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Semana del 19 al 25 de Enero 2015 [E. Libro] [E.M.T] [R. Servicio] [Atalaya] Recuerda que haciendo clic en alguno de los anuncios donde descargaste este archivo, aportas al mantenimiento económico del servidor y hosting de la página y de futuros proyectos. www.ayudatj.com o www.epubteo.blogspot.com GRACIAS!! [Canción 47 ][E. Libro] [Inicio] [ 1 ][ 2 ][ 3 ][ 4 ][ 5 ][ 6 ][ 7 ][ 8 ] cl cap. 19 párrs. 1-8 (30 min.) CAPÍTULO 19 “La sabiduría de Dios en un secreto sagrado” 1, 2. ¿Qué “secreto sagrado” debe interesarnos, y por qué? [ 1 ] [Textos] LOS secretos nos llenan de intriga, fascinación y perplejidad; tanto, que muchas veces nos cuesta trabajo callárnoslos. Por otro lado, la Biblia dice: “La gloria de Dios es guardar secreto un asunto” (Proverbios 25:2). Al ser Jehová nuestro Soberano y Creador, tiene el derecho a no revelar algunas cosas a los hombres hasta que lo considere oportuno. [ 2 ] [Textos] No obstante, en su Palabra, Jehová pone al descubierto información confidencial fascinante: “el secreto sagrado de su voluntad” (Efesios 1:9). Cuando nos enteramos de qué se trata, logramos mucho más que saciar la curiosidad, pues accedemos a conocimientos que nos encaminan a la salvación y nos permiten vislumbrar la insondable sabiduría divina. Revelación progresiva 3, 4. ¿Cómo brindaba esperanza la profecía de Génesis 3:15, y qué misterio, o “secreto sagrado”, encerraba? [ 3 ] [Textos] Cuando Adán y Eva pecaron, tal vez diera la impresión de que se había frustrado el propósito divino de convertir la Tierra en un paraíso habitado por una humanidad perfecta. No obstante, Jehová tomó cartas en el asunto inmediatamente. Anunció: “Pondré enemistad entre ti [la serpiente] y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón” (Génesis 3:15). [ 4 ] [Textos] Era un enigma desconcertante: ¿a qué mujer y a qué serpiente se refería, y quién sería “la descendencia” que magullaría a esta última en la cabeza? Nuestros primeros padres solo podían hacer conjeturas. Con todo, aquellas palabras ofrecían esperanza a los descendientes fieles de la pareja desleal: la justicia triunfaría y el propósito de Jehová se realizaría. Pero ¿cómo? Ah, aquello era un misterio, al que la Biblia llama “la sabiduría de Dios en un secreto sagrado, la sabiduría escondida” (1 Corintios 2:7). 5. Ilustre la razón de que Jehová revelara su secreto progresivamente. [ 5 ] [Textos] Con el tiempo, Jehová, el “Revelador de secretos”, daría a conocer detalles pertinentes sobre el desarrollo de tal misterio, aunque lo haría de forma gradual y progresiva (Daniel 2:28). A modo de ilustración, pensemos en cómo contesta el padre prudente cuando su niño le dice: “Papá, ¿de dónde

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Semana del 19 al 25 de Enero 2015

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[ 1 ][ 2 ][ 3 ][ 4 ][ 5 ][ 6 ][ 7 ][ 8 ]

cl cap. 19 párrs. 1-8 (30 min.)

CAPÍTULO 19 “La sabiduría de Dios en un secreto sagrado”

1, 2. ¿Qué “secreto sagrado” debe interesarnos, y

por qué?

[ 1 ] [Textos] LOS secretos nos llenan de intriga,

fascinación y perplejidad; tanto, que muchas veces nos

cuesta trabajo callárnoslos. Por otro lado, la Biblia dice:

“La gloria de Dios es guardar secreto un asunto”

(Proverbios 25:2). Al ser Jehová nuestro Soberano y

Creador, tiene el derecho a no revelar algunas cosas a

los hombres hasta que lo considere oportuno.

[ 2 ] [Textos] No obstante, en su Palabra, Jehová pone

al descubierto información confidencial fascinante: “el

secreto sagrado de su voluntad” (Efesios 1:9). Cuando

nos enteramos de qué se trata, logramos mucho más

que saciar la curiosidad, pues accedemos a

conocimientos que nos encaminan a la salvación y nos

permiten vislumbrar la insondable sabiduría divina.

Revelación progresiva

3, 4. ¿Cómo brindaba esperanza la profecía de

Génesis 3:15, y qué misterio, o “secreto sagrado”,

encerraba?

[ 3 ] [Textos] Cuando Adán y Eva pecaron, tal vez

diera la impresión de que se había frustrado el propósito

divino de convertir la Tierra en un paraíso habitado por

una humanidad perfecta. No obstante, Jehová tomó

cartas en el asunto inmediatamente. Anunció: “Pondré

enemistad entre ti [la serpiente] y la mujer, y entre tu

descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará

en la cabeza y tú le magullarás en el talón” (Génesis

3:15).

[ 4 ] [Textos] Era un enigma desconcertante: ¿a qué

mujer y a qué serpiente se refería, y quién sería “la

descendencia” que magullaría a esta última en la

cabeza? Nuestros primeros padres solo podían hacer

conjeturas. Con todo, aquellas palabras ofrecían

esperanza a los descendientes fieles de la pareja

desleal: la justicia triunfaría y el propósito de Jehová se

realizaría. Pero ¿cómo? Ah, aquello era un misterio, al

que la Biblia llama “la sabiduría de Dios en un secreto

sagrado, la sabiduría escondida” (1 Corintios 2:7).

5. Ilustre la razón de que Jehová revelara su secreto

progresivamente.

[ 5 ] [Textos] Con el tiempo, Jehová, el “Revelador de

secretos”, daría a conocer detalles pertinentes sobre el

desarrollo de tal misterio, aunque lo haría de forma

gradual y progresiva (Daniel 2:28). A modo de

ilustración, pensemos en cómo contesta el padre

prudente cuando su niño le dice: “Papá, ¿de dónde

vengo yo?”. Se limita a aportarle la información que es

capaz de asimilar a su edad, y al ir creciendo, le explica

más detalles. De igual manera, el Altísimo determina

cuándo está listo su pueblo para recibir revelaciones de

su voluntad y propósito (Proverbios 4:18; Daniel 12:4).

6. a) ¿Qué finalidad tienen los pactos, o contratos?

b) ¿Por qué es digno de mención que Jehová haya

celebrado pactos con seres humanos?

[ 6 ] [Textos] ¿Cómo realizó Jehová tales

revelaciones? Expuso muchos detalles valiéndose de

una serie de pactos, o contratos. En nuestro caso, es

probable que alguna vez hayamos firmado un contrato,

quizás para adquirir una casa o para tomar o hacer un

préstamo, dado que constituye una garantía jurídica del

cumplimiento de las estipulaciones. Ahora bien, ¿qué

necesidad tenía Dios de pactos o convenios formales

con seres humanos si su palabra basta para garantizar

sus promesas? Aunque esto es cierto, en varias

ocasiones ha tenido la deferencia de respaldarlas con

contratos legales, acuerdos vinculantes que nos dan a

las personas imperfectas razones adicionales para

confiar en ellas (Hebreos 6:16-18).

El pacto con Abrahán

7, 8. a) ¿Qué pacto concertó Jehová con Abrahán, y

qué luz arrojó sobre el secreto sagrado dicho pacto?

b) ¿Cómo fue precisando Jehová el linaje de la

Descendencia prometida?

[ 7 ] [Textos] Más de dos mil años después de haber

expulsado al hombre del Paraíso, Jehová le prometió a

su fiel siervo Abrahán: “De seguro multiplicaré tu

descendencia como las estrellas de los cielos [...].

Y mediante tu descendencia ciertamente se bendecirán

todas las naciones de la tierra debido a que has

escuchado mi voz” (Génesis 22:17, 18). No se trataba

tan solo de una promesa, pues Dios la dispuso en forma

de alianza legal y la respaldó con su juramento

inquebrantable (Génesis 17:1, 2; Hebreos 6:13-15).

¡Qué extraordinario! De este modo el Señor Soberano

se comprometió con un pacto a bendecir a la

humanidad.

[ 8 ] [Textos] El pacto abrahámico reveló que la

Descendencia prometida nacería como hombre, ya que

indicó que sería del linaje de Abrahán. La pregunta era

de quién se trataría. Con el tiempo, Jehová dio a

conocer que, de los hijos de Abrahán, Isaac sería el

antepasado de la Descendencia, y de entre los dos

varones que él tuvo, eligió luego a Jacob (Génesis

21:12; 28:13, 14). Más tarde, este pronunció las

siguientes palabras proféticas tocante a uno de sus

doce hijos: “El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón

de comandante de entre sus pies, hasta que venga Siló

[“Aquel a Quien Pertenece”]; y a él pertenecerá la

obediencia de los pueblos” (Génesis 49:10). De esta

forma se supo que la Descendencia sería un rey del

linaje de Judá.

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[P.S] [Nº1] [Nº2] [Nº3]

[P.S] Lectura de la Biblia: Jueces 1 a 4 | Puntos

Sobresalientes

Respuestas a preguntas bíblicas:

1:2, 4. ¿Por qué se designa a Judá para que sea la primera tribu en tomar posesión de la tierra que le toca? Lo normal hubiera sido que le correspondiera este privilegio a la tribu de Rubén, el primogénito de Jacob. Pero en la profecía que pronunció en su lecho de muerte, Jacob predijo que, por haber perdido su derecho a la primogenitura, Rubén no iba a sobresalir. Como Simeón y Leví habían actuado con crueldad, sus hijos serían dispersados por Israel (Génesis 49:3-5, 7). Por tanto, el privilegio le correspondía al cuarto hijo de Jacob, que era Judá. La tribu de Simeón, que subió con la de Judá, recibió pequeñas porciones de tierra distribuidas por todo el enorme territorio de Judá (Josué 19:9).

1:6, 7. ¿Por qué se les cortaban los pulgares y los dedos gordos de los pies a los reyes derrotados? La persona que perdía esos dedos evidentemente quedaba imposibilitada para toda acción militar. ¿Cómo podría un soldado empuñar una espada o una lanza sin los pulgares? Y la pérdida de los dedos gordos de los pies le impediría mantener bien el equilibrio.

4:8. ¿Por qué insistió Barac en que le acompañara la profetisa Débora al campo de batalla? Al parecer, Barac se sentía incapaz de enfrentarse solo al ejército de Sísara. La presencia de la profetisa les daría a él y a sus hombres la seguridad de que contaban con la guía de Dios, y eso les infundiría confianza. Por tanto, la insistencia de Barac en que Débora lo acompañara no era indicativo de debilidad, sino de fe fuerte.

Lecciones para nosotros:

2:10-12. Hemos de tener un programa de estudio bíblico para „no olvidar los hechos de Jehová‟ (Salmo 103:2). Los padres deben grabar la verdad de la Palabra de Dios en el corazón de sus hijos (Deuteronomio 6:6-9).

2:14, 21, 22. Jehová permite que su pueblo desobediente sufra penalidades con un propósito: el de castigarlos, refinarlos y motivarlos a volver a él.

3:10. El éxito en los asuntos espirituales no depende de la sabiduría humana, sino del espíritu de Jehová (Salmo 127:1).

3:21. Ehúd esgrimió su espada con destreza y valor. Nosotros también debemos hacernos hábiles en el manejo de “la espada del espíritu, es decir, la palabra de Dios”, lo que requiere que usemos las Escrituras con valor en el ministerio (Efesios 6:17; 2 Timoteo 2:15).

[Nº1] Núm. 1: Jueces 3:1-11 (3 min. o menos)

3 Ahora bien, estas son las naciones que Jehová dejó que se quedaran para probar a Israel mediante ellas, es decir, a cuantos no habían tenido la experiencia de pasar por ninguna de las guerras de Canaán;

2 fue

solamente para que las generaciones de los hijos de Israel tuvieran la experiencia, para enseñarles la guerra, es decir, solo a aquellos que antes de eso no habían experimentado tales cosas:

3 Los cinco señores del eje

de los filisteos, y todos los cananeos, hasta los sidonios y los heveos que habitaban en el monte Líbano, desde el monte Baal-hermón hasta llegar al punto de entrada de Hamat.

4 Y siguieron sirviendo como agentes para

probar a Israel, para saber si obedecerían los mandamientos de Jehová que él había mandado a sus padres por medio de Moisés.

5 Y los hijos de Israel

moraron en medio de los cananeos, los hititas y los amorreos y los perizitas y los heveos y los jebuseos.

6 Y

procedieron a tomar a las hijas de estos por esposas para sí, y dieron sus propias hijas a los hijos de ellos, y se pusieron a servir a sus dioses.

7 De modo que los hijos de Israel hicieron lo que era

malo a los ojos de Jehová, y fueron olvidándose de Jehová su Dios y se pusieron a servir a los Baales y a los postes sagrados.

8 Ante esto, la cólera de Jehová se

encendió contra Israel, de modo que los vendió en mano de Cusán-risataim el rey de Mesopotamia; y los hijos de Israel continuaron sirviendo a Cusán-risataim ocho años.

9 Y los hijos de Israel empezaron a clamar a

Jehová por socorro. Entonces Jehová levantó un salvador a los hijos de Israel, para que los salvara, a Otniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb.

10 El

espíritu de Jehová entonces vino sobre él, y llegó a ser el juez de Israel. Cuando salió a la batalla, entonces Jehová dio en su mano a Cusán-risataim el rey de Siria, de modo que su mano subyugó a Cusán-risataim. 11

Después de eso la tierra no tuvo disturbio por cuarenta años. Con el tiempo murió Otniel hijo de Quenaz.

[Nº2] Núm. 2: ¿Cómo puede usted conocer a Dios?

(igw pág. 4 párrs. 1-4) (5 min.)

PREGUNTA 2

¿Cómo puede usted conocer a Dios?

“Este libro de la ley no debe apartarse de tu boca, y día y noche tienes que leer en él en voz baja, a fin de que cuides de hacer conforme a todo lo que está escrito en él; porque entonces tendrás éxito en tu camino y entonces actuarás sabiamente.” (Josué 1:8) “Continuaron leyendo en voz alta del libro, de la ley del Dios verdadero, la cual se exponía, y había el ponerle significado; y continuaron dando entendimiento en la lectura.” (Nehemías 8:8) “Feliz es el hombre que no ha andado en el consejo de los inicuos [...]. Antes bien, su deleite está en la ley de Jehová, y día y noche lee en su ley en voz baja [...], y todo lo que haga tendrá éxito.” (Salmo 1:1-3) “Felipe corrió al lado [del etíope] y le oyó leer en voz alta a Isaías el profeta, y dijo: ‘¿Verdaderamente sabes lo que estás leyendo?’. Él dijo: ‘¿Realmente, cómo podría hacerlo, a menos que alguien me guiara?’.” (Hechos 8:30, 31)

[Nº3] Núm. 3: Ahitofel. Tema: Jehová frustra los

planes de los traidores (it-1 pág. 76) (5 min.)

AHITOFEL

Natural de Guiló, población situada en las montañas de Judá (2Sa 15:12), y padre de Eliam, uno de los hombres poderosos de David, por lo que posiblemente fue el abuelo de Bat-seba. (2Sa 11:3; 23:34.) Como asesor personal de David, su sagaz consejo siempre se consideraba como si fuera la palabra directa de Jehová. (2Sa 16:23.) Más tarde, el que en otro tiempo fue compañero íntimo de David, alevosamente se volvió traidor y se unió a Absalón, hijo de David, en una sublevación contra el rey. Como cabecilla de la rebelión, aconsejó a Absalón que violara a las concubinas de su padre y le pidió permiso para formar un ejército de 12.000 hombres con el fin de salir de inmediato en persecución de David y matarlo, aprovechando su estado de debilidad y desorganización. (2Sa 15:31; 16:15, 21; 17:1-4.) Cuando Jehová frustró esta atrevida estratagema por medio del consejo de Husai, Ahitofel debió comprender que la revuelta de Absalón fracasaría. (2Sa 15:32-34; 17:5-14.) Se suicidó poco después y fue enterrado con sus antepasados. (2Sa 17:23.) Aparte de los suicidios ocurridos en tiempo de guerra, este es el único caso mencionado en las Escrituras Hebreas. Al parecer se hace referencia a este acto de traición en Salmo 55:12-14.

[R. Servicio] [Inicio]

Reunión de Servicio

Tema del mes: Sirvamos como esclavos al Señor

con la mayor humildad (Hechos 20:19).

Canción 77

10 min. ¿Estamos preparados para predicar? Análisis

con el auditorio basado en las siguientes preguntas:

1) ¿Por qué es importante repasar cuáles son las

revistas o los folletos que ofreceremos en la

predicación antes de la reunión para el servicio del

campo? 2) ¿Cuándo se preparan usted y su familia

para la predicación? 3) ¿Cómo se preparan para a)

predicar de casa en casa? b) hacer revisitas? c)

predicar informalmente? 4) ¿Cómo nos ayuda la

preparación a disfrutar más de la predicación? 5)

¿Por qué le agrada a Jehová que nos preparemos para

predicar?

10 min. Para servir al Señor como esclavos hay que

persistir y tomar la iniciativa. Análisis con el

auditorio basado en el Anuario 2014, página 59,

párrafo 1, a página 62, párrafo 1, y página 67, párrafo

2. Pida a los presentes que hagan comentarios sobre

las lecciones aprendidas.

Anuario 2014, página 59, párrafo 1, a página 62,

párrafo 1

Se ayuda a un hombre sordo, ciego y

mudo

En 1999, la congregación de lenguaje de señas de

Kobe (Japón) se enteró de que en su territorio vivía

un sordo llamado Hirofumi. Cuando un publicador

fue a visitarlo, la madre no quiso que lo viera. Aun así,

el hermano regresó varias veces y le rogó a la señora

que le dejara hablar con su hijo, hasta que ella

finalmente accedió. Hirofumi salió a la puerta, con el

cabello y la barba largos y desaliñados. Su aspecto era

el de un náufrago que llevaba décadas en una isla

desierta, y su rostro carecía de expresión alguna.

Aparte de sordo, también era ciego. Reponiéndose de

su asombro, el hermano le tomó las manos y comenzó

a hacerle señas táctiles, pero no hubo ningún tipo de

respuesta. Hirofumi había vivido aislado de la gente y

no se había comunicado con nadie en diez años,

desde que perdió la vista a los 31.

Un par de días más tarde el hermano regresó, lo que

sorprendió mucho a la madre, quien había dado por

sentado que no volvería después de haber visto el

estado de su hijo. Cuando el hermano le rogó de

nuevo que le dejara ver a Hirofumi, ella lo trajo a la

puerta. Al cabo de un mes de estar visitándolo sin que

este mostrara ninguna reacción, la señora le dijo que

ya no se molestara en volver. Pero el hermano no se

dio por vencido. Les llevaba pasteles y hacía cuanto

podía para demostrar su interés. Como pasaron otros

dos meses sin que la situación cambiara, pensó que

no estaba consiguiendo nada.

El hermano decidió hacerle una última visita, pero

antes le pidió a Jehová que lo ayudara a ver si debía

seguir insistiendo. Cuando llegó a la casa, tomó las

manos de Hirofumi y, mediante señas táctiles, le dijo

que hay un Dios llamado Jehová que lo observaba

continuamente desde el cielo y que entendía sus

sufrimientos mejor que nadie, que Jehová se

interesaba por él y quería librarlo de su aflicción, y

que por eso uno de sus Testigos había ido a su casa.

Al principio, Hirofumi permaneció impasible; pero

luego le dio al hermano un fuerte apretón de manos,

al tiempo que una lágrima rodaba por su mejilla.

Conmovido, el hermano lloró con él, y se inició un

estudio bíblico.

Después de estudiar once años, Hirofumi empezó a

reunirse con la congregación de su localidad en lugar

de viajar el largo trayecto que solía recorrer para

asistir a la congregación en lenguaje de señas. Nadie

en la nueva congregación sabía este lenguaje, pero en

los siguientes dieciocho meses, 22 hermanos y

hermanas lo aprendieron para ayudar a Hirofumi. En

enero de 2012 tuvo su primera participación en la

Escuela del Ministerio Teocrático con la asistencia de

un intérprete, y en octubre de ese mismo año llegó a

ser publicador no bautizado.

Anuario 2014 página 67, párrafo 2

“¡Llevo treinta años buscándolo!”

Agnes, una misionera en Indonesia, le predicaba a

una mujer embarazada de mediana edad que vendía

verduras en el mercado. A esta le encantaba leer

nuestras revistas y hablar de temas bíblicos cuando

no estaba muy ocupada. Cierto día, Agnes fue a verla

al mercado pero no la encontró. Su esposo le dijo que

acababa de dar a luz. Entonces, Agnes decidió ir a

visitarla, y envolvió un ejemplar de Mi libro de

historias bíblicas en papel de regalo. A la mujer le

causó una grata sorpresa que hubiera ido a verla a

ella y al bebé; pero mayor fue su sorpresa cuando vio

que le traía un regalo. Al abrirlo, se quedó de una

pieza. “¿Dónde conseguiste este libro? —le

preguntó—. ¡Llevo treinta años buscándolo! He ido a

todas las librerías y le he preguntado a todo el

mundo. Nadie lo tiene, nadie lo conoce, y no hay otro

libro que siquiera se le parezca.” Sucede que cuando

era niña, su tío lo tenía y a ella le fascinaba leerlo.

Ahora ha retomado la lectura, y a su hija mayor

también le encanta. Las dos han empezado a estudiar

la Biblia.

10 min. “Sigamos progresando como

evangelizadores.” Preguntas y respuestas.

Sigamos progresando como

evangelizadores

1. ¿Qué ejemplos del siglo primero muestran que

debemos esforzarnos por ser mejores

evangelizadores?

1 Los cristianos tenemos que seguir mejorando como

evangelizadores. Por eso, Jesús preparó a sus

discípulos y los ayudó a cumplir mejor con su

comisión de predicar (Luc. 9:1-5; 10:1-11). Lo mismo

hicieron Áquila y Priscila cuando tomaron consigo a

Apolos para explicarle “con mayor exactitud el

camino de Dios” (Hech. 18:24-26). Pablo también

motivó a Timoteo —que ya llevaba mucho tiempo

predicando— a seguir esforzándose por ser un mejor

maestro, a fin de que su progreso fuera “manifiesto a

todos” (1 Tim. 4:13-15). Prescindiendo de cuánto

tiempo hayamos estado sirviendo como esclavos al

Señor en la obra de evangelización, tenemos que

seguir puliendo nuestras habilidades.

(Lucas 9:1-5) Entonces convocó a los doce y les dio poder y

autoridad sobre todos los demonios, y para curar enfermedades.

2 Y los envió a predicar el reino de Dios y a

hacer curaciones, 3 y les dijo: “No lleven nada para el viaje, ni

bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero en plata; tampoco tengan dos prendas de vestir interiores.

4 Pero dondequiera que

entren en una casa, quédense allí y partan de allí. 5 Y

dondequiera que no los reciban, al salir de aquella ciudad, sacúdanse el polvo de los pies para testimonio contra ellos”.

(Lucas 10:1-11) Después de estas cosas el Señor designó a

otros setenta y los envió de dos en dos delante de sí a toda ciudad y lugar adonde él mismo iba a ir.

2 Entonces empezó a

decirles: “La mies, en realidad, es mucha, pero los obreros son pocos. Por lo tanto, rueguen al Amo de la mies que envíe obreros a su mies.

3 Vayan. ¡Miren! Los envío como a corderos

en medio de lobos. 4 No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias, y

no abracen a nadie en saludo por el camino. 5 Dondequiera

que entren en una casa, digan primero: „Tenga paz esta casa‟. 6 Y si hay allí un amigo de la paz, la paz de ustedes

descansará sobre él. Pero si no lo hay, se volverá a ustedes. 7 De modo que quédense en aquella casa, comiendo y

bebiendo las cosas que les suministren, porque el obrero es digno de su salario. No anden transfiriéndose de casa en casa. 8 ”También, dondequiera que entren en una ciudad y los

reciban, coman las cosas que pongan delante de ustedes, 9 y

curen a los enfermos en ella, y sigan diciéndoles: „El reino de Dios se ha acercado a ustedes‟.

10 Pero dondequiera que

entren en una ciudad y no los reciban, salgan a sus caminos anchos y digan:

11 „Hasta el polvo de su ciudad que se nos

pegó a los pies nos lo limpiamos contra ustedes. No obstante, tengan presente esto, que el reino de Dios se ha acercado‟.

(Hechos 18:24-26) Ahora bien, cierto judío de nombre Apolos,

natural de Alejandría, varón elocuente, llegó a Éfeso; y estaba bien versado en las Escrituras.

25 Este había sido instruido

oralmente en el camino de Jehová y, puesto que estaba fulgurante con el espíritu, iba hablando y enseñando con exactitud las cosas acerca de Jesús, pero conocía solamente el bautismo de Juan.

26 Y comenzó a hablar con denuedo en la

sinagoga. Cuando lo oyeron Priscila y Áquila, lo tomaron consigo y le expusieron con mayor exactitud el camino de Dios.

(1 Timoteo 4:13-15) Mientras llego, continúa aplicándote a la lectura pública, a la exhortación, a la enseñanza.

14 No

descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante una predicción y cuando el grupo de ancianos te impuso las manos.

15 Reflexiona sobre estas cosas; hállate intensamente

ocupado en ellas, para que tu adelantamiento sea manifiesto a todos.

2. ¿Qué podemos hacer para aprender de otros

publicadores?

2 Aprendamos de otros. Una manera de aguzar

nuestras habilidades es fijándonos en cómo lo hacen

los demás (Prov. 27:17). Por tanto, cuando salgamos

a predicar, prestemos mucha atención mientras

nuestro compañero hace su presentación. Además,

pidamos consejos a publicadores hábiles y

escuchemos atentamente lo que nos recomienden

(Prov. 1:5). ¿Nos resulta difícil hacer revisitas,

empezar cursos bíblicos o participar en alguna otra

faceta del ministerio? Pues hablemos con el

superintendente de grupo o con otro publicador

experimentado para que nos ayude. Recordemos

también que el espíritu santo puede hacernos más

hábiles. Así que pidámoslo constantemente en

nuestras oraciones (Luc. 11:13).

(Proverbios 27:17) Con hierro, el hierro mismo se aguza. Así

un hombre aguza el rostro de otro.

(Proverbios 1:5) El sabio escucha y absorbe más instrucción,

y el entendido es el que adquiere dirección diestra,

(Lucas 11:13) Por lo tanto, si ustedes, aunque son inicuos,

saben dar buenos regalos a sus hijos, ¡con cuánta más razón dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le piden!”.

3. ¿Cómo debemos reaccionar si nos dan un

consejo, aunque no lo hayamos pedido?

3 No nos ofendamos si nos dan un consejo, aun si no

lo hemos solicitado (Ecl. 7:9). Seamos humildes y

agradecidos, como Apolos, y aceptemos toda la ayuda

que nos den. Esa es la manera más sabia de actuar

(Prov. 12:15).

(Eclesiastés 7:9) No te des prisa en tu espíritu a sentirte

ofendido, porque el ofenderse es lo que descansa en el seno de los estúpidos.

(Proverbios 12:15) El camino del tonto es recto a sus propios

ojos, pero el que escucha el consejo es sabio.

4. ¿Qué razón de peso tenemos para seguir

progresando como evangelizadores?

4 Nuestro progreso da gloria a Dios. Para animar a

sus discípulos a mejorar como evangelizadores, Jesús

les hizo una comparación. Dijo que él era como una

vid y que sus seguidores ungidos eran como ramas

que dan fruto, las cuales el Padre poda para que den

“más fruto” (Juan 15:2). Tal y como el dueño de una

viña desea que sus plantas sean cada vez más

productivas, Jehová desea que nuestro “fruto de

labios” —es decir, nuestra predicación— sea cada vez

mejor y más abundante (Heb. 13:15). ¿Qué

lograremos si conseguimos ser mejores

evangelizadores? Jesús mismo nos da la respuesta:

“Mi Padre es glorificado en esto, que ustedes sigan

llevando mucho fruto” (Juan 15:8).

(Juan 15:2) Todo sarmiento en mí que no lleva fruto, él lo

quita, y todo el que lleva fruto él lo limpia, para que lleve más fruto.

(Hebreos 13:15) Mediante él ofrezcamos siempre a Dios

sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre.

(Juan 15:8) Mi Padre es glorificado en esto, que ustedes sigan

llevando mucho fruto y demuestren ser mis discípulos.

Canción 20 y oración

Canción 46 [Atalaya] [Inicio]

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Dios elige un pueblo

“¡Feliz es el pueblo cuyo Dios es Jehová!” (SAL.

144:15)

Canción 63

¿LO SABE? ¿Cuándo comenzó Jehová a tener un pueblo en la Tierra? ¿Por qué puede decirse que los israelitas eran una nación de testigos? ¿Cómo fue desleal la nación de Israel? ¿Qué predijo Jehová por esa razón?

1. ¿Qué creen algunos sobre las religiones y la

gente que hay en ellas?

[ 1 ] [Textos] MUCHOS reconocen que las grandes

religiones, tanto cristianas como no cristianas, hacen

poco por la humanidad. Y algunos admiten que tales

religiones enseñan mentiras sobre Dios y lo

deshonran con su conducta; por eso creen que él no

puede aprobarlas. Sin embargo, les parece que en

todas las religiones hay gente buena a la que Dios

acepta. No ven la necesidad de que esas personas se

salgan de la religión falsa y adoren al Creador

formando parte de un pueblo separado. Pero ¿qué

piensa Dios? Veámoslo repasando con la Biblia la

historia de los siervos verdaderos de Jehová.

JEHOVÁ ELIGE A SU PUEBLO

2. ¿Quiénes llegaron a ser el pueblo de Jehová, y

qué distinguió a ese pueblo de los demás? (Vea la

ilustración del principio.)

[ 2 ] [Textos] Unos cuatro mil años atrás, Jehová

eligió a un grupo de personas para que fueran su

pueblo. Abrahán, llamado “el padre de todos los que

tienen fe”, era cabeza de una gran familia con cientos

de sirvientes (Rom. 4:11; Gén. 14:14). De hecho, los

gobernantes de Canaán lo consideraban “un principal

poderoso” y lo trataban con respeto (Gén. 21:22;

23:6, nota). Jehová hizo un pacto, o acuerdo, con él y

sus descendientes (Gén. 17:1, 2, 19). Le dijo: “Este es

mi pacto que ustedes guardarán, entre yo y ustedes,

incluso tu descendencia después de ti: Todo varón de

ustedes tiene que ser circuncidado. Y [...] esto tiene

que servir como señal del pacto entre yo y ustedes”

(Gén. 17:10, 11). De ahí que Abrahán y todos los

varones de su casa se circuncidaran (Gén. 17:24-27).

La circuncisión era una señal que distinguía a los

descendientes de Abrahán como el único pueblo que

tenía una relación especial con Jehová.

3. ¿Cómo llegaron los descendientes de Abrahán a

ser un pueblo?

[ 3 ] [Textos] El nieto de Abrahán, Jacob —también

llamado Israel—, tuvo 12 hijos (Gén. 35:10, 22b-26).

Estos se convirtieron en los cabezas patriarcales de

las 12 tribus de Israel (Hech. 7:8). Huyendo del

hambre, Jacob se refugió con los suyos en Egipto.

José, uno de sus hijos, era el administrador de

alimentos de aquel país y la mano derecha del faraón

(Gén. 41:39-41; 42:6). Andando el tiempo, los

descendientes de Jacob se hicieron muy numerosos y

llegaron a ser un pueblo (Gén. 48:4; lea Hechos 7:17).

JEHOVÁ LIBERA A SU PUEBLO

4. ¿Cómo fue al principio la relación entre los

egipcios y los descendientes de Jacob?

[ 4 ] [Textos] Los descendientes de Jacob se

quedaron en Egipto algo más de dos siglos, en una

región del delta del Nilo llamada Gosén (Gén. 45:9,

10). Parece que más o menos la mitad de ese tiempo

vivieron en paz con los egipcios. Moraban en

pequeñas poblaciones y eran pastores. El faraón, que

conocía y apreciaba a José, los había recibido

amablemente (Gén. 47:1-6). Así que, aunque los

egipcios sentían un especial desprecio por quienes

cuidaban ovejas, tuvieron que tolerar la presencia de

los israelitas (Gén. 46:31-34).

5, 6. a) ¿Cómo cambió la situación del pueblo de

Dios en Egipto? b) ¿Cómo se salvó Moisés? c) ¿Qué

hizo Jehová por su pueblo?

[ 5 ] [Textos] Pero la situación del pueblo de Dios iba

a cambiar por completo. “Con el tiempo se levantó

sobre Egipto un rey nuevo que no conocía a José. Y

procedió a decir a su pueblo: ‘¡Miren! El pueblo de los

hijos de Israel es más numeroso y poderoso que

nosotros’.” A raíz de eso, “los egipcios hicieron

trabajar a los hijos de Israel como esclavos bajo

tiranía. Y siguieron amargándoles la vida con dura

esclavitud en trabajos de argamasa de barro y

ladrillos y con toda forma de esclavitud en el campo”

(Éx. 1:8, 9, 13, 14).

[ 6 ] [Textos] El faraón llegó a ordenar que se matara

a todos los varones hebreos en cuanto nacieran (Éx.

1:15, 16). Moisés nació en ese período. ¿Cómo se

salvó? Cuando tenía tres meses, su madre, Jokébed, lo

escondió entre los juncos de papiro del Nilo, donde lo

encontró la hija del faraón. Esta posteriormente lo

adoptó, pero Moisés fue criado por su fiel madre en

sus primeros años y llegó a ser un siervo leal de

Jehová (Éx. 2:1-10; Heb. 11:23-25). Jehová vio los

sufrimientos de los israelitas y decidió liberarlos por

medio de Moisés (Éx. 2:24, 25; 3:9, 10). Así fue como

Jehová salvó a su pueblo de sus opresores (Éx. 15:13;

lea Deuteronomio 15:15).

EL PUEBLO LLEGA A SER UNA NACIÓN

7, 8. ¿Cómo se convirtió el pueblo de Jehová en

una nación santa?

[ 7 ] [Textos] Aunque Jehová aún no había

organizado a los israelitas como nación, sí los

reconocía como su pueblo. Por eso mandó a Moisés y

Aarón que le dijeran al faraón: “Esto es lo que ha

dicho Jehová el Dios de Israel: ‘Envía a mi pueblo para

que me celebre una fiesta en el desierto’” (Éx. 5:1).

[ 8 ] [Textos] Hicieron falta 10 plagas y que Jehová

destruyera al faraón y su ejército en el mar Rojo para

liberar a los israelitas de la opresión de Egipto (Éx.

15:1-4). Menos de tres meses después, Jehová

estableció un pacto con ellos en el monte Sinaí

haciéndoles esta promesa histórica: “Si ustedes

obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente

guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a

ser mi propiedad especial de entre todos los demás

pueblos, [...] una nación santa” (Éx. 19:5, 6).

9, 10. a) Según Deuteronomio 4:5-8, ¿cómo hizo la

Ley que los israelitas fueran diferentes de las

demás naciones? b) ¿Cómo demostrarían los

israelitas ser el “pueblo santo” de Jehová?

[ 9 ] [Textos] En Egipto, antes de ser esclavos, los

hebreos formaban una sociedad tribal administrada

por los cabezas de familia, o patriarcas. Estos, como

otros siervos de Jehová que vivieron antes que ellos,

cumplían las funciones de gobernantes, jueces y

sacerdotes de su casa (Gén. 8:20; 18:19; Job 1:4, 5).

Pero entonces Jehová, mediante Moisés, le dio a su

pueblo un conjunto de leyes que lo haría diferente de

todas las demás naciones (lea Deuteronomio 4:5-8;

Sal. 147:19, 20). La Ley estableció un sacerdocio

separado. Además, los jueces del pueblo serían “los

ancianos”, a quienes se respetaba por su

conocimiento y sabiduría (Deut. 25:7, 8). En resumen,

la Ley reglamentó la vida religiosa y social de la

nueva nación.

[ 10 ] [Textos] Justo antes de que los israelitas

entraran en la Tierra Prometida, Jehová les repitió

sus leyes. Entonces Moisés les dijo: “En cuanto a

Jehová, él te ha inducido a decir hoy que llegarás a ser

pueblo suyo, una propiedad especial, tal como te ha

prometido, y que observarás todos sus

mandamientos, y que él te pondrá en alto por encima

de todas las otras naciones que él ha hecho, con el

resultado de alabanza y reputación y hermosura,

mientras demuestres ser un pueblo santo a Jehová tu

Dios” (Deut. 26:18, 19).

JEHOVÁ RECIBE A EXTRANJEROS

11-13. a) ¿Quiénes se unieron al pueblo escogido

de Dios? b) ¿Qué tenían que hacer los extranjeros

si querían servir a Jehová?

[ 11 ] [Textos] Aunque ahora Jehová tenía una

nación escogida en la Tierra, no prohibió que en ella

hubiera extranjeros. Permitió que “una vasta

compañía mixta” de egipcios y otros extranjeros

acompañara a su pueblo en su salida de Egipto (Éx.

12:38; nota). Entre ellos seguramente estuvieron “los

siervos de Faraón” que hicieron caso de la palabra de

Jehová antes de la séptima plaga (Éx. 9:20).

[ 12 ] [Textos] En el mensaje que Moisés dirigió a los

israelitas justo antes de que cruzaran el río Jordán y

entraran en Canaán, les dijo que debían “amar al

residente forastero” (Deut. 10:17-19). Los israelitas

tenían que aceptar entre ellos a todos los extranjeros

que estuvieran dispuestos a obedecer las leyes

básicas que Moisés había recibido, como los Diez

Mandamientos (Lev. 24:22). Algunos de ellos se

hicieron siervos de Jehová y compartieron los

sentimientos de Rut, la moabita que le dijo a Noemí:

“Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios” (Rut

1:16). A estos extranjeros se los conocía como

prosélitos, y si eran varones, se circuncidaban (Éx.

12:48, 49). Jehová los acogía bondadosamente entre

su pueblo (Núm. 15:14, 15).

Los israelitas amaban a los extranjeros

[ 13 ] [Textos] Cuando Salomón dedicó el templo,

quedó claro que Jehová aceptaba la adoración de

extranjeros. Así lo reflejó su oración: “Al extranjero

que no es parte de tu pueblo Israel y que realmente

venga de una tierra distante a causa de tu gran

nombre y tu mano fuerte y tu brazo extendido, y

realmente vengan y oren hacia esta casa, entonces

dígnate escuchar tú mismo desde los cielos, desde el

lugar establecido de tu morada, y tienes que hacer

conforme a todo aquello por lo cual el extranjero

clame a ti; a fin de que todos los pueblos de la tierra

conozcan tu nombre y te teman lo mismo que lo hace

tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre ha sido

llamado sobre esta casa que yo he edificado” (2 Crón.

6:32, 33). Incluso en tiempos de Jesús, los extranjeros

que querían servir a Jehová podían hacerlo, pero

tenían que adorarlo junto con su pueblo escogido

(Juan 12:20; Hech. 8:27).

UNA NACIÓN DE TESTIGOS

14-16. a) ¿Por qué puede decirse que los

israelitas eran una nación de testigos? b) ¿Qué

obligación moral tiene el pueblo de Dios hoy?

[ 14 ] [Textos] Los israelitas adoraban a su Dios,

Jehová, mientras que las demás naciones tenían sus

propios dioses. En tiempos de Isaías, Jehová comparó

la situación mundial a un juicio en un tribunal. La

cuestión planteada era esta: ¿quién es el Dios

supremo? Jehová invitó a los dioses de las naciones a

presentar testigos que demostraran que eran reales.

Declaró: “Que todas las naciones se junten en un solo

lugar, y que los grupos nacionales se reúnan. ¿Quién

hay entre [sus dioses] que pueda anunciar esto? ¿O

pueden ellos hacernos oír siquiera las cosas

primeras? Que suministren sus testigos, para que

sean declarados justos, o que oigan y digan: ‘¡Es la

verdad!’” (Is. 43:9).

[ 15 ] [Textos] Los distintos dioses de las naciones

no podían presentar ninguna prueba de su divinidad.

Eran simples estatuas que ni podían hablar ni eran

capaces de moverse sin que alguien las transportara

(Is. 46:5-7). En cambio, Jehová le dijo lo siguiente a su

pueblo Israel: “Ustedes son mis testigos [...], aun mi

siervo a quien he escogido, para que sepan y tengan

fe en mí, y para que entiendan que yo soy el Mismo.

Antes de mí no fue formado Dios alguno, y después de

mí continuó sin que lo hubiera. Yo... yo soy Jehová, y

fuera de mí no hay salvador. [...] De modo que ustedes

son mis testigos [...], y yo soy Dios” (Is. 43:10-12).

[ 16 ] [Textos] Los miembros del pueblo que Jehová

había elegido debían testificar con claridad y firmeza

que Jehová es el único Dios verdadero. Él los llamó “el

pueblo a quien he formado para mí mismo, para que

relate la alabanza mía” (Is. 43:21). Eran el pueblo que

llevaba su nombre. Puesto que él los había liberado

de Egipto, tenían la obligación moral de obedecerle y

glorificarlo ante los demás pueblos de la Tierra.

Tenían que hacer lo mismo que, como dijo Miqueas,

tendría que hacer el pueblo de Dios hoy: “Todos los

pueblos, por su parte, andarán cada cual en el

nombre de su dios; pero nosotros, por nuestra parte,

andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios [...]

para siempre” (Miq. 4:5).

JEHOVÁ RECHAZA A LA NACIÓN

17. ¿Cómo se convirtió Israel en una inservible

“vid extranjera” a los ojos de Jehová?

[ 17 ] [Textos] Por desgracia, los israelitas le dieron

la espalda a Jehová. Se dejaron influir por las

naciones vecinas, que adoraban dioses de madera y

piedra. Hace unos dos mil ochocientos años, el

profeta Oseas escribió que Israel era “una vid que

degenera”, una viña arruinada, inservible. ¿Cómo se

había arruinado? El profeta explicó: “Ha multiplicado

sus altares. [...] El corazón de ellos se ha hecho

hipócrita; ahora se les hallará culpables” (Os. 10:1, 2).

Unos ciento cincuenta años después, Jehová dirigió

mediante Jeremías estas palabras a su pueblo infiel:

“Yo te había plantado como una vid roja selecta, toda

ella semilla verdadera. ¿Cómo, pues, has sido

cambiada para conmigo en los sarmientos

degenerados de una vid extranjera? ¿Pero dónde

están tus dioses que has hecho para ti? Que se

levanten, si pueden salvarte en el tiempo de tu

calamidad”. Y afirmó: “Mi propio pueblo... ellos me

han olvidado” (Jer. 2:21, 28, 32).

18, 19. a) ¿Cómo predijo Jehová que produciría un

nuevo pueblo que llevaría su nombre? b) ¿Qué

veremos en el próximo artículo?

[ 18 ] [Textos] En vez de producir buen fruto

practicando la adoración pura y comportándose

como fieles testigos de su Dios, los israelitas

produjeron el fruto podrido de la idolatría. Por eso

Jesús les dijo a los hipócritas guías religiosos de su

día: “El reino de Dios les será quitado a ustedes y será

dado a una nación que produzca sus frutos” (Mat.

21:43). Solo aquellos a quienes Jehová eligiera

podrían ser parte de esa nueva nación, el Israel

espiritual. Prometió que haría “un nuevo pacto” con

ellos y dijo: “Llegaré a ser su Dios, y ellos mismos

llegarán a ser mi pueblo” (Jer. 31:31-33).

[ 19 ] [Textos] Como el Israel natural no resultó fiel,

en el siglo primero Jehová eligió como pueblo suyo al

Israel espiritual. Ahora bien, ¿quiénes son su pueblo

hoy día? ¿Cómo pueden las personas sinceras

identificar a los auténticos siervos de Dios? Lo

veremos en el próximo artículo.

Textos del Libro

Párrafo 1

(Proverbios 25:2) La gloria de Dios es guardar secreto

un asunto, y la gloria de los reyes es escudriñar

completamente un asunto.

Párrafo 2

(Efesios 1:9) por cuanto nos dio a conocer el secreto

sagrado de su voluntad. Es según su beneplácito que él

se propuso en sí mismo

Párrafo 3

(Génesis 3:15) Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y

entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te

magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón”.

Párrafo 4

(1 Corintios 2:7) Más bien, hablamos la sabiduría de

Dios en un secreto sagrado, la sabiduría escondida, que

Dios predeterminó antes de los sistemas de cosas para

nuestra gloria.

Párrafo 5

(Daniel 2:28) No obstante, existe un Dios en los cielos que es un Revelador de secretos, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de ocurrir en la parte final de los días. Tu sueño y las visiones de tu cabeza sobre tu cama... esto es:

(Proverbios 4:18) Pero la senda de los justos es como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido.

(Daniel 12:4) ”Y en cuanto a ti, oh Daniel, haz secretas las palabras y sella el libro, hasta el tiempo de[l] fin. Muchos discurrirán, y el [verdadero] conocimiento se hará abundante”.

Párrafo 6

(Hebreos 6:16-18) Porque los hombres juran por el que

es mayor, y su juramento es el fin de toda disputa, ya

que para ellos es una garantía legal. 17

De esta manera,

Dios, cuando se propuso demostrar más

abundantemente a los herederos de la promesa la

inmutabilidad de su consejo, intervino con un juramento, 18

a fin de que, mediante dos cosas inmutables en las

cuales es imposible que Dios mienta, tengamos

nosotros, los que hemos huido al refugio, fuerte estímulo

para asirnos de la esperanza puesta delante de

nosotros.

Párrafo 7

(Génesis 22:17, 18) yo de seguro te bendeciré y de seguro multiplicaré tu descendencia como las estrellas de los cielos y como los granos de arena que hay en la orilla del mar; y tu descendencia tomará posesión de la puerta de sus enemigos.

18 Y mediante tu descendencia

ciertamente se bendecirán todas las naciones de la tierra debido a que has escuchado mi voz‟”.

(Génesis 17:1, 2) Cuando Abrán alcanzó la edad de noventa y nueve años, entonces Jehová se apareció a Abrán y le dijo: “Yo soy Dios Todopoderoso. Anda delante de mí y resulta exento de falta.

2 Y ciertamente

daré mi pacto entre yo y tú, para multiplicarte muchísimo”.

(Hebreos 6:13-15) Porque cuando Dios hizo su promesa a Abrahán, puesto que no podía jurar por nadie mayor, juró por sí mismo,

14 diciendo: “De cierto,

bendiciendo te bendeciré, y multiplicando te multiplicaré”.

15 Y así, después que [Abrahán] hubo

mostrado paciencia, obtuvo [esta] promesa.

Párrafo 8

(Génesis 21:12) Entonces Dios dijo a Abrahán: “No te sea desagradable nada de lo que Sara siga diciéndote acerca del muchacho y acerca de tu esclava. Escucha su voz, porque es por medio de Isaac por quien lo que será llamado descendencia tuya será.

(Génesis 28:13, 14) Y, ¡mire!, allí estaba Jehová apostado por encima de ella, y procedió a decir: “Yo soy Jehová el Dios de Abrahán tu padre y el Dios de Isaac. La tierra sobre la cual estás acostado, a ti te la voy a dar, y a tu descendencia.

14 Y tu descendencia

ciertamente llegará a ser como las partículas de polvo de la tierra, y ciertamente te extenderás hacia el oeste y hacia el este y hacia el norte y hacia el sur, y por medio de ti y por medio de tu descendencia todas las familias del suelo ciertamente se bendecirán.

(Génesis 49:10) El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón de comandante de entre sus pies, hasta que venga Siló; y a él pertenecerá la obediencia de los pueblos.

Textos Atalaya

Párrafo 2

(Romanos 4:11) 11 Y recibió una señal, a

saber, la circuncisión, como sello de la justicia

por la fe que tuvo mientras se halló en su estado

de incircuncisión, para que fuera el padre de

todos los que tienen fe mientras están en

incircuncisión, a fin de que se les impute la

justicia;

(Génesis 14:14) 14 Así llegó a oír Abrán que su

hermano había sido llevado cautivo. En seguida

juntó en formación militar a sus hombres

adiestrados, trescientos dieciocho esclavos

nacidos en su casa, y fue en persecución de ellos

hasta Dan.

(Génesis 21:22) 22 Ahora bien, por aquel

tiempo aconteció que Abimélec, junto con Ficol,

el jefe de su ejército, dijo a Abrahán: “Dios está

contigo en todo lo que estás haciendo.

(Génesis 23:6) 6 “Escúchanos, señor mío. Un

principal de Dios eres tú en medio de nosotros.

En la más selecta de nuestras sepulturas entierra

a tu muerto. Ninguno de nosotros retendrá de ti

su sepultura para impedir el entierro de tu

muerto”.

(Génesis 17:1-2) 17 Cuando Abrán alcanzó la

edad de noventa y nueve años, entonces Jehová

se apareció a Abrán y le dijo: “Yo soy Dios

Todopoderoso. Anda delante de mí y resulta

exento de falta. 2 Y ciertamente daré mi pacto

entre yo y tú, para multiplicarte muchísimo”.

(Génesis 17:19) 19 A lo cual dijo Dios: “Sara

tu esposa realmente te va a dar a luz un hijo, y

tienes que llamarlo por nombre Isaac. Y

ciertamente estableceré mi pacto con él por

pacto hasta tiempo indefinido para su

descendencia después de él.

(Génesis 17:10-11) 10 Este es mi pacto que

ustedes guardarán, entre yo y ustedes, incluso tu

descendencia después de ti: Todo varón de

ustedes tiene que ser circuncidado. 11 Y tienen

que ser circuncidados ustedes en la carne de su

prepucio, y esto tiene que servir como señal del

pacto entre yo y ustedes.

(Génesis 17:24-27) 24 Y Abrahán tenía

noventa y nueve años de edad cuando le fue

circuncidada la carne de su prepucio. 25 E

Ismael su hijo tenía trece años de edad cuando le

fue circuncidada la carne de su prepucio. 26 En

aquel mismo día fue circuncidado Abrahán, y

también Ismael su hijo. 27 Y todos los hombres

de su casa, todo nacido en la casa y todo

comprado de extranjero por dinero, fueron

circuncidados con él.

Párrafo 3

(Génesis 35:10) 10 Y Dios pasó a decirle: “Tu

nombre es Jacob. Ya no has de ser llamado por

nombre Jacob, sino que Israel llegará a ser tu

nombre”. Y empezó a llamarlo por nombre Israel.

(Génesis 35:22-26) 22 Y mientras Israel

residía en aquella tierra, aconteció que una vez

Rubén fue y se acostó con Bilhá la concubina de

su padre, e Israel llegó a oír de ello. De modo

que llegó a haber doce hijos de Jacob. 23 Los

hijos de Lea: el primogénito de Jacob, Rubén, y

Simeón y Leví y Judá e Isacar y Zabulón. 24 Los

hijos de Raquel: José y Benjamín. 25 Y los hijos

de Bilhá, la sierva de Raquel: Dan y Neftalí. 26 Y

los hijos de Zilpá, la sierva de Lea: Gad y Aser.

Estos son los hijos de Jacob que le nacieron en

Padán-aram.

(Hechos 7:8) 8 ”También le dio un pacto de

circuncisión; y así él llegó a ser el padre de Isaac

y lo circuncidó el día octavo; e Isaac, de Jacob; y

Jacob, de los doce cabezas de familia.

(Génesis 41:39-41) 39 Después Faraón dijo a

José: “Puesto que Dios te ha hecho saber todo

esto, no hay nadie tan discreto y sabio como tú.

40 Tú estarás personalmente sobre mi casa, y

todo mi pueblo te obedecerá sin reserva. Solo en

cuanto al trono seré yo más grande que tú”. 41

Y añadió Faraón a José: “Mira, de veras te coloco

sobre toda la tierra de Egipto”.

(Génesis 42:6) 6 Y José era el hombre que

estaba en el poder sobre el país. Él era quien

hacía la venta a toda la gente de la tierra. Por

consiguiente, vinieron los hermanos de José y se

inclinaron ante él, rostro a tierra.

(Génesis 48:4) 4 Y pasó a decirme: „Mira que

estoy haciéndote fructífero, y ciertamente haré

que seas muchos y de veras te transformaré en

congregación de pueblos y ciertamente daré esta

tierra a tu descendencia después de ti para

posesión hasta tiempo indefinido‟.

(Hechos 7:17) 17 ”Justamente cuando se iba

acercando el tiempo para [el cumplimiento de] la

promesa que Dios había declarado abiertamente

a Abrahán, el pueblo creció y se multiplicó en

Egipto,

Párrafo 4

(Génesis 47:1-6) 47 Por consiguiente, José

vino y presentó informe a Faraón y dijo: “Mi

padre y mis hermanos y sus rebaños y sus

vacadas y todo cuanto tienen han venido de la

tierra de Canaán, y aquí están en la tierra de

Gosén”. 2 Y del número cabal de sus hermanos

tomó a cinco hombres, para presentárselos a

Faraón. 3 Entonces dijo Faraón a sus hermanos:

“¿Cuál es su ocupación?”. De modo que dijeron a

Faraón: “Tus siervos somos pastores de ovejas,

tanto nosotros como nuestros antepasados”.

4 Después dijeron a Faraón: “Hemos venido a

residir como forasteros en la tierra, porque no

hay pastos para el rebaño que tienen tus siervos,

porque es grave el hambre en la tierra de

Canaán. Y ahora permite que tus siervos moren,

por favor, en la tierra de Gosén”. 5 Ante esto,

Faraón dijo a José: “Tu padre y tus hermanos

han venido acá a ti. 6 La tierra de Egipto está a

tu disposición. En lo mejor de la tierra haz morar

a tu padre y a tus hermanos. Que moren en la

tierra de Gosén, y si sabes que hay entre ellos

hombres valientes, tienes que nombrarlos

mayorales del ganado sobre lo mío”.

(Génesis 45:9-10) 9 ”Suban apresuradamente

a mi padre, y tienen que decirle: „Esto es lo que

ha dicho tu hijo José: “Dios me ha nombrado

señor de todo Egipto. Baja a mí. No vayas a

tardar. 10 Y tendrás que morar en la tierra de

Gosén, y tendrás que continuar cerca de mí, tú y

tus hijos y los hijos de tus hijos y tus rebaños y

tus vacadas y todo cuanto tienes.

(Génesis 46:31-34) 31 Entonces José dijo a

sus hermanos y a la casa de su padre: “Déjenme

subir y presentar informe a Faraón y decirle: „Mis

hermanos y la casa de mi padre, que estaban en

la tierra de Canaán, han venido acá a mí. 32 Y

los hombres son pastores, porque se hicieron

ganaderos; y sus rebaños y sus vacadas y todo

cuanto tienen lo han traído acá‟. 33 Y lo que

tiene que suceder es que cuando Faraón los llame

y realmente les diga: „¿Cuál es su ocupación?‟,

34 tienen que decir: „Tus siervos hemos

continuado siendo ganaderos desde nuestra

juventud hasta ahora, tanto nosotros como

nuestros antepasados‟, a fin de que moren en la

tierra de Gosén, porque todo pastor de ovejas es

cosa detestable a Egipto”.

Párrafo 5

(Éxodo 1:8-9) 8 Con el tiempo se levantó sobre

Egipto un rey nuevo que no conocía a José. 9 Y

procedió a decir a su pueblo: “¡Miren! El pueblo

de los hijos de Israel es más numeroso y

poderoso que nosotros.

(Éxodo 1:13-14) 13 Por consiguiente, los

egipcios hicieron trabajar a los hijos de Israel

como esclavos bajo tiranía. 14 Y siguieron

amargándoles la vida con dura esclavitud en

[trabajos de] argamasa de barro y ladrillos y con

toda forma de esclavitud en el campo, sí, toda

forma de esclavitud suya en la cual los usaban

como esclavos bajo tiranía.

Párrafo 6

(Éxodo 1:15-16) 15 Más tarde el rey de Egipto

dijo a las parteras hebreas —el nombre de una de

las cuales era Sifrá y el nombre de la otra Puá—,

16 sí, llegó al extremo de decir: “Cuando ayuden

a las hebreas a dar a luz y de veras las vean en

el asiento para partos, si es hijo, entonces tienen

que darle muerte; pero si es hija, entonces tiene

que vivir”.

(Éxodo 2:1-10) 2 Entretanto, cierto hombre de

la casa de Leví fue y tomó a una hija de Leví. 2 Y

la mujer quedó encinta y dio a luz un hijo.

Cuando ella vio lo bien parecido que este era, lo

tuvo oculto por espacio de tres meses lunares.

3 Cuando ya no pudo ocultarlo, entonces tomó

para él un arca de papiro y le dio una mano de

betún y pez, y puso en ella al niño, y la puso

entre las cañas, junto a la margen del río Nilo.

4 Además, la hermana de él se apostó a cierta

distancia para averiguar qué se haría con él.

5 Después de un rato la hija de Faraón bajó para

bañarse en el río Nilo, y sus criadas de compañía

iban andando por el lado del río Nilo. Y ella

alcanzó a ver el arca en medio de las cañas. En

seguida envió a su esclava para que la

consiguiera. 6 Cuando la abrió, pudo ver al niño,

y resultó que el muchachito estaba llorando. Ante

esto, ella tuvo compasión de él, aunque dijo:

“Este es uno de los niños de los hebreos”.

7 Entonces la hermana de él dijo a la hija de

Faraón: “¿Quieres que vaya y que especialmente

te llame una nodriza de entre las hebreas para

que te críe al niño?”. 8 De modo que la hija de

Faraón le dijo: “¡Ve!”. Al instante, la doncella se

fue y llamó a la madre del niño. 9 Entonces la

hija de Faraón dijo a esta: “Llévate a este niño y

críamelo, y yo misma te daré tu salario”. Por

consiguiente, la mujer se llevó al niño y lo crió.

10 Y creció el niño. Entonces ella lo trajo a la

hija de Faraón, de modo que él vino a ser para

esta un hijo; y esta procedió a ponerle por

nombre Moisés, y a decir: “Es porque lo he

sacado del agua”.

(Hebreos 11:23-25) 23 Por fe Moisés fue

escondido por sus padres por tres meses después

que nació, porque ellos vieron que el niñito era

hermoso, y no temieron la orden del rey. 24 Por

fe Moisés, ya crecido, rehusó ser llamado hijo de

la hija de Faraón, 25 escogiendo ser maltratado

con el pueblo de Dios más bien que disfrutar

temporalmente del pecado,

(Éxodo 2:24-25) 24 Con el tiempo Dios oyó su

gemido, y se acordó Dios de su pacto con

Abrahán, Isaac y Jacob. 25 De modo que Dios

miró a los hijos de Israel y Dios se dio por

avisado.

(Éxodo 3:9-10) 9 Y ahora, ¡mira!, el clamor de

los hijos de Israel ha llegado a mí, y también he

visto la opresión con que los egipcios los están

oprimiendo. 10 Y ahora ven y déjame enviarte a

Faraón, y saca tú de Egipto a mi pueblo, los hijos

de Israel”.

(Éxodo 15:13) 13 Tú en tu bondad amorosa

has guiado al pueblo que has recobrado; tú en tu

fuerza ciertamente los conducirás a tu lugar

santo de habitación.

(Deuteronomio 15:15) 15 Y tienes que

acordarte de que tú llegaste a ser esclavo en la

tierra de Egipto y Jehová tu Dios procedió a

redimirte. Por eso te estoy mandando esta cosa

hoy.

Párrafo 7

(Éxodo 5:1) 5 Y después Moisés y Aarón

entraron y procedieron a decir a Faraón: “Esto es

lo que ha dicho Jehová el Dios de Israel: „Envía a

mi pueblo para que me celebre una fiesta en el

desierto‟”.

Párrafo 8

(Éxodo 15:1-4) 15 En aquella ocasión Moisés y

los hijos de Israel procedieron a cantar esta

canción a Jehová, y a decir lo siguiente: “Cante

yo a Jehová, porque se ha ensalzado

soberanamente. Al caballo y a su jinete ha

lanzado en el mar. 2 Mi fuerza y [mi] poderío es

Jah, puesto que él sirve para mi salvación. Este

es mi Dios, y yo lo elogiaré; el Dios de mi padre,

y lo enalteceré. 3 Jehová es persona varonil de

guerra. Jehová es su nombre. 4 Los carros de

Faraón y sus fuerzas militares él ha echado en el

mar, y los selectos de sus guerreros han sido

hundidos en el mar Rojo.

(Éxodo 19:5-6) 5 Y ahora si ustedes obedecen

estrictamente mi voz y verdaderamente guardan

mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi

propiedad especial de entre todos los [demás]

pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí.

6 Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un

reino de sacerdotes y una nación santa‟. Estas

son las palabras que has de decir a los hijos de

Israel”.

Párrafo 9

(Génesis 8:20) 20 Y Noé empezó a edificar un

altar a Jehová y a tomar algunas de todas las

bestias limpias y de todas las criaturas voladoras

limpias y a ofrecer ofrendas quemadas sobre el

altar.

(Génesis 18:19) 19 Porque he llegado a

conocerlo a fin de que dé mandato a sus hijos y a

su casa después de él de modo que

verdaderamente guarden el camino de Jehová

para hacer justicia y juicio; a fin de que Jehová

ciertamente haga venir sobre Abrahán lo que ha

hablado acerca de él”.

(Job 1:4-5) 4 Y sus hijos iban y celebraban un

banquete en la casa de cada uno en su propio

día; y mandaban a invitar a sus tres hermanas a

comer y beber con ellos. 5 Y ocurría que, cuando

los días de banquetear habían hecho el circuito

completo, Job enviaba y los santificaba; y se

levantaba muy de mañana y ofrecía sacrificios

quemados conforme al número de todos ellos;

porque, decía Job, “quizás mis hijos hayan

pecado y hayan maldecido a Dios en su corazón”.

Así hacía Job siempre.

(Deuteronomio 4:5-8) 5 Miren, les he

enseñado disposiciones reglamentarias y

decisiones judiciales, tal como Jehová mi Dios me

ha mandado, para que ustedes obren de esa

manera en medio de la tierra a la cual van para

tomar posesión de ella. 6 Y tienen que

guardarlas y ponerlas por obra, porque esto es

sabiduría de parte de ustedes y entendimiento de

parte de ustedes ante los ojos de los pueblos que

oirán acerca de todas estas disposiciones

reglamentarias, y ciertamente dirán: „Esta gran

nación sin duda es un pueblo sabio y entendido‟.

7 Porque ¿qué gran nación hay que tenga dioses

cercanos a ella de la manera como lo está Jehová

nuestro Dios en todo nuestro invocarlo? 8 ¿Y qué

gran nación hay que tenga disposiciones

reglamentarias y decisiones judiciales justas

como toda esta ley que estoy poniendo delante

de ustedes hoy?

(Salmos 147:19-20) 19 Está anunciando su

palabra a Jacob, sus disposiciones reglamentarias

y sus decisiones judiciales a Israel. 20 No ha

hecho así a ninguna otra nación; y en cuanto a

[sus] decisiones judiciales, no las han conocido.

¡Alaben a Jah!

(Deuteronomio 25:7-8) 7 ”Ahora bien, si el

hombre no se deleita en tomar la viuda de su

hermano, la viuda de su hermano entonces tiene

que subir a la puerta, a los ancianos, y decir: „El

hermano de mi esposo ha rehusado conservar el

nombre de su hermano en Israel. No ha

consentido en ejecutar conmigo el matrimonio de

cuñado‟. 8 Y los ancianos de su ciudad tienen

que llamarlo y hablarle, y él tiene que estar de

pie y decir: „No me he deleitado en tomarla‟.

Párrafo 10

(Deuteronomio 26:18-19) 18 En cuanto a

Jehová, él te ha inducido a decir hoy que llegarás

a ser pueblo suyo, una propiedad especial, tal

como te ha prometido, y que observarás todos

sus mandamientos, 19 y que él te pondrá en alto

por encima de todas las otras naciones que él ha

hecho, con el resultado de alabanza y reputación

y hermosura, mientras demuestres ser un pueblo

santo a Jehová tu Dios, tal como él ha

prometido”.

Párrafo 11

(Éxodo 12:38) 38 Y también subió con ellos

una vasta compañía mixta, así como también

rebaños y vacadas, un numerosísimo conjunto de

animales.

(Éxodo 9:20) 20 Cualquiera que temió la

palabra de Jehová entre los siervos de Faraón

hizo que sus propios siervos y su ganado huyeran

a las casas,

Párrafo 12

(Deuteronomio 10:17-19) 17 Porque Jehová

su Dios es el Dios de dioses y el Señor de

señores, el Dios grande, poderoso e inspirador de

temor, que no trata a nadie con parcialidad ni

acepta soborno, 18 que ejecuta juicio para el

huérfano de padre y la viuda y que ama al

residente forastero para darle pan y un manto.

19 También tienen que amar al residente

forastero, porque ustedes llegaron a ser

residentes forasteros en la tierra de Egipto.

(Levítico 24:22) 22 ”‟Una misma decisión

judicial debe aplicar a ustedes. El residente

forastero debe resultar ser lo mismo que el

natural, porque yo soy Jehová el Dios de

ustedes‟”.

(Rut 1:16) 16 Y Rut procedió a decir: “No me

instes con ruegos a que te abandone, a que me

vuelva de acompañarte; porque a donde tú vayas

yo iré, y donde tú pases la noche yo pasaré la

noche. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi

Dios.

(Éxodo 12:48-49) 48 Y en caso de que un

residente forastero resida contigo como forastero

y realmente quiera celebrar la pascua a Jehová,

que haya un circuncidar de todo varón suyo.

Entonces por primera vez podrá acercarse para

celebrarla; y tiene que llegar a ser como un

natural del país. Pero ningún incircunciso podrá

comer de ella. 49 Una sola ley ha de existir para

el natural y para el residente forastero que reside

como forastero en medio de ustedes”.

(Números 15:14-15) 14 ”‟Y en caso de que

esté residiendo como forastero con ustedes un

residente forastero o uno que esté en medio de

ustedes por generaciones de ustedes, y tenga

que ofrecer una ofrenda hecha por fuego, de olor

conducente a descanso a Jehová: como deben

hacer ustedes, así debe hacer él. 15 Ustedes que

son de la congregación y el residente forastero

que está residiendo como forastero tendrán un

mismo estatuto. Será estatuto hasta tiempo

indefinido para sus generaciones. El residente

forastero debe resultar ser lo mismo que ustedes

delante de Jehová.

Párrafo 13

(2 Crónicas 6:32-33) 32 ”Y también al

extranjero que no es parte de tu pueblo Israel y

que realmente venga de una tierra distante a

causa de tu gran nombre y tu mano fuerte y tu

brazo extendido, y realmente vengan y oren

hacia esta casa, 33 entonces dígnate escuchar tú

mismo desde los cielos, desde el lugar

establecido de tu morada, y tienes que hacer

conforme a todo aquello por lo cual el extranjero

clame a ti; a fin de que todos los pueblos de la

tierra conozcan tu nombre y te teman lo mismo

que lo hace tu pueblo Israel, y sepan que tu

nombre ha sido llamado sobre esta casa que yo

he edificado.

(Juan 12:20) 20 Ahora bien, había unos

griegos entre los que habían subido a adorar en

la fiesta.

(Hechos 8:27) 27 Ante aquello, él se levantó y

se fue, y, ¡mira!, un eunuco etíope, hombre en

poder bajo Candace reina de los etíopes, y que

estaba sobre todo el tesoro de ella. Él había ido a

Jerusalén para adorar,

Párrafo 14

(Isaías 43:9) 9 Que todas las naciones se

junten en un solo lugar, y que los grupos

nacionales se reúnan. ¿Quién hay entre ellos que

pueda anunciar esto? ¿O pueden ellos hacernos

oír siquiera las cosas primeras? Que suministren

sus testigos, para que sean declarados justos, o

que oigan y digan: „¡Es la verdad!‟”.

Párrafo 15

(Isaías 46:5-7) 5 ”¿A quién me asemejarán

ustedes o [me] harán igual o me compararán,

para que nos parezcamos uno al otro? 6 Hay los

que con profusión sacan el oro de la bolsa, y con

el brazo de la balanza pesan la plata. Alquilan a

un metalario, y él hace de ello un dios. Se

prosternan, sí, se inclinan. 7 Lo llevan sobre el

hombro, lo cargan y lo depositan en su lugar para

que quede quieto. De su lugar donde está parado

no se mueve. Hasta le clama uno, pero él no

responde; de la angustia en que uno se halla,

este no lo salva.

(Isaías 43:10-12) 10 “Ustedes son mis

testigos —es la expresión de Jehová—, aun mi

siervo a quien he escogido, para que sepan y

tengan fe en mí, y para que entiendan que yo soy

el Mismo. Antes de mí no fue formado Dios

alguno, y después de mí continuó sin que lo

hubiera. 11 Yo... yo soy Jehová, y fuera de mí

no hay salvador.” 12 “Yo mismo he anunciado y

he salvado y he hecho que sea oído, cuando no

había entre ustedes [dios] extraño. De modo que

ustedes son mis testigos —es la expresión de

Jehová—, y yo soy Dios.

Párrafo 16

(Isaías 43:21) 21 el pueblo a quien he formado

para mí mismo, para que relate la alabanza mía.

(Miqueas 4:5) 5 Porque todos los pueblos, por

su parte, andarán cada cual en el nombre de su

dios; pero nosotros, por nuestra parte,

andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios

hasta tiempo indefinido, aun para siempre.

Párrafo 17

(Oseas 10:1-2) 10 “Israel es una vid que

degenera. Sigue produciendo fruto para sí

mismo. En proporción con la abundancia de su

fruto ha multiplicado [sus] altares. En proporción

con lo bueno de su tierra, erigieron buenas

columnas. 2 El corazón de ellos se ha hecho

hipócrita; ahora se les hallará culpables. ”Hay

uno que quebrará sus altares; él despojará con

violencia sus columnas.

(Jeremías 2:21) 21 Y en cuanto a mí, yo te

había plantado como una vid roja selecta, toda

ella semilla verdadera. ¿Cómo, pues, has sido

cambiada para conmigo en los [sarmientos]

degenerados de una vid extranjera?‟

(Jeremías 2:28) 28 ”¿Pero dónde están tus

dioses que has hecho para ti? Que se levanten, si

pueden salvarte en el tiempo de tu calamidad.

Porque tantos como el número de tus ciudades

han llegado a ser tus dioses, oh Judá.

(Jeremías 2:32) 32 ¿Puede una virgen olvidar

sus adornos, una novia sus fajas para los

pechos? Y no obstante, mi propio pueblo... ellos

me han olvidado innumerables días.

Párrafo 18

(Mateo 21:43) 43 Por eso les digo: El reino de

Dios les será quitado a ustedes y será dado a una

nación que produzca sus frutos.

(Jeremías 31:31-33) 31 “¡Mira! Vienen días —

es la expresión de Jehová—, y ciertamente

celebraré con la casa de Israel y con la casa de

Judá un nuevo pacto; 32 no uno como el pacto

que celebré con sus antepasados en el día que

los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de

Egipto, „el cual pacto mío ellos mismos

quebrantaron, aunque yo mismo los poseía como

dueño marital‟, es la expresión de Jehová.”

33 “Porque este es el pacto que celebraré con la

casa de Israel después de aquellos días —es la

expresión de Jehová—. Ciertamente pondré mi

ley dentro de ellos, y en su corazón la escribiré. Y

ciertamente llegaré a ser su Dios, y ellos mismos

llegarán a ser mi pueblo.”

Cántico 47

Anunciemos las buenas nuevas

(Revelación 14:6, 7)

1. Por mucho tiempo, el Reino un secreto fue,

mas a nosotros Dios lo ha dado a conocer.

¡Qué gran misericordia demostró Jehová

saliendo en auxilio de la humanidad!

Él se propuso designar a su Hijo Rey,

que su reinado fuera fuente de todo bien.

Y una esposa pura y casta le eligió,

compuesta de cristianos que él glorificó.

2. Dios quiere que anunciemos buenas nuevas hoy

a todo pueblo, tribu, lengua y nación.

Los ángeles del cielo a nuestro lado van,

llevándonos a quienes buscan la verdad.

Santificar el nombre del Señor Jehová

es un deber y un honor que no tiene igual.

Eternas buenas nuevas proclamemos, pues.

Es muy urgente: no hay tiempo que perder.

(Véanse también Mar. 4:11; Hech. 5:31; 1 Cor. 2:1, 7.)

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Cántico 77

Sepamos perdonar

(Salmo 86:5)

1. Por amor mandó Dios

a su Hijo a morir

para dar fin a la muerte

y a los hombres redimir.

Si a Jehová, arrepentidos,

suplicamos el perdón,

él nos limpia con la sangre

que vertió el Redentor.

2. Dios piedad le muestra

al que sabe perdonar,

al que es tierno y compasivo

y no paga mal por mal.

Aprendamos mansedumbre,

olvidemos el rencor;

las ofensas, aunque muchas,

perdonemos por amor.

3. La misericordia,

¡oh divina cualidad!,

es vital para el que ansía

vida eterna disfrutar.

Nos dará Dios su cariño

y su compasión también

si su ejemplo imitamos

perdonando como él.

(Véanse también Mat. 6:12; Efe. 4:32; Col. 3:13.) volver

Cántico 20

Bendice nuestras reuniones

(Hebreos 10:24, 25)

1. Al reunirnos como hermanos,

te imploramos, oh Señor,

que tu espíritu nos guíe

y nos des tu bendición.

2. Haz que tu Palabra santa

llene todo nuestro ser,

danos una lengua sabia

que a tu nombre gloria dé.

3. Anhelamos alabarte

juntos en amor y paz,

demostrar con nuestras obras

que te amamos, gran Jehová.

(Véanse también Sal. 22:22; 34:3; Isa. 50:4.) volver

Cántico 46

¡Jehová es nuestro Rey!

(Salmo 97:1)

1. Jehová, tu nombre celebramos;

eres Rey de justicia y rectitud.

Con alegre canción te ensalzamos, Señor;

tus proezas admirables son.

(ESTRIBILLO)

Canten hoy a Jehová, tierra, cielo y mar,

pues ha comenzado ya a reinar.

Canten hoy a Jehová, tierra, cielo y mar,

pues ha comenzado ya a reinar.

2. Sabrán los pueblos de la Tierra

de tu gloria y tus actos de salvación.

La rodilla doblamos delante de ti,

nuestro Dios y Soberano Rey.

(ESTRIBILLO)

Canten hoy a Jehová, tierra, cielo y mar,

pues ha comenzado ya a reinar.

Canten hoy a Jehová, tierra, cielo y mar,

pues ha comenzado ya a reinar.

3. Tu amado Hijo, Jesucristo,

en tu santa montaña gobierna ya.

A los dioses del mundo los humillarás;

ante ti, postrados quedarán.

(ESTRIBILLO)

Canten hoy a Jehová, tierra, cielo y mar,

pues ha comenzado ya a reinar.

Canten hoy a Jehová, tierra, cielo y mar,

pues ha comenzado ya a reinar.

(Véanse también 1 Cró. 16:9; Sal. 68:20; 97:6, 7.) volver

Cántico 63

Siempre fieles

(Salmo 18:25)

1. Siempre fieles a Jehová Dios,

quien merece nuestro amor,

cumpliremos sus mandatos

con lealtad y devoción.

Dios es fiel y verdadero,

es escudo, gloria y sol;

él nos guía, nos alumbra

y nos da su protección.

2. Siempre fieles al hermano

que necesitado está,

correremos en su ayuda

al instante, sin dudar.

Con bondad y con respeto

hemos siempre de tratar

a los grandes, a los chicos,

a la entera hermandad.

3. Siempre fieles a los hombres

que ha nombrado el Gran Pastor,

seguiremos obedientes

su amorosa dirección.

Dios concede mil favores

a quien muestra lealtad,

a quien sirve con Su pueblo

en completa unidad.

(Véanse también Sal. 149:1; 1 Tim. 2:8; Heb. 13:17.)

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Jueces 1 a 4

Jueces

1 Y después de la muerte de Josué aconteció que

los hijos de Israel procedieron a inquirir de Jehová, y a decir: “¿Quién de nosotros subirá primero a los

cananeos para pelear contra ellos?”. 2 A lo cual dijo

Jehová: “Judá subirá. ¡Miren! Ciertamente daré la tierra en su mano”.

3 Entonces Judá dijo a Simeón su

hermano: “Sube conmigo a la parte que me ha tocado en suerte y peleemos contra los cananeos, y yo mismo a mi vez iré contigo a la parte que te ha tocado en suerte”. En conformidad, Simeón fue con él.

4 Con esto subió Judá, y Jehová dio en manos de

ellos a los cananeos y a los perizitas, de modo que derrotaron a estos en Bézeq, a diez mil hombres. 5 Cuando hallaron a Adoni-bézeq en Bézeq, entonces

pelearon contra él y derrotaron a los cananeos y a los perizitas.

6 Cuando Adoni-bézeq se puso en fuga,

entonces se fueron corriendo tras él y lo prendieron y le cortaron los dedos pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies.

7 Por lo cual Adoni-bézeq dijo: “Ha

habido setenta reyes con los dedos pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies cortados recogiendo alimento debajo de mi mesa. Tal como yo he hecho, así me lo ha pagado Dios”. Después de eso lo llevaron a Jerusalén, y allí murió.

8 Además, los hijos de Judá llevaron a cabo guerra

contra Jerusalén y lograron tomarla, y se pusieron a herirla a filo de espada, y entregaron la ciudad al fuego. 9 Y después los hijos de Judá bajaron para pelear contra

los cananeos que habitaban en la región montañosa y en el Négueb y en la Sefelá.

10 Así que Judá marchó

contra los cananeos que moraban en Hebrón (ahora bien, el nombre de Hebrón antes de eso era Quiryat-arbá), y se pusieron a derribar a Sesai y Ahimán y Talmai.

11 Y de allí procedieron a marchar contra los

habitantes de Debir. (Ahora bien, el nombre de Debir antes de eso era Quiryat-séfer.)

12 Entonces Caleb dijo:

“Al que hiera a Quiryat-séfer y de veras la tome, pues, ciertamente le daré a Acsá mi hija por esposa”.

13 Y

Otniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb, logró tomarla. Por eso él le dio por esposa a Acsá su hija.

14 Y

aconteció que, mientras ella iba a casa, siguió incitándolo a pedir a su padre un campo. Entonces ella palmoteó mientras estaba sobre el asno. Por lo cual Caleb le dijo: “¿Qué quieres?”.

15 De modo que ella le

dijo: “Concédeme una bendición, sí, puesto que es un terreno del sur el que me has dado, y tienes que darme Gulot-maim”. Por lo tanto Caleb le dio Gulot Alto y Gulot Bajo.

16 Y los hijos del quenita, de quien Moisés fue yerno,

subieron de la ciudad de las palmeras con los hijos de Judá al desierto de Judá, que está al sur de Arad. Entonces fueron y se pusieron a morar con el pueblo. 17

Pero Judá marchó adelante con Simeón su hermano, y procedieron a herir a los cananeos que habitaban en Zefat y a darla por entero a la destrucción. Por eso la ciudad se llamó por nombre Hormá.

18 Después de eso

Judá tomó a Gaza y su territorio y a Asquelón y su territorio y a Eqrón y su territorio.

19 Y Jehová continuó

con Judá, de modo que tomó posesión de la región montañosa, pero no pudo desposeer a los habitantes de la llanura baja, porque tenían carros de guerra con hoces de hierro.

20 Cuando dieron Hebrón a Caleb, tal

como había prometido Moisés, entonces él expulsó de allí a los tres hijos de Anaq.

21 Y los hijos de Benjamín no expulsaron a los

jebuseos que habitaban en Jerusalén; sino que los jebuseos siguen habitando con los hijos de Benjamín en Jerusalén hasta el día de hoy.

22 Mientras tanto, la casa de José misma también

subió contra Betel, y Jehová estaba con ellos. 23

Y la casa de José empezó a espiar a Betel (a propósito, el nombre de la ciudad antes de eso era Luz),

24 y los

vigilantes llegaron a ver a un hombre que salía de la ciudad. De modo que le dijeron: “Muéstranos, por favor, la manera de entrar en la ciudad, y ciertamente ejerceremos bondad para contigo”.

25 Por consiguiente,

el hombre les mostró la manera de entrar en la ciudad; y se pusieron a herir la ciudad a filo de espada, pero al hombre y toda su familia los dejaron ir.

26 Tras eso, el

hombre se fue a la tierra de los hititas y edificó una ciudad y le puso por nombre Luz. Ese es su nombre hasta el día de hoy.

27 Y Manasés no tomó posesión de Bet-seán y sus

pueblos dependientes, ni de Taanac y sus pueblos dependientes, ni de los habitantes de Dor y sus pueblos dependientes, ni de los habitantes de Ibleam y sus pueblos dependientes, ni de los habitantes de Meguidó y sus pueblos dependientes, sino que los cananeos persistieron en morar en esta tierra.

28 Y aconteció que

Israel se hizo fuerte y procedió a poner a los cananeos a [hacer] trabajos forzados, y no los expulsaron completamente.

29 Tampoco Efraín expulsó a los cananeos que

moraban en Guézer, sino que los cananeos continuaron morando en medio de ellos en Guézer.

30 Zabulón no expulsó a los habitantes de Quitrón ni

a los habitantes de Nahalol, sino que los cananeos continuaron morando en medio de ellos y llegaron a estar sujetos a trabajos forzados.

31 Aser no expulsó a los habitantes de Akkó, ni a los

habitantes de Sidón, ni de Ahlab, ni de Aczib, ni de Helbá, ni de Afiq, ni de Rehob.

32 Y los aseritas

continuaron morando en medio de los cananeos que habitaban en la tierra, porque no los expulsaron.

33 Neftalí no expulsó a los habitantes de Bet-semes

ni a los habitantes de Bet-anat, sino que continuó morando en medio de los cananeos que habitaban en la tierra; y los habitantes de Bet-semes y de Bet-anat llegaron a ser suyos para trabajos forzados.

34 Y los amorreos siguieron presionando a los hijos

de Dan hacia la región montañosa, pues no les permitían bajar a la llanura baja.

35 Así que los amorreos

persistieron en morar en el monte Heres y en Ayalón y en Saalbim. Pero la mano de la casa de José se hizo tan pesada que se les obligó a [hacer] trabajos molestos.

36 Y el territorio de los amorreos era desde la

subida de Aqrabim, desde Sela para arriba.

2 Entonces el ángel de Jehová subió de Guilgal a

Bokim y dijo: “Yo procedí a hacerlos subir de Egipto y a

introducirlos en la tierra acerca de la cual juré a sus antepasados. Además, dije yo: „Nunca romperé mi pacto con ustedes.

2 Y en cuanto a ustedes, no deben celebrar

un pacto con los habitantes de esta tierra. Sus altares los deben demoler‟. Pero ustedes no han escuchado mi voz. ¿Por qué han hecho esto?

3 Por lo tanto, yo, a mi

vez, he dicho: „No los expulsaré de delante de ustedes, y tendrán que llegar a ser lazos para ustedes, y sus dioses les servirán de señuelo‟”.

4 Y aconteció que, en cuanto el ángel de Jehová

hubo hablado estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo empezó a alzar la voz y llorar.

5 Por eso

llamaron aquel lugar por nombre Bokim. Y procedieron a hacer sacrificios allí a Jehová.

6 Cuando Josué despidió al pueblo, entonces los

hijos de Israel procedieron a irse, cada cual a su herencia, para tomar posesión de la tierra.

7 Y el pueblo

continuó sirviendo a Jehová todos los días de Josué y todos los días de los ancianos que extendieron sus días después de Josué y que habían visto toda la gran obra de Jehová que él había hecho por Israel.

8 Entonces

murió Josué hijo de Nun, el siervo de Jehová, a la edad de ciento diez años.

9 De modo que lo enterraron en el

territorio de su herencia, en Timnat-heres, en la región montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas.

10 Y toda

aquella generación también fue recogida a sus padres, y después de ellos empezó a levantarse otra generación que no conocía a Jehová ni la obra que él había hecho por Israel.

11 Y los hijos de Israel se pusieron a hacer lo que era

malo a los ojos de Jehová, y a servir a los Baales. 12

Así abandonaron a Jehová el Dios de sus padres que los había sacado de la tierra de Egipto, y se pusieron a seguir a otros dioses de entre los dioses de los pueblos que estaban todo en derredor de ellos, y empezaron a inclinarse ante ellos, de modo que ofendieron a Jehová. 13

Así abandonaron a Jehová y se pusieron a servir a Baal y a las imágenes de Astoret.

14 Con esto, la cólera

de Jehová se encendió contra Israel, de modo que los dio en manos de los pilladores, y estos empezaron a saquearlos, y él procedió a venderlos en manos de sus enemigos de alrededor, y ya no pudieron mantenerse firmes delante de sus enemigos.

15 Por dondequiera que

salían, la mano de Jehová resultaba estar contra ellos para calamidad, tal como había hablado Jehová y tal como les había jurado Jehová; y llegaron a estar en muy grave aprieto.

16 De modo que Jehová levantaba jueces,

y estos los salvaban de la mano de sus pilladores.

17 Y ni siquiera a sus jueces escuchaban, sino que

tenían ayuntamiento inmoral con otros dioses y se inclinaban ante ellos. Rápidamente se desviaron del camino en que habían andado sus antepasados obedeciendo los mandamientos de Jehová. Estos no hicieron así.

18 Y cuando Jehová sí les levantaba jueces,

Jehová resultaba estar con el juez, y él los salvaba de la mano de sus enemigos todos los días del juez; porque Jehová sentía pesar por el gemido de ellos a causa de sus opresores y de los que los trataban a empujones.

19 Y sucedía que, al morir el juez, ellos se volvían y

actuaban más ruinosamente que sus padres, andando

tras otros dioses para servirles e inclinarse ante ellos. No se abstenían de sus prácticas ni de su comportamiento terco.

20 Por fin la cólera de Jehová se

encendió contra Israel, y él dijo: “Por motivo de que esta nación ha traspasado mi pacto que mandé a sus antepasados, y no ha escuchado mi voz,

21 yo también,

por mi parte, no volveré a expulsar de delante de ellos ni a una sola nación de las que Josué dejó cuando murió, 22

a fin de probar a Israel mediante ellas, [para ver] si serán personas que guarden el camino de Jehová, andando en él tal como sus padres lo guardaron, o no”. 23

Por consiguiente, Jehová dejó que estas naciones se quedaran, no expulsándolas rápidamente, y no las dio en mano de Josué.

3 Ahora bien, estas son las naciones que Jehová

dejó que se quedaran para probar a Israel mediante ellas, es decir, a cuantos no habían tenido la experiencia de pasar por ninguna de las guerras de Canaán;

2 fue

solamente para que las generaciones de los hijos de Israel tuvieran la experiencia, para enseñarles la guerra, es decir, solo a aquellos que antes de eso no habían experimentado tales cosas:

3 Los cinco señores del eje

de los filisteos, y todos los cananeos, hasta los sidonios y los heveos que habitaban en el monte Líbano, desde el monte Baal-hermón hasta llegar al punto de entrada de Hamat.

4 Y siguieron sirviendo como agentes para

probar a Israel, para saber si obedecerían los mandamientos de Jehová que él había mandado a sus padres por medio de Moisés.

5 Y los hijos de Israel

moraron en medio de los cananeos, los hititas y los amorreos y los perizitas y los heveos y los jebuseos.

6 Y

procedieron a tomar a las hijas de estos por esposas para sí, y dieron sus propias hijas a los hijos de ellos, y se pusieron a servir a sus dioses.

7 De modo que los hijos de Israel hicieron lo que era

malo a los ojos de Jehová, y fueron olvidándose de Jehová su Dios y se pusieron a servir a los Baales y a los postes sagrados.

8 Ante esto, la cólera de Jehová se

encendió contra Israel, de modo que los vendió en mano de Cusán-risataim el rey de Mesopotamia; y los hijos de Israel continuaron sirviendo a Cusán-risataim ocho años.

9 Y los hijos de Israel empezaron a clamar a

Jehová por socorro. Entonces Jehová levantó un salvador a los hijos de Israel, para que los salvara, a Otniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb.

10 El

espíritu de Jehová entonces vino sobre él, y llegó a ser el juez de Israel. Cuando salió a la batalla, entonces Jehová dio en su mano a Cusán-risataim el rey de Siria, de modo que su mano subyugó a Cusán-risataim. 11

Después de eso la tierra no tuvo disturbio por cuarenta años. Con el tiempo murió Otniel hijo de Quenaz.

12 Y de nuevo los hijos de Israel se pusieron a hacer

lo que era malo a los ojos de Jehová. Ante eso, Jehová dejó que Eglón el rey de Moab se hiciera fuerte contra Israel, porque hicieron lo que era malo a los ojos de Jehová.

13 Además, reunió contra ellos a los hijos de

Ammón y Amaleq. Entonces ellos fueron e hirieron a Israel y tomaron posesión de la ciudad de las palmeras. 14

Y los hijos de Israel continuaron sirviendo a Eglón el

rey de Moab dieciocho años. 15

Y los hijos de Israel empezaron a clamar a Jehová por socorro. De modo que Jehová les levantó un salvador, a Ehúd hijo de Guerá, benjamita, hombre zurdo. Con el tiempo los hijos de Israel enviaron tributo por mano de él a Eglón el rey de Moab.

16 Entretanto Ehúd se hizo una espada, y esta

tenía dos filos, y su longitud era de un codo. Entonces él se la ciñó debajo de su prenda de vestir, sobre el muslo derecho.

17 Y procedió a presentar el tributo a Eglón el

rey de Moab. Ahora bien, Eglón era un hombre muy gordo.

18 Y aconteció que, cuando [Ehúd] hubo acabado de

presentar el tributo, en seguida despidió a la gente, a los portadores del tributo.

19 Y él mismo se volvió desde las

canteras que había en Guilgal, y procedió a decir: “Tengo una palabra secreta para ti, oh rey”. Así que él dijo: “¡Guarda silencio!”. Con eso todos los que estaban de pie junto a él salieron de donde él estaba.

20 Y Ehúd

vino a él mientras este estaba sentado en su cámara fresca del techo que tenía para sí solo. Y Ehúd pasó a decir: “Una palabra de Dios tengo para ti”. Ante eso, él se levantó de su trono.

21 Entonces Ehúd metió su mano

izquierda y tomó la espada de sobre su muslo derecho y se la hundió en el vientre [a Eglón].

22 Y el mango

también siguió entrando tras la hoja, de modo que la gordura se cerró sobre la hoja, porque él no le sacó la espada del vientre, y la materia fecal empezó a salir. 23

Y Ehúd procedió a salir por el respiradero, pero cerró tras sí las puertas de la cámara del techo y les echó el cerrojo.

24 Y él mismo salió.

Y vinieron los siervos de aquel y empezaron a mirar, y he aquí que las puertas de la cámara del techo estaban cerradas con cerrojo. De modo que dijeron: “Es que está haciendo del cuerpo en el cuarto fresco de adentro”.

25 Y se quedaron esperando hasta que les dio

vergüenza, y, ¡mire!, nadie abría las puertas de la cámara del techo. Ante esto, tomaron la llave y las abrieron, y, ¡mire!, ¡su señor estaba caído en tierra, muerto!

26 En cuanto a Ehúd, escapó mientras ellos estaban

demorándose, y él mismo pasó por las canteras y logró escapar a Seirá.

27 Y aconteció que cuando llegó allá se

puso a tocar el cuerno en la región montañosa de Efraín; y los hijos de Israel empezaron a descender con él de la región montañosa, con él a la cabeza de ellos. 28

Entonces les dijo: “Síganme, porque Jehová ha dado a sus enemigos, los moabitas, en mano de ustedes”. Y se pusieron a seguirlo, y lograron tomar los vados del Jordán contra los moabitas, y no permitieron que nadie pasara.

29 Y en aquella ocasión se pusieron a derribar a

Moab, como a diez mil hombres, cada uno robusto y cada uno hombre valiente; y ni siquiera uno escapó.

30 Y

Moab quedó sojuzgado aquel día bajo la mano de Israel; y la tierra no tuvo más disturbio por ochenta años.

31 Y después de él resultó que estuvo Samgar hijo de

Anat, y él se puso a derribar a los filisteos, a seiscientos hombres, con una aguijada de ganado vacuno; y él también logró salvar a Israel.

4 Entonces los hijos de Israel de nuevo empezaron a

hacer lo que era malo a los ojos de Jehová ahora que estaba muerto Ehúd.

2 De modo que Jehová los vendió

en mano de Jabín el rey de Canaán, que reinaba en Hazor; y el jefe de su ejército era Sísara, y él moraba en Haróset de las naciones.

3 Y los hijos de Israel

empezaron a clamar a Jehová, porque aquel tenía novecientos carros de guerra con hoces de hierro, y él mismo oprimió a los hijos de Israel con dureza durante veinte años.

4 Ahora bien, Débora, profetisa, esposa de Lapidot,

juzgaba a Israel en aquel tiempo en particular. 5 Y

moraba bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la región montañosa de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella para juicio.

6 Y ella procedió a enviar a

llamar a Barac hijo de Abinoam desde Quedes-neftalí y a decirle: “¿No ha dado la orden Jehová el Dios de Israel? „Ve, y tienes que desplegarte sobre el monte Tabor, y tienes que llevar contigo diez mil hombres de los hijos de Neftalí y de los hijos de Zabulón.

7 Y

ciertamente atraeré hacia ti, al valle torrencial de Cisón, a Sísara el jefe del ejército de Jabín, y sus carros de guerra y su muchedumbre, y verdaderamente lo daré en tu mano‟”.

8 Ante esto, Barac le dijo: “Si tú vas conmigo,

entonces ciertamente iré; pero si tú no vas conmigo, no iré”.

9 A lo cual ella dijo: “Sin falta iré contigo. De todos

modos, la cosa de embellecimiento no llegará a ser tuya en el camino por el cual vas, porque en la mano de una mujer Jehová venderá a Sísara”. Con eso Débora se levantó y se fue con Barac a Quedes.

10 Y Barac

empezó a convocar a Zabulón y Neftalí en Quedes, y diez mil hombres procedieron a subir, siguiendo sus pisadas; y Débora fue subiendo con él.

11 A propósito, Héber el quenita se había separado

de los quenitas, los hijos de Hobab, de quien Moisés fue yerno, y tenía asentada su tienda cerca del árbol grande de Zaananim, que está junto a Quedes.

12 Entonces se informó a Sísara que Barac hijo de

Abinoam había subido al monte Tabor. 13

En seguida Sísara mandó juntar todos sus carros de guerra, los novecientos carros de guerra con hoces de hierro, y toda la gente que estaba con él, de Haróset de las naciones al valle torrencial de Cisón.

14 Débora ahora

dijo a Barac: “Levántate, porque este es el día en que Jehová ciertamente dará a Sísara en tu mano. ¿No es Jehová quien ha salido delante de ti?”. Y Barac vino descendiendo del monte Tabor con diez mil hombres en pos de él.

15 Y Jehová empezó a poner en confusión a

Sísara y todos sus carros de guerra y todo el campamento a filo de espada delante de Barac. Por fin Sísara se bajó del carro y echó a huir a pie.

16 Y Barac

corrió tras los carros de guerra y el campamento hasta Haróset de las naciones, de modo que todo el campamento de Sísara cayó a filo de espada. No quedó ni siquiera uno.

17 En cuanto a Sísara, él huyó a pie a la tienda de

Jael la esposa de Héber el quenita, porque había paz entre Jabín el rey de Hazor y la casa de Héber el

quenita. 18

Entonces Jael salió al encuentro de Sísara y le dijo: “Dirígete hacia acá, señor mío, dirígete hacia acá a mí. No tengas miedo”. De modo que él se desvió a ella y entró en la tienda. Más tarde ella lo cubrió con una frazada.

19 Andando el tiempo, él le dijo: “Dame de

beber, por favor, un poco de agua, porque tengo sed”. Por consiguiente, ella abrió un odre de leche y le dio de beber, después de lo cual lo cubrió.

20 Y él pasó a

decirle: “Ponte de pie a la entrada de la tienda, y tiene que suceder que si alguien viene y de veras te pregunta y dice: „¿Hay aquí un hombre?‟, entonces tienes que decir: „¡No!‟”.

21 Y Jael la esposa de Héber procedió a tomar una

estaca de la tienda y a poner el martillo en su mano. Entonces fue a él furtivamente y le clavó la estaca en las sienes y la batió hasta que penetró en la tierra, mientras él estaba profundamente dormido y fatigado. Así murió.

22 Y ¡mire!, allí venía Barac en persecución de

Sísara. Jael ahora salió a su encuentro y le dijo: “Ven, y te mostraré al hombre que estás buscando”. De modo que él entró donde ella estaba, y, ¡mire!, allí yacía Sísara muerto, con la estaca en las sienes.

23 Así Dios sojuzgó en aquel día a Jabín el rey de

Canaán delante de los hijos de Israel. 24

Y la mano de los hijos de Israel siguió haciéndose cada vez más dura contra Jabín el rey de Canaán, hasta que hubieron cortado a Jabín el rey de Canaán.

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