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    "La Bonaerense

    Historia criminal de la Policia de la Pcia. de Buenos Aires

    Carlos Dutil y Ricardo Ragendorfer.

    LA POLITICA

    Cada vez que se habla de seguridad en la Repblica Argentina, la gran mayora de sus crticosse refieren a la provincia de Buenos Aires. esde hace unos a!os, coincidiendo en ciertomodo con la "colonizaci#n blanca" de sus espacios verdes, el $nfasis aparece puesto en elconurbano bonaerense% sdsc sensaci#n t$rmica de los ricos, sdsdfsncionarios enriquecidos, delos empresarios m&s poderosos del pas. 'ingn poltico que se precie desconoce esto y la importancia que tiene el tema en unagesti#n de gobierno% mucho menos, lo lacerante que puede ser en determinados momentos.

    (obre todo si su )cv del tema. *n particular, de los mecanismos para hacerla efectiva.uhalde e+erci# con habilidad el gobierno de omas de -amora, uno de los partidos m&sconflictivos del BA. fsdfy en tiempos de transformaci#n y a+uste como el impuesto por el menemismo /del que

    uhalde es un componente tan esencial como omingo Cavallo, en los que inevitablementese agudizan las contradicciones sociales 0con perd#n del setentismo1, la 2olica pasa de ser unresorte importante para gobernar a convertirse en un arma estrat$gica. y los 2atas 'egras,como los bautizaron sus pares de la 3ederal en despectiva alusi#n a las botas cortas quealguna vez lucieron en su uniforme, +am&s fueron una fuerza f&cil de mane+ar para el poder poltico. (i un federal no est& de acuerdo con una orden, te lo va a discutir hasta la

    insubordinaci#n% ya vos te queda claro que ese tipo no va a cumplir con lo que le mandaste,sino que va a tratar de que quedes como un idiota. *l bonaerense, en cambio, te va a decirsiempre "s, doctor, lo que usted ordene", de un modo a veces servil% pero cuando diste lavuelta, te clav# un pu!al por la espalda /grafic# el secretario de un +uzgado federal bonaerense.Con efectivos mal equipados, mal pagados y, sobre todo, mal reclutados y peor instruidos, La

    Bonaerense convirti# algunas de sus tareas en parte de su sistema de sobrevivencia4capitalistas de +uego y comerciantes irregulares traba+an desde hace d$cadas en sociedadforzada con las comisaras, pagando un canon para seguir e)istiendo...5odos los poderes de la sociedad conocen desde siempre esta situaci#n y la consienten, por

    aquello de la cr#nica escasez de recursos y de la no menos cr#nica corruptela del poder poltico, que siempre supo sacar provecho. 3ondos para bolsillos particulares y campa!aselectorales, complicidad en los propios negocios turbios, mano de obra disponible, sonrazones de )cv)cv sea me+or que la otra, aunque s distintas.*l militar genocida y su temible director de 6nvestigaciones, el comisario 7iguel *tchecolatz,convirtieron a la 2olica y especialmente a sus brigadas de 6nvestigaciones en m&quinas dematar que traba+aban a desta+o y cobraban sus horas e)tra de entre los bienes robados a susvctimas. )c

    os "pozos" de Banfield, 8uilmes y Arana, *l 9esubio, Coti 7artnez, el 2uesto 9asco, el(heraton, a Cacha, fueron algunos de los nombres que los 2atas 'egras dieron a lasdependencias policiales que convirtieron en su propio "Circuito de Campos Clandestinos deetenci#n, dentro del Area ::;", segn reza el Nunca ms.

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    2ero no fueron las nicas4 subordinadas al esquema militar de Camps y del siniestro +efe delCuerpo 6 del *+$rcito, Carlos (u&rez 7ason, en todas las comisaras de sus unidadesregionales, en todas sus brigadas se practicaron los mismos m$todos criminales.Aquellos a!os de terror estatal marcaron a fuego a la 6nstituci#n4 el reglamento por el cualtodava hoy se rige internamente es el mismo que impusiera Camps all& por :.

    y en :

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    carapintadas. Carentes de inserci#n en el aparato partidario, el obernador fue la nica fuentede legitimidad poltica de *duardo 2ettigiani, primero, y de Alberto 2iotti, despu$s.(u propia in+erencia en )cv)cv ltimos das de :

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    as dos versiones se contradicen con la pr&ctica. (i a Bonaerense se convirti# en el paladnde los grandes operativos antinarc#ticos contra bandas internacionales que utilizaran a laArgentina como "pas de tr&nsito", tambi$n aparece hoy como protectora, socia o empleada delas bandas locales vinculadas a aqu$llas.A pesar de la opini#n de su cancillera, ala *A pareci# importarle poco la metodologa desus aliados, en tanto sirviera a los nunca claros intereses de su cruzada contra los grandescarteles de narcotraficantes. y los m$todos yanquis derrapan a menudo fuera de nuestralegalidad.

    a poltica de seguridad de uhalde permaneci# inc#lume% s#lo se trataba de "errores", de"e)cesos", de "casos aislados". A la comparaci#n con 2ir er y el mote de "+efe antidrogas"con que lo promocionaban, 2edro Dlodczy agreg# el ttulo de "7e+or @efe de la Fistoria"

    na y otra vez prometi# "investigar hasta las ltimas consecuencias", comisionesanticorrupci#n, tribunales de $tica, castigos y purgas% y cada vez convalid# la pr&ctica del no/ puedo, los relevos que terminaban en traslados, la teora de que el m&s indefenso tiene laculpa4 la m&s alevosa impunidad.

    a 2olica Bonaerense fue aligerando gatillos al mismo ritmo con que 7enem y uhaldeinsistan en la instauraci#n de la pena de muerte4 la pona en pr&ctica, e)tra +udicialmente. Gamedida que la situaci#n social fuera deterior&ndose, el delfn menemista lo necesitara cadavez m&s.

    a gran prueba lleg# en marzo de :

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    descarta que sean tambi$n uniformados los que conforman el siguiente eslab#n de la cadenaque llev# a la camioneta a la puerta de la A76A.

    aleano, adem&s, gir# a la Corte (uprema bonaerense escuchas y actuaciones que muestranhasta qu$ punto estaba comprometido con la "piratera del asfalto", el robo y doblado devehculos, y el narcotr&fico, nada menos que el +efe de la ivisi#n (ustracci#n deAutomotores, a la saz#n @uan Ribelli. a lista de delitos cometidos por sus hombres en directarelaci#n con el atentado se ampliaba y multiplicaba a todo su &mbito de acci#n.y esto ya era otro cantar. (i el neoliberalismo puede +ustificar e incluso alentar los "errores" dela violencia estatal, la protecci#n policial a la delincuencia que se supone combate y que tiene por ob+etivo los bienes de la clase alta local y e)tran+era, su asociaci#n con ella aun en elmedular tr&fico de drogas. escapa a su paraguas. 'o en vano omingo Cavallo se despidi# del 7inisterio de *conoma anunciando que, luegode domar la inflaci#n, se dispona a luchar contra la corrupci#n en la (eguridad y en el 2oder@udicial, dos poderes estrechamente relacionados, subordinado el uno al otro, mandante ynatural contralor, convertido en los ltimos a!os casi en c#mplice.

    y la avanzada de uhalde sobre el 2oder @udicial de la provincia no fue a la zaga de la llevadaa cabo por 7enem en el &mbito de la 'aci#n. 'o parece casual que los dos hombres del entorno duhaldista que pilotean su relaci#n con el2oder @udicial, Alberto 2iotti y su tocayo 2ierri, presidente de la C&mara de iputados, seanlos que mayor conocimiento e influencia parecen tener en la 2olica.*l presidente Carlos 7enem se llev# a los *stados nidos los resultados del traba+o de loshombres de aleano, para mostrarlos como un logro de su gobierno. Como si el m&)imoresponsable poltico de los terroristas no fuera su delfn, su principal fuente de votos, su m&sntimo aliado.*n Buenos Aires, mientras tanto, se habl# de internas polticas y policiales y se especul# conque el "intento de robo" de que fuera vctima el senador *duardo 7enem en los das previos ala cada de Ribelli era, en realidad, una devoluci#n de favores ante la inminente decisi#n de

    aleano.esde entonces, la escalada de sospechas, suspicacias y desplantes entre 7enem y uhalde

    fue en aumento. y con ellos, el nivel de violencia en la discusi#n poltica.as encuestas realizadas por aquellos meses del.I

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    como "el me+or +efe que tuvo la 2olica en toda su historia" a 2edro Dlodczy y le entreg# eldise!o de la cpula que debera sucederlo. 3ue el da que anunci# su relevo. 5ambi$n cuandoconvirti# el reemplazo de 2iotti en un incongruente ascenso a la (ecretara eneral de la

    obernaci#n. 8uedaba claro que se haba visto obligado a efectuar los cambios% por lasencuestas, por las internas, por la prensa.*l mensa+e fue transparente. Como cuando eligi#, para poner en pr&ctica los cambios polticosanunciados, al comisario general retirado 7arcelo 3erreira, mano derecha dura y enriquecidade *duardo 2ettigiani, a quien uhalde haba promovido a ministro de la Corte (uprema provincial unos meses antes.y los aval# cuando design# para acompa!ar a 3erreira en la conducci#n de a Bonaerense a ladupla Adolfo 9itelli/ omingo ugos, hombres del ri!#n del @efe, segn reconocen los propios funcionarios bonaerenses. n enroque perfecto.Calcul# mal.

    a nueva cpula policial era casi un premio a los "duros" m&s cuestionados. 2oner en la(ecretara de (eguridad a un uniformado no s#lo significaba el logro de una a!e+a

    reivindicaci#n policial, sino un avance poltico que eliminaba intermediarios entre a bonaerense y el obernador. a oposici#n a la designaci#n de 3erreira lleg# desde distintossectores y uhalde tuvo que desandar sus pasos.

    a del 2rocurador eneral de la Corte (uprema bonaerense *duardo e &zzari comosecretario de (eguridad fue una elecci#n forzada por el compromiso de sanear la 3uerza. yesta vez, la purga lleg#% pero de la mano de un funcionario +udicial a+eno a su entorno, distintodel que uhalde haba elegido. 'o quedaba mucho margen.

    a oposici#n que encontr# e &zzari al poner en pr&ctica la ey de 2rescindibilidad eimpulsar realmente cambios profundos en los "usos y costumbres" policiales /los ilegales ylos legales tambi$nlo de+# en claro. Como los rel&mpagos que anuncian las tormentasel$ctricas.

    os rayos se descargaron con el asesinato del reportero gr&fico @os$ uis Cabezas en 2inamary pusieron en evidencia el descalabro, la situaci#n terminal de la 2olica Bonaerense. y lacarrera poltica de *duardo uhalde qued# al borde del abismo. a hidra uniformada pareci#volver una de sus cabezas contra su +inete y e)acerb# la tendencia de los polticos +usticialistas a comprender la vida toda como el resultado de operaciones polticas. .. a reacci#n de 7enem y su coro de ministros deslindando responsabilidades y tratando deapropiarse, con pat$tico atropello, de los supuestos avances de la @usticia en la causa, fue paralos duhaldistas la confirmaci#n de todas sus aprensiones. y para cualquier observador, un datom&s que preocupante.

    na vez m&s la 2olica Bonaerense de+# sus huellas por todas partes4 en la organizaci#n ye+ecuci#n del crimen, en la destrucci#n de pruebas, en las zancadillas puestas a unainvestigaci#n que de tanto desviarse carece de un rumbo creble, en la preparaci#n de falsostestigos.

    na vez m&s el caso puso al descubierto la vinculaci#n de sus oficiales con el tr&fico dedrogas, el robo de autos, las prebendas personales, las internas polticas.*l homicidio de Cabezas fue el m&s brutal atentado contra el periodismo desde el retorno del pas al orden constitucional. n verdadero mensa+e mafioso, como el propio gobernadorresalt#. 2or el lugar en que fue cometido y sus caractersticas de espanto, por su metodologa

    heredera de los a!os de maldito horror, fue un crimen poltico, como el atentado contra laA76A.

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    2ero ahora, adem&s, el propio uhalde fue ob+eto de ad+etivos como "traidor" y de amenazasque prometan "alfombrar la provincia de muertos", sacar al gobernador "de las patas, por laventana de su despacho" y describan un "estado de insubordinaci#n total", am$n de lafracasada huelga programada para el JK de marzo. 7ientras desde la propia (ecretara de(eguridad se especulaba con la responsabilidad de altos +erarcas /en retiro y en actividaden lacomisi#n de estos delitos, el e)pediente naufragaba entre monigotes. *ntre las certezas de los

    hombres de e &zzari y el proceso de olores parece haber algo m&s que las dificultades propias de la recolecci#n de pruebas que requiere la @usticia. L8u$ llev# a un poltico como*duardo uhalde a encubrir y defender a tama!os delincuentesM L8u$ le impide realizar la purga que la sociedad e)igeM LAmenazasM LCompromisosM LC&lculos err#neosM L osdesignios de la *AM 'o puede alegarse, en todo caso, ignorancia. *l obernador se encontr# as frente a su propioNmar Carrasco, su propia 7ara (oledad, su (emana (anta. 5odos esos casos muestran, conmatices, la particular condici#n de las mafias en la Argentina4 su dependencia del *stado.

    a reacci#n del general 7artn Balza y del e) gobernador catamarque!o, Ram#n (aadi, antecada uno de esos asesinatos, pueden servirle de e+emplo. 5ambi$n la del e) presidente RalAlfonsn ante el patoterismo carapintada. a ambigOedad de que hizo gala cuando derespaldar a e &zzari se trat#, su triunfalismo al presentar personalmente a la ltima bandade payasos delincuentes, no parecen indicar que comprendiera la lecci#n.Como sea, parece evidente que a la estrategia del delfn menemista se le cay# una sota. Nme+or dicho, dos patas.

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    Las atas negras.

    cliente% el nico que estaba era su marido, ucio 7onticceli, preparando los encargos para elmedioda. *ntre ellos, la comida que diariamente provean a 7edicine.

    a mu+er entr# dando un portazo, agitando los brazos4 / lam& a la polica, ucio *st&nasaltando 7edicine /di+o. 7ientras el anciano rotisero trataba de comunicarse con lacomisara de el 9iso, la mu+er se apost# en la puerta. Advirti# entonces que en la esquina deChiclana y la ruta haba un coche bord# con dos hombres adentro, estacionado +unto a unacamioneta blanca ocupada por otros tantos% parecan hablar entre ellos. e pronto, el coche bord# arranc# a toda velocidad. *n la retina de @uana #pez quedara grabado un detalle4 elauto llevaba abierta la puerta trasera izquierda. 'o terminaba de hacerse una idea de lo que estaba sucediendo cuando vio c#mo Fem&n Rauabra el port#n de 7edicine para salir en la ambulancia con la sirena a todo lo que da.5ambi$n vio correr al doctor 3lores hasta la ambulancia que estaba estacionada en el frente, para partir como una e)halaci#n detr&s de su socio. esconcertada, se aventur# a asomar lacabeza a la calle para ver c#mo la ucato haca una complicada maniobra y sala disparada

    detr&s de las ambulancias.*n tanto, don ucio haba logrado comunicarse con la comisara de el 9iso. 3ue unallamaba difcil4 el hombre trataba de hacerse entender a los gritos, sin or bien lo que le decandesde el otro lado de la lnea. 'i siquiera supo con qui$n haba hablado.*n la ucato, sus ocupantes se sentan superados por los acontecimientos. G, para colmo,ignoraban el cariz de los mismos. *l oficial ayudante eandro 7aidan haba tratado decomunicarse varias veces con el otro m#vil, pero el 7ovicom de abarre segua apagado. 2orlo tanto, carecan de instrucciones.A las nueve y veinte, apro)imadamente, la misma ambulancia que al salir de 7edicine lostom# por sorpresa haba vuelto a pasar +unto a ellos como una r&faga, antes de doblar porChiclana y detenerse en 7edicine. a nica diferencia radicaba en que ahora pasaba ensentido opuesto y llevaba un acompa!ante.

    os tres policas de la ucato siguieron esos movimientos con atenci#n, como si en ellosestuviese la clave de lo que ira a suceder. 'o saban c#mo actuar. 'o contaban con ningunaorden +udicial que respaldara su intervenci#n y, m&s que la posibilidad de que all guardaranuna camioneta ilegal, carecan de motivos para irrumpir en aquellas oficinas.*l 7onza surgi#de pronto a toda velocidad y clav# los frenos, sacudiendo la puerta trasera que segua abierta.7&s que una llegada, fue una aparici#n.Fabra transcurrido un minuto desde que pas# la ambulancia. *l inspector Consard, que pareca hechizado por el manubrio que tena entre las manos, hizo rugir el motor unas cuantasveces, mientras el principal abarre, dibu+ando ademanes con la BroPning, e)plic# a losalaridos4/Q(e la dieron a (osa Q e dispararon desde una ambulancia que se nos escap#7aidan intent# e)tender un dedo para se!alar el vehculo estacionado a cincuenta metros, pero abarre, que segua gesticulando con la pistola, orden#4/*nc&rguense ustedes. 'osotros nos vamos de ra+e al hospital. *nmudecido por la noticia, eluniformado reaccion# girando los o+os hacia (osa, pero lo nico que pudo ver fue un par de pantorrillas que se asomaban a trav$s de la puerta del otro auto. 3ue una imagen fugaz% el7onza retom# de golpe la marcha.2ero no se haba apagado el eco del chirrido de sus neum&ticos cuando fue reemplazado porotro, no menos sobrecogedor4 el de unas sirenas que venan ululando hacia ellos. os policasse dieron cuenta de que la situaci#n otra vez los descubra con la guardia ba+a.

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    *n esta oportunidad, en vez de una, fueron dos las ambulancias que pasaron +unto a ellos. ostres policas no perdieron tiempo y se lanzaron en su persecuci#n, para lo cual el sargentoRueda tuvo primero que encender el motor, poner marcha atr&s y girar en " ". a maniobra ledemand# casi medio minuto.Apenas habran pasado las nueve y media cuando las ambulancias llegaron a la calle Belgranocon las sirenas encendidas. a que mane+aba Rau iba adelante, separada de la otra por unaveintena de metros. as s+renas, gradualmente, de+aron de ulular. 'o haba se!ales del 7onzaque los haba interceptado un rato antes, ni del supuesto herido% el lugar pareca desierto. ostres hombres se apeaban de los vehculos, cuando advirtieron a la ucato blanca que llegabadetr&s de ellos.

    e la cabina, casi en c&mara lenta y con cierto aire de incomodidad, emergi# el sargentoRueda, un tipo cuarent#n, de rulos y mostachos canosos. levaba su pistola en la mano, perosin apuntar a algo en particular% miraba para todos lados, confundido. 2areca no entendernada. etr&s de $l ba+# el oficial ayudante 7aidan, tambi$n de uniforme. Ambos se acercarona la ambulancia de Rau. *ste, a modo de saludo, les entreg# la pistola Bersa +unto a la tar+etade "legtimo usuario" y el certificado de tenencia. os policas revisaron los papelesnerviosamente. Consultaban entre ellos mientras el empresario alzaba la voz para e)plicar quehaban intentado asaltar a su socio./Q3ui yo, fui yo /grit# entonces 3lores.

    os agentes del orden se abalanzaron sobre el m$dico y lo redu+eron de manera, digamos,contundente, arranc&ndole de la mano la pistola cromada% tambi$n secuestraron la escopetaque estaba en el interior del vehculo. A $l lo cubrieron de insultos. *l m$dico, con la cara pr&cticamente aplastada sobre la ambulancia y las manos su+etadas por la espalda, grit#, nosin cierto humor4/Q*speren +Go soy del bando de los buenos 7e quisieron asaltar. no de los policas locort#, ta+ante4 / e diste a un polica, imb$cil.I!

    *n el hospital 3ederico 3alc#n, de el 9iso, la ma!ana de ese mi$rcoles sera agitada.Alrededor de las ocho y media haban trado a las vctimas de un accidente vial ocurrido nole+os de all4 dos hombres, una mu+er y un ni!o. no de los tipos necesitaba ciruga, peromuri# antes de que le practicaran la primera incisi#n. 7ientras tanto, en el pasillo esperabauna verdadero gento aque+ado por diversas dolencias. *n esas circunstancias, el operador deradio recibi# el alterado llamado de 3lores desde la ambulancia y sali# de su cubculo casi alos gritos./Q8uisieron asaltar una ambulancia 2arece que hay un chorro herido... nos minutos despu$s,a pocos metros de la entrada del hospital, el 7onza bord# se detuvo con su estilo habitual4clavando los frenos y haciendo chirriar las ruedas. *ran las nueve y veintisiete.

    a enfermera (ilvia Rodrguez abandon# la (ala de uardia con el prop#sito de tomar algocaliente en el bar. *n ese instante, abarre y Consard entraron cargando a (osa./*se debe ser el chorro que avisaron //escuch# que deca otra enfermera a sus espaldas.

    o recostaron sobre un largo banco de madera. *nseguida acudi# un m$dico y las dosenfermeras lo siguieron. *l m$dico se arrodill# para revisar al herido. /(omos policas. *ltambi$n /di+o abarre agachado, con la boca casi pegada a la ore+a del m$dico. *ste, sin prestarle atenci#n, sigui# concentrado en su tarea. /3uera de +oda. (omos policas. o hirieronen un enfrentamiento /Qnsisti# abarre, esta vez dirigi$ndose a las enfermeras.

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    *llas no saban si les estaba diciendo la verdad o si, por el contrario, ese hombre transpirado ynervioso, que en ningn momento di+o su nombre o mostr# una credencial, les estabatomando el pelo.*l m$dico se incorpor# con e)presi#n sombra y fue directamente al grano. o hizo sin pronunciar palabra alguna% simplemente ba+# un pulgar, meneando la cabeza.

    abarre reaccion# con una mueca entre el pesar y la sorpresa. Como si le costara asimilar queel alma de su compa!ero estaba ya tomando sus primeras lecciones de arpa. Consard, encambio, tom# la noticia con una especie de resignaci#n calculada. /2ero no muri# reci$n.

    leva muerto m&s de quince minutos /aclar# el m$dico ante el silencio de ambos.os dos policas clavaron sus o+os en el cuerpo de su compa!ero muerto, acaso buscando

    convencerse de que todo aquello no era sino un mal sue!o. *l principal abarre no tard# en pasar .2or primera vez desde que se produ+o aquel funesto disparo, tomaba conciencia de que todohaba salido absolutamente mal. *l plan se les haba escapado como un +inete que ve ale+arsesu caballo en medio del desierto% en vez de dar con los dos autos que pensaban :ocalizar,

    terminaron con las manos vacas. y para colmo en un hospital, arrastrando un muerto de su propia tropa.*l doctor @uan Carlos 7azur orden# llevar el cad&ver a la uardia, con el prop#sito deefectuar una revisaci#n m&s minuciosa. *n el pasillo, abarre segua petrificado por eltumulto de pensamientos que se agolpaban en su mente. 8uien reaccion# fue Consard, que learrebat# el tel$fono celular para comunicarse con la ucato. Al cabo de unos segundosescuch# la voz del ayudante 7aidan./Fola, Les usted, +efeM /'o, soy Consard./Ah. ..mire, acabamos de detener a las ambulancias. no de los tipos confes#espont&neamente. ..

    a noticia no pareci# impresionar a Consard, que secamente lo puso al tanto de la situaci#n./*stamos en el hospital. (osa muri#. 'o se muevan que nosotros vamos para all&.*n la sala de la uardia, en tanto, el doctor 7azur redactaba un certificado de defunci#n provisorio, en el cual notific# el "ingreso sin vida de un '' masculino que presenta unorificio de bala en la regi#n esternal".A su lado, la enfermera Rodrguez, luciendo diminutas manchas de sangre en el delantal,oprima una y otra vez la horquilla de un vie+o tel$fono que se empecinaba en establecerllamadas equivocadas.

    *l cuerpo de (osa segua desnudo sobre la mesa, cubierto por una s&bana. @unto a $l estaba suropa hecha un montculo y un sobre blanco con dinero y membrete de la 7unicipalidad deeneral (armiento, que le sacaron de un bolsillo del pantal#n. 3ue la nica pertenencia que

    pudieron hallar4 no llevaba documentos ni credenciales, ni siquiera el carnet de una obrasocial.

    a enfermera finalmente pudo comunicarse con el oficial de guardia de la Comisara ;a de2ilar. 5ras escuchar el relato de lo ocurrido, di+o en tono impersonal4/Comprendido. Ga sale una comisi#n hacia all&. 5raten de retener a los acompa!antes.*l m$dico y la enfermera salieron de la uardia con urgencia. *ntre la gente que pululaba enel pasillo no estaban los dos tipos que haban trado el cad&ver. *l doctor 7azur, entonces,corri# hacia donde estaba apostado uno de los empleados de seguridad. *l hombre, con lasce+as enarcadas, levant# los hombros.

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    /'o s$. (e fueron. i+eron que iban al lugar donde mataron al amigo de ellos /le inform#.abarre y Consard todava no haban regresado ala esquina de la calle Belgrano cuando, tras

    los primeros golpes, el oficial que acababa de anoticiarlo de la condici#n policial del quecreyera un asaltante empu+# a 3lores adentro de la ucato.Acto seguido, espos# su tobillo izquierdo a la base met&lica de la butaca, le+os de quienes lo

    haban acompa!ado hasta all, que se encontraban esposados +unto a la ambulancia de Rau.Rueda se qued# custodi&ndolo y no le daba tregua4 repeta una y otra vez que haba matado aun polica.

    e pronto, le tir# una trompada que hizo blanco deba+o de la ore+a de 3lores. A ese golpesiguieron otros y otros dedos lo tomaron por la nuca, con el prop#sito de tirarlo al suelo delauto./Q'o te me retob$s, hi+o de puta /le gritaba el due!o de la mano que lo apretaba.*n ese momento entr# en escena otro polica, que acababa de llegar, y se meti# en lacamioneta. 9esta de civil y repiti# la que pareca ser la frase del da4 "7ataste un polica" y,sin m&s, remat# el latiguillo con un sonoro cachetazo./L'o viste que te mostr$ la credencial con la manoM /pregunt#, como sentando precedentes./L e qu$ habl&sM LC#mo pretend$s que vea una credencialM /contest# 3lores, cubri$ndose preventivamente la cara con las manos.*l tipo deba ser uno de los ocupantes del 7onza.3inalmente apareci# otro polica, que no de+aba de resoplar. 'o lo golpe#, ni siquiera apel# alos insultos, pero fue m&s contundente que sus colegas. (implemente estamp# ante los o+os de3lores una fotografa comparativa de dos patentes y di+o4/L 9esM 2or esto te buscamos.

    !a llamada de la enfermera Rodrguez a la Comisara ;= el 9iso no fue la nica denuncia

    recibida en el &mbito policial en relaci#n con el incidente. A las nueve y veinticuatro /tresminutos antes de e (osa ingresara al hospitalhaba sonado el tel$fono en la Comisara, de7anuel Alberti4 el telefonista de 7edicine, casi al borde de la histeria, daba cuenta de untiroteo ocurrido en la Ruta J# y Belgrano.

    e inmediato parti# hacia all un patrullero con dos hombres a bordo4 el subcomisario*duardo *usebi y el oficial subinspector @os$ 7ara 7anquill&n.Al llegar, no encontraron nada que permitiera suponer que ah haba sucedido algo cruento4 ni

    vctimas ni victimarios% tampoco gente a la vista que pudiese contar lo ocurrido. (in embargo,sugestivamente, la calle Belgrano estaba desierta.*l subinspector 7anquill&n ba+# del patrullero para revisar el terreno ba+o un sol tanabrasador que crea llevarlo dentro de la cabeza. 5al vez por eso pas# por alto el archipi$lagode manchitas ro+as y cristales peque!os que yacan aun costado de sus pasos. Al cabo de unossegundos sinti# la voz del subcomisario4 /QChe, 7anquill&n, ven *l subinspector volvi# al patrullero. (u superior tena e)presi#n de haber resuelto el misterio% incluso se permiti# unasonrisa muda, como para agrandar la e)pectativa del otro. Reci$n entonces, di+o4/9amos al hospital de el 9iso. Acaban de avisar por 7otorola que tienen un herido de bala. *l patrullero parti# levantando polvareda. 2or el trayecto que hicieron, es posible que se

    hayan cruzado con las dos ambulancias y la ucato que, a esa misma hora, atravesaban la rutaen sentido inverso. e ser as, es obvio que no llegaron a relacionar esa e)tra!a caravana decamionetas con el hecho que deban investigar. 2oco despu$s llegaron al hospital 3alc#n.

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    *n la entrada haba otro patrullero. 2erteneca a la comisara de el 9iso y su tripulaci#n sehaba constituido en la sala de uardia cinco minutos antes. a encabezaba el propiocomisario de el 9iso, Adolfo Biardo, secundado por un oficial principal y un sargento. Alltambi$n estaba el doctor 7azur, la enfermera Rodrguez y, por supuesto, el cad&ver de (osa,que pareca ocupar el centro de la escena.*l comisario Biardo iba revisando meticulosamente la ropa apilada sobre una silla, mientras,con voz lenta y monocorde, dictaba lo que iba encontrando. *l sargento transcriba, golpeandocon furia el teclado de una vie+a Remington. *n la ho+a que trituraba el carro ya haba sidoescrita la causa del deceso y las circunstancias de c#mo haba llegado all ese cuerpo sin vidani identidad. Acerca de lo cual s#lo deca4 "fue conducido por dos su+etos de se)o masculinoque refirieron ser policas".*n tanto, el principal permaneca compenetrado en el sobre blanco de la 7unicipalidad de

    eneral (armiento hallado en el bolsillo del difunto, que por cierto no contena una factura deAlumbrado sino dinero contante y sonante4 J>> d#lares estadounidenses y JSJ pesosargentinos. *l polica fue apilando los billetes sobre una camilla, clasific&ndolos segn elvalor.*n eso estaban cuando irrumpi# la comisi#n de la otra seccional, la de 7anuel Alberti. Bast#un golpe de o+o para que el subcomisario *usebi comprendiera que el herido ya haba pasadoa me+or vida. 'i pesta!e#./L*se era el chorroM /pregunt# con tono impersonal, despu$s de presentarse.*l m$dico corri# la s&bana del rostro del cad&ver para que los reci$n llegados lo vieran, perola respuesta les lleg# por boca del comisario Biardo4/*l hombre no sera precisamente chorro. 2arece que era personal policial.

    a nica reacci#n de *usebi fue mirar nuevamente la cara del muerto. 6ntervino el doctor7azur4/7iren, lo tra+eron dos tipos que aseguraron ser policas. Ga estaba muerto./G no llevaba documentos encima /agreg# Biardo /L y d#nde est&n los dos tipos esosM/pregunt# *usebi sin perder la . perple+idad./'i idea. (e fueron. ../Qntent# e)plicar el m$dico, pero Biardo complet# otra vez la respuesta./ e+aron dicho en el hospital que regresaban al lugar del hecho. 'i bien termin&ramos con elacta, bamos a dar parte a la seccional de 7anuel Alberti. 2ero ya que ustedes llegaron. ..*usebi estuvo a punto de responder que $l no tena por qu$ hacer el traba+o pesado de nadie% pero se contuvo. *l otro le llevaba un grado de venta+a y, adem&s, tena raz#n4 la zona del

    tiroteo /de donde $l venacorresponda a la seccional de 7anuel Alberti.Faba entendido que, secundado s#lo por 7anquill&n, tendra que ir . al encuentro de dostipos cuya condici#n de policas no le constaba en lo m&s mnimo, que estaban calzados yhaban protagonizado un tiroteo en el que haba muerto un fulano que tal vez fuera polica. 'oera chiste.(u respuesta se limit# a una significativa mirada, seguida de un cabeceo hacia suacompa!ante. os dos volvieron al patrullero.

    ieron un rodeo para llegar a la zona del conflicto. 5omaron por un camino interno tanangosto que ni mereca el rango de calle, pero que le permitira espiar a distancia el panorama4desde all divisaron a las d#s ambulancias, la ucato y el 7onza bord# estacionados condesorden en la esquina que un rato antes encontraran desierta. Alrededor de los vehculoshaba un pu!ado de hombres.

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    Continuaron la marcha a paso de tortuga. A medida que avanzaban, *usebi pudo apreciar quehaba una persona separada del resto, que pareca inmovilizada +unto a la camioneta. os delos hombres vestan uniformes policiales. *so les dio &nimo para anunciarse de manera menossinuosa.*n ese instante, uno de los tipos de civil corri# hacia ellos. *staba transpirado y llevaba unarma en la cintura. 7anquill&n y *usebi ya tenan empu!adas las suyas y estaban dispuestos avaciarlas. 2ero comprendieron que no sera necesario al ver que el tipo enarbolaba unacredencial, como si fuera un estandarte./(oy el principal *duardo abarre, de la comisara de 7unro /di+o, +adeante por la corrida./L stedes tienen algo que ver con un masculino muerto que fue llevado al hospitalM /pregunt#*usebi, obviando todo protocolo./(, era compa!ero nuestro. o ba+# de un cuetazo ese que est& ah /di+o, se!alandoimprecisamente a 3lores, esposado dentro de la ucato. (e produ+o entre ellos un silencioturbador. abarre crea haber dado todas las e)plicaciones del caso, pero *usebi segua sincomprender, salvo que el difunto y quienes lo haban de+ado en el hospital eran policas y, al

    parecer, de 7unro. L8u$ hacan tan le+osM 5ampoco entenda la presencia de las dosambulancias. 'ada enca+aba./A ver, Lc#mo fue la cosaM Cuentem$ desde el principio y despacito /di+o finalmente *usebi,meneando la cabeza.*l otro comenz# la respuesta gesticulando con la manos antes de que le brotaran las palabras.

    uego, con una pronunciaci#n en la que parecan pisarse las letras, empez# a contar queestaban haciendo "tareas de inteligencia ante la casa ubicada en Belgrano JS

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    *n ese instante sali# a la calle eticia Coronel, que viva +usto frente a la casa de 3lores% se propona ir al mercado. *l siguiente minuto la encontrara parada ante la ambulancia,apretando los dedos sobre la mani+a de un changuito vaco, con los o+os clavados en la pistola plateada que yaca +unto al respaldo del asiento.5odos estaban inm#viles y e)pectantes, hasta que *usebi se adelant#/L 9e, se!oraM *sta esuna pistola. Ahora, en su presencia, vamos a proceder a requisarla. L*ntendidoM /di+o elsubcomisario con un tono did&ctico.*l subinspector 7anquill&n se haba encaminado hacia la ucato, donde permanecaesposado 3lores. 5ena el rostro tumefacto por el rigor de la captura./L8u$ pas#, vie+oM /le pregunt#, forzando un perfil entre sorprendido y amigable./'o s$, pens$ que me estaban asaltando y apret$ el gatillo /balbuce# el m$dico.*n eso, se escuch# el vozarr#n de *usebi4 /+Che, 7anquill&n, ven*l subinspector interpret# la vuelta al tuteo como una se!al de que, para su +efe, todocomenzaba a tomar sentido. y fue trotando hacia $l.

    a vecina segua all, impert$rrita +unto a su changuito, mientras abarre, presa de unae)citaci#n indisimulada, se hallaba inclinado sobre el suelo de la ambulancia, apuntando conel dedo un peque!o trozo de cobre abollado./(e!ora, preste atenci#n4 vamos a proceder a secuestrar una c&psula servida calibre K?/e)plic# *usebi una vez m&s.

    a mu+er asinti#, con cara de no entender la importancia del hallazgo. *usebi y 7anquill&ntampoco comprendan cabalmente el origen del incidente ni la cronologa de ese tiroteo,cuyos protagonistas desaparecieron del lugar del hecho para reencontrarse all mismo pocodespu$s.

    a cosa pareca verdaderamente absurda, pero, en lo que a su funci#n ata!a, ya todo estaba ba+o control./Qdentific& a todos, que yo me comunico con la seccional /le orden# a su hombre antes dezambullirse nuevamente en el patrullero.2oco despu$s, llegaron otros dos m#viles de la comisara de 7anuel Alberti, para recoger alos detenidos y trasladarlos a la repartici#n. Rau y el chofer uarte subieron al primer patrullero, mientras Nscar 3lores fue llevado en el segundo. *l resto de los actores de estedrama permaneci# en el lugar y, con el transcurso de las horas, la infausta esquina comenz# aseme+arse a un set de filmaci#n.2rimero lleg# un 3ord *scort, del que se ba+aron tres tipos de inocultable aspecto policialvestidos de civil% uno de ellos era el comisario inspector 9ctor 7oltedo, +efe de la nidadRegional de eneral (armiento. uego cayeron otros dos vehculos particulares con unequipo de peritos del (ervicio *special de 6nvestigaciones 5$cnicas 0(*651 de la 2olicaBonaerense. 2ronto se les agreg# un pu!ado de curiosos.*n ese momento se escuch# una sirena, sonido al cual los policas no prestaron muchaatenci#n. 2ero su percepci#n salt# del desinter$s al susto cuando vieron que se trataba de dosambulancias m&s, con la inscripci#n de 7edicine en la trompa. a reacci#n de los policascasi provoca otra tragedia4 los peritos corrieron.en diferentes direcciones, abarre se parapet#detr&s de un patrullero. *usebi y un suboficial manotearon sus armas.

    a alarma fue desbaratada cuando los choferes de las ambulancias ba+aron con las manos enalto, en son de paz. Ambos tenan conciencia de que por un pelo no haban sido acribillados.

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    /9inimos porque nos enteramos de que unos compa!eros nuestros haban tenido un problema/di+o el mayor de ellos, tras recuperar el aliento./(, en efecto, tuvieron un peque!o problema /replic# 7oltedo en tono socarr#n.

    as diligencias policiales de aquel momento incluyeron una visita a la casa de 3lores. (egnel acta suscrita por el comisario 7oltedo, *usebi y 7anquill&n, Claudia 5russo, la mu+er del

    m$dico, e)pres# "su consentimiento para que se ingrese en su vivienda". *n la cochera dieroncon el 3iat no azul que buscaban abarre y sus amigos. (egn el acta, la mu+er, "en formaespont&nea, hizo entrega del vehculo a los fines periciales".*sto sucedi# alas :;4 :?. o curioso fue que el +uez todava no haba hecho acto de presencia, por lo cual los policas carecan de la orden de allanamiento correspondiente. *l magistradolleg# reci$n alas :K4K?. (e trataba del +uez Carlos Nlazar, del epartamento @udicial de (an6sidro. o acompa!aba su secretario, @orge 8uadr#.A esa altura, el inspector abarre dara otra vuelta de tuerca al estrepitoso fracaso de sumisi#n4 lo que originalmente fue concebido como un "operativo encubierto", lindante con lailegalidad, termin# no s#lo con uno de sus hombres frito, sino envuelto en un en+ambre de

    peritos, ambulancias, policas, curiosos de toda cala!a, un +uez y su secretario. *ra eldescalabro total.2oco despu$s de las tres de la tarde, las ambulancias, los autos de civil y los patrulleros partieron enfilados como un tren hacia la comisara de 7anuel Alberti.7ientras tanto, el m$dico Nscar 3lores, que permaneca alo+ado en una celda individual,repasaba una y otra vez la secuencia de los hechos que lo haban llevado hasta all, para llegarinvariablemente a la misma conclusi#n4 aquella no haba sido una buena ma!ana. 5an s#lounas horas antes haba estado desayunando con Claudia y los chicos.2ero el destino se le puso en contra4 primero crey# que lo asaltaban, luego mat# aun polica yahora estaba preso. *n medio de esas cavilaciones, 3lores trataba de convencerse de que todoera producto de un malentendido que no tardara en aclararse. *n eso estaba cuando un agentelo sac# de la celda para llevarlo a la oficina del subcomisario.*ste no haba llegado, pero all estaban dos tipos esper&ndolo. no de ellos erae)tremadamente gordo y no muy amigable% el otro, en cambio, que luca una proli+a melenita, blazer de corte italiano y anteo+os Ray Ban, tena modales m&s mundanos4 estrech# la manodel detenido y le ofreci# un cigarrillo. i+o estar enterado de lo ocurrido. 6ncluso saba elnombre del polica muerto y reconoci# que el episodio haba sido "muy desafortunado".2ero el inter$s del tipo estaba depositado en un tema concreto4 los dos autos presuntamenteilegales que 3lores tena en su poder. 8uiso saber cu&ndo y a qui$n se los haba comprado.3lores esquiv# las preguntas d&ndole vueltas a las palabras, como un sombrero en la mano.*sa reticencia crisp# el humor del gordo, que apoy# una rodilla sobre el muslo del m$dico,descargando sobre $l todo su peso. 2ero el otro lo contuvo./8ued&te en el molde. (olt&lo /orden#, con el mismo tono afable, y dio por concluido elencuentro.Nscar 3lores se enterara luego de que el hombre del blazer era nada menos que el poderoso +efe de la ivisi#n (ustracci#n de Automotores, comisario mayor @uan @os$ Ribelli, conasiento en 9icente #pez.Faba sido una visita inesperada. 2ero m&s curioso aun resultaba que ese hombre, queintegraba la plana mayor de la 2olica Bonaerense yera considerado la mano derecha del @efe Dlodczy , llegara a la seccional de 7anuel Albertialas :;4;>, cuando el +uez de la causa todava

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    ignoraba lo ocurrido en la infausta esquina de Belgrano y la Ruta JH. 2or alguna e)tra!a va,el comisario Ribelli lo supo mucho antes.*se detalle, as como su inter$s casi obsesivo por los vehculos en cuesti#n, ya formaba partedel nudo que un balazo apresurado haba comenzado a desatar.!I

    os problemas de Nscar 3lores comenzaron a gestarse mucho antes de aquel J= de febrero de:

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    Rivero sinti# ansiedad por abordar el motivo concreto que los haba reunido4/7ir&, el ordo me cont# lo que and&s buscando y creo que se puede conseguir algo a buen precio. 2ero, o+o, que en esto yo no voy, LehM Go te llevo con un conocido mo. *l resto loten$s que arreglar con $l.*sa fue su segunda aclaraci#n. 3lores se cit# con el conocido de Rivero al da siguiente, en

    una confitera de (an 3ernando. (e present# con su nombre de pila4 @orge. 'ada m&s que eso%como si no tuviese apellido. Aunque despu$s agreg#4/2ero los amigos me dicen 3lequillo. *l hombre le haca honor al apodo con un mech#n de pelo casta!o, obstinado en caer sobre su frente. Aparentaba entre ;? y K> a!os, p&lido, no muyalto, con un inocultable aire de avera. *n esa ocasi#n di+o ser propietario de una agencia deautos, lo trataba a Rivero de "mi socio" y dio a entender que no era polica.*sto ltimo se a+ustaba a la verdad4 3lequillo s#lo era informante de la polica. *l misteriosoagenciero integraba la red de comerciantes/soplones que con tanta habilidad supo te+er @uan@os$ Ribelli, tanto para esclarecer delitos como para cometerlos. 2ero en ese fro medioda de +ulio de :

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    otro su+eto que pareca un empleado. e hecho, el tipo se encarg# de la parte burocr&tica delasunto, controlando la documentaci#n para e)tenderla a las partes a medida que completabalos datos.3lores pag# los cinco mil pesos que faltaban y recibi# a cambio el boleto de compra/venta, unrecibo de pago y el certificado de responsabilidad civil. 'ada m&s.

    /7ir&, con estos papeles mand& a un gestor a hacer la transferencia y listo /le di+o 3lequillo.3lores se olvid# del asunto de la transferencia hasta que la insistencia de Rau lo convenci# yencomend# aun gestor para que hiciera el tr&mite. *ntre la fecha de la compra y ese da haba pasado casi un mes. rande fue su sorpresa cuando el gestor lleg# con las manos vacas y unanovedad inquietante4 la agencia de (an 3ernando haba ba+ado las cortinas% no e)ista m&s. ynadie en la zona pareca conocer el paradero de 3lequillo.*sa fue la primera escala de 3lores en su largo via+e hacia la noche. a reacci#n inicial delm$dico fue de estupor. 'o habl# con nadiede lo sucedido. Faban herido su orgullo y se senta profundamente tonto, cosa que nosoportaba. a transferencia inconclusa lo privaba del ">=" y de la c$dula verde. (in ellos el bello 3iat no vala lo mismo queI un maletn lleno de billetes falsos.*l m&s mnimo entredicho con cualquier uniformado lo obligara a deshacerse ene)plicaciones, con el riesgo de tener que prolongarlas en una seccional. (u segunda reacci#n,entonces, fue ocultar el vehculo en la cochera de la casa que comparta con Claudia 5russo./ urante unos das no lo vamos a usar. 'o lo saqu$s% por nada del mundo, LestamosM /le di+oa 5russo sin e)plicar la raz#n.3lores tard# una semana en quebrar su silencio. 2ero los odos receptores de sus penas nofueron los de ninguna de sus dos mu+eres sino los de Fern&n Rau4/2arece que con lo del coche me cagaron. *l agenciero se borr# y el primo del ordo tampocoaparece. 7e de+aron en banda con los papeles./G. ..hac$ la denuncia /aconse+# Rau. /'o, Lqu$ voy a denunciarM, Lque soy un boludoM *stose tiene que arreglar de otra forma. Fay que ubicar como sea al primo del ordo.2ero 3lores quera mantener ale+ado a uarte del asunto. 2refiri# localizar a Rivero por sus propios medios. 2rimero prob# por el camino m&s l#gico4 llamarlo por tel$fono a la Regional de (an 7iguel. *l intento se prolong# hasta los primeros das de septiembre. 6nvariablemente reciba lamisma respuesta4 "'o est&". *n la Regional

    nadie pareca saber si Rivero haba sido trasladado, estaba de licencia o en otro tumo. 'o lequedaba otro camino que acudir a uarte. Alda siguiente lo abord# con cautela./Che, ordo, Lsab$s por d#nde anda tu primoM /le pregunt#, tratando de parecer lo m&sespont&neo posible./L8uer$s que lo llameM/'o. 'ecesito la direcci#n.*sas palabras sonaron como una orden.*l polica viva en las inmediaciones de la Ruta J>J, a la altura de 5ortuguitas, en el barrioAviaci#n. 3lores fue acompa!ado por Rau. es cost# llegar. Rivero los atendi# en la puerta,molesto por lo inesperado de la visita. 3lores estaba no menos molesto y, medio metro detr&sde $l, Rau permaneca e)pectante.

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    /5u socio me de+# de garpe. a agencia no e)iste m&s y a 3lequillo no lo encuentro porninguna parte /di+o 3lores antes de ser interrumpido./L e qu$ socio me est&s hablandoM 5e aclar$ bien que en esta yo no iba prendido, que s#lo te presentaba a un tipo que tena un coche para vender y nada m&s./2ero tu amigo me cag#. 'o tengo c#mo encontrarlo.

    /L8u$ cre$s, que cerr# la agencia para no darte los papeles a vosM /'o s$, pero necesito los papeles. L8u$ pod$s hacerM (u tono fue m&s conciliador. a respuesta tambi$n./Bueno, dame unos das% a @orge no lo veo desde que te vendi# el auto. 2ero qued&tetranquilo, fiera, porque ac& no hubo mala fe.3lores respir# aliviado. Faba vuelto a confiar en el primo de uarte y pensaba que todo habasido resultado de la desproli+idad.Rivero tambi$n se haba distendido. 2ero adem&s supo captar el efecto tranquilizador quee+erca sobre 3lores y decidi# aprovecharlo. *l tipo deba tener cierto encanto, porque no s#loconvenci# al m$dico de que no haba nada turbio en relaci#n con el 3iat no, sino que le

    bastaron unos minutos para interesarlo en una 5raffic modelo I>> pesosen total, la mitad de lo que vala en el mercado, y se la poda llevar con ;.?>> pesos en lamano y el resto en tres cuotas. Rivero le entregara la documentaci#n a medida que $lcancelaba la deuda.(e embarc# en ese nuevoaffaire sin decir una palabra. Rau reci$n se enter# de la compracuando su socio apareci# en la empresa al volante de la camioneta. Al mes% ya armada comoambulancia, la 5raffic comenz# a circular sin la habilitaci#n del 7inisterio de (alud 2blicade a 2lata ni la verificaci#n t$cnica correspondiente. 5ampoco tena c$dula verde.5odo pareca anunciar una nueva tormenta. G, efectivamente, comenz# en vsperas del pagode la segunda cuota4 una charla telef#nica entre Rivero y $l los puso al borde de la ruptura./*scuch&me bien. Fay problemas y ten$s que cancelar ya toda la deuda, LentendidoM /le di+oel polica con una voz entre preocupada y amenazante.*nro+ecido y fuera de sus cabales, el m$dico replic#4 /+(i no me das los papeles no te saldo uncara+oCon posterioridad, entre 3lores y Rivero hubo otras conversaciones telef#nicas del mismotenor, a las que se sumaron amenazas y reclamos an#nimos.

    /(os boleta si no devolv$s la 5raffic /le comunicaron varias voces desconocidas que llamaban,indistintamente y sin horario, a sus dos casas, a la empresa y a su tel$fono celular.

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    3lores se mostraba cada vez m&s taciturno e intratable. G, en vez de autos, empez# comprararmas. Adem&s de la 5aurus, en esos das adquiri# una pistola < mm, una escopeta y variasca+as de proyectiles, algunos de ellos con puntas con estras longitudinales. @ustific# talaprovisionamiento con la e)cusa de la ola de asaltos.*l conflicto se haba e)tendido a sus dos familias. 7ientras (ilvia, su legtima esposa, semostraba comprensiva hasta un lmite casi maternal, la implacable Claudia pronunciaba lastres palabras que sintetizan la recriminaci#n en su estado puro4 /5e lo di+e. *l flu+o dellamadas se interrumpi# a principios de enero. 2ero 3lores no lleg# a embriagarse con lailusi#n de que se haban olvidado de $l. 2or el contrario, algo le indicaba que sus enemigoshaban pasado a otra etapa de la lucha.5ena raz#n. 2ero eso reci$n lo sabra luego de descerra+arle un tiro al inspector (osa. *n eseinstante tuvo la certeza de que la guerra por los autos y esa muerte eran dos eslabones de lamisma cadena.

    !II

    Fasta la noche previa a su muerte, el oficial viva +unto a su familia en 9edia, una localidaddel partido de eandro '. Alem, situada a ;J> il#metros de Buenos Aires. a casa es unaedificaci#n de dos plantas, con ladrillos a la vista, +ardn y pileta, que supera ampliamente elh&bitat de un polica medio.Faba sentido una verdadera obsesi#n por fi+ar domicilio en ese pueblo. 9edia no es m&s queun casero de techos ba+os y cinco mil habitantes, perdido en los confines de la provincia deBuenos Aires. 2ero all haba nacido y significaba el regreso a sus orgenes.Faba pasado sus primeras dos d$cadas de vida sin salir del pueblo y reci$n atraves# eselmite geogr&fico en marzo de :

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    nico espacio fsico que compartieron fue la puerta de entrada y el pasillo% ninguno poda prever el eplogo letal de esa precaria relaci#n.*se mismo a!o, (osa recal# en (ustracci#n de Automotores, entonces a cargo del famosocomisario 7ario 'aldi. *l tipo sola tener con sus efectivos un trato "personalizado"4 recibi# a(osa en su despacho, ni bien se present# en la sede de la ivisi#n para tomar su primer da deservicio.

    e modales ampulosos y voz de bartono, el ordo, como todos llaman a 'aldi, lo invit# atomar asiento y le pregunt# si tomaba caf$. (osa, uniformado y tieso, no supo si aceptar elconvite. 3inalmente se sentaron ante dos pocillos./7ir&, pibe, este es un lugar muy especial. 2ero si sab$s caminar bien, no vas a tener problemas /di+o el comisario, mientras +ugueteaba con la anilla de una pistola que haba sobreel escritorio.2ara (osa fue una etapa eminentemente did&ctica. *n pocas semanas aprendi# sobre su oficiom&s que en los cuatro a!os anteriores. (obre todo, pudo entender la clave del negocio policialdesde un lugar privilegiado4 (ustracci#n de Automotores era uno de los pilares de la

    recaudaci#n clandestina.3ue un suboficial quien lo ayud# a descifrar los c#digos de ese mundo subterr&neo4 Ram#nRivero, el primo de uarte. (e hicieron amigos ni bien (osa lleg# y el tipo lo present# a susnuevos camaradas. Congeniaron de inmediato y la relaci#n prosper#.2ero el ordo 'aldi no las tena todas consigo por esos tiempos ya fines del I

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    palabras salan a borbotones, acompa!adas por un leve siseo. 3inalmente, termin# sue)posici#n con una pregunta4/L sted cree que es capaz de hacer este traba+oM /Creo que s contest# (osa, con un tono queno trasluca demasiada convicci#n.A partir de ese instante, el oficial (osa se convirti# en "agente encubierto", al servicio del

    @uzgado 3ederal 'T : de (an 6sidro. (obre ese hecho durante a!os pes# un riguroso secreto.Reci$n en octubre de :

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    Rivero, por su parte, recal# en la Brigada de eneral (armiento, que asista a su $poca de orocon el comisario Andr$s (alguero a la cabeza. 2ero ninguno de ellos olvid# su lealtad haciaRibelli, quien para entonces desembarcaba en 9icente #pez, sede de la @efatura de(ustracci#n de Automotores.Cada tanto, el +efe tuvo la deferencia de llamarlos por tel$fono% a veces lo haca por algnasunto en especial, y otras, s#lo para estar al tanto de sus vidas. (u comunicaci#n se volvi#m&s espaciada durante el corto lapso en que Ribelli y Rivero participaron de los operativoscomandados por (alguero contra la banda carapintada, a la cual pretendieron vincular con elatentado ala A76A.Ribelli volvi# a conectarse con ellos a principios de febrero, pero en esa ocasi#n no lo hizo atrav$s de sus celulares sino enviando un emisario.*s probable que fuera el tal 3lequillo o el propio suboficial Rivero quien les pasara el dato a(osa y abarre acerca de "un tipo en el 9iso, un m$dico, que circula en un 3iat no trucho.5iene una empresa de ambulancias y por lo menos una 5raffic melliza"./*l hombre es un "caramelo". 2or un lado no pag# los coches y por otro, no le dieron los

    papeles4 a cuesti#n es que amenaz# con darse vuelta y eso puede da!ar a gente importante%hay que recuperar esos autos, LentiendenM /enfatiz# su interlocutor.(osa y abarre entendieron al vuelo. a aceptaci#n fue inmediata.*n los das posteriores estudiaron el terreno y monitorearon los movimientos del m$dico,localizaron los vehculos y supieron que el tipo haba sido ob+eto de un persistente ablandetelef#nico..3inalmente, abarre fi+# la fecha del apriete para el J= de febrero. *l oficial inspector no supoentonces que estaba agendando el final de su e)istencia. *l comisario 2edro Dlodczy seenter# de la muerte del oficial Ricardo (osa pocas horas despu$s de producirse. Asimil# lanoticia con una reacci#n contenida4/7e parece que $ste es otro quilombo en puerta, @uancito /di+o, cerrando la gastada carpeta decartulina gris.*l titular de a Bonaerense era uno de los pocos que segua llamando por ese diminutivo alcomisario Ribelli. *ste, con gesto imperturbable, tard# unos segundos en procesar elcomentario% luego, suavizando la e)presi#n, se lanz# a la ofensiva4/ $le, +efe. Al muchacho lo mataron. Fay que darle el cumplimiento del deber, aunque m&sno sea por la viuda.*ntornando los o+os, Dlodczy pareci# dudar un poco m&s% reci$n despu$s de unos segundosvolvi# a mover los labios./2or ahora no, @uan. Fay que esperar. 9amos a ver c#mo evoluciona el tema /di+o y dio porconcluido el asunto.A principios de marzo de :

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    puerta4 una heterog$nea mezcla de acusados por4 delitos menores, abogados, testigos trados arega!adientes, familiares de presos y vctimas de otros delitos.*l due!o de casa, el +uez Carlos Nlazar, rondaba los pasillos con su aspecto afable ysimp&tico. *l tipo tena una carrera +udicial de larga data. Reclutado con categora deempleado raso, subi# todos los pelda!os de la escalera tribunalicia hasta que, durante casi unad$cada, su destino pareci# atascado en el escalaf#n de secretario de un +uzgado correccional.2ero en :

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    a presencia de Rebollo en el politbur# de esa liga cat#lica tra+o apare+ada la cobertura legalnecesaria4 el +uez 2iotti, ntimo amigo del comisario, supo ponerse al frente de losallanamientos cuando, por razones de +urisdicci#n, Rebollo no poda participar. *l m$todo erasiempre el mismo4 irrupci#n de civiles armados luciendo distintivos de la organizaci#n,secundados por uniformados al mando de Rebollo u otro comisario amigo.

    a ltima gran farsa pblica de 2rolatn tuvo lugar el J; de enero de :

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    3lores antes de que fuera nuevamente esposado, en la primera conversaci#n a solas que pudieron mantener.3lores s#lo alz# los hombros% no tuvo otra opini#n./ os vamos a correr con que los canas te fueron a apretar por izquierda, fuera de +urisdicci#ny sin orden +udicial. 8ued&te tranquilo, porque les vamos a poner el punto ah /di+o, tratando

    de sonar convincente.(in dudas, esa pareca ser la clave del asunto. 2ero 2$rez Bodria no poda prever que leestaban escondiendo un naipe.I

    urante los primeros das de marzo, los tr&mites procesales que alimentaron el e)pedientefueron poco ben$volos con la situaci#n de 3lores. Rau y uarte ya haban sido liberados, peroel m$dico segua alo+ado en el pestilente calabozo de la seccional. 2$rez Bodria lleg# deimproviso% se lo vea m&s animado que la ltima vez y fue al grano4/*l +uez lo cit# a Rivero. eclara ma!ana. I(i se hace cargo del coche que te trans#, o si por lo

    menos admite conocer a ese @orge, est&s con medio cuerpo afuera.*sa noche 3lores no pudo pegar un o+o. A la ma!ana siguiente el suboficial mayor Ram#nRivero lleg# con puntualidad al +uzgado. *ra el K de marzo. Al abogado 2$rez Bodria lehaban vedado el ingreso a la audiencia y no tuvo otra alternativa que esperar la versi#nmecanografiada de su declaraci#n.*n el despacho del secretario, Rivero aport# respuestas invariablemente monocordes. Con esamisma parsimonia respondi# que "srI, cuando 8uadr# le pregunt# si conoca a un tal Nscar3lores./ o conoc en el hospital de (an 7iguel a raz de una intervenci#n quirrgica /agreg#, sinespecific&r de qu$ tipo de operaci#n se trataba o qui$n era el paciente.Agreg# que se lo haba presentado su primo uarte y neg# haberle vendido vehculo alguno. 'i siquiera se lo haba vuelto a cruzar. *n t$rminos procesales, el testimonio de Rivero fueotro inisillanzado contra la deplorable situaci#n de 3lores.*l testimonio del ordo uarte, en cambio, llevara a 2$rez Bodria a echar por tierra buena parte de la declaraci#n del polica.*l chofer estaba nervioso y no le faltaban razones4 $l haba sido el factotum de los borrascososnegocios entre su primo y su +efe, y elladero de 3lores en el instante de la muerte de (osa. 2or otra parte, no quera per+udicar a 3lores ni comprometer a Rivero% lo que eramatem&ticamente imposible. uarte sostuvo los dichos de 3lores en lo atinente al homicidio,

    pero se mostr# absolutamente ignorante de las compras automovilsticas de su patr#n. (inembargo, no pudo negar haber sido $l quien hizo el contacto entre Rivero y 3lores./(. Go los present$ hace como ocho o nueve meses. 3ue porque mi primo tiene un conocidoque mane+a una agencia de autos.../LC#mo se llamaM /le dispar# 2$rez Bodria antes de que 8uadr# saltara a otra pregunta.*l secretario le obsequi# una mirada admonitoria. 2ero la cuesti#n ya estaba instalada./*l nombre no lo s$. 2ero creo que le dicen 3lequillo /contest# uarte, con una sinceridadcasi infantil.2$rez Bodria sali# de all como una r&faga, con la prueba en la mano de que Rivero habamentido. 7edia hora despu$s radic# una denuncia por falso testimonio contra $l en la mesa deentradas del +uzgado de @uan 7a intach, contiguo al de Nlazar.

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    7ientras el abogado firmaba su acusaci#n, en el despacho de 8l4:adr# segua el movimientode testigos4 era el turno del inspector Consard y el principal abarre, los sobrevivientes delintento de abordar a 3lores./*n ningn momento pensamos que el tipo iba a tener una reacci#n tan criminal /di+o abarre,gesticulando con las manos.

    *l secretario no lo quiso importunar m&s y dio por concluido el tr&mite. 8uadr# qued#satisfecho% ambos policas coincidieron en lo sustancial4 la presencia de ellos en el 9iso"obedeca a una investigaci#n relacionada con autom#viles presuntamente ilegales".2ero el:; de marzo estall# el primer petardo del caso. 3ue cuando el polica Ram#n Riverotuvo que declarar por la denuncia del abogado de 3lores ante 7a intach. *staba mal afeitadoy se lo vea nervioso.Rivero trat# de sostener lo dicho en su declaraci#n original. 6nsisti# con la versi#n hospitalariade su encuentro con 3lores y mene# la cabeza cada vez que le mencionaban la palabra"automotores". *n menos de una hora, el polica se sinti# acorralado./Bueno, hubo algo m&s. 3lores quera comprar un coche y le recomend$ un agenciero, que sellama @orge /di+o./L*s el mismo al que le dicen 3lequilloM /Qnquiri# el +uez. Rivero asinti# con un gesto./L sted haca negocios con $lM /volvi# a preguntar 7a intach. /'o. o conoc comoinformante de la polica /balbuce# el suboficial, ya totalmente entregado.Al t$rmino de la audiencia, Rivero desapareci# con prisa detr&s de la puerta, cargando sobresus hombros un proceso por falso testimonio. 2ara 2$rez Bodria, lo que all se haba dichosuperaba todas sus e)pectativas% el polica no s#lo ahond# en su relaci#n con 3lores y admiti#la e)istencia del fantasmal 3lequillo, sino que adem&s aport# un dato que podra cerrar elnudo de la trama4 el tipo era sopl#n de a Bonaerense.

    icho de otro modo, si Rivero llev# al m$dico a la agencia de 3lequillo tena que haber sido$l quien, posteriormente, aportara el dato delos dos vehculos a la "patota" encabezada por abarre y (osa, razon# el 6. abogado.Comenzaba a tomar cuerpo la e)istencia de una organizaci#nespecializada en traficar autos de origen ilegal y se perfilaba la figura de una e)torsi#n.(in perder un segundo, el abogado sali# del +uzgado de 7a intach enfilando hacia el deNlazar. 2ero en el @uzgado 'T :K:e haban ganado de mano. 'o pudo ver al +uez% en esa ocasi#n s#lo lleg# hasta la mesa de entrada. 3ue suficiente% all lee)plot# en la cara el auto de procesamiento contra su cliente, firmado ese mismo da."3lores mat# aun polica en el marco de una investigaci#n, conociendo el origen ilcito de losdos vehculos que tena en su poder", arrancaba asegurando el escrito, probablementeredactado por el secretario 8uadr# y suscrito por Nlazar. *so bastaba para otorgar alcautiverio de 3lores un rango m&s duradero.2ara llegar a esas conclusiones, el +uzgado se bas# en todas las declaraciones recopiladas.,incluida la de Rivero% los testimonios de los.@ compa!eros de (osa resultaban tan incriminatorios como el del propio 3lores. Ntrasactuaciones, como el resultado de la autopsia, las pericias balsticas y la verificaci#n de losvehculos secuestrados, sepultaron an m&s sus esperanzas.

    2ero la palada final estuvo depositada en el co6tenido de una sorpresa4 el +uzgado aval# sudecisi#n de poner a 3lores contra las cuerdas "ratificando todo lo actuado en la causa K:??;,iniciada el JH de febrero i pasado, la que corre por cuerda a la presente". *l pobre 2$rez

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    Bodria qued# de una sola pieza. 'o saba ni por asomo a lo que se refera el +uez. 'unca habaodo hablar de esa causa, fechada cuarenta y ocho horas antes de que (osa pasara a me+orvida. 2idi# el e)pediente a la empleada que estaba detr&s del mostrador. a mu+er volvi# diezminutos despu$s con el "e)pediente"4 un pu!ado de fo+as abrochadas, que bien podan caberen un sobre. *n la car&tula s#lo deca4 "(osa, Ricardo. (u denuncia".*n ella el inspector, que ahora estaba muerto, aseguraba ba+o +uramento "tener informaci#nfidedigna de dos vehculos de procedencia ilegal, que est&n en poder de un doctor, apellidado3lores".

    os dichos de (osa, sustentados all tambi$n por abarre y Consard, parecan inob+etables.as "tareas de inteligencia desplegadas en tomo a esos dos automotores" les haban permitido

    detectar, segn decan, una ambulancia que sera el original de la "melliza" de 7edicine.2erteneca a la empresa 6nterm$dicas y estaba estacionada en un taller de a 2lata.

    as actuaciones fueron labradas por el titular de la Comisara ;a de 7unro, comisario RicardoCalle+as, y ese mismo da fueron giradas, precisamente, al +uzgado del doctor Nlazar. *stecerr# la causa unas pocas horas despu$s, luego de conocerse la repentina muerte de quiensuscribiera la denuncia./L e d#nde sali# esta mierdaM /Qncrep# 2$rez Bodria a la empleada con un rugido que pareci# brotar de sus entra!as./ o que pasa es que se traspapel# y reci$n lo encontraron ayer /contest# la mu+er con absolutanaturalidad.*n resumidas cuentas, el m$dico 3lores fue indagado y procesado por un hecho cuyo sumarioapareci# quince das despu$s.3lores recibi# el oto!o en el mismo calabozo de siempre. 7ientras tanto, la situaci#n de lanica familia que le quedaba tras la ruptura con Claudia 5russo, no era m&s edificante. e a poco, (ilvia se fue acostumbrando a tener a su marido, no en el lecho de otra mu+er, sinodetr&s de las re+as. (in embargo, durante una madrugada de abril, creyo que sus fuerzas seiban a pique.5odo empez# al sonar la campanilla del tel$fono. *lla, por lo general de sue!o liviano, seabalanz# sobre el aparato, pensando que sera alguna novedad relacionada con su marido. *ncierta manera, de eso se trataba% por el auricular escuch# primero el silencio, seguido de unavoz masculina que, con calculada agresividad, le di+o4/5e vamos a hacer boleta a vos ya tus hi+os, porque tu marido t4nat# aun polica.*lla no atin# a responder% simplemente qued# paralizada. a siguiente llamada tuvo lugar dossemanas despu$s. e all en m&s, para la esposa del m$dico el terrorismo telef#nico se

    convirti# en otro ingrediente de la vida cotidiana.2ero an le aguardaban otras duras pruebas. A fines de ese mismo oto!o, la quinta de los3lores, ubicada en la localidad de 7atheu, fue saqueada. 2or la sa!a puesta de manifiesto, elrobo pareci# contener una buena dosis de venganza. a mu+er decidi# alquilar la quinta. 2eroel da de la mudanza, el flete fue interceptado por un auto del que ba+aron dos tipos con elrostro cubierto por pasamonta!as% armas en mano, uno de ellos declam# un mensa+e escueto4Q ame la camioneta y ra+&te a quinta de 7atheu fue despo+ada del mobiliario que habaquedado del robo anterior.2ero un hecho an m&s significativo tuvo lugar el := de +ulio. *ra medioda. (ilvia sala de sucasa de. 2ilar con los chicos. @unto a la vereda estaba estacionado el 3iat 5empra, el nicoauto particular que le quedaba a la familia. *n ese instante vio aparecer a tres tipos de pelocorto y vestidos de tra+e. *lla crey# que eran policas. Aun as se sobresalt#. y no fue paramenos, porque uno de ellos la encar# empu!ando una pistola. 2areca reglamentaria. os

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    ni!os, aterrados, comenzaron a llorar. (ilvia amag# un abrazo protector, pero el tipo impidi#ese acto apoy&ndole el ca!o deba+o del ment#n./'o se equivoque, se!ora. $me r&pido las llaves del auto y nos vamos /le orden#.

    a falta de tuteo le son# por dem&s inquietante. 2ero el hombre cumpli#% segundos despu$sdesapareca +unto a sus c#mplices, abordo del 3iat. *lla sigui# creyendo que se trataba de

    policas.7ientras tanto, el abogado 2$rez Bodria asista a sus propias tribulaciones. *n esa $poca lerechazaron la segunda apelaci#n presentada en favor de 3lores. 2ero no fue la nica raz#n quemin# su &nimo. urante los ltimos dos meses, $l tambi$n haba sido ob+eto de una andanadade amenazas telef#nicas.*l doctor 2$rez Bodria renunci# definitivamente a la defensa del m$dico 3lores a mediados de +ulio.A partir de entonces, sorpresivamente, ba+# el nivel de la coacci#n telef#nica e+ercida sobre(ilvia. A 3lores le qued# la duda acerca de los motivos4 tal vez se debiera al puesto vacante ensu defensa% tal vez los instigadores de esa campa!a hayan tenido temas m&s urgentes en losque pensar.2or esos das el pas se conmova con la detenci#n de doce 2atas 'egras en relaci#n con elatentado contra la A76A.

    e eso 3lores se enter# por la radio. Al principio, tom# la noticia con indiferencia% ni siquiera prest# atenci#n a la lista de los implicados. Fasta que una ma!ana de principios de agosto,mientras intentaba mitigar los rigores del encierro ho+eando un diario del da anterior, sumirada tropez# con la fotografa de uno de los detenidos.

    o reconoci# de un golpe de o+o% era el mismo tipo que lo haba interrogado en los albores desu arresto4 el comisario mayor @uan @os$ Ribelli.

    *l hallazgo de esa foto actu# como un disparador. *n cuesti#n de minutos, 3lores devor# todala informaci#n referida a la entrega forzada del vehculo usado en el atentado de la calle2asteur. 5al vez el m$dico no fuera consciente de hasta qu$ punto su cabeza se habaconvertido en un hervidero de con+eturas y sospechas.2ero no tard# en hallar un punto comn entre la 5raffic de 5elleldn y su propia ambulancia4ambas camionetas haban sido ob+eto de un id$ntico acoso policial.Cuando el +uez federal @uan @os$ aleano tuvo noticias de la e)istencia de la causa 3lores, loasalt# la misma impresi#n y sin perder tiempo gir# un pedido al +uzgado de Nlazar, para quele enviara sin demoras una cT64Via del e)pediente. (e trataba de rastrear las actuaciones detodos los procedimientos dudosos en los cuales tuvieran algo que ver los hombres de @uanRibelli.*specialmente si haba una 5raffic de por medio.

    E/L5e interesara tomar la defensa de este muchachoM /di+o la voz en el tel$fono.Con el ce!o fruncido, el tipo se cambi# el 7iniphone de ore+a, molesto por el murmullo persistente y pare+o que flotaba en el 3lorida arden./'o s$. 9emos. 2or lo pronto, decle a la esposa que me venga a ver ma!ana.Al da siguiente, la se!ora 3lores fue puntual% aunque le haba costado encontrar el 2asa+eRivarola, una cortada con aires parisinos escondida en el coraz#n del centro. *n el quinto piso

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    de un vie+o edificio con detalles en bronce y ascensor de madera, la recepcionista lecomunic#4/*l doctor ya la va a recibir. (ilvia senta una ansiedad atroz. esde que 2$rez Bodria sedesvinculara del caso, haba tenido insatisfactorias entrevistas con varios abogados y buena parte de sus esperanzas estaban depositadas en el hombre que la haba. citado all.

    5res horas despu$s, la esposa de 3lores sali# radiante por la misma puerta4 el doctor 7ariano3ragueiro 3ras se haba convertido en el defensor de su marido.A diferencia. de otros estudios +urdicos instalados en el mismo piso, $se era el nico que noe)hiba su correspondiente placa. *n eso se fi+# (ilvia mientras aguardaba el ascensor.Cuando lleg#, ya se haba olvidado del asunto% en parte por la impresi#n que le caus# el nico pasa+ero que traa. 2areca sacado de una novela de espiona+e% era un hombre ya mayor, de porte distinguido, cabellos plateados y atuendo levemente ingl$s.Aunque el su+eto no tena en sus venas ni una gota de sangre brit&nica, le gustaba gastar unestilo tipo raham reen. 2ero eso, claro, la esposa de 3lores no lo saba% tambi$n ignorabaque se trataba de @orge Anzorregui, uno de los due!os del bufete y hermano de Fugo, el

    poderoso "(e!or ?" que comanda los agentes de la (ecretara de 6nteligencia del *stado.Bien se podra considerar al *studio Anzorregui como uno de los consultorios +urdicos m&semblem&ticos del foro local. A sus oficinas acude una selecta clientela que proviene de lasaltas esferas del poder4 dirigentes polticos, capitanes de la industria, +ueces y funcionarios%hasta el mismo ministro Carlos Corach resuelve all algunas de sus querellas.*l m$dico 3lores estaba fuera de esetarget; no era agente de inteligencia ni un polticoencumbrado. 5ampoco su causa haca +uego con la especialidad de la casa4 los homicidas raravez eran atendidos por el staff del 2asa+e Rivarola. (in embargo, el abogado 3ragueiro 3rasno dud# en hacer del caso su caballito de batalla./ a polica le hizo al hombre una mala pasada. 7e da pena. Fay que ayudarlo /le coment# aAnzorregui, minutos despu$s de hacerse cargo de la defensa.5ambi$n revel# que haba fi+ado sus honorarios en :?> mil pesos. /L2ero c#mo vino apararac&M /pregunt# Anzorregui.3ragueiro 3ras esboz# una sonrisa, y di+o4 ./Ah. 9ino recomendado. Ayer me llam# F$ctor para preguntar si me interesaba.F$ctor, el ne)o entre 3lores y su flamante defensor, no era otro que el c$lebre ingenieroF$ctor (antos, aquel "+usticiero" que persigui# hasta matar a dos ladrones que le robaron el pasacasete del auto, convirti$ndose en causa y bandera de Bernardo 'eustadt.Cuando la designaci#n de 3ragueiro 3ras fue comunicada al +uzgado de Carlos Nlazar, muy le+os de all, otro abogado del caso se presentaba en sociedad, peroa su manera. *l doctor onzalo 9illalobos haba elegido el Caf$ de la 2ai), ubicado en plenaRecoleta, para anunciar que patrocinara a 7ara eonor (osa, la mu+er del polica ultimado.Curs# invitaciones a todos los medios. 2ero su convocatoria fue un fracaso% s#lo acudierontres cronistas y un fot#grafo. 'o obstante, 9illalobos mont# la escena como si se dirigiera acorresponsales venidos de todas partes del mundo. Ntra e)centricidad fue su guardia pretoriana4 tres tipos con tra+e de corte barato y lentes, que hacan recordar los guardaespaldassindicales de los a!os IS>.*ra parte de su estilo% tanto como sus clientes, recolectados en el noroeste del Conurbano,

    zona de influencia del 7N 6'.9illalobos siempre alarde# de sus e)celentes contactos carapintadas, pero no en vano4 fuedefensor del grupo Albatros que tom# el edificio de 2refectura en el putsch del ; de diciembre

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    de :

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    / a ambulancia estuvo ac& desde el JS de marzo hasta el ? de abril. os muchachos vinieron por esos das /precis# con cierto orgullo.*l mec&nico no lleg# a comprender por qu$ los o+os del otro se encendan.*l tel$fono celular de 3ragueiro 3ras comenz# a sonar unos minutos despu$s. a llamada losorprendi# nuevamente en el 3lorida arden% provena de a 2lata. *l abogado percibi#

    enseguida la e)citaci#n de su informante./ octor, usted estaba en lo cierto. o de las fotos es todo trucho. 9oy para all& y le cuentoc#mo viene la mano /di+o antes de cortar.

    a corazonada haba dado sus frutos4 el inspector% Ricardo (osa, que pas# a me+or vida el J=de febrero, +am&s pudo haber sido quien tomara esas fotos afines de marzo. *l e)pedientelabrado en ocasi#n de su denuncia haba sido literalmente fabricado luego de su muerte.2ero 3ragueiro encontrara otras perlas procesales que abonaron esa certidumbre.(orprendentemente, en el ibro de *ntradas del +uzgado de Nlazar, el inicio de las actuacionesdata del JK de febrero, en tanto que (osa radico su denuncia el da JH. *s imposible e)plicar

    c#mo pudo ingresar ese sumario dos das antes de su iniciaci#n.*n $se mismo libro estaba alterado con corrector el casillero correspondiente al nmero decausa, adem&s de un salteo e)tra!o en fechas y fo+as del e)pediente. Como broche final,tampoco haba ningn parte preventivo de la Comisara ;= de 7unro a la 3iscala y aldefensor oficial, como se estila en estos casos.*n resumidas cuentas, la causa K:??; no s#lo era falsa, sino que fue dibu+ada de manera torpey apurada.*l propio comisario Calle+as figuraba como su instructor y, adem&s del testimonio del policamuerto, tambi$n contena declaraciones de abarre y Consard. *l +uez Nlazar haba suscritosu llegada al +uzgado, lo que sugera su complicidad con a Bonaerense en la confecci#n delsumario.Con las pruebas a la vista, 3ragueiro 3ras comenz# a disparar una batera de pedidos dee)carcelaci#n que el +uez Nlazar rechaz# sistem&ticamente. *se fue el origen de un pedido derecusaci#n en su contra por enemistad manifiesta con 3lores.

    I

    2ara la misma $poca de la escandalosa comprobaci#n de 3ragueiro 3ras, onzalo 9illalobos,el defensor de la viuda de (osa, de+# de hacerse ver. 5an afecto a la e)posici#n pblica,suspendi# conferencias, entrevistas y hasta audiencias +udiciales% sus defendidos quedaron pataleando en el aire. 5ampoco atendi# m&s el tel$fono.Aunque sus allegados llegaron a pensar en un secuestro o en algo peor, el doctor estaba,simplemente, pr#fugo. 9illalobos puso los pies en polvorosa luego de que el titular del@uzgado 3ederal 'T =, @orge rso, lo procesara por "usurpaci#n de ttulo y honores".(u delito oscilaba entre la travesura y el papel#n4 durante casi tres d$cadas haba e+ercido laabogaca sin haberse recibido. Aunque curs# las primeras materias de la carrera, no tard# enabandonar la 3acultad y s#lo volvi# a las aulas como profesor de erecho 2enal./2ap& es abogado. o que pasa es que alguien arranc# su lega+o de la niversidad /sostuvo ara+atabla eonor, la mayor de sus hi+as.

    (u mu+er, que s es abogada y qued# al frente del estudio que ambos compartan, asegura nosaber su paradero. esde entonces, 9illalobos no ha vuelto a dar se!ales de vida.

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    *n tanto, el e)pediente del caso 3lores, hu$rfano de letrado por la parte querellante, fue a parar a la (ala 66 de la C&mara en lo Criminal y Correccional de (an 6sidro.3ragueiro 3ras haba apostado todas sus fichas a la recusaci#n de Nlazar. *n circunstanciasnormales, el reemplazo del magistrado hubiese sido un nmero puesto. 2ero el abogado del*studio Anzorregui saba que en los tribunales bonaerenses toda l#gica es incierta. 6gnoraba,sin embargo, hasta qu$ punto la composici#n de esa sala resultaba peculiar.*mpezando por su presidente, el camarista @uan Carlos 3ugareta. *l hombre hizo toda sucarrera al frente de un +uzgado de menores, por lo que el universo penal no era precisamentesu especialidad. 5al es as que lleg# a suscribir fallos tan ins#litos como la "nulidad" de lasentencia condenatoria de Anbal ordon y sobreseer del cargo de "apremios ilegales" alcomisario uis 2atti.@orge 9ocerini, otro de los camaristas, no se quedaba atr&s. Con una carrera +udicial de casicuatro d$cadas, acumul# que+as y denuncias de todo tipo. *ntre otras, fue acusado deregentear un estudio +urdico paralelo, que funcionaba arriba de una funeraria, en Nlivos.2ero quien se llevaba todos los laureles era el tercer integrante de la C&mara, el doctor

    3ernando 7aroto, por esos das criticado pblicamente por su colega @uan 7a intach. *n:

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    III

    nos cuantos meses antes, en los primeros das de +ulio de :

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    Rivero. Reci$n al final se arm# de cora+e y disc# aquel nmero que (osa le haba dado envida.

    a viuda tard# en atender% cuando lo hizo, abarre recit# el asunto del cumplimiento deldeber sacudido por un incontrolable titubeo. uego, call#. 2or toda respuesta, la mu+er permaneci# en silencio, como esperando que el otro agregara algo m&s. 5ras unos inc#modossegundos, el principal s#lo atin# a decir4/(e!ora, son muchos sueldos y el ascenso post mortem. .. / racias. 2ero se hubieran acordadoantes /di+o, sin hacer esfuerzos para ocultar su rencor.y colg#. Casi un a!o despu$s de aquel gesto de indignaci#n de eonor (osa, el m$dico que lomat# sigue tras las re+as, en manos de Nlazar y 8uadr#, a la espera de que se fi+e fecha para el +uicio oral.

    amentablemente, onzalo 9illalobos no estar& para animarla. a defensa de la memoria deloficial "cado en cumplimiento del deber" seguramente la asumir& la nueva @efatura.Con ustedes, a Bonaerense

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    * R*CA A NRA pocos il#metros de la Capital 3ederal, sobre la Ruta ;, la ciudad de obos es un enclave dela m&s rancia derecha nacional, en cuyas inmediaciones alz# su fastuosa residencia (un7yung 7oon, lder de la secta a la que supieron adherir criminales de la cala!a de Carlos(u&rez 7ason o enaro az Bessone. All nacieron y se criaron los hi+os de don 3elipe

    Ribelli, un hombre que se complace bendiciendo a los vecinos que se le cruzan por la calle.@uan @os$, su primog$nito, ingres# al iceo 2olicial en cuanto termin# sus estudios en elcolegio 'i!o @ess, de la mano del polica @os$ N+eda, con cuya hermana Alicia noviaba porentonces y quien pronto se convertira en su cu!ado y mentor. A @uancito le atraa todo lo quefuera investigaci#n y, muy especialmente, la posibilidad que daba el iceo de salvarse de lacolimba4 en su ambiciosa cabecita no entraba la idea de perder un a!o haciendo saltos de rana.5ena otros planes para su vida, que tampoco contemplaban terminar sus das comouniformado.Concluy# el secundario policial como abanderado de la promoci#n IS; y entr# a la *scuela deNficiales @uan 9ucetich. 5res a!os m&s tarde egres# como oficial ayudante. *ran los tiemposdel general Ram#n Camps, los m&s feroces. (iempre de la mano de su cu!ado, Ribelli hizosus primeras armas en diversas comisaras de ans y Avellaneda. Al mismo tiempo,intentaba llevar adelante sus estudios de 6ngeniera.*n :

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    'ost&lgico de sus a!os entre +ueces y abogados, Dlodczy no tuvo dudas de que acababa deencontrar al ladero ideal. *ra consciente de su escasa e)periencia operativa y, en la crecienteespecializaci#n de a Bonaerense, las brigadas pasaban a ser los brazos de la organizaci#n.Brazos de enorme alcance, con dos decenas de comisaras por manos y una infinita gama deactividades ilcitas que combatir, para lo cual era indispensable contar con su propia"inteligencia"% es decir, localizar los "buches" sin los cuales nada es posible dentro de lamentalidad policial. G, por supuesto, generar las indispensables fuentes de financiamiento.Ribelli no se hizo desear. Conoca las calles de la zona sur como pocos y llegaba a BroPn alfrente de su propio grupo operativo, trasladado +unto a $l desde la ivisi#n Fomicidios deBanfield. a red de informantes que instrument# para su +efe tena la particularidad de nodescansar s#lo en los buchones habituales. *l tipo los articulaba h&bilmente con loscomerciantes de la zona, en particular las aseguradoras, las agencias de vehculos usados y lostalleres mec&nicos con que traba+aban.5ambi$n engrosaron esa n#mina propietarios de albergues transitorios, de bares y bolichesnocturnos y todo tipo de reducidores en general, quienes se mueven en la frontera del delito.*se fue su verdadero pilar.*l circuito de informaci#n y dinero se cerraba con los capitalistas de +uego, los pro)enetas ylos distribuidores de drogas, una especie que por esos a!os s$ multiplicaba da a da. 9istagorda, protecci#n y algn que otro negocio, son una buena contraprestaci#n cuando laalternativa significa multas, clausuras, allanamientos, detenciones, aprietes, problemas.*n :

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    para que el suboficial encontrara la puerta abierta haba sido Ribelli, alma mater de larepartici#n.Como suele ocurrir en estos casos, el pr#fugo fue se!alado por los dem&s involucrados comoel nico responsable del crimen. a +ueza onz&lez no se trag# el sapo y proces# a todos.*l esc&ndalo e)plot# en la cara bronceada del flamante titular de la (ecretara de (eguridad,

    Alberto 2iotti. *l e) magistrado volvi# a los tribunales, pero esta vez a los de omas de-amora4 fue a hacer valer la prerrogativa policial de no permanecer detenidos +unto a losdelincuentes ci viles. (ilvia onz&lez hizo lugar al pedido, de+ando constancia de la visita enel e)pediente.(in embargo, no los deriv# a ninguno de los pabellones habilitados para los presos con chapa4los diez reos fueron a dar con sus huesos alas cercanas dependencias de la Brigada de8uilmes, a cargo por entonces del comisario 7ario 'aldi.2ero 'aldi ya tena demasiados problemas con sus propios presos como para brindaralo+amiento ala "patota" de Ribelli. os muchachos iban y venan por la dependencia y fuerade ella, y el obeso comisario tema tener que pagar eventuales platos rotos. @uancito no perdi#

    tiempo en discusiones y consigui# que los trasladaran a una comisara de Ramos 7e+a.(us esfuerzos estaban puestos, +unto a los del comisario 'egr#n, en armar la habitual"vaquita" para sostener a los cados en desgracia4 abogados, alimentos y ayuda a las familias." nos pocos pesitos +untados entre los compa!eros, como sucede en cualquier traba+o", dir&el @efe Dlodczy a!os despu$s.2ara Dlodczy y su "pollo", como haca rato llamaban a Ribelli, el asunto revesta capitalimportancia. 2or c#mo afectaba a la 3uerza el nuevo esc&ndalo, porque amenazaba enlodar sufo+a de servicios y por las lealtades implicadas. *l pollo no s#lo era el +efe directo de lamayora de los detenidos, sino que $stos eran sus "hombres de confianza". *specialmente eloficial Fugo Reyes, su mano derecha.Faba que sacarlos% como fuera. os abogados de los once criminales de uniforme lograron, por lo pronto, sacar del medio a la +ueza onz&lez apelando a otra causa pen. diente y ele)pediente recay# en las manos del +uez *milio 9illamayor, quien, tras liberar a los detenidos,elev# el e)pediente a la C&mara en lo Criminal de omas de -amora.@orge 'icolau es un veterano suboficial que traba+# a las #rdenes de Ribelli durante diecis$isa!os, preferentemente como chofer. *n : mil pesos hasta los dos millones.(i realmente e)isti# la coima, la misma envergadura de la operaci#n /que no respet# +urisdicciones no pudo ser desconocida por los +erarcas de a Bonaerense ni por sussuperiores polticos. (obre todo, estando en +uego dos personas tan allegadas al +efe de2olica, un +uez y tres camaristas de omas, el pago chico de uhalde.*l comisario Ale+andro Burguette, segundo de Ribelli en ans, no s#lo coincidi# con 'icolau sino que apoy# esta ltima. hipXtesis4 con la toalla arro+ada a sus pies, el tipo +ur#que no pudo denunciar ante ningn superior los procedimientos ilegales efectuados pararecaudar fondos para "la cuenta de la causa Wilde", debido a que "esos estaban tambi$ndentro del mismo lineamiento interno policial que Ribelli".

    'ada personal.

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    666@uan @os$ Ribelli haba regresado en : pesos mensuales por su tel$fono celular, adem&s de otrosdoce, que utilizaban sus ap#stoles para comunicarse durante los operativos.

    Ga no era @uancito. Ahora lo llamaban @uan, a secas. N "el 2atr#n". saba tra+es del me+orcorte italiano, corbatas de seda, via+aba por cursos y congresos, o simplemente por placer, alos *stados nidos, *uropa y 7edio Nriente. G, en ese verano de :

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    (u actividad era bien conocida por la polica, que cada tanto lo "apretaba" /Z4omo a muchosotrospara cobrarle pea+e. 9arios de los mencionados en esta trama saban bien de susandanzas, como el mismo 5elleldn se ocup# de de+ar en claro tiempo despu$s4 "2odra llenarvarias p&ginas de tu diario con la lista de mis amigos en la polica", le di+o a dos periodistas de

    Pginal12.

    5ambi$n Ribelli y sus muchachos lo conocan. *n aquellas circunstancias de recaudaci#nnecesaria, el 2etiso 5elleldn era una tentaci#n irresistible. as huestes de ans salieron adarle caza no sin antes cumplimentar las ineludibles "tareas de inteligencia", denominaci#nque nuestros sagaces investigadores dan, invariablemente, a la vulgar batida.*n febrero de :

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    novia suya, (andra 2etrucci, a la vista de varios comerciantes y vecinos, alrededor de las ochode la noche.

    legaron a la brigada a eso de las once. A la primera persona que vio fue al cabo Casas,rengueando todava a causa de la rodada ba+o las ruedas de su auto, en Nlivos. Crey# que se levena la noche% pero Casas no reaccion#. Al rato, lo llevaron ante el 2atr#n, cuyas palabrasfueron de una claridad meridiana4/2on$ lo que ten$s que poner y te vas. A las doce lo vuelven a llevar a la oficina deNperaciones. 6barra le da un celular de Ribelli y le dice que consiga cien mil. *l cordob$s sequera matar% era un disparate de plata. a tarifa que cobraba el subcomisario Ribelli paraarreglar a tipos con captura era de cincuenta mil pesos% presos y sacapresos lo saban dememoria. (us propios subordinados lo llamaban, cari!osamente, Cincuenta ucas.

    a operaci#n Wilde haba duplicado los precios% nq fuera cosa de tener que poner del propio bolsillo. as antes, un tal aniel Bu+&n haba sido detenido por el doble homicidio de8uilmes, por negarse a pagar la misma suma para "la causa de Wilde".A 5elleldn no le gust# nada el asunto. lam# a Ana Boragni para que le consiga un abogado.

    Boragni no perdi# el tiempo y poco despu$s un vie+o conocido del 2etiso, Alberto (pagnuolo,se entrevistaba con Ribelli. *lentrepreneur de obos era ya por entonces bien conocido porlos sacapresos4 saba d#nde apretar y +am&s largaba la presa. 2ero cuando llegaba a un arreglo,lo respetaba. 6gual que los honorarios4 diez mil, en estos casos.Ribelli saba que 5elleldn portaba un '6 mal confeccionado por el Registro 'acional de las2ersonas, donde el doblador de autos robados apareca como "5eccedn"% lo usaba hasta parael videoclub. G, claro est&, tambi$n tena presente a los +ueces que reclamaban su captura.6nform# a (pagnuolo de los "cargos" contra su cliente4 documento falso y un auto "mellizo",el Renault := a bordo del cual fue detenido. e acuerdo con ellos, la suma tambi$n le pareci#desproporcionada. A Ribelli no se le movi# un pelo. 3iel a su estilo, le dio tiempo para queconstatara.(pagnuolo regres# a la ma!ana siguiente para aconse+ar a 5elleldn que no pagara4 el '6 noera falso ni el vehculo registraba pedido de captura. 2ero al cordob$s le preocupaba su propiacaptura y la causa de 8uilmes en la que lo haban involucrado los policas.Adem&s, le preocupaba Ribelli.,.. 2or alguna raz#n, (pagnuolo no quiso seguir adelante yenvi# a su socio ustavo (emorile, habitual defensor de narcos de poca monta que ya lo habarepresentado en otros trances. 5elleldn pidi# ayuda a su hermano *duardo, quien ba+# deC#rdoba a Buenos Aires, donde se comunic# con (emorile y se puso al tanto de los detalles. ,*duardo hizo algunos llamados y se encontr# en una confitera de 7unro con "Boteil", un supuesto comisario retirado que acord# mediar + con la gente de

    ans para que ba+aran la suma e)igida. Boteilllam# a 6barra y quedaron en encontrarse alas:. el amigable party participaron tambi$n Ribelli y el Fermano *duardo% poco despu$sse sum# (emorile.

    a charla encontr# finalmente un punto de acuerdo. *l +efe acept# ba+ar