Cuentos ganadores del 1er. certamen literario del C.E.I.P. José María Mir

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Felicitamos a todos los alumnos del segundo y tercer ciclo de E. Primaria del curso escolar 2013-14, por su colaboración en esta joven e interesante actividad esperando que hayan disfrutado con ella.

Estos relatos que se recogen en este libro son los que el jurado ha considerados ganadores. No ha sido fácil, había muchos y algunos muy buenos.

Gracias a todos por la participación y enhorabuena a los ganadores.

El equipo directivo.

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Índice:

El lobo…………………………………….. 7

Un viaje inesperado….…………….. 13

El diario de Amy Warlholse………. 17

Aventura monstruosamente guay 25

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El loboAdrián Salesa Quintanilla

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Érase una vez un feroz lobo que habitaba en un bosque. Todos los animalitos que vivían allí le obedecían. Hace ya años, el Consejo Real del bosque propuso dar comida al lobo y a cambio él tenía que protegerles. Pero cada vez, el lobo se hacía más poderoso y fuerte, así que el Consejo rompió el trato y el lobo, como no podía comer, fue atacando las casas de los animalitos.

Como los animalitos no tenían suficiente comida para alimentarse, hubo una segunda asamblea en el Consejo Real del bosque, para avisar a los animales de que toda la comida que encontraran y la que ellos tenían, se almacenara en el Gran Árbol donde estaba el Consejo.

El lobo ya no podía alimentarse con su comida. Pensó en hacerse vegetariano o comer nueces, avellanas y almendras, pero no podía romper la cáscara y no le gustaba la verdura. Entonces pensó en comerse a los animales y, así lo hizo. Cuando llegaba la

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noche iba a los nidos o a las madrigueras para comérselos. Cada noche se comía a uno. A la tercera noche, vieron en el gran árbol un pájaro herido, le faltaba un ala; entonces el Consejo reunió a todos los animalitos y decidió traer un guerrero que podía derrotar al lobo. El guerrero sería el águila porque le atacaría desde el aire. Sin embargo, le dio miedo enfrentarse a semejante criatura tan feroz y se marchó.

A partir de entonces el Consejo fue reclutando animales para formar un ejército; todos los animalitos que fuesen mayores de edad se enfrentarían a él y los pequeños estarían en el Gran Árbol con los ancianos.

Comenzó la guerra. Los pájaros le atacaban desde el aire tirándole cosas como pepitas, granos de maíz, bellotas…Los topos u otros animales que escarbaban le atacaban por abajo y los demás animales se enfrentaban a él cara a cara.

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El lobo no podía con tantos. Se rindió y prometió que nunca más volvería a ir por allí.

Al final nunca más lo volvieron a ver. Ese día, todos los animales comieron y bailaron juntos en el Gran Árbol con la comida guardada. La que sobró se la repartieron entre todos y…, colorín colorado este cuento se ha acabado.

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Un viaje inesperado

Alejandro Sigüenza Martín

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Mi familia y yo íbamos a ir a Pekin. Al llegar al aeropuerto, tuvimos que esperar porque el avión llegaba con retraso. Cuando llevábamos más de medio viaje, se registró un problema en el avión. Tuvimos que parar. ¡Justamente en las montañas chinas!

Al aterrizar, nos dijeron que bajáramos del avión, que lo iban a arreglar.

Mi familia y yo nos adentramos en el valle y llegamos a una casita. Sus habitantes eran bastante viejos pero nos acogieron amablemente.

Los habitantes de la casa eran bastante raros porque salían por las mañanas, muy temprano, a dar de comer a los osos panda.

Llegó la hora de comer, la anciana sacó unos platos hechos de bambú. Nos dieron arroz blanco y lo comimos con palillos chinos.

Después de comer, fuimos el anciano, mi padre y yo a cazar osos panda

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para alimentarnos de su carne y calentarnos con sus pieles. Mientras, mi madre y la anciana estaban lavando la ropa.

Cuando terminamos de cenar, fuimos a ver las luciérnagas al exterior de la casa. Había muchísimas.

Pasado un rato nos fuimos a dormir. Las camas estaban cubiertas con piel de oso panda. Mientras, el anciano hacía yoga.

A la mañana siguiente, salimos a dar un paseo hasta el avión. Ya estaba arreglado y nos volvimos a casa. No nos dio tiempo de despedirnos.

Al llegar a España, mi abuela nos esperaba preocupada. Yo le conté que habíamos estado en las montañas chinas pero ella no me creía.

A pesar de que no me creyó y de que no habían ido a Pekin, yo estaba contento con la experiencia vivida.

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El diario de Amy Warholse

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Marina Aliaga Calvo

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1978. Transilvania

Querido diario, hoy en clase ha pasado algo totalmente espeluznante. Albert, el que se sienta al lado mío, ha faltado a clase. De repente he oído un ruido al lado mío, donde se sienta Albert, he girado la cabeza para tener un primer plano y…¡su silla se estaba elevando! Me he puesto a gritar y la silla se ha caído de golpe. La señorita Branquenhouper, mi profesora, me ha preguntado qué me había pasado. Yo, le he contado lo de la silla en medio de la clase y, ¡¡todos me han tratado como una loca!! Pero, de repente, la profesora nos ha dicho que Albert había muerto. Yo he ido a su casa y sus padres me han contado la causa de su muerte: el día de Halloween, pidiendo caramelos,

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entró en casa del hombre que da mal rollo y éste le poseyó.

Ahora que está muerto hay una especie de mezcla entre su espíritu y el de aquel hombre. Recordé que…¡ese hombre me tenía manía! Entonces fue cuando se lo dije a mi madre. Ésta llamó a la policía. Le han dicho que mañana irían a clase a investigar, escondidos para que el espíritu no los descubriera. Deséame suerte, diario.

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Al día siguiente en clase:- “¡¡Ring!!”Sonó la sirena y todos se sentaron. Amy

estaba muy nerviosa, con mucho miedo. Cerró los ojos con la esperanza de que todo fuera una pesadilla, pero cuando los abrió se fue a apoyar sobre la mesa y se cayó al

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suelo con toda su cara. ¡Era evidente que el espíritu la había levantado por los aires!

La llevaron a Urgencias porque de la caída se había desmayado. Lo bueno era que ya podían investigar el caso, lo habían grabado todo.

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Después de clase, en urgencias.La mejor amiga de Amy, Clare, fue a

visitarla.- Lo siento por tratarte como una loca.

Le dijo Clare pidiendo disculpas a Amy .- Después de lo de hoy, te creo.

- Eso es lo de menos – dijo Amy con una voz temblorosa-. Lo de más es…¡que podía haberme matado! Pero esto es sólo el principio y… al final ¿qué pasará? Tengo mucho pero mucho miedo – dijo casi llorando.

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- Tranquila, mañana no hay clase, van a volver a investigar – le dijo Clare a Amy intentándola animar.

Querido diario, hoy en clase ha pasado algo peor, me he caído y he aparecido en Urgencias. Me he roto la nariz y me he dislocado el hombro derecho. Hoy no tengo mucho que contar ya que todo se resume en mi caída y la visita a Urgencias.

Por suerte, mañana no hay clase y van a investigar otra vez.

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Al día siguiente, Avenida San Pablo nº 14 (casa de Amy):

- ¡¡Tinri tinri!! – suena el despertador.- ¡Ahh! – bostezó Amy-. Voy a

desayunar.

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- Buenos días Amy – la saludó su madre.

- Buenos días mamá – contestó Amy.- ¿Qué quieres para desayunar?- Un Cola Cao, por favor.- ¡¡Ding dong!!Amy abrió la puerta y…- ¡Sorpresa! – gritaron todos sus

compañeros de clase.- Gracias –se secó una lágrima que le

caía del ojo -. Gracias a todos – dijo Amy llorando.

- De nada. Pero es lo menos que podíamos hacer después de cómo te hemos tratado – dijo Christian, el más listo de la clase.

Se acercó Nelson, el más fuerte de todos, con las manos en la espalda.

- Y… ¡Tachán! –exclamó el chico sacando un sobre-. Esto es para ti.

- ¡Que lo abra, que lo abra! –gritaron todos.

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Lo abrió y había una foto de todos los de la clase y una tarjeta de la policía que ponía: “Querida Amy Warholse, le informamos de que ya está todo solucionado. Llamamos a los “cazaespíritus" y ya lo cogieron.

Firmado: El capitán de la Policía.

- ¡Bien! –dijo con alegría-. Ya no más caídas casuales con el espíritu.

Amy regresó a su habitación y colgó la foto.

Querido diario, hoy han venido los de la clase y me han traído un sobre que contenía una foto y una postal de la Policía diciendo que ya está todo solucionado. Mañana iré tranquila a clase, pero un poco triste por lo de Albert. He colgado la foto de mis compañeros en la puerta de mi armario. Me puse tan contenta al ver a mis amigos gritando “¡sorpresa!” que me he

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puesto a llorar. A estos amigos no los cambio por nada.

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Una aventura monstruosamente

guay

Sabrina Khadraoui Bueno

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Hola a todos, me llamo Nick. Os voy a contar una historia que me sucedió hace poco. Es una historia espeluznante y, además, muy interesante.

Era un día como otro cualquiera en el que comencé con un despertar algo incómodo. Había tenido otra de mis pesadillas horripilantes que algunas veces me sucedían.

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Al salir de mi habitación, mis padres, como siempre, muy ilusionados, me dijeron que querían conocer a mis amigos del cole, pero yo estaba harto de decirles siempre lo mismo, así que me enfadé y me fui al colegio corriendo.

Yo no quería que mis padres salieran de casa porque, en realidad, no eran como los demás. Mis padres eran zombies. No eran ni son malos, lo único es que me daba miedo que mis amigos los conocieran, se asustaran y no quisieran acercarse a mí.

Mi madre era zombie desde pequeña, pero mi padre era un humano que se enamoró de mi madre y se convirtió en zombie por amor. Por eso yo nací siendo humano.

Estuve pensando varios días en lo raro que era tener unos padres como los míos y me escapé de casa. Me adentré en un bosque que había por la zona donde vivía y, como nunca había estado, me perdí.

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Era un bosque espeso, con árboles bastante altos. Estaba anocheciendo, la noche se estaba volviendo fría y nublada. No os voy a mentir, pero en aquel momento estaba asustado.

De repente, en ese instante, de la nada apareció una chica. Se acercaba a mí lentamente y, cuando estuvo a un metro de distancia, me saludó.

Me asusté al principio, pero después, educadamente, le devolví el saludo. La verdad es que era una chica muy extraña que iba vestida con ropajes oscuros, parecía gótica.

Estuvimos un buen rato hablando y me dijo que se llamaba Miriam. Me preguntó qué hacía en ese bosque y yo le expliqué lo ocurrido.

Como nos habíamos hecho amigos, ella me contó que era ¡una vampiresa! Me quedé petrificado. Me dijo, también, que no tenía que asustarme ni avergonzarme de tener los padres que tenía, porque era

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guay ser hijo de unos padres así de diferentes.

Eso me hizo pensar que quizás tenía razón. Ser diferente o especial era guay.

Ahora yo me quería convertir en zombie también y ser como mis padres.

Miriam me ayudó a volver a casa y, al llegar, me encontré a mis padres preocupados. Al explicarles lo sucedido, se pusieron muy serios y me contestaron que era peligroso que un humano se transformara en un monstruo; pero yo no me quedé convencido y me fui a mi habitación un poco molesto.

Una vez allí, noté una extraña luz que provenía del fondo de mi armario y encontré una pequeña puerta que llevaba a un pasadizo. Lo seguí y encontré una biblioteca llena de libros referentes a la historia de los zombies. En uno de aquellos libros encontré información sobre cómo los humanos se podían transformar en zombies.

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Por la mañana fui a buscar a Miriam al bosque y le enseñé el libro para convertirme en zombie.

- Tengo que tomarme savia del árbol más viejo que existe –le dije.

Ella muy decidida me sugirió que nos pusiéramos en marcha cuanto antes, y yo le dije que prefería ir por la noche para que mis padres no me descubrieran.

Así lo hicimos. Por la noche partiríamos a la búsqueda de aquel árbol que, según mi libro, se encontraba en el país de los monstruos.

Como Miriam sabía dónde se encontraba aquel país, no tuvimos ningún problema en encontrarlo. Estaba lejos, pero llegamos sanos y salvos. El país era muy extenso. Nos pusimos a buscar por todos los lugares por muy escondidos que estuvieran, hasta que lo encontramos.

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Había un problema. El lugar estaba protegido por un gigante que nos empezó a perseguir en cuanto nos vio aparecer, sin permitir que nos acercásemos al árbol. Pero a Miriam y a mí se nos ocurrió una idea. Como los gigantes tiene el cerebro del tamaño de un guisante, si le tirábamos un palo seguro que corría a buscarlo. Ahí que fui. Lo lancé y se marchó a cogerlo sin pensarlo dos veces.

Aprovechando que el gigante no estaba, nos acercamos al árbol, cogimos un poco de su savia y me la bebí.

Y… me convertí en zombie.Al volver a casa, mis padres se

sorprendieron; pero a la vez se sintieron aliviados porque así ya no me avergonzaría de ellos.

3 Yo aprendí que no hay que sentirse mal

por no ser como los demás, pues eso

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significa que eres especial. Y, eso es guay. Ahora me he cambiado de colegio y de casa, vivo en el país de los monstruos y voy al colegio de allí. Me he hecho con una nueva pandilla de amigos: Miriam, que resulta que va al colegio conmigo, un fantasma llamado Hugo y un troll que se llama Brat. Son mis nuevos amigos y los quiero mucho.

Y, así termina mi historia. Espero que os haya gustado…, aunque no termina aquí. Tengo muchas más aventuras que contar, pero…, pero eso, será otro día.

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