Teorìa Del Conocimiento Clàsica

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  • Teora dd Conocimiento C&ica

    Epistemologa Wit^enstaniana

    ej andr Tomasini Bassols

  • INTRODUCCIN

    I) Presentacin

    La teora del conocimiento es, junio con 3a tica, la metafsica y la esttica, una delas romas originarias de eso que denominamos 'filosofa*. Los primeros escritosque contienen una teora acabada del conocimiento los encontramos en la obra dePlatn. Naturalmente, que Platn haya sido el primer gran filsofo en enfrentar demanera sistemtica problemas de teora del conocimiento le imprimi a las discusionesde esta rea de la filosofa un sello muy peculiar del que, como veremos, todava fioacaba de desprenderse. Esta fundamental rama de la filosofa se caracteriza pee unasene de lemas, problemas, tesis y concepciones que no permiten duda alguna respec-to a su autonoma. Muy a grandes rasgos, el principal objetivo en esta rea de afilosofa es dar cuenta de eso que llamamos 'conocimiento humano'. ste, podrapensarse, es algo rea!, objetivo, tangible, pero (como siempre en filosofa) nos topa-mos en relacin con uno y el mismo tema coa toda una gama de posiciones y puniosde vista divergen tes. Segn algunos, el conocimiento humano es imposible; de acuer-do con otros no podemos dar cuenta de l; hay quienes piensan que es inexpresable ointransmlble; hay quienes aseguran que es real pero slo bajo ciertos supuestos delos cuales no podemos ofrecer justiflcadn alguna, y as sucesivamente. As, pues, laexperiencia muestra que esta legtima ambicin intelectual aparentemente apio-btemdtica, consistente en dar cuenia del conocimiento ha desembocado en una situa-cin un tanto paradjica: pocas cosas son tan difciles como explicar eso que tenemosenfrente y que nosotros mismos hemos generado.

    Uno de los objetivos de este libro es mostrar que hay, bsicamente, dos grandesenfoques de los problemas que caracterizan a la teora del conocimiento y que uno deellos sistemticamente desemboca en callejones sin salida, en tanto que el otro efectiva-mente permite superar las dificultades. As, est en primer lugar lo que Llamar el 'en-

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  • ALEJANDRO TOMAS INI BASSOLS

    foque clsico1. Desde esta perspectiva, el conocimiento humano plantea toda una seriede problemas que es importante resolver por medio de teoras, Y en segundo lugary en contraposicin con el anterior, est el enfoque de acuerdo con el cual lo que lateora del conoc miento (como todas las ramas de la filosofa) nos presenta es bsica-mente una serie de enigmas, esto es, un conglomerado de embrollos y enredos concep-tuales. Para desembarazarse de ellos, es preciso no e laborar teoras sino efectuar an-lisis gramaticales. A este enfoque lo llamar 'wittgensteiniano*. por razones evidentesde suyo. En este libro se ejemplifican ambas enfoques. Por consiguiente, en l septosmu un serio esfuerzo por combinar reconstruccin de teoras filosficas concer-nientes al conocimiento y a todo aquello con lo que ste est asociado (memoria,creencia, percepcin, etc.) con discusin de diversas posiciones altamente represen-tativas y exresis de textos, en particular de un fundamental (y un tamo descuidado)texto de Ludwig Wittgenstem, a saber, ber Gewifheit (On Certainty, Sobre ta Cer-/ezfi). Una de Tas metas que persigo es hacer ver que el segundo enfoque mencionado,esto es, el wittgcnstcinrano. es muy superior al primero y ello no slo porque permitesalir adelante all donde, a final de cuentas, el otro no termina ms que en fracasos(regresos al infinito, misterios insondables y dems), sino porque es realmenteelucidatoro.

    En bef Gewtfiheit, hay que sealarlo desde ahora, Witlgenstein se concentra en elexamen del concepto de conocimiento (o saber) y de algunos otros conceptosepisttmtcos, como los de duda y certeza. Empero, no examina a fondo el tema de lajustificacin de las creencias. Por lo tanto, en la medida en que el punto de vistawitlgensteiniano (al que de buena gana yo me adhiero) es el que emerge del librorecin citado, la superioridad de un enfoque sobre otro no puede quedar demostradacon toda amplitud. I_a demostracin contundente y definitiva de la superioridad delenfoque wittgensteiniano sobre el clsico requerira que se efectuaran anlisis "a laWittgenstein" de las afirmaciones que normalmente se hacen respecto a toda clase demtodos experimentales y matemticos o lgicos de hecho empleados en las diversasciencias. Hasta donde yo s, nadie ha efectuado todava semejante labor y, por Losrequerimientos y exigencias de un trabajo as, ciertamente no es este el lugar paraintentar siquiera realizarlo. No obstante, estoy persuadido de que, en la medida enque Wiltgeastcin ataca temas nodales de la teora del conocimiento, indicando con elejemplo cmo podra alguien seguir generando por cuenta propia las elucidacionesconceptuales requeridas, Jas ve majas de su tratamiento le resultarn palpables al lector.Como puede apreciarse, en este como en otros casos la obra del ms grande de lodoslos filsofos autnticamente wittgensleinianos esto es, Norman Malcolrn, me fue deuna utilidad invaluable-

    Hay una razn por la que podra pensarse que la Teora del conocimiento es quiz larama ms difcil de la filosofa, viz., que Ja teora del conocimiento no permite demu-

  • siada especulacin, no concede tantas libertades, como la metafsica o inclusive latica, para proponer hiptesis descabelladas, teoras desconectadas por completo delas prcticas "cognilivas" de ios humanos, incluyendo las lingsticas. Tarde o tem-prano, las teoras filosficas acerca del conocimiento tienen que medirse con la reali-dad to las teoras cientficas, del lenguaje natural, de tcnicas aplicadas y aplicablespor comunidades de individuos que comparten una misma empresa. Como intentarhacer ver, una vez debidamente analizados, muchos problemas epistemolgicos simple-mente se resisten a ser replanteados o re-formulados en trminos filosficos clsicos,con lo cual ponen de manifiesto su carcter de pseudo-problemas. Ejemplos de elloson, creo, el problema de ofrecer una definicin de 'conocimiento' o el reco del escep-ticismo.

    II) Sobre fa teora del conocimiento

    Antes de abordar problemas concretos de teora del conocimiento, quiz sea til ha-cer algunas observaciones, de carcter muy general, acerca de lo que la teora delconocimiento no es.

    Para evitar confusiones, de lo que antes que cualquier otra cosa se debe desligar ala teora del conocimiento es de la ciencia. Es cierto que, en general, cuando habla-mos del "conocimiento humano1' uno espontneamente tiende a pensar en la ciencia.Despus de todo, es en ella que el conocimiento encarna. Sin embargo, sera un errorgrave pensar que la teora del conocimiento es el estudio de la gestacin y el desarro-llo o la evo ilicin del conocimiento cientfico. Independientemente de cuan grandio-sas puedan ser las teoras cientficas (y, sin duda, algunas de ellas lo son), lo cierto esque quienes las elaboran, esto es, los hombres de ciencia, presuponen y usan (y dehecho modifican) el concepto normal de conocimiento. Es este concepto el que enprimera instancia nos interesa. La investigacin filosfica, por lo tanto, concbaselecuino se le conciba, no se reduce a una mera descripcin del surgimiento y desarroUode Las teoras de las diversas ciencias. Por consiguiente, a nosotros qua epistemlognsno nos interesa un maro estudio descriptivo de la evolucin de las teoras, por msque stas sean interesantes y que un estudio as pueda ser inclusive til. Siguiendo enesto a Wittgcnsicin.1 quiz la mejor manera de denominar la clase de investigacinque nos interesa sea la de llamarla una investigacin acerca de los 'fundamentos de laciencia'. Esto no significa, natural mente, que en una segunda fase la teora del conoci-miento no pueda "natura I izarse" y entonces identificarse con la filosofa de la ciencia,propiamente hablando,

    O^tfv: Ba&tl BlsckweH, 1914X Pule II. tec. iiv. p. 232.

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  • Una diferencia importante entre la investigacin filosfica acerca del conocimien-to por una parte, y la ciencia y su historia, por la oir, es que para la primera losmtodos que se aplican para ampliar el conocimiento cientfico son enteramente in-servibles. Hay mucha discusin acerca de cul es el mtodo o cules son los mtodosque se usan en ciencia. Contra lo que piensa, por ejemplo, Mario Bunge, hay quienes,como Paul Feyerabend, inclusive sostienen que en ciencia sencillamente no hay unmtodo determinado, sino ms bien un conjunto maso menos vago de estrategias queel cientfico aplica cuando y como quiere, sobre todo en funcin de sus necesidadestericas.2 Ms an: la improvisacin parece ser un recurso permanente del cientfico.Independientemente de elio, una cosa es clara; sean cuales fueren tas estrategias deLos cientficos (recurrir la induccin, f talar de construir hiptesis para luego refutar-las, inscribirse dentro de amplios programas de investigacin, etc.), lo cierto es queninguna de esas estrategias es relevante para la teora del conocimiento. Nuestra in-vestigacin es una investigacin racionaJ, bsicamente de orden conceptual y, en al-guno de los sentidos que despus estudiaremos, a priori,

    Las diferencias entre la teora del conocimiento y la ciencia pueden verse mejortodava cuando contrastamos a la primera con disciplinas cientficas concretas* Con-sideremos, por ejemplo, la psicologa. Aceptemos sin cuestionar que sta se ocupa de"procesos internos", privados, subjetivos, independientemente de que en ltima ins-tancia se les caracterice como mentales o como fsicos. Ahora bien, es innegable queel conocimiento es resultado de procesos en los que interviene de manera decisiva lamente humana, pero es igualmente claro que los resultados a los que se llega sonesencialmente pblicos, propiedad de todos y lgicamente independientes de los pro-cesos internos con ellos asociados. Los procesos de investigacin que culminan en elconocimiento no son deniificablcs con los procesos mentales de una persona, seaquien sea. puesto que en principio tenemos acceso a los primeros mas no a los segun-dos. Por ejemplo, el proceso mentaJ de Ein&tein que lo llev a su famoso resulado deE = me2 de hecho no nos importa. S Einstein lleg a l soando, en estado de ebrie-dad, alucinando, etc., o no, ello no nos incumbe y es irrelevante para el valor de suhallazgo. Lo que nos importa es el resultado mismo, el cual es en principio aprovechablepor todos. O sea, los procesos psicolgicos son irrelevantes para el objeto de estudiode ta teora del conoc miento. Dichos procesos se circunscriben a una persona, formanparte de su biografa, pero eso no los vuelve ingredientes del conocimiento humano.Por lo tanto, dichos procesos, sean lo que sean y de la naturaleza que sean, no son elconocimiento ni objeto de estadio para la filosofa.

    Otro caso ilustrativo de independencia de la teora del conocimiento frente a laciencia lo proporcionan la sociologa y la historia. Desde luego que siempre serti

    fc FeyeiBtwmt 4jato.ttAffrfeMiMmncapolis: t'nivenfty uT Kinnetota, 1970.

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  • Intersame saber qu pasaba, cmo se viva, que condiciones prevalecan cuando selogr desarropar tal o cual vacuna, se descubri tal o cual asteroide o se calcul elpeso atmico de tal o cual elemento. Pero es importante notar que el estudio de lascondiciones materiales de descubrimiento tampoco son el conocimiento mismo. Esperfectamente imaginable que en las condiciones en las que se dio tal o cual descubri-miento cientfico no se le hubiera ocurrido a nadie lo que de hecho se les ocurri aalgunos y que simplemente no hubiera habidoavance en el conocimiento. Las condi-ciones materiales del conocimiento, por lo anto, no son la clave para la comprensinde este ltimo y su estudio no es equivalente al de la teora del conocimiento.

    Es importante comprender la prioridad lgica y conceptual que tiene la teorfa delconocimiento frente a la ciencia. La historia de la ciencia e inclusive (como ya seinsinu ms arriba) frente ala filosofa de la ciencia. El conocimiento, como es obvio,no se gesta de manera arbitraria o catica. No crece "milagrosamente". De hecho, lanocin opuesta a la de conocimiento (y a la de ciencia) es precisamente el conceptovulgar de milagro, esto es el concepto de suceso o fenmeno para el cual no hayexplicacin causal posible. Ahora bien, el desarrollo sistemtico del conocimientocomporta o exige instrumentos de diversa clase, instrumentos que pueden ser usadosde manera recurrente. Para avanzar en la senda de la ciencia empleamos, por ejemplo,telescopios o microscopios, pero es evidente que para que el telescopio o el microsco-pio sean tiles necesitamos primero ver, O sea. el conocimiento presupone c\ empleode rganos sensoriales y de facultades cognitivas, as como de objetos de percepcin.EL anlisis de stos es, pues, lgicamente previo o anterior al examen de las teorascientficas. Ahora bien de qu clase de facultades estamos hablando? De facultadescomo la memoria, que tienen que ver con nuestro conocimiento del pasado, como lapercepcin, gracias a la cual entramos en contacto con el mundo externo, como La in-trospeccin, en la que supuestamente cada quien conoce en forma privilegiada algomuy especial de s mismo. Cabe desde Luego preguntar: conocemos en lodos estoscasos la misma clase de cosas? Si ello no es as hay diferencias nrnsecasent ios ob-jetos de las distintas facultades? Y entonces cmo engarzan o se conectan entre s?Qu unifica la totalidad de los dalos de todas las facultades cognitivas del ser huma-no? Estas y otras preguntas como estas son las que plantea la teora del conocimientoy es relativamente claro que deben ser atendidas en primersimo lugar. AL respecto,algo que intentar hacer ver es que es prcticamente imposible generar una teora quecubra todos estos mbitos y que sea inobjetable. Deseo sostener que quienes hanaceptado tos problemas tradicionales de lu teora del conocimiento inevitable me mefracasan en dar respuestas que no estn expuestas a graves objeciones en parte precisa-mente porque los problemas que pretenden resolver son en el fondo el producto deprecipitadas generalizaciones y, ms en general, de graves incomprensiones.

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  • Se sigue de lo que hemos esado diciendo que sera un error fundamental confundiro identificar la teora del conocimiento con un estudio emprico del conocimiento.Deseo insistir en que ello no significa o implica que la teora del conocimiento estcompletamente desligada de la ciencia. Como dije, podra sostenerse que en lo que lateora del conocimiento desemboca o culmina es, en ltima instancia, en la filosofade la ciencia. En efecto, esta ltima es el estudio de la estructura de las teoras cient-ficas, de los diversos mtodos que se emplean para elaborarlas de las nociones que seusan (causalidad, explicacin y dems), de las relaciones entre las teoras y la expe-riencia, de los contenidos semnticos do las afirmaciones que se hacen en ciencia, etc.La ciencia, se supone, proporciona conocimiento, lo acumula y lo expande. Pero paraque nosotros aceptemos que eso y nada ms que eso es et conocimiento humano,leemos primero que saber en qu consiste ste, cmo se gesta, qu presupone ycmo se conecta y depende de nuestras rganos y facultades cogmlivas Todo esto,que est simplemente asumido en la filosofTa de la ciencia, es precisamente el objetode estudio de la teora del conocimiento. As, pues, la filosofa de la ciencia podra seralgo as como una segunda gran fase de investigacin epistemolgica. Preguntmo-nos entonces: cul es la primera? Es de ella que pasaremos ahora a ocupamos.

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  • EL CONCEPTO DE CONOCIMIENTO

    1} Definicin de 'conocimiento' versas anlisis conceptual de "conocimiento"

    E s bien sabido que un modo tradicional de abordar los problemas, lauto en la teo-ra del conocimiento como en las dems ramas de la filosofa, consiste en plan-tear preguntas de la forma 'qu es xT, El problema con esta clase de preguntas es.como se sabe, no soto que no indican nada respecto a lo que sera una respuestacorrecta, sino que de hecho desorientan a quien intenta responder a ellas, por cuantosugieren que la respuesta debe venir en trminos de una definicin. En efecto, pareceraque a la pregunta 'que* es el conocimiento?1 habra que responder con una definicinde la palabra "conoc miento*, De hecho, fue as como plante Platn el problema.Empero, el asunto no es tan simple como se ha asumido. Intentemos hacer ver rpida-mente por qu.

    Lo primero que habra que preguntar es: se liene siquiera una idea clara de lo quees una defiilicin, de para qu sirven las definiciones? La verdad es que la teora de ladefinicin es bastante ms compleja de Lo que podramos suponer a primera vista. Dehecho, hay muchos clases de definiciones (ostensivas, nominales, reales, persuasivas,etc.), por lu que habra que empezar por examinar cul es la clase de definiciones queen este caso supuestamente convendra. Consideremos, en primer lugar, el caso msconocido de definicin, a saber, el de una simple sustitucin de una expresin cuyosignificado se desconoce por otra u oros cuyos significados nos son conocidos. Eneste caso, una definicin es simplemente una estipulacin lingstica. Por ejemplo,sabremos to que significa 'pentgono' gracias a su definicin, a saber, 'polgono te-gulrdecmc^lados\Qsca,eMabkcemGs1a

  • a) ahorrar espacio y tiempo, yb) introducir un nuevo signo en nuestro lenguaje.

    Lo que ames decamos con cinco palabras ahora io decimos con una. En este sen-litio, una definicin es una mera abreviacin, un mecanismo de economra lingstica.

    Ahora bien, es evidente que en nuestro esfuerzo por caracterizar el conocimientono es esto lo que nosotros necesitamos. Nuestro problema no es que y-i tengamos unaidea precisa y claramente formulable de lo que es el conocimiento e introduzcamosentonces el trmino 'conocimiento* para hablar o escribir menos. Lo que nosotrosqueremos hacer es determinar lo que el conocimiento es, Una def nicdn, en cambio,es un asunto puramente lingstico. En este coso, adems, es claramente inservible,puesto que presupone el conocimiento previo del significado de otras palabras deldefiniens, palabras que vuelven a introducir, de uno u otro modo, la nocin de cono-cimiento, que era \o que se supona que se quera definir. Esta clase de definicin, porlo tanto, no es aquello en pos de lo cual estamos.

    Desde luego que hay, como ya se dijo, otras clases de definiciones. Consideremosprimero las definiciones que encontramos en los diccionarios. La funcin de dichasdefiniciones es simplemente la de recoger un uso establecido. Empero, en el caso delconocimiento, de qu nos servira una definicin as? Definiciones como estas noson filosficamente esclarecedoras. Ms bien, proporcionan el material sobre el cualhabr de ejercitarse el anlisis filosfico. Por otra parte, en la medida en que los usosse modifican, definiciones como estas estn siempre abiertas a contra-ejemplos. Enese sentido, no tienen un carcter prescriptivo o normativo. Pero entonces no parecetener mayor seniido- intentar proporcionar una definicin de diccionario de la palabra'conocimiento*. Lo ms que esla podra proporcionamos sera una meraejemplificacinde usos, pero no servira pora aclararlos, que es lo que a nosotros importa. No olvidemos,adems, que lo que se definen son palabras, en tanto que lo que a nosotros nos incumbeatrapares, por as decirlo, la cosa misma, en este coso el conocimiento humano. Unadefinicin de esta clase, por consiguiente, tampoco puede ser o que buscamos.

    No obstante, hay tambin lo que se ha dado en llamar 'definiciones reales1. Aprimera vista, stas constituiran la clase de definiciones que necesitemos. Las defni-ciones reales, se supone, nos daran la "esencia" de aquello que se define. Por ejem-plo, se supone que la investigacin biolgica de los perros desemboca en lo que serauna definicin real del perro (o de los perros), viz-, en la de animal(es) con lates ocuales cromosomas. Y se asume que esto es precisamente lo que estaramos buscandopora el conocimiento. Empero, tambin aqu se presentan problemas.

    Empezar con el recordatorio de que es muy sospechoso (por no decir 'abierta*mente carente de sentido') solicitar una definicin de una cosa. Las cosas se puedenvivisectttf. comprar, romper, pegar, regalar, robar, etc., pero no se definen. Lo que se

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  • define m palabras. \mm. tipio. Pero eninira QUI! te ira ciMto oteeuna definicin red? Cul es la funcin de una definicin as? Podemos decir, por lopronto, que con una definicin real se modificad significado comn de una palabra.Por ejemplo, si en el lenguaje coloquial tenemos que caracterizar a los perras hablare-mos de sus propiedades fenomnicas (anima! de tales o cuales dimensiones, que la-dra, carnvoro, que mueve la cola cuando est contento, enemigo acrrimo de los ga-tos, etc.), pero s queremos caracterizarlo cientficamente tendremos que recurrir a Lajerga cientfica y, por lo tanto, a su definicin real, la cual no coincide con la anteriorCmo se conectan ambas caracterizaciones es un lema complejo e interesante, perosobre el cual no me pronunciar en este momento. Lo que nosotros debemos tenerpresente es que se supone que despus de una investigacin exitosa se debe podercncapsular los resultados mediante una frmula que los recoge de manera sucinta yque nos aleja de la plataforma lingistica comn. Es obvio sin embargo que, en elsentido en que hemos venido hablando, no es una "definicin real" lo que necesitamospara entender Lo que es el conocimiento y ello debido a, por lo menos, dos razones:

    a) opera en esta propuesto el .supuesto do que i& cosa-s tienen esencias y que stos soncaptadas por medio de definiciones, pero ni mucho menos es evidente de suyo quehay tal cosa como la ''esencia del conocimiento** (y, en general, que hay "esen-cias"). Una posicin alternativa, por ejemplo, sera la que hara del concepto deconocimiento un concepto de semejanzas de familia y si esta segunda opcin fuerala correcta, entonces la primera, consistente en la bsqueda de una definicin(real) del conocimiento, habra sido equivocada desde el inicio. Por medio de estaposicin alternativa a la clsica hasta podra quiz demostrarse a priori que elintento por formular la tan ansiada definicin real de 'conoc menlo* est destina-do al fracaso.

    b) Es claro que 'conocimiento*, 'saber1, 'justificacin', 'creencia1, etc., no son tr-minos tcnicos, de cuyas aplicaciones tengamos dudas. No necesitamos de ningncientfico especializado para que nos ensee a usar debidamente el trmino y areaccionar de manera apropiada frente a su empico por parte de oros y es en eldominio de las aplicaciones del trmino que se manifiesta nuestro conocimientode lo que la cosa (el conocimiento) es.

    Tal vez podamos resumir como sigue lo que hemos estado diciendo: en la tradicinfilosfica la especulacin epistemolgica acerca de la naturaleza del conocimiento seinicia como una bsqueda de una definicin (real u oir) del trmino 'conocimiento1(puesto que se supone que dicha definicin nos dar la esencia del conocimiento). Altratar de entender lo que es una definicin, empero, nos percatamos de que no puedeser eso [o que requerimos. No obstante, loque podramos llamar el ' programa defini-

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  • cional1 sigue de moda y mes vigente que nunca, como veremos ms abajo. Paramostrar que el programa en cuestin est desencaminado, Lo que ahora procederemos& hacer ser aceptarlo como si se tratara de un programa legtimo o no espreo.Veremos que, aceptado el reto definicroal, simplemente no hay solucin posible paralos enredos que engendra. Los famosos argumentos de upo Gettier son, precisamen-te, una de tas mejores pruebas de que los enfoques y anfisis puramente formatos denuestros conceptos conducen ineviablemente a callejones sin salida puesto que di-chos contraejemplos a la definicin clsica del conocimiento pueden efectivamenteser entendidos como una reduccin al absurdo de los esfuerzos definicionales en rela-cin con el conocimiento.

    Como intentar probar ms abajo, frente al enfoque defmicional hay un programaalternativo, el nico quiz, con visos de xito. Me refiero al anlisis gramaticalwiitgensteiniano. Desde esta otra perspectiva, el objetivo no es el de intentar ofreceruna refutacin directa ni de quienes defienden la definicin clsica del conocimientoni de la posicin de Gettier, sino ms bren el de desmantelar los supuestos comunes aambos bandos y disolver la problemtica que sobre ella se fue erigiendo. Ahora bien,eso se logra slo cuando se adquiere claridad respecto a la gramtica de los trminosrelevantes, en este caso de palabras como 'creer', 'saber' y 'justificar'. Uno de mis prin-cipales objetivos en este trabajo, por consiguiente, es precisnmenTe el tic ilustrar latesis de que es slo gracias al anlisis gramatical wittgensteiniano que podemosliberamos de los nudos conceptuales de la teora del conocimiento clsica (y, en general.de los enredos y pseudo-probtemas de la filosofa convencional) y que dan lugar aen-redos insolubles, como el del escepticismo o la caracterizacin del misterioso "yo".Empero, antes de tratar de rastrear y aprehender la gramtica de cienos trminosclave en este debate, como los de 'saber' y 'justificacin1, habremos de ocuparnos,aunque sea someramente, tanto de los ejemplos de tipo Gellier como de las estrate-gias defensivas de los partidarios de la definicin clsica, tratando de mostrar por qutambin stos estn tan desorientados como quien primero plantea el problema.

    Quien formul de manera clara e! problema del conocimiento como un problemade respuesta al escepticismo, esto es, la tesis filosfica de que el conocimiento esimposible o ilusorio, fue Reiis Descartes. Para I, !o que estaba en juego era ante iodola posibilidad del conocimiento. De su enfoque y tratamiento habremos de ocupar-nos posteriormente. No obstante, y como ya dije, quien primero plante el problemadel conocimiento en general y trat de resolverlo medanle una simple definicin fuePlatn. Es, pues, de el de quien primero habremos de ocupamos. Platn ciertamente noera un escptico. Lo que di buscaba era la "esencia** del conocimiento y pensaba questa era airapublc gracias auna definicin. El problema es que dicha definicin parecede hecho inasequible. En verdad, ct problema del escepticismo se plantea (sobre rodo cu

  • nuestros tiempos) como respuesta al fracaso por formular la definicin adecuada de'conocimiento'. Antes de enfrentamos a dicho problema, sin embargo, ser conve-niente determinar qu es lo que Platn sostuvo.

    II) El prublema del leteles

    El primer gran lexio en la historia de la filosofa dedicado especficamente a exami-nar la naturaleza del conocimiento es el dilogo de Pintn, Teetetes. El dilogo tienevarias caractersticas interesantes que iremos destacando poco a poco. En el. Platnaborda diversos reas que por ahora slo cast mencionaremos, como 3o son [a per-cepcin y la memoria, puesto que despus habremos de ocuparnos de ellos ms endetalle. Lo que aqu haremos ser ms bien aprovechar la discusin platnica paraintroducirlos lemas y, sobre lodo, para presentar su definicin de 'conocimiento1. Eneste como en muchos otros dilogos (sobre todo en los menores), lo que Platn (porboca de Scrates) aspira a ofrecer es una definicin (en este caso de 'conoc menlo')que sea inatacable, es decir, que no est expuesta a contra-ejcmplos. Es en eso queconsiste, segn di , determinar fo que es el conocimiento. No obstante, la investiga-cin platnica en el Teetetes no es conclusiva, es decir, el debate no culmina en nin-gn resultado positivo, con ninguna propuesta definitiva. Sin embargo, se discuten afondo diversas tesis epistemolgicas de primera importancia. Un dato que no deja deser curioso es que eso que pas a La historia como "definicin clsica11 y que se leadscribe a Platn es precisamente algo que este enfticamente rechaza.

    Comencemos por la leona de la percepcin. Como puede apreciarse, la teoraplatnica de la percepcin es muy similar a muchas teoras modernas, como las teo-ras de algunos filsofo*; emprislas y, en particular, se asemeja a la teora ru.ssellianade los sense-data. La esis que se discute es la intuitiva tesis de acuerdo con la cualconocer es percibir, esto es, que el conocimiento consiste ante todo en la percepcinsensorial (de objetos supuestamente externos a nosotros). Como era de esperarse,Platn va a enfrentarse a dicha tesis y la va a refutar, pero lo que vale la pena detectary sopesar son las razones que tiene para rechazarla. Las razones de Platn son saigeneris, es decir, son propias de su pensamiento, de su sistema. La teora de la percep-cin que Platn discute se inspira o se funda en dos grandes "tesis":

    1} la tesis de Protgoras de acuerdo con la cual "el hombre es la medida de todas lascosas, de las que son en tamo quo son y de las que no son en ramo que no son", y

    2) la "tesis" de Heractiio de que en el mundo de la percepcin (de la experiencia)todo est sometido a un cambio constante y perpetuo.

  • En todo caso, Platn tiene bien preparado el lerreno para su argumentacin. lpaste de la idea de que e! conoc miento, lo definamos como lo definamos, inevitable-mente tiene dos caractersticas importantes:

    1) es infalible2) es de lo que es, de lo real

    Las intuiciones platnicas son fuertes y estn respaldadas tanto por el uso del verbo'conocer* corno por el sentido comn. De acuerdo con Platn, no se puede hablar propia-mente de conocimiento cuando eso de lo que hablamos est en permanente cambio,es y deja de ser, se modifica constantemente, puesto que nuestro pensamiento nuncadara en el blanco: tan pronto pensramos acertadamente que una cosa tiene tales ocuales propiedades que esa cosa ya sera diferente de la que era y tendra otras cuali-dades, quiz muy parecidas a Las anteriores pero de iodos modos diferentes, esto es,numricamente otras. El conocimiento, por lo tanto, tiene que ser de algo fijo, estable,eterno quiz. En todo caso, no puede haber conocimiento cuando de lo que hablamos esde los objetos sensoriales. Y, por otra parle, tampoco acepta Platn la idea de que quienconoce pueda estar equivocado. La estrategia general del dilogo es entonces lasiguienie: Platn va a reitar toda concepcin del conocimiento en la que no se recu-rra u entidades abstractas y fijas, las Formas o Ideas, para dar cuenta de l. Una de lashazaas tericas del texto es que Platn no se permite nunca apelar a las Ideas pararefriar a sus contrincantes. As, 1 va a aceptar que ta percepcin (y en especial tapercepcin visual) es efectivamente infalible, siguiendo en esto a Protgoras. Ahorabien, l interpreta el dictum de Protgoras como la aseveracin de que cada hombrees la medida de lo que conoce cuando eso que conoce es lo que est viendo. Pero estoparece implicar que, despus de todo, nadie podra ser mejor juez de lo que aparece ensu campo visual que quien en ese momento est viendo algo y describiendo loque ve.No obstante, es evidente que Llevada al extremo una posicin as va a culminar en unrelativismo y en un subjetivismo radicales, imposibles de defender. Curiosamente,sin embargo, no es eso lo que ms preocupa a Platn. Lo que a l le preocupa es queel subjetivismo y el relativismo no permiten incorporar el aspecto pblico, comn yobjetivo del conocimiento. As, l objeta, por ejemplo, que si realmente las cosas soncorno Frotadoras sugiere, entonces nadie sabe o conoce mis que nadie. Esto es comouna reduccin ul absurdo de la posicin original. El ncleo de su argumentacin, sinembargo, consiste en mostrar que, independientemente de qu sea eso con lo queentramos en contacto cuando vemos (ideas, peiceptos, sensc-daia), dichos objetos depercepcin son fugaces, motantes, cambiantes y su aigument es que no puede haberconocimiento de entidades de esa clase. Aqu es donde implcitamente se est sugi-riendo que slo de entidades eternas, inmutables, perfectas, como las Formas, puedehaber conocimiento. As, la percepcin comparte un rasgo con el conocimiento vi-..

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  • la "m i i i ib i iditr, pero en la medida en que carece del otro no puede identificrselecon l. Ntese que con esto se descarta un tesis muy atractiva y, desde luego, cara a losempi ristas*

    Tambin a lo memoria, entendida como una especie de percepcin (de eventospasados), la deseara Pintn como un posible candidato de identificacin con d cono-cimiento- Hay en el dilogo toda una nea de ataque en contra de las imgenesmnmicas, esto es. eso que leemos en lu mente, que "vemos**, cuando no estamospercibiendo nada. La crtica a esta segunda propuesta es en general ms fcil de ani-cular por la sencilla razn de que en este caso hay algo que conectar, a saber, imge-nes y juicios, y en casos as el error es mucho mis probable. Por ejemplo, yo meacuerdo de un amigo, lengo en la mente la imagen de su fostr, pero tambin debodecirme a m mismo: "y este es el rostro de Pepito". Al i mentar establecer la conexincnirc la imagen y el juicio va ID memoria ciertamente puedo equivocarme. Por razo-nes que irn emergiendo, veremos por qu la memoria no puede ser idnlica al cono-cimiento, por lo menos en los trminos en los que Platn plantea el asunto.

    Una tercera propuesta que encontramos en ef dilogo es la identificacin de conoci-miento con creencia verdadera. Es de inmediato claro por qu esia propuesta es m viable.Yo puedo, por ejemplo, creer que hay agua en Jpiter y pudiera ser el caso de que. enerecto, hubiera agua en Jpiter. Sin embargo, dado que m creencia no viene avaladao respaldada por ninguna clase de justificacin, lo mo no pasa de ser un feliz acierto,una adivinanza. En casos as emplearamos ms bien expresiones como *le atin' 'ledi al clavo1, etc., pero no 'yo saba'(sal vocomo sinnima de las otras expresiones). Seracontrario al uso normal del lenguaje que se dijera de m que "saba" que hay agua enJpiter.

    Llegamos entonces a lo que es la ltima gran propuesta (no platnica, como ya seindic) del dilogo, esto es, la propuesta que pas a la historia como la definicin"clsica" del conocimiento. sta consiste en decir que el conocimiento es una creenciaverdadera acompaada de una justificacin. La definicin es ciertamente atracti-va y es, a primera vista, inatacable. De ahf que una primera pregunta que a todos senos ocurre sea: por qu habra Platn de cuestionar y rechazar lo que a primera vistaes una respuesta tan razonable como esta?

    La respuesta es que Platn estaba interesado en defender otra teora, a saber, lafamosa "teora de la reminiscencia". No es nuestro propsito adentrnos ahora enuna labor de corte exegtico. pero s podemos decir lo siguiente: Platn, tomando comoparadigma de conoc miento el conocimiento matemtico, muestra en, .., el Menn,que una persona puede ser guiada para que d respuestas satisfactorias sin que huyasido previamente instruida o entrenada para ello. De eso l infiere que el alma {o,como quiz diramos hoy, la mente) ya saba o ya conoca venkidcs (matemticos),slo que las haba olvidado. Desde la perspectiva de Platn, por consiguiente, cono-

  • cer no puede ser otra cosa que pasar por el proceso de regreso a lo que fue, en oirvida, una visin o contemplacin de la verdad. Conocer pora l es recordar el mundode Los objetos demos contemplados por el alma antes de su encarnacin. Es por estateora que Platn intenta a toda costa rechazar la propuesta que desde sus escritos seconvirti en la "clsica" y con la cual es incompalible. Esto no es Uui arbitrario comopodra parecer no hay que olvidar que, a fina) de cuentas, para Platn la disquisicinfilosfica estaba al servicio de sus teoras del alma y de la inmortalidad. Despus detodo, no es por casualidad que Platn sea (en palabras de Nietzische) el primer gran"transmundano". Lo que l rechaza es, pues, la idea de que el conocimiento genuinoes adquirile y transmisible va los sentidos, esto es, a travs del cuerpo.

    La crtica de Platn a la ecuacin "conoc miento = creencia verdadera acompaadade justificacin" gira en tomo a la nocin de anlisis. La crtica consiste en sealarque conocer algo es saber de qu se compone ese algo y cmo se conectan sus diver-sas panes. Supongamos que, en efecto, as es. Pero entonces: cmo conocemos Loselementos ltimos, esto es. aquellos de los que se compone el todo y que soninanalizables? La percepcin y las imgenes ya quedaron descartadas como posiblesopciones. Des afortunadamente, Platn no ofrece una respuesta alternativa para esapregunta (en pane porque su pensamiento se mova en una direccin diferente). Nosquedamos, pues, sin saber en qu podra consistir la "justificacin" que supuestamenteacompaara a la creencia verdadera- Es esto algo que nosotros deberemos examinar.Empero, antes de hundirnos en esta compleja y escurridiza temtica, diremos unascuantas palabras acerca de los conceptos epistdmicos que, de acuerdo con la defini-cin clsica* estn esencialmente vinculados al de conocimiento.

    III) Conocimiento, verdad y creencia

    La discusin sobre el conocimiento en el Teetetes es de gran importancia no sloporque es una exhibicin contunden le de ir que es La disquisicin filosfica de piimernivel, sino tambin porque desemboca (aunque no como propuesta de su autor) enuna definicin que es sumamente atractivae independiente por completo del platonis-mo. Por consiguiente (y como de hecho ha pasado), se le puede considerar en s mismay o>fena^rta o criticarla sin tener que debatir lem^^fmicin (conocimiento = creencia verdadera+justificacin) pone en conexin variosconceptos importantes aunque problemticos. Antes de cuestionarla habremos, por lotanto, de decir unas cuantas palabras sobre ellos, sin estudiarlos a fondo sino slo ensu reLICion con el conocimiento.

  • A) Conocimiento y verdad

    La conexin entre el conocimiento y la verdad es sencillamente imposible de recha-zar: simplemente no se entendera to que dira alguien que afirmara que "sabe" que/icuando p es falsa. Por ejemplo, sera absurdo decir que alguien sabe que hay palos enSaturno si no hay patos en Saurno. l no puede saber tal cosa. No hay ningn uso delverbo 'saber' que permita afirmaciones como esa. Por lo tamo, hay una conexinnecesaria entre el concepto de conocer (o el de saber) y el de verdad, de modo que laafirmacin de que el conocimiento implica a la icidad es una verdad trivial (una"verdad conceptual"). O sea, puede haber conocimiento so! n cuando hay verdad, es de-cir, cuando lo que se piensa o se dice es verdadero. Por el momento dejaremos sindecidir si la inversa es igualmente vlida. Ms abajo, en otro captulo, nos ocupare-mos especficamente del tema de la verdad.

    B) Conocimiento y creenciaLa conexin entre el conocimiento y la creencia ya no es ni tan obvia ni tan simplecomo la conexin entre conocimiento y verdad. Luis Vi! loro, por ejemplo, sostieneque "afirmar que alguien sabe algo sin creerlo sera contradictorio".1 Yo pienso, enefecto, que en ltima instancia as es, pero el asunto ciertamente no es tan sencillocomo Vilioro parece creer Lo que est en juego no es una contradiccin meramenteformal. La nocin de contradice ion pertenece a la lgica, pero esta discusin no es delgica, si no deconceptos- Fomialmcnte. una contradiccin es una expresin de la forma(S& - 5). Sin embargo, en este caso lo que tenemos es ms bien algo como (S & C)y es eso una contradiccin? Quiz lo sea, pera en todo caso Villero no lo explicasuficentemenie. Por lu menos es obvio que decir que "s que est lloviendo, pero nolo creo" no es formalmente auto-contradictorio. Como dije, pienso que efectivamen-te es absurdo sostener algo verdadero y decir que no se cree eso que se sostiene* Noobstante, por qu sea ello as es algo que soto el anlisis filosfico puede revelar. Esteembrollo es tambin conocido como la 'paradoja de Moorc1 (asf bautizado porWiirgenslen). Empero, examinarlo en detalle nos lie vara demasiado lejos de nuestrosobjetivos, por lo que lo dojircjnos do lado. Aceptaremos, pues, que en efecto quiensabe algo lo cree, esto es. que 'saber* implica 'creer'.2

    1 L Vrtloro. Cmr. Salvr. Otancer (Mnico: Siglo %tUuno Editare!, 1982), p,15.! Sobre l lema di la paradoja

  • Replanteemos entonces nuestra pregunta: cmo se conectan el conocimiento y lacreencia? De varias maneras. Para empezar, sera conveniente sealar que tenemospor lo menos dos conceptos de creencia, puesto que la palabra 'creencia' tiene almenos dos sentidos, ejemplificados en as siguientes oraciones:

    a) si creo que p entonces no s que />,b) si s que p entonces creo que p

    O MjD, hay un sentido en el que la creencia y el conocimiento se contraponen vhay otro en el que el conocimiento presupone h creencia. Por ejemplo, alguien pue-de decir 'creo que la polica entr a su casa*, dando a entender que no sabe si enefecto as pas. Y, tambin, podemos decir 'squelosgaiosson mamferos', impli-cando con ello que creemos que lo son. Como dice Wntgenslein, "Loquesjocreo".3As, pues, tenemos por lo menos dos conceptos de creer (o de creencia) y es Filosfi-camente errado desentenderse de uno de ellos, que es lo que a menudo sucede enfilosofa. De hecho los filsofos en general no se ocupan del primer concepto decreencia y eso habr de tener repercusiones en sus tratamientos y propuestas. Yo piensoque hay inclusive un concepto ms, como In muestra el caso de la creencia religiosa.En este tercer sentido, decir que alguien cree es ms o menos lo mismo que decir quesube. Si alguien dice que 'cree en Dios'. la persona en cuestin dir que no necesitaninguna prueba suplementaria: creer en Dios es saber que Dios existe- Sin embargo,de este concepto de creencia no nos ocuparemos aqu. Lo que por el momento paranosotros es importante notar es que el concepto epislmico de creer es ms amplioque el de conocer o que el de saber. La razn es obvia: todo conocimiento presuponeuna creencia, que adems en verdadera, pero es un hecho que puede haber creenciasfalsas. En este sentido, el concepto de creencia abarca o engloba al de conocimiento.

    Aqu, sin embargo, se nos plantea una dificultad, porque si el concepto de creenciaest presupuesto en el concepto relvame de conocimiento, para dar cuenta de steltimo habr que ofrecer alguna respuesta a la pregunta: qu es una creencia? Si seconcibe a (a creencia como un estado especial, el conocimiento habr de serlo tam-bin. Pero .es acaso el conocimiento un estado especial del sujeto? Re a I mente podrael conocimtnioserun estdo del cerebro Je la mente de alguien? Lo menos que pode-mos decir es que, aunque fuera inteligible, una propuesta aMesabsoluiamciHeinvero-smil. Pero ames de pronunciamos veamos primero qu se puede decir en general delas creencias para posteriormente intentar determinar qu concepcin de la creenciapodra servir para la caracterizacin del conocimiento.

    A grandes rasgos, una creencia puede sen

    1 L WingtBMliv Ou Crrtaniiy Oioni Butl USacUcli, L%9). c. 177,

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  • a) un estado "mental". En este caso tendramos que hablar del "estado de cono-cimiento" de un individuo que sabe algo* Bastara con que el sujeto se encontrara endicho estado para que automticamente l supiera. l no necesitara examinar [a rea-lidad. Bastara con que, por as decirlo, se colocara en el estado apropiado para que yasupiera. Es claro que una tesis as es en s misma sumamente sospechosa, pero en vezde rechazarla de entrada como inaceptable, cuestionmosla. Podremos entonces pre-guntar: cules son los rasgos esenciales, caractersticos del estado mental "creer"?Cmo diferenciamos dicho estado de olro parecido pero, no obstante, diferente? Ycmo podramos determinar si coinciden los supuestos estados de conocimiento dediversas personas? Hay acaso alguna diferencia entre el estado de creer con vcrdud yel de creer falsamente algo? Mientras no se nos d la lista de caractersticas de Losestados de creencia no [judiemos saber si lo que tenemos es una creencia o ms bien,e,g,f un deseo o un recuerdo. Tenemos que decir, por otra pane, que nuestro propsitoes el de aclarar las cosas y ciertamente no vamos a lograrlo si en forma tan brutal ledamos cabida a un mentalismo burdo. Lo mas embrollado que hay son nociones como"mente" (y sus derivados, como "mental")- En esta direccin, por lo tanto, no avanta-mos en nada en nuestra comprensin de nuestro tema. Ahora bien, es intutivamenleobvio que el que alguien sepa algo o no lo sepa se determina por consideracionesextemas al sujeto, no internas a l, El conocimiento tiene que ver con algo a lo que enprincipio todos tenemos acceso, esto es, procesos pdblcos de demostracin o justifi-cacin, no con "estados internos" de un sujeto, por sutiles que sean. De esto habraque inferir que las creencias no pueden ser estados internas mentales. As, si las creen-cias son (errneamente) entendidas como "estados mentales" y la nocin de creenciaentra en la caracterizacin del conocimiento, entonces habra que aceptar que el cono-cimiento es un estado mental peculiar y esta concepcin es insostenible, El conocimien-to no puede ser eso. No podemos distinguir entre una persona que sabe que p y una queno sabe que 7 atendiendo a sus rcspeclivos "estados mentales". Como bien dice Witt-genstein en su libro, "El que l sepa es algo que debe mostrarse".J lista idea est fuer-temente arraigada en el lenguaje natural y en el sentido comn y a ella nosotros habre-mos de aleemos.

    b) en estado cerebral. Es evidente que lo dicho en el prrafo anterior vate por igualpara la tesis de que las creencias son "estados cerebrales'*. No es este el momento deadentrarse en una discusin de filosofa de la mente, pues es cuando presentemos lasposiciones desarrolladas por Wittgenstein en Sobre a Certem que haremos las aclara*ciones pertinentes sobre el concepto de creencia. Veremos entonces que esta identifica-cin de creencia con estado cerebral es uno de los absurdos conceptuales ms fantsticosjams elaborados. Por el momento, nos bastar con apuntar la falla emprica (ms

    Ibiit., tte.lt.

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  • bien previsible) de que nadie ha logrado identificar una sola creencia con un estadocerebral y que no tenemos ni la menor idea de cmo podrfa lograrse semejante haza-a. Por L'iL'f i! j i ! i> qu estado cerebral podra corresponder a mi creencia de que el solt'sui a 8 minutos Uiz de la Tierra? Cmo podra establecerse una conexin as? Enverdad, el objetivo es no slo desconcertante, sino fantasioso. No resulta en lo msmfnimo plausible que pueda haber alguna clase de vinculacin directa entre creenciasy masa enceflica. Pero adems una identificacin as tendra consecuencias inacep-tables. Por ejemplo, no podramos decir de dos personas cualesquiera como cierta*mente podemos hacerlo que creen lo mismo, puesto que cada una de ellas tendrasu propio "estado/creencia". Esta propuesta parece, pues, por completo destinada alfracaso* Pero s esto es as, entonces tampoco podremos decir que el conocimiento esun estado cerebral (aparte de que, si nos atreviramos a decir semejante cosa, nadienos tomara en serio).

    El rechazo de la identificacin de las creencias ya sea con estados mentales ya seacon estados cerebrales tiene una moraleja importante, a saber, que permite inferir quela afirmacin de que el conocimiento es un "estado11, concbasele a ste como sedesee, es ms que implausible o falsa un mero sinsendo. As, estas discusiones sir-ven entre otras cosas para ilustrar una de las tesis centrales de este libro, vi;., que elenfoque "problema/tesis" en teora del conocimiento es completamente inadecuado ydebe ser abandonado.

    c) una disposicin. Esto es mucho ms aceptable tericamente y mucho ms acor-de con el sentido comn, pero tampoco parece ser del lodo correlo. En todo caso, laidea de creencia como disposicin a actuar de tal o cual modo es til por cuanto esthgada a la nocin de "saber cmo" (resolver un examen, practicar un deporte, ganarun concurso, etc.)* O sea, hay un uso de 'saber1 vinculado a la idea de disposicin, decapacidad, de habilidad, de xito. Dicha concepcin de la creencia, por lo tanto, per-mite dar cuenta de muchos casos de conocimiento. Por lo tanto, haremos nuestra porel momento en forma tentativa esta concepcin de la creencia, pero admitiendo deentrada que est expuesta a casos prubfcmas. Por lo pronto, podemos sealar dos cla-ses de casos:

    1) casos en los que de pronto alguien cree silgo, cae en la cuenta de algo, se percata dealgo, etc. Esto tambin se podra decir del conocimiento. Por ejemplo, decimoscosas como "de pronto supe que me haba traicionado". En casos as hablamosde creencia y de conocimiento, pero no tle disposiciones.

    2) Es muy importante tener presente las asimetras que acarrea consigo la distincin

  • ta en la conduca observable, pero es obvio que para determinar si sabemos algoo no nunca nos observamos a nosotros mismos. Por consiguiente, s aceptamosde manera irrcstricta la idea de que las creencias (y, por ende, el conocimiento)son disposiciones para actuar (lingstica y eslra-lingstieamente) de ciertomodo entonces no podramos dar cuenta de los casos en los que somos nosotrosquienes creemos y, por ende, sabemos o conocemos. O sea, no podramos darcuenta de! conocimiento expresado en primera persona.

    Ntese que esto no equivale a una refutacin de la tesis disposiciomil de Ja creen-cia y. por ende, del conocimiento. Simplemente se limita considerablemente su alcance.De hecho y dejando de lado la cuestin de las relaciones que hay entre tas creencias ye! conocimiento, lo que buscbamos era, una vez aceptada la caracterizacin clasica,determinar qu kfalaalacfeencia verdadera para poder con vertirse en conocimiento. LaIdea de la creencia como un estado mental o uno cerebral es la idea de que el conoci-miento es un estado con una marca especial que lo distingue de todos los dems. Na-turalmente, eso es precisamente lo que estamos trarando de mostrar que no es el caso. Yvale la pena observar que, aunque nadie nos ha dado las marcos esenciales del su-puesto eslado de conocimiento, de todos modos desde siempre Tos hablantes normal eshemos empleado exitosamente los verbos 'conocer' y saber\ Esto indica que el cono-cimiento no tiene nada que ver con lo interno, que no puede ser un eslado especial yque no es por introspeccin que determinamos si conocemos algo o no. Dicho demanera plstica, no es cerrando los ojos y apretando los dientes como determinamossi sabemos algo o no. En cambio, la idea de creencia como disposicin es diterenie yprornetedoTii, si bien por razones ya aducidas no puede ser por completo correcta.Esto nos lleva a otro punto de cierta importancia que merece ser mencionado.

    Aunque no intentar realizar aqu un examen en profundidad det concepto de creencia,unas cuantas palabras al respecto para fijar m posicin general son imprescindibles yempezar con algunas aclaraciones "rotacionales". Una creencia es la referencia delconcepio de creencia y ste a su vez es el significado de la palabra 'creencia'. Nuestrapregunta inicial, por consiguiente, revestir la forma; qu significan la palabra 'creen-cia1 o expresiones como 'yozKQquep' y *l cree que/?'? La respuesta es: fijmonosen Lo que de hecho hacemos con ellas. Ahora bien, si yo afirmo "creo que va a llover*,Joqueafinnx?esrn^oinenosequivaleniea'vaalLover\Nodigona^rnds^ 'Creer*me sirve para indicar que no estoy totalmente seguro de ello. As, 'yo creo que p" esla expresin titubeante de que p. Si, por otra pane, afirmo 'l cree que p\ el uso delveibo 'creer1 sirve ante todo para hacer comprensible o inteligible la conduca dequien hablo: habra habido algo (e.g.r lom un paraguas, se puso un impermeable,etc.) que ndica eso que expresamos mediante 'cree que va a llover1. 'Creer1 mepermite recoger su conducta, adscribirle un sentido, volverla comprensible. Teneruna creencia, por lo tanto, no tiene nada que ver con "estados internos", fsicos u

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  • oros. Hay, desde luego, oirs aplicaciones de 'creer* y sus derivados, pero con lodicho nos basta para dejar en claro en qu direccin nos movemos.

    C) Conocimiento y estar seguro

    Hay quien ha sostenido que conocer y estar plenamente seguro son lo mismo. Hayalgo de verdad en esto, pero u na vez ms la identificacin no es tan fcil de establecer.Es cierto que todo aquel que conoce o sabe algo est o puede estar seguro de elfo, perola inverna no vale. O sea, alguien puede estar totalmente seguro de algo y no obstanteequivocarse. Pinsese en gente dogmtica, irracional, caprichosa. El estar seguro noacarrea garantas, en tanto que el conocer o saber s. Es cierto que si yo le digo Qalguien que "s" que tal o cual cosa sucedi, te estoy asegurando a esa persona quepuede tener confianza en m, pero ello no se debe a que yo "me sienta" seguro, sino aque puedo argumentar en favor de lo que afirmo. Mi estado de seguridad no esconiagiablc. Lo genero en mi interlocutor o no dependiendo de los argumentos o lasrazones que yo avance para Justificar mi punto de vista (mi conocimiento). Pero si lonico que soy capaz de decirle es que yo estoy seguro de algo, ser razonable que miInterlocutor acte con cautela y, eventualmente, que no me crea. Estar seguro, claroent&, s es un esiodo mental particular, por lo que podra quererse argumentar, una vezms, que despus de todo el conocimiento s esl conectado con los estados mentales.Pero ningn estado mental, por intenso que sea, proporciona la objetividad que elconocimiento requiero. Inclusive si fuera cierto que siempre que se sabe algo se caeen el estado mental de estar seguro, de todos modos dicha conexin, por sistemticaque fuera, seguira siendo meramente contingente. Inclusive si el estar seguro acom-pafiara siempre al conocimiento, de todos modos ello sera algo as como una felizcasualidad- El estar seguro es como un rasgo derivado, un efecto del conocer o saberalgo, pero no entra en su caracterizacin.

    Alguien que hu defendido una variante de esta posicin es ct filsofo brhnico A.J. Ayer ste gustaba de sostener que conocer o saber algo es "tener el derecho deesTar seguro": ''Concluyo entonces que las condiciones necesarias y suficientes porasaber que algo es el caso son, primero, que lo que uno dice saber sea verdadero,segundo, que uno est seguro de ello y, tercero, que uno tenga el derecho de estarseguro"/ O sea, Ayer cree encontrar la diferencia entre quien tiene creencias verda-deras pero no sabe y quien tiene creencias verdaderas y s sabe en que quien s sabetiene el derecho a estar seguro de lo que dice. Como consecuencia de su estar seguro,nosotros estaramos obligados a reconocerle dicho derecho. Ahora bienT si lo que no-sotros dijimos ms arriba tiene visos de verdad, algo tiene que estar mal en la posicin

    brciaiu- taqun Bofo, 1972), p. 35,

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  • de Ayer. En primer lugar, lo que l ofrece es una mera parfrasis de la concepcintripartita clsica del conocimiento. La primera condicin es la misma en ambos cosos;la segunda tambin, slo que Ayer Ja presento de otro modo. En efecto, estar segurono es sino creer algo con fuerza- De ah que la originalidad de su propuesta consistaen su nfasis en la intensidad de una creencia. Por ltimo, su lercera condicin esequivalente a la tercera coadicin de la definicin clsica, porque no se liene dere-cho a estar seguro justamente cuando se ha ofrecido una justificacin que se toma poradecuada? La caracterizacin de Ayer, por lo tanto, no nos avanza en nada frente a ladefinicin tradicional. Pero su caracterizacin es inadecuada y de hecho se opera conella un retroceso, porque parecera que su punto de vista es exactamente el inverso delo que ei sentido comn sugiere. Un derecho, sea el que sea (y aforiiori. el de estarseguro) no es algo que uno se auto-adjudique. Ms bien, quien s sabe o conoce algole ofrece a sus interlocutores, mediante el uso de 'yo s1, una garanta de que las cosasson como l dice que son, esto es. los autoriza o les da el derecho a ellos de que estnseguros de que lo que l afirma es verdad* No tiene sentido decir que uno se da a sfmismo un derecho. La situacin es, pues, exactamente al revs de como la describeAyer, Su propuesta es por consiguiente, inservible,

    Podemos, pues, afirmar, con base en todo lo anterior, que a diferencia de lo quesucede con las relaciones entre los conceptos de conocimiento y de verdad, las co-nexiones entre la creencia y el conocimiento son sumamente complejas. No obstante,de alguna manera atisbamos a entender cmo se conectan: por lo menos sabemos queel conocer o el saber es o implica creer eso que se sabe. Mucho ms difcil, sin embar-go, es la pregunta por la condicin (3) de la concepcin clsica: qutf puede pasar por"justificacin" para que podamos hablar legtimamente de conocimiento?

    IV) Conocimiento, creencia y justificacin

    Llegamos a lo que de hecho se ha constituido como la parte ms problemtica de ladefinicin clsica de 'conocimiento'. El problema noes el de la mera determinacin deque hay una cierta conexin entre los conceptos de conocimiento y de justificacin:el problema es caracterizar o explicar lo que es justificar una creencia. Como podr adi-vinarse, se han avanzado toda una multitud de propuestas.

    a) Lo primero que alguien podra intentar decir es simplemente que justificar nuestracreencia verdadera es simplemente enunciarla, decir que se tiene tal o cual creenciay confirmar que es verdadera. Supongamos que A dice que p y que. cfeciivamcnie, pes verdadera. Ms an; supongamos que sucede as siempre, es decir, que siempreque A dice que p es el caso, efectivamente p es el caso. Al decir algo A expresa unacreencia, la cual automticamente sera verdadera. En una situacin como esa se

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  • tiene ei derecho de decir que A sabe algo? Desde luego que no, puesto que si bpreguntamos cmu sabe e.-io que dice que sabe. A no podra ms que repetimos esoque resulta ser verdadero. Pero obviamente ello no bastara para poder adscribirleconocimiento, en ningn sentido serio. La moraleja es la siguiente: inclusive si tuvi-ramos que admitir que, por alguna extraa razn, la persona en cuestin sistem-ticamente acertara en lo que dijera, de todos modos el concepto de conocimiento quetendramos que adscribirte no podra ser el fundamental. Se tratara de un caso in-usual, raro, de una forma de conocer de la que no tenemos idea y que no sabramoscmo explicar. En el mejor de los casos, nos estaramos enfrentando a una formaderivada de conocimiento. Quiz se la podramos adscribir a Dios, pero no a las per-sonas normales. Lo que nosotros diramos sera algo como "quin sabe cmo le hace,pero siempre le atina!" Pero justamente esta forma de hablar sirve para contrastar elconocimiento genuino con algo que slo se le parece (inclusive si es superior). Por lotanto, simplemente decir algo, aunque lo que se dice sea verdadero, aunquesistemticamente uno acierte, no es conocer. Sera ms bien como adivinar,

    k) Un segundo intento consistira en afirmar que justificar es tener preparado oeventual mente construir un argumento cuya conclusin es la creencia en cuestin.Por ejemplo: yo s que los leones son carnvoros. Como lo s7 Bueno, s que todoslos leones cazan a sus presas, que sus presas son animales de carne y hueso y que tosleones se Las comen. Parecera, pues, que aqu sf tengo una creencia justificada.

    El problema con esta propuesta es doble. En primer lugar, transfiere la preguntainicial a las premisas: cmo s que los premisas son verdaderas? Parecera que aquincurrimos en un regreso al infinito: construimos nuevos argumentos para cada unade ellas, pero tendremos que volver a justificar nuestras creencias en las nuevas pre-misas, y asf indefinidamente. Pero lo que esto estara indicando es simplemente quetodo conocimiento presupone conocimientojo cual asu vez sugiere una visin bolistadel conocimiento. Y, en segundo Jugar, no tendra nada de extrao que las premisasque supuestamente serviran para justificar nuestra conclusin fueran cognitivamcntemenos fuertes que sta. Wittgenstein expone ambas ideas como sigue: "Cuando se diceque tal y cual proposicin no puede ser probada, eso natural mente no quiere decir que nopuede ser derivada de otras; cualquier proposicin puede ser derivada de otras. Perostas podran no ser ms seguras que ella misma".6 El peligro en este caso es el dedejarnos hipnotizar por la idea de que el conocimiento humano puede quedar estruc-turado como un calculo lgico. Como veremos, ha habido (y muy probablementeseguir habiendo) muchos programas asf de reconstruccin del conocimiento, todosellos fallidos. Pero la objecin es que inclusive si pudiera reorganizarse el conoci-miento a imagen y semejanza de los clculos lgicos, de todos modos elfo servira

    * 1_ WingOTMin. bid., sec. L

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  • para explicarlo: las premisas de las que se habra partido presupondran otras y lasconsecuencias que se pudieran extraer seran cogntivamenie ms seguras que laspremisas ce las cuales se habran lgicamente derivado. Como puede verse, episte-mologa y lgica no siempre coinciden.

    cJEn vista de las dificultades Jas propues fas de caracterizacin de lo que es justi-ficar una creencia han tenido que diluirse. As. se ha sostenido que justificar es sim-plemente tener razones adecuadas en favor de nuestra creencia. Esto suena bien, perotampoco funciona. En primer Jugar, 'razones adecuadas1 es demasiada vago: cundolas razones que se ofrecen son "adecuadas" y cundo no? Cmo separamos las razonesadecuadas de las inadecuadas? A preguntas como estas no hay respuestas satisfactorias.Y, en segundo lugar, podra darse el caso de que A tuviera evidencias pura X pero quecreyera io que cree no por Et sino por otras razones K. E serian buenas razones, sloque "irrelevantes", esto es, no serviran para sostener X, Podra, pues, darse el caso deque se tuvieran evidencias E pero que de Lodos modos no se supiera nada, estricta-mente hablando. Por ejemplo: A sostiene que hay agua en Saturno, pero l cree esoporque se lo cont un amigo cientfico. En este caso, quien s sabe es el cientfico, nonuestro agente, a pesar de que este ltimo tiene "razones adecuadas" para pensar quesabe. Suponiendo que hubiera aguaen Saturno: podradecirse de l que lo sabe? Larespuesta inmediata e intuitiva es que no.

    Podra responderse a esto que en casos as lo que pasa es que A sabe, pero no sabeque sabe. Esto, empero, es insatisfactorio porque no acaso implica lgicamente elconocimiento saber que se sabe? Si yo s algo ,no tengo automticamente tambin quesaber que S, puesto que en todo momento podr mostrar que las cosas son como digoque son? Esto es lo que est parcialmente indicado en la formulacin de Ayer de tener eldercc boa estar seguro: tengo que poder justificar mi creencia y demostrar que efectiva-mente s algo, mostrar que adquir eJ derecho a estar seguro. Parecera que en estoconsiste precisamente el requer miento de la justificacin. Pero, adems, el mero hechode tener razones adecuadas presupone que se sabe algo. Esto nos retrotrae al caso del"argumento", recin mencionado y acerca del cual hay que decir unas cuantas palabras.

    Toda la cadena de razonamientos y de intentos de justificacin tiene que tener unf in , un punto f inal . En opinin de muchos, de la gran mayora, esle fin es la experien-cia individual cruda o privada. Por eso Platn presenta como primera propuesta de bque es el conocimiento la percepcin. Posteriormente nos adentraremos en algunasteoras de la percepcin, pero por el momento ntese lo siguiente:

    1) hay conocimiento que no es de carcter observacional, como el matemtico y ellgico. Para ste, la observacin es priaiafacie relevante, y

    2) Es debatible que la percepcin pura implique conoc miento. Puede argumentarse,con Platn, que el conocimiento tiene que ser verbalizable o, mejor dicho de

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  • carcter proposicional. La mera observaran, en el sentido ms crudo de laexpresin, no satisface esta exigencia. Podemos anticipar, por lo unto, que ha-br dificultades con la idea de que el conocimiento es equivalente a los merasobservacin, percepcin o sensacin

    No intentar presentar aqu una teora acabada de la justificacin pero s quisiera,antes de pasar al siguiente tpico, dejar asentadas unas cuantas ideas que pueden re-sultar esclarecedoras y, en la misma medida, tiles. Para ello, debo advenir que habre-mos de recurrir al aparato conceptual de WrttgcnsLem. Sostengo, pues, que el conceptode justificacin es un concepto de semejanzas de familia. Lo que quiero decir esque hay toda una variedad de modos de justificar creencias, esto es, dependiendo desus contenidos* Una creencia acerca de I pasado remoto de los reptiles no se justifica ose descana al modo como se justifican teoremas de topologa. Por otra parte, esclaro que disponemos de criterios, esto es, de meconismos objetivos y compartidospara decidir si algo pasa porua justificacin o no. Que atgo pase por justificacin nodepende de la voluntad o el intelecto de una persona en particular, sino de la comuni-dad de hablantes., es decir, de los participantes en Tos juegos de lenguaje relevantes.Es importante entender, por otra pane, que no hay nada mas all de la concordanciaentre humanosh de la bsica armona en reacciones, que determine lo que es una jus-tificacin de una aseveracin. No hay patrones objetivos, instalados en lugares celes-tes, que sirvan como parmetro para determinar si algo es o no u na justificacin. Laidea del conocimiento aqu involucrada es la de algo que al expandirse eo ipso generasus modos de justificacin. 1 conocimiento no crece sin mecanismos de justificaciny hay loda una variedad de ellos, segn las reas de conocimiento de que se trate,

    Independientemente de qu entendamos por 'justificar', en general se acept la carac-terizacin abstracta del conocimiento es decir, la caracterizacin platnica. Empero,como veremos ahora, inclusive sin entrar en los detalles de [o que es justificar unacreencia dada, hay quienes pretenden poner en crisis la famosa caracterizacin tripartUa.Veamos ahora cmo se procede pora ello.

    V) Conm-ejeniplas de tipo Geftier

    En su celebrrimo artculo "ls Justified Trae Belief KnowledgeTV Getiier presentados escuetos contra-ejemplos a la definicin clsica de 'conoc miento*. Considere-mos rpidamente uno de elos.

    1 E. GtlKr. "Is Juslified Truc Bfllief Knowldcge ?" ea LQUH !' ?QJman, The Titean/ af Kntnilftifte. Catztcal

    and '~i"\'c"fi'i'i'\ Re,Hint;< (Tal liorna ftjihworth PirhlKhinc Campany. I99])h pp.H-t-36. Publicada original-F \961i, pp.t2t -23. Para aacrfrica

  • Juan y Pedro compilen poret mismo trabajo. El jefe de lafbrica ledce a Juan quePedio se va a llevar la plaza. ste tiene adems 10 monedas en el bolsillo y Juan loMibc. porque 1 ns cont. Se sigue que Juan est justificado en pensar que Pedro gana/4la plaza y, por consiguiente, est justificado en pensar que alguien que tiene IQmonedasen el bolsillo es quien ganar. Ocurre, sin embargo, que es Juan quien se lleva la plaza(!) y asimismo que, sin que l lo sepa ja mbin l tiene 10 monedas en el bolsillo. Porlo tanto, Juan cree que Ja persona que tiene 10 monedas en el bolsillo ganar la plata,efectivamente esa persona gana la plaza y l estaba justificado en creer que dichapersona ganara, puesto que eso estaba i triplicado por lo que el jefe mismo le haba co-municado. As, pues, Juan cumple con las condiciones de la definicin (creencia ver-dadera + justificacin) y, no obstante, no pojemos decir de l que sabe algo.

    La verdad es que es difcil entender por qu construcciones como esta, en las queintervienen de manera decisiva ignorancia, confusiones, malos entendidos, mentirasy dems han generado tanta polmica, pero en todo caso es nuestro deber analizarla ydiagnoMicaria. Por lo pronto, llaman la atencin diversos rangos del ejemplo. Y digo'ejemplo' porque difcilmente podra esto ser considerado un genuino contra-ejem-po. Veamos por qu.

    En primer lugar, un es fcil entender cmo o por qu quiere Gettier hacernos creerque en su ejemplo se cumplen las condiciones de la definicin tradicional. De hechono se cumple ninguna. En efecto* Juan no cree quepsino, en el mejor de los casos,algo implicado porp. Estrictamente hablando, por lo tanto, el supuesto contra-ejem-plo de Getter se aplica a una extensin de la definicin clsica, no a la definicinmisma. Se habra aplicado a la definicin s Juan creyera que Pedro ganar la plaza,pero la creencia que se le adscribe a Juan no es esa, sino la de que es el hombre quetiene 10 monedas en el bolsillo quien ganar la plaza, descripcin que Pedro cierta-mente satisface pero no slo l. puesto que 'el hombre que tiene 10 monedas en elbolsillo* no es sinnimo de "Juan1. Por consiguiente, no se trata de una y la mismaproposicin- O sea, el contra-ejemplo vale (si vale) slo para algo que se infiere cp,que es lo que realmente Juan cree. En el ejemplo falta mostrar que Juan cree quesolamente Pedro satisface la descripcin y ello Gettier no Lo muestra. As como est,por consiguiente, el ejemplo est trunco.

    En segundo lugar, si distinguimos entre enunciados y proposiciones nos percatare-mos de c-ue tampoco es cierto que Juan crea que p. A Juan se le adscribe la creencia dealgo implicado por la proposicin en cuestin, pero no es eso lo que nos interesa.Decir que Juan cree una proposicin implicada porp es simplemente decir que For-malmente la acepto. Pero no se sigue de ello que Juan haga uso de ella, que de hechola emplee o aplique. La proposicin p que Juan cree puede implicar qt r, 5, ele., perono se sigue que Juan crea qt rt s y dems. La teora clsica es una teora formal yGettier la usa como una teora de actos de habla o (si se me permite la expresin) deactos de creencia.

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  • En tercer lugar, es evidente que tampoco se cumple la segunda condicin, puestoque {o que Juan cree es que Pedro ganar la plaza, no algo equivalente o implicadopor ello, y eso que l cree de hecho es falso. Asimismo, es falso que Juan est justifi-cado en creer Lo implicado porp, puesto que de hecho el jefe lo est engaando. Talvez lo que podra decirse es que hay que distinguir entre "estar justificado11 y "seniir-se justificado". Juan ciertamente se siente justificado en creer quep, perc no lo est.Pero lo que la definicin exige es que est justificado. Por lo tanto, la tercera condi-cin tampoco se cumple. Desde luego que podemos sentimos justificados en creeruna proposicin falsa, pero estamos todo el tiempo asumiendo que lo que creemos esverdadero y esta condicin no se cumple en el ejemplo Getter.

    Consideremos rpidamente otro ejemplo. Uno de los miembros de un cierto institutode filosofa, digamos Juanilo, se saca la lotera. Ahora bien. Juanilo es conocido porsu generosidad y magnanimidad. Por ello su colega, Pedrito, piensa que Juanita haruna donacin importante a la biblioteca del Instituto, Y en efecto: Juanito compra unacoleccin especial y la dona al instituto. As, Pedrito cree que Juanito hura una dona-cin, dicha donacin se hiio, por lo qui su creencia es venia Jera, y Jidems Pudritoestaba inductivamente justificado en pensar que Juanito hara lo que hizo. Podraentonces afirmarse que Pedrito saba que Juanito hara una donacin despus de sa-carse La lotera. Empero, loque Pedrito ignoraba es que no fue por un acto espontneode generosidad, sino que fue motivado por ambiciones electorales que Juanilo hizo loque hizo. En este caso, una vez ms, las condiciones se cumplen pero difcilmentepodra sostenerse que Pedriio saba que Juanito hara una donacin a su Instituto,

    El diagnstico del ejemplo me parece en este caso relativamente claro: foque suce-de es que la justificacin que se ofrece es o irrclevante o insuficiente. Es obvio quenadie puede tener una justificacin tal que cubra apriori todas las posibles lneas deaccin de alguien, todas las situaciones imaginables o posibles, todas sus intencioneso motivaciones, conscientes e inconscientes. Exigir una justificacin as para podersciibir conocimiento es buscar algo conceptual mente imposible. Pero de loqueesimportan te percatarse es de que nuestro concepto normal de justificacin no lo requiere,En el ejemplo, implcitamente se est haciende- funcionar una idea tan fuerte de justifi-cacin que sta se vuelve absurda. Como dije, no hay ni puede haber una justificacincomo laque se exige en el ejemplo, pues ello equivale (como producto de una inconvprensin gramatical) auna distorsin del concepto normal. Esto no es algo muy dif-cil de entender: lo que implica una idea asf de justificacin es sencillamente que nopodramos nunca hablar de conocimiento. Una conclusin as, sin embargo, no slosugiere sino que indica que algo debe estar profundamente mal en las inferenciasfilosficas realizadas sobre ejemplos como el de ms arriba.

    Lo que hemos dicho hace surgir sospechas respecto a la importancia y validez delos contra-ejemplos de tipo Getlier. Claro est que siempre se puede objetar que en

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  • esos casos los ejemplos quiz no funcionen, pero que siempre se podrn construiroros que s funcionen y que pongan en cris La definicin tradicional. Es evidenteque para evadir respuestas como esta no podemos ir refutando ejemplo Iras ejemplo,sino que requerimos Je un enfoque y un tratamiento generales. Esto es lo que ofrecer'mos ms abajo. Lo que por el momento podemos decires que los dos "contra-ejemplos"proporcionados permiten tener una idea relativamente clara de la tesis general queGettier parece defender, a saber, que pueden cumplirse las condiciones del conoci-miento (creencia verdadera justificada) y, no obstante, no haber conocimiento. Antesde que nosotros avance mos nuestro di ag nstico del enredo, creo que ser convenientepresentar algunas de las lincas de defensa de la caracterizacin clsica del conoci-miento. Nuestro objetivo en este casa es mostrar que son infructuosas. Si lo alcanzamos,estaremos dejando entre ver que es la problemtica subyacente misma la que requiereser examinada crticamente, puesto que ni la posicin examinada ni su crtica habranlogrado quedar establecidas.

    VI) En defensa de la definicin clasica

    Sin duda, un enfoque apropiado para entender cabalmente la "Lgica" del enredo deGettier consiste en examinar las respuestas que se han ofrecido en su contra. Hay todauna variedad de ellas, si bien habra que decir -en detrimento de la gloria de tosprofesionales de la filosofa-que si dejamos de lado los tecnicismos no encontramosen elas prcticamente nada que no se le habra ocurrido ai habante normal paradefender su concepto de conocimiento, amenazado y aparentemente puesio en crisispor Gettier. En la medida en que, como intentar hacer ver. las respuestas a Gettierson insatisfactorias, caeremos en la cuenta de que no slo Gettier y sus seguidores,sino tambin quienes aceptan su reto y tratan de superarlo estn, como ya dije, seria-mente confundidos. Ambos bandos aceptan, como veremos, las mismas inaceptablespresuposiciones. Por ello, podemos en general dividir a quienes rechazan la validezde los ejemplos de tipo Gettier en dos grandes grupos:

    t) quienes tratan de refutar a Geuier, desarrollando pan* ello diversas estrategias ar-gumentativas pero que. no obstante, comparten con l supuestos fundamentaleserrneos, y

    b) quienes ms bien intentan desmantelar los contra-ejemplos mismos, tratando dehacer que estn montados en presuposiciones inadmisibles y que, por lo tanto,equivalen a meros espejismos conceptuales. Desde este punto de vista, todo eldbale en s mismo es absurdo.

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  • Por el momento nos ocuparemos exclusivamente de los filsofos del guipo ().Es relativamente obvio que la potencial refutacin de Getiier tiene que consistir en

    hacer ver que, de alguna manera, los contra-ejemplos no funcionan, esto es, que fascondiciones pora el conoc miento real mente no se cumplen o que loque se requiere esun ajusfe mtnimo,.alguna condicin suplementaria (se supone que no paniculrmenteproblemtica) que permita seguir manteniendo la concepcin clsica a pesar de ellos.Pregntemenos entonces; qu podra decirse para bloquear los contra-ejemplos deupo Geuer?

    Para empezar, habra que decir que el examen de la estructura de los conra-ejem-plos. la cual es relativamente clara, revela graves vicios argumentativos. Tin general,casi nunca nos las habernos con una creencia por as llamara, simple. Casi siemprehay una inferencia de por medio o bien es la justificacin lo que se vuelve dudoso; ydesde luego que no es la verdad lo que est en juego. As, pues, con lo que nostopamos es, bsicamente* con una creencia verdadera, en general inferida y justificadapor medio de razones que resultan ser cuestionables. Son, pues, los aspectos inferencia!y de justificacin de las creencias lo que aqu est en entredicho.

    Consideremos primero la cuestin de Las evidencias que se pueden ofrecer en favorde la creencia verdadera inferida. Pueden hacerse diversas sugerencias al respecto.Por ejemplo podra defenderse ID dea de que para que podamos hablar de conoci-miento basta con que las evidencias de las que se dispone sean inductivamente fuertes.El problema con esta idea es que es ms que implausible: es irreal. De hecho, nadie sededica a hacer inferencias, a contrastar y sopesar evidencias, a aplicar el clculo de pro-babilidades etc., para luego aventurar la hiptesis de que quiz "sabe" algo. Tal vezen algunos dominios de la investigacin cientfica una descripcin as d cuenta efc-tvamente el modo como se procede, pero ciertamente no es ste el caso del usuariodel lenguaje natural. Cuando yo digo que s que mi nombre es 'Alejandro TomasniBassols'. mi conocimiento no se deriva de ningn conjunto de inducciones realzadassobre, e.g., documentos en los que aparece m nombre completo. M conocimiento noes una "conclusin" a la que haya finalmente llegado, sino que ms bien lo adquir deotra manera, puesto que me sirve como puni de partida para muchas otras inferencias.Esta propuesta, por lo tanto, es inservible para responder al reto de Getrier, puesto queyo puedo creer que s cuando lo que esl en juego es una creencia adquirida de mane-ra no inductiva. El conocimiento no tiene una base puramente inductiva.

    Una variante de la propuesla anterior serta a de exigir que las evidencias en las quese fundara nuestra creencia fueran no meramente inductivas, sino formalmente irre-futables. As, mi creencia sera la conclusin de un argumento correcto. El problemacon esto es que se trata de una obvia peticin de principio: lo que queremos es poderdeterminar cundo nuestra justificacin es lo sucientemente slida como para ase-gurarnos que sabemos algo, Cundo tenemos razones que nos permitan construirun

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  • argumento formalmente vlido y con premisas conocidas (y, por ende, verdaderas)?Eso es precisamente lo que no podemos determinar a priari. Parecera que algo asfpuede lograrse soto que despus, esto es, para confirmar que realmente sabamosalgo* pero no cuando estamos aventurndonos a decir que sabemos afgo y ofreciendonuestras razones. Si nuestro problema es con saber o conocer algo, lu solucin no puedederivarse de "saber que se sabe" o traspasarse a ese otro plano. Por [o tanto, tambin estarespuesta deja intacta la posicin de Geilier.

    Se ha sugerido que la justificacin de la creencia en cuestin tiene que ser decarcter causal. En mi opinin, esto es una propuesta por completo mal encaminada.Primero, la nocin de causalidad es usada de manera tan vaga que o bien es suma*mente laxa, de manera que no sirve para nada puesto que todo estara causalmenteconectado con todo, o bien es sumamente estrecha, con lo cual restringe indebida-mente nuestro horizonte cognitivo. Y, en segundo lugar, estamos en presencia de unaconfusin de gnesis con justificacin de creencias. Se tratarte dos rdenes diferentesque no tienen por qu coincidir y que a menudo no lo hacen (o que rara vez lo hacen).Es sumamente sospechoso traer a colacin consideraciones de carcter causal cuandolo que est en juego es la justificacin de creencias ode proposiciones. Nadie exami-na las cadenas causales o las respectivos gnesis de sus creencias e inferencias paideterminar si sabe algo o no. Esta forma de salvar la concepcin clsica, por consi-guiente, no parece cumplir con la misin para Ja cual fue articulada.

    Una ltima forma de defender la "concepcin tripartita'1 desde el punto de vistade la justificacin es aquella segn la cual la justificacin debe serta! que no slo lacreencia en cuestin est debidamente justificada, sino que tas razones que se ofrecenen su favor tambin lo estn, 1 problema con esto salta a la vista y es que de inmediatocaemos en un regreso al infinito; vamos a necesitar justificaciones, justificacionespara las justificaciones Justificaciones para las justificaciones de las justificaciones yas ad infinitum. Si esla es la condicin para "saber1" algo, es claro que no podremosnunca decir de nadie que sabe nada.

    Consideremos ahora rpidamente la clase de respuestas que se ofrecen en contra delos contra-ejemplos de tipo Gettierdesde la perspectiva del razonamiento o la inferan*ca. A primera vista, no hay ms que dos cosas que se puedan exigir: que las premisasagdR verdaderas y que lu inferencia sea vlida. Considermoslas en ese orden.

    La primera objecin es que si nuestra creencia se deriva de premisas falsas, enton-ces no podremos decir que sabemos o conocemos algo y que eso es lo que pasa en loscontra-cjcmplos. Aparentemente esta respuesta a Gctticr est bien, pero en el fondoes debatible y suscita dudas de otra naturaleza. La dificultad radica en que a menudode hecho operamos con proposiciones infectadas de vaguedad y a las que no podemoscon certeza adscribirles un valor de verdad. En principio, las proposiciones son verda-deras o falsas, pero en el momento en que razonamos y actuamos su valorde verdad es

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  • el de "ms o menos verdadero" o "maso menos falso". Nadie, por ejemplo, ta la horaexacta, si es que tal cosa existe, o la ubicacin precisa de donde se encuentra; sinuestro razonamiento versa sobre los catados anmicos de alguien (estar triste, depri-mido, alegre, ele,), estaremos movindonos en lo que podramos ver como una franjagraduada; si hablamos de colores, sabores, olores, sonidos y, en general, de sensaciones,hablamos de cosas que no tienen u na determinad un matemtica etc., por loque nues-tras proposiciones al respecto no pueden ser simpliciter "verdaderas o falsas". As. sila propuesta es que dispongamos con toda seguridad de proposiciones verdaderas, larespuesta es que como modelo o paradigma es aceptable slo que, para dar cuenta decmo operamos los hablantes normales, no sirve. O sea, ta condicin que se imponepara salirle al paso a Gettier es tan fuerte que resulta contraproducente: tendramosque dejar por completo de hablar de verdad y falsedad y, por ende, de conocimiento.Por otra pane Ja exigencia mencionada tambin tos hace caer en un regreso al infinito:es porque se sabe que una proposicin es verdadera que se le puede considerar comopremisa para el razonamiento. Pero si necesitamos saber que nuestras premisas sonverdadera* para poder saber que nuestra conclusin lo es. estaremos traspasando elproblema a una fase anterior y este proceso no tiene fin. Una vez ms. en tos esfuerzospor contrarrestar los contra-ejemplos de tipo Gener se pasa el problema del plano delsaber o conocer al de saber que se sabe o saber que se conoce y esto no parece repre-sentar ningn avance real.

    En lo que al razonamiento atae podra sostenerse que la creencia inferida tieneque serlo por medio de razonamientos lgicamente correctos. Una vez ms, esto suenabien, solo que oculta una cierta asimetra. Adelantando resultados sobre los que abunda-remos ms abajo, podemos sealar que es dependiendo de si hablamos en presente oen pasado que la propuesta ser adecuada o inadecuada. Si sencillamente confirma-mos que alguien saba que p, entonces p debe ser la conclusin de un razonamientovlido, en unto que si simplemente afirmamos que sabemos que p y ello todava no seconfirma, entonces p no est implicada por nuestra justificacin. Y aqu est la clavepara entender Lo absurdo de la problemtica: el error de Gettier y de quienes debatencon l consiste en pretender imponer un concepto de justificacin que vafe en cierto con-texto lingstico y no en otro. Tanto Gettier como sus opositores aceptan una nocinimpropia de justificacin: el primero seala que no hay tal justificacin y los segundossostienen que s se cumplen tales o cuales condiciones, entonces s tendramos la jus-tificacin anhelada. Ambos estn mal. Espero que el punto se aclare en la siguiente seccin.

    Como puede apreciarse, los intentos ms conocidas por dar cuenta de los conia-^iL'ni-pl^ para deoste modo salvaguardar aconcepcin cIlMcaotrirMrtitadel conociniicjuirson un autntico fracaso. Es muy impoitante, sin embargo, entender por qu: loque su-cede es que estn implcitas las mismas presuposiciones errneas que en los contra-ejem-plos: una concepcin puramente formal del conocimiento, una idea semi-absurda de

  • justificacin al recurrir nociones irrelevantes como las de causalidad o induccin yun desconocimiento de reglas de usos comunes de "conocer1 y "saber*. Sobre basesasf, lo nico que se logra es eternizar ladiscusin. Una vez ms, el enfoque filosficotradicional revela no engendrar ms que confusiones sin fin. Bs, pues, el momentode darle la oportunidad al enfoque gramatical tratando, al contrastarlo con el anterior, deresallar su superioridad aclaratoria.

    VII) 7 enfoque gramatical

    En una de las primeras secciones de Sobre la Cenca, que es como sabemos el libroen el que Witlgensiein efecta anlisis gramaticales de Las nociones epistemolgicasfundamentales ("creer", "dudar'', "certeza", "razones", "conocimiento11, etc.). se noshace el siguiente recordatorio, aparentemente inocuo o trivial pero, en mi opinin,cTucialnicnic relevante; "Siempre se le olvida a uno la expresin 'cre que saba1",*Me propongo tomar este sealamiento, cuya correccin no ha sido nunca cuestionadapor nadie (ni podra serlo), como base para la resolucin de loa enigmas que se den vandel enredo generado por Jos contra-cjcmplos de tipo Geltier a la caracterizacin cl-sica Je! conoc menlo. Es intuitivamente obvio que algo nos debe estar indicando unaexpresin as. Lo que indica es, bsicamente, que hay un uso de tos verbos 'saber1 y'conocer' que de alguna manera permiten o estn asociados con el error. Indican quealguien podra estar plenamente justificado en afirmar algo y por lo tanto en usar elverbo 'saber' y. no obstante, estar equivocado. De hecho, hasta podra decirse queen el fondo eso es todo lo que Gettier muestra, slo que su presentacin es equvoca ylas implicaciones que l extrae o por lo menos insina son falsas o inclusive absurdas(?,#*, no hay conocimiento). En realidad, con el reconocimiento de la legitimidad de laexpresin mencionada tenemos ya un indcode en qu consiste la confusin de Getticr:ste reconoce implcitamente diversos usos de los conceptos de saber y de justificacin,usa uno de ellos en sus ejemplos y luego aplica el otro, es decir exige que valgan lasmismas condiciones de aplicacin para el otro. Lo menos que era de esperarse de untruco as es que generara serios enredos conceptuales. Intentemos exhibir la confusinen cuestin.

    Examinaremos, para empezar, los usos del verbo "saber*. Como bien sabemos ya,'en general los verbos psicolgicos estn regidos por una crucial asimetra (en generalignorada por los filsofos que se ocupan del problema mente/cuerpo), a saber, laasimetra entre la primera y La tercera personas. Dicha asimetra los distingue de otros

    L Wingenuem, tbid., tec. U9 A i-Jt rapla, v e,i.-tncspot i il mi artculo "AspCLlih de b F~t!

  • grupos de verbos. Ahora bien. Lo interesante para nosotras es percatarnos de que noes estala nica asimetra que rige ai verbo 'saber*. En e! caso que nos incumbe hayotra, a la que me gustara denominar 'temporal'. Lo que deseo sostener es que elverbo 'saber* no se emplea ik'l mismo modo, es decir, no est sometido a las mismascondiciones de aplicacin, en presente y en pasado. Las diferencias, como veremos,son no slo obviase incuestionables, sino relevantes y decisivas para nuestro enigma.

    Consideremos primero rpidamente expresiones como 'yo ya saba quep1, 'l sfsupo que pT o 'ella sf saba que p*. Para qu nos sirven expresiones como esas, esdecir, para qu Jas empleamos? Qu se persigue al utilizarlas? Es claro que en casosasf toqese indica es que no hay nada incierto, nada qu discutir, puesto que yasetuvo xito: l saba que p puesto que el desenlace de su accin en concordancia con pfue afortunado, es decir logr u obtuvo lo que buscaba. Usar 'saber1 en pasado o encoprettrito, por lo tanto, excluye la posibilidad de error, quien saba algo no pudohaberse o estar equivocado, puesto que ya se demostr que tena razn. Es lgica yconceptual mente imposible que quien efectivamente sabfaalgo estuviera equivocado.En este sentido, es obvio que el conocimiento acarrea certeza.

    Contrastemos ahora esio con lo que indica el verbo 'saber* en presente, esto es, enexpresiones como 'yo s quep1 o *i sabe que p\ Me parece que entre los diversosrasgos de su uso que podemos enumerar encontramos los siguientes:

    a) el hablante ofrece garantas de que se puede actuar de conformidad con pb) el habame hace una promesa de xito en concordancia conpc) el hablante se compromete con la verdad de ptil el hablante exige que se le tenga confianza al afirmar que p

    Estos rasgos de "saber'1 en presente explican la utilidad de 'cre que saba'. Porello, en el fondo decirle a alguien que aseguraba saber quep Tu no sabas que p1 esen realidad hacerle un reproche, porque la confianza que en el hablante se deposit alasegurar l que saba fue defraudada. Por eso, si por alguna razn p resultara ser falsa,lo que el hablante comprometido con p tendra que hacer sera ofrecer disculpas.Todo esto es lo que pone de manifiesto el enfoque praxiolgico de "saber" at permi-timos detectar la asimetra temporal mencionada ms arriba,

    Algo similar ocurre con la nocin de justificacin, la cual (huelga decirlo) estntimamente ligada a Ja de saber, es decir, opera en conjuncin con ella. Pero lo im-portante es notar que una cosa es usar la justificacin para explicar el xito ya alcan-zado y fundado en