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ÚLCERAS POR PRESIÓN
LARA ÁLVAREZ ESTÉVEZ
LUCÍA GONZÁLEZ
BEATRIZ LAGO RAMILO
1. Introducción :
Es importante, antes de hablar de las úlceras por presión, conocer el
órgano afectado; para ello a continuación se hará un breve repaso de la
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estructura y fisiología de la piel, y así conocer mejor la alteración en su
integridad cuando se desarrolla una úlcera por presión.
· La Piel:
La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano, formado por
distintos tipos de tejidos unidos entre sí con una finalidad específica. Su
grosor se encuentra aproximadamente entre 0,5 y 4 mm, dependiendo de
su localización (más gruesa en las palmas de las manos y en las plantas
de los pies).
La piel cumple dos funciones principales en el organismo: sirve de barrera
entre el medio externo e interno, y protege el organismo de agentes
agresores físicos, químicos y biológicos. Pero también tiene otras
funciones importantes, como la regulación de la temperatura corporal,
función somatosensitiva y síntesis de vitamina D.
Epidermis: capa más superficial de la piel. Está compuesta por un
epitelio escamoso estratificado que contiene cuatro tipos de células:
queratinocitos, melanocitos, células de Merkel y células de
Landgerhans.
La epidermis presenta una serie de capas o estratos que permiten
diferenciarlas:
● Estrato Córneo: el más externo. Está formado por 25-30
hileras de células planas y muertas, ocupadas por queratina.
● Estrato Lúcido: sólo está presente en las zonas de la piel
gruesa.
● Estrato Granuloso: formado por varias hileras de células en
fase de degeneración. Contiene precursores de la queratina.
● Estrato Espinoso: constituido por varias hileras de células
poliédricas unidas por “espinas” o desmosomas.
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● Estrato Basal: el más profundo. Formado por una sola capa
de células cúbicas, con capacidad de dividirse y formar los
queratinocitos y los melanocitos.
Dermis: capa de tejido conectivo que separa la epidermis de las capa de
grasa subcutánea. Sirve de sostén de la epidermis. Tiene dos capas:
papilar y reticular, compuestas a su vez por células, fibras, nervios y
vasos sanguíneos.
● Papilar: se encuentra en estrecho contacto con la epidermis,
suele ser regular, con tejido conjuntivo laxo.
● Reticular: se encuentra en contacto con la hipodermis,
formada por tejido conjuntivo denso con haces de fibras
colágenas en todas direcciones (fundamentalmente se
paralelas a la superficie corporal), y con fibras elásticas
situadas entre los haces colágenos y en torno a los folículos
piloso y la glándulas sebáceas.
En dichas capas se extienden también la red de vasos sanguíneos que
nutren la piel y las terminaciones nerviosas que permiten captar los
estímulos exteriores, como: calor, frío, tacto y dolor. Tiene funciones muy
importantes:
Ø Intercambio de metabolitos entre la sangre u el tejido.
Ø Protección contra la infección.
Ø Reparación de las infecciones.
Ø Inhibición de las mitosis epidérmicas, evitando los carcinomas.
Hipodermis: capa de tejido subcutáneo en sí, formadas por adipocitos,
que producen y almacenan a su vez grasa. Tiene como función principal la
reserva de energía.
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La piel contiene varios anexos: glándulas sudorípara, glándulas sebáceas,
el pelo y las uñas; cada uno de estos anexos tienen una función
específica.
2. Concepto:
Las úlceras por presión o también denominadas úlceras por decúbito, son
heridas o lesiones de la piel y de los tejidos adyacentes originadas por un
insuficiente aporte de oxígeno y nutrientes debido a un bloqueo en la
irrigación sanguínea y linfática, producido por una presión continua del
tejido sobre los planos óseos, causando así isquemia y por lo tanto
muerte de los tejidos afectados.
La integridad de la piel se pierde desde que la lesión rompe
completamente la epidermis.
La presión capilar normal está entre 16-33 mmHg; cualquier presión
extrema puede producir cambios degenerativos en los tejidos,
oc
asi
on
an
do
las
les
ion
es.
Actualmente se está dejando de usar el término “úlceras por decúbito” y
está siendo sustituido por úlceras por presión, ya que el decúbito no es la
única postura que produce la lesión ni tampoco es la que más lesiones
produce.
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Para valorar el riesgo de aparición de las úlceras por presión, existen
diferentes escalas, entre las cuales están la de Norton y la de Braden.
Escala de Norton:
Se trata de un cuestionario con 5 parámetros: estado general, estado
mental, actividad, movilidad e incontinencia, cuya puntuación oscila de 1
a 4 para cada uno, constituyendo la población general de la comunidad y
hospitalizada, la población diana de la ejecución.
Estado General Estado Mental Actividad Movilidad Incontinencia
4.Bueno 4.Alerta 4.Capaz de nadar 4.Completa 4.No incontinente
3.Regular 3.Apático 3.Necesita ayuda par andar 3.Ligera limitación 3.Ocasional
2.Malo 2.Confuso 2.Utiliza silla de ruedas 2.Muy limitada 2.Urinaria
1.Muy malo 1.Estuporoso 1.Encamado 1.Inmovilizado 1.Urinaria y fecal
5-9 puntos riesgo
muy alto
12-10 puntos alto
riesgo
13-14 puntos riesgo
medio
>14 puntos riesgo
mínimo/sin riesgo
· Una puntuación de 5 a 9 puntos indica que el riesgo de
padecer úlceras por presión es muy alto.
· Una puntuación de 10 a 12, estaríamos ante una persona
con alto riesgo de aparición de úlceras por presión
(posiblemente esté en proceso de formación).
· Una puntuación de 13 a 14, el riesgo de aparición de
úlceras en medio, por lo que existen posibilidades de
formación de úlceras por presión.
· Una puntuación > de 14 indica que el riesgo de aparición
de úlceras es mínimo o sin riesgo.
Una puntuación total de 14 puntos o menos, indica que el paciente es de
riesgo por lo que se tiene que adoptar las medidas preventivas oportunas.
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Escala de Braden:
Esta escala establece 6 parámetros de medición: percepción
sensorial, humedad, actividad, movilidad, nutrición y
fricción/roce. Cada uno de estos parámetros se puntúa de 1 a 4,
siendo la puntuación más elevada la que mejor pronóstico tiene.
Pun
tos
Percepción
Sensorial
Exposición a
la humedad
Actividad Movilid
ad
Nutrición Fricción
/ Roce
1 Completamen
te limitada
Siempre
húmeda
En cama Inmóvil Muy pobre Problema
2 Muy limitada Muy húmeda En silla Muy
limitada
Probable
inadecuada
Problema
potencial
3 Ligeramente
limitada
Ocasional
húmeda
Camina
ocasional
Ligeram
ente
limitada
Adecuada No hay
problema
4 Sin
limitaciones
Rara vez
húmeda
Camina con
frecuencia
Sin
limitacio
nes
Excelente
<13 puntos riesgo alto 13-16 puntos riesgo
medio
>16 riesgo
bajo
§ Una puntuación < de 13 indica una riesgo alto de aparición de
úlceras por presión.
§ Una puntuación de 13 a 16 indica riesgo medio de aparición de
úlceras por presión.
§ Una puntuación > de 16 el riesgo de aparición de úlceras por
presión es bajo.
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3. Factores de riesgo:
Las úlceras por presión al igual que la mayoría de las enfermedades se
pueden presentar en cierto grupo poblacional que tiene lo que se
denomina factores de riesgo y éstos a su vez se pueden clasificar en
intrínsecos y extrínsecos.
o Factores intrínsecos, actúan en el organismo desde el interior. Son
característicos del propio paciente y algunos se relacionan con las
enfermedades que padecen:
● Sobrepeso y obesidad: a mayor peso del paciente, mayor
será la presión ejercida sobre un área de la piel.
● Delgadez: un tejido celular subcutáneo muy fino, impide
amortiguar la fuerza de presión. La piel es más fácil de
comprimir al tener menor calibre.
● Alteraciones de la sensibilidad de la piel: por pérdida de
sensibilidad no llegan las señales de dolor o cansancio, y la
piel de ese punto de apoyo permanecerá comprimida un
tiempo excesivo.
● Movilidad limitada o inmovilidad: esta situación produce una
atrofia muscular, que supone una disminución del tejido
blando, acortando el calibre de la piel, y facilitando la
compresión entre el hueso y el plano externo (colchón,
cojín,…). Y la propia limitación de la limitación de la movilidad
impide el cambio frecuente de los puntos de apoyo.
● Edad avanzada: con el avance de la edad, la piel está menos
hidratada y se vuelve más frágil y pierde elasticidad.
● Vascularización deficiente de la piel, favorece la aparición de
úlceras.
● Trastornos inmunológico, cáncer, infección.
● Alteraciones en el estado de consciencia: confusión, coma.
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● Alteraciones en la eliminación (urinaria/infección): la
humedad provocada por la incontinencia, la sudoración y la
presencia de secreciones pueden favorecer la maceración de
la piel, con el consiguiente riesgo de erosión cutánea o
infección.
● Lesiones cutáneas: edema, sequedad de la piel, falta de
elasticidad.
o Factores extrínsecos actúan sobre el organismo desde el exterior:
● La presión. Es el factor principal. Una UPP es consecuencia de
aplastamiento de los tejidos entre dos planos duros, los
huesos de los pacientes y la superficie sobre la que esté
apoyado. Esta presión, continuada, impida el circulación de la
sangre y corta el paso del oxígeno a los tejidos, y por ello es
que los tejidos se necrosan.
● Fricción y roce de la piel con la superficie sobre la que se
apoya. Los pliegues y los objetos extraños en la ropa aumente
la fricción y favorecen las lesiones.
● Humedad de la piel: cuando la piel está húmeda se ablanda,
lo que favorece su ruptura y el asentamiento de gérmenes.
● Tiempo: este es el factor común a todos. La prolongación de
cualquiera de las situaciones anteriores, favorecerá la
formación de úlceras.
4. Zonas/ Localizaciones:
Las areas con poca grasa y músculo ubicadas sobre prominencias óseas,
son sitios comunes para las ulceras por presión. La localización más
frecuente dependerá de la posición que adopte el paciente durante más
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tiempo. Aparecen allí donde existe un apoyo prolongado, (todo apoyo
cutáneo que sobrepase las 3 horas).
Las zonas más expuestas, donde aparecen con más frecuencia las úlceras
por presión y clasificadas según la posición del paciente, son:
- En la posición decúbito dorsal o supino: Las zonas más expuestas
son: los talones, la región sacra, la región glútea, la espina dorsal, el
omoplato, el codo, la región occipital de la cabeza y la nuca. En esta
posición, el sacro es la región que soporta la presión máxima.
- En la posición de decúbito lateral (derecho o izquierdo): Las
zonas expuestas principalmente son: el borde externo del pie, los
maléolos, el lateral de las rodillas, el trocánter, las costillas y los codos,
los hombros, el acromion y el borde lateral de las orejas.
- En la posición de decúbito prono: Las zonas más expuestas son: los
dedos de los pies, las rodillas, los genitales (en los hombres), las crestas
ilíacas, las costillas, los codos, los senos (en las mujeres) y las orejas y
mejillas.
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- En la posición de sentado o de sedestación: Suelen aparecer
principalmente en la región o tuberosidad isquiática y los glúteos, aunque
también se producen en la zona poplítea (parte de atrás de las rodillas),
los codos, el omoplato y la región escapular (donde los deltoides, el
trapecio, …)
- En la posición de Fowler: Las zonas más expuestas son: los talones, la
región sacra, el área de tuberosidad isquiática, los codos, la región
escapular y la zona occipital de la cabeza.
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- Sujeción mecánica y otros dispositivos: También pueden aparecer
en; las fosas nasales (con sondajes), el pabellón auricular (gafas
nasales), el meato urinario (con sondaje vesical), muñecas y tobillos (con
sujeciones).
El 75% de las úlceras por presión están localizadas en: el sacro (40%),
los talones (20%) y en el área de tuberosidad isquiática (15%).
Aunque, las anteriores son las localizaciones más frecuentes, debemos
tener en cuenta que las úlceras por presión pueden aparecer sobre
cualquier otra superficie, prominente o no, que esté sometida a fricción y
presión continuada. Este tipo de úlceras, producidas generalmente, por
fricción, se denominan úlceras iatrogénicas.
5. Clasificación:
Las úlceras por presión no aparecen de repente, sino que antes de que se
rompa la integridad de la piel se aprecian diferentes signos de los que
debemos estar atentos. A medida que la lesión avanza, será más difícil su
curación, por ello, es muy importante que observemos el estado de la piel
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del paciente, para poder tomar las medidas necesarias y evitar su
desarrollo.
Para que empiecen a formarse las úlceras de presión es necesario que la
piel esté comprimida, por tanto, esta tendrá que estar situada entre dos
planos duros: uno de ellos puede ser un hueso o prominencia ósea de la
persona, y el otro, un plano externo sobre el que se apoya el paciente (el
colchón, la silla o cualquier otro objeto).
La presión prolongada de una zona de la piel sobre dos planos favorece la
aparición de las úlceras.
La clasificación de las úlceras por presión la hacen dos organizaciones; la
EPUAP (European Pressure Ulcer Advisory Panel) y el GNEAUPP (Grupo
Nacional para el Estudio y Asesoramiento de Úlceras Por Presión y Heridas
Crónicas). Esta clasificación, se basa en la profundidad y en el tipo de
tejido comprometido. Así durante el proceso de formación y evolución de
las úlceras por presión distinguiremos las siguientes fases:
- Estadio 1: eritema de la piel no blanqueable, piel intacta, sensación de
escozor o dolor. Aspecto clínico: eritema persistente, edema,
despigmentación, calor local o induración de la piel sin ulceración.
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- Estadio 2: pérdida parcial del grosor de la piel limitada a la epidermis o
dermis. Se manifiesta
como una erosión o una
ampolla.
- Estadio 3: necrosis cutánea que afecta al tejido subcutáneo; puede
comprometer la aponeurosis sin atravesarla sin llegar a afectar al
músculo.
- Estadio 4: destrucción total del tejido; se extiende hasta los
músculos, hueso o estructuras de soporte.
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6. Prevención
6.1 Cuidados de la piel:
Se realizará un aseo general cada 24 horas y parcial cuando sea necesario para
mantener la piel limpia y seca. Para ello, el equipo de enfermería elaborará un
protocolo conocido y seguido por todos los cuidadores, propiciando, en lo
posible, el baño o ducha completo.
Debe realizarse la higiene de la piel con agua tibia, jabón neutro para la piel y
aclarado. El secado será meticuloso y sin fricción, haciendo especial hincapié en
las zonas de los pliegues. La aplicación de cremas hidratantes debe procurase su
completa absorción con sustancias como: glicerina, lanolina, aceites minerales..
para reponer los aceites de la piel y fomentar la efectividad cutánea como
barrera humectante. No es recomendado usar alcoholes ni colonias. Tampoco se
debe realizar masajes dado que están contraindicados al existir inflamación
aguda y donde exista la posibilidad de encontrarse con vasos sanguíneos
dañados o piel frágil.
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Para reducir las posibles lesiones por fricción o presión en las zonas más
susceptibles de ulceración como son el sacro, los talones, los codos y los
trocánteres, se debe proteger las prominencias óseas aplicando un apósito
hidrocoloide, productos barrera o espumas de poliuretano y/o taloneras con
velcro.
Es de suma importancia examinar el estado de la piel a diario, (durante el aseo,
cambios posturales, etc.) buscando sobre todo en los puntos de apoyo, áreas
enrojecidas o induraciones y debemos registrar el estado de la piel.
Si el paciente presenta incontinencia se extremará cuidado de la piel perineal.
6.2 Movilizaciones:
Cambios posturales:
En general se darán cambios posturales cada 2-3 horas a los pacientes
encamados, o cada 15 minutos si está sentado, siguiendo una rotación
programada e individualizada que incluya siempre que se pueda el decúbito
supino, la sedestación, el decúbito lateral izquierdo y el decúbito lateral derecho,
y registrando la posición en la que se deja al paciente para dar continuidad a los
cuidados.
No se debe arrastrar al paciente y hay que procurar mantener la alineación
corporal, distribución de peso, equilibrio y estabilidad. Debemos que evitar el
contacto directo de prominencias óseas entre sí y la colocación del paciente
sobre el trocánter femoral directamente. Si es necesario elevar la cabeza de la
cama, hacerlo durante un período de tiempo mínimo y si es posible no pasar de
30º, ya que se ha demostrado una relación directa entre mayor ángulo de la
cama y mayor frecuencia de aparición de UPP.
La cama deberá encontrarse limpia, seca y sin arrugas. Es de suma importancia
vigilar sondas, mascarillas y gafas nasales, drenajes, vías centrales y vendajes
evitando la presión constante en una zona, con el riesgo de producir UPP
yatrogénicas.
Puede usarse dispositivos que amortigüen las zonas de presión: colchones,
cojines, almohadas, protecciones locales, con especial atención en talones y
rodillas; y si se considera necesario utilizar un colchón reductor de presión en
aquellos casos de alto riesgo.
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Posiciones de cambios posturales:
➔ Decúbito supino:
Se acolchará con almohadas de la forma siguiente:
● Una debajo de la cabeza.
● Una debajo de los gemelos.
● Una manteniendo la posición de la planta del
pie.
● Dos debajo de los brazos (opcional).
No se debe producir presión sobre: talones, cóccix,
sacro, escápulas y codos.
Precauciones
Mantener la cabeza, con la cara hacia arriba, en una posición neutra y recta de
forma que se encuentre en alineación con el resto del cuerpo; apoyar las rodillas
en posición ligeramente flexionada –evitando la hiperextensión-, codos estirados
y manos en ligera flexión.
Las piernas deben quedar ligeramente separadas.
Evitar la rotación del trocánter, colocando una almohada pequeña en la parte
externa del muslo y la flexión plantar del pie.
➔ Decúbito lateral:
Se acolchará con almohadas de la forma
siguiente:
● Una debajo de la cabeza.
● Una apoyando la espalda.
● Una separando las rodillas y otro el
maléolo externo de la pierna inferior.
● Una debajo del brazo superior.
No se debe producir presión sobre: orejas,
escápulas, costillas, crestas ilíacas, trocánteres, gemelos, tibias y maleolos.
Precauciones:
La espalda estará apoyada en la almohada formando un ángulo de 45-60º.
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Las piernas quedarán en ligera flexión con la pierna situada en contacto con la
cama, ligeramente atrasada con respecto a la otra.
Los pies formando ángulo recto con la pierna.
Si la cabeza de la cama tiene que estar elevada, no excederá de 30º.
En pacientes que pueden levantarse al sillón o realizar algún movimiento en la
cama, se deberá ayudar y animar a realizar movimientos activos, colocar
soportes y asideros necesarios que faciliten su movilización.
Los pies y manos deben conservar una posición funcional.
➔ Sentado:
Se acolchará con almohadas de la forma siguiente:
● Una detrás de la cabeza.
● Una debajo de cada brazo.
● Una debajo de los pies.
No se debe producir presión sobre: Omóplatos, sacro y
tuberosidades isquiáticas.
Precauciones:
La espalda quedará cómodamente apoyada contra una superficie firme.
No se permitirá la situación inestable del tórax.
Se utilizará un sillón adecuado con respaldo un poco inclinado.
➔ Decúbito Prono:
Se acolchará con almohada de la forma
siguiente:
● Debajo de las piernas.
● Debajo de muslos.
● Debajo de abdomen.
Precauciones:
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Quedarán libre de presión los dedos de los pies, rodillas, genitales y mamas.
Los brazos se colocarán en flexión.
6.3 Cuidados nutricionales:
Se debe procurar una dieta adecuada a las necesidades del paciente, rica en
proteínas y vitaminas, para ello es importante hacer una valoración nutricional
periódicamente y utilizar suplementos dietéticos en los casos que sea necesario.
Actuaciones:
● Anotar comidas que toma para realizar control dietético.
● Control de peso periódico.
● Realizar actividad diaria y programa de ejercicios, de acuerdo a sus
posibilidades.
● Establecer dieta que cubra aporte protéico/hídrico adecuado a sus
necesidades respetando preferencias alimentarias.
● Si es preciso incluir suplementos ricos en proteínas y calorías.
● Ofrecer frecuentes comidas con poca cantidad.
● Suplementos multivitamínicos que contengan vitaminas del grupo A, C y
E.
● Deben darse alimentos que mantengan las heces en una
consistencia normal o ligeramente firme para evitar defecación
involuntaria.
● Evitar alimentos que formen gas o que causen diarrea.
7. Tratamiento:
El tratamiento de las úlceras por presión debe contemplarse en función de su
proceso evolutivo, por lo que debe establecerse un enfoque terapéutico
dependiendo del estadío y características clínicas de la herida, que irá
adaptándose a la respuesta que manifieste en cada momento la úlcera.
El cuidado local de una úlcera de estadio I se ha de basar en:
● Aliviar la presión en la zona afectada.
● Utilización de ácidos grasos hiperoxigenados.
● Uso de medidas locales en el alivio de la presión.
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Un plan básico de cuidados locales de la úlcera de estadio II, III y IV debe de
contemplar:
1. Desbridamiento del tejido necrótico.
2. Limpieza de la herida.
3. Prevención y abordaje de la infección bacteriana.
4. Elección de un producto que mantenga continuamente el lecho de la
úlcera húmedo y a temperatura corporal.
5. El mantenimiento la piel perilesional intacta.
7.1 Desbridamiento:
Consiste en la eliminación del tejido muerto, dañado o infectado para mejorar la
salubridad del tejido restante.
En cualquier caso la situación global del paciente, así como las características del
tejido a desbridar, condicionará el tipo de desbridamiento a realizar.
De forma práctica podremos clasificar los métodos de desbridamiento en:
● Cortantes (quirúrgicos)
● Químicos (enzimáticos)
● Autolíticos
● Mecánicos
Estos métodos no son incompatibles entre sí. Sería aconsejable combinarlos para
obtener mejores resultados.
Desbridamiento cortante o quirúrgico:
Está considerado como la forma más rápida de eliminar áreas de escaras secas
adheridas a planos más profundos o de tejido necrótico húmedo.
El desbridamiento quirúrgico es un procedimiento cruento que requiere de
conocimientos, destreza y de una técnica y material estéril.
El desbridamiento cortante deberá realizarse por planos y en diferentes sesiones
(salvo el desbridamiento radical en quirófano), siempre comenzando por el área
central, procurando lograr tempranamente la liberación de tejido desvitalizado
en uno de los lados de la lesión.
Ante la posibilidad de la aparición de dolor en esta técnica, es aconsejable la
aplicación de un antiálgico tópico. La hemorragia puede ser una complicación
frecuente que podremos controlar generalmente mediante compresión directa,
apósitos hemostásicos, etc. Una vez controlada la hemorragia sería
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recomendable utilizar durante un periodo de 8 a 24 horas un apósito seco,
cambiándolo posteriormente por un apósito húmedo.
Desbridamiento químico (enzimático):
El desbridamiento químico o enzimático es un método a valorar cuando el
paciente no tolere el desbridamiento quirúrgico.
Existen en el mercado diversos productos enzimáticos que pueden utilizarse
como agentes de detersión química de los tejidos necróticos.
Existen evidencias científicas que indican que favorecen el desbridamiento y el
crecimiento de tejido de granulación.
Desbridamiento autolítico:
El desbridamiento autolítico se favorecerá mediante el uso de productos
concebidos en el principio de cura húmeda.
Se produce por la conjunción de tres factores, la hidratación del lecho de la
úlcera, la fibrinolisis y la acción de las enzimas endógenas sobre los tejidos
desvitalizados.
Esta fórmula de desbridamiento es más selectiva y atraumática, no requiriendo
de habilidades clínicas específicas y siendo generalmente bien aceptado por el
paciente. Presenta una acción más lenta en el tiempo. Cualquier apósito capaz
de producir condiciones de cura húmeda, de manera general y los hidrogeles son
productos con capacidad de producir desbridamiento autolítico.
Desbridamiento mecánico:
En la actualidad son técnicas en desuso, al existir alternativas con menor riesgo
de afectación del lecho lesional.
Se trata de técnicas no selectivas y traumáticas. Principalmente se realiza por
abrasión mecánica a través de fuerzas de rozamiento (frotamiento), uso de
dextranómeros, mediante la irrigación a presión de la herida o la utilización de
apósitos humedecidos que al secarse pasadas 4-6 horas se adhieren al tejido
necrótico, pero también al tejido sano, que se arranca con su retirada.
7.2 Limpieza de la lesión:
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Debe limpiarse las lesiones inicialmente y en cada cura hay que utilizar como
norma suero salino fisiológico. Debe usarse la mínima fuerza mecánica para la
limpieza de la úlcera así como para su secado posterior.
Se realizará una presión de lavado efectivo para facilitar el arrastre de los
detritus, bacterias y restos de curas anteriores pero, sin capacidad para producir
traumatismos en el tejido sano. La presión de lavado más eficaz es la
proporcionada por la gravedad o por ejemplo la que realizamos a través de una
jeringa llena con 35 ml con una aguja o catéter de 19 mm que proyecta el suero
fisiológico sobre la herida a una presión de 2 kg/cm2 . Las presiones de lavado
de la úlcera efectivas y seguras oscilan entre 1 y 4 kg/cm2.
Como norma no se debe limpiar la herida con antisépticos locales o limpiadores
cutáneos. Todos son productos químicos citotóxicos para el nuevo tejido y en
algunos casos su uso continuado puede provocar problemas sistémicos por su
absorción en el organismo.
7.3 Prevención y abordaje de la infección bacteriana:
Todas las úlceras por presión están contaminadas por bacterias, lo cual no
quiere decir que las lesiones estén infectadas.
En la mayor parte de los casos una limpieza y desbridamiento eficaz imposibilita
que la colonización bacteriana progrese a infección clínica.
Los síntomas clásicos de infección local de la úlcera cutánea son:
● Inflamación (eritema, edema, tumor, calor)
● Dolor
● Olor
● Exudado purulento
Otros síntomas pueden ser: Cambio de la naturaleza del dolor, pus, aumento del
volumen del exudado, calor en los tejidos circundantes, eritema
progresivamente mayor, aumento de tamaño de la herida pese al alivio de la
presión, tejido de granulación friable que sangra con facilidad, mal olor,
edema...
La infección de una úlcera puede estar influenciada por factores propios del
paciente (déficit nutricional, obesidad, fármacos, edad avanzada, etc.) y otros
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relacionados con la lesión (estado, existencia de tejido necrótico, alteraciones
circulatorias en la zona, etc.).
Ante la presencia de signos de infección local deberá de intensificarse la limpieza
y el desbridamiento. Como opción a la utilización de antibióticos locales se
podría utilizar apósitos con plata.
7.4 Elección de un apósito:
Un apósito ideal debe ser biocompatible, proteger la herida de agresiones
externas físicas, químicas y bacterianas, mantener el lecho de la úlcera
continuamente húmedo y la piel circundante seca, eliminar y controlar exudados
y tejido necrótico mediante su absorción, dejar la mínima cantidad de residuos
en la lesión, ser adaptable a localizaciones difíciles, respetar la piel perilesional y
ser de fácil aplicación y retirada.
Los apósitos de gasa no cumplen con la mayoría de los requisitos anteriores.
La selección de un apósito de cura en ambiente húmedo deberá de realizarse
considerando las siguientes variables:
● Localización de la lesión
● Estado
● Severidad de la úlcera
● Cantidad de exudado
● Presencia de tunelizaciones
● Estado de la piel perilesional
● Signos de infección
● Estado general del paciente
● Nivel asistencial y disponibilidad de recursos
● Coste-efectividad
● Facilidad de aplicación en contextos de autocuidado
La frecuencia de cambio de cada apósito vendrá determinada por las
características específicas del producto seleccionado.
Será preciso elegir el apósito que permita un óptimo manejo del exudado sin
permitir que deseque el lecho de la úlcera ni lesione el tejido periulceral.
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Algunos apósitos de cura en ambiente húmedo pueden combinarse entre si, al
igual que con otros productos para el cuidado de las heridas.
Para proteger la piel perilesional del exudado y otras agresiones, se aconseja la
utilización de películas barrera no irritantes.
7.5 El mantenimiento la piel perilesional intacta:
Entendemos por piel perilesional el área que rodea la lesión en su cercanía.
La piel perilesional, al ser inherente a la úlcera, presenta unos problemas y
necesita de unos cuidados tan importantes como si estuviésemos actuando
sobre una úlcera en potencia. Por ello, es necesario valorar la piel perilesional
como variable a tener en cuenta en la terapeutica de las heridas.
Con frecuencia las alteraciones de la piel perilesional vienen dadas por la
utilización de los apósitos y generalmente están en relación con la adherencia y
capacidad de manejo de exudado de éstos.
Los problemas más habituales de la perilesión son: maceración, descamación,
eritema, prurito, dolor, vesículas y edema.
Como intervenciones específicas para el mantenimiento de la piel perilesional
destacariamos:
● Prevenir mediante protectores cutáneos los problemas relacionados con la
exposición a elementos que pueden dañar la piel en zonas de riesgo
(incontinencia,exudado…)
● Valorar la piel perilesional a la hora de elegir un apósito.
● Usar protectores cutáneos para minimizar o solucionar los posibles
efectos secundarios de los apositos, asegurando una mayor
adherencia al tratamiento por parte de los pacientes.
● En la actualidad existen diferentes productos dirigidos al cuidado de la piel
de alrededor de las úlceras por presión, a destacar: Cremas hidratantes,
emolientes o protectoras, Pastas de óxido de zinc y de karaya, Vaselinas,
Peliculas barrera, Apósitos de silicona.
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8. Bibliografía:
- http://www.cruzroja.es/centros_sanitarios/Palma/img/pdf/UPIPC.pdf
- https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/patientinstructions/0
00147.htm
- http://www.guiasalud.es/GPC/GPC_520_Ulceras_por_presion_compl.pdf
- http://www.sergas.es/busca?k=ulceras
- http://www.auladae.com/pdf/cursos/capitulo/ulceras_especial.pdf
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