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Revista Ejército Septiembre 1942. Spanish Army Magazine. Sept. 1942

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ejércit

REVISTA ILUSTRADADE

LAS ARMASY SERVICIOS

ÑUM. 32 f SEPTIEMBRE• 1942

SUMARIO

Defensa de los frentes del

mar.

— Coro

nel González Pons.

La Infantería.

— Teniente CoronQi Ar

mendáriz.

El boxeo como deporte militar de com

bate.

Comandante Cervera Cencio.

Artillería de asalto.

— Capitán Ediandi.

Las “Reflexiones Militares”, de Santa

Cruz de Marcenado.

Papeles olvidados del Gran Sitio de

Gibraltar. — Teniente Coronel Vigón.

Defensa antiaérea. — Capitán Martínez.

Lorenzo.

Bombardeos aéreós. — Teniente Coronel

Loscertales.

Cosas de antaño.

General Bermúdez

de Castro.

La ‘Prensa, arma de guerra. — Teniente

Coronel Díaz de Villegas.

Morteros de 81.’ Preparación del tiro.—

Teniente Coronel Rodríguez Cano.

Equilibradores de cuna. — Comandante

Ordinas.

Ideas, reflexiones.

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EL CRITERIO

Uno de los problemas más interesantes de la guerra mo

derna es el de la organización y dirección de la lucha en los

frentes del mar.

En la actual contienda, fuerzas importantes se trasladan

de continuo por el aire y por el mar para combatir en luga

res alejados de sus bases de partida; las batallas se denomi

nan ya del Atlántico, del Mediterráneo y del Pacífico, nom

bres que por sí solos expresan la extensión mundial de la

guerra y la importancia de la lucha por el predominio sobre

las rutas del mar.

Aparecen en la guerra de hoy conceptos nuevos de lucha

integral, que hacen desaparecer las ideas de predominio

entre las actuaciones características de los diversos Ejérci

tos: “Brilla como ha dicho nuestro Caudillo, en ocasión

de enjuiciar la actual contienda.— la acción de conjunto en

los movimientos y en la coordinación de los medios, de tal

modo que no sabemos a quién admirar más: si a los que

asaltan las líneas fortificadas más potentes que la Historia

registra, o a los que coordinan la acción del Aire, del Mar

y de la Tierra para la Victoria.”

En la defensa de losfrentes del mar se hace más estrecha

la colaboración de los Ejércitos por la necesidad de coordinar

su epleomediante.una.serie de acciones y de reacciones

que se complementan. La unidad de mando, como garantía

de esa coordinación, es fundamental para la conducción de

la batalla. Por esto, y del empleo simultáneo y conjunto de

los diversos Ejércitos, ha nacido el nombre genérico que los

ha fundido bajo el de Fuerzas Armadas, en un concepto

integral que representa el poder naval, el poder aéreo y el

poder terrestre de la Nación en armas.

EL PODER MARITIMO

El poder marítimo de un país depende esencialmente de

su situación geográfica en el mundo. Difícilmente puede

engrcindecerse un pueblo, o conservar su grandeza, si su

posición geográfica no le proporciona un poder marítimo

decisivo sobre alguna de las grandes rutas intercontinen

tales.

No es sólo la posición geográfica, sino también la conf iga

ración de losfrentes del mar. En este aspecto puede afirmarse

que la configuración geofísica de un país determina sus po

sibilidades en relación con su poderío marítimo.

El poder naval, el aéreo y el terrestre hacen efectivo aquel

poderío y garantizan su desarrollo y conservación. Pero es,

sobre todo, el afán de la raza por imponer sus derechos al

dominio, del espacio indispensable para su desarrollo vital

el que constituye, con su fe en el porvenir, y en la justicia

histórica de aquel derecho, el espíritu imperial que abre a

los pueblos el camino de su grandeza sobre las rutas

del mar. .

EL PODER NAVAL

Las flotas de guerra y de comercio, con sus bases navales

y la libertad de acción sobre las grandes rutas interconti

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. ..H..T

 F1UiilMT1 S MELHAJIL

1

nentales, constituyen, en pazy en guerra, el poder naval de

una náción.

Las bases son el complemento indispensable de las flo

tas. Cadenas de bases jalonan los caminos de ur Imperio

y expresan siempre un propósito de dominio marítimo cla

ramente definido: dominio de rutas intercontinentales sobre

pasos obligados en la comunicación de mares y océanos;

jalonamiento de las rutas cuyo dominio permite defender o

alcanzar emporios coloniales; frentes del mar que permiten

defender las bases y los litorales contra las agresiones de

potencias rivales. La situación y. calidad de las bases, sus

cualidades estratégicas para la dispersión y concentración

de los medios, es lo que mejor define, con la calidad y canti

dad de las flotas, lo que es y significa el poder naval.

Las bases navales, con sus arsenales y frentes marítimos

organizados, constituyen el fundamento estratégico del em

pleo de las Flotas de guerra. En la defensa de esos frentes

participan todas las fuerzas armadas, y de esas bases parten

las expediciones ultramarinas que permiten conservar o con

quistar el espacio vital indispensable a la expansión de la raza.

- Las Flotas de guerra se organizan a base de los grandes

y poderosos acorazados modernos, capaces, con los porta

avions de hacer efectivo el dominio de los mares; son-los

que luchan por el predominio en misiones esencialmente

ofensivas, cuyo principal objetivo es la destrucción de los

acorazados del adversario. Solamente en caso de sobra de

medios se emplearán los barcos de línea, que constituyen el

fundamento del dominio, en misiones de apoyo de opera

ciones combinadas con las demás fuerzas armadas. Sin

embargo, elforzamiento de pasos obligados, cuando el éxito

de su intento tenga carácter trascendental para la solución de

la guerra, podrá ser también misión principal de las Flotas.

La artillería primaria o principal de un acorazado mo

derno se compone de ocho a diez piezas de calibre único en

cada Unidad. Todos los calibres de esas piezas oscilan entre

los 35 y los

40

centímetros, a emplear con proyectiles de alto

explosivo o gran fuerza de penetración, que representan el

transporte, a velocidades superiores a los 8oo metros por

segundo, de masas que varian con aquellos calibres de los

600 a los i.ooo kilogramos de peso, y alcance de

30

y hasta

50

kilómetros.

En los acorazados, el enorme peso que representa esa ar

tillería y sus municiones; la de calibre medio y la anti

aérea, que alcanzan entre todas el ¡8 por roo del total; el

de las corazas verticales, ya en algunos modelos de

40

cen

tímetros de espesor, y de las horizontales, sencillas o dobles,

y superiores a una mitad de aquel espesor, con un peso en

total del

32

por

¡00;

y el de las máquinas, que llega al

18 por roo, no impide que éstas sean tan poderosas que les.

permiten una velocidad de

50

kilómetros por hora, como

término medio.

Un barco de línea no es otra cosa, en síntesis, que un

fuerte acorazado y móvil dotado de una masa de artillería

capaz de efectuar concentraciones de fuego por salvas cen

tradas rápidamente mediante el empleo de direcciones de

tiro muy precisas, capaces de hundir en pocos minutos a

sus rivales. Y en esto precisamente descansa el principal

principio de. la táctica naval: procurar siempre la concen

tración defuegos para obtener inicialrnente la rápida inuti

lización de alguna Unidad de línea del adversario.

Los cruceros de batalla, con mayor velocidad que los bar

cos de línea, gracias a su más débil coraza, son el comple

mento de los acorazados en la batalla naval, porque consti

tu yen una masa de fuego móiiil y muy potente que permite

obtener grandes concentraciones de fuego sobre una parte

de la Flota, adversaria. Pero la experiencia de la batalla de

Jutlandia, y actualmente el rápido hundimientó del “Hood”,

dan la preferencia al acorazado.

El crucero acorazado pesado constituye un refuerzo 4e

fuego en la batalla, y es el encargado del apoyo de acciones

combinadas con el Ejército de tierra, cuando el dominio de

los mares está asegurado contra la actuación de la Flota

principal adversaria. La artillería principal de

estos

cru

ceros es de

20

a

30

centímetros de calibre.

Los cruceros ligeros, de gran velocidad y escasa potencia

artillera, efectúan la exploración y toma de contacto; la

protección de convoyes en rutas dominadas, y actúan eficaz-

mente por golpes de mano sobre líneas de navegación y ços

tas del adversario.

Los destructores constituyen la escolta indispensable de

los acorazados, cruceros y portaaviones; realizan la explo

ración próxima; vigilan y actúan sobre los submarinos;

atacan, sobre todo de noche y por escuadrillas, a los grandes

barcos de la Flota adversaria, y colaboran con los cruceros

ligeros en la persecución después de una batalla naval vic

toriosa. Su gran velocidad y potencia ofensiva les hace im

prescindibles en todas las operaciones ñavales.

Los submarinos desempeñan misiones que requieren di

versos tipos: de gran radio de acción y poder ofensivo para

la’ actuación lejana; de tipo medio para el ataque, en rutas

próximas, a convoyes y defensa de litorales, y, por último,

los de pequeño tamaño para golpes de mano en el interior

de las bases eenmigas, y probablemente para su empleo

en la base naval. Estos últimos tipos, aun desconocidos,

‘debe suponerse son transportados a bordo de otros barcos,

incluso de submarinos de gran radio de acción, puesto que

han actuado a grandes distancias de sus bases. Por eso es

por lo que suponemos han de poder emplearse en la batalla

naval, a la que no pueden concurrir los que se trasladen con

sus propios medios a velocidades pequeñas.

Los submarinos de mediano radio de acción actúan con

tra los convoyes enlazados, orientados y dirigidos desde el

aire. Para esta misión se émplean escuadrillas de subma

rinos, y se simultanea su acción con la de aviones de gran

radio. La combinación submarinos y aviones permite es-

parar y dispersar los convoyes y sus escoltas; después, la

persecución y destrucción de los. 1.arcos mercantes.

La lancha rápida torpedera es, por su velocidad a pesar

de su escaso radio de acción, un enemigo temible incluso

para los destructores, a los que supera en velocidad. Son

3

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- indispensables para la defensa activa de las bases navales

y para impedir el paso de los Estrechos, siempre que en el

interior de éstos dispongan de refugios bien protegidos:

mantiehen la vigilancia antisubmarina y. de los campos de

minas y son el complemento indispensable en toda defensa

activa de los frentes del mar.

El barco,minador y el rastreador de minas se destinan a

la creación o anulación de los campos de minas. Estos cons

titu yen una defensa pasiva que, como todas las de esta clase

• requieren su conjugación con la defensa activa por el fuego

y por medio de barcos rápidos que impidan su destrucción o

rastreo.

El portaaviones, barco de gran velocidad y radio de

¿icción, con poderosa coraza, constituye ,el medio de trans

porte de la aviación naval, complemento indispensable para

la actuación de las Flotas y para todas las operaciones na

vales importantes.

EL PODER AEREO

Si la Flota üérea puede enfrentarse con una Flotc naval

adversaria, no protegida por la suya, probablemente resul

- fará

vencedora. Por lo menos, así lo hace creer el hundimiehto

de los acorazados “Bismarck;”, “Prince Of Wales” y

“Repulse”.

Estos éxitos no son de carácter definitivo: debemos espe

rar el resultado de las grandes batallas navales, que proba

blemente habrán de desarrollarse durante la actual con

tienda mundial, en las que todo parece como si la solución

definitiva estuviese pendiente precisamente del dominio en

la lucha entre los medios navales y aéreos.

Lo que sí podemos establecer ahora es que la velocidad de

los barcos de guerra y su defensa antiaérea, incluso con

tando con el auxilio de los barcos rápidos, especialmente

* armadas para la lucha contra la Aviación, no son suficiente

garantía contra los ataques de aviones’ torpederos, lanzados

en cantidad suficiente y con propósito decidido de alcanzar

sus objetivos.

Por eso, cuando ‘las Flotas navales tienen que operar

fuera del radio de acción de sus bases aéreas terrestres,

deben ir acompañadas de portaaviones para disponer deuna protección aérea que permita la exploración, el enlace

QUEMA núm. i.—Despliegue teórico de la artillería

primaria en una base naval.

4

B. primarias de

3

8 B. intermedias de

3

52 B. ligeras de4

y el dominio del aíre durante la batalla. Tan fundamental

es este dominio, que llega a considerarse necesario para la

victoria.

La Aviación embarcada ha de ser muy potente, para

poder obtener el predominio sobre la del adversario, y será

muy difícil lograrlo sin disponer de bases terrestres próxi

mas. Por eso se impone el metodismo del avance y çreación

sucesiva de bases aéreas, para asegurar el éxito en las gran

dés empresas navales. Confiar en los portaaviones para

obtener el dominio del aire, es muy arriesgado, porque la

potencia y el radio de acción de sus medios aéreos es limi

tado y, probablemente, equivalente entre las grandes Flotas.

Con sólo esa Aviación, lo más probable es que se anulen

mutuamente al equilibrarse sus pérdidas, sin que ninguna

de las dos en presencia logre obtener el dominio sobre el

cielo de la batalla.

Sería un grave error considerar que una Flota naval no

precisa el concurso de los portaaviones porque las bases

aéreas terrestres puedan apoyarlas en los mares próximos.

La acción aérea del enemigo’ será tan rápida, que difícil

mente podrá .evitarse con la Aviación terrestré; aparte de

que, para ejercer una protección eficaz durante las opera

ciones’ navales, se produciría un desgaste excesivo al vérse

obligada a mantener en vuelo gran cantidad de aviones para

poder combatir en todo momento. El portaaviones ocupa ac

tualmente un papel casi predominante en la composición de

las Flotas, como lo demuestra el hecho de etnplearse, cada

vez con mayor frecuencia, la combinación de uno o dos aco

razados con un portaaviones para efectuar operaciones ofen

sivas en mares alejados de las bases aéreas terrestres.

Lo indudable es qué en todas las grandes batallas el pre

dominio, del aire es esencial para el triunfo, y que la idea

estratégica está totalmente subordinada hoy a conseguir

previamente la seguridad de obtenerlo.

En la defensa de losfrentes del mar es mayor, si cabe, la

importancia del dominio aéreo, hasta el punto de no podér

cohcebirse ninguna acción naval contra ellos, y menos la

óperación de desembarco, sin tener la seguridad de obtenerlo.

La vulnerabilidad aérea de, los transportes y barcos,auxi

liares hace muy dfícil y peligrosa su aproximación a costas

sobre ‘lasque el adversario posea ese dominio: la Flota se

expondría a bajas muy importantes para obtener ,efectos

muy limitados, si sólo se propone el bombardeo; y en caso

de desembarco, las fuerzas desembarcadas serían aplastadas

probablemente por la Aviación adversaria, antes de conse

guir establecer una amplia base de operaciones. Los abas

tecimientos y servicios serían punto menos que imposible en

esas circunstancias, y muy difícil’lograr la superioridad de

,fuegos que semejantes operaciones requieren.

En ‘la defensa de los frentes del mar es imprescindible’

establecer las bases aéreas con despliegue que permita la dis

persión de los medios, quedando garantizada su concentra

ción en tiempo y en espacio para obtener el dominio del aire.

Este problema es fácil de resolver cuando aquellos frentes

corresponden a territorios amplios, o cuando se trate de pasos

obligados en los que la Aviación puede actuar desde bases

situadas en el interior de las dos costas; pero es problema

difícil de resolver cuando se trata de la defensa de bases

nava les creadas en islas pequeñas y alejadas, o en terri

torios de pequeña extensión.

La acción aérea ha extendido tan considerablemente su

radio de acción, que alcanza hoy, con carga eficaz, distan

cias superiores á 3.000 kilómetros. En,lo que a la posibilidad

del apoyo de operaciones combinadas se refiere, ese radio

permite realizarlas prácticamente casi sin limitación, en

cuanto se escalonen las bases.

Por lo que se refiere a la acción aérea, combinada con los

submarinos, en la destrucción de convoyes, el ataque sobre

las rutas del mar más alejadas se hace posible, porque el

avión permite el aprovisionamiento de aquéllos a grandes

distancias.

La exploración, la vigilancia inmediata, la acción anti

submarina ‘en la defensa de los frentes del mar, se realiza

piezas

= 12

piezas.

piezas

=

24

piezas

=

48

Total.

84 piezas.

Base

4

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El

ataque dila Aviacion,

bien que proceda de porta

aviones o de bases, no pue

de contrarrestarse más que

con el empleo de la aviación

de caza, en cantidad sufi

ciente para obtener la supe

rioridad sobre la adversaria

e interceptar el camino a la

de bombardeo.

La coordinación de los

medios aéreos con los te

rrestres para oponerse a las

acciones naval y aérea del

adversario es de importancia

capital. El arma aérea ha

de combatir principalmente

para obtener el dominio; ha

de cooperar en la batalla

con sus aviones torpederos y

de gran bombardeo; ha de

mantener también constante

exploración y vigilancia, y

debe crear campos de minas

donde no sea posible situar

las ancladas. Se dibuja per

fectamente que las dos pri

meras acciones son princi

pales. Ambas requieren

concentración y mandos se

parados, debiendo quedar la

aviación de cooperación di

rectamente subordinada al

mando de conjunto delfrente

defensivo.

La lucha por el dominio

del espacio aéreo debe ser

independiente cuando a la

vez tenga que atender a otros

frentes.

EL PODER

TERRESTRE

hoy casi exclusivamente por medio de la Aviación; garan

tiza además contra los ataques por sorpresa, siempre que la

situación de las bases de partida del adversario no le permi

tan la aproximación y ataque durante la noche.

El avión explorador de alta mar, con gran radio de accióny poderoso armamento defensivo, goza de gran autonomía

y constituye un elemento indispensable de observación y

coordinación de los medios navales, tanto de superficie como

submarinos, y la garantía de que los medios terrestres po

drán actuar a tiempo sin necesidad de tener que mantenerse

desplegados sobre los frentes del mar.

Lasfortalezas volantes, con capacidad para llevar cinco

proyectiles de I.ooo kilogramos de peso, que pueden alcan

zar el blanco con velocidades próximas a los 500 metros por

segundo, son enemigos temibles para los acorazados y los

portaaviones; pero son los torpederos aéreos el peor de sus

adversarios, porque, pilotados por hombres decididos al sa

crificio, será muy difícil evitar los torpedos lanzados al

agua a pocos cientos de metros del objetivo.

Las fuerzas arrnadas del

Ejército de tierra son un ele

mento básico en la defensa

fuego,

defrentes del mar.

Los medios terrestres se

distribuyen en dos grandes

agrupaciones: elementos de

reacción defensiva y elemen

tos de reacción ofensiva. Las zonas fortificadas representan

la garantía de permanencia de los elementos fijos y la liber

tad de acción de los móviles, tanto de la agrupación defen

siva como de la ofensiva.

Las dos agrupaciones deben estar bajo un solo mando,

con medios propios de vigilancia aérea que le permitan ob

tener una información segura por losmedios más rápidos.

Los elementos fijos de la acción defensiva terrestre son la

Artillería de costa y el despliegue de los medios de observa

ción, con y sin visibilidad Pueden considerarse también

como elementos fijos las tropas desplegadas en las zonas de

resistencia organizadas.

Elementos móviles de reacción defensiva terrestre son los

mismos; pero que no se instalan para poder desplegarlos en

los lugares donde se efectúe el ataque principal y puedan así

actuar por sorpresa.

Los medios de reacción ofensiva son esencialmente móviles

y deben ser motorizados. Desde el momento en que al ene

migo no le será casi posible realizar sus ataques en todo el

La artillería montada sobre ferrocarril exige una perfecta estabilidad en el

que se consigue con grandes puntales clavados en el terreno.

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ESQUEMA núm. 2.—Despliegue teórico de la artillería

primaria eñ un Estrecho.

• frente simultáneamente, la defensa debe mantener, por lo

menos, la mitad de sus medios en reserva• para lanzárlos

a la contraofensiva inmediata, antes de que el adversario

consiga establecerse sólidamente al amparo de su poder

naval y aéreo. Constituyen los medios móviles ofensivos las

fuerzas del Ejército de tierra, a base de la Infantería, apo

yada por Artillería de campaña y antiaérea, y con fuerte

proporción de elementos acorazados. Sus misiones princi

‘pales serán vigilar y anular la acción de los paracaidistas

y lanzarse a la contraofensiva inmediata.

Las zonas fortificadas deben establecer un sistema que

comience en las orillas accesibles del mar y no termine

hasta comprender, en profundidad, los principales com

partimientos del terreno, en forma que sea posible ejercer

desde ellos la acción contraofensiva, en forma violenta in

mediata, hacia el que sea ocupado por el enemigo.

La cantidad de elementos fortificados debe responder es

trictamente a la importancia de cada parte, con arreglo a

una idea de maniobra, en la que se destaque netamente dóri

de habrá de realizarse probablemente el esfuerzo principal

del adversario. Esto es difícil de discernir con claridad en

toda acción defensiva, sobre todo en la de losfrentes del mar.

Por eso habrá que contentarse én la mayoría de los casos con

establecer una zona de resistencia a’ base de un sistema de

fuegos cruzados, mcís o menos densos y profundos, con arre

glo a la importancia de cada lugar. En todo caso, compren

deremos que hay suficiente prof un4idad en la zona cuando

garantice una resistencia en tiempo que permita la llegada

de las reserva.ç móviles. En los demás lugares, de escaso in

terés, hahrá que limitarse a instalar una zona’ de vigilancia

que impida la sorpresa.

El elemento principal de la defensa de losfrentes del mar

es el artillado. Un frente marítimo debe artillarse bajo los

mismos principios de aplicación a los terrestres, que permi

ten dispersar el material sin perder la posibilidad de obte

ner concentraciones de fuego de masa suficientes para poder

neutralizar la principal ventaja del enemigo: concentra

ción rápid. de sus medios para obtener la sorpresa y la su

perioridad de fuegos.

El despliegue e instalación de la Artillería de costa debe

obedecer a un plan de fuegos netamente definido, porque la

rectificación es muy costosa y conduce a veces a la descon

fianza en la eficacia del sistema, dando lugar a dudas que

no deben producirse en asunto de tanta importancia para

la defensa nacional.

No siendo posible ni necesario establecer un plan de arti

llado que comprenda todos los frentes del mar, éstos deben

clasificarse por zonas, comenzando por diferenciar los que

deben organizarse con carácter prohibitivo (como son las

bases navales principales y el paso de los Estrechos), de los

que sólo requieran una defensa que aleje relativamente una

acción naval que trate de destruir poblaciones y éentros in

dustriales de importancia. En las zonas indicadas como

principales debe impedirse que la Artillería de costa pueda

ser neutralizada por una, acción de flanqueo fijo, como ocu

rrirá probablemente en caso de despliegue en proximidades

de una frontera con país adversario, o cuando la conf igura

ción dé la costa facilite fondeaderos apropiados a esa acción

de flanqueo desde el mar.

En todo caso, la oposición al flan queamiento la propor

ciona mejor, una masa móvil de artillería capaz de efectuar

contra batería eficaz e impedir el estacionamiento de los bar

cos en los lugares previstos.

El empleo de esa masa móvil requiere la previa construc

ción de caminos y emplazamientos diversos que permitan su

actuación, sin que haya sido posible al adversario descubrirla

mediante la información, como ocurriría si se estableciese

un apoyo fijo de artillería. Esa masa móvil deberá organi

zarse con gran propbrción de material antiaéreo, como ga

rantía de que su actuación no pueda ser neutralizada desde

el aire.

La cuestión de la dispersión del material y de la concen

tración de sus fuegos es diferente según se trate de bases

o

de Estrechos. En la defensa de’aquéllas la dispersión debe

ser mínima, para que los’sectores de tiro se superpongan al

máximum posible y cubran la totalidad del sector exterior,

cuyo radio ‘ha de ser, por lo menos, de

50

kilómetros para

obtener la debida protección contra el bombardeo naval.

En la defensa o prohibición de paso por los Estrechos, la

dispersión se aumenta al combinar los emplazamientos

entre las dos orillas, cuando la anchura permita la confu

gación de fuegos, y aumenta también la dificultad del

mando de conjunto. En todo caso, el despliegue debe ser

anplio y de la mayor longitud posible para que ‘la Flota

que trate deforzar el paso esté el mayor tiempo posible some

tida a concentraciones de fuego de densidad destructora su

ficiente. Estas concentraciones deberán cubrir todo el eje

principal del Estrecho.

El despliegue éomprenderá las agrupaciones de artillería

primaria, las de artillería intermedia y ligera y la artillería

especialmente antiaérea, en proporciones adecuadas.

Lo que distingue un calibre primario no es su medida,

sino el alcance y la potencia de perforación y destrucción de

sus proyectiles, en función de su masa, de su velocidad ini

cial y remanente, y de la rasancia de sus trayectorias.

A las grandes distancias, el tiro desde los barcos es muy

impreciso y sólo eficaz contra objétiuos muy amplios. La

artillería primaria de costa, invulnerable prácticamente

para la de los barcos’a distancias mayores de ¡8 a 20 kiló

metros, debe óbtener sobre aquéllos impactos que incidan

bajo ángulos inferiores a los

20

grados para poder perforar

los blindajes verticales de los acorazados. Para perforar las

cubiertas es necesario el empleo de proyectiles de 1.000 kilo

gramos, que alcancen el blanco bajo ángulos mayores de

30

grados y a velocidad remanente de, por lo menos,

500

me

tros por segundo. Pero no es necesaria la perforación para

inutilizar un acorazado. Basta el empleo de proyectiles de

alto explosivo, incluso a las mayores distancias de tiro, y

6 B. primarias de 3 piezas

=

i8 piezas.

52 B. intermedias de 3 piezas

=

36

i8 B. ligeras de 4 piezas = 72

- —

Total. 126

Longitud total del eje: zoo krns.

-1-

+

+

+

-1-

Radio alcance Primario. 35 kms.

Eje bajo el fuego de

2

B.

4 B.

68.

35 kms.

49

—‘

i6

Total. loo

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de aquí la gran ventaja de’las Baterías primarias de costa

en ‘su combate contra acorazados.’

La distancia de combate entre los barcos de l(nea y la

artillería primaria de costa depende esencialmente de la

visibilidad, que será siempre favorable a los primerós, por

estar en su mano la hora de iniciar la lucha.

En la batalla de los Dardanelos, la ayuda de los cañones

de los barcos fué extraordinaria en favor de las tropas des

embarcadas; muy apreciable contra los fuertes y Baterías

fijas, e ineficaz contra los cañones y obuses de la artillería

móvil qise actuaba desde posiciones ocultas: no pudo impe

dir la reacción de esta artillería, si bien hay que tener en

cuenta que se careció prácticamente de apropiada observa

ción aérea.

A las piezas primarias fijas les conviene, para su sega-

• ridad, disponer de cúpulas acorazadas; sin embargo, como

éstas no resisten sin averiarse en su funcionamiento el im

pacto directo de cañón

o

de la bomba pesada, habida cuenta

de su elevado coste y dificultad de instalacón, se estiman

improcedentes en la mayoría de los casos. La casamata de

hormigón armado es inadecuada para piezas de longitud

superior a cinco metros. Aun con esta dimensión es necesa

rio que la pieza pueda girar para disparar en todos lqs sec

tores de tiro, y los apoyos de la masa cubridora producirán

sectores muertos, que a toda costa deben suprimirse, porque

el ideal dé esta artillería, incluso la de calibres medios y pe

queños, es poder disparar en los 360 grados.

Aun está por resolver la cuestión de la defensa aérea de

esta artillería: los emplazamientos en caverna limitan el

sector de tiro y ofrecen la facilidad de corregir el tiro sobre

ellas y obtener su destrucción mediante un solo impacto

horizontal. En realidad, la garantía en la defensa antiaé

rea de la Artillería de costa no puede obtenerse más que por

medio de una gran densidad de piezas y ametralladoras

antiaéreas, y, sobre todo, por la reacción inmediata de la

aviación propia de caza.

Las Baterías primarias deben constar, de tres -piezas,

mejor de cuatro, para obtener la salva, único medio de cen

trar un blanco en movimiento. Buena prueba de esta nece

sidad la proporciona la acumulación de cinco y hasta de

seis piezas primarias en las torres superpuestas de los aco

razados.

La instalación en alto de las Baterías primarias es’acon

sejable, porque así domiñan mejór.para la-puntería directa.

Es esencial que la Art illéría de costa no quede, en un día a

ocasión trascendente, privada de aquélla y a mérced de una

avería de su dirección de tiro. La altura de emplazamiento

no interesa por el aumento de alcance, que es peqüeño; la

desventaja de quedar al descubierto en esa situación se corn

pensa con creces con la dificultad del tiro de los barcos si

tuados a nióel más bajo,- y la de corregir el tiro desde ellos

cuando detrás y delante del emplazamiento existan barran-

cadas que impidan la observación.

La principal condición dé los emplzamientos de Artille

ría de costa es que dispongan de buenos observatorios, y que

la silueta de sus piezas se proyecte sobre terrenos de mayor

cota. La desenfilada debe ser compatible con el tiro directo

y nula cuando sea necesario disparar a distancias cortas

o

con ángulos de depresión.

La artillería primaria no debe rehuir el .duelo con los

grandes navíos de’línea; por el contrario, debe actuar antes

que ellos para poder concentrar sus fuegos con tiempo para

mantenerlos alejados. -Los proyectiles de alto explosivo le

permiten actuar en esa forma. -

Este modo de proceder se justifica porque la inutilización

rápida de un acorazado es muy desmoralizadora para la

Flota atacante, y eso, que solamente puede lograrse mediante

la concentración de salvas, dada la gran capacidad dé resis

tencia de aquellos barcos, hay que tratar de conseguirlo cuan

to antes. La concentración de muchos disparos por minuto

sobre una sola Unidad naval’ es de mayor eficacia que el

duelo aislado de Batería contra acorazado.

En la lucha de un acorazado contra las Baterías prima-

rías de costa,’ la ventaja es a favor de éstas, por la mejor

observación dél tiro; por su estabilidad, diseminación y se

guridad, y, sobre

todo,

porque la coñcentración del fuego

será siempre más peligrosa para los barcos y más difícil de

obtener por ellos, ante la dificultad de conseguir una buena

observación, si no disfrutan de constante supremacía del

aire. La eficacia delfuego de los barcos contra las Baterías

de costa requiere el combate a distancias medias, en tanto

que el ‘de la costa contra ellos puede ser a distancias

grandes.

En realidad, la artillería fija de costa no podrá casi

- nunca -evitaran bombardeo lejano o prohibir en- absoluto

él forzamiento de un Estrecho, a menos de ser numárica

mente muy potente. Su acción debe reí orzarse con el apoyo

de artillería m6iil y con los medios navales y a’reos, lo

que requiere su conjugación con estos medios activos y

con los pasivos que representan los campos de minas,

minas a la deriva y estaciones de torpedos; éstas cuando se

trate de pasos obligados de anchura apropiada.

No está claramente determinada la clasificación de los

materiales de costa que puede considerarse como primaria.

Sin embargo, atendiendo a la velocidad inicial, al alcance

y a la potencia, puede considerarse que lo

son

el L.

28-45

alemán con-proyectil de

300

kilos, velocidad inicial de 870

metros y 34 kilómetros de alcance; el cañón francés C. ‘24

sobre ferrocarril, que alcanza 56 kilómetros, con proyectil

de 163 kilogramos y velocidad inicial de 1.065 metros; el

norteamericano C. 356-50, con proyectil de 635 kilogramos,

velocidad de

850

metros y alcance de 48 kilómetros, y, natu

ralmente, todos los de calibre 38 (entre los que descuella un

modelo alemárí de 72 kilómetros de alcance), y los que reba

sen ese diámetro. El máximo calibre de cañón primario es,

hasta ahora, el C.

406-50

norteamericano, de alcance 57 ki

•lómetros, proyectil de 1.067 kilogramos y velocidad inicial

de

823

metros. ‘ -

La artillería intermedia de costa, que es la de calibres

ESQUEMA núm. 3.— Despliegue teórico de la artille

primaria en un Estrecho.

Eje bajo el fuego ‘de 2 B. 35 kms.

-

4B.39

6B.26

6 B. primarias, de 3 piezas

=

18 piezas.

¡2

8. intermedias de 3 piezas

=

36

i8 13. ligeras de 4 piezas

=

12

Total. 126piezas.

Radio alcance Primario:’35Tkms.

1-

2

• Total. ¡po kms.

Longitud total -del eje:

¡oo

kms.

7

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comprendidos entre

20

y

30

centímetros, con potencia suf i

ciente para perforar corazas de cruceros, desde los 18 a

20

kilómetros de distancia, e incluso la de los acorazados, a

menos de los io kilómetros, se conjugan con las Baterías

primarias en la proporción de una de éstas por dos de

aquéllas. Las piezas ligeras de costa son las de calibres io

a

15

centímetros. Su misión es contra barcos ligeros, batir

espacios muertos, protección de campos minados y para el

flanqueo de los accesos de las lanchas a as playas. Moder

namente se construyen con dispositiuo que les permite el tiro

antiaéreo.

Esta artillería no debe superponer su fuego al de la arti

llería primaria y media, aunque lo permita su alcance,

reservándose para el combate próximo y, sobre todo, para

la prohibición de desembarcos y tiro contra la Aviación.

Su mejor empleó es por sorpresa, y su proporción muy va-

Un detalle de las

fortificaciones ale

manas de la costa

atlántica. Refugio

para submarinos.

8

o

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riable; pero dado el gran número de barcos ligeros rápidos

que jorman parte de las Flotas y la eficaz acción de su arti

llería contra las piezas de costa, no situadas bajo cúpulas o

desenfiladas, así como la necesidad de disponer de piezas

antiaéreas de calibre entre io y 55 centímetros, aconsejan

que en todo despliegue de artillería de costa se cuente coñ

un número de Baterías ligeras igual a la suma de las pri

marias y de calibre intermedio.

Si se admite que la destrucción o, por lo menos, la inutili

zación rápida de un acorazado requiere la concentración de

las salvas de dos Baterías primarias, este número da el mí

nimo defuego que es preciso obtener en cada sector de prohi

bición. Teóricamente, si se trata de una base naval (es

quema núm.

i),

serían suficient’es dos sectores para cubrirla

a

50

kilómetros contra la acción naval enemiga que intente la

destrucciónde sus iñstalaciones; pero si el despliegue co

rresponde a la prohibición de paso de un Estrecho, habrá

que instalar varias agrupaciones de dos Baterías primarias

para garantizar la destrucción de los acorazados que inten

ten forzarlo. La artillería primaria deberá ser, en este caso,

en cantidad suficiente para que en toda la longitud del paso

se pueda obtener la concentración delfuego de dos Baterías

primarias, por lo menos. Teóricamente, también son ‘nece

sarias seis Baterías primarias, conjugadas en las dos ori

llas o desplegadas en una sola, para batir longitud de roo ki

lómetros de recorrido y para obtener en los extremos del eje

la concentración de dos; la de cuatro en casi todo el canal, y

en el centro de éste la de las séis Baterías. Como quiera que

los acorazados tardan dos horas en recorrer esa longitud, es

tiempo más que sobrado para la prohibición (esquema nú

mero

2).

El esquema teórico número 3 demuestra que es más

favorable el despliegue sobre una sola orilla, cuando la an

chura sea pequeña, no sólo por mayor potencia, sino por

mayor facilidad en el mando.

El empleo de la artillería de campaña, comprendido en

ella los cañones anticarro, constituye la garantía contra los

desem barcos en el momento de saltar a tierra la Infantería

adversaria. Piezas sueltas, Secciones y Baterías de todos

los calibres cruzarán sus fuegos en forma que hagan

imposible él acercamiento de las lanchas de motor y de

los barcos de transporte de las tropas de desembarco.

Y si éstas logran saltar a tierra, deberán quedar bajo el

fuego de destrucción de las masas móviles de artillería y .de

las armas automáticas situadas en la zona de resistenciapróxima a las playas. La garantía de la actuación de esta

artillería móvil, ya lo hemos dicho, depende de su protección

antiaérea.

Para la acción antilancha deben emplearse calibres pe

queños, de tipo rápido, entre los que son de mayor. eficacia

las piezas anticarro de la Infantería y los de la Artillería

antiaérea ligera.

Las posibilidades de despliegue de la Artillería anti

aérea en losfrentes del mar influye án la elección de.los asen

tamientos de las Baterías de costa, porque se debe tener en

cuenta que el enemigo no intentará el ataque sin tener ase

gurada su superioridad aérea. Entonces comenzará su ata

que a la costa con una intensa actuación de su poclér aéreo,

que tendrá por misión principal neutralizar, y si puede des

truir, la Artillería de costa.

La defensa antiaérea exige profundidad para que obtengaeficacia, porque la Aviación enemiga tendrá muchos cami

nos para llegar a alcanzar sus objetivos, y no se limitará a

venir de frente sobre la costa, a menos que la propia no le

cierre los demás. Estos caminos son los estratégicos; los tác

ticos, que son las partes de aquéllos inmediatos a los objeti

vos, no serán su continuación, en cuanto al rumbq, porque

éste, al llegar a las proximidades de las zonas .dé lanza

miento, tendrá que tener en cuenta la luz que favórezca el

bombardeo y, a la vez, perjudique a la reacción de.la arti

llería antiaérea, que será la encargada de la deferisá cuando

las formaciones propias de la caza-combate y persecución

sean impotentes para interceptar a los bombarderos ene

migos. .-

Los Grupos A. -A. deben situarse de modo que batan los

accesos probables, ten iendó en cuenta que los modernos apa

ratos de escucha A. A. permiten descubrir a los aviones,

con buena visibilidad, hasta

30

kilómetros antes de encon

trarse sobre la vertical.

En la determinación del número de Baterías y de Grupos

debe calcularse a base de poder obtener una barrera conti

nua que cubra el despliegue de la artillería primaria, por

lo menos en las direcciones probables del ataque, y cúya den

sidad, guarde relación con la importancia de las Baterías a

cubrir. Y cuando esto no sea posible, incluso contando con

la colaboración de la Artillería ligera de costa, provista de

dirección de tiro que permita disparar con ángulos de 8o gra

dos y proyectiles de espoleta apropiada, el número de Bate

rías A. A. será el de una por cada una de las primarias y

de las intermedias, siempre que las agrupaciones estén si

tuadas en espacio que permita cubrirlas, eficaz y simultá

neamente, por la acción coniunta de las Baterías A. A.

afectas a cada Batería. La proporción de Baterías de

20

mi

límetros para la defensa contra aviones en picado debe ser,

por lo menos, igual; es decir, Batería A. A. por Batería

de costa, siempre que la agrup.ación de éstas permita super

poner el fuego de aquéllas para cubrir simultáneamente a

las Baterías de cada una.

Complemento del despliegue.de la artillería en un frente

del mar es el de los çrganos de observación diurna y nocturna.

Lo más importante es asegurar la observación a través de las

nieblas naturales y artificiales. Esto se consigue con apara

tos a base de ondas hertzianas y de rayos infrarrojos.

Las primeras tienen una gran aplicación conjugando sus

estaciones en las orillas de los Estrechos. Estos aparatos

permiten obtener, sobre una pantalla, la silueta de los

barcos ocultos por la bruma

o

determinan su situación

porque su- masa impide la propagación de las ondas eléc

fricas.

La iluminación mediante proyectores, proyectiles, bombas

y. focos de iluminación )ermiten, con radio de acción res

tringido, la observación durante la noche. Los focos sirven

también para cegar a lós bárcos enemigos, situándolos

entre ellos y las costas.

El reparto de los medios de observación constituye un

verdadero despliegue táctico, bajo normas semejantes a los

que determinan el de artillería. Se destinan elementos a la

exploración y a la observación del tiro, y se mantiene siem

pre.una parte del material en -reserva. En principio, cada

Batería debe poseer süs medios propios de observación

diurna, y nocturna pero los proyectores deben colaborar

todos en la iluminación general del sector en que se en

cuentren.

- Es algo parecido a lo que ocurre con la artillería de

apoyo, directo, cuya acción se conjuga, en ciertas circuns

tancias, con la de conjunto en manos del Jefe de la gran

Unidad.

Todos los elementos de exploración sin visibilidad cons

tituyen un escalón de conjunto, y los aparatos de observa

ción, excepto los de ondas o rayos, que han de estar próxi

mos al nivel del mar, se instalarán en cota alta y lo más

avanzados que sea posible.

La superposición de medios es indispensable para asegu

rar la observación sin visibilidad. Al despliegue de explo

ración deben surnarse los elementos de Batería y de Grupo

y reforzar’el conjunto, en caso de ataque, mediante el empleo

de proyectiles de iluminación y las reservas de material

móvil.

Los proyectores deben tener. mando a distancia y varios

emplazamientos, así como observatoriospropios. Los apara

tos más importantes deben situarse en emplazamientos blin

dados y en lugares separados de las Baterías .y de sus pues

tos de mando y observación, para que éstos no sufran los

efectos del füego que’ se dirige contra aquéllós.

El Jefe de la observación sin visibilidad debe enlazarse

personalmente con el/jefe superior de la Artillería de costa

y poseer medios propios de enlace y transmisiones.

9

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Teniente Coronel

ARMENDARIZ

Del Regimiento2

EN

todas épocas se midió la superioridad del Ejército por

el valor de su Infantería, por ser ella la que rpresenta

el factor moral esencial de la victoria, la que prepara y eje

cuta el choque final y l a que asalta y toma posesión del

terreno del adversario. Por todo ello, los distintos Ejércitos

la proclaman en sus Reglaxlentos,como el Arma principal.

‘o

No obstante, todas las Armas deben ser solidarias y coope

rar en la lucha para asegurar el triunfo con el menor desaste

pósible; pero todas ellas, como dice el Reglamento táctico,

tienen que ‘obrar en beneficio de la Infantería, que es, en

definitiva, quien tiene que decidir el resultado final y vic

torioso del combate. Por lo tanto, debe siempre darse la im

portancia que merecen a la moral, instrucción y armamento

de la Infantería; cuando surgen perfeccionamientos en los

elementos que la integran, es cuando el Arte de la Gurra

se perfecciona y prospera. En la guerra actual puede obser

varse cómo la Infanterí a conserva su papel primordial. Por

eso, los alemanes se han preocupado siempre tanto de ella,

hasta el extremo de considerarla como el alma de su pode

roso Ejército.

Siendo, por consiguiente, la Infanterí a el Arma principal,

de su preparación en la paz tienen que depender, en gran

parte, los éxitos de la guerra.

La lucha de la Infantería es muy variada y com

prende los temas más diversos. Tiene por misión avan

zar, atacar, vencer y destruir al enemigo, ocupar el te—

 

r

fi

“La ¡nf anioría es el Arma principal. Todas ¡as

strab 4rmas dependen de ella. Con el fuego y el

asalto destruye al enemigo En el ataque

rompe

sus

sfltimas reSistencias, y en su defensa fracasan los

asal’os enemigos. La ¡nf sntería soporta la carga

prinii/,al del combate y sufre el

mayor

sacrificio.

Por ello ¡e pertenece la más alta gloria. La fuerza

principal de la Infanterla está en su espirite de

ataque. Este espíritu alienta en la confianza de sus

propias fuer sas. Su lucha debe ser dominada con la

voluntad de “1Adclante, siempre hacia el enemigo ”

(Reglamento alemán.)

Del soldado de asalto de ¡nf anteria se exige todo

lo más grande que el hombre puede dar. Por eso son

de especial importancia lah palabras que dicen:

CON EL VALOR DE SU EJERCITO, UN

‘PUEBLO PROSPERA O PERECE, Y CON

SU INFANTERIA, UN EJERCITO VIVE O

MUERE.

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rreno, mantenerse en él, enlazarse con otras Unidades,

informar al Mando de cuantas noticias de interés pueda

adquirir, etc. Misiones que por su variedad exigen de la

Infantería especial instrucción, p4rticular organizacióñ y

diverso armamento.

De los factores que intervienen en la lucha, el elemento

esencial y que sirve de fundamento al éxito es el soldado.

La fuerza nerviosa del hombre es el arma más decisiva y

temible; pero tiene gran importancia la fuerza material, el

armamento, cuya atención y cuidado debe ser objeto pre

ferente.

Los progresos de las arsas, y especialmente la dotación

que de e llas se hace hoy en día al-infante, influyen podero

samente en las consecuencias del combate, hasta el extremo

de que solamente puede combatirse hoy oponiendo a los

modernos armamentos otros equivalentes.

La maniobra, cuando puede efectuarse, es factor deci

sivo en el combate; pero el movimiento, la mayoría de las

veces, no es pesible sin la destrucción o neutralización del

enemigo por medio del fuego, factor de rearación. La

potencia de fuego reside en las armas; y la de choque, en

los hombres, aun cuando ambas están ligadas íntimamente

en el combate. La marcha debe ser preparada y protegida

por las armas, y por medio de ellas se llega al asalto que,

en definitiva, constituye el objeto final y más importante

del tombate.

-

El armamento debe ser objeto de preferente atención.

La guerra actual exige una variedad de armamento muy su

perior al de las anteriores, observándose, en primer lugar, la

necesidad de que la Infantería l leve consigo armas mediante

las cuales se baste a sí misma y pueda independizarse de las

Armas hermanas durante el combate; pues si bien es verdad

la necesidad de la cooperación de todas ellas para asegurar.

el triunfo, muchas veces se verá la Infantería en la necesidad

de resolver los problemas del combate por sí sola; y en este

caso, como decimos, necesita contar con armamento capaz

de ayudarla a r esolver la cuestión de manera rápida y ven

tajosa. Por esta razón, el Ejército alemán, modelo siempre

en cuestiones castrenses, ha dotado al Regimiento de Infan

tería con las ametralladoras ligeras y pesadas, lanzaminas,

morteros, etc., y- además con una Compañía de cañones

(13.8 Compañía), compuesta de tres Secóiones ligeras de

a. dos cañones de calibre 7,5 cm. cada una, y

de una Sección pesada con dos cañones de ca-

. -

libre i cm.; y otra Compañía de antitanques

(la 14.8), constituIda por cuatro Secciones de

a tres cañones antitanque cada una. Para la

lucha contra objetivos ocultos, tiene los mor

teros de 8 cm., que forman, dentro de la

Compañía de ametralladoras, una Sección es

pecial, y cuyo empleo está subordinado al

Mando del Batallón. Además, está armada la

Infantería con pistolas ametralladoras y fusi

les antitanque. La protección contra los ata

ques de la Aviación, y defeosa contra ellos,

se hace con las mismas ametralladoras, mon

CAÑON-onus de

152

mm. —Posee un al

cance superior a

17

km., pudiendo hacer un

disparo por minuto. Su peso es de

7.000

k., y,

arrastrado por un tractor, marcha a velocida

des del orden de

20

¡cm. á la hora.

(Esta

foto y las siguientes son dema

terial ruso cogido por los alemanes.)

tadas sobre dispositivo especial, y con ametralladoras anti

aéreas.

Para la transmisión de noticias, además de los elementos

y medios aprppiadqs para ello, el Regimiento de Infantería

alemán cuenta con una Sección montada para su seguridad,

exploración y agentes de enlace. Y con objetó de que los

Regimientos de Infantería sean aptos para ejecutar ligeros

trabajos de zapadores, cuentan también con una Sección

de zapadores con utensilios y herramientas necesarias para

su fin, dependientes también del Mando del Regimiento.

Como se ve, el moderno Regimiento de Infantería alemán,

por su variedad de armamento y por la diversidad de ele-

mentos con que cuenta, constituye por sí solo una Agrupa

ción. Su jefe t iene durante el combate los elementos necesa

nos para colocar el centró de gravedad de sus armas pesa

das de fuego en los lugares precisos y con arreglo a las nece

sidades del desarrollo del combate.

Existe, en consecuencia, la necesidad de que la Infantería

cuente con elementos propios y de los cuales pueda disponer

sin limitación alguna, en su beneficio y en la medida que

sólo su jefe es capaz de juzgar/

Fusileros.

,

pesar de la diversidad de armas con que

cuenta, o debe contar, un Regimiento de Infantería, la Com

pañía de fusiles és la medula del mismo, toda vez que el

tirador de esta Compañía esel soldado de asalto. A la Com

pañía de fusiles, por cónsiguiente, corresponde el principal

papel en el combate. Su misión es avanzar hacia el enemigo,

y protegido por el fuego ‘de las armas pesadas, romper su

resistencia. La intervención personal de cada uno de

-

sus

soldados es decisiva para el resultado final y victorioso de

la lucha. Cuando los fusileros llegan tan cerca del eoemigo

qu&su protección con las armas pesadas no es ya posible

sin perjudicar a la parte avanzada propia, entonces tienen

que continuar el combate con us propias armas (fusiles,

granadás de mano, pistolas, machetes, etc.), llegar al cuerpo

a cuerpo y posesionarse del terreno que ocupa. Porque aun

cuando la Artillería pesada, con sus certeros disparos, haya

esmbrado la muerte en las filas contrarias; la. Aviación, óon

continuas pasadas, desorganicé y merme sus columnas; los

Carros de combate, con su decidida intérvención, ronipan el

frente enemigo y penetren en sus líneas, la verdadera victo-

- :‘ —. — ... -

— —

1

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ria sólo se logrará cuando la fuerza de asalto de la Infantería,

con su personal participación, arroje al enemigo del terreno

que ocupa y se posesione. de él.

Ametralladoras. La Compañía de ametralladoras es, al

lado de la dé fusiles, la Uniçlad indispensable de la Infan

tería. Su misióx en todas las situaciones es ápoyar y proteger

constantemente a la Compañía de fusiles. Puede combatir

desde posiciones ocnltas Sus rápidos disparos y la duración

da

su fuego son de tan extraordinario valor, que la bacen

muy temida por el enemigo.

Ametralladoras antiaéreas. Su misión principal es l a de

fensa contra aeronaves de las tropas en marcba o estaciona

miento, y del matérial, depósitos, baterías y, en general, de

todo lo que necesita protección contra aeronaves; Se emplea

también como anticarro, perobay que teneren cuenta que

esta misión es secundaria y que, por lo tanto, deben situarse

-

estas armas en la posición decuada para la defensa anti

aérea; y cuando desde esta posicién pueda cumplir también

la de anticarro, se las podrá emplear en dicba misión, y sólo

a distanóias cortas o medias. Sólo excepcionalmente puede

emplearse contra nidos u observatorios,

á

base exclusiva-

• mente de utilizar su gran precisión para batir sus troneras.

Morteros. Los morteros ligeros perténecen, como arma

mento de Infanterík, a las compañías de fusiles,: éstando los

morterós pésados subordinados al. Mando de batallón. Su

-

misión durante el combate, por ser armas de tiro curvo, es

batir aquellos objetivos ocultos que, por diferentes causas

no puedan serlo por otras arírias. Les morteros ligeros son

de corto alcance y se emplean contra objetivos que no pue

dan ser batidos por los cañones a causa del peligro que su-

pondría el empleo de estas armas cuando las fuerzas propias

se encuentran muy próximas al enemigo. Lbs morteros pesa

dos, cuyo alcance es mucho mayor, se emplean para batir

objetivos ocultos de particular importancia, y que no son

asequibles para otros armamentos por hallarse desenfilados.

Los morteros pesados pueden concurrir ventualmente, con

sus fuegos, a la barrera de destrucción y hostigamiento eje

cutados por los cañonés.

12.

AMETRALLADORA SOBREPESADA de

12,7

milímetros, sistema Degtjarew.—Posee. n alcance

de 3,5 ¡cm., contra objetivos terrestres; de

1,5

¡cm.,

contra objetivos aéreos, y de

300

metros, empleada

como antitanque. Su soporte o cureña es plegable.

Dispara de

550

a 6oo disparos por minuto, y su

peso en posición es de

140

¡cg.

Lanzaminas. Los lanzaminas (morteros perfec

cionados) son armas de tiro curvo ligeras y fácil

mente transportables. Su misión es batir a t ropas

que se encuentren en abrigos desenfilados, destruir

o neutralizar las ametralladoras, alambradas y obs

táculos que se opongan al avance de la Infantería,

y, en los momentos precursores del asalto, lanzar

una gran cantidad de explosivos.

Cañones de Infantería. Mientras la Artillería,

con sus cañones de largo alcance, bate los objeti

vos distanciados, y con frecuencia a retaguardia

del frente enemigo, las Secciones ligeras de cañones

de Infantería tienen por misión destruir los objetivos que

no Puedan ser batidos por las tropas de Artillería; y cuando

estos añones ligeros no puedan destruirlos, por su fuerte

resistencia, entéan en acción los cañones pesados de Infan

tería. La Compañía de cañones de Infantería, constante

e imprescindible compañera de las Compañías de fusiles,

debe obrar siempre en íntima relación con éstas durante

la lucha decisiva. Con ella se dota a la Infantería de unas

armas con las cuales el jefe del Regimiento puede obrar

de manera enérgica y audaz en los momentos decisivos

del combate, neutralizsndo las armas del adversario, con

centrando los fuegos con enorme rapidez y potencia sobre

os elementos de resistencia que se presenten, facilitando

dé esta manera el movimiento de avance y asalto de su

Unidad.

Cañones antitanques.

La Compañía de. antitanques pro

tege al Regimiento contra los ataques de los carros enemi

gos, combatiendo en estrecho enlace con las demás Unida

des del mismo. Actúan por sorpresa con intervención ins

tantánea y con gran precisión de tiro, encaminada más a

destruir que a neutralizar. Su misión principal es la acción

añticarro. Pueden también emplearse excepcionalmente en

misión de acompañamiento en los siguientes casos: maniobra

de fuego sobre amplio frente y falta accidental o temporal

de la Artillería de apoyo. La totalidad de la Compañía de

antitanques depende del Mando del Regimiento, el cual la

emplea según sus necesidades. Durante la marcha, los caño

nes antitanques deben acompañar al Regimiento en frente,

flancos y retaguardia. Los cañones aislados, sin embargo, no

siguen el compás de marcha de la columna, sino que se t ras

ladan a puntos peligrosos del terreno, de antemano deter

minados. Cuando el Regimiento entra en combate, la Com

pañía de antitanques asegura la protección contra los carros

del adversario; durante el combate, cañones aislados acom

pañan a las líneas avanzadas del Regimiento y, en cualquier

-

momento, los ántitanques deben hallarse dispuestos a batir

a los carros enemigos que por sorpresa, en dirección desco

nocida y con gran velocidad, puedan aparecer en cualquier

momento. El combate para los equipos antitanques consti

tuye una prueba de valot y de nervios. En la lucha trágica,

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de vida o muerte, que tienen que entablar, no caben indeci.

siones; deben sus hombres, con sus cañones, destruir a los

carros enemigos que avanzan, lucba que únicamente pueden

desarrollar con eficacia hombres serenos, duros y experi

mentados.

Enlaces.

Los enlaces de noticias y transmisiones juegan

un papel importantísimo en e l combate. De la rapidez y efi

cacia de su empleo depende muchas veces la marcha deci

siva de las operaciones. Por ello debe dotarse a la Infantería

de los medios de enlace necesarios, los cuales deben ser ser

vidos po’x-Unidades éspeciales pertenecientes a ella. La ins

trucción de dichas Unidades debe abarcar la del telefonista,

radio y medios de transmisióui con aparatos de luces y seña

les. La misión de estos enlaces es el establecimiento de la red

táctica a través de la cual pueda el Mando permanécer cons

tantemente en contacto con sus Unidades ubordinadas du

rante el combate. El enlace de las Armas hermanas debe

también estar asegurado mediante la colaboración de los

medios con que cuente cada una de ellas. Por medio de los

aparatos de que pueda disponer, tiene la Infantería poderosos

medios técnicos de enlace; pero nunca debe olvidarse la im

portancia qúe en todo tiempo ha tenido el ágente de enlace,

máxime teniendo en cuenta el peligro que en la lucha existe

de que todos los medios mencionados puedañ ser

destruidos, quedando sólo entonces, para transmi

tir noticias, el empleo de dichos ageñtes de enlace.

De ellos puede depender en muchas ocasiones el

victorioso resultado del combate, razón por la cual

debe hacerse una exquisita selección de los’ hom

bres que deben desempeñar tan importantísimo

papel.

Sección montada. En el Ejército alemán, como

hemos dicho, el Regimiento de Infantería cuenta

con una Sección montada cuyas misiones son de

exploración, seguridad y transmisión de noticias,

y se emplea ventajosamente en misión de explo

ración a los flancos abiertos y en servicios de se

guridad durante los altos o descansos.

Sección de zapadores. También tiene el Regi

miento de Infantería del Ejército alemán una

Sección de zapadores, cuya Unidad tiene por mi

aión realizar trabajos fáciles de zapadores. Su ma

yor elogio es el resultado observado en las diferen

tes misiones que se le han asignado en las operacio

nes de la guerra actual.

Regimientos motorizados. Para poderse trasla

dar a diferentes puntos, donde convenga, para

asegurar el triunfo y operar con toda rapidez, dii

AMETRALLAD ORA CUADRUPLÉ de

7,62

milímetros, sistema Maxini, con refrigeración por

agua. —Dispara

500

disparos por minuto por cada

unode sus tubos. Las cintas de cartuchos contienen

250

cada una, lo cual permite disparar r.ooo car

tuchos sin necesidad de recargarla. El alcance má

ximo es de

3.500

metros. Los movimientos necesa

rios para la puntería en altura son ‘ayudados me

cánicamente por medio del aire a presión contenido

en un recipiente que se observa en su parte inferior.

Normalmente, esta ametralladora va montada rígi

damente sobre camiones.

pone también el Ejército alemán de Regimientos de In

fantería motorizados, siendo su organización la misma que

para Regimientos normales, con la única diferencia de estar

completamente motorizados.

Batallones de ametralladoras motorizados.

También está

dotado el Ejército alemán de Batallones de ametralladoras

motorizados, compuestos de una Compaífla de ametrallado

ras sobre motos y varias Compañíás de ametralladoras, que

lo son al mismo tiempo de fusileros; pudiendo, por consi

guiente, según la misión que se les encomiende, ser em

pleadas como Compañías de fusiles o de ametralladoras.

Estos batallones tienen también una Compañía pesada, cons

tituída por Secciones antitanques y lanzaminas pesados.

Por su composición, el Batalldn de ametralladoras motori

zado es una Unidad de extraordinaria potencia de füegó,

capa? de solucionar por sí mismo las situaciones más difíci

les y que requieran rápida actuación.

Tropas de Montaña. La Infantería precisa también de

fuerzas especiales para operar con eficacia en altas monta

ñas, donde la nieve, sus elevadas cumbres y sus profundos

barrancos cambian completamente las características de la

lucha.

.

--a

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No todos los individuos on aptos para el desarrollo nor

mal de la vida en ciertas montañas, precisándose hombres de

elevada moral, sanos y fuertes, con musculatura de acero,

gran capacidad de pulmones y enorme resistencia de cora

zón, sin asumos de vértigo, muy acostumbrados a l a trepa

y bien instruidos en , el deporte de las altas montañas. La

elección de dicljo personal debe hacerse con sumo cuidado,

prefiriéndose los procedentes o habituados a la vida de

los montes.

La organizáción de lás tropas de Montaña debe diferen-.

ciarse, y se diferencia notablemente, de las otras de Infan

tería. Las características de su misión y la lucha que deben

desarrollar obligan a dotarlas de especial equipo, vestuario

y armamento, d&das las incomodidades del clima y las di

ficultades que ofrece el terreno. El transporte se hace a lomo,

empleándose, en general, mulos para conducir armamento,

municiones, útiles, víveres y material diverso; teniendo, en

muchos dasos, necesidad de conducirlo a hombros.

Para enlaces y transmisiones se emplean elementos eléc

tricos (teléfonos y radios), elementos ópticos (heliógrafos, lu

ces,cohetes, banderas) yelemento anim,al (estafetas y perros).

La radón alimenticia también debe ser especial, eligiendo

alimentos de poco volumen y gran cantidad de elementos

nutritivos que proporcionen el número de calorías necesa

rias para mantener en perfecto estado de salud a una tropa

que tiene que estar expuesta a tantai fatigas.

Instrucción de la Infantería. La penetración en las líneas

enemigas por sí sola, a pesar del apoyo de las Armas herma

nas, exige de la Infantería las más altas cualidades de ms

truccjón para el buen desarrollo del combate, así como el

l6minio completo de las armas y elementos que utiliza.

La instrucción de la Infantería, por su variedad, requiere

una profunda atención, sobre todo en lo que se refiere al

soldado como tirador, para la lucha próxima y para el asalto,

teniendo en cuenta que la mayoría de las véces puede versé

obligado a obrar por sí solo. Por lo tanto, además de ense

ñarle el mdnejo de l as distintas armas, es de la mayor im

portancia la preparación del infante como tirador y como

soldado de asalto. Primeramçnte se le enseñará el manejo

del fusil, fusil ametrallador, mortero ligero, pistola, granada

de mano y machéte, pasando después a la enseñanza de la

ametralladora pesada, norteros pesados,

cañones de Infantería y antitanques,

para los que deban constituir estas Uni

dades, completando la instrucción con

el erviciO de enlaces, zapadores, equita

ción, lectura de planos y, en general

con el manejo de todos los medios de

ataque. La finalidad de la instrucción

del infante debe ser formarlo de tal

manera que, en caso necesario, pueda

por sí vencer todas las dificultades que

en la lucha se le puedan presentar.

Educación moral. No debe olvidarse

la educación moral, por ser de extra

ordinaria importancia, toda vez que la

mayoría de las veces se verá el soldado

sometido a distintas impresiones que la

guerra. trae consigo; y únicamente

cuando posea. una enorme fuerza espi

ritual es cuando estará decidido al sa

crificio que supone el caminar con paso

firme y seguro de victoria a través del

fuego del gas y del hierro, para enta

blar la lucha cuerpo a cuerpo con el

enemigo, vencerle y apoderars’e del te

rreno que ocupa.

Solamente cuando el soldado de In

fantería haya sido educado corporal y

moralmente, es cuando estará en con

diciones de cumplir, con el mayor éxito,

la importantísima misión que la patria

le confía, y de esta manera, conservar

siempre el cetro como REINA DE LAS

BATALLAS.

MORTERO DE TRINCHERA de

82

mm.—Se transporta con la ayuda

de un carrillo especial, sobre mulos, o

por un &ju’ipode tres hombres, para lo

cual se descompone en tres partes: pla

taforma de anclaje, bípode de apoyo y

tubo. Su alcance es de

3.100

metros, y

el peso del proyectil es de 3,35 ¡cg.

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10

¿ a,mk4e,

L ASección de Educación Física afecta a la Dirección

General de Enseñanza Militar promulgó el calen

dario anual de pruebas, que tiene como fin la cele

bración de campeónatos gimnásticos deportivomilitares,.

unos con carácter nacional y otros regional.

Para el justo enfoque y debido encauzamiento de estas

disciplinas se crean al mismo tiempo Juntas Regionales

de Educación Física y Deportes, y se encarga asimismo

a cada Cuerpo la constitución de un equipo, el cual será

dirigido por un Oficial, Profesor titulado.

Entre otras especialidades figura el boxeo, cuyos cam

peonatos regionales debieron éelebrarse del al io de

junio.

Aunque este deporte atlético se esbozaba ya tímida

mente en nuestros reglamentos, en la práctica puede de

cirse que es ahora cuando por primera vez ha tomado es

tado oficial en las Unidades activas del EJército. Aunque

data de antiguo, como decimos, se iba,- no obstante, in

troduciendó en los cuarteles con la prudencia, la reserva

y las precauciones propias de todo aquel que siente bajo

sus pies la base conmovible y temblorosa de un tremedal.

La falta de decisión en este aspecto del deporte es per

fectamente comprensible, pues si bien para todas las de

más pruebas deportivas se exige una preparación física

adecuada, en este que nos ocupa estamos obligados a

centuplicar nuestros desvelos, ya que el pugilista ha de

ser un atleta superdotado, por las duras condiciones de

lucha y preparación a que debe someterse.

-

Con este fin escribimos estas líneas, de un lado dirigi

das a las Juntas regionales deportivas, tratando de bo

rrar de su mente los prejuicios que en principio pudieran

sentir en contra de este noble deporte, que acaso tenga

más detractores que ningún otro, y, por otra parte, aspi

ramos a poner en guardia a los Profesores titulares elegi

Comandantede Infantería

CERVERA CENCIO

dos, en orden a la selección de personal verdaderamente

capacitado para la práctica del pugilismo, cuyo descuido

puede acarrearnos las mayores responsabilidades.

El trágico desenlace que tuvieron algunos combates

entre boxeadores profesionales y la espectacular contun

dencia de esta modalidad de lucha ha sugerido a muchos

la creencia de que el pugilismo es un deporte brutal.

A esto debemos aducir que tal como ha de practicarse

en el Ejército, es decir, en su grado de “amateurismo”, o

boxeo de afición, excluye ya en principio las ásperás con

diciones del profesionalismo, porque descartamos de este

modo los combates a gran distancia, o de fondo, el guante

reducido de cuatro onzas como objeto vulnerante, los ven

dajes duros y el afán por la conquista de un nombre, en

cuya cumbre encuentran los más afortunados — muy po

cos

una holgura económica con que rubrican el fin de

su carrera.

- - - -

Ninguno de estos peligros encierra el. boxeo llamado

-

de

afición, que es el que se debe practicar en los cuarteles,

-

celebrañdo combates a la distancia olímpica, con guantes

de seis y hasta de ocho onzas, que aminoran la percusión

y en los que se descarta toda idea especulativa o de lucro

personal, sin que esto excluya el noble estÍmulo que se

debe inculcar a todos los deportistas en general para que

en su día dejen bien -puesto y a la altura que se merece el

Cuerpo donde presten sus servicios.

De haber, pues, brutalidad en estas condiciones, en

gran parte pudiera provenir de una ‘preparación negli

gente y descuidada, o de una absoluta carencia de idonei

dad por parte del Oficial preparador del equipo. Son in

admisibles, por tanto,- las con tingéncias desagradables

que pudieran provenir de este origen, ya que el conductor

ha de ser un Oficial competente y consciente de su deli

cada misión.

- -

15

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Los conodmientos, empero, y las practicas polidepor

tivas que se exigen a un moderno profesor de Educación

Física son hoy tan vastas, que no debemos extrañarnos

en modo alguno de su flaqueza en el dominio de algunas

materias, y máxime en ésta, que, como antes dijimos, es

de, las que intuitivamente han sido objeto de un cierto

despego.

Para salvar este inconveniente, que no excluye, sin

embargo, dejación de deberes, ni da margen a descuidos

de su alta misión rectora, el Oficial Profesor escogerá

como práctico en esta materia algún soldado

que siempre se encuentra — iniciado en boxeo y que se haya en

cerrado alguna vez entre las cuerdas de un cuadrilátero.

En ausencia de este medio deberá acudirse a especialistas

civiles, como asesores, aunque con carácter transitorio,

que podrían muy bien poner en marcha las primeras se

siones, dedicadas a la detallada

-

explicación práctica de

cada uno de los golpes clásicos del pugilismo, los finteos

simples de su esgrima, la esquiva’y las paradas, así como

los detalles de colocación de guantes, vendaje, coquilla

protectora y aun de otros pormenores que constituyen el

relleno espectacular indispensable antes de pisar un

ring

de combate.

El atleta boxeador exige, más que ningún otro especia

lista del deporte, un examen a fondo de sus funciones vi

tales, sometiéndose previamente a la observación minu

ciosa de su potencial biológico, y si fuera preciso, remon

tándose en su historial de herencia, que debe arrojarnos

un coeficiente impolutoen una o dos generaciones ascen

dentes.

Los médicos de los Regimientos serán exigentes en ex

tremo al dar su visto bueno con un mínimo de capacidad

funcional estudiado de antemano.

En principio pódemos asentar que ningún boxeador

debe subir a un tablado si no arroja una elasticidad torá

cica igual o superior a siete centímetros, comprobada por

un sistema espirométrico de garantía, más que por la cin

ta metálica, muchas veces engañosa.

Un buen Profesor, de penetración escrutadora más que

mediana, podría seleccionar unplantel de soldados ,bo

xeadores por la observación directa de la noble eminen

cia de nuestro ser.

La cara es la tarjeta de visita de la constitución física

de un sujeto. Y no solameñte es el espejo del alma, sino

que también lo es del cuerpo, pues viene a ser,. -en suma,

como una expresión comprimida del complejo psicofísico

del hombre.

En el boxeador, y antes de estar deformada su faz por

los hematomas del martilleo de los guantes, se aprecian

rasgos característicos diferenciales sobre el resto de los

atletas que brillan en otras especialidades del deporte, es-

tigmatizados en un rostro, generalmente achatado y fir

me, qúe se asienta con solidez en un cuello robusto de Ii-

neas paralelas.

Algunas veced, sin embargo, podríamos engañarnos, y

es preciso en todo caso acudir a pruebas tangibles más de

finitivas.

La edad del soldado es, por fortuna, la más propicia

para la práctica de este viril deporte, que no se debiera

ejercer antes de los veinte años, o, por lo menos, antes de

los dieciocho, insignificante detalle, al parecer, que cons

tituyó uno de los secretos de la asombrosa vitalidad de

Paulino Uzcudum, iniciado en este deporte -cuando había

-traspasado con largueza estas cifras, y todos recordamos

cómo se mantuvo en pie, imbatido, hasta los treinta y

cuatro años

No para este deporte, sino para todos en general, el sol

dado es especialmente apto, no por la sola circunstancia

de su edad crítica, sino también porque es un producto

naturalmente seleccionado entre lo más sano e íntegro de

la juventud de un pueblo.

‘Conviene ádvertir, no obstante, que no es siempre en

esta edad cuando se ha llegado al vértice de un desarrollo

Lisiológico completo. xisten 6rganós oI11o el respirató

rio

tan importante en los boxeadores

que no ad

quieren definitiva plasmación hasta bien pasados los

treinta años, y así, hemos observado con asombro indivi

duos de meseta, cumbre fisiológica retardada, que en un

lento y noble desarrollo han presentado una superior es

tampa física en nada comparable a la enteca de sus

años mozos

ya traspuestos los treinta años, como fe

liz anuncio de un cuadro interno de funcionalidad per-

-

fecta.

-

Llamarnos, pues, la atención de los preparadores, que

no deben desanimarse si al topar con un educando de

grandes condiciones, pero con un déficit orgánico respi

ratorio, les lleve

-

al desaliento, eliminándoles del elenco

pugilístico, por riollenar los mínimos antes exigidos, pues

en sus propias manos tienen el hermoso resorte de los

ejercicios respiratorios puros y en todos los de gimnasia

educativa, que salvarán con toda seguridad esta defi

ciencia circunstancial. La experiencia nos ha demostrado

hasta la saciedad -que uno de los puntales más firmes don

de descansa el sistema sueco es la

absoluta garantía

de

adquirir una eficiente capacidad pulmonar cuando metó

dicamente ha sido dirigido a este fin.

Constituye ya una firme garantía la sabia división en

ocho categorías de pesos que establece el reglamento por

el que se rige este deporte.

-

Ningún aficionado ignora que la razón de las ocho categorías existentes, desde el peso mosca al peso pesado,

está motivada en caisas deportivas y humanitarias, ya

que nuestro contrincante no es un enemigo a quien ten

gamos que triturar; sino, por el contrario, un compañero

a quien debemos demostrar una superior pujanza física

y técnica, partiendo siempre de condiciones pariguales y

de equidad.

Tienen su fundamento en el equilibrio que debe existir

entre la potencia y la resistencia de dos rivales, indepen

dientemente de las demás condicionés, como son la supe

rioridad de estilo, velócidad, destreza, aptitud ingénita

para este arte, etc., que uno de los boxeadores puede lucir

sobre el otro.

- -

No’ sería humano ni deportivo enfrentar al campeón del

mundo de los pesos gallos con el más vulgar peso medio

militante.

Existen, no obstante, raras’ excepciones

una de las

cuales fué Fitzimmons

que hah hecho papeles lucidí

-simos en divisiones para las que no estaban catalogados.

Pero huyamos de los casos raros para sentar en buena

lógica deportiva que el campeón del mundo de cada Di

visión ha de vencer y ser potencialmente superior a todos

los púgiles de las anteriores categorías, dentro del cuadri

látero, se entiende, pues teóricamente puede,muy bien

ocurrir que una categoría inferior en peso a otra sea,

sin embargo, superior a ésta en arte. • • -

El desgraciado accidente ocurrido al boxeador norte-’

americano Schaff, que murió a manos del gigante italiano

Camera, dió pie a los críticos deportivos para enzarzarse

en una curiosa polémica que dió por resultado el propo

poner la creación’ de una nueva catégoría de pesos que

se dió en llamar superpesados, y en la que entraban aque

llos boxeadores que acusasen en la báscula un peso supe

rior a noo kilogramos.

-

Desde las columnas de una revista profesional, y en

frentado con expertos de varios países, propugnamos con

vox clamantis in deserto

lo improcedente de tal decisión.

De momento, los hechos nos quitaron la razón, ya que

Camera llegó a ostentar el cetro que nosotros le disputá

bamos; pero su reinado fué tan efímero, que, en definitiva,

se vino a reconocer aquella,ligereza.

-

No debemos considerar como frágiles a los pesos pe

sados actuales cuyo límite inferior es de 79 kilogramos,

pues al enfrentarse con los pesos gigantes, no existe des

proporción inhumana entre la potencia y la resistencia,

que es lo que a toda costa conviene evitar.

-

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Al intentar crear esta división no se tulio en cuenta

más que el peso; pero son otros los factores que asimismo

deben figurar en la balanza.

Fijándonos, por ejemplo, en el factor ta’lla, considere

mos que la de Ufl 1,90 metros

frecuente en los pesados

actuales

es hoy día extraordinaria en las razas de to

dos los países, incluso en los de índice medio elevada, y

ésta será, o poco más, la misma que tengan los que mili

ten en la categoría

quintal.

Si con tallas sensiblemente iguales tienen éstos un peso

desproporcionado en parangón con la inmediata inferior,

significa estó desventaja para los mastodontes, pues será

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luchador, que son las que verdaderamente brillan y deci

den en un combate.

Los gigantes, lejos de ser superhombres, son seres de

una funcioñalidad inferior, y su desarrollo, es inarmónico

y poco racional, obedeciendo a leyes casi teratológicas.

La endocrinología no tiene aún sentados sus juicios

de-’

finitivos a este respecto; pero parece indicar que esta

anormalidad proviene de -un defectuoso funcionamiento

de la glándula hipofisaria.

Los gigantes no son hijos de gigantes, y que están en

marcados en la ‘patología lo demuestra la experiencia

fracasada de querer obtener generaciones de gigantes

porla unión de éstos.

Otra cosa füera si estas medidas extraordinarias se ob

tuvieran como resultado de un mejoramiento continuo

y no esporádico

de los índices antropológicos de

una raza. -

Una curiosa y racional eugénesia dirigida a este fin,

con el poderoso auxiliar del ejercicio físico y ‘con la ayuda’

también del decurso de los siglos, acaso nos proporcio

nase un producto natural del gigantismo, y entonces sí

quehabría que crear, no una más, sino las divisiones en

peso que fuesen necesarias, porque entonces la diferencia

sería real, manifestándose en la contundencia- del golpe,

la cual hoy es inapreciable en estos pobres acromegálicos,

poco preparados para ejercicios de gran violencia y que

soportan con dificultad la pesadumbre del terrible es

quema de su osúmenta.

‘ -

-

De esta quimera está lejana la Humanidad, y hemos

de- conformarnos con el tope de 1,90 metros; pero esto,

- sí, obtenido racionalmente, debiendo conformarnos ‘tam

bién, en consecuencia, con la división de las ocho catego

rías existentes en la actualidad.

-

Hemos visto con cierta curiosidad que en recientes

convocatorias anunciadas para ingresar en determinadas

instituciones

por primera vez en la legislación espa

flola

se pone corno tope para el ingreso la talla de

2,95 metros, que aunque aparentemente esté aconsejado

por consideraciones estéticas,’ en el fondo viene a coinci

dir con nuestra tesis. - - - -

-

Esta lógica súbdivisión de zonas clasificando los -pesos,

la adopción del guante de gran mullido

innoyación, de-’

bida al Marqués de Queensbérry

—,

la limitación del nú

mero dé asaltos

(rounds)’

y las reglas- estreçhas a’ que se

haya sometido desechan dé su ámbito el, .instinto feroz

que tuvo en los tiempos de l a antigua Grecia, en qu se

celebraban los combates a puño desnudo y hasta la exte

nuación del contrario, quedando así convertido el boxeo

en un arte perfectamente definido y uno de los más ele

gantes que pueden practicar nuestras juventudes.

Examinemos las luchas entre los seres de todas las

especies y observemos también las discordias ocasionales

e involuntarias por la perpetuaci6n del más fuerte que

nos brinda la Naturaleza, y deduciremos que de las com

peticiones ‘dualistas, únicamente el boxeo lleva en sí una

paridad de fuerzas de franqueza sin igual.

Queremos llevar al ánimo de las Juntas Regionales de

Educación Física y Deportes que los antecedentes apun

-

tados descartan por completo el contingente sanguinario

que tanto impresiona a los pusilánimes impugnadores del

boxeo,’ para hacer triunfar en su pureza, en un admirable

concierto de fuerzas, las cualidades. del artífice pugilista,

condensadas en su resistenéia,’velocidad, fuerza, agili4ad,

equilibrio, destreza y armonía.

-

Tanto el boxeo como todos los- deportes atlétic9s cons

tituyen el doctorado’ de la educación física integral, ya

que exigen un rendimiento de esfuerzo vecino al límite

de la potencia humana; pero no debe llegar a él nadie

que no haya pasado previamente por el

bachillerato ele

mental

que constituye la gimnasia educativa, progresiva,

racional y metódicamente administrada. En este lógico

proceso formativo somos especialmente intransigentes, e

igualmente aconsejamos que lo sean los educadores del

soldado.

No seamos ingratos con el boxeo, ya que ha rendido su

tributo al arte de todos los tiempos. La magnífica esta

tuaria que nos legaron los helenos no son más qu’eimpere

cederos trasuntos de los atletas que ellos mismos forjaron

y entre los que descollaba el púgil.

En los albores de este siglo se proclamaba en París,

como canon de perfección plástica, al famoso

-

boxeador

Carpentier, en quien los -críticos- veían un nuevo Apo

xyomenos redivivo.

La misma figura cicl6pea de Paulino habría satisfecho

las concepciones fantásticamente vigorosas de un Miguel

Angel, y cuántos discóbolos de Mirón no pudiéramos ha

ber formado con la pureza de líneas que hemos observado

en nuestras antiguas andanzas por -los tablados de com

‘bate y en las salas de entrenamiento.

En

elfrontis

de nuestros gimnasios y en los cuadrángu

los de nuestras palestras deportivas debieran figurar,

plasmados en la materia definitiva del mármol y delbronce, tanta perfección como se observa en nuestros

atletas; y en el exergo de nuestros escudos deportivos de

biéramos grabar asimismo, con vivos caracteres, el si-

-

guien te lema: ‘la belleza de la forma es la antesala que nos

conduce a un espíritu selecto.

Insistimos como al principio: no hay motivos funda

mentales para dejar de lado este bello deporte que con

alegría se introduce en nuestros cuarteles, y al que de

bemos acoger con los brazos abiertos, sin prevención de

-ninguna clase, recordando que el’ boxeo no se circuns

cribe, para los soldados que lo practiquen, a beneficios

de orden puramente corporal, sino — lo que más nos

interesa

desarrolla en su grado máximo cualidades es

pecíficas del infante, como son: tenacidad, voluntad de

resistencia a la fatiga y un gran espíritu combativo.

Así esperamos delas Juntas regionales que lo estudieny encáucen con cariño, estimulando al mismo tiempo a

los Oficiales profesores y haciéndoles resaltar lo delicado

de su misión en esta especial preparación, y grabemos

en- nuestra mente que no es la pistola quien dirime en

ocasiones los mil incidentes, de poca monta, que nos pre

senta la vida cotidiana, haciéndola aún más triste, sino

un puñetazo oportuno que, a manera de cloroformo, su

prime cordialmente a nuestro oponente, sin mayor’ res

ponsabilidad por’ otra parte.

Este lujo de medios que adquirimos por accidente,

cuando practicamos el boxeo, no se crea, ni con mucho,

que es, sin embargo, nuestro fin mediato, pues la poten

cia ofensiva y la defensa, en su aspecto de trifulca, poco

o nada nos interesa; pero sí la práctica continuada del

ejercicio físico, de generación en generación, al objeto de

evitar que se produzca —‘y, lo que es peor, que se per

petúe

el tipo-homúnculo o concreción sietemesina del

hombre, que haya de pasear por el mundo la más triste

de las herencias: una miserable y enteca fisiología en

geñdradora, las más de las veces, de pensamientos po

bres y de pasiones malsanas que bailan con ellos una

sardana infernal,

- - -

-18

--

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Capitán de Infanterfa

JUAN 1. ECHAND URI

E Larmas automática, apoyada en la fortificación, es el con

junto que opone el más serio obstáculo a la Infantería.

No es objeto de estas cuartil las erponer una vez más el

porqué de la aparición del blindado, ni aun siquiera la aparición

del zapador de asalto ante la fortificación permanente; pero si

conviene a mi intento de justificar la aparición de la Artillería de

asalto, el ir a buscar su antecedente en la forma en que se estaba

realizando la satisfacción de la necesidad de anular ese conjunto

de arma automática y fortificación que opone a la infantería el

máximo obstáculo a su misión de avance.

Una Unidad de Infantería lanzada al frente desde su base de

partida, bien sea en la fase de aproximación o en la de ataque,

pues ambas resultan análogas a nuestro propósito (y refiriéndo.

nos ya esencialmente a la segunda de las citadas), ha sido prece

dida por una actuación artillera y de aviación que habrá allanado

aquellos obstáculos previstos que han sido objetivo de la prepa

ración. Pero como el enemigo no ha renunciado a su movilidad ni

a su defensa, aparecerán ciertamente una serie de obstáculos ¡tu.

previstos, sean nuevos o sean armas, que, servidas por hombres

bien templados, han escapado a la acción de destrucción prepa

ratoria para aparecer ahora como elementos más o menos disper

sos; pero que, amparados en los restos da una obra o en un replie

gue del terreno, impiden el avance iniciado en virtud do la rapidez

de fuego de la ametraUadora que sirven; tenemos en este mo.

mento a nuestra supuesta Unidad paralizada en su marcha.

Es verdad que tiene para resolver su situación unas armas (mOr

teros) orgánicamente asignadas; pero no es menos cierto que la

acción de las mismas no es suficiente, bien por imprecisión en el

tiro o simplemente porque la supuesta máquina de nuestro caso

(y será una circunstancia corriente) so habrá procurado una pro.

tección contra ellos, lo cual no es demasiado difleji obtener: queda

la maniobra para superar el obstáculo, pero no siempre podrá

hacerse en las condiciones deseadas. Se precisa, pues, que la

acción artilera continúe facilitando la progresión.

Se ha dicho que “La Infantería que avanza o que se defiende

necesita que su enemigo quede bajo la acción del fuego, y esto lo

conseguirá la Artillería aplicando su técnica con pensamiento de

infante”; el Jefe de Artillería autor de la frase ha marcado con

elJa un paso en la aparición de la Artillería de asalto.

Naturalmente, que necesidad tan fuertemente sentida como la

que nos venimos refiriendo ha merecido todos los esfuerzos para

su satisfacción, y no es otra cosa en esencia que el arbitrar medio

adecuado a dichos fines la especialización dentro del conjunto de

Artillr1a de las misiones de apoyo directo, así como la de acom

pañamiento inmediato; esta última como antecesor inmediato,

a mi juicio, de la Artillerla que nos ocupa.

Respecto a la última de estas dos misiones citadas, es preciso

reconocer que realmente su rendimiento no justifica el perjuicio

que supone restar al Mando una parte de los medios en su mano

para

intervenir en la batalla, disminuyendo la acción de masa

en la actuación artifiera al dar misiones a unos grupos que no

pueden ser recuperados en un momento determinado; inconvenien

tes son éstos que superan al resultado que se pueda obtener, pese

a cuantos esfuerzos hagan esas Baterías o esos Grupos encargados

de la misión de acompañamiento, ya que la Infantería requeriría

una instantaneidad de acción que la Artillería no podrá cumplir

al precisar necesariamente un espacio de tiempo para poder satis

facer la demanda. Falta así el fuego artillero durante un periodo

más o menos Corto, pero precisamente en el momento crítico y

en el punto necesario, apareciendo en la Infantería la angustiosa

impaciencia que produce el no ver neutralizado el obstáculo insu

perable para ella.

Conocida de todos es lá manera de evitar este vacío a base de

un perfecto enlace; pero en la realidad. ¿cómo es posible obtenerlo

en forma eficaz y Continua? Ciertamente mal, pues el Jefe de esas

piezas, en misión de acompañamiento necesita imprescindible-

mente un señalamiento preciso y cierto para localizar el obstáculo

presentado, y las primeras noticias serán “que tirán de allí”, seña.

laudo con un dedo toda la extensión de la línea de Contacto de la

primeras Escuadras; pues si bien es cierto que el procedimiento

adecuado seria el señalamiento sobre el plano del obstáculo a ha.

tir, no es menos cierto que la posibilidad de hacerlo es mínima

por la desorientación natural, salvo en el caso de actuar en una

zona perfectísimamente conocida, caso no corriente ni casi pro

bable en cuanto se rebase la primera línea de la defensa enemiga.

Pudiera ser un paliativo de esta dificultad la costumbre de actuar

unidas las Unidades de Infantería y las de Artillería que se hayan

de encargar del acompañamiento de aquéllas, a fin de establecer

*

19

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un sólido enlace espiritual; lo que supone tanto coma crear unas

Unidades artil leras especializadas para cada Unidad dc Infantería.

sta costuMbre de actuar juntos ha dado muy buenos resultados

enla práctica, apareciendo una característica de estricta comiie

netración con determinadas Unidades y que pudiera ser exigida

a la nueva modalidad artillera.

A todo lo expuesto hay que añadir la necesidad de que las

trausmiíiones funcionen permanentemente a la perfección; que

la fracción que necesita el apoyo tenga un observador avahzado

enlazado telefónicamente con la Unidad arti llera correspondiente;

en una palabra: que en todo momento se cumplan las condiciones

precisas que requiere en orden a observación y transmisiones la

ejecucióú de un tiro artil lero efectuado con eficacia y oportunidad,

ya que las características del material requieren una instalación

retrasada. Se puede objetar que la aplicación del moderno mate

rial de radio en las transmisiones puede ser la solución del pro-

Mema; pero aun suponiendo que así sea, resultará todavía qne el

sistema no es bueno porque tendremos una masa artiliera mayor

o menor paraactuar sobre un objetivo tán pequeño, que si tene

mos en cuenta la dispersión, resalta fácilmeute una falta evidente

de adecuación de lbs medios al f in. En cambio, esa misma peque

ñez requiere una puntería directa y próxima; es d ecir, pieza in

mediata, móvil, poco vulnerable, con lo que obtendremos un má

ximo en rendimiento.

Estas consideraciones llevaron durante la pasada guerra euro

pea a destacar lo más próximo posible de la primera línea incluso

piSas sueltas para batir los obstáculos imprevistos, solución con

corde con lo que venimos exponiendo, pero que tropieza con el

grave inconveniente de que el material empleado está falto de la

movilidad adecuada, aunque tiene la gran ventaja de que el Co

mandantç de la fracción artillera de que se trate se da cuenta

instantáneamente del obstáculo que se precisa batir, interviniendo

incluso por propia iniciativa en caso necesario.

Las eonsideraçiones precedentes pueden ser aplicadas en su

aspecto general, y aun con mayor razón, a la acción de la Artille

ría en misión de apoyo, más sometida a l as previsiones estableci

das con anterioridad a la batalla y, pon lo tanto, sin que uos

pueda solucionar el momento que consideramos, independiente

mente de no fundamentarse la citada modalidad en la necesidad

a que nos venimos refiriendo, lo cual refuerza el argumento.

Resulta, pues, que se ha producido un vacío en la cooperación

artillera durante el combate, vacío que no se ha llenado ni aun

con la asignación de

Artillería

de acompañamiento, si esta Arti

llería ha de actuar dentro de l as normas generales prescritas par,a

una Unidad artillera, que, naturalmente, son aquellas que dan

lugar a un máximo zendimiento del fuego, puesto que se reco

mieuda o, mejor, ha habido que llegar al empleo de piezas sueltas

como medio de alcanzar una mayor eficacia en la misión de acom

pañamiento; procedimiento éste que es la negación

del

más ele

mental principio de la actuación de la Artillería en relación con

-

los efectos a conseguir con su empleo.

Con el ánimo de superar esta crisis, Alemania crea una Unidad

nueva que; siendo artillería en cuanto al material, se agrupa con

las Unidades de Infantería para obtener de la convivencia una

exacta adaptación a su peculiar manera de ser y combatir, siendo,

pues, Infantería desde este punto de vista, y nacen las Compa

filas de cañones de Infantería con tres Secciones de material

ligero y una de material pesado. Ya en4el nombre hay implícita

una diferenciación en la manera de actuar el material, “Compa

ñías de cafiones”; esto ya sugiere una primera idea de individua

lidid, en oposición a “Batería”, palabra que tiene en sí un sen

tido de agrupación de piezas en la acción; así, en el párrafo 135

del Reglamento para su empleo, dentro del capítulo que trata de

su misión, dice: “Corresponde a los cañones ligeros de Infantería

batir en la zona de Infantería enemiga aquellos objetivos sobre

-

los c uales las ametralladoras o lanzagranadas no tienen efecto, o

sólo un efecto insuficiente; que no son reconocidos por la Artille

ría o que no pueden ser bütidos por ésta a causa de la mayor dis

persión de su tizo o de su ocupación en otras tareas”; y continúa

en el número siguiente: “Los cañones pesados de Infantería

deben emplearse en la zona de la Infantería enemiga sobre obje

tivos de resistencia especial, cuando el efecto de los cañones lige

ros no sea suficiente y cuando sea imposible la intervención de

20

la Artillería peada’. Tomando en cuenta la reducida dotación de

munición de las piezas de Infantería, hay que limitar sus tareas

en tiempo y e n espacio.” Más tarde prescribe no sean empleadas

como antitanque, salvo en caso de amenaza directa o d e falta de

cañones antitanque en los momentos de los altos y descanso

(número 346, párrafos 2 y 3).

Se trata por ahora de una nueva modalidad de la antigua Arti

llería de acompañamiento, pero con materiales análogos; así, el

Mayor Félix von Frantzius, comentando este Reglamento, dice

‘lo siguiente: “Se destaca muy claramente el carácter complemen

tario que poseen los C. 1. Representan una cierta clase de armas

auxiliares de segunda línea o reserva que se deben emplear sólo

cuando las otras armas faltan o fallan. Dicho en otros términos,

los C. 1. dehen ser empleados sólo cuando no hay prohabilidades

de batir determinados ohjetivos por otras armas y con iguales

posibilidades de éxito. Esta regla básica conduce por sí m isma a

un empleo restringido de los C. 1., lo que se recomienda debido

a las dificultades para el movimiento de las piezas en l a zona de

la Infantçría y por su municionatp.iento.”

Resulta, pues, que para poder llegar a un pleno empleo de esas

piezas precisamos una mayor movilidad de l as mismas en la zona

de la Infautería; su máximo reudimiento útil podemos esperarlos

‘en cuanto adoptemos un medio que les dé esa movilidad que les

falta, resultado lógico dentro. del análisis que veuimos haciendo;

pues si necesitamos unalgo que participe de las cualidades de

Artillería e Jnfautezía conjuntamente, será preciso disponga de

la potencia de la primera, su esencial característica, y de la movi

lidad de la segunda; ambas condiciones dejan entrever ya un

cañón asentado sobre un medio mecánico que, formando cuerpo

con él, le permita el libre y fácil movimiento por ese terrenó de

la Infantería, es decir, el cañón cuyas ruedas han sido reempla

zadas por un motor y una cadena oruga.

Volviendo al Reglamento alemán aludido, el capítulo III,

referente al empleo, dice en el número 274: “Todas las medidas

para la cooperación en el ataque deben ser preparadas. Sólo

cuando los C. 1. disponén del tiempo suficiente para este

fin,

las

Compañías de fusileros pueden contar con el apojo eficaz de su

fuego”; y en los números 287 y 288: “En general, la Sección pe

sada será mantenida en principio en reserva, pero se la tendrá

preparada para las diversas posibilidades; es decir, pesan fuerte

mente las características de un tiro artillero, es i neludible la pre

paración del fuego, la localización de óbjetivos, la existencia de

un observatorio, etc.; en una palabra: todo aquello que era causa

de la falta de eficiencia en la

Artillería

de acompañamiento.”

Y dice también en los números 141 y 142: “La Unidad de combate

y de fuego es la Sección, porque sólo ésta dispone de todas las

fuerzas auxiliares y del material necesario para la intervención

y para el fuego desde posiciones ocultas. Circunstancias especiales

pueden hacer necesario por tiempo limitado el empleo de piezas

ligeras aisladas.” Vemos, pues, que siguen acnsándoso fuertemente

las condiciones generales de empleo de toda Artillería; no obs

tante, aparece la posibilidad del empleo de piezas aisladas; es que

se quiere el tiro directo, próximo, el que hemos visto nos hacía

falta; pero no lo encontramos tçdavía. porque el material que dis

ponemos tiene las servidumbres que ya vimos en l a Artillería de

acompañamiento.

Pero cuando se afirma nuestra idea es al seguir estudiando el

Reglamento varias veces mencionado, y en los números 279- 280

y 314 nos presenta el aspecto más interesante del problema al decir

en ellos, por el orden citado, lo siguiente: “La cooperación (en el

ataque) debe sar tanto más estrecha cuanto ms se destaquen

los focos do resistencia enemiga. Puede entonces presentarse la

necesidad de subordinar, por tiempo limitado, Secciones y piezas

aisladas a los Comandantes de las Compañías de fusileros delan-

teras. En un terieno do mala visibilidad puede esto ser necesario

ya al iniciarse el combate.”

“Cuando el ataque, progresando en la profundidad de laposi

ción enemiga, se desmiembra en luchas aisladas (con frecuencia),

en este caso es necesario subordinar piezas aisladas al Comandante

del sitio más próximo, sea en virtud de una orden del Mando o

debido a la propia iniciativa.” Creo oportuno señalar especial

mente estas circunstancias de subordinarse a un Comandante de

Unidad por propia iniciativa.

e

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Y en el último de los números citado dice: “En combates en

localidades de mayor extensión y en bosques,. hay que subordinar

piezas ligeras a las Compañíak y Secciones

¡le

fusileros de lirimera

línea.”

-

Pero las situaciones indicadas por lascitas que acabo de con

signar son simplemente lasf de asalto a

una

posición enemiga, y

esa Artillería necesariamenie subordinada a las Unidades de pri

mera línea tipo Compañía y Sección inclusive, subordinación rea

lizada incluso por propia iniciativa; empleada poz piezas indepen

dientes, con su consecuen’éia natural de actuar con fuegos directos

y próximos, tiene que tener un nombre que no puede ser ‘otro que

Artillería

para el asalto.

Y si quitamos a e sas piezas la servidumbre desu falta de movi

lidad en la forma dicha anteriormente, podrán acompañar, sin

duda, en plenas condiciones de eficacia, a esas fraccioñes a quienes

se subordina, las habrmos hecho aptas en grado suficiente para

el perfecto cumplimiento de estas misiones; pero téndremos un

elemento nuevo que ya no será

una Artilleríá

normal, con carac

terísticas especiales, constituyendo un medio nuevo, que será la

“Artillería de asalto”, marcando su denominación una misión pri

mordial concreta y eápecífica.

Tenemos, pues, el elemento buscado; ya va a ser posible un acom

pañamiento eficaz, p±óximo, rápido y potente, con las caracterís

ticas que son necesarias. En efecto: si analizamos los capítulos

que se refieren a misióñ y empleo de los C. 1. en el Reglamento

alemán y eliminamos

de

él lo artículos o los apartados que pode

mos llamar restrictivos, cuyas restricciones hayan sido derivadas

de las características del material para que el Reglamento fué es

crito, obtendremos nuévas ‘posibilidades de empleo y nuevas mi

siones posibles.

Con respecto a la misión, su misma denominación indica qfue

está orientada con una marcada tendencia ofensiva. En ella se

encargará prefereitemente de anular aquellos obstáculos para la

progresión de la Infantería que hayan ‘escapado a la acción de la

preparación artifiera y al fuego de la del apoyo; acudirá a l a zona

de acción de la fracción detenida, partiendo desde una posición

inicial deteéminada por orden del Jefe, que tendrá así en sus

manos un poderoso medio de

influir

en la marcha del c’ombate con

su Unidad; so moviidad, en unión de un buen enlace, la’hará

recuperable con facilidad, ya que, una vez actuando en favor de

una Unidad determinada de las de primera linea, debe seguir las

inspirsciones del Comandante de esa Unidad fraccioniria, sin

que

esto quiera decir que ante un obstáculo inopinadamente presentado

o frente a una necesidad imprevista no pueda actuar en conse

cuencia por propia iniciativa, siempre que la naturaleza de la in

cidencia u obstáculo sea de tal índole que precise la acción del

cañón para ser destruídó por estar fuera de las’posibilidades dé

las armas normales de una Unidad de primera línea.

Una vez que el ataque vaya progresando, la subordinación- de

piezas de asalto a las Compañías de vanguardia parece ser muy

-

indicado, ya que las dificultades de observación para el Jefe de

Regimiento van en aumento a medida que progresa el avance.

De esta forma se pueden resolver rápidamente incidentes en la

lucha que de otra forma darían lugar a una detención de la Uni

dad de vanguardia. Por la misma razón será recomendable dicha

subordinación cuando la compartimentación del terreno haga

que escape a la observación dci Jefe del Regimiento la zona de

marcha de alguna de sus Unidades, descendiendo a subordinarlas

a Compañías y, en ocasiones, aun a Secciones de fusileros por

piezés ais ladas en localidades y bosques.

Una nueva misión aparece posible para esta arma, y es la “caza

del carro”. La defensa anticarro actual, conforme está concebida,

lleva en sí

una

idea estática; no obstante ser manejable y móvil

el anticarro, su movilidad es, en realidad, aplicada para acudir

a un lugar donde, su presencia sea necesaria; pero ‘u acción re

quiere previameate la aproximación del carro a una cierta dis

tancia, quedando el a nticarro inactivo cd tanto esta condición se

cumple; esta nueva arma puede ir al encuentro del carro como

“cazador de carros”, utilizando para ello su movilidad, el terreno,

y la potencia y a lcance del cáñón; modalidad que no debe confun

dirse con la defensa anticarro, pues para esta fuñción estará el

cañón de dicha- denominación formando las oportunas barreras

anticarro; se t rata de un concepto dinámico de la lucha anticarro,

distinta ensu iód’alidad ,a la acción anticarro por el carro pro

Oj puesto que esta última ‘entraña, una idea de ataque de

más

amplia envergadura, en tanto quela primera es realmente eso,

la cada -del éarto, con el fin limitado de evitar la acción de unó

de estoi ingenios del enemigo. fuera de la acción de la defensa

anticarro propia.

Remos tratado dé hablar, en líneas generales, sobre las misio-

-

nes y empleo de esta nueva arma, exponiendo sugerencias. muy

ligeras provocadas por la lectura ílel Reglamento alemán para el

empleo de las Compañías de cañones de Infantería. Un estudio

detallado y metódico que no tenga, como estas líneas, nii sedcillo

fin de exposición, daría como consecuencia una puntualización

de misiones y modos de empleo más exactos y coñ mejor criterió

que lo que hasta ahora va expuesto en este trabajo.

Queda por exponer’ las clases de tiros a realizar; me limitaré a

transccibir lo que el tantas veces citado Reglamento prevé, pues

todos ellos son posibles con las nuevas piezas. Estos son: Según

las punterías: o) tiro directo; Ls)tiro indirecto. Según la Unidad:

a) tiró don una sola pieza; Ls)tiro con toda la Secçión; aun cuando

se reúnan varias Secciones para alcanzar un efecto unitario de

fuego, sus posiciones quedan separadas’ en el tórreno (núm. 268)

de iñanera que no se conoce un tiro de Compañía ‘o de var ias Sec

ciones bajo dirección unitaria; Seglin la concentración del fuego

de la Sección: e) fuego por salvas (las piezas disparan simultá

neamente); Ls) fuego por decargas (una pieza después de la otra)

(número 212). Según la observación: a) tiro observado (las piezas

han de dirigir su fuego generalmente contra objetivos que, ente

rrados y bien oéultos en el terreno, pueden ser batidos eficaz

mente sólo mediante el fuego observado) (núm. 139); Ls) tiro sin

observación; “sólo excepcionalmente corresponde a los cañones

de Infantería” (núm. 140). Naturalmente que cii la actualidad pre

dominará ciertamente con más’ razón el t iro directo, puesto que el

Reglamento a que ños referimos está redactado con anterioridad

a la aparición de las piezas sobre oniga.

Será preciso esperar se disponga de más datos que los pocos

hoy existentes para formar un juicio más certero acerca de esta

nueva Artillería, tanto en cuanto’ se refiere a su material como a

las modalidades de empleo, aunque su campo de acción se pre

siente ha de ser muy amplio, puesto que lo mismo conviene su

‘empleo dentro de. Unidades normales qñe dentro de Unidades

motomecanizadas en formaciones de Arma rápida; pero lo. q ue sí

se puede asegurar es que se trata de un nuevo medio que merece

atraer la atencióñ sobre el estudio de sus características y posibi-’

lidades.

-

Para terminar, unas consideraciones referentei a nuestro país:

Indudablemente, el éxito en la guerra es nñ aiEgumento de tal

fuerza, que:es

difícil

razonar en su contra; no obstante, será pre

ciso no olvidar que “ni la razón sola, ni la experiencia sola, nos

dan el conocimiento de la realidád”; y como quiera que la expe

riencié e nuestro suelo pudiera ‘llevarnos a consecuencias distin

tas que las obtenidas en la experieficia de hoy, aun cuando la

razón nos presente plenamente aceptable el rendimiento de esta

modeéna Artillería, pudiera resultar que la adaptación

sin

reser

vas a nuestro Ejército del nuevo eleménto no’ tuviera el favorable

resultado que pueda obtenerse en ottos países En efecto: el Ejér

cito alemán, teniendo que ser empleado forzosamente en zonas

-

de Europa en las que la llanura es predominante, ha da reunir

características que pueden no ser aplicables o, por lo menos, no

ofrezcan el mismo rendimiento que en un terreno accidentado

como el nuestro; precisa saber, pues, si este rendimiento mínimo

justifica el esfuerzo que sería necesario realizar para la incorpo

ración a nuestras Unidades del material a que noS venimos refi

riendo. Sobre este punto, que aparece en interrogante siempre que

se trata de la adopcióci de un nuevo elemento de lucha para nues

tro Ejército, no está ‘a mi alcance el dar una respuesta afirmativa

-

o negativa. Sí se puede asegurar que la Artillería de asalto, que,

como todo en la guerra, no ha nacido caprichosamente, es un ele

mento de gran valór en el ataque, que puede cumplir en las mejo

res condiciones la neesari& misión de acompañamiento de la In

fantería, y Sn c ualquier tipo de Unidades, sean normales o mote

mecanizadas, siempre que la acción se desarrolle sobre terreno

en el que la nueva arma pueda hacer uso de sus condiciones mec4-

nicas de movilidad...

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Reflexiones Militares, del Marqués de Santa Cruz de Marcenado, Teniente

General D. Alvaro de Navia Ossorio, es una obra escrita por sú ilustre autor a comiun

zos del siglo XVIII. Preciada joya de nuestr literatura militar, muy estimada en

sus tiempos por tan grandes caudillos como Federico II de Prusia y Napoleón Bo

naparte, no es, sin embargo, todo lo conocida que debiera entre nuestra Oficialidad,

a causa, sin duda, de su considerable extensión, y también del arcaísmo que es

propio de ls obras clásicas, atracción por ello de los eniditos principalmente..

Vendrían muy bien a la actual generación de Oficiales discretas antologías de esta

y otras obras análogas donde, seleccionando hábilmente las ideas que todavia

conserven, valor y vigencia en los tiempos actuales, se haga fácil y provechosa su lec

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tura a los no eruditos. Nos ha parecido útil y atractiva esta idea, y como muestra

de ella transcribimos a continuación algunos fragmentos interesantes del Libro Pri

mero de las Re/lexiones Militares. La transcripcióñ es fiel al texto del autor, sin otra

diferencia que lo referente a la ortografía y púntuación. Creemos que estas antolo

gías deben conservar íntegro el pensamientó del autor, con la misma forma que él

empleó, y que no son admisibles las mutilaciones a que se arriesgan ciertos com

pendiadores que Tia tenido, por ejempli, esta obra (x).

N. de la R.

CanítuloJ El CondeGaleazzoGualdo,en su Guerreroprudente, quiereque el Generalhaya tratado

• con variasnaciones,yparticu1armentecon aquellaa qüienhubierede hacerla guerra;pero

no siempredan lugar a los viajeslas ocupacionesdel servicio...Conqueme parecedebeel Generalcontentarse

de saberel geniode dichasnacionespor medio de hombresentendidos,que las hayan practicado,o de libros

modernos,que describanfielmentesu inclinación,ventajasy defectos...

El TenientegeneralM. de Langé,’en su DisciplinaMilitar,pretendeque el Generalno sea muy mozoni

muy viejo;porqueno le faltecorduray experienciapara resolver,ni vigorparaejecutar.Proponetambiénque

no se ehja sobradorico;porquea fuerzade dádivasno se /abriqueun partidocontrael Príncipe;y últimamente

halla útil que tengafamilia, para que, por no dejarlaenvileciday pobre,no pienseen’algunanovedadcontra

el Soberano.

El caballeroDe la Valiére,en su Práctica.y máximas de la guerra,deseaen el Generalun buen aspecto,

que le haga, desdeluego,recomendablea sus tropas.

Don Diegode Alaba,en su PerfectoCapitán,le buscaafortunado.El EmpetadorLeón,en sus Documen

tos de guerra,lesolicitanoble,diciendoque los Oficialesobedecenpocogustososa un Jefe de inferiorcalidad;

no obstante,le suponeel Emperadoradornadode los demásrequisitos,no apoyándoseúnicamentesobrela

Nobleza.

Todas lós calidadesarribadichasconvendríanciertamentea un General;pero no me detengoa tiscurrir

sobre ellas,porqueno está en tu mano el ser de buen aspecto,de mediana edad,de proporcionadariqueza,

noble, afortunado,etc.Así, trataré sólode las prendasque puedesadquirira costade tu diligencia,sin anti

cipado favor dé la naturalezao de la fortuna, que no admitenmás preceptosque los divinos; y considerando

lá partidade valerosotan sabidamenteprecisaque la extensiónde la pruebaseríaofensade la notoriedad,creo

digas con Mario: Nada temo sino una fama afrentosa; o con Alcibíades:Ni aun vivir quisierasi fuese

cobarde.

Cariítulo/7 Sirva de primeravisoelque Isócratesdió a Nikóeles,que no defándosedominarde culpableslaceres,se hiciesemás dueñode sus pasionesque de sus puteblos.Victoriaplausiblellama

Platón a la quede ellose logra,y pérdidavergonzosaal ser de las mismasvencido.Abstinencia.de los delitos

es la primeracalidadqueSanto Tomás buscaen la vidamilitar; mas comolos vicios,quedebeshuir, loscole

girásde las virtudes,qe te aconsejaréde imitar, especificarétres de los primeros,porqueno se mueren de las

segundas; y son la Impudicia,la Embriaguezy laIra...

Si no pudieresabstenertede la cólera(respectode que estehumornacecon nosotros,más o menosfuerte),

excúsate, a lo menos,de tomaralgunaresoluciónmientrasestásen ella;paraque,pasandotu primerímpetu,

sea partonaturalde tu entendimientoeldictamen,que anteshubierasido monstruoabortadode tu ira.

Capítulo¡JI Empresaridículasería castigaren otrosel vicio de que tú mismo no sepaslibrarte;y si

vives desordenadamente,no sóloharásmal para ti, sino tambiénpara las tropas,quepen

sarán lisonjeartecon la imitacióno disculparsecon el ejemplo...

CapítuloIV De una vidá virtuosano sólotendrás el sabidopremio de una eternarecompensa,sino

también el terrenologrode que tus súbditosy tus émulos,creyéndoteauxiliadode superior

mano, estaránmás prontosa obedecerley más remisosa calumniarte... -

(i) Quesepamos,existenen nuestroidiomatresedicionesmásomenoscompendiadasdelasReflexionesMilitares,deSanta

Cruz deMarcenado:laprimera,publicadaen1787porD. JuanSenénContreras,esmásbienunresumenqueunaverdadera

selección;la segundasepublicón 1850porla BibliotecaMilitarde Bolsillo,dirigida/sorD.LeoncioRubín,y latercera—la

más fiely completa—/uépublicadaen 1885or la RevistaCientíficoMilitar,conocasióndelsegundocentenariodelnatalicio

del insignetratadistaquenosocupa.Perotodosestoscompendiossonaúndemasiadovoluminosos.En losfragmentosquesegui

damentetranscribimosnoshemosatenidofielmentealtextodela ediciónoriginalimpresaenTurínen ¡724porJuan Francisco

Mairesse,excepto‘porloquesere/ierea algunacorreccióndepuntuaciónu ortografía,conarregb a lasnormasmodernas,a la

‘traduccióndealgunacitalatinao a la sustituciónde girosdesusados.

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Capítulo• Debesendurecertea la fatiga y a la vigilia; porqueeltrabajoes a vecesmás precisoal Gene-

/ ralque al soldado,atendiendoésteúnicamenteá su personaen la marcha,o a su puesto en

la centinela,en la cualhay otrosque le mudan; peroel Generalno cuidade sí solo,ni de un parajeseñalado,

sino de millaresde Izombresyde algunasleguasde terreno,que su Ejércitocogemarchandoo campando...

CapítuloVII Huye cuantopuedaslos aduladores,genteque a la Virtud pega el achaquede Soberbiay’

pro tana su nombredúndoseleal Vicio: impidende conocerlo malopara apartarsede ello,

de donderesultaque, deslumbradala razón’dequien losescucha,caeésteen el precipiciode la culpa,sin tener

siquiera el infeliz consuelode arrastrarconsigoal mismo adulador,el cual, comoprácticodel caminoqueoculta al otro,.evitael mal paso,dejandoa su compañeroa la orillade la ruina y condifícil retirada,pues le

abandina cuandola mala fortunale ha cerradotodaslas vías delrecobro;así, vemosque son lisonjeadoslos

hombres mientrassu dichalosmantieneen grandesmanejos;peroapenasla ruedahacesu giro, que los adu

ladoresdesaparecen...

La razónde esta inconstanciade los aduladoreses que no son amigosde aquela quien adulan,sino dci

empleoque posee;conqueen acabándoseelmotivo,que es el favor,cesael efecto,que es la lisonja...Así, a tal

gente serálo mejortenerlasiemprelejos,comocontagiadade un veneno,quefácil y disimuladamentese insinúa,

• y comoindicadade una infidelidadcontrala cualnuncase anticipasobradola precaución.

Ganítulo ‘VIII Al contrariode losque lisonjean,sonapreciableslos que con inocentefranquezadescn

gañan, debiendoconsiderarloscomotantosapoyosde tu virtud,pues con elavisola sostie

nen siempreque la ven resbalarhaciaalguna dañosapasión...

Canítulo)( Nada te instruirátanto comoel leer buenoslibros...Son particularmenterovechosas las

historiasque tratande Capitanesfamosos,de cuyoshechosaprenderásen pocosmeseslo que

la experienciasola no te enseñaríaen muchosaños; pues aunquesirvas ? esdeniño, será bastanteque

llegues a ver cincuentaocasionesdignasdereflexión;peroen los librosencontrarásmillaresde pasajes,que

en su feliz o desgraciadoéxito, en las buenaso erradasdisposicionesy en el juicio que de éstas hicieron

hombres sabios, te muestren,para en lancesiguales,el partidoque debesseguir y el que fuereconveniente

evitar...

Los impensadosacaecimientosde la guerramuchasvecesobligana determinacionestan prontas,que no

dan.lugar a una largameditación,ni a juntar el Consejode guerra;conquesóloquedael arbitriode resolver

por las reglas,queen pocosinstantesprescribala memori.ade los expedientesque en semejantescasostomaron

otros Generales;porqueel principiopensardespacioy ejecutar de prisase entiendecuandoel tiempode dis

currir no destruyeal de obrar...

Capítulogjj Otrofruto de los libros será estimulartea la

gloria con el recuerdoque suscitan de las heroi

cas accionesy plausiblesrecompensasde muchosGenerales;y como

dice Solís: Comenzarása triunfar con los pensamientos del

triunfo...

No me desvon la vulgar opiniónde que las historiasantiguas

enseñan pocopara la guerra presente,respectode que’son muy di

versos losmediosde atacary defenderque habíaentonces

y losque se practicanahora... Lo menosque tiene que

saber un Generales lo que consisteen el,modo de las

armas o fortificaciones(según hallarásen la presente

obra), y lo más queestá a tu cargoes la Políticamilitar

y civil, a la que seguramenteno le pasóla moda...

CapítuloXlii Pudieranlos librossolosadquirirte

uficiente gloria, si no tuviesesa

tu cargo el Mando, pues ellas bastaríanpara hacerte

sabio...; pero sería locura decirteque,

fiado en la Teórica,no considerasespre

cisa la Práctica,siendociertoquela expe

riencia aclaralas cosas...Puedeañadirse

que en ninguna profesiónes tan necesaria

la experienciacomo en la guerra,cuyos

peligros suelenhacerolvidaren el campo

lo que se aprendióen el gabinete...

“24

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El CoronelLucas Antonio Thomassoni escribe:

No se puede juzgar fácilmentede dóndesaquemás utilidad

el Capitán, si de la Teórica o de la Práctica,siendo así que ambas importan mucho, y la una es imperfecta sin

la asistencia de la otra, faltando la pericia del actoprácticoen las ejecuciones,y la práctica delhábito en las re

glas, en las leyes y en los ejemplos, mediante los cualespodrá remediars’een los casos impensados...

Capítulo  Prevengo con el caballero Borri que no corras sin necesidad a ejecutar lo que hallares

aconsejado en los libros políticos o practicadoen las historias, si primero no examinas

las razones de aquella opinión o conducta y confróntas sus particularidades con las del presentelance...

No siempre los historiadoresexplican bien las materias, ni todos los escritoresmilitares y políticos acon

se jan lo más conveniente. En cualquiera ciencia encontrarás proposiciones que, a primera vista, parecerán

honestas y ventajosas; pero si las desmenuzas, tal vez injustas,o inútiles. El servirte de escogidosautores te.

librará, en parte, de estosriesgos,y del embebecertede especies bajas de otros...; mas para que sepasqué histo

rias son buenas, expresarélosrequisitosque les busca Tácito, y son que no sólo se pueda venir por ellas en cono-

cimiento de los casosy de los sucesos, sine también de la razón y de las causas...

Dirás que... los casosde la guerra son infinitos y obligan a prontas resoluciones,precisamenteajustadas a

los accidentesde que vienen acompañados.Respondo que..., aunque en ciertas ocurrenciasno te den instrúcción

los libros, en muchísimas ocasiones te suministrarán expediente seguro, y será menos mal no poder aprove

charte de algunos que ignorarlos todos...

CapítuloXV Seríate muy ventajosa la partida de elocuentepara inspirar a tus tropas deseosde comba

tir; para apaciguar un disgusto o revoluciónde las rttismas; para relevarlesel espíritu

cuando, por algún infeliz suceso, estén abatidas de ánimo y para otras infinitas ocurrencias...

Esta habilidad de bien orar no es gracia solamentede la naturaleza, comoalgunos creen; dígoloporque si

luiste del primer dictamen, no te abandonesal desaseadoestilocon que tal vez te criaste; bien que pocosignoran

que el orador se hace y el poeta nace.’

CapítuloXVI Cuandote halles querido de.las tropas, serás bien servido de ellas; pero site aborrecen,un aquelloque sea de su obligaciónejecutaránperezosamente,a truequede que,no lógrán

dose algún buen suceso bajo tu mahdo, no consigas aplauso ni premio...

El Temor..:, por regla general, sólo de los enemigosy de los deUncuentesle busques,contentándolede exigir

de los demás aquella parte de veneraciónque se halla compatible con el afecto,sin tocar los límites del miedo,

que, como nos desagrada, nos malquista con quien lo impone; aunque le procuren como esencia del Mando

muchos autores,que presentan para el Gobierno preceptosque sólo cuadran a la Tiranía...

CapítuloXVII La liberalidad con las tropas te granjeará el cariño de ellas; por este medioaseguraron•

César y otros muchos el de las suyas... Pero si me replicas que para adquirir amigos,

como César, necesitas las riquezas de César, respondo que, a proporción de tu posibilidad, serán igualmente

apreciables tus dádivas, en las cuales, conforme a la ordinaria opinión, se miran tres cosas; estoes: quien da

a quién y en qué ocasiones; mas yo diría que solamente una se requiere, y es la buena gracia.en el dar.

CapítuloXVIII Si alguno de tus antecesoresen el Mando no fué bien visto de las tropas o de los

pueblos, procura saberqué es lo que hallaban de malo en él; y no habiendo inconve

niente, huye de practicar todo lo que le hizo aborrecible, y, por el con

trario, imitarás lo que a éste o a otro haya hecho recomendable,cual

quiera de cuyos medios contribuirá a granjearte el afecto de tus súb

ditos; pero el último te añadirá la convéniencia de poner a tu sucesor

en cierta precisión de honrar tu memoria...

En casoque el aborrecimientoque los pueblos o las tropas tenían a

tu antecesoro a ti procediesede fiar los negociosa algún subalterno o

ministro generalmente odiado, a menos de grave precisión, debes no

servirte en la menor cosa de dicho ministro, a la descubierta, pues aun-.

que tus órdenes fuesen buenas y justas, pasando por aquel canal, se

tendrían por desrazonablesy tiranas; así como el agua, qúe puesta en

vidrio de colorparece toma el mismo, a pesar de la propia diafanidad...

CapítuloXIX Los beneficiospartan de ti, sin que se conozcaen.

ellos manq ajena; los castigos, aunque tú los dis

pongas, deja que salgan como de la justicia dá tu Auditor, Consejode

guerra u otro Tribunal...

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Aconsejaba Mecenasa Augusto que, dejandosalir de

sus Tribunaleslas sentenciasgravosas,se reservasela liber

tad de.moderarla pena... Lo ciertoes quemás habilidadhay

en hacerde un maloun buenopor mediodel moderadocas

tigo, que de un vivo un muerto por ejecuciónde la severa

sentencia...

Aun de la ejecuciónde los justos indispensablescasti

gos que ordenareste mostraráspesaroso,porquese veaque

la tuerza de la Ley, y no la crueldadde tu genio,condena

al delincuente;pues aunqueen tal casola Piedadsea‘inútil

para la práctica, se experimentaráprovechosapara el

Crédito...

CapítuloXX.

Hay algunas justicias tan general

mente deseadas,que, en lugarde odio,

granjean aplausoa quienlas ordena.Tales son las que e

ejecutan sobrecasosconocidamenteatroces,en los cuales,

no habiendopersonaque tengacompasióndelreo,su muerte

no lastima;antes bien, la tardanzade su castigoirrita...

CapítuloXXI Digo,pues, que cuandote pidan una

gracia que no quieras,no puedaso no

debas conceder,te excusescon palabrasque, en lugar de

agraviado, dejen reconocidoal que la solicitó;respectode.

que tambiénen el negarhay su modode agrado,comoen el

concederle hay de desabrimiento;perosi otorgaslo quete piden, seacon un aireque hagaestimarla respuesta

más que la dádiva...

Advierto que no por despedircontentoal que te pide,le afirmesloque no puedascumplir;pues granjearías

crédito de mentiroso,en lugarde fama de agradable...

Cuando nieguesuna gracia,consuelaal que la pidió,persuadiéndoleque no le seríaventajósa;pues le ser

viría de estorboparalograrotramás importante;y, en fin, esfuérzatea hacerdemodoquete den agradecimiento

por el consejoy no te resultenodiospor la negativa.

Capítulo

xxJJ

Graciánaconsejaque el

no

se dilate;porquepasadoel primerardor de la pretensión,se siente menosel mal lograrla...Al contrariodel

no,

debeser prontol

si,

porqueel pretendienteno createner’adelantadala satisfaccióndel

bene/icio con la dilaciónde la esperanza.

CapítuloXXIII

Son a veceslos beneficioscomó las flores, que no se estiman sino recientementeogidas; así, convendráreservar

.

algunos, porque no se marchiten de un golpe

distribuidos todos...

Otro motivopara no hacerde un golpesobradosbeneficioses que con ellosfabricarlasuna casi precisa

ingratitud; pues, comodice T4cito,los beneficiosno.son agradablessino en cuantoel beneficiadose hallaen

paraje de corresporzderlos,y cuandouna vez excedenmuchoal poderdequien los admite,se pagancon aborre

cimiento en lugar de gratitud...

CapítuloXXIV

AconsejaJenofonte que te complazcascon lo tuyos cuandoles sucedaalgún bien,e lastimescuando les acaezcamal y los socorrasprontamenteen sus adversidades.

Quiere asimismoJenofontequeel General,hablandoconsus 0/iciales,llamea cadaunoporsu nombre,y dice

que estoles hacecreerque los tiene en memoria,y que siendoconocidosdel Jefe se guardaránmás de caeren

alguna falta..:

Tu familia, particularmenteel secretario,ayudantesy otrosque ejerzanalgúnempleocercade tu persona,

deben tratarcongrandeatencióna todoslosquetuvierenquecon/erirconelloso entrarenen tu casa,puesmuchas

veces la descortesíade un criadohaceenemigosal amo...

•Caníulo

 Cuidarástambiénde que algunode losque andan cercade ti no se interesecon otros

 por el gustó

o,servicioque

les hicieres

a petición

de dichoallegadotuyo, pues nosólo

tu agasajoperderíade su ‘graciapara conel que le recibe,sino que éste se persuadiría,

conrazón,a quete

26

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utillzabas por mano del domésticoo amigo que hizo de tu galanteríasu negociación,dejándotecréditode

ambicioso,por loque hablasde merecerfama de agradable...

CapítuloXX VII Cuandoun Oficial adquieraalguna gloria, no se la usurpes, atribuyéndolaa ti

sólo por haberdadolas órdenes;antesbien, la publicaráspor suya, paramostrartu

justificación y paraexcitaren otrosel deseode distinguirse,sin el riesgode que s1umerecidocréditose disrni

nuya, y de que, por consiguiente,le falte la recompensadel príncipe...

CapítuloXXVIII Nada más irrita a los Oficialesde un Ejército que el ver a su Generalde con(i

nuo entrometidoa las prerrogativaso manejosde cada uno, porquesospechanque

se desconfíade su cuidadoo sientenquese dismintiyade su autoridad;conquepara no concitártelosenemigos

y para que las cosasvayan por su regularcamino,dejaque ellosejerzanlibrementelas funcionesde sus em

pleos, contentándotede observarsi cometenfaltaque seadigna de reprensión,advertenciao castigo...

Para que el Generalno entrecada instanteen bagatelasdel directoencargode los súbditos,se ahadeque

tan ridículafigura haceel Jefe metidoa sargentocomoel sargentopuesto a Jefe, el cual, si se embarazaen

cuidadosde pequeñaconsecuencia,hallaráel tiempode menospara lascosasde grandeimportancia.

CapítuloXXIX Para cumplir conla obligaciónde tu empleoy para ganar el afectode las tropas,

contribuirámuchoel sercon la cortebuenagentedeellasen cuantoa sus pagas,cuar

teles, camas,hospitales,vestuarios,etc.,y de los Oficialesde méritopor loque tocaa sus ascensos...

CapítuloXXX VI incapaz de grandesnegocioscreíanlos persas al que hallabatrabajoen guardarun secreto... -

Pitaco, uno de lossietesabiosde Grecia,aconsejabaa sus amigosquecuandointentasenhaceralgunacosa,

no la dejasenhastadespuésde haberlaejecutado;porquemalográndosela empresa,no quedasenexpuestosa

ser burlados...

CapítuloXXX VII Advierteque el secretono leguardan solamentelos labios; el semblantesuele,a

esar de la clausurade éstos, propalaraquél,porquelos que andan cercade ti

considerando,según el estadopresentede las cosas,qué negociosson losque pueden tenerteocupadoel pen

samiento, a pocaaberturaque les des, leerántus ideasen tu rostro,haciendointeligiblecarácterde tu alegría,

tristeza o apresuración;y así, es menesterque mientrasla lenguacalla,los ojos mientan...

CapítuloXXX VIII Las advertenciasdel capítulo anteriorson para contigomismo; veamosahoralas precisaspara con los sufetosa quieneshubieresde fiar tu secreto...

Si necesitasde fiarle a alguno,paraque te ayudea tomarexpediente,sea a sujetosnaturalmentecallados,

porque quientiene hechohábitoa decirtodolo que sabe,aunquele importaseun mundo,no guardaríalargo

tiempo el secreto...

Sobre todo, guardarástu secretode los que

tienen facilidaden descubrirlos propios;pues

quien no mantiene el suyo, mal callará el

ajeno...

Tampoco fiarás secretoa quien tenga el

vicio de beberen demasía,porqueel vino y el

silencio no cabenen un lugar...

También sería mala regla entregartu se

creto a quienpueda tenerinterésen descubrirle:

el proverbio,supóngoleburlesco,dice que mal

se quiere el enfermo que deja por herederoal

médico...

Ni menos se debe encargar a mujeres

secreto importante,porquesobreque ordinaria

mente no son ellas capacesde aconsejaren

materias de estadoo guerra,por la mayorparte

se hallaque tienen más largala lenguá que an

cho el pecho...

Aun de los hombrescalladosy sin algún

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defectode los arriba dichos,fiarás el secretoa los menosque puedas,respectode que no hay dos cosastan

encontradascomola muchedumbrey el secreto.

. . .

Ganítulo“y’J(J)( Procuraestablecerlos créditosde tu buena,fe, sin lo cual también lbs enemiÉos

emplearíanla mala;y haciendoentre tú y ellosuna guerrade bárbaros,no habría

capitutaciónque valgaen las plazas,ni formalidadde tropasen las vuestras...

Ca ítulo XLII La actividadharápróntoel logrode,tus empresas,y baratas.muchasoperaciones,que

sin ella te serían difíciles o acasoimposibles.Así, dice Vegecioque ordinariamente

en la guerraaprovechamás la celeridadque la fuerza; y Solís escribe:Si se dejaperderel tiempo,sueledesa

zonarse la ocasión... . . . . . . . .

Ca tuló

XLIII

No seastan amigo de tu dictamenque, por excusar el ajen, pase entreotrospor

certidumbrede necedadloque sería en ti presunciónde sabiduría... Entre muchoses

natural que algunoprevengalo,qtietú solotal vezolvidariizs...’La razónes haberla divinaProvidenciarepar

tido de tal suertela sabiduría,quede ordinariose hallaen cadaunoporciónde ella,no viéndosequetodajunta

se contentede pararsea ilustrarun soloentendimiento...

‘Ca.ítuló

L

y No te debenensoberbecerlas felicidades,ni abatirle.los infortunios. De lo primerote

resultaría negligenciaen el empleo,relajaciónen las costumbresy tal vez aborrecimient

en los amigos,En lo segundomostraríasun pequeñocorazón,indignode tu carácter...

..

.0 .

/

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+

Tra/

ttrçaetfrat

Tenienta Coronel de ArtIllerla

.JOR6E VIOON SUERO-DIAZ

D E

1779

a

1782

duran el’ bloqueo y el sitio de

Gibraltar; que, salvo error, es el décimocuar

to de los que registran los historiadores del Peñón.

Su misma duración da ya una idea, tanto de la

imperfección, de la flojedad y de la ineficacia del

cerco, como del escaso efecto de los medios de ata

que empleados. Sin embargo, el

gran süio

se había

anunciado como el más sensacional espectáculo del

siglo. Acudieron a presenciarlo desde las fincas de

las inmediaciones, a modo de proscenios, muy enco

petados personajes de otras naciones, y dió luego

ocasión a una bibliografía tan copiosa, que puede

que no falte razón a quienes llegan a estimar enfa

doso volver sobre el tema

(i).

-

Declarada la guerra a Inglaterra, apenas se rom

pen las hostilidades (i6 de junio de

1779)

se esta

blece el b loqueo marítimo —que el io de julio se

anuncia al Cuerpo diplomático—, con daños tan

llevaderos para los bloqueados que no pueden com

pensar las contrariedades ue sufren los bloqueado

res. Pero Gibraltarera un objetivo inexcusable. Si

los españoles habían de sentir, con Felipe V, como

espinas n los pies

en .tanto que el Peñón siguiera

-.

en manos de Inglaterra, Carlos III tenía muy espe

ciales razones para proponerse su reconquista. “La

honradez y hombríá de bien de este Monarca—escri

bía el Conde de Fernán Núñez en su “Vida” de

aquel Monarca—le había inspirado constantemente

el deseo de restituir a la nación, siempre que lo

pudiere, estos dos importantes puertos —Mahón y

Gibraltar—, que se habían perdido al principio del

siglo por poner la Corona sobre las sienes de su

padre. Si el amor que le profesaba le hizo, desde

luego que llegó a España, mandar pagar las deudas

a los particulares, no es extraño desease pagar ala

nación entera la que cónocía había contraído en su

obsequio.”

Síntoma de esta, angustia patriótica, compartIda

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  cic’,Q

por los mejores españoles, son los infinitos proyec

tos, más o menos acertados, que para la reconquista

de la plaza se someten por entonces a la aprobación

de las autoridades. No menos de sesenta y siete re

gistra Santa María en su obra (n.° 37 de la nota

i).

Desde el primero, de carácter estratégico, que su

giere el Conde de Aranda desde París, donde a la

sazón está de embajador, hasta el del caballero

D’Arçon, que habrá de ser aceptado y de fracasar

rápidamente.

Proponía Aranda al romperse las hostilidades que

se dispusiera la invasión de Inglaterra con 8o bata

llones,

50

escuadrones y la artillería correspondiente,

con lo que suponía ociosa toda acción directa contra

Mahón y Gibraltar; que caída Inglaterra en nuestras manos, vendrían a ellas sin el menor esfuerzo.

Más tarde imaginará un sistema de escollos artificia

les para impedir la entrada de buques en el puerto

de Gibraltar, proyecto que, en su esfera más modes

ta, no puede estimarse mucho más sensato que el

anterior.

D’Arçon

(2)

proponía la construcción de grandes,

baterías flotantes, especie de barcazas —cuya insu-’

mergibilidad garantizaba—, artilladas con 22 pieZa

cada una, que podían aproximarse fácilmente a los

objetivos para batirlos con eficacia.

Entre uno y otro quedan los restantes sesenta y

cinto proyectos rechazados.

Era uno de ellos el presentado por D. Silvestre

Abarca

(a).

Una circunstancia fortuita trajo, hace

ya tiempo, a mis manos el original de la propuesta

por él presentada, que a título de curiosidad histó

rica me ha parecido.interesante reproducir. Dice así:

“PROYECTO

DE ATAQUE CÓNTRA LA PLAZA

‘DE GIBRALTAR

POR EL TENTE. GRAL. D. SIL

VESTRE ABARCA

“Luego que el armamento de nuestra Marina comenzó a

anunciarme próximo el rompimiento con la Inglaterra, con

sideré que el principal objeto de nuestro Soberano seria reco

brar la importante plaza de Gibraltar, y pareciéndome una

de las obligaciones más esenciales de mi empleo enterarme

de su situación, estado y circunstancias, me dediqué a reco

ger, leer y examinar con todo cuydado. y-atención quantos

papeles, relaciones y proyectos habín formado sobre su

ataque varios ‘Oficiales prácticos e istruídos en el Arte.

Militar, a fin de hallarme prevenido si S. M. tenía a bien

honrarme con la dirección de esta empresa, o pasarme a in

forme algún proyecto formado al mismo fin.

“Entre todos los que pude adquirir, ninguno llenó tan

completamente mis ideas como un borrador del informe que

dió a S. M. en el año 1726 el célebre Ingeniero General Mar

qués de Berboon (4); el qual, después de 49 años de buenos

servicios, los más en guerra viva, y de haber reconocidó

personalmente la plaza en los a ños de zi y 24, la creia in

expugnable por tierra,- siendo de dictamen que solamente

por mar podía conseguirse su rendición a poca costa.

30

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“El desgraciado suceso del sitio, que se emprendió en

siguiénte año de 27, y el dictamen que dieron al General

Conde de las Torres (5) los directores del ataque D. Antonio

Montaygu (6) y D. ‘Diego Bordick (y), Ingenieros muy hábi

les, y experimentados al tiempo de levantar el sitio, acredi

taron las juióiosas reflexiones de Berboon, que con superior

conocimiento preveía las fuiiestas resultas del ataque por

tierra.

“Enterado de estos antecedentes, y deseoso.de adoptar el

pensamiento de Berboon en quanto lo permitiesen las actua

les circunstancias, encargué al Ingeniero destinado en

San Roque; que, con el máyor cuydado y disimulo, procu

rase reconocer a Gibraltar, y formar plano y proyecto de su

ataque, aprovechando la ocasión de poder entonces entrar

y salir en la plaza sin que los enemigos pudiesen recelar el

iñtento, con el fin de cotejar después sus pensamientos y

noticias con las que yo tenía apuntadas para quando llegase

la ocasión de formar el proyecto.

“Enterado ya del actual estado de sus fortificaciones y.

defensas, creo moralmente imposible su conquista por el

frente de tierra, pues si en el año z graduaban de temeraria

la empresa por esta parte Berboon, Montaygu y Bordick,

¿qué dirían ahora después de 52 años en que no han cesado

los enemigos de aumentar las baterías en todos los resaltos

del escarpamento, y han abierto, y perfeccionado, una pro

funda inundación para cubrir el referido frente?

“El recinto del mar presenta otro aspecto muy diferente.

Los ingleses han desatendido esta parte por, haber siempre

contado con la superioridad de su Marina, y aunque últi

mamente han procurado reparar su descuido con aumentar

dos baluartes en los parages qu&creyeron más expuestos,

no por eso han añadido a la plaza considerable defensa, por

que estas obras nuevas, a más de no haber tenido tiempo

para secarse y adquirir la resistencia de las antiguas, están,

como ellas, descubiertas hasta su pie, y pueden batirse, y

arruinarse desde el mar Sin mucho trabajo.

“Estas consideraciones me hablan hecho abrazar el pro.

yecto de Berboon, que consiste en un verdadero y vigoroso

ataque por mar, auxiliado por tierra con otro de diversión

o fingido, quando S. M. se dignó mandarme concurrir con el

Conde de Gazola(8), Comandante General del Rl. Cuerpo

de Artillería, para examinar el proyecto que de su Rl. orden

)*bía formado al mismo fin el M ariscal de Campo D. Juan

Cavallero

(o),

con el dictamen del Comandante General delBloqueo Dón Martín Albarez de Sotomayor (zo), y los de los

Gefes de Marina y Artillería.

“Habiendo .tenido varias juntas y conferencias sobre este

proyecto, y examinándolo con todo el cuydado, reflexión y

pulso que requiere su importancia, hemos alabado el zelo

que manifiesta cada uno dé estos Generales en sus respectivos

ramos, y aprobado mucha parte de sus pensamientos; pero

sin embargo no nos hemos podido conformar eií el todo por

ser imposible aprontar quanto juzgan preciso para empren

der y terminar el sitio. El crecido número da artillería, su

calidad y calibre; lós morteros a p’aca, balas, bombas y pól

vora que piden, ni los hay ni es fácil que los p ueda haber

en mucho tiempo, y como por falta de ellos pudiera S. M .

desistir de tan gloriosa empresa, nos hemos aplicado a con

vinar un proyecto que asegure la coñquista de Gibraltar en

40

días, valiéndonos de la artillería, y municiones, que

existen.

“Desauésde haber comunicado recíprocamente nuestras

ideas, y de haber entrado en el detalle, o pormenor de cada

ramo, hemos concluIdo, que lexos de faltar cosa alguna de

las que esencialmente se necesitan para el ,vigóroso ataqiíe

que se propone, no seiá tal vez preciso consumir, ni poner

en uso todas las que hay, y se pueden aprontar.

“Por cuya razón, con acuerdo del referido Conde de Gazola

propongo este proyecto de vigoroso ataque contra Gibraltar,

cifiéndome a la artillería, morteros, bombas y municiones con

que se puede contar en e l día, a f in de qué ‘si otras razones

más poderosas no determinaran a S. M. a ‘desistir de una em

presa en que interesa tanto el honor de sus R.s Armas, y

el de tóda la Nación, no dexe de emprenderse la conquista

de esta Plaza por la falsa suposición de que faltan medios

para conseguirla.

-

“Y no siendo suficiente que haya medios por tierra, sino

que también es necesario que los haya por mar, y que se

puedan emplear con acierto, conviené ante todas cosas saber

si podrá aprontar la Marina todo lo que pide Don Antonio

Barceló (ix), y examinar después en una junta formada de

los Oficiales de Marina destinados al Bloqueo, y sitio de

Gibraltar, 1.0 qué embarcaciones serán más a propósito para

hacer callar con sus fuegos los de la Plaza, y abrir brecha

en ella; z.° si hay el fondo necesario para colocarlas en los

parages, y direcciones convenientes, pues habiendo de ser el

verdadero ataque por la parte del mar, nada se puede esta

bleer sin estos precisos requisitos, que yo creo practicables,

y remitiéndome a dichos Oficiales de Marina para que re

suelvan lo más conveniente, supondré, pór ahora, que para

quitar fuegos, arruinar flancos y hacer ataques de diversión

por todo el r9cinto’del mar, han adoptado 8 barcos chatos

capaces de 8 cañones de a 24 cada uno, y que para abrir

brechas han preferido a las flotantes (como a mí me parece)

8 navíos viejos del comercio del caño del’ Trocadero; de los

quales se emplearán 6, y quedarán 2 de repuesto por si algu

no se ya a pique, o se incendia. Estos navíos sin jarcia, ni

velamen, se podrán considerar como baterías flotantes, y con

120 cañones harán callar en breve tiempo qualquiera bate

ría que los incomode.

“Para tolerar la fatiga de los trabajos, y remplazar muer

tos, heridos y enfermos (que pueden sér muchos en una em

presa de tanta entidad) se necesitan 25.000 hombres, com

prehendiendo en este número 2.500 voluntarios de los pre

sidioi mayores con sus Oficiales, los quales se deben destinar

al servicio de los navíos que hán de batir la plaza, de donde

no tendrán facilidad de desertar como los que se sacaron

anteriormente para los trabajos de la Línea,

Prevenidos los barcos chatos, y navíos u otras embarca

ciones equivalentes en su lugar, y hechos los acopios de fagi

nas, cestones y demás utensilios que expresa el e stado que

sigue a e ste discurso, paso a explicár por mayor el o rden y

conducta que se deberá observar en el progreso del ataque,

omitiendo muchos detalles, y disposiciones particulares, que

deben contribuir a la facilidad, y prontitud de construir las

baterías abanzadas con menos riesgo, y de servirlas con

acierto, y economía de municiones en mar, y tierra, por no

alargarme demasiado, y evitar confusión; advirtiendo tam

bién que quanto diga en punto a la colocación de las líneas,

y baterías, es solamente para dar’ una idea general, porque

su verdadera situación depende de la naturaleza del terreno,

y del objeto para que se establecen.

“La primera y mayor dificultad, que se p resenta en esta

empresa, es dar principio a los trabajos, porque la plaza

tiene entonces todos sus fuegos intactos. Ya se ha visto

varias veces acercarse los navíos a tiro corto de cañón a las

.baterías de tierra, y arruynarlas enteramente con la superio

ridad de gu artillería sin quedar ellos muy maltratados.

Yo

n,o

dudo que los nuestros podrían hacer lo mismo contra

la plaza; pero como’el fin que me propongo es que se logre

la conquista sin grande pérdida por nuestra parte, se colo

carán los navíos, y barcos, chatos (después ‘dehaber destruí-

do, e inutilizado las embarcaciones que haya en la plaza)

en la posición M a 500 tuesas (12) poco más o menos de las

baterías de la montaña, y las bombardas detrás a su justo

alcance en L (13); Unos y otras procurarán enfilar, batir,

e incomodar el muelle viejo, el frente de tierra y las baterías

del monte, reuniendo todo su fuego, que cónsiste en 184 ca

ñones, y 12 morteros, contra estos puestos para auxiliar el

principio de los t rabajos que se deben emprender con todo

vigor y aceleración por derecha, e izquierda, abriendo las

trincheras A, B.

“En la i.S noche se ha de adelantar quanto se pueda, a

fin de establecer con prontitud las baterías D de io cañones

cada una en los parages, y direcciones convenientes para en

filar y batir las de l a montaña, y la E de otros lo algo más

fl

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apartada contra las altas construidas últimamente: así mismo

las de 20 morteros H, Y, Y: de las quales los de E son a

placa, y los de Y regulares. Unos y otros se emplearán al

principio contra las baterías, y puestos desde donde los ene

migos incomoden nuestras naves y trabajadores, pero des

pués se destinarán los morteros a placa contra la ciudad, y

sus edificios, enfilando también la muralla del mar para

molestar y desalojar a los enemigos de sus defensas.

“En todas estas baterías se debe procurar montar desde

luego algunos cañones, y morteros para que a f avor de su

fuego puedan perfeccionarse los demás.

“Al mismo tiempo que se construyen las antecedentes

baterías, se adelantarán las trincheras A, B hasta unas 200,

ó 250 tuesas de las bateríasdel monte, yse,tirará a esta dis

tancia la línea CC que,,pervirá,de,última paralela contra la

pláza, y será el término de_donde no se debepasar, así para

no dar el flanco al monte, como por no meterse bajo el alcan

ce del fusil que en semejantes ocasiones es el arma que causa

más estrago.

“En esta paralelase podrán establecer las baterías G, G

de

30

cañones cada una dándoles las direcciones convenien

tes para arruinar el frente de tierra, y el muelle viejo, si la

marina no ha obligado a los defensores a desamparar este

último, y servirán además para enfilar el recinto del mar

que es el verdaderamente atacado después de haber hecho

callar el fuego de los enemigos.

“Y aunque no parece regular que intenten hacer salidas

pará enclavar nuestra artillería por la dificultad de retirarse

desfilando por el estrecho, o calzada en que serían flanquea

dos por nuestra marina, no sería inútil la precaución de hacer

dos reductos O, O a la cabeza de las líneas A, B en los quales

se pondrán 6 n 8 cañones de a 12, u 8 para flanquear, y

defender la paralela CC, y asimismojse colocarán en ellos

algunos del mismo calibre contra el mar por si 1os enemigos

intentasen inquietar nuestros trabajos con lanchas sin em

bargo de que deben haber embarcaciones remeras d&guardia.

“Luego que hayan comenzado a jugar todas las,baterías

expresadas, y su constante efecto haya arruinado los para

petos de la plaza y acallado su fuego, podrán los navíos acer

carse çon .toda seguridad al parage E a 250 tuesas poco más

o menos, y aplicando 2 de cada parte del muelle, abrirán en

poco tiempo competentes brechas para subir al asalto, para

lo cual no se ofrece gran dificultad estando el r ecinto de la

plaza descubierto hasta el pie.

“Entre tanto que se abren las brechas se destinarán los

barcos chatos a arruinar los flancos, que puedan ofender a

los asaltantes; asf mismo se habrán hecho varios amagos y’

ataques fingidos por toda la muralla del mar hasta la puerta

nueva, y los naves de guerra deslinadas al b loqueo se_apro

ximarán a la vela, tirando algunas andanadas a la guarni

ción, y vecinos, que procuren guarnecerse del inmenso fuego

que se haga por mar, y tierra contra la plaza, fuera de su

recinto hacia la punta de Europa.

“Finalmente se procurará por todos los medios imagina

bles inquietar,

y

disminuir la guarnición, no permitiéndoles

el menor sosiego para rehacer sus trabajos, ni para hacer

cortaduras, retrincheramientos detrás de las brechas, ni aun

para dormir, a fin de que reniidos de la fatiga, e intimidados

con el inminente riesgo, que les amenaza, traten de capitu

lar antes de llegar al último trance del asalto,

“Pero si se obstinasen en esperarlo, se darán las disposicio

nes correspondientes abriendo y allanado bien las brechas,

y quitando el fuego de todos los flancos, o redientes que las

defiendan, apostando también contra dichos puestos barcas

parapetadas, y en ellas buenos tiraáores, que incesantemente

hagan fuego contra los defensores.

“Así mismo se reunirá todo el fuego de mar, y tierra con

tra las brechas, y sus defensas, y después a una concertada

señal cesarán disparando con pólvora solamente cuando haya

llegado nuestra tropa a la playa.

“Para que vaya menos expuesta se construirán unas plan

chas, o balsas con sus parapetos, los quales se dejarán caer

para que sirvan,de puentes, y pueda la tropa saltar en la

arena con más facilidad, y orden.

“Su valor y denuedo atropellará a unos enemigos ya cons

ternados al verse acometidos por muchas partes y abando

nados a su propio valor, o desesperación, la qual cederá sin

duda al superior número de los asaltantes a los quales para

animarlos se prometerán premios, y mercedes en nombre

del Rey.

“Todas estas disposiciones tendrán en la práctica alguna

variación según la facilidad, u obstáculos que presente el

valor, inteligencia, temor, o impericia de los defensores, pero

de todos modos yo creo muy probable la rendición, y con

quista de Gibraltar si s e ataca en los términos que he pro

puesto.

“CALCULO PRUDENCIAL DE LO QUE SE

NECESITA

PARA EL SITIO DE GIBRALTAR POR MAR Y TIERRA

“PARA TIERRA

Empieza este capítulo por una largá relación de material

de fortificación, que omitimos por no fatigar al lector.

“ARTILLERIA

“Cañones de a 24Go

“Id. de a sGGo

“Id. de a 8, ódea 12sG

“MorterosGo

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‘MUNIC1ONE5.

“Balas de a 24 45.200

“Id.deai645200

“Cartuchos de metralla para los cañones de a 12

. .

3.200

“Bombas3.200

“Lo correspondiente al tren lo dispondrá el Comandánte de

Artil lería, bien entendido que ya se comprehenden en esta

relación las faginas, salchichones, y sacos de tierra.

“MARINA

“8 navíos viejos los 6 con 20 cañones de a 24 cada uno

y 2 de repuesto8

“Barcos chatos con 8 bañones de a 24 cada uno8

“Bombardas6

“Balsas, .o p lanchas pafapetadás contra el fusil de a

8 varas en quadro

. . . .

50

“Genté de mar para el Govierno de las embarcaciones, y

planchas: ioo hombres de maestranza sin contar con la

de los buques: repuestoproporcionado de fierro de todas

clases, clavazones, herramientas, betunes, y jarcias, ma

deras tablazón, perchas, surtidas de arboladura, ydemás

géneros propios .y precisosTpara habili tación, y reparo de

embarcaciones, y para cualquier máquina que pueda oíre

cerse en la práctica del ataque.

“zoo pares de remos de lancha de navío; porciónd&cami

sas de fuego, y además orden en los arsenales, y departa

mentos de Marina para que faciliten todos los auxilios,

y efectos que puedan necesitarse.

“NAVES DE GUERRA

“Navíos de línea6

“Fragatas2

“Javeques12

“Galeones3

“Galeotas7

“Embarcaciones menores entre Javeques, y escampa

vías20

“Brulotes2

“ARTILLERIA

“Cañones de a 24

“Balas ídem

“Bombas de a 52 pulgadas

“Pólvora quintales

“TOTAL BE MAR y TIERRA

“Cañonesdea242441

“Id. de a ‘560 320

“Id.dear2

. .

¡6)

“Morteros72

“Balas253.200

“Bombas,12.600

“25.824 qqs. de pólvora a que se añade el quarto

para cartuchos de fusil, y cargar bombas, hacen. 27.280

Madrid, a i.° de enero de 1780.

SILVESTRE ABARCA

Como la fiebre de los proyectistas no remitía y

las peticiones de material de todas especies eran

realmente abrumadoras, pocos días después escri

bía el mismo D. Silvestre al Conde de Ricla

(14):

“Excmo. Sr.: Muy Sor mio: Con la de V. E. de 8 del co

rriente he recivido la relación de la artillería1 y demás per

trechosdCguerra, que han pedido Albarez, Cavaliero, y

Tilly (i5) para el itío de Gibraltar, y veo que y: E. tiene

todo pronto, a excepción de las bombas, por si fuera conve

niente hacór el s it io según el proyécto de aquellos Oficiales.

“En las conferencias, que tuvimos el Conde de Gazola,

y yo, examinamos los estados de Tilly, y Cavallero. Convina

dos ambos, y haciéndonos cargo que dichos estados cran

solamente por lo r espectivo al ataque detierra, que ha de

ser el de diversión, o falso, y que para la marina, que ha.

de hacer el verdadero, se necesitarían muchas más moni

ciones; me insinuó, y yo convine en que no se podría afrontar

todó 16 que pedían para tierra, y lo que pediría la Marina

por su parte a Guerra, si lo había de proveer Gazola.

“De aquí resultó explicarle yo mi pensamiento de. lo que

se necesitaría por mar, y tierra, y hecho cargo convino en

que podría afrontarse lo que contiene el éstado que V. E.

se ha servido embiarme, y que devuelvo, el qual no ví en

tonces, y esta es la causa de decir yo en mi proyecto que no

nos habíamos podido conformar en el todo con el de Cava

llero por considerarse imposible moralmente aprontar lo que

pedía.

“V. E. habrá reconocidopor el informe que_dimos en de

diciembre último, y por mi carta reservada otras razoñes

para separarme de dicho proyecto, las quales no me pareció

regular repetiren mi discurso que sólo se d irige a_dar una

idea en general para conocimiento de V. E.: a quien remito

copia de dicho informe, por si acaso no lo ha embiado toda

vía Gazola con motivo de sus indisposiciones: porque para

¡a total inteligencia de mi proyecto se deben tener,,presentes

también la referida carta, e informe de 4 de diciembre.

“Habiendo examinado el estado he_quedado_plenamcnte

convencido de que hay pronto todo lo necesario por mar, y

tierra según mi proyecto, a_no_ser_que la Marina no adopte

mi pensamiento, perodudo que haya suficiente para_el de

Cavallero, porque no se sabe todavía lo que pedirá la Mari

na, que regularmente ha de ser mucho más en asunto de

municiones de guerra como que es la que ha de hacer.el ata

que formal hasta abrir las correspondientes brechas.

“Nro. Sor. gue a y. E. m.s a.s como deseo. Madrid, a

ix de enero de x780.—Ex.mo Señor.—B. L. M. a V. E., su,

“más af.° y oblig.° sr., SILVESTRE ABARCA.

“Remito a V. E. esta Idea del modo que pienso se

forren los navíos viejos, pero si los Marinos allan otro

que sea mejor me conformaré con gusto.

Exmo. Sor. Conde de Ricla.

Entretanto, y durante los largós meses que si

guieron, en mares y, tierras lejanos la guerra cox

tinuaba con varia fortuna. Cayó Mahón en manos

de las tropas españolas el

15

de febrero de

1782,

con lo que, recuperada Menorca, cobró singular re

lieve la figura del Duque de Crillon (‘6), que había

alcanzado, mandándolas, tan señalado éxito. Diósele

entonces el encargo de ganar para el Rey la plaza

de Gibraltat, a cuyo fin se concenttaron en el campo

de San Roque, 40.000 hombres entre franceses y

españoles, que fueron puestos a sus órdenes.

Por entonces se consultó a Barceló el plan que

consideraba más adecuado para conquistar la plaza;

pero dolido el viejo marino de que se le hubiera des

pojado del mando de la empresa, se negó a dar su

parecer, limitándose a ofrecer al Rey la plaza si le

permitía obrar libremente.

No se accedió a tal pretensión y se aceptó, a1

cabo, como ya queda dicho, el menos razonable pro

yecto de D’Arçon, con el que a regañadientes hubo

de conformarse el Capitán general Duque de Crillon,

aunque no sin dejar bien claramente dicho ,que “re

chazaba la gloria del triunfo si se conseguía por este

184

163.200

3.600

‘3.632

33

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medio, y la responsabilidad del descalabro que es

peraba”.

Y asÍ, contra la plaza guarnecida por 5.000 hom

bres, que contabá ¿on 400 cañones y 46 morteros,

‘se rompió, el 9 de septiembre de 1782, el fuego de

las baterías de, tierra; cinco días más tarde levan

anclas lasbaterías flotantes, se acercan a 40 toesas

de la plaza y rompen el fuego. La tarde del mismo

13

sirve de fondo al dramático fracaso. Mil muer

tos, un número muy crecido de heridos y medio

millar de prisioneros ponen término al último intento

serio llevado a cabo contra el Peñón. -

Señalan algunos autores que la artillería que actuó

contra la plaza en esta ocasión estaba compuesta por

1a 220 piezas de las diez baterías flotantes y las 193

que artillaban las baterías de tierra.

Santa María, en su citada obra, señala como com

posición del tren de sitio lo que sigue:

Cañones de a

24

Id. deai6.,

Morteros de placa

Id. de a iz pulgadas

Id. dea 9 fd.Obuses

Tial de piezas

Pero-la cifra de

413

piezas en fuego se compadece

bastante. bien cón el efectivo d las tropás que las

servían, que según el mismo Santa María, formaban

dos batallones, con 1.341 entre sargentos, cabos y

artilleros.

Se corñprende que a pesar del fracaso del invento

de D’Arçon, y con el del mal meditado propósito,

no dejó de aquilatarse el mérito personal de los que

intervinieron en la preparación y en la ejecución de

la empresa. Con fecha 12 de noviembre de 1782 for

mulaba el Duque de Crillon al Conde de Florida-

blanca una ‘propuesta de los “Oficiales del Real

Cuerpo de Artillería

.

que contemplo acreedores a

que S. M. les atienda por haber construido baterías

y mandado la artillería de las flotantes, como por el

mérito que han contraído desde el principio del

bloqueo y continuación del sitio dé la plaza de Gi-.

braltar, en donde se han distinguido”.

La propuesta de Oficiales de Artillería, que es

sólo parte de la muy extensa de todas las armas que

formula el Duque de Crillon, la firma el Conde de

Lacy (ip) en San Roque y la cursa Crillon el día 14,

conformándose con ella por suponer que el Conde

de Lacy “conocería el mérito de sus subalternos”.

Son setentay seis entre Generales; Jefes y Oficia

les de Artillería los que Lacy propone para grados,

sueldos.y pensiones de cuantía variable,.especifican

do claramente sus méritos y servicios. Nómina que

sería bien corta, ciertamente, si el éxito hubiera co-.

ronado la empresa de volver a 1colocar en su lugar

aquella “primera piedra que cayó de la española

Monarquía; chica, pero no de poca consecuencia”.

N O .T A.

s

.(i) “El gran sitio ha sido demasiado divulgado ya, hasta en sus meno

res,episodios, para que insistamos sobre la ,efemérides”; así dicen Areilza

y Castiella, en sus Reivindicaciones de Es palta.

Pero tal consideración que, evidentemente, está allí en su lugar, quizá

no es válida en esta otra otasión. Aunque sólo,fuera como pretexto para

llamar la atención sobre este libro que’ toca cuestiones de tan subido inte

rés para nosotros, valdría la pena de haber vuelto, una vez más, aunque

se,a sin ninguna novedad, sobre el tema.

Ya no será posible hacerlo con suficiente conocimiento, sin haber tenido

a la vlsti la. bibliografía de Abbot

(A n introduction té

f

he documents re ating

lo.

f

he’international status of Gibraltar z704-t934, by Wilburg C. A bbott

I’ew York, 5934), Y ea un servicio, que hemos de. agradecer a los autores

de Reivindicaciones de EspoSa, haber llamado la atención sobre ella.

‘Están, éin embargo, descuidadas ‘a veces allí las necesarias ‘referencias

bibliográficas,. y, —lo que es inevitable, en trabajosde. esta naturaleza—

se pueden sefialar en éste algunas, omisiones. A continuación se inserta una

breve rélaclón’de’.libros. artículos y’papeles que tienen relación con’el tema

del:presente:artlcUlo, y en ella se consignan en cursiva las omisiones o los

errores de Abbott:

r.—Sobre la devolución de Gibraltar a Espafia.

(Articulo en

ja Asamblea del Ej ¿reiloy Armada, a.’ ¿poca, .1863 Tomo IV,,

‘pdg: 386.)

Abbott,.n.°

217.

1.—ACOSTA

DE LA

TORRE(LsBoRIo): La cuestión de Gibraltar.

Apuntes históricos, críticos y políticos. Madrid, ¡869.

Abbótt, n. 231.

3 .—AECELL’(S AM SJ EL): A circunstancial Journal of tlie bloc-’

-

kage andsiege of Gibraltar. (London, 1784.)

Abbott,n.° 8a.

4.—ARAOÓN (JoRGE DE): La cuestión de Gibraltar. Apuntes

históricos.

(Madrid

19i5)

Abbott, n.° 43 .

.

3.—ARE5LZA (Josú M AR IA ) y CASTIELLA(FERNÁN-DoMARlA):’

Reivindicaciones de Espafla (Madrid, ¡941),, pgs. 103 4 Z43.

6.—BoRnsK (D. Dstoo): Proyecto ofensivo

y

defensivo para’

tomar’ a’ Gibraltar. zz.

(Ms.

del Archivo.de

Simancas;copia ‘en

laantigua -Biblso

teca de Ingeniefos.)

Abbott, n’.°.8.

. ‘ ,

7.—DESCRIPTIONliistorlque et topographique de Ii montagne,

de la ville, et des tertificatloiss de Gibraltar, présentement

assiegée par les armées Espagnole et rançaise, etc. Avec

le détail et le plan topograpbique’ de la place. Gibraltar,

1782.)

Abbott, n.° 6.

8.—Driaro del sitio de Gibraltar por el Duque de Cr(llon, desde’

35

de’diciembre de 1782 al’ 35 de ‘marzo de 1783.

(Ms.

anónimo de la antigua Biblioteca de Ingenieros.)

Abbott, a.° 554.’,,,

9.—DiAz BE NJUME A (NIcOLÁs): Gibraltar to Spain; or the Im

portant queetion of the cession of this fortress by England,

etcétera. (London, 1863.)

-

Abbott,u.° 253.

Io,—DSsCURSOpanegírico, de la profesión militar y del superior

mérito que adquirieron los espafioles en las operaciones

contra la plaza de Gibraltar. (Articulo anónimo en el “Me

,tnorial Literario de Madrid”,

1788.)

Abbott, u.’ 57.

, , ,

II.—DRINKWATER (JçntN):

A history of the late siege of Gibral.

tar. (LondOn, 1783.) Varias edicionesonda.

bbott,’ u;0 74;

‘ ‘

12.—DONCAN (JOHN):

Gibraltar. Bay, Rock and Town showingthe worlcs, positlons of ths attack. (London, Wiid 1782.

Abbott, a .° 72.

13.FERNÁNDEZ

PORTII,LO(D. ALONSO):Historia de Gibral

tar (5600).

. , -

(Ms. -de la Biblioteca Nacional.)

14.—GARRATE

(G. T.):

Gibraltar and fha Mediferranean. (Lon

don, 1939.)

13.—GIBRALTAR and its siegas. (London, 1911.)

Abbott, 0° 418.

16.—GIRARD (A.):

La

grand

siége de Gibraltar de ¡782. (Buifetin

Hispanique, tomo XIV,

1912.)

I.—GÓMEZ DE ARTECHE

(D. Jos8): HIstoria del último sitio

de. Gibraltar. (lnfor,me de una obra, de D. Joaquín Santa

Maria y Pizarro,’ en el “Boletínde la Adademis de ls His

toria”. Tomo X, 1887.)

Citado por Abbott,

fl0

s88.

(Ver n.° 37

nsds

abajo.)

629

254

IZO

8o

8o

38

1.201

34

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s8,—HeeaseAun

(GERRARO): Gibraltar, La puerta del Medite

rrdoeo. Trad. de

f. J.

López ¡bar.

(Santander, 1938;)

sp.—HssrosnE du yugo de Gibraltar falt pendant l’été de z78s

eous les ordres du capitaine giniral duc de Crillon. Par un

nfticier de l’arsnio frangaise. (Cadix, 1783.)

(Almirante dice que algunas atribuyen esta

obra a

Michaud

-

d’Arçan, y efectivamente aparece en ciertas notas bibliagrá

ficas coma de

J.

C. L.-Eldo Lemichaud d’Arçan); sin embar

go, el verdadero autor parece ser lloudan-Deslandes —como

en su lugar se consigna, con referencia a otra edición—,

y

al

que Almirante llama Des Landes de Houdan.)

Abbott lo atribuye a Crillon. (N.° 76 de su bibliografis.)

ao.—HnseAn (D. JUAN DE): E?oio histórico del valeroso Crillon,

escrita en francés par el Cande de Ptatiére

y

traducido al

español. (Madrid. Imprenta Real, 1790.)

az.—HounAie-DestAn055 (FuAnçoia

SILVAnODmurs):

Iflstotre

du siége de Gibraltar. (Lyon, 1783.) (Ver v.° ¿y.)

a2.—ICLRSIA ID. Antonio

DE LA):

Historia mIlitar de la plaza

de Gibraltar. s8so.

(Ms. de la antigua Biblioteca de Ingenieros.)

Abbott, n.° 557.

-

a3.—JtJriEIelAs (JULIÁN):Gibraltar. Apuntes para la historia

de la pirdida de esta plaza, de los sit ios que la pusieron

los españoles y de las negociaciones entre España e Ingla

terra referentes a su restitucidn.

1704-1796,

(Madrid, ¡955.)

Abbott, n.° 433.

24.-KNESERECIC CC.vox ozx): Geschlohte der cburbannoveri

acben. Truppen in Gibraltar, Minorca uad

Ostindien. (Han

nover. Hilwing, 1845.)

Abbott, n,°

sb6.

a5.—Lz MICEAUDn’Ançon

(JEAN

C. E.): Conseil de guerro

privé sur l’évenément de Gibraltar en

5782, conlenant

l’extrait d’une informalion géne’ralesur toutes les -circonslaü-

ces de cette enlre/srise, etc. Pour servir d’ezercice sur l’art des

silges.

5785.

(Sic nombre del autor, aparecla como anónima,)

Abbott, n.° 87.

a6.—Lz MSCnAUD o’Aaçon (JEAN

C. E.): Mensoire pour eervlr

a l’bistoire do aiége de Gibraltar, par l’auteur des Batteriee

flottaotes. (Cddi*, 1783, y Madrid, 1783.)

(Sin nombre del autor.)

Abbott, n.° Ss.

a7.—LÓPEZ DE AYALA

(D.

TonAdo): Historia de Gibraltar.

(Madrid. Sánchez,

5782.)

Hay una traduccidn de esta obra, al Inglés, becba en 1845,

por J.

BelI, que contiene algunas ampliaciones.

Abbott, a.° 73 y ‘64.

z8.Sropssans (FREDERIC G.): Hiatory of Gibraltar and Ita

Sieges; witb pbntograpbic illustrationa. (London. Provos,

x86g.)

Abbott, 0. 238.

(Almirante la atribuye a J. H. Mann, que es el autor de las

ilustraciones.)

35

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29.—MARTIN (E.):

Les su gea de Mahon et de Gibraltar.

(Garceta de la Labretache, tomo VI, 1907.)

30.—MONTERO(D. FEÁNcisco MARIA):Historia de Gibraltar y

de su Campo. Cootiene los planos topográficos de 1727,

2782 y

r8óo, con ssaticias de Loasitios que aquella plaza ha

sufrido.

Abbott,

0.0

209.

3,.—Moze’r, (D. ANOaL MARi A): Historia de Gibraltar. (Sevi

lla, 2852.)

Abbott,

0.0

187.

- 32.—NAVARRETE

)JoaÉ): Las llaves del Estrecho; estudio sobre

la reconquista de Gibraltar. (Madrid, 2881.)

Abbott, u.” 263.

33.—NOTES

sur les Mémores milutaires aftribués au duc de

Guilen, en ce gui cancerne le sil ge de Gibraltar.

(Sin fecha, ni lugar de impresión, se refiere a las “Memoires

Milifaires” publicadas en Paris en ‘791 y atrs’buldaa al

Duque de Crillon.)

34.—PRIMO DR RIVERA

Y

ORBANEJA MIouaL):

Recuperación

de Gibraltar. (Discurso de recepción eu la Real Academia

Hispano-Americana de Cádiz. Cádiz, ‘9,7.)

Abbott,

n.0

450.

35.—PuOPRIETV.—The ——— of retaining Gibraltar impartially

• . considered. London, 1783.)

Abbott,

0.0

8s.

,36.—PE0TE5TA

que hicieron lue Ingenieros directores del ataque

de Gibraltar,

Don Francisco Monteaguf y Don Diego Bordih

alGeneral del Ejército. Conde de las Torres, sobre los incon

venientes de seguir la empresa. 1727.

(Ma. de la antigua Biblioteca, de Ingenieros.)

Abbott, n.o 567.

37.—SANTA MARIA Y PSZAEEO

(D. JOAQUi N): “Historia del últl.

mo sitio

de Gibraltar.” a887.

(Ms. presentado por el autor

a

la Real Academia de la His

toria, donde debe hailarae en la actualidad, acerca del cual

emitióinforme D. José Gómez de Arteche.)

-

Véase el n.°

17

de esta nota. A bbotlsupone que Santa Maria

y Pizarro es un seudónimo. Es, por el contrario, el nombre

de un Capitán de Artillerta que a fines del pasado siglo cul

tivó con fruto, los estudios históricos.)

38.—ScnAnnonaT (G. J. D. von): Gescblcbte der Delagerung

von Gibraltar, von aufange ‘derselben in Jabre 1779 bis

zur Heendiguug durcb des Friededscblusee.

1782.

Hanno

ver, 1834.)

Abbott,

u.5 540.

• .

39. Sieocs. (MEINRICM;FEEIHEEE von): Gibraltar: Militbriacb

• HisloriacheSkizze.(En “Genie.Comité-Mutlheilien gen” de

‘867).

Abbott, n.°229..

40.—SIEGa

La)

deGibraltar en r782 Rey. Milif aire. Archives

historiques. 1950. —

41.—SITIO de Gibraltar en

1779

y ‘780.

(Ms. en forma de Diario que pertenecla

a

la antigua Biblio

teca de Ingenieros.)

. -

bbott,

0.0

553

42.—SprLeovao (J.): Ajournal of tbe siego of Gibraltar ‘779-

2783. (Gibraltar, 2908.)

Abbott, n.° 406.

43.—Tunsuo (D.FRANcisco M AR IA ): Gibraltar ante la Historia,

Ja Diplomacia y la PolíticO. (Sevilla, 2863.).

Abbott, n.°sxb.

44.VEn000N (Joaoe PEóapaEo, Monquia

DE): Descripción

del oitio donde se hallan los vestigios de las antiguas y cile

ree ciudades de tao Algeciras, la de sus contornos, y Babfa

do Gibraltar.

(...,

x76.)

(Ms. que pertenecia al Depósito Fotogrdfico de Ingenieros.)

Abbott, n.° 575.

45.—VILLALONGA

(D.

RAMÓN): Reconocimiento de la costa del’

Çampo de Gibralfar,

1796.

(Ms. de la antigua Diblioleca de Ingenieros.)

(a)

Jean

Claude E. Le Mióbaud d’Arçon

1733-1800),

ingeoiero francis

que gozaba de cridito por ano trabajos cfentlficocartográficos singularmente, tocado de la fiebre do invención que despertaba en España la reconuieta de Gibraltar, se presentó con su plan en Madrid a linee de

1791

y

gozó aqui, temporalmente, del favor que la Fortuna se complace a veces

en dar a prietamo. Más tardo ganó..el criditó, perdido frente a Gibraltar,

en otras empresas a las órdenes de generales de 10 Revolución, como Dumou

risa y Carnot. (Ver u.°

15

y 26 de la nota anterior.)

()

D. Silvestre Abarca (1707.1784), ingeniero, bajo cuya dirección se

conatruyeron las fortificacfones de La Habana (castillo del Morro, fuertes

de la Cabaña, do Atarie y del Principe). En

2779

es Comandante do Inge

nieros de las Fuerzas del bloqueo. En ‘783 asciende a Teniente General.

()

En- ‘726 formula Berboon la “Descripción” que se menciona en la

nota x, n 44, que contiene un bosquejo del proyecto de torti ticacióo d’el

Campo de Gibraltar; este Marquia de Borbuon, francis de origen, y al ser

vicio del Rey de Eepaña, es autor de otros trabajos, algunos de loa cualte

registrO Almirante en su “Bibliografla”.

(5) D. Cristóbal de Moscoeo, VII Señor do las Torree de la Alcarria,

croado Conde do las Torree por Carlos II

00

‘683, y M&rquis de Cullera

por gracia de Felipe V en 1707, fui Capitán General dolos Reales Ejircitos,

Comisario General de la Infanterla y Caballerf a do España, y Virrey da

Navarra. En 1717 mandó las fiser±ae españolee que sitiaban Gibraltar, con

una falta de fortuna que corrobora el juicio do “hombre singular oignorante

de en profesión”, que de

u

tormula Fernán Núñez, en au “Vida de Car

los III”.

(6) Vid; nota (1), n.0 36.

(7) Vid. nota (ij,

0.0

6 y 36.

(8) D. Filíx de Gazzola, Conde de Gazzola, de Eaparavanza, Coretro

Landi y Macineao, 05, 00 1761, Mariscal de Campo y Comandanf e General

de Artillerfa en el Ejircito de Nápoles; en este mismo año, Carlos III le

admite a su servicio en España con el grado de Teniente General; a finea

de 1761 es Inapector del R.l C.° de Arsfllerf’a; en 1763, Comandante General

del Cuerpo, único Inspector de it y do las Fábricas de Armas y Municiones.

Muere en Madrid el de mayo de 1780, aloe ocbenta y un años.

(9) D.Juan Caballero, Mariacaldo Campo (I7z2.z791j. Venido de Nápo

les, de cuyo Reino sra natural, con el Rey, en ,73, defendió Melilla en 5774

y tuvo en Gibraltar el mando dotas tropas en c779.

(,n) D. Martin Alvarez de Sotomayor, Conde de Colomera; promovido

a Teniente Generalen ,7», dirigió, eu

s779,

el bloqueo de Gibraltar, tenien

do a sus órdenes, a tal fin, 16 batallones de Infanterla y II escuadrones de

Caballería. La afortunada salida hecha por los ingleses en la noche del a6

al

27

de noviembre de ‘78’, determina su relevo y su desgracia. Nació en

Lucena (Córdoba) el z de marzo de

1714

y murió en 1819. Entre los man

dos que tuvo fueron los más importantes: el de Inapecto’r General de Mili

cias Provinciales, en z763, y el de Comandante del Campo de San Roque,

en ,767. Desempeñó los cargos de Capitán General de Navarra, en 1794, y

el do Inspector General de Artillen a, por nombramiento do 22 do marzo

de

1795.

Perteneció al Consejo de Estado, en z8o8, y empañó luego su nom

bre prestando juramento a Josi Bonaparte; se oancionó a al mismo, reti

rándose en 1814 a la vida privada, donde continoó hasta su fallecimiento,

cinco años más tarde. Viajó por las Cortes de Europa, y en la de Prusia

fui Enviado extraordinario cerca del Grao Federico, del que recibió, en

obsequio a Carlos III, una marcha majestuosa que gustó tanto al Rey, que

con el t ftuln de

Marcha Real

la adoptó ‘en España para, rendir honores a

las regiaa personas. Del tiempo de esta comisión en Prusia cnintase una

aoicdota que, si ‘no ea exacta, bien morecia serlo por su sabor bbaoluta

mente español. Se dice que al pedirle Colomera al Rey de Prusia la táctica,

reglamentos y demás preacricpionea con que se Instruí a en Ejircito, que

tanto le babia llamado la atención por su marcialidad, prsciaión en loa mo

vimientos y brillantez en la presentación, le contestó el Rey que sra espa

ñola, y la habfa aprendido en las

Reflexiones militares,

del Marquis de

Santa Cruz del Marcenado; quedando nuestro general suspenso y corrido,

a la vez que en poca airosa situación, por desconocer, como todos ana con

temporáneos en España, una obra de un compañero de tanto relieve, aienóo

a esto debido que t’omara en nueatro pata resonancia en su debido mirito,

la Importante producción de D. Alvaro de Navia y Ossonio Colomera fui.

repuesto en sus tltuloa y honores en 1814, ‘por Fernando VII, y falleció

a la edad de ciento cinco años.

(,x) D. Antonio Barceló, Capitán Toni, que de corsario afortunado

llega a las más altaa jerarqnías de lo Armada; Inventor de las lanchas caño

neras y bombarderas, armadaa, respectivamente, con un cañón da a 24

y

con un mortero de placa. Jugaron frente a Gibraltar y en la expedición

a Argol.

(12) Una toesa eqnivalfa a seis

pies franceses

(z,949 m.).

 13)

Pordesdicba, el plano o vista a qno se refiere el manuscrito ori

ginal que poseo, se ha pprdido.

(re) Era el Conde de Ricla, D.Ambrosio Funes de Villalparsdo y Abarca

‘de Bolea, próximo deudo del de Arsnda. Fui Mariscal de Campo, Ministro

en Rusia (‘760) Jefe de Ejircito en Portugal (1761) a las órdenes de su

antedicho pariente;

-

Capitán General de Cataluña, ltiinistro de la Guerra

(de

2772

a

1775),

Capitán General en

1777,

Decano del Consejo de Guerra

y Consejero de Estado.

-

(z5) D. Rndesindo Tilly, Mariscal deCampo y Coronel del Real’Cuerpo

de Artilleria, fui segundo Comandante de la Artillerla durante el grau sitio,

a las órdenes def Conde de- Lacy.

(,6) Lonis de Berton des Balbes de Quiere, Duque de Crillon, creado

Duque de Mahón en recompensado la afortunada reconquistado esta plaza.

Era Capitán General de los Reales Ejircitoa. Murió en Madrid el 5 de abril

de 1796. (Vid. n.° 3 de la nota

,.)

-

irlandia,

(17) Francisco Antonio de Lacy Conde de Lacy de origen

sirvió como militar en Italia, en la cmpaña de Portnal, en el bloqueo de

Gibraltar y luego en Cataluña. Acabó su carrera siendo Teniente General,

Comandante General del Real Cuerpo de Artillerla, Gobernador y Capitán

General del Ejircfto y del Principado de Cataluña, Inspector General del

Cuerpo de Artilleria en la ipoca dsi sitio de Gibraltar, y tui el Comandante’

General de la Artfllerf a.

36

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Comandante

VI NTE

MARTINEZ

LORENZO

1rea

Ñormasraraelenleotácticoe ladefeadeu o zo

D

efiniciónde defensa antiaérea. Se conoce con

este nombre el conjunto de elementos de una

organización defensiva, cuya misión es proteger un

determinado objetivo, de cualquier dimensión,

contra todo ataque enemigo que pueda provenir

del aire.

En la guerra moderna, ningún punto de las na

ciones combatientes está libre de ataques aéreos

enemigos; pero no a todos puede dotárseles de una

protección o defensa antiaérea que les garantice una

relativa inmunidad contra la Aviación adversaria.

La defensa se extendería tan considerablemente,

que no hay nación que pueda soportar tan cuantiosa

dispersión, por lo que se reduce la defensa directa

a los puntos o zonas de verdadera importancia mi

‘litar por su acción activa en la guerra, y cuya cla

sificación y enumeración es tan variada, que no es

posible encuadrarla dentro del margen de estas

lineas.

Para este trabajo, consideraremos de un modo

general que lo que se trata de defender es un punto

o una zona, variando este objetivo sólo en sus di

mensiones y teniendo esto poca influencia en el

objeto de la cuestión.

Elementos de la defensa. La eficacia de una de

fensa antiaérea depende principalmente de la coor

dinación de los elementos que la integren, o sea de

su empleo táctico dentro de un método racional y

lógico, consecuencia de sus propias características

y de la misión para que fueron proyectados:

Los elementos de la defensa pueden agruparse en

dos clases: elementos activos —piezas, ametrallado

ras, localizadores, etc.— y elementos pasivos —ba

rreras de globos, secciones de ocultación, etc.—,

constituyendo conjuntamente el sistema defensivo.

Base de la defensa. La idea fundamental’ que

debe presidir la organización de un sistema defen

sivo es la de que el enemigo debe ser batido lo más

lejos posible del objetivo, siendo básico para ello el

establecer hipotéticamente la táctica que empleará

para su ataque, deducida de los, medios que posea

y de la importancia del objetivo, así como de otras

consideraciones de índole geográfica, meteorológi

ca, etc., ya que todas tienen influencia en la hipó

tesis fundamental.

‘Definiciones. Cuando se trata de defender con

tra todo ataque aéreo un objetivo (punto o zona),

es necesario, en principio, conocer las dimensiones

del mismo, de. las que se deducirán las de la zona

que, rodeándole, ha de ser batida por las piezas -

antiaéreas: esqueleto de la defensa total.

Rodeando al objetivo existe una línea desde la

cual ha de lanzar el avión enemigo sus bombas, para

“37

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tener la seguridad de que caerán dentro de él. Esta

línea, que se conoce con el nombre de línea de lan

zamiento,.

estará a más o menos distancia del con

torno del objetivo, según la altura del avión y su

velocidad, y se determina esta distancia aplicando

la conocida fórmula de caída de los cuerpos,

en la que t es el tiempo que tardará en llegar al suelo

una bomba lanzada desde un avión que vuele a la

altura h. Para su aplicación, h se expresará en me

tros; g (aceleración debida a la gravedad) es 9,81

metros por segundo, y obtendremos el tiempo en

segundos; por lo tanto, el avión estará separado del

contorno del objetivo una distancia igual al. pro

ducto del tiempo hallado por la velocidad del avión

en metros por segundo. (Se hace abstracción del

coeficiente de forma de la bomba.)

Si suponemos que el avión bombardero vuela a

una altura de 6.ooo metros, el tiempo que tardará

una bomba que lance en llegar al suelo es de 35 se

gundos; y si, además, admitimos que la velocidad _____

del avión sea de

400

kilómetros por hora, o, lo que

es lo mismo,

111,11

métros por segundo, pára que

tenga la seguridad de que la bomba cae dentro del “°‘

objetivo tendrá que lanzarla 35 segundos antes de

llegar al contorno del mismo, lo que representa una

distancia horizontal de 3.888,85 metros, que será la

que separa la línea de lanzamiento del contorno

citado. -

Ahora bien: para el lanzamiento con, precisión de

bombas pesadas, es necesario que el avión conserve, _

durante un cierto tiempo antes del lanzamiento

unas condiciones de movimiento constantes, que se

supone por lo menos durante un minuto; por. lo

tanto, durante este tiempo, anterior a su llegada a

la línea de lanzamiento, está en condiciones de ser

seguido por los aparatos calculadores de las direc

ciones de tiro antiaéreas, creándose, por lo tanto,

alrededor de la línea citada, una zona crítica para

los aparatos, y denominada, por consecuencia,

zona

crítica, que con los datos antes establecidos (velo

cidad de

400

kilómetros por hora) alcanza una an

chura de 6.666,66 metros.

Sumando a la distancia desde la línea ‘de lanza

miento al contorno del objetivo, el ancho de la zona

crítica, resulta para nuestro ejemplo un total de

10.555,51

metros en distancia horizontal, que es el

ancho a partir del contorno, de la zona en que deben

ser batidos lbs aviones enemigos por la defensa.

La velocidad que hemos supuesto y la altura del

avión son datos

que varían con

los progresos de

la industria

aeronáutica, y

básicos para el

establecimiento

de un sistema de

defensa anti

aérea.

En la figura

i

se ve claramente

lo que acabamos

de explicar, y ahorra el entrar en más detalles sobre

estas definiciojes.

En la Revista “Coast Artillery Journal” (mayo-

junio de

1940)

se han publicado unos gráficos para

determinar rápidamente la distancia de la línea de

lanzamiento y el ancho de la zona crítica, conocien

do la velocidad y la altura del avión, hechos por el

Comandante R. T. Sharpe. (Se acompaña como

ejemplo de gráficos de esta índole, debiéndose notar

que se ha conservado la expresión de las distancias

en millas, yardas y pies, propios del país de origen.)

Cuando se trata de bombarderos ligeros o volan

do a menor altura, es necesario que el ancho de la

zona crítica sea mayor que el que corresponde a un

minuto de vuelo, por las propias condiciones de su

acción.

Consideraciones generales. Cuando se trata de

defender objetivos pequeños, es posible conseguir,

con corto número de baterías, el cubrir toda la zona

crítica; es decir, que, ésta quede dentro del alcance

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Figura

1.

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http://slidepdf.com/reader/full/ret-032-septiembre-1942 40/82

Figura 3.

eficaz de dichas baterías; pero por regla general ha

de pretenderse el que dicha zona sea batida en todas

sus partes, por lo menos por el fuego de una bate

ría de- la defensa.

Un sistema de defensa antiaérea no puede consi

derarse (y en la presente guerra se está. compro

bando) como una barrera impenetrable para la Avia

ción enemiga, pues sólo la audacia y el valor de los

pilotos son los que deciden el éxito de un ataque;

pero no cabe duda de que un avión batido durante

un cierto tiempo por piezas antiaéreas, tiene- una

gran probabilidad de ser destruído; y que cuanto

mayor sea este tiempo, mayor será la probabilidad

de abatirlo; por lo que el número de baterías que

se consideren necesarias para el establecimiento de

un sistema defensivo, tendrá un mínimo, pero nunca

un máximo, ya que siempre será posible extender la

defensa en profundidad, hasta el límite quimérico de

considerar todo el territorio nacional como zona

crítica.

Es evidente que en esta extensión de la defensa

influye notablemente la importancia que se conce

de al objetivo y sus dimensiones. Si se trata de un

punto (una fábrica, un puente,, un almacén, etc.),

las probabilidades de un impacto afórtunado son

pequeñas, y un corto número de piezas es suficiente

para su defensa, que no necesita- ser profunda; por

el contrario, si se trata de una zona industrial, un

centro demográfico de importançia, de un puerto

comercial o militar, en los que los objetivos -son nu

merosos y la probabilidad de un impacto afortunado

es grande, es necesario que el cinturón defensivo sea

de relativas dimensiones, y que la Aviación, enemiga

sea batida bastante tiempo antes de llegar a la línea

de lanzamiento, par.a que se rompan sus, formacio

nes, no puedan tirar con precisión sus bombas y

para que sea más fácil derribar los aviones ata

cantes. - - -

Número de baterías necesarias. Enúmero de ba

terías necesarias para la defensa de un punto o de

una zona se deduce exactamente con arreglo a un

método que más adelante explicaremos; pero pode

mos anticipar que en el trabajo de la Revista antes

citada se anuncia una regla práctica que en primera

aproximación da el número mínimo, y es la si

guiente:

“El número de baterías requerido para una de

fensa completa será igual a la distancia. media ex-

- presada en kilómetros que exista entre el centro del

objetivo y la línea de lanzamiento de bombas, de

biendo redondearse, en el caso de que resulte una

fracción, al entero superior inmediato.”

“Esta regla podrá adaptarse a aquellos casos en

que la forma del objetivo no sea circular, prome

- diando la forma

del mismo para

obtener el valor

del radio me

dio.”

-

Método para

elección de asen

tamientos y nú

mero de bate-

Figura

.

rias. Hay

que partir

de conocer

las carac

terísticas

del mate

rial a em

plear, con

el fin de

hallar la

pro ye c

-

ción hori

zontal de

la zonaba

tida por las piezas, a una altura de vuelo que 5

admite como hipótesis, que debe ser la máxima al

canzada por los aviones más modernos de bombar

deo y que llamaremos alcance eficaz; (fig.

2).

Se recortan unos discos transparentes con un ra

dio igual a este alcance, y se opera de la siguiente

manera: (fig. 3).

1.0 Se traza en un plano conveniente la zona a

defender, marcando- su contorno y forzándolo de

forma de no obtener una figura muy irregular, para

lo cual se debe forzar siempre con exceso.

-

z.° Alrededor de este contorno del objetivo se

trazan la línea de lanzamiento y la zona crítica,

con arreglo a los datos que se hayan supuesto para

la Aviación atacante, y determinadas las dimensio

nes, conforme hemos indicado en el párrafo de -

“Definiciones”.

3,0 Se establecen, como consecuençia de un de

tenido estudio, las líneas más probables de aproxi

mación enemiga, basando este estudio en. las defen

sas próximas, en la distancia de las bases aéreas, en

la configuración del terreno, etc.

4° Se estudia sobre el plano para elegir una po

sición que, por sus condiciones topográficas, sea de

indudable necesidad. (Campo despejado, cota ele

vada, etc.), -

5.°

Se sitúa, con centro en dicha posición, uno

de los discos transparentes, recortado en la misma

escala del plano.

6.° Se sitúan los discos quesean necesarios para

que toda la zona crítica quede cubierta at menos

por una batería, procurando que queden también

cubiertos los cilindros muertos de cada una de ellas.

Esta superposición de discos se efectuará repetidas

veces, variando en lo posible su situación, hasta

conseguir el mínimo de discos posible.

7,0

Los centros de los discos indicarán-aproxi

madamente las posiciones para las baterías y, en

consecuencia, el número de ellas. -

8.° Se comprueba posteriormente en el terreno

la posibilidad de dichas posiciones dentro de una

zona de unos

750

-metros, alrededor del punto

hallado. -

9.° Si consideraciones particulares, consecuencia

del apartado 3.°, aconsejasen reforzar la defensa en

determinado’sentido, se hará este refuerzo sobre el -

plano, siguiendo luego lo que se indica en los pá

rrafos 7.° y 8.° . -

lo. Si se dispusiese de mayor número de’ bate

3-

TICA

6raP,co de 7’a,,geceori

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Un tipo de construcción de una batería antiaérea alemana. Fábrica de cemento, y en la cúpila a que pertenece la

puerta que están accionando los sirvientes termina un ascensor de municiones.

rías de Ías necesarias, deducidas con arreglo a este

• método, se reforzará la defensa extendiéndolá en

• profundidad.

.11.

Si el material a emplear fuese móvil, se bus

carán varias soluciones, a fin de podér cambiar elsistema defensivo las veces que se considere conve

niente, para evitarla información enerñiga.

Siguiendo el método que acabamos de indicar, se

obtendrá el esquema de una organización defensiva

que, si• no suficiente, responde, al menos, a las más

apremiantes necesidades contra todo ataque aéreo.

Proyectores. El artículo de la Revista americana

ya citada, partiendo de que la doctrin táctica pres

cribe que los proyectores para el servicio antiaéreo

deben estar colocados en dos círculos concéntricos

con el que aproximadamente determinarán las ba

40

:

terías, y a una distancia de

4.000

y 8.ooo metros,

respectivamente, deduce una regla práctica para

hallar el número de proyectores necesarios, que es

la siguiente:

“El número de próyectores necesarios para cubrir

la circunferencia inferior será igual al número de

baterías, más 4; y para cubrir la circunferencia ex

terior, se. necesitará una cantidad igual-al número

de baterías, más zo.”

Estas reglas dan un valor aproximado, y el nú

mero exacto se puede obtener con arreglo a-las si

guientes normas: •

1.0 Los proyectores se situarán en líneas con

céntricas con relación al centro del objetivo, o para

lelas a su contorno.

2.0 La distancia de la línea más próxima será la

de la batería más cercana al contorno, aumentada

7/17/2019 RET 032 Septiembre 1942

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en 4.000 metros; y la de la línea más alejada, la

misma distancia anterior, incrementada en otros

4.000

metros.

30

La separación de cada dos proyectores en

cada una de estas líneas, será de unos

4.500

metros.

4.° Si se trata de una zona de relativa exten

sión, pueden situarse dentro de ella, y de forma que

no coincidan en las proximidades de objetivos im

portantes; con la condición de que queden separa

dos de los demás, asentados con arreglo a los apar

tados anteriores, las distancias indicadas.

5,0 Cada proyector debe tener elegido más de un

asentamiento, para poder variar con frecuencia la

figura que se descubre desde el cielo.

6.° Debe preverse el asentamiento diurno de los

proyectores.

Fonolocalizadores. Los fonolocalizadores actúan

en unión de su proyectores, y la distancia que debe

separarlos es la compatible con los elementos de en

lace de que están dotados para su servicio.

Cuando actúan secciones de fonolocalización, los

“fonos” satélites se distribuirán dentro del total de

proyectores, de forma que cada proyector piloto

quede dentro de dos satélites.

Ametralladoras. La misión de éstas, dentro del

sistema defensivo, es actuar contra la Aviación ene

miga cuando ésta ataca, en vuelo bajo o en picado,

contra los objetivos a defender, incluyendo entre

ellos las instalaciones de la defensa, lo mismo pie

zas antiaéreas que proyectores y fonolocalizadores.

Estas ametralladoras se emplean en secciones de

a cuatro piezas, situándolas en las proximidades de

los objetivos a defender, y de forma que puedan ser

fácilmente mandadas a la voz por el jefe de la

sección.

Cuando se trata de la defensa de un punto defini

do, se establecen tres secciones en los vértices de un

triángulo de aproximadamente I.Soo metros de

lado, el centro del cual ha de corresponder al obje

tivo. Si se trata de una zona de relativa extensión,

las secciones se sitúan a una distancia, unas de

otras, de aproximadamente z.ooo metros, reforzan

do su densidad en casos particulares, dependientes

de la importancia de los objetivos.

Puestos de información. Aunque existala red

general de información antiaeronáutica, cada siste

ma defensivo contará sus puestos propios que le ga

ranticen la alarma con unos cinco minutos aproxi

madamente de adelanto, .antes de su aproximación

a la zona crítica, lo cual queda satisfecho adelan

tando los puestos unos 35 kilómetros con relación

al contorno exterior de la zona crítica, y aumen

tando esta distancia o, por mejor decir, reforzando

la información con otra línea menos densa (depen

diendo su densidad de las zonas próximas), a unos

6o kilómetros del objetivo.

Estos puestos de información tendrán asegurado

su enlace con el mando de la defensa y con el Ser

vicio de Defensa pasiva.

(S’erePuerzala dePensa

en elsectormasproba

ble deeaque’.

Figura 4.

Reumen. Con lo que acabamos de indicar queda

expuesta a grandes rasgos la forma de estudiar un

plan de defensa antiaéréa para un punto o zona,

sin haber citado los globos barrera y otros servi

cios auxiliares, como son los de ocultación por nie

blas, humos, etc.; los de enmascaramiento por falsos

asentamientos, zonas simuladas, etc., porque su co

nocimiento. es más generalizado y no está sujeto a

normas rígidas ni concretas como las que hemos

citado.

Siguiendo las normas que se han dicho, se puede

establecer un sistema defensivo; pero teniendo siem

prç presente que cada caso tiene sus características

particulares y ofrece un problema especial, que re

querirá un estudio meticuloso, haciendo uso de la

flexibilidad que permiten las normas aquí enun

ciadas.

,0’eto de

Es’quemageneral

‘.‘—

n?as

deaaque.,,

41

7/17/2019 RET 032 Septiembre 1942

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Teniente Coronalde ingenieros

AOUSTIN LOSCERTALES

C OMOno se ha encontrado todavía el medio de

evitar los bombardeos aéreos, deben limitarse,

en lo posible, las víctimas y daños que aquéllos pro.

ducen, y esto sólo se consigue organizando la de

fensa pasiva en buenas condiciones.

Es, por lo tanto, indispensable reglamentar las

construcciones para que se sometan a ciertas reglas

que contribuyan a los fines de defensa.

Aunque el coste de los edificios se aumenta con

esto, hay que teher en cuenta que con las medidas

higiénicas que se les obliga a cumplir también se en

carecen las construcciones y nadie protesta de ello,

pues estas medidas higiénicas pueden ahorrar mu

chas vidas en casos de epidemia.

Pensando en las víctimas ocasionadas por los

bombardeos aéreos, se comprende que la organiza

ción de brigos en los edificios es una medidá que

constituye una

nueva higiene de las construcciones.

En casi todos los reglamentos de defensa pasiva,

al tratar de los refugios que debe haber en cada

casa, no se pretende que sus estructuras resistan al

choque y explosión de una bomba, sino que, supo

niendo que la bomba derribe el edificio antes de cho

car con el techo del refugio, éste se construya o re-•

fuerce de manera que resista el peso de los escom

brosde la casa.

Suponiendo, que el refugio esté en el sótano, el

peso de los escombros viene a ser de i.ooo a

2.000

kilogramos por metro cuadrado (según el número

de pisos y altura d,e los muros).

Desde luego, los muros del sótano no hay que re

forzarlos, pues que sostienen la misma carga si se

hunde el edificio que cuando está en pie, y en el piso,

suponiendo que esté calculado para una resistencia

correspondiente a una carga de

350

kilogramos por

metro cuadrado, bastará reducir la luz de las vigue

tas a la mitad por medio de un apoyo central, para

que su resistencia se cuadruplique.

No resulta, por lo tanto, muy costoso habilitar

abrigos en los edificios construídos con muchas pro

babilidades de que se salven los que se refugien en

los sótanos habilitados en esta forma, puesto qué es

lo normal que si una bomba cae en un edificio de

varios pisos, en los choques que tiene qúe sufrir has

ta llegar al sótano, tropiece con algún elemento su

ficientemente resistente para producir la explosión.

En las nuevas edificaciones, las ordenanzas muni

cipales deben exigir el cumplimiento de ciertas re-

•r•”

Figura

2.

glas que garanticen en lo posible la seguridadde los

que habiten los edificios.

En primer lugar, para evitar que la explosión de

una bomba pueda producir el derrumbamiento de

los muros, se deben enlazar éstos a la altura de los

pisos por medio de una solera o zuncho de hormigón

armado. Esto da muy buenos resultados y evitas

casi siempre la caída de los muros, aunque se agrie

ORGANIZACIÓN DE LA

.

DEFENSA PASIVA

O

Figura

a

IFÇñ1

42

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ten y desplomen; y si alguna vez se desprende algún

trozo de muro; no arrastra en su caída a los pisos

que resisten apoyados en la solera. Las losas de hor

migón armado, cuando su espesor es pequeño, son

atravesadas por las bombas, sin que se produzca la

explosión; pero no ocurre lo mismo si la bomba cho

ca con una vigueta o un pilar, o cuando el espesor

de la losa es grande. Si se trata de edificios termina

dos en azotea, puede producirse la explosión en ésta,

adoquinándola. En Zaragoza, en Valladolid y en

otros puntos se ha podido observar que un adoqui

nado sobre un buen firme de hormigón ha provo

cado siempre la explosión en la superficie del terreno,

y en muy pocos casos se han producido embudos,

y cuando eso ha ocurrido, han sido de poco volu

men. Una azotea sólidamente construida y adoqui

nada produciría la explosión, y aunque la fuerza

viva del choque desorganice y quebrante el entra

mado, no por eso se producirá el derrumbamiento

del edificio.

Por lo tanto, el peligro para los que vivan en edi

ficios así construídos es pequeño, si se prepara un

sótano para refugio, y menor todavía si se protege

el acceso a éste, o sea la escalera. El Ingeniero militar señor Martín de la Escalera, en su tratadó de

hormigón armado, propone construir las escaleras

como se indica en la figura

1a

Una caja de escalera

circular, formada por un doble muro de hormigón

armado, con caja de aire intermedia y con cubierta

muy inclinada; ventanas protegidas por vuelos; el

vestíbulo también protegido y en forma de corchete.

¿Qué inclinación debe darse a la cubierta? El ideal

es que el proyectil, al chocar con la misma, lo haga

en la forma que indica la figura

2a,

con objeto de

que resbale y que no haya choque. Como si el

ángulo de éncuentro del eje del proyectil con la

cubierta es menor de 450 se produce, por regla ge

neral, el rebote, y el proyectil, cuando no se lanza

desde muy poca altura, tiene su eje mayor casi ver

tical; cuando llega a tierra, si la inclinación de la cu

bierta es de

600 0

más, lo normal será que se pro

duzca el rebote al chocar el proyectil, y que éste no

la destruya.

Si se protege, por lo tanto, la escalera en la forma

indicada, como en un edificio construído como he

mos dicho es muy difícil que los efectos de la explo

sión lleguen al sótano,lo probable es que no se pro

duzcan víctimas, si se organiza allí el refugio de la

casa.

Como el número de víctimas que producen los

bombardeos es muy grande, si con normas de cons

trucción adecuadas se pueden disminuir, no hay

duda que esto debe hacerse no sólo por humanidad,

sino como defensa.

¿Puede asegurarse que en algunas decisiones rá

pidas de la actual guerra no ha influído la depresión

moral ocasionada por las víctimas y destrozos pro-

ducidos por algunos bombardeos?

Es preciso proteger los edificios para que una

bomba que estalle en sus inrnediiciones nd produzca

un embudo que pueda derrumbar parte o toda la

construcción.

Las instrucciones belgas anteriores a la guerra

recomiendan que los cimientos de los edificios des

tinados a abrigos bajen i,5o metros más que el vér

Figura 3&

tice del embudo que puede producirse por la explo

sión de una bomba.

Preferible es el adoquinado y de protección más

eficaz. Este adoquinado debe asentarse sobre una

caja de hormigón. En las grandes ciudades, esto es

lo que constituye el pavimento de las calles, y a él

se tiende en todas partes por su duración y buenos

resultados. Por lo tanto, deben rodearse los edifi

cios en las inmediaciones del refugio por pavimen

tación de adoquines hasta cinco metros de distancia

de los muros.

Pyecaucioies contra incendios.

Los peligros de

incendios son muy grandes, puesto que las bombas

incendiarias sonde muy poco peso, y un avión pue

de llevar algunos centenares. Una escuadrilla puede

lanzar un millar de ellas en un espacio de tiempo

reducido, y producir tal número de incendios, que

su extinción se haga casi imposible.

Llevan estas bombas sustancias inflamables, que

generalmente son compuestos de aluminio o mag

nesio. La combustión se provoca con espoletas, y la

temperatura llega hasta

1.0000.

Es seguro que cual

quier sustancia combustible que soporte esta tem

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peratura arde, y, por lo tanto, la producciófi de in

cendios es segura.

En los sótanos y desvaneshay que hacer desapa

recer todas las sustancias combustibles; deben pm

tarse las maderas con pinturas ignífugas, y conviene

organizar brigadas provistas de aparatos extintores

de incendios. Hay que tener en cuenta que el calor

producido por las bombas incendiarias dura muy

poco, y que, por lo tanto, de no encontrarsé con ma

terias combustibles, la extinción del fuego no pre

sentaría grandes dificultades, sino por el extraordi

nario número de focos incendiarios que pueden pre

sentarse en un corto espacio de tiempo.

Consfruccóu de refugios. — Como en todos los

edificios no podrían establecerse refugios, porque

en algunos no será posible la construcción de sótanos, y en’otros; por la sen

cillez de su construcción o por. ser de

pocas plantas, no será probable la ex

plosión de la bomba antes de -penetrar

en el sótano, hay necesidad de organi

zar refugios generales para determinadas

barriadas, cuyo acceso sea fácil, y que

estén en puntos céntricos con respecto

a la barriada.

Si se ‘trata de un abrigo enterrado,

los muros tendrán el espesor necesario

para sostener la cubierta y soportar

el empuje de tierras. Sin embargo, gene-

ralmente se pone un contramuro interior de hor

migón armado de

25

a

30

centímetros de espesor.

La cubierta a veces se organiza especialmente, si se

trata de abrigos de poca luz con dós vertientes muy

inclinadas de construcción ligera que desvíen el

proyectil. Entonces la losa del abrigo puede ser de

poca resistencia. Cuando no se hace esto, es indis

pensable llegar a espesores que, si son los que da el

cálculo, resultarían sumamente costosos.

El esfuerzo a que está sometida una estructura

cuando choca con ella un proyectil puede conocerse -

con bastante áproximación, puesto que se puede su

poner el peso-y la velocidad aproximada que, calcu

lada con un poco de exceso, sirva para obtener la

fuerza viva del proyectil en el momento del choque.

Si queremos saber la penetración del proyectil en un

medio determinado, resulta que ésta depende de

tres factores, que son: el coeficiente balístico del

proyectil, la velocidad de caída y el medio en que

penetra; con esto y por medio de fórmulas empíricas

se obtiene la penetración aproximada, y en posesión

de esta penetración y de la carga explosiva del pro

yectil se deduce ‘elembudo que forma el terreno al

producirse la explosión.

Las construcciones de hormigón armado, especial

mente si se trata de pórticos, como ocurre general

mente en losabrigos, resisten muy bien las vibra

ciones producidas por un choque por la solidaridad

de todos sus elementos, como resiste también en

buenas condiciones los movimientos sísmicos esta

clase de construcción.

Pueden, por lo tanto, organizarse los abrigos en

pórtico de manera que los apoyos tengan una gran

resistencia y que su cubierta no sufra directamente

las consecuencias del choque ni de la explosión.

- De las experiencias de la guerra actual, si se ha

sacado alguna consecuencia con respecto a la dispo

sición de los refugios, no se ha publicado; pero en.

España se ha llegado a la conclusión de que las cu

biertasde los refugios deben organizarse en la forma

que indica la figura 4.& Una capa superior de hor

migón armado, pavimentándola con adoquines muy

duros que provoquen la explosión. Una capa de aire,

para que los efectos de la onda explosiva se repartan,

y una cubierta de hormigón armado. Los espesores

pueden -ser los que enla misma figura se indican

como suficientes para bombas de

250

a

300

kilogra

mos de peso. Esta disposición, adoptada en Espana,

la aconsejaban también algunos arquitectos italia

nos en instrucciones dadas en 1936. No obstante,

parece que sólo en Italia y España se ha adoptado.

Figura

4.a

44

Figura 5.

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Lógico es que con apoyos muy resistentes, el cho

que de una bomba de gran potencia con la primera

capa de hormigón podrá producir la rotura de ésta;

pero si los apoyos resisten bien, el abrigo subsistirá,

y no es probable que la cubierta inferior sufra dete

rioro. Será preciso que caigan dosbombas casi en

el mismo sitio para que el bombardeo ocasione víc

timas.

Pero no basta que los abrigos resistan los efectos

del choque de los explosivos y los peligros de incen

dio. Es preciso además que la violencia de la onda

explosiva no produzca víctimas y que no sea ata

cable por los gases tóxicos.

Aunque en esta guerra no haya habido ataqi.les

con gases asfixiantes, el hecho de que en todas las

naciones se estudie la guerra química y haya orga

nizaciones para dicha guerra,. no es nada tranq.uili

zador, y conviene precaverse contra sus peligros.

Para evitar estos peligros se. disponen cierres de

esclusas, se mantiene un exceso de

presión en el abrigo con respecto al

exterior. La toma de. aire para la

ventilación artificial se hace por.

intermedio de un filtro, y se dispone

de bombas para los ventiladores,

que .puedan ser movidas a mano

en caso de interrupción de la co

rriente.

Con respecto a los efectos de la.

onda explosiva, en España podemos

recordar dos casos, en los que se hizo

notar de modo bien patente su v io

lencia y sus efectos a distancia. En.

octubre de

1893

ardía en el puerto

de Santander el vapor

Cabo Machi

chaco,

que.iba cargado con dinamita.

Se pródujo la explosión de parte

del cargamentp, y esto ocasionó en

Santander más de

2.000

víctimas,

sin que volara la totalidad del bar- Figura

6.

co, en el cual, meses después, aun

se produjo una pequeña explosión, que ocasionó

lo 6

12

muertos, y aun hubo que volar posterior-

mente en el fondo del mar el resto de la dinamita.

Es indudable que parte de las. víctimas producidas

lo serían por los proyectiles que la explosión arrastró

consigo; pero la mayor parte tuvo que ser por la

violencia de la onda explosiva,por choque directo

con la gente que había en el puerto contemplando

el siniestro, y en parte, por las desgracias oçasiona

das por los edificios que derrumbó la explosión.

Muchos años después voló un polvorín en Caraban

chel, y la onda explosiva produjo desperfectos en

los ventanales del Palacio Real que dan al campo

del Moro. Verdad que se trataba de grandes canti

dades de explosivos; pero en uno de los bombardeos

de Zaragoza, la onda explosiva producida por una

bomba que cayó en el paseo de María Agustín hirió

a una persona que estaba en el interior de una habi

tación de un quinto piso de una casa próxima, con

unos vidrios de unas ventanas proyectadas violen

tam&nte por la onda.

Para precaverse de esto en los abrios que se ha

biliten en los sótanos de las casas, si éstos tienen

ventanas al nivel de la calle, pueden ponerse aco

pios de gruesos cantos rodados. que las cubran’

puesto que así la onda se fraccionará a través de los

huecos de los acopios. Los refugios construídos de

planta np deben tener vanos; el camino hasta el re

fugio debe ser en corchete; la puerta sólida, abrién

dose hacia el exterior. De este modo la onda llegará

atenuada a la puerta y la oprimirá contra el cierre.

La colocación de persianás en las ventanas de los

edificios y todo lo que sea establecer un muelle de

aire que contrarreste en parte el efecto de la explo

sión, es siempre conveniente.

De/ensa pasiva en campaña. — En los atrinchera

mientos provisionales se debe huir de la línea recta:

primero; para localizar las explosiones; segundo,

hacer que sea más difícil el empleo continuo de las

ametralladoras, siguiendo una línea recta. Los re

vestimientos con sacos terreros son más convenien

tes para evitar que se derrumben los taludes.

Con respecto a abrigos hay un

proyecto de un ingeniero francés,

consistente. en tubos de palastro,

que se entierran, y que tienen sus

bocas de acceso, pudiendo cubrirsecon tierra y adoquinado. Su trans

porte puede hacerse por trozos en

vagones. Tiene aparatos de ventila

ción, escaleras, etc. No tenemos noti

cia de que s hayan utilizado (fig. 5.a).

Hemos dado una idea de cómo pue

den órgan.izarse los abrigos y de las

condiciones que deben reunir. Sus

dimensiones pueden deducirse de las

figuras que se acompañan.

Si los edificios están preparados

para la defensa aérea y hay abrigos

en número suficiente, sólo resta cons

truir algunos refugios hospitales de

urgencia. En la figura 6..

a

se indica

uno de los propuestos por la Comisión

belga.

Preparados los refugios, deben organizarse briga

das de socorro y ávisar al público para que, en cuan

to suene la alarma, se apaguen las luces y acuda cada

uno a su refugio. Es conveniente siempre organizar

algunos ensayos.

Indudablemente, de la guerra actual saldrán en

señanzas muy interesantes para la defensa pasiva,

y seguramente de los estudios de los efectos de los

bombardeos se deducirán procedimientos de cálculo

menos empíricos que los, actuales; pero, hasta la fe

cha, lo único que se ha demostrado es que, por muy

fuerte que sea una nación en el aire y por grande

que sea su dominio en él, ño puede evitar los bom

bardeos, y, por lo tanto, cada día es más necesario

el estudio y reglamentación de la defensa pasiva.

De nuestra guerra se puede sacar la consecuencia

de que cuando se hace caso de las señales de alarma,

se disminuye notablemente el número de víctimas.

En Huesca, en Zaragoza y en Palma de Mallorca,

en los primeros bombardeos hubo muchas víctimas,

producidas por la metralla; pero- después ya nó las

hubo, porque basta colocarse en un refugio -cual

quiera para encontrarse protegido delos proyectiles

lanzados por la exjlosión.

45

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LA GALANTERÍA ESPAÑOLA

D ESDE que, realizada por los Reyes Católicos la unidad

de España, prosiguieron, en mayor escala, los espa

ñoles las aventuras de Aragón, lanzándose más allá de sus

costas y fronteras, fueron dejando a través de la Historia

claras muestras, de su hidalguía y caballerosidad, aprendi

das y practicadas a lo largo de la reconquista, llevando su

fama de hidalgos a todos los confines del mundo: con el

Gran Capitán, a Italia; con Roger de Flor, a Oriente; con

Carlos V, a Alemania; con Farnesio, a las Flandes, y con

Pizarro y Cortés, a toda la América; digan lo que quieran

los historiadores extranjeros.

Clío, atraída por las grandes magnitudes de los aconteci

mientos marciales, desdeña siempre en sus relatos el detalle

de la galantería, tan proverbial en los soldados españoles;

y hay que tirarse de cabeza al proceloso mar de las cró

nicas, relaciones y doumentos particulares que duermen

su modorra en los archivos bajo la frágil losa de sus ca

rátulas, y bucear como los buscadores de perlas, para en

contrar el episodio novelesco, el lance jugoso, el sello racial

de las grandes acciones. La galantería militar, clásicamente

española, brillü con su gracia y elegancia en el gesto de la

rendición de Turnay, impregnado de aquella finura, delica

deza y poesía que no menguaban la recia condición de los

españoles.

Era allá por el año

1581.

Alejandro Farnesio, al frente

de los muy mermados, pero invencibles Tercios, tenía que

hacer cara a la invasión de Bélgica por los numerosos Ejér

citos franceses, holandeses e ingleses, a más del levanta-

miento total de los’flamencos protestantes. Revolvíase contra

todos, como fiera acosada, sin perder un instante la ofen

siva, y acometiendo a cada uno de los enemigos a zarpazos

y dentelladas, de tal suerte y tan rápido, que les dejaba ven

cidos y atónitos.

Luego de marchas velocísimas, algunas con agua a los

pechos, y de combates anfibios en que, a nado, la espada en

tre los dientes y el arcabuz sobre el sombrero, asaltaba los

barcos con Infantería como si fuesenfortalezas, Farnesio

y su reducida hueste se presentaron’el

z.°

de octubre ante

los muros de Turnay, importante cabeza de puente, nudo de

caminos y magnífica base de operaciones. La plaza (que,

con fundamento, suponía muy lejos a las tropas españolas)

quedó asombrada y sorprendida; ni siquiera estaba en ella

su desprevenido y confiado gobernador, orangista furibundo

y luterano a machamartillo; pero su esposa la gobernadora,

Cristina de Lalaing, se encargó de defender el puesto y el

honor militar de su marido, asumiendo el mando en jefelde

la plaza.

Era la dama, además de muy bella, sobrina de los condes

de Hormes y de Montigny, ambos degollados por el terrible

y justiciero duque de Alba; el marido, gobernador, Prín

cipe de Espiniiy, también tenía en su familia víctimas do

la férrea mano del de Toledo; no es menester más para dis

culpar el odio a muerte del matrimonio hacia los españoles.

La intimación de éstos para que se rindiese la plaza fué ga

llardamente contestada por Cristina:

También las mujeres

flamencas saben pelear por la Patria.

Y en verdad que era bien

flamenca

(en el sentido español

de la palabra) aquella valentísima señora; la guarnición no

contaba con mucha fuerza, pero había entrado en la plaza

46

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gran número de paisanaje protestante, gente fanática, y

organ izándola muy bien un señor de Estrelles, Oficial ve

terano y valeroso, la gobernadora se propuso resistir a todo

trance.

Farnesio reconoció perfectamente las fortificaciones, no

muy sólidas, pero diestramente trazadas; escogió, con ins

tinto de ingeniero, el frente de ataque, y el.

15

de octubre,

emplazadas sus

23

piezas de Artillería, abrió la trinchera y

principió a minar. Contrariá bale el tener por contrincante a

una mujer, y recomendó a los artilleros que si, lo que no es

peraba, apareciese sobre los parapetos la dama, suspendie

ran elfuego o desviasen la puntería. Ni el nutrido tronar de

los cañones sitiadores, ni la voladura de largos trozos de

muralla abatieron lo más mínimo el ánimo de la defensora.

Varias tentativas de asalto, infructuosas, convencieron a

Farnesio de que no se trataba de una broma, y era preciso

economizar sangre; los sitiados hacían salidas continuas,

en que se luchaba encarnizadamente cuerpo a cuerpo, y el

combate no se interrumpía ni de día ni de noche. Un soco

rro enviado por el de Orange fué deshecho a cuchilladas por

la Caballería de los sitiadores; el coraje de éstos iba cre

ciendo con los obstáculos.

Farnesio, como siempre, inalterablemente sereno, se apro

ximaba al muro para examinar la eficacia de su artillería;

una certera pedrada le magulló un brazo; otra dejó muerto a

su acompañante, el Coronel Buquoy, Jefe del sector, que por

católico militaba a su lado. Días después, observando desde

una casa en ruinas el tiro de brecha, un cañonazo de la

plaza la echó abajo, aplastando a su comitiva e hiriéndole

a él gravemente en la cabeza.

Acompañaba a este bregar un temporal violentísimo, que

retardaba los trabajos de aproche y hacía muy dura la vida

de los sitiadores, privados de todo abrigo, ateridos de frío

y calados hasta los huesos. Nuevos asaltosfueron rechazados;

mas eran tan sangrientos y tan fieros los ataques de los es

pañoles, que la plaza se iba quedando sin defensores. suf i

cientes para cubrir los parapetos. En lo más brioso de la

pelea solía aparecer Cristina de Lalaing, y a su presencia,

hasta los moribundos se alzaban y oponían sus cuerpos a

la terrible embestida de los asaltantes.

Frenéticos ya los españoles y picado el orgullo indómito

de los incomparables soldados de los Tercios, juramentá

ronse todos para acabar de una vez y morir o entrar por la

brecha en un asalto definitivo; el deseo y el decidido propó

sito era no perdonar vida ni dejar piedra sobre piedra.

Farnesio, dominando sus dolores y la fiebre, abandonó la

yacija en que postrado se encontraba, y vistióse los arreos

de combate, mientras las Compañías, conducidas por sus

respectivos Capitanes, iban sucesivamente al pequeño ce

menterio donde enterraban sus muertos, para prometerles

venganza y poner fin a aquella lucha.

Formados ya en el frente de Banderas, cada cual en su

puesto y esperando tan sólo que el día amaneciese por com

pleto, la Artillería rompió fuego furioso como preparación

de asalto; en una de las pausas impuestas por la lentitud de

la carga, y para que se disipara el denso humo.de pólvora,

oyóse dentro de la plaza el toque de llamada, y se vió que los

cañones permanecían mudos, y un soldado tremolaba desde

lo alto de las ruinas de la brecha una bandera blanca. Res

pondieron las cornetas del sitiador tocando a cesar elfuego,

y el Ejército aguardó, curioso, el espectáculo que aquella tre

gua prometía.

El esforzado señor de Estrelles, ambos brazos en cabestri

llo, precedido de un trompeta, salió por un portillo de la mu

ralla y, llegándose cerca de la última paralela, pidió en mal

español parlamentar con Farnesio, postrado nuevamente en

su lecho de campaña por el esfuerzo que hiciera al vestirse,

armarse y acudir a mandar su gente en el ataque decisivo.

Llevado el parlamentario a su presencia, se ajustó en segui

da la rendición: la plaza pagaría

200.000

florines como

contribución de guerra, y los restos de la guarnición saldrían

con todos los honores de la guerra; es decir, con banderas

desplegadas, tambor batiente y bala en boca; fijándose la

fecha del acto para el día siguiente,

30

de septiembre, que

amaneció con sol y cielo limpio, tan azul, como el que recor

dában los soldados de España.

Lczs diez de la mañana; la luz del astro arrancaba relám

pagos de plata de los bruñidos arcabuces, las buídas puntas

de las picas, los relucientes coseletes, los aceros toledanos y

los morriones de Milán; Farnesio se hacía conducir a la

puerta de la ciudad, escuadronándose perpendicularmente a

la muralla piquetes de todos los Tercios, Escuadrones y Ba

terías, para rendir honores a la valiente guarnición rendida.

Los demás soldados y Oficiales formaron calle, a fin de ver

y saludar a los valerosos enemigos.

A la cabeza de éstos, sola, sin acompañamiento alguno, y

General

LUIS BERMUDEZ DE CASTRO

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muy delante de la hueste vencida, apareció la Gobernadora,

Cristina de Lalaing, rigiendo un poderoso caballo negro,

cuyo color contrastaba con el nítido traje blanco de ia.apuesta

amazona; nada de su delicado aspecto pudiera hacer pensar

que dentro de un cuerpo tan femenino hubiese una alma tan

bravía: ojos azules muy claros, cabellos de oro, talle más

esbelto y flexible que los opulentos de las damas flamencas’

modelos de los desnudos de Rubens, ¿quién habría previsto

que figura tan fina fuese capaz de hazaña tan heroica como

la defensa. de una plaza mal amurallada y contra los terri

bles Tercios de la Infantería éspañola?

Presentaron las armas los piquetes; abatiéronse las ban

deras de las dos fuerzas adversarias en señdl de saludo; des

cubrióse, reverente y galante, Farnesio, y la dama agitó su

pañuelo contestando a la cortesía del caudillo español. Mas

los soldado sueltos que formaban calleprorrumpieron en cla

morosos vivas a la heroína, poniendo sus chambergos en la

boca y punta de los arcabuces y picas, y arrojando al suelo

las capas, a manera de alfombra, para que las pisase la ca

balgadura, que, asombrada de tanto gritQ y movimiento,

piafaba y se revolvía con riesgo de desmontar a la amazona.

Entonces, dos Capitanes españoles sujetaron y tranquiliza

ron alfogoso animal, ,y tomando cada uno una rienda, des

cubiertos como dos palafreneros, condujeron a través de la

entusiasmada tropa a la bella dama, cada vez más impre

sionada y conmovida, por las muestras de respeto y admira

ción que recibía. Muchos soldados se apartaban’ corriendo

para coger del campo flores y deshilachaban las cuerdas de

los arcabuTces,atando ramos que entregaban a los soldados

flamencos

para la señora.

Los Oficiales de Caballería montaron a caballo para es-

coitar a Cristina hasta el pueblo rnds próximo, donde la

aguardaba su marido con una carroza, y, a fin de honrarla

más, tomaron los estandartes de sus escuadrones, pidiéndole

que los tocase con sis manos, y no se acercaban a ella sin

destocarse respetuosamente.

Y

aquella mujer, que había

mirado impasible la agonía de los soldados, el fuego de las

Baterías y el arrojo feroz de los asaltos, no pudo resistir la

emoción de contemplar a los odiados españoles rindiéndola

el tributo y homenaje que merecía su firmeza, su abnegación

y su valor.

Largo rato la acompañaron, y ¡quién sabe hasta dónde

hubieran ido si Farnesio, temeroso de que llegaran a impor

tunarla demasiado, no hiciese tocar asamblea en el campa

mento, con lo que se detuvieron todos para volver al real, no

sin rodearla con ánimo de despedirse. ‘Lloraba la amazona,

presa de nerviosa emoción, y con turbada voz tuvo, aliento

bastante para gritar lo que jamás pensara que hubiese salido

de sus labios: “iCaballeros soldados españoles ¡ Viva Es

paña ”

Desde aquel punto y hora, los Príncipes de Espinay, los

enemigos de España y de la religión católica, se refugiaron

en su palacio de Bruselas, y no sólo no volvieron a reanudar

actividades oran gistas ni aceptaron trato con los rebeldes,

sino que su hogar espléndido lo fué también de todos los es

pañoles que residían o pasaban por la ciudad. Aquellos que

fueron testigos del heroísmo de Cristina nunca dejaron de

acudir a ponerse a sus pies.

El valor español ganó en buena lid la plaza de Turnay;

la militar galantería española había ganado algo más dif í

cii cuando. lo defiende el dolór y el resentimiento: el corazón

de una mujer.

Farnesio es herido en la batalla de Caudebec.

-—

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Misión trascendental de la Prensa moderna.

La prensa, el periódico, tal como hoy le entende

mos, es una conquista moderna; hijo, en realidad,

de la imprenta, de la que ya alguien dijo debía de

ser “la pólvora del pensamiento”. La influencia del

periódico en la vida de hoy cada vez es más trascen

dental, cada vez cala más hondo, cada día difunde

más y más hojas impresas. El diario llega a todos

sitios. Sirve a todos la excelencia de su observación

ordenada, sagaz e ilimitada. Nada se le escapa.

Todo lo ve y refiere. A la hora puntual de coménzar

nuestra vida cotidiana, gçacias al periódico, el hon

bre de hoy sale a la calle conociendo las últimas

novedades de la vida nacional, la cuantía de la co

secha argentina, la incidencias de la crisis japonesa,

el viaje de tal personaje de la máxima actualidad,

las cotizaciones más recientes del Wall Street, el es

tado del mercado del plomo, el resultado de este

campeonato, la inauguración de aquel servicio, el

detalle de la última sesión académica, el más re-

ciente acontecimiento teatral, las nuevas apasionan -

tes quizá de la guerra... Balzac pudo creer que si la

Prensa no hubiera sido inventada, habría conve

nido abstenerse de descubrirla. Es, ciertamente, un

punto de vista. Pero la realidad es que la Prensa

vive y que vivirá cada vez más intensamente. Para

algunos entusiastas del periodismo, Bernard Shaw,

por ejemplo, el periodismo es incluso la forma más

sublime de la literatura. Mas no hay neçesidad de

debatir la clase de estas letras. Es mucho más prc

tico señalar su influencia. Y, lo que importa más, es

menester advertir que no es lícito, ni siquiera le

está permitido, a ningún hombre público ignorar la

Prensa, desconocer el periódico, volver la espalda a

la hoja impresa ccitidiana.

El poder captador de la Prensa es enorme. Spen

gler lo advirtió bien. Este poder no es, ciertamente,

menor sobre las clases humildes que sobre las clases

selectas. En realidad, lo que ocurre es que cada capa

social necesita una Prensa y una dicción. En tal

sentido, los más importantes rotativos del mundo,

II

Ir

Tenlerte Coronel de Estado Mayor

JOSE DIAZ DE VILLEOAS

de la Escuela 5. del Ejército

49

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en razóñ de su poderosa influencia sobre, el sentii

nacional — Tke Times, en Inglaterra; Le Tems, en

Francia; New-York Times, en América —, no son

los periódicos de máxima difusión. La Prensa infor

mativa, sensacionalista, suele tener lectores mucho

más numerosos. Lo que pasa es que aquella Prensa

selecta actúa sobre las capas directoras, sobre mino

rías elegidas, y su influencia es, por tanto, mucho

mayor que la de los rotativos populares. Sin negar

que para nosotros la gobernación del Estado es

mucho más función de las clases selectas y directo

ras que de las masas, no podemos, sin embargo, de

ducir la necesidad de cultivar con predilección un

tipo de Prensa, para abandonar la restante a la in

solvencia o, a lo que es aún peor, a la demagogia y

al partidismo.

El Mando militar no puede permanecer ignorante

de la Prensa. En caso de guerra, tal ignorancia y

descuido suele traer gravísimas consecuencias.

En 1854, lord Ranglan se queja, desde Crimea, de

que las informaciones de los corresponsales ingleses

son tan minuciosas, que los rusos no tienen más que

buscar los objetivos de su Artillería en las columnas

de la Prensa lóridinense. En i866, los prusianos se en

teran por los mismos periódicos británicos de la

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ecoglençioft a clLs rara ítplkar a fu bluina Magefiadle dlg—

A cal-

concentración de los austríacos en el valle del Bis

triza. La noticia tiene un colofón catastrófico para

Austria, que pone Moltke: Sadowa. Igual provecho

vuelve a sacar el viejo Mariscal prusiano, cuátro

años después, cuandolos mismos periódicos de In

glaterra anuncian los movimientos de Mac Mahon,

partido de Chálons, que pretende unirse a Bazaine.

Los II y III Cuerpos de Ejército germánicos habían

perdido el contacto con el adversario. Aquellas infor

maciones les resultan preciosas. Y la guerra tiene

entonces este otro colofón, trágico para los france

ses: Metz y Sedan. El general ruso Mortinow se la

mentaba igualmente, con razón, de la indiscreción

de ciertas informaciones que permitían a los agen

tes chinos discutir los planes rusos, con pleno cono

cimiento de causa, en las fondas públicas de las

estaciones del Transiberiano... El relato es dema

siado prolijo para prolongarle. En cambio, es Ku

roki el que, en junio de

1904,

emplea a la Prensa

para desorientar al enemigo, haciéndole publicar

referencias totalmente inexactas sobre los propios

efectivos que constituían su Ejército. Y somos nos

otros mismos, allá en el verano de

1925,

los que in

sinuamos a la Prensa nacional y europea falsas in

formaciones sobre supuestos intentos y proyectos de

desembarco en Sidi Dris y Uad Lau, ocultando así

• nuestros propios deseos de desembarcar en Alhu

cemas.

Un periódico, lector, es, sin duda, una gran em

presa industrial. En alguno de nuestros primeros ro-

- tativos trabajaban, con anterioridad a la Cruzada,

un millar de obrerós. Cuando se aproxima el mo

mento de hacer el número, la redacción vivé unas

horas febriles. Llegan por centenares los telegramas,

conteniendo’ las informaciones de los países más le

janos y remotos. Todo aquello hay que depurarlo,

ordenarlo, extractarlo y titularlo. Se ojean rápida

mente anuarios, mapas, antecedentes traídos a toda

prisa del archivo, recortes, notas, fotografías. Todo

debe ser dispuesto rápida y adecuadamente. En se

giida; abajo, la rotativa empieza sus reVoluciones

de vértigo. Alguna de estas máquinas, como la

“Covadonga” de nuestra Editorial Católica, puede

lanzar 65 a

70.000

ejemplares por hora, de

32

pági

nas, a dos’ colores, contados y doblados. Las gran

des “leviatanes” del Extranjero editan números de

enormes tiradas, con un consumo de papel diario

fabuloso. Cada uno de estos grandes periódicos con

sume una selva’ entera todos los años. Por ello no es

extraño que algunos de estos colosos, como, por

ejemplo, el Daily Mail, posea de su propiedad fá

bricas de papel y bosques para pasta.

La Prensa vive dos regímenes bien distintos en

la actualidad, consecuencia cierta de la división del

mundo en dos hemisferios poilticos también distin

tos. Hay una Prensa libre, que se edita en los países

Do

UGt)

•c par.

-

Dosregímenes;dos

Prensas.

ijar le

io (e.

‘nc.

3

‘e

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liberales, y otra dirigida, que se publica en los Esta

dos de tipo totalitario.

La Prensa libre tiene su principal auge en Ingla

terra y en los Estados Unidos. Esta Prensa libre,

lector, tiene en principio una gran amplitud de mo

vimiento. El liberalismo no admite la evidencia de

que el exceso de libertad puede ser tan pernicioso

al pensamiento como a la economía o a la política.

“Los males de la libertad, con la libertad misma se

curan”, dice. En realidad, los españoles de 1936 ten

dríamos que hacer muy serias y graves objeciones a

esta rotunda afirmación.

La Prensa de los países totalitarios se inspira en

principios y en una ética absolutamente distintos.

Aquí, el periódico no es una industria, ni una em

presa creada exactamente con fines de lucro. La

Prensa es simplemente un servicio. Una función so

cial y política que está dirigida. Cuando el fascismo

triunfa en Italia, tras una evolución relativa

mente rápida, se pasa pronto de una Prensa vigi

lada, con régimen de censura previa, a otro de

Prensa inspirada desde una Dirección que se crea al

efecto. En realidad, los periódicos conservan inicia

tiva y autonomía; pero siempre trabajan sobre el

camino de la inspiración que conviene abs intereses

generales del país. Alemania copia el procedimiento,

y en su Ley de octubre de

1933

acuerda las condi

ciones que han de reunir los directores de ‘periódi

cos, que, a su vez, son elegidos por el Gobierno.

El doctor Goebbels, al tomar posesión del nuevo

Ministerio de Cultura y Propaganda, dice: “El Go

bierno no se contentará con dar a la Prensa infor

maciones: le dará también instrucciones...”

Gracias a este concepto nuevo; merced a quedar

la Prensa al servicio nacional, el Gobierno y la di

rección política del país no tienen ya eñ ella un ene

migo terrible, capaz de pulverizar, con el tiempo,

cuanto se proponga. Al contrario, en lo sucesivo,

en estos países la Prensa será un arma de la gober

nación del Estado. He aquí la gran diferencia.

He aquí el gran triunfo.

Este régimen de Prensa tiene, sin duda, motivos

generales para ser elogiado. Tanto por lq que se re

fiere a la gobernación del país, como a lo que res

pecta a la política extranjera. Se evita, en efecto,

que ciertas campañas patrióticas que éligieran por

tema asuntos exteriores, sean contradichas por la

mala Prensa, no pocas veces movida desde fuera. No

faltarían, al efecto, éiert amente, ejemplos que citar.

La Prensa y las revoluciones.

En cuanto a la política interior, un régimen de

libertad de Prensa sin medida lleva, invariable

 mente, al desastre. Y cuando la revolución llega, los

hombres que la hacen se apresuran a negar la liber

tad que antes habían pedido e imponen la Prensa

de clase. Siempre fué idéntico el proceder de los

hombres de la izquierda: en la oposición, piden a

4-,

C0 DECATMZ

del V

¡red

?9

-

raIau4,

uc ¡tael.

Estrago reios IsJ’e,Çot

Botee

ra ¡e Zsia

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ea.

mas

de

las

costumbres ¿e

estos

Islelios

ASISIFCOO

OIr:cen crcunflancia5 Muy dignas de notare; pero las Cese.

:

flonias y risos ‘de susBkuimonies merecen una atenejor,

particular.

En pnmer

lugar

se le

coaduc

al

Novio,

montado

asu aval1o rkarneátecnjaeiado, paseandole

por

todos los pdn

ipales barrlo del Pueblo.Llevo

la gala ‘mas

rica

que

haya

puctulo

costear

aegun aus habares, y le preceden5.parsen-

res

mas cercanos:

3’

amente ci,n’ una

tiopa de Bonas 6

Santones,y antamukinud,de Muicos y danzantes ,que van

tocando y baylando delante de él: Lleva as, mirnu st rrd.

dut

d su persona los lsclavns

que

tiene

; unos defendien—

doi l cabeza con un gran Quitssol muy aluarado de co

Lores y adornos, y otros esparciendo flv.rvs, baisamos y lico.

res ototooz llenando de fragancia todo el

re,

n

disposiejon, y con esta Comides s igue hatia llegar á la eas

de la Novia , y alli se apta

,

y es tetibido en una especie

‘‘do dçndi de cntaft4, donde se Ueisf5I ureretindra y adr.

se-

gritos la libertad; desde el poder, imponen en el acto

su férrea dictadura. En Rusia, la Prensa roja lué

encargada de cambiar la mentalidad del pueblo

ruso’. Más ‘de 8.oo diarios se editaron luego en

la U. R. S. S. De ellos, unos

5

6 6.ooo en ruso. El

resto, en las lenguas y dialectos diferentes que se

hablan en la torre de babel moscovita. En esta

Prensa diaria se cultivaba cuidadosamente__Stalin

lo recomendó__la mentira como, arma. Se editaban,’

además, otros 2.500 periódicos para las colonias del

campo, y cerca de otros dos mil diarios, para las

fábricas. Añada aún el lector otros aoo.ooo periódi

cos murales de inmensa difusión y de mínimo gasto.

Era menester precipitar el embrutecimiento dél

“mujic”; hacerle abjurar de su fe tradicional, deste

rrar los iconos, exaltar el materialismo más grosero

y engañar

engañar siempre

—.

al pueblo bolche

vique con respecto a lo que pasara por el resto del

Mundo. Este pélear salvaje de los rusos de hoy;

esa lucha feroz que lleva hasta simularse herido

para disparar a mnsalv’a sobre el sanitario que acu

de solícito; esas mutilaciones terribles que cometen

con las propias mujeres que se ven forzados a aban

donar, no se explican má que por la campaña ve

nenosa y constante de una Prensa repleta de odio y

de mentiras.

51

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El libertinaje de cierta Prensa española con mu

cha anterioridad a la guerra de Liberación, provocó,

día a día, la catástrofe de 1936. Hace ahora poco

más de un cuarto de siglo, cuando comenzara la pri

mera guerra europea, en Madrid * verdadera cabe

cera de nuestra verdadera Prensa nacional

—,

se

editaban los periódicos del llamado “trust”, regido

por Moya e inspirado por las sociedades secretas,

que comprendía

El Imparcial, El Liberal

y el

Heral

do de Madrid. El segundo de estos periódicos pu

blicaba, además, ediciones en Murcia, en Bilbao y

en Sevilla. Se publicaban a la sazón en la-capital de

España los diarios republicanos Es paña Nueva,

España Libre y El Pais; el diario de clase El So

cialista; los’periódicos liberalés La Mañana y El

Diario Universal; el independiente La Correspon

dencia de España; los conservadores A B C y

La Epoca, y los católicos El Debate, El Correo

Español

y

El Universo.

En resumen: veintidós

años antes de que estallara en España la guerra de

Liberación,se editaban por la Prensa nacional diez

periódicos de izquierdas, uno independiente y. sólo

cinco conservadores o católiços. Nadie dirá, ad

vertido de ello, que los males que provocaran el

Glorioso Alzamiento de 1936 no tuvieran engendro

viejo.

Y es que un. Prensa mal dirigida, navegando

a la deriva por las aguas procelosas del mal, en

gendra, sin dudarlo, la catástrofe. Los Gobiernos se

ven mediatizados. La política se perturba bajo la

capa de uña fiscalización engañosa. La hostilidad

de unos cuantos rotativos, hábil y persistente-

mente, mantenida, es capaz de derrumbar los pun

tales más firmes. Alguien que habitara en un país

liberal ha llamado a la Prensa “el cuarto poder”. Así

concebida la Prensá, tení a, sin embargo, un poder

ilimitado. Una campaña periodís

tica podía barrenar los poderes

más altos. Imagínese el lector, en

efecto, el poder de los enormes

“trusts”, de los “cómbinados” o

de las “cadenas” de algunos paí

ses liberales. Su fuerza es enorme.

Prácticamente incontrarrestable.

Recuérdese, por ejemplo, la deci

sión de Stinnes, el llamado “Rey

del Ruhr”, adquiriendo, en la Ale

mania de la postguerra,

140

perió

dicos de un golpe. O la determi

nación de los hermanos Berry, en

Inglaterra, que compran a su vez

120

diarios. O las organizaciones

de lord Beaverbrook y de Rho

thermare, interviniendo cada uno

enormes sectores -de la Prensa

británica, sin que esta diferen

ciación de ‘empresa fuera tan

absoluta como para evitar que en

la cartera de cada una de ellas

existiera un buen paquete de ac

ciones de la contraria.

La Prensa, lector, es un arma

demasiado poderosa, demasiado

potente, para que el Estado y la

nación desconozcan y abandonen

su utilización. Pero ha de usarse

sin agobiarlñ sin cominería, sin

espíritu de negación. Debe, sobre

todo, inspirarse. Concederla zo

nas de acción, asignarle misiones,

confiarle objetivos. Quedará a su

arbitrio’ el método táctico para

lograrlo. Otorgarla, al efecto, toda

la libertad, la máxima libertad,

para realizar el bien. He aquí el

rico privilegio de los Estados

autoritarios.

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M w4NIflej

L& T* t*ifl

• sIUa .aó*si

• •• .,

(, ‘.—

La Prensa

y

el Mando mi- H-.

litar 1

El nuevo y alto papel

—tan alto como ñobilísimo—

otorgado a la Prensa en el

régimen totalitario, tiene,

para el Mando militar, sola

mente ventajas también. Ya

no serán los periodistas,

para el Mando de hoy, como

lo fueran para Wolseley, la

maldición de los Ejércitos

modernos. La Prensa es aho

ra, al contrario, una colabo

radora. Un arma más que el

que manda debe saber ma

nejar hábil e inteligente

mente.

Se ha hablado mucho del

nuevo concepto de la “gue

rra totalitaria”. Tanto, que a

fuerza de repetirse esta frase,.

parece haberse convertido en

un tópico. Y, sin embargo,

no lo es. Es necesario insistir

cómo la guerra alcanza hoy a todo el mundo. Como

por cada aviador que vuela sobre el país enemigo

hay veinte obreros y técnicos trabajando en la reta

guardia propia, y como por cada soldado que hay en

el frente, labran la tierra, ejercen la industria o se

emplean en los transportes en el interior otros ocho

o diez hombres más. Hay que advertir que quizá

aquel día precisamente que transcurriera tranquilo

en las trincheras, trajo un bombardeo, en masa, de

la Aviación sobre tal ciudad, varios centenares de

kilómetros detrás del. frente. Una guerra moderna

exige una preparación minuciosa. Un plan de ope

raciones, un plan de transportes, un plan de cons

trucciones.., y también un pian de roaganda y de

Prensa. Si en la guerra totalitaria importa tanto

sostener el buen rendimiento de las industrias mili

tares, el exacto ritmo de los transportes, la produc

ción máxima del campo, etc., es evidente que no

debe importar menos el mantener tensa y elevada

la moral de la opinión. Y para ello pocas armas tan

adecuadas, quizá ninguna, como la Prensa.

Si antaño pudo alguien encogerse de hombros

cuando se hablara de Prensa, un Mando militar

moderno y consciente no podría hacerlo hoy. Sería

tanto como renunciar al empleo de la Artillería, o

de los carros, o de la Aviación. El periódico es, más

que nunca, un arma de guerra, en efecto. A decir

verdad, no descubrimos, al hablar así, ninguna cosa

nueva. Cuando ahora los Ejércitos germanos, al

avanzar por los distintos frentes, hacen editar dia

riamente,. sobre la marcha, utilizando los medios de

impresión y tirada que se encuentran al paso, gran

4es rotativos que en nada difieren de un buen pe

riódico moderno alemán, inglés

o americano, es menester recor

dar un remoto precedente: el de

Gustavo Adolfo haciendo publi

car periódicos en los lugares que

ocupaba, inmediatamente que

conquistaba un país.

No es raro, por otra parte, en

los grandes Capitanes aficiones

periodísticas. Federico II, es

‘bien sabido, encontraba a dia

rio alguna hora libre durante

la guerra de Siete Años para enviar sus crónicas a

cierto periódico berlinés, que las encabezaba con

est titular genérico: “Cartas de un testigo ocular”.

Era el propio Napoleón el que se envaneciera de su

cuidadoso estilo cuando escribiera en Le Moniteur.

El mismo Bonaparte y el gran Federico• supieron

adelantarse magistralmente a lo que hoy se llama

“política de la noticia”, dirigiendo personalmente, con

singular habilidad, la Prensa siempre que precisara.

La “politica de la noticia” y su arma la Agencia

informativa.

Un plan integral para preparar una guerra o sim

plemente para dirigir una política, no debe ni puede

limitar su preocupación a la Prensa nacional. Cierto

que la opinión interna importa al hombre de Es

tado, como al Mando militar, de manera capital,

como ningún otro dato del problema bélico quizá.

Pero no puede olvidarse que es necesario preocu

parse también de la opinión allá de las fronteras.

He aquí algo que Alemania olvidó, sin disculpa,

en 1914-18, y que tan caro hubo de costarle enton

ces. Hitler había advertido y mostrado el mal, y no

es, por tanto, una improvisación la “política de la

noticia”, que el Reich realiza hoy tan sagazmente,

al menos, como su política diplomática y su política

militar.

Para cultivar la opinión internacional, bien se

comprende que la Prensa propia es impotente., Es

necesario montar cpara ello un aparato de amplia

envergadura. ‘Este organismo es la Agencia de In

formación.

  3

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Las Agencias de Información tienden su red por el mündo

entero e intercambian noticias con otras extranjeras. Llevan,

por así decirlo, fuera de los confines patrios, los latidos todos

del sentir y querer nacionales. Ello es de la mayor importan

cia. Gracias a la Agencia nacional, el mundo exterior sabrá

del país propio lo que éste mismo le diga, no lo que le digan

por su cuenta otros. Se comprende bien cómo estas Agencias,

que suministran las informaciones a los periódicos del mundo

entero, tienen habitualmente protección y aun orientación

oficial. Ningún Estado digno de este nombre descuida tal

menester. Cada país tiene su Agencia, cuando no tiene varias.

Sus informaciones son siempre más o menos oficiales. Son,no

obstante, las Agencias de las grandes potencias del mundo

las que se disputan, no el mercado, sino mejor la influencia

de la noticia.

Los nuévos medios de comunicación han ido dando cre

ciente pujanza a su radio de acción. Cúando en

1909

se cele

bra en Inglaterra la primera Conferencia de la Prensa Impe

rial, los medios de transmisión de las infQrmaciones son el

telégrafo y los cables. Cuando en

1920

se celebra la Conferen

cia de Otawa, se ha comenzado ya a transmitir la información

por la telegrafía sin hilos. En la actualidad, las Agencias lla

man por teléfono a América, por ejemplo, con idéntica sen

cillez que antes llamaran a un Gortesponsal inmediato. Hoy se trans

mite con teletipo al Nuevo Mundo a razón de 6o, 8o y aun 90 palabras

por minuto, y la copia clara del despacho puede pasar en el acto a

manos del linotipista.

He aquí las principales Agencias y el régimen propio de su trabajo.

Reuter fué un excelente soldado inglés en la guerra pasada, como iem

pre. Cuando en

1916

la situación de la Empresa es tan poco prósipera

que llega a producirse una crisis y los americanos quisieron poner su

mano sobre la Agencia, el Gobierno inglés lo impidió con su apoyo.

Como lema futuro de la empresa se escribe: “Reuter debe permanecer

imperial, independiente, imparcial y desligada de Empresas comercia

les.” Reuter quedaba, pues, al servicio preferente y exclusivo de la

política británica. La Reuter suministra las informaciones de los gran

des rotativos londinenses y lleva al Mundo entero la novedad diaria

de cuanto ocurre en el Imperio británico, y la Press Association faci

lita las informaciones de los periódicos ingleses de provincias. El capi

tal social de Reuter asciende a

550.000

libras; pero los gastos anuale

de la Empresa no bajan de 5.000.000 de libras.

Todo el poder de Reuter está representado en estas cifras, que in

dican la importancia de sus servicios. Suministraba esta Agencia, antes

de la guerra, información, fuera de -Inglaterra, a 187 periódicos en Francia,

144 en Dinamarca, 89 en Finlandia, 70 en Italia, 50 en China, 25 en el Japón,

50

en la India,

90

en Polonia.

Francia tiene su servicio la Agencia Hayas, actualmente denominada

por el Gobierno de Vichy Havas-Ofi. Esta agencia data de i8ii, convirtién

dose en Sociedad anónima en 1879. Su capital social es de io millones de

francos. El principal ingreso, además del que le proporciona el servicio de

noticias, lo constituye el anuncio, y la distribución también a los periódicos

de’ artículos, colaboraciones, informaciones financieras y folletines. Hayas

tenía una fuerte participación en las grandes Empresas periodísticas de París:

en Le Jounal, L”uvre y Petit Journal. La Agencia Hayas es, naturalmente,

una Agencia oficiosa. Pero oficiosa sin paliativos. En una junta celebrada

en 1937, sus rectores fijan así el carácter de la Empresa: “La Agencia Hayas

no es susceptible de vivir una3hora en desacuerdo con el Gobierno, cual

quiera que éste sea. ¿Qué Gobierno? El de ayer, el de hoy, el de mañana.

Nosotros no cambiamos nunca de opinión. Es el Gobierno el que cambia.”

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7/17/2019 RET 032 Septiembre 1942

http://slidepdf.com/reader/full/ret-032-septiembre-1942 56/82

La U. R. S. S. cuenta para informar al exterior

con su Agencia Tass-Telegrafnoje Angentswo So

jusa. Cuando en igi8 triunfa la revolución roja,

crean los soviets el Instituto General de Noticias

(“Rosta”), que suministraba a la Prensa rusa infor

maciones y artículos, siempre orientados hacia la

más desatada propaganda comunista En

1925

se

funda Tass, que se asocia en seguida con las res

tantes agencias mundiales. Gracias a esta poderosa

arma, el Kremlin ha irradiado su perniciosa acción

por el Mundo. Las informaciones de Tass, siempre

tendenciosas, frecuentemente falsas, han contribuído

a envenenar al Universo como ningún otro tóxico.

Los americanos tienen, ellos también, no hay que

decirlo, su Agencia -o, aun mejor, sus Agencias; con

posibilidades casi ilimitadas. La Associated Press

es, a la postre, una verdadera cooperativa de perió

dicos para intercambiar y procurarse información.

Tiene arrendados

360.000

kilómetros de telégrafos,

sirviéndose de tal modo la información, que llega al

mismo tiempo a todos los asociados. Cuenta a su

servicio con 8o.ooo funcionarios, redactores y em

pleados; de ellos,

4.000

telegrafistas, y sus informa

cions se cifran en

50.000

palabras diarias, 5.Óoo

consagradas a las noticias de Bolsa y

10.000

reser

vadas para el servicio internacional. Los periódicos

asociados a los que sirve pasan de

1.500.

Además de esta poderosísima informadora tienen

lo americanos aún la United Press, con

2.500

co

rresponsales y 38 filiales en el Extranjero, y que

sirve a

1.250

clientes distintos; de ellos,

350

fuera

de los Estados Unidos. Su poder en América del Sur

es considerable, ya que proporciona informaciones

a 8o periódicos distintos. Aun existen otras agen

cias americanas, como International News Service

o la Univ.crsal Service.

Italia dispone de otra Agencia poderosa que f un

dara, en 1853, Guglielmo Stefani, en Turín, y que

ha consérvado el nómbre del fundador.

Stefani ha servido siempre con diligencia, y acier

to la causa de su Patria. Buena parte de nuestras

informaciones de Prensa están suministradas por

aste servicio.

• En Alemania-había, hasta diciembre de

1933,

dos

Agencias principales de información: la llamada

Agencia Wolff, del nombre del fundador, patro

cinada y estimulada por Bismarck, y el Servicio

Internacional de Noticias, esto es, la llamada

Unión Telegráfica. Fué en aquellafecha señalada

antes cuando el Reich creara su actual Agencia ofi

- cial: la Deutsches Nachrichten Büro, abreviada

y habitualmente la D. N. B. Esta Agencia pare

cía llegar, en realidad, demasiado tarde. Las Agen

cias preexistentes más poderosas, en efecto, se ha

bían repartido la influencia del Mundo. Según un

acúerdo de

1913,

estas Empresas informatiyas cam

biaban susnoticias, iñformando directamente Reu-

-

ter de todo lo que afectara el Imperio inglés, a Ho

landa y al lejanó Oriente; la Associated Press

tenía el monopolio de las informaciones de todo el

Continente americano; Hayas refería a su gusto

al Mundo cuanto pasara no sólo en Francia y en su

Imperio colonial, sino también en España, Italia,

Portugal y los países balcánicos. A la antigua

Agencia Wolff se le había reservado tan sólo la

información de su propio país y la de los Estados

septentrionales de Europa.

Pero la D. N. B. impuso pronto la bondad de sus

servicios gracias a la ventaja que le proporcionaba

el uso de la radiofonía. Fué menester, por lo tanto,

que las demás Empresas negociaran con ella, con

viniendo diversos acuerdos, que se firman en el

año

1934.

-

La D. N. B. es una Empresa de razón social

limitada y de marcado carácter oficial, aunque con

plena libertad de movimiento. Su capital asciende

a

2.000.000

de “reichsmark”. Tiene en el interior

de Alemania

42

sucursales, con una completa red de

subdelegaciones, desplazando por el Mundo más de

ioo corresponsales fijos y centenares de redactores

enviados ocasionalmente. Sus servicios se divulgan

por el Mundo entero por medio de servicios de men

sajeros, correo urgente, telégrafos, teletipos, teléfo

nos y radiofonía. En total, realiza

150

servicios de

información diferentes; de ellos, 46 de carácter polí

ticonacionaj (cursando al efecto todos los días más

de

25.000

palabras);

32

de índole económica; 44 de

portista; 7 gráfica, etc. Al Extranjero se cursan dia

riamente más de 6.ooo palabras. La D. N. B.,

como la Stefani, intercambia su servicio con la

Agencia E. F. E. española.

- Ello aparte, Alemania conserva la Agencia Trans

ocean, fundada poco antes de la guerra europea an

terior, y especializada en información exterior.

Esta Agencia emite sus noticias por radio tres veces

al día en español otras tantas veces en francés y

seis en inglés. Facilita información a América.

Conclusión.

-

En resumen: la Prensa, por ser la más poderosa

palanca de la opinión, es también una excelente

arma de guerra. He aquí algo que los Mandos y los

Estados Mayores de la política y del Ejército no

pueden desconocer nunca. Para Stalin, “la Prensa

es el arma más eficaz y afilada del partido, debiendo

aumentar su importancia por horas, no por días”.

Para Hitler, “el periódico debe llegar a cada ciuda

dano e incluso a la choza del más pobre”. He aquí

una coincidencia de apreciación absoluta entre dos

regímenes diametralmente opuestos. Pero no basta

hoy, con ser ello tanto, dirigir e inspirar a la Prensa.

A la gobernación del Estado le está reservada tam

bién otra misión no menos trascendental: dirigir,

como hemos dicho, la “politica de la noticia”, aso

marse a las cabinas de las Agencias tal como lo com

prendieran Cavour y Bismarck, y como se practica

generalmente hoy por todos los grandes paises.

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ID.

81

CoNSIDERACIONESPRELIMINARES

Mi propósito al escribir este trabajo es el de poner al alcance

de los Oficiales de morteros conceptos y principios del tiro arti

llero que son indispensables para la buena utilización de esta Arma.

De la importancia del fuego de morteros se puede juzgar por

opinión de todo el que ha estado en nuestra Guerra. Los morteros

producían verdadero terror; el efecto de sus potentes grauadás,

contra las cuales las trincheras no representaban protección eficaz,

con su llegada silenciosa como fantasmas destructores, fué verda

deramente notable desde los puntos de vista material y moral.

La prueba de la eficacia del mortero la tenemos en la gran canti

dad de Unidades

que

se orgánizaron por todas partes; y hasta su

empleo eu masa, en icarias ocasiones. Otra prueba la da el

que

en la guerra actual es corriente asignar seis morteros por batallón.

El tiro de mortero se realiza, en general, por procedimientos de

masiado burdos. Esto tiene su justificacióu; porque, entre otras

cosas, uinguna Unidad de mórteros cuenta con el mínimo de ele

mentoú de personal y material indispensables para establecer un

observatorio; y sin un observatorio regularmente organizado no

hay posibilidad de hacer un

tiro

aceptable con estas armas.

El tiro de mortero con puntería directa es absolutamente iuad

misijle, porque precisamente las carcterísticas de estas armas es

la de poder tirar desde posiciones ocultas. Los autitanques, los

cañones de acompañamiento inmediato, los cañones antiaéreos

tiran, en general, con puntería directa, porque tampoco sería con

veniente otra; pero los morteros perderían una de sus mejores

características: tampoco sería lícito ponerles en tiro directo enfrentede armas de más precisión. Diferencia este

tiro

del artillero, entre

otras cosas, la poca precisión de estas armas, un poco rústicas,

que aunque se perfeccionen, dada la duración de la trayectoria

quedan las granadas en el

aire

más sometidas a las influencias

exteriores. La cola estabilizadora, si bien evita la derivación, es

muy inférior al efecto de las estrías del ánima del cañóu.

Como el tiro de morteros se ejecnta amenos distancia quei

de Artillería, los errores que se cometan en la preparación de aquél,

repercutirán menos en sus efectos que si se tratase de Artillería;

p. ej., el error de 15 milésimas en la deriva a 1.200 m., es de 18 m.;

como lá dispersión total del mortero es de 37 m. a esa distancia,

el error puede tener poca trascendencia. En cambio, el mismo

error en el cañón del 75, mod. 1906, a 5.000 m., tiene mucha im

pórtancia a isa distanvia. 15 milésimas ion 75 ni., yla dispersión

total con carga normal es de 44; o sea, que con ese error no hay

tiro

eficaz. -

La posición del observatorio, sobre lo que se insistirá más ade

lante, es también importante, porque deforma el triángulo pieza-

observatorio-blanco.

Finalmente, las Planas Mayores de Artillería, por ser más nu

merosas y disponer de más elementos, pueden hacer la preparación

por procedimientos más complejos.

Los morteros están más cerca del enemigo; linervosidad propia

del peligro más próximo hace que los procedimientos no puedan

ser tan exactos comolos artifieros. Estas y otras razones baceu

que e- tiro de morteros, sin separarse en lo fundamental del arti

llero, tenga, sin embargo, una modalidad especial que le da una

personalidad diferente. Esta es, fundamentalmente, la justifica

ción del presente trabajo.

¿A qué Unidad deben aaignarse los morteros del 81? No quisiera

entrar en

una

discusión de orden táctico, fuera de mi propósito

actual; esta pregunta la hago en lo que se refiere al punto de vista

del tiro. Quiero, pues, estudiar sólo el pro y el contra, desde este

punto de vista: la conveniencia de que los morteros se asignen al

batallón o al regimiento. Desde luego, la asignación a la Compañía,

hoy no se discute; y en todos los Ejércitos se ha dejado a las Com

pañías el mortero ligero; mientras, en general, los morteros del 81

forman parte de las Compañías de ametralladoras en los batallones.

Siu embargo, si la Agrupación de morteros no va a tener la direc

ción de

tiro

adecuada en el batallón, sería preferible formasen una

Unidad dentro del regimiento, mandada por un Capitán y con

una

Plana Mayor adecuada. Tiene la ventaja el mando único de

morteros de poder constituir con ellos una mása que actuaría

cuando fuese necesario por concentraciones que serían a veces

decisivas. Si hace falta repartir la Unidad regimental de morteros

entre los batallones, no hay ninguna dificultad; aun en este caso

estarían auxiliadas técnicamente por la Plana Mayor las. Seccioneí

destacadas de la Compañía, y por la presencia del Capitán, donde

fuese necesario.

Eu los batallones, pertenecen las Unidades de morteros a la

Compañía de ametralladoras, que por eso constituye una Unidad

muy heterogénea, y los morteros sou considerados como un adi

tamento de las ametralladoras, sin suficiente personalidad. Aaigna

dos a los batalloues, la maniobra de fuegos de conjunto de los mor

terosdel regimiento es prácticameute imposible.

Por éstas considericionee, a las cuales añidiría otras de orden

Teniente Coronel de Infanteria. ALBERTO RODRIGUEZ CANO

de la División de VoiuntariosEspeñOiee

56

-

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técnico

y práctico, tal vez fuese preferible formar con todos los

morteros del 81 del regimiento una Unidad de la PJana Mayor

Regimental.

Todo esto,:se comprenderá mejor después de la lectura de este

artí culo.

PROCEDIMIENTO PARA SITUARSE EN EL PLANO

En general, no dará tiempo para una ejecución absolutamente

correcta; es decir, de una grañ precisión. El procedimiento del

papel transparente Pothenot, si el plano es de escala

1:

20:000

6 1: 25:000, creo que da una

.B precisión aceptable ti se tra

_.-» baja con escrupulosidad. Des-

cribo el procedimiento a con

tinuación. Supongamos que

conocemos en el terreno tre8

puntos claramente expresa

dos en el plano, y sean ellos

los 4, B y C. (Figura 1.)

Nosotros estamos en el punto

O, que no está determinado

en el plano. Con un gonió

metro se miden los ángulos

Fzgw’a

I.

AOB,BOC y COA; si no

se dispone de goniómetro, se

pueden medir con una plancheta. Si sólo se dispone de una plan.

dieta y

unos

alfileres,

se

procede así: se clava uno de éatos en el

centro del papel transparente, y otro en cualquier otro, sitio. En

seguida se mueve la plancheta, mantenida bien horizontal, basta

que la línea formada por los dos alfileres coincida con la dirección

a uno de los puntos, por ejemplo, con la OA sin mover la plan

cheta se clavan alfileres en las direcciones OB y

OC,

en la forma

que indica la figura. Se trazan en el papel transparente las líneas

OC y OB. Si los ángulos se han determinado con goniómetro,

se

dibujan las líneas en papel transparente, sirviéndose del transpor

tador. El papel

se

lleva sobre el planO y por tanteos se hace que

cada recta dibujada pase exactamente por el punto correspondiente

del plano que ha sido visado en el terreno; y el sitio donde caiga en

el plano el punto o del dibujoç señala dónde estamos situados.

Si se dispone de go.

niómetro y de más

tiempo, se puede solu

cionar el problema por

el procedimiento de

tos arcos capaces: se

determinan, como an

tes, los ángulos A OB,

BOC, etc.; se coloca

un papel transparente

sobre el plano, para no

estropearle, y se fi ja

bien sobre él. Los

puntos A, B y C se

unen con rectas. (Fi

gura 2.) En B se traza

una recta que forme

con BC un ángulo

igual al

BOC;

por B

se levanta a ésta una

perpendicular y otra

en el punto medio de

BC. Por C

se

traza

otra que forme con

CA

un ángulo igual

a COA, y por Cse

levanta una perpen

dicular a ésta, y otra

por el punto medio de

CA. Igual’ se

hace,

mutasis mutandi, en

AAsj se obtienen los

puntos o’, o” y o”. Desde cada uno de

éstos

como centro, y con

radios

o’B, o”C

y

o”A,

se trazan los arcos que se eu en l a figu

ra, y el punto de intersección es la solución del problema.

También se puede emplear el método llamado italiano. Como en

los procedimientos anteriores,

se

determinan los ángulos A OB, etc.

Como antes, se fija un papel transparente sobre el plano y se

unen

los puntos A y B que resulten más cerca. (Figura

3.)

Por el.

punto A, y del lado donde queda el punto O, se traza un ángulo

igual al BOC; y por el B, y del lado opuesto adonde queda el

punto O, uno igual al A OC;

las rectas trazadas se encuentran en

D.

Se unen C y D, y desde B se traza una recta que forme con DG

un ángulo igual al BOC. El vértice es la solución.

Si

en el método de arcos capaces, en vez de coincidir todas las

curvas en un mismo punto, forman un triángulo, el centro de gra

vedad de éste, intersección de las bisectrices, nos da el punto en

que estamos.

-.

Nos podemos valer también del procedimiento’ de itinerario.

Se parte de un punto conocido del terreno y bien situado en, pláno,

y de una dirección también conocida del plano y del terreno;

p. ej., una carretera en línea recta.que pase por el punto a que

nos referimos; por medio de

un itinerario lomág corto que sea

posible, se llega al

punto del terreno

qúe nos interesa.

El itinerario tiene

que hacerse a la

escala del plano en

que trabajamos.

Lo mejor es valer

se

e un gonfóme

tan o, en caso de

carecer de éste, de

plancheta. Si el iti

nerario es largo,

no podemos con

fiar mucho en él,

porque los errores

que se cometan en

la medida de los

ángulos

pueden de

formar completa

mente el dibujo.

Conviene usar pa

pel transparente,

en vez de trabajar

directam:nte so.

Si nos encontra

mos en un punto

. -

conocido en el pla-

Figura3.

no y en el terreno,

y no disponemos de una dirección a

que

podamos hacer referen

cia,

no hay otro

camino que

el empleo

de

la brújula.

No debe confundirsé el meridiano magnético que nos da la

brú

jula, con el meridiano geográfico, que es la recta que desdeel

Sitio en que estemos pasa por los polos, ni con los meridianos Lam

bert usados en nuestros planos y que, como se sabe, son las rectás

paralelas

al meridiano de Madrid utilizadas para cuadricular.

El meridiano magnético forma con el geográfico un ángulo llama

do declinación magnética,

que

varía con el t iempo y que viene seóa

lado en el margen de cada hoja del plano. El meridiano geográfico

forma con el Lambert

un

ángulo llamado

convergencia de meridia

nos,

que

es cero en el

meridiano de Madrid y

va

aumentando a

medida que nos separamos de éste. También viene seóalado en el

margen de cada hoja. De forma que, corregida la declinación de la

brújula, estamos en el meridiano geográfico; y

para pasar de éste

al Lambert, es p recisa una nueva corrección, excepto en los pun

tos situados en el meridiano de Madrid. El ángulo que forma una

recta con el meridiano magnético se llama rumbo; el que forma

con el meridiano geográfico se llama azimut, y el que forma con

el meridiano Lambert se llama orientación.

Si trabajamos sobre el plano partiendo de un punto conocido,

y nO disponeuíót de una dirección

a la

que poder

hacer

referencia,

It-

8

/

/

Figura 2.

.s7

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G

Figura

5.5

la dirección de que nos tendremos que valer para realizar el i tine

rano será el meridiano Lambert, y tendremos que medir en el

terreno una orientación. La brújula no nos da más que el rumbo;

es, pues, precisa la corrección. Para pasar del rumbo a la orien

tación, se resta aquél la declinación, con lo que pasamos al azimut,

y al resultado se suma o resta la convergencia de meridianos ,según

el punto de partida del itinerario esté situado al oeste o al e ste del

meridiano de Madrid.

GONIOMETRO DE

MORTERO

El limbo horizontal está dividido por un diámetro en dos par

tes iguales, y divididas cada una de delante a atrás en 3.200 mi

lésimas. El limbo es

fijo.

la Haca 0-3.200 es paralela al plano de tiro.

Cuando el índice señala

O,

el eje óptico del goniómetro es paralelo

al plano de tiro. Si se gira el goniómetro a un lado o a otro, en

las posiciones simétricas se hacen las mismas lecturas. Es, pues,

forzoso, para determinar la posición del goniómetro, no sólo indi

car la lectura de la deriva que le corresponde, sino también el

sentido en que se ha de contar: derecha o izquierda. Las indica

ciones de aumentar o disminuir para expresar la dirección, no sirve

en este goniómetro, porque si estamos (fig. 4) en 800 a la dere

cha, y decimos aumentar 800, pasaremos a 1 .600; pero si estamos

a la i zquierda, al aumentar 800 hemos hecho el g iro de 800 a 1.600

en sentido contrario.

Parece, a primera vista, que las denominaciones derecha e iz

quierda deben significar que el e je óptico se mueve en ese sentido;

es al contrario: veamos la figura 5. En ella, C es el cañón y G el

goniómetro; A es el blanco auxiliar al cual apunta el goniómetro.

Si queremos desplazar el mortero a la derecha, habremos de aumen

tar (en nuestro caso) el ángulo que forma el c añón y el c je óptico;

o sea que el goniómetro tendrá que abrir el ángulo hacia la izquier

da, y d espués, al apnntar de nuevo a

A,

el mortero se desplazará

girando hacia la derecha. De forma que, en todos los casos, para

hacer girar el mortero a la derecha, el goniómetro deberá ir a la

izquierda; y para apuntar el mortero a la izquierda, el goniómetro

se desplazará a l a derecha. Así, cuando a partir de un blanco auxi

liar se ‘mande una deriva a la derecha, se marcará en el goniómetro

esa der iva a la izquierda, etc.

El tambor que mueve el goniómetro se mueve a la derecha, en

el sentidn de las agujas de un reloj,, para los desplazamientos del

mortero a la derecha; y en sentido contrario, para la izquierda.

Así que cuando al a puntador le digan

tantas milésimas a la derecha,

moverá el t ambor a la derecha, contando las milésimas que le han

dicho.

Unicamcnte así son imposibles las confusiones.

‘MORTEROS EN PARALELISMO

Como se verá más adelante, los datos de tiro se calculan pard

una sola pieza, que se llama pieza

directriz.

Una vez apuntada ésta, los

,

otros morteros deben apuntarse

paralelamente al primero. Esto

se consigue por varios procedi

mientos:

Puntería recíproca sohre los g o- ¿7

— O

uiómetros. Supongamos el pro

blema resuelto, y que. los morte-Figura17.&

58.

ros

A

y

C

están en paralelismo

(figura 6); si se unen los puntos

ti

A y C cnn una recta, el ángulo

BAC será el suplemento de

B’CA; luego para ponerlos en

paralelismo suponiendo al A bien

apuntado, se apunta con el go

niómetro del mortero

A

al de

C,

y se mide el ángulo

BAC.

Sea,

p. ej., 1.500 milésimas; el suple

mentario, o sea 3.200

1.500

Figura 6J =1.100, en sentido contrario, se

marca en el goniómetro de

C y

se mueve el motero hasta que su goniómetro apunte perfectamente

al de

A.

La voz demando (no está en niúgún Reglamento) será

ésta:

Morteros en paralelismo por puntería recíproca sobre

los gonió

metros:

Pieza directriz

(la que sea). El apuntador de la pieza di

rectriz (en general, la da la izquierda), sin mover los mandos del

mortero, apunta el goniómetro al de la pieza más inmediata, y le

dice al apuntador de ésta la deriva, y después se hace lo mismo

con respecto a los otros morteros. Supongamos que al apuntador

de la segunda pieza le ha dicho: 2.000 milésimas a la izquierda;

éste pone la deriva 1.200 a la derecha y mueve el mecanismo de

puntería en dirección del mortero basta que el goniómetro apunte

a la pieza directriz.

Por jalonamiento en la dirección goniómetro-goniómetro. Si los

morteros están colocados de forma que los goniómetros no se pue

den ver, se colocará un jalón en la forma que representa la f igura 7.

en alineación con los morteros A y C; si se prolonga la línea CA,

y en ella se pone un jalón D, para que sean los morteros paralelos

será necesario que los ángulos que forman los morteros con la

línea

DA C

sean iguales. Se manda algo así: En

paralelismo por

jalonamiento de goniómetros a goniómetros sobre tal pieza.

El apuntador de l a pieza directriz A apunta con el goniómetro

sin mover el mortero a D, y dirá alda B la deriva; p. ej., 1.500 mi

lésimas derecha;

el otro hace la puntería del mortero con la misma

deriva sobre-O. De la misma forma se alinearan los otros mórteros.

-

Por punterías sobre un goniómetro auxiliar El goniómetro

auxiliar se coloca a retaguardia. Sea G (fig. 8) el goniómetro,

y A y

C

los morteros. Con G se mide el ángulo AGC; en el trián

gula AGC,

de donde

4CG = DAG —AGC

1?CG= BAG—AGC

Se mandará a la pieza directriz A que apunte su goniómetro

a G y diga la deriva; p. ej., 1.900 milésimas derecha. Si el ángu

lo

AGC

es de 200, se mandará a l a pieza

C

que marque en el gonió

metro la deriva 1.700 milésimas derecha, y el apuntador procede

como ya se sabe. Para las otras piezas, se determina en’G el ángulo

que forman con la

PD,

y se procede igual.

Si el punto G está como indica la figura 9, la deriva de

A

que’

sirve para el cálculo es la señalada.

Paralelismo sobre un blanco auxiliar. Si éste es muy lejano,

no hay inconveniente en utilizarle: se mide la deriva sobre él de

la pieza directriz y se m anda que los otros morteros apunten con

la misma deriva al mismo blanco. Si el blanco auxiliar está cer

cano, hay que calcular paralajes , y es mejor no utilizar el método.

Alineación valiéndose de la brújula. Se pone un piquete en la

dirección apuntada por la PD y se mide con la brújula el rumbo

de la línea mortero-piquete, colocándola en esta alineación algo

o

800 ,(‘fl’eOo

1600 ($(- -)1.600

2.400 ‘Kj/2400

5200

Figura

4.5

/

4,-

-

Figura.8.-- Figura

/

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‘‘

alejada del mortero para evitar las perturbaciones que le ocasiona

el acero del tubo. En los puutos en que se hayan de asentar los

restantes morteros se h ace estación con la brújula y se deja seña

lada la dirección de igual rumbo-por medio de un piquete todo lo

alejado que sea posible. Se asienta el mortero exactamente donde

estovo la brújula y se apunta al piquete.

También -puede. señalarse con la brújula• la dirección norte

para cada pieza, y valerse de esa dirección como blanco auxiliar.

Otros procedimientos, como el construir paralelógramos o rec

tángulos en el terreno, loa consideramos demasiado inexactos

e inapropiados cuando se dispone de goniómetro.

Una vez las piezas en paralelismo, cada apuntador elige un

blanco auxiliar y, s in mover el mortero, apunta a é l el goniómetro.

Anota en un papel la lectura, y todos los transportes de puntería

los hace a partir de ese blanco auxiliar.

PREPÁRÁCION

DEL TIRO

Cualquiera que sea el problema que se presente, en ofensiva

o defensiva, siempre se necesita un’observatorjo con todos los ele

mentos necesarios. Además, el jefe que mande ejecutar un tiro

debe tener presente que por mucha rapidez que se dé a todas las

operaciones, la preparación y corrección necesitan un mínimum

de tiempo, sin el cual no sería fácil entrar en fuego de eficacia.

La buena instrucción, de una Unidad de morteros consistirá en

poder entrar en un tiro de eficacia, realizando las operaciones con

cienzudamente, en unos minutos. Según mi experiencia, una ifni-

dad mal instruida, en posición en coutrapendicnte, con varios

objetivos probables a batir, tarda unas horas en preparar el fuego,

suponiendo que el jefe conozca bien la técnica; a medida que la

instrucción áe hace más sólida, adquiere soltura todo el petsonal,

se aprovecha el tiempo y en unts minutos todas las operaciones

se realizan fácilmente.

Figura ro

El observatorio necesita un teléfonoen comunicación con otro

situado en las piezas, telémetro, goniómetro, una plancheta y

algunos útiles de dibujo. Para’manejar esto, es necesario una

Plane Mayor. Comodar- estos elementos por Pelotón parece dema

siado, creo deberían los morteros agruparae, -al menos, por Sec

ciones de 4 piezas.

La finalidad de la preparación del tiro es adquir ir los datos nece

sarios para cumplimentar las misiones que hayan sido encomen

dadas a la Unidad de m orterús en lá Orden de operaciones. En el

plan de fuegos de la Orden se marcará a la Unidad los objetivos

a batir, clase de fuego que ha de hacer; es decir, neutralización,

-

prohibición, etc. Si no recibe orden ninguna el jefe de morteros,

en el reconoeimidtto que debe hacer del terreno hará un caueváa

de los puntos que deban ser batidos con sus morteros, y sobre los

cuales hará fuego si recibe orden, o, en caso de estar autorizado,

-

por iniciativa. Aun en el caso en- que la Orden le marque puntos

coneretós a batir, deberá ampliar la preparación de sus tiros a

otros blancos apropiados, para, en caso de precisión, poder cum

plimentar rápidamente otras órdenes de fuego.

Los datoé necesarios púeden anotarse en unos cuadros como

los que se i nsertan a continuación: Como se ve, son dos estados:

uno, para los datos generales y los referentes a la pieza directriz;

y otro, en eP que se inscriben las modificaciones que es preciso

introducir en los datos correspondientes a las otras piezas según

el tiro que haya de ejecutarse.

Como procedimiento general, se parte de la posición de las

piezas en paralelismo en la dirección de vigilancia. Después de

cualquier tiro que se ejecute, los jefes de, pieza situarán nueva

mente las piezas en paralelismo. sobre la dirección de vigilancia,

para que no haya error posible al dar los datos sobre un nuevo

objetivo.

Cuando el j efe reconoce el t erreno o el p lano, en seguida puede

darse idea de la distcibnción de los blancos. Tomará el objetivo

e

o

1.500

L000 500 0 500

1.000

‘-Sto

2,000

PLAN DE FUEGOS DE

DATOS DE LA PIEZA DIRECTRIZ

.

Numero

del

tIro

OIIJETI-

VOS

SILUE-

TAS

Jefe que

puede

ordenar el

ORDEN

O SEÑAL

CLASE

DEL TIRO

DURA-

CIÓN

MUNICIONES

or

DISTAN-

CIAS

Sople-

meatos

.

Ángulos

de

elevaclón

DERI-

VAS

.

OBSERVACIONES

—_______________

59-

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ralmente vi.nen dados en la Orden de operaciones, en el artículo

de Plan de fuegos.

Los objetivos pueden sefialarse en el. plano, por superponible,

o directamente sobre el terreno. A ser posible, se debe dar deter

minado por coordenadas; en la casilla de Observaciones se procu

rará la mayor cantidad de datos En la carilla correspondiente se

dibujarán, con el menor número posible de trazos, las siluetas

de los objetivos. Es importante hacer constar el jefe que puede

ordenar el fuego, así como la forma de pedirle, para evitar cuMu

siones. Si el fuego se hace ordenadamente y obedeciendo siempre

a un propósito del Mando, el resultado será favorable. La clase

de tiro es importante, porque es la manera de interpretar debida

mente los deseos del jefe. La duración del tiro es importantísima,

porque, si no se tiene en cuenta el tiempo, la noción de densidad

del fuego pierde su principal característica. Sobra todo ello se

insiste más

adelante.

PREPARACION DEL TIRO POR ALINEACION A VAN

GUARDIA. Consiste en colocar un jalón en la dirección pieza-

blanco, para que la puntería en dirección de la misma se haga

sobre el jalón. Se practica la alineación por medio de parejas-de

hombres portadores de jalones de unos dos metros.

Alineación con una pareja. Se colocan separados de 200 a

300 m., o más, dándose frente, y de manera que el primer hombre

vea el blanco y el segundo la pieza; supongamos que se han puesto

primeramente en la posición señalada en la figura 11:

Uno de los dos, el segundo, p ej., tiene la obligación do cubrir-

se con el primero y la pieza; y al realizarlo, quedan en la posiión

de la f igura 12.

En ese caso, el primero tiene la obligación de desplazarse en

el sentido que ve el blanco; o sea, en el caso, a la izquierda, y

quedan según se ve en la figura 13.

El segundo cubre y queda como indica la figura 14.

El primero sigue viendo el blanco a la izquierda del segundo

hombre y se mueve hacia ese lado. (Fig. 15.)

El segundo se alinea (Fig. 16.)

Ahora ve el primero el blanco a la derecha del segundo y se

mueve hacia ese lado. (Fig. 17.)

El segundo se almea. (Fig. 18.)

En fin: por pequeños desplazamientos se conseguirá rápida

mente que los dos hombres se coloquen en la línea pieza-blanco.

Afinan la alineación con los jalones, y el segundo clava el suyo

verticalmente; ése será el blanco auxiliar del mortero.

Cuando, por lo variado del terreno, no es posible conseguir por

una pareja la alineación, a causa de que si el segundo ve al pri

mero y a la pieza, no pueda el primero ver al blanco, entonces es

preciso servirse de otra pareja, o más. Se procederá de esta forma

(figura 19): El primero y el segundo se dan frente, y lo mismo el

tercero y cuarto. El segundo debe ver al primero y a la pieza;

el primero, al segundo y al tercero; el tercero, al cuarto y al blanco;

el cuarto, al tercero y al segundo. El segundo y cuarto tienen la

obligación de cubrir, el segundo con el primero y la pieza, y el

cuarto con el tercero y el segundo, sin atender a más; los prime

ros y terceros se moverán: el primero, hacia el lado que vea al

tercero con respecto al segundo, y el tercero hacia el lado que vea

al blanco con respecto al cuarto. Ejemplo: las parejas se han colo

cado, como primera providencia, como indica la figura 19.

El segundo y el cuarto cubren y quedan según indica la figura 20.

Ahora, el primero ve al tercero a la izquierda del segundo, y

el tercero ve al blanco a la derecha del cuarto; se mueven en estos

sentidos, y quedan como se ve en la figura 21.

-

-

Vuelven a cubrir, y quedan como en la figura 22.

Fi

20 Otra vez se mueven el primero y el tercero, y así suécsivamente

.

hasta que el primero ve al tercero cubierto por el segundo, y el

tercero’ve”al blancÇcubiertopor el cuarto?Afinan la alineación

con los jalones,’como ya se dijo. El hacer toda esta maniobra

«

2

para cada uno de los objetivos y morteros, clavar un jalón paracada objetivo y pieza, es operación interminable que se presta

a muchas confusiones-’Supongamos (fig. 23) cuatro morteros 1, 2,

3, 4, a los cuales se les asignan cuatro objetivos probables

A, B,

23

C

y

D;

hechas las alineaciones, el resultado sería el que se ve en

la figura. No hace falta más para ilemstrar la cóufusión que

ori

ginaría métndó semjante.

más central coni el centro de la organización del tizo al cual

deberá apuntarse la pieza directriz; las otras, en paralelismo sobre

la primera. El tiro a los otros objetivos se hace por transporte

a derecha e izquierda, a partir de la primera dirección. Esta pri

mera puntería se llama puntería de vigilancia.

Además de los estados, conviene que se disponga de una plan

cheta como la que se ve en la figura 10, la cual está hecha a escala

Elementos a modilicar para la 2., 3. y 4.a piezas.

1/10.000 y dividida de 25 en 25 milésimas. Estas planchetas se

deben llevar impresas en papel transparente, y nos serán de gran

utilidad también en la preparación de los datos del tiro, como se

verá más adelante. Por el momento, la plancheta sirve para escri

bir gráficamente los datos de distancias y derivas. En la línea

O

central se colocaría, suponiendo la pieza directriz en el centro de

la plancheta, con arreglo a la escala, el blanco que nos serviría

para la dirección de vigilancia; y a derecha e izquierda se señala

rán los otros objetivos, según los datos que vayamos obteniendo.

En los estados de tiro, éstos se.seiialan con números, que gene-

pp

øp

0/?

Op

0/?

0,?

Op

Op

Ja-,

02

, Figura

II

»

12

08

0

02

“ 

13

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u’

02 “  14

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D

o,

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DI

02

02

60

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Sólo se puede admitir el sistema para la pieza directriz, colo

cando los otros morteros en parslelismo de la manera que ya cono

cemos. Se hacen las alineaciones con los distintos blancos, se•

apunta la pieza directriz alque constituirá la dirección de vigi

lancia, y con su goniómetro se miden las derivas de los otros blan

cos a derecha e izquierda; se ponen las otras piezas en paralelis

mo, se toma otro blanco auxiliar y se quitan los jalones. Con los

datos adquiridos se llena el estado que ya conocemos.

Estas maniobras de alineación son difíciles de ejecutar cerca

del enemigo, ‘y no evitan, para la debida corrección del tiro, la

mayoría de las operaciones que deben realizarse en el observato

rio; con todas estas peligrosas maniobras, sólo se han conseguido

pues, unos datos mejr deficientes.

PREPARACION DEL ‘TIRO PÓR OBSERVATQRIO Y

PUNTERIA INDIRECTA SOBRE EL GONIOMETRO DE

MANDO. Este procedimiento lo he empleado corrientemente

hasta que he adoptado el sistema de la doble plancheta, que des

cribo más adelante. El

.4

0

jefede morteros recibe or

den de batir varios objeti

vos, establece los morte

ros en posición o fija la

posición del de la izquier

da con un jalón (ésta será

la pieza directriz), y se

adelanta a organizar el

observatorio desde donde

preparará el tiro. Supon

gamos primeramente que

la’pieza directriz, que en

general es la de la izquier

da, ero que puede ser

otra cualquiera, y el go

niómetro de mando, se

ven. En la figura 24, M

es el mortero (que no ve

el objetivo) y O el obser

vatorio. Con el telémetro

o con cinta métrica se

mide la distancia obser

vatorio-mortero; con el

telémetro, la distancia ob

servatorio-objetivo V; con

el goniómetro, el ángnio

MDV. Con estos elemen

tos se construye, en un

papel y a escala 1:10.000,

el triángulo MDV; en él

-

semide la distancia MV

¿gura

23

yel ángulo OMV.

Supongamos que el án

gulo es de 1.000 milésimas; M apunta a O coñio blanco

ai,xiliar

con ese ángulo, y el mortero quedará en la dirección del objeti

vo; sólo queda el tomar en las Tablas de tiro, conocida la dis

tancia MV, los elementos de puntería en alcance. Los otros’ mor

teros se colocarán en paralelismo.

Resolvamos un caso práctico con este procedimiento: En la

Orden de operaciones se designan como objetivos de morteros

A, V, C, D, y zona de asentamiento M. (Fig. 24.) Desde el obser

vatorio

O

se miden las distancias a

M, A, V, C

y

D,

y los ángu-’

los MOA, MDV. MDC y MOD; se construyen, a escala 1 : 10.000,’

los triángulos del mismo nombre, y en ellos, con transportador,

se miden los ángulos DMA, OMV, OMC y OMD, y las distan

cias

MA, MV, MC

y

MD.

El objetivo central es

V,

y a ese que

darán las piezas en paralelismo en la puntería de vigilancia. Se

miden los ángulos VMA, VMC y VMD, y con todo ello tenemos

los datos necesarios para iniciar el tiro.

Supongamos que el ‘goniómetro del mortero no ve al de mando.

En este caso se establece

una

alineación entre ambos puntos, en

la forma que ya sabemos, y se hacen las punterías sobre los jalo

nes que se bayan clavado convenientemente

En caso deque el goniómetro de pieza, a causa del sector muerto

de paeteria, n p’iali apuntar alde mándó, ie ¿stablich un piquete

a la izquierda del mortero, alineado con los dos goniómetros.

Entonces el blanco auxiliár será. el piquete clavado, y la deriva

4e la pieza deberá ser el suplemento del ángulo que bubiese tomado

apuntando al goniómetro de mando.

En las condiciones ordinarias del tiro indirecto del mortero, en

el cual se,deben aprovechar las grandes cantrapendientes para

que estas ármas queden a cubierto, el observatorio no podrá estar

nunca en las condiciones ideales para hacer la determinación de

los jmralajes; y esto, por la razón de

que el observatorio tendrá qué estar

forzosamente bastante distante de

los morteros. Por consecuencia, será’

de mucha dificultad el empleo de

blancos auxiliares, si éstos no están

prácticamente en el infinito.

El procedimiento de la circunfe

rencia de error nulo requiere: o bien

colocar el punto de estación cerca

de las piezas, o establecer el obser

vatorio próximo a la línea de tiro;

y, además, el blanco auxiliar bebía

de estar a retaguardia. Este proce

dimiento, como el del cálculo de

grandes paralajes, no lo creemos de Fi

ura

2

utilidad, y por eso no hacemos más g

que citarlos.

Lo mismo hemos de

ecir

del procedimiento de puntería sobre

uia

referencia situada en el infinito, pues en muy raras ocasiones

se presentará el pico de

una

montaáa muy lejana claramente

diferenciado.

PROCEDIMIENTO GRÁFICO DE LA DOBLEPLANCIIETA.

Este procedimiento no creo debá considerarse como una gran

innovación; pero, en mi concepto, da resultados aceptables en la

práctica y es de

gran

facilidad de ejecución. Me sirvo de dos

plancbetas de papel transparente, análogas a la representada en

la figura 10; algunas veces me he servido de la reproducción de

una plancbeta, dibujada en papel vitela, en papel ozalid, transpa

rente, que no es muy ¿aro. En la plancheta del observatorio se

fija con chinches una de las dos planchetas de papel, y se mide

la distancia observatorio-pieza en la forma conocida. Se supone

el observatorio en el centro de la plancheta, y se establece en el

diámetro limite de ésta la posición de la pieza directriz, con arre

glo a escala,-eu la forma que indica la figura 25. Con el goniómetro

se miden los ángulos que forman las direcciones a los distintos

objetivos con la línea observatorio-pieza; a la vez, se miden con

el telémetro del observatorio las distancias a dichos objetivos, y

se elidan éstos en la plancheta. Heeba esta operación, se toma otra

plancheta de papel transparente igual a la anterior, que llama

‘mos plancheta de pieza, y la colocamos encima, de manera que

el centro coincida exactamente con el punto que representa la

pieza, y la línea

central pase exac

tamente sobre el

blanco más cen

tral, que será el

que tomaremos

para la puntería

de ‘vigilancia; y ya

no queda más que

leer sobre la plan

cheta de la pieza

los ángulos y dis

‘tancias; es decir,

todo lo que se ne

cesita para comçn

zar

el fuego. La

posición de las planchetas se representa en el esquema de la fi

gura 25;

Es conveniente representar la distancia observatorio-pieza.

Para situar la, pieza directriz en la plancheta del observatorio

debe tomarse la distancia entre ambos puntos reducida al bori

zonte; esta reducción al horizonte tambiéñ la hacemos gráfica

mente:

en la plancheta dé maifera bemo’s gido un pepel como

61

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el de l a figura 26, que nos resuelve todas las dificultades. No cree

mos sean necesarias explicaciones para su comprensión;

También la doble plancheta nos puede valer para la determi

nación de distancia en caso de que no dispongamos de telémetro.

Serán necesarios’dos observatorios bien situados entre sí y con la

pieza diiecttiz topográficamente.

Desde cada obscrvatorió se miden los ángulos que forman las

visuales a los objetivos con la línea observatorio-observatorio; las

planchetas se colocan de manera análoga a como indica la figura 25.

TIRO SOBRE EL PLANO. Será muy corriente el caso en que

los objetivos les sean dados al comandante de la Unidad de mor

teros sobre un plano. También le darán la zona de asentamiento.

Si dispone de un buen plano, puede tomar los datos de él para

pasar desde luego al tiro de corrección. En este caso procederá

de la siguiente forma: elige el asentamiento de los morteros y

sitúa en el plano la pieza directriz; elige un blanco auxiliar para

la primera pieza, o para todas ellas; mide el ángulo blanco auxiliár

pieza-objetivo; se hace la puntería con esos elementos sobre el

blanco auxiliar; se ponen las piezas en paralelismo, si no lo esta

ban; simultáneamente se habrá elegido observatorio, y se situará

en el plano para hacer la observación y corrección del tiro de ma

nera adecuada. Esto, si se dispone de un plano a escala 1 : 20.000,

o níayor; porque, en caso contrario, no podremos estar dispensados

de hacer la preparación del tiro con el detalle que hemos dicho

más arriba.

VISTA PANORAMICA. Además de las planchetas y de los

cuadros descritos, se puede hacer una vista panorámica, tomando

como centro el punto y; pero la vista panorámica tiene el incon

veniente de la dificultad material de su ejecución, y es de menor

utilidad que los otros elementos de trabajo descritos. Una vista

panorámica, no lo ignoramos, hace lucir mucho lá presentación

de un trabajo a la Superioridad; pero en el orden de cosas a eje

cutar debe considerarse como lo de- menos importancia. No es

necesario hacer observar que si la vista panorámica no está hecha

a escala, su utilidad disminuye mucho. -

DEPURACION DE LOS DATOS bE TIRO -

ANGULOS DE SITUACION. Las Tablas de tiro del mortero

del .81, publicadas en el Reglamento, no contieñen las coordena

das de los distintos puntos de la trayectoria. En los cañones, los

ángulos de situación son tomadás por las piezas como cosa indis

pensable; al ángulo de situación se aumenta el ángulo dd elevación

según la distancia; sumados los dos, forman el ángulo de tiro con

que tira la pieza. Pero en el mortero las cosas no suceden así, por

que aumentando el ángulo de situación al que dan las Tablas,

si aquél es positivo,, el resultado sará que habríamos tirado más

corto, lo contrario de lo que queríamos; y al revés, si el ángulo

de situación es negativo.

Como la caída del proyectil es prácticamente vertical, si el án

gulo de situación es pequeño no le tendremos en cuenta pero si

esgrande, lo mejor será alargar ligeramente el tiro, si es positivo;

y retrasarle, si es negativo.

VIENTO. La influencia del viento es tan grande, que le po

demos considerar como uno de los mayores enemigos del tiko de

mortero. No hay tampoco, que yo sepa, estudios como los hechos

para el tiro de ametralladoras; pero aunque se hubiesen hecho,

tampoco servirían en -la mayor parte de los casos. En efecto: la

velocidad del viento casi nunca es constante, y tampoco es la

misma a diferentes alturas. Ejecutando el tiro con viento fuerte

se observa cómo la granada en el aire es juguete de él, y el resul

tado es una dispersión tan grande, que puede llegar a ser impo

sible toda corrección.

PRESION ATMOSFERICA, NIEBLA, LLUVIA, ETC. No

creo valga la pena tenar-en cuenta estos datos; en caso de lluvia

intensa, alargar algo el tiro.

N. dé

la

R.

Este estudio será completado en el número pró

ximo por otro del mismo autor sobre la Ejecución del Tiro.

Escala.-- -

/000 -

lo 20 So 4o So So 70 dó -% /00 /10 /2o /30 /40/50 /60

Es calt—?--

/0000.

62

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Comandante de Artillería

BARTOLOME ORDINAS FÚSTER

Profesor de la Academia

Preliminares.

Al moderno material de Artillería se le exige, entre otras cua

lidades, el aumento de alcance.

El alcance de un material depende, además de sus condiciones

balísticas, del ángulo de tiro que le permite el montaje.

En casi todos los materiales, el sector de tiro en altura debe ser

de gran amplitid. En efecto:

Los cañones antiaéreos, los obuses y los morteros tienen nece

sidad de tirar por encima de los 45°; en los cañones, en general,

se ha visto la enorme conveniencia de aprovechar no solamente

el máximo ángulo de

tiro

(algo superior a los

450),

sino llegar a

los

60°,

para óbtener efectos de aplastamiento dn el objetivo.

- No basta

dar

gran amplitud al sector de puntería vertical para

conseguir un gran ángulo de tiro; es preciso, además,

que

el plano

de culata ño encuentre a la cureña ni al-terreno, bien sea al dar

inclinación a la boca de fuego, bien sea en el retroceso de ésta.

La primera dificultad queda solucionada adoptando montajes

de mástil partido. Para resolver la segunda se recurre a los. s i•

guiéntes procedimientos:

1.0 Retroceso variable.

2.° Deformación compuesta.

30 Retroceso diferencial o adelanto del disparo.

4.° Freno de boca.

50 Aumento de la tensión inicial del órgano elástico.

- 6.° Aumento de la altura de rodifiera, pero conservando cons

tante la longitud de retroceso.

-

7.° Retraso del eje de muñones de la cuna.

Nos referiremos en este artículo a este último sistema.

Objeto del equilibrador de cuna.

El retraso del eje de muñones da lugar a la existencia de una

gran preponderancia de boca, con los siguientes inconvenentes:

-

l.° Falta d precisión en la puntería vertical, por el e levado

esfuerzo que hace falta aplicar en el correspondiente mecanismo.

2.° Gran fatiga en el personal que sirve la pieza, por el mo

tivo que acabamos de señalar.

-

Antes de exponer las soluciones adoptadas para remediar tales

desventajas, es conveniente establecer Ja siguiente definición:

Se dice que una boca de fuego está equilibrada, cuando el eje de

muñones pasa aproximadamente por el centro de gravedad (c. d. g.)

de ¡a masa oscilante (1).

En caso contrario, la boca de fuego está

desequilibrada.

Enton

ces, si el eje de muñones dista mucho del e. d. g expresado, la

puntería puede llegar

a ser

imposible, de no recurrir a los siguien

tes procedimientos:

a) Anular la preponderancia con la adición de

una

masa en

(1) Llamaremos

masa oscilante

al conjunto cuna-masa recu

lante.

-

culata; pero ofrece el inconveniente de. aumentar el peso del

sistema.

b) Introducir en el sistema

una

fuente de energía auxiliar,

suministrada por un órgano especialilamado equilibrador de cuna,

cuyo objeto es absorber el trabajo del par de jreponderancia y el

trabajo de las

fuerzas de rozamiento.

Clasificación.

Se clasifican en:

Equilibradores de muelles.

Equilibradores de gas,

segÚn que la energía del equilibrador sea proporcionada por un

muelle comprimido ouna masa gaseosa comprimida, respectiva

mente.

Esfuerzo soportado por el mecanismo de puntería. Necesidad del

equilibrador.

-

Calculemos, en primer lugar, el esfuerzo que es necesario apli

car en el mecanismo de puntería vertical para vencer la prepon

derancia de boca de una pieza no provista de equilibrador.

Sean (fig. 1): S el sector y

?

el piñón del mecanismo de punte

ría; M el eje de muñones y Co el centro de gravedad de la masa

oscilante. Designemos por:

= Peso de la masa oscilante = Gr (peso de la masa recu

lante) + G (peso de la cuna).

R

= radio del sector de puntería en altura.

a

=

distancia del eje de muñones a la vertical que pasa por el

c. d. g. de la masa oscilante.

b = Mf.

c

C0J.

Para mantener la boca de fuego con

una

cierta inclinación es

preciso equilibrar la preponderancia; ésta da lugar a que se ejerza

una acción entre el sector S y el piñón P. La reacción que apli

quemos para equilibrada deberá satisfacer la condición de suma

de momentos igual a cero; de donde encontramos para

F:

F=G0a [1],

R

en la cual .a tiene por valor:

a=c.cos—b.sen4,=f(4,) [2].

Como en la expresión [1] son constantes

G0 y R,

el esfuerzo F

dependerá de a, que a su vez es función del ángulo de tiro 4,;

luego F será dependiente sólo de

4,.

El máximo de F corresponderá al máximo de a; o bien, cuando

f’(4,)

= 0, sif”(4,)<0,

-

lo que

ocurrirá para

un ángulo de tiro 4,o, tal que

tang 4,.

— —

=

tang y [3],

o sea, cuando la recta

MC0

sea horizontal, el máximo de

a

adqui

rido tiene por valor

a = c. cos y

+

b.sen y.

El esfuerzo

mínimo

F = O se tendrá para

a= e. cos4,m —ksen4,m = O;’

e

tung 4,m =

cuyo ángulo 4,ni es complementario del anterior 4,, y la recta MC0

es vertical.

Para formarnos

una

idea del valor del esfuerzo F, suponga

mos que

-

= 4000 kg.

R = 0,36 m.

b = 0,15 m.

-

con lo que se obtiene: F = 13251 kg

e = l,20m.

Este esfuerzo es notablemente reducido (4 ó 5 kg.) si se adopta

un equilibrador. El equilibrador es, pues, necesario.;1]

‘OU1LIPÁDOPS

CUNA;0]

de donde:

63

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TO1tIA DL tQUILI1RAt1Ó

Organización esquemática del equilibrador.

Todo equilibrador consta de dos órganos elásticos simétricos.

Cada uno de ellos se compone, en esencia, de un cilindro E

(fig. 1), que puede girar alrededor de un eje, que llamaremos

puuzofsjo del equilibrador, situado en la cureña.

El cilindro aloja un émbolo, impulsado por un agente, muelle

o gas, cuyo vástago QL tiene su extremo articulado en L al bxtre

mo de un brazo ML, brazo del equilibrador, siendo su otra extre

midad solidaria de la cuna; pero de un modo esquemático lo po

demos suponer solidario del eje de muñones

M. -

El equilibrador geométricamente se reduce al triángulo defor

mable LMN, del cual los vértices M y N son fijos.

Principio del equilibrado.

El órgano elástico E del equilibrador (fig. 1) debe proporcionar

en todo

instante una

tensión T capaz de anular totalmente, o en

gran parte, la preponderancia.

Se logrará el equilibrio cuando, cualquiera que sea la inclina

ciÓn de la boca de fuego, siempre se verifique

G0.a—T.do.oO [4].

Ahora bien: como el momento de preponderancia 13,

.

a

13,, .f() disminuye al crecer 4, el equilibrador habrá de orga

nizarse de modo que su órgano elástico proporcione una tensión

T

variable, debiendo

disminuir

T a medida que aumenta el ángulo

de tiro

.

El equilibrado se puede resolver por dos procedimientos:

1.0 Equilibrado teóricamente riguroso.

2.° Equilibrado aproximado.

Antes de razonar el planteamiento y resolución del problema

del equilibrado, aunque parezca paradójico, es conveniente, para

su mejor comprensión, exponer la solución aproximada.

Los triángulos LMN y ¡(MÍN proporcionan:

m

sen(0+)sení3 .m.n.tefl(O±4

d ¡

sen

= —

En el triángulo LMN se’

verifica:

¡

‘tI

m2

+

n2

2 m. n. cos (0

+

P) [7].

Y sustituyendo los valores [6] y [7] en la igualdad [5], resulta:

m. n.

seu

(0

+

4)

/ & + n

2 m. n. cas (0+ 4)

Si hacemos k = relación constante para cada equilibrador,

la anterior expresión puede escribirse:

-

m. sen(0+ )

Finalmente; sustituidos en la expresión [5] loa valores de a y

de

d

encontrados, respectivamente, en [3] y en [8],

resulta para

la tensión del equilibrador:

— —

(e.cos

b.

sen

4)./lc—2k

cos (0

+4)+

1 —

— m.sen(0+q) —

[9]

Para un material determinado, son constantes: 1, y e; y para un

equilibrador montado en aquél, son constantes: k, m y O; luego

queda demostrado que la tensión es función de la única variable 4i,

y además, según [9], disminuye al crecer el ángulo de tiro .

Al aplicar la fórmula [9] en las condiciones supuestas, que res

ponden al equilibrador descrito esque

máticamente, se obtiene un equilibrado

aproximado, como demostraremos a con

tinuación.

Empecemos por enunciar el proble

ma del equilibrado:

Determinar la organización y dimen

siones del equilibrador que proporcione la

tensión estrictamente necesaria para que

quede equilibrada ¡a masa oscilante, cual

quiera que sea la posición que éste ocupe

en el campo de puntería vertical.

La ecuación [9] da el valor de la ten

sión de equilibrio dentro del campo de

puntería vertical, para que el sistema

esté teóricamente equilibrado. Tratemos

de ver si en la práctica puede un equi

librador proporcionar exactamente la

tensión de equilibrio.

Tal como hemos supuesto organizado

al equilibrador, ,n constante, el equi

librio rigurosamente teórico no queda

logrado, porque la ecuación [9], puesta

en función de los desplazamientos del

émbolo, varia según una ley compleja

y, por tanto, no lineal, mientras que la

tensión proporcionada por un órgano

elástico de muelles varia según una ley

lineal, y si es de masa gaseosa, varia se

gún una ley isoérmica, lo que obliga a

adoptar una solución aproximada.

[5], Sin embargo, es posible resolver teóricamente el problema,

dando otra organización al equilibrador.

Por consiguiente, el problema del equilibrado admite dos solu

ciones:

a) Solución teórica.

b) Solución aproximada.

a) Solución teórica. A las anteriores conclusiones hemos llega.

[6].

[8].

Equilibrado aproximado: tensión del equilibrador.

Se supone

constante el brazo m

del equilibrador.

De la expresión [4] se d educe, para la tensión

del equilibrador,

El problema del equilibrado.

a

¡

r.

Figura 1

la cual depende solamente de una -variable, l ángulo de tiro 4’

como vamos a demostrar. En efecto:

Llamemos O

a

la

suma de los ángulos

u

y

8 (fig.

1),

constantes

para un determinado

equilibrador .

Tenemos, pues,

.4

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o

do bajo la hipdtcsis de ser ni constente pero podemos obtener

la tensión teórice de equilibrio si concebimos un equilibrador en

el cual la tensión varíe por una ley lineal o isotérmica, según la

naturaleza del órgano elástico, y que el brazo m sea variable; de

modo tal, que el valor de su longitud verifique la ecuación [9]

para cada valor de 4,

La solución teórica está, pues, caracterizada por: m = p(4i).

El único procedimiento de conseguir mecánicamente el equili

brado riguroso consiste en introduciruna ¡eva cuya ecuación venga

dada por m = p (4,). Esquemáticamente se reduce a un cable

flexible que tiene un extremo fijo a un punto de la ¡eva, la cual

es solidaria del eje de muñones de la cune, y el otro extremo se

une a la extremidad del vástago del órgano elástico, debiendo ser

dicho cable tangente a la leva; se comprende que, por ser flexi

ble el cable, la tensión debe ser necesariamente transmitida por

hace ión.

b) Solución aproximada. Su desarrollo ha quedado expuesto.

Está carncterizado porm = constante.

La organización del equilibrador ha sido tambiénlindicada.

Por estar constituido el equilibrador por un sistema

articulado, la tensión puede ser transmitida por trac

ción o por empuje.

Nos referiremos únicamente al equilibrado aproxiina

do, por ser el más generalizado.

Equilibrado aproximado.

Base del cálculo del equilibrado aproximado és la

eeuación [9], en la cual, para un equilibrador determi

nado, It, m y Oson constantes; pero en el estudio y pro

yecto del equilibrador estas cantidades son unos pa

ránzetros cuyos valores deken elegirse acertadamente

para reducir al mínimo la I iscrepancia existente en

tre los valores de la tensión dados por la ecuaciózi [9]

y los proporcionados por el órgano elástico del equili

brador.

Por otro lado, se comprende la conveniencia de que

la tensión T sea pequeña, para no auméntar el tama

ño del órgano elástico; la tensión será pequeña procu

rando que d sea grande y o pequeño.

Como el equilibrado no es rigurosamente exacto y

en la expresión [9] intervienen tres parámetros, habrá que pro

ceder por tanteos.

Se reducen los tanteos asignando a los parámetros valores com

prendidos entre ciertos limites que la experiencia aconseja, y resol

viendo el problema del equilibrado por medio del cálculo gráfico.

El campo de variabilidad de los parámetros es el siguiente:

Brazo m. En equilibrador de muelles:

Para montaje de ruedas: m = de 1,4 a 1,7 calibres; puede llegar

a 2 calibres.

Para montajes antiaéreos: m = 3 calibres, pudiendo llegar hasta

la longitud de 4 a 6 calibres.

En equilibrador de gas comprimido: m = de 1,5 a 1,6 calibres.

Relación It y ángulo O. El análisis de la ecuación [9] nos per

mite estudiar la posición relativa más conveniente del punto

N

respecto del eje de muñones, así como el valor más adecuado para

el ángulo a; lo que determina, juntamente con los datos experi

mentales, dar valores a It y a O en una primera aproximación.

Organo elástico. Para su cálculo, es digno de tener en cuenta

los valores experimentales de la relación

,

enlaque

1,,

es la lon

gitud mínimá del segmento variable NL y D es el diámetro del

émbolo del cilindro.

En equilibrador de muelles: = de 3 a 5.

En equilibrador de

gas :

-

=

de Sa 6.

Cáleulo gráfico.

Como el equilibrador se aplica a una pieza definitivamente ter

minada, se conocerán las dimensiones, repartición de pesos y cen

tros do gravedad de sus diferentes partes, como masa recuiante,

mesa oscilante, cureña, etc.

Se podrá, por lo tanto, dibujar a una escala suficientemente

grande las líneas generales del sistema boca de fuego-cuna, y la

parte que intereie de la cureña.

Se dará, en el dibujo, a la boca de fuego la mínima inclinación

que le permita el montaje, o bien la que ocupe en la posición de

marcha, o la correspondiente al máximo valor del momento de

preponderancia (MCO horizontal), según los casos y tipos de mon

taje. En lo que sigue supondremos este último caso.

De acuerdo con las consideraciones que sobre los parámetros

hemos hecho, asignémosles unos determinados valores, y sean

éstos m1, It, y O.

En el dibujo se señalarán: la situación del eje de muñones, las

de los centros de gravedad de las masas recuiaate y oscilante, la

del punto fijo del equilibrador y el brazo m1.

En el d ibujose podrán medir b y e.

En lugar de hacer el estudio sobre la función T = F (4,), es

más cómodo y fácil efectuarlo sobre T = F (l). Para ello cons

truyamos sobre el dibujo, y mejor en papel transparente, el si

guiente gráfico:

A la misma escala del dibujo se traza una circunferencia (fig. 2)

de radio igual a m1, con centro ea el eje de muñones de la cuna M.

Observemos que el punto

L

de la figura 1 describe un arco circu

lar, al dar incl nación a la cuna.

Señalemos en dicha circunferencia la situación del punto fijo

del equilibrador y la del punto L correspondiente a la posición

de la boca de fuego para el máximo valor del momento de prepon

/

derancia. Se tendrá: L0MH = a

y.

Unamos los puntos N y L y llamemos 1, = NL a la longitud

mínima que adquirirá el segmento variable NL.

A cada valor de 4, le corresponderá en el gráfico una posición

al punto L, y un cierto valor al segmento NL, tal que ¡ = NL’.

Evidentemente, el desplazamiento del émbolo del equilibrador

estará expresado por la ecuación

s= ¡—1,.

Si damos valores a 4,, por ejemplo de Í0° en 10°, comprendidos

entre los limites del campo de puntería vertical, podríamos calcu

lar analíticamente la

tensión de equilibrio

por la fórmula [9]; pero

es más rápido, y de sobrada exactitud, medir en el dibujo los

correspondientes valores de

d

y determinar las tensiones por la

fórmula

T = = c5e-eoá4,

b.sen4,

Procediendo en esta forma formaremos una tabla de valores

correspondientes y simultáneos entre las tensiones T y las lon

gitudes 1, que llevados a un sistema coordenado T, 1 (fig. 3), nos

dará una curva It1, representación gráfica de la función T = F

(1, m1,lea,O,).

Si damos otro valor It, al parámetro It, y construimos un grá

fico análogo al de la figura 2, obtendremos otra curva It (fig. 3),

representación gráfica de la función T5 = F (1, m1, It,, Os).

Lo

--

Figura 2.°

65

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De este modo conseguiremos dibujar en el sistema cartesiano

T, 1,

una familia de curvas que corresponderá al valor

0

del pará

metro

0.

(Fig. 3.)

Para un nuevo valor 0 seguiremos el mismo procedimiento, y

corresponderá una familia de curvas de la función T5 = F

(1, m, k, 02).

Y así, sucesivamente, reuniremos una serie de gráficos coor

denados.

Preparados estos gráficos, se podrán calcular las característi

cas del órgano elástico, para lo cual es eonvenientç considerar los

dos sistemas de equilibradores: a) de muelles, y b) de ges.

a) Equilibrador de muelles.

La tensión del muelle es función lineal de la longitnd del mismo;

si a es el coeficiente de elasticidad del muelle, fácilmente se

deduce:

T=cl—cl0

En papel transparente podemos representar la recta [10], en

el sistema cartesiano

T,

1, que se trazará a la misma escala que

la de los gráficos de la figura 3. Dando valores al parámetro c

obtendremos un haz de rectas.

Sé superpone el gráfico que acabamos de dibujar sobre los grá

ficos representativos de la función T = F (1,

m,

k,

0),

hasta

encontrar una curva kn que tenga un t ramo suficientemente grande

en coincidencia con una recta del haz, o que no exiíta más que

una discrepancia despreciable.

Asi encontraremos los valores de los parámetros

kn, Oc

y Sn, que

satisfacen las condiciones del problema y con los cuales se caleula

el equilibrador.

En caso contrario se da nuevos valores a los parámetros ir, á, ø

y a, y se opera en la forma conocida.

b) Equilibrador de gas.

Como el movimiento del émbolo de un equilibrador es bastante

leñto, se puede admiuir sin error sensible que la masa gaseosa sufre

una transformación isotérznice, caracterizada por la ecuación

pv

=

p5v0

[11]

en la cual

p0

y e0 reprcsentau, respectivamente, la presión y el

volumep correspondientes elaTmáxima tensión proporcionada por

el órgano elástico; para otra posición cualquiera del émbolo,

sean p y e los valores qoe respectivamente toman la presión, y

el volumen.

Para deducir la ley de la f unción T = F (1) observemos la figu

ra 4, en la cual N es el punto fijo del equilibrador, L la posición

inicial del extremo del vástago y L’ la posición del mismo des

‘pués de un desplazamiento

s

s

del émbolo. Llamemos £1 a la

sección del émbolo y q a la longitud constante q = g

+

r.

Podemos escribir:

[12]

s

que en un sistema coordenado T, 1, está representado por una

hipérbola equilátera tal como la ABC. (Fig. 5.)

Es preciso hacer observar que la distancia inicial de l a cara del

émbolo al fondo del cilindro, o sea el valor de z, no debe ser

pequeña para un valor dado de (1), pues, si así ocurriera, resul

taría, según se ve en la siguiente expresión, derivada de la fun

ción ‘[12]:

(iT T0s0

que a medida que

s

creee, para pe4eños desplazamientos del

émbolo, las caídas de tensión serían muy rápidas, lo que se puede

compensar aumentando el valor de s0. Esto equivale a subir la

hipérbola en el sistema coordenado (fig. 5), con la ventaja de

obtener una’ isoterma A’ B’ C’ con un tramo de curva más ten

dida, dentro de los mismos limites de T y de 1.

Esta consideración justifica que los ‘equilibradores de gas sean

de mayor longitud que los de muelles.

Si variamos las eondieiónes iniciales de la masa gaseosa p0’, y0t,

p01’, e0”, cte., obtendremos una serie de isotermas que se dibu

jarán sobre papel transparente para seguir el mismo procedimiento

operativo que para el cálculo del equilibrador de muelles, con lo

cual deduciremos los valores más convenientes de los paráme

tros m,

k

y

0,

y de las condiciones iniciales p0, e0 de la masa

gaseosa.

El proyecto del equilibrador de gas es más complejo que el de

muelles. Es conveniente partir de valores pequeños de

p0

y gran

des de e0 (diámetro relativamente grande y altura s, , muy grande).

En todo el problema del equilibrado hemos prescindido de las

resistencias pasivas, que deberán tenerse en cuenta adoptando

coeficientes adecuados.

(1) Recordemos que la tensión del equilibrador debe ser

pequeña.

of

e =íLsi

  obien

e0

= £1

.

s

.rc

=1(l —q)

1.

v

= £2 (l

q)

Figüra

30

que sustituidos en la ecuación [U], proporcionan la ecuación

pCI (1

q) = p0C2 (l

q) = p0L2s0

o, lo que es lo mismo,

T(l—q) = T0z

de donde,

[10]

Figura

5.&

rL -r

1;

--1

Figura 4.a

66

7/17/2019 RET 032 Septiembre 1942

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La lectura y meditación de• estas obras es indispensable para orientarse y comprender bien el confuso

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les, seducen también al lector por su estilo original,’ claro y agudo. Son obras que interesan a todos los

oficiales. No es posible el uso y desarrollo inteligente’ de la iniciativa sin una clara conciencia del conjunto y

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BIBLIOTECA MILITAR PARA EL OFICIAL

MANDADAPUBLICARPOR O. DE 20 DE’ NOVIEMBRE DE 1940. (D. O. NÚM..267.)

e

67

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A NUESTRA COLABORACION

--

Las páginas de EJERCITO están abiertas a la colaboración de todos los Oficiales, sea cualquiera

su categoría, escala y situación.

Remuneramos invariablemente los trabajos que se publiquen con una cantidad no menor de

trescientas pesetas, que puede elevarse hasta setecientas cincuenta cuando el mérito lo justifique.

-

El tipo de artículo de Revista no debe exceder de.

25

a 30 cuartillas de r renglones. Correspon

dencia para colaboración, al Directór de EJERCITO.

-

tJI” CONC1JR sc 1.It.J’?’i I’’I’:EI.ES..A_1’i’E

Deseamos recibir

de nuestra colaboración trabajos que desarrollen temas

sobre Educación Moral.

Estos trabajos están dirigidos a lograr dos fines: actuar en el perfeccionamiento moral del Oficial y propor

cionarle ideas que le auxilien en su obligada tatea de educador y creador de la moral militar del soldado.

A continuación indicamos un conjunto de conceptos que no están ordenados ni ligados por un riguroso

método de Psicología o de Etica, y que se exponen únicamente como sugerencia dé temas para los trabajos.

Cada autor puede desarrollar uno de éstos o varios, a voluntad, y adoptar los que se indican

u otros expre

sados y agrupados de distinto modo, siempre que se encaminen al fin que se persigue.

Los trabajos deben tener de x a 20 cuartillas de i renglones. Los que sean admitidos quedarán de pro

piedad absoluta de la Revista EJERCITO,

y adquirida definitivamente aqudila mediante el pago de

setecientas

cincuenta pesetas

por cada artículo admitido; es decir, que si varios de los- admitidos son de

un mismo autor,

se

atribuirá la cantidad expresada a cada artículo. La Revista podrá

insertarlos en cualquiera de

sus

publica

ciones, incluso la Editorial, si conviniera, como resultado del concurso, editar uno o varios libros con ellos.

Los trabajos que aspiren a tomar parte en este concurso deberán ser enviados al Director de EJERCITO

antes del 35 de diciembre del corriente año.

Hablad al soldaclo.—Eficacia de la palabra.—La conver

sación.—Las lecciones de la instrucción teórica.—La

conferencia.—Senci.llez, amenidad, agudeza.

-

Conceptos fundamentales: la Bandera como símbolo; el

Caudillo, la Jura de la Bandera.

El espíritu militar.—Valor, obediencia y disciplina—El

orgullo de la profesión y del Cuerpo.—La relación afec

tiva mutua entre superiores e inferiores.—Camaraderfa

y humanitarismo—El saludo, la cortesfa.—La veraci

dad y el trabajo.—El comportamiento en la vida social.

El cnartel.—La vida en común y su efecto sobre el sol

dado.

-

La Instrucción.—Ojeada sobre los servicios de campaña.

La destreza, la responsabilidad, la iniciativa en el com

bate. La moral por la instrucción.

. -

Ojeada sobre los servicios de guarnición. El uso del mate

rial y del ganado.—Lo que cuesta, cómo se malgasta,

- cómo se cuida y se aplica útilmente. -

Higiene anímica y corporal.—Alegría y confianza.—El

continente digno y el buen humor.—La cólera y los

modales descompuestos—Las enfermedades, el con

tagio, el alcohol, el juego, las malas costumbres.—La

mala compañía.

- -

El libro.—El saber, la aplicación.—La lectura y la escri

-tura.—Las buenas lecturas.—La mala palabra.

-

El licenciamiento.—Ojeada sobre la estancia en el cuar

tel—Resultados obtenidos y utilidad del sacrificio

realizado.—Consejos de ciudadanía—Consejos para la

movilización.

Invitamos a toda la Oficialidad a la colaboración en

Guión,

revista ilustrada de los Mandos subalternos del

Ejército, editada por la Revista EJERCITO, y que ha empezado a publicarse en junio último.

Los autores que nos envíen sus trabajos pueden obtener una satisfacción inapreciable utilizando las páginas

- de

Guión,

cuya resonancia se deriva de su gran tirada, para hablar a nuestras laboriosas Clases de Tropa e influir

provechosamente sobre su moral y cultura. - -

Los trabajos publicados en

Guión

serán remunerados con

una

cantidad que variará de

ciento cincuenta a qui

nientas

pesetas, según su importañcia.

Correspondencia,- al Director de

Guión. -

Ij

Las verdades eternas.—La aspiración natural hacia la

fi Divinidad.—Fundamentos. del espíritu militar en los

II sentimientos religiosos.

fi El hombre.—Su misión y destino.—Sociabilidad.—De

h beres esenciales de la ciudadanía.

. -

La Patria—Cómo nace, se engrandece y decae la Nación.

fi El Estado y su construcción jerárquica.

-

fi España y los espaüoles.—Ventajas y desventajas geográ-

- II

ficas del solar nacional—Sus riquezas y sus defectos

materiales—Influencias del ambiente geográfico sobre

fi

el español; virtudes y defectos—El ideal hispano, sus

fi defensores y enemigos.

La guerra.—Sus orígenes y causas.—Sus caracteres esen

ciales, su finalidad- y factores.—El Ejército.—La Na

II ción en armas.—Deberes del ciudadano para la defensa

fi nacional.

--

fi

El mando militar—La

jerarquía y el ascendiente.—La

responsabiljdad, la iniciativa.—La disciplina activa y

pasiva—El entusiasmo, el sacrificio, ambición, amor

a la gloria.

-

fi El soldado español—Sus características naturales.—Pre

fi

patación, educación e instrucción premilitares.

La Historia.—La Raza.—Los períodos de grandeza.—

Los descubrimientos y.las conquistas—El decaimien

to.—La leyenda negra.

- -

fi El Levantamiento.Nacional de 1936.—Su origen y resul

- tados.—El espíritu nuevo.

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Z[gs,.127aaii

CRIA CABALLAR

Coronel de Caballería EMILIANO FERNANDEZ SALAZAR

LA selecta producción caballar, asnal y inulatera en

una nación es demanifiesta importancia para la Eco

nomía nacional, y singularmente para su Defensa y

su Agricultura; tal es la razón por la cual, aunque con

distintas modalidades, todos los Estados tutelan severa

mente esta actividad mediante organismos oficiales que

marcan con unidad de doctrina directrices imprescindi

bles para la mejor eficacia en pro de su fomento y mejora.

La natural aspiración de los Depósitos de Sementales

y Yeguada del Estado es obtener productos óptimos, de

razas reconocidas como mejoradoras, con garantías de

pureza genealógica, caracteres étnicos y excelente con

formación general, que, seleccionados por sus pruebas

(trabajo), permitan esperar de ellos una buena actuación

como reproductores.

De las Paradas Particulares en general, por no dispo

ner del personal técnico ni de los recursos ecónórnicos

con que cuenta el Estado, no cabe esperar tan difícil mi

sión; pero sí puede, y es obligado, aspirar a que su des

envolvimiento y actuación rinda la eficacia apetecible.

Selección y apreciación de los reproductores. —

Base de

toda mejora de las especies animales en general, es la de

emplear reproductores óptimos y de características ade

cuadas a la utilidad y servicio a que ha de ser destinada

su descendencia. -

Concretándonos a la especie caballar, es indiscutible

que nunca será suficiente para calificar un presunto se

mental su genealogía e individualidad, si su desarrollo

fisiológico no és previamente garantizado por la prueba

(trabajo), adecuado a su raza o aptitud.

Así, el pura sangre inglés fué logrado no sólo gracias a

la depuración de sus ascendiéntes, sino a los estudiados.

acoplamientos de los mismos, al esmero con que el ani

mal fué atendido en su alimentación, ejercicio e higiene

desde su nacimiento, y, finalmente, a la selección por la

prueba en carreras públicas de hipódromo.

El árabe tradicional debe su fama a las garantías de

pureza de raza exigidas a los re-productores, al trabajo de

ellos exigido, probatorio de su ligereza, sobriedad y resis

tencia a la fatiga, y también a lós pastos y clima propios

del área geográfica de que son originarios.

Las-raáas caballares con características de aptitud para

tiro, reconocidas en España como de más utilidad para

servicio de la Agricultura y tracción hipomóvil en gene

ral, sabido es que fueron obtenidas mediante cruzamien

tos o mestizajes sabiamente realizados, bajo la influencia

dé un medio, clima y pastos favorables, sobre la base de

una cuidada selección ‘de los reproductores en punto a

caracteres de conformación general, propios y probada

mente transmisibles a su descendencia, formándose así

familias de bien definidos y uniformes caracteres; califi

cados que fueron los reproductores en función de la cali

dad de su descendencia en punto a fijeza de característi

cas apetecibles, fué dable iniciar la redacción de libros ge

nealógicos con garantías de eficacia. -

Tal ejemplo nos es obligado seguir no sólo por lo que

afecta a la producción nacional del caballo de tiro de tipo

agrícola-artillero, sino del garañón, en sus variedades

conocidas con las denominaciones de catalana, leonesa-

zamorana o andaluza, cuya utilidad es manifiesta, como

así también la fijeza de sus características raciales en de

terminadas

-

comarcas de nuestra Península.

En definitiva, conocida que sea la calidad de la des

cendencia de un reproductor, ella es, sin duda, la nota

que merece más alto coeficiente para su calificación,

-

como así también es muy importante su grado de fecun

didad.

La castración de caballos de mal carácter, de confor

mación defectuosa o con taras transmisibles, es ineludi

ble, en atención a que su utilización para la función de

semental tiene que sér altamente perniciosa para el fo-•

mento de la Cría Caballar.

Acoplamientos. —

La conformación y características de

la yegua, en punto a plástica (peso, pérfil y proporciones)

y en cuanto a energética (temperamento), deben estar de

acuerdo con las del semental; cuando entre unas y otras

existe antagonismo, se lleva mucho adelantado para que

-

el producto sea un animal desarmónico y propenso a no

dar el rendimiento de trabajo apetecible.

Manifiesto error es el de suponer que, acoplando un

semental en posesión de-determinada falta por defecto,

con una yegua que acuse idéntica falta por exceso, han

de resultar ellas neutralizadas en el producto.

En la yegua es de la mayor importancia. la conforma

ción de su pelvis, teniendo en cuenta que gran número de

partos distócicos o anormales son motivados por sus re

ducidas dimensiones.

-

Sabido es que en las especies superiores del reino ani

mal, sin ovulación, no puede haber fecundación. Cono

cido es, por lo que afecta a la yegua y asna, que la dura

ción de su celo verdadero, por lo general, no excede de

ocho días, y que la ovulación sobreviene días después de

-

la aparición del celo.

Por ello no es indicado-apresurarse a presentar la yegua

al semental al aparecer el celo, recordando que las expe

riencias realizadas demostraron que el mayor porcentaje

de yeguas fecundadas lo resultaron al cuarto o quinto

día de iniciarse éste.

A los nueve días del parto

suele ser

cuando las yeguas

reciben mejor al semental, y hasta los quince es el período

más a propósito para el éxito de la cubrición.

Las yeguas dedicadas a la reproducción deben ser ob

jeto de especiales cuidados durante la preñez, cuya gesta

ción es aproximadamente de once meses y diez días.

Las -causas de aborto más comunes son los golpes, el

alimento inadecuado, como es el pasto cargado de rocío,

sobre todo el de prados artificiales, máxime los alfalfares,

el excesivo trabajo y los motivados por enfermedades o

infecciones, entre los cuales figura la muy peligrosa lla

mada durina, o mal del coito, que tantos estragos oca

siona, de no ser diagnosticada con prontitud.

Fecundidad y calidad de la descendencia son, con sus

características morfológicas y raciales, las determinantes

de la calificación por la yegua merecida.

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Los métodos de reproducción

son: a) Por

consanguinidad,

que es la obtenida por el acoplamiento de reproductores

de la misma familia.

b)

Por

selección,

unión de individuos de la misma raza.

c)

Por

cruzamiento,

unión de individuos de razas dife

rentes, denominándose cruzante a la mejoradora, y cru

zada a la que se trata de mejorar; el producto resultante

se denomina cruzado o mestizo.

d)

Por

mestizaje,

que es el acoplamiento “inter se” de

los individuos resultantes del cruzamiento; y, por último,

c)

La

hibridación,

que es la unión sexual de reproduc

tores del mismo género, pero de distinta especie; los pro

ductos obtenidos de la hibridación son en las especies

equinas infecundos, salvo anormalidades.

En las especies animales o vegetales, en general, la

característica de los híbridos puede ser de infecundidad

absoluta bilateral o unilateral; es decir, que pueden ser

agenésicos o digenésicos, y en este caso los productos hí

bridos

hembras

pueden ser acoplados con machos de uno

de los troncos de que se derivan, dando nacimiento a pró

ductos fecundos capaces de reproducirse “inter se”, sin que

pueda aspirarse a que tales productos tengan caracteres

de conformación uniformes propios del iñicial acopla

miento, motivo por el cual sólo en el aspecto utilitario y

no en el zootécnico interesa este método de reproducción.

Sabemos que la consanguinidad es la reproducción de

seres vivos llevada a cabo dentro de muy estrechos lími

tes de parentescó.

Autoridad zootécnica, cual es Sanson, expresó su jui

cio diciéndo que “la consanguinidad eleva la herencia a

su más alto grado de poder”; así es -manifiesto que si se

eliminan divergencias sexuales que neutralicen la poten

cia hereditaria de los reproductores, su consecuencia será

la convergencia de la acción de dichos poderes, acumu

lándose en el producto lo mismo las buenas que las malas

cualidades de los progenitores, y como quiera que de

algún defecto no pueden estar exentos, preciso es tomarlo

-

en consideración.

- -

Ejemplo del más alto grado de la consanguinidad la

tenemos en las plantas que se reproducen por autofecun

dación, y en ellas la degeneración es manifiesta en el

transcurso de pocas generaciones, traduciéndose en su

debilitación paulatina, menor producción de semillas y

mayor sensibilidad a las enfermedades, cuyos perjuicios

crecen hasta la quinta generación, estabilizándose des

pués. La experiencia ha demostrado que si durante la re

producción consanguínea se verifica un cruzamiento con

individuo ajeno a las formas degeneradas, vuelvan los

descendientes al estado normal de las formas originarias.

Lo manifestado refiérese al caso general, pues es sabido

que existen especies

inmunes

a la

consanguinidad.

De todos modos, creemos que el ganadero puede seguir

permitiendo las misiones consanguíneas no incestuosas en

tanto no aparezca en los productos algún carácter que le

haga desmerecer; en tal momento es obligado el refresca

miento de la sangre, o más propiamente dicha renovación

de sangre, utilizando reproductor de distinta familia, aun

que de igual raza, sise aspira a este método de reproducción.

Sabido es que los troncos de origen del pura sangre inglés fueron los caballos Byerley (turco), Darley y Godol-

-

phin

(árabes), importados a Inglaterra, el primero, en el

siglo XVI, y los segundos, en los años 1712 y 1731, respec

tivamente, cuyos sementales fueron cruzados con yeguas

indígenas, y así, también con sus productos hembras,

siguiendo el sistema de consanguinidad, hasta la cuarta

generación, naturalmente, sobre la base de una selección

esmerada; posteriormente, obtenidos lcs provechos de la

consanguinidad, a fin de evitar los serios inconvenientes

de la muy próxima y reiterada, tuvo lugar la formación

de varias familias, utilizando reproductores de un tronco

próximo, persiguiendo la unificación de características

sin usar de las uniones consanguíneas estrechas.

Los citados ejemplares fueron progenitores, por línea

paterna, de los actuales

the race horse

(caballos de -carre-

-

ras), y ascendientes directos, respectivamente, de

King

Herod, Eclipse

y

Matchem,

cabezas del famoso

Studbooc

(libro genealógico de la raza

thoroughbred),

cuyo primer

volumen apareció en el año x8o8.

Eclipse,

cuya excepcional calidad fué universalmente

reconocida, era hijo de

Spiletta,

hija de

Regulus

y nieta

de

Godolphin.

Herod

fué también incestuoso, y a ello se atribuye la

excepcional calidad de sus hijas.

En cuanto a las yeguas, los historiadores discrepan,

atribuyendo algunos, como el más garantido origen de

pura sangre inglés, a las

royal-mares,

del Rey Carlos II

(año i66o).

-

La reproducción por selección o elección. —

Puede ser

conservatriz,

o bien

progresiva

o

económica,

deduciéndose

de su denominación las características de una y otra, te

niendo siempre presente que son cualidades cada vez más

indispensables para el caballo de silla con destino a la Re

monta del Ejército, las de velocidad, sobriedad, resistencia

a la fatiga, equilibrado temperamento y buen carácter.

El método de reproducción por selección consiste en

escoger y utilizar aquellos reproductores dotados de más

perfecta conformación, en relación con las característi

cas propias de su raza, siempre que tengan probada su

capacidad de adaptación a la comarca o región en que

hayan de pro ducirse y criarse; la selección metódica y

continuada, que es, sin duda, el medio más seguro de me

jora, adolece del inconveniente de ser más lento en sus

resultados que el de cruzamiento y-mestizaje; pero evita

riesgos de otra naturaléza inherentes a la aclimatación y

probable falta de armonía o uniformidad del tipo en los

produçtos.

Naturalmente, al fomento y mejora de la Cría Caballar,

si bien le es necesaria la utilización de reproductores óp

timos, ello no será suficiente si a los productos no se les

somete, en la edad de su crecimiento y desarrollo, a una

alimentación, ejercicio e higiene adecuados, ya que, al

igual que ocurre con las especies vegetales, desmerecerá

ostensiblemente la semilla seleccionada si ella se depo

sita en tierras de composición iñcompleta, en las que no

cuenta Ja planta con los elementos indispensables para su

nutrición y desarrollo.

De las leyes de herencia, tan discutidas por biólogos y

zootecnistas, nos concretaremos en estos renglones a dar

ligera noticia de sus denominaciones, refiriéndonos a la

herencia normal, sin extendernos a la patológica; son

ellas: la

preponderante,

la

bilateral,

la

atdvica,

la

homó

crona

(caracteres que en los productos se acusa a la edad

en que se manifestaron en los progenitores), la

reinvertida

(que se acusa frecuentemente en los mestizos, parecién

dose en la primera edad a los progenitores, y luego, de

adultos, a -los indígenas); la

homotópica

(detalle o espiga

que en la idéntica región del individuo se transmite a la

descendencia), y la

héterotópica

(cuando tal particular se

transmite, pero en región distinta del cuerpo).

Finalmente, apuntaremos la influencia de determina

dos reproductores para la procreación de productos de su

sexo, y otros para la transmisión del color o caracterís

ticas de su capa.

-

Alimentación del semental. —

Durante la temporada de

cubrición, p’recisa sea sana y abundante, a base de ce

bada, avena, salvado y heno, otorgando preferencia al de

prados naturales sobre el de alfalfa, esparceta o trébol; el

•forraje se dará sólo en muy escasa cantidad, y no a todos

los caballos, y también con mucha circunspección las

habas; de manifiesta conveniencia son las empajadas

con harina, y en determinados casos, el pienso caliente,

o

mash,

confeccionado como a continuación se previene:

200 gramos de paja, 500 de cebada, 150 de salvado de si

miente de lino, 8o de harina de cebada y 13 de sal; todas

cuyas sustancias se colocarán en un cubo de madera por

orden de mayor densidad, echando luego agua hirviendo

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hasta cubrirlas; después se tapan con una manta, y des

pués de dejarlo enfriar durante tres o cuatro horas, se su

ministra templado.

Esta

rnash

o pienso caliente, tan beneficioso para caba

llos enfermos, inapetentes o que se nutren o digieren mal,

debe darse, en vez de pienso de la noche, una vez por se

mana, cuidando no excederse en la proporción de simiente

de lino, a causa de sus efectos debilitantes.

En general, puede servir de base para racionamiento

de un semental de tipo enmétrico (peso medio), durante

la temporada de cubrición, la de 6 a

7

kilos de cebada y

xx de paja, incluí do en ésta la necesaria para cama, natu

ralmente; en evitación de los inconvenientes que lleva

consigo la ración monótona, aconséjase que sean realiza

dos prudenciales cambios en el régimen alimenticio, efec

tuándose racionales sustituciones, tomando en considera

ción el valor nutritivo de los que se suministren.

Un modelo de ración puede ser el integrado por 3 kilos

de cebada, más. 2 de avena, 6 de heno, 4 de paja y 8oo

gramos de harina en empajadas.

La cebada que se suministre conviene que no sea recién

recolectada y que su peso no sea menor de 52 a

54

kilos

el hectolitro, y en cuanto a la avena, será aceptable con

4 kilos menos de peso en hectolitro.

El agua será objeto de estimada precaución, evitando

la utilización de abrevaderos públicos que no denoten

limpieza extremada.

Alimentación de losproductos.

Infructuosos serán todos los esfuerzos en pro del- mejoramiento de las razas

caballares, si a los productos,

precisamente

en la edad de

su crecimiento y desarrollo, no se les otorga racionamiento

adecuado en cantidad y calidad; algún experto dijo; para

señalú su importancia, la frase: “la mitad de la Zootecnia

está en el arcón”; lo cual no quiere decir que la otra mi

tad, no menos importante, cuales son las leyes de heren

cia, son de ineludible observancia.

Ejercicio. —

Excepto en el pura sangre, que tanto el

macho como la hembra han de acreditar su aptitud en el

hipódromo, en las demás razas o variedades equinas es

distinta la prueba de aptitud (trabajo), que precisa tener

probada antes de su utilización como reproductores; el

destinado a esta función de semental debe, fuera de la

época de paradas, realizar el trabajo adecuado a su raza

o aptitud, pues sabido es que “de la ociosidad es secuela

el vicio” y que “la función hace al órgano”; demostración

de esto es el hecho de que si a un caballo de raza con apti

tud de tiro se le emplea o utiliza sólo para silla -y en tra

bajos que requieran velocidad, su músculo se alarga, en

perjuicio de su espesor, con lá consiguiente modificación

ensu plástica en general, y queun caballo de silla utili

zado para el arrastre o tracción, el músculo se acorta y

aumenta de grosor, modificándose en su elasticidad, y,

en definitiva, también las características de conformación

general del animal.

En cuanto a la yegua de vientre, la gimnasia funcional

la es también indispensable;.si vive en régimen de liber

tad o pastoreo, su instinto y sus necesidades la obligarán

a realizar el ejercicio indispensable; pero si su régimen es

de estabulación, preciso es que sea dirigido y racional el

trabajo que ejecute; su inobservancia es causa de numero

sos abortos, al igual que el descuido en lo que afecta a

higiene y alimentación.

En cuanto a los pbtros, si bien en su primera edad les

comprende lo dicho para las yeguas de vientre, a partir

de los dos o los tres años, según que sean de razas con

aptitud de tiro o silla, deben ser sometidos a una doma y

a un trabajo, mediante el cual sea factible lograr el fisio

lógico desarrollo de que sea susceptible el animal, no ol

vidando que es el periodo de su vida más a propósito al

fin perseguido; y que si para semental ha de destinarse, la

prueba

de trabajo

es de la más acusada importancia, sin

que sea prudente utilizar como semental un animal que

en ella no haya sido bien calificado.

En el Reglamento del Centro de Entrenamiento ySe

lección de Reproductores, dependiente de la Jefatura de

Cría Caballar, se puntualiza cuanto afecta a la selección

por. la prueba de los futuros reproductores.

Higiene. —

Las Paradas

.

Particulares deben tener en

cuenta que la influencia del medio (clima, habitaciones,

pastos, altitud y desenvolvimiento económico) es mani

fiesta en las especies animales que en una comarca nacen.

•y se desarrollan; corpulencia, características de confor

mación, temperamento y trastornos sanitarios acusan os

tensibles diferencias en los distintos países, y por tal ra

zón son ostensibles las variaciones o modificaciones que

en el fenotipo (r) experimentan los individuos producidos

en medio y clima no similar al del área geográfica que fué

cuna de su raza o tipo.

Así, por ejemplo, en un país pobre, de escasos pastos y

poco ricos en principios nutritivos, no es prudente aspi

rar, si no es artificialmente, a producir caballos de gran

alzada y corpulencia, precisando conformarse con obte

ner caballos sobrios, rústicos y bien conformados, de

talla reducida.

Si la influencia del medio es manifiesta en la constitu

ción del animal, obvio es señalar la importancia que en

sí tienen los alojamientos en cuanto a emplazamiento, cu

bicación, orientación, ventilación, materiales de cons

trucción, disposiciones de ventanales, pesebreras, rastri

llas, etc., bien sean para animales adultos de uno y otro

sexo, o para las crías, como así también las camas y em

plazamientos de pajeras, heniles y graneros, y, por fin,

de los estercoleros.

Las pesebreras y rastrillos han de ser susceptibles de

perfecta limpieza y desinfección.

Libros genealógicos.

Su objeto primordial es que el

comprador de un reproductor cuente cón la garantía, no

sólo de las características de individualidad que acuse en

presencia y acción el animal, sino la pureza de la raza de

sus ascendiente, con probada capacidad de transmisión

de aquéllos a la descendencia, mediante la cual cabe espe

rar su aptitud para reproducirlos, sin desordenadas va

riaciones propicias en los acoplamientos de mestizos, y

más en la hibridación.

(r) Fenotipo es similitud en el conjunto de caracteres

externos y capacidad biológica apreciable; su transmisión

es problemática.

El genotipo comprende a todos los factores hereditarios

recibidos por el individuo de sus ascendientes.

El genotipo tiene daracteres de fijeza en la descendencia

y el fenotipo puede ser similar entre individuos de genotipo

distinto.

En definitiva, el genotipo se transmite por herencia, y el

fenotipo no siempre.

Para ocupar cargo importante en gestión de abastecimientos y compras industriales, se

necesita persona con práctic.a y título de categoría profesional técnica.

Apartado 139

Sociedad Anónima «JOSE MARIA QUIJANO))

-:

FORJAS DE B.UELNA

(Santander)

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SERVICIO SANITARIO EN EL BATALLON

DURANTE LA CAMPAÑA DE

LAS MARCHAS

A lo l argo de once meses de campaña en el frente

del Este, no hemos podido menos de deducir una serie

de consecuencias tras una larga serié de observaciones

y de nuestra propia experiencia del Servicio Sanitario,

que son interesantes: unas, porque pueden servir para

ulteriores campañas, y otras, de interés casi puramente

teórico; ya que no es presumible que nuestro Ejército

haya de mantener una campaña en condiciones seme

jantes. Las primeras son fundamentalmente dos: el servi

cio sanitarioen las marchas y la organización y material

sanitario de un Ejército moderno, y la segunda, el servi

cio sanitario en la campaña invernal. Me propongo des

arrollar estos tres puntos, teniendo en cuenta, ante todo,

algunas condiciones previas: 1a, que la experiencia per

sonal es lo único que he de exponer; 2•a, que me absten

dré en absoluto de indicaciones que sirvan para dar a

conocer la organización y material del Ejército alemán,

ya que a ello me he comprometido formalmente, y 3a,

que teniendo esto en cuenta; no considero quebrantar mi

promesa hablando de asuntos que ya antes de salir de

España me eran perfectamente conocidos.

En esta primera comunicación es mi propósito ocu

parme exclusivamente de las marchas.

Realmente, no es cosa nueva en nuestras campañas las

marchas de gran magnitud, si bien no conozco ninguna

que haya tenido la duración y longitud que alcanzó la

realizada por la División Azul. Por esta razón puede ésta

servir de tipo, ya que es de presumir que una tropa que

ha adquirido el hábito de la marcha, a lo largo de 1.200 ki

lómetros, puede, sin género de dudas, ampliar su marcha

sin quebranto dos o tres veces esta distancia.

Conocida es la profilaxis de las lesiones que se produ

cen en las marchas largas, y que se describé en numero

sos libros de higiene militar. Sin embargo, en marchas de

esta magnitud se hace preciso un reajuste del servicio y

un examen detenido de sus peculiaridades, si se quiere

que el número de bajas sea reducido al mínimo.

Para que una tropa sea capaz de realizar esfuerzo se

mejante, no es necesario que se haya habituado a mar

char; es decir, que haya adquirido, tras muchas marchas

de entrenamiento, la necesaria capacidad. Basta que se

hayan realizado con una anticipación pequeña dos o tres

marchas progresivas para que el soldado se encuentre ya

en condiciones de marchar, de una manera constante, du

rante un mes o más. Al menos ésta es nuestra experien

cia. Claro es que si se tratase de soldados que en su vida

civil estuviesen dedicados a profesiones sedentarias, re

queriría una mayor atención, quizá un mayor entrena

miento, y, sobre todo, una mayor dosis de espíritu por

parte del soldado.

El calzado a emplear para este tipo de marchas ha de

se,r precisamente la bota de cuero. Aparte del enorme

desgaste de otro tipo cualquiera de calzado, la bota de

cuero reúne todas las condiciones requeridas para que el

esfuerzo que se exige al soldado le cause un mínimo de

perjuicios en sus comienzos. El pie marcha más solida

mente sujeto, y,no está expuesto a la acción de las aguas

de charcas, etc. Su duración es grande y no exige un

cambio frecuente del calzado dela tropa, con lo que el

suministro de este artículo se simplifica extraordinaria

mente. Si las posibilidades del país lo permiten, la bota

debe ser alta, hasta media pierna, y holgada, para que

no oprima cuando en los últimos kilómetros de la Jor

nada se produzca, como ordinariamente sucede, un au

Teniente Médico

VICENTE JABONERO SANCHEZ

mento de volumen de ambas piernas, sobre todo de su

tercio inferior y medio.

Tanta importañcia como la bota tiene el pantalón.

El pantalón con polaina ajustada con botones a toda la

pierna es, además de incómodo, porque oprime en exceso

por la razón apuntada, origen de un intolerable dolor

que aqueja al soldado por la compresión de ambas pan

torrillas, que en ocasiones determina una claudicación

de las extremidades inferiores. Se ha revelado como

ideal el pantalón recto, largo, sin ceñir al tobillo por cinta

o manguito del propio pantalón. Si se usa bota alta, se

lleva dentro de ésta y no produce la menor molestia,

a pesar de una larga marcha. Si se usa bota bája, el pan

talón colocado por fuera de ésta se recogerá con una

polaina pequeña, sujeta con dos hebillas que permitan

graduar la holgura, a fin de evitarla compresión.

El pantalón recto y largo suprime otra fuente de mo

lestia: el polvo de la carretera se incrusta entre el panta

lón y la piel, dando lugar, en unión del sudor, a un moles

tísimo picor que produce, al rascarse el soldado, verdade

ros procesos de piodermitis por infección de los araña

zos. Por todo ello, el pantalón con polaina o venda no

tiene sino inconvenientes, y, en cambio, todas las venta

jas están de parte del pantalón recto.

Interesante también es el sistema de sujeción del pan

talón. El ceñidor de cuero presenta varios graves incon

venientes, entre los cuales no es el menor el que ha de

regularse ‘su presión varias veces en el día, con los inevi

tables reajustes del equipo, y, sobre todo, que necesita

por parte del soldado un cuidado que no todos están en

coñdiciones de prestar. . El ceñidor apretado en exceso

es causa de frecuentes molestias, como tenemos costum

bre de observar a diario; la altura de su colocación no se

conserva por el descenso que le.originan las diversas inci

dencias de la vida diaria; y, por si esto fuera poco, exige

un cuidado especial del soldado, si en todo momento

quiere permanecer con las prendas correctamente. colo

cadas. Por todo ello presenta gran ventaja sobre él el

uso de los tirantes, que, haciendo gravitar todo el peso

sobre los hombros, evitan en absoluto todos los inconve

nientes apuntados. Respecto al género empleado en la

confección del vestuario, se ha demostrado una vez más

que, para la mayoría de los climas, es superior el tejido

de paño, bien lana, bien sintético, sobre el algodón

o dril.

Atención especial merece el equipo. La manta colocada

en bandolera determina una gran fatiga para el soldado,

ya que le causa un calor excesivo; además, los movimien

tos no se hacen con absoluta libertad; por ello es preferi

ble colocarla a la espalda, sujeta por correas a los tirantes

del correaje, o bien a la mochila, que debe sustituir a la

bolsa de costado, porque en ésta el peso queda gravitando

sobre un solo hombro; la bolsa molesta continuamente

durante la marcha, y en ella no puede colocarse el equipo

con la comodidad y en la cantidad; por la limitación que

imponen, las molestias originadas por su excesivo peso,

que en la mochila.

El sistema de repartición de los cartuchos en el co

rreaje también es de suma importancia. No es indiferente

agruparlos en tres cartucheras, que distribuirlos en pe

queños departamentos tipo canana. Sin entrar en la cues

tión de si ha quedado o no probado en la guerra moderna

la inutilidad de un número de cartuchos por individúo

del orden de los ciento cincuenta, ha de afirmarse que,

desde el punto de vista higiénico, el peso de ciento cin

cuenta cartuchos es excesivo, teniendo en cuenta todas

RUSIA

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las denás prendas y armamento y útiles que el soldado

ha de llevar sobre sí. Y además de esta consideración, el

tipo de correaje usado por los Ejércitos, en general, no

permite alojar tan elevado número de cartuchos. Podría

fijarse en setenta y cinco los que el infante puede llevar

enoperaciones ofensivas y en marchas. Las cartucheras,

siempre de pequeño tamaño

—.

para tres cargadores de

cinco cartuchos —‘ se distribuirán solamente en la región

anterior del correaje, para equilibrar lo mejor posible el

peso de las partes del equipo que van a la espalda, suje

tas a los tirantes (mochila y manta) y colgada del cinta’

rón del mismo (útil de mango corto, cantimplora y cu

chillo-bayoneta). También va a lá espalda, pero indepen

diente, la máscara antigás. El casco se colocará colgado,

delante, para que ayude a equilibrar el peso.

En las marchas de entrenamiento, el soldado llevará

sobre sí, exclusivamente, el armamento, útil y máscara,

además del cascó. Progresivamente se -le añadirán las

restantes piezas del equipo; pero en marchas largas es

preferible implantar el carro de bagajes, y las mochilas,

más la manta, se llevarán siempre en él.

Una prenda del equipo que es indispensablé lleve el

soldado sobre sí es la lona impermeable, que además de

servirle para pernoctar armando sus tiendas, le preser

vará de la lluvia durante la marcha.

PROFILAXIS DE LAS-LESIONES

QUE SE ORIGINAN EN LAS MARCHAS

El peor enemigo del soldado en las marchas es un cal

zado defectuoso. Si es nuevó, le producirá

indefectible

mente

lesiones, que varían desde la simple erosión hasta

la formación de vesículas de variado tamaño, que, según

su localización, le impedirán la marcha por un tiempo

más o menos largo. El calzado, por lo tanto, habrá de

ser usado por el soldado, a lo menos, durante quince días

antes del comienzo de las marchas, si queremos reducir

al mínimo el número de los lesionados.

La preparación del calzado que nos ha dado méjores

resultados es la siguiente: Impregnar el cuero con aceite

de ricino, frotando con cepillo y luego fuertemente con

un paño; preferible es con la mano, “sobando” bien toda

-

la piel. Esto se hará por dos o tres días consecutivos.

Con ello queda extraordinariamente suave la piel. Des

pués se engrasa con sebo de carnero, grasa de cerdo y, si

es posible, con grasa del animal de la misma clase que el

cuéro. Este engrasado se hará diaiiamente durante una

semana. Se cuidará que diariamente el calzado quede

limpio al terminar la marcha, ya que el

-

almacenamiento

de polvo en las arrugas impide luego el perfecto engrasa-,

miento, y el agrietamiento y rotura prematura, La bota

-

habrá de escogerse suficientemente holgada para que

pueda ponérsela con dos pares de calcetines: uno de ellos

de lana, que, absorbiendoel sudor, favorece la conserva-

-

ción del pie y del calzado.

-

Como las marchas se emprenden generalmente al ama-

necer, no será posille muchas veces que el soldado lave

los pies antes de partir. Por ello nosotros establecimos- el

lavado de la forma que luego se indicará,, con objeto de

poder vigilar que ningún soldado lo eludiese. Cada sol

dado recibirá un paquete de polvos de talco con forma

lina para espolvorearse los pies y calcetines al vestirse.

Con esto se evitan las maceraciones producidas por el

sudor, que en este tipo de marchas es abundante en todo

el personal. El lavado de los pies se hará precisamente

con agua fría, que fávorece una mejor circulación, super

ficial y “endurece” el pie óon su práctica repetida, ‘a’más

de producir una sensación agradable de descanso, si el

baño de agua fría, se prolonga de quince a treinta minutos.-

De otro orden, pero interesantes, son las medidas refe

rentes al agua de bebida. Cada una de nuestras Unidades

tipo batallón lleva, un filtro,, con objeto de preparar en

los grandes altos y en los fines de etapa agua limpia, que

se potabiliza en los casos necesarios (en Rusia es indis

pensable siempre), bien por adición de permanganato po

tásico, bien por el empleo de las tabletas de hipoclorito,

que se emplean también como antiiperítico. ‘Pero como

estas prácticas exigían en las marchas un tiempo del que

no siempre disponíamos, se apeló al sistema de implantar

la obligatoriedad del empleo de infusión de té frío, sin

azúcar, que preparaban las cocinas de las Compañías.

Cada soldado llenaba su cantimplora al comenzar la mar

cha y en el gran alto central, y’se vigilaba rigurosamente

que no tomasen agua de las fuentes, casas o ríos.

SERVICIO SANITARIO EN LA MARCHA

La Unidad tipo Batallón debe tener asignados dos

médicos (un médico y un médico auxiliar), un practi

cante por Compañía, más uno por la Plana Mayor.

Durante la marcha, los puestos eran los siguientes: Und

de los médicos, en vanguardia, turnando ambos en su

cometido. El otro, a retaguardia y retrasado de la Uni

dad cien a ciento cincuenta metros, con objeto de poder

darse cuenta de si queda algún soldado’ en los terrenos

próximos a la carretera y providenciar lo que corresponde,

si se trata’ de una indisposición surgida en la marcha.

Este médico no permitía por ningún concepto que soldado

alguno, fuese cualquiera la causa, quedase tras ‘él.Tras el

Oficial médico, el practicante de Plana Mayor, en una

motocicleta con

side-car,

para practicar durante la mar

cha las curas necesarias, atender a los eventuales enfer

mos e incorporarlos ,con ella a su Unidad. Cada practi

cante, a retaguardia de su Compañía, montado en bici

cleta, recorre su Unidad para observar a los soldados y

señalar inmediatamente al médico aquellos que, por cual-,

quier motivo, no se encontraban en condiciones de pro

seguir la marcha, quedándose rezagados con ellos hasta

ser alcanzados por el Oficial médico, quien providenciaba

lo pertinente.

En cada alto horario, los practicantes atendían a todos

los que presentaban molestias en sus pies, curando en la

forma. que luego se dirá. Antes de partir el Oficial médico,

estudiaba sobre el plano el itinerario, para proponer al

Jefe de la Unidad un alto de duración suficiente, a fin de

que los soldados pudiesen verificar en río, lago, etc. , el,

lavado diario de pies, que era vigilado por los Oficiales

de servicio y los médicos, a fin de que no lo eludiese

nadie. Al llegar al término de la jornada, fuese cualquiera

la hora, se tocaba reconocimiento, para que los soldados

acudiesen al p.esto de socorro indicado por la bandera

de neutralidad izada sobre un mástil. En este reconoci

miento se curaban las incidencias del día y se hacía una

clasificación, si alguno no podía verificar al día siguiente

la marcha a pie, agrupando quienes. la verificarían en

carro o camión, porque su lesión fuese recuperable en

plazo de dos o tres 4ías, o quienes habían de pasar a un

hospital dedicado exclusivamente a este tipo de lesiona

dos. Al mismo tiempo, al cuidado de un practicante, se

instalaba el filtro del Batallón, para que ordenadamente

recogiesen agua los soldados. Si el lugar lo permitía, pa

saban dé nuevo las Cómpañías enteras a un curso de

agua, para bañarse o, a lo menos, tomar un baño de pies

de,una duración no inferior a quince minutos.

Al toque de diana se hacía una nueva clasificación de

los enfermos, decidiendo los casos que hubiesen quedado

pendientes.

La Uñidad llevaba dos carros vacíos para, recoger los

que durante la marchá, a juicio del médico,, no pudiesen

continuarla y llevarlos hasta el fin de la jornada. ‘Para

los casos de urgencia, tras el Regimiento marchaba una

ambulancia automóvil, a’cargo del médico de servicio de

Batallón de retaguardia. Todos los médicos disponían de

caballo, y, pasado el reconocimiento a la llegada, mien

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tras el auxiliar quedaba en la Unidad, el Oficial. médico

jefe marchaba a dar las novedades al Jefe de Sanidad

regimental.

El tratamiento empleado en las erosiones y vesículas

de los pies fu.a1 principio la apertura de la vesícula, pre

,viamente embadurnada la piel con yodo, de un tijeretazo,

y cubrirla directamente con esparadrapo. Para evitar que

le acción del calzado tse ejerciese reiteradamente sobre

el mismo lugar, almohadillóse posteriormente con algo

dón el sitio afectado. Esta sencilla cura bastó, en la to

talidad de los casos, para permitir la marcha a pie, cu

rando las lesiones sin infectarse.,

La Unidad mantuvo en el hospital un

1,57

por xoo de.

su efectivo total, lsionados por el calzado.

La consecuencia a deducir es la siguiente: Es indispen

sable llevar al máximo la atención al servicio, en las

marchas largas, curando

en el acto

toda lesión incipiente,

teniendo siempre en cuenta que sólo las lesiones de talón

y las, de cara dorsal de los dedos, si son extensas, justifi

can que el soldado no prosiga la marcha a pie.

EL CAUCHO

Y LA BUNA

Coronal de Artillería JOSE FERNÁNDEZ FERRER

De la EscuelaSuperior del EjércIto.

L Abuna es una maravilla de la técnica alemana, que

ha librado al mundo de una pesadilla siniestra y ha

emancipado a una parte infeliz de la Humanidad de

la tiranía sangrienta y la tragedia tenebrosa del caucho,

crimen sistemático de crueldad diabólica, cuyos episo

dios estremecen

.

de horror.

En un trabajo publicado por el ingeniero Richard

Scheller en

Die Welt der Techni/c

(Franck, Sche Verlaugs

Handlung, Stuttgart,

1938)

encontramos una curiosa iri

formación He aquí la historia de la goma, historia que

constituye una serie de dolorosos y dramáticos cuadros

reveladores del egoísmo especulador más desenfrenado;

una descripción de la trama económicopolítica cosmopo

lita y una breve exposición de las causas que han sumido

a millares de seres humanos en el martirio de una desven

tura invencible y de un sufrimiento inconcebible.

El árbol de la goma existía a fines ‘del siglo pasado en

el Congo y en el Brasil. Durante varios años no se dió a

su explotación industrial una gran importancia, hasta

que en el año 1888 el veterinario Dunlop ideó las llantas

neumáticas y co’hstruyó una fábrica de cámaras para rue

das de auto.

Entonces se elevó repentinamente el consumo mundial

de goma, desde ‘400, a 30.000 toneladas anuales.

En Alemania, con el invento de la dínamo Siemens, la

industria eléctrica adquirió también en esa época un im

pulso. vertiginoso, y por las necesidades de ambas indus

trias

la de automóviles y la electrotécnica

se elevó

enormemente el consumo degoma, haciéndose muy pron

to ‘sensible en Europa la escasez de este artículo.

Un número gradualmente’ creciente de buscadores de

goma invadió entonces las cuencas fluviales y bosques del

Brasil, destruyendo, por el afán inmoderado de obtener

rápidamente grandes rendimientos, cientos de miles de

árboles del caucho.

Así iban surgiendo ciudades abrasadas por la sed del

oro en el Amazonas y en el Orinoco, y nuevos enjambres

de blancos y negros se lanzaron a través de las selvas vír

genes de América, asolando, como una plaga, los bosques

de goma descubiertos.

Los industriales, por su parte, apremiaban al. mismo

tiempo sin cesar a los proveedores del caucho, para cuya

recolección se iban encontrando dificultades considera

bles y crecientes, hasta el .punto de que ya no era fácil

hallar obreros voluntarios.

Para los blancos era muy penosa la labor, y los negros

tenían que reclutarse con engaños y crueles coacciones,

que no bastaban, sin embargo, para nutrir el contingente

de las brigadas de recolección de la goma.

En vista’ de ello se organizaron pequeñas unidades de

fuerzas indígenas, bien armadas, que se utilizaron como

tropas de vigilancia y de acoso ‘de los trabajadores escla

vizados.

A pesar de todas estas medidas draconianas, no se lo-

graba recoger la goma necesaria para ‘cubrir las necesida

des de Europa, y entonces, con capital inglés, se fundó la

“Peruvian Amazon Company”, una organización que,

extremando los métodos de rigor de sus predecesores, con

ün desprecio absoluto para la vida y los sufrimientos de

los indios, llegó a decuplicar el rendimiento de la explota

ión en la América del Sur.

El desgraciado que no entregaba por la tarde la canti

dad de goma exigida, era atado a un poste y azotado

hasta dejarlo casi muerto, o ligado a un árbol para que

sirviera de blanco en el tiro.

Tan crueles y. sangrientos eran los métodos de explo

tación en Sudamérica, que en la región del Putumayo (un

afluente del Amazonas), por ejemplo, se redujo la pobla

ción, en diez años, a la sexta parte.

Treinta años düró la guerra entre Bolivia y el Brasil,

que se disputaban los bosques de caucho de la zona de

Acre, hasta, que se concertó el tratado de Petrópolis, en

virtud del cual Bolivia perdió la citada zona y el Brasil

se comprometió a. construir el ensangrentado ferrocarril

de Porto-Velbo. Este ferrocarril, que costó la vida a

40.000.

indios, ha sido la vía férrea más cara del mundo.

Medio millón de marcos fué el gasto exigido por kilóme

tro, y cuando se terminó, resultó que era ya innecesario,

porque los árboles de la goma de los territorios de Acre y

de’ Berú habían sido talados y destruidos, víctimas de la

codicia rapaz de ‘los explotadores.

En la actualidad sólo circula un tren por semana por

este ferrocarril, empapado en sangre.

Algunas ciudades sudamericanas, presa del vértigo del

oro, construyeron con las ganancias carreteras de granito,

palacios de mármol y cabarets exóticos. Mientras los dis

turbios y las vicisitudes de la guerra del caucho agitaban

a las campiñas lejanas, con las conmociones de una fiebre

perpetua, circulaba a torrentes el champán en La Paz y

en Santa Cruz, y en los bosques milenarios resonaban los

lamentos de agonía de los indios martirizados por el de

monio de la goma.

Esto ocurría también en el extenso territorio del Congo

belga. En ‘la frontera oçcidental de este dominio se en

cuentra un pequeño lago que lleva el nombre de Leo

poldo II, Rey de los belgas, que, negociante extraordina

riamente experto, había invertido por aquella época

enormes sumas en las compañías ‘inglesas del caucho de

la América del Sur.

El año 1877 se enteró Leopoldo, por el explorador afri

cano Stanley, de que en el Congo no sólo existían yaci

mientos de cobre, sino que se daba también el árbol de

la goma, y entonces fundó rápidamente una Sociedad:

El Comité de estudios del alto Congo.

Pronto surgió eñ el

Africa occidental, como consecuencia, el Estado del Congo,

que, después de algunos rozamientos con Inglaterra, y

mediante los buenos oficios de Bismarck, quedó bajo la

soberanía de Leopoldo II. El sistema de colonización se

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organizó con sencillez. Se armó a un par de miles de indí

genas, y con esta tropa mercenaria se asaltaron las aldeas

pacíficas. Las mujeres y los niños fueron secuestrados y

concentrados como rehenes en locales de seguridad con

veniente, y los hombres enviados a los bosques de cau

cho para trabajar como forzados.

Millares• de estos infelices rehenes morían de hambre

en sus miserables prisiones o eran vendidos como esclavos

a.

los Hedschas y a los abisinios.

Como se exigía a los recolectores la entrega deenormes

cantidades de goma, era frecuente el que no todo el cau

ho contenido en las vasijas fuera de la pureza requerida,

y entonces se obligaba a los infelices negros a tragarlo a

la fuerza, ocasionándoles la muerte.

Los métodos de explotación del Congo eran de una

brutalidad tan cruenta, que al fin llegaron a provocar las

protestas de los Estados civilizados de Europa; pero todo

fué inútil. Las necesidades de goma iban en aumento, y

los látigos de plomo de los capataces del Congo siguie

ron

estimulando

a los indígenas, con su diabólico chas

quido.

El número de habitantes de las zonas ribereñas del

Congo descendió desde 40 a i6 millones, sin que en el

Brasil hubiera cesado la tragedia del caucho, a pesar de

las declaraciones y protestas de los diplomáticos y perso

nalidades humanitarias de Europa.

Fué entonces cuando un inglés concibió el proyecto de

plantar el árbol del caucho en otras regiones tropicales

del mundo.

Este inglés

Henry Wickham

se puso en combina

ción con el director del más importante jardín botánico

de Inglaterra, que interesó en el proyecto a sus extensas

relaciones, y entre todos acordaron, a pesar de las pro

hibiciones del Gobierno del Brasil, robar algunas de las

plantas de goma de este Estado para trasladarlas a In

glaterra.

Con astutos y refinados procedimientos se preparó el

plan, que pudo por fin llevarse a cabo, venciendo todas

las dificultades.

Las plantas de la preciada savia se cargaron de noche

en canoas, en el Amazonas; se trasladaron a un vapor,

que las llevó hasta Pará, y en esta ciudad lograron pasar

el control aduanero. Después de algunas semanas llega

ron los árboles a Kew-Garden, pasando por El Havre y

Liverpool. Allí se plantaron en invernaderos de cristal,

y cuando su desarrollo, minuciosaménte cuidado y vigi

lado durante varios meses, se juzgó suficiente, empren

dieron su segundo viaje, desde Kew-Garden, por Ceilán,

a los dominios de la Malasia. En esta tierra arraigaron

y se desarrollaron los árboles espléndidamente, quedando

así cimentada la poderosa hegemonía del caucho de la

Gran Bretaña.

En el añó 1907 apareció en el mercado el primer caticho

inglés obtenido por el procedimiento indicado, causdndo

un enorme pánico y la ruina de los especuladores. El cau

cho del Brasil fué perdiendo gradualmente importancia

hasta anularse casi como elemento comercial, y lo mismo

le ocurrió a la goma africana. Los precios del caucho del

Congo y del Brasil experimentaron un descenso catastró

fico, y con ello terminó el terrible martirio de los esclavos

de América y de Africa.

Bien pronto se vió, sin embargo, que el monopolio de

la goma no había desaparecido, sino que se había des

plazado, pasando solamente a otras manos: las inglesas.

Inglaterra comenzó entonces a utilizar su monopolio sin

consideración alguna, y como las necesidades de caucho

iban aumentando rápidamente en enormes proporciones,

los ingleses pretendieron aprovechar esta coyuntura, pos

terior a J929, para amortizar con su venta las deudas de

la guerra.

Los fabricantes americanos de automóviles se vieron

obligados a pagar a los reyes inglesés de la goma todo lo

que éstos exigían, y esto dió lugar a rozamientos inter

nacionales que produjeron una peligrosa tensión diplomá

tica angloamericana.

Entonces Heúry Ford, que por esa época había llegado

a ser el primer fabricante de autos del mundo, se, propuso

quebrantar por su cuenta el monopolio de Inglaterra, y

para ello estableció en Sudamérica plantaciones de goma

de extensión gigantesca. Pero como los habitantes de Bo

livia, el Brasil y el Perú no se habían olvidado de los mé

todos de extracción del caucho utilizados por los predece

sores de Ford, se negaron a trabajar, aunque se les pro

metían jornales seis veces más altos que los corrientes, y

la empresa fracasó. En vista de ello, Firestone, el gran

fabricante de neumáticos de América, emprendió otro

camino de

eficacia acreditada.

Se dirigió a los personajes

influyentes de la República de Liberia, y ofreciéndoles

un empréstito de cinco millones de dólares, con la pro

mesa de dar a toda la población masculina trabajo bien

remunerado, obtuvo, en cambio, del Gobierno del país

la seguridad de que se le suministraría la mano de obra

indispensable para la explotación de las nuevas planta

ciones de caucho.

No llegó a aplicarse, sin embargo, este acuerdo, recu

rriéndose de nuevo a la aplicación de los

antiguos métodos.

Un

Frontier-Army,

organizado para la recluta y los

trabajos forzados de los indígenas, irrumpió en las aldeas,

incendió. las viviendas 1e los moradores y, a tiros y lati

gazos, obligó a trabajar a los hombres en las plantaciones

de goma. Lo que desde hacía cincuenta años había ocu

rrido en el Brasil y en el Congo se repitió en Liberia, en

la misma forma y bajo

otro protectorado.

Durante este tiempo se realizaban en Java,

-

en las

granjas experimentales de Buitenzorg, ensayos científi

cos laboriosos para mejorar la especie del árbol del cau

cho, llegándóse a obtener un aumento en el rendimiento

mayor del ioo por xoo. Las plantaciones de Malaia pro

porcionaban unos 300 kilogramos de goma por hectárea,

y en las de Buitenzorg se alcanzó la cifra de 65o kilo

gramos.

Entonces advirtieron los americanos que se les pre.

sentaba una. oportunidad favorable. Organizaron exten

sas plantaciones con la especie de árboles seleccionada

en los cultivos de Java. Idearon nuevos métodos de ex

plotación, que incrementaron aun más el rendimiento, y

así surgió, frente al monopolio inglés, un rival temible.

Merced a progresos incesantes en los sistemas de explo

tación, se llegó a incrementar el beneficio en proporcio

nes enormes, y entonces pareció resuelto definitivamente

el problema del caucho, porque ya se podía producir

todo lo que se necesitase en el mundo.

A pesar de ello, continuó la lucha por el dominio de la

goma. Abundaba, pero su distribución seguía siendo in

justa y arbitraria.

Entonces, como resultado de negociacionés de los pro

ductores, se creó un sindicato o Cartell internacional del

caucho, que, prohibiendo el establecimiento de nuevas

plantaciones de goma, tendía a restablecer el predominio

de Inglaterra.

La lucha comenzaba a encenderse de nuévo, y todo el

penoso esfuerzo de las investigaciones fructíferas de Java

parecía perdido, volviendo a caer la industria europea en

la esclavitud servil de los señores feudales del caucho.

¿No había medio de émanciparse de esta tiranía y de

librarse de este azote de la Humanidad? ¿Es que era

imposible apagar este foco de guerra latente en Europa?

Los químicos alemanes han logéado realizar esta aspi

ración humanitaria.

En la exposición del automóvil de Berlín se exhibie

ron, ya por primera vez, las llantas de

Buna;

es decir,

de goma sintética.’

Las penosas investigaciones realizadas durante treinta

años para analizar la constitución química del caucho,

a través de numerosas decepciones y dificultades, pare

cían condenadas al fracaso, ante un problema insoluble.

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Se sabía ciertamente desde hacía más de medio siglo que

el caucho es una combinación de carbón e hidrógeno;

pero respecto a la estructura de su molécula no proyec

taba una luz definitiva el análisis.

Aunque en el año ¡905 se había comprobado ya que

el caucho es un

polímero,

es decir, un

mltiplo

del hidro

carburo (C5 H8), permanecía como una incógnita el valor

de este múltiplo y la disposición intramolecular de los

átomos.

Se ignoraba si al polímero correspondía el factor ¡o

o el I.ooo, u otro distinto, y así se hallaba la cuestión

hasta que el profesor Svedberg, de Upsala, agraciado con

el premio Nóbel de 5926, se decidió a construir una cen

trífuga gigantesca con una altura aproximada de dos pi

sos y, unas i6o.ooo revoluciones por minuto. Para dar

una idea de la intensidad de los esfuerzos desarrollados

poresta enorme turbina, basta indicar lá particularidad

de que en su periferia se desarrollaba una fuerza centrí

fuga un• millón de veces mayor que la acción de la grave

dad terrestre.

Enla Ilanta del volante se dispuso una pequeña célula

de cristal, en la que se alojó la muestra de análisis del

caucho, y mientras, por la acción de la inconcebible fuer

za centrífuga del giro del volante, se rompían las liga

zones internas de la molécula del caucho, se encendía

-

peri&dicamente delante de la célula cristalina una luz

blanca de mercurio, que actuaba precisamente en el

momento en que la célula pasaba por delante de unacámara microfotográfica;. de este modo quedaban regis

trados fotográficamente todos los fenómenos de disgre

gación de la muestra. Tres veces voló por los aires la tur

bina, hasta que, por.fin, se logró que resistiese la tre

menda prueba, indispensable para la investigación mo

lecular.

Al mismo tiempo que se realizaban estos ensayos, otros

investigadores habían emprendido otró camino. Después

de disgregar el caucho, lo iluminaban con los rayos X

y obtenían radiofotogramas de la estructura molecular,

consiguiendo averiguar así, después de varios años de

ensayos, que el peso molecular del caucho se hallaba

comprendido entre 7o.ooo y 140.000.

Se fabricó sintéticamente el hidrocarburo Cg H

el

isópreno

partiendo del aceite de trementiña y varios

alcoholes.

-

El químico alemán Hofman obtuvo sintéticamente

también el isópreno de ciertos derivados del alquitrán.

Vino después la guerra mundial, y Alemania se encontró

bloqueada.

Los químicos buscaron febrilmente entonces un sus

titutivo del caucho, pero sin l legar a un resultado def i

nitivo. Por, fin se obtuvo el caucho metílico, sintético;

pero al terminar la guerra y. comenzar de nuevo la venta

de la goma natural fué desterrada por este producto la

fabricación del caucho artificial.

H Asido en la pasada guerra europea cuando se llega

ron a estudiar a fondo las características de las

heridas contusas producidas por la Artillería, el

momento en que esta parte del Servilio de Sanidad llegó

a su mayoría de edad.

Antes de la llamada Gran Guerra, el Servicio de Sani

dad, en armonía con la organización táctica de entonces,

era doble y casi independiente el uno del otro. Uno de

Los químicos prosiguieron, no obstante, su labor, y así

transcurrieron varios años, hasta que repentinamente, el

año 1934, aparecieron en el mercado las primeras

llantas

Duprene,

de América, de caucho artificial, para los autos.

Estas llantas eran de precio muy elevado y menos resis

tentes que las de goma natural; pero estos inconvenientes

fueron eliminados posteriormente por los químicos de la

1. G. Farbenindustrie. Venían ya estos químicos tra

bajando desde treinta años antes que los americanos en

este problema, y sabían que la dificultad principal con-,

sistía en llegar a la “polimerización”, es decir, a la agru

pación artificial de los hidrocarburos moleculares, ocu

rriéndoseles la idea de que era más fácil polimerizar el

caucho líquido que el sólido para elaborar a continuación•

la masa flúida, del mismo modo que la savia gumífera.

Los químicos de Lever Kussen llegaron por este camino

a un resultado completamente satisfactorio, y pueden

fabricar actualmente varias clases de goma, a la que se

le pueden dar, por el proceso elaborativo, las propieda

des deseadas para aumentar su resistencia mecánica o su

insensibilidad contra el calor y agentes químicos. Estas

condiciones dan al caucho artificial un valor industrial

y práctico mayor que el de la goma natural.

El Ejército alemán ha sometido las nuevas llantas de

goma sintética a las pruebas más duras, sobre caminos

de las peores condiciones y haciéndolas recorrer diaria

mente’ unos óoo kilómetros.

Se ha visto que cada cubierta podía resistir, sin dete

rioro, un recorrido de,

50.000

kilómetros, resultando su

duración casi el doble de las de caucho natural.

En vista de estos’ brillantes éxitos, en la primavera del

año 1936 se lanzó ya el mercado la goma sintética, y en

la Exposición del Automóvil de Berlín fué objeto de ad

miración entusiasta este glorioso triunfo de la técnica

alemana.

No faltaban algunos escépticos y descontentadizos que

alegaban el inconveniente de que el precio de las cámaras

y cubiertas de goma resultaba casi el doble que el de las

de caucho natural; pero teniendo en cuenta que su dura

ción en las pruebas del Ejército es también dos veces,

mayor y que la 1. G. Farbenindustrie cuenta con poder

reducir considerablemente los precios de coste, se ad

vierté que dicha objeción carece de valor y que quedan

compensados con creces el enorme trabajo y los gastosinvertidos en la empresa de emancipación de los mono

polizadores de la goma.

La trascendencia inmediata e indirecta que este in

vento pueda tener en otros sectores de la Economía in

dustrial sólo podrá apreciarse en el porvenir; pero es de

suponer que sea de grandes consecuencias.

De todos modos, lo importante es que el caucho obte

nido con carbón y con cal’ya no está sujeto a la servidum

bre del clima y ha librado al mundo de los peligros pro

vocados por especuladores sin conciencia.

Comandante Médico .JUAN MARTIN ROCHA

De la Escuela de E. M.

extrema

vanguardia,

ligero, móvil, que se establecía a

muy poca distancia de la línea de fuego, de función rela

tivamente compleja, en íntimo contacto con el Mando;

y otro de

retaguardia,

instalado en la zona de etapas, con

organización más estable.

Era director del Servicio de Vanguardia el Jefe de Sa

nidad de Cuerpo de Ejército, que era entonces la Gr4n

Unidad estratégica y tenía como órganos de ejecución del

FUNDAMENTOS CIENTIFICOS DEL SERVICIO

DE SANIDAD EN CAMPAÑA EN SU PAPEL

DE RECUPERACION DÉ ‘LOS EFECTIVOS

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Servicio una serie de formaciones sanitarias constituídas,

en el Ejército francés (el que más completa organización

tenía), según tres tipos diferentes: Unas intercambiables,

las llamaban ambulancias (cuatro por cada División que

entrara a formar parte del C. E.), quellevaban personal

y material para establecer un puesto de curación éncar

gado de la clasificación de los heridos, que debían quedar

en el campo, y de los que debían evacuarse a retaguardia.

Otra agrupación la constituían las Secciones de hospita

lización (tres por cada División), que en cuanto una am

bulancia se inmovilizaba, por reunir un lote de inevacua

bies, automáticamente se unía a ella y-formaba un solo

grupo. La tercera agrupacióh la constituía el Grupo de

camilleros divisionarios, que llevaba además çoches para

el transporte de los heridos. Los equipos de camilleros

tenían por misión acarrear heridosde los puestos de cu

ración de los Cuerpos a la ambulancia; de ésta a las pri

meras organizaciones de retaguardia, eran transportados

los heridos por los elementos rodados del Grupo de ca

milleros.

El. Servicio de Retaguardia, enclavado en la zona de

etapas, tenía un organismo encargado de recibir el “bloc”

de heridos preparados para evacuar que le enviaba el

Servicio de Vanguardia, llamado Hospital, Origen de

Etapas u Hospital de Evacuación, que tenía por misión

ser una especie de receptor temporal del aluvión de bajas

de vanguardia y dar salida a esas bajas por vía férrea

en corriente regularizada, no deteniendo más que aqué

llos que se agravaran en su estado.

Esto podía hacerse porque en las guerras anteriores a

la europea, el 8o por ioo de las bajas habidas en el campo

de batalla eran de fusil de repetición, de cuyos proyecti

les de envuelta dura, a distancias superiores, a los mil

metros, producen heridas limpias. Estas heridas eran

prácticamente no infectadas, de pronóstico benigno, si

no lesionaban un órgano esencial para la vida. Si el he

rido no moría en el campo de batalla por lesión de algún

órgano vital, se le podía transportar a grandes distancias,

sin grave riesgo, con sólo tapar la herida con una cura

estéril, para evitar su infección secundaria.

Quedaba un

20

por xoo de heridos de artillería, de pro

nóstico más sombrío, hasta que las experiencias de la

guerra europea vinieron a resolver el problema de su tra

El Servicio de Sanidad se encontraba con este problema

que resolver: dos lotes de heridos de desigual tamaño y

de pronóstico dispar. Lógicamente lo resolvió, quedán

dose en el campo de batalla con los graves, que sonlos

menos, y mandando evacuar al interior del país a aque

llos que solamente necesitaban tiempo para que su he-

rida cicatrizase, y a los cuales un transporte más o menos

largo y de más o menos duración no perjudicaba.

Esta organización era la lógica, dada la organización

militar de entonces y la manera de hacer la guerra.

Sin embargo, no era perfecta: tenía un punto negro, ger

men de su fracaso ruidoso al comienzo de la. contienda.

Ese grupo ‘de heridos graves de artillería y -fusil daba un

tanto por ciento de mortalidad terrible. Von Reyher afir

mó, ya en

1909,

entré vivas protestas de muchos de sus

colegas, que casi todas las heridas de guerra estaban in

fectadas primitivamente. No se hizo caso de estas adver

tencias, y en esté servicio, así organizado, funcionaba,

tanto en vanguardia como en retaguardia, una cirugía,

cuyas. intervenciones eran determinadas por la infección

ya establecida, desaprovechando un tiempo precioso,

como luego veremos.

En el mundo científico de entonces imperaba el crite

rio sostenido por el gran cirujano Bergman, después de

sus estudios en la guerra de los Balcanes, de que en las

heridas de guerra no se deben hacer más interyenciones

que las de extrema urgencia, las de indicación vital: liga-.

duras, terminar una amputación espontánea, regularizar

un gran destrozo, etc. Es más: en la guerra del Transvaal

se preconizó el abstencionismo en las heridas addomina

les, por la teoría del célebre tapón de mucosa. En una pa

labra: era la expectación armada, la cirugía curativa de

la infección ya establecida.

HISTORIA DEL FRACASO DEL SERVICIO- DE

SANIDAD AL COMIENZO DE LA GRAN GUERRA

Con esta organización y esta doctrina empieza la gue

rra. Desde los, primeros momentos se vió que el campo

de batalla no era el mismo de las guerras anteriores: la

gran cantidad de artillería de todos los calibres y el fuego

densísinio de armas automáticas hicieron fracasar el fun

cionanliento acostumbrado del escalón de extrema van

guardia; sus formaciones sanitarias tuvieron que reple

garse y establecerse a gran distancia, y además se embo

tellaron rápidamente, pues el tanto por ciento de heridos

de artillería aumentó considerablemente (el 8o por loo)

y el de los de fusil disminuyó (el

20

por xoo), quedando

la fórmula invertida. Fué preciso, pues, evacuar aquéllos,

a gran distancia, en bloque y casi sin destino definitivo.

El 24 de agosto de 1914, después del desastre de los alia

dos en la línea de Mons-Chaleroi, emprendieron éstos una

retirada jalonada por una serie de -combates para hacer

más lento el avance enemigo, que no se detuvo hasta el

 de septiembre- en la línea del Mame.

El Alto Mando, ante la probabilidad, del sitio de París,ordenó reservar las formaciones hospitalarias de esta

ciudad para el Ejército encargado de su defensa, y llevó

las bajas más lejos, después de un transporte largo y pe

noso por vías férreas llenas de trenes con transporte de

tropas, municiones, aprovisionamientos y material de

todas clases.

La llegada de este material humano sangrante a su des

tino definitivo constituye la catástrofe más grande que

registra la Historia: todas las heridas,

-

infectadas y con

infecciones graves. La mortalidad fué horrorosa. Aquel

grupo de heridos graves de artillería y fusil se aumentó

al 8o por ioo y se extendió como mancha de aceite al

servicio de retaguardia. Entonces se dieron cuenta del

problema, agravado considerablemente, porque la mayor

parte de los heridos sufrieron cuatro o cinco días de ho

rroroso abandono en la conocida fórmula de la cirugía

expeç’tante. Al levantar los apósitos al cabo de ese tiempo,

ya era tarde: la cirugía nada podía hacer, se había genera

lizado la infección y los heridos morían a montones.

El Alté Mando, asustado, llamó a capítulo a las auto

ridades sanitarios y les dió carta blanca para proceder

‘con urgencia a una reorganización del servicio que mo

di-ficara estos resultados tan catastróficos, y estas auto

ridades emprendieron la tarea con tanto entusiasmo, que

consiguieron resolver el problema, que parecía a primera

vista sin solución. Esta la encontraron en el estudio de

las características de las heridas- de guerra y en el de la

evolución que estas heridas sigue en el proceso de su cu

ración natural.

-

ESTUDIO DE LA BIOLOGIA DE LAS HERIDAS

-DE GUERRA

-

Estudiando el proceso de curación natural de éstas he

ridas y su anatomía patológica, se Yió que alrededor de

su trayecto había siempre una cantidad de tejidos aplas

tados, desgarrados, faltos de circulación sanguínea, que

el organismo, en el proceso de cicatrización natural, no

aprovechaba: los eliminaba nor una serie de’procesos bio

lógicos que se verificaban en el fondo de la heida.

A las pocas horas de producirse la herida, empiezan a

llegar a ella gran cantidad de células leucocitarias de la

sangre, las cuales segregan un fermento que tiene la pro

piedad de digerir, de descomponer las células de los teji

dos mortificados o triturados por el proyectil, y que el

77

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organismo no quiere aprovechar en el proceso de cicatri

zación. (Esta digestión celular es•ayudada por un pro

ceso de autoliquefacción que se verifica en todo tejido

que se ve privado de circúlación.)

Esta digestión parcial, que se verifica en el foco de

toda herida contusa, descompone la molécula albuminoi

dea en otras más pequeñas, pasando por los estadios su

cesivos de proteasas, peptonas, propipéptidos y amino

ácidos. Algunos de los cuerpos de esta cadena intermedia

son eminentemente tóxicos, y como los tejidos del fondo

de la herida tienen una gran facilidad de absorción, pue

den acabar con la vida del herido, por intoxicación pro

teica, antes de que la infección venga a implantarse en la

herida y acabar también con él.

Claro que este peligro de autolisis e intoxicación se

suele superar, pues las células del fondo de la herida, que

no están privadas de riesgo sanguíneo, en seguida apren

den a segregar otro fermento antitrípsico que limita al

proceso, y el organismo establece una barrera precisa

entre lo vivo y lo muerto.

En. la Gran Guerra, el máximum de proyectiles que se

emplearon eran con espoleta a percusión, y éstos, antes

de estallar, tocan el suelo y sus cascos arrastran partícu

las de tierra, trozos de vestido, suciedades que se quedan

incrustadas y escondidas en los trayectos sinuosos e irre

gulares que producen estos proyectiles. Estas suciedades

llevan los microbios del suelo: bibrión séptico, estreptococo, estafilococo, etc., que en los productos de descom

posición proteolítica que hemos dicho se producen en el

foco de la herida; sobre todo las peptonas, con la tempera

tura del cuerpo humano encuentran un excelente medio

para desarrollarse y crecer; así que, al peligro de la into

xicación proteica, se añade el más tardío, pero mucho más

grave e inevitable, producido por la infección microbiana.

También se observó, con un gran sentido clínico, que

estos procesos de liquefacción y descomposición de teji

dos contusos y de desarrollo de colonias microbianas no

eran inmediatos a la producción de la herida:, había un

período de latencia que en los más graves solía durar

unas seis horas, durante el cual en el foco de la herida no

se notaba ninguna modificación importante. Y entonces

se pensó: si lo que el organismo va a hacer espontánea

mente lo hacemos de una manera cruenta antes. de que

empiecen esos procesos, evitamos al herido esos dos pe

ligros de intoxicación e infección. En una palabra: quedó

establecido el principio fundamental de que toda herida

de guerra no tiene otro tratamiento que el quirúrgico,

precozmente empleado. Este tratamiento consiste en po.

ner al descubierto todo el trayecto que el próyectil ha’

hecho, limpiarlo de todos los cuerpos extraños que con

tenga y extirpar, como si fuera un tumor, todos los tro

zos de tejido que estén mortificados y que no ofrezcan

garantía de integridad de riego sanguíneo. Es decir, la

cirugía de guerra pasó automáticamente de su papel de

cirugía curativa de la infección a ser profiláctica de esa

infección.

Toda la terapéutica’ de las heridas de guerra está ar

ticulada para llevar a la práctica este principio biológico:

En una herida de guerra, los tejidos muertos y contusos son

el factor esencial de la infección llevada por los cuerpos

extraños incluidos en la herida.

Se impone, por consi

guiente, ‘aprovechando el período de latencia’ de esa in

fección, extirpar la parte de tejidos machacados desvitali

zados del foco de la herida, que el organismo no va a

aprovechar, así como también todos los cuerpos extra

ños que existan, reconstituyendo la región plano por pla

no, como si fuera una operación aséptica cualquiera.

Pero aunqué aparentemente nos desviemos un poco de

,nuestros razonamientos, vamos a echar otra ojeada al

proceso de curación espontánea de los heridos en el mo

mento’ en que lo dejamos: en aquel en que el organismo

ha eliminado los trozos de tejido mortificado que no

aprovecha. Ya está la herida limpia y empieza el proceso

de cicatrización. Los músculos, tendones, aponeurosis,

etcétera, no se regeneran: el vacío de lo eliminado lo llena

el organismo de un tejido especial llamado

de granulación,

que poco’a poco va creciendo y metiéndose, como las raí

ces de un árbol, por los intersticios de los tejidos sanos

vecinos; además de rellenar la cavidad, que termina por

cubrirse de epitelio, llegando a la cicatrización completa.

Pues bien: este bloque de tejido cicatricial, cuando se

hace adulto se convierte én un bloque duro, fibroso; se

retrae y aprisiona entre sus raíces los hacecillos de los

músculos vecinos; los atrofia y da lugar a deformaciones

y retracciones peligrosas que comprometen mucho el

porvenir del miembro’herido desde el punto de vista funl

cional. Y los cirujanos dijeron: Si una vez hecha la lim

pieza quirúrgica de la herida, reconstituyo la región plano

por, plano y por suturas sucesivas cierro la herida, con

sigo la cicatrización rápida sin que se forme el bloque ci

catricial que compromete el porvenir funcional del miem

bro, y por contragolpe aligero enormemente la recupera

ción (hasta el punto que en dos o tres semanas pueda vol

ver al frente un herido que antes necesitaba tres o cuatro

meses en ponerse en condiciones de prestar servicio).

Esto es lo que llamamos’ nosotros

sutura primitiva,

que

ha aligerado el servicio de recuperación, con la economía

que esto lleva consigo, hasta tal punto, que en los últi

mos años de la guerra, de ioo evacuados, 90 volvían al

frente, y de esos 90, 6o en un plazo de un mes, después de

un pequeño permiso, y

30

después de cinco meses.

El establecimiento por los estudiosos del principio de

la intervención quirúrgica precoz de toda herida de gue

rra coincidió con la estabilización de los frentes después

de la batalla del Mame, y los beligerantes transformaron

los hospitales de evacuación del antiguo servicio de re

taguardia, encargados de encauzar y regularizar las eva

cuaciones, en formidables centros de tratamiento, a x6

o 20 kilómetros del frente, rápidamente abordables con

los medios de transporte modernos y que cumplían a la

perfección el nuevo principio establecido.

Al servicio de extrema vanguardia se le eximió de la

misión de hospitalización, y se organizó para que tuviera

objeto, exclusivamente, recoger los,‘heridos, prestarles los

cuidados más urgentes y ponerlos en condiciones de su

frir ‘un transporte a las primeras organizaciones de reta

guardia.

Como la estabilización duró tres años, tuvieron tiempo

de perfeccionar estas instalaciones y de multiplicarse, de

manera que, paralelamente al frente y a la distancia an

tes indicada, se crearon una serie de centros de gran ca

pacidad y gran rendimiento quirúrgico, en donde el

herido de pocas horas antes encontraba el óptimo de cui

dados de todas clases. Las estadísticas de curación eran

maravillosas, pero...

La guerra estabilizada no decide’ una campaña, es una

situación transitoria. Aquellas grandes formaciones hos

pitalarias no tenían movilidad; si el ‘Ejército avanzaba,

como no le podían seguir, no se cumplía el precepto tera

péutico establecido con la prontitud deseada. Si el ‘Ejér

cito retrocedía, caían fatalmente en poder del enemigo,

como sucedió en él frente occidental al empezar las gran

des ofensivas. Había, pues, que buscar una organización

que sirviera igualmente para las dós clases de guerra, y

también se encontró, a pesar de lo difícil que parecía.

El Alto Mando sanitario siguió encontrando la solu

ción en el estudio clínico de las heridas de guerra. En el

curso del funcionamiento del servicio se observó que el

período de latencia infecciosa de las heridas era variable

según su gravedad. Su duración oscila entre las seis y las

treinta y seis horas, aproximadamente. Y entonces se

pensó: Si se desdobla este taller quirúrgico en dos, y el

uno se deja donde está y el otro se lleva más a retaguar

dia, a la zona del Gran Cuartel General, a un sitio donde

los heridos de latencia grande puedan llegar por ferroca

rril en diez o doce horas como máximo, el precepto tera

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péutico sigue cumpliéndose, y ya la formación de van

guardia no tiene tanto volumen y podrá con menos difi

cultades seguir al Ejército en sus avances y retrocesos.

Para que el servicio funcione inteligentemente, no hay

más que disponer que en esa formación de tratamiento

de vanguardia un cirujano haga un apartado concienzudo

de las bajas, quedándose en la formación con los que no

admitan espera y enviando a operar a los de latencia

grande a la formación de retaguardia.

Esta organización así planeada, con este escalona

miento en profundidad de las dos formaciones de trata

miento, cumple perfectamente su cometido en guerra

estabilizada, y además responde eficazmente en caso de

retroceso; pero cuando el Ejército avanza, esa primera

organización de tratamiento, a pesar de la ligereza que

ha adquirido con su fraccionamiento, no le puede seguir

al mismo aire: la distancia del lugar en donde las bajas se

producen, esa formación de tratamiento aumenta fatal

mente en guerra demovimiento, y hay una categoría de

heridos que, al contrario de los de latencia grande, no

sólo exigen una intervención quirúrgica urgente, sino que

tampoco aguantan un transporte de larga duración.

Observando el campo de batalla moderno, se vió que

la zona posterior de él (entre los Ioa los ¡8 kilómetros

aproximadamente) no estaba batida más que por la arti

llería de Ejército, que si bien es más potente, es menos

numerosa y tira contra objetivos precisos. Y se pensó:

Si con el margen que concede el convenio de Ginebra co

locamos, ápartado de los objetivos de la Artillería, una

formación de tratamiento muy móvil y de capacidad li

mitada que sé encargue de ese lote pequeño de heridos

graves que en la guerra de movimiento es peligroso trans

portar al hospital de evacuación, se habrá dado un mar

gen de tiempo a esa formación para que siga el avance

del Ejército con el ritmo natural a que su pesadez logís

tica la obligue. Este primer escalón de tratamiento es el

que en el Servicio de Sanidad moderno funciona en plena

jurisdicción del escalón militar Cuerpo de Ejército; es el

denominado hospital de campaña de los franceses, o el

equipo quirúrgico de vanguardia de nuestra Cruzada.

La organización del Servicio de Sanidad moderno con

siste, pues, en instalar los tres escalones de tratamiento

quirúrgico profiláctico que hemos descrito en la corriente

general de evacuación que desde el frente hasta el inte

rior se establece, y que aun persiste, como en el antiguo.

Por último, para los heridos leves, recuperables a corto

-

plazo, que no necesitan intervención quirúrgica, persisten,

aun en el servicio moderno, Centros especiales -cerca del

frente, adonde se les envía con vistas a una próxima in

corporación a sus Unidades.

CLASIFICACION DE LOS HERIDOS

Los heridos, según la urgenciade su tratamiento y la

duración que permitan en su transporte, se clasifican en

cuatro categoríás, que se denominan de primera, segun

da, tercera y cuarta urgencia.

Son heridos de primera urgencia. —

Aquellos que no so

lamente necesitan una intervención inmediata, sino que

también el transporte agrava sti estado. Son los antiguos

intransportables, que por la densidad del fuego en el

combate moderno es materialmente imposible dejarles en

el campo de batalla. Son la’clientela de los equipos qui

rúrgicos de vanguardia, y constituyen el

5

por roo del

total de heridos que entran en el Servicio de Sanidad.

Ejemplo de ellos son: los de grandes hemorragias, los

portadores de un garrote, los abdominales, los torácicos

asfícticos, los de grandes fracturas de miembros, los de

gran shock.

Son heridos de segunda urgencia.

— Aquellos que tam

bién necesitan una intervención precoz, pero no tan ur

gente como los del caso anterior; aquellos a los que un

transporte de corta duraciÓn, si no les favorece, tampoco

los perjudica mucho, siempre que sea de corta duración

y en buenas condiciones. Son los antiguos inevacuables;

éstos y los de primera urgencia son los que se quedaban

en el campo de batalla en las ambulancias inmovilizadas

del antiguo servicio. Constituyen el ¡7 por roo del total

de heridos y son la clientela del segundo escalón quirúr

gico, el hospital de evacuación primaria.

Ejemplo de ellos son: los torácicos no asfícticos, los de

fracturas abiertas con aparatos de contención provisio

nal, los de heridas múltiples, los de shock, etc.

Son de tercera urgencia.

Aquellos a los que la inter

vención quirúrgica se les puede retrasar, sin grave daño,

hasta veinticuatro horas; aquellos que pueden sufrir un

transporte de mediana distancia sin que por ello se ‘les

perjudique. Son parte de los antiguos evacuables; cons

tituyen aproximadamente el 62 por xoo del total de he

ridos y son la clientela del tercer escalón quirúrgico, o

sean las formaciones sanitarias del Gran Cuartel General.

Ejémplo de ellos son: los del esqueleto con aparato de

contención bien colocado, los de especialidades, los de he

ridas de partes blandas sin rotura de nervios ni vasos

importantes, etc.

La cuarta ‘categoría

comprende los de heridas superfi

ciales sin duerpos extraños, los de arañazos, contusiones,

etcétera. Son aquellos a los cuales no es necesario inter

venirles quirúrgicamente o su intervención se reduce a

una simple escisión. Estos heridos se pueden transportar

a todas las distancias, y la duración de su transporte

puede ser larga. Constituyen del 12 al r5 por roo del to

tal de bajas y son la clientela de los centros de recupera

bles de’ que antes hemos hablado.

Resumen: por cada roo heridos

entrados

en el Servicio

de Sanidad:

Moribundos1

¡a Urgencia5

¡7

3a

—‘

6z

4.& —

‘ ¡5

Totalroo

ORGANIZACION DEL SERVICIO POR ESCALONES

EN CORRESPONDENCIA CON’ LOS MILITARES.

Hemos visto que el Servicio de Sanidad moderno, en

vez de doble, como el antiguo, es único, indivisible y de

función coordinada, que tiene por misión recoger al he

rido del campo de batalla, prestarle los cuidados más ur

gentes, prepararlo para sufrir un primer transporte que

le aleje de la zona batida por el fuego enemigo y lo lleve

a la primera formación de tratamiento, en donde, según

su gravedad, se quedará a sufrir ‘la intervención perti

nente o se le preparará para seguir otra evacuación más

alejada.

Para que se cumplan las funciones necesarias del Ser

vicio de Sanidad, es lógico que los órganos de ejecución

de ese Servicio sean’ distintos en cáda escalón militar, con

medios apropiados a la función parcial que de la del con

junto le corresponda, teniendo cada escalón militar su

escalón sanitario apropiado a las posibilidades de su fun

cionamiento, en el’ sitio que le corresponda y siguiendo

su suerte.

Los escalones de extrema vanguardia, Batallón, Regi

miento, División, no pueden tener más •que organizacio

nes de relévo. y transporte. El Cuerpo de Ejército podrá

tratar los casos de primera urgencia y asegurar el trans

porte de las restantes categorías a las formaciones de re

taguardia. Al Ejército corresponde tratar los casos de

segúnda urgencia y asegurar las evacuaciones de todo el

lote de transportables a mediana o larga distancia, que

no pueda tratar en sus organizaciones.

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Al Gran Cuartel General, como elemento de cóordina

ción,

le corresponde constituir centros de tratamiento es

tables y de gran rendimiento, centralizadores de las evá

cuaciones de los Ejércitos y suministrar a ellos sus ele

mentos de trabajo, manejando ponderadamente un buen

cuadro de reservas.

Por consiguiente, cada escalón militar debe estar do

tado de los elementos sanitarios especializados, en rela

ción con su papel, formando parte de la organización de

-

su escalón y evolucionando siempre con él.

Pero si los escalones tienen individualidad propia, de

ben ser solidarios los unos de los otros. El escalón mme-

-

diatamente superior es el coordinador y sostén de los es

calones inmediatamente inferiores. En la repartición de

medios, cada escalón superior debe contar con elementos

OCULTACION

A

CEPTO y empleo esta palabra para designar con ella

todo lo referente a disimulación, enmascararnientóy mimetismo.

Derivada del latín

ocultare,

significa esconder, tapar,

encubrir, callar alguna cosa o disfrazar la verdad inten

cionadamente. Analizando las démás palabras emplea

das para designar el hecho de impedir al enemigo el for

marse una idea exacta de nuestros medios y de nuestras

intenciones, vemos que todas las demás son incompletas

o inexactas.

Enmascaramiento.

Proviene del árabe

mazjara:

cu

brir el rostro con máscara; en el siglo XII se encuentra

latinizado, llegando a tomarse por cara supuesta, rostro

fingido, artimaña de bruja... Su significado primitivo

coincide con el árabe, y se puede tomar, en definitiva,

por el hecho de ocultar algo que realmente existe.

Mimetismo.—

Procedente del griego

mimeonai,

con la

significación de imitación que se hace remedando, según

la acepción de

rnimestai,

que se empleó en Retórica para

-

denominar a los que repetían versos imitando a los ac

tores; por extensión, designó cualquier género de imita

ción con o sin recelo. Podemos, por tanto, aceptar como

mimetisnio el arte de enmascarar cuando la máscara cu

bridora busca la semejanza a otra cosa existente, distinta

de lo que cubre.

Disimulación.

Del latín

dis y simulare;

su signifi

cación etimológica no la diferencia mucho de ocultación;

pero por uso se emplea esta palabra en su sentido pura

mente negativo, en el de no dejar traslucir al exterior los

síntomas que puedan acusar la presencia de aquello que

se trata de ocultar.

• Comoresumen de lo expuesto y en el sentido puramente

militar que nos interesa, podemos definir la ocultacióndiciendo que es el arte de mantener al enemigo en el des

conocimiento absoluto de cuanto pueda indicarle nuestras

posiciones, organización, efectivos y propósitos, y cuándo

se realizan éstos.

Podemos también añadir que para ello

recurre a la disimulación, por lo que en ocultación hay de

no mostrarse, de aprovechar las zonas ocultas o poco vi

sibles y de silencio; y también al enmascaramiento, cu

briendo lo que con la disimulación no. pasa inadvertido;

pero este enmascaramiento tenderá hacia el mimetismo,

ya que, en caso contrario, oculta

lo que hay

y señala que

hay algo,

atrayendo de esta forma la atención del obser

vador. Esto no deshecha completamente el uso de más

cara no mimética; pero obliga aque ésta sea extensa en

tiempo y espacio, de forma que impida saber en qué

de los escalones inferiores para reforzarlos en caso de fun

cionamiento intensivo. Cada escalón es una parte com

prendida en la gran corriente de evacuación, parada y

tratamiento, que empieza en la línea de fuego y termina

en las últimas formaciones de hospitalización.

Resumiendo, diremos que el Servicio de Sanidad mo

derno está escalonado de vanguardia a retaguardia en las

siguientes organizaciones distintas:

1.0 Escalón de extrema vanguardia- Batallón- Regi

miento-División.

2.° Escalón de vanguardia-Cuerpo de Ejército-Ejér

cito.

•0

Escalón superior de coordinación-Gran Cuartel

General.

4.° Escalón del Interior-Territorio Nacional.

púnto o ‘momentos preciso, hay algo tras ella (nubes,

pantallas, etc.). . No obstante, la omisión de las señales

que puedan descubrirnos no puede ser completa, y el en

mascaramiento mimético de lo que no se ha podido disi

mular no bastará para la total ocultación.

Se recurre por ello al llamado enmascaramiento indi

recto o falso enmascaramiento, el cual, mediante obras

ocupadas temporalmente, movimientos de fuerzas, etc.,

ajenos totalmente a nuestros propósitos, podrá engañar

respecto a los mismos o, al menos, mantener en la incer

tidumbre a dicha observación. De esta forma, aunque se

efectúe ocultación también en’ el enmascaramiento indi

recto, presentamos al enemigo un conjunto en el cual no

podrá distinguir lo real de lo ficticio, y ‘le mantendremos

en la incertidumbre de nuestros medios e intenciones.

Para el estudio de la ocultación es necesario hacerlo

previamente’ de la observación, que es el enemigo con

que ha de luchar.

Siendo la observación continua, la ocultación ha de’ser

préventiva y continuada.

Evitará atraer la atención sobre determinadas zonas,

buscará la mayor semejanza con el terreno y evitará que

indicios delaten lo que por sí’mismo pasaríainadvertido.

Tratando de no modificar el aspecto del terreno, en

mascarando lo que ha obligado a modificar dicho aspecto

y empleando el enmascaramiento indirecto, habremos

conseguido nuestro objeto; pero no tendremos la seguri

dad que así sea hasta tanto no se ‘haga la comprobación,

mediante observación efectuada en condiciones análogas

a aquellas en que ha de verlo el enemigo.

Un objeto cualquiera resulta visible por su forma y

por su color; la observación puede ver formas y ‘colores,

mediante la visión directa o por el análisis de fotografías,

desde tierra o desde el aire. La comprobación ha de efec

tuarse en todos estos aspectos. Estudiaremos somera

mente formas y colores en su manera de acusarse a los

distintos medios de observación.

FORMAS

La forma de los objetos tiene la máxima importancia

para la observación; alguien ha dicho que el enmascara

- miento es el arte de escultor más que de pintor.

Se acusa la forma por la sensación de relieve a la visión

estereoscópica y por las sombras; el estudio de la primera

puede desecharse en la visión directa por la desproporción

existente entre la distáncia al objetivo y la base estereos

Capitán de Infantería

BERNARDO ALVAREZ DEL MANZANO

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cópica, y en las fotografías de gran base estereoscópica,

por la dificultad de interpretación de las mismas.

Las

sombras,

por tanto, atraerán nuestra mayor aten

ción en la visibilidad del relieve y, dada la importancia

de éste, en todo cuanto- a ocultación serefiere. A peque

fías distancias son transparentes, permitiendo ver los ób

jetós en ellas colocados; pero a las distancias a que ten

drá lugar la observación se hacen opacos e invisibles los

objetos situados en las mismas; de aquí el aprovecha

miento que de ellas puede hacerse en la disimulación

utilizando las existentes; pero he aquí también la facili

dad con que se acusan a la observación, facilidad y pre

cisión de la que no nos podemos dar idea, si nos limita

mos a la comprobación a pequeñas distancias, y la ne

cesidad de evitar el producirlas o de deformar las que no

puedan evitarse.

Las sombras própias dependen exclusivamente de los

cuerpos que las producen, y para darles la irregularidad

que les haga

-

pasar inadvertidas es necesario dar dicha

irregularidad al contorno de los objetos. Las arrojadas

dependen, además, de la superficie sobre que se proyec

tan, y pueden modificarse modificando ésta, siendo sufi

ciente que no sea plana para que la sombra arrojada sea

irregular.

-

Las horas del día, al hacer variar- la dirección e inten

sidad de la luz, y la dirección en que se verifica la obser

vación, hacen variar el tamaño, contorno e intensidad de

las sombras, haciendo variar, por tanto, el aspecto de lo

observado.

Las sombras se acusan en la misma forma a la óbser

vación directa y a la fotografía.

EL COLOR

Dentro de éste, y por la gran importancia actual de la

fotografía, hay que dedicar principal atención a los to

nos de luz, buscando, si no es posible la semejanza com

pleta al medio, la igualdad de tono con preferencia a la

igualdad de color. En él tiene gran influencia la intensi

dad de la luz y las sombras, ya que la diferencia de color

que presentan los objetos depende con frecuencia mucho

más de las sombras propias y arrojadas que en ellos se

presentan, que de su distinto colorido; por ser normal

mente las superficies naturales más desiguales que las

artificiales y por presentar como consecuencia mayor

cantidad de sombras, aparentando colores más oscuros

que los que tienen en realidad, será lo frecuente que ten-

gamos que sembrar nuestros enmascaramientos de man

chas de ese tono que.oscurezcan el conjunto; por la mis

ma razón hemos de emplear materiales de enmascara

miento que conserven su rugosidad y que no se aplasten

con los agentes atmosféricos, alisando su superficie. La

naturaleza de la superficie coloreada influye considera

.blemente en el color aparente, ya que las superficies bru

-ñidas o pulimentadas pierden su-color propio y aparentan

otro dependiente de la luzque reciben; las superficies ru

gosas, la maleza, en cambio, conservan constantemente

su color.

La fotogi-afía no acusa más que tonos, y al no apre

DATOS EN QUE SE FUNDA LA OBSERVACION,

PARTICULARMENTE LA AEREA, PARA INTERPRE

TAR NUESTROS SISTEMAS

Pistas.

Se señalan por su color claro y trazado con

tinuo; son indicios que indican puntos de más importan

cia que lo que en sí mismas representan.

Tierrasremovidas

Su color es, en principio, más os

curo, tomándose con el tiempo mucho más. claro que el

terreno que las rodea.

Alambres,cables,

etc.

Se acusa por su brillo y porlos postes que los sostienen.

Material y armamento.

Su color, sus superficies re

flejantes y las sombras regulares que producen, los dela

tan con facilidad.

Personal.

Es identificable por sus formaciones de

cierta simetría y por papeles, trapos y desperdicios en

general que existen a sus alrededores, en cuanto lleva un

cierto tiempo estacionado.

Alambradas. Se caracterizan por una ancha línea

gris con sombras producidas por los piquetes y con pis

tas a sus costados (estas pistas son producidas por el

personal que entra y sale de la posición, que no marcha

derecho a las brechas de entrada, sino a la alambrada y

corre a lo largo de ella hasta que las encuentra).

Baterías, asentamientosde ametralladoras,abrigos,

morteros,etc. Todos ellos se descubren principalmente

p’or las pistas que a ellos conducen, distinguiéndose en

sí por su situación y por algunos detalles particulares.

Tropasen reserva.

Acuartelamientos, trapos, pape

les, escorias de fogatas, materiales, tierras removidas, et

cétera, colocadas en contrapendientes, son los datos que

señalarán la presencia de estas tropas.

Carreteras.

Tanto estas formas como los ferrocarrj..

les, por la mayor o menor intensidad de su tráfico, pro

porcionan datos muy importantes. Las carreteras en uso

presentan pistas paralelas a ellas o que a ellas afluyen.

Las que tienen pantallas indican intenso movimiento a

lo largo de las mismas.

Ferrocarriles.

— Se

distinguen de las carreteras por su

trazado sin curvas cerradas y por sus puentes, que suelen cortar los cursos de agua en ‘oblicuo y no en recto,

como aquéllas. Las vías férreas ligeras suelen seguir el

trazado de las carreteras y aprovechar sus sombras; pero

se señalan distintaménte en los ‘cambios bruscos de di

rección de aquéllas.

Transmisiones.

Su localización suministra también

indicios de gran importancia.’ Los tendidos se localizan

fácilmente por la sombra de los postes y por la tierra

removida que los sujeta. Las centrales -ópticas, si no es

tán en puntos dominantes, por las zanjas trazadas en

dirección de los puestos corresponsales.

Piezasde Artillería.

Se delatan fácilmente por el-so

nido, el humo y el rebufo.

No quiero terminar este artículo sin dedicar unas lí

neas a la relación de la ocultación con la moral del com