Reflexiones sobre la relación entre las neurociencias y el psicoanálisis

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    Los avances de cualquier disciplina cientfica traenevidentes beneficios, para la ciencia en general,pero stos son ms obvios al interior de aquella enla que se han logrado, as como tambin, resultams fcil su comprensin para los expertos en taldoctrina. Tambin se puede evaluar si los beneficiosde tales avances sobrepasan el interior de tal disci-plina, y en qu medida favorecen entonces otras,y en el mejor de los casos, el bienestar general dela humanidad.

    Dentro de las llamadas neurociencias, es in-dudable que a lo largo del siglo XX y en lo que vacorrido del XXI, se han logrado avances significa-tivos especialmente en trminos de observacionesa travs de imgenes que permiten hacer localiza-ciones cada vez ms precisas, as como tambin, seha logrado una mayor comprensin subjetiva deciertas alteraciones. Como lo dice Oliver Sacks,en el prlogo del libro El cerebro y el mundo interiorde Solms y Turnbull (2004), la neurologa mismatuvo que evolucionar de una ciencia mecnicaque pensaba en trminos de funciones y centrosdeterminados [] a un anlisis ms dinmico delas dificultades neurolgicas en trminos de siste-mas funcionales (p.vii).

    Otro asunto es la consideracin por la manera

    en que esta evolucin neurocientfica ha sobre-pasado sus fronteras y, de manera particular, habeneficiado al psicoanlisis. Es en este sentido enel que se quisiera llamar la atencin, pues es bienconocido que el camino seguido por el profesorSigmund Freud, para descubrir y construir el psi-coanlisis, efectivamente pas por la medicina ypor la neurologa, y por ende est teido de ele-mentos de estas disciplinas, pero otro asunto seraque estuviese determinado por stas.

    He podido estudiar, con cierto detenimiento,

    algunos trabajos que buscan no solo sustentar lapertinencia de una nueva orientacin, llamadaneuropsicoanlisis, sino que incluso presentanalgunos materiales clnicos de sta. Dentro delmaterial revisado sobresalen: los Estudios clnicos enneuropsicoanlisisde Solms (2005), la propuesta delNeuroAnalysisde Peled (2008), y el artculo Biologyand the future psychoanalysisde Kandel (1999). Sibien encuentro interesantes sus propuestas, ellas

    no siguen con rigor los planteamientos metodol-gicos del psicoanlisis enunciado por Freud. Peroconsidero que, antes de hacer una crtica a esoscaminos, es pertinente exponer ms bien aquelloque permite dichas confusiones.

    Una problemtica como la planteada tiene dife-rentes alternativas para buscar resolverla. Una deellas, muy interesante, es a travs de los aspectosde la lgica de las ciencias, su arquitectnica y susraces epistemolgicas. Este camino llevara a lasconocidas discusiones de lo que es ciencia o cien-tfico, ciencias duras y blandas, o cmo quizs se halogrado hacer la mejor transaccin a la discusinentre las ciencias exactas y las sociales. Por estava, sera necesario sustentar los argumentos que

    respaldan al psicoanlisis, no solo como ciencia,sino como lo afirm Freud en mltiples ocasiones,como ciencia natural. En la presentacin autobio-grficadice Freud (1925/1979):

    Siempre sent como grave injusticia que no se qui-siese dispensar al psicoanlisis el mismo trato que acualquier otra ciencia natural. Ese rehusamiento seexpres en las ms pertinaces objeciones. Al psicoa-nlisis se le reprocha cada una de sus imperfeccionesy lagunas, cuando en verdad una ciencia basada en la

    observacin no puede hacer otra cosa que elaboraruna por una sus conclusiones y resolver paso a pasosus problemas. (p. 46)

    Otra problemtica, igualmente compleja, de-rivada del posible camino anteriormente plantea-do, es la referida a la concepcin del ser humanodesde una perspectiva monista o dualista. Esto noslleva a la tambin permanente discusin por ladivisin alma-cuerpo o en lenguaje ms cercano alas neurociencias, mente-cerebro. La concepcin

    terica del hombre del psicoanlisis descubierto yplanteado por Freud (que por motivos prcticoses al nico al que se hace referencia en este texto)es fundamentalmente monista, en trminos de lasustancia que nos constituye, en cuanto a quees el principio del placer el que intenta gobernar-nos, pero dualista en trminos de la existencia delconflicto, y de las diferentes fuerzas que, por efectodel interjuego con la realidad en un contexto y en

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    relacin con unos objetos, generan contradiccin,oposicin, contrarios y, en general, polaridades.Esta es la postura de Etcheverry (1979) y colabora-dores, equipo traductor al castellano de la edicincomercializada por Amorrortu Editores.

    Si bien las dos alternativas enunciadas son muyinteresantes, requieren de un rigor y una revisindocumental que trasciende los alcances del presen-te artculo y son ms propios de una tesis doctoral;por ello, se me hace necesario tomar otra alternati-va para poder brindar elementos de reflexin, msque una argumentacin slida que no deje mayoresdudas. Se opta entonces por revisar otros aspectosms sencillos.

    Haber mencionado el asunto dualista del con-flicto y del interjuego que all se da, orienta el paso ala revisin del concepto de serie complementariaque Freud utiliza en mltiples ocasiones a lo largode su obra. Segn Valls (2008), este concepto esuna explicacin dinmica respecto de las causalesde los sntomas neurticos, pero tambin sobre laformacin y cambios en el funcionamiento gene-ral del aparato psquico, en diferentes momentosde la vida. La primera serie est constituida por loheredado y las vivencias de la prehistoria infantil.Y a la suma de estos dos elementos los denomina

    constitucional o predisposicin. En relacin conesta serie es pertinente traer la cita aclaratoria queel mismo Freud (1912) escribe:

    Debemos defendernos en este lugar del reproche,fruto de un malentendido, de que soslayamos lasignificacin de los factores innatos (constitucio-nales) por haber puesto de relieve las impresionesinfantiles. Semejante reproche brota de la estrechezde la necesidad causal de los seres humanos, que,en oposicin al modo en que de ordinario est plas-

    mada la realidad, quiere darse por contenta con unnico factor causal. El psicoanlisis ha dicho muchosobre los factores accidentales de la etiologa, y po-co sobre los constitucionales, pero ello slo porqueacerca de los primeros poda aportar algo nuevo,mientras que respecto de los segundos en principiono saba ms que lo que corrientemente se sabe.Nos negamos a estatuir una oposicin de principioentre las dos series de factores etiolgicos; ms bien,

    suponemos una regular accin conjugada de ambaspara producir el efecto observado. [disposicin yazar] determinan el destino de un ser humano; raravez, quiz nunca, lo hace uno solo de esos poderes.La distribucin de la eficiencia etiolgica entreellos slo se podr obtener individualmente y encada caso. La serie dentro de la cual se ordenen lasmagnitudes cambiantes de ambos factores tendrtambin, sin duda, sus casos extremos. Segn seael estado de nuestros conocimientos, apreciaremosde manera diversa la parte de la constitucin o delvivenciar en el caso singular, y nos reservamos elderecho de modificar nuestro juicio cuando nuestrasintelecciones cambien. (p. 97)

    Si bien Freud plantea todos los factores cons-titucionales como un solo elemento de las seriescomplementarias, all se incluyen todos los elemen-tos que hacen parte de la constitucin del sujeto,bien sean genticamente heredados o fruto devicisitudes del desarrollo ontogentico. Frente astos, el psicoanlisis no tiene nada que decir (pe-ro por supuesto escucha con atencin los avancesque all se dan).

    Otra serie que opera de manera semejante a loconstitucional es la referida a las vivencias de laprehistoria infantil. Sobre las impresiones infanti-les, o vivencias tempranas del infante, el psicoa-nlisis ha iluminado su comprensin a travs delos conceptos de fijacin y represin, y es en estaserie en la cual ms aportes ha realizado y est encondiciones de profundizar an ms.

    Una tercera serie, son las vivencias actuales, enespecial las originadas a partir de la frustracin; deque algo no sea o resulte como se estaba deseando.Sobre stas, tanto la psicologa, en general, como elpsicoanlisis, confluyen en el aporte de elementos

    esclarecedores ampliamente divulgados. Entonces,al surgir una vicisitud, una necesidad que en tantono se satisfaga produce sensaciones de displacer,la respuesta a esto estar mediada por la simult-nea presencia de las tres series mencionadas. Dela misma manera, cualquier intervencin que sehaga sobre esta situacin, tendr resultados de-pendiendo del nfasis que sta tenga, de la serieen la que centren sus estrategias. Por ejemplo, la

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    intervencin o la cura, a partir de la aplicacin delmtodo psicoanaltico, tendr mayor dificultad,mayores resistencias, en tanto mayor sea el pesode las vivencias infantiles que hayan sido objeto dela represin o desalojo de la consciencia. Pero si elpeso mayor est en los factores innatos, su campode accin ser ms reducido. Cuando el peso mssignificativo est en lo actual, usualmente, el ca-mino hacia la cura es menos complicado.

    El concepto de serie complementaria permiteentonces una buena aproximacin a la compren-sin del asunto de la relacin de beneficio entre loshallazgos de las neurociencias sobre el psicoanlisis,pues cualquier avance sobre una de estas series,beneficia la comprensin y quizs la intervencinsobre cualquier alteracin; es decir, que entre mspermitan las neurociencias comprender los fac-tores constitucionales y mejores posibilidades deintervencin sobre ellos tenga, mejor para la hu-manidad. Sin embargo, la intervencin psicoana-ltica pone su nfasis en otros elementos. Es decir,el campo de lo neurofisiolgico, no es realmente elcampo del psicoanlisis ni su objeto de estudio.

    Por qu tenemos la tendencia a atenuar loslmites entre las diferentes disciplinas? Pues, enparte, porque efectivamente estas divisiones son

    artificiales, son construcciones auxiliares o peda-ggicas, para poder abordar la complejidad, en estecaso, del funcionamiento psquico de los humanos.Tambin, por las dificultades para comprender unaexplicacin, cuando usualmente estamos ubicadosdesde otra perspectiva que conocemos ms profun-damente. Queremos ampliar su poder explicativoa campos que no han sido originalmente los suyos.Y si continuase por este camino, habra que expo-ner muchos ms aspectos cientficos y humanos;pero, en este punto, deseo ampliar a los elementos

    de reflexin sobre la relacin en cuestin, a par-tir de los anlisis del propio Freud acerca de lasresistencias frente al psicoanlisis, expuestas porl, en particular, en dos artculos. El primero, de1917, Una dificultad del psicoanlisis, el segundo,Las resistencias contra el psicoanlisis, de 1925, enlos que plantea de manera semejante que una di-ficultad para que un lector -receptor- comprendael psicoanlisis, podra estar derivada de una de-

    ficiencia intelectual, la cual se presentara frentea cualquier disciplina cientfica. Sin embargo,Freud precisa que se va a ocupar de otro tipo deproblema. Se trata de las dificultades afectivas queimpiden sentir empata, inters o curiosidad frentea ciertos conocimientos que, en tanto incluyenelementos significativos relacionados con nuestrospropios conflictos, con nuestras neurosis, activanlas contracargas de lo reprimido, de lo desalojadode la conciencia; es decir, activan las resistencias,las cuales se expresan en los conflictos afectivos,ocultos en rechazo cultural, en consideracionesmorales, en pretextos de desactualizacin o an-tigedad. Estas resistencias, que aborda Freud enlos artculos mencionados, son las primeras que un

    psicoanalista debe considerar acerca de sus propiasdificultades; pero es muy difcil que un lego, queno conoce profundamente como operan, puedaexaminarlas, precisamente por su cualidad de serparte del mecanismo inconsciente de la represin.

    Luego de dejar planteado que los problemasms significativos para abordar cuestiones psicoa-nalticas pueden venir precisamente de nosotrosmismos, de nuestro inconsciente, quiero conside-rar un ltimo elemento como aporte a la reflexinpropuesta. ste es mucho ms evidente, pues se

    trata de ilustrar que los aos de inters y dedicacinde Freud a las neurociencias de su poca, se pres-tan para acercar estas corrientes al psicoanlisis,no solo como un paso en el camino para llegar alo propiamente psicoanaltico, sino que algunosconcluyen que, efectivamente, las mantuvo estre-chamente relacionadas.

    Se ilustrarn algunos aspectos fundamentalesdel paso de Freud por la medicina y la neurologa,para poder comprender que efectivamente fueronsignificativos y que influyeron en el descubrimiento

    del psicoanlisis, pero otro asunto sera afirmar quesu relacin no es solo histrica, sino que es deter-minante constitucionalmente.

    Si bien Freud inicia sus estudios de medicinaen 1873, y en 1893, como lo considera Etcheverry(1979), se editan las primeras publicaciones psicoa-nalticas; esos 20 aos entre la medicina, la investi-gacin fisiolgica, la neurologa y la etiologa de lahisteria, son un paso o camino para los siguientes

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    aos ms de 40 dedicados exclusivamente alpsicoanlisis. En trminos evolutivos, convieneanalizar separadamente diferentes momentos deeste camino hacia el psicoanlisis. En relacincon su escogencia por la medicina, en PresentacinAutobiogrfica (Freud, 1925/1979) seala que sedecidi por los estudios mdicos despus de haberconsiderado la posibilidad de estudiar derecho, in-fluenciado por los intereses de un amigo, y por lossuyos propios hacia la poltica, pero: Entretanto,la doctrina de Darwin, reciente en aquel tiempo,me atrajo poderosamente porque prometa un ex-traordinario avance en la comprensin del univer-so, y s que la lectura en una conferencia popular(por el profesor Carl Brhl) del hermoso ensayo deGoethe Die Natur, que escuch poco antes demi examen final de bachillerato, me decidi a ins-cribirme en medicina (p. 8). Anzieu (1959/2004)comenta que, si bien es probable que Freud hayaconfundido las conferencias dominicales del pro-fesor Brhl con una conferencias sobre Goethe, lopertinente es observar que al leer el mencionadoensayo sobre la naturaleza, ste usa una metfo-ra en la que considera a la naturaleza una madregenerosa, omnisciente, todopoderosa que otorgaa sus hijos favoritos el privilegio de ir a la bsque-

    da de sus secretos. Entonces, es posible sealarque dentro de los aspectos que influyeron en laadolescencia de Freud para optar por un ciertocamino estn, de manera manifiesta, el inters porcomprender algunos enigmas sobre el mundo enque vivimos, entre ellos, las teoras evolucionistasde Darwin y, estrechamente relacionada con estopero de manera latente, la curiosidad base de lastendencias epistemoflicas y cientficas por com-prender de dnde vienen los nios, de compararla anatoma de hombres y mujeres, y la fantasa de

    volver a ser el hijo querido de una buena madre.Cuando Freud emprendi sus estudios de me-dicina en octubre de 1873, deseaba poder realizarinvestigaciones biolgicas de laboratorio, relacio-nadas con los humanos, pero no necesariamente enhumanos. Casi cinco aos despus, afirm, segnconsta en una carta para Wilhelm Knpfmacher,con fecha del 6 de agosto de 1878 (citada por An-zieu, 1959/2004), He cambiado de laboratorio y

    me preparo a ejercer mi verdadera profesin: entredesollar animales o torturar hombres, se afirmacada vez ms mi preferencia por el primer trminode esa alternativa (p. 59). Efectivamente, desde1876 y durante seis aos, Freud pas al Institutode fisiologa del profesor Ernst Wilhelm Brke,quien le pidi que estudiase la histologa de la c-lula nerviosa, lo cual permiti que lograra variaspublicaciones sobre este tema. Dos en 1877, unosobre el origen de las races nerviosas posterioresde la mdula espinal del amoceto, el segundo, ob-servaciones sobre la conformacin y la estructurafina del rgano lobulado de la anguila (que ha sidoconsiderado como testculo). Uno en 1878, sobrelos ganglios espinales y la mdula espinal de la

    lamprea. Otro en 1879, nota sobre un mtodo depreparacin anatmica del sistema nervioso. Porltimo, en 1882, sobre la estructura de las fibras yclulas nerviosas del cangrejo de ro.

    El periodo de 1882 a 1886 est marcado, en lavida personal de Freud, por el noviazgo y matrimo-nio con Martha Bernays y tambin fue fructferoen trminos de su formacin clnica como mdico,pero disperso en trminos cientficos. En este perio-do, realiza, bsicamente, sus residencias mdicas yalgunas investigaciones neurolgicas. Despus de

    obtener su ttulo como mdico en marzo de 1881y luego de su compromiso matrimonial en juniode 1882, Freud decide, a disgusto, abandonar eltrabajo, ad honrem, que realizaba en el laborato-rio. El 31 de julio de 1882, inici sus labores en elhospital de Viena. Hasta abril de 1883 estuvo enmedicina general al servicio de Nothnagel (1841-1905). Entre mayo y octubre trabaj en el reade psiquiatra, pero ahora al servicio de Meynert(1833-1892), celebre anatomista. El ltimo trimes-tre del mismo ao, estuvo en dermatologa. Entre

    enero de 1884 y febrero de 1885 en neurologa, alservicio de Scholz; luego entre marzo y mayo enoftalmologa, hasta agosto nuevamente en der-matologa y as da el paso para vincularse con lafacultad de Medicina, que le otorgar la beca paraviajar a Pars a estudiar con Charcot.

    Despus de su residencia con Charcot, ya Freudno regresara a la medicina y a la neurologa comoantes. Incluso, antes de este viaje, ya conoca la

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    experiencia de Breuer con el caso tradicionalmenteconocido como Ana O. Esa fue quizs la primerainclinacin hacia lo psicolgico. Pero luego delviaje a Pars, Freud tena un inters especial enla psicopatologa y en los factores psicgenos en laetiologa de las enfermedades nerviosas, en particu-lar, en la histeria. Esta parte de la historia biogrficade Freud es ya mucho ms conocida y presentadapor l mismo en su Presentacin Autobiogrfica(Freud, 1925/1979). Casado ya con Martha, debebuscar una mezcla entre la docencia y la prcticamdica privada: la atencin de pacientes. Estofavorece este periodo prepsicoanaltico en el quesigue formndose en las intervenciones terapu-ticas propias de la poca, de manera especial enla hipnosis, y concentrado en lograr, buscando elapoyo de Breuer, una mayor comprensin de la his-teria. Toda la comprensin inicial sobre la etiologade esta enfermedad llevar a Freud a determinarlas particularidades de nuestro funcionamientopsquico a partir del planteamiento de ciertos pi-lares del psicoanlisis, los cuales l mismo integraen tres: El supuesto de que existen procesos an-micos inconscientes; la admisin de la doctrinade la resistencia y la represin; la apreciacin dela sexualidad y del complejo de Edipo: he ah los

    principales contenidos del psicoanlisis y las basesde su teora, y quien no pueda admitirlos todos nodebera contarse entre los psicoanalistas (Freud,1922/1979, p. 243). Estos pilares evidencian queya no hay una relacin determinante ni con lamedicina, ni con las neurociencias.

    Los estudios sobre la histeria de 1895 y la co-municacin preliminar de 1893 son consideradoslos textos que permiten el empuje final hacia el psi-coanlisis. Y en 1900, La interpretacin de los sueoses ya la primera obra propiamente psicoanaltica.

    Freud nunca abandonara completamente sus inte-reses previos, en particular, los neurolgicos, perostos no sern ms el centro de sus investigaciones,realizadas ahora siguiendo una metodologa parti-cular: la asociacin libre.

    En conclusin, el psicoanlisis se consolid co-mo ciencia en un momento en el cual los avancesde las neurociencias no permitan dar explicacinsuficiente a ciertos fenmenos psquicos. Por ello,

    aun cuando el camino que recorri Freud partide la medicina y de las investigaciones neurofi-siolgicas, como activamente se ha evidenciadoen estas pginas, stas no fueron suficientes paracomprender fenmenos tan complejos y vigentesen su momento como el de la histeria. Se formaFreud alrededor de cientficos y estudiosos comoLeibniz, Charcot, Berheim, y todo esto lo conducea buscar puentes explicativos e integradores entrelo fisiolgico y lo psicolgico. El concepto integra-dor, que descubre a travs de los estudios sobre lahisteria, es el de la representacin y la capacidadhumana de construirlas -representaciones- y des-alojarlas -reprimirlas- de la propia consciencia, de-jando en su lugar actos psquicos plenos de sentido

    como son los sntomas. As las cosas, Freud iniciala construccin del psicoanlisis fundamentado enelementos constitucionales humanos: los instintos,los principios que rigen el funcionamiento psquicoy nuestros potenciales psicolgicos y sus vicisitudes.Este proceso se inicia prescindiendo de las explica-ciones fisiolgicas de estos fenmenos, las cualesFreud nunca neg, y enfatizando en las psicolgi-cas con el ingrediente particular del inconscientedinmico, de lo inconsciente reprimido. Adems,esta construccin tiene el carcter de cientfica,

    pues se ha dado a travs del empleo de una me-todologa particular y concreta, que consiste en elanlisis de las resistencias para hacer consciente loinconsciente reprimido, ello a travs de la observa-cin de una regla fundamental que, de cumplirse,lleva al paciente a la asociacin libre de ideas. Estametodologa no se enriquece, ni empobrece con loshallazgos de otras disciplinas.

    En particular, considero que, los principalesdesarrollos postfreudianos estn todava a la espe-ra de ser investigados, estn al interior del mismo

    psicoanlisis, y a la espera de que los psicoanalistasretomen las investigaciones propiamente psicoa-nalticas, con la herramienta metodolgica propiade esta ciencia, que quizs, en trminos freudianos,despierta tantas resistencias en los analizandos,pero quizs ms an, en los psicoanalistas. Y si estoes as al interior del psicoanlisis, pues qu no decirde las resistencias que el psicoanlisis despierta enaquellos que no lo conocen profundamente. Es

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    ms fcil atender a los afanes postmodernos deproducir conocimiento novedoso, y en muchoscasos superficial, proponer nuevas disciplinas, queadentrarse en las profundidades de las ya existentesque an tienen muchas posibilidades de desarrollosinternos.

    Referencias

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    Freud, S. (1979) Dos artculos de enciclopedia. En J.Strachey (Ed.) y J. L. Etcheverry & L. Wolfson(Trads.).Obras completas(Vol. 18, pp. 227-254).

    Buenos Aires: Amorrortu (Trabajo original publi-cado en 1922).

    Freud, S. (1979) Presentacin Autobiogrfica. En J.Strachey (Ed.) y J. L. Etcheverry & L. Wolfson(Trads.).Obras completas(Vol. 20, pp. 1-70). Bue-nos Aires: Amorrortu (Trabajo original publicadoen 1925).

    Kandel, E. (1999). Biology and the future of Psychoa-nalysis: A new intellectual framework for psy-chiatry revisited.American Journal of Psychiatry,156 (4), 505-524.

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    experiencia subjetiva. Bogot: Fondo de CulturaEconmica.

    Solms, M. (2005). Estudios clnicos en neuropsicoanlisis.Bogot: Fondo de Cultura Econmica.

    Valls, J. (2008). Diccionario Freudiano. Buenos Aires:Gaby Ediciones.

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