Reforma 2012

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d Miles de viajeros llegan a este parque para admirar esculturas de hielo y piedra d Los Cuernos (imagen superior) y el Lago Grey (izquierda) se pueden observar en recorridos breves. Sin embargo, la máxima aspiración de muchos senderistas que caminan durante días es llegar hasta las Torres (derecha), clímax de la visita. Regala un árbol El Parque Nacional Torres del Paine ha sufrido varios incendios provocados por la imprudencia de los visitan- tes. La devastación que de- jó el más reciente, a finales de 2011, derivó en la inicia- tiva de plantar un millón de árboles nativos, tanto en éste como en otros parques pa- tagónicos. Si quieres regalar un árbol, entra a www.refo- restemospatagonia.cl y al pa- gar dos mil pesos chilenos (53 pesos mexicanos aproxi- madamente) recibirás un certificado y un enlace para ver la ubicación donde esta- rá el árbol que adquiriste. ofeRtas: mitos y Realidades Cada tanto, las aerolíneas anuncian ventas de locura: vuelos en los que se ahorra hasta el 60 por ciento del boleto. ¿Será posible tanta maravilla? Si es verdad, ¿cómo hacer para cazarlas? 8 ¡Nos Vamos al mUNdial! La agencia socia de la FIFA en México anunció paquetes para Brasil 2014. 3 Texto y fotos: Patricia Miranda ENVIADA R EGIÓN DE MAGALLA- NES, Chile.- Hermosa hasta decir ¡basta! Así es la Patagonia chilena, pero, como buena dama, también tiene algo de caprichosa y no siempre deja ver su más icónico perfil: las To- rres y Cuernos del Paine. Al visitarla, el viajero no de- be casarse con una imagen soña- da y sí aguzar sus sentidos para descubrir lo que ella quiera mos- trarle. El viento —su fiel amante— provoca que en una misma jor- nada sea posible experimentar climas distintos: cielos nublados, chubascos, algunas horas de sol... Nunca se sabe. Para andar por esta tierra conviene tener un fuerte espíri- tu, como el de los nómadas que la recorrían: los aónikenk o te- huelches, conocidos además por su gran estatura (1.80 me- tros). Se dice que cuan- do Hernando de Magalla- nes descubrió —en 1520— el estrecho que lleva su nombre, se refirió a ellos como “patagones”, en recuerdo del gi- gante Patagón, personaje de Pri- maleón, un libro de caballería al que era afecto. el macizo del Paine, ícono de la Patagonia chilena Que si tenían los pies gran- des, que si sus enormes huellas derivaban de los zapatones de piel con los que se cubrían del frío, teorías hay varias; lo cierto es que estos hombres eran caza- dores y recolectores. Hoy, viaje- ros de todo el mundo hasta aquí llegan para realizar safaris fotográ- ficos y recolectar viven- cias inolvidables. Para muchos, el imán que atrae a esta tierra de gigantes es el Parque Nacional Torres del Pai- ne. Declarado por la UNESCO en 1978 como Reserva Mundial de la Biósfera, tan sólo en 2012 recibió a 143 mil 253 vi- sitantes. Los más osados esca- ladores sueñan con con- quistar las torres de grani- to que se elevan de los 2 mil 260 a los 2 mil 850 metros sobre el nivel del mar. Y los senderistas de hue- so colorado desean recorrer sus caminos. Publicaciones como Lonely Planet y portales como wikiexplora.com o bes- thike.com los mencionan entre los mejores del mundo. Muy andado es el circuito “W”, que con una extensión de 76.1 km se realiza en cinco días. O el circuito “O”, que con 93.2 km requiere de entre siete y 10 días de ardua caminata. Quienes no cuenten con el tiempo suficiente para practicar el slow travel y pararse en la mis- mísima base de las torres o per- noctar en refugios con todo y ja- cuzzi externo incluido, pueden hacer paseos de todo un día, a bordo de un autobús, con algu- na que otra parada. Iniciando desde lagunas co- mo La Amarga (acceso principal al parque), escuchando el rugir de cascadas como la del Río Pai- ne, o bordeando lagos como el Nordenskjöld, desde cuyo mira- dor y con un poquito de suerte, el viajero salta de emoción al atra- par con su cámara a los fotogéni- cos cuernos del Paine. Entre uno y otro trayecto, el excursionista se topa con cón- dores, guanacos (llama austral) y ñandúes (ave emparentada con el avestruz). En sus 2 mil 422 kilómetros cuadrados de superficie, el par- que no sólo cobija a un conjunto escultórico de rocas, sino también rincones como el Glaciar y el La- go Grey presumen creaciones ta- lladas en hielo. Tras andar 30 minutos por una playa pedregosa es posible ver un cementerio de témpanos de hielo que van del transparente al blanco, y del azul al violeta. El silencio sobrecoge. No queda más que sentarse en un tronco que parece abandonado a posta, y recordar las caras que ha querido mostrar la impredecible Patagonia. Los momentos de vida recolectados, ni el viento más fu- ribundo se los podrá llevar. Con encanto sureño 6 Y 7 fotogalería Puerto Natales N Estrecho de Magallanes Punta Arenas CHILE ARGENTINA Océano Pacífico Antártica Parque Nacional Torres del Paine Océano Atlántico P a t a g o n i a C h i l e n a Aprox. 5 hrs. [ reforma.com/deviaje ] Domingo. 3 de Febrero del 2013. [email protected] Tel. 5628 7294 / Editora: Laura Pardo MANDA DONDE EL VIENTO Cortesía SERNATUR

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Patagonia en diario Reforma

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Page 1: Reforma 2012

dMiles de viajeros

llegan a este parque

para admirar esculturas

de hielo y piedra

d Los Cuernos (imagen superior) y el Lago Grey (izquierda) se pueden observar en recorridos breves. Sin embargo, la máxima aspiración de muchos senderistas que caminan durante días es llegar hasta las Torres (derecha), clímax de la visita.

Regala un árbol

El Parque Nacional Torres del Paine ha sufrido varios incendios provocados por la imprudencia de los visitan-tes. La devastación que de-jó el más reciente, a finales de 2011, derivó en la inicia-tiva de plantar un millón de árboles nativos, tanto en éste como en otros parques pa-tagónicos. Si quieres regalar un árbol, entra a www.refo-restemospatagonia.cl y al pa-gar dos mil pesos chilenos (53 pesos mexicanos aproxi-madamente) recibirás un certificado y un enlace para ver la ubicación donde esta-rá el árbol que adquiriste.

ofeRtas: mitos y RealidadesCada tanto, las aerolíneas anuncian ventas de locura: vuelos en los que se ahorra hasta el 60 por ciento del boleto. ¿Será posible tanta maravilla? Si es verdad, ¿cómo hacer para cazarlas? 8

¡Nos Vamos al mUNdial!La agencia socia de la FIFA en México anunció paquetes para Brasil 2014. 3

Texto y fotos: Patricia Miranda Enviada

REGIÓN DE MAGALLA-NES, Chile.- Hermosa hasta decir ¡basta! Así es

la Patagonia chilena, pero, como buena dama, también tiene algo de caprichosa y no siempre deja ver su más icónico perfil: las To-rres y Cuernos del Paine.

Al visitarla, el viajero no de-be casarse con una imagen soña-da y sí aguzar sus sentidos para descubrir lo que ella quiera mos-trarle. El viento —su fiel amante— provoca que en una misma jor-nada sea posible experimentar climas distintos: cielos nublados, chubascos, algunas horas de sol... Nunca se sabe.

Para andar por esta tierra conviene tener un fuerte espíri-tu, como el de los nómadas que la recorrían: los aónikenk o te-huelches, conocidos además por su gran estatura (1.80 me-tros). Se dice que cuan-do Hernando de Magalla-nes descubrió —en 1520— el estrecho que lleva su nombre, se refirió a ellos como

“patagones”, en recuerdo del gi-gante Patagón, personaje de Pri-maleón, un libro de caballería al que era afecto.

el macizo del Paine, ícono de la Patagonia chilena

Que si tenían los pies gran-des, que si sus enormes huellas derivaban de los zapatones de piel con los que se cubrían del frío, teorías hay varias; lo cierto es que estos hombres eran caza-dores y recolectores. Hoy, viaje-

ros de todo el mundo hasta aquí llegan para realizar safaris fotográ-ficos y recolectar viven-cias inolvidables.

Para muchos, el imán que atrae a esta tierra de gigantes es el Parque Nacional Torres del Pai-ne. Declarado por la UNESCO en 1978 como Reserva Mundial de la

Biósfera, tan sólo en 2012 recibió a 143 mil 253 vi-sitantes.

Los más osados esca-ladores sueñan con con-quistar las torres de grani-to que se elevan de los 2 mil 260 a los 2 mil 850 metros sobre el nivel del mar.

Y los senderistas de hue-so colorado desean recorrer sus caminos. Publicaciones como Lonely Planet y portales como wikiexplora.com o bes-thike.com los mencionan entre los mejores del mundo.

Muy andado es el circuito “W”, que con una extensión de 76.1 km se realiza en cinco días. O el circuito “O”, que con 93.2 km requiere de entre siete y 10 días de ardua caminata.

Quienes no cuenten con el tiempo suficiente para practicar el slow travel y pararse en la mis-mísima base de las torres o per-noctar en refugios con todo y ja-cuzzi externo incluido, pueden hacer paseos de todo un día, a bordo de un autobús, con algu-na que otra parada.

Iniciando desde lagunas co-mo La Amarga (acceso principal al parque), escuchando el rugir de cascadas como la del Río Pai-ne, o bordeando lagos como el Nordenskjöld, desde cuyo mira-dor y con un poquito de suerte, el viajero salta de emoción al atra-par con su cámara a los fotogéni-cos cuernos del Paine.

Entre uno y otro trayecto, el excursionista se topa con cón-dores, guanacos (llama austral) y ñandúes (ave emparentada con el avestruz).

En sus 2 mil 422 kilómetros cuadrados de superficie, el par-que no sólo cobija a un conjunto escultórico de rocas, sino también rincones como el Glaciar y el La-go Grey presumen creaciones ta-lladas en hielo.

Tras andar 30 minutos por una playa pedregosa es posible ver un cementerio de témpanos de hielo que van del transparente al blanco, y del azul al violeta.

El silencio sobrecoge. No queda más que sentarse en un tronco que parece abandonado a posta, y recordar las caras que ha querido mostrar la impredecible Patagonia. Los momentos de vida recolectados, ni el viento más fu-ribundo se los podrá llevar.

Con encanto sureño 6 y 7

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PuertoNatales

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OcéanoPac í f ico

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Aprox. 5 hrs.

[ reforma.com/deviaje ] Domingo. 3 de Febrero del 2013. [email protected] Tel. 5628 7294 / Editora: Laura Pardo

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d En el fin del mundo

se camina sin prisa;

el paisaje estelariza

las tardes patagónicas

Texto y fotos: Patricia Miranda Enviada

PUERTO NATALES, Nue-va Esperanza.- Su histo-ria se ha tejido con ma-

dejas de la más pura lana, pues desde aquí solía exportarse a Eu-ropa la carne y las zaleas de cien-tos de ovejas.

Los codiciados productos eran tratados y procesados en un gran frigorífico, hoy convertido en singular museo y hotel de ul-tralujo.

Trabajo había de sobra. Así que pronto Natales, como le di-cen de cariño, fue poblada por in-migrantes alemanes, ingleses, es-coceses y por chilenos provenien-tes de Chiloé.

Ubicada tres horas al nor-te —por carretera— de la capital magallánica, Punta Arenas es hoy meca de excursionistas que desde aquí planean sus itinerarios.

De este pueblo pesquero par-ten no sólo a los cercanos parques nacionales Bernardo O’Higgins o Torres del Paine, sino también a las vecinas atracciones de la Pa-tagonia argentina, como El Cala-fate, El Chaltén o el Glaciar Peri-to Moreno.

Es cierto, muchos la miran como un destino de paso. Sin em-bargo, hay quienes —poniendo pausa a su viaje—, en ella se han quedado. Hoy una joven francesa recibe a mochileros en el Melting Pot, su hostal.

Quien se tome una cerveza en el Bar Leprechaun, será aten-dido por su propietario: el famo-so británico llamado “Slowly”; a quien los locales llaman así por-que de recién llegado y tratando de entender el rapidísimo y can-taíto español chileno sólo atina-ba a decir que “plis” le hablaran

“slowly, slowly”…“Despacio, despacio”... Así es

como se debe pasear por la Plaza de Armas rodeada por una igle-sia, un mural, el centro artesanal Ñandú, y algunos restaurantes.

Para encuentros gastronómi-cos más románticos conviene ir a Angélicas por un calafate sour y unos canelones de centolla, o a un sitio que reúne lo mejor de África y la Patagonia: Afrigonia sirve un cordero asado a la menta.

Sin embargo, el verdadero ro-mance con Natales se da en su costanera bañada por las aguas del Canal Señoret y enmarcada por varias elevaciones que pare-cen no quitarse nunca el vesti-do de novia.

El paseo inicia frente al hotel costa Australis, presente en to-das las postales natalinas. Obliga-do es sentarse en una de las tantas bancas y fotografiar a los cisnes de cuello negro o los cormoranes (cuervos marinos) reposando so-bre los restos de un viejo muelle. Un monumento le rinde honor al viento: hombre y mujer lo reciben con los brazos abiertos.

Frente a éste llama la aten-ción la peculiar construcción del Hotel Índigo.

Y mucho más allá del paseo costero que concluye o inicia —a según— con una réplica del gi-gante herbívoro y extinto conoci-do como el Milodón, los sibaritas encuentran lujosas estadías, como Remota o The Singular.

De regreso, robará el foco de atención el Cerro Dorotea, cuyo ascenso es un buen entrenamien-to para los días de caminata que a más de uno esperan.

Llegada la noche, hay que cal-mar el frío en clásicos como el Bar Ruperto o el concurrido Por qué no te callas, donde no es raro que se dé la primera de muchas noches mágicas entre fuereños y lugareños.

Puerto Natales y Punta Arenas

Muy popular es la Mesita Grande, donde turistas compar-ten en una larga mesa charlas, en-saladas y pizzas. Aunque algunos lugareños coinciden en que las del restaurante Rustika son mu-cho más ricas.

La Parrilla Don Jorge, y un buen cordero, así como la cerve-cería artesanal Baguales, apenas son una probadita de la oferta cu-linaria de Natales.

Un sinfín de comercios dis-curren por las calles, desde pe-queñas tiendas de artesanía —in-variablemente hay una tejedora dándole duro a las madejas de la-na con gruesísimas agujas— has-ta chocolaterías: Patagonia Dulce tienta con sus creaciones de cacao para beber y morder.

El tiempo parece correr lento y pocos caminan a prisa. Común es ver trotamundos entrando a una de las tantas agencias turísticas para comprar su tour del siguien-te día; o al supermecado, para arra-sar con las barras energéticas.

Si no lleva mochila a cues-tas, aquí se identifica al extran-jero por fotografiar compulsiva-mente casa tras casa: tan colori-das y lindas; con sus techos de dos aguas y cortinas bordadas cu-briendo ventanitas. Algunas, ver-daderos escaparates que ofertan gorros y bufandas de lana, cómo no iba a ser, y hasta botas de tre-kking ya amansadas por otro ca-minante.

En Natales abundan hostales, bed & breakfast y casas familiares que han sido ampliadas para reci-bir a grupos de turistas. Hotel Sal-tos del Paine, por ejemplo, ofrece un trato familiar y prepara cenas personalizadas.

pasar del tiempoel lento

d la costanera (imagen superior), con sus bancas siempre disponibles para ver el atardecer y la encantadora cala de los pescadores (abajo).

6 DE VIAJE REFORMA - Domingo 3 de Febrero del 2013

Cinco imprescindibles. Cuando vayas a la Patagonia chilena, no dejes de:

d Navegar a bordo de un ferry que recorre los canales y fiordos patagónicos entre Puerto Natales y Puerto Montt. La nave Evangelistas, operada por Navimag, traslada semanalmente carga, vehículos y pasajeros, quienes maravillados observan glaciares, especies marinas y otros bellos destinos, como Puerto Edén.

d Visitar alguna estancia. La pampa da la oportunidad de ver actividades cotidianas: el arreo o la esquila de las ovejas; cabalgar en contra del viento o escuchar historias de pioneros al calor de un mate. Estancia Puerto Consuelo y Estancia Mercedes son buenas opciones en la provincia de Última Esperanza.

d Pisar sitios históricos como Puerto del Hambre o Fuerte Bulnes (imagen), a una hora de Punta Arenas. En el primero, alrededor de 100 colonizadores murieron de inanición. En el segundo, hay una reconstrucción del fortín donde Chile tomó posesión del estrecho y erigió el primer poblado patagónico.

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PUNTA ARENAS.- Entre lápi-das, opulentos mausoleos y ci-preses podados al estilo inglés, se leen apellidos que evocan a otras tierras: Menéndez-Behety, Braun Hamburger, Blanchard y Kusano-vic, entre otros.

Pareciera ser un cementerio de las Naciones Unidas, pero no, es el de Punta Arenas, el mejor si-tio para empezar a conocer la his-toria de esta airosísima ciudad, se-gún presumen los lugareños.

Luego de que Magallanes descubriera el estrecho, de que varios nativos murieran debido a enfermedades durante la coloni-zación y de que el único paso, has-ta ese entonces, entre el Atlántico y el Pacífico se volviera una codi-ciada zona, Punta Arenas inició su gloriosa época al ser el sitio don-de recalaban las naves que iban rumbo a California, debido a la fiebre del oro.

Las cartas marítimas inglesas se refirieron a ésta, la más austral de las ciudades chilenas, como Sandy Point. Embarcaciones iban y venían. Llevándose pieles y ma-deras y trayendo ingleses, irlande-ses, portugueses, alemanes y croa-tas que nunca más regresaron.

A finales del siglo 19 hubo un boom del ganado lanar. Miles de ovejas pastaban en las estancias patagónicas y se formaron fami-lias acaudaladas, como la Braun-Nogueira. Ella se llamaba Sara Braun, él José Nogueira. Ella lle-gó de Rusia, él era un empresa-rio portugués. Ella se casó con el que fue uno de los pioneros en la crianza de ovejas. Él murió de tu-berculosis y ella supo administrar una gran fortuna.

El gran pórtico del cemen-terio fue financiado por ella, pi-diendo como condición que una vez que ingresaran sus restos por la puerta central, ésta se cerrara para siempre. Tanto el resto de las puertas como el panteón si-guen funcionando.

No hay que salir del campo-santo sin tocar la mano de la es-tatua del “indiecito desconocido”: sus agradecidos devotos, que se cuentan por cientos, dicen que concede el favor pedido.

Para continuar con las creencias basta con dirigirse a la plaza central Muñoz Game-ro, al centro hay un monumen-to dedicado a Magallanes y en el que aparecen otros personajes.

La tradición reza que, quien sobe el dedo del indio fueguino tendrá buena suerte; pero quien lo bese regresará a estas lejanas tierras.

En torno a la plaza destacan el Palacio Municipal; el Palacio de Sara Braun, hoy Hotel Nogueira y sede del Club Unión, y el Hotel Cabo de Hornos.

El origen cosmopolita que des-de siempre tuvo esta urbe se apre-cia en casas construidas al estilo británico, vale la pena tomar un ca-fé en el salón de lectura del Hotel Isla Rey Jorge, para comprobarlo.

Desde sus inicios, Punta Are-nas goza de fama por incentivar la educación y la cultura. Incluso, en 1918, la educadora y poetisa Ga-briela Mistral —Premio Nobel de Literatura 1945—, asumió la di-rección del liceo de niñas, y fue durante su estancia en esta tierra de inclemente clima que se inspi-ró para escribir “Desolación”. Hay que leer este poema tras caminar por la ventosa costanera.

Hoy Punta Arenas es una ciu-dad próspera. Siendo entrada y salida de la Patagonia, el turismo crece a patagónicos pasos.

La zona franca atrae con sus tiendas libres de impuestos. ¿Adictos a la comida? Mmm... Punta Arenas se antoja todita: desde dulces croatas hasta la clá-sica centolla. Otras delicias como paté de ñandú se sirven en el Re-mezón, y La Marmita, en pleno barrio croata, se especializa en cocina mestiza de autor.

Un buen lugar para despedir-se de la ciudad es el mirador del Cerro de la Cruz. Da igual que el viajero se peine.

El viento, siempre el viento, hará de las suyas con cualquier tipo de cabello.

d La popular tumba del “indiecito desconocido” recibe a muchos fieles que buscan un milagro.

Domingo 3 de Febrero del 2013 - R EFOR M A DE VIAJE 7

Los mensajes serán escritos y podrán incluir ilustraciones manuales o de computadora,fotografías, videos o audio, éstos deberán contener el nombre y correo electrónico delremitente y destinatario. La fecha límite de recepción de anuncios será el miércoles 13de febrero de 2013 a las 11:00 hrs. Todos los mensajes participantes serán publicadosel día 14 de febrero, en su edición impresa y en internet. El veredicto del jurado seráinapelable y tomará en cuenta la originalidad, diseño, redacción y creatividad del mensaje.Los materiales recibidos serán propiedad de CICSA, más no el contenido textual. Laempresa se reserva el derecho de publicar o modificar aquellos de carácter cuestionable.No pueden participar empleados de CICSA, empresas patrocinadoras o empresasnotificadas. Los premios son intransferibles. Los ganadores serán publicados el día 16de febrero en reforma.com y en Avisos de Ocasión. 1. El viaje a San Miguel Regla noaplica en puentes ni días festivos. Vigencia hasta el 30 de julio de 2013. 2. La vigenciade los Cines VIP será hasta el 14 de marzo de 2013. No incluye alimentos y bebidas. 3.Las cenas en el Restaurante Freedom serán de un valor de $500. No aplican descuentos.No incluye propinas, Restaurante Freedom aplica con servicio a la Carta. No canjeablepor dinero en efectivo. No habrá devolución de diferencia. Vigencia hasta el 30 julio de2013. Los tratamientos del spa son intransferibles. No incluye propina, tiene vigencia hastamarzo 2013 y no aplica con otras promociones.

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domicilio.

CÓMO LLEGARNuestra experiencia: volamos a Santiago de Chile en un vuelo de LAN. De ahí partimos a Punta Arenas, (el viaje dura aproximadamente 16 horas con todo y escalas). Algunos itinera-rios hacen una breve escala en Puerto Montt. De Punta Arenas a Puerto Natales hay que recorrer tres horas de camino por carretera y de Puerto Natales al Parque Nacional Las Torres del Paine se hacen aproximadamen-te dos horas. Otras opciones: Volar de la Ciudad de México a Buenos Aires (con Aero-méxico) y de la capital argentina volar a El Calafate con (Aerolíneas Argenti-nas) y de El Calafate a Puerto Natales (de 4 a 5 horas por carretera).

CUÁNDO IRLa temporada alta va de noviembre a marzo, pues en el verano austral hay muchas horas de sol. En el invierno las noches son más lar-gas, hay más frío pero suele haber menos viento.

DÓNDE DORMIRNuestra experiencia: en el Parque Nacional Torres del Paine nos queda-mos en el Hotel Lago Grey. La noche cuesta entre 2 mil 500 y 3 mil pesos mexicanos.

Guía prácticaEn Puerto Natales nos hospedamos en el hotel Natalino. La habitación cuesta entre mil 800 y 2 mil 800 pesos mexi-canos la noche.Y en Punta Arenas nos hospedamos en Hotel Isla Rey Jorge. La habitación cuesta entre mil 500 y dos mil 500 pesos mexicanos la noche.Otras opciones: en Parque Nacio-nal Torres del Paine hay áreas para acampar, refugios y lujosos hoteles. En Explora Patagonia Hotel Salto Chi-co, un paquete por cuatro noches, por persona es de aproximadamente 2 mil 750 dólares (alrededor de 35 mil pesos mexicanos).En Puerto Natales, el Hotel Índigo, la habitación sencilla por noche cues-ta 250 dólares (alrededor de 3 mil 179 pesos mexicanos).En Punta Arenas, la habitación sencilla en el Hotel Cabo de Hornos vale por noche 210 dólares (alrededor de 2 mil 670 pesos mexicanos).

DÓNDE COMEREn Parque Nacional Torres del Pai-ne hay zonas para tomar el refrigerio o sitios donde sirven alimentos calien-tes, como Camping Pehoé. En Puer-to Natales están Afrigonia, Angélica’s, Rustika, Parrilla Don Jorge y restauran-te del hotel Costa Australis. En Punta Arenas es obligado visitar El Galpón.

Además de probar platillos típicos hay un sitio donde se observa la esquila de las ovejas, así como el proceso de ela-boración de la lana. Indispensable pro-bar los clásicos de la zona: centolla, cordero al palo y carne de ñandú.

TRÁMITES MIGRATORIOSLos mexicanos no necesitan visa, sólo pasaporte con vigencia mínima de seis meses y pagar una tasa de ingreso de 23 dólares (293 pesos mexicanos). La cuota se paga en migración y debe darse el monto exacto en dólares o con tarjeta de crédito.

MONEDAUn peso mexicano equivale a 37.3 pesos chilenos

VOCABULARIO BÁSICOAl tiro: en seguida Luca: mil pesos chilenosCachái: sabes, entiendesCarrete: fiesta

QUÉ EMPACARRompevientos, botas para caminar, lentes de sol, guantes y bufanda.

QUÉ COMPRARArtesanías en lana, madera y cuero. El pueblito artesanal Ether Aike, en Puer-to Natales es una buena opción.

En la zona franca de Punta Arenas conviene comprar ropa invernal depor-tiva y artículos de fotografía.

PARA SABERLos extranjeros deben pagar al entrar al Parque Nacional Torres del Paine 18 mil pesos chilenos (alrededor de 486 pesos mexicanos). No se permite hacer fogatas ni entrar con mascotas.

MÁS INFORMACIÓN www.lan.comwww.lagogrey.clwww.hotelnatalino.comwww.islareyjorge.comwww.comapa.com/eswww.sernatur.clwww.patagonia-chile.com/site/www.chile.travel

Los 10 de La Patagonia

Con esta guía tendrás a la mano todo lo que necesitas saber acerca de este destino.

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* Las tarifas de los hoteles dependen del tipo de habita-ción y temporada. Pueden cambiar sin previo aviso.

Otra bella ciudad airosa

d Probar las delicias que ofrece esta tierra austral. El cordero al palo es un obligado y la región tiene una gran cantidad de restaurantes, galpones y estancias donde se puede probar. Nada como formar parte de un asado, de su larga preparación, y disfrutar del aroma mientras se escuchan historias y se bebe una cerveza austral, un buen vino chileno o un aromático mate.

d Entrar a la Cueva del Milodón, sitio donde se encontraron restos del extinto animal prehistórico: el milodón (Mylodon darwini), herbívoro parecido al perezoso pero de grandes dimensiones. El sitio, a media hora de Puerto Natales, es Monumento Histórico (1968) y Monumento Natural (1993). En la entrada de la cueva hay una réplica del Milodón.

d Desde el mirador del Cerro de la Cruz se observa una panorámica de esta ciudad y del histórico Estrecho de Magallanes.