SE PUBLICA TODAS LAS SEMANAS UN Real I° 547

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1 PRECIO EN ESPANA UN Real el número 52 reales al ano 26 reales semestre Barcelona 26 de Abril de 1891. SE PUBLICA TODAS LAS SEMANAS Director: TORCUATO TASSO SERRA 547 PARA ANUNCIOS Y SUSCRICIONES, LUIS TASSO, ARCO DEL TEATRO, 21 Y 23, BARCELONA Quedan reservados los derechos que conceden las Leyes y Tratados de Propiedad intelectual. PRECIO EN LOS PAISIS OS LA05105 POSTAL 25 francos al ano. 13 francos semestre. el valore' la hrsParis, Ladres 11 Embargo AMÉRICAS PIJO PRECIO LOS SKIS. CORRESPOKSILIS ISLA DE MENORCA: BOSQUE BINI-DUINIS. DE FOTOGRAFÍA DE D. JUAN FEMENF.S. SUMARIO: TEXTO: Crónicas madrilenas, por D. Alfonso Pérez Nieva.—El enfermero del chacho, por Ednrunclo De Arnieis.—Viaje minero á la América del Norte, por M. 7ulesGarnier.—Cuentos de aldea, por D. Aureliano 7. Pereira.—Historia de un perro, por D. Alberto Bartón.—Amo rosa, poesía por D. Luis Vía. —Sin norte, soneto por D. 7ulio Pi ferrer.—Estrofas, poesía por D. A. 7. Pereira—Miscelánea. Sentencias de hombres célebres.—Pasatiempos.—Nuestros graba dos —Historia de la semana. Anuncios. GRABADOS: Isla de Menorca: Bosque Bini-duinis.—Mercadal y Monte Toro.—Ma yólicas.—Bellas Artes: Escena campestre —Salón de París: En torno de una cocina al aire libre, en Lahore.—Isla de Menorca: Villa Carlos. Plaza de la Iglesia.—Vista panorámica desde la cuna. bre del Monte Toro.—Ferrerías.—Alayor. Tónicas madrilenas. El domingo obrero y la mujer.—La vivienda del jornalero.—Cavia y su libro.—El pintor Ribera.—De la Comedia á Lara, pasando por Apolo —Cosas de ópera. A proximidad de las huelgas de mayo, sin duda, ha servido de es puela á la reposada Comisión de reformas para el mejoramiento de la clase obrera, y han comenzado á aparecer en La Gacela algunos proyectos de ley encamina dos á reglamentar el trabajo del domingo y á fijar el de la mujer. Ambos puntos son interesantísimos. El obrero, esclavizado por la fábrica, tiene derecho á su día de esparcimiento y de sol: la semana entera devorada junto al yun que, exige el vuelo loco del domingo. En lo sucesivo, en todo contrato que se haga con el jornalero será requisito indispensable el descanso dominical; sólo en caso de ur gencia se consentirá 1a alteración de esta cláusula. En puridad, no ofrece nada de nuevo lo legislado; es sencillamente la doc trina del Evangelio; pero en el siglo del progreso, el patrono, el amo, había con

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1 PRECIO EN ESPANA

UN Realel número

52 reales al ano

26 reales semestre

Barcelona 26 de Abril de 1891.

SE PUBLICA TODAS LAS SEMANAS

Director: TORCUATO TASSO SERRA I° 547PARA ANUNCIOS Y SUSCRICIONES, LUIS TASSO, ARCO DEL TEATRO, 21 Y 23, BARCELONA

Quedan reservados los derechos que conceden las Leyes y Tratados de Propiedad intelectual.

PRECIOEN LOS PAISIS OS LA05105 POSTAL

25 francos al ano.13 francos semestre.

el valore' lahrsParis, Ladres 11 Embargo

AMÉRICASPIJO PRECIO LOS SKIS. CORRESPOKSILIS

ISLA DE MENORCA: BOSQUE BINI-DUINIS. DE FOTOGRAFÍA DE D. JUAN FEMENF.S.

SUMARIO:

TEXTO:

Crónicas madrilenas, por D. Alfonso Pérez Nieva.—Elenfermero del

chacho, por Ednrunclo De Arnieis.—Viaje minero á la América del

Norte, por M. 7ulesGarnier.—Cuentos de aldea, por D. Aureliano

7. Pereira.—Historia de un perro, por D. Alberto Bartón.—Amo

rosa, poesía por D. Luis Vía. —Sin norte, soneto por D. 7ulio Pi

ferrer.—Estrofas, poesía por D. A. 7. Pereira—Miscelánea.

Sentencias de hombres célebres.—Pasatiempos.—Nuestros grabados —Historia de la semana. — Anuncios.

GRABADOS:

Isla de Menorca: Bosque Bini-duinis.—Mercadal y Monte Toro.—Ma

yólicas.—Bellas Artes: Escena campestre —Salón de París: En

torno de una cocina al aire libre, en Lahore.—Isla de Menorca:

Villa Carlos. Plaza de la Iglesia.—Vista panorámica desde la cuna.

bre del Monte Toro.—Ferrerías.—Alayor.

Tónicas madrilenas.

El domingo obrero y la mujer.—La vivienda del jornalero.—Cavia y

su libro.—El pintor Ribera.—De la Comedia á Lara, pasando por

Apolo —Cosas de ópera.

A proximidad de las huelgas demayo, sin duda, ha servido de es

puela á la reposada Comisión dereformas para el mejoramiento de la claseobrera, y han comenzado á aparecer en LaGacela algunos proyectos de ley encaminados á reglamentar el trabajo del domingoy á fijar el de la mujer.

Ambos puntos son interesantísimos. Elobrero, esclavizado por la fábrica, tienederecho á su día de esparcimiento y de sol:la semana entera devorada junto al yunque, exige el vuelo loco del domingo. En losucesivo, en todo contrato que se haga con

el jornalero será requisito indispensable eldescanso dominical; sólo en caso de ur

gencia se consentirá 1a alteración de esta

cláusula. En puridad, no ofrece nada denuevo lo legislado; es sencillamente la doctrina del Evangelio; pero en el siglo delprogreso, el patrono, el amo, había con

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258 LA ILUSTRACIÓN N.. 547

cluido por apoderarse del operario y ha te

nido necesidad el Estade de venir en ayudadelas familias que se sostienen del esfuerzode su brazo y oponer su protección algosocialista, al egoísta individualismo delcapital.

La faena de la mujer es otro de los te

mas de mayoratractivo. Daba pena y siguedando recorrer las zonas mineras de Espana; distínguense en ellas, entregadas álos trabajos más duros y penosos como elacarrearniento de mineral, infelices y espigadas mozuelas en esa edad de capullo delos dieciséis anos, sin colores, sin brillo en

los ojos, sin alientos, respirando atmósferas mal sanas, hundidas en la humedad,trabajando desde que nace el sol hasta quese oculta, momificadas por la índole de su

tarea, muriendo vivas.El proyecto de ley que publica La Ga

ceta es una mano piadosa que se tiende áesas infelices desheredadas de las que no

se acordaba nadie. El espíritu del legislador es que la mujer se dedique sólo á lasfaenas propias de su sexo, compatibles con

la debilidad de su naturaleza y hasta dondealcancen sus fuerzas, hermosa obra de re

dención que arrancará muchas víctimas ála muerte...

Los ancianos, los ninos; aun queda bastante que acometer... Ya era tiempo deque los poderes públicos tendieran una mirada desde lo alto de su omnipotencia á

esa figura humilde y honrada del obrero,eterna presa de la'miseria, condenado á no

poder dar apenas un pedazo de pan á sus

hijos.

La cuestión obrera presta mucha actua

lidad á la campana que viene há tiemporealizando la clase de la llana. El gremiode albaniles continúa su propaganda con

tra los edificios viejos; sus propósitos no

pueden ser más útiles: hermosear la población y proporcionar trabajo á los cientosde obreros que en vano buscan hoy dondeganar un pedazo de pan. Seguramenteque no existirá en el mundo otra gran ca

pital en las" condiciones de la nuestra:

apenas existe una calle en que no rebasela rasante un casuco. En las vías principales se descubren montones de ruinas: lapiqueta debe clavar su punta en tanto za

quizamí, derruir sin piedad.Pero hasta ahora el respetable gremio

sólo se ha ocupado en que se derribe sincuidarse de lo que ha de edificarse en sus

titución: de antemano puede suponerseque se levantarán grandes moradas decuartos á la moderna, con toda suerte decomodidades, destinados a la mesocracia.Pues bien, es preciso dirigir esta recons

trucción, declarar la guerra á la guardilla, estirpar las casas de vecindad. Madridcuenta con una numerosa población obreraalojada como los topos, en sótanos inmundos, hacinados en la corredora de esas viviendas inmensas de los barrios bajos, sinaire puro, sin ventilación, sin luz, y debeurbanizar lós afueras, alzar barrios de jornaleros, baratos, higiénicos y cómodos.

En la subida del Escorial existe una

manzana decasitas donde habitan los operarios de la fábrica de chocolates; son fincas de un piso: delante de ellas se extiendeun largo jardín sencillo, sombroso, pobla

do de árboles; á cada vivienda correSpondesu parcela, un poco de parque: de talsuerte cada obrero dispone de su nido ven

tilado y alegre, de su árbol delante de lapuerta y de su par de plantas: semejantesconstrucciones son debidas al dueno de lafábrica, el popular Matías López. ?Porqué no se imita aquí este ejemplo? Conténtense los propietarios con ganar menos,renuncien á utilidades exorbitantes yacuérdense de que el obrero es un sér quetiene derecho á vivir como las personas yá disfrutar su parte de oxígeno y su rayode sol. Por otra parte, es digno corolariode los proyectos de ley estableciendo eldescanso del domingo y el trabajo de lamujer, el que el mísero operario hundidoahora en una madriguera infecta y nau

seabunda, habite en su cuartito blanco,ventilado y alegre, disfrutando por pocodinero su parte de bienestar.

• *

En el saloncillo de autores de los tea

tros las noches de estreno, por las tardesen la carrera, en la cervecería, en casa deFe el librero, encuéntrase con frecuenciaun hombre joven. pálido, enjuto, de barbanegra algo enzarzada, muy nervioso, miope y con unos lentes muy dados á bailarsobre la nariz... Su rostro resulta pensativo y grave; sus ojos son prontos, vivos,penetrantes, de acero; por el semblante,hace pensar en un santo presa de arrobamientos místicos; en cuanto se descubresu mirada, bórrase la imagen del extáticoy acude á la memoria el recuerdo de Voltaire; sus palabras son sentencias; con ese

espíritu de generalización de los grandestalentos, cantrae todo un juicio á una frasey le basta una palabra para dictaminaruna cosa, lo cual no le impide ser verbosoy fácil cuando quiere. Su ilustración es

grande, el vestir no le preocupa y adorael café con un entusiasmo de árabe de raza.

Tales son las senas particulares de esta

cédula de vecindad; el nombre• de su propietario es Mariano de Cavia.

De pitón á pitón se titula el último libroque acaba de publicar, y después de leerse,quedase el ánimo suspenso y encantadoconsiderando cómo materia tan trillada yárida (con perdón) ha podido ser expuestacon tanta novedad. El caso es que si elcomprador preguntara de antemano al crítico en qué consiste ésta, sería cosa apurada contestarle. El asunto del libro son

los toros; pero en la manera de tratarlo, en

la soltura del estilo, en la gracia finísimay sonriente, en lo que se insinúa sin decirse, en lo extrano y ocurrente de lascomparaciones, en la vida de la narraciónhay algo genialísimo y propio, muy llenode luz y muy espanol, y sobre todo de muypronunciada personalidad. Todos los gabanes se hacen poco más ó menos por elmismo figurín, pero existen sastres quedejan en la prenda la huella de su tijera:dispensándome el símij, los capítulos deltomo de Cavia tienen un atractivo poderoso, son las ricas y jugosas naranjas va

lencianas que arroja desde el redondel,describiendo una curva en el aire, altendido del público. El volumen apareceautorizado por Sobaquillo, que es la firmataurófila del cocinero literario de El Liberal, y lleva un prólogo de Cavia, fresco,

simpático, ingeniosísimo, un borbotón deagua de alcarraza que completa la impresión soleada y ardiente de día de ill11•10que produce, al concluirse, el De pitón ápitón.

Angel Pons, el genial dibujante, hacompletado la obra identificándose en absoluto con ella y siguiendo con su lápizdócil á la pluma. Sus munecos, sus siluetas espontáneas, llenas de movimiento, son

fotografías exactas; con dos rasgos traza

una situación; con una línea pone de re

lieve un carácter; nadie quizá como élposee este secreto de dar expresión á loscontornos, de revestir de tanta plasticidadá las rayas. De aquí la nota vigorosa y ro

busta, á lavez que espiritual y ligera, de su

estilo. La parte tipográfica del libro es

magnífica, de todo lujo; hallase el volumen empedrado de vinetas, su papel es

primo hermano de la cartulina, la impresión, elegante, y lleva una artística cubierta en colores. Pergenado así, ofrece todo elinterés de una mujer hermosa, bien vestida; en una palabra, una obra de «corridade beneficencia». Lo que es menester, queel público se encarine con el trapo y se

vaya al bulto, comprando el tomo, y perdone el respetable lector la manera de se

nalar.

Las bellas artes espanolas han perdidouno de sus hijos más ilustres: D. CarlosLuis de Ribera, director y catedrático dela Escuela nacional de pintura y esculturay uno de los hombres más laboriosos quese conocían.

Ribera estaba ya fuera de su época; pertenecía á otra generación; la nueva se te

había echado encima con su empuje. Conla potencia del verdadero talento, siemprenúbil y firme, sostenía dignamente su re

putación; pero se sentía empujado y sus

tituido. Balsa de la Vega, el profundocritico, viene á calificarlo de este modo:distanciadas la técnica del concepto y lacomposición; dibujo correcto con la rigidezpseudoclásica en la línea; noble severidady distinción en la figura; paleta fría y pocoarmónica.

Nació Ribera en Roma en 1812, siendotambién pintor su padre, que á la vez fuésu primer maestro; después se trasladó áParis, ingresando en el estudio de PabloDelaroche, y terminada su educación artís

tica se instaló definitivamente en Espana.Era pintor de cámara de D.' Isabel II, con

sejero de Instrucción pública, académicode la de San Fernando y profesor y director de la Escuela de Bellas Artes. Su última obra ha sido la decoración de SanFrancisco el Grande, corriendo parejas enhermosura con esta manifestación de su

pincel, el techo del salón de sesiones delCongreso, también suyo. Hé aquí sus cua

dros premiados en expcsiciones extranjeras: La Apocalipsis de san Juan y la Virgen adorando á su, hijo, María Magdalenaen el sepulcro, La ascensión de la Virgen,La batalla de la Sagra, Origen del apellido de los Girones y otros varios. Su ca

racterística era el estudio y la erudición;sabia más que sentia.

*

El primer lugar en la lista de los estre

nos, por constituir una obra completa, de

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función entera, por ser original y por laimportancia de su autor, es el de Un hombre serio. De antemano sabíase que la nue

va producción era debida á la castiza plumade Sánchez Pérez, y el público fué al teatro

segriro de ver una cosa bien escrita. Y asísucedió: respecto de la forma resulta, Unhombre serio, irreprochable; ofrece ese en

canto irresistible, de vino anejo, del cas

tellano hablado en toda su pureza; pero,aquí acaba el capitulo de elogios sin distingo. Fuera del vestido, la comedia es una

equivocación, un perpetuo desequilibrio;las escenas débiles y flojas, andan revueltas;los personajes flaquean cuando deben mos

trarse sostenidos; elprotagonista, el hombreserió, es un tonto de remate; la lóg:caescasea que es un gusto, y al final quedanpor atar infinidad de cabos. Resultado, quela acción no interesa, y que el escritor y elestilista quedan muy por encima del autor

dramático.El segundo estreno corresponde á Lara,

y es un arreglo ó, para hablar con más pro

piedad, desarreglo del francés. Hace ariospúsose en Apolo, bajo el epígrafe de Elyerno del senor Manzano, una traducción dela comedia de Emilio Augier, Le gendre deM. Poirier; El yerno, como se titula loofrecido al público en el teatro de la callede la Corredera, es otra versión de esta

misma obra, pero en dos actos; algo asícomo unos pantalones á los que se les cose

unas culeras aprovechando lo mejorcito delchaquetón.

El sastre es el Sr. Monasterio, que hapuesto en el arreglo mucho suyo, toda su

vis cómica, que no es poca, y con el acto

primero del primer original y el cuarto, hágote tortilla, ó sea comedia. Hay en el zur

cido, sin embargo, chistes de buena ley,situaciones regocijadas, diálogo chispeante,y el público rió de buena gana.

La gente ha tenido, por último, otro mo

tivo de júbilo, con el estreno en Apolo deEl mesón del sevillano, una linda zarzuelitaoriginal, la letra, de Estremera y la músicade Estellés. La obrita de los dos conocidosautores es una joya, singularmente por loque atane al libro, verdadera filigrana dedecir, fresca, encantadora, natural, atra

yente. Así se escriben versos; el públicodejó la butaca embelesado. La partitura,muy bonita, ligera y sencilla, haciendohonor á la firma del maestro. La empresade la calle de Alcalá ha acertado y tieneespectáculo para rato.

* *

El Príncipe Alfonso continúa bravamente su campana artística, luchando con laindiferencia del público y atrayéndolo pocoá poco en fuerza de talento y aplicación.

En esta semana se han cantado dos nue

vas óperas: Lucía di Lammermoor, que sirvió de presentación á la Srta. Merina, y elFausto. Lucía es una de las obras de Donizetti que exigen mayores facultades á latiple; necesita no sólo ser una buena can

tante, poseer una voz poderosa, sitió tener

mucho corazón. sentir. La Srta. Merinasalió airosa; su voz no resulta muy extensa,pero es bien timbrada, é interpretó con

gran arte su papel. El tenor, los coros y laorquesta completaron el conjunto con

acierto.

Gounod ha sido afortunado. Su Faustoalcanzó soberbia interpretación. Los honores del proscenio fueron para la Srta. Carrera, que creó una Margarita admirable,genialisima, tierna, haciendo prodigios con

su voz. El público madrileno se sabe dememoria esta partitura;' cantarla ante élresulta arriesgadísimo; en el aria de lasjoyas, recordó la Srta. Carrera, las divasde más fama que han pisado nuestro tea

tro Real. La Srta. Salvador dió gran vidaá su papel de Siebel. El bajo Vidal, corno

actor y como cantante, perfiló un Mefistófeles come se ha visto poco en la corte; elbarítono Sr. García Prieto, discretísimo,y el tenor Bertrán, aunque demostró, como

siempre, su inspiración artística, no rayó ála altura acostumbrada, por no adaptarsedel todo á la índole de la parte que desempena en la ópera. La orquesta y los co

ros, admirables, y Goula, el verbo y almade todo aquello, el gran director.

Para concluir, una rectificación. Mesesatrás dijeron los periódicos franceses quela Van Zandt, tan querida del público ma

drileno, habiase presentado beoda en es

cena, provocando un escándalo mayúsculo,y anadiendo que la diva acostumbraba áempinar con exceso el codo. El abogadoruso Nicolás Karabtseheysky, representante de la ilustre artista, ha desmentidooficialmente tal especie, negando que laVan Zandt cantara nada de Lackmé, mientras la orquesta tocaba Mignon, y que se

cayera en escena hiriéndose con una can

dileja, y asegurando que el espectáculo no

se interrumpió ni la gente pidió que se

bajara el telón. Ha resultado, pues, uno detantos Callan] (bola, en castellano) lo de lafilarmónica curda.

ALFONSO PÉREZ NIEVA.Madrid, á 2 de abril de

El enfermero del chacho.

En la manana de cierto día lluvioso de mar

zo, un muchacho vestido de campesino, caladode agua y lleno de fango, con un envoltorio deropa bajo el brazo, se presentaba al porterodel hospital Mayor de Nápoles, á preguntar por

su padre, con una carta en la mano. Teníahermosa cara ovalada de color moreno pálido,ojos apesadumbrados y gruesos labios entre

abiertos, que dejaban ver sus blanquísimosdientes. Venía de un pueblo de los alrededoresde la ciudad. Su padre, que había salido de lacasa el ano anterior, para ir en busca de tra

bajo á Francia, había vuelto á Italia y desembarcado hacia pocos días en Nápoles, dondeenfermó tan repentinamente, que apenas situvo tiempo de escribir cuatro palabras á su

familia para anunciar su llegada y decirle queentraba en el hospital. Su mujer, desolada, alrecibir la noticia, no pudiendo moverse de casa

porque tenía una nina enferma y otra de pe

cho, había mandado al hijo mayor, con algunos cuartos, para asistir á su padre, á su chacho, corno solía llamarle.

El muchacho había andado diez millas de ca

mino.El portero, hojeando la carta, llamó á un

enfermero para que llevase al muchacho dondeestaba su padre.

—?Qué padre? preguntó el enfermero.El muchacho, temblando por temor á una

triste noticia, dijo el nombre.

El enfermero no recordaba el nombre.--?Un anciano trabajador que ha llegado de

fuera? preguntó.—Trabajador, sí, respondió el muchacho,

cada vez más ansioso, pero no muy viejo. Sí:que ha venido de fuera.

—?Cuándo entro en el hospital? preguntó elenfermero.

El muchacho, mirando á la carta:

—Hace cinco días, creo.

El enfermero se quedó pensando un mo

mento; luego, como recordando de pronto:—iAh! dijo; la sala cuarta, la sala cuarta, la

cama que está en el testero.

—?Está muy malo? ?Cómo está? preguntóansiosamente el nino.

El enfermero le miró sin responder. Luegodijo:—Ven conmigo.

Subieron dos tramos de escalera, dirigiéndose al extremo del ancho corredor, hasta en

contrarse frente á la puerta abierta de un salóncon dos largas filas de camas:—Ven, repitió elenfermero entrando. El muchacho se armó devalor y le siguió, echando miradas medrosas áderecha é izquierda sobre los semblantes blancos y consumidos de los enfermos, algunos delos cuales tenían los ojos cerrados y parecíanmuertos; otros miraban al espacio con ojosgrandes y fijos, como espantados. Algunos gemían como ninos. El salón estaba oscuro; elaire impregnado de penetrante olor de medicamentos. Dos hermanas de Caridad iban de uno

á otro lado con frascos en la mano.

Llegado que hubieron al extremo de la sala,el enfermero se detuvo á la cabecera de una

cama, abrió las cortinillas y dijo:—Ahí tienes átu padre.

El muchacho rompió á llorar, y dejando caer

la ropa que traía bajo el brazo, apoyo la ca

beza sobre el hombro del enfermo, cogiéndole con su mano el brazo que tenía extendidoinmóvil sobre la colcha. El enfermo no hizo mo

vimiento alguno.El muchacho se irguió, miró otra vez á su

padre y rompió á llorar de nuevo. El enfermo ledirigió una larga mirada, y pareció reconocerlo.Pero sus labios no se movieron. !Pobre chacho,que cambiado estaba! El hijo no lo había reco

nocido. Tenía canos los cabellos, crecida labarba, la cara hinchada, de color rojo encen

dido, con la piel tersa y reluciente, los ojosmuy chiquititos, los labios gruesos, toda la fisonomía alterada: no conservaba suyo más quela frente y el arco de las cejas Respiraba an

gustiosamente.—iChacho, chacho mío! dijo el muchacho.

Soy yo, ?no me reconoces? Soy Cecilio, tu Cecilio, que he venido del pueblo enviado por mimadre. Mírame bien. ?No me reconoces? Dimeuna palabra siquiera.

Pero el enfermo, después de mirarle atentamente, cerró los ojos.

—iChacho! !Chacho! ?Qué tienes? Soy tu

hijo, tu Cecilio.El enfermo no se movió, y continuó respi

rando con mucho afán.Entonces, llorando, tomó el muchacho una

silla y se sentó, esperando, sin levantar losojos de la cara de su padre.—Pasará algúnmédico haciendo la visita, pensaba, y me diráalgo.—Sumergido en tristes pensamientos, re

cordaba tantas cosas de su buen padre el díade la partida cuando le había dado el últimoadiós en el barco, las esperanzas que la familia había fundado sobre aquel viaje, la desolación de su madre al recibir la carta; pensó tam

bién en la muerte; veía á su padre muerto, ásu madre vestida de negro, á la familia todaen la miseria. Así pasó mucho tiempo. Unamano ligera le tocó en el hombro, y se estre

meció: era una mona.—Qué tiene mi padre?le preguntó.—?Es este tu padre? dijo dulcemente la Hermana.—Sí, es mi padre; acabo dellegar. ?Qué tiene?— Animo, muchacho, res

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260 LA ILUSTRACIÓN N.° 547

ISLA DE MENORCA: MERCADAL Y MONTE TORO. DE FOTOGRAFÍA DE D. JUAN FEMENÍA S.

ISLA DE MENORCA: MAYÓLICAS. DE FOTOGRAFÍA DE D. JUAN FEMENÍAS.

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N. 547 HISPANO-AMERICANA 261

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262 LA I LUSTRACION N.° 547

pondió la monja; ahora vendrá el médico.—Yse alejó, sin decir más.

Al cabo de media hora se oyó el toque deuna campanilla, y vió que por el fondo del sa

lón entraba el médico acompanado de un practicante; la monja y el enfermero le seguían.Comenzó la visita, deteniéndose en todas lascamas. Tanta espera le parecía eterna al pobrenino, y á cada paso que daba el médico, crecíasu ansiedad. Llegó, finalmente, al lecho inmediato. El médico era un viejo alto y encorvado,de fisonomía grave. Antes de separarse de lacama inmediata el muchacho se puso en pie, ycuando se le acercó rompió á llorar.

El médico le miró.—Es hijo del enfermo, dijo la Hermana de la

Caridad, y ha llegado esta manana del pueblo.El médico apoyó una mano sobre el hombro

del muchacho, se inclinó sobre el enfermo, letomó el pulso, le tocó la frente, é hizo algunapregunta á la Hermana, la cual respondió:—Nada nuevo.—Quedó algo pensativo y luegodijo:—Continuad como antes.

El chico tuvo valor para preguntar con voz

lacrimosa.--?Qué tiene mi padre?—Ten valor, muchacho, respondió el médi

co, poniéndole nuevamente la mano en el hombro. Tiene una erisipela facial. Es grave, perotodavía hay esperanza. Asístele. Tu presenciale puede hacer bien.

—iPero si no me conoce! exclamó el ninolleno de desolación.

—Te conocerá.., manana, quizá. Debemosesperarlo así; ten ánimos.

El muchacho hubiera querido preguntar máscosas; pero no se atrevió. El médico siguióadelante, y el nino comenzó la vida de enfermero. No pudiendo hacer otra cosa, arreglabalas ropas de la cama, tocaba la mano al enfermo, le espantaba los mosquitos, se inclinabahacia él siempre que le oía gemir, y cuando laHermana le traía de beber, le quitaba el vaso yla cucharilla para dárselo con su propia mano.

El enfermo lo miraba alguna que otra vez, perosin dar senales de haberlo reconocido. Sin em

bargo, su mirada se fijaba por más tiempo, so

bre todo cuando el nino se limpiaba los ojos con

el panuelo. Así pasó el primer día. Aquella no

che el muchacho durmió sobre dos sillas, en

un ángulo del salón, y á la manana volvió áemprender su piadoso trabajo. Al segundo díase notó que los ojos del enfermo revelaron un

principio de conciencia. La carinosa voz delnino parecía que hacía brillar por el momento

vaga expresión de gratitud en sus pupilas, y en

cierta ocasión movió algo los labios, como siquisiera decir algo. Después de cada período desonolencia, abriendo mucho los ojos, buscaba ásu enfermero. El médico le había visto dos ve

ces, y notó alguna mejoría. Ilacia la tarde, alacercarle el vaso á la boca, creyó el chico queuna ligerísima sonrisa se había deslizado porsus labios hinchados. Comenzó con esto áreanimarse y á tener alguna esperanza; así que,creyendo si le podría entender, á lo menos con

fusamente, le hablaba de su madre, de las hermanas pequenas, de la vuelta á la casa, y leexhortaba para que tuviera valor, con palabrasllenas de carino. Aun cuando á menudo dudase de ser comprendido, sin embargo, seguíahablando, porque creía que el enfermo escu

chaba con placer su voz y la entonación desusada de afecto y tristeza de sus palabras.De esta manera pasó el segundo día, y el ter

cero, y el cuarto: en alternativa continua deligeras mejorías y de retrocesos imprevistos.El muchacho, absorbido por entero en los cuidados de su padre, sin tomar más alimento quealgunos bocados de pan y queso, que dos ve

ces al día le llevaba la Hermana de la Caridad,no advertía casi lo que á su alrededor pasaba;los enfermos moribundos, :as I lermanas, queacudían precipitadamente por la noche, losllantos y demostracjones de desolación de los

visitantes que salían sin esperanza, todas lasescenas lúgubres y dolorosas de la vida dehospital, que en cualquiera otra ocasión le habrían aturdido y horrorizado. Las horas, losdías pasaban, y él siempre firme al lado de su

chacho, atento, ansioso, conmovido por lossuspiros y las miradas, agitado continuamenteentre una esperanza que le ensanchaba el almay un desaliento que le helaba el corazón.

El quinto día el enfermo se puso peor de re

pente.El médico movió la cabeza, como diciendo

que era cuestión concluida, y el muchacho se

abandonó sobre una silla, rompiendo á sollozar. Sin embargo, le consoiaba una cosa. Apesar de empeorar, le parecía á él que el en

fermo iba poco á poco adquiriendo un poco ddiscernimiento. Miraba al muchacho cada vez

con más fijeza y expresión creciente de dulzura;no quería tomar bebida alguna, ni medicina,sino de su mano, y hacía con más frecuenciael movimiento forzado de los labios, como siquisiera pronunciar alguna palabra, y lo hacíatan marcado á veces, que el nino le sujetaba elbrazo con violencia, animado por repentina es

peranza, y le decía con acento casi de alegría:—iAnimo, ánimo, chacho, te curarás, nos iremos de aquí, volverás á casa con mi madre: todavía falta algo más de valor!

Eran las cuatro de la tarde, momento en elcual el muchacho se había abandonado á uno

de aquellos trasportes de ternura y de esperanza, cuando por la puerta vecina del salónoyó ruido de pasos y luego una fuerte voz, trespalabras solamente:—;Hasta luego, Hermana!—que le hicieron saltar de la silla, dejando es

capar una exclamación que se ahogó en su garganta.

En el mismo momento entró en la sala un

hombre con un gran lío en la mano, seguidode una Hermana.

El muchacho lanzó un grito agudo, y quedócomo c!avado en el sitio.

El hombre se volvió, le miró un instante,lanzó otro grito á su vez:—iCecilio!—precipitándose hacia él.

El muchacho cayó en los brazos de su padre, casi accidentado.

Las Hermanas, los enfermos y el practicanteacudieron, y les rodearon llenos de estupor.

El muchacho no podía recobrar la voz.

—i0h, Cecilio mío!—exclamó el padre después de clavar una atenta mirada en el enfermo, besando repetidas veces al nino.—iCecilio, hijo mío! ?Cómo es esto? ?Te han dirigidoal lecho de otro enfermo? iY yo que me desesperaba de no verte, después que tu madre es

cribió: ((le he enviado»! !Pobre Cecilio! ?Cuántos días llevas aquí? ?Cómo ha ocurrido esta

confusión? Yo he despachado en pocos días.!Estoy bien! ?Y tu madre? ?Y Conchita? Y lachiquitina ?cómo está? Yo me voy del hospital;vamos, pues !Oh, santo Dios! !Quién lo hubieradicho!...

El muchacho apenas pudo balbucear ceatropalabras para dar noticias de la familia.—;0h,qué contento estoy, pero qué contento! !Quédías tan malos he pasado!—Y no acababa debesar á su padre.

Pero no se movía.

—Vamos, pues—le dice el padre—que podremos llegar todavía esta tarde á casa. Vamos. —Y lo atrajo hacia sí.

El muchacl.o, vuelta á mirar al enfermo, elcual en aquel momento abrió los ojos y le mirófijamente.

Entonces 1 rotó de su alma un torrente depalabras.—No. chacho, espera... lea... no puedo! Mira ese viejo. Hace cinco días que estoyaquí. Me está mirando siempre. Yo creía queeras tú. Le quería. Me mira, yo le doy de beber, quiere que esté siempre á su lado, no sé,me da mucha pena, manana volveré á casa,déjame estar otro poco, no estaría bien que lo

dejase: !ve cómo me mira! no sé quién es; perome quiere, moriría solo: !déjame estar aquí,querido chacho!

—iBravo, chiquitín!—gritó el practicante.El padre quedó perplejo, mirando al mucha

cho, luego al enfermo.—Quién es?—preguntó.—Un campesino, como usted,—respondió el

practicante,—que ha venido de fuera y entróen el hospital en el mismo día que usted.Cuando lo trajeron venía sin sentido y no pudodecir nada. Quizá tenga lejos á su familia,quizá tenga hijos. Creerá que éste es uno deellos.

El enfermo no quitaba la vista del muchacho.El padre dijo á Cecilio:—Quédate.—No tendrá Oue quedarse por mucho tiem

po—murmuró el practicante.—iQuédatel—repitió el padre.—Tú tienes

corazón. Yo me marcho inmediatamente á casa

para tranquilizar á tu madre. Ahí tienes dospesetas para lo que necesites. Adiós, hijo mío,hasta la vista.

Le abrazó, le miró fijamente, le besó repetidas veces en la frente, y se fué.

El nino volvió al lado del enfermo, que pareció consolado. Y Cecilio comenzó su oficio deenfermero, sin llorar más, pero con el mismointerés y con igual paciencia que antes; le dióde beber, le arregló las ropas, le acarició lamano, y le habló dulcemente para darle ánimo.Todo aquel día estuvo á su lado, y toda la no

che, y aun el siguiente día. Pero el enfermo se

iba poniendo cada vez peor; su cara iba tomando color violáco, su respiración se iba haciendomás ronca, aumentaba la agitación, salían desu boca gritos inarticulados: la hinchazón se

ponía monstruosa. En la visita de la tarde, elmédico dijo que no pasaría de aquella noche.Entonces Cecilio redobló sus cuidados, y no loperdió de vista ni un minuto. Y el enfermo lomiraba, lo miraba, y movía aún los labios devez en cuando, con grande esfuerzo, como siaun quisiera decir alguna cosa, y una expresiónde extraordinaria dulzura se pintaba de vez en

cuando en sus ojos, cada vez más pequenos ymás velados. Aquella noche estuvo velando elmuchacho, hasta que vió blanquear en las ven

tanas la luz del crepúsculo y apareció la Hermana. Se acercó ésta al lecho, miró al enfermo,y se fué precipitadamente. A los pocos minutosvolvió con el médico ayudante y con un enfermero que llevaba una linterna.

—Está en los últimos momentos, dijo elmédico.

El muchacho aferró la mano del enfermo,abrió éste las ojos, le miró fijamente, y losvolvió á cerrar.

En el mismo instante le pareció al muchachoque le apretaba la mano:—!Me ha apretado lamano! exclamó.

El médico permaneció un momento inclinadohacia el enfermo; luego se levantó. La Hermana descolgó un crucifijo de la pared.

--zhla muerto? preguntó el muchacho.—Véte, hijo mío, dijo el médico. !Tu santa

obra ha concluido! Véte. y que tengas fortuna,que bien la mereces. !Dios te protegerá!...!Adiós!

La Hermana, que se había alejado un mo

mento, volvió con un ramito de violetas, quecogió de un vaso que estaba sobre la ventana,y se lo ofreció al chico, diciéndole:—Nada mástengo que darte. Llévatelo para recuerdo delhospital.

—Gracias, respondió el muchacho, cogiendoel ramito con una mano y limpiándose los ojoscon la otra; pero tengo que hacer tanto caminoá pie... que le voy á estropear.—Y desatandoel ramito, esparció las violetas por el lecho,diciendo:—Las dejo como recuerdo á mi que

rido muerto. Gracias, Ilermana. Gracias, senordoctor. Luego, volviéndose hacia el muerto:—

!Adiós!... Y mientras buscaba un nombre quedarle, le vino del corazón á la boca cl dulce

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N.° 547 HISPANO-AMERICANA

nombre que le había dado durante cinco días:1Adiós.., pobre chacho!

Dicho esto, cogió bajo el brazo su envoltoriode ropa, y á paso lento, interrumpido por elcansancio, se fue. Comenzaba á despuntar elalba.

EDMUNDO DE AMICIS.

VIAJE

minero á la América del Norte,POR M. PILES GARNIER.

En la Sociedad de Ingenieros Civiles deFrancia, el conocido ingeniero M. Jules Garnier, hizo una descripción muy interesante delviaje que ha realizado á los Es.ados Unidos yal Canadá, encargado del estudio de un nuevo

distrito minero, descubierto al norte del lagoHurón. Acompanado de un químico y de uno

de sus hijos, dijo que se dirigió primero áNueva York. Habló de su puerto, del valle delHudson, río navegable para grandes buques en

una distancia de r6o kilómetros; de la ciudadde Cleveland, de 260,000 habitantes, que aun

que poco conocida de los que viajan por recreo,es notable por su bella situación, al pie de lasescarpadas colinas que dominan el lago Erié, ypor su puerto de 1.260 metros de largo.

América, decía el conferenciante, es el paísde los puentes gigantescos, porque las corrientes de agua que hay que salvar son mucho másanchas que las de Europa; así es que los ingenieros americanos han tenido que dominar ese

género de obras.M. Garnier describió después la ciudad de

Búfalo, y las admirables cataratas del Niágara,que retroceden o'7o metro por ano en la partedel río del Canadá, y o'2o en la de los EstadosUnidos; se calcula, dijo, que sólo la caída en

el Canadá puede suministrar anualmente 17millones de caballos de vapor.

Pasando el Niágara se sube hasta Toronto,capital de la provincia de Ontario. Esta ciudad,aunque canadiense, tiene todo el carácter de laspoblaciones de la América del Norte; solamenteá orillas del San Lorenzo es donde se ha con

servado la lengua francesa pura; toda familiafrancesa que se aleja del valle oriental, no tardaen fundirse y desaparecer en la masa de las quehablan la lengua inglesa; hasta los nombresmismos experimentan alteración. De Toronto áNorthbay,, al norte del lago Nipissing, losbosques de verdes árboles cubren el suelo;Northbay, estación del ferrocarril Canadian Pacific, aun cuando sólo cuenta con algunas casas

de madera, está trazada como si en época prevista debiera contener una población nume

rosa, lo cual en aquel país es una precauciónsiempre útil.

Partiendo de este punto, los carriles se dirigen al oeste, al través de lugares salvajes, debosques impenetrables, de los cuales 600 leguas cuadradas han sido quemados por losinvestigadores de minas, por los cazadores, ópor los pioneels; unas veces por negligencia,otras para abrirse camino, y finalmente otraspara poder examinar el suelo con más facilidad.M. Garnier, después de abandonar estos parajes, se dirigió á Chicago, ciudad que va á serteatro de la gran solemnidad de 1893 (aniversario 400 del descubrimiento de América porCristóbal Colón). La Exposición universal quese prepara, dispone de una superficie de 420hectáreas, en esa magnífica ciudad en la cual elmetro cuadrado de terreno vale 8,5co pesetas,y donde las casas de quince pisos son muycomunes, si bien admirablemente servidas porascensores rápidos. Actualmente hay allí doscaminos de hierro aéreos; uno de los cualesserá paralelo á la eran vía Stale Street y que

atraviesa por manzanas de casas, como M. Garnier había aconsejado que se hiciera en París.

Convergen á Chicago 45,000 kilómetros deferrocariles, pertenecientes á veintitrés companías; el comercio anual de esta gran poblaciónllega á 6,000 millones de pesetas. !Qué ejemplo tan extraordinario de movimiento y de actividad en todos los ramos, se presentará en esta

población á los expositores y visitantes en 1893!Después de Chicago, M. Garnier visitó á

Pittsburgo á orillas del ancho río Ohio, en

donde 21 gas natural extraído por medio de lassondas ilumina á 35,000 casas, y alimenta á750 fábricas. Algunas de estas fábricas son co

losales; como por ejemplo, el taller de aceros

Béssemer que produce anualmente 400,000 to

neladas de carriles, es decir, más de los queFrancia consume actualmente. El trabajo allí es

especialmente mecánico, y 350 obreros son

bastantes para esa colosal producción, que en

Europa exigiría algunos miles de operarios.En una de las fábricas de la misma sociedad,es donde se fabrica ahora el acero con níquel,cuyas preciosas propiedades fueron indicadaspor M. Garnier en 1876, así como la manera

de producirlo, que después él mismo ha perfeccionado.

Esta sociedad va á fabricar ese blindaje deacero con níquel, en un tren de gran fuerza,mientras que la fábrica de Bethlén, se proponehacerlo con un martillo de 125 toneladas depeso.

Según el conferenciante, el Far "West resultaya demasiado poblado, y los emigrantes van

ahora á buscar las tierras desocupadas del sur

oeste. En el meridiano de Chicago hacia elsur, ha surgido ahora una ciudad de 100,000habitantes, que hace diez anos era totalmentedesconocida; esta es Birmíngham, en el Estadode Alhama, que va haciéndose tan importante,que al parecer seguirá los pasos de otras quela han precedido en ese rapidísimo crecimiento;allí se encuentra el mineral de hierro en enor

mes cantidades, el carbón y la castina; de modoque el lingote de hierro cuesta sólo 40 pesetasla tonelada y aun es posible que llegue á costar

menos.

El límite de estos esfuerzos incesantes, seráuna plétora de producción, á la cual habrá alcabo de buscársele salida en Europa, como yase le busca al exceso de trigo y carne que losEstados Unidos producen.

Todo puede esperarse de ese pueblo enérgico, que en menos de un siglo ha domado álos pieles rojas, cambiando los bosques vírgenes en campos fértiles, y sustituido por animales dóciles, los osos y los bisontes. Se presentaallí una cuestión económica grave, de las másgraves, y de la cual la Sociedad de IngenierosCiviles no puede desentenderse.

En la estación de Sudbury, al noro-este del lago Nipissing, M. Jules Garnier se encontró en

medio de un distrito minero que exploró en com

panía de los ingenieros de la mina principal, llamada de la Comp2nía deCobre del Canadá; segúnlos informes, esa Companía posee 650 millonesde toneladas de mineral; la ley de níquel varíade 2)5 á r o por ciento, y la de cobre de o á 30por ciento. El Platino se presenta en un mineral nuevo, que es un arseniuro de platino, alcual se le ha dado el nombre de Sperry/ita, delapellido de Mr. Sperry que lo descubrió. Sepresenta acompanado de oro y de cobre nativos.

Ya hay establecidos en todos los principalesfilones trabajos mecánicos, y los procedimientos más adelantados para explotar estos minerales. El conjunto geológico y minero recuerdael de Noruega, pero con riqueza metálica mu

cho mayor; en el Canadá los Fjords se sustitu, en por innumerables lagos, á los cuales losindígenas atribuyen un origen glaciario. Comoestos lagos se forman en el gneiss, los geólogoscreen que la roca que estaba profundamentedescompuesta y disgregada antes del período

263

glaciario, ha sido después fácilmente arrastradapor la acción poderosa de los bloques de hieloen su movimiento. A esta acción, descrita yapor M. Garnier al tratar de Noruega y de laNueva Caledonia, se habrá agregado en América la descomposición de bancos inmensos depirita de hierro con níquel y cobre, que estandomenos mezcladas con la roca de lo que lo estánhoy, se habrán descompuesto con mayor facilidad formando sulfatos solubles: estos sulfatos, en la Nueva Caledonia, por ejemplo, hanprecipitado su níquel y su magnesia al estadode hidrosilicato de níquel y de magnesia (Garnierita-Dona nov. sp.) en los poros y fisuras delas rocas adyacentes. Aquí, donde faltaba lasílice en disolución, estos sulfatos han desaparecido; tal vez sean estos sulfatos de cobre formados así, los que se han concentrado en ciertas cavidades , y al contacto de vegetalesreductores, han sido el origen del cobre nativoque se encuentra en la localidad, en la minaVermillion. Esta cuestion dijo M. Garnier quese reservaba tratarla aparte, y hacer estudioespecial de ella en otro viaje; hasta ahora no se

han explicado las formaciones de estas masas

de cobre nativo; pues la acción galvanoplástica,supuesta por el sabio profesor Rivot, no res

ponde á todos los hechos observados.La Memoria completa de M. Garnier, que se

publicará en el Boletín de la Sociedad de Ingenieros Civiles, de Francia, no puede menos detener un interés minero de primer orden, puessu crédito es muy grande y su asunto de importancia colosal.

(De la Revista minera, metalúrgicay de ingeniería.)

- -

Cuentos de aldea.

LA GUARDESA.

A MI AMIGO MANUEL AMOR MEILÁN, ESCRITOR.

Lavida en aquel pueblecillo no podía ser másmonótona para un joven acostumbrado, comoEduardo lo estaba, á la vida de animación propia de una ciudad, con sus reuniones, sus casinos y paseos, sus tertulias de desocupados,nada escrupulosos en punto á murmuración.

Ya casi restablecida su salud, el joven esperaba regresar pronto á su centro, aburrido de lacaza, de las correrías por los valles, de las expediciones por el río: no encontraba encanto alguno en la perspectiva de los paisajes, y las primeras horas del día, que unos meses antes le erantan agradables, las pasaba ahora en su lecho,dormitando á medias y renegando de los milruidos, propios de la vida rural, que le impedíanconciliar el sueno.

!Bajar á la estación! Entretenimiento cursi,dado que ya conocía y se sabía de memoria ála docena y media de personas que solía encon

trar en aquel punto á la hora de la llegada deltren.

Maldecía de su suerte Eduardo, cuando llamaron discretamente á la puerta de la habitación,y aunque él se encontraba todavía en mangasde camisa, contestó !adelante! suponiendo queera el mozo de la casa, portador de media docena de periódicos, con cuya lectura distraía elel huésped el spleen.

Abrióse lentamente la puerta y apareció en elumbral Pepina, que al ver á Mendoza tan ligerode ropa, se sonrojó, poniéndose más lindatodavía.

Pepina traía el correo.

Eduardo tendió la mano para coger el paguetito, y pudo advertir que la muchacha se

turbaba y bajaba los ojos: esto pareció interesarle y, contra su costumbre, le hizo variaspreguntas, enterándose de que aquella hacía lasveces de mandader4 de la casa, auNiliaba en

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SALÓN DE PARÍS: EN TORNO DE UNA COCINA AL AIRE LIBRE, EN LAHORE. COPIA DEL CUADRO. DE EL. WEEK4

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266 LA ILUSTRACIÓN N.° 547

cierto modo los trabajos de la cartería, y en lashoras de llegada del tren reemplazaba á su ma

dre como guardesa en el paso á nivel próximoá la estación.

—iDiablo! dijo para sus adentros nuestro joven. ?En dónde habrá estado tanto tiempo estaguapa moza para que yo no la haya visto?

É inmediatamente surgió un proyecto ea su

imaginación.Cumplido su encargo, Pepina salió de la

habitación con la misma cortedad con que habíaentrado.

»

Un cuarto de hora antes de la llegada deltren, ya Eduardo bajaba hacia el camino. Vagóde un lado á otro por el andén y, por último,después de vacilar un poco, fué hacia el paso ánivel.

Allí estaba Pepina, con la banderola metidaen la funda, esperando, con la tranquilidad delque hace las cosas por costumbre, el momento

de colocarse en la actitud reglamentaria queindica no hay novedad.

Mendoza repitió mentalmente la observaciónque había hecho por la manana: la muchachaera guapa. Y de nuevo acudió á su imaginaciónun proyecto, no diabólico, sino humano.

Aquella joven fresca, linda, seguramenteinexperta, podía ser un asunto que le impidieseaburrirse algunas horas.. Y, en efecto, Eduardo,adiestrado en la táctica de guerrillas amorosas,comenzó á poner en práctica su plan.

De pronto, cuando la muchacha ruborizadatitubeada ante la insistente exigencia del jovenque pretendía saber d'inde podría verla que no

fuese en el paso á nivel, oyóse el silbido de lamáquina, y Pepina exclamó apresuradamente:

!Ay, déjeme de eso!Y corrió á desempenar sus funciones de

guardesa.»

Algunas tardes pasaron así sin que Mendozaconsiguiese otra cosa que poner en equívocasituación á la muchacha.

Ya era general la murmuración de que elsenorito andaba con la guardesa; y Manuel, elque hasta entonces había sido su cortejo, dejóde saludarla. Este hecho fué el que decidió eléxito del joven.

Pepina le dió una cita, y en ella, casi llorosa,le reprochó haberla comprometido con su asiduidad: rechazó el galán los cargos con esa lógica especial que en análogas circunstanciasusan todos, y la entrevista terminó con un «hasta manana», y fué precursora de otras muchas.

Lo cual quiere decir que el plan de Eduardoy la murmuración del pueblo fueron en aumento.

El senorito se había entregado por completoá las delicias, para él hasta entonces desconocidas, de aquel amor campestre que tenía todoslos encantos de la inexperiencia y toda la frescura de lo no gustado. En cuanto á ella !pobrecilla! aquel amor era un cielo.

!Qué sabía ella de semejantes carinos, nicuándo su virgen imaginación había podidopresumir que tales goces existieran en el mundo!

Su Eduardino era lo que existía para ella.!Noches de Agosto!Buscaban, vagando cogidos de la mano, los

sitios más sombríos para respirar el aire másfresco: sentábanse, estrechamente unidos, alpie de los árboles, ó escondidos detrás de lasespesas zarzamoras: hablaban muy bajito, con

las caras unidas, sin que ni siquiera la brisapudiera pasar por entre ellos.

Pepina miraba al cielo, y decía.

—Mira, mira cómo corre aquella estrella.Y luego metía su mano pequena y regordeta

entre el rizado cabello de su amante, y aspirabacon fruición el perfume de la pomada; y aplicaba el oído para percibir bien los latidos del co

razón que palpitaba sólo para ella.Todas aquellas demostraciones

invariablemente lo mismo:terminaban

Eduardino, cuánto te quiero!El se sentía conmovido y á veces sentía un

ligero desasosiego, y pensaba que hacía mal en

enganar á aquella pobre muchacha, inocente ycándida, víctima de una pasión del momento.

Pero esto era fugaz; los encantos de Pepina,siempre mimosa, nunca cansada de acariciarle,volvían á embargarle: y aquellos pensamientoshonrados huían, y Eduardo creía que amaba ála nina de verdad.

»

—Nada, nada, se dijo una manana nuestromozo: esto tiene que concluir, y antes hoy queel día que viene.

Con estas palabras ponía fin á una largameditación que le ocupara todo el tiern:o quehabía tardado en vestirse y aderezarse.

Sonriente estuvo con Pepina durante el díay no dejó de hacerle algún mimo cuando se en

contraron por los pasillos, mientras la muchacha andaba de una parte á otra ocupada en laslabores de la casa.

Mas cuando ya un tanto próxima la hora dela marcha, Eduardo hizo sus preparativos;cuando ella oyó la voz de su amante que llamaba al criado para que bajara la maleta al portalón; cuando él se dirigió al amo para despedirse hasta el otro verano, otras tantas veces laenamorada rapaza sintió que le faltaban lasfuerzas.

Por fin, se hallaron en el sitio de costumbre,en aquel lugar donde tantas ternezas se prodigaran, en donde ella hiciera su iniciación en lasdelicias que nunca su inocente imaginación había sonado.

Pepina, llorosa y sollozante; él, disgustado ygrave.

!Qué dolor sentía la pobre moza!

Aquellos amores que creyera inacabables, se

terminaban, no con la muerte de uno de ambos,como ella pensara en sus apasionados deliquios, sino con el desabrimiento de uno delos dos.

—INo quiero que te vayas! decía ella, suplicándole dulcemente y aprisionándole entre sus

brazos.Y Eduardo, conmovido, decía torpemente, ca

si con vergüenza:—iImposible! Tengo que marchar.—iPara qué te he conocido! exclamaba la ni

na: y á sus labios acudía, inconscientemente,una maldición.

Trataba él de consolarla, jurándole que volvería, mientras ella movía en ademán de dudala cabeza.

En esto oyóse á alguna distancia el silbidode la locomotora, luego el sordo ruido de latrepidación del tren; y entonces Eduardo, desprendiénaose de los brazos de la muchacha, labesó en la frente y estrechándola las manos ledijo:

—lAdiós!Y marchó precipitadamente.?Qué sintió en aquel momento Pepina? !Ah!

Creyó que las sienes le estallaban, que el cora

zón le rompía el pecho, que las lágrimas laahogaban.

Sintió allá dentro, allá dentro, un dolor muyagudo, muy agudo; tuvo miedo; quiso gritar...

Pero ?qué apretaba ella en la mano derecha??Un recuerdo de él?

!Una moneda!Sí, allí la veía, amarilla, brillante, que la

abrasaba.Entonces Pepina sintió que la tierra vacilaba

bajo sus plantas, que se turbaba su vista; perono cayó. 1-lizo un .esfaerzo; cogió la banderolaenfundada que estaba en el suelo, y se dirigiócon inseguro andar hacia el paso á nivel.

-

»

Eduardo estaba cómodamente instalado en

su departamento. Al dar el jefe la senal, el tren

arrancó, y 11 alomó l'a labeza á la ventanilla

para ver á Pepina por última vez, á lo menos en.la temporada.

Pero la muchacha no estaba en el paso ánivel.

—Tal vez—pensó Eduardo—no habrá llegado á tiempo; y le dedicó un suspiro.

Luego miró hacia atrás: la estación se alejabarápidamente; pero el joven creyó ver algunasluces que se movían y algunas personas quese dirigían con precipitación á la vía.

—?Qué habrá ocurrido? dijo para sí.Y al día siguiente, pocos momentos después

de preguntarse ?cómo estará Pepina? se enterópor un periódico de que la guardesa del paso ánivel próximo á la estación de N. había sidoarrollada por el tren-correo.

!Por eso corría la gente en la estación!

AURELIANO J. PEREIRA.

Historia de un perro.

Los valles, ó glens, como son llamados, quese encuentran entre los Grampians, que es una

cadena de montes pedregosos y que ofrece mu

chos precipicios en el norte de Escocia, se hallan habitados principalmente por pastores.Como los rediles en los cuales cada rebanopuede vagar, se extienden por muchas millasen todas direcciones, el pastor nunca llega áver todo su rebano á la vez, salvo cuando se lereune con el objeto de hacer alguna venta ó re

partición. Suocupación es hacer sucesivamentevisitas diarias á las diferentes extremidades desus pasturas y hacer volver, con auxilio de su

perro, á cualquier animal desertado de su re

bano y que pueda invadir las fronteras de sus

vecinos.En una de estas excursiones, un pastor lle

vaba consigo uno de sus hijos, nino de tres

anos. Después de atravesar ya sus pasturas poralgún tiempo, acompanado por su perro, elpastor se vió en la necesidad de subir á la cimade un monte distante para desde allí tener una

vista más completa de su ganado. Como la as

censión era demasiado fatigosa para el nino, elpastor le dejó en un pequeno llano del fondo,con el mandato estricto de no moverse de élhasta su regreso.

Apenas, sin embargo, bebía llegado á lacima, cuando el horizonte quedó de pronto os

curecido por una de esas impenetrables nieblas,que con frecuencia descienden con tal rapidezsobre esos montes, que en el espacio de unos

cuantos minutos casi hacen del día noche. Elangustioso padre inmediatamente operó su

vuelta para encontrar á su hijo; pero, debido ála desusada oscuridad y á su trepidación, desgraciadamente en su descenso perdió el camino.Después de buscar infructuosamente muchas

horas por entre los peligrosos pantanos y cata

ratas,que en aquellos montes abundan, fué sor

prendido por la noche. El pastor aun continuóen su camino sin saber dónde llegaría. Al finalcanzó el borde de la niebla, y, por la luz que

la luna derramaba, vió que había llegado alfondo del valle y que se encontraba á corta dis

tancia de su choza. Renovar las pesquisas esa

noche era tan infructuoso como de peligro: se

vió por consiguiente obligado á volver á su

morada habiendo perdido á su hijo y á su perro, que lo había acompanado fielmente pormuchos anos.

A la manana siguiente, al rayar el alba, elpastor acompanado de un gran número de ve

cinos salió nuevamente en busca del ninoperdido: pero, después de haber pasado un día

de inútiles fatigas, se vió al fin obligado, porla aproximación de la noche, á descender de lamontana. Al llegar á su cabana supo que su

perro, perdido el día anterior, había estado en

5U habitación, y que después de recibir un pe

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N. 547 HISPANO-AMERICANA 267

dazo de torta se había marchado inmediatamente. Por muchos días sucesivos el pastor re

novó las expediciones en busca de su hijo; y

todas las noches, al volver á su cabana desalentado por el mal éxito de ellas, recibía la noticiade que el perro había estado en su casa, y después de recibir su ración acostumbrada, desaparecía al instante.

Esta singular circunstancia llamó la atencióndel padre, que se detuvo en su casa un día, ycuando el perro, como de costumbre, partiócon el trozo de torta, se resolvió á seguirlo y

encontrar la causa de su extrano proceder. Elanimal tomó la delantera y se dirigió á una ca

tarata que se hallaba á bastante distancia delpunto donde el pastor dejó á su nino. Las eminencias de la cascada, casi unidas en la partesuperior, se hallan separadas por un abismo deinmensa profundidad, y presentan aquel as

pecto que tanto llama la atención y llena de no

sé qué terror á los que viajan por entre losmontes Grampians, é indican que estas estu

pendas grietas no son 'el efecto del trabajo silencioso del tiempo, sino que se deben á algunaviolenta convulsión que ha sufrido la tierra. Elperro comenzó á bajar sin vacilación alguna,uno de estos escabrosos y casi perpendicularesdescensos, y al fin desapareció en una caverna,

la abertura de la cual se hallaba casi en elmismo nivel que el torrente. El pastor lo siguiócon dificultad; pero, al entrar en la cueva, !cuángrande fué su emoción cuando vió á su hijo co

miendo con la mayor satisfacción la torta que

el perro le acababa de traer, mientras que el fielanimal permanecía á su lado, contemplando alnino que estaba bajo su cargo, con la mayorcomplacencia!

Por la situación en que la criatura fué encon

trada, parece que después de caminar extraviada, llegó al borde del precipicio, se cayó ógateó hacia abajo hasta llegar á la cueva, de laque no salió después por el temor que le infundía el torrente que á su lado corría. El perro,por su olfato, había llegado al sitio, y dándolesu ración diaria de comida, evitóle así que pe

reciera de hambre. Parece que el perro no se

movía de su lado durante el día, ni la noche,salvo cuando era necesario ir en busca de su

alimento, y entonces se le veía correr á todaprisa de la choza, y partir de ésta de la mismamanera.

!Elocuente ejemplo de fidelidad y carino!

ALBERTO BARTÓN.

Amorosa.

Yü quisiera pintarte mis amores

lozanos cual la virgen Primavera,y de fresca manana á los alborescon el canto de alegres ruisenoresmandarte ansioso mi canción primera.

Yo quisiera de rosas y jazminescoronar con guirnaldas tu cabeza,y completando mis amantes finesen frondoso paisaje de jardinesdar trono digno á tu sin par belleza.

Yo quisiera, á la luz del Gol naciente,verte correr al campo en dulce exceso,verte lavar en cristalina fuentey secarte después la húmeda frentecon el grato calor de amante beso.

Yo quisiera, en mi afán puro y sencillo,consagrarte mi fe, mi dicha pura;cuando el sol brilla el piar del pajarilloy de noche sentir paciente al grilloque me arrulle admirando tu hermosura.

Que es mi pasión, suave y placentera,rnás bella que la joven Primavera,más pura que el aroma de las !lores,más celestial que la ilusión primera,más eterna qu'e el hado y sus rigores.

LUIS VÍA.

Sin norte.

De su labio maldito al beso ardientesentí en mi pecho un ambicioso anhelo,y odié la calma y desdené el consueloy ansié laurel para adornar mi frente:

y en vano me llamó con voz dolientela madre de mi amor: alma de hielo,dejé mi hogar en triste desconsuelo,á su palabra pérfida, obediente.

!Ah! !Cuántas veces en mi mente locasurgió brillante la ardorosa idea,la encendió una sonrisa de su boca!

Hoy, de la vida en la tenaz pelea,en vano el alma con pasión la invoca.!Hoy que al mar me lanzó! !Maldita sea!

JULIO PIFERRER.

Estrofas.

Muy cerca, muy cerquita;el uno frente al otro;mis ansiosas miradasbuscando los destellos de sus ojos.

Muy cerca, muy cerquita:sin embargo !qué lejos!Yo anhelante, ella grave,

cual si nunca, en verdad, nos conociésemos.Así, á corta distancia,

tuve á la amada mía.

!Oh, qué duro tormento

es el estar tan próximo á la dicha!Al tembloroso labio

las frases se agolpaban;pero forzoso era

en el fondo del pecho sofocarlas.!Dormid, mis pensamientos!

!Disipaos, mis ansias!!Tal vez, al conoceros,os despreciase la beldad ingrata!

!Qué importa que el destinonos coloque tan cerca,

si es invencible obstáculo á mi dichasu cruel indiferencia!

A. J. PEREIRA.

MISCELÁNEA.

En el café.Un parroquiano paga su gasto entregando

una peseta al camarero, el cual se la devuelve.—?Qué tiene esta peseta?--Es Lisa.—?Cómo lo conoces?—Vea usted—dice el camarero dejando caer

la moneda sobre el velador.—No suena.

—iQue no suena!—exclama el parroquiano.—Pero ?tú te figuras que una peseta es un

violín?

• 1

Un casado decía en cierta ocasión á un amigosuyo:

—Manana te convido.—?Dónde?—En mi casa.

—?A comer?

—No; es imposible que lo adivines: á una lucha de fieras.

—iCómo! ?en tu casa?—Sí, ya sabes que mi suegra está bastante

mala...—No atino.—Pues sí, manana debe entablarse la lucha;

van á aplicarla sanguijuelas.—iCarape! no faltaré.

e

* *

Un carcamal de sesenta anos y una chica

muy guapa de veinte:—Mira, Asunción, tú debes corresponder á

mi amor.

—?Por qué?—Porque la Iglesia ha dicho al instituir el,

matrimonio, que el hombre y la mujer han sidocreados para quererse el uno al otro.

—En ese caso V. debe haber nacido paraque lo quiera mi abuela.

***Don Lupercio da consejos á su sobrino, y

le dice:—En nuestros tiempos es indispensable la

honradez; pero también lo es la habilidad.—?En qué consiste la honradez?—En cumplir todos los compromisos.—?Y la habilidad?—En no contraer ninguno.

*

Entre trasnochadores:---;Qué cielo tan hermoso! !Qué luna tan

admirable! !Lástima que esté tan pálida!—!Y no ha de estarlo! ?No ves que ha pasado

tantas malas noches?O

—?Puedo confiar en que al cabo de dos me

ses me pagará usted esa cantidad? le decía áun deudor uno de sus infinitos acreedores.

—Espere usted un poco más, y le pagaré áusted, á fe de hombre honrado.

—Nada, nada; yo no aguardo más, mananamismo es preciso...

—!Pero, hombre, si no tengo un ochavo!—!Tontería! yo le haré á usted hallar dinero.—iCómo! ?usted?...—Sí. yo.—!Oh dicha! amigo mío, queridísimo acree

dor, hágame usted ese favor inmenso, y le juroá usted que será el primero á quien pague.

PREMIO

Una corona propongoal autor de la invenciónque se titula el jabónde los PRÍNCIPES DEL CONGO.

Jabonería de VíctorVaissier.—París.

De venta en las principales perfumerías.

Sentencias de hombres célebres.

En ciertos casos, poner la mano sobre un

hombre es ponerla sobre el derecho; y los que

se atreven á ello, tienen el temblor de la leyconmovida.

La trampa se aviene con la audacia y excluyela cólera.

El rencor es un gasto improductivo.La ley arrojando fuera de sí al traidor, es un

acto grande y terrible: realicémosleLos que sirven á los traidores, son traidores

también.Hay en las cosas extraordinarias, la movili

dad de las estatuas, y en las cosas despreciables, la movilidad del maniquí.

La luz lo es todo.Lo justo es el fondo del hombre; lo verdade

ro es el fondo de Dios.Se resiste á la invasión de los ejércitos, pero

no se resiste á la invasión de las ideas.Hacer la oscuridad puede probar el poder;

pero la gloria es hacer la luz.

Lo porvenir es del libro y no de la cuchilla.

VÍCTOR HUGO.

SOLUCIONES DEL NÚMERO 5 46.

C LIARADA: Cariii0Sa.LOGOGRIFO NUMÉRICO: 'Barcarola.ACRÓSTICO DOBLE: Fraga—Laura.

PASATIEMPOS

CHARADA.

Saliendo una vez de todo,á una gitana ví yo,

Page 11: SE PUBLICA TODAS LAS SEMANAS UN Real I° 547

268 LA ILUSTRACIÓN N.. 547

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IQI A DE MENORCA: VILLA CARLOS, PLAZA DE LA IGLESIA. DE FOTOGRAFÍA DE D. JUAN FEmENiAs.

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ISLA DE MENORCA: VISTA PANORÁMICA DESDE LA CUMBRE DEL MONTE TORO. DE FOTOGRAFÍA DE D. JUAN FEMENÍAS.

Page 12: SE PUBLICA TODAS LAS SEMANAS UN Real I° 547

N. 547 HISPANO-AMERICANA 269

ISLA DE MENORCA: FERRERÍAS. DL FUOGLL1IA Llk. D. JUAN 17.41~

_

ISLA DE MENORCA: ALAYOR. DE FOTOGRAViA DE D. JUAN FEMENiAS.

Page 13: SE PUBLICA TODAS LAS SEMANAS UN Real I° 547

270 LA 1LUSTRACION. N.° 547

y á pesar de su dos prinzainspiróme tal amor,que mi alma no tres cuatro

desde el día en que la vió.

Las soluciones en el número próximo.

ISLA DE MENORCA: BOSQUE BINI-DUINIS.—MERCADAL Y MONTE TORO. —FERRERÍAS.-- VILLACARLOS: PLAZA DE LA IGLESIA.—VISTA PANO

RÁMICA DE LA ISLA DE MENORCA DESDE LA

CUMBRE DE MONTE TORO.—MAYÓLICAS. Defotografías de D. Juan Femenías.

BOSQUE BINI-DUINIS. —Saliendo del pueblo deMercadal y atravesado por el antiguo caminode los Ingleses, se encuentra el espeso bosquede encinas conocido con el nombre de Beniduinis, que medra en sitio abrigado, escabrosoy abundante en caza. La perspectiva que ofreceeste bosque es por demás pintoresca y atrac

tiva, máxime en una tierra donde la vegetaciónes tan escasa.

MERCADAL Y MONTE TOR0.—Este pueblo, delque es difícil, si no imposible, hallarle un origen, como no sea atribuirlo á los árabes, se

asienta al pie del Monte Toro y es muy malsano, pues apenas se levanta 26 metros sobreel nivel del mar. No se comprende cómo lospobladores que sustituyeron á los árabes, cata

lanes, se fijaran en ella luego de conocido este

defecto.Ocupa Mercada' una hondonada, recipiente

de lasaguas de las alturas que la rodean, lo cual,unido á las que beben sus moradores de un algibe público en donde se las recoge, ha contribuido eficazmente á las enfermedades palúdicasque con desconsoladora frecuencia los afligen yque se retratan en sus fisonomías. Hoy, sinembargo, ha mejorado la condición del pueblo,y en las casas modernas ya se usan cisternas,si bien con gran dispendio, por cuanto el pisoó subsuelo no se presta á esta mejora, como en

los demás pueblos de la isla.Al principio del siglo xv Mercadal ya tenía

Universidad propia, como lo prueba el que en

su templo de San Martín se celebrara el 14 denoviembre de 1439 la reunión de las demásUniversidades de la isla, de orden del gobernador Galcerán de Recasens, para enterarles delreglamento que de las municipalidades de Menorca acababa de decretar aquella autoridad.

Enclavada la montana del Toro, única con

que cuenta la isla de Menorca, y cuya historia va

tan ligada con la de Mercadal, junto á este pueblo, digna es de que le consagremos algunas líneas. Según la tradición, hubo al principio delcristianismo, en la cumbre del monte Tor, una

capilla ó ermita dedicada á la VirgenMaría, quelos cristianos menorquines ocultaron para queno la profanaran los moros cuando se apoderaron de Menorca. Pasada la dominación de los infieles y hallada milagrosamente aquella imagen,se levantó nueva iglesia á la mismaVirgen María,iglesia que, andando el tiempo se convirtió en.rico templo, al cuidado de los frailes agustinosque fundaron un convento. En 1385 quedóabandonado el templo y también el convento,hasta que, vista la ruina que amenazaba el ca

marín de la Virgen, ésta fué trasladada á laiglesia del Mercadal, ínterin se recompuso eltemplo, á donde fué restituida el 1 I de junio de1876, con beneplácito de todos los pueblos dela isla, que coi esta ocasión celebraron grandesfiestas. Desde la cima de la citada montana se

domina una perspectiva encantadora: la miradano solamente abarca toda la isla de Menorca,más también parte de la costa de la vecina Mallorca.

VILLA CARLOS: PLAZA DE LA IGLESIA. —Véaseel número 544.

FERRERÍAS.—E1 pueblo de Ferrerías es, detodos los que forman ayuntamiento en la isla deMenorca, el más pequeno. Está situado en un

valle poco saludable, en una posición algo se

mejante á la de Mercadal, al pie de la montanade la Inclusa, dominado por la meseta miocenaque corona la casa de San Feliu. un tiempocuartel de los ingleses, que habían buscadohuir de las insalubres emanaciones del valle.El pueblo está muy apinado, y junto á él pasala carretera que proveniente de San Cristóbalempalma en el Coll Llis con la que desde Mercadal lleva á Ciudadela para bajar á los llanosde San Pons, que alimentan el más grandebarranco de la isla, el barranco de Algendar,situado casi en el centro de la costa sur y formando su principal desagüe. El pueblo deFerrerías, es el más cercano á este barranco,cuyo lecho divide su término del de Ciudadela.

El barranco de Algendar, con sus lados cor

tados á pico por las aguas que desde siglos lossurcaron, sus huertos encantadores y su lozanavegetación, serían suficiente motivo para una

descripción minuciosa. En particular el puntoque lo cruza el viejo camino de herradura quede Ferrerías llevaba á Ciudadela, es uno de losmás hermosos; y tanto más queda uno sor

prendido ante aquella frondosidad á la cual losvientos huracanados del norte nada danan,cuanto soplando con vehemencia en lo alto dela cercana meseta, han agostado en ella todavegetación, casi como á propósito para aumen

tar la impresión que causa aquel valle al viajero. Siguiendo el lecho del barranco, haciaabajo, se encuentra el molí de baix, para distinguirlo del molí de d'alt movido por las aguasque de todas partes van brotando, con algunascasas adosadas á la pena del acantilado quemás allá vuelve lo más salvaje é imponentelas penas de Sa Dragonera. Desemboca el riachuelo, después de varios sesgos, en la Cala deSanta Galdana, defendida por el casi islote de laErmita y dominada por las ruinas de un cuar

tel inglés. A poca distancia se ve en la costa

una especie de arco natural: es Pont d' en Ah,que con el Pont d' ea Gil, cerca de Ciudadela,pertenece á los penascos más curiosos de lacosta.

Desde Ferrerías se podrá con facilidad visitarel antigno castillo moruno de Santa Agueda, con

sus torreones de tapia, sus cisternas y sus hermosas vistas hacia las cercanas colinas, dondepor largo tiempo se guarecieron los moros altiempo de la conquista. Su antigua capilla, quefué en la Edad media objeto de devotas rome

rías, está ahora reducida á habitación de losaparceros que cultivan los terreno3 del llano delcastillo y de sus inmediaciones.

VISTA PANORÁMICA DE LA ISLA DE MENORCA,DESDE LA CÚSPIDE DE MONTE TORO. Véase:Mercadal y Monte Toro.

MAYÓLICAS: de una colección particular.—Pertenecen los ejemplares de que damos copia,al siglo xvii, y son de loza con reflejos metálicos. Las cuatro fuentes representadas en elgrabado tienen un diámetro respectivo de 36,37, 33 y 35 centímetros, y la pila para aguabendita, con figuras de relieve, una altura de 44por 21 de ancho. Estos ejemplares los compróen Mahón un ilustrado particular, pero como no

se sabe que en dicha ciudad haya habido alfarerías que los produjesen, se supone que fueronfabricados en Málaga, Valencia ó Mallorca.

ALAYOR.—De todos los pueblos del interiorde la isla, es Alayor el más grande. Situadoen un llano elevado á poca distancia de la ca

rretera principal, ocupa una pequena eminenciadominada por su iglesia principal de Santa Eula

lia. Sus aires saludables se dan á conocer en elaspecto sano de su población, á la cual la industria de la zapatería ha convertido en estosúltimos anos en fuente importante de riquezas.Al sur del pueblo está situada la Torre d' en

Gaumés, el gran centro prehistórico del este dela isla que parece haber concentrado las poblaciones de Mahón y Alayor. Sus restos megalíticos son los más importantes de Menorca, yno hay duda que excavaciones bien dirigidaspodrían derramar mucha luz sobre aquella época, todavía muy oscura, de la historia balear.Alayor cuenta en sus cercanías con prediosimportantes y hermosos, distinguiéndose SantaEulalieta, propiedad del barón de Binimuslem,por su posición al lado de los encinares másvastos de la isla, y Santa Ponsa, propiedad deD. Juan Taltavull, por sus huertos y esmeradocultivo.

Todos los grabados que engloba este artículoson copia fiel de limpias y artísticas fotografíasque se ha servido remitirnos el hábil fotógrafode Mahón y muy querido amigo nuestro, donJuan Femenías.

BELLAS ARTES. ESCENA CAMPESTRE. Copia delcuadro de Debat P011SCi71.

Las palabras que dedicamos á Weeks, podríamos aplicarlas á Debat Ponsán en cuanto ásus condiciones artísticas. Su cuadro ((Escenacampestre» proclama las excelentísimas dotesque como observador posee aquél, así como

los envidiables conocimientos que posee en laparte técnica de la pintura.

«Escena campestre» es, al par que un lienzosim0ático, trasunto real de la vida del campo,copia de uno de los innumerables episodiosque en éste diariamente se ofrecen y que, sibien no exentos del sello de rusticidad, son

testimonio de que en lo que al corazón atane,allá se van los que viven en medio de la sen

cillez de la naturaleza y los que moran en lasciudades.

SALÓN DE PARÍS. EN TORNO DE UNA COCINA AL

AIRE LIBRE, EN LABORE. Copia del cuadro deEl. Weeks.

Entre el elemento joven de la novísima es

cuela francesa figuran en lugar privilegiadouna pléyade de pintores que indudablementelegarán su nombre á la posteridad, no sólo porhaber seguido las nobles tradiciones del arte ópor haber tomado por modelo á los grandesmaestros, más también por el adelantamientoque han impreso é imprimen diariamente á esta

hermosa manifestación del espíritu humano llamada pintura.

Weeks, que pertenece á aquella pléyade, en

la escena de la vida indúa que nos da á cono

cer en el notabilísimo cuadro de que damos co

pia preciosa en este número, es artista deexcepcionales aptitudes, júzguesele como dibujante, como compositor ó como colorista.

«En torno de una cocina al aire libre» es

pintoresco en grado superlativo. En medio deuna decoración de cuento oriental é iluminadopor los ardorosos rayos de un sol deslumbrador, se levanta el pórtico de un como caravan-'serrallo cuya elegante y singular arquitecturapasma v cautiva la mirada. Acá y allá, gruposadmirablemente dispuestos animan los distintos términos del lienzo, siendo uno de los principales el de los cocineros al aire libre que,sobre un horno primitivo, están condimentandoalimentos extranos y poco á propósito parapaladares europeos.

En el acertadisimo conjunto de esta composición hay grande intensidad de vida y un saborlocal digno de todo encomio; cualidades quetodavía cobran más realce si se atiende á lanaturalidad y corrección superiores de las figuras. No es de extranar pues que en el últimoSalón de París, Weeks figurara en primeralínea.

Page 14: SE PUBLICA TODAS LAS SEMANAS UN Real I° 547

N. 547 HISPANO-AMERICANA 27 I

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EVIAMS,

44 Tn.)

BARCELONA.

EXPOSICIÓN DE BELLAS ARTES.—A1 empezar SUS

tareas, el Jurado de admisión y colocación de obras

se dividió en cuatro secciones, que nombraron un

vicepresidente para cada una de ellas, á saber: don

Román Ribera, para la de pintura; D. Manuel Fuxá,para la de escultura; D. Modesto Fossas y Pi, para

la de arquitectura, y D José Nicolau, para la de ar

tes retrospectivas.El Jurado adoptó el reglamento interior y comenzó

desde luego sus trabajos, dividiéndose en cuatro

grupos de los que forman parte los artistas siguientes: Grupo r Sres. Caba, Galofre, 'Urgen y Gra

ner; grupo 2.0, Sres. Pellicer, Vayreda, Baixeras yRobert; grupo 3.0, Sres. Soler y Rovirosa, Mas y

Fondeviela y Llimona; grupo 4.°, Sres. Mestres, Ro

ca, Torres y Pinós.El Jurado quedó constituido en la siguiente for

ma: presidente, D. Juan Coll y Pujol, alcalde cons

titucional; vicepresidentes, D. Román Ribera, don

Manuel Fuxá, D. Modesto Fossas y D. José Nicolau;jurados, D. Antonio Caba, D. José Luis Pellicer,D. Arcadio Mas y Fondevila, D. Baldomero Galofre,D. Joaquín Vayreda, D. Dionisio Baixeras, D. Francisco Soler y Rovirosa, D. Joaquín Torres Canosa,D. Agustín Robert, D. Modesto Urgell, D. Leopoldo Roca, D. Apeles Mestres, D. Luis Graner, donJuan Pinos, D. Fernando Xumetra, D. Antonio Vilanova, D. Rafael Atché, D. José Carcassó, D. Maximinio Sala, D. Tomás Moragas, D. Arturo Gallard,D. José- Torres Argullol y D. José Turner y Brugriera; Secretario, D. Carlos Pirozzini y Martí.

MADRID.

En la sesión del Senado celebrada el 2 i se leyóel proyecto de amnistía, cuyo articulado es el siguiente:

Artículo 1.° Se concede amnistía, sin distinciónde clase, ni de fuero, á todos los sentenciados y procesados rebeldes ó sujetos de cualquier modo á res

Fonsabilidad criminal por delitos contra la forma degobierno, rebelión y sedición así militar como civil,cometidos hasta la fecha de la presentación á lasCortes de este proyecto.

Artículo 2.0 Se sobreseerán en definitiva y sincostas las causas pendientes por tales hechos.

Artículo 3.0 Las personas que en virtud de losprocedimientos á que se refieren los artículos ante

riores estén presas ó extinguiendo condena, seránpuestas en libertad. Las que se hallen fuera del te

rritorio espanol podrán volver libremente, quedandounas y otras exentas de toda nota, así como de todaresponsabilidad por los actos á que se extiende lapresente amnistía.

Artículo 4.0 Subsistirá, no obstante, la responsabilidad civil por los danos y perjuicios causados álos particulares, si se reclaman á instancia de partelegítima en la vía y forma procedentes.

Artículo 5.° Los jefes y ofíciales asimilados áquienes comprenderán las disposiciones precedentes,podrán optar por el retiro con arreglo á los anos deservicio.

Artículo 6.° Las clases é individuos de tropa am

nistiados que no hubieran servido el tiempo obligatorio en las filas, serán destinedos á los cuerpos que

designe el ministro de la Guerra.Artículo 7.0 Los que deseen acogerse á los bene

ficios que concede esta ley, lo harán en el plazo decuatro meses, á partir de la publicación de la misma.

Articulo 8.° Los ministerios correspondientesdictarán reglas para la aplicación de la amnistía por

los respectivos tribunales.En el preámbulo que acompana al proyecto de ley

de amnistía se declara que el gobierno hubiera querido aconsejar á S. M. un acto ajustado á sus au

gustos deseos, dando sin restricción olvido á los su

cesos que motivan esta amnistía; pero la conveniencia pública no lo consiente. Anade que, del sereno

examen del asunto, el gobierno ha sacado la convicción de que esto no puede concederse para no herirlos sentimientos nobilísimos de las tropas de mar yde tierra, que más que nunca están ahora decididas

á mantener en su fuerza el antiguo prestigio de ladisciplina militar.

EXTRANJERO.FRANCIA.—El Comité central ha publicado un

documento en el que deplora qué las distintas frac

ciones del partido socialista no hayan podido, con

ocasión del día f .° de mayo, dar tregua á sus tristesdiscordias y que continúen ofreciendo el espectáculodesgarrador de sus rivalidades y envidias... «El mo

vimiento, anade el mencionado documento, debieraser por completo de unión y de concordia.»

Y luego anade: «El día 1.0 de mayo pertenece álos obreros. Este no es el día de su fiesta (pues sólose celebran las victorias, y todos sus derechos están

aún por conquistar), sino el día de su jornada. Aellos, pues, es decir, á las cámaras sindicales, á lascorporaciones y á los talleres corresponde regularlay determinar su empleo.»

Al terminar, el Comité central socialista se ma

nifiesta enérgicamente contrario á toda gestión ante

los poderes públicos. El Comité organizador de lamanifestación del día r.° de mayo en París celebródías atrás una reunión, en la que por 6i votos contra

15 y 50 abstenciones se acordó que no se enviaríandelegados á los poderes públicos. «Se puede impedirnos bajar á la calle, dijeron los organizadores; se

puede prohibirnos formar comitivas, ó ir á presentarrequerimientos al palacio del Eliseo ó á tal ócual otro

centrodel gobierno; pero no se nos puede impedir queholguemos. Esta huelga unánime, universal, es laafirmación de nuestro poderío. Y si los Parlamentosno promulgan leyes para dar satisfacción á nuestras

necesidades, veremos luego qué es conducente paraobligar á que se nos haga justicia.»

El Comité organizador de París acordó pues invitar á los comités de provincias, que son en númerode nueve, á obrar en el mismo sentido que la capital,és decir, á abstenerse de toda gestión ante los poderespúblicos.

También se acordó celebrar el día I.° de mayo,

por la tarde, cuatro grandes reuniones en París, dosen cada orilla del Sena en locales que nose designarán hasta el último momento.

Lo que piden ahora los jefes del movimiento es:

.", obtener que la duración de la jornada de trabajoquede legalmente reducida á ocho horas, y 2.°, quelos Parlamentos decreten que en lo sucesivo el díaf.° de mayo será festivo con el nombre de Fiestadel trabajo.

—Continúan en París las reuniones, y con ellaslas disidencias, acerca de la manifestación del día1.0 de mayo y del carácter que debe dársele. Algunosgrupos socialistas, reunidos el 18, acordaron some

ter al Comité central de organización la siguienteproposición:

«Es esencial que la manifestación se verifique en

la calle. En consecuencia, cada manifestante deberáir provisto de una ensena encarnada, en la que se

lean estas sencillas palabras: 1.0 de mayo. Jornadade ocho horas.»—Los manifestantes, provistos deestas insignias, que el Comité central se encargaráde mandar hacer y distribuir, recorrerán las callesaisladamente y á corta distancia unes de otros. Deesta manera, los manifestantes, distinguiéndose por

sus insignias y no yendo agrupados, no podrán ser

atacados, ni dispersados por la policía, y la manifestación podrá verificarse simultáneamente en todoslos distritos de París.»

ALEMANIA.—Un periódico publica los siguientes datos estadísticos referentes á Prusia, que cree

mos leerán con interés nuestros lectores.Del censo que se llevó á cabo en I. de diciembre

del ano pasado se han sacado ya interinamente algunos interesantes datos. Toda la población de Prusia asciende próximamente á unos 3 o millones dealmas. Merece especial atención el hecho de haberaumentado considerablemente el vecindario de lasciudades en los últimos cinco anos, y más particularmente en las grandes ciudades, siendo así que ya

iba en aumento desde el ano 1871. La población deBerlín, de 826,341 habitantes que tenía en 1871.arroja en 1.0 de diciembre de 1890, 1.578,685.En 1871 se contaban en Prusia tres ciudades con

más de 100,000 vecinos, en 1875 eran cinco, en

r88o seis, en 1885 once, y en el día, quince. Catorce ciudades reunían de 5o mil á roo mil habi

tantes en 1871; en 188o ascendían á diecisiete lasque se hallaban en este caso; había catorce en 1885,y doce ahora. En 1871 se encontraron treinta y una

ciudades con vecindarios de 20 mil á 50 mil abras,en 1875 treinta y siete, en 1880 cuarenta y cinco,en t88 cuarenta y seis, y en el día, sesenta y cua

tro. En 1871 había ochenta y ocho ciudades con

una población de ro mil á 2 O mil habitantes, en 1875ciento una, en 188o ciento siete. en 1885 cientocatorce, y en la actualidad ciento trece.

Adviértese en la estadística del imperio alemánuna disminución en los nacimientos, sobre la quedebe fijarse la atención. 38`4o nacimientos por cadamil habitantes arrojaba el censo de 1887; 38'7 elde 1888, ó sea 3844 como promedio de 188o á1889, y en 1889 sólo 37'90. A guarismo inferioral promedio de 38 no habían descendido los nacimientos en ningún ano, con excepción del de 1889.Más marcada es todavía la declinación de los naci

mientos en Berlín, donde en 188o hubo 41'3o por

cada r,000 habitantes; en 1884 sólo 369 y en

1889 bajó el promedio todavía á 3 5 . Esto es

signo de que la capital del Imperio va Precipitadamente por la misma senda en que se encuentra

Francia.

—Los socialistas alemanes se muestran muy irri

tados en vista de la conducta del Parlamento, por

haber desechado la proposición limitando las horasde trabajo.

Y sin embargo, en ninguna nación del mundo se

ría más perjudicial para las clases trabajadoras la

jornada de odio horas que en Alemania, donde se

trabaja más tiempo que en otros países, y por lotanto, muchos de sus productos pueden sostener

con ventaja la competencia extranjera.La uniformidad en toda Europa de las horas de

trabajo sería más funesta á Alemania que á ningunaotrti nación, pues hay industrias en las cuales se

trabaja allí catorce horas, mientras que en similaresde otros países no se trabaja más que diez, siendocasi iguales los jornales.

La prensa socialista alemana ataca con mucha dureza á los poderes públicos.

En los grandes centros fabriles y mineros reinaviva agitación; pero el gobierno está resuelto firme

mente á impedir que se altere el orden público.—Bebel ha manifestado que el 1." de mayo los

socialistas desistirán de formar cortejos públicos,desdenándose de pedir autorización á las autoridadespara organizarlos. Si los socialistas, anaden los pe

riódicos afines, quisiesen organizar un cortejo en

Berlín, llegaría á componerse de 3oo,000 obreros.

—El resultado de la elección en Geestemunde, hasido de 7, 5 57 votos á favor del príncipe de Bismark, habiendo obtenido 2,619 Adloff, 3,343Piafe y 3,928 Schmalfeld. Ha habido pues, em

pate entre el príncipe de Bismarck y el candidatosocialista. Los candidatos opuestos al ex canciller hanreunido 9,870 votos, de modo que el príncipe deBismark queda en minoría de 2,333 votos. Le han

faltado 1,168 votos para tener mayoría absoluta.Sc verificará una segunda elección.

—El príncipe de Bismark ha dado su parecer so

bre si la industria alemana debe tomar parte en laExposición de Chicago. Para él sería un gran yerro

enojarse á causa del bill de Mac-Kinley. «Alemaniay la América del Norte, dice, no tienen que temer

ningún conflicto de intereses entle ellas.»Esta opinión es digna de tenerse en cuenta en los

momentos en que se habla del tratado entre Alemania y Austria-Hungría, al cual quiere atribuirse en

parte el carácter de una contestación al sistema pro

hibitivo norteamericano, y si se recuerda que el príncipe de Bismark es abiertamente contrario á ese

tratado.

—Han 3currido serios trastornos en Reichench(Silesia) con motivo del reclutamiento militar. Hastase han hecho venir tropas de Schwcidmtz.

—En el Reichstag se discutió la proposición de

los demócratas-socialistas relativa al senalamientodel máximum de horas diarias de trabajo.

Berlepsch, ministro de Comercio y de Industria,hizo notar que entre los proyectos de leyes presen

tados en varios paísas, á consecuencia de las conferencias del ano último, ninguno hay que trate de las

horas que se ha de trabajar cada día. «En Francia,por ejemplo, se ha dejado á un lado esta cuestión.

dijo, así como la del descanso del domingo. No se

quiere disminuir el salario del obrero. Tocante alsenalamiento de un dia normal del trabajo para pro

teger la salud de los obreros, todos los partidos y el

gobierno están de acuerdo.» Berlepsch anadió que

los mineros alemanes están en situación mucho me

jor que los mineros ingleses y que en la mayor parte

de las minas de Alemania el trabajo es de ocho horas diarias. Respecto de la ley suiza sobre fábricas,de que se habla con frecuencia, el ministro dijo que

no se observa al pie rI,e la letra lo pactado acerca de

las horas de trabajo diarias. «Lo que los socialistas

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272 LA ILUSTRACIÓN IIISPANO-AMERICANA N. 547

piden. prosiguió diciendo Berlepsch, es un aumento

de salario y una disminución de trabajo. No es posible contestarles en esto por medio de una ley;pues entonces los fabricantes tomarían obreros faltosde trabajo, dándoles salarios más cortos, cosa queno podría menos de hacer bajar la mano de obra. Elano último los demócratas socialistas ensayaron con

tar sus fuerzas organizando la manifestación demayo. Como era natural, los amos contestaron coligándose.»

Por último, el ministro refutó los asertos cielosque acusan al gobierno de que favorece á los capitalistas Ó de que les teme.

El Reichstag desechó el pi imer párrafo de la proposición de los socialistas por todos los votos menos

uno.

INGLATERRA.—El gobierno inglés ha aceptadola invitación de los Estados Unidos de tomar parteen la Exposición de Chicago. Con todo, tocante á laparticipación oficial en ella de Europa,cuya iniciativaha tomado Francia, se está todavía en los preliminares. Surret, que hace las veces de cónsu de Franciaen Chicago, ha enviado á la comisión una nota francesa, en la cual se pregunta categóricamente si se

someterán á los derechos de aduana los productosfranceses, y si se considerará que esos mismos productos en calidad de marcas de fábrica, dibujos ó patentes de privilegio, gozan del beneficio del artículo 2

del convenio internacional para la protección de lapropiedad industrial promulgado en los Estados Unidos el 11 de junio de 1887 y que está concebido en

estos términos: «Las altas partes contratantes se

comprometen á conceder una protección temporal álas invenciones susceptibles de privilegio á las mar

cas de fabrica y de comercio para los productos quepuedan figurar en las Exposiciones oficiales internacionales ú oficialmente reconocidas.» Con una sencillez característica, la comisión ha contestado que

nunca había sospechado la existencia de estas cues

tiones y que lo consultaría al gobierno de \Vashington.

—Los operarios maquinistas han decidido pedirque desde el 25 de abril en adelante se reduzcan á

cincuenta y tres por semana las horas de trabajo. Sino se atiende esta pretensión, principiará en seguidala huelga.

RUSIA.—Véanse los siguientes elocuentes guarismos acerca del prodigioso aumento de la poblacióndel imperio ruso durante el pasado y el presentesiglo.

En 1723 tenía Rusia 15 millones de habitantes,20 en 1782, 41 en 1842, 65 en 1865. 75 en 1878.89 en 1883 y uno en 1889.

En 1813, cuando la coalición de Europa contra

Francia, constaba el ejército ruso de 570.000 hombres; en 1828, de 715,000 y en 1855, durante laguerra de Crimea, de 1.275,000.

Actualmente, con el servicio obligatorio, el efectivo del ejército ruso en tiempo de paz es de 883,000hombres, 85,ooo caballos y 1,580 canones.

En pie de guerra, este efectivo es de cuatro millones de hombres,400,000 caballos y 3,885 canones.

La más poderosa fuerza de Rusia es la de caballería, que por sí sola duplica la que puede poner en

línea de batalla la triple alianza.

ITALIA.—La triple alianza sigue subsistente yse prorrogará. Sin embargo, para lo sucesivo, á losojos del gobierno italiano, no tiene sino una importancia secundaria, porque Italia tiene algo mejor,gracias á haberse puesto de acuerdo con Inglaterra,y este acuerdo tiene un carácter especial é independien e de la adhesión general prestada á la triplealianza por la Gran Bretana. Si estallase la guerraentre Francia y Alemania, ésta contaría con la co

operación de Italia. Si Rusia interviniese, Austria é

Inglaterra entrarían inmediatamente en campana, é

Inglaterra especialmente protegería el litoral italiano

de todo ataque que pudiese intentar la escuadra francesa. Las escuadras inglesas no obrarían contra ellitoral francés, pero se opondrían á toda tentativa departe de los franceses contra el territorio y los puertos de la península italiana.

En cambio, Alemania, Austria é Italia asegurarían á Inglaterra el statu quo actual á orillas delNilo, es decir, la posesión de Egipto.

—En Palermo se reunieron, al anochecer del 20,

algunos centenares de hombres del pueblo para protestar contra el impuesto sobre las familias; ademásseapoderaron del cuartel de la gendarmería y libertaron á un companero preso; despues seencaminaroná las Casas Consistoriales y destruyeron el registrode los impuestos. Se enviaron refuerzos y se redujoá prisión á veintidós individuos.

—En la sesión de la Cámara de los diputados, elsenor de Rudini hizo una resena histórica acerca delincidente de Nueva Orleans, y dijo que esperaba queel asunto tendría un resultado satisfactorio para Italia. Anadió que si fuese imposible obtener un arre

glo, no por eso surgirían complicaciones graves,pero que Italia deploraría ver á los Estados Unidosapartados todavía de los principios del derecho y dela Justicia universal.

BULGARIA.—La policía búlgara conoce los nom

bres de los cuatro autores del asesinato de M. Beltcheff. El corresponsal del Nenzzet acusa al intérpretedel consulado de una gran potencia en Belgrado dehaber aguardado á los cuatro fugitivos en Belgradoy de haber secundado su fuga. El mismo periódicoanade que el intérprete á quien se refiere no era elintérprete del corsulado ruso. Dicen que los fugitivosse separaron en Belgrado, y que el instigador delcrimen recibió doscientos rublos en Semlin.

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