Relatos Jose Madrid

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LOS MEJORE RELATOS LATINOAMERICANOS JOSE MADRID LAMARCA

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LOS MEJORE RELATOS LATINOAMERICANOS

JOSE MADRID LAMARCA

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EL HOMBRE DE LA ESQUINA ROSADA

Cuenta la historia de dos hombres: Francisco Real, un hombre alto y fuerte, muy respetado por todo el pueblo, y de Rosendo “el pegador”.En un salón de baile muy popular se encontraba Rosendo, la Lujanera (su mujer) y muchas más mujeres y hombres, entre ellos nuestro narrado.Entre baile de tango y milongas, entró Francisco Real buscando al pegador, para que le enseñara lo que era un hombre de coraje, malo, cuchillero y peleador. Francisco Real desafió una y otra vez a Rosendo, pero este se negó. Fue entonces cuando la Lujanera lo dejó por Francisco Real, yéndose con el, abrazados como para siempre.Al narrador, observador de todos estos hechos, la cobardía de Rosendo y el coraje de Francisco Real no le dejaban descansar. Salió del baile un rato y al volver escuchó fuera una mujer que lloraba. Era la Lujanera. Había muerto Francisco Reala de una gran puñalada. Ella juraba que no había sido Rosendo, sino un desconocido pero nadie le creía, excepto el narrador que salió a defenderla, alegando que ni las manos de la mujer ni su pulso podrían haber clavado una puñalada. Fue entonces cuando llegó la policía y se llevó el cadáver y la Lujanera aprovechó para irse. El narrador se había marchado tranquilo a su rancho, a tres calles del bar. Al llegar volvió a sacar el cuchillo corto i afilado de chaleco, y le pegó otra revisada despacio. Estaba como nuevo, inocente, sin ni un rastro de sangre.

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LOS FUGITIVOS

El perro, que se llamaba así porque no tenia ni nombre, seguía un rastro de olor a algo nuevo, a hembra, diferente del olor de siempre, del olor a negro, a esclavo, a hombre. Desvió su búsqueda de olor a negro por el olor a hembra, y sin encontrarla sintió la necesidad de descansar y de calor y allí se encontró con Cimarrón, un esclavo negro fugitivo y solitario que enseguida adoptó a perro como propio.Perro llevaba un collar de cobre y pinchos. Por habito Cimarrón y Perro se despertaban cuando les apetecía. Fuero dejando atrás el olor a blanco, a peligro, a amenaza de otros perros feroces que asustaban a Perro. También dejaron atrás los días donde comían con regularidad. Ahora devoraban lo que encontraban. Perro sabia comer frutas cuando Cimarrón encontraba árboles de mango o mamey, huevos de codorniz, langostinos, etc. Vivían en una caverna pero un día Perro encontró escarbando huesos humanos y se fueron de inmediato a la búsqueda de otro refugio. Un buen día una carreta pasó por el camino donde ellos estaban. Perro Salió a correr a los caballos, los alcanzó y estos se asustaron y se quebró una vara de la carreta. Los de dentro se fueron de cabeza al puente y murieron. Cimarrón llegó corriendo para azotar a Perro pero sorprendido se apoderó de las ropas del cura y del dinero.La primavera hizo que ambos se echaran a andar en busca de nuevos olores. De pronto una mujer negra atravesó el camino y Cimarrón se arrojó sobre ella. Él se hacia cada vez más imprudente. Rondaba acechando cualquier mujer solitaria y Perro siempre lo acompañaba.Se comía peor que antes y se vivía en continuo sobresalto. Un día Cimarrón fue sacado de la casa de una fulana. Perro lo vio al día siguiente con heridas y hierros en el cuello y tobillos y la gente lo trataba de ladrón, borracho y mal nacido. Triste, Perro aullaba a la luna. Había enflaquecido y se había quedado solo.Una tarde Perro dio nuevamente con aquel misterioso olor a hembra, tan fuerte que ya no tenía miedo y siguió el olor hasta alcanzarlo. Allí había varios machos y detrás de ellos se cerraba el olor a hembra. Perro dio un gran salto y comenzó la batalla entre machos, todos terminaron ensangrentados porque se daban con las púas del collar de Perro. Este libró la última batalla hacia la perra gris que lo esperaba.Perro se volvió más salvaje y se juntó con una bandada de jíbaros que cazaban piezas grandes de más carne y más hueso. Un día olieron a negro y de pronto un hombre apareció con cadenas rotas. Perro reconoció a Cimarrón y viceversa. Cuando Cimarrón llamó a Perro éste se acerco lentamente con miedo y cuando Cimarrón le estiró la mano para tocarle Perro lanzó un grito mezcla de aullido y ladrido sordo, y le saltó al cuello.Durante muchos años los monteros del pueblo evitaron pasar de noche por aquel atajo lleno de huesos y cadenas.

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LA AUTOPISTA DEL SUR

Este relato trata de las reaccione de los seres humanos ante un atasco de coches que dura lo impensable, donde la comida y el agua se agotan así como la paciencia. En le Peugeot 504 estaba el ingeniero que había decidido no salir mas del coche. Todo era olor a gasolina y a sensación de encierro. Había helicópteros y motociclistas, a nadie le cabía duda de que un accidente había ocurrido, única explicación de una lentitud tan terrible. En esas últimas horas habían avanzado unos cincuenta metros.No atardecía nunca, el sol sobre la pista y sobre los coches daban nauseas por el exceso de calor. La gente bajaba de los coches para estirar las piernas pero no quedaba nada mejor que volver y reanudar la misma conversación con los coches vecinos sobre la hora, las distancias avanzadas y el calor. Cuando oscureció se respiraba un poco más. El ingeniero y unos más abandonaron los coches en busca de agua y bizcochos. Aparte de esas mínimas salidas era muy poco lo que podía hacerse. Hacia las tres de la madrugada acordaron descansar hasta el amanecer. Por la mañana se avanzó muy poco pero con la esperanza de que esa tarde se abriera la ruta a París. El calor regresaba y ya nadie quería salir de los coches. A la hora de la siesta el humor era forzado pero cuando al atardecer soplaron unas ráfagas tormentosas la gente se alegró pensando que refrescaría. Hacia el amanecer empezó a moverse la columna de coches más de cincuenta metros y empezaba a divisarse un bosque a la derecha, pero llegó la noche sin que pudieran alcanzarlo. Hacia más frío y algunos tenían mantas. Por al mañana necesitaban ya provisiones y agua, y la temperatura seguía bajando. Por la radio se hablaba de una operación de emergencia para despejar la autopista, pero sólo se vio un helicóptero. El frío ya era más intenso y se necesitaban chaquetas y más provisiones, pero nadie abandonaba los autos por el frío y las baterías comenzaban a descargarse por la calefacción. Los día pasaban y el frío aumentaba junto con al desesperación. Comenzó a nevar y los autos quedaban amurallados y para avanzar había que despejar con medios improvisados las masas de nieve amontonadas entre los autos. Nadie miraba a los demás, estaban bajo mantas sucias, con uñas crecidas, oliendo a encierro y ropa sin cambiar. El frío empezó a ceder y ya era posible salir de los coches y reanudar relaciones con los vecinos. Se avanzaba más rápido ya en segunda y la palanca alcanzó increíblemente la tercera, acelerando cada vez más, dislocando el grupo, separándose, adelantándose. Ya corrían a 80km por hora sin saber porque, con tanta prisa, entre autos desconocidos

mirando fijo sólo hacia delante.

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NOS HAN DADO LA TIERRA

Trata de cuatro amigos: Melitón, Faustino, Esteban y el narrador que pasan horas caminando bajo el sol, sin encontrar ni una semilla de árbol ni nada, hasta oír en el pueblo aún lejano el ladrido de los perros acercado por el viento. Al principio el grupo era de más de veinte pero poco a poco fueron abandonando. Venían de su pueblo seco y árido, el Llano, hacia el pueblo siguiente fértil i verde. El llano no sirve, no hay nada. Antes andaban a caballo y tenían una carabina pero les quitaron todo. El delegado les puso los papeles en mano de las tierras y firmaron, pero no querían el llano. Después de once horas de caminata llegaron sintiéndose muy a gusto en aquella tierra junto a los ladridos de los perros y siguieron caminando más adentro. La tierra que les habían dado estaba allí.

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RECUERDO DE LAS SI ERRAS

El relato trata de el narrador, enamorado de una mujer casada: Violeta, con la que debe irse al Gran H otel de Córdoba porque J avier, su marido, no podía acompañarla y como este confiaba plenamente en el narrador le pide que le acompañe.R eservan una habitación doble con dos camas separadas, mientras que el narrador hubiera deseado que fuese solo una cama.Salieron por la noche y luego de un largo paseo fueron a un baile. Violeta bailó con hombres jóvenes y apuestos y el narrador optó por hacer lo mismo con otras mujeres y así conoció a Mónica. L a noche del 15 julio fue extraña. D espués de hacer una excursión a D on L eopoldo volvieron al hotel y Victoria no quiso salir esa noche entonces el narrador salió con Mónica y bebió vino. A l volver al hotel y dormirse un ruido lo despertó: un hombre entró por la puerta y se fue directo a la cama de Violeta, y cuando acabaron comentó que el hombre de la cama del costado estaba despierto y había visto todo, burlándose de el.L a mañana siguiente Violeta estaba como si nada hubiera pasado. Nadie habló de lo ocurrido porque el vino pudo haber hecho creer cosas que no fueron. Quizás todo fue un sueño. I ndudablemente el narrador lo entiende de otro modo, pero no fue parte del asunto.

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EN ESTE PUEBLO NO HAY LADRONES

La historia habla de Dámaso y su esposa, Ana, encinta de seis meses. Una noche Dámaso vuelve a casa luego de robarse 3 bolas de billar, muy asustado. En el pueblo comentaban que un forastero se había robado todo del salón de billar, otros decían que se había robado todo y doscientos pesos más, pero esta información era desconocida para Ana, quien no sabía nasa del dinero, sólo de las 3 bolas, entonces le preguntó a su marido sobre el dinero y éste lo desmintió diciendo que sólo habían 25 centavos y ella le creyó. La policía buscaba a un forastero y los amigos de Dámaso parecían no preocuparse por lo del robo. Decidieron ir al cine a ver Cantinflas cuando de repente se paró la película y la policía entró en búsqueda de un negro acusado del robo. Se lo llevaron y la película se reanudó pero Dámaso ya no reía. A la salida del cine una multitud de gente estaba reunida esperando informarse de la detención del negro.Dámaso tenía las bolas de billar enterradas bajo la cama.El salón reabrió días después del robo y Dámaso fue, pero sólo habían barajas pues las bolas tardaban un mes en llegar.El negro seguía en prisión sin comer porque no confesaba. No le encontraron las bolas y sólo tenía treinta pesos.Un día Dámaso necesitaba dinero pero Ana no se lo dio entonces se fue de casa a un salón de baile y durmió con una desconocida quien le contó que su amiga había dormido con el negro la noche del robo por lo que sabían que era inocente pero la policía le dio veinte pesos para que se callara y ella los aceptó.Llegó el momento en que se llevaron a negro y todo el pueblo estaba impaciente. Dámaso estaba también y Ana lo vio y se le acercó. El negro iba en una lancha amarrado a un tambor.El pueblo fue a festejar al salón de billar y el dueño, Don Roque, no daba abasto a servir a tanta gente y Dámaso se ofreció a ayudarle.Ana ya sentía su bebé patear pero Dámaso no se enteraba, quería devolver las bolas e irse del pueblo.Dos meses después del robo Don Roque estaba en la ruina porque las bolas nunca habían llegado. Dámaso volvió al salón de baile y se emborrachó. Fue a su casa y desenterró las bolas para devolverlas. Ana intentó detenerlo y éste la golpeó fuerte y salió de la casa, mientras que ana se dispuso a esperarlo en la cama. Cuando llegó al salón entró silenciosamente y vio que las luces estaban encendidas. Reconoció la voz de Don Roque que preguntaba quien andaba allí. Al ver a Dámaso quedo perplejo. Le dio las bolas ante su sorpresa pero Don Roque le pidió los doscientos pesos también y como no los tenía le dijo que se los sacarían del

pellejo, no tanto por ratero sino por bruto.

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FIN