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LOS GNEROS LITERARIOS Y SUS LEYES ESCRITAS Y NO ESCRITAS EN LA LITERATURA CLSICA L.E RossiSua cuique proposito lex, suus decor est Quint. 10.2.22 1. PREMISA (LIMITES DE LA PRESENTE INVESTIGACIN) Hablar sobre las leyes de los gneros literarios antiguos en el marco de un breve tratado, como aqu me propongo realizar, puede parecer, por un lado, un emprendimiento ambicioso, siendo el tema demasiado vasto; por el otro, puede parecer un emprendimiento intil, siendo el tema aparentemente familiar y obvio. A la primera objecin querra responder denunciando desde el mismo inicio los lmites, o mejor aun, el gnero mismo de este aporte. Se trata de una visin panormica, necesariamente escasa en numerosos detalles, que debera indicar, al menos a mi entender, las lneas generales de una investigacin futura en este campo, hecha desde una perspectiva levemente distinta de aquella que ha sido usada hasta ahora. Se trata, entonces, de una simple propuesta o, mejor, de una serie de propuestas. Mucho de lo que me propongo decir ha sido dicho, aunque por lo dems en contextos diferentes: sin embargo, en cuanto a referencias bibliogrficas y la mencin de problemas, me atendr a un criterio arbitrariamente selectivo, y no siempre declarar mi deuda para con otros autores. Esto ltimo parecer, de cualquier forma, evidente, aun si ms de una vez yo mismo lo pasar por alto. Con esto obtendr la ventaja de no tornar demasiado pesada la exposicin con un aparato erudito que, en una temtica como la presente, no podra jams ser exhaustivo. Necesariamente, por lo dems, los primeros resultados de una investigacin de este tipo debern ser en gran medida provisorios: stos tendrn necesidad de ser ulteriormente revisados, verificados y eventualmente enriquecidos. Me alienta a la redaccin el hecho de que las ideas aqu expuestas hayan tenido ya exposiciones orales con pacientes y benvolas escuchas, que han contribuido en mucho a su esclarecimiento1. De dichas exposiciones, de las que ofrezco aqu una parcial reelaboracin, habrn permanecido algunas virtudes, aunque quizs tambin muchos defectos. La respuesta a la segunda objecin deber ser ms compleja y articulada. En realidad, la importancia predominante del gnero literario respecto a la literatura clsica en general, y la griega arcaica en particular, es un hecho comnmente reconocido. Las leyes que gobiernan las obras de la literatura son en principio un producto en gran parte espontneo de la situacin histrica, en el sentido ms amplio, en la que un autor se desenvuelve. En un inicio las obras literarias nacen de la concreta demanda de un pblico que prefiere determinados tipos de producciones para ocasiones determinadas y exige que ciertas expectativas sean contempladas. Hagamos una veloz revisin de los gneros ms importantes: la pica narrativa, la llamada pica didasclica, la elega y el yambo, la lrica mondica, la lrica coral (religiosa o laica), el teatro, la historia, la oratoria. En algunos de stos nuestro conocimiento de la situacin histrica en la que nacen y florecen es muy satisfactoria: por ejemplo, en cuanto al teatro conocemos suficientemente bien la Atenas del siglo V, la sociedad que peda un determinado tipo

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de espectculo, el modo en que se desenvolvan los concursos dramticos, los gustos y las reacciones del pblico frente a las soluciones varias expuestas por los autores. Pero, por ejemplo, qu sabemos de la pica homrica? podemos utilizar como testimonio, interno en la obra de Homero mismo, las figuras de Femio y Demdocoi, imaginando que la pica fuese un entretenimiento de sociedades reales y restringidas?o acaso la epopeya homrica, en la forma en que la conocemos, pertenece ya a una fase en que la pica se ha convertido en pasatiempo del pueblo, como era seguramente en los tiempos del ciclo, y como lo es hoy en las cercanas de aquellos poblados que an conservan aedos? Y en cuanto a Hesodo: para qu tipo de pblico fue escrita su obra ms problemtica, Los trabajos y los das? Se trata de un manual de agricultura destinado a sus cohabitantes beocios o de un escrito moralista-parentico destinado a su hermano Perses, o acaso de algn otro tipo de obra? Hemos tocado dos extremos en cuanto a condicionamientos histricos, el gnero que mejor conocemos y aquellos de los que sabemos casi nada, para los cuales quizs jams encontremos respuestas satisfactorias. En medio estn situados los otros, para los que la informacin no es abundante, pero sin embargo suficiente, o al menos, felizmente integrable. Tomemos el muestrario pindrico. Encontramos los epinicios, que haban sido escritos a comisin por acaudalados burgueses, suficientemente ricos como para permitirse el deporte en una poca en la que ste no era an profesionalizadoii, o aun a pedido de personajes de estirpe real: dichas composiciones, destinadas casi siempre a una fiesta pblica en la que el pblico participaba en masa, no escapaban al inters de la masa misma, y quiero decir con esto que aun si la iniciativa era tomada por los clientes, stos no podan prescindir de los gustos de la sociedad en que vivan y a la cual no estaban ciertamente en condiciones de dictar ley por completo (y es obvio que aqu en particular es necesario hacer distinciones entre regiones y regiones, y aun ciudades: pienso, en cuanto a Pndaro, en las diferencias entre los clientes principescos de Sicilia y otros varios ambientes de Grecia en los que se desenvolvi, como Atenas, Egina, etc.). Dejemos de lado un momento las otras composiciones laicas, producidas siempre para ocasiones concretas, como, por ejemplo, el simposio. La lrica religiosa a su vez (himnos, ditirambos, etc.) era pedida a comisin por administraciones civiles y responda quizs con mayor incidencia a las exigencias del pblico: y aqu sera necesario por dems hacer diferencia entre las composiciones estrictamente dirigidas al culto y aquellas de carcter literario (pensemos cun importante resulta esta distincin, por ejemplo, para el ditirambo). Intil es extenderse aqu sobre las ocasiones para las que eran escritos la elega y el yambo, la lrica mondica, o sobre las exigencias a las que respondan los loggrafos y los historiadores hasta Herdoto (con Tucdides se siente la influencia de un ambiente nuevo, tanto en la estructura de la obra como en la eleccin de la temtica), o sobre la oratoria, que en el siglo IV es quizs el ltimo verdadero y propio gnero estrictamente ligado a un pblico en el sentido antiguo y que sobrevive, en sus formas cannicas recientemente fijadas, prcticamente a todos los otros. La problemtica que hemos panormicamente reseado aqu es familiar a los estudiosos, y someterla a un nuevo examen sera justificable nicamente para quien estuviera en grado de aprovechar en una dimensin total las recientes adquisiciones de la antropologa, de la historia econmica y de la historia en general. Querra simplemente agregar que el esclarecer por qu y cmo ciertas exigencias se fueroni

Femio y Demdoco son personajes homricos que ofician de aedos en la Odisea: Demdoco, es quien canta en la corte de Alcinoo y Femio es aedo de la corte de taca (n.d.trad) ii Los epinicios son cantos corales compuestos en honor de los vencedores en alguno de los cuatro certmenes deportivos de los Juegos Panhelnicos que se cantaban al paso de los campeones (n.d.trad)

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determinando paso a paso e imponiendo a los autores es trabajo de los historiadores; y que, sobre todo, es delicado distinguir cunto fue verdaderamente impuesto por un pblico y cunto fue producto de las singulares escuelas poticas o de las personalidades creativas, capaces tambin de una autnoma autodisciplina compositiva, y capaces as de influenciar a su vez el gusto mismo de sus pblicos. Cuestiones de medicin, que el historiador resolver segn su vocacin: es sabido, de todos modos, que la Grecia arcaica hace pender el plato de la balanza en la parte del pblico; pero es al historiador de la literatura a quien atae la reconstruccin de las leyes formales a las que respondan los autores. Recordemos, por ejemplo, el cdigo temtico del epinicio: , , Para la literatura arcaica tales leyes deben ser extradas a travs de un examen interno de las obras mismas, ante la falta de testimonios externos concretos: y propiamente la historia de nuestros estudios es, en gran medida, la fatigante reconquista de estas leyes. Ser oportuno recordar los principales puntos de estos elementos de caracterizacin: la temtica, entendida como contenidos, la estructura, entendida como la disposicin de las partes y las dimensiones, la lengua, entendida como el dialecto y el nivel estilstico, y finalmente la mtrica; sean sumadas la musica y la danza, cuando stas estn presentes. La diversa coparticipacin y el dosaje de tales elementos dan a las obras literarias de la antigedad aquella particular fisonoma que nos lleva a asignarlas a uno u otro gnero literario. Nos lleva, he dicho: sin embargo en este itinerario crtico hemos sido precedidos por los antiguos, y no slo por los gramticos tardos, sino por los escritores mismos, que conocan muy bien las reglas del gnero en el que se disponan a componer. El acto de basar los elementos de nuestro juicio sobre las obras de la literatura nicamente desde las obras mismas puede resultar algo riesgoso; ms seguro es guiarnos, al menos inicialmente, por las formulaciones crticas de los antiguos, desde ya, cuando dicho material no nos falte completamente2 . No debe olvidarse, por lo dems, que el tipo de consideracin sobre gneros, que se muestra hoy tan obvio, ha sufrido durante mucho tiempo, especialmente en Italia, la dictadura cultural de Benedetto Croce, que negaba valor al gnero en lo que concierne a la evaluacin de la obra, relegndolo en un segundo plano sin ms, al rol de pseudoconcepto filosfico.3 Era una reaccin, por cierto necesaria, a los excesos de la crtica positivista, que de una manera peligrosamente mecnica haba recibido la teora de los gneros a partir de una larga tradicin de cultura, que, a travs del medioevo y el humanismo, haba creado nuevos cdigos en el Renacimiento y los haba trasmitido a los encendidos polmicos de las querelles y al romanticismo alemn.4 Sin embargo, obras vigorosas como la Europische Literatur und lateinisches Mittelalter (1948), de Ernst Robert Curtius han reestablecido aun ante nosotros el inters en este campo de investigacin, que en realidad la filologa clsica no haba ignorado jams: pertenece a un ayer inmediato la ms o menos explcita polmica anticrociana de una personalidad como Giorgio Pasquali5, y bastar recordar la influencia duradera que han tenido para nuestras disciplinas los famosos cursos, redactados en la Encyclopdie, de August Boeckh6, que domin los estudios sobre la antigedad clsica desde el inicio hasta la mitad del siglo pasado. Ahora bien, si las constantes morfolgicas de las obras literarias nos dan certeza tanto ayer como hoy de la existencia de leyes, aquello que, por otra parte, permanece incierto, o al menos poco claro y que no considero que jams haya sido hecho objeto de investigacin autnoma y extensiva es qu clase de vida tuvieron las leyes mismas en el perodo, que parece largo, en que an no haban sido fijadas independientemente

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por escrito; qu clase de conciencia de stas tenan los autores; cundo precisamente, segn los diversos gneros, fueron codificadas ; y sobre todo, cul fue de vez en vez el objetivo de tales codificaciones y cules fueron las consecuencias para la actividad de creacin. En otras palabras, del camino de las leyes no escritas a las leyes escritas ha sido largo, distinto para cada gnero particular, y no sin importantes consecuencias para la misma produccin literaria. Aquello que se ha olvidado a menudo es que el gnero literario era una categora esencial de la mismsima esttica antigua, categora que ha tenido vida e influencia complejas y articuladas. Es significativo que una gran parte de aquella crtica filolgica que no ha ignorado los gneros los haya asumido exclusivamente como categora propia y moderna de juicio: los gneros son hegelianamente para Boeckh, por ejemplo, categoras inmanentes (la poesa, representada por epos, lrica, drama, a la que corresponderan, para la prosa historia, filosofia, oratoria)7. Y slo indirecta (pero, dentro de tal lmite, conspicua) puede ser la utilidad, para nosotros los clasicistas, del fuerte renacer del inters por los gneros en la crtica literaria reciente y muy reciente. sta se refiere, de hecho, al estudio de obras modernas, a menudo restringindose inclusive a la literatura de una lengua o de un conjunto poltico-social determinado, o quizs a un reducido nmero de gneros de mayor suceso actual (la novela, por ejemplo), como si stos fueran ms tiles para servir como reactores para la inteligibilidad de los desarrollos histricos o para la exgesis de situaciones sociales. Sera til realizar un consumo de tal crtica en lo que se refiere al tema especfico de los gneros. Nos concentraremos aqu en el sucinto pero lcido panorama ofrecido hace algunos aos por Peter Szondi8, que, junto a la negacin crociana (nacida como reaccin a la hegeliana Historisierung der Gattungspoetik, para la cual Lyrik, Epik, Dramatik werden aus systematischen Kategorien zu historischen), recuerda por una parte la posicin diametralmente opuesta a Hegel representada por la hipostatizacin abstracta de las tres categoras en los Grundbegriffe der Poetik de Emil Staiger (1946), para los que Lyrik, Epik, Dramatik se transforman en lyrish,episch,dramatisch; y por otra parte la mayor fidelidad hacia la historia (siempre en el cuadro del historicismo alemn), que est en la base sobre todo de un Lukcs (Die Theorie des Romans era del 1914; ms importante para nosotros es Der historische Roman, del 1957). Pero los desarrollos ms recientes anuncian, en este campo, frutos aun mas tiles: me refiero al inters predominante por cuestiones de forma que, a partir del redescubrimiento de los formalistas rusos, se gesta en la critica literaria inspirada, en mayor o menor medida, por el estructuralismo. Los gneros literarios tienen aqu un rol protagnico y, considerados como un sistema de signos, obtienen y obtendrn un gran inters en el mbito de la semiologa.9 Mencion que de todo esto puede allegarse a nosotros una utilidad indirecta: porque el hecho de redescubrir hoy con tanta mayor urgencia la necesidad de una consideracin de los gneros, de manera de alentar la indagacin sobre la vitalidad de ciertos tipos de prestacin literaria en las sociedades y culturas varias, y sobre la conciencia que de las leyes de los gneros mismos tenan los autores y pblicos, no puede no conducir al clasicista, por analogas obvias de situaciones histricas, a plantear el mismo problema respecto de la antigedad clsica, reconsiderando bajo una nueva luz los frutos de una indagacin filolgica de muchos siglos. Ya que independientemente del mayor o menor valor terico que a ello quiera asignarse el gnero literario es una institucin, con la que el historiador debe medirse porque es uno de los elementos que han influenciado al autor y forma parte, de esta forma, del cuadro general que le compete delinear.10

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Ser, quizs, til eliminar aqu anticipadamente un posible equvoco. Resultar claro, en consecuencia, que una fijacin por escrito no hace ms constringentes a las leyes, o bien que el influjo positivo de la institucin no es directamente proporcional a su objetividad. Se ver, de hecho, que tiende a ser realmente lo opuesto, que una mayor objetividad puede resultar en un influjo de signo negativo, o invertido. Las elecciones expresivas (pienso en la lengua misma) son todas en cierta medida obligadas, esto es, condicionadas por una tradicin que las carga de ciertos contenidos o valores expresivos, independientemente de la fijacin por escrito de leyes. Tales leyes, por una parte, no pueden ser ignoradas aun cuando no son todava escritas, y por otra, aunque ya codificadas, pueden ser superadas en virtud de una eleccin innovadora, que renueve algunos de los mdulos expresivos y los dirija con intencin a otras direcciones ms o menos imprevistas. Consideraciones de este tipo deberan ser en la actualidad por dems obvias, pero querra traer, para ilustrarlas, un ejemplo revelador y seguramente familiar: la msica europea, desde el nacimiento de la expresividad instrumental en el siglo XVII hasta nuestros das, en la cual la praxis de composicin fue acompaada por una teora, la famosa doctrina de los afectos o Affektenlehre. Tambin aqu la teora nace a partir de una consolidacin histrica de una determinada praxis, segn la cual, por ejemplo, una tonalidad o un ritmo tienen una propia carga expresiva, se unen, esto es, a un determinado afecto, lo que da origen a un sistema objetivo de normas; sin embargo, a continuacin, la praxis podr innovarse respecto al sistema normativo precedentemente constituido, y dar a las nuevas elecciones expresivas un sabor particular, propiamente en virtud de la oposicin a una tradicin que no es ignorada, justamente porque es a esta misma que se contrapone. Todo esto no excluye sucesivos retornos a la tradicin, quizs a travs de experiencias laterales, no canonizadas o populares: en palabras de Sklovsky, en la historia de la literatura la herencia se transmite, no de padres a hijos, sino mas bien de tos a sobrinos (aquello que los formalistas llamaban canonizacin del ramo inferior).11 Esto, entre otras cosas, veremos suceder en la literatura alejandrina. En virtud de todo lo mencionado, resulta evidente que una historia de las leyes de los gneros tiene que comenzar desde la poca arcaica, poca en la cual, como veremos con suficiente detalle, las leyes mismas no han sido an redactadas, pero estn presentes en la conciencia de los autores: para el estudio de esta poca son, entonces, los autores mismos los que deben ser interrogados sobre las leyes. stas vern su redaccin slo mas tarde, y en modo realmente sistemtico slo en la poca helenstica, por obra de poetas y de poetas-fillogos: restara a nosotros nicamente la tarea de recoger los materiales esparcidos. Es significativo que un gran estudioso de alejandrinismo como Rudolf Pfeiffer haya inspirado, en aos lejanos entre s, dos de los poqusimos trabajos, por cuanto tengo entendido, que se ocupan orgnicamente de nuestro tema: Hans Farber, Die Lyrik in der Kunsttheorie der Antike, Munchen 1936, que es un ordenado rejunte de testimonios con un tentativo de individuacin de las fuentes para el material ms tardo; y A.E.Harvey, The classification of Greek Lyric Poetry, Classical Quarterly 5 (1955) 157-75, que es un tentativo, ejemplar en cuanto al mtodo, de distinguir la teora y la terminologa alejandrina de aquella que era la praxis (y ciertamente tambin la teora implcita) de la edad arcaica. Estos dos trabajos, sin embargo, como se evidencia en los ttulos, se limitan a la lrica.12 El mismo Wilamowitz13 haba manifestado en su momento la necesidad de recoger testimonios relativos a los diversos gneros de la lrica: tambin l haba limitado su visin a la lrica. Ms reciente es, en fin, el trabajo de Severin Koster, Antike Epostheorien, Wiesbaden 1970, inspirado por Peter Steinmetz: ste nos ser til a continuacin, ya

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que la categora epos es para los antiguos tan vasta como para abarcar formas bastante variadas. Sin embargo, siendo muchos los gneros literarios, mucho queda an por hacer. Y es justamente por esta razn que no puede considerarse sin cierta desazn el hecho de que la monumental History of Classical Scholarship (Oxford 1968) de Pfeiffer pase por alto el enfrentamiento unitario de nuestro problema, para dar al menos un panorama coherente al material; es extrao, sin dudas, que no slo esta suprema obra, tratando de la filologa y la literatura alejandrinas, sea riqusima en materiales de este tipo (y de ella somos y seremos ampliamente deudores para el estudio de ste y muchos otros asuntos), sino tambin que justamente de Pfeiffer, ejemplar editor de Calmaco, era de esperarse una mayor sensibilidad para dicha problemtica.14 Si no es insuficiente mi informacin, resulta entonces evidente que an falta una investigacin global que vea las leyes de los gneros desde el exterior, como un dato histrico autnomo, y que al menos plantee el cuestionamiento del momento, distinto para cada uno de los gneros, en el que se comenz a redactarlas por escrito; y, sobre todo, como ya se mencion, el problema de las finalidades de las redacciones mismas, y la subsiguiente influencia sobre el trabajo creativo. Cuando se trata de esttica antigua, son otros, en general, los problemas que se plantean: la funcin y el objetivo de la poesa, en la contraposicin o el acuerdo entre ser provechosa y ser agradable, entre lo til y lo dulce, en fin, entre la susodicha tendencia tica y hedonstica; el oficio del poeta y la conciencia de su misin, que comporta el problema de la inspiracin y de su origen, divina o no; lo verdadero o falso de aquello que el poeta canta; el marco social del poeta y el modo en que una determinada realidad econmica y social lo acoge (en otras palabras: quin le otorga el pan cotidiano? 15); y bastar slo una breve mencin a los numerosos problemas ligados a una visin filosfica de la vida y de la historia, como la contraposicin entre y, (la poesa como verdadera y nica creacin, o como imitacin16). En un plano de fondo, naturalmente, no faltan los gneros literarios: esto es favorecido por la existencia de una doctrina altamente organizada de los estilos, doctrina que nace sin embargo ms tardamente, con la retrica; y sin embargo, el estilo es slo uno de los elementos que caracteriza a los varios gneros, como se ha dicho. Pero los gneros - repetimos - entran casi siempre en discusin para una evaluacin moderna de la obra, mientras debieran ser considerados como parte integrante de una teora que escrita o no escrita, siempre existi, desde el momento en que los griegos enfrentaron la creacin literaria con la clara conciencia de una tradicin a seguir, esto es, desde la poca arcaica. En resumen, aquello que realmente hace falta no es tanto una historia de los gneros, que especialmente en el caso de la antigedad clsica debe obviamente identificarse con la historia de la literatura, sino ms bien una historia de las leyes que han disciplinado a los gneros mismos. Resulta claro que un slido trabajo grupal puede nacer nicamente sobre la base de numerosos ulteriores trabajos monogrficos, semejantes a aquellos mencionados anteriormente. Que este breve tratado sea slo un boceto no es algo que, despus de todo lo que he mencionado desde el inicio, tenga necesidad de una ulterior justificacin. 2. EL ENCUADRAMIENTO DE DIDIMO-PROCLO El panorama ms amplio, y tambin relativamente detallado, de los gneros literarios antiguos, aunque limitado nicamente a los poticos, nos lo ofrece Focio en su

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Biblioteca, donde, en el cod 239 (318 b 21 ss.), resume la Crestomata de Proclo, o al menos una parte de ella. La principal distincin se da entre poesa narrativa, o mejor dicho, expositiva ( ) y poesa mmtica ( ): dicotoma, entonces (dejemos de lado la relacin entre la tricotoma platnica y la dicotoma aristotlica17). Dentro de la primera categora entran el epos, el yambo, la elega y la poesa mlica; en la segunda se ubica todo el teatro (la tragedia, el drama satrico y la comedia). Aquello que llama mayormente la atencin a Proclo es la poesa mlica, particularmente rica en subcategoras ( ), a la cual es otorgada la distincin entre poesas religiosas, o dedicadas a los dioses ( : himno, prosodia, pen, ditirambo, nomos, adonio, ybaco, hiporquema), y poesas laicas, o dedicadas a los hombres (: encomio, epinicio, escolio, canto amoroso, epitalamio, himeneo, silo, treno, epicedio), mientras algunas composiciones son consideradas mixtas ( : partenio, dafnefrico, tripodefrico, oscofrico, invocaciones augurales). Dejemos de lado la ltima subcategora, de composiciones llamadas para situaciones ocasionales (), que parecen estar en el lmite entre formas de tipo literario y formas que an respondan a modelos populares. Focio escribe su resumen en el siglo IX; Proclo es el neoplatnico del siglo V, o, ms probablemente, el gramtico del siglo II. Ciertamente, la doctrina que Proclo presenta es ms antigua, y precisamente, alejandrina. La distincin entre poesa religiosa y laica se encontraba ya en Platn (resp. 607 a cf. legg. 822 b)18. Pero la fuente de Proclo es seguramente la obra de Ddimo Chalkenteros, el

gramtico alejandrino del siglo I a.C, que recoge y sistematiza casi dos siglos de investigaciones filolgicas. Los paralelismos entre Proclo y los mas nfimos fragmentos de Ddimo19 son demasiado fuertes: adems de correspondencias terminolgicas, existe tambin un planteo claramente similar, donde para cada gnero son mencionados los principales representantes y lo que resulta ms interesante las caractersticas principales de stos (sobre todo: contenido, estilo, metro), puestas en relieve por los frecuentes distingo.... La relacin es confirmada por los contactos que Proclo muestra con la Vida Ambrosiana de Pndaro, tambin sta de genuina fuente alejandrina, y estrechamente cercano es tambin un pasaje de Pluxiii (4.52 ss.)20. Es intil explayarnos aqu en una historia que es bien conocida y que hoy encontramos lcidamente expuesta por Pfeiffer. La mencionada impostacin del trabajo y ordenamiento del material literario resultaba plenamente natural despus de la obra de los primeros grandes fillogos alejandrinos, sobre todo Aristfanesiv y Aristarco, que haban sido editores de textos, y haban finalizado sus sistematizaciones con un evidente fin editorial: pensemos en los calimaqueos, esquematizacin universal de las obras literarias dividas segn sus gneros21, y en los susodichos cnones, elencos de autores considerados clsicos () divididos por categoras literarias22: para la poesa, picos, yambgrafos, tragedigrafos, comedigrafos, elegacos, lricos; para la prosa, oradores-sofistas, historiadoresgegrafos, gramticos, mdicos, filsofos (entre los romanos, hasta Quintiliano, y aniii iv

Se refiere a Julio Plux, retrico y lexicgrafo alejandrino del siglo II. (n.d.trad) Aristfanes de Bizancio, erudito griego de la poca helenstica; bibliotecario de la biblioteca de Alejandra y maestro de Aristarco. (n.d.trad)

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despus, a los cnones de los autores griegos, variamente reproducidos, se agregarn aquellos de los autores latinos). Por cuanto pueda producir algo de desilusin, el encuadramiento transmitido por Proclo, y que se remonta a Ddimo, resulta ser el fragmento ms amplio, por extensin y plenitud de material, de un tipo de investigacin filolgico-literaria que podremos de ahora en ms llamar descriptivo, y que encuentra su lugar en la poca helenstica, una poca que tiende a realizar conclusiones e inventariar el patrimonio histricoliterario, facilitada en su desapegada frialdad racionalista por el hecho de que todos los grandes gneros literarios no son ya ms formas vivas, a causa del cambio de relacin entre autor y pblico.23Lo que ms parece importar, en este momento histrico, es tener una gua para la comprensin de las obras del pasado. 3. LA EPOCA ARCAICA: LEYES NO ESCRITAS, PERO RESPETADAS. Abandonemos ahora por un momento a los alejandrinos, quienes claramente en base a lo ya expuesto redactan las leyes, para retornar luego a ellos a travs de una ordenada percusio cronolgica. Preguntmonos, antes que nada: en la poca arcaica, cuando la disciplina de los gneros estaba an ligada a exigencias vivas, era verosmil, o aun meramente posible, que existieran leyes escritas? En otras palabras, cuando Pndaro compona sus epinicios, tena delante un manual que contuviera las reglas esenciales del gnero? En la Nemea IV (quizs del 473) Pndaro est narrando las hazaas de Telamn, y en un cierto momento se interrumpe (33s) diciendo: El explayarme en toda la larga historia me es impedido ya por la ley, ya por el tiempo que huye( ). Las palabras y reaparecen tambin en otros fragmentos (OI. 7.88, 13.29, Isthm.6.20, Pae.6.57; es importante reencontrar en Call. ia.13 (fr.203 Pf.).41, lo que confirma su cualidad de trmino tcnico de la teora literaria. Qu puede ser el ms que la ley del gnero, (en este caso, del epinicio)? Y con ley es claro que me refiero al punto de encuentro entre los pedidos de un patrocinador, las exigencias de un pblico y la autodisciplina del autor. En la Istmica I se dice, a grandes rasgos, la misma cosa (60ss.): el enumerar todo. me lo impide la breve medida del himno ( |||| || )24. Por lo dems Pndaro, junto a las frecuentes conocidas alusiones a su oficio y al modo en que lo ejercita, presenta tambin notaciones estructurales pequeas, como en la Olimpica VI donde al principio (1 ss.), despus de la bella imagen arquitectnica que representa al epinicio, afirma que el inicio debe ser resplandeciente desde lejos ( )25. Y Pndaro no slo cultivaba muchos otros gneros de la poesa coral, de la que obviamente conoca bien las leyes, sino que en el fragmento de un treno (fr. 139 Sn.) nos ofrece adems una lista, dndonos, por lo dems, algunas caractersticas: meana, ditirambo, lino, himeneo, ylemo.26 Debemos creer que sta leyes estaban ya escritas, y que entonces Pndaro trabajaba con un manual? Dira que esta idea se excluye por el hecho mismo de las recurrentes reflexiones sobre poesa y tcnica que aparecen en las composiciones poticas de l mismo y de otros poetas, 27 como si justamente las poesas fueran la sede ms natural (y 8

ciertamente la nica!) donde hablar de estas cosas, dejndose llevar a su vez por apasionadas polmicas personales. En la poca arcaica los las obras polmicas que en la poca helenstica sern pequeos tratados en prosa son, propiamente, poesas. Por otra parte, aun ante la falta de obras tcnicas especficas, no se puede acallar las leyes: cada obra que las ignore est condenada al fracaso, puesto que stas son la expresin mas clara del acuerdo con el pblico. Y hemos ya mencionado qu sector representara la parte ms calificada entre este pblico: se trata, en la poca arcaica, de los representantes de la alta cultura, las finanzas, y el poder poltico. Una pequea oligarqua, a la que se contrapone un selecto grupo de artesanos del verso, educados para la tcnica y elegidos para esto desde el nacimiento o por contactos con ambientes elevados. De quin haban aprendido Simnides, Pndaro, Baqulides a escribir epinicios, y, antes de ellos, de quin Alcman a escribir partenios? Se trat, seguramente, de un aprendizaje de taller. Aprendieron de sus predecesores inmediatos y contemporneos, del contacto directo con sus patrocinadores, quizs asistiendo ellos mismos a las fiestas, religiosas y profanas. Nos lo dice claramente Baqulides (Pae.5.1 s.): cada uno aprende del otro, tanto en la antigedad como hoy ( ); es sta una de las ms bellas afirmaciones del sentido de la tradicin, de la unin con un pasado del que no se reniega28, aun si ocasionalmente esta tradicin puede ser experimentada como un peso, como en el famoso fragmento de Qurilo de Samos (fr.Kinkel): bendito quien cantaba en la antigedad, que era tanto ms libre; ahora todo est regulado por frreas reglas.29 Sin embargo se trata de recusationes complacientes, en las cuales aparece el orgullo del potico.30 En palabras de van Groningen: Ainsi saccumulent petit petit une foule dobservations de dtail transmises et prcises de gneration en gnration jusqu ce qu un moment donn on les combine en un systeme. 31v Ni el poeta tena necesidad de un manual normativo, como veremos que parcialmente suceder a continuacin, ni el pblico de un manual descriptivo, como hemos ya mencionado para la edad helenstica: demasiado ligados estn el uno y el otro a una costumbre literaria que deriva de la vida misma. Tenemos aqu algo ms que un simple argumentum ex silentio dado slo por la falta de supervivencia de fuentes: habramos cometido un error considerando perdido aquello que toda verosimilitud lleva a pensar que jams existi. Hemos hablado del arcasmo maduro. Sin embargo, en pocas aun ms arcaicas, en las que la reglamentacin de los gneros parece ser igual de rigurosa, es aun ms improbable la existencia de manuales. Pensemos en los nomos para ctara de Terpandro, que en el siglo VII introduce en Esparta la primera ley o musical, y en las partes de la composicin, rgidamente establecidas: .32 Y tambin el ditirambo presenta ya desde la poca arcaica una reglamentacin

precisa.33( la nica dificultad aqu es la distincin entre el ditirambo cultual y el literario, pero es claro que el segundo est de alguna forma ligado al primero). Existe, sin embargo, quien considera que la existencia de manuales de tcnica literaria debe considerarse posible, o ms aun, probable, al menos en el fin del perodo que estamos considerando. 34 Laso de Hermione, el maestro de Pndaro en cuanto a lav

De esta forma se acumulan poco a poco un grupo de observaciones de detalle transmitidas y precisadas de generacin en generacin, hasta que en un momento dado, se combinan en un sistema(n.d. trad)

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msica,

en principio un (Suda s.v), lo que probara la existencia del gnero manualstico, diferente de la enseanza oral y la prctica directa. Estamos frente a un manual, no cabe duda35, pero consideremos que se trata de un campo que era considerado por los griegos mismos como perteneciente a la ciencia, y precisamente a la matemtica (desde los Pitagricos en adelante, aunque en diferentes medidas), y que en todo caso la msica presentaba para los antiguos, as como para nosotros hoy en da, aspectos dira yo ms preponderantemente tcnicos que los de la literatura. En el transcurso del siglo V hay un abundante florecimiento de manuales tcnicos: el de Policleto sobre escultura, de Parrasio sobre pintura, de Agatarco sobre escenografa, de Anaxgoras y Demcrito sobre perspectiva, de Hipodamo de Mileto sobre la constitucin poltica y sobre la urbanstica, de Metn sobre el calendario.36 Sin mencionar el hecho de que paso a paso, con el nacimiento del inters histrico y el perfeccionamiento de la tcnica historiogrfica, surge un nuevo tipo de investigacin literaria que podemos definir como histrica, para contraponerla a aquella que antes habamos definido como normativa y descriptiva. Nace el inters por el establecimiento de la cronologa, absoluta y relativa, y por el de expedientes y formas. 37Es necesario aqu recordar a quien las fuentes nos presentan como el primer historigrafo de la literatura, Glauco de Reggio (siglo V), figura central y muy poco conocida. 38 La lista podra continuar con obras como los de Helnico, las noticias histrico-literarias de Herdoto (5.67, sobre la tragedia) etc. Parece evidente que la reflexin sobre la literatura se concreta, desde el principio, en obras histricas, y que si se quiere mencionar manuales, debern ser manuales histricos: para las obras normativas y descriptivas tendremos que esperar un tiempo todava. Por un lado, el tipo de investigacin histrica nos interesa poco, en realidad slo para la asignacin ms o menos extrnseca y tradicional de las varias figuras de poetas a determinados gneros (picos, lricos, yambgrafos, etc.); por otro lado, estamos situados ya en pleno siglo V y estamos, de esta forma, pasando a la poca que llamaremos clsica, para contraponerla a la primera, arcaica, y a la tercera, el helenismo. Podemos concluir las consideraciones sobre la primera asignndole la frmula leyes no escritas, pero respetadas; y podemos anticipar para la segunda la formula leyes escritas y respetadas. 4. EPOCA CLASICA: LEYES ESCRITAS Y RESPETADAS La segunda poca, que se extiende hasta Aristteles, tiene particular inters en nuestra investigacin. Asistimos a dos fenmenos estrechamente relacionados entre s. Algunos gneros se extinguen, como la grande lrica coral (Pndaro muere alrededor del 438 y en sus ltimos aos es ya un sobreviviente); otros nacen y alcanzan en breve un rol protagnico, como la tragedia, la historia y la oratoria. La pica es siempre ejercida, naturalmente; sin embargo las diversas reacciones de gusto frente a un homrico como Antmaco dan a entender que sta no goza ya de aqul primer lugar que tena precedentemente. Por lo dems, ya haba existido la polmica de los filsofos con el mismo Homero. Por otra parte, asistimos al inicio, no sbito y no siempre sistemtico, de la codificacin de las leyes. Qu cosa poda contener la obra de Sfocles , de la que nos informa la Suda?vi Suele decirse que era una obra en prosa escrita contra Tespis y Queridos, pero nada sabemos sobre su contenido. Era una obra sobre la tragedia en general? Sfocles es sealado por las fuentesvi

habra

escrito

La Suda es una enciclopedia bizantina, de carcter histrico, acerca del mundo mediterrneo antiguo, escrita en griego en el siglo X por eruditos bizantinos.(n.d.trad)

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biogrficas como el inventor de una serie de recursos tcnicos (el tercer actor, quince coreutas en vez de doce, disolucin del drama singular desde la tetraloga, escenografa); an si en lo que respecta a alguno de stos existen dudas sobre la veracidad de las fuentes, existe de todos modos material suficiente para un trabajo sobre la tcnica teatral. O se trataba slo de problemas tcnicos del coro y las partes lricas? Y qu sentido preciso pudiera tener la polmica? Ms problemticos an son algunos pasajes de Las Ranas de Aristfanes. Toda la obra de Aristfanes abunda en notaciones de crtica literaria, valiosas para quienes buscamos reconstruir el gusto del pblico de la poca. Sin embargo en nuestra investigacin resultan interesantes unas pocas menciones, cuyo significado no ha sido an del todo esclarecido. En ran. 862 Eurpides menciona, como elementos constitutivos de la tragedia, las partes recitadas, las partes cantadas, los nervios de la tragedia ( ); existe por debajo una esquematizacin terica de las partes del drama ya formada? Y, en este caso, Qu representan las ? El mito, el entramado narrativo, o acaso se trata de una aposicin de los dos elementos apenas mencionados? La ltima hiptesis ha sido decididamente refutada por Eduard Fraenkel, que ha querido justamente salvar el tricolon, y recientemente Carlo Ferdinando Russo, sobre la base de importantes paralelismos internos y de un pasaje de Herdoto (2.48) y uno de Platn (legg. 644 e), ha propuesto la interpretacin de como los hilos de la tragedia, es decir, los hilos que hacen mover a los personajes, imaginados como marionetas (en cuanto al movimiento escnico y la direccin)39. Pero ms de esto no podemos decir, an si pedimos ayuda al v.1114, donde el coro incita al espectador a participar del juicio que se debe dar sobre dos trgicos: los espectadores, de hecho, seran competentes en cuanto cada uno, teniendo su libro, est en grado de entender lo justo ( ). Qu cosa era ste ?Un manual de potica y esttica40, como algunos piensan, o acaso libros en general, significando que los espectadores no eran analfabetos? O acaso se refera a las obras de Esquilo y Eurpides (cf. v. 52s.), en las que los espectadores podan tener registro de aquello que se deca en el escenario? La naturaleza de la alusin aristofanea nos incluira tambin en la problemtica, que desde la Einleitung in die griechische Tragoedie de Wilamowitz hasta hoy tiene ya una larga historia, de la naturaleza del libro en el siglo V y de su difusin.41 Podemos nicamente afirmar que la existencia de leyes escritas en este perodo es, al menos, probable. Para poseer un sistema organizado, que se haya conservado, tenemos que esperar el final del siglo IV con la Poetica de Aristteles; sin embargo son justamente sus frecuentes alusiones polmicas respecto a los predecesores que nos ponen ante el problema del humus sobre el que su enseanza ha nacido.42 Es ya sabido que en la Potica se habla slo de epos y, sobre todo, de teatro; es sustancialmente ignorada la lrica (a excepcin del ditirambo y el nomos), y el hecho parece ser significativo43. La lrica en sus formas originarias estaba muerta desde ya mucho tiempo, y Aristteles dirige su inters a los gneros que conservan un cierto grado de vitalidad. Sus intenciones son claras, lo que lo vuelve un eslabn fundamental en el desarrollo de los estudios: su obra (y es una gran prdida la del y de la seccin sobre la comedia) quiere ser, en mi opinin, al mismo tiempo histrica, religndose al inters histrico y anticuario que se haba despertado desde haca, al menos, dos siglos; descriptiva, por la ilustracin de las fases anteriores y por el estudio de la fase vivida; y finalmente normativa, esto es 11

destinada a dirigir la produccin ulterior de gneros que son sentidos como an vivos, como, de hecho, el epos y el teatro, an si estn ya cerca de declinar44: y es justamente la necesidad sentida, o tambin la utilidad de estas normas lo que nos confirma aquello que sabemos ya por otras vas, esto es, como an la tragedia est sufriendo el languidecer de su vitalidad, transformndose tambin ella en una suerte de desecho. Aqu cobra vigor el problema, mencionado al principio, de los objetivos de los tratados. Deberamos estar en grado, especialmente desde este momento en adelante, de seguir dos vas convergentes, cuyos resultados se iluminaran recprocamente: por un lado, poner a prueba en una investigacin exhaustiva la resistencia de los varios gneros en el gusto de los consumidores, es decir, evaluar la vitalidad; por el otro, llegar a comprender para qu finalidades debieran utilizarse las codificaciones correspondientes a los varios gneros. Es claro que una impostacin descriptiva se adapta a un gnero muerto, mientras una normativa existira en funcin de una prctica an viva, o que, al margen de las circunstancias, desea mantenerse an con vida. Hemos visto que en la poca arcaica la praxis no requera de ningn subsidio normativo, dada la particular relacin entre autor y pblico; y que en el siglo IV el nacimiento de un sistema normativo para la tragedia coincide con su decadencia (de hecho, se la quera mantener viva, como elemento tradicional de una polis cuya decadencia no requera necesariamente la pertenencia a crculos reaccionarios a ultranza para ser refutada).45 Sin embargo, en este momento se nos presenta un sistema claramente normativo, prescriptivo para al menos un gnero vivo, surgido desde hace poco y ya en pleno florecimiento: la oratoria. No olvidemos que en la poca que estamos considerando, la segunda, se ha puesto en marcha un profundo inters vuelto a la situacin histricosocial. Nuestro horizonte actual est restringido ahora prcticamente slo a Atenas, sin embargo, esto nos permite profundizar, dada riqueza de la documentacin que poseemos. La polis ateniense, desde su surgimiento hasta la crisis que se manifiesta en el umbral de la edad elenstica, nos muestra una participacin de pblico que jams haba sido tan concorde y, sobre todo, extendida, y la tragedia del siglo V haba sido una tpica expresin de este fenmeno. Pero es slo en el siglo IV que la oratoria llega a su mximo de suceso y difusin. La sofstica haba hecho de la cultura un bien asequible y capaz de ser explotado por todos: sta se haba transformado en un indispensable bien de consumo, y la oratoria se transform en el vehculo ms importante, con la riqueza de sus formas. Pienso, sobre todo, en la oratoria poltica y judicial: el homo novus que se dispona a la poltica, o el ciudadano comn que ejerca el oficio de abogado o el que, en la multiplicidad de relaciones jurdicas que se gestaban a partir de una sociedad en expansin comercial, tena necesidad de asistencia legal, no se encontraban ya en la situacin de los arcaicos, donde unas pocas personas producan para un pblico homogneo siempre, y, sobre todo, restringido. La formacin de una tcnica se convierte ahora en un tema de todos los ciudadanos, se deben encontrar urgentemente otras vas, ms veloces, abiertas a todos. Iscrates haba inaugurado su escuela de retrica en los primeros aos del siglo IV, pero su sistema no parece que an estuviera definido en un tratado: estaba an relegado a la enseanza viva, y el tono didctico aparece por doquier en sus discursos. 46 Y entonces, para satisfacer una necesidad universalmente sentida, aparecen los cdices del nuevo gnero, las , o Artes retricas, que, sistematizadas en diversa medida, pertenecen ya a los sofistas: sin embargo los modelos ms antiguos que conservamos completos son la Rhetorica ad Alexandrum y la Retorica aristotlica.47Especialmente esta ltima se presenta, en su planteo y formulaciones, ms normativa que cualquier otra obra, y precisamente para un gnero vivo y

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floreciente. La necesidad de la divulgacin es solemnemente afirmada por Aristteles desde el inicio, y es derivada de la misma general utilidad para todos los ciudadanos: (54

(scil.

dialctica

y

retrica).

a 4ss.). Es el cuadro de la nueva sociedad, como la hemos delineado previamente! Dice despus: algunos hacen esto al azar, otros basndose en una disposicin y una prctica; pero tanto vale (ibid 6 ss.;cf., un poco ms all, ; y cf., para la dialctica, top. 101 a 25 ss. ). En la Atenas del siglo IV es til un manual que est a disposicin de muchsimos, que resultan luego la totalidad de los ciudadanos, que tienen que aprender a hablar en pblico. Las Retoricas son propiamente los primeros manuales divulgativos.48

Es esta una poca, como se ha mencionado, en la que nacen muchos gneros. Estamos en un momento en que surgen las acciones en la prosa, y para muchos gneros se trata de una suerte de traduccin de la poesa a la prosa. No sabemos qu grado de organizacin sistemtica tuvieran, en otras partes, las esparcidas menciones que encontramos en Iscrates: en el Evgoras se habla del elogio en prosa de un contemporneo,49en el sobre la historia literaria, sobre la historia poltica y nuevamente del celebrativo ( ); es notable que declare expresamente a stos como , esto es, como herederos, y casi como nueva versin de la

grande lrica del pasado Si buscamos en este perodo pistas de inters terico para la lrica, adems de epos, tragedia y comedia, debemos buscar menciones esparcidas en Platon50. Hemos ya observado cmo la distincin entre lrica religiosa y laica, seguramente anterior a l, sobreviva en Ddimo y Proclo. Es interesante notar que, hablando de gneros lricos, como en legg.700 b ss., tenga lugar una determinacin de caractersticas de gneros en una reaccin misonesta frente a los gustos contemporneos, que mezclan un gnero y otro () ignorando las severas prescripciones que la tradicin ha establecido para la msica. Tambin aqu Platon es intelectualista, antihistrico y conservador, y se dira que su actitud pertenece al tono prescriptivo, o normatividad pesimista.51 Lo importante a esta altura es poner en relieve que en esta segunda poca las leyes son respetadas, como ya en la primera, y que, a diferencia de la primera, tienden a fijarse por escrito, al margen de un variable grado de sistematizacin. Esta tendencia se desarrollar en la poca sucesiva: pero es justamente desde este momento que la reflexin sobre la poesa y sobre sus formas pasa de la pluma del poeta a la del terico puro. 13

5. EPOCA ALEJANDRINA: LA DOCUMENTACIN La terminologa de Platn, y la que l mismo refleja, son distintas en ms de un aspecto a aquellas de los alejandrinos, y dan a entrever diferencias de sustanciales en la consideracin de los gneros.52 Y henos aqu nuevamente en la tercer poca, la poca dominada por la filologa de los gramticos. El hecho de que stos sean a menudo tambin poetas da un valor especial a su actividad terica: el inventario del patrimonio tradicional es hecho con pietas de epgonos devotos. Sin embargo los viejos gneros estn muertos, la sociedad ha cambiado nuevamente: ya no mas unos pocos ligados a un vnculo social determinado (las sociedades arcaicas), y no ms muchos integrados en un vasto contexto poltico-social (la polis), sino ms bien poqusimos unidos por una tcnica que se transforma en oficio, la filologa, y por una pasin, la poesa, en un sentido ms moderno y cercano al nuestro. En otras palabras: la literatura es consumida por aquellos mismos que la producen. Es esta una poca de leyes universalmente escritas, y el objetivo que se torna ms evidente es el de la descripcin. Los antiguos deben ser comprendidos, antes de poder proyectar una edicin, y se describen las estructuras. Parece excesiva la actitud de Pfeiffer (History, cit. P.183), cuando afirma que indeed the whole classification of lyric poems was determined by the needs of the editor, not by any older tradition of poetical theory or artistic practicevii. Parecera casi una justificacin para dejar de lado, como decamos al inicio, nuestro tema. Mi opinin, por otra parte, es que el criterio clasificatorio (por cierto, no improvisado) y las necesidades editoriales deban coincidir. Las subdivisiones entre autores y autores para asignarlos a las diversas categoras y las subdivisiones internas a los autores mismos para distinguir los varios gneros (edicin de Pndaro) o los varios metros (edicin de Safo), deban tambin responder a una idea de las formas que los fillogos alejandrinos se hubieran formado: y sera ciertamente extraa una actitud resueltamente arbitraria, cuando parecera mucho ms natural una adhesin lo ms fiel posible a una tradicin histrico-crtica slida y extendida, como la que hemos intentado delinear en las pginas anteriores. Si luego tal adhesin no resultara perfecta, como hemos indicado a propsito de la terminologa, ser debido a incomprensiones y catacresis, por lo dems episdicas, de las cuales algunas veces es identificable el origen y el camino.53 No hay duda: an en el campo de la teora literaria una tradicin ya se ha formado, y sta es respetada, como obvio corolario del respeto por la tradicin literaria. Desde el inicio de la poca de la que nos ocupamos, esto es, ms de dos siglos antes de la obra de Ddimo, son numerosos los indicios de la constitucin de una koin crticoliteraria, encaminada por las primeras grandes personalidades de poetas-fillogos, en la que no hay lugar para innovaciones autoclasificatoriasviii. La crtica literaria que estamosvii

Ciertamente, el total de clasificaciones de los poemas lricos estaba determinado por las necesidades del editor, no por alguna tradicin antigua de teora potica o prctica artstica(n.d.trad) viii Traduzco el trmino tcnico autoschediastiche por autoclasificatorias basado en la siguiente definicin, extrada del sitio de la University of Leicester, en el contexto del International conference on Historical Lexicography and Lexicology: La lessicografia greca classica e bizantina si trovava spesso di fronte a problemi di difficile soluzione, dovuti a vocaboli disusati e pressoch incomprensibili, e cercava di spiegarli alla luce del contesto in cui essi erano impiegati. In questo senso lecito parlare di metodo autoschediastico della lessicografia antica, che talora port allesegesi di glosse non con sinonimi appartenenti alla lingua comune, ma con parole che si trovavano solamente accostate ad esse in determinati contesti, talora anche con errori clamorosi// La lexicografa griega clsica se encontraba a menudo frente a problemas de difcil solucin, debidos a vocablos en desuso y casi incomprensibles, y buscaba explicarlos a la luz del contexto en el que stos se haban empleado. En este sentido, es lcito hablar de mtodo autoschediastico de la lexicografa antigua, que en su momento llev a la exgesis de glosas no con sinnimos pertenecientes a la lengua comn, sino con palabras que encontraban

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por presentar se remonta toda ms o menos directamente a Aristteles, y no se ven discontinuidades en cuanto a mtodos y procedimientos. Es necesario repetir que la primera exigencia, como premisa a la actividad editorial amplia y minuciosa (Aristfanes de Bizancio), fue justamente la de la clasificacin, que resulta luego la forma ms elemental de la descripcin (los de Calmaco). Sin duda una funcin de primera plana fue ejercida por el primer alumno de Aristteles, Teofrasto, pero de sus dos y de su no estamos en grado de decir nada.54La escuela aristotlica se interes activamente en la historia literaria55, y esto fue de gran peso para la filologa alejandrina, an si una parte de sta se coloc en actitud polmica con el peripato.56 De todas formas, no nos queda claro cules de los diversos planteos de la Potica aristotlica dominara las formas varias de crtica, de las que a menudo nos llegan slo los ttulos: recordaremos el de Herclides Pntico (fr.166 Wehrli), el de Camaleonte (fr.37 Wehrli), el y el de Prasifanes, alumno de Teofrasto (frr. 11-17 Wehrli), el de Lisanias de Cirene, maestro de Eratstenes (Pfeiffer pp.146 n.1, 153 e n.3), el de Eurofin e Istros , poco anteriores a Aristfanes (Pfeiffer p.183). Intil seguir citando nombres y ttulos, visto que los ltimos se repiten: basta con pensar que toda esta doctrina irrumpe en la obra de Ddimo, desde la cual habamos empezado nuestro panorama.57 Ni tampoco es la ocasin de hablar aqu de los lineamientos crticos que se ocupan de ,y, tal como los vemos reflejados en el Arte potica de Horacio, e igualmente dejemos de lado consideraciones sobre corrientes estoicas y epicreas: sucede que, entre los abundantes temas de esttica antigua, nos interesa aqu solo aquel de las leyes de los gneros. Entre las obras de los crticos, sera til para nosotros poder hacer una distincin entre tratados descriptivos y tratados histricos: esto es, prcticamente siempre, desalentador a causa de la escasez o incluso la falta de fragmentos; sin embargo, que el primer tipo, el descriptivo, existiese y tuviese una notable difusin es certificado por numerosos indicios. Es interesante, por ejemplo, la alternancia de los trminos y , como es delineada por Farber: el primero sera usual en la Kunsttheorie, el otro en la historia segn la Dichterpersonlichkeiten 58. Es, ms que nada significativo para una clasificacin por gneros, el florecimiento entre los gramticos alejandrinos de una literatura como aquella sobre la , esto es, investigaciones sobre el lxico propio de un gnero determinado : A este tipo de estudios haba dado inicio ya Aristteles en su Potica, cuando indicaba los nombres compuestos como tpicos del ditirambo (59 a 9, cf rhet. 1404 a 33, 05 b 35, 06 b1), 59, las glosas como tpicas de la pica (59 a 9 s., 61 a 10, cf. rhet. 04 b 23, 06 b3), la metfora como tpica del jambo (59 a 10) y del hexmetro (59 b36). Tambin aqu floreca seguramente toda una literatura destinada a aclarar al mismo tiempo, como suceda en la Potica, orgenes y estructuras, que desde el perdido tratado aristotlico (quizs conservado parcialmente en el Tractatus Coislinianus) llega hasta los tardos de los bizantinos.60 Las mismas Antologas epigramticas, que comienzan ya en el siglo III, 61presuponen una actividad clasificatoria. Es extrao que algunos hayan querido disminuir la importancia de unasolamente junto a stas en determinados contextos, algunas veces con errores clamorosos.(n.d.trad)

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figura, que ciertamente fue central, como Apolonio , esto es, el clasificador por gneros, bibliotecario luego de Aristfanes: 62 se ha querido limitar su actividad a una sistematizacin de las odas mlicas divididas por armonas musicales (dorica, frigia, lidia, etc.), segn un testimonio del Etymologicum Magnum.63 Pero los escolios a Pndaro (ad Pyth.2, inscr. , p.31.8ss. Drachm.) nos informan que tom una posicin para la clasificacin de la Ptica II (sostena la naturaleza de oda ptica, en el cuadro de una encendida polmica crtica); y por otra parte, dado que asignaba etiquetas musicales, estrechamente reguladas por la doctrina del ethos musical, no habra podido hacerlo si no hubiera preventivamente establecido la naturaleza, o sea el gnero, de las composiciones. En suma, estamos frente a una ingente laboriosidad clasificatoria, que llegar hasta el de Esiquio Illoustrios de Mileto (siglo VI), y, a travs de l, hasta la Suda. Las caractersticas de gnero deban ser descriptas, dira, capilarmente, como se ve ya en Ddimo-Proclo y en los otros restos de esta clasificacin sobrevividos al naufragio. Quin tiene experiencia en escolios recordar cuantas veces, por ejemplo, en los escolios de Tecrito se habla de ethos del dialecto drico (sonido de las alpha etc.), considerado particularmente apto para crear la atmsfera buclica (y no es ciertamente esta la ocasin de sealar la torpeza de procedimientos crticos similares). Cada gnero deber tambin tener su determinado tipo de diccin, de , como nos prescribe Dionisio de Tracia (p.6.8ss. Uhlig): la tragedia es ejecutada en tono heroico, la comedia con el tono de todos los das, la elega dbilmente, el epos en tono sostenido, la poesa lrica con entonacin musical, los lamentos en tono abandonado y de gemido ( ). Hasta la velocidad de lectura, el tiempo de diccin, () es regulado segn el gnero. 64A partir

de estas breves menciones se ve cuan til sera una seleccin de testimonios de ste tipo de gramticos, escoliastas, lexicgrafos, an retricos tardos.65 Habra para extraer una inmensa cantidad de material annimo, vehculo, sin embargo, de una tradicin consciente de s y tenaz. No se excluye que una seleccin de ste tipo nos ayude a reconstruir algo de los preciosos manuales perdidos de sta poca. 66 Sera, de cualquier forma, un enorme emprendimiento, superior a las fuerzas de cualquier individuo. A quien objetara que son muchos los gneros literarios de los que aqu no se habla, se podra responder no slo invocando los lmites de la presente investigacin, sino tambin recordando que son muchos los gneros cuyas reglas nos son familiares slo a travs de las obras mismas; pero ciertamente la teorizacin al respecto deba ser muy extensa. Es recurrente, de todas formas, no otorgar dignidad de gnero independiente a aquello que los antiguos sentan como no ms que una subdivisin de un gnero ms amplio: es lo que sucede con la pica didasclica, sentida siempre como un subgnero de la ms amplia categora del epos. 67 Sin embargo, es claro cun til sera para nosotros el poder responder, naturalmente slo para la segunda y tercera poca, a la siguiente pregunta: Cuando un tal autor se pone a trabajar, adems de la tradicin literaria del gnero en el que se inclina a componer, tiene frente a s una literatura terico-crtica sobre el argumento? Y qu influencia puede sta ltima haber ejercido 16

en l? Es lo que, necesariamente slo a grandes rasgos, nos propondremos establecer dentro de poco para un autor como Tecrito. Basndonos en la constitucin de una terminologa, podemos preguntarnos cmo era designado el concepto de gnero literario. 68 Un trmino solidamente afirmado, aunque con algn matiz, parece ser , como se ve, por ejemplo en Plat. legg. 700 b ss. ( );Ar.a.p.,init. ( , an si despus la palabra toma otros valores): Procl. chrest. ap. Phot. bibl. p. 320 a 7, 21 (; cf. 15); Etym.M. 295.53ss. (es el testimonio sobre Apolonio , v. n. 63); Men.Rhet. p. 331.1s.Sp. (). En Athen. 619 ab an la poesa buclica es llamada . Es sabida, luego, la historia del trmino , nacido de = composicin potica, entre los escoliastas alejandrinos (y debe recordarse que ya en Isocr. 15.74 vale como composicin de oratoria, o sea discurso). Y que tambin era usado de forma casi sinonmica es claro por Ar. rhet. 58 a 33, 36 (cf.Procl. chrest. ap. Phot. bibl. p. 321 a 34, al lado del uso de , v. arriba); y v. tambin Ps. Plut. Mus. 1134 c (). Algo entre gnero, tipo, tema o estilo expresa (Ar. ran. 384, Isocr. 2.48, cf. el ttulo msmo , de Hermgenes; v. Ernesti s.v ; el trmino ms cercano al valor de gnero literario es Ar. a.p. 49 b8 .69 En Antiph. fr. 191 K. parece que dicho valor caiga en la palabra ( || ). Es correcto dejar de lado , que comporta un claro valor musical, algunas veces difcilmente distinguible del estilo literario, unidos como estn ambos valores al gnero literario mismo.70

6. EPOCA ALEJANDRINA: LEYES ESCRITAS Y NO RESPETADAS (LOS POETAS Y LA NORMATIVA AL REVS) Sin embargo, entre los alejandrinos, filologa y poesa estn estrechamente unidas, y ha llegado el momento de preguntarnos en qu modo la tan rigurosa descripcin de una literatura en gran parte ya muerta pueda influenciar las formas a menudo nuevas que se vienen gestando. Se tratara de un efecto que va ms all de los objetivos inmediatos de los tratados. En otras palabras: el cdice literario, que nace con funcin en prevalencia descriptiva, tiene tambin una propia normativa implcita? Dira que s, aunque en esto, para una buena parte de los alejandrinos, hablara de una verdadera y propia normativa al revs, o negativa. La poca helenstica es el ltimo momento 17

de aquello que resulta un milagro constante a travs de todo el recorrido de la literatura griega, esto es, la capacidad de innovar conservando singularmente ntegros los elementos tradicionales. Esta tercera poca escribe las leyes, pero para violarlas. Pareciera que el anlisis minucioso de los gneros fuera hecho adrede para violar mejor las leyes. Querra caracterizar esta poca mediante la frmula leyes escritas y no respetadas. Y es justamente como anuncibamos al inicio: en esta buscada contraposicin frente a una tradicin de siglos emerge un respeto y una pietas por la tradicin misma. Quedar solo notar que el procedimiento es de naturaleza extremadamente intelectual: el trabajo de desmontaje, ejercido por la teora (facilitado por la minuciosa descripcin), es seguido en la praxis de los autores por un complicado trabajo de re-montaje, que ana los elementos estructurales ms distintos. El terico de sta nueva normativa es el Calmaco del jambo XIII. Ya no ms la rgida evocacin de los varios dialectos: se puede usar el jnico, el drico, el dialecto mixto (ia. 13.18); ya no ms la especializacin en un nico gnero, que haba sido casi la regla universal hasta ahora:71 qu dios ha ordenado que t escribas pentmetros, t versos picos, t tragedias?(30-2). Y Calmaco pondr en prctica l mismo tales nuevos y revolucionarios preceptos, que en realidad son la liberacin de los antiguos, en el sentido de que se contraponen a ellos ordenando lo opuesto: usar el drico en los dos ltimos himnos, practicar un poco todos los gneros, dando tambin un muestrario rico en argumentos y metros, justamente en el libro de los Jambos , expresamente inspirado en la de un precursor, In de Quos (ia.13, dieg.); y el libro de los Jambos ser el padre de numerosos Gedichtbucher o coleccin de poesas de la literatura posterior griega y latina.72 Escribir adems dos epinicios en dsticos elegacos (frr.383, 384 Pf.) y uno en trmetros jmbicos (ia. 8); un himno, el V, Para los baos de Palas, estar tambin compuesto en dsticos, adems de estar en drico. Pero quizs el delito ms grave es la transformacin del gnero ms sagrado, la pica, que, negada una de sus leyes estructurales fundamentales, la gran dimensin, 73se transforma en epyllion: y esta novedad tiene su justificacin, que es teorizada, ms all del prlogo de las , en el Himno a Apolo y en el epigrama 28 Pf. Quien pensase que una actitud semejante, casi elusiva frente a los elementos ofrecidos por la tradicin, fuese una absoluta novedad, se equivocara. Para ciertos artificios puestos en marcha ya, por ejemplo, por Aristfanes en el severo marco formal de la comedia antigua (elementos tradicionales a menudo suprimidos o transformados, con consiguiente frustracin de la expectativa del pblico; etc.) ha sido usada ya la feliz expresin Spiel mit den Formen;74 se ha notado tambin que Critias es el nico sofista que escribe parte de su doctrina en versos;75 y los ejemplos podran aumentarse. Sin embargo, en el caso del primero, no hay que olvidar la relacin con el pblico, para el que siempre es creble que una faceta de un espectculo sea siempre, de alguna forma, requerida y se base en exigencias concretas; en el caso del segundo, se podra decir que se trata de una contrarrevolucin, o sea, de una vuelta a la arcaica filosofa en versos. No son nuevos los procedimientos de la edad helenstica: es el espritu el que es nuevo. Aquello que resulta chocante es, como mencionbamos antes, el intelectualismo de las elecciones, su casi absoluta arbitrariedad. Entre los tantos hechos que traicionan su propia naturaleza con algo de arrojado virtuosismo, y que se presentan en cantidad a cada lector de la literatura alejandrina, 76existe quizs solamente uno que pueda ser comparado a las libertades aristofnicas, que est tambin ligado al hbito teatral (que en la edad helenstica sigue con vida, an con sus leyes y elecciones particulares): y no es casual que se trate del drama satrico, una de las formas ms interesantes y sin embargo menos conocidas de la literatura griega, que justamente en la edad tarda

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presenta una sorprendente vitalidad, yendo evidentemente en contra de los gustos de un nuevo pblico. A horcajadas entre la segunda y tercera poca haba ya existido El Centauro de Queremn, que Aristteles en la Potica (47 b 21) llama , y Ateneo (608 c) 77 Pero ms

interesante resulta el misterioso Agen, cuyo autor habra sido un tal Python de Catania o de Bizancio, o quizs el mismo Alejandro Magno, y que es llamado por Ateneo (50 f, 596 d)o : el drama est ambientado histricamente con personajes reales, forjando un

ambiente similar al de la comedia con todos los utensilios de la stira personal, pero todo en presencia de un coro de stiros. 78 Tenemos aqu contaminacin entre drama satrico y comedia antigua: y algo de este estilo encontraremos en plena edad helenstica en el Menedemo de Licofrn (stira para un filsofo contemporneo), mientras en el Dafni o Litierses, de Sositeo (Heracles mata al monstruo y libera a Dafnis), tendramos contaminacin con elementos novelsticos (bsqueda y liberacin del amado) y quizs tambin con la temtica buclica (el personaje de Dafnis). 79 Hemos hablado de contaminacin, o de mezcla de gneros, lo que en la pginas fundamentales de Wilhelm Kroll es llamado Kreuzung der Gattungen.80 Y querra cerrar con un breve panorama del comportamiento de Tecrito frente a los gneros tradicionales y del modo en que ejecuta los nuevos gneros. Es uno de los ejemplos ms ilustres, quizs el ms ilustre, de la influencia del nuevo cdice. Tecrito puede ser interpretado (y esto precisamente a sucedido a menudo a crticos presurosos) como poeta espontneo y simple, aunque quizs es esta misma apariencia lo que traiciona su extrema refinacin. Dejemos aqu de lado el problema de aquello que parece ser un gnero nuevo, la poesa buclica.81 Lo que ms impacta de ste autor es, justamente, la mezcla de gneros. El idilio IV, Los Pastores, se presenta en forma de mimo (dilogo, pero privado de parte amebeaix), mientras la temtica y el ambiente conllevan al carme buclico. El VI, Los bucoliastas, es al mismo tiempo una epstola poetica (2) e idilio buclico bajo la forma del Agn.x El XI, El Cclope, comienza nuevamente como epstola, contiene un canto buclico de amor (19ss.) y se concluye como un poema buclico, con una palabra clave en este sentido ( ). El XIII, Hylas, comienza, una vez ms, como epstola y prosigue (16ss.) como un epyllion (un epos en drico, por lo dems!). El XVI, Las Crites, y el XVII, el Ptolomeo, son encomios en hexmetros y el XVI ha sido recientemente interpretado como un Bettelgedicht, o poesa de acantonamiento, un gnero popular que encontramos, en diversa medida, estilizado en el Iresin, quelidonismo, coronisma. 82El XVIII, el Epitalamio de Helena, comienza con el tono narrativo del epyllion, para pasar luego (9ss.) al verdadero y propio canto nupcial. El XXVIII, La Rueca, se presenta como un poema de una cierta dimensin, en asclepiadeos mayores y en elico, mientras el contenido habra requerido las caractersticas de un breve epigrama dedicatorio en dsticos; y justamente el epigrama, a su vez, puede presentar algo totalmente nuevo, dada la novedad de la temtica material buclico, como es el caso de los epigrr.1-16.83 De cualquier forma que quiera interpretarse el VII, Thalisia, para el cual la definicin de idilio buclico sera imperdonablemente restrictiva, permanece como vlida la observacin de Mario Puelma, que en l observa una de las variaciones alejandrinas del Programmgedicht,ix x

Recitado en el que toman parte dos o ms personas alternativamente, frecuente en las glogas(n.d.trad) Debate formal que tiene lugar entre dos personajes, usualmente con el coro actuando de juez.(n.d.trad)

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como en el prlogo de las y en el mimo VIII de Herodas. 84 El III, el presenta luego un hecho singular: la traduccin en mbito campestre de un hecho eminentemente citadino como lo es el , presentado aqu bajo la forma de 85 Pero el verdadero y propio escndalo es el XXII, Los Dioscuros, y no creo que el hecho sea comnmente tenido en cuenta como es debido; 86 los gneros contaminados aqu son, sin ms, tres: el himno (el , frmula comn de los himnos, cf. 25s.), el epyllion (27ss., la parte narrativa), y finalmente la poesa dramtica (en realidad, cercana al mimo). El v.54, de hecho, es la primer intervencin de Plux, introducido por un en el v.53; sin embargo el v.55, la primer respuesta de Amycus, es dada sin la frmula de decir, y es seguida nada menos que por una esticomitiaxi que dura otros dieciocho versos.87 Alguien podra afirmar que la parte narrativa no deba considerarse un epyllion, sino ms bien la zona de narracin tpica de los himnos homricos mayores: se eliminara as uno de los tres gneros. Sin embargo, quien nos cuenta que ha querido aadir al collage tambin el verdadero y propio gnero pico narrativo es Tecrito mismo, cuando, en el final del Idilio (212ss.) confronta su poema, de reducidas dimensiones como las que le son concedidas por sus posibilidades (), justamente con la pica, ya sea que se trate de la Ilada, ya de los Cantos Ciprios.88 Sin embargo la contaminacin buscada con ms sutil tenacidad es entre de modos y formas de la poesa recitativa, y modos y formas de la poesa lrica. Ya el siglo pasado, con Gottfried Hermann a la cabeza, haba buscado simetras de tipo propiamente estrfico (expediente de la mtrica lrica) y en la poesa en hexmetros de tipos varios (que es estquicaxii, en cuanto estilo recitativo). La Strophenjagd tiene su propia historia89 y ha tenido consecuencias relevantes en cuanto a la crtica del texto, no todas aceptables. En realidad, si tal investigacin es, al menos inicialmente, justificada para un autor, ste es ciertamente Tecrito, an si no podemos estar seguros de que buscara simetras exactas entre las estrofas: pienso en el refrain de los primeros dos Idilios (tambin el refrain de Cat.64 no es simtrico); notables simetras, ms o menos evidentes, se encuentran, entonces, en los primeros dos Idilios y en el III; otras, sin embargo, son menos evidentes, y se equivocaba Hermann, y quienes lo seguan, en querer servirse de supresiones o denunciar lagunas. Qu otra cosa podra significar todo esto, si no la voluntad de presentar virtuosamente las estrofas, forma perteneciente a la poesa lrica, en poemas de hexmetros, o sea, recitativos? Por lo dems, dicha contaminacin asume formas an ms elegantes. El agn buclico, que en la realidad de la vida de campo tena ciertamente formas lricas ms o menos libres, 90es presentado tambin en poemas de hexmetros (V,VI y los no autenticos VIII, IX); igualmente el canto buclico no estrictamente agonstico y no estrictamente amebeo (1.64ss.; 7.52ss., 96ss.;etc.); de la misma forma, otros cantos de tipo popular: en el II, poemas de conjuro; en 3.6ss el en vestimenta de ; en 10.24ss. y en 11.19ss. Cantos de amor; nuevamente en 10.42ss. El Litierses., un canto de trabajo, y precisamente de segadores; en 15.100ss. un himno de invocacin; en 24.79, finalmente, viene reducida a la prisin de hexmetros tambin una cancin de cuna, y el virtuosismo se muestra aqu ms evidente por el hecho de que quizs es justamentexi

En los dramas, indica el dilogo cerrado entre dos personajes, cada uno de los cuales recita una expresin que coincide con la duracin del verso.(n.d.trad) xii El verso estquico es una secuencia construida por la repeticin de versos mtricamente iguales, destinados principalmente al recitado (n. de trad)

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ste el testimonio ms fiel que tenemos de un gnero extremadamente popular y ciertamente difundido como ningn otro, como evidenciara un anlisis ms detallado (anforas, rimas, palabras clave).91 El procedimiento se presenta en Tecrito de manera particularmente refinada, pero es caracterstico de toda la poesa alejandrina. Hay que recordar aqu la brillante intuicin de Friedrich Leo, 92que ha aclarado definitivamente la razn por la que algunos versos, ya de uso tradicional, adquieren en edad alejandrina un nuevo nombre, que se refiere a una reciente (arquebuleo, gliconeo, falaceo, etc). Tales versos haban sido usados por poetas ms antiguos en el contexto libre de la estrofa lrica, y son usados ahora en sucesin estquica, como si se tratara de versos para recitar: esto y no otra cosa es el Leo haba partido desde la estiquizacin plautina de metros lricos; y el ultimo paso la adaptacin para la recitacin, o sea, la reestructuracin de la tcnica constructiva interna del verso ser llevado a cabo por Horacio, que impondr a sus versos lricos, ya en las estrofas ya en las sucesiones estquicas, algunas incisiones regulares, que son tambin tpicas del verso de la recitacin.93 Hemos as pasado a los poetas latinos. Y nuestro discurso podra continuar an, considerando sus resoluciones, que ya desde el inicio son tan cercanas a las de los poetas alejandrinos. Recuerdo aqu los trabajos de Scevola Mariotti sobre Livio Andronico (1952), Nevio (1955) y Ennio (1951; 2 1963), recientemente sintetizados en un artculo: 94 Ennio sera, de hecho, an ms contaminador que Calmaco95, dejando de lado que los romanos arcaicos, verdaderos polgrafos en el campo de los gneros literarios, reciben al pie de la letra el fin de la especializacin, que Calmaco haba predicado en su Jambo XIII. Podramos considerar, en cuanto a teora y praxis, a Lucilio y Accio; para la teora nicamente, a Varrn, Cicern, Quintiliano, Svetonio, sin mencionar la abundante informacin que, en el plano del gusto literario, nos llega de autores como Petronio. Para las sutiles y mimetizadas soluciones de Horacio o Propercio, tendramos inicialmente como gua las bellas pginas, muchas veces citadas, de Wilhem Kroll96. Pero no olvidemos que nos habamos propuesto simplemente plantear un captulo de la teora esttica antigua, sobre las leyes de los gneros literarios: los latinos variarn las soluciones prcticas, pero no darn aportes nuevos sustanciales a la teora. 97. En realidad, para completar la investigacin de nuestra temtica, sera importante no dejar de lado un campo, tan estrechamente ligado a la literatura, en el que las normas escritas o no escritas y la praxis fiel o rebelde respecto a las normas mismas se entrecruzan en constante dialctica: el de la msica, con su secular doctrina del ethos. Sin embargo, nuestro trabajo es ya muy largo y , en cierto sentido, muy abierto: ha ya establecido demasiadas problemticas, dejando muchas sin resolver, y es quizs tiempo de concluirlo y recomenzar al menos a reflexionar sobre algunas de stas. I 00153 Roma Via Aventina 24

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NOTAS

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Un agradecimiento cordial por la invitacin a mis huspedes: C.F Russo, Bari 28.2 y 2.31970; E.W.Handley, Londres 28.5.1970; H.Lloyd Jones, Oxford 1.6.1970;P.Fedeli, K.Muller, y M. Puelma, Frisburgo/Suiza 3.6.1971; Th.Gelzer y O.Gigon, Berna 7.6.1971. A ellos y a todos los que intervinieron, un agradecimiento por las crticas y contribuciones. Debo muchsimo tambin a Gian Biagio Conte, Scevola Mariotti, Gregorio Serrao y Vincenzo Tandoi.2

Entre las carctersticas enunciadas, aquella que ha sido mayormente estudiada casi siempre como categora moderna es la lengua. Pero tambin aqu queda mucho por hacer: v. para las Gattungssprachen del griego, el cuadro pesimista de H.Happ, Glotta 45 (1967) 84 n.1 (a las obras 9mencionadas por l agregara al menos un libro fundamental, G. Bjorck, Das Alpha impurum un die tragische Kunstprache, Uppsala 1950; y en general los estudios de los suecos, como A.Wifstrand, L.Bergson etc.). No faltan algunas investigaciones sobre hechos mnimos, pero importantes para la caracterizacin de los gneros: por ej. Th. Wendel, Die Gesprachsanrede im gr. Epos u. Drama der Rlutezeit, Stuttgart 1929; R.Fhrer, Formproblem-Untersuchungen zu den Reden in der frugr.Lyrik, Manchen 1967; y un mayor conocimiento de niveles estilsticos en relacin a los gneros podra aclararnos la extensin relativa de hechos como la elisin y la sinalefa (v.RFIC 97 (1969) 433ss., spec.440ss.). Es necesario recordar, adems, la obra y enseanza de Eduard Fraenkel, cuya sensibilidad a nivel lingstico y estilstico (ya sea en el griego, ya en el latn) ha sido siempre uno de sus caracteres dominantes como estudioso. Para el latn v.H.Happ, Glotta 45 (1967) 60-104 (panorama en p.85s.; en p.86 n.2 Happ anuncia un estudio ms amplio) y , dado a la diferencia con el griego, las crticas a Axelson de G.Williams, Tradition and Originality in Roman Poetry, Oxford 1968, p.743ss. En cuanto al tema especfico del dialecto, el primer estudio cientfico fundado en la evidencia lingstica (hoy obviamente envejecido), es el de H. L. Ahrens, Ueber die Mischung der Dialekte in der gr.Lyrik, Kl.Schr.I, Hannover 1981 (1852) p.157ss. (p.181 : Der Grund liegt in dem Umstandedass mit den Klangen bestimmter Dialekte sich die Eindrucke ihrer eigentumlichen Dichtungsweisten fur jedes hellenische Ohr untrennbar verbanden und selhst durch ein leises Anschlagen der Saiten eines jedes Dialektes sympathetisch erweckt werden konnten). Para msica y danza se da la casualidad de que prcticamente nada nos es conocido directamente, de modo que nuestro conocimiento pasa a travs de la teora antigua; para el ethos musical, fundamental el trabajo de H.Abert (1899) y v. por ltimo el de W.D.Anderson (1966, rist.1968); para la danza y la distincin entre tragedia, comedia y drama satrico ( ) v. L.B.Lawler, The dance of the Ancient Greek Interesante el aislamiento de un ethos del gesto de parte de F.Lasserre, Mimsis et mimique, Atti II Congr.internaz.Dramma antico, Siracusa 1967, Roma 1970 p.245 ss. (y de los trabajos de G.Capone, 1935, y de A.Spitzbarth, 1946, se podra intentar un primer despojo de la evidencia dada por los escolios para teatro).3

V., a propsito, las vivaces pginas de M.Barichesi, Maia 12 (1960) 247ss. Mario Fubini, Critica y poesia, Bari 1956, spec. P.143ss. se mantiene fiel a Croce, aunque mostrndose sensible a exigencias nuevas, y acenta el carcter de simples instrumentos de los gneros y su carcter provisorio (p.147; acercndose a Dewey, p.254ss.).4

El mejor trabajo sobre la historia de los gneros en la cultura europea es el de Irene Behrens, Die Lehre von der Einteilung der Dichtkunst vornehmlich vom 16. bis 19. Jahrhundert. Studien zur Geschichte der poetischen Gattungen, Beihefte zur Zeitschrift fur romanische Philologie, H.92, Halle/Saale 1940. V. tambin K.Borinski, Die Antike in Poetik u. Kunsttheorie. Von Ausgang des klassischen Altertums bis auf Goethe u.Wilhem von Humboldt., I.II Leipzig 1914-24; B Weinberg, A history of Literary Criticism in the Italian Renaissance, I.II, Chicago 1961. Bibliografa ulterior tambin en Wellek-Warren, cit, adems (n.10) al cap 17.5

Para la compleja actitud de Croce frente a la antigedad clsica v. por ltimo P.Treves, Croce e lantico, en Lezioni crociane, Univ.di Trieste, Fac. di Lettere e Filosofia, 1967 p.45ss. De parte de Pasquali un cierto ceder sobre la cuestin de los gneros en Stravaganze quarte e supreme, Venecia 1951 (reimpr.Florencia 1968) p.22s. (1929).6

A. Boeckh., Encyclopadie und Methodologie der philologischen Wissenschaften, hsg. v. E. Bratuscheck. 2 Aufl.besorgt v. R Klussmann, Leipzeig 1886. Como se entiende en el Vorwort de Bratuscheck, los veintisis semestres de los cursos metodolgicos de Boeckh se distribuyeron en el perodo 1809-1865.7

Boeckh. Encyclopadie, passim. Los gneros corresponden a categoras inmanentes (p.144.; nach der geistigen Auffassungsweise, p.648). Est puesto por dems el acento sobre el nacionalcharakter (por ej. p. 128), adems de la individualidad del autor (p. 124 ss.). Pero an un histrico as de sensible y polidrico como Boeckh, que justamente afirmaba en plano terico (aunque en contradiccin con sus premisas) que las caractersticas del genero estan establecidas in steter Rucksicht auf die lebendigen historischen Verhaltnisse (p.143), y lo fundamental del reconocimiento del Zweck

de la obra (pp.143s., 144), no lleg a estudiar la relacin concreta que une las leyes de los gneros a las varias situaciones, o mejor, ocasiones histricas8

P.Szondi, Theorie des modernen Dramas, Frankfurt/Main 1963 (1 1956) p.10s. Sobre el libro, y sobre su importancia para la teora moderna de los gneros, C. Cases, Saggi e note di letteratura tedesca, Torino 1963 p.330ss. (introduccin a la traduccin Italiana).9

Los formalistas rusos representan un momento nuevo de inters en los gneros. Teniendo por objeto la literatura rusa, es dominante en ellos su inters por la narrativa y sus categoras, pero son importantes las aperturas sobre la tcnica del verso, no sin relevancia para la teora de los gneros mismos. V. V.Erlich, Russian Formalism, 1 1954 (ms veces reimpreso y trad. en ital., Miln 1966) y Theorie de la litterature, 1965, antologia preparada por T.Todorov (trad. en ital. Turn 1968): interesante aqu, el final del ltimo ensayo de Tomasevskij y aqul de B. Ejchenbaum sobre el metodo formal. En cuanto al estructuralismo, podemos recordar, entre las formulaciones ms extensivas y recientes, Th. A.Sebeok, en Style and Language, editado por Cambridge/Mass. 1960 espec. Pp.11s., 16s. Una aplicacin especfica a la balada romntica, con observaciones tericas, en Cz.Zgorzelski, ibid, p.689ss. Recientsimo es T.Todorov, Introduction a la literatura fantastique, Paris 1970 espec. P.7ss, che, entre otras cosas, polemiza contra los tentativos, del todo abstractos, de construir una nueva clasificacin (arquetpica) de los gneros de N.Frye, Anatomy of Criticism, Princeton 1957 (trad en ital. Turn 1969). Siempre de Todorov, v. tambin Poetique en Quest-ce que le structuralisme?, Paris 1968. Para un panorama italiano, v. I metodi attuali della critica in Italia, de M.Corti y C.Segre, Turn 1970, espec. Pp.336ss. (C. Segre), 414 (M.Corti). Importantes observaciones sobre la relacin gneros-autor en C.Segre, I segni e la critica, Turn 1969 pp.72, 87ss., y pass.10

The literary kind is an institution- as Church, University or State is an institution. It Exist, not as an animal exists or even as a building, chapel, library, or capitol, but as an instituition exists. One can work through, express oneself through, existing institutions, create new ones, or get on, so far as posible, without sharing in politics or rituals; one can also join, but then reshape, institutions./El tipo literario es una institucin, como la Iglesia, la Universidad, o el estado son instituciones. Existe, no como existe un animal, o an como un edificio, capilla, librera, o capitolio, sino como existe una institucin. Uno puede trabajar y expresarse a travs de instituciones, crear otras nuevas, o adheririse, cuanto sea posible, sin compartir polticas o rituales; uno puede, a su vez, tanto unirse como reformar instituciones. (R Wellek-A.Warren, Theory of Literatura, 1949, reimpr., cap.17 tomado de Harry Levin).11

Cit. de Elrich. op cit. cap XIV. Dejo de lado aqu parte de la doctrina etica de la msica antigua o Ethoslehre (v.n.2), de la que, por otra parte, har mencin en el final, a causa de su naturaleza completamente distinta a la de la musica moderna. Di alguna anticipacin en este sentido en Atene e Roma 14 (1969) 42-6.12

Para la cual, v. tambin la introduccin a H.Weir Smyth, Greek Melic Poets, London 1900. Cit. de Harvey, art.cit. p.157

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Merece atencin tambin el cuadro trazado por Beherens, op.cit., (n.4) pp.1-32 (Die Antike); pero la filologa alejandrina es prcticamente ignorada (procede a travs de grandes autores, sin establecer a grandes rasgos el problema de las fuentes) y por dems olvida el aspecto morfolgico de los gneros individuales (su objetivo es principalmente el de seguir las tres grandes categoras del gnero pico, dramtico y lrico a travs de la esttica europea). De escarsa utilidad es, por otra parte, J.J Donohue, The theory of literary Kinds. Ancient classifications of literature, Dubuque/Iowa 1943. Es til el panorama de J. Stroux, Die Anschauugen wom Klassichen im Altertum, en Das Problem des Klassichen un die Antike (hsg. v. W. Jaeger), Stuttgart, 1933 p. lss.; y, ms especfico, P.Steinmetz Gattungen und Epochen der griechischen Literatur in der Sicht Quintilians, Hermes 92 (1964) 454ss. = Rhetorica, Hildesheim 1968 p.451ss. La Wissenschaftliche Buchgesellschaft de Darmstadt anuncia a M. Fuhrmann, Einfuhrung in die antike Dichtungstheorie.15

Sobre este problema, no muy insinuado en el horizonte de los intereses de estudio de los fillogos, v. F. Lasserre, La condition du poete dasn la Grece Antique, Etudes de Lettres (Univ. de Laussanne) 5 (1962) 3ss.16

Para la esttica arcaica, v. G. Lanata, Poetica pre-platonica, testimonianze e frammenti, Florencia 1963 (con comentario). Para pocas sucesivas, no es sta la ocasin de dar bibliografa17

El problema sigue an abierto: v. los comentarios de A. Gudeman, Berlin u. Leipzig 1934 y de D.W. Lucas, Oxford 1968 ad Ar. a.p. 48 a 20 ss.18

A. Severyns, Recherches sur la Chrestomatie de Proclos, II, Lige-Paris 1938 p.114

19

Didymi Chalcenteri fraga. Coll. et disk. M.Schmidt, Leipzig 1854 p.386 ss. Harvey, art.cit, p. 159: Farber, op cit., I p.18 Pfeiffer, op cit. p.127ss., cf. pp 152, 160, 181, 218

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O. Kroenert, Canonesne poetarum scriptorum artificium per antiquitatem fuerunt? Diss. Koenigsberg 1897; Pfeiffer, op cit. p.207 seala justamente el hecho de que la palabra canon con este valor se remonta a Ruhnken23

V. para el hecho en general de la relacin con el pblico, G.Williams, op cit. (n.2) cap II (The poet and the Community). En p.35 la feliz caracterizacin del poeta alejandrino: They took the forms of poetry and used them as moulds wich could shape and even suggest theri own poetic ideas. In doing this, they treated the relationship to real occasions as part of the convention: so they composed hymns to the gods, without any idea of performing them, or they wrote epitaphs, without any idea of inscribing them on a gravestone, or the wrote symposiastic poetry, without having any real drinking-party in mind/ Tomaban las formas de la poesa y las usaban como moldes que pudieran moldear e incluso sugerir sus propias concepciones poticas. Al hacer esto, tomaban las relaciones con eventos de la realidad como parte de la convencin: as, componan himnos a los dioses, sin ninguna intencin de rezarlos, o escriban epitafios, sin ninguna intencin de inscribirlos en una lpida, o escriban poesa simposaca, sin tener en mente ningn verdadero festejo con bebidas.24

Para estos pasajes de Pndaro, v. C. M. Bowra, Pindar, Oxford 1964 p.196; G.Norwood, Pindar, Berkeley and Los Angeles 1956 p.167. Tambin en la pica puede reconocerse consciencia de leyes compositivas (el orden narrativo?); el o k. en 489, Parmnides, Demcrito (s.Koster, op cit., pp.5,24). Interesante la hiptesis de R. Di Donato, Ann. Sc, Norm. Pisa S. II 38 (1969) 267 n.121: en 492 indicara una desviacin del orden normal de los cantos (y sera relacionable con 10 )25

T. B. Webster, CQ 33 (1939) 170. fr.70 b, 71, 125 Sn. (A. Kleingunther,

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Pndaro tiene tambin nociones heurematolgicas : Leipzig 1933 p.13627

Entre los poqusimos fragmentos que han quedado de Pratinas, hay uno (PMG 713, ii) en el que el poeta haca una clara afirmacin polmica de orden morfolgico-formal (las composiciones de Xenodamos deban ser consideradas hiporquemas y no peanes).28

Segn D.Pinte, Antclass 35 (1966) 459ss. Baqulides (10.35-45) nos ofrecera el primer catlogo conservado de gneros literarios que ambicione una cierta completitud: poesa lrica, o epinicios; poesa religiosa; poesa ertica; didctica agrcola y pastoral. Palabras como , y daran certeza de que exista tambin una jerarqua de valores.

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Choeril, fr. Kinkel:

La actitud, tambin de orgullo consciente, de Antiph. fr.191 K., donde dice que el poeta trgico es mas afortunado porque tiene el camino marcado, mientras el cmico debe inventar todo lo suyo.

30

La exigencia de originalidad, an como pedido de un pblico, aparece en los inicios de la literatura griega:

Y los poetas arcaicos introducirn la exigencia en primera persona, como Pratin. PMG 710 31

B.A. van Groningen, La composition littraire archaique grecque, Leiden 2 1960 p.22. Este libro tiene eficaces observaciones sobre los gneros y la relacin con el pblico (por ej. pp.22ss., 98, 388ss: etc.)32

Justamente en la morfologa del nomos, tan evidentemente coordinada por reglas, van Groningen (op. cit., p. 22) practica la eviccin la antigedad de las leyes mismas en general.33

Harvey, art.cit., p.173

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Es de tal parecer, por ejemplo Webster, art.cit., p.170s., que justifica la eviccin del manual literario a partir de la existencia del manual musical de Laso.35

G. A. Privitera, Laso di Ermione, Roma 1965 p. 37s. Webster, art.cit. p.170s.; E.G.Turner, Atenian Books in the Fifht and Fourth Centurias B.C, London 1951 p.18 Kleingunther, op. cit. (n.26) pp.23s, 135ss. G.L Huxley, GRBS 9 (1968) 47ss.

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Ed. Fraenkel, Beobachtungen zu Aristophanes, Roma 1962 p.173 n.3; C.F Russo, Aristofane autore di teatro, Florencia 1962 p.323ss. (y Greece & Rome 13 (1966) 9 n.1).40

M. Pohlenz, GGN 1920 p.142ss. = Kl.Schr.II p. 436ss. pensaba en un manual de Gorgias como fuente para la terminologa crtico-literaria de las Ranas. Hoy la hiptesis no tiene sue