Seminario Psiquiatria III Unidad (1)

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UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO FACULTAD DE MEDICINA ESCUELA PROFESIONAL DE MEDICINA HUMANA DEPARTAMENTO ACADÉMICO DE CIENCIAS BÁSICAS ESQUIZOFRENIA Y ENFERMEDAD MANICO DEPRESIVA CURSO : PSIQUIATRIA CICLO : X SEMESTRE : 2015 - I DOCENTE : Dr. JORGE RENTERIA AYUDANTE ALUMNOS : - ARCE ALVA, FERNANDO - OLIVOS VILLANUEVA, JORGE - RAMOS NUÑEZ, WINSTON - SANCHEZ ALBERCA, EDGARDO - TELLO TAPIA, PERCY - VASQUEZ VASQUEZ, MELISSA

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UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO FACULTAD DE MEDICINA

ESCUELA PROFESIONAL DE MEDICINA HUMANADEPARTAMENTO ACADÉMICO DE CIENCIAS BÁSICAS

ESQUIZOFRENIA Y ENFERMEDAD MANICO DEPRESIVA

CURSO : PSIQUIATRIA

CICLO : X

SEMESTRE : 2015 - I

DOCENTE : Dr. JORGE RENTERIA AYUDANTE

ALUMNOS : - ARCE ALVA, FERNANDO- OLIVOS VILLANUEVA, JORGE- RAMOS NUÑEZ, WINSTON- SANCHEZ ALBERCA, EDGARDO- TELLO TAPIA, PERCY- VASQUEZ VASQUEZ, MELISSA

FECHA : CHICLAYO, 29 DE MAYO 2015

INTRODUCCION

La Esquizofrenia, es un trastorno psicótico (psicótico se refiere a las ideas delirantes y a las alucinaciones manifiestas, debiendo presentarse estas últimas en ausencia de conciencia de su naturaleza patológica además de alucinaciones manifiestas que son reconocidas como experiencias alucinatorias por el sujeto, y en el caso de la esquizofrenia, lenguaje desorganizado, comportamiento gravemente desorganizado o catatónico, producido por enfermedad médica o sustancias) crónico que afecta el funcionamiento afectivo, intelectual y el comportamiento, y se caracteriza por aislamiento, excentricidad, disminución del cuidado personal, afecto embotado, lenguaje vago o metafórico, pensamiento mágico, pérdida de la capacidad asociativa (trastorno del pensamiento), conducta extraña, estupor, retraimiento social, pasividad continuada, estereotipias, alucinaciones, convicciones delirantes, simbolismo, incoherencia, neologismos, mutismo, ecolalia, verbigeración, manerismos, ecopraxia, obediencia automática, negativismo, deterioro del aspecto, respuestas emocionales pobres, anhedonia, sensibilidad incrementada a la estimulación sensorial o emocional, pérdida de los límites del yo, variabilidad, etc.

Junto con los trastornos orgánicos, las psicosis constituyen el núcleo central de la psiquiatría. Descendientes directos de la vieja noción de locura, estos cuadros clínicos heterogéneos se han clasificado y explicado de varias maneras, aunque hoy se impone la dicotomía Kraepeliniana (esquizofrenia y locura maníaco-depresiva) y su respectiva hipótesis neurobiológica.

Sin embargo, no hay duda que variables psicológicas y sociales cumplen un papel fundamental en la aparición, tendencia a la cronificación y tratamiento de tales trastornos.

El diagnóstico de la esquizofrenia, de los trastornos delusivos y el de los cuadros psicóticos no clasificados, aún se basa en la clínica descriptiva. Los linderos entre estos cuadros no son siempre claros y dificultan el diagnóstico del neófito, en cuyo caso la ayuda del especialista es esencial. Este capítulo trata de la historia, epidemiología, presentación clínica y clasificación, genética y etiología, patogénesis y tratamiento de la esquizofrenia.

OBJETIVOS

1.- Definir de esquizofrenia y enfermedades maniaco depresivas.

2.- Determinar la etiología de esquizofrenia y enfermedades maniaco depresivas.

3- Explicar los signos y síntomas.

4.- Explicar el tratamiento de la esquizofrenia y enfermedades maniaco depresivas.

ESQUIZOFRENIA

DEFINICION.

El concepto de esquizofrenia tiene su origen en dos términos griegos: schizo (“división”, “escisión”) y phrenos (“mente”). Quien padece este trastorno presenta, una mente partida en dos: una porción que se relaciona con la realidad y otra que interactúa, en mayor o menor grado, con un mundo imaginario.

Es una enfermedad mental grave. Se trata de un desorden cerebral que deteriora la capacidad de las personas en muy diversos aspectos psicológicos como el pensamiento, la percepción, las emociones o la voluntad, es decir, pérdida de contacto con la realidad (psicosis), alucinaciones, delirios (creencias falsas), pensamiento anormal y alteración del funcionamiento social y laboral.

CLASIFICACION

Una buena clasificación médica debe crear grupos que sean clínica y pronósticamente significativos, basados, ya sea sobre descripción sintomatológica, curso o especulación causal. Ha habido muchos intentos de clasificar a las esquizofrenias y cuadros afines, siendo una de las agrupaciones clínicas más perdurables la de esquizofrenia simple, hebefrénica, catatónica y paranoide (Kraepelin y Bleuler), simplemente porque está basada sobre constelaciones sintomáticas más o menos estables. Una de las clasificaciones más de moda en este momento, corresponde a la de Esquizofrenia del DSM-IV que a continuación se detalla:

Tipo desorganizado.

Los rasgos esenciales de este tipo son desorganización del habla y del comportamiento, afecto aplanado o inapropiado. También puede haber risas y comportamientos tontos que no son congruentes con el contenido del discurso.

Tipo Catatónico.

Constituyen rasgos esenciales, un trastorno psicomotor marcado que comprende inmovilidad motora, o actividad motora excesiva, negativismo extremo, mutismo, peculiaridades del movimiento voluntario, ecolalia o ecopraxia. La inmovilidad motora se puede expresar como catalepsia (flexibilidad cérea) o estupor.

Tipo paranoide.

El rasgo esencial de la esquizofrenia de este tipo es la presencia de ideas delusivas prominentes o alucinaciones auditivas, en el contexto de una preservación relativa del afecto y funciones cognoscitivas.

Tipo Residual.

Este diagnóstico se deberá usar cuando el enfermo ha tenido ya, por lo menos, un episodio anterior de esquizofrenia y al presente no tiene síntomas psicóticos prominentes (p. ej., delusiones, alucinaciones, lenguaje y comportamiento desorganizados), pero hay la evidencia de una continuación de la enfermedad por los síntomas negativos (p. ej., afecto aplanado, pobreza del habla, abulia) o dos o más síntomas positivos atenuados (p. ej., comportamiento excéntrico, desorganización leve del habla y creencias estrambóticas). Si hay delusiones o alucinaciones, éstas no son prominentes y no se acompañan de un trastorno del afecto.

Tipo indiferenciado.

Constituyen rasgos esenciales la presencia de síntomas que son insuficientes para diagnosticar al enfermo como tipo paranoide, desorganizado o catatónico.

De acuerdo a su historia natural (o longitudinal) en un año, estos cuadros también se pueden clasificar en episódicos con síntomas residuales entre episodios (un episodio se define por la re-emergencia de síntomas psicóticos prominentes); con síntomas negativos prominentes, sin síntomas residuales entre episodios; continuo (cuando los síntomas psicóticos prominentes están presentes durante todo el período de observación) o con síntomas negativos prominentes; episodio único en remisión parcial o con síntomas negativos prominentes; episodio único en remisión total y otro tipo de configuración no especificable.

La CIE-10 incluye esquizofrenia, estados esquizotípicos y trastornos delirantes, siendo los subtipos: esquizofrenia esquizotípica, delirante persistente, psicótica transitoria, delirante inducida y otras psicosis no orgánicas. Finalmente, vale la pena mencionar una clasificación británica propuesta por T. Crow que combina la descripción clínica y la fisiopatología; comprende una esquizofrenia Tipo 1, caracterizada por síntomas positivos, buen pronóstico, un aumento en la actividad dopaminérgica en los núcleos de la base (y ninguno o pocos cambios patológicos en la tomografía axial computarizada); y, Tipo 2, caracterizada por síntomas negativos, mal pronóstico, reducción en la actividad dopaminérgica cerebral, agrandamiento de ventrículos laterales, y que probablemente es una secuela de patologías adquiridas de tipo viral. Esta debatida clasificación es útil porque sugiere una distinción clara entre las llamadas esquizofrenias de buen pronóstico o benignas, y aquellas de mal pronóstico o Kraepelinianas.

CLÍNICA

El inicio de la esquizofrenia se puede producir durante la adolescencia e incluso en la infancia o al entrar en la edad adulta. Afecta de forma similar a ambos sexos. Sin embargo, en los varones, la edad de inicio más frecuente es a comienzos de la tercera década de la vida, mientras que en las mujeres lo es a finales de la segunda década de la vida o comienzos de la tercera, mientras que en las mujeres el inicio es más tardío.

La mayor parte de los pacientes alternan en su curso clínico episodios psicóticos agudos con fases estables de remisión total o parcial. Son frecuentes los síntomas residuales entre los episodios.

Este trastorno, que a menudo es de tipo crónico, puede caracterizarse mediante tres fases que se fusionan unas con otras sin que existan unos límites claros y absolutos entre ellas.

Fase Aguda (Crisis): Durante esta fase, los pacientes presentan síntomas psicóticos graves, como delirios y/o alucinaciones, y un pensamiento gravemente desorganizado; y, generalmente, no son capaces de cuidar de sí mismos de forma apropiada. Con frecuencia, los síntomas negativos pasan a ser también más intensos.

Fase de estabilización (o postcrisis): Durante esta fase, se reduce la intensidad de los síntomas psicóticos agudos. La duración de la fase puede ser de seis meses o más tras el inicio de un episodio agudo (o crisis).

Fase estable (o de mantenimiento): La sintomatología puede haber desaparecido o es relativamente estable y, en el caso de que persista, casi siempre es menos grave que en la fase aguda. Unos pacientes pueden mantenerse asintomáticos; otros pueden presentar síntomas no psicóticos, como tensión, ansiedad, depresión o insomnio. Cuando persisten los síntomas negativos (déficits) y/o positivos, como delirios, alucinaciones o trastornos del pensamiento, a menudo están presentes en formas atenuadas no psicóticas (por ejemplo, ilusiones en vez de alucinaciones o ideas sobrevaloradas en vez de delirios).

La estipulación de definiciones precisas para esta seria enfermedad es más difícil que el reconocimiento en la práctica médica diaria de cuadros típicos. Se trata casi siempre de una persona joven, a menudo varón, que ha presentado ya por meses (o años) conductas prodrómicas difíciles de identificar, tales como cambios en la personalidad y el afecto, una tendencia al retraimiento y deterioro en patrones de conducta ya alcanzados. A éstos se suma irritabilidad, desasosiego, letargo, declinación en la función intelectual, preocupaciones religiosas, y, a veces, tendencia a creencias raras y acciones extraordinarias. Al principio, estos cambios pueden ser sutiles y confundirse con las conocidas tormentas psicológicas del adolescente; sin embargo, tales síntomas empeoran y dañan la competencia psicosocial del joven enfermo. Tarde o temprano, una dislocación mayor o súbita del comportamiento precipita un examen médico; otras veces, tal ruptura en la conducta no aparece y el enfermo se sumerge gradualmente en su enfermedad.

El examen mental mostrará, entonces, síntomas claramente diferenciales de las conductas adolescentes, tales como los de primer rango de Schneider, pertenecientes a tres esferas de la psicopatología: delusiones, sentimientos de pasividad y alucinaciones. En su totalidad son los siguientes:

1) pensamientos audibles

2) alucinaciones de voces hablando en tercera persona

3) alucinaciones de voces comentando sobre las acciones del enfermo

4) experiencias o sentimientos de pasividad, es decir, la sensación y/o creencia que una agencia externa controla al pensamiento, emociones o acciones del sujeto

5) la idea delusiva que alguna agencia roba los pensamientos del sujeto o le inserta nuevos

6) la idea delusiva que los pensamientos del sujeto son audibles (p.ej. como transmitidos en voz alta) a medida que el sujeto los piensa

7) percepción delusional, es decir, ideas erróneas que surgen bruscamente en relación a percepciones normales.

El sujeto también puede mostrar síntomas de segundo rango tales como otros tipos de alucinaciones e ideas delirantes, perplejidad, anhedonia, aplanamiento del afecto, letargo, rasgos catatónicos, desorden del pensamiento, etc. Algunos de estos síntomas tienen buen valor pronóstico, pero son difíciles de definir y se yuxtaponen a los llamados síntomas negativos de la esquizofrenia.

Las permutaciones y combinaciones de síntomas crean una miríada de presentaciones atípicas. Algunos cuadros sólo incluyen síntomas de primer o de segundo rango, su presentación puede ser súbita o gradual en la adolescencia tardía (muy común) o en la tercera edad (extremadamente rara). En general, los síntomas aislados hacen el diagnóstico particularmente difícil. Se dice que el pronóstico es peor cuanto más temprana es la aparición del cuadro y cuando éste incluye síntomas negativos; es mejor cuanto más tarde aparece la enfermedad, y cuando hay una predominancia de síntomas positivos. El curso de la enfermedad es igualmente variable. Un tercio de enfermos mejora para siempre; otro progresa a un estadio crónico con recaídas y períodos buenos; y, el tercio restante, muestra sintomatología continua y eventualmente se establece con un patrón de defecto, a veces marcado por cortas reactivaciones y, ocasionalmente, asociados a estresores ambientales.

Subtipos

Se ha mencionado ya que se reconocen hasta cinco subtipos en la exploración clínica transversal: paranoide, desorganizado, catatónico, indiferenciado y residual.

Esquizofrenia con perfil Paranoide: Se caracteriza por la presencia de delusiones y alucinaciones

Esquizofrenia con Perfil desorganizado: por desorganización del lenguaje y del comportamiento y un afecto aplanado o inapropiado (síntomas negativos)

Esquizofrenia con perfil Catatónico: Reducción marcada en la reactividad del sujeto a su ambiente, comprometen tanto la conducta motora cuanto el habla. Aparte de conductas de tipo estuporoso, el sujeto puede mostrar posturas estatuarias, flexibilidad cérea (una tendencia a quedarse en posiciones en las que el examinador lo pone), una tendencia a resistir el ser conducido de una habitación a otra (se puede poner rígido e hipertónico) y, muy rara vez, períodos de excitación motora y agresión ciega inmotivadas. El tipo catatónico, alguna vez común, casi ha desaparecido de los países avanzados, pero todavía

es observable en la India, Latinoamérica y Africa. Las razones de tal desaparición no son claras pero, tal vez, dependan del tratamiento precoz de la enfermedad.

Formas crónicas de la enfermedad

Los que no salen del episodio agudo marchan inexorablemente hacia la cronicidad. Se reconocen varios tipos; sin embargo, el concepto de deterioro o defecto no es tan sencillo de establecer; representa más bien una variable compuesta que incluye ingredientes medibles, tales como nivel de competencia psicosocial y otros menos asibles como la relación que existe entre síntomas positivos (delusiones) y comportamiento.

Los síntomas centrales de la esquizofrenia se acompañan de otros que, aun cuando no son considerados como pertenecientes a la enfermedad, tienen importancia en relación a su curso y tratamiento. Así, son frecuentes síntomas afectivos tales como depresión, aplanamiento afectivo, ansiedad, fobias y pánico. La primera es común y puede aparecer antes, durante y después del episodio esquizofrénico agudo; a veces, el humor depresivo es enmascarado por los síntomas de la enfermedad. Se ha llegado a afirmar que la depresión indica una evolución favorable. Aún no se ha determinado si la depresión es un efecto colateral de la medicación neuroléptica, o una reacción a la toma de conciencia del enfermo de la seriedad de su estado, o si parte de la enfermedad. Sea como fuere, la depresión parece ser un factor en el 10% de enfermos que se suicidan cada año.

Los enfermos con esquizofrenia muestran, además de síntomas depresivos, ansiedad generalizada y trastornos fóbicos. La ansiedad es muy común durante los estados agudos de la enfermedad, generada tal vez por la presencia de síntomas psicóticos a veces aterrorizantes, y por la sensación que tiene el enfermo de que el mundo o su Yo se desmoronan. A medida que la enfermedad se cronifica, la pérdida de la pericia cognoscitiva, la capacidad de atención y la ruptura de las rutinas del vivir hacen que el enfermo se vuelva inseguro, incapaz y con, frecuencia, socialmente ansioso. Desgano y miedo a salir a la calle llevan al desarrollo de estados pseudoagorafóbicos. Finalmente, no es rara la presentación de síntomas obsesivos y compulsivos, cuya temática ocasionalmente se relaciona a aquella de las delusiones y alucinaciones. Estos síntomas neuróticos pueden ser un obstáculo para la rehabilitación del enfermo, al igual que los cambios cognoscitivos que acompañan a la enfermedad. Por ejemplo, durante el episodio agudo hay un déficit de la atención. Cuando los síntomas agudos pasan, el enfermo puede quedar con un déficit de concentración que disminuye su competencia psicosocial; hay, también, un déficit de memoria que recuerda aquel de los síndromes amnésicos crónicos.

No hay marcadores neurobiológicos definitivos en esta enfermedad. Las neuroimágenes muestran un agrandamiento estadísticamente significativo, tanto de los ventrículos laterales como del tercer ventrículo, pero su significado fisiopatológico es incierto. También se ha postulado una reducción en el flujo sanguíneo y en la actividad metabólica del lóbulo frontal (hipofrontalidad), que corresponde a un compromiso de las funciones ejecutivas de esta región cerebral. Asimismo, se ha encontrado que los lóbulos temporales, particularmente el hipocampo del hemisferio dominante, están atrofiados con pérdida celular y de redes y conecciones. No se sabe si estos cambios son de

origen genético o injurias al cerebro embrionario, resultantes de alguna enfermedad materna. No hay evidencia que el tratamiento a largo plazo con neurolépticos sea el causante de ninguno de estos déficits. Hay, sin embargo, evidencia circunstancial que los anticolinérgicos usados para combatir los síntomas extrapiramidales pueden contribuir al déficit cognoscitivo.

TIPOS DE CURSO CLINICO.

1. Subcrónico.

El tiempo desde el inicio es menor a dos años pero ha de ser de seis meses como mínimo. Durante este tiempo el sujeto muestra más o menos de forma continua signos de la alteración (sean de las fase prodrómica, activa y residual). (Si dura más de dos años se considera como Crónico)

2. Subcrónico con exacerbación aguda. Reaparición de los síntomas psicóticos predominantes en un sujeto con un curso subcrónico que se encuentra en la fase residual de la alteración. (Si dura más de dos años se considera crónico)

3. En remisión. Deberá aplicarse en el caso de sujetos con historia de esquizofrenia y que en la actualidad no presentan signos de la alteración (tanto si están bajo tratamiento farmacológico como si no).

ETIOLOGÍA Y PATOGÉNESIS

La evidencia neurohistológica, neuropsicológica y genética, sugiere que la esquizofrenia resulta de cambios patológicos en la organización cerebral, a nivel de los lóbulos frontales y temporales y en los ganglios de la base. Estos cambios podrían deberse a defectos genéticos en la codificación de ciertas estructuras anatómicas, o a daños congénitos causados, por ejemplo, por un retrovirus. Entre los mensajeros neuroquímicos, la dopamina ha sido señalado como la candidato más probable. Se sugiere que hay un estado hiperdopaminérgico que refleja probablemente un aumento en la sensibilidad de los receptores D2. Evidencia en favor de esta hipótesis se ha obtenido de tres esferas distintas: estudios post-morten de ligazón de substancias radiactivas al cerebro de esquizofrénicos (que muestran un aumento en afinidad que probablemente refleje un aumento en el número de receptores); el uso de marcadores comportamentales, tales como el parpadeo espontáneo que refleja el estado del receptor dopaminérgico (que muestra que está aumentado en el esquizofrénico, así como disminuyendo en el enfermo con Parkinson), y la farmacología misma de las substancias neurolépticas (que muestra que estos fármacos actúan bloqueando los receptores dopaminérgicos). Existe, también, cierta evidencia de una asociación entre los genes que codifican los receptores D2 y D3 y la esquizofrenia.

La fisiopatología de la esquizofrenia, es decir lo que pasa entre los receptores y los síntomas, continúa siendo un misterio; por ejemplo, ni siquiera se sabe cómo el cerebro genera alucinaciones y delusiones. Hay evidencia, sin embargo, que tanto lesiones vasculares en el lóbulo temporal como la estimulación eléctrica de estructuras límbicas, dan lugar a delusiones pasajeras y a alucinaciones acompañadas a veces de convicción de realidad. Estas correlaciones explican la presencia de cuadros psicóticos en la epilepsia del lóbulo temporal, pero no está claro si también

lo hacen con la sintomatología de la psicosis en general. Durante los últimos años, y siguiendo estas pesquisas, se ha sugerido que mientras los síntomas positivos están relacionados a patología del lóbulo temporal los negativos encuentran su asiento en el frontal.

En los últimos años ha habido un avance marcado en la neuropsicología de la esquizofrenia, particularmente en relación al déficit de atención, memoria y al llamado sistema ejecutivo frontal. Las bases genéticas de estos tres déficits permanecen obscuras; incluso, no se sabe cuál es su correlación con los síntomas positivos y negativos de la esquizofrenia.

1. Genética

La esquizofrenia es una enfermedad cerebral multifactorial y multigenética. Esto quiere decir que un conjunto de genes crea, a través de trastornos en la organización neuronal, una vulnerabilidad seria que puede rápidamente expresarse ante la presencia de gatillos ambientales. Aun cuando los genes específicos no se han identificado, la evidencia proveniente del estudio genético de mellizos univitelinos, familias e hijos adoptados, es clara. En el caso de gemelos, el factor genético se expresaría en el hallazgo de una concordancia (es decir, en el hecho que ambos mellizos univitelinos criados aparte desde el nacimiento muestren la enfermedad) significativamente más alta que lo que se esperaría por una asociación al azar. La concordancia en univitelinos oscila entre 30 y 50%, mientras que en mellizos bivitelinos (que comparten menos genes) es de cerca del 12%. Por otro lado, los estudios de familias muestran que mientras que en la población general el riesgo de vida es de 0,9%, en los parientes de primer grado de sujetos con esquizofrenia sube al 10%, índice aún más alto en familias con varios miembros con la enfermedad. El riesgo de desarrollar esquizofrenia cuando un progenitor tiene la enfermedad es de 16%; y cuando los dos la sufren, de más de 40%. Más aún, en los estudios clásicos de Kety se encontró que los parientes cercanos de enfermos con esquizofrenia que habían sido criados desde el nacimiento lejos de sus familias nucleares era de 20,3%; mientras que el índice de la enfermedad entre sus padres adoptados, solo del 5% Estos hallazgos muestran que una teoría puramente ambientalista o de aprendizaje de comportamiento esquizofrénico no es suficiente. Otra técnica es la de identificar marcadores biológicos definidos, como caracteres hereditarios estables asociados con los genes de la esquizofrenia. La esperanza es que estos endofenotipos (los marcadores) reemplacen a los exofenotipos (los signos y síntomas de la enfermedad). Entre éstos se cuentan el déficit en movimientos de seguimiento de los ojos (eye tracking) y, probablemente, asociaciones con algunos subgrupos del sistema de antígenos en contra del leucocito humano (HLA). El hecho de existir una correlación negativa (esto es, más de una cuando menos de la otra) entre la artritis reumatoide y la esquizofrenia, ha llevado a la búsqueda de asociaciones inmunológicas en esta última; y varias veces se ha encontrado un aumento de anticuerpos antinucleares y una disminución en la producción de interleukina-2. El significado, sin embargo, de tales hallazgos no es claro.

TRATAMIENTO DE EZQUIZOFRENIA

El tratamiento se diseñará para ayudar a conseguir los objetivos que la persona con esquizofrenia considera importantes.

Además de los tratamientos farmacológicos, la psicoterapia y las intervenciones psicosociales también pueden considerarse adecuadas en su caso. En la siguiente ilustración, se explican los tipos de tratamiento que pueden plantearse.

Actualmente sabemos que siguiendo un tratamiento farmacológico eficaz se pueden controlar los síntomas de la enfermedad y conseguir la estabilidad.

Para ello es muy importante que la persona con esquizofrenia entienda y acepte que la medicación es fundamental para evitar recaídas en su enfermedad, para que no se produzca un empeoramiento en su pronóstico y pueda tener una vida lo más normal posible. En la actualidad existen medicamentos muy eficaces para tratar muchos de los síntomas de la enfermedad. Es muy importante que conozca los diferentes tratamientos disponibles, así como que entienda las ventajas e inconvenientes de cada uno de ellos, para que pueda intervenir conjuntamente con su equipo terapéutico en la decisión del tratamiento más adecuado para su situación personal.

Los antipsicóticos son medicamentos que protegen al cerebro frente al desequilibrio químico que en él se producen, normalizan las funciones cerebrales alteradas y previenen las recaídas al regular el sistema nervioso central. Actualmente, existe una amplia variedad de antipsicóticos y el objetivo es conseguir la dosis óptima de unos medicamentos que produzca una mayor mejoría clínica con los menores efectos secundarios. Dentro de los antipsicóticos disponemos de dos grandes grupos: II. antipsicóticos atípicos (nuevos) y antipsicóticos convencionales.

Los antipsicóticos atípicos

Se utilizan actualmente como primera línea en el tratamiento de la esquizofrenia los antipsicóticos denominados atípicos debido a las grandes ventajas que muestran. Actúan no solo sobre los síntomas positivos (alucinaciones, delirios) de la enfermedad, sino que también han demostrado eficacia sobre los síntomas negativos (apatía, falta de motivación, falta de interés por relacionarse.) y síntomas cognitivos (atención, comprensión, reflexión) y producen muchos menos efectos secundarios. Estos medicamentos comenzaron con una administración de toma diaria. Pero, en los últimos años los nuevos enfoques se han centrado en el desarrollo de formas de acción y administración más prolongada en el tiempo con el objetivo de mejorar el tratamiento y hacerlo más cómodo para las personas que padecen un trastorno psicótico y familiares. Existen dos tipos de antipsicóticos atípicos:

Antipsicóticos atípicos de larga duración

Antipsicóticos atípicos de toma diaria

La aparición de estos medicamentos ha supuesto para las personas que padecen la enfermedad y sus familias una mejoría en cuanto a su calidad de vida, con un mejor funcionamiento social, laboral y vital.

Los antipsicóticos típicos

Los primeros antipsicóticos que se comenzaron a utilizar aparecieron en los años 50 y fueron los denominados convencionales o típicos, cuya principal ventaja era el control sobre los síntomas positivos de la enfermedad, aunque tenían importantes inconvenientes como sus efectos secundarios (rigidez, inquietud, temblores) y que no eran efectivos sobre los síntomas negativos (apatía, falta de motivación, falta de interés por relacionarse), o incluso los empeoraban, ni tampoco mostraban eficacia en el control de los síntomas cognitivos (atención, comprensión, reflexión). Ejemplos de medicamentos que actualmente pertenecen a este grupo son Haloperidol, Clorpromozina, Zuclopentixol, Flufenazina y Perfenazina.

PRONOSTICO:

Para establecer el pronóstico de la enfermedad, se debe atender a las características de la persona, la forma de inicio del trastorno, la intensidad,… En los episodios de brote suele producirse una pequeña afección cognitiva permanente en la evolución. En algunos casos evoluciona positivamente, y en otros puede cronificarse.El 30% de las personas afectadas permanece sin deterioro, el 40% con deterioro ligero, y el 30% muestra un deterioro progresivo de las funciones.Se prevé una mejor evolución del trastorno cuando predominan los síntomas positivos, si el brote es tardío, su inicio es agudo, cuanto más nivel intelectual posea la persona. El tratamiento psiquiátrico es indispensable, pudiendo beneficiarse de uno psicológico simultáneo.

TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD MANIACO DEPRESIVA

Hay cosas que uno puede intentar para evitar que sus cambios de estado de ánimo se conviertan en episodios completos de manía o depresión. Los mencionaremos más abajo, pero a menudo la medicación todavía es necesaria para: mantener el estado de ánimo estable (profilaxis) y tratar una fase maníaca o depresiva. Medicamentos para estabilizar el estado de ánimo: el litio Hay varios estabilizadores del estado de ánimo, muchos de los cuales también se usan para tratar la epilepsia.

El litio (una sal que existe en la naturaleza) fue el primer estabilizador del estado de ánimo eficaz.

El litio se ha usado como estabilizador del estado de ánimo durante más de 50 años, pero no está claro cómo funciona. Se puede usar tanto para tratar fases maníacas como fases depresivas. El tratamiento con litio debe ser iniciado por un psiquiatra. Lo complicado es conseguir el nivel de litio correcto en el cuerpo, demasiado bajo no funciona, demasiado alto es tóxico.

Por eso, se necesitan análisis de sangre a intervalos regulares durante las primeras semanas para asegurarse de que la dosis es la adecuada. Una vez la dosis es estable, el médico de cabecera puede recetar litio y organizar los análisis de sangre periódicos. La cantidad de litio en la sangre es muy sensible a la cantidad de agua que hay en el cuerpo. Si uno se deshidrata, el nivel de litio en sangre se elevará con lo que será más probable sufrir efectos secundarios o incluso efectos tóxicos. Por ello es importante beber mucho agua (sobre todo si hace calor o cuando se hace ejercicio físico) y tener cuidado con el té y el café porque incrementan la cantidad de agua que se pasa en la orina. El litio puede tardar tres meses o más en actuar debidamente.

Lo mejor es continuar tomando las pastillas, incluso si los cambios de estado de ánimo continúan durante ese período. Efectos secundarios: Pueden empezar a las primeras semanas de comenzar el tratamiento con litio. Pueden ser molestos y desagradables, pero a menudo desaparecen o mejoran con el tiempo.

Efectos secundarios: Pueden empezar a las primeras semanas de comenzar el tratamiento con litio. Pueden ser molestos y desagradables, pero a menudo desaparecen o mejoran con el tiempo. Incluyen:

Tener sed.

Orinar más de lo normal.

Aumento de peso.

Efectos secundarios menos comunes son:

Visión borrosa.

Ligera debilidad muscular.

Diarrea.

Temblor fino de las manos.

Ligeros mareos o náuseas.

Estos síntomas normalmente mejoran si se reduce la dosis de litio. Si el nivel de litio en sangre es demasiado alto, los síntomas son:

Vómitos

Torpeza o inestabilidad.

Hablar arrastrando palabras.

Si esto ocurre, se debe consultar al médico urgentemente.

¿Qué tratamiento conviene más?

Esto se tiene que discutir con el psiquiatra, pero algunos principios generales son:

El litio, el valproato de sodio y la olanzapina serán normalmente recomendados para tratamiento a largo plazo.

La carbamacepina puede estar indicada si se tienen cambios de estado de ánimo más rápidos y frecuentes.

A veces es necesaria una combinación de medicamentos. El medicamento en particular depende mucho del grado de mejoría que se obtenga con él. Lo que es válido para una persona puede no serlo para otra, pero tiene sentido probar primero el medicamento que tenga mejor evidencia científica.

ENFERMEDAD MANIACO DEPRESIVA

DEFINICION:

El trastorno bipolar, también conocido como trastorno afectivo bipolar y antiguamente como psicosis maníaco-depresiva (PMD), es el diagnóstico psiquiátrico que describe un trastorno del estado de ánimo caracterizado por la presencia de uno o más episodios con niveles anormalmente elevados de energía, cognición y del estado de ánimo. Clínicamente se refleja en estados de manía o, en casos más leves, hipomanía junto con episodios alternantes de depresión, de tal manera que el afectado suele oscilar entre la alegría y la tristeza de una manera mucho más extrema que las personas que no padecen esta patología

ETIOLOGIA:

No se conocen bien las causas pero los estudios sugieren que:

• Como el trastorno bipolar tiende a aparecer en determinadas familias, los factores genéticos tienen más importancia que la educación.

• Puede que haya un trastorno físico en los sistemas cerebrales que controlan el estado de ánimo‐ esto explica que a menudo el trastorno bipolar pueda controlarse con medicación.

• Acontecimientos estresantes o enfermedades físicas pueden precipitar cambios en el estado de ánimo.

SINTOMAS:

Depresión: El sentimiento de depresión es algo que todos vivimos de vez en cuando. Incluso nos puede ayudar a reconocer y tratar de resolver problemas en nuestras vidas pero en la depresión clínica o en el trastorno bipolar el sentimiento de depresión es peor, continúa durante más tiempo y hace que sea difícil o imposible afrontar el día a día.

Cuando uno se deprime, puede notar los siguientes cambios:

Cambios Emocionales

• Sentimientos de depresión que no desaparecen.

• Ganas de romper a llorar sin ningún motivo.

• Perdida de interés.

• Ser incapaz de disfrutar nada.

• Inquietud y nerviosismo.

• Pérdida de confianza en sí mismo.

• Sentirse inútil, incapaz y sin esperanza.

• Ideas de suicidio. Cambios en el Pensamiento

• Ser incapaz de pensar positivamente o con esperanza.

• No poder tomar decisiones simples.

• Tener dificultad para concentrarse.

Cambios Físicos

• Pérdida de apetito y de peso.

• Dificultad en conciliar el sueño.

• Despertarse más temprano de lo normal.

• Sentirse completamente agotado.

• Estreñimiento.

• Pérdida de interés en el sexo.

Cambios en el Comportamiento

• Dificultad en empezar o acabar cosas‐ incluso tareas diarias.

• Llorar mucho ‐ o sentir que se quiere llorar pero sin poder hacerlo.

• Evitar la compañía de otras personas.

Manía: La manía es un sentimiento extremo de bienestar, energía y optimismo. Puede ser tan intensa que afecte a tu manera de pensar y de juzgar. Puedes creer cosas extrañas de ti mismo, tomar malas decisiones y comportarte de manera vergonzosa, dañina y a veces peligrosa. Como la depresión, puede hacer difícil o imposible afrontar el día a día de manera efectiva. Una fase maniaca puede afectar tanto a las relaciones personales como a la vida profesional. Cuando no es tan extrema, se llama “hipomanía”. Cuando uno sufre manía, puede notar los siguientes cambios:

Cambios Emocionales

• Estar muy feliz y excitable.

• Sentirse irritable hacia otros que no comparten su optimismo.

• Sentirse más importante de lo normal.

Cambios en el Pensamiento

• Estar lleno de ideas nuevas y emocionantes

• Ir de una idea a otra con rapidez.

• Oír voces que otros no pueden oír.

Cambios Físicos

• Sentirse lleno de energía.

• No querer o ser incapaz de dormir.

• Tener mayor interés en el sexo.

Cambios en el Comportamiento

• Hacer planes grandiosos y poco realistas

• Estar Muy activo, moviéndose rápidamente de un lado para otro.

• Comportarse de manera distinta a lo normal.

• Hablar con rapidez (a otras personas les cuesta entender de qué se está hablando).

• Tomar decisiones extrañas sin darles la debida consideración, a veces con devastadoras consecuencias.

• Derrochar dinero.

• Tratar con exceso de confianza o criticar a otras personas.

• Estar, en general, desinhibido.

Si uno se encuentra en medio de una fase maníaca por primera vez, puede ser que no se dé cuenta de que algo va mal‐ aunque sí lo hagan amigos, familiares y compañeros. La persona se puede sentir ofendida si alguien intenta hacérselo notar. Gradualmente se pierde contacto con asuntos cotidianos y con los sentimientos de los demás.

Síntomas psicóticos

Si una fase maníaca o depresiva es suficientemente severa se pueden tener “síntomas psicóticos”.

• En fases maníacas, los síntomas tienden a ser ideas grandiosas sobre uno mismo, que se tiene una misión importante que cumplir o que se poseen poderes y aptitudes especiales.

• En fases depresivas, se puede sentir que uno es excepcionalmente culpable, que es peor que nadie, o incluso que ha dejado de existir. Además de estas creencias extrañas también se pueden tener alucinaciones (cuando se oyen, huelen, sienten o ven cosas pero no hay nada o nadie para justificarlo).

Entre episodios

En el pasado se creía que si se tenía un trastorno bipolar, se volvía a un estado normal entre cambios de estado de ánimo. Hoy sabemos que esto no es así para mucha gente con trastorno bipolar. Se pueden seguir sintiendo síntomas depresivos leves y tener problemas con el pensamiento incluso cuando uno parece estar mejor. Puede ser que se tenga que dejar de conducir por una temporada como consecuencia del trastorno bipolar.

Tratamientos.

Si bien el trastorno maníaco-depresivo es una enfermedad mental seria, es tratable. Toda persona que sufra de la misma debe solicitar una evaluación médica completa para descartar otro tipo de trastornos mentales o físicos que podrían parecerse a la maníaco-depresión. Los tratamientos estabilizan los ciclos maníaco-depresivos y se concentran en el estado de ánimo que se está experimentando.

Medicamentos.

El medicamento más común para tratar la maníaco-depresión, carbonato de litio, puede reducir la cantidad y la intensidad de los episodios de manía o prevenirlos totalmente. Para aquellos pacientes que no responden bien con litio, los médicos han tenido éxito con otros medicamentos como carbamazepine y valproate.

Al igual que otros, estos medicamentos tienen efectos secundarios negativos cuando no se los utiliza apropiadamente. Sin embargo, y bajo el control de un médico, el litio y otros medicamentos similares pueden devolverle a los pacientes una vida normal y productiva.

La Vida con el Trastorno Maniaco-depresivo.

Vivir con maníaco-depresión puede ser una experiencia terrible. Al igual que las otras enfermedades mentales, la maníaco-depresión puede destrozar vidas si no se la trata. Puede complicar las relaciones, especialmente con la familia y amigos cercanos. También se pone en riesgo el empleo y la situación económica de la víctima. Incluso puede resultar en suicidio.

Además del tratamiento con medicamentos, la psicoterapia puede ayudar al individuo con consecuencias personales y sociales del trastorno maníaco-depresivo. Debido a la naturaleza intensa del trastorno, los miembros de la familia también se beneficiarían asistiendo a sesiones de terapia. Allí pueden encontrar apoyo emocional, educación y comprensión, y también aprender a participar en el tratamiento del paciente.

CONCLUSIONES.

1.- La esquizofrenia es una enfermedad mental, que deteriora la capacidad en el pensamiento, la percepción, las emociones o la voluntad (psicosis), alucinaciones, delirios. La psicosis maníaco-depresiva se caracteriza por cambios drásticos en el estado de ánimo, alegría exagerada hasta un estado de tristeza profundo.

2.- La etiología de esquizofrenia resulta de cambios patológicos en la organización cerebral, a nivel de los lóbulos frontales y temporales y en los ganglios de la base.

3.- Los síntomas de esquizofrenia es de tipo crónico, se cracteriza en tres fases: Aguda, de estabilización y estable. Los síntomas son: tristeza o desamparo, Baja autoestima, deseos de morir, Perturbación del sueño, cambios del apetito o del peso, dolor de cabeza, dolor de estómago, fatiga).Los síntomas maníacos son: autoestima exagerada, mayor distracción e irritabilidad, aumento de la locuacidad sentimientos de "excitación" o de euforia, mayor deseo sexual.

4.- El tratamiento de la esquizofrenia es ….. El medicamento más común para tratar la enfermedad maníaco-depresiva, es el carbonato de litio, puede reducir la cantidad y la intensidad de los episodios de manía o prevenirlos totalmente.

REFERENCIA BIBLIOGRAFICA.

HUMBERTO ROTONDO. Compendio de Psiquiatría. 1era Edición. Editorial Universidad Mayor de San Marcos. Lima 2008.ISBN 978-9972-2890-4-0

Asociación Psiquiátrica Americana (1995).Manual Diagnóstico y Estadístico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Barcelona. Masson.

Belloch,A. y Sandín,B.(1996).Manual de psicopatología. McGraw-Hill.Interamericana.