Trabajo de riesgo e insalubre

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DOSSIER DE CONFLUENCIAS Nº 70 - Mayo de 2011 Por María Alejandra Reinato. Lic. En Trabajo Social. Trabajo de riesgo e insalubre PRODUCCION COLECTIVA DE LA PLANTA DE EMPLEADOS/AS PERTENECIENTES A LA DIRECCION DE VIOLENCIA FAMILIAR DEL MINISTERIO DE JUSTICIA GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE CORDOBA Cordoba, 25 de Abril de 2010 dossier-70.indd 1 10/05/2011 08:14:56 p.m.

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PRODUCCION COLECTIVA DE LA PLANTA DE EMPLEADOS/AS PERTENECIENTES A LA DIRECCION DE VIOLENCIA FAMILIAR DEL MINISTERIO DE JUSTICIA GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE CORDOBA Cordoba, 25 de Abril de 2010

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DOSSIER DE CONFLUENCIAS Nº 70 - Mayo de 2011

Por María Alejandra Reinato. Lic. En Trabajo Social.

Trabajo de riesgo e insalubrePRODUCCION COLECTIVA DE LA PLANTA DE EMPLEADOS/AS

PERTENECIENTES A LA DIRECCION DE VIOLENCIAFAMILIAR DEL MINISTERIO DE JUSTICIA GOBIERNO DE

LA PROVINCIA DE CORDOBA

Cordoba, 25 de Abril de 2010

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I. INTRODUCCIÓN Las personas que trabajan directa o indirectamente con víctimas o personas que cometen actos de violencia familiar, se encuentran en contacto con el dolor. Ello debido a la particularidad de tener que escuchar y leer a diario relatos de episodios violentos, como así también, corroborar los efectos de las acciones de violencia en las personas afectadas. Esas vivencias dejan rastros. “La violencia es contaminante, vulnerabiliza, afecta emocional y físicamente. Si bien no todos vivencian de igual manera estos efectos, está comprobado que muchas personas se alejan de este tipo de trabajo, ponien-do barreras para protegerse del sufrimiento, la angustia y la frustración”1. Profesionales avocados a esta tarea llegan a sentirse sobrepasados ante ac-tos que parecieran ser la negación de la vida misma, la solidaridad y la confianza en los seres humanos, incluso de los más allegados, ya que una de las particularidades de la violencia en la familia es el vínculo de afecto o consanguinidad entre víctima y agresor. De lo anterior se puede inferir que el trabajo con la problemática de violencia familiar está íntimamente relacionado con una tensión emocional creada por el contacto continuo con seres humanos emocionalmente demandantes que tienen problemas y/o motivos de sufrimiento. Lo anterior implica, en quienes interactúan direc-tamente con los involucrados -sean estos víctimas o victimarios-, desgaste profesional, aún cuando el abordaje de la problemática sea en equipo y éste constituya un soporte para los profesionales en términos individuales. Al decir de Eva Giberti2, los seres humanos no contamos con la capacidad biológica, psicológica y espiritual para afrontar la violencia interpersonal sin consecuencias. “A la luz de la experiencia de personas en contacto con esta problemática, hoy hay consenso en admitir que los actos de violencia interpersonal, constituyen eventos traumáticos que desencadenan una gran variedad de efectos que afectan la integridad física y psíquica de los pro-fesionales”. Lo expuesto anteriormente se agrava más aún si se considera que las condiciones de trabajo de los profesionales avocados a esta tarea, en muchas oportunidades, devienen en factores de riesgo (incluso de vida) en función del entorno laboral y el medio ambiente de trabajo en los cuales se encuentran inmersos. En las páginas siguientes se explicitarán tanto los riesgos derivados de la intervención en la problemática de violencia fami-liar como los riesgos derivados de las condiciones de trabajo de los profe-sionales, con la finalidad de argumentar por qué consideramos que nuestra labor diaria debería ser caratulada como TRABAJO INSALUBRE y DE RIESGO.

II. FUNDAMENTACION Tan importante es proteger a las personas que se encuentran involucradas en situaciones de violencia familiar como a los profesionales que ayudan a mejorar las condiciones y la protección de dichas personas. Jorge Barudy Labrin3, afirma que es de suma importancia tener siempre presente que el recurso fundamental de la prevención y el tratamiento de la violencia familiar es la persona del profesional. Por lo tanto, todo lo que se pueda hacer para cuidarle es una forma directa de ayudar a las personas con las cuales éste trabaja. Un profesional que “se quema” significa no solamente una pérdida importante en términos del costo económico que implica su formación, sino sobre todo una pérdida de años de experiencia y compe-tencia, garantía de una intervención adecuada en esta temática, además de los costos personales que implica esta problemática. A pesar de lo expuesto anteriormente (y a diferencia de la exposición ante un riesgo de accidente,

1 María Cecilia Claramunt. “Ayudándonos para ayudar a otros: Guía para el autocuidado de quienes trabajan en el campo de la violencia intrafamiliar”. Organización Panamericana de la Salud. Programa Mujer, Salud y Desarrollo. San José, Costa Rica. 1999.

2 eva giberti. Psicóloga y Trabaja-dora Social. UBA. Coordinadora del Programa “Las víctimas contra las violencias.”

3 jorge barudy labrin: “El dolor invisible de la infancia. Una lectura ecosistémica del maltrato infantil”. Editorial Paidós. Buenos Aires, Argentina. 1998.

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del cual existe cierta conciencia preventiva), ante los riesgos psicosociales (donde la exposición a los mismos puede producir daños a la salud igual-mente severos), no existe suficiente sensibilidad y sí cierta tolerancia por parte de la mayoría de los actores implicados. Se tiende a percibir como implícito a nuestro rol profesional, cualquier carga psíquica o riesgo psi-cosocial del trabajo. De hecho, si en el profesional se manifiestan algunos de los síntomas relacionados al desgaste profesional, el resultado tiende a interpretarse en términos de vulnerabilidad individual. Es sumamente im-portante recalcar que la prioridad en la atención de las personas implicadas en una situación de violencia familiar es cuidar los recursos humanos avo-cados a dicha tarea, desplegando acciones concretas a favor del profesio-nal, que resguarden su integridad en el desempeño de la labor. “Cualquier programa que se declare adecuado en relación a la prevención y tratamien-to de la violencia familiar debe tener en su interior un dispositivo para despertar, promover, mantener y proteger la implicación ética y política de los profesionales que lo conforman. Descuidar a los profesionales implica una doble violencia: hacia ellos mismos y, por ende, hacia las familias que éste protege”4. Lo manifestado con anterioridad resulta más significativo aún cuando que-dan expuestas las particularidades de la intervención profesional de quie-nes se desempeñan en la Dirección de Violencia Familiar. Por tal motivo, en el transcurso de este trabajo se presentarán no sólo las condiciones de insalubridad y los factores de riesgo que afectan a todas las áreas de la misma, sino también a cada una de ellas en su especificidad.

III. MARCO TEORICO Según Ana María Arón, una crisis es el estado de desorganización produ-cido por el impacto de una situación que altera la vida y que sobrepasa la capacidad habitual de las personas para enfrentar problemas. “Estas si-tuaciones son conocidas como eventos críticos, es decir, situaciones que generan un gran estrés, debido a que exceden el rango de experiencias humanas habituales”5. En este sentido, intervenir en crisis implica estar en contacto con personas afectadas por situaciones que generan un alto impacto emocional, lo cual conlleva una gran tensión y sobrecarga para las personas que se desempeñan en este ámbito, exponiéndolos a importan-tes riesgos emocionales. El desgaste emocional puede ser definido como un agotamiento progresivo, a nivel físico y psicológico, asociado a la de-manda emocional propia del trabajo con personas en situación de extrema necesidad, dependencia o sufrimiento. Las manifestaciones mas frecuentes de desgaste emocional son: • Cansancio físico y mental • Sensación de incompetencia • Tensión e irritabilidad • Ansiedad y angustia • Impotencia y frustración • Desanimo y falta de motivación • Alteraciones del sueño y del apetito • Síntomas físicos tales como: dolor de cabeza, tensión muscular en el cue-llo o espalda, trastornos digestivos • Mayor vulnerabilidad a todo tipo de enfermedades

Por su parte, Graciela Tonón6 agrega a esta serie de manifestaciones otras

4 jorge barudy labrin: “Maltrato infantil. Ecología social: Pre-vención y reparación”. Editorial Galdoc. Santiago, Chile. 1999.

5 ana María arón: “Violencia en la familia. Programa de intervención en red: la experiencia de San Ber-nardo”. Editorial Galdoc. Santiago, Chile. 2001.

6 graciela Tonón: “Maltrato Infantil Intrafamiliar. Una propuesta de Intervención”. Editorial Espacio.

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que son importantes de rescatar:

• Situaciones de tensión con familiares o amigos • Aumento del consumo de alimentos, medicamentos, alcohol o tabaco • Actividades para escapar de la realidad.

Lo anteriormente expuesto esta contemplado como los efectos que produce el Síndrome de Burn-out (o del profesional “quemado”), el cual hace refe-rencia al estrés crónico de aquellas profesiones de servicios que se caracte-rizan por una atención intensa y prolongada con personas que están en una situación de necesidad o de dependencia. Se trata de un proceso en el que se acumula un estrés excesivo por una desproporción entre la responsabi-lidad, la capacidad de recuperación y la gratificación del individuo. Está compuesto por tres dimensiones:

Cansancio o agotamiento emocional: caracterizado por una progresiva pérdida de las energías vitales y una desproporción creciente entre el tra-bajo realizado y el cansancio experimentado. Las personas se vuelven más irritables, aparece la queja constante por la cantidad de trabajo realizado y se pierde la capacidad de disfrutar de las tareas.

Deshumanización o despersonalización: se trata de un modo de respon-der a los sentimientos de impotencia, indefensión y desesperanza personal. En lugar de expresar estos sentimientos y resolver los motivos que los originan, las personas muestran una fachada hiperactiva que incrementa su sensación de agotamiento.

Abandono de la realización personal: se produce una progresiva pérdida de los ideales y, fundamentalmente, un creciente distanciamiento de activi-dades familiares, sociales y recreativas. Autoreclusión.

También es importante destacar que los profesionales que atienden vícti-mas de violencia familiar son, en general, victimizados por las institucio-nes en las cuales se desempeñan. En nuestro país a las características que describe el síndrome del profesional quemado, podríamos agregarle otras que son producto del macrosistema en el cual se desarrolla el operar de las instituciones que intervienen. “Y esto es tan así que en varias oportunida-des el tiempo que utilizamos en efectuar las mediaciones institucionales necesarias en la resolución del caso, supera el tiempo que invertimos direc-tamente en la atención del mismo”7. En este punto cabe destacar el aporte de María Dolores Peris8, quien pone de manifiesto que las conclusiones de diversas investigaciones, afirman que la mayoría de las disfunciones que vivencian los profesionales im-plicados en atención de personas en crisis (según lo ya descripto), como serian las victimas de violencia familiar, se explican por una limitación de la capacidad cognitiva. La necesidad de vigilar y reorganizar ambientes con diferentes grados de caos, anomia y hostilidad exige una continuada dedicación de gran parte de la capacidad cognitiva para comprenderlos y/o controlarlos, motivo por el cual se ocupa su reducido espacio en esta tarea, mermando así la capacidad de la memoria de trabajo. “Lo anterior obliga a realizar las tareas en situación de sobreesfuerzo continuado, incrementán-dose así los riesgos de accidentes y errores, además de producir los consa-bidos desgastes que afectan al organismo del trabajador con la larga lista

7 Tonon graciela: “Maltrato infantil intrafamiliar. Una propuesta de intervención”. Ed. Espacio 2001.

8 Peris Maria dolores. Catedrática de Sociología - Universidad de Barcelona.

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de deterioros fisiológicos en gran medida irreversibles, por tener su origen en el desgaste por sobrefatiga neurológica”.9 Queda de manifiesto entonces que estamos hablando de una sobrecarga de tareas cognitivas por encima del límite de la capacidad humana y, en este sentido, es que se puede aseve-rar que la obligación de trabajar sin la exigida dosificación es equivalente a exigir un trabajo muscular o de resistencia por encima de la capacidad muscular, respiratoria o cardiaca. “Porque si es conocido el límite de estos órganos físicos, igualmente es conocida la limitación neurológica, con el agravante de que la reposición neuronal es, hoy por hoy, prácticamente irreversible”.9 Lo que resulta indiscutible es que estos ámbitos de trabajo exigen al individuo una sobrecarga de la memoria a corto plazo o de traba-jo por encima de sus limitaciones naturales, bien por exigirle una sobrea-tención, bien por tener parte de esta capacidad ocupada en la vigilancia de un ambiente hostil o en la búsqueda de soluciones a conflictos continuados. “En definitiva, la estructuración del caos que provoca la anomia o cual-quier otra actividad que reduzca la capacidad de atención natural y obligue a cumplir con las tareas habituales en situación de stress, está provocando un traumatismo neurológico que es TOTALMENTE FÍSICO. Las neuro-nas, sus conexiones y los metabolismos implicados en su actividad no son ni intangibles ni irreales, si consideramos las consecuencias igualmente físicas que se siguen de su deterioro”.9 Por tanto la disyuntiva que se esta-blece entre efectos, lesiones o daños físicos y psicológicos es inadmisible si consideramos que no nos estamos refiriendo a categorías desvinculadas. Es en este punto, donde se pueden advertir las falencias de la mayoría de los marcos jurídicos laborales, los cuales sólo toman en consideración los riesgos físicos y omiten la consideración de los riesgos psicosociales. También es importante destacar lo que diferentes teóricos han designado como Traumatización Vicaria. Como afirma Eduardo Cazabat “Trauma-tización Vicaria, estrés traumático secundario, o desgaste por empatía, son estos términos los que se han venido usando para nombrar el estrés posttraumatico sufrido por terapeutas, o cualquier otro profesional o tra-bajador involucrado en el manejo de situaciones altamente estresantes y/o traumatizantes. Charles Figley acuño en 1995 el término Compassion Fa-tigue: Desgaste por Empatía. En ingles compasión significa sentimiento de profunda empatía y pena por otro que esta sufriendo, acompañado por un fuerte deseo de aliviar el dolor o de resolver sus causas. Y tal como resalta Figley, la capacidad de compasión y empatía parece estar en el centro mismo de nuestra capacidad para realizar el trabajo con nuestros consultantes, y al mismo tiempo en nuestra capacidad para ser lastimados por el trabajo”10. A partir de la década del 80, sustentado en los movimientos pacifistas y en los movimientos contra la violencia domestica y sexual ha crecido el interés en el trauma psicológico, sus consecuencias y tratamiento. En el año 1980 se incorpora al DSM-III el diagnostico de trastorno por estrés posttraumático, reingresando así oficialmente en el campo de la psicología y la psiquiatría el concepto de trauma psicológico. Y aunque las reacciones psicológicas frente a hechos traumáticos han sido observadas desde hace aproximadamente un siglo a raíz de los estudios realizados sobre los efec-tos psicológicos en los soldados luego de la Primera Guerra Mundial, han caído mas de una vez en el olvido. Con la aparición del DSMIV se produce un cambio de paradigma, po-niendo el acento, no tanto en la calidad del hecho traumático, sino que lo determinante, radica en la reacción que tenga la persona expuesta. Es decir

9 Peris, María dolores: “Síndrome de Burnout” http://mobbingopi-nion.bpweb.net/artman/publish/article638.shtml

10 eduardo Cazabat: Desgaste por empatia: las consecuencias de ayudar. WWW. Geocities.com/hotsprings

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que si el individuo ha experimentado, ha presenciado o se ha enterado de “acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integri-dad física o la de los demás y la persona ha respondido con un temor, una desesperanza o un horror intensivo”11 y como resultado de ello experimen-ta además tres clases de síntomas:

• Reexperimentación del hecho traumático • Evitación y embotamiento psíquico • Hiperactivación

Cuando se presentan estos trastornos se cataloga como Estrés Post-Trau-mático. Eduado Cazabat considera que es suficiente motivo para desarro-llar un estrés post traumático el haber presenciado o haberse enterado de acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física o la de los demás. Vale decir, que el profesional esta continuamente expuesto a presenciar o enterarse de estos acontecimientos en la narración y vivencia de las personas que sufren violencia.

IV. MARCO LEGAL Y JURISPRUDENCIA En España, la actual Ley de Prevención de Riesgos, al reconocer la or-ganización y la ordenación del trabajo como condiciones susceptibles de producir riesgos laborales, incorpora la necesidad de diagnosticar y preve-nir los riesgos psicosociales con el objetivo de erradicarlos y ofrecer entor-nos laborales más saludables. Dentro de los riesgos laborales de carácter psicosocial, el “Síndrome de Burnout” ocupa un lugar destacado, pues se trata de una de las principales consecuencias de las condiciones de trabajo nocivas, fuente asimismo de accidentalidad y absentismo. En este sentido, una sentencia del Tribunal Supremo (26 de octubre del 2000), ratificó la sentencia del 2 de noviembre de 1999 dictada por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Autónoma del País Vasco, la cual respaldaba legalmente como accidente de trabajo la patología del “Síndrome de Burnout” (en el caso referido, causante de periodos de in-capacidad temporal). A partir de esta sentencia se han originado otras, las cuales se han pronunciado en el mismo sentido. También se ha reconocido que los trabajadores de centros de atención de personas con discapacidad deben cobrar un plus de peligrosidad por estar expuestos a condiciones de trabajo susceptibles de originar el “Síndrome de Burnout” (Juzgado de lo Social Nº 1 de Vigo, procedimiento 24/1999; Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, recurso Nº 5302/2001). En nuestro país, la Cámara Laboral de Bariloche pronunció una sentencia judicial en la cual se consideró el “Síndrome de Burnout” como una enfermedad y ordenó a una Aseguradora de Riesgos de Trabajo (ART) a hacerse cargo de la cobertura médica de esta patología considerada moderna, hecho que no cuenta con precedentes en el país. Se trata de un caso particular que impulsó la psi-cóloga y agente de la Policía de Río Negro, Lidia Maldonado (42), quien trabajó 18 años en la fuerza y comenzó a manifestar los síntomas de la en-fermedad en 2006, los que le provocaron incapacidad total para ejercer su trabajo. Según los especialistas, el “Síndrome de Burnout” puede aumentar el nivel de glucosa en sangre, de lípidos y de la hipertensión arterial y, con el tiempo, aumenta el riesgo de infarto de miocardio y de accidente cere-brovascular. La sentencia es la primera en el país que reconoce la patología como una enfermedad laboral. El tribunal rionegrino consideró que la tarea diaria de la mujer, vinculada con la atención de casos de violencia familiar,

11 DSM IV. Editorial Masson. EEUU. 1994

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abuso sexual y asistencia psicológica a los internos de la alcaldía, afectó su salud en la medida en que comenzó a manifestar “episodios frecuentes de crisis de angustia”, además de depresión, ideas de culpa y peyoración de la propia existencia. La comisión médica y los peritajes determinaron la patología, sin embargo, la ART Horizonte negó que ésta pudiera ser reco-nocida como enfermedad laboral, debido a que no se encontraba incluida en el listado de patologías profesionales elaborado por el Poder Ejecutivo Nacional, reglamentado mediante la ley de riesgos de trabajo. El juez en lo laboral que intervino en esta causa, Juan Lagomarsino, expresó: “... hay que ver cada caso concreto, ya que se presenta un componente psicológico y no biológico…” Asimismo, el magistrado opinó que, a su criterio, “hay una resistencia cultural” que evita reconocer este tipo de enfermedades la-borales y agregó que “tal vez exista un temor a que haya un abuso por parte de los trabajadores, pero para eso están las juntas médicas para que deter-minen que el caso sea real”. En la actualidad ha sido aprobada una nueva Ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657, en la cual en su capitulo VI, Art. 13 hace referencia a los equipos interdisciplinarios y a la protección de los mismos: “Los profesionales con título de grado están en igualdad de condiciones para ocupar los cargos de conducción y gestión de los servi-cios y las instituciones, debiendo valorarse su idoneidad para el cargo y su capacidad para integrar los diferentes saberes que atraviesan el campo de la salud mental. Todos los trabajadores integrantes de los equipos asis-tenciales tienen derecho a la capacitación permanente y a la protección de su salud integral, para lo cual se deben desarrollar políticas específicas”.

V. CONDICIONES LABORALES DE LAS AREAS DE LA DIRECCION DE VIOLENCIA FAMILIAR: -Constatación-Asistencia-Servicio telefónico

El contenido de los relatos que escuchamos y el contacto permanente con el dolor característico de las víctimas de violencia en el momento en el cual éstas son atendidas, implican para el profesional la realización de un es-fuerzo excesivo. Es imprescindible lograr una actuación que mantenga una tensión dialéctica entre el acercamiento y la distancia. El objetivo es con-seguir la presencia conjunta de una posición crítica que no sea devaluadora y una posición cercana que sea empática y comprensiva, evitando tanto la sobre implicación como el rechazo. Por otra parte, las personas victimas de violencia que asisten a la institución, se encuentran en su gran mayoría, atravesando situaciones estructurales de carencias socioeconómicas que nos ubica en una situación de impotencia por la escasez de recursos para la resolución de la misma. Otra característica de la población que también nos deja en un lugar de inermidad, es la impulsividad que generalmente presentan las personas que ejercen violencia, dejando a los profesionales siempre expuestos a ser agredidos físicamente; como así también los efec-tos que causa la manipulación psicológica desplegada por estas personas, generando un estado de tensión y de alerta permanente, provocando final-mente desgaste emocional y cognitivo.

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CONSTATACION El Art. 20 de la Ley Nº 9283 promueve la creación de una Unidad de Cons-tatación: “En toda cuestión de violencia familiar, además de las medidas previstas en la legislación vigente, el Juez ¬de oficio, a petición de parte o del ministerio publico¬deberá disponer todas las medidas tendientes a la protección de la vida, la integridad física o emocional de la victima, la libertad y así como la asistencia económica e integridad patrimonial del grupo familiar. Para este fin se crea la Unidad de Constatación”. “El equipo de constatación es un equipo profesional que se especializa en una evaluación de riesgo, que tiene como característica principal la pre-sencia en el lugar de los hechos y el relevamiento de la situación actual, teniendo en cuenta los antecedentes pasados”. El objetivo del Equipo de Constatación, es la evaluación de riesgo sobre una determinada situación de violencia denunciada. La particularidad de la labor reside en una va-loración que se realiza con una orden judicial, que emana la mayoría de las veces de un Juzgado de Familia. Dicha evaluación de riesgo se lleva a cabo en el o los domicilios de los involucrados. De esta manera las tareas desarrolladas se centran en:

• Protección tanto física como psicológica de las personas que sufren vio-lencia. • Posibilidad de quien sufre violencia de ser escuchada/o por primera vez, por un profesional idóneo, que no solo estuvo atento a su relato, sino que realizó contención. • Envío al Tribunal interviniente de un informe a fin de revertir la situación que la víctima está viviendo; que en muchas ocasiones es de prolongada historia. • Asesoramiento a las personas involucradas sobre las distintas medidas que prevé la ley. • Información a los involucrados de la asistencia y abordaje psicológico, social y legal que de la problemática se realiza desde la Dirección de Vio-lencia Familiar y que deviene en el acercamiento de los mismos a solicitar asistencia, lo que se traduce en un reconocimiento de las situaciones y un fortalecimiento de modelos de comunicación que eviten nuevos hechos de violencia.Ahora bien, considerando los aspectos mencionados anteriormente, es que nos adentraremos en adelante en algunas precisiones ligadas a experien-cias concretas que dan cuenta de la exposición psicofísica de los profe-sionales. Claro está que el abordaje in situ de esta problemática, difiere absolutamente de cualquier tipo de intervención desarrollada al interior del espacio edilicio de las instituciones públicas, principalmente por no estar al resguardo de las mismas frente a cualquier imprevisto. La exposición de la que hablamos hace referencia a un cúmulo de riesgos implicados en el actuar profesional, teniendo en cuenta que nos constituimos desde una institución judicial, significada desde la población como expresión del control social, e irrumpimos en la dinámica familiar, las mas de las veces, poniendo en cuestión modos de relacionamiento, posiciones de poder, etc.

Detallamos y ejemplificamos a continuación lo que a nuestro entender ter-mina de definir lo que denominamos trabajo insalubre y de riesgo y que en algunos casos ha sido considerado desde este u otros planos de gobier-no, como tal: • Ingreso a barrios considerados de alto riesgo. La población sobre

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la que mayoritariamente se trabaja está centrada en zonas consideradas riesgosas, hecho que en numerosas oportunidades ha generado situaciones cargadas de agravios hacia los profesionales y en algunos casos hacia cho-feres; por ejemplo: asalto a mano armada a las profesionales y secues-tro temporario de un chofer, quebraduras de falanges de una mano a raíz de una piedra disparada por vecinos, arrojo de piedras y losetas sobre profesionales, insultos, amenazas de muerte, persecuciones, en-tre otras cosas. Este riesgo se objetiva también cuando en numerosas oportunidades el pro-pio personal policial de la zona recomienda no ingresar por la peligrosidad del barrio, lo cual para los profesionales se hace imposible ya que se debe cumplir con lo solicitado en el oficio y por la demanda de atención de la problemática. Asimismo, la accesibilidad no solo se puede ver afectada por la población de dichos zonas de alta peligrosidad sino también por las condiciones urbanísticas de las mismas, como son caminos angostos, sen-das, pasajes, pasillos, etc. donde no se puede ingresar con vehículos, lo que ocasiona que los profesionales tengan que hacerlo caminando. En el caso de las zonas rurales, es usual que el oficio de referencia mencione datos imprecisos, dificultando la localización del o los domicilios, obligando a los profesionales a transitar por terrenos desolados y en numerosos casos dificultosos sin medios de comunicación alguna. A ello se le suma, la leja-nía de este lugar respecto de otras viviendas, instituciones, etc., a donde di-rigirse en caso de emergencia o riesgo. Más allá de la cuestión geográfica y de accesibilidad a ciertos barrios considerados de alto riesgo, cabe aclarar nuevamente que la problemática en que se interviene por sí misma implica una exposición a diversas situaciones de riesgo. Desde el Ministerio de Educación de esta Provincia se ha entendido que el desempeño de actividades en áreas de este tipo (urbano marginales) signi-fica un riesgo para los profesionales, aspecto que amerita ser reconocido económicamente, razón por la cual ha sido incluido dentro de lo que se denomina zonas desfavorables ampliando esta categoría antes vinculada solo a condiciones de accesibilidad geográfica.

• Defensa ilimitada de los vecinos y/o familiares de las personas des-tinatarias de nuestra intervención, que en momentos llegan a atentar físicamente contra los constatadores. Ejemplos: persecución del automóvil ministerial que traslada a los profesionales, obstrucción del tránsito, etc.

Es necesario dejar sentado que en la práctica, esta tarea que demanda para los profesionales un promedio de 30 minutos, tiene la contrapartida de sig-nificar para los mismos una alta exposición a situaciones extremas; además de lo señalado anteriormente: • Posesión de armas de fuego de algunos de los involucrados: reglamen-tarias, de guerra; y armas blancas como cuchillos, navajas, etc. • Actitudes intimidantes y amenazantes: en muchas ocasiones las entre-vistas en el domicilio se realizan con la presencia de objetos contundentes y/o bajo circunstancias de amenazas o agresiones verbales que dificultan el desarrollo de la entrevista o bien la misma debe ser anulada ante la im-posibilidad de establecer un diálogo con la persona. Ejemplos: una de las personas entrevistadas rompía botellas de vidrio sobre un tambor al frente de los profesionales y mostrando partes rotas de las mismas; persona que golpeaba con un cuchillo sobre la mesa durante las preguntas formuladas; negación a ser entrevistados haciéndolo de manera agresiva y echando del

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lugar a los constatadotes, etc. • Población psiquiátrica: Para mencionar algunos ejemplos de población psiquiátrica, en numerosas oportunidades se han entrevistado personas con sintomatología compatible con psicosis aguda (agitación, delirios, aluci-naciones, alteración del ciclo biológico, comportamientos que no miden consecuencias, estado anímico eufórico, exaltado o expansivo con tenden-cia a la irritación o a la actuación, etc.), como así también con sintoma-tología que puede configurar lo que se denomina un cuadro de agitación violenta; en el mismo la persona “se presenta de forma amenazante o con historia de haber cometido un acto violento o agresivo. La agitación y la agresión pueden ser el resultado de un trastorno medico, neurológico o mental”.12

• Estados de alcoholismo y drogadicción presentes en los entrevistados: Es importante aclarar que los profesionales en ocasiones se encuentra a personas en estado de ebriedad o con signos de ingesta de algún tipo de droga/s, lo que posibilita que el sujeto posea un menor control de sus im-pulsos. Se puede hacer referencia a hechos como: avalanzamiento sobre los profesionales encontrándose en estado de ebriedad, actitudes agresi-vas, se muestran más cargosos, con actitudes obscenas sobre los profesio-nales, etc. Cabe agregar que los profesionales trabajan, además del turno mañana y tarde y los fines de semana. En este último turno consideramos que aumen-ta el riesgo al que los mismos están expuestos, ya que son los días y hora-rios de mayor consumo de alcohol y drogas. Algunos aspectos a considerar en la realización de las entrevistas es que los profesionales intervinientes no conocen a priori el cuadro gnoseológico de los entrevistados. Además el ambiente donde se realizan las entrevistas no ofrece condiciones de se-guridad recomendadas para el abordaje de este tipo de problemáticas. Si a esto agregamos que los profesionales irrumpen en el domicilio sin previo aviso, que los implicados en ocasiones desconocen que han sido denun-ciados y la relevancia que tiene la entrevista para el futuro cercano de los entrevistados, podemos pensar que la situación se configura de alto riesgo.• Falta de colaboración, NEGLIGENCIA e INOPERANCIA, de algu-nas dependencias policiales y su personal: lo que supone una deficitaria formación y falta de responsabilidad en los efectivos policiales para afron-tar y acompañar a los profesionales durante los procedimientos judiciales (como exclusiones de hogar, retiro y/o traslado de niños, negación de en-trar en ciertas zonas de la ciudad, etc.); agregando a esto la dificultad para disponer de recursos materiales para ello (móviles policiales y personal idóneo). • Acceso indiscriminado por parte de los involucrados a los informes, evaluaciones, sugerencias y nombres de los profesionales actuantes. En reiteradas oportunidades se emiten, por parte de los Jueces intervinientes, notificaciones a los involucrados de las medidas tomadas, fundamentadas en las sugerencias de los profesionales con los nombres de éstos, lo cual expone explícitamente a los mismos ante el denunciado. Ejemplo: “aten-to a lo sugerido por la Lic…………………y el Lic…………………… en el informe emitido por hechos de violencia familiar se ha dispuesto....”. Así podemos mencionar la demanda casi diaria de personas, víctimas y victi-marios, que se presentan en la institución solicitándonos y preguntando el porqué no se lleva a cabo tal o cual medida y muchas veces haciéndonos responsables de lo que les pueda suceder, constituyéndose esto también en una amenaza.

12 Asociación Colombiana de Facul-tades de Medicina. ASCOFAME.

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• Agresiones físicas directas y amenazas de muerte y de otra índole: las amenazas y agresiones verbales a los profesionales que concurren al do-micilio de los involucrados son una constante durante y pos constatación; como así también fuera del horario y lugar de trabajo. Asimismo la fácil lo-calización de los profesionales en su lugar de trabajo y/o lugares próximos a la Dirección de Violencia Familiar para algún tipo de represalias. Ejem-plo: auto de un particular armado estacionado afuera de la Dirección de Violencia Familiar esperando la salida de los constatadores, amenazas de muerte de un profesional en un lugar de esparcimiento público, etc. Por otro lado, se puede mencionar como ejemplo de estos hechos la toma de uno de los profesionales del brazo dejándola inmovilizada, empujones contra la pared a fin de arrinconar, encierros en el domicilio dejando las puertas con llave por un largo tiempo, etc.• Personas de alta peligrosidad: entrevistas a personas con antecedentes penales por homicidios a familiares y a otras personas, por robo calificado, por delitos contra la integridad sexual a niñas/os y adultos, con anteceden-tes de exclusión por hechos de violencia familiar, de secuestros, en condi-ción de libertad condicional, prófugos de la cárcel, con custodia policial, personas involucradas en el tráfico de drogas y personas vinculadas a las fuerzas policiales, de seguridad y militares. • Condiciones ambientales: en numerosos casos se desarrolla la constata-ción en condiciones de insalubridad. • Exposición a accidentes de tránsito: la circulación en la vía pública, expone a los profesionales a posibles accidentes de tránsito provocando la muerte o lesiones de diferente grado. En el caso del equipo de constatación se han suscitado tres accidentes de tránsito a la fecha.

Teniendo en cuenta que estas situaciones ocurren diariamente y que la Ins-titución no cuenta con ningún tipo de terapia psicológica es importante remarcar que los profesionales se encuentran en un estado de indefensión total y con un altísimo riesgo de contraer patologías diversas tanto físicas como psicológicas.

ASISTENCIA ASISTENCIA INSTITUCIONAL: es la atención interdisciplinaria de los sujetos involucrados en situaciones de violencia familiar. Está com-puesta por las siguientes áreas, a saber: a) Administrativab) Socialc) Psicológicad) Legal

ACTIVIDADES DESARROLLADASPOR CADA AREA DE ASISTENCIA. Asistencia es la atención específica, tendiente a apoyar a las personas en situación de crisis y posible comienzo de un proceso de cambio, frente a la violencia familiar. La asistencia integral incluye la atención psicológica, el asesoramiento legal y la asistencia social que promueven la adopción de medidas necesarias para interrumpir la violencia. El horario de atención al público actualmente es de Lunes a Viernes de 08:00 a 20:00 hs.

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a) AREA ADMINISTRATIVA: Atención al Público: está encargada de la recepción de las personas que asisten a la Dirección, sea por demanda espontánea o derivada por los Tribunales con competencia en materia de Violencia Familiar, policía, u otras organismos públicos, privados y comu-nitarios; derivación a los profesionales del Equipo Técnico. Esta área di-ferencia la demanda de los ciudadanos y, en su caso, deriva a otras institu-ciones cuando no se trata de situaciones de violencia familiar. El personal abocado a esta tarea debe brindar escucha (libre de prejuicios) y contener hasta la atención por parte del/los profesional/es. También existe personal especializado del área para la toma de Denuncia Ley N° 9283 – D.R. N° 308/07 - Anexo 2. b) AREA SOCIAL: realiza la primera entrevista con la persona que ingresa a la Dirección. Los ejes de dicha entrevista son: escucha atenta, detección de la demanda expresa de la persona, indagación acerca de si hubo intervenciones previas, judiciales o no. Trabaja en conexión con otras organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, a modo de inter-consulta o trabajo interinstitucional, como así también en la derivación pertinente de la persona asistida en la Dirección. Maneja los diferentes recursos materiales a fin de que pueda acceder la persona involucrada en situaciones de violencia familiar urgentes. Realiza el seguimiento de casos una vez que se han adoptado distintas medidas, por vía judicial o adminis-trativa (Dirección, cuya modalidad es el trabajo interdisciplinario). Realiza informes de evaluación de riesgo de la persona, por oficio judicial. Pone en conocimiento a la Justicia, tras la evaluación de riesgo efectuada por el profesional, en forma escrita o telefónica, los casos de urgencia que así lo ameriten. En casos de alto riesgo, se realiza la evaluación para un posible alojamiento de la persona que se acerca y miembros de su grupo familiar, separando de esta manera a la persona que ejerce violencia, y por ende disminuyendo el riesgo. Para esto se evalúan los recursos reales, tanto eco-nómicos y sociales, con los que la persona cuenta. En situaciones similares pero de menor riesgo se realiza la evaluación y derivación de las personas a organizaciones de alojamiento y/o acogimiento.

c) AREA PSICOLOGICA: la violencia familiar para con las personas que la sufren y la ejercen (mujeres, niños/adolescentes y hombres) es abor-dada desde distintas modalidades, a saber: individual y grupal, respetando la especificidad de cada caso y trabajando con protocolos diferenciados. Realiza la atención en crisis de las personas que concurren a la Dirección. También realiza la primera entrevista, ya que puede evaluar el riesgo en que está inmersa la persona asistida. Realiza la confección de informes sobre tratamiento y evolución de las personas asistidas en la Dirección, ordenados por el Poder Judicial. Pone en conocimiento a la Justicia, situa-ciones de violencia familiar.

d) AREA LEGAL: se encarga del asesoramiento específico sobre los dis-positivos y acciones legales a realizar en materia de violencia familiar. Atiende consultas jurídicas requeridas por el personal de la Dirección. Se comunica personal o telefónicamente con los distintos fueros del Poder Judicial (Familia y Menores) y Ministerio Público (Unidades Judiciales y Fiscalías de Instrucción). Realiza la primera entrevista y evalúa riesgo. Maneja expedientes administrativos. Controla la formalidad legal de los distintos instrumentos jurídicos que realiza la Dirección (informes, denun-

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cias, notas a diferentes organismos públicos y privados). Toma la Denuncia Ley N° 9283 – D.R. N° 308/07 – Anexo 2.

En el área asistencial los profesionales que conforman ese espacio de in-tervención se encuentran frente a una permanente exposición a situaciones de riesgo e insalubridad laboral, lo cual lleva a sufrir en reiteradas opor-tunidades trastornos psicosomáticos tales como: contracturas musculares, cefaleas, trastornos gastrointestinales, trastornos de ansiedad, debido a que la tarea desempeñada reviste ciertas características como las que a conti-nuación pasamos a describir:

• Sobredemanda de atención: Las personas son derivadas de manera in-discriminada por diversos centros u organismos, implicando una primera entrevista, en la cual el profesional debe dilucidar la competencia de la in-tervención. A esto se suma personas que se presentan de manera esporádica para diversas consultas, solicitando la atención del profesional por ellos reconocido. Por otra parte la atención a situaciones de crisis, presentadas por personas que asisten de manera sostenida como por primera vez. Todo esto lleva a que sea muy dificultoso poder organizar las intervenciones, armar una agenda de actividades, desorganizando al profesional, en una intervención que como se ha dicho más arriba de por si a nivel cognitivo desorganiza.

• Agresiones físicas directas y amenazas de muerte y de otra índole: Cuando el personal de asistencia (profesionales y administrativos) inter-vienen en forma directa en la atención cara a cara, quedan peligrosamente expuestos a agresiones físicas y verbales, debido a que muchas veces las personas asistidas en esta problemática tienen dificultades en el control de sus impulsos, incurriendo en amenazas y/o intimidaciones.

• Población psiquiátrica y estados de alcoholismo y drogadicción pre-sentes en los entrevistados: Cuando los asistidos presentan trastornos psi-quiátricos o síntomas visibles de estar bajo efectos de drogas o alcohol, puede implicar peligrosidad para si y para terceros. En varias oportunida-des estas personas y/o sus familiares irrumpen en los consultorios como así también en otros espacios privados de la institución, que no están destinados a la atención al público, sino al trabajo interdisciplinario del área asistencial.

• Acceso indiscriminado por parte de los involucrados a los informes, evaluaciones, sugerencias y nombres de los profesionales actuantes: Ser la cara visible de un proceso que puede implicar situaciones extremas como por ejemplo la exclusión de un denunciado, la pérdida de la tenencia de padres respecto a sus hijos, o modificaciones en regímenes de visita es-tablecidos por la justicia, trae aparejado intimidaciones y presiones de los involucrados, familiares o profesionales de otros ámbitos (por ej: abogados particulares). En este sentido es dable mencionar que en muchos casos estas personas y sus patrocinantes tienen acceso a expedientes judiciales donde se encuentran informes elaborados por profesionales de la dirección quedando nuevamente expuestos a situaciones de riesgo y represalias.

• Desgaste emocional y cognitivo: Tal como fue expuesto en el Marco Teórico, el desempeño de los profesionales queda afectado por las carac-

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terísticas que generalmente presentan las victimas: síntomas depresivos, vulnerabilidad material y socioeconómica, dependencia, no visualización del riesgo que atraviesan, entre otras. Como así también la atención de personas que ejercen violencia produce desgaste intelectual debido a los rasgos psicopáticos que estos presentan.

• Personas de alta peligrosidad y actitudes intimidantes y amenazan-tes: Durante la atención a personas con un perfil violento, se genera en sus interlocutores angustia y temor. • Necesidad de realizar psicoterapia individual: Todas las personas que trabajan en esta problemática tienen la necesidad de realizar psicoterapia individual fuera del ámbito laboral, implicando esto inversión de tiempo y dinero extra.

• Tareas inespecíficas e inadecuadas: Debido a que la problemática de violencia implica trabajar con urgencias, el personal del área administrati-va muchas veces debe atender a personas en situación de crisis aun cuando ésta no es su tarea especifica, y no están formados para ello.

• Decisiones individuales en urgencias. El trabajo con situaciones de ur-gencia lleva a tomar decisiones individuales que pueden resultar trascen-dentales para la vida de las personas atendidas. Esto implica una sobrecar-ga para el profesional interviniente.

• Falta de colaboración, negligencia e inoperancia: El contacto con otras instituciones que carecen formación en esta problemática genera desgaste en el equipo al momento de intervenir.

• Desgaste de las relaciones interpersonales entre los miembros del equipo: Trabajar constantemente en estado de alerta y tensión, repercute en las relaciones personales dentro del ámbito laboral.

SERVICIO TELEFONICO En primer lugar, creemos que es menester definir en rasgos generales la función del operador telefónico. El operador/a telefónico, es aquel trabajador/a que desempeña tareas de atención, recepción y/o emisión de conexiones telefónicas y/o telemáticas, durante un mínimo de tres (3) ho-ras diarias en forma continua, realizando entre otras, tareas de atención, contención, información, asesoramiento, etc. A continuación delinearemos los puntos o aspectos por los cuales creemos que el desempeño de tareas en el Servicio Telefónico de la Dirección de Violencia Familiar expone a sus operadores a un riesgo considerable y por ende, debe ser reconocido como trabajo en riesgo y trabajo insalubre. En relación a las condiciones laborales se afirma lo siguiente: En relación a este punto es necesario distinguir la especificidad de la tarea llevada a cabo por los operadores/as de este 0 800. Los tiempos de descan-so entre un llamado y otro no son manejados por el/la operador/a sino que son en relación a la demanda; lo que significa que en algunas oportunida-des el lapso de tiempo transcurrido entre un caso y otro nuevo es muy esca-so (menor a cinco minutos). No se trata de atención planificada con turnos

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o conocimiento de la persona que recibirá dicha atención, lo que permitiría al operador preparase de alguna forma, o contar con datos y antecedentes. En estas oportunidades el tiempo es escaso para que el/la operador/a pueda recuperarse del caso estresante que acaba de escuchar. Sin mencionar el desgaste que implica el solo hecho de tener que absorber toda la infor-mación por el único sentido de la audición y de que la duración de los llamados en la mayoría de los casos supera los diez minutos y en algunos alcanzan los cuarenta minutos. Estos puntos serán ampliados más adelante.

• Atención de pacientes psiquiátricos: el 0 800 está planteado como una línea que atiende consultas acerca de violencia familiar pero también se trata de una línea anónima y gratuita y por ello queda a disposición de toda la población. Por lo tanto ingresan, entre otros, llamados de perso-nas que en realidad necesitan atención psiquiátrica. Los/las operadores/as están preparados para contener, informar, asesorar y receptar denuncias en relación a violencia familiar, también cuentan con una importante base de datos para efectuar derivaciones en aquellos casos que no competen a nuestra institución. Pero no cuentan con los elementos para distinguir patologías psiquiátricas y sus distintas modalidades. Es decir, que el/la operador/a si bien puede sospechar que existe una patología de base, por su modalidad discursiva, no tiene los elementos para manejar la situación ni puede cortar la comunicación. Estos llamados suelen durar más de 30 minutos. Esto forma parte del quehacer diario de los/las operadores/as y es imposible predecir de antemano si quien efectúa la llamada se incluiría en este grupo, así es que la atención de estas personas genera mucho mayor desgaste psíquico y esfuerzo mental por parte del operador.

• En relación al horario nocturno: abarca los horarios nocturnos de 19:00 a 01:00 hs. y de 01:00 a 07:00 hs. En estos horarios hay escaso movi-miento de gente en la calle y el edificio se encuentra ubicado en una zona considerada como “roja” por ello los/las operadores/as están expuestos a mayor riesgo de robo y diversos delitos. En lo fáctico ya han habido varios episodios de robos y compañeras que fueron perseguidas desde la parada del colectivo hasta el trabajo con todo el perjuicio material, económico y psicológico que éstos implican.

• El fundamento sanitario: Múltiples estudios dan muestra del impacto negativo del trabajo nocturno en diversas áreas de la vida. Según estudios de la unidad del sueño del Instituto de Dexeus de Barcelona, las personas que trabajan de noche tienen el 40 por ciento más posibilidades de sufrir trastornos neurológicos, digestivos y cardiovasculares. Así mismo estos estudios concluyen que los trabajadores nocturnos pierden 5 años de vida por cada 5 trabajando en este turno. Las tasas de divorcio son 3 veces mayores que los que trabajan de día y el 90 por ciento de los accidentes laborales más graves ocurren en le turno de noche. Entre los problemas de salud que acarrea el trabajo nocturno figuran insomnio, irritabilidad, angustia, depresión, los ataques de pánico, el estrés crónico, la adicción al uso de tranquilizantes o estimulantes, entre otros. Se afirma además que si bien una persona puede dormir de día sus ocho horas completas, este sueño no es reparador debido a que los ritmos bio-lógicos naturales del organismo coinciden justo con el día y la noche. En el caso de las personas mayores, esto se agudiza más, ya que tienen menor capacidad de adaptación que los jóvenes.

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• Riesgo de contraer enfermedades físicas: algunas resultan como con-secuencia del trabajo en horarios nocturnos y otras se relacionan con la angustia que provoca la atención telefónica. Entre las primeras podemos mencionar que varios operadores/as telefónicos que trabajan ya hace tiem-po en el servicio han sufrido trastornos gástricos: gastroenteritis, gastritis y reflujos gastroesofágico, algunos gastroenteritis crónicas y otros gastritis que no han visto ninguna mejoría hasta la fecha. Todas estas enfermedades están previstas médicamente como efectos comunes del trabajo nocturno. También hay agentes que han experimentado bajas importantes en sus de-fensas, por tal causa han estado enfermos por mucho tiempo con distintas patologías, primero de tipo respiratorias (faringitis, gripe, anginas) y lue-go enfermedades digestivas sin recuperarse de manera satisfactoria por el transcurso de dos meses. Entre aquellas enfermedades específicas relacionadas con la atención te-lefónica se encuentran problemas auditivos tales como enfermedades del conducto auditivo externo y enfermedades del oído interno, hipoacusia, disfonía, nódulos en cuerdas vocales, también trastornos posturales de co-lumna cervical, dorsal y lumbar.

• Perturbación psicológica que producen los llamados de violencia con el consecuente riesgo de contraer enfermedades psicosomáticas: en cada llamado de violencia hay una carga emotiva muy grande que el ope-rador debe absorber para poder contener a la persona que llama; muchas veces la misma se puede encontrar en una situación límite, en estado de crisis. La temática es compleja y a ello se agrega que quien llama no se encuentra en una situación “cara a cara” con el operador; lo cual provoca en el mismo un mayor stress y aumenta el nivel de ansiedad. Quien llama puede demandar una resolución inmediata a su problema y, en muchas ocasiones, resulta difícil brindar una pronta solución. Esto genera en muchas oportunidades enojo, frustración, disgusto, que es trasmitido al operador en forma de insultos, amenazas y agresiones verbales. A su vez en repetidas oportunidades, se presentan tentativas de suicidios así como amenazas de daños a terceros, frases tales como “yo no soporto mas esto, ya mismo me corto las venas” “si esto sigue así un día me voy a defender y lo voy a matar yo a él”, se escuchan a diario. De este modo, el operador toma conocimiento de estas situaciones lo que le genera angustia, culpa, impotencia, frustración, sentimientos con los que tiene que enfrentarse a diario.

• Riesgo de persecución por parte de la gente que llama al 0800: Los/las operadores/as del servicio telefónico se exponen a ser agredidos/as fí-sicamente o psicológicamente al momento de ingreso o salida de la insti-tución. Ya que en varias oportunidades se han recibido amenazas por parte de aquellas personas que no obtuvieron la respuesta que deseaban por parte de la institución.

VI. CONCLUSIONES El intervenir en situaciones de violencia afecta la identidad personal del profesional actuante: La constitución de la identidad personal es un proceso que comienza desde el nacimiento y transcurre por diferentes y sucesivas etapas evolutivas. La carga genética/hereditaria, junto a los diferentes sucesos y vivencias que

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acontecen en el contexto general y particular del sujeto se van integrando a la estructura psíquica, conteniendo al cuerpo y conformando la imagen corporal. En este sentido a lo largo de la vida humana se construye la per-sonalidad, integrando lo biológico/fisiológico, lo psicológico/emocional y lo social/cultural, como una continuidad y mismidad a través de espacio y el tiempo transcurrido; tal integridad es el armazón de la identidad. Con el devenir del tiempo, existen hechos, fenómenos, momentos, ya sean in-ternos o externos a la persona que amenazan desestabilizar o desequili-brar la integridad biopsicosocial lograda a lo largo de su construcción. La amenaza a la integridad y por ende a la propia identidad puede devenir de cualquiera de los ámbitos que circundan y conforman la personalidad, ya que son dinámicas e interactúan mutuamente. Aunque se debe recordar que existen ciertos hechos esperables que producen crisis en la identidad y modifican la personalidad, siendo necesario para la adaptación al medio: son las crisis vitales, necesarias y esperables. La situación se complejiza cuando las amenazas a la integridad es constante, permanente y cotidiana, como en el caso de las personas/profesionales que intervienen o ejercen su rol profesional en problemáticas como la violencia familiar. Este es debido a que en muchas oportunidades la simple amenaza se transforma en un paso al acto, apareciendo las agresiones (verbales, físicas y psicológicas) de manera directas sobre el personal que interactúa con personas que su-fren o ejercen violencia. En otras situaciones se produciría una identifica-ción de los profesionales a las personas o familias involucradas generando desajustes permanentes, estrés, malestar, caos organizativo, conflictividad que supera la capacidad de autorregulación, llegando incluso a evolucionar a fenómenos de despersonalización. De todo ello se deduce que el trabajar en la problemática de violencia afecta a los tres ámbitos de la personalidad fundantes y constitutivos de la identidad: el cuerpo, la psiquis y la vida de relación: sintetizando 1). En el cuerpo afecta al aparato digestivo, respi-ratorio y cardiaco, la piel, los músculos y el cerebro. Provocando perdida de peso o de masa corporal, trastorno en la alimentación y fatiga crónica como indicadores preponderante. 2). En la psiquis afecta alterando los me-canismos de defensa, negación de las emociones, ausencia o perdida de memoria, disminución de la estima personal y profesional, acompañado por irritabilidad permanente, sentimiento de culpa, desilusión, apareciendo fenómenos de despersonalización y depresión. 3). En lo social provoca au-sentismo laboral, abandono personal, disminución de las redes familiares y de amigos (aislamiento y soledad), acompañado por respuestas despro-porcionada hacia los demás. Lo arriba mencionado hace alusión princi-palmente a la sistematicidad de la exposición a situaciones relacionadas a violencia familiar que en un primer momento nos mantienen alerta y expectante pero luego; ante la exposición cotidiana, el cuerpo (físico, psi-quis) comienza a responder con todo lo expresado y que está relacionado directamente con trabajo insalubre. A esto se suma el peligro constante del ataque físico y/o verbal en el momento de la intervención, lo cual nos puede exponer a un riesgo de vida en pocos segundos o minutos, riesgo que no podemos predecir ni prevenir ya que es parte de la intervención en esta problemática, lo cual establece el trabajo con esta temática como un trabajo de riesgo. Finalmente cabe hacer referencia a la ineludible responsabilidad del Esta-do frente a la protección de los trabajadores en su permanente exposición frente a situaciones de riesgo; reconociendo asimismo, política y mate-rialmente, condiciones diferenciales en términos de derechos, vale decir:

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sistema jubilatorio especial, descansos extra, supervisión externa, abordaje psicoterapéutico, remuneración adecuada a desempeño en tal temática, en-tre otras. Si el Estado cumple su función de cuidar a los trabajadores, a la vez, de manera sinérgica, se producen consecuencias positivas sobre las personas atendidas y las demás instituciones relacionadas, pues el cuidado de la salud, optimiza la tarea. El diseño y ejecución de una política inte-gral de tal índole como es la de “Erradicación de la Violencia Familiar”, necesariamente debería implicar por parte del Estado el abordaje de todos los aspectos atinentes al cuidado de sus equipos de trabajo siendo que son éstos y no otros quienes operativamente y de manera cualificada, se rela-cionan cara a cara con los sujetos implicados en las situaciones familiares. Son estos y no otros quienes a pesar de todo y a costa de su salud y segu-ridad reciben sistemática y directamente los embates propios de cada caso abordado. Somos nosotros, los trabajadores directamente involucrados, y no otros entonces quienes en definitiva estamos “en mejor situación para conocer de que manera los riesgos profesionales afectan la vida y la salud de los trabajadores” y es el Estado desde sus distintas esferas y no otro, quien debe embanderarse en la protección de los mismos11. “La muerte, las invalideces permanentes totales o parciales no sonsusceptibles de reparación y las indemnizaciones nunca puedenequivaler a la vida humana ni compensar la pérdida de la salud”12 .

VII. GLOSARIO * “Síndrome de Burn-out”: término con el cual se hace referencia al es-trés crónico de aquellas profesiones de servicios que se caracterizan por una atención intensa y prolongada con personas que están en una situación de necesidad o de dependencia. Se trata de un proceso en el que se acu-mula un estrés excesivo por una desproporción entre la responsabilidad, la capacidad de recuperación y la gratificación del individuo. Está compuesto por tres dimensiones:Cansancio o agotamiento emocional: caracterizado por una progresiva pérdida de las energías vitales y una desproporción creciente entre el tra-bajo realizado y el cansancio experimentado. Las personas se vuelven más irritables, aparece la queja constante por la cantidad de trabajo realizado y se pierde la capacidad de disfrutar de las tareas.Deshumanización o despersonalización: se trata de un modo de respon-der a los sentimientos de impotencia, indefensión y desesperanza personal. En lugar de expresar estos sentimientos y resolver los motivos que los originan, las personas muestran una fachada hiperactiva que incrementa su sensación de agotamiento.Abandono de la realización personal: se produce una progresiva pérdida de los ideales y, fundamentalmente, un creciente distanciamiento de activi-dades familiares, sociales y recreativas. Autoreclusión.Los factores que contribuyen a la aparición del “Síndrome de Burnout” son los siguientes:Elementos del contexto: se refiere básicamente, al nivel de necesidad emocional de las personas a las cuales se asiste. Mientras más intensas sean las demandas de esas personas y más alto su grado de dependencia del trabajo del profesional, mayor probabilidad de que aparezca. A esto hay que agregarle las condiciones físicas y sociales del trabajo, generalmente poco jerarquizado, con escasos recursos y, adicionalmente, atacado por crí-

11 http://www.hacienda.go.cr/centro/datos/Articulo/conmetrab.pdf

12 http://www.hacienda.go.cr/centro/datos/Articulo/conmetrab.pdf .

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ticas externas.Condiciones personales: alude principalmente al deseo de marcar una di-ferencia con los demás y de obtener resultados brillantes y a un trabajo muy comprometido con el dolor y el sufrimiento.Cuando se potencian las características contextuales y personales, apare-cen efectos sobre la salud que se manifiestan en los siguientes niveles:Físicos: fatiga crónica, frecuentes dolores musculares, cefalea, perturba-ciones del sueño, pérdida del apetito, disfunciones sexuales. Conductuales: absentismo laboral, incapacidad para vivir de forma rela-jada, superficialidad en el contacto con los demás, aumento de conductas violentas.Emocionales: aburrimiento y actitud cínica, impaciencia e irritabilidad, distanciamiento afectivo como forma de protección del yo, sentimiento de omnipotencia, desorientación, incapacidad de concentración, sentimientos depresivos.

* “Traumatización Vicaria o Estrés Post Traumático Secundario” es una evidencia de la similitud entre los efectos del abuso directo y el de ser testigos de éste. Se trata de un fenómeno de aprendizaje de otros traumas, generado por conocer eventos altamente estresantes y/o traumatizantes ex-perimentados por otros significativos.Señales de “Traumatización Vicaria o Estrés Post Traumático Secundario” en el trabajo con víctimas de violencia familiar: -Sentimientos de angustia hacia la persona-Impaciencia cuando cuenta su propia historia-Sobrepreocupación por su seguridad-Apatía con el agresor-Tristeza por no ser un buen profesional-Persuadirla de que lo que uno piensa es mejor.

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VIII. BIBLIOGRAFÍACONSULTADA • Arón, Ana María. ¨Violencia en la Familia. Pro-grama de intervención en red: la experiencia en San Bernardo¨. Editorial Galdoc. Santiago. Chile. 2001. • Barudy Labrin, Jorge. “El dolor invisible de la infancia. Una lectura ecosistémica del maltrato in-fantil”. Editorial Paidós. Bs As. Argentina. 1998. • Barudy Labrin, Jorge. “Maltrato infantil. Eco-logía social: Prevención y reparación”. Editorial Galdoc. Santiago, Chile. 1999 • Cazabat, Eduardo. “Desgaste por empatía: las consecuencias de ayudar”.www.geocities.com/hotsprings. • Claramunt, María Cecilia. “Ayudándonos para ayudar a otros. Guía para el autocuidado de quie-nes trabajan en el campo de la violencia intrafa-miliar”. Organización Panamericana de la Salud. Programa mujer, salud y desarrollo. San José, Costa Rica. 1999. • Giberti, Eva. Psicóloga y Trabajadora Social. UBA. Coordinadora del Programa “Las víctimas contra las violencias.” • Peris, María Dolores. Catedrática de Sociología ¬Universidad de Barcelona. • Tonon, Graciela. “Maltrato infantil intrafamiliar. Una propuesta de intervención¨. Editorial Espa-cio. • Asociación Colombiana de Facultades de Medi-cina. ASCOFAME. • http://www.hacienda.go.cr/centro/datos/Articu-lo/conmetrab.pdf • DSM IV. Editorial Masson. EEUU. 1994.• Peris, María Dolores: “Síndrome de Burnout” http://mobbingopinion.bpweb.net/artman/pu-blish/article638.shtml.

Autores de producción escritade trabajo insalubre y de riesgo

Alemañi Carlos Rolando PinoAlvarez LauraBarros CeciliaCausarano SilvinaCocca Ana LauraCocca y Jaimovich AndreaComba Sandro FelipeDe Turris RominaFissore AlejandraFrigo SilviaGaldolfo MarianaGonzalez LuciaGonzalez Quintana CarlosHaedo Maria JorgelinaIgarzabal Maria Jose Laje CarolinaLorenzo LauraLuque LorenaMagnasco PaolaManes Agustin EstebanMarin SandraMierez SilviaMorra DoloresNallino Maria CristinaPinsiroli ConstanzaPomba Fernando Quiroga Liliana

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