revista marejada 11

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revista del Sindicato de Pescadores y Buzos Artesanales de caleta Queule

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Sindicato de Pescadores y Buzos Artesanalesde Queule

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En el número anterior (el #10) de revista Marejada, en el reportaje “Lo que los lugares nos dicen”, firmado por nuestro periodista José Luis Vargas, cometimos un error involuntario, al atribuir autoría, mediante una redacción no del todo clara, a nuestro entrevistado, don Tomás Ñanco, sobre el origen del mito de la piedra Mankián.

Nos referimos a estos párrafos:"Algunos relatos señalan que en el lugar donde Mankián quedó petrificado a eternidad, había un trayen (estero) al que acudían machis de la zona para recolectar plantas medicinales y piedras muy preciadas para la fabricación de instrumentos musicales mapuche”

“Por aquel entonces, Mankián estaba fabricando un kultrún y se fue a recoger unas pequeñas piedras, porque ese año necesitaba un buen kultrún. Una vez que ya las había tomado lo que necesitaba, Mankian se burló del trayen, haciendo que este se sintiera ofendido. Fue entonces que, al momento de querer salir, Mankián puso su pie sobre una roca quedando inmediatamente pegado al lugar. Sin entender lo que pasaba , quiso nuevamente salir pero ya tenía adherido el otro pie y así sus 2 extremidades”.

Más bien, esta versión del origen del mito no fue entregada por don Tomás sino que fue tomado desde lo aseverado por algunas entrevistadas en el documental "Lafkenmapu Ñi Dungun" (2006), producido por la Asociación Regional de P r o d u c t o r e s A g r i c o l a s e Indigenas Leufu Lafquen A.G. y d i r i g i d o p o r Gerardo Berrocal. Una copia de este documental está disponible en el Observator io Ciudadano de Temuco, Antonio V a r a s 4 2 8 , Temuco. Fono: (45) 213963.

En ese mismo reportaje “Lo que los lugares nos dicen”, es importante señalar que el terreno que rodea la piedra Mankian no está en manos de la comunidad Francisco Huaiquín, por ende, corre riesgo de ser privatizado por cualquier particular. Ojo con eso.

Y también está la comprensión de una cultura como todo el conjunto de manifestaciones relacionadas con la forma de vida de un grupo de personas en un tiempo y lugar determinados. Aquí entra cuando se habla de la cultura de un pueblo, la cultura de la pesca artesanal o la cultura mapuche.

Analizando lo que sucede hoy en día con el mal llamado “conflicto mapuche” (en realidad, se trata del conflicto chileno con su propia identidad y los habitantes originarios) y lo que ocurre con las luchas de la pesca artesanal por seguir existiendo, se puede ver que estas definiciones están chocando fuertemente. Para los grupos económicos dominantes en la sociedad, así como para los gobiernos de turno y sus instituciones, el mapuche o el pescador artesanal, y sus culturas, no molestan si quedan reducidos a lo folklórico, a lo pintoresco para el turismo y las fotos, o bien lo que tenga que ver con el pasado, su historia, memoria, tradiciones antiguas pero cuando un cultura quiere seguir viviendo y tiene que reclamar sus derechos para poder hacerlo, eso ya no se permite.

Un grupo humano con una forma de vida e historia tal como los pescadores artesanales y, con mayor razón, los mapuche con su larga historia y compleja sabiduría, necesita y depende de un espacio o territorio, y de recursos naturales para poder existir, y es justamente el conflicto por estos espacios y recursos, lo que llevaron primero al invasor español y después al estado chileno a violentarlos y desplazarlos para apoderarse de sus recursos.

Lo que vemos hoy, tanto con los pescadores artesanales y su lucha para que los recursos marinos no sean destruidos y apoderados por los industriales y salmoneros, como en el caso mapuche y su lucha por la recuperación de sus tierras, y contra los megaproyectos que pretenden explotar sus recursos y contaminar sus territorios, es la continuidad de un largo proceso histórico de usurpación y explotación propiciado por unos pocos grupos poderosos. La lucha de pescadores y pueblos originarios es pues por defender y respetar la naturaleza y sus recursos para poder seguir existiendo.

La revista Marejada ha sido una iniciativa que ha podido ser financiada en base a recursos estatales – un fondo del libro y lectura, de los fondos de cultura del ministerio de Cultura- que han podido ser recuperados (pues son dineros de todos los chilenos, se supone, pero normalmente no se usan por todos de igual forma) para transformarse en una herramienta de defensa, fortalecimiento y difusión de la cultura de la pesca artesanal y las comunidades del borde costero, así como para fortalecer la capacidad de lectura y a través de ella la toma de conciencia de los habitantes de estos territorios respecto a sus propias realidades.

Sin embargo, hoy estamos en la situación de que revista Marejada va a quedar forzosamente interrumpidadesde marzo en adelante, puesto que en la repostulación

a dicho financiamiento, se nos ha negado la continuidad para el año 2013, argumentando que los temas tratados en la revista no tienen tanto que ver con “la cultura”, al mismo tiempo que el diseño, el tipo de letra y el tipo de periodismo que utilizamos no serían aptos para el tipo de personas al que está dirigida la revista.

Al llevar adelante una revista como esta, en un año en que la pesca artesanal estaba siendo tan amenazada por la depredación indefinida de los recursos, materializada en la discusión de la ley de pesca, asumimos que era indispensable enfrentar e informar debidamente sobre este complejo tema del cual depende toda la forma de vida de la pesca artesanal y las comunidades costeras: Toda su cultura. Por esto le dimos una importancia central a este tema, así como la amenaza del puerto industrial, la minería, el ducto de celulosa Arauco, entre otros, en complemento con los temas históricos, sociales, organizacionales, identitarios, gastronómicos, y muchos otros temas propios del territorio y su cultura. Al mismo tiempo, asumimos que esta opción de entender y defender la cultura podía no caer bien a quienes administran las instituciones del estado y en este caso que también financiaron la revista. Sabíamos que existirían fuertes presiones de las autoridades locales y de diversos ámbitos para que este proyecto sea interrumpido pero no por eso podíamos dejar de hablar de los temas importantes.

Hoy además nos preguntamos ¿El jurado del Consejo Nacional de la Cultura y Las Artes habrá realizado algún tipo de encuesta en la comuna de Toltén y Mariquina para determinar que la revista no es apta ni comprensible para la lectura de las personas de estos lugares? Por lo que sabemos esto no ha sido así, y por el contrario, en las variadas actividades con los colegios, apoderados, niños del taller “Caleta de niños” de la revista, así como entrevistados, pescadores y comuneros mapuche, la opinión ha sido justamente la contraria: La revista se considera un aporte importante para fortalecer la lectura y la cultura de estos territorios, que debe continuar en el tiempo. Resulta una grave arrogancia e ignorancia de pensar que las personas no puedan entender y reflexionar sobre su realidad por no tener estudios superiores, o no ser de ciudades. Muy por el contrario, las personas del campo, el mar, y en especial la cultura mapuche son, muy a menudo, depositarios de ricos saberes y culturas, muchas veces transmitidas por la oralidad pero, hoy en día, también por otros medios como el escrito.

Invitamos a los funcionarios estatales y a quienes ocupan cargos municipales, regionales, parlamentarios y nacionales a dejar de lado la soberbia y a leer con detención y espíritu reflexivo esta revista Marejada que tiene en sus manos (o en su pantalla), instruirse y aprender conocimientos y saberes de la cultura del borde costero que podrán serles muy útiles en todo sentido.

La palabra cultura debe ser una de las que tiene mayor cantidad de definiciones, todas estas dependen de quién la defina y qué intereses tiene detrás. Pero más allá de las definiciones formales se podría decir que hay quienes entienden cultura como “ser culto”, o sea, tener muchos conocimientos. Otros hablan de la cultura como las artes, las tradiciones y el folklore.

COMISIÓN EDITORIALlSindicato de Pescadores y Buzos Artesanales

de Queule

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Lucio Cuenca BergerDirector Observatorio Latinoamericano de

Conflictos Ambientales – OLCA

En el Plan Araucanía 2009, del Ministerio de Obras Públicas, se habla de un “puerto artesanal”. Sin embargo, otro documento del mismo ministerio, de junio de 2011, proyecta un puerto industrial. Literalmente expresa: ”Volúmenes de plantación y exportación de madera y celulosa (400.000 hectáreas plantadas) podrían posibilitar en el mediano plazo un puerto en esta región, el que, de acuerdo a estudios regionales, debiera localizarse en la zona de Bahía Queule/Punta Nigue”. También se establece como obras asociadas al puerto, no al bien común ni a las necesidades locales, sino a este puerto “forestal”, la “habilitación de la Ruta S60 para acceso de Temuco a posible puerto en Punta Nigue, incluyendo by-pass en centros urbanos respectivos y extenderla hasta la Región de Los Ríos. La habilitación del eje Traiguén-Nueva Imperial (rutas R-76S y S-16) y su extensión al posible puerto en Punta Nigue, incluyendo by-pass en centros urbanos respectivos; y por último nuevos puentes sobre los ríos Cautín (Ruta S-52) y Toltén (Ruta S-60) si se concreta el puerto en Punta Nigüe”.

Según establece la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA), entidad que aglutina al gran empresariado nacional (nota de revista Marejada): “El impacto ambiental de los puertos marítimos es por regla general considerable y tiene su origen, por una parte, en la construcción, reforma o ampliación de instalaciones del puerto o del terminal marítimo y, por otra parte, en el funcionamiento de todas las instalaciones portuarias, las industrias, los servicios y los sistemas de transporte asociados (tanto acuáticos como terrestres). Las fuentes de generación de contaminación e impactos ambientales son: las actividades propiamente portuarias, tales como el tráfico naval, las operaciones de carga, descarga, almacenamiento, transporte, suministro, disposición de residuos, mantenimiento o reparaciones, y las actividades de transformación y mejora que se desarrollan en la zona industrial adyacente relacionada al puerto.

Uno de los temas de mayor relevancia se refiere a los

derrames de sustancias peligrosas, ya que aunque se trate de cantidades pequeñas, éstas inciden de manera especial sobre el medio ambiente. También inciden en la contaminación ambiental la descarga de productos a granel, los cuales por efectos de la transferencia del producto y del viento se dispersa al ambiente y al agua”.

Hasta allí la cita al gremio industrial. ¿Cuánto de esto se está informando a las comunidades que se verían afectadas? ¿Quién está velando por la salvaguarda de la cosmovisión lafkenche que ha cuidado por siglos el ecosistema de riquísima biodiversidad que allí se encuentra? ¿El empleo que promete esta iniciativa podrá compensar la incompatibilidad de esta actividad con la pesca artesanal?

Por otro lado, no deja de llamar la atención el profundo cambio de la identidad local que se está gestando desde los organismos del Estado. ¿Tiene sentido tanta infraestructura industrial en la zona? ¿Responde sólo a las presiones forestales? Da la impresión de que no. Los documentos de proyección de la región hablan de aumentar el flujo de importaciones y exportaciones y definen un gran entramado de obras que reconfiguran la geografía regional. Es inevitable pensar este puerto en el marco de los proyectos IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sur Americana), plan suscrito por nuestro país en Brasilia el año 2000, junto a otros 11 gobiernos de la región y que transforma al continente en 10 ejes de evacuación de materias primas, incluidas tierra y agua, para surtir a las principales economías del mundo, asumiendo el tendenciado desplazamiento productivo desde el Atlántico al Pacífico.

Uno de los tres ejes que compromete a Chile es el “Corredor Bioceánico” o Eje Sur del IIRSA que pretende unir los Océanos Atlántico y Pacífico desde los puertos argentinos de Bahía Blanca (al sur de la provincia de Buenos Aires) y San Antonio Este (en la provincia de Río Negro) hasta los puertos chilenos de Concepción (en la región del Bío Bío) y Puerto Montt (en la región de Los Lagos), comprometiendo en Chile las regiones del Maule, del Bío Bío, de la Araucanía y de Los Lagos.

La lógica que subyace al IIRSA es ver la naturaleza como "barrera" o como "recurso", para las inversiones pero no como el hábitat común que urge proteger para nuestra vida y para la de las generaciones futuras. Este enfoque economicista, inconsulto, arbitrario y avasallador de las culturas y los bienes locales es lo que se critica de la IIRSA y lo que debe impulsar a todas las comunidades a recabar antecedentes, exigir a las autoridades que entreguen información y movilizarse para frenar la cultura de muerte que nos quieren imponer.

Para más información sobre el IIRSA proponemos revisar:http://www.8300.com.ar/wp-content/uploads/2010/05/IIRSA-11.pdf

http://www.iirsa.org/ejedelSur.asp?CodIdioma=ESP Desde la izquierda: Miluska Elguera, Eddi Pacheco, Celia Morales, Nélida Tillería, Ángel Sepúlveda, Luis Báez y Manuel Milla

A inicios de diciembre pasado, Queule recibió la visita de 2 amigos de la pesca artesanal de Perú. Nada menos que desde la ciudad de San Juan de Marcona, en el departamento de Ica, llegaron hasta el sur chileno, Manuel Milla Hernández, secretario nacional de capacitación de la FIUPAP (Federación de Integración de la Pesca Artesanal del Perú), y Miluska Elguera, antropóloga, quien desarrolla proyectos culturales con la comunidad de dicha caleta.

Pues bien. La charla con ellos sirvió para conocer que son más las cuestiones que tenemos en común que las que nos dividen. Elguera y Milla se encontraban en la zona sur de Chile, invitados para otras actividades, cuando a raíz de un encuentro en la Feria Gastrónomica del Mar, en Valdivia, fueron invitados a conocer Queule y su Cooperativa de Pescadores.

Milla señaló muy acertadamente: “No debemos olvidar que tanto Chile como Perú, a nivel de pesca artesanal, compartimos el mismo ecosistema oceanográfico, que es la corriente de Humboldt y así como hemos ido socializando información con nuestros pares chilenos, siempre hemos vivido en una atmósfera de hermanamiento. Si bien hemos tenido problemas en la frontera sur nuestra y en la frontera norte de ustedes (que es un tema que finalmente se decidirá a nivel diplomático), las muchas veces que hemos ingresado a territorio chileno hemos recibido el calor de los pescadores artesanales de Chile, que siempre nos han atendido con la mejor intención, incluso han abogado por nosotros ante las autoridades chilenas”.

En Queule, junto con recorrer la caleta, conocieron algunos planes de la Cooperativa PescaQueule, algunos de los cuales tienen relación con el procesamiento de la jibia, llamada pota en el Perú.

“En Queule, hemos tomado conocimiento que hay interesantes cuotas de captura del recurso jibia o pota. Sin embargo, las amas de casa nos dicen que no tienen el conocimiento de cómo prepararlo en la cocina del hogar, y esto empieza porque no tienen todavía la técnica del procesamiento primario, que es el uso del manto, es decir, el tubo de la pota, en la cocina”, plantea Manuel Milla.

El tenía un ofrecimiento concreto para los pescadores queulinos:

“Como estamos reimpulsando el hermanamiento pesquero artesanal entre Perú y Chile, he propuesto la presencia de un especialista en el procesamiento de pota en Queule o en las caletas que lo deseen, es decir, realizar una transferencia tecnológica. O poder canalizar la visita de una delegación de Queule a Perú, que se pudiera capacitar y especializar en procesamiento de pota en las instalaciones del Instituto Tecnológico Pesquero del Perú o del Centro de Entrenamiento Pesquero de Paita, en el norte peruano, donde tenemos connotados especialistas. Porque de lo que estamos hablando, (con los directivos de la Cooperativa PescaQueule) es de seguridad alimentaria, entonces cómo no aprovechar al máximo aquellos recursos que aún abundan en nuestro mar”.

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A pesar de que el rechazo a la “Ley Longueira” había sido iniciado desde mucho antes por organizaciones de pescadores artesanales y pueblos originarios, un grupo de senadores de la Concertación y el MAS, sensibilizados con la preocupación de las comunidades costeras, presentó el día 20 de diciembre, 2 requerimientos ante el Tribunal Constitucional (TC), entidad presidida por el jurista Raúl Bertelsen, para impugnar algunos artículos del aparato legal. El objetivo era impedir la promugación de la ley.

Según informaba Radio Universidad de Chile, en aquel momento, el primer recurso buscaba “impugnar los artículos (...) relativos a las concesiones, su durabilidad y las exigencias para su renovación”, que la ley entregaba muy favorablemente a la pesca industrial.

Los senadores eran Isabel Allende (PS), Ximena Rincón (DC), Camilo Escalona (PS), Pedro Muñoz (PS), Ricardo Lagos Weber (PPD), Eugenio Tuma (PPD), José Antonio Gómez (PRSD), Mariano Ruiz-Esquide (DC), Guido Girardi (PPD) y Jaime Quintana (PPD), además de Alejandro Navarro (MAS).

En ese mismo sentido, Camilo Escalona, declaraba que “la normativa niega el principio de libertad económica que establece la Constitución de nuestro país, otorgando privilegios a los más poderosos en cuanto a la administración de los recursos pesqueros”.

El segundo requerimiento constitucional quería demostrar que la legislación es arbitraria y discriminatoria al no reconocer los derechos históricos de los pueblos originarios al no considera el Convenio 169 de la OIT.

El senador PPD Eugenio Tuma señalaba a la emisora universitaria que: “Para los indígenas esta ley constituye un abuso. Una discriminación arbitraria porque sus derechos históricos no les son reconocidos. Creemos que el Tribunal Constitucional tiene que acoger esta reclamación”.

Luego de presentadas estas 2 acciones judiciales, se fijó un plazo de 15 a 30 días para que el TC resolviera estas impugnaciones.

El 23 de diciembre, el Tribunal Constitucional (TC) ofició al Presidente de la República para que no promulgara laLey Longueira “hasta que no sea revisada por sus vicios de constitucionalidad al no haberse aplicado la Consulta a los Pueblos Originarios, tal como lo obliga el Convenio 169 de la OIT, el cual es Ley vigente en Chile”, señalaba Radio del Mar

Pero todo era una ilusión.

votaciones que se iniciaron sobre la inconstitucionalidad de la nueva Ley de Pesca. A esas alturas, el conflicto de interés era claro. Radio del Mar informaba que “Viera-Gallo se inhabilita argumentando que le afecta la causal de implicancia establecida por el artículo 22 de la Ley N° 17.997, por haber emitido un dictamen sobre un asunto de constitucionalidad análogo al sometido a conocimiento del TC en su calidad de senador en el "Informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento recaído en la consulta formulada por la Comisión de Intereses Marítimos, Pesca y Acuicultura acerca de la constitucionalidad del proyecto de ley que establece el Régimen Especial de Pesca", de fecha 6 de abril de 1999”.

(…) “En tanto, al ministro Vodanovic le afecta la causal de implicancia establecida por el artículo 2 de la Ley N° 17.997, al haber emitido opiniones sobre asuntos análogos al sometido a conocimiento de este tribunal con anterioridad a su designación como Ministro en el 2006, y en virtud de haber sido asesor de organismos gremiales, de la pesca industrial y artesanal de la Región de Aysén , tales como la Federación Gremial de Industrias Pesqueras de la Macrozona X, XI y XII Regiones, Pesquera Salmar Limitada y la transnacional española PescaChile S.A., entre otros”, informaba Radio del Mar.

A las 2 acciones judiciales presentadas por los mencionados senadores, el TC acogió el 4 de enero el recurso de inconstitucionalidad presentado por 50 diputados de oposición, liderados por los parlamentarios Fuad Chahín y Ricardo Rincón (DC).

La confianza en parar la Ley de Pesca en su totalidad se mantenía intacta. El diputado Chahín indicó “si bien estimamos que todo el proceso está viciado pues se ha vulnerado el convenio 169 que obliga a Chile a consultar a as comunidades indígenas; hemos solicitado que a lo menos 3 normas se declaren inconstitucionales. Éstas obviamente son parte esencial de la iniciativa, por lo que de aprobarse, este proyecto quedará en una compleja situación”, consignaba en tal fecha www.eldinamo.cl .

Por esos días, el Tribunal Constitucional recibía audiencias públicas para la revisión del proyecto de Ley de Pesca. En esa oportunidad, pueblos originarios y pescadores artesanales reiteraron su rechazo a la normativa.

constitucionales adolecen de una evidente generalidad e imprecisión que, sumada a la falta de una conexión clara con los textos impugnados y a la circunstancia de que aparecen mezcladas o dependientes del cuestionamiento principal, esto es, del incumplimiento de normas del Convenio 169, no logran articular un razonamiento constitucional consistente que alcance a configurar una real cuestión de constitucionalidad”.

Es decir, el TC no encontraba inconstitucionalidad en el incumplimiento del convenio 169. Lo curioso es que reconoce que hubo incumplimiento pero tal situación no alcanzaba para volver inconstitucional la ley de pesca.

Sobre el otro recurso, donde se manifestaba que el proyecto de ley de pesca favorecía a algunos empresarios pesqueros, el TC sostuvo que “aunque es lícito sustentar una discrepancia de opiniones en torno al régimen que se estima preferible para regular la actividad pesquera, lo cierto es que las normas impugnadas cuentan con suficientes antecedentes de respaldo que demuestran su conformidad con la Carta Fundamental”, como informara en dicha fecha, www.elmostrador.cl

El Consejo Nacional de la Pesca (Condepp), a través de su vocero, rechazó el fallo de los ministros del TC. Al respecto, señaló que “valida la privatización del mar y los privilegios de siete familias de la industria pesquera” (…) “si bien la resolución permite -por ahora- el actuar de un grupo de empresarios privilegiados, el voto de tres ministros valida lo que hemos venido diciendo durante todo el año, que la ley está hecha a la medida de unos pocos industriales”. Esto se argumenta, con la resolución de minoría del TC, que establece textualmente que “(la ley) favorece más allá de toda razonabilidad a un grupo determinado, vulnerando con ello la Constitución”, señalaba el pasado 25 de enero pasado al sitio web de la Radio Universidad de Chile.

Otra de las reacciones vino de parte del gerente de Pymepes A.G, Alfredo Irarrázaval, señaló que dicha entidad con su resolución “reafirmó chilenos de primera y segunda categoría”.

Mientras que la Identidad Lafkenche, a través de una declaración pública, aseguró que “la Ley de Pesca no es válida para nuestro pueblo. Esta ley carece de legitimidad, por lo tanto no la reconocemos, e instaremos a que sea desobedecida cada vez que se requiera. Con esta ley se está cultivando los futuros titulares de la prensa: “mapuche terroristas”, “mapuche violentistas”, ahora por la defensa de sus derechos al mar".

Al cierre de esta edición de Marejada, algunos dirigentes del Consejo Nacional de la Pesca, apuntaban a presentar un reclamo a tribunales internacionales contra la recién promulgada Ley Longueira, pues la normativa marina pasó a tener fuerza legal a partir del 9 de febrero recién pasado.

Texto: José Luis Vargas//Foto: Felipe Montalva

A fines de diciembre pasado, José Antonio Viera-Gallo y Hernán Vodanovic Schnake, ministros del TC, se inhabilitaron para participar en las discusiones y

Pero vino la resolución. El 23 de enero de 2013, el Tribunal Constitucional finalmente terminó ratificando la aprobación de la Ley de Pesca a pesar de las solicitudes de anulación realizados. La votación fue de 5 a 3.

El fallo señala que “las pretendidas infracciones

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En lo que se conoce hoy como Mehuín, vivió hace más de 100 años, la familia Nahuelpán, quien junto a otras familias an t i guas , o cupaba grandes extensiones de territorio.

“Era un fundo que abarcaba desde el río Lingue hasta Cheuque”, cuenta Jaime Nahuelpán,

presidente de la comunidad Rehue Lafquén y descendiente directo los primeros habitantes de la zona.

Con el correr del tiempo, las generaciones que siguieron vieron, poco a poco, cómo se empequeñecían sus tierras. “El Estado chileno llegó reduciendo el territorio de nuestros abuelos. Cuando llegaron los colonos, se comenzó a darles tierras, arrinconando a nuestros abuelos a los cerros. Todo lo que hoy son los campos que se encuentran a la orilla de la playa fueron quitados”, rememora el dirigente.

Don Oscar Quilapán Caniulaf de 66 años, ha vivido siempre en Mehuín, en las tierras del antiguo lof que hoy ocupa la comunidad Rehue Lafquén. El hombre nos cuenta que para el terremoto de 1960, “muchos campos

Se anegaron impidiendo la subsistencia y alimentación de muchas familias dedicadas a la agricultura”.Hasta hace pocos años, un terreno de playa que perteneció a los Nahuelpán era administrado por la Armada que concesionaba a instituciones y particulares

el uso de este espacio. Los miembros de la Rehue Lafkén, al ver que la tierra en cuestión siempre perteneció a las familias del territorio, d e c i d i e r o n c o n s t i t u i r s e l ega lmente como comunidad e iniciar

trámites para hacer uso del terreno y utilizarlo como camping.

“Formamos una comunidad dentro del territorio de nuestros abuelos, con familias Quilapán, Antilén y otros peñi; nuestra comunidad tiene 4 años y nuestro objetivo fue defender nuestros derechos territoriales y el lafkén mapu”, manifiesta Jaime Nahuelpán.

La Armada muchas veces los ha querido sacar de ahí. “Dicen que estamos de forma ilegal pero las leyes que ha suscrito el propio Estado nos avalan”, explica el presidente de la comunidad, argumentando que el convenio 169 de la OIT y la Ley Lafquenche “establecen que son las comunidades las que tienen que definir sus propias formas de desarrollo; además se debe respetar el uso consuetudinario (el uso por costumbre) que da el pueblo mapuche a espacios como este. Por eso creemos que es legítimo lo que estamos haciendo”.

Fuera del espacio que está recuperando la comunidad Rehue Lafquén, el terreno utilizado como camping se encuentra dentro de solicitud de espacio costero marino tramitado por la Asociación de Comunidades Lafkenche de San José de la Mariquina, que va desde la Punta de Queule hasta el Morro Gonzalo, en Corral.

Formalizar la solicitud de espacio costero marino sería muy importante para complementar la economía de la comunidad pues, hoy, las mujeres se dedican a la elaboración de tejidos, asi como al cultivo de huertas y chacras; los hombres, en tanto, se empeñan en la pesca de sierras, robalos y el marisqueo de choros y machas. La agricultura familiar campesina se centra en el sembrado de papas, arvejas y porotos. Sin embargo, hasta el m o m e n t o n o h a y respuesta por parte de las autoridades, dado que el Estado solicita que las comunidades e n t r e g u e n l a s coordenadas sobre los espacios que están pidiendoal amparo de la Ley Lafkenche.

A juicio de Jaime Nahuelpán, no hay voluntad ni interés por formalizar lo que las comunidades están demandando. “El Estado tiene las coordenadas y cuenta con los recursos para poder hacerlo; sin embargo, no hay ninguna respuesta”, argumenta.

Agrega que para las familias del sector es fundamental recuperar el territorio, “para desarrollarnos, educar a nuestras familias, darles trabajo, conservar lo que queda de naturaleza y rescatar nuestra cultura mapuche en sus distintas formas. No queremos contaminación, por eso nos oponemos a la construcción del ducto rotundamente. Al mismo tiempo esperamos que el gobierno respete las leyes que ellos mismos firmaron”, sostiene Nahuelpán.

Oscar Quilapán Caniulaf, pescador nacido y criado en la costa, tiene la misma visión pensando en la importancia de asegurar la soberanía alimentaria para la comunidad y el territorio costero: “Sería positivo que el espacio costero marino que estamos solicitando como Asociación de comunidades se haga efectivo. Por generaciones nos hemos alimentado de lo que el mar provee y de continuarse explotando los recursos no va a quedar nada en el futuro”, alerta. “Los barcos industriales andan explotando lo que capturan los pescadores artesanales de Mehuín y Queule. (Nosotros) pescamos para vivir y quedaríamos pésimo si nos siguen arrinconando”, agrega Oscar.

La comunidad Rehue Lafkén ve con preocupación la presencia de la empresa CELCO en Mehuín ya que no es sinónimo de desarrollo sino de destrucción, dicen, por eso se han opuesto desde siempre.

“No queremos que se terminen los espacios naturales que quedan; estamos en contra de la contaminación de Celulosa Arauco que quiere contaminar el mar de donde nos alimentamos”, sentencia Nahuelpán.

A l a r g o p l a z o l o s miembros de dicho lof t i enen un proyec to turístico: “Instalar una piscina termal con agua de mar, cocinerías, puestos de artesanía, ruca y cabañas”, da a conocer el p r e s i d e n t e d e l a comunidad, quien al ser consultado sobre los posibles riesgos de volcar demasiada atención a la promoción del turismo, explica que “se deben separar bien las cosas. Una es la parte cultural. A nosotros el turismo nos da un ingreso para subsistir”, declara.

En el plano cultural, la comunidad participa del nguillatún de Maiquillahue, donde don Alejandro Nahuelpán, padre de Jaime tuvo el cargo de sargento, teniendo la responsabilidad de cuidar el orden para que se realice de buena forma la ceremonia. Hoy, las familias Nahuelpán, Quilapán y Antilén de la comunidad Rehue Lafquén asumen la misma responsabilidad de defensa del territorio y cuidado del medioambiente para las futuras generaciones que tuvieron sus abuelos.

Texto + Fotos: José Luis VargasFotos: Felipe Montalva

Pancarta sobre los baños delcamping

Jaime Nahuelpán

Oscar Quilapán Caniulaf

Cocinería al interior del camping

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Texto + Fotos: José Luis Vargas

En un día normal de invierno, los resfríos, las gripes y bronquitis son algunas de las enfermedades que deben cubrir los paramédicos de la posta de Queule. Cuando llega la primavera, son los problemas estomacales o de tipo gastrointestinal (vómitos, diarreas) los más frecuentes. Como sea: En toda época del año, gran número de queulinos, de diversos sectores, llega llega hasta la posta para buscar alivio a sus males.

Jaime Comiquir, p a r a m é d i c o , cuenta que en el t iempo de las rondas médicas, “ u n m é d i c o atiende entre 40 y 45 personas en 1 día, en los meses d e m a y o a octubre”, detalla. E s a c a r ga d e trabajo significa

una presión enorme porque obliga a los profesionales a examinar a los pacientes en poco tiempo, “10 a 15 minutos para revisar tratamientos y diagnósticos, lo que claramente es insuficiente para conocer en profundidad cuál es el origen de la enfermedad y cómo se debe llevar un tratamiento. Por eso tenemos necesidad de un médico”, dictamina Comiquir.

Un dato esclarecedor es que, de un total de 7 mil habitantes que reciben atención médica en Toltén, el 60% de los atendidos viven en la zona rural. Para ello se cuenta con 1 sólo médico que junto con atender en la posta, debe estar presente en el campo. Más encima, este profesional es del tipo médico visitante. “No se puede brindar una atención adecuada para tanta gente y eso es una necesidad”, sostiene Comiquir.

Conversando con los entrevistados, nos damos cuenta que los r e cu r so s que se destinan desde el Estado para atender las necesidades de la población rural, en materia de salud son c l a r a m e n t e insuficientes.

En la posta de Queule, muchas veces hay f a l t a d e medicamentos para los tratamientos de personas hipertensas y diabéticas. A juicio de los funcionarios esto no se debe a una mala utilización y distribución de medicamentos por parte del personal paramédico sino que a la cantidad insuficiente que llega desde la Central Nacional de

Abastecimiento (CENABAST), encargada de entregar la medicina a las zonas rurales de todo el país. Para subsanar esta delicada situación, los funcionarios de Queule revelan que se deben hacer “malabares”, consiguiendo medicamentos entre los centros de salud más cercanos.

Jaime Comiquir critica la situación: “Esto no es lo ideal; desgraciadamente, hay que adecuarse a lo que tenemos. Sin duda, es un tema que a nivel nacional debe irse mejorando”, manifiesta.

Otra de las deficiencias de la posta en Queule está relacionada con el transporte. La única ambulancia que existe no está equipada adecuadamente para responder a emergencias. “Como personal estamos preparados para atender estos casos pero conseguir una ambulancia a la altura de las circunstancias, depende de la disponibilidad del SAMU que debe mandar una ambulancia y poder trasladar a un paciente hacia un centro de salud que esté mejor preparado que nosotros”, explica el paramédico, revelando los impedimentos que tiene el personal para responder ante situaciones extremas.

Jaime Comiquir, paramédico

Los pacientes que suelen atenderse en la posta de Queule también son críticos con su funcionamiento.

María Edilia Raillanca, vive en la población Corvi. Su análisis coincide con lo planteado por el personal médico en cuanto a las deficiencias sobre la cantidad de personal médico: “A veces, cuando una viene no encuentra a las personas que atienden; sobre todo, los fines de semana. Si a alguien le toca enfermarse, por lo general, la posta está cerrada”, cuenta. “Cuando eso ocurre la gente debe acudir a Toltén; creo que ese tipo de situaciones no deberían pasar”, indica.

Rosa Perales, de Cudaco, opina que otro punto que se debe mejorar son los horarios de atención: “Acá atienden hasta las 5 de la tarde y cuando la gente y los niños se enferman deben viajar a Toltén. Debería ser atención todo el día como en otras postas, donde uno puede llegar, a veces en la noche, en casos de urgencia”, expresa.

En general, las personas consultadas sobre la calidad de la atención médica tienen una opinión positiva hacia el trabajo de los funcionarios “pero, a veces, ellos no dan abasto con toda la gente que puede llegar enferma a la posta, esto hace que se tenga que esperar mucho tiempo; faltaría más personal en la posta y las rondas medicas”, señala Rosa Perales.

Al mismo tiempo agrega que: “La ambulancia (con que cuenta la posta) es básica, no cuenta con los implementos necesarios; eso debería mejorarse”, argumenta.

Un documento elaborado por trabajadores, miembros de la Federacion Regional de Funcionarios de Salud Municipal (Ferfusam) de dicha provincia, revela la “falta de medios de movilización, precariedad en materia de comunicaciones en las Postas de Salud Rural, problemas de infraestructura e implementación básica”. Además, en dicho documento gremial se hacen una serie de propuestas para mejorar las condiciones de trabajo y atención para la población.

Según los trabajadores de la salud, las mejorías en cuanto a movilización pasan por “financiamiento ministerial para la adquisición y mantención de vehículos de cuatro ruedas para realizar el trabajo rural. Se solicita que se provea desde el MINSAL vehículos con tracción en las cuatro ruedas para facilitar el trabajo rural en el área de influencia de cada una de las Postas de Salud Rural (PSR) de la Región”, propone la FERFUSAM.

En lo que se r e f i e r e a comunicaciones, lo que se s o l i c i t a e s “mejorar la efectividad de las antenas repetidoras de l a r e g i ó n ; reparación o reposición de los equipos portáti les y mantención de los equipos base. Uso de f r e c u e n c i a ce r rada de comunicación. U s o m á s eficiente del recurso celular en materia de cobertura, (así como)p l a n e s o recargas; conectividad a internet en cada Posta de Salud Rural; video-conexión con establecimiento base”.

Además, se solicita un Servicio de Salud Municipal “sensibilizado con la realidad rural (para) que sean un apoyo efectivo”.

La realidad de Queule también se puede apreciar en otras zonas de la Araucanía, como en la provincia de Malleco.

Maria Edilia Raillanca

Rosa Perales

Según los testimonios recabados, crece la idea de dotar a Queule de un Centro de Salud Familiar -o un Consultorio- que responda a la creciente demanda por mejorar la calidad en la salud en la zona.

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Refiriéndose a esta posibilidad, el paramédico Jaime Comiquir sostiene que es importante “que la comunidad apoye la demanda por un Consultorio General Rural o Centro de Salud Familiar, es decir, que las organizaciones puedan unirse y solicitarlo a las autoridades como una necesidad”, declara, y añade:

“Hasta el momento no se ha enviado ninguna petición por parte de la comunidad al Servicio de Salud para la construcción de un consultorio en Queule y si nohacemos presión nunca nos van a tomar en cuenta”, reflexiona.

Por dicha razón, sería importante que los habitantes de Queule hagan un llamado a las autoridades para que

tomen en cuenta lo problemático que es el hecho de no contar con un centro médico que resuelva los temas asociados a la salud.

“Que mejoren la salud de la posta; los candidatos siempre prometen pero no cumplen. Este debería ser un tema prioritario para las autoridades de turno pero nunca hacen nada”, concluye Rosa Perales, queulina y paciente de la posta.

Texto: Patricio Melillanca. Periodista de Ecoceanos. Director de www.radiodelmar.clFotografías: Felipe Montalva

Hace algunas semanas, luego que el deslegitimado parlamento binominal aprobara la Ley de Pesca, el Tribunal Constitucional (TC) se pronunció respecto a la tramitación legislativa que no respetó la Consulta Indígena que obliga a realizar el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Pero el TC argumentó que el Convenio y la consulta no tenían rango constitucional y le dio luz verde a la Ley Longueira.

Con esta decisión, el TC permitió la promulgación de esta injusta ley y abrió dudas sobre el respeto del estado chileno a los tratados internacionales de derechos humanos. Pero también hizo nacer la pregunta acerca de si la ciudadanía, los pescadores y los pueblos originarios deben obedecer leyes que carecen de legitimidad social y atentan contra la igualdad económica, así como no reconocer los derechos consuetudinarios de las comunidades indígenas y transformarse, en los hechos, en el cerrojo a las pesquerías para los pescadores y sus familias que carecen cuotas de pesca.

Frente a esto, varias organizaciones de pescadores artesanales ya habían afirmado que no obedecerían esta normativa. De hecho, sectores del pueblo mapuche-lafkenche habían anunciado -y reafirmaron tras el fallo del TC- que esta la Ley de Pesca no es válida para su pueblo pues carece de legitimidad. A partir de esto han llamado a que esta ley sea desobedecida cada vez que se requiera.

La Ley de Pesca, que entrega en propiedad más del 90% de las pesquerías a las familias de industriales pesqueros y a un pequeño grupo de dueños de lanchas artesanales, tiene una larga historia. A fines de los años 80, aún en dictadura fue presentada como Ley Merino, porque su principal promotor era el fenecido almirante del mismo apellido. Se buscaba lo mismo que sería aprobado en 2012, es decir, privatizar las pesquerías.

En el 2000, el gobierno de Ricardo Lagos en colusión con los grandes empresarios acordaron imponer la “Agenda Pro-Crecimiento” que, nuevamente, levantaba la propuesta de entregar de manera gratuita y perpetua el patrimonio pesquero nacional a los grandes industriales. En ese entonces, existió una gran oposición de la pesca artesanal y organizaciones ciudadanas que lograron bloquear dicha ley privatizadora y sólo dejar que se aprobara por 10 años, hasta diciembre pasado.

En 2010, Sebastián Piñera encargó a su primer ministro de Economía, Andrés Fontaine, que elaborara un proyecto de ley para reemplazar al aparato legal impuesto por Ricardo Lagos. De ese modo, Fontaine propuso que se licitara el 50% de las cuotas pesqueras, pero los industriales y la ultraderecha rechazaron tal proposición e impusieron un nuevo ministro de Economía, Pablo Longueira, de pasado pinochetista y conocido por sus tintes populistas, miembro de la Unión Democrata Independiente (UDI). En 2011, Longueira ya como ministro, señaló que se privatizaría todo el patrimonio pesquero. Conversó con los industriales y con la corrupta organización pesquera artesanal CONFEPACH. Asimismo, ofreció cuotas a la CONAPACH, la histórica organización de pescadores que defendía los conceptos de comunitarismo al interior del pueblo pesquero artesanal. Longueira logró acuerdo en la llamada Mesa de la Pesca y la CONAPACH se fraccionó, retirándose de esta organización los principales e históricos dirigentes, que representan casi 50 mil hombres y mujeres del sector de la pesca de pequeña escala.

Luego de esto, el ministro de Economía comenzó a ponerle acelerador a la tramitación en la Cámara de Diputados, donde monitoreó todas las discusiones, alineando a diputados de derecha y de la Concertación. Patética fue la sesión de la Cámara para aprobar esta normativa legal, cuando Longueira indicaba la forma cómo debían votar los diputados graficando esta decisión con el pulgar hacia arriba o hacia abajo.

Sucesivamente, la discusión pasó al Senado, donde l o s parlamentarios de la Democracia C r i s t i a n a , exceptuando a la senadora Ximena Rincón y Mariano Ru i z-Esqu ide , junto a varios s e n a d o r e s s o c i a l i s t a s encabezados por F u l v i o Ro s s i negociaron con la u l t r a d e r e c h a para aprobar la Ley.

Todo este trámite legislativo tuvo gran oposición de parte de las nuevas organizaciones que comenzaron a participar en las discusiones sobre temas pesqueros. En agosto de 2012, se conformó la Alianza Ciudadana por la Defensa del Mar, integrada, entre otros, por

pescadores artesanales, sindicatos urbanos, organizaciones ciudadanas y estudiantes. Este inquieto movimiento social, por ejemplo, reclamó que con las rentas generadas por la extracción de los recursos del mar se podrían pagar fácilmente la educación gratuita y de calidad, y los servicios de la salud pública y de jubilaciones.

Las organizaciones ciudadanas, además, r e s p a l d a r o n e l r e c l a m o d e l a s c o m u n i d a d e s indígenas ya que, en toda la tramitación l e g i s l a t i v a , e l parlamento no aplicó la consulta a los pueblos originarios que obliga el ya m e n c i o n a d o Convenio 169 de la OIT. El gobierno se d e f e n d i ó equivocadamente, argumentando que el acceso a los peces para los pueblos indígenas estaba regulado por la Ley Lafkenche, lo cual fue inmediatamente desestimado por las comunidades.

La Ley Lafkenche no se refiere al uso y acceso a los recursos hidrobiológicos sino que sólo a los espacios marinos, dando la posibilidad de que las comunidades originarias accedan a espacios marinos, pero no asegurándoles sus derechos sobre los recursos que en estos existen.

Luego de la ratificación por parte del Tribunal Constitucional, la ley de Pesca será promulgada por el gobierno de Sebastián Piñera. De esta manera, se consolida la apropiación de los recursos naturales por parte de la industria pesquera.

El Centro Ecocéanos ha afirmado que “la decisión del Tribunal Constitucional chileno avala todos los intereses de las compañías transnacionales, de los corruptos partidos políticos y de las oligarquías y carteles pesqueros y agrarios. Pero, además, cuestiona al sistema de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos de los Pueblos Originarios”.

Así es. Diversas organizaciones solicitarán a los nuevos gobiernos la revisión de esta injusta normativa. Además han llamado a la desobediencia civil; a deslegitimar esta ley que no es válida para el pueblo mapuche, entre otros, y que llevarán esta discusión a tribunales internacionales.

En definitiva, la discusión aún no termina. Además del despojo institucional sufrido por las comunidades de pescadores y pueblos indígenas, la Ley Longueira t amb i én contaminó soc ia lmente a l as organizaciones de pesca artesanal, situación que deberá resolverse con una visión de largo plazo por parte de viejos y nuevos dirigentes. Hablamos de transparencia en sus negociaciones y un fortalecimiento de su identidad de comunidades costeras a diferencia de la relación empleado-patrón que impone la privatización de los peces.

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-¿Cuál es su visión de lo que está sucediendo hoy en el mundo? ¿Cuál es la comprensión de la naturaleza desde el punto de vista mapuche?

“La sociedad winka, no mapuche, ha venido creando conciencia inhumana frente a la vida. Los estados de los distintos países del mundo sólo piensan en la ganancia, en el mercado, en el comercio, en el dinero y eso deshumaniza. No tienen un pensamiento humano, diría yo. Entonces para ganar dinero, para tener poder tienen que matar vida, no sólo de seres humanos sino de todo lo que existe en este gran planeta. Destruyen las montañas; los cerros, para sacar minas; ensucian y destruyen el mar; igual que el agua: Se apropian de las aguas y las vertientes; matan a los animales, porque al destruir una montaña ahí viven miles de seres vivos que sirven para dar vida al ser humano. Eso también nos enferma, porque nosotros, los lafkenche, en este caso vivimos y nos alimentamos

del mar. Hoy día, uno dice '¿comeré este p e s c a d i t o , comeré este cochayuyo?'... Uno no lo está comiendo con gusto; lo mismo cuando uno va a bañarse en el mar '¿Me hará bien este baño en el mar, lleno

de basura, de bencina, de petróleo y de todos los desechos que tiran los grandes pueblos (ciudades) del mundo?' Entonces creo que no hay conciencia. Hay una conciencia más deshumanizadora en el mundo.

Nosotros los mapuche y los pueblos indígenas, en general, durante miles de años hemos sido parte de la naturaleza, somos parte de la ecología. Nosotros convivimos, tenemos esta convivencia y esta conexión con la naturaleza y con todo lo que existe en el universo.

Y, por esto mismo, nosotros la protegemos y la cuidamos. Claro, cortamos unos arbolitos pero con cierto cuidado y respeto; del mismo modo, ocupamos el agua y el mar. El lafkenche cuando va al mar es para sacar un puñadito deluche, un par de pescaditos, un par de cochayuyos para comer. (Uno) Puede vender también un poquito para llevar alguna cosita pero no para explotar. No está esa

Entrevista: Jorge Pereira RoaFotos: Jorge Pereira y Felipe Montalva

conciencia. A lo mejor ahora sí existe eso, inclusive, entre los mapuche pero antiguamente no. Y así, el mapuche se asocia de las plantas medicinales, de los animales, de los pájaros, de todo lo que existe en este universo. Se conecta con ellos, y ellos se conectan con él también y compartimos. Diría 'compartíamos' porque ahora también han ido perdiendo la conciencia los mapuche. No estamos cuidando. También somos parte de esta sociedad deshumanizante y también estamos dañando. Pero porque nos han mentido y nos han trabajado psicológicamente la mente diciendo que tenemos que vivir, tenemos que explotar, ganar dinero; tenemos que ser otro; tenemos que desarrollar.

Por ahí va todo este asunto: Que no estamos cuidando y estamos perdiendo la conciencia ecológica. Estamos matando y nos estamos matando nosotros también. Por eso, hoy día, estamos así, enfermos. Hay un desequilibrio en el ser humano y un desequilibrio en la naturaleza.

Por eso, mucha gente hoy dice 'el tiempo, tan raro que está'. Antes no era así, antes era un calor bonito, suave el sol; hoy día, tanta calor, el sol quema la tierra, quema las plantas… No hacía tanto frio dicen los viejitos. Ahora hace frío de más. Entonces hay un desequilibrio en la naturaleza, y producto de ese desequilibrio estamos enfermándonos también nosotros”.

- ¿Cómo cree usted que han afectado las religiones occidentales en la pérdida de los conocimientos y espiritualidad propia de los pueblos originarios?

“Para hablar de esos temas yo siempre voy haciendo un poco de historia. El año 1492 y el año 1535, entre la colonización y la conquista, está la llamada evangelización, entonces uno podría decir que fue hace muchos años ya, pero eso está hoy día muy presente en la vida de los mapuche.

Nos colonizaron nuestra tierra, así como nuestro pensamiento, nuestro espíritu, nuestro rakizuam; sacaron nuestra alma. Hoy estamos así. La evangelización ha hecho tanto daño porque, dentro de ese lapso, los winkas escribieron la historia y los libros. No fueron capaces los españoles de conquistarles la mente a los mapuche; tuvieron que afianzarse de la religión; trajeron la religión católica para domesticar al mapuche, cambiarle su pensamiento. Eso es lo que sigue hoy.

Después se multiplicaron, sean católicos o evangélicos;

son diferentes nombres pero es la misma estrategia para cambiarle el pensamiento y el sistema de vida al pueblo mapuche, y hoy, estamos sin tierra ni agua ni montaña ni mar, así como tampoco sin identidad, ni lengua… Queda puro lamento”.

“Hoy sigue la evangelización a través de las r e l i g i o n e s c a t ó l i c a s y evangé l i cas . A g a r r a r a l m a p u c h e y meterlo en la i g l e s i a , c u a n d o nosotros los m a p u c h e s t e n e m o s nuestra propia religión, que no necesita dinero ni templo. No necesitamos nada: Nuestro templo es el mundo.

Cuando necesitamos algo, cuando nos sentimos pobres espiritualmente vamos a río, a la vertiente, a la montaña o al mar, nos sentamos y conversamos con ellos y nos llenamos espiritualmente. Pero uno como mapuche va y entra a una iglesia y no se llena nada. Ahí está mirando los santos y la virgen, que no nos dicen nada.

Hoy, a todos los mapuches evangelizados los pescan y los meten en el templo; ahí los amarran. Eso hace que muchos mapuche sientan que no tienen esa libertad porque Elchen nos da la libertad. Cuando vamos en el

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9Nguillatun, nos liberamos. Disfrutamos de nuestro purrum; tocamos trutruca o nuestro kultrun que retumba en nuestro corazón, en nuestro piuke y uno baila, y le dan ganas de llorar porque nos sentimos libres con algo propio nuestro.

Entonces, eso es lo que hoy yo digo... 1492, 1535. La colonización y la conquista no han terminado.

Hoy muchos lonko dicen '¿qué paso con nuestra gente?'. Hoy estamos divididos en la comunidad. Dentro de una, que son aproximadamente 60 ó 80 familias ¿cuántos están participando en un nguillatun, por ejemplo? Sólo unas 20 familias y los otros, todos evangélicos, que no participan. Lo mismo pasa con los famosos “pobresal” o Prodesal; con las instituciones del gobierno que van y que están metidos dividiendo a las comunidades, adormeciendo. Tirando bonos para que nos quedemos tranquilos. Se terminó el bono, quedamos peleados y al final, pasa el año.

Eso es lo que sentimos: Una pobreza de la desunión, espiritual; una pérdida de identidad. Estamos confundidos hoy en día. Nos preguntamos: '¿Y adónde voy?¿Y quién soy yo? ¿Soy mapuche o soy winka? '¿Dónde me quedo yo? ¿Voy a la iglesia o voy al nguillatun? ¿Voy al wetripantu o voy a año nuevo de enero?'... Al final, soy nada”.

- ¿Usted cree que el ser humano podría aspirar a s e r m u c h o m á s c o m p l e t o e í n t e g r o espiritualmente, con más conocimientos y sabiduría de lo que es hoy día?

“Claro, hoy poco va quedando la gente pura, con mente sana, con los conocimientos sanos y puros. Todos los kimche, los viejitos, pocos van quedando, y hay otra

gente, de 50 ó 60 años, los peñis de esa edad ya tienen un conflicto propio. No t ienen identidad, y eso ha llevado a un posible futuro de muerte o desaparición”.

- M u c h o s p e ñ i s antiguos hablan de que los desastres natura les , como m a r e m o t o s y terremotos, no son hechos casuales y aislados sino que tienen que ver con repercusiones de

cómo el hombre se está comportando ¿Cómo es esto desde el punto de vista mapuche?

“El mundo mapuche ve todos estos fenómenos de la naturaleza, como los maremotos y terremotos. (Pero además) De repente, viene un viento con lluvia; el sol que, de repente, cambia su aspecto, la luna, las heladas, los granizos… El mapuche ve que es algo propio de la naturaleza, que está ordenada y ella así lo cumple. Pero cuando sucede algo fuera de contexto, eso nos está diciendo algo.

Eso los mapuche lo sabían. Cuando pasó el terremoto del 2010 hubo muchos sueños, muchas visiones y eso, los viejitos después lo dijeron. Yo estuve en el nguillatún en Toltén. Un par de días después hicieron nguillatun urgente, por ahí, en Pocoyán. Entonces, ahí comentaban en la noche si esto lo habían soñado, si esto se había hecho; había anuncios y montones de cosas que no están dentro de una programación de la naturaleza, diríamos. Pero eso también sirve para poder tomar conciencia.

Cuando pasó lo del terremoto-maremoto, los medios de comunicación le dieron con las muertes y todo eso pero el pueblo mapuche no fue afectado, salvo por aquí, por Tirúa, algunos mapuche que estaban muy cerca del mar fueron afectados pero no fuimos afectados. Solamente los winkas que estaban muy cerca (del mar), que estaban en la caleta, o tienen su casa en la playa, esos fueron arrastrados todos. Entonces algunos viejitos (mapuche) entendían lo que iba a ser lo que iba a suceder y teníanprecaución. Eso también sirvió para unir. Fue un movimiento sísmico de la naturaleza pero también fue un movimiento en la conciencia del ser humano porque se unieron las gentes; se unieron las comunidades en Toltén. Recordaron el pasado”.

- Si es que las cosas siguen así con la sociedad humana, donde no se respetan los equilibrios, se daña el medio ambiente y al propio ser humano… ¿Van a venir más desequilibrios de la naturaleza? Por ejemplo en el caso de la zona de Queule, con el tema de la minería en Los Pinos y Treque, el puerto en Nigue, el ducto de la celulosa Arauco...

“Claro, porque la gente de estas empresas nacionales y trasnacionales, el dueño está en otros lugares, en Miami, en California; en lugares donde no les afecta nada de esto y acá tienen sus trabajadores que manejan todo. Y hacen este daño a la tierra y al mar para sacar las minas... Ahí van a producir desequilibrios, muerte en la naturaleza y también muerte en el ser humano. Eso se está viendo.

Nosotros los Ngenpines, -yo soy ngenpin, autoridad religiosa mapuche- y muchas machi en sus sueños, en su revelación están recibiendo ese mensaje: Que vienen cosas muy dolorosas, muy dramáticas, que la tierra está sufriendo, que la tierra está de negro, kuru eley ta mapu dicen. El mapuche le da un nombre “que la tierra está de luto”, que vienen cosas negativas a futuro para la generación. Esos mensajes estamos recibiendo. Como nosotros no lo podemos escribir o decir queda en uno. A veces, lo podemos conversar a un peñi que le tiene confianza, o conversar a su esposa o esposo. Hasta ahí queda nomás.

Nosotros hablamos del kumey kuruf, “el buen viento”, que purifica el aire, que limpia la naturaleza, la atmosfera, y que nosotros lo respiramos y produce vida en el interior. El buen olor: kumey wrwr, el buen olor de la tierra, el buen olor de la naturaleza, del mar, de la flor, de la montaña, de la hoja. Cada uno de los elementos da un buen olor. Eso hace bien en la vida de todos los seres que viven y de los seres humanos. Cuando uno va a la montaña y respira ese buen olor de la montaña se siente confortado, fortalecido. El buen olor del mar porque el mar tiene ese olor tan rico, tan agradable. Cuando uno va a mar, siente ese olor y se sacia.

Inclusive los animales. Nosotros los mapuche sentimos el olor del animal. Cuando agarramos nuestro caballito, cuando tomamos una vaquita para sacar leche, le sentimos el olor del animal y es agradable. Buen olor de caballo, y el caballo también nos huele a nosotros porque cada vez que lo tomamos, el caballo olfatea. Entonces hay una comunicación.

Entonces, destruyendo el mar y la tierra, sacando las minas, porque ahí van a instalar no sé cuantas cosas, maquinarias que van a tirar desechos en el mar, el humo, grandes motores que humean día y noche… Eso se va a esparcir en el espacio y va a dañar no solamente a los seres humanos sino a todo. Por supuesto, que va a haber desequilibrio; muchas enfermedades en el ser humano y los animales; en los pájaros y en las siembras. Y nosotros, los seres humanos, vivimos de todo eso y si se enferman igual vamos a morir; de qué vamos a vivir, de qué nos vamos a alimentar.

Hoy día ya están apareciendo... Por ejemplo, esta helada que pasó no es común en este tiempo. Algo está sucediendo. Es un desequilibrio. Sucedió y mucha gente perdió, (por ejemplo) aquí mi peñi, al ladito, perdió toda su chacra.

Va a venir un viento que no se qué va a ser. Vivimos de la fruta de los árboles, y ese viento desagradable, con

Humo, con resina, con químico, va a matar la floración de las plantas frutales, así como las frutas de los árboles, y todos los pájaros que se alimentan de estas, ellos tampoco van a tener qué comer y van a morir, o van a hacer daño en las siembras a nosotros; si nosotros sembramos arvejita, triguito, por ahí, si lospájaros no tienen comida van a venir a comer lo que nosotros sembramos. Entonces se produce undesequilibrio. En los seres humanos no estaba las

trombosis, la presión alta y la depresión; antes no existían. Nuestro padres y abuelos… 80, 90, 100, 120 años tenían y sanitos los viejos. Hoy, todos enfermos, con 40 ó 50 años y con trombosis, con depresión, con estrés, con dolor de huesos.

Después, las malformaciones congénitas, otro problema. Porque al respirar ese mal olor contaminado con químico, la mamita que está esperando lo va a respirar y va a tomar la guagüita que está adentro y va a nacer el niñito ya enfermo. La otra vez dieron un reportaje, todos esos grandes frutales que fumigan con avión y la gente que trabaja ahí: Todas las mamitas estaban teniendo su guaguita enferma.

Entonces al instalar esas grandes industrias forestales o pesqueras, todo va a dañar; va a haber un desequilibrio serio en los seres humanos. Más encima, después vienen los robos, la mala costumbre, la prostitución, el alcoholismo, la droga...

Nosotros aquí los mapuche solamente somos chicheros, tomamos chicha; por ahí, nos curamos un poco, nos agarramos a combos pero al rato estamos de buena otra vez. Pero lo otro no es así”.

- ¿Cómo podríamos volver a un nuevo equilibrio, tanto en el mundo mapuche como en el mundo no mapuche? ¿Cómo cree usted que se puede sanar todo esto?

“Tomando conciencia; conversando. Valorar la vida del ser humano. Como ser humano queremos el bien, el küme mongen, el vivir bien. Pero también ese animalito, ese pajarito, ese bichito quiere vivir. Esa planta, ese cerro, esa montañita también tiene derecho a vivir. Porque el mapuche dice que todos los elementos de la naturaleza tienen vida. Entonces, los no mapuche deben partir por valorar la vida, porque si yo no valoro mi vida no voy a valorar la vida del otro, ni de lo que está al lado mío. (Esto) No es un tema en la conversación de las familia, ni en la conversación de los trawunes.. ¿Por qué no se tocan estos temas que estamos conversando, ni en la iglesia, ni en los colegios? De repente, veo a mi nieta pintando los animalitos pero yo creo que, más allá de pintarlos, no se hace más en los colegios. Desde chiquititos habría que ir metiéndoles el cuidado de la ecología y de la naturaleza; cómo cuidar la tierra y no contaminar.

En los nguillatunes, acá en mi comunidad y también en otras, yo siempre recalco por qué en el (terreno del)nguillatún queda lleno de papeles, de galletas, bolsas, de vino, de todo… Suciedad. Entonces, acá en mi comunidad lo cortamos. Yo les digo cuando hacemos la primera reunión que cada uno lleve un saco y vayan poniendo todas sus cascaritas de cebolla, de papas, todo después se lo lleven pa' sus casas, pa' sus pollos y chanchos. No les traigan esas galletas y esas cuestiones a sus cabros, les dije.

Mucho antes, en los nguillatunes, no llevaban esas cosas. Hoy cuando una mamita va al nguillatun lleva a toda la cabrería. Antiguamente, los viejos llevaban unos nomás, pa’ tesar bueyes, pa' buscar leñita, pa' prender el fuego. A los otros cabros los dejaban en la casa con el hermano o hermana mayor. Hoy, los llevan todos y (se arma) una de fiesta, de peloteros... Más encima les llevan pelota a los cabros. ¿Es nguillatun o torneo de fútbol? Entonces yo acá lo corté eso porque tenemos que cuidar nuestro lugar sagrado.Yo creo que por ahí va: Seguir haciendo conciencia que no está dentro de la educación”.

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Algunos comuneros de pesca, en isla Traiguén

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Texto: José Luis Vargas//Fotografías entregadas por la comunidad Nahuelquín

La isla Traiguén dista 8 horas por mar desde Puerto Aysén. Se ubica entre los canales Costa y Errázuriz. Allí habita la comunidad Nahuelquín Delgado, compuesta por 40 familias. El trabajo de los pescadores está centrado en la extracción de jaibas, centollas, congrio, merluza y robalos. La comunidad también recolecta lapas, erizos y luche.

“Es para la subsistencia y también un apoyo en la parte económica. Todavía realizamos el trueque de recursos. El luche, mariscos, centollas y jaibas lo vamos cambiando por víveres que están haciendo falta dentro de la comunidad”, cuenta Marcia Nahuelquín, presidenta de la organización territorial.

La dirigenta nos cuenta que, hace más de 50 años, llegó por primera vez su abuelo con su padre, para trabajar en las faenas madereras de isla Traiguén.

La habitual vida isleña se interrumpió, hace 2 años, cuando la comunidad se enteró que un coronel de ejército, llamado Diego Jiménez, había adquirido la isla en el año 2008 y luego la vendió en su totalidad a la empresa turística CIFCO, es decir, sus 44.600 hectáreas.

Mapa que muestra el recóndito lugar donde su ubica la isla Traiguén.

Isla Traiguén

PuertoAysén

Al poco tiempo, CIFCO, ya propietaria de isla Traiguén, descubrió la existencia de las numerosas familias instaladas allí, quienes habían presentado un proyecto al Fondo de Protección Ambiental (FPA) para la construcción e instalación de una turbina para la generación de energía eléctrica.

La comunidad Nahuelquín no se explica cómo un militar pudo haber adquirido tanta cantidad de tierras y luego no tuvo ningún inconveniente para vendérselas a una empresa particular.

“Todo fue muy fraudulento. La isla Traiguén pertenece a la

región de Aysén y la venta la hizo un señor del ejército en Santiago, inscribiéndola en Puerto Cisnes. Hemos pedido a senadores que nos colaboren en el tema. No creo que el ejército chileno tenga competencia como para vender un terreno fiscal”, señala Mónica Nahuelquín, secretaria de la comunidad.

El panorama es adverso. La comunidad señala que no harán abandono de los terrenos a pesar que, en la actualidad, la empresa CIFCO tiene demandada a las familias para que hagan abandono de la isla. Lo que

l o s hab i t an t e s están pidiendo al E s t a d o e s l a entrega de 3000 h e c t á r e a s d e l tamaño total de la isla.

Marcia Nahuelquín nos cuenta que, en la búsqueda de soluciones, han conversado con t o d o t i p o d e autoridades que no han cumplido con los compromisos que han contraído

con la comunidad:

“La ex ministra de Bienes Nacionales, Catalina Parot, se comprometió a entregar la totalidad del borde costero de la isla Traiguén a la comunidad. Se suponía que eso iba a realizarse el año que pasó pero, hasta el día de hoy, no hemos tenido respuesta y no hay nada concreto. Para desarrollarnos necesitamos un documento que acredite la propiedad que tenemos sobre el borde costero”.

También realizaron una solicitud de Espacio Costero Marino (ECMPO), bajo la ley 20.249. Fue presentada en 2008; fue timbrado y recibido pero jamás se hizo el trámite dentro del servicio. La misma solicitud se efectuó en el mes de abril del año pasado, “En esta región no se consideran las normativas de las leyes indígenas y tampoco se ve voluntad por avanzar en estas temáticas”, señala la dirigente.

“Hemos pedido cita con el presidente cuando vino a la región y no nos recibió; nos siguen postergando. Hasta el momento estamos decepcionados de las instituciones gubernamentales encargadas de revisar este tema”, enjuicia Marcia Nahuelquín.

No es lo único. En el lugar también existen hallazgos arqueológicos pues se han encontrado osamentas y lanzas que dan cuenta de la presencia antigua de pueblos chono y huilliche.

“En la isla, de la cual nosotros tenemos posesión, hay un hallazgo arqueológico del año 1800, que la comunidad está trabajando con Monumentos Nacionales para relevar el valor arqueológico y cultural del lugar. Se trata de osamentas de larga data que prueban la presencia antigua de pueblos originarios, antes que llegara nuestra comunidad”, explica Marcia Nahuelquín.

Lo ocurrido con CIFCO es, para las familias de la comunidad, una clara vulneración de derechos. Por eso han apelado a c o n v e n i o s internacionales que ha suscrito Chile, como el convenio 169 de la OIT:

“ ( E s t e ) r e s p a l d a nuestro modo d e v i d a e n cuanto al uso consuetudinario que le hemos dado el borde costero pues creemos que existe una clara discriminación y negación de nuestra existencia”.

Otro de los temas que preocupa a la comunidad Nehuelquín es la aprobación de la Ley de Pesca y el avance de la salmonicultura, cuya agudización consideran la muerte segura para mucha gente que vive en el litoral, fundamentalmente a causa de la contaminación que generan los centros de cultivo:

“Antes no existían los centros de cultivo. Cuando llegaron las salmoneras, el robalo desapareció. Cada vez nos vemos más perjudicados con este sistema nefasto que privilegia los intereses económicos por sobre las necesidades de las comunidades costeras”, manifiesta Marcia Nahuelquín.

La pesca, para subsistencia y trueque, es una de las actividades principales que realiza la comuidad Nahuelquín.

continúa

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Según la dirigenta de la comunidad, las empresas salmoneras presentes en Isla Traiguén y los canales australes, “no hacen ningún aporte a la región pues todo lo traen de Puerto Montt; es un parasito que se está alimentando del territorio y nuestros recursos”, remata.

En el mensaje presidencial, realizado en el mes de julio del año pasado, para dar inicio al Proyecto de Ley sobre Administración del Borde Costero y Concesiones Marítimas, Sebastián Piñera manifestó la clara intención del ejecutivo por otorgar al ministerio de Bienes Nacionales mayores facultades en cuanto al manejo y gestión de estos espacios:

“Desde un punto de vista jurídico, el concepto de Borde Costero no ha sido desarrollado por la legislación chilena sino que sólo existen disposiciones dispersas en diferentes textos normativos que hacen alusión al tratamiento d e e s t a u n i d a d geográfica, otorgando f a c u l t a d e s y a t r i b u c i o n e s a diferentes organismos, lo cual ha impedido una a d m i n i s t r a c i ó n ordenada, coherente terr i tor ia lmente y razonable”, sostuvo Piñera, en su discurso, de acuerdo al documento correspondiente existente en la biblioteca del sitio web de la cámara de diputados.

En esa oportunidad, el presidente puntualizó que, hasta la fecha, ha sido el Ministerio de Defensa Nacional, a través de la Subsecretaría para las Fuerzas Armadas, el encargado de la tramitación y otorgamiento de las concesiones marítimas sobre bienes nacionales de uso público y bienes fiscales existentes en el Borde Costero y, también, en los lagos y ríos navegables por buques de más de cien toneladas. Sin embargo, añadió, “esta competencia ha obedecido más a razones históricas que a los objetivos y competencia propios de dicho Ministerio”.

Para Héctor Kol, biólogo e investigador acu íco la la situación es g r a v e . E l traspaso de la jur i sd icc ión d e l b o r d e costero desde el Ministerio de Defensa a B i e n e s N a c i o n a l e s

permite el despojo de comunidades

costeras en favor de empresas salmoneras y todo tipo de industrias:

“Bienes Nacionales está llamando a licitar el 25% del territorio nacional; en cualquier otro país del mundo esto sería una situación escandalosa”, explica.

Otro dato no menor es que CIFCO, empresa de inversiones turísticas, que compró la isla Traiguén, posee vínculos estrechos con la industria salmonera. “CIFCO es el brazo del grupo Ergas que se dedica a proyectos de turismo e intereses especiales. Ahora CIFCO tiene una vinculación directa con la industria salmonera”, revela Kol, “ya que su ex gerente Cristian Moreno, pasó a ser el nuevo gerente de SalmónChile”.

Según el especialista, con el nuevo reglamento, “se pueden pasar por alto concesiones acuícolas , entonces te puedes hacer dueño de una bahía, fiordo o un canal completo. Tenemos un estado neoliberal deformado por el afán de lucro, cualquier tipo de derecho es un bien de mercado, como el acceso al mar. Todo es legal y el parlamento hace que todo este tipo de abusos sean legales”, concluye Kol.

Un hombre de la comunidad Nahuelquín pescando en los canales

Algunos cultivos en isla Traiguén

En esta entrega de Palabra de Queulino, queremos compartir con ustedes algo valiosísimo como son las historias de vida de 3 queulinos, relacionados desde muy niños con el mar y la pesca artesanal. Iris Mella, Armando Beltrán y Julio César Huichaqueo accedieron, muy gentilmente, a contarnos acerca de esto tan sencillo y fundamental como es un trabajo mezclado

con una forma de vida, y que también poseen, desdetiempos sin registro, muchos queulinos (y muchos pescadores artesanales a lo largo de este país). Por eso su sitial. Por eso, su pelea por sus derechos.

En el siguiente número de Marejada continuaremos con estas historias.

“Yo nací en Queule, en 1953, en el sector del faro. Mi papá era el guardafaro de esa época y yo y mis hermanos acarréabamos las botellas de gas porque antes funcionaba así. Ese faro estaba más a la punta de donde está el actual.

“Yo empecé a pescar con mi papá a los 8 años. Nos metíamos con mis hermanos al mar a sacar robalo, corvinilla, congrio y rollizo, que lo hacíamos charqui y lo guardábamos pa'l invierno o lo cambiábamos por papas o arvejas, para el lado de Pirén. También sacábamos jaibas. Nos íbamos orillando desde el faro pa' lados como Pozón Grande y Piedra Blanca.Trabajábamos en un botecito chico, a remo, al igual que harta gente de acá, como don Guillermo y don Gundo Machuca...

En esa época, mi papá calaba la red y yo remaba. Cuando sacábamos jaibas, él remaba y nosotros tirábamos los jaiberos, porque eso era más fácil. Trabajábamos todo el año pero siempre era mejor en febrero. En la temporada de verano sacábamos congrio, locos y choros. Sacábamos para comer e igual un poco para vender”.

“Para el maremoto del 60, nosotros andábamos sacando choros con mi hermana mayor, la Lucinda. Los demás estaban trabajando en las machas. Esa tarde, bajaba y bajaba la marea. Nunca habíamos visto que bajara tanto, y nosotros más adentro nos metíamos. De repente, nos empezamos a caer. Nos parábamos y otra vez nos caíamos; los canastos saltaban con los choritos. Decíamos: '¿Qué será esto?' . Nosotros nunca habíamos escuchado hablar de temblores. En un momento, mi cuñada gritó: 'Lucinda, trae a los chicos que está temblando'. Subimos a la casa y ahí había unas rumitas de leña, porque mi papá trabajaba para la lancha “Santa María” que llevaba madera para Valdivia, y las rumas se cayeron todas. Vi a mi mamá que estaba arrodillada en el suelo, y se golpeaba el pecho, y nosotros riéndonos porque no sabíamos qué pasaba... Cuando vino un temblor más grande y como que la mar se chupó más rápido y la gente empezó a gritar que se iba a salir el mar. Arrancamos pa'l cerro, ahora sí llorando. Cuando llegamos al alto, a una pampita que hay cerca del faro, vimos cómo la mar lo primero que hizo fue llevarse la casa donde vivíamos nosotros; en la playa del Agua de Las Niñas, allí en las piedras, hizo pedazos nuestra casa. Recuerdo que no llorábamos por la casa sino porque, en la mañana de ese día, hicieron harto pan y llorábamos por eso, por el pan.

Luego fuimos para el lado donde ahora está la primera antena, yendo para (playa) Ronca. Vimos la gente que venía subiendo por ese lado, y luego cuándo se volvió a recoger el mar y salió de nuevo, y la ola venía con animales y casas... Hasta que se hizo de noche y alojamos en una casa donde nos invitaron a quedarnos. Luego, como a los 2 días nos sacaron para Freire. Estuvimos 4 meses allá, en un albergue.

Por todo eso, pa'l terremoto del 2010 yo no estaba ni ahí. Ya vivíamos en la Corvi y esta casa se anduvo ladeando. Nosotros preguntamos y nos dijeron que acá, en este terreno, había un estero y una quebrada y la rellenaron. Vinieron unos peritos y nos dijeron que en caso de terremoto todo esto se iba a ir pa'bajo. Quedaron de venir para ayudar y nunca más vinieron”.

“Luego, mi papá hizo una casita con la madera que recogieron del río y ahí nos regresamos a Queule. De aquí

no nos movimos más. Cuando falleció mi papá, me volví a la casa porque tenía que cuidar a unos hermanos. Luego me casé. Con mi esposo, trabajábamos todos los días en el mar. Salíamos 4 ó 5 de la mañana, a remo, a pescar sierra y corvina. Ya salíamos más afuera. Yo quería llegar más lejos, porque quería ver qué había más allá. Remaba y remaba y nunca llegábamos al final (risas). A veces, las lanchas nos llevaban a remolque hasta fuera, a la barra de Toltén pero ahí, déle remo nomás. A veces, llegábamos oscuro de vuelta, con cerrazón (neblina) y lluvia, todos mojados.

Más adelante, tuvimos nuestra lanchita, la “Getsemaní”, allí ya alojábamos en la noche. Ibamos pa'l lado de Maiquillahue, al congrio. De ahí, trabajando, nos salieron otras lanchas, la “Nairobi” y la “Catamín”, cuando ya mis hijos crecieron y salieron a pescar.

Cuando mis hijos estaban chicos, yo se los dejaba a mi hermana. Cuando en el mar nos pillaba la cerrazón o unos vientazos, yo pensaba en mis hijos pero habíamos conversado con mi hermana, que si alguna se moría primero, una criaba los hijos propios y suyos... Yo no sé nadar pero no le tengo miedo al mar. Sí respeto. Respeto significa que si sé que el mar está malo, no salgo.

Afuera hay que remar en círculos cuando uno pesca a lienza. También se puede pescar al garete pero cuando la mar anda mañosa conviene más pescar yendo a remo, en círculos. Antes uno salía y no había GPS... Uno no se pierde porque (cuando se deja de ver la tierra) uno se ubica por las olas, que siempre van a la playa. O cuando hay cerrazón, hay que escuchar el sonido del mar cuando quiebra en la orilla. Ahí, si uno está perdido, ya sabe pa' dónde está la playa. Otra cosa: Cuando salía el travesía fuerte, había que volver a tierra altiro porque teníamos viento en contra”.

“Cuando fuimos al norte, nos dimos cuenta que no permiten a las mujeres meterse al mar. Yo no estaba ni ahí con lo que dijeran, yo siempre salí igual. En Queule, las mujeres que salían éramos 4, la Alejandra Martínez, la Mireya Martínez y la Rosa Noriega, que salía con su marido. Muchas veces, yo me la encontré en las cerrazones, en medio de las fardelas, las pajaradas que se arman (mar) afuera. No se veía nada y aparecían ellos, de repente.

No era sólo llegar y entregar el pescado, eso lo hacía mi marido, sino acarrear agua hasta la casa, lavar la ropa, coser, hacer pan, picar leña y dejar todo listo pa'l otro día. Yo hacía las 2 cosas: Traer sustento para la casa y darle

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Fotos + entrevistas: Felipe Montalva

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una mejor vida a los chicos. Lo que ganaba era todo para la casa. Siempre trabajé por mi lado... Y todavía me pasa. No me gusta estar compartiendo lo que él (mi marido) gana, prefiero ganármelo yo sola. Mi mami también era así”.

“Antes, donde usted tiraba la red o el anzuelo sacabapescado, ahora nada... Puede calar 20 redes y no saca

continúani uno. Antes, acá a la vuelta, nosotros sacábamos 100 kilos de congrio; el verano pasado, calamos la redes allí mismo, y sacamos 2 congrios chiquititos, pistoleros. Lo mismo el pejegallo en Piedra Blanca; antes hacíamos 2 viajes para sacar tanto pescado y ahora no sale nada.

Tengo a los 2 hijos pescadores pero no me gustaría que siguieran siéndolo. Con esta nueva ley de pesca no va a quedar nada y ahora tienen que salir tan lejos. Me gustaría que estudiaran y fueran otra cosa pero los cabros acá, aunque tengan estudios, siempre vuelven a la pesca.

Como me pasa a mi... Yo sigo saliendo al mar, tengo mis permisos y todo. Sin el mar no vivo. No podría vivir en el pueblo. De repente, estoy tranquila acá y miro la mar, tan linda, y le digo a cualquiera que me quiera acompañar, 'vamos a la mar, vamos nomás'. Mis amigas me dicen: '¿¡pero si venís cansada?!'. Pero yo igual... Como que algo me impulsa. Siento el llamado del mar. Me relajo en el mar, se me pasan los dolores y estoy como nueva después”.

“Yo empecé a trabajar en el mar, en el año 1952-1953, siempre en Queule. Tenía 13 años y estaba en el colegio. Mis padres fueron de acá; mi papá, Juan de Dios Beltrán tenía una pensión, un campito y una carnicería pero igual uno quiere seguir adelante.

Uno iba a pescar en botes chicos. Acá en Queule había muchos. Yo trabajaba en un bote plano, a remo y a la vela, de 7 metros. Se llamaba “El Puñalá”. Trabajábamos 3 tripulantes. Salíamos por acá nomás, el pescado estaba ahí cerquita. Usábamos plomadas con lienza y no de nylon, como ahora, sino de pita, de ese cordel con el que hacíamos bailar los trompos. Pescábamos sierra y corvina. La sierra se charqueaba y se le vendía a las carretas, que compraban el pescado y lo iban a vender a Pitrufquén. También salía pejegallo. Acá había unos caballeros de apellido Franco que lo secaban y lo vendían en Valdivia a los regimientos.

Aquí se calaba el congrio pero con la reineta no se sabía qué hacer. Con el jurel pasaba lo mismo, en esos años. Lo tirábamos porque nos estorbaba.

Estuve como 2 años en “El Puñalá”. Luego me trasladé a trabajar al “Pinta Roja” que era de René Syl. Ahí trabajé como 10 años. Salíamos con redes, a la barra de Toltén”.

“Yo tenía 2 hijos cuando vino el terremoto. Yo vivía en Portal, allá no quedó nada a las 4 de la tarde; quedó barrido por el mar, igual que la caleta. La gente de Los Pinos nos gritaba que nos arrancáramos porque venía el mar. Me acuerdo que mi papá me dijo: “Tu tenís que arrancar por tus niños”. Vino don Pablo Llafquén y le ofreció un caballo para que arrancara. Cerca de la punta del cementerio pude ver a toda la gente que venía corriendo. Alcancé a ver, atrás a don Arturo Sandoval y su señora, que se los llevó la ola.

Al otro día, en el cerro, le pedí al señor Joaquín Panicello, que tenía un fundo allí, si me podía prestar un caballo. Con otra gente, partí para San José de la Mariquina a buscar comida porque no había nada. Llegué allá en la noche, conversé con los padres capuchinos y nos dieron azúcar, leche, para venirnos para acá. Toda la gente de Queule estaba en el cerro y habían perdido todo. Ahí me enteré que mi padre se había muerto, cuando llegué lo estaban velando. Mi papá arrancó muy tarde, se murió con mi suegro y una hermanita. Como el maremoto había arrasado hasta el cementerio, los militares nos dieron la autorización para sepultar a mi papá en el campo que tenía él, arriba.

Este sector, el de la Corvi, era de don Juan Jaramillo. Él no quiso vender a la buena y se lo expropiaron. Después, en 1962-63, empezaron a reconstruir este sector, lo que es Costanera”.

“Quedaron algunas embarcaciones b u e n a s , o t r a s s edestruyeron. Vino un tío mío de Valdivia, don Germán Aburto que nos reconstruyó la embarcación, la

“Vitalia”, que teníamos con mi padre. Tiempo antes, cuando él vio que yo iba a seguir con la pesca, compró ese bote para que yo me independizara de la “Pinta Roja”. Me dijo: ‘Ya que no quieres otro trabajo, vamos a tener que hacer una embarcación; venderemos una yunta de bueyes en $18 pesos’.

La hechura de una embarcación costaba $12 pesos, y los maestros se demoraban más o menos un mes. La hacían en lleuque; había bastante madera acá todavía.El maestro se llamaba Víctor Barría e hizo varias embarcaciones aquí.

En la “Vitalia”, yo trabajé con mi hermano, Fernando, y otro señor llamado Armando del Río. Salíamos por el día. Dejábamos las redes caladas en distintos lugares, en Mehuín o Nigue, y después se iba a recoger.

En esos años se calaba a la buena de Dios porque no había instrumentos, ni radio ni GPS. Se miraba a los pajaritos que comían sardinas. Esa era la seña. Además, uno se guiaba por la mar. Si salía cortando al weste, uno se fijaba que la mar ya cortaba en contra. Faro había pese a que el maremoto también lo sacó. (Otra forma de saber) Cuando el mar suena hacia el norte, es porque venía malo. Si sonaba al sur, venía bueno”.

“Uno al principio era marino, después tripulante y después pasaba a capitán, a manejar la embarcación. De chico me metía a los motores, eso me gustaba.

Primeramente, uno no sabía componer las redes. Yo tuve a un tío, que se llamaba Juan Esteban Beltrán que me dijo: “¿Tú querís aprender a hacer redes?”. “Sí, le dije yo ¿Cuánto me cobra?”, porque él tenía un mallero de madera, un palito con el que cuadraba la malla. “Tráeme una botella de vino y yo te enseño”. Qué me dijeron, puse atención y aprendí en un día, altiro. Después me hacía mis redes solo. Con 3 ovillos de pita, uno hacía una red. Un ovillo de pita pesaba 100 gramos.

Uno aprendía de los antiguos. Como en esos años remábamos a la vela, había que tener más cuidado porque había que virar en redondo, no había motor. Hubo accidentes... Muchas embarcaciones que los sorprendía el temporal y se perdieron varios tripulantes. A medida que el pescado se alejaba, uno iba adentrándose más en el mar. Por ejemplo, la primera vez que fuimos a la isla Mocha, con el señor Geisse, en la lancha “Andina”. Yo no tenía idea que existía esa isla. Llegamos a una parte que se llamaba La Galera, nos fondeamos, bajamos a tierra y

conocimos a la gente que vivía allí que era muy buena gente. Ellos estaban aislados y nos conversaban. Mi hermano se casó con una mochana.

Después descubrimos el puerto de Tirúa. No sabíamos que existía. La barra es muy mala allá. Hay que entrar sólo con marea. Se dieron vuelta varias embarcaciones por allá”.

“En la “Andina” uno dormía en saco de dormir nomás, no había camas. El cuchete era chico. Teníamos un brasero y ahí poníamos la olla y todo lo demás. (Por ejemplo) Una sierrecita asada, con carbón. En invierno era lo mismo. Nos abrigábamos con pura ropa de lana, ya que en esa época no había traje de agua ni botas. Teníamos mediasde lana, jersey, mantas. Uno pescaba un saco y se lo arremangaba a la altura de la cintura, con eso trabajaba, y a pata pelá no más, vamos sacando el pescado. A

capella. Increíble pero así era.

Era más sacrificado, todo a la intemperie. El agua baldeaba encima, sobre todo, cuando venía con viento en contra”.

“A mi siempre me gustó la pesca porque se ganaba platita, y había cualquier pescado.

Después tuvimos la lancha “Río Rebelde”, que todavía está. Yo tenía unos primos en Valdivia, unos cabros educados, y les decía, les voy a dar un premio al que me busque el nombre más bonito. Me dijeron 3: “Pillán” (diablo del agua), “Angamos” y “Río Rebelde”, que era por la canción de Lorenzo Valderrama, esa que decía: “tiré mi pañuelo al río”.

También construí otra más, la “West king”, el rey del oeste; me gustaba ese nombre; se vendió después.

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Ahora voy a reparar otra embarcación que era de mi hijo. Tiene ciprés y lleuque. La quilla es de lingue, de esa madera ya no se encuentra. Estoy secando una madera, también , para repararla. “Anaconda” se llama. El nombre viene de una serpiente marina, que come cualquier cosa.

Yo fui dirigente cuando joven, el 68-69. Yo formé parte de

la Cooperativa de Queule. Fui tesorero. A los chicos, les doy instrucciones, a veces.

Llevo 62 años pescando, y uno ha visto varios cambios; ahora último, un decaimiento... Los vientos, el cambio del clima... Ahora vemos barcos (industriales) a cada momento, que perforan. Creo que, de aquí a un par de años, va a escasear harto la pesca acá en la Araucanía. Mire, si usted saca la sardina es como que saque el pasto de un campo para los animales. Aquí se

está muriendo la pesca, por la falta de sardinas. En este momento, las embarcaciones más grandes cada vez salen más lejos, tienen que estar 2 ó 3 días fuera. Se ve poca corvina y sierra. Ya no sale ni pejegallo ni congrio, en la bodega yo debo tener como 60 paños de espineles para los congrios y ya se están oxidando...”.

“Yo fui nacido y criado en Mehuín. Mi familia Huichaqueo está toda en la isla Likán, en Hualpín. La familia Medina viene de Corral, de esa zona. (A principio de los 80) Comencé a trabajar con mi mamá, que era machera, a orilla de costa, sacando machas a los 11 años. Ibamos los 2 nomás porque mis hermanas estudiaban, y yo era el hombre de la casa. Trabajábamos en la playa grande, y sacábamos 200-300 kilos por baja.

Nosotros trabajábamos con un kiñe largo. Se usaba la macha pateá, que es como trabajan los nortinos. Se patea la macha y uno pesca el kiñe y entran como 2 ó 3 kilos. Algunos lo llenan con la mano. Al principio nos daban $10 por kilo, después empezó a subir a $50. En esos años, se podía vivir de la macha. Luego vino una plaga y la macha se perdió.

De niño también, cuando había pega en la caleta (de Mehuín) me iba a destripar pescado, a charquear jurel, desconchao de lapa, y me ganaba mis monedas.

Después íbamos a buscar machas pa'l lado de Chan Chan. Luego, nos vinimos a Queule, pa'l Agua de las Niñas. Cuando se perdió la macha, me dediqué a sacar el piure, que se vendía a los hoteles. También, choros, locos... Lo que se encontrara a la orilla. En esa época ya trabajaba solo, o salía con algunos vecinos”.

“Nos vinimos a trabajar a Queule, a una fábrica de remates de loco, que manejaba un hombre llamado Carlos Cazor. Estaba donde está la multicancha. Trabajé ahí como 4 años, hasta que quebró. Me vine a vivir a Portal de Queule, donde me casé.

Entré a trabajar en la lancha “Casandra”, de 2 proas, con Chimbo Becerra. El me se enseñó a componer las redes, los espineles; me ayudó a sacar mi tarjeta de pescador y me metí de lleno al rubro de la pesca. En esa época eran pocos los que tenían lancha con puente (casita), todo tenían cuchetes nomás. Ahora hay más comodidad, uno puede cocinar, dormir bien...

La lancha Casandra tenía 2 proas. Así se hacían las lanchas en esos años. Después empezaron a sacar con popa espejo. En la Casandra salíamos 3; de repente 4 pescadores. Recorríamos hasta Puerto Saavedra por el norte y por oeste, hasta el faro nomás. Para saber dónde había pescado, uno seguía la experiencia del más antiguo (de la tripulación). Uno buscaba la muestra, calaba y se comunicaba, tiraba el dato al otro. Pescábamos corvina, pejegallo, tollo, congrio, que se trabajaba con espineles. Salía reineta pero, en esos años, no se

sabía trabajar todavía. Al tiempo, llegó un chico del norte y trajo paño y empezamos a trabajar con espineles pa' reineta.

Se trabajaba con red troliwán, que era una red de pita, que era segura para el pejegallo. Para la corvina, en ese tiempo, se trabajaba con red de 5. Ahora se trabaja con red de 6, que es más grande.

Salíamos por 2 días; si el tiempo estaba bueno, nos quedábamos 3. No había GPS en ese tiempo. Nos gobernábamos con compás. Uno podía mirar el tiempo por la tele. A otros, les daba el tiempo la marítima. Cuando estaba malo, la mar estaba gruesa por 2 días y de ahí se calmaba. Se salía al otro día, cuando calmaba bien para que no hicieran pedazos los materiales. Además, en ese tiempo se usaba radio con banda ciudadana. Ahora se ocupa la radio con banda marina.

De repente, uno estaba afuera y cambiaba el viento a norte. Si salía un vientazo, echábamos las redes pa'rriba y nos fondeábamos no más, hasta que calmara. Algunos, los más entendidos dicen que con norte navegan mejor, porque avanzan empopados.

En invierno, salíamos cada una semana ó 15 días, cuando estaba bueno. Enero se sabe que es malo, por los vientos. Febrero es mejor. Con viento no se puede trabajar porque las redes se manean”.

“Cuando yo llegué a Queule había pescado. Luego anduvimos buscando más lejos la pesca. Muchas veces peleando contra los barcos (industriales) . De noche se meten a la milla, y el poco pescado que queda lo arrastran todo.

Yo ya estaba en la lancha “Casandra”, que le habían hecho popa espejo. En el invierno del 2008, nos chocó un barco industrial a las 4 de la mañana. Nosotros andábamos afuera, en la corvina, trabajando (con redes) a pique (al fondo). Estábamos al oeste de la barra, a 11 horas de acá. Nuestro capitán le dio los números (coordenadas) de dónde estábamos fondeados nosotros al capitán del barco, y él no le respondió. Había otra lancha nuestra en el lugar pero el capitán hizo vista gorda no más. Ellos siguieron, tiraron las redes y nos atropellaron.

(Después del golpe) Yo pasé pa' proa y pedí un cuchillo; corté el fondeo (cuerda que sujeta la lancha al ancla), porque cuando fui a tomar el fondeo para echar la araña, se sentía donde iba raspando, pasando la red. Yo corté el fondeo, y el barco nos agarró de proa a popa y nos fue arrastrando... Gracias a Dios, las escotillas no se rompieron y no nos fuimos a pique. Si eso hubiera pasado, el barco nos pasa por encima. Acá existe la hipotesis que al caerse uno al agua, uno puede aguantar hasta 5 minutos, luego la hipotermia lo jode. Y a las 4 de la mañana, en invierno, imagínese...

Cuando llegaron nuestros compañeros (al lugar) al rescate de nosotros, le vieron la matrícula al barco y se comunicaron con los marinos que detuvieron al barco en Corral”.

“Actualmente trabajo en “La Foca”. El último pique que nos pegamos fue al oeste de la Mocha. Vamos a la reineta, o a la sierra porque por acá ya se perdió.

En la lancha hay compañerismo, no hay desunión ni malas caras. Uno sabe su trabajo nomás. Si hay un tripulante que anda insultando o con mala cara, es el patrón de lancha el que toma la decisión; llega a puerto y le dice: “Sabe, usted no me sirve”.

La pesca es mi vida. Me crié en esto, y en esto tendré que quedarme. El mar es tan saludable y tiene tanta riqueza... Cuando uno va a la playa, trae cochayuyos, choros, machas y todo sirve para el sustento. En la ciudad uno vive de su trabajo nomás. Muchas veces, me han ofrecido pegas pa' afuera y yo he dicho que no porque mi ambiente está acá.

La pesca es aventurera. A veces, uno gana pa' 2 ó 3 meses. Ahí va en la persona si puede ahorrar o no. No es como estar apatronado, en que a uno más encima le descuentan pa' las AFP. En cambio uno acá descuenta lo que es el petróleo, de ahí se saca la parte de la lancha y el resto se divide entre la gente, y saca la plata libre. La pesca da y cuando da, da bueno. Uno queda salvadito.

Igual ha mermado un poco, por los industriales. Los industriales tienen todo el fondo podrido abajo, adonde botan redes; le matan el comedero al congrio, que se perdió.

Yo he sufrido harto en la pesca. Sobre todo en los inviernos, con el frío. Pero cuando uno pilla pesca, es pura alegría. Tirar y tirar nomás”.

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Revista Marejada quiso conocer un poco más a una persona que se ha destacado a nivel nacional por su trabajo, en especial sus poesías, que reflejan parte de la cosmovisión mapuche. Nuestro interés era, además, saber su opinión sobre el complejo momento que vive el pueblo mapuche en su relación con el estado chileno, desde su mirada de poeta e investigador, también vinculado a la educación. Nos contactamos con él y le hicimos las siguientes preguntas:

- ¿Podrías darnos tu visión de la situación del territorio lafkenche que abarca desde Quillalhue, Chan Chan, Alepue, Mehuin, Piutril, hasta Queule, y Nigue?

“En termino de unidad territorial, actualmente, vive uno de los procesos más complejos... Se evidencia una pérdida importante del sentido de pertenencia al territorio; las divisiones religiosas y políticas van haciendo el resto. Creo que, a pesar de todo, el conflicto con la celulosa Arauco permitió tomar conciencia de este territorio, y recordar la pertenencia al mar”.

- Como mapuche lafkenche ¿Qué opinas de la relación que ha tenido la sociedad chilena con el elemento marino y sus recursos?

“Una relación prácticamente inexistente porque hay un profundo desconocimiento y, de alguna manera se podría decir, desprecio hacia el mar. Chile vive de espaldas al mar”.

- Tú planteas que el pueblo mapuche, a pesar de los varios siglos de despojo y desplazamiento de su cultura, no ha perdido lo esencial, el sentido sagrado de la vida. ¿Podrías explicarles esto a los lectores de Marejada y cómo se manifiesta en la cosmovisión mapuche?

“El hecho de pertenecer y vivir en un territorio por milenios, te hace que ese territorio sea un espacio que compartes con toda la vida que allí existe, incluida las piedras que, por cierto, también poseen su energía. Eso es lo que permite la sobrevivencia como pueblo pues no sólo es tu historia sino que esta se entrelaza con la historia del territorio. Los árboles, las montañas, las vertientes son depositarios de las historias y espíritus de tus antepasados. Ellos te recuerdan, cada día, que la vida es mucho más que tu efímero tránsito por este espacio”.

- ¿Cuál es la importancia de la lengua mapudungun y la oralidad en el mundo mapuche? ¿Qué sentido le das tú a esto como poeta que conjuga la escritura y la oralidad?

“La oralidad es un ejercicio de la memoria colectiva, del contar y el escuchar, compartir. El idioma es el alma de un pueblo porque en este se plasman las vivencias y los aprendizajes de siglos de vida”.

- ¿Cómo crees que la educación formal chilena, es decir, escuelas y liceos, han abordado la cosmovisión mapuche?

“Creo que no se ha abordado. En realidad, lo que se llama educación intercultural debería ser para todas las

escuelas de Chile. Los mapuches no necesitamos educación intercultural porque lo somos desde el momento en que tenemos que aprender a vivir en otra lengua y otros conceptos no-mapuche”.

- ¿Qué piensas de la actual situación del pueblo mapuche y el estado y la sociedad chilena? ¿Cómo podrían irse solucionando los problemas que existen?

“La actual situación, obviando los problemas cotidianos, se ve con grandes avances de unidad y consenso en cuanto a los objetivos generales como pueblo. Con respecto al estado, creo que ya no hay vuelta atrás en el sentido de asumir las viejas aspiraciones del estado de Chile de la integración: Hoy el tema de la autonomía es ya una negociación que no va a volver atrás”.

Entrevista: Jorge Pereira*Las fotos usadas en este texto fueron tomadas desde www.letras.s5.com

y www.descontexto.blogspot.com y luego reeditadas.

Pasos sobre tu rostro

Madre, sobre tu rostro, con un traje desconocido apareció el murmullo del agua. Todos los recuerdos presentes envolvían ese sonido y algo me miró. Yo era un tronco formado por miles de caras que salían de tu rostro. Por el tronco caminé a través de cientos de generaciones sufriendo, riendo, y vi una cruz que me cortaba la cabeza y vi una espada que me bendecía antes de mi muerte. Soy el tronco, madre el que arde en el fuego de nuestra ruka.

El sueño de Mankeañ

Hace muchos pasos atrás (cuando estos años aun no se soñaban) bajaron mis pies en un segundo. Bajaron un día con el suave canto de la brisa a buscar el beso de la piedraCerca de la madre de las aguas me miró la piedra en flor y en el choque incesante de las olas me abrazó su espírituAcaricié entonces mi corazón y encendí con fuego mi camino para vigilar el sueño del sol y el baile de las estrellasMi risa es el sol del mediodía, mis lágrimas las vertientes, mi dormir es el descanso del amor y mi despertar la vida de los pecesEs así mi existir, es así mi palabra y las aguas me continúan cantando.

1ra. Cocción: Tentáculos largos

Los tentáculos largos, como se mencionaba anteriormente, es la carne de la jibia de mejor sabor, textura y siempre queda tierna. No es necesario sacarles la piel. Se colocan enteros en la olla de presión con agua fría, dejándolos hervir por 15 minutos; luego se enjuagan en agua y con la mano se sacan la piel y las ventosas.

2da. Cocción: Tentáculos largosUna vez limpios, se cortan en trozos de un largo de 1 a 2 centímetros; se vuelven a colocar en la olla a presión por un máximo de 5 minutos dejándolos enfriar dentro de la misma olla.Posteriormente quedan listas para consumir, sirviéndolos estos con mayonesa, o al pil pil. Al igual que en el caso anterior, queda en la creatividad de quien los prepare nuevas alternativas de recetas.

1ra. Cocción: Tentáculos cortosLos tentáculos cortos, a diferencia de los tentáculos largos son más duros y fibrosos, pero asimismo no hay que sacarles la piel. Estos se deben golpear al igual que los locos, usando una cámara de automóvil en desuso, la cual se corta, se introducen los tentáculos cortos al interior de ella con aserrín. Luego se colocan enteros en la olla de presión con agua fría, dejándola hervir por 20 minutos, luego se enjuagan en agua, y con la mano se sacan la piel y las ventosas.

2da. Cocción: Tentáculos cortosUna vez limpios se cortan en trozos de un largo de 1 a 2 centímetros, se vuelven a colocar en la olla de presión por un máximo de 15 minutos, dejándolos enfriar dentro de la misma olla.

Posteriormente quedan listas para consumir pero como son relativamente fibrosos conviene convertirlos en carne molida, agregando los aliños correspondientes (huevos, pan rallado, etc.) para convertirlas en hamburguesas.

1ra. Cocción: AletasLas aletas posteriores del tubo de la jibia son de buen sabor, diferente al resto del cuerpo de la jibia, a estas se les debe sacar dos pieles. Una vez realizado este paso, golpearlas con un mazo de madera, y filetearlas en trozos largos, al igual como la carne de las guatitas de vacuno; luego se colocan en la olla de presión con agua fría, agregándoles una cucharada de sal y otra de azúcar y una cebolla mediana cortada en 4, dejándola hervir por 20 minutos; luego se enjuaga en agua fría.

2da. Cocción AletasSe vuelven a colocar en la olla a presión con agua fría, agregando un limón partido por la mitad con cáscara, una cucharada de sal y otra de azúcar, así como hojas de laurel, dejándolas hervir por 15 minutos. Es importante, una vez que se apague el fuego de la cocina, dejar enfriar el contenido en la misma olla.Posteriormente, se saca de la olla y se puede guardar en algún recipiente de plástico o bolsa de polietileno en el freezer del refrigerador hasta que se vaya a consumir.Con los trozos de jibia de las aletas se pueden cocinar chupe de jibia, o bien agregar salsa de tomates aliños, aceitunas, etc., u otras salsas que se encuentran en sobres en los supermercados, como salsa blanca, salsa Alfredo, y crema de mariscos.…1ra. Cocción: Cabeza (carne que se encuentra en la base de los tentáculos y alrededor de los ojos)Esta carne es muy blanda y de excelente sabor. Requiere más trabajo porque hay que sacar los cartílagos. Además, no requiere ser golpeada y no hay necesidad de sacar la piel. Se colocan los trozos en la olla a presión con agua fría, hirviéndolos por 15 minutos, luego se saca la piel con las manos con agua fría.

2da Cocción: CabezaUna vez limpia, se cortan en trozos y se vuelven a colocar en la olla de presión por un máximo de 5 minutos, dejándola enfriar dentro de la olla. Esta carne se puede preparar junto con los tentáculos largos.

por Juan Ciorba Vinz, desde Valparaíso

- ¿Podrías comentarnos tu poema “Mañkean ñi dungu” ( El sueño de Mañkean?“Es un texto que tiene que ver con la vivencia y la pertenencia a un territorio. Mankean es la pervivencia de la relación de las familias mapuches y su espacio. Es el recuerdo y el mapa que nos guía hacia un pasado. Mankean es también el señor del mar, de ese mar”.

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Fue la última entrevista del Taller, y no es menor que haya sido la que los niños y niñas de la escuela Rayén Lafquén realizaron a la Comisión de Evaluación de Proyectos del Sindicato de Pescadores y Buzos Artesanales de Queule, cuyos miembros también pertenecen a la Cooperativa PescaQueule. En esta oportunidad, los entrevistados fueron Nélida Tillería, Eddi Pacheco, Iris Mella y Luis Báez, presidente de la Cooperativa.

Más allá de un trabajo periodístico, esta sesión tuvo mucho de reconocimiento. De usar lo aprendido para saber más (y mejor) quiénes somos como comunidad. Esto fue válido para chicos y grandes pues los integrantes de la Comisión son quienes, mes a mes, trabajan con el equipo profesional construyendo esta revista. Más que una entrevista, por momentos, fue una conversación

profunda entre adultos y niños. De esas en que se aprende harto.

Creemos (y así lo hemos entendido a lo largo de todo este Taller) que herramientas del periodismo, como la entrevista y la fotografía, sirven para que los niños y niñas conozcan más de su zona, su gente y sus situaciones, así como de ell@s mism@s. Esto es válido también para los adultos de Queule y alrededores.

Cuando ustedes lean esta entrevista, podrán (re)descubrir varios temas que han rondado en este año para nuestro pueblo. Y si alguien tenía interrogantes sobre la Cooperativa, el Sindicato, revista Marejada y la situación de la pesca artesanal, esta es la ocasión para que todo quede aclarado... Gracias a nuestros hábiles periodistas infantiles.

Alicia Yáñez: ¿Qué le gusta más de la pesca artesanal?E d d i P a c h e c o : “Aparte de comer el pescado que es muy rico (risas)... Me gusta que todos podemos tener mejor porvenir

porque si mi marido o mis amigos sacan más pescado, tienen un mejor pasar. Lo que no me gusta es que, a veces, los pescadores no entienden que las cosas deben ser por cuotas o, si no, se terminan. Lo otro que no me gusta es que hay mucho lobo (marino) que se come el pescado y hace tira las redes (risas)”.

Mabel Quemel: ¿Qué le parece que la pesca artesanal esté desapareciendo?Nélida Tillería: “Me parece muy mal. Porque en este pueblo somos esposas de pescadores, y ustedes, la mayoría, son hijos de pescadores”.

Mabel Quemel: ¿Qué le parece que los barcos industriales se pasen a la zona donde pescan los artesanales?Luis Báez: “No es tan importante qué me parece a mi; más bien, qué nos parece a nosotros en conjunto. Ustedes son hijos de pescadores, en su mayoría, entonces tendría que ser cómo lo vemos en general. Es normal que exista una ley y se legisle pero la forma de fiscalización no es la adecuada. Me parezca bien o mal a mi la ley de pesca, la forma de aplicarla por parte del estado, en la fiscalización, no nos deja contentos; no nos gusta”.

Martín Ortega: ¿Qué opina de la ley de pesca?Nélida Tillería: “La ley de pesca está más bien hecha para los industriales no para los artesanales. Con esta ley van a terminar eliminando a los artesanales si no se mejora”.

Y u s s a r i Cayo: ¿Qué han hecho contra la ley de pesca?E d d i P a c h e c o : “ F u i m o s a protestar a T e m u c o . D e s p u é s estuvimos en e l p u e n t e Peule, con manifestaciones bien llamativas para que nuestras autoridades nos escuchen. Nos escucharon, vinieron para acá, nos prometieron cosas y después se olvidaron de lo que prometieron, y todo quedó igual”.

César Jaramillo: ¿Qué persona los motivó para ser parte de la Cooperativa?Eddi Pacheco: “El presidente del Sindicato. El quiso que formáramos la Cooperativa. A todos nos gustó esa idea y ojalá que funcione bien”.

John González: ¿Cuánto lleva la Cooperativa?Eddi Pacheco: “La Cooperativa se formó en mayo pero hace 2 años que intentamos que funcione, y ahora ya está legalmente constituida con su presidente y gerente”.

John González: ¿Fue voluntario ser parte de la Cooperativa o los eligieron?Nélida Tillería: “Fue voluntario, y se dio un proceso de 2 años para darle la posibilidad a todos los socios del Sindicato de Pescadores y Buzos Artesanales. De 1 5 0 s o c i o s , 4 8

aceptaron el desafío de integrar la cooperativa”.

Mabel Quemel: ¿Le fue difícil ser parte de la Cooperativa?Luis Báez: “No fue difícil porque fuimos los que pusimos la primera piedra, en alguna medida, para la organización de la pesca artesanal acá. El camino, sin embargo, ha sido duro. Éxitos han sido quizás muy pocos pero se notan. De fracasos no puedo hablar porque somos dirigentes de la pesca artesanal y nos gusta la gente que está dispuesta a trabajar. Yo hago un reconocimiento a los dirigentes que, en el pasado, también trabajaron por su organización en Queule”.

John González: ¿Qué importancia tiene la planta procesadora?Eddi Pacheco: “Va a dar trabajo, especialmente a mujeres. Los hombres no, porque no creo que dejen sus embarcaciones”.

F e r n a n d a S e p ú l v e d a : ¿ Q u é t r a b a j o específicamente hace esa planta?Iris Mella: “Elaborar el producto que se trae a la caleta, como la reineta hoy, y más adelante, la jibia, o los choritos. Para comercializarlo en otras regiones, donde se nos pida la mercadería”.

Martín Ortega: ¿En qué influye su trabajo en su vida personal?Luis Báez: “Bueno, te voy a responder desde mi trabajo como dirigente... Yo ocupo un poco de mi tiempo y estoy dispuesto a trabajar un poco por los demás, sin dejar de lado ciertas cosas de la familia. Entonces, para mi, en lo personal no es tan complicado”.

Alicia Yáñez: ¿Quiénes forman el Sindicato de Pescadores Artesanales de Queule?Luis Báez: “El nombre oficial es Sindicato de Trabajadores Independientes de Pescadores y Buzos Artesanales, por lo tanto, como fue formado en 1989, y t o d a s l a s c o s a s e v o l u c i o n a n , h a habido gente que ha c o m p r a d o embarcaciones y hoy, dentro del Sindicato, s e e n c u e n t r a n armadores pero la o r gan i z a c i ó n l e s r e c o n o c e l a trayectoria que han tenido, por eso los mantiene. También hay otra organización que aglutina a los armadores en la caleta. En sí, son una gran mayoría de pescadores artesanales los que conforman el sindicato”.

Yussari Cayo?: ¿Qué le parecen los temas de la revista Marejada?Iris Mella: “Me parece bien, porque así le enseñamos otras culturas a niños que son de otras partes y leen la revista; así conocen de nosotros. Es como cuando ustedes van a otros lados y aprenden de la gente que vive allá. A nosotros nos parece interesante que los niños tengan su sección en la revista. Cuando hemos ido a otros lugares, nos preguntan “¿Qué es Caleta de niños?”, nosotros respondemos que son los periodistas que tenemos en la escuela y en el pueblo, que más tarde podrían desarrollar un medio de comunicación para nosotros”.

César Jaramillo. ¿Cómo trabajan en la Comisión para hacer la revista?Nélida Tillería: “Somos 6 actualmente. El equipo técnico nos propone algunos temas para abordarlos en la revista, y todo se lleva a consenso; damos nuestra opinión sobre todos los temas que se ponen en la revista”.

Rachel Solano: ¿Hasta cuándo va a seguir la revista Marejada?

Luis Báez: “Hasta que nosotros sigamos viendo el espíritu que tienen ustedes como jóvenes. Ustedes son la esencia de lo que viene. Mientras ustedes estén interesados en estos temas, nosotros nos encargaremos de buscar los medios para

que la revista siga. Con el tiempo se van a dar cuenta. La pesca artesanal tiene una importancia que acá no se le da, muchas veces. En otras caletas sí. Uno ha visto ejemplos, realidades, por ejemplo en Coquimbo. Pero

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Esas rea l idades se conforman por gente como ustedes. Pero no habiendo inquietudes uno no puede pensar en las respuestas... Les voy a dar un ejemplo. El Liceo del Mar que se hizo, políticamente, en Toltén.

Ese establecimiento nosotros lo teníamos pensado, como organización pesquera, para Queule. El tiempo nos dio la razón. Es verdad, egresan (del liceo) algunas personas para trabajar pero ¿Adónde van? Van al sur... La idea nuestra es contar con esa mano de obra que hoy se va. Ese es nuestro sueño; que esos jóvenes se queden acá, procesando productos acá en Queule”.

Al final, se invirtieron los roles y los entrevistadores pasaron a ser entrevistados: los miembros de la Cooperativa entrevistaron a los niños del Taller:

Eddi Pacheco: ¿Qué les motivó a ustedes para pertenecer a la revista?Mabel Quemel : “A mí me pareció divertido porque yo no sé mucho de pesca; yo no vivía aquí y llegué hace poco y me interesó la revista”.

Rachel Solano: “A mí me interesa el periodismo, y me gustaría aprender harto de eso”.

Martín Ortega: “Yo también vivía alejado del mar y estando acá, me interesé en la pesca y me pareció que tenía que aprender algo de esta”.

Luis Báez: Yo quiero s a b e r s o b r e l a responsabilidad que tienen ustedes ¿cómo se sienten ustedes siendo parte de la revista y del conocimiento de la p e s c a q u e v a n adquiriendo ustedes?

Martín Ortega: “Que la pesca es parte de nosotros”.

Mabel Quemel: “Yo propongo que hagamos algo como taller, ir hablando por curso, sobre la importancia de la pesca”.

Martín Ortega: “Sí, es bueno saber qué opina el resto de los estudiantes sobre la pesca artesanal”.

Fines de diciembre pasado. Epílogo del año escolar y punto aparte para este proceso llamado Taller de Periodismo y Comunicaciones, que revista Marejada ha realizado en (y junto) a la escuela Rayén Lafquén de Queule, y que ha tenido expresión en esta sección denominada Caleta de Niñ@s.

Pa ra pone r l e buen fin a esta e x p e r i e n c i a realizamos un “ d e s a y u n o -clausura”, en el c o m e d o r d e l establecimiento e d u c a c i o n a l , donde estuvieron presentes los ñinos y niñas participantes

del taller, sus padres y madres, así como profesores de la escuela; Rubén Mitre, su director; miembros de la Comisión de Proyectos del Sindicato de Pescadores Artesanales y algunos invitados especiales. Hubo espacio para algunos videos y compartir palabras, evaluaciones y emociones.

Les dejamos algunas de estas opiniones que, sin duda, alientan nuestro trabajo:

Alex Jaramillo (profesor): “Quiero destacar como ellos (los niños) se insertaron en el taller y cómo ustedes (el equipo de revista Marejada) les dieron las herramientas para que les pique el bichito de investigar, de

involucrarse e n l o s p r o b l emas d e s u comunidad. Formar gente crítica, que sea capaz de criticar algo; de tener una abertura no a l o que l e entrega el sistema sino

que ellos sean más críticos: Poder tener su opinión”.

Luis Báez: “Espero que podamos seguir fomentando la información. Si hay una cosa que yo he visto es que por f a l t a d e información se cometen grandes errores y que pagan los demás, por la omisión de a l g u n o s . M e siento contento de ser parte de este trabajo. Creo que el orgullo que sienten los padres lo siento yo... porque hemos roto un círculo igual. Todos sabemos que la educación, en la mayoría de los países, es vertical. Lo que se dice de arriba es lo que se enseña abajo y lo que se tiene que hacer. Con esta revista, hemos logrado romper un poco ese vicio que había”.

Víctor Sepúlveda ( p a d r e d e Fernanda): “Al ver la revista, porque por ahí n o s o t r o s n o s in formamos más, encontré excelente el material debido a que estamos imbuidos en un sistema cultural pero que desde nuestras casas, desde nuestro trabajo a la casa, no nos interiorizamos mucho de lo que pasa a nuestro alrededor, y al ver las entrevistas que hicieron los niños a diferentes entidades, como fue la señora Marta (Nahuelpán) y don Pedro Ñanco, y al sistema de la pesca, tanto lo comercial como la extracción, nos dimos cuenta que hay muchas dificultades para sobrevivir en este lugar. Cuando uno llega con el pan al hogar, los niños no se dan cuenta cuánto problema tiene uno para construir el hogar, o proveer lo necesario para que ellos puedan sobrevivir, o vivir, y poder desarrollarse. Cuando nosotros vemos, en la revista Marejada, todas las dificultades que existen en el lugar, nos damos cuenta que hay mucha información que los niños no conocen, que los padres no le pueden entregar porque son diferentes entidades quienes les pueden entregar una información más fidedigna. Los padres, a veces, solamente les enseñamos cómo convivir con sus pares, tanto en el hogar como en el colegio, la disciplina que deben tener, pero no les demostramos cuánto cuesta que ellos puedan

Eliana Huaiquín y Angela Cáceres

Algunos apoderados e invitados a la actividad

educarse o desarrollarse”.

Gerti Vargas Valle ( p s i c ó l o g a escuela): “Yo siento ahora que el tema de la comunicación no se da de manera concreta, quizás, en los hogares. O uno s i e m p r e e s t á acos tumbrado a h a b l a r y n o a escuchar y esto (el Taller) permite que

los chicos puedan interactuar, conocer, dar su opinión y, como decía el profesor, tener un pensamiento mucho más c r í t i c o e n relación a esta sociedad que, quizás, nos hace ser un p o c o m á s consumistas y un poco más acelerados”.

M a u r i c i o Y a e g e r (profesor): “Valoro mucho la idea y la objetividad que le dan al tema cultural. Hoy en día, uno le pregunta a un niño, y es signo de burla ser mapuche. Eso aún no está ausente de nuestra realidad, de nuestra idiosincracia chilena. Pienso que, como padres, n o s o t r o s tenemos que estar abiertos a que nuestros hi jos sepan a c e r c a d e n u e s t r a cultura, sepan de nuestro p a s a d o y s e p a n d e n u e s t r a cosmovisión, d e c ó m o nosotros vemos nuestra cultura a través de la naturaleza”.

Desde la izquierda: John González, CésarJaramillo y Ángela Cáceres.

Víctor Sepúlveda

Desde la izquierda: Yussari Cayo,Mabel Quemel y una hermanita.

Angel Sepúlveda, de la CooperativaPesca Queule

Desde la izquierda: Alejandra Huaiquín, Denis Sobarzo y Alicia Yáñez.

Fotos: Isidora Munizaga