Saluda Alcaldesa U - Semana Santa de Águilas€¦ · Se desbordan las emociones acumuladas durante...

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n año más Águilas se prepara para lacelebración de la Semana Santa; una festividaden la que religiosidad, arte y cultura se dan lamano, poniendo de manifiesto el fervor de todoel municipio.Nuestra Semana Santa es tradición y arraigo.Es el trabajo y el esfuerzo de todas lasCofradías que año tras año luchan por engran-decer esta celebración. Nuestra Semana Santaes el esfuerzo diario, durante los 365 días delaño, del Cabildo de Cofradías, incansable ensu lucha, a pesar de las dificultades, por dar aesta fiesta el lugar que se merece.Desde hace semanas el sonido de las cornetasy los tambores, los traslados de las imágenes alas casas de hermandad, las actividades cua-resmales, la presentación del cartel anunciadory la llegada de este libro que hoy tenemos ennuestras manos son actividades que marcan laproximidad de unas fiestas que alcanzarán sumáximo esplendor del 18 al 27 de marzo cuan-do los tronos se engalanen y los portapasos ycostaleros saquen por fin las imágenes a lascalles. Sin duda un sacrificio, un esfuerzo y unagenerosidad que se verá recompensado en lamirada fervorosa de todos cuantos se congre-gan a su paso.No quiero despedirme sin mostrar mi agradeci-miento a todos los que lucháis por dar a nues-tra Semana Santa el lugar que le corresponde;a todos quiero expresar mi sincero compromisode trabajar con vosotros de forma conjunta paramantener viva esta Semana Santa de la quecomo alcaldesa y también como vecina deÁguilas me siento tan orgullosa.

U

Mari Carmen Moreno,Alcaldesa-Presidenta del Ayuntamiento de Águilas

Saluda Alcaldesa

Con la ilusión de siempre cuando van llegando estos días de Pasión, nos encontramos dispues-tos a renovar un año más el compromiso adquirido con nuestra Fe y la de nuestros mayores,con nuestra tradición, con nuestra hermandad, y con el ánimo de participar, junto al resto de her-

manos, en algo grandioso, que, no por repetirlo anualmente nos dejará de sobrecoger .Se desbordan las emociones acumuladas durante todo un año, se echan en falta de una manera máspatente a quienes ya no están y estuvieron, se agolpan recuerdos. Se me viene a la mente, una fotogra-fía en la que van desapareciendo y ya no salen en ella, ni mis padres, ni otras personas queridas, fami-lia, amigos, vecinos. Seres a los que hemos llorado y que en mayor o menor medida me han dejado suhuella.¡Qué sensación más agradable la que se siente ese día al ver al primer nazareno! Al doblar una esquinacualquiera, de pronto, inesperadamente, aparece ante ti y se hace verdad lo soñado; en ese momento

tomas conciencia de que la Semana Santa es ya una rea-lidad imparable que acaba de comenzar.A partir de ahí, toda una sucesión de sensaciones y cir-cunstancias te llevarán como en volandas, con los senti-dos y los sentimientos a flor de piel.Una Fiesta que, tras un largo y cuidadoso proceso degestación, bajo las atenciones y los desvelos de nuestrasHermandades y Cofradías, nace en una explosión dejúbilo el Domingo de Ramos y crece y muere en la efíme-ra existencia de una semana. Toda una vida encerrada ensiete días. Y así, una y otra vez, para, cada primavera,volver a nacer, a crecer y a morir en el mismo lecho deamor.Con las Cofradías en las calles, Dios se vale de cualquiermedio para tocar algún resorte de nuestro espírituhaciendo florecer en el alma frutos sinceros de conver-sión. O quizás, simplemente, con la contemplación denuestros Pasos renacerán los más nobles sentimientos y,de la mano de éstos, la capacidad de sentir, de conmo-verse y de emocionarse.No por repetido deja de ser cierto afirmar que lasCofradías hoy, igual que hace un siglo, siguen saliendo ala calle para catequizar a quienes contemplan, en nues-tros pasos, los Misterios de la Pasión del Señor o losdolores de su bendita Madre. Continúan siendo hoy unanuncio eficaz del Evangelio para creyentes y tambiénpara no creyentes, una invitación, la más hermosa, "aldescubrimiento y a la contemplación del encanto insacia-ble del misterio de la Redención".

Las Cofradías nos relatan cómo sucedió, paso a paso, laPasión y Muerte del Señor y quiénes fueron y cuál fue elpapel de cada uno de los protagonistas de aquel dramasanto. Posiblemente, en los tiempos que corren, de noser por ellas, muchos ignorarían esta historia del amorinmenso de Jesucristo a los hombres.

Las Cofradías son una proclamación visible de laPalabra de Dios.

Sebastián Muñoz MuñozPresidente del Cabildo de Cofradías de Semana Santa

Nuestra ciudad de Águilas abre sus puertas a la SemanaSanta 2016. Y tras esas puertas que se abren, vamosa ser testigos de una gran epopeya de liberación.

Vamos a ser testigos de los grandes latidos de un corazón llenode amor.

Cuando contemplemos los desfiles procesionales, que recorrennuestras calles y nuestras plazas, en todas las imagenes de nues-tras hermandades y cofradías percibiremos la historia de un grandeseo.

Su protagonista, Jesús, en torno al cual todas las figuras de laSemana Santa ocupan un lugar protagonista, deseaba que loshombres fueran hermanos y que la humanidad fuera una granfamilia que viviera en paz. Deseaba que los hombres dejaran desufrir desesperanza y opresión. Los grandes deseos son propiosde personas que aman mucho, personas apasionadas. Su misión,que en la Semana Santa alcannza su más alta cumbre, consistíaen salvar a los hombres abriendo nuevos y definitivos caminos deliberación, y para ello no dudó en entregar su vida.

La situación del mundo del tiempo de Jesús se parecía muchísi-mo a nuestro mundo del siglo XXI: miserias, esclavitudes, sufri-mientos, heridas de curar, innumerables. Le dolían a Jesús laceguera de unos, la violencia de otros, la dureza de corazón detodos. Le angustiaban la crueldad de corazón de los poderosos,el orgullo y la tiranía de los dirigentes, así como la impotencia delos débiles y la marginación de los pobres despreciados y el con-formismo del pueblo. Mucha tiniebla, mucha corrupción, muchofrío en aquella sociedad. ¿Y la nuestra?

En estos días, más allá de la belleza de nuestras imágenes, deladorno de nuestras calles y pasos, de la emoción que sientennuestros corazones al oir el ronco cantar de las trompetas y tam-bores que desgarran el silencio, y por el recuerdo de nuestrosmayores, que a lo largo de muchos años se desvivieron por laSemana Santa de nuestro pueblo, y nos la legaron como precio-sa tradición. Contemplemos este misterio de amor.

La vida merece la pena cuando tiene unos nobles ideales de amorpor los cuales merece la pena dar la vida, jugársela por defenderla verdad, la justicia, la libretad, la dignidad de todo ser humano.

Y entonces sucederá, sí. Sucederá que la vida triunfará. A lapasión, angustia y muerte le sucederá la vida en plenitud, le suce-derá el Domingo de Resurrección, el triunfo del amor.

Que la Semana Santa de este año 2016 sea para nuestra ciudadde Águilas, faro de luz que disipe las tinieblas de tantos vecinosnuestros que viven la noche del dolor... y que con nuestro com-promiso solidario, vean resplandecer el amanecer de un pueblomejor, para todos habitable y acogedor.

Agradecemos a las autoridades municipales, a las cofradías y atodos sus cofrades, tanto esfuerzo y sacrificio por hacer realidad,y dignificar, cada vez más, la Semana Santa aguileña.

Manuel Amatriain DíazConsiliario Cabildo de CofradíasPárroco de San José

Santa Madre de Dios,Te pido, en primer lugar, tu consuelo y ampa-ro para quienes sufren la pérdida de un serquerido en el accidente aéreo ocurrido enFrancia y particularmente para la familia deFernando, nuestro vecino y amigo, y tambiénpara la de Javier, de la vecina Lorca.En estos momentos de tan intenso dolor y deruptura, cuando los corazones andan envuel-tos por la tiniebla de la desdicha, más quenunca, debemos apoyar a los padres, espo-sas, hijos, hermanos y amigos de los falleci-dos. Que sientan el calor de este pueblo,que, aunque también está quebrado por eldaño que ocasiona la pérdida inesperada encircunstancias trágicas, ha de ser bastón deapoyo para estas familias.Virgen de los Dolores, ayúdales en este nuevocamino para que se sientan reconfortados.Dios te salve Reina y Madre de Misericordia,…A Ti me encomiendo en esta tarde, antesalade la Semana de Pasión aguileña, para cum-plir con la comprometida tarea de ser prego-nera de nuestra Semana Santa.En Ti confío, como lo he hecho desde el díade mi nacimiento, para que me guíes certeraen estas humildes palabras.Hay tantas cosas que me gustaría expresar,y no sé cómo decirlas.Hay momentos vividos en esta parroquia,con muchos de los que estáis aquí y conotros que ya no nos pueden acompañar, queme resulta difícil seleccionarlos.Hay tantas emociones aquilatadas en micorazón, que no tengo recursos lingüísticos,lo confieso, para exteriorizarlas.Pero sabed que nombrándome pregonera dela Semana Santa habéis dejado en mí unagran responsabilidad, como aguileña y comohija que soy de esta iglesia de San José, a laque dediqué tantos años de mi adolescencia yjuventud, y en la que encontré una gran partede los valores que han ido modelando miforma de entender la vida y mi vocación profe-sional de servicio a los demás, tanto en lamedicina como en la política.Valores que trato de que estén presentes enmi día a día y que, en la medida de mis posi-bilidades, traté de transmitir a otros másjóvenes durante aquellos enriquecedoresaños en los que impartí catequesis de comu-nión, confirmación y adultos en esta mismaParroquia.Vivencias y convivencias cuaresmalesimpresas de por vida en mi memoria y en miser. "Tempus fugit" que, sin embargo, hadejado una huella indeleble en mi corazón, yque hoy me dais la oportunidad de rememo-rar y de compartir con vosotros.

Delegado Episcopal de Pastoral de Familiadel Obispado de Cartagena,Párroco de la Iglesia de San José,Sacerdotes que se han sumado a laEucaristía de hoy,Excmo. Alcalde de Águilas,Sr. Presidente del Cabildo de Cofradías,Excmo. Sr. Alcalde de Cuevas de Almanzora,Presidentes de las Cofradías de SemanaSanta,Corporación Municipal,Dignísimas autoridades que nos acompañan,Pregoneros que me habéis precedido,Aguileñas y Aguileños,Amigas y Amigos,Muchas gracias.A mi padre, Manuel.A mis hermanas, Margarita y Nuria,A mis cuñados, José y Ginés.A mis sobrinos: José Manuel, Javier yMargarita.A mis amigos.Muchas gracias por estar en este importantedía junto a mí, como siempre.Muchas gracias a todos.No sabéis la alegría que me reporta el saberque Águilas, mi pueblo, y su Cabildo deCofradías consideren a mi persona digna pre-gonera de esta manifestación religiosa, cultu-ral y artística, que es nuestra Semana Santa.He crecido y me educaron en el amor a Águi-las, a sus gentes, a sus tradiciones y cos-tumbres, y, por encima de todo, a su patronala Santísima Virgen de los Dolores, que nosprotege, ampara y reconforta.Ayer fue su día grande. También hoy es eldía de la madre de todos, Y ahí está, comosiempre, presta a acogernos en su seno, conlos brazos abiertos, con el rictus sereno paraescucharnos, y con la mirada al Altísimo, enatención a nuestras súplicas.La Semana Santa de Águilas tiene el sabordel mar y de la tierra, el color delMediterráneo, la rectitud del respeto a nues-tros santos, pero uno de sus mayores ras-gos, es su gran vocación mariana.Nuestra Semana Santa es una manifesta-ción religiosa que se ha construido poco apoco, reflejando la evolución social y econó-mica de Águilas.La prosperidad de nuestro pueblo ha sidoprosperidad para nuestra Semana Santa.De aquellas primeras procesiones sencillas yausteras, hoy tenemos una rica iconografíasobre repujados tronos, que confieren a lospasos de Semana Santa un interés que vanmás allá del netamente religioso y que hanincrementado el valor cultural, artístico ypatrimonial de nuestra tierra.

El fervor de los aguileños queda de manifies-to desde el Viernes de Dolores hasta elDomingo de Resurrección. Y en este díaquiero detenerme. El último de nuestraSemana Santa. El primero de un nuevocamino de fe, de esperanza…. de vida.Siempre he considerado que la Resurrecciónes un hecho de la Salvación que se aproxi-ma bastante a nuestro nombre, a nuestrasimbología heráldica y también a la fortalezade nuestro carácter: Las Águilas.A lo largo de la historia, los cristianos hemosusado diferentes símbolos para referirnos a laResurrección, y uno de ellos ha sido el águila,que representa la fuerza y la permanencia.Y así lo recoge el profeta Isaías:"Mas los que esperan en el Señor tendránnuevas fuerzas, levantarán alas como laságuilas, correrán y no se cansarán, camina-rán y no se fatigarán". (Isaías 40:31).Me gusta creer que el origen de nuestronombre, sobre el que existen diversas teorí-as, clava sus raíces en el hecho de laResurrección cristiana, en el sentido filosófi-co de que siempre hay un nuevo horizontepara la vida.Me gusta creer que la fuerza de laResurrección, que es lo mismo que confiaren un mañana mejor, es la esencia de nues-tra idiosincrasia.La Semana Santa en sí misma es una expe-riencia de vida y esperanza.Queridos cofrades, la Semana Santa es másque una celebración litúrgica. Es mucho másque una manifestación cultural.La Semana Santa es una vivencia personal,una experiencia intransferible y, con frecuen-cia, inexplicable.Por eso no cabe una descripción simplistade un fenómeno que trasciende los estrictoslímites de lo sociológico.Cada cofrade, cada nazareno, cada capiru-cho, cada músico, cada penitente, es, en símismo, un mundo complejo. Cada hermanode luz o de cruz, cada portapasos o costale-ro, encierra en su interior una serie de moti-vaciones, de sentimientos y de experienciasde imposible clasificación.Bajo los tronos, los capiruchos, los varales,en las promesas que acompañan a nuestrospasos, e incluso entre quienes abarrotan lascalles para ver los desfiles pasionales, haycientos de historias y motivaciones diferen-tes por las que vivir la Semana Santa.Para muchos, Semana Santa es la oportuni-dad del retorno a la tierra madre, al refugio ycalor de la afectividad familiar. Aprovechamosestos días para el reencuentro con los aguile-ños ausentes que viven en la distancia.

Pero no echemos en olvido que éste es untiempo para darse a los demás. Tiempo defortalecer los corazones, como nos transmiteel Papa Francisco en su mensaje deCuaresma. Nos anima a ayudar con gestosde caridad como signo de nuestra participa-ción en la misma humanidad.Tendamos la mano a los más débiles, recon-fortemos a quienes padecen enfermedades,colaboremos en el desarrollo de nuestrosniños y jóvenes e impliquémonos en su edu-cación, acompañemos a nuestros mayores,especialmente a los dependientes, atenda-mos a las personas con discapacidad, apo-yemos a las familias que lo están pasandomal y seamos sensibles a la realidad dequienes han llegado de otros países buscan-do una oportunidad de vida.La Semana Santa es un tiempo para el com-promiso. Las Cofradías desarrollan, juntocon las parroquias, una importante laborsocial, que debemos seguir apoyando eimpulsando.Porque, de la misma forma que la SemanaSanta sin fe, es solo una fiesta; la fe sin com-promiso social, no es la respuesta para lasociedad actual.No quería que mi pregón fuese un resumende nuestra Semana Santa. Lo que pretendoes compartir con vosotros, lo mejor que sé ypuedo, los sentimientos que embargan micorazón y también los recuerdos que añotras año, llegadas estas fechas, se agolpanen mi memoria, pero que, sin embargo, enesta ocasión parecen atropellarse en micabeza en un intento de obtener protagonis-mo entre mis palabras.Mi historia comenzó un 20 de octubre en laCuesta de la Pesquera, en la calla Madre deDios.En la casa de mis abuelos Juan y Margarita.Bajo la imagen de la Virgen de los Dolorespintada por José Matrán, mi madre, Francis,me trajo al mundo.Desde aquel mismo instante, mi vida estuvounida a esta advocación mariana y por tanto,al Paso Azul. Quisiera o no, mi destino esta-ba marcado. Mi madre era de la familia delos Gabarrones, vinculada históricamente aeste paso y a esta imagen.Crecí entre historias que me contaban sobre"El Largo Gabarrón", el hermano de mi bis-abuelo José, de una gran fuerza física yespiritual.La primera, la física -cuentan-, que le servíapara ondear a pulso un mástil de dos metros delongitud con una gran bandera en su extremodurante las procesiones. Dicen que nadie hapodido realizar esa proeza con posterioridad.Y su fuerza espiritual le impulsó a esconderdurante la Guerra Civil la imagen de laVirgen de los Dolores que hoy veneramos,para protegerla de los ataques y saqueos,

con el consiguiente riesgo que eso represen-taba para él y su familia.En mi adolescencia, con la Semana Santallegaban las pugnas por conseguir una túni-ca y poder salir en las procesiones.Yo, como mi madre y una de mis hermanas,tuve la suerte de ser nazareno de la Virgende los Dolores.¡Qué gratos recuerdos de los momentos enlos que entregabas caramelos a los zaga-les¡. Sus caras de ilusión y satisfacción eranel mejor pago al cansancio.Me gusta vivir nuestra Semana Santa.Soy Azul. Entenderéis por qué. Pero megusta ver y vibrar con todas las Cofradías,especialmente con el Paso Blanco, tradicio-nalmente llamado de "los albañiles", y por elque siento especial cariño, pues siempre meha recordado el duro y sacrificado trabajo demi padre para sacar a su familia adelante ydar a sus hijas la formación posible.La Virgen de los Dolores siempre ha estadopresente en el hogar familiar. Aún hoy, laimagen que amparó mi nacimiento sigue pre-sidiendo la casa.Jamás imaginé que podría llegar este día, enel que traspasaría la línea del silencio de lasconfidencias de la oración a la Virgen paraproclamar públicamente mi visión a Ella.Una pasión que, en diferentes formas, se haido transmitiendo de generación en genera-ción. El temprano interés de mi sobrino JoséManuel por ver todos los días a la Virgen, yel de Javier, que además vive con una espe-cial intensidad estos días de procesiones, yel de mi sobrina Margarita que le gustaríadisponer de un lampadario infinito paraencender cuantas más velas mejor, son sig-nos inequívocos de la tradición familiar here-dada de los Gabarrones.Aguileñas y aguileños, vamos a dar comien-zo a la Semana Santa.Este año no le dimos la serenata a nuestrapatrona, ni le cantamos en la cancela, ni lallenamos de flores, no escuchamos a la cua-drilla de la Cuesta de Gos con su música tra-dicional, ni hubo desfile de oferentes atavia-dos con el traje típico aguileño.Pero ayer, Viernes de Dolores, rendimos tri-buto a nuestra Patrona, en la celebración dela Santa Misa y por la noche la acompaña-mos por nuestras calles, comprendiendomás que nunca su dolor y sus lágrimas.Concluyeron los traslados de nuestras imá-genes y a partir de ahí iniciaremos la recrea-ción de la Pasión, Muerte y Resurrección deJesucristo en forma de procesiones, con lassalidas de nuestros pasos.Se sucederán las emociones. De la algara-bía de los niños en la mañana del Domingode Ramos en la Procesión de las Palmas, altormento del Cristo Prendido, en la noche delMiércoles santo.

Del sufrimiento silencioso de Jesús de laAgonía en la prolongada noche el jueveshasta la madrugada del viernes, al intensodolor punzante de la Madre al encontrarsecon su hijo, el Jesús Nazareno, en el caminodel Calvario.Y llegará la noche del Viernes Santo y senti-remos la desolación de la crucifixión, muertey sepultura de Cristo, cuya Resurrecciónserá el motivo de celebración el Domingo.Así, con el esfuerzo y el trabajo de lasCofradías:

Nuestro Padre Jesús de la Columna ySantísimo Cristo de la Sangre.

La Real, Ilustre y Fervorosa Cofradía yHermandad de Nuestro Padre JesúsNazareno y María Santísima de la Soledad.

Del Santísimo Cristo de la Agonía. Del Cristo de la Misericordia y Santísima

Virgen de la Piedad. Del Santo Sepulcro. La Real e Ilustre Cofradía de San Juan

Evangelista, Santa Mujer Verónica y el Cristodel Consuelo.

La Venerada e Ilustre Cofradía de NuestraSeñora de los Dolores, Nuestro Padre Jesúsdel Prendimiento.

Y La Cofradía del Santísimo CristoResucitado.Águilas escribirá una nueva página para lahistoria de su Semana Santa.Y los aguileñosnos echaremos a la calle para vivirla y sentir-la, en lo espiritual cada uno de nosotros y enlo social, junto a nuestras familias, amigos yvecinos. Son días para la reflexión y el reco-gimiento, pero también para compartir y vivirla sensación de estar en el mejor lugar delmundo: Águilas.Amigos, he tratado de pregonar desde elagradecimiento y no sé si lo he conseguido.Ese fue mi objetivo desde el mismo instanteen el que Sebastián Muñoz me llamó paradarme la noticia de que sería la pregonera dela Semana Santa 2015. Pregonar el agrade-cimiento a Dios por haberme hecho aguile-ña, por mi familia, por mis amigos, por misvecinos, por haberme dado la oportunidadde trabajar por este pueblo, al que quiero conel alma y que siempre me ha reconfortadoante esas pruebas difíciles que la vida nospone de vez en cuando.Amo a Águilas, lo que representa, su histo-ria, su coraje, el crisol de su cultura, la fuer-za con el que sus gentes afrontan el día a díaen la certeza de que hay un mañana mejorpara todos.¡Viva Águilas¡¡Viva la Semana Santa¡¡Viva la Virgen de los Dolores¡.Muchas gracias

Catalina LorenzoConsejera de Sanidad y Política Social

Como otros muchos aguileños, las circunstanciasde la vida me obligaron a dejar nuestro puebloen el inicio de mi juventud hasta asentarme en

Sevilla, donde he echado raíces ramificadas, puesto quelas principales siguen ancladas firmemente en Águilas. Alvivir en Sevilla, ciudad cofrade y "Semana Santera" dondelas haya, es lógico que me interesara por esa manifesta-ción religiosa y festiva, y estudiado sus aspectos históri-cos, artísticos y antropológicos, sin llegar a convertirmeen absoluto en un "capillitas", pues para eso hay quenacer en esta ciudad y estar imbuido de esa forma de vidadesde la infancia, aunque haya vivido momentos de plenaexaltación en su "Madrugá" con la Macarena y laEsperanza de Triana, junto a mis hermanos Juani y Julián.Pero lo que me piden es hablar de mis emociones yrecuerdos de las Procesiones de Semana Santa de miinfancia y juventud. Difícil trasladar al papel las emocio-nes y sentimientos y en cuanto a los recuerdos, muchos

de ellos quedan ya confusos por el paso de los años,especialmente en lo que se refiere a nombres y situa-

ciones. Para que el lector sepa de qué voy a hablar,hay que situarse en un Águilas de finales de los 40

y comienzos de los años 50, donde salvo el parén-tesis veraniego, no había nada que rompiera la

rutina del resto del año, salvo las sesiones enel Cine Ideal e ir al Rubial cuanto tocaba.

¡Qué lejos estábamos del Águilas actual!con ofertas de todo tipo, entre las que

sobresale según mis criterios perso-nales la programación de música

de tradición culta, de PromúsicaÁguilas. Recuerdo que mi

mayor anhelo de niño era deforma indudable, crecer losuficiente para poder salir enlas "Procesiones". Cada añome presentaba y sistemáti-camente me rechazabanhasta que llegó el granmomento de salir en elpaso Morado, ¡¡Qué ilu-sión colmada!! Salir enel Paso Morado eratemido por el pesode sus hachones,que según avan-zaba la proce-sión se conver-tía en algo que

solo la emoción de ser protagonista lo hacía soportable.Por aquellas fechas, los "nuevos" solo teníamos práctica-mente dos opciones: El Paso Morado o el Paso Blanco.El Paso Azul estaba con lista de espera, merced a su vin-culación con la Cofradía de Pescadores, que además ledaba el soporte económico. De ese paso y momentos mevienen los recuerdos de ver cómo mayordomos que ade-más eran los únicos que iban con la cara destapada, aMiguel "el de los barcos", con su hijo Jaime, a Cesar "eldel Banco", imponiendo orden en las filas de nazarenossin descanso. En cuanto al Paso "encarnao" pues lo dellamarlo "rojo" podía tener entonces algún tipo de conno-tación política, las túnicas eran propiedad de las personasque lo habían fundado y se las habían pagado y quienesdejaban de salir, lo cedían a sus familiares. El Paso Negro,con Juan Gualda como figura visible no nos interesaba alos jóvenes (casi niños) al salir solo de noche. El PasoMorado tenía algo que lo diferenciaba de los demás y erasu magnífica banda de tambores y cornetas con un ves-tuario copiado de los granaderos napoleónicos, sin que enaquellos momentos nos parásemos a pensar lo ilógico dela situación, y un cabo de tambores que con sus redoblesnos dejaba boquiabiertos a cargo de Gutiérrez (a la sazónempleado de la gasolinera de Anibal). En aquellos momentos, y debido tanto a la dejadez demuchas personas como a aspectos económicos, no todoslos años salían las procesiones a la calle y si a eso unimosque en cuanto llegaba el Domingo de Ramos las emisorasde radio modificaban las emisiones musicales, que loscines solo daban películas sobre la Pasión de Cristo y quehasta estaba mal visto, prácticamente pecado, cantar porla calle (algo que antes se hacía habitualmente y queahora puede indicar señal de enajenación mental), el lec-tor que no vivió aquellos momentos quizás se pueda for-mar una pálida imagen de la situación cuando faltaban lasprocesiones. A finales de la década de los 50 y por partede algunos antiguos responsables de los pasos que másdificultades tenían, nos reclutaron a quienes entonces ten-dríamos 13-14 años, y que ya llevábamos años saliendoen ellas, Manolo Acuña, a Antonio Santiago y a mí mismopara ayudar a reflotar las procesiones y volver a sacarlasa la calle. Fue un duro trabajo al encontrarnos con situa-ciones como las del Paso Blanco, guardado en un alma-cén casi en ruinas con parte de la techumbre derruida, dela calle Rey Carlos III, y en la que el agua y abandono devarios años habían dejado el trono casi inservible, y lastúnicas verdes habían desteñido en las capas blancas, yasí se consiguió salir aquel año y otros siguientes. Encuanto al Paso Morado, la polilla se había dado un ban-

quete con los uniformes napoleónicos y así otras muchas situacionesque harían excesivamente prolija esta nota. Se fueron haciendo con lacolaboración desinteresada de algunas modistas del pueblo unas cami-sas que sustituyeran aquellos preciosos uniformes para el Paso Morado.Y así conseguimos volver a sacar las procesiones a la calle ese año yotros sucesivos, con más sombras que luces. Ya en la década de los 60,y gracias al empeño e iniciativa de Emilio Landaburu quien entre atraquey atraque de barcos en nuestro puerto, también ejercía y fue un excelen-te Alcalde, se dio un empuje definitivo a las Procesiones. En aquellosmomentos, me involucré de lleno en el Paso Encarnado a título indivi-dual, aunque la gestión de todos los pasos era común para las personascitadas. Este compromiso con ese paso, apoyado y alentado por mipadre, ha sido transmitido después con carácter familiar. Se improvisóuna banda para el Paso Blanco, o salió sin ella o se trajo de la vecinaVera (ya no lo recuerdo) y en el Paso Encarnado se optó por traer a unabanda de Caravaca, con Pablo a la cabeza, con sus uniformes a lo RobinHood (otra preciosa incongruencia) y que vino repitiendo durante varioslustros, hasta muy recientemente. Hablar de mis recuerdos de procesio-nes, es también lógicamente hablar de Amistad, es hablar de mi amigo-hermano Alfonso Alonso Chazarra, de Antonio Roche y su hermanoPaco, de Eduardo Sánchez y su hermano "Nonó", junto a los antes cita-dos y otros muchos que harían una lista excesivamente larga. Llegó elmomento en que tuve que marcharme de Águilas y junto a otros desga-rros fácilmente entendibles para los que vivieron esa situación, tuve tam-bién que dejar mis queridas Procesiones. Afortunadamente, mi hermanocogió el relevo, animado por nuestro padre en una función que me enor-gullece hasta conseguir todo el esplendor que vino después de misrecuerdos, pero esa es OTRA HISTORIA. Y ahora, permitid que me pre-sente: Mi nombre es Pascual, mi hermano es Sebastián Muñoz,Presidente del Cabildo de Cofradias, nuestro padre (q.e.p.d), SebastiánMuñoz Palazón, y todos somos eslabones en la extensa cadena de unagran familia involucrada con la Semana Santa desde hace muchas déca-das: Los Perulas.

Pascual Muñoz Muñoz