Síntesis de Pecado y Conversión

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  • 5/21/2018 Sntesis de Pecado y Conversin

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    SNTESIS DE PECADO Y CONVERSIN

    1. EL PECADO EN GENERAL

    1.1. Diccionario de moral

    Cuando se obra de manera consciente y libre se es responsable, y no hay pecado sinocuando se obra de manera consciente y libre, por ello el pecado supone siempre laresponsabilidad. Se da una interdependencia entre pecado, culpa y responsabilidad.

    El sentido de culpaes la vivencia del pecado cuando de ste se est dispuesto a asumir suresponsabilidad. Este es el sentido de culpa genuino y correcto. Porque si al sentido deculpa no le acompaa la disposicin a asumir la responsabilidad del pecado cometido

    entonces se trata ms bien de un malestar emotivo e infantil que podramos llamarsentimiento de culpabilidad,para distinguirlo de lo que es la sana reaccin ante el pecado,abierta al camino de la conversin. As lo que unifica y coordina el sentido de la culpa conel sentido del pecado.

    Cuando va desapareciendo el sentido del pecado y se agiganta el sentido de la culpa hayque concluir que ha fallado el elemento responsabilidad.

    En la cultura contempornea se puede reconocer ms de un factor que ha contribuido aponer en crisis la responsabilidad:

    1.

    Los conocimientos sicoanalticos: stos han vuelto frgil el sentido deresponsabilidad para consigo mismo, poniendo en duda la posibilidad del hombrede obrar libremente y por tanto con responsabilidad frente a comportamientos conlos cuales se vive con sentido de culpa y por tanto como si fuesen pecado, pero queen realidad no son pecado porque son comportamientos condicionados poralteraciones squicas ms o menos graves (dinamismos squicos no suficientementeintegrados en la persona, fragilidades emotivas heredadas de condicionamientoseducativos y ambientales, prejuicios estructurados en el curso de la formacin de lapersonalidad).

    A consecuencia de esto se ha ido difundiendo una mentalidad segn la cual no hayque reconocerse nunca como verdaderamente responsable de los propioscomportamientos equivocados, mentalidad que se ve reforzada por la naturalpropensin negar incluso ante s mismo los propios errores.

    2. El factor ciencias sicolgicas y estadsticas: que han puesto en crisis el sentido deresponsabilidad para con los dems, confundiendo el pecado con la inadaptacinsocial. El ambiente de relativismo moral hace desaparecer el sentido de

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    responsabilidad hacia los dems, porque donde todo es relativo, todo es subjetivo, ylos otros no cuentan y cuentan muy poco.

    3. Finalmente el factor secularizacin e indiferentismo religioso: que ha influido en la

    prdida de sentido de responsabilidad para con Dios, es decir para con el bien en suconsistencia objetiva y en su plenitud absoluta, como punto de referenciaimprescindible para el conocimiento de todo lo que puede llamarse bien o para laorientacin de la libertad humana.

    Dios no tiene importancia para el hombre que est llamado a realizarse en el mundoconstruyendo su historia. El bien puede reconocerse en todo lo que promueve ofavorece la autorrealizacin del hombre y el progreso de la historia en unaperspectiva humana. Es una visin antropocntrica que tiende a excluir a Dios,dentro de la cual se puede hablar a lo sumo de responsabilidad del hombre consigomismo y para con la historia, pero no para con Dios. Esto deja en suspenso el tema

    de la salvacin como redencin del pecado. La redencin es don de Dios al hombreque reconoce y confiesa su pecado para obtener el perdn. Pero si Dios queda fueradel horizonte del hombre se ve perjudicada la posibilidad de ser perdonado. Tieneentonces todava sentido confesar el pecado, reconocerlo, asumir suresponsabilidad? No servira ms que para producir inquietud y angustia

    La revelacin cristiana es la nica que justifica en sentido pleno el discurso sobre el pecado,porque slo ella proclama en sentido verdadero el perdn.En este contexto cultural se quiere replantear la reflexin teolgica sobre el pecado comoacto libre del hombre, y por tanto como acto que hace intervenir la responsabilidad paraconsigo mismo, para con lo sotros y para con Dios.

    1.2

    El pecado en la reflexin teolgica

    A.El pecado como opcin libre y responsable del hombre:

    El hombre se constituye en pecador a consecuencia de una decisin consciente y libre.

    No puede llamarse pecador a una persona que:

    a)

    Que no sea consciente de que la eleccin a la que se orienta sea equivocada.b) O que no sea consciente de las implicaciones negativas de una determinada

    eleccin.

    B. Naturaleza del pecado

    a. Nocin:

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    El pecado es una falta contra la razn, la verdad, la conciencia recta; es un faltar al amorverdadero para con Dios y para con el prjimo, a causa de un apego perverso a ciertosbienes. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sidodefinido como "una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna" (S. Agustn,

    Faust. 22,27; S. Toms de Aquino, s.th., 1-2, 71,6).

    1

    El pecado es una ofensa a Dios: "Contra ti, contra ti solo he pecado, lo malo a tus ojoscomet" (Sal 51,6). El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de lnuestros corazones. Como el primer pecado, es una desobediencia, una rebelin contra Diospor el deseo de hacerse "como dioses", pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal(Gn 3,5). El pecado es as "amor de s hasta el desprecio de Dios" (S. Agustn, civ.1,14,28). Por esta exaltacin orgullosa de s, el pecado es diametralmente opuesto a laobediencia de Jess que realiza la salvacin (cf Flp 2,6-9).2

    San Agustn: obra o deseo contra la ley eterna. Si la transgresin afecta a una ley grave, se

    produce el pecado mortal, si una leve, el pecado venial.No es lo mismo pecado que vicio. El vicio es un hbito pecaminoso; el pecado siempre esun acto malo, o la omisin culpable de un acto bueno obligatorio. El vicio se adquiere conla repeticin de actos pecaminosos.

    b. Esencia:

    Dos Elementos entran en su constitutivo interno y esencial:

    La conversin a las criaturas, como elemento material: en todo pecado hay un goce

    ilcito de un ser creado, contra la ley o mandato de Dios.

    La aversin o alejamiento de Dios, como elemento formal: Se da slo en el pecadomortal. El pecador se da cuenta de que con su accin, gravemente prohibida, sealeja o se separa de Dios, a pesar de eso, realiza voluntariamente esa accin.

    En todo pecado hay una verdadera ofensa a Dios, explicita e implcita.

    c. Divisin

    Distintas clases de pecado que se pueden cometer:

    1Catecismo de la Iglesia Catlica. No. 18492Ibid. No. 1850

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    AUTOR. Original: Cometido personalmente por Adn y

    transmitido por la generacin natural atodos sus descendientes.

    Personal: Cometido por el propio pecador.ACTO. Habitual: El estado de pecado en el pecador noarrepentido.

    Actual: Cualquier accin u omisin contra la leydivina.

    GRAVEDAD. Grave o mortal Destruye la gracia y aparta de Dioscomo fin ltimo.

    Leve o venial No destruye la gracia ni aparta de Dios,pero nos desva del recto camino.

    MODO comisin: Accin positiva contra un preceptonegativo, ej.: el homicidio.

    Omisin: Ausencia voluntaria de un actopositivamente mandado, ej.: no ir a misael domingo

    MANIFESTACIN Externo Si se realiza exteriormente (Palabra ohechos)

    Interno Si se consuma en la mente o en elcorazn, ej. El odio

    RESPONSABILIDAD Formal Cuando se comete a sabiendas de que sequebranta la ley

    Material Cuando se quebranta la layinvoluntariamente (por inadvertencia,

    ignorancia)ATENCIN Deliberado Con plena advertencia y consentimiento.

    Semideliberado Con imperfecta advertencia oconsentimiento.

    OBJETO Carnal Si tiene por objeto la delectacincorporal (gula, lujuria)

    Espiritual Si se busca la delectacin interna(soberbia, odio, envidia)

    MTIVO Ignorancia Proceder con desconocimiento culpablede la ley

    Fragilidad Proceder con pasin que solicita el alma.

    Malicia Proceder con fra y calculada perversinTRMINO contra: Dios Si se opone directamente a los derechos

    divinos (blasfemia, hereja)Prjimo Se opone al bien del prjimo (injusticia,

    odio)Contra s mismo Si se opone al propio bien (embriaguez,

    lujuria)

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    ESPECIAL DESORDEN Capital Si es cabeza y origen de otros muchos(soberbia, avaricia, ira)

    Que clama alcielo

    Si perturba enormemente el orden social(homicidio, defraudacin del jornal al

    obrero)Contra elEspritu Santo

    Si desprecia formalmente los donessobrenaturales que retraen del pecado(desesperacin, combatir la verdad)

    2. EL PECADO MORTAL Y EL PECADO VENIAL

    Conviene valorar los pecados segn su gravedad. La distincin entre pecado mortal yvenial, perceptible ya en la Escritura (cf 1Jn5, 16-17) se ha impuesto en la tradicin de laIglesia. La experiencia de los hombres la corroboran.

    Elpecado mortaldestruye la caridad en el corazn del hombre por una infraccin grave dela ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin ltimo y su bienaventuranza,prefiriendo un bien inferior.

    Elpecado venialdeja subsistir la caridad, aunque la ofende y la hiere.3

    A. PECADO MORTAL

    El pecado mortal es definido por San Agustn (Contra Faustum, XXII, XXVII) as "Dictumvel factum vel concupitum contra legem ternam", ejemplo, algo dicho, hecho o deseado

    contrario a la ley eterna, o pensamiento, palabra o acto contrario a la ley eterna. Esta es unadefinicin de pecado en tanto acto voluntario. En tanto defecto o privacin, debera serdefinido como una aversin a Dios, nuestro verdadero destino final, en razn de unapreferencia dada a algn bien mutable.

    La definicin de San Agustn, estrictamente considerada, es decir el pecado como unimpedimento a nuestro verdadero fin ltimo, no comprende el pecado venial, sino en tantoque el pecado venial es, de alguna manera, contrario a la ley divina, aunque no esimpedimento de nuestro fin ltimo, se puede decir que est incluido en la definicin talcomo est. Mientras que en primer lugar una definicin de pecados de comisin, lospecados de omisin pueden estar incluidos en la definicin porque ellos presuponen algn

    acto positivo (Santo Toms, I-II:71:5) y la negacin y la afirmacin se reducen al mismognero. Los pecados que violan la ley humana o la ley natural tambin estn incluidos, porcuanto lo que es contrario a la ley humana o natural, es tambin contrario a la ley Divina,en tanto cada ley humana justa se deriva de la ley Divina y no lo es, sino estando enconformidad con la ley Divina.

    3Ibid. No. 18541855

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    a. Condiciones de Pecado Mortal: Conocimiento, libre voluntad, materia grave

    Siendo que el pecado es un acto humano defectuoso de la debida rectitud, debe tener en

    tanto es un acto humano, los constituyentes esenciales de un acto humano. El intelecto debepercibir y juzgar la moralidad del acto y la voluntad libremente elegir. Para que haya unpecado deliberadamente mortal debe haber advertencia total de parte del intelecto yconsentimiento total de parte de la voluntad en una materia grave. Una trasgresininvoluntaria de la ley incluso en una materia grave, no es formalmente, sino un pecadomaterial. La gravedad de la materia es juzgada por las Enseanzas en las Escrituras, lasdefiniciones de concilios y papas, y tambin de la razn. Aquellos pecados juzgados comomortales son los que contienen en s mismos algn desorden grave en relacin a Dios,nuestro prjimo, nosotros mismos o a la sociedad. Algunos pecados no admiten liviandadmaterial, como por ejemplo, la blasfemia, odio de Dios; son siempre mortales (ex totogenere suo), a no ser que se vuelva venial por necesidad de total advertencia por parte del

    intelecto o consentimiento total por parte de la voluntad. Otros pecados admiten materialiviana; son pecados graves (ex genere suo) en tanto su materia en s misma es suficientepara constituirse en pecado grave sin la suma de ninguna otra materia, aunque es de talnaturaleza que, en un caso dado, debido a su pequeez, el pecado puede ser venial, porejemplo, el hurto.

    b. Imputabilidad

    Para que el acto del pecador pueda serle imputado no es necesario que el objeto en el cualtermina y especifica el acto, est directamente querido como fin o medio. Es suficiente quesea querido indirectamente o en su causa, es decir, si el pecador prev, al menos

    confusamente, qu se seguir del acto el cual libremente realiza o de la omisin de un acto.Cuando la causa produce un efecto doble, uno de los cuales es directamente querido, y elotro indirectamente, el efecto que se sigue indirectamente es moralmente imputable alpecador cuando se verifican estas tres condiciones:

    Primero, el pecador debe prever al menos confusamente los efectos malos que se siguende aquello que causa, Segundo, debe ser capaz de abstenerse de ser causa; Tercero, debe estar bajo la obligacin de prevenir el efec to malo.

    El error y la ignorancia en relacin al objeto o circunstancias del acto causado, afectan eljuicio del intelecto y consecuentemente, la moralidad e imputabilidad del acto. Laignorancia invencible excusa totalmente de pecado.

    La ignorancia vencible no excusa aunque hace al acto menos libre. Las pasiones, mientrasellas perturban el juicio del intelecto, afectan ms directamente a la voluntad. La pasinantecedente aumenta la intensidad del acto, el objeto es ms intensamente deseado, aunquemenos libremente, y la perturbacin causada por la pasin puede ser tan grande al punto dehacer del juicio libre un imposible, dejando al agente, por el momento, fuera de s (I-II:6:7

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    al 3um.) La pasin consecuente, la cual surge del comando de la voluntad, no disminuye lalibertad, sino que ms bien es un signo de un intenso acto volitivo. El miedo, la violencia,la herencia, los estados temperamentales y patolgicos, en tanto afectan la volicin libre,afectan la malicia e imputabilidad de pecado. De la condenacin de los errores de Baio y

    Jansenio (Denz-Bann, 1046, 1066, 1094, 1291-2) queda claro que para que haya pecadoactual y personal son necesarios y se requieren el conocimiento de la ley y un acto personalvoluntario y libre de coercin. Ningn pecado mortal es cometido bajo estado de ignoranciainvencible o en un estado de media conciencia. No se requiere la advertencia actual de lopecaminoso de un acto, basta la advertencia virtual. No es necesario que est presente laexplcita intencin de ofender a Dios y romper su Ley, basta el total y libre consentimientode la voluntad a un acto malo.

    c. Malicia

    La verdadera malicia del pecado mortal consiste en la trasgresin consciente y voluntaria

    de la ley eterna e implica un desprecio de la voluntad Divina, un total alejamiento de Dios,nuestro verdadero fin ltimo y la preferencia por algo creado a lo cual nos subyugamos. Esuna ofensa ofrecida a Dios, y una injuria a

    d. Gravedad.

    Mientras que todo pecado mortal nos aleja de nuestro verdadero fin ltimo, no todos lospecados mortales son igualmente graves, como queda claro en las Escrituras (Jn 19, 11; Mt11,22; Lc 6) y tambin de la razn. Los pecados se distinguen especficamente por susobjetos, los cuales alejan al hombre no de igual modo de su fin ltimo. Nuevamente, siendoque el pecado no es pura privacin sino una mezcla, todos los pecados no destruyen de

    igual modo el orden de la razn. Los pecados espirituales, otras cosas siendo iguales, sonmas graves que los pecados carnales. (Santo Toms, "De malo", Q. II, a. 9; I-II, Q. LXXIII,a. 5).

    e. Efectos del Pecado

    El primer efecto del pecado mortal en el hombre es alejarlo de su verdadero fin ltimo, yprivar su alma de la gracia santificante. El acto pecaminoso ocurre y el pecador es dejadoen un estado de aversin habitual de Dios.

    El segundo efecto del pecado est en transmitir el dolor del sufrimiento padecido. (reatuspaenae). El pecado (reatus culpae) es la causa de esta obligacin (reatus paenae). Elsufrimiento puede estar inflingido en esta vida a travs del medio de castigos medicinales,calamidades, enfermedades, males temporales, los cuales tienen a alejarnos dl pecado; opueden ser inflingidos en la vida por venir por la justicia de Dios como castigo vindicativo.Un pecado mortal es suficiente para caer en el castigo.

    Otros efectos del pecado son: remordimiento de conciencia (Sab 5, 2-13); una inclinacinhacia el mal, as como los hbitos son formados por la repeticin de actos similares; un

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    oscurecimiento de la inteligencia, una dureza de la voluntad (Mt 13,14-15; Rm 11, 8); unenviciamiento general de la naturaleza, la cual sin embargo no destruye totalmente lasustancia y las facultades del alma sino meramente debilita el recto ejercicio de susfacultades.

    B. PECADO VENIAL

    El pecado venial es esencialmente diferente del pecado mortal. No nos aleja de nuestroverdadero fin ltimo, no destruye la caridad, el principio de unin con Dios, ni priva alalma de gracia santificante y es intrnsecamente reparable. Es llamado venial precisamenteporque, considerada su propia naturaleza, es perdonable; en s mismo, meritorio de castigotemporal, no eterno. Se distingue del pecado mortal en cuando al desorden. Con el pecadomortal, el hombre queda enteramente apartado de Dios, su verdadero fin ltimo y, al menosimplcitamente, coloca su fin ltimo en alguna cosa creada. Con el pecado venial, el no es

    apartado de Dios, tampoco coloca su fin ltimo en creaturas. Se mantiene unido con Diospor caridad, pero no tiende a El como debiera. La verdadera naturaleza del pecado en tantocontraria a la ley eterna, que repele especialmente al principal fin de la ley, se encuentra enel pecado mortal. El pecado venial es solo de manera imperfecta, contrario a la ley en tantono es contrario al principal fin de ley, ni aleja al hombre de su fin al que est encaminadopor la ley. (St. Thomas, I-II, Q. LXXXVIII, a. 1).

    a. Malicia del pecado venial

    La diferencia en la malicia del pecado mortal y venial consiste en lo siguiente: el pecado

    mortal es contrario al fin principal de la ley eterna, esto es, ataca la sustancia misma de laley la cual comanda que ningn ser creado debe ser preferido a Dios en tanto fin o igualadoa l, mientras que el pecado venial es slo un desacuerdo con la ley, no contraria u opuestaa ella, no ataca su sustancia. Lo sustancial de la ley, su perfecto logro es entorpecido por elpecado venial.

    b. Condiciones

    Es Cometido un pecado venial cuando la materia del pecado es liviano, aunque laadvertencia del intelecto y el consentimiento de la voluntad son totales y deliberados, y,cuando, aunque la materia del pecado sea grave, no hay total advertencia por parte delintelecto y consentimiento total por parte de la voluntad. Un precepto, obliga sub gravisaquello que tiene por objeto un fin importante que lograr y su trasgresin est prohibidabajo pena de perder la amistad de Dios. Un precepto obliga sub levi cuando no est tandirectamente impuesto.

    c. Efectos

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    El pecado venial no priva al alma de la gracia santificante, ni la disminuye. No produce unamcula o mancha, como lo hace el pecado mortal, pero disminuye el lustre de la. El pecadovenial frecuente y deliberado disminuye el fervor de la caridad, dispone al pecado mortal(I-II:88:3) y obstruye la recepcin de gracias que de otra forma Dios dara. Disgusta a Dios

    y obliga al pecador a castigo temporal ya sea en su vida o en el Purgatorio. El pecado venialno necesita la gracia de absolucin. Puede ser remitido con la oracin, la contricin, lacomunin ferviente y otras obras pas. Sin embargo, es laudable su confesin (Denz-Bann,1539).

    3. LOS PECADOS EN PARTICULAR4

    LOS PECADOS INTERNO

    Son los que se realizan con las solas potencias internas del hombre, el entendimiento, lavoluntad, la imaginacin y la memoria. Los principales son tres:

    La Complacencia Morosa: Es el deleite en la representacin imaginaria de un actopecaminosos como si se estuviera realizando, pero sin nimo de realizarlo.

    El Mal Deseo: Es la apetencia deliberada de una cosa mala, referida siempre al tiempofuturo.

    El Gozo Pecaminoso: Es la deliberada complacencia en una mala accin realizada por s

    mismo o por otros.

    LOS VICIOS O PECADOS CAPITALES

    La Vanagloria: Es el apetito desordenado de la propia alabanza. Busca la propia fama ynombrada sin mrito en que apoyarla o sin ordenarla a su verdadero fin, que es la gloria deDios y el bien del prjimo.

    La Avaricia:Es el apetito desordenado de los bienes exteriores.

    La Lujuria:Es el apetito desordenado de los placeres sexuales.

    La Envidia:Es tristeza del bien ajeno en cuanto que rebaja nuestra gloria y excelencia.

    La Gula:Es el apetito desordenado de comer y de beber.

    4ROYO MARN A. Teologa Moral Para Seglares. Tomo I.

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    La Ira:considerada como vicio, es el apetito desordenado de venganza.

    La Acidia:En general, es lo mismo que pereza, pero en sentido ms estricto y propio sedesigna con ese nombre el tedio o fastidio de las cosas espirituales por el trabajo y

    molestias que ocasionan. Es somnolencia del nimo y debilidad de la voluntad, queconduce a la inaccin y ociosidad.

    LOS PECADOS QUE CLAMAN AL CIELO

    Aquellos que envuelven una especial malicia y repugnancia abominable contra el ordensocial humano. No suponen necesariamente mayor gravedad que todos los dems pecadosque se puedan cometer; pero, en virtud de su especial injusticia contra el bien social,parecen provocar la ira de Dios y la exigencia de un castigo ejemplar para escarmiento delos dems. Algunos de ellos son: El Homicidio Voluntario, La Sodoma, La Opresin de

    los Pobres, Viudas y Hurfanos, La Defraudacin del Salario del Trabajador.

    LOS PECADOS CONTRA EL ESPRITU SANTO

    Son aquellos que se cometen con refinada malicia y desprecio formal de los donessobrenaturales que nos retraeran directamente del pecado: La Desesperacin, LaPresuncin, La Impugnacin de la Verdad Conocida, La Envidia del Provecho Espiritualdel Prjimo, La Obstinacin en el Pecado, La Impenitencia Deliberada.

    LOS PECADOS CONTRA LA FE: se dan impropiamente, en cuanto que pueden tomarsecomo verdades pertenecientes a la fe algunas que de ningn modo pertenecen a ella: LaExcesiva Credulidad, La Supersticin, La Infidelidad, La Apostasa, La Hereja.

    PECADOS OPUESTOS A LA ESPERANZA

    La Desesperacin: La voluntaria renuncia a la bienaventuranza eterna por considerarlaimposible de alcanzar

    La Presuncin: Es la temeraria confianza de obtener la salvacin del alma por medios noordenados por Dios.

    PECADOS OPUESTOS A LA CARIDAD PARA CON DIOS.

    El odio: Es absolutamente el primero y el mayor de todos los pecados que se puedencometer, porque el grado de una culpa se mide por el grado de aversin a Dios, es el mayorpecado que se puede cometer contra el Espritu Santo.

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    La Acedia: Consiste en el tedio o pereza espiritual, y proviene del gusto depravado de loshombres, que no encuentran placer en Dios y consideran las cosas que a l se refierencomo cosa triste, sombra y melanclica.

    El amor desordenado a las criaturas.

    PECADOS OPUESTOS AL PRIMER MANDAMIENTO

    Adems de los pecados de omisin de los actos preceptuados en el primer mandamiento, sepuede pecar contra l de muchas maneras: La supersticin, el culto indebido a Dios, laidolatra, la adivinacin, las vanas observancias, la irreligiosidad, la tentacin de Dios, elsacrilegio, la simona.

    PECADOS OPUESTOS AL SEGUNDO MANDAMIENTO

    El Uso del Nombre de Dios en Vano:Consiste este pecado en proferir sin motivo algunoo sin la debida reverencia el nombre del Santo Dios. Por extensin se aplica tambin elnombre de Mara y al de los santos.

    La Blasfemia:Significa en general, cualquier injuria o contumelia lanzada contra alguien.En el sentido estricto que aqu nos interesa, se define: una expresin contumeliosa contraDios.

    PECADOS OPUESTOS A LA CARIDAD PARA CONSIGO MISMO:

    El suicidio, la propia mutilacin, los atentados contra la propia salud, el deseo de la propiamuerte, el descuido de los bienes humanos.

    PECADOS CONTRA LA VIRTUD DE LA PRUDENCIA

    La imprudencia:Afecta a la prudencia misma y a todas sus partes integrales y subjetivas yse subdivide en tres partes potenciales por oposicin a las correspondientes de la prudencia,a saber: la precipitacin, la inconsideracin, la inconstancia.

    La Negligencia: No cualquiera, sino la que supone falta de solicitud en imperareficazmente lo que debe hacer y del modo que debe hacerse..Vicios Falsamente Parecidos a la Prudencia:La prudencia de la carne, la astucia, el dolo,el fraude, la solicitud

    PECADOS OPUESTOS A LA VIRTUD DE LA FORTALEZA

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    A la fortaleza se oponen tres vicios: uno por defecto, el temor o cobarda, y dos por exceso,la impasibilidad y la audacia.

    VICIOS OPUESTOS A LA MAGNANIMIDADLa Presuncin:Que inclina a acometer empresas superiores a nuestras fuerzas, o a buscarun cargo en el que no estamos debidamente preparados.

    La Ambicin: Que impulsa a procurarnos honores indebidos a nuestro estado ymerecimientos.

    La Vanagloria:Busca la fama y nombrada sin mritos en que apoyarla o sin ordenarla asu verdadero fin, que es la gloria de Dios y el bien del prjimo.

    La Pusilanimidad:Se opone por defecto a la magnanimidad. Es el pecado de los que porexcesiva desconfianza en s mismo o por una humildad mal entendida no hace fructificartodos los talentos que de Dios han recibido; lo cual es contrario a la ley natural.

    VICIOS OPUESTOS A LA MAGNIFICENCIA: La magnificencia es la virtud queinclina a emprender obras esplndidas y difciles de ejecutar, sin arredrarse ante lamagnitud del trabajo o de los grandes gastos que sea necesario invertir. Los vicios opuestosson: uno por defecto: la tacaera, y otros por exceso, el despilfarro.

    VICIOS OPUESTOS A LA PACIENCIA: La paciencia es la virtud que inclina a

    soportar sin tristeza de espritu ni abatimiento de corazn los padecimientos fsicos ymorales. Los vicios opuestos son: uno por defecto: la impaciencia, otro por exceso, lainsensibilidad de corazn.

    VICIOS OPUESTOS A LA LONGANIMIDAD: Es la virtud que nos da nimo paratender a algo bueno que est muy distante de nosotros, o sea cuya consecucin se har deesperar por mucho tiempo. Vicio opuesto: es la estrechez o poquedad de nimo, queimpulsa a desistir de emprender un camino virtuoso cuando la meta final aparece muylejana.

    VICIOS OPUESTOS A LA PERSEVERANCIA Y CONSTANCIA:La perseveranciaes la virtud que inclina a persistir en el ejercicio del bien a pesar de la molestia que suprolongacin nos ocasione. Los vicios opuestos: se oponen dos vicios: uno por defecto, lainconstancia, y otro por exceso, la pertinacia o terquedad que es el vicio del que se obstinaen no ceder de su opinin cuando sera razonable hacerlo.

    PECADOS CONTRA LA TEMPLANZA:

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    La intemperancia:Desborda los lmites de la razn y de la fe en el uso de los placeres deltacto y del gusto.

    La insensibilidad excesiva:Huye incluso de los placeres necesarios para la conservacin

    del individuo o de la especie que pide el recto orden de la razn.VICIO OPUESTO A LA SOBRIEDAD:La virtud de la sobriedad es la moderacin ytemplanza en cualquier materia, que tiene por objeto moderar, de acuerdo con la razniluminada por la fe, el uso de las bebidas embriagantes. El vicio opuesto es la embriaguez,que es uno de los ms vergonzosos y degradantes.

    VICIO OPUESTO A LA CONTINENCIA: La virtud de la continencia consiste enrobustecer la voluntad para resistir a las concupiscencias desordenadas muy vehementes.Vicio opuesto es la incontinencia, que no es un hbito malo propiamente dicho, sino laprivacin de la continencia en el apetito racional, que sujetara la voluntad para no dejarla

    arrastrar por la concupiscencia; y en el apetito sensitivo es el mismo desorden de laspasiones concupiscibles en lo referente al tacto.

    VICIOS OPUESTOS A LA MANSEDUMBRE: La mansedumbre es la virtud de lamoderacin de la ira segn la recta razn. La materia propia de esta virtud es la pasin de laira, que rectifica y modera de tal forma que no se levante sino cuando sea necesario y en lamedida que lo sea. Su vicio opuesto es la ira, pero por exceso es la excesiva blandura, queomite la justa indignacin contra el desorden para no molestarse en castigar.

    VICIOS OPUESTOS A LA CLEMENCIA: La clemencia es la virtud que inclina alsuperior a mitigar, segn el orden de la razn, la pena o castigo debido al culpable. Procede

    de cierta dulzura del alma, que nos hace aborrecer todo aquello que pueda contristar al otro.Los vicios opuestos son: dos por defectos, la crueldad, que es la dureza de corazn en laimposicin de las penas, traspasando los lmites de los justo y la sevicia o ferocidad, quellega incluso a complacerse en el tormento de los hombres.

    VICIOS OPUESTOS A LA EUTRAPELIA:La virtud de la eutrapelia tiene por objetoregular, segn el recto orden de la razn, los juegos y la diversin. Los vicios opuestoscontra esta virtud son dos opuestos, uno por exceso, la necia alegra que se entrega adiversiones ilcitas; y la por defecto, es la austeridad excesiva, que rechaza incluso larecreacin honesta y sana.

    VICIOS OPUESTOS A LA ESTUDIOSIDAD: A la estudiosidad se oponenprincipalmente dos vicios: uno por exceso, la curiosidad, y otros por defecto, la negligenciaen la adquisicin de la verdad.

    VICIOS EN CUANTO A LA MODESTIA EN EL ORNATO:La modestia en el ornatoes una virtud derivada de la templanza que tiene por objeto guardar el debido orden de larazn en el arreglo del cuerpo y del vestido y en el aparato de las cosas exteriores, haymuchas formas de incurrir en errores tanto por excesos, como por defectos.

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    PECADOS OPUESTOS A LA CARIDAD PARA CON EL PRJIMO:

    El Odio:Ya lo hemos mencionado al exponer la doctrina sobre el perdn de los enemigos.

    La Envidia:Es una especie de tristeza del bien ajeno que se considera como un mal paranosotros, en cuanto que rebaja nuestra gloria y excelencia.

    La Discordia:Se entiende por tal la disensin de las voluntades en lo tocante al bien deDios y del prjimo. Se opone a la paz y concordia entre los hombres.

    La Contienda:La contienda o porfa es el altercado o discusin violenta con las palabras.Se opone tambin a la paz, fruto de la caridad.

    La Ria:De la discordia y de la contienda, azuzadas por la ira, suele nacer la ria, que es

    una refriega entre personas privadas a base de golpes o heridas.El Cisma, la Guerra y la Sedicin:Son pecados que se oponen a la paz pblica, aunqueen diferentes aspectos y con distintas finalidades.

    El Escndalo:puede entenderse en tres sentidos:Etimolgicamente significa cualquier piedra u obstculo que se coloca en el camino conpeligro de tropezar en l.En sentido vulgar significa la admiracin, el horror o la indignacin ante algo moralmenteindecoroso.En su acepcin estricta y teolgica se define: un dicho o hecho menos recto que

    proporciona al prjimo ocasin de pecado.

    DESARROLLO DE LA PENITENCIA DEL SIGLO II AL XIII

    PENITENCIA ANTIGUA, PBLICA Y CANNICA (SIGLOS II AL VII).

    1. Primera poca (siglo II): Inauguracin de una penitencia excepcional

    Para la poca postapostlica ms inmediata disponemos de pocos testimonios penitenciales.

    a) Un contexto de clara continuidad:

    El contexto general, en principio, sigue las pautas del perodo neotestamentario anterior.Nos encontrbamos en l con unas comunidades pequeas y organizadas, en las que elconocimiento y apoyo recprocos, as como el control efectivo de la vida de sus miembros,no presentaban mayores dificultades.

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    El don de la salvacin en Cristo y, en este marco, el anuncio central del perdn y laliberacin de los pecados son vividos con un acento fuertemente escatolgico. La realidadde la debilidad humana, la de la posibilidad efectiva de cada y vuelta atrs, la de lospecados concretos en suma, se imponen, a pesar de todo, con todo su empecinamiento y su

    evidencia. Ante ellos la comunidad cristiana despliega una praxis de perdn yreconciliacin.

    b) Una importante novedadHallamos, a mediados del siglo II, con una novedad. Se trata de una obra, El Pastor, cuyoautor es Hermas. Lo significativo para nuestro tema es que El Pastor habla por primera vezde una penitencia segunda para quienes, despus de la primera, la bautismal, han roto laorientacin fundamental d la vida cristiana. La obra da testimonio de una idea y una praxisque, aun con dificultades, iban abrindose camino: una segunda penitencia.

    2. Segunda poca (siglo III):Institucionalizacin de la penitencia.

    a) Su contexto

    A mediados del siglo III las persecuciones de Decio y la de Valeriano despus, aunque muylocalizadas y de breve duracin, dan lugar a numerosas defecciones y apostasas

    b) Tertuliano y el montanismo

    Tertuliano nos ilustra, por vez primera, sobre el funcionamiento de la penitencia en laIglesia latina. As sabemos que dicha penitencia no consista slo en una disposicininterior de conciencia, sino que demandaba actos externos y pblicos en los que aquella

    disposicin se manifestaba y concretaba. En pura teora Tertuliano no negaba a la Iglesia elpoder de perdonar los mayores pecados. Lo que rechazaba, para no incitar ni dar pretexto allaxismo, era el ejercicio efectivo de dicho poder. En cuanto a los pecados capitales, laIglesia, segn el Tertuliano montanista, no tena derecho a hacer uso del poder de atar ydesatar5. Ntese, por tanto, que lo que le niega no es el poder, sino que, en determinadassituaciones, haga uso del mismo.

    c) San Cipriano y los novacianos

    Cipriano combati tenazmente a los novacianos. stos se oponan frontalmente a lareconciliacin de los apstatas. En cuanto a su doctrina para Cipriano, en rigor, slo lospecados graves deben ser sometidos a la penitencia. Lospercata minora, los cotidianos,pueden se expiados de otros modos.

    En cuanto a los lapsi, san Cipriano est de acuerdo en que los apstatas tengan acceso a lareconciliacin, pero slo tras someterse a una rigurosa penitencia.

    5C Vogel El Pecador y la penitencia en la Iglesia antigua , ELE, Barcelona 1966, pp 35-37.

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    d) La penitencia en las iglesias de Oriente

    Orgenes propone diferentes medios, hasta siete, para la remisin de los pecados, cuya

    fuente ltima de fecundidad reside en la Cruz de Cristo. El pecado grave postbautismalrequiere de una penitencia (metanoia) expiadora, que tiene lugar una sola vez. No cabe,pues, un perdn gratuito como el del bautismo.

    En Orgenes, en fin, nos encontramos con la primera noticia de que los cristianos que hansido reconciliados por la penitencia oficial o pblica no pueden acceder a cargoseclesisticos.

    La Didascalia Aposlolorum

    Segn su enseanza, la autoridad mxima en lo que atae a la penitencia es el obispo. ste

    convoca a quien se obstina en vivir en pecado y, junto con la comunidad, lo expulsa oexcluye de la comunin. Motivo de excomunin son, adems de la trada tradicional, elmaltratar a los esclavos, oprimir a los pobres, calumniar, actuar con injusticia en lamagistratura, ser deshonestos en el comercio.

    Tercera poca (siglos IV-VII): Canonizacin de la institucin penitencial

    a) El contexto general

    El edicto de Miln (en el 313) abre nuevas condiciones para la expansin y el desarrollo delcristianismo. Se desencadena una entrada en masa en la Iglesia. La prctica del bautismo de

    nios se consolida. Pero todo ello tiene su contrapartida. De una parte se generan dinmicasde mundanizacin negativa, de mediocridad, de debilitamiento moral. Lo que viene aquedar reforzado de algn modo, de otra, por el hecho de que a la penitencia primera, elbautismo, se le priva de su tono exigente de opcin vital radical propio del bautismo deadultos. El resultado es que la prdida de la gracia bautismal deja de ser considerada unaexcepcin.

    As las cosas, objetivamente, la institucin penitencial aparece cada vez como msnecesaria

    Todo este conjunto de orientaciones y normativas, especialmente los cnones conciliares,hacen que la praxis penitencial tome la forma y el nombre de penitencia cannica.

    b) Objeto de la penitencia eclesistica o cannica

    nicamente los pecados graves, y todos ellos sin excepcin, se benefician de estapenitencia. Para las faltas leves son suficientes la mortificacin y las buenas obras,especialmente las de caridad con el prjimo necesitado.

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    No resulta fcil elaborar una lista de los pecados sometidos a penitencia cannica. Loscriterios de distincin entre graves y leves no son idnticos a los que hoy manejamos.

    c) El desarrollo del proceso penitencial

    El mismo se estructura en tres tiempos: el ingreso en la penitencia, la accin penitencial yla celebracin de la reconciliacin.

    Entrada en la penitencia: este momento o tiempo se expresa de modos diversos: pedir,recibir la penitencia si se habla desde el penitente dar o imponer la penitencia cuando setrata del obispo que recibe al pecador entre los penitentes.

    Se trata de un acto pblico y comunitario, por el que los penitentes, ya hayan decididoespontneamente hacerse tales o, por el contrario, hayan sido expresamente convocados porel obispo, ingresan en un orden o status especial, el de los penitentes.

    El tiempo de hacer penitencia: El tiempo de duracin de la penitencia dependa de lagravedad de la culpa y de la actitud espiritual mostrada por el penitente. Lo determinaba elobispo. Pero no discrecionalmente, sino con arreglo a disposiciones y normativas que, paraestas fechas, eran ya muy precisas y duras.

    La celebracin de la reconciliacin: La reconciliacin es competencia del obispo. Y serealiza mediante la imposicin de manos de ste unida a la oracin, que suele tener un tonodeprecatorio. En caso de necesidad, y por concesin del obispo, tambin los presbterosejercen este ministerio de la reconciliacin.

    La unicidad de la penitencia se mantiene, apelando a motivaciones diversas. San Ambrosioaducir, por ejemplo, la analoga con el bautismo nico. San Agustn, sin embargo, trae acolacin motivos de ndole disciplinar. Y rebate a quienes sostienen que los reincidentes notienen ya ninguna salida ni esperanza.

    d) Decadencia de la penitencia cannica

    Con la llegada de los brbaros el Imperio se descompone y comienza a gestarse unprofundo cambio cultural y social. La Iglesia, lejos de afrontar la crisis, trata de mantenerinvariable la praxis establecida. Aunque, por otro lado, se vera obligada a responderla larealidad mediante una suerte de casustica pastoral.

    Las cargas que implica la penitencia cannica la convierten en una institucin que muestraun abismal desfase con la vida.

    e) Otros modos de alcanzar el perdn

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    Un primer modo es la profesin religiosa o monstica. La razn reside en que la misma esconsiderada como un segundo bautismo que regenera, reconcilia, reintroduce en la Iglesia ycapacita de nuevo para recibir la eucarista

    El segundo cauce es hacerse converso. Se trataba de una especie de estado monsticointermedio, esto es, sin vivir bajo una regla y en un monasterio, sino en la sociedad y con lafamilia. Consista en un compromiso de bsqueda de perfeccin y de vida en penitencia ycastidad.

    PENITENCIA TARIFADA O TASADA O ARANCELARIA (siglos VII-XII)

    1. Una nueva forma penitencial para una nueva situacin

    d) Un nuevo contexto:

    Las migraciones germnicas y las incursiones sarracenas, normandas, hngaras y de otrospueblos dificultan las comunicaciones entre las diversas regiones. Comienza a cristalizar lasociedad feudal, con su fraccionamiento organizativo. Y el derecho germnico acenta lastendencias individualistas.

    En estas condiciones, en el siglo VII, cobra fuerza en las iglesias del continente europeouna nueva forma penitencial absolutamente revolucionaria respecto a la penitenciapblica.

    En los monasterios celtas se practicaba la manifestatio conscientiae, inicialmente entre

    los monjes y el abad. Esta prctica se extendi pronto tambin a los fieles.b) La naturaleza de esta nueva forma:

    Consiste en determinar o tasar con precisin las obras penitenciales que corresponden acada pecado confesado. La estructura sigue pivotando en la accin penitencial. Y sus obrasse concretan en penitencias bastante penosas y ms o menos largas segn la naturaleza delos pecados confesados. Hay libros penitenciales, de modo que los ministros sepan quobra penitencial corresponde a cada pecado.

    c) El desarrollo del proceso penitencial

    Cuando un cristiano tiene conciencia de pecado -y siempre que la tenga- puede acercarse aun confesor. Se hace ante l una confesin detallada. Y el confesor, con un libro penitencialcomo gua, va imponiendo la penitencia que corresponda a cada falta.A continuacin, segn los rituales anejos a algunos libros penitenciales, el penitente,recibida la tasacin de sus faltas, se retira a cumplir la penitencia impuesta. Y, tras elcumplimiento, vuelve para recibir la absolucin. No est muy claro, sin embargo, cmo ycundo se realizaba la reconciliacin.

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    2. La decadencia de la penitencia tarifada

    De los libros penitenciales se desprende que la penitencia arancelaria o tasada conservaba,

    en buena medida, el antiguo rigor de las obras penitenciales. Pero las penas eranacumulativas segn el nmero y la gravedad de los pecados. El problema estaba, entonces,en que, en ocasiones, la vida entera no bastaba para poder cumplir con las penitenciasimpuestas. Los mismos libros penitenciales comienzan a salir al paso de estas dificultadesen base a conmutaciones, compensaciones, redenciones y sustituciones vicarias. Un modode conmutacin y redencin; que deriv en muy serios abusos, consisti en hacer celebrarmisas para redimir obras de penitencia.

    El acento, dentro de la penitencia tarifada, se va poniendo cada vez ms en la confesin delas faltas, que llega a convertirse en lo esencial, en la obra penitencial por excelencia.

    EL SISTEMA PENITENCIAL DE LA CONFESIN PRIVADA (DEL SIGLO XIIEN ADELANTE)

    De la penitencia tarifada se pasa a la confesin privada. La absolucin sigueinmediatamente a la confesin, en un ritual privado y simple. Y la accin penitencial,gradualmente convertida en algo meramente simblico, pospuesta a la recepcin de laabsolucin, se concentra fundamentalmente en la confesin misma.

    LA PENITENCIA EN EL CONCILIO DE TRENTO

    Doctrina de Trento sobre el Sacramento de la Penitencia

    La doctrina de Trento sobre el sacramento de la penitencia podemos dividirla en lossiguientes puntos:

    Institucin del sacramento: se expresa tambin con claridad lo que el Concilio entiendepor sacramento: un rito instituido por Cristo, que significa, contiene y confiere la gracia alque lo recibe, siempre que ste no ponga obstculo por su parte.La afirmacin de la sacramentalidad de la penitencia no presenta, por tanto, duda algunapara los telogos y padres del Concilio,

    Constitucin del sacramento: Reconoce la importancia de tres elementos, contricin,confesin y satisfaccin que, unidos a la absolucin, constituyen el sacramento, y tienden adestacar en la prctica de la confesin el valor de la absolucin, como signo en el que seafianza la fe del creyente.

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    La confesin de los pecados: El Concilio afirma, pues, respecto a la confesin que formaparte integrante del sacramento, que "es necesaria por derecho divino". En efecto, teniendoen cuenta que en el sacramento lglesia ejerce el poder de "perdonar y retener" los pecados,sobre aquellos cristianos que acuden a ella arrepentidos, la confesin se revela como el

    medio indispensable para poder ejercer justamente dicho poder.Significado de la absolucin: En la etapa de Trento se insiste ms en el carcter judicial dela absolucin y precisamente al hablar de la necesidad de la confesin en orden a que elsacerdote conozca la causa para poder absolver. Segn la explicacin de Trento, la accinde "atar" o "retener", en el sacramento de la penitencia, va relacionada con la imposicin dela penitencia.

    Valor de las obras satisfactorias: La necesidad de la satisfaccin no se opone, en laenseanza de la Iglesia, al mrito infinito de la obra de Cristo ni significa que Dioscondicione el perdn al cumplimiento de la penitencia. El sentido positivo de las obras

    satisfactorias va relacionado con las exigencias antropolgicas de la conversin:contribuyen a descubrir mejor la gravedad del pecado, a vivir con mayor vigilancia, a crearbuenos hbitos que sustituyan a los viejos vicios. La satisfaccin tiene tambin unadimensin cristolgica: nos hace conformes a Cristo, que quiso satisfacer por nuestrospecados, y nos dispone as mejor a participar de su glorificacin: la satisfaccin delcristiano recibe su fuerza de Cristo y puede ofrecerse, a travs de El, como ofrenda grata alPadre.

    LA POCA POSTRIDENTINA Y EL VATICANO II

    La difusin de la confesin frecuenteDel examen de la praxis religiosa posterior a Trento (prcticas cuaresmales, misiones,ejercicios espirituales, etc.) se puede deducir la progresiva consolidacin de la confesin yel modo en que se practicaba.

    El redescubrimiento de la dimensin eclesial de la penitencia

    La necesidad de examinar de nuevo la historia del sacrament de la penitencia provoc laaparicin de numerosos estudios histricos y exposiciones dogmticas de corte histrico ypositivo, que permitieron un conocimiento ms exacto de la evolucin del sacramento y desu forma ms antigua.

    Hay que mencionar, al menos, las obras de los oratorianos Jean Morin (1591-1659) y LouisThomassin (1619-1695), y de los jesutas Jacques Sirmond (1559-1651) y Denis Petau(1583-1652).

    Adems de los nuevos datos sobre la historia del sacramento, nacidas de los estudiosevanglicos, hay que mencionar los resultados de las investigaciones de B. Poschmann,

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    jaltier, E. Amann, J. A. Jungmann, P. Anciaux, C. Vogel, K Rahner y otros. Los resultadosde estos estudios se puede sintetizar en tres afirmaciones:

    a) no est probado que haya habido una poca en la Iglesia antigua en que estuviese vigente

    la norma de la exclusin de determinados pecados del procedimiento penitencial eclesial:b) la reconciliacin con la Iglesia cumpla un papel decisivo en la praxis penitencialantigua;

    c) no hay constancia de que en la Iglesia antigua existiera una penitencia sacramentalprivada junto a la penitencia oficial pblica.

    EL CONCILIO VATICANO II

    El concilio Vaticano II ha vuelto a proponer la dimensin eclesial de la penitencia, como lomuestra el texto de la Lumen Gentium que pone claramente de relieve la incidencia eclesialdel pecado y la importancia eclesial de la conversin y la reconciliacin (Cf. LG 11).

    La incidencia del pecado en la sociedad aparece en muchos textos del concilio. Despus dehaber sealado que el hombre es por su ntima naturaleza un ser social (Cf. GS 12-13).

    Pero la Iglesia no es slo colaboradora en la conversin de sus miembros, es tambin elsujeto primero de la purificacin, de la penitencia y de la renovacin.

    Se da importancia espiritual y pastoral de las celebraciones sacramentales de la penitencia.

    Una concepcin renovada del sacramento de la penitencia

    Los textos conciliares liberan la concepcin de este sacramento de la fuerte connotacinmoralista que durante siglos a haba empobrecido y la formulan de modo totalmente nuevoa la luz del misterio o designio de salvacin realizado por Dios Padre por medio deJesucristo en el Espritu Santo (LG 2-4).

    El concilio Vaticano II ha propuesto nuevamente y de modo explcito la dimensintrinitaria, pascual y eclesial de la penitencia, el papel esencial de la palabra de Dios, lanecesidad de la fe, la penitencia no slo celebrada, sino tambin vivida y la referenciaesencial al bautismo. No duda en rehabilitar una frmula sospechosa, la memoria baptismi,la memoria del bautismo, reconociendo la accin fundamental y permanente del primersacramento en la vida cristiana relacionndolo con la celebracin de la penitencia (SC 109).

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    EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIAEN EL CDIGO DE DERECHO CANNICO

    1. ALGUNOS ASPECTOS SOBRE EL DERECHO Y LA MORALEl orden jurdico no debe confundirse con el orden moral. Mientras el orden moral esorden de la persona, el Derecho es orden de la comunidad. La Moral est encaminada aorientar la conducta del hombre y a procurar su virtud; el Derecho, a lograr un orden socialjusto.

    Pese a la diferencia apuntada, existe una gran relacin entre el orden jurdico y el ordenmoral. A fin de cuentas, el hombre es clula y fundamento de la sociedad, y su bienpersonal est ligado al bien de la comunidad: ambos se influyen mutuamente; de ah que elorden de la persona sea inseparable del orden de la comunidad.

    2. EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA EN EL CDIGO DE DERECHO

    CANNICO

    El Cdigo de Derecho cannico promulgado el 25 de enero de 1983 define claramente

    el sacramento de la penitencia con los siguientes trminos: En el sacramento de la

    penitencia, los fieles que confiesan sus pecados a un ministro legtimo, arrepentidos deellos y con propsito de enmienda, obtienen de Dios el perdn de los pecados

    cometidos despus del bautismo, mediante la absolucin dada por el mismo ministro, y,

    al mismo tiempo, se reconcilian con la Iglesia, a la que hirieron al pecar6.

    A lo largo de los siglos, se ha mantenido la misma estructura fundamental, quecomprende dos elementos igualmente esenciales: los actos del sujeto que se convierte

    bajo la accin del Espritu Santo, a saber: contricin, confesin y satisfaccin; y laactuacin del ministrosolamente el sacerdote (obispo o presbtero)que, ejerciendo

    el poder de las llaves de la Iglesia (cf. Mt 18, 18; Jn 20, 22-23), imparte la absolucin.7

    La frmula de absolucin vigente en el rito latino, con los gestos que la acompaan, seencuentra en el Ritual de la Penitencia de 1973; y su parte esencial son las palabras: yo teabsuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo.

    3. CELEBRACIN Y EJERCICIO DEL MINISTERIO DE LA RECONCILIACIN

    a) Forma ordinaria de celebrar el sacramento. Actitud y deberes del confesor

    6Cdigo de Derecho Cannico, N 959.7cf. Conc. de Trento, Sess. XIV, Doctrina de sacramento paenitentiae: DS, 1673, 1704; CEC, 1448-1449,1491.

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    La confesin individual e ntegra, con absolucin individual, es la nica forma ordinaria decelebrar el sacramento de la penitencia (cf. c. 960). La celebracin ordinaria puede seguir elrito A, para reconciliar a un solo penitente, o el rito B, para reconciliar a varios penitentesmediante la confesin y absolucin individual de cada uno, a la que preceden y siguen unos

    actos comunitarios.La funcin de juez y de mdico que el confesor realiza en el nombre de Cristo, y lanecesaria integridad de la confesin, exigirn en ocasiones que el confesor interrogue sobreel nmero, especie y circunstancias del pecado, si el penitente no los manifiestaespontneamente; pero deber hacerlo con prudencia y discrecin, atendiendo a lacondicin y edad del penitente; y ha de abstenerse de preguntar sobre el nombre delcmplice (c. 979).

    Si el confesor no duda de la buena disposicin del penitente, no debe negarse ni retrasarsela absolucin (cf. c. 980); y ha de imponerse una satisfaccin saludable y conveniente,

    segn los pecados y la condicin del penitente, que ste tiene la obligacin de cumplir (cf.c. 981).

    b) El supuesto excepcional de las absoluciones colectivas

    Las absoluciones colectivas (rito C del Ritual) son un medio extraordinario ms en el que,por circunstancias excusantes, solo se suspende la exigencia de la confesin individual entegra hasta el momento en que pueda hacerse.

    Segn el c. 961, los casos en que el confesor puede administrar una absolucin colectiva sereducen a dos:

    a) cuando amenace un peligro de muerte, y el sacerdote o los sacerdotes no tengan tiempopara or la confesin de cada penitente (han de concurrir las dos condiciones).

    b) cuando haya una necesidad grave; es decir, cuando, teniendo en cuenta el nmero depenitentes, no haya bastantes confesores para or debidamente la confesin de cada unodentro de un tiempo razonable, de manera que los penitentes, sin culpa por su parte, severan privados durante notable tiempo de la gracia sacramental o de la sagrada comunin.Pero no se considera suficiente necesidad cuando no se puede disponer de confesores acausa solo de una gran concurrencia de penitentes, como puede suceder en una gran fiesta operegrinacin.

    Respecto al supuesto de necesidad grave, corresponde al Obispo diocesano no alconfesorjuzgar si se dan las condiciones requeridas; y l mismo, teniendo en cuenta loscriterios acordados con los dems miembros de la conferencia episcopal, podr determinarlos casos en los que se verifica esa necesidad8.

    8cf. c. 961 2; MD, 5

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    Por otra parte, para recibir vlidamente una absolucin colectiva, se requiere que el fiel noslo est debidamente dispuesto, sino que tenga el propsito de hacer a su debido tiempoconfesin individual de todos los pecados graves que no pudo confesar en esascircunstancias.

    c) Lugar y sede de la celebracin

    El lugar propio para or confesiones es una iglesia u oratorio (c. 964 1). Pero este lugarpropio no es exclusivo; y razones pastorales pueden justificar su celebracin en otroslugares9.

    Por lo que respecta a la sede de la celebracin, las conferencias episcopales han de dictarnormas, asegurando en todo caso que existan siempre, en lugar patente, confesonariosprovistos de rejilla entre el penitente y el confesor, y que puedan utilizar libremente losfieles que lo deseen10.

    El c. 964 3 prescribe, por ltimo, que no se oigan confesiones fuera del confesonario sino es por causa justa.

    d) Deber y derecho de recibir el sacramento

    Es un deber moral del cristiano recibir el sacramento del perdn cuantas veces seanecesario para obtener la reconciliacin con Dios y con la Iglesia. Pero el CIC solo urgeesta obligacin: a) antes de celebrar la Misa o de recibir la comunin, si se tiene concienciade pecado grave11; y b) a los fieles que han llegado al uso de razn, concretando el deber deconfesar fielmente los pecados graves al menos una vez al ao 12.

    El derecho de los fieles a ser odos en confesin, contenido implcitamente en el c. 213, nose encuentra formalizado en el CIC; pero s la correlativa obligacin de los pastores concura de almas, que deben organizar la atencin pastoral facilitando todo lo posible laconfesin de los fieles; as como el correlativo deber no solo por caridad, sino tambinpor justicia de cualquier confesor, en caso de necesidad, y de cualquier sacerdote, enpeligro de muerte, de or las confesiones de los fieles13.

    En cuanto a la eleccin del ministro, todo fiel tiene derecho a confesarse con el confesorlegtimamente aprobado que prefiera, aunque sea de otro rito (c. 991).

    Sin menoscabo de este derecho, y para facilitar su ejercicio, la ley establece ulterioresdeterminaciones en relacin con los seminaristas (c. 240) y con los religiosos (c. 630).

    9cf. MD, 910cf. c. 964 211cf. c. 91612cf. c. 989; CEC 2042.13cf. c. 986

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    4. EL MINISTRO DEL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA

    a) Potestad de orden y facultad de or confesiones

    Solo el sacerdote es ministro del sacramento de la penitencia (c. 965). nicamente unobispo o un presbtero pueden perdonar los pecados en nombre y en la persona de Cristo; sibien los presbteros, en el ejercicio de su ministerio, actan en comunin con el Obispo yparticipan de la potestad y funcin de quien es el moderador de la disciplina penitencial14.

    Pero para absolver vlidamente es necesario que el sacerdote tenga, adems de la potestadde orden, facultad de ejercerla sobre los feles a los que da la absolucin 15.

    b) Adquisicin, extensin y prdida de la facultad para confesar

    La facultad de recibir confesiones puede adquirirse de dos modos: en virtud del propioDerecho (ipso iure), o por concesin especial de la autoridad competente 16.

    Adems del Romano Pontfice, tienen ipso iure la facultad de recibir confesiones de losfieles en todo el mundo los cardenales; y asimismo los obispos, que la ejercitan tambinlcitamente en cualquier sitio, mientras el Obispo diocesano no se oponga en un casoconcreto17.

    Tienen tambin ipso iure esta facultad, por razn de su oficio (vi offici) y en el mbito desu jurisdiccin: a) respecto a cualesquiera fieles, el Ordinario del lugar, el cannigopenitenciario, el prroco, aquellos que ocupan su lugar18 y sus equiparados, en particular el

    capelln19; y b) respecto a sus sbditos o a aquellos que moran da y noche en sus casas,los superiores de un instituto religioso o de una sociedad de vida apostlica clerical deDerecho pontificio que, segn sus constituciones, estn dotados de potestad ejecutiva dergimen (sin embargo, estos superiores no deben or confesiones de sus sbditos si ellos nolo piden espontneamente)20.

    Adems, todo sacerdote tambin el excomulgado21 o que haya perdido la condicinjurdica clerical puede absolver vlida y lcitamente a cualquier penitente que est enpeligro de muerte de cualquier censura y pecado, aunque est presente otro sacerdoteaprobado.

    14cf. PO, 9; cf. LG, 2615. c. 966 1; vide XIII, 2; XIV, 6.16cf. c. 966 217cf. c. 967 118cf. c. 968 119cf. c. 566; SMC, VII20cf. c. 968 221cf. c. 1335

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    Finalmente, en conexin con el modo de adquirirla, dicha facultad cesa por prdida deloficio (si se tena vi officii), por la excardinacin o cambio de domicilio (si se tena porconcesin del respectivo Ordinario del lugar); o por revocacin expresa del Ordinario del

    lugar o del superior competente, si hubiera una causa grave

    22

    .5. EL SIGILO SACRACRAMENTAL Y LA TUTELA DE LA SANTIDAD DELSACRAMENTO

    El sigilo sacramental as se denomina el especfico secreto que debe guardar elconfesor, es absolutamente inviolable, y se extiende a todo lo que el penitente declaracomo pecado en orden a obtener la absolucin (con independencia de que la reciba o no,por el motivo que sea). No obstante, el confesor ha de guardar tambin la mayor reservasobre las dems materias tratadas en confesin, para no hacer odioso el sacramento.

    Por razones muy cercanas a las que llevan a la Iglesia a urgir el sigilo y la obligacin delsecreto, se prohbe terminantemente al confesor hacer uso, con perjuicio del penitente, delos conocimientos adquiridos en la confesin23,

    El sacerdote que, en la confesin o con ocasin o pretexto de ella, solicitara al penitente aun pecado contra el sexto mandamiento del Declogo, cometera el delito de solicitacin(sollicitatio ad turpia), tipificado en el c. 1387. Asimismo, la falsa denuncia de solicitacinen confesin constituye un delito24. La absolucin de este pecado que no est yareservado a la Santa Sedeest condicionada a la retractacin formal de la falsa denuncia,y a la disposicin del penitente a reparar los daos causados25.

    6. LAS INDULGENCIASLa indulgencia es la remisin ante Dios de la pena temporal, por los pecados yaperdonados en cuanto a la culpa, que un fiel debidamente dispuesto y cumpliendodeterminadas condiciones, consigue por mediacin de la Iglesia, la cual, comoadministradora de la redencin, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de lassatisfacciones de Cristo y de los Santos26. Pueden ser parciales o plenarias, segn se liberepor ellas una parte o la totalidad de la pena temporal debida por los pecados27.

    Adems de la autoridad suprema de la Iglesia, solo pueden conceder indulgencias aquellosa quienes el Derecho reconoce esta potestad o aquellos a quienes se la ha concedido elRomano Pontfice. Y ninguna autoridad inferior al Romano Pontfice puede otorgar a otros

    22cf. cc. 974-97523cf. c. 984 124cf. c. 139025cf. c. 98226c. 99227cf. c. 993

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    la potestad de conceder indulgencias, a no ser que la Sede Apostlica se la dexpresamente28.

    Son sujetos capaces de lucrar indulgencias los bautizados no excomulgados, siempre que se

    encuentren en estado de gracia. Y para lucrarlas de hecho, los fieles deben tener al menosintencin general de conseguirlas y cumplir las obras prescritas29.

    7. TABLA SINPTICA DE LAS PENAS CANNICAS

    PENAS LATEE SENTENTIAE (O AUTOMTICAS).

    Son de las siguientes clases: excomunin, entredicho, suspensin, expulsin, prohibicin.

    Io: Excomuniones, son ocho (8).

    Reservadas a la Sede Apostlica (Penitenciaria Apostlica) = 5

    1)

    Profanacin de la Eucarista (c. 1367).2)

    Violencia fsica contra el Romano Pontfice (c. 1370).3)

    Absolucin del cmplice en pecado torpe (c. 1378 1).4)

    Ordenacin de un obispo sin mandato apostlico (c. 1382).5)

    Violacin directa del sigilo sacramental (c. 1388 1).

    No reservadas a la Sede Apostlica = 3

    6)

    Apostasa, hereja, cisma (c. 1364).

    7)

    Aborto (c. 1398).8)

    Captacin, o divulgacin, por medios tcnicos, de lo que se dice en confesin (Decreto de1988).

    Aparte de estas ocho excomuniones contenidas en el Cdigo, fuera del Cdigo y por ley particular(la Constitucin Univer Dominio gregis, de Juan Pablo II) estn previstas cuatro excomunioneslatae sentcntia' reservadas a la Sede Apostlica, contra los infractores de ciertos mandatosrelacionados con el conclave para la eleccin del Romano Pontfice.

    28cf. c. 99529cf. c. 996

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    LA CONVERSIN

    La conversin y la reconciliacin en el Antiguo Testamento

    La fidelidad a Yahv a la alianza y su compasin por la miseria del pueblo son elfundamento de la fe en la misericordia de Dios. Esta misericordia se extiende a todos loshombres, se manifiesta incluso en los castigos que sirven para sacudir al pueblo y alpecador, para llevarlos de este modo a la conversin y a la reconciliacin.

    La liturgia penitenciales una de las formas de culto del antiguo Israel mejor conocidas. Unaguerra perdida, una epidemia, una sequa demasiado prolongada, una cosecha insuficiente ocualquier otra calamidad pblica eran las ocasiones naturales pata la celebracin de lasliturgias penitenciales30.

    Luego, adems de las celebraciones organizadas en estas ocasiones, se fijaron algunos dasde penitencia pblica, el ms importante de los cuales era el da del perdn, yom kippurim,destinado a aplacar a Dios y a obtener el perdn de todos los pecados.

    Sin embargo, poda suceder que el pueblo se detuviese en la exterioridad del ritopenitencial. Por eso los profetas subrayan con energa la necesidad de la conversinprofunda de corazn, la importancia del retornodel pecado al amor Dios y de los dems,como condicin esencial para obtener el perdn. Dios, en efecto, perdona al hombre decorazn humillado y contrito31.

    El perdn de los pecados es don de Dios: se concibe como una curacin, como una

    purificacin, como un apartamiento del pecado por parte del pecador perdonado, como unolvido del pecado por parte de Dios, como el don de un corazn nuevo.

    La penitencia y de la remisin de los pecados segn el Nuevo Testamento

    Segn el testimonio de los sinpticos, toda la predicacin de Jess, lo mismo que la de suprecursor, est centrada en la proclamacin de la penitencia, de la conversin, de lametanoia,como nica va de acceso y de participacin en el reino de Dios y como nicocamino de salvacin. En efecto, Cristo empieza su predicacin diciendo: Convertios,porque ha llegado el reino de Dios (Mt 4, 17; Mc 1, 15); l ha venido para llamar a lospecadores a la metanoia (Lc 5, 32), afirmando su necesidad para todos: Si no hacis

    penitencia, todos pereceris del mismo modo (Lc13, 3-5).

    30Cf Dt 9, 18.2531Cf. Sal 51, 9.4 Cf Jer 31,18-19

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    Tambin los apstoles son enviados por Jesucristo para anunciar a todas las gentes lapenitencia y el perdn de los pecados; este es, efectivamente, el contenido de su mensajedesde el principio.

    Esta metanoiaconsiste en una profunda, total y definitiva conversin y transformacin de lavida del hombre, en una absoluta separacin del pecado y de todo lo relacionado con elpecado, en a radical conversin a Dios y a Cristo a travs de la fe. Pero esta conversin, sies verdad que exige un esfuerzo radical por parte del hombre, es tambin un don de Dios.

    La actitud y el encuentro de Jess con los pecadores

    Los evangelios presentan a Jess no slo como el mediador e la reconciliacin de lospecadores con el Padre, sino tambin como al que sale al encuentro de los pecadoresy lesconcede el perdn en virtud de su propia autoridad32. Jess pone en relacin el perdn delos pecados con la fe. A veces es el mismo Jess el que da el primer paso hacia el pecador,

    otras veces sabe aprovechar con discrecin y espontaneidad una disposicin inicial buena,otras veces acoge con amor al pecador ya arrepentido.

    Conversin en la experiencia de fe

    Se dice que una persona se convierte cuando se quiere indicar su paso a la fe cristiana;suele atribuirse a una persona adulta que antes viva con una fe distinta o sin fe alguna. Enotro sentido conversin indica el paso de una vida pecaminosa a una vida moralmentebuena; en particular se dice del paso del estado de pecado mortal al estado de gracia. Enambas acepciones, si consideramos la condicin del sujeto y su dinamismo de conciencia,se pueden distinguir dos niveles en el significado del trmino: conversin como cambio de

    la opcin fundamental de la persona; conversin como progresiva consolidacin y gradualrealizacin de la opcin fundamental misma.

    Perdn y conversin en Jesucristo.

    La novedad que Jess anuncia y que en l se realiza es la definitiva presencia salvadora delamor de Dios En Jess, Dios se hace prximo del hombre, se le revela y comunica,pronuncia y realiza su s definitivo de salvacin. Acoger el reino de Dios, aceptar larelacin con Dios en Jesucristo es reconocer y aceptarle a l como salvador, es vivir segnel designio de comunin que l cumple y revela. Pero los hombres tienen necesidad de sersalvados precisamente porque son pecadores, porque viven segn otros criterios, porque noson ya personas del reino por eso tienen necesidad de cambiar el corazn y la mentalidadpor una vida que sea entrega al evangelio y seguimiento de Jess.

    La necesidad de la conversin se subraya con fuerza en el NT. Pertenece a la conciencia dela realidad del pecado presente, dentro y fuera del mbito del pueblo de la promesa. Pero enel recuerdo de los discpulos, la conversin misma queda iluminada por la persona del

    32Cf Mt 9,28

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    Seor y por eso mismo declarada posible en el hoy de la proximidad de Dios: ella misma esun don que pertenece a esta cercana salvadora.

    Por otra parte, la conversin que afecta al corazn y cambia la vida, no se hace realidad

    sino en las decisiones concretas, en las posibilidades de bien que a cada uno se le presentan(Mt 25). El lugar del encuentro es la realidad misma.

    Seguimiento de Cristo

    El sentido de la conversin en cuanto que tiene su raz en Cristo y en cuanto relacin con lest en estrecha conexin con el tema del seguimiento: se trata de dejarse convertir porDios, de entrar decididamente en la nueva alianza y en comunin con l, lo cual se nos haceposible en el encuentro con el Hijo, que se ha hecho carne. El discpulo que camina detrsde Jess es el que aprende a caminar como l camin33. Conversin ser su continuoseguimiento, aprendiendo de l, asumiendo en la unin otorgada sus mismas actitudes

    interiores; conversin ser docilidad al Espritu.Conversin del cristiano

    Ser cristiano es seguir a Cristo por amor. Todo cristiano sabe lo que es la conversin:adecuarse a los valores que Cristo ense, que nos arrancan el egosmo, la injusticia y elorgullo. Sabe tambin que la conversin es el fundamento de toda fidelidad cristiana en lavida personal, en el apostolado o en los compromisos sociales, profesionales ypolticos. Ella nos arranca de nuestros encierros y nos conduce adondeno queramosen el seguimiento de Cristo.

    Conversin, Reino de Dios e IglesiaLa invitacin urgente a la conversin tiene su punto focal en el anuncio del Reino de Dios,anuncio eficaz por la presencia actual del sacrificio de Cristo muerto y resucitado. Laconstitucin del Reino de Dios por medio de Cristo impone a los hombres la exigencia,

    ms an, la obligacin de volver al Padre. La nica condicin requerida es que el Reino

    de Dios venga humildemente aceptado con el espritu propio de un nio ( Mc 10,15).

    este dominio de Dios se realiza en la Iglesia para todos aquellos que creen y son bauti-

    zados. Pero la Iglesia es por una parte una entidad escatolgica; por otra, es an el

    pueblo de Dios en camino, extranjero en la tierra, el edificio de Dios en elEspritu que crece, y el Cuerpo de Cristo que se edifica y que tiende a su completa

    medida, a la plenitud de Cristo34.

    33Teologa moral fundamental, Evencio Cofreces Merino34Diccionario de Teologa Moral, pag 141

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    EXHORTACIN APOSTLICA POST-SINODALRECONCILI ATIO ET PAENITENTIA

    DE JUAN PABLO II

    SNTESISHablar hoy de reconciliacin y penitencia es traer a la memoria las mismas palabras deJess con que inici su predicacin. Convertos y creed en el Evangelio (Mc 1,15).

    Un mundo en pedazos

    Vivimos hoy en un mundo despedazado por las guerras y las divisiones, en que reina lainiquidad. Incluso en el mismo seno de la Iglesia se experimenta la divisin. Cul es laraz de todos estos males?: sta se halla en una herida en lo ms ntimo del hombre: elpecado.

    Nostalgia de reconciliacin

    La Iglesia para llegar a la unidad busca sanar aquella laceracin primigenia que es la raz detodas las otras: el pecado.

    Concepto eclesial de penitencia

    La penitencia es la conversin que pasa del cambio profundo del corazn a las obras y,consiguientemente, a la vida entera del cristiano, es decir, a travs de la transformacininterior, dando frutos dignos de penitencia. La conversin personal es la va necesaria para

    la reconciliacin entre las personas.

    PRIMERA PARTECONVERSIN Y RECONCILIACIN TAREA Y EMPEO DE LA IGLESIA

    UNA PARBOLA DE LA RECONCILIACIN

    En la parbola del hijo prodigo (cf. Lc 15,11-32), el hermano que estaba perdido, es todohombre, as como tambin es todo hombre, aquel hermano que se qued en casa. Lo quems destaca en la parbola es el amor del padre: signo de la misericordia de Dios, siempre

    dispuesto a perdonar.A LAS FUENTES DE LA RECONCILIACIN

    En la luz de Cristo reconciliador

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    La reconciliacin es principalmente un don del Padre celestial: este don es el misterio deCristo Redentor (cf. Rm 5,10 ss; Col 1,20-22). La mirada fija en el misterio del Glgotadebe hacernos recordar siempre este don.

    La Iglesia reconciliadoraLa Iglesia a travs de todos sus miembros, pero sobretodo de sus Pastores que actan inpersona Christi, prolonga la obra reconciliadora del Padre en Cristo.

    La Iglesia reconciliada

    La Iglesia, para ser reconciliadora, ha de comenzar por ser una Iglesia reconciliada, esdecir, trabajar por la unidad (ecumenismo), y anunciar el Evangelio a todas las gentes.

    LA INICIATIVA DE DIOS Y EL MINISTERIO DE LA IGLESIA

    La reconciliacin viene de Dios

    Dios rico en misericordia toma la iniciativa y la concreta en el acto redentor de Cristoque se irradia en el mundo mediante el ministerio de la Iglesia. (cf. Ef 2,14-16).

    La Iglesia, gran sacramento de reconciliacin

    La Iglesia tiene la misin de anunciar esta reconciliacin y de ser el sacramento de lamisma en el mundo, particularmente por los siete sacramentos que, cada uno de los cualesrenueva la Pascua de Cristo.

    Otras vas de reconciliacin

    Las primeras vas de esta accin salvfica son la oracin y la predicacin. Pero tambin laaccin pastoral, y sobretodo el testimonio.

    SEGUNDA PARTEEL AMOR MS GRANDE QUE EL PECADO

    El camino de conversin y de reconciliacin implica el reconocerse pecador (exige la fe).

    EL MISTERIO DEL PECADO

    El pecado es obra de la libertad del hombre, pero se sita mas all de lo humano, es decir,por influencia del maligno (cf. Rm 7,7-25; Ef 2,2; 6,12). Constituye la esencia ms ntima yms oscura del pecado: la desobediencia a Dios. La ruptura con Dios (pecado original y elde Babel), desemboca en la divisin entre los hermanos.

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    Pecado personal y pecado social

    El pecado, en sentido verdadero y propio, es siempre un acto de la persona y tiene susprimeras consecuencias en el pecador mismo. Pero en virtud de una solidaridad humana tan

    misteriosa e imperceptible como real y concreta, el pecado de cada uno repercute en ciertamanera en los dems, por eso, todo pecado tiene el carcter de social.

    Sin embargo, hay pecados que constituyen, por su mismo objeto, una agresin directacontra el prjimo, es decir, contra el hermano, o contra comunidades humanas enteras (todotipo de agresin de una Nacin a otra): este es propiamente el pecado social.

    Los pecados sociales, son el fruto, la acumulacin y la concentracin de muchos pecadospersonales (omisin, encubrimiento, complicidad, indiferencia, eludir el trabajo y elsacrificio, etc.). Por lo tanto, las verdaderas responsabilidades son de las personas.

    Mortal y venialCuando el hombre comete una accin desordenada que llega hasta la separacin del finltimoDiosal que est unida por la caridad, entonces se da el pecado mortal. Ahorabien, cada vez que la accin desordenada permanece en los lmites de la separacin deDios, entonces el pecado es venial. Por esta razn, el pecado venial no priva de la graciasantificante, de la amistad con Dios, de la caridad, ni, por lo tanto, de la bienaventuranzaeterna, mientras que tal privacin es precisamente consecuencia del pecado mortal.

    La supuesta opcin Fundamental

    No se puede reducir el pecado mortal a un acto de opcin fundamental contra Dios,entendiendo con ello un desprecio explcito y formal de Dios o del prjimo. Se comete, enefecto, un pecado mortal tambin, cuando el hombre, sabiendo y queriendo elige, porcualquier razn, algo gravemente desordenado. En efecto, en esta eleccin est ya incluidoun desprecio del amor de Dios y del prjimo.

    Prdida del sentido del pecado

    El sentido del pecado tiene su raz en la conciencia moral del hombre y est unido alsentido de Dios. Si la conciencia se eclipsa y se deforma, se pierde el sentido del pecado yel sentido de Dios. La prdida del sentido del pecado es, por lo tanto, una forma o fruto de

    la negacin de DiosAlgunos factores por los que se da la prdida del sentido de pecado:

    El secularismo El consumismo y el placer. Falsas concepciones de la psicologa, la sociologa y cierta antropologa cultural.

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    Una tica que deriva de un determinado relativismo historicista. Cada de valores morales, e identificar el pecado con el sentimiento morboso de la

    culpa o con la simple transgresin de normas y preceptos legales.

    Incluso en el terreno del pensamiento y de la vida eclesial algunas tendencias favoreceninevitablemente la decadencia del sentido del pecado:

    Pasar de ver pecado en todo, a no verlo en ninguna parte.

    Pasar de acentuar demasiado el temor de las penas eternas, a predicar un amor deDios que excluira toda pena merecida por el pecado.

    Pasar de la severidad en el esfuerzo por corregir las conciencias errneas, a unsupuesto respeto de la conciencia, que suprime el deber de decir la verdad.

    Por la confusin, creada en la conciencia de numerosos fieles por la divergencia de

    opiniones y enseanzas en la teologa, en la predicacin, en la catequesis, en la

    direccin espiritual, sobre cuestiones graves y delicadas de la moral cristiana. Algunos defectos en la praxis de la Penitencia sacramental.

    MYSTERIUM PIETATIS

    El pecado no tiene la ltima palabra. El Mysterium pietatis encarnndose, ha vencido elpecado del hombre (cf. 1Tim 3,15 s).

    El Misterium pietatis es el mismo Cristo

    El misterio o sacramento de la piedad es Cristo, quien en l nos ha reconciliado con elPadre. San Juan dice: todo el nacido de Dios no peca, sino que el nacido de Dios leguarda, y el maligno no le toca (1Jn 5,18 ss). Esta impecabilidad e s el resultado de laaccin de Dios. Para no pecar el cristiano dispone del conocimiento de Dios. Quien hanacido de Dios no comete pecado, porque la simiente de Dios permanece en l (1Jn 3,9).La simiente es Cristo quien vive en el bautizado. Pero al Mysterium Pietatis debecorresponder la piedad del cristiano hacia Dios, acogindolo para vivir segn el Evangelio,andando de continuo como anduvo Cristo, es decir, sin pecar.

    Hacia una vida reconciliada

    El misterio de la piedad, por parte de Dios, es aquella misericordia de la que el Seor yPadre nuestro es infinitamente rico. Su amor es ms poderoso que el pecado, ms fuerte quela muerte. El misterio de la piedad es el camino abierto por la misericordia divina a la vidareconciliada.

    TERCERA PARTE

    LA PASTORAL DE LA PENITENCIA Y DE LA RECONCILIACIN

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    Promover la penitencia y la reconciliacin

    Suscitar en el corazn del hombre la conversin y la penitencia y ofrecerle el don de lareconciliacin es la misin connatural de la Iglesia (cf. 2Co 5,19).

    MEDIOS Y VAS PARA LA PROMOCIN DE LA PENITENCIA Y DE LARECONCILIACIN

    El dilogo

    Se trata del dilogo ecumnico e interreligioso, y del dilogo permanente y renovado dentrode la misma Iglesia catlica. Pero el dilogo de la reconciliacin jams podr sustituir oatenuar el anuncio de la verdad evanglica.

    La catequesis

    Debe ser una catequesis bblica sobre la reconciliacin, la penitencia y sobre la concienciamoral y su formacin, que derivan en una catequesis teolgica, la cual integrar en sntesistambin los elementos de la psicologa, de la sociologa y de las otras ciencias humanas.

    En la penitencia se debe subrayar el valor de la conversin, el arrepentimiento y las obrasexteriores (reparacin), sin los cuales no puede haber reconciliacin. Se debe conservar ladisciplina penitencial de la Iglesia. Asimismo, sobre otros puntos tales como:

    El sentido del pecado.

    La tentacin.

    El ayuno y la mortificacin que unen con Cristo Crucificado La limosna que es un medio para hacer concreta la caridad. La reconciliacin del hombre con Dios, consigo mismo, con los hermanos, con todo

    lo creado. La visin escatolgica y los novsimos: muerte, juicio (particular y universal),

    infierno y gloria, pues solo as se puede tener la medida exacta del pecado.

    La necesidad de las tradicionales misiones populares.

    La doctrina social de la Iglesia.

    Los Sacramentos

    Cada uno de los Sacramentos, adems de su gracia propia, es signo tambin de penitencia yreconciliacin, por lo cual es meritorio frecuentarlos.

    El Bautismo: demanda a Dios una buena conciencia; reconciliacin con l, cancelala mancha original e inserta en la gran familia de los reconciliados.

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    La Confirmacin: confiere la plenitud del Espritu Santo y al llevar a su madurez lavida cristiana, significa y realiza una mayor conversin del corazn.

    La Eucarista: como Sacramentum Pietatis, Signum Unitatis, Vinculum Caritatis,ilumina los efectos de santificacin personal y de reconciliacin comunitaria.

    El Orden: por el cual los Pastores, son constituidos defensores y preservadores de lacomunin de esta familia contra los fermentos de divisin y dispersin.

    El sacramento del Matrimonio: la familia es signo de la Iglesia reconciliada y

    reconciliadora para un mundo reconciliado en todas sus estructuras. La Uncin de los Enfermos: como signo de la conversin definitiva al Seor, as

    como de la aceptacin total del dolor y de la muerte como penitencia por lospecados. Y en esto se realiza la suprema reconciliacin con el Padre.

    EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA Y DE LA RECONCILIACIN

    Sacramento de la Penitencia por antonomasia y por tanto sacramento de la conversin y dela reconciliacin. Pero este Sacramento no agota en s mismo los conceptos de conversin yde reconciliacin. No obstante es el ms eficaz.

    El Sacramento del perdn

    El primer dato fundamental que nos ofrece los Libros Santos del Antiguo y del NuevoTestamento es que Dios es misericordia y perdn. Como dato esencial de fe sobre el valor yla finalidad de la Penitencia se debe reafirmar que Nuestro Salvador Jesucristo instituy ensu Iglesia el Sacramento de la Penitencia, para que los fieles cados en pecado despus delBautismo recibieran la gracia y se reconciliaran con Dios.

    En la plenitud de los tiempos, el Hijo de Dios, viniendo como el Cordero que quita y cargasobre s el pecado del mundo, (cf. Jn 1,29; Is 53,7.12) aparece como el que tiene el podertanto de juzgar (cf. Jn 5,27) como el de perdonar los pecados, (cf. Mt 9, 2-7; Lc 5, 18-25; 7,47-49; Mc 2, 3-12).

    Este poder de perdonar los pecados Jess lo confiere a los Apstoles incluso comotransmisible. En cada uno de los Sacramentos, el Sacerdote, acta in persona Christi.

    Algunas convicciones fundamentales

    El Sacramento de la Penitencia es el camino ordinario para obtener el perdn y laremisin de sus pecados graves cometidos despus del Bautismo. Lo cual no quieredecir que Dios no tenga otros caminos de salvacin.

    La funcin del Sacramento de la Penitencia para quien acude a l:

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    Funcin judicial: pero es un juicio misericordioso y salvador. Funcin teraputica o medicinal: es medicina salutis, espiritual e incluso

    fsica.

    Las realidades o partes que componen el signo sacramental son:

    Condicin indispensable es la rectitud y la transparencia de la conciencia delpenitente. Es el llamado examen de conciencia.

    Pero el acto esencial de la Penitencia, por parte del penitente, es la contricin.

    Implica un cambio radical de vida. Por eso es un acercamiento a la santidad deDios, una liberacin del pecado y un recuperar la alegra de la salvacin.

    La acusacin de los pecados, de ah el nombre de confesin. Pero la confesinindividual tiene tambin el valor de signo; signo del encuentro del pecador conla mediacin eclesial en la persona del ministro, por lo cual siendo deordinariamente individual y no colectiva, pone de relieve tambin su carcter

    social. La absolucin que el Sacerdote, ministro del perdn, aunque l mismo seapecador, concede al penitente, es el signo eficaz de la intervencin de Dios, puesslo l perdona pecados. Es Dios quien absuelve por medio del Ministro.

    La satisfaccin: es el signo del compromiso personal que el cristiano ha asumido

    ante Dios y la Comunidad de comenzar una existencia nueva. Implica unir lapropia mortificacin fsica y espiritual a la Pasin de Jess. No obstante elperdn queda un foco infeccioso de pecado, que siempre es necesario combatircon la mortificacin y la penitencia.

    La individualidad y la eclesialidad como aspectos complementarios del

    Sacramento: En este Sacramento, la Iglesia entera, siendo ella la misma ofendida,interviene para socorrer al penitente y lo acoge de nuevo en su regazo.

    El fruto ms precioso del perdn obtenido en el Sacramento de la Penitenciaconsiste en la reconciliacin con Dios, la cual lleva a la reconciliacin consigomismo, con los hermanos, con la Iglesia y con toda la creacin.

    Los Sacerdotes son los ministros del Sacramento de la Penitencia, pero son

    tambin, sus beneficiarios. En un sacerdote que no se confesase o se confesase mal,su ser como sacerdote y su ministerio se resentiran muy pronto. Los Sacerdotesdeben facilitar con todas sus fuerzas la frecuencia de los fieles a este Sacramento.

    Es necesario seguir atribuyendo gran valor y educar a los fieles a recurrir al

    Sacramento de la Penitencia incluso slo para los pecados veniales, pues la graciapropia de la celebracin sacramental tiene una gran virtud teraputica y contribuyea quitar las races mismas del pecado.

    Las formas de la celebracin

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    El Ordo Paenitentiae ha autorizado tres formas:

    1. Reconciliacin de cada penitente: es la forma ordinaria y siempre vigente.2.

    Reconciliacin de varios penitentes con confesin y absolucin individual: subraya

    mejor el carcter eclesial de la conversin y de la reconciliacin.3. Reconciliacin de varios penitentes con confesin y absolucin general: reviste un

    carcter de excepcin y por tanto no queda a la libre eleccin.

    Algunos casos ms delicados

    Se trata de la situacin en que se encuentran algunos cristianos, deseosos de recibir lossacramentos, pero que se ven impedidos por su situacin personal. La Iglesia invita aquienes se encuentran en esta situacione dolorosa, a acercarse a la misericordia divina porotros caminos, pero no por el de los Sacramentos de la Penitencia y de la Eucarista, hastaque no hayan alcanzado las disposiciones requeridas.

    DESEO CONCLUSIVO

    El Papa invita a la Iglesia a dirigirse al Corazn Inmaculado de Mara, en la que se realizverdaderamente la obra de la reconciliacin de Dios con la humanidad, porque recibi deDios la plenitud de la gracia en virtud del sacrificio redentor de Cristo. Verdaderamente,Mara se ha convertido en la aliada de Dios en virtud de su maternidad divina, en la obra dela reconciliacin.