Semanario: Gritos desde el psiquiátrico

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PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN VANGUARDIA | LUNES 5 DE NOVIEMBRE DE 2012 | NO. 347 | Dos misteriosas muertes, un interno golpeado por revelar irregularidades y otros maltratos, rodean de misterio lo que puede estar pasando en Parras de la Fuente GRITOS DESDE EL PSIQUIÁTRICO

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Dos misteriosas muertes, un interno golpeado por revelar irregularidades y otros maltratos, rodean de misterio lo que puede estar pasando en Parras de la Fuente

Transcript of Semanario: Gritos desde el psiquiátrico

P e r i o d i s m o d e i n v e s t i g a c i ó n

VANGUARDIA | lunes 5 de nOVIeMBRe de 2012 | nO. 347 |

Dos misteriosas muertes, un interno golpeado por revelar irregularidades y otros maltratos, rodean de misterio lo que puede estar pasando en Parras de la Fuente

gritosdesde el psiquiátrico

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Noviembre es el mes más adecuado para meditar sobre el sexenio que termina, que ha arrojado 60 mil muertos según algunos cálculos y 120 mil según otras estadísticas. Continuamos siendo el país surrealista, el país kafkiano que ha ganado fama interna-cional. El país de los muertos, donde las calaveras se cuen-tan chistes unas a otras. (El moribundo género –valga el pleonasmo- de las calaveras rimadas ha sido sustituido en estos años por el monólogo de las metralletas y el diá-logo de los fusiles de asal-to). La guerra del narco –no podía ser de otro modo- ha generado ya su propia es-cuela de chistes, su estirpe de humor, sobre todo en ciudades como Torreón y Juárez, donde la muerte vio-lenta es asunto de todos los días y donde las balaceras ensangrientan hasta las fune-

rarias y los cementerios, ante la atónita faz de los difuntos. El sexenio que agoniza pa-sará como uno de los más sangrientos en la historia de México. Felipe Calderón, un mandatario cuestionado y anodino, que llegó práctica-mente de chiripa a Los Pinos, desencadenó un proceso mi-litar de una magnitud que ya casi había olvidado nuestra memoria histórica. Esta ha sido la última etapa del pe-ríodo neoliberal, que ha ge-nerado millones de pobres y unos pocos millonarios, más o menos legales, más o me-nos ilegales. La filosofía del capitalismo salvaje caló hon-do en las capas más pobres de la población, arrojando un buen número de empre-sarios informales, audaces y violentos que posiciona-ron a México como el más próspero mercado de estu-pefacientes a nivel global.

Los geniecillos nacionales educados en Harvard, en Yale, en la London School of Economics no han con-seguido abrir Pemex a la inversión privada, racio-nalizar el consumo de ga-solina y energía eléctrica, hacer que nuestras univer-sidades aporten tecnología de avanzada, etcétera. En cambio los doctores del narco, armados apenas con la educación básica, han es-tablecido cárteles, trusts y oligopolios internacionales, revivificando de paso a la pequeña y mediana empre-sa mexicana, a la que han puesto a producir en los ra-mos del carbón, de la cons-trucción de vivienda, del comercio de oportunidad, etcétera. En fin, será la His-toria quien juzgue a Felipe Calderón y al PAN y lo hará muy pronto, a partir del año próximo…

|| Diccionario de autores

Nadie es homogéneo, análogo, todos son una mezcla de… Una pizquita genética de fulanito, otra de menganito y una cucharadita de perenganito. Si no lo crees, ve cómo metes en una licuadora un tantito de éste, más del otro y un puñito de aquél, y luego verás quién sale:

LA LICUADORA

LA fAUNAeN UN DOS pOR tReS por Alfredo García

Ilustración: Diego Hernández

FRANKENSTEIN MONSTRUO DE LA LAGUNA

DRACULA JORGE LUIS MORáN

Libro: “Si el libro que leemos no nos despierta de un puñetazo en el cráneo, ¿para qué leerlo?... Un libro tiene que ser un hacha que rompa el mar de hielo que llevamos dentro”: Franz Kafka.

SI yO fUeRA pReSIDeNte¿Se imagina sentado en la silla que ahora ocupa felipe Calderón?

Juanita Moreno, pensionada.

1.Bueno, yo creo que el país no va a mejorar por una persona, ni por un puesto, ni por una

ley más. Lo que hace falta es que todos los ciudadanos hagamos lo que nos toca, que lo hagamos bien y sin excepciones. Que lo mismo trabaje el obrero que el presidente. Que se vea el compromiso.

2.Yo propondría o haría mucho énfasis en volver a los valores, a la familia. Ahorita vemos una

sociedad muy desarticulada, cada quien hace lo que quiere y es porque somos

muy permisivos.

3.Vemos también un permisionismo de las madres, sobre todo en las jovencitas,

de quitarle la vida a los infantes cuando quedan embarazadas. Yo me opondría a eso, porque solo piensan egoístamente, y debemos pensar en los demás, eso es también un problema de salud.

4.Además de la educación netamente académica, yo veo la necesidad de orientar a

nuestros hijos en buscar una meta de

vida. ¿Por qué? Porque así ellos se van a dedicar a un camino correcto. ¿Cuántos jóvenes hay que se quitan la vida porque no le encuentran sentido?

5.En seguridad yo considero que nos corresponde a todos y no solo a las

autoridades. Nosotros lo hemos dejado crecer al no denunciar, al callarnos, al confundir libertad con el libertinaje. Yo propondría una instancia o algo que permitiera evaluar las condiciones e incrementar las denuncias.

el país de los muertos

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Barroso. En el tablero del tiro al blanco, toda una galería de premios exóticos: botellas de refresco Bimbo y Canada Dry, cajetillas de ci-garros Rialtos, Tigres, Carmencitas. He aquí, en la feria nómade, en el eterno retorno del circo, todo un altar de lodoso barroco tras-humante. ¿Reventarás con el dardo alguno de los globos de colores? ¿Ensartarás con el aro el cuello de la botella? Te mancharás el hombro de grasa al pasar por los caballitos. Verás pedazos de arco iris que filtra la tam-baleante rueda de la fortuna, asentada en el lodo. La risa de los niños llega más pronto que los pájaros al umbral del paraíso.

Falena. Reposaba en el umbral de la casa, adherida a la humedad de la pared, encima de la canilla del agua, debajo de donde la golondrina había construido con su nido el verano. Semejaba un antifaz, un guante, una prenda íntima de encaje. Miré una calavera labrada sobre el polvo viscoso de cada ala. No representaba el “ala de mosca” de los vestidos de novia, sino la seda de un lascivo ataúd. Insecto frío y perezoso, aunque dota-do de inusitada agilidad: su letargo duró una sola noche. Dos o tres días después de que se marchara, en el otoño de 1970, supimos que en Monterrey había fallecido mi abuelo.

Saldos. Pasados los cuarenta años de edad, debo reconocer que mi formación literaria estuvo hecha de saldos de librería, de prés-tamos de biblioteca, más uno que otro vo-lumen de valor exorbitante, penosamente adquirido, arriesgando mi economía perso-nal. El azar de los remates y los catálogos saqueados me pusieron en las manos cosas curiosas pero discontinuas: una antología de Safo, la autobiografía de Torre Villarroel,

las memorias del capitán Alonso Contreras... Nunca seguí un plan de lectura ni una guía sistemática para adentrarme en el bosque estudioso: dejé que los libros llegaran y se fueran como la propia vida, por los mean-dros del ocio, hasta borrarse en la memoria sin dejar un rastro de nostalgia.

Inopias. Sin embargo, todavía ahora siento un confuso pánico ante la mesa de noveda-des de las librerías. No me asusta sólo los precios, sino los centenares de páginas que se acumulan mientras leo un libro de 120 páginas, los autores que brotan como hon-gos sobre las cenizas de los autores nunca leídos, los que zozobran en el olvido sin ha-ber sido abiertos jamás, los índices alfabéti-cos como directorios telefónicos, los índices analíticos como enciclopedias del azar, y mi propia ignorancia que progresa en el tiempo, razones por las cuales no he podido leer a los Nobeles recientes, por ejemplo, ni a los novelistas norteamericanos y europeos más novedosos: autores de ese tipo eran, al me-nos durante mi adolescencia, patrimonio de los lectores de la clase media alta.

Analfabeta. Siento por la letra impresa el supersticioso respeto de los analfabetas. Desde que aprendí a descifrarla, no puedo hacerlo sin reverencia. Los signos del alfabe-to son como runas trazadas en el plato de arena de la memoria. Sus ganchos, patines y volutas quedaron grabados en la concavidad de mi pupila. Ritualmente se repiten las vein-ticuatro letras del alfabeto con cada acto de lectura, en cada exclamación, en cada verso, en cada sentencia… De manera que añadir un libro al océano de la imprenta resulta un hecho al mismo tiempo blasfemo y baladí.

Respuestas: 1) b; 2) d; 3) a; 4) c; 5) d; 6) b; 7) a; 8) c.

1.- Micrós era el seudónimo del escritor mexicano …

■ A) Rafael Delgado; ■ B) Ángel del Campo; ■ C) Heriberto Frías; ■ D) Emilio Rabasa.

2.- … es, en la teoría de conjuntos, el símbolo del conjunto vacío.

■ A) @; ■ B) ▼; ■ C) &; ■ D) O

3.- ... es la residencia del mago Mandrake.

■ A) Xanadú; ■ B) Avalón; C) Camelot; ■ D) Utopía.

4.- … es el arte de adivinar el porvenir observando las líneas del rostro.

■ A) uroscopia; ■ B) espatulomancia; ■ C) metoposcopia; ■ D) necromancia.

5.- Ananké es un satélite de …

■ A) Neptuno; ■ B) Urano; ■ C) Saturno; ■ D) Júpiter.

6.- El sensato … era, en El cantar de Roldán, el compañero del paladín que da nombre al poema.

■ A) Ganelón; ■ B) Oliveros; ■ C) Turpín; ■ D) Marsil.

7.- La señora … es la dueña de la casa en que viven Sherlock Holmes y Watson.

■ A) Hudson; ■ B) Small; ■ C) Morstan; ■ D) Hatherley.

8.- El 6 de noviembre de 1813, el Congreso de Anáhuac proclamó, en el Palacio Nacional de …., la Independencia de la América Septentrional.

■ A) Guadalajara; ■ B) Querétaro; ■ C) Chilpancingo; ■ D) Valladolid.

|||| Por Alfredo García

|| Los menesteres del ocio

suPerméndez el único superhéroe de saltillo y la región (incluyendo ramos) Por J. Latapí

|||| Por miguel Agustín Perales

|| Claro que ud. lo sabe

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El rap californiano tuvo su época de oro de la mano de Dr. Dre, un productor que nos trajo nada más y nada menos que a los N.W.A en los ochenta, (uno de los prime-ros súper grupos de gangsta rap). Además de sus excelen-tes grupos como solista (The Chronic y 2001), Dr. Dre ha descubierto y producido a algunos de los raperos más populares de la historia, en-tre los que destacan Eminem y Snoop Dogg.

El último protegido de el hombre más rico del hiphop (según la revista Forbes) hoy nos presenta a llama Kendrick

Lamar, un joven rapero de Compton, California, que con su impresionante disco debut vuelve a poner en alto el nom-bre de su estado natal.

Good Kid, M.A.AD City es un disco que suena actual, pero que también hace reve-rencia al sonido californiano clásico. Lamar es un rapero genial que sabe de donde vie-ne y a donde va, y nos entrega un disco que derrocha buenas ideas en sus 70 minutos de du-ración. Son doce canciones, y no sobra ninguna de ellas. En pocas palabras, este podría ser el mejor disco de hip hop del año.

Por Esteban Cárdenas

Aunque a Ali-cia en el País de las Mara-villas (2010) y Sombras Te n e b r o s a s (2012) les fue bien en taqui-lla, las más re-cientes cintas

de este realizador de culto me parecieron desalmadas (y no en el sentido burtoniano), como ir a un concierto de rock para ver to-car a una banda tributo mediocre en lugar de la agrupación original.

Y de la nada, Tim Burton lanza su segunda película en lo que va del año; un respiro de aire fresco a su carrera, que ya estaba empe-zando a apestar a perro muerto. Frankenweenie, una cinta anima-da precisamente sobre un perro muerto, cuenta con un presu-puesto discreto en comparación a sus últimos trabajos (39 millo-nes de dólares, contra los 150 mi-llones de Sombras Tenebrosas, por ejemplo), y parece compro-bar lo que yo había planeado en esta columna hace algunos años,

cuando vi Alicia en el País de las Maravillas: que el director nor-teamericano está más cómodo trabajando con menos dinero y con producciones más pequeñas, como lo hacía al principio de su carrera.

La cinta nos cuenta la historia de Víctor Frankenstein, un niño precoz que se dedica a curiosear en el ático de sus papás y hacer películas caseras de terror con su mejor amigo, Sparky, su pe-rro. Víctor es el arquetípico per-sonaje de Tim Burton: solitario, pelo negro, con pocos amigos y con ojeras vampiriles, pero con un buen corazón. Es un chico pe-culiar, pero sus padres lo apoyan y aplauden todas sus películas y ocurrencias.

Víctor es un chico listo y feliz con su perro, hasta que un día, después de un juego de beis-bol, ocurre un accidente: Sparky muere atropellado. Inspirado por la clase del Dr. Rzykruski, su te-nebroso profesor de ciencia, el joven Frankenstein aborda un singular proyecto para la feria de ciencia escolar y decide resucitar a Sparky. Y como se nota en el afiche, lo logra revivir; pero no to-

dos en el pueblo están contentos con su creación.

Frankenweenie es un diverti-do tributo a la película clásica de Frankenstein de 1931, y como ésta, también está filmada en blanco y negro. La animación es stop mo-tion, al estilo de El Extraño Mun-do de Jack, el clásico navideño también producido por Burton, en donde también utilizaban figuras de plastilina para grabar las accio-nes cuadro por cuadro.

El trabajo de animación en Frankenweenie es prácticamen-te artesanal. Se notan las hue-llas dactilares sobre las figuras y se percibe el cariño por el tra-bajo, que está minuciosamente desarrollado con muy buenos

resultados. El 3D también le ayuda, y combina técnicas ultra-modernas con un trabajo manual increíble que le da una sensación de autenticidad, algo que le falló gravemente en sus últimas pelí-culas, que se sentían huecas.

Frankenweenie es modesta en presupuesto, pero rica en recur-sos narrativos y emocionales. No es precisamente para sus hijos más pequeños, pero si le encan-tará a adultos nostálgicos y a ni-ños no tan niños. Como el Burton clásico, esta película nos divierte con el ingenio bizarro que lo con-virtió en uno de los realizadores más reconocibles de estas últi-mas décadas. Ojalá siga hacien-do películas como esta.

VIDEÓDROMO

Tim Burton 2012

FRankEnwEEnIEYO PEnsaBa quE TIM BuRTOn haBía PERDIDO su TOquE MágICO.

Tyler The Creatorgoblin 2011

EminemThe Marshall Mathers LP2000

suena a…

kendrick Lamargood kid, M.a.a.D City2012

Dr. Dre20012001

RaDaRPor Esteban Cá[email protected]

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clamorDos extrañas muertes, un interno golpeado por revelar información, el temor a represalias y una autoridad que hace oídos sordos ante denuncias, envuelven en el misterio lo que en realidad puede estar pasando en el Hospital para enfermos mentales de Parras.

desde el psiquiátrico

P o r : c a r l o s o s w a l D o o r t a

F o t o s l u i s s a l c e D o

8 VANGUARDIA Lunes 05 de noviembre de 2012 8 VANGUARDIA Lunes 05 de noviembre de 2012

clamor

Lunes 05 de noviembre de 2012 VANGUARDIA 9Lunes 05 de noviembre de 2012 VANGUARDIA 9

Sus mismos familiares lo afirman, las personas con enfermedades mentales, allá en Parras, parecen estar olvidados. Desde que tuvie-ron conocimiento de irregulari-dades en el trato a los internos, la Asociación de Usuarios del

Hospital Psiquiátrico en aquel municipio no ha dejado de denunciar, pero han encontrado oídos sordos a sus reclamos.A lo anterior se suma el temor a las represalias contra los internos que se atrevieron a hablar e incluso que sean expulsados de una institu-ción que lleva el nombre de Hospital, aunque la misma autoridad de la Secretaría de Salud declare, “todavía no es un hospital, realmente todavía las normas y procedimientos están en proceso”.El sonsonete del río que ha venido haciendo cada vez más olas en torno al Hospital Psi-quiátrico de Parras de la Fuente, tiene ante-

cedentes desde febrero pasado, cuando bajo la dirección del doctor Wenceslao Arroyo, se suscitó la fuga y posterior muerte de una in-terna.Tras días de estar ausente, fue denunciada la desaparición de Raquel Hernández Soto. El 23 de febrero fue encontrada muerta, se ahogó al intentar salir del lugar por una acequia cer-cana. Durante ocho días estuvo atrapada en el estrecho canal bajo tierra, su cuerpo estaba muy descompuesto cuando la encontraron, pero fue reconocida por la ropa.Raquel tenía cinco años internada en el lu-gar, y según testimonio de personas que viven cerca, no era la primera que lograba escapar ante la falta de supervisión. Los hechos pren-dieron los focos de la asociación, que buscó que la vigilancia se reforzara. Antes, los es-fuerzos conjuntos de todas las áreas del lugar daban frutos, ahora la comunicación con el personal y directivos es casi nula.

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Durante la denuncia pública hecha por la mesa directiva ante medios de comunica-ción, se resaltó el caso de José Guadalupe Ibarra, “Don Lupito”, un usuario que murió a finales de septiembre por broncoaspira-ción tras una crisis convulsiva, se dice que por no haber recibido auxilio por parte de los enfermeros.

El desinterés de los mencionados enfer-meros se hizo público a través de otro de los internos de nombre Jorge Leal, quien fue encontrado con golpes en el rostro días después de que abrió la boca, según relata-ron en un boletín de prensa redactado por la misma Asociación. La preocupación de las familias creció.

Luego surgió la voz de Idalia Hernández Cano, una mexiquense familiar de otro de los internos, a la que tras exigir respuestas le fue impedida la entrada, a pesar de que se había trasladado desde el Estado de México para ver a su pariente.

“Cuando le pregunto qué es lo que pasa en el baño se pone a llorar, no quiero imagi-narme que es lo que ha visto o le han hecho”, dice Hernández Cano, quien se ha unido a las protestas de la Asociación solicitando la revi-sión a las autoridades, quienes niegan fallas y les piden pruebas que demuestren sus de-nuncias. Ante la falta de fe de las autoridades, una pregunta sigue taladrando la mente de los familiares, “¿qué es lo que pasa en el baño?”.

SILENCIO A GOLPESQuizá Jorge Leal, uno de los usuarios más queridos y mejor portados del Hospital, pueda narrar qué pasa en los baños del no-socomio, así como le contó a su hermana Leonor lo que le pasó a él mismo cuando ella le descubrió moretones en diferentes partes del cuerpo.

Jorge le platicó a su hermana que había sido golpeado por los enfermeros del lugar, luego de que estos se molestaron al darse cuenta de que había trasmitido la forma en que murió uno de los internos.

“Al describir las causas de la golpiza, Jor-ge le informó que por andar difundiendo la noticia de que él presenció la muerte por as-fixia de un usuario de nombre José Guadalu-pe Ibarra; éste padecía epilepsia y al presen-tar un cuadro convulsivo, Jorge pidió auxilio a los enfermeros, quienes no hicieron caso”, dice la denuncia ante Derechos Humanos, y agregan: “Reiteramos que el hecho de andar difundiendo este acontecimiento fue la cau-sa de que lo agredieran físicamente”.

Leonor Leal presentó la queja en la reu-nión de asamblea el pasado 7 de octubre, sin embargo fue ignorada por las autoridades del Hospital; el temor en todos se acrecentó luego de conocer estos hechos. Nadie esta-ba tranquilo ya.

A pesar de lo anterior, Jorge sigue ahí, en el psiquiátrico de Parras, ante el temor a más represalias, porque no hay otro lugar a donde pueda ser trasladado, toda vez que en Coahui-la es la única institución que alberga perma-nentemente como forma de estancia, a perso-nas con enfermedades de tipo mental.

Se sabe que desde la primera mitad de la década de los ochentas, no existían lu-gares de estancia permanente en el Estado. Quienes tenían algún paciente psiquiátrico estaban obligados a atenderlo en centros de atención temporal y mantenerlos el resto de tiempo en sus casas sin el cuidado que requerían.

El actual hospital es el único en todo Coahuila que ofrece estancia para pacientes que requieren de atención permanente des-de 1987, cuando era denominado Granja Psi-quiátrica y su administración corría a cargo del DIF estatal.

Es a partir de 1989 que la Secretaría de Salud se tuvo que hacer cargo de él debido a

las necesidades de los usuarios, que reque-rían la presencia de especialistas las 24 ho-ras del día para garantizar su bienestar.

Fue hasta el 2005 que familiares de los in-ternos vieron la necesidad de participar en las decisiones de la Institución y constitu-yeron la Asociación de Familiares de Usua-rios del Psiquiátrico de Parras de la Fuente, la cual hoy presiden Raúl Yeverino García y Orquídea Vielma.

Desde entonces, la asociación civil se ha encargado de documentar lo que ellos consideran una serie de arbitrariedades y abusos al interior del hospital, pidiendo a la Secretaría de Salud y a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Coahuila investiguen y tomen acciones al respecto.

Sus denuncias no son aisladas, ni quienes las emiten deben ser menospreciados por el estado mental en que se encuentran, pues no todos han perdido la conciencia total de lo que sucede a su alrededor. Son precisamen-te ellos, dice Raúl Yeverino, por quienes han podido saber parte de lo que sucede dentro.

“Muchos de ellos tienen conciencia de lo que sucede a cada momento, y son ellos quienes nos dicen las cosas que pasan aden-tro, los golpes y los malos tratos”, manifiesta el presidente de la asociación, quien al ente-rarse de que los casos de abuso se multipli-caban, decidió sacar a su propio hijo de allí.

LO PREFIERE AFUERARaúl Yeverino tiene 43 años cuidando a su hijo, que lleva su mismo nombre, nació con un retraso mental severo que lo hace actuar como un infante de entre 12 y 18 meses, en palabras de su mismo padre.

Por años fue bien atendido en el Hospital de Parras. Yeverino y su esposa, avecinda-dos en Saltillo, lo visitaban continuamente y encontraban su estado adecuado, sin em-bargo, los cambios en el reglamento les han impedido visitas continuas, al confinar a los usuarios al aislamiento la mayor parte del tiempo, bajo la supervisión del personal.

Lo anterior comenzó a complicar la vida de su hijo Raúl, luego de que hace algunos meses le fue diagnosticado un tumor en la garganta, el cual es tan grande que no le per-mite deglutir alimentos sólidos, cualquier cosa que no sea líquida podría obstruirle la

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tráquea y matarlo.Ante la imposibilidad de tener a su hijo

Raúl a su vista, Yeverino decidió sacarlo y llevarlo a su casa. La zozobra de que sin el cuidado debido tomara cualquier alimento y se lo llevara a la boca con la inocencia que su padecimiento provoca, era mayor al sa-crificio que tendría que hacer para cuidarlo.

CARRERA TRUNCALa otra que decidió sacar temporalmente a su hija fue Orquídea Vielma, una mujer fuerte, su presencia física así lo demuestra, su seguridad al hablar lo deja claro. Es viuda desde hace más de 30 años, cuando obtuvo la fuerza que la llevó a sacar adelan-te a sus tres hijas. Siempre ha estado orgu-llosa de ellas, las tres pasaron su infancia educándose en un convento, mientras ella trabajaba para darles lo mejor.

“Limpiaba casas y luego me dieron tra-bajo en la Casa de la Cultura de Parras y ahí trabajé por muchos años”, recuerda Orquí-dea mientras le pide a Karla,su hija menor, que se acerque a la sala.

Luego de mucho buscarlo, consiguió en-trar al sistema del ISSSTE como cajera en una de las tiendas comerciales. Para ese entonces sus hijas, gracias a las buenas ca-lificaciones, ya estaban estudiando en Mon-terrey.

La vida de las mujeres Jaramillo Vielma parecía ir de manera correcta, la lucha de su madre permitió que estuvieran ya cursando una carrera en la Universidad Autónoma de Nuevo León, unas a punto de terminar,

mientras Karla, la menor avanzaba en sus estudios de Medicina. Corría el año de 1986.

Mientras Orquídea cuenta la historia que cambió su vida, Karla entra por la puerta del patio de la casa, sonríe. Pide disculpas por no haberse podido bañar, dice que no le dio tiempo, pero le da gusto que alguien esté ahí para platicar con ella.

Al proseguir la plática, ya con Karla pre-sente, Orquídea recuerda bien aquél fin de semana cuando sus otras hijas, Claudia y María de Jesús, llevaron a Karla a Parras de la Fuente con fuertes dolores de cabeza y delirios.

Eran ya varios días que había estado en-ferma, no soportaba el dolor, no dormía por las noches y todo el tiempo estaba de-primida, sus hermanas no sabían ya como ayudarla. Recorrieron hospitales visitando a doctores que no encontraban la raíz del mal que la aquejaba.

“El doctor Verduzco en Saltillo fue quien me ayudó, ordenó un TAC y ahí se descu-brió que tenía una mancha en la parte de arriba del cerebro”, platica Orquídea mien-tras su hija escucha todo ya sentada a un lado de ella; está al tanto de lo que sucede, su semblante cambia y sus ojos se vuelven cristalinos por las lágrimas.

Karla luce tranquila a un lado de su ma-dre, su voz es delgada y pausada como la de una niña que busca las palabras correctas antes de pronunciarlas. Lleva el pelo corto y negro, mucho más corto que cuando tenía 17 años, edad en la que enfermó, según las fotos que su madre conserva en su cartera desde hace más de dos décadas.

Han pasado ya 26 años desde aquel diag-nóstico que determinó que Karla sufría de encefalitis cisticercosa, tras haber ingerido alimentos contaminados en algún puesto de comida cercano a su Facultad.

La enfermedad fue detectada tarde y Kar-la ya sufría una calcificación de los nódulos. Los doctores le dijeron que su condición se deterioraría poco a poco, sufriendo de por vida crisis convulsivas, disminución de agu-deza visual, cefalea y un deterioro intenso del nivel de conciencia. Su madre pidió una cura. Pero no existía.

“Ella estaba muy deprimida cuando le dijeron que estaba enferma, quería volver a sus estudios, quería ser alguien en la vida, yo le dije que no se preocupara, que yo la iba a cuidar toda la vida”, declara Orquídea, para cuya familia, la enfermedad se convir-tió en un vínculo que los mantuvo unidos.

CUARTO DE CASTIGOCon el paso de los años la condición de Karla se fue deteriorando, tenerla en casa ya no era una opción para su madre, por lo que decidió buscar ayuda profesional, así fue recluida en el Hospital Psiquiátrico de Parras, donde su madre se convirtió en Vi-cepresidenta de la Asociación de Familiares de Usuarios.

Karla toma hoy 16 píldoras al día – seis por la mañana, tres al mediodía y siete du-rante la noche –, es ella misma quien tiene que recordar el número para que ninguna falte, pues afectaría a su recuperación.

Luce contenta mientras platica cómo

COmO UN ROblE. Orquídea Vielma muestra la foto de su hija Karla a los 17 años, cuando le fue diagnosticada su enfermedad.

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convive con sus compañeros en el hospital, recuerda perfectamente cuando su madre fue por ella el día anterior para llevarla a su casa por unos días y festejar su cumpleaños número 43 con su familia.

Orquídea se la llevó porque está preocu-pada, desde que Karla empezó a contar-le cómo era dejada en el patio por mucho tiempo y no se les permitía volver a los cuartos a pesar del intenso sol.

“Está muy quemada de su cara, ella es muy blanca y ahora se ve muy morena, dice que es porque la dejan en una banca mucho tiempo”, comparte la madre.

Está preocupada, señala que a pesar de que está consciente que su hija tiene perio-dos en los que sufre de delirios, las marcas físicas que ha presentado le confirman que algunos de los testimonios que le da son realidad.

Desde que Karla empezó a hablarle so-bre lo que sucedía en el Hospital Psiquiátri-co, decidió sacarla por 20 días. Su casa está ya adaptada para que la menor de sus hijas tenga un lugar adecuado a sus necesidades, dice que si por ella fuera ya se quedaría ahí para siempre.

Vielma guarda cierto recelo ante la po-sibilidad de que al volver al lugar donde ha estado internada por más de una década, existan represalias en contra de Karla, más aún si ya no está ella para defenderla.

Karla se seca las lágrimas mientras admi-te estar asustada y platica que en ocasiones las enfermeras no intervienen cuando otras internas más agresivas le pegan, o ser repri-mida encerrándola en un cuarto de castigo

cuando no cumple con lo que se le ordena.Por ahora seguirá en casa de su madre,

frente a la Alameda de Parras, enfrentando un nuevo temor: tener que volver a quedar en manos ajenas. Y es que hace algunos me-ses Orquídea fue diagnosticada con cáncer de mama, e inició un tratamiento en Mon-terrey. El reto para la vicepresidenta de la Asociación se hace cada vez más grande.

TEMEN REPRESALIASHoy los hijos del presidente y la vicepresi-dente de la Asociación están afuera del Hos-pital. Dicen que por su propio bien, luego de temer represalias al ser ellos quienes han encabezado las denuncias, primero ante la Secretaría de Salud, luego ante los medios de comunicación, al no encontrar apoyo de la autoridad.

Y es que en la Secretaría de Salud han descartado hasta el momento que se come-ta algún abuso en contra de los internos o los familiares, de parte de los trabajadores del Hospital, dirigido desde el 6 de mayo de 2012 por el doctor Domingo A. Soria An-guiano.

Pero más aún, la directiva del Hospital no solo se ha negado a aceptar las irregularida-des denunciadas, sino que les han exigido pruebas a los propios familiares de los inter-nos, que demuestren sus denuncias.

Durante meses, dicen, esperaron res-puesta de las instancias correspondientes pero al no recibirla, decidieron levantar la voz el pasado mes de octubre y pedir la in-tervención de la titular de la Secretaría de

Salud Estatal, Bertha Castellanos Muñoz y del ómbudsman de la CDHEC, Armando Luna Canales.

Aunque con miedo, la mesa directiva en-cabezada por el presidente Raúl Yeverino García y la vicepresidenta Orquídea Vielma, pide la destitución del director de la insti-tución a pesar de que a sus hijos, usuarios del lugar desde hace más de una década, puedan sufrir las consecuencias o ser ex-pulsados.

Yeverino y Vielma encabezan a un gru-po de más de 40 miembros de la asociación, que pelea por el bienestar de sus familiares desde hace poco más de siete años. “Es de por sí muy difícil tener un familiar enfermo, para que encima nos tengamos que preocu-par de que lo golpeen o maltraten”, dice el padre de familia.

Afirman estar dispuestos a luchar por garantizar la seguridad de sus hijos y la de todos los 84 internos, lograr que las cosas vuelvan a la normalidad a la que estuvieron acostumbrados por años.

ADMITE CARENCIASSobre el caso de Parras, fue entrevistado el doctor Homero Souza Rivera, director del Instituto de Servicios de Salud, Rehabilita-ción y Educación Especial e Integral de la Secretaría de Salud, área responsable por la operación del Hospital Psiquiátrico de Pa-rras y el Centro de Salud Mental en Saltillo.

Souza ha seguido el caso desde que la asociación presentó las quejas y asegura que hasta el momento no se ha encontrado ninguna irregularidad.

El Hospital Psiquiátrico de Parras de la Fuente recibe pacientes de:w Saltillow Arteagaw Torreónw Ramos Arizpew Monclovaw Nueva Rositaw Piedras Negrasw Parras de la Fuentew Concepción del Oro, Zacatecasw Zacatecas, Zacatecasw Monterrey, Nuevo León

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Sin embargo, admite que el denominado hospital aún no cumple con las característi-cas necesarias para llamarlo de esa manera.

“Todavía no es un hospital, realmente todavía las normas y procedimientos están en proceso, todavía le falta al hospital situa-ciones para certificarlo como tal”, revela el médico.

Según el funcionario, entre los puntos que impiden la certificación del centro como hospital están la falta de un quirófano, de un área de urgencias y principalmente la falta de capacitación del personal, según ad-mitió el mismo Souza Rivera.

A pesar de ello, el médico se muestra optimista y espera que el próximo año las cosas estén solucionadas y el “hospital” por fin sea hospital, para esto asegura invertirán 1.5 millones de pesos en infraestructura y mobiliario.

Y HAY MÁS…Pero eso no es todo. Los temores de los fa-miliares de usuarios aumentan, sobre todo si se trata de dinero, pues aunque sea un Hospital Público, hay quienes tienen que hacer altos desembolsos en la compra de medicamento.

Es el caso de Martha Alicia Castillo, cuyo hermano de nombre Apolinar fue diagnos-

ticado con esquizofrenia hace diez años, cuando él contaba con veinte de vida y cur-saba la preparatoria abierta.

Tras la confirmación del padecimiento, y la incapacidad de poder controlar la enfer-medad, se recomendó su internación defi-nitiva en un centro psiquiátrico. Así llegó al Hospital de Parras.

Apolinar mejoró durante los primeros tres años, recuerda Martha Alicia, parecía que estaba curado, sin embargo el padeci-miento empeoró. Desde hace más de dos años está en el Hospital sufriendo altibajos muy marcados, como el enfrentado tras la muerte de su padre.

De ahí la familia empezó a tener más pro-blemas, pues ahora el gasto corría a cargo de los hermanos y la madre; unos trabajando y estudiando, otros aportando el cuidado, la matriarca recolectando dinero en asocia-ciones de apoyo y trabajando en casas para reunir más recursos.

“Un paciente siquiátrico es muy caro, es una enfermedad para gente que tiene dine-ro”, comparte Martha, quien tiene que com-prar medicamentos que rebasan los 2 mil pesos de costo cada quincena, pues la pen-sión de su padre y el Seguro Popular al que estaba afiliado su hermano no los alcanzan a cubrir.

Ella es una de las que ha sabido de las

irregularidades que se viven en el interior del Psiquiátrico, y temen por Apolinar, cuya enfermedad, aceptan, lo hace ser agresivo, lo cual les impide poder sacarlo de ahí y cuidarlo ellos mismos, por lo que también temen que sea él uno de los internos que pudiera ser expulsado por falta de solvencia del Hospital.

Así es. Según se ha filtrado, la directiva del Hospital tenía la intención de dar de baja a ocho internos debido a la falta de suficientes recursos, lo cual alarmó más a la mayoría de los familiares, como Catari-no Rodríguez, quien desde hace más de 40 años se hace cargo de sus dos hijos, ambos con padecimientos mentales, uno de ellos interno en Parras.

Está preocupado, su voz se quiebra al sa-ber que podría estar en peligro y más aún al suponer que podría ser uno de los 8 pacien-tes que pretenden ser dados de alta debido a que existen pocos recursos, según se les planteó desde el pasado mes de mayo.

A él, y al resto de familiares de usuarios del psiquiátrico de Parras aun les queda se-guir levantando sus voces y esperar que las autoridades competentes los escuchen. Lo plantean en sus asambleas, lo ventilan en los medios, ya no están dispuestos a seguir callando; piden, exigen saber “¿Qué pasa en los baños de ese psiquiátrico?”.

84pacientes son los que se atienden

25 de ellos están asilados (Sin familiares que se hagan cargo de ellos)

50 personas conforman la Asociación de Familiares de Usuarios del Hospital Psiquiátrico de Parras de la Fuente.

A SAlvo. Karla ahora esta en casa de su madre, donde nadie la encierra en un cuarto de castigo.

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