Sor Juana y la tradición mística - cvc. · PDF fileque apuntala la literatura...

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  • Actas XIV Congreso AIH (Vol. IV). Roco OLIVARES ZORRILLA. Sor Juana y la tradicin mstica-

    Sor Juana y la tradicin mstica Roco Olivares Zorrilla

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO

    DE LA GRAN SIL V A de Sor Juana Ins de la Cruz, el Primero sueo, podramos afirmar que una de las caractersticas que acerca a sus lectores de ayer y de hoy al eje potico de su recorrido espiritual por metforas y alegoras, es que la protagonista es en todo similar a lo que sentimos y hacemos como humanos en nuestra existencia, con la excepcin de que ella, el alma, es incorprea y est vuelta por entero a su ser intelectual. En efecto, en los textos hipocrticos el alma puede ver, or, tocar y caminar, 1 y la fuente de esta concepcin se encuentra probablemente en los mitos rfico-pitagricos,2 tan presentes en la mstica occidental. En la sucesin prosopopyica del Primero sueo, el alma se va transformando en intuicin y luego en discurso, y de esa forma la sensacin de lucidez extrema, a pesar de los momentos de confusin y desazn en su bsqueda, es el hilo conductor del trayecto desde el inicio del poema hasta el ltimo verso.

    El alma de Sor Juana, sin embargo, tiene un objetivo constante, aunque aparentemen-te inalcanzable: la Fuente de la Gracia que inunda al intelecto. Cul es el contexto en el que la poeta bebe esta idea del intelecto como astro conductor? La doctrina cristiana comunicada a los fieles y la formacin escolstica en los colegios tocaban la cuestin del intelecto como la parte ms perfecta del alma humana, pero slo los estudios de teologa y la lectura de las Escrituras, de los Santos Padres y de los msticos proporcionaba las alegoras necesarias para elaborar metafricamente esta categora. El discurso potico de la mstica la tiene como punto nodal, y el intelecto, centella o centro del alma excede as, como poesa, las posibilidades evocadoras de la mera categora filosfica. Ms an, la simbolizacin de esta parte del alma humana en contacto directo con la Divinidad es lo que apuntala la literatura mstica y asctica que alimenta a las rdenes religiosas desde la poca patrstica hasta los tiempos de Sor Juana.

    Es complejo y, a la vez, enormemente interesante el desenvolvimiento metafisico de la idea del intelecto agente desde Aristteles hasta el pensamiento cristiano del Renacimiento. La facultad de abstraccin a partir de los estmulos sensoriales es lo que hace surgir el concepto de intelecto agente. Al atribuir Aristteles al intelecto agente la

    1 Esto se menciona en De regimen o Sobre los sueos, el libro IV del De victu. cf Angel J. Capelletti, Las teoras del sueo en la filosofa antigua, 2 ed., Mxico: Fondo de Cultura Econ9mica, 1989, p. 41.

    J. M Daz-Regan, Sueo y ensueo en el Corpus hippocraticum, en Cuadernos de Investigacin. Filologa, Logroo: die, 1975, t. 1, nm. 2, p. 33.

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    inmortalidad, la identificacin de ste con el alma fue inevitable. 3 En la Edad Media hubo dos corrientes de opinin. Santo Toms de Aquino 4 haca del intelecto agente parte de la inteligencia humana. Pero una contradiccin en los textos aristotlicos hizo surgir una segunda opinin, que sostena que el intelecto existe fuera y est separado del alma humana. Alejandro de Afrodisa crea que es el poder de la Divinidad que la llena, pues el alma es material; los neoplatnicos sostuvieron que es una emanacin de Dios; para San Agustn es la Luz Divina que alumbra la facultad humana, slo capaz de un conocimiento limitado; A vi cena pens de manera parecida a San Agustn concediendo al alma la capacidad de prepararse a recibir la luz intelectual del alma sustancial, y A verroes slo reconoce al alma su funcin receptiva, negando su existencia propia espiritual. 5 En el Primero sueo Sor Juana parece compartir las versiones de Santo Toms y de San Agustn: ... participada de alto Ser, centella / que con similitud en s gozaba ... (vv. 295-296);6 el alma es libre, pero no por completo. Para Santo Toms, el alma participa de la Divinidad, aunque no sea una parte constitutiva de ella. Por eso el alma tropieza continuamente con sus propias limitaciones, las cuales son exactamente las mismas que acontecen al alma en pos de la Divinidad entre los msticos, quienes atraviesan grados y pruebas hasta lograr la ansiada comunin.

    El atento estudio de las relaciones entre las metforas de Sor Juana y los textos mstico-ascticos ilumina con gran claridad la interpretacin de su obra. Minimizar, entonces, el papel de Nicols de Cusa y de Pico de la Mirndola como fuentes y transmisores por excelencia de la filosofia mstica en el Renacimiento, con todas sus geometras y sus evocaciones rfico-pitagricas, no hace ms que entorpecer una labor de contextualizacin y exgesis sobre la que mucho hay todava por hacer, por ms que la crtica sorjuanina haya crecido considerablemente. En tiempos de Sor Juana, en la situacin de Sor Juana, el camino mstico no era algo que se tomaba o se dejaba, sino que siempre estaba ah, como algo inherente a la vida misma. De igual modo, la evidencia de que las virtudes msticas son algo extraordinario entre los hombres, dejaba a la inmensa mayora de ellos el camino paralelo del ejercicio de la inteligencia de lo divino. Este ejercicio slo intelectual es el que distingue a los llamados poetas contemplativos de los propiamente msticos. El caso de Fray Luis de Len es, quiz, el ms representativo. La poesa contemplativa, que la literatura inglesa ha llamado metafisica, se constituye, pues, de diversas imgenes y figuras a travs de las cuales es posible comprender y expresar simblicamente la inefabilidad de Dios. El perfil de la potica de Sor Juana slo puede ser cabalmente trazado mediante la lectura debidamente contextualizada de tales metforas y alegoras. La geometra del universo es, por ejemplo, una de las claves del Primero sueo. En 1993 compart con Alberto Blecua, Guillermo Sers y Sergio Beser mi identificacin, en relacin con el smbolo de las pirmides superpuestas, entre Sor Juana y Nicols de Cusa en su De coniecturis, y no con Kircher como observaron primero

    3 Acerca del alma, introd., trad. y notas de Toms Calvo Martnez, Madrid: Gredos, 1978 (Biblioteca Clsica Gredos), III, 5, p. 234.

    Suma teolgica, trad. y notas bajo la supervisin de Francisco Barbado Viejo, texto latino del a edicin crtica Leonina, Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1964, III, 1 q. 75 a 5, p. 186. 5

    6 D. Knowles, The Evolution of Medieval Thought, Londres: Longmans, 1962, pp. 210-211. Sor Juana Ins de la Cruz, Obras completas, tomo 1, ed., prl. y notas de Alfonso Mndez Plancarte, Mxico: Fondo de Cultura Econmica, reimp., 1976, p. 342.

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    Vossler y luego Paz. Un pasaje del cusano esclarece en gran medida la intencin formalizante o estructuradora del poema de Sor Juana como una ascensin de carcter mstico-matemtico. Se explica, as, cmo justo al principio y justo al final del Primero sueo, Sor Juana aborde poticamente los motivos de la punta sombra de la noche, y de la luz del Sol en la cspide del da. Dice el Cusano:

    ... mientras la unidad es semejante a la luz formal y la unidad primera, la alteridad recoge la sombra y retrocede al principio ms simple y a la materia grosera. Haz progresar una pirmide de luz en las tinieblas y una pirmide de tinieblas en la luz, y podrs convertir en conjetura todo lo investigable as reducido a figura, como una conduccin manual de lo sensible a lo arcano. Apoyado en el ejemplo, contempla el mundo representado en esta figura que lo imita. 7

    Con lo que es claro que la fuente ms probable de la metfora de Sor Juana-mejor que Kircher o Fludd-es la literatura mstica, contemplativa y filosfica como la de Nicols de Cusa y sus seguidores. Tocar este punto de la ascensin mstica ms adelante, y subrayar ahora que, por el contrario, creo que es igualmente probable que Sor Juana no se inspirase directamente en Nicols de Cusa respecto a la extensamente conocida metfora del crculo y el centro, la cual Sor Juana coloca justamente en la parte central de su poema. En esa ocasin coment tambin que Sor Juana tena toda la mesa puesta para absorber la metfora de los escritores y poetas msticos espaoles, quienes fueron adems fuente principal de muchas metforas sorjuaninas. 8 El parentesco de Sor Juana con la literatura mstica haba quedado opacado con las menciones de Gngora, Caldern, Kircher, incluso Bruno, Descartes y otros autores. Por otro lado, entre los crticos contemporneos tambin era cuestionada la identificacin de Sor Juana con la mstica emotiva como opcin existencial, sobre todo despus de la publicacin de Las trampas de la fe y el sealamiento que hicieron Paz y otros crticos del aspecto poltico-doctrinal de sus ltimos aos. Hay que abundar mucho ms, sin embargo, sobre el hecho de que los msticos espaoles, herederos del pensamiento de Cusa y de Eckhart y su crculo, cuyas obras difundi el Cardenal Cisneros y tradujo Fray Luis de Granada en el siglo XVI, cultivan la metfora del crculo y el centro tanto en verso como en prosa. Los franciscanos Fray Francisco de Osuna en su Cuarto Abecedario9 y Fray Bemardino de

    7 Traduccin ma de Nicols de Cusa, De Coniecturis, en Opera, Basilea: Ex Officina Henricpetrina, 1565, p. 84: ... omnia ex unitate & alteritate coniectando, uideas, unitatem lucem quandam formalem, atque primae unitatis similitudinem, alteritatem uero umbram atque recessum a primo simplicissimo, atque grossitiem materialem concipito. Faciss pyramidem lucs in tenebras, & tenebrarum pyramidem in lucem progredi, & omne inquisibile infiguram redigito, ut sensibili manuductione ad arcana, coniecturam convertere possis. E