Suplemento Alóadas

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Nacidos del Hierro

Hierro por dentro

Una nueva misión

Luz en la oscuridad

La forja del capítulo

Una era en las estrellas

Sangre y Ruinas

Organización

Planeta natal

Creencias

Doctrina de combate

Relación con el Imperio

Miembros conocidos

Cronología

Los Alóadas en la batalla

Tácticas del capítulo

Rasgos del señor de la guerra

Cort Vauban (Warhammer 40.000)

Cazadores de Fantasmas (Apocalypse)

Castellano (Warhammer 40.000)

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Nacidos del Hierro Los Alóadas son un misterioso capítulo leal de marines espaciales cuyos orígenes se pierden en la bruma de los milenios. Con una misión oculta y una voluntad implacable de cumplirla, estos marines han avanzado a lo largo de la historia sin perder la influencia de sus raíces, ocultas por la marca inquisitorial del Ordo Malleus. A continuación encontrarás información sobre los orígenes de los Alóadas y cómo han llegado a ser lo que hoy son. Hierro por dentro Los inicios del capítulo se pierden en una época de guerra cruel y traición, una época marcada por el surgimiento de grandes villanos, pero también de héroes que pusieron sus principios ante todo lo demás, renunciando a lo que eran por el bien de aquello en lo que creían. La historia de los Alóadas comienza con la de un herrero de guerra de la cuarta legión, un herrero llamado Barabas Dantioch. Dantioch fue uno de los comandantes más estimados por Perturabo, un ser de un excepcional ingenio y brillantez táctica, cuya habilidad en el arte del asedio y la construcción de fortalezas le valió el mando de la 51ª flota expedicionaria. Como líder de esta flota imperial, Dantioch dirigió a una Gran Compañía de los Guerreros de Hierro contra una migración masiva de los xenos conocidos como Hrud, que estaba azotando la zona imperial conocida como el Estrecho de Vulpa. El ataque de estos xenos al mundo fortaleza de Golghis marcó el inicio de la caída de Dantioch frente a los ojos de su primarca. Los intensos campos entrópicos generados por los alienígenas provocaron un rápido deterioro de todo a su alrededor, convirtiendo la piedra en polvo y envejeciendo la carne y el hueso. Los astartes encargados de la defensa vieron sus cuerpos marchitarse, sus armaduras cubrirse de óxido y sus bólteres quedar inservibles antes de que los xenos atacasen sin piedad. Los pocos supervivientes de la masacre de Golghis lograron evitar este destino a bordo de Stormbirds enviadas para rescatarlos del planeta. Esta migración masiva costó la pérdida de los mundos de Krak Fiorina, Stratopolae y Gholgi, y mientras los pocos supervivientes morían de viejos a su alrededor, un también envejecido Dantioch cuestionó lo acertado de la decisión de Perturabo, que había costado la vida de media Gran Compañía. Esto le costó perder el mando de la 51ª Flota Expedicionaria, y como precio por su presunción se vió relegado a la guarnición de un pequeño planeta en el borde de la galaxia, llamado Damantyne Menor.

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La exposición a los campos entrópicos Hrud habían dejado a Dantioch deteriorado, y tras su exilio de la primera línea de las actuaciones de su legión, decidió no volver a llevar casco. En su lugar el herrero de guerra forjó una máscara con forma del cráneo de hierro de su legión, y lo aplicó al rojo vivo directamente sobre su rostro y su cráneo, fusionándola para siempre. De este modo comenzó su estancia en Damantyne Menor, un planeta inhóspito con una atmósfera turbulenta y plagado de una red de cámaras subterráneas. En el mayor de los nexos enterrados del planeta, Dantioch construyó Schadenhold, una fortaleza que se erigió como una maravilla de la ingeniería militar y la poliorcética. Construida para ser un bastión inexpugnable, la principal característica de Schadenhold era que no se alzaba sobre unos sólidos cimientos construidos en la base de las cavernas, sino que colgaba del techo de la misma, como una pesadilla invertida de muros, baluartes y posiciones artilladas. El tiempo que Dantioch pasó en la guarnición de Schadenhold, junto a un pequeño destacamento de Guerreros de Hierro, recibieron rumores cada vez más insistentes sobre la rebelión del Señor de la Guerra, y esto despertó en Dantioch la sospecha de que la cuarta legión se habría unido a los intereses de Horus. Al cabo de los meses recibieron la visita de la 51ª flota expedicionaria, ahora al mando del herrero de guerra Krendl. Este contingente portaba nuevas órdenes del Primarca para los Guerreros de Hierro apostados en Damantyne Menor, que pasaba a convertirse en un punto de aprovisionamiento para las fuerzas de Perturabo en su avance hacia Terra. En la reunión, Dantioch se negó a aceptar sus nuevas órdenes y se mantuvo leal al Imperio, junto con el resto de sus hombres, por lo que Krendl juró destruir Schadenhold en nombre de Horus y Perturabo. Lo que Krendl no sabía es que un extraño había estado observando desde la sombras la reunión. Escondido tras un sistema de ocultación se encontraba Tauro Nicodemus, tetrarca de Ultramar, enviado por Roboute Guilliman para reclutar al herrero de guerra Dantioch para la causa leal. Guilliman conocía las particulares habilidades de Dantioch, y era consciente de que serían necesarias en el futuro, así que del mismo modo que Horus había explotado el orgullo de Perturabo para atraerlo a su lado, Guilliman esperaba poder explotar esa misma debilidad para atraer a Dantioch a su causa, aprovechándose de la manifiesta mala relación existente entre el herrero y su Primarca. Así pues, cuando las palabras de Krendl confirmaron la información que Nicodemus había trasladado a Dantioch, éste quiso saber qué esperaba Guilliman de él. La misión que el primarca de los Ultramarines les encomendaba no sería sencilla, debían resistir tanto como pudiesen en Schadenhold, con el fin de retrasar el avance de la cuarta Legión hacia Terra. Dantioch dirigió a sus fuerzas contra todo el poder de la 51ª flota expedicionaria y la 14ª Gran Compañía de los Guerreros de Hierro, resistiendo en una épica batalla por cada metro cuadrado de Schadenhold durante 366 días solares. Sin embargo, la resistencia empezó a tocar su fin cuando los traidores desplegaron un titán de clase Imperator para destruir Schadenhold. Sabiendo que el final de la fortaleza estaba cerca, Dantioch puso en marcha lo que llamaría la “solución definitiva a cualquier asedio”. Huyendo nivel a nivel con los defensores leales que restaban, Dantioch accedió a una cámara superior oculta en el techo de la cueva. Esta cámara tenía un doble propósito, en primer lugar permitía accionar una serie de explosivos que destruirían los fundamentos de Schadenhold, y en segundo lugar poseía una baliza de teleportación que les permitiría huir de Damantyne Menor. Tras ejecutar la cadena de explosiones que haría caer Schadenhold sobre el Titán de clase Imperator y la 14ª Gran Compañía llevándolos a la ruina, Dantioch y sus

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compañeros se teletransportaron a la nave insignia de Krendl, la Benthos, tomando el control de la misma y partiendo inmediatamente rumbo a los quinientos mundos de Ultramar, donde las habilidades del herrero de guerra se emplearían para fortificar esta sección del Imperio frente a las legiones traidoras. Una nueva misión Dantioch y sus compañeros lograron llegar a la región de Ultramar justo antes del comienzo de la Batalla de Calth, en la que los pérfidos Portadores de la Palabra atacaron el planeta de Ultramar, ofreciendo un sacrificio de escala planetaria que sirvió a Erebus para convocar la Tormenta de Ruina, una tormenta disforme enorme que sumió todo Ultramar en la oscuridad, dejándolo aislado del resto del Imperio e impidiendo que los Ultramarines pudiesen participar en la batalla por Terra. Esta inmensa tormenta no solamente hizo innavegable la región de Ultramar, sino que hizo invisible la misma la luz del Astronomicón, lo que llevó a pensar a Guilliman que Terra había caído y Horus se alzaba victorioso. Esta idea llevó a Guilliman a promulgar la creación del Imperium Secundus, un sistema de gobierno que agruparía los restos de las fuerzas leales al Imperio para tratar de defender los ideales que promulgaba el Imperio. Dantioch jugaba un papel importante en los planes del Primarca, contribuyendo a construir y defender este inmenso plan de contingencia. Dantioch aceptó el desafío estoicamente y comenzó a hacer lo que mejor sabía, fortificar las defensas físicas de Macragge, así como de otros mundos clave de Ultramar. Sin embargo, Dantioch empezó a ser consciente de que la supervivencia de este nuevo y pequeño Imperio, no dependería tanto de fortificar sus defensas físicas como de garantizar su funcionalidad y su capacidad operativa. Fue entonces cuando Guilliman le reveló los misterios largamente ocultos del planeta Sotha. Este planeta era un cuerpo fronterizo en la región de los quinientos planetas y poseía un clima y un ecosistema comparable a Terra. Los colonos Imperiales que lo descubrieron, hallaron algo increíble bajo el Monte Pharos, el más alto de los picos de las majestuosas cordilleras del planeta. Una misión compuesta de arqueólogos y xenocultistas descubrió un espacio inmenso construido por una especie xenos desconocida. Conocido como el Pharos, el complejo de túneles y cámaras subterráneas había sido excavado en la misma roca por procesos imposibles de explicar. Dantioch invirtió nueve meses solares desentrañando los misterios de Sotha y activando sus secretos más arcaicos, llegando a la misma conclusión que Guilliman, Sotha les ofrecía una forma de imponerse a la furia de la Tormenta de Ruina. Durante la exploración del complejo Pharos, Dantioch y los Ultramarines descubrieron una sala central que llamaron Localización Primaria Alpha, de la que Dantioch pensaba que formaba el centro de todo el mecanismo, y se mostró seguro sobre la función de todo el complejo. El Pharos era parte de un ancestral sistema de navegación interestelar, actuando tanto de baliza como de brújula, permitiendo una

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comunicación instantánea entre distancias inimaginables, y haciendo posible la teletransportación a través de una tecnología de portales. Al contrario que la tecnología basada en la Disformidad, el Pharos no empleaba el Inmaterium, sino que funcionaba a través de un sistema cuántico, movido no por energía psíquica, sino empática. Además, Dantioch creía que existían más estaciones como Pharos diseminadas por la galaxia, y que estaban conectadas entre sí creando una red de caminos navegables entre las estrellas, más que una baliza de localización como el Astronomicón. Además, pensaba que el Pharos podía girarse y ser apuntado a puntos concretos, iluminando su objetivo y haciendo que fuese localizable y empleable como un punto de referencia para la navegación estelar. A pesar de que Guilliman se mostraba reacio a emplear tecnología xenos, la prioridad de mantener Ultramar unido era evidente, así que ordenó a Dantioch que apuntase el Pharos hacia Macragge, haciéndolo visible como un punto de luz tanto en la dimensión física como en el Inmaterium a pesar de los efectos de la Tormenta de Ruina, convirtiendo a la capital de Ultramar en un punto de referencia ante la ausencia del Astronomicón. Luz en la oscuridad De la sombra de la Tormenta de Ruina fueron llegando a Ultramar, poco a poco, los restos de flotillas de guerra y comerciales, naves dañadas, naves solitarias y otros restos del poder militar y logístico del Imperio. Muchas de ellas procedían de los quinientos mundos de Ultramar, y traían a Macragge recursos vitales y materiales necesarios para la reconstrucción del Imperio. Todas las naves traían noticias, fragmentos de conocimiento de la rebelión de Horus, algunas de ellas procedían de la propia legión de Guilliman, perdidas en la Tormenta, procedentes de la Batalla de Calth o de las partidas de castigo contra las naves traidoras que sobrevivieron a la batalla. Otras naves traían miembros de las llamadas Legiones Destrozadas, supervivientes de las legiones de los Manos de Hierro, la Guardia del Cuervo o los Salamandras, víctimas de la Masacre de la zona de desembarco en Istvaan V. Sin embargo, una de las flotas trajo la condenación a Macragge. Cuando la flota expedicionaria al completo de los Ángeles Oscuros llegó a Macragge, trajo con ella un peligroso prisionero, Konrad Curze, primarca de los Amos de la Noche. Curze y algunos de sus hombres habían sido capturados meses antes a bordo de la nave insignia de los Ángeles Oscuros, la Razón Invencible, pero de alguna forma el Acechante Nocturno logró escapar. Al llegar a Macragge, Curze logró llegar a la superficie del planeta para llevar tanto caos y matanzas como pudiese entre la población local. Durante una sesión de comunicación con otros elementos de la flota mediante el uso del Pharos, Dantioch detectó empáticamente la presencia del Acechante Nocturno, e informó rápidamente a las fuerzas de defensa de Macragge de su presencia. Mediante el sistema de comunicación del Pharos, Dantioch pudo detectar a Curze en las sombras y guiar a Guilliman y Lion’el Jonson hacia un enfrentamiento contra él. Cuando el choque se produjo, las fuerzas combinadas de ambos primarcas resultaron no ser suficientes para abatir al Acechante, y viendo cómo este se imponía y ponía en riesgo las vidas de Guilliman y Jonson, Dantioch pudo utilizar el Pharos para teleportarlos fuera de peligro a la Localización Primaris Alpha, salvándoles de una muerte segura.

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La forja del capítulo Tras el fin del Imperium Secundus y la Herejía de Horus, Guilliman promulgó su obra maestra, el Codex Astartes, un compendio de escritos sobre táctica y organización militar que supuso, entre otras cosas, la disgregación de las Legiones en organizaciones más pequeñas conocidas como Capítulos, con el fin de evitar que ningún hombre pudiese llegar a ostentar el poder que había enarbolado Horus. Los momentos de confusión y caos que siguieron a la Tormenta de Ruina, hicierona Guilliman consciente de la dependencia que el Imperio poseía del Astronomicón como sistema de cohesión entre sus dispersos planetas. Aunque le producía sentimientos encontrados, lo cierto es que la evidente utilidad de la tecnología xenos del Pharos en esos momentos de oscuridad podía dar solución al problema que suponía la dependencia del Astronomicón. Si la hipótesis de Dantioch era cierta, habría más sistemas Pharos distribuidos por toda la galaxia, y si el Imperio lograba hacerse con su control podría articular el Imperio en torno a un sistema de navegación más diverso y menos vulnerable a los ataques del Archienemigo. Por ello, Guilliman encomendó su custodia a los Ultramarines, reservando otra misión para Dantioch. Puesto que su ingenio había demostrado ser vital en la activación del mecanismo arcano del Pharos, Guilliman le encomendó la tarea de rastrear la galaxia en busca de dispositivos similares al Pharos que formasen una red interestelar de navegación, comunicación y transporte. Para lograrlo, Guilliman ofreció a Dantioch dotarle de los recursos de un capítulo para cumplir con su tarea, pero el orgullo del herrero de guerra le hizo rechazar en un inicio la misión que le encomendaba el Primarca. Sin embargo, unos años después llegaron a Ultramar las noticias sobre la batalla de la Jaula de Hierro y la ascensión a la demonicidad de Perturabo. Guilliman, sabiendo que podría explotar el odio que el herrero sentía por su Primarca, insistió a Dantioch sobre la necesidad de actuar contra Perturabo, y le ofreció el mando de un capítulo a cambio de que, además de buscar la venganza sobre su Primarca, aceptase la misión de encontrar y activar nuevos dispositivos Pharos a lo largo de la galaxia. Para garantizar que el capítulo no perdiese de vista el objetivo que Guilliman había planeado, asignó a un hombre de su confianza para que hiciese valer los intereses del señor de Ultramar en su seno. Para esta tarea escogió a un Ultramarine que conocía a Dantioch y con quien había desarrollado una buena relación de amistad, su guardia personal y tetrarca de Saramanth, Tauro Nicodemus.

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Dadas las peculiaridades de su objetivo, el capítulo nació con algunas divergencias con respecto al Codex Astartes. Así pues, Dantioch formó un pequeño grupo llamado Curia Regis compuesto por sus antiguos Guerreros de Hierro, con quienes formó una élite técnica que sería la encargada de encontrar y activar los dispositivos Pharos. Nicodemus por su parte se encargó de reclutar a veteranos de distintas legiones llegados a Ultramar a través de la Tormenta de Ruina, para componer el grueso del capítulo. Sin embargo, puesto que el mando del capítulo pertenecía a Dantioch, este quiso hacer que esta amalgama de guerreros aprendiesen a luchar de acuerdo al estilo de su comandante, y para ello elaboró un escrito llamado Tractatum Poliorceticam. El tractatum era un compendio del arte de la construcción y asedio de fortalezas, y todo nuevo miembro del capítulo fue instruido en sus contenidos como parte de su entrenamiento. Así los fundamentos del capítulo habían sido construidos, y Dantioch tuvo que escoger un nombre y heráldica para su capítulo. Partiendo de una antigua leyenda Terrana, en que dos gigantes asediaron el castillo de los dioses arrastrando a uno de ellos hasta el barro, Dantioch decidió llamar a su capítulo los Alóadas, los colores de sus servoarmaduras se pintarían de naranja ardiente y blanco, colores que simbolizaban la reforja del hierro en algo nuevo, y como heráldica escogió una calavera coronada por un engranaje y una corona de laurel, simbolizando los orígenes duales del capítulo. Con su creación sancionada por el propio Guilliman en persona, sus raíces y objetivos sellados bajo el oscuro velo de los agentes del Ordo Malleus, los Alóadas estaban listos para enfrentarse al paso del tiempo y la persecución de sus objetivos.

Una era en las estrellas Sin un planeta al que llamar su hogar, los Alóadas partieron formando una flota junto con elementos del Adeptus Mechanicus y otros elementos de apoyo de la flota imperial, en busca de sus objetivos. Con la Benthos como nave insignia, surcaron la galaxia en busca de planetas que contuviesen dispositivos Pharos, siguiendo cualquier trazo de información que encontraron a su paso. Los siglos de guerra trajeron la muerte de muchos hermanos, incluyendo la de Tauro Nicodemus, pero también llevaron a los Alóadas al descubrimiento del primer planeta con un dispositivo Pharos, un planeta helado llamado Ossa ubicado en los confines al sur galáctico del Segmentum Ultima.

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La atmósfera de Ossa era demasiado hostil como para permitir la vida en su exterior, pero su subsuelo estaba plagado de cámaras y corredores subterráneos, en el centro de los cuales encontraron una sala similar a la Localización Primaria Alpha de Sotha. Los Alóadas desplegaron los recursos de su flota, colonizando y activando el Pharos de Ossa bajo la dirección de Dantioch en escasas semanas. Por deseo del herrero de guerra, el capítulo reclamó Ossa como su planeta natal, y el antiguo guerrero de hierro planificó la construcción de una inmensa fortaleza subterránea a la que llamó Neuenhold. Sin embargo, Dantioch no vería terminar la construcción de su nueva fortaleza, puesto que el deterioro de su salud llegó a un punto crítico, lo que llevó a la Curia Regis a internarle en un complejo campo de estasis en el corazón de Neuenhold para preservar su conocimiento para el futuro. Con la caída de Dantioch y Nicodemus, la Curia Regis nombró nuevo señor del capítulo a Zygmund Tarrasch, palatino del herrero de guerra. Tarrasch dirigió las obras de Neuenhold con una disciplina ejemplar, y definió el futuro del capítulo. Si bien Ossa sería guarnecida por fuerzas de los Alóadas, cada futuro descubrimiento exigiría un esfuerzo de fortificación y defensa al capítulo, y dadas las limitaciones de tamaño impuestas por el Codex Astartes y el hecho de desconocer el número de dispositivos Pharos dispersos por la galaxia, esta exigencia podría ser inasumible para el capítulo. Contando con la ayuda de los Magos Biologis del Adeptus Mechanicus, Tarrasch fundó los Nuevos Hijos, una fuerza de apoyo militar y logística formada por humanos modificados genética y mecánicamente, para encargarse de las tareas de mantenimiento y defensa de la flota y las fortificaciones de los Alóadas. El paso de los milenios ha llevado a los Alóadas a descubrir dos dispositivos Pharos más, ubicados en planetas dispersos por la galaxia. El primero de ellos fue descubierto a medidados del M35 en el Segmentum Pacificus, enterrado en las profundidades de un planeta agrícola llamado Naxos. El tercero fue hallado casi por accidente, tras la pacificación de una rebelión instigada por la Legión Alpha en la colmena primus de un planeta industrial llamado Ascra. Ambos planetas fueron puestos bajo custodia de los Alóadas, con el acceso al sistema Pharos fuertemente fortificado y custodiado tanto por Astartes como por los Nuevos Hijos. El nacimiento de esta red entre las estrellas ha dotado al capítulo de un método muy eficiente de comunicación y coordinación, pudiendo enviar tropas entre distintos puntos de la galaxia y mantener la comunicación a distancias inmensas. Sin embargo, las habilidades como balizas de los dispositivos Pharos no han sido activadas a lo largo de los milenios, esperando el momento adecuado para hacerlo, aquel en que el Astronomicón vuelva a ser oscurecido.

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Sangre y Ruinas Los Alóadas son un capítulo único, que si bien sigue el Codex Astartes en el grueso de su organización, dispone de muchas peculiaridades y divergencias con respecto al mismo. A continuación encontrarás información sobre la composición y la relación del capítulo con el resto del Imperio. Organización El capítulo está formado por las diez compañías que prescribe el Codex Astartes, más dos organizaciones únicas: la Curia Regis y los Nuevos Hijos. La Curia Regis es la cúpula del capítulo, está compuesta exclusivamente por tecnomarines, herederos de la semilla de Dantioch y sus hombres. Los tecnomarines solamente son creados y enviados a Marte a partir de la semilla de otro tecnomarine muerto, por lo que el liderazgo del capítulo es una cuestión hereditaria entre un reducido grupo de marines. Esta forma de ejercer el liderazgo en el seno del capítulo garantiza que los Alóadas serán capaces de activar los dispositivos Pharos una vez los encuentren. El puesto de Señor del Capítulo se encomienda al tecnomarine con mayor destreza y un mejor historial de servicio al capítulo, lo cual suele suponer que es el Señor de la Forja quien normalmente sucede al Señor del Capítulo tras su muerte. Entre los miembros de la Curia aparecen individuos excepcionales, miembros de una hermandad que guarda un lazo inigualable con la sangre de Perturabo. Estos marines forman los Palatinos, una unidad de élite que se encarga de la protección del Señor del Capítulo. Las compañías de batalla del capítulo están formadas por hermanos de batalla mediante la configuración que determina el Codex, sin embargo, los capitanes de las compañías son llamados Castellanos, y no poseen el liderazgo exclusivo sobre su compañía. Cada una de ellas posee un tecnomarine de la Curia Regis asignado, llamado Patricio, encargado de asesorar a su Castellano en cualquier aspecto del asedio y el mando, y haciendo férreo el control de la Curia sobre el resto del capítulo. Como formaciones de apoyo el capítulo posee los tradicionales Librarium, Reclusiam y Apotecarion. Por último el capítulo posee un cuerpo de apoyo llamado los Nuevos Hijos, un grupo de servidores y asistentes reclutados de entre la escoria de la sociedad imperial, y modificados genética y tecnológicamente para actuar como esclavos del capítulo, a semejanza de los defensores alterados genéticamente a partir de la semilla de Dantioch que protegieron Schadenhold. El número de efectivos de los Nuevos Hijos es prácticamente imposible de determinar, se encargan de las tareas de mantenimiento y soporte de la flota, de la defensa de las fortalezas y las tareas manuales de construcción y fortificación en el campo de batalla, además de servir de masa de choque que utilizar como tropa prescindible. Los Nuevos Hijos visten ropajes y motivos de color rojo, como recuerdo atemporal del papel que el Adeptus Mechanicus jugó en su creación.

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Planeta natal A lo largo de los siglos de búsqueda de nuevas localizaciones del dispositivo Pharos, los Alóadas han encontrado tres planetas que han sido objetivo de sus actuaciones.

El primero de ellos es Ossa, adoptado como planeta natal de los Alóadas y lugar de localización de la fortaleza-monasterio del capítulo, Neuenhold. Ossa es un planeta helado ubicado en el sur galáctico del Segmentum Ultima, con un tamaño ligeramente mayor a Terra y una atmósfera turbulenta e inhóspita, su mayor característica es la existencia de una serie de galerías subterráneas habitables. Cuando los Alóadas llegaron a Ossa descubrieron

que había vida humana en su interior que había establecido colonias subterráneas buscando huir de las duras condiciones de la superficie. Revertidos a una sociedad tribal, recibieron a los Alóadas como dioses e iluminadores, y les condujeron por su tradicional sistema de creencias hasta un inmenso templo subterráneo que resultó ser una nueva Localización Primaria Alpha del sistema Pharos. La sociedad ossana es una de las principales fuentes de reclutamiento del capítulo, proporcionando candidatos acostumbrados a condiciones extremas y criados entre los recovecos de la inmensa fortificación que es Neuenhold. Aquellos individuos que no son aptos para la implantación de la semilla genética, suelen acabar en los Nuevos Hijos, por lo que la integración de la sociedad con el capítulo es casi total.

El segundo dispositivo Pharos descubierto por los Alóadas fue encontrado en Naxos, un planeta agrícola ubicado en el Segmentus Pacificus. Con un tamaño tres veces superior a Terra y una proporción de agua cercana al 60%, las inmensas llanuras de Naxos son explotadas de forma intensiva para satisfacer las necesidades nutricionales de sectores imperiales enteros. Guiados hasta el planeta por las investigaciones de Constanza Salazar, inquisidora radical del Ordo

Xenos, sobre una serie de flujos migratorios alienígenas, los Alóadas hicieron tierra en Naxos en el año 562.M35 del calendario Imperial. El planeta se encontraba inmerso en una invasión a gran escala del Waaagh Skaalgrot, y el capítulo participó primero en la defensa, y posteriormente en la erradicación de esta amenaza pielverde. Con el planeta pacificado, las leyendas locales hablaban de un templo sumergido en los océanos, una ciudad de dioses perdida en el tiempo. Las investigaciones revelaron el acceso a un nuevo dispositivo Pharos a través de un sistema de chimeneas volcánicas inactivo. La fortificación del sistema de acceso permitió a los Alóadas el control no solamente del sistema, sino consolidar su protectorado sobre todo Naxos haciendo evidente su poder.

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El último planeta en unirse a la red de los Alóadas fue Ascra, un planeta industrial con inmensos artilleros vinculados a la producción de acorazados para la Flota Imperial. Ubicado en el Segmentus Obscurus y con un tamaño levemente inferior a Terra, el planeta posee unas condiciones de vida duras, relacionadas con el deterioro atmosférico y medioambiental vinculado a la masiva producción industrial. Su composición geoquímica, así como su ubicación

próxima a un gran cinturón de asteroides rico en minerales, lo hace un planeta con un gran valor productivo, lo cual influyó en la convergencia de grandes masas de personas que buscaban un futuro en el duro trabajo de sus forjas y astilleros orbitales. A la llegada de los Alóadas el sistema de Ascra era un caos, sumido en una violenta guerra civil que enfrentaba a la enfurecida turba trabajadora contra el sistema de gobierno imperial. La intervención de los marines como respuesta a la solicitud del Gobernador Planetario, llevó a una campaña de pacificación larga y brutal, que culminó con la desmantelación de una célula de agentes de la Legión Alfa, instigadores de todo el conflicto. La investigación sobre los motivos que habían llevado a los hijos de Alpharius hasta Ascra, reveló que se hallaban tras la pista de un poderoso artefacto alienígena, lo cual hizo redoblar los esfuerzos de los Alóadas, que terminaron por hallar un nuevo dispositivo Pharos bajo los fundamentos de la colmena principal, Ascra Prime. Tras ejecutar sumariamente al Gobernador Planetario por su manifiesta incompetencia, el capítulo asumió el control de Ascra, fortificando sus colmenas y astilleros, explotando sus recursos y obteniendo una incalculable fuente de miembros para los Nuevos Hijos entre los bajos fondos de su sociedad. Además de estos tres planetas, una parte fundamental de los Alóadas es su flota. Encabezada por su nave insignia, la Benthos, decenas de naves menores cumplen la misión de exploración y conquista de la galaxia en búsqueda de nuevos dispositivos Pharos. Creencias Herederos de Barabas Dantioch, los Alóadas creen en la virtud del sacrificio y el tesón, en la perseverancia y el esfuerzo como forma de alcanzar los objetivos y la dignificación. Altamente vinculados al sacerdocio marciano, con el paso del tiempo el capítulo ha ido impregnándose de los métodos de los tecnosacerdotes, si bien no poseen una adoración reverente por la Máquina y no tienden a modificar ampliamente sus cuerpos, quedando los implantes reservados a casos de necesidad y a la Curia Regis, que los posee como símbolo de su posición de poder. Creen sin reservas en la importancia de la herencia genética y la jerarquía social, cada Alóada tiene un lugar en el capítulo y una función que cumplir, quienes forman parte de la Curia Regis lo hacen por derecho propio y con plena legitimidad. Quienes forman parte de las compañías conocen y respetan su papel en el capítulo,

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conociendo sus límites en el ascenso y desempeñando su papel con efectividad y estoicismo. Los miembros de los Nuevos Hijos son meros esclavos, y aunque el grado de conciencia que retienen depende de las tareas que se les asignan, no poseen capacidad para cuestionar el sistema en el que viven. Los Alóadas son además firmes defensores del sentido pragmático de la guerra, avatares de la creación y la destrucción en su sentido más puro, disfrutan del trabajo duro, de la ciencia de la guerra y anhelan tomar parte de las acciones más brutales de aquellas tareas que más dominan, la creación y la destrucción de fortalezas, sin importar si ello les lleva a la matanza de una brecha o a cavar trincheras con sus propias manos. Doctrina de combate Los Alóadas son grandes guerreros y estrategas, como corresponde a su condición de Astartes, sin embargo destacan como maestros del asedio. Bajo la herencia marcial de Dantioch los Alóadas han desarrollado y afinado el arte del asedio y la construcción de fortificaciones de batalla, ampliando y perfeccionando sus habilidades con el paso de los milenios y adaptándose a los nuevos desafíos y las nuevas herramientas disponibles. Así pues, es posible ver un asedio sostenido con el peso del número de los Nuevos Hijos y apoyado con devastadora artillería móvil, otro resuelto con un asalto orbital masivo o un inmenso asalto blindado, mientras que en otras ocasiones es posible ver cómo las fortalezas son quebradas mediante el uso abrumador de potencia aérea seguida de un desembarco desde cañoneras. No existen límites a las posibles soluciones, dado que cada fortaleza y cada enemigo son distintos, y el éxito reside en ser capaz de conocer sus virtudes y explotar sus puntos débiles. Del mismo modo, siguiendo los preceptos del Tractatum Poliorceticam, son innumerables las formas que las fortificaciones erigidas por los Alóadas pueden adoptar. Bien se trate de fortalezas inmensas que desafían al enemigo con su sola presencia, a la sencilla construcción de un sistema de zapas y paralelas para enfocar un asedio, estos astartes se erigen como ingenieros de la guerra total, como corresponde a su herencia marcial y genética. Relación con el Imperio Como astartes leales, los Alóadas poseen una estrecha vinculación con el sistema de gobierno y el intrincado laberinto de la burocracia imperial, sin embargo esta relación se ve acentuada por los objetivos que persigue el capítulo. El hecho de encontrarse en constante búsqueda de nuevos Pharos implica que son incontables las ocasiones en que el capítulo toma parte de conflictos en planetas imperiales, al igual que lo son las ocasiones en que deben asumir la protección de intereses que no son plenamente los suyos. En los casos de Ossa, Naxos y Ascra, esta acción de protección se transforma en protectorado y control férreo sobre el sistema de gobierno y la gestión de dichos planetas, que aunque no posean más elección, se ven beneficiados de la protección del adeptus astartes.

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Sin embargo, la más conocida relación de los Alóadas con otras instituciones imperiales se establece con el Adeptus Mechanicus. Ya desde la creación del capítulo ambas entidades han colaborado estrechamente en la búsqueda de los Pharos, y esto ha supuesto una serie de beneficios mutuos. Los Alóadas han obtenido apoyo en la consecución de sus objetivos, la capacitación necesaria para perpetuar la Curia Regis, así como acceso a una gran cantidad de armamento y maquinaria industrial y militar experimental, mientras que el Adeptus Mechanicus ha obtenido una buena fuente de apoyo militar en la defensa de sus intereses, así como un vehículo de investigación perfecto de hallazgos en tecnología y especies xenos, que han sido ampliamente aprovechadas por los sectores más radicales de los sirvientes del Omnissiah. Del mismo modo, los propios orígenes del capítulo permanecen sellados tras el escrutinio del Ordo Malleus, como forma de garantizar la seguridad de su misión y proteger el capítulo de los peligros de su propia ascendencia genética. Sin embargo, la naturaleza xenos del Pharos ha hecho que en muchas ocasiones los intereses de los Alóadas coincidan con los del Ordo Xenos, rama de la Inquisición encargada de la investigación y lucha contra los alienígenas que acechan a la humanidad. Los pocos inquisidores radicales del Ordo Xenos que han llegado a conocer la existencia del Pharos, ven con buenos ojos el aprovechamiento de una tecnología con tanto potencial y que podría servir para la defensa del Imperio. Es gracias a estos dispersos apoyos en el seno de la Santa Inquisición, junto con el sello del Ordo Malleus, por lo que los Alóadas han podido continuar con su misión a lo largo de los milenios sin verse sometidos a la purga de la institución Inquisitorial. Miembros conocidos Barabas Dantioch, Alóada Venerables Cort Vauban, Señor del Capítulo Ephion Alger, Señor de la Forja Sander Konig, Señor del Librarium Edwin Astrax, Señor de la Santidad Harold Draeg, Castellano de la Primera Roland Thaw, Castellano de la Segunda Drake Lorenz, Castellano de la Tercera Aristol Jarrik, Castellano de la Cuarta Oberon Garros, Castellano de la Quinta

Axel Zhnev, Patricio de la Primera Helmuth Ingoldt, Patricio de la Segunda Merril Tarrasch, Patricio de la Tercera Zelig Baubistra, Patricio de la Cuarta Callen Tholed, Patricio de la Quinta

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Cronología ??.M31 Se descubre el Pharos en el planeta Sotha. ??.M32 Se funda el capítulo de los Alóadas, Dantioch redacta el Tractatum Poliorceticam. 920.M32 Se descubre el dispositivo Pharos de Ossa y los Alóadas lo adoptan como mundo natal. Comienza la construcción de Neuenhold. 934.M32 El deterioro de Dantioch obliga a internarlo en un campo de estasis. Zygmund Tarrasch es nombrado señor del capítulo y comienza la creación de los Nuevos Hijos. 459.M34 Los Alóadas participan en el sitio simultáneo de lo sistemas Vessor, Ophidia y Lanorra. El uso masivo de armamento de asedio y los Nuevos Hijos consigue concatenar una serie de rápidas victorias que ponen en jaque a las tropas insurgentes. La completa recuperación de los tres sistemas se lleva a cabo en un plazo de 5 años. 562.M35 Se descubre Naxos, tras la derrota del Waagh Skaalgrot los Alóadas ponen el planeta bajo su protección. 788.M37 Se descubre Ascra sumido en el caos de una guerra civil, tras la pacificación del planeta, se descubre un Pharos y se pone el planeta bajo protección Alóada. 651.M40 Se descubre Pelion, el asalto al dispositivo Pharos acaba con la vida del Señor del Capítulo Solomon Saul. Cort Vauban se convierte en nuevo Señor del Capítulo. 780.M40 El sistema Myrmidia es azotado por la plaga del

descreimiento, miles de muertos vivientes pululan por los niveles inferiores de la colmenta Myrmida Prime. En cuestión de horas el número de infectados crece exponencialmente. Los Alóadas establecen un protocolo de cuarentena, derriban cualquier nave que trata de escapar del sistema y el planeta es purgado empleando torpedos de ignición atmosférica. 893.M40 Los ataques relámpago de la Cábala de la Bruja Caída asolan el sistema Porteus, cosechando esclavos en los dos planetas habitados del sistema. Los constantes ataques diezman la población en un 65% en tan solo cinco meses, hasta que la aplicación de una abrumadora fuerza de control aéreo Alóada termina con los ataques. 325.M41 Los Eldar siembran la destrucción en Malris, un pequeño planeta minero, tras el descubrimiento accidental de las fuerzas de defensa planetaria de un portal a la telaraña. La fuerza combinada de los Templarios Negros y los Alóadas consigue acabar con la invasión alienígena. 628.M41 En la ciudad colmena devastada de Grodenham, la unión de las fuerzas de defensa planetaria, los Templarios Negros, el Capítulo Atlántida y los Alóadas se enfrentan a un cúmulo de Xenos y traidores que amenazan el planeta. Un pequeño grupo de Land Speeder Alóadas consiguen derribar a un Titán Aparecido eldar, cambiando las tornas de la batalla. 990.M41 Todos los efectivos del capítulo confluyen sobre la Puerta de Cadia, los Venerables despiertan de su letargo. Ha llegado el momento de asediar la fortaleza del Dios de Hierro.

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Los Alóadas en la batalla A continuación encontrarás una serie de reglas no oficiales que te permitirán desplegar a los Alóadas en partidas de Warhammer 40.000. Utiliza estas reglas con fines meramente narrativos y siempre con el consentimiento de tu rival. Necesitarás el Codex: Marines Espaciales y el reglamento de Warhammer 40.000 para utilizar estas reglas. Tácticas del capítulo Maestros del asedio: Antes de comenzar la partida puedes escoger cualquiera de estas dos disciplinas de asedio, aplica sus reglas durante toda la partida, no puedes cambiar de disciplina una vez escogida.

- El arte de la destrucción: Las unidades con Tácticas del Capítulo (Alóadas) pueden repetir sus tiradas para penetrar blindaje. Si un edificio resulta destruido como resultado de un ataque con esta regla, retiralo del juego si es posible. - Ingeniería de batalla: Las miniaturas con Tácticas del Capítulo (Alóadas) que posean la regla Reforzar las Defensas la pierden. A cambio elige una única Fortificación con blindaje de tu contingente, si una unidad enemiga logra tirar en la Tabla de daños a edificios de este edificio, puedes obligarle a repetir el resultado de la tirada. Debes aceptar el segundo resultado aunque sea peor que el primero. Además, las miniaturas con Tácticas del Capítulo (Alóadas) que posean la regla Bendición del Omnissiah, podrán reparar los Edificios dañados del mismo modo que los vehículos, con lo que podrán reparar un arma destruida o recuperar un punto de blindaje que haya perdido

Legado de Hierro: Al escoger las unidades de un destacamento con estas Tácticas del Capítulo, estás obligado a incluir al menos una miniatura con la regla especial Bendición del Omnissiah, y en el caso de ser tu contingente principal estás obligado a incluir una Fortificación. Todas las miniaturas con Tácticas del Capítulo (Alóadas) se benefician de la regla Enemigo Predilecto (Marines del Caos). En tus partidas de Apocalypse puedes usar las reglas de Hijos del Primarca de Perturabo.

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Rasgos del señor de la guerra 1.- Buscador de debilidades. Todo blindaje tiene alguna debilidad, y este señor de la guerra ha entrenado duro para reconocerlas y explotarlas. Todas las armas de Combate que pertenezcan al Señor de la Guerra ganan la regla especial Acerado al luchar contra enemigos con valor de Blindaje. 2.- Maestro del bombardeo. Este señor de la guerra ha estudiado intensivamente la artillería, y cree firmemente que la aplicación de precisa potencia de fuego es el único remedio a una defensa impenetrable. Cualquier arma con las reglas Área, Área grande o Barrera de artillería disparadas por unidades amigas a 12UM del Señor de la Guerra mientras éste no se encuentre trabado en combate, podrán repetir su tirada de dispersión. 3.- Archi-logístico. Este señor de la guerra ha dominado el flujo de datos tácticos que asedian a un comandante en el fragor de la batalla, usándola para dirigir salvas devastadoras de fuego. El Señor de la Guerra gana la regla especial Dividir fuego. 4.- Señor de la brecha. No hay fortaleza, acero o ferrocemento que pueda resistir a este señor de la guerra. Mientas esté trabado en combate cuerpo a cuerpo con al menos una unidad enemiga que se encuentre ocupando un Edificio, Fortificación o Ruina, el Señor de la Guerra y su unidad ganan la regla especial Furia de Combate 5.- Potenciado por el Odio. Este señor de la guerra sabe que mientras que las armas pueden quedarse sin munición y los muros convertirse en polvo, el odio de un marine espacial nunca acaba. Mientras el Señor de la Guerra esté en la zona de despliegue enemiga, todas las unidades amigas con al menos una miniatura a 6UM de él ganan la regla especial Odio. 6.- Voluntad Indomable. Una vez envuelto en el ataque, este señor de la guerra nunca admite la derrota, luchando hasta que se ha disparado la última bala y el último enemigo yace sumido en la miseria. Mientras tu Señor de la Guerra siga vivo, puedes obligar a repetir cualquier tirada para determinar si la partida ha terminado (fallida o exitosa) en cualquier misión que utilice la regla Duración variable de la partida (mira la página 122 del reglamento de Warhammer 40.000) Personajes y unidades A continuación encontrarás un listado de los principales personajes y unidades de renombre del capítulo de los Alóadas, junto con la información necesaria para poder utilizarlos en tus partidas de Warhammer 40.000 o de Apocalypse.

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Cort Vauban (Warhammer 40.000) A principios del año 651.M40 del calendario imperial, el capítulo de los Alóadas culminó un intensivo trabajo rastreando información sobre un quinto dispositivo Pharos, ubicado en los sectores centrales del Segmentum Ultima, en un mundo desierto llamado Pelion. La flota se dirigió de inmediato a la órbita del planeta, y tras no detectar señales de vida, comenzaron los preparativos para la exploración y excavación del acceso al Pharos. Los trabajos de prospección avanzaron a un ritmo lento entre las constantes tormentas de arena y la atmósfera tóxica del planeta, hasta que tras tres meses de trabajo lograron crear una vía de acceso practicable al dispositivo Pharos, ubicado en el núcleo de un inmenso bloque de obsidiana enterrado a cientos de metros de profundidad. El capítulo organizó una expedición de 100 hombres encabezada por el mismo Señor del Capítulo, Solomon Saul, y su Señor de la Forja, el joven Cort Vauban. Sin embargo, el camino no fue sencillo, tan pronto como hicieron pie en los corredores del sistema fueron atacados por dispositivos xeno de defensa. Rodeados por todos lados, los marines siguieron avanzando hacia la cámara, ganando cada metro con sangre. Al llegar al núcleo del Pharos y contemplar de nuevo una Localización Primaria Alpha, los Alóadas creyeron estar más cerca de su objetivo, pero entonces, sin previo aviso, todos sus enemigos simplemente se desvanecieron. Sin previo aviso una serie de temblores sacudieron la cámara, precediendo un terremoto inmenso que derribó el colosal bloque de obsidiana sobre los marines que aún se encontraban en su interior. Pasaron tres meses más hasta que los equipos de recuperación del Adeptus Mechanicus pudieron acceder a los restos de la sala, encontrando el Pharos reducido a escombros. Entre los restos fragmentados de obsidiana hallaron el cadáver de ochenta marines, entre los que se encontraba el Señor del Capítulo. Sin embargo, el maltrecho cuerpo de Solomon Saul aún seguía vivo, aunque seriamente dañado. El todavía Señor de la Forja fue transportado a la nave insignia Benthos, donde los esfuerzos combinados del Apotecarion y los Magos Biologis del Mechanicus hicieron lo posible para mantenerlo con un hilo de vida. Tras varias noches de desvelos, los magos propusieron implantarle en el núcleo de un exoesqueleto descubierto unas décadas atrás y que todavía se encontraba en fase experimental, sin la sanción del Mechanicus garantizada. Este exoesqueleto incluía un avanzado sistema de soporte vital protegido tras duras placas de ceramita, y permitiría a Vauban sobrevivir a sus heridas. Aceptando su inserción, el Señor de la Forja sobrevivió al funesto destino de Pelion, y como miembro de la Curia Regis con mayor habilidad ascendió al rango de Señor del Capítulo. Desde ése día se ha esforzado estoicamente por llevar a los Alóadas un paso adelante, desprendiéndose de la búsqueda de los Pharos y avanzando hacia el objetivo final del Capítulo, el asedio de la fortaleza del Dios de Hierro, Medrengard. Composición: Señor del capítulo, 275 puntos Reglas especiales: Bombardeo Orbital, Tácticas del capítulo (Alóadas), Personaje independiente, Y no conocerán el miedo, Bendición del Omnissiah Equipo: Exoesqueleto Pelion, Pistola Grav, Servobrazo, Arma reliquia de precisión, granadas de fragmentación, granadas perforantes, Campo fásico

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Exoesqueleto Pelion: Otorga una salvación por armadura de 2+ y la regla especial implacable. Campo fásico: Otorga una salvación invulnerable de 3+, así como las reglas Voluntad de Adamantio y Guerrero Eterno. Una vez por partida puedes sobrecargar el campo fásico para mejorar la salvación invulnerable a 2+ durante todo el turno. Cazadores de Fantasmas (Apocalypse) En las devastadas ruinas radioactivas de Grodenham, un grupo de Land Speeder hizo honor al linaje de destrucción del capítulo y marcó un antes y un después en el curso del encarnizado combate urbano. Tras incorporarse desde la reserva, consiguió destruir contra todo pronóstico a un Titán Aparecido eldar, el ingenio con mayor capacidad de destrucción del enemigo, permitiendo que la castigada retaguardia imperial machacase el frente de los xenos y los traidores. Tras semejante hazaña, los supervivientes del escuadrón fueron reconocidos con la imposición de la Contritio Lex, insignia que reconoce su excepcional hazaña de destrucción, y recibieron el sobrenombre de los “Cazadores de Fantasmas”. Desde entonces han sido desplegados en varias campañas, donde han caído de forma temeraria entre las líneas enemigas, siempre con el objetivo de eliminar las mayores máquinas de guerra enemigas. Composición: Escuadrón de Land Speeder (3-6), equipados con Cañón de Fusión Reglas especiales: Enemigo predilecto (Andadores Súperpesados) Los Palatinos (Apocalypse) Con el paso de los milenios, la semilla de Perturabo se ha perpetuado en el seno de la Curia Regis como herencia de Dantioch y sus hombres. Los milenios han ido desvelando que existe una serie de individuos que manifiestan una vinculación única con el talento para la destrucción sistemática del Primarca, y estos individuos son incluidos en un cuerpo de élite llamado los Palatinos. Encargados de la protección del Señor del Capítulo, son equipados con el armamento más destructivo y las armaduras más resistentes de la Forja, lo que los convierte en adversarios temibles para la mayoría de amenazas del capítulo. Cuando el Señor del Capítulo quiere mostrar su apoyo a alguna misión o a alguno de sus Castellanos, puede asignar a esa partida un grupo de Palatinos, que se encargarán de llevar la muerte y la destrucción a sus enemigos, mientras mantienen con vida a su protegido. Composición: Cohorte Diezmadora Centurión (Formación apocalíptica “The fall of Damnos”) Reglas especiales: Escolta: Una de las unidades de la formación deberá incluir al Señor de la Guerra del ejército y éste no podrá abandonarla. Mientras forme parte de la unidad, el Señor de la Guerra puede escoger superar automáticamente sus tiradas de Cuidado Señor.

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Castellano (Warhammer 40.000) Los Castellanos son los equivalentes en el capítulo de los Alóadas a los capitanes de compañía descritos por el Codex Astartes. Son individuos tenaces y habilidosos que se enfocan en perfeccionar los distintos aspectos del asedio y la defensa descritos en el Tractatum Poliorceticam. Cada Castellano tiene un carácter único, y eso imprime unas cualidades únicas a la compañía que comanda. Así pues, mientras que el Castellano Thaw es famoso por la aplicación masiva de fuego de supresión, el Castellano Jarrik es conocido por su preferencia por tácticas de combate cercano, que cristalizan en salidas defensivas, en la infiltración tras las murallas o el sabotaje de las defensas enemigas. Composición: Un castellano utiliza el perfil descrito para un Capitán en el Codex: Marines Espaciales y se considera un Capitán a todos los efectos. Su coste básico es de 115 puntos. Reglas especiales: Maestro del asedio. Mientras el Castellano siga vivo, puedes repetir las tiradas de reservas que desees, fallidas o exitosas. Además, al inicio de la partida escoge una unidad del ejército que no sea vehículo. Dicha unidad ganará una de las siguientes reglas especiales hasta el final de la partida: Cazatanques, Cazamonstruos, Intercepción o Asalto rabioso.