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Sicopedagogia de los niños con trastornos de conducta PILAR GARCIA VILLEGAS del Instituto Nacional de Sicología Aplicada Los datos que siguen están recogidos en unas cincuenta instituciones que visité en los Estados Unidos durante un viaje de diez meses, que tenía la doble finalidad de ser útil para mi y para mi país. Los centros visitados estaban distribuidos por toda la geografía del territorio norteameri- cano, y casi todos ellos presentaban, más o me- nos, las mismas características dentro de su gé- nero. Mi interés estaba dirigido al trabajo del sicólogo clínico con los niños y adolescentes que presentaban perturbaciones emocionales y tras- tornos de conducta. La American Psychological Association cuenta con unos 19.000 sicólogos; de éstos, unos 12.000 son sicólogos clínicos. Aparte, la División de Sico- logía Clínica, de la Asociación antes mencionada, cuenta con unos 6.000 sicólogos. Los requisitos para entrar en esta última son más rigurosos. Se requiere el Doctorado, cuatro arios de expe- riencia, con capacidad bien demostrada en la especialidad, y el respaldo de sicólogos más anti- guos. Entrar en ella es como el espaldarazo que consagra al sicólogo clínico. COMO SE FORMA EL SICOLOGO CLINICO El sicólogo clínico se forma en la Universidad; durante dos arios, dedica la mitad de su tiempo a las clases y la otra mitad al trabajo práctico en las clínicas de conducta dependientes de las Universidades o, previo acuerdo, en las enclava- das en los hospitales; practica también en los servicios de Counseling universitario (el Counse- ling es una orientación profesional con un poco de sicoterapia), y en los laboratorios de sicología experimental. En la Universidad Católica de Washington D. C., famosa por su buena ense- ñanza, pude apreciar esta doble labor teórica y práctica del estudiante de sicología clínica. La Facultad de Sicología de dicha Universidad está en relación con la Veterans Administration, enti- dad que dispone de un gran número de enormes hospitales y que maneja extraordinarios recursos económicos que le permite fomentar muchas es- pecialidades. El acuerdo consiste, y esta es otra modalidad de la formación del sicólogo clínico en América, en que la Administración de Veteranos envía cada curso a la Facultad de Sicologia un número determinado de becarios para que se for- men en la especialidad sicológica que a ellos les interesa. Estos becarios pasan veinte horas sema- nales en la Universidad, y otras veinte horas tra- bajan prácticamente en los servicios de la Admi- nistración de Veteranos; la mayor parte son sico- logos clínicos. Al final de los dos arios obtienen el Master Degree, casi equivalente a nuestra Li- cenciatura. El Doctorado —Ph D.— requiere otro ario de estudios, uno de trabajo práctico y la presentación de una tesis que allí llaman diser- tation. QUE SALIDAS TIENE EL SICOLOGO CLINICO Tiene, en primer lugar, dos amplias trayecto- rias, que van destacándose cada vez con más cla- ridad hasta el punto de haber sido objeto de preocupación y discusión en el último Congreso de la American Psychological Association que se celebró en Nueva York a primeros de septiembre de 1961. Uno de estos caminos es la práctica de la sico- logía clínica; otro es el de la investigación y la enseñanza. Parece que se plantea el problema de hacer o no hacer bien estas dos cosas a la vez. Y hoy son muchos los sicólogos que después de haber practicado durante varios arios la sico- logía clínica, y habiendo recibido una formación para esta actividad se pasan al campo de la in- vestigación y la enseñanza. En estos últimos años aumenta, en los Estados Unidos, la creación de nuevos Institutos de investigación, de nuevos servicios en las Universidades, de centros para el estudio del desarrollo infantil. He visitado va- rios de ellos, en donde se me ha dicho que la finalidad no era tanto rendir servicios como la formación de nuevos sicólogos investigadores. El problema que se planteaba en el Symposium del Congreso, que se ocupaba de la formación del sicólogo clínico, era, si se debe bifurcar, ante las necesidades de la nueva corriente, la formación del sicólogo clínico en dos ramas: una para la aplicación, la práctica, la dedicación a pacientes; otra para la investigación y la enseñanza, que,

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Sicopedagogia de los niñoscon trastornos de conductaPILAR GARCIA VILLEGAS

del Instituto Nacional de Sicología Aplicada

Los datos que siguen están recogidos en unascincuenta instituciones que visité en los EstadosUnidos durante un viaje de diez meses, que teníala doble finalidad de ser útil para mi y para mipaís. Los centros visitados estaban distribuidospor toda la geografía del territorio norteameri-cano, y casi todos ellos presentaban, más o me-nos, las mismas características dentro de su gé-nero. Mi interés estaba dirigido al trabajo delsicólogo clínico con los niños y adolescentes quepresentaban perturbaciones emocionales y tras-tornos de conducta.

La American Psychological Association cuentacon unos 19.000 sicólogos; de éstos, unos 12.000son sicólogos clínicos. Aparte, la División de Sico-logía Clínica, de la Asociación antes mencionada,cuenta con unos 6.000 sicólogos. Los requisitospara entrar en esta última son más rigurosos.Se requiere el Doctorado, cuatro arios de expe-riencia, con capacidad bien demostrada en laespecialidad, y el respaldo de sicólogos más anti-guos. Entrar en ella es como el espaldarazo queconsagra al sicólogo clínico.

COMO SE FORMA EL SICOLOGO CLINICO

El sicólogo clínico se forma en la Universidad;durante dos arios, dedica la mitad de su tiempoa las clases y la otra mitad al trabajo prácticoen las clínicas de conducta dependientes de lasUniversidades o, previo acuerdo, en las enclava-das en los hospitales; practica también en losservicios de Counseling universitario (el Counse-ling es una orientación profesional con un pocode sicoterapia), y en los laboratorios de sicologíaexperimental. En la Universidad Católica deWashington D. C., famosa por su buena ense-ñanza, pude apreciar esta doble labor teórica ypráctica del estudiante de sicología clínica. LaFacultad de Sicología de dicha Universidad estáen relación con la Veterans Administration, enti-dad que dispone de un gran número de enormeshospitales y que maneja extraordinarios recursoseconómicos que le permite fomentar muchas es-pecialidades. El acuerdo consiste, y esta es otramodalidad de la formación del sicólogo clínico enAmérica, en que la Administración de Veteranos

envía cada curso a la Facultad de Sicologia unnúmero determinado de becarios para que se for-men en la especialidad sicológica que a ellos lesinteresa. Estos becarios pasan veinte horas sema-nales en la Universidad, y otras veinte horas tra-bajan prácticamente en los servicios de la Admi-nistración de Veteranos; la mayor parte son sico-logos clínicos. Al final de los dos arios obtienenel Master Degree, casi equivalente a nuestra Li-cenciatura. El Doctorado —Ph D.— requiere otroario de estudios, uno de trabajo práctico y lapresentación de una tesis que allí llaman diser-tation.

QUE SALIDAS TIENE EL SICOLOGOCLINICO

Tiene, en primer lugar, dos amplias trayecto-rias, que van destacándose cada vez con más cla-ridad hasta el punto de haber sido objeto depreocupación y discusión en el último Congresode la American Psychological Association que secelebró en Nueva York a primeros de septiembrede 1961.

Uno de estos caminos es la práctica de la sico-logía clínica; otro es el de la investigación y laenseñanza. Parece que se plantea el problemade hacer o no hacer bien estas dos cosas a lavez. Y hoy son muchos los sicólogos que despuésde haber practicado durante varios arios la sico-logía clínica, y habiendo recibido una formaciónpara esta actividad se pasan al campo de la in-vestigación y la enseñanza. En estos últimos añosaumenta, en los Estados Unidos, la creación denuevos Institutos de investigación, de nuevosservicios en las Universidades, de centros parael estudio del desarrollo infantil. He visitado va-rios de ellos, en donde se me ha dicho que lafinalidad no era tanto rendir servicios como laformación de nuevos sicólogos investigadores.

El problema que se planteaba en el Symposiumdel Congreso, que se ocupaba de la formación delsicólogo clínico, era, si se debe bifurcar, ante lasnecesidades de la nueva corriente, la formacióndel sicólogo clínico en dos ramas: una para laaplicación, la práctica, la dedicación a pacientes;otra para la investigación y la enseñanza, que,

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indudablemente, requieren especiales aptitudesy especial formación.

La práctica de la sicología clínica puede hacer-se en las clínicas de conducta dependientes delas Universidades, de los Municipios, del Estado;en otras instaladas en servicios siquiátricos y pe-diátricos de los hospitales generales o en hospi-tales siquiátricos y pediätricos; otras, en fin,completamente particulares, y que suelen ser lasmejores, como la Judge Baker Clinic, en Boston.

El sicólogo clínico trabaja también en los hos-pitales de las Escuelas de Medicina, en las insti-tuciones privadas para niños y adultos con todaclase de perturbaciones emocionales, como laMenninger Clinic, las Devereux Schools, el Ins-tituto Gesell. Trabaja en las instituciones paradelincuentes juveniles, como asesor de colegiosy escuelas que solicitan sus servicios, en las resi-dencias sicoeducativas para niños esquizofréni-cos, la más famosa de las cuales, la OrthogenicSchool, está dirigida por un sicólogo. Se le en-cuentra en los servicios universitarios de Coun-seling, y, actualmente, he encontrado que la sico-logía industrial estä, orientándose también haciamétodos clínicos.

En cuanto a la investigación y la enseñanza,pueden realizarse en centros dedicados a ellaexclusivamente, o en los departamentos dedi-cados a este fin en los centros anteriormentecitados. La investigación está fomentada y finan-ciada por el Estado Federal a través del NationalInstitute of Mental Health. Las subvenciones sonotorgadas a los Estados en proporción inversaa sus recursos propios. Pero además disponen deldinero de las muchas Fundaciones que en el paísexisten.

COMO Y CUANDO

SURGE LA SICOLOG/A CLINICA

Esta época, espléndida en cambios y en descu-brimientos científicos, ha traído, como secuela,una honda transformación social en todo el mun-do occidental. Las luchas politicas y la segundaguerra mundial han producido enormes trastor-nos y obligados desplazamientos en ciertos secto-res de las poblaciones. Las migraciones, la roturade lazos y tradiciones, la angustia y la ansiedaddel desarraigo son causa de conflictos y de in-adaptaciones profundas. Por otra parte, el tec-nicismo, con la nueva organización del trabajo,con la incorporación de la mujer al mismo, conlas nuevas necesidades y aspiraciones de formassuperiores de vida material, obliga a hombresy mujeres a permanecer fuera del hogar la jor-nada entera; los devuelve a él cansados. La liber-tad y la expansión espiritual, en todas sus mani-festaciones, se ven mermadas. También lo estánel goce de las relaciones paterno-filiales y conyu-gales. Abundan más los niños que se crían sin ladebida influencia paterna y materna para subuen desarrollo afectivo. Por si esto fuera poco,los muchachos poseen una ilustración cada vez

mayor acerca de las relaciones humanas, graciasal cine, a la televisión, a las lecturas y a los via-jes frecuentes; así dispone de más elementospara captar los problemas espinosos de los hoga-res. Cuando pasan la adolescencia se casan sinmadurar; en estas condiciones las probabilidadesde fracaso son mayores, y la nueva generacióncorre mayores riesgos de mal desarrollo afectivo.Los trastornos emocionales se multiplican. Cadaniño, cada joven, los vive «a su manera», deacuerdo con su personalidad y con su circuns-tancia. Así podemos ver como con la misma pro-blemática afectiva, un niño se vuelve melancó-lico, otro adopta todas las formas de la rebeldía,en casa y en la escuela, mientras otro se escapadel hogar y se convierte en un vagabundo. Nosencontramos con muchachos que presentan unaobstinada resistencia al estudio, un desinteréspersistente por todo, una timidez exagerada; es-tados de ansiedad, indisciplina, manifestacionesantisociales, comportamiento inmoral, cambioscontinuos de ocupación con rendimiento nulo,agresividad, falsa debilidad mental, infantilismocaracterológico, hurtos, fugas.

SUJETOS DE LA SICOLOGIA CLINICA

Los sujetos de la sicología clínica son esos niñoso jóvenes de rasgos contradictorios, incomprensi-bles en apariencia, de los que sus padres dicenal llegar a la consulta: «es rebelde; no obedece;no estudia; le gusta hacer sufrir; tiene malaidea; no nos respeta. Por lo demás, no está en-fermo, es normal, pero no hay quien haga carre-ra de él». Entre nuestros sujetos están tambiénesos jóvenes que, debido a sacudidas emocionalesintensas actuales, o a manifestaciones tardías deperturbaciones afectivas antiguas, se estancan ensus estudios y pasan por un verdadero bache delque no consiguen salir solos. Están también loschicos de trece a dieciséis años, cuyas crisis depubertad y adolescencia han de diagnosticarsecon ojos sicológicos y pronosticarse con criteriosicopedagógico. Algunos de ellos son niños super-protegidos, criados en un clima afectivo asfixian-te que les hace sentir el desasosiego que producela falta de armonía entre el crecimiento físicoy aun el intelectual con un enanismo caractero-lógico.

El niño problema, por sus aptitudes deficitariaso por los trastornos de su carácter, se encuentraen conflicto constante con su medio ambiente.El criterio para juzgar la anormalidad del niño,en este sentido, es el grado de adaptación a sumedio. La mala integración puede tener origenen influencias externas: familiares, escolares,profesionales o sociales, o bien en los temores,inferioridades o inseguridades internas, productode causas antiguas; en el primer caso suele habermal comportamiento; en el segundo, puede fal-tar éste y darse la no integración personal. Lossíntomas del niño difícil no son síntomas pa.toló-

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gicos claros, por lo general; es un estado difusode ansiedad o de angustia, una distimia a veces,un comportamiento antipático en contraste, qui-zá, con un buen comportamiento en otros am-bientes.

El sujeto de la sicología clínica no es nunca elniño sólo, sino el niño y sus padres. No podemoscomprender al niño si no comprendemos su en-torno, el clima familiar en que se desenvuelvey en el que está el origen de sus alteraciones o laincomprensión de las mismas. Los padres sonnuestros mejores colaboradores. Ellos necesitan,a su vez, un poco de luz para comprender el com-portamiento de sus hijos.

Todos estos conflictos no son enfermedades.Son los exponentes de una desviación angustiosaen una juventud que adolece de la falta de unamaduración afectiva suficiente para el desarrolloarmoniosa de la personalidad en su triple aspec-to: físico, intelectual y caracterológico; en unajuventud que sufre de una desorientación vital.Esta zona intermedia entre la normalidad y laenfermedad está formada por la categoría fron-teriza de los inadaptados en el hogar, en la es-cuela, en el trabajo, en la vida. Los conflictosemocionales llegan incluso a anular las funcio-nes de la inteligencia y a producir un compor-tamiento delictivo; pueden llevar a deoesionesprofundas y hasta el suicidio. Lo afectivo es bá-sico en el ser humano, es primario; manda en elsoma y en la inteligencia con una tiranía des-concertante. Y no es privativo del ser humano:también los animales enloquecen o mueren detristeza cuando se les separa de sus madres, desus hijos, de sus amos, se les aisla o se les en-jaula.

EN QUE CONSISTE LA SICOLOGIACLINICA

La sicología clínica es, pues, una forma de sico-logía aplicada a un individuo de comportamientoanómalo cuya personalidad global y sus caracte-rísticas se estudian cientificamente, y cuyos pro-blemas se desentrañan a la luz de la anamnesis,de las técnicas proyectivas, del diálogo y de lacolaboración con padres y educadores. El cuadroclínico de fuerzas sicodinámicas, resultante deeste estudio, sugiere la manera de conducirlo o deestimularle a que se conduzca hacia una integra-ción social, familiar, escolar o profesional máscómoda. Se trata así de evitar que inadaptacio-nes circunstanciales cristalicen en una conductapatológica. La sicología clínica es, mies, una higie-ne preventiva, y siendo una sicología individual,está en relación con el bienestar de la comunidad.

Por otra parte, el arte clínico consiste en com-prender lo que hay de original en el individuoa la vez que reduce lo original a conceptos gene-rales. Los modos de reacción son fenómenos indi-viduales que se insertan en los esquemas de com-portamiento y que no están solamente condicio-nados por el organismo y el sistema nervioso, sino

por el ambiente, la educación, la organizaciónsocial, la estructura familiar. La sicología clínicaes el arte de poner en claro los problemas en losque viene enredada la personalidad a veces inci-piente del muchacho. Es como una mayétiticasocrática el arte de ir dando a luz la génesis delas dificultades personales para montar despuéslas estructuras sobre una base más firme y adap-tar al individuo al plano de la normalidad. Cadaniño necesita una sicología sui generis, un enfo-que educativo a su manera. La sicologia clínicaes una dialáctica entre la ciencia sicológica y elarte del sicólogo.

Nuestra ciencia se perfila en tres direcciones:a) La de la investigación científica autónoma

o en colaboración con médicos o educadores, se-gún el material que se elabore y la finalidad quese persiga con el estudio.

b) La aplicación de los métodos sicológicos enla clínica siquiátrica con miras a un diagnósticomás fácil y a un mejor conocimiento del enfermo.En este aspecto el trabajo del sicólogo se extiendehasta el punto en que el siquiatra, que en estecaso asume la responsabilidad, estime conve-niente.

e) La tercera dirección es la que hemos con-siderado anteriormente: la sicopedagogía de losniños y jóvenes con trastornos de conducta; estees el campo propio del sicólogo clínico; en estecaso, su actividad es sicología, sicometría, orien-tación profesional, pedagogía especial. Una vezobtenido el informe médico de que no existencausas orgánicas que influyan en la conducta,nuestra tarea consiste en enderezar el compor-tamiento, reorientar la existencia, poner al niñoo al joven en el camino real de la coexistencia.

Esta sicopedagogía de chicos con trastornos deconducta es un método de contacto personalnada fácil. El sicólogo ha de poseer, además desu ciencia, unas aptitudes especiales para acer-carse a la gente joven, para comprender cómocada pequeño, en plena evolución, lleno de posi-bilidades de signo positivo y negativo, vivenciasu propio conflicto. Ha de ser un gran conocedorteórico y práctico de la sicología infantil y delas reacciones infantiles. Tiene que tener en suhaber un trato con niños de varios arios en unplano en el que la autoridad bascule a conve-niencia con la amistad. Para ello nada mejor quevenir a la sicología clínica desde la enseñanzao desde la dirección de juventudes en cualquierade sus campos.

Con este método sicoeducativo llevamos a nues-tros pequeños clientes por un camino cognosci-tivo y emocional amplio y claro. Mientras lo reco-rren van pasando de un estado de tensión a otrode equilibrio, de una situación de dependenciaanormal a otra de independencia y responsabi-lidad para resolver los pequeños o los grandesproblemas que la vida les presenta; van acer-cándose a las actividades que antes habían re-huido y saborean la convivencia que, al cam-

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biarles el estado de ánimo, mejora su estadofísico y la expresión de su rostro, dándoles untono general más armónico.

SENTIDO DE EQUIPO

Volviendo a los datos, recogidos en mi recienteviaje, acerca de la sicología americana, he deseñalar el trabajo en equipo. En general, el sicó-logo clínico, en América, dedica la mayor partede su tiempo a trabajar en servicios públicosde las modalidades que antes he citado. Sin em-bargo, alrededor de un 50 por 100 hacen prácticaprivada.

En los servicios públicos, y aquí incluyo tambiénlos que están financiados particularmente, eltrabajo es siempre en equipo: el sicólogo, el si-quiatra, la asistenta social y siquiätrica. Cuandose trata de pacientes internos el equi po se amplíacon los supervisores de los servicios, con las per-sonas que están todo el día a cargo de los pacien-tes, con los maestros de las escuelas que hay den-tro de las instituciones. El espíritu de equipo esfundamental en el trabajo. Todos las personasque lo forman se sienten implicadas y responsa-bles en el estudio y en el tratamiento de lospacientes.

Generalmente el trabajo se organiza de lasiguiente manera: el siquiatra hace la historiamédica; el sicólogo hace los tests; la asistentasocial hace la historia familiar; los tres hacentratamiento.

Las reuniones entre ellos son frecuentísimas.Se reúnen para discutir el diagnóstico, para dis-cutir el tratamiento, para la revisión de casos,para hablar de algún tema de interés para sutrabajo, para proyectar películas de interés pro-fesional, para demostrar un nuevo test o téc-nica que está en investigación, para la presen-tación de casos nuevos. En bastantes de las ins-tituciones que he visitado, las entrevistas, lostests sicológicos, las actividades de juego y ali-mentación de los niños, las sesiones de sicote-rapia, son observadas por todos los miembros deequipo a través del cristal one side, con lo quetodos pueden tomar datos para ulteriores dis-cusiones.

El tratamiento es individual y de grupo con loschicos y con sus familiares. Terapia de juego,laborterapia, musicoterapia. En los internados laamplitud de la terapia es mayor porque los niñosse benefician de una serie de instalaciones, sobretodo en los grandes establecimientos privados.En algunas instituciones cada sicólogo se dedicaa un tipo especial de chicos: débiles mentales, contrastornos de conducta, esquizofrénicos.

PRINCIPIOS BASICOS

La sicología americana es, casi toda, de inspi-ración sicoanalítica. El sicoanálisis une a losmiembros del equipo en la interpretación y com-

prensión de los casos. La mayor importancia, enla etiología de las perturbaciones, se atribuye a lainfluencia del medio. Ningún chico de conductaextraña, si no es un enfermo, tiene que sentirsecondenado por la herencia.

Sin embargo, ya en el Congreso de Nueva York,en septiembre, y después en el de la Texas Psy-chological Association, en noviembre, pude adver-tir un viraje en la sicología americana. Este virajees hacia procedimientos más científicos; a estecriterio responden los programas de investiga-ción en curso, por todas partes, a corto y a largoplazo. El sicólogo clínico, dicen, ha de recibir unamejor formación en sicología fisiológica, en sico-logía social y en sicología experimental. He podi-do observar, en muchas Universidades, los expe-rimentos con ratas para averiguar, por ejemplo,la preferencia en el empleo de las manos, lareacción a ciertos estímulos, la conducta enla búsqueda del alimento. Por otra parte, en laTexas Christian University, el doctor Sells inten-sifica la enseñanza de la sicología social en com-binación con cursos de personalidades. Los estu-diantes organizan y resuelven, por sí mismos, deuna manera dramática muy graciosa, diferentessituaciones sociales. Tuve la oportunidad de asis-tir a una sesión en la que se representaba laadmisión de dos alumnas en una Universidad.Todos los personajes eran estudiantes: los direc-tivos que admitían y las candidatas; éstas repre-sentaban dos tipos sicológicos de estudiantes fe-meninos diferentes, y el planteamiento de lassituaciones ofrecía un marcado contraste muyvivaz, interesante y didáctico.

Dentro de esta nueva dirección entra tambiénun mayor número de tests sicológicos para detec-tar posibles lesiones orgánicas, de investigacionesbioquímicas, encefalográficas y neurofisiológicasencaminadas al mismo fin en los clientes conperturbaciones emocionales más graves. Esta co-rriente antisicoanalítica, que viene impulsadapor gente joven del oeste americano, parece másbien un cambio de postura. Aunque con estasinvestigaciones no se ha llegado a ningún resul-tado definitivo, el visitante recibe la impresiónde que la sicología americana que, hasta ahoradescansaba casi absolutamente en Freud, tratade buscar su propia base de sustentación median-te sus propias investigaciones. Los jóvenes sicó-logos que ya nada nuevo tienen que decir en elsicoanálisis, se vuelven hacia el organicismo. Sinembargo, las ideas de Freud seguirán dando suparte de luz al desenredar la maraña de algunosde los conflictos humanos.

Por su parte, los partidarios del sicoanálisisy del ambientalismo realizan interesantes tra-bajos de investigación con grupos de niños y susfamilias o con niños carentes de padres por cir-cunstancias diversas, empleando todo lujo demedios. Pretenden continuar demostrando queningún niño con este tipo de perturbaciones hadejado de estar influenciado por disf uncionesafectivas de su medio ambiente. El doctor En-

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glish, de la Temple University de Filadelfia, decíaen un coloquio sobre nuestras técnicas, refirién-dose a la polémica entre organicistas y ambien-talistas: «Que así como cuando una madre daa su hijo todo el amor y la educación que éstenecesita para su normal desarrollo no lo hacecon píldoras, así también si este amor y estaeducación ha fallado, han sido equivocados, larecuperación y la reeducación no pueden hacersetampoco con píldoras, sino con procedimientossicopedagógicos que favorezcan la gradual y sanaindependencia del muchacho frente al adultoy la maduración de su carácter.

LA SICOLOGIA CLINICA EN ESPAÑA

Nuestra profesión es nueva en España. La pri-mera promoción de sicólogos o clínicos salimosde la Escuela de Sicología de la Universidad deMadrid en 1956. Para esta especialidad, que re-quiere dos arios de estudio, teórico y práctico, seprecisa un título universitario previo. Nuestrotrabajo, como en América, se realiza en colabo-ración con médicos y educadores y lo hacemos,como allá y en otros paises de Europa, en servi-cios públicos y en privado.

Dado que en España el vérti go del tecnicismova más lento y retrasado, los problemas son me-nos, aunque los hay, que en el resto de Europay América. También influye, y esto pienso yo queseguirá influyendo por mucho tiempo, nuestrafirme estructura familiar tan teñida de catoli-cismo.

Sin embargo, si es que vamos a incorporar-nos en un próximo futuro, al ritmo de industria-lización y productividad de los demás paíseseuropeos, es lógico pensar que causas similarespuedan producir efectos análogos.

Sería conveniente pensar entonces en la inicia-ción de una labor preventiva en los medios esco-lares de los tres niveles —elemental, secundarioy superior— estableciendo servicios de sicologíaclínica en todos estos centros, integrados en elproceso educativo general. Ningún medio másadecuado para actuar en conexión con médicos,padres y educadores; ningún otro mejor paradescubrir los síntomas, las primeras desviacionesen la conducta o en el rendimiento, para evitarque el chico vaya siendo condenado, poco a poco,a ser «un niño tonto», «un niño imposible» y«quizá, más tarde, un inmoral o un fuera dela ley».