revista cosas nuestras Número 26

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Jujuy es tierra de esperanzas, devociones y misterios. Representa la antesala del gran silencioamericano, según la describiera el gran Atahualpa Yupanqui. El viento murmura entre los cerros

como recordando antiguas tradiciones que sobreviven al paso del tiempo. La majestuosa Quebrada

de Humahuaca, los desolados paisajes de la Puna, los valles y las selvas de yungas otorgan diversidad

y riqueza a un pueblo que crece y que tiene la posibilidad de reconocer, en su territorio y en sus

propios habitantes, un inmenso pasado histórico y cultural.

Limitada al sur y al este por la provincia de Salta, al oeste por Chile y al norte por Bolivia, recibió del

mundo andino profundas influencias culturales. Cuestiones que no entienden de fronteras. Es que

la frontera no sirve para separar, aislar o distinguir sino para enriquecer, tal como señala Héctor

Tizón, uno de los escritores fundamentales de la literatura argentina.

A comienzos de nuestra historia nacional, dos años después de la Revolución de Mayo, el pueblo,

liderado por el general Manuel Belgrano, fue protagonista de un hecho fundamental conocido como

el Éxodo Jujeño. La gente accedió a vaciar y quemar sus tierras, dejando todo atrás para lanzarse

al camino soñando con un país libre y soberano. Una gesta histórica que refleja el gran coraje de

un pueblo unido que supo responder a las circunstancias con convicción y esperanza. Un ejemplo

para recordar y para seguir reconociendo cada día los valores que hacen a nuestra identidad más

profunda.

En este fin de año, quiero desearles unas muy felices fiestas, con la alegría de seguir creciendo juntos

y en paz en esta tierra argentina.

Editorial

Gabo Nazar

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director general

director editorial

coordinación general

Arte y diseño

asistente

coordinador periodísticocolaboradores

corrección

fotógrafo

Ilustración contratapa

agradecimientos

impresión

Ejemplares

Gabo Nazar

José Mutti

Rodrigo Arizaga

Paola Velez

Sandra Capuano

Pablo García LastraClaudio Bertonatti / Sergio Limiroski /

Silvia Miguens / María Giovanardi /

Rubén Monerris / Martina Intronati /

Alberto Moreno de la Fuente

Edgardo Imas / Anna Souza

José Luis Raota

Mariano González

Walter Barrionuevo, Gobernador de Jujuy /

Jorge Noceti, Secretario de Turismo y Cultura

de la Provincia /Juan Martearena, Director

Provincial de Turismo / Rubén Monerris,

Comunicación y Prensa de la Secretaría de

Turismo/ Nadia Serrano Antar, Coordinadora

de Turismo, Casa de Jujuy en Bs. As. /

Gato Peters.

Forma Color

35.000

Cosas Nuestras Número 26 / Diciembre 2011 / Es una publicación de

Cosas Nuestras S.A. / Correo de Lectores: Av. Alvear 1750 (C1014AAR)

Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina - Tel/ Fax: 54-11-4815-9998 

[email protected]

Prohibida su reproducción total o parcial. Derechos reservados.

Registro de propiedad intelectual en trámite. ISSN 1850-1494

Distinciones de Cosas Nuestras:

- Declarada de interés provincial por la Cámara de Diputados de la Provincia

de Buenos Aires. (2010)

- Declarada de interés legislativo por la Cámara de Diputados de la Provincia

de Buenos Aires. (2008)

- Premio Santos Vega de Plata 2007 al Mejor Medio de Difusión Gráfica

Revistas.

Foto de Tapa: José Luis Raota.

Máscara de carnaval elaborada

por el artesano Alfonso Portugal.CARDON PROVEEDOR OFICIAL

>> OTRAS NOTAS

4 > Entrevista a Tomás Lipán9 > Las soledades y la memoria14 > Más allá de las ruinas20 > Llegando está el carnaval26 > Sin muerte en la tarde30 > El misterio de los ángeles arcabuceros34 > Colección Primavera Verano 2011-201249 > Entrevista a Jaime Torres66 > Senderos de identidad76 > Un maestro que se refugió en la puna86 > Pueblos originarios

98 > Entrevista a Héctor Tizón

18 > Gato Peters54 > Taruca - Infografía58 > Leyenda jujeña62 > Comida típica72 > Mapa de Jujuy82 > Diseños de la tierra93 > Curación ancestral94 > Sabiduría del origen96 > Diagrama criollo102 > Entre el cielo y el infierno108 > Fuego por la libertad

>contenido

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“Jujuy le han puesto de nombre / ha de ser cosa de Dios

/ en el idioma del cielo / así se llama el amor”. TomásLipán golpea la caja, el pequeño tambor unido en susonido a la tierra del norte del país, y recuerda parte deesta copla de uno de su poetas preferidos, Raúl Galán.El músico canta con su voz profunda. Deja suavementeel instrumento a un costado de la mesa y muestra otroselementos que suele usar cuando se presenta en losescenarios del país y el mundo: una quena, su guitarra,un par de sikus, un erquencho –corneta de cuerno querememora un tiempo ancestral– y hasta un bandoneón.Estos instrumentos son un gran tesoro para Lipán.Conoció sus sonidos siendo muy chico, cuando en una

humilde casa junto a diez hermanos se convirtieron enparte del juego, de un tiempo donde la música era laalegría, la compañía en un hogar donde no se conocíala luz ni la radio.“Entre juegos y quereres me acuerdo lo primero que to-qué fue una cajita imitando a nuestros mayores, porquela música que se vivía en casa era la copla. Los amigosde papá o familias enteras se reunían en la comarcapara un sembrado, para señalar los chivos, o en carna-val mismo, y el canto era con caja. Después seguí con losinstrumentos que teníamos a mano: la quena, el sikusy una guitarrita que hizo mi hermano. Luego el charan-go y, más acá en el tiempo, el bandoneón cuando teníadoce años. Esperaba siempre la llegada de un primo demi papá que venía en carnaval. Después de comer unrico asado con choclo, queso y papa abajo del parral,desenfundaba su bandoneón. Así aprendí, mirando y

 jugando”.

Vivió su infancia en contacto con la naturaleza. “La

actividad de niño era ayudar a mamá a pasear las ca-bras, y mientras paseaba iba recordando la melodía quehabía cantado mi papá el día anterior, cantando unacopla, o tocando la quenita. Mi escuela fue la naturale-za. Lo que comíamos era lo que cultivaban mis papás.La leche no faltaba nunca, sembraban trigo, maíz, mimamá hacía pan todos los domingos. Teníamos todo loque la tierra te da, por eso el amor siempre de mi gente,del jujeño a la Pachamama. El amor a la tierra, la vida yla música en mí van todos juntos, no se separan”.

“Cómo será de limpia la memoria por aquellos años–continúa–, que tiempo después, cuando mi papá pudocomprar una radio a pila, las melodías que escuchába-mos por radio las aprendíamos y después las tocábamos.Con escuchar una sola vez una zamba, uno la aprendíaen letra y música”. Así descubrió a músicos que lo mar-caron, como Los Chalchaleros, Jorge Cafrune, AtahualpaYupanqui, los Hermanos Ábalos. “No nos faltaba nadade lo que necesitábamos para vivir, que era el amor denuestros padres y jugar con la música, la pelota de trapo,

 juguetes de piedra”.Por la tierra de la Quebrada fue andando y conociendo

“El amor a la tierra, la viday la música en mí van todos

juntos, no se separan”

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a su gente y su música. Se reconoce un hombre tímidoque nunca ha golpeado puertas para mostrar su talento,sino al que siempre han llamado para actuar. Su perfil,en cierta forma, representa la forma de ser del hombrede la Quebrada. “Somos sumisos, callados, respetuosos,buenos, muy obedientes, trabajadores, muy aferrados anuestra tierra, nuestras cosas”.A los veinte años viajó a Mar del Plata para intentar ga-

narse la vida con cualquier trabajo. Un amigo suyo loescuchó cantar y lo convenció de que fuera a tocar a unapeña. Allí recibió su primera paga por subirse a un esce-nario, iniciando su exitosa carrera profesional.Luego formó parte del grupo Sones de América, junto asu hermano Domingo. Tocaban todas las noches en laspeñas más importantes de la ciudad de Salta. En 1990fue descubierto por Jaime Torres y se transformó en elcantante del grupo del gran músico.“Con Jaime Torres aprendí no sólo el trabajo profesionaly me pude presentar en escenarios de todo el mundo,sino también algo que él siempre inculca: que es tenerrespeto por los instrumentos”, menciona.

“La música de la Quebrada de Humahuaca, del Noroes-te argentino, tiene mucho valor, sobre todo si se respe-tan la quena, el charango, los sikus. Usar la melodía sinadornarla. Si a un cuadro de Picasso se le agrega un de-talle, lo destruís. Lo mismo pasa con esta música, con sussonidos maravillosos”.

SOLISTA

En 1998 Tomás Lipán inició su carrera solista. Lleva gra-bados varios discos y suele pasar gran parte del año pre-sentándose con éxito en Buenos Aires y otras partes del

país. Sin embargo, su lugar en el mundo sigue siendo suquerida Jujuy.Cada vez que sube a un escenario, el músico lleva con-sigo las canciones que aprendió de chico, su origen in-

dígena, el amor por su tierra, la alegría del carnaval, lasmelodías que tocaba formando parte de la banda desikuris creada por su padre, mientras peregrinaba en lafiesta de la virgen de Punta Corral, hace más de cincuen-ta años.“Tocar en esas fiestas en mi pueblo era algo hermoso.Lo más lindo era tocar para que la gente bailara, tocarel bandoneón en carnavales, día, tarde, noche, sin co-brar un peso. Sin amplificación, sin acompañamientoprofesional, sino de corazón. Y ésos son recuerdos im-borrables. Ahora también voy a carnavalear, aunque es

distinto”.–¿En qué cambió?–Antes se tocaba en un patio de tierra, y venía toda lagente de la comarca; ahora hay gente de todo el mun-do que te está escuchando, uno que es del lugar, otro deotro lado, te filman, toman nota. No es una comunidaden la que nos conocemos todos como antes, hay ahoracapaz mil personas en un predio. Pero lo de adentro es lomismo, las ganas, el amor de tocar, y esa alegría de verque la gente se divierte.

AUTÉNTICA LIBERTAD

De los instrumentos que ejecuta, menciona que el quemás usa es la guitarra. “En mis presentaciones toco unpoco de todo, pero en Jujuy cada uno se destaca en sutiempo: la tarka –especie de quena– y el bandoneón encarnaval, la quena en los pesebres de Navidad, el siku enlas peregrinaciones”.El artista considera que la música es una forma de ex-presión que se emparenta con la libertad. “Soy amantede la libertad. Todos hemos nacido libres, el problema esque apenas uno nace te imponen cosas. Te imponen re-

ligiones, idiomas, color de la ropa y también la música.Pero cuando el corazón del hombre empieza a escarbarla libertad que le cabe en el mundo, ahí es dueño abso-luto de elegir la música que quiere escuchar, oír o inter-pretar”.Seguramente, por esas ansias de libertad también estáen contra de los sectarismos, incluso en la música. “Noporque yo toque la quena o el siku tengo que imponerque lo bueno es que se toque eso. Hay que tener un co-razón abierto a las músicas del mundo, y querer, amar yrespetarlas. Cómo no me va a gustar que gente de otraspartes respeten mi música de la misma manera que yo

lo hago con la de ellos. La música está para unirnos, ge-nerar amor y alegría”.Lipán vuelve a tomar la caja y a calentar la voz. El sonidode sus ancestros está vivo, y una frase que ha utilizado

“Cuando el corazón del

hombre empieza a escarbarla libertad que le cabe en el

mundo, ahí es dueño absoluto

de elegir la música que quiere

escuchar, oír o interpretar”

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en sus presentaciones vibra en el ambiente. “Retumboen el antiguo tambor de nuestra raza como la voz ron-ca del erque milenario; retumbo en los parches curtidosde las cajas que acompasan las coplas ardientes de lospueblos; retumbo en el lenguaje puro de mi erquenchoy en el vientre maduro de mi quena, misterio ancestral

de nuestro acento que fluye majestuoso en nuestrasvenas; retumbo en el paisaje azul de mi voz tendida,corazón eterno que impulsa sentires compartidos, queestrechan las abiertas manos de la vida retumbandoenamorado en tus latidos”.

  POR LOS CAMINOS

Tomás Lipán nació en Purmamarca (Jujuy). Su verdadero nombre es Tomás Ríos, pero para su vida artística y a modo

de homenaje a Lipán –un muy pequeño paraje donde vivieron sus abuelos, ubicado a diez kilómetros de Purmamarca–

adoptó el nombre con el que hoy todos lo reconocen. Entre 1974 y 1977 integró el grupo folclórico Sones de América,

formado en la ciudad de Salta, por su hermano Domingo Ríos. Entre 1990 y 1997 acompañó con su voz las presenta-

ciones de Jaime Torres, realizando exitosas giras por el país y por Europa. Desde 1998 se desempeña como solista, con

varios discos publicados, como Amor y albahaca, Canto rojo y Cautivo de amor . Recientemente se presentó en el Centro

Cultural Torquato Tasso, en Buenos Aires, en un espectáculo junto a Bruno Arias y Mariana Carrizo. Y entre los meses de

octubre y noviembre se han convertido en un clásico con mucho éxito sus recitales en el teatro Carlos Carella, tambiénde esta ciudad. Lipán además incursionó como actor de cine, personificando papeles en las películas El destino, de Mi-

guel Ángel Pereira, y Nacido y criado, de Pablo Trapero, siendo nominado por esta última a los premios Cóndor de Plata,

en el rubro Actor revelación.

Sergio LimiroskiFotos: Nicolás Pérez

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En cada rincón de la Quebrada de Humahuaca, en las selváticas Yungas oen la alta Puna se convive con el profundo silencio de la tierra jujeña.

Naturaleza impactante, historia, flora y fauna, patrimonios deuna provincia donde aún vibran ecos de culturas milenarias.

Jujuy en la mirada de un naturalista

Las soledades y la memoria

“Éste es el Norte, casi ausente, de mi patria. Ésta esla provincial heredad ensimismada, el desdibujadoimperio que es preciso rastrear por las soledades y en lamemoria”. (Néstor Groppa)

Jujuy es una tierra de contrastes, de cerros y valles,de espinas y flores, de llamas activas y pastorestranquilos, lagunas rosadas por flamencos y blancossalares inmaculados, con un pasado bélico y unpresente pacífico. En el territorio jujeño conviventodavía los rumores del legendario Coquena con susprotegidas vicuñas y tarucas. Los carnavales estallan

con bombas de talco, coplas sentidas, ritos ancestralesy la inconfundible música andina.Si saboreamos un locro humeante o escuchamos uncarnavalito, llegan a nuestra mente cálidos recuerdosde esta provincia de culturas milenarias. Estas memo-rias se polarizan en imágenes quebradeñas, puneñas y,en menor medida, selváticas. Sin embargo, los paisajesse reparten en cinco regiones ecológicas diferentes. Deoeste a este: los Altos Andes, la Puna, el Monte de Sie-rras y Bolsones, las Yungas y el Chaco Seco.Podríamos dar vuelo a una recorrida quebradeña concielo despejado y el sol más radiante. Seguramente,

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iluminará espinillos –o churquis–,cardones y algarrobos, que formanpequeñas islas verdes en un océanode piedras grises y en toda la gamade los pasteles.

Estos rasgos, entre muchos otros,han hecho de la quebrada de Huma-huaca uno de los íconos nacionalesdeclarados Patrimonio Cultural yNatural de la Humanidad. Es quenaturaleza y cultura se integran enel alma quebradeña. En un tramocorto (apenas unos 150 kilómetros)de la ruta nacional 9, y bordeandoel río Grande, se levanta una quin-cena de poblados con más de 200 si-tios arqueológicos vecinos y 10.000

años de historia. Cada tanto, se en-cuentran las ruinas de una forta-leza precolombina que rememoratiempos ancestrales. Así lo hace elPucará de Tilcara, descubierto porel gran antropólogo, experto enfolklore y naturalista Juan Bautis-ta Ambrosetti, promotor y primerdirector del Museo Etnográfico deBuenos Aires. Un jardín botánicoaledaño, dedicado a las singularesplantas de altura, enriquece al vi-sitante con rarezas, fundamental-mente, en materia de cactus.Cada pueblo, en especial los do-mingos, luce un mercado, sobre la

plaza principal donde suele levan-tarse una iglesia antigua, sencillay hermosa, como en Purmamarca,Humahuaca o Yavi. Por estos pagos,niños con ojos vivaces y manos ave-

 jentadas amontonan esperanzas.Cambiarán versos por monedas,para endulzar su jornada. Esconde-rán tristezas detrás de sonrisas am-plias. Van a la iglesia pero creen enla Pachamama (la Madre Tierra). Sino tocan el charango, saben soplarla quena o sonar la caja. No hay unoque no saque música en la quebra-da. Su vida es cuesta y bajada. Poreso, uno de los maestros de Huma-huaca, Fortunato Ramos, suele pe-

dir “No te rías de un colla” (ver re-cuadro pág. 12).

EL SENDERO DE LA SELVA

Uno de los paisajes más impactan-tes de la provincia es su selva deyungas. El espectacular Parque Na-cional Calilegua honra esta regiónecológica, la más biodiversa delpaís junto con la selva misionera.En sus 76 mil hectáreas merodea el“tigre” o yaguareté, el anta o tapirembiste el follaje y el águila pomasobrevuela el verde dosel con lapa-chos amarillos y robles “ambura-

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na”, mientras corretean las ardillasrojas entre las ramas de un nogal.Cerros cubiertos por selva ordenansu flora en pisos o estratos que cam-bian el elenco de especies dominan-

tes a medida que uno asciende. Así,uno pasa desde la selva de transi-ción, riquísima en árboles (más decien especies) a la selva pedemon-tana con laureles y parientes delfamoso arrayán (mirtáceas). Si sesigue andando, se dejará esa selvapara ascender por los bosques dealisos, pinos del cerro y uno de losárboles más amenazados del país,la queñoa. Y llegará un punto –porencima de los 3.000 metros sobre

el nivel del mar– en que el bosquese abrirá para dejar paso a exten-sos pastizales que doran los cerros,como el Amarillo, donde se refu-gian las tarucas (ver infografía pág.

 54), uno de los monumentos natura-les de la Nación.

CAMINOS DE LA HISTORIA

En San Salvador hay una cita con la

historia. El 23 de agosto de 1812, estaciudad quedó abandonada, porquesu población, ante el avance de lastropas realistas provenientes desdeel Alto Perú, se plegó a la retirada

del Ejército del Norte, al mando delgeneral Manuel Belgrano. Él orde-nó “tierra arrasada”, disponiendoel arreo del ganado y el incendiode las cosechas y viviendas, para

que el enemigo no hallara recursos.Esta penosa y epopéyica retiradahacia Tucumán hoy se conoce comoel Éxodo Jujeño y es recordado cada

aniversario con profundo senti-miento por la comunidad local.A pocas cuadras de la plaza princi-pal, se encuentra la casa donde fueasesinado el general Juan Lavalle,hoy Museo Histórico Provincial. Sibien las circunstancias no son cla-ras, se exhibe la puerta original quefue protagonista involuntaria del

homicidio. Se cuenta que la balaasesina la atravesó, pasó por ellacuando estaba entreabierta o bien através del ojo de su cerradura, comomuchos prefieren narrar. Lo cierto

es que en la madrugada del 9 de oc-tubre de 1841 una bala impactó ensu cuello y allí murió desangradoel valiente general, de descollantecarrera militar en las guerras de la

Independencia americana y polé-mica actuación en el enfrentamien-to entre unitarios y federales. Perosu historia no culmina allí, porque

los federales buscaban apropiarsede sus restos para exhibirlos públi-camente. Por eso, un grupo de fielessoldados los rescató y el cuerpo par-tió hacia el norte por la quebrada deHumahuaca. En plena travesía ha-cia Potosí, ante la descomposicióndel cadáver, decidieron descarnarloen Huacalera. Limpiaron sus hue-

sos en el río, guardaron su cabeza,conservaron su corazón en aguar-diente y continuaron su retiradahasta ponerlo a salvo. El virtuosoEduardo Falú puso música a la letra

El espectacular Parque Nacional

Calilegua honra esta región

ecológica, la más biodiversa del país

junto con la selva misionera

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del emotivo “Romance de la muertede Juan Lavalle”, escrito y narradopor Ernesto Sábato.A minutos del centro de la capitalse encuentra el Parque BotánicoMunicipal, sobre la calle CaballitoCriollo s/n, en el barrio Los Perales.Es un sector remanente de yungascon vistas hermosas de la Tacita dePlata (la capital jujeña) y senderosque permiten reconocer la fabulosa

naturaleza jujeña, con excelentesoportunidades para observar espe-cies de plantas silvestres y tambiénurracas, pepiteros y corzuelas.Escuchando el charango del virtuo-so Jaime Torres o una zamba canta-da con la voz grave de Tomás Lipán,se puede afirmar que todo aquelque busca hurgar entre la soledad yla memoria hallará en estas tierrascoloridas los espacios para el reen-cuentro con la patria profunda.

Claudio Bertonatti (*), con la

colaboración de Lorena E. Pérez

(*) Claudio Bertonatti es museólogo, natu-

ralista y docente. Está dedicado a la con-

servación del patrimonio natural y cultu-

ral desde 1983. Es profesor de la Cátedra

UNESCO de Turismo Cultural. Dirigió la

revista Vida Silvestre  y actualmente es eldirector de la Reserva Ecológica Costanera

Sur, de Buenos Aires.

NO TE RÍAS DE UN COLLA

No te rías de un colla que bajó del cerro,que dejó sus cabras, sus ovejas tiernas,sus habales yertos;no te rías de un colla, si lo ves callado,si lo ves zopenco, si lo ves dormido.

No te rías de un colla, si al cruzar la callelo ves correteando igual que una llama,igual que un guanaco,asustao el runa como asno bien chúcaro,poncho con sombrero, debajo del brazo.

No sobres al colla, si un día de sollo ves abrigado con ropa de lana,transpirando entero;ten presente, amigo, que él vino del cerro,donde hay mucho frío,donde el viento helado rajeteó sus manos

 y partió su callo.

No te rías de un colla, si lo ves comiendosu mote cocido, su carne de avío,allá, en una plaza, sobre una vereda,o cerca del río; menos si lo ves coquiandopor su Pachamama.

Él bajó del cerro a vender sus cueros,a vender su lana, a comprar azúcar,a llevar su harina;

 y es tan precavido, que trajo su plata, y hasta su comida, y no te pide nada.

No te rías de un colla que está en la fronterapa’l lao de La Quiaca o allá en las alturasdel Abra del Zenta;ten presente, amigo, que él será el

primero en parar las patascuando alguien se atreva a violar la Patria.

No te burles de un colla, que si vas pa’l cerro,te abrirá las puertas de su triste casa,tomarás su chicha, te dará su poncho,

 y junto a sus guaguas,comerás un tulpo y a cambio de nada.

No te rías de un colla que busca el silencio,que en medio de lajas cultiva sus habas

 y allá, en las alturas, en donde no hay nada,¡así sobrevive con su Pachamama!

Fortunato Ramos(de Costumbres, poemas y regionalismos, 2003).

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Al adentrarse en la Quebrada deHumahuaca se revelan las puertasnaturales de un templo amerindio.El aire se densifica, los cardonesse yerguen estoicos y desafiantes,la tierra roja cruje, los pastosamarillentos cantan con el vientoy los cóndores dibujan nubes consu vuelo. Coronando este espaciosagrado, el Pucará de Tilcara seeleva tieso y robusto, despojado

de la mística de sus antiguoshabitantes.Los pucarás son construccionesdefensivas que resguardaron a lospobladores de la Quebrada de susenemigos y les otorgaron un grandominio visual de su entorno. Allíencontramos veintiuna construc-ciones, entre las que despuntan elPucará del Volcán, el Pucará de losHornillos, el Pucará de Tres Crucesy el Pucará de Tilcara, a ochenta y

seis kilómetros de San Salvador deJujuy. Todos se yerguen a una dis-tancia estratégica en un ingeniosodiseño de formación encadenada,con el objetivo de realizar accionesconjuntas en contra de los invaso-res y de dominar puntos vitalespara el comercio entre los pueblosindígenas.Mucho antes de que en sus camposguerrearan los realistas contra losInfernales de Güemes, en el siglo XI

los indios omaguacas inmortaliza-ron con una ingeniería admirableuna de las fortalezas más sobresa-lientes del territorio. Construida

sobre un punto estratégico a 70metros de altura y apuntalada porlos cauces de los ríos Grande y Gua-samayo, los indígenas dominabanel cruce de importantes caminosincas. Al recorrer los recovecos deeste centro administrativo-militarse corporeizan las siluetas orgu-llosas de sus dos mil habitantescelebrando en la plaza de ceremo-nias, arando en los andenes de cul-

tivo, despidiendo con ajuares a susmuertos o tostando maíz en el pa-tio de sus viviendas de adobe.Cuentan que cuando el incansablearqueólogo y expedicionario ar-gentino Juan Bautista Ambrosettidescubrió el Pucará de Tilcara en1908, vociferó a su esposa: “¡Nelly,encontramos la Troya argentina!”.Junto a su discípulo y luego suce-sor, Salvador Debenedetti, explo-raron las ruinas por tres sofocantes

veranos y extrajeron unas tres milpiezas que permitieron vislumbrarla vida de los omaguacas antes dela llegada de los españoles.Tanto tiempo contemplando losdespojos de una civilización arra-sada, quizás empujaron a Debene-detti a la tarea colosal de querer re-construir el Pucará. Pero fue reciénen 1948 cuando Eduardo Casanova,a cargo de la cátedra de Arqueolo-gía Americana en la Facultad de Fi-

losofía y Letras (UBA), completó elproyecto. Sobre un millar de cons-trucciones originales, se recrearoncincuenta de ellas, entre las que se

Más de veintede estas edificacionesconformaban una líneadefensiva creadapor los omaguacasantes del períodoincaico en la ahora

tierra jujeña.Se los puede ver a lavera de la ruta, pero suprofunda significaciónpertenece al alma de un pueblo querecuerda sus raíces.

MÁS ALLÁ DE LAS RUINASPUCARÁS EN LA QUEBRADA

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encontraban sitios religiosos, de-fensivos y unidades de viviendas.Después de cuatrocientos años dedestrucción, el Pucará recuperabaun destello de su antigua magnifi-cencia.

GUERREROS Y AGRICULTORES

Al contemplar las ruinas del Pucarános imaginamos impávidos gue-rreros omaguacas adornando losmuros con las cabezas de sus ene-migos. Sin embargo, esta tribu eraprincipalmente agricultora, con unfuerte dominio de la alfarería y eltejido. La supremacía inca les legó lairrigación artificial y los andenes decultivo, que desplegaban con astu-cia sobre los suelos pedregosos. Conpalas de madera o piedra, prepara-

ban la tierra para cultivar semillasde maíz, papa o quínoa y luego la al-macenaban en depósitos subterrá-neos. Complementaban esta dieta

vegetariana con la caza ocasionalde guanaco, ñandú y otras aves.La guerra y el comercio eran vehí-culos de comunicación con otrascomunidades de la Quebrada. Su

ubicación estratégica en el valle

les permitía recibir mercancías co-diciadas como la coca de Bolivia eincluso moluscos del Pacífico. Lasmujeres participaban de los true-

ques intercambiando tejidos traba- jados con lana de llama, con los quevestían en los ventosos inviernos.El curaca, o jefe político y admi-nistrativo del pueblo, era quien seencargaba de distribuir las tierrasy organizar los trabajos colectivos,así como de defender la comunidadde los linderos.

SITIOS SAGRADOS

Al desperdigarse el pueblo oma-guaca, los amerindios dejaron atrássitios sagrados como el Pucará deTilcara, que materializaban con fi-delidad la cosmovisión andina. Lasacralidad del universo se edificabaen cada una de sus manifestacionesculturales, como templos y espaciosrituales, para que los espíritus vela-

sen por el equilibrio establecido consu medio ambiente. Esta forma deentender la relación entre el hom-bre y el universo se tradujo en una

Su ubicación

estratégica en el

valle les permitíarecibir mercancías

codiciadas como

la coca de Bolivia e

incluso moluscos

del Pacífico

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filosofía que influyó poderosamen-te en el desarrollo de su civilización.En la cosmovisión andina, los sitiossagrados no eran sólo las edifica-ciones, sino también los espaciosnaturales donde residían los espíri-tus. Así veneraban a los Apus, espí-ritus de las montañas y protectoresde cada región, señores que lo veíantodo y a los que acudían para pedirconsejos. Como formas de energía

viviente, hacerse parte de ellos erauna invitación a tomar concienciadel cosmos. “Si el hombre o mujeradquiría esa armonía, ellos reci-bían un poder sagrado, el hombreera parte de las fuerzas vitales, aligual que los seres de la tierra queal morir retornaban a ella”, ilustraLuis Delgado Hurtado, presidentede Yachay Wasi, una ONG peruanaque lucha por conservar el legadoinca y los derechos de sus descen-

dientes.En el anfiteatro próximo al Pucaráse celebra todos los agostos la fiestade la Pachamama, para venerar conrezos, bailes y ofrendas a la gene-rosa Madre Tierra. Entre ancianoscoloridos de rostros acartonados, seasoman los ojos vivaces de algunos

 jóvenes, que buscan reconstruir suespiritualidad heredada a través deestos ritos, sesgando la contamina-

ción del turismo occidental. “El tu-rismo es un arma de doble filo, des-de que se implantó el Patrimoniode la Humanidad en la Quebradano ha dejado de llegar gente forá-nea a comprar lugares para instalarsus emprendimientos turísticos acosta de nuestra cultura, utilizandonuestros símbolos para convertirlaen un Disney andino”, observa Ser-gio Daniel González, director de laradio humahuaqueña Libertad.

En la actualidad, el desafío de losdescendientes de los omaguacasconsiste en la preservación de sussitios sagrados, presionando a los

gobiernos para que implementenleyes que los protejan y no promue-van la urbanización. Para visitarestos lugares religiosos y rendirhomenaje a sus ancestros, ellosdeben pagar una entrada a dife-rentes museos, donde guías que nopertenecen a su pueblo exhiben losrestos de sus familiares como unaatracción vistosa. “¿Cómo es posibleque nuestros conquistadores sean

los que enseñan nuestra cultura?”,se cuestiona un melancólico Gon-zález. Una pregunta punzante quellama a reflexionar desde el respetoy el reconocimiento.

María Giovanardi

EL ÚLTIMO PRÍNCIPE DE LA QUEBRADA

Cuando el centinela omaguaca divisó con estupor a una centena de hombres

barbados descendiendo por el extremo sur del valle, alertó al aguerrido cura-ca Viltipoco. Los españoles, acompañados de bestias formidables, esperabanla orden de ataque de su comandante, don Francisco de Argañarás y Murguía.El Pucará latió por dos días, hasta que los invasores desistieron acalorados.Entonces Viltipoco se escabulló entre los recovecos de la Quebrada de Huma-huaca, para luego unir a toda la nación indígena contra los blancos invasores.El príncipe humahuaqueño, invisible y astuto, convocó a todos los curacasde la cordillera de los Andes, reclutando más de 10 mil guerreros para tomarlas grandes ciudades del Tucumán: Jujuy, Salta, Tucumán y La Rioja. Pero elcapitán Argañarás y Murguía, un feroz vasco hijo de la Inquisición, se enterópor un traidor de los vertiginosos planes del curaca, justo una noche antesdel golpe. Con el semblante de Leónidas, el capitán partió inadvertido consus veinticinco mejores soldados con el objetivo de vencer o morir. Uno a unodesplomaron a los centinelas indígenas apostados en el camino, hasta co-larse como sombras en la aldea donde descansaban Viltipoco y sus jerarcas.En una noche tibia de abril de 1593, los dos guerreros se estacaron por prime-ra vez las miradas: el capitán y el príncipe, Héctor y Aquiles, el conquistador

 y el andino, sabían que sólo uno recibiría victorioso el amanecer. Entre la os-curidad enmarañada, el occidental empuñó su arcabuz en la cabeza de Vilti-poco, reduciendo al curaca en su propia choza. El príncipe humahuaqueño,que se había resistido a la conversión cristiana, no pudo contra un arma defuego. Quizás fue la admiración hacia un enemigo digno o la intención de noturbar el ánimo de los indios, pero Argañarás y Murguía no apretó el gatillo.

En cambio, arrastró al andino a una celda polvorienta de Santiago del Estero,donde murió mancillado por la enfermedad. Dicen que su espíritu encarnó enun magnífico cóndor que sobrevuela eternamente la Quebrada, abrazando asu pueblo y susurrándole palabras de valentía.

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El Primo Del CampoGATO PETERS

De aquellos estudiantes, cuando venían a La Plata… con todo el paisaje adentro…

Cayote, el Tony, Chupete…

Y después me veo yendo para recorrer aquello…

Jujuy, General Belgrano. Aquel Éxodo Jujeño, resistencia de los criollos, símbolo a través del tiempo.

Del Cacique Viltipoco, último bastión de un pueblo.

Del Ejército del Norte, pura historia de la patria…

Jujuy de San Salvador, cerros… Tacita de Plata, lindo Jujuy cuando llueve…

El Jujuy de la Quebrada, alta entrada de la patria, leyenda de los cardones disfrazados de paisanos,Purmamarca y Tilcara, el cerro siete colores y el Pucará…

Misachicos, procesiones, la marcha que hacen los sikuris.

Charango, quena, zampoña. Jujuy Colla, piedra y lana, vicuña pero no cabras…

Pastores, meseta alta. La puna y la quebrada. La yunga, abajo los valles,

tabaco, caña de azúcar, tierra de selva y de llamas.

Clima seco, fuertes vientos.

Jujuy allá en el noroeste, Rincón lejano, frontera. Cultura altoperuana. Adonde se hizo el país.

Tomás Lipán de Jujuy.

Palpalá, Hornos en Zapla, el Perico de Cafrune. Jaime un hijo adoptivo y el carnaval de La Quiaca.

Jujuy de los estudiantes. Tantanakuy del encuentro.Madre tierra Pachamama, y las ofrendas de agosto.

Jujuy toreo de la vincha, Jujuy del Rana Valencia y del Parque Calilegua.

Estatua de Lola Mora, Héctor Tizón, escritor, y el Perro Santillán y el Zamba Quipildor…

 

Precisamente Tizón habla de riñas de gallo y me hace acordar de Firpo.

 

Una costumbre bien criolla la de criar gallos de riña.

Aunque no estén permitidas, sean ilegales, clandestinas y no haya riñas de gallo.

En el campo igual crían gallos. Firpo igual tenía gallos. No los hacía pelear nunca

pero igual tenía gallos.Y no sé quién le había dicho que había que darles maíz blanco, que eso los ponía más malos…

Y la gallina se sabe, no tiene gusto, no tiene papilas gustativas como nosotros, come por el color

y el tamaño, por el aspecto de los granos.

Y un día cayó granizo. Los gallos nunca habían visto. Ellos veían maíz blanco.

’Taban sueltos en el patio y entraron a picotearlo… quedaron duros los gallos.

Firpo contaba después de esa imagen congelada; los gallos cruzando el patio...

Tuvo que descongelarlos sobre la cocina a leña… decía Firpo, no sé…

Lo último que le quedó fue una gallina de esa raza. Y dice que era muy mala.

Era la que él tenía para que sacara pollos. Brava la sangre de riña, se le había puesto muy mala.

Tuvo que sacrificarla porque no se aguantaba, se peleaba con los perros, le mataba las ovejas…No sé si sería cierto…

www.gatopeters.com.ar

Digo Jujuy y me acuerdo

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    F   o    t   o  :

    G   e   n    t    i    l   e   z   a    J   u   a   n

    F   e   r   n   a   n    d   e   z

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el carnaval 

Llegando está

La gran fiesta de la Quebrada

La alegría inunda de ritmos, canciones y colores esta

celebración jujeña, que atrae a visitantes del país y del

mundo. Grandes preparativos, pintorescos personajes,

comparsas, trajes, máscaras y una fusión de creenciasintegran este festejo, que moviliza a todo Jujuy

durante la época de cosecha y abundancia.

“¡¡Cierren la puerta / échenle llave/que de esta casa, nadie se va!! /Arriba, arriba / Abajo, abajo / Alcentro, al centro / ¡Salud! / ¡¡Y luegoadentro!!” Estos versos de una de lascanciones más escuchadas duranteel carnaval jujeño se cumplen alpie de la letra en la mayoría delos pueblos de la Quebrada deHumahuaca. Eso sí, sólo despuésde haber realizado el desentierrodel Pujllay, el diablo del carnaval, el

protagonista principal que acaparadurante nueve días todas las lucesy miradas.El carnaval llega con su algarabía,colorido y desenfreno en plena épo-

ca de cosecha y abundancia, des-pués de concluir el período de em-padre y parición del ganado. Si bienla sensación de festejo se extiende atoda la provincia, existen maticessegún dónde sea el lugar de cele-bración. En el campo, en plena zonarural, transcurre en un contexto fa-

miliar en el que parientes, vecinosy amigos comparten la comida, labebida, bailan, y sobre todo se des-tacan las rondas de coplas. Algunosaprovechan el mismo sábado decarnaval para hacer “la señalada”,ceremonia en la que se cortan (se“señalan” o marcan) las orejas deovejas o chivos de una manera quedistingue a cada dueño, y se ruegaa la Pachamama por la multiplica-ción del rebaño.

En los pueblos, en cambio, son lascomparsas las que encabezan lafiesta. Con ellas se viven jornadasde alegría constante, de bebidasal alcance de la mano, de música

“Ser diablero no

es para cualquiera,

por más traviesoque seas durante

el año”

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autóctona con bombos, sikus y er-quenchos y bailes interminables,

de historias cotidianas amorosas o jocosas escuchadas en rondas de co-pleros, grupos de amigos que subeny bajan entre los pueblos de la Que-brada con cerros multicolores comotelón de fondo.

LOS PREPARATIVOS

Los pueblos como Purmamarca,Tilcara, Juella, Huichaira, Uquía oHumahuaca parecen encenderse

de pasión para disfrutar de esta an-tigua manifestación popular quellegó de la mano de la conquista es-pañola a las regiones jujeñas de laPuna y la Quebrada, se fusionó concostumbres ancestrales y se exten-dió luego a los Valles y las Yungas.Particularmente, en la Quebrada yla Puna el carnaval es representa-do por el Pujllay, que en medio dela algarabía general del Sábado deDesentierro es sacado del mojón–un lugar apenas retirado del pue-blo o en la ladera accesible de algúncerro, demarcado por un montículode piedras– que lo albergó desde el

año anterior. Este diablo carnavale-ro, más jocoso que tenebroso, suele

estar representado por un muñecode tela de color rojo, adornado concascabeles, lentejuelas, espejos yplumas.Los festejos comienzan diez días an-tes de los que señala el almanaquetradicional con el Jueves de Compa-dre, continúa la semana siguientedurante el Jueves de Comadres, y lamayor intensidad se produce cuan-do llega el llamado Carnaval Gran-de, que se vive desde el sábado pos-

terior hasta el martes. Concluyen elfin de semana siguiente con el Car-naval Chico y el entierro del diabloen su mojón.Varios meses antes del carnavalcomienzan las reuniones, los deba-

tes y la organización para lograr elresultado anhelado por cada com-

parsa; también por cada familiadecidida a preparar la “invitación”,que se realiza tradicionalmentedesde una comunidad o algún ve-cino en particular a una comparsacon el compromiso de recibirla conhonores, comida, bebidas y música.No es tarea fácil. Hay que prevertodo para un par de cientos de car-navaleros hambrientos y sedientosque pueden llegar al lugar indicadoapenas después del desentierro, a

última hora cuando el sol comienzaa esconderse entre los cerros o bienentrada la noche.“Es un trabajo en serio esto de in-vitar a una comparsa”, afirma Gus-tavo Chapor, propietario de unahostería en Tilcara. “Mis abuelosy mis padres solían hacerlo, con ladiferencia que en aquellos años noeran tantos los seguidores”, refiere.En los encuentros previos de los or-ganizadores, normalmente con unasado de cordero de por medio, sedesigna a los padrinos de la com-parsa –generalmente matrimonioso parejas–, quienes serán respon-

Para el diablero,

su traje lo es todo:

significa inmunidad

en las travesuras,

elegancia y distinción

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DICCIONARIO BÁSICO DEL CARNAVAL

Carnavalero: Dícese de un personajeerrante que entalcado y adornadocon serpentina sigue al diablo de lacomparsa por las distintas invitacio-nes y peñas.Vacuna: Convite de una batería nu-merosa y heterogénea de bebidasalcohólicas que el carnavalero debeconsumir ante la invitación del dueño

de casa o padrinos de mojón. Mojón: Montículo destacado de pie-dras apiladas que señalan el lugar dedonde se desenterrará el Pujllay.Chayar el mojón: Acto de celebraciónque significa bañar con bebidas, brin-dar un cigarro y coca, y vestir de ser-pentina, talco y papel picado al mo-

 jón antes del desentierro.Coplas: Forma poética de cuatro ver-sos, con contenidos ocurrentes y derelatos de la vida real; se acostumbraa cantarlas en rondas.

sables de acondicionar el mojón,de confeccionar la bandera, de labebida, la comida, la música y delmuñeco que representa la figuradel principal personaje.“El miércoles antes del Jueves deComadre ya queremos tener todoel trabajo terminado, rogamos quenadie se enferme en casa o que nosurja ningún compromiso de últi-mo momento, ¡porque se nos viene

el mundo abajo! Es que la alegríaque hay en el ambiente contagia,es permanente, y la preocupaciónprincipal es asistir al mayor núme-ro de invitaciones posibles”, añadeGustavo.

DESENTIERRO

El sábado de carnaval, después delmediodía se cumple con el ritualmás esperado: el desentierro del

diablo. Los miembros de cada com-parsa se encargaron previamentede convocar a propios y extraños asu mojón. ¿Y cómo llegar al mojón?,no es problema alguno, el sonido debombas de estruendo estallandomarca el lugar.Los visitantes dispuestos podráncumplir con alguna parte de la ce-remonia, aunque primero les pedi-rán permiso para echarles suave-

mente una mezcla de talco y papelpicado. Los van a “señalar” colgán-doles coloridas serpentinas alre-dedor del cuello y los van a llevarhasta el mojón a cumplir los mis-mos gestos para “chayarlo”. A losque llegan sólo para observar nadielos molesta, aunque van a hacer elintento de invitarlos a participar ycompartir la alegría en las diferen-tes jornadas.Luego del desentierro, de haber sido

“vacunados”, todos los presentes(aceptando y tomando en formacontinuada pequeñas medidas deun sinnúmero de bebidas de dife-

rente graduación alcohólica), losintegrantes de las comparsas consus bandas de música, los diable-ros y los seguidores fieles pasaránlas jornadas del sábado, domingo,lunes y martes bailando y visitan-do una tras otra las casas dondefueron invitados a comer y beber.Cuando van de una peña a otra cui-dan de responder todos los saludospor la calle, porque uno nunca sabe

qué pariente, amigo o conocidoestá detrás de los rostros maquilla-dos con talco y decorados con papelpicado y serpentinas.

ESPÍRITU DIABLERO

En todo el carnaval se destaca om-nipresente el Pujllay. Pero a estepersonaje infaltable hay alguienencargado de darle vida propia. Esel diablero y, como dice la canción,

“un hombre simple con un disfraz”,quien detrás de una máscara di-bujada en una estructura simplearmada con alambre tejido, telasy lentejuelas coloridas se proponeser el alma de la fiesta y también,en muchos casos, cumplir con unapromesa de devoción, de fe. “Serdiablero no es para cualquiera, pormás travieso que seas durante elaño”, explica Pedro, de poco más

de 40 años, quien pese a solicitarel anonimato carnavalero cuentaque es integrante del ballet jujeñoJuventud Prolongada. “Hay que es-tar dispuestos a levantar todos losánimos, no aflojar el ritmo durantelos cuatro días y sus noches”, deta-lla. También advierte que hay quecumplir con ciertas “reglas” esta-blecidas como no tener una com-pañera permanente en esos días,no rechazar la “invitación” de nin-

guna persona o de otra comparsa,activar el cuerpo apenas comiencea sonar un huayno, un bailecitoo un carnavalito, ser el primero

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Coplas de carnaval 

Qué les parece señoresha llegado el carnaval.

Ya se acabaron las penastodo es cantar y bailar.

Rubia como pelo i chocloPantalón largo y angosto.

Parecés ternero flacodesmamantado en agosto.

 Aquí estoy porque’i venido porque’i venido aquí estoy.

Si no les gusta mi modocomo he’i venido me voy.

Solito con mi aculliqoal Diablo le he’i de aguantar.

 Meta caja y meta coplalas penas he’i de olvidar.

en “atender” a las mozas solteras,convencer a los indecisos y, funda-mental, impostar la voz, cambiarla,“para que no te reconozca nadie, ni

tu esposa”, subraya con una sonrisapícara.Para el diablero, su traje lo es todo:significa inmunidad en las travesu-ras, elegancia y distinción. Por eso,su trabajo comienza más de seismeses antes de la fecha señaladay la confección será revisada hastael último detalle. No deben faltarcascabeles de diferentes tamaños,pequeños espejos, lentejuelas mul-

ticolores y, en muchos casos, en elforro de la casaca estará pegada laestampa de algún santo del que esdevoto. El traje se completa con unacamisa, un pantalón holgado, faja,capa, una cola larga –para arreara los remolones–, alpargatas, todoadornado en forma artesanal piezapor pieza. Y, por supuesto, lo másllamativo es la máscara, que tieneque ser liviana, cubrir el rostro y lacabeza, tener facciones alegres y un

diseño que siempre es único.“Por lo menos, hay que ser diablerodurante tres años seguidos, es eltiempo que dura la promesa”, expli-

ca Gabriel, un joven diablero de 19 o20 años de la comparsa Los Alegresde Uquía, siguiendo con la tradi-ción de los hombres de la familia,

quien confiesa que su hermana, dosaños menor, “también es diabla, se

 junta con unas amigas y andan connosotros”. Cumplida su promesa,en el tercer carnaval, el diablero,

 junto a sus compañeros y acompa-ñado con el canto de coplas, zam-bas, taquiraris y algunas sentidaslágrimas, cumple con el ritual de laquema del traje en el mismo mojónde donde salió en su último desen-

tierro. Este varón repetirá o no supromesa para el siguiente año, perocon seguridad otro diablero tomarásu lugar.

CAMBIO DE HÁBITOS

El carnaval es un momento muy es-perado por los jujeños. Significa queademás de disfrutar del reencuen-tro y de la amistad con aquellos conlos que uno apenas cruza palabras

durante el año, son los días en losque todos, con el rostro entalcado,se igualan. No hay pobres ni ricos,ni locales ni turistas, todos se res-petan y comparten por el sencillo

hecho de decirse, con justa razón,carnavaleros.No es que el carnaval transformea los jujeños, solamente los hace

cambiar de hábitos. A lo largo dela celebración es lo mismo dormiren la cama de una hostería, en elasiento del auto o en una carpapequeña armada bajo un molle. Lachicha reemplaza la gaseosa light ,el vino en caja le gana la pulseadaal de alta gama, comer tamales alpaso es tan sabroso como un platogourmet en el mejor restaurante,y la moda se refleja en la ropa có-moda, caras entalcadas, sombreros

ovejunos o tejidos y el particularperfume de la albahaca.Tan arraigada es esta celebraciónen Jujuy, que hasta el año 2010 fuela única provincia argentina quedisfrutó de cuatro jornadas no labo-rables consecutivas, tanto porquelas oficinas y los comercios padecenla falta de clientes –y empleados–como también porque todos res-petan lo que sugieren los abuelos:“Hay que andar bien con Dios y con

el diablo”.

Rubén Monerris

Fotos: Gentileza Alberto

Castagnolo / Inés Perberton

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Cada 15 de agosto, más de cinco mil visitantes llegan a Casabindo, un caserío de tan sólo 250 habitantes,ubicado en plena Puna, para participar dela celebración en homenaje a la Virgen de laAsunción. Es el momento del año que brinda sufama a Casabindo, un poblado de casas de adobeunidas por calles de tierra y sometidas al viento,al sol y a las inclemencias de una zona inhóspitadel planeta, donde los teléfonos celulares carecende señal.Los pueblos hilvanados a lo largo de la Quebradade Humahuaca manifiestan su fervor y devociónreligiosos en coloridas y alegres celebraciones.Pero allá, más al norte, a casi 300 kilómetrosal noroeste de la ciudad capital de Jujuy, a 3.777metros de altura sobre el nivel del mar, en el

remoto pueblo de Casabindo se realiza el Toreo dela Vincha, la única actividad taurina incruentade Latinoamérica. Suele asociarse la corridade toros con una práctica repudiable donde elsufrimiento del animal aviva la valentía deltorero. Sin embargo, los toros de Casabindo nosalen lastimados y al terminar el espectáculovuelven a las laderas yermas de las montañas. Ylos toreros son pobladores que se les animan, sinespadas y con mucho coraje.

LA FIESTA 

El alboroto se apodera del pueblo la noche ante-rior, con las peñas musicales al son del erque ylitros de chicha. Durante la mañana de la celebra-

Toreo en Casabindo

En medio del silencio, en un pequeño poblado de la Puna, se revive cadaaño un antiguo ritual fruto de la fusión de culturas. Es una actividadúnica en el país, donde se manifiestan corajes, miedos y devociones,

pero los animales jamás salen lastimados.

S in muerte en la tarde 

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ción, decenas de ómnibus arriban envueltos enuna nube de polvo que saca del letargo al apacibleCasabindo. Con los visitantes, llegados de toda laprovincia, de otros puntos del país y del extranje-ro, comienza la jornada más agitada en el calen-dario del pueblo. Durante el día, para aprovecharel aluvión de gente, se arma una feria donde seofrecen productos autóctonos, como tejidos, pie-zas de cerámica y comidas tradicionales.La conmemoración despunta por la mañana, conla misa que oficia el obispo de Humahuaca, en lacatedral de la Puna, un santuario del siglo XVIII yde inmaculado blanco, que se recorta en el firma-mento azul. Es la iglesia de Casabindo. Al culmi-

nar, la imagen de la Virgen sale en andas sumergi-da en una sinfonía de campanadas que retumbanen la inmensidad. La nutrida procesión deja suhuella por las calles del pueblo, mientras algunossaxos y redoblantes acompañan el ritual.

DANZAS SUPLICANTES

Esta etapa de celebración es compartida por los sa-milantes, hombres ataviados con plumas de suri,que danzan para pedir la bendición de la lluvia,fenómeno vital para la Puna en el comienzo del

año agrícola. El suri es un ave que ante la presen-cia de una tormenta corre con las alas extendidas,anunciando la gracia del agua. Por eso, ser un sa-milante otorga un sello sagrado, el de ser portadordel ruego a la lluvia. La danza de los samilantes esun rito milenario surgido de las profundidades dela historia andina y está conectada con la vida. Lasúplica es una plegaria por la vida, y el agua es lavida, explica el profesor Osvaldo Maidana. Luegode la conquista española e imponiendo la concep-ción occidental, esta figura fue transformada en“Guardianes de la Virgen” y es por eso que en elCasabindo de hoy danzan delante de la iglesia yde la procesión que surca el pueblo.También la Danza del Cuarto tiene su espacio,cuando dos parejas de mujeres llevan una media

CON LA CERTEZA DE UNA PRESENCIA DIVINA

Juan Alberto De Pascuale tiene una historia para con-tar. Es jujeño, ingeniero agrónomo, trabaja en el INTA yse define como colla de ley. Fue protagonista del toreoen Casabindo y aún después de casi diez años guardacomo un tesoro el recuerdo de aquella tarde. “No sébien por qué, sólo que nos juntamos con cuatro amigos

 y decidimos que podíamos hacerlo, aunque la idea fuemía –cuenta Juan–. Primero fue como un juego, unatravesura. El toro era de los más bravos y se llamabaPicasso. Muy pocos le habían sacado la vincha. Y si lo

hubiera sabido de entrada, no sé si hubiese seguido. Alprincipio mis amigos lo provocaron para que se movie-ra. Al fin quedamos él y yo. Me dio varios golpes. Creoque estuve más en el piso que de pie. En una de esasfintas, como al pasar le quité la vincha. Igual seguimosenfrentándonos. Me caí o me tiró una vez y cuando medi vuelta lo vi mirándome fijo, con sus guampas (cuer-nos) casi pegadas a mi cara; me miraba como dándometiempo para levantarme y seguir. Cuando veo ahora lafilmación no puedo dejar de pensar que alguien, un sersuperior, lo sostenía para que no me atacara… Cuando

me levanté, no sé cómo, me aferré al cogote de Picasso, y medio me acosté encima de él, y sin darme cuentaquedé con la cintura entre sus guampas; me levanta-ba y me movía a su antojo. Mi hermano y mis amigosgritaron pidiendo que sacaran al toro o a mí, hasta queal fin uno de ellos logró que me soltara y se lo lleva-ron. Hubo una intervención divina. No podía ser deotro modo. Tal vez la protección de la Virgen, entoncescómo no ofrendarle el poncho que gané en la toreada.No tenía ni un moretón, sólo la camisa rasgada en la es-palda, pero ni un rasguño. Recién al final fui conscientedel riesgo que corrí. No sé si entonces lo pensé, perocreo que quitándole la vincha al toro y corriendo aquelriesgo sentía que todo aquello era a cambio de la liber-tad de quienes la necesitan”.

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Unos días antes del 15 de agosto de algún año del siglo XVIII, Pantaleón Tabarcachi, hijo del cacique Quipil-dor y príncipe de los casabindos, expresa su rebeldía contra la tirana familia hispánica, dueña de los yaci-

mientos de oro de la región, quienes, en práctica habitual, sometían a la explotación a los pobladores parael rédito obsceno de sus arcas. Ante lo que consideraban una osadía, lo sometieron a castigo: Pantaleónfue condenado a morir por los cuernos de un toro bravo, con el pueblo como audiencia. Con la plaza comoescenario, dos toros como verdugos y todo el aliento del pueblo, las bestias quedaron inmóviles, actitudque enfureció a las autoridades españolas que fiscalizaban el crimen. En represalia, le quitaron al condena-do la vincha que simbolizaba el linaje de sus ancestros, accesorio que traía consigo para lucir los quintos deplata de Perú, y fue colgada en los cuernos de un toro. Ante la ofensa, el líder indígena no titubeó y logrórecuperar la vincha de la cornamenta del animal. En plena celebración con el pueblo, el toro hizo lo suyo yle asestó dos cornadas fatales.Con el último respiro y su vincha en la mano, Pantaleón alcanzó la imagen de la Virgen, que los españoleshabían dejado a un costado luego de la procesión, y rogó por la libertad para su pueblo y el perdón para

sus verdugos. Antes de morir, logró dejar la vincha con las monedas de plata en los pies de la “Mamita delCielo”, como ofrenda final. Esta ceremonia expresa un sincretismo religioso, ya que el toreo es una prác-tica española que se mantiene desde la conquista hispánica y que ha sido fusionada con el homenaje a laVirgen, que se manifiesta cada 15 de agosto. Los casabindos eran un grupo de indígenas que habitaban elcentro de la Puna y, aunque se amoldaron a los conquistadores y su religión, nunca abandonaron la propia.

res de cordero sujeta de las patas, y se la disputanhasta cortarla o arrebatársela a su contrincante,como recreación de los ancestrales sacrificios pre-hispánicos.

FRENTE A FRENTE

Durante las primeras horas de la tarde, la plazafrente a la iglesia se llena y todos buscan su me-

 jor ubicación para presenciar el espectáculo deltoreo. Todo vale. Árboles, el muro de piedra querodea la plaza y hasta el techo de la iglesia oficiande platea.Un torero sale al ruedo provisto de un pañuelorojo un tanto ajado, con la clara intención de arre-

batarle al toro la vincha con monedas de plataque cuelga en sus astas, y que ofrecerá como ma-nifestación de fe hacia la Virgen de la Asuncióny de veneración a la Pachamama. El valiente queenfrenta a la bestia suele ser un poblador de lazona que prescinde de un traje de gala y muestrasu habilidad tan sólo con unas zapatillas viejas,

un pantalón y una remera.A pesar de no ser profesionales del toreo, no sue-len registrarse heridos de gravedad durante latoreada y sólo algunos terminan con cornadas le-

ves. La cantidad de toros participantes varía añoa año, según los que puedan aportar los produc-tores de la zona. Por lo general, son unos veinteanimales los que entran al ruedo. Algunas pa-sadas son mansas y otras revisten una cuota develocidad, cuando el animal corre hacia el torero,quien se ve obligado a mostrar su destreza parazafar del choque. Todo transcurre entre risas, bur-las y gestos graciosos ante la huida de algún tore-ro temeroso que se refugia trepando a un mástildispuesto para la ocasión.

Cuando el sol se esconde y el frío asoma es el finde la fiesta. El ajetreo se va esfumando con los ve-hículos que abandonan el poblado y la quietud yel silencio envuelven a Casabindo, como cada díadel año, hasta el próximo 15 de agosto.

Danza de los samilantes en Casabindo    F   o    t   o  :

    G   e   n    t    i    l   e   z   a    S   e   c   r   e    t   a   r    í   a    d

   e    T   u   r    i   s   m   o   y    C   u    l    t   u   r   a    d   e    J   u    j   u   y

Martina Intronati

Fotos: Juan José Martearena

LA GÉNESIS DEL TOREO

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Ermita que evoca la imagen

de un ángel arcabucero

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Las pinturas de los ángeles arcabuceros, de aire andrógino,vestidos de seda rodeados de flores y armados conarcabuces, o “trueno de mano”, son uno de los hermososmisterios de la Quebrada de Humahuaca. No sonexclusivos de Yavi, Casabindo y Uquía, pues tambiénse los encuentra en Perú y Bolivia. Pero todos ellos sonúnicos en el mundo.El arte virreinal en el centro y sur de América da fe delsincretismo cultural entre colonizados y colonizadorescon una marcada influencia de la escuela flamenca yla cuzqueña, en las que predominan tintes autóctonoscomo el añil y la cochinilla. Esta fusión de figuras eu-ropeas con las de los pueblos originarios indica que

el sincretismo, por lo menos en lo artístico, ha sido unrecurso de los evangelizadores para aplacar enconos ydiferencias con los pueblos originarios. Puede que nosiempre haya alcanzado para atemperar represalias,sin embargo, en cada pieza de imaginería religiosa senotan indicios del intento de los pueblos originarios deconservar su cultura. La evangelización pudo haber te-nido el solo propósito de conquista e imponer una desus armas más letales: la cultura, pero resultó tambiénun modo de establecer lazos de unión. Se imponía ca-tequizar a los naturales. Debían abandonar su Dios ysus rituales para rendir culto y encomendarse a un solo

Dios, el de los españoles. Fueron obligados, o inducidos,a levantar capillas, iglesias, catedrales y altares con fi-guras que no los representaban, figuras angélicas queno reproducían su contextura ni sus rasgos sino el de

los Tercios, esos seres de piel clara que, armados hastalos dientes, llegaban al “nuevo mundo” portando crucesy escudos. Hombres oscuros provenientes de sitios quelos del lugar no conocían, como tampoco sabían de laextensión de ese mar por el que habían llegado nave-gando los conquistadores.

ENFRENTARSE O NEGOCIAR

Evangelizadores y evangelizados se enfrentaron hastaalcanzar un término medio de hábitos y leyes; debíanenfrentarse o negociar. Hicieron ambas cosas. Y estose vislumbra especialmente en el arte de la imagine-

ría y la pintura. En los altares con oropeles de la máspequeña de las iglesias hasta la más importante puedereconocerse que entre los cientos de miles de angelitosblancos se entremezclan otros de ojos rasgados, pómu-los morenos y nariz ancha; y mazorcas de maíz, todopuramente americano. Rostros de ángeles blancos, omorenos, pero en general con rasgos indígenas forja-dos en madera, oro, plata, símil alabastro de las cante-ras de Huamanga, en Famatina. Los indígenas acataronla obligación de tallar o modelar que se les impusopero, como a todo artista, su rebeldía los hizo dejar suimpronta. Todas estas manifestaciones, conocidas en el

medio artístico como barroco americano, dieron lugar aun arte mestizo que sincretiza dos culturas.De ese arte barroco americano surgen los ángeles arca-buceros, que son exclusivos del arte andino. Se trata de

 El misteriode los ángelesarcabucerosDe la escuela cuzqueña del siglo XVII 

Los óleos en las iglesias de Yavi, Casabindo y Uquíabrindan testimonio del arte y del sincretismo culturaldurante la conquista española. Junto a las que existenen Perú y Bolivia, son pinturas únicas en el mundo.

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“ángeles combatientes” con armas, banderas y trompe-tas, que visten brocados, camisas, fajas de mando y cin-tas de seda, y portan un arcabuz, arma de fuego cono-cida también como “trueno de mano”. Las posturas de

los ángeles provienen del manual militar  Ejercicio paralas armas, escrito por Jacobo Gheyn en 1607, donde se

enseñaba cómo había que llevar y disparar los arcabu-

ces. Hay quienes dicen que son pinturas realizadas porartistas europeos de una misma escuela en territorioamericano con tintes traídos de Europa, y también has-ta hay quienes afirman que fueron pintados por indíge-nas con sus tintes naturales y su propia técnica.Ninguna versión parece del todo exacta. Sí hace pensarque no puede ser casual ubicarlos en estas iglesias dePerú, Bolivia y de la Argentina (en Yavi, Casabindo, yUquía, todas en la Quebrada de Humahuaca), entoncesAlto Perú.

FIGURA APOCALÍPTICA

Es verdad que de ángeles armados ya se habla en el An-tiguo Testamento –eran las huestes angélicas de Yahvé–y también durante la Edad Media, pues el arte bizantinoretrataba a sus ángeles con trajes imperiales y como sol-dados del Emperador Celeste; hasta el mismo San Mi-guel Arcángel fue representado con atuendo militar enla Europa del siglo XIV. El Inca don Diego de Castro TituYupanqui dejó testimonio de cómo visualizaron a losprimeros conquistadores: “Vieron llegar a su tierra cier-tas personas muy diferentes, que parecían viracochas,que es el nombre con el cual nosotros nombramos al

Creador de todas las cosas... tenían ‘yllapas’, nombre quenosotros tenemos para los truenos, y esto decían por losarcabuces, porque pensaban que eran truenos del cielo”.El “arcabuz o trueno de mano” con que vieron llegar a

los invasores generó cierta confusión en los habitantesde estas tierras; la primera vez que escucharon esos dis-paros de los españoles los creyeron “mensajeros” envia-dos por Viracocha, y por ese motivo no se defendieron.

El arcabuz representaba el arma del Dios del Trueno,dios formado de estrellas cuyas ropas se convertían enrelámpago cuando, para hacer llover, rompía las nubes,provocando truenos con la honda que llevaba en sumano derecha. El “hondero del sol” era la imagen divinadel Inca, un emblema de guerra que durante los comba-tes, con su honda, disparaba piedras de oro fino o fuego.Los pueblos originarios entremezclaron su cosmologíacon la de los ritos cristianos, y los conquistadores hicie-ron lo mismo, fusionaron símbolos propios con los delterritorio conquistado. El ángel con arcabuz represen-taba una figura apocalíptica que cumplía la doble fun-

ción de conquistador y de misionero, sin dejar de lado alInca. Es importante recordar la influencia que desde elcomienzo debieron tener las fiestas de San Miguel, cele-bradas hasta 1750, en las que los indígenas disfrazadosde ángeles arcabuceros, o protectores de Dios, y portan-do armas entregadas por el Arsenal aprovecharon paralevantarse contra el virrey.Los óleos de los ángeles arcabuceros de la Quebradapertenecen a la Escuela Cuzqueña del siglo XVII, y unaseñal de esto es su guarda floral, aunque también con-servan detalles de la escuela Flamenca. Estos ángeles,además de armas, portan instrumentos musicales, por-

que sin duda la música fue otro recurso de los conquis-tadores para persuadir o “civilizar”.Estas bellas representaciones pictóricas con las peque-ñas alas que evocan a las de pájaros americanos, lasropas, los instrumentos musicales y los arcabuces quese encuentran en las iglesias de Yavi, de Casabindo y deUquía, nueve pinturas, más las que aún se conservan enPerú y Bolivia, son todavía de confuso origen. Pero algoque no deja dudas es la entrañable presencia en la Que-brada de Humahuaca, desde hace más de quinientosaños, de esta escuadra de ángeles como leales y conse-cuentes mensajeros de nuestros antepasados protecto-res y guerreros.

la primera vez que escucharonesos disparos de los españoles loscreyeron “mensajeros” enviados

por Viracocha

Silvia Miguens

Fotos: Gentileza Secretaría deTurismo y Cultura de Jujuy

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Durante nueve días, reina la alegría en toda la Quebrada de Humahuaca y

se produce la metamorfosis de las costumbres, la inversión de los valores,

el poder pasa de Dios al diablo, que simboliza al carnaval.

El carnaval iguala a las personas diluyendo los privilegios sociales y las di-

ferencias de clase. La gente se libera y manifiesta su rebelión frente a los

esquemas establecidos. Los participantes se entalcan la cara y se colocan

una hoja de albahaca en la oreja, listos para vivir esta colorida fiesta de gran atractivo cultural y turístico.

El carnaval fue introducido en América por la conquista española. Con el

tiempo, se fusionó y adaptó con la costumbre ancestral de celebrar la fe-

cundidad de la tierra que practicaban los habitantes originarios.

 Al comienzo se venera a la Pachamama (Madre Tierra) con diferentes

ofrendas que se depositan en un montículo de piedra (mojón) en el lugar

donde está enterrado el diablo. Se riega el mojón con bebidas, se arrojan hojas

de coca y se decora con serpentinas, guirnaldas, lanas y flores. La planta demaíz se ofrece como símbolo de fertilidad de la tierra.

Luego los Diablos Mayores, encargados de divertir a la gente, desentierran

al muñeco de trapo que representa al diablo, y bajan al pueblo junto con

las comparsas para bailar, cantar y compartir la enorme alegría de esta

celebración.

El noveno día de festejos las comparsas vuelven a su mojón y realizan

nuevas ofrendas a la Pachamama. Una vez ahuyentados los malos espíri-

tus, entierran al diablo. Así, el carnaval vuelva a la Madre Tierra hasta el

próximo año.

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Director: José Mutti - Gerente de Comunicación y Marketing: Rodrigo Arizaga - Gerente de Producto: Florencia Bayá - Diseño y Estilismo: Sol Duhart, Micaela Musi, Virginia Pastore,

Alfonsina Romani, Patricia Lerzo, Patricia Mendonça, Verónica Martorelli, Soledad Marquez, Agustina Mutti - Producción: Mariana Castelli, Federico Moreno, Silvina Inda, Sandra Capuano - Diseño:

Paola Velez, Florencia Nuñez - Fotógrafo: Raúl de Chapeaurouge - Modelos: Luisa Bunge , Ignacio Valenti - Modelos Gurises: Ariana Acreche Irazusta, Fernanda Cheli, Agustín Cheli, Santiago

Moreno Prado - Peinados: Leo Papparella - Maquillaje: Estudio Novillo - Agradecimiento especial a: Secretaría de Turismo y Cultura de la Provincia de Jujuy. Hotel Huacalera - Locaciones:

Hotel Huacalera. Parroquia Inmaculada Concepción de María, Huacalera. Serranía de Hornocal. Quebrada de Humahuaca. Iglesia de Yavi. Yavi. Iglesia San Francisco de Paula, Uquia. Quebrada de Las

Señoritas. Uquia. Quebrada de Humahuaca. Purmamarca. Tilcara. Casa del Arquitecto Carlos Antoraz. Bárcena.

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FASHION WEEK NEW YORKCardón sigue siendo protagonista en las principales pasarelas del mundo. Con suexclusiva colección inspirada en la cultura y en las costumbres jujeñas, brilló sobrela prestigiosa pasarela del Lincoln Center, protagonista absoluta de la semana de lamoda neoyorquina. Cardón representó a la Argentina por segunda vez en el FashionWeek de Nueva York, uno de los eventos más importantes de la moda mundial, quese realizó en septiembre pasado.También en París, Cardón lució con mucho éxito su colección Verano 2012, en el marcode la semana de la moda, que se realizó en octubre en la Torre Eiffel, genuino símbolode esta ciudad europea, ícono de la moda mundial.

CARDON APLAUDIDA ENNUEVA YORK Y EN PARIS

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 Agradecimientos: Cardón agradece

especialmente a la Cancillería Argentina y

al Consulado General argentino en Nueva

York por el importante apoyo brindado para

la participación en el Fashion Week de Nueva

York. También agradece a la Cancillería y la

Fundación Exportar por la presentación en la

Semana de la Moda en París.

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SEMANA DE LA MODA EN PARIS

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La casa de estilo colonial, ubicada en el barrio de SanTelmo, en Buenos Aires, llama la atención por sufrente pintado de rosa. Allí Jaime Torres vive hacevarias décadas. El maestro abre la puerta de su hogary confiesa, mientras sube una pequeña escalera, que

es muy feliz de sentirse parte del barrio y de que losvecinos se acostumbraron a tratarlo como a uno más.Invita luego a pasar a un cuarto que utiliza como salade ensayo. Mientras toma y convida mate señala unavitrina donde aparecen colgados charangos de diferen-

tes formas y materiales que, según comenta, atesoródurante más de sesenta años. Delante del mueble hayuna mesa de madera que su padre Eduardo, un carpin-tero nacido en Sucre, Bolivia, utilizaba para su trabajo ytambién para armar los primeros instrumentos con los

que él fue descubriendo sonidos únicos, que represen-tan los paisajes y las raíces del altiplano.Torres dice que, aunque no es muy disciplinado, vivepensando en “charango y música”, y en esos sonidosque descubrió gracias a su padre. “Mi padre no tocaba

Es considerado el gran maestro del charango, uno de los instrumentoscon los que se identifica a la música del norte del país. Recorrió el mundo con sus creaciones, donde siempre están presentes el amor por laPachamama y los paisajes de la Puna.

SONIDOS DEL ALTIPLANOEntrevista a Jaime Torres

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ningún instrumento, pero en algún momento tuvo lanecesidad de que yo tuviese un charango. Había en micasa mucho respeto por las tradiciones, las costumbres,las cuestiones idiomáticas. Mi mamá, que era una cho-lita, y mi papá hablaban en quechua. Viví en Boliviade chico, y entonces esta música, el charango, su expre-sión, me resultó cada vez más cotidiana. Yo vengo conlas tradiciones y las costumbres de estos pueblos. Y con-servo las enseñanzas de cuando me sentaba a comer ala mesa con mis padres Eduardo y Pastora, que sentíanorgullo de su lugar, de su origen. La mesa de la casa me

marcó mucho. Por eso siempre digo que en la medidade las posibilidades los padres tenemos que tratar deestar atentos con nuestros niños, y no mandarlos a verla televisión. Recuerdo a mi padre charlando conmigo,contándome sobre su vida, que en su infancia sólo usa-ba zapatos los sábados y domingos para no gastarlos,pues tenían que durar. Había un gran contacto con lasraíces, un cable a tierra”.–¿Cree que hay una relación entre esa tierra que usted

conoció de chico con sus costumbres y la música que

aprendió?

–Sí, está muy ligada. Se entremezcla mucho lo que apor-

tó la Iglesia con lo propio. Y hay que destacar que lossacerdotes admitieron estas creencias y costumbres.Hay rituales, tradiciones, por ejemplo en Semana San-ta donde se va al cerro a buscar la virgen para traerla alpueblo, y la trae el campesinado y los creyentes. Y tam-bién están los ritos que son las danzas de los cuartos delos corderos, de los animales, el derramamiento de lasangre del animal que se le ofrenda a la virgen. Por so-bre todas las cosas lo que se venera es a la Pachamama,la madre tierra. Es una forma de decir que de ahí venísy ahí te vas. Para hacer un brindis, la gente se quita su

sombrero y echa una gota a la tierra, le da de tomar.–Hay un gran respeto por la tierra.

–Sí, y el tiempo le ha dado la razón. Hoy el mundo sepreocupa del calentamiento de la Tierra. Y ahí se termi-nó el armamento, el poder y la vanidad de los tontos.–¿Y cómo definiría a estos pueblos que usted sintió tan

de cerca?

–Muy respetuosos de lo suyo. Hay una copla que dice“sonar, charango sonar, echa toda tu carrera que sequiere divertir un gusano de la tierra”. Me resulta másque saludable sentirme en esta dimensión, ante la in-mensidad de la tierra, en esos parajes del altiplano.

CAMINO DE ARTISTA

Jaime Torres nació en San Miguel de Tucumán. De niño vivió en Buenos Aires y en Chuquisaca, Bolivia, donde aprendió atocar el charango con el maestro Mauro Núñez. En 1953 se instaló en Rosario, donde formó parte del grupo musical IntiSumaj. Poco después fue convocado por Ariel Ramírez para integrar su compañía. En 1964 formó parte de la grabación

de La misa criolla y recorrió el país con muchísimo éxito. Hacia 1967 inició sus giras internacionales. Desde aquel tiempohasta ahora se ha presentado con gran reconocimiento en varias ciudades de Alemania, Estados Unidos, Canadá, Rusia,Israel, Japón y, por supuesto, Sudamérica. También ha realizado varias presentaciones en el Teatro Colón de BuenosAires. En 1995 recibió el Premio Konex de Platino como mejor instrumentista de música popular argentina. En ese actotambién le fue entregado el Premio Konex a la Asociación Tantanakuy, de la que es creador y fundador.

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–¿Cuándo sintió que lo suyo iba a ser la música?

–Desde joven yo quería que la gente escuchara estamúsica, el charango, sus ritmos. Y soy un afortunadoporque fui escuchando y veo y escucho mucho ahora.

Y por ahí voy y encuentro a hombres en España, Italia,China que tocan el charango y me preguntan: ¿Y ustedqué cuerdas usa? Entonces averiguan, te dicen usamostal cuerda, hay un intercambio. Y por suerte hoy pa-san programación en las radios de música folklórica yanuncian la presentación de un grupo de charanguis-tas o banda de sikuris. Así se empieza a revelar un pocomás el misterio que tiene toda la zona andina, la ma-gia, el misterio que poseen los pueblos altos.

ARMADOR DE CHARANGOS

El músico hace sonar con maestría las cuerdas de uncharango de amplia resonancia, con el que está gra-bando un nuevo disco. Cuenta que con los años se haconvertido en un “reparador y armador inteligente decharangos”. “Por una cuestión de práctica conozco loque capaz no conoce un hombre que construye un ins-trumento. Uno sabe de la consistencia, la calidad sono-ra, y así se fue conformando en estos últimos años. Perotreinta años atrás capaz no teníamos ni cuerdas paratocar estos instrumentos”.Torres agrega que prefiere decir “armador” y no

“luthier”. “Sobre una guitarra o un violín está bien apli-cada la luthería, porque son instrumentos antiguos, deaños, pero el desarrollo del charango en sí tiene pocotiempo, y todo el mundo aprendió viendo, copiando, araíz del interés que despertaba en otros, que por lo ge-

neral no eran de aquí. Lamentablemente una cancióncomo ‘El cóndor pasa’ se la acepta cuando viene canta-da en inglés y es un éxito en el mundo”.–¿Es verdad, como se dice, que el charango comenzó ha-

ciéndose con la caparazón del quirquincho?–En realidad es una de las tantas historias y versionesque nos fueron legando. Hubo lugares donde no existíao no abundaba la caparazón del armadillo, del quir-quincho, y se construían charangos. Lo que pasa es quefalta bibliografía y posibilidades para estudiar su his-toria. A veces lo que se entrega es algo que no es real,y la historia muchas veces está escrita de esta mane-ra. Yo trato de ser cuidadoso, respeto a aquellas gentesque han trabajado toda su vida en la música criolla,las artes. No puedo dejar de mencionar el trabajo del

documentalista Jorge Prelorán, poetas como DomingoZerpa, que era un hombre de poemas costumbristaspero hecho con un gran nivel, tomado en cuenta porhombres como Atahualpa Yupanqui; también a JorgeCalvetti, quien podía transmitir ese lenguaje que le escomún a la región, y a pintores como Michi Aparicio.Yo me tomé el tiempo de ir a ver ciertos lugares de don-de venían personas que estaban consustanciadas conesto que de alguna manera hago, ya sea en la poesía, lamúsica, las diversas manifestaciones de las artes. Erael paisaje un poco el que les dictaba sus creaciones y lasensibilidad propia.

–¿Su música es una forma de mostrar esos paisajes?–Entiendo que sí. Por eso en mi trabajo hay un apren-dizaje auditivo y visual, que es lo que te queda, las me-lodías y las músicas. Digo siempre que el condimentode conocer es fundamental para poder representar. Si

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no conocés no podés representar mucho más allá deun sonido, una fantasía. El hecho del conocimiento detodos estos colores hace que cuando estás tocando tellegan hondo y profundo los paisajes porque te encon-trás con un cerro nevado o los azules inmaculados delos cielos de toda la zona andina, que son tan fuertesque cuando mostrás una foto parecen pintados. Por esome causan gracia algunos títulos que dicen “folkloresin mirar atrás”, “los secretos de un charango”. Eso espropio de todos nosotros, de esta imprudencia cuandono se sabe esperar.

–Para crear música, hacer arte, ¿hay que tener paciencia?–Yo creo profundamente en que hay que analizarlocon las personas adecuadas, las personas que conocensobre estas manifestaciones, tanto de las pinturas, lamúsica, de dónde viene, cómo viene. Sobre todo aque-llo que hemos legado con el nombre de lo autóctonoporque hoy se encierra en una palabra que dice “folklo-re”. Entonces cualquiera es folklorista, cualquiera haceuna fusión. Un tipo agarra un instrumento y dice hagouna zapada, y yo creo en la improvisación pero tam-bién tenés que capacitarte.El músico señala que no cree en las casualidades. Y que,de alguna manera, ya de muy chico fue registrando,sintiendo, a los poetas y la música de su región. “Yo te-nía 6 años, no leía pero decía un poema de don Domin-go Zerpa que se llamaba ‘El encuentro’. Y veinte añosdespués conocí a Domingo Zerpa en Rosario, que ya eraun hombre con cierta celebridad, y entonces los resi-dentes de Jujuy, la gente amante de la música criolla, loagasajaron en una de las peñas que había en la ciudad,y yo me acerqué a decirle que había dicho sus poemasde niño; él tuvo unas palabras que fueron muy lindaspara mí, es un recuerdo imborrable”.

LAS GIRAS Y LAS LETRAS

Precisamente a Rosario llegó Jaime Torres en 1953 sien-do muy joven junto a su padre. Y fue allí donde inició

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LUGAR DE ENCUENTRO

Uno de los proyectos que más satisfacciones le han dadoa Torres, es la creación de la Asociación “Tantanakuy” (en-cuentro, en quechua) que nació en Jujuy para reunir a lagente del norte del país y rescatar su música y sus cos-tumbres. Torres describe que los días previos al carnavalse suelen hacer estas reuniones cuando aparece “grancantidad de gente del cerro, la montaña, que viene cami-nando capaz quince horas. Un agricultor llega tocando lacaja porque es la forma de manifestar su alegría. Son cos-tumbres que tienen que ver con los genes, lo autóctono,lo verdadero”.

Dos de los hijos del músico están al frente de la casa delTantanakuy, que se ubica en Humahuaca. El proyecto, quese inició en 1975, busca que “la gente se manifieste conla música que toca habitualmente, en sus fiestas”, señalaTorres. “Al comienzo intentábamos que tocaran algo in-édito, y por suerte tenemos un registro bastante grandegrabado de distintos años; se privilegió la música del lugarporque era lo que nosotros queríamos, pero ahora tenéschicos que traen música de Neuquén o hasta de Japón oSuiza y vienen tocando el charango, la quena, entonceshoy el repertorio es mucho más amplio”.La asociación ha sido construida a pulmón, señala el artis-ta. “Empezamos junto a Jaime Dávalos viajando en autodesde Buenos Aires dos días, rompiendo el parabrisas, yel sonidista venía gratis”. Desde 1983, además se organizael Tantanakuy infantil, que en el mes de octubre reúne acentenares de chicos y chicas que comparten sus bailes ycanciones.

su exitosa carrera tras conocer a otro gran músico: ArielRamírez. “Tocaba en el grupo Inti Sumaj y se fue dan-do el boca a boca y luego uno de mis maestros, MauroNúñez, que había tocado con Ariel, me lo presentó. Yél me ofreció formar parte de su compañía. El día queempecé también debutó Jorge Cafrune”, recuerda. En1964, Torres grabó junto a Ramírez un hito de la músi-ca nacional:  La misa criolla. “Ariel supo ver bien, tuvouna gran claridad, y siempre fue muy generoso dandooportunidades a muchos”.–Fueron años muy buenos, en los que se produjo el lla-

mado “boom del folklore”.–Sí, hacíamos muchas giras, temporadas muy grandesde teatro, se juntaban en una sala de la calle CorrientesLos Chalchaleros y Los Fronterizos, y después en otranuestra compañía con Ariel, y tocábamos toda la sema-na; se estaba por encima en la recaudación de obras delteatro de revistas. Aparecen hombres como Jaime Dá-valos, Manuel J. Castilla, toda la salteñidad, y músicoscomo Falú que hicieron cantar a este país. Y no fue pocoporque la Argentina siempre marcó un plus sobre Amé-rica del Sur. Por sus escritores, y también por la músi-ca popular cuando se incorporan los grandes poetas.

Hasta los 60 había hombres que se dedicaban a hacerletras, no lo digo despectivamente, pero eran letristas,no escritores, que luego sí aparecen.–¿Y cómo ve hoy a la juventud en relación con el folklore?

¿Intentan hacer un folklore auténtico?

–Hay muchas ganas en la gente joven por aprender estamúsica, que ama lo que hace. Pero siento que faltaninstitutos donde puedan aprender, establecimientosde enseñanza de estas manifestaciones, falta editar bi-bliografía completa. Hay una cantidad de hombres delas artes reconocidos en el mundo y que necesitan apo-

yo. Cuando veo personas como Salgán, Falú, Saluzzi,otros jóvenes como Changuito Spasiuk, digo “por quéno están en las academias”. Aprovecharlos realmente.–¿Hay algo que siente que aún le gustaría hacer?

–Tengo muchas cosas almacenadas. Hay una obra paracharango y orquesta que es una suite en concierto queno se grabó, la tengo hace quince años, pero en las ge-rencias de las discográficas no interesa. Después megustaría escribir un libro sobre el instrumento, el cha-rango, para contar cosas interesantes sobre él. Tambiéntengo una cantidad de charangos con los que creo sepodría hacer el primer museo de este instrumento en

el país.–Tiene muchos proyectos…

–Sí, aquí hay mucho por hacer, pero hay posibilidades.Si miro hacia atrás recuerdo a mi padre con su cajitade herramientas, un bagayito con algunas ropas y un

negrito que era yo agarrando un charanguito buscan-do oportunidades en la gran ciudad. Y hoy con satis-facción puedo decir que en mi país pude lograr todaslas cosas esenciales y necesarias, que soy un “paisa” de

mi tierra. Viví siempre en mi país, y me siento feliz yreconocido. Uno se ganó todo trabajando.

Sergio Limiroski

Fotos: Nicolás Pérez

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    I   n   v   e   s    t    i   g   a   c    i    ó   n   y    t   e   x    t   o   s  :    L   o   r   e   n   a    E .

    P   e   r   e   z   y    C    l   a   u    d    i   o    B   e   r    t   o   n   a    t    t    i  -    I   n    f   o   g   r   a    f    í   a  :    F   e   r   n   a   n    d   o    S   a   n    M   a   r    t    í   n

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Leyenda jujeña

Foto:GentilezaJoaquí

nCarrillo

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Pizarro ejecutó a Atahualpa en Cajamarca. Ahorasus huestes avanzan, arrasándolo todo. Su codiciano respeta a mujeres ni niños, a reyes ni pobres. Susarmas tienen el brillo del sol y hasta serían dueñas deuna extraña belleza si no acarrearan tanta muerte ydestrucción. Allí donde se levantaban los templos, hoysólo hay piedras y humo. Los quipus ahora cuentanlos muertos, que se pudren al sol, ya que no quedanadie que los entierre ni los llore. Sus botas de cueropisotean tierra sagrada, mientras las imágenes de Intise funden en lingotes que, dicen, cruzarán un mar

gigantesco y oscuro, hasta llegar a su rey lejano. No seescuchan ya ni las voces de los dioses, silenciadas por elestruendo de esas armas que escupen fuego y muerte.Los campos están desiertos, las terrazas abandonadas.Cada tanto, por los caminos se ven pasar pueblosenteros, arrastrándose como fantasmas quebrados.Buscan las montañas, la protección improbable deun pucará. Buscan un lugar donde morir luchando.Kjana-Chuyma, el adivino, los ve pasar, los ojos secosde lágrimas y el corazón agarrotado por la pena. Hacedías que está allí, a orillas del Titicaca. Tal como le

ordenó el Inca, dejó su puesto en la Isla del Sol, paraocultar en un lugar seguro tanta reliquia sagradacomo pudo rescatar. Sólo él conoce el secreto. Havisto la fiebre en los ojos de los invasores al mirar lasestatuillas de Inti, de Quilla, de la Pachamama. Ellosno admiran la belleza de esas imágenes, las delicadasformas que ha sabido moldear la mano amante yexperta del artesano. No. Ellos se lanzan sobre esasformas y las destruyen, pues tan sólo quieren el metal.Para Kjana-Chuyma resulta incomprensible, pero yano se pregunta nada. Tanta muerte ha agotado lasrespuestas. Él, un yatiri, acostumbrado a leer el futuro,

ya no puede comprender el presente. Ahora, apenasintenta cumplir con lo que se le ha encomendado. Sabeque ellos vendrán, que será pronto. Y sabe que cuandoello ocurra deberá guardar el secreto.

Llegan en las horas quietas del mediodía. Vienendirecto hacia él, como si supieran. Alguien les hablódel tesoro, alguien les contó que él sabía. Los blancoshablan rápido, con ese lenguaje que parece de seda,y sin embargo es el sonido de la muerte y el dolor.Un traductor le pide que revele el lugar, aunqueKjana-Chuyma sabe que hay cosas que no necesitantraducción. El viejo no dice una sola palabra. Lo azotandespiadadamente hasta despellejarle la espalda, loazotan con la rabia sorda de la impotencia. Un blancode rostro brutal le clava astillas en los dedos, entre

las uñas. Kjana-Chuyma se permite gemir de dolor,pero ése es el único sonido que emite. Entonces, loarrastran por la arena hasta un árbol cercano, al quelo atan. Usan un hierro ardiente. El dolor parece llenartodo el espacio de su mente. El viejo quiere morir. Perono puede. Sus alaridos rebotan contra la superficiede cristal del Titicaca y parecen querer llegar hastael mismísimo Inti. Pero Inti ya no está, no escucha.El viejo no habla, apenas respira. Es un guiñapo dehuesos rotos y carne lacerada. Los españoles se van alanochecer, maldiciendo. Buscaron por todos lados, sin

éxito. Kjana-Chuyma apenas los escucha, atrapado enun universo en el que el dolor lo es todo.Cae la noche y el viejo sólo se da cuenta porquela oscuridad se hace más intensa. Está tirado, sinmoverse, esperando que la muerte lo encuentreantes que algún ocelote hambriento. De pronto, unaluz más intensa que el Sol lo ciega con una ceguerablanca y absoluta. Por un instante el dolor desaparecebajo un manto tibio. ¿Será así la muerte? Una voz,firme, aunque cansada: “Hijo mío. Has sufridoenormemente por resguardar mis objetos sagrados.Mereces una recompensa. Pídeme lo que desees, que

estoy dispuesto a concedértelo”. Es Inti. La sangrehierve en las venas del viejo. De pronto lo invade unsentimiento nuevo, desconocido. Se llama odio. “¡Oh,amado Inti!”, murmura el adivino, “¿Qué otra cosa

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puedo pedirte que no sea la redención de mi raza y elaniquilamiento de nuestros infames invasores?”. Lavoz de Inti suena a desolación: “Hijo mío, ya no tengopoder sobre ellos. Su Dios me ha vencido. Yo tambiénhe de huir y ocultarme. Pídeme otra cosa. Piensa, eligecon calma, y mañana te enviaré a Quilla para que teconceda tu deseo”.Con la primera claridad de su último día, el ancianove llegar a un grupo de fugitivos. Bajan de la balsade totoras a bordo de la cual han atravesado elTiticaca, y se acercan al adivino. Uno de ellos, muy joven, alcanza a reconocerlo: ese despojo humanoes Kjana-Chuyma, uno de los más venerables yatirisdel imperio. Al escuchar las palabras del muchacho,Kjana-Chuyma sonríe amargamente: ya no hay yatiri,ya no hay imperio. El grupo lo introduce en la choza,

intenta hacerle alguna curación. El viejo conoce quesus horas están contadas, pero sabe también que loque debe pedirle a Inti es para ellos. Al caer la nochesiente que tiene fuerzas suficientes para una últimacaminata. Abandona la choza, mientras los demássueñan un mundo que ya no es. Sigue la claridad dela luna, que parece marcar sus pasos, hasta la cimadel cerro cercano. Allí, Quilla sale a su encuentro,deslumbrándolo con su etérea belleza. “¿Has tomadouna decisión, hijo mío?”, pregunta la diosa. “Sí, Madre

Divina. Se acercan horas aún más terribles parami pueblo. Tiempos de sometimiento y esclavitud,de padecimientos y amargura. Debo pedirte algoque nada represente para el blanco, pero que seaun consuelo para los míos, motivo de alivio en lostiempos de miseria y desamparo que se avecinan”. Ladiosa sonríe con una tristeza infinita y, señalándoleuna pequeña planta de hojas verdes y ovaladas, ledice: “He aquí el regalo de Inti. Él le ha conferido aesta planta el don de aliviar las penas y el sufrimientocon sólo masticar sus hojas. Traerá tranquilidad a lasalmas de tu pueblo, y la locura a las del invasor”. Porla mañana, el viejo baja del cerro, y los jóvenes salena su encuentro. Él les entrega las hojas, narrándoles suencuentro con Quilla. Tras lo cual, camina lentamentehacia la choza y se introduce en ella. Lo dejan

descansar. Al mediodía van a buscarlo para ofrecerleun almuerzo magro. Lo encuentran recostado, decara a la ventana, muerto. En su rostro ajado hay unahermosa sonrisa, y sus dedos todavía aprietan unpuñado de hojas de coca.

Alberto Moreno de la Fuente

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CAZUELA DE LLAMA  YENSALADA DE QUÍNOA 

COMIDAS TÍPICAS JUJEÑAS

La cultura y las tradiciones jujeñas también se manifiestan a la hora de comer. Conocer

el mundo de los productos típicos de esta región o las sencillas formas de cocinar que

se han transmitido de generación en generación representa un viaje hacia la identidad

profunda de los habitantes de esta tierra.

José Ortiz es dueño de Viracocha, un emblemático restaurante de comidas típicas de San

Salvador de Jujuy. Entre las cualidades de su establecimiento distingue que es cocina

de cocineros, o sea busca mantener lo esencial y auténtico de la cocina regional. Explica

que muchos alimentos de origen ancestral, como la quínoa y la carne de llama, fueron

menospreciados, prohibidos o erradicados durante la conquista. Y que recién desde hace

unos diez años, y alentados por la designación de Patrimonio de la Humanidad que reci-

bió la Quebrada de Humahuaca, ha resurgido mucho de la cultura, la música y también

lo mejor de las comidas ancestrales.

“El norte tiene una característica que no tiene otra región del país –afirma José–, cuando

uno viaja ya viene pensando en qué va a comer. La identidad culinaria es muy fuerte

y forma parte del atractivo. Se viene a admirar los paisajes pero también pensando en

la comida”. Lo cierto es que la sabrosa y saludable carne de llama, las riquísimas papas

andinas o la quínoa con todo su poder nutritivo han vuelto hace años a formar parte de

la oferta gastronómica jujeña. Vale la pena conocerlas. ¿Y de postre? Un buen quesillo

con miel, cayote con nuez o el anchi con miel, hecho con sémola de maíz, azúcar y limón.

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CAZUELA DE LLAMA 

INGREDIENTES (Para cuatro personas)

 1 kilo de pata de llama deshuesada. ½ kilo de cebolla. ½ kilo de zanahoria. 2 pimientos medianos, uno rojo y uno verde. ¾ kilo de papa andina.½ lata de arvejas.

 Condimentos: comino, pimienta, pimentón

(una cucharadita de cada uno).

PREPARACIÓN

Hervir la pata de llama deshuesada hasta que quedetierna. Por otro lado hay que rehogar la cebolla enaceite. También se rehogan los pimientos un ratito junto con las cebollas y se les agrega la zanahoriacortada en rodajas, las arvejas y después se termina

de cocinar todo junto con la carne. O sea, se ponen lasverduras dentro de la olla junto con el caldo de la carne yla carne cortada en trozos. La carne debe cocinarse unahora como mínimo. Se le agregan los condimentos a

gusto y se va mezclando. Quince minutos antes de quese termine de cocinar se le incorpora la papa del norteo papa andina, pelada previamente. La verdura no setiene que desarmar, por eso hay que tener el cuidadode no hervir de más. Mientras se cocina cuidar ademásque no se pegue. La cazuela de llama se acompaña conun buen vino tinto (malbec o sirah).

ENSALADA DE QUÍNOA 

INGREDIENTES (Para dos personas)

 250 g de quínoa. 150 g de queso de cabra.  ½ kilo de papa andina o papa del norte. 3 tomates medianos. 100 g de aceitunas negras.2 huevos.

PREPARACIÓN

Se lava muy bien la quínoa para que no quede congusto amargo, sacando las piedritas que pudieratener. Luego se pone a hervir en agua quince minutos,a partir del hervor, no más porque si no se desarma.Se cuela con mucha agua fría y se deja enfriar. La papa

andina hay que hervirla con cáscara también quinceminutos y dejarla enfriar. El tomate se corta en rodajas, y a las aceitunas se les saca el carozo y se las filetea.Para servir la ensalada se pone la quínoa como base,el tomate arriba decorando el plato junto al queso decabra cortado en cubos, la papa del norte también sepela y se corta en cubos, las aceitunas se distribuyenarriba y los huevos van en el centro cortados en cuatro.La ensalada de quínoa se acompaña muy bien con unvinito blanco, incluso con un torrontés suave.

Pablo García Lastra

Fotos: José Luis Raota

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Artesanos jujeños

identidad

 

Senderos de

Buscan con su inspiración mantener vivos los valores y la culturade su pueblo. Un ceramista, unhacedor de instrumentos de viento, un creador de máscarascarnavaleras, un artesano en filigrana, un pintor y una tejedorade Purmamarca enseñan laprofundidad de sus oficios.

El carácter de los artesanos jujeños se manifiestaen la humildad y en la pasión por el trabajo, en elafán por revalorizar su cultura y hasta en la manerade compartir el oficio con sus familias. Utilizaninspiración y materias primas que brinda su tierranorteña.Alfarero, maestro ceramista con casi cuatro décadas

de trayectoria, Miguel Segundo Mendoza trabaja en eltaller instalado dentro de su casa y comparte el oficiocon su mujer desde hace veintiséis años. Tambiéncolaboran sus tres hijas que siguen el camino del arte.En una habitación de no más de dos por tres metrosubicada en un primer piso, pegada al salón comedor, sepuede ver gran parte de la obra de la familia Mendoza.Son 250 piezas que no han comercializado porque vienenreservando hace años para crear un museo del pueblocolla. Hay figuras en arcilla que representan a chicos,grandes o familias enteras en diferentes momentos,como en celebraciones típicas o peregrinaciones. “Tuve

el sueño loco de querer ir plasmando las costumbres,las creencias, del que siempre se habló en formapeyorativa –explica Miguel–. La gente no supo valoraro quizá quinientos años de colonización mental hanhecho que se reniegue de la propia cultura, la propia

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ROSTROS EXPRESIVOS

Miguel aprendió el oficio con Oscar, su hermano mayor,aunque entonces trabajaba con moldes. Fue posterior-mente, con Mario, otro de sus hermanos, que desarrolló

una técnica que facilita el proceso para que cada piezasea única. Cuenta que el trabajo comienza en la monta-ña picando la arcilla y poniéndola a remojar en tachosde 200 litros. “Luego se la bate y se la pasa por varios ta-mices quitando las impurezas. Se deja asentar el aguay se la deposita en moldes. Después golpeamos contrael piso para quitarle los globos de aire. Recién ahí, conpapel de diario por dentro, empezamos a modelar ha-ciendo el cuerpo, la cabeza, la actitud determinada y laexpresión de cómo va a ser”. Se deja secar la pieza reali-zada y luego se pinta con arcilla de colores que traen de

la Quebrada. Finalmente pasa al horno eléctrico, paraque se afirme y no sea frágil. Además de las figuras,elaboran cántaros y utilitarios como cazuelas, tazas,mates y reproducciones de piezas arqueológicas. “Bus-camos que cada figura refleje amor, dolor, sufrimien-to, esperanzas, fe, devoción. Esto sólo se logra a travésde mucha observación de las expresiones de la gente”,afirma Miguel.Con una trayectoria que suma muchos premios na-cionales e internacionales, el artesano sabe definirclaramente su trabajo. “Yo soy descendiente de collay mi esposa también, queremos reivindicar nuestro

origen y que se dignifique la palabra ´colla´. Por eso elsecreto de este arte está en la expresión de la gente. Esel sentimiento que tenemos en nuestra cultura, quenos hace tratar de mostrar un poco el alma de nuestragente, de nosotros mismos, de cómo participamos deun carnaval, de un entierro cuando alguien se muere,o la devoción hacia una Virgen. Siempre estamos com-partiendo”.

MÁSCARAS DE CARNAVAL

Y si de compartir se trata, el carnaval de la Quebradade Humahuaca es un buen ejemplo. Y Alfonso Portugaltiene mucho que ver con estos festejos. Es el hacedorde las máscaras que utilizan los diableros, que le im-primen el fuerte carácter andino a la gran celebraciónpopular. Centenares de máscaras de su autoría prota-

lengua, las costumbres, las tradiciones”. El artesanoquiere lograr que la gente se abra a conocer la cultura,“ya que en ella se conservan muchos valores como lahumanidad, que en la sociedad de la gran ciudad noexisten”.

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gonizaron muchos carnavales quebradeños.De 72 años, Alfonso nació en Bolivia, pero a los seisaños llegó a la Argentina con su familia. Es casado,padre de cinco hijas y se volcó al oficio en 1959 cuandotrabajaba en una empresa de transporte. Su hermanoAlfredo Portugal, un reconocido artista, lo incentivó.“Aprendí sólo porque mi hermano me insistió –admitecon cariño–. Descubrí que para mí era facilísimo, crea-ba cualquier cosa. Mi hermano me decía ‘tenés unamano para aprovechar, dedicate’, y yo estaba en otra,pero él me insistió”.Agua, harina y papel picado le bastan para realizarcreaciones impactantes con un talento fuera de lo co-mún. Realiza todo a mano, prepara el papel maché conagua y con engrudo (harina con agua) y papel picado,“lo voy mezclando y voy formando la figura. Queda

todo blando, aunque está la base de la cara, es todopapel, no hay alambre ni nada”, aclara. En promediotarda dos días en hacer una máscara que luego pintarácon colores fuertes, como el rojo, azul, amarillo, verde,fucsia, junto con el blanco y negro que son fundamen-tales para los ojos. “Una máscara bien terminada tieneque generar impresión, temor, sorpresa, por eso se usanimágenes de víboras, sapos, dragones y muchas colasde animales”, explica el artesano, que siempre trata demejorarse.Hace seis años falleció su hermano Alfredo, y confie-sa que por eso en la actualidad se dedica muy poco aloficio y trabaja exclusivamente por pedidos. Jubiladohace cuatro años de una empresa de transportes, se-guramente su talento y al amor por su oficio lo ayu-darán a volver pronto para aportar su grano de arenaimprescindible al carnaval jujeño. De una gran calidez,

confiesa que disfruta lo que hace, pero además y comosi fuera poco incentivo para seguir su oficio, está con-vencido de que su arte es una forma de mantener vivala cultura norteña.

HILOS DE PLATA

La impactante corona confeccionada en pequeñísimoshilos de plata, que cada año se calza la reina de la FiestaNacional de los Estudiantes en Jujuy, es una de las pie-zas que elabora el maestro artesano en filigrana René

Contreras Carrasco. Aros, prendedores, pulseras y hastauna réplica en miniatura de la iglesia de Yavi, realiza-da con un kilo de hilos de plata, con detalles diminutoscomo las sillas y el Cristo enchapado en oro, están sobrela mesa del artesano. Con su mujer, Rosa, y uno de sustres hijos conforma su equipo de trabajo. René aprendióel oficio cuando tenía 12 años de manos de su tío, pero al

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año siguiente ya puso el “tallercito” en su casa para de-dicarse a crear con mayor libertad. Usa hilos de plata dedistinto grosor, una pequeña pinza Bruselas (parecidaa las de depilar), soplete, un fundente y ácido sulfúri-co para blanquear. Explica que para confeccionar unapieza comienza haciendo el armazón con hilo de plata900, luego lo rellena dibujando motivos diminutos conun hilo más fino, que va doblando pacientemente consu pequeña pinza. Una vez ubicados los hilitos los mojaen bora (un fundente). Mezcla polvo de plata con boray agua que utilizará como soldadura rociando la pieza

con un soplete. Una vez que está soldado, limpia la su-perficie con ácido sulfúrico para que se blanquee y elbrillo final lo logra con un cepillo de bronce. Hacer unapulsera en filigrana le lleva no menos de ocho horas se-guidas de trabajo.René, además de comercializar su arte y de haber reci-bido infinidad de premios, hace veinte años fundó laescuela de artesanos dentro del hospital Vicente Arro-yabe, en la capital jujeña. Allí enseñó su oficio a quienquisiera aprenderlo, y hoy su hijo continúa su caminoenseñando en la misma escuela.

LA MÚSICA Y EL ALMA

Pese al aparente desorden, uno se siente cómodo en eltaller de Isabel Guari, entre herramientas y cientos decañas cortadas y desparramadas que se convertirán ensikus, quenas y otros instrumentos de viento. Es queGuari ama lo que hace y en la tarea de cada día lo acom-pañan Florencia, su mujer, y su hijo Jorge, de 24 años,músico y ayudante. Tienen también cuatro hijas, perose mantienen al margen de este oficio que, más queluthier, Isabel prefiere llamar luriri, que en lengua ay-

mara significa artesano. Descendiente de omaguacas,trabaja en el taller de tres por cinco metros, al fondode su casa. Su apellido impreso en los instrumentos yaes una especie de marca registrada, que eligen músicosreconocidos como los Tekis y el dúo Coplanacu, entreotros.Cuando se le pregunta el secreto de su arte, responde:“Trabajar, trabajar. Yo sin ser músico, para alimentara los hijos, para hacerlos estudiar, necesité perseve-rancia, y uno ha puesto tanto amor a esto que se ponecontento trabajando. Es lindo, compartimos el trabajo

en familia, mi hijo ya tiene su familia y vienen con no-sotros a trabajar”.Isabel trabajaba en una panadería, y recuerda que fueen 1980 cuando comenzó a fabricar algunas quenas.“De chico me crié tocando un erquencho en el campo

Purmamarca es un pueblo emblemático de la Que-

brada de Humahuaca. La belleza inmemorial del ce-rro de los siete colores, las casas de estilo colonial, laplaza central con sus típicos puestos de artesanos yla iglesia, declarada Monumento Histórico Nacional,conforman un lugar que parece ajeno al transcurrir deltiempo. Allí, en una casa antigua, Ivana Jerez tiene sulocal Awana Wilka (telar sagrado en lengua aymara).Artesana y empresaria, en ella parece sintetizarse lahistoria moderna de un pueblo que supo aprovecharlas demandas del turismo sin perder la esencia y la cul-tura ancestral. Nativa del pueblo, heredó de su familiael oficio de la artesanía en telar y a su vez generó un

negocio que da trabajo a varias familias que le aportantejidos en telar, ruanas, ponchos o tejidos para niños.Cuenta que en Purmamarca antiguamente la gentesólo se dedicaba a tareas agrícolas para la subsistencia.“Los chicos iban a otras ciudades a estudiar o trabajar y sólo quedaban los abuelos”. El incremento y la conti-nuidad del turismo, en los últimos quince años, modi-ficaron todo. “Nos dimos cuenta de que teníamos quemodernizar los tejidos porque los llevaban de recuerdo y no los usaban”. Así Ivana fue introduciendo innova-ción y diseño, pero siempre cuidando de no perder laesencia. “Manteniendo la materia prima, diseños que

sean cien por cien lana, que sirvan para uso o para de-corar, o sea mantener la herencia y darle también otrogusto, otra visión con nuevos diseños y colores resca-tando también los antiguos”.Según Ivana lo que más atrae a los visitantes y los ar-tículos que identifican a Jujuy hoy son las tulmas, lospompones, los lazos, los tejidos bordados de lana dellama, mantas, lazos, aguayos y chales de lana de lla-ma. Y por supuesto los colores fuertes que contrastancon los colores típicos del clima seco de la región. Locierto es que hoy Purmamarca es símbolo de color y devida. La gente está volviendo, los chicos encuentran la

posibilidad de trabajo, y se ha convertido en un lugardonde se puede pensar el futuro. “Sabiendo –aclaraIvana– que somos nosotros los que vamos a protago-nizar y nuestras decisiones son las que van a prevale-cer sea lo que sea que vaya a venir”.

TELAR SAGRADO

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–señala–. Mi viejo pelaba las cañas, sabía dónde conse-guirlas. Yo veía cómo hacían los instrumentos y penséque yo también podía”. Y así fue. En el año 86, viajó aCosquín, con erquenchos, quenas y otros instrumentosque aún hacía sin afinar, “tratando de terminarlas bo-nitas”. Para viajar tuvo que renunciar a su trabajo, peroel riesgo valió la pena. Ganó mucha más plata ven-diendo todos sus instrumentos y el incentivo lo llevóa aprender cada día más. Cuenta que un día un amigole dijo: “Muy lindo lo que hacés pero no sirve para elfolklore”, y a partir de entonces buscó la afinación. Re-cibió siempre la ayuda de los músicos que le sugeríancómo hacerlo mejor y así fue progresando en su arte.“Los músicos me ayudaron mucho con las críticas”,agradece, pero también ayudaron su apertura y su per-severancia.

Las herramientas básicas con las que trabaja son gu-bias, cuchillos y tanza de pescar. Para elaborar unaquena tarda entre cuatro o cinco horas promedio y unsiku le lleva un día entero. El proceso básico para hacer

una quena es cortar la caña a medida, marcar con unaplancha y un lápiz el lugar para los orificios. Despuésagujerea con la gubia y va afinando el instrumentoorificio por orificio. Termina con el lijado y el lustrado.Desde hace seis años, Isabel reparte su tiempo ense-ñando su arte a chicos menores detenidos en el ser-vicio penitenciario. “Esto es defender y transmitir lacultura a los chicos privados de la libertad, para quecuando uno se vaya se siga transmitiendo el oficio”,dice. Da gusto escucharlo insistiendo sobre la sencillezde su trabajo y probando sus instrumentos. Aunque noes músico se las arregla muy bien para tocar algunacueca o un carnavalito. El sonido de los Andes inundaeste taller diminuto, donde el alma grande de una fa-milia continúa su vocación artesanal.

Pablo García Lastra

Fotos: José Luis Raota

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Mariano Kunan, de 34 años, licenciado en Artes Plás-

ticas en la Universidad Nacional de Tucumán, con es-tudios de Diseño Textil y Gráfico en la Universidad deCórdoba, reconocido pintor y docente, es otro de losseres especiales que circulan por la Quebrada, tanto,que después de contar su “hoja de vida”, con sencillezy con sus ojos oscuros de clara mirada, sostiene: “Perome gustaría desaprender lo que aprendí, no hay verdadmás absoluta que expresarse desde un estado puro; elarte empieza cuando uno abandona todo tipo de cer-tezas”.Sólo un verdadero artista se sincera de tal modo y sepermite alternar la pintura de sus cuadros con sus di-

seños en otras propuestas, como el estampado en pren-das de vestir. Mariano es como su entorno: la Quebrada,reconocida por su exuberancia, la fusión de culturas,de estilos y de voces en todo lo que se crea, se compar-te y se transmite, además de una suma de tonalidades

y texturas. “En Tilcara, el pueblito que elegí para vivir–dice–, todo es color; su gente es alegre, y todo el tiempose puede escuchar música y bailar en sus peñas. Yo nopuedo ser ajeno; el color circula por mis venas, y cuandovoy por sus callecitas busco mi destino en el silencio”.Sin embargo, como si con los colores y ese silencio nobastara, traza palabras en los cuadros, “para sugerir ypara divertir, me gusta ponerles una cuota de humor;sin embargo, ahora mismo me cuesta expresarme enpalabras, y para poder darles una idea cierta de lo quehago quisiera que cada letra fuese un color y que sefundiera en formas que voy creando e hilvanando enforma de texto visual, mientras al mismo tiempo algorepercute en mí”.Con palabras o sin ellas, lo que destaca en los cuadrosde Mariano es la explosión de color, la fuerza y el es-píritu, su desparpajo con personajes que se confundenentre míticos y cotidianos, entremezclando lo ances-tral con el pasado inmediato y el presente quebradero.Como señala el propio artista: “Con aciertos y tambiéncon desaciertos que aprovecho para dar mayor valor ami trabajo”.

TODO ES ARTE

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 Jujuy 

SUPERFICIE: 53.219 km²POBLACIÓN: 672.260 hab.DENSIDAD: 12,63 hab./km²

(Fuente INDEC - Censo 2010).

San Salvador de JujuyPurmamarcaTumbayaTilcara

HumauacaLa QuiacaCasabindoSúsquesPalpaláSan PedroLibertador General San MartínEl Carmen

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Rodolfo Kusch fue un filósofomuy ligado al Noroeste argentinoasí como a Perú y Bolivia, donde

desarrolló su labor antropológica.Nacido en Buenos Aires en 1922,eligió como última residencia,luego de su paso por Salta, el pueblode Maimará, en Jujuy. Allí, frentea los cerros morados que se alzanhasta el cielo, fueron enterradossus restos en 1979.Kusch se ha preocupado por lacultura argentina y en general porla crisis de la cultura occidental

en el último siglo transcurrido.Profesor de filosofía en BuenosAires y en Salta, señaló conagudeza las limitaciones delpensar racionalista que sólo otorga

credibilidad a la ciencia, y se volcó ala escucha del pobre, el marginado,el habitante de los pueblos andinos.

Era también escritor, próximo ala cultura barrial de las grandesciudades, compenetrado con laatmósfera porteña del tango; comodramaturgo escribió  La muerte del

Chacho.

En una serie de obras, profundas ymagistrales, se propuso revelar laoriginalidad americana, tomandocomo punto de partida al sujeto po-pular. No era para él una abstrac-

ción, sino el sujeto concreto, fiel asus tradiciones y a su tierra, no co-lonizado por los sistemas del pen-samiento occidental. A la vez querenovaba la filosofía y los estudios

UN MAESTRO QUE SEREFUGIÓ EN LA PUNA 

Rodolfo Kusch, cultura e identidad del ser americanoPor Graciela Maturo (*)

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de la cultura, Kusch fue desplegan-do una nueva propuesta de vida;por eso se convirtió en un maestro,y se hizo digno de la admiración dealgunos jóvenes que a veces pere-grinan hasta su tumba.No es el momento de señalar cuán-

to debe este pensamiento a la filo-sofía alemana –pese a su vocaciónde romper con ella– sino de indicar,en forma necesariamente esque-mática, algunos de sus logros en lacomprensión de la cultura america-na. Diré que la fenomenología, co-rriente filosófica que desarrolló Ed-mund Husserl (1859-1938), le sirvióde apoyo para atreverse a un apar-tamiento de la filosofía y la histo-

ria de Occidente. Husserl pretendíaprecisamente un nuevo punto departida, con prescindencia de la fi-losofía anterior.Me detendré especialmente en sulibro  El pensamiento indígena y po-

 pular en América, por ser éste untrabajo de índole antropológica y fi-losófica verdaderamente ejemplarde la actividad de Rodolfo Kusch.Ya en su primer libro,  La seducción

de la barbarie, había adelantado

una tesis audaz: desplazar el pen-samiento racionalista dominantepor la escucha del sujeto popular,periférico al centralismo europeo.En  El pensamiento indígena y po-

 pular en América  lo hace de modomás sistemático –aunque no seríaésta la expresión que él hubieraelegido– examinando el discursopopular americano y la visión delmundo que conlleva. Trataba de

comprender esa otra visión de larealidad, esa manera de estar en elmundo, que es la de los pueblos ori-ginarios, también la del mestizo yel hombre popular de las ciudades,

visión que en América ha quedadosepultada por corrientes siempremiméticas con la sociedad europeaque sólo representan a un sector dela población.Esa tarea de comprensión de la cul-tura popular le permite abrirse a

otras categorías de pensamiento,que en Occidente quedaron refu-giadas en las artes y en pensadoresaislados, pero dejaron de hacer-se presentes en la vida cotidiana.Desde luego, esta profundizaciónllevaría a Kusch a avalar los movi-mientos históricos a favor del ame-ricanismo, sin confundirse con elindigenismo, que implica un tipode recuperación basada en lo social,

en la legitimidad del excluido parareclamar su pertenencia a la “civili-zación”. La legitimidad surgía paraKusch de la defensa de una culturapropia, valiosa y aun necesaria enla crisis de postrimerías de la civi-lización occidental.Es interesante constatar que en esainteriorización del pensamiento delhombre del altiplano, que se apoyaen una captación del lenguaje y lossímbolos, resurgen verdades olvi-

dadas, modos de relacionarse conel mundo, con los otros, con Dios,que pertenecen al hombre, más alláde las fronteras. Es un pensamien-

to básico, universal, olvidado porel hombre moderno aunque formaparte de su ser antropológico.En el hombre popular descubreKusch una actitud próxima a la

Kusch hace una crítica profunda a lamentalidad que ha propuesto a la cienciacomo paradigma del conocimiento

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vida, respetuosa del orden cósmico, rela-cionante de lo humano y lo divino, actitudfrancamente contrapuesta a la consideraciónracionalista que hace del mundo un mundode objetos sin significación propia, no inte-

grados al hombre.Kusch hace visible la mentalidad propia dela modernidad occidental, extendida en lascapas medias de la sociedad, que poco a poco

se han visto inficionadas de pragmatismo yconsumismo.En los pueblos tradicionales se hace presen-te con distintos matices una fuerte relaciónde pertenencia al mundo, que se vincula ala idea de amparo y a la noción de germina-ción; ese sustrato, anterior a toda forma re-flexiva, es designado por Kusch como “estar”,traducción de la voz aymara Utcatha. Lo máspróximo a ello en la filosofía europea sería, ami juicio, la categoría del  Da-sein (“ser-ahí”),palabra que Heidegger ha tomado del alemán

popular, pero no se trata exactamente de lomismo.En la filosofía europea, señala Kusch, el ho-rizonte vital resulta en definitiva incorpora-do también como concepto, en tanto para elhombre popular americano es vivido comosímbolo, como un “pensamiento seminal”, in-discernible de la vida, que impregna a ésta entodas sus manifestaciones. Ese pensamientose halla más próximo de la noción de sabidu-ría que de la filosofía en un sentido moderno.

Kusch ha rastreado esa actitud también en lossujetos populares de la sociedad urbana, quedeambulan desgajados de su raíz cultural; loque en el sujeto popular del altiplano aparececomo presencia y plenitud, en el hombre de

la ciudad fragmentada asoma como vacío ynostalgia, por ejemplo en el tango y en otrasexpresiones de la vida popular.No usaba la expresión “cultura latinoameri-cana”, prefería “cultura americana” sin más,por considerar que América sólo marginal-mente pertenece al anglosajón. Su centro,

para él, se halla en los pueblos mestizos quehan mezclado sus culturas originarias con ladel español, el cual ha sido a su turno un mes-tizo, marginal a la Europa occidental.Kusch hace una crítica profunda a la men-talidad que ha propuesto a la ciencia comoparadigma del conocimiento, y cuyo rasgodominante ha sido, a partir del siglo XVI, unadicotomía cada vez mayor entre sujeto y obje-to. Esta corriente ha producido la relegación,cuando no la negación absoluta, del sujeto, de

la persona humana. No se trata ya de un su- jeto disminuido en su relación con el cosmoso lo sagrado, sino a la inversa, de un sujetoconvertido en objeto, uno más en el “patio delos objetos”, como le gustaba decir a Rodolfotomando una expresión de Nicolai Hartman.En Occidente, la revolución industrial y su se-cuela posindustrial habían traído el predomi-nio de la técnica, que a su vez imponía nuevosmodelos mecanicistas de conocimiento. Larazón crítica, unida al sentimiento de poder,desgajó al hombre de su origen y destino. Para

el intelectual moderno la realidad es algo que

se da en un “afuera”. Las ciencias sociales –cuyo proyecto había rechazado Husserl desdelos comienzos del siglo XX hasta su muerte–venían a imponer su óptica descriptiva y suscriterios modificadores, sobre la destrucción

La razón crítica, unida al sentimientode poder, desgajó al hombre

de su origen y destino

Había que empezar de nuevo,decía, acceder a una sabiduríade vida para una etapadiferente

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de la filosofía y –agregaríamos nosotros– dela “literatura”, que es también un modo depensamiento.Los modelos del hombre occidental seríantomados sucesivamente de las ciencias empí-ricas, de la matemática, o del mundo técnicomecánico. Frente a ello la visión humanista,

en su variante popular, retoma la unidaddel conocer y rescata asimismo la dignidaddel hombre en cuanto sujeto dotado de en-tendimiento. Percibir la destrucción culturalimperante en las grandes ciudades condujo aRodolfo Kusch –Günther, como lo llamabanalgunos amigos– a retirarse en el Noroeste ar-gentino, abandonando la vida universitariapor una vida simple, al lado del humilde; sutarea sería desde entonces escuchar al “otro”,relegado en nuestra cultura nacional. Esa

escucha del hombre popular olvidado por lasoberbia ilustrada y el progresismo mecánico

permite a Kusch el descubrimiento de nuevascategorías de pensamiento que son, por otraparte, inherentes a todo hombre. Se hace ne-cesario ese acto de desnudamiento para re-descubrir lo olvidado. Había que empezar denuevo, decía, acceder a una sabiduría de vidapara una etapa diferente.Nos señala Kusch en el indígena cierta re-nuencia a reconocer “objetos” separados delhombre, y una continua tendencia al relacio-namiento de las cosas con el sujeto que las

vive y piensa. “Para el indígena no hay cosaspropiamente dichas sino que ellos se refierensiempre al aspecto favorable o no de las mis-mas”. Su atención no se fija en los objetos sinoen un mundo de aconteceres y relaciones, de

signos y símbolos; un universo que pasa porel filtro de la conciencia y que brinda a ésta laposibilidad de desplegar escalas de compren-sión.Comprender e interpretar –tal lo que algunosde nosotros hemos enfatizado en nuestrasclases, siguiendo a Kusch– es siempre para lamente popular más importante que describir

y analizar (útiles en actividades específicas,pero no aplicables a la vida). He ahí el porquéde la legitimación del punto de vista de Kuschpara la comprensión de la cultura americanaen sus estratos más genuinos e irreductibles,menos colonizados por las modas o las ideolo-gías. Sin ignorar la presencia activa de otroselementos, siempre será superficial detenersepuramente en ellos ignorando un estrato an-terior y permanente del hombre y la cultura.Atender a ello o relegarlo será en definitiva el

fruto de una decisión cultural.Kusch nos propone el alejamiento (parcial omomentáneo, diríamos nosotros, ansiosos demoderar y unificar opuestos) del discurso eu-ropeo moderno en actitud que comporta un

Su invitación a captarlibremente la realidadde la América del Sur,venciendo el miedo a sernosotros mismos

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rechazo del imperio de los objetos y de la cosi-ficación humana, un llamado a la superaciónde la horizontalidad de las ciencias sociales, ysobre todo una apelación a la vida espiritual.

Su invitación a captar libremente la realidad

de la América del Sur, venciendo el miedo aser nosotros mismos, es mucho más que unainvitación a desbrozar un ámbito de trabajo;se trata de un gesto liberador que convoca alredescubrimiento de la identidad americana,hoy negada, distorsionada o manipulada de

diversas formas.No confundamos el mensaje de Kusch: nohizo una apología del subdesarrollo, perotampoco se propuso recuperar al indígena oal mestizo para librarlo de su condición e in-corporarlo al tren del desarrollo. No lo preocu-paba tanto la “inclusión” como el respeto.Se trata del respeto a la cultura del otro, sincuya presencia en el diálogo no podemos ha-blar de una cultura integral y auténtica. Esegesto instaurador de sentido sigue teniendorespuesta en el ámbito de la filosofía y de losestudios culturales. Son muchos hoy, en Amé-rica y en Europa, los estudiosos de la filosofíay la cultura que descubren el pensamiento deRodolfo Kusch, este maestro que se refugió enla Puna argentina.

No lo preocupaba tanto la“inclusión” como el respeto

BUSCADOR DE LA ESENCIA DE AMÉRICA

(*) Graciela Maturo es escritora, doctora en Le-

tras, profesora universitaria (UBA, UCA, USAL,

UNCU, UCES, Instituto Franciscano) y ha sido

investigadora principal del Conicet. Es recono-

cida en el país por sus numerosas publicaciones

 y también por haber dirigido centros de estudio,

colecciones editoriales y volúmenes de una co-

rriente de pensamiento que se ha caracterizado

 por su defensa del pensamiento poético. La Uni-

versidad Cecilio Acosta de Venezuela ha publica-

do en el año 2009 una edición completa de su

 poesía (1958-2008).

“La obra de Kusch es el esfuerzo de un original filósofo-antropólogo porcontactar con la esencia de América”, afirma Carlos Martínez Sarasola. GünterRodolfo Kusch, nació en Buenos Aires y eligió para vivir el final de sus días elpueblito de Maimará, en Jujuy. Filósofo prolífico e investigador incansable,realizó profundos trabajos de campo que plasmó en libros como La seducciónde la barbarie: análisis herético de un continente mestizo, América profunda,

Indios, porteños y dioses, El pensamiento indígena y popular en América, yGeocultura del hombre americano.

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Los paisajes imponentes y el enormepatrimonio cultural que habita en

la Quebrada de Humahuaca sonsu fuente de inspiración. CarlosAntoraz es un arquitecto jujeñoque ha logrado concebir un estilode construcción que, además deaprovechar los adelantos de lamodernidad, busca revalorizarculturas ancestrales y mantenerla armonía con el paisaje y conel clima de la zona. Sus 35 añosde trayectoria se traducen enmás de 15.000 metros cuadrados

de construcciones realizadas enadobe, que se han convertidoen residencias unifamiliares,posadas, restaurantes y hoteles.Son edificaciones realizadas con

el apoyo de su equipo, que trabajatanto en Jujuy como en otras

provincias de la Argentina.Su modelo se puede resumir comola revalorización de los conocimien-tos de la cultura andina, pasada porel tamiz de la arquitectura y perfec-cionada con adelantos modernos, loque culmina en construcciones conuna fuerte impronta autóctona.En este entramado, rescata oficiosque habían caído en el olvido y quehoy contribuyen a la actividad dela mano de obra local. “Cartucho”,

como lo apodan amigos y familia-res, hace que los habitantes y losmateriales de la región andina seanverdaderos protagonistas. El reco-nocido arquitecto nos introduce en

su filosofía de trabajo.–¿Cómo define su manera de conce-

bir la arquitectura?–Siempre consideré que lo más im-portante, en primera instancia, enuna obra de arquitectura es el res-peto por el hombre. Luego, el respe-to por el paisaje y el entorno.–¿Y el tipo de arquitectura que realiza? –El modelo de arquitectura regio-nal está influenciado por la regiónandina, área a la que pertenezco.Esta zona, conformada por el AltoPerú, Bolivia y el Norte argentino,

tiene una fuerte impronta de la cul-tura incaica.Nació en San Salvador de Jujuy, peroel destino hizo que Carlos Antorazviviera en Purmamarca durante

DISEÑOS DE LA TIERRATestimonio para una arquitectura regional

Su inmensa obra se destaca por el respeto al hombrey al paisaje que habita. Carlos Antoraz es un reconocidoarquitecto, con más de 35 años de trayectoria, quedesarrolló un estilo que conjuga la modernidadcon la revalorización del patrimonio cultural.

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veinte años, una época que aprove-chó para descubrir no sólo la belleza

del paisaje natural, sino particu-larmente a las personas y al lugarque habitan. De ellos aprendió lastécnicas artesanales que empleaen sus trabajos, con los que rescatauna tradición constructiva susten-tada por materiales primarios.–¿Cómo logró integrar la cultura an-

dina en sus construcciones?

–Esta cultura está incorporada ycontinúa vigente en las poblacio-nes que habitan el área de la Que-

brada de Humahuaca. Estos habi-tantes me ayudaron a descubrirlas bondades y las maravillas desus construcciones, sin renunciara los aportes del siglo XXI. Mucho

tienen que ver ellos en las propues-tas que ejecutamos, ya que aprendí

técnicas de la construcción, de lamúsica y la gastronomía. Pero tam-bién fue algo positivo para ellos, yaque encontraron una nueva formade revalorizar lo que hacían susabuelos.–Entonces se puede decir que fue

una creación conjunta, donde am-

bos aportaron lo propio para conce-

bir la arquitectura regional.

–Sí, por supuesto. Además, este re-descubrir fue un disparador que

motivó un nuevo auge con los ar-quitectos jóvenes. Atraídos por loque estábamos haciendo, muchosde ellos pasaron por el estudio, loque provocó una tendencia o carac-

terística que hizo que se enriquecie-ra la arquitectura jujeña. Lo mismo

ocurrió con el equipamiento y elmobiliario. Nuevos diseñadorespudieron incursionar en el dise-ño de muebles y objetos, que luegoexpusieron en salones y ferias delmundo.–¿Cuáles son los materiales que em-

 plean?

–El adobe, la caña, la piedra y lamadera son los materiales básicos.Cada uno de ellos tiene sus secre-tos y bondades. Conocer los mate-

riales de la zona también fue unaprendizaje. Había mucha investi-gación previa. Nosotros aplicamoslos conocimientos y los llevamos ala práctica. En este punto, los habi-

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tantes de la zona vuelven a escenay aportan su sabiduría. El contacto

con ellos, los materiales y la natu-raleza, me ayudó a sentir profunday apasionadamente la nueva pro-puesta arquitectónica.Trabajar con adobe es la especia-lidad de Antoraz, y se puede decirque es un militante de este mate-rial y alienta a que otros arquitec-tos lo adopten. Las cualidades deladobe son diversas: es excelenteaislante térmico tanto para el calorcomo para el frío, es tan resistente

como el ladrillo y la piedra, con unaóptima terminación y cimientosadecuados actúa como un papelsecante ante la humedad. Incluso,el torteado de barro aplicado a lostechos es una de las técnicas re-valorizadas. Para protegerlo de lahumedad, el mayor enemigo delbarro, se introducen polímeros ymembranas, pero conservando eladobe como principal componente.

–¿Se considera un pionero?–No, pero estoy seguro de que nues-tras obras no pasan desapercibidas.Éstas fueron los ejemplos y mues-tras para que clientes de distintas

provincias, como Buenos Aires,Córdoba, San Juan, Tucumán, Salta

y todo Jujuy, creyeran en nuestraarquitectura.Observar algunas de las construc-ciones de Antoraz brinda un clarotestimonio de su obra. El adobe seenlaza con la madera de álamo, elcardón, los tientos, la caña y la pie-dra. A esto se suma la abundanciade vidrio, lo que les da la bienveni-da a los majestuosos paisajes paraque ingresen sin permiso. La luznatural se filtra por los entramados

de caña, lo que aporta una cuota decalidez a los ambientes e iluminalos telares que decoran las paredes.El bordó, el amarillo, el ocre, el na-ranja y el marrón son los tonos pre-dominantes. Son los colores de laQuebrada.

Martina Intronati

Fotos: Gentileza Estudio Antoraz

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GENTE DE LA TIERRA

Tras un camino polvoriento aparecede repente un valle fértil concampos cultivados entre las laderascoloridas de los cerros. Allí, en unatierra inundada de silencios, quemuchos conocen como “El ValleEscondido”, convive la comunidadindígena Ocumazo. En plenazona de la Quebrada, a unos 18kilómetros al este de la ciudad deHumahuaca, sobre la vera del ríoCalete, 36 familias descendientes deomaguacas se afanan en mantenerlos valores, las tradiciones y lascostumbres de sus ancestros, aunsabiendo que no pueden negarse

rotundamente a la modernidad.En Jujuy hay cerca de 160 comuni-dades indígenas y trece ya se hanintegrado a lo que se denomina“Red de Turismo Rural de Base Co-munitaria”, con el apoyo del gobier-no jujeño. Hornaditas, Espejo de Saly Ocumazo son algunas de las másdestacadas. Abren sus puertas al vi-sitante permitiendo vivir de cercael día a día de su cultura, conocersus paisajes, degustar sus comi-das, realizar caminatas, participarde elaboración de quesos, cosechade miel, talleres artesanales, com-partir costumbres y tradiciones. Es

una actividad complementaria alcultivo y a la cría de animales y losmotiva básicamente un objetivo:vencer el desgarramiento que lesproduce que sus chicos se alejen dela ciudad para estudiar o trabajary poder brindarles oportunidadespara quedarse y que deseen volver.Ocumazo ocupa unas tierras de al-rededor de cinco kilómetros de lar-go, paralelas al río Calete, y casi treskilómetros de ancho. Viven en ca-sas de ladrillos de adobe y techos dechapa. En un paisaje bordeado porcerros y cardones hay un puesto desalud, un centro comunitario, una

COMUNIDAD INDÍGENA OCUMAZO

Un valle escondidobajo el sol

Valores, costumbres y una forma de vida ligada a la tierra en un valle escondidodonde la gente aún piensa más en la comunidad que en sí misma. Hace dos añosse abrió al turismo como actividad complementaria para que los jóvenes notengan que migrar a la ciudad.

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capilla y una escuela primaria paralos chicos; cuando crecen deben se-guir la secundaria en la ciudad.Raúl Choquevilca nos recibe en sucasa, con un atractivo parral y el pa-tio que oficia como lugar de encuen-tro. Isabel, su mujer, está preparan-do charqui y pronto elaborará unacomida que refleja por sí sola la vida

natural: lomo de llama, papas andi-nas y diferentes tipos de choclos, unmenú de un sabor tan exquisito queno requiere sal ni ningún otro con-dimento.

Raúl, junto a Daniel Argamonte,son los responsables de atender alos turistas. Recién hace dos añosdecidieron en asamblea optar poresta actividad. La idea de abrirse alturismo, afirma Daniel, “es seguirhaciendo lo que venimos hacien-do ancestralmente y sobre todo eninvierno, cuando está parada la

actividad agrícola. Queremos mos-trar nuestra cultura a quien estédispuesto a conocerla con respeto,bajo esa condición”. Y esa cultura serefleja principalmente en la forma

de vida que llevan, en la calidez y lagran cordialidad que muestran en eltrato con la gente, en sus creencias

ancestrales y, por supuesto, en suscostumbres.

CONCEPTO COMUNITARIO

“Siempre pensamos en conjunto; sivas a sacar un recurso tiene que serpara todos. Si vamos a hacer un ca-mino, un canal, tiene que ser paratodos. Desechamos el individualis-mo, no lo fomentamos para nada,somos una comunidad”, explicaRaúl. Y un ejemplo claro de estoes la recuperación de las mingas,siembras colectivas que realizabansus abuelos. Isabel cuenta que enseptiembre se juntan todos parasembrar en las tierras de una casay después en otra hasta completarlas de todos los vecinos. Se susten-tan con la cría de animales, llamasprincipalmente, y con el cultivo–sin agroquímicos ni fertilizantes

artificiales– de maíz, papa, cebollazanahoria, quínoa y algunas fru-tas como durazno, manzana, uvay pera, entre otros. También se de-dican a la actividad apícola. Pocomás de la mitad de los habitantesde Ocumazo tienen residencia per-manente, los otros realizan trabajosagrícolas de temporada en diferen-tes regiones o cumplen distintas la-bores en la ciudad de Humahuaca.

El concepto comunitario se amplíatambién en el contacto que tienencon gente del exterior. Participanactivamente de las ferias camba-lache y las ferias de semillas, don-

PUEBLOS ORIGINARIOS

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de además del trueque también secomparten conocimientos, que serealizan bajo la organización de RedPuna, una institución que integranmuchas comunidades originarias.Son espacios generados para unfructuoso intercambio, donde cadauno brinda lo mejor de su terruño yrecibe lo de los demás.

CREENCIAS Y CEREMONIAS

El amplio salón comunitario deOcumazo es testigo de las decisio-nes colectivas. Construido con pisode cemento y techo de zinc, mideunos doce metros de ancho porveintidós de largo y tiene una am-plia cantina. Ahí se reúne mensual-mente la gente de la comunidadpara debatir, pero también paradisfrutar celebraciones sociales.A pasos del salón tienen un lugar

sagrado donde realizan la ceremo-nia de la Pachamama. “La culturaancestral se mantiene, todo rondaalrededor de la Pachamama –ex-plica Daniel–, la casa la hacemoscon la tierra, lo que comemos vienede la tierra, y muchas ceremoniasrondan los ciclos que tiene la tierra.Nuestra cosmovisión y todas las ce-remonias tienen que ver con la re-lación de Mamá Tierra y Papá Sol”.

Las ceremonias en Ocumazo en rea-lidad son algo cotidiano. “Antes decomer primero convidamos a la Pa-chamama –cuenta Isabel–. Cuandosalimos decimos ‘Pachamama, queme vaya bien hoy’. O ‘que la Pacha-mama te cuide’, es el saludo paradesearle bien a alguien”.

AUTOSUSTENTO Y ECOLOGÍA

En cuanto al trabajo en el campodentro de la comunidad, Raúl ex-plica que producen principalmentepara cubrir sus necesidades básicaspara todo el año. “Sembramos maízpara todo el año –dice–; nuestras

frutas las deshi-dratamos y lasconse rva m os,nuestro ganadotambién, des-hidratamos lacarne y la con-servamos. Perosiempre pensamos en un exceden-te porque hay gastos que atender,como la salud de nuestros hijos, laeducación, un medio de transporte

que sí o sí hay que pagar, por esocuando no tenemos éxito con unexcedente nos vemos muy limita-dos”. No hace falta explicar que porsus creencias el cuidado de la tierraes algo natural para ellos. “Des-echamos el monocultivo –describeRaúl–; sembramos de todo porqueconsumimos de todo. También des-echamos la ganancia agresiva queno respeta el ambiente. De qué vale

que produzcamos en gran cantidadafectando los suelos o los cauces delos ríos; hay otros seres que tam-bién necesitan vivir y tenemos quepensar también en ellos, no pode-mos agotar los recursos naturales ypensar sólo en nosotros”.

LA ESCUELA Y EL DESPUÉS

El silencio se rompe con las risas ylos gritos de los chicos que juegan.

Tienen entre 4 y 13 años y dan vidaa la Escuela 301 de Ocumazo, dirigi-da por Sebastiana Vázquez. PaulinoGonzález y Sonia Carillo completanel equipo de maestros que brindaneducación a los chicos. Aprendentécnicas agropecuarias y tiene uninvernadero donde plantan toma-tes, acelgas y frutillas. Sonia señala–y la directora asiente– que el obje-tivo es “enseñarles a desenvolverse

en todo ámbito, para que puedanresolver problemas y puedan rela-cionarse no sólo en la comunidad,sino con otros entornos”. Una vezque terminan el colegio, deben ir a

la ciudad de Humahuaca a seguirel secundario o la capital de la pro-vincia para estudiar una carrera. Esalgo que se viene repitiendo hace

años en Ocumazo, y el resultadomuchas veces es devastador paralas familias. Los chicos no regresan.Por eso saben que la modernidad vaproduciendo cambios que los afec-tan. “Lamentablemente nosotrostambién vamos cambiando, haymuchas cosas que se van perdien-do –explica Daniel–. La luz eléctricaantes no existía, ahora están la ra-dio y el televisor, y por todas las co-modidades que se ven en la tele, al

no estar acá, los chicos cuando vana hacer el secundario en la ciudadya no vuelven”. Isabel y Raúl tienen justamente a sus tres hijas (de 17, 18y 24 años) estudiando en San Sal-vador, como otros padres de la co-munidad. El tema de los hijos es sinduda el más sensible. Isabel se quie-bra cuando habla. “Estoy viviendoen carne propia y estoy peleandopara que esto no desaparezca, paraque ellos tengan un lugar para vi-

vir. Mis padres dicen ‘yo he visto aesta tierra, yo amo a la tierra y nece-sito que se mantenga esto, el lugarde nuestros abuelos’, y así les habloa mis hijas. Ellas están muy atrapa-das por la ciudad y la modernidad,pero tengo esperanzas”. Esa mismaesperanza la tiene toda la comuni-dad Ocumazo y muchos pueblosoriginarios que buscan recuperarsu identidad cultural y poder vivirsus vidas como lo hicieron siempre,

ligados a la tierra, a esa tierra queconsideran tan sagrada como paradarle el nombre de madre.

GENTE DE LA TIERRA

Pablo García L astra

Fotos: José Luis Raota

GENTE DE LA TIERRA

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Cerca de diez mil años de historiarecorren los 120 kilómetros porlos que zigzaguea la majestuosaQuebrada de Humahuaca. Figurasmisteriosas grabadas en rocas, an-tiguas terrazas de cultivo, restos de

pucarás y de cementerios indíge-nas, capillas coloniales, ceremoniasy peregrinaciones, son elementosque reflejan cómo el tejido del tiem-po fue mezclando la cultura nativacon influencias andinas, europeasy criollas. Hoy muchos descendien-tes de pueblos originarios, tantoen Jujuy como en otras provincias,viven un proceso de recuperaciónde sus raíces, especialmente de suespiritualidad y su visión del mun-do. Es el caso de Tupac (Oscar ArielFlores), profesor de historia y guíade turismo en Tilcara. Desde los 17años se incorporó a esa búsqueda,por lo que recibió, de una comuni-

dad indígena omaguaca, su nom-bre Tupac, que lleva con muchoorgullo. De rotundos rasgos collas,muy afable y con excelente domi-nio del lenguaje, Tupac hace un pro-fundo análisis de las formas y los

significados de las ceremonias an-cestrales, así como del sincretismo

religioso y cultural que se produjocon la colonización. En realidad, se-gún Tupac, primero fue un procesode imposición sobre las culturas au-

tóctonas y luego hubo otro procesoen el que se logró cierto equilibrio.Cuenta que por eso hoy “todas lasexpresiones religiosas cristianasestán muy embebidas con algúntipo de ceremonias donde conver-

gen el mundo cristiano y los pue-blos originarios”. De hecho, afirmaque la mayoría de las personas queviven en la Quebrada son cristia-nas. Tupac, en tanto, se autoafirmacomo perteneciente al pueblo colla,descendiente de omaguacas.

RELIGIOSIDAD Y ESPIRITUALIDAD

Tupac explica que hay una diferen-cia sustancial entre los conceptosde espiritualidad y religiosidad.“Mientras la religiosidad está rela-cionada con el cristianismo –dice–,nosotros entendemos que la espi-ritualidad tiene que ver con una

Mundo sagradoRECUPERACIÓN DE LA CULTURA ANDINA

A partir de la sabiduría que transmiten losamautas, o sabios orientadores, en muchascomunidades originarias buscan reconstruir laidentidad de su tierra. Tupac, descendiente de

omaguacas, comparte la visión de sus creenciasancestrales.

La cosmovisiónandina parte de la

concepción de que elagua, el aire,

la tierra y el solgeneran la vida

PUEBLOS ORIGINARIOS

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relación más directa conla naturaleza”. Admiteque en la Quebrada se haperdido muchísimo de lacultura antigua: “No tene-mos lenguas originariaspero, como dice el profesorMaidana, hay algo genéti-co que hace que nosotrosno perdamos nuestras raí-ces, y por otro lado está el

constante aprendizaje quehacemos. La cosmovisiónandina parte de la concep-ción de que el agua, el aire,la tierra y el sol generan lavida. A partir de esto –sos-tiene– todo lo que tieneque ver con las ceremoniasque se hacen en el mundoandino está relacionadocon los cuatro elementos.

Y estos elementos tambiéndan origen a la chacana, lacruz cuadrada y, por otrolado, están relacionados con la wil-pala, el emblema de los pueblos ori-ginarios. Ambos representan unasíntesis del mundo andino y trans-miten el conocimiento que tienenlos abuelos”. A continuación se pue-de leer una síntesis de los conceptosde la espiritualidad andina en lavoz de Tupac.

Pacha: Tiene distintas significacio-nes; es una de las palabras más an-tiguas que tienen el quechua y elaymara: por un lado Pachamamaes madre tierra, pero Pacha, en launión de las diagonales de la Cha-cana, también es el origen, y Pacha-cuti es tiempo de cambio. Por esoPacha no significa lo mismo. Paranosotros a partir de la Pacha estátodo, es el principio y el fin de todas

las cosas y es la única que está equi-librada; nosotros vivimos en unadualidad, en una lucha constantepor el equilibrio.Comunidad y reciprocidad: Todo ri-

tual del mundo andino dura variosdías y tiene un trabajo previo que escomunitario, un movimiento de in-tegración donde todos preparamosla comida, la chicha, las ofrendas.Por eso lo más rico en las ceremo-

nias tiene que ver con lo comunita-rio y con la reciprocidad.Ceremonias y calendario agrícola: Las ceremonias las encabezan losamautas, que son abuelos, sabiosorientadores. El Inti Raymi, la Pa-

chamama y el Capac Ra-ymi son las que marcanel calendario agrícola,las de más convocatoria.La Pachamama: Se rea-liza en agosto porque esel mes más fértil parapoder fecundar a la tie-rra y tiene que ver con lafertilidad, con juntar lomasculino y lo femeni-

no, la tierra y el cosmos,el poder descubrir cómonos va a ir y qué vamos aproducir, y por otro ladotambién tiene que vercon sintetizar los cua-tro elementos; todo estoproduce la vida.Inti Raymi: Significafiesta del Sol y lo que sehace en el hemisferio

sur es respetar cuandocambia de posición elplaneta. Cuenta la le-

yenda que el Sol se enoja con loshombres porque no cumplimos connuestras obligaciones para con lanaturaleza. Por eso se hace un ri-tual con una fogata que representaal Sol, ayudamos al Sol en la nochemás larga reflexionando sobre todolo que hicimos mal, y el fuego nosva purificando. Cuando sale el sol

de la mañana es el renacer de lavida, y empezamos un nuevo ciclovital, aparte del agrícola, purifica-dos y agradecidos.¿Politeístas?: Nosotros no nos consi-deramos así, porque no creemos enDios, entonces no podemos ser poli-teístas. Establecemos una relacióncomo parte de la naturaleza, perocomo hermanos menores.Ofrendas: Hacer una ofrenda tiene

que ver con juntar lo masculino y lofemenino para generar vida.Transmisión oral de la sabiduría: Uno se pregunta por qué no escri-bimos la sabiduría que transmiten

Nosotros decimos

que cuando unomuere, no es quevamos al cielo o alinfierno, sino que

nos transformamosen energía,

no morimos

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los abuelos. Por dos razones: la es-critura genera verdades absolutas,

por lo tanto dogmas, y los dogmasgeneran conflictos. Y otra es que siestuvieran esos libros no haríanfalta los abuelos.Sincretismo:  Un ejemplo da unaidea del rol de la Iglesia: en la Que-brada todos los pueblos tienen cru-ces en sus cerros. Nuestra gente esmuy creyente y cuando hay algoque no puede resolver con la me-dicina occidental o con sus creen-cias cristianas, siempre va a ver alabuelo, al curandero. ¿Y qué es loprimero que le va a decir?: que sereconcilie con lo más sagrado, quees la Pachamama, y con el pasado.¿Y dónde está el pasado?, en la mon-taña. Cuando los españoles prohi-bieron los rituales sacaron todo. Laspiedras que para nosotros tienenuna significación y tienen vidapropia, no las pudieron sacar. No sepudieron llevar ni las montañas ni

los ríos, por eso la Iglesia construyósantuarios en la montaña. Es unaforma de imposición. Los indígenashacían las iglesias pero ahí poníansus cosas sagradas, entonces el cura

estaba contento porque daba lamisa y los indígenas también, y se

lograba un equilibro.El culto a los muertos:  En el mun-do andino noviembre es el mes delos muertos. Nosotros decimos quecuando uno muere, no es que va-mos al cielo o al infierno, sino quenos transformamos en energía, nomorimos. Este mes se produce unarelación mucho más directa con losantepasados. Por eso no sólo da laposibilidad de revalidar tus oríge-nes, sino que están vivos, por eso sehabla, se baila y se celebra.Pachakuti: Hablamos de los nuevostiempos; la chacana está dividi-da en cuatro ciclos: los del agua, elaire, la tierra y el fuego. Ahora es-tamos por entrar al quinto ciclo, elPachakuti, tiempo de cambio. Des-de nuestra concepción los últimosquinientos años fueron negativos,no sólo para los originarios, sinotambién para la humanidad. Ahora

vamos a empezar quinientos añospositivos, pero van a hacer faltacambios más profundos.Diferencia:  ¿Qué nos diferencia dela cultura occidental básicamente?

En la cultura occidental hay dosconceptos respecto de los medios

de producción, y la tierra es el másimportante. En el liberalismo, pro-piedad privada; para el comunismoo socialismo, propiedad del Estado opropiedad social. Nosotros decimosque somos parte de la tierra, no so-mos dueños, ni privados ni sociales,sólo somos parte.El ser humano: En el concepto de ladualidad, la gente nuestra no andaa caballo, siempre camina, porquedicen nuestros abuelos que noso-tros somos los hermanos menores,somos los últimos que existimos enel planeta y nos dieron la respon-sabilidad de cuidar el equilibrio. Elser humano es la garantía del equi-librio entre la tierra y el universo. Yhoy por hoy se está recuperando labúsqueda de espiritualidad y nues-tra responsabilidad de rescatar yproteger al planeta, ésta es la tareaque tenemos como seres humanos.

Pablo García Lastra

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   a   r    í   a    d   e    T   u   r    i   s   m   o   y    C   u    l    t   u   r   a    d   e    J   u    j   u   y

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CURACIÓN ANCESTRAL

Ya en 1882, el científico J. Hieronymus revelaba

en su obra que el té de rica-rica era ideal paralas indigestiones y dolores de estómago. Así loconfirmaban desde hace tiempo las prácticasde la medicina tradicional de los habitantesde la Puna, tanto del noroeste argentinocomo de Bolivia.Su nombre científico es Acantholippia sal-soloides Griseb y pertenece al género de lasverbenáceas, pero comúnmente se la conocecomo rica-rica. Es un arbusto aromático conramas espinosas, decorado con flores blan-

cas, y su altura no supera el metro y medio.Su hábitat natural es el sur de Bolivia y en laArgentina se desarrolla en Jujuy, Salta y Ca-tamarca. Crece en las laderas de cerros y que-bradas de la zona puneña, en suelos salobres,entre los mil y dos mil metros de altura.Por su alto valor digestivo fue y es empleadapor estos días por las comunidades collas dela región como infusión, para combatir el res-frío y problemas estomacales.Aún hoy, la rica-rica circula en Jujuy y no sóloentre los habitantes de la Puna. Su influen-

cia ha llegado a las ciudades de la provincia,donde se la incorporó para saborizar el mate ypara la elaboración de licores artesanales conlas hojas.Además de los usos medicinales de estaplanta, aunque con menor intensidad, estánlos aromáticos. Los tallos y las hojas se em-plean para aderezar mistelas y para elaborarel maíz puymado. Esta preparación consisteen hervir las mazorcas del maíz de variedadchullpi con hierbas aromáticas nativas, para

luego secarlo al sol, tostarlo y consumir losgranos.La ingeniera agrónoma y profesora de laUniversidad Nacional de Jujuy Nilda Vigna-

le comenta que “el hombre andino utiliza de

manera sostenible esta especie y todas lasque integran su entorno. Esto quiere decirque toma las partes de la planta que necesi-ta para atender sus necesidades de salud sinafectar su desarrollo. En este caso, se empleanlas hojas y ramitas jóvenes, de modo que laplanta puede ser utilizada sin que ello afec-te su normal distribución”. En el laboratoriotrabajan diversos aspectos de botánica y dedocumentación de usos, con el propósito decontribuir a mantener vigentes los saberes

tradicionales. Lo cierto es que la rica-rica, aligual que tantas otras plantas que abundanen Jujuy, presenta virtudes para la salud ycontinúa formando parte de las prácticas tra-dicionales de la medicina popular de los pue-blos originarios.

 Rica-RicaDesde hace muchos años, la rica-rica es una aliada del hombreandino por sus numerosos beneficios para combatir algunas

afecciones de salud.

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GENTE DE LA TIERRA

La naturaleza acompaña el crecimientodel hombre. Los antiguos recibieron ydejaron plasmados en diferentes señalesy labores (o ñimin) escritos que nosrecuerdan las enseñanzas del principio

de la creación. Cada uno guarda valoresmilenarios que podemos descubrir enla memoria que heredamos y en lossentimientos más sensibles. Escuchemosel Lenguaje de los Vientos para irradiar laemanación de la fertilidad.Con toda humildad y respeto a todos loshombres de la tierra.

HULLOZ (CARACOL)

La escritura que está en el tejido nos

recuerda el andar del caracol. Así comoéste va dejando una huella en el camino,nosotros los hombres también tenemosque dejar la huella en el andar de la vida.Debemos dejar una estela invisible defertilidad en la memoria transmitida porlos vientos. Lo más valioso sería irradiaren el idioma del silencio, en el espíritu, lafuerza de Newén que es la que produce elbienestar, los buenos pensamientos, lossentimientos, la acción y la esperanza. Lo

hacemos de manera tranquila, despacio,como el andar de este animalito, para quela humildad avance a su debido tiempo,respetando al que está antes, así vamostransmitiendo la misma acción al queviene detrás.

Los tejidos indígenas transmiten lasabiduría de los antiguos a través de

símbolos de la naturaleza. Un lonkomapuche acerca la profundidad deese pensamiento sensible heredadoa través del arte.

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SABIDURÍA DEL ORIGEN

Si hablamos de la naturaleza, unove un árbol y siente un afecto na-tural de sentarse bajo su sombra,porque irradia algo que es la energíadel bienestar que no se ve y alivia

el descanso. Así podemos irradiaresa fuerza, ese Newén, no sólo en lapalabra sino en la acción, en el pen-samiento y en todo trabajo que rea-licemos.Lo que perdura a lo largo de la vidason las buenas obras, las buenasintenciones para las generacionesvenideras que reciben esa energíafértil. Ésa es la educación del prin-cipio que recibimos en la huella, elalimento que nos dejó el Gran Padre

para fortalecer el equilibrio del sen-timiento, la bondad del corazón y laemanación del amor. Como un pa-dre que recoge el fruto de la tierra, locarga en su bolso y lo lleva a lomo decaballo hasta la ruca (casa), y la ma-dre prepara ese alimento y se lo daal hijo. Esa bondad natural que nose ve, la recibe ese hijo cuando ali-menta su cuerpo. O como un maes-tro cuando saluda a sus alumnos.

¿Quién sabe lo que va en el sonido dela voz? Va el amor que tiene dentrodel corazón. Eso es lo que vale, quereciban la buena enseñanza en elsentimiento, que transmite el maes-tro como un cariñito de energía que

recibe el cuerpo.Los padres, los maestros, los mayo-res, deberíamos guiarnos como lohicieron los antiguos, aprender adejar una señal, una memoria en el

camino como el que deja el caracolque está escrito en los tejidos. Es la

fuerza de la fertilidad, de lo bueno,de lo sano. Ese buen pensamiento,ese buen andar, esa memoria, la va arecibir el que viene después.Ojalá podamos acercarnos y ali-mentar las raíces que cada uno tienedentro del corazón, los valores ma-ravillosos, como saber escuchar a

los mayores, porque a través de elloscontinúa la memoria de la sabiduríade Futa Chao, la humildad y el silen-cio que transmiten el bien.Qué importante es alimentarnoscon la energía de la luz que ilumina

el caminar, para tener elánimo, la salud, la alegría,porque uno no sabe cuán-to tiempo nos van a pres-tar, cuánto tiempo vamosa trabajar en la tierra. Peroqué importante es hacerllegar lo que decían losabuelos, de que despuésde acá nos vamos a verallá, y la maravilla que es

saber que cuando un cuer-po queda y esa personaenriqueció en el espíritu,perdura en la memoriade las buenas obras y suespíritu continúa vivo.

Va a seguir haciendo cuando tengaochocientos, novecientos y miles deaños, nada más tenemos que creer.Ojalá podamos ser parte de Él y ha-cer el bien hasta el fin de los vientos.

El hombre que deja el cuerpo hacien-do el bien acá en la tierra aunque nohaya tenido premio humano, nomuere. Ése puede hacer bajar unsueño a un ser querido para guiarlo,le puede dar ánimo y fuerza. No mi-remos si no tenemos respuesta aho-ra, porque lo que queda en esa me-moria nadie lo puede borrar. Nadiepuede borrar la memoria del corazón

de una persona cuando hace el bien.

Esa energía es la que sostiene al uni-

verso.

Si hablamos de lanaturaleza, uno ve

un árbol y sienteun afecto natural

de sentarse bajosu sombra, porque

irradia algo que es laenergía del bienestar

(*) Recibió el mandato para represen-tar a la Comunidad Mapuche Linares,

compartir la cultura ancestral y acom-

 pañar a los que reconozcan la herencia

del principio que dejaron los abuelos.

[email protected]

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1. (María Isabel) Apellido de una escritora tucumana, jujeña por adopción, autora de cuentos, poemas y co-plas inspirados en la quebrada de Humahuaca.

2.  Localidad ubicada en el oeste de la provincia, a lavera de la ruta que une Purmamarca con Antofagasta(Chile).

3. Camélidos salvajes que viven en casi toda la provin-cia de Jujuy y el Noroeste argentino. Su piel es muybuscada para la confección de prendas finas.

4. Importante encuentro cultural, principalmente mu-sical, que se realiza en el mes de febrero en la ciudadde Humahuaca, que concita la atención de pobladores

 y turistas.

5. Pequeño pueblo puneño famoso por la realizaciónen agosto de la Fiesta Patronal de la Señora de Asun-ción, durante la cual se desarrolla una corrida de toros.

6.  Planta cuyo fruto es comestible y tiene forma devaina. Luego de la caña de azúcar y el tabaco, es unode los cultivos más importantes de Jujuy.

7. Sitio poblado de un tipo de árbol del cual en Jujuy hayun ejemplar histórico, cerca de Purmamarca, porquebajo su sombra descansó el general Manuel Belgrano.

8. Cualidad de duro.

9. Baños de aguas minerales calientes. Los más cono-

cidos en Jujuy son los de Reyes.

10.  Cría de la cabra, cuya carne es muy apetecida enJujuy y el Noroeste argentino.

11. Típico producto comestible argentino, que se elabo-ra frito o al horno con una masa y con diferentes tiposde relleno salado o dulce.

12.  Uno de los dos principales ríos de la provincia deJujuy, que recorre toda la quebrada de Humahuaca.

13.  Espíritu fantástico presente en todas las narracio-nes tradicionales. En Jujuy se cuenta que se escondetras la roca solitaria puneña.

14.  Importante ciudad jujeña ubicada en el extremonorte del país, en el límite con Bolivia.

15.  Instrumento musical aerófono hecho con cuernode vaca, muy utilizado en el carnaval jujeño.

16. Instrumento musical de cuerda muy empleado enla zona andina. Tiene cinco cuerdas dobles y su caja deresonancia es de caparazón de armadillo.

17.  Terreno donde se cultivan plantas con fines orna-mentales.

18. Alimento a base de leche que se suele comer en Ju- juy como postre acompañado por miel de caña. Anual-mente tiene lugar una fiesta provincial con su nombreen la localidad de San Antonio.

19. Echando a alguien o irse precipitadamente de unlugar (en lenguaje coloquial y muy extendido en todoel país).

20.  Planta muy cultivada en Jujuy cuyas abundantessemillas son comestibles.

Las palabras se forman con las siguientes sílabas:

A - AL - BAL - BIN - BRI - CA - CA - CA - CHA - CHO - CU - DA - DE - DE - DIN - DO -DO - DU -DUEN - EM - ER - FRI - GA - GO - GRAN - JAN - JAR - JOL - KUY - LA - LA - LLO - MAS - NA -NA - NO - ÑAS - PA - QUE - QUEN - QUES - QUI - QUIA - RA - RAN - RE - RRO - SA - SI - SUS -TA -TAN -TER -TO - VI -YA - ZA- ZE.

Soluciones en página 106

DefinicionesEn las columnas resaltadas se podrá leer una frase de unazamba muy conocida interpretada por Los Chalchaleros y

Tomás Lipán, entre otros.

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Diagrama Criollo

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 Pa la bras en e

 l des ier to

En tre v is ta a Héc tor  T i

 zón

Es uno de los escritores fundamentales de la literaturaargentina de las últimas décadas. Alterna sus estadíasentre la ciudad de Jujuy y Yala, un pequeño pueblo detrescientos habitantes en el que nació. Allí disfruta de la

paz de las montañas y del tiempo para escribir.

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“La Puna, el desierto, más queun paisaje es una experienciainolvidable”, dice Héctor Tizón. Elescritor nacido en Yala, hace másde ocho décadas, conoce comopocos este lugar de montañas ysilenciosos desiertos con colores decielo puro.Siempre fiel en su obra a sus raícesy a su lugar en el mundo que eligiópara vivir, el escritor alterna sus

días entre el barrio Los Perales, enlas afueras de San Salvador de Ju- juy, y su querida Yala, de trescien-tos habitantes, que se ubica a sóloquince kilómetros de la capital juje-ña, y que, como alguna vez dijo elescritor, está muy cerca del paraíso.“A lo largo de mi vida he tratado dehuir de las ciudades, las más gran-des y pobladas son peores”, opinael autor de  Fuego en Casabindo  y

de muchas otras novelas y cuentosque lo han convertido en uno de losescritores fundamentales de la li-teratura argentina del último me-dio siglo.

“El hombre se ha agrupado por te-mor. Junto a otros se siente prote-gido. Pero lejos de la naturaleza elhombre con el tiempo se pervierte.Los habitantes de las ciudades su-ponen que el paisaje de la campiñasólo es amable la mitad del año,pero para el ojo atento todo mo-mento del año tiene su propia belle-

za. Si somos atentos contemplamoshora tras hora un cuadro que no sevio jamás y que jamás se volverá a

ver. Los cielos cambian a cada ins-tante”, expresa.A Tizón le gusta de Yala que puedeencontrar tranquilidad y paz. Parael escritor “el tiempo transcurre de

la misma manera en todas partes,salvo que no nos afecta de igualmodo”.Algunos problemas en la vista ha-cen que hoy se dedique más a dic-tar que a sentarse a tipear. Sin em-bargo, su costumbre de escribir enpequeños papelitos lo que observa,imagina o lo obsesiona se mantie-ne intacta.También sigue siendo un voraz lec-

tor. Actualmente señala que estáleyendo  Historia de la decadencia

 y caída del Imperio Romano de Ed-ward Gibbon, y los nueve libros dela historia de Heródoto.Además de su pasión por escribiry leer, Tizón cuenta que le encantaviajar. Suele ir a visitar a algunode sus siete nietos que hoy vivenrepartidos por varias ciudades deEuropa, y luego vuelve a refugiarse

entre sus libros y los paisajes queconoce desde niño, junto a su que-rida esposa, Flora Guzmán.En Jujuy el escritor ha encontrado lainspiración para escribir gran can-

“A lo largo de mivida he tratado de

huir de las ciudades,las más grandes y

pobladas son peores”

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tidad de obras que si bien reflejan elpaisaje y las costumbres de la gentede su tierra, también se centran enlos grandes temas universales: lavida, la muerte, el amor, el sentidode la amistad y el odio.Su primer libro data de 1960. Al cos-tado de los rieles fue publicado porprimera vez en México, país dondevivió en sus tiempos de diplomáti-co. Allí conoció a uno de sus desta-

cados amigos, el escritor Juan Rulfo.Al autor de Pedro Páramo lo recuer-da como un hombre de gran hones-tidad, que nunca buscó repetirse ensus obras. De aquellos años tam-bién recuerda el comienzo de unagran relación con el pintor argenti-no Antonio Seguí, a quien le dedicóel libro El viejo soldado. Dice que losdos amigos siempre están en su me-moria. “Ambos son para mí parte

esencial de lo mejor de una época”,afirma.Es que para el escritor la amistad essinónimo de felicidad. “La vida, lafelicidad, el amor, son invalorables”,expresa el autor, quien señaló algu-

na vez que “los únicos paraísos son

los perdidos. Nada es para siempre”.

Tizón se considera un amante de lapalabra, que aprendió a respetar deniño. Las ha usado para dictar sen-

tencias –ha llegado a ser juez de laCorte Suprema de Jujuy– y funda-mentalmente para narrar sus his-torias. “No conozco otra lengua queel español, balbuceo algunas otraspero no más de tres. El lenguaje, las

palabras, son para mí emblemáti-cos”, sostiene.Cuando se le pregunta qué les reco-mendaría a los jóvenes que quierendedicarse a la literatura no duda enresponder: “No escribir ni publicar

nada hasta que lo hayan leído todo”.Hace poco tiempo, Tizón recibió unreconocimiento que lo ha enorgu-llecido más que muchos otros queobtuvo a nivel internacional: seinauguró un nuevo centro culturalen la ciudad de Jujuy, que lleva sunombre. Y, además, quedó formal-mente instituido el “Premio HectórTizón a la Cultura”, que se entregarácada 23 de mayo.

Ha recibido gran cantidad de galar-dones y ha escrito otra gran canti-dad de libros. Pero su espíritu, susganas de seguir contando historias,no se detiene. “Siempre siento quehay algún libro que aún no he es-crito”.

Sergio Limiroski

Fotos: José Luis Raota

“El tiempotranscurre de lamisma manera en

todas partes, salvoque no nos afecta deigual modo”

ENTRE LEYES Y LITERATURA

Héctor Tizón nació el 21 de octubre de 1929 en Yala, Jujuy. Estudió Derecho en la ciudad de La Plata y luego, en 1958, iniciósu carrera diplomática. En México comenzó su actividad literaria, al conocer a destacados escritores como Juan Rulfo,Ezequiel Martínez Estrada y Augusto Monterroso. Entre 1976 y 1982 vivió el exilio radicado en España. Fue ministro de laCorte Suprema de Jujuy. Recibió entre otros premios el de la Academia Argentina de Letras, el Gran Premio de Honor dela Sociedad Argentina de Escritores y del Fondo Nacional de las Artes; y la condecoración de Caballero de la Orden de lasArtes y Letras en Francia. Entre la gran cantidad de libros que escribió pueden nombrarse A un costado de los rieles  (1960),Fuego en Casabindo (1969), Sota de bastos, caballo de espadas (1975), La mujer de Strasser (1997), Tierra de frontera (1998) y El resplandor de la hoguera (2008). Actualmente prepara su último libro que llevará como título Memorial de la Puna,compuesto por cinco historias, dos de ficción y las demás verídicas, sobre personajes que habitaron la Puna. Entre estosparticulares relatos Tizón incluirá uno sobre el mariscal Tito, que trabajó en la construcción del ferrocarril.

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UN HABITANTE DE LA FRONTERA (*)

Por Héctor Tizón Soy un habitante, un producto de la frontera, pero de una frontera rica y ambigua, creada en principio sólo pornecesidades coloniales de mera administración, o sea artificiales y antojadizas. No existen fronteras pétreas, nisiquiera las basadas en fenómenos naturales.Las fronteras duras y difíciles de penetrar son las que el hombre crea –el Muro de Berlín, por ejemplo, o las levanta-das entre Estados Unidos y México o Israel y Palestina–. Las demás fronteras en lugar de dividir enriquecen. Quien

nace y se cría allá tiene la cultura que podría llamarse propia pero también ajena. Las verdaderas fronteras sirvenpara convivir y no para apañar sentimientos belicosos, no crean chauvinismo ni rechazos ni privilegios estúpidos.Yo soy lo que soy y lo que me han dado mis vecinos. Somos una manera enriquecida de vivir y estar en el mundo.No tenemos la orfandad de una sola madre, sino la dicha de tener dos.No existen válidamente otras fronteras que las culturales. El debate es dónde colocar las fronteras y no es posiblediluir las identidades culturales ni forzar las mezclas.No hay nacionalismos benevolentes. A veces, es cierto, entre un país y otro hay una aduana de por medio y a vecesotras costumbres, otras lenguas. Pero no olvidar –ya se ha señalado– que customs significa tanto aduana comocostumbre. Y muy pocos advierten esta nomenclatura de tan profundo significado.En menos palabras: las fronteras no sirven para separar, aislar o distinguir sino para enriquecer. Para ser más y nopara excluir.

Afortunadamente, esperemos que ese sentimiento prime en el mundo, al cabo de tanto dolor, mezquindad yestupidez. (*) Texto inédito cedido por Héctor Tizón a Cosas Nuestras.

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La religiosidad, en la Quebrada, escosa seria. En cualquier punto queuno se encuentre, el viento trae porla noche ecos de los sikuris. Miedos,creencias, agradecimientos oinvocaciones, toda inquietud esapropiada para sacar a la Virgende su camarín, o a los numerosossantos, y al son de los sikurisllevarlos en andas a recorrer lospueblos, mientras estallan losfuegos artificiales.La religiosidad en Jujuy es compleja,

y una tarea cotidiana. El carnaval –que en realidad es un rito paganode origen español–, el culto a laPachamama, la Semana Santa, elInti Raymi dedicado al Sol y deorigen inca y las corridas de torosde Casabindo son apenas algunosde los permanentes festejos yconmemoraciones.Rosalía Díaz, del Museo Terry deTilcara, cuenta cómo se lleva a cabola Semana Santa: “Los días previosse pone en marcha la peregrinación

a Punta Corral, y con ella avanzanlos miedos, que van siempre a lapar de la fe. Pero la fe y la tradiciónvan más allá de todo miedo y todaduda. Claro que sucede de ese modocon nosotros –dice Rosalía– porquellevamos generaciones de caminarlos cerros a la vera de la Virgen deCopacabana”.El día de la peregrinación, que em-pieza antes del Domingo de Ramos,la Virgencita ha sido bien acicaladay sus ropas lucen impecables. Siem-

ENTRE EL CIELO Y

EL INFIERNORELIGIOSIDAD JUJEÑA

La movilizante peregrinación a Punta Corral y las bandas de sikuris acompañana santos y vírgenes, venerados por un pueblo creyente que enciende de fe elmítico paisaje de la Quebrada. Promesas, miedos y la devoción que se pone en juego con la esperanza de un mundo mejor.

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pre va acompañada por los sikuris.

Este año la escoltaron unas ochentabandas.La sikuriada es moneda corrienteen Tilcara. Hay bandas de todo tipoy colores, en general los colores delos equipos de fútbol, integradaspor adultos, ancianos y niños; has-ta hay una que es solo de mujeres,una banda feminista. Las doce ho-ras de marcha son cada vez más, justamente porque las bandas son

cada vez más.Punta Corral está por detrás de uncerro, a la derecha de la ruta yen-do de la capital a Tilcara y antes dellegar a Tumbaya, a unos 4.000 me-tros de altitud, “a esa altura y en esaépoca del año –continúa Rosalía– elfrío es para tener en cuenta”. Lostrayectos más comunes que se rea-lizan son dos: uno es por Tumbaya,cruzando el río Grande y siguiendola quebrada que baja desde Punta

Corral, 23 kilómetros que según sedice son obra de los incas, y el otroes por Tunalito, sobre la ruta 9, conuna pendiente que provoca miedosobre todo si el río está crecido, por-que el puente se ve más frágil si locruzan dos o más personas al mis-mo tiempo. Pero la fe gana a todalógica. Buena parte del trayecto secamina a la luz de la luna o de laslinternas, y acompañados por el

bastón “puntacorralero”, o por lomenos con un palo en el cual apo-yarse cuando las fuerzas aflojan.En la primera estación del calva-rio se encienden velas, se fumancigarrillos para sahumar, y se leponen hojas de coca y una piedra ala apacheta. “Algunos peregrinos,muy acostumbrados, se exponen yexponen a los otros porque apuranel paso, sobre todo si van en bajada.El último tramo es recto. Es cuan-

do empieza la verdadera emoción–murmura Rosalía entornando losojos–. De golpe, ingresamos al valley se ven las luces, las carpas y susfogones, las bandas de sikuris y las

bombas de estruendo que se escu-

chan más fuerte a cada paso”. Lagente es tanta que se hace una filapara llegar a los pies de la Virgen.

ERMITAS Y EL CRISTO YACENTE

La Virgen de Punta Corral lleva elnombre de Copacabana porque fuerealizada a imagen y semejanza dela Virgen de Copacabana, que se ve-nera en Bolivia a orillas del lago Ti-

ticaca. En 1917 se la trajo hasta Tum-baya, pero como no había sacerdotese decidió dejarla en Tilcara. Cuan-do al fin hubo un padrecito en Tum-baya, se imponía cambiar el itine-

rario, pero los fieles se negaron. Se

decidió entonces que fuera subidapor Tilcara y que bajara por Tum-baya. Por esos tiempos se conformóuna Asociación de Peregrinos, queintenta ayudar a los devotos, claroque no es sencillo ayudar a los másde 20 mil peregrinos que suben aPunta Corral.“La fe todo lo puede y se impone –insiste Rosalía Díaz–; los grandesprotagonistas son las bandas de

sikuris. De distintas localidades ybarrios llegan miles de sikuris quecargan instrumentos musicales ypetates, y se turnan para acompa-ñar a la Virgen. De ese modo du-

    F   o    t   o   s  :    G   e   n    t    i    l   e   z   a    S   e   c   r   e    t   a   r    í   a    d   e    T   u   r    i   s   m   o   y    C   u    l    t   u   r   a    d   e    J   u    j   u   y

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rante todo el trayecto de ida y elde vuelta resuenan las cañas y lostamboriles que ayudan a mantenerel paso”. También forman filas hom-bres y mujeres para turnarse en el“hombreado” de la Virgen. Durantela noche, ya en el cerro, se celebramisa con la Virgen y se festeja has-ta que al fin se impone un descansopara reponer fuerzas y emprenderel regreso. Horas después, habiendo

llegado a Tilcara, se prosigue con laclásica procesión del Cristo Yacente.Ya es Viernes Santo, y los vecinoslevantan en las calles ermitas confrutos y flores que representan lasestaciones del vía crucis, y son ver-daderas obras de arte.

OTRAS CELEBRACIONES

Otra de las importantes y colori-

das manifestaciones religiosas esla Novena que dedican en Huma-huaca a la Virgen de la Candelaria.

Alrededor del 1600 se erigió el pri-mer templo de lo que hoy se conocecomo Humahuaca, sitio que tuvosiempre gran importancia tanto

para la causa evangelizadora como,mucho más adelante, para la gestalibertadora de los patriotas. La capi-lla fue mejorada hacia 1631, y reciéna mediados del siglo XX tomó elaspecto actual. La cofradía ha sidosiempre la de Nuestra Señora de laCandelaria de Copacabana. Todos

los años se baja la Virgen del altar alempezar la novena hasta el 2 de fe-brero, y se la lleva en procesión por

las calles del pueblo, entre cientosde peregrinos y bandas de sikuris.Finalmente, en la puerta del temploes despedida con pétalos de flores ypañuelos.Pero la religiosidad va aún muchomás allá. Y es ahí, en la prelatura deHumahuaca, donde el padre JesúsOlmedo, de origen sevillano, haceveinticinco años que lucha en laArgentina para ayudar a olvidados

y oprimidos procurando quebraresta cultura de indiferencia quenos caracteriza, resultado quizá deesa otra cultura, la del silencio, tí-pica del pueblo colla. El padre Jesús,que durante mucho tiempo ejercióen La Quiaca, y hoy lo hace desdeHumahuaca, fue acompañado casidesde su llegada a la Quebradapor su hermano Pedro, que hoy esobispo de la Prelatura de Huma-

huaca. Ambos religiosos dedicaronsus días a ayudar a la comunidad,y “resistimos –dice el padre Jesús–

¿CÓMO NO CREER?

Una mañana tempranito, buscando el solcito reparador, ya que las casas por dentro se ponen frías, bajaba por unacallecita de Tilcara rumbo al centro. Resonaban las bandas de sikuris y se escuchaban detonaciones de cohetes.Siempre se escuchan, casi todas las noches alguna conmemoración religiosa reúne a la gente en el cerro y echanbaterías de explosivos que no siempre son de alegría. Tal vez la fuerte religiosidad en Jujuy, por lo menos en Tilcara,haya sido y aun hoy sea una manera de aceptar lo inevitable, de sobrellevar la pena, la vergüenza, las tragedias

inexplicables y los embates de la naturaleza. El hecho es que un sinfín de sikuris bajaban de distintos cerros. Traíanmiles de flores y venían agrupados por color. Como si toda su música se pudiera captar en fotos, tomé cientos deellas contagiada por ese acto de religiosidad masiva. Las bandas ocuparon los costados del patio. Había un altarcentral al pie de la escalinata de entrada a la iglesia. Se conmemoraba a San Francisco de Asís. Venían en peregri-nación de los pueblos vecinos. Iban acomodando a la Virgen o santo que cada grupo llevaba en el sitio dispuestoa cada uno. El patio de la iglesia estaba atravesado por banderines blancos y amarillos. Una de las bandas llegócon su abanderado, un anciano, muy anciano, portando la bandera celeste y blanca, y así, bandera en alto, ocupósu lugar con los ojos y los pómulos encendidos. El sol caía a pique en nuestras cabezas. El sacerdote irrumpió conuna bendición y saludo general. Amenamente contó la historia de San Francisco de Asís. Cuánta emoción. No soydemasiado creyente, salvo en el Dios o la fe que cada devoto lleva dentro, pero mientras me hacía sombra con unlibro sobre la cabeza, lloré. La emoción que provocan estos eventos religiosos va mucho más allá de toda creencia.

Cómo no creer en la fe que profesan si vienen cargando santos y vírgenes por horas. Caminan, trepan y bajan ce-rros, bordeando precipicios, llevando sobre los hombros a la Virgen. ¿Cómo no creer? No es raro, además, ver porcualquier sitio de la Quebrada una pareja y su propia peregrinación, no importa el día, solo cargando su Virgencitaal hombro y en el otro brazo llevando un bebé, pidiendo o agradeciendo por él. ¿Cómo no creer en su fe?.

“Llevamosgeneraciones de

caminar los cerros ala vera de la Virgen

de Copacabana”

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encomendándonos al Señor de laHistoria, el Cristo de los Desocupa-dos y a la Pachamama”. Siempre elsincretismo conciliatorio de ambasculturas y creencias, que por ciertoya son una sola.“Cuando yo estaba escribiendo estelibro –comenta el padre con respec-to a su obra Puna, zafra y socavón–me fui al Archivo de Indias y le pre-gunté a la bibliotecaria si no habíaalgo sobre la cultura colla; me pidióque volviera a la semana. Cuandoregreso me dice: ‘Jesús, estás con-fundido, esa cultura no existe’. ¿Ypor qué no existe? Porque no estáen el Archivo de Indias”.El padre Jesús Olmedo, perseguidoy amenazado hasta el punto de te-ner que exiliarse, manifiesta hoy:“Yo miedo no tengo, no porque seamuy valiente sino porque no ten-

go nada que perder. Yo amo la vidapero tampoco es una cosa que uno

va a estar así: dependiente. Porqueuno quiere ser consecuente con loque lee en el Evangelio, con Cristo

que se jugó la vida por los demás ypor la fe que dice que hay que aten-der a los humildes, que hay que es-tar con los pobres. Por ahí algunaspersonas me dicen por qué no me

presento a algo de política. Yo eneso no me meto ni en pintura. Yohago política, y lo reconozco, perodesde otro punto de vista…”Y efectivamente la hace, por ejem-plo, difundiendo consignas como“El patrimonio somos nosotros”,que surgió cuando la Unesco nom-bró a la Quebrada de HumahuacaPatrimonio de la Humanidad, de-signación pensada para preservarpaisajes y construcciones ances-trales pero no a los pueblos que lashabitan. “Se piensa –dice Olmedo–que el patrimonio es el geográfico yno los hombres, mujeres y niños, nisu educación, sus cultivos y muchomenos el agua para la supervivencia”.Y sí, religiosidades hay muchas,tantas como diversidades cultura-les existen. Hoy, los habitantes de laQuebrada dan fe de que los “llama-

dos conquistadores” y los “llama-dos conquistados” entremezclarony unificaroncreencias yculturas. Porejemplo, esf r e c u e n t ever que loshabitantesde Tilcara,no todos ori-ginarios dellugar, en susr e s t a u r a n -tes, negociosy en sus ca-sas levantanun montí-culo de pie-dras o “altar

de la tierra” –como la nombrabaAtahualpa Yupanqui– y le rindenofrendas. Nadie considera a la Pa-

chamama una diosa pero todos laconsideran la “madre-tierra”, y to-dos por igual le rinden culto.“Otro ejemplo –cuenta el padre Je-sús Olmedo– es cuando realizan el

bautismo y se convierten en com-padres. Entrecruzan las manos yrezan, prometiéndose respetarse enesta vida y en la otra, pero duran-te la misa, en el momento de pedirperdón lo piden a la madre tierra,le hacen ofrendas y oraciones, ysolo después piden perdón a Dios;y durante el rito del matrimonioseguimos las indicaciones de loslibros, pero al final piden: ‘Padre,queremos realizar un rito de nues-tra cultura’. Entonces unen unaespecie de paño blanco en la cabe-za del marido y de la mujer. Es unrito sencillo, profundo, y con unaspalabritas para que se mantengansiempre unidos”.En este andar investigando y pre-guntando por algunos lugares dela Quebrada me encuentro conJuan, un joven ingeniero agróno-

mo, ex seminarista y “colla de ley”.Juan cuenta un chiste: “San Pedropregunta a un collita: –¿Vos dón-de querés ir, al cielo o al infierno?;–Y… yo no sé –duda el colla–, ¿…losespañoles dónde están? Y San Pedroresponde con entusiasmo: –En elcielo, claro. Los españoles están enel cielo; –Ah… entonces yo prefieroir al infierno –agrega de inmediatoel collita”.Sea como fuere, leyendas, peregri-naciones y cuentos aparte, lo ciertoes que ambas tradiciones se hanfusionado hasta conformar unasola cultura en la que, como en todabuena familia, cada tanto unos re-niegan de los otros pero nunca de-masiado, ni se relegan los unos a losotros porque comparten el mismosol, la misma tierra, la alegría, lamúsica, las comidas. Y por supuestola fe y la religiosidad de cada día.

Silvia Miguens

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“Es una fruta madura

Jujuy, / es un jazmínencendido”, de Me gustaJujuy cuando llueve, unazamba muy conocidainterpretada por LosChalchaleros y TomásLipán, entre otros.

> DIAGRAMA  CRIOLLO

Solución:

1.Zelaya2.Susques3.Vicuñas4.Tantanakuy5.Casabindo6.Frijol

7.Algarrobal

8.Dureza9.Termas10.Cabrito11.Empanada12.Grande13.Duende

14.Laquiaca

15.Erquencho16.Charango17.Jardín18.Quesillo19.Rajando20.Quinoa

   >   E   S   P   E   C   I   E   S   A

   R   G   E   N   T   I   N   A   S   E   N

    P   E   L   I   G   R   O    D

   E   E   X

   T   I   N   C   I   Ó   N

> Delfín del Plata o Franciscana > Escuerzocomún

> Oso hormiguero

> Mono de noche oMirikiná

> RanaPehuenche

> Comadrejitapatagónica

> Vicuña

> Aguará Guazúo Lobo de Crin

> Ballena azul

> Loicapampeana

> Federal

> Yaguareté

> Mojarracordobesa

> Taruca ovenado andino

> Patoserrucho

> Ranita deDarwin

> Gato andino

> Tortuga Laúd

> Ciervo de lospantanos

> Chinchillagrande

> Lobo finopatagónico

> Tordoamarillo

> Cardenalamarillo

> Ocelote

> Monito demonte

> Macátobiano

> Cauquéncabeza colorada

> Pargo

> Yetapáde collar

> Mara

> Nutria gigante

> Mojarradesnuda

> Pichiciegomenor

> Chancho quimilero

> Caracolesde Apipé

> Suricordillerano

> Monoaullador rojo

> Rana delSomuncurá

> Ciervo de laspampas

> Tatú carreta

> Tiburón oceánico

> Quirquinchoandino

> Ballenafranca austral

> Capuchinode collar

> Águilacoronada

> Guacamayoverde

> Mirlo de agua> Nutria marina oChungungo

> Pez ángelargentino

> Parinagrande

> Tortuga terrestreargentina

> Rana tractor

> BoaAmpalagua oLampalagua

> Huillín

> Sapito demontaña salteño

> Chinchillónanaranjado

> Tapir

> Atún azuldel Sur

> TortugaYabotí

> Sapito decolor

> Muitú

> Tucotuco deGuaymallén

> Huemul

> Gato Margay

> Yacaré overo

> Monteritaserrana

Fuentes: Chebez, J.C. 2008. Los que se van. Tomo 1 (anfibios y reptiles), Tomo 2 (aves) y Tomo 3 (mamíferos), Ed. Albatros, Bs. As.http://www.iucnredlist.org/ (Lista Roja de la Unión Mundial para la Naturaleza).

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FUEGO POR LALIBERTADBelgrano y el Éxodo Jujeño

Abandonar, quemar y dejar todo atrássólo pueden hacerlo espíritus ansiosos de libertad,

guiados por la convicción de un gran líder.

Los hechos históricos narrados por Silvia Miguenssobre una etapa crucial de la patria naciente.

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Durante el mes de mayo de 1812,el general Manuel Belgranoestableció el cuartel general delEjército del Norte en la “ciudacita”de San Salvador de Jujuy. Ahicitonomás, en la desembocadurameridional de la Quebrada deHumahuaca, ruta obligada delejército español y escenario de susmúltiples entreveros, primero conlos pueblos originarios, después

godo contra godo, y al fin, con lashuestes patriotas.Habían pasado dos largos y difí-ciles años desde la Revolución deMayo. De ella sólo quedaban repre-salias, y algunas euforias, como lade la batalla de Suipacha, primeravictoria criolla en las guerras de laIndependencia, librada por MartínMiguel de Güemes y sus gauchos ennoviembre de 1810. En esos tiempos

de lucha, la Quebrada y sus alrede-dores fueron escenario permanen-te de las contiendas. Jujuy soportóonce invasiones realistas.En ese contexto, el pueblo jujeñoentregaba y perdía a sus hijos que, apesar de su gran valentía y convic-ción, carecían de formación military armamento, y eran menos nume-rosos que el ejército español. Muypoco pudieron hacer por sus tropaslos jefes del Ejército del Norte. En

Buenos Aires fueron reemplazadosy enjuiciados: Francisco Ortiz deOcampo, Antonio González Balcar-ce, Juan José Castelli y Juan Mar-tín de Pueyrredón. Fue este últimoquien, en Yatasto, entregó el mandoal general Manuel Belgrano.Belgrano tuvo que ponerse al fren-te de un grupo de desarrapados,sobrevivientes de la derrota deHuaqui. Apenas llegado, el gene-

ral pidió ayuda a Buenos Aires y elTriunvirato, como única respuesta,le ordenó replegarse a Córdoba. En-tonces de inmediato se dirigió a los jujeños: “Desde que puse el pie en

vuestro suelo para hacerme cargode vuestra defensa, os he habladocon verdad. Llegó pues la época enque manifiesten su heroísmo y deque vengan a reunirse al ejército a

mi mando, si, como aseguran, quie-ren ser libres”. Y el pueblo jujeñorespondió: “Hemos decidido resis-tir hasta las últimas consecuencias.No podemos seguir permitiendo elsometimiento de nuestro pueblo a

los mandatos extranjeros, ni la ex-propiación de todas nuestras rique-zas”. “¡Libres, jamás esclavos!”.

“TIERRA ARRASADA”

Quién mejor que Manuel Belgranopara reconocer la lealtad. Convocóa la población, especialmente a loshombres que contaban entre 16 y35 años, para que se alistaran en elcuerpo de caballería. A los jujeños

no sólo los impulsaba la obedienciaal nuevo jefe del Ejército sino ungran espíritu de libertad. No se tra-taba de cumplir una orden, se hacíaimperioso poner al invasor defini-tivamente en su lugar: en retirada.Los godos, sin agotar sus ansias depoder, bajaban sable en mano y adegüello desde el Alto Perú, pero enla Quebrada nadie se quedaría debrazos cruzados. Con esta premisa

se conformó una nueva fuerza dechoque que Belgrano bautizó “Pa-triotas decididos”, y resolvió impo-ner lo que se conoce como “tierraarrasada”, estrategia y táctica mili-

tar que en ese año de 1812 fue em-pleada sólo en dos oportunidades ymarcó la historia militar mundial:en Rusia, ante la invasión del ejér-cito napoleónico, y en Jujuy, anteel ejército español. La imperiosa ycategórica orden del general fueabandonarlo todo y convertir el lu-gar en un páramo. El pueblo jujeñoabandonó casas y tierras para quenada quedara en pie y pudiera ser

de utilidad al invasor; todo fue in-cendiado, devastado. Fue Belgranoquien impartió la orden, pero senecesitó la gran valentía del pue-blo jujeño para acatarla y ejecu-tarla aquel 23 de agosto de 1812, yfinalmente el pueblo jujeño llevóa cabo la inmensa tarea de vaciary quemar sus tierras y lanzarse alcamino. Al día siguiente, cuandola vanguardia realista entró en Ju-

 juy, no encontró más que humo ycenizas. Rastros de un fuego querecién empezaba. Los colonizadoresno sabían que esa “tierra arrasada”a la que arribaban y sus habitan-tes serían considerados, aun dos-cientos años después, un símbolode resistencia. Mientras los godosmarchaban entre las cenizas y elhumo, hurgando con sus fusilesentre la basura, intentando rapiñaralguna cosa que les fuera útil para

sobrevivir o tomar fuerzas y seguircombatiendo, el pueblo en generaly “Los decididos” en particular, conel general Manuel Belgrano a la ca-beza, avanzaban hacia Tucumán.

VICTORIA

Un mes después, ya en Tucumán, laretaguardia patriota y Belgrano seenfrentaban con el ejército español

en el combate del río Las Piedras.Con entusiasmo y un gran debermoral hacia el resto de la población jujeña que abandonó todo, y debíaempezar a levantar de nuevo sus

Belgrano tuvo queponerse al frente

de un grupo de

desarrapados,sobrevivientes de laderrota de Huaqui

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casas, se entabló una nueva batallacon el ejército español. Belgrano nopodía demorar el enfrentamiento por-que el enemigo se apoderaría de todoel Norte. A un mes del Éxodo, el 24 deseptiembre, el Ejército del Norte derro-tó a los godos en Tucumán. La batallade Tucumán fue otra inmensa gestacontra el invasor, y no hubiera sido po-sible sin el Éxodo Jujeño.

La exitosa contienda dio lugar a múl-tiples festejos y euforia, que se pro-longaron hasta nueve meses después,pues condujo al feliz desenlace delnacimiento de muchos bebés. Nuevoscriollos, hijos de las muchachas tucu-manas y jujeñas de toda clase socialcon los valientes soldados del Ejérci-to del Norte. Entre esos niños estabaPedro Pablo, hijo de María Josefa Es-curra, quien, enamorada y leal, desdeBuenos Aires venía siguiendo, o acom-pañando, a don Manuel Belgrano.Volviendo a la Quebrada. Las valien-

tes consideraciones mancomunadasde tantos jujeños libres de corazón ycon conciencia política, bajo la tutelade Belgrano, dieron como resultado lagran gesta que pasó a la historia comoÉxodo Jujeño. Sin embargo, como todagesta patriótica, también ésta tuvosus contradicciones y, por qué no, opo-sitores.Las expediciones del Ejército del Norteal Alto Perú continuaron hasta que seresintió la salud de Manuel Belgrano.El gobierno de Buenos Aires decidióreemplazar al creador de la bandera,

aún en Jujuy, por otro emblemáticopersonaje que acababa de arribar alPuerto de la Santa María después devivir muchos años en España, donderealizó su carrera militar, hasta en-tonces, como un leal combatiente delEjército Español: don José de San Mar-tín.Los porteños no tardaron mucho en re-conocer las cualidades de San Martín.Casi de inmediato, el gobierno decidió

ponerlo al frente del ejército patriota.Apenas lo supo, Belgrano le hizo lle-gar una nota: “Mi amigo, vuele ustedsi es posible: la Patria necesita que sehagan esfuerzos singulares. No ten-dré satisfacción mayor que el día quelogre estrecharlo entre mis brazos. Micorazón toma nuevo aliento cada ins-tante que pienso que Usted se acerca”;pero, demasiado inquieto, Belgranodecidió ir al encuentro de San Martíny le mandó otro chasqui: “Voy a pasarel río Juramento y respecto a hallarsevuestra Señoría con la tropa tan inme-diato, sírvase esperarme con ella”. Elencuentro tuvo lugar en Los Algarro-bos, el 20 de enero de 1814.Como suele suceder, tampoco en tornoal general Belgrano y el Éxodo fue todoagradecimiento y admiración. Hastahubo quienes dijeron haber recibidoamenazas de fusilamiento si no cum-plían aquel mandato de irse de Jujuy

abandonando todas sus pertenenciasy propiedades. Es importante tener encuenta que no toda la sociedad estabadel lado de los revolucionarios, en Ju- juy ni en el resto del país. A muchos,económica y políticamente hablandono les interesaba dejar de pertenecera España. Pero opositores y mal pen-sados, o mal encaminados, eran mi-noría. Fueron muchos más los que seentregaron con fe a la causa libertariay a marchar codo a codo con quienesencabezaban el Éxodo, profesandono sólo una gran valentía sino un in-

Y el pueblo jujeñorespondió: “Hemos

decidido resistirhasta las últimasconsecuencias”

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menso respeto por don Manuel Bel-grano. También San Martín sentíaadmiración por Belgrano, pero nosólo por la patriada del Éxodo Juje-ño. Mientras impartía sus clases deestrategia militar a los integrantesdel Ejército del Norte insistía a sushombres, y al mismo tiempo a todala población, que exigieran al go-bierno de Buenos Aires que reinte-grara al general Manuel Belgrano

en la comandancia del Ejército. Sinembargo, Belgrano decidió no de-

morar su regreso a Buenos Aires.Agradeció especialmente a todos ysostuvo que nadie era más apto quedon José de San Martín para mar-char al frente del Ejército del Norte.La misión de Belgrano, en la Que-brada, estaba terminada. Regresóa Buenos Aires, donde el gobiernoque impartía nuevas directivas ha-cia los criollos de todo el país ame-nazaba con pasar a cuarteles de

invierno a Belgrano por no cumplirlas órdenes tal cual le fueron im-

partidas. Mientras tanto, el pueblo jujeño renacía de las cenizas parapoder seguir siendo juez y partede la historia de la Patria, y renacecada año cuando vuelve a levantarranchos para incendiarlos a orillasdel río Xibi-Xibi, en conmemora-ción de aquella gesta inolvidabledel propio pueblo y de don ManuelBelgrano.

Silvia Miguens

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  N  U  E  S  T  R  O  S  L  O  C  A  L  E  S  JUJUY

San Salvador de Jujuy: Belgrano 415Tel: (0388) 423-2524

 LA PAMPA

General Pico: Calle 15 Nº 840Tel: (02302) 43-2585

Santa Rosa: Pellegrini 258Tel: (02954) 41-3303

 LA RIOJA

La Rioja: Pelagio B. Luna 627Tel: (03822) 43-7557

 MENDOZA

Mendoza: Peatonal Sarmiento 224Tel: (0261) 429-4224Mendoza Plaza Shopping: AccesoEste Lateral Norte 3280, loc. 125, PB,Guaymallén - Tel: (0261) 449-0125Mendoza Palmares Open Mall:Ruta Panamericana 2650, local 23,Godoy Cruz - Tel: (0261) 413-9163

 MISIONES

Posadas: Santa Fe 2056Tel: (03752) 42-8509

NEUQUÉN

Neuquén: Ministro González 54Tel: (0299) 447-7331Neuquén: Shopping El Portal de laPatagonia, J.J. Lastra 2400, loc. 1013Tel: (0299) 446-8021

San Martín de los Andes:Elordi 820 - Tel: (02972) 42-9699

Villa La Angostura: Av. Los Arrayanes 51

Tel: (02944) 49-5062

 RÍO NEGRO

Gral. Roca: Tucumán 477Tel: (0298) 442-1120

Cipoletti: San Martín 234Tel: (0299) 478-2485

SALTA

Salta: Shopping Alto Noa, Av. VirreyToledo y Av. Entre Ríos, loc. 95, PBTel: (0387) 4 21-5111Salta: Buenos Aires 11Tel: (0387) 421-3314

SAN JUAN

San Juan: San Luis 2 Oeste (esq.Mendoza) - Tel: (0264) 421-9875

 SAN LUIS

San Luis: San Martín 892Tel: (02652) 42-0998

 SANTA CRUZ

Calafate: Pasaje Emilio Amado 837Tel: (02902) 49-2074

Caleta Olivia: Eva Perón 187 (esq. Don Bosco)Tel: (0297) 485-5076

Río Gallegos: Pte. Néstor C. Kirchner 870Tel: (02966) 42-3685

SANTA FE

Casilda: Buenos Aires 1918Tel: (03464) 42-2554

 CAPITAL FEDERAL

Abasto Shopping:Av. Corrientes 3247, loc. 2046, 1º pisoTel: (011) 4959-3662

Alto Palermo Shopping:Av. Santa Fe 3253, loc. 1022, 1º pisoTel: (011) 5777-8223

Barrio Norte: Av. Santa Fe 1399Tel: (011) 4813-8983

Caballito: José María Moreno 150Tel: (011) 4904-3099

Devoto Shopping: José Pedro Vare la 4866, loc. 112, PBTel: (011) 4019-6112

Galerías Pacífico: San Martín 768,loc. 256 A. Tel: (011) 5555-5283

Paseo Alcorta: J. Salguero 3212,loc. 2008, 2º pisoTel: (011) 5777-6612

Av. Alvear: Av. Alvear 1847Tel: (011) 4804-8424

Av. Alvear: Av. Alvear 1750Tel: (011) 4816-0049

Solar de la Abadía: Arce 940, loc. 7Tel: (011) 4778-5082

Dot Baires Shopping:Melián y Vedia 3632 (Av. Gral. Paz yAutopista Panamericana), loc. 127Tel: (011) 5777-9627

 GRAN BUENOS AIRES

Adrogué: Paseo La Delicia,Mitre 1107, loc. 113Tel: (011) 4293-5553, int. 230

Alto Avellaneda Shopping:Av. Güemes 897, loc. 59 y 60Tel: (011) 4229-0241

Lomas de Zamora: Loria 202 (esq.España) - Tel: (011) 4243-0311

Nordelta: Av. de los Lagos 7010,loc. 29, Tigre - Tel: (011) 4871-0770

Pilar: Las Palmas del Pilar Shopping,Las Magnolias 754, loc. 1141Tel: (02322) 66-7420

Plaza Oeste Shopping:Autopista del Oestey Av. Vergara. Loc. 1040, MorónTel: (011) 4629-7556

Quilmes: Alte. Brown 628Tel: (011) 4257-6466

San Isidro: Belgrano 396Tel: (011) 4747-9924

Shopping Las Toscas: Av. Castex yFormosa, Canning, Ezeiza, loc. 1174

Tortugas Open Mall: Panamericana km.36,5, local 002 - Tel: (03327) 42-4368

Unicenter Shopping: Paraná 3617,loc. 1183, PB, MartínezTel: (011) 4717-6888

BUENOS AIRES

Azul: Rubén César de Paula 577Tel: (02281) 43-3691

Bahía Blanca: Plaza Shopping,Av. Sarmiento 2153, loc. 147Tel: (0291) 459-4149Bahía Blanca Centro: Alsina 320/4Tel: (0291) 455-2765

Baradero: Anchorena 1217Tel: (03329) 48-6579

Bragado: Pellegrini 1400Tel: (02342) 43-1244

Campana: 9 de Julio 780Tel: (03489) 44-8132

Cariló: Boyero 1498 (esq. Castaño)Tel: (02254) 57-1341

Chacabuco: Moreno 13Tel: (02352) 43-2183

Chascomús: Belgrano 150(esq. Remedios de Escalada)Tel: (02241) 42-2302

Chivilcoy: Av. Sarmiento 187Tel: (02346) 42-8036

Dolores: Márquez 215Tel: (02245) 44-6532

General Villegas: Moreno 543Tel: (03388) 42-3541

 Junín: Malvinas A rgentinas 13Tel: (02362) 44-7314

La Plata: Diagonal 74 Nº 1545

(entre 47 y 48)Tel: (0221) 421-4434La Plata Pasaje Rodrigo: Calle 51Nº 488 (entre 4 y 5), loc. J15Tel: (0221) 410-0438

Lincoln: Urquiza 55Tel: (02355) 42-2332

Luján: Bmé. Mitre 499 (esq. Colón)Tel: (02323) 42-2843

Mar de las Pampas:Paseo La Pino cha, Lucero y Santa María.Tel: (02255) 47-2473

Mar del Plata: Avellaneda 1302(esq. Güemes) - Tel: (0223) 451-6719

Mercedes: Calle 27 Nº 401 (esq.18)Tel: (02324) 43-1387

Miramar: Piazza San Marco,9 de Julio 954, loc. 29 y 30Tel: (02291) 43-0819

Necochea: Calle 64 Nº 2871Tel: (02262) 52-3020

9 de Julio: La Rioja 1439Tel: (02317) 43-2279

Olavarría: Necochea 3061

Tel: (02284) 41-6131

Pehuajó: Mitre 435Tel: (02396) 40-8273

Pergamino: Av. de Mayo 390Tel: (02477) 43-1408

San Antonio de Areco: Alsina (esq.Alem) - Tel: (02326) 45-3741

San Nicolás: De la Nación 171Tel: (03461) 42-7735

San Pedro: Mitre 857Tel: (03329) 42-1009

Tandil: Pinto 902 (esq. Paz)Tel: (02293) 43-4166

Trenque Lauquen: Villegas 236Tel: (02392) 42-2215

Tres Arroyos: Hipólito Yrigoyen 63Tel: (02983) 43-4238

Villa Gesell: Avenida 3 N° 584Tel: (02255) 46-2473

Zárate: Ituzaingó 717Tel: (03487) 44-5769

 CHACO

Resistencia: Arturo Illia 374Tel: (03722) 43-4190

CHUBUT

Comodoro Rivadavia:Belgrano 990 (esq. Sarmiento)Tel: (0297) 444-2727

Puerto Madryn: Shopping El Portal deMadryn, Av. J. A. Roca y 28 de JulioTel: (02965) 45-7310

Rada Tilly: Av. Moyano 839Tel: (0297) 445-2481

Portal Shopping Trelew: Av. HipólitoYrigoyen y Ruta Provincial Nº 7Loc. 1047 - Tel: (0296) 543-2673

 CÓRDOBA Córdoba: Caseros 8 8 (esq. Obispo Trejo)Tel: (0351) 422-4579Córdoba: Shopping Patio OlmosVélez Sarsfield 361, loc. 253Tel: (0351) 570-4253Córdoba: Córdoba Shopping Center

 José A. de Go yechea 2851, loc. 102Tel: (0351) 420-5059

Marcos Juárez: Belgrano 882

Tel: (03472) 45-6010Río Cuarto: Colón 118Tel: (0358) 462-1249

Villa María: Hipólito Yrigoyen 55Tel: (0353) 45-31227

CORRIENTES

Corrientes: Mendoza 883Tel: (03783) 46-6174

ENTRE RÍOS

Concepción del Uruguay:Gral. Galarza 800 (esq. Leguizamón)

Tel: (03442) 42-3512

Gualeguaychú: 25 de Mayo 1093Tel: (03446) 43-6509

Paraná: Cervantes 200 (esq. Santa Fe)Tel: (0343) 421-9434

Rafaela: Boulevard Santa Fe 269Tel: (03492) 50-3618

Rosario Plaza Pringles: Pte. Roca 761Tel: (0341) 424-6959Rosario: Santa Fe 1804Tel: (0341) 421-2693Rosario Rural: Córdoba 1838Tel: (0341) 426-4194Rosario Shopping Portal de Rosario:Nansen 323, loc. 1071

Tel: (0341) 453-3944/4677Rosario Shopping Alto Rosario: Junín 381, loc. 129 - Tel: (0341) 410-6629

Santa Fe: Lisandro de la Torre 2521Tel: (0342) 458-4500

Venado Tuerto:Belgrano 466 - Tel: (03462) 42-4527

 SANTIAGO DEL ESTERO

Santiago del Estero: Independencia 248Tel: (0385) 421-6362

 TIERRA DEL FUEGO

Río Grande: Fagnano 619Tel: (02964) 42-0288

Ushuaia: San Martín 719Tel: (02901) 42-4238Ushuaia Shopping Paseo del Fuego:Av. Perito Moreno 1460, loc. Nº 1226

 TUCUMÁN

Tucumán: 25 de Mayo 669Tel: (0321) 421-6668

Shopping El Portal de Tucumán:Fermín Cariola 42, loc. 1212.Yerba Buena - Tel: (0381) 435-5995

Río Grande: Rosales 385Tel: (02964) 42-0288

Martínez: Dardo Rocha 2738Tel: (011) 4717-0401

Salta: Buenos Aires 11Tel: (0387) 431-0740

 PRODUCTOS DISCONTINUOSY DE 2º SELECCIÓN

Barracas: Herrera 1855Tel: 3220-2076/2077

Garín: Panamericana, Ramal EscobarKm. 34,5 (Ruta 9). Roberto Fulton 2275Tel: (03327) 44-4453

Lomas de San Isidro:Av. Fondo de La Legua 425, loc. 1 y 2Tel: (011) 4708-0110

Mar del Plata: Juan B. Justo 1035Tel: (0223) 489-3156

Núñez: Cabildo 4115Tel: (011) 4701-7227/6776

Palermo: Loyola 752Tel: (011) 4774-1009

 PARAGUAY 

Asunción: España 9999 (esq. Dr. Bestard)Tel: (021) 6223-072

ATENCIÓN AL CLIENTE:(011) 4816-0060

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