Revista Izquierda, nº 18, diciembre 2011

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    y los intereses del gran capital por el control y la regulacin de la propiedad y el uso

    del suelo, en funcin de maximizar sus ganancias en la produccin de ciudad, aparece

    oculta, desdeable, mitigable en el contexto de un ordenamiento territorial normado

    por ley, verticalmente desde el poder permanente.

    La ciudad profunda queda invisibilizada por los destellos de los centros

    comerciales, grandes hoteles, centros de negocios para goce exclusivo de una

    fraccin en extremo minscula de la sociedad. Ayudar a desentraar que existen

    resistencias populares en el entramado de formas ocultas de la dominacin y que,

    adems, es posible desnudar una contradiccin estructural que subsume en buenaparte a las otras es una logro que alienta el aprendizaje en la experiencia. La opcin

    de generar consciencia, identificar reivindicaciones, impulsar modos de organizacin,

    reclamacin y solidaridad ha abierto canales y rutas a la accin autnoma de la

    ciudadana, a la exigencia de sus derechos escritos en la Constitucin y la ley, pero

    escamoteados por el poder. Arrebatar la informacin estratgica de los proyectos

    urbanos, celosamente oculta a los ojos de la ciudadana, en el contubernio de la

    tecnocracia, la burocracia, el gran capital y sus contratistas, que constituyen el poder

    permanente de la ciudad, demuestra que la labor prometeica de robar el fuego a los

    dioses para entregarlo a los hombres an tiene una funcin liberadora, al menos enpos de romper el secreto y hacer valer el derecho ciudadano a la informacin.

    Esto es todava una pequea parte de un proceso que habr de ganar en amplitud

    y movimiento. De hecho, en las condiciones del ambiente electoral prximo pasado,

    marcado por el ahogamiento meditico y de encuestas contra el Polo, el brote frgil

    e incipiente sucumbi a las expectaciones inducidas del mercado electoral a favor

    del progresismo.

    La crisis del sistema que busca forzar desenlaces

    La crisis capitalista y su expresin nacional empiezan a sacudir el establecimiento.

    El crecimiento de la inconformidad ha empezado a desbordar las formas tradicionales

    de gobernar. Las movilizaciones estudiantiles han logrado una simpata y un eco de

    respaldo social al tocar las fibras ms sensibles del empobrecimiento de las capas

    medias y la ampliada inaccesibilidad de una formacin responsable y de excelencia

    para la inmensa mayora de la juventud popular. Con el estudiantado, el rgimen hace

    concesiones, como el retiro del proyecto de reforma de la ley 30, en busca de cooptar

    el movimiento y desarticularlo, bajo la presuncin de aprovechar lo que cree son sus

    debilidades. Con petroleros, palmeros y corteros de caa juega a la represin y a las

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    Una vez ms sobre el debate estratgico

    En estas condiciones tienen una nueva importancia el debate en el seno del

    movimiento popular y en la izquierda. Ese debate no lo puede ocultar la derrota

    electoral del Polo cuando apenas empiezan a colocarse en el escenario las fuerzas

    reales en pugna. Es grave que el rgimen tenga entre sus propsitos golpear, aislar

    y destruir el Polo y que haya podido alcanzarlo, en parte, apoyndose en una especie

    de operacin cacique de cooptacin hacia sectores proclives, provenientes del

    llamado centro izquierda. Pero es grave tambin que el Polo no haya logrado medir la

    inercia de su compromiso exclusivo con la democracia gobernable, su creencia casisupersticiosa en la fiabilidad del aparato ideolgico meditico electoral, plagado de

    perversin y de continuas invitaciones a hacer actos de fe en la versin colombiana

    del pensamiento nico. Hay que decirlo sin tabes: el Polo no tiene una poltica clara

    ni propia para la lucha social o sindical, ni para el horizonte de las movilizaciones y

    paros que han tenido lugar en el pas en los ltimos cuatro aos. A falta de una poltica

    consecuente, predomina la del enemigo.

    Las alianzas no han llegado ms all del juego eleccionario, casustico y local con

    tendencia evidente al repliegue. No existe una poltica consensuada para la izquierda,

    a la que se mira con desconfianza, y se clasifica entre una pretendida izquierdademocrtica y otra izquierda, que a veces se estigmatiza como tradicional o

    simpatizante de la insurgencia, a manera de cua para sembrar mayor confusin.

    Si el tema de la paz o la guerra es central en la realidad colombiana de hoy,

    mxime cuando incluye la creciente presencia militar directa y actuante del Comando

    sur, todo el discurso sobre la defensa de la soberana nacional se diluye cuando se

    soslaya una posicin de compromiso contra los factores de la guerra interior, como si

    se negara la existencia del problema. Una forma de guerra civil, con caractersticas

    sociales de clase y de exclusin poltica, existe en Colombia, nos guste o no. La

    democracia gobernable incluye en su men de gobernabilidad la guerra civil y una

    poltica de la guerra civil, que son cosas diferentes. La primera se desenvuelve en

    los campos de batalla, entre las fuerzas enfrentadas. La segunda se juega en la

    eliminacin fsica de opositores y sindicalistas, en el terror y la expulsin de tejido

    social en las regiones, en la criminalizacin de la protesta social y de la juventud, en la

    judicializacin y persecucin de quienes luchan por la paz y los acuerdos humanitarios,

    en los ms de siete mil presos polticos invisibles. Toda la polticamacartista contra

    el Polo o contra defensores de los derechos humanos es parte de la poltica de la

    guerra. Negar las dos formas de la guerra, en las condiciones de hoy, es negarse a

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    la intelectualidad. Hay varios modos de mirar y valorar su aporte a la construccin de

    la unidad posible y necesaria. Ante todo, contrastan con la despolitizacin, animada

    desde el poder y los medios en amplias capas populares, los niveles de consciencia

    poltica, la importancia otorgada a nuevos valores y nuevas formas de valorar su

    relacin con la educacin, con la tierra, con la desigualdad, contra la discriminacin, el

    desconocimiento y el olvido. Los derechos vitales se asumen, no bajo el presupuesto

    utilitarista del gremio o la organizacin profesional, sino bajo una lgica de dignidad

    humana, de universalismo solidario, de profunda comprensin del sentido de la igualdad.

    Constituyen lo ms dinmico de la lucha social. Desafortunadamente retardan todavala unidad y coordinacin necesarias para alcanzar mayor contundencia y efectividad.

    En segundo lugar, estos procesos en desarrollo deben ser vistos y tratados con

    total respeto y en una relacin de conversacin entre iguales. No tienen que ser

    considerados entes sin consciencia ni comprensin poltica, ni mucho menos correas

    de transmisin. Constituyen, en distintos grados, una nueva izquierda emergente de

    origen popular, su composicin es predominantemente joven, en ella tiene notable

    importancia la mujer, provienen en buena parte del pas rural, campesino, indgena,

    afro.Marcha patritica, Congreso de los pueblos, Minga nacional indgena hablan de

    un nuevo pas, de otra idea de democracia, de derechos que rompen con el andamiajede la democracia gobernable, en abierto desafo al poder dominante. En direccin

    a estas nuevas fuerzas debe acercar sus propuestas el Polo, con su autocrtica y

    rectificacin de proyecto. La unidad de la izquierda o las izquierdas puede encontrar

    en ello motivaciones y encantos que enriquecern las renovadas experiencias. Como

    punto de encuentro de dichas izquierdas, el Polo no puede eximirse de abrir sus puertas

    y aprender de ellas la portentosa dinmica y los mtodos persuasivos, amables e

    integradores para sectores que empiezan a participar de la lucha sociopoltica.

    Cabe construir iniciativas de convergencia, de unidad de accin y nuevas formas de

    confianza, con compromisos exigibles que la consoliden y oportunidad para que las

    nuevas fuerzas tengan espacio y poder de expresin y direccin.

    Qu significa rectificar

    La unidad de las fuerzas transformadoras de la sociedad ms all del Polo no es

    para aislarlo, sino para encontrar el carril de la lucha comn. La aproximacin y unidad

    de las fuerzas de izquierda de adentro y afuera del Polo es un propsito realizable en el

    marco de un programa que recoja de modo ms preciso y fiel las aspiraciones de los

    trabajadores(as). Los temas de la paz, de la tierra y los territorios, del medio ambiente,

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    FilsofoUniversidad Nacional

    de ColombiaProfesor Titular

    Universidad del Tolima

    Jorge gantiva Silva

    La poltica delamor en la izquierda

    del capital

    La banalizacin de la poltica del amor

    El alcalde electo de Bogot, Gustavo Petro, despus

    de una campaa centrada en lo polticamente

    correcto, radicalmente distanciado del imaginario

    y del proyecto de la izquierda, ha prometido una poltica

    de amor para la ciudad y ha presentado una estrategia de

    poder que el progresismo aspira conseguir mediante una

    particular caracterstica: congraciarse con el gran capital y

    las lgicas del establecimiento. Su lnea de reconciliacin

    proviene de un viejo recetario que las lites gobernantes en

    Amrica Latina y, en particular en Colombia, promueven para

    incorporar a la izquierda al mundo del capital. Sus formas y

    maniobras han sido diversas: una de ellas combina el mundo

    pagano y el cristianismo como forma de dominacin. La

    poltica del amor constituye tambin una estratagema,

    por supuesto, no de amor como afecto, como relacin de

    alegra, como potencia creadora o como liberacin de la

    subjetividad, sino como un bien acomodado eslogan del

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    descompuestos- para integrarlos al sistema de dominacin

    al que alguna vez dijeron oponerse y a la sociedad capitalista

    por cuyo cambio lucharon.

    Desde la fundacin del Polo Democrtico Alternativo,

    PDA, esta poltica ha sido una constante de las lites, las

    cuales no han dejado de usarla para destruir los proyectos

    de la izquierda democrtica, sin desconocer, por supuesto,

    los graves errores y limitaciones de sta. En una sociedad

    tan desigual y violenta como la colombiana, la bsquedade la solucin poltica al conflicto toma en particular un

    ribete de aceptacin y compromiso ante la necesidad de

    encontrar salidas a la compleja crisis de la sociedad. La

    multiplicidad de este conflicto tiene un nombre: la bsqueda

    de una alternativa al bloque de poder, siendo la izquierda

    justamente una de las protagonistas en la lucha por ser arte

    y parte en la superacin/deconstruccin del sistema que

    concentra el litigio en cuestin.

    La lgica del capital se empea en desbaratar suposibilidad, su proyeccin histrica, su razn de ser. Las

    derechas en Colombia han insistido en la inaceptabilidad

    e inviabilidad de la izquierda antisistema como proyecto

    poltico alternativo. Cuando la izquierda democrtica

    alcanz el ms significativo resultado electoral con Carlos

    Gaviria, el establecimiento desat un sistemtico ataque

    de destruccin. Su incomodidad lo transform en una

    poltica de persecucin, interceptaciones telefnicas,

    macartizaciones y transfuguismo. Ahora, la lucha se centra

    en definir la naturaleza de su proyecto histrico: si mantiene

    una postura antisistema, si lucha contra el gran capital, si

    guarda su independencia y lucha por la construccin de otra

    sociedad, o si se torna en una correa de transmisin del

    capitalismo, del gobierno nacional, y se convierte en una

    fuerza funcional y cmplice del tiempo presente.

    El amor es un

    poderoso afecto

    de los seres

    humanos, asociado

    a la potencia,

    a la alegra y la

    emancipacin si

    despliega su fuerza

    contra el odio a lademocracia, al cual

    recurren los grupos

    gobernantes, si

    lucha contra la

    explotacin y la

    precarizacin

    de la vida y del

    trabajo, si enfrenta

    el capital -esemonstruo que

    destruye toda

    posibilidad

    de amor-.

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    N 18, Diciembre de 2011 Bogot, Colombia Izquierda en debate

    La vieja nueva izquierda del capital

    Los neoliberales inventaron muchas leyendas cmicas, como aquella

    que declaraba la desaparicin de los lmites entre la izquierda y de derecha.

    Mediante sus cantos de sirenas buscaron desarmar a sus adversarios

    ideolgicos y polticos y propiciar una desbandada de sus fuerzas y

    movimientos. Sistemticamente utilizaron distintos medios, sin desestimar

    la violencia, la eliminacin fsica, la persecucin, la desaparicin, el genocidio

    o el estado de guerra permanente. Su grado de tolerancia alcanza

    a lo sumo la aceptacin de la izquierda admitida al capital, una suertede socialdemocracia neoliberal que desprecia el significado de las luchas

    sociales, el valor de la resistencia contra el imperio, el alcance de la utopa

    y el sentido de las alternativas al capitalismo. Su aceptacin del centro

    izquierda busca inhabilitar todo proyecto de izquierda anticapitalista,

    antisistema, social e internacionalista que confronte el capitalismo

    transnacional, las oligarquas dominantes y el rgimen demofascista. Pese a

    los mltiples fracasos vividos en el mundo y en Colombia, se busca cerrar el

    paso y el espacio a las fuerzas sociales y polticas que confrontan el poder

    establecido. La izquierda del capital como parte del mismo sistema es unaforma de la dominacin imperante.

    EnLe Monde Diplomatique (2011), Serge Halimi sostiene a la luz de la

    experiencia catastrfica del centro izquierda en Europa que La izquierda

    reformista se distingue de los conservadores mientras dura la campaa por un

    efecto ptico. Luego, cuando se da la ocasin, se esfuerza por gobernar como

    sus adversarios para no perturbar el orden econmico, para proteger la platera

    del castillo. Este es el drama del progresismo que busca instalarse en el

    establecimiento y hace todos los esfuerzos para integrarse y ser reconocido

    por los seores del gran capital. La denominada nueva izquierda no es sino

    un remoquete para descalificar la izquierda social, libertaria, anticapitalista

    que lucha contra el sistema. Como dice Marcos Roitmann en La Jornada

    (27.03.2011):

    Para la nueva izquierda institucional y la socialdemocracia, el capitalismo

    debe redefinirse como un sistema poltico destinado a generalizar los

    beneficios de la economa de mercado. Con ello, lo importante es consumir,

    no importa qu, cmo y cundoNo hay por donde equivocarse, gracias

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    a la izquierda institucional y la socialdemocracia, el

    capitalismo se reinventa y queda absuelto de ser un orden

    de violencia, deshumanizante, asentado en la desigualdad,

    la explotacin y la injusticia social. Por consiguiente, es

    mejor llamar las cosas por su nombre y quitarle la mscara

    a esta nueva izquierda y sus aliados socialdemcratas. Es

    ms apropiado llamarlaizquierda del capitalismo, concepto

    apegado a sus prcticas y claudicaciones estratgicas

    de lucha anticapitalista. Por este motivo, dmosle labienvenida, poniendo al descubierto sus espurios intereses

    que consisten en mantener inalteradas las estructuras de

    explotacin inherentes al modo de produccin capitalista.

    La izquierda del capital est obsesionada por la

    financiarizacin de la economa, la privatizacin de la tierra

    y del suelo, la segregacin de la ciudad, la perpetuidad

    de ciudades de bienestar y guetos de exclusin y miseria

    social. La pretensin de querer asociar este transformismo ytransfuguismo con la idea de una nueva izquierda es un remedo

    de lo que ya histricamente hizo aguas en la vieja Europa y

    ha terminado en un rotundo fracaso. La nueva izquierda es

    la vieja estrategia de reconciliarse con el gran capital, como

    hizo Lula en Brasil, y en modo alguno compromete la idea

    de justicia, igualdad y democracia que propugna la izquierda

    antisistema y anticapitalista en el mundo.

    La poltica del amor contra el capitalEl amor es un poderoso afecto de los seres humanos,

    asociado a la potencia, a la alegra y la emancipacin si

    despliega su fuerza contra el odio a la democracia, al cual

    recurren los grupos gobernantes, si lucha contra la explotacin

    y la precarizacin de la vida y del trabajo, si enfrenta el capital

    -ese monstruo que destruye toda posibilidad de amor-. El

    amor del capital es alienacin, consumismo y sumisin. La

    poltica del amor contra el capital se orienta a la generacin

    Todo acto de amor

    es una lucha,

    una ruptura de

    lo existente, una

    expresin de una

    nueva realidad.

    Una poltica del

    amor puede ser

    entendida -slo as-como produccin

    de comunidad, de

    lo comn, de la

    alegra de ser.

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    Profesor Departamentode Ciencia Poltica

    Universidad Nacionalde Colombia

    JairoEstrada lvarEz

    Capitalismo

    extenso y profundo

    E

    l gobierno de Santos ha puesto en evidencia

    los alcances de la estrategia capitalista en

    el momento actual: Se encuentra en curso la

    continuacin y culminacin de un nuevo ciclo histrico dereorganizacin territorial de la acumulacin, emprendido

    hace ms de dos dcadas y caracterizado en lo esencial

    por el ejercicio de la violencia estatal y paramilitar contra

    el mundo del trabajo. La impronta de tal reorganizacin

    ha sido la acumulacin por despojo, la cual se ha servido

    de todo el andamiaje terico, ideolgico y poltico

    dispuesto por el neoliberalismo con el fin de garantizar un

    proyecto relativamente estable de dominacin de clase,

    inserto en las dinmicas de la acumulacin transnacional

    y sustentado en la (pretensin de) desestructuracin

    violenta y permanente de las clases subalternas.

    La reorganizacin del territorio ha sido (y contina

    siendo) una gran empresa capitalista de conquista y

    colonizacin, de extensin y profundizacin de la relacin

    social capitalista, de mercantilizacin extrema y de

    depredacin socioambiental. Dadas las diversas formas

    de resistencia y lucha social y popular, esta empresa ha

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    bloque de poder que le sirve de soporte. En el centro de ese proyecto

    se encuentra el discurso y la retrica del restablecimiento del orden del

    derecho, que cedera a aquel basado en el imperio de la violencia. Se

    est en presencia de una repentina operacin de lavado de fachada, de

    esa fachada ensangrentada por dcadas de despojo y desplazamiento

    forzado -no concluidos, en todo caso-. En sentido estricto, se trata de

    la representacin de la lgica militar, llevada a la escala social, en este

    caso, a la escala de la produccin del territorio. A la tierra arrasada, al

    territorio alistado, le sigue la consolidacin, y sta debe operar como unorden del derecho.

    La particularidad de la experiencia colombiana, a diferencia de

    otras experiencias internacionales, y sobre todo de Amrica Latina,

    consiste en que quienes hoy propugnan por ese nuevo orden han

    estado comprometidos hasta la mdula con aquel (no concluido) de

    violencia y despojo y, hoy, en una magistral reivindicacin de la razn

    cnica, aparecen como renovadores. Santos es quiz uno de las mejores

    exponentes de esa especie. Otro tanto sucede con el equipo de

    cualificados tecncratas que lo secunda, curtidos en las mejores fuentesde un neoliberalismo heterodoxo, capaz a adaptar de manera recurrente

    y sin desparpajo alguno- su retrica y sus polticas a las exigencias de

    la poca; eso s, sin perder el norte: la mercantilizacin como cemento

    de la sociedad. A stos se suma una verdadera plyade de intelectuales

    conversos y de productores de opinin que se han credo el cuento de

    ser artfices de una gran transformacin, la del posconflicto. La ciencia

    social se pretende poner en forma abusiva (y mercenaria) al servicio de

    El Prncipe.

    Los derechos de propiedad sobre la tierra en el centro de la

    agenda

    En el centro del discurso y de la retrica del restablecimiento del

    derecho se encuentran los derechos de propiedad, especialmente de la

    propiedad sobre la tierra, y, habra que agregar, de la propiedad sobre el

    territorio. Ah est en curso una operacin de alta ingeniera: transitar de

    la expropiacin basada en el ejercicio de la violencia, a la expropiacin

    basada en el orden de las leyes. Ese trnsito se constituye en una

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    Yolanda Izquierdo. Asesinada

    en enero de 2007. Reclamabatierras de desplazados.Tomado de: ht tp://www.colarte.com/graficas/pintores/GonzalezBeatriz/GonBAArc391.jpg

    necesidad de la modernizacin capitalistaen Colombia.

    La tierra y el territorio ocupan en la actualidad un lugar

    de primer orden en las dinmicas de la acumulacin

    capitalista. En su mercantilizacin extrema se encuentran

    nuevas posibilidades del proceso de valorizacin del

    capital; en su financiarizacin, las posibilidades de

    las rentas ofrecidas por los mercados de futuros y de

    derivados financieros. Con una ventaja difcil de superar

    por cualquier otro negocio especulativo: la existenciareal y material del objeto de la especulacin. As se

    autonomice al extremo, el capital siempre requiere del

    lugar. La geografa es parte consustancial a su existencia.

    Por ello, sus ltimos refugios estn precisamente en

    el negocio de la tierra y el negocio inmobiliario. No es

    una casualidad que los flujos de inversin extranjera

    se hayan desplazado en esa direccin, aumentando

    espectacularmente durante la ltima dcada a ms de

    10.000 millones de dlares en promedio anual, y se erijanhoy en la punta de lanza de la conquista y la colonizacin

    destructiva de nuevos territorios.

    Conquistar y colonizar esos territorios significa, por

    una parte, ejercer el control sobre recursos naturales

    estratgicos con miras a garantizar abastecimientos

    presentes y futuros de materias primas y energa,

    as como el dominio sobre campos promisorios de la

    tecnociencia, basados, entre otros, en la biodiversidad

    y el conocimiento ancestral. Por otra parte, significa

    tambin abrir las nuevas posibilidades para su insercin

    en las dinmicas transnacionales de la acumulacin,

    especialmente las extrapoladas por la financiarizacin.

    Esa presencia creciente de la inversin extranjera,

    unida a las nuevas inversiones de los transnacionalizados

    grupos econmicos criollos, se ha constituido en el

    soporte de una profunda reorganizacin econmica,

    que ha dado en caracterizarse como un modelo

    N 18, Diciembre de 2011 Bogot, Colombia Neoliberalismo rampante Volver

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    de reprimarizacin financiarizada. Dada la

    naturaleza de esta economa, su implantacin

    demanda una reorganizacin territorial basada

    en la conjuncin de la expansin geogrfica

    con la intensificacin de la relacin capitalista.

    La dinmica de la acumulacin capitalista goza

    hoy de nuevas posibilidades de expansin en

    toda la geografa nacional, especialmente en la

    Orinoquia, la Amazonia y el Pacfico; al mismotiempo se intensifica en el Caribe y la regin

    andina, pero sobre todo en los centros urbanos.

    Los principales componentes de esta economa

    financiarizada de extraccin y explotacin de

    recursos naturales se encuentran, en primer lugar,

    en los recursos para la generacin de energa,

    tales como el petrleo, el gas, el carbn y el agua.

    En segundo lugar, en los recursos minerales,

    metlicos y no metlicos, dentro de los que sedestacan el oro y otros metales preciosos, el

    nquel, el coltn y otros minerales. En tercer lugar,

    en los recursos forestales. En cuarto lugar, en

    los recursos genticos y de biodiversidad. Junto

    con estos recursos, se halla, en cuarto lugar, la

    produccin de agrocombustibles, que tambin

    viene transformando el paisaje rural y agrario.

    La agricultura de las grandes plantaciones de

    palma aceitera, de maz, de caa de azcar,

    entre otros, se ha encauzado principalmente

    hacia la produccin de etanol y biodiesel,

    afectando las condiciones de la produccin de

    alimentos y deteriorando an ms la ya precaria

    soberana alimentaria. Todos estos constituyen

    componentes inmersos en la acumulacin

    especulativa de los mercados de valores.

    Se encuentra en curso la

    continuacin y culminacin

    de un nuevo ciclo histrico

    de reorganizacin

    territorial de la

    acumulacin, emprendido

    hace ms de dos dcadas

    y caracterizado en lo

    esencial por el ejerciciode la violencia estatal

    y paramilitar contra

    el mundo del trabajo.

    La impronta de tal

    reorganizacin ha sido la

    acumulacin por despojo,

    la cual se ha servido

    de todo el andamiaje

    terico, ideolgico ypoltico dispuesto por el

    neoliberalismo con el fin

    de garantizar un proyecto

    relativamente estable

    de dominacin de clase,

    inserto en las dinmicas

    de la acumulacin

    transnacional y sustentado

    en la (pretensin de)

    desestructuracin violenta

    y permanente de las clases

    subalternas.

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    justificar la democratizacin del rentismo sobre la tierra. As

    como el capitalismo produjo la magia de la acumulacin basada

    en el ahorro pensional de los trabajadores, convirtindolos en

    capitalistas sin propiedad, ahora se a apresta a gestar un nuevo

    rentismo, el de los expropiados a quienes se le restituye la

    propiedad, para tomrsela en arriendo. A todo ello se le podra

    llamar la solucin financiarizada de la cuestin agraria.

    La perspectiva de anlisis desde la economa poltica aqu

    propuesta seguramente nos permite comprender mejor losalcances de la aprobada ley de vctimas y de restitucin de

    tierras. Y sobre todo, valorar las pretensiones de un proyecto

    de ley an no presentado, pero largamente preparado, que con

    seguridad dar mucho de qu hablar en 2012: el proyecto de ley

    general agraria y de desarrollo rural.

    Con esa ley, el gobierno se Santos se apresta a ordenar el

    territorio en disputa. Su proyecto de capitalismo es sin duda

    extenso y profundo. Treinta y ocho millones de hectreas

    en exploracin petrolera; cerca de 11 millones de hectreasdedicados a la exploracin y explotacin mineras; pretensiones

    de hacer llegar la explotacin forestal a 12 millones de hectreas;

    39.2 millones de hectreas destinadas a la ganadera, cuando se

    requerira un mximo de 21.1 millones; 3.6 millones de hectreas

    de produccin agrcola, cuando se tiene un rea cultivable de 21.5

    millones de hectreas, todo ello concentrado en una superficie

    total de cerca de 114 millones de hectreas.

    Si se considera que la produccin del territorio es

    esencialmente un proceso de produccin social, en este

    ordenamiento territorial en curso se condensan (y condensarn)

    las principales contradicciones y conflictos de clase, sociales

    y ambientales que marcan (y marcarn) la tendencia histrica

    de la acumulacin en la fase capitalista actual. Desde luego

    tambin las resistencias y las alternativas socioterritoriales, el

    movimiento real contra el capital.

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    ProfesorDepartamento deCiencia poltica

    Universidad Nacionalde Colombia

    daniEl librEros

    CaiCEdo

    La financiarizacin dela educacin superior

    a) El cuello de botella del financiamiento de laEducacin Superior segn el Banco Mundial

    E

    l proyecto de reforma de la ley 30 derrotado

    por el extraordinario movimiento de protesta

    estudiantil que presenciamos en las ltimas

    semanas completaba un ciclo de definicionesinstitucionales mediante las cuales los recursos del

    servicio de la educacin superior quedan controlados por

    los intermediarios financieros.

    Efectivamente, el artculo 152 del proyecto de ley

    transformaba el FODESEP, entidad de naturaleza jurdica

    mixta a la que se encuentran asociadas 125 universidades

    y sirve al financiamiento genrico de las Instituciones de

    educacin superior1, que en la actualidad pertenece al

    1 Este tipo de financiamiento fue definido por la ley 30 de1992 como el que fluye hacia la oferta educativa. Por elloes genrico. Incluye posibilidades crediticias al desarrollocientfico, acadmico y administrativo; al fortalecimiento de suinfraestructura fsica; a la renovacin y adquisicin de equiposy dotaciones y al desarrollo de programas de creatividad,bienestar universitario que las Instituciones deban llevar a caboen beneficio de la comunidad acadmica. El monto de losactivos de FODESEP reconocido oficialmente en sus balances alfinalizar el 2010 llegaba a $22.907.781.

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    pblico. No sera sostenible una inversin del gobierno para ampliar el

    sistema dadas las tendencias demogrficas y fiscales actuales.3

    Esta caracterizacin del Banco Mundial constituye una confesin

    explcita no tan solo del tipo de prioridades presupuestales que las elites

    internas y transnacionales han definido para el pas, sino, igualmente, del

    carcter de Estado que se encuentra asociado a las mismas. Conforme

    al presupuesto que el Congreso aprob para el prximo ao, un monto

    superior al 40% del mismo cubrir los pagos de endeudamiento al

    capital financiero y el gasto militar. Estamos en presencia de un Estadocontrolado por los grandes intermediarios financieros y volcado a la guerra

    interior, que al mismo tiempo, reduce cada vez ms los derechos sociales

    y que, como si fuera poco, legisla para que esta situacin se agrave en

    el futuro inmediato, tal y como qued confirmado con el regresivo Acto

    Legislativo denominado Sostenibilidad Fiscal. Se trata, adicionalmente,

    de un Estado que en el tercer pas ms inequitativo del planeta, segn el

    PNUD, desarrolla una poltica fiscal regresiva con grandes exenciones y

    una evasin tolerada para los grandes inversionistas.4

    3 The Government cannot afford to increase tertiary education supply on its own,Banco Mundial, 2008, citado por Vctor Manuel Gmez y Jorge Celis Giraldo, enlaRevista de Estudios Sociales No. 33 de la Universidad de los Andes, Agosto del2009.

    4 El propio Departamento Nacional de Planeacin reconoci hace dos aos que elmonto total de las exenciones a la renta sum $9 billones. Ricardo Ortega, actualGerente de la DIAN, a principios de octubre en el debate parlamentario realizado

    a propsito de la reglamentacin del Sistema de regalas, anot a propsito delcomportamiento de las empresas extractivas multinacionales, Algunas empresasdel sector minero energtico efectan transacciones con entidades en parasosfiscales, el 100% de las ventas lo hacen a compaas vinculadas, no hay informacindisponible de los compradores() Algunas empresas del sector petrolero disfrazande legales importaciones ilegales de equipos robados en Venezuela y Ecuador.Incluyen estos activos como fijos que usan para la deduccin especial, sobornan alos empleados de la aduana Inflan los costos de los servicios contratados paradisminuir la base gravable. En vista de la deduccin de activos fijos productivoslas empresas petroleras, mineras y de concesiones de infraestructura le han pasadofactura al pas por $18,5 billones. El Espectador, octubre 8 del 2011. Se trata

    de un rgimen tributario vergonzoso. Afortunadamente el movimiento estudiantil haempezado a denunciarlo contrastndolo con el gasto fiscal en Educacin Superior.

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    b) El crdito ACCES y la modificacin del ICETEXUbicado en esa perspectiva de anlisis, el BM defini mediante el crdito

    ACCES una poltica financiera para la educacin terciaria sesgada hacia las

    universidades privadas y hacia los estratos 1 y 2. El 80% de los prstamos,

    segn el propio MEN, tomando datos de 2010, ha sido otorgado a estudiantes

    de esas instituciones de educacin superior, de los cuales aproximadamente

    el 70% pertenece a esos estratos desfavorecidos5, a travs de una cartera

    crediticia que ha aumentado de manera considerable.6

    A pesar de ello, la matrcula en la universidad pblica pas del 35% en ladcada del noventa al 55% en la actualidad, lo cual se consigui, preservando

    el ajuste fiscal, con exigencias de autofinanciamiento y con la aplicacin de

    indicadores gerenciales empresariales. Esto ha tendido graves consecuencias

    para la IES pblicas.

    Adicionalmente, el Banco Mundial exigi una transformacin de la naturaleza

    jurdica del ICETEX para incorporarlo al sistema financiero. La ley 1002 del

    2005 cumpli con ese objetivo, definindolo como una entidad financiera de

    naturaleza especial regido por el Estatuto Orgnico del Sistema Financiero,

    decreto ley 663 de 1993 y el Decreto 278 del 2004. Esta misma ley creun Fondo de Garantas para cubrir riesgos, fijar comisiones y definir los

    mrgenes de cobertura. Bajo estas definiciones los dineros de la financiacin

    a la demanda educativa ingresaron al mercado de capitales y a la entidad se le

    exigi una tercerizacin de actividades administrativas conforme a los criterios

    de la gerencia bancaria7.

    5 Debe tenerse en cuenta que el ICETEX presta a una tasa de inters del 16% anual que esun monto excesivo para esos estratos que los obliga a pagar el endeudamiento durante

    muchos aos. Esta es una de las causas del porqu la cartera de dudoso recaudo, segn lapropia directora del ICETEX, ya llega al 30%. Debe tenerse en cuenta que cuando se habla decrditos a la educacin superior se incluyen los niveles tcnicos y tecnolgicos y en generalinstituciones de baja calidad, en las que estudia una capa importante de la poblacin deestos estratos. A las familias de los estudiantes que no acceden al ICETEX les queda la bancaprivada con altas tasas de inters. En el pas desapareci el crdito de fomento desde 1993con la reglamentacin de la ley orgnica de poltica monetaria (ley 32 de 1992).

    6 El Icetex, durante el perodo 2002-2010 aument su cartera de prstamos en un 268%,pasando de $154.272 millones de pesos a $652.352 pesos. Datos de su propia pgina web.

    7 Ese tipo de gestin ha sido ponderada por los propios directivos del BM como una estrategiacomplementaria de reduccin de costos. Axel F.B. van Trotsenburg, director del Banco Mundial

    para Colombia y Mjico, anot en 2008 al respecto: Adems de la exit osa focalizacin delprograma, ICETEX, la institucin colombiana de crditos educativos gubernamentales, mejor

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    La reforma de la ley 30 intentaba ampliar el mercado de capitales

    con crditos educativos elevando los ingresos del ICETEX a $4 billones

    en 2019. Inclua, adicionalmente, unos crditos focalizados a las familias

    ms pobres, con soporte presupuestal y a ttulo de subsidio a la tasa

    de inters, es decir, manteniendo el crecimiento de la inflacin. Debe

    tenerse en cuenta que la focalizacin es un mecanismo institucional de

    la poltica social neoliberal antpoda del universalismo en los derechos,

    que en el propio diseo de ACCES el 30% del portafolio total de ICETEX

    estaba destinado a focalizacin y que la poltica de cero tasa de inters hasido parte de una estrategia internacional de bancarizacin de pobres

    para, una vez incorporados en las redes crediticias de los intermediarios

    financieros, cambiarles las reglas de juego. Esto ya fue experimentado

    en Estados Unidos y en Chile, para citar ejemplos emblemticos. De

    hecho, la existencia de la sostenibilidad fiscal era una seal clara de que

    asistiramos en el pas a ese tipo de situaciones.

    c) La Reforma Institucional que acompaa a la financiarizacin educativa

    Sin embargo, lo ms significativo del crdito ACCES fue la reformainstitucional que acompa a las modificaciones crediticias. Esta incluy

    la creacin del Viceministerio de Educacin Superior, el perfeccionamiento

    del Sistema Nacional de Informacin -SNIES- mediante el cual se

    homogenizan los indicadores para el diseo de las polticas internas de las

    universidades y para la gestin administrativa, indicadores que adems de

    tomar los mtodos empresariales, inciden en las decisiones del conjunto

    del funcionamiento de las IES8. Igualmente, incluy el Observatorio Laboral,

    expresin de la pertinencia educativa, tantas veces ponderada en los

    discursos oficiales, entregndole a las universidades, los estudiantes y las

    sustancialmente la gestin de los crditos estudiantiles. Por ejemplo, ICETEX redujosus costos administrativos de 13.2 por ciento de su presupuesto en 2002 a 7.6 porciento en 2006. En Breve, publicacin del Banco Mundial - Internet, No. 100,enero de 2007.

    8 Estos indicadores incluyen, seguimiento de los estudiantes; tasas de graduacin;tasas de desercin; utilizacin de espacios; programas de estudios; e informacin

    financiera clave Resaltado por Axel F.B. Van Trotsenburg, en op.cit, enero del2007. La legislacin concordante se encuentra en diversas normas educativas.

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    empresas la informacin sobre cules carreras tienen mayor demanda en

    el mercado laboral9.

    La exigencia del BM de modificaciones institucionales contra crdito

    confirma que la financiarizacin obliga al autoritarismo estatal para

    poder adecuar el entorno institucional educativo a las nuevas formas

    de inversin privada. Si el crdito ACCES tuvo como contraprestacin

    la reduccin de la autonoma universitaria para lograr una pertinencia

    que posibilite que los egresados cumplan con los endeudamientos, debe

    aadirse que la legislacin educativa implementada durante los ltimosaos ha profundizado ese autoritarismo estatal que cercena la autonoma

    en todos los terrenos de la actividad universitaria, incluyendo el curricular

    (estndares y competencias), con lo cual ha limitado, igualmente, en

    gran medida, la libertad de ctedra. Estamos en presencia de la tirana

    homogenizante del mercado que determina el carcter de universidad

    diseado por el neoliberalismo10.

    La Reforma de la ley 30 fortaleca an ms ese autoritarismo hasta

    el punto que en su primera versin liquidaba los Consejos Acadmicos

    en las universidades estatales. Ello, por cuanto esta reforma intentabaestablecer una nueva fase institucional de la mercantilizacin educativa

    y pretenda la adecuacin normativa a la transnacionalizacin del

    negocio educativo por la va de los tratados de libre comercio, lo cual

    exige estndares normativos internacionales11. De hecho la creacin de

    instituciones privadas con nimo de lucro, definidas en la reforma como

    mixtas, fue incluida como parte del cumplimiento de las exigencias

    internacionales. Estas instituciones mixtas eran complementarias al

    formato de la financiarizacin, ya que el proyecto las haba definido

    como sociedades annimas.

    9 Esta informacin se encuentra disponible al pblico en http://www.graduadoscolombia.edu.co.

    10 Vctor Manuel Moncayo ha resaltado este aspecto en varios de sus artculos sobreel tema.

    11 Fue esta una de las razones del porqu los rectores de las universidades privadasde elite se opusieron a la reforma. Ellos han exigido, pblicamente, participar

    en las definiciones de las reglas de juego de la transnacionalizacin del servicioeducativo que se anuncia con la aprobacin del TLC con Estados Unidos.

    N 18, Diciembre de 2011 Bogot, Colombia Neoliberalismo rampante Volver

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    Profesora delDepartamento de

    Ciencia PolticaUniversidad Nacional

    de Colombia

    Carolina Jimnezm.

    En estos quince meses del gobierno de JuanManuel Santos hemos asistido a una profundaredenicin en el andamiaje jurdico e institucional enColombia. En efecto, las cinco reformas constitucionales,

    aunadas a las que se encuentran en curso, y las mltiples

    leyes que se han producido en materia rural, econmica,poltica y de la administracin del Estado dan cuentade dicha redenicin. La prolca produccin normativaque ha caracterizado a esta administracin debe leerseteniendo en cuenta por lo menos dos dimensiones.

    Por una parte, una estrategia de reestructuracin yrelegitimacin de un rgimen poltico fragmentado ypolarizado bajo el gobierno de lvaro Uribe (2002-2010) y,por la otra, una estrategia de reprimarizacin econmica,que busca posicionar al pas en la divisin territorial deltrabajo como clster minero energtico (especialmentecarbn, oro y petrleo) y agroindustrial (palma, caucho yplantaciones forestales).

    Podramos decir, entonces, que estas dimensiones se

    constituyen en ejes estructurales que denen el horizonte

    El desarrollo legislativodel gobierno de Juan

    Manuel Santos

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    Tambin se divide el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo

    Territorial, el cual queda como Ministerio de Ambiente y Desarrollo

    Sostenible y se crea el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio. Estos

    dos ministerios son fundamentales para impulsar el objetivo central del

    PND, cual es el de la convergencia regional. En efecto, estas instituciones

    concentraran sus esfuerzos en la denicin de una nueva espacialidad

    urbana-rural que se ajuste a la nueva geografa de la acumulacin

    capitalista que se requiere en el escenario contemporneo. Entre los

    puntos ms importantes se destacan la transformacin de los centrosurbanos de las ciudades capitales y el despliegue de una estrategia

    reprimarizadora con unos mrgenes mnimos de sostenibilidad ambiental.

    Otro de los reajustes ministeriales signicativos es el que se da con

    el Ministerio de Minas y Energa, al cual se le quitan funciones operativas

    y se le asigna como nica y exclusiva responsabilidad la formulacin y

    reglamentacin de polticas de minera, al tiempo que se crea la Agencia

    Nacional Minera, encargada de los procesos de contratacin y titulacin,

    del seguimiento, el control y la seguridad minera y de los temas relativos apromocin y fomento. Esta adecuacin institucional es fundamental para

    dar sostenibilidad a la locomotora minera de Juan Manuel Santos, que

    hoy es responsable de buena parte de los conictos socioterritoriales que

    se viven en el pas por las afectaciones que de estos se desprenden en

    trminos ambientales, culturales, de seguridad y soberana alimentaria;

    los casos de explotacin de oro a cielo abierto en Santurbn, la Colosa y

    Marmato y de extraccin de carbn en el Catatumbo, Csar y la Guajira,

    entre otros, son representativos de esta cuestin

    1

    .La propuesta de reforma de la administracin de justicia tambin

    juega un papel importante en el objetivo gubernamental de fortalecer las

    instituciones para aumentar la eciencia del Estado. Entre los elementos

    ms problemticos de esta propuesta destacamos dos: 1. La solicitud

    de una ley estatutaria que regule las competencias y especialidades

    1 Para un trabajo detallado sobre confictos sociales territoriales en Colombia

    desde las percepciones de los sectores sociales populares se recomiendaconsultar el trabajo del Observatorio Nacional de Paz: www.observapaz.org

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    en materia de tutela entre jueces y tribunales, ya que esta llevara a

    limitar la tutela contra providencias judiciales, y 2. la posibilidad de que

    particulares administren funciones propias del aparato de justicia.

    En este apartado de reforma institucional tambin podramos ubicar

    la ley estatutaria 1475 sobre reforma poltica. Esta ley recoge todos los

    elementos asociados con la regulacin de los estatutos y accionar de

    los partidos y movimientos polticos, as como los temas referentes al

    proceso electoral (nanciaciones, participacin, sanciones, consultas).

    Frente a esta ley es necesario sealar que sta, pese a que podraavanzar en alguna medida en aumentar los niveles de vigilancia dentro

    de los partidos para evitar la inltracin de actores armados y dineros

    ilcitos en las campaas, no necesariamente logra resolver de manera

    estructural dicho problema. El fenmeno recurrente de la parapoltica en

    varias regiones del pas en el pasado proceso electoral as lo evidencia.

    Paradjicamente, sera posible decir que este articulado se podra

    constituir en una ventana para avanzar en la muerte poltica de partidos

    de la oposicin contra los que el rgimen regularmente tiende a formularimputaciones de vnculos con grupos insurgentes.

    Desarrollo rural y legalizacin de los derechos de propiedadLa ley 1448 conocida como la ley de vctimas del conicto armado

    interno en Colombia y de restitucin de tierras y el borrador del proyecto

    de ley de desarrollo rural, se constituyen en herramientas jurdicas sobre

    las que se pretende apoyar la actual administracin para impulsar su

    estrategia de una nueva ruralidad minera y agroindustrial. En efecto,estas dos iniciativas abren el escenario para avanzar en polticas de

    ordenamiento productivo del territorio rural que subordinan proyectos

    agrcolas campesinos e indgenas sustentados en el minifundio a estrategias

    agroindustriales de corte latifundista y ampliamente tecnicadas.

    Frente a la ley de vctimas han sido mltiples y de diversos rdenes

    las posturas que han emergido. Para una fraccin no despreciable de

    los sectores econmicos dominantes del pas, esta propuesta impulsa

    un importante proceso de modernizacin del campo colombiano y se

    constituye, en consecuencia, en un paso necesario para alcanzar un

    Rgimen po lti co y discursoN 18, Diciembre de 2011 Bogot, Colombia Volver

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    verdadero desarrollo econmico y social en Colombia. Para un sector

    ortodoxo de la elite econmica, este tipo de propuestas signican

    reveses en las polticas del Estado, pues no solo conducen a que ste

    asuma responsabilidades que no le corresponden, sino que ponen en

    peligro la estabilidad macroeconmica de la nacin2.

    Para algunos sectores de la sociedad civil, esta ley representa una

    buena iniciativa para abrir el escenario de la discusin nacional sobre

    todos los temas que acompaan la construccin de la paz, pero sobre

    todo para reconocer a millones de colombianas y colombianos queviven en una situacin dramtica desde hace varios aos, producto

    de la desgarradora guerra que se tiene lugar en el pas, mientras que

    otro sector no despreciable en el cual nos inscribimos ha criticado

    fuertemente la iniciativa al considerarla insuciente para alcanzarla

    verdad, la justicia y la reparacin.

    En efecto, esta ley termina limitndose a aclarar los derechos de

    propiedad rural, elemento estratgico para el sostenimiento del modelo

    desarrollo primario exportador hacia el que hoy se orienta la economadel pas. La ley no permite avanzar en escenarios reales de reparacin, al

    no garantizar a las vctimas, entre otras cosas, el acceso a bienes muebles,

    como semovientes y enseres, por ejemplo; al excluir de la reparacin a

    los tenedores porque no ejercan derechos o expectativas de derechos

    susceptibles de ser restituidos; al no reconocer como vctimas del conicto

    a los dirigentes de la oposicin asesinados al margen de los combates,

    crmenes que estn tendiendo a catalogarse como delitos comunes, y al

    no dar medidas de proteccin que garanticen condiciones de seguridad yrespeto por la vida de las personas que retornen a sus tierras.

    2 Al respecto han sido notorias las declaraciones de rechazo realizadas por el exministro de gobierno de Uribe, Fernando Londoo. Se puede consultar: Cul

    ser peor? Por: Fernando Londoo. El Tiempo, 21 de octubre, http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-8163720

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    Sostenibilidad fscal y regalasAcorde con el ideario neoliberal que enarbola el gobierno de Juan Manuel

    Santos se presentaron al Congreso de la Repblica dos reformas al ttulo

    XII de la Constitucin poltica sobre el rgimen econmico y de la hacienda

    pblica, que terminaron materializados en los actos legislativos 3 y 5 de 2011. A

    travs de estas reformas constitucionales fue posible establecer el principio de

    sostenibilidad scal (modica los artculos 334, 339, 346) y el Sistema General de

    Regalas (modica los artculos 360 y 361). Estas dos reformas garantizan tanto

    el saneamiento de las nanzas pblicas a costa del gasto social, como el pagode la deuda externa, dos componentes centrales para cumplir los compromisos

    adquiridos con los organismos nancieros internacionales y el capital mundial.

    En efecto, bajo el reconocimiento de que la sostenibilidad scal es un

    derecho colectivo, se limita el ejercicio de derechos individuales fundamentales,

    como el derecho a la vida, en conexidad con los derechos a la salud y al trabajo,

    so pena de que puedan poner en riesgo las nanzas del Estado. De la misma

    manera, con la creacin del Sistema General de Regalas se logra, por una

    parte, garantizar el pago de la deuda a travs de los recursos que recibira elfondo de ahorro y estabilizacin administrado por el Banco de la Repblica, y

    se desprotegen las coberturas mnimas en salud, educacin, mortalidad infantil,

    agua y alcantarillado, garantizadas por el rgimen anterior.

    Marco legal para la paz y polticas de control socialFinalmente, podemos mencionar la ley 1453 de seguridad ciudadana que

    reforma el cdigo penal y que se constituye en un serio revs para los derechos

    a la protesta social al criminalizar, entre otras cosas, manifestaciones en lava pblica que puedan obstaculizar la infraestructura de transporte; en este

    sentido, protestas que impidan la normal movilizacin del transporte pblico

    urbano e intermunicipal pueden ser objeto de importantes penas3.

    Y, adems, est la propuesta del senador Roy Barreras tendiente a establecer

    un marco jurdico para la paz a travs de la creacin del artculo 66 transitorio

    de la Constitucin poltica de Colombia, que permitira dotar al gobierno

    3 Protestas que bloquean el transmilenio o las tradicionales tomas indgenas delSuroccidente de la Carretera Panamericana podran ser objeto de un proceso legal.

    Rgimen po lti co y discursoN 18, Diciembre de 2011 Bogot, Colombia Volver

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    nacional de los instrumentos jurdicos necesarios para la conduccin

    de un eventual proceso de paz. Esta iniciativa ha sido ampliamente

    criticada por organizaciones de vctimas y las que trabajan en la

    construccin de la paz, en razn de que ella permitira que miembros

    de la fuerza pblica puedan acceder a penas alternativas establecidos

    en la justicia transicional, limitando su responsabilidad en crmenes de

    lesa humanidad, y tambin por la posibilidad que abre para disear

    instrumentos de justicia transicional de carcter judicial o no judicial, lo

    cual implica que el ejecutivo asuma funciones de la administracin dejusticia, desvaneciendo uno de los principios democrticos como es el

    de la divisin tripartita de poderes.

    Los desafos del marco jurdico para la construccin de la pazLa agenda legislativa propuesta por Santos durante 2011 y apoyada

    ampliamente en el Congreso por las fuerzas que han conuido en lo

    que se ha denominado Unidad Nacional, plantea serios desafos a las

    dinmicas de la conictividad socioterritorial en el pas y, en consecuencia,a la construccin de la paz. En efecto, aunque desde algunos sectores

    de lo que se conoce como la sociedad civil se ha tendido a ver con

    buenos ojos el paquete de normas sobre justicia transicional, ste no se

    constituye en un escenario de posibilidad real para salir del estado de

    guerra en que vive Colombia.

    De mltiples y de diversos rdenes son los argumentos que se puedan

    dar al respecto. Aqu solo queremos sealar que mientras se mantenga,

    por una parte, una estrategia econmica responsable de la destruccinde los territorios y las solidaridades e identidades sobre ellos construidas

    y, por la otra, una estrategia poltica que persigue la legitimacin del

    rgimen fundada en prcticas de zanahoria lgicas de cooptacin de

    algunas organizaciones sociales populares ygarrote criminalizacin de

    la protesta social a travs de leyes como la de seguridad ciudadana, es

    imposible avanzar en una verdadera y anhelada paz.

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    ante el asedio y el lamentable exterminio de los proyectos

    polticos que decidieron desarrollar para participar en la vida

    poltica del pas.

    Observar la guerrilla de este modo permite ver que, antes

    que un grupo armado y regido por estructuras militares,

    las FARC-EP son una organizacin poltica que se construye

    en la maduracin de mltiples dinmicas de lucha social en

    el pas. Pero, adems, que como organizacin poltica es

    tambin una estructura armada que se rige por patronesde jerarqua, mando y obediencia militar, lo que le imprime

    un cariz de ejrcito, aunque no en la misma lgica de los

    cuerpos armados profesionales que componen los aparatos

    militares de los Estados. Al interior del movimiento insurgente

    conviven tanto la construccin y deliberacin poltica propia

    de un partido como la disciplina y el espritu de cuerpo de

    una institucin castrense.

    Otros elementos complejizan la visin sobre esta guerrilla.En primer lugar, su relacin con las economas ilcitas,

    especialmente con el narcotrfco. La guerrilla ha tomado la

    fnanciacin del narcotrfco de una manera pragmtica: en

    las zonas donde el grupo armado hace presencia cohonesta

    con los campesinos que siembran coca, y entre el movimiento

    guerrillero y la masa campesina se desarrolla un relacin

    simbitica en cuyo marco tanto el campesino -que no

    tiene ninguna opcin econmica distinta de vida- obtiene

    proteccin de la guerrilla para el cultivo y la comercializacin,

    como sta logra desarrollar sus fnanzas y establecer contacto

    con masas poblacionales que pueden ser inuenciadas

    polticamente. En segundo lugar, su accin dentro de una

    guerra irregular asimtrica y degradada la ha llevado a utilizar

    tcticas y acciones que son percibidas de manera muy crtica

    por la poblacin en general y condenadas, a su vez, por la

    comunidad internacional como violatorias del DIH.

    En vez del

    encauzamiento

    del conflicto hacia

    su resolucin, lo

    que tenemos es

    una continuacin

    de la situacin

    crtica de violencia

    que, con nuevasy ms complejas

    manifestaciones,

    se enseorea de

    las regiones en las

    que la presencia

    insurgente sigue

    siendo notoria

    y determinante.

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    As mismo, en el marco de un proceso poltico tan complejo como el colombiano,

    se ha llegado a asegurar por analistas polticos de diversas tendencias ideolgicas

    que la misma existencia del movimiento subversivo es una traba al desarrollo de

    una izquierda poltica amplia, incluyente y con opciones reales de poder. Haciendo

    suyo este extrao argumento, el establecimiento ha logrado ganarse la opinin de

    diversos sectores del espectro poltico para condenar la accin guerrillera. Finalmente,

    el ambiente internacional de condena a las acciones violentas para la toma del poder

    poltico, ligado a la guerra contra el terrorismo orquestada desde USA, ha creado una

    imagen negativa, casi insuperable del movimiento insurgente, y con ello ha eliminadolas posibilidades de una participacin creativa de la comunidad internacional en la

    solucin pacica del conicto colombiano.

    La guerra en Colombia: el fin del fin o la cronificacin de la violencia

    En la actualidad, el conicto poltico, social y armado parece inclinarse, al menos

    en la parte militar, a favor del Estado. En los ltimos diez aos, el astronmico gasto

    militar que ha sido invertido en aumento de pie de fuerza, modernizacin tecnolgica,

    inteligencia tcnica y lobby internacional ha dado resultados que se perciben comoverdaderos procesos de derrota del movimiento insurgente: el ejercito ha dado de

    baja a mandos claves en la estructura guerrillera, se han disuelto redes de apoyo

    logstico de los alzados en armas, se ha ganado la opinin nacional e internacional

    en apoyo de la estrategia de guerra y, en general, las fuerzas militares parecen llevar

    la iniciativa en la lucha contra la guerrilla. La seguidilla de golpes ha permitido al

    establecimiento asegurar, como la ha hecho repetidas veces, que el conicto armado

    est a punto de resolverse por la imposicin de los militares y el aniquilamiento del

    movimiento insurgente. Sin embargo el desarrollo de las acciones de guerra parece

    asegurar algo diferente.

    La muerte de altos dirigentes de la insurgencia ha sido suplida por la incorporacin

    a su estamento de direccin, el secretariado, de nuevos cuadros con caractersticas

    similares a las de los que han cado en combate. Pero, adems, la guerra en las

    regiones parece no ceder, en contrava del supuesto debilitamiento que causara la

    muerte de los cuadros de direccin. En las regiones, el control de la insurgencia sigue

    siendo notorio y las reas de donde haban sido expulsados muestran lentamente

    nueva presencia de los actores armados con nuevas maneras de relacionamiento

    entre ellos: guerrilla, maas y estructuras delincuenciales armadas.

    N 18, Diciembre de 2011 Bogot, Colombia Conflicto y solucin poltica Volver

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    En vez del encauzamiento del conicto hacia su resolucin, lo que

    tenemos es una continuacin de la situacin crtica de violencia que, con

    nuevas y ms complejas manifestaciones, se enseorea de las regiones en las

    que la presencia insurgente sigue siendo notoria y determinante.

    En la guerra el enemigo construye al enemigo: la posible

    respuesta de las FARC-EP a su situacin en el conflicto

    Las FARC-EP han sufrido importantes bajas en la estructura de direccin,

    pero la propia fortaleza institucional que han desarrollado, tanto por suestructura leninista de direccin y mando como por su longevidad en el

    conicto, les ha permitido sortear el problema de mandos y recomposicin

    de la estructura. En lo militar, han tenido que ceder frente a la superioridad

    militar del Estado, pero han retornado a la estrategia que han utilizado

    durante buena parte de su existencia, la guerra de guerrillas. En lo nanciero

    han logrado diversicar sus fuentes de ingreso combinando tanto rentas

    ilegales como participacin en negocios legales. Ideolgicamente, el ncleo

    duro de construccin doctrinaria se encuentra al parecer intacto, toda vezque las orientaciones polticas siguen emanando de los cuadros de direccin

    que han permanecido en la organizacin y que cuenta en algunos casos con

    ms de veinte aos en las las del movimiento.

    Asimilar la nueva estrategia de neutralizacin de cuadros de direccin

    por parte del establecimiento implicar para la guerrilla revisar sus

    formas de comunicacin y toma de decisiones, protocolos de seguridad y

    contrainteligencia, pero fundamentalmente aplanar mas la organizacin, de

    tal manera que se pueda dar una toma decisiones ms rpida sin contar con

    la aprobacin previa de las instancias ms altas de la jerarqua. Con este n,

    la regionalizacin de las estructuras ayudar a mejorar el desempeo en los

    teatros de operaciones, a acelerar los mecanismos y tcticas de combate y,

    sobre todo, a multiplicar los blancos que el establecimiento espera eliminar.

    Por supuesto, el peligro que esta estrategia encarna para la guerrilla es que

    una mayor descentralizacin lleve a la autonoma de facciones completas de

    la organizacin que puedan ser mas fcilmente permeadas por el enemigo

    conducindolas a la desmovilizacin. Pero donde seguramente se concentrar

    con mayor ahnco el trabajo de los insurgentes ser en la construccin de

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    que no reconocen el papel de las organizaciones gremiales

    y polticas que gravitan en l- se le acusa de un cierto

    espontanesmo. De otra parte, existen lecturas que maximizan

    el grado de politizacin del movimiento, elevndolo muy por

    encima de su estado real. En este caso se tiende a confundir

    estado de nimo con nivel de conciencia.

    El debate sobre la caracterizacin

    No obstante estas tendencias, lo importante es reconocerlo que hay de nuevo en este movimiento estudiantil. Lo que

    lo hace diferente a las anteriores experiencias de lucha,

    especialmente de los ltimos aos, es su masividad, amplitud

    y diversidad. No quiere decir esto que antes no se haya dado.

    Pero la intensidad y extensin que alcanz en los meses de

    octubre a noviembre no tienen precedentes en la historia

    inmediata. Por qu? Porque si miramos bien el proceso de

    neoliberalizacin en nuestro pas, el modelo de privatizacindel derecho a la educacin se profundiz a comienzos de la

    dcada del 90, lo cual quiere decir que la generacin que

    naci y creci en este periodo hoy tiene en promedio 20 aos.

    La gran mayora de estos jvenes han tenido que recurrir al

    endeudamiento fnanciero para poder acceder a un programa

    de educacin superior. Anlogamente, sus padres han visto

    disminuidos sus derechos laborales y quizs buena parte de

    ellos perdieron sus empleos. Cuntos de ellos viven hoy de la

    economa informal o subsisten con empleos precarios?

    Por eso no asombra la gran participacin de estudiantes

    de las universidades privadas, incluyendo aquellas que se

    consideran de lite, y tambin de los aprendices del SENA,

    que no encentran opciones reales para la profesionalizacin,

    as como el creciente nmero de estudiantes de secundaria

    que presionan el ingreso a la educacin superior en las

    instituciones pblicas, gran parte de ellas al borde de la

    quiebra. Como puede verse este movimiento articula vastas

    Este movimiento

    guarda similitudes

    con el movimiento

    estudiantil chileno.

    Las causas que lo

    generan son las

    mismas: el desmonte

    del derecho a la

    educacin, de la manocon todos los recortes

    a la seguridad y el

    bienestar social, los

    despidos masivos

    y la reduccin de la

    capacidad adquisitiva

    del salario. Es la

    crisis del modeloneoliberal lo que est

    en el fondo de estas

    intensas jornadas de

    protesta ciudadana. El

    programa de gobierno

    del presidente Santos

    apunta a una mayor

    profundizacin del

    modelo, con lo cual

    se agudizarn las

    contradicciones

    sociales en curso.

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    En tercer lugar, es urgente defnir la metodologa de discusin con

    el gobierno nacional, pero con un criterio amplio de participacin

    de la comunidad universitaria y los sectores sociales involucrados, sin

    dejarse presionar por los afanes de la agenda legislativa. Sobre todo,

    no caer en la trampa de dejarse arrastrar a una negociacin con el

    poder ejecutivo a puerta cerrada y por las alturas.

    Este punto amerita una reexin por separado. Ms all de

    defnir una metodologa de interlocucin con el gobierno (cosa que

    hay que hacer), lo esencial es defnir una iniciativa de construccin,democrtica y participativa, de un proyecto alternativo de educacin

    superior que est respaldado por acciones de movilizacin que puedan

    sostenerse en el tiempo. La politizacin del movimiento se logra en

    la medida en que las personas que se van incorporando a l hacen

    su propia experiencia en el proceso de luchas. Slo en la medida en

    que van comprendiendo la profundidad de estas batallas y su relacin

    con otras luchas que van en la va de proponer cambios en el rgimen

    poltico y social contemporneo, se podr dar un salto de calidad queabra el camino a la conquista de un modelo educativo que garantice

    gratuidad, universalidad, calidad, autonoma y democracia. Slo as

    se podr reconstruir la relacin entre universidad y sociedad, slo

    a travs de esta mediacin ser posible lograr el cumplimiento de

    la funcin social de la educacin. El impulso de las constituyentes

    universitariaspuede ser un medio efectivo para comenzar el proceso

    de reforma democrtica de la educacin superior.

    Los estatutos generales, acadmicos y los reglamentos de las

    instituciones pblicas han sido modelados de acuerdo a parmetros

    que violan la autonoma universitaria y que imponen los derroteros

    para la mercantilizacin de la educacin. Se debe pasar de la

    resistencia a la alternativa, conquistando espacios decisorios de la

    comunidad universitaria que logren reestructurar en un sentido

    opuesto las caducas normas administrativas y acadmicas. En lo

    concreto, se debe trabajar por reversar los contratos de outsourcing

    que entregan a corporaciones privadas funciones importantes de las

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    instituciones pblicas y combatir la corrupcin interna que se deriva de su captura

    administrativa por parte del gamonalismo y el clientelismo regional.

    Conquistar espacios para la libertad de ctedra, exigir el nombramiento de

    profesores de planta, exigir relaciones horizontales entre docentes y discentes en

    la prctica pedaggica, oponerse a la mediocridad, abrazar el compromiso con las

    causas de la justicia social y criticar los valores que se imponen desde las doctrinas

    dominantes del pensamiento, constituyen tan slo una pequea parte del programa

    alternativo de la educacin en Colombia. Para avanzar hacia estos objetivos no es

    necesario esperar que los cambios vengan desde arriba por voluntad de los lderespolticos. Lo ms seguro es que estos no lleguen con el actual gobierno. Pero los

    cambios que estn operando en el mundo indican que las aspiraciones del movimiento

    pueden ser ms altas. Por qu conformarse con menos cuando la humanidad en la

    poca actual se est proponiendo transformaciones ms profundas?

    La emergencia de este movimiento estudiantil coincide con el inicio de una etapa

    de ascenso de la lucha de masas en Colombia. Se han vuelto comn los estallidos

    sociales en las cabeceras urbanas y los bloqueos en las principales carreteras del

    pas. Recientemente se observa una reactivacin de las luchas obreras en los campospetroleros, que vinculan a la protesta poblaciones enteras en los Llanos Orientales,

    el Magdalena Medio y la Costa Caribe. Y qu decir de las comunidades que estn

    desarrollando procesos de resistencia a los proyectos de explotacin forestal y minera

    en las regiones de los santanderes y del eje cafetero. Hasta hace poco, las refriegas

    sociales se mantenan en planos urbanos pero perifricos. Ahora el movimiento

    estudiantil est movilizando masas de sectores de extraccin social diversa de las

    grandes ciudades, que hasta hace poco permanecan apticas.

    La conuencia de los acumulados de unidad y movilizacin pueden encontrar

    las conexiones que les haca falta a travs de la irrupcin de estas nuevos fuerzas de

    la protesta. Los cambios en el estado de nimo del pueblo pueden darle el impulso

    que le faltaba a la iniciativa del Paro Cvico Nacional. Pero esta accin no sobrevendr

    por desarrollo espontneo. El elemento de la organizacin poltica es decisivo en la

    sntesis entre conciencia y necesidad de las masas. El movimiento estudiantil puede ser

    el catalizador de este proceso si las distintas fuerzas organizativas que los componen

    logran aanzar la unidad que pueda desembocar en un amplio frente de lucha popular

    que marque el inicio del n de este prolongado invierno.

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    Campaa 16 das deactivismo contra la violenciade gnero. Manifestacionesen Pakistn.Tomado de:http://www.flickr.com/photos/16dayscampaign

    El catalizador de ese proceso fue la presentacin por parte del

    gobierno de la propuesta de Nueva Ley de Educacin Superior, a

    todas luces el ms aberrante de los intentos por hacer de la educacin

    una mercanca. La pelea contra la nueva ley de educacin superior es

    una entre tantas que ha dado el movimiento universitario, aunque

    sta en particular ha tenido una profundidad enorme. Los estudiantes

    construimos el 20 y 21 de agosto en la histrica Universidad Distrital

    los objetivos de la movilizacin, las bases de la organizacin estudiantil

    y el programa mnimo de los universitarios de Colombia (a 40 aosdel programa mnimo del 71). Das despus defnimos en Cali que

    entrbamos en una dinmica de Paro Nacional Universitario en el

    momento en que el gobierno nacional radicara la propuesta de ley:

    ah comenz el pulso directo.

    El gobierno se envalenton y con toda su arrogancia frm ante

    el pas que su propuesta sera ley, a toda costa. Un mes despus con

    el paro nacional universitario y un movimiento estudiantil a or de

    piel, el gobierno asuma su derrota retirando la ley y aguantando elimpacto de un estudiantado entusiasta que colmaba las calles, las

    paredes, y la historia. Santos se la jug por retirar la ley y fnalizar como

    perdedor en una batalla importante para el movimiento social en su

    conjunto: la batalla elocuente donde se demostr que las calles son el

    gora de nuestra indignacin, y que es posible hacer democracia sin

    permiso y con desobediencia frente al status quo.

    En ese momento se instaur la otra batalla. Ya no de Santos

    por aprobar su ley, sino de Santos por deslegitimar, dividir y acabar

    con el movimiento estudiantil. Un movimiento estudiantil ms

    acostumbrado a hundirse con las banderas, que a llevarlas a nuevos

    campos de batalla. El paro universitario, la mejor herramienta para

    derrocar la ley, se volvi el centro del debate universitario despus de

    logrado uno de tantos objetivos del movimiento.

    La suspensin del paro se da no por el agotamiento del

    movimiento estudiantil, sino por la necesidad de forjar nuevos campos

    de batalla. La herramienta de los universitarios no es nicamente el

    paro, es esencialmente la MANE, como espacio que puede forjar no

    Ser joven y no ser

    revolucionario, es

    una contradiccin

    hasta biolgica

    (Salvador Allende).

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    solo paros y movilizaciones, sino propuestas, derroteros comunes y

    objetivos a largo plazo. El paro nacional, tan pertinente para pelear

    contra la ley, no se puede generalizar como la nica herramienta

    para pelear en una misma coyuntura por todas las reivindicaciones

    histricas del movimiento estudiantil por ms de veinte aos, menos

    cuando la justeza de la lucha se mide tambin desde afuera, y no solo

    desde nosotros mismos.

    El programa mnimo de los estudiantes contiene puntos que

    van ms all del modelo de educacin y plantean un modelo depas: una Colombia digna, sin desigualdades y con justicia social.

    Esa Colombia que los universitarios estamos construyendo palpita

    con el fortalecimiento del movimiento estudiantil. Los estudiantes

    no podemos ser irresponsables con nuestras acciones. Si algo ha

    aprendido el movimiento estudiantil es que el trabajo de ganar el

    corazn de la gente es arduo y difcil como para echarlo a perder por

    decisiones que consultan ms la euforia individual que la vocacin

    de poder colectiva (el sustrato de nuestro avanzar). Algn profesorlo expres de la ms bella forma: El movimiento estudiantil no es

    como el torrente inatajable de los ros, sino como los potentes ujos

    y reujos del mar.

    La primera tarea en ese marco es entender lo que se ha logrado:

    una victoria importante, un primer paso en una guerra de lpices

    y creacin contra el gobierno nacional. Sin embargo la pelea hasta

    ahora empieza y, en ese sentido, el mayor parte de victoria debe ser

    la unidad del movimiento estudiantil colombiano, unidad que pasa

    por el fortalecimiento de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil. Es

    importante reconocer de manera colectiva los aciertos y desaciertos

    cometidos en el camino: construir la historia desde una perspectiva

    crtica y humanista parte, desde luego, del ensayo y el error. Hemos

    avanzado, pero an hay muchsimas cosas por edifcar y mejorar.

    La MANE tiene la tarea de lograr mayores niveles de amplitud y

    organizacin, pensarse a mediano y largo plazo, construirse desde

    lo local a lo nacional, y convertirse en un referente unitario en todos

    los niveles.

    El programa

    mnimo de los

    estudiantes

    contiene

    puntos que

    van ms all

    del modelo

    de educacin

    y planteanun modelo

    de pas: una

    Colombia

    digna, sin

    desigualdades

    y con justicia

    social.

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    El estudiantado como actor poltico: hacia un

    movimiento estudiantil con vocacin de poder

    El movimiento estudiantil tiene varios retos, siendo

    la base de ellos responder al momento poltico y acumular

    legitimidad frente a la sociedad, a la vez que se piensa como

    actor estratgico en su propia lucha y dentro de las luchas

    sociales. En otras palabras, el movimiento estudiantil debe

    plantearse a mediano y largo plazo, y plantear sus objetivos

    en esos trminos.Un primer reto que debe asumir el estudiantado

    a partir de la MANE es la construccin de la propuesta

    alternativa de educacin. En este escenario los estudiantes

    deben involucrar a todos los estamentos universitarios,

    pero adems a los sectores sociales estratgicos para una

    educacin como derecho y con un saber amplio y colectivo.

    Este proceso no puede empezar desde el punto cero junto

    al gobierno. El proceso debe empezar entendiendo la sumade los acumulados ya construidos- desde las discusiones

    ms locales con un carcter amplio y altamente vinculante,

    para despus ir recogiendo el proceso de construccin hasta

    llegar al nivel nacional.

    Por supuesto, en el proceso debe haber momentos de

    interrelacin con el gobierno que permitan abrir y mantener

    el debate pblico y posicionar las propuestas vertebrales. Sin

    embargo, lo fundamental debe ser la construccin desde

    la universidad y los sectores sociales de una educacin con

    gratuidad, acceso y cobertura, autonoma y democracia,

    calidad acadmica y bienestar en funcin de un pas

    soberano que plantee los rumbos para una sociedad justa y

    sin desigualdad: los caminos de una verdadera paz.

    En resumen, la educacin que el movimiento estudiantil

    ha planteado para Colombia es profundamente antagnica

    con el modelo de gobierno de Juan Manuel Santos y

    compromete una apuesta por pensar, imaginar y construir

    En Colombia nos hemos

    atrevido a combatir el

    dogma del mercado,

    que cubre las violencias

    invisibles, y el dogma del

    militarismo, que encubre

    un sistema poltico

    amasado con sangre.

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    nuevos rumbos para un pas donde el dogma del

    mercado ha fracasado de manera estruendosa y

    con consecuencias muy lamentables en materia de

    derechos sociales.

    Otro reto del movimiento universitario es pensar

    la reactivacin de la movilizacin, la agitacin y, en

    general, la necesidad de mantener la iniciativa poltica.

    Los estudiantes debemos convertirnos en activistas

    de nuestras consignas, y hacer que la sociedadcolombiana las sienta y las haga suyas. Mantener

    una actividad permanente en funcin de implicar

    la educacin como debate fundamental de un pas

    distinto, donde los colombianos puedan estudiar

    con calidad, donde los derechos estn por encima

    del mercado y donde la democracia se exprese en la

    participacin activa y cualifcada de la sociedad y no

    en el simulacro formal de quienes legislan a favor delgobierno, se convierte en una tarea permanente para

    mantener viva la llama e impedir que se construya un

    imaginario mediatizado de un movimiento estudiantil

    apoltico y funcionalizado dentro de la falsa

    democracia del gobierno. El movimiento estudiantil

    es profundamente poltico y tiene el inters explcito

    de impugnar y subvertir el rumbo que los mismos en

    el poder le han dado histricamente a Colombia.

    Por ltimo, el movimiento estudiantil tiene

    el deber de hacerse movimiento popular. Las

    reivindicaciones universitarias son sectoriales, pero

    de fondo la manera de alcanzar una educacin como

    derecho para Colombia compromete profundas

    modifcaciones polticas al modelo planteado por

    Santos. La nica posibilidad de ganar la pelea que

    estamos dando es articular el conjunto del movimiento

    social con sus banderas y reivindicaciones a la pelea

    El movimiento estudiantil

    no es homogneo, por el

    contrario, est edificado

    a partir de una inmensa

    heterogeneidad que permite

    potenciar su accionar y cubrir

    las perspectivas ms diversas

    sobre un mundo nuevo.

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    Campaa 16 das de activismo contrala violencia de gnero. Manifestacionesen las calles alemanas contrala violencia domstica.Tomado de: http://www.flickr.com/photos/16dayscampaign

    por una educacin como derecho. Al hacerlo,

    asumimos tambin que al reivindicar una nueva

    educacin para un nuevo pas estamos reivindicando

    tambin el derecho a la salud, la tierra, las garantas

    laborales, las libertades democrticas, la diversidad

    en toda su dimensin y, en general, las salidas para

    la paz con justicia social -lo contrario a la paz de los

    cementerios propuesta por Uribe-Santos-.

    El movimiento estudiantil que se ha gestadoen Colombia ha hecho poesa y arte con su accin

    colectiva. Ha forjado nuevos saberes en el fragor

    de sus batallas. Tiene incrustada la memoria de sus

    muertos, sus desaparecidos, sus presos polticos

    no ha olvidado (porque es prohibido olvidar) que

    los estudiantes tambin tenemos derecho a la rabia,

    inherente al deber de indignarnos. El movimiento

    estudiantil se alimenta de la imaginacin, perono una imaginacin ingenua o acrtica: es una

    imaginacin creativa que no olvida, que recoge

    experiencias, que reivindica la posibilidad de ser

    nosotros mismos, de arar nuestro propio camino,

    de forjar nuestra propia cosecha.

    El movimiento estudiantil se hace indgena,

    campesino, obrero se hace pueblo. Entiende que

    ni la sumisin, ni la desposesin, ni la ignorancia, ni

    la muerte, pueden ser los rumbos para una juventud

    que se aferra a la vida digna y la reivindica contra

    la desesperanza. Los estudiantes nos negamos a la

    amnesia, a la desidia: hemos decidido luchar. Y la

    posibilidad de demostrar que estamos construyendo

    un nuevo horizonte es evidenciar, frente al cotidiano

    marasmo, que hemos caminado por el rumbo de la

    esclavitud y la ignominia.

    N 18, Diciembre de 2011 Bogot, Colombia Luchas populares Volver

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    financieros) que permitieron, entre otras cosas, disimular la envergadura

    de la deuda griega.

    Mario Monti, el nuevo primer ministro italiano, diplomado en

    Yale, es miembro de la Trilateral y del Grupo Bilderberg (think tank del

    establishement international). Es consejero internacional de Goldman

    Sachsdesde 2005.

    Lucas Papademos, el nuevo primer ministro griego, tambin

    diplomado en el MIT, fue consejero del Banco de la Reserva Federal en

    Boston. De 1994 a 2002 fue Gobernador del Banco de Grecia, poca enla que Goldman Sachsayud a falsificar las cuentas del Estado griego.

    As se ha puesto crudamente de manifiesto la esencia de la

    democracia burguesa, que no es como se pretende mediadora o

    rbitro entre intereses diferentes o contrapuestos, sino esencialmente la

    dictadura de las clases dominantes sobre las grandes masas oprimidas

    y explotadas, como ya lo sealaron en su tiempo Marx, Engels y Lenin.

    II. La fuerza de choque del capital financieroson las agencias de notacinLas principales agencias de notacin son Standard and Poors,

    Moodys y Fitch. Son instituciones privadas que se ocupan de poner

    notas a empresas y Estados que van del riesgo mnimo (AAA) al riesgo

    mximo (CCC), las cuales expresan el riego que corren los inversores

    financieros que prestan a dichas empresas y Estados. Existen hace

    tiempo, pero comenzaron poniendo notas a empresas y bancos y,

    despus, extendieron su radio de accin a los Estados. Una nota baja

    (riesgo alto) tiene por consecuencia automtica que la empresa o el

    Estado que reciba un prstamo pagar un inters ms elevado.

    Estas agencias no tienen nada de independientes, pues pertenecen a

    grandes capitales privados: el 13% de Moodyspertenece al multimillonario

    Warren Buffet, Fitch pertenece mayoritariamente a la sociedad financiera

    francesa Fimalacy el 20% de su capital al grupo Hearst, y Standard and

    Poorsal grupo estadounidense McGraw-Hill Companies. Cobran por sus

    servicios a las empresas que quieren ser calificadas y a las que utilizan

    las notas. De modo que grupos privados estrechamente vinculados al

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    capital financiero decretan la lluvia o el buen tiempo para los

    Estados que necesitan recurrir a prstamos del capital financiero

    transnacional. Si la nota es alta (poco riesgo), el Estado pagar un

    inters bajo por los prstamos. Si la nota es baja (riesgo alto), el

    Estado pagar un inters alto, entrando as en un crculo infernal

    de endeudarse cada vez ms y pagar intereses cada vez ms

    altos. Y deber aplicar los ajustes exigidos por los acreedores

    que se traducen en recesin, ms desocupacin, congelacin de

    salarios, privatizacin de los servicios pb