Revista Movimientos Sociales No2 Daniel Faure

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Cultura, rebelda y educacin popular: Reflexiones en torno a la historicidad de los nuevos movimientos juveniles (Chile, 1999 2008)

Daniel Faur Polloni

Resumen: El texto busca hacer una lectura del presente la historicidad- de los movimientos juveniles en el Chile concertacionista; en particular, refirindose al nuevo movimiento de educadores y educadoras populares. Se analiza como estos nuevos sujetos juveniles estn conceptualizando a partir de sus prcticas- la cultura y la poltica y se comparten algunas reflexiones en torno a sus proyecciones en el plano asociativo.

Palabras clave: Movimientos juveniles Cultura Poltica Educacin Popular.

Primer Momento: Dos provocaciones juveniles Las mltiples manifestaciones asociativas de los estudiantes secundarios de todo el pas, durante el primer semestre del 2008, sent las bases para que la opinin pblica, las ciencias sociales y el poder de los de arriba sentenciaran (para bien o para mal): los estudiantes y su (a)salto a lo pblico no era un fenmeno circunstancial, un nuevo reventn juvenil, sino un proceso que viene para quedarse. Luego del Mochilazo (2001) 1 y la Revolucin Pinguina (2006)2, las manifestaciones del 2008 no vinieron sino a remarcar algunos elementos que dieron a los estudiantes de Chile un nuevo status dentro de los marcos de los que buscamos comprender eso tan esquivo como lo social: un movimiento social que privilegia sta militancia a la partidaria, que se asocia en redes horizontales en desmedro de las jerarquas tan propias de las lgicas estadocntricas de antao, que apuesta por la sinergiaMagster (c) en Historia, Universidad de Santiago de Chile y Educador Popular. Acadmico de la Escuela de Historia Social de la Universidad Bolivariana. Contacto: [email protected] 1 Equipo de Culturas Juveniles CESC, La Rebelin del Coro. Anlisis de las movilizaciones de los estudiantes secundarios. En: http://www.generacion80.cl/documentos/docs/La_rebelion_del_coro.pdf. Visitado el 15 de Agosto de 2008.

Ver Gutirrez, Tamara; Cristina Caviedes, Revolucin Pingina. La primera gran movilizacin del siglo XXI en Chile, Santiago, Editorial Ayn, 2006 y Ortega, Juan (et.al.), Me gustan los estudiantes, Santiago, LOM Ediciones, 2006.2

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social en vez de la disciplina funcional de la estructura, que da rienda suelta a la (auto)construccin cultural en vez de seguir los recetarios tan caros de la teora3.

Sin embargo, las pistas de un resurgimiento en lo pblico de los actores juveniles no se queda ah. Hace poco, anuncibamos cmo otro proceso predominantemente juvenil volva a saltar a escena despus de un breve pero potente perodo de incubacin. Nos referimos al que denominamos nuevo movimiento de educadores y educadoras populares4, el cual, con lgicas asociativas similares a las que mencionbamos ms arriba, han desplegado una serie de acciones poltico-pedaggicas que siguen en constante zigzagueo entre lo pblico y lo comunitario, como retaguardia expectante de los batallones juveniles que, cada vez con ms frecuencia, estn rondando los palacios de la clase poltica civil.

As, desde diferentes pero cercanas- trincheras, ambos nuevos movimientos han asediado y cercado precisamente uno de los baluartes del sistema en sus lgicas de perpetuacin y re-produccin: el educativo, pero sin quedarse ah, sino trascendindolo en la prctica con nuevas lgicas de construir sociedad, al mostrar cmo, de aquel poderoso engranaje de perpetuacin ayer potenciado desde el Estado y reclamado por los movimientos sociales y populares (el derecho a la educacin)-, tras el desmantelaje mismo de la estructura estatal hecho por los gobiernos neoliberales militar y civil-, hoy slo nos queda una fachada donde se mantienen y perpetan las lgicas bancarias 5 en lo pedaggico, mercantiles en su orientacin y con un evidente estructuramiento (y estancamiento) segn clases sociales -que derriba el mito de la educacin como 'ascenso social'- 6. Es decir, como plantea Reyes, un

Salazar, Gabriel, Presentacin. Revista Proposiciones N36 Entre el sonido y la rebelda. Juventudes rebeldes de ayer y de hoy, Santiago, SUR Ediciones, 2007. 4 Faur, Daniel, El nuevo movimiento de educadores y educadoras populares en Chile (1999 2006). Revista Proposiciones N36 Entre el sonido y la rebelda. Juventudes rebeldes de ayer y de hoy, Santiago, SUR Ediciones, 2007. 5 Sobre la concepcin bancaria de la educacin, ver Freire, Paulo, Pedagoga del oprimido, Buenos Aires, Siglo XXI, 2005 (Quincuagsimoquinta edicin). Captulo II. 6 Ver, al respecto, el Informe de OCDE sobre la educacin chilena ( Revisin de polticas nacionales de educacin, informe publicado en abril de 2004. En: http://www.mineduc.cl/biblio/doc_tema.php? s_id_tema=10&bib_doc_temPage=6. Vase especialmente pginas 211 y 290) y Faur, Miguel: Cerrado por derribo: la agona de la Universidad Pblica en un Estado Neoliberal. En Brcenas, Karen (et. al.), La Crisis educacional en Chile. Retrospectiva de los mismos estudiantes, Santiago, Editorial Quimant, 2007.3

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modelo que atraviesa una 'crisis orgnica' 7, de conjunto, y que urge regenerarlo en clave social.

Frente a tamaa aunque an incipiente- gesta histrica es que, en las lneas que siguen, buscamos compartir algunas reflexiones que permitan una comprensin y proyeccin de estos procesos juveniles en particular el de los nuevos educadores populares-, en un ejercicio que muestre y proyecte, desde su situacionalidad concreta, los modos especficos que la rebelda juvenil est adoptando en el Chile Concertacionista. Un ejercicio de (auto)comprensin de la sinergia interna de este estar siendo juntos y de este moverse juntos, para seguir tendiendo aquellos puentes necesarios entre las prcticas cotidianas de transformacin y las ciencias sociales que buscan comprometerse con dichos procesos.

Segundo Momento: Sobre los nuevos educadores populares A pesar del declive importante que sufrieran las prcticas de educacin popular en Chile una vez comenzada la transicin pactada a la Democracia relacionado directamente con el cierre de las Agencias de cooperacin internacional, la metamorfosis consiguiente de las ONGs en consultoras, el viraje hacia la derecha de la Iglesia Catlica, entre otros-, eso no impidi que, tras un breve lapsus de invisibilizacin pblica, las acciones de educacin popular se volvieran a rearticular. En ese sentido, el surgimiento del Cordn Popular de Educacin (COPODE, en 1999) fue el primer gran referente de esta nueva camada de educadores y educadoras. Sin embargo, es sintomtico que el Cordn (que agrupaba a gran cantidad de organizaciones vinculadas principalmente a lo que podramos denominar educacin popular formal: Preuniversitarios Populares, Escuelas de nivelacin de estudios) se definiera ms como organizaciones populares de educacin que como organizaciones de educacin popular, enfatizando ms en el hecho del control popular del tema educativo (autnomo, autogestionado) que de la prctica educativa en s misma.

Sin embargo, poco tiempo despus, el ao 2005 se cerrara con un hito interesante: el Encuentro Nacional de educadores y educadoras populares, en Concepcin, espacio que agrup a gran cantidad de organizaciones predominantemente juveniles- y que, por lasVer Reyes, Leonora, Movimiento de educadores y construccin de poltica educacional en Chile (1921-1932, 1977-1994), Tesis para optar al Grado de Doctora en Historia. Santiago: Universidad de Chile. Captulo I.7

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caractersticas tanto de los convocantes como de los asistentes, dan pie para plantear que 'el Cordn' no era una experiencia aislada, sino que estbamos en presencia del resurgimiento pblico no slo de una nueva generacin de 'educadores populares' sino, fundamentalmente, de una educacin popular de 'nuevo tipo'8. Primero, por la convocatoria, hecha desde un referente nacional nuevo (pero que recoga a algunos descolgados de las lgicas ochenteras), el Movimiento Nacional de educadores y educadoras populares (MOVER), y segundo, por las caractersticas de los convocantes: organizacin de carcter autnomo, autogestionado, horizontal en su dinmica asociativa interna, con lgica de trabajo en red, que enfatiza el tema afectivo como reorganizador de la poltica (lo que ellos denominan la red de afectos9); caractersticas que, de una u otra forma, estaban en la misma sintona con las de sus 'convocados'. Un Encuentro que buscaba ser principalmente:[] un HITO, entre tantos, que va a la base del desarrollo, visibilizacin y PRONUNCIAMIENTO de las palabras que lo historizan. Es un Encuentro en este momento histrico, empujando historias en la historia, con quienes y entre quienes hemos recibido y realizado GENEROSAMENTE esta convocatoria, haciendo los esfuerzos y movilizando los recursos necesarios para esto, convocatoria que ha pretendido ser AMPLIA Y AFECTIVA.10

De ah en ms, el camino de la educacin popular en Chile, aunque subterrneo, ha ido in crescendo. Cada da surgen nuevas organizaciones, los Encuentros se multiplican, las prcticas se diversifican. Y si bien en un comienzo la punta de lanza de las acciones de estos nuevos educadores fueron estos espacios de educacin popular formal (Preuniversitarios Populares y Escuelas de nivelacin de estudios), stas prcticas se encuentran hoy en proceso de diversificacin constante, sobre todo en lo que se ha denominado la lgica de los talleres (en tanto, bajo dicho nombre, pueden cohabitar diversas prcticas educativas desformalizadas y levantadas segn necesidades populares11, destacando sobre todo aquellas que buscan generar y compartir saberes con y entre nios y jvenes -es decir, entre s mismos-) y en unEsto se relaciona con que, un ao antes, las ONGs vinculadas a CEAAL (caras visibles de la educacin popular ochentera, invisibilizados tras el comienzo de la democracia) organizaron, a su vez, su propio Encuentro Nacional de Educacin Popular, con financiamiento de la Divisin de Organizaciones Sociales del Gobierno (D.O.S.) el cul definan como un renacer. Encuentro que, al analizar la condicin etrea de sus participantes, a su vez, fue tomado por jvenes de todo el pas. Ver al respecto: lvarez, Edgardo (Comp.), Movilizando sueos, Santiago, CEAAL, 2004. 9 [...] en el Movimiento queremos ser una articulacin de afectos, como primer espacio socio poltico de construccin o reconstruccin de sujetas y sujetos, y a partir de ese ser posible se desprenden otras muchas posibilidades de existencia. MOVER, Movimiento Nacional de educadoras y educadores, Presentacin publicada en www.mover2005.blogspot.com. 10 MOVER, Convocatoria al Encuentro Nacional de educadores y educadoras populares, Octubre de 2005, Concepcin Chile. Disponible en www.mover2005.blogspot.com.8

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intenso trabajo de autoeducacin entre los mismos educadores y educadoras, tanto en clave poltico-pedaggica como pedaggica-poltica.

Tercer Momento: Breve contexto de las rebeldas juveniles Una rpida mirada hacia el pasado siglo XX nos muestra como el escenario poltico pblico no ha estado ajeno a estas irrupciones juveniles. Desde la generacin del 20 aquella que lleg a plantear la disolucin de la Universidad Pblica por su carcter burgus irreductible-, pasando por la del 68 que hizo su prctica poltica en los procesos de Reforma Universitaria para salir a transformar estructuralmente el sistema capitalista dependiente chileno-; hasta los 80, con una generacin que fue elogiada por su rebelda callejera, que a base de barricada y contracultura cerc de fuego a la Dictadura, aliment los experimentos guerrilleros y, una vez que en los salones del poder de los de arriba comenz a fraguarse la transicin pactada, sufri su descrdito progresivo entrados en los 90 certificada por las ciencias sociales y sus lgicas de la anomia- hasta ser reducidos a objetos de estudio en los anlisis superficiales que se hicieron del no estoy ni ahismo, que como recurso meditico justific la progresiva criminalizacin de las manifestaciones juveniles hasta el alzamiento pingino.

Sin embargo, conviene detenerse un tanto en esta ltima generacin, la ochentera, en tanto dichos sujetos y sujetas no se constituyeron como una generacin slo poltica (entendiendo la poltica como el espacio de conflicto desde donde se disputan proyectos de sociedad). Al menos no visiblemente. Y si bien su irrupcin pblica fue su cara ms visible, en lo profundo comenz a fraguar una lgica cultural de mayor profundidad. A fin de cuentas, si analizamos su participacin en la accin poltica en tiempos de Dictadura, podemos ver cmo fueron:[] relegados constantemente a ser meros objetos de dichos procesos, ejecutores de acciones de otros y finalmente comparsa de ritmos definidos e interpretados por las dirigencias mayoritariamente adultas. De esta forma, vemos que, sin capacidad de decisin y control sobre los procesos de movilizacin, sin posibilidades de incidir en sus contenidos y orientaciones polticas, era esperable que una vez pactada la salida institucional a la Dictadura, muchos de esos jvenes se sintieran frustrados y, en algunos casos, traicionados-, para luego replegarse a otras formas de accin poltica12. No as con el terreno de la sistematizacin y la produccin de conocimiento situacional, que sigue siendo el taln de Aquiles de este nuevo movimiento. 12 Duarte Quapper, Klaudio, Debates sobre juventudes, la fuerza de lo poltico y lo cultural. Revista Proposiciones N36 Entre el sonido y la rebelda. Juventudes rebeldes de ayer y de hoy, Santiago, SUR Ediciones, 2007. P. 40.11

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Es por ello que su aventura cultural, de (auto)construccin de vida, fue un proceso de mucha ms trascendencia histrica que el poltico formal. Los aos de surgimiento de este humus cultural que, por su carcter subterrneo son, a su vez, de difcil lectura desde las ciencias sociales- fueron un parto complejo que, en medio de la crisis patente de representatividad y legitimidad de la clase poltica civil y sus formas de entender la participacin, muestran hoy sus primeros frutos. Este es el terreno donde hoy comienzan a germinar diversas acciones asociativas que el poder de los de arriba, desde sus lentes adultocntricos e institucionales, no logra ver, encapsulando an a la juventud en su lgica de la apata, a pesar de algunos potentes avisos previos evidentemente no odos: [Nosotros] planteamos que no era apata lo que circulaba en los mundos juveniles, particularmente en los sectores empobrecidos y capas medias, sino ms bien una fuerte antipata a los modos tradicionales de hacer poltica [] No siempre ese rechazo a estas formas conservadoras y asimtricas de hacer poltica ha sido parte de un discurso con los formatos tradicionales, sino que ms bien se ha caracterizado por sus formas poco convencionales y en algunos casos rupturistas por parte de jvenes13.

Cuarto Momento: La Cultura Qu es lo que distingue a este nuevo movimiento? Cmo se materializa? Es de consenso recalcar hoy que los nuevos movimientos juveniles privilegian lo cultural: un nuevo entramado de smbolos, cdigos y significados que se materializan principalmente en la forma de relacionarse unos con otros, en la manera de (auto)construir sociedad. En ese sentido, lo que se cultiva hoy tiene que ver con una serie de prcticas que privilegian lo afectivo y lo tico en el espacio de construccin intersubjetivo y cotidiano. En particular, entre los nuevos educadores y educadoras populares, las prcticas poltico-pedaggicas estn teidas en su mayora- por esta nueva relacin fundante:Yo creo en la Educacin Popular como un acto, como una actitud de vida. No es que uno diga yo soy educador popular y, justo ahora, voy a hacer Educacin Popular [en tono irnico]. Como Freire plantea una tica y una moral, todo acto que yo haga dentro de esa tica y esa moral constituye un acto de Educacin Popular. Uno no se predispone a ser educador popular cuando vas a empezar a hacer el taller y dejas de serlo cuando lo terminas, porque la tica y la moral, o los valores, hablemos mejor de valores de la educacin popular t los llevas intrnsecos y los desarrollas, no s, cuando tomas desayuno con tu pareja, llevando a tu hijo a pasear, en la cola de un Banco, en la sala de clases, es un acto cotidiano.1413

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bidem. Pp. 38-39. Luis (Movimiento nacional de educadores populares MOVER), entrevista realizada en Octubre de 2006.

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[] uno tambin va formando lazos afectivos y es parte de la poltica que nosotros queremos hacer: formar comunidad, amistad, como se le quiera llamar y te vas sintiendo bien con la gente que trabajai en tanto vai considerando que tienen las proyecciones que t, que se puede trabajar de cierta forma. Entonces te vai afiatando como grupo, y te sentis ms seguro y sentis que podis avanzar ms15

As, esta nueva generacin de educadores en su caminar invita a romper con las lgicas teleolgicas donde la asociacin en si misma era valorada en tanto instrumento para conseguir tal o cual fin, superior a la asociatividad misma. Como plantea Zibechi: De ah la importancia de trabajar la organizacin del movimiento como entramado y espacio de vnculos afectivos, lo que supone erradicar la idea hegemnica en nuestras izquierdas acerca de la organizacin como instrumento para conseguir fines16. Lo que en si nos lleva a una segunda tesis: en este caminar, la cultura, el cultivo de la organizacin es, en si mismo, un fin, en tanto es el espacio privilegiado donde, en el aqu y en el ahora, se dan las condiciones para otra realidad. Movimiento que privilegia el presente, y que en dicho presente materializa la utopa:[]el movimiento necesita movilidad, ya que el apronte no lo estamos haciendo en fro, sino que pretendemos hacerlo en caliente, en medio de las construcciones y luchas populares, no nos estamos preparando para, estamos en, no queremos ser, estamos siendo, no estamos slo diagnosticando o especulando, estamos aprendiendo y transformando, no estamos conduciendo, ms bien humildemente estamos escuchando, dialogando y provocando. 17

Quinto Momento: La poltica Lo anterior nos deja en una frontera conceptual. Si el cultivo organizativo es el espacio de materializacin de la utopa, dnde queda el espacio poltico? Dentro, fuera? Y ojo que la discusin no es nueva: durante el perodo de Dictadura no fueron pocos los debates donde se discuta si las prcticas de educacin popular eran o no prepolticas, en el sentido de que tras su objetivo manifiesto de reconstruir el tejido social se avanzaba en un plano preorganizativo, el cul slo poda ser superado a travs de los moldes clsicos de los partidos 'de masas', materializado en los espacios formales de participacin poltica. Discusin que qued inconclusa en el momento mismo en que dos modelos de participacin se debatan en el espacio pblico la batalla contra la Dictadura la red asociativa poblacional y las luchas partidarias variopintas de las cuales una (la Concertacionista) lograra sacar sus certificados deEly (Movimiento de educacin popular Eduardo Galeano), entrevista realizada en Septiembre de 2006. Zibechi, Ral, Los movimientos sociales como espacios educativos. Zibechi, Ral, Autonomas y emancipaciones. Amrica Latina en Movimiento, Santiago, Editorial Quimant, 2008. P. 24. 17 Movimiento Nacional de Educadores Populares MOVER, Nuestra palabra alegre y creadora, Documento Interno, 2006.15 16

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buena conducta para ingresar a administrar el modelo-. As, una vez ms, los tiempos polticos superaron a los tiempos sociales y el lento frage de estas nuevas lgicas quedara trunco, pero no olvidado.

Visto as, dicho debate ha sido retomado hoy, y las nuevas asociaciones juveniles y dentro de ellas las de educacin popular- vuelven a la carga desde dos flancos: por el lado terico, ampliando la concepcin de la poltica, incluyendo en ella a aquellas prcticas organizativas que, desde abajo y desde dentro, asumen esta mirada tica de (auto)construccin solidaria, autnoma e intersubjetiva (construccin predominantemente cultural); y, por el lado prctico, fundando uno y otro ejercicio asociativo donde, desde sus (auto)bautismos dejan ver esta nueva mirada poltica horizontal: red, movimiento, colectivo, cordn, asamblea, pio, lote, chocln, y un largo etctera que, desde su presentacin insiste en contar con todos y todas en condicin de igualdad.

Pero no todo va viento en popa. Este abandono de las lgicas teleolgicas de organizacin que sacrificaban medios por fines- no se da de la misma forma en el plano individual. As, los educadores populares de hoy tiene profundas dificultades de denominarse a si mismos con ese nombre. Extraa paradoja que encuentra su explicacin en el mismo proceso de formacin de los educadores populares de hoy. Porque no slo estamos hablando de un movimiento juvenil, sino predominantemente universitario. Contradictoriamente a lo que se podra pensar por la crtica constante que se hace a la lgica de compra-venta de saber que carcome la educacin superior de hoy y su forma de enfrentar la pedagoga-, muchos y muchas de los educadores populares de hoy tuvieron sus primeros acercamientos al tema por va universitaria, y en prcticas muchas veces, por su carcter formal, vinculadas con ella los Preuniversitarios Populares-. Por lo mismo, se suele considerar que la educacin popular real es otra cosa que an ellos no alcanzan a hacer por condiciones estructurales (la composicin de clase de la misma Universidad) y por falta de formacin[Frente a la pregunta de cmo llega a relacionarse con la educacin popular] No s, uno al principio cree que hay que estudiar para ser educador popular, que uno dicta ctedra sobre educacin popular. Creyendo que no es as, aunque me contradiga porque la primera vez que escuch sobre educacin popular fue en la Universidad Yo creo que los pobladores no le llaman EP porque eso es algo creado por los intelectuales, porque ni Paulo Freire la

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llamaba educacin popular, yo no s si Paulo Freire la habr llegado a nombrar educacin popular, entonces fue primero en la Universidad 18. [Frente a la pregunta de que si se siente hoy una educadora popular]No, todava no. No, porque todava me siento ajena al pueblo. O sea, quizs me podras sentir educadora popular en la medida, no de la vanguardia iluminada en ningn caso, pero si en un sentido removedor, provocador pal pueblo, pero es difcil . [] Yo se sper poco en trminos tericos de educacin popular, ms all de lo que hemos hecho nosotros y de algn libro que he podido leer, etc. Y trato de aplicar las cosas en mi vida cotidiana, pero el pa qu y el poder explicar y poder hacer sentir al resto del pa qu es difcil. Entonces yo creo que no he hecho una buena pega todava19.

As, se est presentando una paradoja que urge resolver, en tanto el apego por esta concepcin de la educacin popular como debiera ser (casi siempre a la Freire), puede restar la necesaria plasticidad prctica de sus acciones poltico-pedaggicas, de manera de amoldarse a las necesidades populares que podamos evidenciar.

Sexto Momento: Una nueva Cultura Poltica? Resumiendo, uno de los rasgos distintivos de estas nuevas prcticas juveniles y de educacin popular- es que se estn enfatizando las lgicas asociativas ticas, afectivas, intersubjetivas como un espacio privilegiado de rearticulacin poltica; pero no para pasar luego a la accin poltica, sino considerando a dichos espacios, en si mismos, espacios polticos.

Sin embargo, cabe preguntarse si estas caractersticas tienen que ver con su carcter juvenil. Dicho de otro modo, si esas condiciones que adoptan las organizaciones juveniles son una caracterstica dada precisamente por el hecho de ser jvenes. Nosotros planteamos que no. O que no necesariamente. A fin de cuentas, estaramos en presencia de lgicas que atraviesan hoy las prcticas de la mayora de los llamados nuevos movimientos sociales (que no necesariamente corresponden a movimientos juveniles). En ese sentido, y volviendo con Zibechi: Los movimientos estn tomando en sus manos la educacin y la formacin de sus dirigentes, con criterios pedaggicos propios a menudo inspirados en la educacin popular dando como ejemplo las prcticas de los indgenas ecuatorianos y de los Sin Tierra en Brasil. Visto eso, Zibechi prosigue- Poco a poco, otros movimientos, como los piqueteros, se planteanLuis (MOVER), Entrevista anteriormente citada. Mireya (Preuniversitario Popular Nuestra Construccin). Entrevista realizada en Agosto del 2008, en un Encuentro de Preuniversitarios Populares de Santiago.18 19

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la necesidad de tomar la educacin en sus manos, ya que los Estados Nacionales tienden a desentenderse de la formacin. En todo caso, qued atrs el tiempo en que los intelectuales ajenos al movimiento hablaban en su nombre20.

As, dicho proceso latinoamericano, en el caso especfico chileno, se est haciendo visible en particular pero no exclusivamente- en los sectores juveniles, precisamente por tres condiciones paralelas: primero, una continuidad histrica juvenil de preferencia por el trabajo cultural; segundo, por las manifestaciones hechas a partir de un modelo formal de educacin en crisis que, al sacar a la calle a miles de jvenes del pas, visibiliz esta nueva cultura poltica; y, tercero, gracias al vuelco de estos sectores a las tradiciones de la educacin popular, en un proceso breve, pero potente. Por ello, estallidos juveniles mediante, la coyuntura del 2008 deja un escenario interesante y proyectivo, donde la clave sigue estando en la base: lugar donde se est dando aquel cruce interesante, por un lado, con miles de jvenes estudiantes desenmascarando la crisis de la educacin pblica y, por otro, con educadores populares jvenes ensayando modelos de autoeducacin21.

De igual forma, se estn dando las lgicas de territorializacin, en las cuales los diferentes colectivos estn asumiendo las necesidades autoeducativas que surgen del quehacer diario de las comunidades y que, a palabras de Zibechi, estn dando la posibilidad de revertir la derrota estratgica22.

Visto as, sin embargo, desde la trinchera de los nuevos educadores y educadoras populares los desafos que plantea este cruce, las nuevas lgicas de cultura poltica juvenil y su proyeccin no parecen ser de fcil solucin. Como sealbamos en un trabajo anterior 23, los educadores populares de hoy an estn en una tensin constante entre estas nuevas lgicasZibechi, Ral, Los movimientos sociales latinoamericanos: tendencias y desafos. Zibechi, Ral, 2008, Op. Cit., p. 16. 21 Como ejemplos convendra citar el trabajo de la Universidad Popular de Arauco, en Curanilahue, surgida como demanda de las organizaciones sociales y populares de la Zona de Arauco a partir del 7mo. Encuentro Territorial Ampliado Piedra del guila o las Jornadas de Autoeducacin Popular, llevadas a cabo por la Red de educadores populares de Santiago. 22 Zibechi, Ral, 2008, Op. Cit., p. 18. Como ejemplo, vase la accin territorial del MOVER (Movimiento Nacional de educadores y educadores populares y sus trabajos distribuidos regionalmente; o las prcticas conjuntas que los recin surgidos Cordones Estudiantiles de Santiago llevan a cabo en conjunto con colectivos de educacin popular (como la Red de educadores populares de Santiago) o de forma autnoma. 23 Faur, Daniel, 2007, Op. Cit., pp. 163-168.20

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de cultura poltica en las cules la educacin popular se asume como una forma de vida (con todos los elementos ticos que ello implica)- y las visiones que an permanecen y que definen a la educacin popular como una herramienta concreta para fines polticos clsicos. As, enfrentadas estas visiones en el seno del movimiento, las posibilidades de responder a las demandas que exige una educacin territorializada, segn demandas populares y centradas en lo intersubjetivo no son fciles de resolver, si seguimos pensando en los moldes formales en que ha sido pensada la prctica educativa.

Dicho de otro modo, de las visiones que se debaten en el seno del nuevo movimiento de educadores populares, aquella que se presenta a s misma como una forma de vida es la que aparece, en un primer momento, como mejor preparada (o ms abierta a ser permeada) por esta lgica que supera al movimiento de la educacin popular y de los movimientos juveniles: la necesidad de que la educacin deje de ser un espacio formal y profesionalizante para transformarse en una prctica liberadora.

Y esta no es una pregunta antojadiza, ni utpica. Es una pregunta cargada de presente y de futuro, claro est-. A fin de cuentas, el puntapi inicial de esta nueva educacin popular fue precisamente el hacerse cargo de manera popular de los descampados que dej la clase poltica civil y militar al desmantelar el Estado y sus funciones sociales salud, educacin- y, en ese proceso, los educadores y educadoras se vieron enfrentados a una nueva disyuntiva que, nuevamente, no es slo chilena, ni juvenil. Como plantea Zibechi, el nuevo desafo deca relacin a que: [] una vez dado este paso, los movimientos se pusieron a considerar cmo deban encarar las tareas que antes cumpla el Estado: si se limitan a hacerlo mejor, de forma ms completa e inclusiva, o si a partir de estas experiencias, pueden transitar caminos que los lleven en otras direcciones. En resumidas cuentas: si los emprendimientos en salud, educacin y produccin pueden ser parte del proceso emancipatorio24.

Desde ese prisma, y precisamente por ello, este nuevo movimiento ha privilegiado el camino de la pedagoga poltica, el camino del hacer y de la reflexin sobre ese hacer, en tanto al mantenerse unidos (en-red-ados) y enfatizando la accin (lo que se hace y cmo se hace), la educacin popular sobrepasa la lgica formal y se transforma en sujeto colectivo que24

Zibechi, Ral, Los movimientos sociales como espacios educativos. Zibechi, Ral, 2008, Op. Cit., p. 21.

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educa educndose, y transforma transformndose; que avanza transformando, y no avanza para transformar.

Y en ese camino, no estn solos y solas. Tal como se comienza a ver en diferentes actores sociales del continente, se acrecienta por diferentes rincones esta nueva lgica donde el movimiento se asume como un sujeto educativo. Volviendo a las provocaciones de Zibechi:Esto es mucho ms que la habitual implicancia del movimiento en la educacin y la participacin de la comunidad en la escuela. Que el movimiento social se convierta en sujeto educativo, y que por tanto todos los espacios, acciones y reflexiones tengan una intencionalidad pedaggica, me parece un cambio revolucionario respecto a cmo entender la educacin, y tambin a la forma de entender el movimiento social [] Ahora bien, qu significa que el movimiento es el sujeto educativo? Que la educacin es una educacin en movimiento [] Aqu lo decisivo no es qu pedagoga se sigue ni qu modelo de escuela se persigue, sino el clima y las relaciones humanas vinculadas a las prcticas sociales. La educacin no es ms, ni menos, que un clima social inserto en relaciones sociales; el resultado del proceso educativo depender del tipo de clima y del carcter de las relaciones sociales en un espacio-tiempo determinado25.

As, en este proceso (y desafo) continental -y ms all de las disputas mismas que se dieron, se estn dando y se darn en el seno mismo de los educadores populares de hoy-, la particularidad histrica en nuestro pas es que dicho desafo, que trasciende su carcter juvenil, se est materializando principalmente en estos actores. Y no slo eso, sino que son ellos mismos los y las que estn asumiendo segn las condiciones sociales del Chile actual- este proceso como un desafo explcitamente generacional:En Chile, uno podra quizs de manera reduccionista resumirlo as: despus del exilio, llegan estos grandes polticos, de grandes relatos, que le hablan a las masas, llegan del exilio con mucha plata y se vuelven a instalar en los puestos incluso estatales que antao tenan. Entonces hubo toda una generacin, generacin ochentera que vivi toda esa experiencia de educacin popular, al alero de la Iglesia, al alero de las ONGs y que queda de alguna manera trabajando en lo que puede, tanto profesionales como no profesionales. Nace as la generacin del arrendarse, o sea yo no me vendo al sistema, pero me arriendo [] y as mucha gente se arrend y se perdi una generacin entera, que siguen arrendados, Y el problema es que los problemas continuaron y esos problemas que continuaron, que no los padecen quienes estn arrendados ni los mismos que volvieron del exilio a instalarse adonde estaban, hay que enfrentarlos por un asunto de naturaleza humana, digamos. Y algunos prefieren aguantar y otros prefieren transformar y no claudicar, digamos. Y, en ese sentido, esta generacin lo ha asumido as y las experiencias de educacin popular son expresin de ese fenmeno26.

Zibechi, Ral, 2008, Op. Cit., P. 23. Vicente (Preuniversitario Popular Alfonso Chanfreau). Entrevista realizada en Agosto del 2008, en un Encuentro de Preuniversitarios Populares de Santiago.25 26

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Sptimo Momento: Proyecciones situacionales Segn las caractersticas dadas, todo indica que esta nueva generacin, desde dentro o fuera del sistema formal o precisamente por habitar ambos espacios- ir progresivamente ampliando en la prctica las concepciones de lo educativo como espacio privilegiado donde se experimentan las nuevas lgicas asociativas de su utopa-, pero en movimiento. Es decir, que como planteara el mismo Freire, de la denuncia al sistema educativo formal bancario y mercantil se ir pasando progresivamente a la enunciacin, superando estos espacios de educacin popular formal (Preuniversitarios Populares, Escuelas de nivelacin de estudios) para transformarse en espacios poltico-pedaggicos territorializados y segn demandas sociales y no formales. En lo concreto, podramos decir que todo hace pensar que las demandas estudiantiles irn progresivamente en-red-ndose ms con las prcticas de educacin popular en la medida que supere su cuestionamiento al sistema educativo y se sumerja en el debate de la educacin como proceso social- y stas, a su vez, pasarn a territorializarse para apoyar dicho proceso de cruce.

Sin embargo, un lmite se percibe claramente, y ste tiene que ver precisamente con los espacios donde esta nueva cultura poltica se enfrenta y enfrentar a la antigua poltica adultocntrica. Esto porque si bien esta lgica de transformacin viral, que ms que actuar por enfrentamiento frontal, se masifica por contagio horizontal, que enfatiza en la construccin del nos-otros ms que en la destruccin del otro; tiene un dilema no resuelto: el de cmo enfrentar el tema de la masificacin. Dicho en otro modo: Establecer formas de coordinacin abarcativas y permanentes supone, de alguna manera, ingresar en el terreno de la representacin, lo que coloca a los movimientos ante problemas de difcil solucin en el estadio actual de las luchas sociales. En ciertos perodos, no pueden permitirse hacer concesiones a la visibilidad o regir a la intervencin en el escenario poltico. El debate sobre si optar por una organizacin centralizada y muy visible o difusa y discontinua, por mencionar los dos extremos en cuestin, no tiene soluciones sencillas, ni puede zanjarse de una vez para siempre27.

En relacin a esto, podemos reconocer, eso s, algunos cambios: as, el proceso de experimentacin poltica del 2006, que visualiz en lo pblico- la lgica asamblearia horizontal que se cuajaba desde lo cotidiano de las prcticas juveniles aprendi de sus errores, y frente aZibechi, Ral, Los movimientos sociales latinoamericanos: tendencias y desafos. Zibechi, Ral, 2008, Op. Cit., P. 18.27

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la autorecriminacin por la cooptacin farandulera de sus caras visibles contrario a su condicin de voceros-, opt este 2008 por aparecer con menos conos pero con ms trabajo real. Y fruto de ello, surgen los mismos cordones territoriales estudiantiles. En ese sentido, los educadores populares, ms subterrneamente, siguen la misma senda. Tanto el Movimiento nacional de educadores y educadoras populares (MOVER) como la Red de educadores populares de Santiago plantean que es el trabajo en RED el nico que podra amoldarse a estas nuevas lgicas de cultura poltica. Una Red, obviamente, descentrada y con miles de puntos de contacto, donde la participacin de cada uno de sus miembros puede tener, a su vez, mltiples nuevos contactos ms all del tema educativo-, que no necesariamente deben tener los dems integrantes de dicha Red. Como seala Miguel: [Refirindose a la Red de educadores populares de Santiago] No es un pacto, no es un acuerdo. Es una modalidad de trabajo. La Red no es una estructura que pretenda convertirse en centro de poder de los grupos, sino ser un espacio para que los grupos converjan y se fortalezcan; se potencien. Nos juntamos para trabajar28.

En ese sentido, la propuesta de los educadores populares es tambin y sobre todouna apuesta, que amparada en su colchn de intersubjetividad de largo aliento se ha lanzado, como generacin, a la refundacin de la poltica. Y, al parecer, esto recin comienza. Por ello, la pregunta que se abre desde estas pginas tiene que ver con cmo podemos, desde las ciencias sociales, aportar en ese proceso emancipatorio y que, en tanto emancipatorio, necesita del movimiento, que es emancipatorio slo en movimiento-. Para los que tenemos la gracia y desgracia de convivir en los dos mundos, y que sufrimos a diario la esquizofrenia de nuestras propias identidades, no nos queda ms que construir puentes, para que dialoguemos. Hace bastante tiempo que los movimientos sociales y populares avanzan en la lgica autopoitica (en cuanto a vida, rebelda y conocimiento) que deja a las ciencias sociales obsoletas e irresponsables- si intentan seguir viendo en ellos y ellas objetos de estudio.

El desafo que nos plantean las nuevas rebeldas juveniles no es su estudio, es ver de qu forma nosotros los cientistas sociales- aportamos, en tanto sujetos, a dicho proceso mutuo de comprensin. Tarea no menor, como nos plantea Zibechi (nuestro provocador constante a travs de estas pginas): [] pero la comprensin es accin, slo se comprendePalabras de Miguel, del Movimiento de educacin popular Eduardo Galeano, en Ensear exige saber escuchar: Las educaciones populares. Revista Bello Pblico, FECH, Agosto del 2008. P. 23.28

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lo que se vive. De ah que slo podemos comprender el sentido de las prcticas sociales en y con ellas. O sea, desde su interior. Esto supone, para la teora establecida, un problema epistemolgico fundamental. No es ningn descubrimiento, sino apenas retornar a la clebre tesis XI de Marx29.

Menudo desafo, y cundo empezamos?

Macul con Grecia, Agosto del 2008.

BIBLIOGRAFAlvarez, Edgardo (Comp.), Movilizando sueos, Santiago, CEAAL, 2004. Equipo de Culturas Juveniles CESC, La Rebelin del Coro. Anlisis de las movilizaciones de los estudiantes secundarios. En: http://www.generacion80.cl/documentos/docs/La_rebelion_del_coro.pdf. Visitado el 15 de Agosto de 2008. Freire, Paulo, Pedagoga del oprimido, Buenos Aires, Siglo XXI, 2005. Gutirrez, Tamara; Cristina Caviedes, Revolucin Pingina. La primera gran movilizacin del siglo XXI en Chile, Santiago, Editorial Ayn, 2006. Marambio, Natalia; Andrea Monreal, Ensear exige saber escuchar: Las educaciones populares. Revista Bello Pblico, FECH, Agosto del 2008. Salazar, Gabriel (Editor), Revista Proposiciones N36 Entre el sonido y la rebelda. Juventudes rebeldes de ayer y de hoy, Santiago, SUR Ediciones, 2007. Zibechi, Ral, Autonomas y emancipaciones. Amrica Latina en Movimiento, Santiago, Editorial Quimant, 2008.

DOCUMENTOSMOVER, Convocatoria al Encuentro Nacional de educadores y educadoras populares, Octubre de 2005, Concepcin Chile. Disponible en www.mover2005.blogspot.com. MOVER, Movimiento Nacional de educadoras y educadores, Disponible en: www.mover2005.blogspot.com. MOVER, Nuestra palabra alegre y creadora, Documento Interno, 2006.

ENTREVISTASEly (Movimiento de educacin popular Eduardo Galeano) Luis (Movimiento Nacional de educadores y educadoras populares MOVER) Vicente (Preuniversitario Popular Alfonso Chanfreau) Mireya (Preuniversitario Popular Nuestra Construccin)

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Zibechi, Ral, Desalienaciones colectivas. Zibechi, Ral, 2008, Op. Cit., p. 50. En relacin a este punto, se recomienda revisar los planteamientos del Colectivo Situaciones, de Argentina, y su propuesta de Investigacin Militante. Ms informacin en: www.situaciones.org.

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