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    CAUCE

    Revista Internacional de Filologa,

    Comunicacin y sus Didcticas

    Especial conmemorativo por el

    IV Centenario de la Segunda Parte

    del Quijote(1615-2015)

    Facultad de Ciencias de la Educacin de la Universidad de Sevilla

    Grupo de Investigacin Literatura, Transtextualidad y Nuevas Tecnologas

    de la Universidad de Sevilla

    Editorial Universidad de Sevilla

    Nmero 38 2015

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    CAUCERevista Internacional de Filologa,

    Comunicacin y sus Didcticas

    Nmero 38 (2015)

    Especial conmemorativo por el IV Centenariode la Segunda Parte del Quijote (1615-2015)

    Facultad de Ciencias de la Educacin de la Universidad de Sevilla

    Grupo de Investigacin Literatura, Transtextualidad yNuevas Tecnologas de la Universidad de Sevilla

    Editorial Universidad de Sevilla

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    Fundadoresde Cauce:M Elena Barroso Villar, Alberto Milln Chivite y Juan Manuel Vilches Vitiennes

    Director honorario:Alberto Milln ChiviteCodirectoras: M Elena Barroso Villar y Ana M Tapia Poyato

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    Entidad Editora:Cauce. Revista Internacional de Filologa, Comunicacin y sus Didcticas

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    Orozco Vera, Antonio Jos Perea Ortega, Antonio Pineda Cachero, Ana M Tapia Poyato, Concepcin Torres Begines,Rafael Utrera Macas, Manuel ngel Vzquez Medel.

    Otras Universidades espaolas: Francisco Abad (UNED), Manuel G. Caballero (UPO, Sevilla), Arturo Delgado(Las Palmas), Jos M Fernndez (Rovira i Virgili, Tarragona), M Teresa Garca Abad (CSIC), Jos Manuel Gonzlez

    (Extremadura), M Do Carmo Henrquez (Vigo), M Vicenta Hernndez (Salamanca), Antonio Hidalgo (Valencia), Rafael Jimnez(Cdiz), Antonio Mendoza (Barcelona), Pedro Javier Milln Barroso (Extremadura), Salvador Montesa (Mlaga), M Rosario

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    (Complutense), Hernn Urrutia (Pas Vasco), Jos Vez (Santiago de Compostela), Santos Zunzunegui (Pas Vasco).Universidades extranjeras: Frieda H. Blackwell (Bailor, Waco, Texas, EE.UU.), Carlos Blanco-Aguinaga

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    Mxico), Christian Puren (Saint-Etienne, Francia), Claudie Terrasson (Marne-la-Valle, Pars, Francia).

    CONSEJO DE REDACCINM Elena Barroso Villar, Manuel Broulln Lozano, Ana M Tapia Poyato, Pedro Javier Milln Barroso, Antonio

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    Concepcin Torres BeginesTraductores de francs: ClaudieTerrasson, Manuel G. Caballero, M ngeles Perea Ortega,

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    ANAGRAMA: Pepe AbadRevista incluida en ndices de calidad LATINDEX, ERCE,

    REDIB, Red Iberoamericana de Innovavin y Conocimiento CientcoEl nmero 38 (2015) de Cauce. Revista Internacional de Filologa, Comunicacin y sus Didcticas

    ha sido fnanciado por:Facultad de Ciencias de la Educacin (Universidad de Sevilla)

    Grupo de InvestigacinLiteratura, Transtextualidad y Nuevas Tecnologas(Universidad de Sevilla)

    Inscripcin en el REP. n. 3495, tomo 51, folio 25/1ISSN: 0212-0410. D.L.: SE-0739-02. Revista Cauce

    Maqueta e imprime: Ediciones Alfar S.A.

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    89Especial conmemorativo por el IV Centenario de la Segunda Parte delQuijote (1615-2015)

    RELEYENDO EL QUIJOTE

    SILVIACRISTINALEIRANAALCOCER

    UNIVERSIDADAUTNOMADEYUCATN(MXICO)Profesora-investigadora [email protected]

    Resumen: Este artculo busca mostrar cmo ha arraigado en la tradicin literaria internacional lareelaboracin hipertextual deDon Quijote de la Mancha,especialmente entre los cultivadores dela miniccin. Se plantea que esto se debe a la profundidad simblica de la novela, que incita alos autores a apropirsela y a expresar, a partir de una profunda comprensin del universo en ellaestablecido es decir, de una relectura, sus preocupaciones, as como las posibilidades que losintersticios de la obra dejan para la accin de los lectores. Esto se da por la fusin de horizontesde sentido: la fusin esttica entre las posibilidades semnticas del texto cervantino y las de cadaintrprete ms cercano a nuestro tiempo.Palabras clave: Cervantes, Kafka, Arreola, Jos E. Pacheco, Denevi, Galeano, Tomeo, Jos M.Merino, Quijote, Sancho, Dulcinea, miniccin, microrrelato, reescritura, relectura.

    Abstrac:This article shows how ingrained is in the international literary tradition the hipertextualremake ofDon Quijote de la Mancha, especially among the miniction creators. It is argued thatthis is due to the symbolic depth of the novel wich encourages the autors to appropiate it and toexpress, from a deep understanding of universe established in it (that is, a rereading), their concerns

    and the possibilities that the interstices of the work allow to readers to have their own action. Thisoccurs by the fusion of horizons of meaning: the aesthetic merger between the semantic possibilitiesof the Cervantine text and and those of every nearest interpreter to our time.Key words:Cervantes, Kafka, Arreola, Denevi, Galeano, Tomeo, Jos M. Merino, Jos E. Pacheco,Quijote, Sancho, Dulcinea, Miniction, micronarrative, rewriting, rereading.

    1.DONQUIJOTEDELAMANCHAENLATRADICINHIPERTEXTUALDELOSMICRORRELATOS

    En este trabajo se estudiarn minicciones de literatos para quienes la lectu-ra deDon Quijote de la Manchasignica una poderosa inuencia creativa, cuyainterpretacin da origen a hipertextos que buscan expresar otras posibilidades derelacin entre los personajes, pero siempre atendiendo a las pautas trazadas por lanovela. Dichos hipertextos no son copias serviles sino emulaciones.

    Por emulaciones se entiende, segn la explicacin de Pedro Javier PardoGarca, no meras reproducciones de los hallazgos cervantinos, sino la creacin

    de textos que utilizan el proceso descubierto por Cervantes: la discrepancia entre

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    imaginacin romntica y realidad. La emulacin desarrolla y enriquece este mode-lo cervantino (Pardo Garca, 2006: 75-76).

    Las minicciones seleccionadas sondean el vasto simbolismo deDon Quijo-te de la Manchay expresan una profunda interpretacin de la novela cervantina; la

    emulan habiendo descubierto el principio del quijotismo, comprendindolo comoel quijotismo del libro que, planteado por Jos Ortega y Gasset, implica: unanocin ms amplia y clara del estilo cervantino [] el verdadero quijotismo [es]elde Cervantes, no el de don Quijote. Y no el de Cervantes en los baos de Argel, noen su vida, sino en su libro (Ortega y Gasset, 1914: 56).

    Esto es muy diferente, por no decir opuesto, al anlisis que realiza JorgeMoreno Pinaud, quien estudia los hiperdiscursos polticos y educativos en los cua-les la novela cervantina congura formas de entender las maneras:

    en que el poder, la historia, la vida cotidiana, la lectura, la cultura de masas entran enuna relacin social, en la cual se posicionan discursivamente en las diferentes condi-ciones materiales por las cuales han recibido y se han apropiado del texto. En estasapropiaciones quijotescas, poco importa la adecuacin textual que pueda observarse

    entre las interpretaciones y el texto cervantino (Moreno Pinaud, 2006).

    Celebramos el IV Centenario de la Publicacin de la Segunda Parte delInge-nioso caballero don Quijote de la Mancha, ttulo con el cual se muestra la rela-

    cin de esta novela con la que publicara su autor en 1605, a la vez que se diferenciade la aparecida con la rma de Alonso Fernndez de Avellaneda, la cual: inu-y en la segunda parte, que acaso Cervantes no hubiera terminado nunca de no serpor el atraco a pluma armada y el golpe bajo de 1614 (Gmez Canseco, 2014).Estamos en los inicios de la tradicin hipertextual de esta obra cervantina, tradi-cin continua desde entonces que da cuenta de las intensas lecturas que los escrito-res de todos los idiomas hacen de ella. Esta es una buena ocasin para reexionaracerca de los hipertextos que ha generado.

    En este trabajo retomamos los planteamientos de Gerard Genette a propsitode la hipertextualidad: los hipertextos son reelaboraciones literarias de textos ante-riores, estos ltimos referidos como hipotextos (Genette, 1962: 14-15).

    Este estudio quiere inscribirse en la tradicin seguida por Elena Barroso(2011-2012: 49-68) en su trabajo Francisco Ayala y Cervantes: saturacin litera-ria y humanismo en clave de parodia grotesca, en el cual esta terica analiza losprocedimientos la saturacin literaria, la intertextualidad, la interdiscursividad yla recreacin en clave de parodia grotescaa travs de los cuales se expresa la

    relectura que Francisco Ayala hace de la obra de Miguel de Cervantes.

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    Las recreaciones que Jorge Luis Borges hizo de la novela cervantina hansido sucientemente abordadas en el artculo Cervantes suea a Borges y Bor-ges a Cervantes. Las minicciones borgeanas con intertexto cervantino, de DiegoRodrguez Maurici (2007: 36-47), para el tema remito a esa disertacin.

    Basilio Pujante Cascales expone un rpido panorama de los microrrelatosquijotescos en la literatura hispnica (2011: 759-768). Rosa Pellicer tambin nosda un recorrido por las recreaciones miniccionales que se han hecho del Quijote(2013: 81-95); pese a lo anterior, me atrevo a proponer una interpretacin de ochomicrotextos apegados al quijotismo anteriormente expuesto, pues considero quehar una aproximacin ms amplia que la realizada por los autores mencionados,aparte de que incluyo a Franz Kafka, autor no estudiado por Pujante Cascales nipor Rosa Pellicer.

    Ya en el captulo III de la mencionada segunda parte de la novela de Cervantesse habla de cun ledo es el primer tomo del Quijote;Sansn Carrasco dice de la his-toria de don Quijote que: los nios la manosean, los mozos la leen, los hombres laentienden y los viejos la celebran;[] Y los que ms se han dado a su lectura son lospajes: no hay antecmara de seor donde no se halle unDon Quijote, unos le tomansi otros le dejan, stos le embisten y aquellos le piden (Cervantes, 1615: 572). Lametatextualidad que el propio Miguel de Cervantes hace en esta segunda parte, anali-zada por Felipe Pedraza Jimnez en sus Notas para una lectura del Quijote (Pedra-

    za Jimnez, 2005: 26-28), conecta a la novela con la tradicin hipertextual que ellagenera: los protagonistas se topan con personajes que han ledo sus aventuras e inclu-so conocen la segunda parte publicada bajo la rma de Alonso de Avellaneda; ya elpropio Sancho se admira de cmo pudo saber Cide Hamete Benengeli tantos deta-lles (Cervantes, 1615: 565, 567, 999-1004). Las fronteras entre los planos de la rea-lidad textual y la extratextual, desde esos tiempos quedaron desdibujadas. Escritoresde pocas diversas, a lo ancho del orbe, ceden a la tentacin de entrar a la digsedeDon Quijote de la Mancha, y relatar nuevos hechos ah acontecidos.

    2. DONQUIJOTEYSANCHOENPRAGA: UNAVERSINKAFKIANA

    Para Arnold Hauser, el arte postimpresionista acenta lo grotesco y mendazde la cultura esttica de inicios del siglo XX, de ello deriva en parte la oscuridad,depresin y carcter atormentado de Picasso, Kafka y Joyce (1951: 270). Segneste crtico, las obras de Kafka y Joyce expresan el dualismo entre la realidad

    ordinaria y una segunda, y aunque no practicaron el surrealismo como doctrina,

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    los considera surrealistas en el sentido ms amplio del concepto, ya que para ellos:realidad e irrealidad, lgica y fantasa, trivialidad y sublimacin de la existenciaforman una unidad insoluble e inexplicable (Ibid.: 277). Hauser encuentra que enla obra de Kafka la psicologa est sustituida por una especie de mitologa (Ibid.:

    279). La verdad sobre Sancho Panza apareci por primera vez enBeschreibungeines Kampfes (Descripcin de una lucha, 1931); ese volumen de cuentos fuepublicado en espaol con el ttuloLa muralla china(Lagmanovich, 2006: 142).

    Conocido por el lector, Sancho Panza es el protagonista de esta miniccin,pero, como bien consigna David Lagmanovich, su historia es alterada, el personaje esdespersonalizado, privilegiando la reescritura por encima de la tradicin (Ibid.: 143).

    Las caractersticas propias de los microrrelatos de Kafka forma impecable;remates contundentes, como tambin lo asienta este terico argentino (Ibid.: 146)

    lo han llevado a ser una fuerte inuencia para los cultivadores de este gnero ennuestra lengua.

    Respecto a la relectura que Franz Kafka hace del Quijoteencuentro que enella metaforiza su propia experiencia creativa, la pasin escritural, realizada en sutiempo libre, a travs de la cual el propio Kafka domesticaba a sus demonios; esteautor, igual que el protagonista de su microrrelato: logr, con el correr de los aos,mediante la composicin de una cantidad de novelas de caballera y de bandole-ros, en horas del atardecer y de la noche, apartar a tal punto de s a su demonio

    (Kafka, 1931: 80).Kafka ejerce durante aos un trabajo que no le satisface, solamente porque

    le permite dedicarse a la realizacin de su obra (Miralles Contijoch, 2000: 45-50,58-59; 73). l habra querido, como Sancho, vivir tras sus personajes, secundarlosen sus andanzas: alcanzando con ello un grande y til esparcimiento hasta su n(Kafka, 1931: 80).

    Sal Yurkievich propone que en su microrrelato Kafka restablece unasupuesta verdad desapercibida y contradice la versin cannica (2005: 7).

    Esta apropiacin de la novela cervantina para expresar el papel de la literatu-ra en la vida de un escritor nos habla de cun profundo ha calado Don Quijote dela Manchaen el imaginario de los grandes creadores.

    3. DULCINEAENZAPOTLNELGRANDE: ELQUIJOTEARREOLIZADO

    En Teora de Dulcinea, de Juan Jos Arreola (1962: 135), la preocupacin

    que expresa el narrador, la elusividad de las relaciones interpersonales, especca-

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    mente las amorosas, la permanente tensin entre hombres y mujeres, es tema recu-rrente en varias de sus obras. Llamativa su reinterpretacin del Quijote, vista en elconjunto de su obra no es discordante. Los lectores de Arreola podemos compren-der cmo este autor ley la obra de Cervantes y por qu elabor esta propuesta de

    relacin entre el protagonista y su amada.La parfrasis del Quijotese hace presente en todas las lneas de Teora de

    Dulcinea. Una voluntad de compresin lleva al microtexto a dar saltos, y retomardiferentes partes de la extensa novela; reconocemos Teora de Dulcinea como unfractal de ella. La fractalidad, denida por Lauro Zavala (2004: 77), es la carac-terstica por la cual una parte de un texto expresa en s misma la totalidad; esto esposible porque cada fragmento contiene la integralidad del texto, propiedad quese descubre a partir de la imposibilidad de sostener escrituras y lecturas de largo

    aliento. Zavala tambin explica que la fragmentariedad es sobre todo una forma delectura; por ello, los fragmentos ocupan un lugar central en la escritura contempo-rnea (Ibid.: 79-80).

    Guillermo Samperio explica cmo la vertiginosidad de los hechos socialesha inuido en la preferencia de los receptores por las lecturas fragmentarias: ahorase eligen ms las cciones breves que dan cuenta de una totalidad, hayan sido crea-dos como minicciones, o entresacados de obras mayores (Samperio, 2004: 67).

    La construccin sintctica de Arreola (1962: 135) remite en la primera lnea

    al inicio de la novela: En un lugar solitario cuyo nombre no viene al caso; haytambin, como en la segunda parte del Quijoteel traslape de planos textual y extra-textual: lejos de atrapar a la que tena enfrente, se ech en pos a travs de pgi-nas y pginas, de un pomposo engendro de fantasa; el penltimo prrafo remiteal nal de la novela, al hacer referencia al testamento y la muerte del protagonista,en la ltima lnea est el giro de tuerca: un rostro de pastora se lav con lgrimasverdaderas y tuvo un destello intil ante la tumba del caballero demente.

    En Teora de Dulcinea encontramos los elementos internos con los que

    David Lagmanovich (2005: 22-25) caracteriza al microrrelato, pues este hipertextologra su velocidad gracias a la presencia del humor, y al evidente proceso de rees-critura.

    Reelaboracin deDon Quijote de la Manchaes de Arreola y de Cervantes ala vez; es al mismo tiempo un relato en s mismo y una versin de lo recreado. Paraser cabalmente comprendido, Teora de Dulcinea cuenta con el conocimientoque el lector tiene de su hipotexto; en la medida que el receptor descubre con qupartes de la novela se conecta cada uno de sus fragmentos, profundiza su entendi-

    miento y disfrute.

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    4. JOSEMILIOPACHECO: SANCHO, CREADOROCREATURA?

    En 1958, bajo el cuidado de Juan Jos Arreola, aparece en la coleccin Cua-dernos del Unicornio el libro de miniccionesLa sangre de Medusa, primera publi-

    cacin de Jos Emilio Pacheco. No es extrao que incluyera una reelaboracin delQuijote, pues como luego el mexicano contar en su discurso de recepcin del Pre-mio Cervantes:

    un nio[que]una maana de Ciudad de Mxico va con toda su escuela al Palaciode Bellas Artes y asiste asombrado a una representacin del Quijote convertido enespectculo.

    En aquella maana tan remota descubro que hay otra realidad llamada ccin. Me esrevelado tambin que mi habla de todos los das, la lengua en que nac y constituyemi nica riqueza, puede ser para quien sepa emplearla algo semejante a la msica delespectculo [] (Pacheco, 2009: 1).

    Jos Emilio Pacheco, pues, arrib a la creacin literaria del brazo de donQuijote.

    El comienzo de su miniccin Lo cual me recuerda dijo un tercero lahistoria de aquel porquerizo (1958: 98) remite a la oralidad, a un ambientecoloquial, alguien contemporneo rememora estos hechos. Alude al arraigo popu-

    lar de la novela entre grandes sectores de poblacin, pues aunque no la hayan ledo,los personajes y el autor se confunden en su imaginacin en virtud de que se hanhecho adaptaciones para televisin, cmics y microrrelatos que la reelaboran; estoha contribuido a difundir algunos aspectos de su contenido. La historia de Sanchoes una metanarracin; como en el hipotexto, el consumado lector de novelas perdila razn y se crey caballero andante. Hay un cruce entre las fronteras de la reali-dad intratextual deDon Quijote de la Manchay la realidad extratextual (histrica)en la que fue escrito: el protagonista de la metanarracin conoci a un recolector

    de provisiones para la Armada Invencible, primera alusin a Cervantes, a quienluego se nombra sealando que estaba preso, por lo que ese personaje: le regalsu manuscrito. Si lo encontraba digno de la imprenta quiz al dejar la crcel podracomer gracias al libro (Ibid.: 98).

    El microrrelato de Jos Emilio Pacheco, en voz del narrador intradiegtico,revela preocupacin por la situacin econmica de Miguel de Cervantes a la cualse reere explcitamente el escritor mexicano en el discurso arriba citado, a la vezque recrea las condiciones en las cuales el autor realiza su novela: Cervantes entre-

    tuvo las horas de su prisin reescribiendo los papeles de su amigo (Ibid.: 98-99).

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    El precursor de Cervantes, que circula por primera vez en 1966, presen-ta las caractersticas inherentes a los microrrelatos contemporneos ms novedo-sos: es un adueamiento de la ccin cervantina, expresa la fragmentariedad conla cual Marco Denevi interpreta el mundo, as como la capacidad de empata y la

    oblicuidad que permite mirar desde nuevos ngulos, desde los ojos de otros perso-najes, una misma historia.

    6. EDUARDOGALEANO: MEMORIAYHOMENAJEADONQUIJOTEYCERVANTES

    Ya el ttulo En un lugar de la crcel rememora la frase inicial de la pri-mera parteEl ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, y tambin emula su

    ambigedad, dado que no se ha establecido exactamente dnde compuso su nove-la Miguel de Cervantes. Esta minibiografa recupera muchas de las caractersticasde los microrrelatos: se enumeran ciertos hechos que detonarn en la memoria dellector todo lo que conoce acerca de Cervantes; se centra en un momento, recrean-do la situacin del cautiverio: sentado en el suelo, ante la cama de piedra, duda.Moja la pluma en el tintero y duda, los ojos jos en la luz de la vela, la mano tilen el aire. (Galeano, 1982: 187). La mencin a la mano til remite al hecho, cono-cido por la mayora de los hispanohablantes, de que Miguel de Cervantes perdi la

    movilidad de una mano en la batalla de Lepanto (De Riquer, 2005: XLVI). En estesentido, En un lugar de la crcel se constituye en la conciencia del lector, pueslo dicho en l acta remitiendo a lo que calla; poniendo en marcha el proceso decomunicacin que tal como lo describe Wolfgang Iser, resulta del cruce del texto yel lector (Iser, 1976: 149-150).

    Valdr la pena insistir? Todava le duele la respuesta del rey Felipe, cuan-do por segunda vez le pidi empleo en Amrica:Busque por ac en qu se le hagamerced (Galeano, 1982: 187), sugiere los datos biogrcos ocurridos en 1582 y

    1590, cuando solicita empleo en las indias y le es negado (De Riquer, 2005: XLIX-L); con la cita textual de la respuesta recrea el uruguayo el desencanto y la decep-cin que vivi el espaol al tener que adaptarse a circunstancias adversas y olvidarsus grandiosos proyectos, emplendose como agente de los acopios en especie parala Armada Invencible (Ayala, 2005: XXXVI).

    Se percibe aqu una toma de conciencia del destino individual: derrotada laArmada Invencible del Imperio, desagradecido este con su leal soldado, Cervantesentiende que solo tendr la gloria que pueda labrarse; esta vendr de su esfuerzo, de

    su creatividad individual, como lo expresa en Viaje del Parnaso: Yo que siempre

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    trabajo y me desvelo / por parecer que tengo de poeta / la gracia que no quiso dar-me el cielo (Cervantes, 1614: 7), lo que se recrea en la microbiografa: Miguel deCervantes, solo en su celda, no escribe al rey. No pide ningn cargo vacante en lasIndias. Sobre la hoja desnuda empieza a contar las malandanzas de un poeta erran-

    te,hidalgo de los de lanza en astillero (Galeano, 1982: 188).En el microtexto En un lugar de la crcel, Eduardo Galeano fusiona inter-

    textualidad con interdiscursividad. Al introducir la voz de los consejeros de indias,tomada de la epstola con la cual le contestan al escritor (Sliwa, 2006: 472), tene-mos la copresencia de dos textos histricos, con lo que se cumplen las condicio-nes sealadas por Grard Genette para un proceso de intertextualidad (Genette,1962: 10). Cuando ms adelante se inserta una lnea del inicio de la novela, imbri-cndose as la biografa del autor homenajeado con su obra ms seera, entran en

    relacin dos tipos de discurso: el histrico biogrco y el literario; entonces, pre-senciamos un proceso de interdiscursividad, tal como lo dene Mara Elena Barro-so Villar (2007: 24-25).

    En la miniccin 1616, Madrid, Cervantes (Galeano 1982: 212-213) San-cho y don Quijote conversan acerca de la situacin de su padre y se disponen alavar la honra de quien libres nos pari en la crcel (Ibid.: 213).

    En la mejor tradicin de la reescritura, el dilogo que el lector presencia entreSancho y don Quijote recrea la forma de hablar propia de la novela cervantina, pero

    se reeren a la agona y muerte de Miguel de Cervantes: el traslape entre ccin yrealidad se hace presente; Sancho y don Quijote irn adonde su autor quiso y nopudo; A enderezar lo tuerto que est en las costas de Cartagena, la hondonadade La Paz y los bosques del Soconusco (Ibid.: 213). Eduardo Galeano busca, conestos microtextos, perpetuar la memoria de Miguel de Cervantes y sus personajes.

    7. JAVIERTOMEO: CONTEMPORANEIDADDELOSMOTIVOSQUIJOTESCOS

    Muchas de las novelas de Javier Tomeo han sido adaptadas al teatro e inter-pretadas con xito en Pars y Berln. Tres elementos caractersticos de su produc-cin justican, segn el autor, el xito que han alcanzado sus obras en el teatro:pocos personajes, muy dialogadas y espacios cerrados (Castilla, 1998).

    Su historia mnima XXIV, una obra de teatro ubicada camino a un cemen-terio, con una indenicin temporal que la conecta con los mitos, propone una nue-va forma de concebir la realidad. En el dilogo coloquial, un hijo le muestra a su

    padre un molino, a lo cual este replica que se trata de un gigante, como el joven

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    insistiera, el padre, convencido, explica: No hay duda. Fjate bien. Ahora estquieto, oteando el paisaje. Pero dentro de un momento se pondr a caminar y acada zancada avanzar una legua (Tomeo, 1988: 176). La imposibilidad de enten-dimiento se expresa a travs del manejo de la voz o de la expresin corporal, que al

    lector se le hacen explcitos por medio de las acotaciones. Por ejemplo, antes de laintervencin del hijo se indica que hay un intervalo de silencio: el lector, que ima-gina la puesta en escena, inere que este personaje observ para tratar de encontrarlo que su padre quiere que l vea; esto se reitera cuando en su siguiente parlamentose acota que su voz es compungida (Ibid.: 176). Entonces, tcitamente, aunqueno lo especica el texto, el lector inere que cada personaje radicaliza su posicin:el tono del padre en lo que sigue del dilogo ser rme, rayando en lo autoritario, yal hijo, aunque no haya acotaciones que precedan a sus lneas, podemos imaginarlo

    exasperado: Un gigante con puertas y ventanas? Un gigante con tejas y aspas?Un gigante (Ibid.: 177).

    La pausa que hace el hijo antes de responder de nuevo a su padre, implcita-mente indica que ha recobrado la calma y que es asertivo cuando expresa: Yo soloveo un molino. En la siguiente intervencin del padre, lo imaginamos sorprendido:Cmo? Un molino? y el remate de la escena hace ms evidente que estamosante dos formas de ver la realidad, de dos seres que tienen problemas para aceptarla visin del otro: PADRE. (Volviendo lentamente la cabeza y mirando en dere-

    chura a los ojos del hijo.) Me preocupas (Ibid.: 177).Ms all de la intencin ldica de recrear el tema de la confusin de los moli-

    nos con gigantes, el idealismo de don Quijote es la expresin metafrica de la faltade comunicacin intergeneracional, en la cual la subjetividad de la gente mayor secontrapone al pragmatismo de los jvenes; ambas partes tienen voluntad de expre-sar el propio punto de vista, pero no se llega al entendimiento. El conicto sin solu-cin, queda planteado, para que los lectores/espectadores escojamos la posibilidadms apegada a nuestra forma de comprender la realidad.

    8. JOSMARAMERINO: DONQUIJOTEEXTRATEXTUAL

    En su discurso Ficcin de verdad, pronunciado el 19 de abril de 2009,cuando toma posesin de la silla m como miembro de la Real Academia de laLengua Espaola, Jos Mara Merino habla de su papel como creador literario, dela manera en que la ccin debe ser construida, y da una aproximacin a ciertas

    claves narrativas:

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    Los requisitos de brevedad, condensacin, concisin expresiva y hasta rapi-dez que el cuento lleva consigo hacen que las conductas de sus personajes ten-gan que sintetizarse en aspectos especialmente signicativos, desde un propsitode sugerencia mucho ms entregado a la colaboracin del lector (Merino, 2009:

    29-30). Para l, otro espacio posible, paralelo, alternativo, es el espacio de la c-cin (Ibid.: 47).

    Su reelaboracin del Quijoteda cuenta de estas propuestas: en La cuartasalida tenemos una construccin en abismo, donde las aventuras del hidalgo sonuna metanarracin que nos hace el profesor Souto; la presencia de un manuscritoproveniente del alcan de Toledo, a la vez que lo hermana con su hipotexto (Cer-vantes, 1605: 85-87), lo conecta con el plano de la narracin del profesor Souto, enel cual se imbrican las realidades intra y extra textuales: se postula la existencia de

    una segunda parte de la novela cervantina en la que el protagonista no muere, conello tenemos la realidad intratextual alterada: en la versin de Jos Mara Merino,hay una cuarta salida del caballero, en la que se anulan las fronteras entre realidady ccin: encontr al mago que enredaba sus asuntos, un antiguo soldado mancoal que ayudaba un morisco instruido, y consigui derrotarlos (Merino, 2005: 89).ElQuijote, en el hipotexto igual que en el hipertexto, rene las caractersticas delhroe romntico que postula Mijal Bajtn: su individualidad se maniesta como laencarnacin de una idea. La vida, los sucesos, el entorno habitual aparecen como

    simblicos; los aspectos de su bsqueda de valor y de sentido encuentran: unadenicin transgrediente como ciertas etapas simblicas del camino artstico nicode realizacin de la idea (Bajtn 1925: 158) []paralelamente a ello tiene lugarla destruccin de fronteras entre reas culturales (Ibid.: 159).

    En este caso, se trata de las fronteras entre la realidad y la ccin, que en elhipertexto y en el hipotexto son permeables; el protagonista las transita, al derrotaral antiguo soldado manco se enfrenta a su autor, de ello deriva una cambio en ladigse, deniendo esta en el modo que lo hace Genette: el universo donde ocurre

    la historia narrada (Genette, 1993: 15).En el nuevo universo narrado: los molinos de viento volvieron a ser gigan-

    tes (Merino, 2005: 89); lo que a su vez impacta el plano desde donde narra elprofesor Souto: tras incontables hazaas[el Quijote] cas con doa Dulcinea delToboso y fund un linaje de caballeros andantes que hasta la fecha han ayuda-do a salvar al mundo de los embaidores, follones, malandrines e hideputas quesiguen pretendiendo imponernos su ominoso despotismo (Ibid.: 89). Al expresarel ltimo verbo en primera persona del plural, hay un brinco al plano extradieg-

    tico: el lector queda a su vez incluido en una narracin esperanzadora, donde los

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    caballeros andantes lo ayudan en su lucha contra la injusticia. Con esto, el Quijotese hace nuestro contemporneo.

    9. CONCLUSIONES

    La revisin de los ocho hipertextos analizados muestra un adueamien-to de la ccin cervantina, que permite expresar a cada autor su peculiar formade entender el mundo, en la que se incluye la asimilacin del universo quijotes-co y la propuesta de ciertas reformulaciones: a lo ancho del orbe, desde que seinstaura en la tradicin literaria, escritores de diversas pocas hemos querido serrecreados enDon Quijote de la Mancha, de ah la constante revisitacin que sehace a esta novela.

    La fusin de horizontes de sentido permiti a Franz Kafka encontrar en lagura de Sancho Panza, hombre pragmtico, la metfora que expresara su pro-pia actitud de vida: el equilibrio entre un trabajo que proporcionara la digna satis-faccin de las necesidades econmicas y la disposicin de tiempo para ejercerla creacin literaria. Don Quijote, vigor que acomete hazaas, es el resultado dela capacidad creativa de Sancho, su autor. As como Kafka mediante la creacin

    literaria exorciza el sinsetido de una vida burocrtica y la ansiedad producida porhostiles relaciones, igualmente, Sancho aparta a su demonio con la composicinde una cantidad de novelas (1931: 80).

    Don Quijote cabalga en Nuestra Amrica; as lo documenta la extensa tra-dicin de reescrituras elaboradas por autores de este continente, adonde, a pesarde las prohibiciones coloniales, llegaron ejemplares de su historia en el mismosiglo XVII.

    Todos los minitextos revisados evidencian la intencin de homenajear.

    La referencia aDon Quijote de la Manchase ha vuelto metfora para expresar eldeseo de instaurar la justicia y abolir las situaciones que generan opresin; perotambin para expresar la incapacidad de percibir la realidad tal cual es. Los micro-rrelatos reiteran la voluntad de trasgredir las fronteras entre las realidades tex-tual y extratextuales, e incluir en la digse el plano extradiegtico, donde nosencontramos los lectores, para instaurar un nuevo orden de cosas, ms esperanza-dor. Aunque tambin a travs de las microcciones quijotescas se ha expresado laimposibilidad de realizar el amor si este se idealiza demasiado as ocurre en Teo-

    ra de Dulcinea y El precursor de Cervantes.

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    Cuando se descubre con qu partes de la novela conecta cada uno de los frag-mentos, se profundiza la comprensin y el disfrute de los microtextos.

    El corpus analizado alude al arraigo que en la memoria colectiva tienen losdatos biogrcos del autor, fusionados con las peripecias de los personajes relata-

    das en la novela.Patrimonio de los escritores de todo el mundo que leen profundamente e

    interpretan y a partir de ello reelaboranDon Quijote de la Mancha, estas reescritu-ras contribuyen a que el pblico no tan versado en literatura conozca a don Quijote,Sancho, Dulcinea y al propio Miguel de Cervantes, y aunque tal vez no distinganquin fue el autor y quines las creaturas, forman parte de su universo simblico ytienen presente ciertos rasgos distintivos de cada uno de estos personajes.

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