Raymond Carver - Parece Una Tontería

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Raymond Carver / Parece una tontera

Raymond CarverPARECE UNA TONTERATraduccin de Benito Gmez IbezA SMALL, GOOD THINGEl sbado por la tarde fue a la pastelera del centro comercial. Despus de mirar las fotografas de pasteles pegadas en una especie de lbum, encarg uno de chocolate, el preferido de su hijo. El que escogi estaba adornado con una nave espacial y su plataforma de lanzamiento bajo una rociada de blancas estrellas, y con un planeta escarchado de color rojo en el otro extremo. El nombre del nio, SCOTTY, ira escrito en letras verdes bajo el planeta. El pastelero, que era un hombre mayor con cuello de toro, escuch sin rechistar mientras ella le deca que el nio cumplira ocho aos el lunes siguiente. El pastelero llevaba un delantal blanco que pareca un guardapolvo. Los cordones le pasaban por debajo de los brazos, se cruzaban en la espalda y luego volvan otra vez delante, donde los haba atado bajo su amplio vientre. Se secaba las manos en el delantal mientras le escuchaba. Segua con la vista fija en las fotografas y la dejaba hablar. No la interrumpi. Acababa de llegar al trabajo y se iba a pasar toda la noche junto al horno, de modo que no tena mucha prisa.Ella le dio su nombre, Ann Weiss, y su nmero de telfono. El pastel estara hecho para el lunes por la maana, recin sacado del horno, y con tiempo suficiente para la fiesta del nio, que era por la tarde. El pastelero no pareca animado. No hubo cortesa entre ellos, slo las palabras justas, los datos indispensables. La hizo sentirse incmoda, y eso no le gust. Mientras estaba inclinado sobre el mostrador con el lapicero en la mano, ella observ sus rasgos vulgares y se pregunt si habra hecho algo en la vida aparte de ser pastelero. Ella era madre, tena treinta y tres aos y le pareca que todo el mundo, sobre todo un hombre de la edad del pastelero, lo bastante mayor para ser su padre, debera haber tenido nios y conocer ese momento tan especial de las tartas y las fiestas de cumpleaos. Deberan de tener eso en comn, pens ella. Pero la trataba de una manera brusca; no grosera, simplemente brusca. Renunci a hacerse amiga suya. Mir hacia el fondo de la pastelera y vio una mesa de madera, grande y slida, con moldes pasteleros de aluminio amontonados en un extremo; y, junto a la mesa, un recipiente de metal lleno de rejillas vacas. Haba un horno enorme. Una radio tocaba msicacountry-western.El pastelero termin de anotar los datos en la libreta de encargos y cerr el lbum de fotografas. La mir y dijo:El lunes por la maana.Ella le dio las gracias y volvi a su casa.El lunes por la maana, el nio del cumpleaos se diriga andando a la escuela con un compaero. Se iban pasando una bolsa de patatas fritas, y el nio intentaba adivinar lo que su amigo le regalara por la tarde. El nio baj de la acera en un cruce, sin mirar, y fue inmediatamente atropellad o por un coche. Cay de lado, con la cabeza junto al bordillo y las piernas sobre la calzada. Tena los ojos cerrados, pero mova las piernas como si tratara de subir por algn sitio. Su amigo solt las patatas fritasy se puso a llorar. El coche recorri unos treinta metros y se detuvo en medio de la calle. El conductor mir por encima del hombro. Esper hasta que el muchacho se levant tambaleante. Oscilaba un poco. Pareca atontado, pero ileso. El conductor puso el coche en marcha y se alej.El nio del cumpleaos no llor, pero tampoco tena nada que decir. No contest cuando su amigo le pregunt qu pasaba cuando a uno le atropellaba un coche. Se fue andando a casa ya su amigo continu hacia el colegio. Pero, despus de entrar y contrselo a su madre que estaba sentada a su lado en el sof diciendo: Scotty, cario, ests seguro de que te encuentras bien?, y pensando en llamar al mdico de todos modos, se tumb de pronto en el sof, cerr los ojos y se qued inmvil. Ella, al ver que no poda despertarle, corri al telfono y llam a su marido al trabajo. Howard le dijo que conservara la calma, que se mantuviera tranquila, y despus pidi una ambulancia para su hijo y l, por su parte, se dirigi al hospital.Desde luego, la fiesta de cumpleaos fue cancelada. El nio estaba en el hospital, conmocionado. Haba vomitado y sus pulmones haban absorbido un lquido que sera necesario extraerle por la tarde. En aquellos momentos pareca sumido en un sueo muy profundo, pero no estaba en coma, segn recalc el doctor Francis cuando vio la expresin inquieta de los padres. A las once de la noche, cuando el nio pareca descansar bastante tranquilo despus de muchos anlisis y radiografas y no haba nada ms que hacer que esperar a que se despertara y volviera en s, Howard sali del hospital. Ann y l no se haban movido del lado del nio desde la tarde, y se diriga a casa a darse un bao y cambiarse de ropa.Volver dentro de una hora dijo.Ella asinti con la cabeza.Muy bien repuso. Aqu estar.Howard la bes en la frente y se cogieron las manos. Ella se sent en la silla, junto a la cama, y mir al nio. Esperara a que se despertara, recuperado. Luego podra descansar.Howard volvi a casa. Condujo muy deprisa por las calles mojadas; luego se domin y aminor la velocidad. Hasta entonces la vida le haba ido bien y a su entera satisfaccin: universidad, matrimonio, otro ao de facultad para lograr una titulacin superior en administracin de empresas, miembro de una sociedad inversora. Padre. Era feliz y, hasta el momento, afortunado; era consciente de ello. Sus padres vivan an, sus hermanos y su hermana estaban establecidos, sus amigos de universidad se haban dispersado para ocupar su puesto en la sociedad. Hasta el momento se haba librado de la desgracia, de aquellas fuerzas cuya existencia conoca y que podan incapacitar o destruir a un hombre si la mala suerte se presentaba o si las cosas se ponan mal de repente. Se meti por el camino de entrada y par. Le empez a temblar la pierna izquierda. Se qued en el coche un momento y trat de encarar la situacin de manera racional. Un coche haba atropellado a Scotty. El nio estaba en el hospital, pero l tena la seguridad de que se pondra bien. Howard cerr los ojos y se pas la mano por la cara. Baj del coche y se dirigi a la puerta principal. El perro ladraba dentro de la casa. El telfono sonaba con insistencia mientras l abra y buscaba a tientas el interruptor de la luz. No tena que haber salido del hospital. No deba haberse marchado.Maldita sea! exclam.Descolg el telfono.Acabo de entrar por la puerta!Tenemos un pastel que no han recogido dijo la voz del otro lado de la lnea.Cmo dice? pregunt Howard.Un pastel repiti la voz. Un pastel de diecisis dlares.Howard apret el aparato contra la oreja, tratando de entender.No s nada de un pastel dijo. De qu me habla, por Dios?No me venga con esas dijo la voz.Howard colg. Fue a la cocina y se sirvi un whisky. Llam al hospital. Pero el nio segua en el mismo estado; dorma y no haba habido cambio alguno. Mientras la baera se llenaba, Howard se enjabon la cara y se afeit. Acababa de meterse en la baera cuando volvi a sonar el telfono. Sali de la baera con dificultad, cogi una toalla y se fue corriendo al telfono dicindose: Idiota, idiota, por haberse marchado del hospital.Diga! grit al descolgar.No se oy nada al otro extremo de la lnea. Entonces colgaron.Lleg al hospital poco despus de medianoche. Ann segua sentada en la silla, junto a la cama. Levant la cabeza hacia Howard y luego mir de nuevo al nio. Scotty tena los ojos cerrados y la cabeza vendada. La respiracin era tranquila y regular. De un aparato que se alzaba cerca de la cama penda una botella al brazo del nio.Qu tal est? Qu es todo eso? pregunt Howard, sealando la glucosa y el tubo.Prescripcin del doctor Francis contest ella. Necesita alimento. Tiene que conservar las fuerzas. Por qu no se despierta, Howard? Si est bien, no entiendo por qu.Howard apoy la mano en la nuca de Ann. Le acarici el pelo con los dedos.Se pondr bien. Se despertar dentro de poco. El doctor Francis sabe lo que hace.Al cabo de un rato, aadi:Quiz deberas ir a casa y descansar un poco. Yo me quedar aqu. Pero no hagas caso del chalado ese que no deja de llamar. Cuelga inmediatamente.Quin llama?No lo s. Alguien que no tiene otra cosa que hacer que llamar a la gente. Vete ahora.Ella mene la cabeza.No dijo, estoy bien.S, pero ve a casa un rato y vienes a despertarme por la maana. Todo ir bien. Qu ha dicho el doctor Francis? Que Scotty se pondr bien. No tenemos que preocuparnos. Est durmiendo, eso es todo.Una enfermera abri la puerta. Les salud con la cabeza y se acerc a la cama. Sac el brazo del nio de debajo de las sbanas, le cogi con los dedos la mueca, le cont el pulso y consult el reloj. Al cabo de un momento volvi a meter el brazo bajo las sbanas y se acerc a los pies de la cama donde anot algo en una tablilla.Qu tal est? pregunt Ann.La mano de Howard le pes en el hombro. Senta la presin de sus dedos.Estado estacionario dijo la enfermera. Creo que los dos podran hacerlo perfectamente, si lo desean.La enfermera era una escandinava alta y rubia. Hablaba con un poco de acento.Ya veremos lo que dice el doctor dijo Ann.Quiero hablar con l. No creo que deba seguir durmiendo as. Me parece que no es buena seal.Se llev la mano a los ojos e inclin un poco la cabeza. La mano de Howard le apret el hombro, luego se desplaz hacia su nuca y le dio un masaje en los msculos tensos.El doctor Francis vendr dentro de unos minutos dijo la enfermera, saliendo de la habitacin.Howard mir a su hijo durante unos momentos, el breve pecho que suba y bajaba con movimientos regulares bajo las sbanas. Por primera vez desde los terribles momentos que sucedieron a la llamada de Ann a su oficina, sinti que el miedo se apoderaba verdaderamente de l. Empez a menear la cabeza. Scotty estaba bien, pero en vez de dormir en casa, en su cama, estaba en un hospital con la cabeza vendada y un tubo en el brazo. Y eso era lo que necesitaba en aquel momento.Entr el doctor Francis y le estrech la mano a Howard, aunque se haban visto unas horas antes. Ann se levant de la silla.Doctor? dijo.Ann contest l, saludndola con un movimiento de cabeza. Veamos primero cmo va.Se acerc a la cama y le tom el pulso al nio. Le alz un prpado y luego el otro. Howard y Ann, al lado del doctor, miraban. Luego el mdico retir las sbanas y escuch el corazn y los pulmones del nio con el estetoscopio. Palp el abdomen con los dedos, aqu y all. Cuando termin, se acerc a los pies de la cama y estudi el cuadro. Anot la hora, escribi alago en la tablilla y luego mir a Ann ya a Howard.Qu tal est, doctor? pregunt Howard. Qu tiene exactamente?Por qu no se despierta? dijo Ann.El mdico era un hombre guapo, de hombros anchos y rostro tostado por el sol. Llevaba un traje azul con chaleco, corbata a rayas y gemelos de marfil. Con los cabellos grises bien peinados por las sienes, pareca recin llegado de un concierto.Est bien afirm el mdico. No es para echar las campanas al vuelo, podra ir mejor, segn creo. Pero no es grave. Sin embargo, me gustara que se despertase. Tendra que volver en s muy pronto.El mdico mir al nio una vez ms.Sabremos algo ms dentro de un par de horas, cuando conozcamos los resultados de otros cuantos anlisis. Pero no tiene nada, cranme, excepto una leve fractura de crneo. Eso s.Oh, no! exclam Ann.Y un ligero traumatismo, como ya les he dicho. Desde luego, ya ven que est conmocionado. Con la conmocin, a veces ocurre esto. Este sueo profundo.Pero est fuera de peligro? pregunt Howard. Antes dijo usted que no estaba en coma. As que a esto no lo llama usted estar en coma, verdad, doctor?Howard esper. Mir al mdico.No, yo no dira que est en coma dijo el mdico, mirando de nuevo al nio. Est sumido en un sueo profundo, nada ms. Es una reaccin instintiva del organismo. Est fuera de peligro, de eso estoy completamente seguro, s. Pero sabremos ms cuando se despierte y conozcamos el resultado de los anlisis.Est en coma afirm Ann. Bueno, en una especie de coma.No es coma; todava no. No exactamente. Yo no dira que es coma. Todava no, en todo caso. Ha sufrido una conmocin. En estos casos, esta clase de reaccin es bastante corriente; es una respuesta momentnea al traumatismo corporal. Coma. Bueno, el coma es un estado prolongado de inconsciencia, algo que puede durar das o incluso semanas. No es el caso de Scotty, por lo que sabemos hasta el momento. Estoy convencido de que su situacin mejorar por la maana. Ya lo creo. Sabremos ms cuando se despierte, cosa que ya no tardar mucho en hacer. Claro que ustedes pueden hacer loque quieran, quedarse aqu o irse a casa un rato. Pero, por favor, mrchense del hospital con toda tranquilidad, si as lo desean. Ya s que no es fcil.El doctor mir de nuevo al nio, le observ, se volvi a Ann y dijo:Trate de no preocuparse, mam. Crame, estamos haciendo todo lo posible. Ya slo es cuestin de un poco ms de tiempo.La salud con la cabeza, estrech la mano de Howard y sali de la habitacin.Ann puso la mano sobre la frente del nio.Al menos no tiene fiebre dijo. Pero, qu fro est, Dios mo! Howard? Crees que esa temperatura es normal? Tcale la cabeza.Howard toc las sienes del nio. Contuvo el aliento.Creo que es normal que se encuentre as en estas circunstancias dijo. Est conmocionado, recuerdas? Eso es lo que ha dicho el mdico. El doctor acaba de estar aqu. Si Scotty no estuviese bien, habra dicho algo.Ann permaneci de pie un momento, mordisquendose el labio. Luego fue hacia la silla y se sent.Howard se acomod en la silla de al lado. Se miraron. l quera decir algo ms para tranquilizarla, pero tambin tena miedo. Le cogi la mano y se la puso en el regazo, y el tener all su mano le hizo sentirse mejor. Luego se la apret y la guard entre las suyas. As permanecieron durante un rato, mirando al nio, sin hablar. De vez en cuando, l le apretaba la mano. Finalmente, Ann la retir.He rezado dijo.l asinti.Crea que casi se me haba olvidado, pero se me ha venido a la cabeza. Lo nico que he tenido que hacer ha sido cerrar los ojos y decir: Por favor, Dios, aydanos, ayuda a Scotty, y lo dems ha sido fcil. Las palabras me salan solas. Quiz, si t tambin rezarasYa lo he hecho repuso l. He rezado esta tarde; ayer por la tarde, quiero decir, despus de que llamaras, mientras iba al hospital. He rezado.Eso est bien.Por primera vez sinti Ann que estaban juntos en aquella desgracia. Comprendi sobresaltada que, hasta entonces, aquello slo le haba ocurrido a ella y a Scotty. Haba dejado a Howard al margen, aunque estuviera en ello desde el principio. Se alegraba de ser su mujer.Entr la misma enfermera, le volvi a tomar el pulso al nio y comprob el flujo de la botella que colgaba encima de la cama.Al cabo de una hora entr otro mdico. Dijo que se llamaba Parsons, de Radiologa. Tena un tupido bigote. Llevaba mocasines, vaqueros y camisa del Oeste.Vamos a bajarle para hacerle otras radiografas les dijo. Necesitamos ms, y queremos hacerle una exploracin.Qu es eso? pregunt Ann. Una exploracin? Estaba de pie, entre el mdico nuevo y la cama. Cre que ya le haban hecho todas las radiografas.Me temo que nos hacen falta ms. No es para alarmarse. Necesitamos simplemente otras radiografas, y queremos hacerle una exploracin en el cerebro.Dios mo! exclam Ann.Es un procedimiento enteramente normal en estos casos dijo el mdico nuevo. Necesitamos saber exactamente por qu no se ha despertado todava. Es un procedimiento mdico normal y no hay que inquietarse por eso. Lo bajaremos dentro de un momento.Al cabo de un rato, dos celadores entraron en la habitacin con una camilla con ruedas. Eran de tez y cabellos morenos, llevaban uniformes blancos y se dijeron unas palabras en una lengua extranjera mientras le quitaban el tubo al nio y lo pasaban de la camaa la camilla. Luego lo sacaron de la habitacin. Howard y Ann subieron al mismo ascensor. Ann miraba al nio. Cerr los ojos cuando el ascensor empez a bajar. Los celadores iban a cada extremo de la camilla sin decir nada, aunque uno de ellos dijo en cierto momento algo en su lengua, y el otro asinti despacio con la cabeza. Ms tarde, cuando el sol empezaba a iluminar las ventanas de la sala de espera de la seccin de radiologa, sacaron al nio y volvieron a subirlo a la habitacin. Howard y Ann volvieron a subir con l en el ascensor, y de nuevo ocuparon su sitio en la cama.Esperaron todo el da, pero el nio no se despert. De cuando en cuando, uno de ellos sala de la habitacin para bajar a la cafetera a tomar un caf y luego, como si recordaran de repente y se sintieran culpables, se levantaban de la mesa y volvan apresuradamente a la habitacin. El doctor Francis volvi por la tarde, examin al nio otra vez y se march despus de comunicarles que estaba volviendo en s y se despertara en cualquier momento. Las enfermeras, diferentes de las de la noche, entraban de vez en cuando. Entonces una joven del laboratorio llam y entr. Vesta pantalones y blusa blanca, y llevaba una bandejita con cosas que puso sobre la mesilla de noche. Sin decir palabra, sac sangre del brazo del nio. Howard cerr los ojos cuando la enfermera encontr el punto adecuado para clavar la aguja.No lo entiendo le dijo Ann.Instrucciones del doctor dijo la joven. Yo hago lo que me dicen. Me dicen que haga una toma y yo la hago. De todos modos, qu es lo que le pasa? Es encantador.Le ha atropellado un coche contest Howard. El conductor se dio a la fuga.La joven mene la cabeza y volvi a mirar al nio. Luego cogi la bandeja y sali de la habitacin.Por qu no se despierta? dijo Ann. Howard? Quiero que esta gente me responda.Howard no contest. Volvi a sentarse en la silla y cruz las piernas. Se pas las manos por la cara. Mir a su hijo y luego se recost en la silla; cerr los ojos y se qued dormido. Ann fue a la ventana y mir al aparcamiento. Era de noche, y los coches entraban y salan con los faros encendidos. De pie frente a la ventana, con las manos apoyadas al alfizar, en lo ms profundo de su ser senta que algo pasaba, algo grave. Tuvo miedo, y los dientes le empezaron a castaetear hasta que apret la mandbula. Vio un coche grande que se detena frente al hospital y alguien, una mujer con un abrigo largo, se meti en l. Deseaba ser aquella mujer y que alguien, cualquiera, la llevase a otro sitio, a un lugar donde la esperase Scotty cuando ella saliera del coche, pronto a decir:Mam!,y a dejar que le rodeara con sus brazos.Poco despus se despert Howard. Mir al nio. Luego se levant, se desperez y se dirigi a la ventana, a su lado. Los dos miraron el aparcamiento. No dijeron nada. Pero parecan comprenderse hasta lo ms profundo, como si la inquietud les hubiese vuelto transparentes del modo ms natural del mundo.Se abri la puerta y entr el doctor Francis. Esta vez llevaba un traje y una corbata diferentes. Tena los cabellos grises bien peinados sobre las sienes y pareca recin afeitado. Fue derecho a la cama y examin al nio.Tendra que haber despertado ya. No hay razn para que contine as dijo. Pero les aseguro que todos estamos convencidos de que est fuera de peligro. No hay razn en absoluto para que no vuelva en s. Muy pronto. Bueno, cuando se despierte tendr una jaqueca espantosa, desde luego. Pero sus constantes son buenas. Son lo ms normales posible.Entonces, est en coma? pregunt Ann.El mdico se frot la lisa mejilla.Llammoslo as de momento, hasta que despierte. Pero ustedes deben estar muy cansados. Esto es duro. Mucho. Vyanse tranquilamente a tomar un bocado. Les vendr bien. Dejar una enfermera aqu con l mientras ustedes estn fuera, si es que con eso se van ms tranquilos. Vamos, vayan a comer algo.Yo no podra tomar nada dijo Ann.Hagan lo que quieran, claro dijo el mdico. De todos modos quiero decirles que las constantes son buenas, que los anlisis son negativos, que no hemos encontrado nada y que, cuando despierte, saldr del paso.Gracias, doctor dijo Howard.Volvieron a darse la mano. El mdico le dio una palmadita en el hombro y sali.Creo que uno de nosotros debera ir a casa a echar un vistazo dijo Howard. Hay que dar de comer a Slug, en primer lugar.Llama a un vecino sugiri Ann. A los Morgan. Cualquiera dar de comer al perro, si se le pide.Muy bien dijo Howard.Al cabo de un momento, aadi:Por qu no lo hacest, cario? Por qu no vas a casa a echar un vistazo y vuelves luego? Te vendra bien. Yo me quedara aqu con l. En serio. Necesitamos conservar las fuerzas. Tendremos que quedarnos aqu un tiempo incluso despus de que se despierte.Por qu no vast? dijo ella. Da de comer a Slug. Come t.Yo ya he ido. He estado fuera una hora y quince minutos, exactamente. Vete a casa una hora y refrscate. Y luego vuelves.Ann trat de pensarlo, pero estaba demasiado cansada. Cerr los ojos e intent considerarlo de nuevo. Al cabo de un momento dijo:Quiz vaya a casa unos minutos. A lo mejor, si no estoy aqu sentada mirndole todo el tiempo, despertar y se pondr bien. Sabes? Tal vez se despierte si no estoy aqu. Ir a casa, tomar un bao y me pondr ropa limpia. Dar de comer a Slug y luego volver.Yo me quedar. T ve a casa, cario. Yo ver cmo van las cosas por aqu.Tena los ojos empequeecidos e inyectados en sangre, como si hubiera estado bebiendo durante mucho tiempo. Sus ropas estaban arrugadas. Le haba crecido la barba. Ella le toc la cara y retir la mano enseguida. Comprendi que quera estar solo un rato, no tener que hablar ni compartir la inquietud. Cogi el bolso de la mesilla de noche y l la ayud a ponerse el abrigo.No tardar mucho dijo.Sintate y descansa un poco cuando llegues a casa dijo l. Come algo. Date un bao. Y despus, sintate y descansa. Te sentar muy bien, ya vers. Luego vuelve. Tratemos de no preocuparnos. Ya hs odo lo que ha dicho el doctor Francis.Permaneci de pie con el abrigo puesto durante unos momentos, intentando recordar las palabras exactas del mdico, buscando matices, indicios que pudieran dar un sentido distinto a lo que haba dicho. Intent recordar si sus rasgos haban cambiado cuando se inclin a examinar al nio. Record la expresin de su rostro cuando le levantaba los prpados y le escuchaba la respiracin.Fue hasta la puerta y se volvi. Mir al nio y luego al padre. Howard asinti con la cabeza. Sali de la habitacin y cerr la puerta tras ella.Pas delante del cuarto de las enfermeras y lleg al fondo del pasillo, buscando el ascensor. Al final del corredor, torci a la derecha y entr en una pequea sala de espera donde vio a una familia negra en sillones de mimbre. Haba un hombre maduro con camisa y pantaln caqui, y una gorra de bisbol echada hacia atrs. Una mujer gruesa, en bata y zapatillas, estaba desplomada en una butaca. Una adolescente en vaqueros, con docenas de trenzas diminutas, estaba tumbada cuan larga era en un sof, con las piernas cruzadas y fumando un cigarrillo. Al entrar Anna, la familia la mir. La mesita estaba cubierta de envoltorios de hamburguesas y de vasos de plstico.Franklin dijo la mujer gorda, incorporndose. Se trata de Franklin?Tena los ojos dilatados.Dgame, seora insisti. Se trata de Franklin?Intentaba levantarse de la butaca, pero el hombre la sujet del brazo.Vamos, vamos dijo, Evelyn.Lo siento dijo Ann. Estoy buscando el ascensor. Mi hijo est en el hospital y ahora no puedo encontrar el ascensor.El ascensor est por ah, a la izquierda dijo el hombre, sealando con el dedo.La muchacha dio una calada al cigarrillo y mir a Ann. Sus ojos parecan rendijas, y sus labios anchos se separaron despacio al soltar el humo. La mujer negra dej caer la cabeza sobre los hombros y dej de mirar a Ann, que ya no le interesaba.A mi hijo lo ha atropellado un coche le dijo Ann al hombre. Era como si necesitara explicarse. Tiene un traumatismo y una ligera fractura en el crneo, pero se pondr bien. Ahora est conmocionado, pero tambin podra ser una especie de coma. Eso es lo que de verdad nos preocupa, lo del coma. Yo voy a salir un poco, pero mi marido se queda con l. A lo mejor se despierta mientras estoy fuera.Es una lstima contest el hombre, removindose en el silln.Baj la cabeza hacia la mesa y luego volvi a mirar a Ann. An segua all de pie.Nuestro Franklin est en la mesa de operaciones. Le han dado un navajazo. Han intentado matarle. Hubo una pelea donde l estaba. En una fiesta. Dicen que slo estaba mirando. Sin meterse con nadie. Pero eso no significa nada en estos das. Esperamos y rezamos, eso es todo lo que se puede hacer.No dejaba de mirarla.Ann mir de nuevo a la muchacha, que segua con la vista fija en ella, y a la mujer mayor, que continuaba con la cabeza gacha, aunque ahora con los ojos cerrados. Ann la vio mover los labios, formando palabras. Sinti deseos de preguntarle cules eran. Quera hablar con aquellas personas que estaban en la misma situacin de espera que ella. Tena miedo, y aquella gente tambin. Tenan eso en comn. Le hubiera gustado tener algo ms que decir respecto al accidente, contarle ms cosas de Scotty, que haba ocurrido el da de su cumpleaos, el lunes, y que segua inconsciente. Pero no saba cmo empezar. Se qued all de pie, mirndolos, sin decir nada ms.Fue por el pasillo que le haba indicado aquel hombre y encontr el ascensor. Esper un momento frente a las puertas cerradas, preguntndose an si estaba haciendo lo ms conveniente. Luego extendi la mano y puls el botn.Se meti en el camino de entrada y par el coche. Cerr los ojos y apoy un momento la cabeza sobre el volante. Escuch los ruiditos que haca el motor al empezar a enfriarse. Luego sali del coche. Oy ladrar al perro dentro de la casa. Fue a la puerta de entrada, que no estaba cerrada con llave. Entr, encendi las luces y puso una tetera al fuego. Abri una lata de comida para perros y se la dio a Slug en el porche de atrs. El perro comi con avidez, a pequeos lametazos. No dejaba de entrar corriendo a la cocina para ver si ella se iba a quedar. Al sentarse en el sof con el t, son el telfono.S! dijo al descolgar. Dgame?Seora Weiss dijo una voz de hombre.Eran las cinco de la maana, y crey or mquinas o aparatos de alguna clase al fondo.S, s! Qu pasa? dijo. Soy la seora Weiss. Soy yo. Qu ocurre, por favor?Escuch los ruidos del fondo.Se trata de Scotty? Por amor de Dios!Scotty dijo la voz de hombre. Se trata de Scotty, s. Esta problema tiene que ver con Scotty. Se ha olvidado de Scotty?Colg.Ann marc el nmero del hospital y pidi que la pusieran con la tercera planta. Requiri noticias de su hijo a la enfermera que contest el telfono. Luego dijo que quera hablar con su marido. Se trataba, segn explic, de algo urgente.Esper, enredando el hilo del telfono entre los dedos. Cerr los ojos y sinti nuseas. Tena que comer algo, forzosamente. Slug entr desde el porche y se tumb a sus pies. Movi el rabo. Ann le tir de laoreja mientras el animal le lama los dedos. Se puso Howard.Acaba de llamar alguien dijo con voz entrecortada, retorciendo el cordn del telfono. Dijo que era acerca de Scotty.Scotty va bien le asegur Howard. Bueno, sigue durmiendo. No hay cambios. La enfermera ha venido dos veces desde que te marchaste. Una enfermera o una doctora. Est bien.Ha llamado un hombre. Dijo que era acerca de Scotty insisti.Descansa un poco, cario, necesitas reposo. Debe ser el mismo que me llam a m. No hagas caso. Vuelve despus de que hayas descansado. Despus desayunaremos o algo as.Desayunar? dijo Ann. No me apetece.Ya sabes lo que quiero decir. Zumo, o algo parecido. No s. No s nada, Ann. Por Dios, yo tampoco tengo hambre! Es difcil hablar aqu, Ann. Estoy en el mostrador de recepcin. El doctor Francis va a volver a las ocho de la maana. Entonces tendr algo que decirnos, algo ms concreto. Eso es lo que ha dicho una de las enfermeras. No saba nada ms. Ann? Tal vez sepamos algo ms para entonces, cario. A las ocho. Vuelve antes de las ocho. Entretanto, yo estoy aqu con Scotty, que est bien, sigue igual.Yo estaba tomando una taza de t cuando son el telfono. Dijeron que era acerca de Scotty. Haba un ruido de fondo. Haba ruido de fondo en la llamada que atendiste t, Howard?No me acuerdo contest l. Quiz fuese el conductor del coche, que a lo mejor es un psicpata y se ha enterado de lo que le ha pasado a Scotty. Pero yo me quedo aqu con l. Descansa un poco, como pensabas. Date un bao y vuelve a las siete o cosa as, y cuando venga el mdico hablaremos los dos con l. Todo saldr bien, cario. Yo estoy aqu, y hay mdicos y enfermeras cerca. Dicen que su eatado es estacionario.Tengo un susto de muerte dijo Ann.Dej correr el agua, se desnud y se meti en la baera. Se enjabon y se sec rpidamente, sin perder tiempo en lavarse el pelo. Se puso ropa interior limpia, pantalones de lana y un jersey. Fue al cuarto de estar, donde el perro la mir y golpe una vez el suelo con el rabo. Estaba empezando a amanecer cuando sali y subi al coche.Entr en el aparcamiento del hospital y encontr un sitio cerca de la puerta principal. Se sinti vagamente responsable de lo que le haba ocurrido al nio. Dej que sus pensamientos derivaran hacia la familia negra. Record el nombre de Franklin y la mesa cubierta de envoltorios de hamburguesas, y a la adolescente mirndola mientras fumaba el cigarrillo.No tengas hijos le dijo a la imagen de la muchacha mientras entraba por la puerta del hospital. Por amor de Dios, no los tengas.Subi hasta el tercer piso en el ascensor con dos enfermeras que acababan de salir de servicio. Era mircoles por la maana, poco antes de las siete. Haba un empleado que buscaba a un tal doctor Madison cuando las puertas del ascensor se abrieron en la tercera planta. Sali detrs de las enfermeras, que se fueron en la otra direccin, reanudando la conversacin que haban interrumpido cuando ella entr en el ascensor. Sigui por el corredor hasta la pequea sala de espera donde estaba la familia negra. Se haban ido, pero los sillones estaban desordenados de tal modo que sus ocupantes parecan haberse levantado de ellos un momento antes. La mesa segua cubierta con los mismos vasos y papeles, y el cenicero lleno de colillas.Se detuvo ante el cuarto de enfermeras. Una enfermera estaba detrs del mostrador, peinndose y bostezando.Anoche haba un muchacho negro en el quirfano dijo Ann. Se llamaba Franklin. Su familia estaba en la sala de espera. Me gustara saber cmo est.Otra enfermera, sentada a un escritorio detrs del mostrador, alz la vista del grfico que tena delante. Son el telfono y lo cogi, pero sigui mirando a Ann.Ha muerto dijo la enfermera del mostrador; segua con el cepillo del pelo en la mano, pero tena la vista fija en Ann. Es usted amiga de la familia, o qu?Conoc a su familia anoche. Mi hijo tambin est en el hospital. Creo que est conmocionado. No sabemos con exactitud qu es lo que tiene. Me preguntaba cmo estara Franklin, eso es todo.Sigui por el pasillo. Las puertas de un ascensor, del mismo color que las paredes, se abrieron en silencio y un hombre calvo y esculido con zapatos de lona y pantalones blancos sac un pesado carrito. La noche anterior no se haba fijado en aquellas puertas. El hombre empuj el carrito por el pasillo, se detuvo frente a la puerta ms cercana al ascensor y consult una tablilla. Luego se inclin y sac una bandeja del carrito. Llam suavemente a la puerta y entr en la habitacin. Ann oli el desagradable aroma de la comida caliente al pasar junto al carrito. Apret el paso, sin mirar a ninguna enfermera, y abri la puerta de la habitacin del nio.Howard estaba de pie junto a la ventana con las manos a la espalda. Se volvi al entrar ella.Cmo est? pregunt AnnSe acerc a la cama. Dej caer al bolso al suelo cerca de la mesilla de noche. Le pareca haber estado mucho tiempo fuera. Toc el rostro del nio.Howard?El doctor Francis ha venido hace poco dijo Howard.Ann le observ con atencin y pens que tena los hombros abatidos.Crea que no iba a venir hasta las ocho se apresur a decir.Vino otro mdico con l. Un neurlogo.Un neurlogo repiti ella.Howard asinti con la cabeza. Ella vio claramente que tena los hombros hundidos.Qu han dicho, Howard? Por amor de Dios! Qu han dicho? Qu ocurre?Han dicho que van a bajarle para hacerle ms pruebas, Ann. Creen que tendrn que operarle, cario.Vana operarle, cielo. No comprenden por qu no despierta. Es algo ms que una conmocin o un simple traumatismo, eso ya lo saben. Es en el crneo, la fractura, creen que tiene algo, algo que ver con eso. As que van a operarle. Intent llamarte, pero ya debas haber salido.Oh! Dios mo! Oh, Howard, por favor! exclam, agarrndole de los brazos.Mira! dijo Howard. Scotty! Mira, Ann!La volvi hacia la cama.El nio haba abierto los ojos, cerrndolos de nuevo. Volvi a abrirlos. Durante un momento sus ojos miraron al frente, luego se movieron despacio sobre las rbitas hasta fijarse en Howard y Ann para luego desviarse otra vez.Scotty dijo su madre, acercndose a la cama.Hola, Scott dijo su padre. Hola, hijo.Se inclinaron sobre la cama. Howard tom entre las suyas la mano del nio, dndole palmadas y apretndosela. Ann le bes la frente una y otra vez. Le puso las manos en las mejillas.Scotty, cario, somos mam y pap dijo ella. Scotty?El nio los mir, pero sin dar muestras de reconocerlos. Luego se le abri la boca, se le cerraron los ojos y grit hasta que no le qued aire en los pulmones. Entonces su rostro pareci relajarse y suavizarse. Se abrieron sus labios cuando el ltimo aliento ascendi a su garganta y le sali suavemente entre los dientes apretados.Los mdicos lo denominaron una oclusin oculta, y dijeron que era un caso entre un milln. Tal vez, si hubiesen descubierto algo y operado inmediatamente, podran haberle salvado. Pero lo ms probable era que no. Al fin y al cabo, qu habran podido buscar? No haba aparecido nada, ni en los anlisis ni en las radiografas.El doctor Francis estaba abatido.No puedo expresarles como me siento. Lo lamento tanto que no tengo palabras les dijo mientras les conduca a la sala de mdicos.Haba un mdico sentado en una butaca con las piernas apoyadas en el respaldo de una silla, viendo un programa matinal de televisin. Llevaba el uniforme de la sala de partos, pantalones anchos, blusa y una gorra que le cubra el pelo, todo de color verde. Mir a Howard y Ann y luego al doctor Francis. Se levant, apag el aparato y sali de la habitacin. El doctor Francis condujo a Ann al sof, se sent a su lado y empez a hablar en tono bajo y consolador. En un momento dado, se inclin y la abraz. Ann sinti el pecho del mdico inhalar y exhalar de manera regular contra su hombro. Mantuvo los ojos abiertos y le dej abrazarla. Howard fue al bao, pero dej la puerta abierta. Tras un violento acceso de llanto, abri el grifo y se lav la cara. Luego sali y se sent en la mesita del telfono. Lo mir como si pensara qu hacer primero. Hizo unas llamadas. Al cabo de un rato, el doctor Francis utiliz el telfono.Hay algo ms que pueda hacer por el momento? les pregunt.Howard mene la cabeza. Ann mir con fijeza al doctor Francis como si fuese incapaz de comprender sus palabras.El mdico les acompa a la puerta del hospital. Eran las once de la maana. Ann se dio cuenta de que mova los pies muy despacio, casi con desgana. Le pareca que el doctor Francis les obligaba a marcharse cuando ella tena la impresin de que deberan quedarse, cuando quedarse era lo ms adecuado. Mir al aparcamiento, se volvi y mir a la entrada del hospital. Mene la cabeza.No, no dijo. No puedo dejarle aqu.Oy sus propias palabras y pens que no era justo que utilizase el mismo lenguaje de la televisin, cuando la gente se siente agotada por muertes repentinas o violentas. Quera encontrar palabras originales.No repiti.Sin saber por qu, le vino a la memoria la mujer negra con la cabeza cada sobre el hombro.No.Ms tarde hablar con usted dijo el doctor Francis a Howard. An tenemos trabajo por delante, aspectos que debemos aclarar a nuestra entera satisfaccin. Hay cosas que necesitan explicacin.La autopsia dijo Howard.El doctor Francis asinti con la cabeza.Entiendo dijo Howard, que aadi: Oh, Dios mo! No, no lo entiendo, doctor. No puedo, es imposible. Sencillamente, no puedo.El doctor Francis le rode los hombros con el brazo.Lo siento. Bien sabe Dios que lo siento.Le quit el brazo de los hombros y le tendi la mano. Howard se qued mirndola y luego la estrech. El doctor Francis abraz otra vez a Ann. Pareca lleno de cierta bondad que ella no llegaba a comprender. Apoy la cabeza en su hombro pero mantuvo los ojos abiertos. No dejaba de mirar al hospital. Cuando se fueron, volvi la cabeza.En casa, se sent en el sof con las manos en los bolsillos del abrigo. Howard cerr la puerta de la habitacin del nio. Puso la cafetera y busc una caja vaca. Haba pensado recoger algunas cosas del nio que estaban esparcidas por el cuarto de estar. Pero en cambio se sent junto a ella en el sof, dej la caja a un lado y se inclin haciaadelante, con los brazos entre las rodillas y le dio palmaditas en la espalda.Se ha muerto dijo.Por encima de los sollozos de su marido oy silbar la cafetera en la cocina.Vamos, vamos dijo tiernamente. Se ha muerto, Howard. Ya no est con nosotros y tenemos que acostumbrarnos. A estar solos.Al cabo de un rato, Howard se levant y empez a deambular por la habitacin con la caja en la mano. No meta nada en ella, sino que recoga algunas cosas del suelo y las pona al lado del sof. Ella sigui sentada con las manos en los bolsillos del abrigo. Howard dej la caja y llev el caf al cuarto de estar. Ms tarde, Ann llam a algunos parientes. Despus de cada llamada, cuando le contestaban, Ann deca unas palabras sin tino y lloraba durante unos momentos. Luego explicaba tranquilamente, con voz reposada, lo que haba ocurrido y les informaba de los preparativos. Howard sac la caja al garaje, donde vio la bicicleta. Luego cogi la bicicleta y la abraz torpemente. La estrech contra s, y el pedal de goma se le clav en el pecho. Hizo girar una rueda.Ann colg despus de hablar con su hermana. Buscaba otro nmero cuando el telfono son. Lo cogi a la primera llamada.Diga?Oy un ruido de fondo, como un zumbido.Diga? repiti. Por el amor de Dios! Quin es? Qu es lo que quiere?Su Scotty, lo tengo listo para usted dijo la voz de hombre. Lo haba olvidado?Ser hijoputa! grit por el telfono. Cmo puede hacer algo as, grandsimo cabrn!Scotty. Se ha olvidado de Scotty? dijo el hombre, y colg.Howard oy los gritos, acudi y la encontr llorando con la cabeza apoyada en la mesa, entre los brazos. Cogi el aparato y escuch la seal de marcar.Mucho ms tarde, justo antes de medianoche, tras haberse ocupado de muchas cosas, el telfono volvi a sonar.Contesta t dijo ella. Es l, Howard, lo s.Estaban sentados a la mesa de la cocina, bebiendo caf. Howard tena un vaso pequeo de whisky junto a la taza. Contest a la tercera llamada.Diga? Quin es? Diga!Colgaron.Ha colgado dijo Howard. Quienquiera que fuese.Era l afirm Anna. El hijoputa ese. Me gustara matarle. Me gustara pegarle un tiro y ver cmo se retuerce.Por Dios, Ann!Has odo algo? Un rumor de fondo? Un ruido de mquinas, como un zumbido?Nada, de veras. Nada parecido contest Howard. No ha habido bastante tiempo. Creo que haba msica. S, sonaba una radio, eso es todo lo que puedo decirte. No s qu demonios pasa.Ella mene la cabeza.Si pudiera ponerle la mano encima! dijo.Entonces cay en la cuenta. Saba quin era. Scotty, la tarta, el nmero de telfono. Retir la silla de la mesa y se levant.Llvame a la galera comercial, Howard.Pero qu dices?La galera comercial. S quin es el que llama. S quin es. El pastelero, el hijo de puta del pastelero, Howard. Le encargu una tarta para el cumpleaos de Scotty. Es l, que tiene el nmero y no deja de llamarnos. Para atormentarnos con el pastel. El pastelero, ese cabrn.Fueron a la galera comercial. El cielo estaba claro y brillaban las estrellas. Haca fro, y pusieron la calefaccin del coche. Aparcaron delante de la pastelera. Todas las tiendas y almacenes estaban cerrados, pero haba coches al otro extremo del aparcamiento, frente al cine. Las ventanas de la pastelera estaban oscuras, pero cuando miraron por el cristal vieron luz en la habitacin del fondo y, de cuando en cuando, a un hombre corpulento con delantal que entraba y sala de la claridad, uniforme y mortecina. A travs del cristal, Ann distingui las vitrinas y unas mesitas con sillas. Intent abrir la puerta. Llam a la ventana. Pero si el pastelero los oy, no dio seales de ello. No mir en su direccin.Dieron la vuelta a la pastelera y aparcaron. Salieron del coche. Haba una ventana iluminada, pero a demasiada altura como para que pudiera verse el interior. Cerca de la puerta trasera haba un cartel que deca: REPOSTERA, ENCARGOS. Ann oy dbilmente una radio y algo que cruja: la puerta de un horno al bajarse? Llam a la puerta y esper. Luego volvi a llamar, ms fuerte. Apagaron la radio y se oy un ruido como de algo, un cajn, que se abriera y luego se cerrara.Quitaron el cerrojo a la puerta y abrieron. El pastelero apareci en el umbral, atisbndolos.Est cerrado dijo. Qu quieren a estas horas? Es medianoche. Estn borrachos o algo por el estilo?Ann dio un paso hacia la luz que sala de la puerta abierta. Al reconocerla, los pesados prpados del pastelero se abrieron y cerraron.Es usted dijo.Soy yo. La madre de Scotty. ste es el padre de Scotty. Nos gustara entrar.Ahora estoy ocupado dijo el pastelero. Tengo trabajo que hacer.Ella haba entrado de todos modos. Howard la sigui. El pastelero se apart.Aqu huele a pastelera. Verdad que huele a repostera, Howard?Qu es lo que quieren? pregunt el pastelero. A lo mejor quieren su tarta. Eso es, han decidido venir por ella. Usted encarg un pastel, verdad?Es usted muy listo para ser pastelero repuso ella. Howard, ste es el hombre que no deja de llamarnos por telfono.Ann apret los puos, mirndole con furia. Senta algo que le consuma las entraas, una clera que la haca sentir ms grande de lo que era, ms grande que cualquiera de los dos hombres.Oiga, un momento dijo el pastelero. Quiere recoger su pastel de tres das? Es eso? No quiero discutir con usted, seora. Ah est, ponindose rancio. Se lo doy a la mitad del precio convenido. No. Lo quiere? Pues es suyo. A m ya no me vale de nada, ni a nadie. Ese pastel me ha costado tiempo y dinero. Si lo quiere, muy bien; si no lo quiere, pues tambin. Tengo que volver al trabajo. Les mir y se pas la lengua por los dientes.Ms pasteles dijo Ann.Saba que era duea de s, que dominaba lo que le consuma las entraas. Estaba tranquila.Seora, trabajo diecisis horas diarias en este local para ganarme la vida dijo el pastelero, limpindose las manos en el delantal. Trabajo aqu da y noche para ir tirando.Al rostro de Ann aflor una expresin que hizo retroceder al pastelero.Vamos, nada de los sugiri.Alarg la mano derecha hacia el mostrador y cogi un rodillo que empez a golpear contra la palma de la mano izquierda.Quiere el pastel o no? Tengo que volver al trabajo. Los pasteleros trabajan de noche.Tena ojos pequeos y malvolos, pens Ann, casi perdidos entre las gruesas mejillas erizadas de barba. Su cuello era voluminoso y grasiento.Ya s que los pasteleros trabajan de noche dijo Ann. Y tambin llaman por telfono de noche. Hijoputa!El pastelero sigui golpeando el rodillo contra la palma de la mano. Lanz una mirada a Howard.Tranquilo, tranquilo le dijo.Mi hijo ha muerto dijo Ann con un tono fro y cortante. El lunes por la maana lo atropell un coche. Hemos estado con l hasta que muri. Pero naturalmente usted no tena por qu saberlo, verdad? Los pasteleros no lo saben todo, verdad, seor pastelero? Pero Scotty ha muerto. Ha muerto, hijoputa!De la misma manera sbita en que brot, la clera se apag dando paso a otra cosa, a una sensacinde nusea y de vrtigo. Se apoy en la mesa de madera salpicada de harina, se llev las manos a la cara y se ech a llorar, sacudiendo los hombros de atrs adelante.No es justo dijo. No es justo, no lo es.Howard la abraz por la cintura y mir al pastelero.Debera darle vergenza dijo al pastelero. Qu vergenza!El pastelero dej el rodillo de amasar en el mostrador. Se desat el delantal y lo arroj al mismo sitio. Los mir y mene la cabeza, despacio. Sac una silla de debajo de la mesa de juego, sobre la que haba papeles y recetas, una calculadora y una gua telefnica.Sintese, por favor dijo a Howard. Permtanme que les ofrezca una silla. Tomen asiento, por favor.Fue hacia la parte delantera de la tienda y volvi con dos sillitas de hierro forjado.Sintense ustedes, por favor.Ann se sec las lgrimas y mir al pastelero.Quisiera matarle dijo. Verle muerto.El pastelero hizo sitio en la mesa. Puso a un lado la calculadora, junto con los montones de papeles y recetas. Tir la gua de telfonos al suelo, donde aterriz con un golpe seco. Howard y Ann se sentaron y acercaron las sillas a la mesa. El pastelero hizo lo mismo.Permtanme decirles cunto lo siento dijo el pastelero, apoyando los codos en la mesa. Slo Dios sabe cmo lo lamento. Escuchen. Slo soy un pastelero. No pretendo ser otra cosa. Quiz antes, hace aos, fuese un ser humano diferente. Lo he olvidado, no lo s seguro. Pero si alguna vez lo fui, ya no lo soy. Ahora soy un simple pastelero. Eso no justifica lo que he hecho, lo s. Pero lo siento mucho. Lo siento por su hijo, y por la actitud que he adoptado.Puso las manos sobre la mesa y las volvi hacia arriba para mostrar las palmas.Yo no tengo hijos, de modo que slo puedo imaginarme lo que sienten. Lo nico que puedo decirles es que lo siento. Perdnenme, si pueden. No creo ser mala persona. Ni un cabrn, como dijo usted por telfono. Tienen que comprender que todo esto viene de que ya no s cmo comportarme, por decirlo as. Por favor, permtanme preguntarles si pueden perdonarme de corazn.Haca calor en la pastelera. Howard se levant, se quit el abrigo y ayud a Ann a quitarse el suyo. El pastelero les mir un momento, asinti con la cabeza y se levant a su vez. Fue al horno y puls unos interruptores. Cogi tazas y sirvi caf de una cafetera elctrica. Sobre la mesa puso un cartn de leche y un tazn de azcar.Quiz necesiten comer algo dijo el pastelero. Espero que prueben mis bollos calientes. Tienen que comer para conservar las fuerzas. En momentos como ste, comer parece una tontera, pero sienta bien.Les sirvi bollos de canela recin sacados del horno, con la capa de azcar an sin endurecer. Sobre la mesa puso mantequilla y cuchillos para extenderla. Luego se sent con ellos a la mesa. Esper. Aguard hasta que cogieron un bollo y empezaron a comer.Sienta bien comer algo dijo, mirndolos. Hay ms. Coman. Coman todo lo que quieran. Hay bollos para dar y tomar.Comieron bollos de canela y bebieron caf. Ann sinti hambre de pronto y los bollos eran dulces y estaban calientes. Comi tres, cosa que agrad al pastelero. Luego l empez a hablar. Le escucharon con atencin. Aunque estaban cansados y angustiados, escucharon todo lo que el pastelero tena que decirles. Asintieron cuando el pastelero les habl de la soledad, de la sensacin de duda y de limitacin que le haba sobrevenido en los aos maduros. Les cont lo que haba sido vivir sin hijos durante todos aquellos aos. Un da tras otro, con los hornos llenos y vacos sin cesar. La preparacin de banquetes y fiestas. Los glaseados espesos. Las diminutas parejas de novios colocadas en las tartas de boda. Centenares de ellos, no, miles, hasta la fecha. Cumpleaos. Imagnense cuntas velas encendidas. Su trabajo era indispensable. l era pastelero. Se alegraba de no ser florista. Era preferible alimentar a la gente. El olor era mucho mejor que el de las flores.Huelan esto dijo el pastelero, partiendo una hogaza de pan negro. Es un pan pesado, pero sabroso.Lo olieron y luego l se lo dio a probar. Tena sabor a miel y a grano grueso. Le escucharon. Comieron lo que pudieron. Se comieron todo el pan negro. Pareca de da a la luz de los tubos fluorescentes. Hablaron hasta que el amanecer arroj una luz plida por las altas ventanas, y ni se les ocurra marcharse.