¿QUÉ ES UNA ENCÍCLICA? · especies, impacto ambiental, esquilmación de recursos, cambios de...
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¿QUÉ ES UNA ENCÍCLICA?´
Es una carta importante del Papa en la que reflexiona sobre los problemas del mundo (paz, trabajo,
desarrollo humano, justicia, esperanza, moral, la persona, el amor cristiano, medio ambiente…) a la luz del
Evangelio y de la tradición de la Iglesia (doctrina y costumbres vividas) para ayudar a buscar el Reino de Dios.
La “Laudato Si’, mi Signore” (alabado seas, mi Señor) del papa Francisco está dirigida a cada persona que
habita este planeta y, además de afirmar la doctrina, llama al compromiso individual y de tipo político-social.
Con un lenguaje claro y directo plantea que “la casa común… clama por el daño que le provocamos a causa
del uso irresponsable y del abuso”.
“La Tierra no está muriendo,
está siendo asesinada”
LA CUESTIÓN ECO-SOCIAL La primera Encíclica de la Iglesia Católica de 1891, la Rerum Novarum del papa León XIII, trataba la cuestión
social (problemas generados tras la revolución industrial, entre ellos, la pobreza y mala calidad de vida de la
clase trabajadora).
La aportación más importante de Laudato Si’ (LS) es poner de manifiesto la profunda relación entre la
degradación ecológica que amenaza el presente y el futuro de la vida sobre el planeta, y la injusticia e
inequidad estructural que relega a grandes masas humanas a la pobreza y exclusión. “No hay dos crisis
separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental” (LS 139).
CONVERSIÓN ECOLÓGICA
Esta única crisis es, en último término, una crisis espiritual. Hunde sus raíces
en un profundo desequilibrio del corazón humano (LS 225). Desconectado de
sí mismo, ha perdido también el lazo que le vincula con sus semejantes, con la Tierra que le alberga y gracias
a la cual recibe la vida y con el Misterio que le envuelve, le habita y le une con todo lo que existe.
Sabemos que la Tierra es un don que Dios nos ha dejado no como dueños absolutos, sino como
administradores. Dice el Papa: “Hoy creyentes y no creyentes estamos de acuerdo en que la tierra es
esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a todos”. (LS 93) Y esto no sólo para la
presente, sino también para las futuras generaciones.
Vídeo febrero 2016 del papa Francisco: https://www.youtube.com/watch?v=y9ow_viKCUw
La Cuaresma es un tiempo de conversión, un tiempo para acercarnos a Dios y a los demás, es decir cambiar
nuestros estilos de vida. Por eso en la encíclica el Papa Francisco nos invita a una conversión ecológica: “No
será posible comprometerse en cosas grandes sólo con doctrinas sin una mística que nos anime, sin unos
móviles interiores que impulsan, motivan, alientan y dan sentido a la acción personal y comunitaria.
Tenemos que reconocer que no siempre hemos recogido y desarrollado las riquezas que Dios ha dado a la
Iglesia, donde la espiritualidad no está desconectada del cuerpo ni de la naturaleza o de las realidades de
este mundo, sino que se vive con ellas y en ellas, en comunión con todo lo que nos rodea” (LS 216).
Precisamente esta espiritualidad y conversión ecológica es la que queremos recuperar en el tiempo de
Cuaresma.
PARTES DE LA ENCÍCLICA LAUDATO SI’
Empieza con una INTRODUCCIÓN (nn. 1-16) donde afirma que la casa común que grita es “la hermana madre
Tierra”. Se apoya para la reflexión en sus antecesores y en numerosos científicos, filósofos, teólogos y otras
iglesias y comunidades cristianas. Nos revela su principal fuente de inspiración: San Francisco de Asís.
Tiene tres partes bien diferenciadas que corresponden a la metodología Ver, Juzgar y Actuar-Celebrar.
VER
El Papa lo dedica a señalar los principales
problemas:
La contaminación y el cambio climático
(nn. 20-22): calentamiento global,
basura, cultura del descarte.
La cuestión del agua (nn. 27-31):
demanda, consumo, acceso,
privatización.
La pérdida de la biodiversidad (nn. 32-
42): deforestación, extinción de
especies, impacto ambiental,
esquilmación de recursos, cambios de
uso, áreas protegidas
El deterioro de la calidad de la vida humana y la degradación de la vida social (nn. 43-47).
Denuncia la alta tasa de corrupción, que afecta a todos los ámbitos de la vida. Inequidad planetaria.
(nn.48-52)
Y señala la escasa e insuficiente reacción de la política, de los poderes económicos y de los ciudadanos
(nn. 53-59)
Diversidad de opiniones: negacionismo (aquí no pasa nada), incertidumbre (que se aclaren y decidimos),
falta de urgencia y de gravedad (qué importa que se extinga el oso polar cuando la gente muere de
hambre), …
CAPÍTULO 1º: “LO QUE LE ESTÁ PASANDO A NUESTRA CASA” (nn. 17-61)
A la continua aceleración de los cambios de la humanidad y del planeta se une hoy la intensificación
de ritmos de vida y de trabajo, en eso que algunos llaman «rapidación». Si bien el cambio es parte de
la dinámica de los sistemas complejos, la velocidad que las acciones humanas le imponen hoy
contrasta con la natural lentitud de la evolución biológica. A esto se suma el problema de que los
objetivos de ese cambio veloz y constante no necesariamente se orientan al bien común y a un
desarrollo humano, sostenible e integral.
El “ver” del papa Francisco tiene dos notas características:
1. Es una visión holística de la realidad. Insiste una y otra vez en que «todo está conectado» (LS 117; 120;
138), señalando: a) la influencia que tiene la conducta antiecológica de un país sobre otros quizás muy
alejados; b) la interrelación entre los diferentes problemas ecológicos, y c) la correlación entre la ecología
medioambiental y la ecología humana.
2. Es un “ver” la ecología desde abajo, desde los pobres; una y otra vez insiste en que los más perjudicados
por los diferentes problemas medioambientales son los pobres.
JUZGAR
Es el más largo y teológico. Señala el aporte de la fe a la solución del problema (nn. 63-64), continuando con
un recorrido por los textos bíblicos (nn. 65-75), donde se habla de creación en vez de naturaleza, “porque
tiene que ver con el proyecto del amor de Dios” (n.76) y pertenece al “orden del amor” (n. 77), pues Dios es
el Señor amante de la vida (Sab. 11,26).
Posteriormente, se centra en el misterio del universo (nn. 76-83), donde se abre a una visión evolucionista
del mismo sin usar esa palabra; en la función de cada criatura; en la armonía de lo creado (nn. 84-88); en la
comunión universal (nn. 89-92) y en el destino común y universal de los bienes (nn. 93-95).
Y finaliza con un recorrido (nn. 96-100) por el Evangelio para presentarnos la mirada Jesús: “El Señor podía
invitar a otros a estar atentos a la belleza que hay en el mundo porque él mismo estaba en contacto
permanente con la naturaleza y le prestaba una atención llena de cariño y asombro. Cuando recorría cada
rincón de su tierra se detenía a contemplar la hermosura sembrada por su Padre, e invitaba a sus discípulos a
reconocer en las cosas un mensaje divino” (n. 97).
El papa Francisco ha establecido que el 1 de septiembre se celebre la Jornada Mundial de Oración por el
Cuidado de la Creación. Esta Jornada ya la celebran los cristianos ortodoxos, y los católicos debemos recordar
cómo cuidar el Planeta y pedir perdón a Dios por el mal que le estamos ocasionando.
Para reflexionar:
“… basta mirar la realidad con sinceridad para ver que hay un gran deterioro de nuestra casa común” (n.
61).
Mira a tu entorno y piensa algunos hechos concretos de ese deterioro.
“El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos (…), el deterioro del ambiente y el de la
sociedad afectan de un modo especial a los más débiles” (n.48). “…un verdadero planteamiento ecológico
se convierte siempre en un planteamiento social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el
ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres” (n.49).
¿Qué nos quiere decir? ¿Es posible pretender construir un futuro mejor para todos, sin pensar en
la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos?
CAPÍTULO 2º: “EL EVANGELIO DE LA CREACIÓN” (nn. 62-100)
“Cada criatura es objeto de la ternura del Padre, que le da un lugar en el mundo.
Hasta la vida efímera del ser más insignificante es objeto de su amor y, en esos pocos
segundos de existencia, él lo rodea con su cariño” (LS 77).
Lc. 12, 24-28. Contempla, con Jesús, esa amorosa relación paterna que Dios tiene con cada una de sus
criaturas. Y agradécele cómo cuida de cada una y cómo también te cuida a ti…
Escucha “a cada criatura cantando el himno de su existencia” a Dios. Presta ojos y oídos a esa alabanza que
cada criatura le regala con el mero hecho de existir. Imagina la alegría de Dios al contemplar esa existencia
que él mismo ha entregado y que se le devuelve con amor… Imagina también su tristeza y dolor cuando las
criaturas son destruidas o dañadas…
“reconocer la naturaleza como el espléndido libro en el cual Dios nos habla y nos refleja algo de su
hermosura y de su bondad” (LS 12). “Cada criatura tiene una función y ninguna es superflua. Todo el universo
material es un lenguaje del amor de Dios. El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios” (LS 84).
“Dios anuncia su presencia en cada ser y en su historia. El ser humano es aquél capaz tanto de escuchar el
estruendo de las galaxias y supernovas, como de percibir el canto del uirapuru en la selva (pájaro amazónico
que cuando canta hace que todo lo demás enmudezca) o el leve respirar de un recién nacido, y alzarse hasta
el Spiritus Creador que todo lo llena y al misterio de Dios que se entrega a través de todos los seres. Todo es
sacramental o puede serlo” (Leonardo Boff).
Del Canto a las criaturas de San Francisco Recado a San Francisco
«Alabado seas, mi Señor, con todas tus criaturas, especialmente el hermano sol, por quien nos das el día y nos iluminas. Y es bello y radiante con gran esplendor, de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y
las estrellas, en el cielo las formaste claras y preciosas, y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano
viento y por el aire, y la nube y el cielo sereno, y todo tiempo, por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana agua,
la cual es muy humilde, y preciosa y casta. Alabado seas, mi Señor, por el hermano
fuego, por el cual iluminas la noche, y es bello, y alegre y vigoroso, y fuerte».
Ya no hay pájaros, no quedan vuelos, no hay pájaros mansos. Un cielo de plomo absurdo destila gotas de pasmo. Francisco de Asís, no queda sitio ya para los pájaros. Túneles de boca negra, motores negros, espacios llenos de sombra. Los hombres -arquitectos del espanto- destejen lianas plomizas en las selvas del asfalto. ¿Qué harías, padre Francisco, dónde pondrías tus manos si ya no queda, si ya no hay sitio para los pájaros?
El amanecer se tiñe de humos apresurados: prisa y humo. La escalera nos lleva mucho más bajo. Ya no hay sitio en la palabra para nombrar al hermano; la hermana agua se ha teñido de sangre espesa, el hermano viento golpea el acero, llama en goznes subterráneos; la hermana luz se hace verde por los tubos, el cansancio abraza los cuerpos, deja su huella en todos los cánticos.
En la ruidosa colmena no hay sitio para los pájaros: miel amarga por los besos, tuera por los ojos, barro por las cornisas. A ciegas la esperanza se abre paso, se suicida en las miradas, se ensucia en los pechos. Mando mi recado por las nubes aún libres, a Ti, en lo alto, más frágil que esta esperanza: -Hermano Francisco, hermano, ¡que ya no hay sitio, que ya no hay sitio para los pájaros!
Pilar Paz Pasamar
El Papa analiza la tecnociencia, señalando que tiene sus ventajas, pues ha traído “cosas realmente valiosas
para mejorar la calidad de vida del ser humano” (nº. 103), y sus desventajas, como la suposición equivocada
de la “disponibilidad infinita de los bienes del planeta” (n. 106) y el dominio sobre todo y sobre todos (nn.
108-109) o el hecho de “fragmentar los saberes y perder el sentido de la totalidad” (n. 110). De igual forma,
critica el antropocentrismo moderno (nn. 115-121) y el relativismo práctico de hoy (nn. 122-123) y apuesta
por revalorizar el trabajo (nn. 124-129) y la innovación biológica a partir de la investigación y de la ética (nn.
130-136).
El problema, pues, no está en la tecnología misma –que, al fin y al cabo, pertenece al orden de los medios–,
sino en la humanidad que, cuanto más desarrollaba el saber científico-técnico, más reprimía la sabiduría que
habían cultivado las generaciones anteriores sobre el camino que conduce hacia una vida lograda. Por eso
este capítulo desarrolla una crítica no ya de la tecnología, sino de la tecnocracia, que ha acabado dirigiendo
tanto la economía como la política. De la técnica podríamos decir lo mismo que del Cid Campeador: «¡Dios,
que buen vasallo, si oviesse buen señore!».
Propone una “ecología integral, que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales” (n. 137) que
va más allá de la ecología ambiental. Esa ecología cubre todos los campos, el ambiental, el económico, el
social, el cultural y también la vida cotidiana (nn. 138-155). Nos pone de ejemplo a los pobres que
testimonian también su forma de ecología humana y social (nn. 156-162).
Relaciona la ecología ambiental –la única que suele estar en la mente de la gente– con la ecología humana.
No sólo necesitamos proteger el medio ambiente, sino también al ser humano; las amenazas a ambos «están
íntimamente ligadas a la “cultura del descarte”, que afecta tanto a los seres humanos excluidos como a las
cosas que rápidamente se convierten en basura (n. 22).
CAPÍTULO 3º: “RAÍZ HUMANA DE LA CRISIS ECOLÓGICA” (nn. 101-136)
CAPÍTULO 4º: “UNA ECOLOGÍA INTEGRAL” (nn. 137-162)
Para reflexionar:
“El tiempo y el espacio no son independientes entre sí, y ni siquiera los átomos o las partículas
subatómicas se pueden considerar por separado. Así como los distintos componentes del planeta -físicos,
químicos y biológicos- están relacionados entre sí, también las especies vivas conforman una red que
nunca terminamos de reconocer y comprender. Buena parte de nuestra información genética se
comparte con muchos seres vivos” (LS 138).
El dinamismo de “dar y recibir” está inscrito en la creación desde su origen. Las criaturas se median la
existencia unas a otras recíprocamente. Decía Tomás de Aquino que las criaturas no sólo han sido creadas
buenas en sí mismas, sino que el Creador ha querido que sean “causa de bien” las unas para las otras.
Todo está hecho para vivir según la dinámica del amor y la comunión, del mutuo dar y recibir.
La realidad constitutiva de toda la creación, esa trama de relaciones que entreteje a todas las criaturas, es
un reflejo del Dios Trinitario: “toda la realidad contiene en su seno una marca propiamente trinitaria” (LS
239). “El mundo es así, complejo, diverso, uno, entrelazado e interconectado porque es espejo de a
Trinidad” dice Leonardo Boff.
“Esto nos impide entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de
nuestra vida. Estamos incluidos en ella, somos parte de ella y estamos interpenetrados” (LS 139).
Vídeo “Planeta agua” (Ana Belén): https://www.youtube.com/watch?v=287o_FNZfNc
ACTUAR
Trata de los grandes temas de política internacional, nacional y local. Insiste en la relación de lo social y lo
educacional con lo ecológico. Confirma las dificultades que traen el predominio de la tecnocracia y la falta de
diálogo y transparencia, que dificultan los cambios que frenen la avaricia que lleva a la acumulación y al
consumismo (nn. 182-188). La economía y la política deben servir al bien común y a crear condiciones para
un desarrollo integral del ser humano (nn. 189-198). Reclama el diálogo entre la ciencia y la religión y afirma
que todas las religiones “deben buscar el cuidado de la naturaleza y la defensa de los pobres” (n. 201).
Anima a educar para una “ciudadanía ecológica” (n. 211) y un nuevo estilo de vida, asentado sobre el
cuidado, la compasión, la sobriedad compartida, la alianza entre la humanidad y el ambiente y la
corresponsabilidad por todo lo que existe y vive y por nuestro destino común (nn. 203-208).
La espiritualidad cristiana propone un crecimiento con sobriedad y una capacidad de gozar con poco. Es un
retorno a la simplicidad que nos permite detenernos a valorar lo pequeño, agradecer las posibilidades que
ofrece la vida sin apegarnos a lo que tenemos ni entristecernos por lo que no poseemos. (222). La sobriedad
que se vive con libertad y conciencia es liberadora. No es menos vida, no es una baja intensidad sino todo lo
contrario.
Canción Vuele bajo
CAPÍTULO 5º: “ALGUNAS LÍNEAS DE ORIENTACIÓN Y ACCIÓN” (nn. 163-201)
CAPÍTULO 6º: “EDUCACIÓN Y ESPIRITUALIDAD ECOLÓGICA” (nn. 202-246)
La Laudato Si’ en concreto: Decálogo verde para el S.XXI
1. Apoyarás la causa de los pobres Hay que reconocer que, en no pocos ambientes eclesiales y sociales, la causa de la ecología es aún
considerada como un lujo propio de sociedades ricas, como un freno al desarrollo de los pueblos. Esas voces
escépticas parecen olvidar que muchas personas y grupos, vienen insistiendo desde hace décadas en que las
principales víctimas de la crisis ecológica son las poblaciones más pobres de la Tierra. El papa Francisco
asume esta visión cuando indica que «entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra
oprimida y devastada tierra» (LS 2) y cuando desgrana «las consecuencias dramáticas de la degradación
ambiental en las vidas de los más pobres del mundo» (LS 13): la exposición a los contaminantes atmosféricos;
el calentamiento global es particularmente grave en los lugares más pobres de la tierra; la situación de los
migrantes y refugiados medioambientales (LS 25); y las graves dificultades que sufren las poblaciones
empobrecidas para acceder al agua potable.
2. Apreciarás la diversidad de nuestro mundo La preservación de la biodiversidad es vital porque el complejo tejido de la vida en el planeta representa la
interrelación. Esta resulta una recurrencia persistente a lo largo de la encíclica: «la convicción de que en el
mundo todo está conectado» (LS 16). En último término, en la preservación de la biodiversidad está en juego
mucho más que la conservación de algunas especies, la calidad y la preservación de nuestra propia vida:
«Porque todas las criaturas están conectadas, cada una debe ser valorada con afecto y admiración, y todos
los seres nos necesitamos unos a otros» (LS 42).
3. Asumirás los consensos científicos Aunque la separación entre la fe y la ciencia constituye
uno de los dramas de la Modernidad, hace ya mucho
tiempo que la postura del magisterio eclesial admite,
defiende y valora el campo propio de investigación
científica. En consonancia con ello, Juan Pablo II ya
escribió en 1998: «Al expresar mi admiración y mi aliento
hacia estos valiosos pioneros de la investigación científica,
a los cuales la humanidad debe tanto de su desarrollo
actual, siento el deber de exhortarlos a continuar en sus
esfuerzos permaneciendo siempre en el horizonte
sapiencial en el cual los logros científicos y tecnológicos
están acompañados por los valores filosóficos y éticos»
(Fides et ratio [FR], 106).
4. Superarás el paradigma tecnocrático El prototipo tecnocrático aparece como el colonizador
dominante de las mentes, de los comportamientos y de la
cultura hasta el punto de que resulta muy difícil salirse del
mismo porque llega a ser “omnipresente” (LS 122). Esto
nos lleva a la necesidad de repensar el modelo de
desarrollo y de progreso, para lograr realmente una
calidad de vida integral. En este punto, la encíclica se aleja
de toda ingenuidad y gana en profundidad crítica al desenmascarar no sólo el mito del “crecimiento
ilimitado” (LS 106), sino también los modos interesados en los que «el discurso del crecimiento sostenible
suele convertirse en un recurso diversivo y exculpatorio» (LS 194). Por todo ello, «no basta con incluir
consideraciones ecológicas superficiales mientras no se cuestione la lógica subyacente en la cultura actual»
(LS 198).
5. Impulsarás las decisiones necesarias aunque sean costosas Ante la grave situación socio-ambiental que vivimos, «llama la atención la debilidad de la reacción política
internacional. El sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas se muestra en el fracaso de las
Cumbres mundiales sobre medio ambiente» (LS 54). Si la política no es capaz de romper una lógica perversa,
y también queda subsumida en discursos empobrecidos, seguiremos sin afrontar los grandes problemas de la
humanidad (LS 197). Esta amplitud de miras, insta a superar las lógicas cortoplacistas, partidistas e
interesadas; y significa también caer en la cuenta de que estamos ante un reto muy amplio, en el tiempo
(solidaridad intergeneracional) y en el espacio (dimensión global que trasciende las políticas nacionales).
El principio clásico de la subsidiariedad ofrece pistas sabias para combinar las acciones políticas en los
distintos niveles: hay que pensar globalmente y actuar localmente, al mismo tiempo que mantenemos la
mirada local e incidimos globalmente.
6. No supeditarás tu acción a los intereses económicos «La política no debe someterse a la economía y ésta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma
eficientista de la tecnocracia. Hoy, pensando en el bien común, necesitamos imperiosamente que la política y
la economía, en diálogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida, especialmente de la vida humana»
(LS 189). Hay que impulsar con vigor «la economía real, la que hace posible que se diversifique y mejore la
producción, que las empresas funcionen adecuadamente, que las pequeñas y medianas empresas se
desarrollen y creen empleo» (LS 189). No sólo otra economía es posible sino también necesaria.
7. Bucearás en tu propia tradición espiritual Las tradiciones religiosas pueden
realizar una valiosa contribución,
ayudando a «superar la ansiedad
enfermiza que nos vuelve
superficiales, agresivos y
consumistas desenfrenados» (LS
226). Para un economista, el sobre-
consumo es una ineficiente
asignación en el uso de los recursos;
para un científico, uno de los
vectores culturales que alimenta la
desbocada demanda de recursos
naturales; para un creyente es,
además de todo lo anterior, reflejo de un grave desajuste espiritual.
Pero el incalculable servicio que las tradiciones religiosas pueden hacer para catalizar el urgente cambio
social que precisamos no puede hacernos olvidar que no es sólo la religión la que contribuye a la
transformación cultural de nuestra época, sino que también la propia religión puede verse renovada por la
nueva sensibilidad ecológica.
8. Redescubrirás el valor de la simplicidad en tu propia vida La espiritualidad cristiana implica también redescubrir los ciclos de la naturaleza y aprender a vivir con
serenidad, es decir, «dedicar algo de tiempo para recuperar la serena armonía con la creación, para
reflexionar acerca de nuestro estilo de vida y nuestros ideales, para contemplar al Creador» (LS 225). La
búsqueda de la sostenibilidad es una oportunidad para volver a la fuente de nuestra propia tradición y beber
de ella.
9. Animarás una conversión personal, eclesial y comunitaria El regreso a un estilo de vida más sencillo implica una transformación de hábitos mentales y patrones de
comportamiento, producción y consumo que precisamos con urgencia. La conversión ecológica que se
requiere para crear un dinamismo de cambio duradero es también una conversión comunitaria (LS 219).
Frente a la propuesta individualista de “empoderamiento del consumidor” que circula en muchos círculos
ecologistas, la propuesta católica es universal y eclesial, comunitaria y mística.
10. Valorarás la importancia de tus comportamientos cotidianos La encíclica quiere anclarse en la esperanza. Y afirma, con convicción, que «un cambio en los estilos de vida
podría llegar a ejercer una sana presión sobre los que tienen poder político, económico y social» (LS 206),
animando a una acción coordinada «junto con la importancia de los pequeños gestos cotidianos, el amor
social nos mueve a pensar en grandes estrategias» (LS 231). La encíclica ofrece algunas pistas para ayudar a
concretar el compromiso y la conversión ecológica en los comportamientos cotidianos, al alcance de la mano
de todos.
Conclusión Estos diez mandamientos se resumen en dos: “escucharás el clamor de los pobres” y “escucharás el clamor
de la tierra” (LS 49). Y los escucharás de tal manera, y con tal hondura, que descubrirás que «no hay dos
crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental» (LS 139).
Descubrirás «la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo
todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la
invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el
sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la
política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida» (LS 16). O
dicho de otra manera, te adentrarás por el camino de la ecología integral.
Celebrar
Canto: Todos esos dones
El aire que respiro, el pan que me alimenta
la risa de los niños, el resplandor del sol
el canto de las aves, los besos de una madre
la brisa del otoño, el gozo de soñar.
Todos esos dones, nos los envía el Señor
desde el cielo (2), llenos de amor.
Mil gracias buen maestro por lo que nos has dado
El agua, el sol, el campo, la vida el universo
Desde nuestra pobreza nada podemos darte
Mas te lo agradecemos de todo corazón.
Estribillo
Oración por nuestra Tierra
Dios omnipotente, que estás presente en todo el universo y en la más pequeña de tus criaturas, Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe, derrama en nosotros la fuerza de tu amor para que cuidemos la vida y la belleza. Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas sin dañar a nadie.
Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar a los abandonados y olvidados de esta tierra que tanto valen a tus ojos. Sana nuestras vidas, para que seamos protectores del mundo y no depredadores, para que sembremos hermosura y no contaminación y destrucción. Toca los corazones de los que buscan sólo beneficios a costa de los pobres y de la tierra. Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa, a contemplar admirados, a reconocer que estamos profundamente unidos con todas las criaturas en nuestro camino hacia tu luz infinita. Gracias porque estás con nosotros todos los días. Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha por la justicia, el amor y la paz.
Lectura “Busca lo esencial”: Mt. 6, 25-34
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Oración cristiana con la creación
Te alabamos, Padre, con todas tus criaturas, que salieron de tu mano poderosa. Son tuyas, y están llenas de tu presencia y de tu ternura. Alabado seas.
Hijo de Dios, Jesús, por ti fueron creadas todas las cosas. Te formaste en el seno materno de María, te hiciste parte de esta tierra, y miraste este mundo con ojos humanos. Hoy estás vivo en cada criatura
con tu gloria de resucitado. Alabado seas.
Espíritu Santo, que con tu luz orientas este mundo hacia el amor del Padre y acompañas el gemido de la creación, tú vives también en nuestros corazones para impulsarnos al bien. Alabado seas.
Señor Uno y Trino, comunidad preciosa de amor infinito, enséñanos a contemplarte en la belleza del universo, donde todo nos habla de ti. Despierta nuestra alabanza y nuestra gratitud por cada ser que has creado. Danos la gracia de sentirnos íntimamente unidos con todo lo que existe.
Dios de amor, muéstranos nuestro lugar en este mundo como instrumentos de tu cariño por todos los seres de esta tierra, porque ninguno de ellos está olvidado ante ti. Ilumina a los dueños del poder y del dinero para que se guarden del pecado de la indiferencia, amen el bien común, promuevan a los débiles, y cuiden este mundo que habitamos.
Los pobres y la tierra están clamando: Señor, tómanos a nosotros con tu poder y tu luz, para proteger toda vida, para preparar un futuro mejor, para que venga tu Reino de justicia, de paz, de amor y de hermosura. Alabado seas. Amén.
Padrenuestro
ALABADO SEAS, MI SEÑOR (2)
CANTANDO EL UNIVERSO
TE OFRECE SU HERMOSURA,
PUES TODA CRIATURA
ES CÁNTICO DE AMOR. (2)
Niño Tom:
Si vas al campo,
no subas por los almendros.
Ni cojas nidos,
ni caces pájaros,
ni mates insectos negros.
¡Ay, esa flor, esa flor
que ahora muere entre tus dedos,
sus novecientas hermanas
la están echado de menos!
Si vas al campo,
sé bueno.
¡Échate en la hierba,
canta, estate quieto!
No deshagas las casas
de los insectos.
Niño Tom:
Si vas al campo
Sé hombre,
niño pequeño.
Gloria Fuertes
Para resolver los grandes desafíos a los que nos
enfrentamos no bastan las soluciones
procedentes de la ciencia y de la técnica. “Es
necesario acudir a las riquezas culturales de los
pueblos, al arte, la poesía, a la vida interior y a
la espiritualidad si queremos sanar todo lo que
ha sido destruido” (LS 63).