Thomas, El Ensueño de Un Suicida

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    Thomas, el ensueo de un suicida

    David Alexander Durn Osorio

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    Una gota de sudor bajaba por su mejilla, su manoderecha temblaba mientras sostena el cao sobre lasien, apretaba la mandbula y no se decida a halar elgatillo. No poda dejar de recordar los perturbadoreshechos que lo haban llevado a ese lugar. Cuandopareca decidido, su respiracin se aceleraba, parecalleno de valor pero el miedo se apoderaba del controlde su brazo impidindole accionar el arma, como si

    tropos sujetara las tijeras con decisin, y en elmomento justo titubeara y eligiera el hilo de otrodesdichado.

    Slo se distraa pensando en si acaso habra vidadespus de la muerte, cielo, infierno, reencarnacin osi slo vagara eternamente como finsimas partculasde polvo a travs de un universo infinito. Disparara elarma, y despertara acaso en otro cuerpo para elcomienzo de otra vida? Vera la luz al final del tnel?

    Sera juzgado por sus pecados? o simplemente lanada le aguardara despus de que la bala atravesarasu crneo, la misma nada de la que antes brotara aligual que todos los hombres, y entonces sera ciertaaquella afirmacin que reza: la humanidad no es msque una mera procesin de fantasmas que van de lanada a la nada.

    Encendi el candil, la oscuridad se escurri de sucabaa en medio del bosque y pudo ver su rostrodemudado en el espejo. Dej el arma sobre la mesa eintent tranquilizarse. El reloj ya marcaba las tres dela maana y sus cavilaciones sobre lo que vendrauna vez la muerte se apoderara de su cuerpo mortalcesaron. Respiraba ms tranquilo, pero la expresin

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    de asombro no abandonaba su rostro, y no era paramenos, esta vez, aunque no hubiese accionado elgatillo, haba llegado demasiado lejos, sin embargo,se defenda a s mismo, pensando a su favor quenunca antes las circunstancias haban sido tanhostiles como ahora. Una vez se calm, dej el armasobre la mesa de noche.

    No tena problemas econmicos, hered como hijonico todas las riquezas de sus padres, riquezas queno eran pocas y le haban permitido vivir

    holgadamente, incluso como le molestaba ocuparsede sus asuntos financieros, deleg esa tarea a quienfuera el empleado de confianza de su padre mientrasvivi. Hablo aqu de Peter, el mayordomo, queadems se ocupaba de la casa durante los largosperiodos de ausencia de Thomas, como ahora quellevaba dos semanas en la cabaa, su refugio aislado

    del mundo, si acaso es eso posible en una pocadonde todo se mueve al ritmo frentico de un clic, yno hay lugar para una pausa y un espacio deintrospeccin. Sea como fuere, haba adquirido lacabaa alejada de la ciudad, ms all de lossuburbios en terreno boscoso, como su cuevapersonal, esa fue su intencin, aqu poda sentarse yleer en calma, caminar por el bosque tranquilamente

    a diferencia de las calles de la ciudad, donde ya no esposible avanzar dos metros sin que algn avisoescandaloso te grite en la cara alguna oferta, sintener que esquivar grupos de transentes quecaminan caticamente y bloquean el paso aldetenerse frente a un aviso, siempre hay un almacnpara todo producto, una valla sobre poltica, el ruido

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    de los automviles y el ensordecedor murmullo de lamultitud.

    Ahora rondaba los cuarenta aos, y como muchos aesas alturas, sin problemas materiales deimportancia, haba experimentado el crudo sin sentidode su propia existencia vaca. Estuvo casado dosveces, no tuvo hijos con ninguna de sus esposas ytampoco en las relaciones clandestinas que mantuvoal margen, otro refugio contra el tedio que visitabaasiduamente.

    Tal vez en trminos biolgicos el suicidio no habasido posible, la naturaleza intenta que la especie sereproduzca antes del trmino de su vida,biolgicamente el fin de la vida es bastante simple.No obstante, Thomas es nuestra prueba viviente delas complicaciones inherentes a la condicin humana,

    que como ve, se empea en hacer complejo losimple; un animal cualquiera, no estara ensimismadoen semejantes cavilaciones sobre lo que ocurredespus de la muerte, y menos an estara pensandoen el suicidio, y es que al parecer, la especie humanaes la nica capaz de prescindir del instinto deconservacin bajo las circunstancias adecuadas. Parahacerlo ms claro, es bueno intentar imaginar a un

    len, o cualquier otro animal en lugar de Thomas, yleer de nuevo todo lo relatado hasta este punto, elabsurdo salta a la vista inmediatamente, aunque nofalta el estadista con maestra en psicologa animal,con mucho tiempo disponible que apele a casos deanimales saltando al precipicio al verse alcanzadospor el fuego, pero en casos como este hasta la

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    persona con menos huevos elige una muerte conmenos dolor. Basta recordar septiembre once,cuando ante la imposibilidad de escapar de lacalcinacin, muchas almas saltaron al vaco eligiendoel verdugo de la gravedad.

    El propsito es aqu, intentar contar de la manera msfiel posible los hechos sobre la vida de este pintoraficionado, de este enamorado de la imagen y elcolor, ste que no encaja en el mundo y que noresiste ms de dos meses en la ciudad sin sentir el

    cerco implacable del activismo, las facturas, lasreuniones, los cafs y el teatro; modas de un mundodel cual pareca no compartir ninguno de sus ideales.Esta vida para l, degradada y superficial, se leantojaba poco menos que artificial. Thomas sentahaber nacido por error en una poca ajena a todo loque consideraba bueno y sano para s mismo. Un

    desacuerdo constante con la realidad, con lo dado, loprescriptivo, ese era Thomas.

    En la maana, sali de la cabaa y se par frente allago. Sinti deseos de pintar aquella imagen, unanecesidad imperiosa se apoder de l, tena queplasmar en lienzo aquel paisaje indmito. Lascondiciones climticas lo favorecan. El sol iluminaba

    la superficie del lago difano, y millones de chispasrefulgentes decoraban el horizonte donde el agua seconfunda con el cielo. Cerca de la orilla, el lagocristalino espejaba las montaas, y los rbolescercanos. Pincel en mano, se puso frente al lienzo yempez con trazos finos a dibujar la imagen, ddivade la maana para su decado nimo. Avanzaba

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    despacio, dndose cuenta a la mitad de la pintura queel clima haba variado, el sol opacado por las nubesgrises que anunciaban la tormenta, un nuevo paisajese impona dotando al paisaje original de un lgubrematiz. Se puso de mal humor al ver que la imagenpintada no coincida ahora con el paisaje ante susojos, y es que no era la nica vez que la realidad le

    jugaba una mala pasada por su carcter mutable.Mientras para otros, lo que tiene de excitante larealidad es el cambio y la inconstancia de susestados, a Thomas es esto lo que ms le resulta

    fatdico: el engao, la falta de unidad y de sentido;cuando crea entender una cosa, generalmente stase le presentaba de modo distinto, como si la realidadpretendiera burlarse de los intentos humanos de sercomprendida. Y no se habla aqu en trminosestrictamente filosficos, ni metafsicos, pues a pesarde las meditaciones sobre el ms all de la noche

    anterior, en situaciones normales, no eran laspreguntas que Thomas sola hacerse.

    Se ocupaba ms de la bebida y de perderse en unavida bohemia, como si el vino fuera agua del ro Lete,y pudiera borrar de un tajo la memoria, peronaturalmente, la prdida de sentido es una vanailusin temporal que cobra con larga resaca la corta

    euforia que regala; ese es el problema de laembriaguez, que no dura toda la vida, que devuelve alhombre a la realidad, que no lo sustrae de una vez ypara siempre de ella.

    Llevaba dos semanas en la cabaa y sinti deseos deregresar a la ciudad, encendi su auto y condujo a

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    travs de los caminos sinuosos que bordeaban lasmontaas por un par de horas, antes de ver laprimera muestra de civilizacin, un pequeo caseroque le indicaba siempre que estaba a sesentakilmetros de la ciudad. Al ingresar, Peter lo esperabaen el vestbulo como si hubiese presagiado la llegadade su amo, estaba sentado en el divn y se puso depie para recibir a Thomas, quien estrech su mano yle pidi un Martini. Una vez demostrado que lasfinanzas marchaban bien, se recost en unarecmara del segundo nivel y durmi la fatiga del

    viaje. Un sbito aire fro le despert en la madrugada,la premura de recostarse no le haba dado tiempo deabrigarse. Se levant de la cama, tom el saco, girel picaporte, descendi al vestbulo y sali a caminar.

    El silencio de la noche, el saber que la mayoraduerme, ese aire fro con sabor a lgubre anonimato,

    le era irresistiblemente seductor; mientras caminabaobservaba las hojas secas sucumbir ante losdesignios del viento, los mendigos durmiendoplcidamente en improvisados refugios de cartn,stos no podan sentir esa especie de hambreespiritual que atacaba a Thomas, su preocupacinprincipal es averiguar de dnde provendr el prximobocado de alimento, ese otro apetito, se siente

    probablemente cuando las necesidades elementalesestn satisfechas. Trepando las paredes con agilidadalgunos gatos errantes sin casa, caminando por lascornisas, espritus libres de la noche sin amo a quienvenerar, fieles al faro nocturno que les confiere lapoca luz que requieren sus ojos sensibles. Estos

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    bellos animales, eran sus hermanos, al igual que l,criaturas indmitas, peregrinos eternos de la nada.

    No se haba dado cuenta, pero haba caminado poruna hora, se haba alejado de casa, advirti lacercana de una taberna, el ruido de la msica y elincandescente aviso eran signos inequvocos.Bastante curioso, cualquiera dira que camin enpiloto automtico hacia su destino, prescindiendo dela conciencia, al igual que les acaece a muchoshombres que despus de mucho vagar por las

    estepas, terminan llegando a donde tienen que llegar,y sin saber cmo, algo conspira para atar cualquierruta electa por aquello que creen libre albedro, a unanica meta preexistente.

    Atraves la puerta y se sent en una mesa apartada,orden una botella de vino de Alsacia. El humo de los

    cigarrillos se condensaba en el aire como una nieblaespesa junto a la barra, donde suelen sentarse losbebedores ms ansiosos manteniendo ocupado alcamarero. No haba reparado en la presencia de una

    joven muchacha, que conversaba con un hombretambin juvenil en el otro extremo del bar. Miraba lascaras joviales, el contento colectivo, la conformidadcon las circunstancias, la naturalidad con la que todas

    esas personas estaban all, departiendo. Unosminutos despus, observ a la muchacha. Rea ydanzaba con gracia mientras hablaba, parecarepresentar una historia graciosa frente a susacompaantes. Thomas observ a la muchacha porunos momentos, al poco tiempo se dio cuenta quesonrea por la belleza y naturalidad de la mujer y

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    sinti deseos de acercarse y verla mejor. Caminhacia el lavado y vaci su vejiga, no le apremiabarealmente hacerlo, pero camino al lavado poda echarun vistazo de cerca. Al salir observo con cautela yregres a su lugar, bebi despacio mientras pensabaen la odisea de su estada en la cabaa. Siemprellevaba consigo papel y lpiz, y mientras bebadespacio, empez a garabatear el rostro de lamuchacha furtivamente. Lo que vendra luego lo tomdesprevenido.

    --No recuerdo su cara -dijo una voz femenina,tomndole por sorpresa-. No viene con frecuencia aeste sitio -dijo la joven que antes haba visto al otrolado del bar.--No, de hecho es la primera vez que ingreso -aclarThomas.--Me llamo Mara -agreg ella, en tono interrogativo

    como quien quiere saber el nombre de su interlocutor,habiendo dicho el suyo ya.--Soy Thomas.Respuesta lacnica sta, que daba entender sudeseo de no querer hablar ms.--Puedo invitarle un trago?--No, no es necesario, hoy slo quiero beber vino -dijol en tono cortante.

    --No tiene cara de ser un ogro cascarrabias; vamos,le aseguro que no ser tan malo. Parece ser que esusted de esos que acostumbra tenerlo todo bajocontrol, pero en ocasiones es bueno dejarse conducir,dejarse llevar por alguien ms, vamos -propuso laencantadora joven con una mirada coqueta.

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    Era bastante persuasiva, sus palabras elocuentes, elrostro fino iluminado por unos ojos grisceos demirada aguda, enmarcados por un bello cabello negroque se deslizaba a ambos lados de su rostro, bajandohasta los hombros y sus facciones juveniles, erancualidades que Thomas nunca aprendi a ignorar,menos aun cuando venan acompaadas de esainocente elocuencia, propia de una sabidura innatasobre la vida, esa sabidura adolescente que sepierde con los aos, virtud que por tradicin slo se leconfiere a los viejos. Acaso era esto lo que l no

    tena, la simpleza, la tranquilidad para disfrutar de lascosas simples, la falta de decoro para decirle hola! aun extrao, e insistir, a pesar de que ste presente elescudo de la hostilidad. Sea como fuere, acept lacompaa por mera curiosidad, y Mara tuvo razn, nofue tan malo.

    Deshizo los pasos hasta la casa, esta vezacompaado de Mara. Caminaban por las callesmgicamente iluminadas por los faroles. Atravesaronel zagun, entraron sin encender la luz, subieron lasescaleras, la puerta de la habitacin segua abierta,tal como la haba dejado, aunque no lo recordara.

    Primero los tacones, a continuacin las medias

    veladas, despacio, deslizando los dedos trmulos atravs de las piernas tersas, al final unos deliciososdedos emergieron de sus pies perfectos, y se detuvoen ellos, celoso como un nio con su juguete favorito.Desnud su espalda y la bes ascendiendo hasta loshombros y el cuello, exhalando despacio el delicadoperfume de Mara, respirado previamente en

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    inhalaciones afanosas y embriagantes. Los cuerposse acercaron y se confundieron, estaban tanmezclados que era difcil saber dnde terminaba unoy empezaba el otro, y as estuvieron hasta que unasbita contorsin, algo as como un espasmoplacentero se apoder de ellos y luego los liber,dejndolos extasiados y jadeantes.

    La luz apareci a travs de las rendijas paralelas delas persianas, espantando la oscuridad de lahabitacin, primero un rayo tenue, tmido, rodeado

    an de oscuridad, luego otros rayos a medida que elsol ascenda, emergieron de las rendijas superiores.Sobre la cama de sbanas hmedas y arrugadas,yaca una mujer en el camisn que su amante, sinella saberlo, haba usado para proteger su cuerpodesnudo del fro implacable de la madrugada. Eradomingo y Peter tena el da libre, as que Thomas se

    las arregl para preparar caf y huevos con tocinoque Mara comi con la avidez que su cuerpo falto deenerga le exiga. Thomas se recost mientras Maraexploraba la casa, maravillada con algunas pinturas yprofundamente alarmada con otras. Absortaobservaba una flor de lirio blanca, rodeada de hojasflotando sobre un lago, cuya superficie haba sidopintada tan tenuemente, que su transparencia se

    observaba con dificultad.

    Muchos con la vista menos aguda, diran que la hojaflotaba sobre la nada, o sobre su propio reflejo comosi estuviese descansando sobre un espejo quealberga la oscuridad en su interior, efecto del fondofangoso y herbceo del lago. Algunas de estas

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    pinturas, eran creaciones personales sincorrespondencia con ninguna imagen exterior, solo separaba frente al cuadro, y pintaba sin saber muy biende dnde provena la imagen que se apoderaba delpapel; algunos artistas explican su obra a partir dealguna fuente inspiradora precisa, otros, como en elcaso del aqu aludido, no saben muy bien que estnpintando ni que fuerza extraa les mueve la mano atravs de cada trazo, como si stos fueran surcossobre el papel que deben seguirse con cuidado,surcos tallados previamente por esa misma mano que

    ahora los pinta, y que no recuerda cundo los traz.Tal vez, uno crea todo cuando es adolescente, y loque hace despus son evocaciones inconscientes deesa poca.

    Thomas le sorprendi petrificada frente a su pintura, ysinti que su privacidad corra peligro, pues esa en

    particular, reflejaba parte de su carcter, parte de loque era. Sin embargo, como suele pasar en el arte, amenos que el artista explique la intencionalidad de suobra, las generaciones posteriores slo divagan entorno a lo que quiso decir el autor con ella,suponiendo que quisiera decir algo y no la hubiesehecho ms que por la necesidad de pintar que suvocacin le confiere. No puede desconocerse que

    existen manifestaciones pictricas cuyo sentido esevidente, el metro de Mosc, por ejemplo, representaen sus murales, entre otras cosas, las batallasnapolenicas, y la segunda guerra mundial. En estecaso y otros por el estilo, el sentido de la obra esclaro, pues se refiere a un acontecimiento de dominiopblico. No obstante, la mayora no logra dar con el

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    significado de la obra cuando sta no se refiere asucesos histricos, sino ms bien, a lo que podramosllamar manifestaciones del alma del autor, peroconstruyen explicaciones plausibles que terminanimponindose en las altas esferas del arte; otrosparcialmente y para sorpresa del autor, puedenacercarse al sentido de la obra, aunque no gocen dela aceptacin de la mayora. En cualquier caso, sloel autor posee la llave de la puerta que oculta elsentido de la obra, y los dems, parados en frente deella, slo tejen elucubraciones de lo que yace oculto

    tras sta, armados con el nico ariete del contexto delautor, y lo que conocen acerca de su vida, como si laprofundidad del alma humana pudiera escribirse enuna biografa y exponerse al mundo, de forma quetodos comprendan la vida de un hombre con todassus pasiones. El arte, de hecho, es una muestra de lainefable naturaleza del alma humana que a travs de

    ste intenta emerger, manifestarse al mundo exterior,exponindose a las palabras intiles, al lenguaje quetodo intenta explicarlo, es como si se dijera unlenguaje alterno al limitado mundo de las palabras ygramticas racionales, es otro cdigo, es lo quequeda cuando la lengua se hace intil, cuando laescritura pierde sentido.

    Thomas no pensaba en lo improbable que podra serpara Mara develar el sentido de la pintura, es decirobservarlo a l oculto tras el cuadro, pensaba que laposibilidad de ser observado no era nada desdeable,como si lo transparente que para l era la obra,implicara que para cualquiera lo fuera tambin, no sele ocurri pensar, que Mara no tena informacin

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    sobre el autor de las pinturas, no poda saber queeran suyas. La sorprendi tomndola sbitamente porla cintura.--Debo irme, es tarde -Dijo ella volviendo el rostro.--Es domingo, tienes algo que hacer Mara?--No se trata de eso, debo estar de vuelta en casapara el almuerzo, mis padres regresan de su viaje, yplanearon esto hace tiempo, ya sabes cmo sonestas cosas, debo estar con ellos.--Est bien, aunque no deja de ser cmico, ayerparecas muy desprendida, una mujer libre empacada

    en un cuerpo juvenil.--Tengo veintids, aun dependo de mis padres, peroplaneo que no sea por mucho.--Podra llevarte, No tengo mucho que hacernormalmente.--Para vivir en medio de tanto lujo, debes ser un tipomuy laborioso, seguro tienes cosas que hacer, el

    confort demanda sacrificio.No era de los que suelen insistir, as que dej queMara se marchara por su cuenta, no necesitabasaber ms, sali a ninguna parte la noche anterior, sinninguna pretensin como quien camina por inercia yobtuvo ms de lo que esperaba; un oasis en medio desu desierto anmico, una bella slfide sin prejuicios a

    quien por alguna extraa razn le haba atrado y lohaba tomado, lo haba hecho suyo. Estaba de nuevosolo, sonri por un instante al darse cuenta cmo lavida le distraa con ese pequeo obsequio de lujuria,como haba olvidado por algn momento toda laagitacin interna, toda la asfixia.

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    Thomas no poda entender bien por qu si ante losojos de todos era un hombre al que podraconsiderarse afortunado, no se senta conforme, tenauna casa envidiable, varios apartamentos en diversoslugares del mundo, una coleccin de autos deportivosy sus finanzas estaban aseguradas, en manos degrandes corredores de bolsa y sagacesadministradores, toda una jaura de fieras delmercado, que su padre haba reclutadocuidadosamente, y que siempre le haban reportadobeneficios en cada negocio; el imperio econmico que

    haba fundado su padre, extenda sus tentculos enlos bienes races, en el sector de alimentos, latecnologa y los hidrocarburos. Para Thomas, sinembargo, la vida tena otro fin, ms all de todasaquellas cosas por las cuales la mayora de loshombres se afanan y agitan, sacrificando vida y salud.Deseaba algo que no alcanzaba a concebir a

    cabalidad, a veces le pareca que la vida careca porcompleto de sentido, pero en ocasiones poda intuiralgo ms all de la razn; en esos das en que eradomeado por imperiosos deseos de pintar, caminar,observar y respirar, le pareca que su vida avanzabalibremente hacia su fin ltimo, hacia el propsito quepareca tener y que desconoca.

    Si tan solo tuviera el valor de desaferrarse de la ramade la comodidad, del lujo que tanto condenaba, peroal cual estaba profundamente acostumbrado, sipudiera dejar de firmar contratos y de asistir areuniones, a cocteles pletricos de moda, solamentepara satisfacer con su presencia las convenientesamistades que en el mundo de los negocios rodean

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    como buitres que presienten la cada del animalabatido, a aquellos que gozan de la fortuna quedesean para s. Es este un territorio hostil, un juegode caretas, entre champagne y conversacionespolticas, cifras onerosas y affaires acordados enmedio de un partido de tenis o un carro de golf. Esprecisamente tener que participar de todo esto lo quems le oprime, lo que ms desprecio le genera de suvida, y precisamente, el Lunes, tendra que hacerfrente a una velada programada por sus homlogospetroleros, y esta vez sera descorts negarse, ya que

    a las dos anteriores haba faltado, escudndose en loque sus anfitriones consideraron dudosasenfermedades cuidadosamente planificadas.

    El lunes no se hizo esperar, se levant temprano ydisfrut de una tina caliente, en invierno sus huesosglidos agradecan semejante atencin, el calor

    irradiaba hasta los tutanos y era tan confortable quesu cuerpo fue desfalleciendo, como si abandonase losdominios del mundo fsico y fuera adentrndose en elreino de lo onrico. Estaba de nuevo ante aquel sueoque lo persegua desde hace algunos aos, de nuevode cara ante aquello que le haba llevado a aquelincidente en la cabaa, cerca del suicidio, ese sueoque a veces desapareca por largas temporadas,

    regres esta tarde. All estaba ese nio de rostrodifuso, que se multiplicaba y lo rodeaba, siguindolo atravs de la oscuridad para alcanzarlo fatigado, y lomiraba tendido sobre el csped de un ttrico bosque,escupiendo su cara vetusta, con un extrao gesto dereproche distinguible a pesar de su cara difusa.

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    No poda saber con exactitud cunto tiempo llevabapadeciendo este sueo intermitente, no poda saberquin era este nio, no poda saber por qu suhostilidad y no poda saber el porqu de larecriminacin. No era experto en oniromancia,adems tampoco crea en esa clase de patraas, sumente racional occidental le impeda fiarse de esoscharlatanes que venden interpretaciones de lossueos, leen el tabaco y hasta las palmas de la mano.Estaba claro, no visitara ninguna pitonisa, era susueo y era l quien deba interpretarlo como pudiera,

    y esto en el caso de que quisiera interpretarlo, porquecomo se han dado las cosas, mucho se engaaThomas cuando huye de aquel nio y no le confronta,no se atreve a mirarlo, sabe que su rostro le resultarextraamente familiar, y es eso lo que precisamentele aterra. Prefiere el autoengao de creer que el niooculta su identidad por alguna razn, en lugar de

    aceptar que es su propia renuncia a mirarlo lo que leimpide la identificacin. Una mentira para estar mscmodo consigo mismo, y es que desde que elmundo es mundo, se miente para engaar a losdems. Sin embargo, la mentira ms comn, esaquella con la que un hombre se engaa a s mismo.

    Aceptar que aquel nio, no era ms que su propiaimagen infante, y que por lo tanto, al escupirle, lo

    haca sobre su propio rostro ya adulto, podareconocerlo, poda vivir con ello, lo que no podaaceptar era justamente el motivo de la recriminacin,expresada en la gesticulacin y el escupitajo.

    Al despertar, sali de la tina y en medio de laagitacin del sueo, se vio en el espejo, y se pregunt

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    si tal vez segua dormido, y el despertar en la tinaslo era parte del sueo, parte de la pesadilla. Tomla cuchilla y la desliz con precisin quirrgica por labarbilla retirando toda la barba. Qu fcil, pensaba,slo bastara un tajo en el cuello y esperar el lentodebilitamiento del cuerpo, seal inequvoca de que lavida se le escapa con cada latido, bombeando ellquido vital a travs de la herida abierta, luegoalguien se encargara de limpiar la escena, en buscade una explicacin para el deceso, y sin evidenciasde puertas forzadas, ni objetos hurtados, no tendra

    ms remedio que concluir con el suicidio como lacausa probable de muerte, dictamen que losobituarios confirmaran con toda certeza. Como unaextraa irona de la vida, o del que rige los destinosdel hombre, a Thomas la idea de suicidio, parecacuriosamente alargarle la vida, en ocasiones lafacilidad con que senta poder sustraerse del mundo,

    abrir la ventana por la que se escapa de la vida y seaccede al mundo de los que ya no viven, parecaotorgarle energas renovadas para seguir haciendofrente a cada da, para continuar cargando el peso desu propia vida, de manera que cuando estaba por tirarla carga y liberarse, la idea de la muerte liberadora,fortaleca sus piernas y le ayudaba a continuar con lacarga a cuestas. Recordaba con devocin que la vida

    es una crcel de puertas abiertas, y de esta sentenciaque guardaba desde su mocedad obtena la fuerzanecesaria para inhalar otra bocanada de aire, para nodejarse morir.

    Pronto estuvo listo para salir, y fue entonces cuandopens en ella, Mara le haba regalado unas horas

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    felices, esa joven elocuente que pareca encontrar laspalabras adecuadas para doblegarlo. Todo sera msfcil si estuviera con l en medio de la aburridavelada, tal vez hasta resultara divertido que ellaestuviera all, con su osada y belleza, en medio delos aplomados hombres y sus mujeres con sustalantes severos, pero haba desaparecido tanrepentinamente como haba entrado a su vida esamadrugada en el bar, se haba esfumado sin ningunaposibilidad de contacto futuro, haba tomado de l sucuerpo y sin ms se haba ido. Ya se haba resignado

    a salir solo, indefenso, cuando en un movimientoautomtico, llev las manos a los bolsillos del sacopara cubrirlas del aire fro que acompaaba las tardescon rigor en poca invernal. Sinti entonces en elbolsillo derecho una tirilla de papel, despus de todoMara no haba desaparecido por completo. Sunmero estaba escrito en el trozo de papel

    cuidadosamente doblado, aunque recortado a laligera de acuerdo con los bordes irregulares. Tresveces son el mvil cuando la voz inconfundible deMara respondi del otro lado.

    --Hola, habla Thomas.--Te has tomado tu tiempo, pens que no llamaras.--No poda adivinar que en mi chaqueta habas

    dejado tu nmero, pude no revisar y destruirlo en lalavandera, habra sido ms fcil simplemente darmetu nmero y menos arriesgado.--Bueno, lo importante es que ya estamos hablando.--Te place acompaarme a una velada?, la verdadno quiero ir, pero no sera bien visto que me ausente,estoy en una situacin incmoda.

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    --Puedo ir, puedo saltarme un par de clases y estarall en una hora.--Perfecto.

    Peter estaba de regreso para el medio da, justoantes del arribo de Mara, que por las fachas, se veaque desconoca la naturaleza del evento nocturno.

    Afortunadamente, haba tiempo para solucionar elinconveniente, aunque en asuntos de vestuario, laexperiencia con algunas excepciones que no vienenms que a confirmar la regla, ha mostrado hasta la

    saciedad que el efecto relativo de la dilatacintemporal, es un fenmeno frecuente cuando unamujer est de compras y el hombre espera como unobservador resignado a que se pruebe la mitad de lasprendas del almacn, y esto multiplicado por elnmero de almacenes visitados, para regresarfinalmente a comprar uno de los primeros atuendos

    probados en la maratn. Para fortuna de Thomas,Mara haca parte del reducido grupo contrapuesto ala regla, y rpidamente sali conforme con un vestidode seda azul que luca sobre su delicada figura. Conmirada altiva, giraba para que Thomas hiciera lo queesperaba, aprobar el vestido que le ajustaba como sise tratara de pintura sobre su propia piel.

    --Ahora s dime de qu se trata -pregunt Mara.--No es ms que una aburrida reunin de hombres denegocios, ya sabes, coctel, caviar, esposos yesposas, trajes caros y conversaciones presuntuosas-respondi Thomas con la vista concentrada en elcamino y las manos sobre el volante.

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    --Y por qu te molesta tanto? habr al menos algode divertido en todo ello, la diversin siempre est,solo hay que saber hallarla.--Por eso te llam, yo necesitara de un mapa, y unabrjula para hallar diversin en medio de estareunin.--Est bien, ser lazarillo de nuevo, solo tiene queasirme de la mano e intentar seguirme, dejarse llevarde nuevo.Le bes en la mejilla y el rostro de Thomas, hastaeste momento descompuesto, enarbol una sonrisa

    tmida.

    Pronto estaban en el lugar, al apear del vehculo losesperaba un grupo de hombres altos y complexinfuerte encargados de la seguridad, pardos frente alfrontispicio, reconocieron a Thomas, as que noprecis mostrar la invitacin, que entre otras cosas

    haba olvidado. l y su acompaante pudieron seguiral vestbulo. Al ingresar, los ojos se posaron sobre lapareja, aunque impelidos por el elemento extrao, ladama de azul sujeta al brazo del hombre, con el ques estaban familiarizados. Algunas de las mujeres,parecan ya comunicar subrepticiamente, opinionesen torno a asuntos concernientes al vestido de Mara,suponemos aqu, echando mano de la estadstica en

    esta clase de situaciones, que se refirieron a lalongitud, que con exageracin calculaban ms cercade la pelvis que de la rodilla, violatoria en cualquiercaso de la norma que establece esta ltima comolmite, norma que a la edad de estas seoras,fervientes opositoras de aquella revolucin que tuvocomo uno de sus iconos la minifalda, se vuelve casi

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    sagrada. Tampoco es desdeable la posibilidad deque los comentarios apuntaran al escote trasero, quedejaba su espalda desnuda, casi hasta la regin enque ya no puede llamarse ms espalda. Sea comofuere, cualquier regin corporal descaradamentedescubierta podra ser el blanco de las crticas, y nosiendo este asunto de cabal importancia para elpresente relato, se dejar aqu. Mara que habapercibido algo incmodo ya en el ambiente, fingaestar distrada con los ornamentos repetidos en serieque adornaban el cielo raso y las columnas del

    recinto, miraba tambin las lmparas cristalinas quependan de cadenas tambin de cristal, colgabancomo bellos fractales, circundadas por candelabrosque permitan resaltar el brillo de cada parte.Ocupada en ellas estaban sus ojos, cuando fueroninvitados a sentarse en una mesa con lugar para seis.

    Una vez terminados los saludos protocolarios,tomaron asiento. Estaba Alfred un hombre quepasaba ya los cincuenta y su esposa Frida, que noera necesario mirar dos veces para saber que pasabacon toda seguridad los cuarenta, tambin Ana y Terry,una pareja tal vez una dcada ms joven en relacina la anterior, manteniendo la diferencia de edad, queen cualquier caso, no era tan obvia como la de

    Thomas y Mara sentados ya.

    Es hora de que nos presentes a la dama que teacompaa -dijo Frida, con un ligero tono al pronunciarel adjetivo alusivo a Mara, que dejaba en claro laintencin sarcstica de su comentario.

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    Thomas hizo un gesto para hablar, pero antes quepudiera pronunciar palabra, fue la voz de Mara la quecontest auto presentndose.

    --Soy Mara Amiga de Thomas.

    --Con ese Atuendo seorita, me parece que suspadres no eligieron correctamente su nombre.

    Esta vez, el ataque provino del otro flanco, Ana.

    --A menos que se hubieran inspirado en laMagdalena, recuerde usted cuando alude a lainmaculada, que no era la nica Mara aunque gocede ms fama y mejor reputacin, adems rezar no eslo mo, ciertamente no es lo que se me da mejorhacer de rodillas -dijo Mara, guindole el ojo aThomas. Era una extraa forma de defensa, atacarse

    a s misma, como si quisiera demostrar que al serinmune a sus propios ataques, los ajenos no tendranposibilidad de abatirla. El comentario de Mara, fueinterpretado como una muestra descarada decinismo, y cuando pareca que se vena otraarremetida de parte de las mujeres casadas, fueronsus maridos, en perfecta sincronizacin, como si sehubiesen puesto de acuerdo, los que a travs del

    gesto universal de la tos forzada, llamaron a la calmaen la mesa. El tema vir hacia asuntosaparentemente menos personales, los negocios y losxitos en la bolsa obtenidos por Alfred y Terry, peroan se respiraba en el ambiente cierta presuncin,como si cada uno hiciera lo posible por maximizar suslogros y minimizar las victorias del otro. Thomas

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    callaba casi todo el tiempo, y responda con brevedadlas preguntas, no participaba de la contiendaexagerando sus propios asuntos o minimizando losasuntos de los otros, no quera ser gladiador en estaarena, solo expona los hechos con objetividad y sinninguna emocin apreciable, hablaba con monotonay sin entrar en detalles, prefera tomar de la mano aMara y disfrutar de la incomodidad de las otrasmujeres, saba que ella estaba cmoda, incluso decierta forma perciba que gozaba, que encontrabacmica la situacin, tena razn despus de todo,

    haba podido hallar diversin en medio de tantahostilidad. Darse cuenta de eso le permita estartranquilo, de otro modo sentira culpa al haberla tradoa un lugar donde solo sera el blanco de crticas, enocasiones acariciaba la pierna de la joven paradisfrutar con los ojos visiblemente consternados delas seoras. Con la obediencia de una mujer casada

    por conveniencia, Frida prob de nuevo en tono msconciliador esta vez.

    --A qu te dedicas Mara?

    --Ver usted -trat de responder la joven cuando fueinterrumpida por Ana, quien desautoriz la pregunta,

    afirmando que era evidente la ocupacin de la joven,aseveracin que apoy en el cinismo previo de Maray en las observaciones hechas sobre su vestido, estavez estaba roto claramente el pacto de no agresinfirmado por el acuerdo tcito de los maridos, selladocon la tos fingida, y al que nos hemos referido comouniversal. Esta vez, la desobediencia era posible

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    dado que este matrimonio a pesar de estar marcadopor la conveniencia, tena la peculiaridad de que aquien convino fue a Terry, casado con una mujer quetriplicaba su patrimonio, lo que permite explicar enbuena medida, porque en este caso la mujer podasentirse con el poder de esta clase de rebelin,rebelin en todo caso aparente, pues aunque fuera unacto insurrecto para los presentes, al ser ella quienlleva las riendas, las rebeliones solo podran venir desu esposo, como es sabido, esta clase de actos espropio de los oprimidos.

    Al igual que el insecto que se aproxima a la trampa deseda, donde existe una lnea antes de la cual anpuede salvarse de las fauces del depredadorarcnido, pero despus de cruzarla cualquieresfuerzo es intil, y solo sirve para fijarlo ms a la red,facilitando la cena de su asesino, Ana haba cruzado

    la lnea que la mantena a salvo de Mara, quienesperaba al asecho la oportunidad de devolver ladaga recibida; la inmunidad demostrada nosignificaba que no pudiera seguir el juego propuesto.

    A diferencia de Thomas, s quera pelear en laArena.

    --Debo decir que realmente no tengo ocupaciones,

    hoy estoy aqu, maana tal vez en un bar o donde melleve la suerte -dijo Mara, pareciendo ignorar laafrenta reciente de Ana.

    --Pero qu cosas dice? no tiene sentido, todo elmundo tiene deberes -agreg Frida.

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    --Para m, el deber consiste en librarse deobligaciones y ataduras, no tengo ms deber que eseseora. Por otro lado, en algunos casos, entrecasadas y meretrices no hay mucha diferencia, si nosolvidamos de los medios, podramos ver que elobjetivo es el mismo, casadas y putas buscan lacomodidad y el dinero, unas fijan tarifa y van a lacama con varios hombres, otras se venden a un solohombre, cediendo la voluntad y hasta la libertad dehablar, de hecho, podra decirse que las casadas sonmenos sinceras, ocultan lo que pretenden, los clientes

    en cambio a diferencia de algunos esposos, saben loque busca la mujer que penetran.

    Mara hablaba con una notable expresin deseguridad y confianza, sus ojos manifestaban esaconviccin propia de quien se siente dueo de cadapalabra pronunciada, mientras las mujeres parecan

    no dar crdito a lo que estaban escuchando, callabanambas, pero con un silencio distinto, Ana por nosaber qu decir, Frida al sentirse aludida era como sihubiese perdido la voz, su semblante evidenciaba quese trataba de un silencio ms incmodo.

    Se disculp de los presentes y sali de la mesa.Caminando como el gladiador baado en la gloria del

    triunfo se dirigi hacia el balcn, quera fumar. Podanverse las estrellas en el firmamento, las nubesapenas ocultaban algunas regiones del cielo,permitiendo a las plyades brillar para deleite de unosojos que se alzan al cielo, contemplando sin darcrdito a la intermitencia azulada que viaja a travsdel negro absoluto, rfagas titilantes, imgenes de un

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    universo anterior al que creen contemplar los ojos. Elhumo ascenda desde los labios dispuestoscircularmente de la mujer, que exhalaba enfocando elcenit, estrellas mirando estrellas eran sus ojos grises.

    Algunos comentarios abandonan la garganta conmayor facilidad ante la ausencia del aludido; esta vezno fue la excepcin, an se escucharon algunaspalabras en contra de la posicin defendida porMara, interpretaciones morales en todo caso, departe de las mujeres que queriendo mostrar su vala y

    su virtud, en contra posicin a la indecorosa joven,que pareca carecer de la moral que se citaba ahoraen la mesa. Ante esto, fue Thomas, quiendefendiendo a la ausente, prorrumpiendo.

    --No existen hechos morales seoras, slointerpretaciones morales de los hechos -Palabras

    tomadas de algunas de sus lecturas en la cabaa,que se activaron casi involuntariamente, y que fueronrecibidas como el rayo prfido que se precipita de unanube serena, por quienes crean conocerlo, y loconsideraban uno de los suyos.

    --Vete al demonio Thomas! Ahora vas a defender aesa puta -vocifer Ana.

    --No es necesario, l me visita con frecuencia, lepuedo dar un recado si gustas.

    Se levant de la mesa, la atmsfera se habaenrarecido, se haba tornado irrespirable, por primeravez tuvo el valor de hablar sin hipocresa, de

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    manifestar su verdadera visin de las cosas sincuidarse de considerar las opiniones externas,tratando de no desentonar, no quera seguir jugandoel juego de la adulacin y la pleitesa, ser aceptadoexiga un precio que no estaba dispuesto a seguirpagando. Ella segua en el palco, miraba al horizonteo eso hacan sus ojos, de ella podra decirse que noestaba all, pareca un cuerpo abandonado en unaposicin fija cuando Thomas la vio y al llamarla, tardunos segundos en volverse y mirarlo, comprendi queera hora de irse, hay silencios que lo dicen todo de la

    misma manera que existen palabras que no dicennada.

    No quera ir a casa, era tarde para molestar a Peterfue lo que le dijo a Mara, pero la sagacidad de sta lepermiti intuir que el motivo subyacente era laprivacidad convenientemente camuflada con la

    consideracin del sueo de su empleado, habilidadmilenaria de algunas mujeres, leer correctamente elmetalenguaje de los hombres que Mara posea, ydesarrollada tal vez por motivos evolutivos en tantosaos donde las mujeres deban callar y slo observarmientras eran los hombres los que tenan la voz y elpoder de decisin. Propuso ella ir al bar donde seconocieron, tomar algo, y hablar un poco, l no

    objet.

    --Fue muy valiente todo lo que dijiste en la mesa -ledijo a ella.--Lo que viste es el valor de un perro acorralado.

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    --Siento que las cosas tomaran ese rumbo, hacetiempo no estaba con estas personas y no pens enlo que podra ocurrir al elegir tu vestido.--De habrmelo dicho, tampoco habra elegido otro,puedes estar tranquilo.--Evidentemente jugaste con ellas, no eres puta,contra toda evidencia dira que no lo eres. Fuiste acasa de un extrao y terminaste, bueno ambossabemos cmo acabaron las cosas, pero sin laexigencia de los honorarios cualquier sospecha sedesvirta de inmediato, partiste sin reclamar ni un

    centavo, y de todos modos, hay cosas que se sabena simple vista, la manera en que me hablaste no secorresponde con ninguna representante de la antiguaprofesin. Me dirs a qu te dedicas entonces?--Pues como sabes voy a la universidad y vivo conmis padres, estudio msica, es mi segundo ao, notengo hermanos aunque mi familia es de clase media,

    mis padres no protestaron mucho cuando eleg lamsica, al inicio hubo alguna objecin de parte depap, es una carrera larga, costosa y difcilmentepuede uno vivir a costas de eso, era lo que soladecirme, con el tiempo, creo que termin por aceptarque no cambiara de opinin, y pues nada, estoy aquahora y no s bien porqu, solo as lo decid. Yamov, ahora juegas t, cuntame de qu va tu vida, a

    parte de los negocios con tus amigos, de los quehablabas hace rato.

    Thomas dud, y alcanz apenas a musitar.--Trato de no estar muy al pendiente de esos asuntos,no consigo zafarme del todo, pero lo que puedodelegar, Peter lo asume por m. Por lo dems, tengo

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    pocas aficiones, me gusta leer y pintar, no disfrutomuchas cosas, tampoco de la compaa, a veces escomo si hubiese poco aire cuando estoy con algunaspersonas y simplemente quiero irme. -Call unossegundos y como dndose cuenta de que haba dichoms de lo que quera, se disculp-. Perdona, no sbien qu estoy diciendo, pero por alguna extraarazn, es fcil respirar en tu compaa, y no merefiero, antes de que pueda mal interpretarse, queest enamorado, nada ms absurdo, me gustas y esevidente, eres atractiva y encantadora adems.

    --Tranquilo hombre, no eres tan indescifrable comocrees, creo entender a qu te refieres, todos tenemosalgo de anacoretas, tambin yo tengo pocas negras,quin no las tiene, pero siempre se encuentra laforma de salir de ellas, tambin me gustas y s queno me amas, lo que hace todo mejor, no busco una

    sortija nibelunga en el anular que me otorgue podersobre un hombre, no le hara algo as a nadie, noespero una promesa de juntos por siempre, hasta quela muerte se inmiscuya, esas son las palabras mslapidarias que deben existir en nuestro idioma, lascosas duran lo que deban durar.

    --Las cosas tienen un curso natural, aunque nos

    empeemos en reglamentarlas es lo que quieresdecir? -agreg Tomas.--S, has concluido bien. No obstante, dos das mehan bastado para saber, que aunque estas palabrasahora salen de tus labios, hacen parte de una verdadde papel, no vives consecuentemente con ellas.

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    --Cmo puedes decir eso? no presumas, no puedessaber quin soy.--Calla y escchame un momento, luego podrshablar cuanto quieras. Dime cmo llegaste a tenertodo esto.--Bueno soy nico hijo, lo hered de mi padre, a mimadre no le conoc, muri en mi nacimiento, como sislo para eso hubiera venido al mundo. Estudiadministracin en casa, bajo la tutela de instructores,pap deca que era preferible aprender de susmejores hombres, a diferencia de las universidades,

    stos conocan cada aspecto de los negociosfamiliares, y tena razn, cada cosa que aprendida,estaba atada a hechos tangibles y verificados,trayendo a colacin situaciones presentadas enalguno de los sectores del mercado donde tenamosparticipacin.

    --No hablas con mucho entusiasmo de estas cosas, loque me indica que no fue tu mejor poca, no lodisfrutabas, pero qu me dices de tu aficin a lapintura, la disfrutas? -Sin dejarlo responder,prosigui-. Generalmente Thomas, se considera serioaquello que se cree como correcto y suele relegarseal plano de las aficiones y pasatiempos vanos,aquello que produce goce, cuando debera ser al

    contrario, en mi caso no podra dedicar mi vida msque a la Msica. Yo eleg mis metas, t en cambio,naciste con las metas establecidas, simplementeestaban ah y debiste tomarlas.

    --Pero qu queras que hiciera, era el nico hijo, nadiems podra haber asumido los negocios familiares,

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    adems se lo promet a mi padre minutos antes demorir, claro que disfruto pintar y de buena gana mehabra dedicado exclusivamente a eso, pero hubierasvisto su cara de pnico, como si supiera que va amorir en poco tiempo, como si sintiera que la muertetrepa ya por sus piernas y lo va aniquilandolentamente a medida que asciende hasta cubrirle todoel cuerpo. A los ochenta aos, fue de nuevo un nio,uno asustado en ese momento, tal vez al morir todoslo seamos, pero siempre tuvo un sentido de la ticaintachable, pensaba en la cantidad de bocas que

    coman gracias a todos los negocios que lepertenecan, aunque tal vez sea ms preciso decir,que l era quien perteneca a los negocios, y eso,aunque nunca se lo dije, fue lo que no quiseheredarle, no quiero ser posedo por nada, no meimporta mucho si todo eso se va al traste, tal vez notenga la tica de mi padre, puedes decir que soy un

    egosta, pero no puedo fingir que me importa, puedohacerme cargo como pueda de todo, pero nadocontra la corriente, no quiero ser arrastrado por elmundo de mi padre y todo lo que eso representa, yano quiero hacerlo ms.

    Hoy mientras fuiste a fumar, atraves una barrera queno haba cruzado nunca, pas el punto de no retorno

    al enfrentar a Ana y a Frida, Acaso que hicisteThomas, Su fachada moral me irrit, no estaba parabesar traseros y dar palmaditas en la espalda,tampoco quera disculparme por lo que ellasconsideraban una ofensa, estoy harto de toda esadiplomacia comercial y ese crculo de aduladores quete inflan el ego para doblegarte y conseguir sus

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    propios fines, esos que aparentando dar te quitan.Esos mismos por los que pap se preocupaba, alverlo decrepito fueron olvidndolo, pap no recordabaya muchas cosas sus ltimos tres aos, habaolvidado a mucha gente y creo que fue afortunado, sele vea muy deprimido cuando su estado de salud sefue a pique y la mayora de sus amigos se esfum, talvez sea el alzheimer, alguna parte del sistemainmune que an no alcanzamos a comprender, unmecanismo de defensa que se activa en la vejez paraayudarnos a olvidar y a soportar que fuimos

    olvidados. Mara no lo interrumpi, lo observabafijamente a los ojos y escuchaba con atencin suspalabras, de pronto Thomas call, pareca habersequedado sin palabras, como si lo que segua notuviera forma de representarse en el idioma, as quecall y bebi un trago de vodka. La conversacinces.

    Mara le propuso bailar, la msica suave era unainvitacin para todos los presentes, algunas parejasya daban los primeros pasos sobre la pista, parejas

    jvenes bailando con gracia, parecan flotar sobre lapista en perfecta sincrona, las chicas ms osadas seanimaban a alguna cabriola confiando en la habilidady fuerza de su compaero. Thomas rehus, No se

    bailar, nunca he sido buen bailarn. Mara sonro ydulcemente dijo, Has hecho las cosas ms difciles,sabes hablar varias lenguas, conoces los secretos delmercado burstil, aprendiste fcilmente las cosas quemuchos por ms que lo intentan no logran dominar, ybailar que es tan sencillo no aprendiste, ven djatellevar, De nuevo esa frase, djate llevar, pronunciada

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    por esa boca almibarada que saba proferir laspalabras adecuadas en cada momento, que sababesar sus labios, a veces con delicadeza, otras con laavidez propia del deseo apremiante que quiere yasatisfacerse.

    En la pista estaban, l, tmido, indeciso, esperando elprimer paso para intentar seguir como pudiera, ella,presta para ensear al torpe aprendiendo primero sutorpeza, entendiendo el movimiento catico delcuerpo inexperto para poder planificar la mejor forma

    de guiarlo por la senda de la coordinacin y el ritmo.Con un vals para empezar, no fue tan traumtico paraMara orientarlo, sus pies salieron ilesos despus dela cancin, salvo un par de pisotones leves. No estatan mal para no bailar con frecuencia, le dijo ella, Esun baile lento, no es difcil seguirte, aunque no somosfrancamente la pareja ms vistosa, algunos parecen

    flotar sobre la pista ingrvidos, y s que tambinflotaras de no ser por mi impericia, No puede hacersenadie sin prctica, y por lo que me dijiste, teconcentraste en otras cosas a tu juicio msimportantes, el secreto es bailar como si nadieestuviera presente, el baile es el lenguaje del almaexpresado con el cuerpo, baila y hblame que mialma escucha tu cuerpo. A juzgar por el baile de

    Thomas, en las tres canciones que bail esa noche,podra decirse que si su alma hablaba, no lo hacamuy bien a travs de su cuerpo, se vea como un nioque apenas intenta articular las primeras palabras.

    La habitacin de un hotel de carretera fue testigo deotros mensajes de almas a travs de cuerpos, un

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    lenguaje para el que el alma animadora del cuerpo deThomas era menos torpe, un cdigo en el que estabaclaramente versada, la respiracin afanosa, los

    jadeos y estremecimientos con que hablaba el cuerpode la mujer lo confirmaban, algunos dicen que elmomento cumbre, el clmax es comparable a ir alcielo y regresar, metfora sta bastante inverosmilconsiderada fticamente, bien sabemos que nadie haido y vuelto para contar que se siente ser huspedtemporal en un palacio de nubes, pero analizadadesde otra perspectiva adquiere un sentido aterrador,

    Thomas lo supo, pudo ver la semejanza entre elorgasmo y la muerte, la misma tensin en losmsculos, esa rigidez repentina que ces la vida desu padre mientras le visitaba en la camilla delhospital, anunciaba tambin la proximidad al mundosideral de los amantes, como si eyacular y morirfueran caras opuestas de la misma moneda.

    Como era de esperarse, a pesar de la relacin deequivalencia tejida aqu, entre el thanatos suave,delicioso y astral, con el orgasmo animal, sucio yterreno, pese a esto, estos dos no murieron,despertaron para rerse de la exageracin metafricade los poetas, an cruzaron algunas palabras antesde dormir. Me divert mucho esta noche dijo ella, No

    precisamente gracias a m, canjeaste la humillacin yel ultraje por diversin, A ver hombre, tendrs queaprender tarde o temprano a ser feliz a cualquiercosto, solamente la felicidad puede justificar laexistencia, y nada de sacrificios a cambi de unaimprobable felicidad postergada para lo que vengadespus de la vida, dijo Mara mientras cerraba sus

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    ojos vencida por el sueo. Thomas la beso y seguard el ltimo pensamiento para s mismo, Y sidespus de todo, no sigue simplemente la nada,emplear mi eternidad para observarte desde laoscuridad, como un centinela fantasma en lapenumbra.

    El hotel al que haban llegado en medio de laebriedad nocturna y cuyas paredes cmplicesencubrieron sus cuerpos, los guarecieron del fro y delos ojos curiosos externos, sos que miran

    enrarecidos una escena tan natural, tan propia de unhombre y una mujer, que resulta paradjico que nopueda pasar desapercibida si se hiciera en la vapblica. Pero las buenas costumbres as loestablecen, los cdigos morales de occidente, dondetodo el mundo respira razn y tcnica as lodictaminan. Solo algunos espritus se asfixian en el

    aire racional, esta atmosfera erigida como lasalvadora de la humanidad, la frmula de rescate desu poca mstica, cuando vagaba en las cavernas dela sinrazn, a oscuras, erigiendo monumentos adioses cuya voluntad rega los destinos de loshombres.

    Thomas, ah tendido despierto y desnudo es nuestra

    prueba de este falso rescate, la razn y la tcnica, laciencia incluso con todo su prestigio, puede tambinser una religin de las ms impostoras. Pensndolobien, tcnica y razn han operado muy bien en elplano externo, y el sueo de la razn liberadora queaoraban los intelectuales de la llamada modernidadha mutado en pesadilla, racionalmente ha quedado

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    claro que las peores atrocidades se planifican con elrigor logstico de un evento multitudinario, con laprecisin de un brazo de metal que opera el coraznde un hombre mientras es controlado por sealesinvisibles que viajan a travs del aire, y el espaciodesde un lugar distante. Esa razn en la queoccidente cree con fanatismo y fervor, esa ensalzadaciencia tan pragmtica para dominar a la naturaleza ytan intil para sosegar el espritu de los hombres, ladesazn que al parecer vara inversamente alconocimiento del mundo exterior, entre ms sabemos

    de la naturaleza, mas ignoramos sobre nosotros y decuando en cuando un hombre enloquece y dispara auna multitud o incendia un edificio para recordarnos elenigma que somos, entonces clamamos al cielo enbusca de respuestas, pero el cielo vaco no puederesponder y desde luego no lo hace, as queacudimos a la ciencia que rotula de loco al sujeto, lo

    marcamos como a Can y al unsono pedimos sumuerte, un procedimiento tambin ajustado a la raznprctica, que goza de variedad, inyecciones letales,sillas electrificadas, gases venenosos y para losmenos puristas la rudimentaria orca. Mucho seengaa el mundo pensando que al suprimir aldesviado soluciona el problema, lo cierto es que solose gana algo de tiempo, mientras otro repite el ciclo.

    La maana lleg como llegan todas las maanas,aunque a veces quisiramos que no amaneciera,lleg y los sorprendi sobre las sbanas, Maradespert antes y parti sin hacer ruido, huy comofugitiva entre las primeras luces del da. CuandoThomas despert no le sorprendi encontrarse solo,

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    bien podra haber sido todo un hermoso sueo, unacreacin de su mente para liberarse de las cadenasdel tedio en el que viva.

    Se visti y sin dilaciones se fue a casa con el acresabor de los labios ausentes de Mara. Por algunarazn al despertar saba que probablemente ella noestara all, as que sin ninguna sorpresa condujo acasa. Peter lo recibi sin preguntas, Thomas entr sinrespuestas, intercambiaron nicamente los lacnicosformalismos tpicos entre quienes no tienen mucho

    que decirse; Buenos das, bonita maana no creeseor, Si, el clima es perfecto. Tom una ducha ytrat de leer un poco, tena una montaa decorrespondencia, que clasific jerrquicamente paraevacuar en primer lugar lo ms urgente. Al terminar,solo poda reconstruir los hechos en una secuencialineal desde el da en que haba conocido a Mara,

    aquella primera noche en el bar, se haba constituidoen un punto de inflexin, a partir de ese momento, suvida haba adquirido un ingrediente mgico quepareca otorgarle el valor para hacer algunas de lascosas que siempre quiso, cosas como decir lo quepensaba a los ejecutivos y socios a quienes siemprese diriga diplomticamente y con mesura, habaencontrado un aliciente para soportar un poco ms,

    para sobre llevar el peso de su vida sobre suscansadas piernas, al parecer, ahora poda lidiarconsigo mismo.

    Habiendo terminado sus compromisos, hizo la maletay decidi partir a la cabaa, quera tomarse un tiempopara asimilar lo ocurrido en su vida en ese pequeo

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    espacio de tiempo, la soledad y el lmpido aire delbosque siempre le hacan bien y le ayudaban ameditar. Poca ropa, los vveres necesarios para tres ocuatro das y algunas sbanas limpias. Su vida tenacolores nuevos, el lienzo lo esperaba.

    Los limpiaparabrisas no tuvieron tregua, un sbito ytorrencial aguacero emergi del cielo sin elantecedente gris de los cirrostratos, esas notablesnubes que siempre cumplen la lluvia que prometen,sin relmpagos anunciadores, era como si el cielo

    hubiera decidido tomar desprevenidos a los hombresen esta ciudad. La reducida visibilidad hizo lento elviaje de Thomas, cerca de las diez de la noche arriba su destino.

    Al llegar, baj rpidamente las cosas del auto, y laspuso a salvo de la lluvia en el interior de la casa, que

    a pesar de estar construida en madera, sin acabadosmuy finos, resista bien las arremetidas del clima.Estaba por ponerse el sol, cuando termin deinstalarse, se sent frente a la chimenea, encendiunos maderos que no se haban consumido porcompleto, debido a la brevedad del ltimo uso, sesent en la alfombra con las piernas recogidas comosi quisiera atrapar el escaso calor interior, mientras el

    externo iba penetrando poco a poco reconfortndolo,fumaba y el humo emanaba desde su puro en unadanza ondulante y delicada que se atenuaba en elascenso. Caf y un poco de lectura para ocupar lamente pens, tal vez los cantares de Ezra Pound,autor con quien mantena una desafortunadacontradiccin. Por ms que lea su obra, sus excelsos

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    cantares, no poda entender como alguien de sugrandeza pudo ser adepto y defensor a ultranza deMussolini, por fortuna no eran contemporneosporque de seguro con sus recursos habraconcertado algn almuerzo para expresarle suadmiracin y su desprecio.

    Odio y admiracin, al igual que amor y desprecio semezclaban en el mismo objeto a menudo en su vida,qu era Mara sino eso?, una fuente de amor que leregalaba das gratos, para devolverle el contento

    consigo mismo y hacerle vomitar su odio por elmundo, pero precisamente por eso tambin le odiaba,no quera el confort, no quera soportar y tolerar elmundo, de una u otra forma, aunque saba loautodestructivo que poda ser su sentimiento desentirse aislado, atrapado en una poca que como sedijo antes, no pareca ser la suya, a pesar de eso,

    amaba ese sentimiento, le haca sentirse distinto, uncierto aire de superioridad lo invada cuando vea elrebao caminar a lo lejos, mientras l, la ovejadescarriada, aunque hasta el da de hoy en ciertascircunstancias se haba visto obligado a participar delos pastizales y los abrevaderos de la multitud, tenasus propios placeres. Ley hasta que el cansancio desus ojos se lo permiti, fue cerrndolos atrapando la

    invasora imagen de la llama anaranjada tras losprpados. El libro descansaba sobre sus piernas,mientras la silla mecedora describa su vaivn cadavez menos intenso, al no contar con el impulso de laspiernas despiertas.

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    El sueo volvi, el sudor se deslizaba por el costadode su rostro, con dificultad una gota remont la cuestade su pmulo y se desliz rauda. Despert con laimagen del escupitajo atormentndolo, pero no buscel revlver, el suplicio posterior al sueo no tuvo lafuerza para abatirlo esta vez. En lugar de revlver, sumano se hizo vida de lpiz, escribi febrilmentefrases sueltas, imprecaciones, se fustig con dureza,como admitiendo lo que antes le haba resultadoinadmisible, a saber, que se escupa a s mismo, queno se perdonaba su vida exitosa e inautntica, la

    infecta baba infantil se diriga a su rostro apcrifo,pasaba de la maldicin a s mismo a la splica, laelega insensata a Dios, a la nada, como quien quieremorir cesando el absurdo dolor, pero a la vez temeenfrentar su muerte.

    Quera la luz del sol, apurar el amanecer para pintar,

    el papel le ayudaba a sobrellevar la derrota, asolventar el cansancio, a la vez que alimentaba supropio abismo. Amanecera tres horas ms tarde, lalluvia haba cesado y de su paso el roco sobre lashojas y la tierra blanda eran evidencia irrefutable, unsol pusilnime remontaba ya las montaas orientales,no ofreca batalla suficiente a las espesas nubes,pero al dueo del pincel esto no le impeda hacer su

    trabajo, su objetivo no era copiar un paisaje hermoso,no era esa clase de artista, la naturaleza como semuestra a los ojos no le interesaba, introducamodificaciones al paisaje, nunca su obra era unaimagen fiel del modelo, su ejercicio era pintarse asmismo en la escena, el arte lo exorcizaba, en l podaconcederse cosas que en la prctica seran

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    consideradas obscenas y objeto de censura, podarepresentar el estrangulamiento de un nio, o insinuaral menos el hecho, y para l podra tener un sentidoliberador a juzgar por lo que se sabe ya, lo contrario,la muerte del hombre a manos del nio sera todavams apropiado, el triunfo de la verdad sobre lahipocresa, la honestidad sobre la mscara.

    La pint entre la maleza, la dibuj de memoriasaliendo entre los juncos, acechando a un hombre deespaldas que miraba su reflejo en el lago, lista para el

    zarpazo, sigilosa y mortal como el jaguar que ocultoen la rivera instintivamente espera a su presasedienta, para saciar su propia sed. Ahora lo saba,pareca claro que era ella quien habra de matarlo yextraer de sus ptridas entraas al nio. La revelacinera inquietante, ante el titubeo del primer asesino,ante su propia cobarda, la vida le presentaba a una

    profesional inexorable, no era temor lo que el enigmadescifrado le generaba, estaba ansioso de morir, denacer de nuevo y saba que para hacerlo tena quedestruir lo que ya era para reedificarse,cronolgicamente el hombre deviene del nio, y paracompletar el enigma de la esfinge, la vejez culmina elviaje. Pero Thomas, el objeto del presente relato,intua otra cosa, quera al nio de regreso, ese nio

    que muere a diario en esa sociedad suya, ante losincontables rostros de la daga de Herodes.

    Saba que no poda resistirse, ante ella no habaopcin, era como si su voluntad se extinguiera alverla. Intua la necesidad de la consumacin, laperentoria fatalidad que le aguardaba, aunque visto

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    desde los fines no era una muerte fatdica, morir eraapenas un medio para nacer, la posibilidad de unnuevo comienzo. Ofrecera su cuello a las faucesansiosas de la bestia y de su cadver renaceralamiendo los colmillos ensangrentados en un acto degratitud.

    Los colores se diluan alrededor de la escenaprincipal, el paisaje era algo secundario y meramentecomplementario, la escasa preocupacin por losdetalles fuera de la zona central era notable pero a l

    no le importaba la periferia, su atencin estaba en elcentro. Pintaba con delicadeza el reflejo del hombreen el agua, un reflejo distinto al rostro que miraba.

    Una vez estuvo satisfecho con el trabajo, dej elpincel sobre la mesa y sali. El aire exterior eraagradable, era un da soleado y al ver el vote atado

    del improvisado muelle que alguna vez construy,decidi remar un poco, algo de ejercicio hara bien asus extremidades adormecidas de tanto trabajo.

    Era cerca de medio da, el sol estaba en el cenit y unhombre manchado de pintura expona su piel al solmientras remaba de cara a la cabaa y dando laespalda a la direccin del movimiento. Con fuertes

    sacudidas impulsaba el vote alejndose rpidamentede la orilla, sus brazos estaban adiestrados, fue undeportista disciplinado en su poca de estudiante yese vigor segua casi intacto, remar le brindaba unasuerte de tranquilidad, cierto sentido de la libertad seapoderaba de l mientras senta el bao suave de labrisa fresca, mientras solo avanzaba quebrantando el

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    equilibrio de la superficie calma del lago, sin importarel tiempo y el destino. Sin prisa pero de formaconstante, las nubes fueron ocultando el sol y suinmaculada blancura empez a opacarse, un suciogris fue propagndose como una infeccinincontrolable, hasta que todo el blanco desapareci.Supo entonces que era hora de volver, en esta pocadel ao, las tormentas no eran escasas, y no estabaen el mejor lugar para lidiar con una.

    La lluvia arreciaba, de una caricia agradable, se haba

    convertido en una rfaga de gotas violentas quequemaban su piel, mientras luchaba por llegar a laorilla. Apenas pudo caminar a la cabaa, estabaexhausto de luchar contra el agua agitada y el vientoque soplaba en sentido contrario.

    Los das pasaron rpido, entre sbitos deseos de

    pintar y horas de lectura febriles, entre el frio y el cafcaliente, entre la placentera ebriedad del vino y ladolorosa sobriedad posterior de su cara en el espejo.Solo con lo que tena puesto sali temprano en lamaana, era hora de sumarse al mundo de nuevo. Sedetuvo a desayunar en un pequeo restaurante decarretera frecuentado por viajeros y camioneros, casiinstintivamente identific la mesa ms aislada y tom

    asiento. Observaba a las personas comer ansiosascon la prisa del viajero, rer con mesura y hablar envoz baja, como debe ser segn mandan los cdigosde comportamiento en lugares como este, para nomolestar a los dems, luego solo pagaban la cuenta ycontinuaban su camino, sin percatarse de haber sidoestudiados minuciosamente por un hombre solitario,

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    que tambin ignoraba porque los haba estadomirando. Dej el dinero de la cuenta sobre la mesa ysali cuando ya no haba mucha gente, la comida y elcaf quedaron intactos. Justo en el casero queanteceda a la ciudad el trfico se hizo lento, tal vezun accidente de autos, o un rbol derribado por latormenta, lo cierto es que desde la distancia solopoda hacer conjeturas. Cuando estuvo losuficientemente cerca, pudo notar que la carretera sehaba reducido debido al derrumbe de una ladera, y elefecto cuello de botella sobre el trfico era

    minimizado por seales de siga y pare, que permitanel paso en un sentido mientras lo impedan en elcontrario. La seal de pare se puso frente a l cuandoera su turno y por un par de minutos pudo ver lasdimensiones del desastre, por fortuna no regresarapronto a la cabaa, porque segn la maquinariadisponible y la velocidad a la que trabajaban, seguro

    pasaran varios das antes de que la va estuviera encondiciones ptimas.

    Lleg a casa por fin. Introdujo la llave, gir la muecay la puerta se abri. La casa estaba sola, Una nota enla puerta del frigorfico con la exquisita caligrafa dePeter, revelaba que ste estara por fuera un par dedas, al parecer haban razones personales que

    requeran su atencin inmediata, y se disculpaba porcualquier perjuicio causado en un sucinto posdata. Labrevedad de la nota hablaba de la prisa de su autor,Thomas intuy que algo andaba mal, no eran asuntospersonales menores con toda seguridad, adems,Peter no actuaba de esa manera, aun cuando sesenta mal, se negaba a ausentarse para ir al hospital,

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    una especie de fidelidad ciega heredada haciaThomas desde la muerte de su padre le ataba a lacasa. No tena hijos ni esposa, tal vez amorosocasionales, pero stos tambin eran escasos,cualquiera dira que su cerebro no era muy eficienteen la produccin de oxitocina. Fue entonces cuandolo record, la salud de su madre haba flaqueadohace unos meses, sin embargo, los mdicosmanifestaban que se encontraba estable. Laenfermedad sin nombre en los libros mdicos hastaahora escritos, le haba permitido vivir sin mayores

    complicaciones, permaneca all inactiva como unlen dormido, un gatito domstico. Quiz algo habadespertado al len y la enfermedad por primera vezse manifestaba en toda su magnitud. No habaescatimado en gastos, Peter era prcticamente sunico amigo, y tena al cuidado de los mejoresespecialistas a su madre, pero se trataba de una de

    esas ocasiones en que el dinero de nada vala, nadiehaba podido al menos nombrar el mal que padeca,apenas haban conseguido controlar los sntomas.Fall en el primer lanzamiento, as que debiaproximarse y recoger la nota para depositarla en elcesto de basura, dio la vuelta, atraves la sala y entral estudio cerrando la puerta tras de s.

    El caos se haba convertido en orden, clasificadosjerrquicamente segn la urgencia de evacuacin,estaban los compromisos que deba atender en eltranscurso del mes, Peter tena una fina nocin delorden y haba organizado la correspondencia.Redact cartas de naturaleza comercial y contestnegativamente pero con cordialidad algunas

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    invitaciones, al cabo de uno hora haba terminado,sali de la casa, atraves el jardn y deposit en elbuzn que Peter haba vaciado religiosamente el daanterior, -tal como lo haca cada mircoles- todas lacorrespondencia, entonces se dio cuenta de un tubitode papel amarrado cuidadosamente con un hiloplateado, claramente no haba sido enviado desde laoficina de correos, careca de sobre y remitente, atodas luces no haba sido depositado por el cartero.

    -En la banqueta, doblando la esquina despus de la

    taberna, sbado once de la noche- dos lneas en unabella caligrafa, un beso de carmn como firma y elperfume de Mara constituan el mensaje.

    El da lleg sin demora, aunque es sabido queveinticuatro horas tienen todos, tambin se sabe quela ansiedad y otras condiciones modifican la

    percepcin del tiempo de quien permanece en esperade algn suceso. Lleg acompaado de una maanafra y una la luz cenicienta que las nubes grisesfiltraban, el cielo y la ciudad de concreto,conformaban un pleonasmo monocromtico, una vistahomognea y montona que desanima a muchos decruzar la puerta que los separa de la calle, como si sucasa fuera ese ltimo bastin que los protege de ser

    absorbidos por el manto gris que se cierne sobre elmundo.

    Se abri la cochera y dej su bastin conduciendo sinprisa. Tena tiempo suficiente para no afectarse porcualquier peripecia del camino, no quera retrasarse.Paradjicamente nada sucedi, al parecer los

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    contratiempos son ms frecuentes cando el tiempoapremia. Lleg con casi una hora de anticipacin allugar designado, busc donde estacionar y decidientrar al bar mientras llegaba la hora, el camarero seaproxim y antes de poder decir palabra, Thomaspidi una botella de vino de Alsacia. El camarerotomo el pedido y se march. Thomas absortopermaneci sentado, pensando en que sucedera a lahora indicada, en que planes tendra Mara, todo erauna incgnita, pero estaba bien, no le molestaba laincertidumbre en esta ocasin. Cuando reaccion, la

    botella estaba en la mesa y la primera copa servida.Olfate y observ el color, mientras rotaba en torno aun punto imaginario la copa para finalmente degustarcon placer el primer sorbo, el equilibrio entre acidez ydulzura era lo que ms le gustaba de esta variedad, ysin saber por qu el trago le evoc el sabor de la bocade Mara y la naturaleza de su carcter.

    Unos minutos antes de la hora, se incorpor y caminal lugar designado. Ya en la banqueta se preparpara esperar unos minutos, como sabe que debeesperar todo hombre cuando pacta con una mujer. Ala hora precisa pasos inaudibles la situaron tras l, ycon sus manos fras ceg la vista del hombre. Peromira que descuido, no te hiciste el cuello, Dijo la

    muchacha, y l encogindose de hombros, musit,No me he fijado, Pero antes de terminada la frase, lashbiles manos de la joven haban resuelto elproblema. A dnde vamos? Pregunt, No lo s,Caminemos un poco y lo decidimos luego.

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    Andaban por la calle, libres sin sujetarse uno del otro,l no muy elegante pero tampoco harapiento, y ellaun poco ms sencilla, con unos legis rotos a voluntad,cazadores eficaces de miradas, pues Thomas no notla camisa cuidadosamente elegida para combinar, nilos cmodos zapatos de tela. Prob iniciar laconversacin mientras caminaban: Me gusta lanoche, y me agrada caminar, la ciudad es ms sola ysilenciosa, en el da est toda vestida, atiborrada desecretarias, ejecutivos de saco y corbata, camina unoaturdido por las bocinas y la suma de las voces y los

    gritos de vendedores y transentes, todos caminando,como si fueran marionetas movidas por los hilosinvisibles de una voluntad, una consciencia oinconsciencia superior que los conduce mientras losconvence de que son ellos los que caminan y hacende sus vidas lo que quieren, pero en medio de tantaagitacin no hay tiempo de percibir la rueda en la que

    giran, tienen domingos y televisin, quiz un poco desexo dosificado a la semana, en casa o fuera de ella,facturas interminables, posesiones que los poseen,estrs y masajistas. A veces quisiera hacer mutis porel foro en este teatro infinito y repetitivo, cortar el hiloque me ata a la mano del artfice de todo. Yo mismolucho contra la rueda, intento no girar en su direccinpero es difcil, la corriente es poderosa y aunque

    muchos me consideren un pez gordo, apenas puedonadar y siento que a pesar del viejo adagio, me baosiempre en el mismo ro, me sumerjo en sus aguaspestilentes cada vez ms profundo. Al igual queFausto, soy una msera apuesta entre dios yMefistfeles, todos mis tormentos me los da ese diosy los pequeos momentos de placer, las pequeas

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    alegras son una presea en forma de mujer, en formade vos que el segundo me regala?

    No lo s, no s nada, Segua diciendo. Meavergenzo de mi propia hipocresa, de miincapacidad para ser consecuente con lo que pienso,soy un chiste lamentable de los astros, una creatura amerced de un dios indiferente. Dirs que estoy ebrio ypuede que lo est pero... De pronto, interrumpi, dejde hablar y sinti vergenza de todo lo que habadicho, Olvida, olvida todo, no s por qu dije

    semejantes tonteras, hablemos de cualquier cosa,elige lo que prefieras, Pero la muchacha estabamuda, rumiaba las palabras sin poder ignorarlas y llo saba. Saba lo intil que era su peticin de olvido,hasta el ms pueril de los hombres saba que nomencionar el tema no era sinnimo de olvido, elsilencio era cuando mucho, un pacto incmodo.

    Vamos al parque, Propuso Mara, A esta hora nohabr mucha gente y la vista es agradable, Thomasasinti y esper con la mirada fija en el frentemientras avanzaban, a que Mara pronunciara laprimera palabra. Era cierto, al llegar solo unas pocasalmas deambulaban por el lugar, algunas solo depaso atravesaban y se perdan en la noche, otras

    yacan atrincheradas en soledad aferradas a uncigarrillo o a una botella, tambin haban parejasresguardadas en penumbras, envueltas entresbanas en tiendas cuya ubicacin pareca elegidapara fines que a este punto son evidentes. El lugarconstaba de una vasta zona verde con arbustos quedelimitaban el permetro, algunos senderos de piedra

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    y farolas que los iluminaban sin invadir mucho laoscuridad ms all de los caminos. No hubo unabrazo ni una palmada en la espalda, Mara sabaque un gesto as sera interpretado por l como unacto de compasin ofensivo, as que solo se sent

    junto a l.

    Tengo una idea, Balbuci rompiendo el silencio.Dame un minuto, hay un amigo cerca. Camin haciael otro extremo del parque y desapareci en laoscuridad al salir del camino. Minutos despus la

    oscuridad la trajo de vuelta, despacio, como unespectro que de pronto cobra forma humana al salirde la proteccin de la penumbra. Sin embargo, susilueta era ligeramente distinta, pareca tener algo enla mano que deformaba su sombra original. En efecto,al acercarse sujetaba un violn. Tom asiento a ladode Thomas y sin pronunciar palabra empez a

    acariciar las cuerdas con el arco, la sucesinarmoniosa de las notas si, si, do, re, re, do, si, la,sol son con suavidad en la noche silente y elhimno de la alegra emergi del instrumento excitandolos tmpanos de ambos. Poco a poco, el semblante deThomas mejor y hasta su rostro enarbol unasonrisa que l mismo no supo si atribuir a la hermosameloda o a la seriedad con la que vea interpretar a

    la muchacha, no recordaba haberla visto tan seriadesde que la sorprendi estupefacta contemplandolas pinturas de su casa. Era una delicia ver elcontraste de su piel tersa y plida baada por la luzlunar, un contraste cuya lnea divisoria cambiabaconstantemente debido al balanceo de su cabeza alcomps de la msica. Era maravilloso ver su cabello

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    sometido a los designios de un incipiente y delicadoviento que ya generaba estragos en el eficaztermostato de sus pezones.

    Permaneci con los ojos cerrados y su seria posturahasta que la intensidad de la ltima nota fueinaudible, recuper la postura dejando descansar elinstrumento en medio de sus piernas. Sonriendo abrilos ojos y constat que su meloda haba sido unconjuro contra la tristeza. El llanto y la risa no sonopuestos y excluyentes, Thomas lloraba y rea. No

    saba que decir y no dijo nada, hay momentos debelleza tan sublime que no vale la pena arruinar conuna palabra.

    Es un alto precio el que pagamos por ser hombres,Dijo ella. Nos angustiamos por cosas que no existen yaoramos sin cesar lo que nunca hemos perdido. No

    nos afecta solo el hambre, el fro o el dolor. Nosafectan ideas y conceptos, manos invisibles nossacuden y agitan mucho ms, tal como un fuerte rboles doblegado por el viento. Pero tambin hayventajas en la condicin humana, nos alegramos porcosas que no existen, somos capaces del placercomo pocas especies. Ven permteme recordrtelo,Le dijo tomndole de la mano. La acompa en la

    misma direccin en la que antes ella habadesaparecido y llegaron a una tienda. Debe haberalguien, no creo que sea buena idea Dijo Thomas, Note preocupes no hay nadie ya me ocup de eso. Pero,cmo? Agreg l incrdulo.

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    Ya no discutas solo entra! Y l entr dcil como unpequeo can obediente. No poda esperarse muchode la decoracin, era acogedora y por lo menoscombata con mediana efectividad el fro de afuera.

    Un beso en el cuello fue el inicio de la constatacindel placer que su cuerpo era capaz de experimentar,su respiracin ya no era tranquila y sus latidosaumentaron. Antes de que pudiera darse cuenta suropa ya no estaba y los besos haban abandonado elrea del cuello, tuvo que detenerla antes de que fuera

    tarde, quera devolverle el favor. Con la ferocidad demil buitres la tom entre sus brazos y la acostdesprendiendo con facilidad sus legis ya rotos.Estaba justo como la quera para regresarle el favor,su cabeza permaneci entre las piernas de ella queluchaba por no entregarse completamente a lassensaciones que su cuerpo experimentaba, pero al

    parecer su cuerpo dejaba de pertenecerle poco apoco. Reprima los jadeos con dificultad y l lodisfrutaba, batallaba para vencer los pobres intentosde mantener la compostura de la muchacha, quienpasados unos segundos dej de luchar. A diferenciade l no lo detuvo antes de que fuera tarde, dej quecontinuara y l se dio cuenta cuando los fluidosanegaron su barbilla. Se levant sonriente y la mir.

    Los msculos se distensionaban, la respiracin senormalizaba y los cataclismos que sacudan sucuerpo hace solo segundos perdan intensidad. Yacarecuperando el dominio de su cuerpo poco a poco.Fue ella ms que l, la prueba del placer propio de lacondicin humana.

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    Mira que cara tienes, pareces un nio que mira untruco de magia le dijo Mara sonriendo. No es tangracioso, dijo l, Claro que lo es, Est bien, nodiscutamos por tonteras, Ah no seor, claro quediscutiremos esto es la guerra, La guerra?, cre queera amor, Nunca he tenido muy clara la diferenciaentre ambas cosas seor Thomas, Le dijo saltandosobre l y besndolo por primera vez en toda lanoche. Hasta ahora me besas? Brome Thomas, Nosiempre el sexo debe ser precedido por un beso,

    Agreg ella besndolo de nuevo y derribndolo.

    Haba recuperado el control del curso de las cosas,presionaba contra el suelo las manos del hombrecomo si fuera su prisionero mientras su pelvis haca eltrabajo, se dej caer sobre l y lo bes ansiosamentemientras sus ojos se miraban deseosos, respirabansus exhalaciones combinadas, sus mejillas sedeslizaron lubricadas de sudor y sus miradas

    perdieron contacto, en esa postura podan escuchar adistancia de susurro sus errticas respiracionesacompaadas de libres gemidos, ya ninguno luchabapor reprimir las expresiones corporales, parecanlobos aullando de placer bajo la cmplice luna en unaestepa fra, pero seguramente los lobos son msmesurados cuando se aparean.

    Thomas experiment una mordida en el lbulo de laoreja cuya presin aument poco a poco hasta ellmite que separa el placer del dolor, si es que no sonlo mismo en ciertos casos. Ms que cupido y unaflecha punzante de delicado amor, fue como si erosen forma de mariposa batiera sus alas y los rociaracon el polvo de la lujuria ms frentica, sin delicadeza

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    se fueron consumiendo a dentelladas. Se besaroncada pliegue, se exploraron palmo a palmo, sefollaron con los dedos, con las lenguas, con el almade los desalmados.

    No era un hombre religioso, pero verla yacer en ellecho exhausta, alucinada y lbrica, lo llevaba casi adeificarla. Gustoso le habra erigido altares ymonumentos para adorarla como a una deidadpagana del eros.

    Pas un largo rato en el que solo se escucharonrespirar, mirando la membrana plstica del techo dela tienda y las ondulaciones que el vientogarabateaba en ella, Aunque bien podra ser soloapariencia, con frecuencia tendidos boca arribamirando hacia el techo realmente miramos con losojos muertos, como desactivados o miramos hacia

    adentro de nosotros, donde tampoco vemos mucho, yal reaccionar notamos con sorpresa que el techo estall.

    -En qu piensas? Dijo l por fin.-En mi mayor preocupacin ahora mismo.-Acaso tienes alguna? Pregunt l con sarcasmo.-S, y es la mayor que he tenido en mucho tiempo,

    Aadi ella sonriendo.-A ver, dime de una vez. Entonces, levant los legis yel comprendi.

    Rieron como dos nios por un momento, es decircomo si slo existiese ese instante, antes dedetenerse a pensar en el problema. La solucin fue

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    sencilla. El gabn le quedaba poco ms abajo de lasrodillas, y ni la imaginacin ms retorcida de untransente podra suponer que a la muchacha, aparte del fro, otro motivo menos loable le haca llevarla prenda del hombre, mxime cuando se trata de ungesto comn que hasta el caballero con menos garbohara en una noche glida.

    Salieron de la tienda cerca de las cuatro de lamaana cuando el cielo aclaraba un poco, esta vezsujetados por la cintura, aunque libres en la acepcin

    importante del trmino. Haban hablado de amor, perono como suele hacerse, no con grilletes, no con laspalabras tpicas y lapidarias que los amantes utilizanpara engaarse a s mismos y engaarse entre s, nocon esas execrables y endebles promesassuscitadas por el deseo, por un torrente de hormonaso por la venda de la novedad, saban como consta en

    el dicho popular, que a menudo los labios msurgentes no tienen prisa dos besos despus.

    El violn qued en la tienda tal como haba solicitadosu dueo, el colchn y las sbanas en orden, salvopor la humedad y un olor casi imperceptible no habaindicios de sexo.

    Llegaron al punto donde haba estacionado, l sesent en el puesto del pasajero y ella que no hababebido condujo hasta su casa, lo despert en elportn y mientras descendan, una luz se encendi enel zagun, Peter estaba despierto y el ruido del motorfue inconfundible. Abri la puerta y los invit a pasarmientras se ocup de meter el auto en la cochera.

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    Les ofreci caf y los invit a subir a una de lasrecmaras del segundo nivel. En un esfuerzo poraparentar que no sospechaba de la naturaleza de larelacin entre Mara y Thomas, los condujo a una delas alcobas con dos camas.

    La puerta se cerr tras ellos, cayeron exanges,perdiendo lentamente la consciencia del mundo yadentrndose lentamente en el terreno de lo onrico,ese terreno minado que tanto tema Thomas y quetantas veces le haba expulsado violentamente

    sudoroso y perturbado. Durmieron como dos piedras,una de las camas qued intacta.

    Esta vez l se levant primero, no fue un escapeviolento, no hubo sudor ni perturbacin alguna, habadormido plcidamente. Ella pareca ms agotada, nola vea cerca de despertar, si es que es posible de

    una mirada saber cundo alguien tardar o no enlevantarse. Estaba de costado, con una piernaencogida y la otra extendida, la sbana solo cubra lamitad inferior de su cuerpo, y el cabello negrodistribuido como persianas ocultaba parte de surostro. Levantarse antes y mirarla era para l untriunfo, senta como si pudiera verla por fin, como sipudiera aduearse de un tesoro que despierta no

    ofreca, parte del botn estaba en el piso, unos legisagujereados, hechos trizas horas antes por susmanos vidas. Hizo un par de llamadas parasolucionar el impase de la prenda harapienta yorden algo para el desayuno. Sin hacer mucho ruido,tom un carboncillo y un papel fino de buen gramaje,garabate rpido la silueta, su mano hbil traz

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    segura el cuerpo que ya conoca y en poco tiempo seocup de los detalles, resultando al final un bonitodibujo que capturaba muy bien el gesto plcido de lamuchacha durmiente.

    De pronto, una densa nube blanca se apoder de larealidad. Los objetos se hicieron borrosos y el rostrode la muchacha se fue desvaneciendo. Entoncessinti que alguien lo sacuda por el hombro y pudo veral mozo del bar que le hablaba. Disculpe seor,vamos a cerrar, no puede quedarse. Bonito dibujo,

    dijo sealando un retrato de la muchacha que haciaunas horas se haba sentado frente a Thomas, laconoce, Seor? Es una cliente asidua, quiz quieradejarlo para ella. Est bien, respondi como ausent,intentaba recrear los hechos con esfuerzo, y poco apoco se visualiz garabateo el dibujo antes deembriagarse al punto de la inconsciencia, escribi

    gracias tras el dibujo, dej dinero sobre la mesa y seretir. No daba crdito a lo ocurrido, no recordaba unsueo con tantos detalles, esas horas dormidoparecan ahora toda una vida, y lo ms extrao esque el aquel fatdico sueo recurrente le haba dadouna tregua. Despus de mucho tiempo haba dejadode atormentarlo, haba podido despertar sin espanto.

    Tom un taxi como pudo en su estado deestupefaccin y regres a casa. Lamentaba habersedormido haber bebido hasta ese punto, perolamentaba sobre todo el despertar, lamentabaregresar y sentir lo deplorable que le resultaba su vidacomparada con el ensueo alcohlico del bar.

  • 8/12/2019 Thomas, El Ensueo de Un Suicida

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    No pudo pasar un da en casa, cuando llego se sintiapabullado por la correspondencia, los mensajes enel contestador, los asuntos apremiantes que loaguardaban en el mundo real. A la mierda, a lamierda todo! Se dijo mientras tomaba su cabeza quequera reventar