí!.

—¿Qué hace usted aquí? —Inquirió Lohan viéndolo de arriba abajo.

—Siempre vigilo estos lados

—¿Qué hay ahí dentro? —Señaló Majoreck.

—No lo sé, la princesa Lizmari no deja entrar a nadie—Le contestó—Ella solo me deja

la llave a mí y cuidar estos lados.

—¿Tienes la llave para poder entrar? —Preguntó Lohan y el guardia afirmó— Déjanos

pasar.

—Esto está en contra de las reglas—Informó, ellos dos lo miraron sorprendido—Estoy

a cargo de cuidar esté lugar, mas no tengo permiso de entrar.

Lohan caminó firme hacia él, sonrió y le mandó un fuerte golpe por la cara, dejándolo

inconsciente, tomó las llaves y abrió la puerta; estaba oscuro ahí dentro, Majoreck sacó

de su bolsillo una caja de fósforos y la encendió.

—Parece que solo podemos pasar uno por uno—Dijo Majoreck apagando el fosforo.

—De acuerdo, irás tú primero.

—Pe….pero Lohan—Dijo riéndose nervioso—Eso está muy oscuro.

—¿Le tienes miedo a la oscuridad?.

—No—Afirmó y lo miró—¿Y si sale un fantasma o serpiente?.

Él lo agarro por la camisa y lo hizo bajar primero, al observarlo que continuaba sin

problemas, entró detrás de él, cerró la puerta y se adentraron por ese camino largo.

Page 42: Un príncipe con falta de amor - Astrid Díaz Reyes

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7

Dentro del Sean y Love

Las escaleras parece que no iban a tener fin, seguían bajando, los dos estaban

mareados de tantas vueltas que han dado, el lugar era silencioso, se detuvieron varias

veces ya que el fosforo duraba poco, al llegar al final, vieron que estaba dos antorchas

encendidas; continuaron caminando hasta el fondo y encontrarse con dos entradas, las

arañas caminar por los techos, era un lugar escalofriante; el problema de esas dos

entradas es que no sabían por cual dirección ir, así los dos se dividieron.

Majoreck estaba temblando hasta las cejas, rezo más de diez veces el padre nuestro, el

lugar estaba lleno de mucho polvo, al llegar al final estaba una puerta, y entró, en frente

estaba un guardia y para su sorpresa era Juan Carlos, detrás escucho la puerta cerrarse y

era Fernando, los dos se quedaron fijos viéndolos y comenzaron a reírse en ritmos

diferentes, estaban locos.

—¿DE QUÉ SE RIÉN? —Bramó Majoreck, su voz le temblaba.

—¿De qué?, amigo, este hombre parece que no entiende en donde se encuentra—Dijo

riéndose Fernando.

—No, no lo entiende que esté lugar no debe ser usurpado—Replicó con valentía Juan

Carlos.

—Para su información, el príncipe Lohan está aquí y ya sabemos la verdad.

—Parece que serás la noticia para todos en pueblo solitario—Le dijo sonriendo

malévolamente—De aquí no sales, querido mayordomo.

Lohan seguía por otro lado caminando con paso suave, estaba al todo lo que tenía a

sus lados y en frente, su mente estaba preocupada, Majoreck es muy torpe, debieron irse

juntos a buscar a Lizmari, quizá ya lo han atacado o matado; mientras seguía

caminando, en frente estaban dos puertas, no sabía en cuál de ellas entrar primero, al

abrir la que era de color rojo, se quedó boquiabierto, estaba repleto de mucho oro, la

cerró, miró la segunda puerta y la abrió.

En frente solo había una mesa y un pergamino, un lugar muy frío, a sus lados muchos

cuadros de Lizmari, continuó caminado y observando las escalofriantes figuras que

había de adornos, la puerta de pronto se cerró de golpe, el aire la había empujado,

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escuchó unos pasos venir y se escondió detrás de una mesa que estaba tapada por

numerosos libros; al ver por una rendijita, era ella saliendo de una puerta, era una

biblioteca, su voz retumbó el lugar al gritar “¿Fernando?, ¿Juan Carlos?”, la puerta se

abrió de golpe y venían ellos dos riéndose, empujaron a alguien contra el piso, él quería

ver, pero no podía.

—Princesa Lizmari, encontramos a este bocón tratando de entrar—Informó Fernando

pateándolo.

—No pareces tan listo cómo aparentabas—Chilló ella riéndose, ellos también se rieron.

—No….no estoy….solo—Balbuceó, Logan reconoció inmediatamente la voz, era

Majoreck—Lohan….está……aquí conmigo también.

—¡IMBÉCILES!, ¿COMO FUERON TAN DESCUIDADOS? —Bramó furiosa y

escupiéndoles en la cara.

—No nos imaginamos que ellos pudieran saber la existencia de este sitio—Contestó

Juan Carlos con serenidad—También nos confesó que Acuarela fue liberada, el

gobernador la declaró inocente.

—¿Qué?, ¿Cómo puede ser posible? —Gritó furiosa y lanzó al suelo otros libros—¡Esa

mugrosa no me va a quitar lo que es mío!.

—Pero, princesa Lizmari, usted nos dijo que no ama al príncipe Lohan—Le recordó

Fernando.

—¡NUNCA DIJE AMARLO!—Gruñó molesta, Lohan levantó las cejas sorprendido,

siempre supo cuál era la razón de su casamiento—!Su oro es lo que me importa!.

—Por eso siempre te detestaré, bruja asquerosa—Repudió Majoreck viéndola con

desprecio.

—¡Cállate, imbécil!.

Lizmari se acercó y le mandó cachetada.

—Tenemos que matarlo—Motivó ella, ellos se rieron y lo patearon de nuevo—Si esté

idiota les va con la verdad a todos, no me poder casar con Lohan, ni mi plan resultará.

—¿Qué plan? —Inquirió Majoreck tosiendo—¿Quedarte con el palacio y todo su oro?.

—No solo con eso, también matar a la vieja de Graciela—Dijo en tono de odio—Sobre

todo, acabar con la existencia de la mugrosa de Acuarela.

—¡Eso jamás va a pasar! —Gritó Lohan saliendo del lugar con paso suave y viéndola.

Los otros dos se echaron hacia atrás atemorizados y ella lo miró fijamente.

—¿Cómo descubriste este lugar?.

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—Aprendí de una chica que siempre ignoramos lo que tenemos a nuestro alrededor, así

sea muy pequeño el detalle—Repitió sin apartar su mirada e inclinó sus cejas—El

esposo de la señora Camterbille me lo confesó todo. Fuiste tú, Lizmari, atacaste a

pueblo solitario.

—Me sorprendes, querido—Dijo sonriendo de medio lado—No pensé que creyeras en

todos, pero veo que te dejas influenciar fácilmente.

—¿Cómo puede ser posible que hicieras semejante monstruosidad?—Desafió apretando

los dientes— ¿No te conformas con ser la princesa de pueblo luz?.

—No soy conforme, mi mayor deseo, es ser rica—Confesó suspirando con alegría y

caminó hacia él y él se llevó la mano rápido a la espada—¿No te has fijado en donde

nos encontramos?.

Él no comprendió la pregunta y negó con la cabeza.

—Estamos dentro del Sean y Love.

—¿El…qué?.

—Los primeros dos príncipes de ambos pueblos—Le dijo Fernando.

—Sean y Love fueron primos, Sean vivía en el pueblo Luz y Love vivía en el pueblo

solitario; Love ayudaba a los pobres, mientras que Sean se los quitaba cuando venían a

Luz a pedir más oro para sus bienes—Explicó echándose hacia atrás—Love murió de

una enfermedad desconocida y Sean quedó a cargo de los dos pueblos. Hasta que tuvo

dos hijos y cada uno fue príncipe de ambos pueblos.

—Sean por ser el príncipe de pueblo rico, tenía mucho oro—Informó Juan Carlos.

—El menos reconocible es Sean, el más conocido es Love—Replicó Majoreck.

—Tú no serás conocida—Le aseguró Lohan sacando su espada rápidamete.

Les indicó con sus dos dedos que lo atacaran, los dos idiotas intentaron a tacarlo por

diferentes lados, no sabía si dar por la izquierda o derecha, mientras esquivaba sus

golpes, Majoreck se arrastró por el piso antes de que lo golpearan, Lohan quedó

acorralado, los dos al mismo tiempo corrieron a clavarle la espada, éste se agachó y

chocaron contra la puerta.

Lizmari saco su espada e iba a tacarlo, él se levantó, corrió a atacarla, pero Fernando

lo detuvo por la espalda y Juan Carlos en frente, Logan le golpeó en sus partes íntimas,

y se volteó hacia Fernando, golpeándole por el estómago; Majoreck corrió hacia

Fernando, le mordió una pierna y le golpeó en la cara.

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Lohan tenía en frente a Lizmari y ambos se atacaron, sonando sus espadas y

esquivando sus golpes; Majoreck caminada alrededor de ellos viéndolos luchar y le

gritaba “acaba con ella”, “mátala”; era una mujer ruda, recordó cada momento que atacó

el pueblo y lo cruel que puede llegar a ser una persona, solo por dinero, hizo un

movimiento rápido, ella cayó al suelo y le colocó su espada en la garganta, ella intentó

tomar la espada y Majoreck se la pisó.

—No te haré daño, no soy cómo tú—Espetó furioso y le acercó más la espada—Eres

mujer, pero de ésta no te salvarás.

—¡Bruja horrenda! —Le criticó Majoreck sacándole la lengua.

—Pagaras por todo lo que hiciste, princesa Lizmari Tross.

Al subir y salir a la luz, habían muchos guardias afuera de pueblo solitario, en frente

estaba la familia Carpell, Acuarela y sus padres, todo rodeado de guardias y personas,

Majoreck venia trayendo a los dos idiotas amarrado de las manos y Lohan tenía tomada

del brazo a Lizmari, el gobernador la observó molesto e indicó a los guardias qué la

arrestarán, Lohan caminó hasta su madre y la abrazó.

—¿Cómo está todo? —Preguntó Lohan a su madre.

—El gobernador nos informó todo lo que había pasado—Respondió suspirando—

Vinimos hasta acá y encontraron a un guardia desmayado. Nos confesó lo que fuiste a

hacer.

—Lizmari es la culpable de los acontecimientos—Le dijo triste y miró el piso—El oro

está abajo.

—Gracias al cielo que están bien—Admiró sonriendo y felicitó a Majoreck—Liberaste

la tristeza de pueblo solitario, hijo.

—Gracias, madre.

Lohan volteó hacia Acuarela y ella le sonrió cálidamente, de pronto comenzaron a

gritar, un carruaje se llevó a toda velocidad a Lizmari, se le pudo ver que era su

acompañante, aquel hombre horrible con su enorme verruga, los guardias se montaron

rápido en sus caballos y cruzaron pueblo solitario, se adentraron al bosque para

detenerlos, pero la neblina estaba bajando rápidamente y la perdieron de vista.

El sábado en la mañana, la familia Carpell invitó a los señores Zimbert a una reunión

familiar, les había ofrecido un empleo dentro del palacio y ellos aceptaron felices sus

propuestas; el pueblo Solitario se había levantado y las personas de pueblo Luz iban

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constantemente de visita y a comprar artículos, gracias a ello, los pobres estaban

creciendo y perteneciendo a los ricos también, pero con sinceridad y honestidad.

El gobernador Carlos envió muchos guardias de seguridad y colocaron carteles en

ambos pueblos con el rostro de Lizmari; mientras todos estaban reunidos en la sala,

escucharon la trompeta, estaba entrando un caballo blanco y encima estaba una persona

con el rostro tapado por su enorme velo negro, los guardias insistieron en que esa

persona no entrará, su voz era dulce, era una mujer; la Graciela pidió qué dejarán pasar

a esa persona y se bajó frente a ellos.

—Lohan, amor de mi vida—Dijo con voz dulce y pequeña—Quiero estar contigo, eres

el único hombre que quiero y te lo demostraré.

—¿Pero….quién es?.

La mujer se levantó el velo y los guardias sacaron sus espadas rápidamente, pero

Lohan indicó con su mano qué no lo hicieran, era Lizmari, quién había pasado

desapercibida y había tenido el valor de estar frente a ellos.

—Todo lo que dije es verdad y quiero reparar mi error—Manipuló con sus ojos

nublados de lágrimas—Si alguna vez me quisiste, perdóname y dame una oportunidad

en tu vida. Te amo, Lohan.

—Esta mujer se volvió loca—Susurro Majoreck a las mucamas.

Lohan inclinó las cejas, quería escupirle.

—¿Qué dices?, ¿Perdonarías a tu futura esposa?.

Todos estaban en silencio y mirando a Lohan, pero él la miraba firmemente, bajó con

paso suave, se detuvo dándole la espalda a las escaleras y manteniendo una distancia

prudente.

—Yo…la verdad….te quise, pero…nunca fue un amor de verdad; tan solo era una

obligación de mi mente y mi corazón no siente nada desde adentro—Expresó llevándose

la mano al corazón y la miró—Necesito a alguien que me dé no solo amor, seguridad,

respeto y calidez, necesito a alguien que me demuestre qué es hermosa por dentro y no

por fuera.

—Querido, pero yo…

—No he terminado. Quiero a alguien diferente al resto de las personas, quiero a alguien

que me brinde fidelidad, qué me dé su cariño y compartamos momentos que sean

inolvidables, que no todo signifique dinero y poder—Dijo suspirando y volteó hacia

atrás—Quiero…a ese alguien aquí, y esa persona eres tú, Acuarela.

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Acuarela parpadeó rápidamente, no sabía qué hacer o decir, todos estaban viéndola,

Lohan extendió su mano para que bajara, ella bajó su mirada y tomó su mano, él la jaló

hacia ella, la miró y la abrazó, ella sonrió y aceptó cálidamente su abrazo.

—¡ESTO NO SE QUEDA ASÍ!—Bramó Lizmari sacando su espada.

La espada iba directo hacia Acuarela, pero Lohan sacó y bloqueó su ataque; la señora

Graciela gritó a los guardias qué la arrestaran, ella intentó huir y no puedo, por fin había

caído en manos de la justicia e iba directo al calabozo.

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Un final para los dos

Habían pasado tres meses cuando sucedió los acontecimientos aquella vez en el

pueblo solitario, la hermana mayor de Lizmari había ocupado su trono, era diferente a

ella, ayudaba mucho y era extremadamente caritativa con los pobres; el sábado sería la

boda de Acuarela y Lohan, la señora Graciela estaba impaciente y viéndose su vestido

frente al espejo, estaba muy nerviosa, así que las mucamas le ofrecieron té.

Lohan por otro lado estaba colocándose su traje color vino tintó, Majoreck le estaba

ayudando a colocarse el lazo y le sonreía diciéndole “siempre estuve en lo cierto”;

estaban llegando todos los invitados de ambos pueblos, había mucha comida dentro del

salón grande y todo se fue llenando a mediad que iban llegando, él bajó a recibir a los

gobernadores de los otros pueblos que estaban en la fuente conversando.

El padre de la iglesia estaba detrás de la fuente, eran las nueve en punto cuándo todo

estaba listo, afuera todos estaba impacientes conversando, Lohan caminaba de un lado a

otro viendo su reloj, estaba nervioso, ansioso y miedoso, no sabía cómo se sentía; de

pronto una carroza llegó a entrada del palacio y el guardia sonó la trompet.

Todos se levantaron de sus asientos, era Acuarela y bajó tomada del brazo de su

padre, llevaba un hermoso vestido color pastel, su corona y su cabello recogido, la

señora Graciela suspiro y le dijo a Majoreck que “el haber escogido yo misma vestido,

fue una gran idea”; los dos caminaron con paso suave, hasta llegar a donde se

encontraba Logan, quién tenía una sonrisa de oreja a oreja qué nadie le podía quitar.

—Te entrego a mi hija, Lohan Carpell—Dijo el señor Zimbert.

—Muchas gracias.

—Espero que la cuides mucho—Pidió y se le acercó al oído—Llegó a saber qué a mi

hija le sucede algo, te aseguro que recibirás está vez un golpe de olla en la cabeza.

Lohan sonrió falsamente.

—Bienvenida, futura señora de Carpell—Le saludó Majoreck sonriendo.

—Gracias.

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Al culminar la boda, ambos tenía sus anillos de oro, él levantó el velo, se acercó y la

besó, una viva de aplausos y trompetas sonar al mismo tiempo, la familia Zimbert

estaba feliz y llorando, jamás pensaron que su hija llegará a ser la nueva princesa de

pueblo solitario.

A las ocho de la noche, entraron al gran salón a esperar el baile de esposos, mientras

el señor del piano tocaba, Tunkenbull estaba a un lado demostrándose ansioso por lo

que hoy sucedió; la señora Graciela corría detrás de muchos niños regañándoles,

Majoreck demostró cierto interés por una mucama qué entró a trabajar hace tres meses

también.

Todos se reunieron, el señor del piano comenzó a tocar y comenzó el baile, los dos

jóvenes fueron admirados por su belleza y gran baile, la belleza de Acuarela era

hermosa, el trato hacia muchas personas hizo verla muy hermosa más por dentro qué

por fuera, por otro lado él estaba feliz de haber encontrado lo que había deseado

siempre; hubiera sido un error casarse con alguien que solo lo quería por su dinero y no

por su nobleza y lucha.

Las personas estaban disfrutando de ese gran baile, la luna estaba saliendo

iluminando el gran cielo y el lugar, todo era como Lohan había soñado y pedido, una

persona que lo quisiera, qué le demostrara su más mínimo amor y no solo el dinero era

todo para él, quería a alguien que lo quisiera por lo que es y no por lo que tenía su

bolsillo; el amor perdura y dura con cariño, seguridad, fidelidad y respeto, el físico es

cómo lo material, durará pero luego se oxidará, ni la apariencia es lo que muchos creen

ver y la belleza está dentro del corazón, en los ojos de la persona se refleja la inocencia

y alma pura que habita dentro.

Esté chico fue llamado un príncipe con falta de amor, qué logró encontrar el camino

que siempre espero obtener.

Page 50: Un príncipe con falta de amor - Astrid Díaz Reyes

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Plano del palacio Odridrep

arinda
Resaltado