Sevilla Flamenca 117

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SEVILLA FLAMENCA | etapa V | número 117| pág. 1 etapa V | número 117 Enrique de Melchor La guitarra flamenca

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Revista fundada en 1980 desde la Federación Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas. Dirigida por Eduardo Pastor y Pablo Parrilla. Diseño y maquetación de Agenda Atalaya.

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Enrique de MelchorLa guitarra fl amenca

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La vida de los fl amencos sigue adelante. Por mucho que nos cueste mirar atrás y contar baja tras baja es nuestra obligación seguir tirando para adelante, entre recuerdos a tiempos que defi nitivamente se nos fueron de las manos y a nuevas noticias —nuevas faltas— que nos hielan el corazón. En este último año siguen siendo demasiados los que nos han abandonado a nuestra triste suerte: Onofre López, Manuel Peña Narváez, Martín Revuelo… Y la inmensa fi gura de Enrique de Melchor, un tocaror que bajo la ele-gancia y la discrección del toque de su casa —el de su padre, Melchor de Marchena— nos adentró en los toques de un nuevo siglo, de un nuevo fl amenco.

También hemos dejado atrás otra Bienal más. Una Bienal que nos ha dejado —en la gran mayoría de los casos— indiferentes pues las sendas en las que se está adentrando el festival sevillano nos dejan a los afi cionados impasibles y lejos —muy lejos— de identifi carnos con él. Parece que defi nitivamente, la Bienal de Flamenco ha abandonado y olvidado sus raíces. Ojalá no arrincone ni al presente ni al futuro de nuestro arte.

117editorialPresidenteJosé María Segovia Salvador

Vice-presidente primeroJerónimo Roldán Pardo

Vice-presidente segundoJuan Antonio Aguilar Gómez

SecretarioPablo José Parrilla González

TesoreroAntonio Calle

Director de SEVILLA FLAMENCA

Eduardo Javier Pastor Rodríguez

Director adjuntoPablo José Parrilla González

Colaboradores Ayuntamiento de MontellanoAyuntamiento de La RinconadaIsidoro CascajoJosé Manuel López GutiérrezPedro MadroñalManuel Martín MartínAlejandro Medina / Luis Navarro Jerónimo Roldán PardoJuan José Téllez /Juan Carlos TiendaJacobo Vega

Fotografías

Ayuntamiento de MontellanoAyuntamiento de La RinconadaAntonio Acedo / Bienal de SevillaBeni Manuel GuillénFidel MenesesPaco SánchezNacho VieiraEFE

Edita

Federación Provincial de Sevilla de Entidades FlamencasDante 1, Sala 26 :: 41006 :: Sevillawww.sevillafederacionfl amenca.es

Diseño y maquetaciónAgenda Atalaya955 853 014 :: 645 254 261www.agenda-atalaya.com

ImprimeDimograf, S.L.P.E. Alcalá X. c/ Tres, Nave 16

41500 :: Alcalá de Guadaíra :: Sevilla

954 251 000

DistribuyeMailing Andalucía, S.A.www.mailingandalucia.es

Depósito Legal SE-200-1980

Revista de la Fed. Provincial de Sevilla de Entidades Flamencasetapa V | número 117 | diciembre 2012

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Manuela Carrasco en la clausura de la Bienal de Sevilla 2012. Fotografía de Antonio Acedo

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sumario > opinión [p. 06]El Flamenco, un arte comprometido con su tiempoJuan Carlos TiendaTorres Macarena clausuradaJerónimo Roldán

> entrevista [p. 10]Paco PeñaJosé Manuel López Gutiérrez

> publicaciones [p. 12]Un viaje por el cante, de ArgentinaCambio de sentido, de Dani de MorónEl arte de saber escuchar, de Pedro MadroñalRevista Arte Jondo # 5, de la Peña Flamenca Francisco Moreno Galván Tres guitarras para 90 años de sabiduría,de Antonio de la Rosa

> monográfi co [p. 17]Amigo del alma, artista irrepetibleManuel Martín Martín

Aproximación a los albores discográfi cosde Enrique de MelchorJosé Manuel López Gutiérrez

> actualidad [p. 27]Comunicado de la Federación Provincialde Sevilla de Entidades FlamencasJunta DirectivaFestival Europeo de Peñas FlamencasIsidoro CascajoUn vino generoso andaluz para cada estilo fl amencoLuis Navarro Los caminos del Arte JondoJuan Carlos Tienda

> camarón XX años [p. 34]Por qué Camarón (I), de Alejandro Medina

> crónicas [p. 36]Eli Parrilla. Madroñero fl amenco 2012Giraldilla Flamenca para la FederaciónIII Congreso Internacional de Peñas FlamencasXXII Semana Cultural de Actividades Flamencas de Paradas. Homenaje a Manuel de PalmaHomenaje a Juani de La AlgabaConcurso y Festival de Cante Jondo Antonio MairenaCrónicas de la Bienal de Sevilla 2012Antonio Carrión recibe la insignia de oro de la Peña Flamenca El Búcaro

> fl amencos de perfi l [p. 51]Yo también soy del TortaEduardo J. Pastor

opinión pág. 06

crónicas pág. 36

monográfi co pág. 17

camarón xx años pág. 34

entrevista pág. 30

publicaciones pág. 12

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opinión

(1) No quiero námomaíta no quiero ná,dile al Rey Mago de Orienteque le traiga a mi papá un trabajito decente.

Recientemente he tenido la oportunidad de escuchar este fandango en un recital del cantaor morisco Raúl Montesinos. Du-rante su ejecución, dos sensaciones inva-dían mi interior: estaba sintiendo el cante y me identifi caba con su contenido, pues su letra, aunque de forma metafórica, encaja en la época actual que estamos sufriendo en nuestra tierra. Opino —y con esto no voy a descubrir nada nuevo— que ese es el secreto del cante, la transmisión. El can-te tiene que conmovernos, debe hacernos sentir para que no nos quedemos impasi-bles ante su música. Voces más autoriza-das que la mía lo han descrito sabiamente, como la de Francisco Moreno Galván: «El cante es una música, un sonido sin paran-gón alguno. No tiene hermano parecido. Nace del grito, de la queja y del llanto, y a veces de la rabia: el cante tiene sonidos negros. El cante es lo que no es el canto, lo que no encanta ni complace. Antes que la complacencia, ha de herir y doler».

(2) El día que en capilla señoresmetieron a Riegolos suspiros que daban la gentellegaban al cielo.

¿Qué sentimos hoy al escuchar este can-te? Seguro que nos emociona la seguiri-ya, pero ¿y la copla?, ¿nos identifi camos con ella? No cabe duda de que un can-taor o un afi cionado de la época donde se generó esta historia lo vivió y sintió de una manera mucho más directa y poten-te que nosotros, que la escuchamos casi doscientos años después, y ¿qué hay en el mensaje del capitán Rafael del Riego para que el pueblo lo recoja y lo haga suyo? Leámoslo en la propia voz del pro-tagonista: «Las órdenes de un rey ingrato que asfi xiaba a su pueblo con onerosos impuestos, intentaba además llevar a mi-les de jóvenes a una guerra estéril, su-miendo en la miseria y en el luto a sus familias. Ante esta situación he resuelto negar obediencia a esa inicua orden y de-clarar la Constitución de 1812 como váli-da para salvar la Patria y para apaciguar a nuestros hermanos de América y hacer felices a nuestros compatriotas. ¡Viva la Constitución!».

Es el pueblo quien a través del cante se hace solidario y rebelde, y lo manifi esta con la queja, desesperación y rabia de la seguiriya.

Adentrándonos en el siglo XX y situán-donos a fi nales de la década de los se-senta y principalmente en la década de los setenta, encontramos un periodo muy interesante en relación a lo que vengo

Decía que me parece una letra de actua-lidad y esto me lleva a refl exionar —y sigo en esa línea de no descubrir nada nuevo—, acerca de que el arte fl amenco, con más o menos presencia o con más o menos contundencia, jamás ha perma-necido ajeno al tiempo que le ha tocado vivir. Basta con hacer un pequeño repaso por nuestra historia para encontrar claros ejemplos de lo que digo; los cantes sobre el drama del pueblo gitano, las fatigas del mundo minero, la guerra contra los franceses, expresada en los diferentes estilos gaditanos, los relacionados con el pronunciamiento de Riego, los cantes re-publicanos, o la actitud contra la dictadu-ra de Franco. ¿Cuántos siglos de historia se concentran en estas pocas líneas que he escrito? Cabe por tanto preguntarse ¿Por qué ocurre esto? Yo creo que la razón está en la identifi cación con el problema, con la situación que se vive en ese mo-mento, con sufrirlo en tus propias carnes. Analicemos un ejemplo:

Salgan los santitosde San Juan de Diosa peí limosna para el entierro de Riegoque va de por Dios.

El Flamenco, un arte com-prometido con su tiempoPor Juan Carlos Tienda

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opiniónexponiendo pues tiene la particularidad de que hubo una nómina importante de artistas que se involucraron de lleno con la causa popular y sus reivindicacio-nes. Es en este momento cuando surge la implicación de un grupo de creadores no relacionados directamente con el ám-bito musical del fl amenco y que proceden principalmente de la literatura, poesía o artes plásticas, como Caballero Bonald, Félix Grande, Francisco Moreno Galván, José Heredia Maya y Alfonso Jiménez Romero entre otros, que en unión de cantaores, bailaores o directores de tea-tro dan una nueva dimensión artística al fl amenco para actualizarlo a su tiempo, no solo en su contenido sino también por sus formas de expresarlo.

Se comienza a vislumbrar un nuevo proce-so de evolución en la expresión este arte, claras muestras de ello lo tenemos en el tándem Salvador Távora y Alfonso Jimé-nez Romero con las obras Quejío (1972) o Andalucía amarga (1979), un poema lírico y sonoro sobre la emigración; Mario Maya y José Heredia Maya con Camela-mos Naquerar (1976) o Macama Jonda (1983); Persecución (1976), de Juan Peña El Lebrijano con Félix Grande; o José Menese y Francisco Moreno Galván, que tienen una amplia discografía donde la temática reivindicativa ante la injusticia social, opresión y falta de libertad están muy presentes, por citar uno de esos dis-cos sería Andalucía 40 años (1978). No me resisto, aunque sea brevemente, a re-señar las motivaciones de algunos de es-tos artistas. Así, Salvador Távora comenta sobre la obra Quejío. Protesta visceral de

un pueblo marginado «que es la presen-tación o recreación de un clima angustio-so, en el que se produce el cante, el baile, el lamento o la queja del pueblo anda-luz». En mayo de 1976 en el diario El País, coincidiendo con el estreno en Madrid de Camelamos Naquerar, afi rman sus crea-dores: «Tiene como objetivo exponer la si-tuación injusta del pueblo gitano». Sobre Macama Jonda y en el mismo diario en abril de 1983, aparecía: «Camelamos Na-querar es un espectáculo duro y fuerte de contenido, en el que la gente se identifi ca con el problema. Macama (encuentro en árabe) es la posibilidad de encuentro en-tre hombres y entre pueblos, boda de un andaluz y una mora de Tetuán. Aquí el público deberá de participar del milagro de la fi esta colectiva, solidaria y fraterna».

José Menese afi rma que «había que con-tar lo que estaba ocurriendo, nuestro problema, hablar de nuestras cosas, de lo que hemos vivido, del pueblo». Moreno Galván lo tuvo claro y decía que «una per-sona podrá manifestar mejor una queja si a quien le duele es a él».

Considero interesante los razonamientos de Antonio Gades entrada ya la década de los noventa, quien en relación con su versión sobre el clásico de Lope de Vega, Fuenteovejuna, con adaptación de textos de José Manuel Caballero Bonald, co-mentaba: «De Fuenteovejuna me interesó sobre todo el acto solidario de los perde-dores. La solidaridad frente al poder. En estos momentos de feroz individualismo, creo que Fuenteovejuna está o debería estar de actualidad. Mi idea era hacer

algo más con ese folclore, no trincarlo del pueblo y prostituirlo, sino coger la esen-cia y hacer otra cosa, contar una historia con el movimiento».

Nos encontramos en las puertas del siglo XXI y aún permanece en determinados artistas esa preocupación o interés por la sociedad en la que viven, sumergiendo su arte en la misma.

En este siglo que estamos inmersos es ya otra cosa, o al menos eso parece. La apari-ción de artistas que pertenecen a otra ge-neración y sociedad, los cambios sufridos en la misma, la incorporación de un nue-vo público y los objetivos que se plantean desde los grandes eventos fl amencos o casas discográfi cas muestran a las claras que las motivaciones, fuentes de inspira-ción o exigencias impuestas para crear nuevas propuestas no se encuentran en relación directa con lo que he expuesto anteriormente. Da la sensación de que ya nuestros problemas, los de este tiem-po, no alcanzan a motivar lo sufi ciente a los artistas contemporáneos. Yo, que me introduje de lleno en el fl amenco en los albores de los años ochenta del pasado siglo, recibí los últimos coletazos de esa acción de denuncia a través del fl amenco, de identifi cación con los problemas del pueblo, he vivido y sigo viviendo todo el proceso evolutivo de este arte, me cues-tiono hoy en día si realmente las propues-tas de la mayoría de los espectáculos o la discografía que se vienen presentando me interesa en cuanto a su contenido, si me identifi co con ello, si me transmiten sensaciones más allá de la interpreta-

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opiniónción que se realice del baile, el toque o el cante. No quiero decir con esto que lo que se hace esté mal o que no deba ha-cerse, y mucho menos discuto su calidad artística, no es eso; estoy convencido de que el arte es como el campo, no tiene puertas, y que los artistas deben hacer lo que sientan que deban hacer, pero, con sinceridad, en algunos momentos echo de menos algo más cercano, más terre-nal, algo que remueva la conciencia del espectador, del afi cionado.

¿Ha perdido el arte fl amenco su carácter directo, reinvidicativo, cercano, compro-metido, popular, a cambio de ser popu-larizado, o modernizado en su contenido? ¿Han desaparecido los problemas que motivaban en otras épocas para la utiliza-ción del grito, la rabia, la queja, en defi ni-tiva, la música del fl amenco, para denun-ciarlos? La pobreza, la injusticia social, la violencia de género, la discriminación, el paro, la pérdida de derechos sociales, la manipulación, la emigración, el racismo, ¿son veneros agotados para este arte?

No siempre es así y, como suele decirse por estos pagos, cuando menos te lo es-peras salta la liebre, y surgen iniciativas como la de Minera: un viaje a lo más hon-do de la lucha por los derechos sociales producido por Jorge Martínez, un corto que muestra a la cantaora Rocío Már-quez, que bajó al pozo de Santa Cruz de Sil (León) para cantarle a los mineros que llevaban 45 días encerrados en protesta por el recorte a las ayudas al carbón o el cierre de las cuencas mineras decretado por el gobierno del PP.

Voy terminando y quiero exponer a conti-nuación un cante por tangos de Málaga grabado en 1981 por José Menese con letra de Moreno Galván en el disco titula-do Mi cante a la esperanza:

Mala cara tiene el paroy ná buena la sequía,y entre la Marta y Maríaestamos pasando un mal trago.

Porque un hombre sin trabajoes un hombre sin destino,que se le ha torcío el sinoy no lo dejan de andáni p'alante ni p'atrás,como varao en su camino.

El trabajo es un derechoque tós los hombres tenemos,y que si no lo ejercemos desde aquí pido y exijoque abran tajos pa los hijosque en esta tierra nacemos.

Hay una clara tristezaen la gente marinera,las tripulaciones presas,las barquitas prisioneras.

No encuentran sitio en los marespesqueros como tesoros,barcos, peces, chirimbolos,nos lo roban sin empacho,ya el almirante gabachoo el mismísimo rey moro.

Concluyo con dos preguntas: ¿Qué sen-tían los afi cionados de esa época, sobre todo los obreros, jornaleros o pescadores al escuchar ese cante con esa letra? Y us-ted, ¿qué siente?

A Toni y Julio mis hermanos, y a los que tanto quiero.

Notas del autor.

(1) La letra que abre este artículo es de Francis-co Mármol, natural de La Puebla de Cazalla, y que como tantos moriscos tuvo que emigrar de su tierra por falta de trabajo.

(2) Esta letra es una variación cantada por Antonio Mairena de: El día que en capilla / metieron a Riego / los suspiritos que daban sus tropas / llegaban al cielo. En Los cantes de Antonio Mairena, de Luis y Ramón Soler.

Fotografías:

(1) Caballero Bonald_ de Katia Feltrin.

(2) Félix Grande_ en el blog lapalabrayeltiempo.wordpress.com

(3) José Menese y Francisco Moreno Galván_ de Pepe Lamarca.

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opinión

Por fi n se ha conseguido, por fi n se ha de-rribado uno de los bastiones fl amencos que quedaban en Sevilla. Por fi n se ha demostrado que el fl amenco es solo rui-do, tal como indica la denuncia que obra en poder de la Peña. Torres Macarena ha sido clausurada por Medio Ambien-

te esta aciaga noche que quedará como una de las más negras de la historia del fl amenco en nuestra ciudad.

Si levantaran la cabeza tantos y tantos fl amencos orgullosos de una peña em-blemática como esta, seguro que no lo creerían. Una entidad que fue bautizada por Antonio Mairena. Que fue cuna de la Federación de Peñas y después parió a la propia Confederación Andaluza, que

formado cientos de fl amencos de todo tipo. Esta es la verdad de un arte que po-seemos de forma milagrosa pero que por desgracia solo lo queremos en los gran-des espacios donde podemos lucirnos. Que penosamente ni el pueblo, ni sus di-rigentes tienen la menor sensibilidad con él, puesto que no cuidan su base.

Desde nuestra indignación como colec-tivo que ha sido humillado por un grupo de personas, recabamos la ayuda de to-dos los fl amencos de corazón para que esta ignonimia no siga hacia adelante. Por muchas razones que les atiendan, un grupo de personas no pueden derribar un acervo cultural de tanto valor. Los fl amencos somos gente de paz, pero no

podemos soportar semejante atropello. ¿Cómo se puede justifi car actos de este tipo ante la UneScO que nos ha de-clarado Patrimonio de la Humanidad, y que entre sus exigencias para declarar-nos, está la protección de este bien por las Administraciones solicitantes?

Jerónimo Roldán Pardo. Socio nº 17 de la Peña Flamenca Torres Macarena. Sevilla 1 de junio de 2012.

desde el año pasado lleva con orgullo la Medalla de Andalucía. Que le dio a Sevilla la Bienal de Flamenco que tanto renombre le da a esta nuestra ciudad, ha sido aniquilada por el empecinamiento de unos vecinos que solo llevan cuatro días viviendo en el barrio. Han clausu-

rado un centro de cultura fl amenca con más de 38 años de existencia, que ha mostrado nuestro arte a miles y miles de visitantes foráneos. Que ha servido para rodar películas, que ha sido motivo de reportajes de la BBC, de las televisiones alemana, francesa, japonesa y de casi todas las televisiones de los países ami-gos del fl amenco. Que actualmente tiene tres talleres del distrito Macarena dando cursos de fl amenco, y que en ella se han

Torres Macarena clausuradaPor Jerónimo Roldán

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Paco, siempre te preguntan lo mismo, pero tengo que abundar en ello. ¿Por qué un banderillero se mete en el lío de grabar un disco de flamenco?

Porque era la ilusión de una vida entera. Yo he nacido flamenco y me moriré fla-menco porque es mi vida, lo mismo que el toro. En este momento me apetecía meterme en el estudio y dejar mi cante reflejado, para que no se quedara en un cajón. Que se pueda escuchar un poqui-to y en el futuro todo el mundo recuerde mi forma de cantar y de quejarme.

¿Tan parecidos son los mundos del flamenco y el toreo?

Parecidísimos. Creo que tienen muchas semejanzas en bastantes aspectos, ex-cepto en que el toro sale y lo descompo-ne un poco todo. Pero luego, la incerti-dumbre de antes de salir al escenario y a la plaza, el miedo escénico ese que te hace pasarlo tan mal. También la mane-ra de trasmitir… Yo digo que el cante y el toreo son primos hermanos.

Algunos toreros que le temen más al público que al toro. ¿Se le teme más al aficionado o a un cante por soleá?

Al aficionado, pero te explico. El cante por soleá, si tú sabes hacerlo, lo llevas dentro y sabes que lo conoces, lo puedes hacer con más o menos gusto. Según el día. Pero ¿y si el público no te entiende? A mí lo que me da miedo es no trasmitir, como en el toreo. Si no trasmites llega el

Entrevista con Paco PeñaTextos_ José Manuel López Gutiérrez

entrevista

frío, y todo el mundo se aburre. Se queda todo vacío: insípido como el agua.

El cante tiene que ser una cosa directa, como el toreo, que tú te quejes y la gen-te diga ¡ole! Transmisión, transmisión y transmisión. Y compás.

¿Cómo definirías tu disco?

Es un documento de mi forma de sentir el cante y de interpretarlo, con mi per-sonalidad, pero teniendo en la mente a los artistas que han cantado bien y puro. Porque todo el mundo que ha echao mano a cantar se ha acordado de los fe-nómenos. Todos se han acordado de to-dos. El cante está hecho de una vida en-tera, pero hay que coger por los caminos, las escuelas y las mangás buenas, como yo digo. Con tu personalidad, claro.

¿Te da miedo arriesgar tanto?

Me da muchísimo miedo. Sobre todo de que puedan tener la duda de que hago esto como un capricho. Yo vengo al can-te con una seriedad y un respeto muy grande.

Hay artistas que llevan una vida entera en esto, de manera que cuando me en-cuentro a ese Lebrijano, a ese Rancapino —a los que venero— me pasa como si me encontrara con un figurón del toreo. Tienen de mi parte el mismo respeto. Lo que me gustaría es que consideraran mi intención de hacer en el cante cosas se-rias e importantes.

Tu hijo Kiko también canta y muy bien. ¿Qué tiene él de ti y tú de él?

Él tiene de mi casi todo, en cuanto a for-ma de cantar. Tú lo ves y no hace falta ser muy listo para saber que me ha es-cuchado cantar toda su vida. La forma de quejarse, la de trasmitir… Yo de él no tengo mucho, por su corta edad, pero le tengo una admiración muy grande por su impresionante capacidad de esfuer-zo, de aprender, por la musicalidad que tiene en la cabeza y por su sentido del cante. Yo tengo otra edad y por lo tanto otro punto de vista, pero el es muy joven y tiene toda una vida por delante para ser muy grande.

¿Qué pasará el día que tengas que compartir escenario con él?

Será el día más bonito de mi vida. Ojala llegue pronto ese día.

Manuel Machado soñaba con ser un buen banderillero. ¿Con qué sueñas tú en el mundo del flamenco?

Con ser un cantaor al que quieran escu-char los buenos aficionados. No tengo otras pretensiones.

El disco ha sido una revolución en el mundo del toreo…

Difícilmente haya un mozo de espadas, un ayuda, un banderillero o un picador al que no le guste el cante. A mí me tie-nen como una cosa especial, porque me

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ven como uno de los suyos. Es muy bo-nito que se reflejen en mí como cantaor.

¿Hay muchos matadores que ya lo tienen?

Sé que Serafín Marín, Daniel Luque, Javier Conde, Dávila Miura… El maes-tro Juan José Padilla también lo tiene, porque dijo unas palabras muy bonitas sobre mí en el programa de Manuel Mo-les de la Cadena Ser. Morante también porque se lo dio mi matador, Antonio Barrera, y también dijo que yo lo hacía muy puro. Mucha gente del toro me lo ha pedido y sé que suena en muchos co-ches de cuadrillas, lo que es un orgullo inmenso.

¿Qué te ha parecido la ultima Bienal?

Ha habido de todo. Cosas que me han gustado y cosas que no comparto. Tene-mos artistas de calidad para llevar el fla-menco a lo más grande y a lo que siem-pre ha sido: tradición, respeto, calidad y clase. El flamenco no puede llegar, para mi poco entender y disculpadme con las ideas que vienen nuevas y que dicen que son una revolución, a eso. El flamenco es caricia, y no se pueden pegar porrazos a una guitarra y partirla. No se pueden hacer cosas fuera del lugar de lo que el flamenco es, una reliquia. Lo que se haga fuera de ese respeto y de esos principios de los flamencos, no es serio. No me gusta ver eso. Me gusta ver cantar bien, serio, puro. Y cosas que tengan música, vale, pero las ideas raras no me gustan.

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Festival Europeo de Peñas FlamencasTexto_ Isidoro Cascajo

Desde que FLAMA comenzara su an-dadura allá por los albores de 2005, siempre estuvo de la mano de las pe-ñas flamencas, sabiendo que en ellas se encuentra el flamenco de base. Las peñas o tertulias flamencas encierran otro aroma —enciclopédico— de este arte, alejado de las grandes citas, gran-des teatros y el marketing, que también ha llegado al flamenco. Y, por qué no, gracias a la institucionalización del arte jondo —a través del Instituto Andaluz del Flamenco (IAF) y al reconocimiento otorgado por la UNESCO como Patrimo-nio Cultural Inmaterial de la Humani-dad—, ha dado el salto de los últimos 60 años de tabancos, tabernas, festi-vales de verano al uso… a los grandes escenarios de todo el mundo. No olvide-mos que el flamenco ha resurgido en los últimos 20 años, teniendo en la actuali-dad una consideración y proyección sin parangón. Los festivales siempre han llamado a artistas de primera fila, por

eso Flama propone un Festival de Peñas Flamencas; mostrando el flamenco del pueblo, de afición. Y no por Andalucía o España, sino moverlo por toda Europa.

Hizo falta que uno de los delegados en Francia, Nicolás Perrin (director del Fes-tival de Peñas de Lyon y presidente de la Asociación Flamenco y más), pidiera ayuda para crear un festival en Lyón. Por lo que, gracias a Perrin, surgió la opor-tunidad de, por fin, dar a conocer a las peñas flamencas fuera de nuestras fron-teras. La idea comenzó a fraguarse gra-cias al arduo trabajo de ambas partes, al respaldo del IAF, y la firme convicción de la Confederación de Entidades Fla-mencas de Andalucía en el proyecto, que vio la luz en mayo de 2011 en Lyón, y así pueda continuar en 2012 con dos festivales, Lyón y Ámsterdam, este últi-mo dirigido por la también delegada de Flama en Holanda, directora del Festival de Peñas de Ámsterdam y presidenta de

actualidad

la Asociación Cultura en Movimiento, la bailaora Teresa Jaldón.

El objetivo de este viaje flamenco es llegar a cinco países europeos: Francia, Países Bajos, Alemania, Bélgica e Italia, los que cuentan con mayor afición del viejo continente. Se programan cuatro peñas flamencas por festival (unos 20 artistas). Y siempre alternativamente, para que no falte la presencia de nin-guna provincia o localidad andaluza. Aunque, una vez se amplíe el proyecto a otros países, se incluirán peñas de otras regiones, como Cataluña, Extremadura, Murcia, Madrid… La verdadera finalidad del proyecto es revitalizar el mundo de las peñas, que la gente joven no deje de asistir a estas catedrales del arte jondo, y como incentivo, se irán programando por diferentes países, y así, los aficiona-dos europeos tendrán la oportunidad de escuchar otros nombres, además de las grandes figuras.

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actualidadUn vino generoso andaluz para cada estilo flamencoTexto_ Luis Navarro García

Resultados de la experiencia sensorial de maridaje de los cantes flamencos y los vinos de Montilla-Moriles Peña Cultural Flamenca La Fragua de Bellavista, Institución Poética Noches del Baratillo y Consejo Regulador de la Denominaciónde Origen de los vinos de Montilla-Moriles

Como se comentaba en el número 113 de esta revista (septiembre de 2010), la Peña Cultural Flamenca La Fragua de Bellavista, la Institución Literaria Noches del Baratillo de Sevilla y el Con-sejo Regulador de la Denominación de Origen de los vinos de Montilla-Moriles, iniciaban un proyecto pionero de valo-rización del cante flamenco a través de su maridaje natural con la poesía y los vinos andaluces más genuinos, los vinos generosos, que presentó sus primeros resultados en el grandioso marco del Sa-lón Liceo del Real Círculo de la Amistad de Córdoba, institución cultural decana de la ciudad de Córdoba.

Se partía de la hipótesis de que los ma-ridajes entre los vinos generosos anda-luces, la poesía y los cantes flamencos

son tan naturales como lo ha sido su convivencia cotidiana a lo largo de sus procesos de vida. El cante y el vino se han encontrado en la taberna, en los tablaos, incluso en las gañanías ani-mando las fiestas de los jornaleros de las campiñas andaluzas. La poesía po-pular siempre ha acompañado al can-te (no olvidemos que el cante es un poema cantado). Estos activos anda-luces han destacado, han adquirido el prestigio por su calidad, singularidad y variedad; de hecho el cante flamen-co ha sido reconocido recientemente Patrimonio Inmaterial de la Humani-dad, los vinos generosos andaluces poseen el prestigioso aval de garantía de calidad de las Denominaciones de Origen Protegidas, y la poesía tiene un carácter intemporal.

Pero hay más en ellos que los caracte-riza, y es su capacidad de reflejar los estados del alma de la persona. Exis-ten estilos flamencos para la alegría, para la serenidad y el equilibrio; para hablar de los amores y desamores; para describir los paisajes y la luz de Andalucía; para expresar la dureza del trabajo al que se encuentran abocados las clases sociales más populares, de donde nace,... Y estas capacidades de los cantes sintonizan con las corres-pondientes de los vinos generosos de Montilla-Moriles, al existir vinos alegres y chispeantes para la fiesta; vinos serenos y equilibrados para la conversación íntima; vinos dulces para la ternura; o vinos complejos, añejos, viejos, para acompañar en las soleda-des profundas del alma.

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Enrique Montiel, todo un biógrafo de José Monje Cruz, escribe en las primeras páginas de Vida y muerte del cante: «me gustaba moderadamente el flamenco, pero siempre me gustó inmoderada-mente Camarón… soy como tantos que sin saber de flamenco hemos vibrado con José Monje desde el primer día…»

Una declaración llamativa pero sincera de alguien que ha escrito 300 páginas sobre un profesional del cante, algo que le gusta sólo moderadamente. Cuando este verano se han cumplido 20 años de su muerte, es necesario y a la par precioso preguntarnos qué hace que Ca-marón sobrepase la línea de la afición flamenca y se convierta en un ídolo de masas. A lo largo de los años la figu-ra de Camarón se ha ido llenando de mitologías, pero creemos poder señalar unas cuantas características palpables y comprensibles de su cante, a la par que lanzaremos algunas consideraciones so-bre el valor simbólico y emocional que acabó desbordando a José Monje, se-pultado bajo Camarón.

Partamos de la observación. Son legión aquellos que no han escuchado otro fla-menco que el de Camarón. Dentro de ese grupo existen distinciones: algunos se declaran aficionados al flamenco, otros saben que sólo digieren a Cama-rón, además de aquellos que directa-mente difunden el evangelio camarone-ro situándolo como el mejor de todos los tiempos. La aventura flamenca más arriesgada a la que se exponen estos úl-timos es escuchar a los cantaores que han tomado el sello de Camarón como modelo artístico: Duquende, El Cigala, Potito… La observación también nos lle-

vará a advertir que lo que más cautiva a estas personas, sobre todo si son jóve-nes, es la última etapa de José Monje, la más efectista, la manierista, cuando mermado de facultades Camarón fijó su poder de trasmisión en un registro agudo, quebrado, a menudo lleno de escombros. Es justo decir aquí que mu-chos de esos giros hoy considerados ge-nuinamente camaroneros los tomó José de Ramón el Portugués.

Sin embargo, en la primera discografía de Camarón encontramos al elegido, al gitano que con unas dotes musicales inéditas en el flamenco y una intuición artística total, mejor utilizó la técnica para redondear como nadie la emoción flamenca. Ese primer Camarón, el niño prodigio, es el preferido de quien escri-be, por ser un cantaor virgen, a la par que sofisticado y pleno de simientes jondas.

Así pues, nos enfrentamos a un artista absolutamente dividido, que comparten puristas y devoradores de flamenquito. Esta disyuntiva ha acabado por mermar la figura de Camarón, según palabras de Ricardo Pachón, su productor en cuatro discos. Los entendidos no le perdonan que sea el ídolo de quienes también adoran a Manzanita. Los que se tatúan su estrella y desfogan su admiración en los comentarios de Youtube se aburren con sus seguiriyas.

En ese clima a menudo un poco crispa-do, podemos templar las aguas diciendo que la evolución artística de Camarón es lógica, con sus altos y sus bajos, pero que sin él, sin su imán para muchos extra-flamencos, este arte grandioso se-

Por qué Camarón (I)Texto_ Alejandro Medina / Foto_ EFE

camarón XX años

guramente no ocuparía el lugar de pres-tigio absoluto que disfruta hoy.

Atendamos al Camarón clásico, al re-novador. Camarón debería ser el mejor amigo de los puristas. En ese sentido sería muy interesante comparar su labor con la de Mairena. Don Antonio basó su mensaje cantaor en la recreación, en la lealtad absoluta al modelo de la tradi-ción, y acabó por ser un innovador, ya que creó el cante clásico. Por su parte Camarón, alejado de cualquier pará-metro ideológico («sólo existen dos es-cuelas, trasmitir o no trasmitir») tuvo la gracia divina de recibir y dominar todo el legado anterior y ensancharlo a través de su personalidad artística, desempol-vando un arte que siempre ha tenido un aire rancio para muchos. ¿Qué más se puede pedir?

Más adelante entraremos a considerar las aperturas formales y hasta comercia-les de José, pero apuntemos las carac-terísticas cantaoras que le permitieron iluminar el cante puro, tradicional, here-dado, dejando intacto su sello gitano y andaluz. Lo que engancha de Camarón es lo mismo que engancha de Poveda: que es un gran cantante. A menudo los flamencos no han considerado valiosos la afinación y la cuadratura, eso tiene tufillo de pentagrama. Es mejor cantar desafinado pero rancio. Al amigo Mon-je lo parió su madre con una voz precio-sa, con una afinación y un sentido musi-cal valiosísimos. Camarón desarrolla con esos valores una personalidad artística desbordante basada en el cante gitano, desgarrador, radical, a menudo violento, pero que él hace quizás por primera vez tremendamente agradable al oído. En

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ese sentido aparta el valor romántico, salvaje y ancestral que tiene el flamenco y coloca en primer plano sus dotes musi-cales. Le descubre al mundo una música maravillosa. Para ello es imprescindible el otro pilar de su arte: el compás. El rit-mo es algo que se entiende en todo el mundo, y Camarón fue la primera figura internacional del flamenco porque su sentido rítmico lo atrapa a uno. Esa cua-lidad hizo que durante mucho tiempo se considerase a José sólo como un buen cantaor festero.

Por si fuera poco, Camarón sabe dar-le a cada cante la carga emotiva jus-ta. Dentro de una misma letra dota a cada parte de la interpretación precisa, creando un arco emocional que lo deja a uno dolorido o feliz, según se lo pro-ponga. En esa faceta, sus capacidades pueden igualar a las de Manuel Torre. No olvidemos que el flamenco es un arte sensitivo, epidérmico. Ya lo dice la palabra: jondo. Tiene que entrar dentro de nuestros sentimientos por la vía di-recta, y eso no se puede conceptualizar (trasmitir o no trasmitir). Camarón sabe que en una seguiriya hay que ser deses-perado, demente y rebelde. En la soleá viene el abandono, la melancolía. Todo lo puso en su sitio.

Bajo la dirección musical de la fami-lia Sánchez —nunca se hará justicia a Pepe de Lucía— Camarón cumple lo que constantemente piden los aficiona-dos: un cantaor enraizado pero con per-sonalidad. En José se pueden rastrear sin dificultad las influencias de Caracol, del Chaqueta, de la Perla y hasta de Mairena. Pero todo en él tiene el valor incalculable de lo genuino.

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texto extraído del CD

Nos encontramos ante la tercera entrega discográfi ca de Argentina, un trabajo que nace de lo más natural. Argentina es cantaora, y a sus veinti-siete años su cuerpo le pide grabar como le brota el fl amenco de siempre en esta etapa de su vida. Ha llegado el día de ofrecer, presentar y plas-mar este disco tan necesario para su carrera.

Argentina desgrana quince cortes en este trabajo discográfi co. Barrio de la Triniá (Abandolaos), Acordándose de Chano (Garrotín y Cantes del Pi-yayo), Malagueña de Baldomero Pacheco, La Aurora (Serrana), Estación Jabugo-Galaroza (Fandangos, con la colaboración especial del guitarris-ta Juan Carlos Romero), Viva Andújar (Caña & Polo), Milonga Argenti-na, Isla de León (Cantiñas), Maleta de Levante (Murciana & Taranta de Linares), Café de la Marina (Tientos y Tangos), Los Serenos de Triana (Soleá de Triana & Bamberas), Una Flor Blanca en el Pelo (Petenera), La Viajera (Bulerías), Toná grande y cabal del Serna, y Pasajeros en el Tiempo (con la colaboración especial con piano y arreglos de Joan Albert Amargós). En el compacto encontramos las guitarras de acompañamien-to de José Quevedo Bolita, Eugenio Iglesias, Jesús Guerrero, Diego del Morao y Pepe del Morao. En las palmas y jaleos, Los Mellis, Torombo, María Canea, Ana Canea, Belén Dubrito, Esfera, Joselito, Baeza, Diego

Un viaje por el canteArgentina

Moreno y Cara Urta. En la percusión, Paquito González y José Carrasco; en el baile, Torombo y la voz en off de Rafael el Guardacoches de Arahal con el sonido ambiente del tablao Los Gallos de Sevilla.

Ha llegado el momento de Argentina & tradición sin más. Ha llegado el momento de escuchar cómo siente ella el cante en esta época de su carrera, de como es capaz de transmitirlo al receptor y cuáles son sus intenciones. Para ella no hay música más maravillosa y que al mismo tiempo le pueda ofrecer tantos registros diferentes, tantos colores, y tan-tos tonos de los diferentes colores. Para ella es un privilegio pensar en fl amenco, levantarse cada día para respirar en fl amenco, y vivir por y para el fl amenco. Es una privilegiada a la que la naturaleza le ha dado la posibilidad de transmitir el acervo y la historia de esta música a través de su voz y la interpretación.

Un Viaje por el Cante es el corazón de la artista puesto al servicio de todos. Es el compromiso máximo de Argentina con el género que da sentido a su vida porque ha nacido para cantar fl amenco. En este álbum podrán disfrutar de paradas maravillosas con sonidos muy personales, un trabajo muy cuidado y con grandes sorpresas.

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Un viaje por el canteArgentina

Dani de Morón no sólo sabe. También intuye. Cójase, por ejemplo, su rondeña: la afi ción descubrirá en su paladar taninos de Ramón Montoya y colorantes de Paco de Lucía, pero nadie podrá discutirle su indudable sabor propio. El joven tocaor ha hecho sus deberes y conoce perfecta-mente su vigorosa y legendaria tradición local, en las manos california-nas de Diego el del Gastor y los legítimos seguidores del toque a cuerda pelá. Si le escuchan acompañar a un cante o a un baile, ahí estará tal vez aquella tarde en que Manolo Morilla se negó a darle clases pero se arrepintió luego, el aprendizaje de la mano de Alfonso Clavijo. Ahí estará Morón, aunque sea escuetamente, como una pincelada en un fresco en el que, desde luego, priman otras escuelas y querencias, porque él mató hace mucho y sin complejos al padre de su guitarra. Ahí estará Morón, aunque sus dedos no se limiten a apoyarse en los bordones y a pesar de que sus manos limiten, en realidad, con Algeciras y con Sanlúcar, con Je-rez y con Triana, con Django Reindhart, Pat Metheny o Big Bill Broonzy. El suyo es un estilo sin ámbito, ubicuo pero con denominación de origen. Un toque mágico. A contracorriente, como el título de este primer disco, Cambio de sentido, en el que no suena intencionadamente el cante qui-zá porque su guitarra sea plenamente cantaora. Acompañado al bajo por José M. Posadas Popo y Manolo Nieto, con su sonido ronco y cómplice, la percusión virtuosa del Piraña, Ramón Suárez Ramón Porrina y Jorge Pé-rez. Mucho cajón, pero sobre todo mucho compás. Como el que añaden, a las palmas y al jaleo, los siempre efi caces Carlos Grilo, los Mellis y el Bo.

Cambio de sentidoDani de Morón

Daniel López Vicente (Sevilla, 1981) cree en la decantación. De la vida y del arte. De ahí que en su debut discográfi co su inteligencia remasterice partituras suyas de hace nueve años, de cuando data el espectáculo Inmigración, de Ángeles Gabaldón, para quien compuso las piezas que cierran su primer cedé.

No hay belleza sin compromiso y esa cara y cruz podrán encontrarla en esta moneda difícil de falsifi car. Muérdanla. Presten, por ejemplo, oído a su desparpajo y frescura recién salidos del horno, como las evocadoras bulerías con las que abre boca en esta grabación como un viaje íntimo y colectivo hacia su propia memoria personal. Adéntrense en la ironía por seguiriya que titula Morón D.F. y en la solemnidad escalofriante de su soleá. Hay soniquetes cuyo engarce ancestral resulta difícil de rastrear, como ocurre con el que presta título al conjunto. Sin embargo, los tangos se abren paso con descaro, entre acordes con tanta fuerza como carga melódica, glissandos cuya estampida contiene con la brida de su inteli-gencia y falsetas como palabras que construyeran un claro discurso; el de un músico cuya mejor arma es la paciencia y que no tiene prisa por entrar en la historia, quizá porque presiente que ya está en ella. Y tam-poco ese albur parece importarle demasiado.

Juan José Téllez

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texto extraído del CD

Para cualquier afi cionado al fl amenco hablar del Festival de Festivales es hablar de Mairena. El arte de saber escuchar nos da a conocer la historia de un acontecimiento cultural de relevancia mundial, que situó en el mapa a la localidad de Mairena del Alcor y cambió el rumbo de la his-toria del arte fl amenco: el Festival y Concurso de Cante Jondo Antonio Mairena. La obra de Pedro Madroñal nace de la inquietud de este joven autor por dejar constancia de la evolución y relevancia del festival mairenero, con la perspectiva que aportan los años transcurridos, justo cuando se cumple ahora medio siglo desde su nacimiento. Una obra basada en una completísima investigación en hemerotecas y archivos públicos, que bebe en numerosas fuentes literarias y se apoya en incontables testimo-nios de sus protagonistas y la propia experiencia del autor. El arte de saber escuchar, prologada por el genial cantaor Calixto Sán-chez, encierra una visión documentada y lírica de la trayectoria del fes-

El arte de saber escucharPedro Madroñal

tival que «ha llevado el cante en su más pura expresión, por cientos de gargantas que han mantenido la tradición a través de los años». Pero este libro no sólo trata de la historia mairenera sino que se adentra en el origen y evolución de los Festivales fl amencos como formato artís-tico que respondía a una estética y una ética que marcaría para siempre el devenir del arte jondo y sus protagonistas, los artistas. Las casi 300 fotografías junto a todos los carteles de su interior son por sí mismos merecedores de una obra. Si además lo acompañamos de cien-tos de referencias periodísticas publicadas en el pasado medio siglo y los miles de datos objetivos, como nombres de los artistas, concursantes, ju-rados, cartelistas, presentadores, homenajeados… este libro se convierte en una fuente de consulta para todos aquellos estudiosos y afi cionados interesados por el último medio siglo del arte fl amenco.

Nota de prensa.

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Recordar nos trae a la memoria el afecto o la afi ción por algo y el home-naje nos permite mostrar nuestro respeto y admiración hacia las perso-nas. En este número cinco de Arte Jondo hemos querido recordar y ho-menajear desde distintas perspectivas a los cantaores Antonio Mairena, Manolo Caracol, Joselero de Morón, Manuel Vallejo, Rafael Romero, Luis Caballero, Tío Gregorio El Borrico y Manolo Mairena. Mención especial para Manuel Barrios y Antonio Zamudio, colaboradores de este número, fallecidos recientemente y que no han podido ver publicados sus traba-jos sobre Luis Caballero y Vallejo. ¡Qué suerte poder unir en tan poco espacio tanto y tan bueno! Gracias a los que habéis trabajado para ello.

El ensayo, la investigación y el estudio son disciplinas con presencia con-tinua en nuestra publicación. Así el historiador y escritor Antonio Zoido nos invita a refl exionar sobre la relación entre el fl amenco y las vanguar-dias literarias y artísticas andaluzas; el profesor de Antropología de la Universidad de Sevilla, Antonio Mandly, nos lleva por los caminos que ha recorrido el fl amenco hasta llegar a ser como lo conocemos hoy en día, y el escritor y periodista Juan Vergillos, sin nostalgia ni resentimiento, nos habla de fl amenco, República y Guerra Civil. Cierra este número el

Revista Arte Jondo nº 5Peña Flamenca Francisco Moreno Galván

documental Francisco Moreno Galván. La Fuente de lo Jondo. Considero que, junto a la publicación de sus Letras Flamencas Completas, estamos ante las dos grandes obras editadas hasta el momento sobre este artista. Se acompaña, además, de una carta enviada por Félix Grande, en la que se refl eja perfectamente el sentimiento de todos los que han participado en este hermoso proyecto.

De Francisco Moreno Galván aún queda mucho por hacer, pues no pode-mos ni debemos olvidar que él se declaraba «pintor, con una formación a lo pintor, sin más». Ahora debemos centrar nuestros esfuerzos en esa dirección.

Como de bien nacido es ser agradecido, me gustaría agradecer la co-laboración de todos los que han intervenido en la elaboración de este número ya que sin ellos nada hubiera sido posible. La portada es obra de la pintora Gema Atoche y como extra se entrega con la revista una serigrafía exclusiva para esta edición obra del pintor Patricio Hidalgo.

Juan Carlos Tienda Rodríguez

El arte de saber escucharPedro Madroñal

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Patrocinada por la fi rma Sevillano y Mulero, el Servicio de Publicacio-nes de la Fundación Fernando Villalón y Agenda Atalaya coeditan una extensa obra de dieciséis cortes —que puede adquirirse (5 euros) en la Biblioteca Pública Cristóbal Bermúdez Plata (t. 955 852 360) de la ciudad del Gallo—, dentro de la colección Memoria del Cante, con el fi n de documentar el registro fl amenco de un cantaor que alcanza ya los 90 años de vida. Bajo la coordinación de Jerónimo Velasco, las guitarras de Dani de Morón, Francisco Delgado el Leri y Domi, en cuyo estudio se realizó la grabación, acompañan la voz atemperada pero recia aún de Antonio de la Rosa. «Nací en 1922 en la calle los Espinos, número 5 de Morón, y se me ha conocido siempre como el Niño Rosa. Eso viene de mis abuelos. Mi padre era de Morón de la Frontera, y mi madre de Arahal.

Yo cantaba ya de niño, en el campo, donde estaba permanente. En las tabernas empecé a cantar con 18 años, en la década de los cuarenta, cuando no había televisores y se llenaba un bar escuchando a un hom-bre cantar. Aprendí en las vereas, las gañanías, con los aperaores, los aceituneros, en las ventas... Yo aprendí el cante del pueblo, de los viejos, el de Silverio, Chacón... De chiquillo me fi jaba en Pepe Marchena, pero Marchena era muy largo y ya eché yo otra forma de cantar.

Tres guitarras para 90 años de sabiduríaAntonio de la Rosa

Con 21 años, en la Segunda Guerra Mundial, que estuve en retaguardia, pasé tres años en Zaragoza y canté en una sala de fi estas llamada El Oasis. Una vez estuve con Juanito Maravillas. Allí ganaba diez duros cada noche, ¡y un soldado ganaba dos reales! En Madrid la primera vez que canté, en Villa Rosa, estaba yo sirviendo. Me quedé de permiso tres o cuatro días, y también canté en Echegaray, las cuevas de Luis Candelas y otros colmaos. Luego en Sevilla estuve más de veinte años. En 1941 ac-tué varias veces con Juanito Valderrama, y he cantado muchas noches en la Alameda de Hércules con Marchena, Vallejo, Canalejas y otras fi guras, pero circunstancialmente. Yo nunca me he dedicado al cante. No quise quedarme en Madrid ni me ha gustado la vida del arte.

Hace unos años grabé con Pepe Palomo y metí cinco fandangos propios. Ahora he grabado este disco porque me gusta recordar los tiempos que he vivido, los cantes antiguos. Conozco todos los palos y los domino. Manolo Morilla me enseñó a cantar con guitarra, y me ha tocado muchas veces. Tabién he cando con la guitarra Pepe Naranjo, al que solo le gus-taban tres o cuatro cantaores: Silverio, Manuel Torre, Tomás Pavón, Aure-lio Sellés.... y si en una reunión se mentaba a Chacón decía Pepe Naranjo: descubrirse señores, para hablar de don Antonio hay que descubrirse».

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monográfi co

Fotografía de Manuel Guillén

Enrique de elchorEnrique de elchorEnrique de elchorLa guitarra fl amenca

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enrique de melchor

Cuando la Federación de Entidades Flamencas de Sevilla, a través de An-tonio Calle, solicitó adhesiones para la concesión del título de Hijo Predilecto de la Ciudad de Marchena al eminente compositor y guitarrista en el recuerdo, mi admirado Enrique de Melchor, me sumé a las mismas pergeñando una nota porque así lo exigía nuestra cabal amistad de más de treinta años y por-que lo demandaba la ciudad de la que fue su embajador por todo el mundo.

Aquellas líneas las firmé el 31 de enero de 2012 al tiempo que me reconfortaba el que Marchena «reconociera la crea-tividad, hondura y calidad musical de un marchenero ilustre que lleva toda su vida entregado a la causa flamenca, tanto descifrando la sustancialidad de los toques más diversos cuanto defi-niendo el perfil estético de los artistas con los que convivió». Es decir, que la escribí en presente porque hasta el día de la fecha, después del tiempo trans-currido, aún me cuesta dar crédito al adiós del amigo con el que recorrí dos continentes y con quien compartí mo-mentos irrepetibles, al compositor que me adelantaba sus nuevos hallazgos y al guitarrista del que me confieso su más apasionado admirador.

Pero la vida es así de cruel y aquel 3 de enero de 2012 no dejó impávidos, como si la muerte impusiera su nece-sidad para valorar lo que perdemos. En este caso a quien si como hijo, marido y padre se ofreció a los suyos con la ejem-

plaridad del que llegó a la plenitud des-de temprana edad, como persona no sólo cumplió con el principio aristotéli-co de que la amistad es un corazón que habita en dos almas, sino que demostró por qué el afecto es lo que glorifica la historia del ser humano.

Aquella mañana del 3 de enero vino a buscarlo la parca y fue, por tanto, la del dolor que no duele. Echaremos de menos su coherencia, su dignidad, su sensibilidad, su deliciosa ironía y por supuesto su prodigiosa manera de lle-gar directo al corazón de la humanidad con la elegancia de su música.

Hay que resaltar, en tal sentido, que tras una veintena de días en el lecho del dolor, con él se desvanecía un hom-bre con sólo 61 años, cierto, pero tam-bién se iba un modo singular de inter-pretar la guitarra, pues había bifurcado su acción creadora en ambos márgenes del arte, es, decir, manteniendo el cau-dal compositor como intérprete solista y, a la vez, detentando la cualidad de maestro en el acompañamiento al can-te, tarea poco menos que imposible a excepción de muy contados casos como el que hoy nos ocupa.

Después de 46 años de intachable pro-fesionalidad, la muerte por cáncer de Enrique de Melchor en la madrileña Clí-nica La Luz no sólo vino a confirmar, por consiguiente, que la guitarra es ese dia-mante no pulido que está sitiado por el viento, sino que nos hizo reflexionar por

qué sus composiciones fueron el taller donde la juventud se estimulaba para cincelar las más estimadas piezas de orfebrería.

Y me explico. A medida que se van conformando todas las tendencias gui-tarristas en la historia, el movimiento guitarrístico de concierto comienza a esclarecer primero en 1941 con el Niño de los Solitos —apodo que Niño Ricar-do le puso a Esteban de Sanlúcar—, después con Sabicas a través de la pu-blicación en España de su Flamenco Puro (1961), y luego con Serranito, Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar y Enrique de Melchor, un cuarteto de ases gracias a los cuales hoy, con los Riqueni, Niño de Pura, Tomatito o Vicente Amigo, entre los muchos, se puede evocar la poéti-ca guitarrística desde los ángulos más diversos.

A esta notable madurez estética con-tribuyó decisivamente Enrique Jiménez Ramírez, que vino al mundo el 28 de abril de 1950, que fue el menor de los seis hijos del matrimonio habido entre Melchor y Antonia, y que, tras ampararse en los seudónimos de Mel-chor Hijo, Enrique de Marchena o En-rique Jiménez, adoptó el sobrenombre de su padre, el incomparable Melchor de Marchena. Este marchenero de la calle Espíritu Santo, marchó a Madrid en 1962 y tuvo noviciado gracias a las notas que le ponía Eugenio Jiménez, Caracoles, más conocido por El Nani, hasta debutar con un traje de talla

Amigo del alma, artista irrepetibleTexto_ Manuel Martín Martín / Fotos_ Fidel Meneses

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grande que por error le hizo Faustino Otero. Tenía entonces 15 años de edad y apareció —junto a Paco Cepero y el Niño del Muñeco— en el cuadro de Los Canasteros, el tablao que en Madrid re-gentaba Caracol, dejando su debut dis-cográfico para 1967 con el LP Antonio, genio y duende, secundando junto a su padre al genial Antonio el Bailarín.

Al año siguiente ya figuró en la II Fiesta de la Guitarra, de Marchena, y realizó giras con Paco de Lucía, Camarón de la Isla y El Lebrijano por Alemania y Fran-cia durante dos años, hasta su llamada a filas en Madrid, apareciendo en 1970 para iniciar su andadura con su compa-dre José Menese, incorporándose a su obra discográfica a partir de Renuevos de cantes viejos, al que seguirían Can-tes para el hombre nuevo (1971) o, en-tre otros muchos, los dos volúmenes de Los que pisan la tierra (1974).

Sin perder la estela propuesta, 1971 es el año en que Melchor de Marchena pu-blica su particular Homenaje a Andalu-cía (con su hijo Enrique como segunda guitarra), y dos años después, también con la escolta de su hijo, aparece Te-soros de la Guitarra Gitano-Andaluza, otra grabación incunable en un año, 1973, en que Enrique aparece junto a su padre en la obra Cantes de Cádiz y Los Puertos, con lo que estamos ante la obra que descubre al mundo la valía de un Enrique de Melchor que, a par-tir de entonces, se erige en el segundo escolta, junto a su padre, del maestro Antonio Mairena.

No obstante, en 1972 trabaja en el tablao Torres Bermejas vehiculando el cante de La Perla de Cádiz, Camarón de la Isla, Pansequito del Puerto o Tu-rronero, y el 29 de enero de 1973 fue presentado por su padre Melchor en un monográfico de la TVE2.

Otros datos de interés son cómo Enri-que de Melchor inicia en 1976 su es-colta a Juan Peña El Lebrijano, o cómo

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se hace compañero inseparable de Antonio Fernández Fosforito a partir de 1978, erigiéndose así en uno de los guitarristas de la historia de mayor pro-ducción discográfica, como se constata en las obras de las más importantes figuras de este tiempo como son Anto-nio Mairena, Manolo Caracol, Fosforito, Rocío Jurado, Fernanda y Bernarda, Chano Lobato, El Lebrijano, Naranjito de Triana, Enrique Morente, José Me-nese, Manuel Mairena, Curro Malena, Calixto Sánchez, José Mercé, Luis de Córdoba, Vicente Soto, Juanito Villar, Carmen Linares o Chiquetete, entre los muchos, sin olvidar que el último disco de acompañamiento que grabó fue So-nakai (2012), de Guadiana.

Por otra parte, su trayectoria como so-lista arrancó con La guitarra flamenca de Enrique de Melchor (1977), y tiene parada en Sugerencias (1983), Bajo la luna (1988), La noche y el día (1991) y Cuchichí (1992), hasta alcanzar la cima con Arco de las rosas (1998), un trabajo de referencia histórica al que le presté el título y que antecede, como se sabe, a Raíz flamenca (2005), un re-cuento que señala las diferencias entre las formas musicales en uso y las verda-deras notas maestras.

Reseñado en su conjunto los paráme-tros que definen a Enrique de Melchor, hay que significar, mismamente, que en el verano de 1978 compartió con su padre el Castillete Minero, de La Unión; que es Premio Nacional de la Cátedra de Jerez (1979); que está en posesión de la I Guitarra Flamenca Maestro Pa-tiño de Elche (1987); que por votación popular se le dio el Cuarto de los Caba-les, de RNE; que en 1997 obtuvo la III distinción Peña Chaquetón, de Madrid; que fue, junto a Lebrijano y quien fir-ma, uno de los responsables de llevar el flamenco a la Universidad en el cur-so 1993/04, o que en noviembre de 1995 estuvimos los tres en Jordania con motivo del 60 cumpleaños del Rey Hussein I de Jordania.

Precisamente fue en la Facultad de Me-dicina de Granada cuando, en el citado ciclo andaluz universitario, un alumno ducho en el conocimiento de la guita-rra le preguntó por qué la emoción de su toque estaba tan pareja con su des-treza del instrumento, a lo que Enrique, que era poco dado a los discursos, le contestó: «la guitarra debe aunar cora-zón y sentimiento con técnica, porque si prima lo primero no puedes darle al público lo que tienes en la cabeza al no tener manos para hacerlo, y si ocurre lo contrario se toca como un robot».

Por cierto que con motivo de una de las muchas conferencias que comparti-mos, pero ya en Sardañola en octubre de 1997, sentenció una polémica sobre la vanguardia y la fusión con una frase que mereció los más fervorosos aplau-sos de la audiencia: «evolucionar no es transformarlo todo y destrozarlo todo». Y en agosto de 2000, en la presenta-ción en La Rábida onubense del espec-táculo Tres con duende, de Manolo San-lúcar, Rocío Jurado y Antonio Canales, la chiclanera dijo que iba a hacer un cante con el maestro Enrique de Mel-chor, que actuaba de invitado, que ha-cía años que no se cantaba, refiriéndose a la liviana, con la singularidad de que no más iniciar la segunda letra, dijo un aficionado desde el graderío: «¡Enrique, eres el único que sabe de cante!».

Y así podríamos continuar con el per-fil siempre inacabado de un amigo del alma, aficionado al boxeo y sevillista hasta las trancas, de esos que cuando pierde el Betis te llama para darte la vara, pero también artista irrepetible que gozó del reconocimiento de todo el colectivo flamenco, y cuyo último premio en vida que se le concedió en Andalucía fue la Giraldilla de Lebri-ja, adonde me envió el 23 de abril de 2006, junto a su sobrino Melchor, para recogerle el galardón después de que me sintiera orgulloso de explicarle a la afición lebrijana cómo Enrique de Mel-chor ha simbolizado para la historia de

la guitarra no sólo su ideal de perfec-ción para el acompañamiento al cante, sino su peculiar modo de corporizar en músicas originales las fantasías de su carácter compositor.

Ha muerto, por tanto, un artista de rango superior y con un prestigio inter-nacional irrefutable. Su nombre se pro-nunciará siempre entre los vivos porque el mundo pierde uno de los más gran-des ejemplos de compositor pos-clásico que, aparte de volcarse en la perfección del acompañamiento al cante y hablar con un sonido propio, ha abierto cami-nos nuevos en el campo de la música flamenca, a la que ha insuflado un po-der, una concentración y una inspira-ción extraordinaria.

Pero quisiera terminar este artículo evo-cando aquella noche del 25 de noviem-bre de 2005 en que tuvo una actuación memorable en la Escuela Universitaria Politécnica de Sevilla. Enrique me había pedido que lo presentara. Hubo de re-trasarse unos minutos el concierto por-que el firmante estaba interviniendo en el Congreso de Pastora Pavón, en La Cartuja. Recuerdo que un amigo, Anto-nio Díaz, se encargó de trasladarme en su coche hasta Los Remedios. Y allí me sentí orgulloso de poder presentar al amigo Enrique como tantas otras veces había hecho, desde el cariño y desde la admiración sin condiciones.

El diario El Mundo recogió aquel recital. La crítica llevaba por título La autentici-dad al desnudo, y terminaba así: «El ar-tista se marcha, pero el público lo saca de nuevo a compás de bulerías porque sabe que la ternura en el cordaje, el amor desolado que puso en las falsetas a medida que las alternaba con los ras-gueos, el lamento sin estridencias del pulgar, o el modo de elevarse por enci-ma de las complicaciones del trémolo o el alzapúa, fueron esos instantes breví-simos entre la revelación y la muerte de lo que llamamos flamenco. El resto es silencio». Sin comentarios.

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Sevilla Flamenca | Enrique de Melchor | VI

monográfico

Aseguraba el propio Enrique de Mel-chor al final de su vida, que no llevaba la cuenta de los discos en los que ha-bía intervenido. Lo entrevisté en agosto de 2007 para la revista La Flamenca y, al hilo de explicarme las bases fun-dacionales de la escuela estética de su progenitor —el grandísimo Melchor de Marchena (1907-1980)—, recorda-ba: «Me decía mi padre que cuando se acompaña hay que hacer sentir al can-taor lo más a gusto que uno pueda. Me cantaba un poquito, me decía cuándo había que aligerar, cuando había que tener ese silencio… Más que aprender, lo capté. Luego elegí una línea de gui-tarra solista, pero mi carrera siempre ha estado ligada al cante. Seguro que seré el guitarrista que más discos ha graba-do de la historia de la guitarra, porque he tocado a todo el mundo desde hace treinta años para acá».

Hacer un recuento completo y comen-tado de todas esas grabaciones requie-re mucho más espacio del que dispo-nemos; por tanto, el presente trabajo se va a centrar en hacer un recuento aproximado de las grabaciones que rea-lizó Enrique de Melchor en su periodo pre-concertista, que limitaré hasta la publicación de La Guitarra Flamenca de Enrique de Melchor (LP-Philips 63 28 221), en 1977.

Tampoco recordaba Enrique cual había sido exactamente el primer disco en el que participó, si bien, aquella etapa que

comienza con su aterrizaje en Madrid (hacia 1962) la recordaba con especial cariño: «Empecé con mi padre y ya des-pués me fui al tablao y fui aprendiendo de todo el mundo. Eugenio Caracoles era un íntimo amigo mío, de salir jun-tos por ahí y eso. Yo entonces estaba empezando a tocar y me fue enseñando muchas cosas, sobre todo de técnica».

A partir de ahí, su estancia en Los Ca-nasteros y el aperturismo imperante en lo social y en lo flamenco hicieron que fuese perdiendo el miedo a aprender de unos y otros. Pero es su padre quien lo introduce en los estudios de grabación en 1966 —algo antes de lo que se ha dicho— para hacer la segunda guita-rra en sendos EP´s de Manolo Vargas (Columbia SCGE 81.152) y María Var-gas (RCA 312.098). Contaba 16 años y aparece en los créditos como Melchor Hijo y Enrique de Marchena. Lo siguien-te será su primera intervención en LP, junto a su padre y Curro de Jerez, acom-pañando a Sernita y Chano Lobato al baile de Antonio El Bailarín en Genio y duende del flamenco (Columbia MCE 821, 1967). A esta experiencia segui-rán las vividas junto a Eulalia Romero La Gallina (EP-Zafiro ZE795, 1968) —primera grabación en solitario y sin su padre—, con los Hermanos Toronjo (EP-Discophon 27.529, 1968) y el LP Villancicos Flamencos (RCA CAL141, 1969) donde acompaña al cante de Manolo Vargas, Adela La Chaqueta, Manuel de Marchena y Rafael Ortega.

A la experiencia técnica que va adqui-riendo en los rudimentos de la graba-ción, se va a sumar el compromiso de llamar la atención en las producciones que van a sucederse, debido a la noto-riedad de los artistas a los que acom-pañará a partir de 1970. A principios de este año, secunda a su padre en Mi Cante (LP-Hispavox HH 10-384) de Ma-nuel Mairena; un aperitivo para lo que será su intervención en tres joyas de la discografía: «Mis recuerdos de Manuel Torre» (LP-RCA LSP 10.408) y La fragua de los Mairena (LP-RCA LSP-10.409) del maestro de los Alcores. Exactamen-te, Enrique no aparece en los créditos de estos dos discos, pero su guitarra suena en las bulerías Yo mi palabra del primero, y en los tangos Nochebuena de Mairena y el romance Castillo de Mairena del segundo. La tercera joya en cuestión es Renuevo de cantes viejos (RCA LPM 10.417) de José Menese, so-nando su guitarra en las bulerías Como un alma en pena y en las cantiñas En tierra de los parrales. Puede decirse que la pareja guitarrística formada por pa-dre e hijo se convierte en el referente de este periodo, consolidándose hasta el punto de que el sello Movieplay cuenta con ellos para poner en marcha su Co-lección Flamenco que abre con un LP de Gitanillo de Vélez (Movieplay S21.289).

Con este bagaje y tan sólo 20 años, el joven Enrique comenzará a despuntar por sus propios meritos aún siendo la segunda guitarra de casi todos estos

Aproximación a los albores discográficos de Enrique de MelchorTexto_ José Manuel López Gutiérrez

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trabajos. Así, en 1971, además de con-tinuar colaborando junto a su padre para el sello Movieplay en los LP´s de Rosariyo (Movieplay S21.291), María La Marrurra (Movieplay S21.293), Luis Caballero (Movieplay S21.297), Los Ro-meros del Alba (Movieplay S21.298) y Fernando de Jerez (Movieplay S21.306) —todos ellos como Enrique de Marche-na—; aparece en Canto a mis poetas (LP-Movieplay S21.311) de Diego Gó-mez, en Si el cariño se comprara (LP-Fontana 64 29 081) de Juan Cantero —junto a Ramón de Algeciras— y, de nuevo, con Luis Caballero en Saetas Vol. 3 (EP-Movieplay SPB10.198).

Es también 1971 el año en que comien-za su faceta concertística cuando Paco de Lucía y su padre lo invitan a parti-cipar en Recital de Guitarra (LP-Philips 63 28 036) y en Homenaje a Andalu-cía (LP-Movieplay S21.335), respectiva-mente, además de grabar varias piezas para la Antología de RCA (Vol.7).

El año 1972 también será fundamental porque, aunque sólo participó en dos producciones, graba con Pansequito en solitario (LP-Movieplay S21.490) y lleva el peso —junto a su padre y Manolo Heredia— de todo el material de acom-pañamiento de Mis bodas de oro con el cante de Manolo Caracol (LP-RCA LSP 19001), ya como Enrique de Melchor. Mas los progresos continuarán en 1973 porque, además de intervenir en Fla-menco II (LP-RCA 2122) con Romerito,

Sordera, María Vargas y La Perla, Cua-tro Cantes (EP-RCA 21154) con Adela La Chaqueta, y Cantes viejos, temas nuevos (LP-Ariola 82185-H) de Turrone-ro (y Paco Cepero), vuelve a colaborar con Antonio Mairena en Cantes de Cá-diz y Los Puertos (LP-Philips 6328103). Concretamente en las bulerías La muli-lla, en los tanguillos Tres cuadros y en las cantiñas El salero. Y en Tesoros de la guitarra gitano-andaluza (LP-Ariola 82.175-H) de su padre Melchor, por rondeña, jabera y farruca.

Esto va a hacer que nuevos artistas lo reclamen. Son los casos de Fernanda y Bernarda (LP-Movieplay S26.217, 1974) o de Calixto Sánchez, que lo llama para Estilos Flamencos (LP-RCA Camden SCC 2210, 1974). Pero también están los que quieren que repita. Son los ca-sos de Turronero, que repite con Enri-que y Cepero en Cantes jondos de El Turronero (LP-Ariola 87.908-1). De José Menese, a quien acompaña en las bam-beras Qué bien me suena tu nombre y en los tientos Yo sigo palante del doble LP Los que pisan la tierra (RCA Víctor SPL2-2231, 1974); y del maestro Maire-na, que lo incluye en el Romance de la Princesa Celinda, en la bulería Gitana pura, en los tangos Santa Ana y en la giliana Los llaman, de Triana, raíz del cante (LP-Philips 63 28 104, 1974). Es el momento en que Melchor de Mar-chena decide que grabará en pocas ocasiones más, debido a que va camino de los setenta y el cansancio y la nue-

va ola empiezan a hacer mella en él. Se pensó entonces que Enrique pasaría a ocupar el lugar de su padre como pri-mer guitarrista en grabaciones —algo que ya había hecho alguna vez—, pero no sucede tal cosa de manera defi nitiva hasta mucho más adelante.

Porque, dejando a un lado el EP de sevillanas A la Virgen de Regla (RCA SPBO-2306, 1975) que graba con Ro-cío Jurado y Pucherete; y la reedición de las grabaciones que hizo con María Var-gas en 1966 —que aparecieron en un LP compartido con La Sallago, titulado Alegría fl amenca (LP-RCA SCS1-2311, 1975)—; seguirá alternando como pri-mer o segundo guitarrista en casi todos sus trabajos de estudio hasta la siguien-te década. Va formando pues, pareja guitarrística con otros compañeros. Con quien más trabajos realiza es con Paco Cepero (Jerez de la Frontera, 1942) que, algunos años mayor que él, cae en la cuenta de que en la composición y en la producción están los verdaderos be-nefi cios. Así, tomará la iniciativa a par-tir de Así es Pansequito (LP-Movieplay S32.717, 1975), de El cante profundo se Juanito Villar (LP-Movieplay 17.0761/5, 1975) y de Huele a Romero (LP-Basf 30-53892, 1975), de Turronero. En los años posteriores, se harán mediáticos gracias a María Jiménez (LP-Movieplay S32847, 1976), al Vente conmigo niña (LP-Philips 63 28 211, 1976) y a Mi san-gre (LP-Olivo 2-27023, 1979) de Turro-nero; a la autenticidad de Juanito Villar

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(LP-Movieplay 170906/7, 1977) y (LP-Movieplay 171353/3, 1978); a las entregas de Chiquetete, Chiquetete (LP-Basf 25-59913, 1976), Gitano yo he nacío (LP-Zafiro ZLF 808 (1977) y Triana, despierta (LP- Zafiro: ZLF-833, 1979); a la racialidad de La Marelu (LP-Discophon, 3057, 1978) y (LP-Dis-cophon HLS418, 1979); hasta llegar Por derecho (LP2- RCA Víctor 86702, 1979) al gran público de la mano de Rocío Jurado. Esta unión tan exitosa, tendrá continuidad hasta bien entra-dos los 80 con estos y otros artistas.

Otro guitarrista con quien coincide en algunas ocasiones es Ramón de Algeciras (Algeciras, 1938 - Madrid, 2009) que, también mayor que En-rique y con mucha más experiencia, toma igualmente la iniciativa en los discos que grabarán a Luis de Córdo-ba: Yo vivo mi vida (LP-Fonogram 64 29 853, 1976), Los consejos (LP-Phi-lips 64 29 876, 1977), No hay quien me entienda (LP-Philips 64 29 889, 1978) y A las ermitas (LP-Philips 64 29 899, 1980) en el que Enrique ya tiene el mando.

La balanza artística queda en equili-brio en su emparejamiento con Pedro Peña (Lebrija, 1939) para Cali (LP-Phillips 63 28 196, 1976) y Perse-cución (LP- Philips 71 66 037, 1976)

de Lebrijano y Encuentro (LP-Basf 30 53905, 1976) de Diego Clavel, si bien no tienen continuidad como dúo casi hasta su reencuentro en El calor de mis recuerdos (Pasarela PRD92, 1983) de Antonio Mairena; puesto que Cante se escribe con L (LP-Olivo BVC002) y El cante de… (LP- Perfil MC-138, 1980) de Lebrijano, lo rea-lizará junto a Pedro Bacán (Lebrija, 1951-1997). Igual resultado consigue en sus encuentros con Manolo Bre-nes (Brenes, 1928) para los trabajos de José Menese La palabra (LP-RCA SPL1-2413, 1976) y Andalucía, 40 años (LP-RCA Víctor PL-35168, 1978). Por otro lado, están las grabaciones en las que adquiere muchísimo ma-yor protagonismo por conocimiento y experiencia. Son las que hace junto a Manzanita para Juan Cantero en Así es mi cante (LP- RCA Canden RCL1-2435, 1976) y Manuel de Paula en Así canta hoy Manuel de Paula (LP-RCA Canden RCL1-2436, 1976); las que ejecuta con José Miguel Évora e Isidro Muñoz para Los de Sevilla en Sevillanas y rumbas giraldeñas (LP-RCA SCK1-2416, 1976), para Laven-ta en Al compás del viento (LP-CBS CSP-40.15242, 1977) y para Luis de Córdoba en María del Amor (LP-Phi-lips 64 29 898, 1979). En la misma tónica están el Paciencia y Filosofía (LP-Indalo 33.118, 1979) del Chato de

la Isla junto a Juanito Jiménez; o la obra menor con Carlos Cruz junto a Antonio de Córdoba Si mi grito fuera un rayo (LP-Dial Discos NC125032).

Por supuesto, también realiza en este periodo varios trabajos como único gui-tarrista. Quizás los más importantes sean Fosforito en los cantes de Cádiz (LP-Olivo 3-27016, 1979) y Curro Malena (LP-Dis-cophon 6089, 1979), sin olvidarnos del Recital fl amenco (LP-RCA SCL 1-2410, 1976) del Perro de Paterna o —al margen de esta relación— su inclusión en la obra Jondo (LP-Ediciones Cuxart, 1979) del gui-tarrista Manuel Cano.

Para terminar, antes de llegar al pre-concertismo de Enrique, hay que resal-tar la importancia de un trabajo que va a suponer un antes y un después en su carrera guitarristica. Me refi ero al Esque-ma histórico del cante por seguiriyas y so-leares (LP-Zafi ro ZND 8055) de Antonio Mairena; un doble disco que, además de ser la despedida casi ofi cial de su padre del mundo de las grabaciones, supone la confi rmación de Enrique en el acompa-ñamiento al cante. Y me explico. Si hasta ahora había participado en los discos de Mairena secundando a su padre, ahora se le permite ir como única guitarra en las soleares Mi camisa, En mi cama, Para que Dios, en las míticas seguiriyas Ovejitas y Dígaselo usted y en la bulería por soleá

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A buscarme; lo que supone un auténtico aldabonazo. Al respecto de esta graba-ción, me dijo el propio Enrique en aquella entrevista de 2007: «Antonio era un ser maravilloso. Una persona muy cariñosa. Yo grabé con él cuando tenía diecisiete o dieciocho años (en realidad tenía 26) un disco entero de soleares. No tenía ningu-na exigencia y si lo hacías malamente no te lo decía. Era educadísimo y se lo calla-ba. Yo tuve la suerte de adaptarme bien a él.... Cantaba a gusto conmigo». Así lle-gamos La Guitarra Flamenca de Enrique de Melchor (LP-Philips 63 28 221), que él mismo criticó argumentando: «Cuando se tienen veinte años se quieren hacer las cosas cuanto más difíciles mejor. Y se em-plea más la técnica que el corazón. Pero cuando se llega a los cuarenta, y tienes toda la técnica aprendida, echas mano de los recuerdos de antes y te das cuenta que es mejor dar dos notas bien puestas que una escala rapidísima».

En adelante, hasta su fallecimiento hace ya casi un año —el 3 de enero de 2012—, Enrique seguirá grabando en solitario has-ta seis discos más que están en la memoria de todos. En cuanto al acompañamiento al cante, trabajará con todos los grandes de los últimos treinta años, haciéndose asi-duo de los más insignes; y se convertirá en uno de los productores discográfi cos más reputados del fl amenco. Sin lugar a dudas, ya le echamos de menos.

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Fotografía de Carlos Arbelos

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Comunicado de la Federación Provincial de Sevilla de Entidades FlamencasLa Federación, como representante legal de 76 peñas flamencas de la provincia de Sevilla, recoge, y quiere dar conoci-miento del malestar de estas entidades con el desarrollo de la Subvención del Tejido Asociativo del año 2011.

Como es de conocimiento, esta subven-ción está concedida por el Instituto del Flamenco, administración dependiente de la Consejería de Cultura de la Jun-ta de Andalucía. El motivo por el cual se concede es la ayuda para la progra-mación anual de las Peñas Flamencas de toda Andalucía. La convocatoria de esta subvención salió en abril de 2011. A nuestro entender, con prisas por las elecciones que se iban a celebrar en mayo del mismo año.

Una vez más se presentó con las defi-ciencias ampliamente denunciadas. Con la cantidad de inconveniencias que había que salvar para poder acceder a su obtención, y que esta fuera una ayu-da verdadera para las peñas. Entre ellas la más notoria era la imposibilidad de poder reducir el costo del proyecto pre-sentado una vez concedida. En algunos casos se da la paradoja de que el monto

de la subvención no da ni para poder pagar el IVA generado por el proyecto. Pero la máxima preocupación de nues-tras peñas es que, aunque la ley nos obliga a realizar el proyecto presentado en el año de la convocatoria, las ayu-das que se concedieron aún no han sido pagadas. Debido a esto hay muchas en-tidades endeudadas por el valor de la subvención obtenida.

La Federación quiere hacerse eco de esta queja, y quiere que este problema se resuelva a la mayor brevedad posi-ble. Para ello denuncia públicamente esta situación, y pide a nuestra Admi-nistración que cumpla con su deber de abonar las subvenciones obtenidas. Las Peñas Flamencas son entes sin ánimo de lucro que trabajan incansablemen-te por el flamenco de base. Aún siendo conscientes de la situación económica de estos momentos, no creemos que sea justo este retraso, sobre todo cuando la deuda se está soportando por ciudada-nos que en su afán de luchar de forma altruista por una afición, exponen su peculio particular.

La Junta Directiva.

actualidad

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actualidadPues esto que es, de una manera intui-tiva, obvio y reconocido por muchos de los que intiman con los vinos generosos andaluces y el cante flamenco, se ha demostrado de una manera empírica, a través de un experimento sensorial con diseño estadístico, cuyos resultados han permitido ser trasladados a la poesía y el cante a través de la de la capacidad de los poetas de percibir las sensaciones que les transmitían las distintas combi-naciones de vino y cante, y plasmarlas en poesía, y de los artistas cantaores afi-cionados de La Fragua que tradujeron al lenguaje flamenco dichos poemas.

Los resultados cuantitativos de este proyecto (de las puntuaciones que los poetas dieron a cada combinación de cante y vino) han concluido que los vi-nos amontillado y fino son los mejores

acompañantes, los más versátiles, para degustar escuchando flamenco (figura 1), siendo preferidos, con significación estadística, a los vinos Joven y Dulce..

Dado que el vino fino (equivalente en términos generales a la manzanilla) es el vino que habitualmente ha acompa-ñado al cante flamenco en casi todas sus manifestaciones, la novedad que nos aporta parte del este estudio es la capacidad que tiene también el vino Amontillado de maridar con todos los cantes.

Si importante ha sido este hallazgo, el más significativo para los objetivos de este trabajo es la ratificación de que existen interacciones en las valoracio-nes de cantes y vino, o dicho de otra for-ma, que existe un vino más adecuado para degustar con cada cante. Así, como podemos ver en la figura 2, cada estilo flamenco tiene un tipo de vino con el que mejor sintoniza, con el que mejor marida.

En la figura anterior, los colores que acompañan a las valoraciones de vinos y cantes indican que si estos colores son distintos se puede decir que existen, es-tadísticamente hablando, diferencias en las valoraciones de cada vino en cada grupo de cante. Así, en los cantes por s, el vino amontillado tiene una valoración mayor que el resto de los vinos. Esto in-

que los otros dos vinos. Finalmente, los vinos fino y joven maridan con las bule-rías, mejor que el amontillado y el dulce.

Con la siguiriya, el vino amontillado des-taca significativamente respecto al resto de los vinos. La explicación viene de que la complejidad de los sentimientos de este estilo de cante conjuga excelente-mente con los matices varoniles, recios y persistentes del vino amontillado. Sus-tantivos como «seriedad, profundidad, inspiración, personalidad, pena, dolor...» son los que más frecuentemente apare-cen en las apreciaciones cualitativas del mariaje siguiriyas-amontillado.

Los resultados cualitativos de los mari-dajes representan las expresiones más frecuentes que los poetas concedieron a las distintas combinaciones de cante

dica que este vino es el que mejor ma-rida con este estilo. De igual forma, ve-mos que para las siguirillas el fino es el que sigue al amontillado en valoración. El resto de los vinos, joven y dulce tie-nen valoraciones significativamente me-nores que los dos vinos anteriores (sin existir diferencias entre ellos).

En el caso de la malagueña, ninguno de los vinos destaca para acompañar a este cante. Con la soleá armonizan el vino fino y el amontillado, sin diferencias significativas entre ellos, pero sí mejor

y vino en el experimento sensorial. En la Tabla 1 se describen las correspondien-tes a los maridajes identificados en el análisis cuantitativo.

Si analizamos conjuntamente los re-sultados de la figura 2 y de la tabla 1 podemos, a grandes rasgos, justificar el porqué de los maridajes. En lo que sigue se muestran las características de vinos y cantes que les hacen armónicos, así como algunos de los poemas inéditos compuestos por los poetas de Noches del Baratillo para ser cantados en cada

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actualidad

maridaje concreto (la producción poéti-cas de estos artistas ha proporcionado 40 poemas a esta actividad).

Uno de los poemas dedicados a este ma-ridaje se presenta a continuación. En él se puede comprobar la sensibilidad con que la autora describe la relación de vino y cante.

(Manuela Domínguez)

Mi guitarra luce entre hipos de llanto, sin resquicio ninguno de esperanza, plumas de amaranto.

Ebria de delirio como una amapola que tiene sus raíces en las viñas, y alas de paloma.

Tornasol de Rosa brilla en mis pupilas, y en mi guitarra, un llanto de botellas suena a seguiriyas.

Las coplas del vino como espinas negras, un sabor generoso y fugitivo clavan en la lengua.

Vino Amontillado, oro envejecido, lagrimea en la copa mientras sueña ser vid por los siglos. Si lloran las viñas no les des pañuelo, bébete cada gota de sus lágrimas y hallarán consuelo.

Las malagueñas son cantes muy diversos en su estilos y en ellos contrasta la dul-zura de los melismas de la guitarra que las acompaña, o la melodía del propio cante, con la idea de melancolía, cerca-na a la depresión, de las letras. En este ensayo sensorial se han presentado des-de las malagueñas de Chacón, dulces y melancólicas, interpretadas por el me-lismático Enrique Morente, a las de la Trini, más dramáticas, de Fosforito (con un cante más sobrio y dramático), para finalizar con las litúrgicas del Mellizo in-terpretadas por Aurelio Selles, de claro acento gaditano. Estos contrastes tan acusados hacen de cada estilo un cante radicalmente distinto. De ahí, pensamos, el desconcierto de los poetas, que no han hecho sobresalir a ningún vino como

acompañante de este cante. Sustantivos y adjetivos muy diversos se encuentran en las cualificación de las diversas com-binaciones cante-vino, que van desde la aspereza, al recogimiento, la pasión, la soledad, ....

A pesar de las dificultades a que antes nos referimos, José Pedro Gil consigue incorporar una malagueña con la dulzura y profundidad que requiere esta combi-nación.

(José Pedro Gil Román)

Vino dulce yo tomaba para poder olvidarte vino dulce yo tomaba pero cuanto más bebía mi alma más te extrañaba y mucho más te quería.

Fue dulce como un buen vino el día que me besaste fue dulce como un buen vino ahora que no estás conmigo cuando quiero recodarte mi copa lleno contigo.

La soleá, a pesar de no ser el cante de más antigüedad, es en la actualidad el más representativo del flamenco. Es un

Maridaje Valoraciones cualitativas

Siguiriyas/Amontillado Seriedad, profundidad, inspiración, perso-nalidad, pena, dolor, tragedia

Malagueñas/Dulce Dulzura, aspereza, recogimiento, pasión, soledad

Soleá/Fino Fuerza, sentimiento, seguridad, equilibrio, redondez

Bulerías/Joven Alegría, bienestar, plenitud, jovialidad, ga-nas de cantar y bailar

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actualidadcante bien acompasado, serio y senten-cioso, máximo exponente (quizás con el fandango) de la filosofía popular an-daluza. Es un estilo serio sin llegar al dramatismo de la siguiriya; profundo y reflexivo, sin llegar a la melancolía de la malagueña. Es por tanto, un cante equili-brado, cabal, como asimismo lo es el vino fino; dado a la reflexión, a la amistad y el diálogo intimo. Eso mismo se refleja en los comentarios de los poetas, al coin-cidir muchos de ellos en la fuerza, sen-timiento y seguridad que les transmite esta combinación.

En este caso José Luis González Cáceres escribió una bonita semblanza a las so-leares y al vino fino.

Vino que del cielo vino A crear el maridaje:

Las soleares y el fino.

Soleares andaluzas. Vino fino de Montilla

Dos emociones en una.

Vino de sabor divino, tú me alumbras, yo te canto con ritmo de soleares en un afecto de hermanos.

Por tu relación divina, tú me endiosas, yo te ensalzo con el cante y la poesía

Finalmente, las bulerías, el cante de la fiesta, del ritmo trepidante, de la alegría sin límites, armoniza con los vinos menos complejos, más estimu-lantes y desinhibidores. Se trata de los vinos jóvenes, frutados y refres-cantes o los finos más tempranos. Con ellos aparece el genio, la alegría, el bienestar, la sensación de pleni-tud, la jovialidad o la necesidad de cantar y bailar.

Finalmente se presenta esta preciosa bulería de Manuela Domínguez hizo al vino joven, que muestra claramen-

te el sentir de quien bebe este vino cuando escucha unas bulerías.

Di, ¿qué es esta algarabía que las piernas se van solas? ¿Qué vino es el que me has dado que sabe fresco en la boca?

Si bien pareciera un sol en un jardín de frutales. Si pareciera un topacio pálido, limpio y brillante.

¡Qué bien suena la guitarra! ¡qué tronío, tabernero! échale vino a ese vaso que abre las puertas del cielo.

¡Que arte tiene esa gitana cuánto son tiene su baile! ¡si pareciera un nenúfar en el agua de un estanque!

Por la sal que ella derrama de Graná o de Sevilla y el vino por su sabor de Córdoba y de Montilla.

Dímelo ya tabernero que Andalucía me puede, Ella baila bulerías. Él se llama Viña Verde.

Este trabajo que presentamos represen-ta una apertura al mundo intelectual de la Peña Cultural Flamenca La Fragua de Bellavista a través de la prestigiosa ins-titución literaria Noches del Baratillo y el patrocinio del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de los Vinos de Montilla-Moriles. Es tanta la riqueza patrimonial andaluza, en todas sus ver-tientes: literaria, histórica, monumental, costumbrista, gastronómica; tan exten-sa la variedad de climas, de paisajes, de formas de vida..., que el cante flamenco ha encontrado en ellos una importante fuente de inspiración, una respuesta sen-sible de su gente a dichos estímulos. Es por ello trascendental que, a través de las Peñas y las Asociaciones que las repre-sentan así como a Sevilla Flamenca, su medio de difusión de la cultura flamen-ca, se preste interés a proyectos como este, en la seguridad del beneficio que proporcionan a la valorización de nuestro patrimonio en el que se incluyen, como no, en este caso, los vinos generosos an-daluces y el cante flamenco.

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Sevilla Flamenca | etapa V | número 117| pág. 35Sevilla Flamenca | Enrique de Melchor | I

actualidadLos Caminos del Arte JondoTexto_ Juan Carlos Tienda / Foto_ Pepe Lamarca

Los Caminos del Arte Jondo es un pro-yecto promovido por La Peña Cultural Flamenca Francisco Moreno Galván, la Concejalía de Cultura del Ayuntamien-to de La Puebla de Cazalla y el Museo de Arte Contemporáneo José María Moreno Galván. Esta propuesta tiene como principal objetivo divulgar y dar a conocer su obra. Para ello se propone una exposición donde se muestran las distintas facetas de este pintor como son: la cartelería, pinturas, retratos, portadas de discos y letras fl amencas, que se completa con una serie de foto-grafías sobre este artista realizadas por Pepe Lamarca y la proyección del docu-mental La Fuente de lo Jondo.

Esta iniciativa ha obtenido sus primeros resultados y así, en el marco de la XXIV edición del Festival Arte Flamenco de Mont de Marsan (Francia), se ha cele-brado la primera exposición internacio-nal de Francisco Moreno Galván.

Texto_ Juan Carlos Tienda / Foto_ Pepe LamarcaTexto_ Juan Carlos Tienda / Foto_ Pepe Lamarca

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> Entrée libre et gratuite

Los caminos del Arte Jondo

Francisco Moreno GalvánL’artiste peintre Francisco Moreno Galván (1925-1999) est l’une des personnalités

les plus significatives de l’art flamenco et de l’esthétique jonda. Son art est une

combinaison singulière du populaire et du moderne, de la tradition et des avant-

gardes, de l’éthique et de l’esthétique du flamenco.

L’exposition « Los caminos del Arte Jondo » se veut une synthèse des différents

chemins empruntés par l’art jondo sur lesquels Francisco Moreno Galván a travaillé.

Elle présente quinze œuvres picturales de l’artiste ainsi que dix affiches originales

de la Réunion de Cante Jondo de La Puebla de Cazalla ; huit pochettes des disques

des cantaores José Menese et Miguel Vargas ; huit textes de chants flamencos ; dix

photographies de l’artiste réalisées par le photographe argentin José E. Lamarca

et une sculpture de Francisco Moreno Galván, par Eduardo Carretero.

La projection du documentaire Francisco Moreno Galván. La fuente de lo Jondo,

réalisé par Patricio Hidalgo et Fidel Meneses, complète ce parcours artistique.

L’œuvre plastique de Galván nous révèle à quel point celui-ci a réussi à maintenir

la tradition flamenca jonda vivante et à la conduire vers la modernité, à mi-chemin

entre Picasso et l’expressionnisme. Un expressionnisme non pas fondé sur une

écriture dramatique individuelle mais collective, comme celle du peuple gitan

andalou poursuivi, menotté, étouffé. Douleur que Francisco Moreno Galván a fait

sienne à travers son engagement social, politique et esthétique.

Avec le soutien de Arte Flamenco, de la Concejalía de cultura del Ayuntamiento de La

Puebla de Cazalla, du Museo de arte contemporáneo José María Moreno Galván et de la

Peña flamenca Francisco Moreno Galván.

Commissariat d’exposition : Juan Carlos Tienda Rodriguez, Patricio Hidalgo Morán, Miguel

Ángel Rivero Gómez y Mª José Sánchez Gago.

Remerciements : Elisa Moreno Galván, Virginia Meneses, Antonio Reina Gómez, Cristino

Raya, Juan Garrido, Pepe Angorrilla « El Cachas », José E.Lamarca, Manuel Gil, Museos

municipales de Córdoba, Museo de arte contemporáneo José María Moreno Galván et Peña

flamenca Francisco Moreno Galván.

Ó Musée Despiau-Wlérick

DU 2 AU 28 JUILLET

> de 10 h à 12 h et de 14 h à 18 h

PENDANT ARTE FLAMENCO

> de 10 h à 19 h

18

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crónic@s

El pasado 28 de julio se celebró una edi-ción más del Festival Flamenco de Artistas no Consagrados, que cumplía su trigésimo tercera edición, y en el que la bailaora Eli Parrilla recogió la codiciada estatuilla como ganadora del Madroño Flamenco de este año 2012.

Ya el pasado 27 de mayo se había desve-lado el nombre de la ganadora en un acto celebrado en el Salón de plenos del Ayun-tamiento de Montellano con la presencia del alcalde, Francisco Serrano, y del presi-dente de la peña Flamenca El Madroñero, Juan Mena, hombre incombustible del fla-menco local. Él fue la persona encargada de ensalzar las virtudes de la joven bailao-ra en esta ocasión.

Y en el cartel del festival comparecieron en la carpa municipal los cantaores Pedro Cintas, Antonio Ortega Hijo, Antonio Por-cuna El Veneno y la almeriense María José Pérez. El toque estuvo a cargo de Alberto Lucena y Juan María Real. El acto estuvo presentado por Lourdes Rivas y contó con la presencia de numerosos aficionados de Paradas, representados por el presidente de su Peña Flamenca Miguel Vargas, Anto-nio Rodríguez, y el presidente de la Fede-ración de Entidades Flamencas de Sevilla, José Mª Segovia, quien también se sumó al acto. Desde aquí, le damos la más since-ra enhorabuena a la bailaora paradeña.

El pasado 22 de abril se celebró en la Peña Flamenca Pepe Montaraz de Lebrija la clausura de la programación de la XXIII edición de la Giraldilla Flamenca, que se coronó con la imposición de la 23 Giral-dilla Flamenca al presidente de la Fede-ración Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas, José Mª Segovia Salvador. En dicho acto José Mª Segovia estuvo acom-pañado por gran parte de su directiva.

Durante el transcurso de esta semana varios miembros de la Federación impar-tieron conferencias ilustradas con cante, toque y baile del bueno. El martes abrió la semana el director de Sevilla Flamen-ca, Eduardo J. Pastor, ilustrando el cante de Fernanda Carrasco y el toque de Luis Carrasco. El miércoles hizo lo propio el secretario de la Federación, Pablo Parrilla, ilustrando el cante de Luis Perdiguero y el toque de Luis Carrasco. El jueves fue el vicepresidente Jerónimo Roldán quien di-sertó ilustrando el baile de La Debla con el cante de Natalia Marín y el toque de Anto-nio Gámez. La noche del viernes fue para el gran cantaor lebrijano José Valencia con el espectáculo Tres Cuerdas.

En la mañana del sábado el flamenco vol-vió a la Peña Flamenca, donde se llevó a cabo el Homenaje de las Peñas Flamencas a la Federación de Peñas; una jornada pre-sentada por Joaquín Mena y en la que par-

Eli Parrilla, MadroñoFlamenco 2012 Redacción

Giraldilla Flamenca para la Federación Redacción / Foto_ Ayuntamiento de Lebrija

ticiparon José Ponce, José Padilla, Carmen Peña, Isabel Lebrero y los artistas locales Frasquito Montaraz, Juan Carrasco y José María Piñero.

Y el domingo, se cerró la semana con la entrega de la Giraldilla. En este acto es-tuvieron presentes Juan García y Joaquín Mena, presidente y secretario de la Peña Flamenca Pepe Montaraz, y la Delegada de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Lebrija, Lola Gómez, así como el flamencó-logo Manuel Martín Martín, que realizó el ofrecimiento.

En su intervención Lola Gómez resaltó «el importante papel que juegan tanto la Fe-deración Provincial de Peñas Flamencas como la propia Peña Pepe Montaraz». Por su parte, José María Segovia se mostró muy agradecido por el este reconocimien-to afirmando que «este premio quienes lo merecen son todos mis compañeros de la Junta Directiva».

Tras la imposición de esta edición de la Giraldilla, se subió al escenario el artista Miguel de Tena acompañado por la guita-rra de Patrocinio Hijo.

En definitiva, una semana cargada de acti-vidades donde los aficionados han podido disfrutar de numerosas conferencias pero, sobre todo, de buen flamenco.

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crónic@sDurante los días 9, 10 y 11 de marzo se ce-lebró en Marbella el III Congreso de Peñas Flamencas, organizado por la Confedera-ción Andaluza de Peñas Flamencas y la Federación Provincial de Málaga, reunien-do una serie de actividades y espectáculos que aglutinaron al fl amenco de nuestras ocho provincias. La mesa de inauguración estuvo presidida por el Consejero de Cul-tura, D. Paulino Plata Cánovas, Dª María Ángeles Carrasco Hidalgo en representa-ción del Instituto Andaluz del Flamenco, y nuestro presidente de la Confederación D. Diego Pérez y las distintas autoridades en representación de la administración malagueña.

La conferencia inaugural corrió a cargo de Dª Cristina Cruces con un sugerente título: Las peñas como agentes activos del fl amenco del siglo XXI, y el congreso dis-currió durante sábado y domingo a través de las distintas ponencias traídas al con-greso por diferentes personalidades del mundo de la cultura fl amenca, así como otras ponencias que partían de los propios peñistas y los espectáculos, que se cele-braron al fi lo de la medianoche durante viernes y sábado.

En representación de la Federación Pro-vincial de Sevilla, Luis Navarro, socio de la Peña La Fragua, y Pablo Parrilla, secretario de la federación sevillana. El primero con una ponencia titulada Iniciativas multidis-ciplinares para la reactivación de las pe-ñas fl amencas; en una palabra, renovarse o morir. Y el segundo con una ponencia titulada Las peñas fl amencas como iden-tidad cultural de Andalucía donde hizo un exhaustivo recorrido sobre el mundo de las peñas fl amencas hasta llegar al mo-mento actual.

Mención especial y momento emotivo para los miembros de la Federación se-villana salientes de la Confederación cuando el actual presidente de la Con-federación D. Diego Gómez reconoció el trabajo realizado por la anterior Junta

III Congreso Internacional de Peñas FlamencasRedacción

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Directiva encabezada por D. José Mª Se-govia y magníficamente secundada por D. Jerónimo Roldán, y D. Antonio Calle, el cual no pudo estar presente por el falleci-miento de su madre. Enhorabuena a todos por su trabajo desarrollado. Finalmente en el espectáculo 8 Provincias pudimos con-templar el baile de nuestra representante, La Debla, acompañada por el cante de Na-talia Marín y el toque de Antonio Gámez.

Este III Congreso Internacional de Peñas Flamencas concluyó el domingo a medio-día con las conclusiones de anteriores con-gresos de peñas flamencas y el almuerzo de clausura. Se nos ocurre pensar que es-tos congresos pueden ser válidos si logran acaparar a la mayor parte de la masa so-cial del peñismo consiguiendo ofrecer un formato más definido y al mismo tiempo, con una periodicidad de dos años mínimo. De lo contrario, pueden caer en el más profundo de los olvidos. Y esto iría, una vez más, en detrimento de todas las peñas flamencas.

crónic@s

La cantaora Natalia Marín

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crónic@sXXII Semana Cultural de Actividades Flamencas de ParadasHomenaje a Manuel de Palma Redacción / Fotografi as_ Beni

La guitarra fl amenca es una realidad mu-sical apreciada en el mundo entero. Es aclamada a niveles internacionales y en los sitios más recónditos de la geografía mun-dial. Sin embargo, es, incluso, discutida por muchos afi cionados que no reconocen el papel tan importante que ha jugado y juega el guitarrista fl amenco. El guitarris-ta fl amenco ha desempeñado un papel fundamental en las disciplinas del arte fl a-menco por excelencia: cante, toque y baile. Sin el sonido de la guitarra fl amenca no podrían haberse dado estas tres realidades del mundo de la cultura fl amenca.

En el siglo XX la guitarra fl amenca va a sufrir una serie de transformaciones que permiten a los tocaores asimilar técnicas virtuosísimas pertenecientes a la guitarra clásica y que ya se habían abordado en

Manuel de Palma

generaciones anteriores precursoras de esta experimentación. El virtuosismo entra a forma parte del toque y encontramos a D. Ramón Montoya Salazar como abande-rado. Se ganó en perfección musical pero se perdió en sonido fl amenco en muchos casos. Incluso hubo reacciones como las del gran maestro Patiño que afi rmó lo si-guiente: «la guitarra fl amenca se ha hecho pa acompañá al cantaó».

La historia del fl amenco mira atrás y en-cuentra nombres de capital importancia en la evolución de este instrumento: Ramón Montoya, Manolo de Huelva, Niño Ricar-do, Sabicas, Mario Escudero, Manuel Cano, Serranito, Manolo Sanlúcar, Paco de Lucía, entre otros, son los principales artífi ces del nivel alcanzado por la guitarra fl amenca a lo largo del siglo XX y depositarios, al

mismo tiempo, de un legado musical para todos los seguidores de este noble arte en el siglo XXI.

Y la historia de la Semana Cultural de Ac-tividades Flamencas de Paradas también miró atrás e hizo un guiño al toque en esta su XXII edición con el homenaje a un astigitano de nacimiento y afi ncado en la localidad de Palma del Río llamado Ma-nuel Fernández Castro, Manuel de Palma para el mundo de la guitarra fl amenca y un nombre reconocido en el toque de acom-pañamiento actual, donde ha acompañado el baile del gran maestro Farruco, o a can-taores de la talla de José Mercé, El Cabrero, Manuel de Paula, El Lebrijano, Chocolate, Fernanda y Bernarda de Utrera, Chano Lo-bato, Curro Malena o Miguel Vargas, entre otros muchos.

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Sevilla Flamenca | Enrique de Melchor | I

crónic@s

Una semana, la de Paradas, en la que no faltaron conferenciantes de la talla de Ma-nuel Curao, José Manuel López o Antonio Ortega, disertando sobre el mundo de las seis cuerdas y sobre el homenajeado. Abrieron la semana los aficionados de la peña flamenca, para continuar con el ofre-cimiento de José Luis Rodríguez Ojeda y el cante majestuoso de José de la Tomasa acompañado por Manuel de Palma. Buena apertura de la semana si tenemos en cuen-ta que en el Aula Municipal de Cultura La Comarcal estuvo presente durante toda la semana la exposición de fotografía Retra-tos del flamenco a cargo de nuestro amigo y gran maestro de la fotografía flamenca, Paco Sánchez. Un éxito rotundo.

También se proyectó el martes el documen-tal La fuente de lo jondo ilustrado por el cante de Manuela Cordero y el toque de Antonio Carrión. Ya en el ecuador de la semana visitaron el escenario de La Comar-cal el cante del jerezano Joselito Méndez acompañado por Fernando Moreno, y el jueves fue Cancanilla con el toque de Niño Elías quien hizo lo propio. Previo a la clau-sura del sábado, el sevillano Rafael Cam-pallo acompañado de su grupo dio una lección magistral de cómo moverse en un escenario, y llegado el sábado fue el críti-co Manuel Martín Martín, conocedor de su trayectoria, quien glosó de forma brillante la figura del homenajeado para poner en suerte a la verdad cantaora de El Pele y Pa-trocinio Hijo y el cierre final de la semana con la actuación de Antonio Reyes acompa-ñado por Manuel Herrera. El homenajeado agradeció al público presente este cálido homenaje y actuó en concierto acompaña-do por el toque de su sobrino Diego Reyes. Enhorabuena, pues, a la organización y a la Peña Flamenca Miguel Vargas.

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crónic@sHomenaje a Juani de La Algaba Fotografias_ Paco Sánchez

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crónic@sConcurso y LI Festival de Cante Jondo Antonio Mairena Texto_ Alejandro Medina / Fotografías_ Nacho Vieira y Antonio Acedo

Mairena del Alcor volvió a cerrar con dig-nidad y señorío la semana cultural que el Ayuntamiento organiza junto a la Casa de Arte Flamenco Antonio Mairena, y que tiene su culmen en la fi nal del concurso, que se celebró el viernes 31 de agosto, y por supuesto con el que durante mucho tiempo se ha llamado el festival de festi-vales, el de Cante Jondo Antonio Mairena, acontecido un día después, el 1 de sep-tiembre.

Sabemos que vivimos tiempos difíciles. Es muy de agradecer que el Ayuntamiento y sus colaboradores no se desentiendan del contenido cultural que aporta el mundo fl amenco, que en Mairena tiene un peso que va más allá de lo circunstancial. Son muchos los esfuerzos para mantener en pie una estructura logística al servicio de este arte, y a pesar de las estrecheces, en Mairena se ha podido disfrutar de toda una semana de contenidos gratuitos bajo el título Las Expresiones del Flamenco, que ha expuesto manifestaciones fl amencas a través del cine, la pintura y la fotografía. Una vez terminadas las fases previas del Concurso, los recitales de Pedro Cintas, El Polaco y el piano de Laura de los Ángeles han aportado el fl amenco en vivo antes del festival.

En todos estos actos ya se pudo apreciar la fuerte vinculación de los maireneros con el fl amenco, pero cabe destacar la tremenda afl uencia de público en la pre-sentación del libro de Pedro Madroñal, El arte de saber escuchar, que repasa los cin-cuenta años de historia de la cita grande del cante ortodoxo.

El viernes 31 se celebró la fi nal del Con-curso en el Auditorio de la Casa Palacio con escasa asistencia de público, que llenó sólo una cuarta parte del aforo. La mitad de la entrada general se donó a la delegación de Cáritas. Bien organizado, el concurso trascurrió con fl uidez y solvencia.

En el plano artístico, fueron pocos o nin-guno los chispazos de emoción sobre el escenario. Nueve fi nalistas optaban a cua-tro categorías diferentes, con la incorpora-ción este año del Premio Calixto Sánchez a los cantes de Levante y abandolaos, que se llevó Pastora Olivera sobre José León Márquez, artista local del que se esperaba más, y que quizás tenga una mejor opor-tunidad cuando haya madurado su cante y atienda a los problemas de afi nación.

El premio Antonio Mairena fue esta vez para Manuela Cordero, de Alcalá del Río, segunda mujer que se hace con el primer premio, tras Nazaret Cala, que lo hiciera en 2008. A esa modalidad optaban tam-bién el cordobés Juan Antonio Camino y Rubio de Pruna. Camino cantó medido y sin estridencias, sabiendo concursar, pero no trasmitió nada al público y pasó un poco fríamente. Por su parte, el Rubio ha-bía cuajado una excelente actuación en la fase previa y acudía como favorito. Cantó

en último lugar y no logró romper hasta las últimas letras de seguiriya, quedando el resto de la actuación un poco in albis. En ese caso valió la profundidad de Ma-nuela Cordero.

El premio Casa del Arte Flamenco a los palos festeros lo ganó El Chiqui, de Quin-tana de la Serena, en Badajoz. Fue la de-cisión más controvertida del jurado, ya que muchos daban por ganadora a Inma la Carbonera, que desplegó un estilo per-sonal pero poco profundo. Teniendo en cuenta que El Chiqui perdió el control de la voz en algunos momentos, lo más sen-sato hubiese sido dejar esta modalidad en blanco.

Finalmente el Niño de Gines se hizo con el galardón Manuel Mairena a los cantao-res menores de 20 años, ya que no tuvo competencia con un jovencísimo Francis-co José Maña, bastante verde, pero quizás con más pellizco por desarrollar que su rival.

En general escaso nivel en un concurso que rivaliza con el de La Unión por ser el más prestigioso del cante. Subrayar la la-bor exquisita de Manuel Herrera y Niño Elías en la guitarra de acompañamiento.

Con la ilusión de saborear más y mejor cante, el público llenó algo más de me-dia entrada en la noche del Festival. Este año el cartel palpitaba juventud, en un acertado giro de la organización. Artistas consagrados pero aún por encumbrarse como estrellas del cante vendrían a Mai-rena a demostrar que son las primeras fi -guras del futuro. Durante la mañana del sábado se produjo la lamentable baja de Antonio Reyes por enfermedad, sustituido por Miguel Ortega. Como artistas locales acudieron el emergente Juan de Mairena y el veterano Manuel Castulo. Como ma-yor atracción cantarían Argentina y Jesús Méndez, además del baile de la malague-ña La Lupi. El Junco

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Manuela Cordero

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crónic@s

Juan de Mairena tiene condiciones sufi -cientes para hacerse fi gura. Posee una voz fl amenquísima pero sufi cientemente modu-lada para las exigencias del cante de hoy, donde prima la afi nación. Estuvo profundo por soleares, supo hablar el cante en la ma-lagueña y dejó ver su fuerza festera en las cantiñas y las bulerías, en su lucha personal por demostrar que en Mairena sobra com-pás. Nombre a seguir por los afi cionados el de Juan.

También con la guitarra de Manuel Herre-ra siguió Miguel Ortega, que salvó bien el papelón de cantar en Mairena de sopetón. Lo había hecho varias veces en cuadro de baile, por ejemplo con Javier Barón, pero se examinaba en solitario y salió airoso. Tiene sobre todo mucho compás y un metal es-pectacular, pero no dejan de advertirse en él los tics del cantaor de baile. La suya fue la actuación más equilibrada.

Argentina tiene la presencia artística sufi -ciente como para llenar el escenario, pero se acompañó de dos guitarras, las de Eugenio Iglesias y el Bolita. Con casi el doble de can-tes que sus compañeros, Argentina estuvo entregada y relajada, cantó muy bien por malagueña, donde desarrolla la dulzura de su voz, la majestuosidad y elegancia de su cante, sin efectismos. Muchos ven en ella más a una gran cantante que a una cantao-

ra, y a ratos no les falta razón. Además de cantar como los ángeles, faltó emotividad, y no acabó de aparecer el pellizco que por momentos se asomó en los palos festeros, con una buena bulería.

Tras el descanso, en el que se tributó home-naje a la Fundación Cruzcampo como me-cenas del fl amenco, apareció La Lupi para bailar por abandolaos con la guitarra de Curro de María, el violín de Santos Doblas y el cante de Antonio Campos y el Pulga. Éste último tiene más arte que cante, pero es personal y puso una buena nota de color en la noche. La Lupi estuvo muy expresiva, bailó con la cara y las manos, y acertó sobre todo en el juego con el mantón y el abanico. Dejó originales aires camperos, pero en las bulerías y cantiñas tiró demasiado de pies. Aún así se nos quedó un poquito corta su actuación y dejó en el aire más ganas de baile. Bien por La Lupi.

Manuel Castulo representa la escuela maire-nera con sabor y sentido, y el pueblo se vol-có con él. Empezó con tientos tangos, en lo que fue su mejor cante aunque le faltó algo de gracia festera. No es ni mucho menos un cantor sofi sticado, pero saber tirar pellizcos con un eco muy de la tierra. Fue el cantaor que estuvo más tranquilo y se notó en la soleá, que cantó largamente y en la que se arriesgó para emocionar. Se agradece. Flojeó

un poco por fandangos por ausencia de ma-tices y emotividad. Sin duda Castulo es un cantaor de los de verdad, con unos cimien-tos inamovibles. Aquí hay cante para rato.

Para cerrar la noche cantó Jesús Méndez. Arriesgada esta práctica de dejar a los me-jores para el fi nal, cuando el público está muy frío. Jesús estuvo entregado, y confec-cionó un buen repertorio empezando por romances y pregón. El es mejor intérprete de esos cantes en la actualidad. Cantó luego la soleá del Charamusco, que borda, está hecha su medida. Muy jerezano estu-vo en las seguiriyas con la guitarra gitana de Manuel Parrilla. Luego fandangos con recuerdo para Chocolate y Manuel Torre y bulerías de Jerez con toda su fuerza expre-siva. A pesar de que no apareció el duende, se pudo ver que Jesús Méndez va camino de hacer historia, es el cantaor más profun-do de los de su edad, con un gusto y un sabor tremendos, y con una voracidad can-taora que le lleva a asumir sin problemas los ejemplos de cante más rancio, como Terremoto o el Serna.

Sobre las cuatro de la madrugada se cerró la velada con una fl oja tanda por tonás donde destacó Juan de Mairena. En defi ni-tiva una buena muestra del cante de hoy, con cantaores jóvenes entregados al oído experto del pueblo de Mairena.

Jesús Méndez y Diego del Morao

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crónic@s bienalBoboterías. De Triana a las Tres Mil Texto_ Alejandro Medina / Foto_ Antonio Acedo

Jerez: toca, canta y baila Texto_ Alejandro Medina / Foto_ Antonio Acedo

La ropa tendida atraviesa el escenario, los mantones engalanan la balconada. Lleno total. Japonesas que chanelan, turistas, pero también mucho trianero y el color bruñido de los gitanos de las 3000, que vienen a calentar el patio.

Nos engancharon desde el primer momen-to. Comenzó la cosa con un vídeo que re-pasaba brevemente la infancia de Bobote.

Después el homenajeado se colocó en el centro del escenario para bautizarlo con sus pies, en unos movimientos que recorda-ron a Israel Galván. A renglón seguido mar-tinetes de Guillermo Manzano y El Vareta. Primeros pellizcos, dos voces que ya no son fuego vivo sino brasa encendida.

Pero aún faltaba el momento torero de la noche. El Vareta se metía en la soleá sin voz

pero con todo lo demás, mientras Torombo se acercaba a él como un Cristo de Semana Santa. Cuando rompió el baile ya sabíamos que íbamos a acabar en pie. Torombo se gustó, bailó relajado y profundo, se des-prendió de todo y sólo quedó arte. Con su pañuelo de lunares improvisó un momento de hechizo y aquello ya no se podía aguan-tar. Torombo vive el arte, no lo representa. A partir de ahí empacho festero, con espe-cial mención a la pataíta del Eléctrico, que nos demostró que para bailar por bulerías hay que ser feliz. Cerró la noche el Fali, un gitanito de ocho años que asomaba la cara entre la melena india para prometernos que esto va para largo.

Ya lo saben señores, para la Bienal bájense en el Prado, para buscar el arte cojan el 32.

8 de septiembre. Hotel Triana.

Elenco_

Cante_ Mari Vizárraga, Herminia Borja, Guillermo Manzano y El Vareta / Bobote, Torombo, El Eléctrico y Joselito Fernández / Guitarras_ Ramón Amador e Hijo, Euge-nio Iglesias / Percusión_ José Carrasco / Artistas invitados: Emilio Caracafé y El Fali

No es el formato coral el más idóneo para los artistas jerezanos. Reinó la anarquía en un espectáculo de alto calibre flamenco que quedó en algunos chispazos. El genio de los de Jerez se paladea mejor en un re-cital que en un espectáculo, y cuando los cantaores empezaban a sentirse a gusto se acabó la cosa. Apenas hubo compenetra-ción entre los artistas, que salían a cuenta gota al escenario y echamos de menos un hilo conductor que armonizara un poco todo aquello. Diego del Morao suele ser un buen maestro de ceremonias, pero esta vez no pudo él solo con todo. En definitiva, un espectáculo que fió todo al tirón de los artistas y que dejó la sensación de que se nos escaparon vivos.

15 de septiembre / Hotel Triana.

Elenco_

Cante_ José Méndez, Luis El Zambo, El Torta, La Macanita, Antonio de La Malena / Guita-rras_ Pepe del Morao, Diego del Morao, Manuel Valencia / Baile_ María del Mar Moreno, Tía Yoya y Tía Curra / Palmas_ Chícharo, Gregorio y Junquera / Cajón_ Ané Carrasco

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sevilla flamencaCamarón XX años. Poco parné en juego para tanto gallo Texto_ Eduardo J. Pastor / Foto_ Antonio Acedo

Carmen Linares. Oasis Abierto. Miguel Hernández Flamenco Texto_ A. Medina / Foto_ Antonio Acedo

Nos quedamos con las ganas de disfrutar de Camarón. Lo buscamos por entre los compases anárquicos de Diego Carrasco pero no lo encontramos. Los músicos derrochaban buena vo-luntad y el coro —lo mejor de la noche junto a Raimundo Amador y Duquende— enlazaban letras de José cantadas bien y con enjundia. Pero nos sabía a poco con lo mucho y bueno que había en el cartel.

El genio de la Isla no apareció ni por entre los tangos faltos de tono de Remedios Amaya ni por las letras de la Nana ni de la Leyenda que nos trajo a medias la Susi. Arcángel aportó

La opacidad del cante flamenco en sí, y la voz algo marchita de Carmen Linares os-curecieron los versos, y en palos como la soleá por bulerías o la bambera apenas en-tendimos nada. De hecho, a la espalda de los artistas se proyectaban palabras claves de cada estrofa. La Maestra Carmen salió a defender el repertorio a pies juntos, creyen-do en sus composiciones, pero la voz no le acompañó.

El espectáculo pretendía acercarnos la ver-sión más vital de Hernández, pero el punto jovial tuvo que ponerlo Tomasito. La actua-ción del jerezano y los cantes de Carmen casaban muy mal, pues sometían al espec-tador a unas curvas emocionales antagóni-

al espectáculo el contrapunto a las voces gitanas que lo avasallaban todo, mientras que la bailaora Paloma Fantova se deshi-zo en taconeos y velocidades que por más que quisieran, no podían recuperar ya una noche que se estaba yendo de los relojes por entre el acero y las rectas del nuevo au-ditorio de Fibes.

Pero entre tanta búsqueda del genio de San Fernando, sí pudimos atisbar su mira-da triste y sus sonidos únicos en la guitarra gitana y salvaje de Raimundo Amador y los ecos grandes de Duquende, que aunque cantó homenajeando a Camarón, como no podía ser de otra manera, fundió su perso-nalidad con la de José en un taranto enor-me y en unos tangos que nos supieron a gloria bendita.

12 de septiembre de 2012

Auditorio de Fibes.

Elenco_

Cante_ Duquende, La Susi, Diego Carrasco y Remedios Amaya / Baile_ Paloma Fanto-va / Guitarras_ Paquete, Jesús del Rosario y Miguel Ángel Cortés / Artistas invitados: Arcángel y Raimundo Amador

cas. Tomasito bailaba y rapeó por bulerías el Silbo del Dale con toda su guasa (lo que más le gustó al público, con importante porcentaje turístico). En momentos rozó la salida de tono, pero uno no puede resistirse al arte de este showman flamenco, único en su especie, y al que toda la ropa le queda grande. Ecléctico y personal, su baile es el de un niño y una vieja, el de un negro y un ruso, y también lo más divertido que podemos ver en el flamenco.

Elenco_ Cante_ Carmen Linares / Guitarra_ Salvador Gutiérrez y Eduardo Pacheco / Per-cusión_ Tino di Geraldo / Coros y palmas_ Rosario Amador y Carmen Amaya / Piano_ Pablo Suárez / Artista invitado_ Tomasito

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en la bienalJesús Méndez. Añoranza Texto_ Alejandro Medina / Foto_ Antonio Acedo

La Moneta. Paso a paso Texto_ Alejandro Medina / Foto_ Antonio Acedo

El cante vive un buen momento, y entre los jóvenes que cantan por derecho Jesús es el rey absoluto. Ha aprendido a dominar su voz, llena de matices, oscura y profunda pero sin un solo escombro, sonando gitano y afinado. El amigo Méndez viene a destruir ese pesimismo crónico de los aficionados. En su recital, variado y clásico, no encontramos ni una sola es-tridencia, sólo entrega y verdad. Trasmitió sobre todo en la seguiriya en recuerdo al Serna y en los fandangos de Chocolate, de El Gloria y Manuel Torre, este último espeluznante fuera

de micro. Es increíble la naturalidad con que este joven se acerca a los maestros. En algunos momentos podría hablar más el cante, como hizo bien en la malagueña, ya que aunque tiene muy amarrado el cante a veces hay que soltar un poco la rienda y bajar la intensidad. Por pedir que no quede.

Diego del Morao dejó cuatro o cinco deta-lles de genio. Le sonó la guitarra profunda y jovial a la par. Arropa el cante como nadie, con intervenciones precisas y sin alardes pero llenas de sabor. Capítulo aparte mere-ce su mano derecha, el faro que siguieron con maestría los palmeros y el cajón.

11 de septiembre. Espacio Santa Clara.

Elenco_

Cante_ Jesús Méndez / Toque_ Diego del Morao / Palmas_ Chícharo, Manuel Sala-do y Carlos Grilo / Percusión_ Ané Carras-co / Piano_ Miguel López Lenon

Fuensanta La Moneta fija su discurso en los pies y la torsión del tronco. Esto puede gustar o no, ya que la feminidad tiene aquí una versión más terráquea que sensual. Los brazos no son primordiales, raramente co-ronan la cabeza. Sus torsiones parecen bus-car el dolor de sus pies, para luego, por un instante, liberarse, erguirse y fijar los ojos en el público: ¡Ay! El momento más brillan-te de la noche llegó en la soleá con Javier Latorre, quien fuera su maestro. La fuerza ciclónica de la Moneta se lanzaba contra la quietud de Latorre; su baile varonil y alzado amansaba los empellones de Fuensanta, que bailaba como el viento silba entre los árboles. Flamenquísimo, emocionante.

Con la soleá por bulerías entramos en otro ciclo emocional, y nos regala estampas in-olvidables. Pero fue en los tientos con aire de zambra donde la Moneta abrió el frasco de la sensualidad: aparecen los brazos y las

caderas, el juego de volantes, la magia del Sacromonte… Nuestro pecho se abre y palpitamos con los aires moros porque La Moneta nos está dejando enamorados de ella.

Jueves 27 de septiembre. Teatro Central.

Elenco_

Baile_ La Moneta / Guitarra_ Luis Mariano / Cante_ Lavi, Parrón, Nitro y David el Galli / Percusión_ Cheyenne y Bobote / Colaboración especial_ J. José Amador y Javier Latorre

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sevilla flamencaSon de Peñas. Antonio Reyes, Manuela Cordero, El Junco y Eli Parrilla Texto_ Pablo Parrilla

Con una puntualidad británica y un lleno absoluto comenzaba a las once de la noche Son de peñas, un espectáculo que convoca-ba al peñismo, el mundo de las peñas fla-mencas y, en definitiva, a la afición que ve-nía ilusionada al espacio Santa Clara para ver a cuatro valores en alza de nuestro arte, según nos indicaba el programa de mano que nos dieron a la entrada. Y el progra-ma de mano no se equivocó en absoluto. Cuatro valores en alza con un denomina-dor común: la edad de los participantes. Juventud a raudales. Y aunque todos ellos están curtidos en mil batallas y en miles de kilómetros de carretera, la ciudad hispalen-se les acogía y les daba la oportunidad de actuar en su Bienal. Casi nada.

Primero apareció el cordobés de nacimien-to, pero jerezano de sentimiento, Diego Amaya, que caldeó al público con un solo por bulerías con ecos jerezanos que nos tra-jeron a la memoria al desaparecido maes-tro Morao, y que sirvieron para dar paso a un cantaor con el que se compenetra a la perfección, Antonio Reyes. El chiclanero se bastó sólo con el cante por soleá para me-terse al público en el bolsillo. Cante gran-de, clásico, con hechuras y perfectamente secundado por la guitarra de Amaya que se ajustó al cantaor como un guante, amol-dándose perfectamente a los tercios tem-pladísimos que hizo Antonio Reyes. Este cantaor gaditano tiene metal y paladares exquisitos. Por tangos, la miel gitana. Se re-

fugia en ecos de los grandes pero el acento hablao que pone es digno de ser reseñado. Ecos caracoleros y camaroneros en los tan-gos y las bulerías. Una actuación excelente y un cante por soleá para enmarcar dentro de esta Bienal 2012.

Eli Parrilla es, hoy por hoy, la bailaora en la actualidad que recoge el testigo y al mismo tiempo abandera la escuela sevillana del baile con más devoción. Qué bien lo hace la paradeña. No se sale ni un centímetro de los cánones que marca la enseñanza del mantón y la bata de cola. Braceo justo y elegante. Discípula de la gran Milagros Mengíbar, recoge su esencia y la lleva al escenario con elegancia, dulzura y sensua-lidad. Nada de extravagancias. Su baile por alegrías con el introito por tanguillos y el remate por bulerías de Cádiz fue una lec-ción de cómo mover la bata de cola. Que la Habana estaba en Santa Clara. Estuvo acompañada por el cante de Manuel Ro-mero y Sebastián Cruz y el toque de un joven músico onubense llamado Carmelo Picón que arrancó melodías preciosas a su sonanta. Con bailaoras como Eli Parrilla, la escuela sevillana del baile perpetúa su razón de ser.

Tras otro sólo por bulerías del maestro Antonio Carrión, acompañado por su hija Concha y Diego Montoya, se presentaba la roteña Manuela Cordero en el escenario del claustro de Santa Clara. Ganadora del Con-curso de Cante Jondo de Mairena del Alcor

en este 2012, la roteña comenzó comen-zó por cantiñas de su tierra bien ligadas y acompañadas por el maestro Carrión. Los ecos que se perdieron de cantaores ilustres de Cádiz cantó Manuela por cantiñas con alusiones a la romera y el mirabrás. Cuando terminó el cante por cantiñas, Manuela eli-gió la seguiriya —para no repetirse con An-tonio Reyes— y acometió este cante con el acompañamiento de su compadre Carrión. Cante jondo y por derecho de la gaditana. Y cantes que no deben perderse jamás.

Falsetas ricardianas de entrada del maes-tro Carrión y cante de entrada del jerezano Joaquín Lacherna, versionado por Antonio Mairena, pero con claro recuerdo a Miguel Vargas. Segundo cante de los Puertos bajo los influjos de Francisco La Perla pero con el recuerdo a Miguel Vargas permanente y la escuela mairenera siempre de fondo, y para finalizar remate de los Puertos del Tuerto de la Peña: Dentro de mi pecho tengo yo un doló. Y el cierre por bulerías con la sonanta de Carrión completó una actuación correcta en la que estuvo sensa-cionalmente acompañada por la guitarra de Antonio Carrión.

Y el final del Son de peñas fue para Juan José Jaén, el Junco. Qué goce. Acompaña-do por el toque flamenco lleno de sabor del maestro Rafael Rodríguez, y el cante de El Galli, Juan José Amador y el compás de su hermano Roberto Carlos. Bailó por soleá sin ningún tipo de efectismo ni buscando nada que no fuese el baile clásico y flamen-quísimo al que nos tiene acostumbrados. Se acomodó perfectamente al lenguaje sin-cero que le marcaron las voces de El Galli y la de Juan José Amador. Qué pedazo de cantaor este Amador. Su cante por soleá, para ponerlo en un marco para siempre. Y qué velocidad la del Junco en un cuerpo tan alto. Su enorme cuerpo va perfecta-mente adaptado al cante y no deambula en excentricidades ni modernismos bara-tos. Elegante, clásico, este Junco va para gran bailaor. Ya lo es. En Sevilla ya lo ha demostrado. Aquí hay bailaor para rato. Y las peñas flamencas y el público de Sevilla han sido testigos de ello.

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Sevilla Flamenca | etapa V | número 117| pág. 49Sevilla Flamenca | Enrique de Melchor | I

Miguel Lavi. De viva voz Texto_ A. Medina

Foto_ Antonio Acedo

Sí señor. Y eso que eran las siete de la tarde de un día bochornoso en Sevilla, progra-mando un recital de cante sin microfonía de un artista incipiente. Pero aquello se llenó mitad de guiris y mitad de aficiona-dos cabales, que se toparon con uno de los pelotazos del festival. Las cosas del flamen-co, las cosas de la Bienal, que programa marginalmente lo que debería ser su seña de identidad: el flamenco de gran tonelaje.

Miguel Lavi no es que aspire a la pureza, es que es su único vehículo comunicativo. La naturalidad de este joven hace que nos ol-videmos de los nuevos cantaores de cartón piedra. Su repertorio fue eminentemente jerezano, rompiendo por tonás, luego por malagueñas de Torre y el Mellizo. Aunque con algunos titubeos, comprobamos que Lavi sabe hablar el cante y no se aparta ni un ápice de lo gitano. Tiene que decidir algunas cosas aún; por ejemplo cómo com-binar el matiz y el rajo gitano dentro de la sonoridad de los Moneo y Agujetas, como bien apuntaba el programa de mano.

Elenco_

Cante_ Miguel Lavi / Guitarra_ Manuel Parrilla / Palmas_ Quini y Carlos Grilo

en la bienalPansequito. Mis bodas de oro en el cante Texto_ Alejandro Medina / Foto_ Antonio Acedo

«No te pareces a nadie, te pareces a Panse-quito» le dijo ayer Curro Romero en el es-cenario. Es verdad. El recital de ayer es una muestra de su cante más auténtico, aquel que le valió la etiqueta de renovador. A lo mejor quien dice renovador dice personal, que en mi opinión es de donde parte la evolución del cante. El sello de José Cortés es el compás caprichoso en los palos feste-ros, la ligazón en los serios y una voz gitana y vital que aún conserva unos bajos precio-sos, sin necesidad de poses aguardentosas.

Comenzó el concierto con un emotivo re-cuerdo para Camarón, que nos dio una perspectiva de a quién teníamos sentado en la silla de enea. Una vez metidos en el cante, Pansequito nos regaló sobre todo una soleá ligadísima y unos tarantos tizna-

dos de carbón, de pena minera. En esos dos cantes el aficionado sabe que ese arte ha tenido que chocar mucho, pulirse durante cincuenta años para ser tan redondo, tan íntimo. Hay muchas maneras de cantar, tantas como cantaores, pero siempre que aparece la fatiga se alcanza la emoción. Perdonen el símil, pero no es lo mismo su-bir una montaña en helicóptero que a pie.

Viernes 28 septiembre. Teatro Lope de Vega.

Elenco

Cante_ Pansequito / Guitarra_ Manuel Va-lencia y Antonio Higuero / Palmas_ Chí-charo, Rafael Junquera y El Eléctrico / Vio-lines_ David Moreira y José Gregorio Lovera / Piano_ no consta

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crónic@sAntonio Carrión recibe la insignia de oro de la Peña Flamenca El Búcaro Texto_ Ayuntamiento de La Rinconada

El guitarrista rinconero recibe el recono-cimiento por su contribución a la dignifi-cación del flamenco y el apoyo constante a la entidad y al municipio

La Peña Cultural Flamenca El Búcaro ha otorgado al guitarrista Antonio Carrión la insignia de oro de la entidad en reco-nocimiento a su larga trayectoria profe-sional, su contribución a la dignificación del flamenco y el apoyo demostrado a lo largo de todos estos años a la peña y por extensión a la cultura del municipio.

Carrión se inició en el flamenco escuchando a su padre, Carrión de Mairena, pero eligió la guitarra en vez del cante. Como guitarrista es una primera figura sobre todo en la faceta de acompañamiento. Así, ha compartido escena-rio con los grandes del cante como Chocola-te, Chano Lobato, Vicente Soto, Rancapino, Pansequito, Paco del Pozo, Tina Pavón, La Macanita, Elu de Jerez, Carmen Jara, Carmen Linares, Juan Peña El Lebrijano, Raúl Montesi-nos, Miguel de Tena, El Almendro, José Mer-cé, Curro Malena o José Menese, entre otros.

Entre los premios conseguidos destacan el Grammy Latino 2002 al mejor álbum de flamenco Mis 70 años con el cante, acompañando a Chocolate, Premio Na-cional 2008 de Cátedra de Flamenco-logía de Jerez en la categoría de mejor guitarrista, o el Giraldillo en acompaña-miento en la XVI Bienal de Flamenco.

Durante el acto de entrega de la insignia, Carrión estuvo acompañado por amigos, familiares, la delegada de Cultura, Nadia Gallardo y miembros de la corporación.Gallardo destacó «su labor como artista, su compromiso con la cultura y el fla-menco del municipio, así como su tra-bajo como maestro de Factoría Creativa, un espejo en el que se pueden mirar los jóvenes artistas locales».

El guitarrista se mostró emocionado por este reconocimiento de la peña a la que pertenece. «Es un orgullo que me den este galardón, hoy es un día feliz tam-bién porque me encuentro acompañado por mi familia y amigos de toda la vida».

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Sevilla Flamenca | etapa V | número 117| pág. 51Sevilla Flamenca | Enrique de Melchor | I

flamencos de perfilYo también soy del TortaTexto_ Eduardo J. Pastor / Foto_ Antonio Acedo

Lo dejó escrito nuestro compañero Ale-jandro Medina al relatarnos lo sucedido en la pasada bienal cuando Jerez hizo acto de presencia en el Hotel Triana: «Por cierto, hay que abrir una nueva categoría de aficionado: el tortista».

Y es cierto. El Torta, Juan Moneo Lara, ha abierto una ventana a lo desconocido en el panorama actual flamenco e inclu-so en el pasado. Una forma distinta de ver y sentir el flamenco, de sentarse en un patio de butacas ante un espectáculo. Una manera diferente en la predisposi-ción del aficionado a escuchar un cante por bulerías…

El Torta, por sencillo y complicado a la vez, no permite ni programas de mano, ni

orden y concierto. El aficionado tortista tampoco, pues lo acepta y lo acata todo como si fuera ley divina, como si un reci-tal flamenco siempre hubiera sido anar-quía e improvisaciones.

Los que somos del Torta vamos a cualquier sitio, a cualquier precio, para encontrarnos cualquier cosa. El cielo y el infierno. El ole y la queja ante la falta de aire…

A los tortistas nos gusta pegarnos tortas por defender, a veces, lo in-defendible. Escuchar sonidos que no podemos escuchar en ningún otro lu-gar ni a ningún otro cantaor. Juan es el ya veremos qué pasa. Paula y Cu-rro Romero a un tiempo. Dionisíaco

hasta el abismo. La herencia negra —negrísima— de siglos corriéndole desbocada por las venas. La inspira-ción y y la espantá. El arañazo. La tragantá ante un tercio imposible.

El Torta sólo puede salir del rue-do del flamenco o aclamado por la masa o ignorado. O a hombros por la puerta de los elegidos o vapulea-do por la imperfección natural de los duendes… Nada importa demasiado. Ni lo uno ni lo otro. Lo único que al tortista le atañe es sentirse único cuando la mano es buena y el miste-rio centenario del flamenco se revela claro y profundo en la voz de uno de los cantaores más geniales de la historia.

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Sevilla Flamenca | etapa V| número 117 | pág. 52 Aurora Vargas / Foto_ Antonio Acedo