Tratamiento de Base Comunitaria en El Contexto de Las Adicciones

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TRATAMIENTO DE BASE COMUNITARIA EN EL CONTEXTO DE LAS ADICCIONES; ESTUDIO COMPARATIVO ENTRE MÉXICO Y COLOMBIA POR: MARTIN JUAREZ GUEVARA INTRODUCCIÓN En 1982 inició un proceso de reflexión, análisis y profesionalización institucional en torno al trabajo que se hacía con personas excluidas, vulnerables y marginados del poniente de la ciudad de México, todo ello auspiciado por Caritas de Alemania y la Unión Europea. Este proceso nos llevó a crear un modelo de intervención comunitaria que se focalizó en el entorno de la farmacodependencia (ECO2) (ver Milanese, Merlo, Laffay 2001). Poco después se construyó un centro de formación (CAFAC) en donde profesionales que desarrollaban su trabajo en el sector de farmacodependencias se capacitaban para convertirse en formadores de formadores. La experiencia congregó a un gran número de organizaciones y se creó la Red Mexicana de Organizaciones que Intervienen en Situaciones de Sufrimiento Social (REMOISSS). La experiencia y el modelo se llevaron a Centroamérica y posteriormente a Sudamérica con auspicio de Cáritas de Alemania. Este recorrido histórico dejo muchas enseñanzas a cada uno de los equipos de los diferentes países, el modelo ECO2 se práctica en todos ellos con innovaciones y adecuaciones particulares. La experiencia con el modelo ECO2 en México da un giro sorpresivo para 1998 cuando se amplía el mercado nacional de cocaína y crack, por lo cual hay que experimentar el modelo en contextos de alta marginación y violencia. Para el año 2003 se empieza a hablar de Tratamiento de Base Comunitaria (TBC) enfocado al mundo de las adicciones (ver Milanese 2009). La experiencia del modelo ECO2 y las experimentaciones de TBC continúan desarrollándose en México, aunque con muchos tropiezos y dificultades. No obstante, en Colombia y Brasil, en poco tiempo, las experiencias de TBC adquieren un perfil muy especial y se convierten en política pública a nivel nacional. De ahí parte la pregunta de

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POR: MARTIN JUAREZ GUEVARA

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  • TRATAMIENTO DE BASE COMUNITARIA EN EL CONTEXTO DE LAS

    ADICCIONES; ESTUDIO COMPARATIVO ENTRE MXICO Y COLOMBIA

    POR: MARTIN JUAREZ GUEVARA

    INTRODUCCIN

    En 1982 inici un proceso de reflexin, anlisis y profesionalizacin institucional en torno

    al trabajo que se haca con personas excluidas, vulnerables y marginados del poniente de la

    ciudad de Mxico, todo ello auspiciado por Caritas de Alemania y la Unin Europea. Este

    proceso nos llev a crear un modelo de intervencin comunitaria que se focaliz en el

    entorno de la farmacodependencia (ECO2) (ver Milanese, Merlo, Laffay 2001). Poco

    despus se construy un centro de formacin (CAFAC) en donde profesionales que

    desarrollaban su trabajo en el sector de farmacodependencias se capacitaban para

    convertirse en formadores de formadores. La experiencia congreg a un gran nmero de

    organizaciones y se cre la Red Mexicana de Organizaciones que Intervienen en

    Situaciones de Sufrimiento Social (REMOISSS). La experiencia y el modelo se llevaron a

    Centroamrica y posteriormente a Sudamrica con auspicio de Critas de Alemania.

    Este recorrido histrico dejo muchas enseanzas a cada uno de los equipos de los diferentes

    pases, el modelo ECO2 se prctica en todos ellos con innovaciones y adecuaciones

    particulares. La experiencia con el modelo ECO2 en Mxico da un giro sorpresivo para

    1998 cuando se ampla el mercado nacional de cocana y crack, por lo cual hay que

    experimentar el modelo en contextos de alta marginacin y violencia. Para el ao 2003 se

    empieza a hablar de Tratamiento de Base Comunitaria (TBC) enfocado al mundo de las

    adicciones (ver Milanese 2009).

    La experiencia del modelo ECO2 y las experimentaciones de TBC continan

    desarrollndose en Mxico, aunque con muchos tropiezos y dificultades. No obstante, en

    Colombia y Brasil, en poco tiempo, las experiencias de TBC adquieren un perfil muy

    especial y se convierten en poltica pblica a nivel nacional. De ah parte la pregunta de

  • esta investigacin: Cules son los factores para el xito o fracaso de las experiencias de

    TBC en Mxico y Colombia?

    DROGAS?

    En esta investigacin llamamos droga a una sustancia qumica que es inerte hasta que

    se introduce en el cuerpo de una persona (Szasz 1993:161), tras lo cual, produce una serie

    de efectos que estimulan, desinhiben relajan o alivian a los consumidores. Esta definicin

    sirve en un plano conceptual, sin embargo, en el plano de lo social, la droga no puede ser

    una sustancia inerte debido a que desde el primer momento de su produccin ya se

    espera el efecto principal (Pallars 1996:28), en otras palabras, ya existe un deseo, un

    inters, o una necesidad. Otro motivo por el cual esta sustancia no puede ser neutral es

    porque al momento de ser producida, mucho antes del consumo, ya est en proceso de

    regulacin, lo cual la convierte en un elemento poltico (Szasz 1989:174).

    Algunos antroplogos (Viqueira y Palerm 1954, Bunzel 1940, Menndez 1991) han

    sostenido que la droga, particularmente el alcohol, se encuentra integrada a un contexto

    social definido y que existen ciertos determinantes culturales y econmicos que hacen

    posible su produccin, trfico y consumo. Siguiendo este argumento llegamos a la pregunta

    si las drogas estn integradas a la comunidad, porqu surgen los problemas con estas

    sustancias psicoactivas? Qu es lo que hace a las drogas sustancias peligrosas?.

    A esto Escohotado (2006:41) responde que el hecho de que una sustancia sea nociva o

    benfica depende de la dosis, la ocasin para la que se emplea, la pureza, las condiciones de

    acceso a este producto y las pautas culturales de uso. Si esto es as, entonces cualquier

    consumidor de drogas para evitar el peligro de las drogas tendra que encontrar su dosis y

    calidad adecuada, un rito de consumo, proveedores estables y seguros y con todo ello

    generar una rutina que lo haga funcional en la vida cotidiana y que le prevenga de un estado

    txico permanente o de muerte. La comunidad en este sentido tendra la obligacin de

    mantener y controlar a toda costa dicha rutina de intoxicacin, lo cual implica cambios

  • significativos a nivel moral y poltico. Esto no sera tan complicado si nosotros logramos

    entender el trasfondo del problema de las drogas.

    Las drogas son un negocio y como tal requiere del desarrollo de un mercado cuyos clientes

    son personas que al probar dicho producto encuentran en l una satisfaccin. La sociedad

    en su conjunto ha generado los clientes para el desarrollo de este mercado, es decir, ha

    hecho de las personas sujetos carentes que solo logran encontrar un equilibrio emocional

    a travs de una sustancia qumica. La sociedad en este sentido es juez y parte del problema

    lo cual genera un discurso muy ambiguo.

    AFECCIONES GLOBALES; UNA COMUNICACIN PERVERSA

    Se habla del gran impacto que las drogas tienen a nivel global en diferentes contextos;

    salud pblica, justicia (De Greiff 2002), democracia y seguridad (Briscoe 2007). Todo ello

    por la expansin del mercado, la violencia de los carteles, el lavado de dinero, las nuevas

    tecnologas aplicadas para la produccin y la innovacin de las prcticas en el trasiego de

    drogas. Lo cual forma parte de la gran representacin perversa que generaliza y hace de

    las drogas un problema global, cuando en realidad slo afecta a conjuntos sociales muy

    especficos.

    La droga es un fenmeno global, ms por la informacin relativa a daos y

    consecuencias que por el trfico y consumo de la misma. Dicha informacin se expande

    rpidamente a travs de los medios de comunicacin, los cuales son creadores de los

    nuevos enemigos pblicos (De Sousa 1993:259). La funcin del enemigo pblico en una

    sociedad desigual es la de construir un modelo de desviacin que justifique toda la

    inversin para la construccin del orden social, a travs del cual la sociedad persigue a

    las personas que generan una imagen predatoria como lo refiere Luis Fernandes (1998) y

    atemoriza a la sociedad. En este sentido, el ciudadano comn no tiene, en general, la

    experiencia directa de las drogas, la asume como propia debido a que esta imagen

    predatoria se repite constantemente generando as una narrativa, es decir, un conjunto de

    discursos desde los cuales las personas suelen crear sus representaciones, juicios y

  • estereotipos (Fernandes 1998). Sin embargo, tambin hay quienes adoptan estas imgenes

    predatorias como estilo de vida y se convierten en fanticos y seguidores.

    En este sentido, el impacto de las drogas a nivel global no lo da el narcotrfico y su

    influencia econmica, sino esta narrativa de drogas que tiene replica a distintos niveles.

    En este sentido estoy de acuerdo con Xavier Andrade cuando advierte que el narcotrfico

    slo realiza la funcin de cubrir una demanda del mercado (Andrade 2003, prefacio), el

    resto de la circunstancia de peligro relativas a las drogas la construyen la sociedad en su

    conjunto.

    Es la narrativa la que va configurando la escena de un estigma, el cual se aplica de forma

    diferenciada entre las personas que producen, trafican y consumen drogas, por ejemplo, a

    los jvenes de clase media que consumen drogas se aplica el estereotipo mdico y a los

    jvenes pobres que la comercializan el estereotipo criminal (De Sousa 1993:264). De la

    misma forma sucede con el territorio al cual se le aplica un estigma Wacquant Loic (2007)

    diferenciado dependiendo de la clase social de sus habitantes.

    Frente a estos estigmas las comunidades se convierten en contextos de miedo, enfermedad,

    vicio y vulnerabilidad, todo ello a travs de los discursos que las descalifican desde

    abajo, en las interacciones ordinarias de la vida cotidiana y desde arriba, en los campos

    periodsticos, polticos y burocrticos (y a veces cientficos) (Wacquant 2007:194), con lo

    cual potenciamos su aislamiento y posterior desmantelamiento.

    En este contexto aislado y en proceso de desmantelamiento los tratamientos no tienen

    cabida, esto debido a que dichos tratamientos no son ms que un conjunto de prcticas

    reeducativas y elaborativas en un mbito catico.

    ENTRE TRATAMIENTOS Y TERAPUTICAS

    Cuando la sustancia qumica llega a una comunidad ya existe un contexto txico

    construido desde la narrativa de drogas que se anticipa, por esto es que la sustancia activa

  • se integra rpidamente a la comunidad a travs de las redes de confianza con lo cual se

    genera un mercado interno bastante seguro y lucrativo (Andrade 2003:60, Silva De Sousa

    2004:144). Los efectos de este mercado interno se potencian en las comunidades de

    manera distinta, todo depende de las condiciones sociales, econmicas y emocionales de

    las personas que la habitan. Por ello es que podemos hablar de la droga como de una

    epidemia (Bourgois 2003:1) a la cual hay que tratar con sus particularidades histricas y

    sociales.

    Pese a la complejidad del fenmeno, los intentos por detener el avance del trfico y

    consumo de drogas estn desarticulados y limitados en sus resultados. Se ha ampliado la

    lucha contra la oferta de una manera exagerada sin que existan signos de resultados

    positivos, mientras que la lucha contra la demanda es casi nula y las pocas iniciativas de

    tratamiento o rehabilitacin han sido ms o menos suplantadas por un enfoque de gestin

    basado en la regulacin por medio del establecimiento de pago de las entradas y salidas de

    la crcel (Wacquant 2009:31). Se sigue recurriendo de manera equivocada al encierro y el

    castigo como nicos mecanismos de atencin de algo que ni tan siquiera se conoce.

    El tratamiento para Szasz (1989:182) es una sancin mdica apropiada que busca

    limitar el abuso de la ingesta de los medicamentos en un mundo totalmente medicalizado,

    y yo agregara un mundo totalmente qumico e intoxicante. En estas condiciones el

    tratamiento es una herramienta de control especializada de una supuesta enfermedad que

    no surge en el cuerpo, sino en la cultura y la organizacin del contexto local. No obstante,

    hay una urgente necesidad de atencin del cuerpo y un desinters por la atencin de las

    formas de relacin que se reproducen en estas sociedades.

    Cuando los tratamientos especializados no son efectivos en la bsqueda de la cura de las

    adicciones o no son accesibles para todo mundo, en las comunidades ms afectadas o

    adaptadas a las drogas se crean una serie teraputicas que consisten en actos de orden

    mgico, religioso e ideolgico que tienen una cualidad simblica opuesta a la que se

    considera que predomina en el interior del cuerpo enfermo (Bonte y Izard 1996:701).

    Frecuentemente se cree que la dependencia a una droga es un problema de falta de fe y

  • realizan grandes proezas de orden religioso como la peregrinacin a Chalma en Mxico, se

    considera que es un problema de falta de disciplina por lo que se le asigna a los

    consumidores de drogas el estigma de ingobernable y se le encierra en los anexos de

    Alcohlicos en donde viven un constante maltrato fsico y psicolgico para lograr la

    sumisin, en otros casos, esto se percibe como un estilo de vida que los lleva a la calle en

    donde la asistencia social busca reducir los daos ocasionados por la violencia, la

    desnutricin, las enfermedades que forman parte de esta forma de sobrevivir.

    Hay que distinguir en este entramado de tratamientos y teraputicas una serie de relaciones

    entre el Estado, las policas, las familias, el territorio, las redes de apoyo, las iglesias y los

    servicios asistenciales. Todos ellos hacen posible que el tratamiento y las teraputicas se

    conviertan en promotores de una serie de situaciones que ahondan el riesgo y el dao que

    viven tanto consumidores como traficantes y retardan la rehabilitacin.

    TRATAMIENTOS DE DEPENDENCIA A LAS DROGAS EN MEXICO;

    UNA HISTORIA DE CONFLICTOS

    En el Mxico precolombino las hierbas que producan efectos psicotrpicos tenan una gran

    importancia, as mismo la tena la teraputica que derivaba de ellas. Estas plantas (el peyotl,

    el ololiuhqui y el teonancatl) eran consideradas divinas y formaban parte de un sistema

    teocrtico. Con la llegada de los espaoles estas plantas se integran a un nuevo sistema en

    las que eran consideradas implementos de hechicera y sus consumidores eran perseguidos

    por los llamados delitos de indios. La instancia que cumpla con la funcin de perseguir

    los delitos de indios era el Provisorato de Naturales o tambin conocido como

    Tribunal de la Fe de los Indios (Tenorio 1991:112).

    Con la aparicin de las tcnicas de la medicina moderna en el siglo XVII y XVIII el

    servicio teraputico de las hierbas divinas adquiri el carcter de curanderismo y estaba

    reservado a los indios. Por su parte la prctica mdica slo la podan ejercer los espaoles y

    estaba controlada por el Tribunal del Protomedicato de la Nueva Espaa que se fund en

    1630 (Tenorio 1991: 136). En el siglo XIX las plantas divinas adquirieron otro estatus y

    se transformaron en drogas con ciertas propiedades qumicas (Tenorio 1991:145), que

  • requeran de una instancia de control, la cual fue establecida en 1831 y recibi el nombre

    de La Junta de la Facultad Mdica del Distrito Federal integrada por mdicos y

    farmacuticos. Esta Junta sustituy de alguna manera al Protomedicato Colonial y dura

    solamente 10 aos. En 1841 fue remplazada por el Consejo Superior de Salubridad del

    Departamento de Mxico. Un poco antes, en 1838 se cre un reglamento de polica para

    darles a sus miembros facultades de vigilar el comercio de las drogas dentro de las

    farmacias (Tenorio 1991:151) y favorecer la funcin del Consejo.

    En tiempos precolombinos, el consumo de las plantas divinas se formaba parte de una

    lgica ritual que responda a una necesidad cosmognica. Cuando las plantas divinas se

    convierten en drogas qumicas se pierde el control propiamente cultural de sus efectos y

    formas de consumo y aparece la vigilancia y el control legal y policial.

    En la colonia los tratamientos de alcohlicos, enfermos mentales, indigentes y prostitutas

    recaan propiamente en la iglesia catlica. Con las leyes de reforma la iglesia pierde la

    posibilidad de continuar con su labor de beneficencia y esta pasa a manos del Estado o de

    particulares. En el caso de la aplicacin del cdigo penal de 1871 que tena que ver con el

    castigo a las personas que vendan drogas qumicas se prohibi la administracin de estas

    leyes a la iglesia, a la cual se le suspendieron sus fueros y algunos privilegios (Tenorio

    1991:147).

    A principios del siglo XX, en Mxico prevaleca un gobierno liberal que buscaba

    restablecer el orden, la idea de progreso y de razn. En este contexto es que se inicia con la

    propuesta de tratamientos y se inicia la construccin y funcionamiento de una serie de

    instituciones como el manicomio, los hospitales, los hospicios, etc. La idea fundamental de

    estos dispositivos era que los grupos marginados tuvieran menos cabida en la sociedad

    nacional para que esta adquiriera la representacin de una sociedad progresiva y moderna

    (Ayala 2007: 190).

    Ya bien entrado el siglo XIX y bajo la influencia de la poltica prohibicionista

    norteamericana, en 1916 Venustiano Carranza prohibi el trfico de opio, aunque no su

  • consumo. La distribucin y el consumo de drogas como el opio, la morfina y la cocana

    eran utilizadas por un sector muy reducido de la poblacin ms privilegiada esto no era

    considerado en realidad un problema de salud pblica. Lo ms reprensible en trminos de

    drogas de finales del siglo XIX y principios del XX era la adulteracin de algunas

    sustancias como el pulque y el aguardiente1.

    Despus que los Estados Unidos reconocieran al Gobierno de Venustiano Carranza, lder

    de la fraccin victoriosa de la Revolucin Mexicana de 1910, se elaboraron polticas

    internas contra el comercio de las drogas y para ello se tom como base la Ley Harrison de

    Estados Unidos de 1914 (Prez 1995: 15) y cuyo significado era el de estrechar relaciones

    con los norteamericanos para adquirir prestamos econmicos para la reconstruccin del

    pas. As mismo, Venustiano Carranza otorg al Departamento de Salubridad la facultad de

    extender permisos y otorgar concesiones para la comercializacin de drogas a aquellas

    personas que lo solicitaran debidamente. Adems el mandatario exigi que esta institucin

    realizara registros de las importaciones de opio, cocana y morfina para establecer un

    control nacional (Prez 1995: 15).

    El Departamento de Salubridad fue apoyado por la Polica Sanitaria que tena la facultad

    de hacer los decomisos de drogas ilegales y las detenciones de traficantes. Pese al registro

    de las importaciones de estas sustancias existieron fugas de las drogas decomisadas que

    despus eran vendidas en los hospitales o las prisiones en donde los toxicmanos reciban

    tratamiento (Prez 2000:130). Aunque desde 1910 con la inauguracin del Manicomio

    General de La Castaeda se instituye que los problemas de toxicomana fueran atendidos

    como un problema mental ms, al igual que el alcoholismo, la prostitucin y la

    homosexualidad (Ros 2003: 4).

    1 El expendio de licores y bebidas adulteradas es perjudicial a la salud y contrario a la moral pblica y por consiguiente reprensible. El aguardiente adems de las adulteraciones que se le hacen con el objeto de que sea ms excitante y la alta concentracin de alcohol es perjudicial a la salud y por otra parte su uso es muy peligroso por la embriaguez furiosa que produce y puede ser causa de que se cometan delitos y excesos de toda clase. Por tal motivo se prohbe la fabricacin y expendio de toda clase de licores adulterados y que sean nocivos para la salud. La multa para quien infrinja esta disposicin ser de 50 pesos y 15 das de prisin. (Ministerio de Gobernacin, 23 de Diciembre de 1863).

  • El tratamiento para los abusadores de alcohol consista en el subministro de antabuse que

    tambin se conoca como disulfiran. Esta sustancia provocaba una serie de efectos

    desagradables en quien la consuma y despus ingera la menor cantidad de alcohol. Estos

    efectos iban desde palpitaciones en la cabeza, dificultad respiratoria, nauseas, sed, dolor en

    el pecho, hasta la muerte en los casos agudos.

    Entre 1916 y 1922 el tema de las drogas en Mxico qued suspendido debido a la

    inestabilidad poltica y la lucha por la desmovilizacin de las distintas fuerzas armadas de

    los jefes revolucionarios. Fue hasta 1923 en que el presidente lvaro Obregn defini

    como delito de contrabando al comercio de las sustancias heroicas. Pero pese a esta

    definicin el comercio de drogas contino libremente en hospitales, boticas, farmacias y

    prisiones (Garca 1989:96).

    Por la abundancia de las sustancias al interior de prisiones, hospitales y manicomios era

    claro que el tratamiento no tena efectos positivos para los pacientes, sino todo lo contrario.

    En la prisin y el manicomio cada persona viva un proceso de estigmatizacin que al salir

    era reforzado por la comunidad que los exclua. Ms que un problema de salud pblica las

    toxicomanas eran un problema de ndole meramente social. A travs de las drogas se

    estigmatizaba a los consumidores y traficantes de tal forma que al final fue un instrumento

    con el que se buscaba lograr la desaparicin de algunas personas al interior de los

    manicomios.

    Para dar fin a la importacin ilegal de drogas, en 1925 el presidente Plutarco Elas Calles

    derog el decreto de 1923. El estableci que el Departamento de Salubridad Pblica era el

    encargado de expedir permisos para la importacin de opio, morfina, cocana y adormidera

    y que estaba estrictamente prohibida la importacin de opio preparado para fumar (Garca

    1989: 96).

    Con la derogacin del decreto de 1923 el pas se qued sin una definicin clara del delito

    que persegua la polica sanitaria y el perfil de los delincuentes. Los toxicmanos al final

  • terminaron siendo simples vagos, alcohlicos, o pobres transportadores de drogas, sin que

    los grandes comerciantes pudieran ser aprendidos.

    Hasta 1929 se crea la ley de delitos contra la salud (Garca 1989: 116) que castiga la

    produccin, la tenencia, el trfico y el proselitismo en materia de enervantes, ley que

    prevalece hasta nuestros das con mltiples adecuaciones.

    En la dcada de los treinta, en el gobierno del presidente Lzaro Crdenas se public en el

    Diario Oficial una lista de drogas cuyo consumo estaba permitido y otras que quedaban

    prohibidas en la modalidad de produccin, traslado y venta. Adems se estableci un

    reglamento federal sobre toxicomanas y se cre un hospital dedicado a la atencin de los

    toxicmanos (Prez 1999:20-21). Es en esta etapa en donde la psiquiatra adquiere una

    mayor relevancia y consigue establecer una diferencia clnica entre los distintos

    padecimientos mentales, con lo cual se separa a los toxicmanos de los dems enfermos.

    Hacia 1938 el Doctor Leopoldo Salazar Viniegra funcionario del Departamento de

    Salubridad, propone la creacin de hospitales subvencionados por el Estado para el

    tratamiento de los adictos. El buscaba proporcionarles droga de forma controlada a los

    enfermos, bajo vigilancia y control mdico. Para 1939 el Dr. Salazar fue destituido de su

    cargo por presiones del Gobierno de Estados Unidos, sin embargo, en 1940 se aprob el

    Reglamento General de Toxicomanas que bsicamente retomaba los aportes

    fundamentales del Doctor Salazar. Por la aprobacin de este reglamento el Gobierno de

    Estados Unidos implementa un embargo de medicamentos narcticos contra Mxico. A

    cambio de retirar el embargo, los norteamericanos piden que el reglamento sea suspendido2.

    Quiero creer que esta insistente negativa norteamericana en contra de un hospital de

    tratamiento de adicciones con droga y control mdico se debi a la leccin aprendida de su

    rotundo fracaso de Florida en 1912 con el llamado tratamiento por mantenimiento (Smith

    1993: 78).

    2 Ver. http://catedras.ucol.mx/transformar/ponencia.htm/

  • Pese a la importancia del discurso psiquitrico, la influencia del discurso policial fue mayor

    a mediados de los aos sesenta, cuando se incrementen los flujos de cocana y marihuana

    hacia Estados Unidos y Mxico se consolida como un pas productor de amapola y

    marihuana con un amplio mercado interno de marihuana y cocana. En otras palabras la

    criminalizacin que se hace del fenmeno de las drogas oscurece el panorama del

    tratamiento. Con los procesos democratizadores y guerrilleros o anticomunistas que

    caracterizaron las dcada de los sesentas y setentas el discurso legal y militarista anul

    cualquier posibilidad de implementar mayores dispositivos de tratamiento.

    El ao de 1968 fue un momento decisivo en la historia de Mxico por los distintos

    movimientos democrticos que lo caracterizaron y que dinamizaron un ambiente de

    contracultura que amenazo el orden econmico y poltico de aquel tiempo. Este ambiente

    contracultural propici que la represin en contra del consumo de algunas drogas se hiciera

    ms fuerte. La represin aunada a una serie de crisis econmica y social hizo que el Estado

    adoptar polticas que nulificaban la posibilidad de ver al tratamiento de las adicciones

    como una medida necesaria en el campo de la salud, ya que se vea a las drogas como

    medios para propiciar la sublevacin de los jvenes.

    El periodo de los aos setentas signific un gran retroceso en el contexto del tratamiento de

    las toxicomanas, si es que alguna vez hubo un significativo avance. En 1974 se da una de

    las adecuaciones ms oscuras y retrogradas que se hizo a esta ley de los delitos contra la

    salud. Esta adecuacin refiere que se reforma el artculo 24, inciso 3 de la misma ley en

    donde queda consignado que como medida de seguridad se recluir en prisin a los locos,

    sordomudos, degenerados y a quienes tengan el hbito de consumir estupefacientes o

    psicotrpicos. En otras palabras, ubica como accin de causa penal las deficiencias

    mentales, las deficiencias orgnicas y las adicciones (Garca 1989: 123).

    El tratamiento de las adicciones en sociedades como la mexicana depende de la situacin

    econmica de la familia. Actualmente el tratamiento mdico de desintoxicacin y

  • farmacolgico tiene un costo alto3, porque generalmente son clnicas privadas las que

    ofrecen ese servicio. Algunos autores afirman que la prisin ha fungido durante muchos

    aos como un tipo de tratamiento para los desfavorecidos (Husak 2001: 95), aunque

    tambin existen como alternativas las teraputicas religiosas (juramento y peregrinacin) y

    los mtodos de encierro o anexos que son utilizados de forma masiva.

    Este recorrido histrico demuestra que hay una tendencia clara hacia el castigo antes que

    el desarrollo de un mtodo integral que tome en consideracin el aspecto cultural y social

    de los contextos de drogas. En este sentido las prcticas de tratamiento tienen el objetivo de

    someter y disminuir la diferencia, adems de consolidar la idea de la abstinencia. Pero

    siempre nos encontramos con las limitantes sociales que hacen de los barrios marginales

    verdaderos supermercados de drogas. Por ello continuamos hacindonos la misma

    pregunta Cmo se hace tratamiento con los recursos comunitarios, sobretodo, en contextos

    de alta vulnerabilidad?

    INNOVANDO EN LA EXCLUSION SOCIAL: LOS PRINCIPIOS DEL

    TRATAMIENTO DE BASE COMUNITARIA

    Una respuesta a la anterior pregunta es el Tratamiento de Base Comunitaria (TBC). Esta es

    una metodologa que innova la manera de hacer tratamiento en el contexto de las

    adicciones. El TBC promueve un cambio de paradigma relativo a la forma en cmo

    representamos este problema y a sus afectados. Busca descubrir una plataforma

    comunitaria que lleve a cabo no tan solo asistencia, sino tambin teraputicas, contencin,

    escucha, acompaamiento y auto- sustentabilidad para que los afectados puedan vivir un

    proceso reeducativo y reinsertarse de forma productiva a su comunidad. El TBC no

    pretende forzar el regreso de las personas a un hogar del que tuvieron que salir huyendo, no

    pretende capacitarlos para realizar actividades que los harn ms pobres y dependientes. Se

    3 El costo de la desintoxicacin puede ser accesible para familias de bajos recursos porque existen

    algunos servicios de desintoxicacin otorgados por gobiernos locales u Organizaciones de la Sociedad Civil, sin embargo, la terapia de rehabilitacin puede llegar a rebasar fcilmente los 100,000 pesos por un tratamiento de tres meses, lo cual la hace inaccesible para los consumidores de drogas de nivel econmico bajo.

  • procura promover ante todo sus habilidades y capacidades y la independencia para lograr al

    final el desarrollo humano utilizando los recursos comunitarios.

    Despus de 10 aos de experimentacin del TBC en Mxico sabemos que existen muchas

    limitantes para su consolidacin e implementacin a nivel nacional como ya sucede en

    otros pases. Por ello es que iniciamos esta investigacin buscando cules son los factores

    que lo impiden el desarrollo de esta metodologa? Contrastamos la situacin de Mxico

    con la de Colombia en donde el modelo se ha convertido en poltica pblica a nivel

    nacional y retomamos algunos elementos de la situacin brasilea para apoyar ms las

    conclusiones.

    El mtodo de la presente investigacin se describe de la siguiente manera; realizamos un

    estudio cualitativo en tres ciudades colombianas (Bogot, Cali y Bucaramanga). Se

    entrevistaron a directivos y operadores de organizaciones y fundaciones dedicadas a la

    atencin de las adicciones, al mismo tiempo se realiz un grupo focal con promotores,

    lderes y educadores pares. En Mxico se realiz igualmente un estudio cualitativo

    contemplando dos ciudades Distrito Federal y Morelos. En el plan original se incorporaba

    la experiencia en Ciudad Jurez, pero bajo las condiciones de violencia e inseguridad que

    privan opte por no incluirlo en la investigacin.

    La informacin recabada se sistematiz a travs de un instrumento que se ha dividido en

    cinco relaciones de las cuales surgen propuestas concretas y nos dejan ver los factores que

    limitan o amplan la efectividad del TBC.

    REDES COLABORATIVAS

    Para que el TBC tenga el impacto necesario y se consolide debemos potenciar por lgica

    las redes colaborativas entre organizaciones no gubernamentales. Solamente con el

    nimo de colaborar es como las organizaciones pueden entender el sentido del tratamiento

    que se busca desarrollar y lo que implica. Para esta investigacin red es un conjunto de

    relaciones de colaboracin establecidas con la idea de fortalecer las iniciativas y no las

    organizaciones.

  • En Colombia ha quedado claro que una organizacin por s sola no puede generar impacto

    social, tiene que integrarse a una red de colaboracin que fortalezca iniciativas y no

    organizaciones. Para ellos Colaborar significa la posibilidad que una organizacin tiene

    para aportar elementos de diversa ndole para el logro de un fin ms amplio al de su

    organizacin o fundacin. En otras palabras al colaborar se convierte en una entidad

    comprometida con un movimiento. Obviamente colaborar significa tambin renunciar a

    algo en el plano de la tarea organizacional y apostarle al logro de las metas de otro para

    alimentar el cambio en el sector. En Colombia se comparten actividades, personal,

    recursos econmicos, vnculos institucionales, metodologas y habilidades.

    El hecho de compartir en red en Mxico a nivel de organizacin representa un riesgo muy

    grande porque se debate en un celo por la identidad organizacional y la propiedad de los

    productos generados por la red. En la Fundacin PROCREAR de Bogot nos recordaban

    que no se trata de fusionarse, sino de compartir para crear una cultura de integracin. En

    Colombia los resultados de la red se miden por la cantidad y calidad de las colaboraciones

    que una organizacin realiza en beneficio de otras y de ello son ejemplos muy gratos

    Samaritanos de la Calle, CONSENTIDOS, PROCREAR y la Fundacin FENIX.

    No hay que perder de vista que en Colombia el desarrollo de la red es tambin un gran reto

    porque muchas organizaciones usan los servicios de la red sin dar nada a cambio, otras

    organizaciones no se comprometen con el propsito de la red y guardan su distancia, pese a

    todo esto, hay muchas ms fundaciones que colaboran y buscan alimentar la red

    constantemente. Para ello en el caso de PROCREAR han establecido algunos mecanismos

    importantes; han creado una figura que ellos llaman coordinador de la red que es una

    persona voluntaria o beneficiario de la organizacin que se dedica a difundir los mensajes

    de la fundacin al interior de la red, capta necesidades y potenciales colaboraciones. De la

    misma forma se realizan reuniones o eventos constantes que les permite dar seguimiento a

    las iniciativas de los dems.

    ZONAS DE REFUGIO Y ZONAS DE SOBREVIVENCIA

  • Al experimentar TBC nos damos cuenta que se va estableciendo una relacin muy

    importante entre la Organizacin no gubernamental o fundacin y la comunidad local. Esta

    relacin no se puede desarrollar de forma desequilibrada donde alguien manda y otro

    obedece, donde alguien es el enfermo o la vctima y otro el psiclogo. En otras palabras, es

    una relacin de equilibrio en donde lo que nos hace diferentes es el encuadre que va

    definiendo un proceso reeducativo. No obstante, esta relacin puede verse perturbada por

    las condiciones sociales y econmicas de nuestros pases.

    En Mxico la comunidad local se ha transformado en la ltima dcada de forma

    vertiginosa. De acuerdo con Hiernaux (1999) las recurrentes crisis econmicas que han

    padecido los habitantes de Mxico han hecho necesarios una serie de ajustes en la

    institucin laboral, en las relaciones polticas y el orden territorial. Los efectos de dichos

    ajustes impactan directamente y de forma cotidiana a las comunidades urbanas que en el

    transcurso del tiempo se convierten en zonas de refugio. Una zona de refugio es aquella

    organizacin social y territorial en la que sus habitantes viven una segregacin voluntaria

    para resguardarse de los riesgos sociales que los amenazan y les ocasionan un conjunto de

    daos. Estas zonas de refugio se caracterizan porque sus habitantes procuran no tener

    contacto con otras personas fuera de su familia, adems se empobrecen las redes

    comunitarias y abandonan los espacios pblicos a los que consideran peligrosos.

    Los espacios abandonados en las zonas de refugio son tomados prcticamente por grupos

    de personas excluidas gravemente y delincuentes comunes que refuerzan el estigma

    territorial de este lugar (Wacquant 2009) y que por sus actividades lo convierten en un sitio

    de sobrevivencia que se caracteriza por exhibir abiertamente las desventajas sociales que

    amenazan a la comunidad en su conjunto y padecen el constante ejercicio del control social

    por parte del Estado, generando as aislamiento social, fragmentacin interna y carencia de

    bienes en los hogares como menciona Sarav (2004: 33).

    Este estigma territorial por supuesto genera estereotipos que lastiman gravemente a las

    personas y las convierten en dependientes no tan solo de drogas, sino tambin de la

    asistencia social del estado.

  • La experimentacin del TBC en Mxico ha tenido como su mayor obstculo la

    representacin que la comunidad local tiene con respecto a los beneficiarios, se les ve como

    enfermos, lisiados, minusvlidos y se les acostumbra a la compasin, lastima e

    indigencia porque suelen ser ms productivas que el tratamiento. Ellos segn la

    comunidad local no pueden producir iniciativas que cambien su propia situacin. Algunas

    organizaciones como Centro de Formacin Familiar Mara Dolores Leal y ALEM han

    intentado ubicar a estas personas en el papel protagnico de su propio tratamiento.

    En Colombia se ha luchado mucho para eliminar la representacin del pobrecito y los

    remanentes de las prcticas asistenciales que tanto dao han ocasionado a las personas

    gravemente excluidas. Es un hecho que transformar las representaciones de los

    beneficiarios es una gran lucha y en el caso particular de PROCREAR la estn dando en

    dos frentes muy interesantes; primero, generando constantes y variadas iniciativas de

    integracin con la poblacin transexual, consumidores, poblacin de calle, etc., y, segundo,

    haciendo que los beneficiarios en la vida cotidiana empiecen a recuperar sus habilidades,

    capacidades sociales y derechos.

    POLITICAS PUBLICAS SURGIDAS DE LAS EXPERIENCIAS LOCALES

    El signo que permite advertir que el TBC se ha consolidado es el establecimiento de

    polticas pblicas cuyo origen es la experiencia de organizacin social de las comunidades

    locales. Tanto en Mxico como en Colombia se sigue luchando fuertemente porque las

    polticas pblicas no se construyan desde el escritorio de la burocracia e intelectualidad,

    sino, desde las bases activas de las comunidades que plantean sus necesidades y desarrollan

    movimientos que les permiten mejorar su calidad de vida.

    Un factor que limita la posibilidad de conseguir estas polticas pblicas en el campo de la

    salud mental en Mxico es la consigna de que todas las organizaciones que trabajamos en el

    sector de la exclusin, la violencia y las adicciones tienen que competir por establecer su

    propio modelo. Esta competencia debilita fuertemente al sector porque la diversidad se

    impone frente a la eficacia y la efectividad. Hay una especie de lucha por ganar los favores

  • del Estado, pensando que de esta manera las organizaciones no gubernamentales se pueden

    proveer de recursos econmicos. Esta poltica de cercana con el Estado tiene una duracin

    muy corta y lo importante de ella es el recurso econmico obtenido a travs de las

    relaciones. Los buenos resultados de las instituciones que se acercan al Estado no tienen

    continuidad en el tiempo porque en este marco el tiempo se define como una categora

    poltica.

    En Mxico como en Colombia la poltica de Estado relacionada con la atencin de

    adicciones se apoya bsicamente en la prevencin y el tratamiento, esto con el objetivo de

    lograr la abstinencia. Existe una gran resistencia a aceptar alternativas como la reduccin

    de daos, lo cual implica trabajar con los farmacodependientes pese a que este no deje de

    consumir. Esta resistencia deriva bsicamente de la poltica de guerra contra las drogas, la

    cual tambin ha producido en Colombia la criminalizacin del consumo.

    En Colombia, a travs de PROCREAR han logrado con mucha inteligencia disuadir a la

    resistencia contra la reduccin de daos y gestaron la poltica de mitigacin de daos, lo

    cual ha significado un gran avance para la organizacin y la red vinculada a ellos. En el

    caso de Mxico se hizo un gran esfuerzo para que en la poltica nacional de juventud en el

    sexenio de Vicente Fox se hiciera mencin de la reduccin de daos como una alternativa

    de tratamiento, aunque en el documento final no se describe el corpus de esta poltica.

    Varios han sido los esfuerzos de CAFAC en Mxico por participar en la elaboracin de

    leyes y polticas de drogas en distintos niveles de gobierno, sin embargo, todos ellos han

    quedado a nivel de asesoras y formacin de modelos para la operacin de algunas

    polticas. Lo que queda muy claro es que el Estado se acerca a las organizaciones de la

    sociedad civil para subcontratarlas y operar sus polticas, lo cual puede ser una posibilidad

    de dialogar con el Estado, pero a fin de cuentas es una posibilidad muy limitada.

    EDUCADORES PARES O PARCEROS

    Con la experimentacin del TBC se ha logrado valorar el papel de los educadores pares,

    es decir, personas que han vivido el proceso de recuperacin, logran sobrevivir a sus

  • recadas y aceptan la responsabilidad de conducir a otros en el proceso de salida del

    consumo y educar a los dependientes que continan consumiendo sobre los riesgos y los

    daos que implica el estilo de vida por el cual han optado.

    Los educadores pares o como en Colombia se les llama parceros han requerido en una

    primera etapa un aval institucional, un seguimiento constante, lo cual para CAFAC en

    Mxico ha representado una carencia significativa porque se ha consolidado como centro

    de formacin y no ha podido dejar de ser una escuelita, es difcil consolidar el

    seguimiento y la supervisin de las experiencias. En cambio, las organizaciones con un

    carcter ms operativas se han dedicado de tiempo completo a especializarse en un tipo de

    servicio, lo cual las limita y no les permite desarrollarse en torno a la dinmica

    comunitaria.

    El acompaamiento de las personas durante el proceso es central, se debe tener una

    estrategia para manejar las recadas y para que las instituciones no perdamos la

    credibilidad. Del mismo modo hay que procurar la gestin de renta para que los

    beneficiarios puedan vivir dignamente al reinsertarse a la comunidad, sin pasar por los

    procesos de la informalidad que los acercan al contexto de riesgo en el que siempre

    vivieron. Pareciera por momentos, segn comentan las fundaciones e instituciones de

    Mxico y Colombia que el consumo de drogas es el menor de los problemas que una

    persona puede tener en estos contextos de refugio y sobrevivencia. El hecho de vivir un

    proceso de tratamiento para dejar de consumir drogas significa nada si vamos a poner a los

    beneficiarios en las mismas circunstancias que los orillaron a la violencia, la prostitucin, el

    hambre, la delincuencia, etc. Hay que tomar muy en cuenta la experiencia de Brasil

    (RECICLAZARO Y LUA NOVA).

    EQUIPOS MIXTOS

    Solo despus de experimental el TBC sabemos que lo ms eficiente en este proceso de

    trabajo comunitario es un equipo mixto conformado por profesionales (psiclogos,

    Trabajadores sociales, Comuniclogos, antroplogos, etc.) y educadores pares. Es

    importante que exista un verdadero compromiso con lo que se hace y para ello se requiere

  • que los trabajadores tengan un sueldo que les provea de una cierta seguridad econmica y

    que los motive a hacer un trabajo innovador y creativo. Adems, requieren de una constante

    capacitacin en el modelo y en distintas tcnicas de animacin social, es fundamental

    tambin la supervisin y el acompaamiento.

    Las caractersticas de financiamiento en Mxico son un factor muy negativo para

    consolidar este tipo de trabajo. De igual forma, otro factor limitante ha sido la poca

    capacidad de acercarse al voluntariado. En Colombia, el carcter innovador de las

    iniciativas que plantean atrae a ciertos profesionales para el voluntariado, sobre todo

    recurren al personal universitario en prcticas profesionales. En el caso de los profesionales

    los colombianos padecen las mismas dificultades que en las organizaciones mexicanas.

    CONCLUSIONES

    Las circunstancias actuales de Mxico nos obligan a innovar en el quehacer de lo social y

    en especial en el campo de las adicciones. Es muy necesario replantearnos los parmetros

    sobre los cuales podremos desarrollar el Tratamiento, la prevencin y la reduccin o

    mitigacin de daos. El objetivo de este trabajo es esto, simplemente, observar con

    detenimiento los varios problemas que implica el establecimiento de una innovacin en

    Mxico en el campo de las adicciones.

    Queda, pues, tres conclusiones muy claras; en primer lugar, para lograr que el TBC se

    establezca en Mxico con ms fuerza es necesario transformar la mentalidad de

    organizacin que tenemos actualmente, pasar de organizaciones egostas y auto-referencial

    a una especie de organizacin que colabora; en segundo lugar, hay que darle espacio dentro

    del campo de trabajo a las personas que por haber vivido las circunstancias de la droga

    pueden aportar un enorme saber para el tratamiento y conformar equipos mixtos de trabajo;

    finalmente, enfatizar arduamente que cada una de nuestras intervenciones en las distintas

    comunidades deben hacerse a travs de experiencias de integracin y no de control.

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