Suplemento Universitario SEPTIEMBRE 2015

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Guatemala, 29 de septiembre de 2015, Suplemento Especial de Diario La Hora ¿Qué mensajes nos dejaron las elecciones recién pasadas?

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Suplemento Universitario SEPTIEMBRE 2015

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Guatemala, 29 de septiembre de 2015, Suplemento Especial de Diario La Hora

¿Qué mensajes nos dejaron las eleccionesrecién pasadas?

Astrid Idalia Lima CastilloUniversidad Rafael Landívar [email protected]

Abner Cottóm PeñaUniversidad de San Carlos Filosofí[email protected]

Regina SolísUniversidad del Valle Antropología e [email protected]

Ignacio Fernando GraziosoUniversidad Rafael Landívar [email protected]

María José MejíaUniversidad Rafael Landívar Administración de [email protected]

Carlos Oswaldo Andrade P. Universidad de San Carlos Relaciones [email protected]

Ana Cristina Barbier F. Universidad del Istmo [email protected]

Nery ChucuyUniversidad Francisco Marroquín Maestría en Ciencias [email protected]

Iván Ernesto CúUniversidad de San Carlos Relaciones [email protected]

Para decirlo en buen chapín, todo lo que se hizo desde me-diados de abril, cuando se destapó el escándalo de corrupción conocido como La Línea y continuado luego con casos como el del IGSS y las hemodiálisis, el del bufete de la impunidad, el de Chico Dólar y su influyente vicepresidenciable, terminando con los jueces que ahora están siendo juzgados, no pasó de ser un puro chapuz.

Y es que todo eso sirvió para poner en evidencia hasta dónde nos ha llegado a hundir la corrupción; nadie, ni el más ingenuo o tonto, puede suponer que eso era TODA la corrupción puesto que se trata de casos emblemáticos, pero así como esos hay en todas las dependencias públicas y no alcanzaría el recurso de la CICIG ni del MP para darle caza a todos los ladrones.

Pero en vez de atacar al sistema, que es el que alienta la exis-tencia de la corrupción, nos centramos en Pérez Molina, Baldetti y Baldizón, como si ellos fueran los únicos corruptos del país. Se reeligió a los alcaldes sinvergüenzas que manejan fideicomisos como si fueran su patrimonio, a los diputados que cobran por voto y además se asignan obras para seguir robando y, como guinda del pastel, se puso al país en una terrible encrucijada tras dizque sanear el ambiente para la segunda vuelta.

Literalmente hablando, somos un pueblo chapucero, incapaz de hacer un trabajo bien hecho y que se conforma con que las cosas medio funcionen, característica de cualquier chapuz. No nos interesa cambiar al sistema sino simplemente nos llegamos a sentir cuasi héroes por haber sacado del poder a Baldetti y Pérez Molina, no obstante que fue la CICIG la que se encargó realmente de sentarlos frente a la justicia. El pueblo se aplau-dió a sí mismo porque marginó a Baldizón, hasta que pasada la goma se ha dado cuenta que se metió la daga porque salió de las brasas para caer en las llamas.

El mecánico chapucero es el que le pone un tornillito al carro para que siga caminando aunque esté sabido que en pocos días volverá a fallar. Un pueblo chapucero es el que cree que su voto cuenta, que realmente en las elecciones dio una lección al mun-do, aunque ahora sepa que nada cambió, que tendremos otro gobierno corrupto, otro Congreso corrupto y seguiremos con los mismos alcaldes ladrones.

Dejemos de ser chapuceros. Arreglemos este país de una vez por todas y a fondo. NO MÁS LADRONES quiere decir cambiar la forma en que elegimos y la responsabilidad de cada quien. Hasta hoy, no hemos pasado del chapucito.

Que no quede en chapuz

Página 2/Diario La Hora/Guatemala, 29 de septiembre de 2015

Editorial

PARTICIPANTES DEL 22º SUPLEMENTO UNIVERSITARIO DEL DIARIO LA HORA

INVITACIÓNSi el amable lector es estudiante universitario, de sexo masculino o femenino, cursando los últimos años de su carrera profesional en cualquier universidad del país (preferiblemente de derecho, humanidades, ingeniería, economía, pedagogía, mercadeo o ciencias de la comunicación) lo invitamos cordialmente a participar como columnista de este suplemento que mensualmente se publica inserto en una de nuestras ediciones del Diario La Hora. Los interesados pueden enviar su solicitud acompañada de currículum vitae y fotografìa reciente al correo electrónico [email protected]

La Hora / Suplemento Universitario / Guatemala, 29 de septiembre de 2015, Página 3

Los mensajes que puedo interpretar de las elecciones recién pasadas depen-den de la vivencia concreta que obtuve como observador electoral en casos de racismo y discriminación, y como ciu-dadano que ejerció su derecho al voto. La participación directa de casi un día entero en un centro de votación y sus alrededores, me llevaron a repensar el análisis sociopolítico como algo que debe originarse desde nuestras subjeti-vidades y que al compartirlas se convier-ten en intersubjetivas. El filósofo francés Jean Paul Sartre en su libro “El Existen-cialismo es un Humanismo”, define la intersubjetividad desde la condición de que “Para obtener una verdad cualquie-ra sobre mí, es necesario que pase por otro. El otro es indispensable a mi exis-tencia tanto como el conocimiento que tengo de mí mismo. En estas condicio-nes el descubrimiento de mi intimidad me descubre al mismo tiempo el otro, como una libertad colocada frente a mí, que no piensa y que no quiere sino por o contra mí. Así descubrimos un mundo que llamaremos la intersubjetividad, y en este mundo el hombre decide lo que es y lo que son los otros”. Pude obser-var que, efectivamente, existe un gran aparato organizativo que mueve a una gran cantidad de personas el día de las elecciones, desde las juntas receptoras de votos, los fiscales de partidos polí-ticos y sus dirigentes, los voluntarios y

servidores del TSE, observadores elec-torales, vendedores, agentes de la PNC y población en general. Pude observar que los fiscales fueron visitados varias veces durante la jornada. Interpreto que por supervisión y alimentación. La parti-cipación de personas indígenas fue casi nula y no existieron, desde la apertura hasta el cierre, las herramientas para po-der comunicarse en algún idioma de las comunidades lingüísticas de los pueblos originarios. Participaron muchas madres con bebés en brazos y niños, pero tam-bién pude observar a algunos padres de familia en la misma condición. No hubo movilización de algún grupo de perso-nas por partidos políticos u otros grupos. El papel de la PNC fue bastante indife-rente pues se limitaban a platicar en se-micírculo sin prestar atención a la gran cantidad de personas que circulaba. El ambiente de muchas ventas de comida afuera del centro de votación, al parecer fue lo único que le dio el toque de fiesta cívica a la actividad democrática. Afuera de la escuela que funcionó como centro de votación, unas campanas sonaban desde una pequeña iglesia, mientras se repartían folletos de contenido religioso a las personas que llegaban o se iban. Me percaté de dos incidentes, el primero con una señora que de manera suma-mente furiosa lanzó el crayón sobre la mesa de la JRV diciendo que ya no iba a votar aduciendo que ellos habían visto

sus papeletas y el segundo, con dos personas particulares que al pare-cer incitaban a votar por un partido po-lítico específico. La verdadera sorpresa fue el conteo de votos. Fue sorprendente que el partido con más inversión ilegal en campaña electoral no fuera el gana-dor vice y presidencial, o pasara siquiera a segunda vuelta. Esto si fue un mensaje claro, no le tocaba (incluso una papeleta decía eso, un voto nulo). Los votos a di-putaciones y alcandía capitalina dejaron el mismo mensaje, que deseamos con-tinuar con lo mismo, nos agrada poco el cambio. Pero, ¿qué puedo interpretar de aproximadamente 17 partidos polí-ticos diferentes? ¿qué mensajes pintan todos estos hechos y símbolos?¿qué puedo decir del comportamiento de la población? Pues que de manera urgente y efectiva necesitamos los valores mora-les que nos lleven a observar, conocer y pensar en “los otros”, pues lo adecuado o inadecuado que sucedió en estas elec-ciones dependió de la apertura hacia la población que históricamente continua en mayor riesgo. Los retos para todos los plazos dependen de esa crucial apertura moral.

Sorpresas, alivio, interrogantes y mucha espe-ranza. Lo anterior, a mi parecer, son algunas de las emociones que nos dejaron los comicios celebrados el pasado 6 de septiembre en Guatemala.

Sin lugar a dudas fue un día histórico, pues tendremos la oportunidad de contar a nuestras generaciones que vivimos el día que Guatemala, aún harta de escándalos en el gobier-no y con una moral por los suelos por todo el escenario político, ejerció su derecho de elegir a los futuros gober-nantes de la nación.

El mensaje que dejaron las pasadas elecciones es claro y conci-so y le resumo en tres palabras: Ya no más. Guatemala, a través del poder más grande que tiene el cual no es el Ejecutivo, ni el Legis-lativo ni el Judicial sino su pueblo, salió a las calles a demostrar en el mes de la Independencia, que queremos seguir siendo libres y soberanos y que, como pueblo, nos merecemos un futuro mejor.

Ahora la realidad, pues pasaron los primeros comicios, pero aún quedan varios retos por delante. Entre ellos la rutinaria segunda vuelta. Debe instarse a la población a votar, pero más que todo instar a las personas a razonar su voto, a dar un voto inteligente, no uno por odio o rencor. Para ello, debemos conocer los planes de gobierno, que si bien en la primera vuelta fueron más de una dece-na, ahora debemos comparar únicamente dos. Conociendo estos planes sabremos qué escenario nos prometen los candidatos para después hacer un comparativo de sus logros y desaciertos. Tenga-mos argumentos para defendernos si los candidatos no cumplen lo que le prometen al pueblo, pero sobre todo, tengamos argumentos para defender al país si una vez en el poder, los candidatos quieren aprovecharse de él.

Una vez terminada la segunda vuelta electoral, existirán metas necesarias para los guatemaltecos. Me permito resumir algunas de las metas más importantes que, como guatemaltecos, debemos trazarnos desde ya y las cuales son fiscalizar y amar a nuestro país.

En orden de cumplir la primera, es necesario que fiscalicemos a nuestros futuros gobernantes. El pueblo de Guatemala ha dejado claro en los últimos meses que el conformismo y la indiferencia del quehacer en la administración pública quedó atrás. Le hemos de-mostrado al mundo entero que frases como “de todas formas todos roban” o “igual no les van a hacer nada” quedaron en el pasado, porque nuestra dignidad como nación es más grande que cual-quier conformismo del sistema. Como pueblo, hemos demostrado que ya no toleramos más corrupción, favores políticos y saqueo a nuestro país. Le hemos demostrado al mundo que ningún país, por más pequeño que sea, merece eso y que los habitantes no deben soportarlo.

La segunda meta, la más importante, amar a Guatemala. De-bemos dejar de pensar que lo que pasa en el país no nos incumbe, o que son noticias ajenas a nosotros. Así como buscamos siempre el éxito propio o de nuestra familia, busquemos el éxito de nuestro país. Aboguemos y participemos en un país más ordenado, donde se cumplan las leyes y deleguemos el poder en personas que cum-plan con estándares. Como guatemaltecos con esperanza de un futuro mejor, comencemos desde estas elecciones presidenciales, a sembrar una nueva primavera.

Pensamos en salir a las calles, tomar los Centros de Votación y quemar algunas ur-nas. Este proceso electoral no nos satisfacía. La renuncia de la exvicepresidente Roxana Baldetti, del expresidente Otto Pérez Molina, el proceso legal iniciado en contra de más de doce candidatos a cargos públicos, y la falta de opciones partidistas de calidad, son algu-nos de los hechos que fundamentan las con-diciones de zozobra bajo las cuales se llamó al voto. Con todo, el domingo 6 de septiembre los Centros de Votación estaban listos para re-cibir a hombres y mujeres, jóvenes y ancianos.

Los resultados fueron inesperados, prin-cipalmente porque no creo en las encuestas que los medios tradicionales se empeñan en publicar días antes de las elecciones. Un Jimmy Morales a la cabeza, seguido de Sandra Torres. ¿Qué pasó con Baldizón? Este proceso electoral demostró que, a pesar de sus vicios, se superó el patrón que desde las elecciones de 1995 (ganadas por, ahora enquistado, Álvaro Arzú y en segundo lugar Portillo) venía golpeando la espalda de los/as guatemaltecos/as: quien ocupaba el se-gundo lugar en las votaciones, tenía su lugar prácticamente asegurado como ganador en el siguiente proceso electoral. Más de veinte semanas consecutivas de tomar las calles y gritar consignas cortas, pero profundas, calaron en el imaginario colectivo. No, no le

tocaba a Manuel. Ahora bien, también se hizo evidente que

la información (cuando a duras penas se logra acceder a ella) sobre los financistas y apoyo organizativo de los diferentes partidos llega a un sector reducido de la población. Está cla-ramente comprobado que los militares vete-ranos de Avemilgua están acompañando téc-nica y económicamente al candidato de FCN Nación; militares retirados que estuvieron en puestos de dirigencia durante el Conflicto Ar-mado Interno. Él, Jimmy Morales, pesó por su perfil clase medianero, “apolítico” y sonriente. Esa personalidad e historia con la que el/la guatemalteca común se puede identificar. Morales fue el voto de la crisis: ante la falta de opciones se elige al único que se conoce.

El proceso de votaciones nacionales de 2015 nos recordó que el slogan de “en estas condiciones no queremos elecciones” era la exigencia de únicamente un sector de élite de la sociedad civil, urbana y rural. La población en general valora su voto, es una ventana de participación política que se abre una vez cada cuatro años y las personas, con esperan-za, siguen acudiendo a las urnas. Se tuvo un 71% de participación en las elecciones, supe-rando la participación de las últimas tres elec-ciones, reflejando la necesidad de espacios de participación democrática. Es lamentable que sigamos bajo un esquema de democra-

cia electoral, de fachada, pero ha sido la limitada forma de expre-sión política que hemos tenido por décadas.

Con los resultados para la segunda vuelta, un “Sandra vs. Jimmy”, se evidencia una vez más la polarización ideológica que sigue acechando a la población guatemal-teca, principalmente en los cascos urbanos. Esta realidad impacta en los procesos de articulación entre diversos sectores, en las posibilidades de movilizaciones masivas y representa un reto para la continuidad de las distintas organizaciones civiles surgidas en este 2015. Continúa siendo complicado en-contrar puntos de encuentro que trasciendan el tema de la corrupción, porque las reformas de fondo, la reestructuración de un aparato estatal cooptado por intereses de los grupos dominantes, la recuperación de la memoria histórica desde una mirada de reconciliación, estos son los temas que dividen y que los resultados electorales ponen de manifiesto. Es decir, que nuestro horizonte político como movimiento social ciudadano es tan corto como las semanas entre una y otra vuelta electoral. Más que una frustración, es una llamada de alerta.

Universidad de San Carlos

Abner Cottóm PeñA

AStrid LimA CAStiLLo

Universidad Rafael Landívar

Elecciones, metas y un futuro prometedor

Interpretación intersubjetiva

Nuestras urnas y sus lecciones

Página 4/Diario La Hora/Guatemala, 29 de septiembre de 2015

reGinA SoLÍS

Universidad del Valle

La Hora / Suplemento Universitario / Guatemala, 29 de septiembre de 2015, Página 5

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Estas elecciones arrojaron resultados in-creíbles. No me refiero a increíblemente buenos, pero sin duda increíbles. Desde que tengo memoria, las elecciones ge-nerales a presidente y vicepresidente siempre han sido francamente previ-sibles. El candidato presidenciable que queda en segundo lugar en unas elecciones, se vuelve a lanzar en cuatro años y alcanza la presidencia en segunda vuelta. Además, ha habido una alter-nabilidad entre partidos que se identifican de izquierda y de-recha, aunque está de más decir que las tendencias ideológicas de estos partidos son puramente nominales y no responden a verdaderas convicciones. Este patrón de sucesiones de candida-tos ha sucedido ininterrumpidamente en los casos de Alfonso Portillo (quien sucedió a Arzú), Óscar Berger, Álvaro Colom, y Pérez Molina. Todos ellos han sido electos presidentes después de haber sido vencidos en la elección anterior por el candidato que los precedió como presidente.

Este patrón es tan obvio que parecía ser la fórmula mágica para ser presidente en Guatemala. Si se invierte lo suficiente para quedar en segundo puesto, el destino te aseguraba ser electo cuatro años después. La interrupción de este patrón, es para mí, en sí mismo, un gran logro. Es un logro, por un lado, porque ya no “le toca” a nadie. La ciudadanía es más prudente y no se deja llevar por la idea de que el segundo lugar en la elección pasada, ahora merece ser el primero solo porque sí. Y, por otro lado, es un logro porque ya ninguna cantidad de dinero logra un resultado. Dinero no es igual a poder. No apoyo a Mo-rales, pero creo que merece crédito haber quedado en primer lugar, con la poca cantidad de recursos invertidos en su campa-ña electoral. Es un logro de Morales, y también de la población.

Todo parecía indicar que esta secuencia iba a repetirse en el caso de Manuel Baldizón. Pero la coyuntura y la ciudadanía re-virtieron ese patrón, e incluso lo arrojaron fuera del balotaje del 25 de octubre.

El mensaje claro que los resultados arrojan es que las reglas en la política cambiaron. Al menos por ahora, y ojalá que para siempre. Los políticos deben ser mucho más cuidadosos con los mensajes que dan a la población. Ya no pueden esperar comprar a la población con la misma facilidad con que lo hacían antes. Ya no pueden esperar quedar electos solo porque hace cuatro años quedaron en segundo lugar. Ya no pueden dar por asegurada la victoria. Estos increíbles resultados seguramente coincidieron con la convulsión política que sacude al país. Sin embargo, son igualmente valiosos.

No me inspiran mucha confianza ninguno de los dos candi-datos. El 25 de octubre tendré que inclinarme por uno de ellos y votar. Pero lo que sí me inspira esperanza es la creación de nuevas reglas en política y el rompimiento de patrones antiguos que no han hecho más que ofrecernos políticos que resulta-ron inefectivos. La existencia de estas nuevas reglas me hace suponer que el nuevo gobierno tampoco podrá sentirse seguro y confiado de actuar a su antojo porque la población le tendrá supervisado muy de cerca, como debe de ser.

¡Qué maravillosos los guatemaltecos que nos hemos levantado para cambiar a nuestro país! Cuánto hemos dicho que nuestro país nos necesita, y hoy vuelvo la vista a unos meses atrás y no veo más que chapines enardecidos por lograr el cambio que Guatemala requiere.

El proceso electoral recién pasado es una muestra de la participación activa de millones de ciudadanos guatemalte-cos que confían en que el proceso demo-crático para la elección de los nuevos go-bernantes de nuestro país es la forma de empoderar al pueblo para tomar una de-cisión de gran envergadura. Democracia, según la Real Academia Española, es la doctrina política favorable a la interven-ción del pueblo en el gobierno. La defi-nición previamente establecida se aplica a la realidad que vive Guatemala hoy, ya que en la actualidad, los guatemaltecos estamos mucho más interesados en todo lo concerniente a la política de nuestro país. El interés del pueblo despertó gra-cias a los acontecimientos de corrupción que fueron descubiertos entre los que ostentaban el más alto poder en el país. Esto nos dio la pauta para poder salir pacíficamente a las calles a manifestar

nuestro descontento. A pesar de todo lo acontecido cinco

meses antes de las elecciones generales de Guatemala, estas se llevaron a cabo de una manera que muchos no esperába-mos. Los guatemaltecos estuvimos más al tanto y con la vista puesta en denunciar delitos electorales que pudieran entor-pecer esta fiesta cívica. Además, con la facilidad de las redes sociales, tuvimos al alcance de la mano el poder realizar una llamada o compartir fotografías de todo lo que sucedía en los distintos centros de votación. Asimismo, durante horas de la noche con, la ya acostumbrada, facilidad de ver por televisión la transmisión del cómputo de los resultados, nos mantuvo despiertos y expectantes ante los des-concertantes resultados, que a todos nos tomaron por sorpresa. Lastimosamente, en algunos puntos de nuestro país, el proceso electoral tuvo contratiempos y problemas por la quema de urnas y en-frentamientos entre pobladores. Afortu-nadamente, estos hechos no se tornaron más violentos.

Después de manifestar en la Plaza de la Constitución, el voto fue la mejor ma-nera de demostrar nuestro compromiso

hacia nuestro país y ha sido la forma de reforzar nues-tras ansias y deseos de lograr un país distinto. Así como ahora estaremos pendien- tes de lo que suceda en cuanto a los elegidos para llevar la batuta del país, hemos de considerar qué para poder opinar, debemos estar igualmente informados acerca de lo que sucede en Guatemala, ya que el aventurarnos a opinar sin co-nocer con detalle y conciencia acerca del tema, podemos llegar a ocasionar malos entendidos.

El compromiso cívico que hemos adquirido con nuestro país, al haber sido parte de las Elecciones Generales 2015, nos compromete también a se-guir siendo buenos ciudadanos, quie-nes con nuestro trabajo diario, buenas actitudes, y el ejemplo, predicamos las acciones buenas, correctas y del día a día, que harán de Guatemala el país que todos soñamos, deseamos y trabajamos por conseguir.

Relaciones InternacionalesDerivado de la coyuntura que vi-

vió Guatemala desde el mes de abril a causa de los casos de corrupción que se dieron a conocer, se tenía un panorama sombrío y poco motivador para llevarse a cabo las elecciones de nuevas auto-ridades gubernamentales, el número elevado de electores que mostraba su descontento daba la impresión de que los comicios gozarían de poca partici-pación ciudadana o el abstencionismo y voto nulo serían los que dominarían los resultados.

A pesar de que en el Congreso, sien-do cómplices apáticos al clamor popu-lar, las bancadas mayoritarias de rojos y naranjas (alianza perversa y dañina políticamente para el país) no dieron importancia ni seriedad a la petición de una reforma objetiva a la Ley Electoral, que tenía como fin sanear el sistema para hacer las elecciones más legíti-mas y derrumbar un modelo viciado y desgastado por los propios partidos electoreros.

La población mostró civismo y cum-plió con el artículo 136 inciso b de la Carta Magna, a pesar de algunos in-cidentes, en la mayoría de lugares en

donde hubo centros de votación los ciu-dadanos se acercaron pacíficamente a elegir a sus representantes. Otro factor muy importante que se dio fue la par-ticipación de voluntarios observadores de distintas instituciones y universida-des lo que denota un compromiso por parte de los ciudadanos en dar acompa-ñamiento y ser garantes de este ejerci-cio, papel que nos corresponde asumir como guatemaltecos y guatemaltecas para seguir construyendo democracia. Desde mi perspectiva el mensaje que dejan estas elecciones es que los gua-temaltecos y guatemaltecas debemos seguir asumiendo responsabilidad ciudadana, dar acompañamiento a los ejercicios democráticos, seguir infor-mándonos y concientizarnos acerca del sistema político que nos rige. Demos-trar que queremos cambiar el status quo, alzar la voz y presionar organiza-damente a los entes rectores guberna-mentales que el modelo político actual está agotado y que necesitamos urgen-temente que se oxigene el sistema con nuevas reglas y reformas a leyes de vital importancia.

Los retos a corto plazo a nivel elec-ciones es que de parte de candidatos se

respete la ley y que los ciuda-danos cuan-do voten en esta segunda vuelta electo-ral, su voto sea más consciente políticamente y que no nos dejemos llevar por pasiones elec-toreras, es necesario informarse de los planes de gobierno de los dos conten-dientes presidenciales y elegir para que Guatemala afronte de mejor manera los problemas sociopolíticos, económi-cos, de salud y educación.

Hago un llamado a las nuevas au-toridades electas, su deber es servir no servirse, es trabajar por el bien común y no obedecer a intereses par-ticulares, los guatemaltecos y gua-temaltecas se están reconfigurando políticamente y los jóvenes empiezan a participar activamente, porque el miedo a la represión ya pasó, es un nuevo despertar democrático con el fin común de tener una Guatemala libre, democrática, inclusiva, equita-tiva, con servidores probos y dignos. No más de lo mismo.

CArLoS oSwALdo AndrAde P.

Universidad de San Carlos

Elecciones increíbles

El país que todos soñamos

Un acto de civismo

mArÍA JoSé meJÍA Hernández

Universidad Rafael Landívar iGnACio FernAndo GrAzioSoUniversidad Rafael Landívar

Página 6/Diario La Hora/Guatemala, 29 de septiembre de 2015

AnA CriStinA bArbier FiGUeroA

Universidad del Istmo iván erneSto Cú eStrAdA

Universidad de San Carlos

“Sí es una revolución, date cuenta”, me dijo mi amigo a cuatro días de las elecciones. ¿Será que esto es el ini-cio de una revolución? Las encuestas nos dicen otra cosa. Y es que al ver los resultados que las elecciones ha-bían dejado, nos muestra otra cosa. Primero, es evidente que Guatemala tie-ne realidades diferentes y que las asimetrías sociales son similares a las de hace 50 años. La capital es el centro económico del país y esto es aprovechado por los políticos tradicionales que ofrecen desarrollo en el interior de la república a través de alimentar la mente del votante con promesas que no van a cumplir, pero por un momento, al emitir su voto, les da una esperanza de que algo pueda ser distinto en Guatemala. Además las elecciones nos de-muestran que estamos lejos de tener una incidencia crítica en el sistema político. Es manifiesto que somos personas emocionales y pocas veces actuamos de forma analítica ha-cia nuestras situaciones; y se ve que mucha de la gente que salió a manifestar estaba verdaderamente indignada, pero estaría examinando su voto conscientemente. Las eleccio-nes nos dicen que el punto era dejar fuera de la segunda vuelta a Baldizón, en vez de, analizar las dos mejores op-ciones para la elección de presidente en la segunda vuelta. Por otra parte, Jimmy ganó las elecciones en la primera vuelta por cuestiones netamente de falacias emocionales: “Los políticos tradicionales son corruptos, Jimmy no es po-lítico, por lo tanto no es corrupto”. Fue tan fácil para una gran mayoría del padrón electoral pensar de esta manera y emitir su voto basados en esta falacia. Pero surge una duda de esta situación, y es ¿Por qué no ganó Juan Gutiérrez, si él tampoco ha sido un político tradicional? Y la respuesta es obvia, él no tuvo un programa de televisión durante varios años en los canales nacionales. Fue simple para el cerebro del votante relacionar todo esto en tres segundos antes de emitir su voto y con esto creer que Guatemala estaría mejor en manos de alguien que representa todo lo contrario a la política partidista tradicional.

Por otra parte fue una gran victoria para el pueblo que Baldizón no llegara a segundo vuelta, después de todas las faltas a la ley electoral y de partidos políticos no era justo que, sobrepasando el límite presupuestario para campaña, no tuviera mayor sanción por parte del TSE. Lo que éste no puede hacer, lo hizo el pueblo y demostró que hay poder en nuestro voto y que ya no estamos atados a viejas ideas de “le toca”, como antes pensábamos.

Las elecciones nos dejan un sabor agridulce, ya que hubo éxitos y fracasos, sí hemos cambiado algunas cosas pero las sustantivas, es necesario entender que no se cambian con elecciones, sino con decisiones y acciones que emanen del pueblo, suban hacia el gobierno y acate nuestras deman-das. Entonces, ¿es esto una revolución? La respuesta es sencilla: esto tiene de revolución, lo que Sandra tiene de comediante y Jimmy de político.

Es un hecho que las elecciones pa-sadas para muchos fue una sorpresa. A pesar del reproche de la sociedad guatemalteca a la celebración de los comicios electorales, finalmente se dieron. Y así a pesar de las pésimas condiciones en las que se encontra-ba nuestra bella Guatemala, con los dirigentes de mayor jerarquía ejecu-tiva ligados a proceso penal, la po-blación guatemalteca aun así votó! Eso es algo digno de celebrar, digno de admirar! Todos los guatemaltecos habiendo perdido ya toda confianza y credibilidad en nuestro débil y pobre sistema democrático, cumplieron con su deber ciudadano.

Guatemala se levantó con sus ma-nifestaciones, pancartas, protestas en redes sociales y muchas formas más para que el mundo entero se diera cuenta de la corrupción que ataca nuestro país. Pero principalmente se vio esa voz de los guatemaltecos en la gran participación que se obtuvo el pasado 6 de septiembre. Esa partici-

pación por lo menos pudo hacerle ver a varios postulantes a distintos car-gos, que el pueblo habló a través del voto y que está cansado de lo mismo. Lamentablemente es difícil la deci-sión que viene en la segunda vuelta del proceso electoral. La verdad es que esta opinión no va encaminada a apoyar ningún partido político, ya que todos dejan mucho que desear y con tantos rumores por detrás.

Lo cierto es que como guatemal-tecos debemos de seguir en la lucha de este cambio para nuestros hijos, nietos y siguientes generaciones. Para ello es necesario que ejerzamos nues-tro voto consciente por el presidencia-ble que mas nos parezca en cuanto a su plan de gobierno, ideología política y valores morales y éticos. No impor-tando quien sea la persona que llegue a dirigir al país, es muy importante tomar en cuenta que los principales protagonistas de este cambio son los guatemaltecos. Por lo anterior son quienes tienen la libertad de exigir

aquello que les corres-ponde. La v i g i l a n c i a ciudadana es un deber clave de todos los gua-temaltecos para que los poderes del Estado y entes de la administración pública tengan un filtro que evada la corrupción.

En virtud de lo anterior debemos continuar con este sueño de ver una Guatemala justa con un sistema de justicia ciega, en donde no dependa de quien se trate sino del delito come-tido y las responsabilidades que debe de enfrentar. “La injusticia es humana pero más humana es la lucha contra la injusticia” decía el poeta francés Bertolt Brecht. Pensamiento que de-bemos seguir todos para lograr un sis-tema democrático justo y que respete los derechos de todos los guatemalte-cos y no solo de los que tienen en sus manos el poder.

Definitivamente los resultados de la selección de Presidente sor-prendieron a la ciudadanía y aún cuando algunos quieran decir que lo habían ya previsto, hace tan solo un mes el panorama era percibido de manera muy distinta por la so-ciedad civil, tanto así que el deseo de rompimiento de la costumbre se reflejó en las urnas; pero como nos gusta insistir en que todo sale mal y que en nuestro país nada sirve, hoy es muy poco lo que se mencio-na acerca del cambio importante que representa el rompimiento del paradigma que dictaba otorgar al segundo lugar (el perdedor) de los comicios un “cheque prefechado” por la Presidencia.

También es importante mencionar que si bien hubo un cambio de para-digma en la elección de presidente, aún hay que trabajar en un cambio de paradigma en cuanto a la elec-ción y reelección de diputados y al-caldes, que en esta ocasión no pudo lograrse. Hay que seguir trabajando para que se comprenda la importan-cia de tener frenos y contrapesos en el Gobierno para que así el sistema político funcione de manera balan-ceada en búsqueda del bien común.

Con la segunda vuelta ya muy cer-ca, la decisión la tenemos de nuevo fácil: votemos por alguien con un perfil diferente al que hemos teni-do (por lo menos en los últimos 20 años). Hoy mucho se dice sobre la experiencia o equipo de trabajo de los candidatos, pero considerando que los planes que presentan no se cumplen y que en el camino se dan cambios en el gabinete inicial y ade-más cualquier persona puede pres-tarse a la corrupción, la experiencia de uno o de otro tiene poca impor-tancia y tampoco los que lo rodean son una garantía.

Considero que a mediano y largo plazo debemos luchar por aclarar nuestros ideales de Estado. Debemos luchar porque en nuestra cultura se inyecte el concepto de que existen elementos fundamentales para que un Estado funcione y que dichos elementos son anteriores a la im-plementación de un sistema laissez faire o welfare. Estos elementos son: la justicia, la imposición del tributo, el aparato de funcionarios públicos y las fuerzas internas (la policía). Sin esos cuatro elementos funcionando apropiadamente, todo lo que des-canse sobre ellos va a tender al fra-

caso, tal como lo experimen-tamos hoy en nuestro país.

C o n s i d e r o también que es muy im-portante en-tender de una vez por todas que la lucha ya no es de clases, la lucha ya no es entre izquierda y derecha o entre ricos y pobres. Hay que salir de esos discursos radicalistas del siglo pasado. En este nuevo siglo, creo que si vamos a luchar debe ser por igualdad ante la ley y en contra de quienes violen dicha ley, ya sean de izquierda o de derecha, ricos o pobres. Si vamos a dividir-nos en dos bandos, que uno sea el de los que violan la ley y hacen que el país retroceda y el otro sea el de los que buscamos cumplir con la ley y luchamos porque el país mejore. ¿Y quién es el responsa-ble de que se den esos cambios? O mejor cambiemos la pregunta: ¿Qué es primero, un buen Gobier-no para construir un buen pueblo, o un buen pueblo que construya un buen Gobierno?

Sobre revoluciones, elecciones y falacias

Ideales de Estado

No venga a exigir sino va a votar!

Página 7/Diario La Hora/Guatemala, 29 de septiembre de 2015

nery CHUCUy

Universidad Francisco Marroquín

Página 8 / La Hora / Suplemento Universitario / Guatemala, 29 de septiembre de 2015