Curso Innovación Docente: Carmen D’Angelo PSemana 09Caso: Los desafíos de la propiedad intelectual en Diamond Commerce

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Era una tarde fría y lluviosa de septiembre cuando Samantha finalmente obtuvo una respuesta de su abogado. Había pasado casi toda la mañana caminando de acá para allá en la oficina, con la taza de café en la mano, esperando ansiosamente esta llamada. Si bien ya imaginaba cuál sería el consejo que le daría su abogado, deseaba escucharlo con sus propios oídos.

El nacimiento de un emprendimientoSamantha, hija de dos emprendedores en serie, creció en un hogar donde siempre se hablaba sobre los desafíos que presenta un emprendimiento. Fue testigo del entusiasmo que compartían sus padres por dirigir y administrar su pequeña empresa, y supo desde pequeña que algún día también dirigiría su propio emprendimiento. Al finalizar sus estudios, trabajó tres años como desarrolladora de software en una empresa de comercio electrónico antes de comenzar con su propia empresa de software, Diamond Commerce. Eso fue hace cuatro años.

Diamond Commerce proporcionaba soluciones de comercio electrónico para pequeñas y medianas empresas que querían ampliar su presencia de venta al por menor en línea. El software proporcionaba muchas funciones, como desarrollo de sitios web, gestión del inventario, procesamiento de tarjetas de crédito, administración del suministro y creación de informes. Samantha pasó el primer año y medio desarrollando software con la ayuda de dos desarrolladores a tiempo parcial que había contratado a través de un contrato de consultoría y que colaboraban con las mejoras en el software. En general, el proceso de desarrollo le llevaba mucho más tiempo del que ella había previsto. Sin embargo, al final, sentía que contaba con un producto del que podía estar orgullosa. Obtuvo como premio una patente para un algoritmo, y en enero del año pasado aceptó 1,5 millones de dólares de financiación por parte de dos firmas de capital de riesgo. Desde entonces, su negocio continuó creciendo lentamente al atraer nuevos clientes y desarrollar otras funcionalidades de software.

La llegada de un problemaA medida que Samantha hacía crecer su emprendimiento, se encontraba con un número de desafíos comerciales, muchos de los cuales le recordaban aquellas conversaciones que tantas veces había escuchado durante las cenas en familia. Sin embargo, no había previsto el desafío más reciente, que había comenzado dos meses antes con una llamada de ventas. Durante una visita a un viejo y fiel cliente, Samantha se enteró de la existencia de Silver Software, una empresa de la competencia que ofrecía un producto muy similar al de Diamond, pero a un precio un poco más bajo. Samantha intentó mantener la calma durante la reunión y detalló los numerosos beneficios de Diamond Commerce, mientras intentaba ocultar el hecho de que no conocía a este nuevo competidor. Antes de salir del área de estacionamiento ya estaba buscando datos en línea sobre esta nueva amenaza. Lo que descubrió la hizo sentir muy mal.

El fundador de Silver Software era Jonathan Carey, el asesor que había contratado cuatro años atrás para que la ayudara con el desarrollo de su propio software. Como en ese entonces no podía pagarle un salario completo, lo contrató a tiempo parcial durante 18 meses para que colaborara con el desarrollo inicial de Diamond Commerce. Desde que el contrato había finalizado, Samantha se había escrito algunos mensajes de correo electrónico con Jonathan, pero en ninguno de ellos él había mencionado que estaba iniciando un emprendimiento competidor.

Cuando Samantha contrató a Jonathan, le solicitó que firmara un contrato de empleo básico. No obstante, en aquel momento Samantha estaba apurada por iniciar el desarrollo del producto y no quería perder mucho tiempo con asuntos legales ni pagar los servicios de un abogado con sus pocos y preciados recursos financieros. En su lugar, busco en Internet un contrato de empleo básico, lo modificó un poco para adaptarlo a sus necesidades y le pidió a Jonathan que lo firmara. En el contrato se especificaban los términos y la duración del empleo, y se asignaban todos los derechos de propiedad de su trabajo a Diamond Commerce. Samantha no había visto el producto de Silver Software en persona, pero a través

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de la descripción y de las capturas de pantalla que pudo ver en línea, el producto parecía ser casi idéntico a la oferta de Diamond Commerce. La interfaz del usuario era una copia exacta, incluso el esquema de colores. Los nombres de los módulos era similares y la funcionalidad del producto era idéntica.

Al explorar un poco más el sitio web de Silver Software descubrió que Jonathan no era el único ex empleado de Diamond Commerce que trabajaba para la competencia. El nuevo vicepresidente de Ventas de Silver Software era Steven Jones, otro ex empleado que había dejado vacante el puesto de gerente regional de Ventas de Diamond Commerce hacía apenas cinco meses. Samantha supuso que Jonathan había contratado a Steven. El conocimiento que Steven tenía de los clientes de Diamond Commerce lo convertía en un valioso recurso, y Samantha estaba casi segura de que Steven se había llevado una copia de la lista de clientes. ¿Con cuántos otros clientes actuales y potenciales se habría contactado Silver Software?

Análisis de las opcionesLa conversación con su abogado había sido tal como Samantha lo esperaba. Según su abogado, Silver Software parecía no haber violado la patente actual de Diamond. Sin embargo, Silver Software había anunciado recientemente el lanzamiento de la versión 2.0 de su software, que tendría lugar en enero, y esa versión anunciaba ciertas funciones que podían ponerse en duda. Además del software patentado, Samantha se preguntaba qué otro tipo de propiedad intelectual de Diamond Commerce Jonathan y Steven le habrían copiado y usado.

Su abogado le sugirió varias medidas, entre ellas, el envío de una simple carta de orden de cese. No obstante, estaba casi seguro de que si Samantha optaba por tomar esta medida, se necesitaría una mediación, e incluso el caso podría llegar a los tribunales. Esas opciones seguramente serían costosas. Esto no podría haber sucedido en un peor momento. Samantha solo contaba con cuatro meses de dinero en efectivo. Realmente necesitaba conservar el capital, e invertir su tiempo y esfuerzo en el crecimiento de las ventas y otros medios de recaudación de fondos. Este tipo de problemas legales no le hacían nada bien.

Samantha comenzó a caminar de acá para allá en su oficina mientras analizaba cómo resolver estos dilemas legales. Intentó consolarse pensando en las conversaciones que sus padres habían tenido y compartido con ella hacía años. A lo largo de toda su trayectoria, ellos también habían tenido muchos problemas y siempre se las habían arreglado para encontrar una solución razonable. Seguramente ella también podría hacerlo. De todos modos, pensaba que ninguno de sus problemas había sido tan grave. Sentía que su ansiedad crecía a medida que se servía otra taza de café. ¿Qué debe hacer Samantha?

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